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CURSO SUPERIORDE SINTAXIS ESPAÑOLA

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VOXCURSO SUPERIOR

DE SINTAXIS ESPAÑOLASamuel Gilí Gaya

DECIMOTERCERA EDICIÓNMAYO 1980

Colle del Bruch, 151 - BARCelONA· 37

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INTRODUCCIÓN

l. Aprendemos el lenguaje desde niños por imitación de las per-sonas que nos rodean. Dentro del lento proceso adquisitivo del sistemade hábitos expresivos que constituye nuestro idioma, los fenómenos sin-tácticos se caracterizan por la mayor lentitud de su desarrollo en la con-ciencia individual. En condiciones normales, después de una etapa debalbuceos, el niño consigue relativamente pronto articular las palabras queva necesitando para sus relaciones con los demás; y no es menesterque aprenda muchas para adiestrarse en todas las articulaciones fonéticasde su lengua nativa. Desde este momento el aprendizaje del léxico, quecon velocidad decreciente durará hasta la vejez, no es más que adición deelementos, repetición y formación de asociaciones. La flexión es ya unarelación sintáctica entre voces mentalmente contiguas; procede por ana-logía, y entre los niños de nuestra lengua comienza con la distinción delnúmero, del género y de las formas verbales del imperativo y el presente;sigue luego el pretérito perfecto, reducido al participio como forma gene-ral del pasado; mucho más tarde se consolidan el futuro y el condicional;las formas compuestas -con excepción de he cantado- son tardías por 10general.

Las primeras palabras del niño tienen carácter sintético; son expre-sión de vivencias indiferenciadas en sus elementos; equivalen a frases,oraciones y períodos. A medida que aprende a diferenciar elementos máso menos complejos del contenido de sus vivencias ya traducir los resulta-dos de su análisis incipiente en dos o más palabras sucesivas, aparecen losprimeros sintagmas del lenguaje infantil. La relación entre las palabrasmentalmente conexas no conoce al principio más medio de expresión quela sucesión; su procedimiento es enumerativo; el orden de las palabras

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6 INTRODUCCIÓN § 2

sucesivas lo determinará el interés del momento. Con la aparición de lasprimeras flexiones suele coincidir el empleo de la conjunción y; prontocomienzan para y la adversativa y sólo en una fase degran desarrollo se presentan las conjunciones consecutivas y concesivas.

Estas observaciones sobre el proceso formativo del lenguaje indivi·dual, que más adelante ampliaremos oportunamente, tienden sólo aseñalar la importancia metódica del estudio del habla infantil para lacomprensión de ciertos fenómenos lingüísticos, y especialmetne los sin·tácticos, a causa de la lentitud de su desarrollo en el habla del niñoy del adolescente 1. La palabra.frase perdura en el lenguaje del adulto(interjecciones, vocativos, oraciones incompletas) con toda su fuerza ex·presiva; perduran asimismo la simple yuxtaposición de elementos, laanteposición de palabras más interesantes, y, en general, todas las eta·pas por que ha pasado la formación del lenguaje personal conviven enla madurez de la vida con las formas más complejas de expresión. Mu-chas personas de escasa cultura no pasan de determinadas fases de sudesarrollo lingüístico; y el empleo de los recursos sintácticos del idiomaclasifica socialmente al individuo tanto como la pronunciación y el ve.cabulario.

2. En el acto de hablar advertimos un doble proceso de análisisy síntesis. Una representación, un estado afectivo, un juicio, aparecenen nuestra conciencia sintéticamente, con sus elementos indiferenciados:expresarlos supone diferenciarlos, analizarlos, distinguirlos entre sí.Hablar es, en primer término, analizar. Pero una vez distinguidos unosde otros los elementos de un complejo de conciencia, es menester es·coger los que sean más adecuados a nuestras intenciones expresivas. Enuna descripción, por ejemplo, no decimos todas las imágenes que tene·mos presentes simultáneamente en la conciencia, sino sólo aquellas queconsideramos acomodadas al fin que nos proponemos. De igual manerala narración no es una enumeración de todos los hechos si no

1 Véase nuestro estudio Funciones gramaticales en el habla infantil; San Juan de PuertoRico, 1960; pub!. por el Consejo Superior de Enseñam.a de Puerto Rico. Para el enfoque generalde este problema. \'éase también nuestro discurso de recepción en la Real AC3demi;¡ Espallol.,lmi/ació" y creación en el ¡,abia infantil. Madrid, 1961.

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§ 3 INTRODUCCIÓN 7

una selección de los que deseamos destacar. Este trabajo de selecciónartística, proyectado hacia fines determinados, tiene carácter sintético 2,Yestá naturalmente, más desarrollado en el adulto. Sintética es tambiénla relación que establecemos entre unas palabras y por medio departículas y desinencias.

3. La estructura general de la frase que pronunciamos se acomo-da a patrones o moldes ideales, esquemas expresivos, fórmulas de orga-nización que hemos aprendido desde niños y que aplicamos por analo-gía a las frases, oraciones y períodos que necesitamos formar. El hábitose encargará de fijar tales esquemas en la conciencia.

Todo idioma, en un momento determinado de su historia, poseeun repertorio más o menos extenso, pero siempre limitado, de fórmulasestructurales que no agotan la vasta complejidad de nuestra vida inte-rior. Expresarse en una lengua cualquiera supone, por consiguiente,usar de unos andadores fáciles con los cuales marchará cómodamenteel pensamiento; pero al mismo tiempo quedamos limitados al empleode las formas expresivas que acepte como válidas la comunidad par-lante de que formamos parte. El artista de la palabra, al poner en ten-sión todos los recursos de que es capaz su idioma, consigue crear nuevasformas de lenguaje que pueden ser admitidas o eliminadas por su gruposocial, o por algunos de sus sectores. El hombre vulgar, carente de ori-ginalidad expresiva, se atiene a las fórmulas elaboradas en su comunidadlingüística y tiende a perpetuarlas. El cultismo sintáctico de nuestrosescritores del Renacimiento, al tratar de adaptar a la lengua vulgar laestructura de la frase latina, con sus transposiciones y sus ablativos abso-lutos, obligó a la Sintaxis castellana a contorsiones atrevidísimas de lascuales salió notablemente enriquecida. Muchas de sus novedades fueron

2 Sohre los valores lógico) del lenguaje, véase HUSSERL, lógicas (pub!. de la•• Revista de Occidente .. , Madrid, 4 \"ols.). La moderna estilística considera insuficientes los mé.todos 1IlgicCls y psicol6gicos, y se orienta hacia el estudio del lenguaje en sí mismo como energíam(stiea creadora. Wase K. VOSSLEJt. Filoso/la trad. de A. A[lonso] y R. L[ida],M.ldrid, 1940. Para la bibliografía e historia de los trabajos estilísticos, v. H. HATZFELD, Laligación en las lengtlas rom4nicas, en lntrodt«ción a la romance, publicadapor el Ilntituto de Filologia de la Universidad de Buenos Aires, 1932.

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8 I}l;TRODUCCIÓN § ..

eliminadas; algunas se incorporaron a la lengua literaria, y por la pre-sión constante de ésta· han pasado en parte a la lengua hablada, ni másni menos que el cultismo léxico de la misma época.

4. Sin embargo, no es sólo la acción renovadora de los hombresdotados de originalidad expresiva lo que contribuye a los cambios enlos esquemas sobre los cuales se moldea la frase. Al fin y al cabo su in-fluencia es intermitente y de sentido variable. Pero en las profundidadesdel lenguaje colectivo actúan leyes o tendencias psicológicas e históricasque rigen permanentemente sus transformaciones a través del tiempo.

Los cambios sintácticos se propagan con extremada lentitud, mayorgeneralmente que la que observamos en la evolución de la pronuncia-ción o del vocabulario 3. Quizá contribuya a esta lentitud la mayor in-consciencia de los fenómenos sintácticos. En efecto: una palabra nuevao substituida se nota en seguida; una generación se da cuenta de susdiferencias de vocabulario con respecto a la generación anterior. Conalguna mayor dificultad son perceptibles también los cambios en laarticulación de los sonidos, sobre todo en las épocas en que éstos se pro-ducen o se generalizan en número considerable, por ejemplo, en Espa-ña desde mediados del siglo xv a fines del XVI, en que se fija en 10 esen-cial el sistema fonológico mwerno". Por el contrario, las transformacio-nes en la estructura de la frase (con excepción del cultismo literario yde los modismos) no se perciben más que a muy largo plazo, y sólo sepropagan después de un forcejeo de varias generaciones con los esque-mas tradicionales. Se producen además una por una, y con aparenteindependencia unas de otras. Únicamente parece aventajarlas en lenti-

3 Véase E. BOURCIEZ. § 31.4 Los cambios de pronunciaci6n de una generaci6n a otra fueron estudiados de un modo

penetrante por RousSELOT. modi/ications phonéliques dans le patois de/rouin. París, 1892. Las observaciones de Rousselot fueron comprobadas con más pormenorespor Gauchat. Véase bibliografía sobre este interesante problema en WAIlTlURG. ymhodos de la Lingüística, trad. por D. Alonso y E. Lorenzo, Madrid, 1951, págs. 56-59.AMADO ALOsso. en De la pronunciación a la m t. 1 (Madrid, :d.Gredos, 1955), ha reunido abundantísimos datos sobre el proceso de fijaci6n fonética de nuestralengua a comienzos de la Edad Moderna. Este tomo, y los otros dos que se hallan en publi-caci6n bajo el cuidado y con las aportaciones personales de Rafael Lapesa, ilustrarán amplia-mente este importaDte aspecto de la evoluci6n lingüística.

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§ 5 1NTRO\)UCCIÓN 9

tud, a causa de su carácter más inconsciente todavía, la evolución de lascurvas de eJitonación y el soporte rítmico del idioma 11.

5. El empleo de la preposición a con complementos directos depersona nos ofrece un ejemplo de la larga gestación y propagación de losfenómenos sintácticos: Se inicia en la época preliteraria por confusióncon el dativo, considerando a la persona como interesada en la acción;se encuentra con gran frecuencia en los textos primitivos (Veré a la mu-gier, CID, 229), sin ser todavía obligatorio; progresa cada vez más hastahacerse general en la lengua moderna, pero con numerosas vacilacionesmotivadas por la mayor o menor determinación de la persona (busco alcriado, frente a busco un criadoJ, o al grado de personificación que seatribuye al complemento directo (temes la muerte, junto a temes a laMuerteJ. La preposición facilita la distinción entre sujeto y comple-mento, aunque se altere el orden de colocación (María vio a tu hermanoo A tu hermano vio MaríaJ, y de aquí se pasó a usarla con complemen-tos directos de cosa siempre que puedan confundirse con el sujeto de laoración (El entusiasmo venció la dificultad o El entusiasmo venció ala dificultadJ8. Pero antes de que se hubiese podido llegar a normasfijas, la analogía propagó el empleo de a en complementos de nombresgeográficos (he visto a CádizJ, aunque no con la regularidad que suponela ACADEMIA'. La evolución dura todavía en nuestros días, sufriendoconstantemente interferencias analógicas que explican los casos particu-lares. No es raro, por ejemplo, hallar complementos directos de cosaconstruidos con la preposición a cuando no recogen toda la actividad delverbo, sino una parte. En un periódico reciente leemos lo que sigue:Nuestros cazas derribaron dos aviones enemigos y averiaron a otros tres.La idea general del acto del combate se bifurca en aviones derribadosy aviones averiados, tomando así la apariencia de un doble complemen-

S Sobre la persistencia de la entonación, véanse las curiosas observaciones de T. N.\V.\RROTOMÁS. El (Discurso de ingreso en la Academia Española. Madrid, 1925). V. tam-bién mis ritmo la prosa, en la revista Madrid (1938), y El ritmo la

Barcelona, 1956.6. R. LENZ, La oración y sus par/u, §§ 31 Y 58.7 Gramá(ica la p. JI, cap. XVI. Para más pormenores y ejemplos,

véase § 5' de este libro.

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10 INTRODUCCIÓN § 6

to, aunque gramaticalmente dependa cada uno de un verbo distinto.Entre los dos complementos, el más afectado por la acción (los derriba-dosJ se mira como acusativo y va sin preposición; el menos afectado(los averiados) se parece más al dativo y lleva la preposición a. El fenó-meno a que nos referimos marcha paralelamente al uso del pronom-bre le como acusativo, y se entrecruza constantemente con él (§ 175).Se trata aquí de una interferencia analógica divergente.

En plena competencia se halla hoy también el se de pasiva refleja(se venden botellasJ con su propia significación impersonal activa (sevende botellasJ, según veremos en el capítulo correspondiente (§§ 104Y 105).

6. Los ejemplos anteriores muestran interferencias que pertur-ban un fenómeno y complican su desarrollo ulterior. Pero a veces laconcurrencia de dos o más fenómenos sintácticos nacidos con fines ex-presivos diferentes, viene a reforzar una evolución determinada. Porejemplo, cuando tratamos de explicarnos la repugnancia creciente delespañol al uso de la construcción pasiva, hallamos como una de suscausas la competencia con la pasiva refleja, reforzada con el carácterperfectivo o imperfectivo de los verbos con que pudiera emplearse lapasiva por medio de la perífrasis ser+ participio. En efecto, nadie em-plea en español la pasiva con el presente e imperfecto de verbos perfec-tivos: El fusil es disparado por mí; la puerta era abierta por el portero(a no ser que queramos presentar la acción como reiterada), son cons-trucciones desusadas en la lengua moderna. En cambio no hay incon-veniente en usar la pasiva en los mismos tiempos cuando se trata deverbos imperfectivos, de larga duración, por ejemplo: luan es queridopor todos; la noticia era conocida en la ciudad (v. cap. IX). El carácterimperfecto, de acción inacabada, que corresponde a uno y otro tiempo,entra en conflicto con la acción momentánea de los verbos perfectivos,y el resultado es la eliminación de la pasiva y el empleo preferente dela activa en estas circunstancias. Por otra parte, la diferenciación pro-gresiva de los verbos ser y estar, imperfectivo el primero y perfectivo elsegundo, hace incompatible el sentido durativo de ser con la acción mo-mentánea expresada por los participios de verbos perfectivos (es dispa-

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§ 6 bis INTRODUCCIÓN 1.1

rado el fusil, era abierta la puerta), lo cual contribuye a hacer imposiblela pasiva en numerosísimos casos. Por ello van ganando terreno laconstrucción activa y la pasiva refleja, a expensas de la pasiva con ser.Para llegar a este resultado en la lengua moderna, han concurrido tresfenómenos sintácticos surgidos en zonas distintas del idioma, a saber:formación de la pasiva refleja, sentimiento de la acción perfectiva e im-perfectiva y valor atributivo de ser y estar. Se trata, pues, de un crucesintáctico, de una interferencia de fenómenos concurrentes.

6 bis. a) La relación de semejanza entre dos o más expresionesdetermina buena parte de los cambios sintácticos. Pero la influenciaasimilatoria de la analogía está unida en la vida del idioma a otra ten-dencia opuesta, de carácter disimilador, a la cual designan los filólogoscon el nombre de diferenciaci6n. El espíritu necesita a menudo distin-guir matices de significación para los cuales el idioma no ha elaboradofórmulas especiales de estructura. En este caso hay que extraer dichosmatices de algunas de las formas expresivas existentes, y esta variaciónde sentido acarrea con frecuencia diferencias gramaticales. Así, por ejem-plo, del significado de obligación presente (cantat· he) formaron laslenguas romances el nuevo futuro (cantaré); pero como la expresiónobligativa perifrástica seguía siendo necesaria, nuestro idioma hubo decrear para ella la fórmula diferenciadora he de cantar. La historia de laslocuciones conjuntivas ofrece multitud de procesos diferenciadores se-mejantes: las adversativas no obstante y sin embargo surgen en épocatardía al lado de mas y pero, como un recurso de la lengua literariamoderna para oponer entre sí razonamientos enteros o cláusulas muyextensas, a diferencia de las oraciones breves que el habla usual oponecon la sencilla conjunción pero. No se trata sólo de buscar mayor ele-gancia en la expresión docta, sino también de un sentimiento diferencia-dor entre la oposición adversativa sencilla y la que abarca numerosos ycomplicados elementos. En general, la diferenciación es, al lado de laanalogía, un factor esencial de las transformaciones sintácticas.

La ley del menor esfuerzo, la necesidad de ser comprendido, laanalogfa, la diferenciación, la tendencia analítica de las lenguas modero

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12 § 6 bis

nas y las interferencias de fenómenos, presiden la evolución sintácticadel idioma, una de cuyas fases es el momento presente, que ha de sercientíficamente considerado como un conjunto de elaboraciones tradi-cionales y de gérmenes de transformaciones futuras. Esta fase 'actualtiene coherencia interna; constituye un sistema expresivo válido en símismo, y que puede ser estudiado sincrónicamente sin atender a loscambios históricos que lo han determinado.

b) Las relaciones internas de cualquier sintagma no se expresansólo por los medios constructivos que en rigor corresponden a la etimo-logía de ]a palabra Sintaxis (= coordil1atio), sino también por mediosfonológicos, léxicos y morfológicos que hacen confusos los límites entrelas partes tradicionales de la Gramática. El problema de delimitarlasy señalar el preciso de cada una de ellas fue acometido porJ. Ries en su estudio Was ist SYl1tax? (2." ed., Praga, 1927) y ha recibidoentre los filólogos soluciones más o menos satisfactorias. Aun recono-ciendo la importancia indudable de tales investigaciones, no queremosapartarnos de nuestro propósito descriptivo de nuestra lengua moderna,desde el punto de vista laxo que tradicionalmente se ha llamado sin-táctico, y aceptamos de antemano que, se nos achaque de vez en cuandoel pisar terrenos que acaso serían más propios de otros sectores de laLingüística.

c) No aspiramos a ofrecer al lector un tratado de Sintaxis histó-rica, ni menos psicológica, de la lengua española moderna. Nuestro librose propone describir lo más cuidadosamente posible el estado de lalengua actual y ordenarlo con fines didácticos. Pero como la descripciónde los hechos sintácticos carecería a menudo de sentido sin buscarle sufundamento psicológico e' histórico hasta nnnde lo podamos alcanzar,nos serviremos de explicaciones de este carácter en la medida en quesean indispensables para comprender los fenómenos sintácticos que es-tudiamos. La sincronía es, en verdad, un sistema estructural completoy autosuficiente para la expresión. Pero erraríamos - dice BaBy e_

8 CHARLES BALLY. Linguistique g¿nérale el lingllistique franfaise, 3," ed., Berna, 1950,págs. 17 y sigs.

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§ 6 bis INTRODUCCIÓl' 13

si este punto de vista general nos llevase a presentar el idioma como unaconstrucción simétrica y armoniosa. Cuando intentamos desmontar lamáquina, asusta el desorden que en ella descubrimos, y hay que pre-guntarse cómo unas ruedas tan entrecruzadas pueden producir movi-mientos concordantes. Toda lengua, en cualquier momento que la con-sideremos, presenta, en equilibrio inestaóle, una mezcla de tradicionesque sobreviven en parte, y de tendencias evolutivas generales que no hanalcanzado a todos los sectores del sistema.

Bien sabemos que antes de que pueda ordenarse sistemáticamentela Sintaxis española sería indispensable contar con gran número de tra-bajos monográficos que ahonden en la interpretación de la lengua ha-blada y estudien particularmente autores, épocas y estilos. Nuestra bi-bliografía sobre estas cuestiones es todavía muy escasa 9. Por ello nosdamos cuenta de las grandes deficiencias de nuestro libro, tanto en suspuntos de vista de conjunto, como en la interpretación y exposición decada uno de los problemas que en él tratamos. Pocas novedades encon-trará el lector versado en estas materias: hemos aprovechado los mate-riales que estaban a nuestro alcance, y alguna que otra vez ensayamos al-guna explicación original en el contenido o en la exposición, sin apartar-nos demasiado del plan y distribución de materias habituales en lostratados de Sintaxis.

Dividimos el libro en las tres partes siguientes:

l.-La oración simple.II.-Uso de las partes de la oración.IH.-La oración compuesta.

9 Además de los especialcs que irán citando en los capítulos de este libro, elkctor C'ncontrad :lIl1plia informaci6n general en las siguientes obras: R. MENÉNDEz PIDAL.e/ltllllr Mio Cid. gramálica y flocahulario; H. KENISTON. The Synlax 01 Caslilianprnu. sixlunl/¡ unlttry. Chicago, 1957; CIf. E. KANY. American.Spanish Synlax. Chieago,1945; SAI.\'AIlOR Ff.RNÁNIlf.Z. eramtÍlica np/lfiola. Madrid, ed...Revista de Occidentell, 1, 1951,libro dC' interés excepcional, ()UC vcr pronto continuado; el lector debe acudir a élpar.l ,lllClndar C'n 1,15 matcri,ls tratadas C'n l1UcMros capítulos XV. XVI Y XVII.

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NOTA A LA aCTAVA EDICIóN

En las sucesivas ediciones hemos procurado mejorar este libro paracorresponder al favor con que fue acogido por el público. En la segundaedición se reelaboró algún capítulo y se aumentó el contenido de .ciertospárrafos. Desde la segunda hasta la séptima inclusive, no hubo más quecorrecciones o retoques de pormenor. En esta edición, que ahora pu-blicamos, las ampliaciones son mucho más importantes y extensas,aunque no modi.fican la concepción inicial del libro ni la distribuciónde materias. En algunos casos, el texto actual rectifica o corrige la doc-trina gramatical anterior.

A fin de no invalidar las numerosas citas que se han hecho de nues-tra obra en libros y artículos monográficos, hemos conservado en estanueva edición la numeración primitiva de los párrafos. Los números bisy algunas divisiones internas del párrafo por medio de letras o subtí-tulos darán la claridad necesaria a la exposición de las materias nuevaso ampliadas.

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PRIlVIERA PAUTE

LA ORAC10N SINIPLE

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CAPITULO I

ORACIÓN GRAMATICAL

7. El significado de las palabras y su valor funcional sólo adquie-ren plenitud de vida dentro del conjunto de que forman parte. Losconjuntos expresivos, llamados tradicionalmente oraciones, son las ver-daderas unidades lingüísticas. Por eso tiene profundo sentido la antiguadenominación de partes de la oración, aplicada a las distintas clases depalabras. Es de suma importancia, por lo tanto, tratar de delimitar elconcepto de oración, mirándolo desde los puntos de vista psicológico,lógico y gramatical.

8. Punto de vista psicológico. En la INTRODUCCIÓN hemos des-crito s\lmariamente el acto de hablar como un doble proceso de análisis ysíntesis. El que habla - decíamos - selecciona entre los contenidos deconciencia que ha logrado diferenciar, aquellos que desea comunicar a losdemás. Al conjunto de estos elementos así seleccionados llamaremos - se-gún la denominación de VOSSLER 1_10 mentado. La coincidencia entrelo mentado y su expresión verbal puede verse perturbada por varias cau-sas que no interesan, por ahora, a nuestro propósito. Pero aun en el casode ajuste perfecto entre uno y otra, el acto del lenguaje no termina hastaque el que habla es comprendido por el que escucha. El oyente, partiendode la expresión verbal que percibe, trata de evocar lo mentado por suinterlocutor. Puede haber también desajuste entre lo evocado y la expre-

I Vnuu•• traducción y not:ll de A. ALONSO Y R. LID". Introducción IJ IIJ Estillst;elJ ro-lIucnos Aircs, 1912.

2

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18 PARTE J, CAP. 1 § 9

sión verbal percibida; pero aunque no se produzca ninguna de tales per-turbaciones, lo evocado no es nunca idéntico o lo mentado. Es la respuestasubjetiva que se produce en la conciencia del oyente, semejante, pero noigual en su contenido psíquico; como sería distinto lo evocado por cadauno de los oyentes, si éstos fueran varios. La coincidencia entre lo men-tado y lo evocado no pasa de ser una semejanza suficiente para que losinterlocutores se entiendan.

La expresión lingüística sugiere, evoca; raras veces define los con-tornos de lo mentado. De aquí resulta que una expresión lógica o grama-ticalmente incompleta basta a menudo para la comprensión; o dicho deotro modo, con la expresión verbal de una parte de lo mentado suscita-mos una evocación suficiente. Viceversa: la evocación incompleta de unaexpresión puede bastar para entenderla.

El análisis lógico de la expresión verbal echa de menos, en estoscasos, elementos que faltan en sus esquemas previos y habla de omisióndel sujeto o del predicado, de palabras implícitas o sobrentendidas, defragmentos y equivalentes de oración (interjecciones, elipsis, etc.); peroen realidad nada falta a tales expresiones para ser completas ante la in-tención del que habla y la comprensión del que escucha. El ajuste o des-ajuste a las leyes del juicio, o a los patrones gramaticales en uso, nada im-portan al punto de vista psicológico. La unidad psíquica llamada oraci6ndebe de basarse en leyes propias distintas, aunque no contradictorias, delas de la Lógica y la Gramática.

9. Un discurso se divide intencionalmente en partes bien diferen-ciadas para el espíritu del que habla. La intencionalidad de esta divisiónes su carácter esencial. Esta fragmentación mental del discurso en uni-dades psíquicas intencionales, a las que llamaremos desde ahora oracio-nes psíquicas, tiene su expresión fonética, comprensible siempre para eloyente, en la curva melódica del lenguaje.

Todas las sílabas se pronuncian con un tono o altura musical cuyosoporte más importante son las vocales. El tono depende - como es saobido - de la frecuencia de las vibraciones sonoras. La curva mel6dicaque describen los diferentes tonos de las sílabas sucesivas rtcibe el nombre

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§ 9 GRAMATICAL 19

de entonación. La unidad de entonación es el grupo fónico, o sea el con-junto de sílabas comprendidas entre dos pausas de la articulación. Unapausa, cualquiera que sea su naturaleza, señala el final del grupo fónico.A veces, sin embargo, los grupos fónicos no van separados por pausasen sentido estricto, sino P9r otros recursos fonéticos que marquen la divi-sión, por ejemplo un cambio brusco de la altura musical, un retardo dela articulación o una clara deEresión de la intensidad.

Lo más característico de la entonación de un grupo fónico es su in-flexión final, que puede ser ascendente o descendente. Es decir, sus últi-mas sílabas pueden marcar un ascenso en la altura de la voz, o ser las másgraves del grupo 2. Ejemplo del primer grupo sería la oración interroga-tiva ¿Ha llegado tu padre?; del segundo, la enunciativa: Estamos satis-fechos de su comportamiento. Cuando una oración enunciativa es larga,su curva de entonación puede dividirse en dos o más grupos fónicos, queserán todos ascendentes menos el último, por ejemplo: Por la tarde vuel-tle de nuevo a pasear el caballero por las callejas toledanas. Esta oflaciónse divide, a voluntad del que la profiere, en dos grupos (después de caba-llero) o en tres (después de tarde y después de caballero). El primero o losdos primeros, en su caso, son de tipo ascendente; el último, descendente.

La causa de que los grupos fónicos terminen con inflexión ascenden-te o descendente está íntimamente ligada al fenómeno psíquico de la aten-ción. Si la expresión se siente como completa, la atención. se afloja y lavoz desciende (sentimiento dominante de distensión). Si para la concien-cia del que habla la expresión es incompleta, la atención permanece tensay la voz sube o permanece estacionaria. Nótese que al decir expresióncompleta no nos referimos al aspecto gramatical <> lógico, sino exclusiva-mente al psicológico, según la intención del que habla, que sabe lo quedice y lo que va a decir. Un lector que no conozca previamente el textoque va leyendo, vacila con frecuencia en las inflexiones finales de gru:)O.

2 más pormenores cn el capítulo que dedica a la entonaci6n T. NAVARRO TOMÁ! enMI Mll1Iu,,1 pronunciación "spafio/a. y más especialmente el Manual de entonación española.New York, 1944. Las obsavaciones que siguen en este capítulo se refieren exclusiva·mente a nuestra lengua. Aun<lue las leyes psicológicas que rigen la entonación tienen carácter

la (orma de la curva y sus circunstancias varían en los distintos idiomas. Sobre elvnlor Killláctico de la cnlonación, v. CII. IlAr.LY, 11110lla1iol1 d sYlllaxe (Cahiers F. de Saussure,1, 1942, pAIlI. )} Y ligl.); WAI<TllllRG, l'roMmltlS y mbodos dt: /a Lingiill1ica. trad. de DámasoAlomo y Emilio 1.0rl'n7.0, M;ulricl, 19SI, págs. IS2 y si¡¡s.

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20 PARTE l. CAP. 1 § 9

En esta marcha de la atención tensa o distendida, cuya expresión esel sencillo movimiento de la curva melódica. radica la división del len-guaje en oraciones. Una inflexión descendente, final de grupo fónico,marca el término de una oración psíquica. El descenso corriente en nues-tra lengua recorre aproximadamente un intervalo de quinta en las ora·ciones enunciativas que no estén muy matizadas de afectividad. En lasexclamaciones suele ser de una octava. Las interrogativas se sienten comoexpresiones incompletas, y tienen por lo común inflexión ascendente,completada por la inflexión descendente de la respuesta.

Segun esto, todos los grupos fónicos ascendentes que preceden a unodescendente, forman con él una unidad sintáctica, una oración. Se hallanentre sí relacionados por la unidad de atención que los preside. A vecesla entonación queda sin ascenso ni descenso al terminar el grupo fónico;otras veces se produce, por motivos especiales, un descenso menor delhabitual en el idioma, al cual ha dado Navarro Tomás el expresivo nom-bre de semicadencia. En ambos casos la expresión se siente como inaca-bada. Sólo cuando la curva melódica baja el intervalo acostumbrado enla comunidad lingüística percibimos la oración como termi·nada. Prescindimos aquí de las entonaciones dialectales (Vasconia, Ara·gón) que ofrecen a menudo inflexione!l ascendentes finales de oración, ytambién de los casos particulares de énfasis oratorio, en los cuales puedentener Jugar finales agudos ante pausa sintáctica; porque dentro de cadacomunidad dialectal, o de cada estilo, la entonación se mueve con co-herencia interna, y da a entender siempre, con cualquier artificio que sea,el final de las oraciones psíquicas.

Queda así bien delimitada objetiva y subjetivamente la oración:sabemos dónde empieza y dónde acaba.

Toda oración es, pues, una unidad de atención por parte del hablan-te. Estas unidades de atención reveladas por la curva melódica, son tam-bién unidades de sentido, con las cuales declaramos, deseamos, pregunta-mos o mandamos algo. Bühler y otros definen, por ello, la oración comola menor unidad del habla con sentido completo en sí misma. Puede es-tar formada por una sola palabra o por muchas; puede articularse enun grupo fónico o en varios. La caracteriza en todos los casos la umdadde sentido y de intención expresiva con que ha sido proferida.

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§ 11 ORACIÓN GRAMATICAL 21

10. Ahora bien; todas las palabras y frases contenidas en una ora·ci6n están sujetas a la unidad de atenci6n y de sentido que las domina.Esta unidad no se expresa s610 en la entonaci6n general, sino que estambién interna. Los componentes de la oración guardan entre sí rela-ciones lógicas y estéticas, que tienen su expresión verbal: '.0 en el ordende colocación de las palabras, frases y oraciones (si se trata de una ora-ción compuesta); 2.0 en la concordancia y relaciones de las palabras va-riables; 3.° en el empleo de las preposiciones, conjunciones y voces en-fáticas, y 4.0 en los acentos de intensidad.

Más allá de los límites de una oración psíquica, tal como ha queda-do delimitada, no existen ya estos medios expresivos de relación interna.No existe concordancia, ni actúan la relaci6n preposicional ni el enlaceconjuntivo.

Sin embargo, las oraciones psíquicas sucesivas guardan entre sí unarelación de continuidad representativa, lógica o afectiva, es decir, unenlace psíquico de orden superior, que puede tener también expresiónlingüística en la colocación de unas oraciones con respecto a otras, en eluso de algunas - muy pocas - conjunciones o frases conjuntivas, en laanáfora, en la repetición u oposición de ciertos sintagmas, morfemas,semantemas o sonidos, en la duración relativa de las pausas y en otrosrecursos estilísticos, que más adelante trataremos de sistematizar con elnombre de enlaces extraoracionaLes (cap. XXIV).

11. Definición lógica. El concepto lógico de oración es más res-tri n¡"JÍdo que su definición psicológica. En Lógica se Barna oración (o pro-posición) a la expresión verbal de un juicio. El juicio es la relación entredos conceptos: sujeto y predicado.

En toda oración decimos algo de alguna persona o cosa, la cual sellama el suJeto de la oración. Así, en las oraciones: Los árboLes florecen;trabaJaba Sin descamo el Labrador; pasea Luisa a todas horas por los al-rcdcdores de La cltulad: el Libro de mi padre estuvo sobre la mesa. LostírbolCJ, el labrador, IJuÍJa. el libro de mI padre, son personas o cosas delas oJales declIlIos algo, y por lo tanto son el suJeto de la oración de queforman parte.

Manuel Salinas
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22 _ARTE I, CAP. I § 12

En las oraciones que nos han servido de ejemplo vemos que, ademásdel sujeto, hay otras palabras; con ellas enunciamos todo lo que queremosdecir del sujeto: floT,c,n; trabajaba sin descanso; pasea a todas horaspor los alrededores de la ciudad; estutlo sobre la mesa. Todas las pala-bras que nos sirven para expresar lo que decimos del sujeto forman elpredicado.

Es evidente que entre los contenidos psíquicos del lenguaje, las re-laciones lógicas ocupan en el adulto un lugar preferente. Las leyes deljuicio han determinado y determinan gran parte de la estructura de laoración gramatical. Por esto no es de extrañar que la interpretación ana-lítica de los hechos sintácticos se haya basado casi exclusivamente hastanuestros días en la trabazón lógica con que los elementos componentesde la oración se articulan en torno al sujeto y al predicado. Todo lo quepor exceso o por defecto no entraba en la explicación lógica, quedabaeliminado como licencia, figura, transgresión gramatical, y se estudiabacomo un capítulo aparte: con el nombre de Sintaxis figurada.

A pesar de que la Psicología y la Estilística han abierto nuevos ho-rizontes a la interpretación tradicional de los hechos lingüísticos, aso-mando a la Gramática a campos distintos de lo estrictamente lógico, ladefinición y los caracteres lógicos de la oración responden a una reali-dad, aunque no sean la realidad entera. Por eso siguen sirviendo comofundamento, aunque no exclusivo, al análisis sintáctico.

12. Definición gramatical. Desde el punto de vista formal, quees el que compete al gramático, no es difícil establecer unidades sintác-ticas con las cuales podamos ver claro en los fenómenos lingüísticos.El núcleo de la unidad sintáctica es, para nosotros, un verbo en formapersonal.

Sabido es que son personales todas las formas del verbo atribuidasa una de las seis personas gramaticales (tres del singular y tres del plural);por lo tanto, todas las de los modos indicativo, imperativo y subjuntivo 3.El infinitivo, el gerundio y el participio no son formas personales; poresto no constituyen oración por sí solos.

3 En el capítulo XII explicaremos los que para no considerar d.como un modo, según hace la ACADEMIA. Los nempos potencIales pertenecen al modo ¡ndlcanvo.

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§ 13 ORACIÓN GRAMATICAL 23

Todos los elementos, palabras, frases u oraciones enteras, que serelacionen de modo inmediato o mediato con un verbo en forma perso-nal, forman con él una oración.

Claro es que esta definición es un convencionalismo que adoptamospara entendernos en la interpretación de los hechos lingüísticos. Es sa-bido que en las oraciones atributivas la unión del sujeto con el predicadose produce a menudo sin verbo copulativo. Por otra parte, las formasno personales del verbo pueden considerarse como núcleos de oracionesdependientes, y así lo hacen muchas gramáticás.

13. Un verbo en forma personal lleva consigo, en español, una re-lación entre dos conceptos explícitos: sujeto y predicado. Las formasdigo, saliste, vendrá, hemos. cantado, declais, habrán salido, correspon-den a los sujetos yo, tú, ¿Z (el/a, el/o, ustedJ, nosotros (-asJ, vosotros(-asJ, ellos (ellas, ustedesJ, los cuales pueden ser ampliados o determi-nados por medio de otras palabras. No ocurre lo mismo en francés ni eninglés, donde por causas históricas que no importan a nuestro propósitose ha hecho obligatoria la anteposición del pronombre sujeto, remedian-do así el oscurecimiento fonético o la pérdida total de las desinenciaspersonales. Con razón dice la ACADEMIA (§ 202) que el predicado verbal«contiene en sí al sujeto, sea determinado o indeterminado, y equivalepor sí solo a una oración completa».

Mantiene la lengua española el carácter sintético que tenían las for-mas latinas en lo referente a la presencia en ellas de los dos elementosde juicio '. Por ello, aunque las Gramáticas registran cuidadosamente loscasos de omisión del sujeto, parece más adecuado y más breve ocuparsede las circunstancias en que el idioma, sintiendo como insuficiente la ex-presión del sujeto contenido en la forma verbal, necesita determinarlomás. I:.stas son dos:

a) Cuando se quiere hacer resaltar la participación del sujeto en laacción, como insistiendo en que es aquél y no otro. Este empleo enfático,

... Sin embargo, la tendencia analÍliC:l de las lenguas modernas se manifiesta, aunque esasa-mente, en este upeelo de 13 IcnJ:ua En doce formas verbales se confunden la I.a y la3.- pcuonu dd sinRular, a causa de habcne perdido la -, de la desinencia latina de 3.a persona.Hila ha sido la raz6n principal de que la determinación del sujeto fuera de la forma verbal sea.. n esplli\ul .,1':0 mh frecuente que en 1.1t1n, pero nlllehlsirno menos que en otras lenRuas.

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24 PARTE 1, CAP. 1 § 14

que ya era frecuente en latín, aparece preferentemente con los pronom-bres de primera y segunda persona. Ejemplos: yo lo he dicho; tú lo sa-bías; vosotros sois culpables; nosotros venceremos. A menudo queremospresentar en contraste la actitud de un sujeto con la de otro u otros: Puesyo no transigiría; tú te quedarás en casa, es decir «respecto a mí, a ti», «enlo que a mí o a ti se refiere». La insistencia en el sujeto puede determinarla repetición del pronombre (yo, yo lo diré) o el empleo de palabras derefuerzo como mismo, propio, que añaden matices especiales: ella mismahablará; el propio interesado debe firmar. Probablemente este sentido in-tensivo ha contribuido al afianzamiento, desde comienzos de la EdadModerna, de los plurales exclusivos nos+ otros, vos + otros, en substitu-ción de nos y vos nominativos (§ 173).

b) Cuando pueda haber ambigüedad: ya decía yo (él, ella, usted);Luis y Rosa se encontraron en la calle, él dijo que estaba esperando desdelas ocho, donde si no empleásemos el sujeto, no se sabría quién dijo.Por esto es necesaria la determinación especial del sujeto en las terceraspersonas, si por el contexto no resulta suficientemente determinado, yaque las terceras personas pueden ser muchas.

Fuera de estos casos, el empleo del sujeto unido a la forma verbalcomunica al estilo español extraordinaria pesadez.

14. Insistiendo ahora en la definición de oración gramatical quevamos examinando, y una vez establecida la presencia explícita del su-jeto en la forma verbal, sólo nos falta hacernos de dos objeciones po-sibles. La primera se refiere a los casos de omisión de la cópula, que de-jan la oración sin verbo expreso. Los verbos no copulativos no puedenomitirse más que en circunstancias especiales. Esta cuestión será trata-da en el capítulo IV.

La otra objeción podría surgir de las oraciones coordinadas, lascuales no tienen un verbo en forma personal, sino dos o más, sin queuno de ellos domine gramaticalmente el conjunto, como en las subordi-nadas. Por consiguiente habría que considerar cada uno de los verboscoordinados como una oración independiente, contrariando la realidadpsíquica, o rechazar nuestra definició.l gramatical que considera como

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§ 14 bis ORACIÓX GRA:>lATICAI. 2S

oración un verbo en forma personal y los elementos mediata o inmediata-mente relacionados con él.

Hay que tener en cuenta, sin embargo; que las oraciones coordina-das constituyen una unidad psíquica, que la entonación revela. Pero aunsin salirnos del punto de vista gramatical, la diferencia entre coordina-ción y subordinación es apenas perceptible en la historia del idioma y enla realidad expresiva. Siempre entre dos o más oraciones coordinadas hayuna que preside psíquicamente a las demás, y por consiguiente las subor-dina, aun tratándose de las simplemente copulativas, como tendremosocasión de examinar más adelante. Por otra parte, aun considerándolasindependientes no quedaría invalidada la determinación gramatical dela oración, que hemos tratado de exponer, ya que no habría inconvenien-te en estimar cada verbo como una oración enlazada con otra u otras sinpredominio gramatical, aunque sí psíquico, de ninguna de ellas.

Observemos, finalmente, que los conceptos psicológico, lógico y gra-matical de la oración, tal como han sido establecidos en este capítulo, sesuman sin oponerse entre sí y se completan mutuamente. La unidad in-tencional centra la oración y la limita. La oración se organiza interna-mente con arreglo a valores psíquicos, entre ellos, y preferentemente, lasleyes lógicas del juicio; y por último la expresión gramatical se articulaen torno al verbo.

Puede ocurrir que la oración psíquica contenga una o varias oracio-nes gramaticales. En el primer caso la oración es simple; en el segundocompuesta. Puede ocurrir también que en una oración psíquica no hayaningún verbo en forma personal, es decir, no haya ninguna oración gra-matical; pero no por ello dejará de ser una expresión completa en sí mis-ma, constitutiva de una unidad sintáctica perfecta.

14 bis. Para evitar ambigüedades de nomenclatura, distinguire-mos con rigor entre oraci6n y frase. Esta última denominación se aplicaen nuestro libro a cualquier grupo de palabras conexas, ya ora-ci<'m o no. Toda oración es una frase, pero no viceversa. Expresionescomo aquel día de octubre; por el camino de la estaci6n; con gran sen-cillez; etc., son frases y no oraciones. El idioma posee además numero-sas frases hechas, o locuciones con significado adverbial, verbal, prepo-

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26 PARTE 1, CAP. 1 § 14 bis

sitivo, conjuntivo, etc., que se repiten como f6rmulas sintácticas fijas,p. ej., al fi" y al cabo, a cada paso, a fin de que, por si acaso. De ellastrataremos en su lugar oportuno. Tanto las frases ocasionales como lasfijadas por el uso, no constituyen oraci6n más que cuando sean uni·dades del habla real con sentido completo en sr mismas, según las defi.niciones que anteceden.

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CAPíTULO II

CONCORDANCIA

15. La unidad intencional que delimita fonéticamente a la oraciónse revela también por las conexiones formales que guardan entre sí laspalabras que forman parte de ella. Uno de los medios gramaticales derelación interna es la concordancia, o sea la igualdad de género y nú-mero entre substantivo y adjetivo, y la igualdad de número y personaentre un verbo y su sujeto.

Con la pérdida de la declinación latina se han simplificado nota-blemente las leyes de la concordancia en las lenguas románicas, las cua-les quedan limitadas al ajuste entre las categorías gramaticales de gé-nero, número y persona. En español, ademáS, por el hecho de estarcontenido el sujeto en la desinencia verbal, la concordancia de verboy sujeto rige únicamente para los casos de determinación y desarrollodel sujeto fuera del verbo que lo contiene.

Con ser tan sencillas las reglas de la concordancia, nuestras gra-máticas registran numerosas anomalías en la lengua hablada y litera-ria 1, y al tratar de reducirlas a normas fijas suelen incurrir en un casuis-

I Los autores que tratan con más amplitud esta cuesti6n son VICENTE SALVÁ, GramáticatIr /1/ /mglltl l"lIstdltmll (París, Garnicr, 9." ed., págs. 100-109), y A. BELLO, Gram., §§ 814-855.I.a primera culllicne ¡IIJUndantes materiales, si bien se hallan reunidos con alguna confusi6n.lIello, en cambio, orden6 sistemáticamente el tratamiento de la concordancia. Las últimas edicionestic la (;rIlIllJti"1I académica le dedican un breve capítulo (§§ 205-212); pero a lo largo del libro,¡lp,HrCrn dheminad¡u numrrnsas consideracionrs relativas a casos especiales.

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28 PARTE 1, CAP. 11 § 15

mo embrolladísimo de escaso valor científico. Para tratar de ver claroen esta materia es menester fijarse en que hay unas leyes gramaticalesque rigen la concordancia de un modo constante; pero estas leyes gra-maticales son expresión de relaciones psíquicas a las cuales tratan deajustarse. La relación entre un verbo y su sujeto, o entre el substantivoy los adjetivos que lo califican o determinan, supone por parte del quehabla un análisis del sujeto y del substantivo en cada caso. Este análisisque se produce en el pensamiento, análisis de lo mentado, trata de expre-sarse gramaticalmente; pero la expresión gramatical de la concordan-cia puede no coincidir con la concordancia mentada, y el desajuste en-tre una y otra puede obedecer a deficiencias y vacilaciones en el análi-sis interno, o a deficiencias y vacilaciones en la expresión, motivadas porfalta de atención o por impericia del que habla. A veces se trata dediscordancias deliberadas para conse!,TUir determinados ef.ectos estilísti-cos. Lo normal es, sin embargo, el ajuste entre la concordancia mentaday la gramaticalmente expresada. El desajuste entre ambas es esporádi-dlco: y sólo se hace visible cuando aparece alguna discordancia gramati-cal que 10 descubra. o un contraste entre lo expresado y su expresión.

La rapidez improvisadora del habla coloquial favorece la apariciónde dIscordancias, sobre todo en boca de los niños y de personas pocoinstruidas. Dentro de su carácter esporádico, las concordancias anóma-las. relativamente frecuentes en los textos primitivos, van siendo másraras a medida que la lengua literaria adquiere mayor seguridad en losmediOS de expresión. Sin embargo, Lapesa 2 observa que ((nuestros es-critores del Siglo de Oro no sentían por el rigor gramatical una preocu-pación tan escrupulosa como el que ahora se exige: las incongruenciasdel habla pasaban con más frecuencia a la lengua escrita)). Pudo contri-buir a eIJo el carácter general de nuestra tradición literaria, que enninguna época establece una diferencia (aj ...lIce entre lengua escrita ylengua hablada. Es posible, además, que la preferencia por el párrafolargo, tan peculiar de los prosistas españoles de los .siglos XVI. Y XVII,favoreciese los desCUIdos y olvidos de la concordanCIa gramatical. queel párrafo corto hace resaltar. Por otra parte, la prosa conceptista prac-

Z RAfAEL LAPESA, Historia de la It:ngua española. 4," edición, Madrid, 1959, pág, 262.

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§ 18 COKCORDAKCIA 29

ticaba profusamente, como alarde de ingenio, las elipsis violentas y lassilepsis que miran al sentido más que al ajuste gramatical de las formasempleadas. Entre los escritores de hoy, las discordancias no incorporadasa la lengua literaria son muy raras. Andrés Bello, con S1l fino sentidonormativo del uso culto, recomendó atenerse en casos de duda a la con-cordancia estrictamente gramatical.

Vamos a exponer ahora las leyes de la concordancia gramatical y aclasificar las discordancias que pueden producirse esporádicamente encada caso. Siguiendo a BELLO distribuiremos la materia en dos aparta-dos: 1.° Cuando el verbo se refiere a un solo sujeto y el adjetivo a unsolo substantivo; 2.° Cuando el verbo se refiere a varios sujetos y eladjetivo a varios substantivos.

16. 1.& REGLA GENERAL. Cuando el verbo se refiere a un solosujeto, concuerda con él en número y persona; y cuando el adjetivo serefiere a un solo substantivo, concuerda con él en género y en número.Ejemplos: El niño durmió largo rato; Los niños durmieron largo rato;El caballo blanco ha pasado por aquí; L'Js caballos blancos están atadosen esta cuadra.

17. Casos esporádicos. Pueden clasificarse en tres grupos:a) Cuando hay discrepancia entre el sexo de las personas y el génerogramatical de los tratamientos o del substantivo con que se las desig-na; b) Concordancia de los colectivos; c) Discordancia deliberada confi nes estilísticos.

18. a) Sexo y género gramatical. Los títulos y tratamientoscomo usted, Jeiíoría, excelencia, eminencia, alteza, majestad, etc., vanconcertados con adjetivo masculino o femenino según el sexo de la

a que se aplican: Usted es muy bondadoso o bondadosa; Su Ilus-trísima "stá mI/y satisfecho; Su Majestad Católica está informado delCtIJO y resl/{:lto haca justicia; Su Santidad se muestra deseoso de re-cibiro.r. Ha habido hisr/)ricarnentc algunas vacilaciones a este respecto;pero la concordancia scgll/l el sexo es casi general.

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30 PARTE 1, CAP. II § 20

Cuando una persona aparece ocasionalmente designada con unsubstantivo de género distinto al de su sexo, los adjetivos pueden con-cordar cqn éste, p. ej.: Bien sea venido la flor y la nata de los caballerosandantes (Quijote, II, 31); ¿Veis esa repugnante. criatura: chato, pelón,sin dientes, estevado? (L. F. MORATÍN). La aposición y las denominacio-nes familiares, cariñosas o irónicas, del tipo vida mía, corazón, luz demis ojos, etc., no impiden la concordancia con el sexo de la personaa quien se aplican.

19. b) Colectivos. Los colectivos como gente, muchedumbre,número, multitud, infinidad, pueblo, vecindario, etc., a causa de la ideade pluralidad que encierran, cuando están en singular pueden concer-tar con un adjetivo o verbo en plural, por ejemplo: la gente, a una señalconvenida de sus jefes, se amotinaron. El espíritu vacila a menudo en-tre la concordancia gramatical y la del sentido: por esto abundan losejemplos de ambas en los textos literarios de todas las épocas. Pero haycircunstancias que favorecen a una u otra. La indeterminación o hete-rogeneidad de los individuos que entran en la denominación colectivafavorece la idea de pluralidad, y por tanto la concordancia de sentido(gente, multitud, pueblo): acudieron a la ciudad multitud de gente.Por el contrario, la homogeneidad o determinación de los componentesfortalece el carácter unitario del colectivo y la concordancia gramatical.","sí, resultaría chocante decir: El enjambre con la humareda se disper-san o Habiendo llegado el regimiento a deshora, no se les pudo propor-cionar alojamiento, porque los colectivos e1zjambre y regimiento se com-ponen de individuos muy determinados y homogéneos. Por la mismarazón sería muy extraña la concordancia: El rebaño, con la sequía y lafalta de pastos, perecían, Pruébese en cambio a sustituir los colectivosde estos tres ejemplos por gente, muchedumbre, etc., y la concordanciaen plural parecerá más admisible.

20. En los ejemplos del párrafo anterior la determinación o inde-terminación con que se sienten los componentes de un colectivo la dael significado de éste. Pero un colectivo puede hallarse determinado porlas palabras añadidas que concreten su sig-nificación. El mayor () menor

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§ 21 CONCORDANCIA 31

grado de esta determinación decide la posibilidad de la concordanciade sentido. Así ocurre que cuando el colectivo va modificado por la pre-posición de seguida por las personas o cosas de que consta el conjunto,designadas en plural, cabe la concordancia en plural o en singular:Guardaban (o guardaba) el paso una multitud de hombres armados;Un tropel de se ha reunido (o se han reunido) a la puerta deldespacho. Los substantivos mitad, tercio, parte, resto y otros semejantes,aplicados a un conjunto de individuos pueden concertar en singular oen plural: La mitad de los náufragos se salvaron (o se salv6); Agolpóseel populacho: parte venían (o venía) sin armas, parte armados (o armado)de puñales. En todos estos casos la pluralidad viene sugerida por el plu-ral que sigue a la preposición de, o por el significado de fracción de uncolectivo que traen consigo las palabras parte, mitad, resto, etc., y porello la posibilidad de la concordancia en plural resulta aumentada. Si,por el contrario, acompañan al colectivo adjetivos o frases complementa-rias que refuercen su singularidad gramatical, la concordancia en plurales difícil o imposible, por ejemplo: El vecindario, conmovido por suselocuentes palabras, aplaudió con entusiasmo; Aquel grupo, entre todoslos estudiantes, se había distinguido especialmente. Sería extremada-mente violento emplear los verbos en plural: en el primer ejemplo por-que el participio conmovido insiste en la idea del singular; en el segun-do, a causa de la presencia determinativa de aquel y entre todos.

21. Favorece la concordancia en plural de los colectivos singula-res, la distancia a que se encuentran del verbo o adjetivo con que debenconcordar. Cuando las palabras interpuestas son muchas, la posibilidadde concordancia en plural aumenta: El público, después de tan ruidosapropaganda en periódicos y carteles, se agolpaban en las taquillas delteatro. Si son pocas, o si los dos elementos concertados se sucedeninmediatamente, la concordancia gramatical se impone por la proxi-midad. Por esto' nota BELLO con razón (§ 818) que no sería permitidodecir: El pueblo amotinados; La gente huyeron; y por el contrario sediría bien: Amotinóse la gente, pero a la primera descarga de la tropahuyeron despavoridos. Creemos, sin embargo, que se equivoca BELLOcuando interpreta estos hechos diciendo que es necesario que el adjetivo

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32 PARTl<: I, CAP. II § 22

o verbo no forme una misma oración con el colectivo para que tengalugar la concordancia en plural. Acabamos de ver numerosos ejemplosde concordancia de sentido en oraciones independientes. Se trata sim-plemente de que el alejamiento produce en el que habla olvido o debilita-miento de la claridad de la forma gramatical empleada en el primerelemento, en tanto que permanece claro su sentido. A continuaciónveremos otros casos de la influencia que la atención debilitada ejerceen la concordancia. Es natural, por otra parte, que si los elementos rela-cionados se hallan en oraciones distintas, crezcan las posibilidades dedescentramiento de la atención; pero esta circunstancia, según hemosvisto, no es indispensable.

22. Las oraciones atributivas en que figura un sujeto o un atributocolectivo pueden llevar con alguna frecuencia el verbo en plural, si elotro elemento (atributo o sujeto) es plural, por ejemplo: Esta 'gente pa-recen generales; todos los encamisados eran gente medrosa (Quijote, 1,19); La demás chusma del bergantín son moros y turcos (Quijote. II, 63).Los pronombres neutros, en su significación colectiva, pueden ofrecer lasmismas concordancias: Esto son habladurías; Aquello eran tortas y panpintado; Lo demás S011 cuentos; Lo que importa son los créditos .11ece-sarios para construir la obra. En el siguiente ejemplo el verbo va con-certado con el atributo sin que el sujeto sea colectivo: La soledad in-mensa que aflige al alma son setecientas leguas de arena y cielo, silencioy calma (ZORRILLA, Album de un loco); se trata sencillamente de unatributo plural que atrae al verbo. Ejemplos semejantes: Trabajos ymiseria es la herencia del hombre (o son); comidas y paseo son su aspi-ración (o es). El plural y el singular colectivo tienen entre sí límitesinciertos, y por consiguiente la causa de estas concordancias hay quebuscarla en la naturaleza misma de las oraciones atributivas. Para aclararel problema debemos fijarnos en que son comúnmente substantivos, oexpresiones substantivas, el sujeto y el atributo 3. En segundo lugar, ob-

3 Algunas veces se oyen en el lenguaje familiar estas concordancias con atributo adjetivo,por ejemplo: Esta familia locos; son muy altos. Se trata de colectivos muymarcados. Pero en estos casos, rarísimos en la lengua HU'raria, es de notar la facilidad con queel verbo atributivo es atraído.

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§ 23 CONCORDANCIA 33

servemos que todas las oraciones en que esta concordancia ocurre sonreversibles, es decir, que el sujeto y el atributo pueden cambiar sus pa-peles respectivos sin que el sentido se altere: Mi único trabajo es (o son)cuatro horas diarias de oficina. Cambiando el orden de la construcci6npodríamos decir: Cuatro horas diarias de oficina es (o son) mi únicotrabajo. En estas condiciones, el elemento preponderante para el interésdel que habla puede atraer al verbo copulativo.

En las oraciones atributivas no influye, por consiguiente, la mayoro menor separación entre el sujeto y el verbo, para que éste se inclinea concertar con él o con el atributo. Con ello tenemos una prueba másdel escaso papel que desempeña la cópula, como veremos en el capí-tulo IV. Algunos de los ejemplos anteriores no se refieren a un solosujeto sino a varios, y con ello entramos en la segunda regla general,que expondremos después.

23. c) Discordancia deliberada. A veces nos dirigimos a unsujeto singular con el verbo en plural para obtener un efecto estilísticodelIberado, bien sea para participar amablemente en la actividad o esta-do de nuestro interlocutor, bien con intención irónica. Preguntamos aun enfermo: ¿C6mo estamos? ¿Qué tal vamos? Se manifiesta sorpresao ironía ante una persona o cosa singular que no nos afecta, diciendo¿ésas tenemos? He aquí un ejemplo tomado de una comedia de S. yJ. ALVAREZ QUINTERO (Doña Clarines, acto 1): «Una mañana, de sobre-mesa, dije yo esta frase que se puede esculpir: No hay un solo hombreque tenga coraz6n. Y tú saltaste como si te hubiera picado una avispa:¡Hay de todo/ ¿Hola? ¿Hay de todo?, pensé yo entre mí. ¿Conque opi-namos que hay de todo?»

En ciertas ocasiones se intenta con ello disminuir la responsabilidaddiluyéndola en una pluralidad ficticia. Se dice, por ejemplo: Lo hemosestropeado, no habiendo más culpable que uno mismo. ESPINEL en suMarcos de Obreg6n, hablando de un médico desacertado en el trata-miento de un enfermo, dice: «... y con decir que habíamos errado lacura - como si yo también la hubiera errado -, me dejó y se apart6lic mí confuso y corrido» (Parte 1, Dese. IV).

3

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34 l'ARTE CAP. II § 27

La misma discordancia tiene lugar con el llamado plural de modes-tia, que hace hablar a un autor u orador de sí mismo en primera personadel plural (creemos, pensamos); o con el plural mayestático, derivadode las fórmulas de tratamiento, de las cuales hablaremos al estudiar lospronombres personales.

Los demostrativos neutros aplicados a personas de ambos sexos ensingular o en plural, para significar menosprecio (¡mira eso!), ofrecenun contraste deliberado entre lo expresado y su expresión. Eso puedereferirse en nuestro ejemplo a un hombre, a una mujer, o a un conjuntode personas.

24. 2." REGLA GENERAL. Cuando el verbo se refiere a variossujetos debe ir en plural. Si concurren personas verbales diferentes, lasegunda es preferida a la tercera, y la primera a todas.

CuanJo el adjetivo se refiere a varios substantivos, va en plural. Silos substantivos son de diferente género, predomina el masculino.

Ejemplos: luan, tú y yo viajaremos juntos; Ella y él veníall muycansados.

25. Casos esporádicos. Establecemos las agrupaciones siguien-tes: a) Pluralidad gramatical y sentido unitario; b) Posición del verborespecto a los sujetos; c) Posición del adjetivo respecto a los substantivos.

26. a) Pluralidad gramatical y sentido unitario. De igual ma-nera que un colectivo puede ser analizado en sus elementos componentes,varios substantivos asociados pueden considerarse como un todo y con-certar en singular: La entrada y salida de vapores ha sido aplazada;El alza y baja de la Bolsa demuestra gran inquietud. En ambos casos po-dríamos poner también el verbo en plural. Si disociamos los substantivosanteponiendo a cada uno de ellos el artículo o un demostrativo, la con-cordancia en plural es casi siempre obligatoria: La entrada y la salidade vapores han sido aplazadas; El alza y la baja de la Bolsa demuestrangran inquietud.

27. Los infinitivos, en su calidad de substantivos, pueden reunirsecomo sujetos de un verbo t"n singular, sobre todo si van sin artículo, o si

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§ 29 CONCORDANCIA 35

un solo artículo se antepone al primero de ellos: Comer, beber, paseary no hacer nada, le arruin6 en poco tiempo (o le arruinaron); Todo lo quedices, Cipi6n, entiendo; y e! decirlo tt4 y entenderlo yo me causa nuevaadmiración y maravilla (CERVANTES, Coloquio). Si se antepone el artículoa cada infinitivo, se rompe la unidad del conjunto y la concordancia enplural predomina: El comer, el beber, el pasear y el no hacer nada, learruinaron en poco tiempo. Lo mismo ocurre cuando la idea expresadapor un infinitivo se contrapone a la de otro u otros: holgazanear y apren-der son incompatibles.

28. Dos o más demostrativos neutros son equivalentes, para laconcordancia, a uno solo en singular: Todo esto y algo más motÍtl6 mizozobra; Esto y lo que se temía de la tropa precipit6 la resolución del go-bierno. Observa BELLO que si con el neutro se junta un masculino o fe-menino, es admisible la concordancia en plural: Lo escaso de fa pobla-ción y la general desidia produce (o producen) la miseria de! pueblo. Ladiferencia de géneros, subrayada por los distintos artículos o demostrati-vos, favorece aquí la disociación de los sujetos.

29. b) Posición del verbo respecto a los sujetos. Si el verbova detrás de los sujetos, la pluralidad es tan visible y próxima que es muyraro que se ponga en singular: La abuela y el nieto caminaban despacio.En cambio, cuando el verbo precede a varios sujetos aumentan las posi-bilidades de que concierte, no con todos, sino sólo con el primero: Levendrá el señorío y la gracia como de molde (CERVANTES); Causar01J(o caus6) a todos admiración la llOra, la soledad, la voz y la destreza delque cantaba. Con el verbo detrás, se ha producido ya un análisis de lossujetos que intervienen en la acción, el cual impone la pluralidad delverbo, salvo casos muy excepcionales. Por el contrario, el verbo delantepuede colocarse en singular o plural, y en el análisis que sigue el espírituprocede por suma de sujetos singulares. Todo depende, pues, de si latotalidad de la represeQtación ha estado presente en el momento de pro-ferir el verbo, o de si los sujetos han ido apareciendo en la mente del quehabla después de enunciado el verbo. Por esta causa las anomalías gra-maticales en la concordancia son más frecuentes en la lengua hablada que'en el lenbf\laje literario.

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36 PARTE 1, CAP. II § 29

Cuando el verbo va entre varios sujetos, concierta con el sujeto máspróximo: La causa de Dios nos lleva, y la de nuestro rey, a conquistarregiones no conocidas (SoLÍs); Mi deber me obligaba, y nuestra amistad,a hablarle francamente. Se trata también de un análisis del sujeto, hechoo completado después de proferido el verbo.

Los varios sujetos de un verbo, en los ejemplos estudiados hasta ahora,van simplemente yuxtapuestos o enlazados por medio de la conjunción y.Es decir, se trata de elementos análogos (v. § 201) que desempeñan en laoración el mismo papel. Ahora bien, la coordinación de elementos aná.lagos dentro de una oración simple puede ser sentida e interpretada, biencomo una elipsis de varias oraciones, bien como un todo unitario. En elprimer caso cada elemento tiende a imponer al verbo su singularidad; enel segundo, los sujetos se traban unitariamente, y su pluralidad apretadadetermina la pluralidad del verbo.

A las mismas normas se somete la concordancia del verbo con variossujetos enlazados por la conjunción ni, aunque BELLO (835) Y la ACADE-MIA (332) tratan de ella como caso aparte. En efecto, si el verbo sigue alos sujetos, concierta con ellos en plural: Ni la amistad, ni las dádivas,ni las promesas pudieron vencerle. Si el verbo precede, puede concertarcon todos en plural, o sólo con el más próximo: No me agradaba (oagradaban) ni el lugar, ni la hora, ni los concurrentes.

Con la disyuntiva o, la concordancia puede expresar un matiz de es-tilo que depende de cómo se siente la disyunción: Le atraía la hermosurade la moza, o la amenidad del lugar, recalca la diferencia entre los dosatractivos, se hace visible la exclusión de uno de los dos términos dis·yuntivos. Le atraían la hermosura de la moza o la amenidad del lugar,debilita, en cambio, la fuerza disyuntiva de la conjunción, hace indife-rente que sea uno u otro el motivo de la atracción. La lengua habladasuele marcar la diferencia con ligero ascenso de entonación en la palabramoza, seguida de ligera pausa, en el primer caso; en el segundo, pronun-ciándolo en un solo grupo fónico. En la lengua escrita puede haber coma.Lo mismo puede extenderse a los demás medios usuales de expresióndisyuntiva: Bien la baratura, bien la calidad de la mercancía, le deCidió(o decidieron) a hacer una compra importante. Añadimos que tales varia-

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§ 30 CONCORDANCIA 37

ciones de concordancia no están influidas por la posici6n del verbo, comoocurre con las conjunciones copulativas.

30. e> Posición del adjetivo respecto a los substantivos. Cuan-do el adjetivo va detrás de dos o más substantivos, concierta con ellos enplural: Claridad y Es la concordancia másy la recomiendan los gramáticos como más correcta.

Sin embargo, aparecen esporádicamente casos con el adjetivo en sin-guIar. Para explicárselos es menester tener en cuenta la intervenci6n dedos factores posibles. El primero es la intención de no calificar con eladjetivo más que al substantivo más cercano, por ejemplo: Audacia ytlalor frente a El segundo depende del grado decohesión con que se piensen los substantivos. Lengua yñolas, supone los dos substantivos en su aislamiento; en tanto que Lenguay literatura española, los piensa en su conjunto unitario, que permite cali.ficarlo en singular.

Si el adjetivo precede a los substantivos, concierta generalmente conel más próximo: El público lo reeibi6 con entusiasta admiraci6n y aplau-so; Me asombraba su tranquila osadia y desparpajo <o Actúa aquí el aná-lisis de la representación después de proferido el adjetivo, y la intención,siempre dudosa para el lector u oyente, de extender más o menos la sig-nificación del adjetivo, y la de agrupar o disociar a los substantivos. Conello se explican algunos casos sueltos, contrarios a la regla que precede.

La cuestión se complica con el distinto valor con que es sentido enespañol el adjetivo antepuesto o pospuesto al substantivo. Como veremosen su lugar correspondiente, el adjetivo antepuesto, por su carácter sub-jetivo tiende a limitar su alcance al substantivo que inmediatamente lesiguc, y con ello la concordancia, puesto que se trata de una matizaciónemotiva indiferenciada, que se puede propagar a todos los substantivossin necesidad dc expresarla gramaticalmente. El adjetivo pospuesto, ob-jetivamente descriptivo, ha de tender por lo general a señalar su exten-sión múltiple por medio de la concordancia en plural. Compárense

.. Observa Cuervo (nou 109) que la concordancia en plural del adjetivo que precede ao lIl;1s substantivos, produce un efecto de amaneramiento pedantesco en el siguiente ejemplo:

principal q'u: ha ... ha sido '" procurar sus wmo-ditlad 'Y ugalo."

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38 PARTE 1, CAP. 11 §30

las oraciones: Admiro su asombroso talmto y saber y Admiro su talentoy saber asombrosos. En la primera, el adjetivo envuelve en su. cualidad alos dos substantivos que le siguen; tanto que sonaría a raro decir asom-hrosos talento y saher. En la segunda oración, si el adjetivo no estuviese enplural, calificaría sólo al sustantivo saber, o por lo menos habría tendenciaa interpretarlo así: talento y saber asombroso.

Quedan todavía sin tratar las leyes de la concordancia en la reproduc-ción pronominal (§ 238) Yen algunos casos particulares. Pero como ellonos ohligaría a anticipar conceptos que han de ser expuestos extensamenteen capítulos sucesivos, dejamos para entonces su estudio.

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CAPITULO IJI

CLASIFICACI6N DE LAS ORACIONES SIMPLES

31. Cuando la oración tiene un sujeto y un predicado se llama sim·pie. Si contiene más de un sujeto y más de un predicado se llama comopuesta l. Así, por ejemplo, El nilío dormla en StI cuna, es una oración sim.pIe; La madre crey6 que el niño dormla en su cuna, es una oración comopuesta. La oración simple contiene un solo juicio, mientras que lacompuesta es la combinación de dos o más. La oración compuesta es,pues, un complejo de oraciones simples, lógica y psíquicamente relacio-nadas (v. § 14).

32. En cualquiera de las unidades lingüísticas llamadas oracionespodemos distinguir el contenido de la representación, lo que se dice, y laactitud del que habla con respecto a dicho contenido. La oración: tu pa.dre llegará esta tarde, implica por parte del hablante una afirmación, quepodría expresar también diciendo: creo, afirmo, digo que tu padre lle·gará est.a tarde. ¡Tu padre llegará esta tardel, puede indicar sorpresa,asombro, mandato, temor, alegría, etc., según el gesto, la entonación, lasituación de los interlocutores o el contexto. ¿Tu padre llegará esta tarde?o ¿Llegará !ti padre esta tarde?, son preguntas. Quizá llegue tu padreesta tarde, indica duda. ¡Ojalá llegue tu padre esta tardel es la expresiónde un deseo. El contenido objetivo de la representación {la llegada de tu

I La Academia Espaiiola considera como compuestas 3 las que m:is. dc un(\licIO o m:is de un predicado, por ejemplo: !ua" C/saT 1/10 "

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40 PARTE l. CAP. III § 32

es el mismo en todas estas oraciones; pero es diferenteen cada caso la actitud del hablante al enunciarlo. El contenido representa-tivo, lo que se dice en cada oraci6n, fue llamado dictum por los antiguos.La actitud subjetiva se llam6 modus. El modus puede hallarse implícito,y deducirse del contexto o de la' situaci6n; o puede hallarse explícito enel gesto, las variaciones fonéticas, o los signos léxicos y gramaticales quela lengua posee, entre ellos los modos del verbo, que por esto se llamaronasí. El modus es, por consiguiente, un criterio de clasificaci6n de las ora-CIOnes.

Por otra parte, la naturaleza gramatical y semántica del sujeto y delpredicado tienen exigencias formales que originan distintos tipos de ora·ciones. Con ello tenemos un segundo criterio clasificador.

Según lo que antecede, las diferentes formas de expresi6n de las ora-ciones simples pueden depender: 1.°) de la calidad psicol6gica del jui-cio, es decir, de la actitud del que habla; y 2.°) de la naturaleza del pre-dicado y del sujeto. A ambos criterios atenderemos para clasificarlas, delmodo siguiente:

Según la calidad psico-16w,ca del juicio .........

exclamativasde posibilidaddubitativas

afirmativas

optativasexhortativas

Según la naturaleza ddpredicado . atributivas o cualitativas

predicativas ..

intransitivastransitivaspasivasreflexivasrecíprocasimpersonales

El criterio que informa la primera de estas dos clasificaciones es apli-cable tanto a la oraci6n simple como a la compuesta, puesto que la acti-tud del que habla se proyecta igualmente en ambas. Así pues, todas lasoraciones pueden ser exclamativas, de posibilidad, interrogativas, etc.;

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§34 CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SIMPLES 41

pero las modificaciones formales que la calidad psicol6gica del juicio pue.de producir en la oraci6n simple, no coinciden a menudo con las queproduce en la compuesta, y por esto trataremos separadamente de unas yotras.

CALIDAD PSICOL6cICA DEL JUICIO

33. Psicol6gicamente considerado, el juicio no es s610 un procesoformal del entendimiento, sino producto de todas las actividades del espí-ritu. No atenderemos, pues, a las condiciones 16gicas del juicio, sino a sunaturaleza psíquica; y ésta s610 nos interesa en cuanto produce diferen·cias expresivas entre unos juicios y otros. Así por ejemplo, la separaci6n16gica entre los juicios problemáticos y los dubitativos es perfectamenteclara; pero la actitud psíquica ante uno y otro tiende a confundir suslímites, y el lenguaje ofrece consecuentemente amplias zonas de indife·renciaci6n entre las oraciones dubitativas y las de posibilidad, como luegoveremos.

Los grupos de oraciones enumerados en el § 32, no constituyen unaclasificaci6n rigurosa, sin términos intermedios: son más bien las deno-minaciones más diferenciadas de una serie de matices de imposible des-linde en muchos casos. Otras veces, nuestras denominaciones no se ex·cluyen entre sí, sino que pueden superponerse. Por ejemplo, una oraci6n

es también afirmativa o dubitativa, etc.Las dubitativas pueden ser a la vez inurrogativas ( quizás,la mi última carta?). Más que una clasificaci6n 16gica, es unaenumeraci6n de agrupaciones que se distinguen por algún carácter domi.nante.

34. Oraciones exclamativas. La calidad subjetiva de mayoresconsecuencias en el lenguaje es la producida por los sentimientos. La ex-presi6n de emociones no necesita comúnmente diferenciar sus elementos;tiene carácter total y está muy cerca de la palabra-frase del niño y delprimitivo. Una interjecci6n, una blasfemia, una palabra cariñosa o en-tusiasta, no contienen más ni menos que la expresi6n de la emoci6n par·

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42 PARTE 1, CAP. III §34

ticular que las motiva. Es inútil empeñarse en ver en ellas una oraciónelíptica, una condensación de elementos del juicio que no han estadonunfa en la mente del que las profiere.

La oración ofrece los siguientes rasgos fonéticos: 1.°) Re-fuerzo de la articulación de los sonidos, si se trata de sentimientos domi-nantes de tensión, placer, excitación; o relajamiento de la misma, cuandopredominan los sentimientos distensivos. 2.°) Aumento de inten-sidad y de cantidad en las sílabas fuertes y en las palabras sentidas comomás expresivas. Desarrollo de la entonación por encima o por debajodel tono medio de la voz del que habla, de manera que el oyente percibeque no es su entonación habitual. 4.°) Movimientos de la curva de entona-ción, peculiares en cada caso de los sentimientos que se expresan 2. 5.°) Mo-dificación del medio, acelerando o retardando. Todos estos carac-teres pueden acentuarse más o menos según los casos, con predominio dellnos sobre otros. Si cllenguaje es (no preocupado por hacerseentender de los demás) pueden debilitarse y aun desaparecer algunos deestos caracteres fonéticos, por ejemplo la entonación en el cuchicheo delsoliloquio. Si el lenguaje es social, como ocurre de ordinario, todos estosrecursos entran en juego con la intención de que el oyente se aperciba deque hablamos en forma desacostumbrada. El arte de la declamación, don-de la dicción se objetiva en cierto modo, y es objeto de autocrítica, sacapartido consciente de estos resortes expresivos para producir efectos de-terminados.

Pueden distinguirse grados dentro del carácter sintético de la ora·ción exclamativa. Primero, los gritos inarticulados o las interjeccionesllamadas propias (¡Ah!; ¡O/l!; ¡Ay!; ¡U}'!; ¡Hola!) que tienen validezsocial dentro de un grupo lingüístico; palabras de todas clases habilitadascomo interjecciones (¡Bravo!; ¡Ánimo!; ¡Diablo!; ¡Ya!, etc.), o los voca-tivos, dirigidos ya con plena intención a una persona o grupo. El segundogrado se presentará en las frases exclamativas producidas por un comien·zo de análisis de la emoción en dos o palabras, v. gr.: ¡por Dios!;

¡/zamosa noche!; ¡qué asco!; mll En últimotérmino encontramos ya el análisis más desarrollado que da a la expre·

2 Véase su deseripci6n y tipos más frecuentes en TOM.(S NAVARRO, Entonaci6n. pligs. 213·252.

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§ 35 CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SIMPLES 43

sión afectiva la estructura de una oración enunciativa, de la cual no seya más que por los recursos fonéticos arriba indicados: ¡No

sabía qué hacer! ¡La hora A medida que la emotividad vaperdiendo su predominio, nos hallamos ya en el terreno de las enun·ciativas.

Por analogía con las interrogativas, toman con frecuencia pronom.bres interrogativos y adverbios relativos, desposeídos de sentido interroga-tivo y acentuados fuertemente. Encabezan la oración y sólo desempeñanun papel enfático, a menudo ponderativo, p. ej.: ¡Qué bonito!, ¡Cuánto

¡Cuán soy!, ¡Cómo fastidia! Únicamentequé, cuánto, cuán y cómo son aptos para este uso exclamativo. No lo ad-miten los demás interrogativos. La forma apocopada cuán no se usa másque con sentido exclamativo y en lenguaje literario. La lengua hablada emeplea qué en "Su lugar: Compárense las expresiones: ¡Cuán eran!y ¡Qué En los clásicos y en textos literarios más o menos ar-caizantes, aparace alguna que otra vez cuál en oraciones exclamativas, conel sentido de cómo: ¡Cuál gritan malditos! (ZORRILLA,

Dentro de las exclamativas se hallan también las oraciones de man-dato o Pero éstas son al mismo tiempo una forma o aspectoparticular de las oraciones optativas, de las cuales nos ocuparemos másaddante.

En rigor, las exclamativas no constituyen una clase especial de ora-ciones, sino que el matiz emocional puede teñir en mayor o menor gradoa toda expresión humana y determinar en una oración, de cualquier gru-po que sea, modificaciones fonéticas y estructurales •.

35. Oraciones de posibilidad y dubitativas. a) Las gramáticassuelen discrepar en cuanto a la distinción entre unas y otras.

3 El úlúmo resto de afectividad puede marc.1rlo la anteposici6n de palabras más matizadasde ella: /801lita casa ,es est,l/, junto a Esta casa es bOllita, También la entonaci6n y la intensidadpueden hacer resaltar una palabra determinada, como en una eSpc.'cie de subrayado fonético.

.. La Academia (Gram., 549,5) señala que .Hay cláusulas que IOn al par inlerrogativas yadmirativas, y en ellas habrá de ponerse nota de admiraci6n al principio y de interrogaci6n al fin,o vice"ersa: /Que estl llegaJo al hombre saber cu41ldo ser4 la hora de 111 ¿Qul persecu-ción es bta, Dios

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44 PARTE l. CAP. III § 35

Mientras la ACADEMIA las reúne todas con las afirmativas y negati-vas en el grupo de las aseverativas, otros autores distinguen además laexpresión de la probabilidad como un matiz de la posibilidad que tie-ne caracteres propios 5. No tiene importancia la clasificación en sí misma,a condición de que los fenómenos se expliquen bien '. Pero la misma di-vergencia indica ya la amplia zona de indiferenciación psíquica que existeentre los juicios que expresan posibilidad, probabilidad y duda.

Cuando el que habla estima que su juicio corresponde a una reali·dad, formula su pensamiento con una oración afirmativa o negativa conel verbo en ipdicativo. Si, por el contrario, cree que el juicio es sólo menotal, sin atreverse a considerarlo coincidente con una realidad objetiva, loexpresa como posible, probable y dudoso, mediante los recursos grama·

que vamos a exponer. Nos hallamos, por consiguiente, en el terre-no de los juicios problemáticos de la Lógica, pero insistimos en que no setrata de su valor lógico, sino de la actitud subjetiva ante ellos 'l.

b) La posibilidad y la probabilidad en el pasado o en el futuro se ex-presan por medio del futuro hipotético, p. ej.: serían las siete (probable-mente eran); Viviríais muy felices en aquella casa (probablemente o po-siblemente vivisteis o viviréis); Tendría gracia esta ocurrencia (supongo. que la tendrá). La significación de posibilidad referida al pasado se hadesarrollado modernamente, y es más frecuente en la lengua hablada queen la escrita (Te entusiasmarías mucho), y sólo el sentido general de laconversación puede determinar si se trata de pretérito o futuro. Si la pro-babilidad se enuncia en pasado perfecto, empleamos el antefuturo hipo-tético o el pluscuamperfecto de subjuntivo, p. ej.: Nunca me lo habríafigurado (o me lo hubiera); Cualquiera lo habría (o lo hubiera) tomadoa mal.

s V. ACADEMIA EsPAÑOLA, Gram., §§ 304, 309 Y310, Y RAFAEL SECO, Manual Gram4tlcaespañola, n, págs. 86 Y sigo

6 LENZ (La oración y sus partes) no establece con respecto a la actitud subjetiva más quetres grupos: exclamativas, declarativas e interrogativas. Dentro de las declarativas 5610 sefiala lasafIrmativas y las negativas. Creemos que los matices de posibilidad y de duda tienen en espafiolcualidades suficientemente distintas para separarlos de las oraciones afirmativas V negativas desdelos puntos de vista psíquico y gramatical, aunque lógicamente no tengan importancia estos ma·tices.

7 Trataremos de este asunto con más amplitud a propósito de la teoría dd modo subjuntivo.Nótese que ahora nos ocupamos sólo de oraciones simples.

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§ 35 CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SIMPLES 45

La probabilidad en el presente y en el pasado inmediato se expresantambién con los futuros simple y compuesto de indicativo, respectiva-mente, p. ej.: Serán las diez (probablemente son); Cara más hip6critano la habrás visto en tu vida (probablemente no la has visto).

Para más pormenores véanse los capítulos destinados a tratar de lostiempos del verbo.

Naturalmente nos valemos también de medios léxicos, como son eluso del verbo poder, de los adverbios probablemente, posiblemente, etc.,o de la locución deber + de + infinitivo, p. ej.: Esto podía ser cierto;Posiblemente volverá; luan debe de estar en casa (supongo que esta').Véase el capítulo VIII.

Con los verbos poder, deber y algunos más, las formas verbales enora y en -ría pueden sustituirse entre sí, p. ej.: Los muebles podrían sermejores (o pudieran); A estas horas deberla (o debiera) haber salido eltren (supongo que debla haber salidoJ. Esta sustitución en oraciones in-dependientes fue mucho más extensa en la lengua clásica, pero en la ac-tualidad se limita a corto número de verbos. Expresiones como la noticiame alegrara mucho, por me alegraría, se sienten hoy como afectado ar-,calsmo.

c) La oración dubitativa simple se enuncia con adverbios de duda(acaso, tal vez, quizás) seguidos de subjuntivo, p. ej.: acaso vuelva tupadre; tal vez fuese verdad tu sospecha; quizás haya enviado un recado.El verbo puede estar también en indicativo: en los ejemplos anteriorespodemos decir vuelve, era o fue, ha envíado, respectivamente. El empleodel subjuntivo aumenta el sentido dubitativo de la oración, mientras quecon el indicativo es una duda atenuada que tiende a la afirmación o a lanegación. Nótese la fina diferencia expresiva entre tal vez conoces a estehombre y tal vez conozcas a este hombre. Véase a este respecto lo quedecimos más adelante sobre el subjuntivo en las subordinadas dubitativas(cap. X).

Con adverbios de duda se confunden los matices de duda, posibili-dad y probabilidad. En estos casos la sustitución entre las formas ora yorla tiene pleno uso en la lengua moderna, extendiéndose la sustituciónhasta la forma en -se, por ejemplo: tal vez seria verdad la noticia (o fuera,

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PARTE 1, CAP. III i 36fuese); A.caso le conocerías (conocieras, conociesesJ en Madrid; qUlzastemerías el peligro (temieras, temiesesJ. Si quitamos los adverbios en es-tos ejemplos, se pierde el sentido dubitativo; pasan a ser oraciones deposibilidad, y la sustitución no puede tener lugar. Le conocerlas en Madridexpresa sólo la posibilidad; Acaso le conocerías (conocieras, conociesesJacentúa el matiz dubitativo. No podríamos decir en el primer caso le co-nocieras o conocieses, sin adverbio de duda.

36. Oraciones interrogativas. En vez de expresar nuestra dudaformulando oraciones dubitativas como las que acabamos de describir,podemos dirigirnos a uno o varios oyentes con ánimo de que su respuestapueda resolverla. Nacen así las oraciones interrogativas, caracterizadas ensu mayoría por la inflexión final ascendente o circunfIeja de su curva deentonación, dando a conocer así que la oración no completa el pensamien-to y esperamos que la respuesta lo complete. Aun en las preguntas de finaldescendente, la entonación interrogativa ofrece en su conjunto rasgos tancaracterísticos, que no puede ser confundida con las demás.

El comienzo de la pregunta se reconoce siempre en que la voz as-ciende decidida, y se eleva por encima del tono normal en la primerasílaba acentuada: ¿Me obligarás a repetir mi recomendación de siem-pre? Este marcado movimiento ascendente distingue desde el principiola oración interrogativa de la enunciativa, y demuestra que la ortogra.fía española está acertada al prescribir el signo de interrogación al co-mienzo y al fin, como expresión de la unidad melódica total con quela pregunta se concibe y pronuncia. En francés e inglés la entonacióninicial de la pregunta no se distingue, o se distingue poco, de la enun·ciación, y quizá por esto ha prevalecido la práctica ortográfica de escri·bir el interrogante sólo al final. A esta causa podríamos atribuir el he-cho de que aquellas lenguas sean más rigurosas que la española en elorden que han de guardar los elementos de la oración interrogativa, yhayan creado estructuras sintácticas del tipo Est-ce que, ..?, Do you...?que aseguren el comienzo de la pregunta y compensen la escasa expre-sividad de su entonación inicial '. En español, como a continuación ve-

a El Cltalán ha el "UI!. con valor interrogativo y pronunciacióninacentuada, en las preguntas "ttl! ia la l/iró? probablemente propagado poranalogía con las preguntas parciales: I!" sahm dI! la l/itó? En castellano actual

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§ 37 CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SIMPLES 47

remos, existen también tendencias sintácticas propias de la oración inte-rrogativa; pero no pasan de ser tendencias sin carácter obligatorio. Des-de luego, no ha necesitado nuestra lengua desarrollar sintagmas fijos,porque la entonación le basta para dar carácter interrogativo a la ora-ción y saber dónde empieza y dónde acaba. Con esto se comprueba queel empleo de medios gramaticales y el de los recursos fonológicos (ento-nación, acentos, etc.) se hallan en razón inversa.

Distinguen las gramáticas dos grupos de oraciones interrogativas:generales o dubitativas y parciales o determinativas.

37. Cuando preguntamos sobre todo el contenido de la oración,es decir, sobre la verdad o falsedad del juicio, la pregunta es general.Así, por ejemplo: ¿ha llegado tu padre? ¿conocéis a ese señor tan dis-tinguido? Nuestra pregunta se dirige a saber si es cierta la relaci6n en-tre sujeto y predicado. La respuesta esperada es si o no; aunque puedellevar refuerzos, que suelen consistir en la repetición del verbo o en algúnmedio que recalque la afirmación o la negativa. Ejemplos: - ¿Ha llegadotu padre? - No ha llegado todavía; - ¿Conocéis a ese señor tan distin-guido? -Demasiado; - ¿Recibieron ustedes aquella visita? -Ni ganas.

El verbo ocupa generalmente el primer lugar de la oración, lo cualprueba que el interés del que habla recae sobre él: ¿Está!z ahí los invi-tados? Puede anteponerse el sujeto, como en: ¿Tu abuelo ha envejecidomucho?, pero en estos casos se nota en la lengua moderna una tenden-cia a desgajar el sujeto dejándolo en cierto modo fuera de la pregunta.Por ejemplo en: ¿El criado ha traído la carta? con el sujeto antepuesto,es frecuente que la entonación interrogativa recaiga sólo sobre el predi-cado, como si dijésemos: El criado ¿ha traído la carta? Se trata de uncomienzo de geminación fonética de la oración en dos grupos fónicos,que demuestra un cierto aislamiento sintáctico del sujeto antes de lapregunta propiamente dicha. Si el sujeto lleva muchos determinativos,y por consiguiente es largo, su separación es clara, tanto en la pronun-ciación como en" la escritura, p. ej.: Las personas más cultas de la ciu-

algún uso la f6rmula ¿Es que...? parecida a las f6rmulas francesa e inglesa mencionadasarriba: ¿Es que no me conoces?; ¿Es que han oll,idado su promes(/?; ¿Es qtle no estabais('ontmtos? (v. § 43).

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48 PARTE 1, CAP. 111 § 37

dad ¿podrán soportar tanta chabacanería? Si el predicado ocupa el pri-mer lugar diremos: ¿Podrán soportar tanta chabacanería las personasmás cultas de la ciudad? Se dividirá la oraci6n del mismo modo en dosgrupos f6nkos, pero la entonaci6n interrogativa, comenzada en el verbo,alcanza hasta el final de la oraci6n. Cuando el sujeto antepuesto se enun-cia en pocas sílabas, su separaci6n de la pregunta puede producirse o no,según el interés del momento, pero es indudable que la tendencia existe.La pregunta ¿los estudiantes estaban contentos? así escrita, puede pro-nunciarse también de estas dos maneras: ¿Los estudiantes, estabancontentos?; los estudiantes ¿estaban contentos?, con análisis cada vezmayor de los elementos contenidos en la pregunta.

El pronombre sujeto es innecesario y redundante en español, segúnquc:d6 dicho en el § 13. Se emplea s610 por énfasis o para evitar algunaambigüedad posible en cualquier clase de oraciones. Cuando así ocu-rre, en las oraciones interrogativas el pronombre sujeto puede antepo-nerse o posponerse al verbo: ¿Yo estaba equivocado? o ¿Estaba yoequivocado?; ¿Ella dijo la verdad? o ¿Dijo ella la verdad? El españolno ha generalizado, por consiguiente, la posposici6n del sujeto interro-gativo que es obligatoria en otros idiomas. Incurren en error algunasgramáticas destinadas a enseñar español a los extranjeros, cuando hablande una forma interrogativa de la conjugaci6n española, primero porqueel pronombre sujeto no se usa más que en casos especiales en cualquierclase de oraciones; y segundo, porque, aunque existe la tendencia aposponerlo en esos pocos casos, no se trata de una regla gramaticalconsolidada, como acabamos de ver en nuestros ejemplos. Cuando enun-ciamos el sujeto con un substantivo, puede ir igualmente delante o de-trás del verbo: ¿Tu madre estuvo ayer en casa? o ¿Estuvo ayer tu ma-dre en casa? o ¿Estuvo ayer en casa tu madre? Lo mismo diríamos dela pretendida forma interrogativo-negativa: ¿Tú no sabías las conse·cuencias de tan imprudentes palabras? o ¿No sabías tú las consecuen-cias ...?

Si se quiere anteponer algún complemento directo o indirecto, ne-cesitamos por lo general reproducirlo junto al verbo por medio de unproHombre. Por ejemplo las oraciones a ese señor dis-tinguido? ¿RecibIeron usudes aquella VISIta? ¿Han dado un 1ugueu

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§ 38 CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SIMPLES 49

a ese niño?, con el complemento antepuesto serían respectivamente:¿A ese señor tan distinguido, lo conocéis? ¿Aquella t/isita, la recibieronustedes? ¿A ese niño, le han dado un ;uguete?; o mejor quizás: A eseseñor tan distinguido, ¿lo conocéis? Aquella t/isita, ¿la recibieron us·tedes? A ese niño, ¿le han dado un ;uguete? La separación individuali·zadora del complemento es más clara y general que la del sujeto.

Aunque la colocación del verbo en el primer lugar de la oracióninterrogativa no sea en español tan general como en otras lenguas mo-dernas, es indudable que contribuye a dar a la oración el carácter sin-tético que corresponde a la pregunta general. A medida que el interéshacia el sujeto u otros elementos distintos del verbo nos lleve a ante-ponerlos, nos acercamos a la oración interrogativa parcial o determi·nativa.

38. En las interrogativas parciales la duda no recae sobre el pre-dicado mismo de la oración, sino sobre el sujeto o sus cualidades, o sobrecualquiera de los demás elementos de la oración. Preguntamos entoncespor lo que nos falta, por medio de pronombres o adverbios interrogati-vos, colocados necesariamente al comienzo de la oración. Al decir, porejemplo, ¿Quién ha venido?, sé que ha venido alguien, pero ignoro elsujeto de la oración. Los pronombres y adverbios interrogativos son lossiguientes: qué, quién, cuál, cuándo, d6nde, cuánto y c6mo. Enlos clásicos se encuentran ejemplos del empleo interrogativo de cúyo:¿Cúya es esta espada? (TIRSO). Nótese que la serie de los exclamativosse reduce a qué, cuánto, cuán y c6mo (§ 34).

Los interrogativos mencionados llevan consigo el acento más per·ceptible de la oración en que figuran. Son el centro de un grupo deintensidad fonética, que demuestra la condensación del interés en ellos.Entre las variadas curvas de entonación de la pregunta parcial que sedescriben en el «Manual de entonación española» de NAVARRO TOMÁS,interesa fijarse en la de inflexión final descendente, por su carácter con·minatorio, casi imperativo, que acerca las oraciones interrogativas a lasexhortativas. Una pregunta como ¿d6nde está mi libro? puede ser pro-ferida, bien con final ascendente - forma general de la entonación in-terrogativa -, bien con descenso muy marcado en sus últimas sílabas.

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50 PARTE I, CAP. III § 39

En este caso nos hallamos en el punto de transición entre la preguntay el mandato: mi libro? I ¿con quién hablo? y otras fra-ses parecidas, significan así pronunciadas algo parecido a dígamdoahora mismo, etc., con carácter perentorio y pocoamable.

Es frecuente que las interrogativas parciales sugieran una respuestanegativa, es decir, adquieran sentido de negaci6n implícita: ¿De lapasada qué me ha quedado? (Rioja), da a entender que no le haquedado nada; ¿Quién hubiera imaginado tanta maldad? significa na-die; ¿C6mo podíamos sospechar de él?, quiere decir de ningún modo.Observa BELLO (Gram. 1146 y sigs.) que se trata de figura ret6ricamuy matizada de afectividad, con la cual se acercan estas oraciones alas exclamativas, en lo que se refiere a la actitud del hablante. Por otrolado, su sentido de negación implícita las aproxima a las explícitamentenegativas. Como vamos viendo, abundan los casos mixtos entre los dife-rentes grupos de oraciones.

Las oraciones dubitativas y de posibilidad, anteriormente estudia-das, pueden formularse como interrogativas, acentuándose así su con-dici6n de juicio psíquicamente sentido como posible o dudoso. De estemodo nacen también oraciones de tipo intermedio, como las siguientes:¿Serían las ¿Te gustaría ¿Tendría veinte años? I ¿Podíaser cierto?, de hablar claro?, ¿Acaso conocías? Todas ellaspueden llevar palabras que refuercen la pregunta, v. gr.: no, si (dubi-tativos), ¿eh? Ejemplos: ¿No podríamos pasar?, ¿Si estaréyo equivocado?, ¿Sería bonito, verdad?, Quizás le conozcas, ¿eh?, Yasabrías la noticia, ¿no? El empleo de no al principio o al fin de laoraci6n suele indicar que se espera o se insinúa la respuesta afirmativa:¿No sería mejor marcharse? Estaría loco, ¿no?

39. Oraciones afirmativas y negativas. Con ellas enunciamos laconformidad o disconformidad objetiva del sujeto con el predicado. Selas llama también aseverativas, enunciativas y declarativas. Corresponden alos juicios asertorios de la Lógica y, como tales, se expresan gramatical-mente con el verbo en modo indicativo. Las afirmativas no tienen formaespecial.

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§ 39 CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SIMPLES 51

La negaci6n se expresa de ordinario con el adverbio no seguido delpredicado: Este árbol no dará fruto. Es frecuente en español intercalarotras palabras, y aun oraciones enteras, entre la negaci6n y el verbo,p. ej.: No te lo diré; No todos los reunidos estaban conformes; No por-que él se oponga abandonaremos nuestro prop6sito. Hay en esto granlibertad de construcci6n, a condici6n de que el adverbio esté claramenteatribuido al predicado. Por ello cuando figuran en la oraci6n pala-bras o frases a las que 16gicamente pueda aplicárseles la negaci6n, es ne-cesario que ésta se una inmediatamente al elemento negado. Compá-rese, por ejemplo, la diferencia de sentido entre tu her'!1ano no puedevolver y tu hermano puede no voltler, no deseaba entrar y deseaba noentrar, y otros casos semejantes que traen las gramáticas g con infiniti-vos. El carácter verbal del infinitivo hace que pueda ser modificado porel adverbio no en circunstancias parecidas a los ejemplos citados.

En español antiguo podían acompañar a la negaci6n locuciones opalabras que, sin ser negativas en sí mismas, reforzaban la negaci6n,como ;amás (ya más), nadie (antiguo nadi1 persona nacida), nada (cosanada, o nacida). Así pues, frases como no volveré ;amás, no veo a nadie,no tengo nada, significaban, respectivamente, no volveré ya más, noveo «persona» nacida, no tengo «cosa» nacida. La frecuencia en elempleo de estas palabras en oraciones negativas les hizo adquirir senti·do negativo por sí mismas, aunque no vayan acompañadas de no,p. ej.: Jamás volveré; A nadie veo; Nada tengo 10. Las voces origina.riamente negativas nunca y ninguno 11 conservaron su significaci6n. De

., BULO, Gram4tica casteUana. 1131. ACADEMIA, 304 I. En las lenguas romances la negaciónva incorporada al verbo. Son imposibles en castellano construcciones como el inglés He eats nomeat, o el alemán Er ust Fleisch (literal: Él come no carne), sino que hay que decir, Él nocome carne (V. § 177). La negación mantiene su carácter de adverbio, y sólo modifica alverbo, al adjetivo (una fama no excelente) o a otro adverbio (h"bUzb" no siempre sinceramente).Algunos substantivos verbales y abstractos admiten no, p. ej.: la no existenaa, el no conformis-mo. la no conformidad. Este uso es, en general, moderno, culto y muy restringido: en los subs·tantivos así modificados, no equivale a un prefijo negativo, como si dijéramos la inexutetsaa,el disconformismo. la disconformidad, y tiende a pronunciarSe sin acento, si no se quiere recalcarlo novedoso e insólito de la expresión.

10 Compárese con los negativos franceses rien. personne, y los catalanes res, cap, gem. E.catalán moderno pueden usarse solos o unidos a no: res o no res, cap o no cap, gens o no gt:1Ss.Véase E. L. LLORENs. La negan6n en español antiguo, Madrid, 1929.

11 EJ pronombre ninguno puede ser adjetivo (no tetsgo ningún amigo) o substantivo (nfl ha

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52 PARTE l. CAP. III § 39

este modo resulta que los adverbios jamás, nunca y los pronombresindefinidos nada, ninguno, pueden sustituir a no, o bien acom·pañarle en la oración como refuerzo de su sentido negativo: No lo didjamás; No conocían a No veo ningún camino 12. etc. Y aunput:den acumularse tres y hasta cuatro palabras negativas en una solaoración, p. ej.: No nunca a No ha dado jamás nadaa

Por un proceso análogo han tomado significado negativo, bien porsí solas, bien como refuerzo de la negación, algunas locuciones comoen mi vida, en la vida, todo el día o la en absoluto. Ejem-plos: En mi vida he visto o No le visto en mi vida; En todo eldía he podido o No he podido en todo el día;No lo sé en absoluto. En parte alguna he oído cosa semejante, equivalea No he oído cosa semejante parte algtma o en ninguna

Como refuerzo de la negación se emplean desde antiguo substan-tivos que significan cosas de poco valor, como bledo, comino. pepino,ochavo, miaja (migaja): No un comino; No importa un bledo,o importa un bledo, con sentido negativo sin negación explícita;Non lo precio uno figo (BERCEO.)

Cuando en la oración figuran dos o más voces negativas, es nece-sario que una de ellas, por lo menos, preceda al verbo. Cumplida estacondición, .las demás negaciones se distribuyen libremente, v. gr.: Nun-ca nada ayudó nunca en nada. Si una delas palabras negativas es no, ésta debe ir sola delante del verbo y lasdemás detrás: No lo digas jamás a

Notan los gramáticos, por todo lo que antecede, que dos negacio-nes no afirman en castellano, cuando una de ellas precede al verbo yla otra le sigue. La única excepción a esta regla la constituye el com-plemento de una oración negativa precedido de la preposición sin, lacual neutraliza la negación: Habló no sin dificultad o No sin dificul-

lJenido ninguno}. Las palabras nunca y ninguno son originariamente negativas: la primera detiempo, la segunda de cantidad o número.

12 En las locuciones por siempre jam4s o para siempre jam4s reaparece el sentido primitivode jam4s. v. gr.: Te /0 agradeced por siempre ;am4s. es una oraci6n afirmativa reforzada en su

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§ 40 CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SIMPLES 53

tad habl6 (es decir, con dificultad). Lo mismo ocurre con los adver-bios de negación que modifican a adjetivos con prefijos sentidos comonegativos o privativos, como des-, in-, a-: una casa no deshabitada,una fama no intachable, un niño no anormal. Obsérvese, sin embargo,que en todos estos casos se trata de un eufemismo, o se rebaja, sin ne·garlo por completo, el sentido negativo. Así por ejemplo, una casa nodeshabitada puede significar que tiene muy pocos habitantes, a noser que la expresión sea irónica. Este matiz de neutralización parcialde la negación resalta más todavía en la expresión no... del todo (nodel todo deshabitada, no intachable del todo). Compárense los delica-dos matices que envuelven las expresiones hablaba no sin azoramientoo no del todo sin azoramiento, ambas atenuativas de la negación, peromucho más la segunda.

El adverbio no en oraciones como Temo que no se nos escapeny otras parecidas, ha perdido en el uso actual su significación negati-va, y ha pasado a ser un adverbio de duda. Trataremos de este asuntoa propósito de la oración compuesta (§ 219). Al final del § 38 nos he-mos referido al no dubitativo en las interrogativas simples.

40. Oraciones optativas y exhortativas. Las oraciones que ex-presan deseo se caracterizan por llevar el verbo en subjuntivo: ¡Ojalállueva!; Sea enhorabuena; En paz descanse. Expresan juicios sin reali-dad objetiva y cuya realización deseamos. Por esto se llaman optativaslas oraciones de esta clase. La ACADEMIA las llama desiderativas, y agre-ga que su forma de expresión es el presente o pretérito imperfecto desubjuntivo; pero con la diferencia - dice - de que con el presente enun-ciamos un deseo que consideramos realizable, y con el imperfecto ma-nifestamos un deseo cuya realización tenemos por imposible. Su puntode vista es quizás aceptable en cuanto a los ejemplos que aduce (§ 312),pero no en otros. En primer lugar hay que añadir que se empleantambién el perfecto y el pluscuamperfecto de subjuntivo en oracionesindependientes desiderativas, p. ej.: ¡Ojalá haya llegado! ¡Así lo hu-bieras oído!, etc. Además, no es la cualidad de realizable o irrealizablelo que hace que se exprese el deseo en presente o imperfecto. sino lasignificación temporal que corresponde a unas u otras formas verbales:

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54 PARTE 1, CAP. 1lI § 41

¡Ojalá llovics( mañana! no expresa un deseo considerado como irrea-lizable. Lo que ocurre es que el imperfecto de subjuntivo se empleacon valor de pasado o de futuro, mientras que el presente tiene signifi-cado temporal presente o futuro (véase cap. XIII). Ahora bien: en ora-ciones simples el deseo del que habla es siempre presente, en tanto quelo deseado puede ser objetivamente un hecho pasado, presente o veni·dero. El punto de mira es siempre el presente del que habla. Es natu·ral que si deseamos una acci6n pasada, es porque no la sabemos cum·plida 13. De aquí el sentido de deseo irrealizable que encuentra la ACA'DEMIA a muchas oraciones optativas con el verbo en imperfecto. Si eldeseo se refiere al presente, tiene ya un tiempo propio. Y, finalmente, si eldeseo de ahora se refiere al futuro, podemos servirnos del presente odel imperfecto: ¡Ojalá lJu(va mañana!, ¡Ojalá lloviera o llovies( ma-ñana! La diferencia entre uno y otro tiempo consiste en que lloviera,/!ovi(s(, se sienten como formas más hipotéticas que las del presente,pero en ningún modo irrealizables. La maldici6n ¡Así s( arruinase eseavaro! puede cumplirse en el porvenir.

41. Del deseo se pasa fácilmente a la exhortaci6n, al ruego y almandato, expresados por medio de oraciones llamadas exllOrtativas; ydd mismo modo que pasamos imperceptiblemente de uno a otro matizpsicol6gico, no podemos señalar línea divisoria entre las oraciones opta-tivas y las exhortativas. Contribuye además a hacer borrosos los lími-tes, el hecho de que el imperativo español no tiene más formas propiasque las de las segundas personas. Todas las demás son del subjuntivo.Por consiguiente, en gran número de casos s610 la entonaci6n y el sentidoque parezca predominante nos guiarán para incluir la oraci6n de quese trate en uno u otro grupo.

El uso del imperativo ha sufrido, además, otra restricci6n: nopuede emplearse en las exhortativas negativas. Para expresar la prohi-bici6n no se dice no v(n, sino no V(tJgas; no volved, sino no volváis;jamás entrad, sino jamás entréis; es decir, el subjuntivo reemplaza al

13 Es evidente que el ejemplo Muri¿ras-: cl/a ... y dr;árame a mI en mi casa (Quijou, II, 70),aducido por la Academia, expresa un deseo que: no se: c:umpli6 en d pasado, y por lotanto es irrealizable: ahora. Está referido al futuro c:I ..iguicnte ejemplo de la Comedia Seraphina.citado por KE!'IISTON (S)ll/t. p. 364): Y 11'''' I/llnca Dial me dicu otra pcnll.

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§ 41 CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SIMPLES 55

imperativo 1•• En el § 116 encontrará el lector otras limitaciones quela lengua moderna ha desarrollado en el empleo del imperativo.

También el infinitivo se usa como imperativo, especialmente en lalengua hablada: mirar, salir, sustituycn a vcces a mi·rad, salid; lo mismo ocurre en la prohibición, como: no fastidiar, porno fastidiéis, o acompañando al infinitivo la preposición a, v. gr.: ¡a ce·nar!, ¡a cal/ar! Este empleo del infinitivo se halla atestiguado en latíny en textos medievales de numerosos países románicos 15. En españolmoderno el infinitivo reemplaza preferentemente a la segunda personadel plural, _quizás por su carácter menos concreto quc la segunda delsingular, y por consiguiente más acorde con la significación del inflni.tivo. Puede estar favorecido también por la igualdad de accntuaciónentre ambas formas, cosa que no ocurre con la de singular. Cabe pen·sar, además, que el carácter relajado de la d en la distensión silábica(¡callad!) neutraliza sus rasgos fonológicos hasta el punto de: confun·dirse con la r fricativa y relajada del infinitivo (¡cal/ar!). Pero, aunqueeste empleo es frecuentísimo en la conversación, aparece pocas vecesen la lengua escrita.

En oraciones exhortativas se emplea también el futuro de mandato(v. cap. XII), p. ej.: No matarás; dirás contesu

Tanto las exhortativas como las optativas tienen a menudo carác·ter exclamativo, a causa de la emotividad marcada que pueden expre·sar. De ahí la gran semejanza fonética que presentan en la curva deentonación y en el papel del acento de intensidad. Por esto se escribenmuchas veces con signo de admiración (1 1). Su naturaleza exclama·tiva se revela también en ser expresiones sintéticas, con verbo en im·perativo: ¡Ven!), o sin verbo (¡Aqufl, ¡,,1. las ¡Ojalá!,¡Amén!), como palabras interjectivas que encierran por sí solas todoel sentido imperativo u optativo. Estas palabras pueden figurar, segúnhemos visto en ejemplos anteriores, como refuerzo de la expresión.

14 Véanse algunos cJcmplos antiguos dc imperativos con ncgación, cn la Dota 95 deR. J. Cucrvo a la Gram. de Bello.

15 Véase A. C. JURET, de la Syntare latine, París, 1933, p. 15; MEYU Lvau, I"tro-ducción a la /ingülstica románica, trad. de A. Casuo, Madrid 1926, § 225.

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56 PARTa CAP. III § 41

El adverbio así se usa desde la época arcaica con sentido deside-rativo: ¡Así reviente! En textos medievales alterna con si Qat. sic), deigual significado y procedencia: si me vaZa Sant Esidro, pZazme decoraf6n (M. Pidal, Cid, 111, § 180, 4); pero después desapareció, sus-tituido por así. El si optativo moderno, en frases como ¡Si fuese verdadtu promesa! no parece guardar relación histórica con el si antes alu-dido, y hay que interpretarlo como evolución semántica del si condicio-nal. Lo mismo pensamos del si dubitativo en ¿Si estaré yo equivoca-do? y otras expresiones análogas.

Los verbos de voluntad, como querer, desear, rogar, suplicar, man-dar, prohibir, usados en futuro hipotético o los imperfectos de indi-cativo y subjuntivo (sólo la forma en -ra), atenúan a veces su sentidooptativo y expresan modestia, timidez, cortesía. Nótese la diferenciaentre quiero salir y querría, quería o quisiera salir (véase cap. XIII);deseo dinero y desearía o deseaba dinero. La entonación define en cadacaso el matiz peculiar de la frase.

Con mucha frecuencia llevan estas oraciones antepuesto el queanunciativo por analogía con las subordinadas optativas, o indicandoquizás una subordinación a un deseo mental: ¡que entre!; ¡que setlaya!; que sea enhorabuena; ¡que no se repita!; ¡que tengan ustedesbuen v;a;e!

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CAPITULO IV

CLASIFICACI6N DE LAS ORACIONES SEGÚN LA NATURALEZA

DEL PREDICADO

ORACIONES ATRIBUTIVAS

42. Toda oraci6n se compone de sujeto y predicado. La personao cosa de la cual decimos algo es el sujeto de ]a oraci6n; todo lo quedecimos del sujeto es el predicado. Puede ocurrir que el predicado seauna cualidad del sujeto, v. gr.: la casa es alta, mi amigo está enfermo,o 'lue exprese una acci6n del mismo, p. ej.: la fruta maduraba, hantraído una carta para ti. En el primer caso la oraci6n se llama atributi·va \) cualitativa; en el segundo caso, se llama predicativa.

En la oraci6n atributiva el predicado es nominal, es decir, se ex-presa esencialmente con un nombre, adjetivo o substantivo. En laspredicativas, el predicado es verbal, se expresa por un verbo.

Las oraciones atributivas expresan cualidades del suejto. le atribu-yen conceptos adjetivos, cuales pueden designarse por medio deun adjetivo propiamente dicho (Pedro es alto); de un substantivo, quepuede ser pensado como un conjunto de cualidades, o como un con-cepto unitario dentro del cual se clasifica el sujeto (Pedro es m¿dico);de una frase adjetiva cualquiera (Pedro es de Madrid; Pedro es d quesabes); de un 'adverbio adjetivado (Pedro es así), de un pronombre(Pedro es aquél) y, en general, por palabras o frases de valor no-minal. Por consiguiente, el predicado nominal califica o clasifica a]sujeto.

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58 PARTE l. CAP. IV § 43

La simple predicaci6n de una cualidad constituye una oraci6n atri-butiva: ¡Hermoso dla!; ¡qu¿ linda!; mañana fiesta; ¿tú aqul? Porconsiguiente no es necesario el verbo, y muchas lenguas no lo emplean.

Los verbos ser y estar, que emplea nuestro idioma en esta clase deoraciones, se llaman copulativos porque su misi6n en ellas se reducea servir de nexo entre el sujeto y el predicado sin que añadan nada alsignificado de la oraci6n. Su empleo ha ido extendiéndose hist6rica-mente por asimilaci6n de las oraciones atributivas a las predicativas,y porque permiten la expresi6n temporal: luan era, es, fue, será sabio.Sin embargo, en español moderno prescindimos muchas veces del verbocopulativo, especialmente cuando no interesa señalar el tiempo. Losnumerosos casos que registran las gramáticas pueden reducirse a losdos siguientes: 1.° En refranes y proverbios, por expresar juicios per-manentes e intemporales: El mejor camino, el recto; cual la madre,tal la hija. 2.° En oraciones interrogativas y exclamativas fuertementematizadas de afectividad, en las cuales los sentimientos dominantes deirritaci6n, asombro, alegría, etc., se sobreponen a toda idea de tiempo:¡qu¿ tonto!, ¿tú amigo suyo? ¡que bien!, ¿qui¿n mejor que él para eso?

43. «Ser» y «estar» como verbos no copulativos. No siempreson copulativos los verbos de que ahora tratamos. A veces ser recobrasu significado primitivo de existir, efectuarse, ocurrir, suceder, v. gr.: Esoserá si yo quiero; Los pocos sabios que en el mundo han sido (FR. L. DELE6N); Tal señora no es en el mundo (Qui¡ote, 1I, 32).

El ejemplo usual que citan las gramáticas: Aqul es la almoneda,mantiene uso &ecuente en la lengua moderna, v. gr.: Por lo tanto,luego que usudes hayan comido, alargar¿ mi paseo hasta allá. No esmuy lejos (P. GALD6S, Gloria, p. 1, cap. XXXII). Cabría interprertarlo,bien como un caso del sentido primitivo del verbo ser, o, quizás mejor,como supervivencia de la época en que ser se empleaba para indicarsituaci6n local en competencia con estar. Es del mismo tipo que la ex-presi6n corriente mañana seré contigo.

AI.ignificado de existir, ocurrir, suceder, responden las &ases USucl-les sea lo que sea, o lo que fuere, como fuere lo que fuere, fuese

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§ 43 ORACIONES ATRIBUTIVAS 59

como fuese, etc. También el subjuntivo-imperativo ¡Sea!, concesivo oaprobatorio, y algunas expresiones desiderativas como ¡Asl sea!

Con que anunciativo se construyen oraciones del tipo: Es que noquiero; Es que trataban de otro asunto; Es que serIa inoportuno; Eraque les pareefa mal; Sea que triunfe o que no... ; Quizá fuese que estabade mal humor (BELLO, Gram. 1088). Con ellas indicamos réplica, opo-sición o contrariedad. En tono de pregunta, ¿Es que...? tiende a con-vertirse en una fórmula interrogativa fija: ¿Es que te has enterado ya? 1

Pueden usarse otros tiempos del verbo ser (¿Será que...?, ¿SerIa que...?,¿Era que...?),. pero es fuerte la tendencia moderna a inmovilizar estaspreguntas en el presente ¿Es que...?, p. ej.: ¿Era que no les hablandejado entrar?, ¿Serla que estaba enfadado?, se sustituyen sin violenciapor ¿Es que no les hablan dejado entrar? ¿Es que estaba enfadado? Lafórmula invariable ¿Es que...? es usual en la lengua hablada, tanto enEspaña como en América, tratándose de preguntas generales, pero siem-pre con matiz de sorpresa o réplica.

El verbo estar mantiene a menudo su significación originaria, nocopulativa, de presencia o permanencia: No está en casa; Estuve ayeren el teatro; lA sierra de Guadarrama está al norte de Madrid.

Ser y estar, tanto en su significado propio como en su uso copula-tivo, admiten a veces construcciones seudorreflejas, lo mismo queotros verbos intransitivos (irse, morirse, etc.), por ejemplo en las fórmu-las tradicionales con que empiezan los cuentos: Érase, o ¿rase que seera; «Érasc un hombre a una nariz pegado» (QUEVEDO); «Asno se esde la cuna a la mortaja» (CERVANTES). Como observa Bello, «Me soy pa·rece significar soy de mío, soy por naturaleza, por condición», Yo mesoy hombre paeffico.

Con estar, el uso seudorreflejo es algo más frecuente: Te estarásen casa todo el dla; Me estuve junto a la lumbre; Los viejos de la aldease estaban al sol la tarde entera. Estarse significa que el sujeto permanecevoluntariamente en una situación, posición o estado.

Además de ser y estar, se emplean otros verbos y frases verbalescon valor copulativo, tales como parecer, venir, ser tenido por, ser l/a·

IV. § 36, nota, y nuestro anículo ¿Es que...? Estructura de la ,reg,mlll ¿iret14, eu el Ho·mmaje a D4maso Alonso, Madrid, ed. Gredos, t. 11.

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60 PARTE 1, CAP. IV § 44

mado, etc. Por ejemplo: el río desbordado; parece un general;es tenido por sabio. Este valor copulativo es frecuente en los verbos deestado e intransitivos (duerme tranquilo, vivían felices, queda conten-ta, etc.), con los cuales es difícil deslindar si el adjetivo funciona comoatributo, como modificación adverbial del verbo, o con ambos sentidosa la vez. La Academia Española los denomina de complemen-to, y con ello da a entender que se hallan en los límites entre la predi-cación nominal y la verbal (v. § 167). En tales casos, aunque el verbotiene el papel de enlace entre el sujeto y la cualidad, y por consiguientelas oraciones son atributivas, añade algún matiz especial. de significaciónque hace que no podamos mirar estos verbos como enteramente vacíos.

44. Diferencias entre los copulativos «sen y «estar». La finísi·Ola diferencia en el empleo de uno y otro verbo es una de las cuali-dades más destacadas de la lengua española. Expresa un matiz de lasoraciones atributivas, difícil de percibir con precisión para los extran-jeros cuya lengua no conoce más que un solo verbo copulativo. Las graomáticas más autorizadas se limitan a decir que ser atribuye cualidadesconsideradas como permanentes, en tanto que estar las considera comotransitorias o accidentales. La explicación no es equivocada, pero es insu-ficiente, porque no siendo claramente perceptibles los límites entre 10 per-manente y lo transitorio. deja la interpretación de cada caso a la apre·ciación subjetiva, infalible desde dentro de la sensibilidad lingüísticaespañola, pero oscura y vacilante desde fuera de ella. Sirve para los casosmás claros (ser guapa y guapa); es algo forzada para distinguirentre ser alto y rstar alto aplicado a un joven; y es absolutamente contra·dictoria cuando tratamos de darnos cuenta de por qué ciertas cualidadestan permanentes como las representadas por los adjetivos vivo y muertose atribuyan precisamente con estar y no con ser.

HANSSEN 2 dio un paso importante hacia la comprensión clara delproblema al señalar el carácter imperfectivo de las frases con ser y elperfectivo de las construidas con estar. Aunque más adeléinte hemos detratar con extensión de la diferencia, tan fecunda en la Sintaxis verbal,

2 F. HANssEN. Gramátrt"G hastónt"a de la lengua casullana. Halle a. S., 1913, i 470.

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§ 46 ORACIONES ATRIBUTIVAS 61

entre los conceptos de perfectivo e imperfectivo, anticiparemos ahoralo necesario para la cuestión de que tratamos.

45. Se llaman perfectivas las acciones de duración limitada, quenecesitan llegar a su término, a su final, a su perfección. Cada una delas acciones designadas por los verhos saltar, diiparar, besar, firmar, re-solver, no se concibe más que en su perfección o acabamiento. Si laacción no termina, no podemos decir que se produce. En cambio, querer,saber, conocer, respetar, son de duración ilimitada, inacabada, imperfec-ta: pueden producirse sin llegar a su término temporal; son pues, im-perfectivas. No se dispaía un fusil, si no se de disparar; no sesalta. si no se acaba de saltar; la continuación de tales actos supone surepetición o reiteración en una serie de actos iguales y perfectos (acaba-dos) cada uno de por sí. Por el cOlltr<'lrio, querer o saber son accionescontinuas que no necesitan llegar a un término fijo para decir que seproducen.

No debe creerse por ello que desde ahora podamos clasificar todoslos verbos en perfectivos e irnrerfectivos. La apreciación de la perfec-ción o imperfección de un acto depende en cada caso de condicionesobjetivas, pero también del interés que el que habla ponga en el términode la acción. Escribir en general, es acción imperfectiva, pero escribiruna carta es perfectiva. La re'iteración ininterrumpida de un hecho perofectivo, como saltar, puede tomar aspecto imperfectivo cuando aludimosal salto continuo del agua en una catarata. No se trata, por consiguiente,de duración mayor o menor, sino de que la atención se proyecte haciael final del acto, o lo considere sólo en su transcurso.

46. La explicación de HANSSEN aclara el fondo perfectivo o im-perfectivo que hallamos en las oraciones con estar y ser respectivamente,pero necesita mayor desarrollo y precisión, porque la oración atributivano expresa acciones, sino cualidades del sujeto, y por lo tanto lo per-fectivo e imperfectivo de estar y ser no pueden tener sentido idénticoal que tienen en los predicados verbales.

Una cualidad puede ser mirada desde dos puntos de vista: o pode-mos enunciarla en sí misma y atribuirla a un sujeto, sin atender al origen

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62 PARTE 1, CAP. IV § 46

o procedencia de la cualidad, o podemos considerarla como el resultadode una acción, transformación o cambio, que sabemos o suponemos queha tenido, o tiene o tendrá lugar: una lámpara encendida o apagada serelaciona con los actos de encenderla o apagarla. En el primer caso lacualidad nos interesa sólo en su duración o permanencia, es imperfecti-va: este jarro es blanco. En el segundo la percibimos como resultantede alguna transformación consumada o perfecta: este jarro está roto;la transformación puede ser real, como en el ejemplo anterior, o sim-plemente supuesta sin que se haya producido: este ja"o está intacto(porque ha cruzado por nuestra mente la posibilidad de algún percan-ce). Para los extranjeros puede servir de guía la siguiente norma: Usa-mos en español estar cuando pensamos que la cualidad es resultado deun devenir, un werden o un become, real o supuesto. Basta con que, alenunciar una cualidad, haya en nuestro pensamiento una leve suposiciónde que ha podido ser causada por una acción o cambio, por -algún de.venir, para que empleemos el verbo estar. Ejemplos de cambio real osupuesto en el pasado: estar roto, intacto, maduro, hermoso, muerto.En el presente: estar cayendo, lloviendo, entrando. En el futuro: estarpor ver, por ba"er, sin venir, para e!ltrar. Ser alegre, triste, melanc6lico,risueño, se refiere al carácter de una persona: con estar significaríanuna alteración que deviene. Con los participios de verbos perfectivoses más frecuente estar, porque se sienten más próximos a la acción ver-bal qué los produce: estar herido, fastidiado, cansado, escrito. Con ser,los participios de los verbos imperfectivos toman sentido pasivo (v. capí-tulo XIV): ser querido, aborrecido, estimado. La pasiva con ser no seusa con participios de verbos perfectivos, en ciertas circunstancias, comoveremos en su lugar correspondiente.

Ahora bien: para saber si se ha producido o no la acción o cam·bio, nos valemos generalmente de la experiencia. Veo que un niño hacrecido y digo que está alto; pruebo el café y digo que está frío. Es de-cir, empleamos estar en los juicios que dependen inmediatamente denuestra experiencia. Para decir que la nieve eS frIa no necesito hacerla prueba; es un juicio general que formulo independientemente de miexperiencia inmediata; pero para decir que aquella nieve está frfa necesitotocarla ahora. A las personas de lengua inglesa puede servirles la si-

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§ 41 ORACIONES ATRIBUTIVAS 63

guiente regla: Cuando los verbos to ful o to look pueden sustituir ato debe emplearse estar en español. Ejemplos: Este tra;e está (lool(s)sucio, limpio, arrugado, etc. El café está (feels) dulce, caliente, etc. Laexperiencia realizada introduce sentido perfectivo a la cualidad queenunciamos. Ejemplos: lo toqué y vi que estaba vivo (looking); lafruta estaba sabrosa (feeling); la sala estaba brillantísima (looking). Losjuicios no relacionados con nuestra experiencia inmediata se expresancon ser: el agua es transparente en general, pero el agua de este lagopuede estar transparente o turbia.

41. No s610 distinguimos acciones perfectivas e imperfectivas, sinoque dentro de. ellas las diferentes formas de la conjugaci6n. expresantambién uno u otro aspecto de la acci6n verbal. Hay tiempos del verboque designan el hecho como acabado (perfecto) y otros que lo designancomo inacabado (imperfecto) para el interés del que habla s. La imper-fecc.i6n propia de los predicados con ser puede hallarse en conflicto conla perfecci6n del tiempo y neutralizarse más o menos. Es decir, que enlos tiempos imperfectos lo imperfectivo de ser se refuerza; en los per-fectos, se debilita. Así resulta que en es, era, será, sería, sea, fuera o fueseelegante, se siente plenamente la' diferencia con está, estaba, estará, es-taría, esté, estuviera o estuviese elegante. Pero toda persona de lenguaespañola siente de un modo más o menos confuso que una frase comoEsta señora ha sido elegante en otro tiempo, presenta muy atenuado elmatiz que la separa de Esta señora ha estado elegante en otro tiempo.Entre La reuni6n fue muy lucida y La reuni6n estuvo muy lucida ape-nas s1 notamos diferencia. Compárense, apelando al sentido lingüísticoespontáneo, las siguientes oraciones: Es posible que el tiempo haya sidolluvioso en aquellas latitudes yEs posible que el tiempo haya estado lluvio-so ...; Quizás hubieses sido más afortunado eligiendo otra profesi6ny Quizás hubieses estado más afortunado ... Con esto no queremos decirque las diferencias desaparezcan del todo, pero es visible que se debi-litan considerablemente. El grado en que este debilitamiento se

3 Véase cap. Xl. Son imperfectos todos los tiempos simple. de la conjugaci6n castellana, ex-ClCpto el absoluto (ca,,'¿). Son perfectos el pretérito absoluto y todOl los tiempos comopucstOl.

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produce depende del significado del adjetivo y de circunstancias particu-lares de cada expresi6n. De hecho, en nuestros dos últimos ejemplos,las formas compuestas haya estado y hubieses estado se sienten como algoinusItadas e innecesarias, porque el sentido perfectivo nos lo dan los mis-mos tiempos del verbo ser (hayas sido y hubieses sido) sin diferenciaperceptible. En todo caso, la existencia misma de esta zona borrosa con-firma. el carácter imperfectivo de las oraciones con ser copulativo.

Esta relaci6n recíproca entre el asputo de la acci6n verbal de sery eltar y la cualidad perfecta o imperfecta de los tiempos en que se ha-llan puede verse muy bien con un participio pasivo, por ejemplo estu-diado: Decimos que un asunto está estudiado, cuando ha sido estudiado;que estaba estudiado, cuando había sido estudiado; que estará estudia-do, cuando habrá sido o haya sido estudiado. Es decir, que los tiemposimperfectos del perfectivo estar se corresponden con los perfectos· delimperfectivo ser.

Así resulta que en la pasiva con ser, la acci6n verbal que el participioexpresa se produce en el tiempo en que se halla el verbo auxiliar: Eljefe es, fue, será respetado. Con estar, la acci6n se da como terminada ycumplida antes del tiempo que indica el verbo auxiliar: cuando una ave-ría ha sido reparada (antepresente), decimos que está reparada (presen-te); cuando habrá o haya sido reparada (antefuturo), decimos que esta-rá r{parada (futuro); es decir, estar reparada es el resultado de habersido reparada. Esta correspondencia demuestra con toda claridad elcarácter imperfectivo de ser y el perfectivo de estar, y hace ver a esteúltimo como resultado de un llegar a ser (devenir, werden. become).Véanse además los capítulos IX y XIV.

48. Cuando el atributo es substantivo, pronombre, adjetivo deter-minativo o infinitivo, empleamos necesariametne ser: Este es Luis; Miamigo es abogado; Aquel libro era mío; Mi intenci6n fue otra; Los sen-tidos corporales son cinco; Las dificultades serían muchas; Eso es mentir.

Estar ha heredado del latín stare (estar de· pie, mantenerse) su sen-tido local de situaci6n o posici6n, material o figurada: Madrid está enel centro de España; Estamos en casa; El term6metro está a diez grados;Los tlalorl's ferroviarios está11 muy bajos; Estaba de pie, sentado, arro-

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§ 48 ORACIONES ATRIBUTIVAS 65

di/lado, etc. Este uso originario se ha ido consolidando cada vez más,aunque en textos antiguos se hallan abundantes ejemplos de ser para ex-presar situaci6n, como en las demás lenguas romances. Durante el sigloXVI es ya raro este empleo de ser; pero aparece todavía en casos sueltoshasta muy entrado el siglo XVII.

Finalmente, algunos adjetivos, muy pocos en número, cambian designificado según se atribuyan con ser o con estar:

Ser bueno (de carácter) .») malo id. . .» vivo (rápido, inteligente) ..

» listo (inteligente, agudo) .

1) Jresco (despreocupado. cínico)..

estar bueno (sano)id. malo (enfermo)id. vivo (gozar de vida,

vivir)id. listo (preparado,

dispuesto)id. fresco (con ironía:

en situaci6ndifícil) ••

4 Ambas acepcionea IOn figuradas. En su seDtido propio de lrio. puede construirse CaD IN1 enor como los demás adjetivos.

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CAPITULO V

, ,CLASIFICACION DE LAS ORACIONES SEGUN LA NATURALEZA DEL PREDICADO

ORACIONES PREDICATIVAS

49. Cuando la oración no anuncia una cualidad del sujeto, sinoque expresa un fenómeno, una transformación en la que el sujeto parti-cipa, recibe el nombre de predicativa. En esta clase de oraciones la palabraesencial del predicado es el verbo; por esto se dice que el predicado es

en tanto que en las atributivas el predicado es nominal.La presencia del verbo es, por lo tanto, indispensable para que haya

oración. El verbo tiene que estar en forma personal, como ya hemosdicho en el capítulo I. En una elocución habrá, pues, tantas oracionessimples cuantos sean los verbos que contengan en forma personal.

El verbo de una oración predicativa puede bastar püe sí solo paraexpresar todo lo que queremos decir del sujeto, o puede llevar palabrasque completen la predicación. En el primer caso, el verbo es decaeióIJ completa; no hay en el predicado más palabra que él, p. ej.:El niño El huyó; Escribiré; Estudia. En el segundo caso,acompañan al verbo palabras que, por compktar todo lo que desea-mus. deCir del sujeto, se llaman complementos; el verbo es entonces depredIcación Ejemplos: El niño en la cuna; Elhuyó por Escribiré una carta a mi padre; Estudia la lec-ción. Desempeñan el papel de complementos todos los elementos que sehallan en el predicado fuera del verbo.

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68 PARTE 1, CAP. V § 51

A veces los complementos son objetivamente indispensables para elsentido del verbo. Si decimos, por ejemplo, que la niña ha dado, hacefalta decir algo más para comprender la oración (un juguete, una limos-na). Ordinariamente, sin embargo, la presencia o ausencia de comple-mentos depende de necesidades subjetivas de la expresión. Sólo algunosverbos exigen casi siempre complemento por necesidad de su propia sig-nificación. Por lo general, al hablar de la predicación completa nos refe-rimos a cada caso concreto, y no a la naturaleza misma del verbo encuestión, según hemos visto en los ejemplos del párrafo anterior, dondeun mismo verbo puede llevar complementos o carecer de ellos.

50. Los complementos del verbo. Atendiendo a su función sin·táctica, los complementos determinan la acción verbal, y pueden ser detres clases: directos, indirectos y circunstanciales. En latín se expresabanlos distintos complementos por medio de desinencias especiales de acusa-tivo (directo), dativo (indirecto) y ablativo (circunstancial); pero, comoel español perdió la declinación latina, el valor funcional de cada uno delos complementos hay que deducirlo del sentido de la oración, de la colo·cación de los elementos que la componen y, sobre todo, del uso de laspreposiciones que han venido a sustituir a los casos latinos.

51. En el complemento directo recae inmediatamente la acciónverbal. Expresa la cosa hecha por el verbo. En la oración El perro comióla carne, la carne es la cosa comida, y por lo tanto el complemento direc-to de comi6. En escribiré una carta a tu'padre, el complemento directoserá una carta, porque es la cosa escrita. En la oración En la calle vimosa tu hermana, el complemento directo es tu hermana, por ser la cosa vista.En la enseñanza elemental puede usarse el artificio de poner el verboen participio precedido del neutro lo, y la respuesta que se obtenga seráel complemento directo. Basta, pues, preguntar en los ejemplos ante-riores por lo comido, lo escrito, lo visto y así en cualquier pvedereconocerse el complemento directo.

Observemos que en el ejemplo En la calle vimos a tu hermana, elcomplemento directo, tu hermana, lleva la preposición a. No podemosdecir en castellano vimos tu hermana, sino vimos a tu hermana. Esto

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§ 51 ORACIONES PREDICATIVAS 69

ocurre siempre que el complemento directo es persona o cosa personifica-da; por ejemplo: [ü saludado al médico; Don amaba a Roci-nante; los pájaros saludaban a la aurora; a no ser que se trate de personacompletamente indeterminada, como en busco un criado, vimos tm niñoen el jardín. Para llevar la preposición a es necesario que el complementodirecto sea persona o personificación, y que esté determinado en la mentedel que habla (BELLO, Gram., 889 y sigs.). El grado en que se sientan lapersonalidad y la determinación decide y explica los casos dudosos. A estanorma aproximada ha llegado la lengua moderna tras largas vacilaciones.El Cantar de Mío Cid antepone con frecuencia la preposición a a los acu-sativos de persona o cosa personificada; pero la preposición falta muchasveces. En la lengua clásica se extiende y va regularizándose este uso, sibien abundan los ejemplos contrarios entre los escritores.

También suele emplearse la preposición a con los pronombres al-guien, nadie, quien, y con uno, otro, todo, ninguno y cualquiera, cuandose refieren a personas; no he visto a nadie; conozco a alguien en la ciu-dad; no quiere a ninguno. Desde antiguo es frecuente usarla también connombres de países o ciudades que no llevan artículo: he visto a Cádiz,dejamos a Valencia; pero conozco el Escorial; veremos el Perú. CUERVOy la ACADEMIA cenSUlaron la supresión de la preposición a en las frasescomo dejé Valencia; pero es evidente que ha existido y existe a este res-pecto gran vacilación, tanto en la lengua corriente como en los escrito-res: Hemos visitado Barcelona; Buenos y otras expresio-nes parecidas, se oyen y escriben a menudo. La vacilación es muy anti·gua, y el idioma no ha logrado vencerla a lo largo de su historia, a pesarde los esfuerzos de los gramáticos por establecer una regla fija. En el Can-tar Mío Cid encontramos gaño a quiero a Valencia, junto a

Burgos, el gañ6 (v. Mz. Pidal, III, 149).Si el complemento es de cosa, no lleva preposición: Escribí un aro

tículo; Llévate el plato; Compraremos este libro.En los nombres colectivos hay vacilación: conozco a esa familia,

frente a conozco esa familia; respetar al ejército y elCuando la acción que denota el verbo se ejerce sobre los individuos, pre·domina el empleo de la preposición: adular al vulgo. a la gen-te, convencer a la asamblea. Los nombres abstractos personificados la lle-

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van o no, según el grado de personificación: temer la muerte y temer ala Mueru; amar la virtud y amar a la Virtud.

También se emplea la preposición» aun tratándose de acusativos quedesignan cosas, cuando hay que evitar ambigüedad: tripas llevan pies,que no pies a tripas. De esta ambigüedad posible trataremos en el capítulosiguiente (§ 69). En la INTRODUCCIÓN hemos hablado de que este fe-nómeno sigue en plena evolución sin que hayan llegado a consolidarseen su totalidad estados históricamente alcanzados, y hemos citado algúncaso en que el complemento, por recibir sólo parcialmente la acción, tomala apariencia de dativo y lleva la preposición a. (Véase 158.)

52. El complemento indirecto expresa la persona o cosa que recibedaño o provecho de la acción del verbo, o el fin a que dicha acción sedirige. Ejemplos: E1Jtli¿ un regalo a Pedro; Traía este encargo para ella;Pondremos un toldo al carro; Compraría para el niño algunas golosinas.Los complementos directos de estas oraciones son un regalo, este encargo,Uf} toldo, algunos golosinas; y los indirectos son Pedro, ella, el carro, elniño. Los complementos indirectos se designaban en laún por el dativo;en c'pañol llevan siempre las preposiciones a o para, como puede obser-varse en los ejemplos anteriores.

53. Complementos circunstanciales son los que expresan el lugar,modo\ tiempo, medio, causa o instrumento de la acción verbal. Ejemplos:Desde mi ca.(O veo la torre de la ig/e.(ia; Cumpliré de buena gana el en-cargo de usted; En aquellos años no se había inventado el ferrocarril; Es-cribiré con la pluma nueva. En estas oraciones los complementos circuns-tanciales son respectivamente: desde mi casa (lugar); buena gana(modo); en aquellos años (tiempo); con la pluma nueva (instrumento).En latín se expresaban en ablativo, y en castellano suelen llevar algunade las preposiciones con, de, desde, en, hacia, hasta, por, sin, sobre,tras, etc., y algunas veces o y para con significación muy distinta de laque les corresponde en el acusativo y dativo (v. cap. XV).

54. Oraciones transitivas e intransitivas. Hemos visto que hay. oraciones cuyo verbo es de predicación completa, dice todo 10 que que-

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§ 55 ORACIONES PREDICATIVAS 71

remos decir del sujeto: Fulano murió; El alumno ha estudiado. En estoscasos el verbo carece de complementos de cualquier clase que sean. Otrasveces falta el complemento directo, aunque puede llevar otros, por ejem-plo: Fulano murió en el hospital (circunstancial); El alumno ha estudia-do con gran aprovechamiento para conseguir buenas notas (circunstan-cial e indirecto). Aquí el verbo ya no es de predicación completa, puestoque lleva complementos que lo determinan, pero falta el complementoacusativo.

Las oraciones cuyo verbo no lleva complemento directo se llaman in-transitivas, aunque le acompañen otros complementos. Si tienen comple-mento acusativo o directo reciben el nombre de transitivas. En los ejem-plos del párrafo anterior todas las oraciones son intransitivas. Poniéndolesun complemento directo pasarán a ser transitivas: Fulano murió unamuerte gloriosa; El alumno ha estudiado la lecció1l.

Fácilmente se comprende que el significado de algunos verbos impide,o dificulta por lo menos, que puedan tener un objeto directo. Verboscomo morir, vivir, quedar, dormir, etc., se prestan mal a que haya unacosa muerta, vivida, quedada, dormida, distinta del sujeto. Pero a vecesse puede extraer de la propia significación del verbo un complementoacusativo. En el párrafo anterior hemos dicho Fulano murió una muertegloriosa, cerno podemos decir Dormir tm sueño tranquilo o Vivir unavida miserable. Hay siempre en ello cierta tautología que a veces, sin em·bargo, tiene valor expresivo. Tales verbos son intransitivos por natu-raleza.

Por el contrario, otros verbos se inclinan, por naturaleza también, allevar un complemento acusativo, como dar, dejar, entregar, abandonar,mostrar, los cuales difícilmente pueden prescindir de enunciar la cosadada. dejada, entregada, abandonada, mostrada, para que la oración ten-ga sentido. Sin embargo, un recadero al terminar su trabajo dice que haentregado, o podemos decir que un ciclista /la abandonado a la primeracarrera. Lo más general es que la significación de los verbos no dificulteque puedan usarse como transitivos o intransitivos.

55. Entre las oraciones intransitivas los gramáticos forman un gru-po aparte, bastante numeroso, al que llaman oraciones de verbo de estado.

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72 PARTE I, CAP. V § 56

Estos verbos, habitualmente intransitivos, denotan hechos no relaciona-dos con ningún objeto directo, sino que expresan en el sujeto una situa·ci6n más o menos fija: Mi amigo está en casa todas las mañanas (v. cap.III); Sus padres viven en la Habana; Quedamos muy satisfechos; Uega-ron hambrientos; Este niño crece raquítico.

En estas oraciones la actividad del sujeto está considerablemente ami.norada, hasta el punto de que no produce la acción, sino que la acción seproduce en él, o en él se manifiesta. Están, por consiguiente, en el límiteentre las oraciones activas (sujeto agente) de que hemos tratado hasta aho-ra y las pasivas (sujeto paciente). Por otra parte, cuando llevan algún ad·jetivo concertado con el sujeto (como en los tres últimos ejemplos) sehallan en el límite entre las atributivas (expresi6n de una cualidad delsujeto) y las predicativas (expresi6n de un acontecer). Si decimos quellegaron hambrientos. es indudable que hambrientos califica al sujeto;pero es igualmente claro que modifica a la vez adverbialmente al verbollegaron. Por lo tanto estas oraciones presentan una gradaci6n psicol6gicade finos matices expresivos, imposible de ser incluida sin residuo enninguna de las clases de oraciones que las gramáticas señalan.

56. Oraciones pasivas. Cuando el interés principal del que ha·bla está en el objeto de la acci6n y no en el sujeto, suele expresarseel juicio por medio de oraciones pasivas. Estas constan esencialmentede sujeto paciente y verbo en la voz pasiva. Pueden llevar tambiénexpresado el agente o productor de la acción, acompañado de las pre-posiciones por o de l. Siguiendo la tradición de la Gramática latina, estetercer elemento se llama ablativo agente. Las oraciones que lo contienense llaman primeras de pasiva; las que lo callan reciben el nombre desegundas de pasiva. Ejemplos: La noticia fue divulgada por la radio;luan es respetado por todos; El cuadro será admirado por los visitantesde la exposici6n (primeras); Esta noticia es ya muy conocida; Juan erarespetado en su pueblo; El actor ha sido aplaudidísimo (segundas). Estasúltimas suponen que la importancia del ablativo agente ha desaparecidopara los interlocutores.

I En el c:lp. XVIII tr:llaremos dc la prefcrencia por una u otra de estas prcposiciones cn woracioncs pasivas.

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§ 58 ORACIONES PREDICATIVAS 73

El empleo de las oraciones pasivas es poco frecuente en español,y está sujeto a algunas restricciones que a lo largo de la historia del idio-ma han actuado para que ordinariamente se prefiera la construcci6nactiva. De ello nos ocuparemos al tratar de la voz pasiva en el capí-tulo IX.

57. Aumenta en cambio el uso de las oraciones pasivas reflejascon y el verbo en activa. La paz firmada por los embajadoresequivale a Se firm6 la paz por los la construcción activaLa radio ha divulgado estas noticias, tiene en pasiva las expresionesEstas noticias han sido divulgadas por la radio o han divulgado estas'¡noticias por la radio. Si desaparece el interés hacia el sujeto agente..dire-mos: firm6 la paz y Se han divulgado noticias. En este últimocaso nos hallamos en los límites que separan las oraciones pasivas de lasimpersonales.

58. Oraciones reflexivas y recíprocas. Así como en las ante-riormente estudiadas el sujeto es agente (activas) o paciente (pasivas),las reflexivas. y recíprocas tienen de común el ser el sujeto a la vez agen-te y paciente. Se expresan unas y otras con el verbo en activa acompaña-das de las formas átonas de los pronombres personales: me, te, se (sin-gular y plural de terctra persona), nos y os.

En las oraciones reflexivas la acción del sujeto recae sobre él mis-mo, o se refleja en él, Es decir, que el sujeto es a la vez complementode la acción verbal que ejecuta. En la oración Yo me lavo, el pronombre

es el complemento directo del verbo lavo; en Yo me lavo las manos,el complemento directo es las manos, y es complemento indirecto odativo. Las oraciones reflexivas suelen llamarse o indirectas se·gún que el pronombre. represente en ellas el acusativo o el dativo respec-tivamente. Luisa se ha peinado; Tú son reflexivas directas. Lui-sa se ha un sombrero nuevo; Tú tiñes el pelo, son indirectas.

Estos ejemplos representan el tipo reflexivo puro o primario, porquela acción vuelve de un modo u otro sobre el sujeto que la realiza. Peroocurre que a menudo el sujeto no es propiamente agente, sino que inter-viene o influye sólo en la acción que otro realiza: Tú te ha&es un traje;

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74 PARTE 1, CAP. Y § 59

Me construí una casa, indican únicamente que el sujeto ordena, dirige ocostea la acción sin que él la ejecute por sí mismo. De un modo análogola reflexión del acto puede atenuarse de modo que los pronombres nosean ya complemento directo o indirecto, sino que indiquen vagamenteuna participación o interés en la acción producida. Las gradaciones sonmuchas, desde el llamado dativo ético o de interés (Ella se tom6 el caféJ,hasta las expresiones con verbos intransitivos, que algunos llamaron pseu-dorreflejas por sentirse ya muy distantes del significado reflexivo: Mevoy; Te estás en casa; El pájaro se ha muerto; Me saU del despacho. Enestos ejemplos el leve matiz de percepción o participación, que el pro-nombre indica, es suficiente para distinguir el valor expresivo de estasoraciones de las activas o de estado que se obtendrían suprimiendo elpronombre: Voy,' estás en casa; el pájaro ha muerto; saU del despacho.Son muy usuales, especialmente en la lengua hablada, aunque algunasde ellas se critiquen tachándolas de excesivamente vulgares.

En ciertos casos se llega a tal distancia del sentido reflexivo, quepara dar a entender que el agua sale de la bañera o la lluvia atraviesaun tejado, decimos que la bañera se sale o el tejado se l/uevt'. Algunosverbos como arrepentirse, atreverse, quejarse y jactarse, han llegado a notener más modo de expresión que el reflexivo.

Las oraciones reflexivas tienen en su forma y significado muchospuntos de contacto con las de pasiva refleja y con las impersonales. Enla historia del idioma y en el uso moderno ofrecen algunas interferen-cias y confusiones de las cuales trataremos en su lugar correspondien-te (§ 61 Ycap. IX).

59. En las oraciones recíprocas, dos o más sujetos ejecutan laacción y a la vez la reciben mutuamente. Son una modalidad de las re·flexivas, de las cuales no se distinguen por la forma, sino por el sentido.Sólo pueden tener lugar con verbos transitivos, porque con los intran-sitivos no puede producirse reciprocidad. En el Ilirio y la niña se que·jaban tenemos dos acciones distintas; pero en el núio y la niña se pe/earonla acción es recíproca. Para hacer elaco el significado recíproco usamosa menudo palabras o frases que eviten toda ambigüedad, como uno aotro, mutuamente, recíprocame11te, entre sí: losé y Eduardo se alaban

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§ 60 ORACIONES PREDICATIVAS 75

uno a otro; Padre e hijo se irritaron mutuamente. A veces el empleo detales palabras o locuciones es meramente enfático: Marido y mujer seamaban mucho entre sJ.

60. Oraciones impersonales. En los verbos que expresan fenó-menos naturales, como /lover, nevar, tronar, relampaguear, granizar,amatlecer, anochecer, etc., es muy difícil personificar un sujeto agentedistinto de la acción misma. Son los verbos unipersonales naturales, quesólo se conjugan en tercera persona de singular.

En la representación mental de estas acciones, el sujeto está inclui·do en la acción misma, la lluvia, la nieve, el trueno, etc., de modo quellevan un sujeto interno inseparable de ella, de igual manera que losverbos de estado pueden extraer un acusativo interno de su propia signi-ficación. Las oraciones VivJamos una vida feliz y llovía una lluviahelada, son ejemplos de representación psicológica en que el comple-mento directo y el sujeto, respectivamente, han sido diferenciados graomaticalmente del verbo que los lleva en sí. No es necesario ni frecuenteeste pleonasmo, y por ello se enuncian los fenómenos naturales mencio-nados sin desgajar de ellos el sujeto que contienen. Cuando quiereatribuirse la acción a otro sujeto, como causante o productor del fenó-meno, hay que designarlo expresamente: Amanecerá Dios J' medrare-mos; Júpiter tronaba en el espacio. Aun en estos taSOS el sujeto está entercera persona, puesto que tales acciones no pueden atribuirse a laprimera o segunda más que muy excepcionalmente.

Cuando están empleados en acepción figurada, pierden estos verbossu sentido impersonal: Su haca llovía injurias,' Amanecí feliz y atardeddesdichado; Anochecimos cerca del pueblo.

Aparte de estas oraciones impersonales naturales, todos los verbos,transitivos o intransitivos, pueden usarse impersonalmente. bien pordesconocerse el sujeto, bien por callarse intencionadamente, o bienpor carecer de todo interés para los interlocutores: Llaman a la puerta(sujeto desconocido); Me han regalado un re/oj (sujeto callado intencio-nadamente); No me han dejado pasar (sujeto sin interés). El verbo va entercera persona del plural, aunque el que habla sepa que el sujeto esuna sola persona: Le han dado Utl palo en la cabeza. El carácter inde-

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76 PARTE 1, CAP. V § 61

terminado del sujeto se ve bien en oraciones como las siguientes: Cuen-tan pormenores alarmantes de lo ocurrido; Lo tienen por tonto; Esteaño recogerán mucho.

61. Forman grupo especial las oraciones impersonales con se,emparentadas histórica y psicológicamente con las de pasiva refleja. Entoda oración segunda de pasiva, de cualquier clase que sea, se calla elagente o productor de la acción cuando pierde su interés para el quehabla. La paz fue aceptada por los plenipotenciarios o La paz se aceptópor los plenipotenciarios, se convierten en La paz fue aceptada o La pazse aceptó (segundas) en cuanto no importa el ablativo agente. En Lapaz se aceptó (pasiva refleja), si el sujeto pasivo estuviese en plural diría-mos Las paces se aceptaron. La oración es impersonal en e! sentido deque no hay determinación de! sujeto agente; pero seguimos sintiéndolacomo pasiva, equivalente a Las paces fueron aceptadas.

Cuando el sujeto era persona nacía ambigüedad: Se ayudan los estu-diantes lo mismo podía significar acción recíproca, que pasiva (losestud,antes son ayudados). Desde e! siglo xv comienza a fijarse en estecaso la práctica de poner e! verbo en singular acompañando al sujetopasivo con la preposición a (se ayuda a los estudiantes), con lo cual sedistingue netamente de la recíproca 2. Pero entonces, inmovilizado elverbo en singular y acompañando los estudiantes con la preposición a,quedaron convertidas en oraciones activas de sujeto indeterminado (se)con e! verbo en tercera persona de singular (ayuda) y un complementoacusativo de persona con la preposición a (a los estudiantes). Esta cons-trucción, consolidada ya en el idioma con personales, tiende apropagarse con toda clase de sujetos. Claro está que sin preposicióncuando se trata de cosas. La vacilación presente entre se tienden botellasy se tiende botellas, se alquilan habitaciones y se alquila habitaciones,tan discutidas por los gramáticos, depende de que prevalezca la idea deque las botellas son vendidas (impersonal pasiva) concertando el verbo

2 Esta práctica tardó mucho en consolidarse; abundan los ejemplos conuarios en 10$ texto,del Siglo de Oro: 1:1 señor dl:l castillo un follón)' mal nacido tal >na-n"a consentla SI! los andantu caballcroso (Qui;ou, 1, 1). V6sc la nota 106 de CueroYO a la Gram. 81:110.

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§ 61 ORACIONES PREDICATIVAS 77

con su sujeto pasivo, o de que un sujeto indeterminado (impersonal ac·tiva) vende botellas. La construcción pasiva es la tradicional, y predomi.na en la lengua literaria; la impersonal activa se abre camino principal-mente en el lenguaje corriente, sin que esto quiera decir que faltenejemplos de uno y otro uso en ambos dominios del idioma. Hay ademáspreferencias locales en favor de una u otra construcción en diferenteszonas geográficas de la lengua española 3.

En singular no hay signo gramatical que exprese cuál es la repre-sentación o intención dominante; pero es evidente que en se ha divul·gado la noticia cabe pensar que alguien la ha divulgado (impersonalactiva), o que ha sido divulgada (impersonal pasiva). Parece que la ante-posición del elemento intencionalmente dominante contribuye a sugerirel pensamiento que informa la oración. Compárese el decto estilísticode se ha divulgado la noticia con el de la noticia se ha divulgado. Otraspalabras del contexto pueden fijarlo con seguridad, por ejemplo: conmala intenci6n insiste en el divulgador (impersonal activa); con granrapidez hace pensar en una cualidad de la noticia (pasiva). Se trata,pues, de un fenómeno lingüístico que está actualmente en evolución,invisible en singular; pero en plural, la concordanc.ia o no concordanciacon el verbo nos dice si se ha sentido como sujeto pasivo o como comoplemento dirc;cto respectivamente.

De esta manera el pronombre se, partiendo de su valor reflexivooriginario, ha llegado a ser representante de un sujeto impersonal equi-valente al antiguo castellano ome, hombre, que se perdi6 pronto (fran.cés on, alemán man) 4. En este cambio de función y significado hapasado por la etapa de signo de pasiva, y desde ella hasta el uso imperosonal activo: se dice, se canta, se ruega, se prohibe, se trata de, etc.

Desde antiguo aparece el se impersonal con verbos intransitivosy de estado: vívese con trabajo; se vive tranquilo; se duerme mal

3 Creemos, con unz, que hay que rechazar la hip6tesis de la Academia, y de otras gramá-ticas, de que se trate de U'l galicismo en que incurren 105 traductores de 011. El hecho tiene dema-siadas raíces en la historia del español para no pensar que es una evolución espontánea de nues-tro idioma, lo cual no quiere decir que no se cometan faltas en la interpretación y traduccióndel 011 francés; pero ellas nc. han podido determinar un fenómeno tan extenso.

.. En la Crónica General (398 a, 30): deve omne aver mui grand seso en e// lidiar. Losejemplos son frecuentes en 105 textos medievales; pero en el siglo XVt son muy raros los casosde hombre usado como impersonal: Andando a oscuras presto tropieza hombre (A. DE VALDfs).

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78 PARTE 1, CAP. V § 62

a/ll; se estaba bien ¡unto a la lumbre. Estas construcciones parecen empa-rentadas históricamente con las seudorreflejas mencionadas en el § 58.Claro es que, por la naturaleza intransitiva de tales verbos, no pudohaber confusión con la pasiva refleja.

Con los verbos reflexivos no puede usarse el se impersonal ni elSe sustituye entonces por el indefinido uno, una, solución aná-

loga a la del empleo de one, que adopta el inglés en casos parecidos:Se uno a todo; uno se atreverla a hacer lo mismo; se des-peina una con ese viento. Obsérvese que la variación del género delindefinido uno, una, depende del sexo de la persona que habla, lo cualindica cierta participación en el sujeto impersonal y, por consiguiente,una ligera determinación. No es obligatoria, sin embargo, la forma fe-menina. Una mujer puede decir se conmueve uno con esas escenas.

62. Los verbos haber, hacer y ser, en su uso unipersonal, adop-tan construcciones de tipo impersonal, como las de los verbos que expre-san fenómenos de la naturaleza. Ejemplos: hubo fiestas, calor, estemprano, donde las palabras fiestas, calor, temprano son complementodirecto o atributo de los verbos respectivos. El queda indetermi-nado. algo como la gente tuvo fiestas, la estaci6n o el tiempo hace calor,el momento a que me refiero es temprano. El empleo de la forma ha delverbo haber para indicar transcurso de tiempo es exclusivamente lite-rario: mucho tiempo ha. La forma corriente del presente de indicativounipersonal es hay, p. ej., hay buenas noticias.

Haber y hacer tienen entre sus varias acepciones la de indicar vaga-mente existencia o análoga a la que corresponde a los verbosser y estar: No hay nadie"f Hace mucho frío. Esta significación indeter-minada explica que en buena parte de las provincias de Levante y enalgunos países hispanoamericanos se interpreten como verbos substanti-vos, y se diga hubieron fiestas, habían muchos soldados, IJícieron grandeshdadas, concertando el verbo con su complemento plural, porque noes sentido como complemento, sino como sujeto. Este uso no pasa deser local, como ya hemos dicho, y no tiene cabida en la lengua literaria 5.

5 La tradición por la adaptación de la Gram"ica latina a la española h3hecho figo.:rar en nuCHra. como oraciones impersonales las que contienen verbos COIIIO

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§64 ORACIONES PREDICATIVAS 79

63. Complementos del sujeto. Del mismo modo que el predi-cado puede ir determinado y completado por los complementos, tam-bién el sujeto puede llevar palabras complementarias. Si decimos elperro comió la carne, el sujeto no tiene adherido ningún concepto quenos dé más indicaciones sobre él. Si digo el perro del hortelano comióla carne, las palabras del hortelano constituyen un complemento del

al cual puedo añadir otros: el perro hambriento del hortelano... ;y así cuantos elementos completen el concepto escueto de el perro seráncomplementos del sujeto 8.

64. Complementos de los complementos. Tanto los complemen-tos del sujeto como los del verbo pueden tener a su vez complementospropios. Si decimos, por ejemplo, el perro del hortelano vecino comióla carne preparada para mi cena, la palabra vecino es complementariadel complemento del hortelano; y preparada para mi cena es un comple-mento del acusativo carne. Así la oración, partiendo de sus elementosesenciales (sujeto y predicado), con sus complementos respectivos y loscomplementos de éstos, puede llegar a hacerse muy compleja. Muy rarasveces se ofrecerá en la práctica una oración con todos estos elementos,pero cualquier desarrollo posible cabe dentro del siguiente esquema.

,-onvenir, importar. avergonzar, etc. (latín decet. oportet. pudet y ouos unipersonales parecidos).La Academia, en su última edición (S 284 b), no considera ya como impersonales tales oracio-nes. Onicamente algunas expresiones raras, como Me pesa de haberos ofendidl1. conservan unaconsuucción uniperMlnal de tipo impersonal. El verbo, en esta oración, se construye con elpronombre en dativo y un complemento de causa con de (v. R. SECO. Gram. n, p'g. 90; '1 Aca-demia S 284 f). M. RASSOU DE CUYENT, Origen de la cOtlstrucaón impersOtlal del "erOO «habere_(en Revista de Estudios c/4sicos de la Universidad de Cuyo, Mendoza, m, 1948, p'ginas 215 ysigs), propone una interesante explicación histórica que convendd tener en cuenta para la inves-tigación de los verbos impersonales en las lenguas modernas.

6 En los verbos de estado e intransitivos es &ecuente que un complemento afecte a la vezal sujeto y al \'erbo. En la oración los ¡ustos mueren tranquilos. el adjetivo tranquilos es comple-mento del sujeto y concierta con él, pero modifica también adverbialmente al verbo; como Iidijera que mueren con tranquilidad o tranquilamente. Esta doble función ha motivado que algu-nos gram'ticos apliquen a tales complementos el nombre de complementos predicativos. La deno-minación es expresiva, pero sujeta a interpretaciones equivocadas. No la mantenemos en el textopara no embrollar innecesariamente la terminología, puesto que tales casos no son frecuentes. Bastadarse cuenta, en cada caso concreto, de la duplicidad de funciones. Por oua parte, Ion borrososlos matices que separan estal oraciones de las atributivas, como hemos dicho en el lugar corres-pondiente (S SS).

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80 PARTE 1, CAP. V § 65

65. Esquema general de la oración posible.

{

sujeto+complementos del sujeto.O '6 { verbo copulativorac! n nominal

{

atributos+ sus complementos

{ vttbo { directos+ sus complementos.complementos indirectos+ sus complementos.del verbo circunstanciales+ sus comple-

mentos.

Como veremos más adelante, este esquema es también válido paralas oraciones compuestas subordinadas, en las cuales la oración subor-dinada funciona como elemento componente de la principal, y su fun-ción dentro de ella corresponde siempre a alguno de los miembrós denuestra clasificación.

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CAPITULO VI

ORDEN DE COLOCACIÓN DE LOS ELEMENTOSORACIONALES

66. La relación interna entre el sujeto, el verbo y los diferentescomplementos de uno y otro, se expresa por medio de la concordanciade las palabras variables y del empleo de partículas y pronombres. Laposición relativa de cada uno de los elementos constitutivos de la ora-ción contribuye también a determinar su valor funcional. No pocos casosde ambigüedad se deben a construcciones que, por chocar con los esque-mas sintácticos habituales en el idioma, resultan poco claras para elque lee o escucha.

Pero no es la exigencia lógica de claridad lo que determina úni-camente el orden constructivo en la producción del lenguaje. Intervie-nen en ello factores expresivos ajenos a las leyes del juicio lógico, liga-dos a la atención más o menos tensa hacia determinados elementosoracionales, a la voluntad de destacar unos y atenuar otros, a la inten-sificación y calidad afectiva de algunos y, finalmente, a necesidades ohábitos rítmicos que dejan sentir su influencia de un modo constantedentro de una comunidad lingüística, y de un modo variable segúnla situación y el estilo personal del que habla o escribe.

A propósito del empleo de cada una de las partes de la oración,trataremos en los capítulos siguientes de fijar el valor expresivo queresulta de su colocación en la frase. Aquí vamos a centrar el problema

6

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82 PARTE 1, CAP. VI §68

alrededor del verbo, como núcleo de la oraci6n, a fin de induciralgunas leyes generales sobre su posici6n respecto al sujeto y a loscomplementos.

67. Debemos considerar en primer lugar la oraci6n fonética-mente unitaria, es decir, no dividida interiormente en grupos f6nicos,p. ej., traigo un para ti. Después estudiaremos la oraci6nfragmentada en dos o más grupos f6nicos por pausas, ya sean expre-sivas, ya meramente respiratorias: Grandes bandadas pájarosgratJt.es Ianunciaban la proximidad la La divisi6n puedeser bipartita, como en el ejemplo anterior, tripartita, etc. Se produceunas veces por la extensi6n de la oraci6n, que impide pronunciarla enun solo grupo f6nico; otras, por la intenci6n de hacer resaltar algúnelemento oracional mediante una pausa, con la consiguiente alteraci6nmel6dica. Como esta intenci6n depende del que habla, es posible queno coincidan en hacer pausa varias personas que profieren la mismaoraci6n, o que no sean iguales los lugares por donde la oraci6n se di-vide. Ya veremos después cuándo y por d6nde es posible esta fragmen-taci6n. Anticipemos, por de pronto, que cuando tiene lugar, los gruposseparados (dos, tres o más) adquieren una cierta individualidad o auto-nomb de construcci6n, dentro del conjunto en que se originan.

68. Oraciones de tendencia nnitaria. Cuando una oraci6n esbreve, tiende a pronunciarse en un solo grupo f6nico, a no ser quecircunstancias especiales de expresi6n hagan desgajarse de ella enfá-ticamente algún elemento sintáctico. Por ejemplo: Tu amigo ha dichola t/(rdad, que ordinariamente se pronunciará sin interrupci6n, puedeadoptar las formas: Tu amigo... ha dicho la t/erdad; Tu amigo... ¡hadicho la verdad!; Tu amigo ha dicho... la lI(rdad. Se en ellael sujeto o el complemento directo para darle el realce que necesita 1.Fuera de estos motivos particulares, que actúan por igual en las ora·ciones breves y en las extensas, una oraci6n breve tiende el ser unitaria.

I En el cap. II nos hemos referido a algunos rasgos de la eonsuueci6n en las oraciones ex-damativas e interrogativas. Aqui nos ocupamos s610 de las enunciativas; pero, eomo ya quedódicho, no es posible señalar línea divisoria entre unas y otras. Los matices intermedios son nu-merosos, '1 a veces no se distinguen por caracteres sintictiCOl.

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§ 68 ORDEN DE LOS ELEMENTOS ORACIONALES 83

Comenzaremos por estudiar la construcción de algunas oracionesenunciativas formadas por tres elementos sintácticos. Las combinacio-nes posibles para cada una de ellas son las siguientes:

Sttjeto, verbo y complemento di-recto

Mi padre compró una casa.•Mi padre una casa compró.Compró mi padre una casa.Compró una casa mi padre.Una casa compró mi padre.·Una casa mi padre compró.

Sujeto, verbo y complemento circunstancial

Juan vendrá a las siete.·Juan a las siete vendrá.Vendrá Juan a las siete.Vendrá a las siete Juan.A las siete vendrá Juan.•A las siete Juan vendrá.

Verbo con dos complementos

Una carta traigo para ti.·Una carta para ti traigo.Traigo una carta para ti.Traigo para ti una carta.Para ti traigo una carta.·Para ti una carta traigo.

Apelando al sentido espontáneo del idioma, es fácil observar que,si bien todas estas combinaciones son posibles y correctas en españolmoderno, las que hemos señalado con asterisco son totalmente inusi-tad3.s en la conversación y raras en la prosa literaria. Su empleo da alestilo una marcada afectación pedantesca. Se algo más en poesía,espedalmente en la de la época clásica y en la del siglo XIX. Todas ellasllevan el verbo al final, que fue precisamente la colocación preferidapor los escritores latinos (Caesar Gallos vicit) hasta los últimos tiempos

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84 PARTE 1, CAP. VI § 69

de la República. En el latín de la época imperial va predominando laposición interior (y a veces inicial) del verbo en la frase. Algunos es-critores sueltos mantenían por arcaísmo literario deliberado, una ele·vad.. proporción de oraciones con el verbo al final; pero esta construc·ción estaba en desacuerdo visible con el latín hablado de su época 2. Laslenguas romances parten, pues, del tipo predominante Caesar tlicitGallos. A imitación de la prosa latina clásica, numerosos prosistas es·pañoles del Renacimiento situaban artificiosamente el verbo al final dela oración. Claro está que esta práctica constituye un carácter esti-lístico, a menudo enfático y declamatorio, en los autores que se ser·vían de ella.

Nótese que el orden de la construcción, en latín y en romance, serige por tendencias o preferencias dominantes según las épocas y esti·los; no por reglas gramaticales fijas.

69. La libre colocación de los elementos en las cuatro combina·ciones que hemos reconocido como usuales tiene, sin embargo, una li·mitación. El complemento directo no puede ir antes del sujeto, si unoy otro pueden confundirse entre sí. Si la confusión es posible, el sujetova necesariamente antes. Por ejemplo, en oraciones como la amistaddomín6 el interés de todos; el entusiasmo tlena la dificultad; el arenaldestli6 la corríel1tc, bastaría colocar delante los complementos para queéstos pasasen a ser sujetos y viceversa. Para que el cambio pueda produ-cirse es necesario que los complementos directos vayan precedidos de lapreposición a: la amistad domin6 al interés de todos; el entusiasmo vencea la dificultad: el arenal destli6 a la corriente. En este caso podremos in-vertir el orden sin alterar la función sintáctica. Por esta causa el idiomaha extendido el empleo de la preposición a con complemento acusativo,no sólo cuando se trata de personas (v. caps. V y XV), como en Pedroinjuriaba a su amigo, sino siempre que es lógicamente posible confundirel complemento con el sujeto de la oración. Si esta posibilidad no existe, elacusativo va, naturalmente, sin preposición: Mi padre compr6 una,

2 J. MAROUZEAU. mots dans la phrau II - Le Paris, 1938,103 Y sig••

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§ 70 ORDEN DE LOS ELEMENTOS ORACIONALES 85

casa. Gracias a este recurso, la lengua española ha podido conservar unalibertad de construcción poco común en las lenguas modernas.

En los complementos indirectos y circunstanciales, el empleo casisiempre obligatorio de preposiciones que los caracterizan hace igualmentelibre su posición en el conjunto oracional, sin temor a que se produzcananfibologías.

70. Orden lineal y orden envolvente. Ahora bien; la preferen-cia por uno u otro tipo de construcción, entre las cuatro que acabamosde señalar como usuales, no es indiferente para la expresIón, aunque losea para la claridad lógica del juicio formulado. La anteposición de unelemento cualquiera supone siempre una condensación en él del interésdel que habla. Si digo que a las siete vendrá luan, doy importancia prin-cipal a la hora de su venida; si digo que vendrá luan a las siete, realzoen primer término la afirmación del hecho; y así podemos hacer lamisma observación con respecto a los demás ejemplos estudiados. Laanteposición del sujeto es la construcción más frecuente, no porque seamás regular, como quiere la ACADEMIA 3, sino porque el sujeto absorbe elinterés principal en mayor número de casos que todos los demás elemen-tos oracionales juntos. Y claro está, el hábito que esta frecuencia ha crea-do, ha desgastado más o menos la expresividad del primer elemento, lacual aparece más visible cuando el verbo precede, y más aún, por ser me-nos frecuente, cuando algún complemento ocupa el primer lugar.

El español participa de la tendencia general de las lenguas modernashacia la construcción lineal o progresiva, en que el determinante sigue aldeterminado (v. CH. BALLY, Linguistique générale et Linguistique fran.

3 Gram., li 193: «Tal es la característica propia de la Sintaxis castellana y de todas las len.guas que, como la nucstra, tienen la consuucción llamada descendente. que es aquclla en la cuallos vocabl06 se ordcnan en la oración de manera que cada uno venga a dcterminar al que leprecede; y este es el que, según los gramáticos, se llama Sintaxis regular, en opoSIción a la Sin·taxis figurada, en que aquél no se observa... En las lenguas que tienen la construcción inversa,o sea la ascendente. las palabras se colocan cn la oración en orden diameualmente opuesto al nues-uo. En vascuence, por ,ejemplo, la frase Guernicako arbola, uaducida literalmente al castellanoy en el orden en que las ideas vienen expresas en ella, dice Guernica de árbol el, puesel ko de Guernica equivale a nuesua preposición de, y el IJ de arbola a nueslro artículo el.En las lengua. griega y latina, y también en alemán, se nos ofrecen mezcladas ambas cons-uucciones.» Véanse observaciones comparativas enue el inglés y el español en D. L. BoLlNGE",Linear modi/icalion (Pub!. Modero Language A$SOCiatioD oí Arocria, LXVII, 1952, pági.nas 1117 y sigs.).

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86 PARTE 1, CAP. VI § 70

raise, 3.. ed., Berna, 1950). En un orden lineal perfecto, el sujeto iría se·guido del verbo, y a éste seguirían el complemento directo, indirecto y cir·cunstanciales; cada uno de estos elementos sintácticos llevaría inmediata-mente detrás sus determinantes propios. Por supuesto, ninguna lenguapractica exclusivamente la construcción lineal; se trata de una prefe.rencia más o menos lograda, que pocas veces llega a erigirse en reglainvariable. Esta tendencia se halla en grado muy avanzado en francésy en inglés. El alemán. en cambio, anticipa con gran frecuencia los de-terminantes, como lo hacían el latín y el griego. El español, como va·mas viendo, ocupa a este respecto un lugar intermedio, a causa princi-palmente de que la claridad de las desinencias verbales y el uso potesta-tivo de la preposición a con acusativos de cosa, le han conservado unalibertad de construcción qué contrasta con la rigidez creciente con queel francés y el inglés ordenan según el modo lineal los elementos ora·cionales. De esta manera, el juego relativamente libre de ambas cons-trucciones permite a nuestra lengua adoptar, según las circunstancias, elcarácter analítico del orden lineal, que mira hacia el interlocutor, o la ex-presión sintética llena de anticipaciones, que surge espontáneamente delhablante al compás de su interés o de sus estados afectivos.

No hay que confundir la construcción envolvente con la anarquíasintáctica. En la sincronía de todas las lenguas el uso regula más o menoslas posibilidades de ordenación, sea ésta envolvente, lineal o mezcla deambas.

La anteposición del elemento que se siente como más importanteno es, sin embargo, el único recurso que podemos emplear para significarmayor interés hacia algunos de los componentes de la oración. En igual-dad de o"rdenación cabe realzar determinadas palabras reforzando suacento de intensidad, elevando su entonación y retardando el tempo desu articulación. Cualquiera de estos medios, o todos ellos conjuntamente,pueden hacer, por ejemplo, que en la oración Traigo una carta para ti sedestaquen una carta, o para ti, de modo que el oyente perciba su mayorrelieve expresivo. Tales recursos fonéticos pertenecen al arte de la Decla-mación, y caen ya fuera de la Sintaxis. Pero los fenómenos lingüísticosestán de tal manera ligados unos con otros, que es necesario tenerlos todosen cuenta, aunque por motivos metódicos tengamos que limitar el campo

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§72 ORDEN DE LOS ELEMENTOS ORACIONALES 87

de nuestro estudio. Conviene, pues, no perder de vista la posible presen·cia de factores fonéticos antes de decidirse sobre el valor expresivo de loselementos de la oraci6n que no vayan en primer lugar.

71. Las oraciones atributivas, a causa del carácter adjetivo del atriobuto y de la escasa significaci6n del verbo copulativo, se rigen en cuantoa su efecto estilístico por la misma ley que regula la anteposici6n o pospo-sici6n de los adjetivos con respecto a los substantivos a que califican.En el capítulo correspondiente estudiaremos esta cuesti6n. Pero, por otraparte, la oraci6n atributiva con verbo copulativo se ha asimilado al tipode las predicativas y, como en ellas, la colocaci6n del verbo al final no seusa hoy más que en poesía y en estilo afectado.

La mañana era hennosa.•La mañana hermosa era.Era la mañana hermosa.Era hermosa la mañana.Hermosa era la mañana.·Hennosa la mañana era.

Obsérvese que en el ejemplo 3.°, el carácter especificativo del adjetivoinmediatamente pospuesto al substantivo hace posible interpretar que erala mañana hermosa, precisamente la hermosa, y no otra mañana cual-quitra. Esta interpretaci6n tiende a expresarse con una ligerísima pausadespués del verbo; mañana fortalece entonces su unidad con el adjetivopronunciándose como proclítica. Si el adjetivo no se siente como especieficativo, habrá que pronunciar esta frase cargando el acento intensivo so-bre mañana. La observaci6n puede extenderse, salvo casos particulares quedependen del significado del atributo, a todas las oraciones atributivas quepresenten la combinaci6n verbo+ sujeto + atributo, v. gr.: es tu primoestudioso; estaba la botdla lIacía.

Cuando estos tres ejemplos se interpretan con pausa detrás del verbo,éste deja de ser copulativo, y el sujeto está formado por el todo indiovisible mañana húmosa, primo estudioso, botdla lIacía, respectivamente.

72. La tendencia a la división bipartita es particularmente mar-cada en las oraciones predicativas o atributivas que llevan el verbo al fi-

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88 PARTE 1, CAP. VI § 73

nal .. según puede comprobarse en los casos señalados con asterisco en lospárrafos precedentes. Otros ejemplos: A buen I pocas pala-bras bastan; Cuna y I un botón hallaron (CALDERÓN, El Príl1-

Los caballos I son (GARcÍA LORCA, Romancerogitano). El ritmo del verso favorece la bipartición en los dos casos últimos.

73. Cuando son cuatro los elementos sintácticos que se reúnen enuna oración simple, las combinaciones matemáticas posibles pasan a serlas 24 siguientes. Hemos escogido un ejemplo que contiene sujeto + ver-bo+ complemento directo + complemento indirecto, todos ellos breves,con el fin de no favorecer la bipartición.

El criado trajo una carta para mí.El criado trajo para mí una carta.·El cnaJo una carta trajo para mí.·El criado una carta para mí trajo.• El cnaJo para mí una carta trajo.• El cnaJo para mí trajo una carta.·Una carta el criado trajo para mí.·Una carta el criado para mí trajo.Una carta trajo el criado para mí.Una carta trajo para mí el criado.·Una carta para mí el criado traJo.·Una carta para mí trajo el criado.

Trajo el criado una carta para mí.TraJO el criado para mí una carta.Trajo una carta el criaJo para mí.Trajo una carta para mí el criado.Trajo para mí el criado una carta.Trajo para mí una carta el criado.

·Para mí el criado trajo una carta.·Para mí el criado una carta trajo.Para mí trajo el criado una carta.Para mí trajo una carta el criado.·Para mí una carta el criado traío·Para mí una carta trajo el criado.

Conservándose unitaria la oración, es evidente que las doce combina-ciones señaladas con asterisco están fuera del uso moderno corriente,aunque puedan hallarse en poesía o en estilo notoriamente afectado. Enlas doce el verbo ocupa el tercero ocuarto lugar, y la tendencia a la bi-partición está visiblemente favorecida en ellas. En armonía con lo ob-servado en las oraciones formadas por tres elementos, el verbo no puedeir sin afectación más allá del segundo lugar. Podemos repetir todavía lamisma observación en una oración de cinco elementos: Su hermano COIl-

taba con emoción a los reunidos lo sucedido e11 casa; Contaba su her-

4 Ibllssen (1 600) dice que en la omci6n neolatina es unitaria, pero que lasRoman, cUlIdidjr Kom/l/us y ROII'uius C'D,l(JjJjr Komllnl son más um:drJas que Romam

Romu/us C'ond,dir y Rumu/us Romam C'onJidll. NOlll con razón que estas últimas se prestanpara la bipartici6n: Romll/us Romam. conJidit.

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§ 16 ORDEN DE LOS ELEMENTOS ORACIONALES 89

mano con emoci6n a los reunidos lo sucedido en casa; pero Su hermanocon emoci6n contaba... o Lo sucedido en casa contaba Stf hermano... ymucho más con el verbo en cuarto o quinto lugart se sienten como cons-trucciones afectadas que pueden emplearse sólo en estilo literariot a noser que se dividan en dos grupos fonéticos.

14. En todos los ejemplos comentados en este capítulo se han ele-gido adrede elementos oracionales con acento propio. Los pronombresátonos Yt en generalt las palabras y frases que fácilmente pueden hallarseen procIisis en relación con el acento principal de intensidad del grupothacen que el verbo pueda situarse en lenguaje corriente más allá delsegundo lugar de la oración. Ejemplos: Nada me DIjO aquel día; LA casaa todos nos ha pareCIdo demasiado cara; El chico pruebas me ha DAdo desu capacidad En estas tres oraciones el acento intensivo principal se hallaen las sílabas impresas en versalitas. Se tratat pues, de una proclisis rítmica.

15. Según el razonamiento que antecede, podemos establecer lasiguiente conclusión general: En oraciones unitarias de tres o más de-mentas sintácticos es poco usual que el verbo vaya detrás del principalacento de intensidad del grupo. La importancia del verbo para estable-cer la trabazón sintácticat explica que ésta se debilite, y los componen-tes Je la oración tiendan a disgregarse, cuando el verbo va detrás delacento intensivo principal. Dicho en otros ténninos: el verbo se sitúaordinariamente en la parte tensiva de! grupo fónico.

Todo el mundo ha tenido ocasión de observar, y puede comprobarseen los ejemplos anteriores, que el lector y el oyente comparten un sen-timiento de espera, que hace acelerar el lempo de la lecturat si la inten-sidad máxima de la frase se produce sin que aparezca el verbo a dar uni-dad a los elementos sueltos que se van sucediendo sin enlace visible.

16. Oraciones qne se dividen en grupos fónicos. La cualidadafectiva de la expresión, la posición relativa de los elementos oraciona-les y, sobre todo, la extensión de las oracionest favorecen o exigen sudivisión en dos o más grupos fónicos por medio de pausas o menosmarcadas, las cuales pueden o no indicarse en la escritura con una coma

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90 PARTE 1, CAP. VI § 76

o punto ycoma 5: A la sombra los altos plátanos I funcionaban las pe-luquerías la gente huertana; La puerta principal del castillo, Ia fuerzade golpes y empujones, I se derrttmb6 con estrépito espantoso. La anda-dura rítmica del idioma determina la segmentación de las oraciones cuyaextensión rebasa sus límites habituales. Observa Navarro Tomas (Manualde Entonaci6n esp., 51) que: (das oraciones simples que no suman másde siete u ocho sílabas se encierran regularmente en una sola unidad.Desde esta medida hasta catorce o quince sílabas suelen ocurrir vacila-ciones entre la unidad simple y la división. Por encima de quince sílabas,lo ordinario es que la frase forme por lo menos dos unidades».

La separación se produce siempre por elementos o grupos de elemen-tos sintácticos enteros. Nótese que según el cuadro esquemático que fi-gura al final del capítulo anterior, los elementos sintácticos son los si-guientes: 1 ° sujeto; 2.° todos y cada uno de los complementos del suje-to; 3.° verbo con sus modificaciones adverbiales; 4.° todos y cada uno delos atributos o complementos del verbo, y 5.° todos y cada uno de los com-plementos de cada atributo o complemento.

Todos los elementos sintácticos componentes de la oración simplepueden así desarrollarse y adquirir individualidad suficiente para formarun grupo fónico aparte. El primer ejempio del párrafo anterior nos mues-tra un complemento circunstancial separado por una pausa. En el segun-do, tenemos, separados del verbo, el sujeto con sus determinativos, yapar·te un complemento circunstancial de causa. He aquí más ejemplos: Elcuarto de la ni1ia, I limpio y solcado, I en lo más alto la casa(complemento del sujeto aislado del resto de la oración); En el silencio dela tarde dominguera, Ise oía la voz clara del grumete Ien aquellossolitarios, I tan ruidosos llOras En esta oración, la última pausa se-para el complemento de un complemento circunstancial.

La individualidad de los grupos fónicos exige que, por lo menos,haya en cada uno de ellos una palabra de significación substantiva, adje-tiva, verbal o adverbial. Las palabras de relación (artículos, pronombres

5 El conjunto de sonidos comprendidos entre dos pausas de la articulaci6D recibe eD lostratados franceses de fonética el nombre de rouf/k. J..cDZ (§ 224) lo llama grupo e/o-cudonaJ. Mantendremos el expresivo Dombrc de grupo ya usual, desde los esrudios deNavarro Tomás, en las iDvestigaciones de Fonétia esp.1ñola.

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§ 76 ORDEN DE LOS ELEMENTOS ORACIONALES 91

átonos, preposiciones y conjunciones) son inseparables del segundo ele-mento relacionado por ellas, sin más excepción que algunas conjuncionesconsecutivas y adversativas, las cuales pueden ir fonéticamente intercala-das en la oración, bien con pausa detrás, bien formando grupo fónicopor sí solas. Ejemplos: Las condiciones impuestas Ieran, I por consiguien-te, !I difíciles de cumplir; Sus advertencias, I sin embargo, 11 pasaban porchifladuras de viejo sesent6n. Las rayas verticales sencillas señalan pausasposibles; las dobles indican pausa obligada.

Aunque en los capítulos de este libro tratamos en cada caso de loque significan la segmentación o la unidad, conviene hacer aquí algunasobservaciones generales respecto a las oraciones cuya breve extensión noexige subdivisiones por sí misma. Es bien sabido, por ejemplo, que losmiembros de una enumeración van obligatoriamente separados: La casaera tranquila, agradable, c6moda; Visita los lunes, mi¿rcoles y viernes.Se separan con pausa obligada las frases u oraciones, por breves que sean,cuyo sentido denota oposición, antítesis, alternativa o dependencia:O herrar, o quitar el banco; Feo, pero simpático; Pienso, luego existo; Si/legas a tiempo, te recibirán; Hoy por ti, mañana por mi. La duraciónmayor o menor de la pausa depende de la intensidad con que sentimosla contraposición.

Van asimismo separadas del cuerpo de la oración las palabras yfrases explicativas, y esta separación las diferencia de las especificativas.Ejemplos: Las señoras, que deseaban descansar, se retiraron (relativaexplicativa); La madre, desconsolada, no acertaba a pronunciar palabra(adjetivo explicativo pospuesto); Augusto, el emperador. decía... (apo-sición explicativa).

Acabamos de ver que, en oraciones de tres o más elementos, la po-sición final del verbo favorece la bipartición. Cuando los elementos ora-cionales no pasan de dos, su orden recíproco no afecta a la claridad, peroes evidente que el complemento circunstancial antepuesto tiende a ad-quirir individualidad propia. P. ej., en Desde ayer llueve, sentimos comomuy posible una ligera pausa detrás de ayer, lo cual no ocurriría con elcomplemento pospuesto: llueve desde ayer. Compárense: El lunes, co-me1lzará la huelga y Comenzará la huelga el lunes. Igualmente es fácilnotar que el sujeto antepuesto al verbo puede tener cierto relieve

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92 PARTE 1, CAP. VI § 76 bis

expresivo propio que lo incline a aislarse: El tiempo ha mejorado; losnegocios prosperan, pueden pronunciarse: El tiempo I ha mejorado;los negocios I prosperan. Si el verbo va delante, la unidad de la oraciónse fortalece y hace imposible la segmentación: Ha mejorado el tiempo;Prosperan los negocios. En el § 37 vimos que, en las oraciones interroga-tivas, el sujeto antepuesto se separa fácilmente del cuerpo de la pregunta.

La división en grupos fónicos no es, por lo tanto, un mero resultadofísico de la duración de la cláusula, sino que es signo y expresión de vi-vencias semánticas y sintácticas individualizadas. Si no hay diferenciaciónfonética, no debemos concluir que no exista diferenciación interna; perolas pausas interiores de la oración, con los movimientos consiguientes dela curva melódica, son siempre señal de que se han producido subagru-paciones de sentido. La oración compuesta, como veremos más adelante,puede ser estimada como un desarrollo de estas subagrupaciones.

76 bis. Vdamos en el párrafo anterior que la anteposición delverbo fortalece la unidad fonológica de la oraóón. Este hecho tan pecu-liar de nuestra Sintaxis, invita a algunas reflexiones de Gramática es-tructural, análogas a las que se han hecho para otros idiomas.

La tendencia del francés moderno al orden lineal le lleva a antepo-ner el sujeto al verbo, hasta el punto de haber quedado fuera del usoactual oraciones con el verbo antepuesto, del tipo de la española Lo diceel rey o la italiana Lo disse il re. La construcción lineal exige que el de-terminante siga al determinado. En una amplia generalización, Bally yotros filólogos hacen resaltar la armonía que existe entre este orden linealprogresivo y la tendencia de la lengua francesa a la acentuación agudade las palabras y de las frases, que van derechas hasta la pausa en progre-sión fonética creciente. El español, en cambio, prescinde del sujeto prono-minal; las desinencias personales lo llevan explícito, o lo refuerzan, si elsujeto se nombra fuera del verbo. La d<:sinencia es. pues. un sujeto pos-puesto. ¿Qué tiene de extraño que el verbo se anticipe al sujeto expresadopor un sustantivo? Si el sujeto va delante, no necesita pegarse inmediata-mente al verbo, y aun puede adquirir, como hemos visto, cierta indepen-dencia fonética, porque la desinencia ejerce el papel anafórico de repe-tirlo y asegurar con su concordancia la relación sintáctica con el predicado.

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§77 ORDEN DE LOS ELEMENTOS ORACIONALES 93

Observemos ahora que nuestra lengua se caracteAiza por el predomi-nio de la acentuación llana. Según los datos de Navarro Tomás (Fonologíaesp., 54), los tipos léxicos llanos alcanzan, en números redondos, cerca del40 por ciento, frente a un 11 por ciento de voces agudas, un 2 por cientoescaso de esdrújulos y un 41 por ciento de vocablos inacentuados. Porotra parte el ritmo acentual dominante en la frase es el trocaico (-.J- - )La frase no se precipita hacia una intensidad final, como la que trae con·sigo el ritmo yámbico francés (- -.J-), sino que refrena su movimientoantes de llegar al término de la oración. No sr.rá, pues, un mero símilpensar que la frecuencia con que el verbo se antepone al sujeto desde elCantar de Mío Cid hasta hoy, es como una manifestación sintáctica deltrocaísmo de nuestra Prosodia, que informa todo el sistema de la lengua.

77. A los efectos de la colocación del verbo con respecto al sujeto,a los complementos ya los demás elementos oracionales, cada grupo fó-nico constituye una entidad autónoma, para la cual rigen lail mismas leyesque hemos observado cuando tratábamos de la oración unitaria. Esdecir, que el verbo situado más allá del segundo lugar da a la oración unaspecto afectado, enteramente desusado en el habla corriente. Nótese, porejemplo, el efecto artificioso y violento que produce la siguiente oracióntripartita: En las largas vdadas de invierno Ila cocina de aldea todos susencantos recobra Ipara los aficionados a las tradiciones populares. Basta-ría colocar el verbo en segundo o en primer lugar de su grupo fónico paraque la construcción se sintiese como normal: la cocina de aldea recobratodos sus encantos, o bien recobra la cocina de :lldea todos SUJ encantos.Como en las oraciones unitarias, no entran en cuenta las palabras proc1í.ticas o enclíticas: Los trOJtos viejos almacenados en d desván I para bienpoca cosa te servirán aflora.

Finalmente, cuando la oración consta de varios grupos fónicos el ver·bo puede figurar en cualquiera de ellos: Para los pobrecitos huérfanos,los generosos Reyes Magos de Oriente, I en las alforjas de sus camelloshan traído este año valiosos juguetes. Podemos variar la posición relativa delos grupos fónicos manteniendo el verbo en el lugar que ocupa dentrode su grupo. Al tratar de la oración compuesta añadiremos nuevas ob-servaciones sobre este asunto.

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94 PARTE 1, CAP. VI §77

Según el contenido del capítulo presente, podemos precisar d con-cepto de hip¿rbaton del modo siguiente: El hipérbaton no consiste en laalteración de un orden regular o 16gico establecido por los gramáticos,sino en colocar los elementos oracionales en una sucesión comprensible,pero sentida como no habitual en cada época del idioma. Es por consi-guiente un concepto relativo, cuyos límites son la comprensibilidad, porun lado, y las construcciones corrientes, por otro.

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SEGUNDA PARTE

USO DE LAS PARTES DE LA ORACIO¡V

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CAPITULO VII

PARTES DE LA ORACIóN

78. Según hemos expuesto en los capítulos anteriores, la oracióncontiene grupos de palabras, a los que hemos llamado elementos sintác.ticos para diferenciarlos de las palabras que los constituyen. Con frecuen.cia un elemento sintáctico está formado por una palabra sola; pero, conmás frecuencia todavía, el sujeto, el complemento directo, el atributo, etc.,constan de más de una palabra. Los complementos indirectos y circuns-tanciales (salvo pocas excepciones) han de contener como mínimo dospalabras: la preposición y su término.

Las palabras son la oraci6n, como acertadamente las desig-na la tradición gramatical, pero partes englobables en categorías grama-ticales más extensas, a las cuales hemos aplicado la denominación dife·renciadora de sintácticos.

Cada palabra, o parte de la oración, vive en relaciones sintácticas conlas demás de su grupo o del conjunto oracional de que forma parte; tieneexigencias propias de su naturaleza substantiva, adjetiva, verbal, adver·bial, etc., independientemente de las funciones que pueda ejercer comosujeto, predicado, atributo, complemento, etc., o como integrante de estoselementos sintácticos. Por esto, después de haber estudiado las oracionessimples con los elementos sintácticos que las constituyen, pasaremos a ex-poner en varios capítulos el empleo y valor funcional de cada una de laspartes de la oración.

7

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98 PARTE n, CAP. VIl § 80

79. Significación de las palabras. El conjunto de fonemas queforman una palabra está mentalmente asociado a un contenido semánticoy a un sistema de conexiones sintácticas. Toda palabra significa algo, yademás establece re!aci6n con otras palabras. En ninguna faltan conjunta-mente ambos valores, si bien la proporci6n en que se dan uno y otro varíasegún las partes de la oraci6n.

Substantivos, adjetivos, adverbios y verbos tienen por sí mismos talcontenido semántico, que su significado general puede definirse, descri-birse o explicarse en los diccionarios con más o menos exactitud; en laspreposiciones y conjunciones predomina su funci6n re!acionadora, y s610por ella pueden los diccionarios darnos cuenta de su valor expresivo. Am-bos aspectos de las palabras no son, sin embargo, tan diferenciables comoparece a primera vista, porque el significado que registran los dicciona-rios no pasa de ser una indicaci6n general que no se precisa y delimitamás que en e! contexto; y, por otra parte, la funci6n gramatical no esa menudo algo fijo y previamente dado en la palabra aislada, sino queexiste s610 en la oraci6n.

Una palabra aislada, no siendo equivalente ele oraci6n, tiene un sig-nificado general que s6lo se determina en la frase. Si pronuncio la pala-bra libro, designo un concepto general aplicable a muchos casos concre-tos. En e/libro, libro, libro e/libro etc.,concreto aquel significado y lo doto de nuevos contemdos. En la palabracomprar, designaci6n de muchos actos posibles, la oraci6n com-prado cara la victoria introduce un matiz metaf6rico que quizás no ha-bíamos previsto. Las distintas acepciones de! verbo adquieren en elcontexto e! contenido representativo que les corrr.sponde según tratemosde cirugía, de milicia, de banca, etc. Todas las transformaciones semán-ticas lexicalizadas y los recursos estilísticos que proceden de la irradiaci6nafectiva, representativa y conceptual de las palabras, tienen su origen enla viva movilidad de sus contactos en la frase.

SO. Igualmente las partes de la oraci6n, aun en lenguas como lanuestr::l en que de ordinario la terminaci6n las caracteriza previamentecomo verbos, adjetivos, adverbios, substantivos, etc., cambian a menudode categorí::l gramatical: los ::ldjetivos se substantivan y se adverbializan;

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§ 81 PARTES DE LA ORACIÓN 99

el infinitivo y otras formas verbales pueden substantivarse ode un modo permanente o transitorio, y - en fin - todas las palabras,con cambios o sin cambios de forma, reciben su función gramatical delconjunto oracional en que se insertan. La lengua española exteriorizacon frecuencia el papel gramatical por medio de sufijos. El inglés, encambio, posee una gran masa de vocabulario de función variable sin alteoración de terminaciones. Pero en uno y otro idioma las categorías grama·ticales dependen en cada caso del contexto.

81. Clasificación de las partes de la oración. Desde el punto devista funcional, distinguimos seis partes de la oración: substantivo, ad-jetivo, verbo, adVérbio, preposición y conjunción.

Los substantivos se piensan en sí mismos, como representaciones oconceptos independientes. Pueden designar penonas (Juan), cosas (ár.bol), cualidades físicas o morales (blancura, bondad), acciones (cm-puj6n), estados (quietud), es decir, cualquier fragmento o aspecto dela realidad considerado como objeto independiente de nuestro pensar.Los adjetivos y los verbos son necesariamente dependientes: se piensan·y expresan adheridos a un substantivo. Un adjetivo necesita referirsea un substantivo, al cual añade notas que lo d.:terminan o precisan. Unverbo se piensa como una actividad o estado de un substantivo. Los ad-verbios son también dependientes, no del substantivo, sino del adjetivoo del verbo. Estas cuatro clases de palabras se completan y determinan.semántica y funcionalmente entre sí, dentro del conjunto oracional. Ha.blando en términos lógicos diríamos que: en la oración, los conceptosrepresentados por substantivos, adjetivos y verbos restringen su exten·sión y aumentan en cambio su comprensión; es decir, limitan el númerode casos individuales a que se extienden, y acr..cen las notas que comoprenden.

Únicamente los nombres propios, representativos de seres singula-res, carecen al parecer de valor conceptual. Pero aun en ellos cabendeterminaciones dentro de la frase, p. ej.: la Barcelona de ahora; eseMadrid tan simpático,' nuestra Espaiía de siempre; los Certlantes no abun.dan. Los nombres personales necesitan acompañarse de apellidos, mo-tes y calificaciones, cuando no determinan suficientemente al individuo

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100 PARTE n, CAP. VII § 83

a quien designan. La misma facilidad con que los nombres propios seconvierten en comunes (lazarillo, tenorio) y los comunes en propios (porantonomasia) indica hasta qué punto los conceptos generales y las designa-ciones particulares se interpenetran en la vida del idioma, aunque su di-ferencia lógica sea perfectamente clara.

La observación del lenguaje infantil demuestra que el valor concep-tual de las palabras se adquiere inductivamente por analogía, a partir delas representaciones particulares. Para un niño pequeño que comienzaa hablar, todos los hombres son papá. No hay más guau que el perro queve todos los días en su casa. A medida que apercibe analogías de estos se-res con otros, las palabras que los designan pasan a ser expresivas de con-ceptos. En la psicogénesis individual del lenguaje hay un proceso de abs-tracción.

82. Las palabras que figuran en el léxico general del idioma comoordinariamente expresivas de conceptos substantivos, adjetivos, verbaleso adverbiales, pueden intercambiarse entre sí (en español generalmentecon cambios de sufijo) según el sentido general de la oración en que seer.cuentran. Cuando consideramos a un substantivo como un conjunto decualidades, el substantivo se adjetiva, p. ej.: una vajilla a lo príncipe ="principesca; dictamen médico:::; facultativo o propio de los médicos; concambio de sufijo, nariz perruna = semejante a la del perro. Si la cualidadse abstrae de los seres que la poseen, el adjetivo se substantiva: lo agrada-ble, este viejo, etc. La acción verbal produce en las cosas cualidades máso menos persistentes, que los participios (adjetivos verbales) expresan:quemado, muerto, conmo/lido, satisfecho; y estos adjetivos verbales pue-den a su vez substantivarse de modo transitorio o permanente: el herido,la fecha, entrada y salida de viajeros. Los infinitivos pueden substantivar-se: un pesar, los andares, etc., etc. Es decir, que del mismo modo que losconceptos se interpenetran en la vida psíquica, las palabras que los desig-nan se acomodan fácilmente a cambiar de función gramatical. Los por-menores de tales cambios serán estudiados oportunamente.

83. Hay otras voces sin significado propio, meras formas cuyo con-tenido semántico es ocasional: los pronombres. Funcionalmente son subs-

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§ 85 PARTES DE LA ORACIÓN 101

tantivos, adjetivos o adverbios; de modo que no tienen más entidad quela que corresponde, en cada caso, a estas tres categorías de palabras. Su pre-sencia en algún elemento sintáctico o en oraciones diferentes señala amenudo una referencia a otro concepto expreso o tácito cuya significa-ción asumen, o bien un refuerzo de las relaciones gramaticales. Es decir,los pronombres son con frecuencia·- aunque no siempre - signos derelación gramatical. A ellos corresponde, además, gran parte de lo queBühler llama campo mostrativo o déictico del lenguaje, es decir, la fun-ción indicadora de la situación del hablante, de su interlocutor y de laspersonas y cosas relacionadas con uno y otro.

84. Existen, adern.1s, palabras destinadas principalmente a expre-sar relaciones entre los componentes de una oración o entre oracionesdistintas: preposiciones y conjunciones. Carecen de accidentes grama-ticales. Su contenido significativo se limita a expresar una idea generalde relación, unida a ciertos matices de la relación misma. Pero aun estosmatices dependen de tal modo del sentido general de la oración, que unamisma preposición o conjunción es apta para expresar relaciones múlti-pIes; ya veces puede prescindirse de ellas (complementos sin preposición,coordinación y subordinación asindética) sin que la naturaleza de la rela-ción ;¡;. altere.

A propósito de la clasificación de las oraciones según la calidad psico-lógica del juicio, hemos dicho en el capítulo III lo necesario acerca de lasinterjecciones y de las palabras enfáticas para que las consideremos comoexpresiones de significación propia, que no son partes de la oración.

85. He aquí un cuadro sinóptico de la clasificación de las palabras:

Predominantementeexpresivas de conceptos

Predominantementeexpresivas de relaciones

Iindependientes • • • • . • substantivos

Id b t ti {adjetivose su s an vos verbosdependientes de adjetivos

o de verbos adverbios

{ conJunciones

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102 PARTE n, CAP. VII §86

{

entonaci6nExpresadas con medios fonéticos intensidad

pausas

1orden de colocaci6n

. .,. concordanciaExpresadas con medIOS SIntáctIcos d 1 fl '6uso e a exl npalabras de rélaci6n

Relaciones de palabrasen la oraci6n

&6. Expresión de relaciones. Algunas veces la relación mental delos elementos sintácticos o de las palabras no tiene expresión gramatical.Sin embargo, el sentido general la hace perfectamente inteligible. Talocurre, por ejemplo, con algunos complementos circunstanciales de tiem.po construidos sin preposición: El día siguiente se levantó el cazador muytemprano; Haremos nuevas plantaciones otro año; El lunes regresará mihijo. Cuando el complemento acusativo va sin la preposición a, sin que elsentido permita confundirlo con el sujeto, el orden de colocación de unoy otro es enteramente libre, como ya hemos dicho (El jardinero ha plan-tado hoy un rosal). No hay aquí signo gramatical, y sin embargo la fun-ción sintáctica es del todo clara. No son frecuentes estos casos. Ordinaria-mente la relación mental tiene algún signo que la revela.

Como resumen de cuanto llevamos dicho sobre esta materia en estecapítulo y en los precedentes, establecemos la siguiente clasificación:

Sin signo gramatical

Pasaremos a ocuparnos ahora del empleo de las distintas partes dela oración, comenzando por el verbo, como núcleo principal del enlacesintáctico.

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CAPITULO VIII

FRASES VERBALES

87. Modificaciones del concepto verbal. El infinitivo, en su cali-dad de nombre verbal, expresa el significado del verbo en toda su abs-tracta generalidad. Desde el punto de vista histórico no puede decirseque representa la «idea pura» del verbo, puesto que ésta corresponderíaal radical, y el infinitivóks ya una forma modificada por las desinenciaspropias. Pero en la sincronía, es la forma del verbo más despojada de cua-lidades y determinaciones. Por esto conviene partir de él estudiarlas alteraciones semánticas que en el concepto verb:ll produzcan las desi-nencias y las relaciones sintácticas.

Las diferentes formas de la flexión constituyen en cada caso una de-terminación del verbo. El valor expresivo de estas determinaciones, cuyosigno formal son las desinencias, se clasifica en las categorías gramaticalesde número, persona, modo y tiempo. Los complementos, }' aun el sujeto,delimitan en la oración la extensión de la acción verbal y contribuyen afijar su contenido representativo. Asimismo expresamos con los adverbiosmodificaciones cualitativas y cuantitativas de la acción del verbo, de igualmanera que los adjetivos--'califican o determinan al substantivo. Estos tresfactores modificativos, morfológico el primero, sintáctico el segundo yléxico el tercero, se compenetran íntimamente dentro del organismo vivode la oración, y se completan y sustituyen mutuamente de tal modo, queno es posible señalarles límites fijos en cuanto a la naturaleza de la IDO-

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104 PARTE 11, CAP. VIII §88

dificación que imprimen en el concepto verbal. El adverbio, por ejemplo,-Jesigna de ordinario cualidades del verbo del mismo tipo que las expre-sadas por los complementos circunstanciales. El tiempo futuro se confun-de a menudo con el modo subjuntivo. El aspecto perfectivo o imperfec-tivo de una acción depende conjuntamente del significado del verbo, dela forma temporal empleada y del complemento que la acompaña, comoluego veremos. Con los tres factores mencionados no se agotan todavíalas modificaciones posibles del concepto verbal. Las conjugaciones peri-frásticas, de las cuales vamos a ocuparnos ahora, son signo gramatical demodificaciones que no se producen en el mecanismo de la oración, sinoque nacen en el concepto mismo del fenómeno.

88. Conjugaciones perifrásticas. Si comparamos las acciones de-signadas por cada uno de los infinitivos escribir, tener que escribir, estarescribiendo, ir a escribir, notaremos que al concepto del primero añade elsegundo la obligación de ejecutar la acción; estar escribiendo significa laduración o continuidad del hecho; y con ir a escribir expresamos la vo-luntad o disposición de ánimo para ejecutarlo. Son cuatro infinitivos re-presentativos de cuatro conceptos verbales diferentes, aunque emparenta-dos por su significado, que pueden conjugarse en todos o en parte de susmódos, tiempos y personas. De análoga manera mirar y escuchar añadenla voluntariedad a los actos de tler y olr, sin que la afinidad semánticapueda justificar el considerarlos respectivamente como un solo verbo. En-tre rogar y Sttplicar hay tal semejanza de significado que muchas vecesse emplean como sinónimos, y apenas notamos en el segundo más queun leve matiz intensivo que lo separa del primero; la diferencia entreambos es léxica, y de índole distinta de la que, por medios gramaticales,separa rogar de estar rogando, tlolver a rogar, ir rogando, con los cualessignificamos continuidad, insistencia o reiteración en la acción de rogar.Hay que distinguir, por consiguiente, entre la significación léxica de cadaverbo particular y el valor significativo de los medios gramaticales aplica-bles a series enteras de verbos. Dos verbos formalmente muy distantes pue-den designar conceptos verbales parecidos y aun sinónimos, y no por ellodejaremos de considerarlos como verbos diferentes. De la misma maneraseguiremos teniendo como formas sintácticas de un solo verbo las diferen-

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§ 89 FRASES VERBALES 105

tes conjugaciones perifrásticas con que pueda emplearse, pero cada una deellas representa un concepto verbal distinto. Por consiguiente, las modifica-ciones del verbo debidas a las conjugaciones perifrísticas sc hallan contc-nidas en el concepto verbal mismo, nacen en él y le pertenecen, a diferen-cia de las que en él imprimen las desinencias, los adverbios y los comple-mentos que le acompañan en la oración.

La perífrasis consiste en el empleo de un verbo auxiliar conjugado,seguido del infinitivo, el gerundio o el participio. Entre el auxiliar y elinfinitivo sc interpone o una preposición. Ejemplos: Hay que

iba a lo oídomuchas 1; fuimos

89. Para distinguir si un verbo está empleado como auxiliar bastafijarse en si ha perdido su significado propio. Cuando decimos voy a cón-

a su carta, el verbo ir es auxiliar, puesto que no su acepciónde movimiento de un lugar a otro, como no la conservan tampoco los ver-bos andar y en expresiones como andaba mirando las láminas unlibro, se ha vaciado de su sen-tido obligativo, para cumplir sólo el papel de auxiliar, en la expresión

de ser las y el verbo tener se halla despojado de toda significa-ción posesiva en se lo tengo rogado. Como todos estos verbos (con excep-ción de haber) conservan en la lengua moderna su acepción propia, el sen·tido habrá de decidir, en cada oración en que aparezcan tales perífrasis, sisu significación se ha perdido o se ha oscurecido en grado suficiente paraestimarlos como verbos auxiliares 3.

I Nota con raz6n R. Seco (ManU4l de Gram. esp.• n, p. 74) que las expresiones perifrás-ticas formadas con tener y un participio pasivo, del tipo yo tengo escrito un drama. 110 sonconjugaciones perifrásticas en el sentido que venimos en este capitulo. La fra,;c:anterior - dice - no parece tener otro sentido que el que le presta la presencia del participioadjetivo escrito. complemento predicativo en la oraci6n. Añade que el empleo del verbo teneren vez de "aber como auxiliar (tengo visto a Pedro="e "isto a Pedro) es regional. A esto6.Itimo debemos objetar que aunque no sea general en todos los territorios de lengua es.pañola, es sobradamente extenso para ser tenido en cuenta por los gramáticos, y además nofaltan ejemplos literarios clásicos y modernos. Es indudable, además, que el sentido perfecti.,ode tener+partidpio resalta mucbo más que el de "aber+ partidpio. sobre todo cuando se tratade verbos de percepci6n (v. i 99). En ponuguá se ba cxmsolidado con toda clase de .,eebos laconstrucci6n de tener como auxiliar seguido de participio.

2. V&se A. ALONSO. Construcnones con flerbos de mo,,;miento en espaffol (Revista de FiJo-logia Hisp4nica. núm. 2; abril-junio 1939, págs. 1050138).

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106 PARTE 11, CAP. VIII § 91

99. No creemos conveniente prodigar en la enseñanza gramaticalla lista de estas perífrasis verbales, porque, aparte de las amplias zonasde incertidumbre que habrán de preseJltdrse en la interpretación de losmatices, hay que tener en cuenta que el empleo de los verbos auxiliaresproviene de acepciones figuradas de estos verbos, las cuélles tienen en sumayoría pleno uso moderno fuera de l.ts construcciones perifrásticas deque ahora tratamos. Cuando decimos, por ejemplo, pasemos a despejarla inc6gnita, el verbo pasar no tiene el sentido literal de dar pasos, sinoque indica una transición mental figurada, que no autoriza a considerar-lo como auxiliar; ni más ni menos que en pasemo.( a otro asunto. El ver-bo seguir, en sigo opinando lo mismo, tiene el significado traslaticio quele correspondería en frases como sigo sus intenciones, seguimof en lacreencia, etc. Por estos motivos creemos que LENZ (§ 267-271) extrema lacuestión acerca del número de estas construcciones posibles) y confunde amenudo los medios gramaticales de expresión con los puramente lexico-lógicos. Es cierto que la lengua española hace un amplio uso de las conju-gaciones pcrifrásticas, pero al prestarles la atención debida es aconsejableun criterio restrictivo, sobre todo en la enseñanza elemental.

Estas construcciones permiten la interposición de adverbios y frasesadverbiales: tenIa a menudo que levantarse al amanecer; estuve toda lanoche estudiando,· la gente iba ya raliendo; el cuadro ha sido probable-mente vendido. Pueden combinarse también dos perífrasis verbales, dandolugar a expresiones complejas como: voy a tener que (hablar); está de·seando ser (atendido); debe de estar (esperando): hubo que ir sopor·tando su malhumor.

91. Clasificación de las frases verbales. Nos parece adecuadoel nombre de frases verbales que propuso para estas perífrasis RAFAELSECO (Gram. JI, p. 69) porque está en correlación con las frases substan-tivas, adjetivas, adverbiales, prepositivas y con¡untivas. Tiene además laventaja de su sencillez; se presta menos a equívocos que la de conjuga-ciones perifrásticas) aplicable también a los tiempOs compuestos de la con-jugación, y no choca innecesariamente, como la de voces, propuesta porLENZ, con el concepto tradicional de voz. Por los ejemplos que hemosaducido en este capítulo, se habrá notado que consideramos la pasiva como

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§ 92 FRASES VERBALES 107

una frase verbal más; pero cada una de las frases modifica el concepto delverbo a su manera, y no hay obstáculo en seguir llamando voz pasiva a lamodificación expresada por la frase verbal ser+ participio.

Clasificaremos las frases verbales en tres grandes grupos, según queel verbo predicativo se halle en infinitivo, en gerundio o en participio.Esta clasificación no es puramente formal, sino que responde al sentidogeneral que cada uno de los grupos tiene o ha tenido en la historia delidioma. Las formadas por un verbo auxiliar seguido de infinitivo dan ala acción carácter progresivo y orientado relativamente hacia el futuro;el gerundio mira hacia el presente y comunica carácter durativo; el parti-cipio imprime a la acción sentido perfectivo y la sitúa en relativación pretérita.

En el mecanismo de la significación de estas frases verbales concu-rren, por una parte, el valor temporal de las diferentes formas del verboauxiliar y, por otra parte, el aspecto o imperfectivo de los tiem-pos y de la acción verbal en sí misma. En el cruce de estos factores conel sentido inicial que les comunica la presencia del infinitivo, el gerundioo el participio, se halla la explicación de las modificaciones que las frasesverbales producen en el concepto de la acción, y de las significaciones es-peciales que dichas frases han tomado.

VERBO AUXILIAR + INFINITIVO

92. Las frases verbales así constituidas un sentido generalde acción progresiva dirigida hacia el futuro. Esta dirección se mide desdeel tiempo en que se halla el verbo auxiliar, y no desde el momento pre-sente del que habla. Así en voy a escribir, iba a escribir y tendr¿ que es-cribir, la acción de escribir es siempre futura en relación con el verboauxiliar, aunque la totalidad del concepto verbal sea respectivamentepresente, pasada o futura.

Forman un grupo muy numeroso de estas frases algunos verbos demovimiento segUidos de las preposiciones a o de y el infinitivo.

Ir a, pasar a, y echar a forman a menudo expresiones Incoativas.Ir a+ infinitivo significa acción que comienza a efectuarse, bien en la in·tención o creencia subjetiva, bien en la realidad exterior: iba a decir; no

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loa PARTE 11, CAP. VIII § 92

vaya Ud. a caerse; vamos a enriquecernos; ti tren va a llegar'. Aunqueestas frases son frecuentísimas, su uso está limitado a los tiempos presentee imperfecto de indicativo y subjuntivo. Empleadas en futuro o en impe-rativo, el verbo ir recobra inmediatamente su sentido primario de encami·narse o dirigirse materialmente a ejecutar un acto: en expresiones comoiré a escribir, ve a estudiar, el verbo ir pierde su función auxiliar. Se trataen ambos casos de una duplicidad de futuro que deshace el sentido de lafrase verbal. Con los tiempos perfectos, recobra también el verbo ir susignificado normal, porque el carácter perfectivo, que entonces adquierela acción, interrumpe el sentido progresivo del movimiento hacia el fu-turo. Con esta interferencia se anula el sentido auxiliar de ir. En las si-guientes oraciones aparece clara la expresión incoativa: Van a lter; Ibana cantar; Acaso vayan a sospechar; Si fuese a llover, vuelve a casa. Encambio, con tiempos perfectos desaparece la frase verbal: Han ido alter;Habían ido a cantar; Aunque hayan ido a estudiar...; Si hubiesen idoa decirlo.", etc. Aunque el pretérito absoluto es un tiempo perfecto, segúnveremos más adelante, la perfección se refiere en muchos casos al comien.zo de la acción, no es terminativa, sino inicial. Fue equivale a «comenzó ain>, y por esta razón puede usarse fue a+ infinitivo conservando su carác-ter de frase verbal incoativa: fui a decirlo,· fuimos a hablar todos a la vez.Pero nótese que estas frases suelen ir acompañadas de alguna indicacióntemporal, como los adverbios cuando, siempre, en cuanto, u oracionescoordinadas y subordinadas que sirven de punto de referencia: Cuandofui a hablar me interrumpieron; Fue a decir la vadad, pero la emoci6ncort6 sus palabras; En cuanto fui a comenzar mi explicaci6n noté queestaban distraídos. Son expresiones de conatu, en las cuales la idea tem-poral añadida en la otra oración, justifica la no prosecución de la accióniniciada. Fuera de ellas es rarísimo el uso del pretérito absoluto de ircomo auxiliar. En las mismas condiciones pueden oírse frases con el pre-térito perfecto actual: Cuando he ido a contestar me han ata;ado. En vezde fui y he ido se usa más frecuentemente iba en los casos indicados.

De ir a+ infinitivo se han originado algunos modismos, como voya ver si me de;an pasar. Ir a ver si se abrevia comúnmente por a ver si:

3 En el Calltar de Mio Cid, el verbo ir va sin preposici6D, seguido inmediatamente delinfinitivo: Uegallle todol. la mallol ba" belM (298).

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§ 93 FRASES VERBALES .109

a ver si estudio un rato. Para expresar duda o dificultad de entender algoson frec:lentes frases como Vaya usted a saber, Vete a averiguar, equiva-lentes a la expresión ¿quién sabe? Ejemplos: J:a)'a usted a saber lo queha ocurrido; Vete a averiguar si es verdad.

93. Pasar a+ infinitivo tiene pocas veces carácter de frase verbaldel tipo que estamos estudiando, puesto que: d verbo pasar conserva casisiempre su significado recto o figurado. Ya hemos visto antes que en ora·ciones como pasar a despejar la inc6gnita, el verbo no ofrece variación conrespecto al significado que tendría en pasar a otro asunto. Sin embargo,pueden hallarse expresiones en las que pasar puede interpretarse como au-xiliar. Ejemplos: En mi poder su cart.:z de! 12 de los corrientes, que pasoa contestar; Con la destrucci6n de Cartago, los romanos pasaban a serdueños del Mediterráneo. En ambos ejemplos parece claro el sentido in·coativo. Ahora bien, como pasar SIgnifica «transcurrir» y la acción quetranscurre lo mismo puede mirarse el comienzo que desde el fin,el sentido de la frase verbal ruede sentirse no como incoativo sino comoterminativo, cuando se halla en cualquier tiempo perfecto, por ejemplo:Los atacantes han pasado a dominar la ciudad; Con tan buenos negocioshabrán pasado a ser ricos.

Con todo, estas frases no son frecuentes. Lo ordinario es que pasar amantenga su significado propio, y por consiguiente no funcione comoauxiliar. Lo mismo hemos de decir con respecto a las frases formadas conlos verbos empezar, comenzar y principiar, seguidos de la preposición a,que, en opinión de LENZ y otros, forman expresiones incoativas. Nohay que perder de vista que el carácter incoativo lo deben tales expresionesal significado del verbo, y no a la resultante nueva de la frase verbal. Es unmedio lexicológico, pero no gramatical, de conseguir la expresión incoa-tiva. Las frases así logradas son como una suma en que los sumandos es·tán visibles por separado, y no un producto nuevo en que el primer verbose ha vaciado de su significación total o parcialmente. No olvidemos que,sólo con esta condición puede un verbo ser considerado como auxiliar;de lo contrario podríamos aumentar hasta un número incalculable las ex.presiones que estamos estudiando. En este libro el concepto de frase ver·

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110 PARTE U, CAP. VIII § 94

bal se aplica rigurosamente a la constituida por un verbo auxiliar, con osin preposición, unido a un infinitivo, un gerundio o un participio.

Echar a+ infinitivo significa el comienzo de una acción. Su uso estálimitado a algunos verbos de movimiento, como uhar a correr, echar a an-dar, echar a volar, y puede ampliarse metafóricamente a otros con pronom-bre reflejo: echarse a reír, a l/orar, a buscar, a cavilar. Los modismosechar a perder y echar a rodar, acompañados de complemento directo,están muy próximos al sentido primario del verbo: lanzar una cosa, arro-jarla o deshacerse de ella, tirarla, para que se pierda, para que ruede. Ejem-plos: echaban a perder sus tierras con tanto riego: este hombre se haechado a perder; echaron a rodar toda su hacienda en pocos meses.

Con el mismo valor inceptivo empleamos ponerse a + infinitivo,p. ej., ponerse a comer, a estudiar, a meditar, a hablar, a l/orar. Se dife-rencia de echarse a en que esta locución acentúa el carácter súbito y másintenso de la acción que comienza. Compárense se pusieron a reír y seecharon a reír. La lengua medieval usó en sentido inceptivo tomarse a:Tomáronse a quexar (Cid, 852), Por el rey Alfons tomárollSe a preguntar(Cid, 1825). Los ejemplos de tomarse a son ya raros en los textos del si·glo XVI·.

94. Venir es el movimiento en dirección contraria de ir. Lo queviene se acerca, lo que va se aleja. Por ello venir a+ infinitivo expresauna acción que se acerca a su término y la llamaremos .erminativa.Ejemplos: Vengo a coincidir con usted; Ojalá vengan a reconciliarse;Despuh de discutir mucho, nunca veníamos a ponernos de acuerdo,' Loque antes me pareela hermoso viene a parecerme feo. Hemos dicho quela acción terminativa se mueve hacia su final, se acerca a él. Cuando estemovimiento logra alcanzar su fin, como ocurre en los tiempos perfectos,la expresión no es ya terminativa sino perfectiva: He venido a cambiarde ideas,' Creo que hubiera venido a enfermar; en ambas oraciones se po-dría sustituir venir por /legar, puesto que el sentido es perfectivo.

Del sentido terminativo que tiene la acción que viene a sin acabar dellegar, ha nacido una expresión muy frecuente hoy, a la cual llamare·

• KINISTON. loc. m.. pág. 523, menciona uno dd Lazarillo: despub tom6se a l/orar.

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§96 FRASES VERBALES 1.l1

mos aproximativa. Cuando decirnos que un objeto vime a costarcincuenta pesetas significamos que poco más o menos, aproximadamente,cuesta esta cantidad, es decir, se acerca a ella sin que estemos seguros desi la alcanza o la rebasa. Esta incertidumbre nos hace decir que viene acostar y no que llega a costar. Otros ejemplos: El orador Vill0 a decirque... (poco más o menos dijo); El argumento de la película viene a serel que os he contado. Este significado aproximativo no excluye los tiem-pos perfectos.

95. La acción perfectiva se expresa a menudo con las perífrasis ver·bales llegar a y acabar de: Este caballo llegó a costarme seis mil qui-nientas pesetas; He llegado a crur que no hay peligro; Acabo de ver afulano; No acabada de dormirse. Alcanzar a tiene a veces el mismo sen-tido: Alcanzaba a probar mi inocencia.

La frase volver a+ infinitivo es reiterativa. Significa, con toda clasede verbos, repetición o reiteración del hecho: Vuelvo a sospechar; Hemosvuelto a creer; Acaso vuelvan a empezar.

Hay un grupo de verbos que algunos incluyen entre los que estamosestudiando. Tales son hacer (hacer venir: factitivo), dejar, permitir, manodar, poder, deber, querer y algunos más. Si nos fijamos, sin embargo,en las expresiones que forman cuando van seguidos de infinitivo, nota·remos en seguida que sólo excepcionalmente tienen estos verbos la fun-ción de auxiliares. Al formarse la locución mantienen íntegro su con-tenido semántico recto o figurado, por regla general.

96. La expresión obUgativa figura desde antiguo en las gra-máticas españolas. Con el nombre de conjugación perífrástica o de obli·gación, se incluyó en la gramática académica la frase verbal haber de+infinitivo. Para expresar obligación usamos hoy los siguientes tipos defrases :

haber de + infinitivo:haber que + infinitivo:tener de+ infinitivo:tener que+ infinitivo:

He de premiar tu buena acción.Hay que tener cuidado.Tengo de decir la verdad.Tengo que llegar a las nueve.

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112 PARTE 11, CAP. VIII § 96

El primero es el más antiguo. Sabido es que se perdió en romanceel futuro latino (amabo), y para poder expresar el tiempo futuro se for-mó la perífrasis amar he, has, ha, hemos, heis, han, es decir, el infinitivoseguido del presente del verbo haber; después se aglutinó éste a aquél(amaré, etc.) y así quedó formado el nuevo futuro. El tiempo veniderode una acción se expresaba por la obligación presente de realizarla:amar he significaba primitivamente he de amar. A medida que en ama-ré se fue sintiendo únicamente el valor de tiempo futuro, hubo que echarmano de un medio que significase obligación en cualquier tiempo, ypara ello se inició y extendió el uso de haber de cantar (he de cantar)frente a cantaré (cantar he). Paralelamente se formaba el condicionalcantaría por aglutinación de cantar hía (hía = habla), y era también neocesario diferenciar dicho condicional de la expresión obligativa, creandohabía de cantar frente a cantar había, cantar hía, cantaría.

Haber de es, por consiguiente, la frase verbal obligativa más anti-gua; y hoy se siente como más literaria que tener que, la cual tiende apredominar cada día más en todos los países de lengua española s. Ademásde esta estimación literaria en favor de la primera, se perciben vaga-mente otras diferencias entre haber de y tener que. Esta última se sien-te como más enérgica e intensa. Hemos de llegar pronto es una obliga-ción menos conminatoria, como si nosotros mismos nos la hubiéramosimpuesto; tenemos que llegar pronto puede ser obligación que se nosimpone desde fuera. Haber de se acerca a veces a significar intenciónde realizar algo: Si vas por casa, he de darte una sorpresa; No he dedeciros más que la pura verdad. Este matiz subjetivo no llegaría a pro-ducirse con el enérgico tener que.

Haber que se diferencia de haber de en ser impersonal. Había quetener paciencia; Habrá que buscar otro medio, no tienen sujeto deter-

5 En el Cantar de 1.110 Cid se usan indistinlamenle aller de '1 /JI/er a para expresar obliga-ci6n: ca el plazo lIiene arerca. mucho aliemos de andar (321); castigarlos he commo aliróna lar (229). Menéndez Pidal (Cid. 1Il, 161, 2) registra la frase verbal ser a como pasiva dealler a. que boy se expresa generalmente con la frase impersonal .bay que»: lirme mu:nzre Ioncstos a escarmentar (1121); H'IIJ lo Ilidin01l que es a ter itanu:s ú Carrión (2995). En el si-siglo XIII ya aparecen ejemplos de te1ler como auxiliar (Eva Seifen, Rel/. de FüoloK'1J Esp••XVII, 1930, 362 '1 374).

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§ 97 FRASES VERBALES 113

minado. El qtle, en tener que y haber que es pronombre complementarioacusativo. Finalmente, la frase intermedia tener de se formó por cruce delas dos anteriores. Se halla algunas veces en los autores clásicos, peroes muy rara en la actualidad. La ACADEMIA (§ 90) dice que hoy se sientetener de como anticuado, salvo en la primera persona del singular delpresente de indicativo: tengo de escarme1ltarle.

La frase verbal deber de significa suposición, conjetura o creencia.Debe de estar en casa equivale a supongo que está en casa; Debían deser las diez significa supongo que eran las diez. En la lengua clásica se en-cuentran ya ejemplos de confusión entre deber de y deber; y en la actua·lidad la confusión es frecuentÍsima, sobre todo en la conversación co-rriente. En la lengua literaria, la presión de las gramáticas, y sobre todola de la ACADEMH, mantiene algo más clara la diferencia entre deber de(suposición) y deber (obligación). Deben de volver y deben volver sig-nifican supongo, creo que vuelven y tienen obligaci6n de volver, respec-tivamente. El verbo deber en su acepción propia de «hallarse obligado»,«tener obligación», no es auxiliar; deber+ infinitivo no es, por consi·guiente, una frase verbal de las que estamos estudiando, en el uso quelos gramáticos tienen por correcto. En cambio deber de + infinitivo alterael sentido propio del verbo deber y lo convierte, por lo tanto, en auxiliar.

VERBO AUXILIAR+GERUNDIO

97. El gerundio da a las frases verbales en que figura un sentidogeneral de acción durativa, cuyos matices dependen de la naturaleza delverbo que le acompaña.

Con verbos imperfectivos, el gerundio refuerza la duración que elverbo mismo tiene ya de por sí. Entre escribo y estoy escribiendo no haymás difcrcnci;l que la impresión general de acción más duradera que pro-duce la segunda.'Con verbos que expresan acciones perfectivas de cortaduración, el gerundio introduce sentido reiterativo. Compárense las fra-ses el cazador dispara la escopeta; el niño ha besado a m madre, con elcazador está disparando la escopeta; el niño ha estado besando a su ma-

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114 PARTE n, CAP. VIlI § 98

dre. La prolongación de una acción perfectiva momentánea supone surepetición, como se ve en estos dos ejemplos. Por esto resultaría absurdodecir que el soldado estuvo disparando un tiro, o que alguien está dandoun grito, puesto que son acciones momentáneas incompatibles con el ge-rundio.

Por influencia de ciertos manuales de correspondencia traducidoso adaptados del inglés, aparecen de vez en cuando en cartas comerciales,procedentes de algunos países hispanoamericanos, construcciones comoésta: Estamos enviándole esta carta para comunicarle... , en vez de Le en-viamos esta carta ... La acción de enviar una carta es de muy breve dura-ción, y es disparatado expresarla con la frase durativa estar enviando. Deigual manera es erróneo escribir: Por la presente estoy rogando a Ud.que..., en lugar de ruego a Ud. que. Otra cosa sería si se tratara de unruego ya repetido en cartas anteriores: Desde hace tiempo estoy rogandoa Ud. que... La aplicación ciega de tales formularios epistolares no es sólouna incorrección gramatical, sino que falsea el pensamiento del que losescribe.

Estar+ gerundio sig-nifica, como vemos, la simple prolongación de,la acción sin matices Estar es un verbo de estado, y cuando vaunido a otro verbo de la misma clase puede decirse que no es auxiliar,sino que tiene su significado propio, p. ej.: Está viviendo ron sus padres;El niño está durmiendo tranquilo ,o tranquilamente, según veamos entranquilo el atributo de una oración atributiva o una modificación delverbo. Por ello dijimos en su lugar que las oraciones de verbos de estadose hallan muy próximas a las atributivas. En el caso presente, estar escasi un verbo copulativo. Con verbos que no sean de estado, transitivoso intransitivos, estar adquiere pleno valor de verbo auxiliar: está pintan-do la puerta; la gente estaba saliendo del teatro.

98. Ir, venir, y a veces seguir, unidos a un gerundio, añaden a laduración la idea de movimiento. Ir+ gerundio expresa movimiento desdeel presente: Por el aire claro va flolando (GARCILASO); iban entrando unopor uno. La acción verbal adquiere en estas frases un sentido generalde lentitud, al cual se añaden matices especiales que dependen de la sig-

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§ 99 FRASES VERBALES 115

nificaci6n del verbo. Por ejemplo, en: amortizando la laacci6n se produce por grados sucesivos y discontinuos. En: vamos tiran·do, iban prevalece la idea de dificultad y esfuerzo continuado.

V + significa movimiento hacia el presente: V gosus actos; solicitando &guir+

expresa continuidad de la acci6n: sigo escribiendo; pero la acepci6n decontinuar la tiene también el verbo fuera de estas frases verbales:sigo la lectura novela. Por esta causa es extremadamente dudosoque pueda ser considerado como auxiliar. Andar + expresa mo.vimiento sin direcci6n fija: Anda la andaba

un libro; anda murmurando contra sus A veces, natural-mente, el verbo andar tiene su significado propio (andullo cantando todoel camino J, pero es frecuente su empleo como auxiliar (anduvo cantandopor los Uatros largo tiempoJe.

VERBO AUXILIAR + PARTICIPIO

99. a) El participio precedido de un verbo auxiliar conjugadoforma frases verbales de sig-nificaci6n perfectiva. El sentido perfectivode la acci6n así expresada, tiende a evolucionar hacia la representaci6n deun «tiempo» anterior en el cual se produce la perfecci6n o terminaci6ndel acto. Por esto la idea del pretérito, o de la anterioridad temporal,acompaña al significado perfectivo y a veces se sobrepone a él, como haocurrido en la historia de la conjugaci6n española.

Sabido es que el verbo + participio forma perífrasis llamadas«tiempos compuestos)) de la conjugaci6n. Estas perífrasis significaronal principio la acci6n perfecta o acabada en el presente conocido,haya conocidoJ, en el pasado (había conocido, conocido,o conocido), O en el futuro (habré conocido). He conocido a

hombre equivalía originariamente a lo que ahora expresamos conla oraci6n tengo conocido a es decir, acci6n acabada en el

6 Las frases formadas con estllr o ir seguidos de ¡¡eeundío se usan con gran frccuCDciadesde el castellano arcaico (Me1'léndcz Pidal. Cid, 1Il. 172).

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116 PARTE II, CAP. VIn § 99

presente. Pero la idea de la anterioridad temporal gue lleva consigo laperfección de la acción, convierte tales perífrasis predominantemente en«tiempos» del verbo, y ésta es su principal significación en la lengua mo-derna. La vacilación entre uno y otro sentido puede observarse en textosprimitivos, donde el participio concierta a menudo en género y númerocon el complemento directo: la misa acabada la han, dice el «Cantar deMío Cid», y no acabado, como diríamos hoy; las cartas que habían escri·tas era construcción posible y frecuente, en vez del moderno escrito, enla época medieval primitiva. A medida que prevalece el sentido de «tiem.po», se inmoviliza el participio en su forma neutra singular.

En el § 120 bis, trataremos de la posición del participio antes o des-pués del verbo auxiliar en los tiempos compuestos.

b) En la lengua moderna, con un verbo auxiliar que no sea haber,el participio mantiene la concordancia con el complemento directo; ocon el atributo, si el auxiliar es ser o estar, p. ej.: llevo andados muchoski16metros; tengo bien estudiada esta cuesti6n; estaba convencida de loque usted decía; fueron aplaudidas sus palabras. Los verbos tene"estar y ser, y a veces traer, quedar y dejar, forman frases verbales en lascuales funcionan como verbos auxiliares, desposeídos por lo tanto de susignificado propio: El doctor X traía curados muchos pacientes de esaenfermedad; qued6 resuelto que se acudiría a los tribunales de justicia;

dicho que volverían mañana.Tener+ participio, puede emplearse sólo cuando el participio sea de

verbo transitivo y usado en acepción transitiva: Tenía leídas muchas no-velas semejantes; tienen pensado ir a España. Por esto no puede decirsetengo estado en Madrid ni tienes sido soldado, por no ser transitivos losverbos estar y ser, y tampoco tengo comido con gusto, por no ser transitivaen este caso la acepción de comer (véase ACADEMIA, 462). Bello (Gram. 441,708-10) observó que esta construcción tener + participio de verbo transi·tivo, puede llevar un acusativo tácito e indeterminado: «Cuando se dicev. gr. Les tengo escrito largamente sobre esa materia sin expresar la cosao cosas escritas, se suple mentalmente lo que era menester, lo que conve.nía, o cosa semejante.» Si hubiese un acusativo expreso, el participio con.

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§ 100 FRASES VERBALES 1.17

certaría con él, y diría p. ej., Les tengo escritas mue/zas cartas sobre esamateria. Cuervo (nota 97 a Bello) considera como portuguesismo la faltade concordancia del participio en este ejemplo de Fr. Luis de Granada:«¿Qué cosa es más fuerte ni más poderosa que la muerte? ¿De quién notiene alcanzadó triunfos?»; pero añade Cuervo que se hallan ejemplosde lo mismo en Santa Teresa, Lope de Vega y Cervantes. Esta construc-ci6n con el participio inmovilizado se halla hoy en d habla de Asturias yGalicia, e indica una asimilaci6n completa del auxiliar tener a los tiem-pos compuestos con el verbo haber. Sean o no sean portuguesismos losejemplos literarios mencionados, la lengua moderna no los siente comonormales, y no tienen hoy uso alguno, salvo en las hablas regionales deAsturias y Galicia.

c) En los textos antiguos aparecen ejemplos del empleo de sercomo auxiliar en la conjugaci6n de algunos verbos intransitivos: sonidos (Cid, 956); salí tras ti clamando y eras ido (S. Juan de la Cruz);ya era muerto el padre de nuestro Gris6stomo (Quijote, 1, 12). La Aca-demia registra en su Gram. (462 c) algunas supervivencias modernas enfrases hechas, como: /legada es la hora, /legada es la ocasi6n. Esta con-jugaci6n de los tiempos compuestos de verbos intransitivos fue heredadadel latín, y la practican otras lenguas romances; pero en castellano noafect6 más que a un número limitado de verbos, y nunca se emple6 deun modo constante. Haber asumi6 pronto el papel de auxiliar en la con-jugaci6n activa de toda clase de verbos, transitivos e intransitivos. El mis-mo Cantar de Mío Cid ofrece ejemplos de ello: arribado an las naves(1169), an entrado (2247).

Hemos estudiado en el capítulo IV los verbos ser y estar en su fun·ción copulativa. En el capítulo siguiente trataremos de la perífrasis llama-da tradicionalmente voz pasiva.

100. Clasificación. Como resumen del capítulo presente damosa continuaci6n un cuadro general de las frases verbales más frecuentes:

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118 PARTE n. CAP. VIII § 100 bis

jir a+ infinitivo. incoativa...... pasar a + infinitivoechar a+ infinitivo

durativa ••....•..•••••••...••

<--o¡¡

!II,:,!!,¡!:i

i¡I

¡i,¡

<--

+ gerundioir + gerundio

+ gerundioseguir+ gerundioandar + gerundio

terminativa... IImir a+ infinitivoaproximativa a+ infinitivoreiterativa.... a+ infinitivo

jhaber de + infinitivoobligativa..... + infinitivo+ infinitivo

hipotética..... + infinitivo

I11mir a+ infinitivoa+ infinitivo

lacabar + infinitivoalcanzar a+ infinitivo/lellar + participio

.................. + participio

Itraer+ participioquedar + participio+ participio

I + participio... copulativaser+participio. copulativa y pasiva

progresiva

perfeA:tiva

Signifi-cación

100 bis. Verbos modales. Las frases o locuciones que acabamos declasificar denotan aspectos y modificaciones de la acción verbal, expre-sados con medios gramaticales. En todos los casos, hemos procurado des-linc:Ur lo que en cada locución se debe a la significación léxica del verbo

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§ 100 bis FRASES VERBALES 119

auxiliar de lo que resulta de la perífrasis empleada. El verbo deber- decíamos - indica por sí mismo obligación (deben traba;ar), comolas perífrasis haber de y tener que; pero no lo considerábamos como au-xiliar, porque el sentido obligativo nace de su significado normal, y nodel sintagma en que aparece. Aplicamos, pues, un criterio restrictivo alconcepto de frase verbal.

Ahora bien: el verbo deber unido a un infinitivo (deben trabajar)presenta a éste como una obligación del sujeto. De igual manera quierentrabaJar, saben trabajar y pueden trabajar añaden al concepto del infini·tivo una modificación que indica la actitud del sujeto ante la acción detrabajar. Los verbos deber, querer, saber y poder denotan el modus ex·plícito de las oraciones citadas como ejemplos; el infinitivo es el dictum J

el contenido esencial de la representación. Por esto se llaman verbo!moda/es.

Aunque los verbos mencionados son los que aparecen con más freocuencia en pareja con un infinitivo para formar un concepto verbal comopiejo, se comprende que la lista de los que se usan o pueden usarse comomodales podría ser muy larga. Entrarían en ella todos los que designancomportamiento, intención, deseo, voluntad: intentar, soler, mandar,desear, prometer, esperar, proponerse, procurar, pretender, pensar (tenerintención), temer, necesitar, etc. El infinitivo es su complemento di·recto (v. 144), al cual se unen sin preposición.

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CAPITULO IX

LA VOZ PASIVA

101. El latín tenía una conjugación especial, distinta de la activa,para expresar que el sujeto gramatical del verbo no es agente o productorde la acción, sino que es objeto de la acción que otro realiza. Se perdió enromance toda la conjugación pasiva, con excepción del participio; peroaunque se hubiese perdido la forma, subsistía la idea del sujeto paciente,ypara expresarla se formó una pasiva por perífrasis con el participio, úni·ca forma que había quedado de la pasiva latina, combinado con el verboauxiliar ser. La pasiva puede ser considerada en español como una fraseverbal que modifica el concepto de la acción, ni más ni menos que lasestudiadas en el capítulo anterior. Las lenguas romances generalizaronla práctica del latín vulgar de formar tiempos compuestos de la conjuga-ción activa por medio de los auxiliares habere y esse unidos al participio.La preferencia por uno u otro auxiliar depende del significado del verboy de circunstancias propias de cada idioma a lo largo de su historia. Elespañol prefirió desde el primer momento el auxiliar haber; pero lostextos antiguos ofrecen ejemplos de ser en la conjugación de un númerolimitado de verbos intransitivos y reflexivos (v. 99 e). Tales vacilacionesdesaparecieron pronto, y ambos auxiliares deslindaron claramente su fun-ción propia: haber para la voz activa y ser para la pasiva.

La relación lógica entre sujeto y complemento no se modifica porquela oración con que se exprese sea activa o pasiva. Entre el ebanista ha

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122 PARTE 11, CAP. IX § 101

construido el armario en una semana y el armario ha sido construidoen una semana por el ebanista, no hay diferencia en cuanto a la relaciónque entre sí guardan el ebanista y el armario. En la segunda oración heconvertido el complemento en sujeto gramatical, y el sujeto en ablativoagente, pero no hay duda alguna sobre quién ha realizado la acción.La relación lógica entre los elementos de la oración no ha cambiado alcambiar la forma gramatical; pero psicológicamente se ha modificado elpunto de vista del que habla: en el primer caso la atención se ha fijadoen el ebanista; en el segundo, el armario producido por su actividad atraeel interés principal, y por ello se ha convertido en sujeto gramatical de laoración. Depende, pues, del interés dominante la preferencia por la cons-trucción activa o por la pasiva en la oración, v. gr.: Los periódicos divul.garon la noticia o La noticia fue divulgada por los periódicos. Si el agenteo productor de la acción no es objeto de interés alguno por parte del quehabla, puede dejar de expresarse, y entonces tenemos las oraciones lIama·das en la gramática latina segundas de pasiva, p. ej.: la noticia fue divul-gada; el procesado ha sido abmelto; Fulano es muy respetado.

A veces las circunstancias imponen el uso de la pasiva, bien sea porser desconocido el agente, bien por voluntad de callarlo por parte del quehabla, o bien por ser totalmente indiferente para los interlocutores. Si noes así, el idioma español tiene marcada preferencia por la construcciónactlva. Entre las oraciones La agencia X ha transmitido nuevas informa.ciones y Nuevas informaciones han sido transmitidas por la agencia X oPor la agencia X han sido transmitidas nuevas informaciones, la pSICO-

logía lingüística española prefiere decididamente la primera. Aunque enmateria de psicología lingüística es fácil confundir la causa con el efecto,podríamos aventurarnos a pensar que el carácter nominal, estático, de lasconstrucciones pasivas con ser (asimilables a las atributivas), choca conla tendencia idiomática a preferir la construcción verbal, dinámica yanimada, que se manifiesta también en otros puntos de nuestra Sin·taxis (v. § 143 d). Ya en el Cantar de Mío Cid la perífrasis con ser seusaba menos que en latín, y este uso relativamente escaso ha ido decre-ciendo desde entonces acá.

Al traducir al español textos de otras lenguas, especialmente francesese ingleses, es necesario tener en cuenta esta preferencia de nuestra lengua,

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§ 102 LA VOZ PASIVA 123

para no cometer faltas de estilo, y aun errores de expresión. Porque, ade-más de esta repugnancia general al uso de la pasiva, se producen numero-sas interferencias expresivas con el significado del verbo copulativo ycon las oraciones llamadas de pasiva refleja e impersonales, las cualeshacen retroceder de día en día el empleo de la pasiva con 1 Al tratar deello en los párrafos siguientes, dlector debe tener en cuenta lo que hemosdicho en los capítulos IV y V.

102. Limitaciones de la pasiva con el auxiliar «sen. Una oraciónpasiva es por su forma una oración atributiva. Entrey admirada no existe ninguna diferencia formal; en uno yotro caso tenemos un sujeto al cual se atribuye una cualidad por mesiiode un predicado nominal compuesto de verbo copulativo y atributo. Perola naturaleza del atributo, en el primer caso un adjetivo léxico y en elsegundo un participio, modifica sustancialmente el significado de laoración. es una cualidad del sujeto; admirada es unaacción ajena que rermina y se cumple en él. Una personapor sí misma; para respetada es menester que alguien la respete.Cuando no se expresa el ablativo agente, la diferencia de significado yfunción depende, pues, de que el atributo se sienta como un adjetivoléxico o como una forma verbal.

Podrá haber ambigüedad cuando el participio se ha adjetivado de unmodo permanente en alguna de sus acepciones. Ejemplos: Sus palabraseran excusadas (innecesarias) y Sus palabras excusadas (disculpadas);El regalo ha sido cumplido (colmado, generoso) y El ha sido cum-plido (realizado); La edici6n fue reducida (poco abundante) y La edici6nfue reducida (disminuida). Son casos límite, cuyo significado sólo el con·texto puede resolver.

Si bien la identidad de forma no borra la diferencia de función gra-matical, el carácter imperfectivo del auxiliar frente al perfectivo

I He aquí el certero juicio de Rutino J. Cuervo, en sus 34U: .•Hay entrenosotros eSCritores, por otra parte apreciables, que, ;,afectando claridad, usan a cada uiquittaquelas construcciones: combfJtlda la son ruib.das las carlaS, era oída la misa, etc., enlugar de combatió la se las carlas. oía la mISa o combatieron la ,dea, recibi·mos las carlas. etc. Aunque ene modo de expresarse es eD sí correcto, su abuso es una de la.cosas que más desfiguran el gClIlo de Duestra lengua, y que más dan a UD escrito aire deforastero, quitáDdole [Odo sabur casuzo.•

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124 PARTE n, CAP. IX § 103

de eltar, se mantiene en las oraciones con participio tan viva como enlas que llevan atributo adjetivo, según veremos a continuaci6n. Habrá,por lo tanto, pasivas con ler y con eltar, de significaci6n bien delimitadaen la lengua moderna.

observ6 por primera vez que la pasiva con ler no se usa en es-pañol en presente e imperfecto cuando se trata de la acci6n momentáneade un verbo perfectivo. Nadie, dice, en efecto, la puerta el ahierta porel portero o la hoja era vuelta por el lector, sino el portero abre la puerta, ellector volvEa la hoja, aunque a veces en las clases de Gramática se sometael idioma al forcejeo de volver por pasiva tales oraciones. El uso de lapasiva en estos casos significa acci6n reiterada o habitual. Si dijésemos quela puerta el ahierta por el portero o que el niño era helado por IU madrese entendería que se trata de acciones repetidas o acostumbradas. No hayinconveniente, en cambio, en emplear el presente o el imperfecto pasivosde verbos imperfectivos, por ejemplo: Fulano el (o era) muy conocidoen aquella comarca; La noticia el (o era) comentada en todal partel.El verbo ler atribuye sin dificultad la cualidad más o menos duraderade un participio imperfectivo, pero no puede atribuir cualidades mo-mentáneas.. Con los tiempos perfectos se puede usar la pasiva de cualquier clase

de verbos, porque en ellos la perfecci6n expresada por el tiempo anula loimperfectivo del verbo ler: El agrelor fue detenido por la poliefa; Lapuerta hahla lido ahierta; El documento hahrá sido firmado antes demediodía, etc. 3

103. Pasiva con «estar». a) El resultado de una acci6n acabadase expresa con estar+ participio. Así, por ejemplo, la diferencia entreLas casas eran edificadas con mucho cuidado y Lal casas estahan edifica-das con mucho cuidado consiste en que en eran edificadas alude al mo-mento de su construcci6n, mientras que estahan edificadas se dice desdeel momento en que su construcci6n fue concluida. Insistimos, pues, en elvalor perfectivo de estar frente al imperfectivo de ler; pero esta dife-rencia se hace borrosa cuando empleamos a uno u otro verbo en tiempo

2 Es natural que d presente hist6rico, en cuanto representa uaslaticiamente una acci6J:1y acabada, pueda construirse con ser: NapClleófl es der,otado m WtJtt!rloo.

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§ 103 LA VOZ PASIVA 125

perfecto, como ya dijimos en el capítulo IV, § 47. La acción verbal queexpresa la pasiva con ser se produce en el tiempo que expresa el verboauxiliar: el suceso es, era, fue, será comentado. Con estar, la acción se dacomo terminada y cumplida antes del tiempo que indica el auxiliar:decimos que un problema está remelto (presente), cuando ha sido resuelto(antepresente); decimos que estaba resuelto (imperfecto), cuando habíasido resuelto (pluscuamperfecto); que estará resuelto cuando habrá o hayasido resuelto; es decir, que estar resuelto es el resultado de haber sidoresuelto.

Esta correspondencia explica que la perífrasis estar+ participiono se use en los tiempos perfectos de la conjugación: Entre Las caJasftteron edificadas con mucho cuidado y Las casas estuvieron edificadascon mucho cuidado se ha neutralizado de tal manera la diferencia, queya no es necesario, antes bien se siente como raro, el uso de estar, puestoque el tiempo del verbo ser da suficientemente claro el sentido perfec-tivo. Por esto no podemos decir han estado edificadas (sino han sido),ni habían estado, habrán estado, hubiesen estado, etc.

b) Sentido local de «estar». Hay que considerar aquí también el sen·tido local de estar, en pugna con el meramente copulativo de ser. Estar,con significado local para expresar situación, es un verbo de estado queaun en los tiempos perfectos mantiene clara su diferencia de ser. Compá-rense, por ejemplo, las oraciones Las baterías fueron emplazadas junto alrío y Las baterías estuvieron emplazadas junto al río; en el primer casose alude al acto de su emplazamiento; el segundo parte del momento enque el emplazamiento quedó terminado. El uso de un tiempo perfectono ha atenuado aquí la significación local de estar y su diferencia con ser,como hemos visto que ocurre cuando uno y otro verbo son copulativos.

c). Como resumen de lo expuesto, puede hacerse la siguiente clasi·ficación:

Se usa estar+ participio:1.° En los tiempos imperfectos de acciones perfectivas: está o es-

taba pro/libido, acabado, resuelto.

2.° En los tiempos imperfectos de muchos verbos reflexivos con sen-

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126 PARTE lIt CAP. IX § 104

tido incoativo: o dormido,

Se usa + participio:1.° En los tiempos perfectos de acciones perfectivas e imperfectivas:abierta, ha sido cerrado, había sido obserllado; ha sido, fue querido,

conocido.

2.° En los tiempos imperfectos de acciones imperfectivas: es queri-do, solicitado, conocido, fuera amado.

Este es el esquema general en que se mueven estas construcciones.Pero téngase en cuenta que el contexto y las circunstancias pueden modifi-car el aspecto de la acción, el del tiempo que empleemos y sus interfe-rencias recíprocas. Por esto no cabe regla fija que prevea todos los casosque puedan presentarse.

Convergen, como vemos, en el empleo de la voz pasiva, varios fac-tores lingüísticos que la dificultan: el aspecto perfectivo o imperfectivode la acción expresada, el tiempo del verbo auxiliar y las diferencias entreser y estar. A ellos se suma el uso creciente de la pasiva refleja que, sibien remedia las dificultades de la pasiva con ser, acaba por suplantarlay hacerla cada vez menos frecuente.

104. Pasiva refleja. Hemos visto en el capítulo V que las for-mas átonas de los pronombres personales (me, le, nos, os, cuan-do el verbo a que acompañan está en la misma persona que ellos repre-sentan, sirven para expresar acción reflexiva. El sujeto es entonces, a lavez, complemento directo todas las mañanas) o indirecto(te ponías un es conjuntamente agente y paciente. Si elverbo esta en tercera persona del singular o del plural, el reflexivo la-tino cumple en español la función refleja (el niño se lalla, los niñoslallan; los niños se lallan las mallos), y las formas. átonas del pronombrequedan en su función exclusiva de representar los complementos directoo indirecto sin valor reflexivo (lo, la, personal; los, las, les, se per-sonal). es, pues, la única forma reflexiva de tercera persona para am-bos números, y expresa complemento directo o indirecto.

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§ 105 LA VOZ PASIVA 127

Ya en latín existía el llamado dativo teico, con el cual se expresabasimplemente que el sujeto, más que recibir indirectamentl: la acción delverbo, era partícipe de su actividad, la cual se producía dentro de él o enrelación con él, p. ej.: d perro se comió toda la ración. Esta participaciónpuede sentirse aun con verbos intransitivos y de estado; se queda en casatodo el día; los alumnos se fueron; ella se creía que no era cierto; se hamuerto un vecino mío. Estas construcciones, muy usuales aunque algunosgramáticos las critiquen, están ya muy alejadas del se reflexivo originario.En el último ejemplo, la participación del sujeto no es como agente, sinocomo paciente. Cuando decimos que la pared se hundió con el peso dela techumbre, o que los pájaros se alborotaron por d ruido, los sujetospared y pájaros no producen la acción sino que la sufren, son sujetos pa-sivos; y estas oraciones equivalen respectivamente a la pared fue hundidapor el peso de la techumbre y los pájaros fueron alborotados por el ruido.La intervención pasiva en un acto es, gramatical y psicológicamente, unaparticipación en él.

Así desde los orígenes de la lengua española se encuentran ejemplosde 3: persona pasiva expresada con se: non se face assí d mercado (Cid,verso 139). Estos ejemplos no son al principio muy frecuentes, pero a me·dida que avanza el desarrollo del idioma van siendo más numerosos. Ennuestro tiempo la pasiva refleja predomina con mucho, tanto en la len-gua hablada como en el estilo literario. El se ha dejado de ser reflexivoen estos casos, y se ha convertido en signo de pasiva.

105. Pasiva impersonal. Cuando el ablativo agente es descono-cido o no interesa a los interlocutores, tenemos las oraciones llamadas,según la de la gramática latina, segundas de pasiva, tantosi empleamos la perífrasis con ser como la pasiva refleja. Ejemplo: Hansido descubiertas sus trampas; Se han descubierto sus trampas. Claro estáque la pasiva refleja no puede emplearse más que con la tercera persona.

Ahora bien:. en las oraciones pasivas con se, este pronombre es unmero signo de pasiva, como hemos dicho más arriba. Al callarse el ablati·vo agente, la oración es a la vez pasiva e impersonal. En la oración se co-metieron muchos atropellos expresamos que los atropdlos (sujeto pasivo)fueron cometidos, y no decimos nada acerca de su autor, el cual queda

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128 PARTE II, CAP. IX § 105

oculto en una tercera persona de significación indeterminada. El se esconjuntamente signo de pasiva y de impersonalidad, pero no hay dudade que la oración es pasiva, puesto que el sujeto (atropellos) está concer-tado con el verbo (cometieron). Si el sujeto está en singular, el verbo loestará también: Se cometi6 un atropello. Parece que no debieran confun-dirse con las impersonales activas, puesto que la concordancia con el ver·bo asegura el carácter pasivo del sujeto.

De hecho, sin embargo, tanto en España como en América se leeny oyen a menudo frases como éstas: se ha pedido refuerzos; se le suponeotras intenciones; se compone paraguas; se vende astillas, en competenciacon: se han pedido refuerzos; se le suponen atras intenciones; se compo.nen paraguas; se tienden astillas. Las primeras son objeto de crítica 3, peroes indudable que su uso se extiende, aunque hay en ello preferencias regio-nales y aun individuales. Poner el verbo en singular, en las oraciones quenos han servido de ejemplo, significa que refuerzos, intencione!, paraguasy astillas no son ya el sujeto pasivo, sino el complemento directo de unaoración activa cuyo sujeto es el impersonal se. En se desea informes sobre.el paradero de Fulano, en lugar de se desean, es evidente que informes escomplemento directo, y se sujeto. Se queda convertido en expresión del su-jeto impersonal. La lengua literaria prefiere generalmente la construc-ción pasiva (se desean informes), la cual tiene en su apoyo la tradicióndel idioma y el uso de los autores clásicos. La impersonal activa es mo-derna y frecuente en el habla usual. Es de suponer que en la mente delos que dicen se desea informes, el singular se desea informaci6n tendrátambién sentido activo impersonal.

Una vez expuesta la significación gramatical de estas oraciones im-personales, veamos ahora cómo se ha podido producir el cambio de lapasiva a la activa, ya que la primera es la más antigua. Cuando el sujetode la pasiva impersonal es persona (se martirizaban los cristianos, setutean los niños), nace ambigüedad a causa del valor reflexivo o recí-proco de se; ya no puede emplearse la pasiva refleja. En estos casos hayque decir los cristianos eran martirizados, los niños son tuteados, o bienconvertir el sujeto en objeto por medio de la preposición a y poner el verbo

3 La Academia Española (1 279 a) censura frases como se alquilll cuartos. aquí dasocorros a los

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§ 105 LA voz PASIVA 129

en singular, con lo cual la oración pasa a ser impersonal activa: se marti-rizaba a los cristianos, se tutea a los niños (se les martirizaba, se les tuteaJ.En singular ocurre la misma anfibología: Se agobia el estudiante tienesentido reflexivo; el reflejo impersonal es se agobia al estudiante leagobia), pero ya no es pasiva, sino activa, la oración. Al reproducirlos porun pronombre se ve el carácter complementario de los cristianos, los niñosy el estudiante en los ejemplos anteriores. Este complemento es precisa-mente acusativo, puesto que le, les, es a menudo, en español moderno, acu-sativo de persona (véase capítulo XVII). En el femenino el acusativo esla, las: Se obsequió a las señoras (se las obsequió); y no podríamos decirse obsequiaron lal leñoral sin que la frase tomara sentido reflexivo.

A medida que se fue consolidando el empleo de la preposición a conacusativo de persona (hacia el siglo xv), y consiguientemente los primi-tivos dativos le, les, se habilitaron también para reproducir acusativosmasculinos de persona, las oraciones impersonales con le fueroncada día más usuales. Su esquema sintáctico se propaga después a lasimpersonales de cosa, y he aquí explicada la vacilación moderna sealquilan carrua;es y se alquila carrua;el.

El reflexivo latino se ha pasado, según esto, por las siguientes fases:reflexivo acusativo> reflexivo dativo> dativo ético> signo de participa-ción en la'acción > signo de pasiva> signo de pasiva impersonal > signode impersonal activa. Todos estos valores están vivos en la lengua moder-na. De su interferencia recíproca, unida a la de otros factores lingüísticosque ahí hemos resumido, han nacido los usos diversos que hemos estudia-do en el capítulo presente.

Con los verbos reflexivos no puede repetirse el se. No podemos decir:Se le arrepiente de sus errores; Se se atrevJa a todo. En este caso la imperso-nalidad se expresa con el indefinido uno, por ejemplo: Uno se arrepientede sus errorel; Se atrevJa uno a todo (v. capítulo V).

9

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CAPíTULO X

MODOS DEL VERBO

106. Decíamos en el § 32 que en toda oraci6n podemos distinguirentre el contenido de la representaci6n y la actitud del hablante ante dichocontenido: qu¿ se dice y c6mo se dice. Entre los medios gramaticales quedenotan la actitud del que habla, se encuentran las formas de la conjuga-ci6n conocidas con el nombre tradicional de modos. Con los modos expre-samos nuestro punto de vista subjetivo ante la acci6n verbal que enuncia-mos. Podemos pensar el verbo como una acción o fen6meno que tienelugar efectivamente; nuestro juicio versa entonces sobre algo que consi-deramos real, con existencia objetiva. Podemos pensar también que el con-cepto verbal que proferimos simplemente un acto mental nuestro, alcual no atribuimos existencia fuera de nuestro pensamiento. Cuando deci-mos el libro está sobre la mesa, sabía que me habías escrito, mañana no iréa verte, afirmamos o negamos hechos pensando que se producen, se hanproducido o se producirán en la realidad; empleamos para enunciarlos elmodo indicativo. Si decimos temo que el libro est¿ sobre la mesa, no sa-bía que me hubieses escrito, es posible que mañana no vaya a verte, el estarel libro sobre la mesa es un temor mío, pero no lo pienso como algoreal; el hecho de· haberme escrito tú es cosa que yo no conocía, no teníarealidad para mí; el no ir a verte mañana está pensado como una meraposibilidad, a la cual no atribuyo efectividad. Todos estos hechos estánenunciados en modo subjuntIvo.

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132 PARTE I1, CAP. X § 101

En los ejemplos anteriores ha podido observarse que los verbos quese hallan en subjuntivo están subordinados a otros que dan la accióncomo temida, ignorada o posible, respectivamente. Los verbos temer, nosaber y ser posible envuelven al juicio en la irrealidad que ellos expre-san, y por ello el verbo subordinado está en subjuntivo. De aquí el nom-bre de sub;untivo (sub;ungere), ya que su uso está supeditado a la sig-nificación del verbo de que depende. Si digo: sé que ha venido, usamosel indicativo en el verbo dependiente, porque el verbo principal saberno expresa irrealidad; pero al decir: deseo que haya venido, empleamosel subjuntivo, porque el juicio no versa sobre el hecho pensado como real,sino sobre un deseo que se halla en mí, el cual puede tener o no tenerefectividad fuera de mi pensamiento. El subjuntivo, según esto, dependede otro verbo que exprese algún matiz de irrealidad; es esencialmentesubordinado.

A veces, sin embargo, encontramos el subjuntivo en oraciones inde-pendientes, por ejemplo: ¡o;alá llueva!; ¡que pasel; quizás no volvamosa verle. En las dos primeras oraciones se expresa un deseo, aunque nolleven verbo que lo signifique. En la tercera, el adverbio de duda (quizás)matiza el juicio de irrealidad suficiente para que el verbo esté en sub-juntivo. Se trata de subordinaciones mentales que envuelven psíquica-mente al juicio que se enuncia, aunque gramaticalmente no dependade un verbo principal.

101. Para explicar la diferencia entre el indicativo y el subjun-tivo, algunos gramáticos, entre ellos LENz, recuerdan la distinción lógicaentre juicios asertorios, que afirman o niegan una realidad, ;uicios pro.blemáticos, que expresan posibilidad, y juicios apodícticos, o lógica-mente necesarios. Los primeros se expresan en modo indicativo. Losproblemáticos y apodícticos, en subjuntivo. La diferencia es exacta, perohay que aclararla en el sentido de que no se refiere estrictamente al ca-rácter lógico del juicio, sino a la actitud psíquica que adoptamos anteél. Cuando decimos, por ejemplo, el todo es mayor"que cada una de suspartes, formulamos un juicio apodíctico, puesto que el predicado se de-riva necesariamente del concepto o definición del sujeto. Al formularloen la oración subordinada pondremos el verbo en subjuntivo: Es nece-

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§ 108 MODOS DEL VERBO 133

sario el todo mayor cada una sus Pero esta nece-sidad lógica pasa a ser exclusivamente subjetiva si decimos: Es

nos otra oigas. Se trata, por consi-guiente, de la calidad psicológica del juicio y no de su contenido lógico.Por lo tanto, los juicios psicológicamente asertorios, problemáticos oapodícticos son los que interesan para la Lingüística. Se han producidoademás analogías que, en ciertos casos que estudiaremos, han ensanchadoo restringido el campo del subjuntivo más allá o más acá de los límites queseñala la clasificación lógica, y aun psicológica, de los juicios. En el usomoderno del subjuntivo español intervienen factores psicológicos, histó-ricos y estilísticos que vamos a tratar de valorar, no con el fin imposiblede dar a los extranjeros una fórmula sencilla que prevea siempre el modoque tienen que usar, sino con el de hallar un criterio de interpretación su-ficientemente claro para todos los casos que encuentren en la conversacióny en los textos.

108. Subjuntivo potencial y subjuntivo optativo. La Gramáticatradicional, latina y española, resumía el empleo del subjuntivo en unaregla breve que puede sernos útil como punto de partida: Usamos el sub-juntivo en la oración subordinada siempre que el verbo principal expreseuna acción dudosa, posible, necesaria o deseada. Los pocos casos de sub-juntivos en oraciones independientes se hacían depender mentalmente deun verbo principal tácito. Ejemplos:

Dudaba sinuras sus palabras (duda).no nos veamos más (posibilidad).

Nunca ha sido tan que le ayudemos (necesidad).Le hablan mandado que no dí;ese nada de lo ocurrido (deseo).IViva Españal (oración independiente de deseo).Tal vez no nos escriba (oración independiente de duda).

La lengua daba expresión a estas oraciones en dos modos dife-rentes: el subjuntivo para las acciones pensadas como dudosas o posibles(juicios problemáticos de la Lógica) y el optativo para las necesarias y de-seadas (juicios apodícticos). Como el latín carecía de modo optativo, fun·dió en las formas del subjuntivo todos estos valores expresivos; pero en el

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134 PARTE n, CAP. X § 109

mecanismo de las oraciones subordinadas latinas, el sentido del optativoario se hacía patente, aunque no tuviese formas distintas de las del sub-juntivo. Por esto es frecuente en las Gramáticas latinas distinguir entreel subjuntivo llamado común o dubitativo y el subjuntivo optativo.

Nosotros clasificaremos el subjuntivo español en potencial y optativo.El primero comprende las acciones pensadas como dudosas o posibles;el segundo las necesarias o deseadas. Adoptamos el nombre de subjuntivopotencial porque corresponde al juicio problemático, tanto si se trata dela posibilidad objetiva, como de la actitud del sujeto (duda) ante estaposibilidad. La denominación de subjuntivo optativo no necesita justifica-ción, puesto que ha sido ya empleada por algunos gramáticos. Estadiferenciación coincide enteramente con la clásica tradicional. Tiene paranosotros carácter didáctico, porque en la realidad los límites se confun-den, como luego veremos. Para facilitar la exposición distribuiremos elempleo del subjuntivo en los apartados siguientes:

Subjuntivo

potencial

optativo

I. en oracionessubordinadas

II. en oracionesindependientes

III. en oracionessubordinadas

IV. en oracionesindependientes

a) verbos de duda odesconocimiento.

b) verbos de temor y.,emoclon.e) verbos de posibi-

lidad.

{

d) verbos de necesidadsubjetiva.

e) verbos de necesidadobjetiva.

I. - SUBJUNTIVO POTENCIAL EN ORACIONES SUBORDINADAS

109. a) Verbos de duda o desconocimiento. El que duda o des-conoce tiene consciencia de la irrealidad objetiva del juicio que formula.

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§ 109 Monos DEL VERBO .135

Por esto la oración subordinada a esta clase de verbos exige en general elmodo subjuntivo: Dudabas a no sabías que('¡era casa. Pero como no nos hallamos en el terreno lógico sino en elpsicológico, es menester fijarse en los matices que nuestra incertidum-bre puede tener. Dudamos muchas veces levemente, inclinándonos a laafirmación o a la negación, y en estos casos el empleo posible del sub-juntivo o del indicativo aumenta o atenúa respectivamente el carácterdubitativo. Si comparamos dos oraciones gramaticalmente correctas, comosospecho /la pasado por aquÍ, y sospecho que haya pasado por aqul,observaremos que con la primera significamos una inclinación a creer<Iue efectivamente ha pasado, mientras que con la segunda acentuamosnuestra incertidumbre.

Entre la afirmación y la negación, pasando por la duda absoluta,hay una gradación indefinible, de la cual es signo lingüístico, para elque habla y para el que escucha, el modo que en cada caso se prefiera.Podemos representar algunos momentos de esta gradación de la siguientemanera:

- negación débil- duda - duda e ignorancia -duda atenuada - afirmación débil- afirmación.

La negación y la afirmación (certidumbre) exigen el verbo subordina-do en indicativo. La duda y la ignorancia (incertidumbre), en subjuntivo.Las zonas intermedias se expresan en indicativo o en subjuntivo, según elmatiz predominante. Ejemplo:

Sé que no vuelve ..

Creo que no vuelve (vuelva) .No creo que vuelva (vuelve) ..No sé que vuelva .

Ignoro que vuelva ..Dudo que vuelva .

Sospecho que vuelva (vuelve) .Presumo que vuelve (vuelva) ..

1}}

negación (certidumbre).

negación débil, duda atenuada.

ignorancia, duda.

afirmación débil, duda atenuada.

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136 PARTE n, CAP. X 9 110

Sé que vuelve ..Afirmo que vuelve . } afirmación (certidumbre).

En las oraciones de relativo se pone el verbo en indicativo cuandoel antecedente es conocido; si es desconocido o dudoso, el verbo va en sub-juntivo, p. ej.: Haré lo que usted manda, significa que el mandato es co-nacido; Haré lo que usted mande, quiere decir que cumpliré la parteconocida y la desconocida de su mandato. En el segundo caso la acciónde mandar es futura, y el futuro es siempre más dudoso que el presentey el pasado. No sé en qué haya consistido mi fracaso frente a No sé enqué ha consistido, acentúa la incertidumbre del juicio. La afirmaciónHay alguien que se atreve a saltar exige indicativo; si decimos Hay al-guien que se atreva a saltar insinuamos una leve duda, la cual pasará aser más completa si se trata de una pregunta: ¿Hay alguien que seatreva a saltar?

Con la fórmula que yo sepa damos carácter dubitativo a una nega-ción, o atenuamos nuestra responsabilidad al enunciarla: Del libro sehicieron sólo tres ediciones, que yo sepa; Que yo sepa, el muchacho noha vuelto a casa todavía. Análogamente se formaron otras expresionessemejantes, como que yo recuerde, que yo conozca, que yo haya visto.

Contribuyen a reforzar o a debilitar el carácter dubitativo del juicio,no sólo el significado del verbo dominante, sino también la entonación,el tiempo de los verbos subordinante y subordinado, y el mayor o menorconocimiento del antecedente. Como se ve, los modos reflejan las másleves oscilaciones de la duda y constituyen, por lo tanto, un medio de ex-presión extremadamente sensible.

110. b) Verbos de temor y emoción. Usamos la palabra emo-ción en su sentido rigurosamente psicológico de complejo afectivo. Pue-den presentarse dos casos:

1.° Se expresa el temor o la emoción sin afirmar la realidad delhecho, p. ej.: Tengo miedo de que lleguen tarde; temo que me hayanvisto; temí que hubieran entrado ladrones en casa. Sin embargo, las ac-ciones futuras dependientes de verbos de temor pueden expresarse en in-

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§ 110 MODOS DEL VERBO ,137

dicativo: Temo que llegará, que ha de llegar; temí, he temido que lle·garía (ACAD. Gram., 392 y sigs) 1

Los verbos de emoción en futuro no afirman la realidad del hecho:Sentiré que no hayan trabajado bastante; Le pesaría que no fuésemos aesperarlo. Concurren aquí para determinar el subjuntivo, el contenidoemocional del juicio y el carácter inseguro o dudoso de la acción.

2.° Se expresa emoción ante un hecho que se afirma, por ejemplo:Siento que estés descontento,' me duele que sea tan malo; me alegró quese confirmara esta noticia; le daba vergüenza que la hubiesen visto conun vestido tan pasado de moda. Se hallan en este caso todos los verbosde emoción en presente y pretérito. Aquí no hay inseguridad del hecho,y por consiguiente el subjuntivo está determinado únicamente por la afec-tividad que expresa el verbo dominante.

Sentir emoción ante una acción verbal que se enuncia como efectiva,no implica su irrealidad, y por consiguiente cabe preguntar por qué estosjuicios reales se expresan en subjuntivo y no en indicativo. Hay que consi·derar aquí dos aspectos de este fenómno gramatical: En primer lugar, losverbos de temor en todos los tiempos, y los de emoción en futuro, no afir·man la realidad del hecho, como ya hemos visto; tienen por ello carácterdubitativo, que por sí solo basta para que el verbo subordinado vaya ensubjuntivo. Por analogía se propaga el subjuntivo a los tiempos presentesy pasados de cualquier verbo de significación emotiva. Por otra parte, laemoción es un estado subjetivo que envuelve con su afectividad toda la ex-presión; tiene realidad interna, pero no fuera de nosotros. Esta subjeti.vidad total en que se halla sumergida la oración subordinada da al jui-cio expresado por ésta una apariencia de irrealidad objetiva, que facilitala propagación analógica del subjuntivo.

I No son imposibles en el habla moderna las expresiones de temor queUD iI:<licativo en presente o en pretérito: ya que habían llegaJo. Heaqul algunas citas clásicas: si por ddlos mi triste (LAZARI-LLO, 11); Y quim parte tan prindpal bien podrá yerra todas lasdemás de la historia' (CERVASTES, Qui;., n, SS). Con todo, esta práctica es muyTodo hace pensar que cuando y sus sinónimos llevan subordinado un indicativo que nosea futuro, se altera 13 significación del verbo regente, que pasa a ser parecida a

pens¿. etc. El verbo de temor denota entonces sospecha vehemente y se convicrte en unverbo de creencia más o menos atenuada o dubitativa. Lo que decimos de puede exten.derse a recdar, sospechar, miedo. ete.

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138 PARTE 11, CAP. X § 112

Conviene añadir que toda expresión de sentimiento envuelve porlo general algún matiz de deseo o repugnancia, atracción o repulsión.Esto significa que no puede trazarse línea divisoria entre el subjuntivopotencial regido por verbos de emoción y el optativo dependiente de ver·bos de deseo (§ 113). Las Gramáticas vacilan entre uno y otro grupo,porque las clasificaciones son más o menos artificiales, y sólo son válidasen los casos extremos.

111. c) Verbos de posibilidad. El juicio considerado como me·ramente posible es uno de los casos más claros de irrealidad. Por esto los\lerbos y sus contrarios nollevan en subjuntivo el verbo subordinado, por ejemplo: podría quenos viésemos; imposible que nos hayan visto. La frase impersonalpresente puede ser que se abrevia comúnmente en la conversación enpuede que, por ejemplo: puede no vuelva; que no U hayanconocido. El verbo poder seguido del infinitivo de verbos con significadosemejante a ser, como aconUcer, ocurrir y suceder, forma frases verbalesque rigen subjuntivo en el verbo subordinado, p. ej.: Pudo ocurrir quese produjese un más grave; Puede suceder que resfríe; Bienpodría aconUcer que la estallado antes la conferencia.

La expresión de la probabilidad, que es lógicamente un caso de laposibilidad, exige también subjuntivo en la oración subordinada, p. ej.:era probable que con retraso; es improbable que el

había pocas de que éxito aqud negocio.Notemos que todas estas expresiones de posibilidad o probabilidad

son unipersonales, como las de los verbos que denotan necesidad objetiva(§ 114). Pero se diferencian en que la afirmación de lo posible pertenece alsubjuntivo potencial, y la de lo necesario entra de lleno en el subjuntivooptativo: juicio problemático y juicio apodíctico, respectivamente.

11. - SUBJUNTIVO POTENCIAL EN ORACIONES INDEPENDIENTES

112. Cuando en una oración independiente figura algún adver·bio de duda, el verbo suele estar en modo subjuntivo: quizás tlayamosjuntos; acaso estuvieseis mejor allí; tal vez te hubieras ahorrado

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§ 113 MODOS DEL VERBO 139

disgustos. Se trata de oraciones dubitativas y, de igual manera que en lassubordinadas que hemos estudiado, el verbo puede hallarse en indica-tivo cuando la duda se inclina a la afirmación o a la negación. Entre lasoraciones independientes: tal vez lo conoces y tal vez lo conozcas, nota-mos en seguida que la duda está más próxima a la certidumbre en laprimera y más acentuada en la segunda. Compárense: quizás iremos;untos y quizás vayamos ;untos; acaso fue me;or y acaso fuese me;or(v. 35 c).

Sin adverbios de duda aparece en numerosas fórmulas de significa-do concesivo, p. ej.: Sea como sea; venga lo que venga, sea como fuere.A menudo el juicio toma forma alternativa: sea cierto o no; d;;era o nodi;era la tlerdad; te gustase o no te gustase; quieras que no quieras. Aun-que no se trata de oraciones propiamente independientes, el subjuntivono está regido en ellas por otro verbo o expresión del período en que sehallan.

III. - SUBJUNTIVO OPTATIVO EN ORACIONES SUBORDINADAS

113. d) Verbos de necesidad subjetiva. Es natural que no pue-da trazarse una separación definida entre la necesidad psicológicamentesentida y la que nos viene impuesta desde fuera de nosotros. Si digo, porejemplo, es necesario que yo me entere pronto de lo ocurrido, lo mismopuedo referirme a una necesidad interior motivada por mi deseo o mi vo-luntad, que a la obligación que tengo de enterarme. En uno y otro casose trata de un juicio psíquicamente apodíctico.

Consideramos de necesidad subjetiva los verbos llamados de voluntad(mandato, ruego, permiso, consejo, deseo, encargo) y sus contrarios o denoluntad (prohibición, oposición, etc.). Todos ellos exigen sin excepciónel verbo subordinado en subjuntivo: Nos rogaron que volviésemos; Acon-se;¿ que callaran; Le han mandado que comparezca; Me opondr¿ a quehables.

En toda expresión de voluntad late siempre un sentimiento de deseoo ¡ndeseo. Hay también numerosos actos que, sin ser propiamente de vo-luntad, contienen latente o patente un sentimiento de deseo o indeseo.Por esto se construyen generalmente con subjuntivo subordinado los ver·

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140 PARTE n. CAP. X § 113

bos obtener, alcanzar, lograr, conseguir, esperar, desesperar, confiar, ape-tecer, aprobar, desaprobar, etc., p. ej.: Conseguí que me escuchasen; Tupadre no aprobará que hayas dado ese paso. En algunos de estos verbosel empleo del subjuntivo depende de la mayor o menor intensidad conque el sentimiento de deseo aparezca ante la conciencia del que habla,y da lugar a finos matices semánticos que s610 puede definir el contexto.

Compárense, por ejemplo, las siguientes oraciones:

Espero que volverán mañana.Espero que vuelvan mañana.

En la primera se aguarda simplemente la llegada (inglés to wait).En la segunda toma más relieve el sentimiento de esperanza (inglés 10hope). Puede haber también una mayor seguridad en espero que volve-rán, y mayor incertidumbre en espero que vuelvan. En este cac;n el matizes dubitativo.

Análogas diferencias percibimos entre:

Confío en que se ha remelto bien mi pleito.Confío en que se haya resuelto bien mi pleito.

Con el verbo en indicativo mi confianza está en la resoluci6n favora-ble del pleito; en subjuntivo, la confianza envuelve a la vez al hecho dehaberse resuelto y a que la resoluci6n sea favorable. Resulta claro tambiénel carácter más dubitativo de la segunda oraci6n.

Aparece en estos verbos una combinaci6n de tres factores que deter-minan o pueden determinar el subjuntivo: 1.° El carácter más o menosdubitativo de la expresi6n (subjuntivo potencial); 2.° La posici6n emotivadel sujeto (subjuntivo potencial); y 3.° La intensidad mayor o menor deldeseo (subjuntivo optativo). Los matices escapan a toda regulaci6n grama-tical, y s610 pueden ser valorados estilísticamente.

Las oraciones finales encierran siempre voluntad o deseo de que serealice el acto que expresa el verbo subordinado. Por esta causa va en sub-juntivo el verbo precedido por las conjunciones finales a que, para que,a fin de que, p. ej.: Vengo a que me paguen; te lo repito para que te en·teres bien,' Salieron pronto a fin de que no los encontrasen. Algunas vecesla conjunci6n porque es final y no causal: Porque veas, Sancho, el bien

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§ 115 MODOS DEL VERBO 141

que en sí encierra la andante caballería, quiero ... (Qui;ote); pero este usoes muy raro en la lengua moderna.

Cuando el verbo principal y el subordinado tienen el mismo sujeto,el subjuntivo se sustituye por el infinitivo: Vengo a verte,' Hablo paraenteraros.

114. e) Verbos de necesidad· objetiva. Cuando decimos es ne-cesario que todo efecto tenga una causa, hablamos de una necesidad ab-soluta, independiente de nuestra experiencia. Es el juicio l6gicamenteapodíctico. De aquí pasamos a la necesidad relativa o hist6rica: Era ne-cesario que en estas condiciones e/Imperio Romano decayese. Si decimoses preciso que traba;es, es indispensable que hablemos, la necesidad se re·fiere a uno de los interlocutores o a ambos a la vez. En es necesario que meescuches hemos llegado ya a la necesidad subjetiva, que puede abando-nar ya la impersonalidad de la 3: persona, y equivale a necesito que meescuches. Con ello hemos pasado de la necesidad objetiva a la subjetiva.

Los verbos y expresiones unipersonales como convenir (ser conve·niente), importar (ser importante), ser útil, ser bueno, ser malo, estarbien, estar mal, etc., llevan en subjuntivo el verbo subordinado: conveníaque lloviese; Está mal que te enfades; Será bueno que hablemos. Cuandoqueremos hacer resaltar el carácter subjetivo de la necesidad, añadimos unpronombre personal al verbo principal: Me importaba que hablase el pre-sidente; Os sería útil que volviese; Les conviene que no digáis nada.

IV. - SUBJUNTIVO OPTATIVO EN ORACIONES INDEPENDIENTES

115. En oraciones independientes que expresan deseo, el verbo vaen subjuntivo, p. ej.: Ojalá vuelva pronto; ¡Viva el Presidente!; Duraseen tu reposo (Fr. L. de LE6N); ¡Quién supiera escribir! (CAMPOAMOR).Es la f6rmula general para bendecir y maldecir: Dios le asista; En gloriaesté; Maldita sea, etc. Su carácter desiderativo está sobradamente claropara que no necesiten estas oraciones de un verbo principal que loexprese. A veces, sin embargo, adoptan la forma de la subordinaci6npor medio de la conjunci6n que. Ejemplos: que se alivie; que se di-viertan; ¡que entre!,' ¡que pase!; ¡que se repita!; ¡que hablen! Tales ex-presiones tienen a veces significaci6n imperativa (v. 40 y 41).

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142 PARTE n, CAP. X § 116

116. Imperativo. En realidad este modo es una intensificacióndel subjuntivo optativo 2. Pertenece, como las interjecciones y los voca-tivos, a lo que hoy se llama función apelativa del lenguaje. En castellanono tiene más formas propias que las segundas personas: ¡Entra! ¡Entrad!Las demás personas coinciden con las del subjuntivo, de las cuales no sedistinguen más que por la entonación y por su uso no subordinado a otroverbo. Cuando lleva pronombres átonos, la lengua moderna exige quesean enclíticos con el imperativo y proclíticos con el subjuntivo, p. ej.:

Ud. frente a que se entere Ud. Escríbanmesus frente a Ordeno que me escriban sus impresiones. Fuerade estas diferencias, las terceras personas son iguales para imperativo ysubjuntivo.

En las oraciones negativas el imperativo se sustituye por el subjun-tivo. Compárense Habla, no hables; mirad, nunca miréis; entra, no' entresjamás.

El habla vulgar andaluza tiende a eliminar el pronombre vosotrosy a sustituirlo por ustedes, como plural único de tú (¿Sabéis ustedes quiénha venido? j. El empleo de como plural de tú se ha extendido porvarios países de América y ha penetrado más o menos en el habla culta.Vna persona se dirige a niños, a quienes individualmente tutea, les da enplural el tratamiento de y les dice en imperativo: siéntense, váyan.se, en lugar de idos. El uso de vosotros y el de la segunda personadel plural del imperativo (entrad, decid j, se sienten en tales países comoenfáticos, adecuados para discursos solemnes, pero impropios de la con-versación corriente. La escuela y la lengua escrita procuran luchar, entodas partes, contra ese empobrecimiento evidente de la expresión. Loregistramos aquí para hacer ver hasta qué punto el imperativo tiendea limitar sus formas propias y a sustituirlas por las del subjuntivo.

Tanto en España como en América se ha extendido bastante en lalengua hablada el empleo del infinitivo por la segunda persona del pluraldel imperativo: ¡Sentaros! ¡Venir acá! (v. § 41). Este uso no ha alean·

2 El ¡atín conocía el uso de las formas del subjuntivo optativo para suavizar el imperativo.Los romances continuaron m's o menos esta práctica. Aparecen ejemplos 'de ella en teXtOSmedievales castellanos: upades. por sabed; digades, por decid; oyas, por oye CM. Pidal.Cid. 111 li 156¡ Cuervo, nota 96 a la Gram. lIe Bello)¡ pero son muy raros en la cUsicay desaparecen del todo en los textos mocIernos.

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§ 116 MODOS DEL VERBO 143

zado, sin embargo, consideraci6n literaria, aunque a veces aparezca enalgunos textos antiguos y modernos como reproducci6n directa del diá·logo: Vaya, no pelearse, que hay para todos (S. y J. ALVAREZ QUINTERO}Mañana de so/); No ... formal, alcanzarme un peso que vi hacer unaprueba (R. GÜIRALDES, Don Segundo Sombra). Acompañado de la prepo.sici6n a} el infinitivo reemplaza muy expresivamente al imperativo yrefuerza el sentido de mandato: lA lA dormir/ 3.

A partir de su edici6n de 1917, la Gramática de la ACADEMIA con·sidera como pertenecientes al modo potencial las formas en -ría simpley compuesta, aunque BELLO y LENZ demostraron que cantaría y habríacantado son tiempos del indicativo. Trataremos otra vez de esta cuesti6nen el capítíulo XII. Baste decir por ahora que nos parece inaceptable .Iaexistencia del modo potencial.

3 Cuervo (nota 70 a la G'lIm. de Bello) cila ejemplos medievales y clásicos dc Infinitivoscon lignificado imperativo o exhortativo (v. § 4').

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CAPITULO Xl

TEORJA GENERAL DE LOS TIEMPOS

117. Nomenclatura. Como quiera que los estudios gramaticalesse formaron según el modelo de la Gramática latina, la nomenclaturade los tiempos de la conjugación española fue durante mucho tiempouna simple adaptación destinada a traducir las formas verbales de lalengua madre. La ACADEMIA ESPAÑOLA mantuvo esta nomenclaturanacida en el Renacimiento, hasta el año 1917, en el que reformó pro-fundamente éste y otros capítulos de su gramática tradicional. ANDRÉSBELLO había demostrado que las necesidades expresivas de nuestro idiomano se ajustaban a los patrones latinos, e ideó una nomenclatura que hizoavanzar notablemente los estudios gramaticales, no tanto por la novedad yacierto de los nombres aplicados a los distintos tiempos, como por lapenetración con que describía muchos aspectos de nuestra conjugaciónque hasta entonces habían pasado inadvertidos. La influencia de BELLOha sido muy importante en el terreno científico; pero en la enseñanza ele-mental, su nomenclatura de los tiempos ha tenido una difusión muy des-igual en los distintos países de lengua española. Cuando la ACADEMIA sedecidió a renovar su Gramática, incorporó a ella buena parte de la doc-trina de BELLO, pero no estuvo muy acertada, como veremos luego, en lanomenclatura de"los tiempos, sobre todo en la creación poco meditadadel modo Con todo, las nuevas denominaciones académicas delos tiempos se han abierto paso, y se difunden en la enseñanza españolay en la de buena parte de los países hispanoamericanos.

10

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146 PARTE U, CAP. Xl § 111

Creemos, por nuestra parte, que una simple cuesti6n de nombres notiene gran importancia en sí misma, porque no puede haber ningún nomobre que exprese todos los matices de significaci6n de una forma verbal,de no hacerlo extremadamente largo y por lo tanto prácticamente inser-vible. Por esto nos parece que lo más acertado para los profesores de ense-ñanza elemental y media es atenerse a la nomenclatura más general, afin de no contribuir a crear un embrollo inútil. En lo que se refiere a laenseñanza superior, preocupada esencialmente del contenido científico,no hay riesgo en ensayar nuevas denominaciones que miren desde pun-tos de vista diferentes el contenido expresivo de las formas de una conju-gaci6n tan rica en matices como la española. Los pocos nombres relativa-mente nuevos de que nos servimos en estos capítulos, no tienen más al-cance que el de contribuir a llamar la atenci6n del lector hacia los carac-teres más salientes de la significaci6n y uso de los tiempos en españolmoderno:

INDICATIVO

Presente .P ,.. fretento tmper ecto .Pretérito perfecto absoluto .Pretérito perfecto actual .Pluscuamperfecto .Antepretérito .Futuro absoluto .Antefuturo .Futuro hipotético .Antefu/uro hipotético .

IMPERATIVO

amoamabaaméhe amadohabía amadohube amadoamaréhabré amadoamaríahabría amado

Presente ama

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§ 118 TEORíA GENERAL DE LOS TIEMPOS

SUBJUNTIVO

147

amePretérito imperfecto amara, amasePretérito haya amado

hubiera, hubiese amadoFuturo hipotético amareAntefuturo hipotético hubiere amado

118. Aspecto de la acción verbal. Hay actos que, bien sea porsu propia naturaleza, bien por la manera con que nuestro interés lospresenta a la conciencia, aparecen como momentáneos (saltar, chocar,llamar a una otros son reiterados o compuestos de una seriede actos más o menos iguales y repetidos (golpear, picotear, hojear unlibro); otros interesan principalmente en su continuidad, en su trans-curso, sin que nos fijemos en su iniciación o en su final, son imperfec-tivos o durativos (saber, vivir, querer); en otros resaltan sus límitestemporales: su comienzo en los incoativos (enrojecer, alborear); o biensu final, o ambos a la vez, es decir, el momento en que la acción llegaa ser completa, acabada, perfecta, y por eso se llaman perfectivos (nacer,morir, comenzar, afirmar). Estas maneras distintas de mirar la acciónexpresada por un verbo, según predomine en ellas la momentaneidad, lareiteración, la duración, el comienzo o la perfección, se llaman aspec-tOI de la acción verbal. Dependen, según hemos dicho, de la significa-ción del verbo en sí misma, como en los ejemplos que acabamos decitar. Dependen también del interés del que habla en fijar la atenciónhacia un aspecto determinado con olvido de otros, según las circuns-tancias; por ejemplo, en he firmado la carta se destacan los aspectosperfectivo y momentáneo, mientras que en he firmado de 11 a '12predomina el aspecto reiterativo; cantar puede tener los aspectos im·perfectivo o reiterativo en un cantante profesional, pero cantar una coplaes una acción perfectiva.

Cabe distinguir en cada caso si el aspecto de la acción verbal pro-cede del significado del verbo o está conseguido por medios gramatica-les. Por ejemplo, florecer (comenzar a echar flores) es incoativo por su

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148 PARTE 11, CAP. XI § 119

significación, en tanto que (comenzar a sentir enojo) tomaaspecto incoativo, que no tiene el verbo por la añadidura delpronombre; lo mismo ocurre entre (incoativo) y dormir (dura-tivo). Para aclarar esta diferencia, A. Alonso y P. Henríquez Ureña adop-tan en su Gramática la terminología de algunos autores alema-nes, y llaman modo la acción al que procede del contenido semánticodel verbo, reservando el nombre de aspecto al que proviene del empleo deun medio gramatical. La diferencia es útil, pero tiene el inconvenientede que la homonimia entre este modo de la acción y el modo del verbopuede crear confusiones. Acaso bastaría decir sencillamente, como hace-mos a menudo en este libro, que en el primer caso el verbo tiene signi-ficado incoativo, perfectivo, iterativo, etc., y que, en el segundo, deter-minados signos gramaticales le dan aspecto incoativo, perfectivo, itera-tivo, etc., que no es inherente a su significación léxica.

Las perífrasis verbales que estudiamos en el capítulo VIII denotanaspectos de la acción (progresivo, durativo, perfectivo, etc.), con mediosgramaticales aplicables a cualquier verbo, p. ej., ir saliendo,

diciendo, etc. En cambio, el aspecto perfectivo de acabaryel reiterativo de menudear no dependen de la construcción en que sehallen, sino del significado de cada uno.

119. Aspectos perfectivo e imperfectivo. Entre los varios aspec-tos de la acción verbal, los que mayor importancia tienen en la conjuga-ción española son el perfectivo y el imperfectivo, llamados por BELLO

y En el capítulo IV (§ 45) hemos hablado de las di·ferencias entre los verbos perfectivos e imperfectivos en lo que atañe ala significación misma del verbo; lo que allí quedó dicho nos ahorrainsistir sobre el particular. Pero en el carácter perfectivo o imperfectivode una acción concreta, influye tanto el tiempo en que se halla el verbocomo su significado. Por esto se distinguen en Gramática los tiemposimperfectos de los tiempos perfectos.

En los tiempos imperfectos, la atención del que habla se fija en eltranscurso o continuidad de la acción, sin que le interesen el comienzo

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§ 119 TEORfA GENERAL DE LOS TIEl\fPOS 149

o el fin de la misma. En los perfectos resalta la delimitación temporal.Comía es una acción imperfecta; comido es un acto acabado, per-fecto. Nótese que tiene en Gramática el riguroso sentido eti·mológico de «completo» o «acabado».

Son imperfectos todos los tiempos simples de la conjugación espa-ñola, con excepción del pretérito absoluto (canto, cantaba, cantaré, can-taría, cantara o Son perfectos el pretérito ab-soluto (canté) y todos los tiempos compuestos; el participio, que vaunido al verbo auxiliar, comunica a estos últimos su aspecto perfectivo.

La Gramática de la ACADEMIA se confunde al incluir entre los tiem·pos imperfectos el pretérito absoluto canté, aunque en una nota (§ 288)hace visible su vacilación diciendo que «este tiempo, como indefinidoque es, no define la cualidad de la acción, o mejor, la expresa como aca-bada y como no acabada». Mas adelante (§ 294) insiste en que no indica«si la acción está o no terminada», y añade que «como tiempo relativoexpresa unas veces el hecho o acción como incipientes, y otras comoterminados, según la significación del verbo. Así, cuando digo: Id tucarta y en la expreso que la recomendaciónfue hecha después de terminar la lectura de la carta; al paso que cuandodigo vio a su hijo y se echó sobre él, indico que el acto de echarse severificó al mismoo tiempo que el acto de ver, en aquel mismo momento,sin esperar a ver del todo». Hemos citado literalmente y con alguna ex-tensión el texto académico, para hacer ver que en él se confunde la per-fección de un acto con su terminación en el tiempo. La acción incipientepuede ser tan perfecta como la terminada. Si digo conocí que me engaña.ha quiero significar que mi conocimiento llegó a ser completo, acabado,perfecto, lo cual no es obstáculo para que el conocimiento del engaño con·tinuara después y siga continuando ahora mismo, puesto que el verboconocer es imperfectivo. Lo mismo ocurre en tlio a su hijo ysobre él, donde la acción de ver llega a ser completa o perfecta, sin queesto signifique que terminase en el tiempo, ya que es de suponer que si-guió viendo a su hijo después de echarse sobre él.

Con verbos perfectivos, el pretérito absoluto indica la anterioridadde toda acción (leí tu carta, disparé, firmé); con verbos imperfectivos

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150 PARTE II, CAP. XI § 120

expresa la anterioridad de la perfección (conod, vioJ, que no es lo mismoque la terminación en el tiempo. Es necesario, pues, adherirse a la opini6nde BELLO considerando esta forma verbal como perfecta. El ejemplo quetrae en su Gramática (§ 626) aclara por completo la cuestión: «Dijo Dios:sea la luz, y la luz fue», significa que la luz comenzó a tener existenciacompleta o perfecta, aunque la luz es y seguirá siendo; su existencia noha terminado.

Nos hemos detenido algo en la refutación de la ACADEMIA, no s610para establecer la verdadera cualidad o aspecto del pretérito absoluto,sino principalmente para aclarar ante el lector el concepto de perfecci6ngramatical, que puede coincidir o no con el término de la acci6n en eltiempo. Designaremos por lo tanto a canté con el nombre de preúritoperfecto absoluto.

Hay casos en que la significación de la acción expresada puedecoincidir con el carácter perfecto o imperfecto del tiempo que emplea-mos. En otros, por el contrario, la perfección o imperfección derivadadel significado del verbo puede entrar en conflicto con el aspecto deltiempo en que se enuncia. De ello resultan refuerzos o interferencias degran valor expresivo, los cuales serán estudiados cuando tratemos enparticular de cada uno de los tiempos.

120. La expresión del tiempo. Hasta ahora sólo hemos estudia·do en las formas verbales llamadas «tiempos» significaciones ajenas alas representaciones temporales. La intuición del tiempo se combinacon el aspecto de la acción verbal, y aun parece que en los orígenes dela conjugación indoeuropea la expresión del tiempo en que ocurre laacci6n ocupaba un lugar secundario. En latín y en las grandes lenguasmodernas de cultura, la situación relativa de la acción verbal, antes odespués de nuestro presente, o en coexistencia con el momento en quehablamos, ha adquirido importancia primordial que justifica el nombrede «tiempos» del verbo, sin que esto quiera decir que con sólo la intui·ción del tiempo se expliquen los usos de todas las formas verbales cono-cidas con esta denominación.

Podemos medir el tiempo desde nuestro presente, y entonces todaslas acciones verbales que nos representamos se hallan situadas mental·

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§ 120 TEORfA GENERAL DE LOS TIEMPOS 151

mente con anterioridad, con posterioridad o en coincidencia con el mo-mento en que hablamos: de aquí el pretérito, el futuro y el presente,como tiempos fundamentales. En este caso medimos directamente eltiempo, y atribuimos valor absoluto a la posición que ocupan los dife-rentes «tiempos» del verbo en nuestra representación. Se trata por 10tanto de tiempos absolutos o directamente medidos, y son en nuestralengua el presente (canto), el pretérito perfecto absoluto (canti), elpretérito perfecto actual cantado) y el futuro absoluto (cantaréJ,todos ellos de indicativo. Pronunciados aisladamente, sugieren en se·guida la situación temporal precisa de la acción que expresan. Tambiénel imperativo es absoluto, puesto que el mandato es presente y el cum·plimiento de 10 mandado es futuro.

Los restantes tiempos de la conjugación son relativos o indirecta-mente medidos, porque su situación en la línea de nuestras representa.ciones temporales necesita ser fijada por el contexto, y especialmente pormedio de otro verbo o de un adverbio con los cuales se relaciona. Si pro-nunciamos aisladamente cantaba, habri cantado o cantado,nuestro interlocutor nos preguntará ¿cuándo?, porque el tiempo queestas formas expresan no es absoluto, sino que necesita determinarse conotra expresión temporal desde la cual se mide. Si decimos cantaba,habré cantado cuando tú cantado si aplau.dido, adquieren fijeza temporal las formas que por sí solas no la tenían.Esto no quiere decir que los tiempos absolutos no puedan ser tambiénrelativamente medidos desde otro tiempo (escucho cuando tú cantas;en cuanto termin6 todos). En cambio los relativos sólopueden funcionar como tales. La medición indirecta de los tiempos, enrelación con adverbios u otros verbos, permite situar con admirableprecisión en nuestro tiempo mental todas nuestras representaciones pró-ximas o alejadas del momento presente.

El contexto y la situación del hablante desempeñan papel decisivoen la medición de los tiempos relativos, y por sí solos pueden suplira las conexiones estrictamente gramaticales. Si decimos, p. ej.,rlan muy satisfuhos, enunciamos una hipótesis o probabilidadque lo mismo puede referirse al porvenir que al pasado. El sentido

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152 PARTE lI. CAP. XI § 120

general de la conversaci6n hace innecesario fijar el valor temporal decon expresiones como si allí, aqud día, etc. Cuando al·

guien vuelve de un recado antes de lo que esperábamos, y nos dice: hablanla no hacen falta más explicaciones. Con frecuencia

encontramos tiempos relativos perfectamente claros, aunque aisladosde todo apoyo gramatical; y viceversa, tiempos que llamamos absolu-tos se nos presentan a veces trabados con firmeza por otras expresionestemporales. Todo ello significa que la divisi6n en tiempos absolutos yrelativos no debe entenderse con demasiado rigor, como si se tratarade una clasificaci6n en que los miembros clasificados se excluyen entresí. Es s610 una guía aproximada para determinar en cada caso el ca-rácter temporal de las formas verbales.

La escala de proximidad o lejanía es mucho más segura en nues-tras representaciones del pasado que en las del porvenir. Los recuerodos se suceden en nuestra memoria con escalonamiento preciso, en tan-to que las acciones venideras son siempre más o menos borrosas e in-ciertas. Por esto los pretéritos son en mayor número que los futuros.Por esto también, el carácter inseguro y problemático de los tiemposfuturos les hace confundirse a menudo con la irrealidad modal delsubjuntivo hasta el punto de crear dificultad en discernir lo modal delo temporal.

En las formas del subjuntivo llega a ser inadecuada la denomi-naci6n de porque el modo matiza de tal manera el conceptoverbal, que las relaciones temporales desempeñan muy poco papel;y así ocurre que una misma forma puede servir para expresar elpasado y el futuro, como tendremos ocasi6n de ver en el capítulo XIII.No es de extrañar, por consiguiente, que los tiempos del subjuntivosean todos relativos o indirectamente medidos.

Los tiempos no son, por lo tanto, valores fijos, sino modifica-ciones relativas del concepto verbal. Aun los que hemos llamado abso-lutos pueden desplazarse hacia el pasado o hacia el futuro, dentro delas conexiones temporales de la oraci6n en que figuran. Así, por ejem-plo, el pretérito ha abandonado se convierte en futuro en la oraci6n:Cuando d mundo ha abandonado, la

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§ 120 bis TEORfA GENERAL DE LOS TIEMPOS 153

condici6n de 101 hombres. Todos los tiempos son aquí futuros; haabandonado es un futuro.

En el siguiente cuadro indicamos los valores más frecuentes, perono invariables, de los distintos tiempos 1 :

Imperfecto....._--,

Abloluto Relativo

PRESENTE ...... leo .. ....... lea

Perfecto....._--......

Absoluto Relativo

...Timo o {:"iddo

{

leeríaFUTURO leeré .

leyere

había leídohube leídohaya leídohubiera ohubiese leído

{

habré leídohabría leídohubiere leído

120 bis. Posición del verbo auxiliar en los tiempos compuestos.El verbo auxiliar y el participio forman hoy una unidad tan estrecha,que hace a aquél equivalente a una desinencia prefija. Pero en el períodoarcaico se presentan vacilaciones indicadoras de que dicha unidad erapoco estrecha todavía. Una de ellas es la concordancia del participiocon el complemento, ya explicada en el § 99. Otra vacilación consistíaen la anteposición o posposición de los auxiliares haber y ler. Menén-dez Pidal (Cid, III, p. 412) dice que en el texto del Cantar rige la si-guiente regla general, aunque con excepciones: El participio precedecuando el tiempo compuesto comienza la frase: obrado el con oro(3091), robado han el campo (1736); el auxiliar precede cuando el tiem-po compuesto no encabeza la frase: con oro el obrada (3095), esto me

, Véase E. ALARCOS LLORACH, Sobre 111 estructura del lIerbo español de la Biblio-teca de Me"¿,,dez Pelayo. 1949, págs. 50.83), donde se esboza un interesante esquema denuestra conjugaci6n según los métodos de la Lingüística estructural. V. también la Gramátu'"estructurtJI del mismo autor. Madrid, cd. Grecios, 1951.

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154 PARTE II, CAl'. XI § 120 bis

han budto (9). En el siglo XIII predomina ya la anteposición del verboauxiliar en todos los casos. En el Siglo de Oro la anteposición del par-ticipio es excepcional (v. ejemplos en Cuervo, nota 107 a la Gram. deBello; Keniston, Synt., 452 y sigs.), Y hoy se consideraría incorrectatratándose del verbo haber. Para la construcción lddo que hubo lacarta, v. § 152.

Entre el auxiliar y el participio, la lengua antigua interpolaba fre-cuentemente pronombres enclíticos u otras palabras. Este uso es lite-rario en la actualidad, y se siente como afectado en el habla corriente:Habíanme engañado; Las ruinas han ya desaparecido (v. más porme-nores, § 177). La frase ponderativa ¡Habráse visto? es una supervivenciaque se conserva en el habla coloquial.

En la pasiva con ser, la lengua actual permite la anteposición delparticipio en comienzo de frase: Aplaudidas fueron sus palabras; Co-nocida por todos era la noticia. Pero estas construcciones tienen ciertosabor literario o de frase hecha, como: Sabido es que... , y más espe-cialmente en frases desiderativas como: Alabado sea; Bendito, o mal.dito, sea. En ciertas ocasiones hay visible influencia del participio ab-soluto: Dicho [sea] entre nosotros, o con todos los respetos.

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CAP1TULO XII

TI E M P O S DEL 1ND 1 CA TI V O

121. Presente. Expresa las acciones que coexisten con el actode la palabra. En la realidad psicol6gica, el presente es como un pun-to en movimeinto, que viene del pasado y marcha hacia el porvenir;por ello raras veces la acci6n expresada por el presente coincide estric-tamente con el acto de enunciarla, sino que ha comenzado antes ycontinúa después. Ya hemos dicho en el capítulo anterior que es untiempo imperfecto, que mira la acci6n en su transcurso. En presenteenunciamos las verdades intemporales: La suma de los ángulos deun triángulo es igual a dos rectos. Cuando el verbo significa acci6ncontinua, el presente se llama actual, puesto que dentro de su duraci6nse halla comprendido el momento en que hablamos: yo leo; el niñoduerme. Si nos referimos a actos discontinuos que no se producenen este momento, pero se han producido antes y se producirán des-pués, decimos que el presente es habitual, p. ej.: me levanto a lassiete; estudio Geografía (pero no ahora mismo).

El empleo del presente en sustituci6n del pretérito recibe el nom-bre de presente hist6rico. Al actualizar la acci6n pasada, la presentacon más viveza al interlocutor: el que habla se traslada mentalmenteal pasado, p. ej:: Col6n descubre América en el año 1492; Salgo demi casa e inmediatamente me dirijo a su oficina; no le encuentro enella, y entonces... , etc. También podemos emplear el presente refirién-donos a hechos futuros, en una especie de acercamiento psíquico:

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156 PARTE n. CAP. XII § 121

MarIa se casa (por se casará); el lunes embarcamos para Buenos Aires(por embarcaremos). En este caso significamos la intención presentede realizar una acción futura: Me voy equivale a He resuelto o resuel-vo irme. En relación con el futuro se halla el uso español, muy carac-terístico, del presente en forma interrogativa para pedir aprobación.La realización del acto depende entonces de la contestación, por ejem-plo: ¿Me voy? ¿Le digo que pase? ¿Compro los peri6dicos?

Aunque el uso del presente para enunciar la acción venidera escomún a todas las edades y a todos los planos sociales, su mayor fre-cuencia se da en el lenguaje infantil y popular, el cual hace del pre-sente la expresión habitual del futuro (v § 127), sin que ello signifiquetransposición de valores temporales. En el extremo opuesto se halla elestilo lógico-discursivo, donde el escritor se vale normalmente de lasformas propias del futuro; y cuando usa el presente en su lugar, prac-tica una transposición verdadera.

También usamos de este tiempo con significación de imperativo.Es el presente de mandato, con el cual describimos, pintamos la acciónque otro ha de llevar a cabo por orden nuestra, p. ej.: Vas a lasBárdenas - prosigui6 con firme acento el de Lerín -, te presentasal capitán de aventureros, y le dices: Señor capitán, los muy egregiosy muy esclarecidos príncipes de Foix y de Bearne me encargan demanifestaros !ti voluntad (NAVARRO VILLOSLADA, Doña Blanca de Na-varra, t. 1, cap. XIV).

Como tiempo relativo, medido desde el futuro adquiere signifi.cado futuro, p. ej.: Cuando veas que el puchero hierve, quítalo de lalumbre. Ver y hervir son coexistentes; pero mirado desde el momentoen que hablamos, hierve es futuro. Por esto en las oraciones condicio-nales el presente de indicativo sustituye al futuro, p. ej.: Si mañanahace buen tiempo saldré, donde hace designa acción venidera. Lasustitución es obligatoria en la prótasis y potestativa en la apódosis;así la oración anterior podría decirse Si mañana hace buen tiempo salgo,sin que variase el sentido. En cambio no podemos decir en la prótasisSi hará buen tiempo. La imposibilidad del futuro en la prótasis es qui-zás un resto del sentido obligativo que tuvo en su origen.

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§ 122 TIEMPOS DEL INDICATIVO 157

122. Pretérito perfeeto absoluto l. En el capítulo anterior (119)se ha explicado que nos servimos de este tiempo para las accionespasadas independientes de cualquier otra acción. Es la forma absolutadel pasado. Con verbos perfectivos expresa la anterioridad de toda laacción; con los imperfectivos, la anterioridad de la perfección. Sidecimos, por ejemplo, la moza abrió la ventana, toda la acción de abrirla ventana es anterior al presente; pero en ayer supe la noticia nosreferimos al momento en que mi saber llegó a ser completo o perfecto,lo cual no se opone a que ahora y después siga sabiéndola. De aquíel sentido perfectivo y «puntuab), como dice LENZ, que correspondea este tiempo, como representante del aoristo indoeuropeo.

Este significado «puntual» que se refiere a la perfección del acto,puede centrar totalmente la atención del que habla y dar lugar a ex-presiones en las que se olvida su condición de pretérito. Cuando enun viaje el tren va acercándose a la estación en que vamos a apearnos,podemos decir ¡ya l/egu!!, en una especie de anticipación mental. Asíse explica la frase chilena Me fui, pronunciada antes de irse, para de-notar la inminencia de la acción, anunciando la perfección de la reso-lución tomada sin atender al tiempo en que se produce. BELLO (§ 716)comenta un texto de SAMANIEGO en el cual una codorniz, que ha caídopresa en el lazo de un cazador, lamenta la pérdida de su libertad yañade:

"PerdJ mi nido amadoperdJ en él mis delicias;al fin perdílo todopues que perdJ la vida."

El último perdJ - dice - se extiende a significar, no ya unapérdida que ha sucedido, sino una que va a suceder, pero inminente,inevitable.

I Sobre los pretúitos de indicativo se ban publicado en los últimos allos varias monogra-fía. notables, que aportan nuevos datos, o amplían y discuten a1¡unos puntos de vista de DUQ-11'0 libro: M. CalADO DILt VAL, Sintaxis del lIerbo esplJfiol moderno. Tiempos plJlados del indi-C/JtiIlO. Madrid, 1948: E. AURCOI LLORACH, Perfecto simple y perfecto compuesto en esplJllol(ReII. de FilologllJ EsplJllola, XXXI, 1947, pigs. 108-139); A. BADfA MARGARIT, Ensayo de UNSintaxis "ist6M de los tiempos. l. El prctérito imperfecto de indiclJt;lIo (Boletln de 14 ReD!AClJdemia EsplJllola, XXVIII, 1948, Y XXIX, 1949).

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158 PARTE 11, CAP. XII § 122

El mismo gramático (§ 692) atribuye al pretérito absoluto lapropiedad de sugerir una idea de negaci6n, relativa al presente. Decirque una cosa fue es insinuar que no es; y cita a este respecto el si-guiente ejemplo de CALDER6N:

"Yo, señora una hija bellatuve... ¡que bien tuve he dicho!que aunque vive no la tengo,pues sin morir la he perdido:'

LENZ (§ 294) se adihere a esta opini6n de BELLO, pero limitaeste sentido de negaci6n implícita al pretérito absoluto de los verbosimperfectivos. Ambos autores aducen ejemplos latinos como antece-dentes de la significaci6n que comentamos. Por nuestra parte estima-mos que no se trata más que de un recurso estilístico basado en elcontraste del pasado con el presente, y que el mismo efecto se Obtieneen español con cualquier otro pretérito. Creí que el accidente no teníaimportancia viene a decir «ya no lo creo»; pero el mismo contrasteofrecerían he creMo y creJa. Supe latín, tuve una hija, pueden equi.valer a «ya no lo sé», «ya no la tengo», ni más ni menos que he sabidolatín, tenía una hija. N6tese que el perfecto latino tiene los valores quecorresponden a tres pretéritos castellanos, y que con todos ellos, yademás con· el imperfecto, puede lograrse la contraposci6n del pasadocon el presente. Con el verbo ser, frases como aquí fue, un tiempo fue,son calcos literarios basados en frases latinas como Fuit Ilittm, desentido negativo por contraste con el presente; pero fuera de estasfrases y tratándose de otros verbos, el español no demuestra preferencia16gica por el pretérito absoluto para contraponer el pasado al presente.

Es natural, sin embargo, que el carácter perfecto y absoluto defue, quise, etc., hagan resaltar con gran viveza estilística el contrasteentre el pasado y el presente: Este llano fue plaza, aquí fue templo(R. Caro). Si comparamos quise a Marta con quería o he querido aMarta, veremos que las tres expresiones se oponen 16gicamente al pre-sente, y significan «ya no la quiero»; pero es indudable que quise ex-cluye, más netamente que quería o he querido, toda posible continua.ci6n de aquel amor en el momento actual. En resumen: el contraste

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§ 123 TIEMPOS DEL 159

lógico y el sentido de negación implícita se obtienen con cualquier pre-térito; pero su valor estilístico no es el mismo.

123. Pretérito perfecto actual. Significaba en su origen el re-sultado presente de una acción pasada. El pastor ha reunido el rebañoexpresaba la idea que hoy significaríamos con El pastor tiene reunidoel rebaño, como resultado de la acción de reunirlo. He guardadomucho dinero; Has escrito varias comedias, equivalían a las expre-siones modernas Tengo guardado muc/zo dinero; Tienes escritas variascomedias. Nació este empleo en la época prerrománica, a causa delsignificado del verbo haber equivalente a poseer o tener, y quedanejemplos de él en los textos castellanos primitivos: desfechos tlOS hael Cid (CID, 1433) con el participio concertado con el complemento.A medida que se fue afirmando el carácter auxiliar de haber y seinmovilizó el participio en su forma neutra del singular (tal batallaavemos arrancado: CID, 793) quedó la perífrasis convertida en untiempo pasado que se halla en relación con el presente.

En español moderno significa la acción pasada y perfecta queguarda relación con el momento presente. Esta relación puede serreal, o simplemente pensada o percibida por el que habla. Por estonO!l servimos de este tiempo para expresar el pasado inmediato (Iledicho =acabo de decir) u ocurrido en un lapso de tiempo que noha terminado todavía, p. ej.: esta mañana me he levantado a las ocho;este año ha habido buena cosecha; durante el siglo presente se hanescrito infinidad de novelas. Es el antepresente de BELLO. Lo emplea.mas también para acciones alejadas del presente, cuyas consecuenciasduran todavía: la industria ha prosperado mucho frente a la industriaprosperó mucho. Entre Fulano estuvo en París y Fulano ha estado etl

París existe la diferencia de que en la primera oración enunciamos laestancia en París como un dato desprovisto de interés actual, mientrasque en la segunda establecemos conexión con algo presente.

A veces la' relación es afectiva: Mi padre ha muerto hace tresaños repercute sentimentalmente en el momento en que hablamos;Mi padre murió hace tres años no es más que una noticia desprovistade emotividad. Por esto se ha dicho con razón que canté la forma

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160 PARTE 11, CAP. XII § 124

objetiva del pasado, en tanto que he cantado es su forma subjetiva.Según todo lo que antecede, existen numerosos puntos de con·

tacto entre los dos pretéritos cuyo empleo acabamos de reseñar. Susdiferencias son a veces matices estilísticos que no todos los que hablanel mismo idioma pueden captar en su fina expresividad. Por esta causase han producido, en las lenguas romances modernas, competenciasentre los dos pretéritos, que determinan el predominio de uno u otro.En francés, por ejemplo, no se dice fuera de los libros il parla, sinoil a parlé. El español moderno mantiene bien las diferencias quehemos expuesto, tanto en la lengua hablada como en la literaria. Sjnembargo, algunas regiones, como Galicia y Asturias, muestran unamarcada preferencia por el perfecto absoluto a expensas del perfectoactual. Frases como Esta mañana ftii al mercado y traje mucha frutase oyen a menudo en ambas regiones, contra el uso general españolque en este caso diría he ido y he traído, por sentirse la proximidadtemporal con el presente 2. También en extensas zonas de Hispano-américa (como Río de la Plata y Puerto Rico) predomina absolutamen-te canté sobre he cantado en el habla usual. El aspecto perfectivo deambas formas del pasado facilita su confusión.

124. Imperfecto. La acción pasada que expresamos en preté.rito imperfecto nos interesa sólo en su duración, y no en su principioni en su término. Si digo llotlfa sin parar, no me importa cuándocomenzó la lluvia, ni que haya dejado o no de llover. En cambio1l0tli6 y ha llotlido son hechos acabados.

Por esta causa el imperfecto da a la acción verbal un aspectode mayor duración que los demás pretéritos, especialmente con verbosimperfectivos, cuya imperfección refuerza. Compárese la diferenciaentre lo querfa mucho y lo quiso mucho. Se emplea en narracionesy descripciones como un pasado de gran amplitud, dentro del cualse sitúan otras acciones pasadas: Era la primatlera, la tie"a se rejuve.necfa ... De aquí su valor de copretérito o pretérito coexistente, es decir,

2 El habla vulgar madrileña mue5tra cierta inclinación en favor de he clIfltatlO. SegúnA. Alonw y Henriquez Unña, se advierte la misma inclinación en las provincias andinas dela República Argentina.

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§ 124 TIEMPOS DEL INDICATIVO 161

como presente del pasado, por ejemplo: cuando llovía (la ac-ción de llover era presente cuando entraste); les he saludado cuando ibaa la escuela,' mientras unos l/oraban otros rdan.

Como se trata de un tiempo relativo, la limitación temporal que pue.den señalar otros verbos o expresiones temporales que le acompañen llegaa veces a anular su carácter imperfecto. Así se explica que, en estas cir·cunstancias, la lengua literaria lo use a veces como un pretérito cualquiera,p. ej.: Al amanecer sali6 el ejército, atraves6 la montaña, y poco despuésestablecía contacto con el enemigo. La rdación con poco después neutra·liza el valor imperfecto de establecía. También cabría decir salía, yatrave-saba por las mismas razones.

Con acciones perfectivas, el hecho de enunciarlas en pretérito -imperofecto significa que son repetidas, reiteradas, habituales; por ejemplo:saltaba los obstáculos con facilidad; escribía por la maiíana; conustabasin reflexionar. Si en estos ejemplos sustituimos el imperfecto por otropretérito (salt6, ha saltado; escribi6, ha escrito; contestó, ha contestado),se entendería que la acción se produjo una sola vez.

De tal manera se sobrepone el aspecto a la significación temporal,que a se emplea el imperfecto para acciones que no se han produ-cido todavía. Es el llamado imperfecto de conatu, por referirse a hechosiniciados y no consumados, p. ej.: Salia cuando /leg6 una visita; la salidano había comenzado, era una disposición o intención; Le dio un dolortan fuerte que se moría; hoy está mejor. Si empleásemos en estos ejem-plos otro pretérito (saU, he salido; murz6, ha muerto), las acciones res-pectivas habrían acabado. El aspecto de acción verbal inacabada explicatambién que se use este tiempo en lugar del presente, en el llamado im-perfecto de cortesía. Expresiones como ¿Qué deseaba tuted?; Quería pe·dirle un favor; Me proponía hablar contigo, se sienten como más ama.bIes que con el verbo en presente: ¿Qué desea usted?; Quiero pedirle unfavor; Me propongo hablar contigo. Sin embargo, el sentido temporal espresente en uno y otro caso. Enunciamos modestamente nuestra preguntao nuestro deseo en imperfecto, como algo iniciado cuya consumación operfección hacemos depender de la voluntad de la persona a quien nosdirigimos.

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162 PARTE II, CAP. XII § 125

En las oraciones condicionales, se emplea con significado futuro sus-tituyendo a la forma -ría en la apódosis, y aun a las formas ora y -se en laprótasis: Si tuviera dinero compraba esta casa; Si tenía dinero compraría(o compraba) esta casa. Este uso es raro en la lengua literaria, pero freocuente en la conversación: «Se perdía bien poca cosa s; se muriera.Es un solter6n egoísta, que ha vivido siempre de chupar la sangre de lospobres» (S. y J. ALV. QUINTERO, Doña Clarines); «Si esto fuera así, resul-taba que los tontos no lo eran tanto como parecen, pues supieron inven-tar eso» (UNAMUNO, Ensayos, t. V) 3. La sustitución de -ría por el imper-fecto, y por consiguiente el empleo de éste como futuro relativo, es tam-bién posible fuera de las oraciones condicionales, p. ej.: - Las señorasde Guadalema ¿son todas como Doña Clarines? - ¡Qué disparatel Loque quisieran las señoras de Guadalema era saberla descalzar (A. QUIN-TERO, Doña Clarines); Otro Santo Oficio es lo que hacía falta para limopiar el país de esa contaminaci6n rvALLE INcLÁN, Viva mi dueño,lib. VIII). Los niños se valen con frecuencia del imperfecto de indica-tivo, en lugar del futuro hipotético, para atribuirse los papeles que cadauno ha de desempeñar en el juego: Yo era la princesa, tú eras la reina,etc.; Este era el ladrón y nosotros éramoj los guardias. Pueden empleartambién el presente (yo soy la princesa... ), pero en este caso resaltamucho menos el carácter de ficción. La forma -ría (cantaría) es rara yse consoliúa muy tarde en el habla infantil; su sustitución por el im·perfecto de indicativo persiste en el habla de los adultos, como acabamosde ver.

125. Antepretérito. Es un tiempo relativo que expresa una acciónpasada anterior a otra también pasada: Apenas hubo terminado se levan-t6; Cuando huhieron comido emprendieron el viaje. Los dos pretéritosse suceden inmediatamente, a diferencia del carácter mediato de la an-

3 Bello (Gram. 695) y la Academia (434 b) registran algunos ejemplos clisicos: Si lo.flO la eter"idad de las peflas del infierno, flO era mudo descuidasencon la penitencia (Fr. L. Granada). Bello dice: que este uso del imperfecto cno ocu-

rre a menudo; pero usado con oportunidad es enfático y elegante•. A pesas del voto favorabledel esclarecido gramático vrnezolano, a nosotros nos da la impresi6n de cierta vulgaridad,quiú por lo mucbo que bol cundido en el habla popular del siglo actual. Es probable queen tiempos de Bello no fuese tan frecuente como ahora, y por esto le pasecía enfático y elegantepor 10 insólito.

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§ 125 TIEMPOS DEL INDICATIVO 163

terioridad expresada por el pluscuamperfecto. Es rarísimo en nuestros díasel uso de este tiempo fuera del lenguaje literario. Además va siempreacompañado de algún adverbio de tiempo: apenas, luego que. en cuanto,en seguida que. no bien. después que. etc.

Opina BELLO con razón (§ 642) que en luego que amaneció saU.la sucesión inmediata la expresa el adverbio, y por consiguiente es unpleonasmo decir luego que hubo amanecido salí, puesto que nada añadeal antepretérito. Cree en cambio que no hay pleonasmo en decir cuandohubo amanecido salí porque cuando no significa sucesión inmediata.En el uso del idioma la diferencia entre cuando amaneció salí y cuandohubo amanecido saU es tan poco perceptible en lo que se refiere a 10inmediato de las dos acciones, que podemos decir que con cualquierade los adverbios enumerados se consigue el mismo efecto. Esto explicael desuso progresivo del antepretérito en español, puesto que con otropretérito perfecto (y especialmente con el pluscuamperfecto) acompaña-do del adverbio de tiempo, se expresa la inmediata anterioridad sin ne-cesidad de usar para ello un tiempo especial del verbo.

Por otra parte, canté y hube cantado coinciden en expresar tiempopasado y aspecto perfectivo. Por consiguiente, no ofrecen entre sí la opo-sición en que se hallan canto - he cantado. cantaba - había cantado.porque el aspecto es perfectivo en las formas compuestas e imperfectivoen las simples. Al quedar igualadas, o muy próximas, las categorías detiempo y aspecto entre canté y hube cantado. el idioma tiende a eliminarla forma compuesta, menos frecuente que la simple. A estos motivos deGramática estructural 4 hay que añadir la competencia que al antepreté-rito hace el pluscuamperfecto, según veremos en el párrafo siguiente.

En la época preliteraria tenía significación de pretérito perfecto, yde ello encontramos ejemplos en castellano medieval: yo vos daría buencavallo e buenas armas et una espada a que dicen Joyosa. que me ovodado en donas aquel Bramant (CRÓN. GENERAL. 321 a, 1. 34) 1 BELLO

4 Véase E. ALARCOS LLOIlACH, Gramática estructural. Madrid. 1951, pig. 122.

5 Edici6n de Menéndez Pida!. También R. J. Cuervo cita ouo ejemplo medieval del usodel antepretérito sin adverbios de tiempo (nota 93 a la Gram. de Bello); pero encuenUa equi-valencia completa enue el pretérito absoluto y el antepretérito. Menenda Pidal (Cid. m, 164, 3)

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164 PARTE 1I, CAP. XlI § 126

(§ 644) estima que en determinadas circunstancias el antepretérito daríafuerza particular al verbo, en sustitución del pretérito absoluto; perode hecho no se usa en español moderno más que con el significado queacabamos de exponer.

126. Pluscuamperfecto. La anterioridad con respecto a un hechopasado se expresa generalmente por el Entre los dospretéritos puede haber transcurrido mucho tiempo, por ejemplo: Vieronlos edificios que habían construido en aquel barrio; "Dos noches atráshabía sido robado un gallinero. Ayer mismo se contaba que dos hombreshabían intentado atacar a un pastor para robarle una ove;a» (CÉSARM. ARCONADA, Reparto de tierras, pág. 52). La anterioridad mediatapuede convertirse en inmediata añadiendo alguno de los adverbios men-cionados en el párrafo anterior: Luego que había salido el sol partieron;Todos los días, en cuanto había terminado su traba;o, daba un paseo porla alameda. En el primer ejemplo podría sustituirse había salido por hubosalido; en el segundo, no podríamos usar el antepretérito porque se tratade una acción reiterada. La mayor amplitud del pluscuamperfecto, unidaa su posibilidad de significar la anterioridad inmediata con la añadidura.de un adverbio de tiempo adecuado, ha hecho retroceder el uso del ante·pretérito, según hemos dicho más arriba.

Dentro de la relatividad de las expresiones temporales que convivenen una misma oración o período, el pluscuamperfecto puede adquirir sig-nificado de antefuturo: «ú mand6 que le aguardase tres días, y que sial cabo de ellos no hubiese vuelto, tuviera por cierto que Dios había sidoservido de que en aquella peligrosa aventura se acabase su vida.» (v. BE-LLO § 675). Había sido servido es futuro en relación con mand6 que leaguardase, pero anterior al futuro tuviese por cierto.

El pluscuamperfecto latino (amaveram) se ha convertido en el im.perfecto de subjuntivo amara; pero durante largo tiempo amara conservaen español su sentido originario de pluscuamperfecto de indicativo, encompetencia con la perífrasis romance había amado. En el capítulo si-guiente expondremos esta evolución, a propósito de la forma en ora.

se limita a decir que el antepre:térito «a vec:c:s es sinónimo del perfecto simple, como en 101romances».

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§ 127 TIEMPOS DEL INDICATIVO 165

127. Futuro absoluto. Significa la acción venidera independien-temente de cualquier otra acción. Se formó por aglutinación del infini·tivo con el presente del verbo cantar =cantaré. cantar has=can-tarás, etc. En la Edad Media se escribran a menudo separados los doscomponentes) y podían llevar pronombres interpolados: tehe=te mirar lo has=lo mirarás. Era por lo tanto una perí-frasis verbal, una forma compuesta del verbo) que expresaba en su ori-gen la obligación presente de realizar un acto. Compárese el moderno

de (cap. VIII) con Del significado obligativose pasó a la designación del simple acto futuro.

A causa del carácter eventual de la acción venidera) el empleo delfuturo supone cierta capacidad de abstracción por parte del hablante.Por esto aparece tarde y es de uso poco frecuente en el habla infantil.Los niños usan con preferencia el presente de indicativo con significa-do de futuro (flan, por irán; salto, por saltart) o bien locuciones peri.frásticas en presente) como flOY a ir, flOY a (por iré,También los adultos poco instruidos recurren al presente por futuro muchomás a menudo que las personas cultas: año fiamos a coger muchaacdtuna, por lo digo, por lo diré. La obligación o elpropósito presente de realizar un acto sustituye a las formas del futuro.Es bien sabido que ciertos dialectos iliterarios carecen de futuro propia-mente dicho. Por consiguiente, las hablas infantil y popular presentananalogía con la situación que condujo a perder el futuro latino clásico(amabo), y a sustituirlo en todos los romances por la perífrasishabeo del latín vulgar.

Puede considerarse como un resto del sentido obligativo el llama-do futuro de mandato, muy frecuente en segunda persona en sustitu-ción del imperativo: Saldréis a la calle y k diréis que le Me

el pañuelo (en vez de salid, Se usa especial-mente para indicar prohibición: No matarás; y con ello se da mayorrealce a la voluntad que formula el mandato expresando seguridad ensu cumplimiento futuro.

Con el futuro de probabilidad expresamos suposición) conjeturao vacilación: estará su casa (supongo que está); tendrá 20 años(aproximadamente) probablemente los tiene). De aquí proviene el

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166 PARTE n, CAP. XII § 128

sentido concesivo que le damos cuando queremos replicar amablemen-te a nuestro interlocutor: - Fulano es un sabio. - Lo será; sin em-bargo, se ha equivocado algunas veces; «Luego, con timidez, añade queGrano de Pimienta no es mal hijo. Andará extraviado en sus ideas;hará más tonterías que los otros muchachos, será atrevido y atolondra-do fuera de casa. Pero en familia es afectuoso, d6cil y diligente» (pÉ-REZ DE AVALA, El ombligo del mundo, cap. 2).

En oraciones interrogativas y exclamativas se presenta a menudocomo futuro de sorpresa. No indicamos con él una acción venidera,sino que damos expresión al asombro, sorpresa o inquietud ante unhecho conocido: ¿Se atreverá Ud. a negarlo? (después de que el otrolo ha negado ya); ¿Será posible lo que me cuentas?; ¡Qué desver·gonzado será ese sujeto!

En la prótasis de las oraciones condicionales no puede emplearseel futuro absoluto. No podemos decir, por ejemplo, Si serás bueno tellevaré al cine, sino el presente si eres; Si vendrás te esperaré, sino sivienes. En las expresiones temporales se le sustituye generalmente porel presente de subjuntivo: Cuando llegue el tren, y no cuando llegará;en cuanto salgas, y no en cuanto saldrás. Esta ultima sustitución es muy.general, como hemos dicho, pero no tan obligada como la de las con-dicionales: abundan ejemplos de empleo del futuro en textos medie-vales y c;1ásicos (<<Cuando los gallos cantarán», CID), y aún hoy, enalgunas regiones, sobre todo en el lenguaje vulgar, se Dyen expresionescomo ésta: «Horacio tom6 el potrillo de la oreja, le di6 unos sama-rreones. - Cuando querrá, h' ermano» (GÜIRALDES, Don SegundoSombra, VIII). La Academia registra (406 b, nota): Cuando vendráshablaremos, en el habla vulgar de Burgos. La incertidumbre que máso menos envuelve a toda acción que, además de venidera es hipotética(condicionales) o eventual (temporales), entra en conflicto con la se-guridad expresada por el futuro absoluto y determina su sustitución.

128. Antefuturo. Expresa la acción venidera anterior a otratambién venidera: Cuando lleguéis habremos cenado (la acción decenar es anterior a vuestra llegada). Es un tiempo perfecto y relativo,que guarda con el futuro absoluto la misma relación que guarda hecantado con canté en la serie de los pretéritos.

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§ 129 TIEMPOS DEL INDICATIVO 167

El antefttturo de probabilidad indica la acción dudosa o supuestaen el pasado perfecto, a diferencia del futuro simple que expresa laprobabilidad en el presente: Habrán dado las 10 (supongo que handado); No habré sabido explicarme (es probable que no haya sabido);Mucho habrán discutido (supongo que han discutido). Como se vepor estos ejemplos, el antefuturo se convierte en antepresente. En armo-nía con el futuro simple, el antefuturo de probabilidad adquiere signi-ficado concesivo cuando se presenta en contraposición adversativa:Habrá cometido alguna imprudencia, pero en el fondo es honrado yhombre de fiar.

El mismo desplazamiento hacia el pasado tiene lugar en el ante·futuro de sorpresa, con el cual manifestamos maravilla o asombro anteun hecho pasado: ¿Habráse visto cosa igual? ¡Si habré tenido pacienáal

129. Futuro hipotético. Se formó este tiempo por aglutinacióndel infinitivo con el imperfecto de indicativo contracto del auxiliarhaber: cantar+había; cantar hía, cantaría; cantar+ habías, cantar hías,cantarías, etc. Como hemos visto al tratar del futuro absoluto, erafrecuente en la Edad Media escribir separados los dos elementos com-ponentes y admitir pronombres interpolados: matar me ían = me mata-rían; fallar los· ías = los hallarías. Como consecuencia de esta formaciónsignificaba en su origen la obligación en el pasado, de igual maneraque amar has significaba la obligación presente. Contar hía era equiva-lente de nuestro moderno había de contar.

La acción es futura en relación con el pasado que le sirve de puntode partida: Aseguraban que volvería; Me dijiste que escribirías. Vol·vería y escribirías eran actos futuros cuando aseguraban y dijiste, res-pectivamente. Es el futuro del pasado. Como es un tiempo imperfecto,queda indeterminado el término de la acción, la cual, medida desdeel momento en que hablamos puede ser pasada, presente o futura.Por ejemplo: en Dijo que vendría, el acto de venir es futuro desde elpasado dijo, que es su relación constante. Pero si lo miramos desdeel presente, puede ocurrir que dijo que vendría y vino, cumplió su pala-bra (pasado); o dijo que t'endría y viene en efecto (presente); o dijoque vendría y le esperamos (futuro). Por esta causa la relación con el pre-

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168 PARTE 11, CAP. XII § 129

sente es indeterminada y variable, en tanto que su relaci6n con elpretérito es fija. De aquí que no haya contradicci6n en llamarle futuro,aunque visto desde el presente pueda significar acciones anteriores, pos-teriores o coincidentes.

Pertenece al modo indicativo, y no al subjuntivo como creía laGramática tradicional engañada por algunas equivalencias entre lasformas -ría y ora. Para convencerse de ello basta sustituir di;o, en laoraci6n di¡o que vendría, por cualquier verbo que exprese duda, posi-bilidad, necesidad o deseo, e inmediatamente tendremos que decir vinie-se o viniera en vez de vendría, p. ej.: Era posible que viniese; mand6que viniese; me alegré de que viniese, etc. (v. BELLO, § 654). Si esinadmisible la incIusi6n de cantarla en el modo subjuntivo, lo es mástodavía el modo potencial de la ACADEMIA, como veremos luego.

Corresponde también a este tiempo la expresi6n de la probabilIdadreferida al pasado o al futuro: serían las 10 (probablemente eran);

entonces cincuenta años (aproximadamente los tenía); me gus·tarla verle otra vez (probabilidad o posibilidad futura); sería sorpren.dente que mañana se presentase en casa (íd. íd.). Con el futuro absolutosignificamos la probabilidad presente (serán las seis); con el antefutu-·ro, la posibilidad pasada perfecta (habrán dado las seis); con el futurohipotético se expresa la posibilidad imperfecta, pasada o futura, segúnacabamos de ver 8. Como en el futuro absoluto, de aquí deriva el sen·tido concesivo de que nos servimos para rechazar amablemente unjuicio sobre el pasado, por ejemplo: Era un hombre muy rico. - Losería, aunque no daba muestras de ello. Sería fea, pero una sim·pada extraordinaria. El pretérito imperfecto había, que entr6 en la

6 En el siglo actual, aparecen con alguna frecuencia en los periódicos de todos 105 paiseshispánicos noticias redactadas de este modo: Según informes oficiosos, el Ministro estarla dis-puesto a modificar ¿, ley, en vez de est4 dispuesto; o con la forma compuesta: Viaieros pro-cedentes de la frontera tlSeguran que l4s tropas chinas habrlan desencadenado una ofensilla,por han desencadenado. Evidentemente se trata de telegramas traducidos del ingl& o del fran·ás. En las lenguas de origen, y en su caleo español, se quiere significar que elredactor del telegrama o de la noticia no asegura su veracidad; esta reserva establece unacondici6n impHcita. A pesar de su origen ex6tico, tales construcciones' no violentan demasiado,a nuestro juicio, los valores de la forma en orla. Si cantarúJ o habrla cantado expresan normal·mente la posibilidad o probabilidad referidas al pasado o al futuro, nada parece oponerse a que&tas puedan extenderse al presente. Hay que consignar, sin embargo, que se trata de un usoreciente y muy limitado.

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§ 129 TIEMPOS DEL INDICATIVO 169

composici6n del tiempo que estudiamos, le ha transmitido su carácterimperfectivo, y con él la indeterminaci6n temporal que le hace aptopara expresar las más variadas relaciones.

También procede del imperfecto originario el empleo del futurohipotético de cortesía o de modestia. De igual manera que deseaba ha-blar con Ud., quería pedirte un fatlor (imperfecto de cortesía), sesienten como más amables que los presentes deseo, y quiero, los futuroshipotéticos desearía, querrla, refuerzan la modestia de la expresi6n,y hacen más patente aún nuestra sumisi6n a la voluntad del interlo-cutor. Con los verbos deber y poder se hace muy visible el eufemismoy a veces la ironía: Deberías trabajar (por debes); luan podrla ser másdiscreto (por puede). N6tese que frecuentemente se le sustituye por elpretérito imperfecto de indicativo, sin que cambie para nada la rela-ci6n temporal: Debías trabajar; luan podía ser más discreto. Los ver-bos querer, deber y poder admiten también con este significado elpretérito imperfecto de subjuntivo en ora: quisiera pedirte un fatlor;debieras trabajar; luan pudiera ser más discreto. Esta es la primeraequivalencia que notamos entre las formas ora y -ría, perfectamenteexplicable a causa del carácter dubitativo que deliberadamente damos atales oraciones. La mayor o menor intenci6n dubitativa regula la pre-ferencia por·el indicativo o por el subjuntivo, puesto que se trata de unsubjuntivo potencial en oraciones independientes, ni más ni menos quelos estudiados en el capítulo X. Del mismo modo que cabe decir conel presente acajO debes trabajar y acaso debas trabajar, podemos tam-bién valernos del indicativo o del subjuntivo, según la menor o mayorintensidad de la duda que aparentamos, diciendo: acaso debías o debe-rlas o debieras trabajar; y eliminando el adverbio de duda innecesario,decimos: debías, deberías, debieras trabajar. Con la forma plenamen-te subjuntiva debieses, tendríamos que emplear un adverbio de duda.Por esto debieras se halla aquí en una zona indeterminada entre elsubjuntivo y el indicativo, del cual hist6ricamente procede'.

7 La Academia Española registra en su Gram4tica (1 385 b) la equivalencia del futurobipoll!tico y el imperfecto de subjuntivo en oraciones subordinadas a verbos de enlendimientoque se hallen en tiempo pasado y lleven negaci6n; v. gr.: no crryó (no ;uzgó, 1:10 imaginaba,110 habla le (pidiera o alguna fianza. No hay motivo para consi-derar a eslas oraciones como caso especial. porque los verbos de enlendimienlo al llevar nega-

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170 PARTE 11, CAP. XII § 129

Son también equivalentes las formas ora y orla en la apódosis delas oraciones condicionales: v. gr.: Si quisieran (o quisiesen) escu-e/larme, les dirla (o dijera) la verdad de lo ocurrido. En la lengua mo-derna, la forma en -ra en la apódosis se siente como afectada; rarasveces se emplea fuera del estilo literario. En la conversación, pareceríahoy pedante decir: Si tuviese o tuviera dinero comprara esta casa; lousual es comprarla. En los clásicos, el uso de ora o orla parece indiferente.En el País Vasco y en algunas comarcas limítrofes de las provinciasde Burgos y Santander, el habla vulgar emplea -ría en la prótasis, porejemplo: Si lloverJa estaríamos contentos; Si trabajarlas no engorda-rías tanto. Este uso tiende a propagarse, en la misma zona, a las ora-ciones subordinadas claramente subjuntivas; p. ej.: Usted me mandó quele avisaría, en vez de avisara o avisase. No hay que entretenerse en la críticade esta práCtica local, que no cabe en la lengua literaria, pero convienemencionarla para hacer ver por dónde son franqueables los límites queseparan el indicativo del subjuntivo.

Al decir yo leería, vosotros escuc/zaríais, enunciamos una suposiciónmás o menos condicionada y siempre venidera en su cumplimiento (fu-turo hipotético). Cuando entre varias personas se proyec.ta hacer algo,.se atribuye a cada una de ellas su participación en términos parecidos aestos: Tú nos llevarías en el coc/ze, yo traerla la merienda, Antonio cui-daría de las bebidas, etc. El empleo del futuro absoluto (yo leeré, vos-otros escuc/zaréis) supondría seguridad en el cumplimiento, porque setrata de un tiempo absoluto, y no relativo como leería. Insistimos, pues,en que la diferencia no es modal sino temporal. Para la sustitución de-ría por el imperfecto de indicativo, véase, § 124.

La equivalencia de -ra y -ría en la apódosis se explica fácilmente,

ción sc convierten en verbos de desconocimiento, ignorancia o duda; y ya hemos visto en elcap. X quc el uso del subjuntivo potencial, subordinado a verbos de esta clase, está reguladopor el matiz dubitativo mayor o menor que se intenta expresar. Decíamos am que en casos denegación débiJ o duda atenuada sc usa el indicativo o él subjuntivo según la intenci6n domi·nante del que habla. Lo mismo ocurre con el verbo ignora" desconnce' u otros de sentido nega-tivo: Hasta ayer ignor¿ que tu pad,e vo/verla (o l/o/l/iera, l/o/lIÍese).

También el verbo temer y sus equivalentes pueden llevar el verbo subordinado en ·r/a:Teml que l/oll'erla; tul/irnos miedo de que entrarlan sin resistencia. No por esto hay que pensarque volt'crla y entrarían son Se trata aquí de una supervivencia del sentido obli-gali\'o originario de estas formas. Volvería equivale a habla de volver; entrar/an_ a haMande entrar,

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§ 130 TIEMPOS DEL INDICATIVO 171

si se tiene en cuenta que -ra es en ella indicativo, supervivencia del modoa que históricamente perteneció, como lo prueba el hecho de no poder-se sustituir, como en la prótasis, por la forma -se. históricamente sub-juntiva. No podemos decir Si estudiases (o estudiaras) se alegrase tu padre.sino se alegrara o alegrarla. A medida que ora ha ido afianzando en laevolución del idioma su nuevo valor subjuntivo en las oraciones subor-dinadas, y alejándose del indicativo originario, se hace cada vez másraro su empleo en la apódosis, como hemos visto que ocurre en nuestrosdías en la lengua hablada corriente, de donde ha sido prácticamenteeliminado y sustituido por orla. aunque la presión de la enseñanza gra-matical y de la lengua clásica procuren mantenerla.

130. Con lo que llevamos dicho, huelga casi insistir en que con·sideramos al futuro hipotético como un tiempo del modo indicativo.Pero conviene examinar más detenidamente la cuestión, porque se prestaa confusiones. La ACADEMIA EEPAÑOLA, hasta el año 1917, incluía a can-tarla en el imperfecto de subjuntivo, sobrestimando tradicionalmente loscasos, no muy numerosos, en que cantara y cantarla pueden sustituirseentre sí. Claro es que partía del supuesto de que cantara era siempre sub-juntivo. Cuando en dicho año publicó su Gramática reformada, tuvo encuenta, sin duda, las razones concluyentes que BELLO había dado en favordel indicativo, a las cuales se habían éldherido numerosos gramáticos.Pero pareciéndole que, a pesar de ellas, subsistían los casos de equiva.lencia entre -ra y da, no se atrevió a romper con la tradición decidién-dose claramente por el indicativo, ni a mantenerla íntegramente. Tuvoentonces la idea de establecer un nuevo modo, el modo potencial. ydesde entonces las ediciones de la Gramática académica, y a imitaciónsuya muchas gramáticas destinadas a la enseñanza, dan a cantarla el nomobre de potencial simple y a habrla cantado el de potencial compuesto.

Si no se tratase más que de una cuestión de nomenclatura, podríamosaceptar fácilmente estas denominaciones, u otras cualesquiera, puesto queya hemos dicho en el capítulo anterior que no puede haber para lasformas verbales nombres que expresen sin residuo todas sus significacio-nes; pero la innovación académica toca al concepto mismo de la catego-ría gramatical de modo, y por ello no puede ser aceptada por la Gramá·

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172 PARTE 11, CAP. XII § 130

tica científica. Dice la ACADEMIA (§ 285) que el modo potencial indica elhecho «no como real, sino como posible, v. gr.: yo leería, vosotros escu-charíais», mientras que el subjuntivo «lo expresa como un deseo, o comodependiente y subordinado a otro hecho indicado por uno cualquiera delos otros tres modos... » El juicio problemático, es decir. el hecho consi-derado como posible (duda o posibilidad) se expresa, como hemos visto,en subjuntivo; si separamos la posibilidad objetiva de la dudCi, quebran-tamos el concepto del subjuntivo tanto en latín como es español, y ademáscometemoll un error, puesto que la primera se expresa también en sub-juntivo: es posible que nos veamos; puede [ser] que no vue/va.

De las definiciones confusas que hemos transcrito quizás pueda in·ferirse que la ACADEMIA se ha querido referir tan sólo a la forma en -ríade las oraciones independientes; pero también en ellas se usa el subjun.tivo (dubitativas con adverbios: quizás, acaso, tal vez, etcétera) junto conel indicativo. La ACADEMIA olvidó en este caso que -ría es un tiempo re-lativo, indirectamente medido, como otros muchos tiempos del indica-ovo y del subjuntivo, y que, por consiguiente, no puede darse más queen conexión gramatical o mental con un punto de apoyo desde el cual semide. Ahora bien: este punto de apoyo sitúa la acción de cantaría en sufuturo, o establece una condición para su cumplimiento; y ya es sabidoque tanto las acciones venideras como las condicionales, son de realiza·ción problemática. De aquí que el carácter de posibilidad no sea debidoa un modo especial, sino al tiempo relativo de que estamos tratando.

Acaso debamos interpretar que la ACADEMIA se ha referido única-mente a los casos en que por modestia o por eufemismo la forma en -ríase usa como independiente y desprovista de su valor temporal (el mueblepodría ser me;or; querría hablar con Ud.); pero en ellos hemos indicadoya su carácter indicativo. Quizás nuestras palabras parezcan un pocooscuras a nuestros lectores, pero es que tratamos de impugnar con ellas unconcepto del modo potencial que la ACADEMIA no ha llegado a defimrcon claridad, y por ello nos vemos obligados a interpretarlo. Si el hechoe1l:presado por cantarla no es real sino posible, como dice la ACADEMIA,estamos en el caso del modus irrealis. Si por el contrario, el hecho estápensado como real, aunque con realidad futura o condicionada y, porconsiguiente, siempre hipotética, cantaría habrá de pertenecer al modoindicativo. Para nosotros no hay duda en lo segundo, como hemos tratado

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§ 131 TIEMPOS DEL INDICATIVO 173

de hacer ver en este capítulo. Pero una u otra solución sería mejor queese incomprensible modo potencial.

Después del examen que acabamos de hacer, llegamos a la conclu-sión de que no existen, en nuestra opinión, diferencias modales que jus-tifiquen la separación de cantarla y habrla cantado de los demás tiemposdel indicativo.

131. Antefufuro hipotético. Expresa una acción futura en rela-ción con un momento pasado, si bien aquélla es anterior a otra acción.Por ejemplo: nos prometieron que cuando volviésemos habrían estudia-do. La acción expresada por habrlan estudiado es futura en relación conprometieron; pero es anterior a volviésemos. Es un tiempo perfecto re-lativo.

Expresa, como la forma simple, posibilidad o suposición: Habrlandado la diez (supongo que habían dado). Cabe también darle el valorconcesivo que tiene la forma simple para objetar amablemente a nuestrointerlocutor u oponerle alguna discrepancia parcial, p. ej.: Enrico habrJatenido una vida bo"ascosa, habrla cometido innumerables delitos, peroconserv6 siempre inalterable su fe (es decir, concedo que había tenido ...y que había cometido).

También le es propio el matiz de modestia o cortesía, con la parti-cularidad de que puede sustituírsele por el pluscuamperfecto de subjun-tivo, tanto en la forma ora como en la forma -se. Habría (hubiera, hu-biese) querido hablar con usted un momento; La habitaci6n habrla(hubiera, hubiese) podido ser más c6moda. Los gramáticos censuran elempleo de hubiese, pero de hecho se usa, a diferencia de lo que ocurre:con la forma simple, donde no cabe decir luan pudiese ser más discreto,sino precisamente podría o pudiera.

En las oraciones condicionales se emplea en la apódosis, pero nuncaen la prótasis. Si hubieras (o hubieses) llegado a tiempo te habrlamos (ohubiéramos) invitado a comer con nosotros. BELLO (§ 721) considera in-correcto el empleo de hubiésemos invitado en la apódosis, muy frecuenteen algunos países sudamericanos. También en España ocurre a menudoesta sustitución, que no sería posible con la forma simple l. Mientras se

8 La Academia Española (1 300) califica de lamentable esta confusi6D. Cuervo (Dota 99) ¡.

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174 PARTE lI, CAP. XII § 131

oye sin extrañeza si pagado el acto, cho-caría inmediatamente con el uso decir si en el acto;hay que decir pagaran, y más corrientemente pagarían.

En las Provincias Vascongadas y algunas comarcas vecinJ.s, el pue·blo usa el antefuturo hipotético en la prótasis: Si habríais trabajado come,yo, no habríais sido tan Este uso es paralelo al del futuro hipoté-tico simple antes estudiado (129); obedece a iguales motivos, y lo rechazael habla culta.

Tanto en las oraciones condicionales como en las expresiones de mo-destia y cortesía, los límites entre el indicativo y el subjuntivo son másconfusos en el antefuturo hipotético que en el futuro hipotético, sobretodo en la lengua hablada.

uplica CO"1!O resultado del paralelismo entre los dos miembros de la oracióri condicional. Delmismo modo que la forma en ·,.a. propia en un principio de la apódosis, pasó a la pr6tasis, enel caso presente la forma en se traslada, por la misma cauaa, de la pr6tasis, a la apódosis.

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CAPITULO XIII

TIEMPOS DEL SUBJUNTIVO

132. El carácter de irrealidad que corresponde a las acciones ver-bales expresadas en subjuntivo, hace que las relaciones temporales de losdistintos «tiempos», o formas, sean mucho menos claras que en el indica·tivo. Por otra parte, a nueve tiempos del indicativo corresponden prácti-camente cuatro en el subjuntivo, puesto que han caído en desuso los dosroturos. Así resulta que a cada uno de los tiempos del indicativo corres-ponden por lo menos dos del subjuntivo. Por ejemplo: no creo que lleguees la expresión dubitativa de las oraciones creo que llega (presente) y creoque llegará (futuro). Esta reducción de formas subjuntivas ha dado lugara que la concordantia temporum, que a veces era ya en latín más teóricaque efectiva, se observe en español con muy poco rigor. La regla de laconcordantia temporum dice que si el verbo principal está en pasado, elsubordinado debe estar siempre en pasado: le mandaron que estudiase.Pero se dice igualmente le mandaron que estudie, refiriendo el acto de es-tudiar al presente o al futuro. Volveremos sobre este tema en el capítuloXX.

Todos los tiempos del subjuntivo son relativos, y si esa relatividadpodía multiplicar las significaciones temporales del indicativo, en el sub-juntivo la complicación habrá de ser mucho mayor, y hará inseguras lasrelaciones de anterioridad, posterioridad y coexistencia. Por todos estosmotivos la denominación de «tiempo» es,. con frecuencia, inadecuadapara explicar los usos y significado de las distintas formas del modo sub-

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176 PARTE I1, CAP. XIII § 133

juntivo. En cambio el carácter imperfecto de las formas simples y elperfecto de las compuestas, se mantiene con todo vigor. En el siguientecuadro resumimos los significados más generales:

FORMA ASPECTOSIGNIFICADOTEMPORAL

EQUIVALENCIACON EL

INDICATIVO

hubiera o hubiesecantado perfecto

f {presente canto(ante imper ccto fu .lturo cantare

j , . {cantabapretento .(antara o cantase......... imperfecto cantélfuturo........... cantarla

h d f {pretérito he cantadoaya canta o per ecto f h b .l duturo a re canta o

{pretérito había cantado

.... futuro habrla cantado

Hube cantado no tiene equivalencia en subjuntivo. De las formascúntare y hubiere cantado, apenas usadas en la actualidad, trataremosaparte.

133. Presente. Dado el carácter irreal del subjuntivo y el neocesariamente eventual de las representaciones temporales del futuro, esnatural que el presente y el futuro se confundan en una sola forma. Cuan·do decimos no creo que hablen, lo mismo podemos referirnos a que nocreemos que la acción de hablar se esté produciendo ahora, como a queno se producirá en tiempo venidero. Me han rogado que hubll puededecirlo un orador en el momento de pronunciar su discurso, o antes delevantarse a pronunciarlo, como anunciando un hecho futuro. Por tra·tarse de un tiempo relativo, la acción se. mide desde el momento queanuncia el verbo principal (me han rogado, me ruegan, me rogarán quehable) y se dirige hacia el futuro; pero como se trata también de untiempo imperfecto, no importa el momento presente o futuro en que se

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§ 134 TIEMPOS DEL SUBJUNTIVO 177

produzca la acción de hablar. Si ésta se produce en pasado, habría quedecir me han rogado que hablase o hablara. El límite temporal de hable,frente a hablara o hablase, consiste en que el primero no puede ser pre-térito.

Esta.identificación del subjuntivo con el futuro ha sido también lacausa de que en las oraciones temporales el presente de subjuntivo sustituya al futuro absoluto de indicativo, según hemos dicho en d lugar c(\rrespondiente del capítulo anterior: cuando /legue el tren serán ya laonce (en vez de cuando llegará). También el futuro de probabilidad estabIece contacto entre ambos tiempos: estará enfermo equivale a supongoque está enfermo o es probable que esté enfermo.

134. Imperfecto. La significación moderna más general de lasformas cantara y cantase podría definirse del modo siguiente: El imper-fecto de subjuntivo expresa una acción pasada, presente o futura, cuyoslímites temporales no nos interesan. Corresponde principalmente al pre-térito perfecto absoluto, al pretérito imperfecto y al futuro hipotético deindicativo: En Deseaba que me escribiese, la acción de escribir parte delpasado deseaba y marcha hacia el futuro, sin que nos importe señalar elmomento pasado, presente o futuro en que se realice el acto de escribir.

Su diferencia esencial con el presente de subjuntivo consiste en queexpresa acción necesariamente presente o ,futura, pero no pretérita.

En cambio la acción del imperfecto de subjuntivo puede realizarse encualquier tiempo. Ejemplos:

Me alegré de que no hablara o hablase (pretérito).Contlendría que tlinierais o tlinieseis (futuro).¡Ojalá llegaran o llegasen! (presente y futuro).Le han rogado que hablara o hablase (pretérito, presente y futuro).

El significado temporal depende enteramente de su relación en laoración y de la intenci6n del que habla. Cuando el tiempo expresado porel imperfecto coincide con el que en su lugar expresaría el presente,no hace más que aumentar el carácter problemático propio del subjun-tivo. Entre ¡Ojalá lleguen! (presente y futuro) y ¡Ojalá llegasen! (pre-

12

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178 PARTE II, CAP. XIII § 135

sente y futuro) no hay más diferencia que la mayor incertidumbre dela segunda frase (v. § 40) 1.

135. La forma en ora y la forma en -se no siempre pueden sus-tituirse entre sí. La primera procede del pluscuamperfecto de indica-tivo latino (amaveram); la segunda, del pluscuamperfecto de subjunti-vo (amavissem). Una y otra absorbieron además significados propiosde otros tiempos del indicativo y del subjuntivo' respectivamente. Alfundirse amara y amase en el imperfecto de subjuntivo, los significa.dos de ambas formas han quedado identificados; pero amara ha con-servado además algunos empleos procedentes del indicativo originario,en los cuales no se identifica con amase. Veamos ahora los pormenoresde esta evoluci6n que sean indispensables para comprender con claridadel uso moderno de las formas ora y -se 2.

Amara como pluscuamperfecto de indicativo equivalente al modernohabía amado, predomina en los textos literarios primitivos: «Fizoenbiar por la tienda que dexara al/á» (CID, 624). A medida que vaadquiriendo significaci6n subjuntiva, es sustituido en indicativo por elpluscuamperfecto perifrástico había+ participio, el cual, como tiempo.compuesto hacía más visible el carácter perfectivo de la acci6n. Pareceque el número de casos de subjuntivo se equilibra con los del indicativoen el siglo XIV. En el siglo XV, aunque con muchas vacilaciones, predo-mina en general el empleo subjuntivo. Como pluscuamperfecto va hacién-dose menos frecuente, hasta que llega a ser prácticamente esporádicoen el siglo XVII. Los escritores de fines del siglo XVIII y los román·ticos, por imitaci6n de los textos antiguos y especialmente del Roman-cero, restauran el uso primitivo en muchos casos, sin que por ello sedebilite el uso subjuntivo fuertemente consolidado. Esta restauraci6nliteraria, ajena a la lengua hablada, persiste más o menos hasta nues-

1 En términos de Gramática estruetur:ll se dice que la forma catite es irremotospectiva, esdecir, no indica tiempo realizado; en tanto que las formas catlllU'1I y catltóJSe IOn relDotospec-tivas. indican tiempo realizado. Pero el aspecto imperfectivo de ambos tiempos neutr3liza amenudo su correlaci6n temporal, hasta el punto de que la f6rmula más clara para deslindarlosconsiste en decir simplemente que el prClCnte de subjuntivo DO ea apto para denotar el pasado.

2 Para el estudio completo de este problema desde el punto de vista histórico, véaseL. O. WUGHT. T"e ·Ra IIerb form itl Spaitl. University of California Prcss; Berke1ey, Cali·fornia, 1932.

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§ 135 TInlPOS DEL SUBJUNTIVO 179

tros días, especialmente en escritores gallegos, cuya lengua regionalconserva vivo, como el porttlgués, el sentido latino de amaveram.

Ya en latín se encuentran ejemplos de amaveram usado como unsimple pretérito, no pluscuamperfecto, de indicativo. El romance here-da esta significación, la cual va creciendo a expensas de la de plus-cuamperfecto, y contribuye a debilitar este valor y a hacer más nece-saria la perífrasis había' amado como antepretérito mediato. Al restau-rarse en el siglo XIX el antiguo pluscuamperfecto en -ra, toma a menu-do el carácter descolorido de simple acción pasada; p. ej.: el acuerdoque ayer se tomara en la reuni6n ha sido ratificado (en vez de tomo').Se trata hoy de un mero artificio literario que algunos escritores em-plean, ya por afectar arcaísmo, ya con el afán de distinguiIse del len-guaje corriente. En el siglo XIX y comienzos del actual se extendió mu-cho esta práctica, tanto en España como en América; hoy parece quetirnde a disminuir.

Otro valor indicativo de la forma en -ra es su empleo en la apódo-sis de las oraciones condicionales, como equivalente del futuro hipoté-tico cantaría: Si tuviese buenos valedores conseguiría (o consiguiera) elcargo que solicito. De la apódosis pasó a la prótasis, haciéndose equi-valente de -se: Si tuviera (o tuviese) buenos valedores, etc. El uso lite-rario y las gramáticas definen el empleo moderno de estas formas segúnla regla siguiente: -Ra equivale a -se en la prótasis de las oracionescondicionales. -Ra equivale a -ría en la apódosis. De sin embar-go, -ra se usa cada vez menos en la apódosis, especialmente en el len-guaje corriente, a pesar de haberse iniciado en ella su uso en las oracio-nes condicionales. En estilo literario su frecuencia es mucho menor queen la época clásica. Frases como Si fuera o fuese conveniente lo dijerase sienten hoy como afectadas; lo más frecuente es diría. En cambioen los clásicos se usaba con preferencia él -se: Aunque no hubiera cieloyo te amara I y aunque no hubiera infierno te temiera.

En el capítulo anterior quedó explicado el valor indicativo de -raequivalente a -ría, con significado potencial o de modestia.

Fuera de los casos que acabamos de mencionar, la identificaciónentre -ra y -se es completa; lo cual equivale a decir que ambas formaspueden sustituirse entre sí siempre que sean subjuntivas.

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180 PARTE n, CAP. XIII

136. Ahora bien: la forma en -st procede, como hemos dicho,del pluscuamperfecto de subjuntivo latino amavisstm. Al pasar a serimperfecto, sustituyó al imperfecto latino amartm; pero alIJstró con-sigo reminiscencias de su primitivo significado pluscuamperfecto. Estoexplicaría frases como Si estuviese en mi mano ya lo huhitra hecho,donde lógicamente esperaríamos Si hubiese tstado en mi mano, etc.,puesto que la prótasis es un pasado anterior al pasado de la apódosis,es decir, un pluscuamperfecto. Sin perjuicio de que esta explicación his·tórica sea exacta, hay que pensar más bien en que el aspecto imperfec.tJvo de las formas simples se neutraliza en el contexto, como ya hemosindicado en el imperfecto de indicativo y en otros tiempos. BELLO (696)dice que en las condicionales es muy común en nuestros buenos auto-

emplear por las formas compuestas las simples, cuando se hablade cosa pasada en sentido de negación implícita, y cita este ejemplodel P. ISLA: «Esta noticia me dtsazonó tanto, como si tstuvitra enamo-rado dt veras», donde en rigor debiera decirse IlUhiera o huhitse tsta-do enamorado. Otro ejemplo: «Sancho diio que si hiciera, si le deiarael temor» (Quiiote. 1, 20).

Por otra parte, el desuso creciente de los futuros de subjuntivo(amart, huhitre amado) ha hecho que buena parte de su significadohaya pasado al imperfecto }' al pluscuamperfecto de subjuntivo respec·tivamente, los cuales han adquirido así un valor de futuro quecamente no tenían: Si acaso tlieses o vieras (también tles) que mi en·fermedad se agrava, no me lo ocultes; Si para fin de año no huhiera oh1tbiese pagado, denúnciak En estas oraciones nuestros clásicos hubie·ran preferido Si acaso vieres, Si no huhiere pagado, respectivamente.

137. Cuando las formas ora y ·se son equivalentes, existen evi·dentemente preferencias regionales, y aun personales, en favor de unau otra. CUERVO (Nota 94) opina que entre los españoles predomina eluso de -se, en tanto que en Colombia -se es de raro uso en el hablaordinaria, y en lo escrito sólo la emplean los. que imitan adrede el len·guaje de libros españoles. BELLO (655) había dicho que en conjuntoparece predominar le forma en -se, sin especificar países; pero LENZ(289) le contradice en lo que se refiere a Chile. Nosotros creemos queen España predomina actualmente -se en la conversación ordinaria;

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§ 138 TIEMPOS DEL SUBJUNTIVO 181

pero -ra se usa mucho entre personas cultas y en la lengua escrita, sinque sea posible trazar una línea divisoria fija. Mirando al conjunto delos países hispánicos, no parece desacertada la opinión de LENZ al decirque cuando en una región o país predomina una de las dos formas enel uso corriente, la otra tiende a extenderse en el lenguaje culto y li-terario.

Por lo que se refiere a la lengua literaria del Siglo de 010, cree-rnos que CUERVO definió bien los empleos de ora y -se del modo siguien-te: «En nuestros clásicos, la forma en -se predomina (lo que no quieredecir que sea exclusiva) corno verdaderamente subjuntiva después deverbos que rigen este modo, en frases finales, optativas, adversativas,concesivas, etc. (para que, aunque, o;alá lo oyese, etc), y en la hipótesisde las oraciones condicionales (si lo supiese, lo diría); la en -ra en laapódosis, y en frases que pudiéramos llamar potenciales, en las cualesse representan los hechos como meramente posibles, y que son en ciertomodo oraciones condicionales incompletas por faltarles una hipótesisvaga, que varía según los casos.» Notemos, sin embargo, que en loscasos en que nota predominio de -ra es fácil ver su carácter indicativo,y lo que importaba era señalar la preferencia por una de las formascuando ambas son plenamente subjuntivas. Cuando así ocurre, es tam-bién evidente el predominio de -se en la lengua clásica, con lo cualsigue en pie la opinión de CUERVO, aunque ligeramente corregida ensu última parte. El hecho es perfectamente explicable, puesto que -seha sido siempre subjuntivo, en tanto que ora ha ido adquiriendo estafunción a lo largo de la vida del idioma, y es natural que cuanto másretrocedamos en la historia de ora, menos han de ser sus valores sub-juntivos.

138. Perfecto. Su significación temporal es pretérita o futura,y expresa asimismo acción perfecta, con lo cual se diferencia de lostiempos que hemos estudiado hasta ahora en este capítulo". Conespon.de en el indicativo al pretérito perfecto actual y al antefuturo:

Creo que ha llegado } N 1 II d, o creo que /laya ega oCreo que habra llegado ..

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182 PARTE II, CAP. XIII § 139

Cbserva BELLO (656) que a menudo empleamos el mero futurocuando por las relaciones de tiempo ?udiera tener cabida el antefutu-ro, p. ej.: Estamos aguardando a levante hayael bloqueo para equipajes a bordo. Lo mismo ocurreentre el imperfecto y el perfecto usados con valor de pretéritos: Esdudoso que Marco Antonio fuera (o fuese, o haya sido) un hombre tandisoluto y abandonado como Cicer6n le pinta. En ambos casos, la pre-ferencia por la forma simple o por la compuesta está determinada porel interés que pongamos en enunciar la perfección del acto, puestoque el sentido temporal es el mismo. Se trata, pues, de una neutraliza-ción de aspectos.

139. Pluscuamperfecto. Indica en el subjuntivo las mismas re-laciones de tiempo que en el indicativo expresan el pluscuamperfectoy el antcfuturo hipotético:

Creía que había llegado }., . .C ' h b' 11 d No creta que oa rta o

Su uso en las oraciones condicionales se rige por la misma normaque el imperfecto, es decir: hubiera o + participio en la pró-tash, hubiera o habría+ participio en la apódosis, p. ej.: Sio estudiado te hubieran o habrían aprobado. As: corno en elimperfecto el uso de ora en la apódosis es hoy poco frecuente fuera dela lengua literaria, en el pluscuamperfecto se usan indi:ltintamentehubieran o habrían aprobado en el habla usual. Se siente hoy comoarcaico decir si estudiases aprobaran; pero no ocurre lo mismo enSi hubieses utudiado U aprobado. La progresiva indetermina-ción temporal del imperfecto en ora, en contraste con -ría, que es siem-pre futuro en relación con el verbo de la prótasis, ha facilitado en laapódosis el predominio de -ría. En cambio, el carácter perfectivo dehubiera1J aprobado señala con precisión el tiempo en que la acción seprodujo y asegura su persistencia.

Acerca del empleo de cantado en la apódosis como equi-va.lente de o habría cantado, véase lo que dijimos sobre el ante·futuro hipotético de indicativo en el capítulo anterior (131).

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§ 140 TIEMPOS DEL SUBJUNTIVO 183

140. Futuros hipotéticos. Expresan acci6n venidera posible, im·en la forma simple, y antefutura en la com·

puesta. cantado; v. gr.: «Cuando y lugarla no cargues todo el rigor de la ley al delincuente (Quijo·te, 11, 42); Si alguien infringiere esta disposici6n, será castigado con

al daño producido. El empleo de estos dos tiemposes tan raro en la lengua moderna, que prácticamente puede decirseque han desaparecido de la conjugaci6n española, aunque los siguen

los gramáticos por la frecuencia con que aparecen en losautores del Siglo de Oro 3. Hoy s610 se usan algo en la lengua litera-ria y en algunas frases hechas como lo que fuere, venga de donde

y refranes: adonde fueres, haz lo que vieres. Aun en la épocaclásica, su uso estaba limitado a las oraciones condicionales y a lastemporales y relativas a ellas equivalentes (v. § 247). El portugués haconservado los futuros de subjuntivo hasta nuestros días mucho mejorque el español.

Todos los tiempos del subjuntivo son aptos para expresar acci6nfutura, y por consiguiente han ido haciéndose innecesarios los futuroshipotéticos. El presente y el imperfecto han tomado las funciones decantare; el perfecto y el pluscuamperfecto las de hubiere cantado. Elpresente de indicativo se emplea, como es sabido, en la pr6tasis de lasOi aciones condicionales con si. Por estos motivos el idioma ha ido aban-donando el empleo de los futuros de subjuntivo, cuyo significado seconfundía con algunos de los tiempos mencionados.

Sin embargo, la R. Academia Española (Gram., 434 c) desatiendeel uso real de la lengua moderna hablada y escrita, y reprueba expre-samente la sustituci6n de los futuros de subjuntivo: «Es reprensibleincorrecci6n - dice - emplear [como futuro contingente en las ora·ciones condicionales] la segunda forma del pretérito imperfecto desubjuntivo, en vez del futuro. Así, no puede decirse si hubiese torosesta iré a ni tampoco si hubiese venido Pedro mañana,¡ré a sino- si toros, etc.; si hubiere venido Pedro, etc.».Parece que la desaprobaci6n no alcanza a la forma en ora del imperfecto

3 Vbse Lu S. DE SCAZZOCCHIO, El futuro en la Remtil ú Z. Pa-cultad de )' C;mcüu; Montevideo, 1952, pigs. 167-177.

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184 PARTE n, CAP. XIII § 140

de subjuntivo, a pesar de que en estos ejemplos equivale a la formaen -se. No es aventurado predecir que la recomendación académica,por muy bien fundada que esté en la lengua literaria clásica, no podrárestaurar un uso tan manifiestamente arcaico.

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CAPITULO XIV

FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO

141. Para que haya oración gramatical es necesario un verbo entorma personal, decíamos en el primer capítulo. Se llaman formaspersonales las que llevan consigo la de la persona gramati-cal que realiza la acción. El infinitivo, el gerundio y el participio noson formas personales, puesto que no indican de por sí ninguna de lasseis personas (tres del singular y tres del plural), que pueden ser sujetode la oración. Por esto no forman oraciones, sino frases: decir la ver-dad, comiendo fruta, contado un cuento. Pronunciadas aisladamente,no constituyen unidades con sentido completo en sí mismas. En el ca-pítulo VIII hemos estudiado el significado especial de algunas de estasfrases; en este capítulo estudiaremos algunas más.

Infinitivo, gerundio y participio son indudablemente formas delverbo que se distinguen de las del indicativo, imperativo y subjuntivo,en no ser personales. Por esto las designamos en conjunto con la sen-cilla denominación de formas no personales del verbo, la cual no,; pare-ce más exacta que la de formas nominales empleada por la ACADEMIA,

puesto que esta designación no es aplicable al gerundio con la mismapropiedad que al infinitivo y al participio. LENZ propuso para todosellos el nombre expresivo de verboides, recomendable por su brevedad;aparte de la rareza de la palabra, tiene el inconveniente de que la ter-minación en -oide alude a una vaga semejanza o participación en laforma o en la naturaleza del primitivo al que se juntaJasteroide, al·

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186 PARTE n, CAP. XIV § 142

mientras que el infinitivo, el gerundio y el parti.cipio no son semejantes a verbos, sino que son formas del verbo mis-mo. Tampoco nos parece suficientemente clara la denominación dederivados verbales usada en algunas gramáticas, por ser también apli-cable: a los postverbales y a todas las palabras formadascon sufijo sobre una base verbal.

La función más general que corresponue a caJa una de estas tresformas no personales queda definida diciendo que el infinitivo es unsubstantivo verbal; el gerunJio, un adverbio verbal; y el participio,un adjetivo verbal. Además ele: ser no personales, tienen de co-mún el no expresar por sí mismas el tiempo en que ocurre la acción,el cual se deduce del verbo de la oraci6n en que: se hallan, o de losadverbios que les acompañen. Son aptos, en cambio, para la expresi6nde la pasiva y del carácter perfecto o imperfecto de la acci6n quesignifican.

Los tres pueden construirse como elementos constitutivos de unaoraci6n (construcci6n conjunta) o pueden adquirir cierta independen.cia oracional equivalente a una oraci6n subordinada. En este últimocaso se dice que forman cláuSttla o construcci6n absoluta. En cláusulaabsoluta forman un juicio 16gicamente completo; gramaticalmente. equivalen, como queda dicho, a una oraci6n subordinada. Decimosque equivalen y no que son, porque para ser oraciones gramaticalesles falta la presencia de un verbo en forma personal, aunque conten·

desde el punto de vista l6gico, todos los elementos necesarios.Ejemplos: Al tlolvimos a casa (subordinada temporal);

tú, estaremos (íd. condicional); Declarada la gue.rra, las (íd. temporal).

INFINITIVO

142. El infinitivo como nombre. El infinitivo es un substantivoverbal masculino; es el nombre del verbo. BELLO (294) pens6 que

al género neutro fundándose en que, al parecer, se repro-duce por pronombres neutros. Lo razonaba del modo siguiente: «Es·tábamos a partir, pero hubo dificultades en ello, )' tutli·mos que diferirlo. Ello y lo representan a partir. Si en lugar de un

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§ 143 FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO 187

infinitivo hubiésemos empleado otro substantivo; si hubiésemos dicho,v. gr.: determinados a la partida, hubiéramos continuadoasí: hubo dificultades en y tuvimos que diferirla. Y si en vezde a la partida se hubiese dicho al viaje, hubiera sido menester que enla segunda proposición se dijese en él, y en la tercera se hubiera podidoponer diferirle o diferirlo, porque el acusativo masculino de ¿Z es leo lo». CUERVO (notas 56 y 70) hizo ver la confusión de BELLO en esterazonamiento, puesto que lo que se reproduce con el neutro es la ora-ción entera, y no el infinitivo solo. Los infinitivos son masculinos, por-que les acompaña el artículo o adjetivos masculinos.

Algunos infinitivos han llegado a una substantivación permanente:puar, haber, deber, y hasta admiten plural: haberes, deberes,andares, dares y tomares. Todos los infinitivos españoles pue-den llevar artículo, demostrativos, posesivos e indefinidos masculinos:el dormir, un este cavilar me mi pareur, ese otrocantar. Conciertan con adjetivos masculinos: un buen callar, unmúso amanecer. Sobre la concordancia de varios infinitivos con un verboo con un adjetivo, véase capítulo II. Así como el francés limitó mucho, apartir del siglo XVI, el número de infinitivos que pueden substantivarse,el español ha conservado entera hasta nuestros días la libertad de subs-ta:ltivación de todo infinitivo. Frases como le du soleil pueden cons-truirse sólo con ciertos infinitivos fijados por el uso. La lengua españolasubstantiva además la forma reflexiva: el atreverse, un continuo mover-se. el

Otro carácter substantivo consiste en que puede ser sujeto o comple-mento de la oración principal. Además, se construye a menudo con prepo-sición, ni más ni menos que los demás substantivos, para expresar sus rela-ciones con los demás elementos sintácticos de la oración de que formanparte: dificil apto para vicnm a cobrar, la casa sin ba-rrer, afana por entender. Con algunas preposiciones forman frases desentido especial, como luego veremos.

143. El Infinitivo como verbo. Sin perder ninguno de sus caracte-res substantivos, los infinitivos mantienen las siguientes cualidades ver-bales:

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188 PARTE n, CAP. XIV § 143

a) Pueden ser pasivos: muchos codician ser estimados; se jactabade haber sido aplaudido. Para tener significación pasiva deben adoptarla forma de la pasiva, por regla general. Pero hay algunos casos en quesin el verbo auxiliar ser tienen sentido digno de alabar, río fácilde atravesar, -equivalen a digno de ser alabado, fádl de ser atravesado.Para la significación refleja impersonal, véase el punto c).

b) La forma simple expresa la acción imperfecta; la compuesta esperfectiva. Compárense por ejemplo estudiar y haber estudiado; salir yhaber salido. No se trata de tiempo sino de: aspecto de la acción. Podemosdecir: te premiaron por haber estudiado todo el curso anterior (pretérito),o si trabajas, te premiarán por haber estudiado (futuro). La significacióntemporal no depende del infinitivo. En cambio, si en ambas oracionessustituimos haber estudiado por estudiar, nuestro interés se fija en la con-tinuidad de la acción y no en su término.

c) Admiten pronombres enclíticos: ¡ze venido a verte; el decirlo túme sorpretzde mucho. La lengua medieval podía usar la proclisis del pro-nombre con el infinitivo: para nos satisfacer; para la acompañar. En lalengua moderna, el pronombre va necesariamente pospuesto al infinitivo,lo mismo que al imperativo y al gerundio. Con la forma compuesta,el pronombre va detrás de haber: siento haberos molestado Estos en-clíticos pueden dar a la acción carácter reflexivo y recíproco, 10 cual cons-tituye otra cualidad verbal del infinitivo: voy a lavarme; le mandaronmarcharse de allí; el tutearse es prueba de confianza. Con se pueden ex-presar reflejo impersonal: cosa digna de verse.

ti) Cuando van substantivados admiten, sin embargo, la construc-ción verbal con adverbios, p. ej.: Verás un siempre temer (L. DE VEGA,El piadoso veneciano, II, 6); Me cansa ese refunfuñar constantemetzte; Eldespuntar bellamente la aurora, nos anim6 a todos. En alemán y en fran-cés sería necesaria la construcción substantiva, equivalente a las españolasun continuo temer, ese refunfuñar constante, el bello despuntar de la au-rora, con adjetivos en vez de adverbios. CUERVO (nota 70) observó conacierto que la construcción verbal es más viva y animada que la subs-tantiva.

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§ 144 FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO 189

e) Tienen sujeto tácito o expreso. Pueden ocurrir a este respectolos cuatro casos siguientes:

1.° Sujeto indeterminado, bien sea por su carácter general, bien porfalta de interés hacia él: querer es poder; Carlos III mand6 construireste edificio (no importa el sujeto de construir).

2.° El infinitivo como nombre puede llevar sujeto con la preposiciónde (genitivo subjetivo): el murmurar de las fuentes; el dulce lamentar dedos pastores; el mentir de las estrellas. También puede expresarse el sujetopor medio de un posesivo: mi reir, su murmurar, vuestro charlar con-tznuo.

3.o El sujeto del infinitivo es el mismo del verbo principal: pelea-remos hasta morir; deseaban abandonar aquel país; vengo a pagar.

4.° El sujeto del infinitivo y el del verbo principal son distintos:Por no saber yo nada me sorprendieron; El dulce sonido de tu habla mecertifica ser tú mi señora Melibea (Celestina XII); El decirlo tú y en-tenderlo yo me causa nueva admiraci6n y nueva maravilla (CERVANTES,Coloquio). La expresión del sujeto del infinitivo en nominativo, comoen los ejemplos anteriores, es uno de los rasgos más característicos de lalengua española.

Otros de sujeto diferente: te prohibo hablar; al salir el solemprendimos la marcha; nos hicieron l/orar. Obsérvese que en los casosen que el sujeto del infinitivo está expresado, se coloca .de él: sertú mi señora, salir el sol, y no mi seilora ser tú, el sol salir. La colocacióndel sujeto delante del infinitivo es también posible, pero poco frecuente.Por ejemplo, oraciones como por yo no saber nada me sorprendieron,veía los barcos venir, son en prosa mucho menos usuales que por nosaber yo nada..., veía venir /OJ barcos. No es rara, sin embargo. en la len-gua hablada, la construcción sin yo saberlo.

144. El infinitivo subordinado. Sin menoscabo de los caracteresverbales estudiados en el párrafo anterior, el infinitivo conserva todas lasfunciones sintácticas que corresponden al substantivo; es decir, puede sersujeto de la oración principal, o complemento de cualquier clase, con pre-posición y si n ella. Otras lenguas, como el francés, el alemán y el inglés,

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190 PARTE 11, CAP. XIV § 144

limitan el número de preposiciones que pueden unirse al infinitivo, obien restringen las construcciones verbales y substantivas a que puedenaplicarse.

Es sujeto de numerosos verbos y expresiones impersonales, como con-venir, importar, ser bueno, ser malo, estar bien o mal, ser útil, etc., p. ej.:No conviene asustarle; Sería útil hablar otra vez del asunto; Ser cortéscon los inferiores está bien a los poderosos.

Cuando es complemento direct() se construye sin preposición por reglageneral. Suelen llevarlo los verbos de percepción y voluntad, p. ej.: Oigotocar las campanas; Te veo pasar todos los días; Os prohibieron volver;Mand6 encarcelar a los culpables. Discurren las gramáticas acerca de siel sujeto del infinitivo (en estos ejemplos las campanas. te, o/', los culpa-bles) es complemento directo, al cual se añade el infinitivo como comple-mento predicativo del mismo, o bien si hay que interpretar al infinitivocomo complemento directo y a su sujeto como indirecto (véase ACA-DEMIA, 449). Con verbos de mandato no hay dificultad, puesto que elinfinitivo es la cosa mandada y su sujeto es un claro complemento indirec-to; pero con verbos de percepción la cuestión resulta a veces difícil deresolver, porque hay que ensayar la función que desempeña el comple.mento valiéndose de pronombres reproductores o poniendo la oraciónen pasiva, cosa que no siempre es posible. Se complica además con eluso de la preposición a con complementos personales. Mirada la cuestiónpsicológicamente, el infinitivo y su sujeto forman una representaciónconjunta que actúa en su totalidad como complemento directo del verboprincipal.

También se construyen con jnfinitivo complemento directo, sin pre-posición, los verbos modales como querer, poder, deber, osar, Joler, pen-sar, esperar, lograr, saber, etc., etc. Con algunos de ellos se forman frasesverbales de tipo semejante a las estudiadas en el capítulo VIII. De ellastratamos especialmente en el § 100, bis. Ejemplos: No podían salir; de-bemos trabajar; suelen venir; esperaba heredar; sé nadar.

El infinitivo como complemento indirecto lleva las preposiciones ao para, y a veces por. Equivale a una vración final, y tiene el mismo su-jeto del verbo de que depende; salgo a pasear; vienen para ver las fiestas;rabiaba Sancho por sacar a su amo del pueblo (Qui;ote, 1I, 19). El in-finitivo final que acompaña a verbos de movimiento (ir, salir, venir,

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§ 144 FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO 191

volver, etc.) se construía en castellano arcaico sin preposición: exien lovur mugieus e varones; la manol ban besar (Cid, 298). Pero la preposi-ción a se va imponiendo poco a poco, y llega a ser prácticamente obli-gatoria a fines de la Edad Media.

Sobre el uso del infinitivo con significado imperativo, con preposi-ción o sin ella, véanse los §§ 41 Y 116. En oraciones exclamativas, inte-rrogativas y exhortativas, el infinitivo reemplaza a otros tiempos del ver-bo: lA mi negarme la entrada!; ¿Yo despertar de dormir en lecho tanexcelente? La vida es sueño, 1I, 3) 1. El hablante expresa in-dignación, asombro u otros sentimientos, ante un hecho cuya situacióntemporal no le importa señalar. De tipo semejante son las frases corrien-tes ¡Y venga /lover!; Ellos ¡venga murmurar!, con las cualesenfáticamente la insistencia o reiteración del acto que el infinitivo denota.El tiempo en que la acción ocurre se deduce de la situación o del con-texto.

Con un infinitivo complementario de un substantivo, la preposiciónpor equivale a sin: la casa por barrer; esto está por decir; un problemapor resolver.

Como complemento circunstancial va unido el infinitivo a las mis-mas preposiciones que los substantivos que desempeñan este papel: /JO

quiso marcharse sin resolver el asttmo que motivó su viaje; si contentaríacon recibir una carta cada mes.

Toma con algunas preposiciones significado especial, equivalente él

oraciones subordinadas adverbiales. He aquí los casos más importantespor su frecuencia en la lengua moderna:

Preposición a+ el+ infinitivo, expresa coincidencia temporal: alanochecer regresaremos; le encontré al salir de casa.

Las 'preposiciones a o de con infinitivo forman frases de sentido con-dicional: o no ser cierto, buen chasco llevaríamos; de seguir las cosasasJ, no sé adonde iremos a parar.

La preposición con + i1lfinitivo equivale a una subordinada concc-siva: Con tener tanto di1lero, vive miserablemente. A veces toma tam-bién sentido condicional, p. ej.: Con pagarle la mitad, se conformaríapor ahora.

I VÚM: CUERVO 78) y HANuDI (614).

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192 PARTE n, CAP. XIV

GERUNDIO

§ 145

145. Tiene dos formas, la simple (cantandoJ y la compuesta(hahiendo cantadoJ. La primera es imperfecta, expresa coincidenciatemporal o anterioridad inmediata respecto al verbo de la oración enque se halla, p. ej.: Paseando por el campo, vi aterrizar un avi6n delviajeros; Encontrarás al niño jugando en el portal. El pretérito vi y elfuturo encontrarás son simultáneos con los actos de pasear y jugarpectivamente. Pero como el carácter imperfecto y durativo de los ge-rundios paseando y jugando envuelve temporalmente a los actos mo-mentáneos de ver y encontrar dentro de su transcurso, es posible quela atención del que habla se fije en la anterioridad inmediata más queen la coincidencia. La anterioridad inmediata resalta vivamente cuandolos dos actos se oponen entre sí por su significado, de manera que unosupone la cesación del otro: Paseando por la plaza, le detuvo la policía;yendo en autom6vil ha sufrido un accidente. Si el verbo principal ex-presa también acción imperfecta, su coincidencia temporal con el gerun-dio se extiende a toda la duración del acto: desde allí veía a sus hijosjugando en el portal. El aspecto durativo expresado por el gerundioexplica las frases verbales que forma con estar, ir, venir y otros auxi-liares (v. cap. VIII)2.

Según lo que antecede, la acción verbal que el gerundio indica nopuede ser posterior a la del verbo principal. De aquí el error, criticadovivamente por BELLO (447), de construcciones como las siguientes: elagresor huyó, siendo detenido horas después; las tropas se hicieron fuer-tes en un convento, teniendo pronto retirarse después de una inútilaunque vigorosa resistencia. El gerundio no es adecuado para significarposterioridad, consecuencia o efecto, como dice el gramático mencio-nado. Hay que decir, sin embargo, que tan censurables construccionesvan siendo frecuentes, especialmente cuando llevan expresiones de

2 Para más pormenores sobre estas formas pcrifráslicas,' véase CHMELleEK. Die Gerundia/·umSC"hreihung im Altspanischen zum Ausdruck von Aktionsarten, Hamburgo 1930, y la reseñade este libro por S. Fernández Ramlra en la Rev. de Fil%gla Española, XXII, 1935, pági.nas 195·97. Para el estudio general del gerundio español sigue siendo básiea la Ilota 72 deCuervo a la Gramática de Bello; v. también Apuntaciones criticas sohre el lenguaje hogota.no, 322·327.

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§ 145 FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO 193

tiempo (horas pronto), que neutralizan más o menos el aspec-to imperfectivo del gerundio.

Hay que añadir que cabe emplear el gerundio para expresar actosposteriores al verbo principal, cuando las dos acciones son tan inmediatasque se funden en la representación con apariencia de simultaneidad. Si de-cimos, p. ej., Sali6 la dando un portazo, es indudable<'lue el portazo se produjo después de salir; pero los dos actos obedecena un solo impulso del sujeto, y pueden ser sentidos como simultáneos.En el mismo caso se hallaría la oración: Entr6 dirigiéndose a su habita-ci6n sin saludar a aunque pusiéramos una coma después deel hablante puede fundir ambos actos inmediatos en una sola representa-ción que justifica el empleo del gerundio. Del grado con que esta fusiónpsíquica pueda producirse dependerá en cada caso la propiedad del ge-

La forma compuesta se expresa con el auxiliar 3:estudiado la proposici6n usted, me a aceptarla. Signiftca an-terioridad, más o menos mediata, y es perfectiva, como todas las formascompuestas del verbo.

La única preposición que puede acompañarle es en. Con ella expresamodernamente anterioridad inmediata: en acabando de come" saldrécontigo. En la lengua antigua significaba simultaneidad. Su uso decrecevisiblemente en nuestros días, a causa de que la sustituyen con ventajaotras expresiones de la sucesión inmediata, como: en cuantoacabe. etc.

El gerundio admite pronombres pero nunca proclíticosen la lengua moderna: diciéndome, levantándose, habiéndolo examinado.

Procede del ablativo de gerundio latino, pero en español se ha ex-tendido a otros usos, algunos de ellos vacilantes, que dan lugar a algunasincorrecciones frecuentes. En el estado actual del idioma el gerundiopuede modificar el verbo principal y puede referirse al sujeto o al com-

3 Bello (714 y 715) considera también como gerundio compuesto las perífrasis fornudaspor tenkndo+ partinpio y estando+gerundio: Tmkndo preparlldo el via;e Aube de diferirlo:Estando yo durmkndo, lISaltó 111 CIISII unll pllTtidll de Wrones. En realidad se trata de las frasesverbales ya explicadas en el cap. VID. A ellas podrían añadirse ir, IIndllr, cte., seguidos degerundio. Ya es sabido que dichas frases verbales tienen su conjugación completa, y por 19tanto han de tener también su gerundio.

13

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194 PARTE 11, CAP. XIV § 146

plemento directo del mismo, en calidad de participio activo. Tambiénse usa en construcción absoluta. Trataremos separadamente de cada unode estos cuatro empleos posibles.

146. El gerundio como adverbio. La función más general delgerundio es la de modificar al verbo como un adverbio de modo: con-testó llorando, tliene tlolando, pasa corriendo, hablaba gritando. En es-tas frases, llorando, tlolando, corriendo y gritando expresan maneras deproducirse la acción verbal a que se refieren. Se coloca generalmentedetrás del verbo; pero puede ir delante, y en este caso la modificaciónadverbial que el gerundio significa, adquiere subjetivamente un relieveparecido al del adjetivo antepuesto al substantivo: llorando contestó;corriendo pasa.

Del mismo modo que algunos adverbios admiten sufijos diminu-tivos (cerquita, lejitos), ciertos gerundios, en número limitado, puedenllevarlos también: tlino callandito hasta donde yo estabaj' «Yo lo quehice fue arrimarle la lanza. Lo demás lo hizo e! difunto; ¿[ mismo se lafue clatlandito como si le gustara el frío de! jierro» (R. GALLEGOS, DoñaBárbara, p. l, cap. l). Estos diminutivos son frecuentes en el lenguajefamiliar y popular, sobre todo en los países hispanoamericanos.

El gerundio en su significación adverbial no deja de ser verbo.Viene a ser una acción secundaria que se suma a la del verbo principalmodificándola o describiéndola. El sujeto es, naturalmente, el mismo delverbo principal. En nuestra representación psíquica del hecho, puedesentirse predominantemente el gerundio como una cualidad del verbo(adverbio), o como otra acción atribuida al sujeto del verbo principal(participio activo). En e! perro huy6 aullando, la acción de aullar es cierta-mente una modificación adverbial de huir, pero puede adquirir ciertaindependencia que la haga semejante a lo que expresaría el participiode presente aullante, si éste estuviera en uso.

Cuando no hay verbo principal a quien referir el gerundio. éste ad-quiere carácter de participio activo del sujeto. Por ejemplo, al pie de gra-bados y fotografías o en títulos de relatos y descripciones, es frecuenteleer: Char pasando e! Rubicón; El pueblo de París tomando la Bastilla;El Gallo toreando de muleta; Las ranas pidiendo rey. Se alude en estoscasos a la acción en transcurso, en su producirse, es decir, mientras o

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§ 147 FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO 195

cuando sc producía. Este sentido de acción cursiva explica también el ge-rundio independiente en oraciones exclamativas del tipo: ¡Mi hermanamuricndo!, ¡Siempre amcnazando! ¡La áudad prosperando!, etc. Sincarácter exclamativo se usa también en frases narrativas independientes:Pasando el rato; Trabajando; El niiío durmiendo. Estas frases aparecensobre todo en el diálogo. Los gerundios ardiendo e hirlliendo han llegadoa funcionar como adjetivos aplicables a cualquier substantivo sin perderpor ello su significado de acción en curso imperfectivo: agua hirllicndo,un horno ardicndo. La Academia Española aprueba el empleo adjetivode estos dos gerundios.

Con más motivo, si el gerundio está subordinado a un verbo prin-cipal con cuya acción coexiste, pasamos fácilmente del sentido adverbialal de participio activo, sin que pueda señalarse línea divisoria fija entreuna y otra función, ni haya signo gramatical que expresamente la indi-que, puesto que son pocos los verbos castellanos que pueden tener parti-cipio de presente, y aun éste tiende a adjetivarse permanentemente encuanto es aceptado de un modo general. Nace de aquí el empleo del ge-rundio como participio activo, referido unas veces al sujeto del verboprincipal y otras al complemento directo del mismo.

147. Gerundio referido al sujeto. Cuando el gerundio se refiereal sujeto, tiene carácter explicativo: El capitán, lIicndo que el barca schundía, mand6 preparar las lanchas de salllamento; Me pUJe a contem-plar el paisajc, dejando a un lado mis preocupaciones. En ambos ejem-plos el gerundio enuncia una acción secundaria del sujeto, con la cualdesenvuelve, explica la acción principal. Si tratásemos de particularizaro especificar al sujeto, el gerundio perdería su cualidad verbal para con-vertirse en adjetivo, y su empleo sería incorrecto. Así ocurre, por ejem-plo, en algunas frases frecuentes en el lenguaje administrativo, como undccrcto nombrando director... , ley regulando los créditos, oficio remi-ticndo el expcdicntc, etc., en vez de quc nombra dircctor, que rcgula loscréditos, quc rcmite el expedicntc, puesto que el gerundio es especifica-tivo, determina el contenido del dccrcto, lcy, oficio, etc. Por igual motivoes contrario a la naturaleza del gerundio español su uso como atributo:Era un hombrc robusto, alto y gozando de buena salud; Vivía en aquelpucblo un hidalgo rico y vicjo, tcniendo hcrmosas fincas. Si decimos los

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196 PARTE 11, CAP. XIV § 148alumnos, viviendo lejos, llegaban tarde a la escuela, el gerundio explicala causa de su tardanza y nos referimos a todos los alumnos. Si suprimi-mos las comas y decimos los alumnos viviendo lejos llegaban tarde a laescuda, no nos referimos ya a todos los alumnos, sino sólo a los que vivíanlejos; en este caso el gerundio no tiene carácter explicativo, sino especifi-cativo, y por ello su uso se siente como incorrecto. Es un galicismo. Com-párense para mayor claridad las oraciones anteriores con sus correspon·dientes de relativo.

Los alumnos, viviendo lejos, llega-ban tarde a la escuda (explicativa).

Los alumnos viviendo lejos llega-ban tarde a la escuda (especifica-tiva e incorrecta).

Los alumnos, que vivían lejos, lle-gaban tarde a la escuda (explica-tiva).

Los alumnos que vivían lejos lle-gaban tarde a la escuda (especifi-cativa).

Las oraciones de relativo explicativas, en su equivalencia con las queestamos estudiando, pueden servirnos de guía sobre el carácter explicativodel gerundio. Si decimos: las leyes aduaneras, regulando las importa-ciones, protegen la economía nacional, explicamos o desenvolvemos unacualidad de todas las leyes aduaneras, y la expresión es correcta. Si supri-mirnos las comas, especificamos o determinamos que sólo nos referimosa ciertas leyes aduaneras, las que regulan las importaciones, y el uso delgerundio es incorrecto.

148. Gerundio referido al complemento directo. El sujeto delgerundio puede ser el complemento directo del verbo principal: vi auna muchacha cogiendo manzanas: encontré a tu padre escribiendo. Unamuchacha y tu padre son complemento acusativo de vi y encontré, almismo tiempo que sujetos de los gerundios cogiendo y escribiendo. Laacción expresada por el verbo principal coincide temporalmente con ladel gerundio.

Para ello es necesario que el gerundio exprese una acción, trans-formación o cambio en transcurso perceptible, y no una cualidad, estadoo acción tan lenta que se asemeje a una cualidad por no ser perceptibleel cambio que se produce. No podríamos decir, por ejemplo, conocemos

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§ 149 FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO 197

a tm hombre siendo muy rico, sino que es muy rico; ni miro un árbolfloreciendo, sino que florece,' ni te envIo una caja conteniendo libros,sino que contiene; ni se necesita una empleada hablando fra1zcés, en vezde que hable francés, porque las cualidades, o transformaciones a ellassemejantes, no son compatibles con la idea de acción en curso, esencialdel gerundio. Son adjetivos, y no verbos. Por análoga razón sería dispara-tado decir asistiremos a la sesión comenzando a las 4 I porque comenzarla sesión es un acto momentáneo incompatible con el sentido durativo delgerundio.

Así se comprende que sólo lleven gerundio los complementos di-rectos de verbos que significan percepción sensible o intelectual (ver,mirar, olr, sentir, 1Jotar, observar, contempÚlr, distinguir, recorda,r,hallar, etc.), o representación (dibujar, pintar, grabar, describir, repre-sentar, etc.), con los cuales enunciamos que el sujeto aprehende la transoformación <> cambio que el gerundio significa; p. ej.: el autor describea D. Quijote acometiendo a los molinos de viento.

149. Gerundio en frase absoluta. En construcción absoluta, elgerundio no se refiere ni al sujeto ni al complemento del verbo princi-pal, sino que ·tiene por sujeto un nombre independiente: Mañana,permitiéndolo Dios, comenzaremos el viaje; Con voluntad mla, siendovosotros testigos de ella, le doy la mano de ser su esposa (CERVANTES,Galatea, 4). Dios y vosotros son sujetos respectivamente de los gerun-dios permitiendo y siendo, y no se hallan en la oración principal. Enesta construcción el gerundio puede hallarse intercalado en la oraciónprincipal, como en los ejemplos anteriores, o bien colocarse delanteo detrás de ella: Permitiéndolo Dios, mañana comenzaremos el viaje, oMañana comenzaremos el viaje, permitiéndolo Dios.

El sujeto del gerundio absoluto va siempre detrás de él: Estandoyo presente, no cometerán esa tonterla; Habiendo entrado el Director,se pusieron todos a trabajar.

El gerundio en construcción absoluta, además de expresar unaacción que coincide temporalmente con la del verbo principal o es in-

anterior a ella, puede tener los siguientes significados:

a) Causal: Nada temo, estando aqul vosotros.

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198 PARTE 11, CAP. XIV § 149

b) Modal: Por todas las vlas procuraban di·ciendo el y 11, 74).

c) Condicional: Ayudando todos, acabará pronto la

d) Siendo tan fácil el problema, pocos lo hanto al intento.

Estos matices no son exclusivos de la construcci6n absoluta, sinoque pueden acompañar a todo gerundio de carácter explicativo. Porejemplo: en la oraci6n El capitán, viendo el barco hundía, manod6 las lanchas de es fácil ver su significaci6n cau-sal. Ambas const:rlli:ciones coinciden, pues, en ser explicativas y enindicar una circunstancia causal, modal, condicional o concesiva dela acci6n principal; pero en la construcci6n conjunta los dos verbostienen el mismo sujeto, mientras que en la absoluta e! gerundio tienesujeto propio, como hemos visto en los ejemplos anteriores.

El gerundio absoluto va subordinado a la oraci6n principal, y poresto se sienten como desaliñadas e imprecisas las construcciones en quese usa como coordinado, p. ej.: Los ministros hallan reunidos, creo

los círculos políticos ya no a hasta lapr6xima. La re!aci6n entre y hallan es

de simple coordinaci6n copulativa: o •• se hallan y en losclrculos políticos se cru... ; o bien podrían yuxtaponerse: ... hallan

los círculos políticos ...CUERVO 327) señal6 como procedente de la cons-

trucci6n absoluta e! uso del gerundio de algunos verbos de movimiento(bajando, pasando, viniendo,para indicar situaci6n o para precisarla, p. ej.: El antiguo café estabaen la calle de Carretas, subiendo a la derecha; Vivo pasando la catedral,

cuadras más allá; La estatua halla en la plaza. Cuervoautoriz6 este empleo con numerosos ejemplos antiguos y modernos, yestim6 que en ellos el gerundio adquiere valor prepositivo. Creemos quemás bien habría que interpretarlos como gerundios descriptivos de! mo-vimiento, real o imaginario, que se necesita hacer para situar e! lugaraludido. Claro es que cuando se usan sin otra preposiei6n adquieren

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§ ISI FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO 199

cierto significado prepositivo: Vivo pasando la (= tras la cate-dral); La está bajando la plaza (= hacia abajo de la plaza).

PARTICIPIO

ISO. Participio COIl verbos auxiliares. Por su origen latino, elparticipio español contiene las ideas de pasiva y de tiempo pretérito.Al unirse con el auxiliar para formar los tiempos compuestos dela conjugaci6n en la época preliteraria, se sienten todavía ambos valo-res, y en los primitivos monumentos literarios subsiste con mucha fre-cuencia la significaci6n pasiva junto a la de pretérito, como lo demues-tra la concordancia del participio con el complemento directo del verbo:las armas avién presas (CID, 1001). A medida que el verbo vaperdiendo su significado originario de o posur, y se inmovilizael participio en forma neutra (han las cartas), el participio pierdetotalmetne el sentido pasivo junto al verbo auxiliar, y queda consignificación de acción acabada o perfecta.

Con el auxiliar ocurre lo contrario. Forma la voz pasiva yoscurece, hasta perderlo, su sentido perfectivo, según hemos· visto enlos capítulos IV y IX.

Con los demás verbos auxiliares a los que se une para formarconjugaciones perifrásticas tener, etc.), conserva unay otra acepción: Las obras están terminadas; Tengo pensada otra so-lución, son frases verbales a la vez perfectivas y pasivas (véase cap. VIII).

1SI. Participio independiente. Fuera de su construcción converbos auxiliares·, el participio es un adjetivo verbal, cuyo significadoactivo o pasivo, depende de la naturaleza del verbo de que procede, o dela acepción particular en que se use cuando éste se presta a más de una.

Los verbos transitivos dan lugar a participios pasivos, puesto queexpresan el resultado de una acción sobre un complemento: una casaedificada con ladrillos; persona amada; el peligro temido. Cuando losverbos transitivos tienen además uso reflexivo, a éste corresponde un

.. Sobre las construcciones del participio con verbos auxiliares, !i 99. ED la voz pasiva, v. §§ 101-103.

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200 PARTE 11, CAP. XIV § 151

participio activo. Por ejemplo, de resolver un problema nace un parti-cipio pasivo (problema resuelto); pero de resolverse sale un participioactivo (un hombre resuelto). Por analogía se propaga este doble signi-ficado a otros participios de verbos transitivos que, aunque no tienenuso reflexivo, expresan acciones producidas por el hombre, y cuyoparticipio adjetivo designa costumbre o hábito de realizar determina-dos actos. Así el participio leído es pasivo en un libro leido, por refe-rirse a una cosa, y es activo en una persona leida; en una culpa disimu-lada el participio es pasivo, pero pasa a ser activo en un hombre disi-mulado. Actúan conjuntamente en los participios de verbos transitivospara darles sentido activo, por una parte el uso reflexivo posible delverbo en cuestión j y por otra la posibilidad de ser aplicados a un serhumano que 'puede ser sujeto agente de la cualidad que el participioexpresa. Históricamente ha ido creciendo el número de participios ca-paces de esta doble acepción. La ACADEMIA enumera los siguientes(461 b): agradecido, callado, cansado, considerado, descreJdo, desespe-rado, desprendido, disimulado, encogido, entendido, esforzado, fingi-do, leido, medido, mirado, moderado, precavido, resuelto, sahido, saocudido, sentido; y además (462 c) almorzado, comido, bebido y cenado.

El participio de los verbos intransitivos y reflexivos tiene signifi-cación activa, como es natural: acostumbrado, arrepentido, atrevido,comedido, osado, parecido, porfiado, preciado, presumido, recatado,sentido, valido.

En construcción conjunta, el participio modifica a un sustantivode la oración en que figura: Los aviones alineados en d campo espe.raban la orden de despegar, es una oración cuyo sujeto lleva como es-pecificativo el participio alineados. Sería explicativo si dijésemos: Losaviones, alineados en el campo, esperaban ..., o bien: Alineados en elcampo, los aviones esperaban. Pero en cualquiera de estos casos el par-ticipio es conjunto 8. En cambio, si decimos: Alineados en el campo

5 En loa poeta. del Siglo de Oro hallamoa de .,ez en cuando construccionCl de participioconjunto como la siguiente:

... aqueDol capitanel ...por quien 101 akma,ul.el fiero cuello atadol.)' 101 f,ancelel pan domellkadol ...

(Garcilaso, Canci6n V).

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§ 152 FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO 201

los aviones, el ;efe dio la orden de despegar, el participio alineados nova referido a ningún sustantivo de la oración principal, sino a aviont:"s,que está fuera de ella con cierta independencia oracional; y por esrose dice que el participio es absoluto.

152. Participio en frase absoluta. En estilo literario, y con me·nos frecuencia en la lengua hablada, se emplea el participio en lasfrases absolutas, que corresponden al ablativo 'absoluto oracional deb Gramática latina: oidos los reos, el ;uez dispuso ... ; preparado elviaje, fue a despedirse de todos sus amigos; llegado el plazo, ttwieronque pagar a sus acreedores. De igual manera se emplean adjetivosen lugar de participios: limpias las armas; firme la voz; dudosa lafl¡ctoria, etc. Ordinariamente en la lengua moderna la frase se iniciapor el participio, como en los ejemplos que preceden, salvo en algu.nas fórmulas breves y fijas que el uso ha conservado; p. ej.: esto di·cho, junto a dicho esto, o en el refrán comida hecha, compañia deshe-cha. Cuando el sujeto es un pronombre personal, puede ir antes odespués del participio; después de )'0 muerto o después de muerto yo.En la lengua antigua abundan los ejemplos de participio colocado ensegundo lugar: la casa cerrada (LAZARILLO, 11), pero este uso es cadavez más raro desde fines del siglo XVI, fuera de los casos que acabamosde mencionar y de las frases con sentido modal, de las que nos ocu-paremos luego e.

El participio lleva a menudo una oración complementaria intro-ducida por que: sabido que el enemigo se acercaba; visto que no que-réis Izacerme caso.

La frase absoluta con participio significa fundamentalmente unacircunstancia de tiempo anterior al del verbo de la oración principal,como puede observarse en cualquiera de los ejemplos que hasta ahorahemos aducido. La expresión temporal puede reforzarse con la aña·

El parúcipio tJlados no va referido a los substantivos '! franulu con 101 cualesc:onciena, sino 0010 a una pane o miembro de ellos (el Era una construcción frecuenteen griego. La Academia Española (464, nota) la llama IZcusativo ustricción o tÜ limitación.Otro ejemplo del mismo autor:

... amante...lal venlZs dulcemente (ElegllZ 11).

6 V61se el 6nal del ¡¡ 120 bis.

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202 PARTE 11, CAP. XIV § 152

didura de adverbios o preposiciones como después de, luego, antes de,hasta: después de encendida la lumbre, comenz6 a preparar su pobrecomida; hasta terminado el plazo, no pueden presentarse reclamacio-nes. Este tipo de frases temporales unido él las que contienen el queanunciativo, ha influido según HANSSEN (619) y la ACADEMIA (468 a) enlas locuciones formadas por participio + que + un tiempo de los verboshaber, tener, estar, ser y ver: conocido que hubo el engaño; heridoque se vio; separados que fueron los combatientes; encendida queestuvo la lumbre; todas se explican por influencia de después que,ya que, luego que, etc., y se emplean exclusivamente en la lengualiteraria 7: Muerto Su Ilustrísima, y dejado que hubo el mozo el semi-nario por el cuartel, distingui610 entre todo su ejército el general Cano(p. A. ALARCÓN, El sombrero de tres picos). Se trata, pues, de un crucesintáctico. La construcción se ha propagado a sustantivos en aposición,como: Alvaro de Mendoza, gobernador que fue, que había sido, etc.En este caso, que es pronombre relativo: que fue gobernador. Otrosejemplos: Antonio, amo que se vio del cortijo, hizo... ; La buena mu-jer, madre que era de cuatro niños, se tJeía obligada a trabajar muchopara vitJir.

Del significado temporal procede el sentido concesivo que a vecesadquiere la cláusula absoluta, especialmente con la locución conjuntivasi bien: La obra, si bien retocadas algunas escenas, podrEa representar-se con· éxito.

Fácilmente se pasa también del sentido temporal al modal. Sepresent6, erguida la cabeza, ante el tribunal que había de juzgarle.Dice BELLO que en estas expresiones se sobrentiende la preposicióncon. Más exacto sería decir que la frase absoluta equivale en talescasos a un complemento circunstancial de modo con la preposicióncon: En esta gruta se tJeían figuras de ninfas, hechas de piedra, lospies descalzos, los brazos desnudos hasta los hombros, los .cabellosesparcidos sobre la espalda y la garganta, el traje ceñido a la cinturay una dulce sonrisa en entrecejo y boca .(VALERA, Dafnis y Cloe).Obsérvese que en esta significación modal, el sujeto puede precedero seguir al participio o al adjetivo, tanto en la lengua antigua como

1 V€ase BELLO (Gram.) 1123. y nota de Cuervo 107.

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§ 153 FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO 203

en la lengua moderna. Así, en el ejemplo anterior podría decirse espar-cidos los cabellos, ceñido el traje.

De su uso en construcciones absolutas proviene el signifiacdo quetienen actualmente los participios pasivos excepto e incluso, el adje-tivo saltlo y los antiguos participios de presente durante, mediante.obstante y embargante. Antiguamente concertaban con el substantivoa que se refieren, p. ej.: Ninguna nación, inclusa Italia, había tenidoun poeta lírico de igual mérito (M. DE LA ROSA); Lo que después sehace, mediantes los actos exteriores, es la ejecución destiZ determinaciónde la voluntad (PALACIOS RUBIOS, Esfuerzo bélico-heroico, XXIV). Enla actualidad estos vocablos se han inmovilizado, y así en los ejemplosa?teriores habría que decir: incluso Italia; mediante los actos exte-rtores.

Hoy el participio debido tiende a inmovilizarse en la locuciónadverbial debido a, con el sentido de «a causa de», «en virtud de»:la cosecha, debido a la sequía, era muy mala; los precios, debido a laescasez, han subido mucho. Aunque muchos consideran estas cons-trucciones como de legitimidad dudosa, parece que van ganando terre-no en el habla usual y pueden verse impresas con cierta frecuencia.Nótese el contacto entre el valor de particpio y su uso en la locuciónadverbial inmovilizada, en estos dos ejemplos: los desaciertos debidosa su mala gestión eran tales, que... y los desaciertos, debido a su malagestión, eran tales, que...

153. Participio de presente. Desde sus orígenes, la lengua es·pañola dejó de usar como tales la mayor parte de los participios depresente latinos, y los convirtió en adjetivos. Sin embargo, en el len-guaje medieval se encuentran usados participios de presente de verbosque actualmente no pueden formarlos, de manera que la restriccióninicia! del idioma a este respecto ha ido creciendo a lo largo ae suhistoria. Las funciones del participio de presente latino han pasado enparte al gerundio castellano.

La ACADEMI'A ESPAÑOLA enumera los siguientes participios de pre-sente usados en función de tales: abusante, bullente, complaciente,condescendiente, conducente, conveniente, concerniente, correspondien-te, cru¡iente, equivalente, fascinante, obediente, participante, perma-

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204 PARTE li, CAP. XIV § 153

nente, plasmante, presente, recurrente, tocante. A ellos habría queañadir augnte, demandante, querellallte, firmante, solicitante y al-gunos más. Pero téngase en cuenta que aun los participios menciona·dos se emplean ordinariamente como adjetivos, como ocurre siempreque figuran como atributo en oraciones con ser copulativo.

Son relativamente pocos los verbos que pueden formarlos. Unavez convertidos en adjetivos, algunos han llegado a substantivarsepermanentemente, por ejemplo: asistente, cantante, delineante, de-pendiente, escribiente, estudiante, figurante, presidente, sirtliente. Siguien-do la tendencia popular de dotar de terminación femenina a los adjetivosque históricamente no la tienen, algunos de estos participios substanti-vados admiten forma femenina cuando designan seres de este sexo:asistenta, figuranta, presidenta, sirtlienta.

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CAPITULO XV

OFICIOS DEL SUBSTANTIVO

154. Declinación. Sabido es que en latín las distintas funcio-nes del substantivo en la oración se expresaban por medio de desinen-cias especiales que caracterizaban a los distintos casos. El conjunto devariaciones morfológicas determinadas por los casos constituía la dnación.

En romance se perdieron totalmente las desinencias de la declinaciónlatina, excepto en el pronombre personal. Los substantivos españoles notienen más flexión que la diferencia entre el singular y el plural, y en al-gunos, entre los géneros masculino y femenino. No existe, por lo tanto,declinación que nos haga reconocer la función sintáctica que correspondea un substantivo dentro de su oración. El empleo de preposiciones y elorden de colocación de los elementos oracionales dan expresión gramaticala las relaciones sintácticas que las desinencias latinas significaban, .)egúnquedó expuesto en los capítulos IV )' V.

Por tradición heredada de las gramáticas latinas que sirvieron demodelo a las castellanas, se distinguían en español los seis casos latinos:nominativo, genitivo, acusativo, dativo, vocativo y ablativo. Como ennuestra lengua el substantivo carece de declinación desinencial, tales casostienen expresión" sintáctica, no morfológica, y la significación de cadauno se hacía depender de su equivalencia con los casos de la declinaciónlatina. Ya observó BELLO, en el prólogo de su Gramática, que si las gra-máticas españolas se hubieran escrito siguiendo el modelo del griego,

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206 PARTE II. CAP. XV § 155

no hubieran registrado el caso ablativo, y las funciones que a él señalanhubieran quedado incluidas en el genitivo. Sin dificultad podría hablar-se también de los casos locativo e instrumental, como en otras lenguasindoeuropeas, separando del ablativo algunos usos de las preposicionesen, con y por. Pero de cualquier modo que fuese, el esquema de nuestradeclinación sintáctica sería mera traducción de las formas empleadas enel idioma cuya gramática sirviese de modelo. Además, los casos latinosexpresan con frecuencia más de una relación sintáctica, que en españolpuede ser útil diferenciar. Por estas causas creemos necesario desentender-nos de la nomenclatura latina y enumerar simplemente las funciones quecorresponden al substantivo en español, sin preocuparnos de su ajustecon los casos de la lengua madre, ni sutilizar acerca de si una expresióncastellana debe interpretarse como correspondiente a uno u otro casolatino. En la enseñanza elemental conviene desterrar por completo ladeclinación (excepto la muy reducida de los pronombres personales),lo cual no quiere decir que en el estudio superior de nuestra lengua nopueda emplearse a veces la nomenclatura latina como medio rápido ycómodo de entenderse y establecer útiles comparaciones. Así lo hemoshecho y seguiremos haciéndolo en este libro siempre que sea oportuno.

,FUNCIONES SINTACTICAS DEL SUBSTANTIVO

155. Las clasificamos del modo siguiente:l.' Sujeto

Atributo.

1directo

3." Complemento del verbo indirectocircunstancial

Complemento de otro substantivo.s: Complemento de un adjetivo.6:' Vocativo.

156. }.- Sujeto. Este es un uso esencialmente substantivo, has-ta el punto de que BELLO definía el substantivo como vocablo «que es opueJe ,er sujeto de la oración». Aunque no sea posible admitir estas pa-labróls como definición del substantivo, encierran sin embargo una de sus

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§ 158 OFICIOS DEL SUBSTANTIVO 207

características más importantes, puesto que toda palabra, frase u oraciónque sirva de sujeto, queda substantivada por este solo hecho. A los con-ceptos substantivos corresponde exclusivamente la función de sujeto.

En latín se expresaba en nominativo, y en castellano se construye sinpreposición. La preposición entre puede acompañar al sujeto, pero en estecaso pierde su valor prepositivo y se convierte en conjunción, o formauna locución conjuntiva con y, p. ej.: Entre tti y yo /levaremos el equi-paje; Entre todos lo sujetaron. En la lengua antigua hay ejemplos devacilación, como entre mí y ti, desusados por completo en nuestrosdías (200).

157. 2.° Atributo. La significación de atributo o predicadonominal es netamente adjetiva, como hemos visto en el capítulo IV.Por consiguiente, el substantivo que desempeña el papel de atributo esconsiderado como portador de un conjunto de cualidades, es decir,queda adjetivado. En las oraciones Andrés era soldado, mi hermano esmédico, atribuimos a los substantivos sujetos Andrés y mi hermano elcomplejo de cualidades que significan los atributos soldado y médico,respectivamente. El atributo substantivo clasifica al sujeto dentro de ungrupo, y clasificación es cualificante. Resalta especialmente la fun-ción calificadora tratándose de substantivos abstractos: esto es verdad(= verdadero), mentira, lástima, bajeza, maldad, tontería, etc.

En latín correspondía al atributo el caso nominativo, en concordanciacon el sujeto. En español va sin preposición.

158. 3.° Complemento del vel'bo. Este oficio es esencialmentesubstantivo, tanto si se trata del complemento directo como del indirectoo de los circunstanciales. Toda palabra, frase u oración que desempeñeel papel de complemento del verbo, con preposición o sin ella, está subs-tantivada necesariamente. El verbo sólo puede complementar su signifi-cación en conceptos substantivos.

En el capítulo V quedó expuesta la idea general de cada uno de loscomplementos verbales. Vamos a añadir ahora algunas consideracionescon el fin de precisar las diferencias que existen entre los complementosdirecto e indirecto en el estado presente de nuestro idioma. Desde luegosu coincidencia con los casos latinos, acusativo y dativo respectivamente,

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208 PARTE 11, CAP. XV § 158

dista mucho de ser total. Ya observ6 CUERVO 1 que el dativo castellanohabía ampliado considerablemente sus funciones a expensas del acusa-tivo. La conciencia de las diferencias entre ambos casos se ha borrado in-cluso en los pronombres, como veremos en el capítulo correspondiente,a pesar de haber conservado esta parte de la oraci6n una parte de la de-clinaci6n orgánica. Prescindamos, pues, de los casos latinos y tratemosde examinar la cuesti6n como si no tuviera antecedentes hist6ricos, ate-niéndonos exclusivamente a la sensibilidad lingüística moderna.

Todo verbo transitivo lleva por lo menos un complemento objetivoen el cual termina y se consuma la acci6n: el mozo trae el equipaje; hevisto a María. Si no lleva más que un solo complemento, éste es necesaria-mente directo, el cual, como ya sabemos, va sin preposici6n cuando es decosa (el equipaje), y con la preposici6n a cuando es de persona o cosa per-sonificada (María), o puede confundirse con el sujeto de la oraci6n. Ha-blando en los términos de la gramática latina diremos que un solo com-mento objetivo es siempre acusativo J.

El verbo forma con su complemento directo una unidad mentalcompleja que puede llevar a su vez un complemento. En el comerciantepag6 su deuda verbo y complemento pueden constituir una representa-ci6n conjunta (pagar su deuda) o, si se quiere, un concepto verbal in·crementado, aplicable a un nuevo objeto, p. ej.: el comerciante pag6 sudeuda a Andrés. En este caso entra en relaci6n un nuevo complemento,que se llama indirecto porque no recibe la sola acci6n significada porel verbo, sino la que expresa la unidad de éste con su primer comple-mento.

Las definiciones tradicionales del acusativo y del dativo pueden ser

I ... ,. Cuuvo. Dicciono,;o construccIón y rigimm lo knfU4 coskUa"" (estudiode la preposición o) y crltkas el bogotQno; R. ,. CUERVO Y R. AH-GIL PIÑA, Co,tas puntos gt'omolÍcolu. México 1897 (págs. 1-3ot). Véase también F. C. Tna,PuposilÍonol in Sponúh Ulith to workl ofGoldós. cn Hispanique (1922, LVI); Y ,. VALLlJO, )' frasu eomplemnJ-tarios m upoflol. en de Fil%glo Espoflolo, XII, 1925, 117-132.

1 . Nota la Academia (224 o y h) que a veces se eaUa el acusativo, por deducirse UcilmeDtedel contexto, y aparece sólo el dativo con el verbo uansitivo; v. gr.: Esmbo o mi ("nllca,tll). "0 quISo obri, al juez (la P""to). Con verbos inuansitivos puede haber un solo comoplemento de pcrwna, animal o cosa, a quien se: refiere la acción, en el concepto general dedaño o provccho, y por consiguiente más próximo al dativo que al acusativo: lA función P'-tab" " Iodol; " muchos desagradlL

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§ 158 OFICIOS DEL SUBSTANTIVO 209

mantenidas a condición de restituirles su significación originaria. Elacusativo es, en efecto, la persona o cosa que recibe directamente la ac-ción del verbo; el dativo no recibe directamente la acción verbal, sino in-directamente, puesto que al llegar a él va sumada a la del acusativo for-mando un todo. Por esto se equivoca LENZ cuando trata de poner en cari-catura las definiciones mencionadas, diciendo que en la oración el padredio una boletada al niño, el niño no recibe indirectamente la acción, sinomuy directamente. Esta broma indica que el autor no se dio cuenta delsentido estrictamente gramatical con que están empleados los términosdirecto e indirecto. El niño, en efecto, recibe directamente la acción dedar una bofetada (complejo de verbo y acusativo), pero no recibe la delverbo solo (dar), sino después de haberse incorporado su primer comple-mento, y por tanto es objeto gramatical indirecto de dicho verbo 3. Elconjunto verbo + acusativo tiene un complemento (el dativo), que es di-recto con relación a dicho conjunto, pero indirecto COI! respecto al verbosolo. Si en el ejemplo del párrafo anterior suprimimos el acusativo (sudeuda) y decimos el comerciante pag6 a Andrés, el dativo a Andrés seconvierte en acusativo por ser el único complemento.

Por consiguiente, la distinción entre los complementos directo e in-directo no ofrece dificultades más que en los casos en que el primero llevela preposición a, puesto que no queda entonces signo gramatical que dis-tinga uno de otro. En tales ocasiones el idioma suele valerse de dos re-cursos principales: o bien suprimir la preposición a del acusativo, auncuando sea de persona, o bien colocar el acusativo junto al verbo y antesdel dativo, p. ej.: Prefiero Luisa a Petra; «Si yo voy &ontigo, ¿a quiéndejaré encomendada nuestra hermana Gordiana?» (FR. L. DE GRANADA,

3 También en la G,am4tica de R. SECO (11. pág. 34) el autor sufre confusi6n alcomentar el siguiente ejemplo: El nJ,a ha ,egalado "n libro ti And,és: .La designación detérmino indirecto que se da al dativo - dice - no parcc.e propia, pue5 no es la persona o cos.t¡ue ,ecibe ¡ndi,ecttJmNl&e ÜI tJCci6tJ del "erbo. como se aco5tumbra decir: And,és no recibe loeefectos de la acción de regaltJr por modo indirecto. como tampoco los recibe de modo directoel acusativo. No puede decirse que el libro reciba la acción de ,egala,; quien la recibe pro-piamente es Andrés. a cuyas manos viene a parar el libro•• Sin embargo; ve claro el problemacuando añade: .Lo que ocurre ea que el acusativo complementa la acción del verbo. y el dati"ocomplementa la acción del verbo después de incrementada en el acusativo. El dativo a A"drbel complemento. no de ,egalar, lino del conjunto ,egalar "n libro, que forma el predicadoy IU acusativo•• Todo se reduciría, pues, a IWtituir la palabra ,ecibi, la acci6n. que se prestaa Cita mala inteligencia. por complntJr, mA, expresiva; pero los términos directo e i"di,ecuconservan IU validez.

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210 PARTE lIt CAP. XV § 159

Guía r, 24), Di a Diana a Don Sancho (TIRSO, El celoso prudente, 11, 7;Allí se daría orden de llevar a Doroua a sus padres (Quitote, l. 29). Perocomo estos recursos no se emplean de un modo constante, queda siempreun pequeño margen de posible ambigüedad en los casos en que el sentidono baste para distinguir un complemento de otro.

Los complementos circunstanciales iban en latín en caso ablativo.En español pueden llevar cualquier preposición.

No puede haber ambigüedad en cuanto a lc;>s complementos circuns-tanciales, puesto que las preposiciones que los acompañan indican su ca-rácter sin lugar a dudas. Aun las preposiciones a y para, que pueden jun-társeles, ofrecen tan visible su significado local, que no hay confusión po-sible con el acusativo ni el dativo: Estaba sentado a la sombra; Salgopara Barcelona. Algunas veces van sin preposición, como en Pedro hallegado esta tarde.

Los complementos circunstanciales que expresan relaciones de lugar,tiempo y modo equivalen a los adverbios. Andar con facilidad expresalo mismo que andar fácilmente; el substantivo mañana en la oración hallegado esta mañana, pasa a ser adverbio en mañana llegará. Así ha ocu-rrido que muchos adverbios son antiguos substantivos adverbializados por

frecuentemente usados en complementos circunstanciales; y asíse han formado también numerosas frases adverbiales con preposición ysubstantivo, como de golpe, de vez en cuando, a bulto, al revés, en el acto,en efecto, en resumen, en fin, etc., etc.

159. 4.° Complemento de otro substantivo. Un substantivo pue-de determinar, aclarar o precisar el significado de otro substantivo, ya seajuntándose simplemente con él a manera de atributo calificativo o deter-minativo (El rey soldado; Lima, capital del Perú), ya relacionando ambossubstantivos por medio de una preposición (puente de hierro; un dla sinpan). En el primer caso se dice que el substantivo complementario está enaposici6n. En el segundo, es un complemento con preposición.

En frases como Toledo, la ciudad del Taio; Carlos 1, el Emperador;Danubio, río divino, los substantivos ciudad, Emperador, rlo, se hallanrespectivamente en aposición con Toledo, Carlos 1 y Danubio. Pero elsubstantivo complementario nada añade a la idea que tenemos formadadel nombre a que se refiere. Se limita a hacer resaltar una nota o aspecto

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§ 160 OFICIOS DEI.. SUBSTANTIVO 211

que nos parece característico o particularmente interesante. La aposiciónes explicativa. En cambio en las frases el soldado, ella aposición es especificativa, puesto que determina y distingue alsoldado entre otros reyes, y al entre los molineros queno lo sean; Sevilla ciudad, se opone a provincia. El nombre enaposici()n explicativa suele separarse por una pausa en la pronunciacióny por una coma en la escritura, como puede comprobarse en los ejemplosanteriores. En la aposición especificativa no hay pausa alguna.

El substantivo en aposición puede tener género y número distintos:vivía con sus hijas, báculo su «Copas y de oro, °1Va;;lIa cincel6 I artista a quim por ella I yhonor)) (ZORRILLA).

for aposición se han formadú compuestos de dos sustantivos que seescriben juntos o separados, como casatienda, compraventa,pá;aro mosca. La reiación que guardan entre sí los dos sustantivos es desimple coordinación. En otros casos, el segundo va regido por el primero,p. ej., puntapié, que significan boca golpedado con la punta del sala, respectivamente. En la apo-sición especificativa se adjetiva a veces el segundo elemento: un dla

noticia bomba, obraLos objetos que se designan con dos nombres, uno genérico y otro

específicú, se expresan por aposición especificativa: el rlo Guadalquivir,los monUs Cuando se trata de islas, cabos, estrechos, etc., y deciudades, calles, plazas, meses, años, o de edificios o instituciones, escaracterísticamente española la construcción del nombre específico con lapreposici[m de, p. ej.: la isla Puato Rico, el cabo Palos, dde Magallanes, la ciudad México, Alcalá, provincia de Viz-caya, el mes de Abril, año de 1942, el teatro Apolo, etc. En la actua-lidad hay cierta tendencia :l suprimir la preposición: Uatro Calder6n,Instituto el año 1942, el cabo San avenida

160. La relación entre dos substantivos se expresa más frecuente-mrr!te por medio de una preposición. Todas las preposiciones puedenusarse con los substantivos complementarios: amor de madre; árbol sinfruto: café con viaje a los Andes: una marcha a pie; excursi6n enautomóvil; lucha por la vida: pQpd para cartas; mid sobre hojudas, etc.

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212 PARTE 11, CAP. XV § 160

La preposición y su término forman un concepto adjetivo que califica alsubstantivo al cual complementa. Así un árbol sin hojas equivale a unárbol deshojado; el amor de madre es equivalente al amor materno;agua con azúcar a agua azucarada. No siempre puede hacerse esta sus-titución, por no tener el idioma en uso todos los adjetivos equivalentes,pero es evidente el carácter adjetivo de la frase preposicional comple-mentaria de un substantivo.

Todas estas relaciones, que en español se expresan con preposi-ción, se expresaban en latín por medio de los casos genitivo y ablativo.Correspondía al primero la relación de propiedad, posesión, pertenen-cia o materia, que en castellano expresamos con la preposición de:la casa de Pedro; las virtudes del sacerdote; un reloj de or0 4• El abla-tivo latino equivale a todas las relaciones que designamos en castellanocon cualquier preposición, excepto de con los significados antedichos:casa con dos puertas; un viaje en tren; mi salida de Cuba, etc., etc. Porconsiguiente, en español no hay diferencia funcional de ninguna claseque justifique el separar determinadas significaciones de la preposiciónde de otras acepciones de la misma preposición, o de las que se ex-presan con las preposiciones restantes. La equivalencia latina es laúnica razón para distinguir en nuestras gramáticas los casos genitivoy ablativo. Los mismos motivos habría, como ya hemos indicado, paraconsiderar aparte un caso locativo con la preposición en, y un casoinstrumental con algunos significados de las preposiciones con y por.Podríamos separar además otros muchos casos, tantos como relacioneso grupos de relaciones podamos descubrir en nuestras preposiciones.En su consecuencia, trataremos de las expresiones equivalentes al ge-nitivo latino cuando hablemos de los significados que corresponden a lapreposición de (190).En algunos casos, el substantivo y su complemento preposicional

forman unidades léxicas inseparables, p. ej.: lengua de buey (planta),cabello de ángel, juego de manos, punto de vista, etc.

4 De igual manera que el genitivo latino era el caso adnominal por excelencia, la preposi.ción de es en castellano la que con más frecuencia enlaza dos substantivos. La variedad de rela-ciones que expresa es mucho mayor de la que cabe en los casos genitivo y.ablativo latinos.la clasificación de S. FERNÁNDEZ RA)!fREZ, Gram. Esp., págs. 129·135.

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§ 161 OFICIOS DEL SUBSTANTIVO 213

161. 5.° Complemento de un adjetivo. La cualidad que expre-sa un adjetivo respecto al substantivo a que se refiere, puede limitarseo concretarse mediante un substantivo precedido de preposición. Si digo,por ejemplo, que mi maestro es sabio, la cualidad de sabio se la atribuyode un modo general; pero si digo sabio en Jurisprudencia, restrinjo lasignificación del adjetivo. De este modo los substantivos con preposicióntompletan o determinan a los adjetivos: apto para d estudio; amablecon las damas; atento a las órdenes; procedente de Calicia; serio sinafectacIón. En el mismo caso se hallan los infinitivos: cansado de espe-rar; dispuesto a replicar; paciente en sufrir; apto para mandar. Estossubstantivos complementarios de adjetivos se expresaban en latín conlos casos dativo y ablativo.

El significado restrictivo del complemento con preposición expliq.hases como una moza pequeña de cuerpo, pero recia de voz, en lascuales el adjetivo concierta con el substantivo principal, y no con el quele sirve de complemento. He aquí otro ejemplo: (Servía en la ventauna moza astltriana, ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma,de un ojo tuerta y dd otro no muy sana) (Quijote, 1, 16), donde losadjetivos ancha, llana, tuerta y sana, que en realidad califican a cara,cogote y ojo, van gramaticalmente atribuidos a moza. Se da al todo lacalificación que corresponde a una parte; y así una moza de cogote an-cho pasa a ser ancha de cogote, puesto que la restricción que el comple-mento con preposición produce en el adjetivo, mantiene el significadoinvariable, a pesar de la concordancia gramatical y de que la calificaciónse amplíe al todo.

Mas difíciles de explicar son construcciones como el bueno del con-ferje, el tonto de Pedro, la pícara de la muchacha. Parece que hay en estoscasos una intensificación del adjetivo, unida a un sentido de compasión,ironía o menosprecio, en paralelismo con los adjetivos que teniendo estossignificados se construyen con complemento pronominal: pobre de mí, deti, de el/a; infdices de nosotros. En cambio no se dice (más que dialec-talmente) dichosa de ti, sino dichosa tú, ni hemos oído nunca feliz demí, bienaventurados de vosotros, sino feliz yo, bienaventurados 'voso/ros.Cuando el adjetivo es elogioso, toma con estas expresiones un claro signi-ficado irónico: el sabio de Fulano. d valiente de Mengano. No acertamos

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214 PARTE 11, CAP. XV § 162

a explicarnos cómo ha podido llegarse históricamente a estas construc-ciones l.

162. 6.° Vocativo. El vocativo no es complemento de ningu-no de los componentes de la oración, ni guarda con ellos relación gra-matical alguna. Por esto van sin preposición. Los vocativos son. como lasinterjecciones, palabras aisladas del resto de la oración por medio depausas, refuerzo de intensidad y entonación especial en el lenguaje ha-blado, y de comas en el escrito. Pertenecen a la función apelativa dellenguaje.

El vocativo es el nombre de la persona o cosa personificada a quiendirigimos la palabra. No suele llevar artículo ni demostrativos, pero síposesivos: luan, la ¡cídos, ayudadme!; DiOJ mío!Puede ir acompañado de interjecciones: «Para y ¡oh so!!, yo tesaludo» (ESPRONCEDA).

SU colocación al principio, en medio o al fin de la oración, es grama-ticalmente indiferente, pero no tiene el mismo valor expresivo. Al princi.pio, llama la atención del interlocutor hacia lo que va a decirse, general-mente un mandato, súplica o pregunta. En medio o al fin de la oración,es casi siempre enfático; su papel suele limitarse a reforzar la expresiónó a suavizarla, según los matices que la entonación refleje.

En la lengua literaria, como de ordinario el lector no es la persona aquien se refiere el vocativo, es mucho más frecuente que en el habla ordi·naria la colocación en medio o al fin, ya veces no tiene el vocativo más ob-jeto que el de dar a conocer al lector la persona o cosa personificada aquien el escritor imaginariamente se dirige.

S En latín, expresiones de este tipo se construyen en acusativo, p. eJ.: queprocede probablemente de frases como misN"Um. Con interjecciones que denotan comopasión o amenaza suele usarse el dativo: mihil victisl En español Uevan también lapreposición ¡Ay til Es curioso regisuar lo mismo en la frase corriente enue los clásicos:¡Ah la casal. a pesar de que es una simple Uamada sin ninguno de los matices expresivos aque aludimos. BELLO (852) no enconuó tampoco explicación a estas expresiones, que él calificade .particularidad notable».

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CAPITULO XVI

OFICIOS DEL ADJETIVO

163. Consiste la función peculiar del adjetivo en determinar o ca-lificar al substantivo, cualquiera que sea el oficio que éste desempeñeen la oración. Hemos visto en el capítulo IV que la determinación ocualidad propia del adjetivo puede expresarse, bien por simple atribu-ción asindética (hombre estimable; fruta madura), bien por medio deuna oración atributiva con verbo copulativo (este hombre es estimable,la fruta estaba madura).

Es digna de notarse la escasa adjetivación calificativa del lenguajeinfantil. Hemos practicado largas investigaciones sobre el habla espontá-nea de niños españoles e hispanoamericanos de 4 a 7 años: las diferen-cias individuales son notables, pero en todos los casos llama la atenciónla pobreza en el repertorio de adjetivos y la baja frecuencia con que apa-recen en su conversación. La adjetivación valorativa de moral sereduce ordinariamente a la pareja bueno-malo, y la de carácter estéticoa la oposición entre bonito-feo (en algunos países americanos, lindo es másusual que bonito). Los adjetivos descriptivos, por ejemplo de tamañoy de color, son mucho menos frecuentes de lo que podría esperarse.La proporción aumenta con sorprendente lentitud en la conversaciónespontánea de niños de 7 a 10 años, a pesar de la lectura y la influenciade la escuela. Calificar supone en el hablante una actitud contemplativao descriptiva poco común entre niños, cuya expresión es dinámica y saltadel substantivo al verbo sin detenerse en las cualidades de las cosas.

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216 PARTE 11, CAP. XVI § 164

Algo parecido puede observarse en el habla coloquial de los adultospoco instruIdos. El uso abundante y preciso de adjetivos está en razóndirecta del grado de cultura, y constituye (al lado de las conjunciones)un criterio diferenciador muy importante entre los planos sociales delas hablas sincrónicas.

De aquí se deduce que el sistema de los adjetivos y la posición deéstos antes o después del substantivo, sólo funcionan a pleno rendimientoen el lenguaje literario; muchas secuencias propias de la lengua artís-tica apenas están representadas en el habla popular corriente. Elque es un adjetivo en cierto modo superfluo y usado con intención artís-tica, es raro fuera de la obra literaria.

164. Posición del adjetivo caJificath'o. En nuestra lengua, comoes sabido, el adjetivo puede preceder o seguir al substantivo a que se re·fiere; pero su valor expresivo no es el mismo en uno u otro caso. Losgramáticos han estudiado la posición del calificativo desde puntos de vistadiferentes. Andrés Bello se fijó sobre todo en el significado lóg-ico dela anteposición y de la posposición. El psicologismo trató de definir elcontenido afectivo e imaginativo de una y otra secuencia. En la actua-lidad se procura explicar el fenómeno por motivos de estructura sin·táctica y rítmica. Son especialmente notables en nuestro idioma lasnuevas aportaciones de Salvador Fernández Ramírez (Gram. Esp..§§ 82-84), que hemos tenido muy en cuenta al rehacer este capítulopara la presente edición. No es de extrañar que ninguna de estas di-recciones de la investigación agote por sí sola el problema. porque engran número de casos no se trata de sino de a vecescontradictorias, de difícil formulación gramatical. Son más hien crite-rios con que podemos penetrar en los estilos. Vamos a examinar porseparado lo que pueda parecer más útil en cada uno de los tres puntosde vista mencionados.

a) Desde el punto de vista lógico, Bello advirtió que el adjetivopospuesto determina o restringe la extensión del substantivo: Si decimosun ediflcio hermoso excluimos de la imagen' general de edificio atodos los que no sean En cambio, en un hermora edificioañadimos al substantivo una nota o cualidad que desenvuelve la ima·gen, pero no la limita. Este es el motivo que guió al gramático vene-

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§ 164 OFICIOS DEL ADJETIVO 217

zolano para decir que el adjetivo antepuesto es explicativo, y el pos-puesto e!l especificativo. Por esto resultaría chocante la posposición deun adjetivo que designe cualidades inseparablemente asociadas al subs-tantivo: las mansas, los fieros; decir su madre viuda equi-valdría a decir que la persona a que nos referimos tiene también unamadre que no es viuda. En tales casos la posposición exige separar el ad-jetivo del substantivo por medio de una pausa, para quitarle el carácterrestrictivo: las mansas; los leones, fieros; su viuda.

Sin embargo, es necesario observar que en todos lus ejemplos delpárrafo anterior, como en los que han manejado los gramáticos quese han ocupado de esta cuestión t, existen palabras determinativas (ar-tículos, demostrativos, posesivos, etc.), y a ellas se debe gran parte de lasignificación determinativa del elemento pospuesto. Bastaría dejarsolo al adjetivo con el substantivo para que, al quedar indeterminadps,no rigiesen los valores lógicos antedichos y se atenuase el significadoexplicativo o especificativo. La diferencia expresiva entre blancas nubesasomaban el horizonte, y blancas..., no es ciertamente de ca-rácter lógico. Es poco frecuente que el substantivo y el adjetivo formenuna unidad ai61ada sin determinación alguna; en aposición, como vaca-úvos o en oraciones exclamativas, suelen presentarse con alguna frecuen-cIa; también pueden hallarse incorporados plenamente a la oraciónformando un elemento sintáctico de la misma, v. gr.: valiosos cuadrosadornaban el salón (o cuadros valiosos); esperamos tiempos(o tiempos). Lo corriente es que los conceptos estén más o me-nos determinados dentro de la oración, y entonces la significación lógicaviene a sumarse al valor estilístico que rige permanentemente la coloca-ción del ad jetiva.

En resumen, la explicación de BELLO es incompleta; pero no es in-exacta más que en el sentido de que está supeditada a la determinacióncon que estén usados en cada caso los conceptos del substantivo y del

1 Bello (47 y 48) Y la Academia (223 ti Y b). Hasta Lenl. mismo (liS y 116). que uabajóoasándosc en los capítulos quc dedicaron a cste asunto Griiber y Hansscn, DO emplea más quecJemplos acompañados de arúculos determinados o indeterminados, con lo cual limita su visióndel problcma, lo mismo que los autora cn que se fundaba. Pe.- esto todos ellos, aunquc acerta-ron en la interpretación de conJunto, no llegaron a baa:rse cargo de la parte dc verdad quebabía en las explicaciones de Bello.

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218 PARTE n, CAP. XVI § 164

adjetivo. En casos de completa indeterminación, actúa de un modoexclusivo la vivencia estética con que la frase se profiere.

b) La interpretación psicológica estableció que el adjetivo ante-puesto supone por parte del que habla mayor atención hacia la cua·lidad que hacia el substantivo: prado, altasfrente a prado altas, persona matizan subjetiva-mente la expresión envolviendo al substantivo que sigue en la repre-sentación previa de la cualidad. Por eso se dice que el adjetivo ante-puesto tiene carácter o afectivo; es signo de estimación prefe-1ente de la cualidad.

El adjetivo pospuesto viene a sumarse a la representación previa delobjeto, el cual asume el interés principal. Expresa una cualidad más omenos característica, pero no la realza. Tiene por ello carácter objetivo.Ahora bien: el realce de la cualidad puede conseguirse también con eladjetivo pospuesto, separándolo del substantivo por una ligera pausa:El jardín, abandonado, evocaba otros tiempos. En este caso el adjetivorompe su unidad de acento y de entonación con el substantivo, y adquiererelieve propio, a manera de inciso explicativo.

La preferencia por una u otra posición cuando las condiciones ló-gicas o el uso no exigen colocación fija, es un elemento de caracteriza-ción de un estilo, siempre que esté internamente vivida; porque ocurrea veces que por el solo afán de dar al lenguaje un empaque literario pro-pio del estilo elevado y declamatorio, algunos escritores principiantes,o pOco sinceros, anteponen sistemáticamente los adjetivos. Si no inter-viene este factor retórict>, el efecto de conjunto consiste en que los ad-jetivos antepuestos contribuyen a dar al estilo carácter sintético, mien-tras que los pospuestos revelan más bien una posición analítica.

c) Examinemos ahora la cuestión desde el punto de vista de la es-tructura sintáctica y rítmica. Tanto en la oración de predicado nominalcomo en la unión sin verbo copulativo, el adjetivo pospuesto realiza elorden lineal, en que el determinante sigue al determinado (v. § 70); encambio, el adjetivo antepuesto responde al orden envolvente, es decir,el determinante se anticipa. Compárense: Esta casa bonita y Bonitau esta casa; Casa bonita y Bonita casa. En la sucesión sin cópula deSttbstantivo + adjetivo, éste funciona a manera de predicado nominal, y

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§ 164 OFICIOS DEL ADJETIVO 219

como él presenta los datos o notas del substantivo con intencióno analítica. El adjetivo antepuesto denota actitud afectiva o valorativa dela cualidad; por esto se dan con preferencia en oraciones exclamativas, oen las que están más o menos teñidas de sentimientos y ellt1maciones:¡Bonita casa!, ¡El cochino dinero tiene la culpa de todo!; Siempre estácon los dichosos libros; Buen genio tiene ella para aguantarse; Magníficaocasi6n para hablarle; Se gradu6 con brillantes calificaciones: Me espera-ba una desdichada sorpresa.

Estas tendencias generales pueden ser favorecidas o contrariadaspor condiciones rítmicas de acento, movimiento melódico, duración re-lativa de las palabras (número de sílabas) y, sobre todo, por el hecho dehallarse los substantivos y adjetivos agrupados en la parte tensiva o dis-tensiva del grupo fónico y de la oración (v. § 75). Estas condicionesdejan sentir especialmente su influencia en la prosa literaria. El escritory el orador tienen un sentimiento de vaivén o balanceo, tensivo-dis-tensivo, que les lleva a acortar o alargar determinados miembros de lafrase, cuando perciben su extensión como desproporcionada, según suestilo personal y los hábitos rítmicos del idioma. Es indudable que lasagrupaciones sintácticas, como la anticipación de los complementos, laposición del verbo y el lugar del adjetivo, han de verse afectados máso menos por este factor fonológico.

Fernández Ramírez (loc. cit.) da algunas muestras concluyentes.Nos limitaremos a mencionar una de ellas por vía de ejemplo. Estudiael sintagma específicamente literario:

con un (a) + substantivo-adietivo.

La niña lo miraba todo con una cara asustada. Esta suce·sión es la más frecuente (75% de los casos estudiados por el autor), yen ella el adjetivo tiene un número de sílabas igualo superior al subs-tantivo que le precede. La sucesión contraria: con unea) + adietivQ-substantivo, aparece con menos frecuencia (25% del total). Ejemplo:El marqués de· Bradomín se irgui6 con un profundo convencimiento(Valle Inclán); pero también en esta agrupación el último elementotiene SIempre igual o mayor número de sHabas que el adjetivo prece·dente. En conclusión: el sintagma encabezado por con unea) lleva

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220 PARTE n, CAP. XVI § 165

comúnmente el adjetivo detrás; pero esta ley puede hallarse contra-rrestada por la tendencia a posponer el elemento más largo.

Cuando sean vados los adjetivos que califican a un substantivo, sucolocación e interpretación dependerán de cómo se agrupan rítmica-mente, de que se enlacen o no por medio de conjunciones, de su ma-yor o menor determinación y de la calidad expresiva de lo mentado.Los casos esporádicos de concordancia anómala suelen ser muy reve-ladores a este respecto (v. cap. 11).

165. Posición del adjetivo determinativo. Los adjetivos determi-nativos se anteponen normalmente al substantivo: veinte vacas, primerpremio, esta casa, sus hermanos, muchos hombres, algunos amigos, otrodía. Hay, sin embargo, las siguientes excepciones:

a) Los numerales cardinales, cuando se emplean como ordinales,van necesariamente pospuestos: día 15; el siglo XX; Le6n XIII. Algunavez se posponen los cardinales en frases proverbiales, o enfáticamente enlenguaje poético: Al cabo de años mil, vuelven las aguas por do solíanir; en abril aguas mil; gracias milo mil gracias; Pasaron bandadas dm-too En estos casos los numerales ciento y mil significan cantidad indeter-minada, pero crecida.

b) Los ordinales pueden anteponerse o posponerse, pero los queindican sucesión de reyes o papas van siempre pospuestos, a causa de sucarácter especificativo: el primer día o el día primero; cuarta jila o filacuarta; Alfonso tercero; Pío nono.

c) El partitivo medio va delante cuando no hay otro numeral (me-dia hora), pero se, coloca detrás del substantivo si se añade a otro nú-mero: dos horas y media.

d) Los demostrativos y posesivos van ordinariamente antepues-tos; pero se posponen cuando llevan además el artículo u otra palabradeterminativa: la casa esa; el día aquel; un pariente mío; aquella' amigavuestra. Fácilmente puede notarse que los demostrativos este y ese tie-nen, cuando van pospuestos, un claro significadó despectivo, sobre todosi se trata de personas: la señora esta; el hombre ese. El matiz coincidecon el que también adquieren en su uso nominal, según veremos en elcapítulo siguiente.

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§ 166 OFICIOS DEL ADJETIVO 221

La lengua antigua anteponía los posesivos adjetivos, aunque fuesenprecedidos del artículo: la tu casa, la mi hermana, un mi amigo; de elloconservamos una supervivencia en el Padrenuestro: el tu reino. El pose-sivo mio se pospone también comúnmente en España, aunque no lleveotra palabra determinativa, en los vocativos y oraciones exclamativas:¡madre mlal,' Te digo, amigo mio, que no fue asl; señor mio, etc. Ennumerosos países hispanoamericanos es muy frecuente la anteposicióndel posesivo en estas condiciones: ¡Mi vieja!; Oiga, mi amigo; Mi hijita,vm acá.

e) El indefinido alguno, en oraciones afirmativas se antepone casisiempre al substantivo: dijo algunas palabras o algunas palabras dijo;pero puede también separarse del substantivo y colocarse detrás delverbo: hemos visto alguna caza, o caza, hemos visto alguna. En esteúltimo caso está muy cerca del valor substantivo, y suele separarse el pri-mer substantivo del resto de la oración por medio de una pausa. Si laoración es negativa, se coloca detrás del substantivo: No tiene motivoalguno para enfadarse; no podríamos decir no tiene algún motivo. Eladjetivo indefinido ninguno puede anteponerse o posponerse cuando laoración comienza por un adverbio de negación: No he leído ningúnperi6dico; No he visto peri6dico ninguno; Nunca tuve enfermedad nin.gIma o ninguna enfermedad. Puede ir también al comienzo de la ora-ción: Ningún libro tengo.

166. Posición fija de algunos adjetivos. En algunos casos el subs-tantivo y el adjetivo forman unidades léxicas indivisibles: puerta falsa,fuego fatuo, idea fi;a, vida airada, última pena, libre albedrlo. A vecesse escrihen juntos los dos componentes: camposanto, altavoz, librepm.sador. Son frecuentes las expresiones que, sin llegar a lexicalizarse, ma-nifiestan clara tendencia a fijarse en un orden determinado: malasuerte, mal agüero, la pura verdad, rara vez. El adjetivo mero se ante·pone en el mero parecer, /¡z mera opini6n. Negro se antepone en ex-presiones particulares en las que significa aciago, desdichado, p. ej.,mi negra suerte, la negra honrilla; pero al lado de ellas se usa comoexpresión fija la pena negra.

Finalmente, hay que considerar algunos adjetivos calificativos cuyo

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222 PARTE 1I, CAP. XVI § 167

significado varía según el lugar que ocupan con respecto al substantivo,y que, por lo tanto, tienen colocación fija:ADJETIVOS SIGNIFICADOS EJEMPLOS

ANTEPUESTO POSPUESTO

cierto.. indeterminado verídico, seguro cierta notIcia y notIcIa ciertapobrt .. compasi6n, desdén .. necesidad, escasez pobre hombre y hombre pobresimple. sencillo tonto simple soldado y soldado simpletriste ... humilde, sin categoría melanc6lico triste empleado y empleado trisunuevo.. de uso reciente ..... recién hecho nueva casa y casa nueva

Para el lugar que ocupa el adjetivo cuando va atribuido al substan-tivo por medio de los verbos ser y véase el capítulo VI.

161. Adverbialización. Los adverbios coinciden con los adjeti-vos en ser palabras calificativas o determinativas, aunque lasciones que significan afecten específicamente al verbo, al adjetivo o aotro adverbio, y no al substantivo, como los adjetivos.

Nada tiene de extraño que muchos adjetivos se adverbialicen, aunsin añadidura de sufijos (claro, limpio, recio, mucho, poco,y que se produzcan también adjetivaciones de adverbios primitivos (un

así). Estos cambios de función, aunque se hayan formado por lasituación sintáctica de la palabra, pertenecen ya a la Lexicología, y tienensu lugar propio en los diccionarios. A la Sintaxis interesa principal-mente estudiar las condiciones en que se producen adverbializacionesocasionales de adjetivos, con las cuales se explican las que de un modopermanente se hallan ya incorporadas al léxico usual.

La transición entre ambas funciones puede observarse en las ora-ciones formadas por verbos de estado e intransitivos: el niñotranquilo; mis lelices. Los adjetivos tranquilo y fe/i-

califican al sujeto y conciertan con él; pero es evidente que consti·tuyen también una calificación modal del verbo, igual a la que se ob-tendría con los adverbios morfológicos yEn el capítulo V vimos que esta clase de oraciones tienen carácter atriobutivo, como lo demuestra la conct)rdancia del atributo con el sujeto,y sólo se diferencian de las atributivas propiamente dichas en que elverbo no es una mera cópula vacía de significado, sino que guarda sig-

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§ 168 OFICIOS DEL ADJETIVO 223

nificación propia. Podríamos repetir las mismas observaciones con otrosejemplos: llegaron hambrientos; la yegua viene cansada, etc. Todos estosadjetivos, a los cuales llama la ACADEMIA predicados de complemento,ofrecen una amplia zona de contacto entre las funciones adjetiva y ad-verbial. -

En oraciones como este niño come poco pan, poco es un adjetivo quecalifica a pan concertando con él, como concertaría si el complementodirecto tuviese otro género y otro número, p. ej.: este niño come pocaslegumbres. Si callamos el substantivo complemento directo y decimoseste niño come pocas, refiriéndonos a las legumbres nombradas ante-riormente en la conversación, pocas sería substantivo. Si decimos quecome poco, seguirá siendo substantivo si pensamos en un complementosubstantivo (alimento), pero si queremos expresar que come escasa-mente, deficientemente, con parquedad, sin pensar en la cosa comida,tendremos un claro adverbio de cantidad que modifica al verbo comer.De este uso proceden los adverbios hablar claro, jugar limpio, pasear de-masiado, etc., invariables por haberse inmovilizado en su forma neutra.Es natural que con verbos intransitivos, que no llevan asociada la ideade un complemento directo, este empleo sea mucho más frecuente.

Acompañados de preposición, algunos adjetivos han dado lugarel la formación de frases adverbiales: a ciegas, a oscuras, a tontas y alocas, de nuevo, por último, por junto, etc.

168. Substantivación. Toda cualidad considerada en abstractoy no atribuida por consiguiente a ningún ser, se convierte en un con-cepto substantivo, el cual puede expresarse, bien con un cambio desufijo (de amargo, amargura), bien substantivando el adjetivo por me-dio del artículo, o de un adjetivo determinativo, como ya es sabido.También los adjetivos, con o sin artículo, pasan a menudo a ser nom-bres concretos, cuando por callarse el substantivo a que se refieren asu-men ellos solos la significación de la representación compleja que am-bos expresaban. Estas substantivaciones permanentes, incorporadas yaal vocabulario usual, tienen su lugar propio en la Semántica. A la Sin-taxis interesan las condiciones en que un adjetivo toma transitoriamenteen la oración el papel de substantivo.

Para que la substantivación se produzca no es indispensable que el

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224 PARTE U, CAP. XVI § 169

adjetivo vaya acompañado del artículo. Basta con que desempeñe en laoración cualquiera de los oficios que en el capítulo anterior hemos seña-lado como propios del substantivo, o. sea: sujeto, complemento directoy término de una preposición. Ejemplos: Buenos y malos se alegraránsu victoria; No perdonaban profano ni sagrado; No lo dijo a sordo nia paezoso; Los edificios esta ciudad nada tienen grandioso. Lapresencia de artículos en estos ejemplos determinaría el concepto, lomismo que si se tratara de substantivos léxicos, pero no aumentaría ennada el grado de substantivación.

Con el artículo o con demostrativos se substantivan los adjetivos(los buenos), las frases adjetivas (los aficionados al teatro) y las frasesrelativas (el que tú sabes, esos que conoces tanto).

169. Entre las lenguas románicas, el español es la única que haconservado un artículo neutro e invariable, con el cual se substantivanlos adjetivos, que de este modo adquieren la significación del neutro la-tmo. La substantivación con lo da al adjetivo carácter abstracto y colec·tivo, mientras que con el artículo masculino (definido o indefinido)tiene significación concreta e individual; lo bueno puede significar labondad en abstracto, o referirse a un conjunto de cosas buenas; lo útil'puede aludir la utilidad o designar colectivamente un grupo de objetosútiles. El bueno, el útil, se aplican en cambio a un ser determinado queposee la cualidad respectiva. No puede existir línea divisoria fija entreuna y otra manera de considerar la cualidad, y por ello ciertos adjeti-vos en número limitado, que ordinariamente aparecen como abstrac-tos o colectivos por su significado, pueden presentarse substantivadoscon el artículo masculino, tanto en la lengua vulgar como en la culta,según el grado de individualización concreta que en cada caso se lesatribuya. Ejemplos vulgares: el largo, el ancho, el alto, el bajo. Ejem-plos cultos: el sublime, el ridículo, el infinito, el abstracto, el vac1o, yotros muchos, empleados como tecnicismos o en acepciones particulares,generalmente más restringidas que las que corresponderían a lo subli·me, lo rid¡culo, lo absoluto, etc. A veces la diferencia entre la substan-tivación neutra y la masculina ha derivado hacia acepciones no precisa-mente restrictivas, sino distintas: en el vado falta toda materia; en lo tla-do puede haber aire. En este caso la substantivación masculina es absoluta

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§ 170 OFICIOS DEI. ADJETIVO 225

y la neutra relativat pero en cambio aquélla es inaplicable a los colectivos.Algunos filólogos han pensado que en la substantivación con d de losadjetivos abstractos cultos, ha podido haber galicismo o latinismo.MEYER-LüBKE 2 piensa en influencias locales e individuales. Es indu-dable, sin embargot el fenómeno es tan extenso y antiguo, aun en lalengua vulgar, que hay que considerarlo como autóctonot aunque enalgún tecnicismo particular pueda hallarse influencia latina o francesa.Algunoll de los que registran las gramáticas no pasaron de ser una modatransitoria que ha desaparecido en los libros de nuestra épocat por ejemploel patético, d trágico, d c6mico, reemplazados nuevamente por la subs-tantivación, con lo, o por substantivos como patetismo t comicidad 3.

170. Modificaciones y determinaciones del adjetivo. Las PIali-dades pueden aparecer modificadas en su intensidad por medio de ad-verbios: casi blando, bastante serio, muy fuerte, nunca tonto, extrema·damente arriesgado, demasiado set/ero, etc. Por medios morfológicos semodifica también la intensidad con el sufijot llamado superlativo. en-zsimo, o con los aumentativos y diminutivos: feísimo, grand6n, bajito,pequeiiín. El lenguaje familiar emplea también el prefijo reiterativo re-( resalada), a veces repetido con variación de las consonantes (reteguapay requeteguapa). El mismo sentido tiene la repetición dd adieti\o conun que enfático: tonto que tonto, terco que terco. Con ello se denotala persistencia de la cualidad. En los verbos es asimismo frecuente estemedio para expresar la continuación o repetición de un actot a veceshaciendo seguir a que el refuerzo te, p. ej.: duerme que duerme o duer-me que te duerme, come que te come, salta que te salta.

Aunque lo más frecuente es que las modificaciones producidas porel adverbio sean intensivast no es raro que expresen también modifica-ci"nes cualitativas formando así un concepto complejo de dos cualida-des: groseramente serio; ridkulamente tacaño; presuntuosamente necio.

2 Gram. des langW!s romanes, t. lIl, pág. 11.

3 SALVAOOI FF.llN.(NDEZ RAMfaliZ (loe. cit., §§ 71.72) estudia y clasifica los 'valores de signi.ficación y estilo que corresponden a los adJetivos substantivados con lo, sobre todo cuando elidioma posee substantivos correlativos: la oscuridad frente a lo oscuro, la bondad frente a lobueno. Por RO afectar directamente a la Sintaxis no cxuacramos aqul sus interesantes datos.

1S

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226 PARTE 11, CAP. XVI § 171

171. La determinación de la cualidad puede hacerse por compa-ración con otros substantivos que también la poseen. Tenemos en estecam la gradación de los adjetivos, es decir, el comparativo y el super-lativo relativo. Los sufijos comparativos latinos fueron sustituidos porlas perífrasis analíticas más... que (superioridad), menos... que (inferio-ridad) y tan ... como, excepto en los pocos comparativos orgánicos queel español ha conservado (me;or, peor, mayor, menor, etc.).

El único superlativo español es el que atribuye a un objeto el gradomáximo de la cualidad entre los demás objetos con que se le compara.Se expresa por medio de los adverbios más y menos precedidos del artícu-lo (d más, "el menosJ y seguidos de la preposición de, como correspon-de al carácter partitivo de la expresión, p. ej.: la más bonita de la casa,d menos conocido de los tres, los más traviesos de la clase. Los pocossuperlativos orgánicos heredados del latín significan, unas veces el gra-do más alto de una cualidad (tiempo máximo, plazo mínimo, Juez Su-premoJ, y otras una simple intensificación de la misma, equivalente a laque se expresa con el adverbio muy o con el sufijo -ísimo. Ordinariamen-te, al decir que un vino es 6ptimo o pésimo no queremos decir que esel me;or o d peor, sino que es muy bueno (o bonísimo) () muy malo(o mal/simo).

Para las modificaciones y determinaciones del adjetivo por mediode un substantivo seguido de preposición, v. § 161.

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CAPíTULO XVII

PRONOMBRES Y ARTICULOS

I. - PRONOMBRES PERSONALES

172. Son los pronombres personales las únicas palabras que hanconservado un resto de la declinación latina, es decir, una diferencia deforma que corresponde a su empleo como sujeto o como complemento.Dentro de los complementos existen también formas diversas, en cuyouso sintáctico sobreviven, aunque muy confusamente, algunas de la dife-n:ncias que separaban entre sí los casos latinos complementarios.

Pronombre sujeto. En el capítulo 11 señalamos el poco empleoque hacemos en español del pronombre sujeto, a causa de que ladad de las desinencias personales del verbo lo hace innecesario casi siem-pre. En inglés y en francés se perdieron u oscurecieron las desinenciaspersonales, lo cual ha contribuido quizás a que sea obligatoria desde hacesiglos la anteposición del pronombre, a no ser que el sujeto aparezcanombrado junto al verbo. Parece ser que en francés el pronombre sujetose antepuso en su origen al verbo por motivos rítmicos. Cualesquieraque sean las causas históricas del fenómeno, el resultado ha sido queambas lenguas sustituyen hoy casi totalmente las desinencias personalespor un sistema de pronombres prefijos. En la enseñanza de nuestra len-gua a extranjeros es indispensable corregir su tendencia a enunciar todos

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228 PARTE II, CAP. XVII § Inlos verbos con su sujeto pronominal, a fin de evitar la redundante pesa-dez que esto comunica al estilo. Convendría que en las gramáticas elc:-mentales se enseñara desde el primer momento que, por ejemplo, elpresente del verbo cantar es canto, cantas, etc., y no yo canto, tú can-tas, etc., como suelen hacerlo aun las mismas gramáticas destinadasa españoles e hispanoamericanos, entre ellas la de la ACADEMIA.

En primera y segunda persona el pronombre sujeto es enfático, y sig-nifica insistencia particular en hacer resaltar el sujeto: decir yo canto esllamar expresamente la atenci6n del oyente acerca de que soy precisa-mente yo, yo mismo, y no otro, el que realiza la acci6n. La traducci6ncorrecta de 1 shall sing es cantaré, y no yo cantaré, a no ser que quera-

insistir especialmente en el sujeto.En tercera persona puede haber ambigüedad, puesto que las terceras

personas posibles son muchas, mientras que la 1: y 2: son únicasy están bien determinadas para los interlocutores. Por esto usamos conmayor frecuencia del pronombre sujeto de 3: persona, siempre quepor el contexto no esté suficientemente determinada aquella a que nosreferimos, entre las varias a que pudiera aludirse. Decir él, ella se pre-sent6 en seguida supone por parte del que habla el deseo de eliminar.una falsa interpretación posible. Si no es así, el pronombre sujeto de3: persona es tan enfático como los de 1.& y 2.a, y denota como ellos laintenci6n de destacar expresamente el sujeto por algún interés especial.

Como quiera que los motivos de énfasis son variadísimos y a vecesborrosos o poco perceptibles, no deben interpretarse las observacionesprecedentes de un modo absoluto. En la conversaci6n y en los textoshallamos de vez en cuando sujetos pronominales redundantes, o quepor lo menos lo parecen para el que escucha o lee. En los pronombrescomplementarios encontramos casos análogos de redundancia, comop. ej.: a mi me parece, que fueron enfáticos cuando se crearon, peroque hoy se repiten como frases hechas, sin que nos propongamos insis-tir particularmente en el pronombre. En los tiempos que tienen igualeslas personas 1.& y 3: del singular (cantaba, cantaría, cante, cantara, etc.)la necesidad 16gica de distinguirlas impone con alguna frecuencia laenunciaci6n expresa del sujeto; de aquí ha podido propagarse a otrasformas verbales en las que no aparece visible aquella necesidad. Puede ha-ber además costumbres individuales o locales que, dentro de ciertos

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§ 173 PRONOMBRES Y ARTfcuLOS 229

límites, tiendan a emplear el pronombre sujeto redundante más a menudoque en el uso general del idioma, sin que el que habla lo perciba, ni seproponga manifestar interés especial hacia el agente.

173. Desde el punto de vista sintáctico no hay que hacer observa-ciones particulares sobre el uso de las formas del singular, salvo la con-cordancia en 3.· persona de los tratamientos de 2.· persona tlsía,

Excelencia, etc., de la cual nos ocupamos en el capítulo III.Únicamente conviene hacer notar, por no hallarse registrado en las gra-máticas, que tratar de usted a una persona a la cual tuteamos ordinaria-mente, significa enfado o resentimiento hacia ella, como queriendo hacervisible que no tiene ya nuestra confianza. Un padre trata de usted a suhijo en son de reprimenda.

El plural nos fue sustituido desde fines de la Edad Media por laforma reforzada nosotros (nos + otros), al principio enfática para ponerla primera persona en contraste con otras, y después usada como formaúnica del plural l. Nos ha sobrevivido en el llamado pluralp anticuado (Nos, el ... ). Nosotros representa a unsujeto singular en el plural modestia, como el que emplea, por ejem.plo. un escritor al hablar de sí mismo, diluyendo en cierto modo la res-ponsabilidad de' sus palabras en una pluralidad ficticia: nosotros cru-mos, en vez de yo creo. Hoy parece ganar terreno el uso de yo, peromuchas personas lo estiman insolente y pedantesco. Notemos además elpoco uso del femenino nosotras, que LENZ ha observado en varios paíseshispanoamericanos. En España no suena a raro que una mujer diga nos·otros refiriéndose sólo a mujeres, pero no es desde luego una normageneral. Siendo obligatoria la concordancia masculina cuando se aludea personas de diferente sexo, es natural que nosotros se use mucho másque nosotras y que haya que fijarse especialmente en que todas las per-sonas designadas son femeninas, para emplear esta última forma. Poresto, si no repara en ello, tiende una mujer a decir nosotros, sin que pro-duzca extrañeza en los oyentes. En cambio sería imposible decir: Nos-otros, las hijas de Eva.

I nuestro articulo Nos-otros, Vos-olros, en la Filologlo Espoño14. XXX. 1946,págs. 108-117, y las aclaraciones y reparos de L. Spitzcr en la misma revistl, XXXI, 1947, pl.ginas 170-175.

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230 PARTE n, CAP. xvn § 173

Vos y tlosotros han tenido históricamente la misma relación queacabamos de señalar para el plural de primera persona, pero hay quehacer algunas observaciones especiales respecto a su empleo. En granparte de la América hispana vosotros ha sido sustituido por ysólo aparece en estilo declamatorio o notoriamente afectado. Puededecirse que se ha consolidado ustedes como plural normal de tft Es-paña, en cambio, mantiene la diferencia entre· el plural de confianzatlosotros y el de respeto, con el mismo valor que para los singu-lares respectivos.

Vos, como tratamiento, distinto del tú que se aplica sólo a perso-nas consideradas como inferiores o iguales en un plano de gran con-fianza, se mantuvo en España hasta después del Siglo de Oro. Vuestramerced> usted y sus formas intermedias, eran tratamientos de granrespeto reservados a personas nobles. A medida que usted fue hacién-dose general, iba quedando sin empleo el tratamiento de tlOS, el cualestá hoy limitado en la Península a los casos en que quiere imitarse ellenguaje arcaico, por ejemplo en las' obras de teatro que representanépocas pasadas. Por el en gran parte de América, al extender-se el tratamiento de usted, descendió tlOS al plano de confianza entre'iguales o para inferiores en que se usaba tú, el cual quedó sin aplicacióny dejó de usarse. No ha desaparecido, sin embargo, el caso complemen-tario te, y por ello se oyen en estos países construcclOnes chocantes comoa tlOS U tlOS U comeréis (o o pastd.Puede decirse que en los países donde la sustitución ha sido completa,se emplea tlOS como sujeto y como término de preposición, y u comocomplemento sin preposición. El fenómeno está en evolución más omenos consolidada en gran parte del dominio geográfico de la lenguaespañola en América. Mientras México, Antillas, Perú y Bolivia mantie-nen generalmente el tuteo como en España, Argentina, Uruguay, Para-guay y buena parte de Centroamérica practican el general. Enotros países aparecen en lucha ambos usos 2. La lengua literaria y lapresión escolar procuran mantener el tú tradicional, y en algunos países,

2 Para los pormenores de este fenómeno en su estado actual, véase el mapa dd'oseo» publicado por E. F. Tiscornia y P. Henríquez Ureña en d tomo DI de la B.b/ICJUCíI deD.alect%gla Hispanoamericana. Buenos Aires, 1930.

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§ 174 PRONOMBRES Y ARTÍCULOS 231

como Chile, han hecho retroceder considerablemente el voseo entre lasclases cultas.

Todas las formas del pronombre sujeto lleven acento propio. Lasde los pronombres complementarios pueden ser acentuadas o inacen-tuadas.

174. Formas tónicas de los pronombres complementarios. Suempleo no ofrece lugar a dudas: son siempre términos de una preposici6ny, a condici6n de que la preposici6n las acompañe, pueden representarcomplemento directo, indirecto o circunstancial. Son las siguientes: mí,ti (vos en el voseo americano), usted, él y el/a para el singular; dIopara el neutro; nosotros, nosotras, vosotros, vosotras, usudu, ellos yellas para el plural; sí para el uso reflexivo de tercera persona en singu-lar y en plural. Hay que añadir las formas especiales con la preposi-ci6n con: conmigo, contigo y consigo. En latín la preposici6n cum ibapospuesta al pronombre y se decía mecum, Ucum, secum. El resultadofonético de estas formas fue migo, ligo y sigo; pero como la sílaba go,representante del latín cum, se había diferenciado demasiado de con, seles volvi6 a añadir anteponiéndola, y así nacieron las formas conmigo,contigo y consigo, por no reconocerse a go como la misma preposici6npospuesta.

Es aquÍ enteramente aplicable cuanto hemos dicho sobre los trata-mientos a prop6sito del pronombre sujeto.

Con frecuencia aparecen usados con la preposici6n a en uni6n delos pronombres átonos, formando así una expresi6n pleonástica: a míno me han visto; mucho os deben a vosotros; estoy mirándote a ti; a él nolo conozco; a ellas las encontrarás siempre en su casa. Se trata, pues,de una repetici6n del mismo complemento, la cual se inici6 como ex-presi6n enfática pa! a poner de relieve el concepto, y se ha propagadodespués por analogía, perdiendo en muchos casos el énfasis originario.

Esta construcci6n va ganando terreno en nuestros días, y es de rigorque la forma átona vaya pegada al verbo, como corresponde a su carác-ter enclítico o proclítico, mientras que la t6nica, por su mayor indepen-dencia fonética, puede hallarse distanciada de él. Esta independen-cia relativa ha venido a dotar a las formas t6nicas de nuevos valoresexpresivos que han contribuido a la propagaci6n del fen6meno: cuando

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232 PARTE II, CAP. XVII § 175

inician la oración significan en cuanto a, en lo que se refiere a, sobre,acerca de (a él no lo conozco; a mí no me Izan visto; a ellas las encon-trarás siempre en su casa), y no es raro que vayan separadas del restode la oración por una ligera pausa. Son entonces verdaderos ablativos,y la forma átona es el complemento acusativo o dativo, según los casos.Cuando siguen al verbo los complementos nominales o pronominalestónicos, pueden tener carácter especificativo, como determinación delconcepto representado por el pronombre átono: en les ataban las manosa los prisioneros tan dativo es les como los prisioneros, pero el segundodetermina al primero y precisa su significado. La indeterminación delpersonal se, invariable para el género y el número, suele corregirse aña-diéndole una forma tónica del mismo pronombre: se lo di a él, a ella,a ellos, a ellas, a Luisa. Los matices son muy variados según los casos;pero aunque a menudo parezcan un simple pleonasmo propagado poranalogía, las formas tónicas en apariencia redundantes adquieren tam-bién con frecuencia significado propio, lo cual nos hace guardarnos deconsiderarlas en todos los casos como una mera repetición del mismocomplemento.

El uso redundante de las formas átonas de tercera persona (le, les)es' mucho más frecuente en la actualidad que hace medio siglo, tanto'en América como en España: les parecía mal a los padres el casamientodel muchacho; escribo para decirles a los amigos que no me esperen.Se trata de un complemento, generalmente anticipado, que anunciao reproduce vagamente otro complemento más preciso. Este carácterincoloro del pronombre átono llega hasta la incorrección de usarlo ensingular con un complemento en plural: 110 le tiene miedo a las balas;recaudaban dinero para regalarle juguetes a los niños pobres; nunca leagrada a los gobernantes la disconformidad de los gobernados. No esdemasiado raro leer construcciones tan disparatadas en los periódicos deambos lados del Atlántico.

175. Formas átonas. Se emplean siempre sin preposición, y lasde tercera persona conservan diferencias heredadas de los casos latinosacusativo y dativo. Son las siguientes: 1.. persona: me y nos; 2." perso-na: te y os (antiguo vos); 3." persona: lo, la, le (se) y sus plurales los,las, les (se); forma reflexiva e impersonal para ambos números: se.

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§ 175 PRONOMBRES Y ARTÍCULOS 233

Acerca de la I.A y 2.Apersona no hay observaciones particulares que ha-cer: se emplean como formas únicas de los complementos directos oindirectos sin preposición.

La significación que según su orgien latino corresponde a los pro-nombres átonos de 3.A persona es la siguiente: lo, la, los, las, comple-mento directo (acusativo); le, les (se) complemento indirecto (dativo).Este estado parece ser que se ha conservado íntegramente en la Améri-ca hispana, o por lo menos en gran parte de ella, según el testimoniode CUERVO reafirmado después por otros gramáticos. En España, y muyespecialmente en Castilla, al borrarse en el habla corriente lagramatical de caso, se han producido alteraciones del estado originario,que han llegado a influir en la lengua literaria. Aparte del olvido de loscasos, ha contribuido a crear esta confusión la tendencia a distinguir elmasculino del femenino en el dativo, cuyas formas (le, les) son únicaspara ambos géneros, mientras que las del acusativo son distintas paracada uno. Le ha tendido, por otra parte, a asimilarse a las formas deprimera y segunda persona, me, te, las cuales no ofrecen variación entreel acusativo y el dativo. El neutro reproductor lo ha entrado en compe-tencia con el acusativo masculino. Finalmente, la distinción entre com-plementos de persona y complementos de cosa, tan viva en el empleode la preposición a con el acusativo, ha ayudado también al oscureci-miento del valor primitivo de los casos pronominales.

Esta cuestión del leísmo y el laísmo ha suscitado discusiones desdehace mucho tiempo entre los gramáticos españoles. La tlansigecon el empleo de le como acusativo masculino de persona, a diferenciade lo, que sería acusativo de cosa. Según esto, la oración busco a luany no lo encuentro, puede expresarse diciendo busco a luan y no le en-cuentro. En cambio no debe decirse busco un libro y no le encuentro,sino precisamente busco un libro y no lo encuentro, por tratarse aquí deun complemento directo de cosa. En nuestra opinión, esta tolerancia aca-démica representa bien el promedio del uso literario español en nuestrotiempo, y puede aceptarse como norma, lo cual no quiere decir que noabunden en la misma lengua literaria los ejemplos de leísmo y laísmoque rebasan con mucho este criterio restrictivo, pero al fin y al cabo trans-accional entre el uso que corresponde al origen de estos pronombresy la dispersión de su empleo efectivo en la lengua hablada. En las últi-

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234 PARTE II, CAP. XVII § 175

mas ediciones de su Gramática (246 c), la ACADEMIA ESPAÑOLA mantienela norma mencionada, pero, movida sin duda por la autoridad que eneste aspecto del idioma significa el uso hispanoamericano. recomienda alos escritores que se atengan a la norma etimológica, esto es: lo. la, siem-pre acusativos y le siempre dativo, procurando evitar, en lo posible, aunel empleo de le como acusativo masculino de persona.

Como quiera que los fines normativos son ajenos al propósito deeste libro, vamos a limitarnos a describir lo más exactamente que poda-mos el estado presente de los hechos lingüísticos y a explicarlos hastadonde se nos alcance. Entre todas las regiones españolas es Andalucía laque se mantiene más cerca del uso latino. En ella actúa únicamente comofactor principal de alteración de los casos la tendencia a distinguir loscomplementos de persona de los de cosa: le puede sustituir a lo comoacusativo masculino de persona, pero como dativo no admite sustituciónen ninguno de los dos géneros. Es decirJo que esta región (y con ella Ca-narias y el sur de Extremadura) se halla en general dentro de la normaque la ACADEMIA admite como aceptable. Aragón presenta un estado deleísmo más avanzado, puesto que (sin llegar a ser de empleo general)menudean los casos de le acusativo de cosa: este libro no te le doy ..Algunas provincias leonesas ofrecen el mismo grado de leísmo: No lesquiero puede referirse tanto a personas como a objetos. Es notable tam-bién el empleo aragonés de ya se les he dicho en lugar de ya se lo hedicho (a ellos, a ellas). En este caso el se personal dativo va acompañadode un les acusativo, con la particularidad de que éste no concierta conel objeto que representa (singular o neutro colectivo), sino con una plu-ralidad que correspondería realmente a se, si éste tuviera plural. A lafrase leísta el cesto, se le he regalado a un cllico, corresponde el cesto, seles he regalado a unos chicos.

En Castilla la Nueva rige también el le como complemento direc-to de persona masculina, lo mismo que en Andalucía; pero la confusiónde los casos adquiere un grado mucho mayor. El le, dativo, invariablepara los dos géneros, se ha especializado como masculino: le regalaronuna bicicleta (a él); y cuando es femenino ha sido sustituido por la,procedente, como se sabe, del acusativo: la regalaron una bicicleta(a ella). Este es el uso madrileño espontáneo en todas las clases sociales,a no ser entre personas cuya instrucción gramatical, o la procedencia

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§ 117 PRONOMBRES Y ARTfcULOS 235

de otras regiones, lo corrija más o menos. La influencia de la capitalirradia su laísmo hacia otras provincias del Centro y del Norte, llegandoa vencer a menudo la resistencia del lenguaje literario. El vulgo madri-leño va todavía más allá: el lo sustituye con frecuencia a le como dati-vo: lo pegaron una bofetada. Sin embargo, este loísmo se siente en to-das partes como extremadamente plebeyo, y no ha logrado salir delhabla achulapada.

Esta es a grandes rasgos la situación presente del uso de los pro-nombres átonos de tercera persona en España. En la Gramática españolade Salvador Fernández (cap. VIII) hallará el lector información biblio-gráfica y recueQtos practicados en textos de distintas éflocas. Los estu-dios de Geografía lingüística podrían darnos mayor precisión con res-pecto al momento en que se recogieran los datos; pero como ti fenó-meno está en plena transformación, algunas de sus conclusiones quizásno fuesen ya válidas para la generación siguiente a la nuestra.

176. El se personal es independiente por su origen y por su usomoderno del se reAexivo, aunque hayan llegado a ser fonéticamenteiguales. Procede del dativo latino il/i, lo mismo que le, del cual se haseparado en cuanto al sonido, a causa de su posición en la frase. Laevolución puede representarse con el siguiente ejemplo: dio lle lo. dioge lo y dio se lo. El sonido palatal de II pasa al palatal fricativo sonorode g (como la ; francesa); y finalmente este último se confunde conla s, ya desde el siglo XIV. El se personal así formado tiene el valorde dativo que corresponde a le, del cual es en realidad una duplicaciónapta para ser usada en contacto con otras formas del mismo pronombrede tercera persona: se la entregaron, se lo he repetido. Como es inva·riable, se emplea para el singular y el plural: querían que .re lo dijese(a él, a ella, a ellos, a ellas). A causa de esta ambigüedad, exige a menudo.\a presencia de las formas tónicas del pronombre o de los substantivosque representa, como ya hemos dicho más arriba (174).

Sobre los valores sintácticos de se reAexivo e impersonal, tratamoscon suficiente amplitud en el capítulo V.

177. Colocación de" los pronombres átonos. En la lengua moder-na la posición enclítica o proclítica de los pronombres complementariosse regula, en general, del modo siguiente:

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236 PARTE II, CAP. XVII § 177

Con imperativo, gerundio e infinitivo, el pronombre es necesaria-mente enclítico: diciéndote, buscarlo. En la Edad Media y aunen la época clásica podían también anteponerse, p. ej.: la di;no hallando; vino a lo buscar; pero esta anteposición fue haciéndosecada vez más rara desde la segunda mitad del siglo XVII, y acabó pordesaparecer del todo.

Cuando el infinitivo yel gerundio están subordinados a otro verbo(v. cap. XIV) los pronombres enclíticos pueden separarse de ellos y pasar,atraídos, al verbo principal, p. ej.: quieren molestarte o te quieren mo-lestar,' iban diciéndole o le iban

Con las demás formas verbales, los pronombres pueden ser proclíti-cos o enclíticos: me dij&-o díjome; lo encuentro o se haráo haráse. Sin embargo, la posposición puede decirse que hoy perteneceexclusivamente al estilo literario; en la conversación se siente comoafectada. Cuando en las comedias aparece un personaje que quierehablar en tono doctoral, se le hace decir díjome, encuéntrolo, et-cétera, y sólo con ello se obtiene un efecto cómico. En la lengua escritase usa la enclisis; pero si se emplea con exceso, comunica al estilo unsello de afectación rebuscada, sobre todo con las formas compuestas delverbo, habíale dicho, y con todas las de los tiempos presentes y futuros

la puerta) 3. En Galicia, Asturias y León es másfrecuente la enclisis que en los restantes territorios de lengua española,tanto en la conversación como entre los escritores, como lo fue tambiéndurante el Siglo de Oro en el uso general del idioma.

Es frecuente que el familiar acentúe los pronombres enclíticos,sobre todo cuando se unen a un imperativo: vamon6s. digalé, pidase/6.Para que esta absorción del acento pueda producirse es queentre el acento del verbo y el pronombre medie por lo menos una sílaba.No podría decirse damé, dil6, porque al faltar una o dos sílabas inter-medias, no hay alternancia rítmica que favorezca la atracción del acentopor el pronombre. En el teatro clásico aparecen ejemplos: Si e/ rey

IDineros pidame/6s, I marcos plr¡ta Illeno un torreón (Lope); ¿No hallaré justicia yo? I En la tierra dudol6

3 Nótese como excepci6n la úase hecha, usual en la conversación: ¿Habráse visto? paraexpresar sorpresa: ¿Habr4se visto roStl igual? (v. i 128).

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§ 178 PRONOMBRES Y ARTícULOS 237

(Moreto). Véanse explicación y ejemplos en T. NAVARRO TOM.(s, Ma-nual de prono esp., § J73.

Un verbo puede llevar dos y aun tres pronombres átonos. En estecaso van, o todos proclíticos o todos enclíticos, pero no es posible ante-poner unos y posponer otros: me lo rogaba o rogábamelo; ruego que seme lo busque, o búsquesemdo; pero nunca POdría decirse me rogábalo,o lo rogaba me. La enclisis y la proclisis de los pronombres no puedendarse juntas en torno a Ona sola forma verbal. Cuando concurren varios,se debe preceder a todos; el de segunda persona va siempre delante delde primera; y cualquiera de estos dos, antes del de tercera: te me quierenarrebatar, o quieren arrebatárteme; me lo decían o decíamndo. En el len-guaje vulgar se oye con frecuencia me se cae la capa, te se ve la oreja,pero esta construcción es estimada en todas partes como plebeya, y notiene el menor uso literario.

178. El neutro pronominal. Aunque no existen en castellanosubstantivos neutros, la flexión pronominal ha conservado formas neutrasdestinadas a reproducir conceptos anteriormente aludidos en la conver-sación o en el contexto. Tales conceptos no pueden ser, naturalmente,substantivos morfológicos, puesto que éstos han de reproducirse porpronombres masculinos o femeninos en concordancia con el substantivoreproducido.

He aquí las formas que usamos exclusivamente como neutras:Personales: dlo (tónica)" y las átonas le y lo, con yalor de dativo

y acusativo respectivamente: ello es cierto; tUlle noticias de dlo; le apli-caremos un remedio eficaz (a eso); Expliqué el éxito de mi viaje y labuena acogida que me hicieron: no querían creerlo.

Demostrativos: esto, eso, aquello. Ejemplo: Conocía muy bienaquello.

Indefinidos: algo, nada. Ejemplo: Algo me d¡¡eron, pero no re-cuerdo nada.

Casi siempre puede considerarse el interrogativo qué como formaespecial del neutro: ¿qué sabes tú?, ¿qué quieres?

.. Sobre los usos antiguos y modernos de ello. un artículo de P. HENdQUEZ UIlEÑA enla Revista de Fi/%gla Hispánica, 1, núm. 3, 1939, págs. 209-230.

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238 PARTE 11, CAP. XVII § 17S

Además de estas formas especialmente destinadas a la expresión delgénero neutro, pueden usarse ocasionalmente otras que también puedentener otros empleos, como son los demostrativos tal, tanto; los relativosque, cual, cuanto; los indefinidos uno y otro, y los cuantitativos todo,mucho, poco, harto, demasiado, asaz, bastante. Ejemplos: sé tanto comovosotros; poco has averiguado. .

Se reproducen por pronombres neutros: a) Los conjuntos de doso más substantivos que no designen personas: Disgustos, fatigas. es-trecheces: todo lo había olvidado en un momento; por esto digo ...(esto es el conjunto de razones que acaban de ser alegadas); b) Losconceptos que no se han expresado antes por substantivos, sino porverbos u oraciones enteras: Me obligaban a declarar: no lo hice (lo re-produce al -infinitivo declarar); Dices que has comido y no lo puedocreer (reproduce un verbo en forma personal); Les contaba nuestrashazañas en aquella expedición y lo celebraron mucho (oración enterareproducida por lo); c) El atributo de una oración substantiva, ya seasubstantivo. ya adjetivo o equivalente de adjetivo: parecía un capitán,pero no lo era; eran ambiciosos y lo demostraban con sus hechos: El ani-llo es de oro. - No lo creaJ (substantivo con preposición); ¿Es d quevino ayer tarde? - Acaso lo sea (frase relativa equivalente de etdjc:tivo).

Este carácter colectivo y de alusión indeterminada hace que usemoslos pronombres neutros cuando no queremos determinar el concepto aque nos referimos, bien por ignorancia, bien por deseo de no aclararlodemasiado, y a veces por eufemismo: ¡tápate eso!; Vale más que :10 lodigas; No repitas eso; Hablemos otra vez de aquello. Con los demostra-tivos neutros designamos las cosas cuyo nombre desconocemos u olvida-mos momentáneamente (¿Qut es esto? Dame d ... eso), y también lasque suponemos desconocidas por nuestro interlocutor: Esto es una má-quina trilladora. En la fórmula con que suelen empezar los cuentostradicionales: Esto era ... (un rey, una niña, etc.), esto alude al conjuntodel relato que va a comenzar.

Como no pueden referirse a personas, el hecho de designar con ellosa personas singulares o colectivas supone menosprecio: Mira eso, ¡Vayaun mamarracho!; Aquello es gentuza.

El mismo valor tienen ciertas expresiones substantivadas con el ar-

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§ 179 PRONOMBRES Y ARTícULOS 239

tículo neutro: Nos reímos de lo que ha entrado por aquella puerta (refi-riéndose a una o a vanas personas).

De las consIderaciones que anteceden y de cuanto quedó explicadoen el capítulo anterior acerca de la substantivación de adjetivos o susequivalentes por medio de lo, se deduce con facilidad que el géneroneutro existe sólo en nuestra lengua para la reproducción pronominal,de acuerdo con las observaciones de ANDRÉS BELLO, en el § 292 de suGramática, y la nota aclaratoria de CUERVO con respecto al supuesto gé-nero neutro de los infinitivos (v. cap. XIV).

II. - POSESIVOS

179. Tanto por el significado como por la función gramatical,los pronombres posesivos son casi siempre adjetivos. Pueden substan-tivarse por el procedimiento normal de todos los adjetivos (el mío, lossuyos, etc.). Decir el grande, el pequeño, lo bueno, supone un substan-tivo pensado, ni más ni menos que lo que generalmente ocurre con elmío, la tuya. lo mío y lo ajeno. La decisión de si es adjetivo o substan-tivo corresponde en cada caso al hecho de que haya o no un substantivoen la mente del que habla, no en el análisis lógico a que después pode-mos someter lo hablado. Existen algunas frases hechas que, en circuns-tancias especiales, adquieren significado propio con predominio del va-lor substantivo del posesivo, p. ej.: he recibido la suya (carta), los míosy los suyos (familiares). Sobre la naturaleza del pronombre en general, yparticularmente de los posesivos, véase A. ALONSO Y P. HENRÍQUEZUREÑA, Gramática caste/tana, 4.· edición, Buenos Aires, 1944, 1, págs.222-230.

Los posesivos se sienten en estrecha relación con los personales, porexpresar la posesión o pertenencia atribuida a una de las seis personasgramaticales; sus formas están históricamente emparentadas con las delos pronombres personales. Por otra parte, existe un enlace psicológicoentre unos y otros, en cuanto los personales participan en la acción ver-bal como sujetos o como complementos, y los posesivos pueden expre-sar también una participación más o menos .:strecha en la misma, hastael punto de ooderse enunciar acciones verbales con su sujeto por medio

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240 PARTE 11, CAP. XVII § 181

de posesivos acompañados de infinitivos o de substantivos. Entre salgo alas seis, mi salir a las seis y mi salida a las seis hay pocas diferencias psi-co16gicas, aunque sea distinta la forma de expresión. Lo mismo ocurrehablando de unos rosales, cuando decimos que florecen, o mencionamossu florecer o su florecimiento. En todos los casos se percibe una acción

su sujeto, aunque la construcción sea substantiva, y no verbal.

180. Los posesivos se emplean en español mucho menos que enfrancés, inglés y alemán. Al leer escritos redactados por extranjeros dealguna de aquellas lenguas, se percibe en seguida el contraste. Frases'Como he dejado mis guantes sobre mi mesa o puso su mano en su bolsillo,sin ser gramaticalmente incorrectas, se sienten como por su re-dundancia. En redacción española se diría con preferencia .he dejado losguantes sobre la mesa, puso la mano (n el bolsillo, con el artículo envez del posesivo, a no ser que quisiésemos recalcar especialmente laposesión advirtiendo que son mis guantes y no otros, o su bolsillo y noel ajeno. Cuando se quiere expresar la participación en la acción y aunla idea misma de la posesión, la lengua española prefiere emplear eldativo ético de los pronombres personales y retlexivos: me he dejadolos guantes; se puso la mano en el bolsillo. En vez de sus ojos se /lena-ron de lágrimas, los ojos se le llenaron de lágrimas.

181. El posesivo de tercera persona, especialmente en su formaapocopada su, ofrece en nuestra lengua evidente ambigüedad, en con-traste con la variedad de formas del inglés, y más aún del alemán. Aldecir su casa podemos referirnos a la casa de él, de ella, de ellos, de·ellas, de usud o de ustedes. Aun el neutro mismo no tiene forma dis-tinta: su dificultad ,puede ser la dificultad de ello. Para remediar estavaguedad, el idioma se vale, desde antes de la época clásica, del recursode añadir a su el nombre del poseedor, o el pronombre que lo repre-senta, acompañado de la preposición de, siempre que pueda haberduda: su casa de Luis; su casa de ellos; SIl madre de usted, etc. Estapráctica se mantiene en el habla moderna, pero con visible tendenciaa limitarla a su de usted y de ustedes: su hermana de usted, su padre de

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§ 182 PRONOMBRES Y ARTíCULOS 241

Ordinariamente su sin indicaci6n del poseedor alude a una ter-cera persona, tanto en España como en América l.

El desuso en que ha quedado vosotros ha producido ('n Américala eliminaci6n del posesivo y su sustituci6n por lacasa ustedes en vez de casa, que es afectaci6n. Quizás estehecho influya en la sustituci6n de nuestro por de nosotros (estede nosotrosJ, que se observa también en extensas zonas de la América

hispana, aunque no con el carácter general con que se ha consumado ladesaparici6n de y sin que llegue a sentirse como afectado.

En el capítulo anterior ha quedado explicada la colocaci6n de losposesivos con y sin artículo. En la lengua literaria y en el habla generallos posesivos antepuestos son hoy átonos, con excepci6n de Asturias ygran parte de Le6n y Castilla la Vieja, donde se dice mI sú casa '.

Paralelamente al nosotros de modestia, ha tenido y tiene todavíamucho uso el posesivo con el mismo sentido. Al decirtra opini6n, un escritor se incluye en una pluralidad ficticia, en la cualno aparece tan en primer término como si dijese mi opini6n.tra casa, es más amable para los demás familiares que mi casa, aunqueel que lo diga sea el cabeza de familia o el propietario; aquí natural-mente, la pluralidad no es ficticia sino efectiva, y la modestia de la ex-presi6n resalta por compartir la posesi6n con otros.

Las particularidades sintácticas de los demostrativos, indefinidos einterrogativos han sido o serán tratadas en otros capítulos. Los rela-tivos no se usan solos, sino que introducen siempre una oraci6n subor-dinada de carácter adjetivo. Por esto los estudiaremos en la tercera partede este libro (cap. XXII).

III. - ARTícULO

182. El artículo es, hist6rica y funcionalmente, un adjetivo de-mostrativo de significaci6n debilitada; no expresa localizaci6n, como

S F. TISCORNIA. lA letlgull de Martl" Fierro. Buenos Aires 1930, 598.

6 m:h pormenores en R. MI!NtNDl!z PIDAL, Ma"ual de Oram4tica ¡'ist6rica espaRo-la. 7." edici6n, Madrid 1944. I 9S.

16

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242 PARTE 1I, CAP. XVII § 183

los demostrativos, ni puede usarse independientemente de los substan-tivos 7. Con razón dice LENZ (§ 172) que, más que una clase especialde palabras, los artículos son un accidente gramatical de los substan-tivos.

El substantivo, en cualquiera de las funciones que le son propias,puede hallarse completamente indeterminado, o aparacer con diversosgrados de determinación. El primer caso tiene lugar cuando va sin ar-tículo: compraremos libros, bebimos tlino. En estos ejemplos podemosañadir al substantivo, adjetivos o complementos con preposición, que lodeterminen cualitativamente, pero subsistirá la indeterminación cuantita-tiva: compraremos libros recientes, bebimos tlino de Ri()ja. Esto ocurrea menudo cuando se trata de substantivos de materia (dame agua), quese dejan en su indeterminación natural, o con los concretos plurales cuyonúmero no interese señalar (quiero naranjas). Los abstractos suelen de-jarse también indeterminados, como corresponde a su naturaleza no men-surable: tenía audacia, lograrán éxito. Los concretos en singular, que notengan carácter colectivo, adquieren cierto sentido general o abstractocuando se usan sin determinación: tiene usted asiento (lugar dondesentarse), buscaban criado (hombre que les sirva).

183. Los artículos un, una, unos, unas, representan un segundogrado de indeterminación. De aquí su nombre de artículos indetermina-dos. Significan que nuestro interlocutor puede pensar en cualquier indi-viduo o grupo de individuos entre los de la especie designada por el subs-tantivo: se acerca un caballo; pasaremos la tarde en tm jardín; hantraído unos e/atle/es. Pueden usarse con énfasis para indicar que elsubstantivo se considera en todas sus cualidades más características:No podía atretlerse a competir con un Lope de Vega; Vuestra conduc-ta es incomprensible en unos estudiantes. Significación enfática seme-jante tienen cuando se aplican a un substantivo acompañado de adje-tivo, para encarecer o intensificar la cualidad. Compárese la diferenciaexpresiva entre tenía una gracia sorprendente y tenía gracia sorpren-dente; era de un tlalor indomable y era de tlalor indomable.

7 Véase AW.•DO ALONSO. Eslillstira y Gram4tica del articulo en Volkstum undKultur Romanen. VI, 1933, págs. 189-209. S. FUN,(NDEZ RAwfuz, Gram. Esp., liI 140 Y Ij·ltUientes. dedica al arúculo un largo e importante esrudio.

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§ 184 PRONOMBRES Y ARTfcuLOS 243

No es propio de la lengua española el empleo excesivo del artículoindeterminado, y mucho menos su repetición en enumeraciones. La in-fluencia del francés, y sobre todo del inglés, se percibe en seguida en laredacción de anuncios como los siguientes: "«Fortia», Un específicocontra la anemia"; "«Vidas errantes», Una película de emoci6n, una in-triga interesante, una realizaci6n espléndida ..." En redacción original-mente española no se pondría ninguno de estos artículos.

184. Los artículos el, la, lo, los, las, señalan que el substantivoa que se refieren es ya conocido. Si decimos dame la pluma, es porquesuponemos que la persona con quien hablamos sabe de qué pluma setrata; de lo contrario diríamos dame una pluma, es decir, cualquier plu-ma. Si el objeto designado no es previamente conocido por el o eloyente, hay que completar la determinación por otros medios, p. ej.:d:lme la pluma que está sobre la mesa. También puede referirse al subs-tantivo con carácter genérico, bien refiriéndose a todos y cada uno delos individuos de su clase (el hombre es mortal), bien al conjunto, perono a cada uno de ellos en particular (el hombre señorea la tierra). Enel primer caso puede sustituirse a veces por el artículo indeterminado(una mujer honesta es corona de su marido. o la mujer honesta...:), yaun expresarse el substantivo sin artículo en ciertas frases proverbiales(dádiva! quebrantan peña!; hombre todo e! traza!). Cuando serefiere al género, pero no a los individuos, no cabe sustitución alguna,ya que no sería lo mismo decir el hombre señorea la tierra que, un hom-bre señorea la tierra, a causa del carácter individualizador que corres-ponde al artículo indeterminado.

Los nombres propios de personas no llevan artículo, puesto que están bien determinados. En el lenguaje vulgar se usa, sin embargo, elartículo con nombres femeninos: la Juana, la Felisa. Con nombres mas-culinos, él empleo del artículo supone desprecio (el García, el Pérez),a causa de que a5í quedan equiparados a los apodos, los cuales han dellevarlo por su adjetiva: el Cojo, el Rubio, el Gallo, etc. Cuandose trata de apellidos de mujer, es frecuente ponerles artículo, aunentre personas cultas, para determinar el sexo: la Bárcena, la Xirgu,la Pardo Bazán, la Avellaneda. No podría decirse, en cambio, sin ex-presión despectiva, el Pérez Gald6!, el Darlo. Por italianismo se aplica

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244 PARTE lI, CAP. XVII § 184

el artículo a los apellidos Je algunos italianos célebres, sobre todo sison antiguos: el Petrarca, el Tasso, el Ariosto. En el lenguaje judiciales costumbre referirse a las personas que figuran en el proceso, y quehan sido ya nombradas, con el nombre o el apellido precedido del arotículo: el Felipe declar6, la L6pez contest6, etc.

Los nombres geográficos no llevan artículo por regla general, a noser que el artículo forme parte permanente del nombre, o que haya eIip-sis, p. ej.: El Perú, El Ecuador, La Habana, La Coruila, El Escorial, Lo!(montes) Pirineos, el (río de las) Amazonas, el (río de la) Plata, la (Repú-blica) Argentina. Es pues, galicismo enunciar con artículo los nombresde países que no lo lleven permanentemente (la España, la Colombia,la Bélgica), si no llevan algún determinativo, como en la España dehoy, el antiguo México. Hay algunos nombres vacilantes, como Chinay la China, África y el África, etc.

Cuando en una enumeración se quieren determinar los substanti-vos, basta con que lleve el artículo el primero de ellos: Los jefes, oficia-les y soldados combatieron con gran valor. Repetir el artículo en cadasubstantivo es construcción pesada, y a menudo galicista, a menos quehaya alguna contraposici6n entre ellos (se arruinaron los vencedores, losvencidos y los neutrales), o se haga con intenci6n de ir reflexionandolentamente sobre cada uno de los miembros de la enumeración: el lu·gar, la hora, el silencio de la tarde, favoredan SIU planes. Pero en unoy otro caso cabe expresarse sin ningún artículo, con menor énfasis, perocon sentido idéntico: fastidiaba a tirios y a troyanos; señálame dia, lu-gar y hora para vernos.

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CAPITULO XVIII

LAS PREPOSICIONES

185. Al final del capítulo V expusimos el esquema general dela oración posible, es decir, los elementos sintácticos que pueden entraren una oración que, respondiendo a un patrón ideal, los hubiera des-arrollado todos. Rarísimas veces se ofrecerá en la realidad el tipo es-quemático máximo que allí indicábamos, pero es indudable que cabendentro de él cuantas oraciones podamos hallar en el uso lingüístico efec-tivo: sujeto, verbo, complementos de ambos, y complementos de estoscomplementos.

La relación mental que existe entre un elemento sintáctico cual-quiera y los complementos que lleve, puede expresarse por signos gra-maticales diversos (véase final del cap. VII). Uno de ellos es el empleode palabras de relación: preposiciones y conjunciones. El estudio de larelación conjuntiva tiene su lugar propio en los capítulos que dedicare-mos a la oración compuesta. La relación prepositiva pertenece esencial-mente a la oración simple. Aunque no sea posible en todos los casos se-parar absolutamente las conexiones lingüísticas que una y otra clase departículas significan, y a sabiendas de que existe entre ambas una zonade delimitación borrosa, mantendremos la diferenciación tradicional pormotivos de claridad expositiva y porque responde a una realidad fun-cional evidente.

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246 PARTE 11, CAP. XVIII § 186

186. Término de la preposición. La función propia de toda pre-posición consiste en servir de nexo entre un elemento sintáctico cual-quiera y su complemento. Designaremos a este último con el nombre detérmino de la preposici6n, de acuerdo con la nomenclatura de BELLO,porque en él termina y se consuma la relación que la preposición esta·blece. El elemento sintáctico relacionado es inicial de la relación; sucomplemento es terminal, cualquiera que sea el orden con que uno yotro se construyan. Podemos decir, por ejemplo, pintaban las paredescon calo con cal pintaban las paredes, sin que pintaban deje de ser elelemento inicial, y cal el término de la relación. Por esto la preposiciónva siempre unida a su término, formando con él una unidad sintácticay fonética que no puede destruirse sin alterar el sentido. Aun en los casosde hipérbaton más extremado, la preposición permanece unida a sutérmino, p. ej.: Aquí de Elio Adriano, IDe Teodosio divino, IDe SilioPeregrino, I Rodaron de marfil y oro las cunas (RODRIGO CARO).

Las preposiciones carecen de acento propio y se usan siempre en pro-clisis con su término, con lo cual se fortalece y expresa la unidad deambos 1. El conjunto así formado puede unirse a otra preposición,dando lugar a complejos muy característicos de nuestro idioma, en losque la aglomeración de preposiciones expresa una variedad de relacionesno alcanzada por ninguna otra lengua moderna. Ejemplos: de entreunas breñas; la sacaron de con sus padres; desde por la mañana; hastacon sus amigos; para entre nosotros; por de pronto. LA ACADEMIA (263)da una lista de preposiciones que suelen aparecer unidas, y con seguri.dad no las agota, puesto que a veces llegan a reunirse tres, p. ej.: hastade con sus padres fueron a buscarle; desde por entre los árboles nos es-piaban sin ser vistos. Según la ACADEMIA, la preposición a no se anteponea ninguna otra, y por ello califica de solecismo vulgar el a por tan fre-cuente en la lengua hablada (voy a por agua, iremos a por ti). Se explica,sin embargo, que la preposición a, característica de los verbos de movi·miento a los cuales acompaña con frecuencia, se haya interpuesto enlas expresiones ir por, venir por, a causa de un cruce con frases del tipol/oya casa, l/engo a buscarte. Esto no quiere decir que recomendemos

1 T. NAVAUO TON'<a. Palabras si,. acento, en Revina de Pi/%gla Espaffo14, 1925,xn, 335·384.

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§ 186 LAS PREPOSICIONES 247

el a por, que es, en efecto, de empleo muy poco frecuente en la lengualiteraria y entre personas cultas.

Además de las preposiciones que registran los diccionarios comotales, existen numerosas frases prepositivas en las cuales figuran ordi-nariamente un substantivo o un adjetivo: alrededor de, encima de,dentro de, ;unto a, frente a, enfrente de, etc., y otras muchas que oca-sionalmente pueden crearse para precisar así la relación, a veces pocodefinida, de las preposiones solas. De esta manera, y con la combina·ción de dos o más preposiciones arriba indicada, compensa con cre-ces la lengua española el número relativamente escaso de preposicionespropias que tiene en uso.

BELLO, HANSSEN, LENZ y otros hablan de preposiciones pospues-tas del tipo calle arriba, río aba;o, tierra adentro, mar afuera. HANSSEN(734) piensa que son adverbios que se han convertido en preposicio-nes. LENZ (334) los considera como verdaderos adverbios, que a losumo funcionan casi como preposiciones. Nótese que todos llevanprefijada la preposición a, lo mismo que adonde, atrás, adelante, etc.,y que la palabra a la cual ésta se prefija tiene existencia independienteen el idioma; por ello se sigue sintiendo como término de dicha pre-posición. No pueden interpretarse estas frases como locuciones prepo-sitivas, porque si así se sintiesen no podrían ponerse detrás de su término.

El término de la preposición es necesariamente un ouna palabra o frase a él equivalente. Por el solo hecho de ser términode una preposición se substantivan todos los vocablos o expresiones. Ejem-plos: Sorti;a de oro (substantivo léxico); Está entre los santos (adjeti-vo substantivado); Amable con ellas (pronombre); Acaba de llegar (in-finitivo); Desde entonces, Hasta aquí (adverbios con valor pronominal);El deseo de que llegasen me impacientaba (oración subordinada subs-tantiva).

El carácter substantivo de cualquier término de preposici6n única-mente puede ofrecer dudas cuando se trata de adjetivos que conservanun significado propio, por ejemplo: pasar por sabio, caerse de bueno,dar en pedante.· Tales casos, particularmente frecuentes con adjetivospredicativos, se explican por cruce analógico, de una parte con las cons-trucciones con verbo copulativo pasar por (ser) sabio; dar en (ser) pe-dante; de otra con las del tipo: de bueno que es, o de lo bueno que es;

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248 PARTE 11, CAP. XVIII § 187

no se aprollechaba de la ocasi6n por tonto, por lo tonto que era; estaspalabras no son para (ser) e!critas 2. El infinitivo del verbo copulativoo la oración atributiva, que están latentes, son el término real de lapreposición.

187. Elemenlo inicial de la relación. Hemos dicho que la rela-ción prepositiva se establece entre un elemento sintáctico cualquiera ysu complemento (término) y que este último ha de ser siempre un con·cepto subtantivo. Como quiera que todas las palabras conceptuales pue-den ser elementos sintácticos, todas ellas podrán ser punto de partidade la relación que estudiamos. Así podrán serlo: 1.° los substantivos(café con leche); 2.° los pronombres (alguno de lIosotros); 3.° los adje-tivos (apto para estudiar); 4.° los verbos (se tapan con la capa); 5.° losadverbios (lejos de la patria), y 6.° algunas interjecciones que llevan lapreposición de (¡ay de mí!). Este último caso está en relación con losadjetivos que denotan compasión, desprecio o amenaza (v. 161).

Las gramáticas antiguas decían que el elemento inicial rige deter-minada preposición. Con este pensamiento se daban reglas, más o menosinspiradas en la Gramática latina, a fin de saber cuáles son las prepo-siciones que rigen determinados grupos de verbos y adjetivos, según susignificado. Tales reglas estaban llenas de excepciones, y mostraban amenudo contradicciones que las hacían prácticamente inútiles. La ACA-DEMIA ESPAÑOLA, desde la edición de 1917, ha dejado de hablar en suGramática de régimen de las preposiciones, y da una lista bastante ex-tensa de palabras que se construyen con preposición. Estas indicaciones,sin embargo, tienen en el Diccionario lugar más adecuado que en laGramática.

La creencia de que ciertas palabras rigen determinadas preposicio-nes no es en sí misma errónea, pero es incompleta. Es indudable que lanaturaleza de la relación que una preposición establece no puede de-pender únicamente del elemento inicial de la relación, sino de los doselementos relacionados y de la preposición que lqs enlaza. El significado

2 Los ejemplos que uae UNZ (1 324) formados con antes de. despuJs de (antes de naodo;despub de declarada iD guerra) y otras frases parecidas, se explican mejor por aucc: con las frasc:tabsolutas con parucipio.

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§ 188 LAS PREPOSICIONES 249

y el carácter de la relación nace de la concurrencia de tres factores, y nodel régimen de uno solo.

Aun en el supuesto de que cada una de las preposiciones españolashubiera servido en su origen para expresar una sola relación, el contactocon los elementos relacionados por ella habría diversificado la relaciónmisma. Como quiera que las preposiciones latinas tenían ya múltiplesusos, la acción de la analogía ha multiplicado las relaciones que, desdeel latín vuJgar y a través de la historia del romance, expresan nuestraspreposiciones; en especial las más frecuentes, precisamente a causa desu frecuencia.

188. Uso de las preposiciones. Comprendiendo la dificultad deencerrar en fórmulas fijas la significación de las preposiciones, CUERVOse propuso, en su Diccionario construcci6n y régimen lacastdlana l inventariar los empleos que cada una de ellas ha tenido, delmismo modo que registraba los valores semánticos y sintácticos de lasdemás palabras que en él incluía. El artículo que dedicó a la preposicióna es una monografía admirable, que seguirá siendo por mucho tiempo unmodelo de precisión y sentido del idioma. Desgraciadamente para nues-tras letras, el Diccionario quedó interrumpido en sus comienzos. Hoy porhoy no estamos en condiciones de superar su método, y acaso el trata·miento científico de las preposiciones no puede hacerse más que intentan·do explicar históricamente las relaciones que cada preposición expresa ennuestros días. HANSSEN (686-738) enfocó del mismo modo el extensocapítulo que les dedica.

LENZ esboza una clasificación psicológica, no de las preposiciones,sino de las relaciones que ellas significan (328-333). Esto le obliga a exa·minar el concepto de relación, y de su análisis concluye que las relacio-nes existentes en el espíritu son esencialmente tres: locales, temporalesy condicionales (tomando la condici6n en el sentido gc:ntral de circuns-tancia). Estas condiciones se subdividen en: 1) causa, 2) modo, 3) fin, y4) medio. Claro está que son pocas las preposiciones que expresen unasola de estas relaciones; la mayor parte tienen que incluirse en varios deestos grupos. Con este intento se propuso el autor superar el casuismo ha-bitual en este capítulo de la Gramática, y dar a su estudio un contenidomás científico. Su pensamiento quizá marque una dirección metódica que

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250 PARTE lI, CAP. XVIll § 189

a continuación aprovecharemos, pero está lejos de lograr resultadosque aclaren el problema. Por esta razón preferimos explicar monográ.ficamente el uso y significado moderno de cada una de las preposicio-nes más importantes.

a189. Expresa fundamentalmente idea de movimiento material o

figurado: flOY a Granada, una carta dirigida a ella, aspirar a capitán.De aquí su empleo para indicar el fin: útil a sus amigos, flengo a ente·rarme.En la lengua antigua se hallan ejemplos abundantes de verbos de

movimiento con la preposición en (íbamos en Italia), como en latín yotras lenguas romances; pero en la actualidad en ha sido sustituida" total-mente por a en estos usos. Quedan algunas supervivencias, como caeren el mar junto a caer al mar; en el primer caso prevalece la represen-taci6n del final del movimiento, en el segundo, la del movimiento mismo.

En los párrafos 5, 51 Y52 ha quedado explicado el empleo de la pre-posición a con los complementos directo e indirecto.

Los infinitivos que son complemento de un verbo de movimiento lle·van a: flengo a puguntar (v. cap. XIV). Cuando se trata de movimientoo tendencia espiritual (sentido final) la llevarán también según el gradoen que tal movimiento se sienta: aprendo a nadar, enseña a leer; pero enquiero nadar, deseo leer, son verbos de voluntad sin significado final.

Las relaciones locales y temporales pueden expresarse con la prepo-sición a, pero siempre con cierta vaguedad: le cogieron a la puerta, esta·ba a la derecha, a la cosecha pagaré, a la noche nos fleremos, sentados alfuego. Esta imprecisión desaparece o se atenúa cuando otras palabras de-terminan el lugar o el tiempo: a la puerta de tu casa, a las siete te espero.Cuando se trata de distancias o de medidas de tiempo, el sentido localo temporal se combina con la idea de movimiento: de un lado al otro,de diez a doce. El punto de partida está bien determinado por la pre-posición de; el punto terminal del espacio o del tiempo Va marcado porla preposición a, pero lo estaría con más precisión por hasta: compáresede aquí a tu casa y de aquí hasta tu casa. Lo mismo ocurre en expresionescorno le llegaba el agua a la cintura o hasta la cintura.

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§ 190 LAS PREPOSICIONES 251

Tiene también significación modal: a la francesa, a estilo de mitierra, a usanza de Castilla, a imagen suya. De él provienen los signifi-cados de medio, instrumento y precio: a mano, a palos, a fuego lento,al cinco por ciento, a tres pesetas el litro. En estrecha relación con ellosse halla el empleo causal: a petición del público, a in.ctancia del juez.

Sobre las frases verbales que forma con los infinitivos, véase el ca·pítulo VIII. En los capítulos XV y XVI nos hemos referido a las frasesadverbiales que origina con substantivos (a bultoJ y adjetivos (a oscu-rasJ. Puede observarse que tales frases adverbiales proceden del usomodal y causal que indicamos más arriba.

de190. Corresponden los empleos de esta preposicón a los casos

genitivo y ablativo latinos. Sus relaciones se han mezclado de tal modo,que parece conveniente agruparlas según la significación presente, des-entendiéndonos de su formación histórica. Las clasificaremos en seisgrupos de relaciones análogas:

1.° POSESIÓN Y PERTENENCIA. Expresamos la posesión por mediode pronombres posesivos, o bien por medio del nombre del poseedorprecedido de la preposición de, que equivale al genitivo latino: el ves-tido de María; las gafas de papá. Muy semejante es la pertenencia. Conella significamos, no la relación entre propietario y cosa poseída, sinolos objetos o atributos que están contenidos en una persona o cosa:los árboles de este jardín; la autoridad del alcalde; el azul del cielo:el atrevimiento de fuan.

A imitación de la Gramática latina distinguen nuestros gramáticosentre genitivo subjetivo y genitivo objetivo. En la oración la llegadade la madre me conmovió, el sujeto de la llegada es la madre, es ellaquien llegó (genitivo subjetivo); en la contemplación de la madre meconmovió, la madre'es el objeto de la contemplación cuyo sujeto es yo(genitivo objetivo). En el valor de fuan tenemos un genitivo subjetivo,fuan es el valiente; en el asesinato de fuan, el genitivo es objetivo. Peroen este caso podríamos referirnos, no al asesinato de que Juan fue víc-tima, sino autor, y entonces tendríamos un genitivo subjetivo. Puede

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252 PARTE II, CAP. XVIII § 190

haber en este sentido algunas expresiones ambiguas, como el amor deDios, que alude, bien al amor que tenemos a Dios, bien al amor queDios siente por sus criaturas.

2.° MATERIA Y CANTIDAD PARCIAL. La materia de que está hechauna cosa: reloj de oro; puente de piedra. Por tropo atribuimos el con-tenido al continente: un tlaso de agua, un plato de arroz. Figuradamen-te ha pasado a significar materia o asunto de que se trata: un libro deGeografía; hablan de intereses; trataremos del siglo XVI; y también,naturaleza, condición o carácter de una persona: hombre de talento;entrañas de fiera; alma de niño; le acusan de tacañería.

Cuando nos referimos a parte de alguna cosa o cantidad, la prepo-sición de comunica a la expresión sentido partitivo: bebimos de aqueltlino; algunos de tlosotros; diez de los reunidos tlotaron en contra. Deaquí el uso comparativo cuando se trata de cantidades: más de ciento;menos de dos docenas; más de dos horas.

El genitivo partitivo tuvo en español antiguo un empleo más ex-tenso que en la actualidad. Se conservan de él algunas supervivenciasen frases hechas, como: dar de cuchilladas, de palos, de bofetadas.Significa aquí, no parte de una cantidad o cosa, sino número indeter·minado.

3.° ORIGEN o PROCEDENCIA: salir de Barcelona; tlenir de la Haba·na; descendiente de ilustre familia; salir de casa. En sentido figurado:de estas razones deduzco; de eso se infiere. Fácilmente se pasa en estosúltimos ejemplos al significado causal, equivalente a por (por estas razo-nes deduzco), que adquiere plenamente en expresiones como llorar degozo, temblar de miedo, quejarse de harto. La significación de origeno procedencia equipara a menudo las preposiciones de y desde cuandose trata de distancias locales y temporales, y. metafóricamente, de dife-rencias físicas o morales: de Veracruz a México; de hoy en ocho días;de 9 a 12; de uno a otro; de la madre a la hija.

4.° MODO: andar de lado; caer de espaldas; obrar de buena fe;hacer algo de intento; de buena gana. En algunos de estos casos podríasustituirse por con. Seguida del numeral uno, significa la ejecución rápi-da de un acto: de un salto; de una tlez; de trago; de un tir6n. Este

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§ 191 LAS PREPOSICIONES 253

significado modal ha dado origen a numerosas frases adverbiales cuyaacepción se halla registrada en los diccionarios: pronto,

perilla, de primera, corrido, balde.

5.° TIEMPO en que sucede algo: día, de noche, de madrugada,de mañana, cosas ahora. El número de estas expresiones es ilimitado.Se extiende a la acción de algunos infinitivos que se produce en untiempo determinado: hora comer; tiempo de rdr; ocasi6n de hablar;mome11to

6.° AGENTE DE PASIVA. Este uso es ya bastante raro en nuestrosdías, aunque fue frecuente en los clásicos: El que a muchosde mudos es temido (SAAVEDRA FAJARDO). Hoy se prefiere generalmentepor: era aborrecido de todos, se usa menos que era aborrecido por todos.

Para expresiones como la ciudad de Valparaíso, véase 159.Frases verbales con la preposición véase capítulo VIII.Frases de menosprecio, ironía o amenaza del tipo el bueno de tu

hermano, ¡pobre de ella!, ¡ay de tif, véase 161.

en191. 1.0 Predomina la idea general de reposo, tanto si se refiere

al espacio como al tiempo. Podríamos decir que mientras a estableceuna relación dinámica, es la preposición de las relaciones estáticas:vivo en Madrid; estamos en verano; en la calle; en la mesa: en la ¡uven-tud; en el año 1961. El elemento inicial de la relación se percibe comoincluido dentro de una realidad espacial, temporal o abstracta, sintraspasar sus límites. Por esto denota participación en conceptos abstrac-tos y colectivos: no le gana bondad; sabio en Matemáticas; ig110ranteen todo; abundante en fruta; valiente en la pelea; admirado en la Aca·demia,' hábil en engañar. De este sentido de participación en algo másamplio procede que algunos verbos de pensamiento hayan conservadola preposición i11; que tenían en latín tardío: creer en, esperar en, con·fiar en, pensar en, dudar en, entender en. Nótese, por ejemplo, quecree" a mi hermano significa otorgarle crédito en 10 que dice, mientrasque creer en mi hermano expresa una creencia mucho más extensa, queabarca no sólo lo que dice, sino también su talento, su rectitud, todo

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254 PARTE n, CAP. XVIII § 192

el complejo de sus cualidades. Compárese el sentido más restringido delos demás verbos indicados, cuando llevan preposición distinta de en:esperar a, confiar a, pensar de, dudar de, entender a, o de.

2.° En español antiguo en se combinaba a menudo con verbosde movimiento, como en latín y otras lenguas romances: ir en Italia.La lengua moderna emplea en su lugar la preposición a: pero quedanrestos del uso antiguo en expresiones como pasar de mano en mano, irde mal en peor, ir en casa de su madre (dialectal); caer en el agua, en-trar en la iglesia, subir en un caballo, expresan vagamente el final delmovimiento, frente a caer al agua, entrar a la iglesia (textos antiguos yAmérica), subir a un caballo, con las cuales nos representamos el movi-miento mismo. Nótense asimismo las frases hechas caer en gracia, veniren ayuda.

3.° En significación modal ha dado lugar a numerosas frases adver-biales: en serio, en broma, en secreto, en general, en particular, en ahso-luto,. en resumidas cuentas, en fin, etc.; y las de origen culto: en me-mOria, en venganza.

4.° Significa también medio, instrumento, precio: hahlar en in-glh, estar en pijama, en zapatillas, comprar o vender en 200 pesetas,viajar en tren, en avión.

5.° Con infinitivos y gerundios forma frases verbales; véase ca-pítulo VIII.

para192. Expresa la dirección del movimiento: ir para Bilbao; vie-

nen para acá. Pero la dirección es más indeterminada que la que expresala preposición a: ir a Bilbao. HANSSEN (726) observa con acierto que estaindeterminación impide que pueda usarse para verbos que significanel final del movimiento, como llegar: llegaremos a Caracas, y no para.

Se emplea también con relación al tiempo: la fiesta ha sido apla-zada para el jueves; para agosto tlolveremos. En muchos casos, aunqueel tiempo esté muy determinado en la frase, para le da significación

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§ 193 LAS PREPOSICIONES 255

aproximada: para Navidad nos reuniremos puede significar que pocomás o menos aquél será el día de nuestra reunión.

Este sentido general de movimiento ha determinado su uso en elcaso dativo (v. 158) lo mismo que la preposición a, a la cual añade laidea de fin. En las oraciones tru¡eron una carta a Mercedes y trajeronuna carta para Mercedes, ésta añade o refuerza la expresión del fin odestino de la carta. Podríamos separar el receptor de la carta del des-tinatario, diciendo nos trajeron una carta para Mercedes, y en estecaso la relación expresada con la preposición para ya no sería comple-mento indirecto del verbo, sino complemento de un complemento. Lasignificación final ha llegado a ser la más importante de esta preposi-ción: para ti, para comer, para el trabajo; apto para estudiar; tda paraun vestido.

La frase verbal estar para seguida de infinitivo, denota inminenciade la acción: el tren está para salir; estaba para llover. A veces se cruzacon la frase modal como para + infinitivo, formando una nueva expresiónmodal bastante empleada familiarmente en nuestro tiempo: la empana-da estaba como para comérsela; la reuni6n estaba (o era) como paramarcharse 3.

por193. 1.° TIEMPO Y LUGAR. Expresa vagamente relaciones loca-

les y temporales: ir por la calle; pasar por Zaragoza; un viaje por mar;por abril; por aquellos días. Cuando el término es muy determinado,estas relaciones se precisan: tener la sartén por el mango; sujetar elcaballo por las riendas; entrar por la puerta; se suscribió por un año.

2.° AGENTE DE PASIVA: ha sido arrestado por el capitán; Pompe-yo fue vencido por César; así se afirma por todos. En la lengua modernaes de muy poco uso la preposición de con este significado.

3 Ejemplos de la úase modal que sirve de base a este cruce: .CO/J t:sto, y como para con-,olarse algo. desenlazó el cordón de su "estido y sacó del pecho un rico guardapelo» O. VALDA.El p4jaro "erde); c... y sus ojos se cerraron blandllmmte como para reconcentrarse e1J4 m simisma.» (id. id.).

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256 PARTE 11, CAP. XVIII § 193

3.° MEDIO: por d hilo saca d ovillo; oír una noticia por radio;llamar por tdéfono; por

4.° MODO: Forma frases adverbiales y conjuntivas: por último,por fin, por lo por más por mucho por poco

Estos usos proceden de la preposición latina Veamos ahora losque proceden de pro:

5.° SUSTITUCIÓN, EQUIVALENCIA: salúdale por mí; cambiar, t'ender,comprar por 10 pesos. De aquí pasa fácilmente a significar javor

Ud. por mí; trabajar por la causa; haur algo por alguien); alsentido modal equivalente a como por dar porpasar por listo); y a la significación final (ir por agua, preguntar por

J. Todos estos matice!> son a menudo poco diferenciados entresí, y sólo el contexto puede darnos el sentido preciso en cada caso. Elsignificado final está muy próximo al de la preposición para. En algunoscasos es difícil establecer una divisoria entre ambas preposiciones, sobretodo en la lengua medieval y clásica. En nuestros días se ha consumadocasi totalmente la distinción entre el sentido final de para y el causalde por.

6.° CAUSA: por amor Dios; por haber llovido mucho, loscaminos por vosotros estamos aquí; las fórmulasde juramentos y conjuros: ¡por Dios!, ¡por tu salud! En oraciones como

por ver las fiestas la lengua actual siente por como expresiónde causa o motivo, en tanto que en vienen para ver la.r fiestas es bienclaro el valor final. En sacrifico por ti significamos por ttt catua,' enme sacrifico para ti, queremos decir tu favor o beneficio. La diferen-cia es perfectamente clara para cualquier persona de nuestro idioma;pero los extranjeros, especialmente los de lengua inglesa, encuentrandificultad en distinguir estas dos preposiciones, porque la motivacióninterna de un acto y el fin que con él nos proponemos se confunden amenudo psicológicamente. Lo mismo ocurre con las conjunciones {'or-que y para

7.° Seguida de infinitivo puede tener dos significados. Uno esnegativo, equivalente a sin: la casa por harrer; libros y por

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§ 194 LAS PREPOSICIONES 257

tlender; todos los habidos y por haber. El otro significado correspondea la frase verbal estar+por+infinititlo, que denota disposición más omenos dudosa para un acto: estaba por decir (dispuesto a): estoy porsalir; estutle por molestarme. Las mismas frases con la preposición paraexpresan inminencia de la acción, corno ya hemos dicho. He aquí unanueva diferencia de matiz entre por y para. El barco está por zarparquiere decir simplemente que no ha zarpado, o a lo sumo que tienehechos más o menos preparativos para hacerse a la mar; el barco estápara zarpar significa que saldrá en seguida. Claro está que otras pala-bras determinativas pueden neutralizar estas diferencias, por ejemplo:el barco está por zarpar de un momento a otro, o el barco está parazarpar pasado mañana.

194. Las restantes preposiciones no ofrecen dificultades gramati-cales. Sus significados no se entrecruzan histórica y psicológicamentecon la complejidad de las que acabarnos de explicar, y por lo tantopueden ser definidos por los diccionarios corrientes.

Muchas preposiciones adquieren valor de conjunciones en determi-nados casos, o entran en la formación de frases conjuntivas. Ya hemosdicho que los límites entre la relación prepositiva y la conjuntiva sonimprecisos, como lo son también los que se señalan entre la oraciónsimple y la compuesta.

17

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TERCERA PARTE

LA ORAC1ÓN COA1PUESTA

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CAPITULO XIX

CONCEPTO DE LA ORACIÓN COMPUESTAYUXTAPOSICIÓN

FUNCIÓN DE LAS CONJUNCIONES

195. Examinamos en el capítulo I (§ 9) el concepto de oracióndesde los puntos de vista psicológico, lógico y gramatical. Llegábamosallí a la conclusión de que la oración constituye una unidad intencionalcon sentido completo en sí misma, cuyo signo lingüístico es la curvade entonación. Allí donde la inAexión final descendente alcanza el inter·valo habitual en el idioma (en español ordinariamente de quinta en lasenunciativas, por término medio), percibimos el fin de una oración.Desde este punto de vista llamamos oraciones a los conjuntos expresi.vos limitados por una inflexión de voz descendente, que recorra elintervalo necesario para ser comprendido como terminal. La ora.ciónpuede subdividirse en dos o más grupos fónicos, los cuales casi siempretienen final ascendente; algunas veces la voz se mantiene sin ascenderni descender al terminar el grupo fónico; en otros casos hay descensofinal en ciertos grupos intermedios (por ejemplo en las enumeraciones),pero nunca alcanza este descenso el intervalo terminal medio.

La definición gramatical que hemos venido aplicando a lo largo deeste libro es mucho más restringida. Llamarnos oración al conjunto for-mado por un verbo en forma personal, con todos los elementos que

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262 PARTE III, CAP. XIX § 196

directa o indirectamente se relacionan con él. En una elocución habrá,por consiguiente, tantas oraciones gramaticales como verbos en formapersonal contenga.

Dentro de una oración psíquica puede haber una o varias oracionesgramaticales. Cuando hay una sola, decimos que la oración es simple.Cuando la oración psíquica contiene más de una oración gramatical, es·tamos en presencia de una oración compuesta.

Hasta el capítulo presente hemos estudiado cómo se enlazan entresí los elementos constitutivos de la oración simple y la función quedentro de ella desempeñan las distintas partes de la oración. De aquíen adelante vamos a examinar cómo se expresan las relaciones que guardanlas oraciones gramaticales contenidas en esta unidad lingüística a lacual denominamos oración compuesta o período.

196. Subordinación psiquica. Las oraciones gramaticales que foroman parte de un período están mentalmetne subordinadas a la unidadde intención y significado con que el período se articula. Dependen,pues, del conjunto psíquico que les da origen, y sólo dentro de él tienenla plenitud de su valor expresivo, de igual manera que las palabras ad·quieren solamente en la oración su verdadero contorno semántico yfuncional. No se trata, por lo tanto, de dos o más oraciones simplesque vienen a agruparse, sino de un contenido unitario que se estructuraen varias oraciones gramaticales destinadas a expresarlo. Toda oracióncompuesta habrá de contener dos o más oraciones simples subordinadasa la intención subjetiva con que se profieren.

Por otra parte, cada una de las oraciones simples guarda con lasdemás de su período determinadas relaciones, en cuanto dependen to-das de la unidad superior a ellas. Esta dependencia común es el factorprincipal de sus relaciones mutuas, y con ella basta para establecer todaclase de conexiones expresivas, con o sin signo gramatical que las de·signe. El análisis lingüístico ha descubierto la útil diferencia entre ora-ciones yuxtapuestas, coordinadas y subordinadas,. según contengan o nosignos expresivos de la relación existente entre los componentes, y segúnla clase de relación que tales signos expresen. Nosotros habremos de ser·virnos también de esta división. Pero es evidente que con la simpleyuxtaposición significamos constantemente la') mismas conexiones que

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§ 197 CONCEPTO DE LA ORACIÓN COMPUESTA 263

podemos expresar por medio de conjunciones y relativos. La historiadel lenguaje demuestra que la coordinación y la subordinación gramati-cal son fases posteriores, y de ningún modo indispensables, de la evolu·ción lingüística, como lo demuestra, además, el hecho de que aun laslenguas modernas de alta cultura siguen sirviéndose de la yuxtaposicióncon tanta frecuencia como de las conjunciones, especialmene en el hablausual no literaria. En español, como en las demás lenguas romances,el número de conjunciones verdaderamente primitivas es muy escaso:la mayor parte de las que hoy usamos son palabras o frases de otroorigen, habilitadas como conjunciones en época románica, después dehaberse perdido la mayoría de las que se usaban en latín 1. Muchasde ellas pertenecen exclusivamente al lenguaje culto, y son poco menosque desconocidas en el habla popular e infantil. Como vamos a ver enseguida, la coordinación o la subordinación existen siempre, aunque nose empleen conjunciones ni relativos. Por esto conviene estudiar la yux·taposición con mayor espacio del que suelen dedicarle las gramáticas.

197. Yuxtaposición. Fijémonos en que estamos tratando de ora-ciones compuestas, las cuales forman, como ya hemos dicho. una unidadpsíquica determinada por el intervalo descendente de la entonaciónfinal ante la pausa. Por consiguiente sólo entran en nuestra considera-ción las oraciones asindéticamente incluidas en una de dichas unidadespsíquicas; queda por ahora fuera de nuestro estudio la simple sucesiónde oraciones psíquicas diferentes. Estas últimas pueden guardar entresí relaciones ajenas a las de los componentes de una oración compuesta:de tales relaciones nos ocuparemos en el último capítulo de este libro.Si decimos, por ejemplo, «la tarde había sido agitada en extremo; las tro-pas se retiraban a sus cuarteles. Nuestro protagonista se atJentur6 asalir...» habremos enunciado varias oraciones sucesivas que no formanuna oración compuesta. Por el contrario, en «Quería verte; no pudeencontrarte en todo el día» tenemos una oración compuesta dividida endos oraciones yuxtapuestas.

Para que esta última interpretación pueda tener lugar, es indispen-sable que la inflexión final del primer grupo fónico (verte) sea ascen·

I Véase R. MENt.'IDEZ PIDAL. Manual de Grom4t;co histórico españolo, 130: 352·353.

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264 PARTE llI, CAP. XIX § 198

dente, o que su entonación termine en semicadencia. Igualmente si leyé.sernas el primer ejemplo (La tarde, etc.) prescindiendo de la puntuaciónortográfica y haciendo ascendentes todos los grupos fónicos menos elúltimo, lo habríamos interpretado como una oración compuesta consti-tuida por tres oraciones gramaticales yuxtapuestas. Esto equivale a decirque la diferencia entre una y otra yuxtaposici6n pertenece principalmenteal lenguaje oral, no al escrito. En la lectura de un texto, depende de lainterpretación que le dé el lector. Sólo el contexto y la puntuaciónpueden ayudarnos a determinar el sentido que el autor le daba 2.

Por lo tanto, sería útil que para evitar confusiones posibles se gene·realizase en nuestras gramáticas la práctica de reservar el nombre deyuxtapuestas a las oraciones asindéticas que forman período, y llamarindependientes a las que no lo forman.

198. Esta distinción puede parecer baladí en un tratado de Sin-taxis. Estaría más en su lugar en un libro de arte de la Declamación. Sinembargo, en la yuxtaposición de oraciones sentidas como componentes deuna oración compuesta hallamos el primer grado de coordinación y subor-dinación. Más allá de la unidad psíquica oracional, podremos encontrartodavía algunas relaciones psíquicas y hasta gramaticales. pero no conla trabazón necesaria con que se articulan las oraciones componentes delperíodo.

Ciñéndonos a nuestro propósito, observaremos con \lnos cuantosejemplos de asíndeton varias relaciones coordinadas y subordinadas:

«Fui ayer al teatro; voltleré mañana» (copulativa); «Quería verte;no pude salir de casa» (adversativa); «No lltletle; nada cogeremos)\ (con.secutiva); «Le suspendieron; no sabía nada» (causal); »Os suplico no medejéis en esta duda» (substantiva ohjetiva); «Haya tlue/to o no, no im-porta» (substantiva subjetiva); «Tomamos chocolate; estaba muyriCO» (relativa); «Escríbame; contestad en seguida» (condicional);«Llegué; le encontré en su despacho ...» (temporal).

Estos ejemplos, a los que sería fácil añadir otros muchos, 'son asindé-ticos en el sentido de que no contienen conjunciones ni relativos. pero al-

2 Acerca del valor dc la cntonaci6n y de las pausas coma cxpresi6n de las rela;z;ones sintác-ticas dentro de la oraci6n compuesta, véase nuestro trabajo Fon%gia del perlado asindhico. enEstudios dedicados a Menfndez Pida/, t. 1, Madrid 19SO, pág•. 55·67.

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§ 199 C01\CEPTO DE LA ORACIÓN CQ:.IPUESTA 205

gunos contienen ciertas relaciones gramaticales que fortalecen su unidad.Por ejemplo: «Fui ayer al teatro; volveré mañana» tienen el mismo suje-to; «Os suplico no me dejéis en esta duda», el complemento del primerverbo, os, designa a la misma persona gramatical que el sujeto de dcjéis.Estas relaciones pueden acentuarse con el empleo de pronombres, adje-tivos o adverbios, o repitiendo en la segunda oración alguna palabra dela primera: ejemplos: «Dijo quc volvcría; lo dudo»; «QUh1S perdamosel tren; malo sería»; «Vaya al teatro esta noche; allí nos veremos»;«Enfermo le dejé; enfermo le he vuelto a encontrar». Sería difícil yallamar asindéticas a estas oraciones sólo porque no contienen ningunaconjunción propiamente dicha. Téngase en cuenta que la mayor .partede nuestras conjunciones o frases conjuntivas se han formado con adje-tivos, adverbios y preposiciones en situación semejante a la de los ejem-plos anteriores. Nos hallamos, por lo tanto, en el límite que separa layuxtaposición de la coordinaCión y de la subordinación expresadas pormedio de palabras especialmente dedicadas a este fin.

Al estudio de estas últimas dedicaremos los capítulos que siguen.Pero antes conviene tratar de otros aspectos de las oraciones yuxtapuestas.

199. Valor relativo de las oraciones yuxtapuestas en el período.Volviendo al tipo de yuxtaposición pura, sin palabras de enlace que laasimilen más o menos a la unión conjuntiva, es oportuno preguntarse sientre las oraciones yuxtapuestas en un período habrá dlguna que lógicao estéticamente predomine. La cuestión no puede a priori.Hay que investigar si existen medios expresivos capaces de significartal predominio.

A primera vista parece que el orden de colocación de las oracionesyuxtapuestas indica preferencia por la que figura en primer lugar, deigual manera que en la oración simple veíamos que es frecuente que elelemento sintáctico prepuesto absorba el interés principal. Sin embargo,después de examinar numerosos textos, llegamos a la convicción de quecon cualquier de colocación una de las oraciones puede concentrarel máximo interés del período de que forma parte. Así, por ejemplo, cuan-do una de ellas lleva un imperativo o un vocativo, destinados a llamar laatención del interlocutor, puede ir colocada al principio o al fin del perío.do, sin que por ello se altere su fuerza intensiva; Dame la cestlJ: la 11';-

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266 PARTE III, CAP. XIX § 200

cesito, o bien Necesito la cesta; dámela. En el primer caso tenemos unagradaci6n descendente; en el segundo, ascendente. Si fueran tres o más,cualquiera de ellas podría ser la más expresiva e interesante.

Hemos escogido ejemplos donde es evidente la supremacía de unade las oraciones. En una narraci6n objetiva que no presente relieves 16-gicos o afectivos muy marcados, es difícil señalar d6nde se halla el mayorinterés de un texto escrito. El lector debe interpretarlo oralmente. En ellenguaje hablado o en la interpretaci6n de lo escrito, los rasgos fonéticosde la elocuci6n indican siempre la oraci6n que se ha sentido como másimportante del período. Estos caracteres fonéticos son los siguientes: 1.0 ,refuerzo del acento intensivo; 2.0 , elevaci6n de la entonaci6n; 3.0 , al-teraci6n del tempo, acelerando o retardando. Para entendernos pronto,diremos que en todo período hay una oraci6n fonéticamente reforzada,y este refuerzo fonético expresa mayor importancia psíquica. No se rela-ciona, como ya hemos dicho, con el orden de colocaci6n.

Estas conclusiones a prop6sito de la yuxtaposici6n, como forma mássencilla del período, se extienden también a los períodos coordinado y su-bordinado. La observaci6n de múltiples casos revela que dentro del pe-ríodo hay siempre una oraci6n psíquicamente dominante, a la cualse supeditan las demás. He aquí un factor rítmico, a la vez acústico yespiritual, que habrá de tenerse en cuenta en las investigaciones estilís-ticas. Por lo que se refiere a la Sintaxis, la hegemonía psíquica que unaoraci6n ejerce dentro de su período, hace desaparecer la línea diviso-ria entre yuxtaposici6n, coordinaci6n y subordinaci6n. Las diferenciasque separan estas tres clases de períodos son puramente formales, locual no quiere decir que sean desdeñables.

200. Las conjunciones en la oración simple. Aunque nuestras de-finiciones establecen una separaci6n tajante entre la oraci6n simple y lacompuesta, hemos tenido ocasi6n de notar más de una vez c6mo nuestrosconceptos gramaticales son incapaces de encerrar sin residuo la vivarealidad del lenguaje. Se define la preposici6n como palabra que rela-ciona elementos de la oraci6n simple; a la conjunci6n corresponde elenlace de oraciones dentro del período. Hemos visto, sin embargo, quebuena parte de las conjunciones que hoy usamos se han formado hist6-ricamente de preposiciones y adverbios, los cuales, en su proceso de ha·

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§ 201 CONCEPTO DE LA ORACIÓN CO:-'IPUESTA 267

bilitación a su nuevo empleo conjuntivo, han tenido que pasar por fasesintermedias en las que es dudoso definir su valor gramatical.

Aun sin apelar a-la historia del idioma, podemos citar casos modernosde contacto entre las funcione!! prepositiva y conjuntiva. La preposicióncon desempeña a veces un papel copulativo, semejante al de la con·junción y: el oficial con los soldados anduvieron muchos kilómetros,no es una construcción inusitada en nuestros días, frente a la más usualel oficial con los soldados anduvo. En el primer caso, con equivale ay;y en el segundo mantiene su carácter de preposición. MEYER-LüBKEnota que en todas las lenguas romances puede decirse pater cum matreveniunt, «lo cual no se diferencia en nada de pater et mater veniunt,sino que atestigua la asimilación completa entre los dos substantivos;por el contrario, el giro igualmente posible pater cum matre venit expresaclaramente con el verbo en singular, la subordinación de cum matre apater» 3. Igualmente podríamos decir que en Pedro y Juan cargaron elcamión, al colaborar dos sujetos en un mismo acto, la expresión no esúnicamente copulativa, sino que da más la idea de asociación o compañía,como podría darla la preposición con en lugar de y.

El giro entre... y se siente hoy como una conjunción: entre tú y yocopiaremos los apuntes, con tos pronombres en caso sujeto y sin actuarel régimen de la preposición. Pero antes de llegar a este estado moderno,ha habido una larga época de vacilaciones, atestiguadas, por ejemplo, enlas Sergas de Esplandián, donde puede leerse: entre él y mí, entre él y ti,entre ti y mí 4.

201. El papel de enlace dentro de la oración simple no es exclu-sivo de las preposiciones, sino que las conjunciones lo desempeñan tamobién. Ahora bien: la preposición, salvo los casos vacilantes e intermedios

3. Gram. des romanes, t. m, 209. V&se CUf.Il.VO, Dicc. n, 296. Abundan1m ejemplos en todas las épocas: El padre con las fiias loran de corarón (Cid, 2632); Cri4ronseen este valle Amaranta con lacinto (Lope). BELLO (838) formula b siguiente regla: .Si unsubstantivo singular está ligado inmediatamente a otro por medio de con, como, tanto como, aslcomo, deben considerarse todos ellos como sujetos y regir el plural del verbo: ÚI madu conel hijo o tanto la madre como el hi,o fueron arrojados a las llamas.....

4 lliblioteca de AA. EE., t. XL, págs. 445 b; 454 a '1 b; 462 b, respectivamente.ejemplos en BELLO (957), Ysobre todo en la nota 123 de Cuervo, donde se clasifican '1 estudian 104usos antiguos y modernos. Cuervo añade que esta práctica parece irse extendiendo a otras pre·posiciones, y cita un ejemplo: ante .\Iarce/o y yo, perfectamente admisible y usual.

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268 PARTE m, CAP. XIX § 201

a que hemos aludido, subordina siempre el término al elemento inicial,en tanto que la conjunción se limita a coordinar elementos sintáctkos dela misma clase: un sujeto con otro sujeto del mismo verbo, dos verbosdel mismo sujeto, dos complementos directos, dos indirectos, etc. Ejem-plos: uno u otro lo dirá; comían y bebían sin tasa &; no eSludia Medicina,sino Derecho; al tlolver traíamos siempre encargos, ya para los parientes,ya para los amigos. En la oración simple, la conjunción une elementossintácticos análogos coordinándolos entre sí. No puede subordinarlos unoa otro.

Por haberse preocupado demasiado con la definición tradicional dela conjunción, la mayor parte de las gramáticas interpreta las oracionessimples en las que figura alguna conjunción, como expresiones elípticasde dos oraciones coordinadas. Tal es, por ejemplo, el parecer de la ACA-DEMIA ESPAÑOLA: para ella uno u otro lo dirá es elipsis de uno lo dirá uotro lo dirá. Hasta LENZ (351) que vio claro el papel coordinador de ele-mentos análogos ejercido por las conjunciones, considera que tales ele-mentos significan, según los casos, una ampliación o una restricción dela oración en que figuran; y propone los nombres de oraci6n ensanchaday oraci6n contraída, si corresponden a una sola representación psicológicao a varias, respectivamente. Pero su análisis del carácter unitario o múl-tiple de las representaciones psíquicas, basado en la Psicología de \VUNDT,no da ordinariamente resultados satisfactorios sobre la cuestión que nosocupa.

Aunqué en los elementos análogos coordir.ados podamos ver equiva-lentes lógicos de oraciones ehpticas, o ampliaciones de una unidad psí-quica inicial, esto no nos autoriza para pensar que tales contraccioneso ensanches se producen en la mente del que habla. Una cosa es laequivalencia lógica, y otra la realidad expresiva.

Contentémonos, pues, con decir que en la oración simple haya me·Iludo elementos sintácticos análogos, los cuales se hallan coordinados entresí, ya por simple yuxtaposición, ya por medio de conjunciones coordinan-

5 Siendo t1<IS verbos en forma lo. elementos que v:m unidos por la conjunción,tenemos que considcrar este ejemplo como una oración compuesta, ¡;c:!!'Ún nuestras definiciones.a pesar de que las oraciones componentes tengan elemento! comunes. Pero hemos puesto adredt:este ejempln. para demostrar una vez el convencionalismo forzoso de las definiciones gr:un;lti-,,,!es y im numerosos puntos de contacto entre la oración simple y la compuesta.

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§ 203 CONCEPTO DE LA ORACIÓN CO:\IPUESTA 269

tes. No hay motivo para sorprenderse de que un verbo pueda tener doso más sujetos, o más de un complemento de la misma clase y con idén-tica función sintáctica; ni es necesario suponer elementos tácitos ni am-pliaciones de una representación psíquica originaria.

202. Diferencias entre la coordinación y la subordinación. Des-pués de lo que llevamos dicho en este capítulo, no hace falta insistir enque la distinción entre la coordinación, o parataxi.c, y la subordinación,o hipotaxis, se basa en diferencias puramente formales. Pero el punto devista formal es el más interesante para el gramático, y por ello, a pesarde que la indiferenciación entre las uniones paratácticas e hipotácticases, desde hace tiempo, una adquisición en firme de la ciencia lingüística,sigue figurando dicha distinción en las gramáticas más modernas de todaslas lenguas de cultura. La parataxis y la hipotaxis son formalmente dis-tintas, son modos de expresión diferentes, aunque ambas hayan nacidode un mismo proceso.

Toda forma de expresión es signo de algo, tiene un valor significa-tivo. Este algo de lo cual son signo las conjunciones coordinantes y subor-dinantes está tan enraizado en el pensamiento del hombre culto, que su-friríamos una mutilación importantísima en la expresión si nos viésemosreducidos a las meras oraciones yuxtapuestas, o si desapareciesen los ma-tices que separan la unión paratáctica de la hipotáctica. A fin de no vol-ver a ocuparnos de ello en los capítulos que siguen, trataremos de definiraquí sus diferencias.

Las oraciones coordinadas, lo mismo que las yuxtapuestas, dependende la unidad psíquica intencional del complejo de que forman parte. Eneste sentido no hay oración simple que no esté subordinada al período, olo que es lo mismo: todas las oraciones del período son subordinadas.Pero además de esta dependencia común, existe también una subordi-

nación interna. Ya hemos dicho anteriormente que en todo período, decualquier clase que sea, hay una oración expresivamente más intensa (cuyorelieve señalan recursos fonéticos), a la cual se adhieren las demás ora-ciones como a su centro de gravedad.

203. Hasta aquí llegan las semejanzas troncales entre la yuxta-posición, la parataxis y la hipotaxis, con las cuales se explica el camino

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270 PARTE 1I1, CAP. XIX § 203

recorrido en la evolución de las lenguas de cultura y el empleo cons-tante que seguimos haciendo de la yuxtaposición para expresar rela-ciones c<?Ordinadas Y subordinadas. Pero la unión asindética permiteescasos matices para expresar la calidad de la relación. En un período enu-merativo, por ejemplo, la ausencia de toda conjunción deja la enumera·ción incompleta: «Las cubrían el cielo por el norte, el bochornosofocante, algunas ráfagas anunciaban la pr6ximaCon la conjunción y antes del último miembro de la enumeración sig-nificaríamos que ésta ha terminado (y algunas ráfagas... ); sin ella, que-da la atención pendiente de lo que pueda seguir, a no ser que el descensofinal de la entonación nos anuncie que el período ha terminado. La pre-sencia de la conjunción permite estos recursos estilísticos, ayudados porlos movimientos de la curva melódica; sin ella, la entonación tendría quedecirlo todo.

«Hace buen expresa asindéticamente una con·dición; pero puede significar también causa consecuencia(por o tiempo (mimtrasJ. Con la entonación y la pausamayor o menor entre las dos oraciones, señalaríamos algunos de estosmatices sólo de un modo aproximado. «Encont'¿ tu carta sobre mi

puede indicar mera coexistencia temporal(cuando encontréJ, o ser expresión adversativa (pero J o relativa(la cualJ. Con la unión asindética hay que apelar a todos los recursosfonéticos, y hasta mímicos, para dar a conocer la clase de relación quedeseamos establecer. Las conjunciones precisan estas relaciones, permi.ten distinguir, matices más numerosos, y son por ello un medio expre-sivo más intelectual que la yuxtaposición.

En de las conjunciones, la entonación desempeña un papelcoadyuvante, pero no único; puede debilitar su fuerza expresiva, y enciertos casos extremos llega a desaparecer el rasgo característico de laentonación subordinativa, sm que disminuya la firmeza del enlace sin-táctico. Podemos decir, por ejemplo, la oración simple Voy a contarosmi traba;o de hoy, con el tonema o descenso final que corresponde a todaoración terminada; pero en aquel momento, se nos ocurre ampliar laoración con otra expresión con la que no habíamos contado previamente:para que lo soy capaz. Esta última oración se percibirá como

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§ 204 CONCEPTO DE LA ORACIÓN COMPUESTA 271

subordinada final, sin que le perjudique la entonaci6n descendente yapronunciada en la oraci6n principal.

Según las investigaciones a que aludimos en nota dd § 197, al papelque la entonaci6n desempeña en la uni6n asindética coadyuva la duraci6nrelativa de las pausas. La asíndeton, por breve que sea la extensi6n delperíodo, tiende a exigir la partici6n de las oraciones yuxtapuestas en gru-pos f6nicos, y la pausa interior que los separa es, por lo común, máslarga que la exigida en las mismas condiciones por las coordinadas y sub-ordinadas con conjunci6n. N6tese la diferencia entre No habla. escuchay No habla. sino que escucha. En el segundo caso la pausa es muchomás breve, y en ocasiones se prescinde de ella. En la oraci6n: Llegué asu casa; me dijeron que estaba enfermo. tanto la ortografía como la pro-nunciaci6n exigen pausa larga, que en nuestras experiencias alcanz6 elpromedio de 40 centésimas de segundo. Con el adverbio cuando ante-puesto (Cuando llegué a su casa I me dijeron que estaba enfermo). lapausa, que ordinariamente se produce, no pas6 de 20 centésimas de se-gundo; en lo escrito se pondrá coma o no después de casa. según la in-terpretaci6n del que escribe.

204. Entre la unión paratáctica y la hipotáctica, la diferencia con-siste en que la subordinaci6n que, como hemos dicho, existe siempredentro de todo período con respecto a una oración sentida como másexpresiva (la oraci6n principal), alcanza en la hipotaxis expresi6n gra-matical en la trabaz6n de sus componentes. Cuando se dice que en laparataxis las oraciones son separables e independientes, y en la hipo-taxis son inseparables, se atiende s610 a la estructura gramatical, perose falsea la realidad expresiva. Los componentes de un períodc. no pue-den separarse nunca sin mutilación de lo expresado, puesto que ningunode ellos tiene sentido perfecto más que dentro del período que les diovida. En la oraci6n «quería ir a verte. pero no pude salir de casa», no sepueden aislar las dos oraciones sin que se pierda algo más que el sentidoadversativo que tienen juntas. Gramaticalmente podemos separarlas yhacer con ellas dos oraciones independientes completas; ptro expresare-mos ya cosas distintas.

Ahora bien: en la hipotaxis, la oraci6n principal convierte en ele-mentos sintácticos propios a oraciones subordinadas, las cuales fun-

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272 PARTE 111, CAP. XIX § 206

cionan enton5es como sujeto, atributo, complemento, etc. F-s decir, queel período subordinado se analiza como una oraci6n simple que tienealguno o algunos de sus elementos sintácticos expresados con verbo enforma personal. En estas condiciones, la f1exi6n, el régimen de las pre-posiciones y la dependencia toda de los elementos sintácticos, traban detal manera la expresi6n, que al separarlas no s610 quedan las oracionespsicol6gicalllente mutiladas, como en la parataxis, sino que por lo menosuna de ellas queda formalmente incompleta. De igual manera que si enuna oraci6n simple intentásemos separar del verbo el sujeto o algún com-plemento, quedarían estos elementos, y a menudo el verbo mismo, comoexpresiones gramaticalmente vacías.

205. Existe, sin embargo, como veremos en los capítulos pr6ximos,una amplia zona de indiferenciaci6n en la cual es difícil decidir si las ora-ciones son coordinadas o subordinadas. Tal ocurre, por ejemplo, con lasde relaci6n causal y consecutiva. Tanto en la historia de las conjuncionescausales como en el uso moderno del período causal, es casi siempre impo-sible distinguir la causa 16gica (coordinativa) del motivo determinante dela acci6n (subordinativo). Por las razones que expondremos en lugar opor-tuno (§ 224), creemos que es inútil mantener esta diferencia, e incluimos°todas las causales en el período hipotáctico, en cuanto expresan todas unaacci6n complementaria del verbo principal.

206. Aunque la mayoría de las conjunciones se ha especializadoen su papel coordinante o subordinante, la diferencia entre coordinaci6n ysubordinaci6n no está tanto en la naturaleza de las conjunciones emplea-das en cada caso, como en el grado en que la subordinada se haya incorpo-rado a la principal hasta convertirse en elemento sintáctico de ésta.La hipotaxis significa, por ello, un fortalecimiento de las relacionesentre los componentes del período, y mayor posibilidad de maticescualitativos en la expresi6n de tales relaciones. Por esta causa las con·junciones subordinantes aparecen tarde en el lenguaje infantil, con ex'cepci6n de la incolora que, simple nexo copulativo que nada dice sobrela calidad de la relaci6n. A ella se suman pronto porque y para que.Fuera de éstas, las demás subordinantes se presentan con gran lentitud,en la medida que la cultura individual las va haciendo necesarias; y si

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§ 206 bis CONCEPTO DE LA ORACIÓN COMPUESTA 273

la instrucción literaria es nula o escasa, muchas de ellas seguirán siendodesconocidas durante toda la vida.

El lenguaje poético se desliga de la trabazón lógica del pensamien-to, se atiene a la intuición y usa el período yuxtapuesto, o sencillamentecoordinado, mucho más a menudo que la prosa; no porque se retrotraigaa un estado infantil o primitivo, sino porque desborda el engranaje dellento razonar. Desde antiguo aconsejan los preceptistas evitar en Poesíanumerosas conjunciones propias del estilo lógico-<liscursivo. Por ejem.plo, Gómez Hermosilla decía así': «Además en el verso ... es menesterevitar enteramente, o no emplear sino muy rara vez, ciertas conjuncio.nes, ciertas fórmulas de transición, y ciertas palabras que son exclusiva-mente propias de la prosa. Entre las primeras se pueden contar todaslas que forman los períodos adversativos y causales, v. gr.: aunque...sin embargo; por cuanto; por eso; en tanto ... en cuanto, etc. Entre lassegundas se comprenden las fórmulas siendo esto así; en consecuencia,de consiguienu, por lo mismo, pues que, por esta raz6n, etc.». Comoquedó dicho antes, las conjunciones y las frases conjuntivas sonesencialmente lógicos.

206 bis. Los maestros saben con cuánta dificultad aprenden susalumnos a distinguir la oración principal dentro del período hipotáctico.Con frecuencia toman como principal a cualquiera de las subordina·das, y a veces tienen razón. Esta confusión nace de que alguna de lasoraciones gramaticalmente subordinadas absorbe el interés expresivo do·minante en el período: es subordinante psíquica, aunque sea formal·mente subordinada. La sensibilidad espontánea del idioma lleva muchasveces a niños y adolescentes a señalar la mayor intensidad expresiva,cuando les falta el esfuerzo de abstracción necesario para percibir bsrelaciones puramente formales. Ambas clases de subordinación - psí.quica y gramatical - pueden hallarse en desacuerdo; y esto prueba unavez más el carácter predominantemente intelectual de la hipotaxis.

6 Aru de hablar ni prosa y ni verso; citamos por la cdici6n dc Madrid, 1826, t. U, 138.

18

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CAPITULO XX

COORDINACI6Nl

207. En el capítulo anterior quedó explicado que las conjuncio-nes coordinantes establecen la misma clase de relación entre oracionesdistintas que entre elementos análogos de una misma oración. Por con-siguiente, en la exposición y en los ejemplos que siguen nos referiremosindistintamente a uno u otro caso.

Los juicios, o los elementos oracionales coordinados, pueden suce-derse unos a otros por simple adición (coordinaci6n copulativa). Cuan-do empiezan a estimarse entre ellos diferencias de cualquier clase, vanpasando por una serie de gradaciones que conducen a una copulaciónalternativa, bien por falta de simultaneidad, bien por diferencias lógicas(coordinaci6n distributiva). Estas diferencias lógicas pueden llegar hastaformular un juicio contradictorio (coordinaci6n disyuntiva). Por otrolado, los elementos simplemente copulados deben ser todos afirmativoso todos negativos. Si esta homogeneidad lógica se altera más o menos,

, El estudio m:is rompleto que se ha publicado sobre las oraciones coordinadas y subordi-nadas es el de la Gram4tica de la Academia Española, a partir de la edici6n de 1917. Los abun-dantes materiales que contiene, aunque expuestos en forma confusa y prolija, son de gran utili-dad. También puede prestar buenos servicios la exposici6n de J. CEJADOR, Úllengua dI! C/!rVtmll!l,tomo 1, Madrid 1905, adem:is de las indicaciones de Bello, las anotaciones de Cuervo, y el estudiomonográfico de algunas conjunciones en la parte publicada de su Diccionario dI! Constnu:&ÚStI1 R¿gimen dI! la LnJgua Castl!llana. Desde el punto de vista hist6rico, véase R. PIDAL,Cantar di! Mio Cid. La pane que dedica Hansscn a las conjunciones es muy reducida. Se hanpublicado adems algunas monografías sobre aspectos parciales de la parataxis y de la hipotaXis.las cuales sedn citadas oponunamente.

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Z16 PARTE 11I, CAP. XX § 208

se producen gradaciones de matiz con las cuales se llega a expresar opo-sición parcial o total entre ellos (coordinación adversativa). Hablandoen términos lógicos, diremos que partiendo de la pura coordinación co-pulativa, podemos llegar a la expresión de la contradictoriedad (disyun-tiva) o de la contrariedad (adversativa) como casos extremos. Comoen el lenguaje no se trata del puro contenido lógico, sino de su inter-pretación psicológica, los grados expresivos intermedios son numerosos,pero siempre se producen en una o en otra de estas dos direcciones. Estees, mirando en conjunto, el esquema de la parataxis, sindética o asin-dética 2

208. Coordinadas copulativas. La conjunción y es la primeraque aparece en el lenguaje del niño; ni, por encerrar una doble sig-nificación negativa y conjuntiva, es algo más tardía, pero es tambiénde las primeras. Una vez incorporadas al lenguaje individual, se observauna larga etapa en la cual sustituyen a la yuxtaposición con mucha másfrecuencia que en el habla del adulto: y casas y árboles, y pájaros, yflores. Hacia los siete años, aproximadamente, comienza a disminuiresta profusión de conjunciones; pero suele tardarse de dos a cinco años,

o según la instrucción escolar que el niño reciba, en fijar el uso que elidioma siente como normal. El pleonasmo de y es la forma infantil ypopular de las narraciones. En estas primeras fases del lenguaje, laconjunción y sirve además para expresar relaciones que mástarde se expresarán con otros medios; p. ej.: pegaba y era malo (por-que); y (ha) entrado y (ha) gritado (cuando); un hombre y es muyfeo (que). etc. En el habla adulta sobreviven con frecuencia significa-ciones parecidas a éstas. A continuación veremos oraciones de significad.>consecutivo y adversativo, sin otro nexo que la copulativa y.

En su empleo normal, las conjunciones copulativas expresan rela·ción de simple suma: y, cuando las oraciones sumadas son ,afirmativas;ni, cuando son negativas. Es sabido que si los miembros afirmativosrelacionados son más de dos, la conjunción precede únicamente al últi·mo: niños, jóvenes y viejos se divertían mucho; ca1Jtübun, bailaban,

2 En el capítulo siguiente explicaremos las razones en que nos apoyamos para excluir dela coordinaci6n a todas las oraciunes causales y consecutivas, contra la costumbre general de lal["umáticas.

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§ 209 COORDINACIÓN 'n7

jugaban y rdan. Varios miembros negativos pueden construirse delmismo modo: Nunca pi(nsa, dispone, ordena ni manda cosa contrariaal bien público. Pero lo más frecuente es que ni se repita delante de cadauno, a fin de hacer resaltar su carácter negativo: no están tristes, ni des-contentos, ni quejosos de su suerte.

209. Dentro de estas normas generales caben casos particulares,los cuales, por contraste con el uso corriente, se convierten en recursosestilísticos. CERVANTES imita el habla rústica de Teresa Panza por mediode la repetición de y: «Traed vos dineros Sancho, y el casarla dejadloa mi cargo, que ahí está Lope Tocho, el hijo de luan Tocho, mOZQrollizo y sano, y que le conocemos, y s¿ que no mira de malojo a lamochacha, y con hte que es nuestro igual estará bien casada, y le ten·dre'}'los siempre a nuestros ojos, y seremos todos unos padres y hijos,nietos y yernos, y andará la paz y la bendici6n de Dios entre nosotros,y no casármela vos ahora (n esas cortes y en esos palacios grandes)) (Qui-jOle, n, 5). Fuera de la imitación del lenguaje popular e infantil, signi-fica la polisíndeton una intensificación creciente de sumandos: hubofiestas, y toros, y vino y jaleo; es amable, y honrado, y formal, y valiente.Este valor intensivo se funda en que después de la conjunción esperamos,como de costumbre, el último miembro de la enumeración; al añadír·sele otros, produce el efecto de una enumeración ilimitada o muy creocida. Puede reforzarse aún más la intensidad formando una gradaciónque termina anteponiendo al último miembro expresiones ponderati-vas como y aún, y hasta, y además, ni siquiera, ni tan s610, etc.: tuvi·mos procesi6n y música y fiesta, y harta toros; no dejaron mesas, ni sillas,ni camas, ni siquiera cerraduras en las puertas. Las expresiones termina·les y todo, ni nada, cierran la enumeración con una síntesis: huboaplausos y felicitaciones y regalos y todo; no comimos, ni bebimos, ninos divertimos, ni nada 3.

El uso de la conjunción al comienzo de la cláusula significa enlacelógico o afectivo' con lo anteriormente dicho o pensado: ¡Y dirán queno hay dinerol «y dejas, Pastor Santo, I tu grey en estt valle hondo.

3 V&sc de Filologfa Espaflola. IV, 1917, 285.

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278 PARTE III, CAP. XX § 210

oJctlro ... » (Fa. Lt;¡s DE LEÓN). ¿Y quién te lo di;o? Es frecuente en ora-ciones interrogativas y exclamativas.

La asíndeton deja la enumeración indeterminada en su final. Laentonación queaa sin el descenso acostumbrado; en la escritura puedehaber o no puntos suspensivos después del últImo miembro, según laintención del autor, la costumbre de la época y el carácter más o menospatético que quiera darse a lo expresado. El efecto estiHsico es el de unarepresentación psíquica a la cual pueden añadírsele imaginariamentenuevos componentes en la trayectoria mental que señalan los miembrosque han sido mencionados: pasé ;unto a su ;ardín abandonado, som-brío, silencioso; nunca pudieron torcer su voluntad ruegos, amistades,dádivas.

210. Cuando dos oraciones se suceden copulativamente de ma-nera que el tiempo de la primera sea anterior al tiempo de la segunda,tienden a interpretarse en relación consecutiva; es decir, la secuenciatemporal y expresiva se convierte en consecuencia lógica: le permitíanhablar y habló; te buscaba y te encuentro; con simple yuxtaposición:quería oírle; le escuché muy atento. El lenguaje practica en esos casosel sofisma que los lógicos refutan: post hoc, ergo propter hoc, pasandode la sucesión temporal a la consecuencia causal. No otra cosa ha ocu-rrido con la conversión de la preposición latina post en la conjunciónromance pues, consecutiva y causal, según veremos al estudiar el perío-do subordinado. Aquí es interesante observar en su base la relación con-secutiva en períodos yuxtapuestos y coordinados.

Son numerosos los refranes construidos según la siguiente fórmula:oración exhortativa+'i + oración en futuro que indica consecuencia,v. gr.: Piensa mal y acertarás; Dime con quién andas y te diré quié.neres,' Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces; Cásate y verás.

Para que la coordinación copulativa pueda tener lugar, es necesa-rio que los juicios o términos copulados sean todos afirmativos o todosnegativos. Si no es así, se produce una parcial o total entreellos, que da a la coordinación carácter adversativo más o menos acen-tuado. Por ejemplo, una oración afirmativa seguida de una negativa:tú eres muy listo y no me engañarás; lo busco y no lo encuentro; unanegativa seguida de una afirmativa: alguno.. no lo creen y se equivocan;

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§211 COORDINACIÓN 279

no es sabio y es bueno. Pero hay en estos casos lucha entre el sentidoconsecutivo y el adversativo: prevalece el primero cuando la significación de ambas oraciones no es incompatible; pero domina el sentidoadversativo cuando se percibe alguna oposición o disconformidad, porejemplo: tú eres bueno y no me engañarás (consecutiva); no eres tontoy sabrás esto (consecutiva); hablaron mucho y no entendí nada (adver-sativa); nada sabía y acabo de enterarme (adversativa).

Sobre la concordancia en el período copulativo, véase el cap. n.

211. Coordinadas distributivas. Cuando nos referimos alterna-tivamente a dos o más oraciones, o a varios sujetos, verbos, atributoso complementos de una misma oración, formamos cláusulas distributi-vas. La atención se fija alternativamente en ellos porque no los consIderaiguales, sino con alguna diferencia lógica, temporal o espacial. Estasoraciones no llevan conjunción, sino que van simplemente yuxtapuestas;la coordinación entre ellas se establece empleando palabras correlativas,y a veces repitiendo una misma palabra: aquí allí, unos... otros, és-tos aquéllos, tan pronto ... tan pronto, cuando cuando, bien ... bien,ya ya, ora ... ora. Las tres últimas parejas de palabras, por su muchouso en estilo literario, han pasado ya a ser conjunciones distributivaspermanentes. Ejemplos: UnOJ entraban, otros salían; Todo era confu-sión: éste buscaba a su hijo para salvarlo del peligro, aquél daba vocesa sus familiares, otro huía alocadamente; Recibía con la misma sereni-dad, bien las alegrías, bien los infortunios.

Debe observarse que cuando el enlace se establece por medio. de larepetición de la misma palabra, la relación no suele ser ya simplementecopulativa" sino que adquiere un sentido de exclusión. Una de las ora-ciones excluye a las demás. Estamos ante dos o más juicios contradicto-rios,ya sea por su contenido lógico, ya por no ser simultáneas las accionesque expresan, ya porque se presentan a la voluntad para que elija;. esdecir, tenemos tina plena coordinación disyuntiva.

La parataxis distributiva ofrece, por lo tanto, un tipo intermedioentre las coordinadas copulativas y las disyuntivas, entre la simple adi·ción de elementos y la contradicción entre ellos.

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280 PARTE IlI, CAP. XX § 212

212. Coordinadas disyuntivas. Además de la repetición de laspalabras que acabamos de mencionar, la coordinación disyuntiva se es-tablece por medio de la conjunción o, la cual suele aparecer al mismotiempo o poco después que ni en la psicogénesis individual del lenguaje;pero es de uso poco frecuente en el habla infantil espontánea. La coordi-nación disyuntiva expresa, como queda dicho, que una de las oracionesexcluye a las demás del período: escúchame o vete a la calle; uno u otrotendrá que asistir a la uremonia. Notemos que en el último ejemploel verbo concierta en singular con uno de los sujetos, pero podría tam-bién concertar con ambos en plural: uno u otro tendremos que asisti,.a la ceremonia. Para la concordancia de oraciones unidas por medio dela conjunción o, no influye que el verbo vaya delante o detrás de lossujetos, según dijimos en el § 29.

En los ejemplos anteriore!l la conjunción va entre los dos elementoscoordinados, pero podría anteponerse también al primero: o escúchameo vete a la cal/e; «o arráncame el corazón Io ámame, porque te adoro))(ZoRRILLA). Si la disyunción se produce entre más de dos términos uoraciones, la conjunción puede igualmente repetirse delante de cadauno de ellos, o preceder 0010 al último: «Con diez años de plazo quetenemos Io el rey, o el amo, o yo ¿no '!toriremos?» (SAMANIEGO). El tío,los hermanos o el tutor pagarán los daños que causó el muchacho.

El último ejemplo que acabamos de citar nos muestra un caso dedebilitamiento del valor disyuntivo de la conjunción. Es indiferente quesea uno u otro el que pague. Igualmente en la oración compraremos eltra;e en esta tienda o en la de enfrente, sigue la exclusión, puesto queno se va a comprar en las dos; pero el interés del que habla no se dirigeespecialmente a ninguna de ellas. En la oración Pregúntale qui¿n es ocómo se l/ama, los dos miembros no se excluyen entre sí. De aquí pro-viene el sentido de equivalencia con el que frecuentemente se emplea laconjunción o para aclarar algún concepto; p. ej.: Nueva España oM¿xico; las lenguas romanceJ o neolatinas. En algunos casos llega adesaparecer toda significación disyuntiva y a convertirse en distributiva,o en mera conjunción copulativa equivalente a la conjunción y; porejemplo: Aquí o en mi patria estoy siempre a sus órdenes; Come o Ixlxlo que quieras. Con ello observamos un nuevo punto de contacto entre

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§ 214 COORDINACIÓN 281

el período distributivo y el disyuntivo, y entre ambos y la simple coordi-nación copulativa.

213. Coordinadas adversativas. Al tratar del enlace copulativohemos visto que si dos oraciones expresan juicios de cualidad lógicadiferente, uno afirmativo y otro negativo (o viceversa), la expresióncopulativa se convierte a menudo en adversativa. Esta coordinación tie-ne, sin embargo, propias en las cuales aparece más clarala contrariedad de los juicios, como mas, sino. etc. A ve-ces la contraposición de las dos oraciones no se debe a la presencia depalabras negativas, sino que resulta de la oposición de significados: Es miamigo, castigaré sus Odiaba a su sabía disimular.Tenemos en estos casos un tipo de oración intermedia entre el sentidoconcesivo y adversativo: Aunque mi amigo, castigaré susA pesar de que odiaba a su jefe, sabía disimular.

La oposición de las coordinadas adversanvas suele significarse porla presencia de algún adverbio de negación, o de algún adjetivo o pronom-bre negativo.

La contrariedad de las dos oraciones puede ser parcial o total. En elprimer caso expresamos una corrección o restricción en el juicio de laprimera oración, pero no incompatibilidad; la coordinación es entoncesrestrictiva ¡p. ej.: 110 tenía dinero, pero supo arreglarse. Si hay incompa-tibilidad entre ambas oraciones, de manera que la afirmativa excluyatotalmente a la negativa, la coordinación es exclusiva: 110 es mi opi-nión, sino la tuya.

No ha pasado a nuestra lengua ninguna de las conjunciones adver-satIvas latinas. Todas se han formado en español. He aquí algÜnas obser-vaciones importantes sobre el empleo de cada una de ellas:

214. En la lengua antigua tuvo un uso mucho más ex-tenso e intenso que en nuestros días. El Cid desconoce pero, y usa mas"en su lugar... eC/lados somos de mas a grand ondra to'rnaremos aCastiella (21). En textos antiguos aparece a veces como exclusiva equi-valente a sino, de lo cual queda una supervivencia en la traducci6n delPadrenuestro: no nos dejes caer en la tentación, maJ líbranoJ de maJ.Hoy se sicnte como restrictiva atenuada, y pertenece sólo a la lengua

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282 PARTE 111, CAP. XX § 214

literaria, en la cual alterna con No parece tener más fin que el deevitar la repetición de pero cuando se reúnen a poca distancia muchosperíodos ad\'ersativos. A causa de su desuso en el habla corriente, y desu matiz atenuado, comunica a lo escrito ,ierto sabor de distinciónselecta.

En comienzo de frase anuncia transiciones. lo mismo que yotras adversativas: «Los médicos la única

para curar a la Princesa vivo el pájaro Mas(VALERA, El pájaro (( ...

doloroso Mas no por esto resucit6 la Ránal> (id. id).PERO. Es cronológicamente posterior a mas, a la cual ha ido des-

plazando progresivamente hasta convertirse en la más usual de todaslas adversativas. Su significado es restrictivo, aunque en los textos clá-sicos aparecen con cierta frecuencia ejemplos de su uso exclusivo equi-valente a sino: No s610 no me ablandaba, me (Quijo-

1, 28). Hoy va siempre al principio de su oración; en la literaturadel Siglo de Oro podía colocarse en segundo lugar: Os la envuestras manos para dla a toda vuestra voluntad ytalante; guardando las (Quijote, 1, 52).

Puede ir al principio de la cláusula para anunciar alguna restricciónal sentido general de lo que se ha dicho antes. En este caso su funciónconjuntiva va más allá del período de que forma parte. En esta posiCIóntiene a' veces uso enfático destinado a manifestar sorpresa, extrañeza,asombro, o el irrumpir en la conversación con una frase ajena a la mis-ma. A menudo se acentúa en la pronunciación: Pero ¿c6mo lo has sa-bido?; ¡qué horror!; Pero fíiate que Con este valorenfático la usamos también dentro de frases exclamativas, en las cualespierde todo valor adversativo: ¡Bien!, ¡pero muy

EMPERO. Hoy pertenece exclusivamene al estilo literario afectado.Puede ir en primero o segundo lugar de su oración: quisimosfavorecer la buma causa; empero no siempre tuvimos ocúsiones paradio, o bien no siempre empero...

AUNQUE. Esta conjunción, subordinante concesiva en su signifi-cado originario, ha adquindo en tiempos modernos valor adversativo,a causa de los muchos puntos de contacto que eJListen entre ambas sig-

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§ 215 COORDINACIÓN 283

nificaciones, según ya hemos dicho; p. ej.: Son muy ricos, nolo Vive en Andalucía, aunque no s¿ qu¿ ciudad.

SINO. Algunas veces tiene uso restrictivo: Todos entraron en tropel,sino Enrique, que se quedó en la calle. Pero en su empleo general con-trapone una oración afirmativa a otra negativa, excluyendo totalmentelo afirmado en esta última: no era tiempo de reír, sino de llorar: nobusco recomendaciones, sino m¿ritos. A veces se refuerza el sentidoexclusivo añadiendo la expresión al contrario: nunca llegó tarde, sino alcontrario, siempu el en la oficma.

Es frecuente que cuando los verbos de las dos oraciones son dis-tintos, o cuando en ambas se repite el mismo verbo, la conjunción quese añada a sino: No u conformaron con el aumento de salario ofreCido,sino que nuevas No te traigo el libro . .fino que Utraigo algo mejor. Así se forma un tipo de oraciones intermedio, yaque la presencia de que las asimila a las subordinadas. Obsérvese que esen estos casos posihle la supresión de que, de sino, y aun de ambos, sinque se pierda el sentido adversativo: ..No COrre el mar, sino vuela el

bergantín ll (ESPRONCEDA). podría decirse igualmente no corre sinovuela; o bien no corre, que vuela; o bien, por yuxtaposición, no

corre, vuela.La conjunción sino se ha formado añadiendo la negación no a la

condicional si: No se vda otra cosa si no (se veían) ruinas. Al suprimirsepor elipsis el verbo de la segunda oración, se sintió si no como una solapalabra coordinante. puesto que ya no enlazaba oraciones: enlazabasólo elementos análogos de una misma oración. Así adquirió sino sig-nificado independiente de sus componentell, lo cual hace que no sea lomismo decir no vive si no estudia, que decir no vive, sino estudia; notrabaja si no frente a no trabaja, sino descansa.

215. Abundan las frases conjuntivas y los adjetivos y adverbioscon significación adversativa. Ejemplos: a) Restrictivas: sin embargo,no obstante, con. todo, máJ bien, de, excepto, salvo, mulOS; b) Ex-clusivas: más que, bien, que no: No mala su proposición;con todo, he Todos acuerdo, de

salvo, unos cuantos; No encontraron más queindicios; Son molinos, no No quedó

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284 PARTE 111, CAP. XX § 215

(o anUs bien) sonreía satisfecho. La de estas conjunciones per-tenecen al lenguaje literario, con excepción de fuera de. menos, másque, y que no, las cuab también se usan en el habla popular.

Las frases conjuntivas sin embargo, no obstante y con todo. indicana menudo transiciones en el sentido general del discurso; es decir t suvalor de nexo va más allá de las oraciones que gramaticalmente coor-dinan. Cuando un escritor comienza cláusula diciendo: Intentaré, sinembargo, contestar a las principales objecIones...: hace una referencia atodo lo dicho antes. Con el mismo valor se usan, según hemos visto, lasconjunciones mas y pero cuando encabezan cláusula.

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CAPITULO XXI

SUBORDINACIóN SUBSTANTIVA

216. Clasificación de las oraciones subordinadas. Toda oraciónsubordinada se halla incorporada a la principal, y guarda con ella lamisma relación·que guardan con el verbo los elementos sintácticos dela oración simple. Analizaremos las oraciones subordinadas lo mismo queanalizábamos las oraciones simples; y siempre hallaremos que la sub-ordinada ejerce con respecto a la subordinante una de las siguientes fun-ciones sintácticas: sujeto, complemento del sujeto; atributo, comple-mento del atributo; complemento del verbo: directo, indirecto, circuns-tancial; complemento de cualquier complemento..

En todos los elementos sintácticos que acabamos de enumerar existesiempre, en la oración simple, un substantivo, un adjetivo o un adverbio,según quedó explicado la Primera Parte de este libro. Por consiguiente,la oración subordinada desempeñará dentro de la principal la mismafunción que corresponde a un substantivo, a un adjc;tivo o a un adverbio,y será un equivalente de alguna de estas tres clases de palabras. Por estolas oraciones subordinadas se clasifican en substantivas, adjetivas y ad-verbiales.

En la oración simple El niño fugitivo recordó entonces su aban-dono, podemos' sustituir fugitivo por que huta; entonces por cuandoestuvo lejos; y su abandono por que se hallaba abandonado. En estecaso habremos formulado nuestro pensamiento por medio de un perío-do subordinado constitui.do por tres oraciones dependientes del verbo

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286 PARTE III, CAP. XXI § 217

principal: el niño que huía record6, cuando estuvo lejos, que se hallabaabandonado. Li primera representa a un concepto adjetivo (fugitivo); essubordinada adjetiva. La segunda sustituye a un adverbio (entonces);es subordinada adverbial. La tercera expresa lo mismo que un substan-tiv') (su abandono); es subordinada substantiva. Dentro d..: este marcocaben todas las oraciones subordinadas l.

217. Clasificación de las subordinadas substantivas. Pueden des-empeñar los mismos oficios que en la oración simple corresponden a unsubstantivo (v. cap. XV). Pur lo tanto podrán ser:

I. Sujeto.H. Complemento directo.III. » indirecto.IV. » circunstancial.V. » con preposición, de un substantivo o adjetivo.

, Rudolf Blümel (Einführung i" die Sy"tax. Heidelberg, 1914) reserva el nombre de SIIbor-dinadas a las oraciones que, en conjunto, nosotros llamamos adverbiales (y algunas más, como Jasfinales), y aplica el nombre de inordinadas (ordenadas en o dentro) a todas las demás. Se fundaen que las primeras no se hallan - a su juicio - incorporadas a la oraci6n principal como unode sus elementos componentes, sino que se oponen enterizamente a ella. AsI, por ejemplo, enla temporal me dar4s la razó" cuando tengas m4s experiencia, la subordinada no 1610 enmarcaen una circunstancia futura al verbo dar4s, ni siquiera a dar4s la razón, sino a la principalentera. En cambio, en las substantivas y adjetivas, p. ej.: deseaba que se marchase pronto, dameel libro qlle te prest¿, las oraciones que se marchase pronto y que te presú son complemento.del verbo deseaba y de libro, respectivamente, y están del todo dentro de la principal. comoelementos constitutivos de la misma. La distinci6n de Blümel es perfectamente dara, no carecede interés te6rico, y ha sido adoptada por Amado Alonso y Henríquez Ureña en su Gram4:kll

Una cosa es, pues, la subordinaci6n, que afecta en bloque a todo el contenido de laprincipal, y otra la inordinación o enordenació" que completa a uno de sus componentes. Note-mos, sin embargo, que en la misma relaci6n se hallan con frecuencia los complementos circulis-tanciales en la oraci6n simple. Si decimos, p. ej., espero la llegada de mi hijo el lunes próximo,es evidente que el lunes próximo no 1610 afecta al verbo espero, sino que enmarca a todo el comopiejo representativo de la oraci6n; pero esto no nos autoriza a pensar que el complemento circuns-tancial no esté dentro de la oraci6n como uno de sus elementos sintáctivos. Bastaría decir sencilla-mente que los complementos directos e indirectos del verbo, y los complementos de cualquierpalabra de la oraci6n simple, son de naturaleza distinta que los circunstanciales, porque no es lomismo la acci6n con todos sus actores, que la circunstancia o ciralDstancias que la envuelven. Deigual manera, en la oraci6n compuesta, las adverbiales que expresan circunstancias de la principal,se hallan menos ligadas a ésta que la mayor parte de las substantivas y adjetivas; pero no por elloqueda invalidada la relaci6n de dependencia o subordinaci6n que existe entre todas las oracionesque forman periodo, de cualquier clase que sean. POI' estos motivos ereemos innecesario cambiar. laexpresiva denominaci6n tradicional de subordinadas, que abarca por igual a todas las oraciones de

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§ 218 SUBORDINACIÓN SUBSTANTIVA 287

218. l. Oraciones sujeto. Se introducen por medio de la con-junción copulativa subordinantc que. Cuando son interrogativas no llevanconjunción: no es probable que lo sepa; es lástima que te hayan tlisto;c6mo y cuándo se ultim6 el negocio no importa a nadie. En su calidad desubstantivos pueden llevar artículo, aunque no es indispensable: el quehaya llegado el rey no es seguro; el que no saludasen pareci6 mal a todos;el porqué antieip6 el tliaje es un secreto 2. Cuando la oración se refiere aalgo ya conocido o enunciado. se puede atraer la atención sobre ello pormedio de un neutro (lo, esto, eso, aquello) y juntarse a la oración sujetocon la preposición de: eso de que tloltlerán cuando quieran me parece mal;«no está muy conforme con la tlerdad todo aquello de que el tliejo raba-dán no puede ya con su,; huesos, ni baila ni corre» (yALERA, Comenda-dor Mendoza). Es decir, que la asimilación de la oración a un substan-tivo es tan completa que hasta puede ser término de una preposición.Esta substantivación total de las oraciones introducidas por que es enespañol más fácil y frecuente que en las demás lenguas romances 3.

En latín se usaban principalmente estas oraciones como sujeto deun verbo unipersonal o atributivo, preferencia que el castellano ha con-servado ampliándola a oraciones de pasiva refleja y a las intransitivas:no contliene que hablemos; está bien que te enteres; será inútil que in-sistáis; se declara oficialmente que es peligrosa la natlegaci6n por los maresdel norte; el que no asistiera el presidente a la reuni6n admir6 a todos 4.

que estamos tratando, sin perjuicio de admitir dentro de ellas la útil distinción de Blümel. Véasela reseña que de la primera edici6n de nuestro libro escribi6 Amado Alonso en la Filolo-g/a Hisp4"ica (l. VII, 1945, págs. 164-166). Por otra parte, esta soluci6n fue también aceptadapor A. Alonso y Henríquez Ureña, cuando en su Cram4tica (2.0 curso, § 38) dicencon acierto: uSi se prefiere llamar a todas subordi"adas. será siempre conveniente especificarentre las subordinadas a una oraci6n (las subordinadas propiamente dichas) y bs subordinada.a un élemento de oraci6n o que son elementos de oraci6n.»

2 Dos o más oraciones coordinadas sujeto, introducidas. por la conjunci6n concuerdanen singular (BELLO, 829): No )' lasocidad Lo mismo ocurre con las interrogativas indirectas: Qui¿n haya sido el ca''·ductor los y con qué objdo haya un mistmo.

3 Véanse más pormenores en MEYER-LüBItE, loco cit., m, § 572.4 A estos casos reduce la Academia (379) el empleo de las oraciones sujeto en español mo-

derno. Siguiendo a Cejador, la Academia las explica como oraciones complementarias de acusa·tivo que han pasado a ser sujeto al volverse la oraci6n por pasiva. No es necesaria esta explica·ci6n, puesto que este uso era normal en latín, y el romance no ha hecho más que ampliarlopor analogía.

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288 PARTE llI, CAP. XXI § 219

Nuestra lengua puede además emplearlas como sujeto de un verbo tran·sitivo: el que los nobles se Stlblevasen a menudo arruinó la agriculturadurante medio siglo; que el río se desbordara súbitamente agrietó la presadel molino. Esta construcci6n no es desconocida en latín, pero es muchomás rara que en español.

219. 11. Oraciones complementarias directas. Ejercen el oficiode complemento directo del verbo principal. Su construcci6n varía segúnque el período se halle en estilo directo o en estilo indirecto. Se llamadirecto el estilo, cuando el que habla o escribe reproduce textualmente laspalabras con que se ha expresado el propio autor de ellas: El maes-tro ha dicho: estad quietos y atended; En este caso, dijo D. Fernando,no podremos entendernos. En el estilo indirecto el que habla o escriberefiere por sí mismo lo que otro ha dicho. Los ejemplos anteriores seexpresarían de este modo en estilo indirecto: El maestro ha dicho queestuviésemos quietos y atendiésemos; D. Fernando dijo que en este casono podriamos entendernos.

En estilo directo la subordinante y la subordinada están simplementeyuxtapuestas. En el indirecto, se unen por medio de la conjunci6n que,y se producen alteraciones en los tiempos y en los modos de la subordi·nada.

A veces que se sustituye por como: «Dentro de pocas horas se supocomo estaban alojados seis millas lejos ...» (MONCADA, Expedición, 9).Como no está enteramente desposeído de su significado modal, en estoscasos; pero es patente su empleo conjuntivo subordinante. En la lenguamoderna se usa muy poco con este sentido, pero era frecuente en losclásicos.

Cuando subordinadas son varias. puede llevar cada unala conjunci6n que, cosa muy frecuente en el lenguaje popular y en losclásicos: «Decia el vizcaíno en sus mal trabadas razones que si no le deja-ban acabar su batalla, que él mismo había de matar a su ama» (Quijo-te, 1, 8). Hoy se tiende en el lenguaje literario a emplear la conjunci6ns610 con la primera subordinada, a no ser que 'la longitud del períodopueda hacer olvidar la subordinaci6n.

Que puede comenzar una oraci6n aparentemente independiente,pero en realidad mentalmente subordinada: ¿que no te has acordado?;

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§ 220 SUBORDINACIÓN SUBSTANTIVA 289

que no diga estas cosas a nadIe. Esto ocurre a menudo en las oracionesexhortativas: ¡que pase! ¡que bailel (v. 115). El empleo de que en co-mienzo de cláusula es frecilente en los cuentos y en la poesía popular,a veces con la fórmula continuativa y que, p. ej.: Que Caperucita volvíadel bosque, y que el lobo se había metido en la cama de la abuela; «y qUtyo me la llevé al rlo» (GARcfA LoRCA, Romance de la casada infiel) j«Que de noche lo mataron al caballero» (LOPE, El Caballero de Olmedo).

En el lenguaje culto se suprime a veces la conjunción, en especial converbos de voluntad y de temor: les rogaba me digan siempre la verdad;teml se perdiese la ocasi6n. Se sustituye en casos que por no dubi-tativo, desposeído de significación negativa: Cuidado (que) no se nosescapen; temo (que) no vayan a dit/Ulgarlo. Las gramáticas hablan deeste no redundante que desde suele acompañar a las oracionescomparativas y a verbos de temor, preferencia, etc.; p. ("j.: Temía (que)no lo denunciasen los vecinos; Prefiero una renta segura que no metermeen negocios; Era me;or la fruta de ayet· que no la de hoy. Este uso existíaya en latín, y fue ampliado en romance. En los textos medievales yclásicos aparece con frecuencia mucho mayor que en la lengua moderna.Los escritores actuales lo evitan, por lo general, y sólo se mantiene máso menos en el habla corriente. Cualesquiera que hayan sido las vicisi-tudes históricas de esta construcción, hoy sentimos el no dubitativo consignificado muy próximo al de los adverbios de duda (acaso, quizás,tal vez), según dijimos al final del § 38.

220. TIEMPO DE LA ORACIÓN SUBORDINADA. Además del empleo delas conjunciones mencionadas. es signo de hipotaxis la dependencia enque se haltan los modos y tiempos del verbo. Con respecto a los modos,hemos dicho lo bastante en el capítulo X. Trataremos ahora de lostiempos.

La Gramática latina preceptúa que el subordinado debe guardarcierta relación temporal con el subordinante: se hallará en un tiempoo en otro según el tiempo er. que se encuentre el verbo principal. Estaconcordantia teniporum es objeto de reglas que fijan para cada casolos tiempos en que puede hallarse el verbo subordinado. Pero los textoslatinos demuestran que en el uso efectivo del idioma tales reglas seinfringían con mucha frecuencia. Las gramáticas españolas han tratado

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290 PARTE 111, CAP. XXI § 220

de aplicar parte de aquellas normas s; pero también el uso de nuestralengua las invalida de tal modo, que es necesario volver a plantearse lacuestión sobre el grado y la calidad de las relaciones temporales entre losverbos subordinante y subordinado.

La ACADEMIA ESPAÑOLAZ reuniendo la doctrina de los gramáticosanteriores, distingue dos casos: . 1.0 Verbo subordinado en modo indica-tivo; 2.° Verbo subordinado en subjuntivo.

En el primer caso - dice -: a) si el verbo subordinante está en pre-sente o futuro, el subordinado puede hallarse en cualquier tiempo; b) si elverbo subordinante está en pasado, el subordinado debe estar también enpasado. -

Con el verbo subordinado en subjuntivo (siempre según la ACADE-MIA): c) si el principal está t'n presente o futuro, el subordinado deberáestar en presente de subjuntivo; ti) si el principal se halla en tiempopasado, el subordinado debe estar en imperfecto de subjuntivo. A pro-pósito de cada una de las reglas mencionadas, cita los ejemplos nece-sarios e.

A poca atención que ponga el lector en estas normas, podrá con-vencerse de que son en parte equivocadas. Nada hay que objetar respectopunto a). Con respecto al punto b) conviene fijarse en que, en efecto,

son exactos los ejemplos: (di;o, había dicho, diría) QUE VENÍA, QUE, " 1 'HABlA VENIDO, QUE VENDRIA y QUE HABRIA VENIDO; pero no o serIan me-

nos estos otros: QUE VIENE, QUE VENDRÁ, QUE HA VENIDO, QUE HABRÁYENlDO, muy especialmente cuando es distinto el sujeto de uno y deotro verbo: El anunci6 a nuestras costas unhuracán en direcci6n NE a SO. El parte meteorol6gico añadía que lasprimeras ráfagas alcanzarán ([ la isla esta madrugada. Es decir, que conel verbo principal en pasado. el subordinado puede hallarse no sólo encualquier pretérito, sino también en presente o futuro. Sobre el punto e),notemos que el verbo principal en presente o futuro de indicativo es po-sible que lleve el subordinado no sólo en presente de subjuntivo, sino tam-

5 Bello (474 630, 676); loc. dt. (l, 414); Hanssen (583); Academia (384,385, 388 f. 393).

6 Con acierto como presentes las formas cantado y haya cantado, puesto queexpresan la acci6n perfecta en el presente. Cantaría va incluido entre las formas futuras y entrelas pretéritas. El antepretérito no emplea en las subordinadas

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§ 220 SUBSTANTIVA 291

bién en otros tiempos, p. ej.: no creen o no creerán QUE HAYA HABIDO

tales caballeros en el mundo, QUE HAYA tales caballeros en el mundo;y también, QUE HUBIERA tales caballeros o QUE HUBIERA HABIDO talescaballeros. En el punto ti) habría que objetar que un verbo de voluntadcomo mandar, al hallarse en puede llevar el subordinado en pre-térito imperfecto de subjuntivo (le mandaron que estudiase), pero tam-bien en presente (le mandaron que estudie).

Estos ejemplos, que podrían multiplicarse fácilmente, demuestranhasta qué punto son inaplicables a la lengua moderna las normas de laconcordantia temporum, tal como han sido formuladas por los gramá-ticos. HANSSEN (583) menciona además ejemplos antiguos de su incumpli-miento.

Sin embargo, no debe creerse que el uso de los tiempos subordinadossea enteramente libre. La dependencia entre el verbo principal y el subor-dinado limita en algunos las posibilidades de los tiempos en quepuede hallarse el segundo. Observemos que los tiempos del período subor-dinado son siempre relativos, o indirectamente medidos (véase 120); elvalor temporal de cada uno de:: ellos se determina por el otro verbo quecon él forma período. Es natural que, en estas condiciones, el significadode los verbos, u otras circunstancias, pueden impedir que determinadasrepresentaciones temporales sean relacionables entre sí, y obliguen a am-bos verbos a hallarse en los tIempos necesarios para que la relación puedaproducirse.

Ocurre, por ejemplo, que los verbos de percepción sensible (ver, oír,mirar, escuchar, etc.) necesitan coexistir con su complemento directo: veoque pasan; vi que pasaron, o pasaban; veré que pasan o pasarán (121);oigo que llueve, oí que llovía, etc. Si los tiempos no pueden coexistir, elverbo toma acepción figurada: veo que pasaron, significa conozco, entien-do, deduzco, pero ya no cabe el significado de percepción sensible; oigoque llovió significa oigo (decir) que llovió. En cambio, en los verbos quelos gramáticos llaman «de entendimiento y lengua» con el verbo subor-dinado en indicativo, son indiferentes la coexistencia, la anterioridad o laposterioridad de las dos acciones, puesto que la relación es siempre po-sible: sé que había venido, que Ila venido, que vendr,í, que habrá veni-do; supe que habían salido, que salen, que saldrían, que saldrán. Recuér-

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292 PARTE HI, CAP. XXI § 221

dese, sobre el valor temporal de estas formas verbales, lo dicho en lospárrafos 121-131.

Los verbos de voluntad son, por necesidad de su significado, ante-riores a su complemento, ya que el acto de mandar, prohibir o rogarno puede referirse a acciones ya acabadas en el momento en que semanda, prohibe o ruega: mandan que estudie; mandaron que estudie,que estudiara o estudiase; no podríamos decir mandaron que hubieseestudiado. Es decir, el tiempo subordinado debe ser posterior al delverbo principal.

Con los demás verbos que rigen subjuntivo, s610 cuando el principalestá en tiempo pasado necesita llevar el subordinado también en pasado(imperfecto o pluscuamperfecto) para que la relaci6n pueda establecerse:era posible que llegase o que hubiese llegado a tiempo. No podríamosdecir era posible que llegue o que haya llegado. En el párrafo 133 vimosque el presente de subjuntivo no puede expresar acciones pasadas; peroen cambio, el imperfecto sirve para pasado y para futuro (134). Por estaraz6n el período es posible que d remedio llegase a tiempo, puede sig-nificar que llegase mtonces (pasado), o que llegase mañana (futuro),equivalente a que llegue. Es decir, que el presente y el antepresente desubjuntivo no pueden depender de un verbo principal en pasado.

221. Como resumen de cuanto llevamos expuesto en este capitu-lo y teniendo presente el valor temporal de las formas verbales explicadoen los capítulos XII y XIII, podemos concluir que la concordantia temoporum tiene lugar en español del modo siguiente:

1.° Verbo subordinado en indicativo: Puede usarse cualquier tiem-po en el verbo subordinado, lo mismo si el principal está en presente, quesi está en pasado o en futuro. Los verbos de percepci6n sensible deben co-existir con el tiempo de su subordinado, a no ser que se altere la significa-ci6n del principal.

2: Verbo subordinado en subjuntivo: a) Cón verbos de voluntad, elsubordinado puede hallarse en cualquier tiempo posterior al del verboprincipal. b) Con los demás verbos en presente o futuro, el subordinadopuede hallarse en cualquier tiempo; si el subordinante está en pasado,

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§ 222 SUBORDINACIÓN SUBSTANTIVA 293

el subordinado debe estar también en pasado (imperfecto o pluscuam-perfecto).

221 bis. A estas leyes habría que añadir las alteraciones que re-sulten de los significados secundarios de los tiempos. Pero hay quetener en cuenta que al formuiarlas no hemos empleado la palabra tiempoen el sentido de forma verbal, sino en el de relación temporal, que encada caso siente el hablante. Precisamente la falta de distinción entre am-bas acepciones ha contribuido a embrollar por mucho tiempo las reglasde la concordantia temporum. He aquí un par de ejemplos de relatividaden los valores temporales:

Cuando en un relato se dice en presente histórico: el general or-dena que se refuercen los puestos avanzados, el verbo subordinadomantiene la secuencia gramatical en presente (refuercen); pero podríaecurrir que el narrador se atuviera a la significación pasada que repre-senta el primer presente histórico, y dijese: El general ordena que sereforzaran los puestos avanzados. Se habría roto la secuencia formal,pero no la de sentido.

La presencia de complementos circunstanciales de tiempo puedealterar asimismo la reléición entre el verbo principal y el subordinado.Podemos decir: le recomendaron que estudiase la lección, pero no quehubiese estudiado la lección, puesto que la acción rogada no puede cum·plirse antes ciel ruego. Pero si decimos: le recomendaron que hubieseestudiado la lección a las siete, la acción de estudiar es anterior a las siete,pero posterior a la recomendación, con lo cual se cumple la ley de que,con verbos de voluntad. el subordinado debe ser posterior a la acciónenunciada por el verbo principal.

Podría set que en las normas que proponemos nos hayan pasado in-advertidas otras circunstancia'l que dificulten o imposibiliten la relaciónentre los tiempos subordinap..te y subordinado, pero creemos que toda in-vestigación a este respecto de orientarse en el sentido que aquí se-ñalamos.

222. ORACIONES INTERROGATIVAS. En los párrafos 36-38 estudia-mos las oraciones interrogativas directas. Señalábamos allí dos tipos: lapregunta general o dubitativa (¿ha venido tu padre?) y la parcial o

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294 PARTE III, CAP. XXI § 223

determinativa (¿quién !la venido?). En la primera preguntamos porel contenido entero de la oración, y esperamos la sí o no; en lasegunda preguntamos sólo por alguno de sus elementos, representadopor un pronombre o un adverbio interrogativo, y esperamos como res-puesta el nombre de este elemento que nos falta para completar el juicio.Uno y otro tipo de oración pertenecen al estilo directo.

En el estilo indirecto se hace depender la pregunta de un verbo delos llamados de entendimiento y lengua, como saber, entender, decir, pre-guntar, avisar, informarse etc., p. ej.: dime si ha venido tu padre; yoaveriguaré quién !la venido. Desaparece la entonación interrogativa y lossignos de interrogación..Las oraciones así subordinadas reciben el nombrede interrogativas indirectas, tanto si son generales como parciales.

No suele usarse en ellas la conjunción que. Las generales se intro-ducen por medio de la pariícula átona si, la cual funciona como unaconjunción o clubitativa, semejante, pero no igual, a lacondicional en que tuvo su origen: no sabrás si han llegado a un acuerdo;dígame si han quedado satisfechos. Es muy raro que el si vaya acompa-ñado de que, pero se oye a veces en el habla popular corriente, sobre todocuando la pregunta se repite, p. ej.: digo que si ha venido tu padre.Las preguntas parciales indirectas conservan el pronombre o adverbiointerrogativo, y se introducen generalmente sin conjunción: me infor-maré de cuál de las soluciones es preferible; no sabía quién lo había di-cho; averigua cuánto vale; yo te diré dónde está; pregunté cómo habíallegado hasta aquí. En el habla corriente no es rara la presencia redun-dante de la conjunción que delante de las palabras interrogativas, y nofaltan ejemplos clásicos de dio: pregúntale que cuánto le ha costado;le contesté que qué le importaba a ella; Digo que qué le iba a vuestramerced en volver tanto por aquella reina Magimasa (Quijote, 25). Setrata de una tendencia asimiiatoria a las demás oraciones subordinadas.

223. JI1. Oraciones complementarias indirectas. Su oficio esel mismo del dativo en la oración simple. Se· introduc'en por mediode frases conjuntivas en cuya composición entran las preposiciones a opara, como corresponde a su significación de complemento indirecto.Expresan el fin o la intención con que se produce la acción del verbo

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224 SUBORDINACIÓN SUBSTANTIVA 295

principal, y por esta causa se las conoce generalmente con el nombrede oraciones finales.

Las frases conjuntivas usuales son a que, para que, a fin deEn todas ellas entra, además de la preposición, el que subordinante:vengo a que me paguen; te he llamado para que me expliques loocurrido; a fin de que nadie me molestase, cerré la puuta. Alguna vezse emplea también porque: Porque veas, Sancho el bien que en síencierra la andante caballería... quiero que aquí a mi lado te sientes(Quijote, J, 11). Este uso, mtermedio ,entre causal y final, se explicapor los valores vacilantes de la preposición por, la cual entra en la com-posición de porque (véase 193). En la lengua clásica hallan casos du-dosos del uso de como entre final y modal: Que él daría lugar ytiempo como a sus solas pudiese hablar a Camila I, 33).

Todas las oraciones finales llevan el verbo en subjuntivo, a causadel sentido de deseo o indeseo que encierra siempre el fin o intencióncon que se reétliza un acto (véase 113). Pero cuando el verbo principaly el subordinado tienen el mismo sujeto, este último va en infinitivoprecedido de las preposiciones indicadas: he venido a verte; leí el capí-tulo entero a fin de enterarme bien; vinimos para ver las fiestas. Enestos casos se trata de una OJación simple con un infinitivo comple-mento indirecto.

224. IV. Oraciones complementarias circunstanciales. Comoexpresa su nombre, denotan circunstancias de la acción verbal, y seintroducen de ordinario por medio de las preposiciones que en estecaso se usan en la oración simple, seguidas de la conjunción que;v. gr.: conoel Sfl falta en que se avergonzaba presentarse antenosotros; entró sin que nadie lo viese; se contentará con que le paguéisla mitad de la deuda; se habla de aumentarán los impuestos; teesperaré hasta que den las seis.

En cuanto denotal1 circunstancias del verho principal, el sentidode estas oraciones se acerca al de las suban.!. Idas adverbiales (capí-tulo XXIII) hasta el punto de hacer a veces difícil h separdción rigu-

entre unas y otras. En la práctica puede adoptarse el criterio for-malista de llamar complementarias substantivas a las que se enlazan¡;on el verbo principal como término de una preposición. Por el hecho

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296 PARTE III, CAP. XXI § 224

de ser término de preposición tales oraciones son substantivas y equi-valen a substJntivos morfológicos, p. ej.: hablalos equivale a habla m los en te

hasta den la el término de la preposición hasta podríaenunciarse diciendo hasta las seis. En cambio las modificaciones queexpresan las adverbiales no son términos de preposición.

CAUSALES. Forman grupo especial, por su variedad y frecuencia,las que por eApresar alguna circunstancia de causa reciben el nombrede oraciones causales. Ejemplos: ya no reciben C01J agrado,no a su casa; sencillo porque sabio; me que nolo hayas dicllo antes. La Gramática latina distinguía con claridad coor·dinadas causales y subordinadas causales: las primeras llevaban lasconjunciones nam, enim, etenim; las segundas se introducían por me·dio de quod, quia, quoniam, quare. A su imitación, las gramáticas denuestra lengua estudian separadamente coordinadas y subordinadascausales; pero las defillicione:; en que fundan esta distinción extre·madamente oscuras, a causa de que adaptan artificiosamente al españollas diferencias latinas entre los dos grupos de conjunciones. La ACADE-MIA dice, por ejemplo (397), que las coordinadas causales expresan larazón o causa lógica del efecto que se indica en la oración principal,mientras que sus homónimas subordinadas dan a conocer el motivo ola causa real. Como se ve, esta diferencia no es más que traducción delo que las gramáticas btinas dicen a este respecto.

En las lenguas roman.:es se borraron estas diferencias, con muypocas excepciones. A medida que desaparecían algunas conjuncionescausales latinas, las que quedaban confundieron pronto ambos empleos,y las de formación romance no mantuvieron la distinción entre la causao razón lógica de un acto y su motivo efectivo' En este estado se hallade hecho el español moderno, como lo prueba el uso indistinto de lasconjunciones, aunque reflexivamente podamos separar en algunos casosestos dos matices del pensamiento. La ACADEMIA registra las siguientesconjunciones coordinantes causales: puesque y que (346); como subordinantes, de que, ya que,como y como que. Aunque lo más frecuente es que unas y otras lleven

7 Véase MEYER·LüBu. Gram. ,. rom., m. S83 '1

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§ 225 SUBORDINACIÓN SUBSTANTIVA 297

verbo en indicativo, las consideradas como coordinantes pueden llevarlotambién en subjuntivo, lo mismo que las subordinantes; v. gr.: Nocontest6 entonces; que no hubiera podido articular ni una palabra conla sorpresa. Puesto que mi ayuda no fuese necesaria, decidí marcharme.Es seguro que no han venido, pues los hubiésemos visto en la estaci6Tl.La posibilidad del subjuntivo acerca más todavía los dos grupos de con·junciones. Si además tenemos en cuenta que porque (la más usual detodas) se considera en todas las gramáticas como común a ambos, pare-cerá evidente que no hay motivo para seguir manteniendo separadaslas coordinadas de las subordinadas causales.

Desde el punto de vista funcional, toda oración causal expresa unacircunstancia del verbo dominante, y por esta razón parece lógico incluir-las todas entre las complementarias circunstanciales. Finalmente, uno delos caracteres más salientes de las conjunciones coordinantes consiste enque no sólo unen oraciones, sino también elementos análogos de una mis-ma oración. Como quiera que esta última función no pueden desempe-ñarla las conjunciones causales, queda justificada nuestra decisión deconsiderar toda causal como subordinada.

225. Entre todas las conjunciones causales enumeradas. sólo quees primitiva; porque y de que se han formado con las preposiciones pory de; pues (latín post), puer que, ya que, son expresiones temporalesprimitivas; puesto que y supuesto que, fueron originariamente frasesabsolutas con participio, usadas con valor condicional y calJsal; como ycomo que son significados traslaticios del adverbio de modo como. Pareceseguro, además, que como seguido de subjuntivo procede del uso tem-poral y modal que en latín luvo la preposición cum: como fuesen muypocos tuvieron que rendirse. A éstas habría que añadir algunas frasesconjuntivas del tipo como quitra que, por raz6n de que, en vista de que,visto que, por cuanto, a causa (de) que, etc. l.

8 La antigua ca (Iat. quia) fue usada durante la Edad Media i eD textos del siglo XVI apa-reCCD ejemplos sueltos{ generalmeDte como arcaísmo deliberado (v. M. PIDAL. Cid, 1II, p. 396).

Puesto que teDla eD la lengua significado cODcesivo:

.Ya s¿, Olalla, qUi: mi: adoras,Puesto qlle 110 mi: lo has dicho,Ni aUII COII los ojos siquit:ra,Muda. kIIguas di: amorlos» 1, 11)

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298 PARTE m, CAP. XXI § 227

226. CONSECUTIVAS. La relación de causa a efecto entre dos jui-cios, expresada por las oraciones causales, puede invertirse señalandoa uno de ellos como consecuencia del otro. Nace así una modalidad dela relación causal, que se expresa en las oraciones consecutivas. La ora-ción causal no salí porque llovía mucho, se convierte en consecutiva sidigo llovía mucho, por lo tanto no salí o 110 salí pues. Las conjuncionesconsecutivas se llaman también ilativas. Son las siguientes: pues, luego,conque, por consiguiente, por tanto, por lo tanto, asJ que. Ejemplos:El que no trabaja no come; trabaja, pues. Pienso, luego existo. Hace.frJo; conque no salgas sin gabán.

Las mismas razones que nos han movido a incluir todas las causa-les entre las subordinadas, subsisten para las consecutivas. Pero es evi-dente que éstas se acercan más que aquéllas a la coordinación) en pri-mer lugar porque la pausa C'bligada entre las dos oraciones del períodotiende a aislarlas; en segundo lugar, porque es frecuente que algunasconjunciones consecutivas vayan precedidas de la copulativa coordinan-te y, p.ej.: y por consiguiente, y por lo tanto. Sin embargo, las conjun-ciones consecutivas no unen elementos análogos de una misma oración.Sobre su uso continuativo, véase el capítulo XXIV.

227. V. Oraciones complementarias de un substantivo o adjetivo.En el capítulo XV vimos que entre los diferentes oficios del substantivofigura el de ser complemento de otro substantivo o de un adjetivo. Larelación se establece por medio de una preposición, p. ej.: miedo de unareprimenda, satisfecho con su conducta. El substantivo complementariopuede ser una oración entera: estoy satisfecho de que su conducta hayamejorado; estará contento C011- que le den el segundo premio; me inquie-ta el miedo de que nos oigan. No pueden emplearse todas las preposicio-nes en este caso. La ACADEMIA dice (399) que cuando las oraciones son

El mismo valor conccsivo tuvo también (AcAD. 'Gram., 439 h). Ambas locucionesconsolidaron después su significaci6n causal. Como quiera que era una expresi6n concesiva en lostextos medievales: «...e como quiera que los moros eran en mayor número, pelearon con eUose atravesaron SIU haces con muy buen es/uerfo» DE GUZMÁN, ed. ClásicosCastellanos, 17). En la prosa del siglo XVI alternan los usos concesivo y causal (v. KENISTON.Synt.).

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§ 227 SUBORDINACIÓN SUBSTANTIVA 299

complemento de un snbstaptivo o de un adjetivo, llevan la preposi-ción de '.

Hay que hacer, sin embargo, una aclaración. Si la oración es comple-mento de un substantivo, la única preposición usada es, en efecto, de:t/imos huellas de que habían pasado caballos. Con las demás preposicio-nes, el que pasaría a ser ,relativo: el miedo con que nos acogieron (conel cual); el en que e.;tamos metidos; la razón por que (o porquecausal) no te entiendo. En c'lmbio cuando la oración es complemento deun adjetivo que no esté substantivado, pueden emplearse otras preposi-ciones: parecían contentos de que, con que, hayáis t/enido; hay muchosasambleístas conformes en que no tiene razón. Con por y a veces de,reaparece el valor causal de conjunciones porque y de que. Con a opara se convierten en oraciones finales: dispuesto a que (para que) meent/íen a África.

Existen, pues, limitacionell, en cuanto a la interpretación de estasoraciones, porque a menudo se confunden con las complementariasdel verbo lO.

9 La Academia (399) incluye en este grupo las oraciones que son complemento de un \'erbopor medio de preposición. Hay en ello error evidente, puesto que los complementos del verbo sonen este caso circunstanciales. En cambio, los complementos adnominalcs no afectan al verbo niindican circunstancias de la acci6n i son complementos de segundo grado. La Academia (397),entre las oraciones que hacen oficio de complemento circunstancial, sólo habla de las causales.

10 Con frecuencia se omite la preposiei6n: «Hago cuenta que he hallado ell él un tesoro»(Qlliio1e. 1, 6); El muchacho estaba confiado que no le habla visto nadie.

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CAPITULO XXII

SUBORDINACIóN ADJETIVA

228. Un substantivo, cualquiera que sea su función sintáctica,puede estar calificado o determinado por una oración introducida por me-dio de un pronombre relativo. Los pronombres relativos tienen, porconsiguiente, un doble papel: primero reproducir el substantivo, y luegoservir de nexo conjuntivo entre la oración principal y la subordinada.Por ello las oraciones que vamos a estudiar reciben tradicionalmente elnombre de oracione.r de re/aritlo.

En la orac.ión La .reñor:l que te presenté ayer, ha venido a vilitarno.r,el sujeto (uñora) está determinado por la subordinada que te presentéayer, con idéntica función gramatical a la que en su lugar podría ejercerun adjetivo. En la oración He leido el libro que me prestaste, la subor·dinada relativa (que me pre.rtaste) es una determinación adjetiva delcomplemento directo (libro). Todas las oraciones de relativo son adjeti-vos aplicados a cualquier substantivo o pronombre de la principal, alcual se llama antecedente del relativo (señora y libro respectivamente enlos ejemplos anteriores). El empleo de las subordmadas relativas permiteatribuir al cualidades muy complejas para las cuales no tieneel idioma adjetivos o participios léxicos. El adjetivo fugitivo, por ejem-plo, equivale a la oración relativa que huye; pero no hay adjetivo ni parti.cipio que pueda encerrar la cualidad compleja que expresaría la oraciónque huy6 anoche del campamento.

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302 PARTE 111, CAP. XXIl § 229

229. Como quiera que el antecedente es un substantivo, o unaexpresión equivalente a él, la subordinada que lo determina o calificaserá sintácticamente complementaria del sujeto, del atributo, del com-plemento directo, indirecto, etc., es decir, de todos los oficios que unsubstantivo puede tener, según quedó explicado en el capítulo XV. Laclasificación que a este respecto podría hacerse carecería de interés, porcuanto no haríamos más que repetir conceptos sobre los cuales hemosinsistido mucho en este libro. En cambio es importante distinguir, comoharemos luego, las oraciones relativas con antecedente expreso, de lasque callan el antecedente por diversas causas.

Por otra parte, si bien la oración de relativo es siempre complemen-taria de un concepto substantivo de la principal, el pronombre relativopuede ejercer diferentes funciones dentro de su propia oraciófl. En laoración La señora que te presenté ayer ha venido a visitarnos, el pro-nombre que, introductor de un complemento del sujeto, es a su vezcomplemento directo de su verbo propio (presenté); pero si dijéramosLa señora que escribe versos ha venido a visitarnos, el pronombre quesería sujeto de escribe. El pronombre relativo puede tener en su oraciónfunción distinta de la que tiene como componente de la principal, y por

causa, en latín el relativo concierta con su antecedente en género ynúmero, ·pero no en caso, y en castellano puede llevar preposicionesque no lleve el antecedente, p. ej.: La señora de quien u hah/!. etc.

Tamhién importa señalar que las oraciones de relativo son capacesde suhstantivación, ni más ni menos 9ue los adjetivos. Al decir. por ejem-plo. los hUl"nos. suhstantivamos con el artículo un concepto adjetivo,como suhstantivamos la oración entera en los que observan buena con·ducta.

Finalmente hay que distinguir entre oraciones relativas especifica.tivas y explicativas. Los siguientes ejemplos harán ver con claridad susdiferencias expresivas.

ESPECIFICATIVAS

Los alumnos qtle vivían lejos lle-garon tarde a la escuela.

Comimos la fruta que estabamadura.

EXPLICATIVAS

Los alumnos, qu"e vivían lejos,/legaron tarde a lo escuda.

Comimos la fruta, que estabamadura.

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§ 230 SUBORDINACIÓl' ADJETIVA 303

Las especificativas indican que llegaron tarde sólo los alumnosque vivían lejos, y que comimos únicamente la fruta que estaba madura.Las explicativas van separadas de la principal por una pausa (en loescrito con una coma). Con ellas expresamos que todos los alumnos lle-garon tarde, y nos referimos a toda la fruta, explicando de ellos res-pectivamente la cualidad o circunstancia de que: vivían lejos y de queestaba madura. Las especificativas restrigen el concepto del antecedente,mientras que las explicativas se limitan a añadir upa cualidad 1.

Las distinciones que acabamos de exponer habrán de servirnosen cada caso para definir lal> funciones y el valor expresivo de lahipotaxis adjetiva.

230. Antecedente callado. Los relativos que y quien se usan aveces sin antecedente expreso, bien por ser éste desconocido, bien porno interesar al que habla, o bien por sobrentenderse fácilmente las pa-labras causa, raz6n, motivo, cosa, asunto, persona u otras parecidas:S¿ a quien debo dirigirme; Hablaremos con quien nos escuche; Te daréde que comas durante una semana. Estas construcciones son particular-mente frecuentes con infinitivo: tengo que contarte; me dieron que ha-cer; tendrán de que hablar por muchos días; no había de quien fiarse.

Con frecuencia, sobre todo tratándose de personas, empleamos que,precedido del artículo, o quien sin artículo, para indicar en general acualquier persona. Algunos filólogos llaman a rdativo degeneralizaci61l: Quien bien te quiere,· te hará llorar; El que a hierromata, a hierro mucre; La que te lo haya dicho, te engaña; Quien canta,fU mal espanta; Los que quieran pasar, que pasen. El grado de genera-lización es variable según las circunstancias, y por ello es imposible seña·lar límites fijo!i a estos matices diversos con que nos referimos a un ante-cedente callado más o menos extenso, el cual no ofrece dudas para elinterlocutor.

I Nótese el carácter más independiente de la. explicathu. Podrian .uprimirle .in alterarel sentido de la oración principal, lo cual lUÍa imposible con 131 especificativas. Por este motivoalgunos gramáticos consideran a como .implemente coordinada. por ejemploN. ALONSO Colld., Gram4tica de la lengua clUldJQna, y CK. BALLY, üng. gbJbaJe elling. trim-f4ile, li 73).

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304 PARTE 111, CAP. XXII § 231

231. Substantivación de la subordinada relativa. Los artículosy los demostrativos substantivan toda la oración de relativo a la cualpreceden, del mismo modo que a cualquier frase o palabra. Esta subs-tantivación puede ser masculina, femenina o neutra, según el génerodel artículo empleado. Hay que recordar que las oraciones de relativoson funcionalmente adjetivos, y por lo tanto rigen para ellas las mismasleyes de substantivación que para los adjetivos: No creo al que me hadado la noticia. La oración relativa está tan substantivada como sidijésemos no creo al portador de la noticia.

Discurren los gramáticos sobre el papel gramatical que desempe-ñan el artículo y el relativo en oraciones encabeza<fas por el que, la que,lo que, los que y las que, porque estiman que si bien en ciertos casosla función del artículo no se aparta de su empleo habitual, en otrosparece recobrar más o menos su sentido originario de pronombre demos-trativo; y así habría que considerarlo como un demostrativo antecedentedel relativo. La ACADEMIA, por ejemplo (357), cree que en AquJ estánlos que beben las dulces aguas del famoso Janto (Quijote, 1, 18), el losequivale a aquellos y es sujeto de están, a la vez que antecedente delrelativo que. En cambio en Hay cierta manera de discurrir de la quemuchos sujetos no se dan cuenta (VALERA, El Superhombre), dice queel artículo la de la locución de la que, no hace más que indicar el génerofemenino del antecedente manera, y pertenece junto con que a la ora-ción de relativo. A poco que se examinen los dos ejemplos comparados,echaremos de ver que en ambos se da la misma substantivación de laoración entera, sin que el artículo modifique su carácter de tal. Lo queocurre es que en el primer ejemplo no hay antecedente expreso y en elsegundo sí, y por esto los que beben las dulces aguas ... equivale a aque-llos que beben las dulces aguas; pero aquellos tampoco lleva expreso elsubstantivo que representa. Es decir que los que beben las dulces aguasestá en el mismo plano de substantivación, por medio del artículo, enque se hallaría cualquier frase substantiva del tipo de los de Arag6n, los'de orillas del Janto, los sin trabajo, etc. En el ejemplo de VALERA citadopor la ACADEMIA, el artículo la hace algo más que indicar el génerofemenino del antecedente manera: substantiva a toda la oración. Ladiferencia que señaló BELLO y que la ACADEMIA ha seguido, entre el

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§ 232 SUBORDINACIÓN ADJETIVA 305

artículo con su valor propio y con el de demostrativo, no es en el fondomás que un resultado del antecedente expreso o tácito.

Observemos además que en ningún caso pierde el artículo su ca-rácter proclítico. Por todo ello, hay que concluir con LENZ (78 y 79)que en las oraciones relativas con artículo, éste substantiva la oraciónentera sin modificar para nada su propia función gramatical. Precisa-mente el español se distingue entre las lenguas modernas por la exten-sión que da a la substantivación con el artículo determinado, cuandootros idiomas tienen que emplear demostrativos, como el francés ce/uiy el italiano quello. sobre todo con antecedente callado. Los profesoresque tengan alguna experiencia de enseñar nuestra lengua a extranjeros,saben con cuanta frecuencia hay que corregirles la inclinación al usode los demostrativos, mientras que en español basta con el artículo paraconseguir el mismo resultado expresivo. En la oración Los que nadasaben todo lo creen saber. habría que decir en francés ceux qui; pero encastellano el uso de aquellos que es enfático, porque no se percibe lanecesidad del sentido local que nuestro demostrativo añade.

232. Cuando el relativo que con artículo va acompañado depreposición, es frecuente que la preposición se anteponga al artículoy no al relativo. Si hay antecedente expreso, la anteposición de la pre-posición es potestativa. Si no hay antecedente expreso, es obligatoria.Así, por ejemplo, sé el blanco a que tiras o sé al blanco que tiras; viendoel ahinco con que la mujer suspiraba o viendo con el ahinco que lamujer suspiraba. En estos casos el antecedente atrae a la preposición.Pero cuando no hay antecedente expreso, no puede existir tal atracción;entonces se siente toda la oración substantivada como término de lapreposición, y por ello va ésta delante del artículo; p. ej.: ignoro lode que eres capaz pasa a decirse ignoro de lo que eres capaz; sé lo conque cuento a sé con lo que cuento; ya conoces el (asunto) a que merefiero. se dice ya conoces al que me refiero; sablamos la con que bailarlaes sustituido por ¡abfamos con la que bailaría. Estos ejemplos. con ar-tículo neutro los dos primeros, masculino y femenino los restantes, prue-ban que el artículo no tiene ninguna significación demostrativa, y porlo tanto no puede interpretarse como antecedente. Se trata, repetimos,de una oración substantivada por el artículo, que lleva la preposición

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300 PARTE 111, CAP. XXII § 234

obligadamente al principio por sentirse toda ella como término dedicha preposición. Las excepciones a la obligatoriedad de esta construc-ción son rarísimas en la lengua clásica y enteramente desusadas ennuestros días 3.

USO DE LOS RELATIVOS

233. QUE. Se emplea con antecedente de persona y de cosa. Esinvariable, cualquiera que sea el género y el número del antecedente.Puede sustituirse por el cual en las explicativas, pero no en las especifi-cativas. Ejemplo: Los no oJan alequivale a Los los no oJan alsor. En cambio no podríamos hacer esta sustitución en Los

no oían al por tratarse de una especificativa.Puede usarse sin preposición cuando el antecedente de la oración

relativa expresa circunstancias de tiempo o lugar: nonos un día tli dijo ...; delque estaba (vulgar). Fuera de estos casos, lleva la preposición que corres-ponde a su papel sintáctico, y aun algunos de ellos son tachados de vul-gares e incorrectos por los gramáticos, aunque en efecto se usen.

Las demás particularidades de este relativo han sido ya explicadasen los párrafos anteriores o se explicarán en el siguiente.

234. CUAL. Es un adjetivo correlativo de tal, y conserva estecarácter siempre que se usa sin artículo: cual la madre, talla hija, refránen que se suprime el verbo copulativo. Acompañado del artículo, se haconvertido en pronombre relativo, y en esto tenemos una prueba más dela substantivación de las oraciones de que vamos tratando. Hay ejemplosantiguos del uso como relativo de cual sin artículo; pero c:n la actua-lidad la presencia de éste es indispensable.

Los relativos el cual, la cual, lo cual, los cuales y las cuales, tienensentido explicativo, y por esto pueden sustituir a que explicativo, comoqueda dicho en el párrafo anterior. Pero esta sustitución ofrece circuns-tancias que la favorecen o la dificultan.

2 Vanse casos de d en que. el COtI que en la Gram4tiea de la Academia (354).

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§ 234 SUBORDINACIÓN ADIETIVA 307

Cuando el relativo está alejado de su antecedente, el empleo de elcual se recomienda como más expresivo que el de a causa de queéste no expresa género y número, y por consiguiente no se enlaza consu antecedente con tanta claridad como el primero: Entraron dos más-caras, cuando la todo su las llamaban laatmción por la vistosidad sus con preferencia a llama-ban la

El relativo es proclítico, y por esto no suele quedar como palabrafinal del grupo f6nico. Cuando la construcci6n 10 sitúa en esta posici6n,tiende a ser sustituido por el cual: Todo lo pimso duir son

del la Cuausma pasada predic6el cual, si mal no dijo ... II, 5).

S. FERNÁNDEZ RAMÍREZ (Gram. Esp., 1, § 167 Y sigs.) llev6 a cabocuidadosos recuentos para determinar la frecuencia relativa de y elcual. En general, cuando comienzan grupo f6nico, es mucho másfrecuente que cual; pero cuando van con preposici6n en (Omienzo degrupo f6nico, la mayor frecuencia corresponde a cual. En especifi-cativas, domina absolutamente cuando no lleva preposici6n.

Las preposiciones que pueden preceder al relativo son, como él,proclíticas. Por esta causa hay gran vacilaci6n, tanto en la lengua clásicacomo en la moderna, en el empleo de precedido de preposici6n,y una clara tendencia a sustituirlo por el cual, aun en las especificativas:

para los inútil conNo hallamos el cual podamosEs indudable que no habría dificultad 16gica en decir para los y

el pero los escritores y el uso general prefieren ordinaria-mente para los y el cual, respectivamente. Esta preferenciase debe a un motivo rítmico: al sucederse varias sílabas átonas de pala-bras proclíticas por naturaleza, se busca un apoyo intensivo que no pue-de ser sino cual. Por esto los gramáticos coinciden en decir que estasustituci6n es particularmente frecuente con preposiciones bisílabas, o conlocuciones a una preposici6n, como por del cual, yno del las y no las Con las preposiciones mono-sílabas existe gran vacilaci6n, y abundan los ejemplos de el y elcual. Afirman las gramáticas que suele emplearse el cual por eldetrás de las preposiciones monosílabas por, sin, tras, y que en cambio

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308 PARTE 111, CAP. XXII § 236

es poco frecuente la sustitución en las especificativas con las demás pre-posiciones de una sola sílaba. Creemos que pueden influir en ello pre-ferencias individuales o regionales, y sobre todo las circunstancias rít-micas de cada caso particular. Una vez abierto el camino, la analogíaensancha el uso de el cual especificativo o explicativo, con cualquierpreposición, aunque las condiciones del ritmo intensivo no parezcanjustificarlo siempre.

235. QUIEN. Se emplea únicamente para personas o cosas perso-nificadas. Desde el siglo XVI se formó un plural, quienes, que fue exten-diendo poco a poco su uso hasta llegar a ser general. Sin embargo, aunen nuestros días se usa de vez en cuando quien con antecedente plural:No os podéis queiar de mEI Vosotros a quien maté (ZORRILLA, Tenorio).Equivale a el que, la que, los que, y las que.

Cuando lleva antecedente expreso, su uso no ofrece particularidadesespeciales, salvo el no poder ser sujeto de una oración especificativa. Nopodemos decir, por ejemplo, el hombre quien vino, la señora quien haentrado, sino el hombre que vino, la señora que ha entrado. Si no llevaantecedente expreso, tiene también los empleos generales de los demásrelativos, pero en él hay lucha entre el sentido del antecedente simple-mente callado, y el de relativo de generalizaei6n aplicable a cualquierpersona, del cual hemos hablado más arriba. La ACADEMIA llama a esteúltimo caso «quien con el antecedente implícito», y establece que no seusa más que como sujeto o como predicado de la subordinada, es decir,de su propia oración. Ejemplos: quien canta, su mal espanta (sujeto);Pedro fue quien me enter6 de la noticia (predicado); Yo no puedo nidebo sacar la espada contra quien no fuere armado caballero (sujeto).

236. cuyo. Procede del genitivo latino cuius, y conserva desdesu origen el doble valor relativo y posesivo. Concierta en género y númerocon la cosa poseída: Ayer fue detenido un individuo cuyo nombrees Fulano de Tal. El olvido de su carácter posesiyo motiva algunas vecessu empleo como un relativo cualquiera, con lo cual se comete un errorjustamente censurado por los gramáticos. Es efectivamente disparatadodecir: Vimos una casa al parecer antigua, cuya casa ... en vez de la cual.En cambio se diría correctamente: Vimos una casa al parecer antigua,

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§ 238 SUBORDINACIÓN ADJETIVA 309

cuya puerta estaba entornada. En la actualidad se usa casi exclusivamenteentre los dos substantivos que relaciona, antecedente y cosa poseída, aun-que pueden interponerse otras palabras y frases, como en el último ejem-plo. En los clásicos, cuyo da lugar a períodos extensos y artificiosamentecomplicados, que hoy no se usan más que en estilo arcaizante. La Gra-mática de la ACADEMIA (369-373) cita abundantes ejemplos.

237. ADVERBIOS RELATIVOS. Los adverbios donde, como, cuanto,y alguna vez cuando, pueden sustituir a los relativos que y el cual. Dondese usa con un antecedente que exprese lugar, o con las preposiciones dey por, para indicar deducción o consecuencia; por ejemplo: La casa don-de pasé mi niñez; el pueblo adonde vas; de donde se deduce; una señalpor donde conocimos sus intenciones. Se citan algunos ejemplos rarosde donde con antecedente de tiempo: Porque se /legaba la hora dondeme convenía volver a salir de la sima (Quijote, 11, 23). Como tiene el va-lor modal que corresponde a su origen, y se emplea con un substantivoantecedente que signifique modo, manera, medio, arte: Estaban de acuer-do en el modo como había que plantear el problema. Cuanto es relativode generalización: Cuantos lo vean se regocijarán; sustituye a lo quecuando el antecedente es el indefinido todo, expreso o tácito: todo cuantodecía le parecía gracioso; comed cuanto queráis. El empleo del adverbiocuando con valor relativo es poco frecuente; puede decirse, sin embargo,d tiempo cuando íbamos a la escuela, u otras expresiones semejantes.Como veremos en el capítulo próximo, las oraciones formadas con ad-verbios relativos oscilan entre el carácter adjetivo y el adverbial.

238. Concordancia. La ley general de las oraciones subordina-das adjetivas consiste en que el relativo concierte con su Enel § 236 hemos visto que el relativo cuyo concierta con la cosa poseída.

Cuando la oración principal es atributiva, el verbo subordinadopuede concertar con los relativos el que y quien, o con el sujeto de laprIncipal; p. ej.: Yo soy el que habló primero o yo soy el que hablé pri-mero; tú eres el que ha dicho esto o tú eres el que has dicho esto; vosotrossois quienes se aprovecharán de la ocasión, o vosotros sois quienes os apro-vecharéis de la ocasión. La concordancia con el relativo es la más general,pero la segunda es bastante frecuente, tanto en la lengua hablada como

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310 PARTE IIl, CAP. XXII § 238

en la escrita. Bello (§ 849) recomienda como más lógica la concordan-cia en tercera persona (Yo soy el que habló), aunque reconoce que haymuchas autoridades en contrario. Cuervo (nota 110) estima razonable laopinión de Bello como recomendación general, pero trae varias citas lite-rarias para hacer ver que, en algunos casos, la concordancia en 3.· per-sona perjudicaría a la claridad de la expresión. Por otra parte «la reglade la concordancia en 3.· persona -dice- me parece de general y opor-tuna aplicación en los protocolos y en las gramáticas, pero puede no sertan rigurosa en el estilo apasionado y fervoroso». En el ejemplo aducido:

Tú eres la que dijisteen el balcón la otra tarde:Tuya soy, tuya ser¿,y tuya es mi vida, Zaide.

sentimos, en efecto, que la densidad expresiva concentrada en el sujetotú, se debilitaría con la construcción tú eres la que di¡o, que distraería laatención usando dos expresiones gramaticales. En el habla corriente, ¡Nos-otros somos los que vencimos!, tiene más intensidad afectiva que¡Nosotros somos los que vencieron! No se trata, pues, de corrección o in-corrección gramatical, puesto que ambas construcciones son correctas yusuales. sino de preferencia estilística. Todo depende de que, en la mentedel que habla, las personas primera y segunda se identifiquen objetivamen-te con una tercera, o bien que por su relieve subjetivo impongan aquéllassu concordancia al verbo subordinado. Cuervo (Apuntaciones, 3S3 y354) dedicó a esta cuestión un nuevo y penetrante estudio, que completalo que ya había dicho en su nota antes mencionada. En él encontraráel lector pormenores, abundancia de ejemplos literarios e inrerpretaciónde casos especiales.

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CAPITULO XXIII

SUBORDINACIóN ADVERBIAL

239. Las oraciones subordinadas adverbiales ejercen el mismopapel que correspondería a un adverbio; es decir, modifican cualitativao cuantitativamente a la principal. La función modificativa del verbopuede expresarse, bien por un adverbio morfológico o una frase adver-bial, bien por un complemento circunstancial, o bien, cuando la modi-ficación es muy compleja, por medio de una oración subordinada converbo conjugado. Por esto se confunden a menudo los límites entre lassubordinadas substantiva que ejercen función de complemento cir-cunstancial del verbo, y las que vamos a estudiar en el capítulo presente.De un modo general se dice que éstas no afectan sólo al verbo, sino atoda la oración principal, a la cual se oponen enterizamente. Sin embar-go, la distinción entre las subordinadas al verbo y las subordinadas a laoración entera no es siempre fácil de deslindar, según quedó explicadoen el § 216, nota. Al comienzo del § 224 sugerimos un medio formalde distinguirlas, que puede ser útil en muchos casos.

Por otra parte, las oraciones que constituyen el período hipotácticoadverbial son correlativas, es decir, se enlazan entre sí mediante la rela-ción CJue con frecuencia se establece entre un elemento de la oraciónprincipal y otro 'que figura en la oración subordinada. Si decimos, porejemplo, Aquel era el lugar donde pasé mi infancia, la relación entrelugar y donde marca el enlace de las dos oraciones, ni más ni menosque si usásemos un pronombre relativo: Aquel era el lugar en que pasl

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312 PARTE nI. CAP. XXIII § 24t

mi ;1}fancia. Por esto las subordinadas adverbiales introducidas por mediode adverbios relativos, son no sólo semejantes, sino a veces idénticas alas adjetivas estudiadas en el capítulo anterior (v. 238). Con frecuencia elantecedente está callado: Lo haré [asJ] como Ud. pero siem·pre existe correlación mental o expresa entre dos conceptos, uno de laprincipal y otro de la subordinada. A este último corresponde la funcióngramatical conjuntiva.

240. Clasificación. Aun a sabiendas de que en esta materia es im·posible una clasificación perfecta, adoptaremos, por razones expositivas,la que propone R. SECO en su Gramática (11, 133) en tres grandes grupos:

1.° Oraciones de carácter circunstancial, o sea las que expresan lastres relaciones fundamentales de y modo, correspon-dientes a los adverbios de estas clases.

2.° Oraciones subordinadas que expresan relaciones cuantitativas, ycorresponden a los adverbios de cantidad y de comparación. Comprendeeste grupo las oraciones comparativas y las consecutivas.

3.° Oraciones de relación causativa: Van unidas a la principal pormedio de conjunciones o frases conjuntivas. Se incluyen en este grupo las

y las concesitlas. Las subordinadas substantivas va·cilan entre el carácter substantivo y el adverbial. Aunque podrían tam-bién tener cabida en este último grupo, nosotros las hemos estudiado enel capítulo XXI.

241. Oraciones adverbiales de El adverbio relativo usuales donde. Antiguamente se usaba también do. Su antecedente puede serun adverbio de lugar, un substantivo que exprese lugar, un pronombreneutro, o el concepto general expresado por una oración entera: Allí

voy; No conocía la ciudad adonde habíamos llegado; Estodijo, por conocJ su intenci6n; "Enel de Roldán, tamaño como una grande viga, de dondeque hubo doCt' I, 49). Muchas ·veces el .antecedente secalla por innecesario: voy donde me llaman. Otras veces es indetermi·nado: Donde las dan, las toman; Adonde fueres haz lo que

Cuando las relaciones locales expresan movimiento, puede

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§ 242 SUBORDINACIÓN ADVtRBIAL 313

llevar las preposiciones correspondientes: Adonde (escrito como una solapalabra) indica lugar de destino; de donde, el de procedencia u origen;por donde, el lugar de tránsito; hacia donde, la dirección; y hasta donde,el límite del movimiento. El lugar de permanencia o reposo se expresapor en donde, y más corrientemente por el simple donde. Ejemplos: ibaadonde tú sabes; la familia de donde viene es muy ilustre; no se sabe pordonde ha pasado; con la nevada no veíamos hacia donde caminábamos;aquí es hasta donde lleg6la inundaci6n del añq pasado; el caf¿ en donde(o donde) nos reuníamos, no existe ya. El simple donde se emplea tam-bién en lugar de adonde: la playa donde (o adonde) nos dirigimos estácerca de aqu/ 1•

242. Oraciones adverbiales de tiempo. La relación temporal enque se hallan los verbos principal y subordinado está fundamentalmenteexpresada por los tiempos respectivos. Su correlación en las oraciones ad-verbiales es la misma que expusimos al tratar de las subordinadas subs·tantivas (v. 220). Pero como la misión esencial de las oraciones que nosocupan es precisamente la de situar temporalmente la acción principal enrelación con la suhordinada, puede ocurrir que los tiempos del verbosean insuficientes para algunos matices de dicha relación. Losadverbios se encargan no "ólo de señalar que la relación existe, sino tam-bién de indicarnos si las expresadas en el mismo tiempo (o entiempos que puedan ser coincidentes) se conciben como simultáneas ocomo sucesivas, y si la s\lcesión es mediata, inmediata o reiterada. Nótesela diferencia que existe entre las diferentes oraciones: Cuando hablabase reía la gente (simultanetdacl); Luego que hablaba se reía la gente (suce-sión inmediata); Despuh que hablaba se reía la gente (sucesión mediata);Siempre que hablaba se reía la gente (reiteración). Si los tiempos son dife-rentes y no pueden coincidir, la función de los adverbios se limita a expre-sar matices de la sucesión. En la fijación de los matices temporales con-curren en cada caso el aspecto de la acción y la naturaleza perfecta oimperfecta del tiempo verbal empleado. Estos factores pueden modi-ficar el sentido general de lOS adverbios conjuntivos que ahora vamosa enumerar.

1 Sobre la igualdad de donde y "onde. Muu-Lü.u. lntroJueci6tJ 11 ltl lingüJsticlI'om6niCII. trad. de A. Casuo, Madrid 1926, I 216.

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314 PARTE III, CAP. XXIII § 242

La simultaneidad de los dos hechos se expresa ordinariamente pormedio de cuando, mientras, mientras que, mientras tanto, en tanto que,tanto... cuanto, cuanto, entretanto que. Ejemplos: Cuando entrastellovía; Mientras duró la fiesta nadie se acordó de sus penas; En tantoque seas rico tendrás muchos amigos. Si los tiempos del verbo no puedenser simultáneos, cuando pasa a significar anterioridad inmediata: Cuan-do hubo terminado se levantó. Lo mismo ocurre tratándose de accionesperfectivas que lógicamente han de sucederse: Cuando cese el tumultohablaré.

Cuando puede adquirir también significado muy próximo al causal,equivalente a siendo así que, por el motivo de que, etc.: No puedes que·;arte cuando todos te alaban.

La sucesión inmediata tiene gran variedad de formas de expresión:en cuanto, apenas, apenas... cuando, aun apenas, aun no, no, no bien,ya que, luego que, así que, tan pronto como, etc. Ejemplos: En cuanto lovea le daré un abrazo; Apenas salió el sol partieron; No bien acabó dellover salimos a la calk En la lengua clásica era frecuente el uso de comocon sentido temporal: como llegamos a la posada, se dispuso la cena.

La simple sucesión de anterioridad se expresa por primero que yantes (de) que. La de posterioridad por después (de) que. Desde que,iridica el punto de partida del tiempo subordinado: Hasta que, el tér-mino del mismo. Ejemplos: Antes que te cases, mira lo que haces; Des·pués que comamos hablaremos; Desde que tiene un cargo elevado estáintratable; Estuve intranquilo hasta que recibí tu carta.

Como se ve, gran parte de las frases conjuntivas que hemos registra-do están formadas por preposiciones o adverbios seguidos de que. Esteúltimo se halla muy próximo a su valor relativo pronominal.

En las subordinadas temporales se emplea el subjuntivo cuando setrata de tiempo futuro, como corresponde al carácter incierto de estetiempo. Por esto están consideradas como incorrectas o dialectales ora-ciones como Cuando llegará el tren los saludaremos, en vez de Cuandollegue el tren, si bien hay de ellas algunos ejemplos clásicos y modernos(v. ACADEMIA, 406 b). Las oraciones con mientras 'admiten con frecuenciael indicativo, aun tratándose del tiempo futuro (mientras os durará eldinero todo irá bien, o mientras os dure). En cambio, las formadas conantes (de) aue llevan siempre el verbo en subjuntivo: antes de que me

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§ 243 SUBORDINACIÓN ADVERBIAL 315

diese cuenta me sorprendieron, y no podríamos decir antes de que me dicuenta... ; antes que hubiese llegado le preparé una sorpresa. y no antesque habla llegado le preparé una sorpresa. La causa de que se emplee elsubjuntivo consiste en que la oraci6n principal (me sorprendieron; pre-paré) es anterior a la subordinada, y por lo tanto ésta resulta relativa-mente futura.

243. Oraciones adverbiales de modo. Se enlazan de ordinariopor medio de como. Algunos romanistas las incluyen entre las compara-tivas,oe las cuales no son, efectivamente, más que una variedad. Así comolas comparativas ponen en parang6n conceptos cuantitativos y cualitativos(adjetivos) contenidos en las dos oraciones que forman el período, lasque ahora estudiamos comparan y relacionan modificaciones modalesde la acci6n verbal, es decir, conceptos adverbiales. La comparación, enlas adverbiales de modo, denota siempre igualdad o semejanza; a dife-rencia de las comparativas, las cuales pueden expresar igualdad, superio-ridad o inferioridad.

El antecedente de como puede ser alguno de los substantivos modo,manera, arte, forma, u otros de sentido semejante: Ignoraba la formacomo había de saludarle. En este caso equivale por entero a un pronom-bre relativo. Puede tener como antecedente un adverbio o frase adver-bial: Habl6 atinadamente, como correspondía a su buen ;uicio; Con-test6 con firmeza, como era de esperar; Hacedlo así, como se os ha man-dado.

Cuando el antecedente es un substantivo o el adverbio asl, de signi-ficación incolora, lo más frecuente es que como se enuncie sin antece-dente: Ignoraba como habla que saludarle; Hacedlo como se os ha man-dado.

Si el verbo subordinante y el subordinado son iguales, pueden repe-tirse, pero lo normal es que se enuncie una sola vez: «Si como tard6 tresdlas tardara tres semanas, el caballero de la Triste Figura quedara tan des-figurado que no lo conociera la madre que lo pari6)) (Qui;ote, 1, 26); Seport6 como un ázballero [se porta] ; Has hablado como [habla] un necio.Si se suprime el artículo y decimos has hablado como necio, rugían comoleones, la partícula como pasa a ser un nexo que atribuye un predicadonominal a un substantivo de la otra oraci6n. Las gradaciones que van

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316 PARTE IlI, CAP. XXIll § 243

entre la repetici6n del verbo y el sentido que acabamos de examinar,s610 pueden ser determinadas por el contexto, y a menudo es difícil deestablecer si, en el pensamiento del que habla, ha habido una oraci6nsimple o una subordinaci6n adverbial.

Como se junta a la conjunci6n condicional si seguida de subjun-tivo, formando oraciones intermedias modales y condicionales: Se ale-gr6 como si fuese verdad 2.

El adjetivo cual tiene a veces el significado modal de como: le pusocual digan dueñas; pero este empleo es hoy muy poco corriente.

La preposici6n según se ha convertido en adverbio conjuntivo modalen frases como me acostaré temprano, según me lo aconse;a el médico.Puede, en tales casos, unirse al relativo que formando la locuci6n segúnque: Se animaban y desanimaban según que las noticias fuesen favora-bles o adversas 3.

La falta de grados de comparaci6n hace enteramente asimilables aeste grupo las oraciones que la ACADEMIA llama comparativas de modo(417-419). La diferencia entre éstas y las subordinadas adverbiales, con-siste, según la ACADEMIA, en que en las subordinadas adverbiales, la ora-ci6n subordinada se refiere a un adverbio o nombre de la oraci6n prin-cipal, al paso que en las comparativas se ponen en parang6n las dosoraciones. Esta distinci6n es, en muchos casos, difícil de percibir, y nojustifica que separemos en dos grupos oraciones que coinciden en que lasubordinada representa una modificaci6n modal de la principal. He aquílos tipos esquemáticos que la ACADEMIA estudia. Con ellos verá el lectorque no hay motivo para considerarlas aparte de las subordinadas ad-verbiales:

Así }

bien así .

tal .

como

2 Véase el estudio de estas eonstrucciones en S. FllN.úmu R\lduz, Como s;+suh;untivo(Rev. de Fil%gla Esp., XXIV, 1937, 372-380).

3 La Academia (416) trae una explicación aceptable de la transformación de la preposiciónsegún en adverbio eonjuntivo. Enumera asimismo los usos de este 6ltimo y d de las locucionessegún que, según como, según 'Y como Y según 'Y conforme.

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§ 244 SUBORDINACIÓN ADVERBIAL

tal } cualasí .

317

Ejemplos: Como los ríos van a parar al mar, así vidasvan hacia la Cual armado el furibundo Marte I A la

marchar ... l ... iban I Estos dos al(HERMOSILLA: trad. de La Ilíada, 13.)

244. Oraciones comparativas. Acabamos de ver que las ora-ciones estudiadas en el párrafo anterior envuelven una comparacióno semejanza en cuanto al modo de las oraciones principal y subordina-da. Por esta causa - como quedó dicho - se las estudia a menudo en- .tre las comparativas, con las cuales tienen, además, parentesco histórico.Hemos preferido, sin embargo, incluirlas entre las adverbiales demodo sin dar excesiva importancia a una u otra clasificación.

Cuando comparamos entre sí dos conceptos, simples o complejos,la comparación puede referirse a la cualidad o a la cantidad. Si deci·mos que casa más c6moda comparamos la inten-sidad con que las cualidades de comodidad y hermosura afectan al subs-tantivo casa. Si decimos que casa más c6moda la mía compa-ramos una misma cualidad en substantivos distintos. En tengo tantoslibros como tú, la comparación es cuantitativa.

Por la relación en que se hallan entre sí los conceptos comparados,la comparación puede ser de igualdad, de superioridad y de inferioridad.He aquí los esquemas más frecuentes:

Igualdad

Superioridad

Inferioridad

{

cualidad tal...... cual (como)

{

tanto cuanto°d d todo .

cantI a .. o' •• o ••••••••••• o.. tanto (tan) {comotal ...

{más ....o....... (de)adjetivos comparativos (de)

{menos o •••••• o. que (de)adjetivos comparativos (de)

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318 PARTE 111, CAP. XXIII § 246

Ejemplos: Aquella mujer era tal cual (como) me la habla figura-do; Tendrás tantos libros como desees; María es más hermosa que suhermana; Los invitados eran más de ciento; Este café es peor que el quenos dieron ayer; Pedro es el menos estudioso de sus hermanos. Obsérveseque estos ejemplos están escogidos indistintamente entre oraciones subor-dinadas con su verbo cada una, u oraciones gramaticales simples. Yaconsideremos a estas últimas como elípticas, ya a las primeras como undesarrollo de conceptos complejos, la forma de la comparación es siem·pre la misma.

Con mucha frecuencia es innecesaria en las de igualdad la expresióndel antecedente: que duerma cuanto quiera; el chico es estudioso comoesperábamos. En las de superioridad e inferioridad es imprescindible lapresenda de los adverbios más, menos, o de los adjetivos comparativosmorfológicos. Sobre el uso de la preposición de en lugar de que, v. \90.Puede emplearse también entre: era el primero entre sus iguales.

245. Oraciones consecutivas. Con ellas expresamos alguna con·secuencia que se deduce de la intensidad con que manifestamos unacualidad, circunstancia o acción: Había tanta gente, que no pudimoseTztrar; era tal su alegria, que a todos nos hizo reír; el libro tenía tan pocoil1terés, que lo dejé a medio leer. La ACADEMIA las considera como unaespecie de las comparativas de desigualdad.

La correlación se establece por medio de los antecedentes tanto, tan,tal, de modo, de manera, así, de forma, en grado, seguidos del relativoneutro que. A veces se omite el antecedente: Habla [de tal modo]que maravilla a todos; Siento la desgracia [tanto] que no sé c6moexpresarlo 4.

246. Oraciones condicionales. Con ellas hacemos depender elcumplimiento de lo enunciado en la oración principal de la realizaciónde la oración subordinada: Si hace buen tiempo saldremos; la acción desalir depende de que haga buen tiempo. El período condicional ohipotético consta de dos partes u oraciones: la subordinada, llamada

4 V&se lOS. 210, 226.

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§ 246 SUBORDINACIÓN ADVERBIAl. 319

hip6tesis, condici6n, y más comúnmente pr6tasis; y la principal, querecibe el nombre de ap6dosis.

En el estado presente de la lengua española, podemos reducir lasoraciones condicionales a los dos tipos siguientes: 1.° de condición expre-sada con el verbo en indicativo; 2.° de condición expresada con el verboen subjuntivo. Algunos romanistas llaman a las primeras de condici6nreal y a las segundas, de condici6n irreal. La realidad o irrealidad de lacondición debe interpretarse aquí de un modo muy relativo, puesto quetoda condición es por naturaleza hipotética, eventual o contingente.Entre si mañana hace buen tiempo saldremos y si mañana hiciese buentiempo saldríamos, no hay más diferencia que el sentido más dubita-tivo o problemático de la segunda; es una diferencia de grado, de pro-babilidad sentida como mayor o menor, pero no puede decirse propia-mente que en la primera la condición sea real y en la segunda irreal.Se trata sólo del matiz más o menos dubitativo que procede de la pre-ferencia por uno u otro modo en cada caso.

La ACADEMIA ESPAÑOLA (433 Y sig.), siguiendo la tradición de laGramática latina, atiende a la naturaleza de la relación que se estableceentre las dos oraciones del período hipotético, para establecer la siguien-te clasificación. 1.° Re/aci6n necesaria (prótasis en indicativo); 2.° Re/a-ci6n imposible (prótasis en imperfecto o pluscuamperfecto de subjunti-vo), y 3.° Relación contingente (prótasis en futuro de subjuntivo). Estaclasificación habitual en las gramáticas latinas es, sin embargo, inapli-cable al español moderno.

En primer lugar, la desaparición práctica de los futuros de subjun-tivo ha fundido los grupos 2.° y 3.° (v. 140), y aun en la lengua clásicano siempre se observa la diferencia entre uno y otro. En segundo lugar,la llamada relación imposible, con el consiguiente sentido de negaciónimplícita, no aparece clara más que en el pasado. En efecto, si decimosSi hubieras contestado, te habrían aprobado, la prótasis niega implícita-mente la condición, y por lo tanto la relación entre ella y lo afirmadoen la apódosis no ha podido producirse; equivale a decir como no hascontestado, no te han aprobado. En cambio, si se trata del presente odel futuro no hay negación implícita, sino que la relación es perfecta-mente posible: Si en los exámenes de ma11ana contestases, te aprobarían,no se diferencia de Si contestas te aprobarán en cuanto a la naturaleza

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320 PARTE Ill, CAP. XXIII § 247

de la relación (que es posible y efectiva en ambos casos), sino en el sen·tido más dubitativo que el subjuntivo comunica a la primera. Otra cosasería la oración Si contestases te aprobar1an expresando un hecho reite-rado o habitual (y por consiguiente con acciones pretéritas); en este casola negación implícita reaparece.

Por todos estos motivos, aunque nuestra clasificación parezca exce·sivamente formalista, hemos preferido decir sencillamente que las con·dicionales se diferencian entre sí según tengan la prótasis en indicativoo en subjuntivo.

247. Hemos estudiado con amplitud el uso de los tiempos delperíodo condicional en los párrafos 121, 124, 127, 129-131, 135-137139 Y 140. A ellos remitimos al lector a fin de no incurrir en repeticio-nes. Aquí haremos sólo las observaciones necesarias para fijar el esquemade las oraciones que estudiamos.

Como quiera que la condición ha de cumplirse en momento ante·rior a lo condicionado, o por lo menos simultáneamente, el tiempo de laapódosis se halla indirectamente medido desde la prótasis, y ha de serfuturo o presente en relación con éste. Esta es la causa principal de queexistan ciertas limitaciones en el uso de los tiempos:

1.° Cuando la prótasis está en modo indicativo, no pueden figuraren ella los tiempos futuros. No podemos decir si vendrá... , si habrá ve-nido.. " si vendr1a , si habr1a venido, .. Sustituye a los dos primeros elpresente (si viene ) Y el pretérito perfecto actual (si ha venido ... ),que de esta manera adquieren significado de futuro y antefuturo res·pectivamente: si viene le recibiremos; si ha venido le recibiremos. Losfuturos hipotéticos son sustituidos en la prótasis por el imperfecto y elpluscuamperfecto de subjuntivo (si viniera, viniese, hubiera o hubiesevenido, le recibir1amos), pero existe una clara tendencia en la lenguahablada a emplear también el imperfecto y el pluscuamperfecto de indiocativo (si ven1a... si habla venido), según vimos en el lugar corres·pondiente.

Todos los demás tiempos del indicativo se usan en la prótasis, conexcepción del antepretérito (hubo venido), que en la actualidad no pue·

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§ 247 SUBORDINACIÓN ADVERBIAL 321

de figurar más que en oraciones temporales. Por la mIsma razón nopuede emplearse tampoco este tiempo en la apódosis.

El esquema del período hipotético será, pues, el siguiente:Pr6tasis: Cualquier tiempo del indicativo menos el antepretérito

y los cuatro futuros. Ap6dosis: Imperativo; cualquier tiempo del indica·tivo, menos el antepretérito; cualquier tiempo del subjuntivo, menoslos futuros.

Ejemplos: «Si toma mi consejo, aqui noha a a (CERVANTES, Quij., 11, 19); SiasJ, no motitlo para un rato, si cansados.

2.° Cuando la prótasis está en subjuntivo, no cabe emplear en ellamás que el imperfecto (formas ·ra y para los tiempos presente y futu-ro, yel pluscuamperfecto para el pasado. Su fórmula es la siguiente:

a) Presente y futuro: Pr6tasis: ora y 'u. Ap6dosis: ora y ría.Ejemplos: «Si

acordar los capítulos (CERVANTES, Quij., II, 20);Si (o casa, iríamos a

b) Pretérito: Pr6tasis: Pluscuamperfecto de subjuntivo (en sus dosformas). Ap6dosis: Forma en ·ra del pluscuamperfecto de subjuntivo yantefuturo hipotético de indicativo.

Ejemplo: Te (o habría) si (o hubie.se) sido

Sobre' el significado de estas formas y la preferencia por unas o porotras, véanse los párrafos 129.131, 135·137 Y 139.

En el párrafo 140 hemos tratado del escaso uso moderno de loefuturos de subjuntivo en la prótasis. Su esquema en la lengua clásicaera el siguiente:

Pr6tasis: Futuro o antefuturo de subjuntivo. Ap6dosis: Presente ofuturo imperfecto de indicativo, una oración exhortativa o el futurohipotético de indicativo (.ría) •

Ejemplos: «Si acaso la tiara de la justicia, no sea con elpeso la dáditla, sino con el la (CERVANTEES, Quij., 11,

S V&se ACADlUllA, Gram., 04 c.

21

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322 PARTE 111, CAP. XXIII § 249

42); Si alguien llamare, ábrde, o le abrirás, o le abres; Si alguno dijerelo contrario, mentiría.

248. La única conjunción condicional es si. Pero también puedenusarse traslaticiamente como condicionales algunas conjunciones de otroorigen, y numerosas frases conjuntivas: como, cuando, siempre que, yaque, con tal que, con sólo que, con que. Ejemplos: Cumo me inviten,iré; Cuando Ud. lo dice, será cierto; Con que me pagasen la mitad,estaría satisfecho.

Empleamos también como prótasis condicional algunos giros for-mados con las formas no personales del verbo: Infinitivo: de no venir,me enladaré; Gerundio: ayudando Dios, saldremos del paso; Participio:dado que ataquen, nos defenderemos (v. 144, 149 Y152, respectivamente).

249. Oraciones concesivas. Las oraciones subordinadas concesi-vas expresan una objeción o dificultad para el cumplimiento de lo quese dice en la oración principal; pero este obstáculo no impide su reali-zación. Si decimos, por ejemplo, aunque haga mal tiempo, saldré. enun-ciamos el cumplimiento de la acción del verbo principal negando efica·cia a la dificultad que la subordinada representa. Es como una condi-Ción que se considera desdeñable e inoperante para la realización delhecho. Tienen, por lo tanto, semejanza de sentido con las condicionales;pero por otro lado están emparentadas lógica e históricamente con lasadversativas (v. 213), y la conjunción aunque se usa actualmente con losdos valores.

Aunque (formado de aun y que) es la más empleada entre todas lasconjunciones concesivas. Se usan con menos frecuencia así, si bien, si-quiera, ya que, a pesar de que, bien que, mal que y alguna más. Ejem-plos: así me lo juren, no lo creeré; si bien la ocasión no era oportuna,quise probar mi suerte; hazme este favor, siquirra sea el último. Es muyfrecuente la forma por... que con un adverbio o adjetivo intercalado:por mucho que lo repita, no puede aprenderlo; por más que hable, nole hacen caso; por feo que sea, es simpático en' extremo; por justa quefuese su petición, no habría manera de atenderla.

El adverbio aun seguido de gerundio equivale a una subordinadaconcesiva: aun teniendo razón se tJegarán a complacerte. Sobre otras

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§ 249 SUBORDINACIÓN ADVERBIAL 323

expresiones concesivas, véanse los párrafos 127, '29, 152 Y 213 6. Sonnumerosos los refranes de significación concesiva, en los cuales se oponendos oraciones desiderativas o imperativas sin más nexo que la conjun-ción y: Muera Marta y muera harta; Dame pan y dime tonto; Hágaseel milagro y hágalo el diablo.

La subordinada concesiva puede hallarse en indicativo o en sub-juntivo. En el primer caso se afirma la existencia efectiva de una dificul-tad para el cumplimiento de lo enunciado en la oración principal; peroesta dificultad se rechaza por ineficaz: aunque hace mal tiempo. saldré,el mal tiempo es un hecho real. Si el verbo subordinado está en sub-juntivo, la dificultad se siente sólo como posible: aunque haga maltiempo, saldré, el mal tiempo es una dificultad posible. Compárese:por más que me lo aseguran, no lo creo, y por más que me lo aseguren,no lo creo.

6 J. VALLE/O, Notas sobre la expresión concesiva. la Rev. de FilologlQ Española (IX.1922, págs. 40-51); y Sobre un aspecto est'¡lmco de don luan Manuel, Homenaje a MenindezPidal (11. Madrid 1925, págs. 63 a 85). el antiguo valor conccsivo de las causales p"estoque y comoquiera que, v. § 225, nota.

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CAPITULO XXIV

ENLACES EXTRAORACIONALES

250. El discurso se divide en unidades intencionales a las que he-mos llamado oraciones. Hasta ahora hemos tratado de exponer cómo seexpresa gramaticalmente la relación interna que guardan los elementosde la oración. Fuera de la oración psíquica no existe concordancia, nohay relación preposicional ni subordinaciones, cesan las agrupacionesfonéticas de intensidad y entonación. Cada oración es, por consiguiente,una entidad lingüística autónoma y completa.

Sin embargo, las oraciones se suceden guardando entre sí una rela-ción de coherencia representativa, lógica o afectiva, una trabazón psíqui-ca de orden superior. Si esta relación de continuidad no se revela, deci-mos que el discurso es incoherente. La unidad total del discurso, a lacual sirven las oraciones que lo componen, obedece a leyes psicológicas,y según ellas percibe el oyente o el lector la coherencia o incoherenciadel discurso que se le dirige. Su estudio excede de los límites de laSintaxis, la cual sólo puede operar en presencia de medios formales derelación lingüística. Como quiera que estos medios formales de enlacequedan en su mayor parte confinados dentro de la oración, nuestroestudio habrá de ceñirse a los recursos de que el idioma pueda valersepara dar expresión gramatical a relaciones que van más allá de la oración.

251. Conjunciones. Al hablar de la yuxtaposición (196-199) dis-tinguíamos los casos en que las oraciones yuxtapuestas constituyen un

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326 PARTE IIl , CAP. XXIV § 251

período, de aquellos otros en que cada oración es una unidad psíquicay expresiva independiente. Podemos añadir ahora que ordinariamentelas oraciones psíquicas se suceden en el discurso por simple yuxtaposi-ción; o lo que es lo mismo, que la yuxtaposición sin signo gramaticalde enlace es la forma habitual de sucederse las oraciones en el discurso.

Hay casos, sin embargo, en que las conjunciones no son ya signode enlace dentro de un período, sino que expresan transiciones o conexio-nes mentales que van más allá de la ora<:ión. Así hemos visto en loscapítulos XX y XXI que ciertas conjunciones relacionan a veces la oraciónen que se hallan con el sentido general de lo que se viene diciendo.En este papel sobresalen las copulativas (209), las adversativas (214), ymás especialmente, las consecutivas (226), que a causa de la frecuenciacon que lo desempeñan, son conocidas desde antiguo con Jos nombresde ilativas y continuativas. Tales conjunciones son el signo más visi-ble de enlace extraoracional. Abundan en la lengua literaria, y algunas(sin embargo, no obstante, por consiguiente, luego) son exclusivas delhabla culta; pero otras (pues, así que, conque, y) se usan comúnmentecon esta función en la conversación popular. Muchas de ellas constituyenmuletillas, es decir, palabras o locuciones en que apoyan su elocuciónlas personas no instruidas o poco dueñas de los recursos idiomáticos,p. ej.: pues pues, entonces...entonces; en francés, alors ...et alors; eninglés, now now... and now, wdl...well. Tales muletillas están des-poseídas de su significado y función normales, y pasan a ser vagasindicaciones de continuidad o enlace, y a veces simples rellenos.

La continuidad del discurso, y a la vez la transición a otro miem·bro del mismo, tienen su signo gramatical en tales conjunciones y ennumerosas frases conjuntivas como pues bien, ahora bien, por el con·trario, antes al contrario, con todo, en segundo lugar, por otra parte, etc.,las cuales pueden preceder al nuevo miembro seguidas de pausa (comao dos puntos), o intercalarse en él entre comas, a manera de incisos queestablecen un nexo de continuidad, contraste o distribución en el sen-tido general del razonamiento. En el habla afectiva, ciertas interjeccio-nes y frases exclamativas que se completan, apoyan o contraponen entresí, pueden desempeñar el mismo papel, junto a las transiciones mar-cadas por la entonación.

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§ 252 ENLACES EXTRAORACIONALES 3Z7

252. Repetición, anáfora y elipsis. En los párrafos 196-199 exa-minamos casos de oraciones yuxtapuestas que no pueden llamarse asindé-ticas más que en el sentido estricto de carecer de conjunciones; pero suenlace formal está asegurado por la repetición de determinadas palabras,por la reproducción pronominal de alguna de ellas, o por tener elementoscomunes (sujeto, atributos, complementos) que se eliden por innecesariosen alguna de las oraciones yuxtapuestas.

Este es también el medio gramatical más frecuente para expresarenlaces extraoracionales. Se repiten en una oración palabras, conceptosy fórmulas estructurales anteriormente enunciados, que por reiteracióno por contraste forman un paralelismo sintáctico y rítmico. Se reprodu-cen, por medio de pronombres, conceptos que están fuera de la oración,trabándose de este modo todas las oraciones que los contienen. La repe-tición fue estudiada por los retóricos con el nombre de anáfora. comouna gala o adorno de la expresión artística. Hoy miramos además laanáfora como signo gramatical de relaciones mentales que van más alláde la oración. De igual manera la mayor parte de las elipsis deben valo-rarse, no sólo como un medio de aligerar la' expresión dejando tácitoselementos lógicamente innecesarios, sino también como un recurso ex-presivo de relaciones interoracionales y extraoracionales, que deben serinterpretadas según el contexto y la situación de los hablantes, y que,por consiguiente, fortalecen la trabazón sintáctica de todas las oracio-nes a que cada elipsis afecta. Los elementos elididos son como flechasque al ser lanzadas al contexto aseguran su unidad. La ar.áfora viene delcontexto; la elipsis va hacia él, y ambas funcionan como hilos tensoresde la elocución total.

Todo el que tenga alguna experiencia en la enseñanza gramatical,sabe que en los textos vivos del idioma no abundan las expresiones quese ajusten perfectamente a los esquemas sintácticos que enseñamos. Ne-cesitamos a menudo ejemplos construidos ad hoc, o cuidadosamente en-tresacados de los autores o de la conversación corriente. Y no es porquenuestras doctrinas gramaticales sean falsas, sino porque el enlace delas oraciones en el discurso las encabalga y articula de tal modo, que esdifícil que un texto continuado nos dé ocasión de graduar conveniente·mente nuestra enseñanza.

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328 PARTE III. CAP. XXIV § 253

253. Ritmo. Acabamos de decir que la repetición de palabras,conceptos y fórmulas estructurales constituye, por asociación o por con-traste, un factor a la vez sintáctico y rítmico. Varias veces hemos aludidoen este libro a influencias recíprocas entre el ritmo y la construcción dela frase (v. 66, 72, 74, 75, 199, 234). Tratemos ahora de estudiar el ritmocomo posible factor expresivo del enlace de unas oraciones con otras den-tro del discurso. Nos referimos exclusivamente al ritmo fonético, no a laforma interior del ritmo que resulta de las asociaciones psíquicas de imá-genes, afectos y conceptos.

Aunque los elementos rítmicos de la prosa española no han sido toda-vía suficientemente estudiados 1, expondremos brevemente los aspectosde esta cuestión que sean aplicables a los fines del capítulo presente.

Parece claro que los acentos de intensidad constituyen el factorrítmico más destacado en nuestra lengua. Los grupos fónicos separadospor pausas, están formados por uno o más grupos rítmico-semánticos,cuyas sílabas gravitan sobre una sílaba más fuerte que las demás, la cuales como el núcleo intensivo de su grupo. La sílaba fuerte coincide con elacento etimológico de la palabra considerada como más expresiva en cadacaso. Las demás sílabas del grupo presentan una alternancia relativa de in-tensidades, sin que ninguna alcance a ser tan fuerte como la que llevael acento principal. En los párrafos 72, 74 Y 75 hemos estudiado cómola posición del acento intensivo dominante influye en la colocación delverbo y en la valoración sintáctica de las palabras enclíticas y proclíticas.Igualmente vimos en el párrafo 234 que la preferencia estilística por losrelativos que y el cual precedidos de preposición obedece muchas vecesal carácter acentuado o inacentuado de dicha preposición según su nú-mero de sílabas.

En los grupos fónicos que se suceden en el discurso los acentos prin-cipales son como cúspides intensivas que se oyen a distancias irregulares,amétricas, a diferencia del verso, donde ordinariamente los acentos fuer-tes tienen colocación fija. La intensidad relativa de cada uno de los acen-tos dominantes, y con ella la del conjunto de cada: grupo, puede significar

I del Manual pronundaciófI y del MQnual mlonacióa de Na-varro Tomás, véanse los estudios mencionados en nota del párrafo 4.

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§ 253 ENLACES EXTRAORACIONALES 329

mayor relieve expresivo en favor de unos u otros grupos dentro de laoraci6n, y de unas u otras oraciones dentro del discurso.

En el párrafo 164 c), referente a la posici6n del adjetivo con res-pecto al substantivo, observamos un ejemplo típico de c6mo la estruc-tura rítmica tiende a determinar estructuras sintácticas. En determina-das circunstancias, la anteposici6n o la posposici6n del adjetivo varíansegún se halle en la parte tensiva o distensiva de la frase y según el nú-mero de sílabas que compongan el adjetivo y el substantivo. No se tratade leyes, ni menos de normas gramaticales, sino de motivos rítmicos quedejan sentir su influencia.

Pero con ser la intensidad y la cantidad elementos capitales para elritmo musical del lenguaje, su importancia en la estructura sintáctica esmucho menor que la que corresponde a la entonaci6n y el las pausas.

Repetidamente nos hemos referido al papel sintáctico de las curvasde entonaci6n. El descenso final es signo de la distensi6n que acompañaal término de una oraci6n psíquica, en tanto que las inflexiones ascen-dentes, vacilantes y de pequeño intervalo en su descenso, indican que laatenci6n expresiva se mantiene tensa. Este mecanismo fonético delimitalas oraciones, cualesquiera que sean los elementos gramaticales que lascompongan. Al sucederse'las diferentes oraciones recorriendo en sus in-flexiones finales el intervalo medio acostumbrado en el idioma, tales des-censos, reiteradamente enunciados y oídos, forman un acompasamientoregular amétrico en la prosa, como el de la intensidad, que contribuye alefecto rítmico de la elocuci6n. Por otra parte, las sílabas agudas interioresdel grupo f6nico, suben en español un intervalo medio de 3.· musical porencima del tono normal de la frase; y esta repetici6n de intervalos ascen-dentes, de altura aproximada, colabora al ritmo tonal marcado por losdescensos finales de oración. Por último, la sucesión de oraciones de igualo análoga curva melódica, o'las combinaciones de varios tipos de entona-ción, constituyen no sólo un factor rítmico de gran importancia, sinotambién un elemento caracterizador de estilos literarios.

De igual manera, la extensión mayor o menor de los grupos f6rúcospredominantes en la elocución tiene carácter idiomático y contribuyegrandemente al efecto rítmico de cada lengua o dialecto, o a dar matizpeculiar a la prosa de determinados autores, épocas y escuelas literarias.

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330 PARTE III, CAP. XXIV § 253

Navarro Tomás inició este estudio en su artículo El grupo /6nico comounidad mel6dica (Retl. de Filología Hispánica, Buenos Aires, 1939,1, 3-19.)

Ahora bien, lo importante para nuestro objeto es determinar si lascurvas de entonación pueden expresar también relaciones sintácticasextraoracionales. Observemos en primer término que, si bien las infle-xiones terminales de oración han de alcanzar el intervalo necesario paraser entendidas como tales (en español de 5.a, por término medio), estono quiere decir que el descenso tenga que ser uniforme. En las exclama-ciones suele ser de 8.", y aun mayor. Pero dejando a un lado las circuns-tancias emotivas, claro es que las cadencias de análogo intervalo, o lasagrupaciones repetidas de un mismo tipo de entonación entre oracionesdistintas, pueden señalar una relación de semejanza o de contraste entreellas, aunque no lleven otro signo gramatical que exprese dicha relación.Los oradores y los escritores se valen de este recurso para producir efectosde repetición, clímax, anticlímax, contraposición y antítesis, aun en loscasos en que estos medios estilísticos no dependan de la significaciónde las palabras o del sentido de las oraciones. Cuando los retóricos dela decadencia romana discutían minuciosamente el efecto que producíaempezar o terminar los párrafos sucesivos con un dáctilo o con un es-pondeo, aplicaban los recursos rítmicos - no sólo tonales - a la expre-sión de los diversos matices de enlace extraoracional. Buscaban también,ciertamente, la musicalidad exterior del lenguaje que coadyuvase a moverla sensibilidad del auditorio en la dirección propuesta.

El lempo continuado de la elocución a 10 largo de las oraciones suce-sivas, indica la reiteración del mismo temple de ánimo por parte del ha-blante, y envuelve a todos los períodos con un nexo de continuidad afec·tiva o lógica. Por el contrario, las variaciones del lempo acelerando o retar·dando la dicción, expresan, sobre todo cuando son bruscas, el tránsito aotro miembro del discurso, en el cual todas las oraciones brotan acuñadaspor el sello común que las precipita o las frena en variadas progresiones.

Podemos afirmar también, que el mayor <;> menor descenso oe lacadencia se halla en relación con la duración de la pausa que le sigue.Pausa e inflexión final forman un conjunto expresivo: a mayor intervalo,pausa más larga, por regla general. Cuando se trata de las divisiones inte·riores del período én grupos fónicos, las pausas y su duración relativa des-

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§ 253 ENLACES EXTRAORACIONALES 331

empeñan, junto a las inflexiones mel6dicas, un papel fonol6gico de granimportancia, según qued6 indicado en el capítulo XIX (§§ 197 Y203).

No parecerá parad6jico decir que las pausas separan y unen. Haypausas puramente respiratorias, pausas 16gicas y pausas expresivas, de na·turaleza artística. La duraci6n relativa de las pausas significa el grado decontinuidad o discontinuidad que atribuimos a los grupos f6nicos o a lasoraciones que con ellas enlazamos y separamos a la vez. Las diferentespausas ortográficas tratan de señalar aproximadamente estas gradacionesde valores sintácticos yestéticos. Por ello se ha dicho que saber puntuar essaber escribir. Con mayor motivo podría decirse que saber dar a las pau-sas y a los descensos terminales de voz el matiz adecuado, es la cualidadprincipal del arte de la lectura.

Tanto dentro de la oraci6n como fuera de ella la marcha de las curovas de entonaci6n es el signo más constante de las relaciones sintácticas.

FIN

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íNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS

Los números hacen referencia a los párrafos

A (preposici6n), 186, 189; concomplementos directos de per-sona, 5, 51; íd. de cosa, 51, 69;con complementos indirectos,52; con complementos circuns-tanciales, 53.

A pesar de que (concesiva), 249.A por, 186.A ver si, frase verbal, 92.Ablativo, 158, 160; absoluto, 141,149, 152; agente, 56, 101.

Acabar de+infinitivo, 95.Acento de intensidad, 70; rítmi-co, 253.

Activa, 101; impersonal, 105.Acusativo, 158.Adjetivo: oficios del, 163-171;posici6n del, 30, 164, 165, 166;sus cambios de significado se-gún se construyan con ser oestar, 48.

Adonde, 241.Adverbializaci6n, 167.Adverbios diminutivos, 146; deduda, 35, 112; exclamativos,

34; interrogativos, 34, 38; denegaci6n, 39; relativos, 34,237; de tiempo, 125, 126.

Alcanzar a+infinitivo, 95.Anáfora, 252.Análisis de las vivencias, 2.Analogía: su influencia en la for-maci6n y. desarrollo de los es-quemas sintácticos, 1-6 bis.

Andar+ gerundio, 98.Antecedente de los relativos, 228-230, 238.

Antefuturo, 128.Antefuturo hipotético, 131.Antefuturo hipotético de subjun-tivo, 140.

Antepresente, 123.Anteposici6n de los elementosmás interesantes, 70.

Antepretérito, 125.Anterioridad, 120.Antes que, 242.Apenas, 242.Apodíctico (juicio), 107.Apódosis, 246, 247.

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334 fNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS

Aposición, 159.Aproximativas (Frases Verba-les), 94.

Artículo, 182-184; en las oracio-nes de relativo, 231-232.

Asertorio (juicio), 107.Así (concesivo), 249; desiderati-vO,41.

Así que, 242.Asíndeton, 197, 198, 199, 203,208, 209, 219.

Aspecto de la acción verbal, 118.Atributo, 42-48; el substantivocomo atributo, 157.

Aumentativos, 170 (adjetivos).Aún, 242.Aún+gerundio (concesivo), 249.Aunque (conjunción adversativa),214; conjunción concesiva, 249.

Bien (conjunción), 211.Bien que (concesiva), 249.Cadencia, 9.Cambios de función gramaticalde las palabras, 80. 82: de pro-nunciación, 4; cambios semán-ticos, 79; sintácticos (su len-titud), 4, 5.

Casos, 154.Causales (oraciones), 205.Cláusula absoluta, 141, 149, 152.Coexistencia, 120.Colectivos: concordancia, 19 b),20, 21, 22.

Comenzar a, 93.Como, 243, 244; condicional,248; adverbio relativo, 237;conjunción copulativa, 219.

Comparativo, 171, 244.Complementos, en general, 49;del sujeto, 63; del verbo, 50;directo, 51. 158; indirecto, 52,158; circunstancial,' 53, 158;colocación de los complementosdel verbo, 68-76; complemen-

tos de los complementos, 64;complemento predicativo, 63,nota.

Con, preposición conjuntiva, 200;con que, con s610 que, con talque, 248.

Conatu (imperfecto de), 124.Concepto verbal: sus modifica-ciones, 87-100.

Conceptos: palabras que los ex-presan, 81-82.

Concesiva: 112; (expresión confuturos), 127, 129;

- (expresión de cláusula absolu-ta), 252;

- semejante a la adversativa,213 ;

- oraciones concesivas, 249.Concordancia: en general, 15.-: del verbo con un solo sujeto,

y del adjetivo con un solosubstantivo, 16; casos esporá-dicos, 17-23.-: de las oraciones atributivas,22.

- : de elementos coordinados, 29.-: del verbo con v.arios sujetosy del adjetivo con varios subs-tantivos, 24; casos esporádi-cos, 25-30.-: de los infinitivos, 27.- : de los demostrativos neutros,23, 28.-: en las oraciones de relativo,238.-: del participio con el comple-mento directo, 99.

Concordantia tempoTum, 132,220-221.

Condicional (formación del), 96.Conjugación perifrástica o deobligación, 96.

Conjugaciones perifrásticas, 87-100.

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fNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 335

Conjunciones: en la oración sim-ple, 200, 201; íd. íd. compues-ta (idea general), 202-206;coordinantes, 207, 215; subor-dinantes substantivas, 216-227; causales, 224, 225; con-cesivas, 249; condicionales,248; consecutivas o ilativas,226, 251.

Conseeutio temporum, v. Coneor-dan tia temporum.

Consecutivas (oraciones), 205,210, 245.

Construcción: absoluta, 141, 149,152; y descendente,70, nota; conjunta, 141; linealo progresiva, 70, 76 bis.

Contradictoriedad de los juicios,207, 213.

Contrariedad de los juicios, 207,213.

Coordinación: concepto, 202-206.- estudio de las oraciones coordi-nadas, 207-215;

- copulativa, 207-210;- distributiva, 207, 211;- disyuntiva, 207, 212;- adversativa, 207, 213-214;- expresada por yuxtaposición,198.

Coordinantes (conjunciones), 207-215.

Copretérito, 124.Correlación de las subordinadasadverbiales, 239 y sigs.

Cortesía (imperfecto de), 124;(futuro de), 129, 130, 131.

Cual: relativo, 234; comparati-vo, 244; moda:!, 243.

Cuando, 242; adverbio relativo,237; condicional, 248.

Cuanto, 242; comparativo, 224;adverbio relativo, 237.

Cultismo sintáctico del Renaci.miento, 3.

Cuyo (relativo), 236.Dativo, 158; dativo ético, 58,104, 105.

De (preposición), 190.Deber, 100 bis, 129.Deber+infinitivo, 96; deber de+infinitivo, 96.

Debido a, 152.Declinación, 154;- pronominal, 172-178.Dejar+participio, 99.Demostrativos adjetivos: su co-locación, 165.

Derivados verbales, 141.Desarrollo sintáctico individual:su lentitud, l.

Deseo: su expresión, 40, 113.Desinente (verbo), 119.Después que, 242.Determinante y determinado, 70,76 bis, 164 e).

Dietum, 32.Diferenciación sintáctica, 6 bis.Diminutivos (adjetivos), 170; di-minutivos con gerundio, 146.

Discordancia: entre el sexo y elgénero gramatical, 18 a) ;

- deliberada, 23 a).Disyunción, 29 (v. oraciones dis-yuntivas).

Do (adverbio de lugar), 241.Donde: adverbio, 241; adverbiorelativo, 237.

Duda (expresión de la), 109.Durativa: frase verbal, 97.Echar a+infinitivo, 92.Elementos sintácticos, 65, 76, 78;elementos análogos, 200, 201.

Elipsis, 201, 252.Emoción (expresada en subjun-tivo), 110.

Empero, 214.

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336 ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS

Empezar a, 93.En (preposición), 191; con gerun-dio, 145; en tanto que, 242.

Enclíticos (pronombres), 177.Enlaces extraoracionales, 250·253.

Entonación, 9; en el período,203; como factor rítmico, 253.

Entre como conjunción, 156, 200;comparativo, 244.

Entretanto que, 242.Enumeración (caracteres de la),195. 203.

Epíteto, 163. 164.Especificativas (oraciones de re-lativo), 229.

¡Es que... f, 43.Esquemas sintácticos: su forma-ción y renovación, 3-6; esque-ma general de la oración posi-ble, 65.

Estar: como verbo no copulativo,43: sus diferencias con ser,44-48: en construcción seudo-rrefleja, 43: seguido de gerun-dio, 97; íd. de participio. 99.103; sentido local, 103 b).

Estilo directo, 219; íd. indirecto,219. 222.

Evocado (10), 8.Excepto, 152.Explicativas (oraciones de rela-tivo), 229.

Expresión de relaciones, 86: ex-presión incompleta, 8.

Fin (expresado en subjuntivo),113; oraciones finales, 223.

Formas interrogativa e interroga-tivo-negativa de la conjugación;no existe en español, 37.

Formas no personales del verbo,141-153.

Frase: definición, 14 bis.Frases: adverbiales, 167: con-

juntivas coordinantes, 215;verbales, 87-100; prepositivas,186.

Futuro (formación del). 96; ab-soluto, 127; hipotético, 129,130; íd. de subjuntivo, 140.

Genitivo, 160.Gerundio, en frase verbal, 97, 98;145-149; como adverbio, 146;referido al sujeto, 147; referidoal complemento directo, 148.

Grados del adjetivo, 170-171.Grupo elocucional, 76. nota; gru-po fónico, 9, 76, 77.

Haber: uso unipersonal, 62; se-guido de participio, 99; haberde +infinitivo, 96; haber que+ infinitivv, 96.

Habla infantil, v. Lenguaje infantil.

Hacer: uso unipersonal, 62.Hasta que, 242.Hipérbaton, 77.Hipotaxis (concepto), 202-206.Hipotética (frase verbal), 96.Imperativo, 41, 116.Imperfectivo (verbo), 45. 118,119.

Imperfecto: tiempos imperfec-tos, 199; pretérito imperfectode indicativo, 124; íd. de sub-juntivo, 134-137.

lncluso, 152.Incoativas: frases verbales, 92,93.

Indefinidos (adjetivos); su colo-cación, 165.

Indicativo, 106, 107, 109; uso delos tiempos del, 121-131.

Infinitivo, 141-144; como nom-bre, 142; como verbo, 143 ;con preposición, 144; usadocomo imperativo, 41, 115; pre-cedido de verbo auxiliar, 92-96.

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íNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 337

Instrumental, 154.Interferencias analógicas diver-gentes, 5;

- concurrentes, 6.Interjección, 34.Interrogación: general o dubita-tiva, 36-37; parcial o determi-nativa, 38: indirecta, 222.

11'+ gerundio, 98.Ir a+infinitivo, 92.Ir a ver si: frase verbal, 92.Juicio: asertorio, 39, 107: con-tradictorio, 207, 211, 212:contrario, 207, 213: apodícti-co, 107: problemático, 107.

Laísmo, 175.Leísmo, 175.Lenguaje infantil, 1,81, 124, 127,163, 197, 206, 208, 209-214.

Lenguaje poético, 206.Locativo, 154.Loísmo, 175.Luego que, 242.Llegar a+infinitivo, 94, 95.Llevar+ participio, 99.Mandato: su expresión, 41, 113.Mas (conjunción), 6 bis a), 214.Mas ... que, 244.Menos ... que, 244.Mentado (10), 8.Mientras que, mientras tanto,242.

Modestia (futuros de), 127, 129,130, 131.

Modificaciones del concepto ver-bal, 87-100.

Modos (estudio general), 106-116:no existe modo potencial, 129,130.

Modus, 32.Momentánea (acción), 118.Muletillas, 251.Necesidad: subjetiva, 113; obje-tiva, 114.

22

Negación: su expresión, 39.Neutro, 169; pronominal, 178.Ni (conjunción), 29, 207-210.No: dubitativo, 38, 39, 219.No bien, 242.No obstante, 6 bis a), 215.Noluntad (verbos de), 113.Nombres propios (su uso con arotículo), 184: su determinación,81.

Nominativo, 156, 157.Numerales: su colocación, 165.O (conjunción), 29, 212.Obligativa: frase verbal, 96.Omisión de la cópula, 42.Omisión del sujeto, 13.Optativo, 108.Ora (conjunción), 211.Oración: como unidad lingüísti-ca, 7-14.

- delimitación psicológica y fo-nética, 8, 9.

- definición lógica, 11.- definición gramatical, 12.- simple: definición, 31, 195;clasificación según la calidadpsicológica del juicio, 32; íd.según la naturaleza del predi·cado, 32, 42.

- compuesta, 31, 195.- contraída y ensanchada, 201.- fragmentada en grupos fóni-cos, 67, 72, 73, 76, 77.

- fonéticamente unitaria, 67-75.- principal del período (concep-to), 206 bis.

Oraciones: adverbiales de lugar,241: de modo, 243: de tiem-po,242.

- afirmativas, 39.- aseverativas, 35, 39.- atributivas, 42-48: orden decolocación de sus elementos,71.

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338 ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS

- causales, 205, 224, 225.- comparativas, 244.- condicionales, 246-248; tiem-pos del verbo en las, 121, 124,127, 129, 130, 131, 135-137,139.

- concesivas: v. Concesiva.- consecutivas, 205, 210, 226,245.

- coordinadas, 207-215.- cualitativas, 42.- declarativas, 39.- desiderativas, 40.- dubitativas simples, 35, 109,112.

- enunciativas, 39.- exclamativas, 34.- exhortativas, 41, 115.- finales, 113, 223.- impersonales, 60-62.- intransitivas, 54.- interrogativas simples, 36-38;íd. compuestas, 222.

- negativas, 39.- optativas, 40.- pasivas, 56, 57, 101-105.- de posibilidad, 35.- predicativas, 49-65.- de probabilidad, 35.- pseudorreflejas, 58.- recíprocas, 59.- reflexivas, 58.- de relativo, 228-238.- subordinadas; clasificación,216; íd. adjetivas, 228-238:adverbiales, 239-249; substan.tivas, 216-227.

- substantivas o atributivas, 42.- transitivas, 54.- de verbo de estado, 55.- yuxtapuestas, 197·199.Orden de colocación de los ele·mentos oracionales, 66-77; íd.

de las oraciones en el período,199.

Orden lineal y orden envolvente,70, 76 bis, 164 e).

Palabra-frase, l.Para (preposición), 192.Parataxis (concepto), 202-206;estudio, 207-215.

Partes de la oración, 78-86.Participio: concertado con elcomplemento, 123; con verbusauxiliares, 150; independien-te, 151; en cláusula absoluta,152; de presente, 153.

Pasar a+infinitivo, 90, 92, 93.Pasiva: limitaciones de su uso,6, 101, 102; con el verbo ser,56; refleja, 57, 104; imperso-nal, 105; como frase verbalperifrástica, 91, 99; estudiogeneral, 101-105.

Pausas, 67, 76, 203, 253.Perfectiva (frase verbal), 95, 99.Perfectivo (verbo), 145, 118, 119.Perfecto de subjuntivo, 138.Perfectos (tiempos), 119.Perífrasis verbales, 87-100.Período: definición, 195.Permanente (verbo), 119.Pero, 6 bis a), 214.Plural: mayestático, 23, 173, 181;de modestia, 23, 173, 181.

Pluralidad gramatical y sentidounitario, 26, 27, 28.

Pluscuamperfecto: de indicativo,126; de subjuntivo, 139.

Poder, 100 bis, 129.Poder+infinitivo, 111 e).Polisíndeton, 238, 209, 219, 222.Por (preposición), 193.Posesivos, 179-181; colocación delos posesivos adjetivos, 165.

Posibilidad: su. expresión, 35,111, 127-131.

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fNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 339

Posterioridad, 120.Potencial (discusión acerca delmodo potencial), 129, 130.

Predicación completa, 49; incom-pleta, 49.

Predicado: definición, 11; nomi-nal, 42, 49; verbal, 42, 49;de complemento, 43, 161.

Pregunta general o dubitativa,36-37; parcial o determinati-va, 38; indirecta, 222.

Preposiciones, 185-194.Presente de indicativo, 121; íd.de subjuntivo, 133.

Pretérito: coexistente, 124.- imperfecto de indicativo, 124.- imperfecto de subjuntivo, 134·137.

- perfecto absoluto, 92, 93, 119,122.

- perfecto actual, 123.- perfecto de subjuntivo, 138.- pluscuamperfecto de indicati-vo, 126.

- pluscuamperfecto de subjunti-vo, 139.

Primero que, 242.Principiar a, 93.Probabilidad: su expresión, 35,111, 127, 128, 129, 130, 131.

Problemático (juicio), 107.Proclíticos (pronombres), 177.Progresiva: frase verbal, 92.Pronombres: átonos, 104; perso-nales (estudio general), 172-178; se 61; sepasi.o y reflexivo, 57, 58; ex-clamativos, 38; sujeto, 13, 37;interrogativos,. 38; negativos,39; relativos, 228-238.

Proposición u oración, 11.Prótasis, 246-247.Que: conjunción, 115, 204, 216·227; relativo, 233.

Que yo sepa, 110 a).Quedar+participio, 99.Querer, 100 bis, 129.Quien, relativo, 235.Rég\men de las preposiciones,187.

Reiterada (acción), 118, 124.Reiterativa (frase verbal), 95,97.

Relación interna de los elemen-tos de la oración, 10, 84, 86.

Relativos: v. pronombres; rela-tivo de generalización, 230.

Repetición como medio de enla-ce extraoracional, 252.

Ritmo, 66, 12, 14, 15, 164 e),199, 234, 253.

Ritmo trocaico, 16 bis.Ruego: su expresión, 41.Salvo, 152.Se: sus usos reflexivo, pasivo eimpersonal, 57, 58, 61, 104,105; pronombre personal, 176.

Seguir+gerundio, 98.Según, 243.

9.Ser: como verbo no copulativo,43; sus diferencias con estar,44-48; seguido de participio(voz pasiva), 99, 101-105; enconstrucción seudorrefleja, 43;uso unipersonal, 62.

Si: conjunción interrogativa odubitativa, 38, 41, 222; condi-cional, 243.

Si bien (concesiva), 249.Siempre que (condicional), 248.Significación de las palabras, 79.Sm embargo, 6 bis a), 215.Sino (conjunción), 214.Sintaxis: sus límites indetermi-nados, 6 bis b); su división,6 bis e).

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340 fNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS

Sintaxis figurada: su concepto,11,77.

Síntesis de las vivencias, 2.Siquiera (concesiva), 249. .Sorpresa (futuro de), 127, 128.Su de él, 181.Subjuntivo: estudio general, 106-115.

- potencial, 108, 109-112;- optativo, 108, 113-115;- común, 108;- dubitativo, 108;- uso de los tiempos del, 132·140.

Subordinaci6n (concepto), 202-206.

- substantiva, 216-227.- adverbial, 239, 249.- adjetiva, 228-238.- expresada por yuxtaposici6n,198.

- psíquica, 196, 198, 199.Substantivaci6n, 168, 169; conpreposiciones, 186; del infini-tivo, 142; de las oraciones derelativo, 231, 232.

Sustantivo: definici6n, 81; susoficios, 154-162.

Sujeto: definici6n, 11.-: contenido en las formas per-sonales del verbo, 13, 112.-: desarrollado fuera del verbo,13.-: pronominal, 13; en la oraci6ninterrogativa, 37.-: del infinitivo, 143.-: del gerundio, 141.-: del participio, 152.-: del substantivo como sujeto,

156.-: su colocación, 66-75.-: impersonal, 104, 105.

171.

Tal: comparativo, 244; consecu-tivo, 245.

Tan pronto como, 242.Tanto: comparativo, 244; conse-cutivo, 245.

Tanto ... cuanto, 242.Temor (verbos de), 110.Tener+participio, 88 nota, 99 a).Tener de+infinitivo, 96.Tener que + infinitivo, 96.Terminativas (frases verbales),94.

Término de la preposición, 186.Tiempos: en general, 111-120;perfectos e imperfectos, 119;absolutos y relativos, 120; delindicativo, 121-131; del sub-juntivo, 132-140; en la ora-ción subordinada, 220, 221;en cláusula absoluta, 141, 149,152.

Transformaciones semánticas, 79.Traer+participio, 99.Unidades sintácticas u oraciones,7-14.

Uno (indefinido), 105.Usted (tratamiento), 173.Venir + gerundio, 98.Venir a+ infinitivo, 94.Verbo: su colocaci6n, 37, 66-67;su determinación, 87; sus for-mas no personales, 141-153.

Verboides, 141.Verbos: auxiliares (concepto),89; seguidos de infinitivo, 92-96; íd. de gerundio, 91, 98;íd. de participio, 99; su posi-ci6n los tiempos compues-tos, 120 bis.

- copulativos, 42-48.- de deseo, 113.- de duda o desconocimiento,109.

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ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 341

- de entendimiento y lengua,221, 222.

- de estado, 55, 167.- imperfectivos, 45, 118, 119.- intransitivos, 54, 167.- modales, 100 bis, 129, 144.- de percepción sensible, 220,221; con infinitivo, 144: congerundio, 148.

- perfectivos, 45, 118, 119.- pseudorreflejos, 58.- de representación, 148.- reflexivos, 58.- de temor y emoción, 110, 219.- transitivos, 54.

- unipersonales, 60.- de voluntad, 113, 114, 219-221.Vocativo, 162.Voces posibles, 87-100, 101.Volver a+infinitivo, 95.Voluntad (verbos de), 113.Voseo hispanoamericano, 173.Voz: concepto gramatical, 91,101: pasiva, 91, 99, 101-105;activa, 10 l.

Y (conjunción), 29, 200, 207-210.Ya (conjunción), 211.Ya que, 242, 248, 249.Yuxtaposición de oraciones, 196,197, 198, 199.

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INDICE GENERAL

INTRODUCCIÓN. Adquisici6n del lenguaje individual. Lentituddel desarrollo sintáctico. Análisis y síntesis. Lenguaje socialy originalidad expresiva. Cambios históricos. Interferen-cias anal6gicas divergentes y concurrentes. Diferenciaci6n.Bases psicol6gicas e históricas para el estudio de la Sinta-xis. Plan de este libro. Nota a la octava edici6n . 5

Primera Parte: LA ORACIÓN SIMPLE

Cap. l. ORACIÓN GRAMATICAL. Punto de vista psicol6gico. De-limitaci6n psíquica y fonética de la oración. Definici6n 16-gica. Definici6n gramatical. El verbo como núcleo sintác-tico. Desarrollo del sujeto por determinaci6n. Diferenciaentre oraci6n y frase . 17

Cap. Il. CONCORDANCIA. l.' Regla general: Un solo sujeto oun solo adjetivo j casos esporádicos: a) Sexo y género gra-matical; b) Colectivos; e) Discordancia deliberada. 2.' Re-gla general': Varios sujetos o varios adjetivos; casos espo-rádicos : a) Pluralidad gramatical y sentido unitario; b) Po-sici6n del verbo respecto a los sujetos; e) Posici6n del adje-tivo respecto a los substantivos. .

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344 ÍNDICE GE:\ERAL

Cap. III. CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SIMPLES. Calidadpsicológica del juicio. Caracteres de la oración exclamati-va. Oraciones de posibilidad y dubitativas. Oraciones in-terrogativas. Oraciones afirmativas y negativas. Oracionesoptativas y exhortativas . 39

Cap. IV. CLASIFICACIÓN DE LAS ORACIONES SEGÚN LA NATURA-LEZA DEL PREDICADO. ORACIONES ATRIBUTIVAS. Ser y estarcomo verbos no copulativos. Diferencias entre lostivos ser y estar. 57

Cap. V. ORACIONES PREDICATIVAS. Complementos del verbo.Oraciones transitivas e intransitivas. Oraciones de verbode estado. Oraciones pasivas, reflexivas y recíprocas. Ora-ciones impersonales. Complementos del sujeto. Comple-mentos de los complementos. Esquema general de la ora-ción posible 67

Cap. VI. ORDEN DE COLOCACIÓN DE LOS ELEMENTOS ORACIONA-LES. Oraciones de tendencia unitaria: con tres elementossintácticos; con cuatro o más. Orden lineal y orden envol-vente. Oraciones que se dividen en grupos fónicos. Causasde la división, y posición del verbo en cada caso. 81

Segunda Parte

USO DE LAS PARTES DE LA ORACIÚN

Cap. VII. PARTES DE LA ORACIÓN. Significación de las pala-bras. Clasificación de las partes de la oración: cuadrosinóptico. Expresión de relaciones . 97

Cap. VIII. FRASES VERBALES. Modificaciones del conceptoverbal. Conjugaciones perifrásticas. Clasificación de lasfrases verbales: verbo auxiliar seguido de infinitivo, ge-

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íNDICE GENERAL 345

rundio y participio. Cuadro sin6ptico de la significaci6nde las frases verbales. Verbos modales . 103

Cap. IX. LA VOZ PASIVA: sus limitaciones en español. Pasivacon ser y con estar. Sentido local de estar. Pasiva refleja.Pasiva impersonal. Conversi6n de la pasiva impersonal enactiva. Significados de se . 121

Cap. X.. MODOS DEL VERBO. Valores l6gieo y psíquico de laexpresi6n modal. Indicativo. Subjuntivo potencial y sub-

optativo. El subjuntivo potencial de duda o des-conocimiento; íd. de temor, emoci6n y posibilidad. El sub-juntivo optativo en oraciones subordinadas e independien-tes. El imperativo . 131

Cap. XI. TEORfA GENERAL DE LOS TIEMPOS. Aspectos de laacci6n verbal: tiempos perfectos e imperfectos. Expresi6ntemporal. Tiempos directa e indirectamente medidos. Va-lor relativo de los tiempos. Posici6n del verbo auxiliar enlos tiempos compuestos . 145

Cap. XlI. TIEMPOS DEL INDICATIVO. Significado y usos delpresente. Los pretéritos perfectos absoluto y actual. Elimperfecto. Antepretérito y pluscuamperfecto. El futuroabsoluto y el antefuturo. Futuros hipotéticos 155

Cap. XIII. rIEMPOS DEL SUBJUNTIVO. Escasa significaci6ntemporal de las formas subjuntivas. El presente. El im-perfecto. Pretéritos perfecto y pluscuamperfecto. Futuroshipotéticos . 175

Cap. XIV. FORMAS NO PERSONALES DEL VERBO. El infinitivocomo nombre. El infinitivo como verbo. El infinitivo subor-dinado. Gerundio: como adverbio; referido al sujeto; refe-rido al complemente directo; en frase absoluta. Participio

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346 ÍNDICE GENERAL

con verbos auxiliares. Participio independiente; en fraseabsoluta. Participio de presente . 185

Cap. XV. OFICIOS DEL SUBSTANTIVO. Declinaei6n. Funcionessintácticas del substantivo: 1.0 Sujeto; 2.° Atributo;3.° Complemento del verbo; 4.° Id. de otro substantivo;5.° Id. de un adjetivo; 6.° Vocativo. 205

Cap. XVI. OFICIOS DEL ADJETIVO. Posici6n del adjetivo califi-cativo; id. del adjetivo determinativo. Posici6n fija de al-gunos adjetivos. Adverbializaci6n. Substantivaci6n. Modi...ficaciones y determinaciones del adjetivo. Comparativos ysuperlativos 215

Cap. XVII. PRONOMBRES Y ARTÍCULOS. I. - Pronombres perso-nales. Pronombre sujeto; Formas t6nicas de los pronom-bres complementarios; Formas átonas; Colocaci6n de lospronombres átonos. El neutro pronominal. II. - Posesivos.III. - Artículo. 2Z1

Cap. XVIII. LAS PREPOSICIONES. Término de la preposiei6n.Elemento inicial de la relaci6n. Uso de las preposiciones:a, de, en, para, por . 245

Tercera Parte: LA ORACIÓN COMPUESTA

Cap. XIX. CONCEPTO DE LA ORACIÓN COMPUESTA. YUXTAPOSI-CIÓN. FUNCIÓN DE LAS CONJUNCIONES. Subordinaci6n psí-quica. Yuxtaposici6n. Valor relativo de las oraciones yux-tapuestas en el período. Las conjunciones en la oraci6nsimple. Diferencias entre la coordinaci6n y la subordinaci6n. 261

Cap. XX. COORDINACIÓN: sus clases. Coordinadas copulativas.Id. distributivas. Id. disyuntivas. Id. Adversativas. Conjun-

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ÍNDICE GENERAL 347

ciones: mas, pero, empero, aunque, sino. Palabras y frasesadversativas 275

Cap. XXI. SUBORDINACIÓN SUBSTANTIVA. Clasificación de lasoraciones subordinadas. Clasificación de las subordinadassubstantivas. Oraciones sujeto. Oraciones complementariasdirectas: Tiempo de la subordinada. Oraciones interroga-tivas. 1d. complementarias indirectas. 1d. Circunstancia-les. Oraciones complementarias de substantivo o adjetivo. 285

Cap. XXII. SUBORDINACIÓN ADJETIVA O DE RELATlVO. Antece-dente callado. Substantivación de. la subordinada relativa.Pronombres relativos. Adverbios relativos. Concordancia. 301

Cap. XXIII. SUBORDINACIÓN ADVERBIAL. Clasificación. Subor-dinadas adverbiales de lugar, tiempo y modo. Oracionescomparativas y consecutivas. 1d. condicionales: tipos esque-máticos. Oraciones concesivas . 311

Cap. XXIV. ENLACES EXTRAORACIONALES: idea general. Con-junciones que realizan esta función. Repetición, anáfora yelipsis. Ritmo 325

ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS 333

ÍNDICE GENERAL 343