justino y la muerte
DESCRIPTION
Trabajo de lenguaTRANSCRIPT
Página 1
Justino y la Muerte
Josetino Ramírez Verona.
Página 2
Justino y la muerte.
Página 3
Josetino Ramírez Verona
Justino y la muerte.
Oxford.
Página 4
1ª edición: mayo de 2009 1ª edición en esta presentación: mayo de 2009
2009: Josetino Ramírez Verona.
Derechos exclusivos reservados para todo el mundo:
Editorial Oxford S.A
ISBN 648 ‐ 45 – 174 ‐ 1348 – 7
Depósito legal: B. 6.602 – 2008 Impreso en España por Cayfosa‐Qebecor, s.a. Crta. De Caldes, Km 3.7 08130 Sta. Perpètua de Mogoda (Barcerlona)
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta
obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
Página 5
A Manuel, Por su honestidad y sinceridad Conmigo y todos sus amigos.
Página 6
Capítulo 1 Presuroso, corre hacia la cocina. Con manos temblorosas abre el botiquín con la intención de encontrar algo que fuera capaz de calmarle. Su respiración era estridente, y su corazón latía cual caballo desbocado. El miedo, la angustia y la curiosidad se apoderaban de su cuerpo. Su mundo perfecto se había desvanecido. Poco a poco, el calmante iba surtiendo efecto. Justino se encontraba sentado sobre una de las sillas más cercanas al salón, donde había ocurrido la tragedia. Justino tenía la esperanza de que, si cruzaba la puerta que daba a la sala de estar, el libro ya no estuviera, y todo hubiera sido un sueño. A su pesar, el libro se encontraba tal y como lo dejó la última vez: sobre el atril que acostumbraba a usar en su lectura diaria. El libro era extraño, la cubierta era de terciopelo, y las hojas tenían un color amarillento. Justino inspiró profundamente y se dispuso a analizar el interior del libro. Justino trató de comprobar de cuantas páginas constaba el libro. Pero siempre que llegaba al final quedaban un número indeterminado de ellas, todas en blanco. Con horror, se percató del sonido del suave rasgar de una pluma inexistente que rellenaba sin descanso letra a letra cada segundo de su vida. Justino desesperadamente busca entre las infinitas páginas la última escrita: “20 de Junio 1997
Página 7
Suena el despertador. Justino se levanta y comienza su rutina diaria: 8 pasos para llegar al baño, 2 minutos para cepillarse los dientes…” Justino recordaba cada uno de los pasos que seguía diariamente en su vida. La tinta llenaba poco a poco las páginas inmaculadas del maldito libro. “Justino se sobresaltó al escuchar los gritos de auxilio de una robusta mujer y escuchó el estruendo provocado por una patrulla de bomberos en la calle, Justino…” Justino cerró el libro de un golpe, no podía seguir perdiendo el tiempo con tamaña estupidez. Un volcán de emociones invadían su mente: miedo, preocupación, enfado, curiosidad… Estaba increíblemente exhausto, pero apenas pudo dormir. La realidad superaba la ficción…
Página 8
Capítulo 2
El irritante sonido del despertador interrumpió su sueño. El reloj marcaba las siete de la mañana. Comienza el ritual: 8 pasos para llegar al baño, 2 minutos para cepillarse los dientes… Mientras se afeitaba con su obsesivo milimetrismo escuchó el grito desgarrador de una mujer en plena calle. Justino sintió una punzada de dolor al cortarse con la hojilla del sobresalto. Justino se acerca rápidamente hacia la ventana. Al ver la imponente imagen que se le aparecía ante sus ojos sintió que eso ya lo había vivido… Al otro lado de la calle se encontraba una robusta mujer pidiendo auxilio desde una de las desvencijadas ventanas. El edificio se encontraba en llamas, si no intervenía alguien pronto aquella mujer probablemente fallecería, pero se oía llegar el sonar de la sirena de una patrulla de bomberos… Justino sabía que aquella escena ya la había vivido o como mínimo había tenido constancia de aquellos hechos. Con el rostro crispado de preocupación Justino se dispone a abrir nuevamente el tan odiado libro… Efectivamente, la escena que acababa de vivir era exactamente la misma que había leído en un fragmento del libro el día anterior. Justino trató de analizar la situación con sangre fría, esto le daba a entender un hecho, el libro no estaba escribiendo su presente, ese libro se adelantaba a los hechos que ocurrían en su vida, ¿Cómo demonios podía ese libro adelantarse a los hechos? ¿Era su destino lo que en ese libro se escribía? Y si era así ¿Quién rellenaba sin descanso las interminables hojas del repulsivo libro? Justino trató de recordar a qué hora exactamente había leído el fragmento que hacía referencia a lo que acababa de ocurrir, se sorprendió al comprobar que había ocurrido aproximadamente tres horas antes. Quizás el libro tenía un margen
Página 9
de datos con respecto a la realidad de tres horas en el futuro. Justino, para constatar que este hecho era cierto, quiso llevar a cabo una prueba, leyó rápidamente el último fragmento escrito del libro… “20 de Junio de 1997 Justino asiste puntual a la conferencia que tiene que dar en su empresa, todo está dispuesto para comenzar pero Justino olvida su maletín con todos los datos a presentar…” Justino tras leer aquello perdió completamente la fe en el libro. ¿Cómo era posible que se le pudiera olvidar a él algo tan importante como su maleta? Y además ¿Cuántas probabilidades habría de que ocurriera ahora sabiendo que se le olvidaría? Era realmente absurdo, todo carecía de sentido. Justino releyó el fragmento, quizás el contenido cambiaría ahora que estaba seguro de que ese hecho no ocurriría… Pero el texto continuaba imperturbable.
Página 10
Capítulo 3 Justino asiste el trabajo como cada día, puntual al segundo. Saluda a su compañero Javier, el cual le desea suerte para su conferencia. Justino piensa en su posible ascenso, aumento de sueldo, menos horas de trabajo… Pasan dos horas y Justino se apresura en llegar a la sala de conferencias, asegura llevar cada cosa a la conferencia, no podía existir ni el más mínimo error. Olvidar la maleta, era algo que no podía ocurrir, sería realmente absurdo… Justino llega a la sala de conferencias y comienza con su conferencia, todo estaba dispuesto, las gráficas, la pantalla de proyecciones… pero, ¿Dónde estaba su maleta? ¡Aquello no podía estar pasando! Era imposible, estaba completamente seguro de que entró en la sala con la maleta en la mano, se aseguró más de diez veces de camino a la sala, pero no estaba… Justino maldijo interiormente el libro, todo era culpa de ese libro, todo eso no hubiera ocurrido si ese libro no hubiera entrado en su vida… Tenía que deshacerse de él… Indignado sale de la sala de conferencias sin dar explicaciones, su ascenso, su futuro, una de sus mayores oportunidades en su carrera profesional había desaparecido por su incompetencia. Justino entra en su reluciente coche bastante disgustado y propina un portazo al cerrar la puerta. Quince minutos, solo los quince minutos que tardaba en llegar a su casa y estaría librándose del libro. Justino entra en su casa cual rayo en busca del funesto libro, allí estaba, imperturbable sobre el atril. Con una chispa de ira en sus ojos cogió el libro y echó leña a la chimenea, siete minutos, todo lo tenía calculado: solo siete minutos necesitaba para que el fuego de la chimenea fuera capaz de quemar el nefasto libro. Esperó impertérrito, si algo había adquirido en esos días era el don de la paciencia. Pasaron los siete minutos y lanzó con aversión el libro a las insaciables llamas, sintió una perversa felicidad al ver el libro arder y arder hasta finalmente desaparecer…
Página 11
Justino recogió las cenizas y las tira a la basura, inmediatamente después llevó la bolsa hasta el contenedor como si los despojos del libro pudieran traerle algún mal aún. Traes haberse deshecho del libro, satisfecho, entra en su cuarto, pero el libro que se encontraba sobre su atril no era el libro que acostumbraba a leer… La realidad había hecho añicos su mundo, le habían arrebatado el sentido en demasiadas ocasiones para tan poco tiempo. El libro que estaba sobre el atril era el mismo de cuyas cenizas acababa de tirar…
Página 12
Capítulo 4
Justino insertó un nuevo paso en su rutina, ahora acostumbraba a dedicar tres horas exclusivas a leer el nuevo contenido del libro, y cinco minutos cada mañana en ocultarlo, lógicamente ese libro no podía caer en manos de nadie. Justino había tratado de mostrarle el contenido del libro a su compañero Javier sin resultado… cuándo otra persona aparte de Justino intentaba leer su contenido, el libro automáticamente adquiría las características de un libro normal, finito número de páginas, ningún contenido… Justino aprendió a convivir con el odioso libro, como era de esperar todo lo que allí era escrito se cumplía, no existía margen de error. Tras varios días, Justino tuvo una brillante idea… ¿Podría alterar el contenido del libro? Ya todo carecía de sentido ¿Por qué razón no habría de funcionar? Justino observó algún hecho para el cual fuera necesario que se hubiera desencadenado antes una cadena de sucesos… “3 de Julio de 1997 Justino se encuentra con su amigo Javier en la oficina, el cual le invita a quedar esa misma tarde para conversar, Justino se sorprende al confirmar que su amigo Javier había notado cambios en su comportamiento como él bien le comentaba. Justino acepta su cita y…” Justino, excitado al encontrar un fragmento fácilmente modificable, pensó en como borraría el contenido, sintiéndose estúpido cogió una goma de borrar de su escritorio y trató de hacer desaparecer el contenido. Le impactó el ver como el contenido desaparecía con tanta facilidad dejando la hoja impoluta, tenía que rellenarla a contrarreloj, inmediatamente después de borrar el contenido la misteriosa pluma etérea comenzaba a rellenar los huecos que habían quedado.
Página 13
Justino solo modificó el encuentro con Javier, si no existía encuentro con Javier no habría cita, por lo que su futuro habría sido alterado. Justino leyó lo que ocurriría después de aquello. “3 de Julio de 1997 Justino estaba seguro de sí mismo, sabía que Javier no asistiría hoy al trabajo ya que le han concedido un día de permiso. Suena el teléfono móvil, Justino contesta, es Javier, le ha invitado a quedar esa misma tarde para conversar, Justino sorprendido acepta su cita, cuelga el teléfono y…”
Página 14
Capítulo 5 Justino sintió una gran irritación al ver como el libro le jugaba de nuevo una mala pasada. Trató sin éxito de alterar de todas las maneras posibles su reunión con Javier. Pero solo lograba modificar el modo, su encuentro era inamovible. Justino se sintió despreciable al pensar que quizás podría ganarle al destino modificando su cita de otra manera… La única manera de que Javier no pudiera asistir, era estando muerto. Trató de escribir tan abominable destino pero cuando escribía cualquier hecho que hiciera alusión a la muerte de Javier la tinta dejaba de fluir. Justino sintió sosiego por no haber sido capaz de escribir la muerte de tan preciado amigo a la vez que una demencia infinita por no poder ganarle el pulso al cargante libro. Además trató de modificar el hecho de haberse encontrado el libro pero se rindió al comprobar como las páginas anteriores, todo el contenido del libro que ya había tenido lugar era imposible de modificar, las páginas se mantenían inmutables, por mucho que intentara eliminar su contenido o empapar con tinta sus palabras para que fueran ininteligibles el libro continuaba siendo afín a como era. Justino solo podía modificar el modo de llevarse a cabo los hechos en el plazo de las tres últimas horas del libro. Tenía muy poco margen de cambio, pero poco sentido tenía el cambiar el modo de hacerse las cosas si finalmente llegaría al mismo resultado. A Justino le costaba admitir que le era imposible cambiar su destino escrito por lo que cada día dedicaba varias horas a intentar ganarle su juego interno al despreciable libro.
Página 15
Capítulo 6
Justino continua su día a día como siempre, el libro ahora forma parte de su rutina, se ha convertido en una necesidad, no puede pasar un día sin que trate de modificar el libro, no pasa un día sin leer su destino antes de salir al trabajo. Por las noches no puede dormir sin escuchar el suave rasgar de la etérea pluma sobre el delicado papel. Se ha convertido en su obsesión. Una noche, se despierta intranquilo, ¿Qué había perturbado su sueño? La pluma, la pluma había dejado de escucharse, pero el libro continuaba sobre el atril. Justino alarmado trata de encontrar la última página escrita, el contenido del libro había finalizado su inexorable avance. “17 de Septiembre de 1997 Justino escucha un extraño ruido que proviene del salón, amedrentado se asoma ligeramente por la puerta, alguien estaba desvalijando su salón. Justino se acerca sigiloso hasta su mesilla de noche en busca de su táser que habituaba a llevar siempre encima. Coge el táser y parte hacia el salón en busca del truhán que se había atrevido a entrar en su casa. El ladrón se percata de la presencia de Justino y enciende la luz, ve lo que lleva Justino en sus manos y saca algo de dentro de su chaqueta, era una pistola, al ladrón le temblaban las manos, Justino seguro de que no dispararía se acerca al ladrón, pero este aprieta el gatillo. Una bala le penetra en el pecho. El ladrón huye asustado, y Justino muere dos minutos más tarde.”
Página 16
Justino muere… esas palabras resonaban como campanas en su cabeza. Aquello no podía ser posible ¡Su vida no podía acabar así! Justino trata de cambiar su destino desesperado, su perfecta caligrafía se ve alterada hasta límites insospechados, su letra era incomprensible. Pero el libro parecía comprender cada uno de los pensamientos e ideas que trataba de expresar Justino. Su final… continuaba inamovible. Justino está exasperado, ¡Era imposible! Tenía que haber una forma de ganarle la batalla al destino. Infinitas ideas brotaban en su mente, no paraba de escribir para después comprobar como su final continuaba imperturbable. Pero en uno de sus desesperados intentos consiguió ganarle al destino… Justino, incapaz de continuar con aquella situación coge la correa de una de sus maletas, se la coloca alrededor de su cuello y se cuelga en el armario. Finalmente Justino consigue desobedecer los designios del libro adelantando su muerte. Junto con Justino, el libro desapareció.
Página 17
Fin.