la explosión de tunguska - e-005 vol iv fas 41 - lo inexplicado - vicufo2

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En 1 908, una vasta extensión de Si beria resu ltó arrasada. Los árboles, abrasados, se vi nieron abaio y la piel de los animales quedó cubierta de costras. ¿ Pudo ello deberse a una explosión nuclear? r,N Le uañaN¡, del 30 de junio de 1908, el granjero S. B. Semenov estaba sentado en el porche de la aislada factoría de Vanavara. a 750 kilómetros al noroeste del lago Baikal, en Siberia. Eran solamente las 7.15 de la mañana, pero el día estaba ya muy avanzado. pues en esas latitudes septentrionales el sol, en pleno verano, se levanta pronto. El vecino de Seme- nov, P. P. Kosalopov, estaba arrancando cla- vos del marco de una ventana. con unas tena- zas. Ninguno de los dos hombres podía sospe- char el drama que iban a contemplar. De pronto, Semenov se sobresaltó al ver, hacia el noroeste, una brillante bola de fuego que .cubría una parte enorme del cielo". Se- menov se estremeció de dolor, pues tuvo la impresión de que el calor de la bola ígnea que- maba su camisa. En la puerta contigua, Kosa- lopov dejó caer las tenazas y se llevó las manos a los oídos, ya que tuvo la sensación de que sus orejas ardían. Miró primero hacia su tejado, pensando que se había declarado un incendio, y después se dirigó a Semenov. -¿Has visto eso? -preguntó. -¿Cómo iba a dejar de verlo? -replicó el asustado Semenov, al que todavía le escocían sus quemaduras. Unos segundos más tarde, la bola de fuego, de un cegador color azul y arrastrando tras de una columna de polvo, explotó a 65 kilóme- fros de Vanavara, con tal fuerza que Semenov fue derribado y permaneció unos segundos in- consciente. A1 volver en sí. notó en el suelo unos temblores que estremecían toda la casa y que acabaron por romper la puerta del establo y astillar las ventanas. En la casa de Kosalopov cayó tierra del techo, y una puerta derribó la estufa. Se oía una especie de truenos. La gran bola de fuego siberiana de 1908 fue un acontecimiento tan excepcional que suscitó una controversia que todavía prosigue. Las ex- plicaciones al respecto entran en el reino de lo extraño, incluida la notable hipótesis según la cual el fenómeno fue causado nada menos que por un aferrizale de emergencia de una nave espacial movida por energía nuclear, tal vez de origen extraterrestre. Las secuelas de la explosión, el 30 de junio de 1 908, de una enorme bola de fuego sobre Tunguska, Siberia (recuadro del mapa) debieron de presentar un aspecto similar al de un incendio forestal (arriba), ya que en un radio de 30 kilómetros los árboles fueron abatidos y el intenso calor incendió el bosque (Colin Edwards & Partners). Trece años después de la explosión de Tunguska, el minerólogo soviético Leonid Kulik (arriba) dirigió una expedición a aquel lugar, viajando en trineos tirados por caballos y en barca (a la derecha). Su ruta queda indicada en el mapa (en la página siguiente). Kulik encontró pruebas dramáticas del suceso: bosques enteros de árboles calcinados y desarraigados (a la izquierda), pero no halló ningún rastro de materiales meteorÍticos [fotos Sovfotol.

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  • En 1 908, una vasta extensin deSi beria resu lt arrasada. Losrboles, abrasados, se vi nieronabaio y la piel de los animales quedcubierta de costras. Pudo ellodeberse a una explosin nuclear?r,N Le uaaN, del 30 de junio de 1908, elgranjero S. B. Semenov estaba sentado en elporche de la aislada factora de Vanavara. a750 kilmetros al noroeste del lago Baikal, enSiberia. Eran solamente las 7.15 de la maana,pero el da estaba ya muy avanzado. pues enesas latitudes septentrionales el sol, en plenoverano, se levanta pronto. El vecino de Seme-nov, P. P. Kosalopov, estaba arrancando cla-vos del marco de una ventana. con unas tena-zas. Ninguno de los dos hombres poda sospe-char el drama que iban a contemplar.

    De pronto, Semenov se sobresalt al ver,hacia el noroeste, una brillante bola de fuegoque .cubra una parte enorme del cielo". Se-menov se estremeci de dolor, pues tuvo laimpresin de que el calor de la bola gnea que-

    maba su camisa. En la puerta contigua, Kosa-lopov dej caer las tenazas y se llev las manosa los odos, ya que tuvo la sensacin de que susorejas ardan. Mir primero hacia su tejado,pensando que se haba declarado un incendio,y despus se dirig a Semenov.

    -Has visto eso? -pregunt.-Cmo iba a dejar de verlo? -replic elasustado Semenov, al que todava le escocan

    sus quemaduras.Unos segundos ms tarde, la bola de fuego,

    de un cegador color azul y arrastrando tras des una columna de polvo, explot a 65 kilme-fros de Vanavara, con tal fuerza que Semenovfue derribado y permaneci unos segundos in-

    consciente. A1 volver en s. not en el suelounos temblores que estremecan toda la casa yque acabaron por romper la puerta del establoy astillar las ventanas. En la casa de Kosalopovcay tierra del techo, y una puerta derrib laestufa. Se oa una especie de truenos.

    La gran bola de fuego siberiana de 1908 fueun acontecimiento tan excepcional que suscituna controversia que todava prosigue. Las ex-plicaciones al respecto entran en el reino de loextrao, incluida la notable hiptesis segn lacual el fenmeno fue causado nada menos quepor un aferrizale de emergencia de una naveespacial movida por energa nuclear, tal vez deorigen extraterrestre.

    Las secuelas de la explosin, el30 de junio de 1 908, de unaenorme bola de fuego sobreTunguska, Siberia (recuadro delmapa) debieron de presentar unaspecto similar al de un incendioforestal (arriba), ya que en unradio de 30 kilmetros los rbolesfueron abatidos y el intenso calorincendi el bosque (ColinEdwards & Partners).

    Trece aos despus de laexplosin de Tunguska, elminerlogo sovitico Leonid Kulik(arriba) dirigi una expedicin aaquel lugar, viajando en trineostirados por caballos y en barca (ala derecha). Su ruta quedaindicada en el mapa (en la pginasiguiente). Kulik encontr pruebasdramticas del suceso: bosquesenteros de rboles calcinados ydesarraigados (a la izquierda),pero no hall ningn rastro demateriales meteorticos [fotosSovfotol.

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    La zona en la que cay el objeto. en el valledel ro Tunguska Pedregoso, estaba escasa-mente poblada por los tunguses. pueblo nma-da de origen mongol dedicado al pastoreo derenos. Cerca del centro de la explosin, al nor-te de Vanavara, varios tunguses fueron lanza-dos al aire por la explosin, y sus tiendas fue-ron arrebatadas por un viento violentsimo. Asu alrededor, el bosque empez a arder.

    Cuando los asombrados tunguses inspeccio-naron cautelosamente el lugar de la explosin,encontraron escenas de terrible devastacin.En un crculo de 30 kilmetros, los rboleshaban sido derribados como cerillas de made-ra y el calor intenso producido por la explosinhaba fundido objetos metlicos, destruido al-macenes y reducido varios renos a cenizas. No

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    Explosin de Tunguska

    quedaba en aquella zona ningn animal vivo,pero, milagrosamente, ningn ser humanomuri a consecuencias del desastre. Se dijotambin que haba cado en aquellos lugaresuna misteriosa lluvia negra.

    Los efectos de la explosin de Tunguskafueron vistos y sentidos en un radio de ms demll kilmetros. Informes procedentes del dis-trito de Kansk, a 600 kilmetros del punto enque se produjo el estallido, describieron suce-sos tales como barqueros precipitados al aguay caballos derribados por la onda expansiva,mientras las casas temblaban y los objetos deloza se rompan en sus estantes. E,l conductordel Transiberiano detuvo su tren temiendo undescarrilamiento, al notar que vibraban los va-gones y los rales.

    Otros efectos fueron percibidos en lugaresmuy distantes del globo, pero su causa perma-neci ignorada durante largo tiempo, ya que lanoticia de la bola de fuego y de su explosin nolleg a odos del gran pblico hasta pasadosvarios aos. En toda Europa se registraron on-das ssmicas parecidas a las de un terremoto,as como diversos trastornos en el campo mag-ntico terrestre. Ms tarde. los meteorlososhallaron en los registros de sus microbarg"ra-fos que las ondas atmosfricas producidas porla detonacin haban dado dos veces la vueltaa la Tierra.

    Ecos de la lejana SiberiaEn gran parte de Europa y Asia occidental lanoche qued extraamente iluminada despusde la cada de la bola. Informes procedentes deestos lugares hablan de noches cien veces msluminosas de lo normal, y de unas tonalidadescarmeses en el cielo, semejantes al resplandorde un incendio, hacia el norte. Estas extraasluces no titilaban ni formaban arcos, comoocurre con las auroras boreales; eran semejan-tes a las que se produjeron tras la explosin delvolcn Krakatoa, que inyect inmensas nubesde polvo en la atmsfera. Cuando tuvo lugar elfenmeno de Tunguska, en Rusia se iniciabaun perodo de grandes inquietudes polticas, yla prensa nacional no dio ningn relieve a loque se consider como un hecho sin importan-cia en un lugar remoto del imperio. A pesar dela naturaleza excepcional del suceso de Tun-guska, las noticias sobre el mismo permanecie-ron enterradas en las redacciones de los diarioslocales siberianos hasta 13 aos despus, cuan-do recibi noticias de lo sucedido el minerlo-go sovitico Leonid Kulik.

    Kulik senta especial inters por los meteori-tos debido en especial a la rica fuente de hierro,que podan representar stos para la industria.Lleg a convencerse de que el objeto que ha-ba cado el 30 de junio de 1908 en el valle delro Tunguska era un meteorito todava msgrande que el que form el enorme crter deBarringer en Arizona, hace unos 25 000 aos.Despus de varios aos de planificacin, Kulikparti en 1927 con una expedicin hacia elpunto del impacto de Tunguska. Desde la esta-cin ferroviaria de Taishet, Kulik y su equipoatravesaron 600 kilmetros de taiga helada so-

    +'B

    799

  • Explosin de Tunguska

    bre trineos tirados por caballos, hasta llegar aVanavara. l]na vez all escucharon las extraor-dinarias historias de los habitantes, con lo queKulik acab de convencerse de que segua lapista de un meteorito gigantesco.

    Una nevada repentina detuvo la expedicindurante ms de una semana. El 8 de abril.Kulik, un colega suyo y un gua local partierona caballo para realizar la ltima etapa delviaje. Avanzaron hacia el norte a travs deescenas de creciente devastacin, pues abedu-les y pinos yacan en el suelo, desarraigadospor la fuerza de la onda expansiva que los ha-ba abatido 19 aos antes. Muchos de estosrboles haban quedado chamuscados e inclu-so abrasados debido al intenssimo calor.

    Despus de contemplar la zona de la explo-sin desde un risco. Kulik escribi:

    Desde nuestro punto de observacin no seven seales de bosque, ya que todo hasido devastado e incendiado, y alrededordel borde de esta zona muerta la jovenvegetacin forestal de los ltimos veinteaos ha avanzado impetuosamente, enbusca de luz solar y de vida. Se experi-menta una extraa sensacin al contem-plar estos rboles gigantescos, de 50 a 7-5centmetros de dimetro, quebrados co-mo si fuesen ramitas. y sus copas proyec-tadas a muchos metros de distancia en di-reccin sur.

    La visita del dios del fuegoKulik quiso recorrer los pocos kilmetros quetodava le separaban del foco del estallido, pe-ro los guas tunguses eran supersticiosos. vaque sus leyendas decan que el lugar haba sidovisitado por el dios del fuego, y se negaron aseguir adelante. Kulik tuvo que regresar a Va-navara para reclutar nuevos guas, y pas otromes antes de que llegara de nuevo a la zonadevastada y finalmente alcanzara el centro dela explosin... para descubrir el gran enigmade Tunguska.

    No haba seal alguna del crter gigantescoque 1 haba esperado ver all. En cambio, en-contr un pantano helado y una curiosa forma-cin de rboles, que, a pesar de hallarse en elcentro de la explosin, haban escapado a losefectos de aquel desastre monstruoso que ha-ba arrasado todo cuanto les rodeaba. Cual-quiera que fuese el objeto causante de la ex-plosin, no haba llegado a tocar el suelo.Aunque en aos sucesivos regres al lugar conexpediciones ms numerosas. Kulik nunca pu-do encontrar ningn fragmento de hierro me-terico.

    Por tanto, si la explosin de Tunguska nofue causada por el impacto de un meteorito dehierro. cul fue su causa'l En 1930, el meteo-rlogo Francis J. W. Whipple, subdirector delServicio Meteorolgico britnico. sugiri queel fenmeno haba sido causado por el choquede la Tierra con un pequeo cometa. hiptesisque apoy el astrnomo sovitico A. S. Asta-povich.

    La visin popular de un cometa consiste enuna gigantesca y brillante bola de polvo v gas

    Abajo: miembros de la tributungs, que fueron los msdirectamente afectados por laexplosin de Tunguska.Explicaron que, despus delestallido, muchos de sus renosquedaron cubiertos de costras,hecho que ha inducido a algunoscientficos a pensar que estaslesiones demuestran unaexistencia de radiaciones, lo queequivale a sugerir que se produjouna explosin nuclear (fotoPopperfoto).

    que arrastra una cola de miliones de ir.:..-tros, tal como apareci el espectacular cJ::.:.Halley en 1910. Sin embargo. los comet"s :: -llantes son la excepcin ms que la regla. C::.ao. los astrnomos localizan ms de una c. -cena de cometas, pero muy pocos. por no decr:ninguno, son detectables a simple vista. En s..mayora, los cometas son ms pequeos r d:una luminosidad mucho ms dbil de lo quelos representan los libros de astronomal algu-nos de ellos, en particular los que son mu\viejos, pueden incluso carecer de cola.

    Segn la teora ms pou]ar, un com,eta seasemeja a una especie de bola de nieve forma-da por gas y polvo helados. Los cometas anti-guos pierden el gas hasta convertirse simple-mente en unas bolsas de rocas de baja densi-dad. Semejante objeto bien puede convertirseen una bola ardiente a causa de la friccin queexperimenta al penetrar a gran velocidad en laatmsfera terrestre, hasta disgregarse median-te una explosin cuando la fuerza de esta ac-

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    A la derecha: la zona devastadade Tunguska, con el foco de laexplosin y la direccin de losrboles cados. Las lneas depuntos indican tres sugerenciasdiferentes de la trayectoriaseguida por la bola de fuego. Ladireccin sealada por la flecharoja de trazo continuo fuepropuesta por los cientficos K. P.Florensky y V. G. Konenkin, y sela considera hoy, generalmente,como la correcta (Colin Edwards& Partners).

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  • Abajo: algunas de las pruebas deuna destruccin a gran escala, talcomo fueron halladas por Kulik ysu equipo diecinueve aosdespus de la explosin (fotosSovfoto).

    cin de frenado supera su propia cohesin. Laexplosin en pleno aire de este objeto explica-ra la ausencia de crter y de fragmentos me-tericos en Tunguska. Sin embargo, los crti-cos de la teora del cometa argumentan que,antes de la explosin de Tunguska, nadie-ha-ba detectado cometa alguno en el firma-mento.

    Se han ofrecido numerosas explicaciones al-ternativas, incluida la curiosa sugerencia deque lo ocurrido en Siberia fue el impacto de unpequeo agujero negro. De acuerdo con lateora astronmica, los minigujeros negros,con la masa de un asteroide comprimida astaalcanzar el tamao de una partcula atmica.pudieron haberse formado en el torbellino quesigui a la gigantesca explosin que, de acur-do con la hiptesis del Big Bang, se produjocomo origen del Universo. Segn A. A. Jack-son y Michael Ryan, fsicos de la Universidadde Texas, el paso de un miniagujero negro atravs de la Tierra habra producido todos los

    Explosin de Tunguskaefectos observados en el fenmeno de Tungus-ka... con la excepcin de que el agujero ngrohabra atravesado toda la Tierra y salido poi elAtlntico Norte, con unos efectos espectacula-res muy semejantes al partir. Desgraciada-mente para esta teora, no hubo tales efectos.

    Nave espacial marciana?Entre todas las teoras que han pretendido ex-plicar la explosin de Tunguska, la ms discu-tida fue la planteada en 1946 por AlexanderKazantsev, escritor sovitico de ciencia-ficcin.Disfrazando su teoa en forma de cuento. Ka-zantsev sugiri que la explosin sobre Siberiahaba sido causada por el incendio de una as-tronave movida por energa nuclear, fal vezprocedente de Marte. Kasantsev especulabaque los extraterrestres haban venido paraaprovisionarse de agua en el lago Baikal, quees el mayor volumen de agua dulce existeteen el planeta. Al descender su nave a travs dela atmsfera, la friccin la calent hasta hacerestallar sus motores, producindose en el aireuna explosin como la de la bomba de Hi-roshima.

    Los uflogos soviticos Felix Zigel y AlexeiZolofov han apoyado esta idea de la explosinde una astronave nuclear. Zigellleg incluso aproponer la idea de que la nave realiz unamaniobra en zigzag al intentar desesperada-mente un aterrtzaje, aunque en realidad nin-guno de los testigos manifest haber visto cam-bios de rumbo en la bola de fueso.

    Otro escritor de ciencia-ficci"n, John Bax-ter, en su libro The fire came by, publicado en1976, sigui la teora de Kazantsev al compa-rar los efectos de la explosin de Tunguska conlos de la bomba de Hiroshima: el fogonazocegador y el intenso calor, la corriente ascen-dente de aire caliente que origin una columnaardiente, y el caracterstico grupo de rbolesque permanecieron de pie en el centro de lasdevastaciones de Tunguska, tal como habaocurrido en el punto de explosin de la bombade Hiroshima.

    Hubo incluso rumores de radiaciones mort-feras en el lugar. Uno de los personajes delcuento de Alexander Kazantsev habla de unhombre que, poco despus de examinar la zo-na devastada de Tunguska, muri entre terri-bles dolores, como si lo consumiera un fuegoinvisible. Slo poda tratarse de radiactivi-dad, explica el personaje de la obra. En reali-dad, no existe ningn informe segn el cualalguien muriese a consecuencia de la explosinde Tunguska, pero los tunguses explicaron quelos renos de aquella zona presentaron costrasen su piel, cosa que ciertos escritores moder-nos, como Baxter, han atribuido a quemadu-ras causadas por radiacin.

    Las expediciones al lugar del fenmeno ob-servaron un crecimiento acelerado de la vege-tacin alrededor del punto de la explosin,atribuido tambin por algunos a unos trastor-nos genticos ocasionados por las radiaciones.

    Vea en pgina 846 nuevasel misterio de Tunguska.

    A la derecha: la trayectoria areade la bola de fuego de Tunguskaen la zona que rodea el punto deimpacto, reconstruida por eluflogo sovitico Felix Zigel apartir del estudio de los daoscausados por la onda atmosfricay de los informes obtenidos devarios relatos de testigosoculares. Las flechas negrasindican la direccin en Ia que,desde cada punto. pareca viajarel objeto (Colin Edwards &Partners).

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  • PI|\IIX?UCADOEL MUNDO DE LO EXTB,AO,INSOLITO Y MISTERIOSO

    itorial Delta, S.A,-Barcelonay comercializado en exclusiva PorDistribuidora Olimpia, S.A. - Barcelona

    Vol. lV - Fasc. 41

    Director: Jos Mas GodaYolJefe de Redaccin: Gerardo RomeroCoordinacineditorial: GloriaGutirrez

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    LO INEXPLICADO, EL MUNDO DE LO EXTRAO, INSLITO YMISTERIOSO se publica en forma de 120 fascculos de apari-cin semanal, encuadernables en diez volmenes. Cada fasccu-lo consta de 20 pginas interiores y sus correspondientes cubier-tas. Con el fascculo que completa cada uno de los diez volme-nes de que se compone la obra, se pondrn a la venta las tapaspara su encuadernacin. Adems, coleccionando la tercera ycuarta pginas de cubierta, se obtendr un interesante dossiersobre los MAESTROS DE LO INSOLITO.

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