La conversión surge como fruto del encuentro con Cristo vivo:

“Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida. En el Bautismo y en el sacramento de la Reconciliación, se actualiza para nosotros la redención de Cristo”. (DA, 278)

La conversión es la aceptación deuna relación personal con Cristo,una adhesión sincera a Él, y lavoluntad decidida de conformar la propia vida personal con la suya. (DNC 54-55)

La Conversión es permitir que toda tu vida esté dirigida por la voluntad de Dios, y Dios que es Padre Misericordioso, guiará tu vida por Caminos de felicidad, de bondad, de salvación

“Convertirse significa CREER que Jesús ‘se ha dado a sí mismo por mí’, muriendo en la cruz y resucitando, vive conmigo y en mi. CONFIÁNDOME a la potencia de su perdón, DEJÁNDOME TOMAR DE LA MANO, puedo salir de las arenas movedizas del orgullo y del pecado, de la mentira y de la tristeza, del egoísmo y de toda falsa seguridad, para conocer y vivir la riqueza de su amor”. (Benedicto XVI)