la polémica entre gallardo y cavaleri-pazossobre el asonante

29
1 DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE BADAJOZ INSTITUCIÓN DE SERVICIOS CULTURALES PUBLICACIONES ____________________________________________________________________ R REVISTA DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS TOMO XV, NÚM. I BADAJOZ 1959

Upload: arthur-culmay

Post on 11-Mar-2016

233 views

Category:

Documents


7 download

DESCRIPTION

La polémica entre Gallardo y Cavaleri-Pazos Sobre el asonante

TRANSCRIPT

Page 1: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

1

DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE BADAJOZ

INSTITUCIÓN DE SERVICIOS CULTURALES

PUBLICACIONES

____________________________________________________________________

R

REVISTA

DE

ESTUDIOS EXTREMEÑOS

TOMO XV, NÚM. I

BADAJOZ

1959

Page 2: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

2

Page 3: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

3

R E V I S T A

DE

ESTUDIOS EXTREMEÑOS

XV ENERO – ABRIL 1959

_____

La polémica entre Gallardo y Cavaleri-Pazos

Sobre el asonante

(1824)

La catástrofe política y literaria del 13 de junio de 1823, que ya

hemos historiado en otros libros nuestros (1), cogió de lleno a don

Bartolomé Gallardo: viviendo en Sevilla, a salto de mata, tal vez refugiado

en casa del cónsul inglés Mr. Appleton, pasó algunos días, logrando al cabo

huir a Cádiz, sin que podamos precisar la fecha de llegada a la ciudad de

las Cortes.

No abatieron su espíritu ni domeñaron sus afanes de trabajo la

pérdida de los preciosos libros o la hostilidad que ya se barruntaba en el

aire. Siempre entregado a las tareas de erudición, le vemos firmar en Cádiz

el 24 de agosto de 1823 una nota relativa a lo corrupto del texto en los

romances antiguos editados por don Manuel José Quintana.

Asimismo data allí, la víspera de Inocentes del propio año, una

graciosa poesía titulada Los pecados de Belardo, dedicada a una Florinda,

a quien vió en la iglesia de San Francisco metida en un confesionario por

______________

(1) Antonio Rodríguez-Moñino: La de San Antonio de 1823, realidad y leyenda de lo sucedido con los

libros y papeles D. Bartolomé José Gallardo, Madrid, 1957 (4.º 108 págs.), y Catálogo de los libros y

papeles robados al insigne bibliógrafo D. Bartolomé José Gallardo el día 13 de Junio de 1823, Madrid,

1957 (4.º 140 págs.)

Page 4: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

4

hallarse el templo de bote en bote (2).

Tranquilo, al menos en apariencia, y entregado a sus tareas literarias,

D. Bartolomé, sin embargo, no debía de tenerlas todas consigo, y sus

temores ante una posible persecución, encontráronse rápidamente

confirmados al leer en el periódico madrileño El Restaurador del 18 de

enero de 1824 la siguiente noticia: “Nos aseguran que ayer ha sido preso en

esta Corte por la policía don Bartolomé Gallardo, bibliotecario que fué de

Cortes.”

Por mucho que quisiese Gallardo aparentar serenidad ante un

tremendo ataque como éste, podríamos apostar a que hubieron de temblar

las carnes a nuestro erudito y tal vez pensase en que no hubo nada de

discreción en su postura de no emigrar por segunda vez. Tomó la pluma y

fechándolo en Cádiz a 22 de enero, dirigió un comunicado al periódico

desmintiendo la noticia (3).

Naturalmente el periódico, que había sido ligero para acoger la

delación simulada, cerró sus columnas para que no viera la luz en ellas la

respuesta: es lo que pasa siempre. En política, en política incivil, el vencido

no tiene ningún derecho, ni aun el de hacer oír su voz para defender la

honra.

Nada desagradable ocurrió de momento. Gallardo continuó en Cádiz

durante los meses de marzo y parte de abril, trasladándose a Sevilla en

mayo. Allí ya las cosas no fueron tan normales –dentro de la anormalidad-

y nuestro erudito sufrió persecuciones, procesos, cárceles y hasta atentados

personales. Pero de esto, en otra ocasión.

Vamos hoy a publicar un testimonio de cómo Gallardo, en medio de

la intranquilidad y zozobra, tenía ánimos para enzarzarse en cuestiones

literarias con otros como él apasionados de la erudición.

Ha sido mencionada una obra suya con el título de Capuz a Capazos,

sin que hasta la fecha nadie haya señalado la existencia de ejemplar ni dado

circunstanciada noticia de su contenido, sino que en general la referencia se

toma de unas líneas contenidas en el Zapatazo a Zapatilla (4).

______________

(2) Para datos biográficos y bibliográficos del escritor véanse los dos libros siguientes, que comprendían

lo sabido hasta hoy: Pedro Sáinz Rodríguez, Don Bartolomé José Gallardo y la crítica literaria de su

tiempo, New York-París, 1921 (4.º 4-388 págs.), y Antonio Rodríguez-Moñino: Don Bartolomé José

Gallardo, estudio biográfico, Madrid, 1955 (4.º 364 págs.), en lo sucesivo las referencias a estos

nombres, seguidos de Op. cit., son siempre relativas a estos libros y no a otros de los autores.

(3) Reproducido en Rodríguez-Moñino: La de San Antonio de 1823, págs. 99-102.

(4) B. J. Gallardo: Zapatazo a Zapatilla i a su falso Buscapié un puntillazo, Madrid, 1851, págs. 53-54.

Page 5: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

5

En efecto, escribiendo D. Bartolomé contra el falso Buscapié y su

autor, dice: “Si ha tenido allí [en Cádiz] algún ayudante, debe de haber sido

un zierto Abogado gallego, a quien yo en tiempos di una gentil zurribanda

con título de Capuz a Capazos, por el Lic. Palomeque, la cual como hecha

para entre amigos no llegó a publicarse… Adolfo [de Castro] es su

discípulo i su ojito derecho.”

Desvanecida más tarde esta suposición, escribe Gallardo a un su

amigo: “Zelebro que Cavaleri tire contra él [Buscapié]; pues me temí todo

lo contrario, porque Adolfo es hechura suya; i él, aunque hombre de bien,

es inozentón i paradojal” (5).

Tenemos ya, declarados por el autor, la existencia de una obrita

satírica, la condición de inédita en 1851 y el nombre y patria del satirizado:

Cavaleri, abogado gallego. ¿Quién era este caballero? La rebusca por

diccionarios de biografía o literatura no nos ha dado fruto alguno, puesto

que ni lo mencionan los que hemos habido a las manos (6).

Intentemos rastrear algo de su vida, a través de testimonios sueltos y

dispersos. Don Joaquín Rubio, creemos que familiar de don Federico, cuyo

recuerdo está vinculado a la creación en Madrid del Instituto médico que

llevó su nombre, al regalar a la Real Academia de la Historia, en la segunda

mitad del siglo pasado, un paquete de cartas de Gallardo, dice en el oficio

de remisión que “otro modelo de gusto y concisión en el decir fué el

difunto filólogo D. Juan Bautista Cabaleri-Pazos, abogado en Cádiz, cuyos

manuscritos paran en poder de su viuda, con quien me entiendo por ver de

lograr alguna muestra de poder ofrecer a la Academia” (7).

Ignoramos si la corporación respondió al gaditano y si éste tuvo

suerte en las gestiones emprendidas, pero sus líneas testimonian, al menos,

del aprecio en que se le tenía. Lástima y grande es que a estas alturas nada

hayamos podido averiguar con respecto a sus papeles y trabajos inéditos.

____________________

Carta a D. Domingo Delmonte, el famoso bibliófilo cubano, fechada en La Alberquilla, 20 de febrero de

1848.

(5) Carta a D. Tomás Muñoz, fechada en La Alberquilla, a 7 de setiembre de 1848, en Zapatos a

Zapatillas…, pág. 59.

(6) Lo único constructivo sobre Cavaleri-Pazos se halla en el libro de Camille Pitollet titulado La

querelle caldéronienne de Johan Nikolas Böhl von Faber et José Joaquín de Mora, reconstituée d’aprés

les documents originaux, París, 1909 (4.º LVI-272 págs.), pág. 157 ss., y en el Epistolario de C. Pitollet y

Menéndez y Pelayo, Santander, 1949 (4.º págs. 227-345).

(7) Publicada en Sáinz Rodríguez: Op. cit., pág. 312.

Page 6: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

6

La más antigua noticia impresa que de él poseemos es la relativa a

una edición de los Entremeses cervantinos que sacó a luz en Cádiz el año

de gracia 1816, haciendo preceder los textos de una larguísima

introducción –no menos de ciento veinte páginas de letra apretada- bajo el

título de Rasguño de análisis de ocho entremeses de Miguel de Cervantes

Saavedra (8).

Curioso es el origen de tal trabajo. Don Agustín García de Arrieta

tuvo la ocurrencia de publicar en Madrid la novela de Cervantes La Tía

Fingida, como apéndice a un librito en el cual y bajo el título de El Espíritu

de miguel de Cervantes intentaba clasificar y ordenar multitud de máximas,

reflexiones, moralidades, etcétera, dispersas por las obras del ingenio

alcalaíno (9).

Por el anuncia de la Gaceta de Madrid entró D. Juan Bautista en

deseos de conocer la novelita cervanteña y anduvo buscándola por librerías

“preguntando por la novela La Tía Fingida con ánimo de no dar entrada al

Espíritu, porque no quería poseerlo. Los más de los libreros no la conocen.

Uno, el último a quien llegué, me dice que la tiene i vende con el Espíritu.

¿Pues si tengo ese espíritu dentro del cuerpo de las obras del autor, para

qué ese desperdicio de gasto por un alma en pena? Respondí i opuse.

“Salí de allí amohinado. Un amigo mío (D. C. Z.), mancebo de una

templanza exemplar acompañada de más que razonable gusto literario,

oyéndome la resolución de no leer la novela póstuma i hasta aora inédita, á

trueco de no pagar conjuntamente el Espíritu, me ofreció prestar el libro, i

en efecto me lo presentó tras una breve dilación.

______________

(8) Ocho entremeses / de Miguel de Cervantes / Saavedra. / Tercera impresión, / - / Con licencia. / En

Cádiz, por D. J. A. Sánchez en su / Imprenta de Hércules, calle del Ro- / sario esquina á la del Baluarte. /

Año de 1816.

12.º 123-[3]-237-[1] págs. Conservamos en nuestra biblioteca el ejemplar que fué de D. Bartolomé J.

Gallardo, adquirido en la librería de Luis Bardón López hace unos años.

(9) El Espíritu / de Miguel de Cervantes / y Saavedra: / ó / la Filosofía de este grande / Ingenio,

presentada en máximas, reflexio- / nes, moralidades y agudezas de todas es- / pecies, y sobre todos los

asuntos más / importantes de la vida civil; sacadas de / sus obras, y / distribuidas por orden / alfabético de

materias. / Va añadida al fin de él / una Novela Cómica, intitulada La Tía / fingida; obra póstuma del

mismo Cervan- / tes, hasta ahora inédita, y la más ame- / na, festiva y correcta de todas las de es- / te

inmortal é incomparable autor. / Por D. Agustín García Arrieta, / Bibliotecario de los Estudios Reales. /

Madrid. / Imprenta de la Viuda de Valliu. / Año de 1814.

12.º XLII-228 págs. Nuestro ejemplar, adquirido a D. Cayo de Miguel, perteneció antes a D. José

Fernández Guerra. Hay varias ediciones de este librito curioso: poseemos, sobre la primera, las de París

1827 (sin La Tía Fingida) y Madrid, 1886 (tirada de 334 ejemplares numerados), asimismo sin la

novelita; todas escasean ya muchísimo en el comercio de libros.

Page 7: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

7

“Antes de tomarlo en mis manos le rogué que me señalase desde

dónde empezaba hasta dónde acababa la dichosa Tía, para no asustarme

con el encuentro de ese pecador Espíritu, que es visible. Hecho esto i

puesto el registro o demarcación de límites en el libro, lo tomé, leí la

novela, formé del mérito de la composición mi juicio, i restituí el tomito a

su dueño”.

Curiosas, y no desprovistas de agudeza crítica, son las observaciones

que traza Cavaleri-Pazos sobre el teatro cervantino, en las que sale en

defensa de los entremeses y abomina en general de las comedias. El leguaje

es muy directo y suelto, aunque hace gala de conocer los recovecos del

idioma español utilizando giros y expresiones muy castizos y bien

aplicados.

Tan apasionado como irreflexivo estampador de juicios no vacila en

sacudir terribles palmetazos a cuantos le parece como en alabar con

exageración a quien lo cumple; así, junto a frases ferozmente despectivas

para García de la Huerta, Moratín, don Ramón de la Cruz, Juan del

Castillo, Nasarre, Estala, P. Sarmiento (10), etc., encontramos calificado a

D. José Manuel Vadillo de “Sabio joven y la persona más virtuosa de

cuantos he conocido y tratado” (11).

No es esta ocasión propia para examinar despacio la edición de

Cervantes y el Rasguño de análisis, pero sí loes para llamar la atención de

los especialistas sobre un trabajo harto e injustamente olvidado, con tener

rasgos y observaciones, si no ponderados, felices. En una época de mal

lenguaje literario, el de Cavaleri destaca por agudo y castizo.

En 1818-19 le vemos enzarzado en la polémica calderoniana

entablada entre D. Juan Nicolás Böhl de Faber, Alcalá Galiano y José

Joaquín de Mora, publicando varios opúsculos y artículos sueltos en los

cuales no brilla ciertamente la ponderación. Camile Pitollet ha tratado

largamente de esta pelamesa (12) y ello nos excusa de rehacer las líneas

_____________

(10) “El cabezudo don Vicente García de la Huerta… versificador de gusto no muy acendrado” (pág.

66); “despreciando, pues, las boberías de Celenio, indignas de mayor refutación” (pág. 118); “Inarco

Celenio, que ha llenado de rastros de su falta absoluta de raciocinio, i de redundancias de soberbia nécia,

los prólogos i dedicatorias de sus comedias” (pág. 116); “estas y otras expresiones no están vertidas en

aquella copia ni con aquella bajura, que causen la repugnancia honrosa i el asco social que infunden

muchos dramillas del pervertidor don Ramón de la Cruz” (pág. 54); “Castillo… el poeta más amado de

los vinosos, i el autor más productivo de las freideras i de los taberneros, desde las cantinas del castillo de

san Sebastián hasta el ventorrillo más cercano al puente de Suazo” (pág. 55), etc., etc.

(11) Pág. 69.

(12) Cfr. el libro citado en la nota 6.

Page 8: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

8

generales de tan enconado debate; diremos tan sólo que por parte de

Cavaleri comienza con un folleto titulado Tres producciones plebeyas (13)

y concluye con un Discurso en razón de la Tragedia A secreto agravio,

secreta venganza de Calderón (14).

Si la maza crítica de Cavaleri era pesada y contundente, no se

quedaban atrás sus enemigos, que esparcieron multitud de sátiras virulentas

contra los antagonistas. Véase como muestra de la templanza de unos y

otros, los siguientes versos publicados el 9 de marzo de 1819:

El gallego escritor Nuño

en sus papeles de estraza,

siempre al contrario amenaza

con el vigor de su puño.

Mas su amigo Don Fidel

díxole: “vais muy torcido,

que dirán que habeis nacido

para mozo de cordel”.

El genio inflexible y violento de D. Juan Bautista, apenas salido de

esta polémica se metió en el durísimo camino de la sátira, dando a la

estampa un folleto con el título de El Alguacil alguacilado a D. Tirilla, el

cual fué denunciado. Sometido a proceso el autor, recayó la condena que

registra la Gaceta de Madrid correspondiente al 16, de esta forma:

“Por providencia del Sr. D. Joaquín Josef Aguilar, juez de primera

instancia de la ciudad de Cádiz, y en virtud de la calificación hecha por los

jurados del papel intitulado El Alguacil alguacilado a d. Tirilla, se ha

condenado a D. Juan Bautista Cavaleri responsable de dicho impreso, en la

pena de un mes de prisión y en una multa de 500 rs. de vn., expresada en el

artículo 23 del título 4.º; y no pudiendo pagar ésta, en doblado tiempo de

aquella.”

Más fortuna tuvo en la pelamesa que siguió a ésta. En el Rasguño de

análisis anotamos la calificación que hacía de D. José Manuel Vadillo

llamándole, aparte de sabio, “la persona más virtuosa” de cuantas había

conocido. Esto era en 1814 e ignoramos qué motivos pudieron lastrar de

odio tal fervor por cuanto en 1820 (o principios del 21) enjareta Cavaleri un

folleto titulado Carta suasoria que debía de ser virulentísimo, hasta el pun-

_____________

(13) Cádiz, Imprenta Gaditana, 1818. 4.º 8 págs.

(14) Cádiz, Imprenta de Carreño, 1818. 4.º 12 págs.

Page 9: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

9

to de que Vadillo tuvo que querellarse contra él.

En la Gaceta de Madrid (16) hallamos cumplida referencia a este

suceso en los siguientes términos: “Habiéndose observado todos los

trámites prescritos por la ley, y calificado los doce jueces de hecho con la

fórmula de absuelto el papel Carta suasoria al Sr. Diputado a Cortes D.

Josef Manuel de Vadillo, denunciado el 29 de enero por parte del mismo

señor, la ley absolvió al licenciado D. Juan Bautista Cavaleri, responsable

de dicho impreso, y en consecuencia mandó al Sr. Aguilar, juez de derecho

de la ciudad de Cádiz, que se le alzase inmediatamente la canción, sin que

este procedimiento le cause perjuicio ni menoscabo en su buen nombre y

reputación. Siete de los doce jueces fallaron por la condena de dicho

escrito, declarándolo injurioso, y cinco por la absolución” (17).

Como ha podido verse, las escasas noticias que tenemos de Cavaleri

a partir de 1814 nos le muestran como agresivo satírico, cruel juzgador, si

que también apasionado por la literatura antigua española. Rasgos sueltos

escapados de su pluma acusan también su parcialidad política liberal. Con

tal enemigo se enfrentó Gallardo en el folleto que vamos a publicar hoy.

El original autógrafo de las cartas cruzadas lo conservó primero

Gallardo, regalándolo a su íntimo amigo D. José Pérez Torroba, quien lo

tuvo en su poder algunos años. Más tarde lo prestó a D. Manuel Torriglia,

abogado granadino (18), de cuyo cautiverio no consiguió sacarlo,

motivando esto una carta de queja a D. Bartolomé, quien responde (19 así:

“Agradezco las noticias qe V. me da del Lizenziado Torr.ª (20) pero

no qiero disimular qe no me ha hecho ninguna grazia qe se haya llevado los

originales o patrones del capuz qe cortamos al insigne Lizenziado Ca-

pázos; porqe estos es mi voluntad qe nadie los posea sino á qien le

corresponden de derecho, como una muestra de los desenfados de mi

pluma en esa dulze soledad i memoria de qe ahí ecsistí. Este es todo el

mérito qe tiene para mi ese papel; en el cual me propuse el fin moral de

_____________

(15) Crónica científica y literaria, número 203.

(16) Gaceta de Madrid, de 19 de febrero de 1821, pág. 235

(17) Gaceta de Madrid, Suplemento a la de 2 de mayo de 1821, pág. 630.

(18) Sobre el personaje puede verse nuestro trabajo Cartas inéditas de D. Bartolomé José Gallardo a D.

Manuel Torriglia (1824-1833), Madrid, 1955, 4.º 62 págs.

(19) Carta de Gallardo a Torroba, 6 de enero de 1828, publicada por Sáinz Rodríguez, Op. cit., págs.

321-322.

(20) Sáinz Rodríguez lee “Lizenziado Torroba”, pero es evidente error de interpretación de una

abreviatura: Torr.ª es aquí Torriglia.

Page 10: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

10

correjir (si correjible es) la irritabilidad de fibra de nuestro furibundo

Lizenziado, dando á fuerza de capuz un estirajon qe le hiziese perder el

tono agrio lo qe basta para hazer buena armonia con los discretos y bien

entendidos, a qienes no puede menos de ofender tanto desentono”.

Torriglia debió de hacerse el sueco a las indirectas de Gallardo, por

cuanto éste todavía en junio de 1831 le pregunta por dicho original (21),

motivando una contestación en la cual dice que lo que había retenido era

tan sólo una copia (22). Tal vez, de manos suyas, fué a parar a D. José

Fernández Guerra, quien hizo de propio puño el traslado que nos sirve para

imprimirlo hoy.

Consérvalo en su selecta biblioteca el Excmo. Sr. D. Agustín G. de

Amezúa y Mayo, director que fué de la Real Academia de la Historia, muy

querido y recordado amigo, el cual lo puso a nuestra disposición, como

cuantos papeles gallardianos poseía, para que lo utilizásemos al escribir la

biografía del autor de los Cuatro palmetazos: hoy se hallan en poder de sus

herederos.

Se publica conforme a esta copia, única conocida.

La polémica estuvo muy bien llevada por D. Bartolomé, quien no

mostró sus triunfos al primer envite, sino que resbaló con fórmulas

ingeniosas sobre la cuestión de la fecha, guardando el as de bastos para

arrastrar al fin. En efecto, habilidosamente escurrió el bulto con la frase

“En el siglo XV conpuso el famoso Juan de la Encina un Arte de poesía

castellana, inpreso i reinpreso en Salamanca, Zaragoza &ª antes i

después…”

Cebado por la lectura de Luzán, que cita una edición del Cancionero

de Encina hecha en 1507, Cavaleri se ciega y arremete contra Gallardo,

quebrándose las lanzas por la misma fuerza e ímpetu de su ataque. Y la

respuesta del autor del Diccionario crítico-burlesco es de mano maestra,

fina burla de su enconado adversario

¿Cómo es posible que D. Bartolomé José, tan intransigente con otros,

fuese tan comprensivo para las iracundas del abogado gallego? Casi con

seguridad podemos afirmar que porque conocía el fondo “inocentón y

paradojal”, de “hombre de bien”, que se escondía bajo la aceda cáscara del

atrabiliario, furibundo e implacable erudito y letrado.

A. RODRÍGUEZ-MOÑINO

Madrid, 21-23 de diciembre de 1958.

Page 11: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

11

Page 12: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

12

D I S P U T A L I T E R A R I A

ENTRE

LOS DOS INSIGNES LIZENZIADOS

EL LIZENZIADO Ca… pázos * Y EL LIZENZIADO Gallador**

Estado de la cuestion.

En la mui-heroica ziudad de Cádiz, à 19 del mes de Marte,

cumpleaños del bendito señor san José, por la grazia de Dios padre de

Dios-hijo, año 1824 de la encarnazion del Salvador (de los que no se lleva

el Diablo), - discreteando amigablemente los dos sobredichos lizenziados

sobre flores de literatura varia, y otras inocentes materias qe el tienpo

permite (segun graves autores) para desenfado de las vijilias y ayunos; el

liz. Capázos se dejó dezir qe entre los trovadores castellanos no era

conozida todavïa en el siglo XV la gala espezial de la rímica española qe

llamamos asonante; añadiendo qe en aqel siglo ni aun siqiera fué conozido

su nonbre.

Contradíjole el infrascrito liz. Gallador; i enpeñado mas i mas su

contrincante con esta contradiczion, se constituyó mantenedor de su dicho,

qe de hecho fijó por escrito en éstas prezisas palabras, qe firmó de su

mano, segun documento qe por prenda pretoria obra en mi poder; à qe me

remito.

Proposizion

del lizenziado Ca…pázos.

En el siglo 15 los asonantes no eran conocidos ni por este nonbre.

______________

* Cavaleri-Pázos.

** Gallardo.

Page 13: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

13

CONTESTAZION

O SEA-SE TAPA-BOCA

AL LIZ. Ca…pázos POR EL LIZ. Gallador

En el siglo XV conpuso el famoso Juan de la Encina un Arte de

poesïa castellana, inpreso i reinpreso en Salamanca, Zaragoza & entónzes i

despues, en cuyo cap. VI llama repetidamente asonante al asonante,

esplicando su naturaleza con la razon de su nonbre, i su diferenzia del

consonante; segun apareze de su título i contesto en los términos siguientes

(i copiamos letra por letra):

“Capitu. vj de los consonātes Z assonantes

Z de [a examinaciō dellos.”

…Resta conocer los cōsonātes Z assonātes: los quales siempre se

aposentā e assignan en el cabo de cada pie… E porqe el propio ac̅ento de

nuestra lēgua comunmēte es en la

“penúltima sillaba: allí deuemos

“buscar y examinar los cōsonantes”

“é asona̅tes”

“Cōsonāte se llama todas aq̅llas letras ó sillabas”

“q̅ se ponē desde dōde está es postrer acēto”

“agudo ó alto”…

“Ay tambien otros que se llaman asonantes,

“y cuéntanse por los mismos acentos de los

“cōsonantes; mas difiere el un assonante del

“otro en alguna letra de las consonantes, que

“no de las vocales; é llámase assonante porque

“es á semejança del consonante, aunque no

“con todas las mismas letras.” –

Conclusion

Ergo “en el siglo 15 eran conozidos los asonantes:”

“ergo el nonbre de asonante era conozido en el siglo 15”

“ergo el señor liz. Ca-pázos no tiene razon.”

Apretemos mas el ergo: “ergo… capuz a Capazos por

Gallador –

Page 14: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

14

Cádiz 20 de marzo

1824

P.-S Se espera de la sinzeridad i buena fe del señor lizenziado

Ca…pázos Capuzado qe cante la palinodia estanpando la retractazion de

sus errores à continuazion de este escrito: i de-no se prozederá á lo qe haya

lugar ante el tribunal de Apolo.

Page 15: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

15

C O N T E S T A Z I O N A L D I S P A R A T O R I O Q E A N T E Z E D E

Los profesores de la verdadera doctrina moral jamas se retractan,

porqe son los solos qe en el mundo tienen razon; i si tal vez altercan es para

descubrir i procurar desvanezer los engaños é ilusiones de los míseros

camaleones, qe se alimentan de la ponzoñosa aura popular. El liz. Gallador

no careze de abilidad para copiar las garanbainas de las bulas i de los

diplomas de los siglos bárbaros; tiene mano ejerzitada en imitar las rúbricas

de los códigos de jurisprudenzia zivil i canónica. Pero fuera de estas

niñerias, es honbre inútil i sin poder para formar galladura en partos del

entendimiento. A fuer de inpotente i eunuco, ha tomado de mi parezer la

primera proposizion, omitiendo las siguientes, qe, ilustrándola, fijaban el

sentido en qe yo tomaba los asonantes; á saber, como medias rimas, ó rimas

inperfectas qe sirven para la conposizion del jénero de poesïa qe se llama

Romance, en el cual se adptaron como gala los asonantes, escluyendo del

todo las rimas perfectas. Es zierto qe esta novedad no se introdujo hasta

fines del siglo 16, i se perfeczionó en el inmediato, privilejiando nuestra

poesïa sobre todas las del mundo.

Dejando aparte esta verdad histórica, quiero sujetarme á los estrechos

límites á qe me reduze el liz. sin cresta i espolones i cacareador senpiterno

de sus allazgos de tesoros en librotes de novelistas i trovadores bárbaros é

incultos. Metido pues en el rezinto en qe le plugo colocarme, señalándome

con lineas negras i encarnadas un cortísimo espazio para qe no me

rebullese; le digo qe me afirmo i ratifico en qe los asonantes no eran

conozidos por este nonbre en el siglo quinzeno. No basta á taparme la boca

la autoridad del poeta de los dislates, cuyas obras aunque parezen escritas

azia los años 1497, espezialmente su poética, no se acabaron de inprimir

en Salamanca por la primera vez hasta el año 1507; i no sé el tienpo qe se

tardó en publicarlas, i si fue causa de la demora el considerar qe el prínzipe

don Juan, hijo de los Reyes católicos, murió de la pesadunbre qe tuvo al

saber qe Juan de la Enzina intentaba dedicarle su poética.

El liz. Gallador zita las inpresiones i reinpresiones hechas en

Salamanca, Zaragoza, & dentro i despues del siglo quinzeno; i falta á la

verdad en suponer una edizion anterior á la qe dejo señalada. Si la hubiera,

buen cuidado hubiera tenido, en espezificarla, dibujándonos el frontispicio

con todos sus adornos. Digo más: ni aunque la poética de Enzina se hubiese

Page 16: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

16

publicado en al año 1497, mi opinion qedaba desmentida sinó zensurándola

con mucho rigor; pues dos o tres años de aquel siglo, los últimos de él

deben considerarse como introduczion á los suzesos del siglo 16. Lo zierto

es qe no se publicó en el tienpo que el liz. dice, i no consta qe la opinion

sobre los asonantes haya sido en aqella época propia de otro qe de Juan de

la Enzina. Para qe una cosa se diga con exactitud qe es conozida, es

menester qe algunos, á lo ménos los interesados, tengan notizia de ella. No

basta el descubrimiento bueno ó malo de uno solo: su opinion debe

reputarse singular en aqel dictámen, miéntras no se pruebe qe otros lo

hubiesen adoptado.

Por consiguiente, no habiéndose publicado la poética de Juan de la

Enzina hasta prinzipios del siglo 16, i no existiendo documento qe acredite

qe su opinion sobre los asonantes tuvo secuazes, qeda sin contraste mi

sentir azerca de la época en qe ellos fueron conozidos. Enzina estuvo tan

léjos de tomarlos en la azepzion honrosa qe hoi se le da, qe los nonbra para

qe se eviten, esplicando en qe consiste el rigor del consonante para qe las

coplas del arte real i arte mayor saliesen con la mezquina perfeczion qe su

corto saber alcanzaba. Desde el capítulo 1.º manifiesta qe los asonantes no

tienen lízita cabida en la poesïa, diziendo qe trovar ó versificar no es

nuestra lengua otra cosa sinó hallar sentenzias i razones i consonante i pies

de zierta medida donde incluirlas i enzerrarlas.

Sobre esto determine Apolo lo qe le dé la gana, en la intelijenzia de

qe si me condena, lo condeno yo á qe vuelva a pastorear los ganados del

Rei Admeto.- Cadiz 23 de marzo de 1824.- J. B. C.*

_____________

* Juan Bautista Cavaleri

Page 17: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

17

N U E V O C A P U Z

A L L I Z. c A – P A Z O S R E C A P U Z A D O

Entre-paréntesis

sobre este nuevo nonbre de nuestro ilustre lizenziado.

Como los qe no tenemos el lauro de estar graduados, como el liz. Ca-

pazos, de “profesores de la verdadera doctrina moral” (ó sea estoica, segun

el mismo), tanpoco tenemos el privilejio de “ser los solos qe en el mundo

tienen razon; - ” ziertos como nos reconozemos de la presunzion de llevar

sienpre la razon en todo, es fuerza qe busqemos razones qe justifiqen en

todo i por todo nuestros dichos ú hechos.

El haber crismado al insigne liz. C. con el renonbre de Recapuzado

tiene por razon la de qe, si al qe le dan un capuz se le da título de

Capuzado; al qe se le dan dos, ó sea 2.º, ú nuevo capuz, pareze qe en buen

romanze se le debe llamar Recapuzado. No hai duda: el estado del qe ha

llevado un capuz es otro estado distinto del qe ha llevado dos; i estados

mandan dictados. Mil ejemplos qe pudiera zitar, podrian aquí servirme de

otras tantas razones conprobantes de mi dicho i de mi hecho; pero entre los

mil me limitaré á solo uno qe sé qe á nuestro liz. cuando no le haga fuerza,

le ha de hazer grazia siqiera por ser del gran Calderon de la Barca, en “El

ingrato”, comedia famosa, Jornada 1.ª – Dize así:

“Yo conozí un tal-por-cual

que á zierto conde servia,

i Sotillo se dezia.

Crezió un poco su caudal;

salió de mísero i roto;

hizo una ausenzia de un mes:

conozí-le yo despues;

i ya se llamaba Soto.

Vino á fortuna mayor,

(eran sus nonbres de gonzes);

llegó á ser rico, i entónzes

se llamó Soto-mayor.”

Page 18: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

18

Soto-mayor; qe para el caso viene á ser lo propio qe tátaracapuzado;

tátara, título de qe está mui en vísperas el señor de Ca-pazos, si da lugar á

qe esta representazion llegue á la 3.º Jornada.

C a p u z 2. ª

“Escriben, los silvan, i vuelven á escribir: vuenven á silvarlos, i vuelven á

escribir.” Moratín.-

Mui estirado de filósofo estoico, i eructando roncas jacareras en son

de sentenzias catonianas, haze el famoso Ca-pazos su entrada triunfal á

contestar á su conpetidor: verdadera entrada de pavana, para lo cual en vez

de tomar el nonbre de la pobre Filosofía en-vano, hubiera sido mejor qe

hubiese pedido á Epicteto prestado su candil para qe le alunbrase en la

cuestion presente, en qe el pobre señor camina á oscuras. (El inozente no

conoze la tierra qe pisa) Agasaja de paso al liz. Gallador con desmedidos

elojios, á qe el agasajado no se da por el mas agradendo, porqe no se cree el

mas digno de tanto favor; ni se detiene tanpoco á darle aqí las debidas

grazias, porqe le está llamando á gritos la cuestion.- A la cuestion, i

dejemo-nos de garanbainas i tiqismiqis.

La cuestion es bien senzilla i terminante, segun qe ya la dejamos

establezida: El liz. C. dize qe no; el liz. G. dize qe si: he aquí la disputa. Es

verdad qe el C. cuando vio su pleito malparado, hubo de añadir á la

cuestion ziertos cabos i filetes como al desgaire: pero el Gallador qe

notando en su parte-contraria este tejemaneje vio qe no buscaba en ellos

sinó asideros, cuando no lazos con qe amarrarle enmarañando la cuestion,

los cortó todos, dejando-la reduzida á sus prezisos términos mediante una

protesta qe entendió i firmó en el acto: - (Carta canta.) A eso aluden aqellas

sentidas cláusulas de la contestazion de Ca-pazos, cuando qejándose de qe

su adversario le ata tan corto i no le deja cuerda larga, bramando al ver-se

enzerrado en el toro de Perilo, dize así: “Metido, pues en el rezinto en qe le

plugo” (a G.) “colocar-me, señalando-me… un cortísimo espazio para qe

no me rebullese, le digo qe me afirmo i ratifico” (eso es: tijeretas!) “en qe

los asonantes no eran conozidos por este nonbre en el siglo quinzeno.” –

Sobre cuyo supuesto metimiento su antagonista, retrucando-le, podría dar-

le en caperuza con aqella sabida cantinela (pues nadie le metió) de

“tú te metiste…” &

Page 19: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

19

Establezida puês la cuestion, i dictada por el liz. Capazos en estas

prezisas palabras qe firmó i rubricó de su mano: “En el siglo 15” los

asonantes no eran conozidos ni por este nonbre; el otro liz. á quien

incunbia probar lo contrario, contrapuso al suyo una autoridad esplízita i

terminante de un escritor del siglo XV; donde no-acaso ni una sola vez,

sinó repetidas hasta 6, i á zienzia zierta llama asonante al asonante, en los

términos qe se ha visto en el primer escrito, ú lláme-se Capuz 1.º

I no se crea qe el autor alegado por Gallador pueda ser recusado

como juez inconpetente en la materia, ó qe sea por ahí un escritorzuelo

desconozido ú vergonzante: no es sinó un mäestro del arte, cuyos escritos

andaban de mano en mano: “fué (como le llama Luzan) el injenio de aquel

tienpo, el poëta de la corte”, zélebre dentro i fuera de España, en vida i en

muerte, por sus obras líricas, bucólicas i dramáticas, inpresas i reinpresas

varias vezes no ménos qe en Salamanca, i aun representadas (escriben

graves autores) delante de los Reyes católicos: es el famoso Juan de la

Ezina, autor del Arte de trovar.

Una autoridad tan respetable á cualquiera le sellara los labios; pero

no será sinó á cualquiera qe no sea el inpertérrito Capazos. La “autoridad

de” Juan de la Enzina, ó sea-se “el poeta de los dislates”, con cuya galana

perífrasis ha qerido nombrar-le nuestro insigne Capuzado, dize este qe “no

basta á tapar-le la boca”.- Lo qe me haze temer qe una tal boca no se tape

con ménos qe piedra y lodo, visto qe no bastan á zerrar-se-la autoridades ni

razones. La qe él alega para desechar la autoridad de J. de la Enzina es qe

sus “obras, aunqe parezen escritas azia los años 1497, espezialmente su

poética, no se acabaron de inprimir en Salamanca por la primera vez hasta

el año de 1507”.- Premisas i consecuenzia qe, segun mi pobre sindéresis,

dizen entre sí tanta correlazion como aqellas

“Aunqe es mui zierto qe Dido

visitó á don Pedro el Cruel,

i qe la hermosa Raquel

jura haber visto á Cupido

á los pies de san Miguel;

No por eso dejará

de ser igual-mente zierto

qe un gran padre del desierto

por purgarse con maná,

Page 20: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

20

hubo de quedarse tuerto”,

de los versos qe imitó Iriarte de J. de la Enzina.- Sinó, vamos por partes.

Dos conprende esta respuesta de nuestro causídico Ca-pazos. 1.ª el

tienpo en qe se hubieron de escribir las obras de J. de la Enzina

(espezialmente su poética): 2.ª el en que se hubieron de inprimir.

En cuanto á la primera dize C., en aqel cobarde encojimiento ménos

propio de su arrojo qe de su reconozida insufizienzia en la materia, qe

“parezen escritas azia los años 1497”.- Analizemos esta proposizion. “Azia

los años 1497” quiere dezir en buen romanze el M-CCCC-XC-VII, año

mas ó ménos, año [antes] ó año despues. “Escritas” está ó puede estar aqí á

dos visos: conviene á saber, qe lo fueron ó qe lo estaban; qe son sentidos

mui diversos.- Aclarada así esta cláusula torpe ó bellacamente preñada i

enigmática, respondo i digo: qe año i aun años ántes del 97 soga larga tiene

nuestro Capuzado para estender-se á dezir á boca llena, no ya solo qe

parecen sinó qe aparecen escritas las obras de Enzina.- I si el año de 97

estaban ya escritas, dezir qe despues del 97 lo parezen, ¿no le parecerá á

cualquiera una perogrullada? I dezir qe lo fueron ¿no será un disparate?

Disparate i mui disparate; disparate qe vamos a demostrar, en el seguro de

qe nuestro liz. no ha podido incurrir en tal disparate sinó en cuanto honbre,

porqe en cuanto estoico es visto qe ni puede engañar-se ni engañar-nos.

Si el señor liz. hubiera leído las obras de Enzina, á fe qe no andaria

tan indeterminado i perplejo en esta su contestazion. En efecto el Arte de

trovar “espezialmente” costa qe estaba ya escrito el año de 1497; i por la

fecha vaga qe el liz. le da costa además qe él no las ha leido, porque con

solo leer el proëmio ú prólogo-dedicª al malogrado prínzipe don Juan,

hubiera visto qe hablando el dedicante con S. A. no podia ser despues del

año de 97, porqe ántes de espirar este año ya habia el prínzipe espirado: i

cuando le dedicaba Enzina su Arte estaba su Mecenas vivo i sano, segun qe

lo declaran, entre otras, éstas palabras de la dedicatoria: “Acordé de hazer

un arte de poesia castellana… para enseñar á trovar en nuestra lengua...;

porqe es mui jentil ejercizio en el tienpo de oziosidad; Z confiando en la

virtud de V. R. M. atreví-me á dedicar esta obra á su eszelente injenio,

donde ya florezen los ramos de la sabiduría; para si fuere servido, estando

desocupado de sus arduos negozios, ejerzitar-se en cosas poëticas… qe lo

qe ya su vivo juizio por natural razon conoze, lo pueda ver puesto en arte

segun lo qe mi flaco saber alcanza.” – Ahora bien: “en 4 de octubre…

Page 21: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

21

(1497) fallezió en Salamanca el prínzipe don Juan” (V. Colmenares, Múros

de Anglerïa, &)… luego el año de 1497 estaba ya escrito “espezialmente”

el arte de trovar.

¿Pero se escribió el mismo año de 97? – Costa incontestablemente qe

ya algunos años ántes estaba escrito, i qe lo estaban tanbien las demas

obras, por dos pasajes bien ovios de ellas, qe (si el señor lic. C. hubiera

alcanzado á ver cualqiera de las ediziones del Canzionero de Enzina) se le

hubieran luego venido a los ojos. Efectivamente en la dedicazion de dicho

Canzionero ú copilazion de sus obras á los Reyes católicos, dize el autor:

“Bien creo en esta mi copilazion habrá tanto de malo qe lo bueno no se

parezca; mas esfuerzo con esto qe tôdas son obras hechas desde los 14

años hasta los 25: adonde para lo qe en mi favor no hiziere, me podré bien

llamar á menor de edad”. – Item mas: al volver de la hoja del fróntis dize

así: “Tabla de las obras qe en este Canzionero se contienen, hechas por

Juan de la Enzina desqe hobo 14 años hasta los 25” - ¶ “Primera-mente un

proëmio a los Reyes católicos, nuestros señores, á fo. II. Otro proëmio al

prínzipe, nuestro señor, fo III El arte de trovar fo IIII.” & - (Note-se qe

éstas tres piezas inpresas en la 1.ª edizion, de Salamanca, se reprodujeron

en tôdas hasta la última, ó la qe yo creo tal, de Zaragoza, hecha por Jorje

Coci año de 1516). Ahora para saber en qe año al ménos estaba ya escrito

el arte de trovar zitado por Gallador, resta despejar una incógnita.

¿Cuândo cumplió Enzina los 25? Enzina mismo nos da los datos para la

resoluzion del problema. El año de 1519 al partir-se de Roma á su viaje á

Jerusalem con el marques de Tarifa, dize él mismo en su “Trivajia” inpresa

en Roma de vuelta de Tierra-Santa en 1521, i reinpresa la última vez en

Madrid el siglo pasado, qe tenia cunplidos 50 años: luego cunplió los 25 el

de 1494: luego es indudable qe el arte de trovar estaba ya escrito el año de

94.

Con esta firmeza de pulso escriben los qe tienen zienzia positiva de

lo qe se escriben; i con esa mano vazilante y trémula y con esas espresiones

vagas de parezer i azia & los qe se arrojan á poner pluma en papel sobre

materias qe no poseen.

Sin gran posesion de la presente, casi con solo leer los títulos y

dedicatorias de las obras de Enzina pudiera el lector ménos atento venir en

conozimiento de qe ya muchos años ántes debieron estas de ser conozidas,

pues qe andaban de mano en mano tan mal traidas cual digan dueñas; causa

porqe se vio su propio autor prezisado a juntar-las en un cuerpo.- Estas son

Page 22: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

22

sus propias palabras, qe son de ver en la dedicatoria á don Fabriqe de

Toledo i doña Isabel Pimentel, duqes de Alva (“Canzº fº VI, á la vuelta del

Arte de trovar”). “Porque andaban ya” (dize Enzina qe hizo la copilazion

de sus obras) “tan corronpidas e usurpadas… qe ya no mias mas ajenas se

podrían llamar: qe de otra manera no me pusiera tan presto á sumar la

cuenta de mi labor Z trabajo. Mas no me pude sufrir viéndo-las tan mal

tratadas, levantándo-les falso-testimonio, poniendo en ellas lo qe yo nunca

dije ni me pasó por pensamiento.”

Pero sigamos la vareta á nuestro liz. por el hilo de su enmarañado

discurso.- El señor liz. C. desestima la autoridad de J. de la Enzina porqe

sus obras aunqe escritas en el siglo XV, no se inprimieron segun él hasta el

siglo XVI. Es dezir en sustanzia qe el señor liz., para qe le hizieran fe las

obras de Enzina, las querria de letra de molde (como la bula de la Cruzada):

i como no estaban de letra de molde… ya se ve: porqe al fin la letra de

molde… De consiguiente no estando el libro en el siglo XV de letra de

molde, concluye nuestro C. insigne, i dize: ergo las doctrinas qe el libro

contiene no pudieron ser conocidas en el siglo XV: ergo en el siglo XV no

fueron conozidos los asonantes qe se esplican en el libro.

Aquí, si mi liz. no se me abroncara, quisiera yo hazer un par de

mementos filosóficos, no prezisamente á la estoica (pues no soi digno de

pronunziar tan santo nonbre), sinó á lo ideático u sea ideologal; i despues

diria: “Venid acá, buen varon: ¿qé májica virtud es la qe enzierra el molde,

qe le privilejia tânto sobre todos los modos conozidos de escribir, qe el sea

esclusivamente qe dé ser i vida á los pensamiento? Al cabo un libro de

molde ¿se diferenzia de un libro de mano, sinó en estar escrito con otros

arreqives? ¿Dize mas ni ménos el uno qe el otro? ¿Los diferenzia otra cosa

qe el vestido? ¿I es posible qe una tan vana esterioridad ha de induzir tanta

diferenzia del uno al ôtro, como hai del ser á la nada?... ¡O filosofía estoica,

qe golpe tan fiero i contundente acabas de rezibir de tu mas senpiterno

predicante…! ¡O Epicteto, qe hazes qe no vienes corriendo á la cos-cojita á

alunbrar á este tu desalunbrado diszípulo con tu candil legañoso?

Verdaderamente qe si el raziozinio de nuestro liz. folósofo fuera

verdadero, tarde amanezió al mundo la aurora de las zienzias: hasta la

invenzion de la inprenta todo estuvo en las tinieblas del cáös, i nada hasta

esta época se podrá dezir qe fue conozido. Cualqiera pues qe discurriese

segun la lójica estoiqi-cavalerística, tratándo-se v. g. de si la doctrina del

Enqiridion fue conozida en el siglo I, fallaria gravemente qe aunque el

Page 23: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

23

Enqiridion pareze escrito (ú dictado) azia el año tântos mas cuântos del

siglo tal, como no se acabó de inprimir hasta 14 ó 15 siglos despues, no fue

conozido hasta el siglo cual.- Otrosí, señor liz. si solo hiziera fe lo inpreso

¿qe serïa de la fe pública depositada en los protocolos? ¿qé caudal se podria

hazer de tanto como han escrito en derecho el mismo liz. i sus dignísimos

colegas? Si tratándose de si fueron conozidas en el siglo XIII las leyes

Siete-Partidas, le respondiesen á V. en tono de sentezia de Mil-i-quinientas

qe no, porqe aunqe parecen escritas azia los años de 63 de dicho siglo, no

se acabaron de inprimir en Sevilla hasta el siglo XV, año de 91, ¿podría V.

contener la risa? I si en vez de darle por 1.ª la inpresion de Montalvo del

siglo XV, qisiese enbocarle por tal la de los tres zincos (555) del siglo XVI

por Gregorio Lopez, ¿no redoblaria V. la risotada? – Pues ria V. si sabe,

señor liz.: ria á todo su saber, qe de lo suyo rie.- “Agora lo veredes” dijo

Agrajes.

Pues toda la dificultad en declarar asonantes por conozidos en el

siglo XV está en qe el libro qe los esplica esté inpreso; por cuanto a nuestro

liz. no le haze fuerza su testo como no esté en letra de molde. Por eso no se

me ha de ir descontento el señor liz.: yo se le daré inpreso en el siglo XV.

Parezerá temeraria esta promesa, despues de la dezision tôtal qe tan

rotundamente deja arriba estanpada el anapeable Ca-pazos: á saber, qe

“aunqe parezen escritas” (las obras de J. de la Enzina) azia los años de

1497, espezialmente su poética, no se acabaron de inprimir en Salamanca

por la primera vez hasta el año de 1507”. I aun parecerá mas qe temeraria

temerosa, al ver en segida (sic) al mismo señor liz. levantar-se á mayores

remachando el clavo en esta forma: “El liz. Gallador zita las inpresiones i

reinpresiones hechas en Salamanca, Zaragoza, &, dentro i fuera del siglo

quinzeno: i falta a la verdad en suponer una edizion [anterior] á la qe dejo

señalada”. – Hablara yo mas bien criado, respondió al caballero: - pero

dejemos-nos de caballerïas, i vamos al caso.- Yo puedo aqí perdonar al

caballero del capuz lo descortés, pero ni puedo ni qiero perdonarle lo falso.

Vamos pues á razones, qe las burlas se van tornando veras…; - pero

vuélvo-me á lo joco de lo serio, al leer el porqe qe nuestro gran liz. alega

en apoyo de una proposizion tan atrevida bajo todos los respectos. No hai

tal edizion del siglo XV, dize Ca-pazos, porque si la hubiera, buen cuidado

hubiera tenido (Gallador) “en espezificar-la dibujando-nos el frontispizio

con todos sus adornos”.-

Page 24: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

24

¡Calle, calle! ¿con qe esas grazias me tiene el tal G.? Espezificar las

inpresiones de los libros, i hasta dibujar sus portadas! ¿Sabe V. lo qe V. se

deja dezir, señor C.? ¿Sabe V. el juego qe V. da contra sí? – Sí, porqe

estando todo el tope en la fecha de un libro, i soliéndo-se poner esta en el

fróntis, i siendo G. tan minuzioso i atildado en este punto, qe es todo el

busílis, reconoze V. en su contrario las prinzipales zircunstanzias qe se

requieren para ser reconozido por perito en la materia. Mas permíta-me V.

qe le diga qe aprehende con demasiada intension: sí, porqe siendo G.

curioso en esos primores de bibliografia, deduzir por consecuenzia forzosa

de qe G. no espezificó tal edizion, qe tal edizion no existe, es consecuenzia

tan forzada como la anterior de: tal libro no se imprimió hasta tal siglo;

luego hasta tal siglo no se reconozió su contenido.

Mas para qe V. vea con cuânta desconfianza debemos caminar,

cuando no tenemos mas guia ni salvaguardia qe los prinzipios de criterio qe

nosotros nos forjamos; voi á demostrar qe para haber una inpresion de las

obras de J. de la Enzina hecha en el siglo XV no obsta qe Gallador no la

haya espezificado ântes, la espezificará ahora, ya qe no copiando su

prinzipio, copiando su fin, qe es el qe aqí nos haze al caso para desenpeño

de esta 2.ª parte de nuestro discurso.

Todo esto puede hazer-lo G. con tanta mas puntualidad, cuanto qe ha

manejado mui detenidamente la edizion prínzipe del Canzionero de J. de la

Enzina, hecha en Salamanca (mal qe le pese al liz. Capuces) el año de

1496, de qe ha visto tres ejemplares: uno de ellos ecsiste en la biblioteca

del Escorial, donde le vio la última vez el año de 1822 en un viaje literario

qe hizo á aqel monasterio en romerïa con otros amigos, de los cuales

algûnos ecsisten actualmente en Cádiz.- La zita es fázil de evacuar.

Mas como esta contestazion no está de letra de molde, temeroso de

qe su adversario se la desaire, produzirá en su apoyo (i de molde) otros

testimonios de personas qe han visto el mismo libro i merezen entero

crédito.

No creo deje de merezer-se-le á nuestro insigne liz. su gran maëstro

Mayans. Pues Mayans en la vida de P. Virjilio Maron, §197, dize así “Es

zierto qe Johan del Enzina en el año 1496 publicó en su patria Salamanca

sus poesïas en folio”. – Otro-tanto dize el P. Sarmiento en sus Memorias

para la poesïa española (Galláicus únus magíster álter).

Pero no son estas las autoridades con qe yo mas qiero escudar-me,

sinó las de escrïtores qe personalmente he tratado, i de quienes me consta

Page 25: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

25

qe han visto la zitada edizion del siglo XV.- Sea la 1.ª la de un sujeto qe

vive i bebe: el actual secretario de la Academia de la historia don Diego

Clemezin, el cual en las preziosas “Ilustraziones al reinado de doña Isabel

la católica”, inpresas el año de 1821, dize así al f.º 567: “Juan del Enzina,

zélebre músico i poeta del tienpo de los Reyes católicos, insertó en su

Canzionero, libro rarísimo inpreso en Salamanca el año de 1496, una

conposizion con el título de “Triunfo de Fama”.

Zerremos enfin la plana con llave de oro, i tapemos á nuestro liz. la

boca con un tomo en 4.º inpreso en Madrid año de 1796 en la ofizina de

Ibarra, su título “Tipografía española, ó histórica de la introduczión,

propagazion i progresos del arte de la inprenta en España” por el P.

Franzisco Mendez. Como el objeto de este dilijentísimo bibliógrafo era

tratar de los libros en cuanto libros i hazia las descripziones de los libros

con los libros delante, marcando como punto capital las fechas de las

inpresiones; su autoridad en este punto es la mas respetable. Este puês

historiando los anales de la inprenta de Salamanca, año de 1496, al f.º 247

describe el “Canzionero de todas las obras de Juan del Enzina”, el cual

dize es un “tomo en folio, letra de tórtis”. Dize mas: qe el ejenplar que tuvo

presente se le franqueó don Joaquín Pastor, ofizial 1.º de la Secretaria de

tenporalidades, bien conozido entre los literatos, mui curioso é intelijente”

&, i finalmente copia el menbrete de la inpresion puesto segun estilo de

aqel siglo, al fin del libro, qe dize así:

¶ “Fue impreso en Salamanca à veynte

dias del mes de Junio de M-CCCCZ XCVI.”

(A 20 de Junio; sin duda para el 30, dia de cumple-años del prínzipe, tener

ya ejenplares qe poder presentar á S. A.)

Con tan sólidos fundamentos puês, como son la evidenzia de los

sentidos, i las autoridades fundadas en evidenzia zita el liz. Gallador una

inpresion de Juan de la Enzina hecha en el siglo XV. Vea-se ahora, visto lo

visto, qîen es qien falta á la verdad: bien entendido qe el qe en el caso

presente falta á ella, no ha faltado solo á la verdad, sinó á todos los buenos

respetos qe se usan en el trato razional de las jentes.

A una baterïa tal de hechos i razones, alegadas en aqel pleno

conozimiento qe da la zienzia intuïtiva i la zircustazia nada comun de haber

visto i cotejado zerca de una dozena de ejenplares del Canzionero de

Enzina (qe puede qe no hayan qedado muchos mas en el mundo), - deseará

Page 26: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

26

el curioso lector saber con qé fuegos responde el intrépido Ca-pazos.- ¿Con

qé ha de responder el cuitado si tiene la mecha apagada? ¿Qé ha de

contestar, si en su vida ha alcanzado á leer ni un solo ejenplar de ninguna

de las ediziones?

En efecto, lector benévolo, todo esto me costa, i como tal lo aseguro

bajo la fe de honbre de bien. (“Osténdam géntibus nuditátem túäm”):

Descorramos de una vez el velo qe cubre á nuestro estoico de Mostazilla.

El sabio C. no sabe en esta materia mas ni tiene apénas mas mérito ni culpa

qe haber copiado, verdad con error, lo qe dize Luzan en la edizion póstuma

de su “Poética” (lib. 1.º, cap. IV). Estas son sus palabras: “J. de la Enzina…

florezió en tienpo de los Reyes católicos; i sus obras, qe se han hecho

rarísimas, se acabaron de inprimir” (no dize “por la primera vez”, ni dize

“no”, ni “hasta” ni cuerno) “en Salamanca año de 1507. Al prinzipio de

ella pone el Arte de trovar ó Arte de poesïa castellana dirijido al prínzipe

don Juan qe murió año 1497.-

El liz. G. se podria qejar aqí del desaire qe á la justizia qe le asiste ha

hecho su amigo C., engreido con su Luzan tan ziegamente qe prefiere

copiar (i con notables aumentos de grazia) los errores estanpados de êste á

creer las verdades escritas de mano de aqel. Pero conoziendo lo qe son

flaqezas humanas, se haze cargo de la predileczion i entusiástico respeto de

C. á todo lo qe está en letra de molde, i así no estraña qe se deje persuadir

más de los errores de estanpa qe de las verdades de pluma. Eso va en

encarnaduras.- Volvamos á nuestro pleito.

Pues el gran obize para negar-se el liz. C. á confesar qe los asonantes

fueron conozidos en el siglo XV, estaba en qe las obras de Enzina qe se le

zitaban en contra, no estaban inpresas en el siglo XV.- Ergo… pille-te:

“Pille-te, Martin; pesqé-te.”-

Eso quisiera para reirse; pero no se verá en ese espejo. Ahora sale su

contrario por otro rejistro. No, señor (dize): “Ni aunqe (fatal es nuestro liz.

en sus aunqes, como otros conpañeros lo suelen ser en sus i-porqes) “ni

aunqe la poética de Enzina se hubiese publicado en el año de 1497”, “mi

opinion qedaba destruida sinó zensurándo-la con todo rigor; pues”

(“¡Atenzion, noble auditorio!)

2, ó 3 años de aqel siglo, los últimos de él, deben considerarse como

introduczion á los suzesos del siglo XVI.”

Esta sí qe es bala roja! – Qitarse los años de la edad ya es treta

antigua de la coqeterïa elevada à proverbio en aqel adajio galante de qe en

Page 27: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

27

las damas los años en llegando á 2 con 0, son de zera. Así se remozan las

Qintañonas echando jareta á su edad. Pero remozar los siglos, la invenzion

de los siglos elásticos

(“¡Oh invenzione prelibata!)

êsta estaba predestinada para solo el caletre del inmortal liz. Capazos

Capuzado i otras yerbas.”

La gran osadïa es propia de los grandes injenios. Si hasta aqí se han

tenido al par de dogmáticas las verdades matemáticas, como emanazion

pura de la Eterna sabidurïa, êsa fue cobardïa de espíritus pusilánimes: pero

ya en el día tenemos qien juegue al qita i pon con la tabla de contar

haziendo pasa-pasa á los años de los siglos, i á los siglos de los siglos.

El inventor debe pedir una patente; i los años i los siglos qe rebaje se

deben llamar de patente: i por mia la cuenta si no se haze de oro con solas

las damas Saras i los millonarios Matusalenes. El mundo todo, hasta el

mundo mismo, va á ganar en manos de nuestro gran C.; porqe tal cual está

de viejo i cascado este pícaro mundo, en tomándo-le qe le tome nuestro

honbre por su cuenta, á dos menëos qe le dé, corte de aqí, zerzene de allí,

nos le va á dejar como nuevo.- ¡O mundo, mundo, i como te tundo! Ahora

sí qe tendrémos mundo nuevo i nuevo mundo i todo, ¡mal año para Colon,

Américo Vespuchi, Fontenelle i toda la demas jentezuela de toti-li-mundi!!

Pero mi gozo en el pozo. Mucho me temo qe al llegar á la prueba de

estos siglos de patente de nuestro español Casca-siglos demos con los

huevos en la ceniza, como suzedió con los huevos del silojismo del escolar

de Salamanca. I va de cuento. – Era-se un estudiante sumulista qe, despues

de un año de lójica, en aqellos siglos dichosos en qe la lójica se llamaba

súmulas, acabado el curso, volvia a pasar la veranada en casa de sus padres.

Su padre, buen labrador, liso, llano i abonado, qeriendo saber si Salamanca

habia entrado en su hijo, como su hijo en Salamanca, le preguntó qé habia

estudiado? Lójica, padre.- I ¿para qé sirve eso, hijo?- Padre, para hazer

silojismos.- I esto para qe es bueno? Diré a V. padre (respondió el hijo): los

silojismos sirven, como v. g. (estaban sentados á la mesa donde acababan

de servir un par de huevos) ve V. estos dos huevos? Pues con un silojismo

vôi yo á hazer con estos 2 huevos 3.- Eso no es malo para la casa. Mira

mujer, lo qe sabe tu hijo! – continuó el hijo, i silojizó sobre los huevos en

esta forma: Aqí hai dos huevos.- Es verdad.- Donde hai 2 hai 1. Zierto.- 1 i

2 son 3: ergo aqí hai 3 huevos.- Enhorabuena, (dijo el padre con

Page 28: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

28

socarronerïa, echando mano á sus huevos) pues mira, hijo, este huevo es

para tu madre; estôtro para mí; i tú te comes el huevo del silojismo.

Nosotros así deseamos á nuestro liz. por su invenzion muchos i

largos años de zelebridad de las zerzenaduras de los siglos qe tome por su

cuenta: i dejando-nos de cuentos, vamos á dar fin á la cuestion.

No olvidemos qe êsta versa sobre si fueron ó no conozidos los

asonantes en el siglo XV: hemos demostrado con documentos

irrefragables, qe sí lo fueron, porqe en el siglo XV se escribió e inprimió el

Arte de trovar de J. de la Enzina, de qe copiamos varios pasajes donde se

esplica qé es asonante. Hemos puesto de bulto ademas los nuevos i torpes

errores qe el liz. C. comete en su contestazion. ¶ Ergo… nuevo capuz, ó

capuz 2.º al liz. Capazos: ergo tenemos ya al liz. C. de capuz i sobre-capuz,

qe vale tanto como con bonete i borla de Capuzado ¡Recapuzado –Qe le

sea mil vezes enhorabuena; i lo deseche con una de terziopelo!

¿Qé le resta ya á nuestro liz. Recapuzado, sinó retractarse

sinzeramente de sus errores? Retrácte-se pues, i no se nos venga con

recancarillas de poner i qitar años á los siglos: un siglo son zien años, ni

mas ni ménos, cuenta redonda. No qiera acá ahora enbaucarnos con el

tranpantojo de qe los 2 ú 3 años últimos del siglo XV se deben considerar

como prinzipios de XVI: con eso allá á los páparos qe comulgan con ruedas

de molino: qe el liz. Gallador es mui estrecho de tragaderas, i al fin-fin

retorziendo el argumento le podrá contestar qe si los últimos años del siglo

XV se deben contar como prinzipios del XVI, tanbien los primeros del XVI

se deberán contar como fines del XV: hé-te-me entónzes á nuestro liz. con

los huevos de su silojismo hechos tortilla sobre su huera chola.

Retrácte-se repito, retrácte-se nuestro buen liz., i no sea terco; mire

qe se lo aconseja qien bien le qiere, i contenple qe no puede pasar por otro

término qe le esté bien a su honra. Porqe, una de dos: o retractar-se, ó no

tener razón: de aqí no hai escape; pues lo qe es tener razon i no retractar-se

en la cuestion presente son dos cosas qe no pueden ser, i tan no pueden ser

como símul-et-una soplar i sorver. De sabio es mudar consejo: yo bien

creo qe los sabios de la escuela de qe nuestro estoico se ha borlado, segun

él dize en su sabio introito, no se retractan jamas: pero ¿hai mas qe dejar la

borla de estoico? Yo á trueqe de tener razon aseguro á fe mia qe renunzio á

todas las borlas i muzetas de este mundo. Al cabo el señor liz. C.

Recapuzado, renunziando á esa borla, no se qeda ningun pelon: porqe en

Page 29: La polémica entre Gallardo y Cavaleri-PazosSobre el asonante

29

todo caso liz. me llamo, cuyo grado sienpre le ha de dar mas honra i

provecho qe el título mondo i lirondo de filósofo de piedra.

Sobre-todo tanbien ¿retractar-se qé es? La retractazion de un error es

el codizilo de la razon, es la última i única valedera voluntad (digamos-lo

así) del entendimiento: i, bien por mal, sienpre vale más tener razon, qe no

haberla tenido. ¿De qé se trata en suma? De una cuestion de chirinola.

¿Qién qita qe uno sea un gran abogado, i aun (mas diré, i no puedo dezir

mas) qe un honbre sea un gran “profesor de la verdadera doctrina moral”, i

no sepa qe los asonantes fueron conozidos por su nonbre en el siglo XV?

Ahí está, sinó, en los Eliseos Epicteto con su candil i su pata galana, allí

está M. Aurelio mismo con su corona i zetro; i lo qe es mas i mejor, ahí

están mascando gloria en el Enpireo mil i mil santos qe se fueron al zielo

vestidos i calzados sin entender una palabra de asonantes. Esto es lo qe

inporta, señor liz.; i crea V. qe todo lo demas es viento, humo i vanidad de

vanidades; porqe según dize no sé si el “Espejo de cristal fino i Antorcha

qe aviva el alma”:

“Porqe al fin de la jornada

aqel qe se salva sabe;

qe el que nó, no sabe nada.” –

Cadiz 1.º de abril de 1824.- Gallador.

P.S. El liz. G. se limita por ahora á la via de la persuasion amistosa,

remitiendo á mejor tienpo el entablar su demanda ante el tribunal de Apolo;

hecho cargo de qe en este juzgado no se admitirá ninguna instanzia de Ca-

pázos sin qe lleve ântes el V. B. de Esculapio, qe no se podrá espedir hasta

qe llegue una remesa qe se está esperando de eléboro de los Antíziras.