garcía-dils & de la hoz 2013

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SERGIO GARCÍA-DILS DE LA VEGA – JOAQUÍN DE LA HOZ MONTOYA D OS NUEVAS INSCRIPCIONES DE COLONIA A UGUSTA F IRMA A STIGI CIJA – S EVILLA ): U NA TABELLA DEFIXIONIS Y UN PAVIMENTO MUSIVO DE TEMÁTICA CIRCENSE aus: Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik 184 (2013) 243–256 © Dr. Rudolf Habelt GmbH, Bonn

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SERGIO GARCÍA-DILS DE LA VEGA – JOAQUÍN DE LA HOZ MONTOYA

DOS NUEVAS INSCRIPCIONES DE COLONIA AUGUSTA FIRMA ASTIGI

(ÉCIJA – SEVILLA): UNA TABELLA DEFIXIONIS Y UN PAVIMENTO MUSIVO

DE TEMÁTICA CIRCENSE

aus: Zeitschrift für Papyrologie und Epigraphik 184 (2013) 243–256

© Dr. Rudolf Habelt GmbH, Bonn

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DOS NUEVAS INSCRIPCIONES DE COLONIA AUGUSTA FIRMA ASTIGI

(ÉCIJA – SEVILLA): UNA TA BELL A DEFIXIONIS Y UN PAVIMENTO MUSIVO

DE TEMÁTICA CIRCENSE*

Son raros los testimonios arqueológicos de circos de carácter permanente en la provincia Baetica, situación que contrasta con la importante presencia de los ludi circenses en la documentación epigráfi ca, con eviden-cias genéricas tan relevantes como la conservada en la Lex Vrsonensis, en la que se establece la obligato-riedad del ofrecimiento de combates gladiatorios o representaciones teatrales en honor de Venus por parte de los aediles en el circo o el foro1. En el caso de colonia Augusta Firma Astigi, se cuenta con un reducido aunque elocuente repertorio de inscripciones relativas a la organización de ludi como actos de munifi cencia pública desarrollados por algunos miembros de la aristocracia colonial romana.

El testimonio más antiguo conservado en Écija se remonta a fi nes del siglo I d.C. Es una inscripción dedicada al séviro P. Numerius Martialis, en la que se recoge la edición de juegos por parte de uno de sus libertos2. Más adelante, un epígrafe fechado a mediados del siglo II d.C. atestigua la organización de sendos circenses editi ofrecidos por la sacerdotisa Aponia Montana para conmemorar su acceso al sacerdocio y con ocasión de la dedicación de una estatua a Bonus Euentus3.

La evidencia epigráfi ca, por sí sola, no probaba la existencia de un circo como edifi cio, ya que bien podría haberse tratado en las celebraciones mencionadas de estructuras efímeras levantadas para la oca-sión. Sin embargo, la visión en conjunto de una serie de elementos constructivos excavados en diferentes intervenciones arqueológicas en el sector noroccidental de la ciudad, extramuros de la colonia romana, ha llevado recientemente a proponer allí la existencia de un circo de carácter estable, construido en época de Claudio o Nerón4.

A los testimonios epigráfi cos y arqueológicos relacionados con el circo de colonia Augusta Firma, vienen a sumarse ahora dos nuevas evidencias, una tabella defi xionis y un pavimento musivo de temática circense, que se presentan a continuación.

La tabella defi xionis

La inscripción que ahora se edita es el primer caso conocido en Hispania de una tabella defi xionis circen-se, testimonio de una practica atestiguada hasta el momento sólo en Roma, África (Cartago, Hadrumetum, Lepcis Magna), Siria (Antioquía, Apamea, Apheca, Berytus)5 y Judea (Caesarea Maritima)6.

Al Sur y al Oeste del circo astigitano se extiende la necrópolis occidental de la colonia, cuya existencia se documenta desde su misma fundación, en época augustea7. La tabella defi xionis de la que se va a tratar a continuación fue hallada en 2001 en el transcurso de una intervención arqueológica desarrollada en un

* Trabajo realizado en el marco del Proyecto I+D+i [HAR2009-08823] y el grupo del Plan Andaluz de Investigación [HUM-323]. Hemos de agradecer las observaciones a este trabajo efectuadas por el Prof. Dr. W. Eck.

1 Se trata de esta cuestión en el cap. 71 de la ley colonial de Vrso. CIL II2/5, 1022 = CIL II 5439 = CILA II.2, 611.2 CIL II2/5, 1179 = CIL II 1479 = CILA II.3, 700. 3 CIL II2/5, 1162 = CIL II 1471 = CILA II.3, 687.4 Las estructuras exhumadas en dichas intervenciones pueden identifi carse como correspondientes a la prima meta, la

spina, la cauea y la arena. Para un estudio pormenorizado, vid. I. Carrasco Gómez, A. Jiménez Hernández, Acerca de los edi-fi cios de espectáculos en colonia Augusta Firma Astigi (Écija, Sevilla), Romula 7 (2008) 7–52.

5 Se mencionan sólo los lugares en los que efectivamente se ha comprobado la temática circense de la defi xio, no aquellos en los que ésta pueda suponerse por el contexto de su hallazgo. Sobre las defi xiones circenses, la obra de consulta más reciente es J. Tremel, Magica agonistica. Fluchtafeln im antiken Sport (Hildesheim 2004).

6 CIIP II 1679. Agradecemos esta referencia al Prof. Dr. W. Eck.7 P. Sáez Fernández, S. Ordóñez Agulla, E. García Vargas, S. García-Dils de la Vega, Carta Arqueológica Municipal. Éci-

ja. 1: la ciudad (Sevilla 2004) 85–87; J. Tinoco Muñoz, I. López Flores, Aproximación al estudio de la necrópolis de Poniente en la Colonia Augusta Firma, Astigi Vetus 1 (2001) 149–152. Sobre la fundación de la ciudad, vid. S. García-Dils de la Vega,

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solar situado a apenas 200 m al Suroeste del límite meridional del edifi cio circense, en la que se excavó en extensión un espacio funerario romano cuya cronología se extiende desde fi nales del siglo I a.C. y a lo largo de todo el siglo I d.C. La tabella había sido introducida en el interior de una tumba de incineración en fosa en algún momento posterior al primer cerramiento de la misma, aunque todavía dentro del mismo siglo, ya que toda esta área de necrópolis quedó amortizada y sellada a principios del siglo II8. De esa forma, el autor de la defi xio escogió para enterrar la tabella precisamente el espacio funerario más próximo al circo, a cuya actividad se refi ere, procurando una estrecha relación tanto funcional, entre defi xio y tumba, como espacial, entre el cometido de la tabella y su lugar de ocultación9.

Colonia Augusta Firma Astigi (Écija, Sevilla). La estructura urbana de una fundación romana en la Baetica, en J. González, J. C. Saquete (eds.), Colonias de César y Augusto en la Andalucía romana (Roma 2011) 99–128.

8 La excavación tuvo lugar en la calle Bellidos nº 18, en el núcleo urbano de la ciudad de Écija. La pieza apareció aso-ciada a una tumba de incineración (enterramiento nº 36 / U.E.-67), en cuyo interior apareció un As de Augusto acuñado en colonia Iulia Traducta. Vid. J. Tinoco Muñoz, Intervención Arqueológica de Urgencia en c/ Bellidos 18, Écija (Sevilla), Anua-rio Arqueológico de Andalucía 2002, vol. III.2, 470–486. Queremos agradecer al director de la intervención arqueológica, D. Jesús Tinoco, que nos ofreciera la pieza para su estudio. Actualmente se encuentra depositada en los fondos del Museo Histórico Municipal de Écija.

9 Sobre las pautas de ocultación de las tabellae circenses vid. F. Heintz, Circus Curses and their Archaeological Contexts, JRA 11 (1998) 337–342.

Fig. 1. Fotografía de la tabella defi xionis. S. García-Dils y J. de la Hoz

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Se trata de una lámina de plomo con la forma aproximada de un triángulo rectángulo con el lado mayor convexo (Fig. 1)10. En el momento de su hallazgo, la tabella se encontraba doblada sobre un único pliegue, situado hacia la mitad de la pieza, y cerrada con un remache de hierro, dejando la cara inscrita por dentro. A excepción de este pliegue, las demás irregularidades en la superfi cie de la lámina son preexistentes a la inscripción, que se adapta a las mismas. La disposición de dichas irregularidades y la forma de la lámina sugieren que proviene del recorte del extremo de una pieza mayor y que, antes o después de su recorte, se obtuvo el actual espesor aplastándola hacia su lado irregular, deformando lo que originalmente debió de ser una forma más triangular. Las medidas de la pieza son de 11,9 × 14,7 cm, con 2 mm de espesor; el campo epigráfi co no está delimitado, ocupando la inscripción la práctica totalidad de la superfi cie de la lámina, sin que se hayan dejado márgenes regulares. En el reverso de la tabella no se aprecia inscripción alguna.

La inscripción se distribuye en catorce líneas que se han conservado íntegramente, con una ordinatio que comienza siendo cuidada, con ligeras desviaciones para adaptarse a las irregularidades del soporte, para irse desordenando progresivamente conforme avanza el texto hasta llegar a las dos últimas líneas, que se superponen parcialmente (Fig. 2). Está escrita en capital cursiva de trazo sencillo y buena factura, con un ductus muy superfi cial de entre 0,10 y 0,25 mm de anchura, lo que en algunos puntos difi culta notablemente la lectura. No aparecen ligaturas entre letras que alteren su forma, si bien es frecuente que la yuxtaposición de éstas genere ambigüedades en cuanto a los límites de cada signo, especialmente en presencia de la A, las nasales y el grupo RI. La altura de las letras se sitúa entre 4,7 y 6,8 mm, aunque algunos caracteres presen-tan un tamaño llamativamente diferente, como TOR en l. 9, de 3,4 mm, o A en l. 8, con 8,6 mm (Fig. 3)11. Hay interpunciones puntuales, de en torno a 0,25 mm de diámetro, distribuidas regularmente en ll. 1–12.

1. GRIIGS · AN[T]ONIANI · VENETA ET RVSSEA · QVADRIGA 2. LASCIVI VERI· QVADRIGA LASCIVI VETII · QVA[D]RIGA 3. MARGARITEI · QVA[D]RIGA MARGARITEI · QVADRI 4. GA GELOTIS · QVAḌ Ṛ IGA VRBICI · QVADRIGA ILA 5. RI · QVADRIGA · ELENI · QVADRIGA BASILISCI · 6. QVADṚ IGA NOMANTINI · QVADṚ IGA · BARBA 7. RIONIS · QVA<D>RIGA CALIDROMI · QVAD 8. RIGA LṾPI · AGITATORES · PIRAMVS · AGI 9. TATOR[E]Ṣ · ET · QVADRIGAS · ANTONIA 10. NI · PATRICIVM MARTIALEM 11. SVCCESSVM ATIARIONEM · 12. ṾAICVS · NARCISVS · AT 13. SERTOR 14. TOTA GRẸX ANTONIANỊ

Para la lectura y transcripción del texto se ha utilizado un complejo proceso de fi ltrados ópticos de imá-genes digitales de la pieza mediante técnicas infográfi cas, lo que se ha combinado con la autopsia sobre la lámina con ayuda de binocular y microscopio electrónico. Si bien la restauración, realizada por el Institu-to Andaluz de Patrimonio Histórico, ha mejorado en general la lectura de la pieza, en algunos pasajes la eliminación de la pátina superfi cial ha desdibujado la presencia de algunos trazos, fosilizados en ella pero apenas perceptibles en la superfi cie original. De ahí que el examen de la documentación gráfi ca obtenida antes de la restauración haya resultado en algunas ocasiones esclarecedor. Hay que señalar, además, que el pliegue central de la lámina afectó a casi todas las líneas del texto, difi cultando en ocasiones la lectura o provocando incluso la pérdida de algunas letras.

Entre las particularidades detectadas en la escritura del texto, cabría destacar las siguientes. En l. 1, en GRIIGS, el trazo vertical de la R se superpone parcialmente con el de la G que la precede. Le sigue una E compuesta por dos trazos verticales paralelos, la única de este tipo que aparece en la inscripción, vaci-

10 Esta pieza ya fue objeto de mención en Sáez et al. 2004, 85, Fig. 146.11 En Fig. 3 se han recogido todas las letras del texto que se han conservado completas, por orden de aparición.

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lación entre ambas grafías de E bien conocida en registros como el archivo de los Sulpicios o los grafi tos murales de Pompeya12. En l. 9, la escritura de QVADRIGAS se tuvo que adaptar a la confl uencia de varios pliegues e irregularidades en el soporte, obligando además a dejar una gran separación entre QVADRI y GAS. En l. 11, en SVCCESSVM, la tercera S evidencia una vacilación del inscriptor, que ha duplicado su curva inferior. En el inicio de l. 12, un pliegue condiciona el desarrollo de la inscripción. Sobre el mismo se trazó con difi cultad una V, dejando a continuación un espacio para buscar una superfi cie más uniforme para continuar con AICVS. En l. 13, con el fi n de adaptarse a la forma de la tabella y dejar espacio para la conclusión de la inscripción, solamente se escribe ATSERTOR. En l. 14, el texto se superpone parcialmente con el de la línea anterior. En este caso, se escribió GREX, frente al GRIIGS de l. 1.

A la vista de las consideraciones anteriores, se propone la siguiente lectura:

Gregs An[t]oniani, Veneta et Russea: quadriga / Lasciui Veri, quadriga Lasciui Vetii, qua[d]riga / Margaritei, qua[d]riga Margaritei, quadri/ga Gelotis, quadriga Vrbici, quadri-ga Ila/ri, quadriga Eleni, quadriga Basilisci, / quadriga Nomantini, quadriga Barba/rionis, qua<d>riga Calidromi, quad/riga Lupi; agitatores: Piramus; agi/tator[e]s et quadrigas Anto-nia/ni: Patricium, Martialem, / Successum, Atiarionem, / Vaicus, Narcisus, At/sertor. / Tota grex Antoniani.

12 TPSulp 28–29; en TPSulp 90 se alternan la E de dos astas con la cursiva de tres trazos. En cuanto a Pompeya, se trata de CIL IV 1261 (lám. XIII, 4); CIL IV 1347; CIL IV 1430; CIL IV 1679 (lám. IV, 1–2); CIL IV 1781 (lám. XIII, 12); CIL IV 1852 (lám. XXII, 4); CIL IV 1884 (lám. XXIV, 5); CIL IV 2186–2187 (XXXVI, 17); CIL IV p. 267. Pueden añadirse a este repertorio O. Claud. 304 (J. Bingen et alii, Mons Claudianus. Ostraca graeca et latina II (O. Claud. 191 à 416) (El Cairo 1997) 143) y J. Corell, Drei defi xionum tabellae aus Sagunt (Valencia), ZPE 101 (1994) 282–285.

Fig. 2. Transcripción del texto de la tabella. S. García-Dils y J. de la Hoz

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El texto presenta una aparente laxitud gramatical, sucediéndose por razones poco claras enumeraciones en nominativo y acusativo, con una total ausencia de verbos13. No obstante, en ningún momento se advier-te la pérdida de -m fi nal en los acusativos, frecuente en el latín vulgar por la omisión del sonido, lo que demuestra un razonable grado de competencia en el autor del texto14. Destaca asimismo la preferencia por la construcción nom. + gen. frente a su inversa. En cuanto a la ortografía, sí aparecen irregularidades frecuentes en el latín cotidiano, como la disimilación de la -x en gregs (que se corrige en l. 14), la omisión de h- inicial (<H>ilari; <H>eleni), la simplifi cación de geminadas (Cal<l>idromi; Narcis<s>us), la asi-milación de sonoras a sordas (Atsertor), la apertura de u en o (Nomantini) o la sustitución de la y por i en nombres griegos (Piramus).

Como ya se ha señalado, el contexto funerario en el que se halló la pieza tiene una datación entre fi nales del siglo I a.C. y fi nales del siglo I d.C., quedando amortizado a principios del siglo II. La utilización de la capital cursiva indica una cronología no posterior al siglo III y en general las variantes gráfi cas empleadas tienden a ser más frecuentes en las tabellae defi xionum de los siglos I–II, excluyendo en algunos casos los siglos fuera de estos márgenes15. Especialmente a favor de una datación no muy tardía dentro del período imperial aboga la vacilación entre la E en forma de doble asta y la E en dos trazos oblicuos. Como ya se ha señalado, este fenómeno es particularmente frecuente en textos pompeyanos, evidentemente no posterio-res al 79 d.C., aunque se constata todavía a mediados del siglo II. El empleo frecuente de la interpunción, si bien separando más bien unidades de sentido que palabras, como se advierte muy en particular en la secuencia quadriga + gen., apunta también a una datación entre mediados del siglo I d.C. y momentos no muy avanzados del siglo II d.C. A este respecto la inscripción se sitúa en parámetros similares a los de las tablillas del archivo puteolano de los Sulpicios y supera la frecuencia media de las tablillas de Vindolan-da16. En suma, criterios paleográfi cos y, sobre todo, contexto arqueológico coinciden en fechar la defi xio entre mediados y fi nales del siglo I d.C.

En la medida en que se puede interpretar, el texto carece de una estructura sintáctica compleja, limitán-dose a la enumeración de los objetivos de la defi xio, dirigida contra la grex Antoniani y dos de las habituales factiones circenses, la Veneta o Azul y la Russea o Roja. La primera cuestión que plantea la inscripción es la interpretación del comienzo del texto, gregs Antoniani. El empleo del término grex en referencia a las facciones circenses está bien documentado en las fuentes literarias y epigráfi cas17 y, en este caso, plantea la cuestión de si implica la participación en la competición circense de una tercera escuadra local, aparen-temente sufragada por un Antonianus. No obstante, carecemos de paralelos de esta perpetuación en época

13 Sobre la oscilación entre acusativo y nominativo en listados, particularmente en defi xiones, vid. J. N. Adams, The New Vindolanda Writing Tablets, ClQ 53.2 (2003) 547–549.

14 Idéntica corrección llamaba la atención de J. N. Adams en el caso de las tablillas de Vindolanda; J. N. Adams, The Language of the Vindolanda Writing Tablets: An interim Report, JRS 85 (1995) 88.

15 G. Bartoletti, La scrittura romana nelle tabellae defi xionum (secc. I a.C.–IV d.C.). Note paleografi che, Scrittura e Civiltà 14 (1990) 7–48, especialmente esquema 1, p. 43. De acuerdo con el autor, la E de dos trazos oblicuos, la variante cur-siva de D y la L que se documentan en la tabella astigitana no se constatan en otras defi xiones antes del I d.C., mientras la variante lineal de E y la V no lo hace después del II d.C. Para una comparación con la paleografía, generalmente más tardía, de las defi xiones britanas vid. R. S. O. Tomlin, Writing to the Gods in Britain, en A. E. Cooley (ed.), Becoming Roman, Writing Latin? Literacy and Epigraphy in the Roman West (Rhode Island 2002) 176–179. Para una contextualización más amplia de la evolución altoimperial de la paleografía a estilo vid. A. Bowman, D. Thomas, Vindolanda: the Latin Writing Tablets (London 1983) 51–71.

16 Adams 1995, 95–96; J. N. Adams, Interpuncts as Evidence for the Enclitic Character of Personal Pronouns in Latin, ZPE 111 (1996) 208; Adams 2003, 532–533; R. D. Anderson, P. J. Parsons, R. G. M. Nisbet, Elegiacs by Gallus from Qasr Ibrim, JRS 69 (1979) 131 y n. 43; G. Camodeca, Tabulae Pompeianae Sulpiciorum. Edizione critica dell’archivio puteolano dei Sulpicii, vol. I (Roma 1999) 38–39; M. B. Parkes, Pause and Effect. An Introduction to the History of Punctuation in the West (Aldershot 1992) 10.

17 Vid. Suet. Dom. 7; CIL VI 10053 = CIL VI 10054 = CIL VI 33937 = CIL VI 37834 = AE 1903, 161, grex prasin(us); V. Väänänen, Le iscrizioni della necropoli dell’autoparco Vaticano (Roma 1973) 81, agitatori [[F]] gregis [p]rasini; CIL VI 10069 = AE 1999, 118, cond(itori) gr(egis) russatae; CIL VI 10072, con(d)it{t}or gregis r<u=y>ssatae. En las dos últimas inscripciones se constata el uso de grex en femenino, como aparece en la presente inscripción, del que se documenta también su adaptación al griego en A. Audollent, Defi xionum tabellae quotquot innotuerunt tam in Graecis Orientis quam in totius Occidentis partibus praeter Atticas in Corpore Inscriptionum Atticarum editas (Paris 1904), nº 160.

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Fig. 3. Letras completas que aparecen en el texto, por orden de aparición. S. García-Dils

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imperial del originario modelo aristocrático de competición circense, así como de su coexistencia con el sistema de factiones18. Parece más probable, por tanto, la identifi cación de este Antonianus con el dominus o propietario local de una familia quadrigaria, o bien con el personaje que habría sufragado los gastos de las dos factiones mencionadas, arrendando sus servicios al editor de los juegos19. En cualquier caso, nos inclinamos por interpretar que el objetivo de la defi xio serían las dos escuadras (greges) suministradas o sufragadas por Antonianus, que emerge así como destinatario último de la maldición20.

A la mención de estas dos factiones sigue una enumeración articulada sobre la reiteración del sintagma quadriga + gen. (ll. 1–8). En total se mencionan trece quadrigae, repitiéndose aparentemente la tercera de ellas, la quadriga Margaritei, reduplicación que podría entenderse o bien como indicio de la particular relevancia de los caballos nombrados en ella, o bien como práctica mágica destinada a reforzar el efecto de la maldición.

Las quadrigae son identifi cadas por un nombre, con toda probabilidad el de un caballo, pese a que en la mayoría de los casos sea admisible su interpretación en clave de onomástica servil o liberta, dado el íntimo parentesco entre los nombres de caballos circenses y los de sus aurigas. El hábito de nombrar a una cuadriga por su caballo más relevante, generalmente el funalis que corría por el lado interior de la pista, está bien atestiguado en los mosaicos circenses21. Los nombres mencionados son Lasciuus Veri, Lasciuus Vetii, Margariteus, Gelos, Vrbicus, (H)ilarus, (H)elenus, Basiliscus, Nomantinus, Barbario, Cal(l)idromus y Lupus.

De los once nombres diferentes mencionados, seis están documentados como nombres equinos en fuentes epigráfi cas, escritos en la misma forma registrada en la tabella (Gelos, (H)ilarus, (H)elenus, Basi-liscus, Cal(l)idromus, Lupus), cuatro suponen una variación respecto a nomina atestiguados (Lasciuus, del que procedería Lascouus, Margariteus, como forma de Margarita, Vrbicus por Vrbanus, Barbario por Barbarus) y tan sólo Nomantinus se presenta por primera vez en este contexto. En las líneas que siguen, se procede al estudio de todos ellos, por orden de aparición.

Lasciuus Veri y Lasciuus Vetii (l. 2). Como nombre de caballo, Lasciuus se documenta, escrito en carac-teres griegos (Λασκίβος), en la defi xio circense de la Villa Doria Pamphili22 y se ha interpretado como el término original del que habría degenerado la forma Lascouus, constatada en una defi xio de Cartago23. En el ámbito de la onomástica personal aparece ampliamente atestiguado en todo tipo de contextos24, regis-trándose en la Baetica en su forma femenina, Lasciua, en sendas inscripciones funerarias25.

18 El modelo griego de competición, en el que el aristócrata hacía competir su carro, o incluso lo conducía, obteniendo el renombre de la victoria a título personal, había sido sustituido en Roma por el sistema de factiones ya en época tardorrepubli-cana, momento a partir del cual la competición directa de aristócratas queda relegada a ocasiones excepcionales. E. Rawson, Chariot-racing in the Roman Republic, PBSR 49 (1981) 1–16; A. Cameron, Circus Factions. Blues and Greens at Rome and Byzantium (Oxford 1976) 56–61; J. H. Humphrey, Roman Circuses. Arenas for Chariot Racing (London 1986) 137–138.

19 No se ha documentado epigráfi camente ningún Antonianus en la Baetica. El nomen Antonius sí se atestigua amplia-mente en los sellos anfóricos béticos. Vid. G. Chic García, Datos para un estudio socioeconómico de la Bética. Marcas de alfar sobre ánforas olearias (Écija 2001) 473–474.

20 En la defi xio romana Audollent 1904, nº 160 la grex se designa por el nombre de su caballo más importante, Iudex (τὴν γρέγην Ἰούδεικ[ος]), pero es evidente que Antonianus es un antropónimo y que esta posibilidad interpretativa debe ser excluida en nuestro caso.

21 Ejemplos de ello encontramos en Bell-lloch (Gerona) (Humphrey 1986, 239–241; G. López Monteagudo, Inscripciones sobre caballos en mosaicos romanos de Hispania y del Norte de África, en A. Mastino (ed.), L’Africa romana. Atti del IX con-vegno di studio. Nuoro, 13–15 dicembre 1991 (Sassari 1992) 969–971), Mérida (López 1992, 972–973; T. Nogales Basarrate, Espectáculos en Augusta Emérita (Badajoz 2000) 89–90, lám. XLIV), Tréveris (K. M. D. Dunbabin, The Victorious Charioteer on Mosaics and Related Monuments, AJA 86.1 (1982), 72, 89, nº 25) y Roma (Via Imperiale) (Dunbabin 1982, 73–74, 88, nº 18).

22 D. R. Jordan, A Curse on Charioteers and Horses at Rome, ZPE 141 (2002) 142, l. 18.23 La defi xio está redactada en un latín vulgar lleno de incorrecciones. D. R. Jordan, New defi xiones from Carthage, en

J. H. Humphrey (ed.), The Circus and a Byzantine Cemetery at Carthage, vol. I (Ann Arbor 1988) 129–134, nº 3; Tremel 2004, nº 68; M. Darder Lissón, De nominibus equorum circensium. Pars Occidentis (Barcelona 1996) 166–167, 329.

24 I. Kajanto, The Latin Cognomina (Helsinki 1965) 261; B. Lörincz, Onomasticon provinciarum Europae Latinarum (OPEL), Vol. III (Wien 2000) 19.

25 CIL II2/5, 380 = AE 1985, 566 y CIL II2/7, 178 = CIL II 2169.

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Más difícil de explicar es la presencia de los nombres compuestos. La primera interpretación posible consistiría en entender el segundo término como un adjetivo destinado a distinguir entre varios caballos del mismo nombre, en este caso Lasciuus Verus y Lasciuus Vetius. Este procedimiento es bien conocido cuando se trataba de especifi car el origen26 o el color27 del caballo, y también se constata como forma de distinguir miembros de un mismo linaje28. Sin embargo, parece una opción a desechar, dado que Verus y Vetius son difícilmente entendibles como adjetivos asociados a caballos, siendo ambos antropónimos bien documentados.

La segunda opción sería que el segundo término en genitivo marcara la ascendencia del animal, como puede verse en una inscripción en la que aparecen mencionados dos caballos, Aquilo Aquilonis e Hirpinus Aquilonis, en la que habría que interpretar que el progenitor de la pareja sería un Aquilo29. La misma situa-ción se da en una defi xio de Hadrumetum30.

Una tercera posibilidad sería identifi car los nombres en genitivo, Lasciuus Veri y Lasciuus Vetii, como una referencia a los criadores o propietarios de los equinos, como la investigación ha interpretado en gene-ral en diversos pavimentos musivos de temática circense31. Particularmente relevante es el célebre mosaico de Barcelona, fechado en el siglo IV, en el que se representa en carrera una cuadriga de cada facción. En él aparecen los nombres de todos los caballos y, sobre algunas grupas, dos nombres en genitivo identifi cados en este sentido. Lo interesante es que ambos nombres se distribuyen entre varias facciones y coexisten en una misma cuadriga, de manera que Niceti aparece sobre un caballo de la facción verde y otro de la roja, mientras que Concordi se escribe sobre dos caballos de la roja y tres de la blanca; fi nalmente, sobre un anca de un animal de la facción azul, caído en tierra, aparecía una marca en forma de palma, tal vez signo de otro propietario32. Este mosaico confi rma, por tanto, que distintos criadores podían aportar simultáneamente caballos a varias facciones y que un mismo tiro podía agrupar a especímenes de diferentes ganaderías. Por otro lado, en una defi xio cartaginesa se maldice a un auriga uenetus, Victorino, junto a “sus caballos, que piensa montar”33. En la maldición se nombran hasta nueve caballos, aparentemente designados por su dominus, en genitivo; cuatro son del propio Victorino, otros cuatro de Secundino y un último de Mesala. Se especifi ca que es también objeto de maldición cualquier otro caballo que sea enganchado con los anteriores. La defi xio, aparte del hecho de revelar en apariencia a un auriga que es propietario de tiros, corrobora que un mismo auriga podía guiar caballos de distintos criadores en una misma ocasión.

A la vista de estos paralelos, parece más coherente inclinarse por esta última opción, identifi cando en la defi xio astigitana a Verus y Vetius con criadores secundarios con respecto a Antonianus, al menos en lo que concierne a los ludi específi camente aludidos, habiéndose explicitado sus nombres en este caso simple-mente para diferenciar dos caballos del mismo nombre.

Margariteus (l. 3). Se trata del primer testimonio de un caballo de este nombre, que sí se ha documentado en la forma femenina Margarita en sendas tabellae circenses procedentes de Hadrumetum y datadas en

26 CIL VI 10053–10054; CIL VI 33937; CIL VI 37834.27 CIL VI 10056; CIL VI 10069.28 … lasx iunior aparece como nombre de caballo de caza en un pavimento musivo de Thuburbo Maius; ILTun 733 = AE

1942/43, 104; López 1992, 1001.29 CIL VI 10069.30 Audollent 1904, nº 275 = Tremel 2004, nº 25, “Glaucu(s) Argutu(s) ueneti destroiugu(s) Glauci cadant”. El genitivo

Glauci en este caso no parece aludir al dominus, como supone Audollent, sino al progenitor, ya que Glaucu(s) es el primer nombre de caballo mencionado en la serie.

31 Es el caso del mosaico emeritense del auriga Marcianus, cuyo iugalis izquierdo, Inluminator, tiene escrito sobre el cuerpo Getuli, mientras su iugalis derecho muestra sobre el anca una marca en forma de skyphos; López 1992, 972–973; Noga-les 2000, 89–90, lám. XLIV. La misma interpretación cabe realizar de los caballos representados en los mosaicos tunecinos de Sorothus en Hadrumetum, fechados a fi nes del siglo II, agrupados en parejas en cada una de las cuales se alterna el genitivo Sorothi en el costado de un caballo con una marca en forma de caramillo en la grupa del otro; CIL VIII 11150; CIL VIII 22917; López 1992, 978. En general, sobre las marcas de domini, vid. López 1992.

32 Humphrey 1986, 235–239; López 1992, 966–968. 33 Audollent 1904, nº 241.

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Dos nuevas inscripciones de colonia Augusta Firma Astigi (Écija – Sevilla) 251

el siglo III d.C34. Como antropónimo, está atestiguado el masculino Margaritus35, que Kajanto propone como forma latina de Μαργαρίτης36, de cuya confusión podría provenir Margariteus.

Gelos (l. 4). Se tiene constancia del uso del nombre Gelos para caballos circenses en una defi xio de Car-tago, fechada entre los siglos II y III d.C.37, así como en una inscripción honorífi ca de un auriga en Roma, tratándose en este caso precisamente de un animal hispano38.

Vrbicus (l. 4). Carente de paralelos directos como nombre equino, el más cercano sería un caballo mencio-nado en una defi xio cartaginesa, para el que se ha propuesto la restitución Vrb[a]n[us]39. En la onomástica personal se trata, en cambio, de un cognomen relativamente frecuente40.

(H)ilarus (ll. 4–5). Muy común en la antroponimia41, aparece como nombre de caballos hispanos y afri-canos42. En una serie de defi xiones circenses de Hadrumetum dirigida contra un mismo grupo de caballos y aurigas43, se tiene constancia de un caballo de nombre Hilaru(s)44, probablemente el mismo mencionado como (H)ilarinu(s)45. La variante Hilarinus reaparece en otra serie de defi xiones de Hadrumetum ajena a la anterior46.

(H)elenus (l. 5). En una de las series de maldiciones de Hadrumetum que se acaba de mencionar, se docu-menta en una ocasión como caballo circense un Hellenu(s)47, con toda probabilidad el mismo nombrado como Hellenicu(s) en el resto de la serie48. Helenus se constata asimismo como cognomen de un auriga en una inscripción romana del siglo I49.

Basiliscus (l. 5). Atestiguado como nombre de caballo de carreras en una inscripción de Roma50.

34 Las inscripciones son, respectivamente, Audollent 1904, nº 289 = Tremel 2004, nº 39 y Tremel 2004, nº 50 = AE 1911, 6 = AE 2005, 1666. En ambas, Margarita aparece vinculada a Lynceus, nombres que se asocian en Hadrumetum en un tercer epígrafe, AE 1955, 67. Vid. Darder 1996, 180.

35 Con claridad, en CIL VIII 13781.36 Kajanto 1965, 346.37 CIL VIII 12504 = Audollent 1904, nº 233 = AE 1940, 126 = Tremel 2004, nº 52.38 CIL VI 10056; Darder 1996, 139–140.39 CIL VIII 12506 = Audollent 1904, nº 232 = Tremel 2004, nº 51; Darder 1996, 260.40 Kajanto 1965, 81, 311.41 Kajanto 1965, 260–261; B. Lörincz, Onomasticon provinciarum Europae Latinarum (OPEL), Vol. II (Wien 1999) 182.

Como nombre de auriga, Hilaro aurig(atori) en CIL VI 10046. Un Hilarus aparece asimismo en un mosaico circense de Ostia; V. S. M. Scrinari, Ostia antica. Il cosiddetto Palazzo imperiale. Decorazioni musive, Archeologia laziale 9 (1988) 185–194.

42 Hilaro Af(ro) e Hilaro Hisp(ano) en CIL VI 10053 = CIL VI 10054 = CIL VI 33937 = CIL VI 37834 = AE 1903, 161; Hilaro r(usseo) en CIL VI 10056.

43 Audollent 1904, nº 275–284 = Tremel 2004, nº 25–34.44 Audollent 1904, nº 283 = Tremel 2004, nº 33; Darder 1996, 149.45 Audollent 1904, nº 284 = Tremel 2004, nº 34; Darder 1996, 149. 46 Audollent 1904, nº 272–274 = Tremel 2004, nº 22–24 = AE 1903, 208–209; Darder 1996, 149. Como nombre de inte-

grante de la factio Veneta, aparece en un defi xio romana; Jordan 2002, 142, ll. 3, 5. Hilarinus es también el nombre de un auriga acusado de prácticas mágicas en la Roma del siglo IV (Amm. Marc. RG. 26.3.3–4) y de uno de los aurigas representados en el mosaico de Prima Porta (Dunbabin 1982, 88, nº 15) y en el ya mencionado pavimento musivo de Ostia (Scrinari 1988).

47 Audollent 1904, nº 284 = Tremel 2004, nº 34; Darder 1996, 147.48 Audollent 1904, nº 275, 276, 278, 280–283 = Tremel 2004, nº 25, 26, 28, 30–33 = AE 1902, 148b–149 y AE 1903, 133,

135, 137; Darder 1996, 147. 49 AE 2001, 268; sobre el antropónimo Helenus, vid. Lörincz 1999, 175.50 CIL VI 37836 = AE 1907, 144; Darder 1996, 81. Como cognomen, vid. B. Lörincz, F. Redö, Onomasticon provinciarum

Europae Latinarum (OPEL), Vol. I (Budapest 1994) 273.

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252 S. García-Dils de la Vega – J. de la Hoz Montoya

Nomantinus (l. 6). Como ya se ha señalado, se trata del único nombre de la lista que no tiene paralelos cercanos conocidos en relación con caballos, aunque sí está atestiguado como antropónimo en las formas Numantinus o Numantina51 y Nomantinus52.

Barbario (ll. 6–7). Es la primera vez que se constata de forma cierta como nombre de caballo circense53, aunque su restitución es más que probable, particularmente a la luz de la tabella astigitana, en el nombre de uno de los caballos del mosaico circense galo de Sans, BA[RB]ARIO54. Sí esta documentada la forma Barbarus en ejemplares africanos55 y cualquiera de las dos variantes podría ocultarse bajo la abreviatura Barb(arus?, -ario?, -atus?) con la que se nombra a otro caballo circense del mismo origen56.

Cal(l)idromus (l. 7). Aparece en su forma original griega (Καλλίδρομος) como nombre de caballo en una defi xio circense de Cartago57. En su versión latina designa a un caballo de carreras africano58 y, probablemente, a una serie de caballos cirenaicos y africanos que constan como Callid(romus ?, -us ?)59. Es incierto si el Callidromus al que se desea salud en un grafi to mural de Pompeya es un individuo o un caballo circense60.

Lupus (l. 8). Cognomen ampliamente documentado61, está atestiguado para caballos africanos e hispa-nos62. Lup(us?) es el nombre de un progenitor o un propietario de caballos de carrera africanos, pero tal vez su restitución más correcta sea la variante Lupercus, constatada como nombre de caballo hispano en la misma inscripción63.

Tras la enumeración de las cuadrigas, el texto anuncia con el plural agitatores el inicio de una nueva lista, evidentemente alusiva a los conductores de los citados tiros. No obstante no es fácil seguir la lógica de esta nueva enumeración, pues tras un nombre en nominativo, la palabra agitator vuelve a repetirse en plural y la enumeración parece truncarse. Es posible que la aparente incoherencia entre el plural agitatores y el singular que le sigue sea consecuencia del uso de un formulario previo para redactar la tabella, que habría originado inconsistencias sintácticas bien por proponer el cliente un solo nombre en una categoría habitual-mente reservada para varios, bien por el inminente agotamiento del campo epigráfi co. En cualquier caso, el único nombre que indudablemente forma parte de esta categoría de agitatores es Piramus (l. 8). Nombre de resonancias mitológicas64 y, por tanto, oportuno para un contexto escénico, Pyramus aparece por primera vez en el ámbito circense, pese a no ser infrecuente en medios serviles y libertos65.

51 Kajanto 1965, 199; Lörincz 2000, 106.52 Inscripciones procedentes de Roma, relativas a dos personajes llamados respectivamente Marcus Fadius Nomantinus

(CIL VI, 2743) y Titus Munnius Nomantinus (CIL VI, 1492).53 Como cognomen, vid. Kajanto 1965, 312–313; Lörincz, Redö 1994, 267.54 Darder 1996, 269–270.55 Barbaro b(adio) en CIL VI 10056 (Roma); Darder 1996, 80–81.56 CIL VI 10053 = CIL VI 10054 = CIL VI 33937 = CIL VI 37834 = AE 1903, 161; Darder 1996, 80.57 Audollent 1904, nº 242 = Tremel 2004, nº 61, posiblemente referida al principalis equus. 58 CIL VI 10056; Darder 1996, 87.59 Callid(romo) Cyr(enaeo) y Callid(romo) Af(ro) en CIL VI 10053 = CIL VI 10054 = CIL VI 33937 = CIL VI 37834 =

AE 1903, 161; Darder 1996, 87.60 CIL IV 2206, Callidrome ua(le).61 Kajanto 1965, 85, 100 y 327; Lörincz 2000, 39.62 Lupo Af(ro) y Lupo Hisp(ano) en CIL VI 10053 = CIL VI 10054 = CIL VI 33937 = CIL VI 37834 = AE 1903, 161;

Darder 1996, 175–176. 63 CIL VI 10056; Darder 1996, 175.64 Ovid. Met. 4.55–166.65 Ya sea como Pyramus o como Piramus; vid. Lörincz 2000, 173. Se trata de un cognomen bien conocido en la Baetica,

donde están documentados Pyramus (CIL II 1377 = CILA II.3, 910 = HEp 7, 776), P[y]ramus (CIL II, 1875), L(ucius) Cassius Pyramus (J. González, Inscripciones romanas de la provincia de Cádiz (Cádiz 1982) nº 416), el duovir Auf(idius) Pyramus (CIL II2/7, 99 = CIL II 2133 = CILA III.1, 304 = HEp 14, 191 = AE 2005, 825) y Aurelius Piramus (HEp 16, 164).

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Dos nuevas inscripciones de colonia Augusta Firma Astigi (Écija – Sevilla) 253

Tras la mención en ll. 9–10 a los agitator[e]s et quadrigas Antoniani, sigue la enumeración de siete nom-bres, los cuatro primeros en acusativo (Patricium, Martialem, Successum, Atiarionem), seguidos de otros tres en nominativo (Vaicus, Narcisus, Atsertor). Con certeza, solamente se puede afi rmar que se trata de integrantes de la escuadra de Antonianus, apuntando la neta contraposición entre la primera y la segunda parte de la defi xio a que se trata de agitatores más bien que de nuevos caballos.

Patricius (l. 10). Antropónimo no infrecuente66, en el ámbito circense se constata como nombre de caballo en una tabella de Hadrumetum67, de nuevo en uno de los mosaicos tunecinos en los que se representa a la escuadra de Sorothus68 y, probablemente, en una defi xio de Cartago69.

Martialis (l. 10). El cognomen Martialis resulta perfectamente común70, aunque se documenta aquí por primera vez en el ámbito circense.

Successus (l. 11). Nombre apropiado semánticamente para un agitator servil o un caballo de carreras, se trata, no obstante, de un antropónimo común71 sin paralelos de su empleo en el medio circense.

Atiario (l. 11). Está atestiguada la forma Atiarius prácticamente como endemismo onomástico entre los sectores aristocráticos de Philippi (Macedonia) y sus libertos72. En la propia Baetica, Atiarius fue pro-puesto como lectura del cognomen de un epígrafe de Arcos de la Frontera73, para el que Hübner prefi rió la interpretación L. Caecilius Attarius. La propia rareza del nombre aconseja prudencia a la hora de interpre-tar la forma que aparece en la tabella astigitana como una incorrección morfológica.

Vaicus (l. 12). Nombre indígena atestiguado únicamente en una inscripción lusitana74.

Narcis(s)us (l. 12). Este antropónimo, común en la onomástica servil, se constata como nombre de un auriga prasinus en sendas tabellae cartaginesas75 y probablemente también en una inscripción romana76. También se atestigua la variante Narcisio como nombre de un conditor de la grex russata77. Como nom-bre de caballo, un Narcissus aparece en una cuadriga vencedora de la facción prasina en un mosaico de

66 Kajanto 1965, 313; Lörincz 2000, 128.67 Audollent 1904, nº 295 = Tremel 2004, nº 45; Darder 1996, 206–207.68 CIL VIII 11150; López 1992, 978. 69 En la que se ha propuesto reconstruir ΠΑΤΡΙ[ΚΙΟΣ]; D. R. Jordan, A Survey of Greek Defi xiones not Included in the

Special Corpora, GRBS 26.2 (1985) nº 139; Darder 1996, 206.70 Kajanto 1965, 18bis, 20, 30, 54–55, 76, 212; Lörincz 2000, 60. En colonia Augusta Firma, hay que mencionar las dos

inscripciones registradas en las que se menciona al séviro P(ublius) Numerius Martialis Astigitanus, CIL II2/5, 1179 = CIL II 1479 = CILA II.3, 700 y CIL II2/5, 1164 = CIL II 1473 = CILA II.3, 689 = HEp 3, 345 = AE 1988, 725.

71 Kajanto 1965, 18, 93, 96, 356.72 El caso más signifi cativo de adscripción aristocrática es Publius Cornelius Asper Atiarius Montanus; CIL III 650. El

indicio más claro de la condición liberta de muchos de los testimonios es el claro predominio entre éstos de los Lucii Atiarii; CIL III 633.2; CIL III 633.3; CIL III 669; P. Pilhofer, Philippi 2. Katalog der Inschriften von Philippi (Tübingen 2000) nº 91 y 588. Otros testimonios de Atiarii en Philippi se encuentran en CIL III 702b; CIL III 706; CIL III 14206.13.

73 CIL II 1362.74 Nombre para el que se ha propuesto, no obstante, la lectura Micus; HEp 6, 247 = HEp 16, 138. A título de hipótesis,

en el caso que nos ocupa podría sugerirse la lectura alternativa VNICVS, ya sea interpretado como cognomen (Kajanto 1965, 294) o bien acompañando a los dos términos que le siguen, es decir, “unicus Narcisus atsertor”, marcando un nuevo período sintáctico centrado en el sujeto Narcisus al que adjetivarían unicus y atsertor, lo que de alguna forma justifi caría el paso aquí del acusativo al nominativo. Aceptando esta posibilidad, se podría entender adsertor, “defensor”, de forma fi gurada como “ven-cedor” y entender la proposición como “sólo Narciso (será) vencedor”, entendiendo que Narcisus sería en este caso un agitator de la facción prasina o alba, favorecido por el comitente de la defi xio. Sin embargo, esta posibilidad no encuentra apoyo en la autopsia de la lámina, en la que se lee claramente una “A”.

75 Audollent 1904, nº 234 y 239; Darder 1996, 206–207.76 En la que se ha reconstruido [Narc]issus agi[t(ator) faction]is Prasin[ae]; CIL VI 37837.77 CIL VI 10072.

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254 S. García-Dils de la Vega – J. de la Hoz Montoya

Mérida y, fuera del ámbito circense, se atestigua como nombre equino también en el Mosaico de la Caza de Thuburbo Maius78.

Atsertor (ll. 12–13). Raro como antropónimo, apareciendo especialmente en contextos cristianos tardoanti-guos79, Adsertor está documentado como nombre de varios caballos de carreras africanos80.

Más allá de la ausencia de fórmulas explícitamente mágicas de la tabella astigitana, su formulario la asemeja a la defi xio circense de la Villa Doria Pamphili, dirigida, como la que nos ocupa, a las facciones ueneta y russea81. Como en Écija, el texto comienza con un encabezamiento, destacado por ocupar por completo la primera línea con caracteres mayores al resto del texto, en el que se cita en nominativo el prin-cipal objeto de la defi xio, en este caso la factio ueneta. Uno de los editores, D. Jordan, ha propuesto interpre-tar los tres nombres en acusativo que siguen al encabezamiento (ll. 1–5), al menos dos de los cuales se rei-teran claramente como relativos a la facción véneta, como propietarios, dado que su situación en la defi xio le lleva a excluir que sean aurigas82. Asimismo, aparecen casos en los que la enumeración en acusativo no parece justifi carse sintácticamente, pareciendo presuponer un verbo del tipo καταδείνω. Incluso cabe preguntarse si la interpretación que hacía Bevilacqua de la l. 21 (καταδείνω Αλκεινο πανσα βεννετερα) como redacción incorrecta de “maldigo a Alcinus y a toda la (facción) véneta”83 no es más apropiada que la interpretación de Jordan como sucesión de los nombres Alcinus, Pansa y Veneter. La deformación del Lacinius propuesto en la l. 2 por este Alcinus es una hipótesis sencilla y de esa forma podríamos encontrar-nos con una fórmula similar a la que aparece al fi nal de nuestra defi xio.

En resumen, la defi xio astigitana maldice al menos a doce cuadrigas de dos facciones diferentes84, así como a un número máximo de nueve agitatores. No obstante, hasta siete de ellos podrían en realidad tra-tarse nuevamente de caballos, y por extensión de nuevas cuadrigas, dada la tendencia a emplear un mismo repertorio onomástico en aurigas y animales circenses. Hasta donde conocemos, los circos romanos monu-mentales podían contar con una cifra de entre ocho y doce carceres85, y la hipótesis de reconstrucción que se ha manejado para el circo astigitano, con cerca de 40 m de ancho máximo en su pista occidental, acerca sus dimensiones al de Mérida, que constaba de doce carceres86.

En general, en cada carrera parecen haber participado uno, dos o tres carros de cada facción (certa-mina singularum, binarum y ternarum)87, aunque tal vez no sea necesario suponer en todos los casos un equilibrio exacto entre facciones. Por otro lado, sabemos que en Roma una jornada normal de circo podía incluir entre diez y veinticuatro carreras88 y que en el siglo IV Libanio consideraba normal en Antioquía

78 López 1992, 973–974 y 1004, con otro posible ejemplo en la Casa de los Caballos de Cartago; J. Gómez Pallarès, Edi-ción y comentario de las inscripciones sobre mosaico de Hispania. Inscripciones no cristianas (Roma 1997) 64–66; Nogales 2000, 80–81, lám. XLVIII A–B; Darder 1996, 187.

79 Kajanto 1965, 360.80 Adsertore r(usseo) y Adsertore n(igro) en CIL VI 10056; Darder 1996, 52.81 Jordan 2002; corrección en ZPE 144 (2003) 30.82 Jordan 2002, 144–145.83 Jordan 2002, 146. 84 Constituyendo un nuevo testimonio de la conocida tendencia de las facciones circenses a asociarse entre sí en las

competiciones.85 Doce carceres se atestiguan en el Circo Máximo a partir de César, en la primera fase (10 a.C.–66/70 d.C.) del estadio

herodiano de Cesarea Marítima o en el circo de Mérida, así como en representaciones como el mosaico de Italica (aunque sólo se observan once carceres). En otros casos se constatan entre ocho y diez carceres; Audollent 1904, nº 233, 244–245 (Cartago); Humphrey 1986, 136–138, 233–235; López 1992, 971–972; Nogales 2000, 45; J. Patrich, The carceres of the Herodian hippo-drome/stadium at Caesarea Maritima and Connections with the Circus Maximus, JRA 14 (2001) 269–283.

86 Carrasco, Jiménez 2008, 19–22.87 Humphrey 1986, 137.88 En general, el número medio tendió a incrementarse a medida que avanzaba el Imperio: D.C. 59.7.2–3; D.C. 60.27.2;

Suet. Ner. 22; Audollent 1904, nº 159–160; Tremel 2004, nº 78. Calígula celebró hasta cuarenta carreras en un día (D.C. 59.7.2) y Domiciano llegó a ampliar el número hasta cien, pero parece tratarse de cifras excepcionales (Suet. Dom. 4.3).

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Dos nuevas inscripciones de colonia Augusta Firma Astigi (Écija – Sevilla) 255

Fig. 4. Mosaico de la calle Elvira (vista general). S. García-Dils

Fig. 5. Mosaico de la calle Elvira (detalle). S. García-Dils

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256 S. García-Dils de la Vega – J. de la Hoz Montoya

un total de dieciséis carreras89. Por tanto, las cifras máximas y mínimas de cuadrigas y aurigas objeto de esta defi xio representan sin difi cultad a la mitad aproximada de los participantes en una jornada de ludi circenses, o aun en los ludi completos, en una capital de conuentus como colonia Augusta Firma. Que las cifras no resulten múltiplos exactos del número teórico de caballos y aurigas implicados en una carrera es un rasgo común en las defi xiones circenses y resulta fácilmente explicable tanto por la eventual participa-ción de un mismo auriga o caballo en varias carreras, como por la omisión de alguno de sus nombres, como por desviaciones de las carreras con respecto al modelo teórico de un perfecto equilibrio entre facciones.

El pavimento musivo de la calle Elvira

En relación con la temática circense en colonia Augusta Firma, hay que mencionar, además, el hallazgo en 2010 de un pavimento musivo en el que se representa un circo en perspectiva cenital (Fig. 4)90. En la parte que se pudo documentar arqueológicamente, se reconoce sin difi cultad uno de los extremos del edifi cio, con sus muros de delimitación, las seis carceres y la arena, en cuyo interior, junto a la meta secunda, se sitúan sendos personajes rodeados por tres nombres escritos con tessellae negras sobre fondo blanco, AMANDVS, PINNA y ABVN[---]91 (Fig. 5). El cognomen Amandus parece referirse al posible agitator92, representado con casco y látigo en mano. Pinna, por su parte, podría señalar al segundo personaje93, representado con los brazos en alto, acaso un iubilator94. En cuanto a Abun[---], son varias las reconstrucciones posibles95, como Abundus96, Abundius97 o Abundantius98, sin que sea posible saber si el nombre se refería a un caba-llo o a un personaje, ya que el mosaico solamente pudo ser documentado hasta el punto donde aparece este texto.

Sergio García-Dils de la Vega, Departamento de Historia Antigua – Universidad de [email protected]

Joaquín de la Hoz Montoya, Departamento de Historia Antigua – Universidad de [email protected]

89 Lib. Or. 16.41.90 El mosaico salió a la luz en el transcurso de una intervención arqueológica, desarrollada bajo la coordinación de

D. J. M. Huecas, en un solar localizado en la calle Elvira nº 3 y calle Fernández Pintado nº 5, en el centro histórico de Écija. S. Bravo Jiménez, J. M. Huecas Atenciano, L. Suárez Cano, Apuntes sobre la excavación arqueológica realizada en la calle Elvira nº3 c/v. calle Fernández Pintado nº5, Écija (Sevilla), Romula 9 (2010) 249–254.

91 G. López Monteagudo, Hallazgo de nuevos mosaicos en Écija (Sevilla). La escena fi gurada del mosaico del circo, Romula 9 (2010) 269–288.

92 Puede traerse a colación en este contexto la inscripción del gladiador Amandus, del ludus Neronianus, localizada en la vecina Corduba (CIL II2/7, 355 = AE 1962, 47). No puede descartarse, no obstante, que el nombre se refi era a uno de los caballos de la cuadriga, tal como se atestigua en el conocido mosaico circense de Dougga (CIL VIII 26655).

93 Como el gladiador Pinna, del ludus Neronianus, documentado en Pompeya (CIL IV 2387). En López 2010, 279–280 se propone que Pinna se referiría a uno de los caballos, aunque tal extremo es indemostrable, ya que, por un lado, este nombre no se ha documentado referido a equinos (tal como la autora reconoce) y, por otro, porque en la porción excavada del pavimento musivo no aparecen ni la cuadriga ni los caballos.

94 Tal como se propone en López 2010, 278.95 Sí se puede descartar la propuesta de reconstrucción como Abun[dans] presentada en López 2010, 277–280, ya que no

se han registrado paralelos del término ni como antropónimo ni como nombre equino.96 Hay un séviro de ese nombre, G. Trebonius Abundus, registrado en CIL XII, 4394.97 Como el episcopus Abundius de CIL V 5402, o el presbítero de ese nombre de CIL XI 4076.98 Nombre documentado en epitafi os cristianos, como los famuli Dei así llamados registrados en Mérida (HEp 14, 39 =

AE 2005, 775) y Mértola (ICERV 490).