la avispa 60 con tapa

113

Upload: gustavo-olaiz

Post on 04-Apr-2016

246 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Revista de Arte, Cultura y Literatura de Mar del Plata - Argentina - Otoño 2014

TRANSCRIPT

Page 1: La Avispa 60 con tapa
Page 2: La Avispa 60 con tapa

60Otoño 2014

Page 3: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 2

Idea: Marcela Predieri ([email protected])Director: Gustavo Olaiz ([email protected])Secretaria de redacción: Cristina Mendiry ([email protected])Realización: “DELAPALABRA” Grupos de Estudio y Creación Literaria Página WEB: www.delapalabra.com.arEditor responsable: Ricardo Marcelo Martín Catamarca 3002 - 7600 Mar del Plata - Buenos Aires - Argentina e-mail: [email protected]ón y armado: Gustavo OlaizFoto de Tapa: “Salto cualitativo” - Max Costa MartínezCorrección: Silvia Politano ([email protected])

Colaboradores:Ana Labandal - Marcela PredieriRoberto Di Vita - Gabriel CabrejasRodrigo Ramos - Graciela Barbero

LA AVISPA (Versión digital): www.delapalabra.com.ar/revistaLA2.htmColaboraciones a: [email protected] y/o revistas a: Pellegrini 3637 - 7600 - Mar del Plata

La dirección no se hace responsable de los conceptos vertidos por los autores. Permitida su reproducción por cualquier medio (es más se agradece) siempre y cuando se respete el nombre del autor y se cite la fuente.

Staff

www.editorialmartin.com

Page 4: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA3

EditorialControvertidos y fundamentales. Aquellos encargados de abrir caminos se convierten en algo así como instituciones. Realizado-res de lo popular abarcando a sus contemporáneos. Tienen fans y detractores, pero jamás pasan inadvertidos. Y hasta podríamos observar que los que se anotan en las filas de los detractores, también admiran en ellos alguna que otra “cosilla”. Gobiernan sueños y pesadillas. Tal vez, uno de los mayores equí-vocos en la historia. Más allá de las imágenes y los sonidos, quizá sean los que mejor han resistido el paso del tiempo, más abiertos a posibles lecturas e interpretaciones, aún contradictorias. Anti-cipan cambios, si no radicales, al menos, profundos. Indicios de que ya nada es “tan sencillo”. Tragicomedia, lo grotesco y lo circense. Una mirada impresio-nista que revela el interior más profundo de sus personajes. Como un neorrealismo italiano que genera esa impresión de horror y cuenta nueva. En todo caso, la idea central es la transfiguración espiritual a partir del sufrimiento personal. Como un plano noc-turno de calles, plazas y fuentes donde vagabundean febrilmente las criaturas. “El mundo les queda chico”, se decía hace muchos años… ¿¡Y por qué les quedará chico!? Quizá sólo sea que ellos son los gran-des, y dejan limpio el horizonte para nuevas aventuras.

Cristina Mendiry - (Pilar)[email protected]

Page 5: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 4

Ya por el número 60. Números redondos, más redondo que el cero no hay, y el seis con s u s curvas elípticas también. Incorporando a nuevos escritores que no habían participando nunca en nuestra revista como el músico Juan Brando, Diego Puig, Federico Lenz y Rodrigo Ezequiel Ramos (no confundir con el profesor Marcos Rodrigo Ramos presente en muchos números de la revista). Los cuatro residentes en Mar del Plata.Integran nuestras páginas gente del resto del país como de otros países como es común desde hace años.Nuestra revista tiene su edición en papel, cuando se agota la tirada o bien se imprime otro número queda disponible gratis su versión digital en PDF en el sitio del Grupo DELAPALABRA con URL www.delapalabra.com.ar en menú revista.Este número es el decimocuarto en formato libro y el cuarto luego del fin del mundo de diciembre del 2012.

Gustavo Olaiz - (Mar del Plata)www.nosehagaelartista.blogspot.com.ar

[email protected]

Page 6: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA5

Entrevista

Cyberentrevista: a Gastón Ferrer

por Max Costa Martínez

Page 7: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 6

Entrevista• Inicio de la conversación 14 de noviembre

14/11/2013 10:42 Max Costa Martinezhola... Soy alguien de La Revista La Avispa me interesa hacerte una nota porque me voló la mente lo q haces, tu arte por lo menos lo que ví en La Prosa Mutante... tus performances en torno a lo poético... si estás de acuerdo nos juntamos en un café Abrazo

14/11/2013 11:07 Gaston Ferrerhola, la hacemos por acá... estoy en México DF, desarrollando una performance poética.

Estado Desértico.www.proyectoistmo.blogspot.com

Cuando quieras, también tenemos nuestro eskipe o si querés la hacemos x acá... como

gustes colega.

18/11/2013 13:24 Max Costa MartinezPrefiero por chat, de hecho le estuve comentando al editor de poner el chat directamente... vamos a ver si se puede

19/11/2013 0:22 Gaston Ferrer

ok, mande nomás...

19/11/2013 10:51 Max Costa Martinez¿Cómo llegas a México, Gastón, como parte de una gira o con la idea de plantear tu espectáculo allá?

19/11/2013 11:00 Gaston FerrerEn Mayo, surgió la posibilidad de Hacer Proyecto Istmo, junto a Sol Besoytaorube... mi compañera ahora de ruta. El punto de encuentro fue Panamá, es ahí donde nació Proyecto Istmo... decidimos subir por tierra a Costa Rica, donde hicimos la primera Performance “El loco de Escazu”. Creíamos que el istmo era parte del viaje, por eso se llama Proyecto Istmo... arte sonoro y escénico.

Page 8: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA7

Entrevista19/11/2013 11:03 Gaston FerrerDespués de tres meses de residencia en San José, la intención era seguir subiendo y renovar la visa, habíamos bajado a Nicaragua, tierra de encanto, pero lo que más nos motivó era desarrollar una obra que hable del lenguaje, de la tierra, de la denuncia del ser... cruzamos 5 fronteras y llegamos a Chiapas... una ciudad fuera del tiempo, las lenguas se cruzan con el intelecto, la tierra manda, el simbolismo es parte del ritual de la vida... Cuando llegamos al Df, planteamos Estado Desértico... el aislamiento del hombre, la ironía al hombre moderno, y la pesadilla que vive el ser inmaterial... el Df es un caos donde el futuro come con el pasado del hambre del pueblo.

19/11/2013 11:12 Max Costa MartinezDecís que creían que el istmo era parte del viaje ¿Ya no lo piensan así?

19/11/2013 11:15 Gaston FerrerSigue siendo así... se entiende como istmo lengua que cubre dos orillas, franja alargada de tierra que une ciudades y continentes.

Imagínate que viajamos 5 días hasta llegar a México, el ombligo de la luna, como se dice aquí

Page 9: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 8

Entrevista19/11/2013 12:05 Max Costa Martinez¿Que significa esa frase? No quiero irme por las ramas pero...

19/11/2013 12:20 Gaston FerrerEn la mitología y tradición México

para los aztecas era el centro de la tierra para los dioses, tanto la astrología y el conocimiento estaban en el centro de México. No quiero marearte... jajaja

19/11/2013 12:42 Max Costa MartinezNo, con lo q dijiste es suficiente. Debió ser una experiencia bestial esa q han vivido hasta ahora. Con personas inolvidables y otras no gratas. Proyecto istmo, ¿es una performance donde vos sos el protagonista o Sol Besoytaorube trabaja a la par tuya en escena?

19/11/2013 19:04 Gaston FerrerEstoy solo en escena, ella hace la producción, fotos en vivo.

Hay tres estados, más dramaturgia poética.

19/11/2013 21:47 Max Costa MartinezNo entendí mucho. ¿Cómo sería eso?

19/11/2013 22:50 Gaston FerrerQue la obra se compone de tres actos. Acto 1 ser inmaterial, acto 2 hombre modelo, acto 3 brujo.

Estos tres actos son los tres estados.

20/11/2013 8:48 Max Costa Martinez¿Aparte de tu cuerpo y la palabra, que herramientas y objetos participan en la performance?

20/11/2013 11:40 Gaston FerrerCopal, base de cerámica donde pongo

carbón... maíz, rallador... cremas... una cuerda donde manipulo la misma… con mi cuerpo, dos bases a modo de

podio donde se descubre el ser de su traje y recita.

20/11/2013 23:14 Max Costa Martinez¿Che, tenés algún contacto con el público en este espectáculo?

Page 10: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA9

Entrevista20/11/2013 23:16 Gaston Ferrer

Sep, les cubro los pies con tierra... les rallo maíz encima, idea de la traición a la tierra o

denuncia.El público al entrar deja sus nombres escritos, luego los leo y los entierro...

entierro su ego.

20/11/2013 23:17 Max Costa Martinez¿De la cultura de México?

20/11/2013 23:18 Gaston FerrerSi, contar el olvido de quienes son.

La sociedad de aquí, se emparenta más con los españoles... pocos recuerdan que ellos mataron el 90 por ciento de la población.

21/11/2013 0:38 Gaston FerrerEl 9 de dic le entrego parte del nuevo libro a

una edit de aquí a ver si me editan.

21/11/2013 0:39 Max Costa MartinezTodo el éxito.

Page 11: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 10

Entrevista21/11/2013 0:39 Gaston Ferrer

A esta altura con lo difícil que es... no sé… haré fuerza

25/11/2013 15:53 Max Costa MartinezContame un poco, de que trataría el libro ¿sería la autobiografía de proyecto itsmo?

25/11/2013 20:33 Gaston FerrerNo, el libro lo vengo escribiendo desde

hace dos años... Uorcs, Pensamiento del hombre sin cabeza. Es un ensayo poético y pensamiento en voz alta. Vuelvo a la poesía

apócrifa... había un hueco que quería indagar... Seria la trilogía que arranco con “agonía y desvelo” poemas

escénicos Desiderátum, secuencia de un viaje. 25/11/2013 23:25 Max Costa MartinezDecime, ¿tenés algo más q me quieras decir o creas necesario hacerlo?

25/11/2013 23:26 Gaston FerrerQue estrenamos Estado desértico se estrena el 23 de Enero en ciudad de

Puebla.Y que gracias a la poesía vivo, respiro.

25/11/2013 23:27 Max Costa MartinezOk, muchas gracias por darnos la oportunidad de charlar con vos, sos muy humilde porque yo que te he visto actuar puedo afirmar que la poesía vive a través tuyo.

GASTÓN FERRER - www.proyectoistmo.blogspot.comMAXIMILIANO COSTA MARTÍNEZ - [email protected] - www.nosehagaelartista.blogspot.com.ar

Page 12: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA11

Poesía

HERNÁN CISTERNASANDREA MARÍNGABRIEL AVILÉS

ANAMARÍA MAYOLROBERTO DI VITA

DEMIAN MAZURGERARDO MOLINAOLGA BERTINETTI

CRISTINA QUINTANA LOUDETRODRIGO EZEQUIEL RAMOS

VICTORIA FREIJOVÍCTOR CLEMENTI

ALFREDO VILLEGAS OROMÍFELIPE ISSA

ROSSY EVELYN LIMA

Page 13: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 12

Poesía

Ahí viene cabalgando la muerte

Trastabillando por la esquina del ojoLa muerte se presenta de a poco.La veo sumergida a su antojo y me mira cual dichosa bulímica a su presa .La veo con cresta y sus plumas de negro iridiscente.Y dos patas con tres dedos y la guadaña y sus dientes.Aquella me masturba la noche.Y su presa despierta, para verla de frente No me dejes soñar, revienta el silencio con un quejido y su última vez.el velo del ojo se marchita y su apertura se encabrita y el reposo del cuerpo se despierta, para escuchar el ultimo latido y su gesta. ahí viene cabalgando la muerte a caballo alquitrán sus patas y su señal

HERNÁN CISTERNAS© [email protected](CHILE)

Page 14: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA13

Poesía

COFRES DE SANGRE

A la memoria de mi madre, Charito

Buscando un pendiente estaba al pie de la escalera —vieja costilla envuelta en cien capas de vida enmudecida—sujetando la ventana para que no le caiga encima la oscuridadcomo un monte calvario sobre su cabellera.Buscando un pendiente su tiempo se fue maquillando de sepialas metáforas de su mente eran autorretratos anónimosy su paso quieto buscó refugio fuera de sus carcomidos zapatos.Buscando un pendiente la manta que antes era alegría a su llegada se descosió junto con su piel mate y las hojas del otoñorobando lágrimas y sueños rotos al amanecer.Buscando un pendiente los días tambalearon en el calendario vencidode asignaturas suspendidas una mañana cualquiera de mayoy el techo parió lluvia de anhelos recordados.Buscando un pendiente la escalera se hizo polvo en los ojoslos anillos de los años se amotinaron y fueron pendientes en otros cofres de sangre.

ANDREA MARINandreamarin65@hotmail.comwww.nosehagaelartista.blogspot.com.ar

Page 15: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 14

Poesía

DES- INTENTAR

Des- intentar acercar la bocaa tu cuerpo a tu orilla tu sombra

destejer la trama del recuerdo

deshacer beso por besocon la lengua los dientes la saliva el aliento

des andar tu piel descascararse saliendo del follaje

des vestir el dolor del desamor en cada llanto

des guarnecerse en la intemperie de una misma

des integrar la arena desde los ojos del fuegohacerse piedra nuevamente

ANA MARÍA MAYOL (San Martín de los Andes, Neuquén)

Page 16: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA15

Poesía

***

En nuestro áticoSólo se izanMancosTuertosTullidosAsí la gonorreaManifiesta el calvarioDe nodrizas sin tetasQue derraman podredumbrePor la boca del niño no natoMientras, el furor consumeLa sífilis en donde se uneLa sed de tu sornaY mi estúpido morbo

De POEMAS DE LA DECADENCIAGABRIEL AVILÉS(Cancún, MÉXICO)

Antipoema “Por la crisis económica dos italianos se mataron a lo bonzo” “Por no ajustar renunció una ministra en soledad” “Un desocupado mató a su jefe frente al Empire State” ¿Cuántos ajustes se necesitan para ajustar las cuentas con los ajustadores? ROBERTO ROMEO DI VITA

[email protected](San Martín, Bs. As.)

A J U S T E

Page 17: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 16

Poesía

Amar

El desatino bravo de no hallar otra salida…Graba en el amor tu desvarío ante lo injusto.Pero ama sin piedad por lo pasado y futuro.Aunque sepas, siempre el lecho se desarma.

Ama sin la precaución de perderte sin sentido.Y te prive del consuelo de la soledad y la muerte.Aunque te fundas en la torpeza desconcertada.Y sea tu locura y el más profundo dolor, amar.

Persiste en aquel error único como la lluvia.Entra en la tierra fértil a pesar de las rocas.Recrea perpetuo la eternidad del instante;Aprende y sostiene aún ante la fatalidad…

En la oscuridad y en el absurdo, ansiosamente.De la prisa del desespero y el silencio del beso.Ama con la desdicha de saber sobre el amor…Y que aquello que ames te hunda en cada herida.

M A Z U R

DEMIAN MAZUR(CABA)

Page 18: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA17

PoesíaSembradores Insomnes

A Oscar Guiñazú Álvarez

La poesía es un arma cargada de futuro. Gabriel Celaya

Sembradores insomnes del verbo y de la vida,El mundo acaso vive porque ustedes vivieronY enseñaron el canto de la paz y la siembra.

Hay que plantar más árboles y libertar los pájaros,Hay que abrir las compuertas del corazón un díaY poblar todo el orbe de sana rebeldíaY llevar la palabra del amor a los pueblos.

El poeta es el hombre vencedor de los tiempos,La riqueza se extingue, el poder se destruyeY caen los imperios y los héroes de barro.

Mas su palabra sigue como filosa estrellaHoradando el silencio, penetrando en las almas.La poesía es más fuerte que el odio y la metrallaY es verbo redentor la poesía en el tiempo.

¡Hay que plantar más árboles y libertar los pájaros,Hay que abrir las compuertas del corazón un díaY poblar todo el orbe de sana rebeldíaY llevar la palabra del amor a los pueblos!

¡Hay que plantar más árboles y libertar los pájaros!

GERARDO MOLINA

[email protected](URUGUAY)

Page 19: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 18

Poesía sin lógica

un domingoque duplique los jueves y los martesArrojateen el trapecio de los cuerposmirame a través de mis hilos de sangrebesa mi sendero deshecho en lluviaEsclavo sumiso de esta alcoba invadime de silencios y de gritosque las lenguas acaricienlas semillas excitantesy los labiosapacigüen las demandasDale permiso a mis manosdejalas correr.hacia el deseo blanco de la entregaal ritmo pausadoal jadeo y al desmayo Sobre nuestras piernasun vaso de vino calme tu ayunoel dulzor amanezcamientras el verano siembracopos en mi vientreNos amamos sin palabrasen un río invisibleprecipitado de espejosmás tardelas aguas dormidas golpearán tu espaldala nieve entrará en mi mantaflorecerá el cirueloDurante el sueñoseremos fielescomo una gota de rocíoen la punta de una hojael viento soplará mi bocay apagará el incendiomientras el invierno pasa

Besa

me

OL

GA

BE

RT

INE

TT

I(M

ar d

el P

lata

) - p

inoc

hafie

stas

@ya

hoo.

com

.ar

Page 20: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA19

Poesía

Modorra en gris

Hoy la tarde ha colocado en su solapauna mariposa de trajecito gris.El rocío murmura palabras que no sémientras la lluvia arremolina hojas sobre la hierbay escribe ocres susurros de otoño.Una queja olvidada, lenta,enciende un tic tac.Su modorra acompaña un concierto de piano en la radioque con pétalos, perfuma la vereda.Yo me quedo,vivando,un suavetamborileode agua.

CRISTINA QUINTANA [email protected]

(Mar del Plata)

Page 21: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 20

PoesíaDA CAPO Me caí del poema de alguien, por alguna razón se terminaron los renglones en algún tiempo (¿pasado? ¿futuro?). Entonces soñé que comenzaba a subir escalón por escalón de un pentagrama infinito, me trepaba por las corcheas, me hacía un sombrero con una figura negra, descalza bailaba en esos compases locos, en esas notas infantiles (cuidate nena tonta, es sólo un sueño…)Mañana cuando me levante Edith cantará que la vida es rosa y yo cerraré mis ojos con fuerza y huiré volando por el aliento de su garganta, cinco minutos más hasta abrir los ojos a esta realidad construida con recortecitos de otras, cosida al descuido, sin dedal, sin moldes ni tijeras, los pies en el piso y el frío que comienza a correr por mis piernas, que abraza mi espalda y mi cabello revuelto. Busco el pantalón y el saco, pero no recuerdo dónde dejé el amor.¿Qué hora es? (¿importa acaso?)

Muerde mis labios una realidad turbia,un vacío lleno de murmullos imperceptibles,la garganta con un nudo marinero,los ojos desvelados,la piel hecha de besos de antaño,un jardín que me espera con una guitarra,buscar un solo motivo para seguirque valga por mil excusas.Hay que aprender a figurarsesalidas de emergencia que desembocan en llanurasdonde el sol calienta las sienes con ternuray la brisa es a penas cálida,a penas terciopelo,a penas una mueca, una sonrisa,una caricia amorosa, el recuerdo más dulce y más inagotableque pueda existir.

VICTORIA FREIJO(Mar Del Plata) - [email protected]

www.flora-book.blogspot.com.ar

Page 22: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA21

Poesía

Sueños

Se anuncian y en ausencia del sol. ¡Centinelas!Por detrás de los postigosblancos, envejecidos,arriban.Por debajo de la luz tenue en retirada.Oscuros, a tientas, merodean las fronteras de la cama, a rastras, entre las sombreadas figuras de las paredes. Vigilan, esperan.Dan tormento en abismos oníricos, sumergidos,exhuman la muerte. Dando vida. Aquella, mínima, ingozable.Aquella que recuerda la falta de sí.Aquella que refuerza la negrura de la noche. Estrujan el alma y el temperamento doblegando la fe.Dan origen a las locuras de mañana;Y a las penurias que en la tarde se precipitan en un pasmado llanto de febrero cuando la noche retorna.

RODRIGO EZEQUIEL RAMOS(Mar del Plata) [email protected]

www.unnuevoborrador.blogspot.com.ar

Page 23: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 22

Poesía

MEMORIAS DE ARAMINDA

“Déjame sola: oyes romper los brotes...te acuna un pie celeste desde arribay un pájaro te traza unos compases

para que olvides...”Alfonsina Storni

Herida por el alba ella escribe. ¿Adónde van sus manos cuando le hablan del mar?¿En qué piedra habrá tallado su voz y su memoria?

Ella no lo dice. Cree que no lo sabeporque han sido todas, cada una:solitarias piedras en el agua.

Las que ella, de mañana, sigue viendodesvestida por la luz que la rodeamientras escribe y seguirá escribiendo para ella.

Del libro MONTEVIDEO AL SUR Premio Único FUNDACIÓN MARÍA DEL VILLAR BERRUEZO 2005 – Tafalla – Navarra – España

ALFREDO MARÍA VILLEGAS OROMÍ Argentina / Uruguay – [email protected]

(Punta del Este, URUGUAY)

Page 24: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA23

PoesíaElla

Ella me saluda con su vientreabierto de palomasbajo el tiempo dormido.

Brevemente dispuestaa consolarme con sus manostrepando la lluvia.

Ella me dialogamás allá de idiomasel instante único.

Con sogas deshilachadas en el vientrey manos que desatan la espuma,ella hace esculturas con su aliento.

De “20 Poemas sin Amor y un Rock and Roll descerebrado”VÍCTOR CLEMENTI

[email protected]

Conventillo

Conventillo derrumbado, sin hijos,ni una hebra de misterio.Las diez en un reloj que ya no existey ella no aparece.Debería cuestionarme si ellaalguna vez existiráo refinaré mi nostalgiapara un poema definitivo.No sé si agradecer su ausencia,supongo que evitaría otra desilusión.Además, aquel conventilloque tampoco existeya no sería excusani promesa de suicidio. VÍC

TOR

CL

EM

EN

TI

Page 25: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 24

PoesíaPEQUEÑEZ SOSLAYADA

El rojo detiene la marcha, los autos ronronean en la esquina que choca la playaY la niña avanzaUna camperita a cuadros la protege de humedades exudadas de esos que paseanEsos que no la venEsos que, en la metría de sus egos, crean universos paralelosEsos que no oyen los gritos de su panza entre el bullicio de sus ingestasY la niña avanzaSu nombre mordido estalla en la boca vacía de una mujer:Brenda… Glenda…Es igual. Siempre nena.Nadie sabe que está, solo esa mujer que quiere cruzar la calleY la niña avanza.Una bolsa de pan duro cuelga de su mano, trofeo de su pequeñez soslayadaSus pasos son inciertos, breves y sus dientes de leche se clavan en el hambre que la hiereElla también quiere cruzar pero en sus ojos se desdibuja la mirada Y zigzaguea mientras su nombre retumba en los silencios de esos que evaden las verdadesY la niña avanza. Su brazo es alzado con fuerza, sus pies caminan el aire, su apatía cruza el viento, la calleComo esos. Esos que no la ven. Esos que siguen su camino... Su camino de indiferencia.Esos con sus barrigas llenas y sus realidades enmascaradasSiempre mirando hacia arriba porque allí, abajo, no hay nada más que espanto

El rojo desaparece, el verde cede el paso. Los motores escupen nubes de calorY la niña avanzaDel otro lado de la calzada

Page 26: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA25

PoesíaCon su brazo dolorido y alejada de esa mujer que bien puede ser una madreEntre ojotas y piernas bronceadas. Entre el desamparo. Entre la desilusión de no saber... de no tener remedioY la niña avanzaCon sus piecitos descalzos.

Una bolsa de pan duro cuelga de su mano…Y a cada paso retrocede hacia el precipicio de su alma.

*** A Mar del Plata, Argentina

En su lápida, los mares deciden ser apologías,Anagramas de su historiaMenos párvulos dibujando catástrofesDe Hemingway que se arraiga al delirioTampoco hipérbole del sargazoNi apoplejía del bastardoQue se enfureceComo voluta resignada a evaporarseY repite incansable:

Siempre Mar, Mar Oxidado, Lejano pero Mar.

GABRIEL AVILÉS(Cancún, MÉXICO)

AN

DR

EA

MA

RIN

andr

eam

arin

65@

hotm

ail.c

om -

(Mar

del

Pla

ta)

ww

w.n

oseh

agae

larti

sta.

blog

spot

.com

.ar

Page 27: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 26

PoesíaSIMIENTE

este poema abrasará ese árbol que paciente regaste una vida

hará que sus ramas se disparen en savia de luzcrepitará la cortezaarderá el follajedesatará el viento rugirá la tierra

y el tronco estoico parecerá morir en eterno ritual

habrá mil incendiostantos como se escuche la palabraarderán miles de bosquestormentas y huracanes de letrasromperán el orden de las cosas

mas en la tierra yerma

humeantes confundidas las certezas pilares de la nada ruina horizonte desolado

—que si hay esperanza... —tú eres la esperanza

—en esa tierra busca

verás brotar verde una semilla se nutrirá mineral ciencia de tu árbol en cenizas y esta incertidumbre que te corroe

ahora deberás hacer crecer el retoño en nuevas vidas simiente de la palabra ella capitana de los fuegos

Page 28: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA27

Poesía

tendrás que velar su sueño —ya no dormirás contarle estas otras verdades que buscarás entre los negros ladrillos y el más allá de tus nuevos rojos afiebrados del azul profundo que bucearán del ocre del desamparo —averigua tú solo no preguntes romperás los espejos ningún sueño será refugio ya no querrás otro mundo, solo éste —sabrás de Boccanera

y cuando vuelvas de tu viaje incierto escombros gemidos dioses boqueando desnúdate y abraza ese tronco aún frágil en su promesa y dile que nació de tus entrañas y su padre es el fuego de la palabra.

FELIPE ISSA [email protected]

(Mar del Plata)

Page 29: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 28

PoesíaCaminando

Traigo el ritmo de un elefante en estampida sobre un valle de sombras,son transparentes mis patas mas no mi paso, tengo el ritmo de un elefante, me estoy meciendo, el tiempo se esconde plácido en mis grietas, se descuelga en mi piel, me estoy meciendo, mi huella pesada es una marca imborrable.

Soy fugaz como luciérnaga, un relámpago verde brota de mis ojos para iluminar la vereda, voy silenciosa entre las ramas, busco mi hogar en todo lo tibio, vuelo bajo, sin mirar arriba pues soy más tierra que nube.

Vivo como chicharra, guiándome por el sonido de mis alas,sonido cardinal de mis destinos, sonido de madera, sonido que se alterna en el espacio fulminante de mil cuevas, sonido que me parte por la mitadcomo cuchillosonido que tal vez sea llanto.

En el asfalto soy pluma de avey guardo en una esfera la floresta pulverizada de todas las criaturas.El viento que me trasladaes la poesía que habita enterrada dentro de mi pecho

pues soy más tierra que nube.

RO

SSY

EV

ELY

N L

IMA

r.e.li

map

adill

a@gm

ail.c

om(T

exas

, USA

)

Page 30: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA29

ROBERTO ROMEO DI VITAROBERTO MOSCOLONI

AARAON CRUZ SOTOOLGA BERTINETTI

FEDERICO LENZDIEGO PUIG

MARCELA PREDIERIMARCELO PARRA

SUSANA TRAJTEMBERG

Cuentos

relatosy

Page 31: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 30

Cuentos y relatosTARUCA “Así que vos sos el famoso Taruca, el capo de la hinchada, el que pisa fuerte en el Oeste. Vas a quedar livianito como una paloma, ya vas a ver cuando te pasemos por la picadora.”Las palabras del comisario todavía resonaban en los oídos de Ta-ruca, tirado en el suelo, con las manos atadas. Intentaba sentarse sobre el portland helado del tubo donde estaba metido, un dolor fuerte en la espalda se lo impedía, tal vez la patada de uno de los tiras que no pudo ver le había entrado hasta los riñones; el resto del cuerpo era una masa de moretones y de sangre coagulada.“Firmá, hijodeputa, de una vez y te dejamos tranquilo por unos días.” Otra vez la lámpara con su voz que se acerca y su luz que se pierde.“Dale pibe, shee piola, decí lo que hiciste y portate bien.” Ahora es esa voz grasienta como una bolsa de ruinas machacando la noche.Y están los otros, los que se dicen amigos, quizá los peores, con sus consejos, sus palabras a medias, sus risitas cómplices, sus pasos que resuenan en los cuatro costados.Se va lentamente la noche, otras horas oscuras que se discurren entre los dedos, nadie que llega desde el conocimiento para hacer más sensible la soledad, el dolor, la amargura de la derrota.Taruca piensa en su casa. “Tarde para pensar ya en los míos”, se dice, mordiéndose los labios; piensa en los mellizos que no están junto a él, y por los cuales no quiso irse, la recuerda todavía a Bety, y se estrecha contra la puerta de hierro hasta fundirse de plomo y estaño.Después de tantos años de locura, de perderse en ese metejón sin sentido, la que lo batió lo dejó forfai para siempre. Siguen doliendo los golpes y lamenta no tener mandunga para soportarlo y poder dormir, irse de ese lugar, piantar de la naca que esta vez será de por vida.Las dos hinchadas están trenzadas como nunca y ya salieron a re-lucir las denacas, las javanas y las mangueras. Taruca, Pajarito, El Linye y Roly, que eran invitados especiales de la platea, aguanta-ron todo lo que pudieron, pero cuando los suyos se vieron acorra-lados, empujaron a los pelucas y saltando asientos se pusieron al frente de la barra local; entonces la pelea fue más pareja y se dieron con todo, se dieron como en la guerra, se dieron para siempre.

Page 32: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA31

Cuentos y relatosLos ojos de Taruca son dos hoyuelos marrones que al intentar abrirlos quedan cegados por el aire fétido del tubo donde está en-cerrado.Pediría por Dios o por Jesús para paliar en parte tantos golpes reci-bidos, y al pensar en la cruz, una mueca casi sarcástica se le forma en la cara.Taruca tiene relación con la barra que va a recibir al Tío cuando se de una vuelta por el barrio, lo apoya toda la Juventud y la mayoría del Movimiento, y si quieren cagarlo, para eso están ellos, que no tendrán todos los ñocas que tienen los capos, pero Taruca le prometió a Corvalán que pueden contar con la barra, y si hay que defender al Tío, lo van a defender a muerte, para eso están, para ju-garse como buenos soldados del General. “Soldados del General”, si no fuera por el dolor del cigarrillo que no tiene, ya se hubiera cagado de risa, pasó tanto tiempo de aquello, que no vale la pena pensarlo, se perdieron tantos por derecha y por detrás. Fueron tan-tos los que se jugaron de frente, los que se vendieron, los que no se entregaron, los que bajaron los brazos, que solamente quedan muy pocos para respetar, como él, que no sabe qué carajo es, qué carajo fue toda su vida, un tiro al aire, perdido entre lealtades, golpes y corridas; pero eso sí, siempre de frente como buen men, y tal vez eso lo consuela un poco.

Ocho años pasaron desde aquel día que la conoció, los pibes ha-cían trabajo en la Villa, cerquita estaba la parroquia de las herma-nitas. Ella pertenecía a esa cofradía y, como se estilaba, tres de sus compañeras, monjas como ella, se unieron al trabajo; él iba como siempre, ganado por la idea de ayudar y de paso cuidar a los pibes

Page 33: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 32

Cuentos y relatosde los embates de la pesada.Pero otra vez el celular que lo lleva a otra guardería, casi perdió la cuenta por las que pasó.Y otra vez los estúpidos interrogatorios y las trompadas y las pata-das que hacen goles olímpicos en su carne magullada.Y la noche que se acostó con Sor Irene, a decir verdad se buscaban los dos desde hacía meses, él quizás por esa pasión morbosa de fifarse una monja, ella tal vez por el misterio de entregarse al más leal de los muchachos que ayudaban en la Villa, las velas y los candelabros estaban de más.A través de un hilito de sol que filtra por la ventanita de la nueva celda, Taruca ve las manchas borrosas de los que lo acaban de in-terrogar nuevamente, ve la noche en que hace tiempo se llevaron a cinco pibes de la barra que conocían la imprenta donde hacían los volantes para la orga, todavía entre brumas que forman las pelusas de los hilitos de sol, puede divisar a la monjita Angélica, que des-apareció misteriosamente del convento y un año atrás dijeron en Francia que murió de sed en el Pozo de Quilmes.Ese día hubo una batida, las sospechas ahora eran más evidentes.Sor Irene se dejó acariciar aquella tarde en la piecita del Negro Díaz, donde estaban calentando el chocolate para los “compañe-ritos” de la Villa, después todo fue más fácil, las manos que se buscan nerviosas, los labios que se muerden, los pechos desnudos de Sor Irene, como dos palomas que no son de paz, la fina piel, sus piernas y la curva de su vientre que lo atrae, lo atrae, lo hunde en un pozo profundo, luego el rechazo, producto de la victoria consu-mada entre dos.Taruca recuerda que esos combates duraron ocho años, pero tan distintos a las podridas entre barras bravas, que la única semejan-za estaba en la excitación del peligro, en el abandono de la muerte, en el consuelo de volver a empezar.Y después, la apretada de Sor Irene: “No aguanto más verte así a escondidas, o largás ya a tu señora y los mellizos y te venís conmi-go, o te atenés a las consecuencias.”Taruca que dice que no, que ni borracho destruye su “hogar”, que ni mandungado se separa de los mellizos. Taruca que promete, Ta-ruca que sigue fifando, Taruca que dice que sí, Taruca que dilata la cosa, Taruca que se quiere piantar pero no sabe cómo, Taruca taruqueado a golpes en ese calabozo inmundo.Domingo de fútbol, domingo de novios, domingo de fife, domingo

Page 34: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA33

Cuentos y relatosde choque entre dos barras bravas que se las tienen juradas.Y el anciano de la barra rival que aparece jubiloso con la revista en la mano y que les grita a los suyos: “Muchachos, hoy los reven-tamos a todos, Taruca está preso, lo denunció una monja, dice que la violó.” Glosario: apretada: extorsión.barra: grupo de iguales unido por una causa.barras bravas: grupo de fanáticos de un equipo de fútbol.batida: delación.- batió: delató.cagado de risa: reírse sarcásticamente.cagarlo: perjudicarlo, hacerle daño.capos: jefes.denacas: cadenas.fifar: hacer el amor.forfai: destrozado.javanas: navajas.mandunga: droga.mangueras: cachiporras.men: hombre.metejón: apasionamiento.naca: cana, policía.ñocas: caños.orga: organización política.pelucas: pelados con bisoñé.pesada: parapoliciales.piantar: escapar.pibe: chico, joven.picadora: picana eléctrica.podridas: peleas.shee piola: sé piola, sé vivo, sé astuto.tiras: policías.villa: población humilde.

ROBERTO DI [email protected]

(San Martín, Bs. As.)

Page 35: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 34

Cuentos y relatosTANGO

Son cuatro casas sin ventanasCuatro cadáveres que vanA renacer entre los muertosLas ilusiones del final… Charly Garcìa Tango en segunda

Siempre me gustó caminar las calles de Bs As, tal vez sea producto del tango ese que dice “Las callecitas de Bs As tienen ese que se yo…”, no sé, lo cierto es que a pesar de ser rockanrolero y latir solo con un riff de guitarras, cuando caminás Bs As algo te lleva a sentir ese Goyeneche que todos llevamos dentro.Los viernes me gusta irme para el lado del Abasto al ciclo Maldita Ginebra, esa irreverencia poética del Vasco Urruspuru donde se encuentra lo mejor y lo peor de la poética porteña sin poder dife-renciar bien cual es una y cual es la otra.Uno de esos viernes que llegué temprano se me dio por recorrer las calles del Abasto y ver como suenan bandoneones en cada bar, am-parados en el viejo mercado de laburantes ahora cuna de la derecha nacional con su shopping.Me bajé en la estación Carlos Gardel en el último de los subtes de ese viernes y me metí por Anchorena y sus recovecos. Mezclas raras en esas zonas de turistas de varios idiomas, cartoneros, ne-gros salseros, prostitutas de buen nivel o de bajos recursos que uno detecta según los zapatos que usan y de pronto me vi parado frente a una tanguería, a media luz y la descubrí en medio de la gente…Una mujer de una belleza inusual, de unos 40 años largos, pelo entrecano, un cuerpo trabajado y una forma de bailar que parecía flotar en el piso. Me asombró, lo reconozco, y me quedé en esa ventana viendo como bailaba con uno y otro parroquiano. En un momento la vi caminar como gacela, ponerse un sacón largo y sa-lir. Me hice el distraído, no era mi punto el levante en esa noche y me marché.Durante toda la semana me acompañó aquella imagen y casi creí adivinar el color de sus ojos.Fue tan fuerte el recuerdo que volví al otro viernes, pero mi inso-lencia fue tal que entré al bar, me senté en un costado, me pedí un vaso de vino y una papas fritas y me quedé observándola…defini-tivamente esa mujer flotaba en su andar.Algo me llamó la atención, los viejos bailarines le pedían tangos y

Page 36: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA35

Cuentos y relatosella se dejaba llevar por todos.—“Mi Refugio” —dijo uno— y más tocado por Atilio Stampone —y ella se entregó a sus brazos… bailaba tan pero tan bien. Y eso hacía que no dejara de mirarla.—“Rondando tu esquina”, es mío —y ahí iba ella… dejaba caer su pelo sobre los bailarines y se entregaba…¿Sería una copera… una prostituta de lujo que sólo entusiasmaba a los viejos para ganarse unos pesos?No sé, pero su andar en la pista era algo que no podía dejar de admirar.En un momento, como la cenicienta del cuento, ella caminaba fir-me con la cabeza gacha hasta una silla, tomaba su abrigo negro y se marchaba.Irrefrenable comencé a ir cada viernes a sentarme siempre en la misma mesa y a tomar mi vasito de vino mientras la veía bailar.—“Don Juan” y si es por el Cuarteto Palais de Glace, más aun —y ella iba y giraba, se contorsionaba, hacía que latiera mi alma vien-do a esa mujer tan hermosa. —“Jirón porteño” chiquita —y allá iba.Jamás había visto a alguien sentir un baile como a esa mujer. Un día cuando me trajeron el vino me animé a preguntarle al mozo y sólo respondió —Es la hija del Negro Alonso, el mejor bailarín del Abasto de to-dos los tiempos.Cada viernes fue una cita, cada viernes la veía bailar con los pa-rroquianos, pasar de brazo en brazo y marcharse mágicamente en silencio, enfundada en su sacón negro. Sus ojos eran del color que había pensado, su boca tenía el color de la sangre caliente y bailaba tan bien….Una noche, después de bailar El Choclo, giró sobre ella misma, tomó su sacón negro y cuando caminaba para la salida se detuvo frente a mi…—¿Ipa?—¿Perdón?—¿Qué pasa chiquito que desde hace dos meses no me sacás la vista de encima, te debo algo?—No quise molestarla, debo confesarle que desde hace dos meses vengo los viernes a verla bailar.—Vas por mal camino, porque yo no bailo…—Perdón señora, le digo esto con respeto, vengo a verla bailar

Page 37: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 36

Cuentos y relatosporque me fascina la forma en que lo hace.—Y yo le digo esto con respeto, yo no bailo.—Señora… la veo cada viernes.—Yo no bailo… me entiende.—No, como entenderla si la veo.—Yo no bailo señor, solo paseo la pena en el hombro de los amigos de mi padre, que está desaparecido y ahora me voy, suena Melodía de arrabal y ese tango, sólo lo bailaba con mi papá.

ROBERTO MOSCOLONI(La Plata) – moscoloni@

FANTASÍA CHARRA

Todas las noches tenía un extraño sueño: me encontraba en un autobús, junto a un charro vestido de negro que me apuntaba con una pistola con la intención de asaltarme. Sin embargo, no recuerdo qué se llevaba. Al despertar siempre me dolía la muela. Fui a consulta con el dentista, pensando que la muela del juicio —que nunca me quitaron— por fin se manifestaba. Pero resultó que mi dentadura se hallaba sana. Estuve pensando varios meses sobre el significado de aquellos sueños y su relación con el dolor de muela.

Page 38: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA37

Cuentos y relatosDescarté varias hipótesis, pero la más convincente relacionaba un molar heredado por mi padre. La pieza bucal había llegado a mi papá, durante los años cincuenta. Contó a la familia que lo consiguió en un viaje a Mérida. Según mi padre, lo compró a un paramédico que atendió a Pedro Infante. El paramédico le aseguró que tal pieza era del actor y cantante. La muela llegó a mí al morir papá. Pero desde hacía dos años no encontraba trabajo, así me vi en la necesidad de exhibirla en una feria que se montaba en Texcoco. La exhibición de la muela era parte de una colección de objetos raros que mostraban al público. La exposición tuvo buena recepción, la gente hacía cola para verla y el molar de Infante era la atracción principal. Esto me generaba mucho dinero; la gente pensaba que de verdad era de su ídolo. La autenticidad de la muela no me preocupaba, creo que a la gente tampoco. Sólo eran fetichistas. Lo importante era que ese diente molar tenía una especie de vinculación extrasensorial conmigo. Aquella muela, mi muela y Pedro Infante, eran elementos de los que estaba seguro ocasionaban mis sueños y mi dolor bucal. Pero también pensé que eran sólo tonterías mías. Que esas ideas eran de personas poco racionales. Mi colección tuvo mucha fama, por lo que me llamaron de Los Ángeles, en California, Estados Unidos. Querían que llevase mi exposición y especialmente el diente molar del Ídolo de México. Un grupo de mexicanos, residentes ahí, habían escuchado la noticia de la reliquia dental y organizado una feria en honor a Pedrito Infante. La idea de internacionalizar mi exposición me entusiasmó, el culto hacia Infante se mundializaba. Aún así, seguía sorprendiéndome el amor del pueblo a Pedro. Para mí, exageraban. En fin, no era seguro que la muela fuera auténtica. A pesar de ello la gente lo creía. Yo era un escéptico que pensaba que ello era retomar el machismo de los años cincuenta. Claro, no le iba a decir eso a la gente, de cualquier manera me estaban dando de comer. En el avión, rumbo a Los Ángeles, me senté junto a un hombre de no más de cincuenta años, con entradas en el cabello, ojos pícaros y varias cicatrices en el rostro. Durante parte del viaje estuvo observando un álbum de fotos en blanco y negro, mientras alternaba con la lectura de una monografía del cine mexicano. Cuando concluyó, me preguntó si creía que Pedro Infante no había muerto. Le conteste que no, “En cualquier situación ya está muerto”. “Bueno, eso es seguro”, dijo. El hombre se calló un

Page 39: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 38

Cuentos y relatostiempo, después me habló: “No importa, yo sé que vive”. Le tuve desconfianza, así que ya no le hice caso. “Yo soy Pedro Infante, no morí en Mérida, no he muerto”, expresó. Pensé que era un loco, pero él siguió insistiendo. Argumentaba que nunca había muerto, que tenía el don de la inmortalidad. “La gente cree que morí el 15 de abril de 1957, pero se equivoca. Las personas cercanas a mí sabían la verdad, pero callaron”, dijo. La forma en que habló me convenció. Parte del público de Infante nunca creyó en su muerte. Así que le pregunté por la inmortalidad. “Cuando tuve mi famoso accidente de avión en Mérida no morí, sino que estuve en recuperación durante un largo tiempo. Ya de viejo, me fue negado el pase al descanso eterno. Todo gracias a mi fama, no querían verme muerto. Las ánimas fueron las que me negaron el paso. Hicieron mi cuerpo eterno y mi espíritu inmortal para dejarme aquí.” El hombre mostró una gran satisfacción al ver que le creía. “Voy a Los Ángeles por mi hijo que está muy enfermo. Tiene tiempo que no lo veo. Me enteré de su estado hace unos días, en la televisión”, comentó. Le pregunté si podía acompañarlo; se negó. Al terminar el vuelo, salió rápidamente. Lo vi en la sala de espera con una mujer que le ayudaba a cargar su equipaje. Pensé en darle su molar, pero decidí que no. Porque esa inmortalidad que Infante tenía podía verse alterada por la muela. Además, estaba ganando bastante dinero con ella. En Los Ángeles, ya instalada mi colección, el dolor de muela, el remordimiento y el sueño asaltaron mi cabeza. Con desesperación y la intención de acabar con aquello, dejé mi exposición y llevé la muela al hospital donde se suponía estaba hospitalizado Pedro Infante hijo. Quería devolverle la muela y liberarme. Reaccioné tarde, cuando llegué el vástago ya había sido enterrado.Estoy seguro que Infante hijo está en el más allá. La muerte fue generosa con él, algo más democrática que con su padre. A su padre lo veo ahora como el charro que me asalta en el sueño. He intentado darle la muela varias veces, pero siempre se lleva otras cosas.

AARON CRUZ [email protected]

(Oaxaca, MÉXICO)

Page 40: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA39

Cuentos y relatosECLIPSE DE PALABRAS

En diciembre del año pasado, despedí a Manuela en el aeroparque. Con el jugoso premio del loto que ganó, se fue a Brasil, más preci-samente al norte y, a partir de allí, no volví a tener noticias de ella. Sin embargo no he podido olvidarla, fue mi amiga desde la ado-lescencia hasta que ocurrió. Hay método en la locura, los vendedo-res secretos venden, en realidad, las mentiras que algunos quieren comprar. De algún modo presentí el final porque su amor propio no era la principal elaboración psicológica de Manuela.Según me contó, ella tuvo una niñez dispersa y silenciosa, apoyada sólo en sus ganas de estudiar y cantar. Creció tambaleándose al compás de lo que la vida le ofrecía, alternada con momentos de ter-nura y frialdad. Pero había algo en ella que la hacía querible: su ha-bilidad creativa y esa voluntad de construir un universo coherente. Nuestra amistad comenzó en la secundaria y cuando nos recibimos de Maestra Normal Nacional, la invité a vivir conmigo. Nuestra convivencia fue bastante buena, lejos de la opresión de los adul-tos y sus consejos. Las dos trabajábamos además de divertirnos. Compartimos aventuras con unos y otros hasta que se enamoró y se casó. Luego seguimos y entre obligaciones hogareñas, Manuela encontró tiempo para asistir a talleres de distintas disciplinas.En medio de este orden casi perfecto, ella comenzó a mostrar su lado vulnerable a través de discursos de frases atropelladas y a ve-ces sin sentido. Su tono de voz era agotador, monocorde y ella notaba cierto aturdimiento producido por tanta verborragia, de manera que los escuchas terminaban por alejarse con excusas que ni yo me las creía. Empecé a darle consejos, ya que como amiga la escuchaba, a veces más de lo que podía soportar. Me inspiraba piedad. Me contó que su marido no le permitía hablar en presencia de su madre. El tenía un hobby muy particular: coleccionaba cu-chillos que el mismo producía en forma artesanal. Facones, dagas, puñales, de caza eran exhibidos en un mueble de campo antiguo que ocupaba un buen lugar de su escritorio. Cada día Manuela se tornaba más aturdida y temerosa. Con el tiempo nos quedamos ella y yo fuera de todo grupo; la acompañaba y veía sólo el movimiento de sus labios perderse en un túnel cargado de letras pesadas que no lograban producir palabras. A pesar de estos momentos, seguí al lado de ella.Un día cualquiera, se separó de su marido y sus hijos ya grandes,

Page 41: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 40

Cuentos y relatosdejaron el hogar materno. Manuela entonces consiguió trabajo en una librería. Ordenaba los libros, les quitaba el polvo y luego se ponía a leer. Los miércoles y los domingos, verificaba el sorteo del loto. Eso la distraía. En medio de esa sociedad bien anónima, Manuela acumuló las voces de sonido interminable que a lo largo de su vida la habían atormentado: callate un poco…bajá la voz….vos no tenés filtro.Mientras escribo en mi diario me pregunto si vale la pena tanto aislamiento para no escuchar el acorde penetrante de su voz. Sin embargo era un gran diccionario abierto. Cuando ella hablaba se le iluminaba el rostro, para luego apagarse en medio de la impacien-cia general. Su boca ovalada era la representación del Guernica; transmitía ese miedo insoportable de aquel cuadro. A veces la in-vitaba a conversar cuando se metía en sus ausencias sonoras, pero ella entre palabras cruzadas, borboteaba con rumores el momento sin escuchar. Era dura y rígida con ella y exigente con el mundo Las palmadas en la espalda la ponían tensa, luego en un soliloquio peligroso decía: es una suerte que nadie me escuche, me alimento de música…nada más peligroso cuando se necesita ayuda, que re-cibir ayuda.Después de siete meses, un domingo la visité en su casa; habíamos programado tomar un té bajo la pérgola. En el jardín que tanto amaba, las plantas y arbustos se morían descuajados por el viento. La puerta del living estaba abierta y pude ver en medio de la pe-numbra, su escritorio como una selva de libros algunos inmensos, otros viejos con las hojas amarillentas que olían mal, junto a un viejo mueble de campo donde se exhibían cuchillos, verijeros, fa-cones, dagas. Noté un espacio vacío y sentí en leve escalofrío. Me sorprendió que no me recibiera su voz acampanada. Al llegar al co-medor un sonido gutural se apoderó del recinto. Allí sobre la mesa oscura destacaba un espejo; Manuela estaba sentada en una silla con el brazo izquierdo caído hacia el costado. La miré….fue el mo-mento más descarnado que viví: de su boca colgaba un pedazo de carne y la sangre le corría por el mentón como un río liberador…Yo seguía conmocionada entre silencios cómplices mientras recor-daba su mano derecha de donde asomaba un cuchillo artesanal que le había regalado su marido.

OLGA [email protected]

Page 42: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA41

Cuentos y relatosFOTOS

Bebió el whisky de un solo trago sin disfrutarlo, y volvió a llenar el vaso. La luz que entraba por la ventana del balcón, iluminando la pared de las fotos, lo detuvo con el vaso a mitad de camino entre la mesa y la boca. Se acercó a las imágenes enmarcadas y, mirándo-las, bebió en sorbos cortos.

Ahí estaba la primera, la que inició todo.

Es curioso, pensó. No sé dónde fue, ni quién jugaba, ni como fui, ni quien ganó. Sin embargo, esos tres segundos los recordaba cla-ramente, llenos de detalles. Acababa de corregir el diafragma para compensar la sombra de los árboles que tapaban el sol. Cuando el delantero se inclinó hacia adelante para correr, supo que algo iba a pasar. Nunca entendió como se le revelaban esas cosas. Simple-mente lo sabía. Todas las opciones de lo posible desaparecieran de repente, y unos pocos segundos del futuro inmediato se le presen-taban como un cuadro terminado. El nueve ya estaba en velocidad cuando el arquero empezó a adelantarse. Entendió que entre ellos había un punto que a ninguno le convenía pasar, y del que era peli-groso quedarse lejos. A ese punto llevo el zoom y esperó. Cuando el arquero se paró en esa marca invisible que solo él veía, ajustó el foco y escuchó la patada, seca y terminante. Aun le quedo tiempo para pensar: “Todavía no... Todavía no… todavía no… AHORA”. Ese ahora convirtió en un para siempre un gesto imposible: el ar-quero flotando en el aire, como un paréntesis a la deriva, y la pelota congelada en el tiempo, a centímetros de las manos que ya no la detendrían.El viejo López miró la foto un rato y fue a hablar con el jefe de redacción: “El Pibe tiene pasta… No lo hagas perder tiempo, dé-jamelo a mí”. Un rato después el viejo lo había sacado de la re-dacción y lo había llevado al buffet. “Lo primero que tenés que aprender pibe, le dijo mientras revolvía el café, es a ser un canalla. Si la vieja se cae en la calle y la pisa un auto, primero la foto y después el auxilio. Y si hay alguien que la ayude, entonces otra foto. El mundo, pibe… siempre está en el fuera de campo. No entra todo en la lente. Por eso, el pedacito que fotografíes tiene que ser significativo. Tiene que mostrar lo que no se ve”Mientras vaciaba el vaso y volvía a llenarlo repitió para sí, como

Page 43: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 42

Cuentos y relatosotras miles de veces antes “Lo primero que tenés que aprender es a ser un canalla…” El viejo sabía lo que decía pero… ¿entendía lo que eso significaba?Volvió a la pared y miró las fotos de nuevo. Esta vez reconstruyen-do para cada una esos segundos previos en que veía todo con cla-ridad. Todas esas veces que había podido adelantarse a los hechos, ver antes para disparar a tiempo. Ahí estaban la mueca de dolor del maratonista que cruzaba la meta quebrado, con la exposición justa para que el fondo se vea borroso. El policía que descargaba su es-copeta en el pecho del obrero con los brazos en alto. El gobernador caminando sonriente, segundos antes de darse cuenta de que su maletín se había abierto y los billetes verdes caían al piso…Si eso hubiese sido todo, pensó, no sería tan difícil. Terminar el día, volver a casa y hablar de otra cosa habría sido una buena vida. Pero él nunca quiso una buena vida. Él quiso aventura, peligro, emoción y, si fuese posible, una misión. Una tarea que justifique todo, que haga al mundo mejor. Mostrar para entender, predicaba hace años. Ver para ser parte. Ahora, tantos años y tantas fotos después, ya no estaba tan seguro. El mundo seguía siendo una mierda, la gente no entendía nada, y él era un canalla. El mejor de todos. Ahí estaban los premios que lo certificaban. Todo a su alrededor era la demos-tración de cuan bien había aprendido la lección. Moviéndose en la oscuridad se dejó caer en el sillón. Apoyó las palmas de las manos sobre el tapizado y miró a su alrededor. Todo estaba suave, liso, brillante, limpio. Esa casa en la que casi no ha-bía vivido le era totalmente ajena, como las de una revista de deco-ración. Una falsedad, un montaje para otro tipo de fotos, esas que no muestran nada. Pensó en el contraste de las texturas. En todos estos años se había sentado sobre piedras, arena, troncos, barro, nieve, tanques y escombros. Sintió que la incomodidad era la única realidad concreta, mientras que todo lo suave y limpio era falso. Un breve intermedio donde la gente normal vivía simulando sus normalidades.Como si los pensamientos se condujesen solos, una idea llevo a otra y se encontró mirando de nuevo las fotos. Allí estaban las de Sarajevo, cuando los diarios de varios países se peleaban por su trabajo, y pagaban fortunas por cualquier cosa que les enviara. Re-cordaba muy bien todo eso. Era como un gran juego de adrenalina y locura. Correr, caer, disparar y correr de nuevo. Nunca fue tan rápido y tan efectivo: ajustaba el diafragma antes de ver la luz,

Page 44: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA43

Cuentos y relatosmovía el zoom mientras caía, hacia foco sin mirar el objetivo. To-das las imágenes eran impecables y terribles. Lo suficientemente elocuentes como para que los lectores en Nueva York, en Madrid o en Buenos Aires dijesen que barbaridad antes de buscar los resul-tados del fútbol. Con ese trabajo pagó el departamento y casi todo lo que contenía. Y esta noche, desde cada rincón, decenas de nenas violadas, ancianas degolladas y soldados agonizantes lo miraban desde cada rincón. Lo acosaban, pero no como una abstracción. Cada fantasma era alguien a quien recordaba con claridad: el hom-bre que caminaba llevando en las manos sus propios intestinos, el tanquista carbonizado mientras salía por la escotilla, la chica rubia tendida sobre la nieve roja…Se alejó de las fotos y volvió al bar. La botella estaba vacía, y al ir a buscar otra pasó por la puerta del dormitorio. Se detuvo a mirar la silueta de su esposa que dormía, apenas iluminada por la luz que se filtraba por las cortinas. Parece un dibujo en tinta, pensó. Media cama apenas blanca, y media totalmente oscura, con la frontera sinuosa que nacía en las piernas, trepaba por la cadera y terminaba difusa en la cabellera. Podría retratarla así: el diafragma bien abier-to, el balance de blanco manual y una exposición no muy larga, para que la luz no invada la oscuridad.Siempre era así: primero la foto, después el resto. Esa mujer era casi una desconocida, alguien que arrastraba desde otra vida an-terior. Alguien que no entendía su necesidad de correr hacia los peores lugares del mundo, ni su mutismo creciente a cada regreso o su insatisfacción ante todo. Varias veces había intentado hacerlo cambiar de trabajo: hacer sociales o volver al diario. Él no podía creer lo que escuchaba… vivir fotografiando quinceañeras obesas vestidas como paquete de regalo, y borrachos bailando con la cor-bata en la cabeza no era ni vida ni trabajo. Mucho menos ir detrás de los políticos, para retratarlos mientras se aplauden a sí mismos. Tuvieron esa discusión cuando regreso de las Antillas. Él inten-tó explicarle su trabajo mostrándole la foto de la mujer que hacía frente al huracán con su bebe en brazos, mientras la choza en que vivía volaba por los aires. Ella no entendió nada, y él se gastó en explicaciones que jamás la convencieron. Esa foto estaba también en la pared, rodeada de detalles recordados a la perfección. Lo ha-bía impresionado la belleza trágica de la mujer que se asomaba a mirar la tormenta que destrozaba su ciudad, y quiso retratarla. Hubo un movimiento leve en las paredes, algo casi imperceptible

Page 45: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 44

Cuentos y relatosen las ramas del techo, que lo hicieron esperar. Corrigió el plano para incorporar la casita y esperó. El viento empujaba a la mujer que no se movía, mientras protegía el rostro de su bebe de todas las cosas que volaban. Aun no, pensó. Todavía no… todavía no… Sostuvo la cámara inmóvil, como si el mismo fuese una fotografía. Disparó al escuchar el crack de los troncos, y supo que sería per-fecta. La joven madre enfrentando la furia del universo rodeada de escombros, y a su espalda, cada una de las piezas de su casa deteni-das en el aire, en el mismo instante en que dejaba de existir. Varias portadas de revistas, un par de premios y muchas felicitaciones. Se recordó odiando a todo editor que lo elogiaba, a todo crítico que le cuestionaba el enfoque. Ellos llamaban éxito a lo que en realidad era una familia sin casa en una ciudad arrasada.La madrugada seguía su camino lento mientras él deambulaba por la casa con el vaso en una mano, y la segunda botella a medio vaciar en la otra. Afuera, varios metros hacia abajo, la vida de los noctámbulos se desarrollaba casi en silencio, mientras que alrede-dor, todos dormían ajenos al drama del mundo. Sentía algún res-peto por los noctámbulos. Ellos sabían del vacío, la soledad y la falta de esperanza; y la enfrentaban en las calles. Podría hacer una serie sobre ellos. Blanco y negro, alta sensibilidad, un poco de so-bre exposición. Putas, borrachos, taxistas, caminantes, callejones, gatos… Un libro artístico… e inútil. Esa gente no compra libros de arte, y los demás le escapan a la sordidez. Un poco está bien, en el canal de documentales o en la sección internacional del diario, pero nada más. Siendo más joven había pensado que se podía hacer que la gente entendiera algo. Los años le habían enseñado que nunca nadie aprendía nada. Ya no pensaba con claridad. El whisky y la depresión lo estaban enfureciendo, y los fantasmas ocupaban cada vez más espacio en la casa. Este insomnio torturador se repetía cada noche desde hacía semanas. Había empezado a su regreso de Somalia, cuando las edi-toriales duplicaron los cheques, mientras los premios de las organi-zaciones de prensa se acumulaban en sobres que no había abierto. Levantó uno del escritorio y miró el remitente. No necesitó abrirlo para saber qué contenía: seguramente una placa dorada, una carta protocolar que le decía que era el mejor y esos ojos que volvían a mirarlo. Todo aquello también lo recordaba con claridad. Había terminado el asunto de la revuelta en El Cairo y estaba listo para volver a casa, cuando se cruzó con los muchachos de REUTERS.

Page 46: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA45

Cuentos y relatos“Nos vamos a la hambruna de Somalía, parece que este año es grave”. No le gustaban esas cosas, y había visto demasiadas. Pero como siempre se puede mostrar algo más, y sus últimos regresos habían sido difíciles, aceptó ir.Al principio fue lo usual. Millones de personas de miradas vacías esperando la muerte o un mi-lagro, rodeados de cadáveres que nadie enterraba porque nadie tenía fuerzas para romper la tierra seca y estéril. Ese día habían hecho una parada en un hospital de campa-ña, y unos cuantos cientos de esque-letos vivientes se desparramaban en torno a las carpas donde los voluntarios confirmaban, muerto a muerto, su futilidad. Estaba sentado en unas cajas, mirando al niño de edad indefinida que se arrastraba por el suelo. Lento, cada vez más lento, mientras los bui-tres se reunían a su alrededor. En algún momento dejó de moverse, pero él no se inmutó. Cientos de veces había visto la muerte, y esta no era la peor. Sin embargo, cuando uno de los buitres se paró so-bre la panza del chico inmóvil, de nuevo supo que algo iba a pasar. Con mucha calma abrió el estuche y saco la cámara. Ninguno de los tres tenía ningún apuro, y hacía demasiado calor para moverse rápido. Hizo el encuadre, ajustó la cantidad de luz y puso el foco en la cabeza del buitre: el ave daba picotazos cortos tratando de romper la piel deshidratada. No disparó en el momento: el pico del animal se hundía en el pequeño vientre y salía manchado de rojo. Todavía no, le dijo al buitre. Todavía no… Todavía no… la yema del índice rozaba el botón del obturador mientras el tiempo se estiraba aumentando el peso de cada detalle. Entonces el ave se irguió, y una fina línea blancuzca y sanguinolenta se estiró desde su pico, bajando hasta la pequeña panza agujereada. Recién en-tonces la imagen estuvo madura. Recién entonces dijo AHORA.

Page 47: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 46

Cuentos y relatosPero mientras el dedo apretaba el botón, y antes de que la luz se detuviera para siempre, el pequeño giró la cabeza y, en un último gesto, clavó su mirada brillante, resignada y hueca en el fotógrafo.De un solo trago terminó la botella y de un tirón abrió el sobre. Allí estaba todo, tal como lo había imaginado. Una asociación de algo lo nombraba fotógrafo del año, había un cheque cuyo monto no miró, y la reproducción enmarcada de su foto. La prueba máxima de su vileza, que de nuevo lo miraba acusador. “Vos no me ayudas-te” decían los ojos del chico muerto. “Vos sos el buitre que se ali-menta de mí, sos el cuerpo que alimenta a los buitres del mundo”. Apenas contuvo las náuseas al arrojar por la ventana el diploma y el cheque. Un mareo de vértigo creció en su mente mientras rompía la foto. Desde el suelo, cada fragmento de papel multiplicaba los ojos que seguían mirándolo, por lo que juntó los pedazos y los que-mó en el cenicero del escritorio. A la luz de las llamas, sintió cómo el mismo rostro lo observaba desde cada imagen de la casa. Esos ojos estaban en la foto del casamiento, en la de sus padres, en la de la escuela. Tambaleándose, trajo una bolsa plástica de la cocina y comenzó a meter adentro todas las imágenes de las paredes. La de la revuelta en el Líbano, la del motín de la cárcel, la de las inun-daciones en la India, la del bombardeo en Chechenia… En todas ellas el pequeño somalí giraba su cabeza para mirarlo y reclamarle lo que de todas maneras no hubiese podido hacer. Arrastró la bolsa que pesaba como mil vidas hasta el balcón pensando en arrojarla pero, de nuevo, la luz lo detuvo. La luna multiplicaba las sombras que nacían de las luces de la calle. De nuevo, como siempre, supo lo que iba a pasar. Vio la foto antes de que la escena estuviese lista. Pero esta foto no la sacaría él. El que viniese del diario a cubrir la noticia tendría que abrir mucho el diafragma y aumentar la expo-sición. Parado sobre la baranda miro hacia abajo y vio las luces de los autos en la avenida... Le convendría poner la cámara cerca del suelo, para que la silueta del cuerpo tendido siga las líneas de fuga de la vereda.

FEDERICO LENZwww.nosehagaelartista.blogspot.com.ar

[email protected](Mar del Plata)

Page 48: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA47

Cuentos y relatosLa Cerca

Caminamos por lomas verdes ondulantes, bordeando la pendiente de los pastizales, siguiendo los límites de la cerca. Milo, mi padre, acababa de cumplir veintidós años y yo todavía no tenía diez. Pa-recía mortificado y caminamos a un paso sediento y yermo y Milo daba la impresión de ser más joven en sus harapos de pastor y yo hubiese querido abrazarlo y consolarlo. Cuando llegamos al arroyo paralelo a los linderos, me habló de sus ovejas. Dijo algunos nom-bres curiosos y no supe escuchar más. Contamos los animales. Yo lo hice sumando los pequeños grupos desperdigados en mi cabeza. Mi padre se confundía y volvía a empezar. Mientras él contaba, calculé el peso de las ovejas más grandes y pensé en dónde les pe-garía si tuviera que derribarlas, en caso de que me atacaran. Subimos una cuesta suave. El camino levemente marcado por an-dares ancestrales. Mi tatarabuelo y su hijo y el padre de Milo y Milo. Las nubes amenazantes cubrían el cielo y el viento empezó a soplar más fuerte y pesado. La copa quebrada de un árbol arrecia-ba. Tuve miedo y ganas de llorar. —Va a llover.

Nunca sé qué decir, cómo contestar. Incluso hoy no encuentro las palabras para hablar con mi padre. Pero en mi corazón no hay nu-bes ni lluvia, ni tampoco ovejas ni pasturas. Tampoco está negarlas exactamente. Ni mi amor por él.Seguimos caminando en silencio. El verde más verde por el plomo del cielo y por la desolación y la ausencia de otros hombres en más de ocho leguas. El día tan suave al tacto de mi vista. Mi padre se sentó sobre una roca y yo lo imité. Contemplamos los lomos zigza-gueantes de las orugas en las que pastaban sus ovejas. Vi las puntas de los pastizales más altos doblándose con el viento. Sentí paz y calor en la proximidad del agua, en la oscuridad de la tierra, en el

Page 49: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 48

Cuentos y relatoszumbido eterno. Me hubiese gustado ser como mi padre. —Es bueno ser pastor. Callamos por un largo rato, el valle nos acogía. —Vos vas a ser un buen pastor.—¿Yo? ¿Qué había creído? Miré mis manos muy grandes para mi edad. Y me acordé de lo bien que me había sentido peleando con Noé, Virmak y Rómulo después de las lecciones. Me hubiese gustado preguntarle si creía que yo podría haber sido un buen soldado. Pero mis oraciones tenían demasiados condicionales, conjugaciones compuestas. Incertidumbres. Mañana buscaría a Noé y a Virmak y los golpearía de nuevo. —Mi primer día llovió fuerte y perdí tres ovejas. —¿Tres?—No es lindo. Pero uno aprende. ¿Este era mi primer día? No estábamos haciendo nada. Milo me miró con dulzura y se buscó en mí. Pero no se encontró. Y puso su mano en mi hombro.—Dicen que sabes pelear. Bajé la cabeza avergonzado y temeroso. Asintió. —Vas a empezar con quince —habló como un padre, aunque no pude dejar de ver sus años y la mañana en la que lo hice padre y lo raro qué debió haber sido abrazar a su otro tan chiquito. Ser objeto de felicitaciones de los hombres y digno de un sorbo de aguardien-te de cebada.

En las próximas noches habría una celebración en la aldea. Da-ríamos gracias por el pan, por el trigo. Bailaríamos en rondas y nos sentiríamos cerca. Cuando fuese soldado me lo perdería. Quizá podría volver cada dos temporadas. Era momento de decírselo. Quince ovejas. Quince ovejas. Quince ovejas. —¿Yo solo?No quería quedarme solo. Aunque no me molestaba andar sin com-pañía a veces. Sabía cruzar el Nú hasta el burgo, pateando piedras, tropezando con las raíces, resbalando en el pasto. Al fin y al cabo era un guerrero. A veces dudaba de poder cumplir con lo que me encargaban. Tenía miedo de romper el paquete, de demorar dema-siado. O muy poco. Sentía la desconfianza, la ansiedad y el desafío en mi barriga. Y así me lanzaba a la aventura con más fuerza que

Page 50: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA49

Cuentos y relatosnunca. Con el páramo a nuestros pies, mi padre me indicó dónde estaba el agua y la sombra, el buen pasto y el barro traicionero. Me explicó gentilmente los cambios de las estaciones que yo sabía de las lec-ciones. Aunque precisó horarios y los movimientos del tiempo. Y mientras me concedía su sabiduría derramó algunas lágrimas que no entendí. Y las dejó ahí, sin secarse la cara, ni acomodarse sus rulos largos y brillantes.Yo no quería ser pastor. No quería quedarme solo, aunque supiera hacerlo. Y tampoco quería abrir la puerta alguna mañana y averi-guar qué camino me llevaría al campamento de soldados. Y una vez allí, no hubiese querido descubrir que las peleas con Virmak eran más divertidas que la vida de soldado y que no tenía una his-toria a la que culpar. Entonces pensé en lo difícil que era ser padre y en lo fácil que era ser hijo y miré el hilo de agua que bajaba junto a la cerca, pero del otro lado, y vi los arboles agitándose y me sentí cómodo y un poco adormecido y como amparado por una luz gris y divina.

DIEGO [email protected]

(Tucumán en MDP)

Page 51: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 50

Cuentos y relatosYo soy el que estaré

Le habían enseñado que había un solo Dios pero ocho bochazos en la Facultad de Teología de la UCA —más un poquito de calle por cierto—, le demostraron lo contrario. Los hindúes adoraban a Brahman, Shiva y Vishnu, los musulmanes a Alá; y a la Marga, los muchachos de la esquina; eso era una trilogía o una orgía, como lo de Dios uno y trino. Y cuentan que trinó el terceto tía, abuela y madre a su llegada, y le hizo creer que él sería especial, único en el mundo.Pero se llamaba Carlitos, igual que el gordo de la otra cuadra, Gar-del y el primo más chico; ni siquiera Carlos como su padre o Don Carlos como el abuelo materno. Por eso, apenas alcanzó la altura de la mesa del comedor, supo que tendría que hacerse notar. Así que empezaron las trepadas a los árboles, luego las amonestacio-nes en el colegio, y por último la carrera de técnico superior en sismografía planetaria. Al pedo, siempre al pedo. Porque Carlitos era Carlitos por mucho que quisiera diferenciarse. ¿Qué Carlitos?Él tenía que hacer algo en la vida que lo transformara en un ícono, en el nombre de una calle por lo menos. No fue así. Como sismó-grafo terminó trabajando de oficinista en el correo, como oficinista de correo —a pesar de coleccionar y vender estampillas— siempre ganó poco; y sólo pudo comprar una casita igual a todas con el plan del banco hipotecario para casarse con una chica, común y corriente, del barrio Chauvín. Él creyó que ese amor sí sería único en el mundo, y fruto de ese amor tuvo un hijo único… hasta que llegaron los otros seis. También creyó que ella sería la única mu-jer de su vida, pero cuando murió de una bronquitis común recién cumplidos los treinta y cuatro, como los hijos no podían quedar sin madre, se volvió a casar. La nueva resultó ser tan buena esposa y madre como lo había sido su mujer anterior. Y también la amó. Tanto como amaba el olor a tinta de los sellos, las postales de viaje sin sobre, los encabezados comunes, tipo Querida Martha: te escri-bo estas líneas…, o los formalismos: Sin otro particular saluda a Usted… Eran simples. Igual que los telegramas o las cartas de re-nuncia, igual a la que él mismo mandó una tarde setiembre, de esas tan sentimentales como suelen ser las tardes lluviosas de setiembre.Carlitos se sintió entonces dueño de todo el tiempo del mundo para concebir una forma de llegar a la inmortalidad. Si no podía ser una calle, por lo menos una placa en la biblioteca el barrio; así que se

Page 52: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA51

Cuentos y relatosdispuso a escribir su historia. No podía ser igual a otras, de modo que compró y leyó cuanto libro de memorias, diario o autobiogra-fía encontró en las tiendas de usados, más las que le prestaron y aquellas que le costaron fortunas —por ejemplo las de los famosos que siempre cuestan demasiado sobre todo si son no autorizadas—. Todo había sido escrito. Uno quiere ser distinto y la suma de los distintos es innumerable… Primero se desmoralizó, después se dijo ¿por qué no? y fue entonces cuando le pasaron con un skate por encima del pie. Miró al jovencito con rabia y dolor. Cuando al primer hombre sobre la tierra le pisaron un pie ¿habrá gritado? Tal vez sí podría marcar alguna diferencia: No gritó. Tal vez por lo mismo “Qué tal López” figuraba en Wikipedia ¿O habrá sido porque lo escribió Cortázar?

Para la época en la que el libro iba tomando forma murió su segun-da esposa. Él tenía 57 años y algunos de sus amigos empezaban a faltar a las reuniones de los jueves. Uy ¿te acordás de Pancho? Y qué tipazo el Rubén… tan joven. Que un infarto, que un cáncer de colon, que no tendría que haber salido a la ruta con esa niebla. De todos se acordaban un tiempo. Y después: nada.Aquella tarde, poco antes de las seis, hora a la que cierra el cemen-terio de La Loma se le ocurrió ir a dar una vuelta. Había una le-yenda en la que no había reparado hasta entonces: Aquí descansan los que nos precedieron en la vida. Las inscripciones en las lápidas poco se diferenciaban unas de otras. No importaba si sus ocupantes habían dejado el reino de los vivos en 1879, 1946 o 2005. ¿Se des-tacaría la suya algún día? Allí estaban también las de sus dos muje-res, una en la galería de la izquierda al fondo, la otra a la derecha, tercer pasillo; las dos con los bronces opacos y el pasto crecido. A

Page 53: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 52

Cuentos y relatosla salida encontró a la que sería su tercera esposa. A ella también la quiso. Y la quiso tanto como a las otras, con ese único amor único. Cómo puede uno amar, no más de una vez sino, tres veces. ¿Qué era el amor?Decidió dejar de lado sus memorias y encarar otro género: el ensa-yo. ¿Sería original ese cuestionamiento filosófico? Sabía que no era dueño de las respuestas pero sí de las preguntas. ¿Acaso muchos no las habían formulado ya? Él no haría lo mismo. Le vino a la cabeza el nombre de una telenovela que miraba su madre: El amor tiene cara de mujer. No, el amor no era buen tema; había pasado ya por muchas manos. Igual que Marga, igual que él. Así que Carlitos, o Carlos, un tipo con nombre común, con una historia común, con las mismas preguntas que se han hecho desde hace milenios todos los mortales, se preguntó sobre la muerte y encontró que no había forma de hacerlo sino en plena vida.Con la minuciosidad de un arqueólogo, Carlitos hizo autopsia a los recuerdos, recorrió los lugares de su infancia, investigó, abrió heridas y mortajas, enterró desengaños, resucitó juegos, sufrió otra vez las pérdidas y revivió la gloria de sus pocos logros; compró momias en el mercado negro, coleccionó obituarios, transcribió, definió, esbozó su testamento y redactó su epitafio. Cuando sintió que estaba logrando plasmar una obra que estaba seguro lo haría merecedor de un lugar en el Parnaso, la mujer lo incineró con la mirada, dio un portazo y se fue.No se inmolaría. Por fin era el único habitante de la casa. Recién ahora, con más de ochenta años todo cobraba sentido: Esa vida, igual a la de los muchos Carlitos que habían llevado o no su nom-bre, era única e irrepetible.Esa noche lo internaron. Dicen que hablaba de tiempo y eterni-dades. De otros sin rostro, de disolverse, de fundirse, de un nom-bre impronunciable. Cuando le preguntaron el suyo, simplemente calló. Algunos afirman que eligió una cama cualquiera de la sala general, otros que fue la nº 7 del séptimo piso. Que se acostó a dormir, por última vez, con un NN atado al dedo gordo del pie izquierdo. Y que no tuvo miedo. Al fin y al cabo, su muerte sería igual a cualquier otra.

MARCELA [email protected]

Page 54: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA53

Cuentos y relatosEl óxido en la cruz A las tres y cuarto de la mañana, con una nueve milímetros en la mano, el Chueco mira una foto por última vez, apoya el cañón en su sien derecha y se vuela la cabeza. Frente a él, una mujer se re-pliega en un grito.

Se la trajeron 24 horas antes. El Turco y Ángel llegaron nerviosos. El trabajo no salió del todo limpio.—Acá está la mina jefe, pero tuvimos una complicación —el Turco empuja a una mujer amordazada.—¿Qué pasó?—Había un tipo con ella, la quiso defender —el Turco apaga un pucho en el piso—. Lo tuve que abrir al medio —los ojos de Ángel lo miran helados.—¡La puta madre! No habrán dejado huellas, me quiero imaginar.—Todo limpio, jefe. No hay testigos.—Quédese tranquilo. Mire cómo se la trajimos, estaban en la cama, le pusimos una camisita para no dársela en bolas de una, jaja.El Chueco observa a la mujer amordazada. Agarra a Claudia de un brazo, la lleva a la pieza.El cuarto es un cubículo oscuro, los postigos cerrados, un camastro fijado al piso. En la pared, un crucifijo oxidado. En un extremo, una mesa de madera, una botella de caña, un arma.De un cable roñoso, cuelga una lámpara mínima. El Chueco mira la hora: dos y cuarto. Empuja a la mujer a la cama, la esposa a un barrote del respaldo. La mujer lo mira atónita.—Si te quedás quietita ahí y no jodés, la vas a pasar mejor.Se toma un trago de caña de la botella, la mira de reojo.—Estás buena pendeja, se ve que tu papá te cuida; nosotros tam-bién te vamos a cuidar. Si papi pone la guita, claro. Si no... —con una sonrisa señala el arma sobre la mesa.Revisa la cartera, saca unos mangos, encuentra el celular, lo apaga. Va hasta la cama, prende un pucho. Le pasa la mano por las piernas, la mujer se resiste hasta que recibe un bife, se toma la cara, llora.—Portate bien, borrega. Si me hacés enojar va a ser peor. Se lleva la botella a la sala. Ángel reparte cartas, la vista fija en el Chueco.—Linda hembra.El Chueco se levanta lentamente de la silla, cuando pasa junto a

Page 55: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 54

Cuentos y relatosÁngel, con un movimiento rápido lo toma del pelo con la mano derecha, la izquierda se ciñe sobre la garganta.—¡Ni se te ocurra, esa mina es para mí!—¡Tranquilo jefe!El Chueco lo suelta con asco.—Si estuviera el Hernán, se la regalaba. No sé qué le pasa al pen-dejo, no viene nunca a casa. A veces la llama a la vieja, pero la turra no me cuenta nada. Me dice que está bien, nada más.Desde que salí de la cárcel no me habla, el boludo. Hunde los ojos en el vaso, se mete en el baño. Los dos en la mesa se miran. Ángel se toma del cuello.—A éste habría que matarlo ya.—No, primero hay que cobrar, no enquilombes más las cosas, des-pués nos encargamos de los dos.Más tarde, en la cocina, el Chueco saca dos porciones de pizza fría de una caja, un vaso de agua, las lleva a la cama. Claudia, que todavía sangra por la nariz, mira el plato, levanta los ojos hasta él.—Te voy a sacar la mordaza. Llegás a gritar y te mato, ¿me enten-dés? Ah, y te comés eso, conchudita. Claudia niega con la cabeza, se retuerce, lo patea.El hombre la toma de la cara, le aprieta los pómulos. La mano baja hasta el cuello se desliza hasta los pechos por debajo de la cami-sa. Claudia se estremece, quiere gritar, pero otra vez la mano de hierro le aprieta la garganta. El Chueco se enfurece.—¡Me parece que todavía no entendiste, pendeja! ¡Acá se hace lo que digo yo, carajo!El sopapo estrella plato y vaso contra la pared, los vidrios se despa-rraman por el piso. La agarra por las piernas y la acuesta boca aba-jo, las rodillas en el suelo. El brazo cuelga del respaldo, la muñeca esposada empieza a sangrar. Le arranca la camisa.—Así que no querés comer, putita de mierda. Ahora te vas a comer ésta.La agarra de los pelos, espera a que grite, le gusta, se calienta más. El alarido de Claudia llega entonces, la mano libre inútilmente tra-ta de apartar al hombre que le abre las nalgas, presiona, vence su carne, la ensucia para siempre. A cada arremetida, la cabeza golpea la pared. Alcanza a ver al cristo oxidado, que la mira desde la cruz. La herrumbre ha manchado la mirada triste, los ojos piadosos han muerto, hay una mueca anodina en su lugar. El redentor no redime, toda piedad ha desaparecido. El Chueco le aplasta la cara contra el

Page 56: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA55

Cuentos y relatoscolchón hasta que la mordaza se corre.—Tomá, puta, tomá.Descarga su furia en espasmos, un espeso caldo que la quema.En el living el Turco y Ángel siguen jugando a las cartas.—Escuchá cómo se la coge.—Dejalo que se divierta, le queda poco, después nos toca a noso-tros.El Chueco se retira. Se abrocha el pantalón mientras va hasta la mesa a buscar la botella.Claudia llora, pequeños espasmos entrecortados, el brazo en el aire sigue intentando apartar al hombre. Lentamente se da vuelta, mira al Chueco.—¿Ahora entendés, borrega, me vas conociendo?—Pero yo ya te conocía, Alberto.—¿Cómo sabés mi nombre?, la puta que te parió.—Andá, fijate en mi cartera, hay una foto.—Qué mierda me importan tus fotos a mí.—Ésta te va a importar, andá y mirala.El Chueco revisa la cartera hasta que encuentra una foto en el bol-sillo interior. El rostro se congela cuando la ve. Una pareja abraza-da en la plaza.—¿Qué haces vos con el Hernán?—Soy Claudia, la mujer de tu hijo, Hernán. Un día te vimos por la calle, me habló de vos. Esos dos lo mataron anoche, cuando me trajeron.

El Chueco se desfonda como un canasto podrido, las rodillas se doblan, golpean el piso. El llanto ahora es del hombre; la mirada helada, de la mujer. Lentamente se incorpora, toma la pistola, va hasta living donde los otros siguen la partida. Alcanzan a mirarlo con sorpresa, ven el arma, levantan manos inútiles. Sin decir pala-bra dispara cinco tiros, dos para el Turco, tres para Ángel. El último para él, frente a la cruz oxidada.

MARCELO PARRAwww.nosehagaelartista.blogspot.com.ar

[email protected](Mar del Plata)

Page 57: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 56

Cuentos y relatosLa herencia bordó

Desde que papá se marchó ella comenzó con aque-llas rarezas que por ser niños debíamos soportar y obedecer.Por las tardes, sacábamos a pasear a la maceta del ge-ranio bordó, ésa que había trasplantado papá, un día antes de entregarse a las vías. Vagábamos con ella por el barrio como si fuera una mascota. Se com-portaba como un perrito moviendo los pimpollos con compases propios. Diseñamos con el chasis del camioncito viejo, un carrito de paseo al que sujeta-mos una correa de perro, descubierta entre restos de mudanzas, en el galpón del fondo.Así, el paseo con el geranio subió de categoría. Lo chicos ya no se burlaban, sino, por el contrario, nos daban unas moneditas para poder hacerlo ellos, y nosotros como grandes empresarios lo controlábamos todo de reojo y de lejos, como hacían los capataces con los peones del ferrocarril. Después nos turnábamos, mi hermano se quedaba con los chicos y casi siempre yo, por ser el mayor, la vigilaba, a la vieja, claro, porque entre tantas manías, se le dio por ir todas las tardes a la estación. Cada día se acercaba más al tren en el que llegaba papá. Me pareció que no tenía buenas intenciones. Recordé cómo, después de que lo echaron del trabajo, lo vi hacer lo mismo, pero me había hecho el tonto, hasta el último día en que lloró por primera vez y me prohi-bió que lo acompañara empujándome entre hosco y melancólico.Cuánto nos costó hacer el segundo carrito para llevar a mamá; por el peso se nos iba para ambos lados. Al principio, le provocaba alguna que otra sonrisa, aunque por poco tiempo, después se fue secando mientras el geranio florecía y vendíamos gajitos y nos en-cargaban cada vez más.Ella se achicaba como una ramita seca, mustia. El recorrido cada vez se tornó más fácil porque al perder peso era como pasear una nube.Sentimos alivio a medida que se resecaba. Nuestra madre iba trans-formándose en un geranio de pimpollos muertos.

SUSANA [email protected] - (Mar del Plata)

Page 58: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA57

MARCOS RODRIGO RAMOSGUSTAVO OLAIZ

CRISTINA MENDIRY

Notas y ensayos

Page 59: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 58

Notas y ensayosUn viaje al universo marino de Edgar Allan PoeUna mirada sobre Narración de Arthur Gordon Pym

Por el Profesor MARCOS R. RAMOS

Uno de mis designios principales fue la máxima di-versidad de temas, pensamiento y, sobre todo, tono y presentación. Si todos mis cuentos estuvieran in-cluidos en un gran volumen y los leyera como si se tratara de una obra ajena, lo que más me llamaría

la atención sería su diversidad y variedad. Se sorprenderá usted si le digo que, con excepción de uno o dos de mis primeros relatos, no considero a ninguno de ellos mejor que otro. Hay gran variedad de clases y esas clases son más o menos valiosas; pero cada cuento es igualmente bueno en su clase. (1) Así se expresaba Edgar Allan Poe acerca de sus cuentos. En concordancia con lo dicho anteriormente Julio Cortázar en su introducción a los Cuentos completos del autor que tradujo sostie-ne que sus relatos se pueden clasificar en estas categorías generales de las cuales introduciremos un ejemplo:1. Cuentos de terror (Ligeia) 2. Sobrenaturales (La máscara de la muerte roja) 3. Metafísicos (El coloquio de Monos y Una) 4. Analíticos (Los crímenes de la calle Morgue) 5. De anticipación y retrospección (Mellonta nauta) 6. De paisaje (La isla del hada) 7. Grotescos y satíricos (Hopfrog) Pese a la gran variedad que abarcó, los cuentos de terror consti-tuyen su obra más conocida junto a los relatos de detectives que influyeron en autores posteriores como Arthur Conan Doyle, cuyo Sherlock Holmes está inspirado en el Auguste Dupin de Poe.Su obra abarca también la poesía, probablemente de no haber teni-do que trabajar de periodista se hubiera dedicado en exclusiva a ese género en el que supo ser controvertido por sus colegas recibiendo las peores críticas. En su ensayo El principio poético manifestaba que el objetivo de un poema es estético, su fin último es la belleza (2), dejando en claro que descreía de la poesía didáctica y alegó-rica; y que el poema no debía ser nunca producto de la pasión,

Page 60: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA59

Notas y ensayosaunque muchos autores como Cortázar sostienen que varios de sus grandes poemas como El cuervo, Israfel, La ciudad en el mar y tantos otros nacen más de la pasión que de la razón.Al descartar el didacticismo moralizante como objetivo de la obra de arte (tanto en cuento como en poesía), Poe la libera de criterios de verosimilitud externos y da rienda suelta a aquellos elementos fantásticos y formales que la configuran estéticamente. También se dedicó al ensayo y a la crítica literaria, tarea esta últi-ma que le dio cierto prestigio. Elaboró su propia poética, su propia teoría de la literatura, que aparece diseñada en su obra crítica y en ensayos. Creía que el sentido en literatura discurre bajo la superfi-cie expresa. Las obras con un sentido demasiado obvio, escribió, dejan de ser arte. Opinaba además que aquéllas debían ser breves y enfocadas a causar un efecto muy concreto, para lo cual el escritor debía calcular cada efecto e idea. En otro conocido ensayo sobre la materia, Filosofía de la composición, el escritor describe el méto-do que siguió en la escritura de El cuervo, afirmando que fue dicho sistema tan frío el que utilizó. Muchas veces se ha cuestionado, si esto es cierto, como manifestamos antes en los dichos de Cortazar. Escribe en una nota periodística Jorge Luis Borges: Poe indisolu-blemente pertenece a la historia de las letras occidentales, que no se comprende sin él. También, y esto es más importante y más íntimo, pertenece a lo intemporal y a lo eterno, por algún verso y por muchas páginas incomparables. De éstas yo destacaría las últimas del Relato de Arthur Gordon Pym de Nantucket, que es una sistemática pesadilla cuyo tema secreto es el color blanco. (3)Nos habla así Borges de la trascendencia de su obra en la literatura mundial, hecho que no pueden negar ni siquiera sus más acérrimos detractores, extendiéndose su influencia no sólo en lo literario sino también en otros ámbitos como la música, la pintura, el cine y el teatro. Destaca así también el final del único abordaje al género de la novela que hizo con su Narración de Arthur Gordon Pym, obra en la cual centraremos nuestro análisis.En primera instancia debemos hablar de antecedentes de la novela. El primero que se destaca La Balada del viejo marinero, poema escrito por el poeta inglés Samuel Taylor Coleridge en 1799 que en su traducción al español ha recibido diversos títulos (La balada del marinero de antaño, Balada del viejo marinero, La oda del viejo marinero). Relata la fantástica aventura de un marino durante un largo viaje en el mar. Éste se inicia con el marinero abordan-

Page 61: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 60

Notas y ensayosdo a un hombre que va a un matrimonio, pidiéndole que escuche su historia. La historia se inicia con una partida venturosa, pero luego seguida de fuertes tormentas. El barco es llevado hacia el sur, llegando cerca de las costas de la Antártida. Es ahí cuando la tripulación ve a un albatros, augurio de buena suerte. Sin embargo y sin razón alguna, el marinero dispara al ave con su ballesta. La tripulación se inquieta, culpando al marino de un futuro desastre. Sin embargo, luego que el tiempo mejora y desaparece la niebla, la tripulación cambia de parecer, felicitando al marino por su acción. Navegando a la deriva y sufriendo la escasez de agua, la tripulación vuelve su ira contra el marino, castigándole a colgar en su cuello al ave, como señal de culpabilidad. Con el transcurrir del tiempo, el barco tiene un encuentro fantasmal con la muerte y la muerte-en-vida. Éstos juegan con los dados la vida de la tripulación, siendo la muerte-en-vida quien gana el alma del marinero. El castigo de ver a la tripulación perecer, hace que el marino cambie de actitud y bendiga a las criaturas del mar que encuentra. Es allí donde el ave que colgaba de su cuello cae, librándolo de la maldición. Después el marino es rescatado del barco varado donde se encontraba, para luego ser perdonado por un ermitaño, poniéndole como penitencia el relatar su historia donde quiera que vaya.El segundo antecedente es la leyenda de El holandés errante. Según la tradición, es un barco que no pudo volver a puerto, con-denado a vagar para siempre por los océanos del mundo. El vele-ro es siempre oteado en la distancia, a veces resplandeciendo con una luz fantasmal. Si otro barco lo saluda, su tripulación tratará de hacer llegar sus mensajes a tierra, a personas muertas siglos atrás. Las versiones de la leyenda son innumerables, pero la original co-menzó con el capitán de un barco holandés, un capitán burgués de Holanda llamado Willem van der Decken, quien hizo un pacto con el diablo para poder surcar siempre los mares sin importar los retos naturales que pusiera Dios en su travesía. Pero Dios se entera de esto y en castigo lo condena a navegar eternamente sin rumbo y sin tocar tierra, por lo que recibe el nombre de El holandés errante.El tercer y principal antecedente importante son los relatos de Ben-jamín Morrell que fue un marino y explorador estadounidense. En-tre 1823 y 1831 realizó cuatro viajes de relevancia, principalmente por el océano Antártico, las islas del Pacífico y las costas orientales de América. Escribió un libro de memorias sobre sus viajes titulado Narración de cuatro viajes (1832) y, a raíz de las informaciones

Page 62: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA61

Notas y ensayosaportadas en esa obra, se ganó una pésima reputación como fabu-lador por las inexactitudes que contenía y también por la forma un tanto fantasiosa de exponer sus experiencias. Con posterioridad, se demostró que muchos de los descubrimientos geográficos sobre los que informó no existían, especialmente los realizados en la Antár-tica. La narración de Morrell sobre los siguientes meses de travesía por aguas del océano Antártico es muy controvertida. Sus infor-mes sobre distancias recorridas, latitudes y descubrimientos han sido tachados de inexactos o imposibles. Dio vívidas descripciones sobre las característi-cas de la costa, observando que había abundante vida salvaje. En realidad no existe tal tierra, y los avistamientos realizados en la misma área también comprobaron que eran imaginarios. No se han encontrado referencias de la acogida que tuvo el libro al ser publicado, salvo el comentario del periodista y explorador Jeremiah Reynolds acerca de que en el relato de Morrell había más poesía que verdad. Sin embargo, unos años más tarde, Edgar Allan Poe se basó en su libro (y en otros relatos de viajes por mar) para escribir en 1838 la obra de ficción La narración de Arthur Gordon Pym.Julio Verne sostiene que Poe ha creado un género aparte, que sólo procede de él mismo, y del cual me parece que se ha llevado el secreto; se le podría identificar como el fundador de la escuela de lo extraño; ha hecho retroceder los límites de lo imposible; él ten-drá imitadores. Éstos intentarán ir más allá, de exagerar su estilo; más de uno creerá que le sobrepasará, pero no logrará ni siquiera igualarlo. (4)Narración de Arthur Gordon Pym es quizás más humana que sus Historias extraordinarias y no por eso es menos insólita. Poe pre-senta situaciones que no se encuentran en ninguna parte y de natu-raleza esencialmente dramática. Poe primeramente comienza por citar una carta del mencionado Gordon Pym, con el fin de probar

Page 63: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 62

Notas y ensayosque sus aventuras no son de ningún modo imaginarias, como se había querido hacer creer al público al firmarlas con el nombre del señor Poe; reclama en favor de su autenticidad. Desde su niñez, él tenía obsesión con los viajes, y, a pesar de cierta aventura que casi le cuesta la vida, no desistió de su propósito. En este episodio es embestido por un barco de gran tamaño, cuestión ya tomada en Manuscrito hallado en una botella. En el cuento el protagonista sale en un barco pero una poderosa tormenta hace que zozobre so-breviviendo él solo. En medio de la tempestad ve aparecer un ex-traño barco gigante con aspecto antiguo que casi lo embiste. Sube a ese barco. Allí la tripulación es grande en edad y cuando los cruza parecen ignorar su presencia. El barco avanza por una zona repleta de hielos y al final llegan a un torbellino en donde se hunden en el Polo Norte en una profundidad que los llevará al mismo centro de la tierra. El protagonista cuenta todo en un manuscrito dejado en una botella. Volvamos a la novela. Decide el personaje cierto día, en contra de la voluntad y sin el conocimiento de su familia, embarcar en el bergantín Grampus, destinado a la pesca de ballenas. Uno de sus amigos, Augustus Barnard, que formaba parte de la tripulación, debió apoyar este proyecto preparando en la bodega del barco un escondrijo donde Gordon permaneció hasta que el barco partie-ra. Todo se ejecuta sin dificultad, y nuestro héroe percibe pronto cómo el bergantín comienza su marcha. Pero, después de tres días de cautividad, su mente comienza a confundirse; los calambres se apoderan de sus piernas; además, sus provisiones se echan a per-der; las horas pasan; Augustus no aparece; la inquietud comienza a apoderarse del prisionero. Este tema del encierro y la claustrofobia provocada por el mismo había sido abordado por Poe en cuentos como El entierro prematuro. En este relato el protagonista está obsesionado porque tiene ataques de catalepsia y cree que confun-didos lo puedan enterrar vivo. Luego de uno de ellos se despierta con maderas arriba y a oscuras pensando que está enterrado pero se durmió en una canoa y como llovía habían puesto maderas para taparla. En la novela Pym descubre luego que su perro Tigre lo había se-guido a bordo. Al principio lo acompañará bien pero luego por la falta de agua y alimento el perro tiene rabia, logra encerrar al ani-mal en la caja que le servía de refugio y luego cayó desvanecido. Un ruido, un susurro, su nombre a medio pronunciar, lo sacaron de

Page 64: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA63

Notas y ensayossu aturdimiento. Augustus estaba a su lado, acercando una botella de agua a sus labios. Le cuenta que hubo un amotinamiento de la tripulación, Augustus se había salvado, gracias a la inespera-da protección de un tal Peters, marinero de una fuerza prodigiosa. Después de esta terrible escena, el Grampus había continuado su ruta. Barnard le revela a Peters la presencia a bordo de Gordon. Entonces, planean apoderarse del barco. La muerte de un mari-nero les ofrece bien pronto la oportunidad esperada. Gordon re-presentará el papel de fantasma y los conspiradores sacarán pro-vecho del pavor causado por la aparición. La representación tuvo lugar; produjo un terror glacial, la lucha comenzó; Peters y sus dos compañeros, ayudados por Tigre, triunfaron y se quedaron solos a bordo con un marinero de nombre Parker, que, al no haber pe-recido, se unió a ellos. Pero entonces sobrevino una terrible tempestad; el barco, víctima del balanceo, se da vuelta y queda boca abajo. Aquí llegan las extrañas escenas de hambre, y to-dos los intentos fallidos por llegar al depósito de alimentos; son descritos de una forma arrebatadora. En el más terrible de los sufrimientos, se produjo un incidente aterrador, muy propio del genio de Poe. Un barco es avistado por los náufragos, un gran bergantín-goleta, de aspecto holandés, pintado de negro, con un mascarón de proa llamativo y dorado, se acerca poco a poco, luego se aleja, y más tarde regresa; parece seguir un rumbo in-cierto. Los náufragos pueden ver su puente. Está cubierto de cadáveres. No hay a bordo un ser viviente. Solo un cuervo que se pasea por entre todos los muertos; luego el extraño barco desapare-ce, llevándose consigo la incertidumbre horrible de su destino. Este episodio remite en primera instancia a la leyenda de El holandés errante de la que ya hemos hablado y a varios textos de Poe que to-man como temática la peste como El rey peste y La máscara de la muerte roja y su célebre poema El cuervo. El rey peste transcurre en Londres en época de peste. Dos ladrones se aventuran hacia zo-nas abandonadas por ese motivo. Allí se encuentran con una corte compuesta por seres deformes afectados por la peste comandados por el rey Peste I a quien reconocen como un viejo actor. Los ladro-nes se niegan a beber con ellos y luego de defenderse de su ataque salen por la ventana escapándose. La máscara de la muerte roja ocurre en época de peste. Un príncipe decide aislarse con su corte de la ciudad viviendo de fiesta en fiesta. Realiza así un baile de disfraces apareciendo un desconocido vestido como la muerte roja.

Page 65: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 64

Notas y ensayosEl príncipe intenta quitarle la máscara pero muere en el intento. Debajo de la máscara no hay nadie y la peste termina con todos.Volvemos a la Narración. Los días siguientes, los sufrimientos del hambre y de la sed se duplican, se discutió fríamente acerca de emplear los recursos del canibalismo, y se tiró a la suerte; estuvo contra Parker. Finalmente, el seis de agosto, fueron recogidos por la goleta Jane Guy de Liverpool, al mando del capitán Guy que iba a emprender una exploración hacia el Polo. La Jane Guy se encontró en el medio de los bancos de hielos. La tripu-lación pescó el cuerpo de un singular animal, evidentemente terrestre. Luego fue descubierta la tierra de unos salvajes de raza desconocida y piel de un negro azabache, vinieron al encuentro de la goleta, que evidentemente tomaron por una criatura viviente. El capitán Guy, animado por la buena disposición de los indígenas, decidió visitar el interior del país; y, acompañado de doce marineros bien arma-dos, llegó a la aldea de Klock-Klock luego de tres horas de marcha. Gordon formaba parte de la expedición. La tripulación de la Jane Guy y los nativos se llevaban bien. Un segundo viaje al interior del país fue preparado; seis hombres permanecieron a bordo de la goleta, y el resto se puso en marcha. El grupo, acompañado por los salvajes, se deslizaba entre los sinuosos y estrechos valles. Un muro de rocas elevado a una gran altura donde destacaban algunas grietas, llamó la atención de Gordon. Cuando examinaba una de ellas con Peters dice: Sentí de pronto —dijo— una sacudida que no se parecía a nada que me resultara familiar, y que me provocó una vaga idea de que los cimientos de nuestro macizo globo se agrie-taban de repente, y que había llegado la hora de la destrucción universal”.(5) Estaban enterrados vivos; los dos infortunados se encontraban en el medio de una colina sepultados por un cataclis-mo, pero por un cataclismo artificial; los salvajes habían derribado la montaña sobre la tripulación de la Jane Guy, todos habían pere-cido, excepto Peters y Gordon. Excavando un camino en la roca blanda, llegaron a una abertura por la cual vieron el país lleno de salvajes atacando la goleta que se defendía con su cañón; pero al final la goleta fue tomada, e incendiada, y pronto voló en pedazos en medio de una terrible explosión que hizo perecer a varios miles de hombres. Durante largos días, Gordon y Peters vivieron en el laberinto, alimentándose con avellanas; Gordon llegó a conocer la forma exacta del laberinto, que desembocaba en tres abismos; pro-porciona el dibujo de los tres abismos en su narración, así como la

Page 66: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA65

Notas y ensayosreproducción de ciertas muescas que parecían haber sido grabadas sobre la piedra pómez. Después de varias tentativas sobrehumanas, Peters y Gordon consiguieron volver a la llanura; perseguidos por una vociferante horda de salvajes, felizmente llegaron hasta un bote, donde un indígena se había refugiado, y pudieron hacerse a la mar. Estaban, entonces, en el océano Antártico inmenso y desolado, en una latitud más allá de los 84 grados, en una frágil embarcación, sin otras provisiones que tres tortugas (6) Hicieron una especie de vela con sus camisas; la vista de la tela afectaba singularmente a su prisionero, quien nunca se decidió a tocarla, y parecía tener horror a lo blanco; sin embargo, avanzaban siempre y llegaron a una re-gión nueva y asombrosa. Ocurría un fenómeno más extraño aún, la temperatura del mar parecía aumentar y pronto se volvió excesiva; su tonalidad lechosa se hizo más evidente que nunca. Gordon y Peters llegaron a conocer finalmente por boca de su prisionero que la isla, teatro del desastre, se llamaba Tsatal; el pobre diablo caía presa de convulsiones cuando se le acercaba algún objeto blanco. Estábamos casi cubiertos por el aguacero de blancas cenizas que se acumulaba sobre nosotros y sobre el bote y se fundía con el agua al tiempo que caía. La cima de la catarata se perdía comple-tamente en la oscuridad y en el espacio. Sin embargo, era evidente que nos estábamos aproximando con una velocidad asombrosa. A intervalos, se podían ver en toda su extensión inmensas aberturas, que sólo eran momentáneas, y, a través de estas aberturas tras las cuales se agitaba un caos de imágenes flotantes y confusas, se lanzaban poderosas corrientes de aire que silenciosamente ara-ñaban a su paso un mar inflamado (7). Situación similar aparece en Un descenso en el Maelstrón. El relato trata sobre unos pes-cadores que aprovechan la bajada de la marea para pescar donde otros no se atreven guiándose por los horarios donde el Maelstrón no está (un especie de torbellino que hunde todo lo que pasa). Un huracán provocará que se queden más tiempo del indicado y son atrapados por el maelstrón. Haciendo cálculos el protagonista se aferra a un tonel cilíndrico y así logra que el maelstrón lo expulse. La novela finaliza de esta forma extraordinaria: nos precipitamos en el seno de la catarata, donde un abismo se abría para recibir-nos. Pero entonces se alzó en nuestro camino una velada figura humana, de proporciones muchos más grandes que las de cual-quier habitante de la Tierra. Y la piel del hombre tenía la perfecta blancura de la nieve...” (8)

Page 67: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 66

Notas y ensayosLa Narración se interrumpe al llegar a este punto. ¿Quién la reto-mará algún día? Se pregunta Julio Verne y afirma: Alguien más au-daz que yo y más resuelto a avanzar en el dominio de las cosas im-posibles. (9) Paradójicamente fue él quien escribió la continuación de esta novela bajo el título La esfinge de los hielos. Sin embargo, es necesario creer que Gordon Pym se libró de aquella situación puesto que él mismo fue quien hizo esta extraña publicación; pero murió poco antes de haber terminado su obra. Poe parece sentirlo vivamente, y rechaza la tarea de llenar este vacío. Narración de Arthur Gordon Pym no carece de ese elemento que distingue tanto su obra: el misterio. Sin embargo, éste, curiosamen-te, no se hallará sino hasta el desenlace de esta narración. Mientras que la mayor parte del desarrollo de la Narración de Arthur Gor-don Pym —tal vez dos tercios de la novela— carece de vitalidad y emoción, la última fracción se nos muestra como un giro increíble que rompe con la monotonía del relato, para transformarse en un misterio. Este hecho ha conmovido a los estudiosos de la obra de Poe y ha promovido un largo debate donde no se logra aún for-mular una respuesta. Las respuestas son demasiado tímidas, casi ingenuas; los misterios están por descifrarse, pero jamás se logra desvelarlos; pues, al final de Narración de Arthur Gordon Pym, Poe comienza otra historia, otro relato. Una historia que, por su-puesto, jamás escribirá.Sin embargo hay un misterio que, en el desenlace, se descifra. A saber; Poe nos señala aquello que provoca terror en los negros: temían al blanco, la ausencia de todo color que llenaba toda aquella región y al desesperado grito de Tekeli-Li, pues es el presagio ne-fasto de su pronta manifestación. Mas el misterio pronto volverá a cubrirnos con su manto: Una terrible visión, la última imagen de la novela, será la emersión de un gigante blanco cuyas proporciones eran mucho más grandes que las de cualquier habitante de la tie-rra (10), visión aterradora que fulmina al negro Nu-Nu. ¿Quién es este ser? ¿Cuál es el origen misterioso de Nu-Nu y los otros aborí-genes? ¿Qué se oculta en el miedo a lo blanco? ¿Qué nos quiso decir Edgar Allan Poe con todo esto?Una lectura profunda de la novela centrada en aquellos signos con mayor denotación, tal vez nos señale la senda correcta de la inter-pretación. No cabe duda que la esencia del misterio de la Narra-ción de Arthur Gordon Pym reside en lo siguiente: el blanco como fuente de terror. He aquí el elemento que hace de esta obra algo

Page 68: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA67

Notas y ensayosmás que una simple novela. Veremos, entonces, el significado del blanco en el código de Poe y en su novela. Pero antes debemos conocer el significado de este no-color. Negro y Blanco son expre-siones de lo No Manifestado y de lo Manifestado, respectivamente. Sin embargo, esta regla tiene excepciones y, a veces, nos encontra-mos en la situación inversa; o sea, donde el negro corresponde a lo Manifestado y el blanco a lo No Manifestado. La Antártida, según nuestro Juicio, sería uno de estos casos excepcionales. El blanco polar es lo No Manifestado, el velo que esconde el Secreto. El blanco, al significar lo inde-finido representa, en definitiva, lo misterioso por antonomasia. Y de allí viene el miedo que el blanco provoca en nosotros, pues nos hallamos indefen-sos ante un velo misterioso que oculta otros misterios.Volviendo a la obra de Poe, recordaremos que el blanco causa el miedo de los habitantes de Tsalal, isla cercana a la Antártica, ocupa-da por indígenas de piel negra. No importa si se trata de un simple pañuelo blanco o de un inofensivo polvillo blanco, lo que sea, la reacción de horror de los negros no tardaba en llegar. En la página final de la tragedia de Pym leemos: Muchos pájaros gigantescos, de una blancura fantasmal, volaban continuamente viniendo de más allá del velo blanco, y su grito, mientras se perdían de vista, era el eterno Tekeli-li.(11). Este acontecimiento causará la muerte de Nu-Nu, el habitante de Tsalal, el prisionero de Pym. El terrible Tekeli-li! de las aves, es imitado por los indios cada vez que se hallan ante la presencia del blanco o cuando están muy próximos a su poderosa influencia. Ellos anunciarán el último terror para los negros: vendrá figurado en el Gigante Blanco. Se especula que su gusto por la narrativa del miedo nace con las historia que escucha-ba de los esclavos en la cocina de su casa cuando era un niño: Y esos temores le habían inculcado los negros y negras esclavos de su tutor, en los relatos de aparecidos que constantemente tenían en la boca, y que el niño Edgar iba a escuchar en la cocina (12) Inclu-so se asegura que la influencia narrativa de los negros sobre Poe es aún mayor. pues la musicalidad de su composición literaria —los ritmos, complicados y llenos de matices— es, en cierta forma, una

Page 69: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 68

Notas y ensayosimitación de los cánticos de los esclavos. Sea o no cierto, es impor-tante considerar estas opiniones como hipótesis, las cuales pueden ayudarnos a arrojar luces en el caso Poe.Desde su publicación en 1838 y hasta principios del siglo XX, los análisis sobre La Narración indagaron temas relativos a su forma narrativa. En consecuencia, la obra fue definida como una historia fraudulenta, una bitácora de viajes ultramarinos, el relato novelado de un hecho real o literatura de exploración. El acercamiento de Poe a su propia Narración enfatiza un tratamiento narrativo que no es del todo claro ni concluyente respecto a sus límites ficticios. En este sentido, la complejidad de la novela no sólo deriva de las fisu-ras narrativas, sino que también de su propia ambigüedad debido a la combinación de tipos de texto que exhibe. En cuanto a la trama, ésta trata sobre las vicisitudes que el joven Pym encuentra en su travesía hacia los mares del sur a bordo del bergantín Grampus en junio de 1827. El Capítulo IV, por ejemplo, presenta abundan-tes referencias navieras en lenguaje altamente técnico haciéndo-nos olvidar que leemos una novela de aventuras. Un efecto similar produce el Capítulo XVI, esta vez con la acabada descripción de islas cercanas al Cabo de Buena Esperanza. ¿Leemos una bitácora, una crónica, un recuento técnico-científico? La narración adopta las convenciones estilísticas y retóricas propias de otros textos y, por momentos, deja de ser lo que es. La nota introductoria a La Narración ilustra el cuestionamiento deliberado de los niveles de ficción y realidad. Al explicar las circunstancias que originan el relato, Arthur Gordon Pym menciona la intención del señor Poe de narrar su travesía: Luego me propuso que le dejase contar, con sus propias palabras, una narración sobre la primera parte de mis aventuras, alimentada con hechos que yo mismo le suministraría, para publicarla en el Southern Messenger haciéndola pasar por ficción. Consentí, sólo estipulando que mi nombre real no se diese a conocer (13). Con el propósito de crear un tono pseudo-verosímil, Poe hace que su personaje Pym se refiera a la publicación del relato en los si-guientes términos: Dos números de esta supuesta ficción aparecie-ron, en consecuencia, en el ‘Messenger’ de enero y febrero (1837), y, a fin de que realmente pareciera una ficción, se incluyó el nom-bre del señor Poe en la tabla de contenidos de la revista (14). De este modo, Poe transforma deliberadamente su ficción, La Nar-ración de Arthur Gordon Pym, en la historia real de Pym. Dicha

Page 70: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA69

Notas y ensayostransformación, sin embargo, estará sujeta a la ilusión momentánea de creer que leemos un hecho verídico.

Además de las mencionadas, existen otras razones que explican la inclinación de Poe hacia un relato ambiguo y la anulación de su rol como autor. Al leer la nota introductoria a La Narración, nos preguntamos sobre la motivación que impulsa a Poe a atribuir la articulación de su relato al testimonio de un Arthur Gordon Pym ficticio. Como he venido sugiriendo, la respuesta debe tomar en cuenta el juego de la ficción dentro de la ficción generado por el autor. Este distanciamiento que Poe asumió respecto de La Narración también lo explica el hecho que, al escribir su primera novela, el autor se alejaba de los principios básicos que él mismo formuló en relación a la comunicación de verdad artística: brevedad y uni-dad de efecto. Estos conceptos constituirán el argumento central del ensayo El principio poético de 1848. De este modo, tanto la longitud como la secuencia fracturada de eventos en La Narra-ción contradecían en la práctica las teorías artísticas del autor. Esta contradicción involuntaria respecto de El principio poético estuvo inducida por aspectos pecuniarios que pesaron fuertemente sobre

Prof

. Mar

cos

Ram

os

Page 71: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 70

Notas y ensayosel autor. La frágil e inestable situación económica de Poe es una marca constante a lo largo de su carrera literaria, hecho que se agu-diza en 1836 al contraer matrimonio con su prima Virginia Clemm. Debido a que le demandan la creación de una historia atrayente para aumentar la circulación de la revista en la que trabajaba, el autor accede a popularizar el relato, satisfaciendo así tanto a los editores como a un público ansioso de aventuras y exotismo.Para los lectores crédulos o complacientes, la vertiginosa suce-sión de aventuras que Poe entreteje representa uno de los mayores aciertos del relato. Es el apetito persistente por lo bizarro e inusual el que Poe, muy a su pesar, se ve en la obligación de satisfacer. El pasaje que cito a continuación es una muestra clara de la inclu-sión de este tipo de elementos. En el Capítulo XII, después que Parker es apuñalado en la espalda, tanto Peters, su ejecutor, como Pym proceden a alimentarse de la víctima. El tratamiento formal del episodio, expresado en el tono naturalista de la descripción del comportamiento antropófago, recrea en términos sobrecogedores una experiencia que el propio narrador califica de indecible. Como ya se mencionó anteriormente, la crítica, a pesar de las diver-gencias en planteamiento y perspectiva, ha concordado en calificar el final abrupto de La Narración como un error estructural imper-donable. Hecho agravado por el supuesto cuidado que caracteriza el manejo ficticio de las obras de Poe. Sin embargo, el término de la narración sin una resolución formal refleja la utilización sistemáti-ca de recursos por parte del autor. De este modo, Poe manipula la narración con el fin de propiciar actos interpretativos divergentes dependiendo de la competencia del lector.Por un lado Poe hace que Pym se enfrente a una aparición ines-crutable cuya presencia es precedida por una serie de fenómenos atmosféricos en el paisaje polar. La desnaturalización del paisaje, sugerida ya en la progresión del viaje hacia los mares del sur en el Capítulo XIV, alcanza con la aparición de la figura blanca su mayor fuerza. Es probable que el final de la narración deje al lector crédulo, aquel cuya lectura se ha centrado en el nivel ficticio de la novela, en un estado de asombro y perplejidad. Aún, así, sus expectativas en cuanto al relato de aventuras extraordinarias se han cumplido. Por otro, Poe utiliza la aparición de la figura blanca como un meca-nismo que aludiría al carácter inconcluso de los textos. Es evidente que a la última nota en el diario de Pym le falta algo. Tal como está,

Page 72: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA71

Notas y ensayosla nota parece ser la mera introducción a uno de los eventos más intrigantes de La Narración: Y ahora nos dirigíamos al encuentro de la catarata, donde un abismo se abría para recibirnos. Pero entre nosotros se interpuso una figura humana envuelta en un velo, de proporciones muchísimo mayores que las de cualquier mortal. Y la tonalidad de la piel de la figura era de la perfecta blancura de la nieve (15). En la nota final del editor esperamos encontrar, si no una expli-cación detallada, por lo menos conjeturas sobre la aparición de la figura. Cuando leemos: “La pérdida de los dos últimos o tres capítulos (ya que existían sólo dos o tres) es un hecho que lamenta-mos profundamente (16) de inmediato pensamos que el valor de la pérdida se debe a la imposibilidad de conocer el origen de la figura. A continuación, sin embargo, el editor nos informa que el valor de dicha pérdida se debe a que estos capítulos contenían información relativa al Polo, o a las regiones próximas a él (17) La significa-ción de la figura, por tanto, es un asunto que el propio lector deberá dilucidar. Según Cortázar, la obra posee el doble valor de un libro de aven-turas lleno de episodios “vividos” y a la vez de una corriente sub-terránea evasiva y extraña, un trasfondo que cabría considerar alegórico o simbólico, de no tener presente la tendencia contraria del autor, y sus explícitas referencias en este sentido (18). Poe trató de lograr el estilo «plausible y verosímil» que admiraba en Robinson Crusoe, y que se documentó astutamente mediante mapas, cuadernos de bitácora, crónicas e informes marineros. La obra no puede evitar ser receptáculo de la obsesión claustrofóbica del autor, que se encarna incluso en el marco del océano abierto; en cuanto a su final, para Cortazar si Poe hubiese sido más un ale-górico que un materialista, estaríamos tentados de contemplar la salvación de Pym en términos teológicos (19).Poe dejó inacabada otra novela de aventuras: El diario de Julius Rodman, aparecida en la revista Burton’s Gentleman’s Magazine por entregas. Solo salieron las seis primeras, de enero a junio de 1840. En esta obra se narra un viaje ficticio a las Montañas Roco-sas en tiempos de la conquista del Oeste, temática que sería muy frecuentada por la literatura estadounidense. H. P. Lovecraft sentía auténtica veneración por esta obra, cosa que se echa de ver en su pieza más larga, de parecida extensión: En las montañas de la locura, la cual se encuentra anegada, de principio

Page 73: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 72

Notas y ensayosa fin, por citas extraídas de La narración de A. G. P.Su también admirador Julio Verne, por su parte, escribió una secue-la: La esfinge de los hielos que trata de la búsqueda del desapareci-do Pym en el polo Sur. A pesar de que, anteriormente, en el estudio biográfico Edgar Poe y sus obras (abril de 1864), Verne hace men-ción de lo inconcluso de la historia y él mismo se pregunta: ¿quién será tan osado como para continuarla? (20) 33 años después, sería él mismo quien la continuase. A diferencia de Poe, en La esfinge de los hielos Verne buscaría un desenlace lógico y científico a la esfinge y al misterio de las islas Tsalal. Verne logra darle lógica con el polo magnético de la isla. A pesar de estas referencias, Verne presenta una historia bastante creíble, muy sencilla de leer y con un desenlace que deja satisfechos a los lectores de ambos autores.

Conclusión

Narración de Arthur Gordon Pym es una novela singular por muchos motivos. Hay crudos elementos en ella que invitan a la especulación y a la polémica: sanguinarias escenas de violencia, de cadáveres en descomposición, incluso de canibalismo, todas ellas, según era propio en el autor, muy bien dibujadas y llenas de detal-les escabrosos. En una sociedad pacata y puritana como la suya, es llamativo que Poe se atreviera a llegar literariamente tan lejos con sus obsesiones. Ante el cúmulo de conocimientos de viajes y de detalles técnicos marineros que surgen en el relato, la crítica se ha preguntado con frecuencia dónde pudo el autor obtenerlos, dado el caso de que el único viaje de importancia que emprendió fuera de su país ocurrió en su niñez, con su familia adoptiva, en dirección a Inglaterra. Del mismo modo se ha señalado la coincidencia entre las entonaciones del nombre del personaje y del propio Poe. En cuanto al sombrío y prodigioso desenlace de la obra, se trata de uno de los más enigmá-ticos que se recuerdan en la historia de la literatura.Si bien la crítica fue demasiado dura con él como poeta, justo es reconocer su valor para las letras universales. Según su admirador H. P. Lovecraft, Poe inició un camino en la literatura, fue el pri-mero en darles ejemplo y enseñar un arte que sus sucesores, con el camino abierto y con su guía, pudieron desarrollar mucho más. Pese a sus limitaciones, Poe realizó lo que nadie había realizado o podía haber realizado, y a él debemos la novela de horror moderna

Page 74: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA73

Notas y ensayosen su estado final y perfecto (21) Sobre la fuerza de las imágenes de Poe, añadió: De esta manera los espectros de Poe adquirieron una malignidad harto convincente que no poseían los de ninguno de sus antecesores y fundó un nuevo modelo de realismo en los anales del horror literario (22).Poe tenía una visión instintiva de lo que podía atraer y mantener la atención de un público lector recién formado. Comprendía las virtudes de la brevedad y de la unidad del efecto; se daba cuen-ta de la necesidad del sensacionalismo y de explotar las “modas pasajeras”. A lo largo de su vida a menudo fue tachado de mero “revistero”; pero esta actividad arriesgada y mal retribuida sería el detonante de su genio.Como hemos observado en el trabajo realizado Edgar Allan Poe no se quedó estancado en un solo género o forma. Escribió poesía, en-sayo, crítica y narrativa. Se destacó en el cuento pero no se quedó estancado en una forma efectista de los mismos, sino que dentro del género experimentó con éxito diferentes formas del mismo. Llamativo es el caso de esta novela que hemos analizado que apa-rentemente parece ir en contra de los principios por él expuestos en su poética de concisión. Seguramente Poe escribe la novela guiado por influencias de sus editores y con la esperanza de lograr fama y la seguridad económica que siempre le fueron esquivas. No es de lo mejor que escribió el escritor, sin embargo tuvo la fuerza de tras-cender su contenido en obras de grandes autores como Julio Verne y Howard Philip Lovecraft, autores que a la vez son precursores de infinidad de escritores que los siguieron en temáticas y estilo. Jorge Luis Borges escribió en 1949 que la neurosis de Poe le ha-bría servido para renovar el cuento fantástico, para multiplicar las formas literarias del horror (23) y también agrega sobre él indiso-lublemente pertenece a la historia de las letras occidentales, que no se comprende sin él. También, y esto es más importante y más íntimo, pertenece a lo intemporal y a lo eterno, por algún verso y por muchas páginas incomparables (24). Rubén Darío, en su libro Los raros, calificó a Poe como “príncipe de los poetas malditos”. Añadió: La influencia de Poe en el arte universal ha sido suficientemente honda y trascendente para que su nombre y su obra sean a la continua recordados (25).Uno de los grandes conocedores del autor, Julio Cortázar, subraya en la obra de Poe un rasgo esencial: De la totalidad de elemen-tos que integran su obra, sea poesía, sean cuentos, la noción de

Page 75: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 74

Notas y ensayosanormalidad se destaca con violencia. A veces es un idealismo angélico, una visión asexual de mujeres radiantes y benéficas; a veces esas mismas mujeres incitan al entierro en vida o a la profa-nación de una tumba, y el halo angélico se cambia por un aura de misterio, de enfermedad fatal, de revelación inexpresable; a veces hay un festín de caníbales en un barco a la deriva, un globo que atraviesa el Atlántico en cinco días, o la llegada a la Luna después de asombrosas experiencias. Pero nada, diurno o nocturno, feliz o desgraciado, es normal en el sentido corriente, que incluso aplica-mos a las anormalidades vulgares que nos rodean y nos dominan y que ya casi no consideramos como tales. Lo anormal, en Poe, pertenece siempre a la gran especie (26).Pese a no ser el género en que más se destacó, Edgar Allan Poe con su Narración de Arthur Gordon Pym, continúa siendo faro de una literatura occidental que no puede despegarse, felizmente, de su sombra rectora. Cerramos nuestro trabajo con el consejo para los escritores del famoso escritor uruguayo: Cree en un maestro —Poe, Maupassant, Kipling, Chéjov— como en Dios mismo (27).

Amén.

BIBLIOGRAFÍA BORGES, Jorge Luis. Edgar Allan Poe. Publicado en La Nación (Buenos Aires). Domingo 2 de octubre de 1949, Segunda sección. COLERIDGE, Samuel Taylor. La canción del viejo marine-ro, Traducción de Karina A. Maccio, febrero 2001. CORTÁZAR, Julio. Obra crítica 2, “Vida de Edgar Allan Poe”. Madrid, Alfa-guara, 1994. DARÍO, Rubén. Los raros. Buenos Aires, Editorial Losada, 1994. LOVE-CRAFT, Howard Philip y otros. Los mitos de Cthulhu, Estudio preliminar de Rafael Llopis. Madrid, Alianza Editorial, 1981.LOVECRAFT, Howard Philip. En las montañas de la locura. Madrid, Al-ianza Editorial, 1986. LOVECRAFT, Howard Philip. Necronomicom II, Ensayo “El horror so-brenatural en la literatura”. Barcelona, Barral, 1973. MORREL, Benjamín. Narración de cuatro viajes (1832) POE, Edgar Allan. Nar-ración de Arthur Gordon Pym. España, Editorial Edaf, 2005.POE, Edgar Allan. Cuentos completos, Traducción de Julio Cortázar. Es-paña, Editorial Edhasa, 2009. POE, Edgar Allan. Ensayos y crítica. Madrid, Alianza Editorial, 1987.POE, Edgar Allan. El cuervo y otros poemas. Madrid, Alianza Editorial, 1990.

Page 76: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA75

Notas y ensayosPOE, Edgar Allan. Poemas, prólogo de Rubén Darío. Sevilla, Publicaciones de Aula de Letras, 2012. QUIROGA, Horacio. Decálogo del perfecto cuentista.STOPPELMAN, Gabriela. Edgar Allan Poe para principiantes, Ilustra-ciones de Jorge Hardmeier. Buenos Aires, Editorial Era Naciente, 1999. VERNE, Julio. La esfinge de los hielos, Nota preliminar de Jorge Sánchez. Madrid, Edicomunicaciones, 1996. VERNE, Julio. Edgar Allan Poe y sus obras. Barcelona, Biblioteca Popular Salvador Bayani, s/f.

CITAS BIBLIOGRÁFICAS(1) POE, Edgar Allan. Cuentos completos, Traducción de Julio Cortázar. Es-paña, Editorial Edhasa, 2009, p. 10 (2) POE, Edgar Allan. Ensayos y crítica. Madrid, Alianza Editorial, 1987, p.24 (3) BORGES, Jorge Luis. Edgar Allan Poe. Publicado en La Nación (Buenos Aires). Domingo 2 de octubre de 1949, Segunda sección, p.1.(4) VERNE, Julio. Edgar Allan Poe y sus obras. Barcelona, Biblioteca Popular Salvador Bayani, s/f, p. 12 (5) POE, Edgar Allan. Narración de Arthur Gordon Pym. España, Editorial Edaf, 2005, p. 63. (6) Ibid., p. 84. (7) Ibid., p. 101 (8) Ibíd., p. 106.(9) VERNE, Julio. Edgar Allan Poe y sus obras. Ob.cit., p. 16.(10) POE, Edgar Allan. Narración de Arthur Gordon Pym. Ob.cit., p. 126 (11) Ibíd., p. 140 (12) CORTÁZAR, Julio. Obra crítica 2, “Vida de Edgar Allan Poe”. Madrid, Alfaguara, 1994, p. 42 (13) POE, Edgar Allan. Narración de Arthur Gordon Pym. Ob.cit., p. 153 (14) Ibid., p. 162 (15) Ibid., p. 170 (16) Ibid., p. 190 (17) Ibíd., p. 196 (18) CORTÁZAR, Julio. Obra crítica 2, “Vida de Edgar Allan Poe”. Ob.cit., p. 12 (19) Ibíd., p 16 (20) VERNE, Julio. Edgar Allan Poe y sus obras. Ob.cit., p. 22 (21) LOVECRAFT, Ho-ward Philip. Necronomicom II, Ensayo “El horror sobrenatural en la literatura”. Barcelona, Barral, 1973. p.22 (22) LOVECRAFT, Ho-ward Philip. Necronomicom II, Ensayo “El horror sobrenatural en la literatura”. Ob.cit., p 24 (23) BORGES, Jorge Luis. Edgar Allan Poe. Ob.cit., p. 1 (24) Ibíd., p. 1 (25) DARÍO, Rubén. Los raros. Buenos Aires, Editorial Losada, 1994, p.4 (26) CORTÁZAR, Julio. Obra crítica 2, “Vida de Edgar Allan Poe”. Ob.cit., p. 122 (27) QUIROGA, Horacio. Decálogo del perfecto cuentista, p. 1

Page 77: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 76

Notas y ensayosEDGAR ALLAN POE Y LA NOCHE

Cuando cae la hipótesis geocéntrica no era más necesaria la esfera exterior que trans-portaba las estrellas fijas. Su movimiento se explicaba con la rotación de la tierra. Se empieza a sospechar que están a distancias variables de nosotros. Entonces Giordano Bruno habla de un Universo con infinitos soles y tierras habitadas. Así le fue.Surge la paradoja de la oscuridad de la no-che. Si en un bosque tupido no podemos ver el “afuera” ya que mirando en cualquier dirección nuestros ojos se toparían con un tronco, mirando el cielo en todas direcciones habría una luz de una estrella llegándonos al ojo.Es otro desagradable encuentro con el infinito. Las explicaciones variaban: debilidad de la luz para llegar a grandes distancias, es-trellas remotas muy pequeñas o resistencia del espacio al paso de la luz. Que el universo sea finito en vez de infinito no resuelve el problema de la noche oscura, debería ser clara.Un año antes de morir en su ensayo Eureka Edgar Allan Poe acierta con la solución. La luz de las estrellas “no nos ha llegado aún”. Porque las estrellas tienen una vida limitada en el tiempo y la luz tiene una velocidad finita, enorme pero no infinitamente grande.Poe relaciona esos tres hechos por primera vez, es el primero que se da cuenta. La noche oscura, la vida limitada de las estrellas y la velocidad no infinita de la luz.Estaba ahí nomás la idea que el Universo mismo tiene una edad limitada (de unos 14 mil millones de años se sabe hoy en día), ahí nomás el big bang.Poe (o el inspector Dupin) explicaba la paradoja de la noche oscu-ra, oscuridad compañera que tanto le ayudaba en sus historias de terror, de suspenso, de miedo. Poe en los límites de la poesía, la narrativa y la cosmología.

Eureka, en versión digital,se puede conseguir fácil-mente en Internet.

GUSTAVO [email protected]

(Mar del Plata)

Page 78: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA77

Notas y ensayos“POESÍA SOCIAL” o EL MUNDO SEGÚN LOS POETAS SOCIALES

La poesía, como forma particular del pensa-miento lógico-intuitivo, responde siempre a las necesidades objetivas de una época. En la llamada década del ´20 , en nuestro país, los escritores se nucleaban bajo la tendencia van-guardista de Florida o la socializante de Boedo —con la revista “Claridad”—; pero siempre representaban a las clases medias de la sociedad. Aquellos a quienes llamaban ‘poetas sociales’, pretendieron fundar un arte proletario, comprometido con los humildes por oposición a todas las tendencias existentes en materia política. Sus asuntos fueron interesarse por denunciar la miseria, la explotación laboral, la in-justicia, las condiciones precarias o inhumanas de vida. Pero lo hi-cieron siempre desde una insalvable distancia con la realidad social que criticaban. Ellos hablaban en tercera persona, lamentándose por la situación de los desheredados. No compartían con ellos un lenguaje común porque seguían perteneciendo a la cultura oficial. Martinfierristas y boedistas provienen ambos del Iluminismo en que se funda el pensamiento liberal y manifiestan prejuicios contra el proletariado industrial producto de las migraciones internas.En los años ’60 —dice N. Jitrik— la poesía se socializa paulatina-mente. Comienza un rescate cada vez mayor de elementos popula-res. La poesía de J. Gelman, en aquellos momentos, iba en la misma dirección de los vanguardistas que anteponen la comunicación a la fiebre experimental. “Violín y otras cuestiones” (1956) es ejemplo del humildismo boedista acercándose al Vallejo de “Poemas huma-nos” (1939). Francisco ’Paco’ Urondo parte del postinvencionismo de la revista “Poesía Buenos Aires”; perfil vanguardista, cercano a Ungaretti, llegando a un discurso conversacional. Desaparecen los prejuicios que suponían que la experimentación vanguardista y la intencionalidad político-social eran irreconciliables.La poesía posterior al frondizismo es más tangible, más concreta, más convincente. La gobierna una consecuente preocupación por lo cotidiano. Ironía, sarcasmo y humor corrosivo. Se los clasificó como poetas del realismo crítico en el verano del ’66. La más adecuada clasificación posible para un poeta social, sería

Page 79: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 78

Notas y ensayosla del compromiso ideológico, postura política, amor al hombre, deseos de cambio hacia la libertad y la justicia, y un rescate de lo nacional-popular. La España de la Guerra Civil aporta innúmeros ejemplos, como Cayetano Cordova Iturburu y su poema “Flores en los fusiles”:¿Oyó silbar usted una granada?¿Vió entre los niños el obús del crimen?¿Calles anduvo de ceniza y polvo?Pero ellos llevan flores en los fusiles

La América de Ernesto Cardenal, masacrada:

HORA 0“Noches tropicales en Centroamérica,Con lagunas y volcanes bajo la lunaY luces de palacios presidenciales,Cuarteles y tristes toques de queda.………………………….......................……..Los campesinos hondureños traían el dinero en el sombreroCuando los campesinos sembraban sus siembrasY los hondureños eran dueños de su tierra.Cuando había dineroY no había empréstitos extranjerosNi los impuestos eran para Pierpont Morgan & Cía.Y la compañía frutera no competía con el pequeño cosechero.Pero vino la United Fruit CompanyCon sus subsidiarias la Tela Railroad Company………………………………………………………………………”

Leonel Rugama

LA TIERRA ES UN SATÉLITE DE LA LUNA El apolo 2 costó más que el apolo 1 el apolo 1 costó bastante. El apolo 3 costó más que el apolo 2 el apolo 2 costó más que el apolo 1 el apolo 1 costó bastante.

Page 80: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA79

Notas y ensayosEl apolo 4 costó más que el apolo 3 el apolo 3 costó más que el apolo 2 el apolo 2 costó más que el apolo 1 el apolo 1 costó bastante. El apolo 8 costó un montón, pero no se sintió porque los astronautas eran protestantes y desde la luna leyeron la Biblia, maravillando y alegrando a todos los cristianos y a la venida el papa Paulo VI les dio la bendición. El apolo 9 costó más que todos juntos junto con el apolo 1 que costó bastante. Los bisabuelos de la gente de Acahualinca tenían menos hambre que los abuelos. Los bisabuelos se murieron de hambre. Los abuelos de la gente de Acahualinca tenían menos hambre que los padres. Los abuelos murieron de hambre. Los padres de la gente de Acahualinca tenían menos hambre que los hijos de la gente de allí. Los padres se murieron de hambre. La gente de Acahualinca tiene menos hambre que los hijos de la gente de allí. Los hijos de la gente de Acahualinca no nacen por hambre, y tienen hambre de nacer, para morirse de hambre. Bienaventurados los pobres porque de ellos será la luna.

Juan L. Ortiz

VI DOS HOMBRES…

Vi dos hombres que se daban la mano, alegres.Oh, vi saltar la luz de esa alegríaComo un ligero fuego nuevo.La noche, aún iluminada, de la calle no existía.Era la noche primera y era la noche para mi jugada de esos fuegos.

Leon

el R

ugam

a

Page 81: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 80

Notas y ensayos¿Bastaba el encuentro, el puro encuentro, para que la chispa brotara?Y vi los otros hombres, todos los hombres encontrándoseEn la fiesta revelada de una todavía tímida unidad.Las manos se unían fuertes para que el calor no escaparaY fuera ese el hálito de la creación conjunta…

¿Pero las otras criaturas? Ah, todas esperan.No es sólo “el hombre y las piedras”.Los otros también esperan, también viven, y pueden “colaborar”.Desde el hombre, y fuera del hombre, para volver al hombre, quizás,Al ser que será todo, aunque humilde, en el absoluto del amor…

(De La brisa profunda)

POESÍA SOCIAL DE MAR DELPLATA

No todo es vanidad, de Gastón Sequeira

desaparece el mundocuando la abstracción me chupay me tira en ensueños enemigos de lo real

acoso del dinerodel consumismo hartador

tráiganme flores y jardines

ejecuten la soberbia con un disparo certero de belleza

estoy agonizante de hastío

Gastón Sequeira y Max Costa Martínez en la radio.

Page 82: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA81

Notas y ensayoscamino con la piel escamaday no puedo ver la matriz urgente de un mundo nuevo

los veranos se extingueny los crucificocomo si fuesen a esperarme ahíestaqueados hasta mi regreso

no tenemos los días contadossi no leídosy hay que buscarlos para ralentizar el tiempo

nos quedan escasos ahorasy pichones en su primer vuelo

mis pies están lejos de acá

debajo del asfalto viendo pasar infamiassiento las vibraciones

del yo primerodel yo mejor celularyo mejor automejor ropa

como si la tierra los fuese a tragarde manera más elegante

quiero poesíapalabraigualdad

no vengan a traerme hermosas plantas carnívoras

denme verdad y días nuevos

yo con mi biromelos voy a regar.

Page 83: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 82

Notas y ensayosCAUTIVA, de Max Costa Martínez

Es dueña solo de sus fantasíascuando puede volar entre hadas,al estar solano es otro chiche de la cama.

El hombre sin caraapuñala su sexoy poco a poco, como desde dentro...

Cuando acuerda su sensatezcon la desolación que la rasgaese vacío estrangula el valoramarra tendones, la frustra.

Es títere enmarañado en esas poleasque ya no expresan su angelical suplica.

Deambula por el pasillobusca miradas que la liberenhasta arrastrar el suelo contra sus rodillas,palpa las culpas entre los aciertos lacrimososUnos vivos la rozan de improvisomientras pisan a sus amigos imaginarios.Otros, la tocancomo a la muñeca que a veces sueña.Y le agarra años perdidos a esas hojas secasque meciéndose con el vaivén otoñalen su primavera de flores arrancadasdespiertan y ensueñan mi palabra.

Muy dentro se perpetúa en su cuentito ciegodonde baila entre rondas de luz,ella busca el fruto mágico tan lleno de verdad,ahí el sol es un hueco sucio y profundolas estrellas le clavan asco en las manos maltrato al humorcuando su piel es horizonte inalcanzable.

Page 84: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA83

DossierCortázar

CRISTINA MENDIRYROBERTO DI VITA

Page 85: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 84

Dossier CortázarCONTINUIDAD DE CORTÁZAR

Novela:Divertimento (1988), Diario de Andrés Fava (1986), El Examen (1986), Li-bro de Manuel (1973), 62. Modelo para armar (1968), Rayuela (1963), Los Premios (1960)Cuentos:Deshoras (1982), Queremos tanto a Glenda (1980), Alguien que ande por ahí (1977), Octaedro (1974),Todos los fuegos el fuego (1966),Historias de cronopios y de famas (1962), Las armas secretas (1959), Final del juego (1956), Bestiario (1951)Otros textos:Cartas (2002), Imagen de John Keats (1996), Adiós, Robinson y otras pie-zas breves (1995), Obra crítica (1994), Salvo el crepúsculo (1985), La fasci-nación de las palabras (1984), Alto el Perú (1984), Nicaragua, tan violenta-mente dulce (1983), Los autonautas de la cosmopista (1983), París - Ritmo de una ciudad (1981), Un tal Lucas (1979), Territorios (1978), Silvalandia (1975), Fantomas contra los vampiros multinacionales (1975), Prosa del observatorio (1972), Paemos y meopas (1971), Buenos Aires, Buenos Aires (1968), Último round (1969), La vuelta al día en 80 mundos (1967), Los reyes (1949).

Julio Florencio Cortázar nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914. Planteó problemas de la generación siguiente y encontró a sus lec-tores entre los jóvenes. Ese fenómeno se ha venido manteniendo a lo largo de los años. Novelista, poeta, cuentista, traductor, perio-dista, docente. Firmando con el seudónimo Julio Denis, comenzó a publicar sus relatos en 1938, hasta que en 1949 empezó a hacerlo con su propio nombre. Tradujo a Gide, Chesterton, Daniel Defoe y Henry Bremond, y la obra en prosa de Edgar Allan Poe y “Memo-rias de Adriano”, de Marguerite Yourcenar. Él mismo se describía: “Si yo no fuera un escritor, sería un traductor”. En 1966 asume, con la publicación de su artículo “Para llegar a Lezama Lima”, su com-promiso con la izquierda latinoamericana y su lucha de liberación.Decía Abelardo Castillo que, con Cortázar, la literatura argentina había empezado a dejar de ser tan provinciana; con una prosa so-berbia y una historia inolvidable. Carlos Fuentes consideró que “él fue un hombre que siempre se reservó un misterio”. Con su inteli-gencia extrema, combinaba sabiamente exigencia, rigor y simpatía. Lo vio como el latinoamericano en Europa que sabía algo más que los europeos. “Y ese algo más —el nuevo mundo americano— era lo que los propios europeos inventaron pero no supieron imaginar:

Page 86: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA85

Dossier Cortázarel hombre tiene dos sueños, hay más de un paraíso”. Revoluciona-rio como su imaginación, aún sin saberlo. Cortázar era un surrea-lista en su intento tenaz de mantener unidas lo que él llamaba “la revolución de afuera y la revolución de adentro”.Carlos Fuentes lo describió como la mirada inocente en espera del regalo visual incomparable. “El Bolívar de la escuela latinoame-ricana”. Nos liberó liberándose, con un lenguaje nuevo, airoso, capaz de todas las aventuras. Rayuela es uno de los grandes ma-nifiestos de la modernidad latinoamericana, en ella vemos todas nuestras grandezas y todas nuestras miserias, nuestras deudas y nuestras oportunidades, a través de una construcción verbal libre, inacabada, que no cesa de convocar a los lectores que necesita para seguir viviendo y no terminar más. Fue considerada como la nove-la latinoamericana más influyente del siglo XX.En Guadalajara se instituyó la Cátedra Latinoamericana Julio Cor-tázar para que refleje los intereses de Julio —literatura, arte, so-ciedad, política— que sirva de estímulo a la espléndida juventud universitaria a la que va dirigida. Él se definía a sí mismo, allá por 1972, como un latinoamericano que lo quiso leer todo, saber todo, que ha devorado muchas páginas, pero que también ha cambiado, porque su vida dejó de ser lo que era antes. “Ahora no puedo leer y escribir exclusivamente todo el día, porque estoy en reuniones, haciendo contactos, coordinando otras cosas, no literarias. Me in-teresa bastante más que antes la política de nuestros países, y eso quita tiempo, viejo”.

EL ENCUBRIDOR

Ese que sale de su país porque tiene miedo, no sabe de qué,

miedo del queso con ratón, de la cuerda entre los locos,

de la espuma en la sopa. Entonces quiere cambiarse como una figurita,

el pelo que antes se alambraba con gomina y espejo lo suelta en jopo,

se abre la camisa, muda de costumbres, de vino, de idioma.

Page 87: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 86

Dossier CortázarSe da cuenta, infeliz, que va tirando mejor,

y duerme a pata ancha. Hasta de estilo cambia,

y tiene amigos que no saben su historia provinciana, ridícula y casera.

A ratos se pregunta cómo pudo esperar todo ese tiempo

para salirse del río sin orillas, de los cuellos garrote,

de los domingos, lunes, martes, miércoles y jueves. A fojas uno, si, pero cuidado:

un mismo espejo es todos los espejos, y el pasaporte dice que naciste y que eres y cutis color blanco, nariz de dorso recto,

Buenos Aires, septiembre. Aparte que no olvida,

porque es arte de pocos, lo que quiso,

esa sopa de estrellas y letras que infatigable comerá en numerosas mesas de variados hoteles,

la misma sopa, pobre tipo, hasta que el pescadito intercostal

se plante y diga basta. Antes, después

como los juegos al llanto como la sombra a la columna el perfume dibuja el jazmín el amante precede al amor como la caricia a la mano

el amor sobrevive al amante pero inevitablemente

aunque no haya huella ni presagio

aunque no haya huella ni presagio como la caricia a la mano el perfume dibuja el jazmín el amante precede el amor

pero inevitablemente el amor sobrevive al amante

como los juegos al llanto

Page 88: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA87

Dossier Cortázarcomo la sombra a la columna

como la caricia a la mano

aunque no haya huella ni presagio el amante precede al amor el perfume dibuja el jazmín como los juegos al llanto

como la sombra a la columna el amor sobrevive al amante

pero inevitablemente

NOCTURNO

Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del

humo. Todo ha quedado allá, las botellas, el barco, no sé si me querían, y si esperaban verme.

En el diario tirado sobre la cama dice encuentros diplomáticos, una sangría exploratoria lo batió alegremente en cuatro sets. Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad, yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.

Mi mujer sube y baja una pequeña escalera como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.

Page 89: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 88

Dossier CortázarHay una taza de leche, papeles, las once de la noche.

Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran a la ventana que tengo a mi espalda.

(esto de los caballos me recuerda a cierto relato)

CONTINUIDAD DE LOS PARQUES

Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía

Page 90: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA89

Dossier Cortázarsu empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: pri-mero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.

I Jornada Homenaje “Por el año 100 del nacimiento de Julio Cortázar” Mar del Plata - Facultad de Humani-dades-UNMDP 26 de agosto de 2014En su homenaje, los grupos de inves-tigación del Celehis, Teoría y Crítica de la Cultura y Cultura y política en la Argentina convocan a la realiza-ción de la I Jornada de Celebración para honrar la memoria de quien se convirtiera en uno de los más impor-tantes escritores argentinos.Inscripción para participar (hasta el 26 de junio) a: [email protected]

Page 91: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 90

Dossier CortázarQUEREMOS TANTO A JULIO30 años del fallecimiento de Julio Cortázar

Se nos fue el 12 de febrero de 1984 con su imagen querida de mu-chacho bueno y solidario, este Julio Cortázar tan nuestro y tan del mundo todo.Se nos fue para jugar en otra dimensión con sus cronopios, sus famas, sus “Autopistas al Sur”, con su “Bestiario”, de “Todos los fuegos el fuego”, en “La vuelta al día en ochenta mundos”, en su “62 modelo para armar”, en “Libro de Manuel”, en “Octaedro”, en “Alguien anda por ahí”, en “Territorios”, “Queremos tanto a Glen-da”, con sus “Deshoras”, que se los llevó como un “Premio” para llegar a ese Cielo que tanto le gustaba. REPORTAJE INÉDITO A JULIO CORTÁZAR: Noviembre de 1970. Lo conocí en Santiago de Chile y como un tesoro querido que se saca de un cofre guardado de recuerdos, vol-vemos a publicar la entrevista a uno de nuestros más grandes es-critores.Muchos argentinos, estábamos en forma clandestina en Chile (una de las tantas dictaduras militares en la Argentina) (1970).En ese tiempo escribía para la revista Juventud, de la FJC y para el periódico del ENA. Entrevista que no pudo ser publicado en ese tiempo, circuló en forma también clandestina. A mitad de la mañana lo encontramos en el hall del Hotel Empe-rador reunido con un grupo de estudiantes chilenos. La charla era animada, hablaban sobre arquitectura y los nuevos proyectos para este Chile que se empezaba a construir.De a poco, logramos introducirnos en la conversación y le pregun-tamos a Julio Cortázar: ¿Qué te llevó a venir a Chile?El resultado de las elecciones, si hubiera sido otro el resultado no estaría aquí. Además, creo necesaria mi presencia como intelec-tual en este proceso, ya que hubiera sido muy cómodo de mi parte haberme quedado en Francia y desde allí enviar un telegrama de felicitación. Me parece que el hecho de estar presente en estos casos es más que todo una obligación y un reconocimiento al pueblo chileno.

Page 92: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA91

Dossier Cortázar(En ese instante, los estudiantes rompen el fuego y le responden a Julio detalles sobre la nueva arquitectura y la incidencia económica sobre este tópico)Creo –decía Cortazar–, que los países latinoamericanos en su ma-yoría no ofrecen perspectivas de trabajo a los jóvenes arquitectos egresados, ya que los que tienen dinero en estos países prefieren para sus construcciones el estilo de épocas pasadas, de 1890 ó 1900, y los egresados en estas disciplinas no pueden aplicar las nuevas formas aprendidas, de allí que tengan que emigrar hacia Europa. Además –proseguía Cortázar–, hay un hecho que sucede en la Argentina y creo que en otros países también: el hombre que dispone de unos pocos pesos, para construir una casita, no tiene para pagar a un arquitecto y por ello contrata a un cons-tructor, de esa forma al pobre hombre le hacen un cubo económi-co, sin aire, lo pintan de verde y eso es una jaula, donde se ahoga, sin gracia ni confort.(Luego el tema de conversación es la burocracia)Eso –respondía Cortázar– fue lo que estaba sucediendo en Cuba hasta hace poco, por eso Fidel Castro ha tenido que hablar con algunos funcionarios que con su actitud estaban desvirtuando el proceso. Como todas las cosas, las revoluciones los primeros años hacen durar el fervor de la gente, pero luego viene el can-sancio, y esto se comprueba en la actualidad (1970)Yo estuve hace poco en La Habana y vi ese dejarse estar en la gente gran-de, pero hay que reconocer que los primeros años de ese proceso fueron los más difíciles y el pueblo se tuvo que exigir bastante, pero eso se com-pensa con la reserva de los jóvenes.(Posteriormente el tema gira alrede-dor del papel del ciudadano en la vida diaria)Hay un hecho –decía el escritor– que sucede en la Argentina, la gente tiene la costumbre de echarle la culpa al gobierno por todo lo que pasa, ese es un modo de desligarse de responsabi-lidades y es muy perjudicial para los gobiernos de nuevo tipo, o sea, populares.

Page 93: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 92

Dossier CortázarJulio, ¿quedó algo de la agitación de mayo de 1968 en Francia?Del clima de revolución logrado en el ’68, no ha quedado nada.¿Y en la juventud?A la juventud se la ve desilusionada, aunque continúan algunos sectores con sus ideales del mayo francés. La impresión es que al no poder lograrse el diálogo entre obreros y estudiantes, cosa muy difícil por cierto, en la actualidad (1970), en Francia, el cambio no se ha podido realizar.¿Te has encontrado con Nicolás Guillén?Sí, a Guillén lo veo a menudo, casualmente lo saludé ayer acá, estaba muy cansado, además ¿saben que Guillén está enfermo?¿Qué opinás de la posición de Sartre en estos últimos tiempos?Se está portando bastante bien, está cada vez más ubicado y está hecho todo un joven por su entusiasmo.¿Pensás volver a la Argentina?No sé, eso no te lo podría decir ahora.”Y como rara paradoja Julio Cortázar volvió a nuestro país en 1973 y 1983, en esas dos oportunidades ningún organismo oficial tuvo tiempo para recibirlo. Di Vita: Argentino. Egresado del Círculo de la Prensa. Escritor. Perio-dista de INFORMACIONES revista Generación Abierta , Letras Rojas de Moreno Oñondivé: Autor de los libros ‘’Once y uno, cuentos”; “La pasajera de la ciudad”, novela; “Mayo en la sangre” y “América en el corazón”, relatos históricos y prosa poética, “Homenaje de amor y otras yerbas”, ”Áspero quiero que mi verso sea”, e: “De Patria, emboscadas y muertes”, novela ;”Un millón de años”, poemas;. “Relatos de un viejo cajón”, cuentos;”Homenaje de amor y otras yerbas!!”; novela “La conjura de los libros. Un fragmento de este reportaje fue publicado en la revista literaria “Gene-ración Abierta a la Cultura” (Nro 10, abril – julio de 1992). Permitida toda su reproducción con sólo mencionar la fuente –Roberto– ENTREVISTA DEL ESCRITOR Y PERIODISTA ROBERTO ROMEO DI VITA, ARGENTINA, éramos tan jóvenes.

ROBERTO ROMEO DI [email protected]

(San Martín, Bs. As.)

Page 94: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA93

CineyTv

Gabriel Cabrejas

Page 95: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 94

Cine y TVLos premios de la Academia 2013

Delivery de OscarsHubo para todos los gustos (atrofiados) del Sistema Argumental

Americano. La lucha del hombre contra las corporaciones (Dallas Buyers Club), el biopic de autor (El lobo de Wall Street), el retrato familiar con pase

de facturas (Agosto), los efectos especiales con pretensiones dramáticas (Gravity), el cine indie de actor en blanco y negro (Nebraska), la historia de estafadores (American Hustle), y a todos le cupo su salomónica estatuilla.

La más salvable, la reflexión tecno-metafísica de Her. Excepto ésta, no premió más que pizza cara.

Martin está de vuelta. Después de una tramposa jugarreta psico-logista (La isla siniestra, 2010) y el homenaje al cine-apto-todo-Oscar (La invención de Hugo Cabred, 2011), el gran Martin de New York is back. Un Scorsese grandilocuente, como el de los últimos años, rodeando expansivamente a Leonardo di Caprio, su nuevo De Niro. The wolf of Wall Street interactúa con el vili-pendiado, y atrabiliario, mundo de las finanzas pero lo hace a su personal modo, y sobre todo, sin perder tiempo en condenarlo, sólo en procura de sacarle las entrañas a través de un actor real de su subcultura, que pegarle es fácil y ya se hizo bastante, desde la casi homónima y pionera Wall Street de Oliver Stone al didáctico do-cumental Inside job (Charles Fergusson, 2010) o el drama de una bancarrota oculta de Margin call (J. C. Chandor, 2011).Detalle no menor, Jordan Belfort narra en raconto su biogra-fía (auto: se basa en las memorias reales del especulador de ese nombre), sin brizna de arrepentimiento, como la semblanza de una orgía perpetua que, ay, derrapó cuando se puso a husmear la justicia, pero que bien pudo seguir ad infinitum. Versión posmo de Goodfellas (Buenos muchachos, 1990) no falta la caterva de amigotes-cómplices, en este caso lúmpenes y drogones, a los cua-les Belfort adoctrinará convenientemente en el arte de engañar a incautos compradores de acciones vía teléfono. “Dénmelos jóve-nes, hambrientos y estúpidos y los haré ricos”, proclama, como un profeta bíblico. La persuasión parlante, el trampolín vertiginoso a la vida glamorosa y las portadas de Forbes, que ensalzan al ga-nador sin importarle el modo; la fiesta sexual y falopera ilimitada y colectiva, son expuestos de manera acrítica, una psicodelia de los 90 fervorosa a la que interesa menos condenar que expresar la

Page 96: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA95

Cine y TVplataforma tardía, final del american dream. El lobo, eso sí, no se entendería sin la actuación lisérgica del gran Leonardo di Caprio, o la comparsa todavía más zarpada del típico actor indie Jonah Hill —capaz de tragarse crudo un carassius de pecera por una ca-lentura, masturbarse delante de decenas de invitados o mear de pie en un escritorio sobre un telegrama del FBI—. O la breve apari-ción de Matthew McConaughey, mentor inicial de Belfort, que lo adentra en el oficio menos escrupuloso del mundo. “Los inversores también son adictos. Creen que se enriquecen comprando papeles, pero nosotros nos llevamos el cash”.Durante los primeros diez minutos, Jordan snifea merca del culo (literalmente) de una puta, y otra se la chupa mientras él maneja una Ferrari. Coger encima de una montaña de dólares, sacudirle ostras a los agentes de la policía financiera, pastillearse con un psi-cotrópico prohibido y vencido, arrojar al blanco a un enano como si fuera una ballesta: arman el álbum de familia hazañas de adultes-centes a los que regalaron las llaves de la ciudad, Jackasses de Park Avenue. Casi todo el tiempo, El lobo funciona como una parodia de las películas judiciales o políticas del cine yanqui, porque este atildado saqueador arenga con discursetes exitistas y ejemplari-zadores a su mesnada, la misma a la que no titubeará en delatar cuando deba negociar la reducción de su pena a la cárcel —otra vez Buenos…, o Casino (1995)—. Lo resaltable del film de Scor-sese es la naturalidad impune, casi de travesura, con que se edifica una trayectoria ilícita de cabo a rabo. Experto en contramodelos y personajes moralmente inciertos, se decide hacia lo políticamente incorrecto. Delinquir en masa, pero bajo los fluorescentes de un rascacielos perfumado, no se emparienta a afanar de caño en Har-lem. “Malo es si te atrapan”, diría Homero Simpson. El libertino encorbatado en Armani parece el nuevo héroe de una América oto-ñal, el que sólo puede cumplir su ascensión social mediante la es-tafa, ley selvática definitiva de una sociedad que dejó de ser lo que prometía. Que Jordan termine preso se ve un accidente imprevisto por pura falta de cautela, y no por inmoralidad. Mucho, demasiado para un cine mensajista y ñoño dispuesto a apuntalar, nostálgico, lo ya derrumbado.

La corrección política. Era hora de que un director negro (con nombre de star rubio), Steve McQueen, filmara una historia vin-culada a su propio pasado esclavo, en vez de emprenderla un com-

Page 97: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 96

Cine y TVpasivo, identificado blanco bienpensante. McQueen, aclaremos, no es Spike Lee, que descree de la integración, ni Antoine Fu-qua, mulato y habilidoso para la acción sin detalle racial. 12 años de esclavitud (Twelve years a slave), otro producto basado en una true story, retoma el texto de un autobiógrafo, Solomon Northup, y su lucha por recuperar la libertad en 1841, lejos de la sanguinaria Guerra de Secesión que, les gusta creer a los americanos (blancos), se libró en su nombre.

Como Solomon efectivamente retornó a ser liberto, su biopic se distancia de la hiperrealista denuncia histórica de Raíces, la mini-serie fechada en 1977, años todavía progres en los USA de Jimmy Carter, que no temía narrar la infructuosa batalla de generacio-nes de esclavos, vista sin concesiones por un novelista negro, Alex Haley. Se sabe: Hollywood se conmueve hasta el llanto con las edificantes contorsiones de un ayer superado, de nuevo apologiza al apóstol individualista en busca de su independencia y, catártico, se enjuga las lágrimas y reparte Oscars, no importa si el film vale poco y nada. El dejá vu regurgitante que provoca en el espectador 12 años vuelve la estatuita a película de la temporada carente de justificación estética, y sin embargo se aplaudió ardorosamente; que el mejor director no fuese McQueen sino el latino Alfonso Cuarón (Gravedad) y el guionista Spike Jonze (Ella) demuestra a la larga la falta de convicción de los votantes, el hecho de que nadie

Page 98: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA97

Cine y TVcolmó expectativas.Solomon (Chiwetel Elfojor), víctima de una trampa tendida por traficantes, cae preso de una red que devuelve supuestos prófugos a las medievales plantaciones del Sur, no tiene papeles consigo de-mostrativos de su condición de hombre libre y pasará los doce años del título boyando de amo en amo, apaleado y cruzado a latigazos, oscilante entre ayudar a sus congéneres de desgracia o sobrevivir a solas. Normal en estos casos, los blancos dueños de algodona-les son invariablemente crueles y mesiánicos, convencidos de su superioridad antropológica y lectores obsesivos de la Biblia. Paul Dano, capataz envidioso, y Michael Fassbender, que le toca otro nazi pero avant la lettre, ponen la cara y el cuerpo y meten miedo. Dijimos, reverberancia manifiesta: ya vimos al señor feudal tener de amante a una esclava, la rebelión de ella —Lupita Nyong´o ganó mejor actriz de reparto y se llora todo, pero olvidó su origen al agradecer el Oscar—, la tortura, los linchamientos de fugitivos. Ex machina, el bueno de Brad Pitt, que para algo es coproductor, viene del Norte y en los últimos cinco minutos, liberal e igualitario, se compromete a llevar la carta de Solomon a sus amigos de Wa-shington y de paso salva el honor de su raza. Solomon escribe, lee y toca el violín, y su diferencia cualitativa no interesa en el medio ambiente, donde el color de la piel manda y somete. Sin otro parti-cular, estrújese el pañuelo, difúndase y archívese. Un telefilme de HBO les habría ahorrado dinero y no habría que ir al cine. Muy grave, Alfonso. Querer trasvasar una aventura espacial —mejor que de ciencia-ficción: se supone sucede en cualquier mo-mento actual de la esfera supraterrestre— en Drama de Actriz sue-na a disparate: Y de verdad lo es. Gravity no tiene gravitación, y flota en la nada pura como los personajes.Uno se pregunta cómo la pasarán los actores prácticamente sin re-ferentes materiales, sobre un ciclorama verde atrás sobre el cual se proyectarán, en el montaje, las fotografías y efectos especiales, que aquí sí son fundamentales, o lo único. Adviértase, Gravedad pinta desde el comienzo para aburrida, imperdonable pecado de seme-jante género. La dra. Ryan Stone, una médica con seis meses de en-trenamiento en astronáutica, repara un escaner orbitando la Tierra, junto al galán bromista y seductor, quién sino George Clooney, y de pronto todo sale mal y termina náufraga, incomunicada y sola, en el espacio estelar. La sapiencia técnica del mejicano Alfonso

Page 99: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 98

Cine y TVCuarón, acreedor del Oscar a dirección, consuela del desacierto de esta Robinson Crusoe que, señal de los tiempos, debía ser mujer y llamarse Sandra Bullock. Administrados los primeros detalles, la misión quedará abortada, y a la doctora no le quedará otra que pensarse una Ulises de regreso a una Ítaca global, caiga donde caiga. Clooney-Kowalski, solterón e irónico hasta en los peores momentos, se sacrifica: los dos no po-drán llegar a una cápsula Soyuz rusa, posta en el camino y vehículo a su vez para que Stone se relance a una estación china, y de allí, soltando lastre, a la atmósfera humana. En un mundo sin enemigos (los fedayines musulmanes adolecen de esta tecnología) algo ha variado, y destruído el transbordador americano, por ahí no más anda uno de los hermanos rusos y otro de los hermanos amarillos. Cáspita, arribó al cine la certeza del planeta multipolar, aún cuando el héroe, o la heroína, siga hablando inglés de Illinois y lo auténti-camente humano le acontezca a ella.

El problema consiste en que la tal heroína sea Sandra Bullock, triste por morírsele una hijita y, en cuanto tal, más dispuesta a de-jarse morir que a luchar el retorno. Una lágrima suya se le derrama, y flota en la cabina de gravedad cero. Alucina a Clooney entrando allí y su fantasma le da el sacudón de consejos, y entonces retoma el comando y la resolución de volver. Como James Franco en 127 (Philip Noyce), atorado en una hendidura de roca y pleno desierto, sin celular ni auxilio, pero unos miles de kilómetros arriba, la as-tronauta B. decidirá si le importa o no la vida, y el guión alrededor se trastea en fábula moral, de prepo. No extraña que ambos actores bailoteen en una historia cantada de antemano como chupetes en

Page 100: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA99

Cine y TVel ombligo.Doce nominaciones, la excelente dirección de Cuarón, apto todo terreno y merecedor de su premio: Hollywood desespera. A la hora de nominar no encuentra candidatos y sale a postular una verdura de invernadero que, lo sabemos, no crece en el vacío.

Todos hablan de Ella. En 2002 Andrew Niccol, autor insuficien-temente valorado, arrojó al ruedo una agorería llamada Simone (apócope de Simulation One). Un productor cinematográfico bebe-dor y ruinoso, Al Pacino, recibía un presente griego, un programa de pc que proyectaba rostro y silueta de una mujer, Simone, sin rastro alguno de virtualidad, tan high definition que podía creer-se en su absoluta realidad. Mutada en laser, Simone cantaba para miles en un estadio, como pasaría con la imagen del rapero Tupac Yappur, asesinado en el 2000, sobre un teatro en el 2012. Harto de tanta impostura, Pacino finge un suicidio de su mujer inexistente, y se queda a punto de ir a juicio por asesinato. Atrás quedaron Hal, la compu con instintos de supervivencia de 2001; Kitt o el perso-nalizado Auto fantástico, o el sarcástico tartamudo catódico Max Headroom, y faltaba poco para la saga Matrix. Ya hubo un terapeu-ta inhumano que desenredaba traumas psicológicos on line sin ir a la consulta y Deep Blue, un ajedrecista sin cuerpo había derrotado, en 1996, al campeón mundial Kasparov.Her, de Spike Jonze (que se traduce equívocamente ella y debie-ra ser suya) no es anticipatoria, o no del todo, y se sitúa en un ambiguo futuro, demasiado semejante a nuestro presente. No se denomina Simone sino Samantha y no tiene cara sino voz: un sis-tema operativo pago, que funciona como pareja audible del taci-turno y solitario Joaquin Phoenix. Ver deambular parloteando solos a nuestros vecinos mediante el móvil sin manos disuade de profecías; Her acontece en el omnipresente no lugar de las mega-lópolis desangeladas de cristal y acero, y la gente que trabaja de algo se observa ocupada, también, en labores fractales. Theodore Twombly (Phoenix) redacta cartas cursivas pero dictándolas a una pantalla, sin usar lapicera, cuyo uso se ha reducido a firmar los papeles del divorcio, y su amiga Amy Adams diseña videojuegos. Novedoso, el hecho de que ya no se utilice teclado ni mouse sino la simple y pura voz dando órdenes al ordenador. Si se trata del maña-na inminente, ya nadie escribirá nada, será menos esforzado hablar y la vagancia tantas veces predecida del universo computado dará

Page 101: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 100

Cine y TVsu última pirueta.La susurrante y sensualísima voz de Scarlett Johansson-Saman-tha no envía a engaño. Es un DOS (“más que un operative system, una conciencia”, dice la publicidad del producto), y como tal en-tra en el rígido, lee velozmente y descarta archivos, dibuja sin ser dibujante y manda mails incluso sin autorización. La diferencia, siente amén de razonar, pero no como una mujer escogida al azar: conoce previamente a su amado y será todo lo ideal, valga la iro-nía, que Twombly pudiera desear. El problema surge cuando aquél se percata de que no está tan solo como imagina, que centenares de usuarios han elegido a Samantha y, promiscua autómata, les brinda sus servicios en simultáneo. El texto no supone la situación inversa —mujeres dialogando con hombres fotónicos— pero la infidelidad forma parte del contrato, lo mismo que, en algún instante, el térmi-no de la relación. Película yanqui al fin de cuentas, la experiencia la asimilará Twombly para iniciar otra, de carne y hueso, no todo se perderá en el futuro, se resetea la vida-ram y nuevamente a llenar el aljibe existencial.Phoenix, actor del Método, que pone el semblante en cada toma de un desarrollo semiteatral, enriquece de matices expresivos un libreto a su turno rico en complejidad, justo ganador en su rubro. Supera las atormentadas propedéuticas de los intérpretes holly-woodescos, que se internan con los enfermos o los discapacitados, o lloran como Magdalenas, y así obtienen el galardón. El diseño, afecto a los horizontes estrellados de neón o los monoblocks que dan vértigo y acentúan la intimidación y la soledad de la gente, o el rojo de la camisa que lleva Phoenix y se antoja lo poco colorido de su tránsito gris. Jonze se especializó en el estudio de lo virtual y la identidad: ¿Quieres ser John Malkovich? (1999) fantaseaba sobre el cambio de almas y destinos, que en Ladrón de orquídeas (2002) profundizaba en dos hermanos gemelos. Bagaje propio que rescata a Jonze como uno de los pocos artistas definibles en un mercado cada vez más reacio a las hazañas autorales.Pasó otro show bussiness con delivery de pizza y glamour. La pre-gunta, qué hay de nuevo, viejo.

Mag. Gabriel Cabrejas [email protected]

www.lacocuzza.blogspot.com.ar

Page 102: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA101

Rincónde

MARISA NÚÑEZOLGA BERTINETTI

bajitoslos

Page 103: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 102

El rincón de los bajitosPRIMER DÍA DE CLASE

La mañana del primer día de clase, mi abuela Elena, me entregó un paquete envuelto en papel reciclado. Estaba arrugado, se notaba que lo había usado varias veces. Como ella era desprolija para ves-tirse, peinarse, no me extrañó. Solía regalarme chucherías que sacaba de repisas, cajones olvida-dos, del ático. Yo adoraba visitarla. Un brillo cómplice en su mira-da me hacía sentir especial entre todos los nietos que nos disputá-bamos su amor, repleto de extravagancias y locuras. Ese día en particular estaba ansioso. Los dos primeros años tuvi-mos a la señorita Isabel y ahora nos tocaba otra maestra. Faltaba sólo una hora para que mi vida cambiara y conociera a la señorita Susana. La abuela se acercó hasta mi habitación, sacó un paquete de su bolsa de compras y me lo dio. El ritual era que yo cerrara los ojos y adivinara de qué se trataba. Si acertaba; ese mismo día se com-prometía a darme algo más. El papel apretaba el contenido, y dije:—Una bufanda de tela. —¡No adivinaste, Ji Ji!Rompí el envoltorio. Frente a mis ojos se zarandeó una gorra verde esmeralda con rayas amarillas y rojas, tenía un pompón violeta en la punta, y cuando la sacudí, apareció el resto de los colores escon-didos. Quedé fascinado, me la coloqué y me sentí súper. Cuando fui a la cocina, mi mamá me había preparado chocolatada con varias tostadas a las que había untado con manteca y merme-lada, una de cada color como me gustaban; pero la sonrisa se le borró, cuando vio la gorra con los pocos pelos anudados que aso-maban por debajo. —Martín, ¿te peinaste hoy?—No, es que este gorro no quiere. Dice que así le es más fácil por-que puede agarrarse de mis nudos. —¿Qué? Andá a peinarte rápido, que se te enfría la leche —me contestó.En ese momento mi abuela me hizo un gesto con la cabeza y salí disparado para el baño antes que siguiera la perorata. Cuando mi mamá pedía algo, había que hacerle caso o me volvía loco.Cuando llegamos a la escuela, Mamá quiso que dejara el abrigo, la mochila y la gorra en el perchero antes de ir a cantar. No quería dar una mala impresión, así que le hice caso. Después salí corriendo

Page 104: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA103

El rincón de los bajitosa buscar a mis amigos. Antes de que el timbre sonara, como por magia, la gorra se me apareció y se infló en mi cabeza. Estaba en-cantado de tenerla, esta vez parecía que nadie se daba cuenta que la llevaba puesta. Sólo la podíamos ver la abuela Elena y yo. Después entramos al aula. La seño dijo que se llamaba Susana y nos pidió que a medida que nos nombrara, nos paráramos al lado del banco. Empezó: —Que se levanten a los que el rojo les encante. Nosotros nos miramos. —¡Vamos, animarse!—Ahora los que tengan un perro en casa... los altos…los que tienen el pelo lacio —y siguió enu-merando. Nos fuimos parando a medida que escuchábamos algo que nos gustara. Varias veces me levanté. La seño siguió diciendo: —Ahora los petisos, los de pelo color rojo —y siguió con su lista loca y a mí me hizo acordar a mi abuela—. Que se paren los que usan anteojos, a los que les encanten las cosquillas, los que tengan chiquitos los dientes, los que se divierten en las plazas, los que no cuidan las plantas —y siguió con su lista infinita. Pero cuando pidió que nos paráramos los que tenían ganas de divertirse, de sa-ber, de hacerse de amigos, nos paramos todos. Ella rió, después se acercó a mi banco y dijo: —Por último, quiero que se levanten los que tienen una ropa, o una mascota que sepa hablar —el gorro me susurró, ¡otra vez es nues-tro turno! Y esa vez sólo nos levantamos tres chicos.

Ya los dos estamos viejos. El tiempo dejó pocos pelos en mi cabeza y mi gorra no puede agarrarse bien. Tiene algunos agujeros que mi esposa repara con puntos invisibles. No se le notan, pero cuando tose, se escapa un poquito de aire y se desinfla. Ahora que sabés este secreto, no le digas nada a mi gorra porque nos pondríamos tristes.

MARISA NÚÑ[email protected]

(Bahía Blanca)

Page 105: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 104

El rincón de los bajitosComentario de “DOÑA DÍRIGA, DÁRIGA, DÓRIGA Y OTROS POEMAS” De ediciones Ciccus, el libro de poesía del epígrafe, pertenece a la colección de los libros de Ma-ría Chucena, compilados por M. Victoria Morana. Con placer me detengo en sus autores y descu-bro que varios textos son Anó-nimos y algunos me recuerdan canciones cantadas en mi niñez como: “achumba caracachum-ba… achumba chulé”, y otras que despiertan emociones por su sim-pleza cuando “érase una viejecita sin nadita que comer…” El uso de las esdrújulas produce la fuer-za necesaria en párrafos llenos de inventiva. Al continuar leyendo nos encontramos con Haykus que tienen autor, entre los cuales los pequeños pueden leer: Tarde en la noche/ sólo un pájaro canta/ mue-ve la rama.Este ejemplar de cuentos poéti-cos y versos rimados, tiene la particularidad de resultar ameno y de fá-cil lectura para los pequeños. En sus páginas encontramos varios autores quienes son mencionados al final del libro con una breve reseña de sus actividades literarias. Entre ellos figuran Pablo Ingberg, Mario Méndez, Romina Pizzorno, Susana Campos, María Laura Dedé, Analía Fernández Fuks, María de la Paz Fernández, María Victoria Morana, Silvina Rein-audi, Gabriel Yeannoteguy, Natalia Shapiro, Patricia Suárez y como un broche de lujo, en la mitad del volumen sorprende un Germán Berdiales con sus versos sencillos: A mi negrito/ yo no lo cambio/ ni por un negro/ ni por un blanco.Las voces diferentes atrapan al lector, “es un secreto” que invita a cantar leyendo en un ritmo musical de “ovisueño” o el paisaje litoral que está “cerca del Paraná”, y el juego continúa con onomatopeyas y juego de pa-labras al querer “hablar”. No son sólo palabras, también hay ilustraciones que enriquecen cada página, cada poesía, cada pequeña intención de niño. Motivo suficiente para pensar en nuestro pequeño mundo de ilusiones.

Olga Bertinetti (Pinocha)[email protected]

Page 106: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA105

Humor

Víctor ClementiJuan Brando

Gustavo Olaiz

Dios tiene un plan para cada uno... (humor negrísimo)

Page 107: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 106

HumorSueño perfecto

Nerón siempre lo supo, esto no sirve, sin embargo,hay obstinados en reconstruir el mundo.

Envenené a mi madre por tóxicadecapité a mi padre por dictadoracuchillé a mi hermano por estúpidoahorqué al perro por chumbar fuerteahogué al canario por desafinardestripé a mi vecina por antiestéticaasfixié a su hija porque nunca la chupó bienluego… corrí a la calle y enloquecí peor,demasiada gente demasiado ruidodemasiados coches demasiado smogdemasiada basura demasiados demasiado…y decidí restaurar el orden del planeta:acribillé al carnicero al panadero a los jubiladosa los pendejos llorones a los abogados tránsfugasa los sindicalistas corruptos a los crotosmaté, maté y seguí matandotorturé milicos, políticos y otros represoresluego los empalé a todosmientras escuchaba AÍDA…¡OH, qué bellas muertes arrancó mi mano!maté a mi maestra por abusiva, maté curasy psicoanalistas con morbosidad…maté a mis amigos para no discriminarmaté a casi todos.Ahora por fin concluí:a empezar otra vez el mundocon tres quinceañeras de piel inéditaávidas de orgasmos azules.

De “20 Poemas sin Amor y un Rock and Roll descerebrado”VÍCTOR CLEMENTI

[email protected]

Page 108: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA107

HumorEl Tiburón que quería ser vegetariano

por Juan Brando

El pescador se alertó al ver la aleta del tiburón. —No tengas miedo —dijo el tiburón— no ataco a los pescadores.—¿No? —preguntó, tenso, el pescador.—No, porque soy un tiburón Peregrino de la costa de Inglaterra. —¿Y qué se te ofrece?—Quisiera pedirte un consejo. Resulta que he decidido adoptar una forma de vida vegetariana. En general, me alimento de zooplanc-ton, que se compone de microorganismos animales, y quisiera pa-sarme al fitoplancton, que es esencialmente vegetal.—Eso sería difícil —respondió el pescador— porque el zooplanc-ton y el fitoplancton suelen estar mezclados. No podrías discernir uno de otro. A no ser, claro, que aprendieses a identificar los gases que despide cada uno. —Ya veo Muchas gracias —dijo el tiburón sin convicción.—Pero, ¿Por qué te da pena comer animales y no plantas? —inqui-rió el pescador.—No lo había pensado. Después de todo, razono como un tiburón —dijo el tiburón— pero supongo que como soy un animal y no me gustarla que me comiesen, puedo ser más empático con los anima-les. Además, las plantas crecen.—¿Por qué no vas a la costa de Escocía? —sugirió el pescador— ahí el frente de marea levanta mucho fitoplancton.—¿Escocia? ¿Y eso para dónde es?—Para el norte. Si vas nadando llegas en seis, siete u ocho días —lo alentó.—Tenés razón. Me va a venir bien un cambio de aire, o mejor di-cho, de agua —contestó el tiburón—. Hasta pronto.—Chau, buen viaje —dijo el pescador.La aleta del tiburón se achicó en el horizonte.El pescador recogió red y enfiló hacia la costa. Mientras caminaba barranca arriba, el sol se iba retirando en el litoral de Gloucester.

JUAN BRANDOwww.facebook.com/juanbrando

(Mar del Plata)

Page 109: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 108

HumorDISTINTOS NARRADORES según ALDO ORSO

El Profesor A. Orso, compuso un tratado de las distintas voces na-rrativas. Qué podemos decir del maestro que no se haya dicho ya, de aquel que estudiara literatura por correspondencia a esta ex-celsa luminaria de las letras. A continuación el listado propuesto:

Narrador porotagonista (NP): narra los hechos que ha porotagoni-zado el mismo narrador.Narrador testigo (NT): narra lo que ve, está cerca de los hechos, no sabe de la totalidad de los hechos, ni del futuro, ni puede leer la mente de los personajes.Narrador Testigo de Jehová (NTdJ): igual al anterior pero además recurre a intertexto de las revistas Atalaya y Despertad.Narrador Juez (NJ): además de narrar condena las acciones de los personajesNarrador Obsesivo Compulsivo (NOC): narra todo lo que ve o sabe de la mente de los personajes. Narra todo lo que puede. Narrador Obsesivo Compulsivo Diez (NOC10): narra todo pero de manera escueta, sobria, minimalista, reducida...Narrador Omnisciente (NO): el narrador sabe todo lo que ocurrirá y lee la mente de los personajes.Narrador Quasi Omnisciente (NQO): el narrador sabe quasi todo lo que ocurrirá y lee la mente de algunos personajes.Narrador Super Omnisciente (NSO): el narrador es más que omnis-ciente, por ejemplo el narrador de ambos génesis bíblicos que sabe todo lo que ocurrirá y lee la mente incluso del omnisciente Dios creador. Ve desde arriba a todos los personajes incluyendo a Dios como personaje.Narrador Astral: el narrador se ve a sí mismo desde afuera, desde arriba (como los sueños en las películas)Narrador Austral: se dice del narrador frío, distante, desapasionado.Narrador en primera: cuenta desde la primera persona.Narrador en tercera: nos narra todo en tercera persona.Narrador contra terceros: su lectura puede dañar la salud psíquica de los lectores.Narrador desconocido (NN): no sabemos quién es el narrador ni desde dónde narra.

GUSTAVO [email protected]

Page 110: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA109

Reseñas

Graciela Barbero

Page 111: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 110

ReseñasTEMBLOR DE TÉ Josefina VeigaEdiciones EL Mono Armado Buenos Aires, 2013

Dedicado “Al mejor pescador de mis ríos”, inicia el camino poético con una primera parte titulada Encarne del agua. Labores cotidianas en la cocina amplia, el abrazo, el deseo “y una busca el ardor la llamita/ que abrase…”Los mares extraños, el río de vino, las manos de lluvia, en los barcos se amaban. El líquido y lo sólido en el juego constante. “Viajábamos/ en el rezo de los muelles”, la búsqueda de los cuerpos en un tiempo que parecía eterno.La palabra no sería deliciosa si no significase una calidad dijo en otro tiempo Gabriel Miró. Las palabras de Josefina son deliciosas, sencillas y nos aroman con la calidez.En Pespuntes, una suerte de segunda parte, “de la lana y el ropaje / prende el hilo que cosas…” y se deshila; “y el té frío, y la tarde se ha roto en dos”. La soledad, la ausencia y la necesidad del otro.Entre el amor y la muerte, “y nada es más árido / que la informe caverna del tiempo/ y su desierto de inicio”, existe un ritual: la mesa, el té que rozan el vacío, penetran “con la concavidad de la cuchara/ …con sigilo al agua mansa del té con leche”Llegamos a El banquete de Martha. Prosa poética, metafórica, plagada de imágenes bellas: naturaleza en flor y fruta, mujer deseo, el agua y el arca “para salvarnos vos y yo de esta estúpida inundación”Dos en el pasado, y la mujer y el dolor, a solas, en el presente, en la poesía de Josefina Veiga.Para saborear como el más aromático té.

Graciela N. [email protected]

Page 112: La Avispa 60 con tapa

GRUPO DELAPALABRA111

ReseñasCUENTOS ATEOSAntología

Editorial MartínMar del Plata, 2013

Hijo de un certamen literario organizado por la asociación civil Ateos Mar del Plata. La finalidad era incentivar los sentimientos y pensamien-

tos del ateísmo. La mayoría de los cuentos participantes del concurso integran esta antología. El jurado priorizó la calidad literaria por sobre la claridad de opiniones favorables al ateísmo, que era el tema de los cuentos. Ateos Mar del Plata decidió publicar a la casi totalidad en orden alfabético. El principal interés de la asociación no es detectar nuevos va-lores de la literatura o de la ideología atea sino abrir un simple ámbito de opinión donde se expresen sentimientos comunes sesgados hacia el ateís-mo (mientras que para la religión esos ámbitos son muchísimos). Así los autores editados son (con uno o más cuentos): José Aristóbulo Ramírez Barrero, Pedro Manuel Ribeiro Toledo, Santiago de la Torre, Nora Beatriz Albalat, Jorge Nicolás López, Arturo Belda, Yolanda Herren, Lisandro Torre, Fernando del Río, Rubén Oscar Leva, Roberto Car-los Torós, Alberto Clemente de la Torre y Matías Pascual.La Asociación lleva cuatro Congresos Nacionales de Ateísmo en nuestra ciudad. Esperemos que el concurso de ateísmo se repita. (www.ateosmardelplata.com.ar)

Gustavo [email protected]

Humor ateo

Page 113: La Avispa 60 con tapa

La Avispa 60 112

Índice

Editorial ...................................................................... pág 3Entrevista ..................................................................... pág 5 Gastón Ferrer por Max Costa MartínezPoesía ......................................................................... pág 11 Cisternas / Marín / Avilés / Mayol / Di Vita / Mazur / Molina / Bertinetti / Quintana Loudet / Rodrigo Ramos / Freijo / Clementi / Villegas Oromí / Issa / Lima /Cuentos y relatos ..................................................... pág 29 Di Vita / Moscoloni / Cruz Soto / Bertinetti / Lenz / Puig / Predieri / Parra / Trajtemberg / Notas y ensayos Un viaje al universo marino de Edgar Allan Poe por Marcos Ramos .................................................. pág 58 Edgar Allan Poe y la noche por Gustavo Olaiz ............... pág 76 Poesía social o el mundo según los poetas sociales por Cristina Mendiry ............................................ pág 77Dossier Cortázar ....................................................... pág 83 Continuidad de Cortázar por Cristina Mendiry Entrevista a Cortázar (1970) de Roberto Di VitaCine y TV por Gabriel Cabrejas ..................................... pág 93Rincón de los bajitos ................................................ pág 101Humor .................................................................. pág 105 Clementi / Brando / Olaiz /Reseñas ................................................................... pág 109