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Próximo Oriente, dejando de lado otro tipo de explicaciones relacionadas con la responsabilidad de las potencias occidentales en la problemática que se vive en la región más rica en petróleo. Por su parte Soren Héctor de Velasco Galván, a través de su artículo presenta un hecho: el terrorismo no es exclusivo del mundo árabe y de los musulmanes; ni es un fenómeno del siglo XXI, al explicarnos que desde la Guerra Fría se vivía en Europa la presencia de este tipo de grupos. Final- mente, quien suscribe estas líneas, presenta el maniqueísmo de los medios de comunicación, que fortalecen los estereotipos negativos hacia los árabes y musulmanes. Seguros estamos que vamos a seguir comentando el tema del terrorismo y de la región del Próximo Oriente en números posteriores del suplemento Jesús Terán, por otro lado, agradecemos el espacio que nos ha brindado el periódico La Jornada Aguascalientes, para discutir temas internacionales. Uno de los temas prioritarios en la agenda internacional es el del terrorismo, en el siglo XXI se vive la guerra contra el terrorismo y la coyuntura, para compren- der el fenómeno fue el atentado a las torres gemelas en Nueva York, en el 2001, no obstante, es un problema de raíces históricas profundas, y que, desde occiden- te debemos comprenderlo desde diversas lecturas e interpretaciones, para evitar juzgar con base en estereotipos y prejuicios. El ataque que acaba de vivir París, es otra coyuntura para pensar el conflicto de Próximo Oriente y su relación con Occidente, por tal motivo, decidimos dedicar este número al terrorismo. Los artículos que se presentan abordan desde diferentes ópticas el tema del terrorismo: la colaboración de Erick Viramontes somete a crítica el discurso de los medios en relación al tema de los valores occidentales de corte republicano que son, de una forma simbólica el foco de ataque de los grupos terroristas de JESÚS TERÁN AURORA TERÁN FUENTES Suplemento sobre Estudios Internacionales para La Jornada Aguascalientes Noviembre 2015 Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco Galván Diseño: Alejandro Márquez Díaz del Castillo No. 32 Martín Ludin Ávila García Mapa de medio oriente Editorial

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SUPLEMENTO DE LA JORNADA AGUASCALIENTES

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Próximo Oriente, dejando de lado otro tipo de explicaciones relacionadas con la responsabilidad de las potencias occidentales en la problemática que se vive en la región más rica en petróleo. Por su parte Soren Héctor de Velasco Galván, a través de su artículo presenta un hecho: el terrorismo no es exclusivo del mundo árabe y de los musulmanes; ni es un fenómeno del siglo XXI, al explicarnos que desde la Guerra Fría se vivía en Europa la presencia de este tipo de grupos. Final-mente, quien suscribe estas líneas, presenta el maniqueísmo de los medios de comunicación, que fortalecen los estereotipos negativos hacia los árabes y musulmanes.

Seguros estamos que vamos a seguir comentando el tema del terrorismo y de la región del Próximo Oriente en números posteriores del suplemento Jesús Terán, por otro lado, agradecemos el espacio que nos ha brindado el periódico La Jornada Aguascalientes, para discutir temas internacionales.

Uno de los temas prioritarios en la agenda internacional es el del terrorismo, en el siglo XXI se vive la guerra contra el terrorismo y la coyuntura, para compren-der el fenómeno fue el atentado a las torres gemelas en Nueva York, en el 2001, no obstante, es un problema de raíces históricas profundas, y que, desde occiden-te debemos comprenderlo desde diversas lecturas e interpretaciones, para evitar juzgar con base en estereotipos y prejuicios.

El ataque que acaba de vivir París, es otra coyuntura para pensar el conflicto de Próximo Oriente y su relación con Occidente, por tal motivo, decidimos dedicar este número al terrorismo.

Los artículos que se presentan abordan desde diferentes ópticas el tema del terrorismo: la colaboración de Erick Viramontes somete a crítica el discurso de los medios en relación al tema de los valores occidentales de corte republicano que son, de una forma simbólica el foco de ataque de los grupos terroristas de

JESÚSTERÁN

AURORA TERÁN FUENTES

Suplemento sobre Estudios Internacionales para La Jornada Aguascalientes

Noviembre 2015

Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco GalvánDiseño: Alejandro Márquez Díaz del Castillo

No. 32

Martín Ludin Ávila García

Mapa de medio oriente

Editorial

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todo, Ulrike Meinhof fue descubierta ahorcada en la cárcel de Stammheim. Por último, los detenidos fueron sentenciados a cadena perpetua por asesinato.

Las represalias del grupo Baader-Meinhof no se hicieron esperar: el 7 de abril de 1977, el procurador Siegfried Buback fue asesinado por motociclistas. En julio del mismo año, el gerente ejecutivo del Dresdner Bank, Jürgen Ponto, fue abatido en su casa en Frankfurt.

Estos acontecimientos fueron el prólogo sangriento del famoso Deutscher Herbst (“el otoño alemán”): el 5 de septiembre Hanns Martin Schleyer, jefe de la patronal germana y antiguo miembro del partido Nazi- fue raptado; el 13 de octu-bre, el vuelo Lufthansa LH 181fue secuestrado, por cuatro miembros del Frente Popular para la Liberación de Palestina, sobre el Mediterráneo. Sus demandas eran simples: liberación de los cabecillas del grupo Baader-Meinhof, y un rescate de 9 millones de libras esterlinas por el avión, sus 79 pasajeros y la tripu-lación.

Helmut Schmidt, tras conocer el asesinato del capitán de la aeronave Jürgen Schumann, ordenó al grupo antiterrorista de élite GSG9 –creado tras la matanza de los atletas israelíes durante las olimpíadas de Múnich en 1972 y asesorado por los comandos SAS británicos- liberar el avión. El jefe de la escuadra, Ulrich Wegener, lanzó, el 18 de octubre, la operación Feuerzauber (“mágico fuego”), la cual logró la liberación de los rehenes y la eliminación de los terroristas, lo cual supuso un poderoso freno a las actividades del grupo Baader-Meinhof. Esa misma noche, Andreas Baader, Gudrun Ensslin y Jan Carl Rapse fueron encon-trados muertos en sus celdas. Al día siguiente, el cuerpo inerte de Schleyer fue descubierto.

Tras estos acontecimientos, el grupo Baader-Meinhof perdió fuerza y cayó en la irrelevancia. Finalmente, el 20 de abril de 1998 anunció su disolución, en la cual no pidieron indulgencia ni renegaron de la violencia. El texto terminó con una amenazante frase de Rosa Luxemburgo: “La revolución dice: yo soy, yo fui, yo seré”.

La Fracción del Ejército Rojo, mejor conocida como el grupo Baader-Mein-hof, fracasó en su intento de “perturbar la vida pública alemana y minar las instituciones de la República”3.

1. - Tony Judt, Postwar. A History of Europe Since 1945. Penguin Books, Londres, 2005, pp. 4692.- José Fernando Aguirre. Las Guerras de la Postguerra 1960-80. Editorial Argos Vergara, Barcelona, 1980, Tomo V, pp. 777-7783.- Tony Judt, Postwar. A History of Europe Since 1945. Penguin Books, Londres, 2005, pp. 471

El presente artículo pretende retroceder en el tiempo y situar al lector en la década de 1970, cuando una serie de movimientos de izquierda - tales como las Brigadas Rojas en Italia y, en especial, el grupo Baader-Meinhof en la República Federal de Alemania- pusieron en jaque al orden establecido en las prósperas sociedades de la Europa occidental.

En Alemania un pequeño grupo de estudiantes radicales, “intoxicados por su propia adaptación de la dialéctica marxista”1, basada en los escritos de Frantz Fanon, Antonio Gramsci, Jürgen Habermas, Herbert Marcuse y Mao Tsé-Tung, se propusieron revelar la “verdadera cara” de la tolerancia represiva de las democracias europeas. Es decir, los hijos de la generación nazi pasaron de una actitud contestataria a la lucha armada.

El detonante fue la muerte del estudiante Benno Ohnesorg a manos de un policía durante una manifestación en contra del shah de Irán, Mohammad Reza Pahlaví, ocurrida el 2 de abril de 1967. En abril del año siguiente, Andreas Baader, un estudiante que había abandonado sus estudios, y Gudrun Ensslin, maestra de profesión y compañera sentimental de Baader, incendiaron, como protesta contra la guerra de Vietnam, dos tiendas departamentales en Frankfurt. Por último, otro evento inflamatorio fue el intento de asesinato de Rudi Dutschke, portavoz del movimiento estudiantil alemán y gran lector de Antonio Gramsci y Rosa Luxemburg.

Baader, Ensslin y otros dos compañeros fueron apresados, sentenciados y puestos en libertad bajo palabra en junio de 1969. Sin embargo, un juez ordenó su detención. Ante tal situación, los radicales huyeron a Francia, en donde fueron acogidos por Régis Debray –discípulo de Louis Althusser y compañero de armas de Ernesto Che Guevara.

Tras un breve periplo en Italia, Baader y compañía decidieron fundar la Rote Armee Fraktion –Fracción del Ejército Rojo, en alemán-, cuyo “objetivo no era otro sino un programa radicalizado, ante la inexistencia de una izquierda auténti-ca capaz de eliminar las formas autoritarias de la democracia alemana”.2

Baader y sus acólitos, entre los que se encontraba el abogado Horst Mahler, fueron detenidos, pero el 14 de mayo de 1970 un comando dirigido por Ulrike Meinhof, escritora y periodista, los liberó. Tras perpetrar asaltos bancarios, los radicales se dirigieron a Jordania en donde fueron entrenados en tácticas guerrilleras por el Frente Popular para la Liberación de Palestina.

Durante los dos siguientes años, el grupo Baader-Meinhof realizó una serie de robos a bancos y ataques con bombas a las bases estadounidenses. Sin embargo, Baader y sus compinches, Jan-Carl Raspe y Holger Meins, fueron detenidos, el 1 de junio de 1972, tras un tiroteo en Frankfurt. Una semana más tarde, Gudrun Ensslin fue apresada y, a mediados del mismo mes, Meinhof.

La detención de los cabecillas motivó que otros tomaran su estafeta: en 1975 la embajada germana en Estocolmo fue atacada. Dos agregados murieron, porque el canciller Helmut Schmidt rehúso aceptar las demandas de los guerrill-eros marxistas. El 9 de mayo de 1976, y en circunstancias no esclarecidas del

SOREN HÉCTOR DE VELASCO GALVÁNMaestro en Ciencias Económicas y AdministrativasPresidente del Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.

Terrorismo en los años 1970el grupo BAADER-MEINHOF

RAF Logohttps://commons.wikimedia.org/wi-ki/File:RAF-Logo.svg?uselang=es

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ger, buscaba derrocar al régimen de Muammar Qaddafi. Esa línea de política exterior continuó con su sucesor, François Hollande, quien fue el primer jefe de Estado en apoyar a Estados Unidos en su campaña militar contra el Estado Islám-ico. Esas acciones, aunadas a la historia de abusos, explotación, represión y masacres inherentes al colonialismo francés (véase en especial el caso de Argelia), dan pistas para entender por qué el Estado Islámico ha escogido París como blanco de sus ataques.

No obstante, la autocrítica ha sido sustituida por la autocomplacencia y las razones de ello son obvias. Caracterizar los ataques del 13 de noviembre como consecuencias de una empresa neocolonialista implicaría, entre otras cosas, un cambio en la política exterior francesa y el desprestigio del actual gobierno. Ese razonamiento ayuda a entender por qué algunos prefieren enarbolar el argumento simplista de que los responsables de esos atentados son fanáticos que no toleran el amor desmedido de occidente hacia la libertad.

Pero no es la negación el único objetivo al que ese discurso sirve. Haciendo referencia a un odio atemporal, hay quienes buscan justificar medidas represivas y guerras sangrientas, equiparando cualquier agrupación que base su programa de acción en las enseñanzas del islam con grupos como el Estado Islámico o Al-Qaeda. A pesar de las enormes diferencias entre dichas organizaciones, los promotores de esa idea se enfocan en el supuesto denominador común, el islam. Para ellos, el lanzamiento de un cohete rudimentario hacia territorio israelí en protesta por el bloqueo en la franja de Gaza es lo mismo que los ataques en el World Trade Center, en la estación de Atocha o en el Bataclan. No es necesario complicarse. Desde ese punto de vista, todos ellos son intentos por destruir la civilización occidental y los valores que ésta representa.

Encontrar ejemplos es sencillo aquí también. Recientemente, el gobierno israelí ha utilizado los atentados en Europa y Norteamérica para justificar la represión contra la población palestina. El año pasado, en medio de la controver-sia provocada por su ofensiva militar en la franja de Gaza, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró ante la asamblea general de las Naciones Unidas: “para los islamistas, toda la política es global, porque su objetivo es dominar el mundo”. Y luego agregó: “el Estado Islámico y Hamás son ramas del mismo árbol venenoso. Ambos comparten un credo fanático que quieren impon-er más allá de los territorios que controlan”. Asimismo, después de los recientes atentados en París, Netanyahu señaló: “un ataque contra uno de nosotros debe ser visto como un ataque contra todos nosotros. […] Como lo he sostenido por años, el terrorismo islámico ataca nuestras sociedades porque quiere destruir nuestra civilización y nuestros valores”.

Lo anterior no implica que el debate sobre ataques como los ocurridos en París sea irrelevante o innecesario. Sin embargo, una discusión honesta y desapasiona-da al respecto solo se puede lograr tomando consciencia de la forma en la que ciertos argumentos simplistas coadyuvan en la consecución de objetivos perver-sos. De lo contrario, en lugar de proponer soluciones viables, se reproducirán ideas que solo buscan mantener un occidente libre, pero de cuestionamientos.

Uno de los discursos más sobresalientes en el debate sobre terrorismo es aquel que relaciona los crímenes perpetrados por organizaciones autoproclamadas musulmanas con un odio irracional hacia los valores de la civilización occiden-tal. Atentados en ciudades como Londres, Madrid, Nueva York y París son vistos como intentos por coartar nuestras libertades y los responsables son perci-bidos como hordas de fanáticos que desean imponer sus creencias por la fuerza. Desde esa perspectiva, se vuelve innecesario hacer referencia al contexto espe-cífico en el que esos actos se llevan a cabo y se sostiene que la única forma de lidiar con ese problema es por la vía militar, ya que, se cree, los radicales no entienden otro lenguaje que el de las armas.

Ejemplos abundan. Tres días después de los condenables atentados en París, que al momento de escribir esto habían dejado 130 muertos y más de 300 heridos, el presidente François Hollande pronunció un discurso ante el parla-mento francés en el que declaró: “los actos cometidos el viernes por la noche son actos de guerra. Son obra de un grupo yihadista, el grupo Daesh, que nos ataca porque Francia es un país de libertades, porque somos la patria de los Derechos del Hombre”. Ese mismo día, Robert W. Merry escribió en The Washington Times: “el fervor islamista que vemos burbujeando hoy día en el islam medio oriental emana directamente de las doctrinas e historia de esa religión. La masa-cre en París refleja las fuerzas de la civilización luchando por preservar valores universales contra las fuerzas del oscurantismo empeñadas en destruir esos valores”.

A pesar de que sus más fervientes proponentes tienen por lo general escasos conocimientos sobre islam o historia de Oriente Medio, ese discurso se repro-duce por razones más fuertes que la ignorancia. Muchos de quienes lo promueven no son observadores imparciales que busquen entender a organiza-ciones como el Estado Islámico en toda su complejidad, sino actores políticos cuyos intereses se ven beneficiados por tal propaganda. En otras palabras, el discurso que presenta al “terrorismo islámico” como consecuencia de un odio irracional hacia los valores occidentales desempeña un papel crucial en la conse-cución de objetivos perversos, como eximir a gobiernos occidentales de responder por sus políticas neocolonialistas en países de Asia y África, y desle-gitimar a cualquier organización que base su programa de acción en las enseñan-zas del islam, justificando así medidas represivas o guerras asimétricas. Por lo demás, al convertir a los seguidores del islam en terroristas potenciales, ese discurso refuerza la ola de xenofobia contra inmigrantes y refugiados musul-manes en los países desarrollados.

Hasta hace poco, el gobierno de Francia había mantenido una política mesura-da hacia Oriente Medio, oponiéndose incluso a la invasión de Iraq en 2003. Sin embargo, las cosas cambiaron con la llegada de Nicolas Sarkozy al poder. Desde entonces, Francia mejoró su relación con la Organización del Tratado del Atlán-tico Norte, y comenzó a comportarse como un poder neocolonialista en la región, ofreciendo apoyo para reprimir las protestas pacíficas que en 2011 pusieron fin a la dictadura de Ben Alí en Túnez y participando en la intervención militar de ese mismo año en Libia que, disfrazada de responsabilidad para prote-

ERICK VIRAMONTESCandidato a Doctor en Relaciones InternacionalesUniversidad Nacional de Australia Twitter: @e_viramontes

¿Por qué creemosque odian nuestra libertad?

Official seal of the third French Republichttps://commons.wikimedia.org/wiki/File:Official_seal_of_the_third_French_Republic.png

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Con los acontecimientos y noticias que se han dado últimamente con respecto a los atentados terroristas en la capital francesa, es importante analizar el papel de los medios masivos de comunicación en relación a la interiorización de estereoti-pos.

Antes me gustaría recordar a Louis Althusser, teórico clásico del marxismo, que planteó que la clase o grupos dominantes, para mantenerse en el poder y seguir en una posición de dominación, utilizaban dos tipos de aparatos: los repre-sores y los ideológicos. Centrándonos en los últimos, son aquellos que precisa-mente transmiten la ideología dominante y serían los siguientes: la familia, la iglesia, la escuela y los medios masivos de comunicación entre otros. Bajo este postulado, los medios masivos de comunicación, han abonado a la construcción de estereotipos con respecto al mundo árabe y los musulmanes, y que no dejan de ser imágenes desde occidente para occidente. Un ejemplo sencillo, es el cine, sobre todo en las películas del género de acción de la industria de Hollywood, se presenta una visión maniquea del bien y del mal, en donde quienes encarnan el mal (dependiendo del contexto histórico), son los rusos, los chinos y, en la actualidad, los árabes y/o musulmanes; de este modo, se conforma un imaginario occidental, en el cual se interiorizan una serie de estereotipos de lo que es próxi-mo oriente y sus habitantes, de tal modo que ser árabe y/o musulmán es ser terrorista y fundamentalista, y así como es evidente en el séptimo arte la presen-cia de dicho estereotipo, los medios de información que presumen objetividad y neutralidad, si son de occidente, dan una visión desde occidente, hacia lo que es oriente y, por ende, reproducen los estereotipos.

En este sentido, es importante mencionar que existen medios alternativos de comunicación, en donde se analiza lo que está pasando desde otra óptica, en donde se busca la comprensión de lo que está sucediendo, se analizan causas profundas, se presenta la diversidad de lo que es Próximo Oriente, y al presentarse la diversidad, por lo tanto, no todos son terroristas fundamentalistas, y no en todos los países de la región las mujeres usan la burka y están negados

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AURORA TERÁN FUENTESDoctora en HistoriaUniversidad Pedagógica Nacional, Unidad 011.

sus derechos. Por otro lado, también se presentan análisis críticos de la responsa-bilidad de las potencias occidentales con respecto a la inestabilidad de la zona desde hace décadas.

En la comprensión de la realidad tan compleja de Próximo Oriente, tendre-mos que mirar más allá del aspecto religioso, sin desestimarlo, es decir, se debe tomar en cuenta para una mejor lectura de lo que está sucediendo, aspectos como el geopolítico, el político, el económico, el cultural y el histórico, por ejemplo, cómo entender la inestabilidad en la región, si no miramos hacia el tiempo de la Guerra Fría; cómo entender la importancia estratégica de la zona, en relación al tema del petróleo.

Retomo la responsabilidad de las potencias occidentales, en primer lugar Gran Bretaña y la misma Francia que durante años demarcaron como una zona de influencia a la región de Próximo Oriente, no obstante, después de los procesos de descolonización, se retiran y Estados Unidos entra a ocupar sus lugares.

Luis E. Bosemberg, plantea que son cuatro los objetivos que ha tenido Esta-dos Unidos hacia la región de Próximo Oriente: en primer lugar impuso en la región una política de contención al comunismo en tiempo de la Guerra Fría, lo que nos lleva al segundo objetivo, que es la desestabilización de los movimientos nacionalistas, porque a la luz de Washington, eran pro-soviéticos, el tercer objeti-vo es su interés por el petróleo y por último la defensa de Israel. Si relacionamos los cuatro objetivos norteamericanos con respecto al manejo que hacen los medios de comunicación, nuevamente se presenta el estereotipo del malo que toma forma en la figura del ruso comunista y totalitario, los árabes nacionalistas pro-soviéticos y los violentos palestinos; a lo que hay que sumar el petróleo que es de interés vital para occidente.

El maniqueísmo no permite ver el mosaico, la diversidad y la problemática en la región. No todo es blanco o negro, bueno o malo, hay variedad de matices, tonos, colores, neutrales.

Al-Hamidiyah Souq , Damascus, Syriahttps://commons.wikimedia.org/wi-ki/%D8%B3%D9%88%D8%B1%D9%8A%D8%A7#/media/File:Al-Hamidiyah_Souq_02.jpg

Los medios de comunicación como aparatos ideológicos de occidente