juan stam escatologia biblica y la mision de la iglesia

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    ESCATOLOGA BBLICAY MISIN DE LA IGLESIA

    Hasta el fin del tiempo y los fines de la tierra

    JUAN STAM

    SAN JOS, COSTA RICA1999

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    N D I C E

    I.Orientaciones para interpretar la profeca3

    II.La venida de Cristo16

    III. La resurreccin del cuerpo34

    IV. El juicio final56

    V. La nueva creacin74

    Conclusin100

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    ORIENTACIONES PARA INTERPRETAR LA PROFECIA

    Hasta el fin del tiempo y hasta los fines de la tierra: estas dos frases resumen lacomisin que Cristo dej a su iglesia. La orden de predicar el evangelio del reino a todaslas naciones es la clave del plan de Dios hasta el final de los siglos (Mt 24:14; 28:19s).

    Estas referencias al tiempo (escatologa) y al espacio (misin) son una clave indispensablepara entender bien la teologa bblica de la misin de la iglesia. Pero tambin, a la inversa,esa visin misionolgica es una clave indispensable a la fiel comprensin de la escatologa

    bblica.1 Bblicamente, escatologa y misin son inseparables.

    La preposicin hasta en nuestro ttulo, tomada de la gran comisin, quiere comunicar unsentido de pro-yeccin hacia el mundo y el futuro. La iglesia es el proyecto de Dios,lanzado hacia los fines de la tierra y el fin del tiempo. Los cristianos vivimos en ladinmica de esa aventura histrica, mirando hacia los ms amplios horizontes del tiempo ydel espacio. Slo as podemos entender la esperanza cristiana, y slo as podremos serfieles a la tarea evangelizadora que Cristo nos ha encomendado.

    Cuando la escatologa (la profeca) se separa del resto de la teologa, de la historia de lasalvacin, y de la misin de la iglesia, de hecho pierde su sentido o asume un sentidoerrado. En vez de ser la culminacin consecuente de un largo proceso de fe y misin, loseventos del futuro se reducen a espectculos sensacionales sin el profundo sentido querevisten en la Palabra de Dios. Pero Dios no hace nada sin sentido, y los diferentesaspectos del prometido futuro tienen que entenderse a la luz de su propsito especfico, su

    porqu y su para qu. De otra manera, quedan simplemente como episodios extraos queslo mistifican el futuro y ofuscan el sentido de la historia y la misin.

    Existen muchos libros de escatologa que estudian los diversos temas del futuro, pero nolos incorporan en el conjunto del sentido de la fe y casi nunca los relacionan con la misinde la iglesia. Recprocamente, los libros de misionologa hacen poca referencia a laescatologa.2 En este libro intentaremos exponer los puntos esenciales de la visin bblicadel futuro no slo en su significado para la coherencia integral de la fe cristiana sino

    tambin especficamente con referencia al llamado misionero para el pueblo de Dios hoy yaqu.

    1 ) Escatologa: doctrina de las ltimas cosas, popularmente (pero inexactamente) conocida comoprofeca (Stam 1998b:27-30, 39). Se trata de la visin bblica de la historia a la luz de su meta y fin. Porotra parte, profeca significa una palabra viva de Dios a su pueblo, sea o no predictiva. 2 ) Vase Stam 1998a, 351-380.

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    Dando razn de nuestra esperanzaEs notoria y muy preocupante la gran disparidad de opiniones que caracteriza la

    interpretacin escatolgica, especialmente entre evanglicos conservadores. Tenemos quereconocer que hay muy graves problemas de interpretacin en esta temtica. Puesto que lamisin, como acabamos de ver, es inseparable de la dimensin escatolgica de la fe, todadesviacin en cuanto al "fin del tiempo" distorsionar tambin, casi inevitablemente,nuestro enfoque misionolgico. Por eso, antes de considerar los diversos aspectos denuestro tema, conviene proponer algunas directrices para la mejor comprensin de lasenseanzas escatolgicas de la Biblia.

    Segn 1 Pedro 3:15, una forma de dar testimonio a los incrdulos es la de saber exponer

    coherentemente "la razn de nuestra esperanza". Esta epstola, igual que el Apocalipsis,fue dirigida a comunidades en Asia Menor (junto con otras areas vecinas), y bajocircunstancias hostiles (3:14; 4:14,16), aunque menos peligrosas que las que confrontaranlas congregaciones de Juan unas dcadas despus. No teman sus amenazas, les exhortaPedro a los fieles, sino santifiquen a Cristo como Seor en sus corazones, dispuestossiempre a dar respuesta (Gr. apologia) a todo el que les pida una razn (logos) de laesperanza que hay en ustedes, pero hganlo con sencillez y respeto, teniendo la conciencialimpia" (3:15s, traduccin personal).

    El autor de 1 Pedro entiende la fe (pistis) y la esperanza (elpis) prcticamente comoequivalentes. La salvacin consiste en que "Dios nos hizo renacer para una esperanza viva,

    por la resurreccin de Jesucristo de los muertos, para una herencia...reservada en los cielospara ustedes" (1:3s). La fe es amar a Cristo sin haberlo visto, en la esperanza de lasalvacin como "la meta de fe" (1:8s). Ms adelante, el autor llama a los lectores a ponersu fe y su esperanza en la gracia que se les dar cuando Cristo venga (1:13), y asocia la fey la esperanza en una sola experiencia salvfica (1:21s).

    El imperativo estn siempre preparados para responder (1P 3:15 NVI) implica un deberde estudio constante de las escrituras y de la fe para estar bien informados ante cualquierpregunta. En contra de este llamado, algunos esgriman textos como Mateo 10:19s (no sepreocupen por lo que van a decir), olvidndose de que esos textos se refieren apersecucin y arresto repentino, sin oportunidad de preparar la defensa. Pero el deber

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    Y si alguno quita de las palabras de este libro de profeca, Dios le quitar suparte del rbol de la vida y de la ciudad santa (22:18s)

    Ningn otro libro de la Biblia termina con una amonestacin tan seria y solemne. Es comosi Dios dijera, yo tambin tengo mis matemticas de sumar y restar. Si tu aades a miPalabra, yo te aado plagas. Si tu quitas de mi Palabra, cuidado que yo quite tu nombre del

    libro de la vida. Aunque el lenguaje no es necesariamente literal, la exhortacin es muyclara: no aadir nada a lo que dice el texto, ni tampoco quitarle nada.

    La verdad es que la tentacin de aadir al texto bblico es muy sutil y peligrosa. Ocurrecon casi todos los textos y todos los temas escatolgicos. Para dar slo tres ejemplos:

    (1)la enseanza de que las bodas del Cordero se efectuarn en el cielo durante lagran tribulacin en la tierra es muy difundida. Para tal especulacin no seencuentra ninguna base bblica. Ms bien las bodas se anuncian en 19:9,cuando se envan las invitaciones, y no se realiza sino hasta 21:2,9. Pareceque alguien tena ganas de ubicar las bodas en su diagrama proftico yarbitariamente opt por ponerlas en el cielo durante la tribulacin, pero sin

    base textual y en contra de la evidencia que existe. Aadi al texto con suespeculacin.

    (2)Tampoco hay base en el Nuevo Testamento para la teora de una grantribulacin de siete aos de duracin. El Apocalipsis siempre habla de tresaos y medio, y nada en el libro nos autoriza a juntar dos de los tantos tres y

    medios para sumar siete. Si se apela a la semana setenta de Daniel 9:24ss,nada en ese texto tampoco (ni otros textos bblicos) indica un lapso de siglosentre la semana 69 y la semana 70, ni nos autoriza a importar la semana 70en el libro del Apocalipsis. El Nuevo Testamento nunca menciona las 70semanas, mucho menos identifica la semana 70 con la gran tribulacin final.Toda esa especulacin se ha aadido al texto,.

    (3)Un tercer ejemplo, que tocaremos con ms detalle en el captulo 2 con lainterpretacin de 1 Tesalonicenses 4:17: Se suele interpretar que desde

    nuestra reunion con Cristo en las nubes seguiremos al cielo durante sieteaos. Pero si miramos el texto con cuidado, veremos que no dice nada de eso.El texto afirma que seremos llevados con nubes al encuentro con el Seor enel aire, pero no dice que de la nube iremos al cielo. Ningn otro textotampoco dice clara y explcitamente que iremos al cielo para estar ah sieteaos durante la gran tribulacin en la tierra. Aqu tambin parece que se ha

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    aadido bastante a las escrituras.

    Se dice de los bereanos que recibieron la Palabra con toda solicitud (Hch 17:11). Losbereanos buscaban el sentido fiel de la Palabra, bajo la lupa de la interpretacin cuidadosa,slictos por respetar el texto. Pablo exhorta a los tesalonicenses a examinar todo, someter

    todo a prueba cuidadosa, y retener lo que realmente dice el texto (1 Ts 5:21). No debemosaceptar nada slo porque nos lo han dicho, o porque viene con la tradicin heredada, sinoslo y exclusivamente porque el texto bblico lo dice sin nada de especualacin ms all delo escrito. Tenemos que aprender a escucharle al texto, sin aadirle ni quitarle nada.

    Cuando uno va a dar testimonio ante un tribunal, se le suele obligar a hacer un juramentode decir la verdad, toda la verdad y slo la verdad. En el estudio bblico nuestra consignatiene que ser el texto, todo el texto y nada ms que el texto. En la interpretacin delApocalipsis abundan las ocurrencias y los me parece. No! El texto, slo el texto (noaadirle) y todo el texto (no quitarle). Nada de especulaciones ms all del texto. Slo as

    podremos dar una firme razn bblica de nuestra esperanza.

    Hay otro principio importante para la fiel interpretacin de pasajes de profeca predictiva.Cuando hay textos y temas bastante claros (como veremos ms adelante), debemosconcentrarnos en ellos y no en otros pasajes o temas muy difciles y oscuros, paraespecular desde ellos. Pretender saber ms de lo que la Biblia dice, y dice claramente, essaber mucho menos. En la escatologa, los pasajes claros (sobre todo el discurso de Olivosy el Apocalipsis) deben tener prioridad sobre pasajes ms oscuros (el rapto, el milenio), y

    en general el Nuevo Testamento debe priorizarse sobre pasajes ms difciles del AntiguoTestamento (como Dn 7 y 9).3

    2) Estamos llamados a dar una razn lgica de nuestra esperanza. Como respuesta alantagonismo de los incrdulos, Pedro exhorta a los fieles a estar siempre preparados parahacer una apologa ante quienquiera que les pida el lgos de su esperanza. Esa es laestrategia misionera que el autor recomienda. La palabra apologa se usaba para una"defensa", a veces pblica, ante un juez o un tribunal (Hch 22:1; 25:16; 2 Tm 4:16). Hoy

    podramos compararlo con la defensa de una tesis doctoral, aunque en este caso es privada

    y personal. Ante la pregunta de cualquier persona, los fieles han de estar intelectualmentepreparados para defender su esperanza con argumentos coherentes y convincentes. Esosignifica alguna especie de vida teolgica, actividad pensante entre el grueso de los fieles

    para estar todos en condiciones de explicar el sentido y la lgica de lo que esperan en

    3 ) Vase Stam 1998b 30-41, 46s.

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    Cristo.

    Los cristianos deberan estar siempre listos para ofrecer esta apologa a cualquier personaque les pidiera la razn o la lgica (lgos) de su esperanza4. Este lenguaje presupone undilogo abierto e inteligente, de acuerdo con el ideal helenstico de la persona culta. Segnese ideal, "toda persona deba estar preparada para discutir opiniones inteligentemente,dando y recibiendo razones" (Bigg 1901:158). Con esto Pedro sita la fe cristiana dentrodel mundo de discurso de la cultura que le rodea, y llama a los fieles a entrar activa ycreativamente en los debates intelectuales de su poca, defendiendo la racionalidad de sufe y su esperanza.

    Por eso, los cristianos debemos comprender a fondo la lgica de las expectativasescatolgicas que son nuestra esperanza. Esto presupone que los grandes acontecimientosfuturos que la Biblia anuncia no son meros fenmenos espectaculares ni ocurrencias

    exticas y extrneas a la lgica del proceso histrico. Al contrario, son la ms profundarevelacin del sentido de la historia y la lgica de la salvacin. La profeca bblica es elevangelio llevado a sus ltimas conclusiones. La exhortacin de Pedro presupone que losacontecimientos esperados tienen sentido, y que debemos estar bien preparados paraexplicarlo a quin sea.

    Las escrituras afirman repetidas veces que Cristo volver a esta tierra, pero no bastasimplemente anunciarlo "porque la Biblia lo dice". Cul es el sentido de esa esperanza?Por qu volver Cristo a la tierra? Qu significado y valor tiene para nosotros la

    resurreccin del cuerpo? Por qu juzgar Dios a los vivos y los muertos? Cul es elsignificado lgico de ese juicio final? Tiene sentido creer que este mundo ha de terminar,y que Dios crear un cielo nuevo y una tierra nueva? Confesar nuestra esperanza en Cristosignifica entender la racionalidad de los acontecimientos en que decimos creer y poderexplicar su sentido a nuestros contemporneos.

    Debe sealarse tambin que la lgica de la escatologa cristiana es precisamente la lgicade la esperanza. La profeca bblica no es un sistema de amenazas, para blandirlas sobrelos impos con terrorismo apocalptico. Al darle al no-creyente las razones de nuestra

    esperanza, le estamos invitando a la vez a esperar con nosotros en Cristo. Hoy da, despusde la "dcada perdida" de los ochenta y en vsperas del siglo XXI, los evanglicos

    4 ) Las frases para pedir razn(aiteo logon) y dar razn de (didonai logon peri) son del mejor griegoclsico, con pocos paralelos en todo el NT. Aqu tambin el autor usa la forma verbal optatativa, que yano se empleaba en el koine.

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    debemos distinguirnos como el pueblo de la esperanza. Bien ha dicho Carlos van Engen,"La esperanza es quiz el concepto ms explosivo que la misionologa puede ofrecer hoy"(1993:259).

    (3) Estamos llamados a dar una respuesta tica a nuestra esperanza. Llama la atencinel lenguaje marcadamente tico que caracteriza todo este pasaje (3:8-17). Los cristianoshan de "santificar a Cristo como Seor" (3:15) y demostrar lo razonable de su esperanzacon buenos modos y respeto" (3.15 NBE), teniendo una buena conciencia (3:16,21). Deesa manera su vida consecuente refutar a los enemigos del evangelio que "calumnianvuestra buena conducta" (3:16). Como seala Juan Luis Ruiz de la Pea (1986:26), elnico modo como el creyente puede dar razn de su esperanza` (1 P 3:15) es verificndolaen la historia, esto es, hacindola veraz.

    En todo el pasaje (3:8-17) el juego de las palabras "bien" (agaths) y "mal" (kaks) es muy

    impresionante. No hemos de devolver mal por mal (3:8) ni maldicin por maldicin, sinobendicin (3:8), vida (3:10), paz (3:11) y justicia (3:12,14). Debemos apartarnos del mal yhacer el bien (3:11), porque el Seor se opone a los que hacen el mal (3:12). Si nosotrossomos "celotes" del bien (3:13), quin nos podr hacer mal? (3:13). Nuestra buenaconciencia (3:16) avalar el testimonio de nuestra esperanza, y nuestra buena conducta enCristo (3:16) har callar a los que nos calumnian. Es mejor padecer haciendo el bien(3:17), como Cristo (3:18), y no haciendo el mal (3:17).

    De hecho, esta misma concentracin tica caracteriza toda la escatologa bblica. La

    escatologa es siempre un llamado a la santidad. No est dada para que especulramos nislo para que conozcamos eventos futuros antes de que acontezcan. Su finalidad es otra;est dada para que obedezcamos a Dios. En una simptica analoga deportista, C.F.D.Moule (1974:174s) lo expresa como sigue:

    La escatologa del Nuevo Testamento en su nivel ms profundo se concentrasobre la entrada en, la ejecucin, la expresin fiel de lo que ya est dado, quees Cristo: no dice "cunto tiempo pasar antes de que el silbato pite el finaldel partido?", sino "dnde debo estar ahora para recibir el prximo pase?". En

    otras palabras, el hecho de que el saque haya tenido lugar, que el juego est enmarcha, y el que tengamos un capitn que nos llevar a la victoria, es lo nicoque importa.

    Adems, como seala 1 Pedro 3 y muchos otros pasajes, nuestra esperanza debe

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    convertirnos en "hacedores del bien" y activistas de la justicia. Nuestra respuestaexistencial y tica a la buena nueva del "reino de Dios y su justicia" (Mt 6:33) escomprometernos con la mayor justicia posible aqu y ahora:

    En efecto, los cristianos deben imprimir su esperanza escatolgica...en las

    estructuras sociales del mundo... Lo cual significa que tambin en el terrenosocial el cristiano no puede ser meramente "conservador", ya que suesperanza escatolgica, por un lado, hace relativo todo estado concreto de larealidad y, por otro, esta esperanza que hace relativo el momento actual debeaparecer tambin en las estructuras sociales. En efecto, por la esperanzaescatolgica...el cristiano es liberado de las potestades y dominaciones del

    presente en (Rom 8:35-39), no slo en el sentido de que en ltimo trminostas no tienen poder sobre l cuando tolera pacientemente su accin, sino

    tambin en el de que posee frente a ellas un punto firme -- hasta la entrega desu vida -- para la crtica creadora y para la transformacin. (K. Rahner1984:IV:920).

    La esperanza cristiana se dirige hacia el futuro que as se hace posible...Lasesperanzas intramundanas son lugar de ejercitacin y transmisin de la esperanzacristiana...La esperanza no ahorra el esfuerzo, sino que lo exige como su propiarespuesta y comunicacin. El hombre espera la justicia y paz de Dios en cuanto

    procura ahora su realizacin anticipada. "La ortodoxia de su fe debe acreditarseconstantemente en la ortopraxis de su accin orientada escatolgicamente"(J.B.Metz). "La esperanza vive en la realizacin del prximo paso" (K Barth)...Laesperanza no es "opio del pueblo", sino un estmulo para la transformacin delmundo bajo el horizonte de las promesas de Dios, una fuerza revolucionaria paracambiar la situacin...en favor de los pobres y ms pequeos. La esperanzacristiana es la fuerza propulsora de todas las esperanzas intramundanas, las penetracon todos sus esfuerzos y les da nueva vida con la confianza en la misericordia yomnipotencia de Dios cuando ellas han llegado al lmite de su propia fuerza.(F.Kerstiens 1982:II:801).

    Este enfoque tico e histrico es especialmente enftico en el Apocalipsis. La bendicin deApocalipsis 1.3 es para los que obedecen esta palabra de profeca. Guardarla segn el autorsignificaba resistir al sistema idlatra del imperio romano y ser testigo fiel hasta la muerte.

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    La lgica misionera de la esperanza cristianaEl texto de 1 Pedro 3:15 implica tambin la dimensin evangelizadora y misional de laescatologa. Nuestra esperanza, y la lgica con que la articulamos, han de ser untestimonio al incrdulo, con miras a llevar a las personas al conocimiento de Cristo. Laescatologa divorciada de la misin queda meramente especulativa, pura teora sin

    propsito ni proyecto histrico. Y una misionologa sin orientacin escatolgica, o ligada aalguna escatologa desorientada, va a quedar en un activismo sin visin de lo que Diosquiere hacer en la historia hasta su final.

    Pensar misionolgicamente es pensar a la vez histricamente (hasta el fin del tiempo) ygeogrficamente (hasta los fines del mundo). Como cristianos, debemos saber dirigirnuestra mirada en tres direcciones: hacia atrs, para ver toda la historia de la salvacin consu centro en la encarnacin, cruz y resurreccin de Cristo; hacia alrededor, al mundo quenos rodea y al tiempo en que vivimos; y hacia adelante, a la meta final del proyecto deDios en el proceso histrico. La fe cristiana, como perspectiva radicalmente histrica (noespeculativa), vive en plena y activa conciencia tanto del pasado y del presente como del

    porvenir, conforme a toda la historia de la salvacin segn el mensaje bblico. Para laBiblia, la escatologa es el fin y meta de la historia, en que se realizarn todos los

    propsitos de Dios.

    A la vez, la perspectiva cristiana es marcadamente geogrfica. Como mensaje histrico, laBiblia se sita constantemente sobre la geografa terrestre. Esto se destaca especialmenteen los evangelios y los inicios de la misin cristiana. Johannes Blauw lo ha expresado

    elocuentemente: "quien ha visto a Cristo no puede sino ver al mundo, y quien ve al mundove el mapa del mundo" (1962:119). En la visin misionera, el rostro de Cristo va tomandolos perfiles del mapa de la geografa humana del mundo.

    La misin de la iglesia se define por un doble horizonte geogrfico-escatolgico: el fin deltiempo y los confines de la tierra. Esta es la estructura bsica de la gran comisin. Est elhorizonte geogrfico: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Mr16:15; 16:20, saliendo, predicaron en todas partes"; cf Mt 28:19; Lc 24:47). Est tambinel horizonte escatolgico: "yo estoy con vosotros todos los das, hasta el fin del mundo"

    (Mt 28:20). Este mismo enfoque geo-histrico reaparece en la despedida de Jess segunHechos 1. El horizonte geogrfico es: "me seres testigos en Jerusaln, en toda Judea, enSamaria y hasta lo ltimo de la tierra" (1:8). Y el horizonte escatolgico: "Este mismoJess vendr as como le habes visto al cielo" (1:11).

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    El discurso apocalptico de Jess, segn Marcos 13 y Mateo 24, tambin vincula loshorizontes geogrficos y escatolgicos en una sola visin misionera: Segn Mateo, "ser

    predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones;y entonces vendr el fin" (Mt 24:14). En ese momento convergirn "los confines delmundo" con "el fin del tiempo" de la misin del pueblo de Dios, y vendr el cumplimento

    final y perfecto de todo el proyecto de Dios.

    De acuerdo con este enfoque, analizaremos cada punto principal de la escatologa parabuscar su sentido misionolgico, como tambin su lgica teolgica en el conjunto integralde la fe.

    Temtica central de la escatologa bblicaEs siempre importante, y sobre todo en la escatologa, enfocar debidamente los temas

    bblicos y mantener la proporcionalidad de nfasis que dan las mismas escrituras a cadatema. Descuidar temas que reciben mucha atencin en los textos bblicos, o exagerar otros

    que son de hecho secundarios, producir serias distorsiones en el enfoque escatolgico.Esto a su vez tendr graves consecuencias negativas en la comprensin de la misin del

    pueblo de Dios.

    El marco de referencia y eje central de toda la escatologa debe ser, en mi opinin, lahistoria de la salvacin, el proyecto de Dios para la plena salvacin de la humanidad.5Dentro de ese marco, el tema ms central y unificador de la escatologa es el reino de Dios.Ese tema domina los evangelios sinpticos; es la palabra final del libro de los Hechos

    (28:31); en las epstolas paulinas toma la forma del seoro de Cristo; y en el Apocalipsisse reafirma enfticamente con el triunfo del "Rey de reyes y seor de seores" (Ap 11:15;19:6,16). Toda escatologa y toda misionologa desconectadas de la historia de la salvaciny del tema del reino de Dios terminarn falsificando tanto la esperanza como la misincristiana.

    Un anlisis ms detallado de las enseazas escatolgicas del Nuevo Testamento viene arevelar una abrumadora concentracin en cuatro temas centrales, que deben recibir elnfasis predominante en nuestro enfoque proftico: (1) la venida de Cristo, (2) la

    resurreccin del cuerpo, (3) el juicio final y (4) el fin del mundo y la nueva creacin. Todaescatologa que descuidara estos cuatro temas y diera mayor nfasis a otros aspectos

    bblicamente muy secundarios (y a veces oscuros), no slo sera infiel al testimonio bblicopero a la postre terminar desenfocando la vida y esperanza cristianas y la misin de la

    5 ) Vase Stam 1992: 19-44.

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    Lamentablemente, parece que en crculos evanglicos de hecho otros temas tienden amonopolizar el inters escatlogico y eclipsar las ensezas que son centrales en la Biblia.En primer lugar tendramos que ver las doctrinas populares del "rapto", que no slo

    dominan la escatologa popular sino a veces vienen a ser en efecto y en la prctica toda laescatologa de algunos grupos, que tendramos que tildar de "raptocntricos". Sin embargo,la nica referencia clara y explcita a este momento escatolgico es 1 Tesalonicenses 4.17,en un contexto y con un sentido muy distintos de los que se le suele dar.6 Nuestro "serarrebatado" aqu no es ms que un momento en nuestro "encuentro con l" en la nube, norecibe ningn nfasis propio, y nada tiene que ver con escaparnos de la gran tribulacin.

    Tampoco la "gran tribulacin" ni el Anticristo deben verse como temas centrales de la

    escatologa. El pueblo de Dios siempre ha vivido en grandes luchas, bajo oposicin,hostigamiento y persecucin.7 La raz de todas las descripciones de la gran tribulacinestaba en "la desolacin de abominacin" que realiz Antoco Epfanes unos 175 aosantes de Cristo, que dur aproximadamente tres aos y medio (media semana). Mateo24:15-22 describe el sitio de Tito contra Jerusaln, la cada de ella y el sacrilegiocometido, como "gran tribulacin, cual no la ha habido desde el principio...ni la habr".8

    Segn 1 Juan 2.18, muchos "anticristos" haban surgido ya cuando se escribi esa epstola;para este autor "el espritu de anticristo" es la hereja cristolgica que negaba la humanidad

    de Jess (2:22; 4:3; 2 Jn 7). El Apocalipsis nunca menciona el "Anticristo", pero la Bestiaque presenta es claramente, en primer trmino, el imperio romano (17:9-11). Los dos

    6) Aunque Mateo 24:40s y Juan 14:3 suelen aplicarse tambin al rapto, sus verbos no son de "alzar" y un

    anlisis ms cuidadoso hace dudoso que los autores estuvieran pensando en tal tema.

    7 ) Parte de la confusin nace de la traduccin. El mismo sustantivo griego, thlpsis, que se traducetribulacin, significa tambin sufrimiento (Col 1:24) o gran sufrimiento(Hch 7:11), sin que tengaque ver con la tribulacin final. La traduccin tribulacin a veces puede inducirnos a malentender eltexto con un sentido escatolgico que no tiene.8) Que este pasaje se refiere a la cada de Jerusaln y no al rapto es evidente por muchos aspectos muy

    naturales para ese contexto e imposibles para el rapto: huir a los montes de Judea, bajar de la azotea, no

    volver del campo, ay de las encintas y las que dan de mamar (no pueden correr bien para escapar del

    invasor), orad que no sea en invierno, y el acortar de los das (del sitio de la ciudad). Exegticamente,

    Mateo 24:15-22 tampoco puede dividirse entre el ao 70 y la gran tribulacin final o el rapto.

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    `

    Galeano: Utopa:

    Ella estaba en el horizonte.

    Me acerco dos pasos,

    Ella se aleja dos pasos.

    Camino dos pasos

    Y el horizonte se corre diez pasos ms.

    Por mucho que yo camine

    Nunca la alcanzar.

    Para qu sirve la utopa?

    Para eso sirve:

    Para caminar

    GALEANO, Eduardo. Un rincn para el pensamiento:www.usuarios.lycos.es//jhbadbad/rincon.html#galeano

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    II. LA VENIDA DE CRISTO

    En 1943 Oscar Cullmann sorprendi al mundo teolgico europeo con un extenso artculosobre La vuelta de Cristo, esperanza de la Iglesia.(1973:55-74). En esta ponencia,

    pronunciada para la asociacin cristiana de estudiantes suizo-alemanes, Cullmann afirma

    que la esperanza cristiana es esperanza en la vuelta del Seor (p. 59) y concluye congran nfasis:

    La esperanza del NT no puede ser...otra que la esperanza de la vuelta delSeor, si el mensaje entero del NT...culmina en Cristo, Salvador de los sereshumanos y del cosmos, principio, medio y fin de toda la historia de lasalvacin, desde la primera hasta la ltima creacin...Y exactamente como enla primera accin decisiva de la cruz y de la resurreccin, estos

    acontecimientos finales debern suceder en la tierra (p.61).Si la muerte y la resurreccin de Cristo no suponen su cumplimiento en elfuturo, dejan de ser el acontecimiento central del pasado, y el presente ya nose sita en este espacio comprendido entre el punto de partida y la plenitudescatolgica (p.73).

    Algunos aos despus Emil Brunner escribi un libro sobre la esperanza cristiana,publicado en espaol como La esperanza del hombre.9 En este trabajo escatolgico elrenombrado telogo suizo afirma que la venida de Cristo no es apenas un tema entre otros

    sino el tema central de nuestra fe, que domina todos los dems temas.

    Tan poco sentido como tiene el comienzo de un discurso si no llega alfinal, tan poco sentido tiene la fe si no llega a su fin en la plenarealizacin, en el apocalipsis...La fe en Jess sin espera de su parusa esun cheque que no se cobra nunca, una promesa sin seriedad. Una fe enCristo sin espera de la parusa es como una escalera que no conduce aninguna parte sino que termina en el vaco (1973:143).10

    Toda Iglesia que no tiene nada que ensear sobre lo futuro-eterno,9 ) El ttulo en alemn significa Lo eterno como futuro y presente (2a edicin 1973); se public eningls con el ttulo Eternal Hope (1954). El original alemn fue escrito para la consulta ecumnica deEvanston en 1954. Son importantes para nuestro tema los captulos 9 (La venida de Cristo como sentidode la historia) y 14 (La parusa, la venida del Hijo de Dios en majestad).10 ) He corregido levemente la traduccin de la ltima frase para darle mayor claridad.

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    sencillamente no tiene nada que ensear y est en bancarrota...La esperanzapara la existencia humana es como el oxgeno para el pulmn (1973:11,13).

    En 1966 Jrgen Moltmann public la primera edicin de su obra clsica, Teologa de laEsperanza. En un momento cuando los telogos estaban muy ocupados con la llamadateologa de la muerte de Dios, viene Moltmann a plantear todo un nuevo movimiento a

    partir de la resurreccin y el futuro del resucitado (1969:113; cf. 265-291). Desdeentonces las referencias a la venida de Cristo, que antes haban sido casi monopolio de losevanglicos conservadores (mayormente norteamericanos), han llegado a ser frecuentes. ElConcilio Vaticano Segundo, por ejemplo, mencion la parusa en varios pasajes, ubicandola misin de la iglesia en el intervalo entre las dos venidas de Cristo (Ad Gentes, #9).

    ENSEANZA BBLICA:

    1) De los muchos pasajes que aluden al regreso de Cristo, veamos primeramente Hechos

    1:1-11, cuyo contexto es precisamente la misin de la iglesia. El Cristo resucitado havenido apareciendo a sus discpulos, segn San Lucas, dndoles un curso posgraduadoen tres temas: teologa del Reino (Hch 1:3; cf Lc 24:25-28,32; Mt 28:16-20), teologa delEspritu Santo (Hch 1.4s, 8; cf Lc 24.48s), y misionologa (Hch 1:8). Los discpulos,mirando atrs al reino de David, quieren que Cristo restaure el pasado nacional de Israel(1:6); pero Cristo les promete que recibirn el poder de lo alto para testificar a todas lasnaciones hasta los fines de la tierra (1:8). Lucas agrega que en el momento en que elSeor ascendi, dos varones vestidos de blanco terminaron el curso con escatologa,dndoles aclaraciones sobre el retorno de quien en esos momentos volva a la diestra de suPadre (Hch 1:11). Los discpulos tambin haban de ser testigos fieles haste el fin del

    tiempo.

    Despus de renovar la comisin misionera, el Seor fue alzado hasta una nube, la cual loocult de su vista(1:9 NIV). El papel de la nube es importante. Cristo no ascendi hastalos mismos cielos, sino hasta una nube en la que volvi a incorporarse (pero ya humano,con cuerpo resucitado) en la vida eterna de la trinidad. Parece que esa nube, ms que unanube cualquiera metereolgica, era la nube de gloria, la Shekin de la majestad divina.Yel mismo Lucas dice que Cristo volver en una nube (Lc 21:27; singular). 11 Para Lucas,la nube que fue el punto de salida en la ascensin ser el punto de retorno para su venida.

    Todo el pasaje de Hechos 1:6-11 constituye un estudio fascinante de diferentesperspectivas. La pregunta de los discpulos en 1:6 muestra una mirada nostlgicamenteretrospectiva: Cundo restaurar Cristo el reino perdido de Israel?. A eso Cristo responde

    11 ) Los dems autores bblicos suelen dar el plural, con las nubes, vindolas ms bien como un mediode transporte celestial (cf. Dn 7:13). Lucas parece dar a la nube un significado ms teolgico.

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    que no les toca conocer el horario del plan divino sino, en el poder del Espritu, ir hasta loltimo de la tierra con las buenas nuevas. En lugar de mirar atrs, deben mirar alrededorcon ojos misioneros. Dichas esas palabras, Jess asciende a su Padre y los discpulosquedan con los ojos puestos en el cielo (1:11). A esa mirada verticalista se les exhortams bien a mirar hacia el futuro, cuando el mismo Jess volvera como lo estaban viendoir al cielo (1:11). El pasaje ensea una perspectiva misionera (1:8) y escatolgica (1:11):

    los discpulos, en el poder del Espritu, han de ser testigos hasta los confines de la tierra,hasta que Cristo vuelva.

    El pasaje deja fuera de toda duda que el regreso de Cristo ser real, personal y visible:este mismo Jess as vendr como lo habes visto ir al cielo (1:11). Igual que suresurreccin fue real, corporal, tangible y visible, lo fue tambin su ascensin y lo ser suregreso. El pasaje ensea tambin una perspectiva misionera (1:8) y escatolgica (1:11).Entre la ascensin y la parusa, los discpulos del Seor han de ocuparse en la tareamisionera global. Por eso la venida de Cristo figura tambin prominentemente en los

    sermones evangelsticos de los Hechos (3:19-21; 10:42).2) En 1 Tesalonicenses 4 el contexto pastoral es decisivo para la descripcin de la venidade Cristo. Cada pasaje bblico tiene su problema y su temtica, y este pasaje muyimportante hay que entenderlo en el contexto de los funerales. Esta epstola es casiseguramente el primer escrito del Nuevo Testamento, quiza del 51 d.C. (mucho antes del

    primer evangelio). Naturalmente, faltaba madurez y claridad en la fe de los tesalonicenses.Pablo haba predicado entre ellos la vida eterna y haba anunciado la venida de Cristo, conla expectativa de que sera pronto. Pablo se fue, pasaron los meses, y moran las hermanas

    y los hermanos. Eso fue un problema grande para ellos; cada funeral fue una crisis de fe.Cmo relacionar la vida eterna con la muerte de esos creyentes? Tal vez lo entendantericamente, pero no lo entendan emocionalmente. Y ms difcil era el problema de laesperada parusa: sos que han muerto. perdern la alegra de encontrarse con Cristo en suvenida? Ese era el problema que angustiaba a la congregacin de los tesalonicenses. Hayque tomar eso muy en cuenta al interpretar el pasaje.

    Al problema de ellos Pablo responde que nosotros que vivimos...no precederemos a losque durmieron. Porque...los muertos en Cristo resucitarn primero. Luego nosotros los

    que vivimos... seremos arrebatados juntamente con ellos... (4:15ss). La clave a larespuesta est en la secuencia de los sucesos: ellos primero, no nosotros; luego nosotrosque vivimos; despus arrebatados juntos, y juntos para siempre con el Seor.

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    Una primera enseanza de este pasaje es la simultaneidad de las tres fases de la parusa. Lavenida gloriosa de Cristo, la resurreccin de los fieles muertos, y nuestro encuentro con len las nubes, constituyen un solo evento en tres pasos. Eso es muy importante, porque todoel argumento de Pablo dependa de la secuencia inmediata de los tres aspectos. A la luz deesa simultaneidad, es decisivo el hecho de que ni el discurso apocalptico de Jess (Mt 24)

    ni el Apocalipsis sealan ninguna venida de Cristo ni ninguna resurreccin de creyentessino hasta despus de la ltima tribulacin, y la primera resurreccin de Apocalipsis20:4-6 incluye las vctimas de la bestia, por lo que tampoco podra ser antes de latribulacin. Ningn pasaje bblico ubica ninguno de los tres aspectos de 1 Tesalonicenses4:17 antes de la tribulacin.

    Debe notarse que este pasaje nada tiene que ver con la gran tribulacin, ni con el raptocomo escape de ella.12 El problema era ms bien la muerte de creyentes. La respuesta dePablo es la prioridad preferencial de los creyentes ya muertos, y en esa respuesta, como un

    momento secundario, Pablo agrega que juntos, los muertos y los vivos, seremosascendidos a la nube para nuestra reunin con l (cf. 2 Ts 2:1). La referencia pasajera alrapto es un aspecto secundario de esta respuesta.13 Pero el pasaje no hace la ms mnimareferencia a la gran tribulacin, ni tampoco dice nada de ir de la nube (el aire)14 al cielo,ni de estar siete aos en el cielo.

    Pero adems del silencio del pasaje sobre una ida de la nube al cielo, el texto da otra clavemuy importante que se pierde en la traduccin.15 La palabra encuentro aqu es clave:

    12 ) 2 Tesalonicenses introduce el tema de la tribulacin (el hombre de pecado) pero como tema nuevo,ante el prolongado malentendido de los tesalonicenses. Adems, 2 Tesalonicenses 2:1-12 afirmacategricamente que la venida de nuestro Seor Jesucristo (2:1) no puede ocurrir sino hasta despus delAnticristo y la gran tribulacin (2:3),13) El sustantivo "rapto" no es bblico; viene ms bien de la vulgata latina. Pablo afirma que seremosllevados por la fuerza del Espritu al encuentro con Cristo, pero ni este pasaje ni ningn otro trata el"rapto" como un tema independiente. Seremos arrebatados no es ms que un pasajero verbo detransporte, hacia nuestro encuentro con l. Aunque muchos han visto en Mateo 24:38-41 y Juan 14:3otras referencias al tema, de hecho no hablan de ser "alzados" y pueden interpretarse mejor sin referenciaal arrebatamiento.

    14 Para los antiguos, el aire se extenda desde la tierra hasta la luna. Era el espacio donde estaban lasnubes.15 ) NIV y RVR traducen mal la frase eis apantesin con un infinitivo verbal para recibir al Seor (4:17).El griego es un sustantivo, al encuentro con el Seor (cf 2 Tes 2:1). Curiosamente, la escatologatradicional cambia el verbo ser arrebatado en sustantivo (el rapto) y cambia el sustantivo elencuentro en verbo (para recibir). Ambos errores afectan el sentido del pasaje.

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    estaremos arrebatados al encuentro (apantesis) con el Seor (4:17). Esa expresin seusaba como trmino tcnico para un aspecto importante de cualquier parousia (4:15;venida gloriosa, entrada triunfal).16 Cuando un emperador o un general victorioso llegaba,

    por ejemplo a feso, sus partidarios le salan al encuentro para unirse, como escolta ocortejo, a la procesion y entrar con l a la ciudad (Bruce 1977:859). Eso se llamaba salir

    al encuentro (Mt 25:6; Hch 28:15). Es tan inconcebible que la parousia se interrumpieradespus del encuentro (apantesis) como que el Emperador llegara al puerto de Efeso perodespus del encuentro con los que haban salido a unirse con l, abandonara su parousiay llevara a sus adeptos de regreso a Roma en vez de entrar a la ciudad por la avenida demrmol que tenan para su recepcin majestuosa.

    En su parousia Cristo vendr a la tierra, no slo hasta las nubes, en el aire. Su viaje esde una va, por decirlo as, pero el nuestro, para nuestra apantesis con l, ser un viajede idea y vuelta para venir con l desde la nube a la tierra. La idea de que nosotros irmos

    con l desde la nube al cielo, como si Cristo hiciera un viaje de ida y vuelta(cielo-nube-cielo), no slo est totalmente ausente del pasaje sino queda excluida por el sentido naturalde su venida y nuestro encuentro con l para acompaarle a la tierra.

    Con todo, lo nfatico y claro es que Cristo volver a esta tierra. El Seor mismodescender del cielo con voz de mando, con voz dc arcngel y con trompeta de Dios, y losmuertos en Cristo resucitarn.... En trminos muy parecidos describe 1 Corintios 15 laresurreccin de los creyentes en la venida de Cristo (15:23): en un instante, en un abrir ycerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocar la trompeta, y los muertos sern

    resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Cristo volverpersonalmente en poder y gloria, y los muertos resucitarn, igual que en 1 Tesalonicenses4.

    3) En Mateo 24 (Mr 13; Lc 21) el contexto es muy distinto a los dos pasajes anteriores.Aqu se trata de la crisis de la ciudad de Jerusaln. Segn los tres evangelios sinpticos, losdiscpulos, viendo el templo y preocupados por las seales de que Jerusaln va a rechazar asu Mesas, preguntan qu va a pasar con aquel grandioso edificio. Parece que ellos, comotambin Jess, perciban el kairs escatolgico que vena sobre el pueblo y la ciudad (cf.Lc 13:34; 19:44; Mt 23:37). Segn Marcos y Lucas los discpulos le preguntan a Jesscundo sera la destruccin del templo y cul seal avisara que la ciudad estaba por serdestruda. Pero en Mateo 24:3 los discpulos preguntan ms bien en cuanto a la seal de

    16 ) En griego esta palabra se escribe parousa; es reconocido tambin como trmino castizo enespaol,.escrito parusa.

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    tu venida y del fin del siglo. Las tres versiones del discurso, sin embargo, culminan con lavenida del Hijo del hombre con poder y gran gloria (Mt 24:29s; Mr 13:24s; Lc 21:25ss).

    Es importante observar que en todos los evangelios sinpticos la venida de Cristo ocurredespus de la gran tribulacin, cuando todas las tribulaciones habidas y por haber ya sehabrn realizado (Mt 24:29). Slo entonces vendr el Hijo del hombre. Aqu no hay

    ninguna venida de Cristo ni rapto de la iglesia antes del final de la tribulacin (ni enotros pasajes del NT tampoco). No est de ms sealar tambin que en este discurso deJess no aparece la resurreccin por ningn lado, porque no tena nada que ver con elfuturo de la ciudad de Jerusaln. Ningn autor biblico trata de hacer un sistema completode las profecas predictivas ni darnos una cronologa, un dibujito esquemtico para ubicartodo en su lugar. Simplemente no se les ocurri tal manera de pensar.

    Mateo y Marcos (Mt 24:15; Mr 13:14) anuncian la abominacin de la desolacin de quehabl Daniel (Dn 9:27; 11:31; 12:11). En su contexto original, la frase de Daniel alude alabominable sacrilegio cometido por Antoco Epfanes cuando sacrific un cerdo sobre elaltar del templo judo (Josefo Ant 12.5.4). Ahora Jess anuncia otra abominacin

    blasfema, que cometer el general romano Tito en 70 d.C. al introducir efigies idlatras enel lugar santsmo.17 Por una coincidencia histrica, ambos ataques a Jerusaln (de Antocoy de Tito) duraron aproximadamente tres aos y medio, lo cual aclara el uso de esta

    periodizacin en el Apocalipsis. Juan de Patmos, sin emplear los mismos trminos, vi elmismo sacriligio blasfemo en el culto al emperador romano (Ap 13:3-6). Tambin de 2Tesalonicenses 2:4 entendemos que la misma abominacin caracterizar la actuacin delltimo anticristo al final de los tiempos.18

    En este pasaje tambin Cristo viene con gloria y poder, aunque su venida se describe entrminos algo distintos a los textos anteriormente analizados. Estos versculos, que no

    parecen contemplar ningn intervalo entre la cada de Jerusaln y la parusa, comienzancon la descripcin de convulsiones csmicas (Mt 24:28; Mr 13:24 cf. Lc 21:25). Esoresponde a la pregunta de los discpulos, como la formula Mateo, por la seal de tu

    17 ) La versin de Lucas, escrita posiblemente despus de 70 d.C., es mucho ms explcita sobre el sitio yla destruccin de Jerusaln (21:20-24). Anuncia un perodo de control extranjero hasta la plenitud deltiempo de los gentiles (21:24), a lo que sigue la venida de Cristo (21:25ss). Escritores judos describanla blasfemia de Antco Epfanes como la abominacin de la desolacin (1Mac 1:54). Es obvio tambinque todas las exhortaciones de Mateo 24:16-20 se refieren a la destruccin de Jerusaln en 70 dC y nopueden de ninguna manera aplicarse al rapto ni la venida de Cristo.18) Es importante tomar siempre en cuenta la perspective de 1 Juan 2:18, de que ya para fines del primersiglo haban surgido muchos anticristos. Seguirn surgiendo agentes precursores del Anticristo hasta elfinal, cuando el ltimo anticristo ser destruido en la venida del Seor (2 Ts 2:7-9).

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    venida y del fin del siglo (Mt 24:3). Pero Cristo no les ofrece ninguna seal antes de sumisma venida, excepto las seales falsas de los seudomesas (24:24). Los terremotos,guerras y hambrunas que menciona Jess no anuncian su venida, pues con ellos an no esel fin (24:6, 8, 14); esos fenmenos no son la seal que ofreca mucha literaturaapocalptica y que pedan los discpulos.19 Aqu, igual que en Mateo 16:1-4, Cristo seniega a darles ninguna seal que no sea su propia persona y su misma venida.

    Por la la misma razn la venida de Cristo se describe aqu como la seal del Hijo delhombre(Mt 24:30; la frase no aparece en los paralelos de Marcos y Lucas).Aqu tambinla seal es Cristo mismo en su parusa, no algn fenmeno aparte de su persona y elhecho de su venida. Por eso Mateo, junto con Marcos y Lucas, afirma que vern al Hijodel hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Igual que en los

    pasajes anteriores, la venida de Cristo es personal, visible, gloriosa y victoriosa. Y esamisma venida es la nica seal que hemos de estar esperando.

    Este discurso, que comenz con el problema del futuro de Jerusaln, termina con lapromesa divina de reunir a todo el pueblo de Dios cuando vuelva el Seor (Mt 24:31; Mr13:27). Se basa en el lenguaje clsicos de los antiguos profetas hebreos que prometan elregreso del cautivero a Palestina. No debe confundirse ni con el rapto (no tiene nada devertical, hacia arriba) ni con la formacin del moderno estado israel (es realizado porngeles, cuando Cristo vuelva despus de la gran tribulacin). Significa la unidad total del

    pueblo de Dios, probablemente en la Nueva Jerusaln (Ap 21s).

    4) El libro del Apocalipsis, desde el primer captulo, anuncia la pronta venida de Cristo(1:1,3,7). Sin embargo, las referencias explcitas a la venida de Cristo (empleando el verbo

    erjomai) aparecen exclusivamente en los captulos 1-3 (que son, en efecto, un prlogo) yen el captulo 22 (el eplogo).20 Analizndolos con cuidado, encontramos que estos pasajesusan el verbo venir en dos sentidos distintos. Textos como 1:7 y 22:7, 12, 17, 20 serefieren a la venida de Cristo al final de la historia. Pero dentro de los siete mensajes (Ap2-3) la mayora de las veces el verbo vengo no parece referirse a la venida final, pues se

    presenta como condicional, dependiente de lo que hagan los cristianos de cadacongregacin. La segunda venida del Seor no depende del arrepentimiento de loscristianos de Efeso (2:5), de Prgamo (2:16), o de Sardis (3:3). En esos textos, el vengo

    pronto se refiere claramente a visitacionesdel Seor a una congregacin especfica, en

    juicio o en bendicin, y no a la segunda venida.

    19 ) En Mateo y Marcos los fenmenos celestiales (Mt 24:29; Mr 13:24s) tampoco se llaman seales,aunque Lucas (en un enfoque distinto) habla de seales en el cielo (Lc 21.25).20 ) La nica excepcin en el resto del libro (cap.4-21) es Ap 16:15, vengo como ladrn .

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    Ms discutido es el sentido de la misma frase en Apocalipsis 3:11. Buenos argumentospodran sugerir que la hora de prueba de 3:10 sea la gran tribulacin escatolgica, yentonces la venida de 3:11 sera el regreso definitivo del Seor. Pero mejores argumentosexegticos indican que esta proteccin est prometida especficamente a la congregacinde Filadelfia, durante el tiempo que ella exista. Cuando Jess habla a las sietecongregaciones (Ap 2-3), bajo las circunstancias de opresin y amenaza en que vivan, la

    descripcin de cada congregacin es especfica a esa comunidad, como son tambin lasamonestaciones y promesas en cada caso. Nada nos autoriza proyectar a la iglesiauniversal al final de los tiempos esta promesa concreta y contextual a Filadelfia. Por eso esms probable que el vengo pronto de 3:11 se refiera a una particular visitacin deJess (en este caso, a Filadelfia), igual que en 2:5,16 y 3:11, y no a la parusa final. En esecaso, la hora de tentacin, (peirasmos, 3:10) tampoco sera la gran tribulacin final(thlipsis en griego). Es evidente que este vengo pronto no se refiere a la segunda venidade Cristo sino a una visitacin, igual que en los pasajes paralelos de Apocalipsis 2-3.21

    Este texto (3:8-10) se construye a base de un juego de palabras. Aunque tienes pocafuerza, dice Jess a esta congregacin, has guardado mi palabra (3:8, etrsas). Por eso,ya que has guardado (etrsas) mi palabra de fidelidad tenaz, yo tambin te guardar(trs) de la hora de prueba que vendr sobre el mundo entero para probar a los habitantesde la tierra (3:10). Como ellos haban guardado la palabra, Cristo, en un sentido paralelo,les guardar a ellos de la hora de la prueba. El texto no habla de quitar, ni mucho menosraptar. sino de guardarles de la prueba.22

    En el Apocalipsis la venida definitiva de Cristo se realiza por primera y nica vez cuandodesciende con los ejrcitos celestiales para la gran batalla escatolgica que conocemos

    como Armagedn (19:11-21; cf. 14:20; 16:16-21).23 Este contexto es distinto a los pasajesanteriores (Hch 1; 1Ts 4; Mt 24), pues tiene que ver ahora con la victoria final del Corderosobre la bestia. La historia del dragn, que comenz en Apocalipsis 12-13 y sigui encaptulo 17, ahora terminar con la derrota total de todos los enemigos del Cordero y su

    pueblo (17:16; 19:20s; 20:10,14). Aqu, como tambin en Mateo 24:29s y 2

    21 ) El texto griego coordina la venida de esa hora de prueba (3:10) con la pronta visitacin de Jess alos filadelfianos (3:11) por medio de la yuxtaposicin del mismo verbo (erjomai) en las dos frases. Elpasaje logra otro paralelismo parecido con la repeticin del verbo guardar (treo, 3:8,10).22 ) El mismo verbo, tre, ocurre en Juan 17 con un juego de palabras similar a Apocalipsis 3:8-10. Losfieles han guardado la palabra (Jn 17:6) y Cristo pide al Padre guardarlos por el poder de su nombre(17:11) como l mismo, estando con ellos, los haba guardado por su nombre (17:12). Ahora Cristo nopide que el Padre los saque del mundo (aires ek tou kosmou) sino que los guarde del mal (17:15, tre ek,igual que en Ap 3:10). En Juan 17:15 la misma frase verbal significa lo contrario de ser raptado.23 En realidad, Apocalipsis 19 no describe una venida de Cristo del cielo; Juan simplemente dice que derepente vio un caballo blanco. Pero toda la escena presupone que Jesucristo ha vuelto a la tierra para labatalla final.

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    Tesalonicenses 2:1-12, la venida de Cristo ocurre despus de la tribulacin,inmediatamente antes de Armagedn, el reino milenial y la condena final del dragn contodo su nefasto equipo.24

    Igual que 1 Tesalonicenses 4, este texto coordina la venida de Cristo y la resurreccin delos creyentes. Es probable que los ejrcitos celestiales que lo acompaarn a la batalla

    (19:14) incluyan a los santos resucitados (17.14; Col 3:3s) junto con los ngeles (Mt24:31; Mr 8:38). Es muy discutido si el Armagedn debe entenderse como unaconfrontacin en algn sentido literal (los buitres comen cadveres, 19:18,21) o simblico(Cristo los mata por la espada de su boca 19:15,21). En cualquier caso, es la batalla msdesigual de toda la historia. Un ejercito de inmortales (ngeles, santos resucitados) estcapitaneado por el Seor resucitado. El otro bando, mortales todos, est comandado por undragn y una bestia a los que nada les sale bien nunca.

    Juan deja la mencin especfica de la resurreccin hasta 20:4-6, sin duda porque quisodescribir primero el Armagedn (asociado con el regreso del Seor del cielo) y despus elreino milenial, inaugurado por la resurreccin de los mrtires. De lo que no queda duda esque aqu la venida de Cristo y la primera resurreccin (que segn 1 Tesalonicenses 4:16sestn sincronizadas con el arrebato) se presentan despus de la tribulacin. Es ms, de la

    primera resurreccin los que se mencionan especficamente son las vctimas decapitadaspor la bestia (20:4). Juan destaca la victoria de ellos, porque quiere animar a todos loscreyentes a ser fieles hasta la muerte. Sin embargo, de 20:6 es evidente que estaresurreccin incluye a todos los creyentes, puesto que de otro modo los creyentes no-

    mrtires estaran sujetos a la segunda muerte. Puesto que sta es la primera resurreccin(20:5s), y de hecho no aparece otra antes en el libro, sera muy ilusorio pretender decir queesta resurreccin y, por eso, el rapto, ocurriran antes de la gran tribulacin.

    En resumen: de los pasajes que hemos analizado, Hechos 1 plantea la venida de Cristo enel paralelo con su ascensin y en el contexto de la misin (Hch 1:8-11). El mensaje deesperanza enviado a los tesalonicenses ofrece la parusa, la resurreccin de los fieles ynuestro encuentro con Cristo en el aire como respuesta esperanzadora a sus angustias porlos creyentes que haban muerto (1Ts 4:13-18). En su sermn apocalptico, Jess introduceel tema de su venida en el contexto del futuro de la ciudad de Jerusaln (Mt 24). Y Juan dePatmos describe la venida victoriosa del Verbo de Dios como desenlace final del conflicto

    24 ) Este pasaje fue uno de los que persuadieron a F.F. Bruce, el ms destaco biblista evanglico denuestro tiempo, a abandonar la doctrina del rapto pretribulacionista (19 : p.xxxviii).

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    entre el Cordero y el dragn. En cada caso, el contexto es definitivo para la interpretacindel pasaje correspondiente. Ninguno de los pasajes lo relaciona de ninguna manera conalgn escape al inicio de la gran tribulacin.

    EL SIGNIFICADO TEOLGICO:

    CRISTO TIENE COSAS QUE HACER EN LA TIERRA

    Recordemos aqu que el Nuevo Testamento nos exhorta a estar preparados para dar ellogos de nuestra esperanza (1 P 3:15). Ese imperativo presupone que las profecas bblicas,como en este caso la venida de Cristo, tienen un sentido lgico y teolgico, un porqu y un

    para qu. Cristo vendr de nuevo, no simplemente porque la Biblia lo dice (aunque esosea cierto), sino porque le quedan importantes tareas en esta misma tierra donde una vezvivi, muri y resucit. Si no fuera as, no tendra por qu volver, pues Dios nunca actasin sentido.

    La tierra siempre ha sido central en el actuar de Dios. Apenas crea a Adn le prepara unafinca, para que no sea Adn sin tierra. La base del pacto que Dios hizo con Abraham fuela promesa de una tierra propia para su descendencia. El castigo para el pecado de Israelfue la prdida de su tierra, y la promesa de los profetas destacaba su recuperacin. Parasalvarnos, Jesucristo vino a esta tierra, y para culminar su obra, volver otra vez. Y alfinal, habr nuevos cielos y nueva tierra. El regreso de Cristo a nuestro planeta es una

    prueba clara de la importancia de la tierra en los planes de Dios.

    El esquema general para la mayora de los cristianos, y de los evanglicos en particular, esque se acepta a Cristo y se va al cielo. Pero el esquema bblico tiene otra direccin: Cristovuelve a la tierra. Para que los cristianos vayan al cielo, no es necesario que Cristo vuelvaaqu. Al morir los creyentes estn en presencia de Cristo, sin que l tenga que volver a este

    planeta. Bien podra ocurrir igual despus de la resurreccin del cuerpo. Podramosascender, con cuerpo resucitado, a la patria celestial y Cristo no tendra que volver a latierra. Entonces, cul es la razn y la lgica del retorno de Jess a este mundo?

    Una manera muy sencilla de enfocar el propsito y la lgica de la venida de Cristo ser

    enumerar las razones de su regreso que da el mismo Nuevo Testamento.25 Encontramosseis objetivos de la venida de Cristo, que son el sentido teolgico de su parusa. Su regreso

    25 Para un anlisis similar, cf. Paul Erb 1968:73-186. Erb seala ocho propsitos bblicos del retorno deCristo. Debemos notar aqu otra vez que ningn pasaje bblico (incluido 1 Ts 4) propone como propsitodel retorno de Cristo el sacar a los creyentes antes de la gran tribulacin.

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    no es un espectculo sin sentido, sino una accin con claros propsitos y una racionalidadtotalmente coherente con toda la enseanza bblica y toda la historia de la salvacin.

    1) Cristo viene a reinar; su venida es la venida de su reino (Lc 23:42, cuando vengas entu reino; cf. 1:33; 19:14,27). Su venida gloriosa ser su manifestacin (epifania) comonico y bendito Soberano, Rey de reyes y Seor de seores (1 Tm 6:14-16). El Corderoha vencido y es el Seor de la historia, digno de abrir los sellos del libro (Ap 5:5-7). Cristoha resucitado y es necesario que l reine hasta que haya puesto a todos sus enemigosdebajo de sus pies...cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia(1 Co15:24s).

    En su venida, Cristo nos har tambin a nosotros reinar con l (2 Tm 2:12; Ap 2:26s;3:21). Los redimidos reinarn sobre la tierra (Ap 5:10). Lo mismo confirma Ap 20:6cuando asevera que los fieles resucitados sern sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarn

    con l mil aos. Segn 22:5 los fieles reinarn por los siglos de los siglos.El vino la primera vez a traer el reino. Cuando volvi al Padre, el reino ya haba venidoentre nosotros por medio de su vida, muerte y resurreccin. Vino humilde, doliente yaparentemente dbil, como Siervo Sufriente. Su segunda venida llevar a la culminacinfinal lo que inaugur con su primera venida. Vino a reinar la primera vez, pero desde unacruz. Ahora vendr como Rey de Reyes y Seor de seores (Ap 19:11-16) para reinar enmajestad y gloria. Entonces se cantar que el reino del mundo ha pasado a ser de nuestroSeor y de su Cristo, y l reinar por los siglos de los siglos (Ap 11:15).

    Ahora, la pregunta importante es cmo anda nuestra teologa del reino? El reino es elmensaje central de la primera venida de Cristo y el secreto del sentido de su misin, segnlos evangelios sinpticos. l nos exhorta a buscar primeramente el reino de Dios y su

    justicia (Mt 6:33) y a orar para que el reino venga en que se haga la voluntad de Dios ennuestros paises (Mt 6:10).

    Pero muchas veces lo que fue el mensaje central de Jess es el mensaje olvidado de suiglesia. Por eso no sabemos qu hacer con su venida, porque no tenemos una teologa delreino. Entonces, para llenar ese vaco, echamos mano del rapto como propsito de lavenida (l viene a levantar a su iglesia, dice un corito). Con eso le damos a la parusa unsentido que nunca tiene en las escrituras. As cambiamos la enseanza bblica de que lviene para estar aqu y reinar en la tierra por una especulacin de que viene para sacarnos a

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    nosotros de la tierra. Pero su venida no ser Operacin Rescate sino OperacinReinado, el toma de poder por el Rey de reyes.

    2) En segundo lugar, Cristo viene a triunfar, viene a vencer. Segn. 2 Tesalonicenses2:7-8, el pasaje ms importante sobre un anticristo personal, Cristo va a destruir alhombre inicuo...con el esplendor de su venida (NIV; Gr con la epifania de su

    parousia). Su venida va a ser la derrota definitiva de los enemigos de su reino, comovimos tambin en 1 Corintios 15:24-25. En el Apocalipsis, la primera y nica venidafutura de Cristo es para hacer la batalla contra todas las fuerzas de maldad y derrotarlas

    para siempre (19:11-21). Cuando el dragn, despus del reino milenial, intenta encabezarotro asalto contra el reino del Seor, sus fuerzas son destruidas por relmpagos y no serealiza ninguna guerra (20:9s).

    3) Tercero: Cristo viene a juzgar, viene como Juez (Mt 25:31, la parbola de las ovejas y

    cabritos). Al volver, Cristo juzgar a las naciones. El viene a iniciar un proceso de juiciotico definitivo. Tesalonicenses es especialmente claro en relacionar el juicio de losimpos con su venida. (2 Ts 1:7ss; cf. 2 Tm 4:1). Segn Hechos 17:31 Dios ha establecidoun da en el cual juzgar al mundo con justicia, por aquel varn a quien design, dando fea todos con haberle levantado de los muertos.

    Y aqu tambin Cristo nos permite a nosotros juzgar con l. 1 Corintios 6:2-3 afirma quelos santos han de juzgar al mundo.y a los ngeles. Tambin segn Apocalipsis 20:4 losfieles juzgarn juntamente con l. Cristo comparte su poder y nos deja participar con l

    tambin en el juicio.

    4) En cuarto lugar, Cristo viene a resucitar a los creyentes muertos y transformar a losque viven en la hora de su venida. Su venida traer plenitud de vida (1 Ts 4:16s; 1 Co15:52). Al son de la trompeta los muertos vivirn y todos seremos hechos semejantes alcuerpo de la gloria suya (Fil 3:21). Le veremos y seremos como l (1 Jn 3:3) y Cristo serglorificado y admirado en sus santos (2 Ts 1:10). Su venida ser el triunfo final sobre la

    muerte y el pecado.

    5) Quinto, Cristo viene a reunirse con nosotros y a reunirnos a nosotros con l parasiempre. Esta es la gran reunin de toda la familia del Seor. Seremos arrebatos alencuentro con l (apantesis) y as estaremos siempre con el Seor (1 Ts 4:17). En 2Tesalonicenses 2:1 Pablo habla de la venida (parousia) de nuestro Seor Jesucristo y

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    nuestra reunin (episunagg, cf. sinagoga) con l. En Juan 13-14 Jess anuncia sumuerte pero, en ese contexto de separacin, promete regresar para estar con los suyos,para que donde yo estoy, vosotros tambin estis (Jn 14:3). Cristo vuelve porque quiereestar con nosotros; nosotros esperamos su venida, porque queremos estar con l, que sinhaberlo visto, amamos (1 P 1:8). Lamentablemente, en mucha escatologa raptocntrica,el encuentro amoroso con Cristo pasa a un segundo plano o desaparece.

    Los cristianos no esperamos a algo sino a Alguien. Para nosotros el futuro tienenombre, y se llama Jess.

    6) Finalmente (que agenda ms impresionante que trae nuestro Seor!) Cristo viene aculminar la historia humana y csmica. El es el punto omega de toda la historia, comodeca Teilhard de Chardin. Segn Efesios 1:10 el propsito de Dios es de reunir todas lascosas en Cristo. La frase todas las cosas (ta panta, neutro plural) era una de las formasde decir el universo en griego. No tenan la palabra universo (que con slo oirla se nota

    que es latn). En griego el neutro plural de todo (que no tiene equivalente en castellano)sola significar el universo, junto con el otro trmino, kosmos.

    El verbo reunir aqu significa recapitular, encabezar todo, juntar todo en su plenosentido, resumir todo en una sntesis final. La venida de Cristo va a culminar en susignificado definitivo todo lo que ha sido el mundo y la historia. En la venida de Cristo,Dios va a recapitular todo en la persona de l. l ser Omega como ha sido Alfa. Otro

    pasaje con un sentido parecido es Hechos 3:19-20, despus de la curacin del cojo:

    As que arrepentos y convertos...para que vengan de la presencia del

    Seor tiempos de refrigerio.y el enva a Jesucristo...a quien de cierto esnecesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauracin detodas las cosas, de que habl Dios por sus santos profetas que han sidodesde tiempo antiguo.

    stas son frases de plenitud. La historia que Dios ha iniciado con la creacin, en cuyocentro Dios puso a su propio Hijo, no va a terminar en un colosal fracaso. El pecado es unfracaso, pero no la creacin ni la historia. Bajo Cristo la historia va a realizarse en plenitud,con ese refrigerio y esa restauracin de todas las cosas que nos promete la palabra de Dios.

    De este anlisis queda evidente que la venida de nuestro Seor est cargada del msprofundo y hermoso significado. Que diferente de los conceptos raptistas qie circulan enmuchas iglesias!

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    SIGNIFICADO DE LA VENIDA DE CRISTO PARA LA MISION DE LA IGLESIA

    Hay una relacin inseparable entre nuestra escatologa y nuestra manera de entender lamisin de la iglesia. A como anda la escatologa, as va a andar la misionologa. Unaescatologa exclusivamente individualista, concentrada nicamente en salvar almas delinfierno, producir las formas de misin que corresponden a esa visin del futuro. Unaescatologa raptocntrica, amenazando a los inconversos con los terrores de la grantribulacin y ofrecindoles una oferta de escape, evangelizar en maneras quecorresponden a esa visin y a ese objetivo en la misin. Slo una escatologa slidamente

    bblica podr inspirar una misin fiel y sana conforme a la voluntad de Dios.

    La enseanza bblica de la venida de Cristo tiene profundas implicancias para nuestramisin como pueblo de Dios. Veamos:

    1) En primer lugar, la venida de Cristo significa que nuestra misin tiene que serdecididamente cristocntrica.. La iglesia va hacia el encuentro con su Seor. Es a l aquien esperamos, es a l a quien amamos. Todo nuestro futuro y nuestra esperanza llevansu nombre. Aunque parezca obvio, muchas veces y en muchas maneras centramos nuestramisin en cualquier otra cosa menos la persona de nuestro Seor. Los cristianos esperamosa Alguien, no a algo, y ese Alguien es aquel a quien sin haberlo visto, amamos. Y porqueesperamos verlo tambin, amamos su venida (2 Tm 4.8).

    La tentacin ms comn parece ser la de una evangelizacin eclesiocntrica, que trabajaarduamente por el xito y el crecimiento de su propia denominacin o movimiento pero en

    ese saludable afn pone a la institucin encima de la misma persona de Jess y del amor alprjimo. La iglesia y la institucin no son ms que instrumentos para la misin; no son elcentrio ni la meta de la misin. Mucho denominacionalismo cae en el error de priorizar asu propia agrupacin en competencia no slo con otras denominaciones sino, mucho peor,con la prioridad y centralidad de la persona de Cristo. El objetivo primordial de la misinno es el crecimiento y el xito de nuestra propia denominacin, sino que cuntas personasque sea posible conozcan personalmente al Seor y esperan su venida junto con nosotros.

    Otra desviacin escatolgica con funestas consecuencias es la orientacin raptocntrica de

    la evangelizacin, o bestiacntrica o tribulacioncntrica. Esta excentricidadescatolgica cae en una fatal combinacin de terrorismo apocalptico y gracia barata.Olvidndose del Cordero que fue inmolado para salvarnos, amenaza a los inconversos conlas peores torturas y ofrece un Cristo Salvador fcil de los terrores por venir pero no el

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    Seor de seores que exige discipulado radical. Tal mensaje no podra estar ms alejado,en todos sus aspectos, del mensaje de la Biblia y especialmente del libro del Apocalipsis.

    En el fondo, todas estas desviaciones terminan siendo egocntricas en vez deCristocntricas. Qu egocntrica es a veces nuestra proclamacin! Mucha evangelizacinse limita a la oferta de dos gangas por una simple profesin de fe: escaparse de la gran

    tribulacin y escaparse del infierno. Nos atraen la satisfaccin de ver prosperar nuestropropio proyecto o nuestra propia denominacin, la cmoda seguridad de escaparnos de lagran tribulacin y despus del infierno, la agradable esperanza de gozar para siempre delos deleites celestiales, y por feria las tentadoras ofertas del evangelio de la prosperidad.Lo trgico es que cuando eso no pasa de ser un simple egoismo escatalgico, y no unverdadero discipulado costoso, esas personas pueden estar engaados y quiz nuncacobrarn las gangas por las que crean aceptar a Cristo (Mt 7:21-23).

    La enseana bblica de la venida personal de nuestro Seor debe inscribir como rbrica

    sobre nuestra evangelizacin el conocido poema atribudo a Santa Teresa de Avila:No me mueve mi Dios para quererteel cielo que me tienes prometido,ni me mueve el infierno tan temido[ni tampoco los terrores de la gran tribulacin!]

    para dejar por eso de ofenderte.Tu me mueves, Seor,muvame el verte clavado en una cruzy escarnecido...

    [y muvame anticipar tu veniday ver por fe tu reino venidero]

    2) La perspectiva de la venida de Cristo implica tambin la insercin de la misin en lavisin panormica de la historia de la salvacin.26 El retorno de Jess no es un fnomenosensacional aislado sino la culminacin lgica y coherente de toda la historia de redencindesde Gnesis hasta el Apocalipsis. Como bien seala Oscar Cullmann (1973:56ss),siempre que se desconecta una verdad bblica (aun una verdad tan central y fundamentalcomo la venida de Cristo), se mueve hacia la hereja. Ni la venida de Cristo debe aislarse

    de toda la historia de la salvacin, ni esa historia debe interpretarse aparte de esa venida,porque la historia total de la salvacin est orientada hacia Cristo...la historia de lasalvacin es, pues, exactamente la historia de Cristo(p. 59).

    26 ) Vase Stam 1992:19-44.

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    Es impresionante como el Apocalipsis, sin haberlo propuesto Juan, amarra todos los hilostemticos de la Biblia entera. Si la primera pgina de Gnesis comienza con la creacin decielo y tierra, la ltima pgina del Apocalipsis termina con nuevos cielos y nueva tierra. SiAdn y Eva por su desobediencia perdieron el acceso al rbol de la vida, en la nuevaJerusaln comeremos con abundancia y rica variedad los frutos del mismo rbol (Ap 22:2).Si Dios promete a Abraham la bendicin de su pacto frente a la historia de maldicin

    desde Can hasta Babel, el ltimo libro promete que no habr ms maldicin (22:3) sinoplena bendicin para todas las naciones y pueblos. Las plagas de Egipto reaparecen en lastrompetas y las copas de Ap.8s y 16, pero los redimidos entonan el cntico de Moiss y elCordero (15:3). La escatologa, y especialmente la venida de Cristo, no pueden entendersefuera del contexto global de la historia de la salvacin.

    En su segunda venida Cristo cumplir a cabalidad lo que inici en su primera venida. En elintervalo entre la ascensin y la parusa Cristo nos encomienda la tarea evangelizadora en

    el poder del Espritu (Hch 1:7). La misin es el sentido de esta poca de gracia (Mt 24:14);es nuestra tarea primordial a la que hemos de dedicar nuestros mayores esfuerzos.

    3) En esa perspectiva, la expectacin de la venida de Cristo nos acuerda constantemente dela urgencia de nuestra tarea misionera. Los das estn contados; la noche viene, cuandonadie puede seguir trabajando (Jn 9:4). Cuando un emperador iba a visitar alguna ciudaddel imperio, los preparativos tomaron una absoluta prioridad y el pueblo dedicaba todossus esfuerzos a esas labores. Un antiguo papiro dice: Trabajemos noche y da porque la

    parousia del emperador est cerca (Ewert 1987:88). Cunto ms hemos de trabajar por

    Cristo antes de su venida!

    4) La venida de Cristo significa tambin misin integral. Como hemos argumentadoarriba, si el propsito del evangelio fuera nicamente salvar almas para que vayan al cielo,como muchas veces se predica, entonces, para qu tendra que volver Jess a esta tierra?para qu entonces la resurreccin del cuerpo? El alma podra ir al cielo sin nada de eso.

    No tiene ningn sentido la venida corporal de Cristo a esta tierra si el objetivo delevangelio es meramente salvar las almas. Pero Cristo viene, porque el evangelio es todo un

    proyecto para la humanidad y para la historia. Por eso nuestra misin debe ser integral, noslo y meramente espiritual. La segunda venida es una refutacin contundente de cualquierevangelismo equivocadamente espiritualista y personalista.

    Dios tiene su agenda para la humanidad, su agenda para la tierra, su agenda para lasociedad, su agenda para la historia. Y Cristo viene a cumplir esa agenda. Por eso suvenida tiene sentido. Y por eso nuestra misin debe ser integral en su amplitud e integralen su autenticidad. Eso tambin es integridad. Un evangelio egocntrico (hasta dos veces

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    egocntrico, con la oferta barata de escapar tanto de la gran tribulacin como del infierno),sin las exigencias del discipulado radical y costoso que predicaba Cristo y sin el mensajedel reino de Dios, es una traicin de la gran comisin (haced discpulos...enseandolesque guarden todas las cosas que os he mandado, Mt 28.20).

    5). Significa tambin que nuestra misin tiene que ser misin en servicio del reino. Elsentido de la venida de Cristo es su reino. A reinar viene, y reinaremos con l. Por eso lamisin tiene que ser misin del reino. l vino anunciando el reino; Hechos termina con eltexto: Pablo proclamaba el evangelio del reino. El telogo holands Abraham Kuyper,en su escrito Pro Rege, deca del reino de Cristo que No hay ni una pulgada de esta tierrade la que Jesucristo no pueda decir, eso es mo. Ni una pulgada! El es el Seor, es elSeor del mercado y de los campos, l es el Seor de la Universidad y es el Seor de lasoficinas, del negocio, de la tecnologa, Seor de todas las cosas.

    La misin en servicio del reino es misin dejusticia. Buscad primero el reino de Dios ysu justicia (Mt 6:33); Venga tu reino y hgase tu voluntad en Honduras, en Nicaragua,en Guatemala. En su venida, Cristo juzgar con justicia (Ap 19:11), fiel a la antigua

    promesa de que el Mesas traera justicia y Shalom a las naciones (Is 11:3-9). Nuestramisin tiene que ser ministerio integral, con conciencia de justicia, con conciencia de los

    pobres, con conciencia del sufrimiento y con conciencia y sueos de Shalom. Eso esmisin en servicio del reino.

    Pero, por otro lado, el reino venidero significa tambin que ninguno de nuestros esfuerzoses el acabose, ni va a ser el reino de Dios sino un plido reflejo de ese reino que Cristotrajo y traer. No podemos absolutizar nuestros proyectos humanos histricos, porque elgran proyecto de Dios est por venir. Nuestra participacin histrica tiene que estar enservicio de aquel reino que va a venir. La misin en servicio del reino nos requirecompromiso social sin caer en la idolatra de nuestros programas y proyectos, por muy

    buenos que sean. Nuestros logros de justicia siempre sern parciales y penltimos. Laesperanza del reino nos inspira a luchar pero a la vez nos ensea a guardar la debidareserva escatolgica ante esa misma lucha.

    Hay una frase de Karl Barth que debe ser una consigna de nuestra misin. La esperanza,deca Barth, vive en la realizacin el prximo paso. La esperanza tiene patas y camina,

    pero un paso a la vez. La esperanza vive al dar el proximo paso dentro del contextohistrico. Hacemos ahora lo que podemos en aras del reino que ha de venir. Una misinciega al reino, es una misin renca y torcida y, adems, anti-bblica.

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    6).Finalmente, debe ser una misin contagiosa de esperanza. Es una esperanza que nosinspira, no es un temor, y la misin no es terrorista sino esperanzadora. Somos el pueblode la mayor esperanza que existe, una esperanza que supera todas las anttesis de lahistoria en la gran sntesis final de la venida de Cristo y su reino. Hoy da esto puede seruna parte primordial de nuestra tarea. Hoy da cuesta esperar; es fcil tirar la toalla y decirque ya no vale la pena luchar. Muchos dicen: Luch mucho, me sacrifiqu mucho, y mira,no queda nada. La dcada perdida de los ochenta, que se ha llamado el cementerio de lasutopas y de los sueos, viene seguida por la dcada peorde los noventa. Los que noconocen a Cristo, que no conocen la resurreccin, que no conocen el reino de Dios y lanueva creacin, cmo van a esperar hoy?. Pareceran locos. Pero nosotros queremos serlocos, locos de esperanza. Queremos esperar contra la esperanza, porque tenemos los ojos

    puestos en Alguien que venci a la muerte. Podemos llevar esa esperanza a gente que no

    tiene cmo esperar porque no tienen a Cristo.

    Haba una iglesia en Alemania durante la guerra nazi, que tena en su bveda un famosomosaico de Cristo Rey. Desde haca siglos la gente admiraba ese cuadro; les animaba, lesinspiraba. Pero con los bombardeos de la guerra, para defender ese tesoro del arte tuvieronque cubrirlo con armazones y tablas, y no se vea nada. Qu triste! Cristo era el Rey, perola gente no lo vea. Ms bien pareca todo lo contrario. Pero confiaban en el Cristo queestaba detrs de las barreras y las tablas. Y decan: un da se volver a ver que Cristo es elrey. Cuando termin la guerra esas tablas fueron removidas, y de nuevo se pudo ver alCristo Rey. Nosotros tambin sabemos que Cristo es el Rey, es el Seor, y aunque a vecesno se ve, no es menos cierto ni menos real. Y la venida de Cristo nos asegura que nuestrosojos van a ver la plenitud de su reino y vamos a participar con l en esa nueva realidad. Asu nombre gloria!

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    III. LA RESURRECCIN DEL CUERPO

    Hay algo muy extraordinario en cuanto a la resurreccin del cuerpo: ya

    ocurri! Esta gran promesa para el fin de los tiempos, se realiz una vez enel centro del tiempo. Desde que Cristo se levant de entre los muertos, laresurreccin es una esperanza ya demostrada. Ya tenemos las primicias,las arras de la resurreccin final. Cristo es ahora el primognito de losmuertos, entre muchos que resucitarn en el da final. Fue la gracia de Diosque nos ha dado en medio de la historia un anticipo concreto del final.

    En 1 Cor 15 San Pablo insiste en que la resurreccin es un elementoesencial dcl evangelio (15:1-8), sin el cual no tiene el menor sentido:

    Si Cristo no ha resucitado, nuestra predicacin no sirve paranada, como tampoco la fe de ustedes. An ms, resultaramosfalsos testigos de Dios por haber testificado que Dios resucita Cristo, lo cual no habra sucedido, si en verdad los muertosno resucitan...Si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes esilusoria y todava estn en sus pecados...Si la esperanza quetenemos en Cristo fuera slo para esta vida, seramos los msdesdichados de todos los mortales (1 Cor 15:14-19 NVI).

    Si los muertos no resucitan,

    comamos y bebamos,que maana moriremos (15:32).

    Con una famosa frmula de Martn Lutero, podramos decir que laresurreccin de Cristo es el articulus stantis et cadentis ecclesiae (elartculo con que la iglesia se sostiene o se cae). 27 Si Cristo no resucit,para que creer el evangelio? Para qu convocar una conferencia HansDenck sobre Escatologa y Misin, o sobre cualquier otro tema teolgico?Si Cristo no ha resucitado, para que seguir leyendo este libro? O Cristoresucit o para qu ser cristiano?28

    27 ) Lutero aplic esta frmula a la justificacin por la fe pero se aplica aun ms a laresurreccin de Cristo.28) Cf . las palabras de Karl Barth: Si Cristo no resucit corporalmente,visiblemente, audiblemente, perceptiblemete, en el mismo sentido concreto en que

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    Pero Cristo ha resucitado, ha vencido para siempre a la muerte!(15:20,58).

    Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre losmuertos, como primicias de los que murieron...Por lo

    tanto, mis queridos hermanos, mantnganse firmes einconmovibles, progresando siempre en la obra delSeor, conscientes de que su trabajo en el Seor no es envano. (1 Cor 15:20,58 NVI).

    De esto tenemos que darnos cuenta en tiempo de muerte,de desesperacin, o de dudas. Yo tengo esta palabra quevivir, aunque la muerte me tenga rodeado por todoslados... La muerte? Muerte a la muerte! El Seor me ha

    prometido que vivir. Esto lo creo firmemente." (MartnLutero, Catecismo Menor).

    La resurreccin de Cristo es el fundamento slido, firmee inconmovible, de nuestra fe y de nuestra esperanza. Yese fundamento es un mensaje para nuestros tiempos

    actuales de gran confusin. Una de las teoras de la

    posmodernidad hoy se llama la filosofa del No-

    Fundamento , que afirma que no existe ms verdad que

    la interpretacin y la opinin de cada cual, y no hayfundamento para establecer ninguna verdad objetiva.

    Los cristianos decimos que s hay un hechofundamentante, firme, inconmovible, y ese hecho es la

    resurreccin de Cristo.

    ENSEANZA BIBLICA

    En Jess de Nazareth Dios mismo entr en la historia humana y dio alproceso histrico su centro cristolgico. Y en Jess, Dios el Hijo muri y

    resucit. As, como ya hemos sealado, Dios adelant el futuro y lo trajo alpresente. Por eso, la resurreccin de Jess tiene una doble funcin paranuestra fe en nuestra resurreccin al final de la historia: como una

    muri, como dicen los textos si no ha resucitado, entonces nuestra predicacin ynuestra fe son vanas e intiles; estamos todava en nuestros pecados (ChurchDogmatics IV/1 pp. 351s).

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    esperanza que ya se ha realizado una vez, la resurreccin de Cristo es lagaranta adelantada (por decirlo as) de la nuestra, y tambin es elprototipo definitivo que anticipa lo que habr de ser la resurreccin nuestra.

    y Eso es el significado de la frase primognito de entre los muertos (Col1:18; Ap 1:5). Ese ttulo cristolgico lleva una sorprendentecontradiccin implcita. Primognito dice nacimiento; nos llevamentalmente a la sala de partos. Pero muertos dice lo contrario; noslleva a la morgue, al necrocomio. Desde cundo la vida puede nacerde la muerte? Claro, desde que Cristo resucit! Cristo cambi lamorgue en sala de parto. Oh Cristo, exclam Miguel de Unamuno,hiciste de la muerte nuestra madre. Nuestra vida y nuestraresurreccin nacen de la muerte y resurreccin suyas.

    yy Porque l vive, dice el himno, vivir maana. Primognito nos

    avisa que como resucit l, seremos tambin resucitados nosotros sushermanos. Primicias de la resurreccin nos asegura que habrdespus una cosecha final, demostrada ya en las primicias, y que losfrutos finales sern como fueron las primicias. La resurreccin de Jessgarantiza la nuestra y tambin la prefigura.

    Aclaremos que Jess resucit a novedad de vida, a la vida del siglovenidero. Debemos distinguir la resurreccin de lo que podramos llamarrevivificacin, como la de Lzaro o la hija de Jairo. Ellos estaban

    muertos y volvieron a vivir, pero despus murieron otra vez. Ellosresucitaron a una extensin limitada, durante cierto plazo de tiempo, de estamisma vida. Pero Cristo resucit a novedad de vida que nunca perece. Porotro lado debemos distinguir entre resurreccin e inmortalidad. 29 Lainmortalidad es del alma, sin carne ni huesos ni piel. Eso lo crean muchosen la antigedad. Los griegos, por ejemplo, crean que el alma preexis taantes de encarcelarseen el cuerpo y que vivira despus de la muerte. Elalma, al escaparse de este maldito cuerpo, ir volando y vivir para siempreespiritualmente. Pero Cristo no resucit espiritualmente, Cristo resucit

    corporalmente. Y en ese sentido su resurreccin anticipa y prefigura lanuestra. Como fue el cuerpo resucitado de l, as ser el nuestro en laresurreccin final.

    29 ) Ver la obra clsica de Oscar Cullmann, Inmortalidad del alma o resurreccin delos muertos? en Cullmann, del evangelio a la formacin de la teologa cristiana(Salamanca: Sgueme 1972) pp. 233-268.

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    Eso se demuestra dramticamente en los evangelios. Aunque Mateo yMarcos no casi indican nada sobre las caractersticas del Jess resucitado,Lucas y Juan son mucho ms extensos. Todos los evangelios subrayan la

    realidad literal de la muerte de Jess y la total identidad del Resucitado conel Crucificado. Lucas se empea especialmente en destacar la realidadfsica del cuerpo de Cristo, junto con su liberacin de los limitantesnaturales del cuerpo humano no resucitado. Cristo caminaba junto con dosdiscpulos (Lc 24:13-15); conversaba con ellos y les enseaba,aparentemente en la misma forma que les haba enseado antes de morir.Segn Lc 24:17-19 parece que mantena su sentido de humor. Tambincoma con ellos; sorprende la frecuencia con que el Jess resucitadocomparta mesa con sus discpulos (Lc 24:30,41ss; Jn 21:9-12; Hch 1.4;

    10.41 NVI), igual que durante los aos de su vida encarnada (Mt 26.17ss) 30y como haremos en el Reino venidero (Mt 8:11; Lc 22:16,30; Apoc 19:9).

    Lucas 24 subraya con especial nfasis la realidad corporal del Resucitado,con una evidente intencin teolgica contra toda espiritualizacin de laresurreccin que la confundiera con la inmortalidad del alma. El se acerca los dos caminantes (24:16) como cualquier otro ser humano que iba en elmismo camino. El caminaba igual que caminaban ellos, un pie adelantecon otro pie atrs. El les hablaba igual que habla todo ser humano.

    Caminando juntos, Cristo les dio un estudio exegtico de teologa delAntiguo Testamento, en la misma forma humana en que lo dara cualquiermaestro bblico. Aunque no lo reconocieron, porque sus ojos estabanvelados, no era por ningn aspecto glorificado que hubieran podidonotar ellos, sino precisamente por parecerse totalmente a cualquier otrotranseunte del camino. Slo en la fraccin del pan lo llegaron areconocer (24:30).

    Paradjicamente, en le momento de recibir ellos la vista, Jess se volvi

    invisible y se quit de la presencia de ellos (24:31). Habr sido parahacerles entender que aunque l era siempre el mismo, ahora lo era bajo

    30 ) Es significativo que los dos discpulos reconocieron a Jess estando ellos en lamesa, cuando parti el pan (24:30). En parte, parece sugerir que ellos ya conocan lamanera tpica de Jess de compartir la comunin de mesa con los suyos. Jess sabacomer o beber, o hacer cualquier otra cosa, para la gloria de Dios (1Co 10:31).

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    nuevas codiciones? Podra haber sido para darles tiempo a volver aJerusaln a pie y llegar a tiempo para el encuentro que l tena planeadopara la noche (24.35s)? No sabemos. Pero lo cierto es que ellos regresarona pie, igual como haban llegado a Emas, mientras Cristo lleginstantneamente, en la libertad del cuerpo resucitado, y se puso enmedio de los discpulos.31

    En el tercer relato de resurreccin en Lucas (24:36-49), Jess se empea enconvencer a los discpulos que su cuerpo resucitado es realmente fsico.Cuando l se presenta en medio del grupo, ellos se aterrorizan porque creenque es un espritu. Pero Jess apela directamente a los sentidos depercepcin de ellos para que reconozcan la realidad de su cuerpo:

    Por qu se asustan tanto? les pregunt -- Por qu

    les vienen dudas? Miren mis manos y mis pies. Soyyo mismo! Tquenme y vean; un espritu no tienecarne ni huesos, como ven que los tengo yo. Dichoesto, les mostr las manos y los pies (24:38ss NVI; cf.Jn 20:20, 25, 27).

    Cuando las claras evidencias de los sentidos fsicos no bastaron paraconvencerles, Jess apela a un segundo argumento, realmente genial:

    Como ellos no acababan de creerlo a causa de la

    alegra y del asombo, les pregunt: Tienen aqu algode comer? Le dieron un pedazo de pescado asado, asque lo tom y se lo comi delante de ellos (24:41ssNVI).

    Si los fantasmas no tienen manos y pies ni carne ni hueso, muchomenos pueden comer. Entonces, para mostrar la realidad de suresurreccin, Jess comi ante los ojos de ellos. Lo vieron abrirla boca, levantar la comida con la mano, y comrsela. A esta

    segunda demostracin emprica Jess ahora, como en el caminoa Emas, aade argumentos bblicos:

    31 ) Joseph Fitzmyer (Gospel according to Luke, Doubleday 1985, Vol. II pp. 1538,1574) sugiere que las apariciones de Jess resucitado eran siempre desde la gloria(24:26).

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    Cuando todava estaba yo con ustedes, les deca quetena que cumplirse todo lo que est escrito acerca dem en la ley de Moiss, en los profetas y en los salmos.

    Entonces les abri el entendimiento para quecomprendieran las Escrit