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La hegemonfa de larepresentacion:emergencia del campo etnico y sus efectos en laAmazonia colombiana
Carlos Luis del Cairo SilvaDepartamento de Antropologia,
Universidad Javeriana
Resumen
A partir de algunos trabajos que analizan los efectos de la Constitucion Politica de
1991 sobre los discursos y practicas de la identidad, este articulo propone el
campo etnico como un recurso analitico para comprender las complejidades del reco-
nocimiento de la diversidad etnica en Colombia. Por medio del uso de algunas catego-
rias propuestas por Pierre Bourdieu, se aborda el campo etnico como un espacio con-
ceptual en el que convergen diversos agentes que disputan la forma legitima de
nombrar y clasificar la poblacion colombiana. Para hacerlo se acude a un criterio
central: la definicion de una identidad etnica "legitima". El campo etnico constituye,
entonces, un escenario de densas y creativas disputas por decretar o subvertir hege-
34monfas en la definicion de las identidades etnicas. Sus efectos son analizados en
terminos de las discriminaciones positivas y negativas a que ha dado lugar, en un
contexto regional como la Amazonia.
PALABRAS CLAVE: Identidad, poder, representacion, organizaciones indigenas,
Amazonia, minorias etnicas.
La hegemonia de la representadon Carlos Luis del Cairo Silva | 38
Abstract
Based on the effects of the 1991 Political Constitution about conceptions and
practices of identity, this paper proposes the ethnic field as an analytical con-
cept to understand the complexity resulting from recognition of ethnic diversity in
Colombia. Using some of the categories proposed by Pierre Bourdieu, the ethnic field
is seen as a conceptual scenary where many agents dispute about the legitimate way
of naming and classifying the Colombian population through the use of a central
criterion, the possession of a "genuine" ethnic identity. Then the ethnic field creates
deep and creative disputes in order to establish or undermine hegemonies that define
ethnic identities. Its effects are analyzed taking into account the positive and nega-
tive discrimination that are produced in a regional context like the Amazon.
KEY WORDS: Identity, power, representation, indigenous organizations, Amazonia,
ethnic minorities.
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1. Introducdon^
En el gobierno de Virgilio Barco (1986-1990) se disefio e implemento
una politica amazonica con el objeto de hacer legftima la asignacion de
resguardos y la constitucion de parques naturales a una escala sin pre-
cedentes en la Amazonia. Entre otros, esa polftica reconocfa "los dere-
chos de los nativos a disponer de las tierras que les han pertenecido,
su capacidad de manejo del ecosistema y la necesidad de salvaguardar
la Selva Amazonica" (Presidencia de la Republica, 1990:65). A partir
de alli, se trazo una agenda polftica que ademas de considerar priori-
taria la creacion de nuevos resguardos y senalar la responsabilidad del
Estado en la preservacion de la diversidad cultural y ecologica de la
region, elaboro una construccion retorica explicita a traves de la cual
se definfa a los indfgenas como guardianes por excelencia del ecosistema.
Esta polftica tuvo efectos inmediatos: en dos afios (1987-1989) el total
de hectareas reconocidas legalmente como areas de conservacion au-
mento en un 523,1%, llegando a las 4*634.875 hectareas, y comenzo
en firme la asignacion de resguardos con la titulacion del llamado Pre-
dio Putumayo. Para el afio 2001, los resguardos abarcaban 22'986.4i2
hectareas equivalentes al 60,2% del total de la Amazonia colombiana
( D N P , 2 0 0 2 ) .
I. Este articulo es una version revisada y ampliada de la ponencia titulada "Apuntes en torno al
posicionamiento estrategico de las comunidades indigenas amazonicas en Colombia", presentada
en el simposio "Amazonias indigenas" en el marco del xxiv Congreso Internacional de Ame-
ricanistica, organizado por la Universidad de Sao Paulo y el Centro Studi Americanistici Circolo
Amerindiano (Sao Paulo, 6 al 8 de agosto de 2002). Varias personas compartieron sus opiniones
en torno a versiones preliminares de este articulo, algunas producidas hace ya un buen tiempo.
Agradezco a Myriam Espinosa, Pierre Beaucage, Cristobal Gnecco, Beatriz Nates, Eduardo
Restrepo y Jefferson Jaramillo los comentarios que posibilitaron reorientar o complementar bue-
na parte de las ideas aqui consignadas. Finalmente, quiero expresar mi agradecimiento a Marga-
rita Chaves (ICANH), Esteban Rozo (Universidad Javeriana) y los evaluadores de la revista, por
proponer interesantes y utiles perspectivas que permitieron darle mayor coherencia al argumento
en la version mas reciente de este articulo; sin embargo la responsabilidad sobre su claridad y
precision es exclusivamente mia.
La hegemania de la representaddn Carlos Luis del Cairo Silva | 40
Paralelo a los efectos cuantificables de la polftica amazonica, se
destaca el cambio de percepcion de los indfgenas que opero en ella, si
se considera que historicamente las polfticas indigenistas del Estado
colombiano fluctuaron entre dos posturas: el segregacionismo y el asi-
milacionismo; este ultimo fundado en los proyectos de mestizaje cul-
tural que dominaron buena parte del siglo xx luego de la instauracion
de la Ley 89 de 1890. La postura asimilacionista estuvo determinada
por la necesidad de solucionar la cuestion etnica a traves del mestizaje
cultural como vehfculo para la disolucion de resguardos^ Sin embar-
go, tal y como sucedio en otros Estados latinoamericanos, en Colom-
bia la decada de 1980 significo un cambio sustancial en materia de
polfticas indfgenas, del cual la politica amazonica es tan solo una ex-
presion. A partir de allf se dio la apertura formal hacia la multicul-
turalidad y plurietnicidad consignadas en la Constitucion Polftica de
1991, con la cual los derechos de las minorfas etnicas trascendieron la
asignacion de tierras e involucraron el reconocimiento de su diferen-
cia cultural y su autodeterminacion. Luego de la sancion de ese marco
jurfdico, muchos sectores sociales vienen reivindicando la condicion
de ser etnicamente diferentes para forjar un nuevo sentido de ciuda-
danfa y hacerse sujetos de los derechos particulares consagrados en la
nueva Constitucion.
(jComo explicar el cambio radical que experimento la polftica
indigenista del Estado? En este artfculo propongo que tal cambio es
susceptible de ser comprendido cuando se analiza el marco que lo
condiciona privilegiando el capital que esta en juego, los actores que
intervienen en el y las estrategias que se despliegan. Este proceso lo he
denominado la emergencia del campo etnico haciendo uso de algunas
2. Esta necesidad fue la consecuencia logica de una epoca en que los indigenas eran concebidos
desde el Estado y las elites como un serio obstaculo para la consolidacion de la nacion y para el
desarrollo del pais. Entre otras cosas, porque mientras estas poblaciones persistieran en su vida en
"comunidad", las areas tituladas como resguardos no entrarian a la dinamica del libre mercado de
tierras a la vez que restringian la vinculacion de los indigenas como mano de obra barata a circui-
tos economicos mas amplios.
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categorfas de analisis sugeridas por Pierre Bourdieu. Un pianteamien-
to similar elabora Zambrano (2002) cuando esboza la genesis del cam-
po etnico como una estrategia "para resolver los asuntos etnicos de la
diversidad cultural" (2002:183)3. Sin embargo, a diferencia del argu-
mento de Zambrano que se enfoca principalmente en la configuracion
del campo etnico y sus efectos en el debate de las etnopolfticas, en este
artfculo propondre un matiz conceptual del campo etnico de acuerdo
a mi propia interpretacion de los postulados de Bourdieu. Esto tiene
como objeto privilegiar el analisis sobre los procesos que gestaron el
campo etnico, asf como ponderar sus efectos en la region amazonica.
En este orden de ideas, el objetivo de este artfculo es proponer
una revision y un balance de algunas perspectivas en torno a los pro-
cesos anteriores a la Constitucion Politica de 1991 y sus efectos con-
cretos en el escenario de las politicas indfgenas y las minorfas etnicas,
a partir de lo que he denominado la emergencia del campo etnico. Se
trata de un artfculo de revision bibliografica con breves referencias
etnograficas, que a partir de la nocion de campo etnico articula algu-
nas de las discusiones y perspectivas propuestas por Jackson (1991,
1994, 1995 y 1998) y Chaves (1998, 2001, 2002a, 2002b y 2003) en el
contexto de la Amazonia colombiana; Gros (1996, 1997 y 2000) y
Gomez (2000a y 2000b) en el contexto nacional; y Escobar (1999),
Conklin y Graham (1995), Albert (1993 y 1997) y Ulloa (2001a y 2001b)
en el marco de los estudios sobre la relacion entre naturaleza e identi-
dades etnicas en el mundo contemporaneo. Inicialmente se definira el
campo etnico y su pertinencia para el analisis en el contexto colombia-
no, y posteriormente se describiran los factores que intervienen en su
emergencia. Una vez se enuncien esos factores y los procesos que le
3. Este pianteamiento se enmarca en los fenomenos politicoculturales emergentes (EPcE) que son
expresion de las confrontaciones tanto por significados sociales como por inclusiones politicas,
generados por diversos grupos sociales que buscan un lugar particular en la sociedad para "inten-
tar resolver la tension entre legitimidad cultural y racionalidad polftica" (Zambrano, 2002:177).
Desde esta perspectiva, la genesis del campo etnico se articula con otros dos procesos: la diversi-
dad cultural ampliada y la sociopolftica del reconocimiento.
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son asociados, algunos de los impactos concretos de la emergencia del
campo etnico en la Amazonia colombiana seran ponderados en termi-
nos de la discriminacion positiva y negativa.
2. Consideraciones conceptuales sobre el campo etnico
Antes de definir de manera detallada en que consiste el campo etnico,
este puede concebirse de manera preliminar como un espacio concep-
tual en el cual convergen diversos agentes que disputan la forma legf-
tima de nombrar y clasificar la poblacion colombiana acudiendo a un
criterio central: la detentacion o no de una identidad etnica "legiti-
ma". Como se hara evidente, en el campo etnico el Estado colombia-
no ejerce la hegemonfa de la representacion a traves de su aparato
jurfdico al definir que es lo etnico, a quienes y como se les atribuye un
caracter etnico legftimo, y a que tipo de derechos particulares se hacen
acreedores los grupos sociales a los cuales se les reconoce tal estatuto
etnico. Sin embargo, en las localidades, lejos de asumirse mecanica-
mente las categorfas que definen y constituyen lo etnico modeladas
desde la hegemonfa que ejerce el Estado, son contestadas o creati-
vamente impugnadas por sectores sociales especificos en su interes
por posicionarse estrategicamente en el campo etnico. De allf que la
emergencia del campo etnico sea fundamentalmente el resultado de
un proceso denso, problematico y dinamico, donde la identidad etnica
se constituye en el criterio basico para condicionar el espectro de la
diversidad cultural del pafs y discriminar, desde el Estado, positiva o
negativamente, el legftimo acceso a ciertos derechos que se le adjudi-
caron constitucionalmente a las minorfas etnicas.
La pertinencia de acudir a la nocion de campo etnico en esta argu-
mentacion se sustenta en que el posicionamiento estrategico, la ten-
sion y el cambio que marcan su emergencia pueden ser apropiadamen-
te analizados a traves del concepto de espacio social y sus componentes,
que constituyen un presupuesto analftico central en la obra de Pierre
Bourdieu. Aquf, sus soportes seran abordados de manera esquemati-
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ca y se prescinde de la argumentacion detallada en torno a la densidad
que embargan.
La nocion de espacio social es un recurso conceptual orientado a
desentrafiar la complejidad de lo social que representa una ruptura
sustancial con el reduccionismo economico marxista. Este ultimo, en
criterio de Bourdieu (1984) tiende a privilegiar substancias en detrimen-
to delas relaciones, ya que el espacio social es, por definicion, multidi-
mensional y se constituye "en un espacio de diferencias en el cual las
clases existen de algun modo en estado virtual, no como algo dado
[substancia] sino como algo a hacerse [relaciones]" (Bourdieu, 1998:38).
En el espacio social, el poder es un elemento fundamental a pesar de
que solamente puede actuar de manera determinante en del mismo si
esta en relacion con el capital, porque resulta poco util si se encuentra
aislado de otros aspectos relevantes, como los agentes que luchan por
su monopolio o la trayectoria social de esos agentes. Por tanto, el po-
der y el capital en sus dos formas (en el estado objetivado y en el
estado incorporado)'', son los reguladores de las relaciones en el espa-
cio social.
El capital determina las condiciones del desenvolvimiento de los
agentes dentro del espacio social y ubica en una condicion privilegia-
da a quien lo detenta, pero el capital es unicamente funcional en rela-
cion con un campo (Bourdieu, 1992). De esta manera, el espacio so-
cial es fundamentalmente un sistema de relaciones y de posiciones
sociales historicamente situadas que alberga "campos" especfficos de-
finidos conceptualmente a partir de un tipo particular de capital que
esta en juego con reglas que le son especfficas. En consecuencia, "el
campo es lugar de relaciones de fuerza —y no solamente de sentido—
y de luchas orientadas a transformarlas y, en consecuencia, el lugar de
un cambio permanente" (Bourdieu, 1992:79). A cada campo Ie co-
rresponde una logica particular que obedece en buena medida a las
4. La primera modalidad del capital concierne a los bienes y propiedades materiales, y la segunda
refiere especificamente al capital cultural (Bourdieu, 1984).
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modalidades del capital imperante y a la manera como los agentes
detentan y despliegan ese capital. Ahora bien, las relaciones estableci-
das tanto dentro de un campo como entre campos, tienen un caracter
objetivo que escapa a las determinaciones individuals.
La posicion en el espacio social representa tambien el estado de
relaciones de fuerza o tension entre los agentes que interactuan. Este,
a su vez, determina "los poderes actuales o potenciales en los diferen-
tes campos y las oportunidades de acceso a las ventajas especfficas que
ellos procuran" (Bourdieu, 1980:64). Asf, los grupos de agentes se dis-
ponen de manera diferenciada en el campo a partir de las posiciones
relativas que en el ocupan. De esta manera, se introduce y expresa el
caracter dinamico de los campos regulados por la circulacion y trans-
formacion del poder, del cual se deriva la naturaleza del cambio social
en el espacio social: producto de tensiones, fricciones y contradiccio-
nes entre los agentes contenidos en cada campo y que afectan, tam-
bien, al espacio social en su conjunto.
Por otra parte, Bourdieu (1984) subrayo la importancia de la repre-
sentacion del mundo social y el esfuerzo que efectuan los agentes privi-
legiados para imponer sus representaciones a los otros agentes aloja-
dos en el mismo campo. En este orden de ideas, para hacer el analisis
del campo etnico que propongo, es fundamental determinar el capital
mas importante en juego dentro del campo etnico: el poder de determi-
Snar los criterios que definen y constituyen el caracter etnico y la ma-
nera como se determina si un grupo social especffico posee o no ese
caracter de manera legftima. Planteo la hegemonfa de la representa-
cion porque se identifica que el capital en juego, es decir, el poder de
configuracion y regulacion formal de lo etnico, es monopolizado por
el Estado en tanto que impone una forma especffica de concebirlo y
objetivarlo a traves de su retorica legalista. Pero esta vision "legftima"
y "legitimadora" de lo etnico modelada por el Estado es objeto de
contradicciones que llevan a relativizar algunos de sus supuestos. Por
ejemplo, esto puede suceder cuando otros agentes involucrados en el
campo, como pueden ser las comunidades locales en procesos de re-
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indigenizacion, acogen creativamente esos dispositivos de objetivacion
y crean un sentido innovador de sus identidades que son impugnadas
por el mismo Estado porque no las considera legftimas.
Es importante anotar que los procesos de produccion de los dis-
cursos y las practicas sobre las identidades etnicas tienen un caracter
relacional, socialmente especffico e historicamente situado. Asf, los
escenarios de relacion y poder entre agentes sociales que interactuan
configuran de manera densa las caracterfsticas y contenidos de esos
discursos y practicas que se despliegan. Por estas razones, al ejercer la
hegemonia sobre la representacion de lo etnico el Estado colombiano
introduce nuevas categorfas objetivantes y ambiguas, como "la des-
cendencia amerindia" o la "conciencia de identidad", con la suficiente
contundencia para impactar y dinamizar de manera decisiva los pro-
cesos locales de construccion de identidades etnicas a lo largo y ancho
de la geograffa nacional.
Asf, las tensiones que se experimentan en el campo etnico se gene-
ran por el "monopolio de la nominacion legftima como imposicion
oficial —es decir explicita y publica— de la vision legitima del mundo
social" (Bourdieu, 1984:7). En consecuencia, las reglas que imperan
en el campo etnico en Colombia son determinadas por el Estado, que
a traves de su normatividad legal promueve la detentacion de un capi-
tal diferencial: el capital ctiltural (o lo que equivale al capital en su
estado incorporado), sustentado en la posesion o no del estatuto "et-
nico". Como se ha sefiaiado, bajo ningun punto de vista podrfa admi-
tirse que la hegemonia que ejerce el Estado en el campo etnico este
exenta de objeciones e impugnaciones trazadas desde los intereses y
estrategias de otros agentes, porque precisamente el conflicto y la pug-
na por los capitales en disputa son elementos caracterfsticos y consti-
tutivos del campo.
A partir de estas consideraciones teoricas, el campo etnico permi-
te aproximarse de manera particular a los efectos de la Constitucion
Polftica de 1991, acudiendo a los procesos que dieron lugar a la llama-
da "apertura" social. Dichos procesos constitutivos de un escenario
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denso y conflictivo donde aparecen agentes claramente identificables
(v.g. Estado, organizaciones indfgenas nacionales y regionales, comuni-
dades locales etnicas, comunidades locales no etnicas que pugnan por
el reconocimiento de su estatuto etnico, etc.) buscan monopolizar el
capital en juego: la determinacion y aplicacion del caracter etnico como
una condicion que posibilita el legitimo acceso a derechos particula-
res. Desde allf, los agentes que participan en el campo intentan afian-
zar su gobernabilidad. En el caso del Estado, este pretende restringir
la cobertura de lo etniccj o adjudicarse derechos especfficos conferidos
por la posesion de un estatuto etnico. En el caso de los demas agentes,
algunos desaffan la normatividad jurfdica relativizando la objetivacion
de las identidades etnicas que viene produciendo el Estado colombia-
no, hecho que lo ha obligado a refinar su discurso instrumental.
3. Factores que intervienen en la emergenda del campo etnico
La transicion de las estrategias asimilacionistas hacia la multicultura-
lidad que opero en las polfticas indigenistas del Estado colombiano, y
que decretan la emergencia del campo etnico en los terminos que aquf
se proponen, tiene dos aspectos fundamentales. Primero, la formali-
zacion del movimiento indfgena y la sofisticacion de sus estrategias de
lucha, las cuales producen una apertura polftica en los terminos del
Estado; y segundo, la consolidacion del eco-nativo, figura retorica que
sintetiza las nuevas categorfas, percepciones y usos en materia de di-
versidad cultural asociadas con la proteccion de Ia naturaleza.
En los ultimos treinta afios el movimiento indfgena colombiano
desplego diferentes estrategias orientadas a persuadir al Estado para
que incorporara reformas estructurales en sus polfticas indigenistas.
De hecho, desde la decada de 1970 las comunidades indigenas,
particularmente aquellas asentadas en el sur de los Andes colombia-
nos, interpelaron sistematicamente algunas de las polfticas estatales y
se posicionaron como interlocutores legftimos del Estado. Es preciso
aclarar que cuando me refiero al movimiento indfgena no quiero dejar
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de lado la complejidad que comporta, ya que en Colombia este abarca
un agregado de organizaciones sociales que fundamentan sus luchas
en discursos etnicos diferenciales articulados a estrategias derivadas
de complejos procesos historicos. Algunas de esas organizaciones han
logrado una repre-sentatividad de orden regional o nacional, como el
Consejo Regional Indfgena del Cauca (CRIC) O la Organizacion Nacio-
nal Indfgena (ONIC); sin embargo, las orientaciones y estrategias polfti-
cas de estas organizaciones revelan matices muy diversos. Asf, hablar
de "el" movimiento indigena colombiano en tanto categorfa unificada
es simplemente un recurso expositivo, ya que esta lejos de ser homo-
geneo (vease Laurent, 1998 y 2002).
Ahora bien, con la creacion del CRIC en febrero de 1971 se inicia en
firme la consolidacion del movimiento indfgena organizado. Sus estra-
tegias se nutrieron de los efectos simbolicos derivados de las luchas
emprendidas por Quintfn Lame en la primera mitad del siglo xx. En
tales reivindicaciones se aprecia la compleja transicion del discurso de
las organizaciones indigenas desde una matriz de clase hacia una ma-
triz cultural, que enfatiza la defensa de la autonomfa cultural en lugar
que el reclamo en contra de un aparato estatal coercitivo, excluyente y
oligarca. Sus reivindicaciones se vieron fortalecidas por la articulacion
con movimientos indfgenas internacionales a traves de redes de accion
y comunicacion que desembocarfan en la transnacionalizacion de la
organizacion indfgena (Brysk, 1994). Las estrategias de accion y comu-
nicacion de esas redes pan-indigenas giraron en torno a los siguientes
aspectos: a) los derechos humanos, a causa de los homicidios polfticos
de indfgenas; b) el desarrollo, en razon a las causas y condiciones del
empobrecimiento de los sectores indigenas; c) la migracion, por el des-
plazamiento desde los territorios ancestrales ocasionados por presiones
externas a las comunidades; d) la ecologfa, en virtud de la destruccion
del medio ambiente proximo a las comunidades indfgenas promovi-
das por intereses particulares y ajenos, y e) el mercado, referido
sustancialmente a las condiciones de tenencia de tierras y los conflic-
tos derivados de su uso (Brysk, 1994:33-34).
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Mientras que las organizaciones indfgenas en los Andes colombia-
nos fueron resultado de procesos internos de las comunidades, las
organizaciones indfgenas en la region amazonica se vieron estimula-
das por misioneros catolicos (Jackson, 1991). De la misma manera,
mientras que aquellas entablaron recias disputas por el establecimien-
to y reconocimiento de resguardos en la Amazonia, el discurso reivin-
dicatorio de tierras comenzo a reflejar una "satanizacion" de los colo-
nos debido a su manera de usufructuar la selva. A partir de aUf se
trazan serias disputas en torno a los referentes de identidad que mar-
can la adscripcion de poblaciones auto-percibidas o catalogadas por
otras como mestizas, indfgenas, colonas, etc. Se comienzan a desarro-
Uar formas creativas de adscripcion identitaria acudiendo a evidencias
fenotfpicas muchas veces para invocar y afirmar la legitimidad del es-
tatuto etnico, y otras, para controvertirlo (vease Chaves, 1998, 2002a,
2002b y Jackson, 1995 y 1998). Mientras las organizaciones indfgenas
andinas desempefiaron un papel activo y protagonico en la disputa
por hacerse a espacios mas representativos, el de las organizaciones
amazonicas fue poco mas que marginal. No obstante, esta condicion
cambiarfa sustancialmente en la segunda decada de 1980, cuando se
perfila de manera explfcita la imagen renovada de lo "indio" desde la
optica del Estado y a politica amazonica, como el nativo amazonico
guardian de la selva.
En virtud de la catalogacion de sus estrategias como "reacciona-
rias", las organizaciones indfgenas regionales delos Andes fueron objeto
de la represion por parte del Estado colombiano. Este hecho contra-
dictoriamente termino por fortalecerlas, ya que propicio su articula-
cion con redes nacionales, como la Organizacion Nacional Indfgena
de Colombia, ONIC. Luego de los intentos de desarticulacion del mo-
vimiento indfgena que caracterizaron al gobierno de Julio Cesar Turbay
(1978-1982), el gobierno de Belisario Betancur (1982-1986) realizo
una transformacion sustancial en la polftica indigenista cuando reco-
nocio a la ONIC como interlocutora del Estado y representante legfti-
ma de las comunidades indfgenas. Esto constituyo un logro politico
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altamente ponderado por las mismas organizaciones indfgenas, en un
momento en que la legitimidad y la legalidad de estas organizaciones
venfan siendo interpeladas. Se posicionaron entonces como una fuer-
za activa que reivindicaba derechos sustentados en la diferencia cultu-
ral de sus miembros, cuya capacidad de convocatoria resultaba
inspiradora para otros movimientos sociales como el campesino.
Simultaneamente con el reconocimiento de las organizaciones in-
dfgenas como interlocutores validos del Estado, a principios de los
afios ochenta, se incluye la dimension ambiental como eje rector de la
polftica territorial del Estado. No obstante, los desarroUos mas signifi-
cativos en la materia se apreciaran en el gobierno de Virgilio Barco
(1986-1990), cuando la relacion Estado-comunidades indfgenas se ins-
titucionaliza y regula sobre la base del "paradigma ecologico". Con-
ceptos como desarrollo sostenihle o sustentable se vuelven sintomaticos
del "complejo proceso de internacionalizacion del ambiente", donde
la naturaleza constituye una fuente de valor en sf misma (Escobar,
1999:75). El etnodesarrollo cobra fuerza y encuentra legitimacion en el
escenario mundial, ya que diversos sectores sociales y organismos
multilaterales reclaman la proteccion de los ecosistemas estrategicos
como la Amazonia, denominada "pulmon del mundo".
El continuum indfgena-entorno natural se consolida en el contex-
to de los discursos ambientalistas colombianos. Sin duda, parte de ese
posicionamiento se fundamento en estudios de caracter antropologico,
sobre todo en comunidades asentadas en ecosistemas de selva hume-
da tropical que privilegiaban su estrecha y armonica relacion con la
naturaleza'. A pesar de ello, algunos investigadores interesados en las
poblaciones de la cuenca amazonica polemizan ese continuum y lo
consideran en un marco ideologico mas amplio, donde la reivindica-
5. Como un indicador de esos discursos academicos aunados a la promocion que de ellos hicieron
organismos no gubernamentales, vale Ia pena citar al International Coordinating Committee ofthe
International Alliance of Indigenous Peoples ofthe Tropical Forest, cuando plantea que "los pue-
blos indigenas y tribales son los propietarios originales y legitimos de las selvas tropicales. La
sobrevivencia de los pueblos indfgenas es un pre-requisito fundamental para la conservacion de
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cion naturalista de la identidad indigena aparece ligada a intereses
macroeconomicos, tecnocraticos, etc. (Albert, 1993). La articulacion
de las reivindicaciones polfticas de las organizaciones etnicas supuso
el uso tangencial de discursos academicos como recursos polfticos.
Tal como lo han sefiaiado algunos autores (Taylor, 1996; Viveiros de
Castro, 1996)'̂ , el peso de esos discursos es fundamental en la estrate-
gia de construccion de una vision esencialista de los nativos inscritos
en una relacion de complementariedad y equilibrio con la madre tie-
rra. Sin embargo, el discurso antropologico local influyo en un nuevo
cambio del discurso del Estado. Este empieza una agresiva campafia
de titulacion de resguardos en la Amazonia y Orinoquia colombia-
nas', suponiendo que al transferir esas tierras a la potestad de los indf-
genas bajo la figura de los resguardos, sus practicas culturales de pro-
duccion permitirfan protegerlas de los colonos, depredadores en el
nuevo discurso, lo que supondrfa una conquista semiotica del territo-
rio como la llamo O'Connor (1993 en Escobar, 1999:88).
La alianza entre discursos provenientes de movimientos medio-
ambientalistas e indfgenas desarrollo una simhiosis conceptual (Horn-
borg, 1994). De hecho, "la investigacion etnobiologica tuvo un fuerte
impacto ideologico entre los defensores del medioambiente, quienes
fundamentaban sus argumentos sobre datos cientfficos" (Conklin y
Graham, 1995:698). En el caso concreto de la Amazonia colombiana,
multiples etnograffas revelan la manera como los indfgenas de la re-
las selvas" (International Alliance e IWGIA, 1996:143); es decir, en el discurso de los activistas
indigenistas y medioambientalistas se hace uso de la simbiosis indigena-naturaleza para funda-
mentar una relacion no excluyente, imprescindibie por el contrario, para garantizar su sobre-
vivencia.
6. El papel de los discursos academicos en estas construcciones es sustancial. A este respecto
resulta muy util la cartografla que efectiia Ulloa (2ooib:216-219) sobre las tematicas mas relevan-
tes que articulan los estudios antropologicos sobre la relacion "naturaleza, ecologia y medio am-
biente" en el contexto colombiano.
7. Estas son dos de las regiones geograficas, conjuntamente con la Pacifica y con la Sierra Nevada
de Santa Marta, sobre las que se ejerce mas presion internacional para su conservacion en su
condicion de "santuarios naturales".
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gion habian desarrollado por cientos de anos formas de intervencion
eficaces con poco impacto ambiental, muy distintas de las "traumaticas"
experiencias de uso y explotacion del ecosistema de los colonos. A este
respecto, resulta interesante sefialar como las etnografias son poten-
ciales capitales simbolicos en la construccion de un capital cultural
(Figueroa, 2000).
En el caso amazonico se ha configurado aquello que Conklin y
Graham (1995) denominaron el "terrenomediodelaeco-politicaama-
zonica" {middle ground of Amazonian eco-politics), fundado en el pre-
supuesto de que "las concepciones sobre la naturaleza y las maneras
de usar los recursos naturales de los pueblos nativos [amazonicos] son
compatibles con los principios de conservacion occidentals" (Conklin
y Graham, 1995:696). De tal manera, la comunion entre activistas de
movimientos sociales del cuarto mundo, particularmente amazonicos,
y organizaciones ambientalistas del primer mundo, produjo un discur-
so eficaz para promover reformas en el terreno de los discursos y poli-
ticas medioambientales globales con efectos tangibles a nivel politico y
mediatico (Conklin y Graham, 1995; Albert, 1997). Ese terreno medio
se erige como un "espacio politico, una arena de comunicacion inter-
cultural, intercambio y accion politica conjunta" (Conklin y Graham,
1995:696) que fortalece, por una parte, la lucha de los activistas am-
bientales al potenciar el capital simbolico del que les proveen las co-
munidades indigenas amazonicas y, por otra, vigoriza la posicion de
las comunidades locales en su proceso de interlocucion con el Estado
que las engloba.
La estrategia utilizada por el Estado, cuya politica amazonica es un
apuntalamiento inicial que se ira haciendo mas complejo en otros esce-
narios y con otras instituciones^ pretendia responder de alguna mane-
ra a las tensiones internas que generaba la presion extranjera al mostrarse
ante la comunidad internacional como un pais "ejemplar en materia
de proteccion del medio ambiente" (Gros, 1996:270). A pesar de ello,
8. Por ejemplo, este es el caso del Plan Pacifico en el Choco biogeografico.
La hegemonia de ta representadon Carlos Luis del Cairo Silva | 52
tales reconocimientos territoriales albergan una paradoja senalada por
Gros: "si bajo el derecho nacional jamas las poblaciones indigenas ha-
bia contabilizado tantas tierras como 'propias', nunca tampoco, la te-
rritorialidad en Amazonia habia estado tan limitada" (2000:87), en
virtud de que los territorios asignados legalmente a los indigenas, bajo
la figura de los resguardos, son una parte de los territorios que conce-
bian como propios de acuerdo con su territorialidad ancestral. Aqui se
hace evidente un aspecto fundamental: participar del reconocimiento
legal de Estado implica para los grupos etnicos, adecuarse a las restric-
ciones que produce la objetivacion de ciertas categorias —asi estas sean
ambiguas— como comunidad indigena, resguardo o territorio tradi-
cional, impuestas desde la logica del mismo Estado.
Es preciso enfatizar la importancia de la estrategia conceptual que
desplego el Estado al asumir al indfgena como "guardian por natura-
leza" del medio ambiente en el escenario amazonico. Esta potencia la
imagen de los "eco-nativos"' como una instancia retorica que le atri-
buye a los indigenas la condicion de mantener relaciones armonicas
con la naturaleza'°, y que la constituye en un factor determinante en la
percepcion de su identidad (Del Cairo, 2004:36).
Ahora bien, aunque desde mediados del siglo xx el gobierno co-
lombiano establecio disposiciones legales para conservar los territo-
rios amazonicos al declarar la zona de reserva forestal de la Amazonia
(Ley 2" de 1959) luego de adscribirse a los lineamientos de la Conven-
9. Respecto de la idea del eco-nativo, Ulloa (2001a) aborda el marco de produccion de los discur-
sos en torno a las identidades indigenas en su acepcion como "nativos ecologicos", resultado de
un agregado de procesos y discursos emanados de distintos focos de poder, como las ideas de las
ONG ambientalistas, los movimientos sociales o el discurso del Estado, entre otros, que le atribu-
yen a esa idea un caracter profundamente performativo. En tal sentido, la idea del "eco-nativo"
aqui propuesta se articula de manera directa con la idea del "nativo ecologico" diferenciandose
solamente en el juego del prefijo "eco", tan bien ponderado en circulos academicos e ins-
titucionales luego de la irrupcion de los discursos ambientalistas en los liltimos veinticinco
aiios.
10. Entendiendo tal armonia desde la matriz eurocentrica de la sostenibilidad ambiental en la
explotacion de recursos naturales.
53 I Revista de Antropologia y Arqueologia Vol. 14 2003
cion de Washington", solo hasta la decada de 1980 se da una fusion
discursiva entre los ecosistemas amazonicos y sus guardianes natura-
les en el ambito de las politicas piiblicas. En efecto, la entrega en 1988
del resguardo Predio Putumayo (5'230.552 ha) sirvio como emble-
ma de la politica amazonica, donde resulta fundamental la continui-
dad indigena-ecosistema como garante de la biodiversidad bajo la lo-
gica del Estado:
Los indigenas no solo son los legitimos duenos de estos territorios,
sino que disponen de tecnicas de conocimientos y modelos para el ma-
nejo de este medio muy superiores a los del mundo occidental. Ade-
mas la forma de organizacion en comunidades, le permite al individuo
enmarcarse en un contexto social que comprende y puede mantener
su cultura, de manera que forma un todo coherente para ubicarse en el
mundo y comprender su razon de ser (Presidencia de la Republica,
1990:159).
El gobierno potencio esta politica a escala internacional y obtuvo
el reconocimiento de otros gobiernos, organismos multilaterales y no
gubernamentales, agremiaciones cientificas, etc. Los estereotipos del
indigena esbozados en %u politica amazonica alimentaron ese reconoci-
miento al invocar reiteradamente la figura del eco-nativo: "el Gobier-
no decidio devolver la selva a los indigenas que la han cuidado" o "los
indigenas como consumados cientificos ambientales" (Barco en Presi-
dencia de la Republica, 1990:183-186), fueron frases recurrentes e
inequivocamente eficaces en el contexto de la preocupacion guberna-
mental por la diversidad biologica y cultural que reclamaban audien-
cias avidas de acciones concretas al respecto. Posteriormente, con la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
II . Convencion suscrita en 1940 a la cual Colombia adhirio en enero de 1941. Esa convencion
lleva por titulo "Sobre la proteccion de la naturaleza y conservacion de la fauna silvestre en el
hemisferio occidental".
La hegemonia de la representaddn Cartos Luis del Cairo Silva | 54
Desarrollo (Rio de Janeiro, 1992), el Estado refrendo planteamientos
de este tipo y reforzo el estereotipo del eco-nativo a escala global con
posiciones similares a las que se estaban replicando en otras latitudes.
De hecho, esa conferencia "reconocio que los pueblos indigenas y sus
comunidades desempenan un papel crucial en la gestion ambiental y el
desarrollo, en vista de sus conocimientos y practicas tradicionales"
(Bengoa, 2003:11).
4. La emergenda del campo etnico y sus efectos en la Amazonia
colombiana
El proceso anteriormente senalado genera las condiciones para que el
Estado colombiano apropie la idea de lo "etnico" como principio cen-
tral en su plataforma legislativa y propicie, de manera concreta, la
emergencia del campo etnico. Las organizaciones indigenas ejercen
una fuerte presion para ampliar el espectro de la participacion politica
acudiendo a las identidades etnicas como elementos decisorios en la
configuracion de una plataforma que permita exigir derechos especi-
ficos. Por lo tanto, la fusion de unas comunidades en transito de posi-
cionarse de manera privilegiada frente al Estado, y este ultimo, a su
vez, con una imperiosa necesidad de mostrar resultados tangibles en
materia de reconocimiento y proteccion de la diversidad ecologica y
cultural, ademas de una comunidad internacional que reclama a Esta-
dos del tercer mundo la proteccion de ecosistemas estrategicos y exige
ciertas aperturas hacia la multiculturalidad, senalan decididamente el
marco juridico en materia etnica que propone la Constitucion de 1991.
Con ella emerge el campo etnico en nuestro pais de manera clara y
contundente, porque la variable etnica se introduce como un capital
que define posiciones y relaciones dentro del espacio social. De he-
cho, Ia nueva Constitucion transformo "la economia de las visibilida-
des etnicas del pais" (Grueso et al., 2001:238), doto a los resguardos de
un valor cultural en la estructuracion y soporte de las identidades in-
digenas, abrio el espectro de participacion en las esferas legislativas a
55 I Revista de Antropologia y Arqueologia Vol. 14 2003
sectores historicamente excluidos de estos espacios de poder e hizo a
las comunidades indigenas sujetos de derechos sin precedentes en
nuestro pais. Con todo esto, el Estado intento suplir uno de los bas-
tiones de la modernidad liberal como expresion ideologica y constitu-
tiva de los estados nacionales, tal y como es su capacidad para otorgar
el status de ciudadano a todos los habitantes del territorio nacional,
solo que en un marco mas contemporaneo intento ampliar la ciudada-
nia sin eliminar la heterogeneidad cultural de sus habitantes. El estado
formaliza asi la plataforma de su politica cultural a traves de la Cons-
titucion.
La emergencia del campo etnico produjo impactos en, al menos,
dos niveles. Primero, en el discurso "formal" del Estado que puede
resumirse en una discriminacidn positiva (Gros, 1997), que favorece
abiertamente a las comunidades indigenas en su condicion de poseedo-
ras legitimas de un estatuto etnico en los terminos objetivados por el
Estado. Simultaneamente, relega otros sectores de poblacion como
los colonos, y produce una dislocacion en los terminos de las representa-
ciones identitarias asociadas a estos ultimos por su caracter mestizo",
quizas espurio desde la logica instrumental del Estado colombiano.
En segundo lugar, el discurso "real" que se establece en la cotidianidad
de algunos escenarios locales amazonicos, que resumo en terminos de
una discriminacidn negativa la cual revela la exacerbacion del caracter
civilizador de los colonos y el "arcaismo" que se les atribuye a las
caracteristicas culturales de los indigenas, que ha impactado la auto-
percepcion de algunos segmentos de poblacion. Las discriminaciones
positivas y negativas implican que las comunidades reconocidas con
un estatuto etnico legitimo son objeto de una discriminacion positiva
de parte del Estado, y una discriminacion negativa por parte de otros
agentes que participan del campo etnico en escenarios locales especi-
12. Veanse los trabajos de Chaves (1998, 2001 y 2002b) para apreciar algunos puntos de las
discusiones al respecto de la configuracion identitaria de los colonos y las ambigiiedades que esta
embarga aun para los mismos academicos y analistas.
La hegemonia de la representadon Carlos Luis del Cairo Silva | 56
ficos. Inclusive, esa discriminacion negativa puede ser ponderada en
autoreferencias negativas a la condicion de ser 'indio'. Tratare de clari-
ficar este doble argumento a traves de ejemplos especificos.
4.1 La discriminacion positiva
Dentro del campo etnico las comunidades indigenas ostentan una po-
sicion relativamente privilegiada en relacion con el Estado, quien ejer-
ce la hegemonia sobre la configuracion del capital en juego. Esta posi-
cion se estructura sobre la base del capital incorporado, que a su vez,
se ha potenciado a partir de las estrategias mismas de estas comunida-
des. En efecto, las comunidades indigenas y las organizaciones politi-
cas que las representan han movilizado el reconocimiento juridico del
estatuto etnico del que gozan hacia la defensa de sus intereses, que se
condensan, fundamentalmente, en la autonomia politica, la diferencia
cultural y la tenencia de territorios bajo la forma de resguardos. En ese
proceso, la estrategia fundamental de las organizaciones indigenas ha
sido la politizacion de la identidad: han orientado la percepcion que
se ha construido del eco-nativo hacia la obtencion y administracion de
un poder territorial que tiene implicaciones en la esfera politica de las
comunidades indigenas en los ambitos local, regional y nacional. Tal
contexto expresa la importancia de la sofisticacion en las politicas de
la identidad, que para el caso de las comunidades etnicas se torna
fundamental en tanto que, siguiendo a Breton, los procesos politicos
"contribuyen en efecto a estructurar la comunidad, a orientar su evolu-
cion interna y sus relaciones con la sociedad que la engloba" (1982.24).
En este orden de ideas, la relacion entre identidad, cultura y poli-
tica que se identifica principalmente en las estrategias del movimiento
indigena, indica la pertinencia de considerar ]as pol/ticas culturales como
ese "proceso que se desata cuando entran en conflicto conjuntos de
actores sociales que a la vez que encarnan diferentes significados y
practicas culturales, han sido moldeados por ellas. Esta definicion su-
pone que diferentes significados y practicas [...] pueden originar pro-
57 I Revista de Antropoiogia y Arqueologia Vol. 14 2003
cesos cuyo caracter politico debe necesariamente ser aceptado" (Esco-
bar et al., 2001:25-26). De tal manera, los movimientos sociales tienden
a relativizar e impugnar los ordenes convencionales dominantes de la
cultura politica en un contexto socio-historico especifico a traves de
su politica cultural. La redefinicion de quien detenta un estatuto etni-
co en la jurisdiccion colombiana es objetada desde la localidad por
sujetos y colectivos que reclaman ser reconocidos e incluidos en el
nuevo marco legislativo, para lo cual despliegan creativas y sofisticadas
politicas de la identidad, como en el caso de los cabildos multietnicos.
A este respecto, Chaves (2003) analiza como las estrategias de re-etniza-
cion impulsadas por la constitucion de algunos cabildos multietnicos
en el Putumayo, produjeron ajustes legislativos en la Direccion Gene-
ral de Asuntos Indigenas —DGAI' '—, dependencia del Ministerio del
Interior, que a su vez llevaron a la sofisticacion de las reclamaciones de
identidades etnicas.
En atencion a fenomenos de esas caracteristicas que empezaron a
replicarse por toda la geografia nacional, el gobierno expidio linea-
mientos juridicos a traves de una serie de circulares de la DGAI para
"frenar la inscripcion de cabildos en las alcaldias municipales y la ex-
pedicion de constancias de membresia que ellos ofrecian a indivi-
duos que aparentemente no podian demostrar con claridad su perte-
nencia a una etnia indigena" (Chaves, 2003:124). Entre los efectos de
tales circulares merece destacarse que "contribuyeron a crear la reali-
dad objetiva del indigena que alii se definia" (Chaves, 2003:126). Es
decir, la retorica juridica del Estado genera unas instancias de repre-
sentacion de que es "el ser indigena" que adquieren un estatuto de
objetividad y, desde alii, actuan como un rasero para definir quienes
son susceptibles o no de ser reconocidos como indigenas. De la mis-
ma manera, esas categorias objetivantes de las identidades etnicas "le-
13. A raiz de la fusion de los ministerios del Interior, y de Justicia y del Derecho reglamentada por
los decretos 200, 201 y 202 de 2003, desde febrero de ese ano la DGAI paso a llamarse Direccion de
Etnias adscrita al Ministerio del Interior y de Justicia.
La hegemonia de la representaddn Carlos Luis del Cairo Silva | 58
gftimas" pueden generar procesos de auto-orientalizacion (Jackson,
1998:303) en las comunidades indigenas cuando acuden a las construc-
ciones externas (occidentales) de lo indigena para prescribir su legiti-
midad en los mismos terminos que resultan coherentes para quien(es)
lo(s) impone(n), en este caso el Estado. Este hecho tambien puede ser
interpretado como un ejercicio hegemonico cuando el colonizado se
representa en los terminos que emite (impone) el colonizador desde
su discurso dominante (Chaves, 1998:278). Esto constituye una con-
tradiccion ventajosa en tanto representa la "oportunidad para grupos
marginales de hacer reclamos en nombre de las leyes burguesas, a
pesar del riesgo de reproducir la misma logica cultural que una vez los
oprimio" (Hale, 1997:574).
En tanto que la DGAI considero como una consecuencia "logica"
los procesos de "re-etnizacion" o "re-indianizacion" de acuerdo con
las nuevas condiciones legales para las minorias culturales, se hizo ne-
cesaria la objetivacion de las categorias constitutivas de una identidad
cultural diferenciada acudiendo a un "autoestudio sociocultural" para
determinar si se trata o no de una reivindicacion identitaria legitima
(DGAI, 1998). En el centro de esta problematica se encuentra la defini-
cion de que es el indigena, cuya complejidad reconoce la misma DGAI.
No obstante, la ambigliedad frente a la definicion de lo indigena es la
norma en la legislacion colombiana. El nuevo marco constitucional
utiliza conceptos tales como grupo etnico, comunidad o pueblo para
referirse no solo a las comunidades indigenas, sino tambien a comuni-
dades raizales y negras lo cual hace mas complejo el panorama (cfr.
Ocampo, 1997; Sanchez et al. 1993).
Las consideraciones expuestas llevan a resaltar la pertinencia de de-
finir el ambito de la instrumentalizacion de las identidades desde una
postura critica. Al referenciar la "instrumentalizacion" de la identi-
dad, no se trata de un problema de "legitimidad" u "orden moral"
que determine su correspondencia o no con la "verdad" (Albert, 1997).
Por el contrario, en esta exposicion la identidad se asume como un
recurso y una estrategia en el juego de poder que impera en el campo
59 I Revista de Antropologia y Arqueologia Vol. 14 2003
etnico, que se invoca para abrir un espacio de interlocucion con el
Estado e instituirse en sujeto de derechos:
Serfa simplista entonces, considerar la formacion de las etnicidades
amazonicas contemporaneas bajo la apariencia de una teatralidad
alienada o cinica. Al contrario, revela un proceso de adaptacion crea-
tiva cuyo trabajo simbolico y politico establece las condiciones de
posibilidad misma de un espacio de interlocucion y de negociacion
interetnica, para una reversibUidad del discurso de dominacion colo-
nial (Albert, 1993:351).
En efecto, la dimension politica de la identidad refleja el recurso
de un "esencialismo estrategico". De hecho, los grupos etnicos movi-
lizan indicadores de etnicidad (lengua diferente, vestido, costumbres,
nociones singulares del territorio, etc.), que se constituyen en lconos
de la identidad etnica como recursos escasos o bienes limitados
(Harrison, 1999) con la intencion de marcar diferencias con otros gru-
pos etnicos o sectores sociales que pugnan por obtener tal estatuto
etnico, de acuerdo con las normas objetivas y publicas que determina
el Estado. La identidad como recurso es un efecto de las condiciones
historicas especificas del campo etnico, por lo tanto, no se podria ge-
neralizar que en todos los momentos historicos de conformacion pre-
via del campo etnico, la identidad indigena sea concebida como un
recurso ni que tenga la misma "eficacia" instrumental.
Asi, el redimensionamiento contemporaneo de lo indigena en
Colombia obedece en buena medida a la esencialidad de los discursos
de la identidad donde el tiempo, fundamentalmente la elaboracion de
un sentido cultural del pasado, tambien juega un papel sustancial, y
donde los discursos academicos han abonado un terreno para la emer-
gencia y transformacion de identidades etnicas proyectadas desde una
matriz que privilegia las esencias identitarias'-*. No obstante, el asunto
de plantear los procesos de re-indigenizacion o re-etnizacion en el caso
colombiano requiere ser pensado con cautela conceptual porque "la
La hegemonia de la representacion Carlos Luis del Cairo Silva | 60
idea del regreso a la etnia que da la ilusion de un modelo pre-existente
—la etnia— hacia el cual se haria un movimiento de retorno, cuando
en realidad los movimientos que designamos bajo esta expresion son
con frecuencia innovaciones culturales, incluso invenciones identitarias"
(Agier, 2000:10; enfasis en el original). Por lo tanto, es necesario pene-
trar en los sentidos locales que Ie dan contenido, sentido y significa-
cion a esos terminos en marcos sociales especificos, como ya lo ha
efectuado Chaves (2003) en el caso de organizaciones indigenas del
Putumayo colombiano.
Por ejemplo, algunos pasajes de las ponencias de diversos lideres
indigenas de la Amazonia colombiana que se incluyen en el libro de
Vieco et al. (2000), demuestran las variadas estrategias discursivas y
los recursos de esencialidad que esgrimen los lideres indigenas como
argumento para legitimar su derecho a las tierras ancestrales y su pa-
pel como "guardianes" del ecosistema amazonico. AUi se pone de
manifiesto el caracter central de la etnicidad en el campo etnico, que
se refiere a aquella forma de clasificacion que opera en un grupo hu-
mano en relacion con otros, donde subyace el interes por establecer
un criterio de inclusion/exclusion apelando a la idea de un origen
comun socialmente construido, invocado a traves dela identidad etnica
como sustento y potenciacion de las reivindicaciones politicas. En tanto
dimension politica de la identidad etnica, a la etnicidad subyace la
idea del instrumentalismo que sugiere la movilizacion de indicadores
de etnicidad mas alia de enfatizar las diferencias entre grupos etnicos.
Esto representa un esfuerzo por acentuar las fronteras sociales
(Harrison, 1999) y por disimular ciertas diferencias en contextos y co-
yunturas especificas:
14. Rappaport (2000), sugiere que entre los nasa existe una constante reinvencion de tradiciones
mfticas que se "metamorfosean" en verdades historicas y de documentos historicos que "aseme-
jan" mitos, como una estrategia contrahegemonica orientada a la resistencia del etnocidio y la
Iegitimacion de tierras ancestrales. Caso similar sucede entre los indigenas del Valle del Sibundoy
(Alta Amazonia colombiana) (Dover, 1998a).
61 I Revista de Antropologia y Arqueologia Vol. 14 2003
Los actores [culturales] niegan, por interes o por conviccion perso-
nal profunda, el trabajo que ellos mismos realizan sobre fragmentos de
cultura, heterogeneos y diversamente asequibles, para permitir que 'la
cultura', recreada como cultura-objeto, sea identitaria (Agier,
1999:197)".
El uso del recurso de la identidad construida con el interes de proyec-
tar su "esencia" responde claramente a la siguiente estrategia: en el movi-
miento indigena opera una apropiacion y un plegamiento al poder
coercitivo del Estado. En lugar de desafiarlo, como historicamente lo
hizo, con el interes de "prescribir identidad se asegura una posicion
mas fuerte frente al Estado" (Dover, i998b:4i). Entonces, la percep-
cion que del Estado tiene el movimiento indigena se torna fundamen-
tal para comprender esa estrategia. En palabras de Brown (1993:311),
las comunidades locales amazonicas ven en el Estado una entidad frag-
mentada, pero al utilizar conceptos como "hegemonia cultural" o "cul-
tura nacional dominante", se concibe discursivamente que el Estado
—sea colombiano, peruano, brasilero, etc.—, es "una realidad ontolo-
gica" (Brown, 1993:311). En ese juego, el rol de los lideres indigenas
es sumamente eficaz para consolidar las reivindicaciones del movi-
miento indigena porque, sin duda, los retos contemporaneos a los
cuales hacen frente las organizaciones indigenas han producido serios
impactos en la forma de ejercer el liderazgo de las comunidades. Si las
condiciones, coyunturas, aspiraciones, proyectos, teleologia, actores y
contextos varian, el efecto logico es que las estrategias de los dirigen-
tes politicos indigenas y las instituciones a que dan lugar tambien lo
hagan. En este escenario, se aprecia la consolidacion de los ejecutivos
de la identidad (Agier, 2000), entendida como una instancia analitica
apropiada para reflejar las nuevas generaciones de lideres de organiza-
15. Eso ya lo ha demostrado Jackson (1994 y 1995), entre los tucano del Vaupes y ratifica la
posicion de Barth (1976) yjuteau (1999) para quienes la constante de las fronteras etnicas esta
representada en su fluctuacion.
La hegemonia de la representaddn Carlos Luis del Cairo Silva | 62
ciones politicas indigenas que coexisten con, se nutren de y dinamizan
la actividad de los lideres consuetudinarios. Esta forma particular de
ejercer el liderazgo no esta exenta de contradicciones:
De cuaiquier modo, destacados portavoces nativos manifiestan
agudas contradicciones en su rol de liderazgo. Como representantes
de un modo de vida que se ha convertido en uno de los iconos ro-
manticos de nuestro tiempo, capturan la atencion de audiencias occi-
dentales enfatizando su autenticidad (Brown, 1993:317).
La discriminacion positiva supone ahondar un poco mas en su natu-
raleza. En anos recientes la Amazonia colombiana ha sido redimensio-
nada por parte del Estado como espacio geopolitico vital para los intere-
ses y la estabilidad nacional. Ahora bien, <;c6mo interpretar esa nueva
politica del Estado? Un enfoque alternativo que va mas alia de la ilu-
sion reformista e innovadora de la Constitucion Politica de 1991 sugiere
interpretarla como "una forma mas bien sutil de dominacion neocolo-
nial indirecta" (Jackson, 1998:305). Dominacion que producira la coop-
tacion de las comunidades indigenas a traves de su identificacion con
la ideologia dominante, hecho que las marginara de vivir su propio
proyecto historico (Jackson, 1998), lo que constituiria aquello que Gros
(1997) denomina una intervencion de baja intensidad. A tal aspecto se
dirige la propuesta de Lorente y Zambrano, en la cual la estatalizacion
de Ia diversidad que opera en Colombia supondria "que el Estado
tiene una politica para la diversidad que es incluirla formalmente, pero
excluirla realmente" (2000:215). Ante esta articulacion "sutil" surgen
preguntas como las siguientes: (jesta constituye una estrategia sofis-
ticada y deliberada del Estado colombiano?; <:es una interpretacion "pre-
venida" de la politica "generosa" de un Estado que busca pagar la
llamada deuda historica de la sociedad nacional hacia las comunidades
indigenas?, o <ise enmarca en la aparente contradiccion, mencionada
por Urban y Sherzer (1991), en la que estan inmersos los Estados
nacionales latinoamericanos en relacion con la diferencia cultural?:
63 I Revista de Antropologia y Arqueologia Vol. 14 2003
La folklorizacion y exotizacion son dos procesos que operan al inte-
rior del Estado-Nacion dirigidos a preservar aspectos de la cultura
indigena. Estos procesos van en contra de los intereses basicos del
Estado en asimilar los grupos etnicos y suprimir la diferencia cultural
(Urban y Sherzer, 1991:11; enfasis agregado).
Si se asume que en las criticas de la modernidad se viene debatien-
do la idea segun la cual no todo poder hegemonico orienta sus esfuer-
zos a disolver la diversidad, entonces tambien cabria preguntarse si
los complejos fenomenos en torno a la identidad que se experimentan
en la contemporaneidad del pais, ^obedecen a una economia politica
de las identidades etnicas regentada y administrada por el Estado para
sacar los mejores dividendos?
Se perfila entonces un escenario creativo que esta historicamente
circunscrito a practicas politicas que buscan, en ultima instancia, im-
poner/subvertir posiciones politicas sobre las identidades etnicas y las
politicas culturales:
Mas alia de estas identidades "politicas" y sus efectos politicos, e
independientemente de las concreciones historicas que presenten las
relaciones entre Estado y etnias, lo que de hecho se da es que la exis-
tencia, definicion y reconstitucion de la cuestion etnica siempre ha
estado determinada por la naturaleza politica que asume el enfrenta-
miento entre poderes: los desarrollados por el Estado y los interpues-
tos por los grupos etnicos (Gomez, 2Oooa:235-236).
Esto lleva a considerar que cuando se abordan los efectos sociales,
politicos o culturales de una plataforma legislativa como la de 1991,
no compete exclusivamente al arbitramiento juridico entre lo indige-
na y lo nacional. Mas bien se relaciona con el asunto politico de inclu-
sion/exclusion de hegemonias/minorias culturales o, para utilizar un
lenguaje muy evocado en la literatura sobre el tema, la tension entre
culturas politicas y politicas culturales, porque es un problema que
La hegemonia de la representadon Carlos Luis del Cairo Silva | 64
refiere en ultima instancia a la eficacia o no de las estrategias de poder
y posicionamiento de unos y otros:
En este orden de ideas, el analisis politico de la cuestion etnica
demanda la observacion de la interaccion entre las politicas y formas
de ejercicio del poder implementados por el Estado colombiano y las
formas de politicidad interpuestas por los grupos etnicos frente al
conflicto (Gomez, 2oooa:236).
El redimensionamiento de los derechos etnicos, entre ellos la sig-
nificativa campaiia de titulacion de tierras bajo la forma de resguar-
dos, es concebido por algunos autores como una compleja estrategia
estatal de orden geopolitico que se suma, con resultados altamente
eficaces, a las politicas globales contemporaneas sobre la naturaleza
que la interpretan "como reserva de valor en si misma" (Escobar, 1999:
88). Y a este nivel es que se identifica el nodo del debate antropologico
al respecto: quienes atribuyen al nuevo marco juridico colombiano un
efecto de cooptacion sobre las dirigencias etnicas al verse identificadas
con la ideologia y practicas politicas del Estado colombiano (por ejem-
plo Jackson, 1998; Gros, 2000 o Vasco, 2002)'* ;̂ y por otro lado, quie-
nes sostienen que tal cooptacion es un planteamiento que carece de
perspectiva historica y vision politica, al simplificar procesos mucho
mas densos y complejos que son el resultado de la capacidad politica
de las organizaciones indigenas y sus dirigentes (Gomez, 2000a y
2000b). Precisamente Gomez (2000b), plantea que:
16. Para algunos autores, las manifestaciones concretas de tal cooptacion se pueden identificar en
la fragmentacion del movimiento etnico (Laurent, 1998) o en las practicas politiqueras ocasiona-
das, entre otros factores, por la disputa del control de los recursos que reciben los resguardos por
concepto de transferencias del gobierno central (Meneses, 2002). En ultima instancia, como lo
sefiala Zambrano, "al ser incluidos las autoridades y territorios indigenas, como parte del Estado
colombiano, los gobiernos indigenas han tenido que enfrentar fenomenos como el manejo de
presupuestos, las alianzas politicas y burocraticas, los conflictos interetnicos y el proseiitismo elec-
toral, dentro de una logica cultural-estatal, que las culturas propias —e incluso sus movimien-
tos— no tenian en perspectiva (Zambrano, 2003:21).
65 I Revista de Antropologia y ArqueoLogia Vol. 14 2003
. Se trata de un fenomeno sociologico que comienza a transformar la
naturaleza del poder etnico, haciendo que este comience a construirse
a imagen y semejanza de la forma en que se produce y ejercita el po-
der en Occidente. De la misma manera que en estas sociedades el Es-
tado se constituye en un poder/autoridad, separado de la sociedad o
contra ella, comienza a conformarse en la estructura organizativa del
movimiento indigena un poder/autoridad separado de las etnias, en
ocasiones, contra ellas. Este hecho pone de presente que el problema
no es de politica ni del tipo de actores y, por lo tanto, tampoco de
cooptacion (Gomez, 2000b: 151).
A este respecto, se traza un debate muy interesante y algido que
supone la necesidad de indagar etnograficamente en contextos especi-
ficos el papel de las dirigencias politicas indigenas de la Amazonia. Se
deben analizar sus discursos y sus practicas politicas, con el objeto de
identificar claramente los efectos de la politica amazonica en la con-
temporaneidad, asi como la pertinencia y actualidad del debate sobre
la cooptacion de las dirigencias politicas indigenas de la region. Ade-
mas, se debe valorar la pertinencia y viabilidad de la misma idea de
cooptacion para explicar los fenomenos a los que me he referido.
4.2 La discHminadon negativa
El argumento que quiero desarrollar cuando me refiero a la discrimina-
cion negativa se ubica en el piano de la movilidad social de las identida-
des, bajo la forma del establecimiento de relaciones en la cotidianidad,
que tiene lugar entre los sectores de poblacion comprometidos en la
colonizacion de la Amazonia"'. Considero que el contexto etnografico
17. Los articulos de Chaves (1998, 2002b y 2003) reflejan escenarios locales amazonicos, particu-
larmente en el contexto putumayense, donde aparecen discursos y contradiscursos que muestran
como los criterios de valoracion fenotipica pueden actuar de manera determinada para reivindi-
car o discriminar una pertenencia etnica singular. Sin embargo, en el momento en que recopile los
datos etnograficos que expongo (1996-1997) no identifique formas de plegamiento identitario de
La hegemonia de la representacidn Carlos Luis del Cairo Silva | 66
que tomare como referencia refleja un fenomeno que a pesar de no ser
generalizado, en algun momento se ha replicado en otras areas de co-
lonizacion amazonica con visos mas o menos acentuados. Con ello,
quiero llamar la atencion sobre la ligereza que representaria afirmar
que los efectos de los reconocimientos formales del Estado colombia-
no frente a lo etnico, supondrian una transformacion automatica de
las relaciones cotidianas entre estos sectores de poblacion. Esto desco-
noceria la condensacion de relaciones asimetricas o de cooperacion
que por decadas se han establecido entre ellos, donde los regimenes
de representacion de la alteridad han dejado entrever la profunda car-
ga simbolica que se despliega al nombrar al "otro"'*. Esto lleva a con-
siderar que cuando se abordan los efectos sociales, politicos o culturales
de una plataforma legislativa como la de 1991, no compete exclusiva-
mente al arbitramiento juridico entre lo indigena y lo estatal, sino tam-
bien a la inclusion/exclusion de hegemonias/minorias culturales en
terminos de localidades especificas que refieren, en ultima instancia, a
la eficacia o no de las estrategias de poder y posicionamiento de unos
y otros.
Para argumentar la discriminacion negativa expondre dos casos
que se hicieron evidentes durante mi trabajo etnografico entre los ha-
bitantes del resguardo de Panure (Guaviare) y los colonos'^ vecinos
los colonos hacia lo 'indigena', como si lo demuestra Chaves en los trabajos seiialados. Obviamen-
te, los procesos historicos de poblamiento y relaciones interetnicas del contexto guaviarense difie-
ren ostensiblemente del putumayense, sin embargo se identifica aqui la necesidad de desarrollar
investigaciones a este respecto en el Guaviare para ponderar con mayor detalle el estado de las
relaciones entre sectores etnicos y no etnicos, y luego decantar el impacto de la nueva plataforma
juridica en materia etnica.
18. A este respecto resulta pertinente senalar que algunos investigadores (vease: Jackson, 1998 y
Meneses, 2002, entre otros) sugieren que el impacto de la nueva legislacion en las organizaciones
politicas indigenas esta lejos de cristalizarse de manera radical, diferenciandose de aquellas inter-
pretaciones que Ie atribuyen a la nueva Constitucion un efecto estructuralmente renovador en
materia de apertura y de dotar con nuevas herramientas a las organizaciones politicas de base
etnica.
19. Si bien Chaves (1998 y 2003) resalta acertadamente que en los estudios regionales amazonicos
se detecta la ausencia de estudios sobre las identidades de los colonos, y que en si misma esta
67 I Revista de Antropologia y Arqueologia Vol. 14 2003
que pertenecen a la vereda Bocas de Aguabonita. En primer lugar,
tratare el caso de las percepciones de la naturaleza y su usufructo entre
colonos e indigenas como un ambito donde se percibe cierta discrimi-
nacion negativa de parte de los colonos hacia los indigenas y, en se-
gundo lugar, abordare brevemente la percepcion propia de la identi-
dad etnica entre algunos habitantes del resguardo.
Con respecto al primer aspecto, es interesante apreciar como se
hizo evidente la percepcion de la naturaleza en el discurso de un diri-
gente politico del resguardo:
Todo lo que hoy dia pues da la vida para nosotros es, esto, como Ie
dijera yo a usted... cosas importantes, si. Todo lo que vemos, todo lo
que miramos, todo lo que pisamos, todo lo que consumimos son dro-
gas... todo lo que cuidamos nosotros, como siempre hemos vivido
con la naturaleza. Y siempre para nosotros la madre tierra que da la
vida, da la medicina, da los alimentos, da los animales, da los peces,
bueno en fin... cantidades. Lo que es la yuca, lo que es... bueno, arbo-
les, frutales, todo eso es lo que da. Cada cosa tiene su lugar. Cada cosa
tiene su historia, cada lugar tiene su historia, todo lo que vemos aqui,
la naturaleza, los que curan, pronuncian lo que es la naturaleza. [...]
Para curar no se necesita invocar otros espiritus, unicamente los que
rezan, los payes, utilizan el agua, pronuncian, concentran, estudian, y
si. Pero el nombre de la naturaleza lo utilizan para curar ciertas hierbas
de la misma tierra o el agua o las frutas o los arboles... bueno muchas
cosas... y el aire, o sea los astros, el Sol, el agua, los animales, todo lo
que hay alli, pronuncian para curar (San Jose, 27 de enero de 1997).
En la narracion se construye una equivalencia de la naturaleza como
la "madre tierra", donde converge un sentido femenino y procreador
categon'a resulta mas que problematica, en este articulo acudo a la nocion de colono porque es la
autoreferencia utiiizada por los habitantes no indigenas de la vereda Bocas de Aguabonita, mien-
tras que los indigenas del resguardo se refieren a aquellos genericamente como "blancos".
La hegemonia de la representaddn Carlos Luis del Cairo Silva | 58
soportado en que se trata de una entidad viva, dotada de espiritus que
regulan la manera como los hombres deben acercarse y relacionarse
con ella. Ademas, indica su valor holistico que, retoricamente, la hace
parte integral y soporte de la cultura indigena. Sin embargo, por las
condiciones historicas de constitucion del resguardo, la presion sobre
sus tierras impacta la percepcion misma de la naturaleza, y Ia tierra
adquiere una significacion sensiblemente diferente en el discurso del
mismo dirigente:
... la tierra [del resguardo] no es del gobierno. El gobierno unica-
mente delimito [...] Nosotros no vamos a ceder tierras porque las
parcelas que quedan es de nosotros, es propiedad de nosotros. El
gobierno nunca dijo: aqui les limito y esto va para todo el que Uegue.
Nunca, olvidese de esa vaina. Nosotros conservamos propiedad pri-
vada de nosotros, eso es asi. Las costumbres de nosotros es asf [...]
porque si nosotros decimos metase aquf y siga trabajando [...] no
queda nada ,;cual es la esperanza? (San Jose, 27 de enero de 1997).
A diferencia del primer fragmento invocado, en este segundo se
hace evidente como las condiciones especificas de usufructo de las
tierras de resguardo producen una transformacion radical en la per-
cepcion de la naturaleza. Aparece entonces que su resguardo, lejos de
ser la "madre tierra" como categoria metafisica, adquiere un valor par-
ticular en tanto propiedad reglamentada de acuerdo con una logica
juridica implementada y promovida por el Estado mismo.
Las condiciones especificas que rodean a las comunidades indige-
nas amazonicas hacen que la idea del eco-nativo, garante natural del
entorno e imbricado con su medio a traves de indisolubles vinculos
tanto 'naturales' como 'espirituales', adquiera nuevos matices. Esto
indica la necesidad de poner en contexto los debates sobre el eco-
nativo segun las contingencias que necesariamente impactan las for-
mas particulares de concepcion y usufructo de la naturaleza, que
detentan las comunidades indfgenas.
69 I Revista de Antropologia y ArqueoLogia Vol. 14 2003
Las mismas practicas y representaciones que se idealizan en la con-
cepcion del eco-nativo, van a ser factor de critica por parte de algunos
colonos del area. Al respecto, un colono narraba que algunos indige-
nas guayaberos, proximos a su finca, utilizaban los frutos de la tierra
de una manera muy particular: "... mire esta gente [de Barrancon]: si
la tierra quemara, la hubieran quemado ya toda. jDestructores a mo-
rir! Ellos creen que las cosas no se acaban [...] y las cosas se acaban"
(Bocas de Aguabonita, marzo 28 de 1997)"°. Podrian mencionarse otros
fragmentos que sugieren el caracter destructivo de algunas comunida-
des indigenas, al animalizarlos discursivamente; aparece entonces la
figura del indio como perro o como mico para senalar su incapacidad
para "explotar" adecuadamente los recursos que le ofrece la naturale-
za. Asi, se detectan percepciones opuestas sobre la tierra segun los
colonos y los indigenas: "La tierra para mi es una fuente de supervi-
vencia, uno sin tierra no puede vivir [...] El que cultiva la tierra come
y vive de ella. Pues yo digo por mi: yo hice la tierrita y hoy dia como de
ella" (Bocas de Aguabonita, 28 de marzo de 1997).
Aunque en el contexto etnografico de Panure y Bocas de Aguabo-
nita los colonos expresan una gradacion compleja de que constituye lo
"indio", donde la referencia a la alteridad se construye con base en una
matriz de valores por oposicion (Del Cairo, 2003), no se podria sostener
que los terminos de las relaciones entre estos siempre destacan la confron-
tacion. Pero, en virtud de la ausencia de datos etnograficos mas recientes
en el contexto evocado, podriamos plantear que las narraciones referi-
das expresan la percepcion singular de unos sujetos y aparecen como
instancias discursivas que reflejan los estereotipos locales sobre la tierra
desde los colonos y los indigenas alrededor de San Jose del Guaviare.
Mientras que la tierra es significada como 'madre' en la primera
narracion del lider indigena, para el colono lo es en tanto que despen-
sa. Y es alli donde se ejerce una seria critica de parte de algunos colo-
20. Un argumento mas detallado sobre las construcciones de la alteridad entre colonos e indige-
nas en la localidad aquf referida, lo he desarrollado en otro trabajo; vease Del Cairo (2003).
to hegemonio de la representoaon Carlos Luis del Cairo Silva | 70
nos de la region frente a los indigenas. En algunas conversaciones,
diferentes colonos con quienes interactue invocaban de manera reite-
rada el argumento de las tierras de los resguardos como un obstaculo
para el desarrollo de las veredas cercanas al resguardo porque, desde
su logica, consideraban que al "indio" poco o nada le interesaba pen-
sar en el futuro e invertir en la tierra para mejorar los cultivos, la produc-
cion y, en consecuencia, aumentar sus ingresos. Desde esa premisa,
expresaban su malestar porque el gobierno estuviera tan interesado
en sanear y ampliar resguardos cuando los indigenas no sabian como
utilizar de manera adecuada la tierra: (jpara que darle tierra a quien no
la trabaja?, era un argumento reiteradamente invocado por los colo-
nos. Asi, en ciertas localidades, las imagenes que se potencian como
favorables en la construccion del eco-nativo terminan por diluirse desde
la optica de los colonos, en virtud de su poca funcionalidad en termi-
nos de sus expectativas economicas.
Ahora bien, la segunda instancia que me interesa exponer para
argumentar la discriminacion negativa se refiere a las autopercepciones
de la identidad etnica en algunos miembros del resguardo. En efecto,
durante la epoca en que realice el trabajo de campo en Panure fue
evidente que la movilidad social ascendente estaba lntimamente liga-
da a la adopcion de normas culturales asociadas a aquello que los
indigenas catalogaban como "bianco": vivir en el pueblo, frecuentar
sus lugares de diversion, mantener relaciones sentimentales con "blan-
cos" o, aun, establecer alianzas matrimoniales con ellos. Siguiendo a
Wade (1997), para este ultimo caso el blanqueamiento de sangre no es
equivalente al blanqueamiento social, pero cumple con la funcion de
aminorar la carga simbolica negativa que en este contexto se le adjudi-
caba al ser indigena. Ese blanqueamiento social se interpreta como la
adscripcion, establecimiento y participacion en redes sociales, que en
este caso se extienden al mundo no indigena; de tal manera que el blan-
queamiento trasciende asi lo estrictamente fisico y se instala en el te-
rreno de las identidades (Wade, 1997). Esto se puede abstraer de dos
situaciones del contexto etnografico: primero, las relaciones entre ha-
71 I Revista de Antropoiogia y Arqueologia Vol. 14 2003
bitantes de Panure y del Veinte de Julio y, segundo, el caso de los jovenes
habitantes del resguardo.
Desde su instauracion como asentamiento indigena a finales de la
decada de i960, el actual resguardo de Panure experimento una rota-
cion de pobladores indigenas con otros dos asentamientos: La Fuga, a
oriUas del rio Guaviare y el Veinte de Julio, un barrio ubicado en el
costado oriental de San Jose del Guaviare. Particularmente, las relacio-
nes entre los habitantes del resguardo y los miembros del barrio Vein-
te de Julio se tornaban complejas en virtud de la necesidad de tierras
de unos y otros. Siendo esquematico, podria resumir que los habitan-
tes del resguardo criticaban el acceso a las tierras del resguardo del
que gozaban algunos habitantes indigenas del Veinte de Julio, porque
en su criterio, estos ultimos negaban su condicion de "ser indios". Ese
conflicto no puede reducirse a un proceso estrictamente economico
derivado del reclamo por el acceso a tierras comunales cobijadas por
la figura del resguardo. Por el contrario, el terreno de los discursos
sobre lo indio entre habitantes de Panure y del Veinte de Julio se torna
interesante: para los habitantes de Panure se trataba de una legitima-
cion de lo que era ser un verdadero indio. En tal fenomeno, la nocion
de identidad renunciada {surrendered identityY^ constituye perfecta-
mente una modalidad de la identidad aplicable a algunos de los habi-
tantes del Veinte de Julio, en tanto "negaban" su condicion de indige-
nas ante los demas habitantes del pueblo, pero insistian en que eran
indios ante las autoridades del resguardo de Panure para legitimar su
derecho a participar de las tierras comunales del resguardo".
21. Este tipo de identidad se define como "una identidad iatente a la cual se 'renuncia' tan solo como
un metodo y en atencion a una praxis dictada por las circunstancias, pero que en cualquier momento
puede ser invocada, o actualizada" (Cardoso de Oliveira, 1992:28). Esto no sugiere que haya un
nivel esencial e inmutable de la identidad a la cual se renuncia sino mas bien, a que las poblaciones
tienden a naturalizar estrategicamente algunos aspectos relevantes de la identidad para construir
sentidos que enfatizan su "tradicionalismo", como el idioma o ciertos usos atavicos, y es a esos
marcadores de identidades tradicionales que se puede "renunciar" o "invocar" estrategicamente.
22. Para una caracterizacion etnografica mas detallada sobre esta situacion vease Del Cairo (1998).
i o hegemonia de la representacion Carlos Luis del Cairo Silva | 72
Para el caso especifico de las mujeres indigenas del Veinte de Julio
que se habian casado con colonos o mestizos del pueblo, al establecer
una alianza matrimonial con un individuo externo a su grupo etnico el
traspaso de la frontera etnica debe interpretarse como un cambio en la
distincion etnica mas no en la cultura del sujeto (Barth, 1976). Ahora,
las consideraciones de la posibilidad de establecer un "sincretismo
cultural" en los individuos que se adscriben a otro grupo etnico por la
via de la alianza matrimonial resulta un terreno sumamente interesan-
te que escapa a los intereses directos de este articulo.
El segundo caso atane a los jovenes y las caracteristicas de como se
pensaban ellos como indigenas. Esta situacion puede asociarse a la
nocion de identidad negativa que Cardoso de Oliveira (1992) retoma
de Erikson, segun la cual la discriminacion de lo indio ejercida en el
espacio de las fricciones interetnicas por "los segmentos regionales de
la poblacion nacional", los colonos en este caso, termina por influir
sobre todo en las generaciones mas jovenes para que asuman una "con-
ciencia negativa de si mismos" (Cardoso de Oliveira, 1992:33). Una
artesana tucano habitante del resguardo de Panure narraba que sien-
do muy joven fue a trabajar al pueblo como empleada domestica y se
traslado a Bogota con la familia para la cual trabajaba cuando esta
cambio de domicilio; estancia que fue efimera ya que al cabo de un
par de meses decidio volver a San Jose porque se "sentia acomplejada
en medio de tanto bianco", porque era frecuentemente discriminada
por su condicion de india.
Tambien era recurrente la discriminacion sutil o abierta que se
ejercia sobre los indigenas en espacios como la escuela del resguardo.
Una vez los estudiantes indigenas terminaban la escuela debian cursar
sus estudios secundarios en los colegios del pueblo, donde la proce-
dencia de los estudiantes era diversa y se apreciaban referencias nega-
tivas a lo indio. Por eso, era sumamente valorado entre los jovenes del
resguardo establecer relaciones sentimentales con personas no indige-
nas, asi como participar de la vida del pueblo y desdenar, en cierta
forma, todo lo relacionado con la tradicion de la comunidad a la cual
73 I Revista de Antropoiogia y Arqueologia Vol. 14 2003
pertenedan. Adicionalmente, se observo durante la temporada de tra-
bajo de campo que algunos padres le impedian a sus hijos que habla-
ran en lengua^^ argumentando que desde pequeiios debfan aprender a
hablar correctamente en castellano o de lo contrario sufririan al cre-
cer; en otros casos, algunos padres de familia hablaban a sus hijos en
lengua pero sus hijos respondian unicamente en castellano, ya que se
avergonzaban de hablar en lengua.
Cuando se analizan las formas locales de interaccion de las comu-
nidades indigenas y otros sectores sociales, es probable que la figura
reivindicatoria del indigena que sustenta la discriminacion positiva se
diluya en algunos aspectos, por las constricciones, contingencias y
coyunturas locales que aparecen como desafios para los sujetos etnicos.
En conjunto, esas expresiones manifiestan que existe un amplio in-
tersticio entre la discriminacion positiva regulada por el Estado y las
expresiones cotidianas que se tornan en una verdadera discriminacion
negativa en los ambitos locales. Si bien estos son ambitos diferentes
(Estado-comunidades indigenas por un lado, y comunidades indige-
nas y no indigenas en contextos locales por otro), merecerian un ana-
lisis mas detallado ya que todos confluyen en el campo etnico, y desde
alli, se considera util evidenciar con datos etnograficos recientes la
dislocacion que produjo la emergencia del campo etnico en esos dos
niveles. En los casos aqui expuestos recogidos durante una temporada
de campo realizada hace ya varios aiios, se apreciaban referencias ne-
gativas a la condicion de indio de parte de los colonos y de algunos
indigenas. Ciertamente habria que ponderar si estas referencias aun
persisten, si se han transformado o si, por el contrario, se han diluido
con la decantacion de los efectos del campo etnico.
23. En el contexto local, lengua es la denominacion generica de los diferentes idiomas hablados
por los indigenas. Entre los tucano oriental la filiacion etnica y lingOistica de un individuo se
hereda por via patema.
La hegemonfa de la representaa'dn Carlos Luis del Cairo Silva | 74
5. Conclusiones
La emergencia del campo etnico se decreta con la formalidad juridica
que reconocio la diversidad etnica y cultural del pais a principios de la
decada de 1990. Alli, el capital central en disputa lo constituye el po-
der de determinar los criterios y la manera como se define si un grupo
social posee o no un caracter etnico legitimo. La pugna por controlar
ese capital perfila agentes que detentan posiciones disimiles en el cam-
po etnico, precisamente porque poseen volumenes distintos de ese
capital.
Si bien el Estado ejerce una hegemonia en el campo etnico, no esta
exento de luchas por la nominacion explicita y publica del mundo
social, precisamente porque existen muchos grupos sociales locales y
especificos que disputan su caracter etnico legitimo. Estos han usado
creativamente la plataforma juridica del Estado en materia etnica, que
se expresa a traves de procesos como la re-indigenizacion, la neo-
indigenizacion o la re-etnizacion. A partir de alli, interpelan sus conte-
nidos y supuestos en un esfuerzo por hacerse participes de los recono-
cimientos que se otorga a aquellos sectores de poblacion que detentan
un caracter etnico. Estas disputas son precisamente las usuales dentro
de un campo que las define como un sistema cambiante de relaciones
y posiciones sociales.
Asi, quienes ocupan una posicion relativamente privilegiada en el
campo etnico, por fuera del Estado que monopoliza los condicionantes
del capital en juego, son aquellos sectores de poblacion con los ele-
mentos mas visibles o mejor potenciados para demostrar su posesion
legitima del capital etnico —como las comunidades indigenas "tradi-
cionales"— en detrimento de otros grupos sociales cuyo caracter etni-
co puede ser "polemico" a partir de los parametros "objetivos" que el
Estado ha establecido. Se hace necesario enfatizar, en consecuencia,
que el Estado ha tenido que ajustar los alcances de las reglas del cam-
po etnico de acuerdo con los desafios que Ie proponen diversos secto-
res sociales:
75 I Revista de Antropologia y Arqueologia Vol. 14 2003
[E]n un intento por frenar y controlar ese proceso de inclusion, [el
Estado] ha establecido criterios tecnico-politicos para senalar las
caracteristicas de los que, a su manera de ver, constituyen verdaderos
sujetos etnicos, dignos de un tratamiento "preferencial" de parte suya"
(Chaves, 2oo2b:2ii-2i2).
Es cada vez mas usual que las comunidades locales organizadas
apelen al recurso de su etnicidad para promover logros que se po-
drian catalogar de manera generica como politicos, en tanto que las
instancias que intervienen en el campo etnico fundamentalmente son
politicas "y responden a la logica que la misma politica impone" (Zam-
brano, 2003:52). Desde alli, los demas agentes alojados en el campo
pugnan por reducir la distancia que los separa de la posicion hege-
monica para subvertirla de alguna manera, e intervenir en la instau-
racion de una nueva hegemonia. Esto Ueva a considerar que uno de los
impactos fundamentales de la emergencia del campo etnico es que hace
de la identidad un recurso. No obstante, no se puede afirmar que esta
sea simplemente eso en todos los tiempos y circunstancias, porque
desvirtuaria el caracter relacional, denso y contextual que se Ie ha atri-
buido en esta argumentacion.
En el caso especifico de las comunidades indigenas aparece un
elemento fundamental: la concepcion del eco-nativo. Esta ha sido po-
tenciada por el Estado para resolver problemas de su gobernabilidad
en la periferia del pais, asi como para mostrar contundentes resulta-
dos frente a la comunidad internacional en materia de proteccion de
la diversidad cultural y ecologica. De la misma manera, los indigenas
aluden creativamente a la instancia retorica del eco-nativo para darle
fuerza a las reivindicaciones de sus comunidades y sus organizaciones.
El eco-nativo aparece, entonces, como estructurante de un capital etnico
que se convierte en factor decisivo para el posicionamiento de las co-
munidades indigenas del pais al reportar reconocimientos formales
como la asignacion de tierras bajo la forma de resguardos cuyos efec-
tos son evidentes en el contexto amazonico. No obstante, la formali-
La hegemonia de la representaddn Carlos Luis del Cairo Silva | 76
dad juridica del Estado no se adopta ni resuelve mecanicamente en las
localidades y mas cuando estas se configuran problematicamente por
la confluencia de diferentes actores sociales, politicos y etnicos que
pugnan por obtener una posicion privilegiada en el campo etnico.
Asi, la dialectica inclusion-exclusion subyace al esfuerzo de los
movimientos sociales en la Amazonia colombiana por participar como
depositarios de derechos civiles en el concierto del Estado. Ademas,
la dialectica visibilidad-invisibilidad supone el papel de los discursos
academicos en la elaboracion de perspectivas analiticas que pueden,
como se ha demostrado, constituir capitales simbolicos al servicio de
los agentes sociales para posicionarse estrategicamente en el campo
etnico. Por tanto, el impacto de los discursos de algunos antropologos
locales es altamente decisivo en la estructuracion, transformacion y
legitimacion de nuevas condiciones y ordenes sociales. Al hacer opera-
tiva la categoria de grupo etnico el Estado colombiano ha privilegiado
a aquellos grupos humanos que pueden articular discursos etnicos y
movilizar indicadores de etnicidad. Sin embargo, las politicas del Es-
tado en materia etnica son creativamente impugnadas y relativizadas
por las politicas de la identidad que emergen desde la localidad.
Considero que la pertinencia de analizar los procesos anteriores y
posteriores a la promulgacion de la nueva Constitucion Politica en el
marco del campo etnico, radica en la posibilidad de articular de una ma-
nera particular los pliegues, ambiguedades y contradicciones de los dis-
cursos y acciones que promulgan los actores que intervienen en el y que
han sido seiialados por diversos analistas. Finalmente, en ese complejo
panorama se empiezan a ponderar los efectos de la hegemonia de la re-
presentacion que ejerce el Estado colombiano al instrumentalizar el
concepto de grupo etnico y revertirlo a traves de una legislacion incluyen-
te/excluyente. Los agentes que intervienen en el campo, como los indi-
genas y los colonos, entre otros, se enfrentan al desafio de participar en
la definicion de las politicas que les afectan, porque la nocion de campo
revela que alli las luchas son permanentes. Sin duda, se trata de esfuer-
zos que obedecen al intento por subvertir aquella hegemonia instaurada
77 I Revista de Antropologia y Arqueologia Vol. 14 2003
por el Estado, quizas para proponer una nueva hegemonia de la repre-
sentacion donde seran otros los excluidos del capital imperante.
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