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UMBRALES y VESTIGIOS

HUMBERTO SILVA OCHOA La refundación de la Universidad de Colima

UNIVERSIDAD DE COLIMAMtro. José Eduardo Hernández Nava, RectorMtro. Christian Torres-Ortiz Zermeño, Secretario GeneralLicda. Ma. Guadalupe Carrillo Cárdenas, Coordinadora General de Comunicación SocialMtra. Gloria Guillermina Araiza Torres, Directora General de Publicaciones

HUMBERTO SILVA OCHOA La refundación de la Universidad de Colima

José Luis Ramírez Domínguez

© Universidad de Colima, 2014 Avenida Universidad 333 C.P. 28040, Colima, Colima, México Dirección General de Publicaciones Teléfonos: (312) 316 10 81 y 316 10 00, extensión 35004 Correo electrónico: [email protected] www.ucol.mx

Investigación hemerográfica y fotográfica Rocío Guadalupe Rodríguez García y Víctor López Negrete

ISBN: 978-607-8356-22-5

Derechos reservados conforme a la leyImpreso en México / Printed in Mexico

Proceso editorial certificado con normas iso desde 2005Dictaminación y edición registradas en el Sistema Editorial Electrónico Pred Registro: LI-013-14

Índice

Presentación

Capítulo I La conciencia político-social del maestro rural

Capítulo II La Federación de Estudiantes Colimenses

Capítulo III La Universidad de Colima

Capítulo IV El movimiento estudiantil de 1968

Capítulo V La lucha por la paridad estudiantil

Capítulo VI La lucha por la autonomía universitaria

Capítulo VII La Ley Orgánica de 1980

Capítulo VIII La nueva Universidad: 1980-1988

Epílogo

Anexos

Referencias bibliográficas

Hemerografía

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Presentación

Hay hombres que inciden en su entorno, que modifican su des-tino, lo explican y le dan sentido. Por ello es importante aten-

der a su mirada, a su voz, y reconstruir sus luchas, así uno se apro-pia de su obra y modo de vida. En este caso, nos referimos a un es-tudiante, dirigente e intelectual cuya obra señera es la refundación de la Universidad de Colima: Humberto Silva Ochoa.

Humberto nació en 1937 en un hogar de maestros, estuvo al tanto de la problemática educativa, desde pequeño, y también de las vivencias de sus padres; así se fue formando una conciencia polí-tica social y por el papel fundamental que desempeñaban en la edu-cación popular, conforme la fue captando, asimilando, iba constru-yendo sus ideales de lucha social.

Sus padres, don Heliodoro Silva Palacios y Esther Ochoa Mendoza, formaron parte de una generación de profesores rurales que intervinieron directamente en los diversos frentes políticos que llevaron a la construcción de la más rica tradición magisterial, res-ponsable del tránsito posrevolucionario a la sociedad agroindustrial de Colima durante la primera mitad del siglo XX.

El centro de esas diferencias programáticas en la juventud lo marca el surgimiento de la Confederación de Jóvenes Mexica-nos (CJM); y un año después, la creación de la Universidad Popu-lar de Colima en 1940. Sin embargo, estos pliegues de la historia de la educación superior no acotan las experiencias de lucha del joven Humberto Silva Ochoa, sino que más bien las revitalizan y lo lan-zan hacia metas más revolucionarias.

La Federación de Estudiantes Colimenses (FEC), fundada en 1955, abre el punto de partida de las luchas estudiantiles del di-rigente Humberto Silva Ochoa; muy pronto su expulsión de la Es-cuela Normal de Colima, por ese motivo, lo lleva a estrechar rela-ciones con los intelectuales del nuevo régimen posrevolucionario: Carlos A. Madrazo Becerra, Enrique Ramírez y Ramírez y Vicen-te Oria Razo.

Humberto Silva Ochoa nació en 1937 en un hogar de

maestros, estuvo al tanto de la problemática educativa,

desde pequeño, y también de las vivencias de sus padres;

así se fue formando una conciencia política social y por el papel fundamental que desempeñaban en la

educación popular, conforme la fue captando, asimilando, iba construyendo sus ideales

de lucha social.

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A su regreso a la patria chica, Humberto concluye sus estu-dios de profesor y de bachillerato; ingresa a la Escuela de Derecho y es electo presidente de la FEC. Entonces, en 1962 se lanza a la lucha para promover la creación de una nueva Ley Orgánica de la Univer-sidad de Colima y convertir a la Institución en un organismo des-centralizado con patrimonio propio; es decir, dotado de autonomía.

La nueva Ley Orgánica, publicada el 25 de agosto de 1962, destaca, en su artículo 1 la naturaleza pública y descentralizada del Estado de la Universidad; además, en los artículos subsiguientes se-ñala, entre otras cosas que: “[…] la Universidad tendrá personali-dad jurídica y patrimonio propios. La libertad de cátedra e investi-gación serán sus principios fundamentales”. También, reitera que el rector será el jefe nato de la Universidad y su representante legal (ar-tículo 11); que fungiría como presidente del Consejo (artículo 8); pero que sería designado por el Consejo Universitario de la terna presentada por el Ejecutivo (artículo 6).

Al final de la lucha por la autonomía universitaria, la diri-gencia de la FEC estaba convencida de que había quedado trunca la tendencia a establecer un régimen democrático dentro de la Univer-sidad, en virtud de que al no ser paritario el Consejo Universitario, tampoco era plena la participación directa de todos los sectores en el manejo integral de la Institución.

El dirigente estudiantil se encontró de frente con el movi-miento estudiantil de 1968, justo cuando representaba un paradig-ma, por primera vez, de la necesaria ruptura del autoritarismo en el sistema político mexicano. El Heraldo de la Ciudad de México da cuenta de la situación a principios de septiembre de ese año, seña-lando que tras las manifestaciones estudiantiles y reacciones los lí-deres del Comité Nacional de Huelga habían logrado el apoyo ab-soluto de más universidades del país, como lo fueron las de Puebla, Veracruz, Oaxaca, Colima, y otras en las que se realizaron paros o se pospusieron las inscripciones.

Esto reivindicó al movimiento estudiantil en el estado, y a partir de octubre de 1972, la FEC endureció sus posiciones, sobre todo en lo relacionado con la paridad en la conformación del Con-sejo Universitario, sujeto de reformas a la Ley Orgánica de la Uni-versidad, logrando su aprobación por ese órgano de gobierno el 22 de diciembre.

El nuevo Consejo Universitario se instaló el viernes 30 de marzo del siguiente año, quedando satisfechos los genuinos propó-sitos de los estudiantes universitarios.

Con el Lic. Alberto Herrera al frente de la Universidad de Colima, Silva Ochoa colaboró en la vida académica de la Institu-ción, no sólo como profesor, sino que además participó en la ela-boración de los reglamentos de Servicio social, Títulos, diplomas

La nueva Ley Orgánica, publicada el 25 de agosto de 1962, destaca, en su artículo 1 la naturaleza pública y descentralizada del Estado de la Universidad; además, en los artículos subsiguientes señala, entre otras cosas que: “[…] la Universidad tendrá personalidad jurídica y patrimonio propios. La libertad de cátedra e investigación serán sus principios fundamentales”. También, reitera que el rector será el jefe nato de la Universidad y su representante legal (artículo 11); que fungiría como presidente del Consejo (artículo 8); pero que sería designado por el Consejo Universitario de la terna presentada por el Ejecutivo (artículo 6).

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Humberto Silva Ochoa | La refundación de la Universidad de Colima

y exámenes profesionales, Secretaría General, Rectoría, Tesorería, Oficialía Mayor, y Prensa y relaciones públicas; del Manual de des-cripción de puestos y procedimientos, además de participar en dife-rentes actividades académicas y administrativas.

Como secretario general universitario, Humberto Silva Ochoa, en repetidas ocasiones tuvo que enfrentar y denunciar al gobierno de Noriega Pizano de ser el responsable de que la Universi-dad de Colima no lograra la expansión que debería tener. Así, luego del desafortunado desenlace del rector Alberto Herrera Carrillo, el 3 de octubre de 1979, el licenciado Humberto Silva Ochoa fue elec-to rector interino por el voto unánime del Consejo Universitario.

En treinta días, Silva Ochoa daría a conocer su proyecto de Universidad de Estado, pública y autónoma, pero comprometi-da con la sociedad; después comenzó a dedicarse a su conceptuali-zación en el plano de la política educativa, recuperando lo expues-to por la Ley de la Coordinación Nacional de la Educación Supe-rior (1978).

Cumplimentado el expediente de la nueva Ley Orgánica el 15 de octubre de ese mismo año, la gobernadora constitucional del estado, Licda. Griselda Álvarez, recibió el oficio del rector de la Uni-versidad de Colima, Lic. Jorge Humberto Silva Ochoa, mediante el cual solicita la expedición de una nueva Ley Orgánica, que sustitu-

yese a la que estaba en vigor des-de el 24 de agosto de 1962.

Las gestiones de Hum-berto Silva Ochoa culminaron con la promulgación de la nueva Ley Orgánica de la Universidad de Colima y con fecha del 15 de noviembre de 1980, la goberna-dora Griselda Álvarez dispuso se publicara, circulara y observara el Decreto 76 del Congreso del Estado que le da origen, mismo que fuera suscrito por los dipu-tados de la XL Legislatura.

Humberto Silva Ochoa cumplió una larga vida de estu-dio, lucha y trabajo y ha recibi-do el aprecio y el homenaje de

las fuerzas políticas del estado de Colima. Es quizá el miembro más representativo de una generación virtuosa de universitarios que ha tenido la Universidad de Colima y que entendieron la importancia histórica del momento en que dirigían el destino de nuestra Alma Máter.

Visita de Miguel de la Madrid a la Universidad de Colima.

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Son éstos los episodios que integran el libro Humberto Sil-va Ochoa, La refundación de la Universidad de Colima, cuya publi-cación abre los festejos del 75 aniversario de la Institución y rinde homenaje a un forjador de nuestra Alma Máter y hombre de gran valor.

El texto es resultado de múltiples gratitudes. Inicialmen-te, en octubre de 2013, el Consejo Regional Centro Occidente de la ANUIES tomó el acuerdo de otorgarle al Lic. Humberto Silva Ochoa, exrector de la Universidad de Colima, un reconocimien-to como persona de singular valía, consistente en la publicación de este libro.

A dicho acuerdo se sumó el doctor Enrique Fernández Fassnacht, Secretario General Ejecutivo de la ANUIES, quien apoyó económicamente el proyecto, y finalmente, la Comisión Universita-ria de Festejos del 75 Aniversario aprobó que los eventos conmemo-rativos iniciaran con la publicación del presente libro.

Se trata de una obra que busca dar cuenta del pensamien-to y la pasión de un hombre con aspiraciones y deseos de trascen-der; lo entregamos con la esperanza de que sus lectores la reciban con el espíritu sereno y curioso de conocer esta hazaña de nuestra vida universitaria.

Porque juntos construimos nuestra universidad.

MTRO. JOSÉ EDUARDO HERNÁNDEZ NAVA

Rector de la Universidad de ColimaUniversidad de Colima.

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Capítulo I La conciencia político-social del maestro rural

Colima, durante la década de los años treinta, era considerada como una ciudad vieja, cuya fisonomía urgía de cambios pro-

fundos. Sus calles eran de tierra, si acaso algunas lucían pavimento de piedra pero requerían ser ensanchadas para dar paso a los vehícu-los que día con día abundaban cada vez más; los comercios surgían aquí y allá y arrancaba en forma la operación bancaria. La Escuela Normal Mixta de Colima funcionaba en el mismo edificio de estilo neoclásico y elementos eclécticos de la escuela Ramón R. de la Vega, cuyos salones de clase, adaptados y reconstruidos en parte, fueron las celdas de los monjes del antiguo convento de La Merced. Enton-ces contaba con diez salones de clase, dirección, cuatro corredores de terrado, con pilastras y arcos rebajados; patio, frontón, gimnasio, regaderas, vestidores, alberca y sanitarios. Desde esos vetustos espa-cios la educación era objeto de cambios significativos desde los pri-meros años de la década, al menos así lo dictaban los decretos ex-

pedidos constitucionalmente: la educación sería socialista.

Más allá de las posicio-nes ideológicas, una situación unificaba a todos los maestros: la queja de que los sueldos no les alcanzaban para vivir, y no era una queja exagerada si con-sideramos que un maestro esta-tal ganaba 60 pesos y un fede-ral 80; y según estudios realiza-dos por la Agencia General de Economía Nacional, se necesi-taban 183 pesos para llevar una vida modesta en una zona de ca-restía como Colima. Por si fue-ra poco, el gobierno retrasaba el

Miembros del Partido Liberal Colimense concurriendo al plebiscito

del 3 de abril de 1932. Oseguera Velázquez, Juan. Historia gráfica

de Colima. Impre-Jal.S.A, Guadalajara, Jalisco,

octubre de 1979.

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pago de los salarios a los profe-sores, quienes no tuvieron más opción que la huelga, acusando de paso al candidato a la guber-natura Salvador Saucedo de re-accionario y clerical.

La práctica de los profe-sores era muy inestable y frag-mentada. En la Escuela Nor-mal, por ejemplo, al saber que los nuevos dictámenes constitu-cionales eran bien vistos por el gobernador de Colima, todos los profesores dejaron su car-go, a excepción de Santiago G. Barbosa, Aniceto Castellanos y Miguel Gómez.1 De los doscientos maestros que reportaba el inspector escolar Reyes Pimentel, cien-to ochenta se identificaban con el gobierno, pero los otros veinte se declaraban abiertamente contra las nuevas posturas.2 Por lo demás, la actitud por parte del gobierno era de intolerancia, si se considera que se llegó a cesar a profesores que no asistieron a las manifestacio-nes en pro de la educación socialista.3

En la capital del país se repetía esta situación. Al negarse también la Universidad Nacional de México a crear los cuadros téc-nicos que el país requería para la industrialización del país, el presi-dente Lázaro Cárdenas no sólo creó el Instituto Politécnico Nacio-nal (Ipn), sino que durante su administración apoyó la creación de federaciones y confederaciones estudiantiles que representaran los intereses de los estudiantes, se encargaran de los problemas estu-diantiles, y sirvieran también de apoyo para el partido oficial.

De ese modo se explica que en Colima, por ejemplo, sur-giera el grupo denominado Gremio Estudiantil Colimense, presidi-do por Jorge Hurtado O., quien en telegrama enviado al presidente Abelardo L. Rodríguez afirmó:

Gremio Estudiantil Colimense solidarizase actuación revolucionaria gobernador Salvador Saucedo y protesta al tono viril y enérgico por burdas maniobras senador Aguayo y diputado Daniel Contreras Mora encaminada falazmente provocar desconocimiento Poderes esta entidad… Pedimos franco apoyo y respaldo gestión gubernamental Salvador, fiel representativo ideales revolucionarios en el estado.4

1 Manuel Velasco Murguía. La educación superior en Colima. La Escuela Normal, antecedente de la Universidad. Vol. I. Colima: Universidad de Colima, 1989, p. 219.

2 Ahsep de 1934. Caja 12, Leg. 66, Exp. 1.3 El hombre libre. México, 17 de diciembre de 1934.4 Ecos de la Costa, Colima, 5 de marzo de 1933.

Templo La Sangre de Cristo, Colima, 1940. Colima antiguo, 26 de febrero 2013.

Juan Silva Palacio (centro), 1920. Oseguera Velázquez, Juan. Historia gráfica de Colima. Impre-Jal. S.A, Guadalajara, Jalisco, octubre de 1979.

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Así, mientras el gobierno de Salvador Saucedo cerraba los dos últimos templos que quedaban abiertos en la capital de Coli-ma: El Beaterio y la Sangre de Cristo, al mismo tiempo se expulsa-ban del estado a todos los sacerdotes, al obispo y al vicario general. Además, el profesor Juan Macedo López, director de Educación Pú-blica, proseguía los trabajos de constitución del Partido Estudiantil Cardenista, cuya finalidad era promover entre los jóvenes colimen-ses los ideales revolucionarios del general michoacano.

Dentro de ese contexto de la educación socialista en Coli-ma, destaca la pléyade de profe-sores conformada por Heliodo-ro, Pomposa, Julián y Juan Silva Palacio de la familia Silva Pala-cio de Villa de Álvarez.

Juan Silva Palacio egre-só de la Escuela Normal Mix-ta en junio de 1920, siendo un destacado profesor del Colegio Carlos A. Carrillo y de la Es-cuela Federal Tipo. Su vida fue un ejemplo de honorabilidad. Miembro de la Sociedad Mexi-cana de Geografía y Estadística en la nueva Junta Auxiliar cons-tituida en 1949. Uno de los pa-trones del Monte de Piedad “Heliodoro Trujillo” más pro-bo que ha tenido la institución. Murió en Colima en el año de 1968.

Pomposa Silva Palacio egresó de la Escuela Normal Mixta en 1930, laboró en escue-las de la Federación y luego en los jardines de niños donde dejó una obra relevante.

El maestro rural Helio-doro Silva Palacio egresó de la Escuela Normal Mixta en 1930, con una formación expresamen-te adaptada para la enseñan-za en el campo; era un hombre recto, pobre pero bien vestido y con una voluntad a toda prueba para trabajar en condiciones de

Profr. Heliodoro Silva Palacio y Profra. Esther Ochoa Mendoza.

Colección Ecos de la Costa (composición).

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verdadera privación (aislamiento, insalubridad y falta de diversión), además de recibir un bajísimo salario.

Cuando en 1933 el Gobierno Federal creó la Dirección de Misiones Culturales de la Sep, Heliodoro Silva se puso al frente de la misión cultural que se instaló en la escuela rural federal de Suchi-tlán. Fue en este poblado agrarista donde se creó el primer ejido del país5 y se tenía conocimiento de que al menos residían 51 personas que además del español hablaban un dialecto indígena.

A esta Casa del Pueblo, como se le llamaba a la escuela de Suchitlán, asistieron 59 maestros rurales que recibieron capacita-ción en labor social, la cual consistía en la elaboración de sillas y la práctica de mantenimiento de la escuela; organización de semanas culturales, teatro al aire libre, campo deportivo; la conformación de clubes infantiles, de elaboración de piloncillo, reforestación y pro-pagación y cuidado de los árboles frutales.

Durante el resto del ciclo escolar, el maestro Silva Palacio contó con la colaboración de la comunidad de Suchitlán y por su don de gentes se ganó siempre el cariño y reconocimiento de la po-blación, quien cariñosamente lo llamaba el profesor Yoyo.

Con ese reconocimiento el profesor Yoyo formó parte de la Asociación de Maestros de la Zona Norte. Sin embargo, con la lle-gada de Lázaro Cárdenas a la presidencia, las Misiones Culturales se transformaron en periódicas y el profesor Yoyo fue trasladado como director a la escuela de Alcaraces. Antes de su partida, el profesor Silva Palacio elevó una solicitud al gobierno del estado para que se instalara un internado indígena en Suchitlán.

En agosto de 1934, las autoridades colimenses previendo los nuevos aires de la política que veían con el triunfo de Lázaro Cár-denas del Río, citaron a los profesores estatales a una reunión en el Palacio de Gobierno, donde se les comunicó que el 1 de septiembre sería implementada la enseñanza socialista.

Heliodoro Silva y sus compañeros del magisterio federal fueron convocados en la Escuela Tipo, donde el mismo goberna-dor les dijo que era importante la identificación de los maestros con las ideas revolucionarias y mencionó que aquéllos que no estuvie-ran de acuerdo, podrían presentar su renuncia. Se anunció además que los colegios y las escuelas particulares dejarían de funcionar, en esa misma fecha.6

La sociedad colimense reaccionó de manera inmediata, y en agosto de 1934, después de que apareciera la postura del estado en el periódico El Clarín, las madres de familia y vecinas de la ciu-

5 Cfr. Julia Preciado Zamora. Por las faldas del volcán: cristeros, agraristas y pacíficos. Ciesas. Archivo Histórico del Municipio de Colima, 200 7, pp. 135-163.

6 Memoria, III Foro Colima y su región. Arqueología, antropología e historia, Juan Carlos Reyes G. (ed.) Colima, México. Gobierno del Estado de Colima, Secretaría de Cultura, 2007.

Jardín de Suchitlán, a la izquierda la Casa Ejidal donde arribó la Misión Cultural, Colima, 1952. Andrés Bejarano Fuentes. Un viaje a través de la historia de Colima. s/f.

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dad de Colima redactaron un oficio al presidente de la República en donde pedían se atendieran las irregularidades que en el estado se venían manifestando, y se les permitiera nuevamente la apertura de los colegios particulares La Paz, Cuauhtémoc y Colima.

La zona norte del estado de Colima —donde laboraba el profesor Heliodoro Silva Palacio— fue la que mostró mayor resis-tencia a la educación socialista desde un inicio; en efecto, en los mu-nicipios donde se presentaba mayor rebeldía era en los municipios de Comala, Cuauhtémoc, Minatitlán y Villa de Álvarez, así lo re-portaba el director de educación federal en 1935. Para ejemplo de ello, lo ocurrido en enero de ese mismo año en la escuela de Cuauh-témoc, el director de la institución informaba:

[...] continuamos amagados por el grupo reacciona-rio, con peligro de nuestras vidas, principalmente la mía, por mis ideas revolucionarias. Nos llenaron de insultos, ya hasta con la osadía que manifiesta una bajeza de espíritu, para ensuciar el piso de la entrada de la escuela con escre-mento [sic] humano.7

El conflicto del rechazo a la educación socialista en Cuauh-témoc se debía a que semana a semana se formaban romerías de per-sonas que asistían a Tonila, Jalisco, a visitar El Sagrado Reducto, es-tablecido en ese lugar. Y después de escuchar el sermón de la iglesia, algunos padres de familia convencidos y fanáticos regresaban inso-lentados y envalentonados para luchar contra la educación socialis-ta. Con la llegada del cardenista Miguel G. Santa Ana como gober-nador del estado de Colima (1935-1939), se despliega una estrate-gia para la pacificación de la zona rural: se dio una aparente apertu-

ra con facilidades para todas las organizaciones políticas y se re-solvieron los problemas urgen-tes del salario de los profesores. Como parte de la estrategia de pacificación desplegada por el gobierno de Santa Ana, el maes-tro rural Heliodoro Silva Palacio

fue designado como nuevo director de la Escuela Primaria “Jose-fa Ortiz de Domínguez”, en consideración a su donaire y buen tra-to político y buscando reconciliar a la comunidad de Cuauhtémoc.

El “Profesor Yoyo”, como se le decía con cariño, entonces había contraído nupcias con Ester Ochoa y tenían su hogar en Que-sería, justo en el punto de fuga, si se mira la calle desde el Cami-no Real. Su buen desempeño y trato agradable le permite cultivar una profunda amistad con las familias Santana y Guardado, espe-

7 Ibídem.

Misa cristera en Tonila, Jalisco, 1930. Colima antiguo, 26 de febrero de 2013.

Los hermanos Jaime, Jorge Humberto, Héctor y Yolanda Silva

Ochoa. Colección Ecos de la Costa (composición).

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cialmente con el presidente municipal J. Trinidad Santa Ana (1936-1937). Sin embargo, la violencia política no cesaba en el estado.8 En la escuela de Minatitlán, lugar donde se sabía de la resistencia a la educación socialista, en septiembre de 1935 el profesor Ricardo Guzmán Nava fue asaltado por bandidos en El Sauz, Minatitlán, y ya para mediados de ese mismo año se detectaban algunas gavillas de alzados en armas por la región montañosa de Cuauhtémoc, Co-mala y Villa de Álvarez.

En plenos festivales de la “Revolución”, el director de la es-cuela de El Sauz, Profr. Abundio Rubén Barreda, informó a finales de noviembre que:

[…] las autoridades municipales se mantenían indi-ferentes y no hacían nada contra los enemigos de la escuela. En fechas siguientes, en protesta contra la manifestación que se había realizado, el mismo presidente municipal, acompañado de algunos vecinos, bajo el influjo del alcohol y en completo estado ebriedad, lanzaron insultos a los dos maestros de la escuela. Por la noche causaron gran desorden y dispararon al viento sus armas de fuego, amenazando incluso a los profesores.9

El temor de los profesores creció más cuando se supo que las escuelas de Parían, Carrizal y Cerro Colorado habían sido incendia-das por manos criminales en horas avanzadas de la noche. Ante este escenario tan hostil y para salvaguardar las garantías de los maestros, las autoridades educativas comenzaron a pedir, en contadas ocasio-nes, el apoyo de las fuerzas armadas federales.

En enero de 1937 una maestra fue secuestrada en San Emig-dio por una partida de alzados. En el municipio de Comala, la es-cuela federal de Rancho Las Paredes fue incendiada por un grupo rebelde de la zona.

Otra vertiente de la estrategia de pacificación del goberna-dor Santa Ana fue la búsqueda de la unificación del magisterio, que en medio de sus propias contradicciones —estatal o federal, socia-lista o revolucionarias— recibió un fuerte estímulo al fundarse en la Ciudad de México la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (Fnet) con la destacada participación del estudiante colimense Je-sús Robles Martínez,10 entonces presidente de la Sociedad de Alum-nos de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (Esi-me) del Instituto Politécnico Nacional.

8 Cfr. Ibídem. Excélsior, México, DF, 14 de septiembre de 1935. La Prensa, México, DF, 31 de enero de 1937.

9 Reyes G., Juan Carlos. Memorias, III Foro Colima y su región. Arqueología, antropología e historia. Gobierno del Estado de Colima, Secretaría de Cultura, Colima, México, 2007.

10 Jesús Robles Martínez nació en Colima en 1913, y a muy temprana edad se marchó al DF e ingresó al Ipn.

Liga de Educadores Socialistas Colimenses, 1934. Gutiérrez Grajeda, Blanca y Ochoa Rodríguez, Héctor. Las caras del poder: conflicto y sociedad en Colima, 1893-1950. UdeC, Conaculta, Gobierno del Estado, Colima, Col., 1985.

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El 17 de agosto de 1934, los maestros estatales crean la Liga de Educadores Socialistas Colimenses; dos meses después, otros profesores formaron el Bloque de Maestros Socialistas de Coli-

ma, encabezados por los profe-sores J. Jesús Martínez D. y La-dislao Fuentes Vadillo. Por par-te del magisterio federal, en fe-brero de 1935 se formó la So-ciedad de Maestros de la Zona Norte dirigidos por el Profr. Fi-del M. Delgado.

Seis meses después, se formó la Sociedad de Maestros Federales donde participó He-liodoro Silva e incorporó a los maestros de la zona sur.

Así, en la ciudad de Co-lima, en enero de 1936 se llevó a cabo la Conferencia Regional del Partido Comunista, con el apoyo de la Liga de Comunidades Agra-rias del propio Partido Nacional Revolucionario, y del gobernador Miguel G. Santa Ana, quien recibió en esa ocasión, personalmente, al líder estudiantil colimense Jesús Robles Martínez y a Juan Mace-do López, dirigente del Partido Estudiantil Cardenista.

Esto dio como resultado en junio del mismo año, la formal constitución de la Federación de Agrupaciones Obreras de Colima (Faoc), con la incorporación solidaria de la Federación de Agrupa-ciones Magisteriales en el estado.

Y para octubre de 1937, la conformación de la Federación de Trabajadores de Colima (Ftc-Ctm), en donde casi de inmedia-to aparecieron las fisuras y contradicciones, principalmente de par-te de los maestros federales de la zona sur.

En este ambiente de violencia contra el maestro rural, nace Humberto Silva Ochoa el 8 de diciembre de 1937 en el seno de una familia de maestros rurales, en el hogar formado por el profesor He-liodoro Silva Palacio y la profesora Esther Ochoa de Silva. En sus palabras señala que desde niño le inculcaron la vocación de servicio y de igual forma, una conciencia político-social:

[…] provengo de una familia de maestros, de una de las épocas más interesantes de la educación, mi madre fue maestra, mi padre también, Heliodoro Silva Palacios y Esther Ochoa Mendoza. Tal vez, porque me crié en un seno de maestros, conocí mucho de la problemática educativa, desde pequeño, y también por la vivencias de ellos […] eso va formando una conciencia político-social y por el papel fundamental que desempeñaba el maestro en esa etapa […]

Planta de maestros estatales, 1936. Oseguera Velázquez, Juan. Historia gráfica de Colima. Impre-Jal. S.A,

Guadalajara, Jalisco, octubre de 1979.

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Todo eso, como que lo vas captando, lo vas asimilando, creo que eso te da ideales posteriores de la lucha social.11

Los años de niñez de Humberto Silva fueron más felices que duros, aunque llenos de privaciones. Con el paso de sus primeros años conoce a los hermanos Ramiro, Humberto, Valentín y Silvia Santana Ugarte; así como a los Guardado de Quesería, particular-mente a Javier Guardado, con quien establece lazos de verdadera ca-maradería. Con ellos recorre los bosques de Montitlán, disfrutando el clima templado de la región, juega en las escorrentías y estanques de los ríos que descienden suaves de las laderas del Volcán de Fue-go, y se asoma y convive con los trabajadores del Ingenio de Que-sería. Así transcurrieron aquellos años, cuando el impulso de Láza-ro Cárdenas llevaba el conocimiento a todas partes —bajo los prin-cipios de la redención humana de la escuela socialista— con un en-tusiasmo propio de los románticos.

En el Palacio de las Bellas Artes, del 15 al 18 de abril de 1939, promovido por el sector juvenil del Partido de la Revolu-ción Mexicana, junto con otras organizaciones, se realizó el Congre-so Nacional de Unidad Juvenil Nacional en el que se constituyó la Confederación de Jóvenes Mexicanos (Cjm), organismo que agrupó a toda la juventud y donde participaron: la Federación de Estudian-tes de las Normales Rurales, la Federación de Estudiantes de Escue-las Técnicas (que integraba la Fnet), la Federación de Estudiantes de Agricultura, la Federación de Escuelas para Hijos de Trabajado-res, Centros Nocturnos para Trabajadores y las federaciones juveni-les de Coahuila, Nuevo León, Distrito Federal, Yucatán, Michoa-cán y Guanajuato.

El presidente Lázaro Cárdenas del Río tomó protesta como presidente fundador de la Cjm a Carlos Alberto Madrazo Becerra, junto con los miembros de la directiva: Ángel Veraza, Alfonso Co-rona del Rosal, Rodolfo González Guevara, Jesús Robles Martínez, Enrique Ramírez y Ramírez y otros jóvenes de su tiempo que des-pués destacaron en la vida nacional.12 Durante la asamblea consti-tuyente, Carlos A. Madrazo se había opuesto a que un comunista ocupara la Secretaría Universitaria, para evitar la formación de una mayoría del Partido Comunista en la Cjm.

La Cjm queda conformada principalmente por la Federa-ción de Estudiantes Técnicos, así como Federaciones juveniles de gran parte del país, incluyendo el Distrito Federal:

11 Velázquez Rodríguez, Karla Victoria. Jorge Humberto Silva Ochoa, una gestión de oportunidades y acuerdos. Praxis. Suplemento de la Faculta de Pedagogía, año 1, núm. 9, 2010.

12 Cfr. Vicente Oria Razo. La Federación de Estudiantes Colimenses. Ecos de la Costa, Colima, 11 de octubre de 2006.

Ingenio de Quesería, Colima, 1937. Colima antiguo, 24 de febrero de 2013.

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[…] Su primera participación destacada, su “bauti-zo”, podríamos decir, fue la campaña por llevar a la Presi-dencia de la República al General Manuel Ávila Camacho, postulado por el Prm. La misión de la Cjm estuvo dirigida a ganar a las amplias masas de la juventud mexicana, tanto estudiantil, como de obreros y campesinos, profesionistas jóvenes, deportistas, artistas, etcétera, para rescatarla de las garras de las “sirenas” del campo contrario a las fuerzas del progreso. Sobre todo en el seno de la Unam operaban grupos reaccionarios que habían logrado arrastrar a un considerable núcleo de estudiantes a la oposición a las medidas progre-sistas del gobierno cardenista.13

El primer día del Congreso Nacional, el Sindicato de Traba-jadores de la Enseñanza de la República Mexicana (Sterm) hizo un llamado a todos los clubes juveniles que militaban en su seno, para participar en la nueva organización juvenil.

Con ese fin, el presidente Cárdenas asignó la oficina de Ac-ción Juvenil de la Sep a Carlos A. Madrazo, para que desde ahí coor-dinara la naciente organización que reunía tanto al colimense Jesús Robles Martínez, como a Enrique Ramírez y Ramírez, con las Ju-ventudes Socialistas Unificadas, en una alianza que desde entonces no parecía fácil ni inmediata.

13 Alegría Rosas, Baudelio. Veinticinco años de la CJM, México, 1964, Publicaciones Mexicanas, p. 21.

Universidad Popular de Colima, 1940. Colima antiguo, 24 de febrero de 2013.

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La razón era que otro revolucionario colimense, Rubén Viz-carra Campos, se dirigiera hacia Colima con el compromiso de ha-cer realidad la Universidad Popular de Colima, cuya creación fue propuesta por el Consejo Nacional de Educación Superior, junto con otros cinco centro regionales.

El 25 de julio de 1940 era innegable la existencia de serias diferencias programáticas entre los jóvenes dirigentes de las organi-zaciones del Estado posrevolucionario; estas diferencias también se reproducían en Colima. Por ejemplo, el 8 de febrero de 1939, me-diante la celebración de la asamblea del comité ejecutivo de la Ftc, se tomó el acuerdo de expulsar a los líderes de los maestros de la zona sur de Colima, tanto de la federación como de la Faoc, y del Sindicato de Trabajadores de la Educación, con lo cual quedaba ex-tirpada la corriente comunista en el naciente movimiento magiste-rial del estado.14

14 Cfr. León Morales, Ramón. La posrevolución en Colima. Historia regional del partido del Estado: 1917-1967. Universidad de Colima, Colima, México, 1993.

El presidente Lázaro Cárdenas asignó la oficina de Acción Juvenil de la Sep a Carlos A. Madrazo, para que desde ahí coordinara la naciente organización que reunía tanto al colimense Jesús Robles Martínez, como a Enrique Ramírez y Ramírez, con las Juventudes Socialistas Unificadas, en una alianza que desde entonces no parecía fácil ni inmediata. La razón era que otro revolucionario colimense, Rubén Vizcarra Campos, se dirigiera hacia Colima con el compromiso de hacer realidad la Universidad Popular de Colima, cuya creación fue propuesta por el Consejo Nacional de Educación Superior, junto con otros cinco centro regionales.

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Capítulo II La Federación de Estudiantes Colimenses

La educación superior fue objeto de una orientación desincorpo-radora del régimen cardenista, con la llegada de Ávila Camacho

a la presidencia de la República, buscando apaciguar al sindicalis-mo en ebullición. La demanda por la expedición de una Ley Orgá-nica al Ipn, había destapado las reacciones a la nueva política edu-cativa. Así, el 6 de marzo de 1941, Jesús Robles Martínez encabe-zó una manifestación de la Federación Nacional de Estudiantes Téc-nicos (Fnet) para pedir al presidente Ávila Camacho solución a las demandas de los estudiantes politécnicos. El movimiento fue repri-mido por la policía, dejando un saldo de dos muertos y varios he-ridos. La Confederación de Jóvenes de México (Cjm) protestó por-que una bandera que llevaban los estudiantes fue ultrajada, por lo que luego de varias protestas de diferentes sectores, se resolvió favo-rablemente el conflicto con la fundación del internado del Instituto Politécnico Nacional (Ipn).

Dentro de este contexto de reorientación de la educación superior, el 31 de diciembre de 1941 ocurrió la dación de una nue-va Ley Orgánica de la Educación Pública, reglamentaria del artículo tercero, que aunque mantenía la orientación socialista, disponía que las universidades e institutos de tipo universitario del país, oficiales, autónomos o particulares, se regirían por sus propias leyes o esta-tutos, quedando exentos de la aplicación de esta Ley.1 Igualmente dispuso que el Ejecutivo promovería ante el Congreso de la Unión “una ley especial para la enseñanza de tipo universitario”, en la que se instituyeran las bases generales para unificarla en toda la Repúbli-ca; se fijaran las reglas de coordinación de esta materia entre la Fe-deración y los Estados, y se determinaran las condiciones para re-

1 Sobre la presencia de Ávila Camacho en Colima: Barbosa Heldt. Cien años en la educación de México, Editorial Pax, México, 1972, pp. 214-215 y 232.

El profesor Jesús Robles Martínez del IPN. Decanato. IPN, 2013.

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conocer la validez de los estudios universitarios realizados en plan-teles particulares.

Jesús Robles Martínez, sobre quien pesaba una reconocida militancia izquierdista, durante el sexenio concluye sus estudios de ingeniería e ingresa como profesor del Ipn. Desde ahí, en medio de luchas y negociaciones, impulsa la creación de la sección décima del Snte, que corresponde a los maestros de enseñanza media y supe-rior, resultando electo como representante sindical. Luego, se da a la tarea de conformar la llamada Fracción Revolucionaria Nacional del Snte, siguiendo la línea preconizada por Lombardo Toledano, llegando a ser reconocido por su carisma y fuerte liderazgo.

En la primera línea de batalla de la Fracción Revolucionaria se encontraba la maestra Susana Ortiz Silva, dirigente del Comité Directivo de la Sección Magisterial de Colima del Snte, creado el 20 de diciembre de 1943, para agrupar a los maestros federales del estado, donde participa Heliodoro Silva Palacio como Secretario de Trabajos y Conflictos.

Susana Ortiz Silva era una reconocida promotora y repre-sentante de la Escuela Rural Mexicana, fundada por Rafael Ramí-rez. En Colima cultivó amistades de ésas que aceptan las limitacio-nes pero que procuran el progreso; además ser complementó de ideales y refugio en momentos de adversidad. Entre sus amigos más cercanos estaban los maestros Juan y Heliodoro Silva Palacio, así como los hermanos Rafael y Gregorio Macedo López.

El profesor Yoyo sin abandonar las responsabilidades del grupo escolar en Alcaraces, había alcanzado el nivel de inspector es-colar de la zona norte de Colima. Desde la Secretaría del Trabajo y Conflicto, Heliodoro Silva Palacio desplegó la lucha por un salario digno para los profesores, a cambio de lo cual promovió la renun-cia de toda actividad política orientada a favorecer el fortalecimien-to de algún partido y que trajera como resultado el menoscabo o el abandono de la misión educadora.

La visita a las escuelas de los municipios, todavía a media-dos de los años cuarenta, no era tarea fácil; sin embargo la enorme vocación del maestro Yoyo le impelía siempre a llevar la experiencia adquirida en el ámbito pedagógico, hasta el cambio cultural dirigi-do o antropológico social. Para trasladarse a los puntos de supervi-sión rural tenía que sortear duras adversidades: a veces emprendía la odisea a pie, otras a caballo, y en muy remotos casos, en un vehículo de motor que en ocasiones se quedaba a mitad del camino o la bre-cha, por lo accidentado del terreno.

Para mantener actualizado al profesorado, periódicamente a través de las Misiones Culturales, Heliodoro Silva los reunía en el Centro de Cooperación Pedagógica, organismo donde él y la maes-tra Susana Ortiz eran los ponentes principales.

Susana Ortiz Silva, delegada del SNTE Colima al Congreso Constitutivo del 20 de diciembre de 1943.

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Heliodoro Silva Palacio formaba parte de un grupo de profesores rurales que destaca-ban e impulsaban las activida-des de diversas organizaciones con estructura regular dedicada al trabajo de las logias. Su her-mano Juan Silva Palacio, cuya vida era un ejemplo de honora-bilidad, fue miembro de la So-ciedad Mexicana de Geografía y Estadística en la nueva Junta Auxiliar, constituida en 1949. Los hermanos Salvador, Ben-jamín, Rosario y Susana Ortiz Silva,2 acrisolaron su herman-dad en la Gran Logia Suroeste. Susana Ortiz formó parte de un selecto grupo de mujeres libera-les de Colima, entre ellas Ma-ría Ahumada de Gómez y Ma-ría Quiroz de Alcaraz, quienes asistían a las reuniones mensua-les de la Asociación Mutualista de Obreros, Artesanos y Cam-pesinos.

En el salón Reforma del edificio situado sobre la ca-lle Medellín, Susana Ortiz y el profesor Yoyo promovían con sus amigos tertulias, veladas li-terarias o círculos donde parti-ciparon personajes como Die-go Rivera y Frida Kahlo, Vicen-te Lombardo Toledano, Enri-que Ramírez y Ramírez, Eula-lia Guzmán, Hermoso Nájera,

y otros que escapan a la memoria. Destaca entre sus actividades el merecido homenaje al viejo líder de los maestros socialistas, Aniceto Castellanos, por haber cumplido sus “bodas de oro magisteriales”.

La Fracción Revolucionaria Nacional alcanzó el triunfo en el Primer Congreso del Snte, celebrado en Cuernavaca en diciem-

2 Congreso del Estado de Colima. Proyecto de acuerdo por el que se otorgue reconocimiento a la muy respetable Gran Logia Suroeste del estado de Colima. Colima, Col., 23 agosto de 2011.

Las misiones culturales. Disponible en: www.inep.org/Biografias/

VCJ82.html.

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bre de 1945. Ahí la dirigencia nacional de Luis Chávez Orozco, se ve en la imperiosa necesidad de defeccionar, ante el duro cuestiona-miento de Lombardo Toledano; sin embargo, al frente de la Secre-taría General queda Gaudencio Peraza Esquiliano.

Eran tiempos de gloria. Así, cuando la Secretaría de Gober-nación negó el registro al Pcm el 1 de mayo de 1945, Manuel Po-poca a nombre de la Confedera-ción de Jóvenes Mexicanos, pro-testó airadamente. Más tarde, Jesús Robles Martínez y Carlos Alberto Madrazo, asisten como representantes de las Federacio-nes de Estudiantes y Jóvenes de México a la reunión constituti-va de la Unión Internacional de Estudiantes, celebrada en Pra-ga, Checoeslovaquia en agos-to de 1946. Gracias a la pre-sión de las organizaciones socia-les democráticas y a la existen-cia de un artículo transitorio de la Ley Electoral, el Pcm obtuvo por una sola vez el registro para participar en las elecciones fede-rales de ese año, con sus propios candidatos.

En 1947 Ramiro Santa-na parte hacia el Distrito Fede-ral, y se instala en la casa de su tía Silvia Santana, ubicada en la colonia Valbuena, y posterior-mente se apersona en las ofici-nas de Jesús Robles Martínez, solicitando su apoyo para con-tinuar sus estudios. El líder es-tudiantil colimense se solidariza con Ramiro Santana, quien ingre-sa a la vocacional del Ipn. Los años que siguieron fueron de cons-tante aprendizaje y reuniones con otros jóvenes estudiantes de Co-lima, que coincidían de manera constante en la casa de Valbuena, entre ellos su hermano Humberto, Pablo Silva García y Jesús Ro-bles Martínez.

Sin embargo, los tiempos seguían el cambio; así lo ratificó el presidente del Pri a finales de 1947: “Declaramos con decisión y claridad que no somos comunistas y que no seremos comunistas;

Campaña pro Partido Popular. Taller de Gráfica Popular. Méndez Leopoldo. Catálogo 6824.

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que sobre todas las cosas amamos la libertad y no aceptamos ningún imperialismo; que afirmamos nuestro credo y nuestra convicción por la democracia”.3 Esta declaración buscaba eliminar a los comu-nistas del Pri, sin convertirlo en un partido de derecha. Por eso, rei-vindicaba entre otras organizaciones de defensa popular: “el ejido, la pequeña propiedad agrícola, el derecho de los trabajadores para or-ganizarse sindicalmente y para defender sus conquistas, el derecho de contratación colectiva, el derecho de huelga, el seguro social, el derecho de la nación a la propiedad y la explotación del subsuelo, el derecho del gobierno para vigilar y dirigir la educación pública, la libertad de expresión, la libertad de asociación, la libertad de creen-cia, la libertad política y la de actividad económica”.4

En junio de 1948 Jesús Robles Martínez, a insistencia de Enrique Ramírez y Ramírez, participa en la fundación del Parti-do Popular de Vicente Lombardo Toledano, junto con las masas y líderes más radicales que habían sido expulsados del naciente par-tido oficial. Desde entonces, Toledano se enfrentó a los obstácu-los impuestos a la participación electoral desde la oposición, sobre todo porque su candidatura presidencial era previsible; de hecho le anunció su intención personalmente al general Cárdenas dos años después.5 Igualmente, a finales de diciembre de 1951, el Partido Comunista (Pcm) se sumó a la candidatura de Lombardo y mani-festó su acuerdo con la plataforma electoral del Partido Popular. Un mes después se unió también el Partido Obrero Campesino Mexi-cano. Jamás imaginó Robles Martínez la gravedad de estas sinergias.

En efecto, para entonces ya era clara la intención del gobier-no de Miguel Alemán de desaparecer el carácter popular de las insti-tuciones de educación superior, creadas por el cardenismo.6

Privaba la confusión y la crítica dogmática, José Revueltas había arribado al Partido Popular (Pp), pero luego de unos años re-tornaría al Pcm; esto explica por qué Enrique Ramírez y Ramírez ya no estaba del todo con el Partido Popular… Sus diferencias con Toledano lo habían obligado a unirse a la campaña del general Mi-guel Henríquez Guzmán, quien aparentemente tenía el apoyo de Cárdenas; no obstante, esto sirvió para neutralizar los deseos de continuismo de Alemán.

Por su parte, Jesús Robles Martínez, durante el II Congreso Ordinario del Snte, celebrado en Acapulco, Guerrero, el 31 de ene-ro, 1 y 2 de febrero de 1949, asumió la secretaría general del sindi-

3 Luis Medina Peña. Civilismo y modernización del autoritarismo, núm. 20 de la Historia de la Revolución Mexicana, periodo 1940-1952, El Colegio Nacional, p. 178.

4 Ibíd, p.181.5 Lázaro Cárdenas. Obras I. Apuntes, 1941-1956, México, Universidad Nacional

Autónoma de México, 1986, v. 2, p. 400.6 Semo, Enrique. “Por una educación popular y científica, por la unidad de maestros y

estudiantes”, en revista “Política”, 15 de octubre de 1966, p. A-VII.

Enrique Ramírez en campaña. Disponible en: www.ppsm.org.mx/

lombardo/

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cato; y otro colimense, Alberto Larios Gaytán, fue invitado a cola-borar en el Cen del Snte, siendo designado gestor de pasajes; más tarde fue nombrado auxiliar de la secretaría general y posteriormen-te secretario particular de Robles Martínez.

Desde entonces, la nueva dirigencia magisterial de Jesús Ro-bles Martínez puso en marcha una política deliberada para acabar con el libre juego de tendencias; es decir, buscó limitar los espacios de operación de comunistas y lombardistas hacia donde lo preten-dían arrastrar con insistencia sus viejas amistades; y priorizar so-bre cualquiera de ellos la cercanía al presidente de la República con suma prudencia.

En el proceso electoral de julio de 1949, el dirigente coli-mense Robles Martínez regresó a Colima buscando un puesto de elección popular. Y en esta ocasión dio prueba de su lealtad al go-bierno de Miguel Alemán, al no protestar porque le anularan su candidatura al Senado en favor del doctor Salvador Gonzáles Ven-tura, ex rector de la Universidad de Colima, a pesar de contar con el apoyo mayoritario de la sección vi del Snte.

Igualmente, los líderes estudiantiles que participaron en el Congreso de la Cjm celebrado en la Ciudad de México durante esos días, concluyeron que los esfuerzos por integrarse a las nuevas orga-nizaciones oficiales los llevaba a un escenario incierto; sin embargo, la otra opción era peor: la anarquía. Como lo editorializó Ecos de la

Jesús Robles Martínez, en el IV Congreso Nacional de la FNET, 1951. Decanato. IPN, 2013.

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Costa al condenar la trágica muerte de un grupo de estudiantes uni-versitarios de Morelia: “Tampoco estamos de acuerdo en que se vaya creando un clima favorable a las actividades violentas de los jóvenes, movidos desde algún escondite por los agentes de la anarquía en México”.7 Y con esa misma prudencia se actuó, cuando en febrero de 1950 dentro de la Asamblea Nacional del Pri se designaron a los representantes por sector para la recién creada Gran Comisión (la cual sustituyó al Consejo Nacional) eliminándose la representación de los jóvenes de la Cjm, a cambio de la creación del Instituto Na-cional de la Juventud Mexicana. Con la misma pasividad se celebró el IV Congreso Nacional Ordinario de la Cjm en la Ciudad de Mé-xico en octubre de 1951. Ahí se acordó la formulación de un pliego petitorio que se presentó a los candidatos a la Presidencia. Lo acep-taron Ruiz Cortines y Lombardo Toledano.

Mientras tanto Robles Martínez hizo público el deslinde de su supuesta filiación lombardista, buscando cerrar su pasado iz-quierdista. En una editorial de Reivindicación, órgano de difusión del Cen del Snte, en octubre de 1951 aparece un manifiesto firma-do por los integrantes del Cen y de todos los comités ejecutivos sec-cionales, dando su apoyo a Robles Martínez y exhortando a los di-rigentes del Partido Popular para que se abstuvieran de seguir reali-zando maniobras divisionistas dentro del sindicato a través del lla-mado Frente Nacional de Unificación Magisterial, conformado por profesores afiliados a ese partido.

A pesar de todo lo anterior, los antecedentes de Robles Martínez no prescribían. Para entonces mantenía una fuerte vin-culación con el presidente Miguel Alemán, a quien le correspondió contestarle el último informe en 1952. El equipo del presiden-te entrante, Adolfo Ruiz Cortines, le entregó al diputado Robles Martínez un discurso para que fuera leído como respuesta en ese último informe de Alemán, en el que se le hacían fuertes críticas al presidente saliente; el diputado colimense recibió el documento pero no lo leyó, dio la respuesta que él había preparado, causando el enojo del nuevo presidente Ruiz Cortines, y no obstante el fue-ro constitucional del que gozaba, el diputado Robles Martínez fue objeto de persecución presidencial, aunque mantuvo férreo el lide-razgo y control de las dos organizaciones de la burocracia nacion-al: Snte y Fstse.8

Lo mismo sucedía en Colima, donde ni Susana Ortiz Silva ni el profesor Yoyo ni su esposa, la profesora Esther Mendoza, mili-taban en las filas del roblesmartinismo. Sin embargo, el 1 de mayo

7 Ecos de la Costa. “Lo que enseñan los sucesos de Morelia”, Colima, Col., 6 de agosto de 1949. Año XXI, época III, número 765, p. 3.

8 Moreno Peña, Fernando. “La sucesión: Los grupos políticos”, Diario de Colima, 12 de diciembre de 2008.

Los líderes estudiantiles que participaron en el Congreso

de la Cjm celebrado en la Ciudad de México durante

esos días, concluyeron que los esfuerzos por integrarse a las

nuevas organizaciones oficiales los llevaba a un escenario

incierto; sin embargo, la otra opción era peor: la anarquía.

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de 1951, el día del trabajo, Susana Ortiz tomó el micrófono en la plaza pública con el propósito de desmentir a los funcionarios del gobierno. En un mensaje abierto y dirigido a los corruptos, se pro-nunció a favor de las clases desprotegidas: “El gobierno me acusa de política, el pueblo me defiende…” Se ejercieron represalias en con-tra de Susana Ortiz Silva, pero el Snte le otorgó el completo apoyo y aquel mensaje no tuvo consecuencias.9

Al interior del Partido Popular las contradicciones también hacían más confusas las posiciones. El militante Enrique Ramírez y Ramírez al pronunciarse junto con Vicente Fuentes Díaz por una alianza con el Partido Comunista Mexicano y el Partido Obrero Campesino de México en 1952, contrarió la opinión de Vicente Lombardo Toledano, que creía mejor ir en solitario.

Casi de inmediato Robles Martínez, en un comunicado del Cen del Snte aparecido en Reivindicación de enero de 1952, in-dicaba que era totalmente falso y desorientador lo aparecido en el diario El Popular, del 22 del mismo mes, afirmando que en ningún momento se habían iniciado gestiones de acercamiento con los in-tegrantes del Frente Nacional, ni mucho menos sostenido pláticas con Lombardo Toledano, puesto que durante la celebración del VI Consejo Nacional Ordinario del Snte, se había aprobado solidari-zarse con la candidatura de Adolfo Ruiz Cortines. Ahí mismo, en el Consejo Nacional del Snte, Robles Martínez dio por terminada su alianza con el magisterio rural, último bastión de la educación so-cialista, al señalar: “Se ha destruido —dijo— la leyenda negra que forjaron enemigos de nuestra causa, al concluir falsamente, que el maestro era en sí mismo un germen de disolución, cuando en ver-dad no es sino un ser dotado de generosos e infatigables impulsos de superación”.

Precisamente en medio del deslinde de la educación socia-lista por parte del magisterio, en marzo de 1952 arribó a Colima Lombardo Toledano como parte de su campaña política a la pre-sidencia de la República, por la región IV Centro Occidente, que abarcaba los estados de Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Jalis-co y Michoacán. Acompañaban al candidato: Raúl Gutiérrez Silva, Francisco Ortiz Mendoza y Fernando Gutiérrez, dirigentes de la Ju-ventud Popular en la República.10

En el jardín principal de Colima, Toledano arengó, solicitó el voto y manifestó no tener los recursos suficientes para sostener su candidatura, a la vez que solicitó la ayuda pecuniaria de los cente-nares de ciudadanos que lo escuchaban. Éstos atendieron su llama-

9 Cfr. Ecos de la Costa, “Públicamente es desenmascarado el Gral. Lugo”. Colima, Col., jueves 3 de mayo de 1951. Año XXIV, época III, número 915.

10 Ecos de la Costa, “Arribó el licenciado Lombardo Toledano”. Colima, Col., jueves 6 de marzo de 1952. Año xxv, época III, número 1,003, pp. 1 y 6.

Lombardo Toledano en Colima. Disponible en: www.ppsm.org.mx/lombardo/

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do, entregándole dinero en efectivo, y otros, especialmente mujeres, pusieron en sus manos anillos y collares de oro y plata. Al concluir el mitin, asistió al “Salón Reforma”, invitado por Susana Ortiz. El 6 de marzo de 1952, en otro mitin celebrado en Manzanillo, pro-nunció el discurso: “Ni agente de Moscú ni enemigo de la religión”.

Entre 1953 y 1954 Ramiro Santana Ugarte estaba por cum-plir sus estudios de ingeniería en el Ipn, y Luis Humberto Santana recientemente había llegado al DF para realizar sus estudios de pre-paratoria en la Unam. Los dos juntos o separados, con otros estu-diantes colimenses como Vicente Oria que vivían y estudiaban en la ciudad de México, en las vacaciones escolares visitaban nuestro esta-do y durante su estancia lograron interesar a Humberto Silva Ochoa y otros jóvenes normalistas, al comentarles la organización de los estudiantes en la capital de la República; esto llamó la atención de más jóvenes, quienes de inmediato iniciaron acciones de proselitis-mo para atraer el interés de alumnos del Instituto Tecnológico y de las escuelas secundarias; con la asesoría de los hermanos Santana conjuntaron ideas, estructuraron planes para una organización es-tudiantil colimense y propugnaron por su creación.

Mientras tanto las posibilidades de organización de los es-tudiantes se puso de manifiesto, con el éxito cultural que alcanza-ron los alumnos de la Universidad Popular de Colima, con la pre-sentación de la obra para teatro de masas en escenario natural el 8 de mayo de 1953; con 100 actores en escena y 1500 para el pueblo de Dolores, durante el desarrollo de la representación de la Inde-pendencia de México, al conmemorarse el bicentenario del natalicio del Padre de la Patria; obra que cautivó a los colimenses durante sus cuatro presentaciones en el atrio de la Catedral de Colima, donde se oscureció todo el jardín principal para utilizar potentes reflectores.

En agosto de 1954, en tormentosa sesión que se efectuó en la delegación de la Sección vi del Snte en Villa de Álvarez, Coli-ma, Susana Ortiz Silva renunció a su cargo de secretaria general de dicha Delegación; el motivo de su decisión fue que no se solidarizó con los procedimientos que el Comité Seccional estaba utilizando para lanzar ataques en contra de la Dirección de Educación Federal del Estado.11 La dimisión de la maestra se debió a los ataques injus-tos de algunos sectores contra el profesor Leobardo Parra y Marqui-na, director de Educación. Con esta recia y autónoma actitud, Su-sana demostró que para ella primero estaban los intereses educati-vos, no los de unos cuantos que interferían en el avance académico.

El modesto profesor rural Heliodoro Silva, impulsado por un firme deseo de mejorar su formación profesional, había logrado finalmente su título de maestro normalista y cédula profesional en 1952. Dos años después en compañía de su esposa Esther Ochoa se

11 Ecos de la Costa, agosto de 1954.

Antigua escuela “Valentín Gómez Farías” de Coquimatlán. Oseguera Velázquez, Juan. Historia gráfica

de Colima. Impre-Jal. S.A, Guadalajara, Jalisco,

octubre de 1979.

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ve obligado a trasladarse a Coquimatlán, donde ambos trabajaron en la Escuela Valentín Gómez Farías: ella como profesora y él como director recientemente nombrado.

Entonces Coquimatlán era un poblado rural con apenas unos 600 habitantes que se congregaban a un lado de la estación del ferrocarril, se comunicaba a la capital del estado por una rústica vereda solitaria pero transitable todo el año. Los Silva Ochoa pronto se identificaron con la comunidad ejidal e iniciaron la construcción de la escuela en medio de privaciones y difíciles condiciones de vida y trabajo. Hasta ese rincón se trasladaban los amigos de Humberto Silva Ochoa, entre ellos Javier Guardado de Quesería.

En diciembre de 1954 el joven Humberto Silva Ochoa fun-ge ya como presidente de Sociedad de Alumnos de la Escuela Se-cundaria 2; el plantel funcionaba en el antiguo edificio de la Escuela Primaria “José María Morelos”, ubicado contra esquina del Teatro Hidalgo de la ciudad de Colima. Desde ahí, imbuidos por un am-biente particularmente crítico que irradiaba tanto la sede de la Gran Logia Suroeste, colindante con el plantel, como del llamado Salón Reforma localizado a uno pasos sobre la calle Medellín. Desde sus primeros días en la escuela, Humberto Silva se enfrentó a la necesi-dad de buscar alojamiento por la noche en virtud de que le era im-posible regresar a su hogar, así se fue familiarizando con los ajefis-tas y posteriormente ingresó a esta agrupación. Ahí, en un pequeño salón habilitado por la Logia, varios dirigentes estudiantiles acorda-ron realizar el 4 de enero de 1955 el congreso constituyente de la naciente Federación de Estudiantes Colimenses.

Ese día, la más alta autoridad de educación del estado no autorizó que se realizara la asamblea en los patios de la Universi-dad Popular, por considerar que se trataba de una maniobra políti-ca. No obstante eso, con la asistencia de numerosos delegados de las escuelas secundarias de Colima, Manzanillo, Instituto Tecnológico, Normal de Maestros y secundaria de Cuauhtémoc y Tecomán, en el Parque Hidalgo de la ciudad de Colima se fundó la Federación de Estudiantes Colimenses (Fec) oficialmente, en una gran con-vención estudiantil. El licenciado Porfirio Fuentes Vadillo, notario público, protocolizó la Fec.12

Figuraron entre los primeros dirigentes de la Fec: Roberto Vázquez, como presidente del comité directivo; Sergio Miguel Car-rillo Huerta, como vicepresidente; Santiago Pérez Santoyo, como secretario general; Jorge Humberto Silva Ochoa como secretario de finanzas. El hecho fue muy significativo, ya que los estudiantes se organizaron, no sólo con el fin de realizar una labor de integración de los jóvenes estudiantes de la entidad, sino también para unir

12 Gregorio Macedo López. Colima y el mundo: el ayer reciente (1917-1959). Universidad de Colima, 2007 p. 267.

En diciembre de 1954 el joven Humberto Silva Ochoa funge ya como presidente de Sociedad de Alumnos de la Escuela Secundaria 2; el plantel funcionaba en el antiguo edificio de la Escuela Primaria “José María Morelos”, ubicado contra esquina del Teatro Hidalgo de la ciudad de Colima.

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fuerzas para presentar demandas estudiantiles, ya percibidas en el medio de la educación.13 Sergio Miguel Carrillo Huerta, ante la au-sencia del presidente, tomó las riendas de la Fec.

Ese mismo año el estudiante colimense del Ipn, Ramiro Santana Ugarte fue electo vicepresidente de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos; para entonces la Secretaría de Goberna-ción tenía información sobre la intromisión del Partido Comunista y el Partido Popular en el Ipn, buscando cooptar a los alumnos con cualidades de dirigentes, con la intención de asesorarlos para que ocuparan las dirigencias de las escuelas, del internado y de la Fnet.

La sucesión gubernamental en Colima en 1955, en la que resultó candidato del Pri y gobernador del estado el ingeniero Ro-dolfo Chávez Carrillo, la definió sin ningún problema el presiden-te de la República, Adolfo Ruiz Cortines, enemistado con Robles Martínez, y que a la llegada de Chávez Carrillo a la gubernatura fue apoyado y respaldado por el grupo político “Los Compadres”, y por otras personalidades locales, entre ellas don Lucas Huerta Dueñas.14

13 Cfr. Pablo Serrano Álvarez. La búsqueda de la modernidad y el regionalismo. Tomo V. Historia general de Colima, Icc, Gobierno del Estado de Colima, 1997 pp. 303-304.

14 Fernando Moreno Peña. “La sucesión: los grupos políticos”. Diario de Colima, 12 de diciembre de 2008.

Humberto Silva Ochoa con los primeros dirigentes de la FEC,

Colima, Col., 1955. Informe de labores. Cuadernos universitarios,

5, mayo de 1980.

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En aquel momento, la Confederación de Jóvenes Mexica-nos (Cjm) era la organización que aglutinaba a la mayor parte de las federaciones estudiantiles de la República: las Normales Rurales, de Técnicos, de Agricultura; de Coahuila, Nuevo León, Distrito Fede-ral, Yucatán, Jalisco, Michoacán y Guanajuato; sin embargo mante-nía una actitud pasiva ante la política de embate a la educación su-perior popular y nacionalista.

El costo político de la pasividad de la Cjm se traduciría, a partir de ese momento, en un descontento generalizado de cuestio-namiento severo. En el ámbito universitario empezaron a manifes-tarse enconadas divergencias entre las federaciones integrantes de la Cjm, básicamente en cuanto a posturas ante la Revolución Cubana y la huelga ferrocarrilera. Por su parte, las normales rurales se opu-sieron a la conducción de la Cjm, que provocó la salida de varios de sus integrantes, incluida la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México.

Este ambiente crítico y tenso en el que prevalecía la repre-sión a los movimientos obreros y campesinos, puso contra la pared a la Cjm, que ante su fuerte vínculo con el Partido Revolucionario Institucional, se veía imposibilitada para responder y reorientar su posición política, tal y como los estudiantes se lo exigían. Lo para-dójico de la situación era que a pesar del descontento, ninguna or-ganización intentó crear un organismo nuevo o paralelo.

Figuraron entre los primeros dirigentes de la FeC: Roberto Vázquez, como presidente del comité directivo; Sergio Miguel Carrillo Huerta, como vicepresidente; Santiago Pérez Santoyo, como secretario general; Jorge Humberto Silva Ochoa como secretario de Finanzas. El hecho fue muy significativo, ya que los estudiantes se organizaron, no sólo con el fin de realizar una labor de integración de los jóvenes estudiantes de la entidad, sino también unir fuerzas para demandas estudiantiles, ya percibidas en el medio de la educación.

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Capítulo III La Universidad de Colima

El Gobierno Federal, durante la segunda mitad de los años cin-cuenta, puso en marcha la llamada política de desarrollo esta-

bilizador, que más pronto que tarde provocó un desarrollo urbano acelerado que propiciara la especulación de tierras y el surgimiento de movimientos de invasión de tierras aledañas a las ciudades, que terminaron creando los cinturones de miseria.

Jesús Robles Martínez, durante el sexenio de López Mateos, conformó dentro del Pri el grupo político conocido como la “Trin-ca Infernal”, integrado por Alfonso Martínez Domínguez, “El colo-rado”, Sánchez Míreles, y el propio Robles Martínez, desde donde

Jesús Robles Martínez, representante del magisterio del IPN en el SNTE.

Decanato, IPN.

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controlaron la Cnop, la Fstse, el Snte, el Sindicato del DF, y que junto con el presidente del Pri nacional, el general Alfonso Coro-na del Rosal, fue considerado uno de los grupos políticos más fuer-tes y respetados del país.

Además, Robles Martínez se convertiría a lo largo de ese se-xenio en uno de los principales aliados de Gustavo Díaz Ordaz, para que alcanzara la presidencia de la República. Esto prolongó su lide-razgo e influencia política hasta los años setenta.1

En correspondencia en Colima, desde esa época y hasta la primera parte de los setenta; es decir, entre 1955 y 1973, dos gru-pos de políticos colimenses dominaron la escena política local, uno: el roblesmartinismo, con un líder indiscutible en la persona del in-geniero Jesús Robles Martínez, con amplias relaciones nacionales; y un grupo eminentemente local, conocido popularmente como “Los Compadres”, encabezado principalmente por Roberto Pizano Saucedo, Antonio Salazar Salazar, Ismael Aguayo Figueroa, Rober-to Cárdenas Merín, Ernesto Terríquez Sámano, Ricardo Guzmán Nava y Juan Oseguera Velásquez, entre otros personajes de la polí-tica colimense.

En junio de 1955 arribó a Colima Jesús Robles Martínez, acompañado del profesor Alberto Larios Gaytán, para visitar a los miembros del llamado “Grupo Cívico Revolucionario de Colima”, y realizar una gira por el estado en el contexto de la próxima convo-catoria de los comités municipales del Pri, a la convención de don-de saldría en breve el candidato a la primera magistratura del esta-do. La respuesta por parte de la Ctm y la Cnc fue una demanda de expulsión de las filas del partido para ambos dirigentes.2 Obvio era que el recuerdo de los promotores de la educación popular aún es-taba presente, sobre todo a meses del resurgimiento del movimien-to estudiantil; en consecuencia, el “Grupo Cívico” decidió no pre-sentar candidato a gobernador.

Igualmente la Fec fue presa de descréditos y acusaciones que para algunos líderes educativos —como Susana Ortiz Silva— fueron inicuos, frente a los cuales sus dirigentes dieron muestras cla-ras de madurez en la dirección del proyecto universitario. Así por ejemplo, Humberto Silva Ochoa, después de la creación de la Fec, cuando apenas contaba con 18 años, fue expulsado de la Escuela Normal de Maestros de la Universidad Popular, ya que el entonces rector, Ricardo Guzmán Nava, lo consideró un alumno conflictivo. Las razones del ataque del rector las daría la profesora Susana Ortiz, ante la opinión pública:

1 Fernando Moreno Peña. La sucesión a través de los años. www.aproposito2004.blogspot.com, sábado, 13 de diciembre de 2008; y “La sucesión: los grupos políticos”. www.aproposito2004.blogspot.com, viernes, 12 de diciembre de 2008.

2 Ibídem. Gregorio Macedo López, p. 285.

La Federación de Estudiantes Colimenses (FeC) fue presa de descréditos y acusaciones que para algunos líderes educativos fueron inicuos, frente a los cuales sus dirigentes dieron muestras claras de madurez en la dirección del proyecto universitario.

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El mal se inició —señaló con verdad, Susana Ortiz— cuando se nombró catedráticos a funcionarios que deseaban aumento de sueldo y a quienes fácilmente se les resolvió el deseo, otorgándoles clases al azar, sin más responsabilidad que recoger las quincenas, ya que el director del plantel no pudo imponer técnicas disciplinarias de puntualidad y asistencia a esos catedráticos, porque eran influyentes. Los huecos de esas materias ni siquiera se tomaron en cuenta.

Vino después el rector hecho, y menos se vio el daño en la educación pública, porque aquel hombre con los dos pilares más fuertes de la cultura colimense estaba más cerca del gobernador, del diputado, que de sus escuelas, su univer-sidad y sus cátedras. Se toleró lo anterior o mejor dicho, se hizo poco caso de las protestas aisladas de alumnos, maestros cumplidos, padres de familia, prensas, etcétera. Y se hizo costumbre, ya que el director general fuese también el rector.

Ahora se presenta el mal aumentado ya no sólo cate-drático, rector y director general, sino que le aumentaron una presidencia municipal, que es puesto de elección popular: tres puestos de confianza y uno de elección popular en un solo individuo, no es lógico pensar que si el mal crece vamos a llegar a algo mayor. Por eso toqué el punto, maestros, no por ustedes, ni por mí, ni por el maestro aludido.

Por ese cuerpo de futuros maestros que pueden confrontar mi dicho, cuando vean las normales de cualquier estado, cuando vean en qué forma se están estancando las administraciones en torno a la educación popular. La voz autorizada que se levanta es para defender sólo a una auto-ridad. Me tranquiliza que sea “voz” solamente y no razón ni sentimiento, porque yo expongo una razón y sinceramente deseo que se me refute.

Voy a señalar un solo punto que marca la falta de vigilancia en la Universidad: el alto porcentaje de repro-bados. Por más desadaptado y acomplejado que esté un maestro, sabe que ya el 25% de alumnos reprobados es suficiente para ponerlo alerta en su sistema de enseñanza. Del 25% al 100% negativo es “por culpa del maestro”, lo marca cualquier técnica.

¿Qué investigación, qué remedio, qué pasos se han dado para remediar el mal? Yo sólo sé del pago de exámenes extraordinarios, pero ya quien estuviera vigilando el caso para ver y estudiar alumnos, textos y maestros. ¿Quién causa el mal?

Veamos ahora la dirección del estado: jamás ha esta-do en manos de sicarios, capataces ni fiscalizadores, pero sí en manos de gente que no ven a dos cuadras de distancia, contra esquina del Teatro Hidalgo, un ruinoso edificio con boquetes por ventanas, en el estado más afrentoso y que rinde una población escolar triple: mañana, tarde y noche. Creo que en ese local y en otros más hace falta algún fiscal.

Si mis procederes son ruines y perversos, sólo de una cosa estoy segura: que no busco algo ni personal ni nada. Sólo que se estudie el problema y se resuelva. Con eso es suficiente. El sistema empleado de dar a las cosas públicas el sesgo de personales, es el error mayor de ustedes y de todos.

En respuesta a las presiones de los estudiantes organizados

en la recientemente creada FeC, el 1 de septiembre de 1955, el gobernador Jesús

González Lugo y el también director general de Educación Pública, Guzmán Nava, con

la asistencia del secretario general de la Anuies,

fundaron el Bachillerato Único de la Universidad

Popular, el cual inició actividades en lo que hoy es la Escuela Primaria “Profr. Gregorio Torres Quintero”.

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Soy de las que sinceramente reconoce la capacidad del maes-tro (el aludido) y soy la que más fe tuvo en su capacidad. Esperé ver transformada en su aspecto técnico administra-tivo y material con la Universidad, creí que en la dirección dejaría nuevos sistemas de orientación y nos aventajaría como lo hemos deseado, él pudo habernos dado mucho para las escuelas del campo, porque ahí inició su camino y no se acordó de ellas para nada. Por eso me pregunto, si fue el acaparamiento de comisiones o una ambición económica lo que nos hizo perder mucho de lo que él pudo habernos dejado en una sola cosa.

Porque no es suficiente querer a los maestros, es ne-cesario probarles con hechos ese cariño. ¿Por qué no se fijó en la injusticia con que están repartidas las jubilaciones? Lo esperé de él, sólo de él. Hay maestros jubilados con sueldos de soldados rasos retirados, en cambio a otros se otorgan pensiones diferentes. ¿Qué Ley o reglamento marca esos sueldos o van al criterio de la estimación que se guarda al jubilado? Los mismos firmantes no hacen sino comprobar con su dicho lo que yo expuse, no permiten que se diga que la labor de Colima está abandonada. Por eso trabajan con iniciativa y entusiasmo.3

Sin embargo los efectos positivos no se vieron de inmedia-to, por lo menos para Humberto Silva Ochoa. En respuesta a las presiones de los estudiantes organizados en la recientemente crea-da Fec, el 1 de septiembre de 1955, el gobernador Jesús González Lugo y el también director general de Educación Pública, Guzmán Nava, con la asistencia del secretario general de la Anuies, funda-ron el Bachillerato Único de la Universidad Popular, el cual inició actividades en lo que hoy es la Escuela Primaria “Prof. Gregorio To-rres Quintero”, fungiendo como su primer director Arturo Norie-ga Pizano.

Humberto Silva Ochoa, luego de ser suspendido de la Es-cuela Normal de Maestros, decide trasladarse a la Ciudad de Méxi-co, buscando continuar sus estudios en el Instituto Federal de Ca-pacitación para el Magisterio, con el apoyo económico de Alberto Larios; sin embargo a los pocos meses de haberse instalado en un cuarto de estudio, el apoyo se fue recortando, hasta que fue necesa-rio acudir a Ramiro Santana. Finalmente, vino la conseja de regre-sar a Colima, y sobre todo dar un paso adelante, haciendo trabajo político desde la Fec.

De regreso a Colima, Humberto Silva aprovechó la oportu-nidad para inscribirse en el Bachillerato Único y continuó su par-ticipación en la Fec. En abril de 1956 los alumnos del Bachillera-to Único elevaron una solicitud a las autoridades educativas del es-tado, en el sentido de que se estableciera la Escuela de Derecho. En

3 Susana Ortiz Silva. El problema queda en pie. Ecos de la Costa, Colima, Col., sábado 16 de julio de 1955.

Humberto Silva aprovechó la oportunidad para inscribirse en el Bachillerato Único y continuó su participación en la FeC. En abril de 1956 los alumnos del Bachillerato Único elevaron una solicitud a las autoridades educativas del estado, en el sentido de que se estableciera la Escuela de Derecho. En agosto de ese mismo año, la Escuela de Educación Artística “Mercedes Zamora” se convirtió en Escuela de Artes Plásticas, y pasó a pertenecer a la Universidad Popular de Colima.

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agosto de ese mismo año, la Escuela de Educación Artística “Mer-cedes Zamora” se convirtió en Escuela de Artes Plásticas, y pasó a pertenecer a la Universidad Popular de Colima. Con el trabajo rea-lizado, Humberto Silva Ochoa ganó con suma facilidad la presiden-cia de la Sociedad de Alumnos para el periodo 1957-1958, ejercien-do desde entonces una política estudiantil amplia, firme y de avan-zada, en cuanto buscaba una Universidad de Estado, pero en ejerci-cio pleno de sus funciones sustantivas.

La gestión de la nueva dirigencia de la Fec le brindaba legi-timidad entre el alumnado, la Universidad y la sociedad. La Fec y la Sociedad de Padres de Familia realizaron actos culturales para la po-blación, llevando a cabo exposiciones de pintura, conferencias, me-sas redondas, visitas a los museos y lugares turísticos, actos musica-les y exposiciones de libros.4 Además de esas acciones, Humberto Silva impulsó al interior de la Fec la búsqueda de su adhesión a la Confederación de Jóvenes Mexicanos (Cjm). Pero ¿cuál era la Cjm que Silva Ochoa conoció durante su estancia fortuita en la Ciudad de México? Era la Cjm del profesor Vicente Oria Razo, entonces se-cretario de conflictos de la organización estudiantil.

La Confederación de Jóvenes Mexicanos que conoció Hum-berto Silva Ochoa mantenía una actitud pasiva ante la política de embate a la educación superior popular y nacionalista. El costo po-lítico de esta pasividad se había traducido en un descontento gene-ralizado de cuestionamiento severo. A nivel nacional, en el ámbito universitario, empezaban a manifestarse enconadas divergencias en-tre las federaciones integrantes de la Cjm, básicamente en cuanto a posturas ante la Revolución Cubana y la huelga ferrocarrilera. En respuesta, las Normales Rurales se opusieron a la conducción de la Cjm, que provocó la salida de varios de sus integrantes, incluida la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México.

Sin embargo, este descontento no era tan evidente entre la Fnet y la Cjm; no obstante, cuando el 11 de abril de 1956 Nican-dro Mendoza, líder de la Fnet declaró una huelga en el Ipn, el vi-cepresidente Ramiro Santana, al frente de tres camiones repletos de estudiantes del Cecyt, Wilfrido Massieu se lanzó contra las oficinas de la Cjm para tomarlas por asalto; al llegar al sitio, todos sus habi-tantes salieron despavoridos, encontrándose frente a frente Ramiro Santana con el secretario de conflictos Vicente Oria Razo. Más allá de algunos empujones y gritos, la cosa no pasó de ahí; el resultado como se sabe, fue el regreso de Humberto Silva Ochoa a Colima.

Seis meses después el presidente Ruiz Cortines ordenó la clausura del internado y el desalojo violento de los estudiantes del

4 Cfr., informe del director de Educación Pública, Rafael Chávez Carrillo, al gobernador Rodolfo Chávez Carrillo, 16 de agosto de 1956, en Aggec, expediente 0, caja 23, 1956; Manuel Velasco Murguía, op. cit. Vol. 3 pp. 189-191.

Humberto Silva Ochoa ganó con suma facilidad la presidencia de la Sociedad

de Alumnos para el periodo 1957-1958, ejerciendo

desde entonces una política estudiantil amplia, firme y de avanzada, en cuanto buscaba

una Universidad de Estado, pero en ejercicio pleno de sus

funciones sustantivas.

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Ipn, así como el encarcelamiento de los líderes del Fnet. Entonces, a petición de Oria Razo, la Cjm intervino ante el presidente Ruiz Cortines, solicitando el retiro del ejército, la apertura del interna-do y que los dejaran actuar libremente para mantener el control del movimiento estudiantil.

Más aun, a finales de octubre de 1956, el Congreso de la Fnet, a petición de las sociedades de alumnos, aprobó un programa del Consejo Estudiantil de Morelia, demandando el retiro del ejér-cito, así como el respeto a los derechos de los estudiantes y el cese de la persecución a sus dirigentes. Como resultado de ese congreso, se acordó la permanencia de la Fnet en el seno de la Cjm, con el res-paldo brindado por las universidades de Guadalajara y Michoacán.

Un paso más hacia la posición revolucionaria lo daría Enri-que Ramírez y Ramírez durante la II Asamblea Nacional Ordinaria del Partido Popular; entonces sostenía que los obreros debían ser la base partidaria, a diferencia de Vidal Díaz Muñoz, que insistía en que la composición era primordialmente campesina. Como resulta-do, Enrique Ramírez y Ramírez es excluido de la dirección del par-tido, y en septiembre de 1958 expulsado del Partido Popular, junto con Rodolfo Dorantes y Celerino Cano Palacios.

El 17 de marzo de 1958, el Lic. Adolfo López Mateos, can-didato del Pri a la presidencia, visita Colima haciéndose acompañar por el diputado federal Luis Echeverría Álvarez, y los políticos co-limenses Jesús Robles Martínez y el senador Francisco Velasco Cu-riel, quien gozaba de un reconocido prestigio en el campo de la ha-cienda pública. En la coordinación de la campaña figuraba Enrique Ramírez y Ramírez, amigo personal de López Mateos.

El 12 de julio de 1958 el Congreso del estado de Colima aprueba el decreto 110 por el que se crea la Facultad de Derecho, enviado por el Ejecutivo estatal. Así, a la par que egresaba la pri-mera generación del Bachillerato Único, se esperaba que al menos 25 egresados de la Universidad Popular continuaran sus estudios. El plan de estudios sería el mismo de la Unam, y la nueva facultad abriría sus puertas el 1 de septiembre. El licenciado Jesús Ahumada fue su primer director, y en la primera planta de profesores partici-pó el licenciado Alberto Herrera Carrillo.

Enrique Ramírez y Ramírez, tras romper con el Partido Po-pular, se insertó en el Frente Nacional de Estudiantes Técnicos, lo que fortaleció la presencia de la corriente ramirista al interior de esta organización. Bajo estas condiciones, en abril de 1960 se realizó el VII Congreso Nacional Ordinario de la Cjm en la ciudad de Méxi-co, donde se avalaron las demandas y planteamientos realizados por la Federación Estudiantil Universitaria de Michoacán, como deter-minantes del carácter democrático que la educación superior exigía a principios de los sesenta.

Enrique Ramírez y Ramírez con su amigo López Mateos. Díaz Palacios, Socorro, Evocaciones requeridas de Enrique Ramírez y Ramírez. Disponible en: http://youtu.be/f1Hcrv3ezaI.

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Estos principios eran: 1) la urgencia de darle una nueva Ley Orgánica a la Universidad, y 2) la participación del estudiantado en la designación del futuro rector de la Casa de Estudios.5

Bajo el liderazgo de Enrique Ramírez y Ramírez, en mayo de 1961 la Cjm logró la inclusión de sus representantes y del sector juvenil del Pri en la delegación mexicana, al II Congreso de Estu-diantes Universitarios de Centroamérica, celebrado en Tegucigalpa, Honduras; y durante el segundo semestre de ese mismo año, Vicen-te Oria Razo asumió la presidencia de la Fnet, con un programa re-conocido por el Instituto Nacional de la Juventud.

La Fec estaba encabezada por el estudiante Guillermo Car-mona Villalobos, quien apenas podía mantener la presencia del na-ciente movimiento estudiantil.

Humberto Silva Ochoa contaba ya con 20 años de edad, y había concluido sus estudios de bachillerato y la Escuela Normal de Maestros, pero imbuido por sus deseos de superación, ingresó a la Escuela de Derecho.

La situación de pasividad estudiantil fue aprovechada por la Dirección General de Educación Pública, que promovió y logró que el Congreso del Estado expidiera el 27 de agosto de 1960 una Ley Orgánica que transformó a la Universidad Popular de Colima, en la Universidad de Colima, pretendiendo borrar definitivamente su ca-rácter popular. Según esa ley, la Universidad pasaba a ser una depen-

5 Romeo Ortega. El conflicto: drama de la Universidad Michoacana. México, 1968. La Voz de Michoacán, p. 203.

Egresados de la Escuela Normal de Maestros de la Universidad Popular

de Colima en 1961.

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dencia de la Dirección General de Educación Pública, artículo segundo; el rector era un fun-cionario nombrado por el go-bernador, quien además asumía el poder para autorizar la con-tratación del personal docente o administrativo, artículo 11; y li-mitó y condicionó el reconoci-miento de la Federación de Es-tudiantes, a la práctica de activi-dades culturales.

La Ley Orgánica, expe-dida el 27 de agosto de 1960, le otorgaba al gobernador del esta-do la facultad de nombrar a todos los maestros de la Universidad, incluso, cesando a los anteriores; esto representó una oportunidad para la entrada masiva de maestros de ideología distinta a la que pre-valecía.

Además, los creadores de la ley, partiendo del supuesto, se-gún el cual los estudiantes por su carácter sólo podían formar so-ciedades de estudio, más no de ideología sectaria (socialista), con-cluyeron que el cambio de la política cardenista tenía que traer una transformación por igual a la vida universitaria. En el fondo, subya-cía el convencimiento de que el artículo tercero constitucional ha-bía sido privado de su carácter socialista y el laicismo era una mani-festación más definida.

La sucesión en Colima en 1961 se resolvió dentro del Pri a favor del senador Francisco Velasco Curiel, quien en ese entonces no mantenía buenas relaciones con el ingeniero Jesús Robles Martínez; sin embargo, con-taba con la fuerza de don An-tonio Ortiz Mena y Raúl Sali-nas Lozano, además gozaba de la amistad del presidente López Mateos, y tenía una buena pre-sencia en la Cámara de Senado-res, que se hizo importante por ser el único economista en el Se-nado, además de su talento par-ticular.

Humberto Silva Ochoa en esos días ya fungía como re-presentante de la Sección VI del

El profesor de escuela primaria, Humberto Silva Ochoa, representante de la sección VI del SNTE, Colima, Col., 1961. Ecos de la Costa.

El Día, junio de 1962. Díaz Palacios, Socorro. Evocaciones requeridas de Enrique Ramírez y Ramírez. Disponible en: http://youtu.be/f1Hcrv3ezaI.

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Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (Snte), ante la Dirección de Acción Juvenil del Cde del Pri.

En junio de 1962, Enrique Ramírez y Ramírez fundó el pe-riódico El Día, en una casona de las calles de Basilio Vadillo, donde tiempo atrás se editaba El Popular.

La nómina del naciente diario la componían los maestros Rodolfo Dorantes, Eugenio Múzquiz, Sadot Fabila, Javier Romero, Julio Pomar Ramírez, el poeta Toralla, la China Mendoza, Domín-guez Aragonés, Fernando González, Raúl Rodríguez, Leonardo Ra-mírez Pomar y Víctor de Santiago Fuentes, entre otros.

En el marco del VIII Congreso Nacional Ordinario de la Cjm, celebrado en el auditorio de la Universidad de Guadalajara del 23 al 25 de noviembre de 1962, los dirigentes de la Fnet, Vicen-te Oria Razo y Guillermo Hernández fueron nombrados presiden-te y vicepresidente de la Cjm. Además, se nombró presidente hono-rario al general Heriberto Jara. En el transcurso del congreso crecie-ron las demandas que reivindicaban la independencia y democracia del movimiento estudiantil, a tal grado que llevaron a su división, al concluir los trabajos. Esta división daría como resultado, al año si-guiente, la creación de la Central Nacional de Estudiantes Demo-cráticos (Cned). De cualquier forma, la Cjm seguía siendo la orga-nización que aglutinaba a la mayor parte de las federaciones estu-diantiles de la república: Normales Rurales, Técnicos, Agricultura, de Coahuila, Nuevo León, Distrito Federal, Yucatán, Jalisco, Mi-choacán y Guanajuato.

Humberto Silva Ochoa coincidía con las demandas de in-dependencia y democracia, porque reivindicaba la presencia de una Universidad de Estado, pero autónoma. Esto le dio prestigio entre

las diversas corrientes de expre-sión del movimiento estudian-til.

Para entonces, Hum-berto Silva fue electo presiden-te de la Federación de Estudian-tes Colimenses para el periodo 1962-1964, y como líder estu-diantil se movilizó para promo-ver la creación de una nueva Ley Orgánica de la Universidad de Colima, y convertirla en orga-nismo descentralizado con pa-trimonio propio; es decir, dota-do de autonomía.

En respuesta al trabajo propagandístico desplegado por

Humberto Silva Ochoa electo presidente de la FEC 1962-1964.

Gaceta, órgano de comunicación de la Universidad de Colima, número 2. Colima, Col.,

17 de octubre de 1979.

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los dirigentes de la Fec durante las celebraciones del día del maes-tro de ese año, el gobernador Velasco Curiel pronunció un emoti-vo mensaje donde anunció la construcción del edifico de la Escuela Normal de Colima, e hizo votos porque la profesión siguiera siendo el símbolo del apostolado.

En consecuencia, durante los festejos de la semana del estu-diante, la Fec dio a conocer que 24 rectores de las universidades del país pertenecientes a la Anuies habían sostenido una reunión con el presidente Adolfo López Mateos en la ciudad de Toluca, Estado de México, en agradecimiento a su política en favor de la enseñan-za superior en todas las latitudes de la patria. Y que entre ellos se en-contró al rector de la Universidad de Colima, licenciado José Pérez Mendoza, en virtud de que ésta pertenecía a esa organización des-de 1958.

En el caso especial de la Universidad de Colima —se dijo— desde su fundación, nuestra máxima Casa de Estudios ha venido recibiendo, a manera de subsidio de parte del Go-bierno Federal, diversas cantidades en efectivo, que en 1942 se iniciaron con la suma de cincuenta mil pesos, cuando nuestra Universidad iniciaba su vida, ostentándose con el revolucionario membrete de tipo socialista ruso de Universi-dad Popular. Para entonces sólo se contaba con dos escuelas secundarias: la Normal de Maestros, Escuela de Comercio y dos o tres incipientes instituciones que luego desaparecieron por inanición, entre ellas la de Mecánica Agrícola, Corte y Confección de Ropa, Enfermería y Farmacia.

Pues bien, la suma indicada, paulatinamente se ha venido aumentando y en la actualidad asciende a cuatro-cientos cincuenta mil pesos anuales en números redondos, pues aparte del subsidio ordinario de 300 mil pesos que aporta la Federación, se han concedido otros extraordinarios por 150 mil. Pese a lo anterior, las necesidades de nuestra máxima Casa de Estudios también han ido en aumento, pues la población escolar ha crecido considerablemente y ahora son ocho las escuelas secundarias con grupos paralelos: dos bachilleratos, Escuela de Comercio, Escuela de Enfermería, Escuela de Artes Plásticas y la Escuela de Derecho.

Como ya se dijo en ocasión anterior, nuestra Uni-versidad carece de lo más indispensable: no cuenta con edificio que reúna las condiciones que son requeridas para la impartición de los conocimientos. El local donde se en-cuentran las oficinas y algunas escuelas es una casa particular, que desde 1940 se trató de acondicionar para institución educacional, y que en 22 años que lleva en este uso, ha tenido diversas zonas privadas en general, que contribuyen con su aportación económica, y se podría llegar muy lejos.

La Universidad, como lo han denunciado los estu-diantes, necesita maestros preparados; necesita laboratorios y talleres que son de un costo elevado, los cuales también son inseparables del maestro, para dejar al alumno en posesión de conocimientos sólidos; hacen falta también bibliotecas

Humberto Silva Ochoa, líder de la FEC ante las autoridades estatales encabezadas por el gobernador Francisco Velasco Curiel. Colima, 29 de julio de 1962, Ecos de la Costa.

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para que los estudiantes puedan ampliar sus temas de clase y consultar dudas. Y todo esto no podrá ser satisfecho con la sola aportación de que se habla. Se debe hacer algo más y pronto.6

El 29 de julio de 1962 Humberto Silva Ochoa y los diri-gentes de la Fec fueron recibidos por el gobernador Velasco Curiel, con el fin de darle a conocer la situación perjudicial para los jóve-nes que se graduaban como maestros. Los estudiantes denunciaron a un grupo de profesores a los que llamaban “Los Penicilinos”, quie-nes trabajaban las 24 horas del día, ya que atendían más materias; además de responsabilidades municipales tenían el poder de traba-jar simultáneamente en los lugares más alejados, lo que disminuía el número de plazas.

El Gobierno del Estado se comprometió a realizar un estu-dio del caso y de ser necesario aplicar una ley de compatibilidad de plazas.

En carta abierta publicada en los principales medios impre-sos del estado, el 11 de agosto de 1962 la dirigencia de la Fec reite-raba sus demandas:

Señor gobernador del estado: ¡El pueblo está cansado y exige la liquidación de este voraz grupo político! ¡Pedimos la inmediata destitución del director de Educación del Esta-do, del rector de la Universidad, y del director de la Escuela Normal, con toda su cauda de “Penicilinos”! ¡Consideramos que usted no debe solidarizarse con ellos, la juventud y el pueblo de Colima estarán pendientes de sus decisiones!

Al H. Congreso del Estado, le encarecemos la in-mediata investigación de las nóminas oficiales y dicte las medidas legislativas correspondientes.

Al profesor Alberto Larios Gaytán, secretario general del Snte, quien siempre ha mostrado interés en los proble-mas del estado, le pedimos haga honor a su condición de antiguo luchador, en la oposición revolucionaria. El pueblo de Colima espera que defina su situación con relación a “Los Penicilinos.7

La respuesta del Gobierno Federal a las solicitudes de la Fec, encabezada por Humberto Silva Ochoa, no se hizo esperar, así lo se-ñaló Diario de Colima: “Entre los beneficios que habremos de pal-par en un nuevo ejercicio que se avecina, señalaremos, en primer término, el sensible aumento que se concederá a la Universidad de Colima, por parte del Gobierno Federal, el cual llegará a un millón de pesos”.

6 Roberto Cárdenas Merín. Nuestra universidad necesita ayuda. Sábado 26 de mayo de 1962. Diario de Colima, pp. 2 y 3.

7 Carta abierta de la Federación de Estudiantes Colimenses. Ecos de la Costa. Colima, Col., 11 de agosto de 1962.

En carta abierta del rector de la Universidad de Colima,

explicó el alcance de la nueva Ley Orgánica y la participación que tuvo la

Anuies en la construcción del nuevo diseño institucional.

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Por su parte, el gobernador Velasco Curiel encomendó el es-tudio del caso a una comisión integrada de tal forma que tuvo opor-tunidad para opinar: la dirigencia estudiantil de la Fec, la Direc-ción General de Educación Pública, la Rectoría de la Universidad, y el Gobierno del Estado. Como resultado de los trabajos realiza-dos, la comisión envió una iniciativa al Congreso del Estado, quien la aprobó.

La nueva Ley Orgánica publicada el 25 de agosto de 1962 destacaba, en su artículo primero, la naturaleza pública y descentra-lizada del Estado de la Universidad; además, en los artículos subsi-guientes señalaba, entre otras cosas que: “la Universidad tendrá per-sonalidad jurídica y patrimonio propios. La libertad de cátedra e in-vestigación serán sus principios fundamentales”. También, reitera-ba que el rector sería el jefe nato de la Universidad y su representan-te legal, artículo 11; que fungiría como presidente del Consejo, ar-tículo octavo, pero que sería designado por el Consejo Universitario de la terna presentada por el ejecutivo, artículo sexto.

En carta abierta del rector de la Universidad de Colima, ex-plicó el alcance de la nueva Ley Orgánica y la participación que tuvo la Anuies en la construcción del nuevo diseño institucional, diciendo:

Que de acuerdo con el contenido de la Ley Orgánica, que es la base y sustento de su funcionamiento, nos propo-nemos que esta Casa de Estudios funcione de acuerdo con el “sistema nacional educativo” y con las tendencias sociales y el pensamiento científico que priva en la actualidad.

La reforma educativa se concreta a la adopción de planes universitarios nacionales y a los impulsos positivos de superación, contenidos en la expresión de libre cátedra […]

No sería propio, ni adecuado, que el presupuesto de esta obra educativa gravitara exclusivamente sobre las aportaciones del estado y el subsidio federal; la experiencia de otros lugares nos enseña que cuando los padres de familia o tutores aportan aunque sea una pequeña cantidad en pago de la colegiatura de sus hijos, están más pendientes de la aplicación y comportamiento de los mismos, por esta razón, aceptamos la sugerencia de la Asociación de Universidades, fijando por ahora un pequeño pago por matrícula y otro por colegiatura.8

Destacaron en el movimiento por la autonomía universita-ria los estudiantes Manuel Trujillo Cárdenas, Héctor Pineda Lugo, Salvador Rodríguez Huerta, Humberto Huerta Alcaraz, Isaías Ma-riscal Méndez, Luis H. Cárdenas Alcaraz, Agustín Orozco Cruz, Enrique Palomares Guzmán, Roberto Pizano Camberos, José To-

8 Carta abierta del rector de la Universidad de Colima. Diario de Colima. Colima, Col., 20 de septiembre de 1962.

Vista panorámica de las instalaciones de la Universidad de Colima, 1962. Gaceta Universitaria, 2003. Disponible en: www.docstoc.com-2421×1594.

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rres, José Luis Reynoso, Gabriel León, Daniela Alcaraz, Pedro Ro-mero, Wildo Díaz, Javier Bautista, Humberto Sánchez, Ofelia Orozco, Maura Elena Granados, Carlota Terríquez, Roberto Quin-tana Nava, Xicoténcatl Pérez, Eduardo Topete, René Llerenas, Mi-guel Verduzco, Felipe Chávez Carrillo, Vidal Llerenas Ochoa, Vi-cente Delgado Zamora, Roberto Anzar, Lucio Álvarez García, Án-gel Araujo Rodríguez y Abelardo de la Rosa, todos miembros del comité ejecutivo de la Fec.

El doctor Salvador González Ventura fue el primer rector nombrado por el gobernador del estado, de acuerdo con el artícu-lo primero transitorio de la Ley Orgánica, quien asumió su cargo el primero de septiembre de 1962. Al mismo tiempo, el gobernador Francisco Velasco Curiel destinó a la Universidad de Colima el edi-ficio ubicado en la Av. Niños Héroes número 99, hoy Manuel Ga-llardo Zamora, de Colima, razón por la cual se efectuaron las adap-taciones necesarias al inmueble.

Esa noche, con el pretexto de que no fueran a realizar nin-gún tipo de desmanes durante el informe del gobernador, Humber-to Silva Ochoa y otros dirigentes estudiantiles fueron encerrados en las oficinas del notario Brust Carmona.

El 4 de octubre de 1962, el doctor González, en su calidad de presidente del Consejo Universitario, por vez primera hizo la de-claratoria de la instalación de este órgano de gobierno, y tomó pro-testa a sus integrantes.

Bajo estas nuevas condiciones, al inicio del ciclo escolar en la Universidad de Colima, Humberto Silva Ochoa también parti-cipaba por primera vez como maestro de ciencias sociales en el Ba-chillerato Técnico 1. Simultáneamente, se inscribiría a la Escuela de Derecho, donde tiempo después llegó a ser presidente de la So-

ciedad de Alumnos en la gene-ración 1963-1968. Un año más tarde fue electo vicepresidente de la Confederación de Jóvenes Mexicanos (1964-1966), y dele-gado al Congreso Mundial de la Juventud en Berlín, 1964.

Al final de la lucha por la autonomía universitaria, la diri-gencia de la Fec estaba conven-cida que había quedado trunca la tendencia a establecer un ré-gimen democrático dentro de la Universidad, en virtud de que al no ser paritario el Consejo Uni-versitario, tampoco era plena la

Autoridades universitarias en las nuevas instalaciones de la

Universidad de Colima, 1962. Hemeroteca Universitaria.

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participación directa de todos los sectores en el manejo integral de la institución.

Pero también quedaba en claro que la idea del estableci-miento de la universidad socialista había sido el intento más serio y real por poner en práctica un modelo de institución educativa, con fundamentos filosóficos e ideológicos y con un programa político identificado con los intereses del Gobierno de la República. Y que detrás de ese proyecto de institución universitaria estaba la idea de que la educación, como una función y una garantía social de carác-ter público, debería ser orientada e impartida por el Estado de un modo absoluto.

Sin embargo, por esta misma razón, el establecimiento de una universidad socialista resultaba incompatible con los postula-dos de la libertad de cátedra, y con la autonomía en la organización y funcionamiento de las instituciones de educación superior, prin-cipios que eran defendidos por la mayoría de los universitarios del país y de las Casas de Estudio afiliadas a la Anuies.

El 4 de octubre de 1962, el doctor González, en su calidad de presidente del Consejo Universitario, por vez primera hizo la declaratoria de la instalación de este órgano de gobierno, y tomó protesta a sus integrantes. Bajo estas nuevas condiciones, al inicio del ciclo escolar en la Universidad de Colima, Humberto Silva Ochoa también participaba por primera vez como maestro de ciencias sociales en el Bachillerato Técnico 1.

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Capítulo IV El movimiento estudiantil de 1968

Adolfo López Mateos, durante la segunda mitad de su gobierno, puso en marcha una amplia apertura política izquierdista (si

así se les puede llamar), convencido de que los grupos existentes no desaparecerían rápidamente; si la consigna era acabar con los gru-pos de izquierda o al menos reducirlos, no iba a ser sólo por la vía de la represión. Entre las estrategias políticas diseñadas con este pro-pósito, se decidió por una organización que fuera capaz de captar la atención de los simpatizantes del socialismo, y para hacer más atrac-tiva la militancia en sus filas, se invitó a intelectuales para que or-ganizaran este espacio, entre los que destacaron Carlos Fuentes, Pa-blo González Casanova, Lázaro Cárdenas, y jóvenes universitarios radicales como Enrique González Pedrero, Francisco López Cáma-ra y Víctor Flores Olea, además de Cuauhtémoc Cárdenas, el hijo del general. Esta organización civil fue bautizada con el nombre de Movimiento de Liberación Nacional (Mln). La revista Política era de facto el principal instrumento de comunicación del Mln.

En esas condiciones de apertura, el Mln organizó la “Con-ferencia latinoamericana por la soberanía nacional, la emancipación económica y la paz en la Ciudad de México”, a la que asistieron die-ciséis delegaciones de América Latina, más observadores norteame-ricanos y representantes de la Urss, China y de algunos países afri-canos. Entre los participantes mexicanos estuvieron desde políti-cos socialistas como Vicente Lombardo Toledano, hasta persona-jes como Genaro Vázquez Rojas, Víctor Rico Galán y Pablo Gó-mez Ramírez.

Dentro de ese marco se realizó el II Congreso Latinoameri-cano de Juventudes, con la participación de representantes del Co-mité Estudiantil del Mln, de la Juventud del Pps, del Partido Estu-diantil Socialista, de las Juventudes Comunistas, de la Cjm, Vicen-te Oria Razo de la Fnet, de la Fecsm, de la Federación de Estudian-tes de la Universidad Michoacana (Feum), de la Federación de Estu-diantes Socialistas de Occidente (Feso), de la Federación Estatal de

Reunión de integración del Movimiento de Liberación

Nacional. Disponible en: http://enlacecursoshistoria.wordpress.

com/2010/09/18/1961-movimiento-de-liberacion-nacional/

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Estudiantes de Nayarit, el Directorio Estudiantil Poblano, así como representantes de Jalisco, Sinaloa, Guerrero y Tlaxcala.

La estrategia del Mln resultó un fracaso, desde antes que arrancara la sucesión presidencial. En efecto, desde mayo de 1964 varios de aquellos grupos estudiantiles —entre ellos la Feum y otras organizaciones— que habían salido de las filas de la Cjm, entraron en franco conflicto con el secretario de Gobernación, Gustavo Díaz Ordaz.

La razón era que al Pcm había llegado una nueva dirigencia encabezada por Arnoldo Martínez Verdugo, deseosa de reestructu-rar al partido mediante la alianza política con el cardenismo, la co-munidad politécnica, los maestros rurales y los sectores intelectuales radicalizados, quienes darían sustento a un proyecto nacionalista y democrático, que preservara el sistema de educación popular. Preci-samente, con el propósito deliberado de conformar un movimiento estudiantil a escala nacional, estos grupos, en plena confrontación con la Secretaría de Gobernación, primero se hicieron presentes en la Conferencia de Morelia, con el objetivo de integrar una nueva central estudiantil independiente de la Cjm, denominada Confe-rencia Nacional de Estudiantes (Cne).

La nueva organización estudiantil y la Confederación Na-cional de Estudiantes se hicieron notar en una circular en la que de-nunciaban públicamente que pistoleros de la Federación de Estu-diantes de Guadalajara (Feg), amparados por el diputado federal y presidente juvenil del Pri, Carlos Ramírez Ladewig, balearon a diri-gentes de la Federación Revolucionaria de Estudiantes Unidos. Pos-teriormente, a finales de agosto, se llevó a cabo el Primer Semina-rio Regional Universitario para la zona sur del país, convocado por la Federación Universitaria de Yucatán, y por la propia Cne, sin la participación de la Cjm.

Esta crisis afectó estructuralmente al movimiento estudian-til agrupado en torno a la Cjm; ello provocó que desaparecieran la Federación de Estudiantes de Escuelas Superiores de Agricultura, y temporalmente la Federación de Estudiantes de las Escuelas Nor-males Rurales (Feenr), así como otras federaciones estudiantiles. El caso de la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (Fnet) fue el más representativo de la lucha por el control de las organizacio-nes estudiantiles, debido a que la Fnet integraba nominalmente a cerca de 100 mil alumnos.

En efecto, al interior de la Fnet, encargada de atender la problemática de la comunidad politécnica, ligada a la Confedera-ción de Jóvenes Mexicanos, se empezó a gestar un cambio cualitati-vo y radical, desde la celebración de su Congreso en 1964, en el que se determinaría —entre otras cosas— en manos de quiénes recaería la dirección de la poderosa federación.

Antes de concluir Humberto Silva Ochoa su gestión al frente de la FeC, el 22 de agosto de 1964, enfrenta el reto que implica la expedición del Decreto 43 por el cual se reforma el artículo 98 de la Constitución Política del Estado de Colima, y se establece a la Universidad de Colima como un organismo descentralizado del Gobierno del Estado de Colima.

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Los principales contendientes para la dirección de la Fnet fueron Humberto Pérez, presidente de la Fnet, apoyado por el fun-cionario público Jesús Robles Martínez; en segundo término se en-contraban Fausto Estévez, secretario general de la Fnet; Vicente Oria Razo, presidente de la Cjm en turno, apoyados por el dipu-tado federal del Pri, Enrique Ramírez y Ramírez, y finalmente, en un tercer plano, participaba un bloque independiente, sin líderes definidos, apoyados por las Escuelas Superior de Economía, la de Ciencias Biológicas, la de Físico-Matemáticas y otros planteles del Ipn, quienes trataban de sanear la corrupción imperante en los me-dios estudiantiles, al participar en la contienda por la dirigencia de la Fnet.

Al participar Vicente Oria Razo (presidente en turno de la Cjm) en la contienda por dirección de la Fnet, Carlos Rodríguez Buelna, quien formaba parte de los dirigentes disidentes de la Cjm, desconoce la presidencia de Vicente Oria Razo y decide —por su cuenta— convocar al IX Congreso de la Confederación de Jóvenes Mexicanos; sin embargo, al encontrase apoyado en la Fnet, Oria Razo acuerda con la Feg y la Fnet, celebrar el IX Congreso de la Cjm en junio de 1965.

En este congreso la dirección politécnica se dividió en dos facciones: la ramirista, representada por Ramón Navarro (secreta-rio general de la Fnet), y el grupo Juárez, cuyo líder era Jesús Mo-rales (presidente de la Fnet). Al resultar nombrado Ramón Nava-rro como presidente de la Cjm, se reflejó el interés de la Feg por re-tener a la Fnet en la Cjm, otorgándole puestos directivos. El grupo de Jesús Morales, inconforme con esa medida, dio a conocer su de-cisión de separarse de la Cjm, junto con los principales grupos de la Fnet, y denunciar su carácter oficialista.

Enrique Ramírez y Ramírez, por invitación de su viejo ami-go López Mateos, quien ya se había incorporado al Pri, luego de abandonar el Pps un año después de que Revueltas lanzara su tesis lapidaria sobre la “inexistencia histórica del partido de la clase obre-ra de México”, y saliera expulsado por última vez del Pcm; así, como se había dicho, Ramírez y Ramírez fue electo diputado del DF a la XLVI Legislatura del Congreso de la Unión para el periodo 1964-1966, y formó parte de la Gran Comisión, presidida por Alfonso Martínez Domínguez.

Jesús Robles Martínez también ganó la elección al Senado de la República en 1964, pero no pudo ocupar el cargo durante los seis años, ya que el primero de diciembre el presidente Díaz Ordaz, al asumir el cargo, lo nombró director general de Banobras. Esto provocó que Colima quedara con un solo senador, en virtud de que su suplente, Alberto Larios Gaytán, no fue designado para asumir el cargo. Ramiro Santana Ugarte, por su parte, fue designado por Ro-

Alfonso Martínez Domínguez, presidente de la Gran Comisión en la XLVI Legislatura, 1964-1967.

Semblanza en el foro sobre Alfonso Martínez Domínguez, 1984.

Disponible en: http://www.mashpedia.com.

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bles Martínez gerente administrativo del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos.

Las fuerzas políticas locales de Colima —unos cinco mil ciudadanos surgidos de grupos de izquierda y del Pri— si bien ha-bían alcanzado una frágil y transitoria cohesión, al término del año sufrían una clara división en tres o cuatro fracciones, con serias di-ficultades para alcanzar la unidad: a) los profesionistas colimenses residentes en la Ciudad de México, al servicio del ingeniero Robles Martínez y comandados por el profesor Alberto Larios Gaytán; b) los profesores agrupados en las secciones 6 y 36 del Snte, leales al mismo Gaytán; c) el grupo Cívico Revolucionario Colimense, aho-ra dividido en dos: los terriquistas encabezados por Roberto Terrí-quez Romo, y contrarios a Larios Gaytán; y d) los disidentes locales, presididos por J. Asencio Fregoso, contrario a la facción terriquista.1

La Federación de Estudiantes de Colima, por su parte, su-friría diversas dificultades desde ese momento; de hecho, puede de-cirse que sus dirigentes fueron perseguidos durante el gobierno de Díaz Ordaz. El dirigente de la Fec, Humberto Silva Ochoa, estuvo a punto de ser encarce-lado y se sabe que incluso, des-pués de haberlo evitado, se pre-tendió atentar contra su vida. El complot fracasó por circunstan-cias que lo hicieron abortar. En diversas ocasiones, durante el sexenio, se promovieron campa-ñas contra los líderes estudianti-les. Así, antes de concluir Hum-berto Silva Ochoa su gestión al frente de la Fec, el 22 de agosto de 1964, enfrenta el reto que im-plica la expedición del Decreto 43 por el cual se reforma el artícu-lo 98 de la Constitución Política del Estado de Colima, y se establece a la Universidad de Colima como un organismo descentralizado del Gobierno del Estado de Colima. La cuestión era que no había nin-guna seguridad de que las autoridades universitarias quisieran dar-les participación efectiva a los estudiantes en el Consejo Universita-rio, puesto que la normativa no había sido reformada.

En consecuencia, el conflicto con Gobierno del Estado per-sistió y se recrudeció hacia septiembre de 1965, cuando se desata-ron las manifestaciones estudiantiles que demandaban representati-vidad de los estudiantes y el control completo de la institución. La

1 Ecos de la Costa. Agosto 7, septiembre 8 y 13, octubre 16 y 23, noviembre 1 de 1965. Diario de Colima, septiembre 5 y 9 de 1965.

Jesús Robles Martínez (centro) en reunión con el Grupo Cívico Revolucionario Colimense. Oseguera Velázquez, Juan. Historia gráfica de Colima. Impre-Jal. S. A, Guadalajara, Jalisco, octubre de 1979.

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dirigencia de la Fec denunció ante las autoridades de Gobernación, que las Policías Judicial y Preventiva ejecutaban la represión contra el movimiento de los estudiantes, ahora pertenecientes a la Confe-deración de Jóvenes Mexicanos, y se solicitaba la intervención de las autoridades de Gobernación contra el Gobierno Estatal, que desea-ba seguir controlando el grupo político al frente de la Universidad, a costa de las demandas estudiantiles.2

José Ramón Navarro, Humberto Silva Ochoa y otros líde-res estudiantiles insistían en que el Gobierno del Estado reprimía a los estudiantes, violando las garantías constitucionales de reunión, libre asociación y libre expresión, y pedían la intervención al decir: “Régimen trabajado concordia del Lic. Gustavo Díaz Ordaz”.3 En respuesta, a invitación del presidente Díaz Ordaz, en calidad de vi-cepresidente de la Cjm, Humberto Silva Ochoa participó como re-presentante de México ante el Congreso Internacional Conmemo-rativo, a la terminación de la Segunda Guerra Mundial, celebrado en Berlín, Alemania. A su regreso, Ramiro Santana le presentó a Ar-noldo Ochoa y le pidió incorporarlo a las filas de la Fec.

Finalmente, el reglamento de la Ley Orgánica se dio a cono-cer en junio de 1966, concediendo representatividad y razón a los estudiantes de la Federación de Estudiantes; con esto se daba solu-ción al conflicto y permitió al rector prolongar su periodo hasta ju-nio de 1968.4

En la Ciudad de México, motivados por la estructura coo-perativista que asumió El Día, Víctor de Santiago ingresa a la nómi-na del diario, a invitación de Leonardo Ramírez Pomar, hijo de Te-resa del Pomar, quien gozaba de un gran reconocimiento entre los intelectuales mexicanos por ser hijo menor de José Pomar, músico y compositor, maestro del Conservatorio Nacional de Música e in-tegrante de la Liga de Artistas y Escritores Revolucionarios, amigo íntimo del Dr. Atl (Gerardo Murillo) y de Diego Rivera. En Co-lima, a partir de entonces y durante varios años, Humberto Silva Ochoa participó en el periódico trisemanal La Opinión, cuyo direc-tor era Gustavo García Amezcua. Esto estrecha la relación entre Sil-va Ochoa y los periodistas de El Día, incluso llega a participar con reportajes hasta convertirse en corresponsal del mismo.

En la sucesión a la gubernatura en 1967, el candidato y go-bernador fue don Pablo Silva García, quien sin lugar a duda, llegó

2 Telegrama de la Fec al procurador general de la República, Antonio Rocha, con copia al secretario de Gobernación, Luis Echeverría, fechado el 17 de septiembre de 1965, transcrito por el mismo procurador al gobernador Velasco Curiel, el 18 de septiembre, en Aggec, expediente 52, caja 42, 1965.

3 Telegrama de la Fec, signado por 50 estudiantes, dirigido al presidente de la República, con fecha 17 de septiembre de 1965, en Aggec, localización citada.

4 Pablo Serrano Álvarez (1997). La búsqueda de la modernidad y el regionalismo. Historia Regional de Colima. Tomo V. Gobierno del Estado de Colima, México, pp. 309 y 301.

Socorro Díaz Palacios y Enrique Ramírez y Ramírez. Díaz Palacios,

Socorro. Evocaciones requeridas de Enrique Ramírez y Ramírez.

Disponible en: http://youtu.be/f1Hcrv3ezaI.

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con todo el respaldo de Robles Martínez; tan es así, que al prin-cipio de su gobierno, muchos de los funcionarios habían sido co-laboradores de Robles Martínez en Banobras, como por ejemplo don Enrique Banda Benito, que fue tesorero del Estado, don Pe-dro Espinoza Farías, que fue se-cretario de Obras Públicas, etcé-tera; se puede decir que ésta fue la única ocasión en que el Inge-niero Robles Martínez intervino para la designación en Colima de un candidato a gobernador.

Ramiro Santana Ugar-te fue diputado federal por el II Distrito Electoral de Colima (1967-1970), respaldado por Jesús Robles Martínez, y Ricar-do Guzmán Nava por el I Dis-trito, quien gozaba de una am-plia carrera educativa y política en el estado, e identificado con el grupo de “Los Compadres”. Se pudiera interpretar que en el primer trienio de don Pablo Silva, las diputaciones federales fueron para el roblesmartinismo y para “Los Compadres”. Estas relaciones le permiten a Ramiro fun-gir simultáneamente como representante del Gobierno del Estado de Colima, en la capital de la República, hasta 1977.5

Humberto Silva Ochoa, por su parte, es designado delega-do del Cde en el municipio de Cuauhtémoc, donde fundó la Liga Municipal del Sector Popular del Pri, y fungió como delegado de la Federación de Organizaciones Populares. Valentín Santa Ana Ugar-te asumió la presidencia municipal de Cuauhtémoc por el trienio 1968-1970, y Humberto Silva participó como secretario general del H. Ayuntamiento, dando impulso a las actividades culturales.

En Colima, desde enero de 1968, se hizo pública la organi-zación de un grupo denominado Confederación de Estudiantes Co-limenses, donde participaron Felipe Chávez Carrillo, Roberto Cha-pula y Rosario Mejía Larios, entre otros, quienes entraron en un

5 Fernando Moreno Peña. La sucesión a través de los años. www.aproposito2004.blogspot.com, sábado, 13 de diciembre de 2008; y “La sucesión: los grupos políticos”. www.aproposito2004.blogspot.com, viernes, 12 de diciembre de 2008.

Humberto Silva Ochoa, funcionario municipal de Cuauhtémoc, 1968-1970. Colección Ecos de la Costa.

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proceso de rivalidad con la Fec de Humberto Silva Ochoa y Arnol-do Ochoa, situación que ocasionó nuevas movilizaciones y enfren-tamientos, enmarcados en el contexto nacional del movimiento es-tudiantil, que representó un paradigma, por primera vez, de la nece-saria ruptura del autoritarismo en el sistema político mexicano.6 La mecha se prendió una mañana, cuando Arnoldo Ochoa almorzaba en el restaurante “Acapulco”, sobre la calle Maclovio Herrera, y lle-garon a golpearlo los de la Cec, comandados por Rodrigo Rosales; sin embargo, la reacción de Arnoldo fue tal que lo mandó al hospi-tal. Esto bastó para que Pablo Silva García reconociera la fuerza de la Fec, aun y cuando profesores de la talla de Ismael Aguayo Figue-roa, Mario de la Madrid y Gregorio Macedo le pedían que diera su reconocimiento a la Cec.

En un boletín de prensa del Gobierno del Estado, con fecha del 19 de abril de 1968, se escribió: “El profesor Pablo Silva García viene buscando por todos los medios posibles unificar a la grey estu-diantil de Colima, en la cual existe una escisión desde hace bastante tiempo por el funcionamiento de dos grupos, el de la Fec […], que hasta ahora ha recibido todo el apoyo oficial, y el de la Cec […]”.

Las rivalidades entre la Cec y la Fec saltaron a la opinión pública, principalmente concentradas en el control de los estudian-tes de todos los niveles, que ambas organizaciones tenían dentro de sus objetivos. Los de la Confederación se entrevistaron con el go-bernador Silva García, de quien deseaban el apoyo oficial para so-lucionar los diversos problemas de los estudiantes colimenses. En la entrevista, el gobernador aprovechó la oportunidad para conciliar y romper con la rivalidad existente. Su declaración fue elocuente: “Quiero convertirme en un puente que una las diferentes corrientes que existan y no una barranca que dificulte la unificación. Agradez-co su respaldo y su muestra de simpatía hacia mi gobierno y les pro-meto que la clase estudiantil contará invariablemente con mi apoyo y mi colaboración, pero nunca aceptaré divisiones que son funestas y que debilitan la acción que puede emprenderse para alcanzar me-tas de superación de todos los órdenes”.7

La situación entre los estudiantes de Colima aparentemen-te entró en una tensa calma. Humberto Silva le comentó a Rami-ro Santana que las cosas se pondrían más difíciles en el futuro, por-

6 Como referencia sobre la importancia de la Universidad y de las organizaciones estudiantiles en Colima ver: Acela Garibay Pérez. La política en el estado de Colima, de 1920 a 1979 a través de la prensa. México, Ffl, Unam, 1983 (tesis: licenciatura en historia, inédita) y Manuel Velasco Murguía. La educación superior en Colima, vol. III, La Universidad de Colima, primera época (1962-1992). Colima, Universidad de Colima, 1993. Información de las organizaciones se puede encontrar en el Archivo General de Gobierno del Estado de Colima (Aggec), expediente 52, caja 48, 1968.

7 El Imparcial. Colima, Col., 27 de enero de 1968; Diario de Colima. Colima, Col., 27 de enero de 1968, y El Occidental, Guadalajara, Jalisco. 31 de enero de 1968; Ecos de la Costa, Colima, Col., 28 de enero de 1968.

Centro de Cuauhtémoc, 1970. Colima antiguo,

6 de octubre de 2012.

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que el grupo de Chapula de la Mora se había armado junto con Mi-guel Valencia.8

Para entonces, debido al carácter oficial de la Confedera-ción de Jóvenes Mexicanos (Cjm) y del Instituto Nacional de la Ju-ventud Mexicana (Injm), principales canales de comunicación en-tre estudiantes y gobierno, la situación de la problemática estudian-til quedaba determinada por la actuación de los líderes, y no por las bases estudiantiles, a tal grado que la ausencia de consenso real de-jara libre el camino para el arreglo parcial o, en el peor de los casos, desfavorable para los estudiantes, en general, debido a la corrupción imperante.

En busca de respuestas adecuadas y favorables para los dife-rentes sectores estudiantiles se optó por organizar, mediante la uni-dad y solidaridad, a los estudiantes de manera independiente de las principales organizaciones de carácter oficial institucionalizadas, aun cuando tuvieran tendencias de izquierda oficial o tradicional; principalmente por los problemas que tarde o temprano presenta-ban.9

Cuando Enrique Alfaro fue presidente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (1967-1969), a punta de pistola toman un edificio del gobierno del estado y se quedan con él, juntan maes-tros entre los miembros de la Feg y ponen una secundaria popular.

Celso Humberto Delgado Ramírez de 1968 a 1971 fungió como presidente de la Confederación de Jóvenes Mexicanos. Al ini-cio del movimiento del 68, al frente estaba José R. Cabrero Maja-rrez, quien fue acusado de haber traicionado el movimiento en una reunión de trabajo celebrada el 24 de julio de 1968 en casa del se-cretario de Gobernación, donde se planeó la represión en contra de la manifestación de estudiantes que se celebraría el 26 de julio en apoyo al pueblo cubano.

Como se sabe, el 26 de julio de 1968 se llevaron a cabo dos manifestaciones estudiantiles: una convocada por la Cned para conmemorar el aniversario de la Revolución Cubana, y otra por la Fnet para protestar por la represión en contra de los estudiantes de las Vocacionales. Al coincidir en el Hemiciclo a Juárez, acuerdan di-rigirse al Zócalo y, al hacerlo, son atacados por los granaderos, quie-nes reprimen incluso a los estudiantes preparatorianos que salían de clases.

La policía ocupó las instalaciones del Partido Comunista Mexicano y los talleres en los que se imprimía su periódico La Voz de México.

8 Ramiro Santana en entrevista concedida el 30 de junio de 2014.9 Cfr. Antonio Carvajal Martínez. Impedir una dirección común al descontento que

impera en el país. Revista Política, 170, pp. 15-31, mayo de 1966, p. A-14.

Humberto Silva Ochoa fue designado delegado del Cde en el municipio de Cuauhtémoc, donde fundó la Liga Municipal del Sector Popular del Pri, y fungió como delegado de la Federación de Organizaciones Populares. Valentín Santa Ana Ugarte asumió la presidencia municipal de Cuauhtémoc por el trienio 1968-1970, y Humberto Silva participó como secretario general del H. Ayuntamiento, dando impulso a las actividades culturales.

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El 1 de agosto se congregaron 25,000 personas en la expla-nada de Ciudad Universitaria (CU), en torno al rector Javier Barros Sierra. Tenían el propósito de realizar una marcha y llegar al zócalo desde CU. Barros Sierra en su discurso mencionó que dicha marcha no sólo se manifestaba por la defensa de la autonomía universita-ria, sino por la liberación de todos los presos y el cese a la represión: “Sin ánimo de exagerar, podemos decir que se juega en esta jornada no sólo los destinos de la Universidad y el Politécnico, sino las cau-sas más importantes, más entrañables para el pueblo de México.” Al finalizar el acto se entonó el himno nacional. Por primera vez uni-versitarios y politécnicos, hermanados, defendían la vigencia de las libertades democráticas en México.

El 8 de agosto se conforma el Cnh como organismo agluti-nador y democrático del movimiento, al que podrían integrarse to-das las escuelas a nivel nacional que estuvieran de acuerdo con el pliego petitorio de seis puntos. En un desplegado hacían saber pú-blicamente que el movimiento estudiantil quedaba integrado, a par-tir de ese momento, por:

a) La Asamblea Plenaria con soberanía y poder político de decisión.

b) El Consejo Nacional de Huelga, integrado con las si-guientes comisiones: relaciones con provincia, brigadas, propagan-da, finanzas, información, asuntos jurídicos. Estas comisiones que-daron integradas por dos representantes de la Unam, dos del Ipn, uno de Chapingo y uno de la Normal.

Mesa de debates del Consejo Nacional de Huelga del movimiento

estudiantil del 68. Alegatos número 70.

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Esto fue un acierto que sucedió en el momento preciso ya que posibilitó la adhesión de amplios sectores estudiantiles, del pro-fesorado y de sociedades de padres de familia, que percibieron al Cnh como el único interlocutor legítimo ante el Estado, cerrando el paso definitivamente a los intentos del Estado de realizar una ne-gociación controlada por él mismo.

Al no obtener respuesta del Estado en el plazo fijado, el Cnh inició la huelga el 8 de agosto. Las Universidades de Sinaloa, Baja California y Tabasco, el Instituto Tecnológico de Veracruz y las Es-cuelas Normales Rurales se suman a la huelga permanente. El Cole-gio de Profesores de la Escuela de Ciencias de la Universidad Vera-cruzana manifiesta que sus miembros “quieren dejar constancia de su preocupación por los graves acontecimientos que han ocurrido en la Ciudad de México”.

En respuesta, los estudiantes “realizan brigadas de enlace a los estados de Veracruz, Guanajuato, Michoacán, Querétaro, Hi-dalgo, Chiapas, Durango, Tamaulipas, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes, Baja California, Nayarit, Morelos, Tabasco, Oaxaca, Sinaloa y Puebla y, según informes de dichas brigadas, más de seten-ta planteles de estudios superiores se declararon en huelga de apo-yo al movimiento estudiantil Pro Libertades Democráticas. Además de celebrarse 10 manifestaciones de solidaridad en distintas ciuda-des de la República.

Mario de la Madrid de la Torre iniciaba el 1 de julio de 1968 su periodo rectoral en la Universidad de Colima, la cual contaba con 12 planteles, una matrícula de menos de 1,000 estudiantes y el presidente de la Fec era el estudiante J. Rosario Mejía Larios. Ade-más, providencialmente el 22 de junio de ese mismo año, el Con-greso del Estado había expedido el decreto 41 por el que se reforma-ron los artículos 9 y 13 de la nueva Ley Orgánica de la Universidad en materia del número de votos necesarios para la validez de las de-cisiones del Consejo Universitario.

Sin embargo, los enfrentamientos por el control de los es-tudiantes continuaban de manera intermitente, motivando hechos violentos, reyertas callejeras y choques, sobre todo en la ciudad de Colima.

El 17 de julio en el Jardín Libertad hubo un enfrentamien-to entre los estudiantes de la FEC en contra de la CEC, quienes cele-braban un mitin donde “festejaban su fortaleza controladora, con el apoyo oficial, frente a los así llamados, porros de la FEC”.

Ecos de la Costa, en su edición del 10 de agosto, publicó que el Gobierno del Estado manifestaba su adhesión al Gobierno Fede-ral en los actos de represión de los disturbios estudiantiles; a esta pu-blicación se sumaban la Universidad de Colima, el PRI, el sindica-to de maestros, el Congreso del Estado y numerosas agrupaciones.

A principios de septiembre los líderes del Comité Nacional de Huelga informaban a los medios nacionales que tras sus manifestaciones y reacciones habían logrado el apoyo absoluto de más universidades del país, como las de Puebla, Veracruz, Oaxaca, Colima, y otras en las que se realizaron paros o que se han pospuesto las inscripciones.

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Sin embargo, el 30 de agosto la Fec realizó una manifesta-ción en apoyo a los estudiantes y jóvenes que protestaban en la ca-pital de la nación. La manifestación recorrió la calle Madero desde el jardín Núñez hasta el jardín de la Libertad, causando daños al co-mercio y en algunos edificios.10

El sábado 31 de agosto la Fec publicó un manifiesto de apo-yo al movimiento estudiantil de la Ciudad de México, a través de Diario de Colima y Ecos de la Costa, suscrito por el pleno de su co-mité ejecutivo y su presidente J. Rosario Mejía Larios. Ese mismo día, Ecos de la Costa daba cuenta además que desde la mañana en las esquinas del centro de la ciudad se ostentaba propaganda en apoyo al movimiento estudiantil de la Ciudad de México.

A principios de septiembre los líderes del Comité Nacional de Huelga informaban a los medios nacionales que tras sus manifes-taciones y reacciones habían logrado el apoyo absoluto de más uni-versidades del país, como las de Puebla, Veracruz, Oaxaca, Colima, y otras en las que se realizaron paros o que se han pospuesto las ins-cripciones.11

El gobernador Pablo Silva García, ante la preocupación de que el movimiento estudiantil incrementara sus acciones en Coli-ma, instruyó al presidente municipal Noriega Pizano a mantener un control policial más amplio y eficaz para contener cualquier even-tualidad. Además, junto con el rector Mario de la Madrid de la To-rre se pusieron en contacto con los dirigentes de la Fec, para tratar de contener cualquier manifestación que alterara el orden en Coli-ma, pues en la capital del país ya se habían causado estragos.12

Aun así el 20 de septiembre de 1968, los estudiantes de la Escuela de Derecho publicaron en el Diario de Colima y Ecos de la Costa una enérgica protesta por la ocupación de la UNAM. Y cuatro días después se realizó un mitin en el campo deportivo de la Uni-versidad de Colima donde participaron estudiantes de las Escuelas de Leyes, Comercio y Contabilidad, además del Bachillerato Úni-co, con el propósito de recibir información relativa al conflicto es-tudiantil por parte de voceros del Comité Nacional de Huelga, pre-tendiendo lograr el respaldo de los estudiantes colimenses. El mi-tin ocurrió con tranquilidad y fue organizado por estudiantes coli-menses de la UNAM y el IPN, entre ellos Leonardo Gahona Pérez, Abel López Zamora, Guillermo Portillo López, Manlio Fabio He-rrera Gutiérrez y un joven de apellido Ochoa Castañeda. Esta in-formación la dieron a conocer Ecos de la Costa y Diario de Colima el miércoles 25 de septiembre.

10 El Panorama. Colima, Col., 31 de agosto de 1968.11 José Falconi. “Protestan contra los cuerpos de choque y siguen haciendo mítines los

estudiantes. El Heraldo de México. Miércoles 4 de septiembre, 1968, pp. 8 A.12 Carta de Pablo Silva García a Arturo Noriega Pizano, fechada el 31 de agosto de 1968.

Citada en: Pablo Serrano Álvarez, op. cit., pp. 438-439.

El 20 de septiembre de 1968, los estudiantes de la Escuela de Derecho publicaron en el

Diario de Colima y Ecos de la Costa una enérgica protesta por la ocupación

de la UNAM. Y cuatro días después se realizó un mitin en el campo deportivo de la

Universidad de Colima donde participaron estudiantes de las Escuelas de Leyes,

Comercio y Contabilidad, además del Bachillerato

Único, con el propósito de recibir información relativa

al conflicto estudiantil por parte de voceros del Comité

Nacional de Huelga, pretendiendo lograr el

respaldo de los estudiantes colimenses. El mitin ocurrió

con tranquilidad y fue organizado por estudiantes

colimenses de la UNAM y el IPN.

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Hacia el 14 de octubre, cuando concluía la etapa del movi-miento estudiantil del 68, cuando la FEC pidió autorización al go-bernador para que se cancelaran las labores de la Universidad de Colima y diversos centros de estudio por diez días, con motivo de la celebración de las olimpiadas. La petición fue concedida.13

Como resultado del movimiento estudiantil, el Gobierno Federal impulsó una política de descentralización de la educación superior buscando debilitar tanto a la UNAM como al IPN; además, a través de la Secretaría de Gobernación impulsó a la CJM como medida de control. Estas circunstancias dieron como resultado el impulso a la Universidad de Colima, y a la Federación de Estudian-tes Colimenses por estar afiliada a la CJM. El momento fue aprove-chado por las autoridades universitarias para llamar la atención del presidente:

La Universidad se encuentra en constante aumento, tanto en el aspecto académico como de la población estu-diantil, aumento éste que trae como lógica consecuencia nuevos problemas económicos difíciles de solucionar, mismos que se traducen en sueldos al personal docente y ampliaciones de instalaciones para alojar la citada población estudiantil.

Si una Universidad no tuviera esa clase de problemas se diría que se encuentra estancada y sin posibilidades de progreso alguno, por lo cual se considera necesario elevar la solicitud a la Presidencia, para obtener la ayuda económica con el objeto de lograr la edificación de una Ciudad Univer-sitaria que se iniciará con la construcción de las instalaciones necesarias en la actualidad y, al mismo tiempo, lograr la ayu-da también económica para solucionar nuestros problemas académicos mediante la modernización de los sistemas de enseñanza con el acondicionamiento de laboratorios para todas nuestras escuelas y principalmente para las de carácter técnico a las que se pretende dar una mayor importancia y beneficie así a la población estudiantil media.14

Más allá de estos buenos deseos, no se quería ver que había ocurrido una ruptura violenta que canceló abruptamente toda posi-bilidad de acción política en la calle y reducía al movimiento estu-diantil a los espacios escolares.

Esto había propiciado, necesariamente, una situación con-tradictoria y sin salida: la dinámica del movimiento era “hacia afue-ra”, su programa se centraba en la cuestión de la democracia nacio-nal y la represión le había impuesto límites asfixiantes al bloquearle la acción callejera y recluirlo al ámbito escolar. Las vanguardias po-líticas, sin embargo, no lograron comprender esto y por el contra-

13 El Imparcial. Colima, Col., 12 de octubre de 1968.14 Memorándum de la Universidad de Colima a la Presidencia de la República, mayo de

1969. En Aggec expediente 40, caja 50, 1969.

El gobernador Pablo Silva García, ante la preocupación de que el movimiento estudiantil incrementara sus acciones en Colima, instruyó al presidente municipal Noriega Pizano a mantener un control policial más amplio y eficaz para contener cualquier eventualidad. Además, junto con el rector Mario de la Madrid de la Torre se pusieron en contacto con los dirigentes de la FeC, para tratar de contener cualquier manifestación que alterara el orden en Colima, pues en la capital del país ya se habían causado estragos.

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rio fueron paulatinamente radicalizándose, adentrándose en la des-esperación y la impotencia. Esto propició el desarrollo de la guerri-lla urbana y la aparición de conceptualizaciones como la de la “uni-versidad-fábrica”, “la de universidad partido” o como aquella que postulaba al movimiento estudiantil como sustituto temporal de la clase proletaria.

Una ola de agitación política recorrería los centros de ense-ñanza superior durante los años que van de 1969 a 1974, pero esta agitación, en la mayoría de los casos, fue un fenómeno “hacia aden-tro”, centrífugo, desligado de los sectores populares.15 El caso de la Universidad de Colima no fue la excepción.

15 Guevara Niebla, Gilberto (comp.). La crisis de la educación superior en México. Ed. Nueva Imagen, México, 1981, pp. 12 y 13.

No se quería ver que había ocurrido una ruptura violenta

que canceló abruptamente toda posibilidad de acción

política en la calle y reducía al movimiento estudiantil

a los espacios escolares. Esto había propiciado,

necesariamente, una situación contradictoria y sin salida: la dinámica del movimiento era

“hacia afuera”, su programa se centraba en la cuestión

de la democracia nacional y la represión le había

impuesto límites asfixiantes al bloquearle la acción callejera y recluirlo al ámbito escolar.

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Universitarios colimenses manifestando su rechazo a las confrontaciones inútiles.

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Capítulo V La lucha por la paridad estudiantil

En 1970 llegaron al Senado de la República, Roberto Pizano Saucedo del grupo priísta “Los Compadres” y la profesora Au-

rora Ruvalcaba, que de alguna manera estaba ligada al grupo de Ro-bles Martínez, pero que su postulación obedecía, quizá, en mayor parte a la voluntad política de impulsar mujeres a los cargos de re-presentación popular, lo cual era indicativo de la modernización que se veía por todos los sectores de la sociedad. Las dos diputacio-nes federales del PRI se resolvieron a favor del líder de la CNC, pro-

Manifestación de profesores apoyados por la Federación de

Estudiantes Colimenses, 1971. Colección Ecos de la Costa.

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fesor José Ernesto Díaz López, que llegó por el distrito de Manzani-llo, y el doctor José F. Rivas Guzmán, con una amplia carrera de li-derazgo juvenil en la UNAM y persona muy cercana a quien sería el Presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez, prueba de ello es que le entregó la banda presidencial el primero de diciembre, al recibirla del presidente Díaz Ordaz. La llegada de Luis Echeverría Álvarez a la Presidencia de la República fue vital para el grupo de es-tudiantes colimenses afiliados a la Confederación de Jóvenes de Mé-xico. Entonces la FEC era presidida por Fernando Moreno Peña, un joven combativo que brillaba con luz propia y luchaba por un movi-miento más amplio, representativo y popular,1 contenido por años por las tendencias oficialistas que habían perdurado en el seno de la Universidad, por lo que con el apoyo de la CJM buscó consolidar el movimiento estudiantil de Colima.

A la Rectoría de la Universidad de Colima había llegado José Reyes Llerenas, un hombre de trato afable pero que no gustaba de establecer relaciones y atender asuntos de los estudiantes, quienes en respuesta hacían todo por hacerlo enojar. Reyes Llerenas invitó como secretario general de la Universidad al Lic. Alberto Herrera Carrillo, en quien dejó todo el trato con la comunidad estudiantil.

Hacia finales de 1970 se decía que el rector Llerenas Ochoa realizaba una labor importante de unificación, crecimiento y conso-lidación de la Universidad; entonces Humberto Silva vivía el último tramo de su etapa de profesor-estudiante y por ambas circunstancias fue que el secretario general, el Lic. Herrera Carrillo, lo invitó jun-to con un grupo de jóvenes, a colaborar con él. Y bajo su consenti-miento Humberto Silva pone en marcha el programa “La Universi-dad al Pueblo”, con el propósito de impulsar la educación popular bajo el lema “Únete al pueblo” y en permanente interacción con la población de los diez municipios del estado, a través de campañas comunitarias para llevar hasta las áreas más apartadas la dotación de alimentos, materiales, servicios médicos, peluqueros y albañiles.

La estabilidad institucional se puso en riesgo a partir de abril de 1971, cuando el rector Reyes Navarro impulsó reformas a la Ley Orgánica de la Universidad que conllevarían al conflicto con los grupos estudiantiles que albergaba la FEC. Por una parte, el rec-tor resintió las tensiones que generaban los signos de división que manifestó la Fec por la estructuración de las reformas a la Ley Or-gánica; y por otra, le molestaba el conflicto de los maestros en los bachilleratos, quienes solicitaban aumentos de sueldo desde junio de 1971.

En efecto, los conflictos suscitados en la Secundaria 17, ante el endurecimiento de la Dirección de Educación Pública con los

1 El Imparcial. Colima, Col., 6 de marzo de 1971.

Hacia finales de 1970 se decía que el rector Llerenas Ochoa realizaba una labor importante de unificación, crecimiento y consolidación de la Universidad; entonces Humberto Silva vivía el último tramo de su etapa de profesor-estudiante y por ambas circunstancias fue que el secretario general, el Lic. Herrera Carrillo, lo invitó junto con un grupo de jóvenes, a colaborar con él.

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estudiantes, sirvió de pretexto para que la Fec protestara por-que habían sido excluidos de los trabajos de estructuración de las reformas a la Ley Orgánica Uni-versitaria. La organización se tornaba participativa y actuante dentro del ámbito de la Univer-sidad y de la sociedad colimen-se. Así lo recuerda Humberto Silva Ochoa: “Siempre nos ga-naban las discusiones por ma-yoría, no por razonamiento, era un estudiante por escuela con-tra el director y un maestro por cada escuela, estábamos en con-diciones de minoría”.2

Las elecciones de comi-tés municipales y escolares de la Fec se tornaron conflictivas des-de marzo del mismo año, por el divisionismo que se manifestaba en torno a dos grupos antagó-nicos, uno cargado al oficialis-mo, y otro, más radical, que de-seaba representatividad amplia en el Consejo Universitario. El combate del nuevo dirigente de la Fec, Fernando Moreno Peña,

se manifestó en un mitin celebrado en abril de 1971, ante la ola de efervescencia política que se manejaba en torno a la sucesión de Sil-va García, que mezclaba a los estudiantes y endurecía las relaciones con el gobernador:

Si el partido, funcionarios públicos y el gobernador del estado van a crear grupos de choque, grupos de ataque contra los estudiantes que con su esfuerzo y su superación hemos logrado los estudiantes de Colima, creemos que es un error […] que en este momento queremos señalarlos, si la juventud de Colima, si los estudiantes de Colima tienen su representación legal en la Federación de Estudiantes Colimenses, no vamos a permitir que funcionarios del Es-tado o funcionarios de México manden gente para suscitar agitaciones de tipo político entre la juventud estudiante de Colima.3

2 Velázquez Rodríguez, K.V. Ibídem.3 Cfr. AGGEC, expediente 15, caja 56, 1971.

El dirigente estudiantil Humberto Silva Ochoa con el presidente

Luis Echeverría. Colección Ecos de la Costa.

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El 10 de junio de 1971 se llevó a cabo una manifestación es-tudiantil en el Casco de Santo Tomás, que pretendió llegar al Zóca-lo capitalino. Fue reprimida por el gobierno por medio de un grupo paramilitar denominado “Los Halcones”. Hubo decenas de muer-tos y heridos por armas de fuego. Ante las protestas de los periodis-tas que también fueron víctimas y las pruebas que presentaron, el gobierno de Luis Echeverría ofreció que se haría una investigación, mas nunca se entregaron los resultados. Ese día el Partido Comunis-ta Italiano protestó por los sucesos.

A otro día, la Confederación de Jóvenes Mexicanos se en-trevista de manera urgente con el presidente Echeverría. La CJM le presentó la protesta siguiente:

Consideramos un deber, que nos impone nuestra condición de mexicanos jóvenes, participarle a usted que nos duelen fuertemente los sucesos verificados el día de ayer con motivo de la celebración de un acto carente de oportunidad política y razón social. [...] En tal virtud, le presentamos a usted nuestra más enérgica protesta y condena respecto a la violencia generada por la provocación criminal de intereses retrógrados y reaccionarios.4

Ese mismo año, el Comité Nacional de Auscultación y Or-ganización (CNAO) realizó una consulta en amplios sectores de la población, a fin de promover la formación de una organización po-lítica partidaria que diera una alternativa frente a la antidemocra-cia de las instituciones vigentes que hizo posible los sucesos trági-cos de 1968 y 1971.

El panorama político del estado de Colima parecía cambiar, a partir de entonces. Humberto Silva Ochoa, además de participar en la CJM, mantenía fuertes vínculos con la comunidad universita-ria de Guerrero, donde participaba durante las vacaciones de fin de año, como profesor de la Escuela Normal Superior de la Universi-dad de Guerrero, especializándose en los cursos de política educa-tiva y planeación institucional. Estas experiencias le reafirman su convicción por una educación de Estado estrechamente vinculada al desarrollo social.

El 14 de diciembre de 1971, los estudiantes de la Escuela de Derecho se sumaron solidariamente a la lucha de la sección 19 (Colima) del Sindicato de Trabajadores Electricistas de la Repúbli-ca Mexicana (STERM), tomaron parte en un mitin de protesta or-ganizado en colaboración del Movimiento Sindical Ferrocarrilero, frente al Palacio de Gobierno. Al lado de ellos, estudiantes, colonos, empleados y aun la corriente comprometida con la Iglesia, partici-paron en el proceso.

4 Ovilla Mandejano, M. Cronología del movimiento estudiantil mexicano. En Gaceta histórica de la BUAP, año 1, núm. 9, 2007. Heroica Puebla de Zaragoza.

El 14 de diciembre de 1971, los estudiantes de la Escuela de Derecho se sumaron solidariamente a la lucha de la sección 19 (Colima) del Sindicato de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (STERM), tomaron parte en un mitin de protesta organizado en colaboración del Movimiento Sindical Ferrocarrilero, frente al Palacio de Gobierno. Al lado de ellos, estudiantes, colonos, empleados y aun la corriente comprometida con la Iglesia, participaron en el proceso.

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El 12 de febrero de 1972 hubo otro mitin de apo-yo a los electricistas y los traba-jadores ferrocarrileros encabeza-do por Heberto Castillo, el lí-der de los cañeros Tomás Cer-vantes Cabeza de Vaca, así como los líderes de la FEC. Arnoldo Ochoa, en representación del sector estudiantil de la FEC, ma-nifestó su apoyo a los electricis-tas y el líder ferrocarrilero De-metrio Vallejo; además se entre-vistó con el gobernador y el rec-tor para informarles una serie de anomalías que fueron denuncia-das en el XVII Congreso Estatal de la FEC el 14 de marzo y de-nunció: “Algunos funcionarios patrocinan a grupos antagonis-

tas de choque con el fin de hacer prevalecer su criterio y lograr la expulsión”.5 El 14 de abril se llevó a cabo un nuevo mitin de estu-diantes frente a Palacio de Gobierno, ahí los dirigentes de la FEC re-iteraron su denuncia sobre la intromisión del secretario general de gobierno en los asuntos estudiantiles, por lo que exigieron su renun-cia y la del director de Educación Pública, la de este último por las atrocidades que cometía con los alumnos.6

La respuesta a la movilización de la FEC vino por parte del líder estatal de la Federación de Estudiantes Universitarios José René Montes de Oca Pérez, cuya integración fue dada a conocer el 15 de abril7 y quien denunció a:

Estas personas que se esmeran en agitar al pueblo de Colima no han tenido eco; ya que tenemos un ejemplo muy palpable en el municipio de Armería en donde estos sujetos del grupo de Vallejo y Cabeza de Vaca que encabeza el Profr. Arnoldo Ochoa González realizaron un mitin y mientras ellos gritando desesperadamente como baratos merolicos exaltaban al pueblo a la rebelión en contra del Gobierno: la gente trabajadora de Armería se dedicaba a sus tareas o dar vueltas alrededor del jardín con indiferencia y ni siquiera tomaban en cuenta a este grupo inquieto pero mal ubicado.8

5 El Panorama. Colima, Col., 25 de marzo de 1972. 6 El Panorama “Nuevo mitin de estudiantes”. Colima, Col. 14 de abril de 1972.7 El Panorama, “Se integra la Federación de Estudiantes de la Universidad de Colima”.

Colima, Col. 15 de abril de 1972.8 Montes de Oca Pérez, José René. “Sobre el problema estudiantil”. El Panorama. Abril

de 1972, p. 3.

Héctor Pizano, Arturo Figueroa y Humberto Silva, convocando a

formar comités de lucha. El imparcial, s/f.

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El conflicto alcanzó al Consejo Universitario, durante la se-sión realizada el 20 de junio de 1972. Ahí a propuesta del rector se votó la reestructuración de todas las escuelas de la Universidad, de acuerdo con los lineamientos de la reforma educativa y con base en los acuerdos tomados en Villahermosa, Tabasco, durante la reunión de todos los rectores de universidades de la república mexicana. La dirigencia de la FEC radicalizó su posición y votó bajo el argumen-to de que la reforma educativa que promovía la ANUIES era necesa-ria para resolver el “problema de la falta de preparación de los pro-fesores y la irresponsabilidad de las autoridades universitarias”, que tomaban a la Universidad como trinchera política. Días después, el 31 de julio, sobre esas mismas bases la FEC publicó el desplegado “Críticas a la Universidad por parte de los líderes del estudiantado colimense”.9

La Universidad, en tanto producto inmediato y directo de su autonomía —denunciaban los dirigentes de la FEC— exigía una revisión a fondo de la estructura y funcionamiento de sus órganos de gobierno, para volverlos más acordes con los ideales de equidad y justicia, asiento de una vida democrática. Por eso, a partir de octu-bre de 1972, la Fec endureció sus posiciones, sobre todo en lo rela-cionado con la paridad en la conformación del Consejo Universita-rio, sujeto de reformas a la Ley Orgánica de la institución.

La ruptura de la negociación con el rector Llerenas Ochoa el 24 de octubre de ese año, ocasionó una huelga estudiantil en la Universidad de Colima, donde fueron tomadas las oficinas de Rec-toría y el interior del inmueble universitario, con el apoyo y la soli-daridad de la FEC, que acudió a la toma de las instalaciones a soli-citud de su líder.

El rector Llerenas Ochoa y los colaboradores que lo apoya-ban procedieron a salir voluntariamente. Después de esto los estu-diantes cerraron la gran puerta de acceso y por dentro bloquearon con bancas y muebles los salones de estudio.

Consumada la tarea, procedieron a cubrir todos los accesos y muchos de ellos se colocaron en la azotea para vigilar los movi-mientos de la calle, donde se encontraba la policía discreta pero vi-gilando. Arnoldo Ochoa González, Humberto Silva Ochoa y otros catedráticos simpatizantes del movimiento, realizaron diversas reu-niones para integrar comités de lucha que colaboraran en la difu-sión de las demandas y el resguardo de las instalaciones.

Días después, la Fec presentó un pliego petitorio donde so-licitaban una auditoría y reformas a la Ley Orgánica para estable-cer la paridad entre maestros y alumnos en la integración del Con-sejo Universitario.

9 Panorama. “Críticas a la Universidad por parte de los líderes del estudiantado colimense”. Colima, Col. 31 de julio de 1972.

El 22 de diciembre de 1972, en el seno del consejo universitario, fue aprobado por unanimidad el acuerdo número ocho de promover una iniciativa de reformas al artículo octavo de la Ley Orgánica de la Universidad, para alcanzar paridad en la representación de concejales de dicho órgano de gobierno. El proyecto había sido elaborado por una comisión mixta presidida por el secretario general Alberto Herrera Carrillo, e integrado además por el doctor Jaime Morales Fernández, Porfirio Gaytán Gudiño, María de los Ángeles Valdez Ochoa y otros miembros del Consejo.

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Durante la sesión del Consejo del 5 de diciembre, el rec-tor Reyes Llerenas buscó transigir con los estudiantes al aprobar un acuerdo por el cual se enviaba un voto de apoyo al presidente de la República para respaldar el anuncio de que se enviaría a las Cáma-ras de la Unión la iniciativa de ley para elevar a la categoría de ga-rantía constitucional la autonomía universitaria.

El 22 de diciembre de 1972, en el seno del consejo univer-sitario, fue aprobado por unanimidad el acuerdo número ocho de promover una iniciativa de reformas al artículo octavo de la Ley Or-gánica de la Universidad, para alcanzar paridad en la representación de concejales de dicho órgano de gobierno. El proyecto había sido elaborado por una comisión mixta presidida por el secretario gene-ral Alberto Herrera Carrillo, e integrado además por el doctor Jai-me Morales Fernández, Porfirio Gaytán Gudiño, María de los Án-geles Valdez Ochoa y otros miembros del Consejo. En la misma se-sión del Consejo Universitario se acordó que por conducto del di-putado Jaime Enríquez Casillas, se presentara esta iniciativa al Con-greso del Estado.10 El ánimo de la sesión era de júbilo generalizado, como señaló el licenciado Ismael Aguayo Figueroa al hacer una ex-hortación a toda la comunidad universitaria “para que aprovechan-do la coyuntura que se da, con motivo de la reforma a la Ley Uni-versitaria se conjuguen las voluntades, se sumen todos los esfuerzos y se trabaje impulsados por un auténtico espíritu universitario hacia la superación. Como comentaría después Humberto Silva Ochoa:

El Lic. Herrera había sido varias veces secretario general de la Universidad, sin embargo, no había logrado llegar a la Rectoría. […] por diversos motivos, nosotros nos propusimos hacerlo rector; se hizo un movimiento con el que se logró la paridad universitaria. A raíz de ese mo-vimiento […] logramos que el Lic. Herrera Carrillo fuera el rector […].11

Bajo estas condiciones de optimismo desbordado, el Con-greso del Estado, el 29 de diciembre de 1972 mediante el decre-to número 146 aprobó la reforma al artículo octavo de la Ley Or-gánica de la Universidad de Colima, instalándose el nuevo Conse-jo Universitario el viernes 30 de marzo del siguiente año, quedando satisfechos los genuinos propósitos de los estudiantes universitarios.

Meses después, durante la sesión del Consejo Universitario del 7 de septiembre de 1973, al presentarse el proyecto de presu-puesto para el año 1973-74 para su análisis, discusión y, en su caso aprobación:

Llegó un momento en que la asamblea hubo de disentir con la posición del rector Llerenas Ochoa, pues

10 Manuel Velasco Murguía. Op. cit., pp. 70-74.11 Velázquez Rodríguez, K.V. Ibídem.

El Congreso del Estado, el 29 de diciembre de 1972, mediante el decreto número

146, aprobó la reforma al artículo octavo de la Ley

Orgánica de la Universidad de Colima, instalándose el

nuevo Consejo Universitario el viernes 30 de marzo del

siguiente año, quedando satisfechos los genuinos

propósitos de los estudiantes universitarios.

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varios consejeros propusieron que antes de la aprobación del proyecto debería estudiarse la solicitud presentada por la Asociación de Catedráticos, a efecto de que se aumentaran los sueldos pues de no atenderse las razones y argumentos de la Asociación, los catedráticos no estarían en capacidad de seguir en el desempeño de sus labores.12

Luego de acaloradas dis-cusiones y con un tenso acuer-do, el presupuesto fue aproba-do en lo general, en la inteligen-cia de que si se obtenía, como en realidad sucedió la concesión del subsidio, se modificaría se-gún el monto logrado en el ren-glón de sueldos. Sin embargo, el doctor J. Reyes Llerenas Ochoa cesó en sus funciones de rector el día 12 de octubre de 1973.

Al día siguiente ocurrió, en consecuencia, la designación de Alberto Herrera Carrillo como rector interino, en mucho estimula-da por los estudiantes que encabezaban la FEC y su posición dentro del Consejo Universitario; valoraban sobre todo su fuerte convic-ción, honestidad, carácter noble e inteligencia. Humberto Silva fue nombrado jefe del Departamento de Servicios Sociales de la Uni-versidad de Colima.

La actividad académica de Humberto Silva Ochoa, a partir de entonces, se acelera con mayor concentración y madurez. Coin-cide además con la conclusión de sus cursos del Programa de Capa-citación de Educación Tecnológica, por lo que es promovido de di-rector de la Escuela Primaria “Revolución” del municipio de Arme-ría, a director de la Escuela Secundaria Técnica Uno (antes ETI 311) de la ciudad de Colima.13

Con el Lic. Alberto Herrera al frente de la Universidad, Sil-va Ochoa colaboró en la vida académica de la institución, no sólo como profesor, sino que además, como ya se mencionó en este do-cumento, participó en la elaboración de los reglamentos de Servicio social, Títulos, diplomas y exámenes profesionales, Secretaría Gene-ral, Rectoría, Tesorería, Oficialía Mayor y Prensa, así como de Re-laciones Públicas; del Manual de descripción de puestos y procedi-mientos, además participó en diferentes actividades académicas y administrativas.14

12 Manuel Velasco Murguía. Op. cit., p, 79.13 Gaceta Universitaria, núm. 2. Colima, Col., 17 de octubre de 1979, pp., 2-3.14 Karla Victoria Velázquez Rodríguez. “Jorge Humberto Silva Ochoa: Una gestión de

oportunidades y acuerdos”. Praxis, núm. 9, suplemento de la Facultad de Pedagogía. El Comentario, 28 de septiembre de 2010.

El gobernador Pablo Silva en reunión de la FEC. Colima, octubre de 1979. Velasco Murguía, Manuel. La educación superior en Colima, volumen III. Universidad de Colima, Colima, Col., 1992.

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Los tiempos habían cambiado rápidamente. El maximato de Jesús Robles Martínez en el SNTE y la FSTE llegó a su fin el 22 de septiembre de 1972, defenestrado por Carlos Jonguitud Barrios con el respaldo del presidente Luis Echeverría, quien lo designó como presidente del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos S.A. (hoy BANOBRAS). Desde ahí, apenas podía atender las solicitudes personales de sus amigos. Por ejemplo, a través de Ramiro Santa-na atiende a Vicente Oria, quien tenía un fuerte adeudo con el ban-co, porque debía muchas mensualidades de su casa en Cuernavaca; igualmente con Herminio Barreda construye la colonia Viveros, al sur de la ciudad de Colima. Sin embargo, en la vida política las co-sas eran diferentes. En 1973, a la salida del gobernador Pablo Silva, el presidente Echeverría le pidió una terna para escoger a su suce-sor y don Pablo entregó tres nombres: Antonio Barbosa Held, Leo-nel Ramírez García y Arturo Noriega Pizano y en ese orden los tres fueron gobernadores, el primero electo y fallecido en el mes de sep-tiembre, antes de asumir el cargo, Leonel Ramírez, gobernador in-terino y Noriega Pizano el sexenio 1974-1979. Esto mostraba que Robles Martínez ya no era el factor de poder que antes fue.

Bajo estas condiciones, durante una importante reunión que tuvieron los dirigentes de la Fec, Humberto Silva Ochoa y el rector interino, Alberto Herrera, con el gobernador electo de Coli-ma, una noche del mes de diciembre de 1973, le expusieron la ne-cesidad de publicar un nuevo periódico que sirviera como canal de expresión a los jóvenes y con el cual se sellaría un pacto político con el nuevo gobierno. Por consenso de ambas partes Humberto Silva, aprovechando la amistad que cultivaba con Leonardo Ramírez Po-mar, lo invitó a fundar y dirigir El Comentario en junio de 1974.

La ruptura con el nuevo gobernador de Colima, Arturo No-riega Pizano, había surgido desde marzo de 1974, cuando propu-so que la terna para la elección del nuevo rector fuera integrada por Enrique Brizuela Virgen, Carlos Recordón Ojeda y Alberto Herrera Carrillo quien gozaba del apoyo masivo de los estudiantes. La vota-ción del Consejo Universitario se inclinó por el tercero, resultando electo como rector Alberto Herrera Carrillo, quien de paso termina-ba su interinato. Sin embargo, Herrera Carrillo no tenía muy bue-nas relaciones con el gobernador Noriega, lo que originó un nuevo conflicto al intentarse, por parte del Gobierno del Estado, la reduc-ción del subsidio universitario y la suspensión de varias obras de in-fraestructura aprobadas por la Federación, a partir del siguiente año. En respuesta, los estudiantes adheridos a la FEC, junto con el rec-tor, se movilizaron acusando al gobernador de autoritarismo y pre-potencia.15 El líder estudiantil Fernando Moreno, manifestó:

15 Ecos de la Costa. Colima Col., 23 de enero de 1975; AGGEC, sin número de expediente, caja 68, 1974-1975, 89.

Con el Lic. Alberto Herrera al frente de la Universidad,

Silva Ochoa colaboró en la vida académica de la

institución, no sólo como profesor, sino que además

participó en la elaboración de los reglamentos y manuales.

Además participó en diferentes actividades académicas y

administrativas.

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[…] hostilizar empecinadamente el desarrollo y expansión universitaria, calumniando a sus dirigentes; can-celando las opiniones para el incremento sustancial y urgente de recursos económicos para el eficaz y eficiente desahogo de sus planes, reteniendo en cambio, de manera frecuente, la entrega del precario subsidio, situación que genera serios problemas e inestabilidad general.16

Así, en medio del nuevo conflicto, ocurrió la donación que hicieron a la Universidad de Colima los dos accionistas mayorita-rios de la empresa El Comentario,17 junto con las decenas de tenedo-res de acciones —funcionarios, maestros y trabajadores universita-rios—, al transferir el cabezal y los activos de ese periódico, funda-do el 20 de junio de 1974 por un grupo de jóvenes idealistas. Con domicilio en calle Nicolás Bravo, la sala de prensa carecía de teleti-po (solamente en Telégrafos de México se contaba con una máqui-na de ésas), télex y desde luego fax, y ni pensar en computadoras. En aquella redacción apenas había unas máquinas mecánicas Oli-vetti y Olympia.

16 Archivo Histórico de la Universidad de Colima: FMVM, Caja 13 Legajo 1 Foja 73.17 Ramiro Santana en entrevista del 30 de junio 2014, afirmó ser uno de estos accionistas

al haber otorgado 500 mil pesos para la empresa El Comentario.

Durante una importante reunión que tuvieron los dirigentes de la FeC, Humberto Silva Ochoa y el rector interino, Alberto Herrera, con el gobernador electo de Colima le expusieron la necesidad de publicar un nuevo periódico que sirviera como canal de expresión a los jóvenes y con el cual se sellaría un pacto político con el nuevo gobierno. Por consenso de ambas partes Humberto Silva, aprovechando la amistad que cultivaba con Leonardo Ramírez Pomar, lo invitó a fundar y dirigir El Comentario en junio de 1974.

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Capítulo VI La lucha por la autonomía universitaria

El gobierno que encabezó el Lic. Arturo Noriega Pizano de 1974 a 1979 no fue capaz de, como había ocurrido con los anteriores,

y como ha sucedido con los siguientes, entenderse con los universi-tarios y dar cauce a sus demandas buscando la superación de nues-tra máxima Casa de Estudios.

Como producto de ese desencuentro —comenta Humberto Silva Ochoa— el señor gobernador le detenía los subsidios a la Universidad y el licenciado Herrera Carrillo

El candidato del PRI, José López Portillo (derecha) en la Universidad

de Colima. Presiden Herrera Carrillo, Humberto Silva Ochoa y

otros líderes de la FEC, 1975.

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y nosotros como colaboradores, teníamos que viajar a la Ciudad de México, hablar con el secretario de Educación o con el propio presidente Echeverría, para pedirle su inter-vención, porque eran recursos federales.

En otras ocasiones, señala el mismo Humberto Silva, en tanto llegaba ese recurso, se recurría a personas que tenían cartera en el banco y que podían descontar documentos para prestarle mientras a la Universidad, para que pagara salarios, mientras llegaba el subsidio y una persona que lo hacía era Herminio Barreda, propietario de la tienda de Los hermanos Barreda y en su cartera descontaba documentos para la Universidad.1

Se hicieron usuales y necesarias las gestiones ante el presi-dente de México (en aquella época) Lic. Luis Echeverría Álvarez; así como con el Lic. Porfirio Muñoz Ledo, secretario de Educación; con el Lic. Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación y, a de-cir verdad, lograban muchísimo, al grado de que hoy la juventud es-tudiosa de Colima cuenta con varios campus universitarios.

Noriega Pizano rechazaba a los dirigentes estudiantiles Fer-nando Moreno, Humberto Silva y Arnoldo Ochoa por mantener la unidad de la FEC, así como por su alianza con el rector Herrera Ca-rrillo. La falta de sensibilidad política de Noriega Pizano, aunada a los ataques que le dirigieron los estudiantes, tensionó aún más las relaciones de la Universidad con el Gobierno del Estado.

Según el gobernador, el subsidio estatal se había aumenta-do a la Universidad en dos millones de pesos, con respecto a los tres que llegó a percibir en el último año del gobernador Pablo Silva en 1973, pero el rector se quejaba de que no era así, y que la atención de 3,500 alumnos no permitía sobrevivir con el presupuesto asigna-do.2 Tanto la FEC como las autoridades universitarias recurrían fre-cuentemente a la Federación en demanda de aumento del subsidio.3

Dentro de ese contexto, tuvo especial significado la partici-pación del candidato presidencial José López Portillo, en la reunión “La universidad al pueblo” celebrada en el campus universitario en octubre de 1975 y donde los líderes de la federación de estudiantes expusieron la problemática de la Universidad en cuanto a los presu-puestos y recursos, así como del distanciamiento existente con el go-bernador del estado. El licenciado López Portillo manifestó en refe-rencia explícita al régimen norieguista, entre otras cosas:

El camino de las dictaduras es la cancelación misma de la libertad y en consecuencia por definición la cancelación misma del principio filosófico que justifica la Universidad,

1 Ecos de la Costa, Colima, Col. 11 de noviembre de 2006. 2 Ecos de la Costa, Colima, Col., 3 de octubre de 1975.3 Carta de Herrera Carrillo al presidente Echeverría, fechada el 4 de octubre de 1975,

en AGGEC, loc. cit.

Ramiro Santana (derecha) con los dirigentes de la FEC, en casa del rector Herrera Carrillo en Cuauhtémoc, 1976. Cortesía de Adela Morales.

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por eso la libertad o se da en la Universidad o se niega, o admite valerosamente y acepta la libertad o en su origen mismo se impide, en su origen mismo se frustra.

[…] Por eso amigos universitarios de Colima, con profunda satisfacción advierto, que en el ámbito universi-tario los colimenses han optado por el gallardo [...], pero siempre digno y satisfactorio camino de la libertad.

[…] Convencer para vencer, este es el camino de los universitarios de México, porque en la libertad tenemos confianza en nuestros valores, porque en nuestra libertad aceptamos sus riesgos y nos sentimos capaces de convencer y entender la convivencia como pacto, no como imposición desmesurada de la fuerza, no como imposición de posturas intransigentes que en el fondo están revelando la total ausen-cia de capacidad de convencimiento, la incapacidad derivada del vacío ideológico, de la ausencia de valores.

[…] La vocación de la Universidad es el servicio del pueblo que la propicia y la produce, sólo se da plenamente si hay armonía con el gobierno, no como sumisión, sino como integración, como ejercicio recíproco de libertades que no se anulen, sino que entre sí se respeten. Yo haría un respetuoso llamado a la unidad dialéctica entre Universidad y Gobierno de Colima, los exhorto a que en un ejercicio de honestidad intelectual y de buena fe se unan y que juntos sirvan como se merece el pueblo de Colima.4

Entre las solicitudes planteadas por el rector Alberto He-rrera Carrillo y ratificadas por los dirigentes estudiantiles Arnoldo Ochoa González y Fernando Moreno Peña, sobresalen la creación de nuevas carreras, tales como medicina, veterinaria y zootecnia, así como turismo, entre otras más cuya creación resultaba necesaria, dadas las particulares condiciones de nuestro estado; además solici-taron el otorgamiento de un peso por tonelada de mineral extraído de los yacimientos ferrosos de “Peña Colorada”.

La lucha del movimiento electricista de Colima se había prolongado hasta entrado el año de 1976, y durante los primeros meses del movimiento los estudiantes continuaban participando en varias marchas y mítines, así como en las reuniones celebradas en la sede del Sindicato con domicilio en 5 de Mayo, 161.

Para entonces, los líderes de la FEC habían sellado una gran alianza con el rector Herrera Carrillo, por lo que coincidían tanto en la vida pública como en reuniones sociales. Sin embargo, la ra-zón era que durante la campaña electoral de ese año, habían sido invitados como oradores, para hablar a nombre del candidato José López Portillo, Arnoldo Ochoa y Fernando Moreno; posteriormen-te, el presidente Echeverría instruyó al presidente del partido, Porfi-rio Muñoz Ledo, para que Moreno Peña fuera declarado candidato

4 “Dialoga J.L.P. con la comunidad universitaria”, Diario de Colima 29 de octubre de 1975.

El rector Herrera Carrillo en casa de Humberto Silva Ochoa, 1976.

Cortesía de Adela Morales.

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a diputado federal por el PRI en las elecciones federales del mes de julio. Según se asienta en el acta del Consejo Universitario de fecha 20 de octubre de 1976, el rector Alberto Herrera Carri-llo informó haber tenido que solicitar audiencia con el presi-dente de la República para hacer gestiones sobre el problema de retención de subsidios y negati-vas de aumento en los mismos, para incremento y pago oportu-no de sueldos a los servidores de la Universidad.

Además, la Universidad había tenido que recurrir a la Fede-ración para allegarse recursos extraordinarios por más de 20 millo-nes de pesos, que necesitaba para obras de infraestructura y funcio-namiento, ante el ahogo paulatino que el Gobierno del Estado rea-lizaba al subsidio institucional.5

En el mismo documento se asienta que el día 19 de octubre de 1976, la víspera de la sesión, fue asesinado en el ámbito universi-tario el estudiante Benito Aguilar Torres, alumno ejemplar, a manos de Javier Valencia Morales, quien no era estudiante, sobre lo cual el rector informó que había “cierta presunción de que el homicidio del compañero Aguilar Torres fue cometido por motivos políticos de-bido a la serie de malos entendidos que se han suscitado entre esta Institución y el Gobierno del Estado”. Ante la negativa del Gobier-no del Estado para investigar los hechos, el rector Herrera Carrillo propuso y fue aprobado el acuerdo respectivo para dirigirse al presi-dente de la República con el objetivo de que se abriera una investi-gación por agentes federales. Contrariamente a lo sucedido:

El Poder Judicial informó que el joven fallecido trabajaba en la construcción y cayó del andamio en que desarrollaba sus labores. Los universitarios aprovecharon y lo hicieron estudiante mediante una credencial, pero las autoridades dijeron que nunca presentaron la documenta-ción respectiva. La policía señaló que los familiares del joven fallecido recibieron bastante dinero para sostener que su hijo fue un excelente estudiante (mas no decían en qué plantel); pedían la destitución del gobernador Noriega Pizano, cosa que nunca lograron.6

5 Manuel Velasco Murguía, La educación superior…, op. cit., vol. 3, p. 92.6 Carlos Manuel Zepeda Rosas. “Pablo Silva García se quejaba de los estudiantes y del

pariente incómodo.” (6 de septiembre de 2007). Edición 14. En directo.

Líderes universitarios denuncian frente a Palacio de Gobierno el crimen del estudiante Benito Aguilar Torres. Ecos de la Costa, octubre de 1976.

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Los líderes de la FEC, por su parte, hicieron pública la re-presión gubernamental, en una marcha encabezada por Alberto Herrera, Humberto Silva Ochoa, Fernando Moreno Peña, Arnol-do Ochoa González y Juan José Farías Flores. Pasearon por las prin-cipales calles de Colima el féretro de Benito Aguilar, hasta que lle-garon a palacio de gobierno y recriminaron el suceso al mismísimo gobierno.

Los acontecimientos llevaron al diputado federal Fernando Moreno Peña a realizar acusaciones directas contra el gobernador, de corrupción, autoritarismo, prepotencia y represión contra los es-tudiantes, los campesinos y amplios sectores del estado.7

Dos años después, Javier Valencia murió, sin causa alguna aparente en la cárcel… nunca se conocieron las causas del homici-dio, ni de su muerte. Según lo dijo en su tiempo el presidente del Comité de Derechos Humanos no Gubernamental, Efraín Naran-jo Cortés.

El 14 de marzo de 1977, el rector Herrera Carrillo, acom-pañado por algunos dirigentes estudiantiles, como Arnoldo Ochoa, había participado activamente en el Consejo Regional de Rectores de la 4ª Zona de la ANUIES, donde se discutió sobre la legislación de la educación superior, en particular sobre las relaciones Universi-dad-Estado, en el contexto de la reforma al artículo tercero consti-tucional, que eleva a este rango la autonomía universitaria y regula las relaciones laborales de estas instituciones.

En ejercicio de esa autonomía plena, los estudiantes y uni-versitarios solicitaron la reelección en el rectorado de Alberto Herre-ra Carrillo, sin consultar al gobernador y su terna. Y el 19 de marzo el Consejo Universitario decidió por unanimidad que Herrera Ca-rrillo continuara al frente de la Universidad de Colima, por un pe-riodo reglamentario más.

Durante la sesión, el Lic. J. Humberto Silva Ochoa hizo uso de la palabra dentro del punto cuatro del orden del día, “Diversas peticiones”, para dar cuenta a la asamblea con escritos presentados al Consejo de todas las escuelas dependientes de la Universidad, en los que el personal directivo, docente y los estudiantes solicitaban la reelección del Lic. Alberto Herrera Carrillo, en vista de que con-cluía su gestión del primer rectorado y teniendo en cuenta que el Lic. Herrera había establecido una línea de trabajo acorde con los intereses de todos los universitarios.

Hicieron uso de la palabra diversos concejales apoyando las propuestas por escrito y el Consejo por unanimidad de votos eligió rector de la Universidad de Colima al Lic. Alberto Herrera Carri-llo, para el periodo comprendido del 28 de marzo de 1977 al 28 de marzo de 1980.

7 Cfr. Ecos de la Costa, varios números de octubre a diciembre de 1976.

El 19 de marzo el Consejo Universitario decidió por unanimidad que Herrera

Carrillo continuara al frente de la Universidad

de Colima, por un periodo reglamentario más. Durante la sesión, el Lic. J. Humberto

Silva Ochoa hizo uso de la palabra para dar cuenta

a la asamblea con escritos presentados al Consejo de

todas las escuelas dependientes de la Universidad, en los que el personal directivo, docente

y de estudiantes solicitaban la reelección del Lic. Alberto Herrera Carrillo, en vista de

que concluía su gestión del primer rectorado y teniendo

en cuenta que el Lic. Herrera había establecido una línea de trabajo acorde con los intereses

de todos los universitarios.

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Como era de esperarse, nuevamente el gobernador retuvo el subsidio a la Universidad y ejercía presión para desprestigiar a los di-rigentes de la FEC. Así, en entrevista de prensa realizada en el Hotel Regis de la Ciudad de México el primero de julio, cinco de los siete diputados locales denunciaron al rector Herrera Carrillo y a los di-rigentes estudiantiles de atacar con maniobras “incalificables” al go-bierno de Noriega Pizano. Las pruebas en apoyo a su denuncia, se dijo, fueron entregadas por el presidente del Congreso, a Jesús Re-yes Heroles, secretario de Gobernación.8

La respuesta vino casi de inmediato en la Asamblea Gene-ral de la Anuies de 1978, donde participó Humberto Silva Ochoa y donde el presidente López Portillo sostuvo que “es inaplazable ya definir, si es posible a nivel constitucional, lo que es la autonomía universitaria [...] que la soberanía nacional, en su propio ámbito in-terno, dé la dimensión de la autonomía”.9

Meses después, a iniciativa de la SEP, la Cámara de Diputa-dos aprobó la Ley de la Coordinación Nacional de la Educación Su-perior, que entre otros conceptos establecía que:

Es compromiso permanente del Estado respetar irrestrictamente la autonomía para que las instituciones de cultura superior se organicen, administren y funcionen libremente, y sean sustento de las libertades, jamás como fórmula de enfrentamiento que implique un derecho territorial por encima de las facultades primigenias del Estado.10

El tema de la autonomía universitaria, pese a toda la resis-tencia del régimen local, había pasado a formar parte de la agen-da de la Universidad de Colima. Así se hizo patente el 14 de mayo de 1979, cuando se llevó a cabo el Encuentro Estatal de Universi-tarias encabezado por Griselda Álvarez y a donde asistieron el rec-tor Herrera Carrillo, Jorge Humberto Silva Ochoa (secretario gene-ral de la U de C), Fernando Moreno Peña (diputado federal y di-rector general de Servicios Sociales de la U de C), y el profesor Ar-noldo Ochoa González como candidato a la diputación federal. En su intervención, el rector de la Universidad, Alberto Herrera Carri-llo, celebró que después de varios distanciamientos entre el gobier-no estatal y la máxima Casa de Estudios del estado, la candidata a gobernadora visitara la institución y pusiera el tema de la autono-mía sobre la mesa.11

8 Excélsior. “Frentes políticos”, México, D.F., sábado 2 de julio de 1977, p. 4-A.9 Gaceta UNAM. “Inaplazable definir la autonomía universitaria”. México, DF, 18 de

octubre de 1979.10 DOF, México, DF, 29 de diciembre de 1978.11 Ecos de la Costa. “La senadora Griselda Álvarez inauguró hoy el primer encuentro estatal

de universitarias y profesionales.” Colima, Col., lunes 14 de mayo de 1979, núm. 4, 420, pp. 1 y 4).

El 14 de mayo de 1979, cuando se llevó a cabo el Encuentro Estatal de Universitarias, encabezado por Griselda Álvarez. En su intervención, el rector de la Universidad, Alberto Herrera Carrillo, celebró que después de varios distanciamientos entre el gobierno estatal y la máxima Casa de Estudios del estado, la candidata a gobernadora visitaría la institución y pondría el tema de la autonomía sobre la mesa

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Esto desató una nueva ofensiva estatal acusando al rector Alberto Herrera Carrillo de intervenir con violencia en la vida es-tudiantil, varios catedráticos y alumnos de la Facultad de Medicina firmaron y publicaron un desplegado de prensa, que se imprimió en Ecos de la Costa y Diario de Colima el 15 de mayo de 1979, para so-lidarizarse con Noriega Pizano porque “a todos nos consta su dedi-cación y esfuerzo” por el desarrollo estatal.12

El 20 de mayo, la FEC respondió con la amenaza de una marcha y la toma de las oficinas de Servicios Coordinados de Salud Pública en el Estado, dependientes de la Secretaría de Salubridad

y Asistencia, “como protesta por los problemas que enfrentan los estudiantes de la Escuela de Me-dicina”. Además, se pedía la re-nuncia del director de la escuela, Jorge Noriega Zaizar, que poste-riormente fue sustituido por Ar-turo Castro Guízar, quien ya ha-bía recibido su nombramiento firmado por el rector de la Uni-versidad.13

El trasfondo de la nueva estrategia buscaba responder al hecho de que la candidata priís-ta en sus giras de campaña por el

interior del estado había elegido al profesor Arnoldo Ochoa Gonzá-lez, exlíder de la FEC, como compañero político para las elecciones de fin de año, cuando Ochoa González aspiraba a la diputación fe-deral por el Distrito II, cargo que dejaría otro líder fequista y direc-tor general de Servicios Escolares de la Universidad, Fernando Mo-reno Peña. A su vez, los funcionarios universitarios propusieron que a los candidatos los acompañaran médicos brigadistas para brindar sus servicios en comunidades rurales.

Y en ese mismo ambiente de confrontación y encono entre la Universidad y el Gobierno del Estado finaliza el periodo de go-bierno de Noriega y se acerca una nueva sucesión en la gubernatura.

En la Casa de Estudios crecía la preocupación por quién go-bernaría; ante esto hubo un acercamiento con el presidente de la re-pública, Lic. José López Portillo, para manifestarle las dudas e in-quietudes al respecto.

Lo anterior culminó con la concertación de una entrevis-ta con Griselda Álvarez, quien sonaba como la candidata a suce-

12 Diario de Colima. XXVI, martes 15 de mayo de 1979, núm. 7,927, pp. 1 y 2.13 Jaime Estrada. “Tomará FEC las oficinas locales de la SSA.” Diario de Colima, domingo

20 de mayo de 1979, p. 1.

Humberto Silva Ochoa en la Asamblea Popular y de Consulta

celebrada en la Universidad de Colima el 29 de mayo de 1979.

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der en la gubernatura. Una comitiva de la Universidad, encabeza-da por Humberto Silva, acudió a la cita y promovió un pacto tácti-co de no agresión y de colaboración, beneficiando a ambas partes14

y ofreció además otros dos actos concretos para afianzar sus relacio-nes con Griselda Álvarez.

El primero fue el Encuentro de la Federación de Universi-tarias de México, organismo del que Griselda era vicepresidenta y que fue inaugurado por ella en la Biblioteca Central de la Univer-sidad, el lunes 14 de mayo, en el cual convocó a mujeres dedicadas al conocimiento, al arte o la cultura, como María Eugenia Cervan-tes, presidenta de la Asociación de Enfermeras; María Teresa Rosa-les, subdirectora de Relaciones del Instituto Nacional; Gloria Chil-pa, catedrática del Instituto Politécnico Nacional; la soprano Car-men Solís, entre otras.15

El 29 de mayo de aquel año, la candidata Griselda Álvarez Ponce de León regresó por segunda vez a la Universidad de Colima, a una asamblea popular y de consulta, ahora con el propósito de es-tablecer la conciliación, el acuerdo y el diálogo con los sectores uni-versitarios colimenses, en busca de que el futuro gobierno encontra-ra un nuevo entendimiento y cohesión con los estudiantes, maes-tros y autoridades universitarias.

En la asamblea hablaron Griselda Álvarez, Arnoldo Ochoa, Jorge Humberto Silva Ochoa, Juan José Farías Flores y Fidel Alca-raz Checa.

Ahí, la candidata no dudó en declarar a la Universidad como “el futuro de Colima que es la juventud”:

Que representa el futuro promisorio de Colima, la juventud que estudia, que se prepara para relevar a los hombres y a las mujeres que han cumplido con sus respon-sabilidades en las encomiendas específicas que el pueblo les ha confiado.

Así, ésta es la esencia democrática en que sustenta su fortaleza el Partido Revolucionario Institucional, partido que representa el único camino viable hacia la justicia social.

[...] Devolvamos pues, la Universidad al Pueblo, preparándonos mejor para ser auténticos profesionales, con la convicción de que el Servicio Social, entre otras cosas, no debe reducirse a la práctica temporal como forma de requisito obligatorio, sino al deseo permanente de servir a los marginados. Es éste y no otro, el fruto que el pueblo espera de sus universidades.

[…] Se ha hablado desde esta tribuna del respeto a la autonomía universitaria, la autonomía que ha costado lágrimas, sangre, sudor, pensamientos profundos, base en que se sustenta el verdadero desarrollo cultural de la Uni-

14 Cfr. Serrano Álvarez, op. cit., 1997, p. 418.15 Inaugura GAPL el encuentro de universitarias, Diario de Colima, 15 de mayo de 1979,

pp. 1 y 2, y 13 de mayo, pp. 1 y 4.

El 29 de mayo de aquel año, la candidata Griselda Álvarez Ponce de León regresó por segunda vez a la Universidad de Colima, a una asamblea popular y de consulta, ahora con el propósito de establecer la conciliación, el acuerdo y el diálogo con los sectores universitarios colimenses, en busca de que el futuro gobierno encontrara un nuevo entendimiento y cohesión con los estudiantes, maestros y autoridades universitarias.

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versidad. También yo pediré siempre respeto irrestricto a la autonomía universitaria.16

Humberto Silva Ochoa calificó a aquella mañana como “un hito en la historia de Coli-ma y seguramente en la del país entero”, y amplió la definición sobre autonomía universitaria:

Las tareas de la Uni-versidad han sido claramente definidas. La enseñanza, la investigación y la difusión de todas las formas de cultura constituyen su eje fundamental, su condición sine qua non. No

obstante, sería un error funesto separarlas del tiempo y del espacio: Para que cumpla con su verdadera misión, la Universidad debe estar íntima, profundamente ligada a su época y a su ámbito. Colocarla en esa dimensión es la tarea de todos los universitarios; de los que están dentro de ella, y de los que de ella egresaron. Más aún: de aquellos que sin pasar por sus aulas entienden cabalmente su importante función dentro de la sociedad moderna.

Para que cumplan con justeza sus funciones, se ha dado a las universidades el estatuto de la autonomía no como un dictado sino como una opción. Ha sido por su propio albedrío que las Universidades han determinado su situación legal. Pero cabe aclarar que la autonomía no marca una línea divisoria entre la sociedad en su conjunto y la universidad como fuente de cultura. De ser así, sólo se estaría contribuyendo a crear una élite intelectual alejada de los grandes problemas nacionales y de las angustias de las grandes mayorías.

Por el contrario, la autonomía implica la responsa-bilidad de atender, en el más alto plano: la docencia, la in-vestigación, la difusión cultural y la crítica sociopolítica que recoge las demandas de los grandes sectores de la población. Así entendemos nosotros el estatuto de la autonomía y por ello somos, hemos sido y seremos, sus celosos guardianes.

Cuando la Universidad cumple plenamente estas funciones está justificando su existencia y su razón de ser, pero al mismo tiempo está generando la resistencia y el rencor de aquellas fuerzas que ven amenazados sus privile-gios por su acción permanente. Se le ataca entonces de mil formas: se trata de entorpecer sus funciones y de distorsionar su vida interna y esto se hace desde dentro y desde fuera del campus; se soborna o se ataca a sus órganos de gobierno; se le calumnia y se le envilece, utilizando para ello desde la

16 Serrano Álvarez, op. cit., pp. 501-502.

Humberto Silva Ochoa y Griselda Álvarez Ponce de León.

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ruptura frontal de su orden interno hasta las canallescas cam-pañas de prensa a través de órganos mercenarios y corruptos.

Frente a esto, la Universidad está obligada por ley a su defensa; conoce desde siempre a sus enemigos seculares y a ellos se enfrenta. Sin embargo, resulta lamentable que la Universidad sea golpeada y escarnecida por fuerzas que deben velar por su integridad y propiciar su sano desarrollo.

Cuando un gobierno busca dirimir divergencias po-líticas utilizando todos los medios a su alcance para golpear a una universidad, no está haciendo más que socavar la base social en que se sustenta; bloquear y entorpecer la labor de una Universidad como la de Colima no significa “castigar” a sus autoridades sino al pueblo entero de esta entidad. De paso, se apoya en esta forma a las fuerzas más retrógradas que sueñan con controlar la educación en el Estado. En otras palabras, se traiciona la confianza del pueblo que con su voto depositó en ellos la salvaguardia de sus más caras instituciones.

La autonomía no implica extraterritorialidad, ni una patente de corso para la subversión. No es tampoco el disfraz de un partido político o de un foro clandestino. En el seno de la Universidad se discuten abiertamente todas las teorías políticas del pasado y del presente, bajo el signo de la pluralidad. Su presencia aquí, maestra Griselda Álvarez, co-rrobora esta afirmación, como en el pasado la corroboraron representantes de otros partidos. Esto tiene una explicación tan clara como sencilla: los universitarios entendemos a la política como una de las formas más elevadas de la cultura. Y al hablar de política lo estamos haciendo en la más profunda aceptación del término.17

La asamblea popular universitaria estuvo matizada también por significativos contingentes obreros, campesinos y populares. Se-gún la prensa, el evento reunió a más de cinco mil personas en la ex-planada universitaria (un terreno seco de unos cien metros cuadra-dos que “recibe los rayos solares a plomo”, escribió el periodista Es-teban Cortés Rojas en su crónica. Probablemente fuera el acto de la campaña priísta que convocó mayor número de asistentes, quienes vitorearon, con música de banda y al son del mariachi, a su candi-data a la gubernatura.

Pero más allá de la anécdota, la consolidación ideológica de los estudiantes y del concepto de “autonomía universitaria” habían fortalecido al estudiantado universitario al multiplicar su presencia (alrededor de mil quinientos alumnos, según datos oficiales del Go-bierno Estatal; más de diez mil según el secretario general de la Uni-versidad) y que:

[…] se hizo crítico y cuestionador, tanto de la edu-cación, como del medio político oficial o independiente en

17 Ibídem.

“La autonomía implica la responsabilidad de atender, en el más alto plano: la docencia, la investigación, la difusión cultural y la crítica sociopolítica que recoge las demandas de los grandes sectores de la población. Así entendemos nosotros el estatuto de la autonomía y por ello somos, hemos sido y seremos, sus celosos guardianes.”

Humberto Silva Ochoa

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que se desenvolvía Colima. Al mismo tiempo, ese proceso de politización se vio envuelto en una dinámica nacional, donde los estudiantes se convirtieron en los principales cuestionadores del sistema político, el modelo de desarrollo sostenido y la política gubernamental.18

Así, el 22 de junio de 1979, el secretario general universita-rio, Humberto Silva Ochoa, volvió a culpar a Noriega Pizano de ser el responsable de que la Universidad de Colima no lograra la expan-sión que debería tener a la fecha, “debido a que desde hace casi seis años no ha aumentado los subsidios para esta Casa de Estudios a pe-sar de que ésta ha registrado un notable incremento de servicios”.

Según Silva Ochoa, el Gobierno Estatal ni siquiera entre-gaba el 5% del total del presupuesto que le correspondía a la Uni-versidad, estimado por el funcionario universitario en 50 millones de pesos;19 y, con discreción y convicción política, el profesor Jorge Portillo del Toro insistía en la necesidad del “proyecto de que la au-tonomía universitaria se eleve a rango constitucional en el Estado de Colima”. Era un nuevo reto para Humberto Silva Ochoa que abría un nuevo horizonte a la lucha política.

Otro grave acontecimiento hizo más compleja la situación. Desde mayo el rector Herrera Carrillo había manifestado persisten-tes síntomas de una mala salud, como pérdida de peso y desvaneci-mientos frecuentes, derivados de un fuerte golpe en la cabeza que se dio accidentalmente; a esto se sumaban las consecuencias de las fuertes presiones de la inestabilidad financiera que sufría la Univer-sidad, al grado que incluso algunos profesores trabajaban sin cobrar sus honorarios.

Aunque durante sus ausencias era suplido por el secretario general Humberto Silva Ochoa, en junio de ese mismo año, el rec-tor se vio obligado a solicitar licencia para ausentarse de sus res-ponsabilidades, por razones de salud. Fue trasladado a la ciudad de Guadalajara donde sería sometido en el Hospital Regional del ISSSTE a una delicada intervención; superando con valor y firmeza este difícil episodio, pero contraviniendo la prescripción médica, se reintegró a la vida laboral durante el mes de julio.

Poco a poco, el rector Herrera Carrillo había intentado in-corporarse a la vida social y cultural que le exigía el cargo; su esposa llevaba a sus hijos a la Rectoría y lo esperaba para llevarlo a casa. Sin embargo, hacia el primer día de octubre, lamentablemente le dio un paro cardiaco y falleció posteriormente, llenando de pena y conster-nación a los miembros del grupo de jóvenes que habían batallado junto con el rector contra el norieguismo.

18 Serrano Álvarez, op. cit., pp. 483-484.19 Diario de Colima, “La Universidad ha sido frenada por la actual administración estatal”,

Colima, Col., 22 de junio de 1979, p. 1.

Humberto Silva Ochoa en la despedida del rector Alberto Herrera

Carrillo, octubre de 1979. Cortesía de Adela Morales.

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El 3 de octubre de 1979 se le rindió un homenaje fúnebre en las instalaciones de la Biblioteca Central de la Universidad de Colima, al que asistió la clase política del estado, el personal de la Universidad de Colima y un numeroso grupo de colimenses.20

Una semana después, el presidente José López Portillo pre-sentaría al Constituyente Permanente, por conducto de la Cámara de Diputados, una iniciativa de adición al artículo tercero consti-tucional, para establecer la autonomía universitaria en el texto fun-damental.

20 Sin firma, “Hoy sepultan al rector de la Universidad”, Diario de Colima, miércoles 3 de octubre de 1979, pp. 1 y 6.

El rector Herrera Carrillo se vio obligado a solicitar licencia para ausentarse de sus responsabilidades por razones de salud. Fue trasladado a la ciudad de Guadalajara donde sería sometido en el Hospital Regional del ISSSTE a una delicada intervención; superando con valor y firmeza este difícil episodio, pero contraviniendo la prescripción médica, se reintegró a la vida laboral durante el mes de julio. Poco a poco, el rector había intentado incorporarse a la vida social y cultural que le exigía el cargo; su esposa llevaba a sus hijos a la Rectoría y lo esperaba para llevarlo a casa. Sin embargo, hacia el primer día de octubre, lamentablemente le dio un paro cardiaco y falleció posteriormente.

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Capítulo VII La Ley Orgánica de 1980

Habían pasado los difíciles momentos del conflicto con el no-rieguismo y electa la maestra Griselda Álvarez Ponce de León

como gobernadora del estado; el líder de la FEC, Zenén Campos Beas, señaló que las diferencias con el gobierno no habían afectado a los estudiantes: “Por el contrario, nos dio la oportunidad de uni-ficarnos contra esa mala disposición del gobernador para con los es-tudiantes. Como prueba de esto está el crecimiento de la Universi-dad en los últimos años”.1

El miércoles 3 de octubre se convocó a sesión solemne del Consejo Universitario, con el propósito de elegir a un rector interi-no, conforme lo establecía la Ley Orgánica. En forma unánime, fue designado rector interino de la Universidad de Colima el Lic. Jorge Humberto Silva Ochoa, quien venía fungiendo como secretario ge-neral de la Institución. El interinato se prolongaría hasta el mes de marzo de 1980, en que terminaba el periodo legal del Lic. Alberto Herrera Carrillo, quien falleciera un día antes.2 El Profr. Gregorio Macedo López, en su calidad de decano de los consejeros, tomó la protesta al nuevo rector, en los siguientes términos:

Lic. J. Humberto Silva Ochoa:Este Honorable Consejo en forma unánime ha

decidido entregar a usted la más alta, la más honrosa y la más grande de la responsabilidad, al designarlo rector de esta Casa de Estudios.

No quisiera decirle cuáles son sus deberes porque lo conozco como hombre y como funcionario universitario, sabemos todos que como su ilustre antecesor, usted sabrá salvaguardar la autonomía de nuestra Universidad, que en el breve lapso que fungirá como rector no escatimará esfuerzos para llevar por el sendero del progreso a nuestra Casa de Estudios, en esta virtud:

1 Diario de Colima. “La FEC se ha transformado en los últimos años: Zenén Campos”, Colima, Col., domingo 21 de octubre de 1979, tomo XXVI, núm. 8,083, pp. 1 y 6.

2 Ecos de la Costa, Colima, Col., sábado 6 de octubre de 1979.

Humberto Silva Ochoa rinde protesta como rector interino de

la Universidad de Colima por el periodo del 3 de octubre de 1979 a

marzo de 1980. Gaceta, Órgano de comunicación de la Universidad de

Colima, número 2, Colima, Col., 17 de octubre de 1979.

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¡Protesta usted cumplir con la Ley Orgánica de la Universidad de Colima y sus reglamentos, con la Constitución de nuestro estado!

— ¡Sí, protesto!Si así lo hiciereis que el Consejo Universitario, os lo

premie, si no, que os lo demande.3

Momentos después de haber rendido protesta, el rector in-terino manifestó que el licenciado Herrera Carrillo siempre buscó elevar a rango constitucional del estado la autonomía universitaria, y que ahora, en su ausencia, se buscaría lograrlo porque “mientras no se tenga autonomía interna, no habrá seguridad. Buscaremos lo-grarlo sin importar la negatividad de elementos que se han opuesto por tantos años”, terminó diciendo.4

La Universidad de Colima y Griselda Álvarez, ya como go-bernadora electa, establecieron, lo que en su tiempo se denominó “Pacto de Franqueza”. El Consejo Universitario en pleno le reali-zó una visita en el edificio del PRI, donde sellaron la alianza. Hum-berto Silva en su calidad de rector interino expresó en ese momen-to lo siguiente: “Estoy seguro que por su alta investidura logrará go-bernar óptimamente, por eso, la comunidad universitaria trabajará junto con usted en el desarrollo de todos los programas que nos in-dique, independientemente de los educativos”. En tanto, Griselda Álvarez señalaba: “Sumar ideas, proyectos para resolver las necesi-dades tanto del pueblo como de la Universidad, queremos que Uni-versidad y Gobierno caminen unidos. Ustedes tienen la palabra”.5

El rector Silva Ochoa tomó protesta al nuevo comité direc-tivo de la FEC el 17 de octubre de 1979, acto al cual fue invitada de honor la gobernadora electa Griselda Álvarez. En su mensaje, Hum-berto Silva Ochoa insistió a favor de la autonomía universitaria en los siguientes términos:

La Universidad, en sus diferentes expresiones, es y se deja sentir en varias partes del país y del mundo, un gran centro de inquietud. El problema que viene preocupando a los universitarios de Colima y de México es la autonomía; la autonomía que debe ejercerse en universidades si es que han de llevar tal nombre. Autonomía a la que en muchas ocasiones y quizá con criterios torcidos, se dan encontradas interpretaciones.

En estos días, el pueblo de México es testigo de un acontecimiento de gran trascendencia: la iniciativa del Eje-

3 Gaceta. Órgano de comunicación de la Universidad de Colima, núm. 2, Colima, Col., 17 de octubre de 1979.

4 Diario de Colima. “Humberto Silva es el nuevo rector”, Colima, Col., 4 de octubre de 1979.

5 Las citas de los artículos fueron tomados de Karla Victoria Velázquez Rodríguez “JHSO: Una gestión de oportunidades y acuerdos”, Praxis, suplemento de la Facultad de Pedagogía, año I, núm. 9, 2010, p. 1.

Humberto Silva Ochoa y Griselda Álvarez establecen el Pacto de Franqueza. Palacio de Gobierno de Colima, 1979. Colección Ecos de la Costa.

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cutivo Federal para modificar y adicionar al texto del artículo tercero constitucional el precepto de la autonomía univer-sitaria y elevarla por consecuencia al rango constitucional.

El jefe del Poder Ejecutivo Federal asienta en la exposición de motivos de la citada iniciativa que: “La auto-nomía Universitaria es una institución que hoy es familiar a la nación mexicana. Es compromiso permanente del Estado respetar irrestrictamente la autonomía para que las instituciones de cultura superior se organicen, administren y funcionen libremente, y sean sustento de las libertades, jamás como fórmula de enfeudamiento que implique un derecho territorial por encima de las facultades primigenias del Estado. Fortalecer estas instituciones arraigadas y obliga-das con la colectividad nacional e independientes entre sí es requisito indispensable para el cumplimiento de su objetivo.

Las universidades e instituciones de nivel superior que derivan su autonomía de la ley, deberán responsabilizarse ante el Estado, del cumplimiento de sus planes, programas, métodos de trabajo y de sus recursos [que] han sido destina-dos a sus fines. La Universidad se consolidará de esta manera idóneamente para formar individuos que contribuyan al desarrollo del país.

Los universitarios de Colima escuchamos hoy, de labios de la maestra Griselda Álvarez Ponce de León, que esta aspiración anhelada por lo más auténtico de nuestra esencia, tendrá la simpatía y el apoyo para elevar el rango constitucional aquí en Colima el precepto de la autonomía.

De esta manera, el gobierno de Griselda Álvarez se apresta a sellar un compromiso histórico cuyas bases que-daron sentadas el 29 de mayo en ocasión de su honorable visita al campus universitario. Con esta disposición, Colima dejará de ser la exclusiva área a que nos estamos refiriendo, una entidad aislada o discriminada injustamente.

Los universitarios colimenses, maestra, sabemos aceptar este histórico legado que la colocará en el digno sitio al que habrán de mirar y recurrir las generaciones por venir.

En la Universidad de Colima entendemos que Universidad y Estado son ex-presiones de una sola y única sociedad. Instituciones que cumplen diversas, pero no opuestas funciones dentro de la sociedad de la que son parte. Y en estas funciones la autonomía plena es a la Universidad lo que es el poder al Estado.

Dos formas de auto-ridad en la sociedad que los origina. Autoridad académica para formar ciudadanos, y au-toridad para mantener el orden social en el que han de actuar estos ciudadanos. Corona este binomio: la sociedad, como un todo, encaminado a sus propios

Humberto Silva Ochoa y Griselda Álvarez Ponce de León

en reunión de trabajo.

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fines, que son también de la Universidad y el Estado. Una sociedad, abierta a todas las posibilidades sin excluyentes. Y es, precisamente en la alta cultura, en las universidades, donde estas posibilidades se hacen empresas. Cultura es, toma de conciencia que una sociedad, un pueblo hacen de sí mismos; una conciencia abierta a todos los vientos de la acción humana para iniciar y realizar la propia.

Y esta toma de conciencia, sólo es posible, si se cuenta con un máximo de libertad, la que la autonomía garantiza a las universidades. No libertad para actuar, que la acción ya es función política que traspasa los linderos de la Universidad, sino libertad para conocer, comparar y elegir lo que mejor puede convenir en la marcha de un pueblo, una sociedad o una nación. Libertad para que nada de lo humano sea ajeno a los hombres que forman una determinada comunidad; pero al mismo tiempo, libertad para elegir los cambios que convienen a la sociedad.

Para que esto sea posible, se necesita la libertad que garantice a las universidades la autonomía. No la autono-mía como poder dentro de otro poder, enfrentándolo para desplazarlo; sino autonomía como expresión de la libertad de conciencia de que deben gozar los miembros de todas las universidades para conocer las experiencias de otros hom-bres, sus posibilidades y fracasos, y poder, de esta manera, ampliar unas y limitar otras. Libertad, no para anular la propia sociedad sino para dar a la misma conciencia y los instrumentos de su transformación.

Entendemos aquí, que la Universidad no es un simple centro de adiestramiento, de instrucción, sino de formación, de educación. Aquí deben formarse, no servido-res de la sociedad, no simples instrumentos, deben formarse además, los individuos que hacen de ella lo que es y lo que puede llegar a ser. Pronto el Congreso Federal habrá de dar una nueva lección de patriotismo. Estaremos atentos de velar porque los instrumentos que se pongan a nuestro alcance, sólo se usen para ennoblecer los sagrados principios emanados de la sociedad de la que formamos parte: libertad y autonomía y en el justo medio, aprender de nuestros ma-yores que asimilar y no destruir, es la premisa.

En la asimila-ción hay cambio, asi-milación implica trans-formación. Por ello es natural que sea en las universidades de donde surjan vientos nuevos; vientos que han de ser asimilados por las socie-dades que hacen posible estas instituciones.

Vientos renova-dores que sólo pueden transformar en tormen-tas, la negativa a que

El rector Humberto Silva Ochoa y el presidente de la FEC, Zenén Campos Beas, en vistita a la Facultad de Medicina. Cortesía del doctor Arturo Castro Guízar.

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circulen, estimulen y regresen lo creado.

Por ello, la Universidad en su autonomía, es y será la mejor expresión de lo que hace posible la convivencia social.

Qué bueno que en este congreso, que culmina esta tarde, se hayan analizado con ejemplar actitud, asuntos como el que en mi calidad de repre-sentante de esta gran comuni-dad, he señalado. Habremos de replantear cada uno de los asuntos que han configurado esta agenda, porque afortunada-mente luchamos por los mismos principios y entendemos la

problemática con singular conciencia.Entre tanto, jóvenes de la Federación de Estudiantes

Colimenses, aprestémonos a fortalecer la organización y a luchar porque alcancen su meta las inquietudes que han generado a lo largo de casi veinticinco años.

Luego de rendir protesta como gobernadora constitucional del estado, Griselda Álvarez refrenda el cumplimiento de este pacto en su despacho de Palacio de Gobierno.

Ahí el rector de la Universidad, Humberto Silva Ochoa, in-sistió en su proyecto universitario, reiterando de manera enfática que:

En la Universidad de Colima entendemos que Universidad y Estado son expresiones de una sola y única sociedad. Instituciones que cumplen diversas, pero no opues-tas funciones dentro de la sociedad de la que son parte. Y en estas funciones, la autonomía plena es a la Universidad lo que el poder es al Estado. Dos formas de autoridad en la sociedad que las origina. Autoridad académica para formar ciudadanos, y autoridades, para mantener el orden social en el que han de actuar estos ciudadanos. Corona este binomio: la sociedad, como un todo, encaminado a sus propios fines, que son también, de la Universidad y el Estado.6

Así, en treinta días, Humberto Silva Ochoa había hecho pú-blico su proyecto de Universidad de Estado, pública y autónoma pero comprometida con la sociedad a quien se debe. De hecho, será la última ocasión en que Silva Ochoa abordará en público su pro-yecto sobre “autonomía”, para después dedicarse a su conceptuali-zación en el plano de la política educativa. En su definición, Silva

6 “La autonomía universitaria, principio rector de la política de la U. de C.”, Ecos de la Costa, sábado 20 de octubre de 1979, pp. 1 y 2.

Humberto Silva Ochoa al frente de profesores, funcionarios y estudiantes

de la Facultad de Medicina. Gestiona Griselda Álvarez Ponce de León, gobernadora del Estado

de Colima, los campos clínicos en hospitales del sector salud de

Colima, lo cual fue autorizado poco después por la SSA, ISSSTE e IMSS, 1980. Cortesía del doctor Arturo

Castro Guízar.

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Ochoa habría recuperado lo expuesto por la Ley de la Coordinación Nacional de la Educación Superior (1978):

Es compromiso permanente del Estado respetar irrestrictamente la autonomía para que las instituciones de cultura superior se organicen, administren y funcionen libremente, y sean sustento de las libertades, jamás como fórmula de enfrentamiento que implique un derecho terri-torial por encima de las facultades primigenias del Estado. Fortalecer estas instituciones arraigadas y obligadas con la colectividad nacional e independientemente entre sí, es re-quisito indispensable para el cumplimiento de su objetivo. Las Universidades e instituciones de educación superior que derivan su autonomía de la ley, deberán responsabilizarse ante el Estado, del cumplimiento de sus planes, programas métodos de trabajo y de sus recursos que han sido destinados a sus fines. La Universidad se consolidará de esta manera idóneamente para formar individuos que contribuyan al desarrollo del país.7

El Servicio Social Constitucional le daría un importante sentido político a los vínculos entre la Universidad y el Gobierno del Estado. Así sucedió el viernes 29 de noviembre, cuando el hijo del presidente, José López Portillo y Romano, titular de la Comi-sión Nacional del Servicio Social de la Educación Superior, visitó Colima y se reunió con las autoridades universitarias y estatales. En-tonces se firmó un convenio para promover la práctica del servicio social por parte de los estudiantes del nivel superior.

Para legitimar los cambios internos por los que pasaba la Universidad (“la renovación universitaria”, tituló Ecos de la Costa a uno de sus editoriales), en la primera quincena de abril de 1980, la institución convocó a la elección del nuevo rector. Según la Ley Or-gánica vigente, el proceso de selección implicó la aceptación del Go-bierno del Estado de la terna propuesta por el Consejo Universita-rio, que en abril de 1980 estaba compuesta por el profesor Manuel Velasco Murguía, el ingeniero Enrique López Rivera y el licenciado Humberto Silva Ochoa.

Posteriormente, el mismo Consejo fue responsable de ele-gir al nuevo rector: Humberto Silva Ochoa, quien rindió protes-ta como rector para juramentar su primer periodo rectoral, el 25 de abril de 1980, en una ceremonia en la que, de manera inédita, tam-bién participó la gobernadora. Doña Griselda ya había felicitado a los universitarios porque:

[…] por primera vez en su joven, pero fecunda vida, uno de los frutos de la Universidad, el licenciado Jorge Humberto Silva Ochoa, alcanza el gran honor de asumir la rectoría, cargo en que fue ratificado por el honorable Con-

7 “La autonomía universitaria, principio rector de la política de la U. de C.”, Ibídem.

Humberto Silva Ochoa, rector de la Universidad de Coima, preside sesión del Consejo Universitario en 1980. Colección Ecos de la Costa.

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sejo Universitario, como justa recompensa a su entusiasmo, capacidad y entrega a la causa de la Universidad.8

El 20 de junio de 1980, durante la visita del presidente de la república José López Porti-llo, a la Universidad de Colima, se le entregó el reconocimiento de maestro emérito; esta fue la ocasión para que Griselda Álva-rez y los universitarios demos-traran ante la máxima autori-dad de la nación —y el princi-pal político priísta del momen-to— que se habían resuelto las diferencias entre el gobierno y la máxima Casa de Estudios, y que

eso permitiría un desarrollo estatal estable, al menos en sus diferen-cias políticas.9

Desde algunos meses antes, Humberto Silva Ochoa había dispuesto que se iniciaran los trabajos de actualización de la Ley Orgánica de la Universidad de Colima, a efecto de que se encuen-tre acorde con el decreto presidencial que delimita el tipo de rela-ciones que deben existir entre autoridades y trabajadores de las uni-versidades.

En esas fechas el expediente de la nueva Ley Orgánica esta-ba prácticamente completo.

Así, el 15 de octubre de ese mismo año, la gobernadora constitucional del estado, Licda. Griselda Álvarez, recibió el oficio número 1,944 del expediente 6-2-80, suscrito por el rector de la Universidad de Colima, Lic. Jorge Humberto Silva Ochoa, median-te el cual solicita la expedición de una nueva Ley Orgánica de esta Casa de Estudios, que sustituya a la que está en vigor desde el 24 de agosto de 1962.

En su solicitud manifiesta Humberto Silva que el país ha su-frido desde entonces profundas transformaciones y tanto el artículo tercero de la Constitución General de la República, como la Ley re-glamentaria correspondiente, habían sido reformadas para hacerlos acordes con la realidad nacional.

8 “El Lic. Humberto Silva Ochoa electo rector de la U. de C.”, Ecos de la Costa, 19 de abril de 1980, pp. 1 y 6. Más información: “Para que la cultura florezca, debe fincarse en la armonía, el orden, el equilibrio y la razón: Licenciado Jorge Humberto Silva Ochoa”, Ecos de la Costa, 26 de abril de 1980, pp. 1 y 6.

9 Op. cit., Manuel Velasco Murguía, p. 181.

Humberto Silva Ochoa con el presidente José López Portillo y la

gobernadora del Estado de Colima, Griselda Álvarez.

Colección Ecos de la Costa.

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En el mismo oficio se señala que el presidente de la Repú-blica, Lic. José López Portillo, promovió reformas a la Ley Federal del Trabajo, para garantizar los intereses de los trabajadores univer-sitarios, crear armonía y estabilidad en las instituciones y vigorizar la autonomía universitaria, razón por la cual se estimó necesaria la expedición de la nueva Ley Orgánica de la Universidad de Colima.

Tomando en consideración lo anterior, la Licda. Griselda Álvarez, gobernadora constitucional del estado, procedió a la elabo-ración de la iniciativa correspondiente, para remitirla al Congreso del Estado para su estudio y aprobación, en su caso.

Las gestiones de Humberto Silva Ochoa culminaron con la promulgación de la nueva Ley Orgánica de la Universidad de Coli-ma, con fecha del 15 de noviembre de 1980. La gobernadora Gri-selda Álvarez dispuso se publicara, circulara y observara el Decreto 76 del Congreso del Estado que le da origen.

Casi un semestre después, el 21 de febrero de 1981, López Portillo volvió a la Universidad para asistir como invitado de honor a la sesión del Consejo Universitario donde se dio a conocer el pri-mer contrato colectivo de trabajo firmado por el rector con el Sin-dicato Único de Trabajadores Universitarios, representado por Juan Mesina Alatorre; además, se inauguró el nuevo edificio de Recto-ría.10

Esta alianza se revitalizó en favor del desarrollo institucio-nal, con la designación del candidato a la presidencia de la repú-blica, Lic. Miguel de la Madrid Hurtado, quien desde que fungía como secretario de Programación y Presupuesto había apoyado a la Universidad. Así, en el proceso electoral del 4 de julio de 1982, en el que fue electo Miguel de la Madrid, el rector Humberto Silva Ochoa también participó como candidato a diputado federal, for-mando una alianza entre los dos candidatos.

Al ganar la fórmula De la Madrid-Silva Ochoa (1982-1988), se reforzó la capacidad de gestión de la Universidad a nivel SEP. Al ser el presidente de la República colimense, y su rector un diputado federal con excelentes relaciones a nivel central, se amplió la capacidad de gestión de la institución.

Por ejemplo, a 45 días después de la toma de protesta del

10 Ibídem, pp. 187-188.

Los señores diputados de la H. XL legislatura (1961-1964). Colima antiguo, abril de 2014.

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presidente, el rector-diputado federal anunciaba importantes obras para la Universidad, reflejando con ello el nivel de compromiso en-tre Miguel de la Madrid y Humberto Silva, quien señaló que:

[…] de cinco planteamientos originalmente expues-tos al licenciado De la Madrid Hurtado a menos de 45 días de haber tomado posesión como Primer Mandatario de la Nación, se ha recibido la respuesta afirmativa a tres de ellos que son: la construcción de la Escuela de Ciencias del Mar, con sede en la ciudad de Manzanillo, la construcción de la Escuela Superior de Ciencias Químicas y la construcción de la primera etapa de la Escuela de Ingeniería Mecánica y Eléctrica. Con lo anterior, entra de lleno a una nueva etapa en su vida académica.11

11 Ecos de la Costa, 14 de enero de 1983, p. 1.

El rector Humberto Silva Ochoa con el presidente

Miguel de la Madrid. Colección Ecos de la Costa.

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Participación del Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima (SUTUC) en la marcha del 1 de mayo de 1981. Cuatro entrevistas a un rector, Universidad de Colima, 1988.

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Capítulo VIII La nueva Universidad: 1980-1988*

Los bachilleratos: 16 opciones de educación media superior

Consolidar una estructura de educación superior presupone crear las instancias de educación preparatoria que garanticen

el nivel académico de los universitarios. El crecimiento de la pobla-ción estudiantil egresada de las secundarias del estado, y el creci-miento de la oferta de opciones profesionales en la Universidad de Colima, hizo necesaria la expansión de la planta del bachillerato en nuestra Casa de Estudios.

Plaza de la Autonomía Universitaria en la explanada

del Paraninfo.

* Información tomada del suplemento especial Universidad de Colima 1980-1988. Ésta es la nueva Universidad, publicación donde se hace un análisis de la administración del Lic. Humberto Silva Ochoa. Universidad de Colima, s/f, 20 pp.

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Antes de la administración de Humberto Silva existían en la Universidad de Colima apenas 14 bachilleratos y tres escuelas técni-cas terminales. Al terminar su segundo periodo rectoral, funciona-ban 28 bachilleratos y una escuela técnica de enfermería, localiza-das en las poblaciones más importantes de la entidad, bajo un plan de estudios que sustituyó la preparatoria general por 16 opciones de bachillerato técnico, que permitieron a los jóvenes colimenses no sólo poder continuar sus estudios a un nivel superior, sino contar con una preparación suficiente para incorporarse a la vida produc-tiva de su comunidad.

Para llevar a cabo estas reformas sustanciales fue necesario el crecimiento y la adecuación de las instalaciones, tanto de aulas, como de talleres y laboratorios para desarrollar las habilidades de los educandos. Se contaba con 8 talleres y 40 laboratorios para las dis-tintas disciplinas: biología, física, química, topografía, redacción, computación, contabilidad, suelos y otras.

Con el fin de garantizar la homogeneidad en el nivel acadé-mico, se implantó el sistema de examen único para las materias co-munes, y se diseñaron mecanismos para que los alumnos obtuvieran la exención de exámenes finales si su promedio lo ameritaba. Por su parte, afirma el licenciado Fernando Moreno Peña, director general de Educación Media Superior y Terminal: “Un paso decisivo en la consolidación de los bachilleratos de la Universidad de Colima fue el inicio del programa de libros de texto especialmente elaborados por profesores de nuestra Universidad para ser usados en las mate-rias que comprenden los planes de estudio. La línea editorial para bachillerato comprende además de los libros de texto, los manuales y cuadernos de trabajo que se requieren. Todos expedidos a precios de costo, con lo que la economía familiar se beneficia”.

La administración de Silva Ochoa inició la costumbre de otorgar una beca completa para inscripción y dotación de los libros de texto a aquellos alumnos que obtuvieran un promedio general de diez en el semestre anterior. Mérito que los hizo figurar en los cua-dros de excelencia, que al ser dados a conocer en público, constitu-yeron un estímulo para los muchachos que pusieron en sus estudios todo su esfuerzo y dedicación.

La formación académica y técnica no termina fuera de las aulas o los talleres. Se pusieron en marcha clubes juveniles, que pro-pusieron opciones de aprovechamiento del tiempo libre, fomenta-ban la afición a disciplinas artísticas como el teatro, la literatura, la danza, la declamación, las artes plásticas; deportivas como futbol, voleibol, artes marciales, fisicoculturismo; o artesanales como coci-na, costura, entre otras muchas.

La comunicación con los estudiantes se amplió hasta el seno familiar, gracias a las reuniones informativas con los padres de fami-

La administración de Silva Ochoa inició la costumbre de otorgar una beca completa para inscripción y dotación de los libros de texto a aquellos alumnos que obtuvieran un promedio general de diez en el semestre anterior. Mérito que los hizo figurar en los cuadros de excelencia, que al ser dados a conocer en público, constituyeron un estímulo para los muchachos que pusieron en sus estudios todo su esfuerzo y dedicación.

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lia. La Universidad de Colima, al participar en forma notable en la formación de la juventud colimense, se convirtió en una institución en plena vinculación con la sociedad a la que sirve.

Dos Institutos Universitarios de Bellas ArtesLos Institutos Universitarios de Bellas Artes de Colima y Manzani-llo se crearon como espacios destinados a la formación artística de la comunidad. Fomentan y estimulan las actividades culturales, a través de audiciones musicales, presentaciones de obras teatrales, de danza folclórica, contemporánea y clásica, exposiciones gráficas y pictóricas, proyecciones de cine y cursos didácticos sobre temas afi-nes, abiertos a todo público.

En los IUBA se cuenta con cuatro áreas de estudios básicos: música, artes plásticas, danza folclórica y arte dramático. Además, se ofrecen talleres libres de guitarra popular, actuación, grabado, se-rigrafía, fotografía, danza e iniciación artística para niños. Ésta últi-ma, dentro de las instalaciones de los Talleres del Niño Universita-rio, en periodos normales y cursos de verano.

Se inauguró la Galería de Artes Plásticas en el IUBA de Coli-ma, donde se presentaron exposiciones mensuales, que constituyen un aporte a la cultura pictórica colimense.

Es necesario resaltar que uno de los egresados del área de música de nuestra Casa de Estudios, Arturo Ochoa Carrillo, estu-dió dirección orquestal en Moscú, becado por la Universidad de Colima.

La educación superiorEn ocho años se crearon en la Universidad de Colima 57 licenciatu-ras en sus distintas escuelas de estudios profesionales. La cifra cobra importancia cuando la comparamos con el número de licenciaturas que existían, sólo nueve, a las que se fueron sumando las implemen-

tadas en la gestión de Humber-to Silva Ochoa, con lo que lle-garon a 66 las opciones de edu-cación superior para la juventud colimense.

El crecimiento numé-rico de licenciaturas debe ver-se también como una expansión de la Universidad en las distin-tas áreas del conocimiento: las ingenierías, las ciencias mari-nas, las ciencias agropecuarias, las ciencias políticas y sociales y las humanidades. Esta plura-

Entrega de Premios “Peña Colorada”

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lidad de disciplinas le otorgó el rango de universalidad que requiere toda verdadera institución de educación superior.

La administración de Humberto Silva aportó al espectro de opciones educativas de la Universidad el nivel de posgrado; 17 maestrías elevaron a facultad a las Escuelas de Contabilidad y Ad-ministración, Derecho, Ingeniería Civil, Medicina, Ingeniería Me-cánica y Eléctrica, Pedagogía, Arquitectura y Ciencias Biológicas. En tanto, se abrieron especialidades en materia fiscal, criminalís-tica, educación superior e ingeniería de la construcción, que defi-nieron perfiles profesionales y depuraron generaciones. La estrecha vinculación entre la investigación científica y los posgrados hizo po-sible la apertura de dos doctorados en el área de ciencias biomédi-cas, que garantizaran la posibilidad de altos estudios en la Universi-dad de Colima.

Pero el crecimiento cuantitativo de la actividad docente en nuestra máxima Casa de Estudios no ha ido en detrimento de la ca-lidad de los conocimientos impartidos. La revisión de contenidos programáticos y planes de estudio a nivel bachillerato, de licencia-tura, maestría y doctorado es una constante que asegura la incorpo-ración de los avances en la ciencia y la técnica.

Las tecnologías educativas no han quedado fuera de la me-todología docente en la Universidad de Colima. Un número im-portante de computadoras, distribuidas en los módulos de servicio para los estudiantes y maestros engrosan el listado de equipos com-putacionales de que dispone la institución. En esa lista se cuentan las computadoras de los centros de investigación, y aquellas exclu-

Laboratorio de ciencias fisiológicas.

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sivas para el proceso administrativo de las escuelas y facultades, más los equipos destinados para los servicios administrativos y de regis-tro escolar. Antes de 1979 todas estas operaciones se realizaban de forma manual.

Modernización de las formas de evaluación y titulaciónElevar el nivel académico implicaba depurar la planta docente. Para garantizar la preparación de los profesores de nivel superior se pro-curó que estuvieran titulados. Algunos obtuvieron certificados de estudios de maestría, y otros más contaban con formación doctoral, mientras que un grupo considerable cursó alguna especialidad de su profesión. Para sopesar este avance, basta decir que al inicio de la administración de Humberto Silva no existían catedráticos con es-tudios de posgrado.

En cuanto a la exigencia al alumnado, nuestra Universidad es la que cuenta con la mayor cantidad de días laborables de todas las instituciones similares del país. Se estableció un sistema de exá-menes regulares basados en el derecho por asistencia, en cuyo perio-do de aplicación tampoco se suspenden las clases normales.

Por otra parte, como una estrategia de extensión de los ser-vicios universitarios a los egresados, se logró la posibilidad de que los pasantes obtuvieran un título inmediatamente después de gra-duarse, gracias a la racionalización de trámites, exámenes profesio-nales y registro de títulos ante la Secretaría de Educación Pública.

En los primeros cuarenta años de la institución egresaron de sus aulas un total de 247 profesionales, de los cuales sólo 90 trami-taron su título. En los ocho años siguientes, comprendidos en la ad-ministración de Humberto Silva Ochoa, la cifra subió a 4,600, de los cuales tres mil se titularon.

Sorprendente desarrollo bibliotecario: SIABUC

Cuando en 1983 el rector Humberto Silva Ochoa creó la Dirección General de Desarrollo Bibliotecario de la Universidad de Colima, su intención era transformar el antiguo concepto de espacios para guardar libros y documentos de consulta en un programa de desa-rrollo integral de bibliotecas que se llevaría a cabo en cinco años.

Este programa contemplaba dotar a la Universidad de la in-fraestructura técnica para la sistematización de la información bi-bliográfica, hemerográfica y documental; satisfacer las necesidades en la materia para las áreas de educación superior y posgrado; resol-ver la demanda de acervo bibliográfico y documental para los inves-tigadores y, por supuesto, satisfacer las necesidades bibliográficas del nivel medio superior; es decir, los bachilleratos.

Para llevar a cabo este programa se diseñó una estructura or-ganizativa integrada por una Unidad Central de Procesamiento Bi-

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bliográfico, equipado con departamentos de adquisiciones, análi-sis de información bibliográfica, microfilmación, sistemas compu-tacionales y control administrativo, una hemeroteca y seis bibliote-cas especializadas.

Personal altamente calificado desarrolló un proceso de siste-matización de información, utilizando los avances tecnológicos en materia de computación. Victórico Rodríguez, director general de Desarrollo Bibliotecario, explica cómo se logró esto contando con los recursos de una universidad pequeña y en crecimiento: “Para equipos de microcomputación sólo existía un paquete de carácter comercial que por sus limitaciones no satisfacía las necesidades de nuestra institución; por otro lado, para equipos grandes ya existía el programa LIBRUNAM, el cual requiere para su funcionamiento de un equipo cuyo alto costo de adquisición resultaba imposible de finan-ciar para la Universidad de Colima”.

Estas circunstancias justificaron el desarrollo de un sistema propio, operable en microcomputadora, que contemplara todas las funciones técnicas y administrativas de una biblioteca, cuya facili-dad de manejo no requiriera necesariamente de un especialista en computación, y que fuera útil finalmente a instituciones con las ca-racterísticas de las universidades del interior del país.

Así nació el Sistema Integral Automatizado de Bibliotecas de la Universidad de Colima, conocido como SIABUC. El diseño de sus programas y una etapa de prueba para su utilización se llevaron a cabo en dos años. Y ya para 1986 el SIABUC estaba siendo utiliza-do fuera de nuestra Institución.

Los resultados de este programa de desarrollo bibliotecario fueron halagadores: el noventa por ciento de la información biblio-gráfica estaba sistematizada a través del SIABUC; las bibliotecas es-pecializadas en Ciencias Sociales y Humanidades, en Ciencias de la Salud y en Ciencias Agropecuarias disponían de los servicios que proporcionaban información bibliográfica a través de medios auto-matizados; el SIABUC fue adoptado por setenta instituciones en el país, y debido al interés de usuarios e instituciones federales como la SEP y el CONACyT, se trabajó en la segunda versión del sistema, que mejoró cuantitativa y cualitativamente a la primera versión.

El SIABUC ha servido para sistematizar básicamente el acer-vo bibliográfico. En tanto que las revistas científicas, que constitu-yen el apoyo fundamental para las tareas de investigación, han dado origen a un importante número de bases de datos, cuyas fichas he-merográficas se encuentran sistematizadas a través del modelo CDS/ISIS desarrollado por la UNESCO.

La Institución desarrolló bases de datos sobre 18 panoramas distintos: una que reúne y organiza el material documental produ-cido en torno a las campañas políticas de los presidentes de nuestro

Estudiantes de licenciatura.

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país; otra que presenta información histórica y geográfica de los vol-canes de México, en particular del Volcán de Colima; una más que recoge la información correspondiente a los expedientes de actas de la sección de justicia criminal del Archivo del Estado, entre el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX; una serie de bases de datos que registra información referente a las áreas de pedagogía y educación, economía, comunicación y periodismo, administración y contabili-dad, ciencias biomédicas a nivel nacional e internacional, jurispru-dencia, criminología y demás ramas afines al derecho, trabajo social, información relacionada con proyectos de investigación en ciencias básicas, comportamiento meteorológico para uso agropecuario, in-geniería civil; arquitectura y diseño; otras bases de datos sobre do-cumentos del estado de Colima que se han publicado; así como el registro de la información periodística publicada por la prensa local.

“La microfilmación, por su parte, como técnica de conser-vación de documentos que abarata costos de almacenamiento y ase-gura su existencia y disponibilidad, resultó complementaria de la computación, dado que a partir de la computadora identificamos la información y a través de los microfilmes disponemos del docu-mento fuente”, comenta Victórico Rodríguez.

En este sentido, las bases de datos nos remiten a los do-cumentos microfilmados, que alcanzan el importante volumen de 7,500 artículos escolares, 16 mil artículos científicos, los seis perió-dicos que se publican en la ciudad de Colima desde 1985 hasta el momento, el Periódico Oficial del Estado desde 1867 a la fecha, las actas de Cabildo del Ayuntamiento de Colima y el Diario Oficial de la Federación a partir de 1987.

El acervo de las seis bi-bliotecas especializadas de la Universidad de Colima cre-ció de cinco mil volúmenes en 1983 a sesenta mil. Aunque la carencia de recursos económi-cos ha inhibido la eficiencia en el programa de adquisiciones, puesto que un sesenta por cien-to del incremento bibliográfi-co obedece fundamentalmen-te a donaciones, que no siempre responden a los requerimientos reales de los docentes.

Los usuarios de SIABUC

Para 1988, 61 instituciones del país incorporaron el SIABUC a

Biblioteca universitaria.

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sus procesos de sistematización de información biblio-hemerográfi-ca y documental. En la lista de usuarios figuran universidades como la de Chiapas, San Luis Potosí —en la licenciatura de bibliotecolo-gía—, Morelos, Hidalgo, Sinaloa, Ciudad Juárez, Guadalajara —a través del Instituto de Bibliotecas—, Tlaxcala, la Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la del Sudeste, Nayarit, Querétaro, Sonora, La Paz, Colima, Ciudad Juárez, el Instituto de Investigaciones Eco-nómicas de la UNAM, el Oceanográfico, el Tecnológico de la Cons-trucción, el Nacional de Estadística, Geografía e Informática, el La-tinoamericano de Comunicación Educativa, el Nacional de Astro-física, Óptica y Electrónica o el Instituto La Salle; centros como el CINVESTAV, el interdisciplinario y Docencia en Educación Técni-ca, el Colegio de Michoacán, el CONACyT mexicano y su similar en Ecuador, el Archivo General de la Nación, Nacional Financiera, diversas Facultades de la UNAM, la Contaduría Mayor de Hacien-da de la Cámara de Diputados, el Colegio de la Frontera Norte, el Colegio Mexiquense, el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, el Nacional de Información y Documentación Tecno-lógica del IPN, y la Escuela Centroamericana de Ganadería en Cos-ta Rica.

Biblioteca de Ciencias.

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Consolidación de la investigación científicaFue en 1981 cuando se dieron los primeros pasos en firme para es-tablecer de manera formal grupos de investigación, al abrir plazas de tiempo completo para investigadores. Sin embargo, es hasta princi-pios de 1983 que se empieza a formar el primer grupo de investiga-dores, con personal calificado y verdadero interés en la investigación científica y el desarrollo tecnológico.

Según el doctor Justino Pineda Larios, en 1984 el rector Humberto Silva abrió el primero de los siete centros de investiga-ción que para un año después ya estaban funcionando de acuerdo a lo planeado, y que cubrían los espectros tradicionales de ciencias naturales y sociales.

La integración de la investigación científica y tecnológica con las demás tareas universitarias fue fundamental, y en cinco años de existencia de la Coordinación se fueron integrando cada vez con mayor coherencia, apoyándose mutuamente la docencia y la exten-sión de manera significativa.

En 1983 había cinco académicos dedicados a la investiga-ción en la Universidad de Colima. Para 1988 había 120. Y con el crecimiento del personal de investigación, también creció el perso-nal de apoyo. Los recursos financieros para el desarrollo de la inves-tigación procedían básicamente de dos tipos de fuente: la Univer-sidad de Colima, que aportaba el presupuesto ordinario y extraor-dinario, y las fuentes de financiamiento externo que aportaban los presupuestos específicos para apoyar la realización de los proyectos sometidos a su consideración.

Para la realización de proyectos específicos sometidos a la consideración de la SEP-SESIC, el CONACyT y en menor grado la Fundación J. Zevada, en el ámbito nacional, se obtuvieron apoyos económicos importantes. Algunas instituciones extranjeras, como la Agencia Internacional de Energía Atómica, la Universidad de las Naciones Unidas y el Centro Internacional de Física Teórica, tam-bién contribuyeron a la realización de algunos proyectos.

Pese a la difícil situación económica, para la Coordinación de Investigación se construyeron más de dos mil metros cuadrados de instalaciones en tres años. Además se concluyó un quinto edifi-cio. Se calcula que un ochenta por ciento de los apoyos económicos recibidos se destinaron a equipamiento.

La mayoría de los investigadores impartieron cursos regula-res tanto en licenciatura como en posgrado, y participaron en la di-rección de tesis en ambos niveles. El Centro Universitario de Inves-tigaciones Biomédicas participó fundamentalmente en el posgrado con especialidad en fisiología y farmacología.

En coordinación con otras instituciones y organizaciones científicas, se organizaron eventos como el Congreso Nacional en

Laboratorio de investigación científica.

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Ciencias Fisiológicas en 1983; la I Reunión Regional de Geofísi-ca en 1985; el Colegio Regional de Microprocesadores en 1986; el XXIX Congreso Nacional de Física en 1986, así como el I Encuentro Nacional de Divulgación de la Física; el Curso Internacional de Sis-temas de Producción 1988; la Reunión Nacional Anual de la Unión Geofísica Mexicana 1988, y la X Reunión Nacional de Evaluación y Prospectiva del Programa Nacional de Formación y Actualización de Profesores de Matemáticas.

Vale la pena destacar que algunos de los proyectos que se realizaron en los distintos centros de investigación fueron de carác-ter institucional, y se desarrollaron en colaboración con universida-des de la región.

Las líneas de investigación fueron, con respecto a las inves-tigaciones oceanológicas, la oceanografía química, oceanografía fí-sica, acuacultura y biología marina, en un total de cinco proyectos. En el área de ciencias básicas, tres líneas de investigación recibieron atención prioritaria: física del estado sólido, electrónica y matemá-tica educativa, con cuatro proyectos.

La fisiología, farmacología y salud pública constituyeron áreas fundamentales de la investigación biomédica, de la cual ema-naron 13 proyectos. El Centro Universitario de Investigaciones y Desarrollo Agropecuario atendió, principalmente, los sistemas de producción, la microbiología y la fruticultura, donde desarrolló seis proyectos.

La investigación en ingeniería se centró en la mecánica de suelos como única línea; se elaboraron cuatro trabajos. El Centro Universitario de Investigaciones Sociales realizó en esos años cinco trabajos, en programas de desarrollo regional y frentes culturales. Y por su parte, el Centro de Humanidades promovió cuatro proyectos sobre historia regional, historia norteamericana y lingüística.

El Ballet Folklórico de la UdeC: a la cabeza de la aportación artística universitariaLos 13 grupos artísticos formados en la administración rectoral de Humberto Silva Ochoa tienen un elevado nivel y han alcanzado el reconocimiento nacional por su calidad. La Compañía de Teatro (dirigida por Rafael Sandoval) participó en dos festivales interna-cionales, donde obtuvo seis premios en el Festival de Teatro del Si-glo de Oro, compitiendo con otros grupos universitarios y profe-sionales.

El Ballet Folklórico ha sido el que más reconocimientos ha obtenido a nivel internacional. Tres giras por Europa, presentacio-nes en Estados Unidos y Guatemala, y en los mejores escenarios de nuestro país coronaron el esfuerzo de los jóvenes universitarios coli-menses dirigidos por Rafael Zamarripa.

Ballet Folklórico.

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El Ballet Folklórico realizó una gira de tres meses por cinco países de Europa, patrocinada por los directores de ocho festivales afiliados al Consejo Internacional de Festivales Folklóricos.

Los bailarines colimenses trajeron para México la medalla de plata del único festival-concurso de la gira, celebrado en Angers, Francia, triunfando sobre 56 grupos artísticos de 35 países de todo el mundo.

Otros dos grupos que también son orgullo de los universi-tarios colimenses son el Coro de Cámara y los Niños Cantores, sin menospreciar la extraordinaria calidad de los grupos de Guitarras Populares, Flautas Barrocas, Jazz y Música Latinoamericana.

Ocho Festivales Colimenses de las Bellas ArtesEn 1980, durante el primer Festival Colimense de las Bellas Artes, Juan José Arreola escuchó emocionado la lectura de sus textos por parte de dos actores, en la Exhacienda de Nogueras. En este mismo año, el Ballet Folklórico de la Universidad de Colima debutó en el teatro de la Casa de la Cultura, sorprendiendo al público con su re-creación dancística Perro de fuego.

De entonces a la fecha, la Universidad de Colima ha sido anfitriona de los grupos artísticos más variados, de las disciplinas más diversas, pero siempre dentro de un rango de calidad de primer

Perro de fuego del Ballet Folklórico.

Grupo musical de la Universidad de Colima.

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orden. Y entre ellos han figurado, sin contraste alguno, los grupos artísticos de nuestra Casa de Estudios.

Los Festivales Colimenses de las Bellas Artes sirvieron como un escaparate donde las muestras más representativas de las artes es-cénicas, plásticas, musicales y literarias de nuestro país permitieron apreciar en su justa dimensión la calidad de los universitarios coli-menses, que complementan su formación profesional con el cultivo de una disciplina artística.

El aporte editorial universitario a la cultura colimenseUn ambicioso programa editorial, que la crisis económica frenó pero no detuvo, fue implementado por Humberto Silva Ochoa du-rante su rectorado. Más de 500 publicaciones de contenidos muy diversos contribuyeron a consolidar las tareas académicas, de inves-tigación y de difusión del conocimiento y el pensamiento universi-tario, a través de la utilización industrial de una infraestructura arte-sanal, y muchas en colaboración con otras instituciones mediante el recurso de la coedición; así, la Universidad de Colima se ha ganado a pulso un lugar dentro del círculo editorial universitario.

El incremento de las necesidades y de expresión de los uni-versitarios, y de los colimenses en general, hizo casi obligada la im-plementación de un programa editorial que diera cauce a las realiza-ciones de la creación literaria e intelectual de la comunidad. La po-lítica editorial, por lo tanto, está definida claramente en función de su situación de Universidad de Estado con orígenes populares. Se rescata y difunde predominantemente lo nuestro: nuestras tradicio-nes y expresiones; pero también la ciencia, la historia, las culturas populares, la literatura y el discurso institucional.

Textos para bachillerato y coedicionesUn programa editorial que alcanza en promedio la producción de una publicación a la semana, llega a su nivel óptimo de justificación al editarse, por primera vez en la historia de la Universidad de Co-lima, los libros de texto para los estudiantes de bachillerato. Elabo-rados por profesores universitarios, estos textos constituyeron la bi-bliografía adecuada a los planes y programas de materias del nivel medio superior. Fueron impresos 36 textos distintos, algunos de los cuales ya alcanzaron la tercera edición. Siendo adquiridos por la co-munidad estudiantil a su costo de producción.

El reconocimiento de otras instituciones, muchas de ellas universidades o centros de altos estudios, hacia la labor de la Uni-versidad de Colima, hizo posible la concertación de proyectos de coedición entre nuestra Casa de Estudios y entidades como la mis-ma UNAM, la UAM-Xochimilco, el Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos de la Embajada de Francia, el Colegio de Mi-

Revista del Programa Cultura (CUIS).

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choacán, la Fundación Buendía, A.C., el INAH, el INI, la Asocia-ción Mexicana de Investigado-res de la Comunicación (AMIC), el Consejo Nacional para la En-señanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC), el Ayuntamiento de Colima, Bancomer y la pres-tigiada editorial francesa Mas-son.

Figuran en este catálo-go de coediciones obras como el Manual de farmacología general y molecular, de Jaques Wepierre, traducido al español por Luis

Antonio Barragán Díaz Infante, en coedición con Masson; la Histo-ria agraria de Coquimatlán, de Hubert Cochet, en copatrocinio de CEMCE de la Embajada de Francia; el libro Cultura(s), de Jorge A. González, con la UAM-Xochimilco; Invitación a la Historia, de Ca-yetano Reyes García, con el Colegio de Michoacán; dos tomos de Crisis y comunicación en México, con el CONEICC; Televisión y des-nacionalización, con la AMIC; Los años de crisis de hace cien años de José Miguel Romero de Solís, una coedición de Bancomer, el Ayun-tamiento de Colima y la Universidad de Colima; Sistemas de pro-ducción en la estructura ejidal, en coordinación con el INCRA de Ho-landa, y 15 volúmenes de la colección La crítica literaria en Méxi-co, preparados para la UNAM y nuestra Universidad por los recono-cidos críticos Emmanuel Carballo, Evodio Escalante y José Emilio Pacheco. Además de Documentos históricos, para el XLVII aniversario de la Confederación de Trabajadores de México en Colima.

Memorias, reseñas, catálogos y semblanzasLas publicaciones, como apoyo docente, instrumentos de difusión de las actividades escolares y divulgación de conocimientos, suma-ron una larga lista de cuadernos y revistas: cinco números de la re-vista Estudios sobre las culturas contemporáneas, publicación del Pro-grama Cultura del Centro Universitario de Investigaciones Sociales, cuyo consejo editorial estaba formado por académicos de la comu-nicación, la sociología y la cultura, con gran prestigio internacional, tales como Graham Murdock de Inglaterra, Alberto Cirese de Ita-lia, Miquel de Moragas de España, José Marques de Melo de Brasil y Daniel Prieto Castillo de Ecuador.

Además cuatro números de la revista Centzontle de la Es-cuela de Letras y Comunicación; cinco cuadernos Ameyalli, publi-cados por la Dirección General de Culturas Populares; 33 Cuader-

Obras editadas por la Universidad de Colima.

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nos universitarios que han recogido documentos básicos de nuestra Institución, conferencias de temas diversos, ensayos, tesinas e infor-mes de resultados de investigación; ocho números de la revista ES-CIMAR, de la Escuela Superior de Ciencias Marinas; cinco de la re-vista jurídica Derecho, de la facultad más antigua de nuestra Univer-sidad; tres números de la revista de literatura Parota; cinco de la pu-blicación de la Facultad de Arquitectura, Palapa; nueve números de la revista de estudios filosóficos Studium; dos números de una revis-ta para la Vinculación con egresados; cinco más de Planea tu univer-sidad; otros tres números de la revista Mensaje de estudiantes de ba-chillerato, y Praxis educativa, editada por alumnos y maestros de la Facultad de Pedagogía.

De las conferencias, eventos académicos como simposios o mesas redondas, homenajes o exposiciones plásticas, la Universidad de Colima recogió el saber y la opinión, el arte y la expresión de sus ilustres visitantes en memorias y catálogos conmemorativos. Así pues, la comunidad universitaria ha documentado los grandes foros como el de la “Cultura popular y educación superior” o el “Los chi-canos: origen, presencia y destino”; el IV Coloquio Nacional sobre la Lengua Escrita; el Coloquio sobre la Automatización de las Biblio-tecas de México; las conferencias de Juan Rulfo sobre historia regio-nal de Pablo González Casanova, sobre las perspectivas de la investi-gación en América Latina, de Jesús Reyes Heroles sobre la Indepen-dencia de México. Los homenajes a Manuel Buendía, Fidel Veláz-quez, Miguel Alessio Robles, Rubén Bonifaz Nuño, Elías Nandino, Alí Chumacero o Rafael Carrillo Azpeitia; las mesas redondas sobre la prensa en México, en la que participó el extinto Manuel Buendía; sobre el pensamiento de Lázaro Cárdenas, o sobre la problemática de la productividad agropecuaria; las presentaciones de libros como Estación sin nombre de Griselda Alvarez; las exposiciones pictóricas, artesanales y fotográficas; diversos eventos institucionales como la Semana de Comunicación; las presentaciones del Ballet Folclórico de la Universidad de Colima en escenarios tan importantes como el Palacio de Bellas Artes; o la semblanza de colimenses ilustres como José S. Benítez, Francisco Velazco Curiel, Pablo Silva García, o uni-versitarios distinguidos como Gonzalo Villa Chávez o Gabriel Por-tillo del Toro.

Textos académicos y de creación literariaEl programa editorial universitario ha dado importancia a los avan-ces de investigación, realizados en nuestros centros de investigación científica, al editar siete textos sobre electrónica de altas frecuen-cias, historia poblacional, régimen de seguridad laboral, comuni-cación y sociedad, valores noticiosos, violencia social y democracia emergente.

El incremento de las necesidades y de expresión de los universitarios, y de los colimenses en general, hizo casi obligada la implementación de un programa editorial que diera cauce a las realizaciones de la creación literaria e intelectual de la comunidad. La política editorial, por lo tanto, está definida claramente en función de su situación de Universidad de Estado con orígenes populares. Se rescata y difunde predominantemente lo nuestro: nuestras tradiciones y expresiones; pero también la ciencia, la historia, las culturas populares, la literatura y el discurso institucional.

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También se cubrió la necesidad de órganos de comunica-ción e integración universitaria, como los 66 números de la revista Rectoría, los seis números de la Revista de la Universidad de Colima, 15 de Comunidad Universitaria, 11 números de Rotativa, 54 impor-tantes números de Vida académica, 16 de Voz universitaria, 10 nú-meros de Semana universitaria y otros tres de El Loro, revista depor-tiva. Todas estas publicaciones cumplieron en un momento deter-minado con los requerimientos para los que fueron planeadas.

La revisión del estante dedicado a textos académicos rea-lizados especialmente para cubrir áreas de interés en los distintos planteles educativos de nuestra Universidad, nos arroja títulos como Apuntes para la historia de la literatura mejicana [sic], del Dr. Mi-guel Galindo; Estudio de la fisionomía urbana de Comala, de Gabriel Gómez Azpeitia; los textos de lingüística de Antonio Flores Gali-cia, Historia de 50 años de magisterio, de Manuel Velasco Murguía, o los diversos planes institucionales de desarrollo y planes de estudio de escuelas y facultades, sin contar las publicaciones promociona-les para planteles educativos e instancias de vinculación social uni-versitaria.

La Universidad de Colima ha recogido el fruto de la crea-ción literaria y la reflexión intelectual sobre historia, vulcanología, educación y otras áreas de la ciencia, producidos en Colima, para in-tegrarlos a su programa editorial: textos de Griselda Álvarez, Fedro Guillén, Pita Amor, Isaac Matus, Rafael Mesina y Roberto Huer-ta Sanmiguel; ensayos de Manuel Velasco, Ernesto Terríquez, Jorge Piza, Jesús Galindo y Francisco Hernández.

El recuento de todas estas publicaciones de la Universidad de Colima suman más de 500 títulos, que son parte fundamental de las bibliotecas de muchos colimenses y de otros mexicanos y ex-tranjeros ilustres, que al visitar nuestra Casa de Estudios se han sor-prendido de que la Institución haya alcanzado, en tan pocos años, una cifra tan alta de documentos publicados, donde se refleja la cul-tura de nuestra estado y del país.

Premio Bellas Artes de Narrativa ColimaCiudades desiertas de José Agustín, o Éste era un gato… de Luis Ar-turo Ramos, son sólo algunos de los títulos que han sido premiados en el certamen latinoamericano Narrativa Colima para novela pu-blicada, que entregan cada año (desde 1980) la Universidad de Co-lima y el Instituto Nacional de Bellas Artes.

Plenamente reconocido, el Premio Bellas Artes de Narrati-va Colima constituye hoy en día uno de los laureles más codiciados por los escritores de habla hispana, por la seriedad con que se pro-cede para su designación.

Museo María Teresa Pomar.

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El Museo Universitario: un espacio para las culturas populares de la regiónEl Museo Nacional de la Máscara y la Danza Regional de las Artes Populares de Occidente abrió las puertas en 1981, con motivo de la celebración del Primer Foro Interamericano sobre Culturas Popula-res y Educación Superior. Las tareas que le fueron asignadas conjun-tamente por la Universidad de Colima y el Museo Nacional de Ar-tes e Industrias Populares del Instituto Nacional Indigenista (MU-NAIP) fueron la conservación, difusión, promoción y estudio del folclor y el patrimonio artístico popular de la región.

Adscrito, desde 1985, a la primera dependencia universita-ria en el país dedicada a servir de vínculo entre las culturas popula-res de su región y el quehacer de los universitarios, desde su concep-ción se pretendió que el Museo Universitario se constituyera en un centro de difusión hacia la comunidad y, a la vez, de consulta para todo aquel que se interesa en saber o profundizar el conocimiento de las culturas populares y, particularmente, del folclor y de las artes populares de la región. Así lo afirma Juan Carlos Reyes:

Por este motivo se consideró necesario que, además de las colecciones etnográficas, el museo contara con otras de tipo documental que funcionaran como bancos de in-formación: bibliotecas especializadas en antropología, arte y cultura popular; fototeca especializada en folclor y etnografía de Colima, y fototeca especializada en música folclórica en general y música de danza de Colima en particular.

Para diagnosticar la situación en la región, que por defini-ción al Museo le corresponde conocer: el folclor y las artesanías de Colima, el personal universitario desarrolló censos e investigaciones sobre danzas y pastorelas, artesanos, medicina tradicional, fiestas re-ligiosas y populares, etnohistoria de las lagunas de Cuyutlán, coli-motismos y toponimias del estado de Colima.

Los diversos eventos especiales, las promociones en grupos escolares, las exposiciones temporales e, incluso, la venta de artesa-nías de todo el país dentro de un museo atendido por personal ca-pacitado, motivó la visita de más de cuarenta mil personas en estos primeros años de existencia de la dependencia.

Eventos académicos de resonancia internacional tuvieron como sede al Museo de la Máscara y la Danza, entre ellos: dos Foros sobre Culturas Populares y Educación Superior, en 1981 y 1984, así como sendos simposios en el Foro Internacional “Los Chicanos: origen, presencia y destino”, en 1985 y 1987.

Concebido básicamente como un organismo de promoción y difusión, el Museo y la Dirección General de Cultura Populares, en el periodo rectoral de Humberto Silva, proyectaron la riqueza

Adscrito, desde 1985, a la primera dependencia universitaria en el país dedicada a servir de vínculo entre las culturas populares de su región y el quehacer de los universitarios, desde su concepción se pretendió que el Museo Universitario se constituyera en un centro de difusión hacia la comunidad y, a la vez, de consulta para todo aquel que se interesa en saber o profundizar el conocimiento de las culturas populares y, particularmente, del folclor y de las artes populares de la región.

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popular regional, nacional e internacional en exposiciones especia-les como La máscara mexicana: función y técnicas (1982), El arte en miniatura (1986), la Muestra de gráfica chicana (1987) o De tal palo tal astilla, artesanía en madera (1988). Exposiciones en otros espa-cios museográficos, como la Casa de la Cultura de Colima: El tex-til mexicano y el textil latinoamericano (1987) o Muñecas del mundo, del mismo año; en las instalaciones de la Feria Regional de Colima: Máscaras de Colima (1985), expuestas también en dos salas de Mé-rida, Yucatán, o El juguete tradicional de Feria (1988).

Dicha labor de divulgación siguió los caminos editoriales, a través de folletos, cuadernos de investigación, memorias y carteles promocionales; de la prensa escrita, a través de las columnas perio-dísticas Arte popular y ¿Dónde está la fiesta?, de la radio y la televi-sión local; y de la televisión nacional, a través de los programas Los artesanos hablan y El son del corazón, producidos por Imevisión, o del programa especial sobre las Salinas de Cuyutlán, producido por TV-UNAM, cuyo guion se basó en una investigación realizada por personal de la Universidad de Colima.

Radio UniversitariaNuestras producciones radiofónicas son el único caso en nuestro país en que una Universidad realiza labores de extensión en medios electrónicos con la participación directa de los estudiantes, logran-do productos de calidad profesional, y siendo transmitidos por emi-soras comerciales. Con este proyecto de radio universitaria, nuestra Casa de Estudios ha demostrado que es posible extender los benefi-cios de la cultura a través de un importante medio de penetración.

Una gran cantidad de producciones a lo largo del día abor-dan en sus contenidos las temáticas propias de la difusión universi-taria, cubriendo los panoramas sociocultural, histórico, turístico y deportivo; en formatos de programas de investigación, periodísti-cos, además de dramatizaciones y radioentrevistas.

La cultura escrita a bajo costo en la Galería UniversitariaEl quehacer académico y de divulgación del conocimiento univer-sitario no puede desarrollarse plenamente sin una librería, donde la comunidad estudiantil, el profesorado y el público colimense en ge-neral adquieran las publicaciones para sus estudios profesionales y su formación intelectual. Es por eso que hace algunos años la Universidad de Colima abrió las puertas de la Galería Universitaria de la ciudad de Colima, y un tiempo después, la de su similar en el puerto de Manzanillo.

Textos académicos, de literatura, sobre arte y cultura, discos y casetes, fueron ofrecidos a la comunidad universitaria a un cos-

Equipo “Loros”.

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to más bajo que en las librerías comerciales, con precios similares a los de la Ciudad de México, ya que fue política de la galería absor-ber los gastos de transportación, otorgar descuentos especiales a es-tudiantes y maestros.

La inflación de los primeros años, y la lentitud con la que se desplazaba la mercancía, así como el mínimo margen de ganancia, pusieron en serio peligro las finanzas de la galería.

Pero el esfuerzo de las autoridades universitarias y la res-puesta de una clientela creciente lograron sacar a flote este espacio de la cultura letrada en Colima, símbolo de una generación de uni-versitarios que combinaban su vocación profesional con una forma-ción humanística integral.

Con los Loros… a ganarLos loros, loritos y loritas, con camisetas verdes y amarillas, repre-sentantes universitarios que fueron un ejemplo de formación física e intelectual. En 1988, la Universidad de Colima cumplió 16 años de participar institucionalmente en torneos estatales.

Con los años, la comunidad universitaria ha ido ampliando su espacio de disciplinas deportivas a practicar. Y con la construc-ción de la monumental Unidad Deportiva Universitaria, las posibi-lidades de formación atlética han ido creciendo.

Ya sea en futbol, basquetbol, voleibol o béisbol, las posicio-nes logradas en torneos municipales y estatales fueron invariable-mente dentro de los tres primeros lugares, y en un alto porcenta-je se consiguieron campeonatos. Nuestros jugadores frecuentemen-te han sido llamados a integrar selecciones estatales, y se puede ase-gurar que en todas las delegaciones deportivas del estado participan nuestros atletas.

Nuestra Institución, en ese periodo, fue designada Sede del Campeonato Regional eliminatorio del Consejo Nacional de De-porte Estudiantil, con la participación de las Universidades de Ja-lisco, Guanajuato, Aguascalientes, Nayarit, Michoacán, Querétaro y Colima.

A nivel profesional, la Universidad de Colima cuenta con un representativo en la tercera División de la Federación Mexicana de Futbol (los Loros de segunda división se mantuvieron durante al-gunos años, pero dificultades económicas los obligaron a vender su franquicia). Sin embargo, apenas finalizada la temporada, nuestro representativo de tercera división profesional “A”, aunque obtuvo el subcampeonato y el derecho a estar en la 2a “B”, declinó la oferta por razones económicas y político-deportivas.

Además de los representativos en ligas y campeonatos exter-nos, la vida deportiva universitaria genera la participación de equi-pos escolares en campeonatos estatales universitarios. Y la inclusión

Curso de desarrollo social.

Eventos deportivos.

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curricular de las actividades cul-turales y deportivas en los pla-nes de estudio de educación me-dia superior-terminal y superior, aumenta la oferta de posibilida-des de acción deportiva estu-diantil. Sin contar los torneos que en forma menos exigente para los participantes organiza el SUTUC.

Durante la administra-ción de Humberto Silva Ochoa se hicieron esfuerzos fructíferos por integrar acciones opciona-les deportivas, las cuales se ma-nifestaron en tres clases: los cen-

tros de iniciación deportiva, establecidos en las cuatro regiones uni-versitarias para la promoción del atletismo, el basquetbol, futbol soccer, natación y voleibol; las ligas deportivas, y los equipos repre-sentativos estudiantiles.

Apoyo universitario al desarrollo socialEn la administración de Humberto Silva Ochoa se diseñó un mo-delo de vinculación con la sociedad, cuya ejecución corrió a cargo, en buena parte, de la Coordinación General de Apoyo al Desarro-llo Social, integrada por cinco áreas con funciones específicas para la realización de gestorías, consultorías, asesorías, orientación, ca-pacitación, adiestramiento, formación de clubes juveniles en múlti-ples disciplinas, así como la formación de cooperativas de produc-ción y consumo.

Centro Universitario de Educación ObreraSegún asienta Arnoldo Ochoa González —quien fuera diputado lo-cal y coordinador general de Apoyo al Desarrollo Social— la Uni-versidad de Colima, al crear este centro en 1982, se convirtió en la primera institución de educación superior en dedicar esfuerzos a la formación de los obreros sindicalizados.

En esos años se firmaron convenios de capacitación y aseso-ría con las principales centrales obreras del estado: la CTM-Colima, la COR-Tecomán, la CRT y la CROC. Además de signarse acuerdos con diversos gremios tales como el Sindicato de Trabajadores de la Radio y la Televisión, el de Trabajadores de Comercio, el Sindica-to Gastronómico, de Jimadores, Petroleros y el de Ferrocarrileros.

Estos convenios alcanzaron su mejor momento al firmar-se en 1985 la Constitución del Comité Obrero de Consulta Exter-

Baile universitario.

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na de la Universidad de Colima, a fin de coadyuvar a la formación de cuadros sindicales y facilitar el acceso a la educación y la cultura, procurando niveles más altos de bienestar.

Se realizaron un sinnúmero de asesorías jurídicas y conta-bles, trámites, conferencias de interés para el sector, acciones de apoyo a la economía familiar, un programa de educación sindical con una currícula de seis módulos e investigaciones sobre el movi-miento obrero en Colima.

Centro Universitario de Apoyo a la ProductividadA través de este centro, los estudiantes universitarios realizaban sus prácticas profesionales, mientras que los trabajadores y profesiona-les de las empresas encontraron en la Universidad un espacio de ca-pacitación y actualización. El CEUNAPRO gestionó también visitas de estudio a industrias y empresas en distintos estados de la Repú-blica.

Pero la función central del organismo radicaba en los con-venios de colaboración e intercambio de recursos humanos y ma-teriales, de capacitación y adiestramiento, con instituciones públi-cas y empresas privadas tales como Comercializadora Vermar, In-dustria Limonera de Tecomán, Ingenio Quesería, Central Termoe-léctrica de Manzanillo, el ISSSTE o la Procuraduría General de Jus-ticia, entre otros. Capacitación y asesorías.

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Centro de Capacitación, Adiestramiento y Asesoría TécnicaA partir de noviembre de 1985 este centro universitario enfocó sus actividades exclusivamente al área rural, llevando los beneficios de la capacitación y adiestramiento a las zonas más desprotegidas de la entidad, mediante cursos de relaciones humanas, planificación, electricidad doméstica, carnes frías y embutidos, granjas integra-das, procesamiento de leche, carpintería y muchos más, con lo que se ayudó a aliviar un poco la economía de las familias campesinas.

Vinculación con egresadosEn coordinación con la Federación de Egresados de la Universidad de Colima, la Dirección General de Vinculación con Egresados in-tegró comités municipales y asociaciones de egresados por carrera. El objetivo fue que tanto los comités como las asociaciones diseña-ran un plan de trabajo con actividades académicas, culturales y so-ciales.

Una de las preocupaciones fundamentales de la FEUC y la Dirección fue impulsar el deseo de titulación entre los egresados, lo que les facilitó la obtención de un trabajo mejor remunerado.

Trabajo Social La Dirección General de Trabajo Social realizó acciones que con-tribuyeron al bienestar físico, mental y social de nuestra comuni-dad universitaria y nuestro entorno, prestando servicio especializa-do en psicología, prevención, investigación, promoción de la cultu-ra y trabajo social.

Las actividades de esta dependencia sumaron un extraordi-nario listado de atención a casos, conferencias, cursos, estudios so-ciales, entrevistas, asesoría a comunidades, exposiciones, festivales artístico-culturales, investigaciones, campañas, integración de clu-bes juveniles y celebraciones de semanas culturales.

La autonomía: principal garantía de la legislación universitariaEl 15 de noviembre de 1980 el Gobierno del Estado promulgó la actual Ley Orgánica de la Universidad de Colima, en concordancia con la adición promovida por el Poder Ejecutivo Federal al artículo tercero de la Constitución de la República, que incorpora el precep-to de autonomía universitaria. La comunidad académica, que aspi-raba a actualizar las normas jurídicas fundamentales de esta Casa de Estudios, pudo así llevar adelante el proyecto de crecimiento insti-tucional, que conduciría a la Universidad de Colima a alcanzar un lugar por encima de la media nacional.

El proyecto de la nueva Universidad exigía de la

administración de Humberto Silva una reglamentación

adecuada para hacer posible su funcionamiento. El órgano

de información oficial en Rectoría, establecido en 1981,

fue creado para publicar los acuerdos tomados.

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La Ley Orgánica de 1962, histórico documento en el que se reconocía por primera vez en Colima el derecho al autogobier-no universitario, quedó de esta manera derogada. El proyecto de la nueva Universidad exigía de la administración de Humberto Sil-va una reglamentación adecuada para hacer posible su funciona-miento. El órgano de información oficial en Rectoría, establecido en 1981, fue creado para publicar los acuerdos tomados. A partir de esa fecha, la autoridad universitaria ha emitido disposiciones, al-gunas de las cuales ameritaron su ratificación por parte del Con-sejo Universitario, en cumplimiento con el artículo 29 de nuestra Ley Orgánica. Tales ordenamientos se referían a la creación de de-pendencias, bachilleratos, escuelas y facultades, centros e institutos; pero también de reglamentos, efemérides, títulos honoríficos y dis-tinciones, gratificaciones a pensionados y un estatuto para el per-sonal académico. Los acuerdos relativos a la descentralización de la Universidad consideran la institución de las preseas “Universidad de Colima”, “Pedro Torres Ortiz” y “José S. Benítez”, que reconocen la antigüedad de los trabajadores; el XXV Aniversario de la Escuela de Derecho en 1993, y el XXV Aniversario de la Autonomía Universi-taria en 1987; los que dieron nombre al Foro “Pablo Silva García”, a la Biblioteca “Francisco Velasco Curiel”; la creación de la Medalla al Mérito Universitario “General Lázaro Cárdenas del Río”; la prue-ba única para bachilleratos, el seguro de vida para estudiantes uni-versitarios y el grado de maestro emérito que se le otorgó a Miguel de la Madrid Hurtado, primer colimense en ocupar la presidencia de la República.

Plaza de la Autonomía UniversitariaPara celebrar el XXV Aniversario de la Autonomía de la Universidad de Colima, nuestra Casa de Estudios encargó al reconocido pin-tor Adolfo Mexiac el diseño y la elaboración de tres murales gigan-tescos, ejecutados a base de mosaicos de piedras policromas, en los cuales está plasmado el sentido histórico de la educación superior de nuestro estado. Los murales son el elemento principal de la Pla-za de la Autonomía Universitaria, que señala la esquina de la Uni-dad Deportiva.

Organización moderna y eficienteEl óptimo aprovechamiento de los recursos disponibles implicó re-mover una estructura tradicional y rígida que no se adaptaba a la dinámica de la nueva Universidad. Crear un orden administrativo, modular y flexible, que se caracteriza por la interacción, tanto hori-zontal como vertical de sus elementos: las instancias que realizaban las funciones sustantivas de la institución, es decir, docencia, inves-tigación, difusión y extensión; las que regulaban los servicios admi-

Prestar los servicios en el mismo lugar donde se producen las necesidades motivó una descentralización a través de cuatro delegaciones regionales, ubicadas en Manzanillo, Tecomán, Colima y Coquimatlán.

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nistrativos y las delegaciones regionales. La organización de la Uni-versidad de Colima quedó sustentada en un cuerpo de funcionarios que apoyaban directamente las actividades de la Rectoría, integrada por cinco directores generales y una contraloría.

Por otra parte, las áreas de Docencia, Investigación Científi-ca, Extensión Universitaria, Apoyo al Desarrollo Social, así como la Administrativa y Financiera, estaban a cargo de coordinaciones, de las cuales dependen direcciones generales y centros encargados de materias específicas en sus ámbitos respectivos.

Prestar los servicios en el mismo lugar donde se producen las necesidades motivó una descentralización a través de cuatro de-legaciones regionales, ubicadas en Manzanillo, Tecomán, Colima y Coquimatlán.

Campus universitarios

ColimaEl campus Colima, ubicado en la capital del estado, tiene un per-fil curricular orientado hacia la formación de recursos humanos ca-lificados en la prestación de los servicios y administración de em-presas públicas y privadas, en la preservación de la cultura regional, Campus Colima.

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en la organización social para el trabajo productivo, una Facul-tad que brinda siete alternati-vas para posgrado y una escuela con igual número de carreras en especialidades químico biológi-cas; a las ciencias biomédicas es-tán destinadas una Facultad y una Escuela, con siete maestrías y cinco licenciaturas. Para pos-grado e investigación hay cinco centros de estudios avanzados en las áreas de Ciencias Biomé-dicas, Ciencias Sociales, Cien-cias Básicas, Humanidades e In-vestigaciones en Ingeniería.

TecománEn el campus Tecomán se forman especialistas en ciencias agrope-cuarias, capaces de conducir y administrar el uso de implementos agrícolas, la utilización de tierra fértil y agua, las técnicas para am-pliar la cobertura de la nueva frontera agrícola, así como el aprove-chamiento y cuidado intensivo de ganado productor de carne y le-che, así como de recursos apibotánicos.

Campus Tecomán.

Campus Coquimatlán.

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Se ubican en este campus una Escuela que ofrece dos carre-ras en ciencias sociales, una Escuela y una Facultad en donde se im-parte una maestría, una especialidad y tres carreras de licenciatura en el área químico-biológica.

El Centro Universitario de Investigación y Desarrollo Agro-pecuario proporciona el soporte adecuado para la investigación y el posgrado.

CoquimatlánEl perfil del campus Coquimatlán, situado en lo que hace muchos años fue un ingenio azucarero, forma profesionistas del diseño, a quienes adaptan y aplican tecnologías utilizando técnicas adecua-das a la región, solucionan problemas concernientes a la agroindus-trialización de productos tropicales, a la organización de la peque-ña y mediana industria y a la organización y regularización del sue-lo urbano y rural.

El campus tiene tres Facultades que ofrecen tres opciones de posgrado y 12 licenciaturas, más una Escuela con seis licenciaturas dentro del área físico-matemática. Por otra parte, se inició la crea-ción de la estructura para el posgrado e investigación en el Centro Universitario de Investigaciones Metalúrgicas en formación.

ManzanilloEl campus Manzanillo está dedicado a formar personal para las áreas de ciencias del mar, específicamente capacitado en el mane-jo de tecnología mediana y pesada; uso, administración y organiza-ción de flotas pesqueras; conocimiento de técnicas de rastreos, son-deos y captura masiva de cardúmenes; gestión de financiamientos, impulso a pequeños inversionistas, administración de inversión y en transferencia internacional de capital.

La estructura para la do-cencia quedó integrada en el área de ciencias sociales por una Escuela que ofrece dos carreras; en químico-biológicas, por una Escuela que ofrece cuatro licen-ciaturas, y por una Escuela con tres opciones en el área de físico-matemática.

El Centro Universitario de Investigaciones Oceanológi-cas es la base para el desarrollo de la investigación y el apoyo de los estudios de posgrado.

Campus Manzanillo.

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Descentralización de las actividades universitariasLas principales líneas de acción con las que se puso en marcha la po-lítica de descentralización universitaria pueden resumirse en los si-guientes términos:• El fortalecimiento de los servicios operativos, delegando la fa-

cultad de llevar a cabo las inscripciones, revalidaciones, con-validaciones, trámites de titulación, distribución oportuna de las listas de asistencia por cada una de las materias, concentra-ción y captura de calificaciones, planes de estudio, boletas de calificaciones y constancias de exámenes extraordinarios y de recepción a los bachilleratos, escuelas y facultades.

• La agilización de los servicios de informática, estableciendo módulos regionales en cada una de las delegaciones, dando con ello mayor fluidez y confiabilidad a los datos correspondien-tes a la estadística escolar. La Universidad de Colima se defi-nió en vías de consolidar el Sistema Automatizado, a fin de re-convertir nuevos archivos, a través de la microfilmación de los expedientes y documentos escolares de alumnos y egresados.

• El perfeccionamiento de la administración de los recursos fi-nancieros confió a las delegaciones regionales la instrumen-tación de disposiciones, normas operativas y vigilancia de su cumplimiento. De esta manera, a ellas les corresponde el des-tino de los aranceles vigentes y, por tanto, les toca la recep-ción de los reportes de ingresos diarios, egresos y sus respec-tivas balanzas de comprobación; elaborar los cortes de caja y conciliaciones bancarias, consolidar la información financie-ra y contable, así como distribuir a los planteles y dependen-cias la nómina autorizada, las normas valoradas y las asigna-ciones presupuestales.

• La contraloría de las actividades que corresponden a las dele-gaciones regionales, los programas de asesoría con los proce-dimientos administrativos, y la revisión y verificación de los estados financieros. Las cuales se practicaban un mínimo de dos veces en los planteles de la jurisdicción, constatando en to-dos los casos la correcta aplicación en las áreas y partidas pre-supuestales autorizadas, con la supervisión de los documentos probatorios, cuidando que éstos cumplan los requisitos fisca-les que señala la ley en la materia.

• Finalmente, mediante la creación y perfeccionamiento del Sis-tema de Información Contable, Administrativa y Financiera, se automatizaron pólizas de ingresos y egresos, reportes men-suales de ejercicio presupuestal, la balanza de comprobación y listados de auxiliares, los cuales son capturados en cada una de las delegaciones para posteriormente hacer la consolida-ción general.

Marcha del primero de mayo.

119


Considerable avance en prestaciones laboralesDurante el rectorado de Humberto Silva Ochoa se obtuvieron mu-chas prestaciones laborales. Las constructivas relaciones con el Sin-dicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima (SU-TUC), que posee el contrato colectivo de trabajo, han repercutido en un aceptable nivel de las condiciones de retribución a los traba-jadores académicos, administrativos y de servicio, a pesar de la tre-menda crisis económica por la que ha pasado nuestro país en los úl-timo años. Entre las grandes conquistas laborales del SUTUC figu-ran:• El Fondo de Pensiones, integrado por las cuotas de los traba-

jadores (5%) y de la Universidad (2.5%) hasta mayo de 1988, fecha en que la Institución asumió la responsabilidad de cu-brir el total de este beneficio.

• El Fondo de Ahorro, promovido en 1980, que otorgaba un 25% de lo aportado por cada trabajador, se elevó al año si-guiente a un 100%.

• También ese año se incorporaron al Seguro Social todos los trabajadores universitarios, sin descuento de cuota alguna. Siendo que en 1979 sólo el 10% del personal gozaba de di-cho beneficio.

• La prima vacacional se otorgó a partir de 1981 para el bene-ficio de los trabajadores, que así se vieron beneficiados con el 25% sobre el valor de su periodo vacacional.

• Antes, el seguro de vida lo disfrutaba el 5% de los trabajadores, hasta que en 1984 se hizo extensivo a todos, mediante la apor-tación del 50% de cada parte, pero a partir de 1987 la Uni-versidad asumió la total responsabilidad sobre esta prestación.

• El Fondo de Retiro se programó a partir de 1984, integrán-dose con las contribuciones de ambas partes en un fideicomi-so, pero desde 1987 la Institución paga la suma de las mismas.

• El beneficio del INFONAVIT se otorgó a todos los trabajado-res a partir de 1984; un 10% de ellos había obtenido crédi-to para vivienda.

Entrega del Fondo de Ahorro a los trabajadores universitarios.

120


• La Prima de Exclusividad tuvo por objeto integrar un cuer-po de investigadores altamente calificados, con un 20% de so-bresueldo a partir de 1985, y que al final del periodo se elevó a un 40% para aquellos científicos que prestaran sus servicios únicamente en la Institución.

• El Año Sabático se instauró a partir de 1987 para el personal de investigación con cinco años de servicios; se otorga al be-neficiado una beca-sueldo durante un año, para que realice in-vestigación en otra institución educativa.

• El Fondo Social para Apoyo del Personal Pensionado se otorgó a partir de 1987 a través de un fideicomiso, con las aportacio-nes de los trabajadores y la Universidad. Desde mayo de 1988 únicamente se incrementó con la aportación institucional.

• Hay estímulos por antigüedad, consistentes en preseas e in-centivos económicos, desde mayo de 1981, para todo el perso-nal que cumple 15, 20 o 25 años de servicio. Independiente-mente del 10% de incremento por cada cinco años de labores.

• El importe por canasta básica que en 1984 se inició con mil quinientos pesos a profesores de tiempo completo y plazas ad-ministrativas, y a los docentes por horas en parte proporcio-nal, se pagaba al final del periodo a tres mil pesos.

• Desde 1984 también los deudos de un empleado fallecido re-cibieron dos meses de sueldo como ayuda para gastos.

• Mientras que el aguinaldo se incrementó desde 1981 a 40 días de salario, en lugar de los 30 anteriores.

• De las becas sueldo para realizar estudios de posgrado, 56 ca-tedráticos se beneficiaron. El 80% de los cuales laboraban en el área agropecuaria. Al final de la administración estudiaban posgrado 14 catedráticos.

• En una sesión del Consejo Universitario se aprobó la dismi-nución de 30 a 28 años de servicios a la Universidad, para po-der recibir, al retirarse los trabajadores, el 100% de su salario. Los trabajadores eficientes podrían continuar con su empleo en la Universidad, si así lo deseaban, y recibir un incremen-to adicional del 5% sobre su salario mensual por cada año de trabajo hasta alcanzar un 35% de sobresueldo.

• En tanto que los trabajadores de la Universidad de Colima que fueran pensionados por el Instituto Mexicano del Seguro So-cial, sin importar su antigüedad al servicio de la Universidad, recibirían mientras conservaran esa calidad, una gratificación mensual proporcional a sus años de servicio.

• Finalmente, los trabajadores mayores de 60 años de edad, pero con un mínimo de 10 años al servicio de la Institución, que desearan retirarse de la Universidad, tendrían derecho a recibir una gratificación mensual proporcional a sus años de servicio.

Durante el rectorado de Humberto Silva Ochoa se obtuvieron muchas prestaciones laborales. Las constructivas relaciones con el Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad de Colima (SUTUC), que posee el contrato colectivo de trabajo, han repercutido en un aceptable nivel de las condiciones de retribución a los trabajadores académicos, administrativos y de servicio, a pesar de la tremenda crisis económica por la que ha pasado nuestro país en los último años.

121


Crecimiento de la infraestructuraEl crecimiento de la infraestructura y los bienes patrimoniales de la Universidad de Colima de 1980 a 188 fue amplio.

En el campus Colima se construyó el muro de colindancia con la colonia oriental, se rehabilitó un pozo profundo y se adap-taron aulas, se reacondicionaron sanitarios, se construyeron y re-modelaron oficinas, estacionamientos, se construyeron cuatro ca-setas de vigilancia, la Biblioteca “Francisco Velasco Curiel”, y se re-modeló el edificio de Rectoría. Al tiempo que se supervisó la cons-trucción de diez edificios por parte de CAPFCE, destinados a aulas, oficinas administrativas centrales, talleres, laboratorios y cubículos para maestros.

En el campus Coquimatlán se reacondicionaron las anti-guas instalaciones del ingenio de San Rafael, en cuya primera fase se adaptaron aulas, talleres, oficinas y obra exterior. Las antiguas ofici-nas del ingenio se adaptaron para albergar centros de investigacio-nes. El campus universitario más reciente y también el de más rá-pido crecimiento ha sido dotado de una calzada de acceso, banque-tas, jardines, instalaciones hidráulicas y luminarias, desmonte y ni-velación para jardines y dos canchas de futbol. CAPFCE construyó once edificios para aulas, talleres, oficinas, pórticos, núcleos sanita-rios y laboratorios.

La manzana donde ahora se asienta el Instituto Universita-rio de Bellas Artes de Colima, que anteriormente fue el Hospital Ci-vil, y luego sede primaria de nuestra casa de estudios, fue escriturada a nombre de la Universidad de Colima, gracias a los convenios rea-lizados con SEDUE y el Gobierno del Estado. En su interior se re-modeló el viejo panóptico hospitalario para albergar al Museo de la Danza y la Máscara, se construyó el Foro “Pablo Silva García”, los talleres del Niño Universitario y el primer edificio de la FEC.

En el campus Tecomán CAPFCE construyó 18 edificios para aulas didácticas, aula audiovisual, dos bibliotecas, laboratorios, cen-tros de cómputo, talleres, oficinas, pórticos, cafetería e instalacio-nes sanitarias.

Similares construcciones se realizaron en el campus Manza-nillo y en el Bachillerato de Villa de Álvarez.

La construcción de la Unidad Deportiva en el Campus Co-lima es una obra ejemplar. Se desmontaron, limpiaron y nivelaron 12.8 hectáreas; se construyeron canchas de basquetbol, tenis, un campo de futbol, baños y vestidores, banquetas, casetas de vigilan-cia, andadores interiores, jardines y colectores de agua pluviales; se realizaron dos plazas de ingreso, un muro perimetral y las banque-tas exteriores.

Para celebrar el XXV Aniversario de la Autonomía

de la Universidad de Colima, nuestra Casa de Estudios

encargó al reconocido pintor Adolfo Mexiac el diseño y la elaboración de tres murales

gigantescos, ejecutados a base de mosaicos de piedras

policromas, en los cuales está plasmado el sentido histórico

de la educación superior de nuestro estado. Los murales son el elemento principal de

la Plaza de la Autonomía Universitaria, que señala la esquina de la Unidad

Deportiva.

122


Estudiantes y profesores universitarios.

123

Epílogo

Humberto Silva Ochoa nunca aspiró a ser un cacique de la Uni-versidad, ni a prolongar su influencia. “La prueba estuvo en

que yo respeté a Fernando Moreno, él lo llegó a reconocer en múl-tiples ocasiones. Jamás le pedí que nombrara a un funcionario. Fui absolutamente respetuoso de su responsabilidad.”

Durante el rectorado de Moreno Peña, Humberto Silva Ochoa estuvo viviendo cerca de seis años en la Ciudad de México, pues en ese entonces había sido invitado por Luis Donaldo Colo-sio Murrieta para incorporarse a su proyecto político en la dirigen-cia nacional del PRI. En esos días, la Fundación Colosio nació con el nombre de “Cambio XXI Fundación Mexicana”, el 28 de febrero de 1991, en el Salón de Uso Múltiple “Alfonso Reyes” del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, bajo la presidencia del Lic. Luis Donaldo Colosio Murrieta.

Esos años de trabajo y construcción de redes sociales le per-mitieron a Humberto Silva Ochoa cultivar una cercana amistad con Luis Donaldo, mientras participaba en la creación y posteriormen-te coordinación del Programa del CEN del PRI “Congreso Nacional

de Universitarios Mexicanos”, con la participación del profe-sor normalista Juan Mesina Ala-torre. Cuando el 26 de marzo de 1991, el presidente del CEN del PRI Luis Donaldo Colo-sio tomó protesta a Carlos de la Madrid como candidato a la gu-bernatura del estado, y expresó “La modernización y democra-tización es en serio”, Humber-to Silva Ochoa supo que nuevos retos le esperaban en la vida pú-blica.

Después fungió como asesor y compartió diversas res-

Toma de protesta de Carlos de la Madrid Virgen como candidato a la

gubernatura del estado de Colima. Diario de Colima,

11 de febrero de 1994.

124


ponsabilidades con los presidentes del CEN del PRI Genaro Borrego Estrada y Fernando Ortiz Arana. Cuando en noviembre de 1993, Colosio finalmente se lanzó como candidato del PRI a la presiden-cia de la República, Humberto Silva Ochoa supo que era tiempo de regresar a Colima y cumplir con su destino manifiesto.

Aquella mañana Cesáreo Morales y Juan Bustillos charlaban en los jardines del hotel Camino Real de la ciudad de Guadalajara, cuando los llamaron para la fotografía con el candidato. Cesáreo in-tentó apartarse pero lo contuvieron.

Llegó Colosio todo sonrisas. “¿Cómo estás?”, preguntó. Y luego, mirando a los dos perseguidos volvió a preguntar: “¿Sobrevi-viendo?” Luego se marchó a Colima.

Para entonces, algunos medios en Colima advertían que:

Dentro de su equipo de campaña, por cierto, figura al lado de Colosio Murrieta en materia de apoyo logís-tico Félix Flores, quien hace gala de su extracción porril y despotismo, porque fue dirigente de la Federación de Estudiantes de Guadalajara y se identifica a la perfección con los cartuchos quemados de la dirigencia universitaria colimense, ya que provoca fricciones que al candidato no convienen, con la prensa.1

Este clima de alusión pública esperaba a Humberto Silva y a Luis Donaldo Colosio, en Colima; sin embargo, era apenas el prin-cipio. La Universidad de Colima era la primera universidad pública que visitaba el candidato priísta a la presidencia de la Republica du-rante su campana político-electoral, y precisamente ante la comuni-dad universitaria colimense manifestó:

[…] tengo un profundo compromiso con la educa-ción de nuestro país; creo que es una palanca formidable y fundamental, con que cuenta nuestra sociedad mexicana, para su prosperidad material y para su avance humanístico.2

Ratificó su compromiso con una educación de calidad para México. Al reunirse con la comunidad universitaria colimense, Co-losio refrendó su “inquebrantable compromiso con la autonomía universitaria” y agrego que “el México al que todos aspiramos ne-cesita de un sistema nacional de educación superior más dinámico, bien integrado a lo largo y ancho del territorio nacional; equilibra-do en sus profesiones técnicas y, sobre todo, de excelente calidad en la educación pública y en la educación superior”.

Manifestó su compromiso con la universidad pública, seña-ló que gracias a ella los mexicanos contamos con una estructura ade-cuada y sostuvo: “Como candidato a la presidencia de la Republi-

1 Diario de Colima, jueves 10 de febrero de 1994.2 Diario de Colima, 11 de febrero de 1994.

Luis Donaldo Colosio Murrieta en la Universidad de Colima, el 10 de febrero de 1994. Colección Ecos de la Costa.

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ca seré un firme defensor de la universidad pública, que ha sido un sólido basamento de toda etapa de progreso a nuestro país”. Agrego en otra parte de su discurso que, “mejores universidades significan, en síntesis, un México mejor”.

Reiteró su respeto a la autonomía universitaria y agregó que educación superior de calidad quiere decir capacidad de investiga-ción que contribuye al avance del conocimiento y ofrece propues-tas útiles y realistas para el avance de nuestro país. También agregó:

[…] el desarrollo del país, en lo sucesivo, va a deman-dar cada día más profesionistas, pero que estén preparados para la competencia que viene; que estén preparados con una educación de calidad; por eso es que ha contraído un compromiso de primer orden —de llegar a la presidencia de la República— con la educación superior y con la uni-versidad pública.3

El asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta (1950-1994), candidato a la presidencia de la República por el Partido Revolucio-nario Institucional, ocurriría el miércoles 23 de marzo de 1994, des-pués de ser herido mortalmente tras presidir un mitin en la colonia Lomas Taurinas de Tijuana, por Mario Aburto Martínez.

3 Ibídem.

Humberto Silva Ochoa acompañando a Luis Donaldo

Colosio Murrieta, candidato del PRI a la presidencia de la República,

durante su visita a la Universidad de Colima. Colección Ecos de la Costa.

126


•

Humberto Silva Ochoa cumplió una larga vida de estudio, lucha y trabajo y ha recibido el aprecio y el homenaje de todas las fuerzas políticas del estado de Colima. Fue quizá el miembro más represen-tativo de una generación virtuosa de universitarios que ha tenido la Universidad de Colima y que entendieron la importancia históri-ca del momento en que dirigían el destino de nuestra Alma Máter.

Se requiere de mucha fuerza, disciplina y entereza para que un político cumpla con una función y un objetivo específico sin cambiar por las presiones de la prensa o por lo que otros políticos piensan de él. De hecho, es una característica típica del político el cambiar de postura cuando vienen vientos encontrados para tratar de sobrevivir, pero quien se mantiene en la postura para cumplir la meta es el hombre de Estado.

Humberto Silva Ochoa fue un universitario de cepa, que ja-más traicionó a la Universidad y eso le sirvió para refundarla. Como todos los reformistas más eficaces provenía del sistema. Por lo mis-mo, fue un hombre objeto de desconfianza de todos los actores po-líticos de la época; los revolucionarios lo veían como un populista y los de izquierda como un hombre del régimen. El único apoyo in-condicional que tuvo fue el de la Federación de Estudiantes Coli-menses, que fundó en 1955.

El final de su carrera política, después del golpe al Estado re-volucionario, donde cayó Luis Donaldo Colosio, dice mucho sobre su integridad, entereza y la fortaleza de su investidura; porque se re-tiró con todo el prestigio que le dispensa el pueblo de Colima, al se-pararse de sus compañeros del régimen universitario y de la demo-cracia universitaria que forjaran.

Con la misma integridad con la que se condujo, Humber-to Silva Ochoa entendió que era tiempo del retiro, de alejarse de la escena pública en un momento que le aseguraba el prestigio de los estadistas.

En eso nos recuerda a Winston Churchill, quien después de los servicios prestados a su país fue derrotado electoralmente, enten-diendo que la gloria de los hombres de Estado está reservada para el momento de su muerte.

Humberto Silva Ochoa fue quizá el miembro más representativo de una generación virtuosa de universitarios que ha tenido la Universidad de Colima y que entendieron la importancia histórica del momento en que dirigían el destino de nuestra Alma Máter.

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Anexos

I

Discurso pronunciado por Humberto Silva Ochoa, Rector de la Universidad de Colima, en la inauguración de la reunión de Anuies 14 de octubre de 1986

Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos,Lic. Miguel de la Madrid HurtadoSecretario de Educación Pública,Lic. Miguel Gonzalez AvelarGobernador Constitucional del Estado de Colima,Lic. Elías Zamora VerduzcoRectores y Directores de Centros de Enseñanza SuperiorSeñores invitados

El país vive circunstancias que hacen urgente reorga-

nizar la tarea educativa. Por su magnitud y diversidad, los as-pectos fundamentales de la edu-cación superior en México re-quieren un examen sereno y ex-haustivo, para llegar a solucio-nes viables y adecuadas. La re-unión que hoy da principio, es una extraordinaria ocasión de intercambiar puntos de vista al respecto.

Crecimiento de la educa-ción superior, recursos huma-nos, recursos económicos y pla-

neación y coordinación, son te-mas propuestos para discutirse en este ámbito, a partir del do-cumento de trabajo presentado por la Coordinación Nacional para la Planeación de la Educa-ción Superior. Sin duda hay va-riadas e interesantes reflexiones, que serán expuestas por los par-ticipantes, de acuerdo a sus rea-lidades inmediatas. Así, los plan-teamientos iniciales se enrique-cerán y habrá criterios más pre-cisos.

Desarrollo desequilibrado, matriculación excesiva en carre-

ras tradicionales, con el conse-cuente deterioro en los servicios educativos, inadecuada prepara-ción de recursos humanos, de-terioro de la situación financie-ra de las instituciones de edu-cación superior, falta de reali-zación efectiva de la planeación nacional de educación superior, aunque exista adhesión formal. He aquí algunos rasgos perti-nentes de la problemática a ana-lizar.

Cada región, cada estado, requieren satisfacer necesidades específicas, de acuerdo a realida-des concretas. Pero el hecho de atender situaciones particulares, no significa aislarse y actuar fue-ra de contexto. Por el contrario, cualquier acción debe contem-plar el sistema educativo nacio-nal en su conjunto.

Existe una finalidad común a todas las instituciones públi-cas de enseñanza superior: ser-vir a los sectores mayoritarios del pueblo. Esto significa conju-gar cantidad y calidad, implica aprovechamiento óptimo de los medios a nuestro alcance.

El centralismo es otra ré-mora que debe ser excluida del trato entre instituciones, y del que se establece entre éstas y los organismos responsables de re-gular el sistema educativo. Ha-blar de centralización incluye elementos fundamentalmente humanos.

Es inaplazable la descentra-lización de recursos humanos al-tamente calificados en la inves-tigación y en la docencia, como urge considerar el crecimiento

128


de la población escolar en forma conjunta, tratando de evitar sa-turaciones.

No perdemos de vista que cualquier proposición referente a la enseñanza superior, involu-cra el régimen de autonomía del cual gozan casi todas las univer-sidades del país. En efecto, ser autónomas, da a las institucio-nes el derecho de planear y pro-gramar sus actividades de ense-ñanza, investigación, extensión y administración. Si en el ejer-cicio de esta facultad, conferi-da por el Estado, ha habido dis-persiones, deben buscarse fór-mulas, que sin menoscabo de la misma, permitan metodizar y dar coherencia a los proyectos.

Nosotros sustentamos la te-sis de que la autonomía no debe implicar aislamiento, ni una sis-temática posición frontal ante el Estado. Sin renunciar a su esencia crítica, las universida-des pueden concurrir a una la-bor concertada, que sirva efecti-vamente para resolver las necesi-dades del pueblo y llenar las ex-pectativas nacionales.

Por constancia propia sa-bemos que la cooperación entre Estado y Universidad trae inne-gables beneficios a la sociedad en general, mientras que el di-vorcio entre ambos provoca pa-rálisis de la voluntad construc-tiva. Es imprescindible conjun-tar esfuerzos, teniendo como base un trato de respeto recípro-co. Es pertinente examinar a la luz de las condiciones actuales, la relación entre poder público y universidades; no funcionan es-

quemas simplistas, que dan por hecho inevitable la beligerancia entre gobierno y academia.

La autonomía de las uni-versidades públicas no podrá ser vulnerada, en tanto que dentro de ellas prevalezca la libre discu-sión de las ideas, y en la medi-da en que cualquier cambio que en ellas se genere sea producto del consenso de sus comunida-des, sin perder de vista la situa-ción general de la sociedad y del sistema educativo del país.

Tiene la educación superior de México una incalculable he-rencia humanística que debe ser aprovechada. Así se dará senti-do, solidez y coherencia a la or-ganización de la cultura nacio-nal y podrá haber un sistema de principios y acciones bien esco-gidos y armonizados con el con-texto social: teoría y práctica, humanismo y técnica, acade-mia y entorno social, no son or-bes inconexos, forman un todo continuo y mutuamente se en-riquecen.

No pueden existir ya uni-versidades donde persistan fór-mulas vencidas por el tiempo; tal aserto se confirma con nues-tra experiencia cotidiana.

Sin omitir las aportaciones que la historia ofrece, debemos buscar soluciones nuevas. Es el momento de atacar el nudo de nuestros problemas educativos, aun de solventar los requeri-mientos del país.

Sólo con la consolidación de un sistema de enseñanza po-pular de excelencia, podrá avan-zar México hacia su indepen-

dencia científica y tecnológica, y tener un instrumento operan-te en la defensa de su soberanía.

El sistema nacional de edu-cación es joven, respecto a países de más añejo historial académi-co. Hace poco más de cincuen-ta años era un sueño la creación de polos de desarrollo educati-vo, concebidos en su conjun-to; las escuelas de altos estudios eran escasas e incomunicadas entre sí.

Gracias a los cambios revo-lucionarios habidos en el país, puede hablarse actualmente de llevar adelante una revolución educativa. La existencia de uni-versidades públicas en todos los estados de la Federación, son testimonios inequívocos de los avances obtenidos. Los asuntos a discutir ahora son inherentes al crecimiento, no a la ausencia de opciones en la enseñanza.

Señor presidente de la Re-pública, secretario de Educación Pública, señores rectores y direc-tores de institutos, señores invi-tados, llegan a Colima, un esta-do que trabaja con ahínco por su futuro, en donde la Univer-sidad se ha sumado al esfuerzo colectivo, tratando de contri-buir al bienestar de la mayoría, por medio de su concurso en las acciones de las fuerzas que bus-can el progreso social de la enti-dad y del país.

La nuestra es una institu-ción de Estado, nacida al final del sexenio del presidente Lá-zaro Cárdenas, que procede en congruencia con su origen revo-lucionario.

129


Es justo reconocer, ante el presidente de la República y los señores rectores aquí presentes, el invariable respeto a la auto-nomía de nuestra Casa de Estu-dios por parte del Gobierno del Estado, con el cual mantenemos relaciones de mutua compren-sión, y con plena conciencia del lugar que ocupamos en el cuer-po social, sin intentar desbordar el ámbito correspondiente al co-metido que nos toca cumplir. El diálogo abierto y libre, estable-cido por el gobernador Elías Za-mora Verduzco con los universi-tarios le ha servido para demos-trar su simpatía hacia la comu-nidad académica, a la que ha dado apoyo moral y material sin reticencias.

Como rector de esta Insti-tución se me ha conferido el ho-nor de dar a ustedes la bienve-nida a la XXII Reunión Ordina-ria de la Asamblea General de la Asociación Nacional de Univer-sidades e Institutos de Enseñan-za Superior, que da principio este día, en la capital del esta-do, y que habrá de continuar en el puerto de Manzanillo. Saludo

la presencia de todos, y expreso, a nombre de la comunidad aca-démica colimense, una especial satisfacción por la presencia del presidente de la República, Lic. Miguel de la Madrid Hurtado, distinguido colimense, a quien también manifiesto nuestra soli-daridad, por su resuelta lucha en favor de la paz y el respeto a la autodeterminación de los pue-blos. Su empeño permanente en defensa de la soberanía nacio-nal es ejemplo ineludible de pa-triotismo para todos los mexica-nos, porque recoge la mejor tra-dición de quienes en el transcur-so de nuestro proceso histórico han enfrentado firmemente las amenazas de la fuerza con las ar-mas del derecho y la razón.

En foros internacionales ha expuesto claramente la posición de México, contraria al estable-cimiento de esferas de influen-cia, opuesta a ubicar los proble-mas internacionales en el marco de la confrontación Este-Oeste. Ha hecho oír la voz de los países deudores ante la voracidad de sus acreedores en la Asamblea General de la ONU.

La campaña dentro del Grupo de los Seis por la desnu-clearización y la paz; el apoyo al Grupo Contadora, por una so-lución política en Centroaméri-ca, son aportaciones igualmen-te valiosas de la política exterior mexicana, que todos debemos respaldar, al margen de cual-quier partidismo.

Las presiones brutales pro-cedentes de los grandes centros de poder, político y económico, son afrontadas con entereza por el presidente De la Madrid; los universitarios debemos acompa-ñarlo solidariamente en este em-peño.

Quiero concluir haciendo votos porque de esta reunión salgan conclusiones y acuerdos que posibiliten soluciones a los problemas de la educación su-perior del país.

Ojalá que encuentren el ambiente de trabajo idóneo para ello, así lo deseamos since-ramente los universitarios coli-menses.

Una vez más bienvenidos a ésta su casa, que es el estado de Colima.

130


II

La autonomía universitaria, principio rector de la política de la Universidad de Colima1

Maestra Griselda Álvarez Ponce de León,Gobernadora electa del estado de ColimaHonorable Consejo UniversitarioExpresidentes de la Federación de Estudiantes ColimensesSeñores invitados especiales, compañeros universitarios:

1 Discurso pronunciado por el rector Humberto Silva Ochoa en la toma de protesta del Comité Directivo de la FEC, el 17 de octubre de 1979. Ecos de la Costa, Colima, Col. sábado 20 de octubre de 1979, año LI, época V, núm. 4,487.

Nos complace de sobrema-nera constatar en este acto

que organiza la máxima repre-sentación estudiantil de la enti-dad, al recibir la cordial invita-ción de la maestra Griselda Ál-varez Ponce de León, a quien el día de hoy el Honorable Con-sejo Universitario refrendó su simpatía y solidaridad.

Recibimos también con el mayor beneplácito el saludo de los señores diputados y de los exdirigentes estudiantiles del país que con su presencia es-timulan el acontecer de la co-munidad universitaria colimen-se. Gracias anticipadas maestra Griselda Álvarez Ponce de León; gracias, señores diputados; bien-venidos a ésta su casa compañe-ros estudiantes.

La Universidad, en sus dife-rentes expresiones, es y se deja sentir en varias partes del país y del mundo, un gran centro de inquietud. El problema que vie-ne preocupando a los universi-tarios de Colima y de México es la autonomía; la autonomía que debe ejercerse en universidades

si es que han de llevar tal nom-bre. Autonomía a la que en mu-chas ocasiones y quizá con cri-terios torcidos, se dan encon-tradas interpretaciones. En es-tos días, el pueblo de México es testigo de un acontecimiento de gran trascendencia: la inicia-tiva del Ejecutivo Federal para modificar y adicionar al texto del artículo tercero constitucio-nal el precepto de la autonomía universitaria y elevarla por con-secuencia al rango constitucio-nal.

El jefe del Poder Ejecutivo Federal asienta en la exposición de motivos de la citada iniciati-va que: “La autonomía universi-taria es una institución que hoy es familiar a la nación mexica-na. Es compromiso permanen-te del Estado respetar irrestric-tamente la autonomía para que las instituciones de cultura su-perior se organicen, administren y funcionen libremente, y sean sustento de las libertades, jamás como fórmula de enfeudamien-to que implique un derecho te-rritorial por encima de las fa-

cultades primigenias del Esta-do. Fortalecer estas instituciones arraigadas y obligadas con la co-lectividad nacional e indepen-diente entre sí es requisito indis-pensable para el cumplimiento de su objetivo. Las universida-des e instituciones de nivel su-perior que derivan su autono-mía de la ley, deberán responsa-bilizarse ante el Estado del cum-plimiento de sus planes, progra-mas, métodos de trabajo y de que sus recursos han sido desti-nados a sus fines. La Universi-dad se consolidará de esta ma-nera idóneamente para formar individuos que contribuyan al desarrollo del país”.

Los universitarios de Coli-ma escuchamos hoy, de labios de la maestra Griselda Álvarez Ponce de León, que esta aspira-ción anhelada por lo más autén-tico de nuestra esencia, tendrá la simpatía y el apoyo para elevar el rango constitucional aquí en Colima el precepto de la auto-nomía.

De esta manera el gobier-no de Griselda Álvarez se apres-ta a sellar un compromiso his-tórico cuyas bases quedarán sen-tadas el 29 de mayo en ocasión de la honorable visita al campus universitario. Con esta disposi-ción, Colima dejará de ser en la exclusiva área a que nos estamos refiriendo, una entidad aislada o discriminada injustamente.

Los universitarios colimen-ses, maestra, sabemos aceptar este histórico legado que la colo-cará en el digno sitio al que ha-brán de mirar y recurrir las ge-neraciones por venir.

131


En la Universidad de Coli-ma entendemos que Universi-dad y Estado son expresiones de una sola y única sociedad. Ins-tituciones que cumplen diver-sas, pero no opuestas funcio-nes dentro de la sociedad de la que son parte. Y en estas funcio-nes la autonomía plena es a la Universidad lo que es el poder al Estado. Dos formas de auto-ridad en la sociedad que los ori-gina. Autoridad académica para formar ciudadanos, y autoridad para mantener el orden social en el que han de actuar estos ciuda-danos. Corona este binomio: la sociedad, como un todo, enca-minado a sus propios fines, que son también de la Universidad y el Estado. Una sociedad, abier-ta a todas las posibilidades sin excluyentes. Y es, precisamente en la alta cultura, en las univer-sidades, donde estas posibilida-des se hacen empresas. Cultura es toma de conciencia que una sociedad, un pueblo hacen de sí mismos; una conciencia abierta a todos los vientos de la acción humana para iniciar y realizar la propia.

Y esta toma de conciencia sólo es posible si se cuenta con un máximo de libertad, la que la autonomía garantiza a las uni-versidades. No libertad para ac-tuar, que la acción ya es función política que traspasa los linderos de la Universidad, sino libertad para conocer, comparar y elegir lo que mejor puede convenir en la marcha de un pueblo, una so-ciedad o una nación. Libertad para que nada de lo humano sea

ajeno a los hombres que forman una determinada comunidad; pero al mismo tiempo, libertad para elegir los cambios que con-vienen a la sociedad.

Para que esto sea posible se necesita la libertad que garan-tiza a las universidades la auto-nomía. No la autonomía como poder dentro de otro poder, en-frentándolo para desplazarlo; sino autonomía como expresión de la libertad de conciencia de que deben gozar los miembros de todas las universidades para conocer de las experiencias de otros hombres, sus posibilida-des y fracasos, y poder, de esta manera, ampliar unas y limi-tar otras. Libertad, no para anu-lar la propia sociedad sino para dar a la misma conciencia y los instrumentos de su transforma-ción.

Entendemos aquí, que la Universidad no es un simple centro de adiestramiento, de instrucción, sino de formación, de educación. Aquí deben for-marse, no servidores de la so-ciedad, no simples instrumen-tos, deben formarse además los individuos que hacen de ella lo que es y lo que puede llegar a ser. Pronto el Congreso Federal habrá de dar una nueva lección de patriotismo. Estaremos aten-tos de velar porque los instru-mentos que se pongan a nues-tro alcance, sólo se usen para ennoblecer los sagrados princi-pios emanados de la sociedad de la que formamos parte: libertad y autonomía y, en el justo me-dio, aprender de nuestros mayo-

res que asimilar y no destruir es la premisa.

En la asimilación hay cam-bio, asimilación implica trans-formación. Por ello es natural que sea en las universidades de donde surjan vientos nuevos; vientos que han de ser asimila-dos por las sociedades que ha-cen posible estas instituciones. Vientos renovadores que sólo pueden transformar en tormen-tas la negativa a que circulen, es-timulen y regresen lo creado.

Por ello, la Universidad en su autonomía es y será la mejor expresión de lo que hace posible la convivencia social.

Qué bueno que en este con-greso, que culmina esta tarde, se hayan analizado, con ejemplar actitud, asuntos como el que en mi calidad de representante de esta gran comunidad he se-ñalado. Habremos de replantear cada uno de los asuntos que han configurado esta agenda, por-que afortunadamente luchamos por los mismos principios y en-tendemos la problemática con singular conciencia.

Entre tanto, jóvenes de la Federación de Estudiantes Co-limenses, aprestémonos a for-talecer la organización y a lu-char para que alcancen su meta las inquietudes que ha genera-do a lo largo de casi veinticin-co años la palestra de esta orga-nización que día a día perfeccio-na sus procedimientos y se con-vierte en viva lección para la ju-ventud de Colima.

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III

Llamamiento1

A la asociación de catedráticos y empleados de la Universidad de ColimaA la comunidad universitaria

1 Humberto Silva Ochoa. Llamamiento. Cuadernos Universitarios, Serie discursos. Universidad de Colima, 1980.

Producto de un gobierno re-volucionario, la Universi-

dad de Colima delineó su pro-pio desenvolvimiento y estable-ció las posibilidades para la reali-zación cabal de la juventud de la región. A través de su historia la vida académica de esta Casa de Estudios se ha ido fortaleciendo poco a poco y a últimas fechas, ha acelerado su desarrollo, de suerte que actualmente cuenta con 19 planteles de bachillera-tos, 27 carreras a nivel licencia-tura y un posgrado, una escue-la técnica y un centro de exten-sión universitario. Esto significa que su organización, en lo gene-ral, ha adquirido cierta comple-jidad.

La problemática contem-plada en el pasado, afortunada-mente se ha superado, quedan-do como sedimento la notable solidificación de la unanimidad en que concurren los trabajado-res, los estudiantes y los direc-tivos. La atmósfera de concor-dia y de responsabilidad alenta-da por el gobierno estatal, se ha traducido en un clima de traba-jo sistemático y organizado más acorde con las necesidades del medio en que se desenvuelve la Institución.

Todos conocen los capítu-los que durante cuarenta años se han escrito sobre la institución. Saben de los obstáculos que hubo que salvar para proyectar su imagen de su auténtica casa de cultura superior en el estado.

Surgidos de las filas de la Federación de Estudiantes Coli-menses, de unos años a la fecha, los actuales dirigentes de la Uni-versidad afrontamos nuestra res-ponsabilidad de jóvenes y deci-dimos establecer el marco de la definición de los objetivos y la nueva estructura que demanda-ba la sociedad.

Avalado en los supremos intereses de la institución, por los que siempre hemos velado y considerado que la posición de rector no se contrapone a los al-tos intereses de los sectores es-tudiantil y laboral, muy por el contrario los asimilo y traduzco en bien del sentido comunitario que nos distingue, me dirijo en esta ocasión a los trabajadores docentes, administrativos y de servicio agrupados en la Asocia-ción de Catedráticos y Emplea-dos, para instarlos a reflexionar sobre el actual momento que vive la Universidad de Colima

y las responsabilidades comple-jas que derivan de su estructura.

Nuevas perspectivasLas actuales circunstancias posi-bilitan la redefinición de los ob-jetivos; la precisión de las polí-ticas académicas y la connota-ción de los intereses de la clase trabajadora; esto invita a instru-mentar mecanismos de mayor operatividad en el orden labo-ral, técnico, administrativo y so-cial, encaminados a la búsqueda de situaciones óptimas que rea-firmen el equilibrio y la unidad entre los sectores que integran la comunidad universitaria.

Por lo anterior me permi-to hacer las siguientes conside-raciones, convencido de que son mandato de la Institución de la que los trabajadores forman parte.

En principio declaro mo-destamente que ésta como otras universidades, en el pasado im-provisó en múltiples discipli-nas; a cambio de eso, se ha exi-gido después al producto de esas improvisaciones en las últimas excelencias que sólo da en los hombres como en los frutos, la madurez.

Ni improvisaciones ni egoísmosEs necesario admitir que la Uni-versidad de Colima alberga a las escuelas de más alto rango, lo cual constituye una tónica de nuestra cultura y medida del de-sarrollo general del estado. En sus cuarenta años advierte un acelerado esfuerzo de sus com-ponentes. Este desarrollo obe-

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dece a circunstancias, personas, proyectos, recursos y necesida-des que se articulan paulatina-mente en un plan de acción de la vida comunitaria caracteriza-da por trabajos culturales, artís-ticos y deportivos de relevancia.

Contrariamente a lo que acontece en otras instituciones, la nuestra se coloca en un plano superior a los egoísmos estériles de los grupos. El pueblo de Co-lima no ha perdido la fe en sus instituciones. La Universidad está obligada a no defraudar-lo. Para ello será menester cul-tivar en él todas las aptitudes de la fraternidad social, sin fomen-tar las pasiones que engendra el resentimiento.

El marco de inestabilidad distintivo del pasado obedecía a la razón histórica, y condiciones sociales, económicas y políticas muy particulares que justifica-ban plenamente la exaltación y la defensa decidida de la auto-nomía.

Preocupaciones prioritariasResulta sano por tanto, preocu-parnos por comprender que la forma más torpe de demostrar la energía es la de negar y la de destruir.

Nada hay que deteriore tan-to la imagen de las universida-des como su ausencia de respon-sabilidad para afrontar los gran-des retos que demanda la cien-cia y técnica pedagógicas mo-dernas; para hacer que el proce-so enseñanza-aprendizaje cons-tituya un motivo de integración de la personalidad de los jóvenes y no de afianzamiento o boni-

ficación de los hábitos, costum-bres e influencias nocivas diver-sas. Todos tenemos el compro-miso de proyectar una univer-sidad para evitar las improvisa-ciones; nuestra esperanza radi-ca en que todos contribuyamos ampliando los horizontes cultu-rales.

El actual panorama del país en lo general y del Estado en particular, no nos ha reservado un papel de choque sino de pre-paración, trabajo y producción. A esa responsabilidad todos so-mos llamados.

Por sobre todo, el trabajadorEstamos creando ciertamente nuevas escuelas, pero pensamos que la mejor construcción que nos espera y demanda el pueblo de Colima es el maestro.

El trabajador universitario debe ser una fuerza de homoge-neidad y no un fermento de di-visión. Para que cumpla mejor su cometido, los directivos pro-curaremos no sólo perfeccionar su preparación merced a los cur-sos específicos, sino facilitándo-les otras prestaciones en ese or-den. La comunidad que repre-sento y en la que ustedes son prioritario sostén, sabe que es menester hacer justicia a todos, preferentemente a quienes más lo necesiten, por eso declaro a nombre de todos, que reforza-ré las acciones para que la jus-ticia laboral se otorgue sin limi-tación alguna; que mejoraremos los instrumentos con que con-tamos y que implementaremos un operativo sistema de infor-mación y de explicación acerca

de las medidas que ulteriormen-te fijemos y establezcamos.

La U. de C., símbolo del Colima nuevoLa Universidad surgida de la re-volución deber ser un símbo-lo del Colima del futuro, de ahí que es propósito mejorar los es-tablecimientos y equipos y ha-cer que todos laboren en un am-biente de dignidad y respeto. Apelaremos a todos los que es-tán involucrados en la educa-ción superior para alcanzar los propósitos en este sentido. Aho-ra toca estimular la actividad sindical que representa una nue-va toma de conciencia política de los trabajadores docentes y administrativos y debe también interpretarse como uno de los logros más significativos del ani-versario que celebremos.

Consideramos que es hora de iniciar una nueva etapa de vida, cuando las actividades de la Universidad tienden por una parte a multiplicarse y por la otra a depurarse; la nueva con-cepción que adquiera la organi-zación laboral universitaria de-berá aflorar con renovado vigor mediante el apego a los hechos más elocuentes.

Por lo anterior, formulo el presente:

LlamadoA todos mis compañeros traba-jadores agrupados en el orga-nismo existente para que pro-cedan a establecer una organi-zación resuelta a diseñar estra-tegias lícitas para luchar por un congruente bienestar económi-

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co, social, humano, profesio-nal, cultural y sindical, apercibi-dos que en esta medida la inte-gridad de la institución estará a salvo; inspirados en el precepto que participamos de un nobilí-simo quehacer, dado que la edu-cación es la base fundamental de las sociedades y el desarrollo de la cultura y éstas prosperan so-lamente en un ambiente de li-bertad y democracia. Inspirados en estos principios habremos de responder juntos a las demandas de los nuevos tiempos.

Convendrá por tanto, sus-citar en cada quien la seguridad en sí mismo, el tesón y la adhe-sión a las luchas honestas por la organización en pro y para la Universidad, intensificando el estudio por nuestros problemas y el convencimiento para que en un régimen de derecho se su-peren las actitudes hostiles e in-fecundas, pero que haga de es-tos comportamientos, cualida-des viriles, de fuerza activa; no condiciones inertes de resigna-ción e incertidumbre, de renun-ciamiento o pasividad.

Nada a espaldas de la leyRecordar que dentro del marco de la ley todo es posible. Nada es a espaldas de ella. Precisar el contenido nacionalista de la educación e incidir en el articu-lado constitucional que norma nuestras relaciones y que deben ser objeto de atención perma-nente poniendo especial énfasis en el cuidado que nos merece la defensa por la vigencia irrestric-ta de una educación democráti-ca, popular y revolucionaria.

Poner a prueba sin dilación esa capacidad será una de las ta-reas inmediatas. Con la organi-zación que decidan formar, la Universidad va a trabajar cada día más. Anhelamos que todos los trabajadores sigan a la Uni-versidad de Colima en el ritmo que las circunstancias deman-dan, comprendiendo en cual-quier momento que todos so-mos indispensables y una avan-zada esencial de la defensa de la Universidad de Colima. En tal virtud su parcialidad, su pere-za o su indisciplina constitui-rán una disgregación incalifi-cable de la energía consciente de la comunidad. Ni sujeción ni arrogancia. Sólo determina-ción de defender los inalterables principios que han hecho posi-ble el actual desarrollo de la Ins-titución. Una organización ple-na de armonía, con la directiva universitaria, la capacidad indi-vidual de sus dirigentes y con el aliento conjunto para servir de manera unánime a la Universi-dad que los estudiantes y los tra-bajadores han formado.

ReconocimientoReconozco la valiosa contribu-ción de mis maestros, de mis compañeros, de mis amigos que durante varias décadas han en-tregado un esfuerzo para conso-lidar su obra. A ellos me dirijo ahora de manera especial, para que haciendo acopio de la des-interesada condición de auténti-cos guías, presten su concurso, integren, participen y alienten la nueva organización que sin duda reconocerá su condición

de distinguidos miembros. Co-nociendo sus cualidades de ge-nerosidad y civismo habremos de seguir contando con sus en-señanzas y consejos. Pese a las naturales inquietudes que pue-den surgir, los frutos de su vida serán visibles. Una organización vigorosa habrán de formar. Y al frente de ella, su mesa directiva alentada por la honestidad y el criterio de sus miembros.

La unidad como normaHabrán de meditar antes de ele-girlos con absoluta franqueza y con elevado espíritu de res-ponsabilidad. Que prevalezca el principio de la unidad y la nor-ma de la solidaridad. La expe-riencia y el tiempo se encarga-rán de perfeccionar la obra.

El organismo debe ser libre y en tal sentido tiene que res-ponder a la comunidad con pro-bidad y honradez. La adhesión a su organismo sólo significa el compromiso de aportar el pro-pio esfuerzo, dentro del mayor espíritu de libertad.

Sé que esta exportación ha-brá de significar para aquellos que sean nominados para los puestos de dirigencia, un au-mento de ocupaciones, pero sé también que allá encontrarán un motivo más para justificar su condición de universitarios, su conceptual superioridad no resi-dirá en la jerarquía que ostentan sino en los servicios que rindan.

La U. de C., escuela de solidaridadEsta Universidad debe ser una escuela de solidaridad. Ahora que cumplimos cuarenta años

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conviene recordar que un ani-versario es una cita con el des-tino. A ella hemos concurrido con lealtad.

El camino de la solidaridad que sigamos nos permitirá mos-trarnos fieles a nuestra extrac-ción multiplicada, con la ampli-tud y la eficacia que las circuns-tancias requieran hoy.

El sentido de responsabi-lidad y el espíritu de solidari-dad no son simples conceptos exteriores, objetos de respeto o de adhesión, teóricos. El hom-bre alcanza tal categoría cuando cobra conciencia de sus deberes para con los demás y cuando se compromete a cumplir con sus deberes. Abrigo la certidumbre de que al examinar el conjunto de nuestros problemas pensare-mos en las obligaciones que crea en cada uno de nosotros.

Estas anticipaciones, com-pañeros, solamente son un es-quema de lo que consideramos debe ser el perfil del nuevo tra-bajador universitario. Preocupa-dos por la desmesurada alza de precios de los artículos de pri-mera necesidad, afrontaremos este reto y no descansaremos hasta lograr que en cada hogar de los trabajadores lleguen los recursos financieros indispensa-bles para afrontar la crisis que aqueja mundialmente al pueblo trabajador.

Ni incongruencias teóricas, ni ingenuidades prácticasNuestro papel es decisivo, de-bemos alejarnos de las incon-gruencias teóricas y las ingenui-dades prácticas para conseguir la

elevación por una parte, de las condiciones de vida del trabaja-dor y al mismo tiempo contri-buir al acrecentamiento de los niveles académicos, el desarro-llo de la cultura, la investiga-ción objetiva de la realidad na-cional e internacional, adherir-nos a las luchas sociales del pue-blo mexicano, a sus aspiraciones de transformación estructural, y a la defensa de los recursos del país.

Compañeros trabajadores:Necesitamos una organización fuerte, unida, solidaria. Que no pierda el tiempo en debates in-ternos, superfluos o perjudicia-les y que cada miembro, sin des-cuidar sus particulares funcio-nes, se adhiera a la política emi-nentemente popular, democrá-tica y social que se ha acrecenta-do en los últimos años.

Lo que resta por hacer es tan gigantesco, que hacer una pausa sería un sarcasmo. Ins-to a todos a unirnos y a fortale-cer la imagen de responsabilidad intelectual de la institución. Los universitarios unidos haremos de esta casa un sitio genuino de creación, la obra es indeclinable, porque es urgente y porque los universitarios colimenses, maes-tros, alumnos, trabajadores ad-ministrativos y manuales, han probado y están probando su aptitud para acometerla.

A lo largo de estos cuaren-ta años se constata una transfor-mación profunda y definida en sus funciones y su estructura, de modo que el desarrollo institu-cional se ha configurado pau-

latinamente a través de la po-laridad que representa el empi-rismo como punto de partida y la organización como punto de llegada.

La historia de la Universi-dad de Colima, que ahora pro-clamamos, precisa una toma de conciencia de las condiciones reales por las que atraviesa. No sólo como institución de ense-ñanza, de investigación y de cul-tura, sino como baluarte en las tareas de análisis y actitudes crí-ticas y también como fiel soste-nedor de las políticas académi-cas e intelectuales.

La misión suprema de la Universidad no es la de actuar tan sólo como un conjunto de planteles y laboratorios, a los que asiste un número más o me-nos de posibles beneficiarios, sino la de construir un centro de verdad, organismo de pensa-miento y acción para la transmi-sión y el renuevo de la cultura.

Que todos amplíen el ra-dio de acción y se incorporen con ánimo generoso a integrar una organización seria, fuerte, que defienda a los principios de la institución y encamine a los agremiados hacia una vida jus-ta y próspera.

Finalmente es válido el pro-nunciamiento por:

Que la organización sindi-cal de los trabajadores sea el fir-me sostén de la historia, princi-pio y el nuevo perfil de la Uni-versidad de Colima; que nazca sin desvíos de voluntades dis-persas y ocios infecundos; que sea la defensora de la Universi-

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dad y promotora del crecimien-to y la calidad de la misma; que la unión de sus miembros sea la barrera que detenga toda ac-ción orientada a minar sus ba-ses o deteriorar su estructura; que junto con la Federación de Estudiantes Colimenses reafir-me su rica tradición enaltecedo-ra de la cultura de unidad soste-nida por más de 25 años y que, aprovechando la experiencia de la Asociación de Catedráticos y Empleados de la Universidad de Colima lleve a buen puerto las legítimas aspiraciones de los tra-bajadores.

Que la Asociación de Cate-dráticos y Empleados de la Uni-versidad de Colima vuelque su potencialidad a definir esa nueva organización más acorde con las demandas actuales, congruen-te con los esfuerzos nacionales en los momentos en que el po-der público establece nuevas y

definidas estrategias que repor-tan beneficios sustanciales a las instituciones, y garantizan dere-chos inalienables de los trabaja-dores. Defender a la Institución debe ser el compromiso. Acre-centar su experiencia como sis-tema y ser universitarios como aspiración debe ser la tónica.

Todos a unirnos en una or-ganización sindical que sea fac-tor indisoluble de unidad, que reafirme su propósito de conser-var la riqueza espiritual, intelec-tual y profesional que se gene-ra en su claustro. La trasforma-ción que demandamos no es re-troceso, es reto y tarea. En esta misión no caben ni los desalien-tos ni las ineficacias. Su acción será la medida de la fuerza que asimilen y desplacen sus miem-bros. Con las debidas propor-ciones todos seremos responsa-bles.

AtentamenteEstudia-Lucha-Trabaja

Colima, Col., noviembre 19 de 1980El Rector

Lic. J. Humberto Silva Ochoa

Una nueva toma de concienciaHabiendo cumplido su respon-sabilidad histórica la Asociación de Catedráticos y Empleados está obligada por convicción y convencimiento a la toma de conciencia en estos momentos de crisis que amenazan la vida regular de las instituciones de este nivel y proceder a modificar su estructura, consecuente a los resultados de las promociones que en este sentido realiza con-forme a sus facultades, el titular del Poder Ejecutivo Federal.

Proceder a crear una nueva organización que incluya los lo-gros de las disposiciones aproba-das por los órganos correspon-dientes es el compromiso. En-riquecer el acervo que hemos conservado y que caracteriza la vida de la institución es el man-dato implícito que dicta la co-munidad.

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EntrevistasEntrevista con Karla Guadalupe

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Entrevista con Javier Guardado Ugarte. Por José Luis Ramírez Domínguez y Rocío Guadalu-pe Rodríguez García. Septiem-bre de 2013.

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Entrevista con Ramiro Santana. Por José Luis Ramírez Domínguez y Rocío Guadalupe Rodríguez García. Junio de 2014.

HUMBERTO SILVA OCHOA | La refundación de la Universidad de Colima, fue editado en la Dirección General de Publicaciones de la Universidad de Colima, avenida Universidad 333, Colima, Colima, México, www.ucol.mx. La impresión se terminó en septiembre de 2014 con un tiraje de 1,000 ejemplares. En la composición tipográfica se utilizó la familia Adobe Garamond Pro. El tamaño del libro es de 28 cm de alto por 21.5 cm de ancho. Programa Editorial: Alberto Vega Aguayo. Gestión Administrativa: Inés Sandoval Venegas. Corrección: Gloria González Ramírez y Eréndira Cortés Ventura. Diseño de portada: Carmen Millán Manjarrez. Cuidado de la edición: Alberto Vega.

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