la jerarquÍa de la escuela shayjiyya
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Los Shayjíes son por excelencia la Escuela de la gnosis shiíe y los que resguardan el legado tradicional de los Doce Imames de la Casa Profética.TRANSCRIPT
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LA JERARQUÍA DE LA ESCUELA SHAYJIYYA
Artículo traducido y editado en Kerman por Yibril ibn al-Waqt en el año 2011
Estudiantes shayjíes alrededor de su maestro Shayj Zaynul-Abidin Jan Kirmani en Kerman.
Sobre el estudio de la Escuela Shayjî es quizás una de las tentativas de acercarse
directamente a su desarrollo. La Escuela debe su nombre y origen a su fundador, Shayj
Ahmad al-Ahsâ'î, que representa un poderoso impulso para la gnosis shiíe primitiva y para
las enseñanzas contenidas en las tradiciones que se remontan a los Imames infalibles de
Ahlul-Bayt. Acontecimiento sintomático, acaecido en Irán a finales del siglo XVIII, tras el
período de disturbios que siguió al hundimiento de la dinastía safaví. De hecho, según el
uso de la palabra generalizada en Irán e Iraq, se discutirá a la Escuela Shayjî, como la
designación que fue la causa en razón de su fundador como el shayj por excelencia. Pero lo
cierto es que el Shayj Ahmad jamás propuso ser el «fundador» de una escuela distinta. Su
único propósito era la estricta fidelidad y la de revivir la enseñanza teosófica íntegra de los
Imames del shiísmo imamî. Había profundizado esta enseñanza con la meditación personal
de toda una vida; su garantía era su experiencia interior, favorecida por conversaciones
visionarias con los Imames a quienes consideraban sus únicos maestros. Este imamismo
íntegro chocó con una incomprensión tenaz, cuya historia no es especialmente edificante. No
podemos sino decir que tiene el alcance de una reforma metafísica, orientada hacia algo
enteramente distinto de la «conservación» de los dogmas definidos racionalmente, de la
autoridad literal, y del formalismo puritano. Esta idea es a la vez una doctrina y una forma
de espiritualidad que en su mutua dependencia, condiciona a un imamismo en su estado
puro e integral, que es la del «shiísmo perfecto» cuya acepción técnica no hace más que
calificar la etimología de la palabra shî'ah que se designa a los «seguidores de los Imames».
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La Escuela Shayjî persigue una teosofía integral, únicamente extraída de los textos
de los Imames de la familia del Profeta Muhammad (saws), y rechaza la preponderancia de
las cuestiones y consideraciones jurídicas en el shiísmo, pero esta intención no puede ser
fácilmente comprendida y asimilada por todos los muŷtahids (eruditos literalistas) del
sistema imperante usûlî, porque ellos propusieron dogmatizar racionalmente las cuestiones
de fiqh y entonces la forma de su espíritu no es capaz de concebir y asir esta teosofía,
convocando la alarma sobre ello. Los postulados de la Escuela Shayjî se entrecruzan en
efecto con las áreas de los teósofos de la escuela de Mullâ Sadrâ, de Ibn Sînâ y de al-
Suhravardî, pero las fuentes siguen siendo los mismos textos de los Imames, y el proceso
del pensamiento es mucho más hermenéutico que dialéctico. La misma distancia se
encuentra en la separación con el tasawwuf (sufismo), porque la persona del murshid, shayj
o pir, tal cual es considerado en las tariqah del tasawwuf, aparece ante los shayjîs como el
usurpador de la suplencia del Imam oculto, incompatible con la idea y los tiempos de la
ocultación del Imam al-Mahdî. El piadoso y devoto shiíe no puede tener más que un solo
shayj que es el propio Imam, como el guía personal «maestro invisible, pero presente en el
corazón». Este tipo de doctrina y de espiritualidad es muy característica, donde se puede
encontrar rasgos comunes a los filósofos y a los sufíes, sin que la fisonomía sea la de los
unos ni la de los otros, y ello es, porque está completamente modelado sobre la enseñanza
de los Doce Imames descendientes de la familia del Profeta Muhammad.
Madrasah Shayjí «'Ilmiyya Ibrahimiyya» en Kerman (Irán)
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Para esta enseñanza, primero debemos conocer mejor los detalles y la ubicación de
ello. Sin embargo, se forma un vasto corpus incluyendo no solamente los textos que se
registran en el Bihâr al-Anwâr, la gran enciclopedia de 'Allamâh Muhammad Bâqir al-
Maylisî, sino también de aquellos textos que están dispersos en otras colecciones, que
contienen principalmente los ajbar (reportes tradicionales) donde se concibe mejor las
tendencias «gnósticas». Este corpus no es solamente la base de la interpretación esotérica
de la Revelación coránica, conforme a la enseñanza de los Imames, sino que constituye
también toda una enciclopedia del saber. Esto es a lo que se refiere toda la alusión a los
mashayij (maestros) de la Escuela Shayjî, cuando proclaman su fidelidad a la enseñanza
genuina e integral de los Imames.
Para comprender la función en el hecho religioso constituido por la conciencia shiíe,
debe ser bastante clara la estructura general del corpus y de su composición, los temas de
agrupación, sus recurrencias, las intenciones temáticas, etc. Algunos puntos de referencia
nos son proporcionados por los propios autores shiíes. Jwânsârî, por ejemplo, nos ofrece
algunos detalles en el Rawzât al-Yannât, artículo consagrado a Hâfiz Rayab al-Bursî,
distinguiéndose por el respeto y la admiración que muestra a la persona y a la obra del
Shayj Ahmad al-Ahsâ'î. Y estos puntos de referencia atestan que la Escuela Shayjî, es una
restauración y una reformación, y no es una «innovación», así la palabra «integrismo» en el
sentido descrito anteriormente, se adapta mejor, constatando un hecho y la voluntad que le
da origen, sin prejuicios dogmáticos sobre algo que fue y sigue siendo parte integrante del
shiísmo imamí. Esto es justamente lo que reivindica toda la tradición teosófica del shiísmo
desde sus más antiguos testimonios. Muchos nombres ilustres figuran en la lista, citados de
memoria por Jwânsârî como «enlaces de transmisión» de los Imames, desde los ajbâr con
un tinte particularmente «gnóstico». Pero lamentablemente los prejuicios parecen haber
desconcertado a algunos orientalistas que han llegado a dedicar un mínimo de atención a la
Escuela Shayjî, optando una serie de excusas sin haber podido prever, con la simpatía que
merece, el alto valor espiritual de los mashayij.
Mezquita Shayjí «Hasawiyya» en Basora (Iraq)
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La Doctrina de la Escuela Shayjiyya
Shayj Ahmad al-Ahsâ'î y sus sucesores han proseguido con todo rigor las
consecuencias de la teología apofática del shiísmo. La idea del ser «absoluto», no es ni
siquiera inicial, puesto que este participio pasivo, lo «absoluto», presupone una «absolución»
del ser que ponga al ser en libertad al instaurarlo no en infinitivo ser ni en participio
substantivo es, sino en imperativo esto. La cosmogonía se presenta en forma de una
adamología transcendente. La voluntad fundamental pre-eterna, a la vez sujeto y objeto,
materia, forma y finalidad de su acto auto-creador, aparece como un Adán metafísico primor-
dial y la Eva metafísica, igual a este Adán, es la puesta en libertad del ser, del ser absuelto del
no ser, del Gran Abismo. De este cenit que es el Adam al-Akbar, «nuestro padre Adán»,
surgido sin padre ni madre, es el nadir en el mundo de nuestra historia terrenal, tercer Adán de
hecho, pues entre los dos está el «segundo Adán», que es la Nûr muhammadî (luz muhamma-
dí) de las catorce entidades de luz. El sentido de los términos del hilemorfismo peripatético
está invertido; la materia es la luz, el ser mismo, el existir. La forma es la quididad, la
misericordia, la dimensión obscura que fija y delimita esta luz. Por eso la materia es el padre,
lo masculino, mientras que la forma es la madre, lo femenino, y la sûrat mithâlîya (forma
imaginal), es el principio de individuación. Así se justifica el hadîth del Imam Ya'far al-Sâdiq:
«El creyente es el hermano del creyente por su padre y por su madre. Su padre es la luz, su
madre la misericordia».
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Mediante esta misma fructificación de los hadîth de los Imames, Shayj Ahmad elaboró
la antropología característica de su escuela, que le conduce a lo que podríamos llamar una
«alquimia del cuerpo de resurrección», distinguiendo un doble cuerpo de yasad (carne),
cuerpo de carne perecedera y cuerpo de carne espiritual imperecedera, y un doble cuerpo yism
(sutil), cuerpo astral y cuerpo arquetípico original, esencial. La modalidad fisiológica del cuer-
po de resurrección, formado por el yasad B y el yism B, es paralela a la operación alquímica y
confluye aquí con las enseñanzas del esoterismo occidental. Por último, la Escuela desarrolló
una doctrina característica de la comunidad espiritual, la de los «Perfectos shiítas», a la que
sus maestros designan con el nombre de «cuarto pilar». En una palabra, no hace más que
ampliar el precepto de los Imames: Estar en comunión con todos los que son los «amigos de
Al-lâh», y romper con todos los que les son hostiles. Pero la noción de «amigos de Al-lâh»
lleva consigo la idea de una jerarquía esotérica permanente, y asimismo las condiciones que
estatuyen su existencia en el período de ocultación del Imam, que es el nuestro. La ghaybat
(ocultación) del Imam, «polo místico» del mundo, implica igualmente la ocultación del que
sería su Bâb (umbral) y por tanto la de toda la jerarquía que lleva a él. Cuando se habla de esta
jerarquía en general, o del que es su portavoz, de generación en generación, se designa a una
categoría de personas, pero no se supone en ningún caso que estas personas puedan ser
públicamente expuestas, individualmente designadas; su ocultación es necesaria; nadie puede
jactarse de poseer esta cualidad. Esas personas no son conocidas más que por el Imam, cuya
última voluntad, manifestada en su última misiva, es tal que cualquiera que dijese
públicamente haber recibido una investidura de su parte quedaría de igual modo descubierto
como impostor. No puede haber ruptura de la ghaybat antes de la parusía del Imam. Es lo que
los maestros de la Escuela Shayjí han repetido incansablemente. De ahí que todo movimiento
religioso, por interesante que sea, que provoque una ruptura de la ghaybat, rompa al mismo
tiempo con el shiísmo y por tanto no pueda apelar a su ascendencia Shayjí.
Estas líneas no son más que una alusión a las doctrinas Shayjí; sugieren que su
comprensión no está al alcance de cualquiera y que las discusiones no deberían haber salido
jamás a la calle. Las mismas objeciones se han repetido incansablemente sin que nadie haya
prestado atención a las respuestas de los shayjîs ni se haya tomado la molestia de comprender
su terminología. Algunos orientalistas, han escrito que Shayj Ahmad fue «excomulgado» por
los muŷtahid, cosa que es falsa. Ningún muŷtahid intervino en la intriga completamente
personal e ineficaz de Mullâ al-Barghânî en Qazvín, quien no tenía ningún poder para
introducir en el Islam el concepto de «excomunión». Shayj Ahmad escribió, entre otras obras,
dos grandes volúmenes de estudios sobre dos importantes obras de Mullâ Sadrâ. Sorprendido,
apenado y desarmado ante la incomprensión, pidió a uno de sus amigos, Muhammad ibn
Muqîm ibn Sharîf al-Mazandarânî, durante su segunda estancia en Isfahán, que contestara a
las críticas dirigidas contra su comentario a la Hikmat al-'Arshîya (Teosofía del trono). La
ortodoxia literal se ha mostrado sumamente inflexible sobre todos estos puntos y muchos
otros. Si observamos la penosa historia de sus debates y de sus preocupaciones, cabe
preguntarse si hizo, o era capaz de hacer, el menor esfuerzo para comprender la verdadera
situación de los problemas que se le planteaban. Los mismos hechos espirituales han
provocado siempre las mismas reacciones humanas.
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Breve biografía de los mashayij Shayjí
Shayj Ahmad al- Ahsâ'î
Shayj Ahmad al- Ahsâ'î, es la noble figura espiritual, exponente de todas esas caracte-
rísticas del «hombre de Al-lâh» que nadie le discutió jamás. Shayj Ahmad nació en 1753 de
nuestra era en al-Ahsâ, en el territorio de Bahréin. Originario de esta parte de la Arabia ribere-
ña del golfo Pérsico. Residió durante más de quince años en Irán, y sin el eco y el entusiasmo
que su persona y su enseñanza suscitaba, probablemente sin sus seguidores iraníes no hubiera
habido «shayjismo». El Shayj vivió sobre todo en Yazd, donde gozó de la amistosa protección
del gobernador Muhammad 'Alî Mîrzâ, hijo del rey Fath 'Alî Shâh. Varios viajes le hicieron
recorrer, con su familia, el territorio iraní: Teherán, donde el soberano Fath 'Alî Shâh Qâyâr,
hubiera deseado que se quedara definitivamente. Mashhad, santuario del Imam 'Alî al-Ridâ,
Isfahân, Qazvîn, Kirmânshâh, etc. Luego, el Shayj Ahmad se retiró a los lugares sagrados
shiítas de Iraq. La tradición Shayjî no le reconoce ningún maestro del que se hubiese declarado
discípulo. Parece como si no hubiera tenido otro maestro que ese maestro interior reivindicado
ya por otros espirituales, que en su caso designa expresamente, uno tras otro, a los «Catorce
Inmaculados». Sus inicios en la vida espiritual nos son conocidos por su autobiografía y sin
embargo, se conocen los nombres de algunos maestros cuyas lecciones escuchó. Tras una vida
extraordinariamente repleta y habiendo despertado el afecto de sus discípulos fervientes y
desgraciadamente también los celos demasiado humanos de algunos ulemas, el Shayj Ahmad
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murió a tres etapas de Medina, en el año 1826 de nuestra era; tenía la intención de establecerse
con su familia en La Meca. Su obra es considerable, más de 132 títulos; muchos más, en
verdad, pues algunas obras son colecciones que contienen varios tratados, y habría que añadir
también un gran número de obras perdidas. Casi todas han sido publicadas en ediciones
litográficas. Por otro lado, el Shayj Ahmad tuvo una serie de sucesores, como guías de la
Escuela Shayjî, en quienes hay que admirar tanto la nobleza de su carácter y la fuerza de su
personalidad espiritual como de su producción científica.
Sayyid Kâzim al-Rashtî
La comunidad Shayjî tuvo el privilegio de tener a la cabeza tras la muerte del Shayj
Ahmad al-Ahsâ'î, a quien fue verdaderamente su hijo espiritual, su discípulo y compañero
íntimo, Sayyid Kâzim al-Rashtî, que se convirtió en el primer sucesor y adalid de la
escuela. Los lazos espirituales e intelectuales que ligaban al Shayj Ahmad y al Sayyid
Kâzim, eran tan evidentes para los seguidores shayjîs que, sin necesidad de designación
formal, todos consideraron al Sayyid Kâzim, el único posible sucesor, reconociéndole como
el intérprete más auténtico de las doctrinas del Shayj Ahmad. Sayyid Kâzim fue un
descendiente de una noble familia de sayyids husayni de Medina, y por dos generaciones
atrás su familia se ubicó en Irán, pues su abuelo, el Sayyid Ahmad, tenía en efecto que huir
de Medina, a causa de una epidemia de peste que asolaba la ciudad, para refugiarse en
Resht, región iraní que yace al suroeste del mar Caspio. Se instaló allí y formó su
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posteridad familiar; su hijo, el Sayyid Qasim nació y se casó allí y se convirtió en uno de
los notables de Resht. Fue allí mismo que nació el Sayyid Kâzim al-Rashtî en el año de
1798 de nuestra era. Cabe señalar en particular el hecho de que fue Hadrat Fâtima al-Zahrâ,
la hija del Profeta y polo de la devoción shiíta, quien reveló en sueños al joven Sayyid
Kâzim la existencia del Shayj Ahmad al-Ahsâ'î, la calidad de su persona y finalmente el
lugar donde podía encontrarlo: Yazd, en el sudeste iraní. Sayyid Kâzim tenía entonces
quince años, por un medio o por otro y contra la voluntad de su familia, consiguió llegar a
Yazd. Sus esperanzas y sus expectativas se cumplieron «la promesa de todas las reservas de
su alma y de su corazón» para asimilar las enseñanzas del Shayj Ahmad y convertirse en su
compañero inseparable, su íntimo confidente. La relación intelectual y espiritual que el
Sayyid Kâzim mantuvo con el Shayj Ahmad, su indiscutida autoridad en cuestiones
islámicas en general y sobre los escritos y pensamientos del Shayj Ahmad en particular, así
como su piedad y fidelidad, hicieron del Sayyid la única persona intelectualmente
merecedora y capaz de asumir con su magisterio el liderazgo de la Escuela Shayjî. En 1842
de nuestra era, la población de Karbalâ provocó un motín en contra del gobierno otomano y
hubo escenas desagradables de represión, pillajes y masacres. Los santuarios y la casa del
Sayyid Kâzim sirvieron milagrosamente de refugio. Pero luego de los ataques, el Sayyid
decidió ausentarse para iniciar una prolongada peregrinación a los santuarios de Kazimayn
y después a Samarra. Pero tuvo en el momento de partir, la premonición de que estaba en
camino para su último viaje. De hecho, cuando venía de Samarra arribando a Bagdad, el
gobernador otomano, que había aplaudido la matanza y el pillaje de Karbalâ, lo invitó a
visitarlo y le prodigó todos los honores al respecto. Pero lo hizo nada menos para servirle
de beber un «maldito café». De prisa, el Sayyid fue transportado por unos amigos a
Karbalâ, donde expiró dos días después en el año de 1843 de nuestra era. El Sayyid Kâzim
al-Rashtî fue enterrado cerca al santuario de su antepasado abuelo Imam Husayn. Las obras
que dejó el Sayyid Kâzim revisten una importancia capital y considerable como las del
propio Shayj Ahmad. El catálogo menciona no menos de 176 títulos, que por desgracia un
gran número de estos tratados están irremediablemente perdidos a causa de los saqueos en
la casa del Sayyid Kâzim en Karbalâ. No obstante, los ulemas ûsûlies (fundamentalistas)
miraban a los shayjîs como un grupo frente al cual convenía tomar medidas en nombre de
la protección de la shari'ah y por ello no dudaron en saquear la biblioteca del Sayyid. Sin
embargo, no hay duda de que habían reconocido en la doctrina Shayjî una amenaza
potencial contra sus propios intereses de autoridad y de posición que bajo la representación
del Sayyid Kâzim, la Escuela Shayjî se convertiría en una fuerza activa a los ojos de la
escuela ûsûli, quienes vieron en los shayjîs, un movimiento integrista dirigido contra su
propio fundamentalismo religioso y contrario también a su propio dogma racionalista.
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Shayj Muhammad Kârim Jân al-Kirmânî
Shayj Muhammad Kârim Jân al-Kirmânî, fue el segundo sucesor del Shayj Ahmad
al-Ahsâ'î como guía de la Escuela Shayjî. Alumno y discípulo del Sayyid Kâzim al-Rashtî.
La vida del Shayj Muhammad Kârim fue breve, pero tuvo la misma disciplina y el mismo
prodigio de sus maestros. Nació en Kerman, en el año de 1809 de nuestra era, y murió en
Teh-Rûd a tres etapas de Kerman, durante una peregrinación a Karbalâ en el año de 1870
de nuestra era. Desde su adolescencia se trazó un programa de estudios dejando
prodigiosamente una obra enorme que comprende no menos de 278 títulos, en árabe y
persa, conservados en Kerman y en gran parte inéditos que abarca toda la enciclopedia del
saber, tanto el campo de la filosofía y de la teosofía shiíe, la hermenéutica espiritual del
Corán y de los hadices, como un compendio de las distintas ciencias: Medicina, física,
óptica, astronomía, teoría de la luz, de la música, de los colores, incluidas la alquimia y sus
ciencias anexas, caligrafía, poesía, gramática y respuestas a cuestiones diversas. Una gran
parte de esta inmensa obra permanece todavía inédita, se trata de una personalidad
excepcional de una fuerza extraordinaria, que abarca y supera a la vez toda la cultura
espiritual de su entorno y de su época. Dos características principales determinan el curso
de su vida. Primero, un pensamiento dominante que fue el mismo del Shayj Ahmad al-
Ahsâ'î, en la que fructifica a saber el enorme corpus del hadith y del ajbâr que se remontan
a los Imames de Ahlul-Bayt y que contiene una filosofía y una teosofía integral que abarca
todo el campo del conocimiento, de todo un saber concerniente a este mundo y a los otros
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mundos, en contraposición con los responsables de la miseria del shiísmo, es decir de todos
aquellos que utilizan el nombre para justificar los argumentos fundamentalistas de la
jurisprudencia, que son los postulados específicos de la escuela ûsûli. No obstante, el
estudio de este corpus imamí, debe consagrarse directamente sin ninguna autoridad
intermedia. Esto conduce irreversiblemente a la ruptura con cualquier concepción legalista
del Islam, agravado aún más por el impulso de un buscador innato e invitado al diálogo a
solas con los Imames. Esto es siempre lo que hay que tener en cuenta para comprender las
dificultades experimentadas de los shayjîs por parte del «clero» oficial del shiísmo.
Segundo, la obra autobiográfica nos da también una cierta evidencia del gran interés por la
fenomenología de la experiencia religiosa. Como el Shayj Ahmad y el Sayyid Kâzim, el
Shayj Muhammad Kârim tuvo las mismas características espirituales de sus predecesores
durante los primeros años y fue particularmente favorecido de visiones durante el cual los
acontecimientos reales ilustran todos los símbolos de los arquetipos de la conciencia shiíta.
Cabe señalar particularmente un encuentro que tuvo en un sueño visionario con el Imam
'Alî al-Ridâ y de otras visiones. Si se busca la fuente de la intrepidez espiritual que revela
este sueño visionario, se le encuentra también en una relación directa con el mundo
suprasensible de los Imames. La autobiografía también relata una visión con el Imam
Muhammad al-Yawâd, que tomó el aspecto de una verdadera iniciación personal tras lo
cual el Shayj Muhammad Kârim declaró: «En adelante me dediqué a escrutar las cosas
ocultas; tuve la percepción mental, la visión interior de los santos Imames y me sentí
guiado por ellos; de esta manera para mi conocimiento, recurrí en adelante directamente a
ellos y a nadie más. No profeso nada que no se fundamente en ellos. No doy mi taqlîd
(aquiescencia) a nadie más. Todos mis conocimientos son el resultado de mi visión interior
y de nadie más.»
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Shayj Muhammad Jân al-Kirmânî
Shayj Muhammad Jân al-Kirmânî, fue el tercer sucesor del Shayj Ahmad al-Ahsâ'î
como guía de la Escuela Shayjî. Alumno y discípulo de su padre, Shayj Muhammad Karîm-
Jân al-Kirmânî. Notable y noble figura que merece evocarse con una discreta nostalgia, el
Shayj Muhammad nació en el año de 1846 de nuestra era. Tuvo esencialmente la formación
intelectual y espiritual de su propio padre el Shayj Muhammad Karîm, muy rápidamente se
convirtió en el colaborador del mismo y es de su colaboración íntima con su padre que
resulta la enorme Summa metódica del ajbâr de los Imames de Ahlul-Bayt titulado Fasl al-
Jitâb. Esta colaboración duró hasta la muerte de su padre, y desde ese momento fue Shayj
Muhammad, a su vez, en usar la misma pedagogía hacia su hermano menor, Zainul-
'Abidîn, que un día sería su propio sucesor; desde muy temprano, el joven y su hermano
mayor eran amigos íntimos y colaboradores entre sí. Como se testimonia en su obra que,
sin llegar a coincidir con la de su padre, no obstante en las cubiertas de todos los capítulos,
la existencia del Shayj Muhammad fue fundamentalmente la de un hombre de ciencia y la
de un hombre espiritual, completamente absorto en la investigación, la enseñanza y la
predicación. Era un hombre tranquilo y generoso, no había nadie así en Kerman, como lo
evidencia el Shayj Abû'l-Qâsim Jân al-Ibrâhîmî. El conjunto de su obra forma un
monumento considerable, un momento esencial de la Escuela Shayjî. Ello también abarca
la enciclopedia del saber, valorizada en cada rama de la enseñanza transmitida de los
Imames. Ello totaliza más de 204 títulos, sesenta y cinco de entre ellas están referidas a las
obras en persa; apenas hay una veintena que se han impreso hasta ahora. Además, durante
unos quince años, el Shayj Muhammad ha consagrado toda una enseñanza a la
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amplificación de esta obra; el conjunto de sus lecciones forma una colección infolio de un
millar de páginas inéditas en persa. Por otro lado, se alimenta en contra del Shayj
Muhammad Jân al-Kirmânî una agitación que al amparo de los piadosos pretextos
religiosos, sirve en realidad más a los intereses profanos. En el fondo, los shayjîs tuvieron
que conocer en la época moderna el destino célebre de ser los verdaderos shiíes; sus
hostigadores y persecutores no actuaron del mismo modo que los omeyas y los abasidas.
Siempre se ha reproducido la tentativa de anexar el shiísmo y de tomarlo como pretexto de
un movimiento político. Todos los shiítas que refutaron estos compromisos fueron, por el
hecho mismo, en romper el consumo con la religión legalitaria fatalmente promovida por
estas iniciativas. Es entonces que el shiísmo tiene que llegar a ocultarse de sí mismo; y es
por ello que los mismos Imames tuvieron que recomendar a sus seguidores la «taqîyya»
(disciplina de la discreción). Se observará además que el hecho de acogerse a la enseñanza
de los Imames y de su dirección espiritual sin intermediario, sobre todo para escudriñar los
problemas cuya amplitud desborda más allá de las cuestiones de estatus jurídico, causará la
alarma y pondrá así en peligro los demasiados intereses creados por la escuela ûsûli.
Abrumado por la tristeza, el Shayj Muhammad Jân decide instalarse con su familia en
Teherán. Pero a la zona de Bâghîn, a cinco farsaj (una treintena de kilómetros) de Kerman.
Un grupo de notables, y varios de los eminentes shayjs, se unieron en una delegación
solemne para presentarle las excusas y rogarle que regrese a Kerman. Ante estas instancias
amistosas el Shayj Muhammad cedió. Finalmente, en el año de 1905 de nuestra era, el
Shayj Muhammad prefirió retirarse a Langar, a unos siete farsaj al sur de Kerman, donde
murió al año siguiente.
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Shayj Zaynul-'Abidîn Jân al-Kirmânî
Shayj Zaynul-'Abidîn Jân al-Kirmânî, fue el cuarto sucesor del Shayj Ahmad al-
Ahsâ'î como guía de la Escuela Shayjî. Alumno y discípulo de su hermano mayor, Shayj
Muhammad Jân al-Kirmânî. La biografía del Shayj Zaynul-'Abidîn, escrita con la piedad
filial por su hijo el Shayj Abû'l-Qâsim Jân al-Ibrâhîmî, nos da a conocer admirablemente lo
que pudo ser la existencia de un guía de la comunidad espiritual en la lejana provincia iraní,
Kerman, en la primera mitad del siglo XX de nuestra era. El Shayj Zaynul-'Abidîn, nació
en el año de 1859, y murió en el año de 1942 de nuestra era, tenía tan sólo 12 años cuando
su padre el Shayj Muhammad Karîm murió. Su hermano mayor el Shayj Muhammad fue el
sucesor de la comunidad y fue quien se hizo cargo del cuidado completo de la educación de
su hermano menor, iniciándolo en las ciencias islámicas. La obra dejada por el Shayj
Zaynul-'Abidîn, forma un monumento digno de sus predecesores. Ello totaliza unos 153
títulos de trabajos, la mitad de estas obras están en persa y no hay más de veinticinco obras
que se han impreso. En particular los tratados concernientes a la sabiduría teosófica,
muchos de los cuales se refieren a los símbolos de la teosofía shiíta, provenientes del
Sagrado Corán y del ajbâr de los Imames, son casi todas inéditas. La serie de sus lecciones
sobre la profetología, forma varios manuscritos considerables, mientras que esta obra solo
representa una parte de la enseñanza profesada que disponen el resto de sus discípulos.
Shayj Zaynul-'Abidîn fue el confidente de su hijo Abû'l-Qâsim, de las observaciones
psicológicas muy finas sobre el proceso de incubación que condujo al descubrimiento,
sobre el modo de cómo el proceso es estimulado por los ensayos redactados en forma
continua, aunque aparentemente eran prematuros. Su estilo de vida estuvo determinado por
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su carácter. Profundamente indiferente a los prejuicios y a las consideraciones sociales, el
Shayj Zaynul-'Abidîn consideraba, como también afirmaron sus predecesores, que toda su
persona estaba al servicio de los Imames de Ahlul-Bayt. El Shayj Zaynul-'Abidîn dedicaba
cinco días por semana a la enseñanza a la alta teosofía. Sin embargo cada jueves y cada
viernes por la noche, el Shayj ofrecía una larga predicación en la mezquita. Los últimos
siete años de la larga vida del Shayj Zaynul-'Abidîn fue expuesto a una grave enfermedad.
Tuvo una visión de un pesimismo evidente del carácter de los acontecimientos en el mundo
shiíta, de la situación en Irán, lo cual el Shayj manifestó: «Remediar la situación no puede
ser la acción de los hombres. No será así mientras ellos mismos tomen conciencia de su
egoísmo desenfrenado y de su adoración mundana hasta que ellos mismos desesperen».
Por tanto, preguntamos ¿Si aún bajo el nombre de las ciencias religiosas los ulemas no
persiguen más que las intenciones profanas?
Shayj Abu'l-Qâsim Jân al-Ibrâhîmî
Shayj Abu'l-Qâsim Jân al-Ibrâhîmî, fue el quinto sucesor del Shayj Ahmad al-
Ahsâ'î, como guía de la Escuela Shayjî. Alumno y discípulo de su padre el Shayj Zaynul-
'Âbidîn Jân al-Kirmânî. El Shayj Abu'l-Qâsim, nació en Kerman en el año de 1897 de
nuestra era. La mayor parte de su infancia lo transcurrió en Rafsinyân al oeste de Kerman,
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donde estudió bajo la batuta de Mîr Muhammad al-Davânî. En 1906, fue llevado a Kerman
por su padre para estudiar las ciencias tradicionales bajo la tutela del profesor Ahmad al-
Bahmanyâr. Durante el último período de la revolución constitucional, al-Bahmanyâr se vio
forzado abandonar Kerman para ir a Mashhad, pero su hermano mayor, Muhammad
Yawâd, asumió la responsabilidad de la educación del joven Abu'l-Qâsim, enseñándole
ciencias islámicas. Después de la muerte de su maestro, el joven Abu'l-Qâsim comenzó a
asociarse más estrechamente con su padre, Shayj Zaynul-'Âbidîn, asistiendo a sus clases
públicas y componiendo también respuestas a su correspondencia personal. Durante este
periodo, el joven Abu'l-Qâsim comenzó a escribir fundamentos, derecho y lógica,
demostrando todos sus esfuerzos a su padre para la corrección y el desarrollo de sus propios
puntos de vista bajo su dirección. Una iyâzâh (autorización académica) general le fue dada
por su propio padre en el año de 1930 de nuestra era. Durante la muerte del Shayj Zaynul-
'Âbidîn, su hijo Shayj Abu'l-Qâsim le sucedió instantáneamente sin el concurso a la
dirección de la Escuela. Como guía de la comunidad Shayjî, Shayj Abu'l-Qâsim dedicó la
mayor parte de su tiempo a la enseñanza en la madrasah 'ilmiyya ibrâhîmîya: la
predicación, la escritura y la catalogación de las obras de sus predecesores. Sus propias
obras son relativamente escasas en número, que asciende a sólo alrededor de 23 títulos,
incluyendo las traducciones y las colecciones de sermones. Pero su mejor contribución a la
sistematización de la Escuela Shayjî tal vez sea su recopilación de su bien organizada y
exhaustiva obra Fihrist al-Kutub Shayj Ahmad Ahsâ'î wa Sâyer al-Mashâyij al-'Izâm, que
contiene los detalles de las vidas de los guías de la escuela junto con un catálogo completo
de trabajos impresos y en manuscrito. El Shayj Abu'l-Qâsim murió en el curso de una
peregrinación a Mashhad en el año de 1969 de nuestra era, y fue enterrado allí pese a las
objeciones de los ulemas del fundamentalismo racional del clero shiíta.
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Shayj 'Abdul-Ridâ Jân al-Ibrâhîmî
Shayj 'Abdul-Ridâ Jân al-Ibrâhîmî, fue el sexto sucesor del Shayj Ahmad al-Ahsâ'î,
como guía de la Escuela Shayjî. Alumno y discípulo de su padre el Shayj Abu'l-Qâsim Jân
al-Ibrâhîmî. El Shayj 'Abdul-Ridâ nació en Kerman en el año de 1921 de nuestra era. A los
cinco años de su edad aprendió a recitar el Sagrado Corán y a los siete años fue instalado en
la madrasah de su abuelo el Shayj Zaynul-'Âbidîn. Luego de sus estudios iniciales, se
trasladó a Teherán y exitosamente terminó el primer año en la universidad, y en el tiempo
que estuvo estudiando lejos de Kerman asimiló los cursos de nemotecnia e incluso ganó el
primer libro de poemas de Hâfiz. Volviendo a Kerman, Shayj 'Abdul-Ridâ se ocupó en los
estudios teológicos y de la lengua árabe bajo la enseñanza de su padre y de su tutor Ahmad
al-Bahmanyâr, tiempo después el mismo Shayj 'Abdul-Ridâ enseñó en la madrasah
'ilmiyya ibrâhîmîya. Después de la muerte de su padre, le sucedió como el guía exclusivo
de la Escuela Shayjî. Continuó en el cargo del control de su oficina central en Salsabîl,
ofreciendo clases en la madrasah y predicando en la mezquita. Aunque el prestigio de la
familia diera al Shayj 'Abdul-Ridâ una posición respetada en la ciudad, persistió la
hostilidad ortodoxa del clero oficial shiíta iraní hacia su persona y hacia la comunidad
Shayjî y después de la revolución Islámica en Irán, el Shayj 'Abdul-Ridâ fue asesinado por
los fundamentalistas usûlîs sobre cargos que le imputaron y que no aparecen haber sido
aclarados hasta el momento. El honorable y respetado Shayj 'Abdul-Ridâ murió el 28 de
diciembre del año de 1979 de nuestra era, dejando en el cargo como guía de la Escuela
Shayjî a su discípulo iraquí Sayyid 'Alî Musawi al-Basrî. Varios de los trabajos que el
Shayj 'Abdul-Ridâ escribió de acuerdo con la tradición Shayjî han sido publicados. Sin
embargo, su clamor principal de reputación, no reside tanto en sus propios escritos y reside
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más en el éxito de sus esfuerzos para establecer la imprenta sa'âdat dedicadas a la
publicación de las obras de los mashâyij de la Escuela Shayjî. Bajo su estrecha gestión, la
imprenta llevó un programa de edición muy ambiciosa que ha producido todas las grandes
obras de los shayjîs kirmânî en ediciones litográficas e inició también la publicación en
modernas ediciones de las obras del Shayj Ahmad al-Ahsâ'î y del Sayyid Kâzim al-Rashtî.
Asimismo creó un programa auxiliar, un registro importante de microfichas en materiales
de manuscritos. La iniciativa del Shayj 'Abdul-Ridâ corresponde también a la
responsabilidad de la amplia distribución de estas publicaciones y de microfichas a las
bibliotecas y universidades en todo el mundo. Hoy en día, la madrasa ibrâhîmîya, la página
web alabrar y la imprenta sa'âdat están bajo la protección de los hijos del honorable Shayj
'Abdul-Ridâ Jân al-Ibrâhîmî.
Sayyid 'Alî Musawi al-Basrî
Sayyid 'Alî Musawi al-Basrî, denominado «Sarkar Agha», es el séptimo sucesor del
Shayj Ahmad al-Ahsâ'î, y guía actual hoy en día de la Escuela Shayjî. Alumno y discípulo
del Shayj 'Abdul-Ridâ Jân al-Ibrâhîmî. El honorable y gran erudito Sarkar Agha, fue el
primero entre todos los discípulos del Shayj 'Abdul-Ridâ que después de su fallecimiento,
los grandes y nobles estudiantes de la Escuela Shayjî aceptaron su guía por la evidencia de
su gran erudición. Sarkar Agha nació en el año de 1927 de nuestra era, en la ciudad iraquí
de Basora, el abuelo de su padre fue el gran sabio Sayyid Abdullah Musawi al-Basrî,
famoso en ciencias y legislación islámica en Iraq, que compuso numerosos libros y tratados
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en derecho islámico, clasificó también un compendio de preguntas y respuestas, y tradujo
muchos libros de los grandes mashayij que principalmente se han publicado. Sarkar Agha
ha escrito un comentario sobre las condiciones de los seguidores shayjîs en su obra Ahwal
al-Shayj Ahmad al-Ahsâ'î wal Shayjî, luego un tratado sobre las discrepancias de los ulemas
literalistas contra los puntos Shayjî se titula Haqayaq ilmiyah wa Tarijiyah y el tratado
sobre las condiciones de los mashayij legítimos de Basora, denominado Risalah fi sharh
ahwal ulemai al-Shayjî fil-basri, y es el representante actual de los libros académicos y de
las composiciones de los grandes eruditos en más de mil doscientos volúmenes de risalah
de libros grandes y pequeños en diferentes aspectos de las artes y de las ciencias islámicas.
En conclusión, la denominación Shayjî está basada para todos aquellos que son los
seguidores únicos del famoso Shayj Ahmad al-Ahsâ'î como el shayj por excelencia,
presentemente vigente hasta la actualidad, de la cual han surgido varias tendencias que han
estado en esta Escuela, por ejemplo, un grupo de ulemas investigadores han mencionado en
las introducciones de sus tratados el interés expresado y enfático del Shayj Ahmad al-Ahsâ'î
y del Sayyid Kâzim al-Rashtî, pero tal vez de cada grupo de ulemas, aún persistan las
diferencias y aquí solamente hemos mencionado a estos ocho mashayij que han realizado
grandes esfuerzos en la teología y en las ciencias islámicas, con lo cual los vínculos
familiares de afinidad y parentesco no quedan centralizados de padres a hijos y esto es una
gran referencia en el mejor momento para aprender de los conocimientos, de la sabiduría y
de la cosmovisión del Shayj Ahmad al-Ahsâ'î. No obstante, han surgido prejuicios y
abyecciones de ciertas personas en cuanto al conocimiento, la sabiduría y el grado de
excelencia del gran Shayj Ahmad y posiblemente algunos de ellos no lleguen a la altura del
teósofo y gnóstico imamí. Podemos destacar aquí una vez más que la Escuela Shayjî no
está separada de la shî'ah imamîyya, pero los ulemas de las ciencias jurídicas y de la
filosofía teológica al igual que otros académicos shiítas han interpretado y han planteado el
libro del Sagrado Corán y la tradición profética desde la perspectiva de la escuela usûlî y lo
han considerado como una de las principales escuelas del pensamiento shiíta.
Referencias Bibliográficas:
Henry Corbin, L’Ecole Shaykhie en Théologie Shi’ite, Teherán, 1967.
Hayy Mohammmad Karim Khan Kermani, Epistle Four Sections, Kerman, 1852.
Hayy Abdorreza Khan Ebrahimi, An Insight into the Twentieth Century, Kerman, 1971.