agentes del silencio - e-005 vol iii fas 26 - lo inexplicado - vicufo2

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  • IRaramente, quiz nunca, secumplen las amenazas de losmistriosos hombres de nero.Cules entonces el proPsito desus visitas? Qu explicacintiene este fenmenodesconcertante?EN sEprrEMBRv de t976, el doctor Herbert Hop-kins, mdico e hipnotizador de 58 aos deedad, trabajaba como consultor en un caso deteleportacin en Maine (Estados Unidos).Una noche en que su esposa e hijos haban sa-lido dejndole solo, son el telfono y un hom-bre que se identific a s mismo como vicepre-sidente de la Organizacin de InvestigacionesOVNI de Nueva Jersey solicit entrevistarsecon l para discutir el caso. El doctor Hopkinsacept, pues en aquel momento le pareci loms natural. Se dirigi a la puerta trasera a en-cender laluz para que el visitante pudiera en-contrar el camino desde el parking, y vio alhombre que ya estaba subiendo los escalonesde la entrada. No vi ningn coche, pero aun-que 1o hubiera tenido era imposible que llegaraa mi casa con tanta rapdez desde ningn tel-fono, coment ms tarde asombrado.

    Pero en aquel momento el doctor Hopkinsno experiment sorpresa alguna, y acogi alvisitante. El hombre vesta traje negro, som-brero, zapatos y corbata negros, y camisa blan-ca. Pens que su aspecto era de un empleadode una funeraria. Sus ropas eran impecables:el traje, sin arrugas, y la raya de los pantalo-nes, perfecta. A1 quitarse el sombrero vi queera completamente calvo, y que careca decejas y de pestaas. Su palidez era cadavrica.y sus labios eran de un rojo brillante.

    En el transcurso de la conversacin se frotlos labios con los guantes. de ante gris. 'eldoctor se sorprendi al comprobar que los lle-vaba pintados.

    Visitante de otra dimensin?Sin embargo, fue ms tarde cuando el doctorHopkins reflexion sobre io extrao del aspec-to y de la conducta de su visitante. En aquelmomento sigui la conversacin con toda natu-ralidad, considerando que el episodio formabaparte de su actividad profesional. Cuando con-cluy el relato, su visitante afirm que el doc-tor tena dos monedas en el bolsillo relaciona-das con el caso. Le pidi al doctor que pusierauna de las monedas en su mano y l lo hizo as.El extrao dijo al doctor que mirara la mone-da, no a l; mientras miraba la moneda parecidesenfocarse y luego se desvaneci gradual-mente. Ni usted ni nadie ms en este planeta

    .i00

    El doctor Herbert Hopkins fuevisitado por un HDN que le dijoque no prosiguiera susnvestigacones en torno a uncaso de teleportacin, Tomandouna moneda del doctor Hopkins,el HDN la hizo desaparecerdiciendo que ni el doctor ninnguna otra persona del planetavolvera a ver aquella moneda(Paul Bryant).

    ,l/,

    t'

    volver a ver esta moneda otra vez>>, dijo eivisitante.

    Despus de hablar un rato ms de los tpi-cos acerca de los OVNIS, el doctor Hopkinsadvirti que el visitante hablaba ms despacio.El hombre se levant tambalendose 1' diirrmuy despacio: Mi energa se esta agotando.debo irme ahora, adis. Se encamin r'acilan-te hacia la puerta y baj los peldaos con inse-guridad, de uno en uno. El doctor Hopkins vicuna luz brillante en la carretera. una luz bla:-

    ,?TB

  • :, lr ie se::rmbre de 1976, pocos das:.s:.11.s i; la ::rorfica visita de un hom-::; ic le=: i doctor Hopkins, su nuera\f :-:.:r ::r:: la llamada de un hombre; - ::=:;n.]i conocer a John. su esposo.' :.=;-::.' si les podan visitar con un

    .:, I ::: ,i :nte..li :-:

    --i al hombre en un restaurante

    de la localidad v 1o llev a casa con suacompaante, una mujer. Ambos pare-can tener entre treinta y cuarenta aos, yvestan prendas pasadas de moda. Larnujer resultaba particularmente chocan-te: tena los pechos muy bajos, ) cuandose levantaba daba la impresin de que lasarticulaciones de sus caderas eran raras.Los dos extraos caminaban con pasosmuv cortos. y avanzaban como si tuvieranmiedo de caerse.

    Aceptaron una Coca-Cola, pero casi nila probaron. Se sentaron torpemente eluno junto al otro en el mismo sof, y elhombre empez a hacer cantidad de pre-suntas personales a John y Maureen:Vean mucho la televisin? Qu clase; libros lean? De qu hablaban? Con-

    ::iuamente el hombre manoseaba y acari-:i"ra a su compaera, preguntando a-I..:n si todo eso estaba bien y si lo haca:,. rrectamente.

    -lohn abandon la sala por un momento', :l hombre trat de persuadir a Maureen:rra que se sentara junto a 1. Tambin le:::gunt .cmo estaba hechar, y si tena.ig:na foto de ella desnuda.

    PLaco despus la mujer se levant y dijo:;; deseaba marcharse. El hombre tam-:.en se levant, pero no hizo ningn mo-', rniento para irse. Estaba entre la puerta', ,r mujer, y pareca que para ella el nico:"nino para llegar a la puerta era andan-:c en lnea recta, directamente a travs de.. .{l final la mujer se volvi hacia John y.: dijo: Por favor muvalo, yo no pue-;....,De repente, el hombre se movi. se-,iuido de la mujer; ambos caminaban enirnea recta. No dijeron nada ms; ni si- -l.ra se despidieron.

    Hombres de negro

    La narracin del doctor Hopkins es proba-blemente la ms detallada de la visita de unHD\ (hombre de negro), y nos enfrenta con elaspecto ms fantstico del problema. En pri-mer lugar, debemos preguntarnos si un doctorrespetado y competente inventara una historiatan extraa; y si as fuera: por qu motivo?Por otra parte, podra haber sido todo unailusin, a pesar de las huellas que observaronotros miembros de su familia? Es posible quela verdad se encuentre entre la realidad y laimaginacin? Es decir: podra tratarse de unimpostor que visit al doctor por alguna oscurarazn, y que actu para desencadenar en 1,con alguna finalidad, la invencin de sucesosmisteriosos?

    Consecuencias sorprendentesLa menos convincente de todas las explicacio-nes es la de que todo el incidente se desarrolla-ra en la imaginacin del doctor. Cuando su es-posa e hijos regresarcn a casa le encontraronrealmente asustado, con las luces de la casa en-cendidas y sentado en una mesa en la que ha-ba una pistola. Confirmaron las marcas en la

    l

    co-azulada y de brillo distinto a la de los farosde un coche. En aquel momento, sin embargo,supuso que se trataba del coche del extrao,aunque ni 1o vio ni lo oy.

    Ms tarde, cuando regres la familia deldoctor Hopkins, examinaron la carretera, en-contrando seales que no podan pertenecer aun coche, pues estaban en el centro de la calza-da. Al da siguiente, y aunque la carretera nose haba utilizado, las marcas ya no estaban.

    El doctor Hopkins qued sumamente alar-mado por la visita, sobre todo desde que em-pez a plantearse lo extraordinario de la con-ducta de su visitante. De ah que siguiera al piede la letra las instrucciones de aquel hombre;borr las cintas de las sesiones hipnticas queestaba realizando en relacin al caso que leocupaba, y acept abandonar el mismo.

    Tanto en casa del doctor Hopkins como enla de su hijo mayor, siguieron ocurriendo inci-dentes curiosos. Hopkins supuso que tenan al-guna relacin con la extraa visita, pero nuncasupo nada ms de su visitante. En cuanto a laOrganizacin de Investigaciones OVNI deNueva Jersey, tal institucin no exista.

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  • Hombres de negro

    carretera y una serie de alteraciones en el tel-fono que, parece ser, comenzaron inmediata-mente despus de la visita. Por 10 tanto pareceque s sucedi algn acontecimiento real, aun-que su naturaleza permanece misteriosamenteincierta.

    La existencia de hechos ertraos fue acepta-da por las Fuerzas Areas de los Estados Uni-dos, que estaban al corriente de que personasque se hacan pasar por miembros de Ia USAFvisitaban a testigos de O\\IS En febrero de1967, el coronel George P. Freeman. portavozdel Pentgono para el prorecto Blue Book dela USAF, declar al investigado John Keel enel transcurso de una entrciisia:

    Hombres misteriosos con uniforme de lasFuerzas Areas. o luciendo credencialesde agencias gubernamentales. han venidosilenciando" a testisos de O\\IS. He-mos comprobado gran cantidad de estoscasos, y ninguno de estos hombres estvinculado a las Fuerzas ^\reas. Hastaahora no hemos sido capaces de descubrirnada acerca de esos hombres. Al hacersepasar por oficiales de las Fuerzas Aeas opor agentes del gobierno estn cometien-do un delito federal. Estamos seguros deatrapar alguno. Por desgracia. ei rastroest ya demasiado fro cuando nos entera-mos de alguno de estos casos. pero segui-mos intentndolo.

    Una pregunta sigue en el aire: los impostoresreferidos por el coronel Freeman y por el doc-tor Hopkins, pertenecen a la misma categorade extraos visitantes? Las observaciones deOVNIS, al igual que los crmenes pasionales,atraen a gran cantidad de personas mental-mente inestables que son perfectamente capa-ces de hacerse pasar por agentes autorizadoscon tal de tener acceso a los testimonios. Esprobable que algunos de los supuestos HDN

    502

    A la izquierda: al final de la visita,el doctor Hopkins observ que losmovimientos y las palabras delHDN eran cada vez ms lentos. Elvisitante se levant inseguro ysali tambalendose. Baj lasescaleras y se encamin hacia lacarretera. El doctor Hopkins viouna brillante luz azulada,demasiado intensa para ser de uncoche, pero fue incapaz de ver uor nada ms cuando el extraose fue (Paul Bryant).

    Abajo: David Tansley, estudiosode los OVNIS, ha sugerido quelos hombres de negro son unaespecie de entidad psquicademonaca (foto D. Tansley).

    sean tan slo pseudo-investigadores de estaclase.

    Una curiosa circunstancia repetida en los in-formes acerca de los HDN es la incoherenciade su cond.ucta: si estn representando a sereshumanos, fib 1o hu."., demaiiado bien. Despier-tan la sospecha de sus vctimas mucho m-s porsu ignorancia que por sus conocimientos. Des-de luego pudiera ser que los qu9 calificamos deimpostores slo sean aquellos cuyo trabajo noha resultado convincente; quiz haya muchoscasos de HDN que nunca conoceremos. sim-plemente porque los visitantes han persuadidoa sus vctimas de que no ha1'nada sospechosoen sus visitas, o de que ms 1es valdr guardarsilencio.

    Los HDN suelen advertir al testigo que nodiga nada acerca de la visita, y que cese todaactividad relacionada con ella: este detalleconstituve una caracterstica casi definitoria deestos extraos seres. Adems, hay que teneren cuenta que conocemos todos los casos regis-trados de HDN slo porque esas instruccioneshan sido desobedecidas, y eso significa que sedeben de haber dado muchsimos casos ms.\-. sin embargo. jams, que se sepa, se ha pro-ducido ninsuno de los castigos terribles conque son amenazados los testigos. En t976, Car'men Cuneo. una testigo canadiense, fue avisadapor un misterioso visitante para que dejara decontar su experiencia v abandonara el caso, ode lo contrario sera visitada por otros tresHDN. Le dije: y esto qu significa?

    -Bien,respondi 1, poda causarle molestias... qui-z algunas heridas." Un ao antes, Carlos delos Santos, testigo mexicano, fue detenidocuando se diriga a una entrevista en televi-sin,.no por una, sino por dos limusinas ne-gras, y uno de los ocupantes, vestido de negroy de aspecto escandinavo, le dijo: Cuidado,chico; si aprecias tu vida y Ia de tu familia, novuelvas a hablar de tu visin.

    Sin embargo, no existe evidencia alguna deque estas amenazas se hayan materializado al-gvr,avez, aunque muchos testigos han desodolas advertencias. En realidad, por muy sinies-tros que puedan parecer los HDN, se caracte-rizan por su no violencia; 1o peor que puededecirse de ellos es que atosigan a los testigoscon sus visitas y llamadas inoportunas, o sim-plcmente que Ies molestan con su presencia.

    Amenazas de violenciaMientras que para la vctima el que no se cum-plan las amenazas es 1o mejor que puede suce-der, ste resulta para el investigador uno de losaspectos ms desconcertantes del problem.La violencia, si se concretara en acciones fi::-cas, ayudara cuanto menos a definir el :e-nmeno. Adems, la mayora de las evidencrson, en el fondo, simples rumores, r' con f.-cuencia no de gran calidad; casos tan bien de:-critos como los del seor Richardson o el do'---tor Hopkins son por desgracia la minora. H:'.una gran falta de precisin en dema-iaCc: i;los informes. El escritor norteamencan Ba;Steiger asegura que cientos de ufoio-Eurs. :or'tactos y testigos casuales de O\\IS decl--

  • r:r,:r >-l -.rst:rjos por los HDN -general-

    -:1:: a: :-tTtaI(1 de tres. generalmente vesti--

    -

    -: ,:1: L. f 3rJ ilo cita algunos hechos: -::::-=::e anecJl:i.os, Asimismo, John Keel,

    : 1.: : ::,i en fe n..:t e ntrs inexplicables, sostiene'1:r-: \rsto en i:'l'i;has ocasiones los cadillacs-:::"1s cLrn fi:s:-'aIOS Siniestros de aspectO.:--.n:al r res::is de negro, pero tratndose:-' ..I1 ra:.r::.iL) i\pItO muestra Un CUTiOSO re-:.--. 3 .-;u::::a de esas visiones o a brindarnos-n a:ti.,-l \.rsado sobre un tema tan impor-::nie.

    -{seraraciones como stas no consti-:r\en 3\idencias vlidas: slo sin'en para ali-:r.entar 1a imaginacin.

    \-r.olr'amos al mito de los HD\ r a 1a posi-:rhdad de que el fenmeno sea slo eso: un:rito. Es posible que se trate de una ilusin?,_

    que todo sea una creacin de la imaginacin.-rpular, cuyas obsesiones personales toman=sta forma porque, de una u otra manera, losO\-NIS constituyen una de las preocupaciones.-ulturales ms importantes de nuestro tiempo?Por otro lado est la versin de Woodrow De-ienberg, que insiste en que los dos hombres"estidos de negro que trataron de silenciarloeran emisarios de la Mafia. Por otro, David

    Tansley sugiere que se trata de entidades psi-qucas representativas de las fuerzas ocultasque trataran de evitar la expansin del

    "verda-dero conocimiento. Dominick Lucchesi, unode los amigos de Albert Bender, sostiene queprovienen de alguna civilizacin desconocida,posiblemente enterrada en un rea remota dela Tierra (el Amazonas, el desierto de Gobi oel Himalaya).

    Pero existe un hecho comn a casi todos losinformes sobre los HDN, hecho que toda teo-a debe considerar y que puede encerrar laclave del problema. Se trata de que los HDNposeen informacin a la que no han podido te-

    El mexicano Carlos de los Santos,testigo OVNI, fue detenido porunos HDN que viajaban en dosgrandes limusinas negras cuandose diriga a una entrevistatelevisada acerca de suobservacin. Los HDN leadvirtieron que guardara silencio,y de los Santos cancel laentrevista. Dos semanas despuscambi de opinin e'hizo elprograma. No supo nada ms delos HDN, a pesar de susamenazas (Paul Bryant).

    Hombres de negro

    ner acceso, informacin privada, no tratada enla prensa, quiz conocida nicamente por algu-nos investigadores y oficiales pero no por elpblico. A veces. la nica persona que poseeesa informacin resulta ser la que es visitada.En otras palabras, los HDN ), sus vctimascomparten conocimientos que quiz no poseanadie ms. Adems, casi siempre estos HDNaparecen cuando el testigo est solo. En el ca-so del doctor Hopkins, por ejemplo. el visitan-te tuvo mucho cuidado en llamar cuando la es-posa y los hijos estaban fuera, y comprob esteextremo antes de presentarse. La conclusindebe ser que entre los HDN y sus testigos seestablece una comunicacin distinta, algn la-zo paranormal.

    Verdad o paranoa?.\ todo esto hay que aadir otra serie de rasgosiei fenmeno que no concuerdan con la reali-;,C cotidiana. Por ejemplo, esos pomposos co---:es negros: dnde estn cuando no visitan al..s estigos? Dnde estn guardados? Nunca.; ies ve en colisiones o accidentes? Es posi-:;: que se materialicen desde otro nivel exis-:-ncial cuando son necesarios?

    E.trs son slo algunas de las muchas pre-i;itas que suscita el fenmeno de los HDN.Lt nalo es que estos casos se producen en un-srectro que va desde lo ms creble a 1o msrr;:eble. En un extremo estn las visitas en 1as.'-. no ocurre nada anormal. salvo la falsalr.ntidad del visitante o el conocimiento de in-itrmacin privada. Pero en el otro extremo se,jan casos en los que la nica erplicacin posi-'le sera que el testigo hubiera sucumbido a laparanoia. En su obra The tLult about the menitt black (La verdad sobre los hombres de ne-?ro) la investigadora Ramona Clark habla deun rnvestigador annimo que fue asaltado portres hombres de negro el 3 de julio de 1969:"Sobre la ventanilla del coche en que viajabanse hallaba el smbolo que asociaban a sus visi-tas. A aquel hombre este smbolo le caus unimpacto psicolgico profundo. Jams habavisto en ningn ser humano un miedo como elde aquel hombre.,

    A este primer encuentro sigui un hostiga-miento continuo. Se produjeron llamadas mis-teriosas, la casa estaba vigilada. El hombreempez a or voces y a ver formas extraas.Cadillacs negros le seguan a todas partes. Enuna ocasin su familia y l estuvieron a puntode sufrir un accidente por culpa de un Cadillacque se les ech encima. Empez a tener pesa-dillas en las que aparecan los HDN. No podadescansar, su trabjo se resinti y tema perdersu empleo.

    Estaba todo en su mente? Resulta tentadorpensar que s. Pero un amigo suyo confirmque mientras hablaban, en la acera de enfrenteun hombre de aspecto extrao paseaba arribay abajo. Era un hombre alto, de unos cincuen-ta y cinco aos, y vesta completamente denegro.

    Cul es el origen de los HDN, y cules suspropsitos? Vase pgina 518.

    503

  • PI|\IIXPUCADOEL MUNDO DE LO EXTR,ANO,INSOLITO Y MISTERIOSO

    Publicrdo por Editorial Delta, S,A.-Barcelona y comercializadoen exclusiva por Distribuidora Olimpia, S.A. - Barcelona

    Vol. lll-Fasc. 26

    Director: Jos Mas GodaYolJefe de Redaccin: Gerardo RomeroCoordinacineditorial: GloriaGutirrez

    Bedactores y colaboradores:Prof. A. J. Ellison, Dr. J. Allen Hynek, Brian lnglis, Colin Wilson,Beatriz Podest, Jos Lorman.

    Para la edicin inglesai

    C()INGIDENCASLas coincidencias, son slo hechos casuales,

    sin ninguna trascendencia, o se debena designios mucho ms profundos?

    Los fascculos atrasados podrn ser adquiridos, sin incrementoalquno en el precio de venta, en todos los quioscos y iibreras.

    O 1980 Orbis Publishing Ltd. LondonO 1981 Editorial Delta, S.A. BarcelonaISBN: 84-85822-15-3 (obra completa) 84-85822-25-0 (tomo 3)

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    Asesor para la edicin espaola: Julio PeradejordiRealizacin grfica:

    Luis F. Balaguer, con la ayuda de C, Esteruelasllustracin: Orbis. Atlas y agenciasBedaccin y administracin:

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    LO INEXPLICADO, EL MUNDO DE LO EXTRAO, INSLITO YMISTERIOSO se publica en forma de 120 fascculos de apari-cin semanal, encuadernables en diez volmenes. Cada fasccu-lo consta de 20 pginas interiores y sus correspondientes cubier-tas. Con el fascculo que completa cada uno de los diez volme-nes de que se compone la obra, se pondrn a la venta las tapaspara su encuadernacin. Adems, coleccionando la tercera ycuarta pginas de cubierta, se obtendr un interesante dossiersobre los MAESTROS DE LO INSOLITO.

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