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La novela española.

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  • Nabokov: "La literatura nonaci el da en que un chicolleg corriendo del valleneandertal gritando 'el lobo, ellobo', con un enorme lobo grispisndole los talones; naci elda en que el chico lleggritando 'el lobo, el lobo', sinque le persiguiera ningn

    SECCIONES EDICIN IMPRESA

    REPORTAJE:LIBROS | DEBATE

    La novela, en el siglo XXI, goza de buena saludLa literatura supera lo trivial al aportar conocimiento, emocin, placer y una nuevamirada al mundo. Los nuevos medios conviven con ella.

    Vicente Verd public el pasado 17 de noviembre en Babelia el artculo Reglas para lasupervivencia de la novela, en el que afirmaba: "En la narracin es torpe seguir como si noexistiera publicidad, correo electrnico, chats, cine, YouTube, MySpace o la blogosfera".Estos dos artculos responden a su Declogo

    El artculo de Vicente Verd Reglas para la supervivencia de la novela acerca de lavirtualidad que, en este comienzo de siglo marcado por los nuevos horizontes queofrecen las tecnologas de la informacin, tiene la novela como gnero literariosustentado en la ficcin, en la "historia", suscita algunas reflexiones de largo alcance.

    Estamos ante la decadencia de la novela y, ms all, del arte narrativo? Ofrece lavida tantas posibilidades de experiencia al ciudadano medio que convierte en intil lalectura de ficcin? Las nuevas tecnologas aplicadas a la comunicacin escrita -internet, el correo electrnico, la telefona mvil- reducen el campo de la novela tal ycomo la hemos entendido histricamente? Pierde todo sentido contar una "historia"mediante la novela cuando hay otros medios con capacidad para hacerlo coneficacia como el cine o la televisin? La "historia", el argumento, han de sertransferidos al guin cinematogrfico, o televisivo, abandonando el campo de lanovela? A estas y otras preguntas, acaso no muy diferentes a las que se formularonno pocos escritores en los aos veinte y treinta con la irrupcin del cine y con laaparicin de las vanguardias literarias, o a finales de los cincuenta con la crisis de la"historia" en la novela, el auge del experimentalismo que represent el nouveau romany la generalizacin del medio televisivo, intenta dar respuesta Verd con unaconclusin, a mi juicio, cuanto menos discutible.

    Podemos convenir que los ltimospremios literarios (Verd cita slo elHerralde) han premiado a novelas de laperiferia del sistema (Latinoamrica yotras zonas del mundo), donde todavapervive la novela convencional. Tambinque en el resto de los premios se hangalardonado obras de autoresespaoles que responden al "moldetradicional". Segn Verd, estas ltimas

    ARCHIVO - EDICIN IMPRESA SECCIONES

    MANUEL RICO8 MAR 2008

  • lobo" seran productos que ya no se cultivancon la debida dignidad por habercaducado mucho antes de iniciarse el

    siglo XXI. A partir de esa lgica, incurrira en torpeza o en falta de sentido histricoquien opta por seguir escribiendo novela como si "no existiera publicidad, correoelectrnico, chats, cine, YouTube, MySpace o blogosfera". Se tratara, por tanto, deexcluir historia y argumento del arte narrativo, de la literatura, y situarlos slo en elmbito del cine, del telefilme, de otros productos audiovisuales que buscan elentretenimiento a travs del guin.

    No parece, sin embargo, que ese diagnstico sea acertado. Premios literarios anovelas escritas con poca dignidad se han dado a lo largo de toda la historia de lospremios de novela (no hay ms que repasar la nmina de obras galardonadas enalgunos de los ms sonados para darse cuenta de ello) y carece de rigor identificar"novela con historia" con mero cauce para el entretenimiento. Entre otras razonesporque, siempre, todo arte literario, incluso el ms alejado del argumento como lapoesa, ha tenido una vertiente nada desdeable en el entretenimiento, en labsqueda del placer del lector, en la posibilidad de invitarlo a vivir otros mundos y agozar de la experiencia lectora.

    Cierto que las mesas de novedades de las libreras viven, desde hace algunos aos,una invasin de ttulos basados en intrigas vaticanas, en argumentos situados entiempos remotos, de productos de encargo cuya nica finalidad es entretenermediante trucos y apelaciones a misterios supuestamente no revelados. Pero tancierto como eso es que la pujanza de otra narrativa, transmisora de conocimientosobre la condicin humana, impulsora de reflexin sobre la Historia y sobre losazares del presente, profundamente vinculada a la tradicin literaria, tambin conhistoria y con argumento, cosecha altos niveles de aceptacin entre los lectores detodas las clases y sensibilidades, desde el pblico joven y universitario, frecuentadordel chat y de internet, hasta los pblicos ms exigentes y cultivados pasando por loque entendemos convencionalmente como lector medio -seguramente, muy pocosde los "lectores melanclicos que transpiran alcanfor" a los que alude Verd-. PaulAuster o Richard Ford, Julian Barnes o William Boyd, Sndor Mrai o Imre Kertsz,Irene Nmirovski o Niall Williams, Jonathan Littell -su voluminosa novela Lasbenvolas es, formalmente, tan convencional como cualquiera de las de los autoreshasta aqu citados- son, entre otros muchos autores que cultivan una narrativa quedescansa en una historia, narradores con un pblico vasto que no buscan en susobras entretenimiento (aunque su lectura lo conlleve), sino lo que siempre haofrecido la literatura: una forma de entender la relacin del ser humano con elmundo, con los otros, con la propia existencia, con las incertidumbres que le acechanen su vida cotidiana.

    Discrepo, por ello, con Verd respecto a que la ficcin literaria, en este comienzo delsiglo XXI, debe considerarse superada. A lo largo del siglo XX no han sido pocos lospeligros que han planeado sobre la virtualidad de la novela como recipiente dehistorias: el cine, la radio con sus seriales (seguidos en algunas etapas del siglo porcolectivos amplsimos de oyentes), la televisin como impulsora de historias propiasy como soporte del cine y del teatro, el cmic, el tebeo... Es decir, las bases tcnicasque podan poner en crisis la capacidad de la novela como aparato de lenguaje con

  • capacidad para albergar una historia ya estaban, hace casi medio siglo, dadas. Sinembargo, la novela (o, por ser ms estrictos, la narrativa entendida en sentido amplio)sigui gozando de una enorme vitalidad: tanto en nuestro pas como en aquellospases, ms modernos y avanzados, con democracias consolidadas desde hacamuchos aos, en los que se desarroll como un gnero prestigiado por los nuevoscolectivos de lectores engendrados por la burguesa primero y por la universalizacinde la educacin despus. Eso ha ocurrido porque nunca la novela (ni siquiera labuena novela negra), desde su aparicin como gnero literario, ha sido solamentehistoria, relato de acontecimientos. Ha sido "historia" ms lenguaje, literatura a fin decuentas. Es decir: un artefacto distinto a cualquier otro, un hbrido en el que siempre(no slo en el siglo XX) han confluido elementos de otros gneros: ensayo, poesa,periodismo, teatro, documento, filosofa, meditacin.

    En toda poca -no slo en la actual- ha habido malas novelas, textos reducidos a laredaccin de una peripecia con crimen e intriga incorporados, del mismo modo queha habido malas pelculas o cmics nefastos, poesa ripiosa y periodismo amarillo.Chandler, Hammett, Simenon construyeron casi todas sus novelas a partir de uno ovarios crmenes y desarrollaron sus respectivas tramas con la tensin inherente alproceso de descubrimiento del asesino. Todos ellos escribieron alguna que otra obramaestra que, leda hoy, mantiene todo el vigor originario, toda la frescura delmomento en que fue escrita. Porque, gracias a la combinacin de estructura,argumento y lenguaje sus autores lograron construir un artefacto literario, unamateria autnoma y viva slo sustentada en el lenguaje y su poder irreemplazable.

    Ms de medio siglo despus de su publicacin, El guardin entre el centeno mantieneviva su capacidad de concitar la reflexin y el gozo literario en las nuevasgeneraciones de lectores. De un modo parecido podramos referirnos a Santuario, deFaulkner; a Crnica de una muerte anunciada, de Garca Mrquez, y a un nmeroincalculable de esplndidas obras narrativas escritas despus del Quijote. De muchasde ellas ha habido versiones cinematogrficas, series televisivas y radionovelas,versiones infantiles o para jvenes, traslaciones a soportes como el cmic, eltelefilme o los dibujos animados. Sin embargo, ninguna de esas versiones ha podidosustituir a las piezas narrativas originales. Esa realidad pone en precario laafirmacin de Verd en el sentido de que las "historias" las cuenta mucho mejor elvdeo, el telefilme, el cine. Novela y cine, incluso cuando aqulla cuenta una historia,son territorios radicalmente distintos. Nunca una novela podr ser sustituida por unapelcula salvo que quien lo decida quiera, al tiempo, amputar una parte importante delas posibilidades de gozo artstico, de meditacin, de ejercicio de la memoria, dereflexin crtica que ofrece la historia contada mediante el lenguaje. Cada palabra esun universo de significados, un recipiente de experiencia individual y colectiva, deevocaciones, de sutilezas emocionales y psicolgicas. Puede una imagen sustituirla capacidad metafrica de las palabras, las mltiples lecturas que stas ofrecen, lasposibilidades de recreacin ntima que en el lector generan?

    Parece plausible pensar en un futuro en que la novela literaria (de calidad, paraentendernos) conviva con internet y con los nuevos medios, tambin con el cine y latelevisin. De hecho, lo est haciendo ya. Dira ms: convivirn novelas en las quetenga un peso esencial la historia con aquellas otras que ensayen nuevos lenguajes,que carezcan de argumento y de estructura, que se nutran de tcnicas importadas de

  • otros gneros y de otras reas de la comunicacin. Acaso no ocurra algo parecidocuando convivan Rayuela y Cien aos de soledad, o La celosa, de Robbe-Grillet, y Lapeste, de Camus? Cmo explicar, entonces, la simultaneidad, con parecidos nivelesde calidad literaria, de Carver, el cuentista directo y escptico, crtico de la eraReagan, y Pynchon, el narrador de la quiebra de la estructura narrativa que ya en losaos sesenta calific una de sus novelas, La subasta del lote 49, de "tecnoficcin"?Qu fueron El hombre sin atributos, de Musil, o Ulises, de Joyce, sino intentos detrasladar a la narrativa componentes propios de otras artes y disciplinas convirtiendola novela en un espacio mestizo que conviva con obras directas, casi historias enesqueleto, como las de Hemingway?

    Todas esas experiencias son arte, literatura. Como lo son hoy todas aquellas novelasque, tengan o no historia, se sustenten en una opcin narrativa tradicional o lo haganen un molde vanguardista, experimental, basado en la bsqueda de la bellezaesttica, descansan sobre un uso del lenguaje revelador, capaz de aportarnosconocimiento, incertidumbre, emocin, placer, empata con otras vidas y otrosmundos. El propio Verd, seguramente sin pretenderlo, define lo que creo debe de serla novela contempornea intentando descalificar lo que llama novela tradicional.Afirma: "Cualquier obra literaria actual debe insistir ms que nunca en la categora desu escritura. Es decir, en su habilidad para hacerse indispensable como medio deconocimiento y comunicacin peculiar". En efecto: as debe ser. As ha sidohistricamente. Y as ser. Pero incluso en la era de internet, de la blogosfera y de lainteractividad, la escritura, la narrativa como gnero literario, se sustentar en una"historia". El autor, al escribirla, incorporar todos los ingredientes que considereoportunos, sean novedosos o tradicionales. Y lo que dar una dimensin superadorade lo trivial a la obra no ser la presencia o la ausencia del elemento "historia"(tampoco la persona desde la que hable el narrador) sino la originalidad, el acierto, lacapacidad de dotar al lenguaje de nuevos significados, de transmitir conocimientosobre la vida interior y exterior del lector, de aportar una nueva mirada sobre elmundo. Creo que todos los libros citados en el presente artculo cuentan con talesatributos. Y, curiosamente, en casi todos ellos se cuenta una historia. De un modopeculiar, irrepetible, y con unos efectos que el soporte audiovisual nunca nosofrecer. Es decir: la novela sigue vigente se base o no en una "historia". Entre otrasrazones, porque es un artificio construido con lenguaje que vive y cobra sentido en elterritorio del lenguaje escrito y en ningn otro.

    Nabokov, a mediados de la dcada de los cincuenta del pasado siglo, escribi: "Laliteratura no naci el da en que un chico lleg corriendo del valle neandertal gritando'el lobo, el lobo', con un enorme lobo gris pisndole los talones; la literatura naci elda en que el chico lleg gritando 'el lobo, el lobo', sin que le persiguiera ningn lobo".En esa frase se resume la magia, el poder seductor de la ficcin literaria. Una fraseque, hoy, casi al final de la primera dcada del siglo XXI, permanece vigente.

    Manuel Rico (Madrid, 1952) es novelista y poeta. Sus ltimos libros son Trenes en la niebla (Espasa) yMonlogo del entreacto (Hiperin).

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