la misericordia y las parábolas - ebam.org 96 nov 2015.pdf · son ochos las parábolas donde...

4
Boletín informativo Noviembre 2015 | Número 96 E sta declaración es una de las afirmaciones más atrevidas de Jesús. Que Dios era un Padre misericordioso era algo sabido por el pueblo hebreo; pero es un problema el pensar que los seres humanos pueden ser misericordiosos como Él. ¿Alguna vez se podrá ser misericordiosos como nuestro Padre? ¿Y por qué razón deberíamos serlo como El? El “Evangelio de la misericordia”, como se ha llamado al libro de Lucas, narra la vida de Jesús escogiendo la misericordia como principal hilo conductor. Antes de hablar, Jesús ya hizo sentir y ver la misericordia. Uno de sus primeros milagros es para un PASTORALBÍBLICA leproso, por quien “sintió compasión, extendió la mano y lo tocó” (Mc 1,41). Jesús no tiene miedo de infectarse. El grito del ciego de Jericó es más potente que quienes pretenden callarlo: “¡Jesús, hijo de David, ten piedad de mí!(Lc 18,38). Sus encuentros con los enfermos y los pecadores están llenos de misericordia. Por compasión, libra a una prostituta condenada a la lapidación (Jn 8,11). La manera en que se deja tocar por una pecadora repugna a Simón, el fariseo (Lc 7, 36-50). Jesús no habla de la misericordia en abstracto y más que definirla la cuenta en parábolas. PASTORAL BÍBLICA “Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso” Lc 6,36 la misericordia y las parábolas

Upload: duongnhi

Post on 06-Mar-2018

221 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: la misericordia y las parábolas - ebam.org 96 NOV 2015.pdf · Son ochos las parábolas donde Jesús, desde diversos ángulos, habla de la misericordia en el ... tratado como un asalariado,

Boletín informativo Noviembre 2015 | Número 96

Esta declaración es una de las afirmaciones más atrevidas de Jesús. Que Dios era un Padre

misericordioso era algo sabido por el pueblo hebreo; pero es un problema el pensar que los seres humanos pueden ser misericordiosos como Él. ¿Alguna vez se podrá ser misericordiosos como nuestro Padre? ¿Y por qué razón deberíamos serlo como El? El “Evangelio de la misericordia”, como se ha llamado al libro de Lucas, narra la vida de Jesús escogiendo la misericordia como principal hilo conductor.

Antes de hablar, Jesús ya hizo sentir y ver la misericordia. Uno de sus primeros milagros es para un

PASTORAL�BÍBLICA

leproso, por quien “sintió compasión, extendió la mano y lo tocó” (Mc 1,41). Jesús no tiene miedo de infectarse. El grito del ciego de Jericó es más potente que quienes pretenden callarlo: “¡Jesús, hijo de David, ten piedad de mí!” (Lc 18,38).

Sus encuentros con los enfermos y los pecadores están llenos de misericordia. Por compasión, libra a una prostituta condenada a la lapidación (Jn 8,11). La manera en que se deja tocar por una pecadora repugna a Simón, el fariseo (Lc 7, 36-50). Jesús no habla de la misericordia en abstracto y más que definirla la cuenta en parábolas.

PASTORALBÍBLICA

“Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso” Lc 6,36

����� la misericordiay las parábolas

Page 2: la misericordia y las parábolas - ebam.org 96 NOV 2015.pdf · Son ochos las parábolas donde Jesús, desde diversos ángulos, habla de la misericordia en el ... tratado como un asalariado,

Para quien está familiarizado con la Biblia, “las parábolas de la misericordia” se remiten a tres relatos en el Evangelio de Lucas 15, 1-32: la oveja perdida, la moneda encontrada, y el hijo recuperado. En realidad la misericordia también se muestra en otras parábolas de Jesús: los dos deudores y su acreedor (7, 41-43), el buen Samaritano (10, 29-37), el rico y el pobre Lázaro (16, 19-31), el juez injusto y la viuda insistente (18, 2-8), el fariseo y el publicano en el templo (18, 10-14).

Son ochos las parábolas donde Jesús, desde diversos ángulos, habla de la misericordia en el tercer Evangelio. Siete de ellas son narradas durante el viaje de Jesús hacia Jerusalén (9, 51-19, 46). Sólo la breve parábola sobre los deudores y su acreedor (7, 41-43), es narrada durante su predicación en Galilea. Esto se debe a que en Lucas el gran viaje es más interior que exterior. Esto nos obliga a reflexionar profundamente sobre la misericordia. La misericordia no es una virtud natural, no depende del carácter de cada quien: no es que quien es más bueno, es más misericordioso que los demás.

Se trata sobre todo de una disposición interior que madura estando cerca de Jesús: ¡la misericordia se aprende al seguirlo! Naturalmente no todas las parábolas de Jesús hablan de la misericordia, ni ésta es comunicada sólo con las parábolas, por eso las parábolas de la misericordia ameritan una reflexión aparte: la exhortación a ser misericordiosos como el Padre es misericordioso, es la llave de acceso.

¿Por qué hablar de la misericordia en parábolas y no mediante otros instrumentos de comunicación? ¿Y por qué tantas parábolas sobre la misericordia? ¿No basta con la parábola del hijo pródigo o, como se prefiere llamarla hoy, “del padre misericordioso”? Al elogio de la caridad y

de la sabiduría se podía añadir el de la misericordia. Para comprenderlo bien, es necesario ser misericordiosos como (y de la manera en que) lo es el Padre; es imposible hablar de la misericordia separándola de las personas que la viven o la ignoran. Si Jesús prefirió narrar a definir la misericordia, tendría sus razones, las cuales tratamos de esclarecer.

Las parábolas de Jesús, incluidas las de la misericordia, están apegadas a la vida y la interpretan. Sería equivocado pensar que luego de haber leído una de las parábolas es necesario interpretarla. Al contrario, ¡se necesita que las

parábolas interpreten la vida de cada uno y la cuestionen!

La parábola de los dos deudores y su acreedor (7, 41-43) surgió en una situación embarazosa en casa de Simón, el fariseo: Jesús se dejaba lavar y besar los pies por una pecadora. La parábola ilustra que el deudor al cual se le perdonó la mayor deuda de dinero está más agradecido con su acreedor, que el otro, a quien se le condonó una cantidad menor. No es que Jesús perdonara los

pecados de la mujer por lavarle los pies, sino que ella se los lava por haberla perdonado.

Las tres parábolas de la misericordia por excelencia (15, 1-32), parten del hecho que Jesús come con pecadores y de esta manera lo definen y lo imponen como un serio cuestionamiento a quienes lo critican: la presunción de que se es exaltados ante Dios porque así son tratados en el mundo (16, 15), contrasta con la perspectiva de la parábola del rico y Lázaro el pobre; la parábola del juez y la viuda insistente (18, 2-8) explica la importancia de la oración, es decir, si se es constante se puede cambiar incluso el corazón de Dios; la parábola del fariseo y el cobrador de impuestos en el templo (18, 10-14) nace de la presencia de algunos que desprecian a los otros para engrandecerse.

PARÁBOLAS DE LA MISERICORDIA

EL ESPEJO DE LA VIDA

¿POR QUÉ EN PARÁBOLAS?

Page 3: la misericordia y las parábolas - ebam.org 96 NOV 2015.pdf · Son ochos las parábolas donde Jesús, desde diversos ángulos, habla de la misericordia en el ... tratado como un asalariado,

En las parábolas de Jesús se refleja la vida real: la de su relación con Dios y con los pecadores. Por esto los personajes de las parábolas son anónimos y los ambientes en que se mueven están desenfocados. Cualquier oyente está involucrado en las parábolas de Jesús y en ellas se refleja una verdad clarísima, imponiéndole el repensarse a sí mismo en las relaciones que lleva cada día.

Si la realidad de la vida desborda de las parábolas de Jesús, todas las de la misericordia son narradas de acuerdo a una relación triangular, que convenientemente podemos llamar como “él, yo y el otro”.

En las escenas tenemos a dos deudores y un acreedor; un sacerdote, un levita y un Samaritano; el pastor y cien ovejas, una de las cuales se perdió y es encontrada; una ama de casa con diez dracmas, una de las cuales se perdió y fue recuperada; un Padre con dos hijos, uno muerto y vuelto a la vida; un rico anónimo, Lázaro y Abraham; un juez injusto, Dios y una viuda; un fariseo, un cobrador de impuestos y Dios en el templo.

Como en los evangelios se encuentran también parábolas que insisten sobre un elemento único, como la del grano de mostaza que crece solo (13, 18-19), o en dos protagonistas, como en la de masa y la levadura (13, 20-21), el triángulo de relaciones en las parábolas de la misericordia es a propósito. El esquema nos presenta un contenido que no se puede menospreciar: la misericordia de Dios siempre está referida a una persona humana y nunca se da por sí misma, ni siquiera en la relación entre Dios y yo. “Sean misericordiosos como (y en la manera en que) su Padre es misericordioso” (6, 36), es el centro de la misericordia en las parábolas.

Las parábolas de la misericordia no dejan nada por descontado, acentuadas por el trastorno de la situación que presentan. Someten a los oyentes a un estado de desconcierto, porque se resuelven por un camino totalmente diverso al esperado.

Frente a la pregunta de Jesús, de que cuál de los dos deudores amará más al acreedor, Simón responde: “Supongo que aquel al que se le perdonó más” (7, 43), y así justifica, sin quererlo, a la pecadora que estaba enjugando los pies de Jesús. Sobre la pregunta de quién podría ser el prójimo a amar que lleva a la parábola del buen Samaritano

(10, 29), el resultado obliga al doctor de la Ley a hacerse prójimo de cualquiera (10, 36), imitando a quien ha tenido compasión del moribundo. Contrariamente a la lógica común, se deja a las noventa y nueve ovejas en el desierto para buscar a la perdida, arriesgando el quedarse como pastor sin rebaño (15, 4-7). La parábola del padre misericordioso estremece porque desbarata la situación de los hijos: al menor, que pide ser tratado como un asalariado, el padre le restituye su dignidad de hijo; y frente al mayor, que desprecia al menor con su constante “ese hijo tuyo” (15, 30), le responde invirtiendo las relaciones: “Este hermano tuyo” (15, 32). Es angustiosa la separación entre el rico y Lázaro: el primero gozó sus bienes en vida; el segundo es consolado en la eternidad (16, 25). Si un juez injusto escucha los reclamos de una viuda luego de un tiempo, Dios escucha de inmediato los de sus elegidos (18, 7). El giro que se verifica al respecto del fariseo y el publicano en el templo es inconcebible: el primero reza mucho, recordando sus buenas obras, pero no sale justificado; el segundo se reconoce pecador y regresa a su casa justificado, sin haber cumplido ningún sacrificio de expiación (18, 14).

¡Todo está de cabeza! Las parábolas de la misericordia cimbran a los oyentes, porque el actuar de Dios que se transparenta en ellas, sacude cualquier certeza forjada y obliga a revisar la propia manera de pensar a Dios y de considerar a Jesús.

La misericordia es una cuestión del corazón, pero no debe ser confundida con el sentimentalismo. Para la Biblia el corazón es la sede del pensamiento, de las decisiones más íntimas; por eso “tener compasión” o misericordia equivale al movimiento interior de las vísceras, que desde el interior se dirige al otro. Si excluimos las parábolas más breves, como la de los deudores, la oveja y la dracma perdidas, en las parábolas más estructuradas el punto de cambio radica en el corazón humano.

La compasión por un moribundo que no tienen ni el sacerdote ni el levita, se encuentra en un Samaritano: “Se le acercó y al verlo sintió compasión” (10, 33). Aunque el hijo menor es movido por el hambre, si no hubiera entrado en sí mismo no habría tomado el camino de regreso a

ÉL, YO Y EL OTRO

EL INVOLUCRAMIENTO

LA MISERICORDIA, DESDE LA MIRADA INTERIOR

Page 4: la misericordia y las parábolas - ebam.org 96 NOV 2015.pdf · Son ochos las parábolas donde Jesús, desde diversos ángulos, habla de la misericordia en el ... tratado como un asalariado,

casa. Sólo cuando el juez injusto habla consigo mismo, decide hacer justicia a la viuda (18, 4). La oración arrogante del fariseo contrasta con esa íntima del cobrador de impuestos: “Oh Dios, perdóname, soy un pecador” (18, 13).

La belleza de las parábolas de la misericordia se decide en un corazón humano desnudo: se revela a partir del grado de compasión que demuestra hacia el prójimo. Estamos ante una misericordia alejada del confort, y con la ventaja de que genera y mide la pasión entre los seres humanos con la de Dios. Donde falta la disponibilidad a mirarse dentro, no hay misericordia; sólo queda la ostentación de un hombre rico vestido de púrpura y lino costosísimo, pero incapaz de mirar al pobre Lázaro, abandonado afuera del portón de su casa (16, 19).

La misericordia de Dios es para todos y para unas personas bien determinadas. Los destinatarios de las parábolas son de dos tipos: los internos y los externos —quienes las escuchan.

Los dos deudores, agraciados por su acreedor, implican a Jesús, a Simón y a la pecadora. Si al comienzo de la parábola del buen Samaritano, el moribundo es el destinatario de la compasión, al final de ella lo es el Samaritano mismo; por eso el doctor de la Ley es exhortado a hacerse prójimo del otro. Los pecadores están en correspondencia con la oveja y la dracma recuperadas, mientras que los fariseos y los escribas parecen compartir la suerte de las noventa y nueve ovejas, dejadas en el desierto, y de las nueve dracmas aseguradas (pero

no mucho). La parábola del padre misericordioso está marcada por la compasión y la súplica que el progenitor vierte en los dos hijos; esta vez resulta difícil convencer a los escribas y fariseos, porque no están inactivos como las ovejas y las monedas. Mientras Lázaro el pobre es llevado por los ángeles al seno de Abraham, el rico no ve cumplida ninguna de sus súplicas; cuantos están apegados al dinero se ilusionan con que su complaciente estilo de vida prosiga en el más allá. Si la viuda es destinataria de una misericordia que el juez injusto decide otorgarle, cuánto más escucha Dios a sus elegidos. Es justificado un cobrador de impuestos que se reconoce pecador, y no el fariseo que se ensalza; quien se ensalza despreciando a los demás tiene mucho qué pensar ante una parábola tan deslumbrante.

La elección de los pecadores no está dictada por el populismo, ni por una revolución social, sino porque Jesús escoge a los últimos para comprometer a los primeros, de otra manera sería fácil ceder a una misericordia para pocas personas, que viaja en el tren de los méritos y no en el de la gracia.

Es impactante el puente que conecta la primera con la última parábola de la misericordia: la primera es pronunciada en casa de Simón el fariseo, mientras una pecadora lava los pies de Jesús; la última presenta a un fariseo y a un cobrador de impuestos que se reconoce pecador. Las parábolas de la misericordia no dejan comprometen a los oyentes desde su interior y los hacen participar del relato.

¿PARA QUIEN SON LAS PARÁBOLASDE LA MISERICORDIA?

VIDA” no solo el

“ QUISIERA entregarlesEVANGELIO

sino mi propia1Tes 2,8

Padre Santiago, nos sentimos honrados de celebrar la vida con el que nos orienta hacia el que ES la vida. ¡FELIZ CUMPLEAÑOS y que Dios lo bendiga!

Escuela Bíblica Arquidiocesana de Monterrey y Centro de Estudios Bíblicos Avanzados de Monterrey

“Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de tu nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones”

Jer 1,5