glifos y toponimos en los mapas nahuatl prehispanicos

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Zunino, F. (forthcoming-2014). Glifos y topónimos en los mapas náhuatl prehispánicos: naturaleza, cultura y cosmogonía integradas en un paisaje indígena. In VV.AA. (Eds) (2014). Quaderni di Thule. Vol. XIII. Perugia, Italy: Edizioni Centro Studi Americanistici “Circolo Amerindiano” [Proceedings of the XXXV International Conference of Latin American Studies, Convegno Circolo Amerindiano, 3-10 May 2013, Perugia, Italy] Este estudio inicial, cualitativo e interdisciplinario, integra puntos de vista de tres áreas de investigación: las reflecciones de socio-ecología lingüística, es decir el análisis aplicado y crítico-propositivo de los discursos presentes y pasados acerca de las relaciones culturales e identitarias con el ambiente natural, los estudios de latinoamericanística y las observaciones de lingüística, cultura y literatura comparadas. A través de un análisis transdisciplinario (PAPST J. 2004: www.inst.at) se tiene como objetivo considerar a nivel macroscópico algunas de las relaciones lingüísticas y simbólicas con el espacio presentes en el mundo americano de la época mexica prehispánica. Además, se precisa consecuentemente estudiar la construcción de las narrativas mitopoiéticas la creación de los mitos sobre todo cosmogónicos -, geopoéticas (AINSA F. 2006) y de interrelación cosmoteándrica (modificado de PANIKKAR R. 1994) que se determinan en los discursos precolombinos de territorio natural y cultural (ver también ZUNINO F. 2013: 149-174, http://seer.bce.unb.br). Para llegar a estos objetivos, se ha decidido utilizar como objetos del análisis algunos compuestos glíficos nahuatl de los topónimos geográficos y étno-lingüísticos presentes en la Matrícula de Tributos y en el Códice Mendoza representaciones fonéticas, figurativas, ideográficas y pictográficas que indican los nombres de las ciudades y localidades geográficas del área del imperio mexica antes de la Conquista. Para investigar cómo se ha construido el espacio identitario, cultural y geopolítico de una comunidad adentro del paisaje natural, del medioambiente, del territorio, es necesario analizar las influencias geopoéticas recíprocas del topos y del logos, del lugar y de la palabra, del espacio y del discurso (AINSA F. 2006). De echo, nombrar la realidad o el entorno equivale a sistematizarlo, perderle el miedo, hacerlo inteligible, comprenderlo, apropiarse de él e incluirlo en el proprio sistema cultural. Igualmente, es fundamental estudiar el flujo, opuesto y complementario, de la influencia del entorno en el lenguaje, el léxico, la gramática que un idioma utiliza para describir el ambiente en que una determinada comunidad vive así como su concepción general de lo que es la realidad. Sin embargo, varios componentes más intervienen en la relación dialógica entre espacio y discurso, como por ejemplo las acciones, la memoria, las creencias y las religiones, los diversos factores culturales como las instituciones, el trabajo, las celebraciones y los rituales, las guerras, las cuestiones acerca de la identidad, y la percepción, observación, creación, representación, construcción, reconstrucción de si mismo, intracultural y del “otro” humano y natural, del tiempo, de los ciclos de las estaciones y de los otros fenómenos ambientales. El análisis socio-ecolingüístico por lo tanto se propone enfatizar de manera exhaustiva la interacción entre el espacio imaginario del yo interior, el Innenwelt (LACAN J. 2001: 96) y el mundo físico percibido por el sujeto humano, el Umwelt, es decir el entorno (VON UEXKULL J. 2011 [1934]). “Ecología” entonces define la integración de sus aspectos naturales, físicos, ambientales, biológicos y cognitivos, y “lenguaje” comprende el léxico, la gramática, el discurso, las narraciones, los textos, y la comunicación icónica, auditiva, no-verbal, multitextual, intermodal y digital así como sus rasgos sociales, culturales, cognitivos, ecológicos y biológicos. Asimismo, «entendemos el paisaje como un constructo ecológico-psicológico-social» (ECHAVARREN J.M. 2010: 1110, http://papers.uab.cat). Por lo tanto, el lenguaje es también reconocido como práxis social e instrumento cultural (HALLIDAY M.K. 2001; HARRÉ R. et al. 1999: 28) quizás sus aspectos más fundamentales , que se forma gracias al socio-ecosistema y al mismo tiempo tiene efectos reales sobre él (CHAWLA S. 1991). El lenguaje entonces es un proceso interactivo que conlleva también el potencial de promover y respaldar prácticas social y ecológicamente equilibradas (BAY D. et al. 2003: www.metaphorik.de; KEULARTZ J. 2007). El espacio resulta ser así el lugar donde los individuos y las sociedades se encuentran y crean significados, un área llena de acciones humanas materializadas, conceptualizadas y recordadas (BOURDIEU P. 1977; FOUCAULT M. 1983) donde la memoria humana acumula, documenta, categoriza, construye y reconstruye las experiencias a través del tiempo, también de manera immaginaria. El espacio es también el resultado de la cooperación humana, una construcción siempre diferente, culturalmente determinada, y por eso no es agente neutral: es un lugar activo para generar culturas, ideologías, cohesiones y divisiones, límites, prácticas, identidades, intersecciones, símbolos … (RAPPAPORT J. 1985; LEFEVBRE E. 1991; HEIDEGGER M. 1993; BARTHES R. 1997). Asimismo, el espacio (entorno, territorio, paisaje, medioambiente) es un texto natural y cultural, un intertexto, una construcción territorial, religiosa, identitaria, socio-cultural, natural, artificial, de poder, simbólica. De estas reflecciones se desprende la importancia del estudio de las representaciones territoriales y de sus marcadores, es decir de las ideas acerca del

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Glifos y Toponimos en Los Mapas Nahuatl Prehispanicos

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  • Zunino, F. (forthcoming-2014). Glifos y topnimos en los mapas nhuatl prehispnicos: naturaleza, cultura y cosmogona integradas en un paisaje indgena. In VV.AA. (Eds) (2014). Quaderni di Thule. Vol. XIII. Perugia, Italy: Edizioni Centro Studi Americanistici Circolo Amerindiano [Proceedings of the XXXV International Conference of Latin American Studies, Convegno Circolo Amerindiano, 3-10 May 2013, Perugia, Italy] Este estudio inicial, cualitativo e interdisciplinario, integra puntos de vista de tres reas de investigacin: las reflecciones de socio-ecologa lingstica, es decir el anlisis aplicado y crtico-propositivo de los discursos presentes y pasados acerca de las relaciones culturales e identitarias con el ambiente natural, los estudios de latinoamericanstica y las observaciones de lingstica, cultura y literatura comparadas. A travs de un anlisis transdisciplinario (PAPST J. 2004: www.inst.at) se tiene como objetivo considerar a nivel macroscpico algunas de las relaciones lingsticas y simblicas con el espacio presentes en el mundo americano de la poca mexica prehispnica. Adems, se precisa consecuentemente estudiar la construccin de las narrativas mitopoiticas la creacin de los mitos sobre todo cosmognicos -, geopoticas (AINSA F. 2006) y de interrelacin cosmotendrica (modificado de PANIKKAR R. 1994) que se determinan en los discursos precolombinos de territorio natural y cultural (ver tambin ZUNINO F. 2013: 149-174, http://seer.bce.unb.br). Para llegar a estos objetivos, se ha decidido utilizar como objetos del anlisis algunos compuestos glficos nahuatl de los topnimos geogrficos y tno-lingsticos presentes en la Matrcula de Tributos y en el Cdice Mendoza representaciones fonticas, figurativas, ideogrficas y pictogrficas que indican los nombres de las ciudades y localidades geogrficas del rea del imperio mexica antes de la Conquista. Para investigar cmo se ha construido el espacio identitario, cultural y geopoltico de una comunidad adentro del paisaje natural, del medioambiente, del territorio, es necesario analizar las influencias geopoticas recprocas del topos y del logos, del lugar y de la palabra, del espacio y del discurso (AINSA F. 2006). De echo, nombrar la realidad o el entorno equivale a sistematizarlo, perderle el miedo, hacerlo inteligible, comprenderlo, apropiarse de l e incluirlo en el proprio sistema cultural. Igualmente, es fundamental estudiar el flujo, opuesto y complementario, de la influencia del entorno en el lenguaje, el lxico, la gramtica que un idioma utiliza para describir el ambiente en que una determinada comunidad vive as como su concepcin general de lo que es la realidad. Sin embargo, varios componentes ms intervienen en la relacin dialgica entre espacio y discurso, como por ejemplo las acciones, la memoria, las creencias y las religiones, los diversos factores culturales como las instituciones, el trabajo, las celebraciones y los rituales, las guerras, las cuestiones acerca de la identidad, y la percepcin, observacin, creacin, representacin, construccin, reconstruccin de si mismo, intracultural y del otro humano y natural, del tiempo, de los ciclos de las estaciones y de los otros fenmenos ambientales. El anlisis socio-ecolingstico por lo tanto se propone enfatizar de manera exhaustiva la interaccin entre el espacio imaginario del yo interior, el Innenwelt (LACAN J. 2001: 96) y el mundo fsico percibido por el sujeto humano, el Umwelt, es decir el entorno (VON UEXKULL J. 2011 [1934]). Ecologa entonces define la integracin de sus aspectos naturales, fsicos, ambientales, biolgicos y cognitivos, y lenguaje comprende el lxico, la gramtica, el discurso, las narraciones, los textos, y la comunicacin icnica, auditiva, no-verbal, multitextual, intermodal y digital as como sus rasgos sociales, culturales, cognitivos, ecolgicos y biolgicos. Asimismo, entendemos el paisaje como un constructo ecolgico-psicolgico-social (ECHAVARREN J.M. 2010: 1110, http://papers.uab.cat). Por lo tanto, el lenguaje es tambin reconocido como prxis social e instrumento cultural (HALLIDAY M.K. 2001; HARR R. et al. 1999: 28) quizs sus aspectos ms fundamentales , que se forma gracias al socio-ecosistema y al mismo tiempo tiene efectos reales sobre l (CHAWLA S. 1991). El lenguaje entonces es un proceso interactivo que conlleva tambin el potencial de promover y respaldar prcticas social y ecolgicamente equilibradas (BAY D. et al. 2003: www.metaphorik.de; KEULARTZ J. 2007). El espacio resulta ser as el lugar donde los individuos y las sociedades se encuentran y crean significados, un rea llena de acciones humanas materializadas, conceptualizadas y recordadas (BOURDIEU P. 1977; FOUCAULT M. 1983) donde la memoria humana acumula, documenta, categoriza, construye y reconstruye las experiencias a travs del tiempo, tambin de manera immaginaria. El espacio es tambin el resultado de la cooperacin humana, una construccin siempre diferente, culturalmente determinada, y por eso no es agente neutral: es un lugar activo para generar culturas, ideologas, cohesiones y divisiones, lmites, prcticas, identidades, intersecciones, smbolos (RAPPAPORT J. 1985; LEFEVBRE E. 1991; HEIDEGGER M. 1993; BARTHES R. 1997). Asimismo, el espacio (entorno, territorio, paisaje, medioambiente) es un texto natural y cultural, un intertexto, una construccin territorial, religiosa, identitaria, socio-cultural, natural, artificial, de poder, simblica. De estas reflecciones se desprende la importancia del estudio de las representaciones territoriales y de sus marcadores, es decir de las ideas acerca del

  • proprio territorio, de sus lmites, de sus elementos naturales, culturales, tnicos, lingsticos, de los mapas, sus narraciones y sus historias. Entre los objetos de este tipo de anlisis, tambin son muy relevantes los glifos de ciudades y pueblos prehispnicos. Un elemento terico ms que se utiliza en este estudio es el concepto de cosmoteandrismo discursivo, que deriva del cosmoteandrismo religioso-ecosfico acuado por el filsofo indo-espaol Raimn Panikkar (PANIKKAR R. 2004). Para este anlisis es muy til la pespectiva doblemente tridica de integracin ecosfica (PANIKKAR R. 1994), pero estrictamente despojada de cualquier finalidad religiosa, entre los planos csmico-natural (cosmo-), divino-religioso-espiritual (theos, te-) y humano-cultural (-andrismo), aplicada a las percepciones de la realidad, del ser y del ser humano. Es conveniente aplicar tambin el concepto paralelo e igualmente incluyente de panenteismo o presencia de lo divino en todo el ser, humano y natural, que procede de las concepciones filosfico-teolgicas del brasileo Leonardo Boff (BOFF L. 1993) igualmente despojado de cualquier objetivo religioso cristiano. Por lo tanto, este estudio de la micro-toponimia, es decir de los nombres que las comunidades han dado a los aspectos de su medio ambiente inmediato, se junta al de la etnotoponimia, tomando en cuenta que los etnotopnimos son parte integrante de una comunidad (COUTO H.H. 2007:250-251), estando intrnsicamente interrelacionados con ella, y que en las culturas indgenas las montaas, los bosques y los varios elementos naturales, se reverencian por tener atributos en comn con los seres humanos y los seres mgicos-religiosos, y por su continuidad entre unos y otros y las deidades (LEN PORTILLA M. 1983; LPEZ AUSTIN A. 1997). Adems, se enfocan micro-etnotopnimos mexicanos prehispnicos para ver cmo los topnimos son descriptivos de los aspectos culturales de las personas y las sociedades. [Cmo] estn relacionados con la cosmovisin, la religin, las tradiciones y la historia ... (VALENZUELA VALDIVIESO E. 2010:18), y con la socio-ecologa lingstica y los aspectos simblicos y metafricos, zoolgicos, botnicos, cosmognicos, totmicos, teolgicos, etc., recalcando una vez ms el hecho de que los lugares no solo reunen historia y autobiografa, sino que son tambin puntos de encuentros privilegiados para humanos, plantas, animales y espritus (COUTO H.H. 2007: 254). Los etnotopnimos y microtopnimos (IBID.: 250-259) utilizados para el presente estudio se encuentran en la lista de los compuestos glficos de nombres de lugares presentes en la Matrcula de Tributos y en el Cdice Mendoza, redactada por el historiador mexicano Antonio Peafiel y publicada en 1855 como Nomenclatura geogrfico, etimolgica y jeroglfica, nombres geogrficos de Mxico (1). Cabe subrayar que la Matrcula de Tributos es uno de los escasos cdices mexicas de tipologa prehispanica anterior a la conquista que se han conservado hasta hoy. Compuesto o copiado entre 1522 y 1530 probablemente por orden de Hernn Corts, la Matrcula est redactada en hojas de papel amate tradicional, pero ligadas hoja por hoja al estilo de libro europeo, en formato pictogrfico y con anotaciones posteriores en espaol, y recoge el inventario de los altpetl (ethnic states, territorios tnico-territoriales, ciudades-estado - LOCKHART J. 1992: 14; IBID.: 717) pertenecientes a las 16 provincias tributarias de la Triple Alianza mexica, acolhua y tepaneca con centro en la ciudad de Tenochtitlan, tambin conocida como imperio azteca (siglos XV-XVI). La Matrcula tambin registra los productos entregados y su cantidad, visualmente y utilizando el sistema numrico-aritmtico nahuatl. Puede consultarse en versin digitalizada en la Bblioteca Digital Mexicana (2). Paralelamente, el Cdice Mendoza remonta a los aos inmediatamente posteriores a la conquista (1535-1540) y fue encargado para Carlos I por el primer virrey de la recin creada Nueva Espaa, don Antonio de Mendoza. Escrito originalmente sobre papel europeo con el sistema pictogrfico prehispnico y en el tradicional formato de rollo o biombo, exhibe glosas posteriores de interpretacin alfabtica en espaol y fue sucesivamente reconstruido en pginas encuadernadas. Su segunda seccin es una copia casi completa de la Matrcula, mientras la primera y tercera parte reportan la historia y la vida cotidiana de los mexica. Otro recurso digital que ha resultado de gran utilidad para esta investigacin es el proyecto Tetlacuilolli-Amoxcalli, biblioteca digital de cdices y diccionarios con anlisis de los compuestos glficos (3). Desde al punto de vista de los criterios de estudio, es de gran importancia el pluri-concepto prehispnico y novohispano inicial de altepetl, que unifica profondamente cuestiones de identidad y pertenencia lingstica, religiosa, cultural, territorial-geogrfica, ecolgico-ambiental (REYES GARCA C. 2000; FERNNDEZ CHRISTLIEB F. GARCA ZAMBRANO A.J. 2006), y ms niveles conceptuales, simblicos, filosfico-csmicos y sagrato. Por estas razones es sumamente adecuado para estas investigaciones socio-ecolingsticas que buscan visiones no-antropocntricas de integracin entre lo que se considera artificialmente como un binomio de valores estticamente y moralmente opuestos por muchas lenguas y civilizaciones europeas, es decir lo natural y lo cultural (LATOUR B. 1993; BANG J.C. DR C. 1993: www.jcbang.dk). La idea multicntrica de altepetl comprende la relacin simblica entre el o los elementos del paisaje que se refieren al pueblo descrito, su topnimo y el mismo altepetl (BENTEZ FUENTES 2012: 103), y se encuentra explicada y sintetizada en el respectivo compuesto glfico. Cabe subrayar que altepetl significa literalmente agua y montaa y es por ende un difrasismo. El difrasismo es un procedimento de unin simblica de dos palabras, tpico de

  • algunas lenguas mesoamericanas, como el maya y el nahuatl clsicos, sobre todo de su expresin formal. El difrasismo, definido por primera vez por el historiador y fillogo mexicano ngel Mara Garibay Kintana, es la expresin de una misma idea por medio de dos vocablos que se completan en el sentido, ya por ser sinnimos ya por ser adyacentes (GARIBAY KINTANA A.M. 1940:112). En nahuatl describir las cosas equivale a mencionar siempre dos aspectos principales de ella[s], como para lograr que de su unin salte la chispa que permita comprender (LEN PORTILLA M. 1956: 186-187), como por ejemplo la expresin in xochitl in cuicatl, con que notoriamente se indica la poesa y el poema, y que literalmente sigifica la flor [y] el canto. Entonces a nivel lingstico, cognitivo y filosfico el concepto de difrasismo es fascinante, indicando pares semnticos o binomios dos lexemas que, mediante la yuxtaposicin, construyen una unidad de significado diferente de la que enuncia cada trmino. ... tambin son difrasismos aquellos cuyos lexemas se relacionan de manera ms composicional y no construyen sentidos diferentes. ... [son] formas de conceptuar referentes especiales. no son meras figuras de estilo y no pueden ser valorados como una simple asociacin metafrica y metonmica (MONTES DE OCA VEGA M. 2008: 226-228). Un factor ms que destaca es la complejidad de la aplicacin de nuestros conceptos de lengua y escritura para el mundo prehispnico, en este caso de habla nahuatl: los ideogramas-pictogramas, algunos muy estilizados y casi fonticos, representan mucho ms que una variedad de escritura y representacin visual, siendo adems casi siempre tambin ricos de smbolos y correlaciones metafricas (LPEZ AUSTIN 2003: 144). Por lo tanto, prcticamente no hay fronteras entre expresin visual-artstica y la oral-pictrica-ideogrfica-fontica-escrita: la comunicacin escrita es un unicum multitextual y un proceso de significacin interrelacional, indiviso e indivisible. Es ms, por lo que consta a la imagen en la cultura nahua, hay que recalcar que estaba estrechamente vinculada con la palabra pero de manera independiente, produciendo sentidos especficos: Segn el gnero pictrico, se estableca una relacin especfica entre el sentido referido y el sentido producido por la imagen; entre la historia y el discurso, entre los niveles de superficie y las estructuras profundas de la configuracin pictrica. La mmesis icnica, el simbolismo ideogrfico y la mediacin fontica se conjugaban con el tamao, el trazo, la posicin, los colores, la tensin espacial de las formas sobre el papel o la fibra y su composicin para generar un sentido sensible, en parte infraliminal (JOHANSSON KERAUDREN P. 2001:69, www.ejournal.unam.mx). Gracias a todas estas consideraciones, si analizamos por ejemplo el compuesto glfico del altepetl de Quahuitlyxco, vemos un nombre figurativo formado por el signo de rbol, que se lee y se llama cuahuitl, y un nombre ideogrfico, un crculo con un prpado rojo que representa a un ojo colocado verticalmente sobre la parte baja del tronco (ixtelolotli, que da la terminacin ixte, que luego se vuelve ixco a la lectura fontica del glifo). El nombre del compuesto glfico por lo tanto significa lugar del nudo del madero (siguiendo la interpretacin del proyecto Tetlacuilolli), lugar a la orilla de la arboleda o en la superficie de la arboleda, puesto que ixte como lectura fontica procede del glifo del ojo pero como significado deriva de ixtle, superficie, cara (segn Peafiel reportado en el proyecto de Berkeley). Podra referirse a la que hoy es la colonia de Cuautlixco en la ciudad de Cuautla, Morelos, aunque en este caso como en otros, puede haber perplejidad entre cuahuitl, rbol y cuauhtli, guila si el pueblo o la ciudad moderna no ha conservado el glifo en su escudo (por ejemplo, en el caso de la ciudad de Cuernavaca, Cuahuinahuac, est muy claro que se trata de rboles y no de guilas ZUNINO F. 2013: 160, http://seer.bce.unb.br). Otro compuesto glfico que interesa mencionar entre los muchos es el de Totolinco, representando por dos glifos: una cabeza de guajolote o pavo comn - Meleagris gallopavo, especie nativa de los actuales Estados Unidos y Mxico -, llamado totolli en nahuatl sobre todo para definir al estado juvenil del ave (el nombre general es huexolotl, del que deriva el trmino del espaol mexicano moderno), con la parte inferior de un cuerpo humano, tzintli, que significa base. Especifica el proyecto Tetlacuilolli que tzintli como sufijo se utiliza para indicar respeto, afecto, gracia, gentileza, compasin, y tambin como diminutivo, y se representa en varias posturas, sentado, hincado o apoyado y con las piernas a veces dobladas. Por lo tanto el glifo del altepetl Totolinco significa en los pequeos guajolotes, y podra identificarse con el actual pueblo de San Miguel Totolcingo en el ejido homnimo, en el estado de Mxico. Interesante notar como el altepetl fue utilizado por los espaoles como base para las jurisdicciones administrativas de los inicios de la Nueva Espaa, es decir la encomienda y tambin las parroquias rurales e indias (LOCKHART J. 1992: 14). Lo que a nivel ecolingstico involucra ambos compuestos glficos, es el hecho de que los dos son casos muy representativos de la profunda compenetracin entre las esferas natural-biolgica y la humana-anatmica que se encuentran en la Weltanschauung mexica, que no opone conceptos y visiones exclusivamente dualsticas y lineares. El rbol posee un atributo humano, el ojo dibujado hasta con la especificidad de los prpados, y al mismo tiempo el cuerpo al que el ojo pertenece es un rbol, entonces su cara es el tronco (as como el cono de la palabra, o una boca abierta con dientes, son dos terminaciones muy frecuentes en los glifos y significan adentro del rango autidivo, a distancia de oido, y entonces cerca, junto con - MACAZAGA ORDOO C. 1979:64 , y se encuentran a menudo colocadas sobre un rbol, y el glifo de la nariz humana, yacatl, se coloca encima o a lado del

  • glifo de un cerro, tepetl, para significar en la cima, en la cumbre). El cuerpo del guajolote es un cuerpo humano, de hombre, y la cabeza del hombre es la de un guajolote; el glifo tzintli, base, se encuentra unido a glifos de milpas (sembrados de maz), agua, cerros, as como glifos de brazos con manos (maitl, a menudo usados para terminaciones de lugar), de cabezas de varones (cuaitl) y cabezas y cuerpos enteros de mujeres (cihuatl), asociados a componentes que en nuestra civilizacin occidental definimos naturales, de la flora, fauna, paisaje y elementos ambientales Por otra parte, no hay que olvidar la esfera teolgica y espiritual, ya que por ejemplo para las culturas de la Mesoamrica el rbol en toda sus representaciones ms o menos naturalsticas (un rbol genrico como en el caso de Quahuitlyxco, o una ceiba, un zapote, un amate, un huacal, un ocote, un aguacate, y todas las dems especies botnicas indgenas de Amrica que se encuentran utilizadas en los glifos de los cdices prehispnicos) fue la va de unin entre le cielo y el inframundo (LPEZ AUSTIN A. 1997:91). Del rbol, sobre todo de la ceiba, surga el orden poltico y el poder y en su tronco flua el orden csmico de las dos corrientes helicoidales con las fuerzas opuestas del cielo y del inframundo. En lo que se refiere a los compuestos glficos y a los ideogramas-pictogramas en nahuatl, los dioses mesoamericanos no slo tienen apariencia antropomrfica, sino que sus cualidades y caractersticas son predominantemente humanas, producto del medio social donde surgieron esas concepciones religiosas cada una de estas deidades estaba representada por un cuerpo humano y otro animal o vegetal, o por una combinacin de rasgos humanos y naturales. Con los rasgos vegetales o animales el significado se da por metonimia, designando una cosa con el nombre de otra. En otros casos esto ocurre mediante el uso de metforas, otorgndole a una deidad, por medio de la comparacin o la alegora, los atributos de otro ser o cosa. De este modo, el cuerpo nico del dios, que es siempre el cuerpo humano, se transforma en las "mil formas" o en los "cuatrocientos cuerpos del dios", las cuales no son otra cosa ms que proyecciones del cuerpo humano en el mundo natural o animal (FLORESCANO E. 1997: 51-58). Un caso emblemtico de compenetracin profunda entre las esferas naturales, humanas y divinas entonces de cosmoteandrismo discursivo perfectamente representado es el del compuesto glfico que representa Yzcuintepec o Itzcuintepec. Dos glifos, un perro con manchas negras (itzcuintli) sobre la terminacin tepec (monte, cerro) permiren la lectura fontica, y de sta aparecen dos significados simblicos. El primero se relaciona con Ixcuinan (La de las Dos Caras, diosa plural formada por cuatro hermanas de diferentes evade; ms conocida en su aspecto de Tlazolteotl, Diosa de la Inmundicia, La Devoradora de Suciedad, la Flechadora, es una antigua diosa relacionada con la luna, los ciclos astronmicos, la fertilidad de la tierra, la fecundidad, el sexo, la lujuria, la basura y la muerte), que toma su fontico de itzcuintli; el compuesto glfico equivale entonces a lugar consagrado a Ixcuina. El segundo se vincula con el itzcuin patli, la yerba del perro (Solanum schlechtendalianum Walp., una hierba medicinal todava utilizada como anticrotlico), y otorga as la significacin de lugar de la hierba del perro. Aunque la locacin contempornea del altepetl de Yzcuintepec no est cierta (hay varios pueblos llamados Santiago Ixcuintepec, en el estado de Oaxaca, de Puebla, de Veracruz, y un famoso cdice histrico-genealgico del siglo XVI con topnimos y acontecimientos de la sociedad chichimeca, los seis Papeles de Izcuintepec - VALERO DE GARCA LASCURIN A.R.: www.tetlacuilolli.org.mx), la asociacin simblica y metafrica de perro-diosa-hierba-monte, y la integracin de lo natural (animal, vegetal, y elemento del paisaje) y religioso consienten respaldar todava ms la hiptesis inicial de este estudio, de una macro-cultura y una lengua-escritura-comunicacin figurativa-arte-filosofa, el nahuatl, altamente compleja, con varios niveles de interpretacin que comprenden distintos planos concatenados de representacin y comprensin de la realidad y el ser humano, natural y divino. Efectivamente, al estudiar la cosmovisin como visin estructurada en la cual los antiguos mesoamericanos combinaban de manera coherente sus nociones sobre el medio ambiente en que vivan, y sobre el cosmos en que situaban la vida del hombre, partimos de la ubicacin de estas creencias en el mundo real ... los topnimos referidos a cerros, pueblos e infinidad de lugares sagrados del paisaje demuestran esa ntima fusin entre la percepcin mtica y el paisaje real (BRODA J. 2001: 41-46). Si se examina el poli-concepto de altepetl y sus representaciones en los glifos de los eco-antro-teotopnimos, se pueden destacar las complejas relaciones lingsticas-culturales, ambientales y religiosas entre los aspectos ideogrficos, fonticos y metafricos, la unin ntima entre lo divino, humano y natural con sus mltiples referencias ecolgicas, teolgicas, totmicas e identitarias. Asimismo, the cellular division of the altepetl gave it great flexibility, adapting to different geographical circumstances, contracting or expanding as needed, and acquiring highly diverse physiognomies, yet always preserving the same metaphorical relation to the world and to the cosmos (ORDUA S. 2012: 2, http://visit.lincoln.ac.uk). Adems, es necesario subrayar que los espacios territoriales y de ah sus representaciones ideogrficas y simblicas encarnan y personifican las creencias y estructuras particulares de las sociedades. Actuan al mismo tiempo como lugares intertextuales (DUNCAN J. 1990: 621), paisajes narrativos (SNCHEZ MORALES J.C. 2011: www.razonypalabra.org.mx), paisajes lingsticos (KOSKINEN 2012: 73), mapas metafricos (ORDUA S. 2012: http://visit.lincoln.ac.uk), en los que los patrones culturales

  • histricos vuelven a inscribirse y leerse en el espacio diacrnico; social practices and social institutions that are arranged according to such cultural patterns are identiable in archaeological remains (BATRES C. 2009: http://opensiuc.lib.siu.edu). En las culturas mesoamericanas prehispnicas, hay que evidenciar tambin los dos aspectos hbridos de lugar natural e icono natural: el lugar natural [es] como un espacio histrico, relacional e identificatorio, personalizado, y caracterizado por una alta funcin social. La interpretacin del lugar natural implicaba una interaccin de la cual naca un sentimiento de pertenencia. En el caso del icono natural, las personas consumen el smbolo en lugar de interactuar con su referente material. El lugar natural se convierte en un verdadero icono para la comunidad, deja de constituir un signo para convertirse en smbolo de la sociedad, un ttem a la manera de Durkheim, un territorio donde renovar los lazos de pertenencia a la comunidad social. Es por ello que pasa de ser un espacio histrico a convertirse en un espacio mtico, y las relaciones que se mantienen con l adquieren una forma ritualizada con elementos sagrados (ECHAVARREN J.M. 2010: 1115-1116, http://papers.uab.cat). Por lo tanto, es necesario extender la dimensin material, cultural y emotiva de los anlisis sociolgicos (IBID.: 1111-1112) hacia el nivel espacial holstico (SMUTS J.C. 1999 [1926]) de las esferas del discurso cosmotendrico y panentestico, que implica y envuelve una visin del universo multiforme e integrado en que la dimensin socio-antropolgica no est al centro, sino que se completa con el espacio tridimensional de la naturaleza, los dioses y los elementos csmicos. Paralelamente, no hay que olvidarse de otros tipos de sistematizacin del mundo segn las diversas culturas del planeta, como son los sistemas sensoriales, utilizados por ejemplo por las culturas originarias de Hawaii para el conocimiento espacial y la tradicin cartogrfica: while all human beings have similar sensory receptors with about the same physiological capacilities in which to receive information about the world, different cultures in different times mix the information received in varying proportions, placing greater emphasis on different sensory systems. each cultures concept of reality and their associated representations or presentations of their spatial environment are tremendously different. In fact, [they] need not be visual pictures; oftentimes a sound or a smell will suffice (PUALANI LOUIS R. 2011: 170). Por lo tanto, if ethnoecologists mean to understand how people manage landscapes as well as natural resources locale must become more central in studies of local knowledge. Additionally, sense of place the local structure of feeeling arising from traditions and beliefs - should also anchor ethno-ecological studies, because it constitutes the site-specificity of the beliefs that guide resource use. biological, physical, human and spitirual landscapes are inseparable (DUVALL C.S. 2011: 137). En el mismo momento en que se registra para la eternidad, el compuesto y complejo espacio indgena prehispnico y su singular sistema de escritura o de visible speech (JIMNEZ R.T. SMITH P.H. 2008: 34), no antropocntrico sino cosmotendrico y panentestico, representado a travs de los compuestos glficos de los eco-antropo-teo-topnimos, se convertir durante la conquista europea en espacio de traslacin y de contacto entre lenguas y culturas (KOSKINEN 2012: 73-74), futuro lugar de produccin de las herencias lingstico-culturales (VUOLTEENAHO J. et al. 2012: 2) contemporneas. De echo, un encuentro-desencuentro (ROIG A.A. 1992) extremadamente brutal y sangriento, y fuertemente incentrado en cuestiones de imperialismo ecolgico (CROSBY A.W. [1986] 2003; GROVE R.H. [1995] 1997) y lingstico (PHILLIPSON R. 1992; MHLHUSLER P. 1996a), pero tambin fuertemente sincrtico e inspirador para contribuir con una historia anticipatoria alternativa (DESILVEY et al. 2011) a un nuevo discurso, ms biocntrico, constructivo (MHLHUSLER P. 1996b; CANTRILL J.G. - ORAVEC C.L. 1996) y de resiliencia (BERKES F. et al. 2003) ante la actual crisis global. Notas (1) esta lista incluye 462 glifos y 39 lminas ilustradas y es consultable como texto en lnea en la pgina archive.org/details/nombresgeogrfic00fomegoog de los achivos de American Libraries. Adems, ha sido completamente digitalizada en el Aztec Place Name Glyphs Project del Departamento de Geografa de la Universidad de California, Berkeley (oldweb.geog.berkeley.edu/ProjectsResources/Glyphs/Home). El mismo proyecto ha digitalizado como mapa interactivo el volumen relativo a las fundamentales investigaciones del antroplogo Robert H. Barlow (BARLOW R.H. 1949) acerca de la ubicacin de la mayora de las provincias tributarias y de los lugares mencionados en la Matrcula (oldweb.geog.berkeley.edu/ProjectsResources/Glyphs/Keys/BarlowMapKey). (2) bdmx.mx/manuscritos_tributos.php. (3) CIESAS-CONACYT, www.tetlacuilolli.org.mx.

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