historia y anécdota en moreruela a través de la epigrafía

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HISTORIA Y ANÉCDOTA EN MORERUELA A TRAVÉS DE LA EPIGRAFÍA Comunicación leída en el Congreso Internacional «Sobre espacios y tiempos en el monacato medieval» León, 1988 (Versión ampliada, Mieres 2010) Maximino Gutiérrez Álvarez

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Page 1: Historia y Anécdota en Moreruela a través de la Epigrafía

HISTORIA Y ANÉCDOTA EN MORERUELA

A TRAVÉS DE LA EPIGRAFÍA

Comunicación leída en el Congreso Internacional«Sobre espacios y tiempos en el monacato medieval»

León, 1988

(Versión ampliada, Mieres 2010)

Maximino Gutiérrez Álvarez

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Bajando por la carretera de Benavente a Zamora, a la salida del pueblo de La Granja deMoreruela, una señal indicadora nos informa que, siguiendo la desviación a la derecha, no lejosdel lugar, se encuentra el monasterio de Moreruela.

Así es, en efecto. En un bucólico paraje poblado de aromáticas hierbas, en terrenos queson actualmente una finca particular, donde el silencio sólo se rompe por los graznidos de loscórvidos, se elevan, dotadas de una majestuosidad impresionante, las ruinas de este cenobiocisterciense, magnífica obra de finales del siglo XII y principios del XIII, construido en la piedrarojo-amarilenta propia de la tierra, ante cuya vista cobra plena actualidad lo que sobre las mismasescribió Unamuno en un lejano junio de 1911: "No lejos de Benavente, en la Granja deMoreruela, provincia de Zamora, resisten acabar de caer las espléndidas ruinas del primerMonasterio Cisterciense de España. Allí recordé, una vez más, el virgiliano ETIAM RUINESPERIERE: ¡hasta las ruinas perecieron!"

"¡Qué majestad la de aquella columnata de la Girola que se abre hoy al sol, al viento y a lalluvia! ¡Qué encanto el de aquel ábside! ¡Y qué intensa melancolía la de aquella nave tupida deescombros, sobre la que brota hoy la verde maleza...! Y todo ello se alza añorando siglos quefueron, y quién sabe si siglos por venir, en un valle de sosiego y de olvido del mundo..." . 1

En 1931, veinte años después de que Unamuno escribiera estas palabras, por Decreto del3 de junio -caprichosa coincidencia ésta-, el monasterio de Moreruela es declarado MonumentoNacional, lo que no deja de constituir un esperpéntico epitafio para sus ruinas muertas.

Nuestro primer contacto con Moreruela tuvo lugar con motivo de la elaboración de unCorpus de las inscripciones medievales de la provincia de Zamora, impresionándonos lagrandiosidad de sus restos, especialmente los de la girola del templo, diseñado según el patróncluniacense, cuyo aspecto augusto ya fue ponderado en el año 1642, cuando aún se hallaba en pie,por el cronista Manrique , y al que Gómez Moreno otorga una importancia capital en el desarrollo2

de la arquitectura del siglo XII, llegando a afirmar: "bien puede juzgarse irresoluble el problemade lo ogival en León y Castilla sin su conocimiento" .3

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Pero no es nuestra intención cantar las excelencias artísticas del lugar -aspecto tratado conmayor maestría por diversos autores, especialistas en el tema-, sino, aprovechando las fuentesepigráficas conservadas en las ruinas y aquellas otras que nos han llegado a través de distintostextos, analizarlas y cotejarlas con otras diferentes en un intento de establecer qué datos debenconsiderarse como históricos y cuáles deben quedarse en la mera conjetura o, como decimos enel título, en la anécdota, dentro del período medieval en Moreruela.

Es opinión extendida entre algunos autores que el primitivo emplazamiento del monasteriono era el actual, sino el de Moreruela de Tábara. Uno de ellos es Argáiz, quien atribuye a OrdoñoI la fundación de un monasterio en Tábara, el año 859, edificado por un monje llamado Juan, ycuyo primer abad se llamó Miguel, suponiendo que sea éste el mismo que algunos denominanSantiago de Moreruela, a una legua de Tábara y otra del Esla . Pero el hecho de que este autor4

tome sus principales fundamentos de los falsos Cronicones nos obliga a tomar sus conclusionescon cierta reserva.

Morales, a quien sigue el historiador zamorano Fernández Duro, cree que la fundación fuedurante el reinado de Alfonso III, una vez que la frontera del Duero estuvo asegurada . 5

La siguiente fecha en torno a la que se mueven los autores, siguiendo a Lobera, Yepes yManrique, es el año 985. El primero coloca en esta fecha la fundación de Moreruela, reinando donBermudo, haciendo notar el hecho de que hubo necesidad de fundar otros nuevos en lugarescercanos, dada la gran cantidad de monjes que concurrieron .6

Por su parte, Yepes señala que hubo dos monasterios llamados Moreruela, el primero delos cuales se edificó en el valle de Tábara pocos años antes que este segundo, y después de quelos santos Froilán y Atilano hubieron perseverado en el antiguo algunos años, se pasaron al nuevoen el año 985, dándole principio con tan buen pie que muy pronto se les juntaron doscientosmonjes. Dedicóse este monasterio al principio al apóstol Santiago y así en las escrituras siemprese halla Santiago de Moreruela .7

Autores más recientes, como Álvarez Martínez, nos hablan asimismo de un traslado, perosituándolo en el reinado de Alfonso III, contándonos que el monarca "sacó dos monjesrespetables del monasterio de Sahagún para que fundaran el grandioso convento de Moreruelade Suso, actualmente conocido por el de la Granja de Moreruela, a cuyo sitio el rey trasladó,al quererle reedificar, el que había sido fundado en Távara (sic), en tiempo de Ordoño I. Estosmonjes no eran otros que Froilán y Atilano" .8

Este problema en torno a las fechas viene determinado por las que los autores antiguosconceden al episcopado de Atilano y la pretensión de que éste sea el primer obispo de la sedezamorense.

Mientras Yepes, Flórez y Villaldrando dan el año 990 para el episcopado de Atilano y el1000 para su muerte, Lobera, Sandoval y Risco colocan su episcopado de 909 a 915, y en elcatálogo de obispos zamoranos se dice que fue consagrado el 8 de junio de 900, falleciendo el 5de octubre de 919.

San Froilán, de acuerdo a una breve biografía, atribuida según unos a Juan, diáconocontemporáneo suyo, y según otros a un autor anónimo algo posterior, había nacido el año 833en los arrabales de Lugo. A los dieciocho años inició una vida eremítica en los montes de Curueño

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(León), haciendo desde allí apostolado por las ciudades convecinas. Se le asoció aquí, comodiscípulo, Atilano. Ambos, junto con otros monjes, levantaron un monasterio en la ciudad opueblo de Veseo , en el que, según su biógrafo, se reunieron hasta trescientos monjes. Con el9

favor y estima de Alfonso III fundó varios monasterios, uno de ellos el de Távara y otro “Invenitamœnum, et altum locum erga flumen Stolæ... Construxit ibidem cœnobium, ubi congregavitducentos fere monacos sub regulari norma constitutos”, identificado por algunos, como Lobera,con el de Moreruela, en tanto otros, como Flórez, defienden que el monasterio se trasladó aquídesde otro lugar ya que éste, en palabras de Ambrosio de Morales “Y cierto el sitio es tan malode cenagales, que á mi me espantó, como se habia puesto alli Monasterio, y asi lo han tratadode mudar muchas veces.” . El 8 de junio del año 900, día de Pentecostés, fue consagrado comoobispo de León. Murió el año 905, siendo enterrado en el sepulcro que el antedicho monarcahabía mandado labrar para sí en la iglesia catedral de Santa María y San Cipriano, siendotrasladados sus restos a la nueva catedral de León en año 916, por orden del rey Ordoño II .10

Los datos biográficos sobre San Atilano son escasos. Proceden de la biografía de SanFroián y de un leccionario cisterciense reproducido en un breviario de la catedral de Zamora quefue publicado por Flórez. Según esta fuentes, era oriundo de Tarazona, donde se hizo monje a losquince años de edad. Más tarde se asoció a San Froilán y en la misma fecha que éste, el 8 de juniodel año 900, fue consagrado obispo de Zamora. Murió, de acuerdo con la fecha expresada en elcatálogo de obispos zamoranos, el 5 de octubre de 919 .11

No pequeño problema se le plantearía a Álvarez Martínez, seguidor de la fecha de estecatálogo, para compaginar la misma con la de un epígrafe de la capilla mayor de la iglesia delmonasterio, con el texto siguiente:

Reinando Bermudo II el Gotoso, fundador de este monasterio, dio a nuestrospadres San Froilán y San Atilano cantidad de dinero en un escriño redondo quehoy dicen será de dos varas de largo y media de ancho con que se fundó. Año985.

El que el letrero estuviese escrito en caracteres modernos sirve de ayuda a ÁlvarezMartínez para explicar el anacronismo aduciendo la posibilidad de que la cesión fuese a lamemoria de los santos, no a sus personas . Y el que la inscripción no se conserve en la12

actualidad, imposibilitando su estudio, deja el problema en el campo de la anécdota y abierto anuevas conjeturas, como la posibilidad de tratarse, en el caso de Atilano, de dos personajesdistintos, uno de principios de siglo, y otro de finales..

La pervivencia del monasterio en el emplazamiento actual se conoce a través de algunosdocumentos: uno, de 1028 por el que el presbítero Donila le dona las villas de Mazabal yTabolazas ; otro, un privilegio por el que Fernando I hace donación a cierto Keia Habze por vida,13

y luego al monasterio de Santiago Apóstol en Moreirola, de la villa de Junciel, in territorioLampriana, en 1042 ; además, en el 1107, se designa Morerola de ripa Stole de abbate don14

Fortes, como límite del obispado de Zamora .15

El monasterio debía llevar una existencia modesta hasta que, en 1131, llegaron a Españalos primeros monjes del Císter, enviados desde Claraval por san Bernardo, a instancias de AlfonsoVII, que los instaló en este lugar de Morerola de Frades. Aunque no es hasta doce años más tarde,al formalizarse la donación, cuando cambia de modo radical su destino. Así nos cuenta Yepes elhecho: "Este año Christo, de mil ciento cuarenta y tres, el Emperador don Alonso y su mujer

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Berenguela hacen merced al conde don Ponce de Cabrera de la Villa de Moreruela, qual estabadesierta, para que después del conde la de a Sancho y Pedro compañeros monjes cistercienses,y a todos los demás que debaxo de la Regla de San Benito quisieren permanecer en aquellugar... Estos dos religiosos se entiende que vinieron de Francia del Ilustrísimo Monasterio deClaraval, y por los años de mil ciento treinta y uno introduxeron en Moreruela las Ceremonias,Constituciones y Costumbres guardadas en la sagrada religión del Císter, llamada ahora de SanBernardo" .16

Esta tesis tradicional de la primacía de Moreruela como asentamiento de los cisterciensesha sido ya criticada en el siglo XVIII, tanto por Manuel de Calatayud, como por Muñiz, quienessostenían la primacía del de Fitero, fundado en 1140, sobre el de Moreruela . En la actualidad,17

Cocheril es el máximo representante de esta nueva tesis. Efectuando una crítica seria de lasfuentes, rectifica la fecha que venía considerándose tradicional para la firma del documento dedonación del monasterio a Ponce de Cabrera, colocándola en el 5 de octubre de 1143, en lugardel 2 de septiembre, y retrasando el cambio de advocación a 1158, última vez que se registradocumentalmente el nombre de Santiago de Moreruela .18

No es nuestro deseo entrar en este controversia, recogida y analizada por otros autores ,19

sino señalar el que a estos motivos religiosos del monarca, históricamente admitidos, podríamosunir otros de tipo mucho más personal, si hemos de tener en cuenta un nuevo epígrafe,transmitido por Álvarez Martínez como situado en uno de los intercolumnios de la capilla mayor,cuyo texto es el siguiente:

La siempre augusta emperatriz Doña Berenguela mujer del emperador DonAlfonso VII fundadores de este monasterio, viéndose sin hijos, se encomendaroná las oraciones de Don Pedro, Abad de este monasterio y profetizóles el día yhora en que parió aquella después á Don Sancho el Deseado.20

El que el citado autor diga que se trata de un letrero de nuevo carácter, unido a sudesaparición, deja de nuevo este hecho en el campo de lo anecdótico o, a lo más, como unaposible muestra de agradecimiento que explicaría la protección posterior, aunque del texto delepígrafe, carente de fecha, parezca desprenderse que sea anterior al documento fundacional.

Esta protección real continuó manifestándose en nuevas donaciones de villas y heredades,ya por el mismo Emperador, en 1144, 1146 y 1153; ya por Fernando II, en 1158, 1171 y 1180;ya por otros personajes de la nobleza, como los Ponce de Cabrera y sus sucesores los Ponce Vela,tomándolo también el Papa Alejandro III bajo su amparo en 1163, eximiendo de diezmos suhacienda y granjas, siendo este el año en que aparece por primera vez el nombre de Santa María,como era regla en los monasterios del Císter, por lo que el cambio de advocación pudo tener lugarentre el año 1158 y éste.

Comienza ahora un período de esplendor para el monasterio, manifestado tanto en elaspecto artístico de sus restos, como en el diplomático , e igualmente, en el epigráfico.21

Especial papel como protector es el desempeñado por Ponce de Cabrera, noble de origencatalán, hijo del vizconde de Girona, que vino a Castilla en el año 1128 acompañando a la reina22

Berenguela, hija del conde de Barcelona .23

Por los años de 1138 y 1139, en unión del prelado zamorano don Bernardo, figura a la

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cabeza de las huestes que el concejo de Zamora y su tierra mandaban a formar parte del ejércitode Alfonso VII. Conquistaron los castillos de Aurelia y Alboher, sitiaron y destruyeron Urgi,pasando a cuchillo, por orden del monarca, a la guarnición. Recibió el conde “pro bono servicio”el título de Príncipe de Zamora.

Tras la campaña de Andalucía recibió nuevas mercedes como premio a su arrojo en laconquista de Almería, concediéndosele las villas de Moreruela, San Pedro de Ceque,Villaferrueña, Morales de Rey, y grandes heredades, llegando a ser uno de los magnates máspoderosos del reino.

La confianza del monarca en su vasallo se manifiesta en el encargo de empresas de diversaíndole y envergadura, como la restauración del monasterio de Moreruela, venido a menos, al quese pretende dar nuevo impulso. Por escritura de 2 de septiembre de 1143, hecha en Zamora, sele donan a él y los monjes Pedro y Sancho una serie de villas para la restauración del citadomonasterio .24

Aparece como Mayordomo real (Maiordomus Imperatoris) en un documento hecho enSancto Facundo (Sahagún), “IV idus Octobris Era MCLXXXI” (3 de octubre de 1143), por el quese concede a la catedral de León las tercias de Villalpando .25

Además de estos cargos debió poseer también el de tenente de Villalpando, según sedesprende de este texto: “También fueron señores de Villalpando en este siglo (XII) ConsulePoncio tenente Villalpando”, año 1145 o, como dice una escritura del monasterio de Sahagún de1155, señor de Villa-Alpando en conde Poncius-Vela y señor de Zamora, aunque en este casoparece referirse al hijo político del conde, don Vela Gutiérrez Osorio .26

Ya bajo el reinado de Fernando II, con ocasión del “motín de la trucha” en que muere suhijo Ponce (Giraldo, según Fernández Duro), indispuesto contra el rey por haber éste perdonadoa los implicados en el motín, tanto el conde como su yerno y otros personajes, fueron desposeídosde las concesiones de señoríos y heredamientos de que gozaban, por lo que, enojados, estoscaballeros se dirigieron a Castilla a darse por vasallos del rey don Sancho, querellándose ante éldel mal comportamiento de su hermano. Se dirigió éste hacia Sahagún a pedir cuentas de sucomportamiento al monarca leonés y, arregladas las diferencias, les fueron restituidas las tierrasa aquellos caballeros, pero a don Ponce se le cambió el título de Príncipe de Zamora, quedesapareció, por el cargo de Mayordomo Mayor del Rey .27

De nuevo en buenas relaciones con el monarca toma parte, en 1167, en la campaña contraPortugal y en noviembre del mismo año aparece confirmando en la carta puebla concedida por28

Fernando II a Benavente .29

Fueron sus hijos: Ponce o Giraldo, muerto en la iglesia de Santa María la Nueva deZamora, con ocasión del citado “motín de la trucha”; Fernán o Fernando, Alférez Mayor deFernando II, casado con Guiomar Rodríguez, enterrado en Moreruela; otro Fernando; Sancha,que contrajo matrimonio con el conde don Vela Gutiérrez Osorio, constituyendo la familia de losPonce vela, una de las más preclaras estirpes -de quien descienden los Ponce de León-, y Pedro,30

sucesor en el mayorazgo de la casa, que casó con Aldonza Alonso, hija de Alfonso IX, y que, asu muerte, fue enterrado en Nogales.

Murió en 1169, siendo enterrado en la catedral zamorana, si bien, señala Manrique que,

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como fundador del monasterio, tenía sepulcro en Moreruela, con epitafio idéntico al que seconserva en la catedral de Zamora, en una de las columnas del crucero, cuyo texto dice:

Hic iacet comes Poncius de Cabrera, strenuissimus in armis, qui obiit eramillesima ducentesima septima.

La noticia de Manrique es recogida por Fernández Duro y Álvarez Martínez , sin31

embargo, actualmente no existe en el monasterio resto epigráfico alguno que apoye suhistoricidad.

Idéntica situación se produce con el epitafio del hijo del conde, llamado Fernán, fallecidoel 1 de octubre de 1180, cuyo texto tomamos de Fernández Duro , aunque también Morales32 33

y Álvarez Martínez se hacen eco de la noticia, si bien no publican el texto del epígrafe, que34

rezaba así:

Aquí yace Fernán Ponce de Cabrera, el mayor, hijo del Conde Ponce deCabrera, que murió en las kalendas de octubre, era 1218.

Precisa el citado autor que el personaje murió joven, siendo enterrado en el arco en queyacía su tío don Juan Vela, "en el claustro del Capítulo, junto á la puerta de la iglesia, en un arcoque está al lado del altar de San Juan” . Pero esta precisión, en vez de aclararnos las cosas, las35

complica aún más, ya que este don Juan Vela era hijo de don Vela Gutiérrez y de Sancha Ponce,hija del conde Ponce de Cabrera, así que, o Fernández Duro equivoca el parentesco de tío ysobrino, o hay una confusión de personajes que no acertamos a descifrar.

De finales del siglo XII es la primera inscripción conservada entre las ruinas, cuyo textonos ha dado a conocer Gómez Moreno, quien advierte de la imposibilidad de leer el principio delmismo debido a la acumulación de escombros . Su lectura es correcta, excepto al comienzo, en36

que da de bladelli por Tabladelli, error debido sin duda al inconveniente de los citados escombros.

En la actualidad, limpia de restos la zona, este texto es perfectamente legible en los sillaresdel muro norte de la sala capitular, mostrándonos unos caracteres acordes con lo usual en laépoca, de gran elegancia y perfección, reflejo de la notoriedad que en otros aspectos estabaalcanzando el monasterio. La inscripción es la siguiente:

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Hic iacet Pelagius Tabladelli et hic filius eius Petrus Pelagii.

Este personaje, Pelayo Taulatello o Tabladelo, es un noble o magnate que forma parte delséquito de Fernando II, al que sirvió lealmente según se desprende de los escasos datos queposeemos, puesto que ya en el año 1162 -es la primera noticia que tenemos de él- fue premiadoen Burgos “pro bono servicio” con la donación de Villalbo .37

En la década de los setenta muestra una gran actividad, reflejada en la aparición de sunombre como confirmante de numerosos documentos. Así, en 1173 aparece confirmandodocumentos reales , entre los que no queremos dejar de resaltar uno en el que se recogen los38

fueros del Honor de San Miguel de Escalada .39

En 1174 recibe una viñas . El 1 de agosto de 1179 confirma un documento por el que el40

monarca dona a los Sanjuanistas el pueblo de Cerecinos y otros términos que antes había dadopara la repoblación de Villalpando .41

En la década siguiente es testigo de los favores que Fernando II dispensa al monasteriode Moreruela y es uno de los protagonistas de un acontecimiento de singular importancia en lahistoria del reino de León, como veremos más adelante.

Confirma un documento de septiembre de 1180 por el que el rey dona a Moreruela unaheredad en el término de Toro . Al año siguiente, el 10 de marzo, aparece entre los confirmantes42

de un privilegio rodado por el que el monarca concede al Concejo de Benavente las heredades deVidriales, Tera y Carballedo por alfoz y fija los términos de Benavente . Aparece también como43

confirmante en un documento del 4 de mayo de 1183 por el que Sancho Ordoño dona almonasterio de Moreruela un hospital en Villanueva de Jamuz .44

El día 1 de junio de 1183 participa en el “Coloquio de Paradinas” con Rodríguez elCastellano, por parte del rey leonés; haciéndolo por parte de Castilla, Rodrigo Gutiérrez y TelloPérez, serie de conversaciones que llevarían a la paz de Lavandera-Fresno en la que se delimitabanlas fronteras entre los reinos de León y Castilla, de modo especial en el tramo de Tierra deCampos, ese mismo año .45

Su muerte ha de situarse en torno a 1187, fecha en que su nombre aparece por última vez,firmando un documento como tenente de Villalpando .46

Es posible que esta ligazón a actos relacionados con la zona norte de la provincia deZamora, en especial con el monasterio de Moreruela, le llevasen a solicitar sepultura entre losmuros del mismo, a semejanza de otros personajes benefactores del cenobio, solicitud que los

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monjes acogerían con afecto, haciendo reposar sus restos en la sala capitular.

En la firma de un documento de finales del siglo XII, pero de fecha ilegible, por el queSimón Sánchez dona a Moreruela el lugar de Hospital de Sancho Ordoño, aparece un PetrusPelagii “asturianus miles”, que podría ser el hijo de Pelagius que figura en su mismo epitafio, loque nos aclararía el origen de estos dos personajes47

De idénticas características gráficas es otra inscripción que se conserva en un sillarcolocado en el suelo, en la parte izquierda del crucero, rodeado por otros con grabados quesemejan una portada eclesial o catedralicia . Lo gastado de la misma impide la reconstrucción48

total de su texto. La parte legible reza:

Hic iacet Alda [ M]unionis de [ ]guerol.

Si bien no hemos podido identificar al personaje, el apellido Munionis aparece en variosdocumentos de finales del siglo XII y principios del XIII, período al que corresponde lainscripción, cuya parte final ha de corresponder al lugar de Figueruela, documentado a vecescomo Figuerola.

Álvarez Martínez nos transmite la noticia de otro epígrafe de la iglesia del monasterio,desaparecido ya en su tiempo a juzgar por sus palabras, que indicaba la donación hecha a aquélen 1206 por la infanta doña Berenguela, hija de Sancho I de Portugal -aunque él dice Sancho II-,otorgándole varios lugares, anotando que la donante trajo al monasterio el cuerpo de San Froilány que fue enterrada en su iglesia .49

Otro epígrafe se ha conservado, situado en los sillares del claustro. Sus caracteres altosy estrechos, perfectos en su ejecución, constituyen una espléndida muestra de la escritura góticatípica de la segunda mitad del siglo XIII. La exposición a las inclemencias del tiempo ha afectado

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a una parte del texto, pero es fácil su recomposición total:

Hic iacet famulus Dei dompnus Egidius, magistro, et dompnus Paulus [ quiobierunt era ] millesima tricentesima decima quarta, in vigilia sancti Ande.

Este sancti Ande se trata de un error de grabación que interpretamos como «san Andrés»,correspondiendo la fecha al 29 de noviembre de 1276. Los personajes nos resultan desconocidos.

También en el claustro, en un sillar situado junto al suelo, en el muro de la sala capitular,se resisten a desaparecer algunos de los caracteres góticos, propios de finales del siglo XIII ocomienzos del XIV, de lo que fue un epitafio, en el que ya sólo es posible leer con ciertadificultad:

Aqí iaz Io[han ... ] ...

El resto está tan gastado que es imposible reconocer otros caracteres, resultandoaventurada cualquier hipótesis sobre el personaje.

Mejor suerte en cuanto a estado de conservación es la de otro epígrafe medieval -últimode los recogidos por nuestra parte en el momento de elaborar el Corpus de las inscripcionesmedievales de la provincia de Zamora- existente en el monasterio, concretamente en una de lascapillas de la girola del templo, que dice:

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1. M. de UNAMUNO Y JUGO, Andanzas y visiones españolas. Recuerdo de la Granja deMoreruela, Madrid 1946, págs. 309-313.

2. A. MANRIQUE, Cisterciensium seu verius ecclesiasticorum annalium a conditoCistercio, Lyon 1642-1649.

3. M. GÓMEZ MORENO, Catálogo monumental de España. Provincia de Zamora, Madrid1927, pág. 193.

4. G. ARGÁIZ, Población eclesiática de España y noticia de sus primeras honras, Madrid1667-1669, tomo III, pág. 589.

5. C. FERNÁNDEZ DURO, Memorias históricas de la ciudad de Zamora, su provincia yObispado, Madrid 1882, tomo I, pág. 189.

6. A. LOBERA, Historia de las grandezas de la muy antigua e insigne ciudad y iglesia deLeón y de su Obispo y Patrón Sant Froylán, con las del glorioso S. Atilano, Obispo deZamora, Valladolid 1596, fol. 38. Hacemos constar, a título personal, nuestra extrañezaante esta profusión de fundaciones en fechas coincidentes con los años de las razzias deAlmanzor.

Anno ab Incarnacione.

Su texto, en letra gótica minúscula, puede datarse en torno a la mitad del siglo XIV,cuando el monasterio atraviesa una crisis que logra superar, pero no alcanzamos a comprenderla finalidad del mismo.

Cerramos este trabajo sobre Moreruela haciendo mención del hallazgo y posterior trasladoa la catedral de Zamora, en 1844, del cadáver momificado y en perfecto estado de conservación,de doña Velasquida, esposa de don Alonso Meléndez de Bornes, caballero portugués que fuemonje en el monasterio, la cual había fallecido en 1210 , acontecimiento que, si bien no ha sido50

registrado epigráficamente, ha entrado a formar parte de su historia, uniendo en un lazo dos siglostan distantes como lo son el XIII y el XIX, poniendo ante nosotros una muestra más de supasado, como si el monasterio se empeñase en que volvamos los ojos hacia él, hacia susemidestruida girola que se alza aún, desafiando soles, vientos y lluvias, como mudo centinela deunas ruinas que, si muertas, se resisten a ser enterradas.

Notas

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7. A. YEPES, Corónica general de la orden de san Benito, patriarca de religiosos,Valladolid 1615. También aquí nos extraña la cantidad de monjes, por el motivo aducidoen la nota anterior.

8. U. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, Historia general civil y eclesiástica de la provincia deZamora, Madrid 1889, pág. 101.

9. Acerca de la denominación y localización del lugar, puede consultarse: J. de PRADOREYERO, Siguiendo las huellas de San Froilán, Salamanca 1994, págs. 56-61.

10. C. V. ALDEA, Diccionario de Historia Eclesiástica de España, tomo II, voz «Froilán»,Madrid 1972, pág. 962; E. FLÓREZ; M. RISCO et alii, España Sagrada: Memoriasautenticas de la vida de San Froylan, Vol. XXXIV, Madrid 1784, págs. 174-203.

11. Ibíd., tomo I, voz «Atilano», Madrid 1972, pág. 152; E. FLÓREZ; M. RISCO et alii,España Sagrada, Vol. XIV, Madrid 1786, págs. 348-354.

12. Ibíd., pág. 121.

13. MARQUÉS DE MONTEALEGRE, Miscelánea, R.A.H., Colección Salazar.

14. ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, Sección Clero. Carpeta 3548, documento nº 1.este es el único documento conservado de la época anterior al Císter.

15. M. GÓMEZ MORENO, O. c., pág. 193.

16. A. YEPES, O. c., tomo V, pág. 209.

17. M. DE CALATAYUD, Memorias del monasterio de Fitero, págs. 22-26. R. MUÑIZ,Medula Historica Cisterciencium, Valladolid 1781-1789, tomo III, págs. 279-285.

18. Cf. M. COCHERIL, A propos de la fondation de Moreruela, 1132 ou 1143, Cîteaux, 12(1961) 61-79; ID., Etudes sur le monachisme en Espagne et en Portugal, París 1966; ID.,Les annales de Frère Angel Manrique et la chronologie des abbayes cisterciennes:Studia Monastica, 6 (1964) 145-183; ID., Les cisterciens dans la Peninsule Iberique:Anuario de Estudios Medievales, 1 (1964) 217-187.

19. Pueden consultarse con provecho: M. A. VILAPLANA, Colección diplomática delmonasterio de Moreruela, tesis doctoral, Universidad de Sevilla (a. 1970); ID.,Moreruela: Diccionario de Historia Eclesiástica de España, tomo III, voz «Monasterios»,Madrid 1972, pág. 1605; I. ALFONSO ANTÓN, La colonización cisterciense en laMeseta del Duero. El dominio de Moreruela (Siglos XII-XIV), Zamora 1986, págs.65-73.

20. U. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, O. c., pág. 165.

21. I. ALFONSO ANTÓN, O. c., en que contabiliza 135 documentos que registran algún tipode adquisición de propiedades, repartidos entre 72 donaciones, 34 compras, 11 permutasy 18 prestimonios.

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22. C. FERNÁNDEZ DURO, Colección Bibliográfico-Biográfica de noticias referentes ala provincia de Zamora o materiales para su historia, Madrid 1891, pág. 444.

23. T. Mª GARNACHO, Breve noticia de algunas antigüedades de la Ciudad y Provinciade Zamora, Zamora 1878, pág. 221.

24. U. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, O. c., págs. 164-165.

25. L. CALVO LOZANO, Historia de la villa de Villalpando, Zamora 1981, pág. 72.

26. Ibíd., pág. 72.

27. U. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, O. c., pág. 171.

28. Ibíd., pág. 173.

29. M. D. GUERRERO LAFUENTE, Historia de la ciudad de Benavente en el Edad Media,Benavente 1983, págs. 412-413.

30. U. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, O. c., pág. 170.

31. Cf. C. FERNÁNDEZ DURO, Memorias históricas de la ciudad de Zamora, su provinciay Obispado, Madrid 1882, tomo I, pág. 363; U. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, O. c., pág. 174.

32. C. FERNÁNDEZ DURO, O. c., pág. 364.

33. A. MORALES, Viage por orden del rey D. Phelipe II a los reinos de León, y Galicia,y principado de Asturias, Madrid 1765, pág. 184.

34. U. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, O. c., pág. 176.

35. C. FERNÁNDEZ DURO, O. c., tomo I. págs. 368 y 390.

36. M. GÓMEZ MORENO, El primer monasterio español de cistercienses: Moreruela:BSEE, mayo 1906; ID., O. c., pág. 200.

37. J. GONZÁLEZ, Regesta de Fernando II, Madrid 1943, pág. 371.

38. Ibíd., págs. 280-283 y 432.

39. V. GARCÍA LOBO, Un documento de Fernando II que no pasó por su cancillería:Estudios humanísticos, geografía, historia, arte, 6 (1984) 27.

40. J. GONZÁLEZ, O. c., pág. 436.

41. L. CALVO LOZANO, O. c., págs. 59-60.

42. M. L. BUENO DOMÍNGUEZ, El monasterio de Santa María de Moreruela (1143-1300), Zamora 1975, pág. 140.

43. M. D. GUERRERO LAFUENTE, O. c., págs. 418-419.

Page 14: Historia y Anécdota en Moreruela a través de la Epigrafía

44. M. L. BUENO DOMÍNGUEZ, O. c., pág. 145.

45. J. GONZÁLEZ, O. c., pág. 493.

46. Ibíd., pág. 512.

47. M. L. BUENO DOMÍNGUEZ, O. c., pág. 158.

48. Hacemos notar que en nuestra última visita al lugar, los sillares que formaban estainscripción habían desaparecido.

49. U. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, O. c., pág. 181.

50. Cf. T. Mª. GARNACHO, Breve noticia de algunas antigüedades de la Ciudad yProvincia de Zamora, Zamora 1878, pág. 221; C. FERNÁNDEZ DURO, O. c., pág. 379;U. ÁLVAREZ MARTÍNEZ, O. c., pág. 375.