formación en ecología política y popular i

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  • 8/12/2019 Formacin en Ecologa Poltica y Popular I

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    Contctenos:

    espacio.chicomendes

    @Espchicomendes

    Mail: [email protected]

    Web: http://espaciochicomendes.blogspot.com.ar/

    Mdulo de Formacin N 1Ecologa Poltica y Corrientes del Ecologismo

    Bibliografa:

    Delgado Ramos, Gian Carlo. 2013. Por qu esimportante la ecologa poltica? En revista Nueva

    Sociedad No 244, Pp. 47 60. Martinez Allier, Joan. 2005. Corrientes del ecologismo

    En: El ecologismo de los pobres. Espaa pp.15 -32

    Lowy, Michael. 2011. En Brasil, el combate de ChicoMendes En:Ecosocialismo. La alternativa radical a la

    catstrofe ecolgica capitalista.Coedicin Editorial El

    Colectivo- Ediciones Herramienta. Buenos Aires.

    Capitulo 8, pg. 115-126.

    Porto-Gonalves, Carlos W. 2009. Chico Mendes, unecosocialista. En: Cultura y Representaciones sociales.

    Universidad Autnoma de Mxico.Ao 3, nm. 6, Pp

    188-194.

    Espacio Chico Mendes. 2012. Reflexiones en torno a lalucha socioambiental en Argentina. En: Revista

    Herramienta N 50 Ao XVI. Buenos Aires

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    Modulo de Formacin I

    Ecologa Poltica y Corrientes del ecologismo

    En las ltimas dcadas diversos sectores de la sociedad han puesto al

    medio ambiente y sus luchas en un nivel de importancia que antes no

    haban tenido. Reflexionar sobre estos conflictos socio-ambientales

    requiere contar con herramientas tericas que nos permitan abordar estos

    procesos de forma integral, dentro del marco de un capitalismo globalizante

    que profundiza las desigualdades sociales e incrementa la concentracin del

    poder transnacional, despojando a la poblacin de sus bienes comunes.

    En este sentido consideramos que el marco terico de la ecologapoltica nos brinda una visin para la reflexin crtica sobre la

    mercantilizacin de la naturaleza y la dimensin sociopoltica que legitima

    un modelo de desarrollo injusto. Es por ello que buscamos abrir el debate

    sobre los problemas que nos llaman a intervenir polticamente en nuestra

    sociedad. Para repensar el vinculo sociedad ambiente y construir formas

    alternativas al actual modelo de produccin,surgidas desde los diferentes

    actores del campo popular.

    Si bien, cada da son ms visibles las luchas ambientales, debemos

    tener en cuenta los diferentes tipos de ecologismo existentes, ya que no

    todos ellos pugnan por los mismos objetivos. Los movimientos sociales

    toman las banderas de la lucha ambiental como un derecho a la calidad de

    vida, a la justicia social y la equidad, mientras otras corrientes del

    ecologismo no se plantean su intervencin en esos mismos trminos. Es por

    ello que incluimos un texto sobre el ecologismo de los pobres, donde se

    diferencian (esquemticamente) los variados enfoques, del que retomamos

    el ecologismo popular.

    Estos movimientos de lucha y resistencia, con distintos grados de

    intervencin poltica, no son experiencias nuevas. Destacamos aqu la

    figura de Chico Mendes quien mediante su trabajo sindical, comenz su

    lucha poltica por la defensa de los derechos de los trabajadores

    seringueirosen Brasil. Con el correr del tiempo incorpor demandas ms

    amplias como la lucha por la tierra, los derechos humanos y la lucha

    ambiental desde una perspectiva popular. Entendi que sin unatransformacin estructural en las relaciones de produccin, de explotacin

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    del hombre por el hombre, base de este sistema capitalista, no puede

    alcanzarse la equidad, la justicia ambiental y la emancipacin real de

    nuestros pueblos.

    Con lo expuesto hasta aqu, consideramos que la bibliografa listadaa continuacin es una excelente introduccin a un campo terico crtico que

    nos servir como herramienta de anlisis de estas problemticas, no slo

    actuales sino tambin histricas.

    Bibliografa:

    Delgado Ramos, Gian Carlo. 2013. Por qu es importante la ecologa

    poltica? En revista Nueva Sociedad No 244, Pp. 47 60.

    Lowy, Michael. 2011. En Brasil, el combate de Chico Mendes En:

    Ecosocialismo. La alternativa radical a la catstrofe ecolgica capitalista.Coedicin Editorial El Colectivo- Ediciones Herramienta. Buenos Aires.

    Capitulo 8, pg. 115-126.

    Martinez Allier, Joan. 2005. Corrientes del ecologismo En: El

    ecologismo de los pobres. Espaa pp.15 -32

    Porto-Gonalves, Carlos W. 2009. Chico Mendes, un ecosocialista. En:

    Cultura y Representaciones sociales. Universidad Autnoma de Mxico.Ao 3, nm. 6, Pp 188-194.

    Espacio Chico Mendes. 2012. Reflexiones en torno a la luchasocioambiental en Argentina. En: Revista Herramienta N 50 Ao XVI.

    Buenos Aires

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    Introduccin

    Se considera que la ecologa poltica, como campo terico, fue tomando cuer-po en la dcada de 1980, cuando se gestaba con mayor claridad un encuen-

    tro de aportes provenientes de distintas disciplinas abocadas al estudio del

    conicto por el acceso, despojo, uso y usufructo de los territorios y los recur-sos que estos contienen (incluyendo, en muchos casos, el reconocimiento y la

    vericacin de las contrafuerzas existentes y sus propuestas alternativas). Si

    bien el proceso de despojo y usufructo privado de los recursos naturales noes nuevo, sino por el contrario, algo estructural del sistema actual de produc-

    cin, es cada vez ms claro que la creciente acumulacin de capital demandauna explotacin y transformacin mayor del entorno natural y social con im-plicaciones desiguales, sinrgicas e incluso irreversibles.

    Por qu

    es importantela ecologa

    poltica?

    GIANCARLO

    DELGADORAMOS

    La ecologa poltica, campo interdisciplinario

    en constante construccin, es una herramienta

    terico-analtica de relevancia, sobre todo

    ante la intensifcacin desigual del consumo

    de energa y materiales, de los efectos

    no deseados de ciertas tecnologas, as

    como de la generacin de desechos cuyos

    impactos se reejan cada vez ms en

    conictos socioambientales de diversa ndole

    y escala. El artculo revisa los orgenes y

    desarrollo de la ecologa poltica, poniendo el

    nfasis en las contribuciones latinoamericanas

    y trazando algunas reexiones en torno

    de la construccin de alternativas desde y

    para los pueblos de Amrica Latina.

    Gian Carlo Delgado Ramos: economista por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico(unam), magster en Economa Ecolgica y Gestin Ambiental y doctorando en Ciencias Am -

    bientales (Universidad Autnoma de Barcelona). Es investigador del Centro de Investigaciones

    Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la unam. Integra el Sistema Nacional de In-vestigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa de Mxico.Palabras claves: ecologa poltica, recursos naturales, desarrollismo, extractivismo, AmricaLatina.

    Este artculo es copia fiel del publicado en la revista NUEVASOCIEDADNo244,

    marzo-abril de 2013, ISSN: 0251-3552, .

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    48NUEVASOCIEDAD244Gian Carlo Delgado Ramos

    Es por ello que resulta necesario dar cuenta de losprocesos de colonizacin de lanaturalezao actividades que alteran deliberadamente los sistemas naturales

    con el n de hacerlos ms tiles al sistema de produccin y reproduccinimperante, as como de las modalidades del metabolismo socioeconmico, esdecir, la apropiacin, transformacin, distribucin y consumo de energa y

    materiales, y la consecuente generacin de desechos1.

    Tanto los procesos de colonizacin como el metabolismo socioeconmicovaran segn el modo de produccin y en ntima vinculacin con el tipo detecnologa o, dicho de otro modo, de los instrumentos exosomticos dispo-nibles (el tecnometabolismo2). De ah que pueda sostenerse que la eco-

    loga poltica est tambin directamente relacionada con las modalidadesy la sosticacin cientco-tecnolgicas alcanzadas, incluyendo el ritmo ylas dimensiones de su operacin. En el sistema capitalista de produccin,el metabolismo social se agudiza aceleradamente y en clara correlacin conlas dinmicas de acumulacin de capital, esto es, con los ciclos ampliadosde produccin-circulacin-consumo. Y si bien el crecimiento poblacionaltiene un cierto impacto en la intensicacin de las demandas energticasy materiales, esa no es la cuestin clave a escala mundial: mientras que lapoblacin solo creci cuatro veces a lo largo del siglo xx, el consumo pro-

    medio de energa aument 12 veces, el de metales 19 veces y el de materia-les de construccin como en el caso del cemento hasta 34 veces, tal comolo muestra el grco de la pgina siguiente.

    Datos para el ao 2010 estiman un metabolismo socioeconmico cuya inten-sidad energtica y material fue del orden de 60.000 millones de toneladas demateriales al ao y unos 500.000 petajoules de energa primaria3. El 10% de lapoblacin mundial acaparaba entonces 40% de la energa y 27% de los mate-

    riales

    4

    , al tiempo que las asimetras socioeconmicas seguan prcticamenteimpertrritas. Al cierre del siglo xx, 20% de la poblacin concentraba 83% dela riqueza, mientras que el 20% ms pobre solo se adjudicaba 1,4% de esta5; setrata de proporciones que prcticamente se mantienen al da de hoy.

    1. Marina Fischer-Kowalski y Helmut Haberl: El metabolismo socioeconmico en Ecologa Po-lticaNo19, 2000, pp. 21-34.2. Edward Boyden: Biohistory: The Interplay Between Human Society and the Biosphere: Pastand Present, Man and the Biosphere Series No8, unesco / Parthenon Publishing, Pars-Nueva

    Jersey, 1992.3. Helga Weisz y Julia Steinberg: Reducing Energy and Material Flows in Cities en Environmen-

    tal Sustainabilityvol. 2, 2010, p. 185.4. Ibd.5. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo(pnud): Human Development Report 1992,Oxford University Press, Nueva York, 1992.

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    49 TEMACENTRALPor qu es importante la ecologa poltica?

    En concordancia con los datos anteriores, el ujo de residuos tambin ha idoen aumento. Solo los residuos slidos municipales (los que han sido de hechocontabilizados y representan, en el mejor de los casos, menos de la mitad deltotal de residuos generados a escala mundial) pasaron de 261.333 kilotones/ao en 1930 a 1.166.237 kilotones/ao en 20106. En este contexto, es notorioque el estadounidense promedio genere ms basura que cualquier otro ha-

    bitante del planeta. Estados Unidos es altamente despilfarrador: con solo 5%

    de la poblacin mundial, es responsable de 25% de la generacin mundial debasura, con 389,5 millones de toneladas de residuos slidos al ao (o 18 vecesel peso de toda la poblacin adulta de ese pas7). Cabe precisar la tendencia

    6. Actualmente, se estima que los residuos recolectados rondan entre 2.500 y 4.000 millones detoneladas mtricas anuales, ello sin incluir residuos de la construccin, demolicin, mineray agricultura, as como los ujos de residuos irregulares o clandestinos, muchos de los cualesson txicos. La recoleccin a escala municipal es la que cuenta con datos ms precisos y suvolumen es de 1.160 millones de toneladas mtricas. La mitad de ellas son emitidas por lospases de la Organizacin para la Cooperacin Econmica y el Desarrollo (ocde).ElisabethLacoste y Philippe Chalmin: From Waste to Resource: 2006 World Waste Survay, Ciclope / Veolia,

    Pars, 2006.7. A esto se suma que unos 140 millones de toneladas de desechos no son contabilizadas ocial-mente, pues son generadas de manera irregular o ilegal. Ver Edward Humes: Garbology. OurDirty Love Affair with Trash, Avery, Nueva York, 2012, pp. 7 y 9.

    Grco

    Fuente:Fridolin Krausmann et al.: Growth in Global Material Use, gdpand Population Duringthe 20th Century en Ecological EconomicsNo68, 2009.

    Extraccin de materiales y PIBmundial, 1900-2000

    100

    80

    60

    40

    20

    0

    50

    40

    30

    20

    10

    01900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000

    Extraccin material (en miles de millones de toneladas)

    Minerales industriales Vectores de energa fsil

    Minerales de construccin Biomasa

    pib

    pib(en billones de dlares)

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    50NUEVASOCIEDAD244Gian Carlo Delgado Ramos

    ascendente de generacin de basura en el pas del Norte, que aument en el

    orden de un tercio de 1980 a 2000 y en casi el doble de 1960 a 2000 8.

    El proceso de transformacin de la naturaleza es, pues, mayor, y la tendenciase ahonda no solo por la generalizada erosin de las reservas de energa y losmateriales de calidad (y por tanto de bajo costo), la alteracin de los ecosis-temas y la transgresin o aproximacin a las fronteras ecolgicas de los ciclos

    biogeoqumicos9, sino adems como resul-tado del actual auge de las actividades ex-tractivas a escala mundial, vinculadas a la

    crisis econmica y a la especulacin en el

    mercado de la tierra y las materias primas(commodities). Por tal razn, la apropiacinde tierras, que se dispar particularmente

    en lo que va de este siglo, puede observarse

    como mecanismo de despojo de paque-tes de activos naturales en todo el mundo,

    con excepcin de la Antrtida. frica yAsia son las regiones con las mayores tasas de apropiacin hasta el momen-

    to, pero en Amrica Latina el fenmeno aumenta. Solo de 2008 a 2010 se

    realizaron acciones de compraventa de tierras u otros tipos de acuerdospor unos 45 millones de hectreas a escala mundial, la gran mayora sinun adecuado proceso de consulta a la poblacin local (previo, informado y

    culturalmente adaptado) y, en el mejor de los casos, con compensaciones de-leznables, que suponen que el valor de los territorios se reduce nicamentea lo econmico10.

    Lo dicho hasta aqu dibuja un panorama de afectaciones y conictos so-

    cioambientales que reenva a la pertinencia de aproximaciones analticasderivadas de la ecologa poltica crtica, en tanto estas buscan develar lascausas y no meramente los sntomas. En ese sentido, la ecologa polticacrtica es un campo de estudio interdisciplinario cuyo avance se produjo ysigue producindose como un proceso diverso. Los nfasis presentes son

    8. Ibd., p. 5.9. Desde la alteracin del ciclo del carbono al alcanzar 394 partes por milln (ppm) a principiosde 2012 (era menor a 280 ppm antes de 1850), hasta la inyeccin de ms de 120 millones de tonela-das de nitrgeno, que ya sobrepasan casi en cuatro veces la frontera propuesta para dicho ciclo.

    Para mayores precisiones, v. John Rockstrm et al.: A Safe Operating Space for Humanity enNatureNo46, 2009, pp. 472-475.10. Ver Mara Cristina Rulli, Antonio Saviori y Paolo DOdorico: Global Land and Water Grab -

    bing en PNASvol. 110 No3, 15/1/2013.

    La apropiacin de

    tierras puede observarse

    como mecanismo dedespojo de paquetes

    de activos naturales en

    todo el mundo, con

    excepcin de la Antrtida

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    51 TEMACENTRALPor qu es importante la ecologa poltica?

    heterogneos, pero suelen dar cuenta de la importancia que tiene, en los

    anlisis terico-empricos, el reconocimiento explcito de los sistemas de

    poder y la inuencia y la subordinacin presentes en las relaciones socialesy productivas contemporneas en todas las escalas temporales y espaciales,entre otras cuestiones asociadas a lo socioeconmico, poltico y cultural.

    Tal diversidad se expresa en mltiples deniciones, todas con puntos de en -cuentro, cuestin que corrobora el hecho de que se trata de un campo en

    consolidacin, pero que no deja de ser producto de un claro esfuerzo paraapuntar una diferencia entre las aproximaciones polticas y apolticas de laecologa, para colocarse as como una lectura que, lejos de declararse neutral

    y objetiva, es ms bien explcitamente normativa.

    Sobre la conformacin del concepto de ecologa poltica

    El concepto de ecologa poltica como tal, segn Paul Robbins, fue probable -mente utilizado por primera vez en 1972 por Eric Wolf en su trabajo Owner-ship and Political Ecology11, que funciona como introduccin a una serie detrabajos propios de la antropologa y la ecologa cultural para la zona andinay en los que, para Wolf, se discuten transversalmente dos elementos claves12.

    Por un lado, la cuestin del accesode cara a lapropiedadde los recursos, y porotro, las dinmicas de la gestin de los territorios con visin de largo plazo yde innegable naturaleza colectiva frente a la propiedad privada, las accionesindividuales y la gestin cortoplacista.

    Ahora bien, vale precisar que, pese a la existencia de posicionamientoscrticos, la poltica de la ecologa o la poltica ecologizada (a modo de di-ferenciar, aunque a veces emplee el concepto de ecologa poltica) al mis-mo tiempo generaba, y lo sigue haciendo, interpretaciones diferentes de

    las aqu precisadas. En ese sentido, se puede mencionar, por ejemplo, eltrabajo de Hans Enzensberger en el que se critica la ecologa poltica deenfoque limitado propio de las clases medias, impulsada tanto por tecn-

    cratas que apuestan por tecnosoluciones como por reformistas preocupa-

    dos meramente por los espacios verdes13. Aunque existan posiciones deesta naturaleza, incluyendo aquellas de tinte pesimista y malthusiano, laliteratura acadmica crtica tena ya presencia y se extendera an ms enlos aos venideros.

    11. En Anthropological Quarterlyvol. 45 No3, 1972, pp. 201-205.12. P. Robbins: Political Ecology: A Critical Introduction,Blackwell, Malden, ma, 2010.13. H.M. Enzensberger: A Critique of Political Ecology en New Left Reviewvol. 84, 3-4/1974.

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    52NUEVASOCIEDAD244Gian Carlo Delgado Ramos

    Las vertientes tal vez con mayor impac-to en la construccin del campo de la

    ecologa poltica han sido, por un lado,la economa ecolgica crtica (o fuerte)14y la ecologa marxista. Ambas insistena su modo en la necesidad de vincular

    las relaciones de poder y los procesos de

    apropiacin con el anlisis de la produc-cin, distribucin y consumo propios de

    cada sistema de produccin y de cara a

    los lmites ambientales o la nitud de la naturaleza. Por otro lado, estn las

    vertientes que se aglutinan o derivan de los anlisis de la geografa crtica, lahistoria ambiental, la antropologa social, la sociologa poltica y los estudios

    de tipo sociocultural. La ecologa poltica es, pues, para Anthony Bebbington,un paraguas que abarca varias tradiciones y lneas de investigacin, un cam-

    po de reexin y anlisis comn a diversas disciplinas15.

    En su libro, Robbins retoma diversas deniciones de ecologa poltica, ensu mayora de autores anglosajones, que considera en general tiles paraexplicar y describir la degradacin ambiental originada por el mal mane-

    jo corporativo y estatal, a partir de la documentacin de las iniciativas deactivismo social; para comprender la dialctica cambiante entre sociedad y

    recursos territoriales, as como entre clases y grupos dentro de la sociedad;

    para analizar la distribucin del poder en el ejercicio de transformacin dela naturaleza; para dar cuenta de las consecuencias polticas del cambiomedioambiental, o para la deconstruccin de las narrativas predominan-

    tes16. Sin embargo, Robbins no atribuye en su planteamiento suciente pesoa las contribuciones de autores iberoamericanos, entre los cuales podemos

    mencionar, de modo sucinto, el trabajo de Joan Martnez-Alier y su anlisissobre conictos ecolgicos distributivos, el comercio ecolgicamente desigual

    14. Se reconoce que la economa ecolgica aglutina una diversidad de visiones, desde aquellasms cercanas a la economa ambiental (o la que asume que es posible el intercambio equivalentede capital natural y capital econmico y, por tanto, que el mercado es el mejor mecanismo dedistribucin y preservacin de los recursos) hasta aquellas cercanas a visiones ingenieriles oaquellas sociopolticamente crticas, aunque no necesariamente marxistas. En este sentido, sobretodo desde la academia latinoamericana, se ha sealado que tal amplitud de espectros torna di-fusa la identidad de la economa ecolgica. Otros presumen que esa diversidad, por el contrario,permite que las visiones crticas sean ms complejas en el sentido kuhniano (que comprendan eincluyan el paradigma predecesor).

    15. A. Bebbington: Elementos para una ecologa poltica de los movimientos sociales y el desa-rrollo territorial en zonas mineras en Minera, movimientos sociales y respuestas campesinas. Unaecologa poltica de las transformaciones territoriales,iep / Cepes, Lima, 2007, p. 26.16. P. Robbins: ob. cit.

    Las vertientes con

    mayor impacto en la

    construccin del campo

    de la ecologa poltica

    han sido, por un lado, la

    economa ecolgica crtica

    y la ecologa marxista

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    53 TEMACENTRALPor qu es importante la ecologa poltica?

    entre pases ricos y pobres, y el estudio de lo que calica como ecologismo delos pobreso ecologismo popular17.

    Tambin se siente la falta del trabajo realizado en el marco de la revista Eco-loga Poltica, coordinada desde 1990 por Martnez-Alier y James OConnor(entre 1990 y 2004; hasta su nmero 26)18. OConnor es reconocido por su pro-puesta acerca de la segunda contradiccin del capitalismo y de un abanico

    de reexiones marxistas de gran importancia, a las que se suman las de, porejemplo, Andr Gorz, Michael Lwy y John Bellamy Foster19.

    Inicialmente, la revista en cuestin ofreca tanto trabajos publicados en Ca-

    pitalism, Nature and Socialism editada por OConnor y Barbara Laurence eneeuudesde 1988 y autodenominada espacio ecosocialista o de pensamien-

    to de poltica rojiverdecomo artculos de autores de Amrica Latina, y seconverta as en uno de los principales espacios aglutinadores de la reexiniberoamericana sobre la ecologa poltica.

    La revista Ecologa Polticaaboga desde sus orgenes por la crtica al desa-

    rrollismo y por una perspectiva amplia que inclua explcitamente el debateecomarxista (crtico del socialismo real) y ecofeminista. En el primer edito-

    rial de la revista, Martnez-Alier precisaba que la ecologa poltica se ocupa,entre otras cuestiones, de estudiar los intentos de la ecotecnocracia interna-

    cional para establecer normas ecolgicas que perpetan la desigualdad en-tre ricos y pobres y que permiten condiciones propicias para el intercambio

    ecolgicamente desigual entre pases. Pero tambin le cabe analizar cmo ladel benecio privado es una lgica de benecios cortos y de infravaloracin

    17. V., por ejemplo, J. Martnez-Alier y Klaus Schlpmann: La ecologa y la economa, Fondo de

    Cultura Econmica, Mxico,df

    , 1991; J. Martnez-Alier y Jordi Roca: Economa ecolgica y polticaambiental, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, df, 2001; J. Martnez-Alier: Environmentalism ofthe Poor: A Study of Ecological Conicts and Valuation, Edward Elgar, Northampton, 2003.18. A partir de su nmero 27, Ecologa Polticase consolida como espacio de reexin iberoame-ricano en tanto que OConnor ya no part icipa en la coordinacin. Desde el nmero 31 se vuelverevista de debate y reexin centrados en una temtica especca por nmero y deja as de seruna revista netamente multitemtica. Al da de hoy, la coordinacin incluye, adems de a Mar-tnez-Alier, a Ignasi Puig Ventosa (Fundaci ent), Anna Monjo Omedes (de la editorial Icaria) yMiguel Ortega Cerd.19. Ver J. OConnor: Causas naturales. Ensayos de marxismo ecolgico, Siglo xxi,Mxico, df, 2001;A. Gorz: Ecologa poltica. Expertocracia y autolimitacin en Nueva SociedadNo134, 11-12/1994, pp. 32-41, disponible en ; J. BellamyFoster: La ecologa de Marx. Materialismo y naturaleza, El Viejo Topo, Barcelona, 2004; The Ecologi-

    cal Revolution: Making Peace with the Planet,Monthly Review Press, Nueva York, 2009 y The EcologicalRift: Capitalisms War on the Earth, Monthly Review Press, Nueva York, 2010; y Michael Lwy:Ecosocialismo. La alternativa radical a la catstrofe ecolgica capitalista, Herramienta, Buenos Ai-res, 2011.

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    54NUEVASOCIEDAD244Gian Carlo Delgado Ramos

    de las necesidades futuras. La lnea general de la revista buscaba, entonces,poner de maniesto que el ecologismo se inscribe en una larga tradicin

    de luchas sociales emancipadoras y que los movimientos sociales rurales yurbanos que se han opuesto y se oponen a la dominacin y a la explotacinhan sido y son a menudo movimientos ecologistas, aun cuando utilicen len-

    guajes distintos de los del ecologismo occidental.

    En adicin a los aportes precisados, las contribuciones desde Amrica de, porejemplo, el colombiano Arturo Escobar, han sido de particular importancia,ya que han enriquecido el anlisis al hacer nfasis en los aspectos biolgicose histrico-culturales, indicando asimismo que la tarea de la ecologa poltica

    es delimitar y caracterizar con memoria histrica diversos componentes ysus articulaciones. Esto es, desde las relaciones sociales, polticas, econmicasy de conocimiento, hasta modos de uso del espacio, de las condiciones biof-

    sicas existentes, y las variantes en las percepciones y experiencias del tejidosocial20. La ecologa poltica, segn Escobar, sera entonces, el estudio de lasmltiples articulaciones de la historia y la biologa, y las inevitables media-ciones culturales a travs de las cuales se establecen tales mediaciones [, esto

    es,] aquellas prcticas en que lo biofsico y lo histrico estn mutuamenteimplicados21.

    Desde Mxico, Vctor Manuel Toledo hara contribuciones de gran importan-cia ya desde la dcada de 1980, vinculando los estudios rurales y la etnoeco-

    loga con la gestin de los territorios, la biodiversidad, las propuestas alter-

    nativas de desarrollo y la conservacin de los recursos22. Ya en 1983, Toledoadverta que las luchas por la naturaleza demandan transformar el ecologis-mo en una verdadera ecologa poltica, lo que involucra, sugiere el autor, su-

    20. Ver A. Escobar: Encountering Development: The Making and Unmaking of the Third World, Prin-ceton University Press, Princeton, 2005; El nal del salvaje. Naturaleza, cultura y poltica en la an -tropologa contempornea, ican / Cerec, Bogot, 1999; Ecologa poltica de la globalidad y la di-ferencia en H. Alimonda (comp.): Los tormentos de la materia. Aportes para una ecologa polticalatinoamericana, Clacso, Buenos Aires, 2006; Ecologas polticas postconstructivistas en RevistaSustentabilidad(es) No2, 2010; A. Escobar y S. Paulson: The Emergence of Collective Ethnic Iden -tities and Alternative Political Ecologies in the Colombian Pacic Rainforests en S. Paulson y LisaL. Gezon (eds.): Political Ecology Across Spaces, Scales and Social Groups,Rutgers University Press,Nueva Jersey, 2005.21. A. Escobar: El nal del salvaje, cit., pp. 277 y 281.22. Ver V.M. Toledo: Ecologa del modo campesino de produccin en Antropologa y Marxismovol. 3, 1980, pp. 35-55; Modernidad y ecologa. La nueva crisis planetaria en Ecologa Poltica

    No

    3, 1990; Latinoamrica: crisis de civilizacin y ecologa poltica en Gaceta Ecolgicavol. 36,1996; Ecologa, espiritualidad y conocimiento, pnuma/ Universidad Iberoamericana, Mxico, df,2003; V.M. Toledo y Narciso Barrera-Bassols:La memoria biocultural. La importancia ecolgica de lassabiduras tradicionales,Icaria, Barcelona, 2008.

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    55 TEMACENTRALPor qu es importante la ecologa poltica?

    perar la escisin que mantiene separadas las luchas de los trabajadores paraabolir su explotacin de las luchas contra la explotacin de la naturaleza23.

    Enrique Leff, por su parte, sugerir que la ecologa poltica se ocupa de estu-diar las relaciones de poder que atraviesan el conocimiento, el saber, el ser y

    el hacer, y desde ah desarrollar su ya conocido anlisis sobre la necesidadde construir nuevas racionalidades y, por tanto, epistemologas polticas so-

    bre la base, entre otras cuestiones, de los saberes plurales24. Germn Palacio,en cambio, sostendr que la ecologa poltica discute los aspectos de fabrica-cin, construccin o sistematizacin social de la naturaleza no solo en cuantoa los asuntos materiales, sino a su construccin imaginaria o simblica25. Por

    tanto, la ecologa poltica, escribe Palacio,

    reconoce los aportes de la economa poltica de modo que analiza los procesos deapropiacin de la naturaleza, por lo cual revisa su circulacin, distribucin y consu-mo. De all se derivan las modalidades y disputas en torno de la apropiacin, usufruc-to y control de la naturaleza. En consecuencia, tambin analiza las disputas, las luchasy negociaciones de esos agentes, lo que deriva en los problemas econmico-polticos

    de justicia ambiental.26

    Desde tal visin, segn Palacio, las prin-cipales reas de anlisis tienden a cen-trarse en el cambio ambiental emancipa-

    dor, la fundamentacin jurdico-polticaque implica la crisis ambiental global

    y la crtica epistemolgica27.En un te-nor similar, Hctor Alimonda procura laconstruccin de una ecologa poltica latinoamericana aportando tres obras

    claves desde el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso)28. As,

    23. V.M. Toledo: Ecologismo y Ecologa Poltica en NexosNo69, 9/1983, pp. 15-24, disponible en.24. E. Leff: Ecologa y capital. Racionalidad ambiental, democracia participativa y desarrollo sustentable,Siglo xxi / unam, Mxico, df, 1986; La ecologa poltica en Amrica Latina. Un campo en cons-truccin en H. Alimonda (comp.): Los tormentos de la materia, cit.25. G. Palacio: Breve gua de introduccin a la ecologa poltica: orgenes, inspiradores, apor-tes y temas de actualidad en Gestin y Ambientevol. 9 No3, 2006, p. 11, disponible en .26. Ibd.27. Ibd.28. H. Alimonda (comp.): Ecologa poltica, naturaleza, sociedad y utopa,Clacso, Buenos Aires,

    2002; H. Alimonda (comp.): Los tormentos de la materia, cit.; H. Al imonda (coord.): La Naturalezacolonizada. Ecologa poltica y minera en Amrica Latina, Clacso, Buenos Aires, 2011; EduardoBedoya y Soledad Martnez: La ecologa poltica y la crtica al desarrollo en Debate AgrarioNo29-30, 1999, pp. 223-246.

    Hctor Alimonda precisarla pertinencia de dar cuenta

    de la colonialidad, la historia

    ambiental y las estructuras

    de poder de los Estados

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    recuperando los importantes aportes de Anbal Quijano29, entre otros, preci-sar la pertinencia de dar cuenta de la colonialidad, la historia ambiental y las

    estructuras de poder de los Estados en tanto condicionan la apropiacin y pro-duccin del espacio, pero tambin la constitucin de contrapoderes (sociales).Alimonda denir entonces la ecologa poltica en los siguientes trminos:

    el estudio de las articulaciones complejas y contradictorias entre mltiples prcticas yrepresentaciones a travs de las cuales diversos actores polticos, actuantes en iguales o

    distintas escalas (local, regional, nacional global), se hacen presentes, con efectos perti-nentes y con variables grados de legitimidad, colaboracin y/o conicto, en la constitu-cin de territorios y en la gestin de sus dotaciones de recursos naturales.30

    Otros autores han contribuido desde hace un tiempo, tambin, en la reexin dela ecologa poltica, especcamente desde una visin latinoamericana, entre ellosWalter Porto Gonalves, Mario Prez, Mara Luisa Eschengahen, Hildebrando V-lez Galeano, Jos G. Vargas-Hernndez, Eduardo Gudynas, Gian Carlo Delgado,Leticia Durand, Fernanda Figueroa, Mauricio Guzmn y Gustavo Portocarrero31.Otros ms, de la misma manera, han hecho aportes si bien no necesariamente em-pleando de modo puntual alguna conceptualizacin de ecologa poltica32.

    29. A. Quijano: Colonialidad y Modernidad/Racionalidad en Heraclio Bonilla (comp.): Los con-quistados: 1492 y la poblacin indgena de las Amricas,Flacso / Libri Mundi, Quito, 1992, pp. 437-449;El laberinto de Amrica Latina: hay otras salidas? en Revista Venezolana de Economa y CienciasSocialesvol. 10 No1, Universidad Central de Venezuela, 2004, pp. 75-97; Colonialidad del poder yclasicacin social en Santiago Castro y Ramn Grosfoguel (eds.): El giro decolonial: reexiones parauna diversidad epistmica ms all del capitalismo global,Universidad Javeriana / Universidad Central /Siglo del Hombre, Bogot, 2007.30. H. Alimonda: La Naturaleza colonizada, cit.31. G. Portocarrero:Manual de ecologa poltica, gpv, La Paz, 2011; E. Gudynas: La ecologa poltica delgiro biocntrico en la nueva Constitucin de Ecuador en Revista de Estudios SocialesNo32, 2009; M.L.Eschengahen: Retos de la ecologa poltica en ZeroNo18, 2007; H. Vlez Galeano: Ecologa poltica de laenerga. Ideas para el cambio,Censat Agua Viva / Amigos de la Tierra Colombia, Bogot, 2006; M. Prez:

    Dimensiones biofsicas del comercio exterior colombiano. Evidencias del intercambio ecolgicamentedesigual para el periodo 1970-2002 en Economa IndustrialNo352, 2003, pp. 95-120; W. Porto Gonal-ves: Geo-grafas. Movimientos sociales, nuevas territorialidades y sustentabilidad, Siglo xxi, Mxico, df,2001; G.C. Delgado (coord.): Ecologa poltica de la minera en Amrica Latina, ceiich-unam, Mxico,df,2010; L. Durand, F. Figueroa y M. Guzmn: La naturaleza en contexto. Hacia una ecologa polticamexicana, ceiich-unam / crim-unam/ Colegio de San Luis, Mxico, df, 2012.32. Por ejemplo: David Barkin: Riqueza, pobreza y desarrollo sustentable, Jus / Centro de Ecologa yDesarrollo, Mxico, df,1998; Andrs Barreda Marn: Atlas geoeconmico y geopoltico del estado deChiapas, tesis de doctorado en Estudios Latinoamericanos, Facultad de Ciencias Polt icas y Socia-les, unam,Mxico, df,1999; Ana E. Cecea: Amrica Latina en la geopoltica estadounidenseen TheomaiNo6, 2002; A.E. Cecea y Joaqun Gimnez: Hegemona y bioprospeccin. El caso delInternational Cooperative Biodiversity Group en Theomai, invierno de 2004; A.E. Cecea: Cami-nos y agentes del saqueo en Amrica Latina, iade,Buenos Aires, 2009; Luis Hernndez Navarro:

    Siembra de concreto, cosecha de ira, Fundacin Rosa Luxemburgo / Para Leer en Libertad, Mxico,df,2011; G.C. Delgado: Biodiversidad, desarrollo sustentable y militarizacin, ceiich-unam/ Plaza yValds, Mxico, df,2004; y Agua y seguridad nacional,Arena Abierta / Debate / Random HouseMondadori, Mxico, df,2005.

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    57 TEMACENTRALPor qu es importante la ecologa poltica?

    A modo de conclusin

    La ecologa poltica crtica que deriva de una lectura propia de la economaecolgica fuerte se puede pensar como herramienta normativa de anlisisde las implicaciones, los conictos y las relaciones de poder asimtricaspresentes al nivel de las dinmicas metablicas o de los ujos de energa ymateriales de entrada y salida del proceso productivo y reproductivo de la

    sociedad, as como de los impactos generados por las tecnologas emplea-

    das en dicho proceso. En tanto tal, se puede hablar entonces de estudiosde ecologa poltica de los recursos naturales; de la innovacin cientco-tecnolgica, y de la expulsin de residuos en diversas escalas espaciales

    y temporales; todas dimensiones de anlisis que conuyen, propiamentehablando, en el estudio en un grado u otro de la ecologa poltica de lo rural

    y lo urbano.

    De continuar la tendencia antes descritadel metabolismo social, se advierte cla-

    ramente un futuro inquietante en el pla-

    no socioambiental, contexto en el que lacreciente urbanizacin juega un papel

    central en tanto punta de lanza del pro-ceso contemporneo de acumulacin decapital33. Proyecciones del Programade las Naciones Unidas para el Me-

    dio Ambiente (pnuma) sugieren un

    aumento en la extraccin, que podrallegar a triplicarse en 2050, aunque si se asume un escenario moderado elaumento sera de alrededor de 40%; en cambio, solo mantener los patrones

    de consumo del ao 2000 implicara que los pases metropolitanos dismi-nuyan su consumo entre tres y cinco veces, mientras que algunos en de-sarrollo lo tendran que hacer en el orden de 10% a 20%34. Se trata de unescenario que, en efecto, se reeja en el avance de la actividad extractiva,por lo general sobre la base del despojo, legal o ilegal, en tres sentidos: eldespojo de los bienes comunes, el del bien comn de buena parte de lapoblacin e incluso de pueblos enteros, y el despojo gradual del futuro de

    33. Ver G.C. Delgado Ramos, Cristina Campos Chvez y Patricia Rentera Jurez: Cambio cl i-

    mtico y el metabolismo urbano de las megaurbes latinoamericanas en Hbitat Sustentablevol.2 No1, 2012, pp. 2-25.34. pnuma:Decoupling Natural Resource Use and Environmental Impacts from Economic Growth,informedel Grupo de Trabajo sobre Desacoplamiento al Panel Internacional de los Recursos, Pars, 2011.

    De continuar la tendencia

    antes descrita del

    metabolismo social, se

    advierte claramente un futuro

    inquietante en el plano

    socioambiental, contexto en

    el que la creciente urbanizacin

    juega un papel central

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    las generaciones venideras, porque no necesariamente est asegurado unambiente sano cuestin que desde luego pone en riesgo la existencia mis-

    ma de otras formas de vida.

    El despojo, claro est, no se lleva adelante sin resistencia social, en tantoque lo que est en juego, en no pocas ocasiones, es la supervivencia misma delos pueblos que dependen en gran medida de su entorno natural. Los casosactuales de resistencia suman al menos varias centenas, solo en Amrica La-

    tina35, a los que habra que sumar aquellos histricos, desde Chico Mendeshasta la masacre de la represa de Chixoy en Guatemala, por mencionar unpar de casos de la historia reciente.

    Una aproximacin al estado de situacin de la ecologa poltica de los recur-sos naturales y de la expulsin de residuos en Amrica Latina de 201236, estoes, de movimientos sociales en activo, en defensa del medio ambiente y/o en

    oposicin al megaextractivismo de enclave, devel la presencia de 34 casosasociados a la minera energtica, 85 casos a la minera metlica y no metlica(aunque se estima la existencia de por lo menos el doble a febrero de 2013), 47casos al agua, 16 a recursos forestales y biodiversidad, 27 casos de expansin/afectacin de la agroindustria y 32 casos de residuos txicos u otros. A estos

    seguramente se suman otros, adems de los mltiples casos de afectacionesambientales que no encuentran algn tipo de reaccin social articulada.

    Debe notarse que el rasgo actual del conicto por los recursos en AmricaLatina es, tal vez, no la existencia de un extractivismo depredador, que yatiene su tiempo (aunque ciertamente aumenta de intensidad), sino el hechode que las partes en conicto han complejizado su actuacin. Por un lado,los actores en resistencia o los movimientos de justicia socioambiental su-

    gieren articularse cada vez ms, trascendiendo lo local e involucrando unamultiplicidad de interlocutores. La conformacin de redes de actores enresistencia y de redes de redes es cada vez ms signicativa, y sobre todosu acompaamiento, simultneo, en diversos procesos concretos de defen-

    35. En la regin se registran diversos esfuerzos de seguimiento de afectados o conictos ambien-tales, incluyendo el trabajo del Observatorio Latinoamericano de Conictos Ambientales (), el del Observatorio de Conictos Mineros de Amrica Latina (); la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales de Mxico (); la Confederacin Nacional de Comunidades del Per Afectadas por la Minera(); la Fundacin Oswaldo Cruz de Brasil (), entre otros.36. Desarrollado durante la segunda mitad de 2012 en el marco del seminario Ecologa poltica ymetabolismo social de Clacso, impartido por el que escribe. Desde luego, el inventario en cues-tin es limitado, por lo que deber ser anado, ampliado y actualizado permanentemente.

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    59 TEMACENTRALPor qu es importante la ecologa poltica?

    sa del territorio y de su identidad sociocultural. An ms: la resistenciasocial, pese a que es inevitablemente reactiva, tambin es cada vez ms

    propositiva, tanto en las formas de resistir como en la construccin de pro-puestas alternativas de y para los espacios territoriales concretos.

    Por su parte, el Estado, en sus mltiples niveles, representa cada vez ms losintereses de sus socios empresariales, empujando a favor de esos interesesun amplio entramado legal ad hoc que se superpone al denominado Estadode derecho. Al mismo tiempo, y de cara a la profundizacin del despojo y alos usos y abusos de la naturaleza, el Estado se arma para el control internopromoviendo, justicando o avalando la criminalizacin de la protesta, al

    tiempo que presume que los actores sociales en legtima defensa de su terri-torio y de los bienes comunes que este contiene son, en el mejor de los casos,irracionales, opositores al progreso y al desarrollo.

    Dado que no puede darse un crecimiento econmico al innito en un pla-neta nito, resulta ineludible el replanteamiento del propio concepto dedesarrollo tradicional, de tinte utilitarista, una cuestin que demanda pre-

    guntarse para qu y para quines se piensa tal o cual esquema de desa-

    rrollo y bajo qu modalidad de metabolismo social. En la conformacin

    de nuevos paradigmas, se trata de gestionar, s, las mejores condiciones devida materiales para las actuales y las futuras generaciones, pero siempre

    planteando un uso racional de los recursos y ms all de una nocin mera-mente antropocntrica.

    El modo en que los latinoamericanos entendamos en cada caso la vidabuena ciertamente variar de lugar a lugar, y esto es parte de la riquezay diversidad sociocultural, histrica y biolgica de cada pas, central en el

    proceso de replanteo de alternativas. Por ello, se puede armar que la bs-queda de esquemas de desarrollo para el buen vivir, al menos de la mayo-ra de los sujetos y los entornos naturales que los sustentan, es un procesoy no una meta. Es decir, el bien comn de la humanidad (que incluye los

    bienes comunes) es una idea impredicativa, en el sentido de que es necesa-rio ajustarla a los contextos biofsicos de cada zona, a sus lmites naturalesy a los del planeta, y a las nociones de sociedad deseable de los pueblos.

    Por todo lo antes dicho, es evidente que estamos ante una apuesta que

    demanda, por un lado, una profunda ruptura epistemolgica con las ideasdominantes, y all la ecologa poltica, ciertamente, tiene un lugar de pri-

    mer orden; y, por otro lado, se impone un cambio concreto del sistema de

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    produccin y reproduccin de la humanidad, que requiere de la produc-

    cin del espacio territorial en trminos de prcticas, respuestas, procesos

    de organizacin, planeacin y ordenamiento desde la base social (lo queempuja las propuestas de vida buena del idealismo al realismo).

    El proceso de transicin sugiere pasar por el reconocimiento y la genuinaoperatividad de procesos autonmicos multiculturales y de reapropiacin de

    la identidad territorial de los pueblos, as como por la revalorizacin de lamemoria histrica socioambiental, de la propiedad y la gestin colectiva de

    los bienes comunes. Precisa tambin el replanteo de las relaciones de poder,cuestin que lleva a una nueva institucionalidad y normatividad que no pue-

    de tomar cuerpo ms que en estructuras horizontales (libres al mximo deburocracias), con cuotas genuinas de poder popular, tal vez mediante gurascomo la de Estado-pueblo planteada por Pablo Gonzlez Casanova37; todoen un contexto de verdadera igualdad de gnero y de respeto a los derechoscolectivos y humanos.

    37. P. Gonzlez Casanova: Otra poltica, muy otra: los zapatistas del siglo xxi en La Jornada,26/1/2013.

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    Chico Mendes, un ecosocialista

    Carlos Walter Porto-Gonalves

    El 22 de diciembre de 2008 se cumplen 20 aos de la muerte de Chico

    Mendes, quien fuera asesinado frente a su casa. Personaje de importanciainternacional, su figura crece conforme transcurre el tiempo, mientras los

    problemas que seal y enfrent, siguen vigentes. Su vida y lucha sern objeto de

    homenajes nacionales y de la Semana Chico Mendes en Brasil, que se realiza del

    15 al 22 de diciembre en Ro Branco, Xapur. La revista Cultura y

    Representaciones Sociales hace eco de tan importante celebracin y presenta el

    artculo del Dr. Carlos Walter Porto Gonalves, quien fue asesor y amigo deChico Mendes. El texto fue traducido por los doctores Leticia Durand y Arturo

    Argueta del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM

    quienes igualmente aaden las notas editoriales.

    Francisco Alves Mendes Filho naci en el Seringal (1) Porto Rico, en el

    municipio de Xapuri el 15 de diciembre de 1944; hijo de padres originarios del

    noreste de Brasil (2) que migraron a la Amazonia como muchos otros campesinosempobrecidos principalmente durante la segunda mitad del siglo XIX. Desde

    los 11 aos trabaj de seringueiro, como se les llama en Brasil a las personas que

    se dedican a extraer el ltex de los rboles de Hevea brasiliensis y, as, comparti

    el destino comn de aquellas familias cuyos hijos, en vez de ir a la escuela,

    trabajaban en los seringales.

    Chico (3) Mendes tuvo la fortuna de encontrarse con quien sera su gran

    maestro, Fernando Euclides Tvora, quien no slo le ense a leer y escribir sino

    que le mostr el camino que lo hara interesarse por el destino del Planeta y la

    humanidad. Euclides Tvora era un militante comunista que haba participado

    activamente en la revuelta comunista de 1935 en Fortaleza, capital del estado de

    Cear y, ms tarde, en la Revolucin de 1952 en Bolivia. Al regresar a Brasil, a

    travs del estado de Acre, Euclides Tvora se asienta en Xapuri y se convierte en

    gua de Chico Mendes, quien siempre hablaba con gran cario de su mentor y

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    educador poltico y a quien nunca ms volvi a ver despus del golpe de estado de

    1964 en Brasil.

    La educacin se convirti en una verdadera obsesin para Chico Mendes,

    quien le daba un sentido mucho ms poltico que prctico pues pensaba que al

    saber leer y escribir el seringueiro podra defenderse de los robos en las cuentas de

    la tienda de raya del patrn. En 1975, cuando ya militaba en las comunidades

    eclesisticas de base (las Cebs), funda el primer sindicato de trabajadores rurales

    en la ciudad de Brasilia, en Acre, junto con su amigo Wilson Pinheiro.

    En marzo de 1976 organiza con varios compaeros el primer Empate en el

    Seringal Carmen. Un Empate consista en la reunin de hombres, mujeres y nios

    en los seringales, bajo el liderazgo de los sindicatos, para tratar de impedir, con su

    presencia, la deforestacin de la selva, por parte de los ganaderos, generalmente

    radicados fuera de Acre. Ms tarde, los empates se tornaran en acciones

    emblemticas de la lucha de los seringueiros. Durante los empates se alertaba a los

    peones, que la tala de la selva significaba la expulsin de las familias de

    seringueiros que, sin rboles, se quedaban sin trabajo. Se les invitaba a colaborar

    con su lucha ofrecindoles lugares y estradas (4) para trabajar el ltex y,

    mantenindose firmes, los seringueiros expulsaban de sus campamentos de

    destruccin a los peones encargados de derribar la selva. Los empates tuvieron un

    papel decisivo en la consolidacin de la identidad de los seringueiros y esa accin

    de resistencia logr llamar la atencin de todo el Brasil. Especialmente, despus

    del asesinato de Wilson Pinheiro el 21 de julio de 1980.

    Chico Mendes continu movilizando a los seringueiros con los empates, aundespus de que las autoridades gubernamentales, frente al xito de la resistencia

    de los seringueiros, comenzaron a desarrollar proyectos de colonizacin. Chico

    Mendes, desde entonces, mostrara una lcida comprensin del significado de

    aquella estrategia gubernamental que, incluso, encontraba eco entre militantes

    sindicales pero que l rechaz tajantemente. Consideraba el seringueiro dejara de

    ser seringueiro, convirtindose, al aceptar un pedazo de tierra, en un colono-agricultor confinado a una parcela de 50 o 100 hectreas. Chico Mendes apreciaba

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    el modo de vida del seringueiro, quien utilizaba un pequeo solar junto a la casa

    para establecer algunos cultivos y criar animales de corral, mientras colectaba

    frutos y resinas en la selva, entre ellos el ltex. Para los seringueiros la fuente de

    trabajo no es la tierra, sino el monte, la selva. De esta forma, ms que por una

    hectrea de tierra los seringueiros luchaban por la selva y fue por esta firme

    conviccin, que Chico Mendes logr el apoyo de sus pares y se acerc a los

    ecologistas. Esto ltimo, sin embargo, lo hizo siempre con mucha desconfianza,

    como nunca se cans de manifestarlo a sus amigos.

    Como comunista, Chico Mendes desconfiaba no slo de los ecologistas sino

    tambin de una serie de movimientos sociales que empezaban a cobrar

    importancia en aquellos aos (movimientos de mujeres, negros, homosexuales) y

    que, crea, dividan la lucha de los trabajadores. No obstante, como un hombre

    prctico, fue capaz de subordinar algunos de sus principios polticos sin perder el

    sentido ltimo de su lucha. Chico Mendes se dio cuenta que los ecologistas al

    defender la selva eran, en trminos concretos, aliados importantes para la lucha de

    los seringueiros y, adems, les permitan salir del aislamiento al que estaban

    confinados. Los ecologistas, por su parte, reconocan la importancia de las

    demandas de los seringueiros y de acciones como los empates en la preservacin

    de la selva.

    A partir de esa alianza, Chico Mendes formul un principio que

    caracterizara su proyecto ideolgico-poltico: No hay defensa de la selva sin la

    defensa de los pueblos de la selva. Principio que puede muy bien hacerse

    extensivo a otras situaciones en pro de la naturaleza. Chico Mendes observ que lalucha de los seringueiros era una lucha por los intereses de la humanidad y, poco a

    poco, fue reafirmando su certeza de que adems de la explotacin de los

    trabajadores, el capitalismo ostenta una voraz fuerza destructiva que deba ser

    combatida. As, Chico Mendes se convierte en uno de los mayores prceres del

    ecosocialismo, al lograr conjugar la lucha contra la devastacin ecolgica con la

    lucha contra la explotacin y el capitalismo. Finalmente, desarroll una finainterpretacin holstica, rechazando tanto al sindicalismo limitado como al

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    ecologismo restringido.

    En 1984, en un encuentro nacional de trabajadores rurales, Chico Mendes

    defendi una propuesta, osada para la poca, en la que planteaba que la reforma

    agraria debera respetar los contextos sociales y culturales especficos y, un ao

    despus, al fundar el Consejo Nacional de Seringueiros en Brasilia, comienza a

    desarrollar, junto con sus compaeros, el modelo de la Reserva Extractivista. Esta

    idea constituye una verdadera revolucin en la concepcin de unidades de

    conservacin ambiental pues, por primera vez, no separaba al hombre de la

    naturaleza. Chico Mendes acostumbraba a decir que la Reserva Extractivista era la

    reforma agraria de los seringueiros.

    La Reserva Extractivista consagra todos los principios ideolgicos que

    Chico Mendes defenda, puesto que cada familia tena la prerrogativa del

    usufructo de su casa, solar y veredas de recoleccin de seringa pero, al mismo

    tiempo, la tierra y la selva eran de uso comunitario: todos en la comunidad podan

    cazar y recolectar en los espacios entre las veredas de cada familia, una idea

    comunitaria inspirada en las Reservas Indgenas.

    Desde entonces Chico Mendes se empe, junto con su amigo Ailton

    Krenak,(5) en la construccin de la Alianza de los Pueblos de la Selva, uniendo a

    indios y seringueiros e invirtiendo la historia de masacres que hasta entonces stos

    haban protagonizado, instigadas por las grandes empresas de ltex ligadas a los

    consorcios y redes de abasto regional que, juntos, constituan el complejo de

    explotacin del ltex.(6) Aqu tambin el profundo sentido humanstico y no

    antropocntrico de la ideologa de Chico Mendes ganaba sentido prctico: lapropuesta de Reserva Extractivista inclua una relacin innovadora con el Estado,

    pues aun cuando la propiedad formal de la Reserva Extractivista era del Estado

    en este caso especfico, del IBAMA,(7)la gestin y la responsabilidad de la

    misma eran de la comunidad, siendo una obligacin del rgano pblico supervisar

    el cumplimiento del contrato de concesin de derecho de uso.

    Este fue un pacto que se estableci entre el Estado y los seringueiros. Esdecir, el notable conocimiento de los seringueiros se torna un elemento clave de la

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    concesin del derecho de uso que el Estado les confiere. Este principio fue

    violentado por el Sistema Nacional de Unidades de Conservacin (8) (SNUC),

    aprobado en el ao 2000 y que debe ser considerado, rigurosamente, como el

    segundo asesinato de Chico Mendes, pues elimina el saber de las poblaciones

    tradicionales como la base del derecho que tienen a sus territorios y preconiza que

    todos los planes de manejo deben ser hechos por los tcnicos. Tenemos aqu un

    bello ejemplo del pensamiento colonizado, del colonialismo en los saberes, y en el

    cual el poder desperdicia la riqueza de la experiencia humana materializada en las

    mltiples formas de conocimiento que la diversidad humana ha inventado.

    En toda su vida Chico Mendes jams dej de dedicarse a la construccin de

    instrumentos para las luchas polticas y sociales, tanto siendo dirigente nacional de

    la Central nica de los Trabajadores y del partido de los Trabajadores as como

    del Consejo Nacional de Seringueiros.

    El legado poltico y moral de Chico Mendes es enorme y puede ser visto,

    tanto por los intelectuales que reconocen la originalidad de sus ideas y prcticas

    polticas, como por los polticos que, tanto en el Acre como en Brasil, tienen

    cargos de presidentes municipales, diputados, gobernadores o ministros, porque

    estuvieron asociados a las luchas que Chico protagoniz, aunque debemos sealar

    que algunos de sus compaeros en el Acre prefieren hablar del Gobierno de la

    Selva y no del Gobierno de los Pueblos de la Selva. (9)

    Tanto en Brasil como en el mundo, el trabajo de Chico Mendes fue

    ampliamente reconocido: en 1987 recibi en Londres el Premio Global 500 de la

    ONU y en Nueva York, la Medalla de la Sociedad por un Mundo Mejor; y en1988 el ttulo de Ciudadano Honorario de la Ciudad de Ro de Janeiro.

    Su enorme creencia en la habilidad humana para superar las contradicciones

    del mundo en que vivimos, organizndonos social y polticamente, fue capaz de

    inspirar todo un conjunto de ideas y prcticas hoy en curso en un mundo que

    observa a la naturaleza, con su productividad y capacidad de auto-organizacin

    (neguentropa), y a la creatividad humana en su diversidad cultural, como lasgrandes bases de una nueva racionalidad ambiental en los trminos de Enrique

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    Leff, o como a Chico le gustaba decir: una sociedad que combine el socialismo

    con la ecologa.

    El 22 de diciembre de 1988, asesinos ligados a la UDR (Unin Democrtica

    Ruralista), intentaron callar con una bala esa voz cuya fuerza, tal como una

    poronga (10) contina iluminando los caminos.

    _____________________________________________________________________1 Seringal es una rea de la selva amaznica donde se realiza el aprovechamiento de lasseringueiras, rboles de la especie Hevea brasiliensis, de cuales se extrae el ltex o seringa.

    2 El nordeste de Brasil es una regin semirida, de sequas prolongadas, con una distribucindesigual de tierra y que, al ser de las ms pobres del pas, la hacen una zona de fuerte expulsin de

    poblacin.

    3

    Chico, diminutivo de Francisco en portugus.4La colocacin es el lugar donde viven los seringueiros y se encuentran dispersas al interior delseringal. Las estradas son las veredas que rodean y cruzan las extensiones que contienen losrboles de Hevea y que los seringueiros recorren para colectar ltex; cada estrada consta de unos150 rboles de hule.

    5Ailton Krenak es un lder histrico de los pueblos indgenas, coordinador de la Unin deNaciones Indgenas de Brasil (UNI), en 1989.

    6Se trata de las pequeas casas de avo, que dependan de las grandes casas que operaban en

    Belem o Manaus, y que compraban cada vez ms barato el ltex y vendan sus avos cada vez mscaros, sujetando al seringueiro a una cadena de deudas impagables.

    7Instituto Brasileo del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables.

    8 El SNUC aglutina a todas las Unidades de Conservacin federales, estatales y municipales, comoson los Parques Nacionales y Estatales, las Reservas Biolgicas, las Reservas Ecolgicas, lasEstaciones Ecolgicas las reas de Proteccin Ambiental, segn la Ley 9985/2000.

    9 Eliminan as al Sujeto social y colectivo, constituido por los indios de las selvas y losseringueiros.

    10 Instrumento que los seringueiros cargan sobre su cabeza para iluminar los caminos en la selvacuando salen en la madrugada a trabajar. Chico Mendes le puso el nombre de poronga a la cartillade alfabetizacin de los seringueiros.

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    En Brasil, el combate de Chico Mendes*Michael Lowy

    Ser la ecologa un "lujo" para los pases desarrollados, una cuestin

    que solo concierne a la poblacin acomodada del mundo industrializado? Un

    mnimo de atencin a lo que ocurre en los pases del Sur basta para liquidar

    ese lugar comn del pensamiento conformista. Uno es testigo, realmente, entre

    los campesinos, las comunidades indgenas, las poblaciones urbanas

    marginadas del tercer mundo, de luchas imperantes por la defensa del medio

    ambiente, tanto ms necesarias cuanto que es hacia laperiferia del sistema que

    son exportadas las formas de produccin ms brutalmente destructivas de la

    naturaleza y de la salud de la poblacin. Poco importa si las movilizaciones

    contra la contaminacin del agua, las luchas por la defensa de los bosques o

    las resistencias a las actividades dainas de las industrias qumicas se hacen o

    no en nombre de la ecologa -trmino que no conocen la-mayora de los

    actores populares comprometidos en estos movimientos-. Lo esencial es que

    esas luchas tienen lugar, y que conciernen a cuestiones de vida o muerte para

    las poblaciones involucradas.

    Entre las mltiples manifestaciones de esta "ecologa de los pobres", un

    movimiento aparece como particularmente ejemplar, por su alcance a la vez

    social y ecolgico, local y planetario, "rojo" y "verde"; la lucha de Chico

    Mendes y de la Coalicin de los pueblos de la selva para la defensa de la

    * Extrado de: Lowy, Michael (2011). Ecosocialismo. La alternativa radical a la catstrofe

    ecolgica capitalista. Coedicin Editorial El Colectivo- Ediciones Herramienta. Capitulo 8,

    pg. 115-126. Buenos Aires.

    Socilogo y filsofo marxista franco-brasileo. Actualmente es director de investigacin

    emrito del CNRS yprofesor de la EHESS de Pars. En 1970 public una de las obras ms

    respetadas sobre el pensamiento del Ch Guevara. En 2001 fue coautor del Manifiesto

    Ecosocialista Internacional, junto con Joel Kovel.

    Amazonia brasilea, contra la obra destructora de los grandes propietarios

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    terratenientes y de los agronegocios multinacionales. Chico, que pag con su

    vida su accin por la causa de los pueblos amaznicos, se convirti en una

    figura legendaria, un hroe del pueblo brasileo. No obstante, el tratamiento

    meditico de su historia tiende a ocultar la radicalidad social y poltica de su

    lucha. Tambin existen intentos desafortunados de "cortar al medio" su

    herencia poltica: ecologistas reconciliados con el capitalismo "olvidan" su

    compromiso socialista, mientras que socialistas atrasados niegan la dimensin

    ecolgica de su lucha.

    Francisco Mendes Alves Filho, nacido el 15 de diciembre de 1944 en

    Xapuri, Amazonia, se form, en primer lugar, en la cultura cristiana

    liberacionista de las comunidades eclesisticas brasileas; es en el curso

    de los aos 1960 cuando descubre el marxismo, gracias a un veterano

    comunista, Euclides Fernandes Tvora; teniente partidario de Luis Carlos

    Prestes, Tvora particip en el alzamiento "rojo" de 1935, lo que le cost aos

    de prisin y, ms tarde, el exilio en Bolivia; de regreso clandestinamente en

    Brasil, se estableci en la selva amaznica, en la frontera del Estado brasileo

    del Acre y de Bolivia.

    Este aprendizaje marxista tendr una influencia decisiva en la formacin

    de las ideas polticas de Chico Mendes: segn sus propias palabras, el

    encuentro con Tvora

    fue una ayuda muy grande y una de las razones por las que estoy

    en esta lucha. Otros camaradas, desgraciadamente, no tuvieron,

    en esa poca, el privilegio de recibir una orientacin tan

    importante para a futuro como la que yo tuve1

    Chico Mendes trabaja como serngueiro, esos campesinos que

    recolectan artesanalmente el ltex del rbol de caucho amaznico. En 1975

    funda, con el sindicalista Wilson Pinheiro, el sindicato de los trabajadores

    rurales de Brasileia y, dos aos despus, el sindicato de los trabajadores

    rurales de Xapuri, su ciudad natal. Ese mismo ao fue elegido consejero

    municipal en calidad de representante del Movimiento Democrtico Brasileo

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    (MDB), la oposicin -tolerada- al rgimen militar, pero se da cuenta, bastante

    rpidamente, de que ese partido no es solidario con sus luchas.

    Es en esta poca cuando va a inaugurar, con sus camaradas del sindicato,

    una forma de lucha no violenta, indita en el mundo: los clebres "bloqueos"

    (empates).2

    Son centenares de seringueiros con sus mujeres y sus hijos,quienes se dan la mano y enfrentan, sin armas, los bulldozers de las grandes

    empresas culpables de la deforestacin. La actitud a menudo es coronada de

    xito, hasta ganar, a veces, la adhesin de los empleados encargados de

    derribar los rboles. Los enemigos de los seringueiros son los latifundistas,

    los agronegocios, las empresas de la industria de la madera, que quieren

    comercializar las esencias ms caras, o los ganaderos, que quieren plantar

    hierbas en lugar de los rboles derribados, para alimentar ganado destinado a

    la exportacin. Estos son apoyados por la UDR (Unin Democrtica Ruralista)

    y sus pistoleiros (matones, mercenarios), que tienen innumerables

    complicidades en la polica, la justicia y los gobiernos (locales, provinciales y

    federales).

    Es a partir de esta poca cuando Chico empieza a recibir las primeras

    amenazas de muerte; poco despus, su camarada de lucha Wilson Pinheiro es

    asesinado. Para vengar ese crimen que, como de costumbre, quedar impune,

    un grupo de trabajadores decide hacer justicia ejecutando al terrateniente que

    dio la orden de matar al dirigente sindical.3 A pedido de los latifundistas de la

    regin, que intentan vincularlo con este incidente, Chico Mendes es inculpado

    por el rgimen militar en nombre de la ley de seguridad nacional. En varias

    ocasiones, en 1980 y 1982, ser detenido y llevado ante los tribunales

    militares, acusado de incitacin a la violencia, pero termina siendo absuelto,

    por falta depruebas.

    En el curso de sus primeros aos de actividad sindical, Chico Mendes,

    socialista convencido, milita en las filas del Partido comunista brasileo.

    Decepcionado por ese partido, que, de acuerdo con su testimonio, "se ocultaba

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    detrs de las cortinas",4 va a adherir, en 1979-1980, al Partido de los

    Trabajadores, fundado por Lula y sus camaradas a cuya ala izquierda,

    socialista, se unir. Su intento por ser elegido diputado en 1982 fracasa,

    esencialmente a causa de la dbil base electoral del partido en sus primeros

    aos. En 1985 organiza, con sus camaradas sindicalistas, el Encuentro nacionalde los seringueiros, que va a conducir a la fundacin delConsejo nacional de

    los seringueiros: su lucha recibe el apoyo del PT, de la Pastoral de la Tierra,

    de la CUT (Central sindical) y del MST (Movimiento de los Trabajadores

    Rurales Sin Tierra), que justamente en esapoca se estaba constituyendo.

    Pronto, la lucha de los seringueiros y de otros trabajadores que venan de

    la extraccin (castaa, yute, nuez de babau) por defender la selva convergi

    con la de otros grupos de campesinos, principalmente las comunidades

    indgenas, lo que dio lugar a la fundacin de la Aliara de los Pueblos de la

    Selva. Por primera vez, seringueiros e indgena que muy a menudo se haban

    enfrentado en el pasado, unen sus fuerzas contra el enemigo comn: el

    latifundio, el capitalismo agrcola destructor de la selva. Chico Mendes defini

    conpasin la apuesta de esa alianza:

    Nunca ms uno de nuestros camaradas har correr la sangre del

    otro. Juntos podemos defender la naturaleza, que es el lugar en

    el que nuestras gentes aprendieron a vivir, a criar asus hijos y a

    desarrollar sus capacidades, en un pensamiento en armona con

    la naturaleza, con el medio ambiente y con los seres que viven

    aqu.5

    Como se ve, Chico Mendes era perfectamente consciente de la dimensin

    ecolgica de esta lucha; a sus ojos, el combate por la Amazona no solo

    interesaba a las poblaciones locales, sino a toda la humanidad, re tiene

    necesidad de la selva tropical, el "pulmn verde del planeta":

    Descubrimos que, para garantizar el futuro de la Amazona, era

    necesario crear una reserva nicamente destinada a la extraccin,

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    preservando de esta manera la selva. [...] Nosotros, los

    seringueiros, comprendemos que la Amazona no puede

    convertirse en un santuario intocable. Por otra parte, tambin

    comprendemos que es urgente impedir la deforestacin que

    amenaza a la Amazona y que, en consecuencia, amenaza la vida

    misma de todos los pueblos del planeta. [...] Qu queremosnosotros con una reserva de extraccin? Que las tierras que

    pertenecen a la Repblica y su usufructo sean reservados a los

    seringueiros y a los otros trabajadores de la extraccin que habitan

    all.6

    La solucin propuesta, una especie de reforma agraria adaptada a las

    condiciones de la Amazona, es de inspiracin socialista, en la medida en que

    est fundada en la propiedad pblica de la tierra, y su usufructo por lostrabajadores. Tambin es ecolgica, un trmino cuya significacin Chico

    aprende en esa poca; al dirigirse a su camarada de lucha Marina Silva, le

    explica: "Mi vieja, esa cosa que nosotros hacemos ac es ecologa. Lo acabo

    de descubrir durante mi viaje a Ro de Janeiro".7

    En 1987, organizaciones medioambientalistas norteamericanas invitan a

    Chico Mendes a dar su testimonio en el curso de una reunin del BancoInteramericano de Desarrollo; sin vacilar, explica que la deforestacin de la

    Amazona es el resultado de proyectos financiados por bancos internacionales.

    Apartir de ese momento se vuelve internacionalmente conocido y recibe, poco

    despus, el premio ecolgico "Global 500" de las Naciones Unidas. Su lucha

    se convirti entonces en un smbolo de la movilizacin planetaria para salvar la

    ltima gran selva tropical del planeta, y ecologistas del mundo entero se

    solidarizan con l.

    Pragmtico, hombre de bases y de accin antes que terico, preocupado

    por cuestiones prcticas y concretas -alfabetizacin, formacin de cooperativas

    de produccin, bsqueda de alternativas econmicas viables-, Chico tambin

    fue un soador y un utopista, en el sentido noble y revolucionario de la palabra.

    Es imposible leer sin emocin el testamento socialista e internacionalista que

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    dej a las generaciones futuras,publicado despus de su muerte en un impreso

    del sindicare Xapuri y de la CUT:

    Atencin, joven del futuro:

    6 de septiembre del ao 2120, aniversario del primer centenario de

    la revolucin socialista mundial, que unific a todos los pueblos del

    planeta en un nico ideal y un nico pensamiento de unidad

    socialista que puso fin a todos los enemigos de la nueva sociedad.

    Aqu no queda ms que el recuerdo de un triste pasado de dolor,

    sufrimiento y muerte. Perdnenme. Soaba cuando describ estos

    acontecimientos que yo mismo no ver. Pero tengo el placer de

    haber soado8.

    En 1988, el encuentro mundial de la CUT aprueba la tesis presentada

    por Chico Mendes en nombre del Consejo nacional de los seringueiros, bajo

    el ttulo: "Defensa de la naturaleza y de los pueblos de la selva", que, entre

    otras reivindicaciones, exige

    la inmediata expropiacin de los seringais [plantaciones de caucho]

    en conflicto, en beneficio de las comunidades fundadas en la

    extraccin [assentamentos extrativistas] de manera tal de no agredir

    la naturaleza y la cultura de los pueblos de la selva, permitiendo la

    utilizacin >.sustentable de los recursos naturales, gracias a la

    utilizacin de tecnologas desarrolladas desde hace siglos por los

    pueblos que viven de la extraccin en la Amazonia.9

    En esta poca obtiene dos victorias importantes: el establecimiento de

    las primeras reservas de extraccin creadas en el Estado del Acre (Amazonia)

    y la expropiacin de las tierras del Seringal Cachoeira, que pertenece al

    latifundista Darly Alves da Silva, de Xapuri. Chico atribuir un gran alcance a

    esta conquista:

    La cosa ms importante para estimular la continuidad de este miento

    fue la victoria de los seringueiros de Cachoeira. Esta victoria tuvo un

    impacto positivo en toda la regin, dado que los seringueiros saban

    que luchaban contra el grupo ms fuerte y sus bandas de asesi- nos

    sanguinarios. Los seringueiros eran conscientes de que luchaban

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    contra un escuadrn de la muerte e, incluso as, no tuvieron miedo.

    Hubo das en los que vimos a cuatrocientos seringueiros reunidos

    [...] en piquetes en medio de la selva [...].10

    Para la oligarqua rural, que, desde siglos atrs tena el hbito de

    eliminar -con total impunidad- a aquellos que osaban levantar a los

    trabajadores contra el latifundio, l era un "tipo marcado para la muerte".

    Poco despus, en diciembre de 1988, Chico Mendes es asesinado delante de

    su propia casa por asesinos a sueldo al servicio del clan de los propietarios

    terratenientes Alves da Silva.

    Por su capacidad de asociar inseparablemente socialismo y ecologa,

    reforma agraria y defensa de la Amazonia, luchas campesinas y luchas

    indgenas, supervivencia de humildes poblaciones locales y proteccin del

    patrimonio de la humanidad -la ltima gran selva tropical an no destruida por

    el "progreso" capitalista-, el combate de Chico Mendes es ejemplar y

    continuar inspirando nuevas luchas, no solo en Brasil, sino en otros pases y

    continentes.

    La lucha de los seringueiros contina, an hoy, con altibajos. El alcalde

    de Xapuri y el gobernador del Estado del Acre pertenecen al PT e intentan

    enfrentar el poder de la oligarqua. Pero los asesinos a sueldo que actan para

    terratenientes continan haciendo estragos, como lo demuestra

    espectacularmente el asesinato, en 2005, de la misionera norteamericana

    Dorothy Stang, muy conocida por su compromiso a favor de los campesinos

    sin tierra en la regin amaznica.

    Antes que en partidos o en administraciones, la herencia de Chico

    Mendes est presente en las luchas de los seringueiros y de los indgenas, en la

    movilizacin de los campesinos para la reforma agraria -y contra laOGM- y en

    la convergencia entre ecologa y socialismo, que empieza a tomar forma, no

    solo en pequeas redes militantes, sino tambin en el ms importante

    movimiento social de Brasil, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin

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    Tierra. Durante la celebracin de su vigsimo aniversario, este organiz un

    seminario internacional en Ro (julio de 2004) sobre los "Dilemas de la

    humanidad". En el impreso depresentacin de la conferencia, encontramos un

    resumen del punto de vista del movimiento, de su utopa social,de su "sueo

    con 1os ojos abiertos" (para emplear la expresin de Ernst Bloch): "un mundo

    igualitario, que socialice las riquezas materiales y culturales". En el documento

    encontramos un diagnstico sin ilusiones de la realidad actual:

    El mundo se encuentra a tal punto degradado que ya no se trata de

    pensar estrategias para "volver a su eje", sino ms bien para

    construir un camino nuevo, fundado en la igualdad entre los seres

    humanos y sobre principios ecolgicos.

    Un camino nuevo, igualitario y ecolgico, que socialice las riquezas:pienso que Chico Mendes se reconocera en eseprograma.

    1 Chico Mendes por ele mesmo. Ro de Janeiro: FASE, 1989, p. 64. Se trata de una

    entrevista autobiogrfica realizada en Xapuri en noviembre-diciembre de 1988 por elprofesor Pedro Vicente Sobrinho, de la Universidade Federal do Acre, de acuerdo con un

    plan establecido por Cndido Grzybowski, profesor de la Fundacin Getlio Vargas de Rode Janeiro.

    2Empate tiene, como en espaol, el sentido de obtener un resultado equivalente (N. de la

    T.).

    3 En su entrevista autobiogrfica, Chico Mendes describe este episodio: "Mataron a Wilson,

    y los trabajadores estaban desesperados. [...] Al darse cuenta de que no habra ninguna

    respuesta por parte de los tribunales, [...] sometieron a uno de los terratenientes que habandado la orden de matar a Wilson Pinheiro a un juicio sumario y fue decidido que lo

    fusilaran. [...] Esta vez, los tribunales funcionaron, de una manera muy rpida y violenta.

    En veinticuatro horas, centenares de seringueiros fueron detenidos, torturados, a algunos lesarrancaron las uas con una pinza (ChicoMendespor ele mesmo, op. cit.,p. 19).

    4 No estaba de acuerdo con algunas posiciones del PC de esta poca porque cuando uno

    alzaba a la gente contra el latifundio, cuando lo enfrentaba, los bloqueos y la represin

    caan sobre m; ellos se ocultaban detrs de las cortinas. Yo era el nico que apareca enesta historia. Empec a estar un poco furioso y desconfiado por este comportamiento.

    Romp entonces con el PC y me adher al Partido de los Trabajadores (Chico Mendes por ele

    mesmo, op. cif., p. 69).

    5 Discurso de Chico Mendes, citado por Alton Krenak, coordinador de la Unin de las

    Naciones Indgenas de Brasil, enChico Mendes, Sindicato dos Trabalhadores de Xapuri, Central nica dos Trabalhadores, San

    Pablo, Ro de Janeiro,1989, p. 26

    6 Chico Mendes por ele mesrno, op. cit., p 24. El ttulo del captulo es "La creacin de una

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    reserva de extraccin como la alternativa ecolgica y econmica".

    7 Cf.Legado Chico Mendes. Ro de Janeiro: Sesc, 2003, p. 38.

    8 Chico Mendes, op. cit.,p. 34.

    9 Ibd., p. 21.

    10 Chico Mendes par ele mesmo, op. cit.,p. 57.

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    Reflexiones en torno ala lucha socioambientalen la Argentina*

    Espacio Chico Mendes**

    El Espacio Chico Mendes se va conformando no casualmentedesde fines del ao 2007 y adquiere constitucin formal, adop-tando el nombre que lleva hasta hoy, durante el 2008.

    Este perodo resulta clave en la lucha socioambiental en la

    Argentina, ms an si analizamos hoy las circunstancias que nosinterpelaron y dieron origen a este intento particular de inter-

    vencin en la problemtica. Creemos que en un primer momentola respuesta es visceral, producto de las injusticias manifiestasque significa el dao infligido a un hermano, as se encuentre acientos de kilmetros de distancia. Pasado ese momento primige-nio, vale la pena echar una mirada sobre l para extraer conclu-siones, valorar debilidades y fortalezas de las respuestas ensaya-das, poner en cuestin la idea de ambientalista que surge del

    sentido comn de la sociedad y que se pone en juego en esta lucha.El desafo apremia, teniendo en cuenta que desde los sectores depoder existe un consenso explcito en torno al discurso que reducelo ambiental a una defensa de lo natural en tanto un complementoexterno y extico, que poco tendra que ver con la vida de los pue-blos. Un imaginario que concluye en que el precio a pagar, el lla-madocosto ambiental, es menor frente alprogresoy aldesarrollo

    Capitalismo y lucha ambiental en Latinoamrica

    * Artculo escrito paraHerramienta.** El Espacio Chico Mendes surge del encuentro de compaer@s com-

    prometidos con las luchas socioambientales, desde una perspectivade ecologa popular por la defensa del medio ambiente en manosdel pueblo en su conjunto; sobre todo de aquellos sectores ms afec-tados por el ordenamiento econmico, social, poltico y cultural delordenamiento capitalista. E-mail: [email protected]. Pgina web: www.espaciochicomendes.com.ar

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    que redundaran automticamente en beneficio del conjunto. Haceno mucho tiempo, la presidenta Cristina Fernndez de Kirchner,

    comenz a apelar a este sentido comn contra las diferentes mani-festaciones de los vecinos de Famatina, Tinogasta, Andalgal,Santa Mara y Beln, en el norte del pas. En el mismo sentido, elgobernador de La Rioja Beder Herrera (que accedi a su cargohacindose eco de los reclamos de las asambleas antimineras, paraluego traicionarlas), fue aun ms especfico en su caracterizacin,al acusar a los asamblestas que mantienen el corte en Famatinacomo violentos hippies que viven gratis y tienen actividades nonsanctas.1

    Sostenemos que el imaginario del ambientalismo tradicional,hace aos que no se corresponde con la realidad de las luchassocio-ambientales en Amrica Latina. En nuestro pas, los queenfrentan laofensiva extractivista(como la denominan diversosautores), no son las Fundaciones u ONGs ecologistas. En reali-dad, estas luchas son llevadas a cabo por un sujeto plural yheterogneo, entre los que podemos encontrar trabajadoresrurales y urbanos, diversos productores de mediana o pequeaescala, sectores populares urbanos (desocupados, habitantes de

    villas/asentamientos), que se articulan bajo el formato deasam-bleas populares.Una somera cronologa ayuda a situar estos conflictos en su

    contexto, pudindose advertir que las resistencias populares sonincluso anteriores a la instauracin delnuevo modelode acumu-lacin, que algunos autores definen comoneodesarrollista(Katz,2006), poniendo nfasis en sus rasgos de continuidad:

    1996:El pueblo de Corpus en Misiones rechaza la instalacinde una mega represa, por medio de una consulta popular. Pese alos intentos actuales por parte del gobierno nacional, esa represano se ha podido instalar, dado el antecedente de la consulta. Esemismo ao, los pueblos de la Patagonia se alzan en lucha contrala aprobacin de un basurero nuclear en la localidad de Gastre,Chubut. Impiden la instalacin del mismo, a pesar de que laCNEA ya la haba aprobado, con el aval de las autoridades nacio-nales.

    2003:Rotundo triunfo del NO en el plebiscito de Esquel, que

    su pueblo tom como norte e impuso para enfrentar a la empresaminera canadiense Meridiam Gold. En los conflictos contra lamegaminera, el antecedente de este mecanismo de consultapopular fue la experiencia de Tambo Grande, en Per en el ao2002.

    1. Vase Nota Minera

    y hippies violentos.En: Pagina 12, mircoles16 de mayo de 2012,edicin impresa. Dispo-nible en: http://

    www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-1 9 4 1 5 4 - 2 0 1 2 - 0 5 -16.html

    64 Capitalismo y lucha ambiental en Latinoamrica

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    2006: La discusin sobre el medio ambiente recorre toda lageografa del pas, a partir de la repercusin de la lucha del pue-

    blo de Gualeguaych, organizado en la Asamblea Ambientalistade Gualeguaych contra la instalacin de las pasteras Botnia yENCE. Los vecinos de Gonzlez Catn, en la provincia de Buenos

    Aires, impiden la entrada a los camiones del CEAMSE en su loca-lidad y son detenidos. Si bien no logran el cierre del relleno sani-tario, ponen en la agenda pblica la injusticia ambiental queresulta de la gestin privada de los residuos, instalando as lasluchas socioambientales en las ciudades. El 21 de julio de 2006,se realiza en Colonia Caroya, provincia de Crdoba, un primer

    encuentro, a partir del cual se constituye la Unin de AsambleasCiudadanas (UAC), que agrupa entonces ms de sesenta asam-bleas que fueron surgiendo de la lucha contra la megaminera acielo abierto.

    El marco de estas disputas

    Estos hechos cobran sentido teniendo como trasfondo los cambios

    en el modelo de acumulacin ocurridos durante las ltimas dca-das. Si bien es posible retrotraer el origen de este proceso hasta lainstauracin a nivel global del capitalismo financiero, a mediadosde los aos setenta, creemos oportuno detenernos en ciertos aspec-tos relevantes establecidos durante el apogeo de las polticas neo-liberales en los noventa. Deeste modo podremos resaltarlas continuidades que tras-cienden elcambio de modeloa partir de la post-convertibi-lidad.

    En el caso de Argentina,la salida de la convertibili-dad y la consecuente deva-luacin de la moneda impli-can un abaratamiento dehecho, tanto de la fuerza detrabajo como de los bienescomunes de la naturaleza,

    generndose de esta maneracondiciones atractivas parala inversin privada en sec-tores competitivos, es decir,donde la demanda del mer-cado global asegura altos

    65La lucha socioambiental en Argentina

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    tierras en manos de campesinos y pequeos productores. Por otrolado, la prctica de la megaminera a cielo abierto implica proce-

    sos de extraccin y separacin de metales altamente nocivos queafectan no solo a los territorios aledaos, ya que extienden sus efec-tos nocivos a travs de la contaminacin del aire, ros y aguas sub-terrneas.

    Dentro de esta misma lgica se insertan los proyectos rela-cionados con la obtencin de energa para sostener este modelo,que no slo suponen la extraccin de petrleo (incluyendo laextraccin de gas no convencional, con altos impactos ambienta-les negativos), sino tambin la construccin de nuevas centrales

    nucleares y megarepresas.Son estas necesidades de la acumulacin capitalista las que

    mueven el renovado proceso extractivista.3Y es esta fuerza la queprovoca elcercamientode inmensas porciones de tierras que sonpresentadas comolibresdesde el punto de vista del capital, peroque constituyen el soporte material de poblaciones locales, que se

    valen de prcticas productivas organizadas en unidades menoresen torno a las cuales reproducen formas particulares de vida,donde el trabajo est estrechamente ligado a los mercados loca-

    les y las necesidades populares.En las grandes ciudades, se dan procesos similares con otrosactores. Se producen cambios en los usos del suelo que beneficiana los promotores inmobiliarios, los cuales traen como consecuen-cia la apropiacin privada de espacios pblicos,4 el encarecimientode la vivienda y el colapso de la infraestructura existente,5 efec-tos todos que confluyen en un generalizado deterioro en la calidadde vida. Mientras tanto, miles de personas son condenadas a viviren villas y asentamientos, sin acceso a las condiciones ms bsi-cas de bienestar (acceso a agua potable, cloaca, recoleccin debasura). Por otro lado, se invierten grandes sumas de dineropblico en infraestructura para el transporte privado automotor,mientras el transporte pblico se desfinancia cada da ms. Elresultado ms evidente es la congestin del trfico, las contami-naciones asociadas a ello, y la aceptacin de que la ciudad debeser vivida de manera privada.

    Ambos escenarios, o mejor dicho el correlato delnuevo modeloen el campo y la ciudad, dan cuenta de las luchas por ejercer lasoberana sobre los territorios, hoy bajo la potestad del capital.

    En estas luchas se disputan formas de apropiacin de los recur-sos que implican lgicas diferentes. Por un lado, aquella queemerge de las poblaciones locales y suponen una relacin con elterritorio en tanto estructuracin de una forma de vida y unarelacin con la naturaleza de largo plazo. Por otro lado, aquellaapropiacin que se relaciona meramente con la consecucin de

    3. En palabras de DavidHarvey, el capital frentea las sucesivas crisisbusca implementarsoluciones espaciales

    (2007). Esta bsquedaincesante de ampliar lasfronteras y superarlmites, da comoresultado la acumu-lacin por desposesin(Harvey, 2004).

    4. Por nombrar algunosejemplos actuales: elGCBA pretende instalarun shoppingdonde los

    vecinos exigen un co-

    rredor verde; la Provin-cia de Buenos Aires, au-toriza la apropiacinpor parte de Techint dela Costanera Sur (Ave-llaneda, Quilmes, Ber-nal), mientras Macrihace lo mismo en laCostanera Sur (al ladode la reserva ecolgica)con la empresa IRSA.

    5. Los derrumbes ya

    tienen un saldo ocultopor el bloqueo mediticodel que goza Macri de10 muertos en 2 aos,segn denunciaronlegisladores de la opo-sicin en la LegislaturaPortea en