37746541 gili gaya samuel curso superior de sintaxis espanola

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  • CURSO SUPERIORDE SINTAXIS ESPAOLA

  • VOXCURSO SUPERIOR

    DE SINTAXIS ESPAOLASamuel Gil Gaya

    DECIMOTERCERA EDICINMAYO 1980

    BIBLOG~F1~Colle del Bruch, 151 - BARCelONA 37

  • INTRODUCCINl. Aprendemos el lenguaje desde nios por imitacin de las per-

    sonas que nos rodean. Dentro del lento proceso adquisitivo del sistemade hbitos expresivos que constituye nuestro idioma, los fenmenos sin-tcticos se caracterizan por la mayor lentitud de su desarrollo en la con-ciencia individual. En condiciones normales, despus de una etapa debalbuceos, el nio consigue relativamente pronto articular las palabras queva necesitando para sus relaciones con los dems; y no es menesterque aprenda muchas para adiestrarse en todas las articulaciones fonticasde su lengua nativa. Desde este momento el aprendizaje del lxico, quecon velocidad decreciente durar hasta la vejez, no es ms que adicin deelementos, repeticin y formacin de asociaciones. La flexin es ya unarelacin sintctica entre voces mentalmente contiguas; procede por ana-loga, y entre los nios de nuestra lengua comienza con la distincin delnmero, del gnero y de las formas verbales del imperativo y el presente;sigue luego el pretrito perfecto, reducido al participio como forma gene-ral del pasado; mucho ms tarde se consolidan el futuro y el condicional;las formas compuestas -con excepcin de he cantado- son tardas por 10general.

    Las primeras palabras del nio tienen carcter sinttico; son expre-sin de vivencias indiferenciadas en sus elementos; equivalen a frases,oraciones y perodos. A medida que aprende a diferenciar elementos mso menos complejos del contenido de sus vivencias ya traducir los resulta-dos de su anlisis incipiente en dos o ms palabras sucesivas, aparecen losprimeros sintagmas del lenguaje infantil. La relacin entre las palabrasmentalmente conexas no conoce al principio ms medio de expresin quela sucesin; su procedimiento es enumerativo; el orden de las palabras

  • 6 INTRODUCCIN 2

    sucesivas lo determinar el inters del momento. Con la aparicin de lasprimeras flexiones suele coincidir el empleo de la conjuncin y; prontocomienzan porqu~, para qu~ y la adversativa p~ro, y slo en una fase degran desarrollo se presentan las conjunciones consecutivas y concesivas.

    Estas observaciones sobre el proceso formativo del lenguaje individual, que ms adelante ampliaremos oportunamente, tienden slo asealar la importancia metdica del estudio del habla infantil para lacomprensin de ciertos fenmenos lingsticos, y especialmetne los sintcticos, a causa de la lentitud de su desarrollo en el habla del nioy del adolescente 1. La palabra.frase perdura en el lenguaje del adulto(interjecciones, vocativos, oraciones incompletas) con toda su fuerza expresiva; perduran asimismo la simple yuxtaposicin de elementos, laanteposicin de palabras ms interesantes, y, en general, todas las etapas por que ha pasado la formacin del lenguaje personal conviven enla madurez de la vida con las formas ms complejas de expresin. Mu-chas personas de escasa cultura no pasan de determinadas fases de sudesarrollo lingstico; y el empleo de los recursos sintcticos del idiomaclasifica socialmente al individuo tanto como la pronunciacin y el ve.cabulario.

    2. En el acto de hablar advertimos un doble proceso de anlisisy sntesis. Una representacin, un estado afectivo, un juicio, aparecenen nuestra conciencia sintticamente, con sus elementos indiferenciados:expresarlos supone diferenciarlos, analizarlos, distinguirlos entre s.Hablar es, en primer trmino, analizar. Pero una vez distinguidos unosde otros los elementos de un complejo de conciencia, es menester escoger los que sean ms adecuados a nuestras intenciones expresivas. Enuna descripcin, por ejemplo, no decimos todas las imgenes que tenemos presentes simultneamente en la conciencia, sino slo aquellas queconsideramos acomodadas al fin que nos proponemos. De igual manerala narracin no es una enumeracin de todos los hechos sucesivos~ si no

    1 Vase nuestro estudio Funciones gramaticales en el habla infantil; San Juan de PuertoRico, 1960; pub!. por el Consejo Superior de Enseam.a de Puerto Rico. Para el enfoque generalde este problema. \'ase tambin nuestro discurso de recepcin en la Real AC3demi; Espallol.,lmi/aci" y creacin en el ,abia infantil. Madrid, 1961.

  • 3 INTRODUCCIN 7

    una seleccin de los que deseamos destacar. Este trabajo de seleccinartstica, proyectado hacia fines determinados, tiene carcter sinttico 2,Yest naturalmente, ms desarrollado en el adulto. Sinttica es tambinla relacin que establecemos entre unas palabras y otr~s por medio departculas y desinencias.

    3. La estructura general de la frase que pronunciamos se acomo-da a patrones o moldes ideales, esquemas expresivos, frmulas de orga-nizacin que hemos aprendido desde nios y que aplicamos por analo-ga a las frases, oraciones y perodos que necesitamos formar. El hbitose encargar de fijar tales esquemas en la conciencia.

    Todo idioma, en un momento determinado de su historia, poseeun repertorio ms o menos extenso, pero siempre limitado, de frmulasestructurales que no agotan la vasta complejidad de nuestra vida inte-rior. Expresarse en una lengua cualquiera supone, por consiguiente,usar de unos andadores fciles con los cuales marchar cmodamenteel pensamiento; pero al mismo tiempo quedamos limitados al empleode las formas expresivas que acepte como vlidas la comunidad par-lante de que formamos parte. El artista de la palabra, al poner en ten-sin todos los recursos de que es capaz su idioma, consigue crear nuevasformas de lenguaje que pueden ser admitidas o eliminadas por su gruposocial, o por algunos de sus sectores. El hombre vulgar, carente de ori-ginalidad expresiva, se atiene a las frmulas elaboradas en su comunidadlingstica y tiende a perpetuarlas. El cultismo sintctico de nuestrosescritores del Renacimiento, al tratar de adaptar a la lengua vulgar laestructura de la frase latina, con sus transposiciones y sus ablativos abso-lutos, oblig a la Sintaxis castellana a contorsiones atrevidsimas de lascuales sali notablemente enriquecida. Muchas de sus novedades fueron

    2 Sohre los valores lgico) del lenguaje, vase HUSSERL, lnv~st;gacion~s lgicas (pub!. de la Revista de Occidente .. , Madrid, 4 \"ols.). La moderna estilstica considera insuficientes los m.todos 1IlgicCls y psicol6gicos, y se orienta hacia el estudio del lenguaje en s mismo como energam(stiea creadora. Wase K. VOSSLEJt. Filoso/la d~l knguaj~, trad. de A. A[lonso] y R. L[ida],M.ldrid, 1940. Para la bibliografa e historia de los trabajos estilsticos, v. H. HATZFELD, La ;nv~sligacin ~slillsliCll en las lengtlas rom4nicas, en lntrodtcin a la ~stiltstica romance, publicadapor el Ilntituto de Filologia de la Universidad de Buenos Aires, 1932.

  • 8 I}l;TRODUCCIN ..

    eliminadas; algunas se incorporaron a la lengua literaria, y por la pre-sin constante de sta han pasado en parte a la lengua hablada, ni msni menos que el cultismo lxico de la misma poca.

    4. Sin embargo, no es slo la accin renovadora de los hombresdotados de originalidad expresiva lo que contribuye a los cambios enlos esquemas sobre los cuales se moldea la frase. Al fin y al cabo su in-fluencia es intermitente y de sentido variable. Pero en las profundidadesdel lenguaje colectivo actan leyes o tendencias psicolgicas e histricasque rigen permanentemente sus transformaciones a travs del tiempo.

    Los cambios sintcticos se propagan con extremada lentitud, mayorgeneralmente que la que observamos en la evolucin de la pronuncia-cin o del vocabulario 3. Quiz contribuya a esta lentitud la mayor in-consciencia de los fenmenos sintcticos. En efecto: una palabra nuevao substituida se nota en seguida; una generacin se da cuenta de susdiferencias de vocabulario con respecto a la generacin anterior. Conalguna mayor dificultad son perceptibles tambin los cambios en laarticulacin de los sonidos, sobre todo en las pocas en que stos se pro-ducen o se generalizan en nmero considerable, por ejemplo, en Espa-a desde mediados del siglo xv a fines del XVI, en que se fija en 10 esen-cial el sistema fonolgico mwerno". Por el contrario, las transformacio-nes en la estructura de la frase (con excepcin del cultismo literario yde los modismos) no se perciben ms que a muy largo plazo, y slo sepropagan despus de un forcejeo de varias generaciones con los esque-mas tradicionales. Se producen adems una por una, y con aparenteindependencia unas de otras. nicamente parece aventajarlas en lenti-

    3 Vase E. BOURCIEZ. P.1m~"ts d~ Linguistiqu~ roman~. 31.4 Los cambios de pronunciaci6n de una generaci6n a otra fueron estudiados de un modo

    penetrante por RousSELOT. L~s modi/ications phonliques dans le patois d'ufl~ /amill~ de Cell~/rouin. Pars, 1892. Las observaciones de Rousselot fueron comprobadas con ms pormenorespor Gauchat. Vase bibliografa sobre este interesante problema en WAIlTlURG. Probl~mas ymhodos de la Lingstica, trad. por D. Alonso y E. Lorenzo, Madrid, 1951, pgs. 56-59.AMADO ALOsso. en De la pronunciacin nudi~IIQI a la mod~rna m ~spQ,jol. t. 1 (Madrid, :d.Gredos, 1955), ha reunido abundantsimos datos sobre el proceso de fijaci6n fontica de nuestralengua a comienzos de la Edad Moderna. Este tomo, y los otros dos que se hallan en publi-caci6n bajo el cuidado y con las aportaciones personales de Rafael Lapesa, ilustrarn amplia-mente este importaDte aspecto de la evoluci6n lingstica.

  • 5 1NTRO\)UCCIN 9

    tud, a causa de su carcter ms inconsciente todava, la evolucin de lascurvas de eJitonacin y el soporte rtmico del idioma 11.

    5. El empleo de la preposicin a con complementos directos depersona nos ofrece un ejemplo de la larga gestacin y propagacin de losfenmenos sintcticos: Se inicia en la poca preliteraria por confusincon el dativo, considerando a la persona como interesada en la accin;se encuentra con gran frecuencia en los textos primitivos (Ver a la mu-gier, CID, 229), sin ser todava obligatorio; progresa cada vez ms hastahacerse general en la lengua moderna, pero con numerosas vacilacionesmotivadas por la mayor o menor determinacin de la persona (busco alcriado, frente a busco un criadoJ, o al grado de personificacin que seatribuye al complemento directo (temes la muerte, junto a temes a laMuerteJ. La preposicin facilita la distincin entre sujeto y comple-mento, aunque se altere el orden de colocacin (Mara vio a tu hermanoo A tu hermano vio MaraJ, y de aqu se pas a usarla con complemen-tos directos de cosa siempre que puedan confundirse con el sujeto de laoracin (El entusiasmo venci la dificultad o El entusiasmo venci ala dificultadJ8. Pero antes de que se hubiese podido llegar a normasfijas, la analoga propag el empleo de a en complementos de nombresgeogrficos (he visto a CdizJ, aunque no con la regularidad que suponela ACADEMIA'. La evolucin dura todava en nuestros das, sufriendoconstantemente interferencias analgicas que explican los casos particu-lares. No es raro, por ejemplo, hallar complementos directos de cosaconstruidos con la preposicin a cuando no recogen toda la actividad delverbo, sino una parte. En un peridico reciente leemos lo que sigue:Nuestros cazas derribaron dos aviones enemigos y averiaron a otros tres.La idea general del acto del combate se bifurca en aviones derribadosy aviones averiados, tomando as la apariencia de un doble complemen-

    S Sobre la persistencia de la entonacin, vanse las curiosas observaciones de T. N.\V.\RROTOMS. El aC~Il/o cas/~llaflo (Discurso de ingreso en la Academia Espaola. Madrid, 1925). V. tam-bin mis Obs~rvacioflu sobr~ ~l ritmo ~fl la prosa, en la revista Madrid (1938), y El ritmo ~fl laPo~sa cOflt~mporfl~a. Barcelona, 1956.

    6. R. LENZ, La oracin y sus par/u, 31 Y 58.7 Gram(ica d~ la l~nguil ~spilo14, p. JI, cap. XVI. Para ms pormenores y ejemplos,

    vase 5' de este libro.

  • 10 INTRODUCCIN 6

    to, aunque gramaticalmente dependa cada uno de un verbo distinto.Entre los dos complementos, el ms afectado por la accin (los derriba-dosJ se mira como acusativo y va sin preposicin; el menos afectado(los averiados) se parece ms al dativo y lleva la preposicin a. El fen-meno a que nos referimos marcha paralelamente al uso del pronom-bre le como acusativo, y se entrecruza constantemente con l ( 175).Se trata aqu de una interferencia analgica divergente.

    En plena competencia se halla hoy tambin el se de pasiva refleja(se venden botellasJ con su propia significacin impersonal activa (sevende botellasJ, segn veremos en el captulo correspondiente ( 104Y 105).

    6. Los ejemplos anteriores muestran interferencias que pertur-ban un fenmeno y complican su desarrollo ulterior. Pero a veces laconcurrencia de dos o ms fenmenos sintcticos nacidos con fines ex-presivos diferentes, viene a reforzar una evolucin determinada. Porejemplo, cuando tratamos de explicarnos la repugnancia creciente delespaol al uso de la construccin pasiva, hallamos como una de suscausas la competencia con la pasiva refleja, reforzada con el carcterperfectivo o imperfectivo de los verbos con que pudiera emplearse lapasiva por medio de la perfrasis ser + participio. En efecto, nadie em-plea en espaol la pasiva con el presente e imperfecto de verbos perfec-tivos: El fusil es disparado por m; la puerta era abierta por el portero(a no ser que queramos presentar la accin como reiterada), son cons-trucciones desusadas en la lengua moderna. En cambio no hay incon-veniente en usar la pasiva en los mismos tiempos cuando se trata deverbos imperfectivos, de larga duracin, por ejemplo: luan es queridopor todos; la noticia era conocida en la ciudad (v. cap. IX). El carcterimperfecto, de accin inacabada, que corresponde a uno y otro tiempo,entra en conflicto con la accin momentnea de los verbos perfectivos,y el resultado es la eliminacin de la pasiva y el empleo preferente dela activa en estas circunstancias. Por otra parte, la diferenciacin pro-gresiva de los verbos ser y estar, imperfectivo el primero y perfectivo elsegundo, hace incompatible el sentido durativo de ser con la accin mo-mentnea expresada por los participios de verbos perfectivos (es dispa-

  • 6 bis INTRODUCCIN 1.1

    rado el fusil, era abierta la puerta), lo cual contribuye a hacer imposiblela pasiva en numerossimos casos. Por ello van ganando terreno laconstruccin activa y la pasiva refleja, a expensas de la pasiva con ser.Para llegar a este resultado en la lengua moderna, han concurrido tresfenmenos sintcticos surgidos en zonas distintas del idioma, a saber:formacin de la pasiva refleja, sentimiento de la accin perfectiva e im-perfectiva y valor atributivo de ser y estar. Se trata, pues, de un crucesintctico, de una interferencia de fenmenos concurrentes.

    6 bis. a) La relacin de semejanza entre dos o ms expresionesdetermina buena parte de los cambios sintcticos. Pero la influenciaasimilatoria de la analoga est unida en la vida del idioma a otra ten-dencia opuesta, de carcter disimilador, a la cual designan los fillogoscon el nombre de diferenciaci6n. El espritu necesita a menudo distin-guir matices de significacin para los cuales el idioma no ha elaboradofrmulas especiales de estructura. En este caso hay que extraer dichosmatices de algunas de las formas expresivas existentes, y esta variacinde sentido acarrea con frecuencia diferencias gramaticales. As, por ejem-plo, del significado de obligacin presente (cantat he) formaron laslenguas romances el nuevo futuro (cantar); pero como la expresinobligativa perifrstica segua siendo necesaria, nuestro idioma hubo decrear para ella la frmula diferenciadora he de cantar. La historia de laslocuciones conjuntivas ofrece multitud de procesos diferenciadores se-mejantes: las adversativas no obstante y sin embargo surgen en pocatarda al lado de mas y pero, como un recurso de la lengua literariamoderna para oponer entre s razonamientos enteros o clusulas muyextensas, a diferencia de las oraciones breves que el habla usual oponecon la sencilla conjuncin pero. No se trata slo de buscar mayor ele-gancia en la expresin docta, sino tambin de un sentimiento diferencia-dor entre la oposicin adversativa sencilla y la que abarca numerosos ycomplicados elementos. En general, la diferenciacin es, al lado de laanaloga, un factor esencial de las transformaciones sintcticas.

    La ley del menor esfuerzo, la necesidad de ser comprendido, laanalogfa, la diferenciacin, la tendencia analtica de las lenguas modero

  • 12 I~TRODUCCIN 6 bis

    nas y las interferencias de fenmenos, presiden la evolucin sintcticadel idioma, una de cuyas fases es el momento presente, que ha de sercientficamente considerado como un conjunto de elaboraciones tradi-cionales y de grmenes de transformaciones futuras. Esta fase 'actualtiene coherencia interna; constituye un sistema expresivo vlido en smismo, y que puede ser estudiado sincrnicamente sin atender a loscambios histricos que lo han determinado.

    b) Las relaciones internas de cualquier sintagma no se expresanslo por los medios constructivos que en rigor corresponden a la etimo-loga de ]a palabra Sintaxis (= coordil1atio), sino tambin por mediosfonolgicos, lxicos y morfolgicos que hacen confusos los lmites entrelas partes tradicionales de la Gramtica. El problema de delimitarlasy sealar el ~ontenido preciso de cada una de ellas fue acometido porJ. Ries en su estudio Was ist SYl1tax? (2." ed., Praga, 1927) y ha recibidoentre los fillogos soluciones ms o menos satisfactorias. Aun recono-ciendo la importancia indudable de tales investigaciones, no queremosapartarnos de nuestro propsito descriptivo de nuestra lengua moderna,desde el punto de vista laxo que tradicionalmente se ha llamado sin-tctico, y aceptamos de antemano que, se nos achaque de vez en cuandoel pisar terrenos que acaso seran ms propios de otros sectores de laLingstica.

    c) No aspiramos a ofrecer al lector un tratado de Sintaxis hist-rica, ni menos psicolgica, de la lengua espaola moderna. Nuestro librose propone describir lo ms cuidadosamente posible el estado de lalengua actual y ordenarlo con fines didcticos. Pero como la descripcinde los hechos sintcticos carecera a menudo de sentido sin buscarle sufundamento psicolgico e' histrico hasta nnnde lo podamos alcanzar,nos serviremos de explicaciones de este carcter en la medida en quesean indispensables para comprender los fenmenos sintcticos que es-tudiamos. La sincrona es, en verdad, un sistema estructural completoy autosuficiente para la expresin. Pero erraramos - dice BaBy e_

    8 CHARLES BALLY. Linguistique gnrale el lingllistique franfaise, 3," ed., Berna, 1950,pgs. 17 y sigs.

  • 6 bis INTRODUCCIl' 13

    si este punto de vista general nos llevase a presentar el idioma como unaconstruccin simtrica y armoniosa. Cuando intentamos desmontar lamquina, asusta el desorden que en ella descubrimos, y hay que pre-guntarse cmo unas ruedas tan entrecruzadas pueden producir movi-mientos concordantes. Toda lengua, en cualquier momento que la con-sideremos, presenta, en equilibrio inestale, una mezcla de tradicionesque sobreviven en parte, y de tendencias evolutivas generales que no hanalcanzado a todos los sectores del sistema.

    Bien sabemos que antes de que pueda ordenarse sistemticamentela Sintaxis espaola sera indispensable contar con gran nmero de tra-bajos monogrficos que ahonden en la interpretacin de la lengua ha-blada y estudien particularmente autores, pocas y estilos. Nuestra bi-bliografa sobre estas cuestiones es todava muy escasa 9. Por ello nosdamos cuenta de las grandes deficiencias de nuestro libro, tanto en suspuntos de vista de conjunto, como en la interpretacin y exposicin decada uno de los problemas que en l tratamos. Pocas novedades encon-trar el lector versado en estas materias: hemos aprovechado los mate-riales que estaban a nuestro alcance, y alguna que otra vez ensayamos al-guna explicacin original en el contenido o en la exposicin, sin apartar-nos demasiado del plan y distribucin de materias habituales en lostratados de Sintaxis.

    Dividimos el libro en las tres partes siguientes:

    l.-La oracin simple.II.-Uso de las partes de la oracin.

    IH.-La oracin compuesta.

    9 Adems de los e~tudios especialcs que ~e irn citando en los captulos de este libro, elkctor C'ncontrad :lIl1plia informaci6n general en las siguientes obras: R. MENNDEz PIDAL.e/ltllllr d~ Mio Cid. T~xlo. gramlica y flocahulario; H. KENISTON. The Synlax 01 Caslilianprnu. T/~ sixlunl/ unlttry. Chicago, 1957; CIf. E. KANY. American.Spanish Synlax. Chieago,1945; SAI.\'AIlOR Ff.RNNIlf.Z. eramtlica np/lfiola. Madrid, ed...Revista de Occidentell, 1, 1951,libro dC' inters excepcional, ()UC dC~C':1I110S vcr pronto continuado; el lector debe acudir a lpar.l ,lllClndar C'n 1,15 matcri,ls tratadas C'n l1UcMros captulos XV. XVI Y XVII.

  • NOTA A LA aCTAVA EDICIN

    En las sucesivas ediciones hemos procurado mejorar este libro paracorresponder al favor con que fue acogido por el pblico. En la segundaedicin se reelabor algn captulo y se aument el contenido de .ciertosprrafos. Desde la segunda hasta la sptima inclusive, no hubo ms quecorrecciones o retoques de pormenor. En esta edicin, que ahora pu-blicamos, las ampliaciones son mucho ms importantes y extensas,aunque no modi.fican la concepcin inicial del libro ni la distribucinde materias. En algunos casos, el texto actual rectifica o corrige la doc-trina gramatical anterior.

    A fin de no invalidar las numerosas citas que se han hecho de nues-tra obra en libros y artculos monogrficos, hemos conservado en estanueva edicin la numeracin primitiva de los prrafos. Los nmeros bisy algunas divisiones internas del prrafo por medio de letras o subt-tulos darn la claridad necesaria a la exposicin de las materias nuevaso ampliadas.

  • PRIlVIERA PAUTE

    LA ORAC10N SINIPLE

  • CAPITULO I

    ORACIN GRAMATICAL

    7. El significado de las palabras y su valor funcional slo adquie-ren plenitud de vida dentro del conjunto de que forman parte. Losconjuntos expresivos, llamados tradicionalmente oraciones, son las ver-daderas unidades lingsticas. Por eso tiene profundo sentido la antiguadenominacin de partes de la oracin, aplicada a las distintas clases depalabras. Es de suma importancia, por lo tanto, tratar de delimitar elconcepto de oracin, mirndolo desde los puntos de vista psicolgico,lgico y gramatical.

    8. Punto de vista psicolgico. En la INTRODUCCIN hemos des-crito s\lmariamente el acto de hablar como un doble proceso de anlisis ysntesis. El que habla - decamos - selecciona entre los contenidos deconciencia que ha logrado diferenciar, aquellos que desea comunicar a losdems. Al conjunto de estos elementos as seleccionados llamaremos - se-gn la denominacin de VOSSLER 1_10 mentado. La coincidencia entrelo mentado y su expresin verbal puede verse perturbada por varias cau-sas que no interesan, por ahora, a nuestro propsito. Pero aun en el casode ajuste perfecto entre uno y otra, el acto del lenguaje no termina hastaque el que habla es comprendido por el que escucha. El oyente, partiendode la expresin verbal que percibe, trata de evocar lo mentado por suinterlocutor. Puede haber tambin desajuste entre lo evocado y la expre-

    I Vnuu traduccin y not:ll de A. ALONSO Y R. LID". Introduccin IJ IIJ Estillst;elJ ro-"'/lnr~. lIucnos Aircs, 1912.

    2

  • 18 PARTE J, CAP. 1 9

    sin verbal percibida; pero aunque no se produzca ninguna de tales per-turbaciones, lo evocado no es nunca idntico o lo mentado. Es la respuestasubjetiva que se produce en la conciencia del oyente, semejante, pero noigual en su contenido psquico; como sera distinto lo evocado por cadauno de los oyentes, si stos fueran varios. La coincidencia entre lo men-tado y lo evocado no pasa de ser una semejanza suficiente para que losinterlocutores se entiendan.

    La expresin lingstica sugiere, evoca; raras veces define los con-tornos de lo mentado. De aqu resulta que una expresin lgica o grama-ticalmente incompleta basta a menudo para la comprensin; o dicho deotro modo, con la expresin verbal de una parte de lo mentado suscita-mos una evocacin suficiente. Viceversa: la evocacin incompleta de unaexpresin puede bastar para entenderla.

    El anlisis lgico de la expresin verbal echa de menos, en estoscasos, elementos que faltan en sus esquemas previos y habla de omisindel sujeto o del predicado, de palabras implcitas o sobrentendidas, defragmentos y equivalentes de oracin (interjecciones, elipsis, etc.); peroen realidad nada falta a tales expresiones para ser completas ante la in-tencin del que habla y la comprensin del que escucha. El ajuste o des-ajuste a las leyes del juicio, o a los patrones gramaticales en uso, nada im-portan al punto de vista psicolgico. La unidad psquica llamada oraci6ndebe de basarse en leyes propias distintas, aunque no contradictorias, delas de la Lgica y la Gramtica.

    9. Un discurso se divide intencionalmente en partes bien diferen-ciadas para el espritu del que habla. La intencionalidad de esta divisines su carcter esencial. Esta fragmentacin mental del discurso en uni-dades psquicas intencionales, a las que llamaremos desde ahora oracio-nes psquicas, tiene su expresin fontica, comprensible siempre para eloyente, en la curva meldica del lenguaje.

    Todas las slabas se pronuncian con un tono o altura musical cuyosoporte ms importante son las vocales. El tono depende - como es saobido - de la frecuencia de las vibraciones sonoras. La curva mel6dicaque describen los diferentes tonos de las slabas sucesivas rtcibe el nombre

  • 9 OI~ACIN GRAMATICAL 19

    de entonacin. La unidad de entonacin es el grupo fnico, o sea el con-junto de slabas comprendidas entre dos pausas de la articulacin. Unapausa, cualquiera que sea su naturaleza, seala el final del grupo fnico.A veces, sin embargo, los grupos fnicos no van separados por pausasen sentido estricto, sino P9r otros recursos fonticos que marquen la divi-sin, por ejemplo un cambio brusco de la altura musical, un retardo dela articulacin o una clara deEresin de la intensidad.

    Lo ms caracterstico de la entonacin de un grupo fnico es su in-flexin final, que puede ser ascendente o descendente. Es decir, sus lti-mas slabas pueden marcar un ascenso en la altura de la voz, o ser las msgraves del grupo 2. Ejemplo del primer grupo sera la oracin interroga-tiva Ha llegado tu padre?; del segundo, la enunciativa: Estamos satis-fechos de su comportamiento. Cuando una oracin enunciativa es larga,su curva de entonacin puede dividirse en dos o ms grupos fnicos, quesern todos ascendentes menos el ltimo, por ejemplo: Por la tarde vuel-tle de nuevo a pasear el caballero por las callejas toledanas. Esta oflacinse divide, a voluntad del que la profiere, en dos grupos (despus de caba-llero) o en tres (despus de tarde y despus de caballero). El primero o losdos primeros, en su caso, son de tipo ascendente; el ltimo, descendente.

    La causa de que los grupos fnicos terminen con inflexin ascenden-te o descendente est ntimamente ligada al fenmeno psquico de la aten-cin. Si la expresin se siente como completa, la atencin. se afloja y lavoz desciende (sentimiento dominante de distensin). Si para la concien-cia del que habla la expresin es incompleta, la atencin permanece tensay la voz sube o permanece estacionaria. Ntese que al decir expresincompleta no nos referimos al aspecto gramatical lgico, sino exclusiva-mente al psicolgico, segn la intencin del que habla, que sabe lo quedice y lo que va a decir. Un lector que no conozca previamente el textoque va leyendo, vacila con frecuencia en las inflexiones finales de gru:)O.

    2 V~anse ms pormenores cn el captulo que dedica a la entonaci6n T. NAVARRO TOM! enMI Mll1Iu,,1 d~ pronunciacin "spafio/a. y ms especialmente el Manual de entonacin espaola.New York, 1944. Las obsavaciones fon~licas que siguen en este captulo se refieren exclusivamente a nuestra lengua. Aun

  • 20 PARTE l. CAP. 1 9

    En esta marcha de la atencin tensa o distendida, cuya expresin esel sencillo movimiento de la curva meldica. radica la divisin del len-guaje en oraciones. Una inflexin descendente, final de grupo fnico,marca el trmino de una oracin psquica. El descenso corriente en nues-tra lengua recorre aproximadamente un intervalo de quinta en las oraciones enunciativas que no estn muy matizadas de afectividad. En lasexclamaciones suele ser de una octava. Las interrogativas se sienten comoexpresiones incompletas, y tienen por lo comn inflexin ascendente,completada por la inflexin descendente de la respuesta.

    Segun esto, todos los grupos fnicos ascendentes que preceden a unodescendente, forman con l una unidad sintctica, una oracin. Se hallanentre s relacionados por la unidad de atencin que los preside. A vecesla entonacin queda sin ascenso ni descenso al terminar el grupo fnico;otras veces se produce, por motivos especiales, un descenso menor delhabitual en el idioma, al cual ha dado Navarro Toms el expresivo nom-bre de semicadencia. En ambos casos la expresin se siente como inaca-bada. Slo cuando la curva meldica baja el intervalo acostumbrado enla comunidad lingstica (cad~ncia), percibimos la oracin como terminada. Prescindimos aqu de las entonaciones dialectales (Vasconia, Aragn) que ofrecen a menudo inflexione!l ascendentes finales de oracin, ytambin de los casos particulares de nfasis oratorio, en los cuales puedentener Jugar finales agudos ante pausa sintctica; porque dentro de cadacomunidad dialectal, o de cada estilo, la entonacin se mueve con co-herencia interna, y da a entender siempre, con cualquier artificio que sea,el final de las oraciones psquicas.

    Queda as bien delimitada objetiva y subjetivamente la oracin:sabemos dnde empieza y dnde acaba.

    Toda oracin es, pues, una unidad de atencin por parte del hablan-te. Estas unidades de atencin reveladas por la curva meldica, son tam-bin unidades de sentido, con las cuales declaramos, deseamos, pregunta-mos o mandamos algo. Bhler y otros definen, por ello, la oracin comola menor unidad del habla con sentido completo en s misma. Puede es-tar formada por una sola palabra o por muchas; puede articularse enun grupo fnico o en varios. La caracteriza en todos los casos la umdadde sentido y de intencin expresiva con que ha sido proferida.

  • 11 ORACIN GRAMATICAL 21

    10. Ahora bien; todas las palabras y frases contenidas en una oraci6n estn sujetas a la unidad de atenci6n y de sentido que las domina.Esta unidad no se expresa s610 en la entonaci6n general, sino que estambin interna. Los componentes de la oracin guardan entre s rela-ciones lgicas y estticas, que tienen su expresin verbal: '.0 en el ordende colocacin de las palabras, frases y oraciones (si se trata de una ora-cin compuesta); 2.0 en la concordancia y relaciones de las palabras va-riables; 3. en el empleo de las preposiciones, conjunciones y voces en-fticas, y 4.0 en los acentos de intensidad.

    Ms all de los lmites de una oracin psquica, tal como ha queda-do delimitada, no existen ya estos medios expresivos de relacin interna.No existe concordancia, ni actan la relaci6n preposicional ni el enlaceconjuntivo.

    Sin embargo, las oraciones psquicas sucesivas guardan entre s unarelacin de continuidad representativa, lgica o afectiva, es decir, unenlace psquico de orden superior, que puede tener tambin expresinlingstica en la colocacin de unas oraciones con respecto a otras, en eluso de algunas - muy pocas - conjunciones o frases conjuntivas, en laanfora, en la repeticin u oposicin de ciertos sintagmas, morfemas,semantemas o sonidos, en la duracin relativa de las pausas y en otrosrecursos estilsticos, que ms adelante trataremos de sistematizar con elnombre de enlaces extraoracionaLes (cap. XXIV).

    11. Definicin lgica. El concepto lgico de oracin es ms res-tri n"Jdo que su definicin psicolgica. En Lgica se Barna oracin (o pro-posicin) a la expresin verbal de un juicio. El juicio es la relacin entredos conceptos: sujeto y predicado.

    En toda oracin decimos algo de alguna persona o cosa, la cual sellama el suJeto de la oracin. As, en las oraciones: Los rboLes florecen;trabaJaba Sin descamo el Labrador; pasea Luisa a todas horas por los al-rcdcdores de La cltulad: el Libro de mi padre estuvo sobre la mesa. LostrbolCJ, el labrador, IJuJa. el libro de mI padre, son personas o cosas delas oJales declIlIos algo, y por lo tanto son el suJeto de la oracin de queforman parte.

  • 22 _ ARTE I, CAP. I 12

    En las oraciones que nos han servido de ejemplo vemos que, ademsdel sujeto, hay otras palabras; con ellas enunciamos todo lo que queremosdecir del sujeto: floT,c,n; trabajaba sin descanso; pasea a todas horaspor los alrededores de la ciudad; estutlo sobre la mesa. Todas las pala-bras que nos sirven para expresar lo que decimos del sujeto forman elpredicado.

    Es evidente que entre los contenidos psquicos del lenguaje, las re-laciones lgicas ocupan en el adulto un lugar preferente. Las leyes deljuicio han determinado y determinan gran parte de la estructura de laoracin gramatical. Por esto no es de extraar que la interpretacin ana-ltica de los hechos sintcticos se haya basado casi exclusivamente hastanuestros das en la trabazn lgica con que los elementos componentesde la oracin se articulan en torno al sujeto y al predicado. Todo lo quepor exceso o por defecto no entraba en la explicacin lgica, quedabaeliminado como licencia, figura, transgresin gramatical, y se estudiabacomo un captulo aparte: con el nombre de Sintaxis figurada.

    A pesar de que la Psicologa y la Estilstica han abierto nuevos ho-rizontes a la interpretacin tradicional de los hechos lingsticos, aso-mando a la Gramtica a campos distintos de lo estrictamente lgico, ladefinicin y los caracteres lgicos de la oracin responden a una reali-dad, aunque no sean la realidad entera. Por eso siguen sirviendo comofundamento, aunque no exclusivo, al anlisis sintctico.

    12. Definicin gramatical. Desde el punto de vista formal, quees el que compete al gramtico, no es difcil establecer unidades sintc-ticas con las cuales podamos ver claro en los fenmenos lingsticos.El ncleo de la unidad sintctica es, para nosotros, un verbo en formapersonal.

    Sabido es que son personales todas las formas del verbo atribuidasa una de las seis personas gramaticales (tres del singular y tres del plural);por lo tanto, todas las de los modos indicativo, imperativo y subjuntivo 3.El infinitivo, el gerundio y el participio no son formas personales; poresto no constituyen oracin por s solos.

    3 En el captulo XII explicaremos los mo~vos que tene~os para no considerar d. flC?te~ciaJcomo un modo, segn hace la ACADEMIA. Los nempos potencIales pertenecen al modo ndlcanvo.

  • 13 ORACIN GRAMATICAL 23Todos los elementos, palabras, frases u oraciones enteras, que se

    relacionen de modo inmediato o mediato con un verbo en forma perso-nal, forman con l una oracin.

    Claro es que esta definicin es un convencionalismo que adoptamospara entendernos en la interpretacin de los hechos lingsticos. Es sa-bido que en las oraciones atributivas la unin del sujeto con el predicadose produce a menudo sin verbo copulativo. Por otra parte, las formasno personales del verbo pueden considerarse como ncleos de oracionesdependientes, y as lo hacen muchas gramtics.

    13. Un verbo en forma personal lleva consigo, en espaol, una re-lacin entre dos conceptos explcitos: sujeto y predicado. Las formasdigo, saliste, vendr, hemos. cantado, declais, habrn salido, correspon-den a los sujetos yo, t, Z (el/a, el/o, ustedJ, nosotros (-asJ, vosotros(-asJ, ellos (ellas, ustedesJ, los cuales pueden ser ampliados o determi-nados por medio de otras palabras. No ocurre lo mismo en francs ni eningls, donde por causas histricas que no importan a nuestro propsitose ha hecho obligatoria la anteposicin del pronombre sujeto, remedian-do as el oscurecimiento fontico o la prdida total de las desinenciaspersonales. Con razn dice la ACADEMIA ( 202) que el predicado verbalcontiene en s al sujeto, sea determinado o indeterminado, y equivalepor s solo a una oracin completa.

    Mantiene la lengua espaola el carcter sinttico que tenan las for-mas latinas en lo referente a la presencia en ellas de los dos elementosde juicio '. Por ello, aunque las Gramticas registran cuidadosamente loscasos de omisin del sujeto, parece ms adecuado y ms breve ocuparsede las circunstancias en que el idioma, sintiendo como insuficiente la ex-presin del sujeto contenido en la forma verbal, necesita determinarloms. I:.stas son dos:

    a) Cuando se quiere hacer resaltar la participacin del sujeto en laaccin, como insistiendo en que es aqul y no otro. Este empleo enftico,

    ... Sin embargo, la tendencia analliC:l de las lenguas modernas se manifiesta, aunque esasa-mente, en este upeelo de 13 IcnJ:ua e~paola. En doce formas verbales se confunden la I.a y la3.- pcuonu dd sinRular, a causa de habcne perdido la -, de la desinencia latina de 3.a persona.Hila ha sido la raz6n principal de que la determinacin del sujeto fuera de la forma verbal sea.. n esplli\ul .,1':0 mh frecuente que en 1.1t1n, pero nlllehlsirno menos que en otras lenRuas.

  • 24 PARTE 1, CAP. 1 14

    que ya era frecuente en latn, aparece preferentemente con los pronom-bres de primera y segunda persona. Ejemplos: yo lo he dicho; t lo sa-bas; vosotros sois culpables; nosotros venceremos. A menudo queremospresentar en contraste la actitud de un sujeto con la de otro u otros: Puesyo no transigira; t te quedars en casa, es decir respecto a m, a ti, enlo que a m o a ti se refiere. La insistencia en el sujeto puede determinarla repeticin del pronombre (yo, yo lo dir) o el empleo de palabras derefuerzo como mismo, propio, que aaden matices especiales: ella mismahablar; el propio interesado debe firmar. Probablemente este sentido in-tensivo ha contribuido al afianzamiento, desde comienzos de la EdadModerna, de los plurales exclusivos nos + otros, vos + otros, en substitu-cin de nos y vos nominativos ( 173).

    b) Cuando pueda haber ambigedad: ya deca yo (l, ella, usted);Luis y Rosa se encontraron en la calle, l dijo que estaba esperando desdelas ocho, donde si no emplesemos el sujeto, no se sabra quin dijo.Por esto es necesaria la determinacin especial del sujeto en las terceraspersonas, si por el contexto no resulta suficientemente determinado, yaque las terceras personas pueden ser muchas.

    Fuera de estos casos, el empleo del sujeto unido a la forma verbalcomunica al estilo espaol extraordinaria pesadez.

    14. Insistiendo ahora en la definicin de oracin gramatical quevamos examinando, y una vez establecida la presencia explcita del su-jeto en la forma verbal, slo nos falta hacernos ~rgo de dos objeciones po-sibles. La primera se refiere a los casos de omisin de la cpula, que de-jan la oracin sin verbo expreso. Los verbos no copulativos no puedenomitirse ms que en circunstancias especiales. Esta cuestin ser trata-da en el captulo IV.

    La otra objecin podra surgir de las oraciones coordinadas, lascuales no tienen un verbo en forma personal, sino dos o ms, sin queuno de ellos domine gramaticalmente el conjunto, como en las subordi-nadas. Por consiguiente habra que considerar cada uno de los verboscoordinados como una oracin independiente, contrariando la realidadpsquica, o rechazar nuestra definici.l gramatical que considera como

  • 14 bis ORACIX GRA:>lATICAI. 2S

    oracin un verbo en forma personal y los elementos mediata o inmediata-mente relacionados con l.

    Hay que tener en cuenta, sin embargo; que las oraciones coordina-das constituyen una unidad psquica, que la entonacin revela. Pero aunsin salirnos del punto de vista gramatical, la diferencia entre coordina-cin y subordinacin es apenas perceptible en la historia del idioma y enla realidad expresiva. Siempre entre dos o ms oraciones coordinadas hayuna que preside psquicamente a las dems, y por consiguiente las subor-dina, aun tratndose de las simplemente copulativas, como tendremosocasin de examinar ms adelante. Por otra parte, aun considerndolasindependientes no quedara invalidada la determinacin gramatical dela oracin, que hemos tratado de exponer, ya que no habra inconvenien-te en estimar cada verbo como una oracin enlazada con otra u otras sinpredominio gramatical, aunque s psquico, de ninguna de ellas.

    Observemos, finalmente, que los conceptos psicolgico, lgico y gra-matical de la oracin, tal como han sido establecidos en este captulo, sesuman sin oponerse entre s y se completan mutuamente. La unidad in-tencional centra la oracin y la limita. La oracin se organiza interna-mente con arreglo a valores psquicos, entre ellos, y preferentemente, lasleyes lgicas del juicio; y por ltimo la expresin gramatical se articulaen torno al verbo.

    Puede ocurrir que la oracin psquica contenga una o varias oracio-nes gramaticales. En el primer caso la oracin es simple; en el segundocompuesta. Puede ocurrir tambin que en una oracin psquica no hayaningn verbo en forma personal, es decir, no haya ninguna oracin gra-matical; pero no por ello dejar de ser una expresin completa en s mis-ma, constitutiva de una unidad sintctica perfecta.

    14 bis. Para evitar ambigedades de nomenclatura, distinguire-mos con rigor entre oraci6n y frase. Esta ltima denominacin se aplicaen nuestro libro a cualquier grupo de palabras conexas, ya form~n ora-ci

  • 26 PARTE 1, CAP. 1 14 bis

    sitivo, conjuntivo, etc., que se repiten como f6rmulas sintcticas fijas,p. ej., al fi" y al cabo, a cada paso, a fin de que, por si acaso. De ellastrataremos en su lugar oportuno. Tanto las frases ocasionales como lasfijadas por el uso, no constituyen oraci6n ms que cuando sean unidades del habla real con sentido completo en sr mismas, segn las defi.niciones que anteceden.

  • CAPTULO II

    CONCORDANCIA

    15. La unidad intencional que delimita fonticamente a la oracinse revela tambin por las conexiones formales que guardan entre s laspalabras que forman parte de ella. Uno de los medios gramaticales derelacin interna es la concordancia, o sea la igualdad de gnero y n-mero entre substantivo y adjetivo, y la igualdad de nmero y personaentre un verbo y su sujeto.

    Con la prdida de la declinacin latina se han simplificado nota-blemente las leyes de la concordancia en las lenguas romnicas, las cua-les quedan limitadas al ajuste entre las categoras gramaticales de g-nero, nmero y persona. En espaol, ademS, por el hecho de estarcontenido el sujeto en la desinencia verbal, la concordancia de verboy sujeto rige nicamente para los casos de determinacin y desarrollodel sujeto fuera del verbo que lo contiene.

    Con ser tan sencillas las reglas de la concordancia, nuestras gra-mticas registran numerosas anomalas en la lengua hablada y litera-ria 1, y al tratar de reducirlas a normas fijas suelen incurrir en un casuis-

    I Los autores que tratan con ms amplitud esta cuesti6n son VICENTE SALV, GramticatIr /1/ /mglltl l"lIstdltmll (Pars, Garnicr, 9." ed., pgs. 100-109), y A. BELLO, Gram., 814-855.I.a primera culllicne IIJUndantes materiales, si bien se hallan reunidos con alguna confusi6n.lIello, en cambio, orden6 sistemticamente el tratamiento de la concordancia. Las ltimas edicionestic la (;rIlIllJti"1I acadmica le dedican un breve captulo ( 205-212); pero a lo largo del libro,lp,HrCrn dheminadu numrrnsas consideracionrs relativas a casos especiales.

  • 28 PARTE 1, CAP. 11 15

    mo embrolladsimo de escaso valor cientfico. Para tratar de ver claroen esta materia es menester fijarse en que hay unas leyes gramaticalesque rigen la concordancia de un modo constante; pero estas leyes gra-maticales son expresin de relaciones psquicas a las cuales tratan deajustarse. La relacin entre un verbo y su sujeto, o entre el substantivoy los adjetivos que lo califican o determinan, supone por parte del quehabla un anlisis del sujeto y del substantivo en cada caso. Este anlisisque se produce en el pensamiento, anlisis de lo mentado, trata de expre-sarse gramaticalmente; pero la expresin gramatical de la concordan-cia puede no coincidir con la concordancia mentada, y el desajuste en-tre una y otra puede obedecer a deficiencias y vacilaciones en el anli-sis interno, o a deficiencias y vacilaciones en la expresin, motivadas porfalta de atencin o por impericia del que habla. A veces se trata dediscordancias deliberadas para conse!,TUir determinados ef.ectos estilsti-cos. Lo normal es, sin embargo, el ajuste entre la concordancia mentaday la gramaticalmente expresada. El desajuste entre ambas es espordi-dlco: y slo se hace visible cuando aparece alguna discordancia gramati-cal que 10 descubra. o un contraste entre lo expresado y su expresin.

    La rapidez improvisadora del habla coloquial favorece la aparicinde dIscordancias, sobre todo en boca de los nios y de personas pocoinstruidas. Dentro de su carcter espordico, las concordancias anma-las. relativamente frecuentes en los textos primitivos, van siendo msraras a medida que la lengua literaria adquiere mayor seguridad en losmediOS de expresin. Sin embargo, Lapesa 2 observa que ((nuestros es-critores del Siglo de Oro no sentan por el rigor gramatical una preocu-pacin tan escrupulosa como el que ahora se exige: las incongruenciasdel habla pasaban con ms frecuencia a la lengua escrita)). Pudo contri-buir a eIJo el carcter general de nuestra tradicin literaria, que enninguna poca establece una diferencia (aj ...lIce entre lengua escrita ylengua hablada. Es posible, adems, que la preferencia por el prrafolargo, tan peculiar de los prosistas espaoles de los .siglos XVI. Y XVII,favoreciese los desCUIdos y olvidos de la concordanCIa gramatical. queel prrafo corto hace resaltar. Por otra parte, la prosa conceptista prac-

    Z RAfAEL LAPESA, Historia de la It:ngua espaola. 4," edicin, Madrid, 1959, pg, 262.

  • 18 COKCORDAKCIA 29

    ticaba profusamente, como alarde de ingenio, las elipsis violentas y lassilepsis que miran al sentido ms que al ajuste gramatical de las formasempleadas. Entre los escritores de hoy, las discordancias no incorporadasa la lengua literaria son muy raras. Andrs Bello, con S1l fino sentidonormativo del uso culto, recomend atenerse en casos de duda a la con-cordancia estrictamente gramatical.

    Vamos a exponer ahora las leyes de la concordancia gramatical y aclasificar las discordancias que pueden producirse espordicamente encada caso. Siguiendo a BELLO distribuiremos la materia en dos aparta-dos: 1. Cuando el verbo se refiere a un solo sujeto y el adjetivo a unsolo substantivo; 2. Cuando el verbo se refiere a varios sujetos y eladjetivo a varios substantivos.

    16. 1.& REGLA GENERAL. Cuando el verbo se refiere a un solosujeto, concuerda con l en nmero y persona; y cuando el adjetivo serefiere a un solo substantivo, concuerda con l en gnero y en nmero.Ejemplos: El nio durmi largo rato; Los nios durmieron largo rato;El caballo blanco ha pasado por aqu; L'Js caballos blancos estn atadosen esta cuadra.

    17. Casos espordicos. Pueden clasificarse en tres grupos:a) Cuando hay discrepancia entre el sexo de las personas y el gnerogramatical de los tratamientos o del substantivo con que se las desig-na; b) Concordancia de los colectivos; c) Discordancia deliberada confi nes estilsticos.

    18. a) Sexo y gnero gramatical. Los ttulos y tratamientoscomo usted, Jeiora, excelencia, eminencia, alteza, majestad, etc., vanconcertados con adjetivo masculino o femenino segn el sexo de la

    plT~ona a que se aplican: Usted es muy bondadoso o bondadosa; Su Ilus-trsima "st mI/y satisfecho; Su Majestad Catlica est informado delCtIJO y resl/{:lto ~I haca justicia; Su Santidad se muestra deseoso de re-cibiro.r. Ha habido hisr/)ricarnentc algunas vacilaciones a este respecto;pero la concordancia scgll/l el sexo es casi general.

  • 30 PARTE 1, CAP. II 20

    Cuando una persona aparece ocasionalmente designada con unsubstantivo de gnero distinto al de su sexo, los adjetivos pueden con-cordar cqn ste, p. ej.: Bien sea venido la flor y la nata de los caballerosandantes (Quijote, II, 31); Veis esa repugnante. criatura: chato, peln,sin dientes, estevado? (L. F. MORATN). La aposicin y las denominacio-nes familiares, cariosas o irnicas, del tipo vida ma, corazn, luz demis ojos, etc., no impiden la concordancia con el sexo de la personaa quien se aplican.

    19. b) Colectivos. Los colectivos como gente, muchedumbre,nmero, multitud, infinidad, pueblo, vecindario, etc., a causa de la ideade pluralidad que encierran, cuando estn en singular pueden concer-tar con un adjetivo o verbo en plural, por ejemplo: la gente, a una sealconvenida de sus jefes, se amotinaron. El espritu vacila a menudo en-tre la concordancia gramatical y la del sentido: por esto abundan losejemplos de ambas en los textos literarios de todas las pocas. Pero haycircunstancias que favorecen a una u otra. La indeterminacin o hete-rogeneidad de los individuos que entran en la denominacin colectivafavorece la idea de pluralidad, y por tanto la concordancia de sentido(gente, multitud, pueblo): acudieron a la ciudad multitud de gente.Por el contrario, la homogeneidad o determinacin de los componentesfortalece el carcter unitario del colectivo y la concordancia gramatical.","s, resultara chocante decir: El enjambre con la humareda se disper-san o Habiendo llegado el regimiento a deshora, no se les pudo propor-cionar alojamiento, porque los colectivos e1zjambre y regimiento se com-ponen de individuos muy determinados y homogneos. Por la mismarazn sera muy extraa la concordancia: El rebao, con la sequa y lafalta de pastos, perecan, Prubese en cambio a sustituir los colectivosde estos tres ejemplos por gente, muchedumbre, etc., y la concordanciaen plural parecer ms admisible.

    20. En los ejemplos del prrafo anterior la determinacin o inde-terminacin con que se sienten los componentes de un colectivo la dael significado de ste. Pero un colectivo puede hallarse determinado porlas palabras aadidas que concreten su sig-nificacin. El mayor () menor

  • 21 CONCORDANCIA 31

    grado de esta determinacin decide la posibilidad de la concordanciade sentido. As ocurre que cuando el colectivo va modificado por la pre-posicin de seguida por las personas o cosas de que consta el conjunto,designadas en plural, cabe la concordancia en plural o en singular:Guardaban (o guardaba) el paso una multitud de hombres armados;Un tropel de visitante~ se ha reunido (o se han reunido) a la puerta deldespacho. Los substantivos mitad, tercio, parte, resto y otros semejantes,aplicados a un conjunto de individuos pueden concertar en singular oen plural: La mitad de los nufragos se salvaron (o se salv6); Agolpseel populacho: parte venan (o vena) sin armas, parte armados (o armado)de puales. En todos estos casos la pluralidad viene sugerida por el plu-ral que sigue a la preposicin de, o por el significado de fraccin de uncolectivo que traen consigo las palabras parte, mitad, resto, etc., y porello la posibilidad de la concordancia en plural resulta aumentada. Si,por el contrario, acompaan al colectivo adjetivos o frases complementa-rias que refuercen su singularidad gramatical, la concordancia en plurales difcil o imposible, por ejemplo: El vecindario, conmovido por suselocuentes palabras, aplaudi con entusiasmo; Aquel grupo, entre todoslos estudiantes, se haba distinguido especialmente. Sera extremada-mente violento emplear los verbos en plural: en el primer ejemplo por-que el participio conmovido insiste en la idea del singular; en el segun-do, a causa de la presencia determinativa de aquel y entre todos.

    21. Favorece la concordancia en plural de los colectivos singula-res, la distancia a que se encuentran del verbo o adjetivo con que debenconcordar. Cuando las palabras interpuestas son muchas, la posibilidadde concordancia en plural aumenta: El pblico, despus de tan ruidosapropaganda en peridicos y carteles, se agolpaban en las taquillas delteatro. Si son pocas, o si los dos elementos concertados se sucedeninmediatamente, la concordancia gramatical se impone por la proxi-midad. Por esto' nota BELLO con razn ( 818) que no sera permitidodecir: El pueblo amotinados; La gente huyeron; y por el contrario sedira bien: Amotinse la gente, pero a la primera descarga de la tropahuyeron despavoridos. Creemos, sin embargo, que se equivoca BELLOcuando interpreta estos hechos diciendo que es necesario que el adjetivo

  • 32 PARTl
  • 23 CONCORDANCIA 33

    servemos que todas las oraciones en que esta concordancia ocurre sonreversibles, es decir, que el sujeto y el atributo pueden cambiar sus pa-peles respectivos sin que el sentido se altere: Mi nico trabajo es (o son)cuatro horas diarias de oficina. Cambiando el orden de la construcci6npodramos decir: Cuatro horas diarias de oficina es (o son) mi nicotrabajo. En estas condiciones, el elemento preponderante para el intersdel que habla puede atraer al verbo copulativo.

    En las oraciones atributivas no influye, por consiguiente, la mayoro menor separacin entre el sujeto y el verbo, para que ste se inclinea concertar con l o con el atributo. Con ello tenemos una prueba msdel escaso papel que desempea la cpula, como veremos en el cap-tulo IV. Algunos de los ejemplos anteriores no se refieren a un solosujeto sino a varios, y con ello entramos en la segunda regla general,que expondremos despus.

    23. c) Discordancia deliberada. A veces nos dirigimos a unsujeto singular con el verbo en plural para obtener un efecto estilsticodelIberado, bien sea para participar amablemente en la actividad o esta-do de nuestro interlocutor, bien con intencin irnica. Preguntamos aun enfermo: C6mo estamos? Qu tal vamos? Se manifiesta sorpresao irona ante una persona o cosa singular que no nos afecta, diciendosas tenemos? He aqu un ejemplo tomado de una comedia de S. yJ. ALVAREZ QUINTERO (Doa Clarines, acto 1): Una maana, de sobre-mesa, dije yo esta frase que se puede esculpir: No hay un solo hombreque tenga coraz6n. Y t saltaste como si te hubiera picado una avispa:Hay de todo/ Hola? Hay de todo?, pens yo entre m. Conque opi-namos que hay de todo?

    En ciertas ocasiones se intenta con ello disminuir la responsabilidaddiluyndola en una pluralidad ficticia. Se dice, por ejemplo: Lo hemosestropeado, no habiendo ms culpable que uno mismo. ESPINEL en suMarcos de Obreg6n, hablando de un mdico desacertado en el trata-miento de un enfermo, dice: ... y con decir que habamos errado lacura - como si yo tambin la hubiera errado -, me dej y se apart6lic m confuso y corrido (Parte 1, Dese. IV).

    3

  • 34 l'ARTE ~ CAP. II 27

    La misma discordancia tiene lugar con el llamado plural de modes-tia, que hace hablar a un autor u orador de s mismo en primera personadel plural (creemos, pensamos); o con el plural mayesttico, derivadode las frmulas de tratamiento, de las cuales hablaremos al estudiar lospronombres personales.

    Los demostrativos neutros aplicados a personas de ambos sexos ensingular o en plural, para significar menosprecio (mira eso!), ofrecenun contraste deliberado entre lo expresado y su expresin. Eso puedereferirse en nuestro ejemplo a un hombre, a una mujer, o a un conjuntode personas.

    24. 2." REGLA GENERAL. Cuando el verbo se refiere a variossujetos debe ir en plural. Si concurren personas verbales diferentes, lasegunda es preferida a la tercera, y la pri mera a todas.

    CuanJo el adjetivo se refiere a varios substantivos, va en plural. Silos substantivos son de diferente gnero, predomina el masculino.

    Ejemplos: luan, t y yo viajaremos juntos; Ella y l venall muycansados.

    25. Casos espordicos. Establecemos las agrupaciones siguien-tes: a) Pluralidad gramatical y sentido unitario; b) Posicin del verborespecto a los sujetos; c) Posicin del adjetivo respecto a los substantivos.

    26. a) Pluralidad gramatical y sentido unitario. De igual ma-nera que un colectivo puede ser analizado en sus elementos componentes,varios substantivos asociados pueden considerarse como un todo y con-certar en singular: La entrada y salida de vapores ha sido aplazada;El alza y baja de la Bolsa demuestra gran inquietud. En ambos casos po-dramos poner tambin el verbo en plural. Si disociamos los substantivosanteponiendo a cada uno de ellos el artculo o un demostrativo, la con-cordancia en plural es casi siempre obligatoria: La entrada y la salidade vapores han sido aplazadas; El alza y la baja de la Bolsa demuestrangran inquietud.

    27. Los infinitivos, en su calidad de substantivos, pueden reunirsecomo sujetos de un verbo t"n singular, sobre todo si van sin artculo, o si

  • 29 CONCORDANCIA 35un solo artculo se antepone al primero de ellos: Comer, beber, paseary no hacer nada, le arruin6 en poco tiempo (o le arruinaron); Todo lo quedices, Cipi6n, entiendo; y e! decirlo tt4 y entenderlo yo me causa nuevaadmiracin y maravilla (CERVANTES, Coloquio). Si se antepone el artculoa cada infinitivo, se rompe la unidad del conjunto y la concordancia enplural predomina: El comer, el beber, el pasear y el no hacer nada, learruinaron en poco tiempo. Lo mismo ocurre cuando la idea expresadapor un infinitivo se contrapone a la de otro u otros: holgazanear y apren-der son incompatibles.

    28. Dos o ms demostrativos neutros son equivalentes, para laconcordancia, a uno solo en singular: Todo esto y algo ms mottl6 mizozobra; Esto y lo que se tema de la tropa precipit6 la resolucin del go-bierno. Observa BELLO que si con el neutro se junta un masculino o fe-menino, es admisible la concordancia en plural: Lo escaso de fa pobla-cin y la general desidia produce (o producen) la miseria de! pueblo. Ladiferencia de gneros, subrayada por los distintos artculos o demostrati-vos, favorece aqu la disociacin de los sujetos.

    29. b) Posicin del verbo respecto a los sujetos. Si el verbova detrs de los sujetos, la pluralidad es tan visible y prxima que es muyraro que se ponga en singular: La abuela y el nieto caminaban despacio.En cambio, cuando el verbo precede a varios sujetos aumentan las posi-bilidades de que concierte, no con todos, sino slo con el primero: Levendr el seoro y la gracia como de molde (CERVANTES); Causar01J(o caus6) a todos admiracin la llOra, la soledad, la voz y la destreza delque cantaba. Con el verbo detrs, se ha producido ya un anlisis de lossujetos que intervienen en la accin, el cual impone la pluralidad delverbo, salvo casos muy excepcionales. Por el contrario, el verbo delantepuede colocarse en singular o plural, y en el anlisis que sigue el esprituprocede por suma de sujetos singulares. Todo depende, pues, de si latotalidad de la represeQtacin ha estado presente en el momento de pro-ferir el verbo, o de si los sujetos han ido apareciendo en la mente del quehabla despus de enunciado el verbo. Por esta causa las anomalas gra-maticales en la concordancia son ms frecuentes en la lengua hablada que'en el lenbf\laje literario.

  • 36 PARTE 1, CAP. II 29

    Cuando el verbo va entre varios sujetos, concierta con el sujeto msprximo: La causa de Dios nos lleva, y la de nuestro rey, a conquistarregiones no conocidas (SoLs); Mi deber me obligaba, y nuestra amistad,a hablarle francamente. Se trata tambin de un anlisis del sujeto, hechoo completado despus de proferido el verbo.

    Los varios sujetos de un verbo, en los ejemplos estudiados hasta ahora,van simplemente yuxtapuestos o enlazados por medio de la conjuncin y.Es decir, se trata de elementos anlogos (v. 201) que desempean en laoracin el mismo papel. Ahora bien, la coordinacin de elementos an.lagos dentro de una oracin simple puede ser sentida e interpretada, biencomo una elipsis de varias oraciones, bien como un todo unitario. En elprimer caso cada elemento tiende a imponer al verbo su singularidad; enel segundo, los sujetos se traban unitariamente, y su pluralidad apretadadetermina la pluralidad del verbo.

    A las mismas normas se somete la concordancia del verbo con variossujetos enlazados por la conjuncin ni, aunque BELLO (835) Y la ACADE-MIA (332) tratan de ella como caso aparte. En efecto, si el verbo sigue alos sujetos, concierta con ellos en plural: Ni la amistad, ni las ddivas,ni las promesas pudieron vencerle. Si el verbo precede, puede concertarcon todos en plural, o slo con el ms prximo: No me agradaba (oagradaban) ni el lugar, ni la hora, ni los concurrentes.

    Con la disyuntiva o, la concordancia puede expresar un matiz de es-tilo que depende de cmo se siente la disyuncin: Le atraa la hermosurade la moza, o la amenidad del lugar, recalca la diferencia entre los dosatractivos, se hace visible la exclusin de uno de los dos trminos disyuntivos. Le atraan la hermosura de la moza o la amenidad del lugar,debilita, en cambio, la fuerza disyuntiva de la conjuncin, hace indife-rente que sea uno u otro el motivo de la atraccin. La lengua habladasuele marcar la diferencia con ligero ascenso de entonacin en la palabramoza, seguida de ligera pausa, en el primer caso; en el segundo, pronun-cindolo en un solo grupo fnico. En la lengua escrita puede haber coma.Lo mismo puede extenderse a los dems medios usuales de expresindisyuntiva: Bien la baratura, bien la calidad de la mercanca, le deCidi(o decidieron) a hacer una compra importante. Aadimos que tales varia-

  • 30 CONCORDANCIA 37

    ciones de concordancia no estn influidas por la posici6n del verbo, comoocurre con las conjunciones copulativas.

    30. e> Posicin del adjetivo respecto a los substantivos. Cuan-do el adjetivo va detrs de dos o ms substantivos, concierta con ellos enplural: Claridad y ~rudici6n admirabl~s. Es la concordancia ms general~y la recomiendan los gramticos como ms correcta.

    Sin embargo, aparecen espordicamente casos con el adjetivo en sin-guIar. Para explicrselos es menester tener en cuenta la intervenci6n dedos factores posibles. El primero es la intencin de no calificar con eladjetivo ms que al substantivo ms cercano, por ejemplo: Audacia ytlalor indomabl~, frente a indomabl~s. El segundo depende del grado decohesin con que se piensen los substantivos. Lengua y lit~~atura ~spaolas, supone los dos substantivos en su aislamiento; en tanto que Lenguay literatura espaola, los piensa en su conjunto unitario, que permite cali.ficarlo en singular.

    Si el adjetivo precede a los substantivos, concierta generalmente conel ms prximo: El pblico lo reeibi6 con entusiasta admiraci6n y aplau-so; Me asombraba su tranquila osadia y desparpajo

  • 38 PARTE 1, CAP. 11 30

    las oraciones: Admiro su asombroso talmto y saber y Admiro su talentoy saber asombrosos. En la primera, el adjetivo envuelve en su. cualidad alos dos substantivos que le siguen; tanto que sonara a raro decir asom-hrosos talento y saher. En la segunda oracin, si el adjetivo no estuviese enplural, calificara slo al sustantivo saber, o por lo menos habra tendenciaa interpretarlo as: talento y saber asombroso.

    Quedan todava sin tratar las leyes de la concordancia en la reproduc-cin pronominal ( 238) Yen algunos casos particulares. Pero como ellonos ohligara a anticipar conceptos que han de ser expuestos extensamenteen captulos sucesivos, dejamos para entonces su estudio.

  • CAPITULO IJI

    CLASIFICACI6N DE LAS ORACIONES SIMPLES

    31. Cuando la oracin tiene un sujeto y un predicado se llama simpie. Si contiene ms de un sujeto y ms de un predicado se llama comopuesta l. As, por ejemplo, El nilo dormla en StI cuna, es una oracin sim.pIe; La madre crey6 que el nio dormla en su cuna, es una oracin comopuesta. La oracin simple contiene un solo juicio, mientras que lacompuesta es la combinacin de dos o ms. La oracin compuesta es,pues, un complejo de oraciones simples, lgica y psquicamente relacio-nadas (v. 14).

    32. En cualquiera de las unidades lingsticas llamadas oracionespodemos distinguir el contenido de la representacin, lo que se dice, y laactitud del que habla con respecto a dicho contenido. La oracin: tu pa.dre llegar esta tarde, implica por parte del hablante una afirmacin, quepodra expresar tambin diciendo: creo, afirmo, digo que tu padre llegar est.a tarde. Tu padre llegar esta tardel, puede indicar sorpresa,asombro, mandato, temor, alegra, etc., segn el gesto, la entonacin, lasituacin de los interlocutores o el contexto. Tu padre llegar esta tarde?o Llegar !ti padre esta tarde?, son preguntas. Quiz llegue tu padreesta tarde, indica duda. Ojal llegue tu padre esta tardel es la expresinde un deseo. El contenido objetivo de la representacin {la llegada de tu

    I La Academia Espaiiola considera lambi~n como compuestas 3 las que conti~ncn m:is. dc un(\licIO o m:is de un predicado, por ejemplo: P~dTO" !ua" ll~gaTo"; C/saT lI~g. 1/10 " "~,,cr6.

  • 40 PARTE l. CAP. III 32

    padr~ ~sta tard~) es el mismo en todas estas oraciones; pero es diferenteen cada caso la actitud del hablante al enunciarlo. El contenido representa-tivo, lo que se dice en cada oraci6n, fue llamado dictum por los antiguos.La actitud subjetiva se llam6 modus. El modus puede hallarse implcito,y deducirse del contexto o de la' situaci6n; o puede hallarse explcito enel gesto, las variaciones fonticas, o los signos lxicos y gramaticales quela lengua posee, entre ellos los modos del verbo, que por esto se llamaronas. El modus es, por consiguiente, un criterio de clasificaci6n de las ora-CIOnes.

    Por otra parte, la naturaleza gramatical y semntica del sujeto y delpredicado tienen exigencias formales que originan distintos tipos de oraciones. Con ello tenemos un segundo criterio clasificador.

    Segn lo que antecede, las diferentes formas de expresi6n de las ora-ciones simples pueden depender: 1.) de la calidad psicol6gica del jui-cio, es decir, de la actitud del que habla; y 2.) de la naturaleza del pre-dicado y del sujeto. A ambos criterios atenderemos para clasificarlas, delmodo siguiente:

    Segn la calidad psico-16w,ca del juicio .........

    exclamativasde posibilidaddubitativas

    interro~ativasafirmativas

    ne~ativasoptativasexhortativas

    Segn la naturaleza ddpredicado . atributivas o cualitativaspredicativas ..

    intransitivastransitivaspasivasreflexivasrecprocasimpersonales

    El criterio que informa la primera de estas dos clasificaciones es apli-cable tanto a la oraci6n simple como a la compuesta, puesto que la acti-tud del que habla se proyecta igualmente en ambas. As pues, todas lasoraciones pueden ser exclamativas, de posibilidad, interrogativas, etc.;

  • 34 CLASIFICACIN DE LAS ORACIONES SIMPLES 41

    pero las modificaciones formales que la calidad psicol6gica del juicio pue.de producir en la oraci6n simple, no coinciden a menudo con las queproduce en la compuesta, y por esto trataremos separadamente de unas yotras.

    CALIDAD PSICOL6cICA DEL JUICIO

    33. Psicol6gicamente considerado, el juicio no es s610 un procesoformal del entendimiento, sino producto de todas las actividades del esp-ritu. No atenderemos, pues, a las condiciones 16gicas del juicio, sino a sunaturaleza psquica; y sta s610 nos interesa en cuanto produce diferencias expresivas entre unos juicios y otros. As por ejemplo, la separaci6n16gica entre los juicios problemticos y los dubitativos es perfectamenteclara; pero la actitud psquica ante uno y otro tiende a confundir suslmites, y el lenguaje ofrece consecuentemente amplias zonas de indiferenciaci6n entre las oraciones dubitativas y las de posibilidad, como luegoveremos.

    Los grupos de oraciones enumerados en el 32, no constituyen unaclasificaci6n rigurosa, sin trminos intermedios: son ms bien las deno-minaciones ms diferenciadas de una serie de matices de imposible des-linde en muchos casos. Otras veces, nuestras denominaciones no se excluyen entre s, sino que pueden superponerse. Por ejemplo, una oraci6n

    ~xclamativa es tambin afirmativa o n~gativa, dubitativa, ~xhortativa, etc.Las dubitativas pueden ser a la vez inurrogativas ( R~cordaras, quizs,la f~cha d~ mi ltima carta?). Ms que una clasificaci6n 16gica, es unaenumeraci6n de agrupaciones que se distinguen por algn carcter domi.nante.

    34. Oraciones exclamativas. La calidad subjetiva de mayoresconsecuencias en el lenguaje es la producida por los sentimientos. La ex-presi6n de emociones no necesita comnmente diferenciar sus elementos;tiene carcter total y est muy cerca de la palabra-frase del nio y delprimitivo. Una interjecci6n, una blasfemia, una palabra cariosa o en-tusiasta, no contienen ms ni menos que la expresi6n de la emoci6n par

  • 42 PARTE 1, CAP. III 34

    ticular que las motiva. Es intil empearse en ver en ellas una oracinelptica, una condensacin de elementos del juicio que no han estadonunfa en la mente del que las profiere.

    La oracin ~xclamativa ofrece los siguientes rasgos fonticos: 1.) Re-fuerzo de la articulacin de los sonidos, si se trata de sentimientos domi-nantes de tensin, placer, excitacin; o relajamiento de la misma, cuandopredominan los sentimientos distensivos. 2.) Aumento de inten-sidad y de cantidad en las slabas fuertes y en las palabras sentidas comoms expresivas. 3.~) Desarrollo de la entonacin por encima o por debajodel tono medio de la voz del que habla, de manera que el oyente percibeque no es su entonacin habitual. 4.) Movimientos de la curva de entona-cin, peculiares en cada caso de los sentimientos que se expresan 2. 5.) Mo-dificacin del t~mpo medio, acelerando o retardando. Todos estos carac-teres pueden acentuarse ms o menos segn los casos, con predominio dellnos sobre otros. Si cllenguaje es ~gocntrico (no preocupado por hacerseentender de los dems) pueden debilitarse y aun desaparecer algunos deestos caracteres fonticos, por ejemplo la entonacin en el cuchicheo delsoliloquio. Si el lenguaje es social, como ocurre de ordinario, todos estosrecursos entran en juego con la intencin de que el oyente se aperciba deque hablamos en forma desacostumbrada. El arte de la declamacin, don-de la diccin se objetiva en cierto modo, y es objeto de autocrtica, sacapartido consciente de estos resortes expresivos para producir efectos de-terminados.

    Pueden distinguirse grados dentro del carcter sinttico de la oracin exclamativa. Primero, los gritos inarticulados o las interjeccionesllamadas propias (Ah!; O/l!; Ay!; U}'!; Hola!) que tienen validezsocial dentro de un grupo lingstico; palabras de todas clases habilitadascomo interjecciones (Bravo!; nimo!; Diablo!; Ya!, etc.), o los voca-tivos, dirigidos ya con plena intencin a una persona o grupo. El segundogrado se presentar en las frases exclamativas producidas por un comienzo de anlisis de la emocin en dos o m~s palabras, v. gr.: por Dios!;

    p~ro hombr~/; /zamosa noche!; qu asco!; IPobl"~ d~ mll En ltimotrmino encontramos ya el anlisis ms desarrollado que da a la expre

    2 Vase su deseripci6n y tipos ms frecuentes en TOM.(S NAVARRO, Entonaci6n. pligs. 213252.

  • 35 CLASIFICACIN DE LAS ORACIONES SIMPLES 43

    sin afectiva la estructura de una oracin enunciativa, de la cual no sedi~tingue ya ms que por los recursos fonticos arriba indicados: Nosaba qu hacer! La hora s~ ac~rca!3. A medida que la emotividad vaperdiendo su predominio, nos hallamos ya en el terreno de las enunciativas.

    Por analoga con las interrogativas, toman con frecuencia pronom.bres interrogativos y adverbios relativos, desposedos de sentido interroga-tivo y acentuados fuertemente. Encabezan la oracin y slo desempeanun papel enftico, a menudo ponderativo, p. ej.: Qu bonito!, Cuntom~ al~gro!, Cun d~sdichada soy!, Cmo m~ fastidia! nicamentequ, cunto, cun y cmo son aptos para este uso exclamativo. No lo ad-miten los dems interrogativos. La forma apocopada cun no se usa msque con sentido exclamativo y en lenguaje literario. La lengua hablada emeplea qu en "Su lugar: Comprense las expresiones: Cun f~lic~s eran!y Qu f~lic~s ~ran! En los clsicos y en textos literarios ms o menos ar-caizantes, aparace alguna que otra vez cul en oraciones exclamativas, conel sentido de cmo: Cul gritan ~stos malditos! (ZORRILLA, T~norio).

    Dentro de las exclamativas se hallan tambin las oraciones de man-dato o ~xhortatitlas. Pero stas son al mismo tiempo una forma o aspectoparticular de las oraciones optativas, de las cuales nos ocuparemos msaddante.

    En rigor, las exclamativas no constituyen una clase especial de ora-ciones, sino que el matiz emocional puede teir en mayor o menor gradoa toda expresin humana y determinar en una oracin, de cualquier gru-po que sea, modificaciones fonticas y estructurales .

    35. Oraciones de posibilidad y dubitativas. a) Las gramticassuelen discrepar en cuanto a la distincin entre unas y otras.

    3 El lmo resto de afectividad puede marc.1rlo la anteposici6n de palabras ms matizadasde ella: /801lita casa ,es est,l/, junto a Esta casa es bOllita, Tambin la entonaci6n y la intensidadpueden hacer resaltar una palabra determinada, como en una eSpc.'cie de subrayado fontico.

    .. La Academia (Gram., 549,5) seala que .Hay clusulas que IOn al par inlerrogativas yadmirativas, y en ellas habr de ponerse nota de admiraci6n al principio y de interrogaci6n al fin,o vice"ersa: /Que estl llegaJo al hombre saber cu41ldo ser4 la hora de 111 m'~rte? Qul persecu-cin es bta, Dios m%~~

  • 44 PARTE l. CAP. III 35

    Mientras la ACADEMIA las rene todas con las afirmativas y negati-vas en el grupo de las aseverativas, otros autores distinguen adems laexpresin de la probabilidad como un matiz de la posibilidad que tie-ne caracteres propios 5. No tiene importancia la clasificacin en s misma,a condicin de que los fenmenos se expliquen bien '. Pero la misma di-vergencia indica ya la amplia zona de indiferenciacin psquica que existeentre los juicios que expresan posibilidad, probabilidad y duda.

    Cuando el que habla estima que su juicio corresponde a una realidad, formula su pensamiento con una oracin afirmativa o negativa conel verbo en ipdicativo. Si, por el contrario, cree que el juicio es slo menotal, sin atreverse a considerarlo coincidente con una realidad objetiva, loexpresa como posible, probable y dudoso, mediante los recursos grama

    ticale~ que vamos a exponer. Nos hallamos, por consiguiente, en el terre-no de los juicios problemticos de la Lgica, pero insistimos en que no setrata de su valor lgico, sino de la actitud subjetiva ante ellos 'l.

    b) La posibilidad y la probabilidad en el pasado o en el futuro se ex-presan por medio del futuro hipottico, p. ej.: seran las siete (probable-mente eran); Vivirais muy felices en aquella casa (probablemente o po-siblemente vivisteis o viviris); Tendra gracia esta ocurrencia (supongo

    . que la tendr). La significacin de posibilidad referida al pasado se hadesarrollado modernamente, y es ms frecuente en la lengua hablada queen la escrita (Te entusiasmaras mucho), y slo el sentido general de laconversacin puede determinar si se trata de pretrito o futuro. Si la pro-babilidad se enuncia en pasado perfecto, empleamos el antefuturo hipo-ttico o el pluscuamperfecto de subjuntivo, p. ej.: Nunca me lo habrafigurado (o me lo hubiera); Cualquiera lo habra (o lo hubiera) tomadoa mal.

    s V. ACADEMIA EsPAOLA, Gram., 304, 309 Y 310, Y RAFAEL SECO, Manual d~ Gram4tlcaespaola, n, pgs. 86 Y sigo

    6 LENZ (La oracin y sus partes) no establece con respecto a la actitud subjetiva ms quetres grupos: exclamativas, declarativas e interrogativas. Dentro de las declarativas 5610 sefiala lasafIrmativas y las negativas. Creemos que los matices de posibilidad y de duda tienen en espafiolcualidades suficientemente distintas para separarlos de las oraciones afirmativas V negativas desdelos puntos de vista psquico y gramatical, aunque lgicamente no tengan importancia estos matices.

    7 Trataremos de este asunto con ms amplitud a propsito de la teora dd modo subjuntivo.Ntese que ahora nos ocupamos slo de oraciones simples.

  • 35 CLASIFICACIN DE LAS ORACIONES SIMPLES 45

    La probabilidad en el presente y en el pasado inmediato se expresantambin con los futuros simple y compuesto de indicativo, respectiva-mente, p. ej.: Sern las diez (probablemente son); Cara ms hip6critano la habrs visto en tu vida (probablemente no la has visto).

    Para ms pormenores vanse los captulos destinados a tratar de lostiempos del verbo.

    Naturalmente nos valemos tambin de medios lxicos, como son eluso del verbo poder, de los adverbios probablemente, posiblemente, etc.,o de la locucin deber + de + infinitivo, p. ej.: Esto poda ser cierto;Posiblemente volver; luan debe de estar en casa (supongo que esta').Vase el captulo VIII.

    Con los verbos poder, deber y algunos ms, las formas verbales enora y en -ra pueden sustituirse entre s, p. ej.: Los muebles podran sermejores (o pudieran); A estas horas deberla (o debiera) haber salido eltren (supongo que debla haber salidoJ. Esta sustitucin en oraciones in-dependientes fue mucho ms extensa en la lengua clsica, pero en la ac-tualidad se limita a corto nmero de verbos. Expresiones como la noticiame alegrara mucho, por me alegrara, se sienten hoy como afectado ar-

    ,

    calsmo.

    c) La oracin dubitativa simple se enuncia con adverbios de duda(acaso, tal vez, quizs) seguidos de subjuntivo, p. ej.: acaso vuelva tupadre; tal vez fuese verdad tu sospecha; quizs haya enviado un recado.El verbo puede estar tambin en indicativo: en los ejemplos anteriorespodemos decir vuelve, era o fue, ha envado, respectivamente. El empleodel subjuntivo aumenta el sentido dubitativo de la oracin, mientras quecon el indicativo es una duda atenuada que tiende a la afirmacin o a lanegacin. Ntese la fina diferencia expresiva entre tal vez conoces a estehombre y tal vez conozcas a este hombre. Vase a este respecto lo quedecimos ms adelante sobre el subjuntivo en las subordinadas dubitativas(cap. X).

    Con adverbios de duda se confunden los matices de duda, posibili-dad y probabilidad. En estos casos la sustitucin entre las formas ora yorla tiene pleno uso en la lengua moderna, extendindose la sustitucinhasta la forma en -se, por ejemplo: tal vez seria verdad la noticia (o fuera,

  • PARTE 1, CAP. III i 36fuese); A.caso le conoceras (conocieras, conociesesJ en Madrid; qUlzastemeras el peligro (temieras, temiesesJ. Si quitamos los adverbios en es-tos ejemplos, se pierde el sentido dubitativo; pasan a ser oraciones deposibilidad, y la sustitucin no puede tener lugar. Le conocerlas en Madridexpresa slo la posibilidad; Acaso le conoceras (conocieras, conociesesJacenta el matiz dubitativo. No podramos decir en el primer caso le co-nocieras o conocieses, sin adverbio de duda.

    36. Oraciones interrogativas. En vez de expresar nuestra dudaformulando oraciones dubitativas como las que acabamos de describir,podemos dirigirnos a uno o varios oyentes con nimo de que su respuestapueda resolverla. Nacen as las oraciones interrogativas, caracterizadas ensu mayora por la inflexin final ascendente o circunfIeja de su curva deentonacin, dando a conocer as que la oracin no completa el pensamien-to y esperamos que la respuesta lo complete. Aun en las preguntas de finaldescendente, la entonacin interrogativa ofrece en su conjunto rasgos tancaractersticos, que no puede ser confundida con las dems.

    El comienzo de la pregunta se reconoce siempre en que la voz as-ciende decidida, y se eleva por encima del tono normal en la primeraslaba acentuada: Me obligars a repetir mi recomendacin de siem-pre? Este marcado movimiento ascendente distingue desde el principiola oracin interrogativa de la enunciativa, y demuestra que la ortogra.fa espaola est acertada al prescribir el signo de interrogacin al co-mienzo y al fin, como expresin de la unidad meldica total con quela pregunta se concibe y pronuncia. En francs e ingls la entonacininicial de la pregunta no se distingue, o se distingue poco, de la enunciacin, y quiz por esto ha prevalecido la prctica ortogrfica de escribir el interrogante slo al final. A esta causa podramos atribuir el he-cho de que aquellas lenguas sean ms rigurosas que la espaola en elorden que han de guardar los elementos de la oracin interrogativa, yhayan creado estructuras sintcticas del tipo Est-ce que, ..?, Do you...?que aseguren el comienzo de la pregunta y compensen la escasa expre-sividad de su entonacin inicial '. En espaol, como a continuacin ve-

    a El Cltaln ha d~sarrollado el empl~o d~ "UI!. con valor interrogativo y pronunciacininacentuada, en las preguntas gen~rales: "ttl! ia sab~u la l/ir? probablemente propagado poranaloga con las preguntas parciales: 'lu~ I!" sahm dI! la l/it? En castellano actual ti~n~

  • 37 CLASIFICACIN DE LAS ORACIONES SIMPLES 47

    remos, existen tambin tendencias sintcticas propias de la oracin inte-rrogativa; pero no pasan de ser tendencias sin carcter obligatorio. Des-de luego, no ha necesitado nuestra lengua desarrollar sintagmas fijos,porque la entonacin le basta para dar carcter interrogativo a la ora-cin y saber dnde empieza y dnde acaba. Con esto se comprueba queel empleo de medios gramaticales y el de los recursos fonolgicos (ento-nacin, acentos, etc.) se hallan en razn inversa.

    Distinguen las gramticas dos grupos de oraciones interrogativas:generales o dubitativas y parciales o determinativas.

    37. Cuando preguntamos sobre todo el contenido de la oracin,es decir, sobre la verdad o falsedad del juicio, la pregunta es general.As, por ejemplo: ha llegado tu padre? conocis a ese seor tan dis-tinguido? Nuestra pregunta se dirige a saber si es cierta la relaci6n en-tre sujeto y predicado. La respuesta esperada es si o no; aunque puedellevar refuerzos, que suelen consistir en la repeticin del verbo o en algnmedio que recalque la afirmacin o la negativa. Ejemplos: - Ha llegadotu padre? - No ha llegado todava; - Conocis a ese seor tan distin-guido? -Demasiado; - Recibieron ustedes aquella visita? -Ni ganas.

    El verbo ocupa generalmente el primer lugar de la oracin, lo cualprueba que el inters del que habla recae sobre l: Est!z ah los invi-tados? Puede anteponerse el sujeto, como en: Tu abuelo ha envejecidomucho?, pero en estos casos se nota en la lengua moderna una tenden-cia a desgajar el sujeto dejndolo en cierto modo fuera de la pregunta.Por ejemplo en: El criado ha trado la carta? con el sujeto antepuesto,es frecuente que la entonacin interrogativa recaiga slo sobre el predi-cado, como si dijsemos: El criado ha trado la carta? Se trata de uncomienzo de geminacin fontica de la oracin en dos grupos fnicos,que demuestra un cierto aislamiento sintctico del sujeto antes de lapregunta propiamente dicha. Si el sujeto lleva muchos determinativos,y por consiguiente es largo, su separacin es clara, tanto en la pronun-ciacin como en" la escritura, p. ej.: Las personas ms cultas de la ciu-algn uso la f6rmula Es que...? parecida a las f6rmulas francesa e inglesa mencionadasarriba: Es que no me conoces?; Es que han oll,idado su promes(/?; Es qtle no estabais('ontmtos? (v. 43).

  • 48 PARTE 1, CAP. 111 37

    dad podrn soportar tanta chabacanera? Si el predicado ocupa el pri-mer lugar diremos: Podrn soportar tanta chabacanera las personasms cultas de la ciudad? Se dividir la oraci6n del mismo modo en dosgrupos f6nkos, pero la entonaci6n interrogativa, comenzada en el verbo,alcanza hasta el final de la oraci6n. Cuando el sujeto antepuesto se enun-cia en pocas slabas, su separaci6n de la pregunta puede producirse o no,segn el inters del momento, pero es indudable que la tendencia existe.La pregunta los estudiantes estaban contentos? as escrita, puede pro-nunciarse tambin de estas dos maneras: Los estudiantes, estabancontentos?; los estudiantes estaban contentos?, con anlisis cada vezmayor de los elementos contenidos en la pregunta.

    El pronombre sujeto es innecesario y redundante en espaol, segnquc:d6 dicho en el 13. Se emplea s610 por nfasis o para evitar algunaambigedad posible en cualquier clase de oraciones. Cuando as ocu-rre, en las oraciones interrogativas el pronombre sujeto puede antepo-nerse o posponerse al verbo: Yo estaba equivocado? o Estaba yoequivocado?; Ella dijo la verdad? o Dijo ella la verdad? El espaolno ha generalizado, por consiguiente, la posposici6n del sujeto interro-gativo que es obligatoria en otros idiomas. Incurren en error algunasgramticas destinadas a ensear espaol a los extranjeros, cuando hablande una forma interrogativa de la conjugaci6n espaola, primero porqueel pronombre sujeto no se usa ms que en casos especiales en cualquierclase de oraciones; y segundo, porque, aunque existe la tendencia aposponerlo en esos pocos casos, no se trata de una regla gramaticalconsolidada, como acabamos de ver en nuestros ejemplos. Cuando enun-ciamos el sujeto con un substantivo, puede ir igualmente delante o de-trs del verbo: Tu madre estuvo ayer en casa? o Estuvo ayer tu ma-dre en casa? o Estuvo ayer en casa tu madre? Lo mismo diramos dela pretendida forma interrogativo-negativa: T no sabas las consecuencias de tan imprudentes palabras? o No sabas t las consecuen-cias ...?

    Si se quiere anteponer algn complemento directo o indirecto, ne-cesitamos por lo general reproducirlo junto al verbo por medio de unproHombre. Por ejemplo las oraciones ~~nocbs a ese seor t~n dis-tinguido? RecibIeron usudes aquella VISIta? Han dado un 1ugueu

  • 38 CLASIFICACIN DE LAS ORACIONES SIMPLES 49

    a ese nio?, con el complemento antepuesto seran respectivamente:A ese seor tan distinguido, lo conocis? Aquella t/isita, la recibieronustedes? A ese nio, le han dado un ;uguete?; o mejor quizs: A eseseor tan distinguido, lo conocis? Aquella t/isita, la recibieron ustedes? A ese nio, le han dado un ;uguete? La separacin individualizadora del complemento es ms clara y general que la del sujeto.

    Aunque la colocacin del verbo en el primer lugar de la oracininterrogativa no sea en espaol tan general como en otras lenguas mo-dernas, es indudable que contribuye a dar a la oracin el carcter sin-ttico que corresponde a la pregunta general. A medida que el intershacia el sujeto u otros elementos distintos del verbo nos lleve a ante-ponerlos, nos acercamos a la oracin interrogativa parcial o determinativa.

    38. En las interrogativas parciales la duda no recae sobre el pre-dicado mismo de la oracin, sino sobre el sujeto o sus cualidades, o sobrecualquiera de los dems elementos de la oracin. Preguntamos entoncespor lo que nos falta, por medio de pronombres o adverbios interrogati-vos, colocados necesariamente al comienzo de la oracin. Al decir, porejemplo, Quin ha venido?, s que ha venido alguien, pero ignoro elsujeto de la oracin. Los pronombres y adverbios interrogativos son lossiguientes: qu, quin, cul, cundo, d6nde, cunto y c6mo. Enlos clsicos se encuentran ejemplos del empleo interrogativo de cyo:Cya es esta espada? (TIRSO). Ntese que la serie de los exclamativosse reduce a qu, cunto, cun y c6mo ( 34).

    Los interrogativos mencionados llevan consigo el acento ms perceptible de la oracin en que figuran. Son el centro de un grupo deintensidad fontica, que demuestra la condensacin del inters en ellos.Entre las variadas curvas de entonacin de la pregunta parcial que sedescriben en el Manual de entonacin espaola de NAVARRO TOMS,interesa fijarse en la de inflexin final descendente, por su carcter conminatorio, casi imperativo, que acerca las oraciones interrogativas a lasexhortativas. Una pregunta como d6nde est mi libro? puede ser pro-ferida, bien con final ascendente - forma general de la entonacin in-terrogativa -, bien con descenso muy marcado en sus ltimas slabas.

  • 50 PARTE I, CAP. III 39

    En este caso nos hallamos en el punto de transicin entre la preguntay el mandato: d6nd~ ~st mi libro? I con quin hablo? y otras fra-ses parecidas, significan as pronunciadas algo parecido a dgamdoahora mismo, n~cesito sab~rlo, etc., con carcter perentorio y pocoamable.

    Es frecuente que las interrogativas parciales sugieran una respuestanegativa, es decir, adquieran sentido de negaci6n implcita: De lapasada ~dad, qu me ha quedado? (Rioja), da a entender que no le haquedado nada; Quin hubiera imaginado tanta maldad? significa na-die; C6mo podamos sospechar de l?, quiere decir de ningn modo.Observa BELLO (Gram. 1146 y sigs.) que se trata de u~a figura ret6ricamuy matizada de afectividad, con la cual se acercan estas oraciones alas exclamativas, en lo que se refiere a la actitud del hablante. Por otrolado, su sentido de negacin implcita las aproxima a las explcitamentenegativas. Como vamos viendo, abundan los casos mixtos entre los dife-rentes grupos de oraciones.

    Las oraciones dubitativas y de posibilidad, anteriormente estudia-das, pueden formularse como interrogativas, acentundose as su con-dici6n de juicio psquicamente sentido como posible o dudoso. De estemodo nacen tambin oraciones de tipo intermedio, como las siguientes:Seran las si~t~?, Te gustara volv~r?, Tendra veinte aos? I Podaser cierto?, Deb~ de hablar claro?, Acaso l~ conocas? Todas ellaspueden llevar palabras que refuercen la pregunta, v. gr.: no, si (dubi-tativos), v~rdad?, eh? Ejemplos: No podramos pasar?, Si estaryo equivocado?, Sera bonito, verdad?, Quizs le conozcas, eh?, Yasabras la noticia, no? El empleo de no al principio o al fin de laoraci6n suele indicar que se espera o se insina la respuesta afirmativa:No sera mejor marcharse? Estara loco, no?

    39. Oraciones afirmativas y negativas. Con ellas enunciamos laconformidad o disconformidad objetiva del sujeto con el predicado. Selas llama tambin aseverativas, enunciativas y declarativas. Corresponden alos