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LA INVESTIGACION-ACCION PARTICIPATIVA: SUS BASES CONCEPTUALES Y METODOLOGICAS Ernesto Guadamuz López 9

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Libro de Investigación

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  • LA INVESTIGACION-ACCIONPARTICIPATIVA: SUS BASES

    CONCEPTUALES YMETODOLOGICAS

    Ernesto Guadamuz Lpez

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  • PRESENTACION

    El propsito de este documento es reunir, en unas pocas pginas, unasntesis de las diversas contribuciones que sobre las bases conceptualesy metodolgicas de la investigacin-accin participativa, se han realizadoesencialmente en el mbito latinoamericano.Asimismo se procura proponer algunas lneas de reflexin sobre los

    desafos y requerimientos, de carcter metodolgico, que le plantea la investiga-cin-accin participativa a los tcnicos y profesionales comprometidos en losproyectos de desarrollo alternativo y promocin social.

    Finalmente, es conveniente ponerde relieve que las propuestas que siguenconstituyen solamente unas palabras iniciales para abrir un dilogo con otrasinstituciones (y grupos de base) costarricenses interesados en desplegar inicia-tivas comprendidas dentro de las metodologas de cualquiera de las modalidadesde la investigacin participativa.

    Seguramente que si tal dilogo resulta fructfero y es alimentado por lareflexin de experiencias concretas, el destino de las lneas que siguen sea el deverse corregidas y superadas.!Qu as sea

    1. Las bases conceptuales de la Investigacin-accin participatlva

    De primera entrada resulta difcil reconstruirlas bases conceptuales sobre lascuales se asientan diversas experiencias de investigacin-accinparticipativa.10

  • Subrayamos los trminos reconstruir y experiencias, en razn de quela investigacin participativa ha estado ligada, desde sus orgenes, a experien-cias caracterizadas y delimitadas por las urgencias comunitarias inmediatas; almismo tiempo que por el ensayo de frmulas tcnicas y metodolgicas prove-nientes de diversas disciplinas cientficas o bien gestadas por la creatividad delas bases para enfrentar retos especcos.'

    De tal modo que tratar de precisar los fundamentos conceptuales de la IAPes primordialmente una tarea de reconstruccin terica. Una va de accesoposible (y quizs deseable) sera la de hacer la historia de los conceptos quepermiten pensar las experiencias de la IAP, es decir, trazar la arqueologa delas diversas contribuciones tericas que desde distintas disciplinas (etnografa,historia de las mentalidades, teora de las ideologas, epistemologa,sociolingstica, etc.) convergen en las metodologas de la investigacinparticipativa.

    Sin embargo, aqu optamos por un camino que nos parece ms operativo:el de ubicar conceptualmente los espacios y temticas en los que en la prcticase ha desarrollado esencialmente la IAP. Luego de un cuidadoso escrutiniohemos seleccionado los siguientes espacios y temticas: vida cotidiana, gruposde base, sentido comn, ideologas, mentalidades, movimientos sociales, par-ticipacin, autogestin y desarrollo alternativo."

    La idea consiste en ir estableciendo definiciones y relaciones conceptualesentre la IAP y cada uno (o varios) de estos espacios y temticas, de modo tal quefinalmente tengamos una nocin aproximada de cules son los instrumentostericos en los que se apoya el trabajo de la IAP y, a la vez, cules desafos afrontaeste tipo de experiencias a la hora de ser sistematizadas.

    1.1. La vida cotidiana, el sentido comn, las mentalidades: temticas ymbitos inmediatos de la IAP

    Segn Daniel Prieto, cuando se toca el tema de la vida cotidiana hay porlo general dos riesgos: o caer en una descalificacin de la conducta, creencias,expectativas del hombre vulgar, o limitarse a descripciones de costumbres quea menudo se quedan en la pura ancdota .3

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  • Pues bien, en la medida en que la IAP se propone esencialmente un nuevotipo de saber vivencial y comprometido con la valoracin de las experienciasde los grupos de base: la vida cotidiana de tales grupos se constituye en elnicho natural de su desenvolvimiento. As que, para conjurar los riesgosaludidos, es conveniente empezar por delimitar la forma en cmo la IAPconcepta la vida cotidiana en su relacin con el trabajo en el seno de los gruposde base.'

    Entenderemos, en lo que sigue, por vida cotidiana al conjunto de con-cepciones, evaluaciones y percepciones que articuladas y sancionadas por lasprcticas diarias, comparten los miembros de un grupo social. Las concepcionestienen que ver con las formas y procedimientos mediante los cuales entramos enrelaciones de conocimiento con el medio ambiente, social y natural, los demsy nosotros mismos. Las evaluaciones estn constituidas por las maneras en quecargamos de sentido y valoramos la propia situacin social: modo de calificar ydescalificar seres, objetos y hechos. Derivadas de las evaluaciones, las per-cepciones cotidianas se ocupan de ver la realidad (material e imaginaria) pormedio de esquemas clasificatorios aprendidos, estereotipos, pasiones, signifi-cados.

    El hecho de que lo que articula y sanciona la vida cotidiana sean lasprcticas diarias, implica que sta se desarrolla fundamentalmente en la familia,los grupos primarios, y al interior de ellos en el trabajo, el consumo y elesparcimiento.

    Si bien la IAP se nutre del frtil suelo de la vida cotidiana, la verdad esque lo hace en el contexto de una labor ubicada en un sustrato que organizativay pedaggicamente la trasciende: este sustrato es el de los grupos de base. Elloes as porque la IAP se despliega principalmente dentro de experiencias en lascuales los grupos o comunidades de base, adems de las connotacioneseconmicas y estructurales (el de ser fundamento de la pirmide social) poseen,o estn en vas de poseer, un sentido educativo: el de hacer valer su voz y poderde negociacin a partir de una asuncin consciente de su identidad y poten-cialidades auto- gestionarias.

    o sea, para la IAP, los grupos o comunidades de base no se definenexclusivamente como aquellos que conforman la mayora pobre de la poblacin

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  • y que comparten mbitos cotidianos de resolucin grupal de sus problemas, sinoque adems precisa que tales agrupaciones en trminos tendenciales se dirijanhacia lo que la doctrina social de la iglesia catlica denomina como la constitucinde los hombres en sujetos de su propia historla."

    Ahora bien, de qu manera puede pensarse desde la IAP este trnsito(que no deja de ser asentamiento y raingambre, como veremos luego) entre lavida cotidiana y la potenciacin de la identidad y las capacidades autogestionariasde los grupos de base? La respuesta a esta interrogante remite directamente ala concepcin de saber (o -saoeres-) que maneja la IAP. Tal concepcin vaen la direccin de afirmar una relacin teora/prctica en la que por una parte, laprimera es despojada de toda connotacin elitista (como monopolio de losespecialistas y divorciada absolutamente de la pasin por la vida real) y por otra,a lasegunda, lejos de percibrsela peyorativamente (como ciega oembrutecedora),se la valora en calidad de criterio de validacin del conocimiento."

    Esto no implica, desde luego, que la IAP deje de concebir el trabajointelectual como necesitado de preparacin y disciplina particulares. Slo quedentro de la IAP las normas de rigurosidad de la produccin de conocimientos sonasumidos desde una sensibilidad muy diferente a la propia de los claustrosacadmicos.

    Aqu se trata ms bien de una adopcin desde los grupos de base delmtodo cientfico, en la medida en que ste aporta la sistematicidad y gradualidadmetdicas necesarias para acceder a un conocimiento en el cual, al tiempo queperviven rasgos del entorno social inmediato de los participantes, se expresan losdiversos grados de generalizacin propios de las disciplinas cientficas.

    En realidad la IAP rompe con la disyuntiva (asentada en una determinadadivisin social del trabajo) entre ciencia (conocimiento) y vida cotidiana. Talsuperacin se efecta por medio de la recuperacin del saber popular presenteen el sentido comn.

    Sin duda la IAP pisa un terreno polmico cuando ubica -preferentemente-su quehacer cognoscitivo dentro del sentido comn popular. Ya que pocasvivencias han sido tan descalificadas como las asociadas al sentido comn.

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  • Cuando hablamos de sentido comn nos referimos a la "filosofa espont-nea propia de "todo el mundo y de la concepcin de mundo presente en ella.Esta concepcin de mundo se caracteriza por estar constituida por agrupacionestemticas e ideolgicas asistemticas y dispersas. Las vertientes principales atravs de las cuales se acarrea y socializa esta concepcin de mundo son: ellenguaje, el folklore y la religiosidad populares.'

    Los cdigos lingsticos de losgruposde base no son nicamente elementosde su identidad socio-cultural externa, sino tambin expresin privilegiada de unmundo interior en permanente desarrollo donde lo ldico y festivo ocupan un sitioimportante." Igualmente, es en los giros o formas dialectales de los grupospopulares donde, quizs, se puede apreciar mejor la gestacin de los smbolosde la imaginacin colectiva."

    Por otra parte, dentro de la IAP, el folklore es apreciado en calidad deexpresin del mundo cultural de los grupos sociales y no como una vena popularpintoresca, graciosa y eventualmente comercializable. Y, finalmente ,la religiosidadpopular, en tanto est vinculada a determinadas prcticas de fe y solidaridad,expresara en el mbito del sentido comn una opcin de certidumbre frente a loscambios repentinos asociados a la precariedad (de ingresos, de calidad de vida,etc.) que caracteriza las vivencias diarias de tales agrupaciones.

    Ahora bien, la IAP se plantea, frente a estas concepciones de mundopresentes en el sentido comn, una operacin que podramos calificar esen-cialmente de crtica y reforma culturales. Entendmonos, esta accin"depuradora no puede llevarse a cabo desde afuera del movimiento social realde los grupos de base. Y aqu topamos directamente con uno de los filones dereflexin ms debatidos en el seno de los proyectos de promocin social ydesarrollo alternativo: si en el sentido comn y en la vida cotidiana de los gruposde base perviven mezclados y compenetrados, elementos "positivos y "ne-gativos para su propio desarrollo y existencia, entonces de qu manera y conqu criterios, separar (como en la parbola bblica) el grano de la paja? Aquelloque se muestra frtil de aquello estril y perpetuador de las relaciones socialesasimtricas? La IAP (yen general, las diversas vertientes de la educacin popularen el Tercer Mundo) ha ido encontrando en su quehacer dos aproximacionescomplementarias para encarar tales nterroqantes.'?

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  • Primero se ha concluido que no existe ninguna cultura popular suicida,o sea, que en el marco de las relaciones inmediatas de sobrevivencia siempreestn presentes valores y prcticas en pro de la vida y su ampliacin. De tal modoque prcticas como la medicina tradicional, la fiesta popular, el trabajo comunitarioentre ciertos grupos indgenas, etc., constituyen respuestas aprendidas histri-camente en los grupos primarios para hacer frente a la reproduccin de la vida.As, un primer criterio con arreglo al cual la IAP juzga 11 cuales tradiciones, valoresy prcticas deben ser recuperadas del torrente del sentido comn, es unaapreciacin concreta de cules de ellos estn en condiciones de articularse enuna estrategia de sobrevivencia de plazo mediato o largo. A este ncleo devalores "positivos dentro del sentido comn suele lIamrsele ncleo de buensentido, slo que desde la IAP tales ncleos no aparecen preformados antesde que la accin consciente de los movimientos sociales de base determine quees til para su perfeccionamiento y desarrollo.

    Lo cual nos conduce a una conclusin conceptual de importancia cardinal:no existe ninguna prctica, valores o tradicin que derive su carcter "positivopara los grupos de base, de una supuesta condicin inherente o consustancial.Es decir, de previo (a priori) no existe nada dentro de la vida inmediata de losgrupos populares que contribuya a su desarrollo como fuerzas sociales. O la quees una derivacin, no existe cultura popular pura.

    La IAP se mueve siempre en un terreno cruzado por las contradiccionesculturales (adems otro tipo de contradicciones); lo cual implica que en realidadlabora sobre -y en- espacios en los cuales los valores e intereses de quienesposeen mayores posibilidades de concentracin de la riqueza social ycomunicacional tienen una eficacia significativa.

    Por lo tanto, en definitiva en una primera aproximacin, las iniciativas de losproyectos asociados a la IAP, recuperan aquellas prcticas y valores del sentidocomn que en virtud de haber pervivido en determinados espacios de resistenciapopular forman parte de la memoria histrica (colectiva) de ciertos estratos osectores de los grupos populares.

    Se trata entonces de un conocimiento latente o dormido en el recuerdode viejos luchadores, de antiguas maestras de pueblos otrora florecientes, deartesanos innovadores que plasmaron la relacin cotidiana con los objetos de

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  • labranza, por ejemplo, y que ahora se vuelve trascendente porque sus herederoscolectivos lo requieren para dar nuevas batallas por la justicia y el desarrolloequilibrado. As, pues, se recupera desde el presente, desde sus coordenadasespecficamente urgentes, para un futuro tangible cuya viabilidad depende, enbuena parte, de una asuncin consciente del pasado.

    Ahora bien, el nfasis que hacemos en el hecho de que la IAP parte de locotidiano y vivencial, obedece a un propsito que va ms all de resaltardeterminadas conclusiones acerca de la teora del conocimiento presente en losprocesos de investigacin participativa. Tambin, y de manera fundamental,procuramos poner de relieve que el "espacio privado de lo cotidiano, de lofamiliar configura, a la vez, los procesos bsicos de reproduccin biolgica ysocial." En esa medida, es imperativo considerar que lo cotidiano se torna cadavez ms un espacio "pblico. 0, ms rigurosamente, que la distincin entre lopblico y lo privado se desdibuja cada vez ms en razn de la irrupcin de lasfuerzas productivas y del Estado en las preocupaciones y soportes bsicos de lavida cotidiana. As, problemas como el transporte pblico (directamente conec-tado con las posibilidades cotidianas de empleo y esparcimiento), la administra-cin familiar de los ingresos (actividad cotidiana de la mayora de las mujereshumildes que tiene un impacto decisivo en las relaciones de pareja e interfamiliares)y el de las prcticas productivas tradicionales enfrentadas a las innovacionestecnolgicas -para citar slo tres ejemplos-; se inscriben dentro de esa zona deinterpenetraciones entre lo pblico y lo privado I lo cotidiano y lo estructural-relacional.

    De tal modo, que en definitiva, la mejor forma de caracterizar los procedi-mientos metodolgicos de la IAP sea diciendo que stos se llevan a cabo pormedio de un doble movimiento: coolanlzar el examen y la asuncin de loscomplejos problemas de la realidad histrica-social (distribucin de la riqueza,gestacin y usufructo diferenciado del poder socio-poltico, desarrollo y sociali-zacin de los productos culturales, etc.); y, a la vez, desentraar en todas susimplicaciones pblicas (sociales y polticas) en apariencia, triviales eintrascendentes componentes de la vida cotidiana de los grupos de base.

    Lo cual es conceptualmente posible porque a pesar de que el sentidocomn, como concepcin de mundo de la vida cotidiana, es heterogneo y pocoarticulado; esta ltima posee unajerarquizacin mediada por su insercin en larealidad social e histrica concreta."

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  • Sin embargo, las experiencias suscitadas en Amrica Latina en el seno depequeos proyectos gestados y conducidos participativamente, tienden a de-mostrar que para su propia supervivencia no basta con luchar y sobrevivir, esimprescindible avanzar hacia la prosperidad, hacia un sentido de vida quetrascienda lo cotidiano y se preocupe por acceder a la transformacin desistemas e instancias ms societales, ms ampliamente estructurales. En estesentido la IAP se propone una segunda aproximacin al sentido comn,aproximacin en virtud de la cual la IAP estructura ncleos de buen sentidodestinados a servir de enlace entre la inmediatez de las prcticas y valoracionesdel diario vivir y la construccin de conceptos capaces de entender y desentraarlas formas de operacin y legitimacin de tales instancias ms ampliamenteestructurales .

    Pero para pensar de qu manera la IAP contribuye a gestar este nuevo tipode conceptos que vinculan lo cotidiano con lo estructural, requerimos remitirnos(como lo hace la IAP misma) a los mbitos y temticas que de manera mediatao intermedia configuran sus bases conceptuales, es decir: los movimientossociales en su relacin con las concepciones de autogestin, participacin ydesarrollo alternativos.

    1.2. Los movimientos sociales, las Ideologfas, laparticipacin, autogestiny desarrollo alternativos: temticas y mbitos mediatos de la IAP

    Desde que en la dcada de los 60 surgieron las primeras experiencias deinvestigacin participativa, la educacin popular latinoamericana ha estadopresente en el acompaamiento de complejos procesos sociales que van desdelos masivos movimientos de la Iglesia Popular brasilea hasta la alfabetizacinde adultos en Nlcaraqua."

    Ello ha implicado, por una parte, que los gestores y agentes de la IAPentrasen en contacto con instancias sociales y polticas que rebasaban lasdeterminaciones locales (del barrio o la comunidad campesina) para pasar atener como interlocutores al Estado, sus instituciones y a las re-presentacionesde los grupos dominantes nacionales. V, por otra, a que de manera correlativa,desde la IAP tuviesen que ser llenados de nuevos contenidos conceptos comoparticipacin, desarrollo, autogestin, que en la jerga acadmica y polticatradicional haban sido cargados de fuertes connotaciones ideologizantes ymanipuladoras.

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  • 1.2.1 El papel de la IAP en los movimientos sociales: del aprendizajecolectivo a las propuestas alternativas

    Asimismo los diagnsticos y procesos de planificacin apoyados en lasmetodologas de la IAP tuvieron que vrselas con un nuevo tipo de desafos: sercapaces de gestar, desde el trabajo de base, propuestas alternativas de carcterregional e (incluso) nacional que tuviesen un grado suficiente de viabilidadpoltica y de sustento tcnico como para que no fuesen rechazadas ad portas porlos organismos correspondientes.

    Todo ello requiri, de parte de los comprometidos en experiencias normadaspor la IAP, de un esfuerzo por pensar la compleja dinmica de los movimientossociales en el seno de los cuales se configuraban tales conflictos y negociacionescon instancias hegemnicas nacionales.

    Mas estos movimientos sociales no limitaron sus acciones a una meraopcin contestataria frente al poder establecido; en muchos casos lograronmaterializar algunas de sus propuestas. De tal modo que las iniciativas deeducacin popular que los acompaaban se vieron avocadas a la tarea deformular, pedaggica e investigativamente, los requerimientos necesarios paraque la produccin de bienes y servlcios, la administracin de fondos de inversin,la comercializacin (y otras actividades similares por medio de los cuales secristalizaban los espacios de poder y negociacin adquiridos por los grupos debase) asumieran un carcter educativo y de largo plazo. As pues, hacer de laproduccin un proceso socialmente educativo para los grupos de base, seconstituy en un reto bsico para la IAP.

    En definitiva todo lo anterior signific comenzar a "pensar en grande sinolvidar la raigambre esencial que la educacin popular deba mantener en lospequeos proyectos de base. Y, ms particularmente, para la IAP (como uncomponente sustancial de la educacin popular) se plante la necesidad deestructurar un conocimiento que expresara las nuevas relaciones sociales yproductivas que se desarrollaban al interior tanto de los movimientos socialesnacionales.'! como de los proyectos de desarrollo alternativo.

    Un elemento primordial que inicialmente estuvo presente en este nuevoderrotero de la IAP, como lo seala Orlando Fals Borda," fue la constatacin de

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  • las insuficiencias de la racionalidad cientfica de carcter cartesiano y de susinstituciones de extensin (universidades y centros de investigacin) para captarla especificidad y riqueza conceptuales de aquellas experiencias: frente a ellaslas teoras generales y los esquemas conceptuales de la academia resultaronexcesivamente ampulosos y grandilocuentes. Igualmente estaba de por medioel hecho de que el conocimiento cientfico se produce cada vez menos para serpensado y meditado por espritus humanos, cada vez se acumula ms para elclculo por ordenadores, es decir, para ser utilizado por entidadessupraindividuales, principalmente la entidad supercompetente del Estado Y

    Pero, al mismo tiempo, las nuevas condiciones exigan la apropiacindesde los grupos de base de la rigurosidad y sistematicidad propias del sabercientfico establecido. Urg a, entonces, tener acceso acuerpos tericos, entendidosstos como conjuntos de tendencias (o leyes) bsicas que procuran entender yexplicar los movimientos y contradicciones inherentes de la sociedad y que estose hiciera mediante formas dotadas de cierta sistematicidad y a travs demtodos con un grado establecido de confiabilidad y contrastacn."

    Examinaremos, de seguido de qu manera la IAP ha ido conformando unprograma de compromiso y convergencia entre el conocimiento popular (emprico)y la racionalidad cientfica de la academia. Un programa de esta naturalezaaparece como garanta de un conocimiento que recupere las bases culturales,festivas y pasionales de lo popular y, a la vez, est en capacidad de construir losconceptos necesarios para desentraar la opacidad y mediatez de las relacionessociales consideradas estructuralmente."

    1.2.1.1 Los movimientos sociales: universidad y laboratorio de la vida paralalAP

    Uno de los problemas iniciales con que top la IAP en la dcada pasadaestrib en cmo conceptuar de manera justa los alcances y limitaciones de losmovimientos sociales populares. Los estudios que se ocupaban de la cuestin seinclinaban por una de dos grandes tendencias:"

    Aqulla que aplica el calificativo de movimiento social a toda o cualquieriniciativa colectiva, es decir, que entiende a los movimientos sociales comoesfuerzos colectivos para la solucin de problemas.

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  • Aqulla que delimita restrictivamente el trmino para dar cuenta de lasconductas colectivas que se orientan hacia transformaciones sustantivasde la sociedad.

    La primera de estas tendencias se ubica dentro de la tradicin de la escuelafuncionalista en el estudio de los movimientos sociales, a la cual se le imputabasu propensin a pasar por alto el contexto histrico en cuyo seno desplegabansus potencialidades tales acciones colectivas. Lo que en ltima instancia impli-caba que los movimientos sociales tenan definida -en principio- una funcinregulativa del orden social. Funcionalidad sta que restringe el mbito de losmovimientos sociales a la resolucin de problemas particulares y que hacehincapi en su ndole transitoria y efmera: una vez obtenidas sus reivindicacio-nes (enfatizan estudiosos funcionalistas como Blumer), los movimientos socialespierden su razn de ser y desaparecen.

    Frente a esto, la segunda tendencia enfatizaba en la existencia (en la basede los movimientos sociales) de los intereses de las clases sociales fundamentalesy en la funcin que stos cumplen tendencialmente en la conservacin oapropiacin de la historicidad del sistema." Igualmente, estos estudios "con-ciben los movimientos sociales como procesos histricos regidos por leyes queno son independientes de la voluntad, de la conciencia y de las intenciones de loshombres, pero que determinan su voluntad, su conciencia y sus lntenclones."

    Es nuestro criterio que los aportes gestados a partir de las experiencias deeducacin popular en Amrica Latina, terciaron de una manera decisiva en estapolmica terica sobre los movimientos sociales; a tal grado que actualmentetales aportes constituyen una referencia obligada para el examen del podertransformador de los movimientos sociales. Lo que adems tiene una significacinparticular para la IAP, en la medida en que la aludida precisin de la problemticaconceptual de los movimientos sociales, sirvi, indirectamente a los fines deidentificar un segundo criterio general por medio del que la IAPselecciona"ncleos de buen sentido provenientes de la conciencia cotidiana para articularun conocimiento ms vivencial de los aspectos estructural-relacionales de lasociedad. Pero, antes de explicitar este segundo criterio, debemos enumerar,aunque sea esquemticamente, los elementos centrales que las experiencias deeducacin popular en Amrica Latina, aportaron a la problemtica de losmovimientos sociales; son primordialmente los tres siguientes:

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  • Si bien los movimientos sociales se estructuran en torno a la satisfaccinde determinadas demandas inmediatas cuya naturaleza cruza o trasciendeel terreno de los intereses de las clases sociales" sin agotarse en ellos; nopor eso dejan de poseer o manifestar un sentido utpico de transformacinsocial. Este sentido utpico de los movimientos sociales, se expresa en suaspiracin teleolgica, es decir, en su propensin a trascender la coyunturade crisis que los gest para articularse a propuestas de ms largo alcance.

    Esa posibilidad de orden estratgico que entraan los movimientos sociales,tiene fundamento en el tipo de instancias e instituciones que se venafectadas o cuestionadas porsu accionar. Efectivamente, los movimientossociales populares en Amrica Latina han surgido adversando estrategiasde desarrollo que arrasan con toda una cultura respetuosa del equilibrioecolgico y unas prcticas cotidianas basadas en la austeridad. En nombre(...) del desarrollo se reemplazan estos valores: la agricultura para cubrirnecesidades locales tiene que dar paso a los monocultivos para la ex-portacin, (...) y otras tecnologas expansivas en capital sustituyen alagricultor de vocacin por el obrero estacionario y mal remunerado. (...) Nopor voluntades individuales, sino por una poltica de modernizacin queCelso Furtado (ha calificado como) crecimiento perverso desigual. Porqu perverso? Por el lugar que otorga a la produccin de bienes yservicios de lujo, consumidos por una minora (...) en detrimento de lasnecesidades fundamentales de la poblacin... Las prioridades del desa-rrollo se encuentran trastocadas."

    As, el hecho de que estos movimientos sociales pongan en cuestin loselementos centrales desde los cuales se asignan las prioridades del desarrollonaconal," pone en juego la posibilidad de que ellos sean gestores de una nuevaracionalidad capaz de redisear los criterios del desarrollo.

    Sin embargo, ello no ocurrir de manera fatal. De hecho no existe ningunaprevencin que de modo aislado asegure o tutele la trascendencia de losmovimientos sociales. No obstante, la educacin popular en el seno deestos movimientos ha puesto de relieve la necesidad de buscary materializarla continuidad sobre la base de la asuncin de la naturaleza multifocal delos problemas de los grupos populares. La persistencia de los movimientossociales se vincula as indisolublemente a las tareas organizativas y

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  • educativas de los multifrentes que procuran enfatizar las demandas propiasde cada sector segn las condiciones coyunturales pongan el acento enuno u otro mbito relvlndicatlvo."

    Es decir, la accin mancomunada de las organizaciones gestadas por losmovimientos sociales y el establecimiento a partir de ella de una relacin orgnicaentre los ejes organizativo y educativo, aparecen como los requisitos cardinalespara configurar una estrategia de supervivencia de los movimientos sociales enla direccin de cristalizar los pilares de una nueva concepcin de desarrollo."

    Decamos, entonces, que a partir de las tres precisiones anteriores es quela IAP define un segundo tipo de criterios con arreglo al cual recuperar "ncleosde buen sentido de la conciencia cotidiana. Pues bien, si el primer tipo decriterios que reseamos nos remita a todos aquellos componentes de la vidacotidiana (y el sentido comn asociado) que estaban en pro de la vida y sureproduccin inmediata, este segundo tipo de criterios nos remite a lo que, en lahistoria y cultura de los grupos de base, facilita, promueve o permite el esta-blecimiento de relaciones de solidaridad y apoyo con otros grupos similares.

    La diferencia entre el primer y segundo criterio tiene que ver con el hechode que, en una primera aproximacin, la vida cotidiana tiende a tutelar lareproduccin inmediata de los valores de vida por medio del robustecimiento delprincipio de identidad sociocultural de los grupos de base. Lo cual implica que encierta medida este reforzamiento de lo propio opera, por una parte, excluyendoa otros a quienes de manera inmediata no se los acepta como iguales y, por otra,como un patrn de reconocimiento o instalacin precondicionada en el mundo delos espacios y objetos que configuran precisamente la inmediatez de la identidadsociocultural de los grupos de base.28

    De tal modo, que la necesidad y la valoracin positiva de establecervnculos de solidaridad y colaboracin con grupos a quienes se reconoce comodistintos pero, a la vez, pertenecientes a un mismo movimiento; es usualmenteel producto de procesos que trascienden la vida cotidiana aunque, comoveremos, deban asentarse en aquellos "ncleos de buen sentido de su sentidocomn en los que se hayan materializado (como pasin y voluntad) los intentosde los grupos de base por convertirse en fuerzas sociales. Un poco de contra-bando hemos introducido una nocin relacionada con el grado de desarrollo de

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  • los grupos de base: la de fuerza social. En realidad para comprender la nq ezametodolgica del segundo tipo de criterios que utiliza la IAP para sistematizarncleos de buen sentido de la vida cotidiana de los grupos de base, se requiereplantearse de qu manera concepta la IAP el trnsito de los grupos de basedesde su ubicacin objetiva como capas, estratos o categoras sociales, hacia suconstitucin efectiva en fuerzas sociales.

    Nuestra tesis es que desde la IAP se piensa tal proceso por medio de dosconceptos que ella ha contribuido a precisar: la participacin y lo alternativo.Veamos, seguidamente, el primero de ellos.

    1.2.2 La nocin de participacin presente en la IAP

    El concepto de participacin surge en el panorama del pensamiento socialmoderno en el marco de las teoras liberales ilustradas.29 En este sentido es clarala raingambre individualista del concepto, pues, en su versin liberal se parte deque el individuo dotado de una supuesta libertad de accin, contribuye a laconfiguracin de una trama de relaciones sociales mediante la bsqueda de lamxima utilidad individual. La teora del contrato social es la expresin en elterreno de la poltica, de estos supuestos (...). El ciudadano -nueva unidad debsica de la organizacin social y poltica-, formalmente igual ante la ley y antesus semejantes, se convierte as en el garante mximo de la nueva organizacinpoltica, mediante la obediencia a la ley, el respeto a sus semejantes y laparticipacin en las distintas esferas de la vida econmica y polmca."

    Ms recientemente, en el mbito latinoamericano, se hace presente unanueva interpretacin de la participacin; esta vez desde la teora de lamarginalidad.La cual, inspirada en las concepciones funcional estructuralistas, coloc losconceptos de marginalidad, participacin, integracin y promocin popular en elcentro de su interpretacin de la realidad latinoamericana. El diagnstico producidopor los representantes de esta tendencia (tal como Roger Vekemans) es muysencillo: los problemas fundamentales de la pobreza en Amrica Latina surgendel hecho de que coexisten en el subcontinente dos sociedades, una modernay otra tradicional o atrasada. La naturaleza dual de las sociedades latinoameri-canas habra provocado, entonces, el surgimiento de masas de poblacin noincorporada a los beneficios de la productividad y a los niveles de ingreso,cultura y educacin propios de las sociedades industrializadas. Y, desde luego,

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  • que la lnea divisoria entre los marginados y los incorporados consiste en lafalta de participacin.

    La respuesta adecuada a esta situacin, segn los tericos de lamarginalidad, es la incorporacin de las masas marginales a la sociedad y lageneracin de canales participativos mediante programas de promocin. Estaltima busca llevar a los grupos marginales del estado de no participacin al deintegracin en una sociedad global reestructurada, que supere las taras propiasdel dualismo estructural (...). Lgicamente -sealan estos autores- este procesode integracin no puede ser llevado a cabo por los propios marginados. Esnecesaria la presencia y la accin de agencias externas (...) que dirijan la tareano slo en el terreno de los bienes materiales sino, sobre todo en la esfera cultural.Para que los marginados puedan pasar del estado de marginacin al deintegracin se necesita un cambio en sus esquemas de pensamiento tradicionaleshacia valores ligados a la racionalidad y a la eficiencia.

    Como puede verse, la teora de la marginalidad asigna un contenido muypreciso a la participacin. Esta es vista como el antdoto contra todos los malesde la poblacin marginada, y como un mecanismo de integracin funcional alorden social vqente."

    Ahora bien, la nocin de participacin que ha ido gestando la educacinpopular latinoamericana -y, en su interior, la IAP-,32posee caractersticas que lahacen, en cierto grado, heredera de las tradiciones recin sealadas pero,fundamentalmente, la diferencian como una ruptura respecto del significadosociopoltico que le asigna al protagonismo de los procesos sociales de base.33

    De manera esquemtica, en una primera aproximacin, podemos carac-terizar los elementos esenciales de la participacin para la IAP, por medio de lossiguientes puntos:

    1. Para la IAP la participacin es un proceso social de intervencin en diversoscomponentes de la realidad concreta.

    2. El actor fundamental de tales procesos de intervencin son los grupos debase en camino de convertirse en fuerzas soctales."

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  • 3. Las potencialidades de transformacin presentes en la participacin estndadas por el desenvolvimiento de un conjunto complejo de factores, dentrode los cuales la IAP privilegia metodolgicamente la produccin, apropiaciny socializacin de conocimientos orientados hacia la creacin de comunidad.

    De manera ms sistemtica, podemos resumir articuladamente los trespuntos anteriores, diciendo que: la participacin es, bsicamente, un proceso deintervencin de las fuerzas sociales en el desenvolvimiento de la vida colectiva.Intervenir significa aqu tener un peso importante en los resultados intermediosy finales de los procesos de negociacin, mediacin y conflicto en torno de loscuales se produce la movilizacin de las fuerzas sociales. Estas ltimas actaninsertndose en una realidad compleja compuesta por factores estructurales ystuactonales" cuyo conocimiento apropiado es un elemento esencial, tanto paraponer a su favor los componentes de una determinada correlacin de fuerzassociales, como para gestar internamente un sentido de comunidad sobre el cualapoyar la dinamizacin de sus potencialidades.

    La creacin de comunidad aparece, dentro de la nocin de participacinsustentada por la IAP, como la connotacin fundamental de su quehacerpropiamente poltico. Es decir, asumiendo que la expresin "poltica remite ados espacios no excluyentes del quehacer de las fuerzas sociales: el de creacinde poder y el de constitucin de lo comunitario; la nocin de participacin de laIAP est directamente emparentada con ese segundo sentido (fuerte) de lopoltico.36

    Esto ltimo implica que la participacin en este contexto no se concibenecesaria o exclusivamente definindose alrededor del poder "poltico referidoa los aparatos de Estado, sino en torno de todas aquellas relaciones de poder ycolaboracin dispersas y difusas en el seno de la sociedad civil que juegan abiertao sutilmente tanto en el desarrollo de la vida cotidiana, como en las relaciones desta con los factores estructurales.

    Ahora bien, este concepto de participacin nos permite concebir lasgradaciones y aproximaciones desde la conciencia cotcana" de los grupos debase hacia (o hasta) la conciencia transttva" de los movimientos sociales po-pulares; como una cuestin directamente vinculada a los canales y grados deintervencin que en una coyuntura dada, alcanzan los individuos y las fuerzas

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  • sociales. O sea, del desarrollo y organicidad que logren, eventualmente, loscanales y grados de participacin de los grupos de base; se derivan, dentro dela IAP, las posibilidades concretas de formular proyectos alternativos dedesarrollo, lo mismo que las concepciones populares ms elaboradas (anlisisde coyuntura y programas) acerca de la viabilidad poltica-social de sus propues-tas. En este sentido podemos identificar los siguientes grados escalonados departicipacin y detectar cmo en sus niveles ms altos, la gestacin de loalternativo adquiere mayores posibilidades de materializacin:

    a. Informacin

    Es el grado primario de participacin, en l los interesados tienen accesoa la informacin sobre todas aquellas decisiones que los afectan, antes odespus de ser tomadas por otras personas o grupos.

    b. Consulta

    En este nivel no slo se conocen propuestas y decisiones, sino que lapoblacin tiene posibilidades normadas institucional o grupalmente de expresarsu parecer sobre un determinado evento y declarar en funcin de sus intereses,un conjunto de aspiraciones, necesidades y puntos de vista, los cuales han deconstituirse en criterio para la toma de decisiones.

    c. Decisin

    Aqu se presenta un ingrediente cualitativamente nuevo, a saber, laintervencin activa de los interesados en laseleccin de una opcin determinada.De tal modo, que las fuerzas participantes, ya sea mediante acciones directas oa travs de representaciones, hacen efectiva su capacidad de escoger una ovarias opciones en correspondencia con sus propios intereses. El nivel decisoriono slo supone los anteriores, sino que requiere una presencia de los interesadoscomo actores y constructores de la realidad social.

    ch. Control

    En este grado de participacin, los participantes velan por la ejecucin delas decisiones tomadas. Para lo que se dotan de los instrumentos urdicos,financieros, metodolgicos, tcnicos) necesarios para ejercer el control.

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  • d. Gestin

    Este es el grado ms alto de participacin por cuanto se supone que losagentes poseen las competencias y los recursos requeridos para el manejoautnomo de ciertas esferas de la vida colectiva. Es un nivel que exige una ciertacalificacin tcnica de la poblacin, el inters de los participantes para convertirseen gestores y, sobre todo, un clima comunitario propicio.

    Es claro, entonces, que para la IAP lo participativo es, ms que un recursotctico o instrumental, una forma bsica de consolidacin del conocimiento parala vida al interior de los grupos de base y de gestacin de los valores comunitariosy de alimentacin social de las prcticas de contrapeso (contrapoder) poltico enel seno de los movimientos sociales.

    Recapitulando tenemos que la IAP conforma sus bases conceptuales en elterreno de las prcticas sociales inmediatas y mediatas de los grupos de base,en los cuales se desarrolla como una opcin de conocimiento y capacidadautogestiva. Al examinar las bases conceptuales que articulan las temticas ymbitos mediatos en los que se mueven los grupos de base comprometidos enexperiencias de IAP hemos destacado, hasta aqu, la naturaleza pedaggica queadquiere la participacin en la direccin de gestar un tipo de conocimientoapropiado para la formulacin de proyectos alternativos. Resta ahora, pararecomponer las bases conceptuales de la IAP, analizar de qu manera susexperiencias asociadas han ido configurando una determinada comprensin delo alternativo y de sus formas de plasmacin en proyectos de desarrollo. Es decir,trataremos de responder a la pregunta: qu concepcin de desarrollo hacontribuido a gestar las experiencias IAP y qu es lo alternativo dentro de talconcepto de desarrollo?

    1.2.3El carcter de lo alternativo en la IAP y su configuracin en losproyectos de desarrollo

    Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial se generaliz un conceptode desarrouo= que tiene su origen en la transnacionalizacin de la economamundial. Tal concepto se expresa en una creciente homogenizacin de latecnologa, de la produccin y del consumo; sin tomar en cuenta los recursos decada pas y sus especificidades culturales.

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  • La traslacin de este modelo de desarrollo a los pases latinoamericanosimplic la adopcin de iniciativas estatales desde las cuales el desarrollo esconcebido como un proceso lineal, con etapas preestablecidas, por el cual debenpasar todos los pases. La idea subyacente es la de que hay un nico modelo dedesarrollo industrial que debe ser adoptado pasando por encima de las diferenciasculturales e histricas.

    En el plano de la poltica social del Estado lo anterior signific un marcadonfasis en programas compensatorios de gran cobertura (y escasa correlacinentre costos y satisfaccin de necesidades) por medio de los cuales se trat depaliar los efectos sociales de los procesos de urbanizacin y desplazamientodemogrfico campo-ciudad asociados a la puesta en marcha de aquel modelo dedesarrollo.

    Por otra parte, la industrializacin que sirvi de pivote al lanzamiento deaquella estrategia de desarrollo, trajo consigo la reproduccin de la dependenciaen virtud del incremento de los desequilibrios entre la generacin de divisas y lanecesidad de importar equipos y tecnologas de los pases industrializados.

    La experiencia demuestra, de forma incluso dolorosa, que la copia de losmodelos econmicos de los pases desarrollados trae consigo la preponderanciade una lgica del despilfarro, la ineficiencia institucional en la atencin de lasnecesidades bsicas de la poblacin y una relacin depredatoria con los recursosnacionales y el medio ambiente. Frente a esto, paulatinamente y con grados cadavez mayores de viabilidad poltica, viene gestndose en los pases subdesa-rrollados un concepto alternativo de desarrollo cuyos componentes bsicos sepueden resumir as:

    Integralidad entre las diversas variables del crecimiento econmico, lautilizacin de los recursos productivos y la satisfaccin de las necesidadeshumanas. El desarrollo no se concibe aqu como una mera suma oagregado de componentes sociales, polticos y econmicos, sino como laexpresin integrada de una estrategia de largo plazo en la que la inversineconmica y el desarrollo social se articulan en proyectos participativosconcretos.

    Compatibilidad entre la satisfaccin de las necesidades fundamentales de

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  • la poblacin y la valoracin y preservacin del acervo de recursos cultura-les y del medio ambiente con que cuentan nuestras sociedades.

    La participacin y la autogestin como elementos fundamentales en laorganizacin de la accin y la convivencia ciudadanas.

    Fomento de procesos de incremento de la productividad social por mediode metodologas y tcnicas apropiadas a las realidades especficas yhaciendo hincapi en la calificacin de la fuerza de trabajo antes que en larentabilidad de las inversiones de capital.

    La IAP y, en general, la educacin popular," ha retomado y desarrolladoen iniciativas usualmente locales los lineamientos antes reseados. Sin embargo,en tanto las acciones de la educacin popular han procurado prefigurar eninstancias microsociales un orden que se desea alternativo en trminos societales;las interrogantes acerca del carcter alternativo del desarrollo prefigurado y porconstruir, tienden a remitirse al problema de la constitucin del orden democrtico.

    o sea, la IAP en sus labores de produccin y usufructo de conocimientosapropiados a las necesidades comunitarias de los grupos de base y de losmovimientos sociales populares; conceptualiza lo alternativo desde el senomismo de las prcticas de estos grupos (unidos frente a sus adversarios sociales)por construir los canales y procedimientos de gestin democrtica. De tal modoque dentro de este marco carecen de sentido cuestiones tales como s unadeterminada vivencia cultural (el rock o la imaginera popular, por ejemplo) esalternativa o fortalece el orden establecido. Por el contrario, lo central aqu estribaen qu medida (y con cunta calidad) las prcticas de los grupos de basecomprometidos en experiencias de educacin popular estn en condiciones deposibilitar que aqullos se apropien de la construccin del orden social. O, entrminos ms rigurosas, se trata de asumir sistemticamente el hecho de que losgrupos de base en la produccin material de su vida engendran simultneamenteel sentido de su modo de vida, pero que ya la encarnacin de ese sentido de laconvivencia en la organizacin social bajo la forma de Estado, les es extraa yhasta hostil.

    Pues bien, la IAP por la mediacin de sus dos criterios metodolgicosfundamentales procura crear las condiciones apropiadas para que los grupos de

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  • base se perciban a s mismos como los constructores de un orden materializadoen proyectos (tecnolgicos, sociales, productivos) concretos. Se conjura as laamenaza autoritaria conculcadora de toda tendencia alternativa, que estereotipacualquier alteracin del orden vigente como la irrupcin del caos." As, lasconcepciones prevalecientes hoy da dentro de la educacin popular latinoa-mericana se distancian claramente de aqullas que conciben lo alternativo comola negacin absoluta y suicida del orden vigente. Y ello no solamente porque entrminos tericos se entienda a los procesos de constitucin de la hegemonasocial -a diferencia de la dominacin pura y simple- como fenmenos dedireccin poltica e ideolgica en la que una clase o sector logra una apropiacinpreferencial de las instancias de poder en alianza con otros grupos, admitiendoespacios donde los grupos subalternos desarrollan prcticas independientes yno siempre funcionales para la reproduccin del ststema." Sino tambinporque en trminos prcticos se acta agrupando tanto los bienes materiales(fondos revolutivos, prcticas agronmicas socialmente apropiables, tecnologasconstruidas a la medida), como culturales (tradiciones de lucha, msica yliteratura populares portadoras de identidad); en la direccin de apertrechar a losgrupos de base en sus iniciativas de negociacin y consolidacin de espaciospoltico-sociales frente a las instancias hegemnicas. Lo cual implica, adems,que la gestacin misma de lo alternativo se localiza para la educacin popularjustamente en el terreno de la decisin democrtica respecto de la satisfaccinde las necesidades justas (histricas) de los grupos populares. Es decir, loalternativo se juega aqu esencialmente en las modalidades y procedimientospolticos que los grupos de base proponen a la sociedad toda, en calidad deuna nueva asignacin de prioridades en la produccin, distribucin y consumo delos bienes materiales y simblicos. Slo que esta vez la fuerza del ejemplo sehace acompaar del poder de negociacin y de creacin de consenso propio degrupos sociales que tienen a su favor una contrapartida muy alta en saberhacer las cosas con una viabilidad gobernada por la justa apreciacin de suspropias fuerzas y recursos.

    En definitiva, son estos aportes los que al mismo tiempo que configuran lasbases materiales de una voluntad nacional popular (desde la cual lo alternativose despliega como un orden nuevo); posibilitan una percepcin del Estado quetoma en cuenta operativamente su naturaleza heterognea y contradictoria.

    Precisamente, por ello, la IAP ubica su quehacer, en torno a la constitucin

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  • de lo alternativo, produciendo un conocimiento que lejos de aislar a los grupos,los coloca en situacin de disear estrategias de sobrevivencia y consolidacinde largo plazo en las cuales la comprensin de la accin estatal como siendoejercida por instancias diferenciadas (por sus historias particulares, sus moda-lidades de relacionamiento con los usuarios, sus mbitos de atencin ms omenos tcnicos o polticos, etc.) juega un papel cardinal. En resumen: los ejesde configuracin del pensar y actuar alternativos se afincan desde la IAP en elterreno heterogneo y multifocal de la construccin de un proyecto de sociedaden correspondencia con las aspiraciones e intereses de las mayoras nacionales.De tal modo que las caractersticas especficas que asume dentro de la IAP laparticipacin y el grado en que esta ltima adopta modalidades alternativas,depende, en ltima lnstancia" del avance concreto alcanzado por las mayorasnacionales en la construccin de su proyecto de sociedad. Sin embargo, en lamedida que la configuracin de tal proyecto es un proceso cruzado de contra-dicciones no solamente poltico-sociales y econmicas sino tambin histrico-culturales; las experiencias de educacin popular pueden cumplirtendencialmenteuna funcin sinttica capaz de agrupar procedimientos y sensibilidades populares,las que, a su vez, se revertirn sobre las formas concretas de asuncin de talproyecto. Es decir, si bien lo alternativo tiene como escenario privilegiado laescena de las fuerzas polticas y sociales (a partir de cuya organicidad se gestafundamentalmente el proyecto aludido); tambin otros escenarios (como elhistrico-cultural) donde la IAP tiene su asidero preferente, contribuyen adeterminar su sensibilidad bsica."

    En conclusin:

    La participacin, en calidad de intervencin consciente de fuerzas sociales,constituye la dimensin poltica principal de la educacin popular.

    Lo alternativo no es privativo de las experiencias de educacin popular,pero en tanto esta ltima contribuye a gestar los pilares materiales y lasensibilidad bsica con arreglo a los cuales lo alternativo se encarna enproyectos concretos y se asume por parte de los grupos sociales fundamen-tales, respectivamente; tiene o puede llegar a tener un papel significativo ensu instauracin social.

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  • 2. Las bases metodolgicas de la Investigacin-accin partlclpatlva

    E s ya casi un lugar comn iniciar la discusin de las metodologas de la IAPestableciendo la distincin entre stas y las tcnicas mediante las cuales seinstrumental iza una determinada concepcin metodolgica. A pesar delcarcter admonitorio que usualmente reviste el nfasis que siempre se pone enla preeminencia de la metodologa sobre las tcnicas de la educacin popular; laverdad es que la mayora de los textos exponen como metodologas un conjuntovariado de mtodos y tcnicas de alfabetizacin popular, de organizacincampesina o de diagnstico partlclpatlvo." Esa carencia de rigor conceptual enel tratamiento de los problemas vinculados a los procedimientos mediante loscuales la IAP construye sus objetos de conocimiento, obedece, segn nuestrocriterio fundamentalmente a dos causas: el desarrollo desigual que las tcnicasde animacin grupal exhiben en detrimento de la constitucin de procedimientosde anlisis, programacin y evaluacin de procesos participativos ms comple-jos; y la naturaleza heterognea y pragmtica de la evolucin de la educacinpopular latinoamericana; la cual, como sealramos antes, hace acopio dediversas disciplinas y tradiciones cientficas sin preocuparse demasiado por elgrado de compatibilidad existente entre los objetos y mtodos de aqullas.

    En este documento proponemos una modalidad distinta para conceptuary entender las bases metodolgicas de la IAP. Nos parece importante empezarpor precisar que antes que de la metodologa de la IAP, debemos referirnos asus aproximaciones o vertientes metodolgicas. Esta delimitacin terminolgicatiene por objeto establecer el carcter concreto de las relaciones que la IAPguarda con las reas de conocimiento y con las prcticas de los grupos popula-res. Quizs la manera ms clara de presentar la ndole concreta de talesrelaciones y como ella se expresa en la configuracin de las aproximacionesmetodolgicas de la IAP, sea estableciendo un paralelismo entre los procedi-mientos cientficos normalizados y las modalidades de trabajo metodolgico dela investigacin participativa.

    En general, la investigacin cientfica se configura como un procesometodolgico de conocimiento en la medida en que posee procedimientosverificados (histrica y lgicamente) para construir sus objetos de conocimiento.Esa demarcacin analtica no consiste solamente en deslindar determinadocampo de la realidad, sino que estriba primordialmente en dimensionarlo

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  • eocamente, identificando y explicitando aquellas variables ms significativasque articulan ese campo con el sistema (o subsistema) en el que se incluye.46

    Se trata, entonces, de la configuracin de un ncleo terico en torno al cualse comprende la realidad, ncleo al cual Althusser ha llamado concreto pensadopara enfatizar su pertenencia a un tipo especfico de realidad Y De tal modo, quedesde el punto de referencia de la investigacin cientfica, las metodologasaparecen como estrategias de conocimiento que sintetizan, esencialmente,articulaciones conceptuales ms o menos formalizadas. Desde luego que semantiene una conexin bsica con la realidad tematizada por la investigacincientfica, pero la mediacin del concreto pensado constituye una presencia conefectos epistemolgicos que van en la direccin de establecer una diacronafuncional entre el orden lgico e histrico del discurso cientfico.

    Es decir, los procedimientos en virtud de los cuales se construyen losobjetos del conocimiento cientfico son tales que imponen una distancia (ruptura)o falta de concordancia entre los procesos de sntesis y anlisis de la ciencia, elorden lgico que ellos imponen y los procesos reales ternatizados."

    Todo lo anterior tiene como una de sus consecuencias importantes elhecho de que las metodologas cientficas pueden ser (y de hecho lo son)formuladas en trminos de constelaciones de tcnicas y mtodos que aunqueestn tericamente contextualizados, operan como sistemas independientes deproduccin de conocimientos y de resultados experimentales. O sea, la estrategiametodolgica de una disciplina cientfica determinada, una vez que ha pasadopor los procesos de validacin establecidos, opera, esencialmente, mediantesucesivas aplicaciones a fenmenos delimitados por el rea de conocimiento encuestin.

    Aunque, como veremos, las aproximaciones metodolgicas de la IAPevidencian ciertos puntos de contacto con las metodologas cientficas estable-cidas, el hecho de funcionar (la IAP) vinculada al punto de vista de los actoresy de ubicarse en contextos conceptuales propios de las llamadas (por Merton)teoras lntermedas:" provoca que sus vertientes metodolgicas se gesten,socialicen y validen con arreglo a criterios y objetivos distintos a los de lainvestigacin cientfica tradicional.

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  • Todo lo cual, no debe inducirnos a concluir que las aproximacionesmetodolgicas de la IAP no deben ser normadas pedaggica y cientficamente.Slo que nos parece de rigor tomar en consideracin de qu manera los rasgosespecficos de la IAP, en su doble dimensin de mtodo de accin poltico-socialy estrategia de conocimiento, condicionan o sobredeterminan sus opcionespedaggicas y cientficas.

    En la primera parte de este artculo tratamos de formular un conjunto deconceptos que la prctica histrica de la educacin popular latinoamericana havenido sustentando como apropiados para pensar la diversidad de sus queha-ceres en el seno de los grupos de base. Asimismo, procuramos mostrar de qumanera cuando, con esa batera de conceptos, se piensa el trnsito entre el largoy el corto plazo (entre lo situacional y lo relacional/estructural); se da paso a doscriterios metodolgicos centrales de la IAP.

    Ahora bien, precisamente por la naturaleza particular de estos criteriosmetodolgicos, de los conceptos que le sirven de fundamento terico y de lasprcticas sociales que los posibilitan;50 las aproximaciones metodolgicas de laIAP son estrategias de obtencin y usufructo de conocimiento directamentevinculadas a las opciones de los grupos de base. De tal modo que las basesmetodolgicas de la IAP juegan -en el sentido de ser posibilitadas por necesidadescolectivas- al interior de estrategias de sobrevivencia y de desarrollo de grupospopulares concretos.

    Por ello, no existe nada parecido a un recetario o, incluso, conjunto dereglas formalizadas, que nos pueda indicar los pasos requeridos para llevar acabo un proceso de investigacin participativa. Por el contrario, la ndoleinductiva de las teoras intermedias sobre las cuales puede asentarse unainiciativa de sistematizacin de una experiencia de IAP, vuelve obligatoria larecuperacin de la riqueza de los procesos concretos, incluso en lo que stostienen de irrepetible y distintivo." 0, ms rigurosamente, la IAP estructura susobjetos de conocimiento mediante procedimientos (mtodos) pensados desde ypara los procesos de gestacin de los sujetos populares. As, las aproximacionesmetodolgicas de la IAP son, fundamentalmente, lecturas esenciales de lashistorias de vida de los sujetos populares y de los procesos de creacin decomunidad. En la medida en que estas lecturas capturan los rasgos esencialesde aquellos procesos, la IAP posee caractersticas que la hermanan con las

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  • diversas familias de la investigacin cientfica; pero, en tanto los aprehende,expresa y socializa, mediante procedimientos vividos y empricos, ella tiende aconformar un nuevo paradigma que sintetiza lgicas afectivas y racionales. Yesen este punto, cardinalmente, donde las aproximaciones metodolgicas de la IAPencuentran su estatuto particular.

    Es decir, de manera anloga a como la investigacin (y, en general, eldiscurso) cientfico se funda en una distancia o ruptura entre los rdenes histricoy lgico; la IAP estructura sus mtodos en torno alasntesis entre la historia comovivencia o construccin humana y la historia como discurso heurstico. Endefinitiva, el eje que articula las aproximaciones metodolgicas de la IAP reside .en la capacidad que tienen aqullas para aproximar o facilitarles a los grupos debase una vivencia de la historia que sea a la vez pasional e interpretativa."

    Comprender y recuperar la historia propia -para poder construir la de todos-y convertir en fuerzas materiales (tcnicas, sociales, productivas) estos apren-dizajes: quizs ste podra ser el lema compendiado de las metodologas de laIAP.

    Con todo, las aproximaciones metodolgicas de la IAP, no se restringen auna especie de mtodo para la indagacin/apropiacin histrica hecho a lamedida de los grupos de base. Pues, si bien, como hemos indicado, las basesmetodolgicas de la IAP surgen de la alianza de la racionalidad afectiva y volitivadel movimiento popular con la lgica cientfica instrumental y el terreno de talalianza es la apropiacin de su propia historia por parte de los grupos de base;la verdad es que slo mirando retrospectivamente, desde un alto estadio dedesarrollo del movimiento popular, es que podemos afirmar la primaca de lohistrico-poltico dentro de la concepcin metodolgica de la IAP.

    Ms bien, en tanto las vertientes metodolgicas de la IAP hunden susraces en las formas embrionarias de participacin y gestin de los grupos debase; el eje histrico-poltico de su quehacer tiene como sustrato inicial lasprcticas productivas y sociales existentes en la cotidianeidad de tales grupos.

    En el caso de las experiencias de CECADE y de otros organismos deeducacin y desarrollo popular agrupados en la Asociacin Latinoamericana deOrganismos de Promocin (ALOP);53 este sustrato inicial de las bases

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  • metodolgicas de la IAP, Ila sido sistematizado por medio de la conceptualizacinde la articulacin entre produccin, educacin y organizacin en el seno de losproyectos de desarrollo alternativo.

    2.1 La IAP y el eje produccln-educacln-organlzacln

    La exposicin que sigue es el resultado de una sistematizacin preliminarde una experiencia en curso." Por lo tanto, es probable que aparezcan en ellaalgunas conclusiones sin una fundamentacin rigurosa y que, en ocasiones, lanaturaleza restringida y embrionaria de los procesos contemplados (de loscuales, por otra parte, no podemos describir ms que en sus rasgos msgenerales), nos obliga a ser cautelosos respecto del alcance de las orientacionesmetodolgicas implicadas.

    Empecemos por evidenciar un hecho: la mayor parte de las experienciaslatinoamericanas enmarcadas dentro de los principios de la IAP se han ocupadode las cuestiones vinculadas a las vivencias culturales y sociales de los grupospopulares: los desarrollos tcnicos y tecnolgicos han estado prcticamenteausentes de las preocupaciones de los promotores de la IAP. Con ello, un vasto,complejo e importante espacio de las prcticas de los grupos de base (sobre todocampesinos) ha quedado por fuera de un tratamiento sistemtico y reflexivodesde los parmetros de la educacin popular.

    De tal modo que nuestra experiencia reciente ha consistido esencialmenteen la corroboracin de que nuestro compromiso en la lnea de promoverproyectos productivos, ha trado consigo el cuestionamiento de muchos de losprincipios de la teora de la concientizacin hasta hace poco prevaleciente enla educacin popular latinoamericana.

    No se trata solamente de que los proyectos productivos obliguen a concebirestrategias metodolgicas aptas para acompaar (reflexivamente) los diversosespacios materiales en que se resuelve la vida de los grupos de base; sinotambin que ellos posibilitan (y requieren para ser alternativos) la integracin denuevas dimensiones del quehacer y del pensar de tales grupos en una relacindinmica con las instancias de poder y de creacin de conocimiento locales ynacionales.

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  • Dado el estado actual en que se encuentra la sistematizacin de este tipode experiencias, creemos conveniente presentar sus principales derivacionesmetodolgicas mediante la siguiente enumeracin esquemtica:

    1. La existencia de un sector agropecuario con estructuras socioeconmicasy productivas de gran diversidad, donde conviven consorcios multina-cionales con grandes haciendas y explotaciones medianas capitalistas,junto con unidades pequeasde tipo familiar de agriculturade subststenca:"ubica a los protagonistas de los proyectos productivos alternativos en uncontexto complejo cruzado de relaciones de fuerzas que no se agotan enlos aparatos estatales.

    De tal modo que la primera aproximacin metodolgica de la IAP, a saber:el protagonismo activo de los grupos de base como conductores de susprocesos= de conocimiento y gestin, deba ser ajustada en la direccin deprecisarlas caractersticas peculiares del protagonismo de los agentes productivospopulares.

    En este sentido, podemos adelantar que las formas de desarrollo de talprotagonismo deben ser concebidas como un trnsito desde la percepcininmediatamente vivencial de la produccin hacia su decodificacin como portadoray cristalizadora de determinadas relaciones sociales.

    2. Esta decodificacin no es exclusivamente ideolgica (comprensin delos determinantes sociopolticos de la produccin) sino, fundamentalmente,productivo-poltica. Es decir, se desenvuelve y expresa como una asun-cin prctica de los sistemas y subsistemas productivos globales de laactividad campesina; en lo que aqullos (sistemas y subsistemas) tienenque ver con al menos: racionalidad del mercado versus racionalidad deautosubsistencia; las tecnologas apoyadas en investigaciones por productoy especialidad, frente a las tecnologas de sistemas integrados de produccin;la poltica agraria estatal en sus expresiones regionales y nacionales y losajustes productivos regionales encaminados a configurar respuestas de-fensivas u ofensivas frente a las polticas en curso.

    3. Los procesos educativos no se conciben aqu a modo de discurso yuxta-puesto a las prcticas tcnicas y productivas de los proyectos. Al contrario,

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  • ellos son conceptuados como momentos de nfasis reflexivo por cuyaintermediacin la produccin es aprehendida como estructura de relacio-nes sociales que exige de los grupos una respuesta organizativa idneapara hacer frente a las condiciones coyunturales en las que la produccincampesina adquiere una dimensin poltica regional y naclonal."

    4. Las aproximaciones metodolgicas de la IAP operan aqu en la lnea deexpresar pedaggica y culturalmente las interconexiones entre los momentosproductivo, educativo y organizativo, en el seno de los proyectos produc-tivos; a fin de configurar un eje de conocimiento que los articule gradual-mente. Una segunda derivacin metodolgica nos remitira, en este caso,a la gradualidad de los procesos de solucin de las necesidades bsicasque han de acompaar los procesos educativos y organizativos en el senode los proyectos productvos."

    5. Esta gradualidad que se postula para los proyectos productivos de carcteralternativo, tiene que ver no solamente con los principios de una estrategiade sobrevivencia de largo plazo," sino que tambin con exigencias decarcter educativo.

    Por ello, su eficacia educativa depende, en gran parte, de que estacompaada del paralelismo y simultaneidad de las actividades de planificacin(diagnstico-programacin-ejecucin-evaluacin) con predominancia de una deellas en correspondencia con la temporalidad especfica tanto de las fuerzasproductivas populares, de sus contrapartes empresariales, de los ciclos naturales,como de las prescripciones educativas y del avance organizativo de los gruposimplicados.

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  • NOTAS

    1. Ver, al respecto: Conocimiento y poder popular, Fals B. O. 1986, p. 81 Y Evaluacin, situacin actualy perspectiva de las estrategias de investigacin participativa en Amrica Latina. FLACSO, CCIP,1982.

    2. Por nuestra parte consideramos inadecuada una inclinacin muy extendida entre los tericos de laeducacin popular latinoamericana, a formular los conceptos de esta ltima partiendo directamente delos textos bsicos del materialismo dialctico o histrico. Se habla as de la Concepcin MetodolgicaDialctica para referirse a los principios tericos de la educacin popular y de la IAP. En realidad setrata de un transvasado de categorlas filosficas como sujeto-objeto y teorla-prctica hacia lasistematizacin de experiencias que se desarrollan bien en el nivel de la coyuntura, bien en el de laestructura social o (a lo ms) en el de la formacin econmico-social. Segn nuestro criterio, unaconstruccin de los conceptos apropiados para la IAP no puede pasar por alto el hecho de que cualquiertexto bsico (como El Capital y las Tesis sobre Feerbach) hablan y han sido construidos desde unadeterminada problemtica terica que no es la misma (por no pertenecer al mismo nivel) que textos msconcretos como El 18 Brumario o Los intelectuales y la organizacin de la cultura de Gramsci.Hasta ahora lo que se ha dado es una mezcolanza donde aparecen yuxtapuestos conceptos comosujeto-objeto con el de intelectual orgnico para intentar comprender fenmenos tan concretos (y, porlo tanto, tan multideterminados) como la insercin de los profesionales en los proyectos participativos.

    3. Cf. Diagnstico de comunicacin: mensajes, instituciones, comunidades. Prieto, D. CIESPAL. 1985,p.309.

    4. En relacin con vida cotidiana nos atenemos principalmente a las elaboraciones dadas por Prieto, D.Op. cit., pp. 309-364 Y respecto con los grupos de base vase Intelectuales y pueblo: un acercamientoa la luz de Antonio Gramsci. Gmez, Jos. DEI, 1988.

    5. el. Carta Encclica Sollicitude Rei Socialis. Juan Pablo 11. 1988, pp. 48-69.

    6. Para una reflexin acerca de la urgencia de teora que para tal tipo de experiencia requieren los gruposde base, el. Teora y crisis en Amrica Latina. Gallardo, H. 1984, pp. 41-60.

    7. ci Gmez, J. Op. cit., pp. 79-80.

    8. Para un anlisis detallado de las formas de produccin de sentido, de distribucin de los valoressimblicos en una sociedad concreta, vase La dimensin ideolgica de la crisis en Costa Rica y elpapel de las sectas cristianas no histricas", Guadamuz, E., en ABRA, N. 2, 3. 1986.

    9. Respecto de la produccin lingstica y literaria popular, pueden encontrarse algunas indicacionesmetodolgicas interesantes en Pautas para el estudio de la literatura popular, Barzuna, G. el. al., pp.23-42. CECADE, Costa Rica, 1987.

    10. Desde luego, que en este punto se trata de una valoracin propia de la trayectoria y de los alcancesde la IAP. Tal valoracin se fundamenta, en gran parte, en un examen crtico de las experiencias deeECADE en los ltimos aos. Al respecto pueden consultarse como documentos de partida, lossiguientes: Algunos principios y puntos crticos de la educacin socialmente productiva, CECADE, 1987;Sntesis de las discusiones sobre la problemtica de los proyectos productivos, CECADE, lebrero-mayo1987; Las semillas del futuro pueden germinar en tierra agreste, Reuben S., W. y CECA DE: Ideas yacciones al servicio de los grupos populares, CECADE, 1988.

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  • 11. Cuando decimos que Ir P juzga , debe entenderse que en realidad son los grupos de basecomprometidos en acciones pedaggicas y pcllticas normadas participativamente, los que juzgan.

    12. Vase al respecto: Movimientos feministas , Snchez O., pp. 73, 74, en: Movimientos socia/es yparticipacin comunitaria, Nuevos Cuadernos CELATS N. 7, Per, 1985.

    13. Desde luego que como se establece en Fundamentos de formacin poltica: anlisis de coyuntura,Gallardo, Helio, pp. 14, 15-19,22. DEI, Costa Rica, 1988; existen mltiples factores que condicionannegativamente una insercin adecuada y lcida de los agentes sociales (considerados en susactividades cotidianas) dentro de su realidad histrico-social. Sin embargo, nos parece que esto noniega la existencia de unas jerarquras y estructuras de la vida cotidiana a partir de las cuales medianteciertas metodolog las, por una parte, se la puede comprender en sus relaciones estructurales y, por otra,se puede incorporar en ella problemas y reflexiones que la trascienden. Para una reflexin de las basestericas de esta ltima posibilidad, cf. Sociologa de la vida cotidiana, Heller, Agnes; principalmente elcaptulo: La estructura de la vida cotidiana .

    14. Sobre la articulacin entre educacin popular, procesos sociales de crisis y movilizacin popular, puedeverse La educacin popular en Centroamrica , Bustamante, Martha. Nuevos Cuadernos CELA TSNg 12, CELATS, Per, 1987; principalmente el captulo: Investigacin social, conflicto, democracia yeducacin popular en Amrica Latina.

    15. Esencialmente todas aquellas elaboraciones que remiten a los problemas del contrapoder popular, delos espacios de negociacin y relacionamiento con las instancias hegemnicas y de los componentessociales y sentido poltico de los movimientos barriales, ecologistas y feministas.

    16. Cf. Conocimiento y poder popular. Fals B., O., p. 20.

    17. Morin, Edgar, Autobiografa intelectual", citado por Restrepo, A en: La participacin comunitaria y latransformacin democrtica del Estado. p. 18.

    18. Respecto de tales parmetros del saber cientfico establecido, vase: La sistematizacin, un intentoconceptual y una propuesta de operacionalizacin, Quiroz, T. y Morgan, M., p. 12. en: Nuevos Cuader-nos CELATS. N. 11, Per, 1987.

    19. Conocer lo real (...) no es algo que puede hacerse o lograrse de un solo golpe de vista, intituiva opasionalmente, sino que implica un esfuerzo, voluntad, organizacin y sobre todo, la creacin deconceptos (...) de una totalidad jerarquizada de conceptos, de construcciones mentales, una teora ,Gallardo, H. Op. cit., p. 21. 1988.

    20. Cf . Movimientos ecologistas , Barn, M., p. 31, en: Nuevos Cuadernos CELATS, N. 7, Per, 1985.

    21. Hablamos de historicidad del sistema para referirnos a los objetivos y tareas emprendidas por lasmayor ras nacionales para asumir la construccin de identidades sociales, instituciones y concepcionesde vida propias de un nuevo proyecto de sociedad, es decir, nos referimos a lo que Gramsci llama laconstitucin de un nuevo bloque histrico.

    22. Barn, M. Op. cit., pp. 31-32.

    23. Es decir, los movimientos sociales actuales cubren un espectro muy amplio de peticiones e interesesque van desde los vinculados a la preservacin del medio ambiente, la defensa y ampliacin de losderechos de las mujeres como grupo especfico, hasta las demandas tradicionales de empleo,vivienda, produccin y seguridad social. Cf. Movimientos sociales , Fals, B., Orlando, en: Movimien-tos sociales y participacin comunitaria. Nuevos Cuadernos CELATS, N. 7, CELATS, Per, 1985.

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  • 24. Ecodesarrollo: desarrollo sin destruccin, Sachs, Ignacy, p. 62. Editorial Club de MXICO. MJc:O1982.

    25. Pensemos solamente en el caso de los modelos de ajuste estructural cuestionados por los mo 'entoscampesinos y de pobladores, en tanto que tienden desligitimar sus criterios de asignacin de atoy, en general, sus cnones de rentabilidad.

    26. ct Movimientos sociales, Fals, B. O., p. 14.27. Sobre las caractersticas de esta orqanicidad entre los ejes educativo y organizativo, aparece una

    elaboracin conceptual en nuestro trabajo Hacia una nueva concepcin de la organizacin y lapropaganda populares en Costa Rica, eEeADE-eTeR, 1987. All afirmamos, esencialmente, que elcarcter complementario de lo organizativo y educativo al interior de las experiencias populares, estdado por la funcin sinttica que cumple cada uno de ellos: lo organizativo sintetiza voluntades yespacios sociales (relaciones de fuerzas sociales) y lo educativo sintetiza voluntades y espaciosculturales (relaciones de fuerzas ideolgicas) en una orientacin dada colectivamente.

    28. Sobre la funcin de los objetos y espacios en la vida cotidiana y en su cultura; vase: Prieto, D. Op. cit.,el captulo: Espacios y objetos en la vida cotidiana. pp. 345-363.

    29. Sobre el origen, limitaciones y potencialidades del concepto de participacin, vase: "Lneas concep-tuales para el anlisis de la participacin ciudadana ., Velsquez, F., en: Movimientos sociales yparticipacin comunitaria, Nuevos Cuadernos CELATS, N. 7, eELATS, Per, 1985.

    30. Velsquez, F., Op. cit., p. 85.

    31. Idem. p. 86.

    32. Posteriormente examinaremos las connotaciones especficas en el mbito de la produccin deconocimientos, que adquiere el concepto de participacin dentro de la IAP.

    33. Las elaboraciones que siguen las hemos tomado de nuestro artculo Apuntes sobre la participacincomunitaria en las polticas de desarrollo social ., eEeADE, 1988.

    34. La nocin de fuerzas sociales que hemos manejado es la que aparece en Elementos de poltica enAmrica Latina, Gallardo, H., p. 30. En resumidas cuentas esta nocin trata de expresar conceptualmentelas diversas modalidades por medio de las cuales grupos empricos (campesinos medianos ypequeos, por ejemplo) construyen alternativas de vida que cuestionan parcial o comprensivamenteel estado de cosas imperante. El eje de esta nocin estara dado, entonces, por la palabra fuerzas .que dara cuenta del hecho de que se trata de grupos sociales sometidos a tensiones dinamizadas poruna determinada correlacin desplegada en el tiempo, escenarios geogrficos e institucionales y enregiones ideolgicas.

    35. Esta distincin y su respectiva explicacin aparecen en Fundamentos de formacin poltica ... Gallardo,H., pp. 31-32.

    36. ef. Elementos de poltica en Amrica ... , especficamente el capitulo: La doble connotacin del conceptopoltica .: poder y comunidad.

    37. -Por conciencia cotidiana entenderemos el conjunto de representaciones que se configuran espont-neamente en la subjetividad de los agentes sociales. ( ...) La conciencia cotidiana incluye no solamenteel conjunto de representaciones espontneamente generales, sino tambin engloba la estructuracin(organizacin) de tales representaciones. Solano, M. El concepto de conciencia cotidiana, p. 4

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  • Actualidades en Psicoloi ..: ..'01. 3. n. 18, 1987. Instituto de Investigaciones Psicolgicas, Universidadde Costa Rica, 1987.

    38. Hablamos de conciencia transitiva (por oposicin a conciencia intransitiva-ingenua) para referimos alhecho de que los movimientos sociales constituyen escuelas vividas de transformaciones criticas delas representaciones que los grupos de base poseen de su propia realidad y de sus relaciones coninstancias diversas. Respecto de la conciencia intransitiva-ingenua, vase Educacin popular y pro-ceso de concientizacin, Barreiro, Julio., pp. 89, 90, Editorial Siglo XXI, Mxico, 1986.

    39. Vase al respecto: Notas para la definicin de una nueva poltica de desarrollo social: algunasprecisiones conceptuales, Guadamuz, E. CECADE, 1988.

    40. En este texto usamos, en ocasiones, indistintamente las expresiones IAP y educacin popular. En larealidad de los proyectos ellas aluden a metodologias y concepciones convergentes, pero desde elpunto de vista anal tico, es adecuado concebir a allAP como un soporte bsico de la educacin popularen la medida en que esta ltima comprende dimensiones productivas y de acciones polticas de losgrupos de base en los cuales la IAP opera esencialmente en la produccin y socializacin de losconocimientos apropiados. Es decir, la expresin educacin popular alude a un conjunto de procesospolitico-sociales que trasciende lo propiamente pedaggico y epistemolgico, para insertarse en la vidaprctica de los grupos de base; mientras que la IAP se sita, ms bien, prxima a las problemticasvinculadas a la gestacin y usufructo del conocimiento popular.

    41. Norberto Lechner en "Post Scripturn, Movimientos populares y alternativas de poder en AmricaLatina, 1980, p. 263; seala, en ese sentido, que dentro de esa antinomia de orden versus caos (...)no existe posibilidad de construir un buen orden".

    42. Cf. Gramsci con Bordeau: hegemona, consumo y nuevas formas de organizacin popular, GarciaCanclini, N. en Nueva Sociedad, N. 71, marzo/abril 1984, p. 71.

    43. Como vimos, en primera instancia,las determinaciones sobre la naturaleza alternativa de la participa-cin gestada en el seno de experiencias de educacin popular, estn dadas por las condiciones deinsercin situacional de los movimientos sociales populares.

    44. Hablamos de sensibilidad bsica para referimos al tejido de sentimientos, pasin de vida Y modalidadessocioproductivas fundamentales que caracterizan las maneras en que los agentes sociales bsicosasumen la construccin de su proyecto de sociedad. Elementos de esta sensibilidad bsica puedenser: el respeto hacia un desarrollo equilibrado (ecodesarrollo), la tolerancia y el respeto de lasdiferencias como conducta poltica y civil, la asuncin de los problemas de gnero (concrecin socialde la sexualidad) desde una ptica solidaria, etc.

    45. Incluso un texto como Organizacin campesina: el objetivo poltico de la educacin popular y lainvestigacin participativa, de Gianotten y de Wit; que en cuanto al anlisis de la economa campesinahace aportes valiosos, incurre en esta falta de rigor conceptual.

    46. Ouiroz y Morgan, Op. cit., p. 14.

    47. Idem.

    48. Desde luego que estamos siendo necesariamente esquemticos en esta presentacin de las caracte-rsticas de los procedimientos cientficos. Pero creemos que aun as debe quedar claro que lejos deser una limitacin esta distancia diacrnica/sincrnica de la ciencia, constituye parte esencial de suestatuto como tal.

    49. CI. Ouiroz y Morgan. Op. ch., p. 13.

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  • so. Nuevamente hacemos alusin a prcticas sociales de categoras que no tienen un referente inmediatoen las luchas de los grupos sociales bsicos y que encuentran explicacin en teoras orientadas a lacomprensin de reas precisas de la realidad. Tales teorlas no niegan validez a las macroteoras, peros plantean una forma diferente de construirlas.

    51. Se supone que sistematizar equivale a generalizar de tal modo que en otros contextos o situacionespueda aprenderse de la experiencia sistematizada. Pero, en su sentido ms profundo, la sistematizacinslo logra ser aprehendida en la medida en que expresa (en las prcticas sociales de los grupos puestosen relacin por su intermedio) el carcter vivencial, ndito e irrepetible de procesos asumidos comoproyectos de vida personales y colectivos.

    52. Es decir, que envuelva en un solo movimiento una voluntad de poder y solidaridad con una voluntadde saber.

    53. Vase, al respecto: Campesinado andino, proyectos productivos y desafos del promotor. Serie:Cuadernos de ALOP, N. 1, Quito, 1988.

    54. Algunas indicaciones preliminares al respecto aparecen en: A la agricultura de cambio a travs de unvivero de macadamia, documento de circulacin interna, CECADE, 1988.

    55. Vase: Generacin de tecnologas adecuadas al desarrollo rural, p. 5. Serie: Desarrollo Rural, No. 4,FAO, Oficina Regional para Amrica Latina y el Caribe.

    56. Cf. Lineamientos de una metodologa para apoyar procesos de capacitacin y organizacin popular,p. 10. SEHAS, Argentina, 1986.

    57. Si la produccin es conceptuada como la materializacin de una determinada estructura de relacionessociales, entonces, su xito, prosperidad o fracaso, no depende exclusivamente de las condicionesclimticas o agronmicas; sino tambin de una insercin adecuada/inadecuada de los grupos en lascoyunturas polticas en que tales relaciones sociales de fuerza y negociacin se expresan. Adems,dominar una tcnica productiva deviene tambin tanto el resultado de la ubicacin en un sistema socialde distribucin y usufructo del saber, como, eventualmente, una herramienta de poder en la negocia-cin poltica.

    58. Cf. SEHAS. Op. cit., p. 11.

    59. Que asume por lo tanto la construccin paulatina de sistemas productivos interdependientes.

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