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La realidad
Esta historia con protagonistas distintos: en unas el niño es supuestamente cristiano, en
otras el niño puede ser musulmán (las webs islamistas no añaden ciertas partes que
en las cristianas sí se encuentran), en otras posiblemente un judío (estás, todo hay que
decirlo, aunque también son inventadas son más coherentes pues sus padres si que lo
eran), y que fue difundida como cierta, tiene sus comienzos en una parábola deísta contra
el ateísmo…
La primeraPUBLICACIÓN , titulada como “Atheist professor VS Christian student“,
que podemos encontrar es del 25 de Marzo de 1999 y en ella el niño no es Einstein, de
hecho aparece como una historia inventada. Antes de ella, la historia prácticamente no
existe. Curiosamente, en una web donde mencionan esta historia (también sin
Einstein) se afirma que fue vista en un articulo llamado “Things on Which to
Reflect” publicado en 1997. Pero ¿Y después? Un mes después de ese comentario con
la historia incrustada sin Einstein, escrito el 13 de Abril de 1999, nos encontramos con la
primera mención a Einstein. Alguno esperaría una fuente seria y acrítica ¿no? pues no,
la fuente es un artículo en una web Hare Krishna neozalendesa donde “niegan las
afirmaciones y críticas del ateísmo de Einstein dadas por los teólogos e
historiadores” y, después de descontextualizar citas de este y de inventarse un par
de cosas, añaden la historia . Además de esto, que ya evidencia los orígenes de esa
leyenda urbana, nos encontramos con varias incoherencias si queremos tomarla como
verídica, que no lo es:
1º.- ¿Quién fue el testigo de la misma? Esta historia no se encuentra en ninguna
biografía de Einstein. Ni si quiera en sus memorias. De hecho en su autobiografía este
mismo afirma que de pequeño ya mostraba cierta desconfianza en las religiones. En su
autobiografía, Albert Einsten describe cómo era su pensamiento a la edad de 12 años
dejando bien claro que ya a esa edad se inició su escepticismo religioso:
“A través de la lectura de libros de divulgación científica llegue pronto a la convicción de
que muchas de las historias bíblicas no pueden ser verdaderas. Como consecuencia
abracé con todas mis fuerzas laLIBERTAD de pensamiento y empecé a considerar que
a la juventud la estaba estafando intencionadamente el Estado mediante la propagación
de mentiras; fue una impresión abrumadora. De esta experiencia nació una firme
sospecha ante todo tipo de autoridad, una actitud escéptica ante las convicciones
vigentes en todo contexto social específico — actitud que nunca abandoné, aun cuando
con el paso del tiempo, una vez fui comprendiendo mas a fondo las conexiones causales,
perdí parte de su virulencia inicial.”
Fuente: Einstein, Albert (1979). Autobiographical Notes. Chicago: Open Court Publishing
Company, pp. 3-5.