filosofía y emancipación [rozitchner]

8/11/2019 Filosofa y Emancipacin [Rozitchner]

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Filosofa y emancipacinSimn Rodrguez: el triunfo de un fracaso ejempl


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LEN ROZITCHNER. OBRASBiblioteca Nacional

Direccin: Horacio GonzlezSubdireccin: Elsa BarberDireccin de Cultura: Ezequiel Grimson

rea de Publicaciones: Sebastin Scolnik, Horacio Nieva, Juana Orquin, Mara RitaFernndez, Alejandro Truant, Ignacio Gago, Gabriela Mocca,

Yasmn Fardjoume, Juan Pablo Canala, Griselda IbarraDiseo de tapas: Alejandro Truant

Seleccin, compilacin y textos preliminares: Cristian Sucksdorf, Diego Sztulwark

La edicin de estas Obras fue posible gracias al apoyo de Claudia De Gyldenfeldt,y a su inters por la publicacin y la difusin del pensamiento de Len Rozitchner.

2012, Biblioteca Nacional Agero 2502 (C1425EID)Ciudad Autnoma de Buenos Aireswww.bn.gov.ar

ISBN: 978-987-1741-64-9

IMPRESO EN ARGENTINA -PRINTED IN ARGENTINA Hecho el depsito que marca la ley 11.723

Len RozitchnerFilosofa y emancipacin : Simn Rodrguez, el triunfo de un fracaso ejemplar.- 1a ed. - Buenos Aires : Biblioteca Nacional, 2012.148 p. ; 23x15 cm.ISBN 978-987-1741-64-91. Filosofa Poltica. I. TtuloCDD 320.1


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Esta edicin de las Obras de Len Rozitchner es la debidaceremonia pstuma por parte de una institucin pblica haciaun lso o que constituy su lenguaje con tramos elocuentes dela loso a contempornea y de la crtica apasionada al modoen que se desenvolvan los asuntos pblicos de su pas. Sus temas

ueron tanto la materia traspasada por los secretos pulsionalesdel ser, de la lengua emenina y de la existencia humillada, comolas conguraciones polticas de un largo ciclo histrico a las quededic trabajos undamentales. Realiz as toda su obra bajo elimperativo de un riguroso compromiso pblico. Durante largos aos, Len Rozitchner escribi con elegantes trazos una teoracrtica de la realidad histrica, recogiendo los aires de una eno-menologa existencial a la que supo ofecerle la masa ecunda deun castellano insinuante y ramicado por novedosos cobijos delidioma. Recre una veta del psicoanlisis existencial y examincomo pocos las uentes teolgico-polticas de los grandes textos delas religiones mundiales. Busc en estos anlisis el modo en quelos lenguajes pblicos que proclamaban el amor, solan alejarlocon implcitas construcciones que asxiaban un vivir emanci- patorio y carnal. Su loso ar ltimo se internaba cada vez msen las expresiones primordiales de la maternalidad, a la que,dndole otro nombre, percibi como un materialismo ensoado. Ledo ahora, en la complejidad entera de su obra, nos permite atestiguar de qu modo elevado se hizo loso a en la Argentinadurante extensas dcadas de convulsiones pero tambin de

opciones personales sensitivas, amorosas.

Biblioteca Nacional


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Presentacin

La obra de Len Rozitchner tiende al innito. Por un lado hay qcontar ms de una docena de libros editados en la Argentina duranlas ltimas cinco dcadas, la existencia de cientos de artculos pucados en diarios y revistas, varias traducciones, muchsimas claalgunas poesas y un sinnmero de entrevistas y ponencias que aba

casi seis dcadas de una vida losca y poltica activa. Por otro,cantidad igualmente prolca de producciones inditas que con presente coleccin saldrn por primera vez a la luz pblica.

Pero esta tendencia al innito no consiste simplemente en undespeinada sucesin de textos, tan inacabada como inacabable;decir, en un falso innito cuantitativo de la acumulacin. Lo quaqu late como una tendencia a lo innito cualitativo surge de abolicin de los lmites que denen dos mbitos fundamentales:del lector y el de su propia obra.

El del lector, porque para abrirnos su sentido esta obra nos exigegimnasia de una reciprocidad que ponga en juego nuestros lmites: si somos nosotros mismos el ndice de verdad de esos pensamieaccederemos a comprenderlos. Pues esta verdad que se nos prop para que sea cierta, no podr surgir de la contemplacin inocua de pensar ajeno, sino de la vericacin que en nosotros ese cuerpo etejido con los otros encuentre.

Para Rozitchner el pensamiento consiste esencialmente en desar los propios lmites, y en ir ms all de la angustia de muerte nos acecha en los bordes de lo que nos fue mandado como exriencia posible. Pensar ser siempre hacerlo contra el terror. Com

lectores debemos entonces vericar en nosotros mismos la verdde ese pensamiento: enfrentar en nosotros mismos los lmites qel terror nos impone.

Pero habamos dicho tambin que ese innito cualitativo noslo se expanda en nuestra direccin la de los lectores sin


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tambin en la de su propia obra. Y es que la produccin losde Rozitchner, que se nos presenta como el desenvolvimiento un lenguaje propio en torno de una pregunta fundamental sobrlas claves del poder y de la subjetividad, despliega su camino etrazo arremolinado de una hondonada. Paisaje de mltiples estratcuyos lmites se modican al andar: cada libro, adems de desplesu temtica particular, incluye de algn modo en sus pginas unueva imagen de los anteriores, que slo entonces, en esa aparic

tarda, parecen desnudar su verdadera sonoma.As, podramos arriesgar apenas con nes ilustrativos un ornamiento de este desenvolvimiento del pensamiento de Rozitchnercuatro momentos fundamentales; estratos geolgicos organizadostorno al modo en que se constituye el sentido. Estas etapas funciona partir de algunas claves de comprensin que ordenan la obra y pbilitan ese ahondarse de la reexin.

En la primera, el sentido aparecera sostenido por la vivencintransferible de un mundo compartido. La losofa ser entonces puesta en juego de ese sustrato nico undante es el trmino cabalde la propia vivencia del mundo, a partir de la cual se anuda en un absoluto de ese irreductible ser yo mismo con el plano ms ampldel mundo en el que la existencia se sostiene y en el que uno es,lo tanto,relativo. La posibilidad del sentido, de la comunicacin,no podr ser entonces la mera suscripcin al sistema de smboabstractos de un lenguaje, sino la pertenencia comn al mund vivida en ese entrevero de los muchos cuerpos. Entonces,constituido a partir de lo ms intransferible de la propia vivencia, el senticrecer en el otro como verdad slo si ste es capaz devericarlo enlo ms propio e intransferible de su vivencia. El mundo comparti

es as la garanta de que haya sentido y comunicacin.En lo que, a grandes rasgos, podramos llamar la segunda etaeste esquema persiste; pero al fundamento que el sentido encontraen la vivencia comn de mundo, deber sumarse ahora la presenciaotro en lo ms ntimo del propio cuerpo. Es este un amplio pero


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del pensamiento de Rozitchner, cuyo inicio podemos marcar a parde la sntesis ms compleja de la inuencia de Freud en la dcada70. Encontramos, entonces, una de sus formas ms acabadas enanlisis de la gura de Pern, el emergente adulto y real del dradel origen y su victoria prrica; la derrota de ese enfrentamienimaginario e infantil en el que nos constituimos ser el correlato la sumisin adulta, real y colectiva, cuyos lmites son el terror: que comenz con el padre, culmina con las masas, cita ms de

vez Rozitchner. Pero en el extremo opuesto del espectro, el trabindito sobre Simn Rodrguez establece nuevas bases: el otro apcer ahora como el sostn interno de la posibilidad de sentido. Nocomo el ordenamiento exterior de una limitacin, sino como la pobilidad de proyectarme en l hacia un mundo comn. Slo entoncsintiendo en m lo que el otro siente lacompasin podr darse unnal diferente al drama del enfrentamiento adulto, real y colecticamino que es inaugurado por ese segundo nacimiento desde umismo que seala Len Rozitchner en Simn Rodrguez como n posibilidad de abrirse al otro.

El tercer momento estara marcado por un descubrimientofundamental que surge a partir del libro La Cosa y la Cruz: la expe-riencia arcaica materna, es decir, la simbiosis entre el beb y la madrcomo el lugar a partir del cual se fundamentara el yo, el mundlos otros. En esta nueva clave de la experiencia arcaica con la mse anan las etapas anteriores del pensamiento de Rozitchner en nivel ms profundo. Pues el fundamento del sentido ya no ser sesa co-pertenencia a un mundo comn, sino la experiencia neceriamente compartida desde la cual ese mundo como tambin yo y los otros surge y a partir de la cual se sostendr para siem

Pero esto no es todo, porque tambin las formas mismas de eincorporacin del otro en uno mismo que segn vimos podaestructurarse en funcin de dos modalidades opuestas, cuyos padigmas los encontramos en Pern como limitacin (identicaci y en Simn Rodrguez como prolongacin (com-pasin) ser


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ahora redenidas en funcin de esta experiencia arcaica. El modde la limitacin que el otro institua en uno mediante la identiccin como en el anlisis de Pern ser ahora encontrado en ufundamento anterior, condicin de posibilidad de esta forma ddominacin: la expropiacin de esa experiencia arcaica por padel cristianismo, que transforma las marcas maternas sensibles qnos constituyen en una razn que se instaura como negacin de tomaterialidad. Pero tambin ser lo materno mismo la posibilidad

sentir el sentido del otro en el propio cuerpo, entendiendo, entonceese segundo nacimiento como una prolongacin de la experienarcaica en el mundo adulto, real y colectivo. Esta nueva clave redeel modo de comprender la limitacin que el terror nos impone, qes comprendido ahora como la operacin fundamental con la quel cristianismo niega el fundamento materno-material de la vidaexpropia las fuerzas colectivas para la acumulacin innita de cap

El cuarto momento es en verdad la profundizacin de las concuencias de esta clave encontrada en la experiencia arcaico-maternque en cierto modo se resume en la postulacin programtica de peun mater-ialismo ensoado, es decir, de pensar esa experiencia arc y sensible desde su propia lgica inmanente, pensarla desde s mis pensarla, adems, contra el terror que intenta aniquilarla en nosotroesta ltima etapa del pensamiento de Rozitchner, que se desarrolla ecialmente a partir del artculo Lamater del materialismo histrico de2008 y llega hasta el nal de su vida, ser tambin la de una reconvede su lenguaje, que para operar en la inmanencia de esa experiencia podr hacerlo desde una profundizacin potica del decir.

No obstante este desarrollo que hemos intentado aqu, estas clav y sus etapas no pueden, de ningn modo, ser consideradas recin

estancos, estaciones eleticas en el caminar de un pensamiento, psu lgica no es la de uncorpus terico que debe sistemticamente orde-narse, sino la sntesis viva de un cuerpo que exige, como decamosarriba, que lo prolonguemos en nosotros para sostener su verdad. Squeda entonces el trato directo con la obra.


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La actual edicin de la obra de Len Rozitchner, a cargo de Biblioteca Nacional, hace justicia tanto con el valor y la actualidde su obra, como con la necesidad de un punto de vista de conjunLa presente edicin intenta aportar en esta perspectiva reuniendmaterial disperso, y sobre todo, dando a luz los cuantiosos indien los que Rozitchner segua trabajando.

Hay, sin embargo, una razn ms signicativa. La conviccin de nuestro presente histrico requiere de una losofa sensual, capaz

pensar a partir de los lamentos vivos del cuerpo afectivo, y de dotlenguaje de una materialidad sensible para una nueva prosa del mun

Cristian SucksdorfDiego Sztulwark


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dadas, sino la capacidad de poner en juego algo que los cuerpos ssordamente: la experiencia del enfrentamiento al poder y la humillacde esa guerra de independencia an no alcanzada por completo, perola que lograron unicar lo disperso de los cuerpos sometidos en unade emancipacin. Esta experiencia slo puede ponerse en acto cuandose logra sentir al otro en lo ms profundo de uno mismo. Tal el punto de partida el origen irresuelto de la nacin desde la independencia y hla libertad, y no la concepcin laica, liberal de la educacin pblic

liberalismo existe bajo el modo del privilegio y la complicidad: Soque al hacer en nombre del pueblo callan lo nico que ste debera sel saber cmo vencer la esclavitud y la dependencia.

Esta extensa reexin se liga, de un modo paradojal, con la estura de otro de sus grandes libros de exilio: Pern: entre la sangre y eltiempo. El punto clave parece ser la lectura de Clausewitz. Silencio presencia en las pginas de este libro. Si Pern tuvo la astucia pol y militar de convertirse en el jefe de sus enemigos (la clase tradora), disimulando el carcter guerrero de toda paz poltica, SimRodrguez quiere continuar a Bolvar en el nivel de una poltica cade despertar al entero campo de lo social: ya no se trata de la ptica como la representacin que suplanta, ocultando y disfrazandodrama social de la guerra, como si no se continuara en ella. La repdebe comprender la tregua como un momento de las armas y las idConcebir las ideas como armas. Porque es la poltica la que supootras armas cuando la guerra se contina por otros medios. La milcomo idea inmediata debe dar paso a una lucha inmensa, propiame poltica, en el extenso espacio de lo cotidiano-social.

Dos libros, entonces, que se delimitan como el comienzo y el del exilio: el primero, sobre Pern, era una dolida reexin que

abra junto con el exilio como la necesidad de comprender algunde las causas subjetivas sistemticamente eludidas que habllevado a la derrota y al ms extremo terror; sobre el n de ese exeste libro, que encuentra en Simn Rodrguez la posibilidad de acular nuevos modos de seguir adelante.


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Por diversas razones, todas ajenas al libro en s, este trabajo nuncaeditado en su totalidad; apenas fueron publicados parcialmente algufragmentos en el nmero 9 de la revista La escena contempornea y enuna edicin especial realizada por la Biblioteca Nacional.

Hemos mantenido las pautas especicadas por Len Rozitchn para la edicin nal de este libro. Bajo el mismo concepto es hemos decidido conservar el estilo original del texto y las citas y como el autor las mantuvo ms all de las parciales reescritur

correcciones durante casi una treintena de aos. Consideramos qel aadido constante de referencias a pginas y libros hubiera rotoorganizacin de ese entramado textual que funciona como un socuerpo de palabras plurales. El lector que as lo desee podr enctrar las citas de Simn Rodrguez en los librosSociedades americanasen 1928, El libertador del medioda de Amrica y sus compaeros armas de endidos por un amigo de la causa social (conocido tambincomo De ensa de Bolvar ) e In entamos o erramos.

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I

Toda obra de reexin como toda obra de arte es trabajo del des y proviene de ese punto incandescente que anima desde lo hondo sujeto lo que en l se debate en cada acto de su vida. Ese deseo prol y desarrolla una cifra originaria que se encarna como destino en cuno: el drama del propio origen, los personajes y los fantasmas

animaron con sus rostros y sus afectos nuestro cuerpo y nuestra sancon que les dimos vida. Con esa vida ajena hicimos la nuestra, porde all partimos. El drama del propio origen se desarrolla en el limitiempo de la vida; aqu el deseo organizar las guras de su anhelocontinuar, adultos, ese debate interminable que por la propia histoindividual, intransferible, nos incluye ahora en el drama ampliado yla historia de los otros hombres. Es en este mundo extendido don vericaremos la verdad o falsedad de la coherencia encarnada que rrollamos desde ese drama interno: si nos hemos hecho cmplices psalvarnos de la angustia de muerte que se despierta cuando queremdejar de ser lo que ellos han hecho de nosotros, o hemos tenidocoraje de enfrentarlos a la luz del da y animar con nuestras gananuestro amor un hombre nuevo, diferente.

Esta es la paradoja que encontramos: para que el deseo indidual las ganas, digo se desarrolle como deseo histrico, hay nacer desde un segundo nacimiento, engendrarse dentro de unelegirse desde ese deseo primero que nos trajo a la vida, el de nue padres, y que no dependa de nosotros para hacernos. Eso es lo nos plantea con la cifra de su origen Simn Rodrguez: al abrirs

la vida de la historia prolong su propio deseo de nio abandonaen el nacimiento de un deseo histrico y colectivo. Y ese fue tambel nuevo nacimiento de un pueblo que desde la Monarqua llev,el drama asumido con la guerra de la Independencia, a la RepblPero este nuevo nacimiento colectivo, como el de los individu


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tambin puede ser un falso nacimiento, porque repiti y consolila mentira del deseo antiguo: el de la vieja Monarqua que vuelvresurgir, como si lo realizara, bajo la apariencia de la nueva RepbEste viejo deseo disfrazado es el persistente deseo de los Padres, dgodos, no el nuevo deseo encarnado en el segundo nacimiento qquiso darle Simn Bolvar.

La verdad del deseo, que surge insobornable desde las energas

un cuerpo apasionado, cuando no queda restringido al propio cuero slo al del otro como acompaante en el cual busca su placer,seguridad y su consuelo, expande su energa abrindose y abarcaal mundo todo: como en las telas de Revern,1 su color abrasa y todolo calcina, y una nica pasin enardecida transgura con su sangsus sentidos, con su luz incandescente, todas las cosas del mundohay que sentir en s mismo un deseo semejante para animar en verese deseo hecho obra: para participar con el propio en su destinono simularlo solamente como el esteta, a la distancia, con un cue y un alma restringidos.

Cmo acercarnos entonces a la obra de Simn Rodrguez?Como toda creacin, su obra no existe si no tiene quin la anim

sin m, en este caso, alguien que la lea y encarne nuevamente: reclmi conciencia y mi cuerpo para realizarse y consumarse. Cada lectda el suyo para que cobre vida: la lectura es una transfusin de sanclida para resucitar una muerte que pide, desde la nada, este mila

Leer es resucitar ideas , escriba don Simn,y para hacer esta especiede milagro es menester conocer el espritu de los di untos o tener eequivalentes para subrogarles . Dnde se sita esta equivalencia del

deseo del lector con el suyo, ese punto de encuentro donde el dedel uno es conmovido por el deseo del otro, y lo comprende y lo h

1. Armando Revern, nacido en Caracas en 1889 y fallecido en la misma ciudad en 1954uno de los pintores venezolanos ms importantes del siglo XX. [N. de los EE.]


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propio? Porque comprender ese deseo extrao no es hacer surgircosquilleo estril y sin riesgo; implica, por el contrario, poner en juel propio deseo retomado como aquel desde el cual el otro en su ver pueda ser acogido, asumir el desafo de su vida que por su obra propone. Y en la gura inaugural de don Simn es su ser expnio abandonado, el que aparece redoblando el drama de todo namiento que en el suyo descubrimos: quedar expuesto a la intempede la vida. El abandono primero del vientre de la madre, que coinc

con el abandono en el mundo que lo arroj lejos de s e inscribisu cuerpo el desgarramiento imborrable de la falta de amor: nacela vida de un afecto asesino que le dio desde la vida tambin la mumatriz helada porque lo abandon en la calle para ser recogido. Centonces no seguir, en la lectura, y reanimar en uno esa cifra inaugque quedar para siempre, indeleble, en el deseo que el nio Sim prolongar, buscando ser colmado, en toda la obra adulta de su viPorque leer ese deseo en l es reanimar el propio deseo defraudla cifra originaria, insatisfecha en cada uno: animar en uno mismodrama fundamental con el que se inaugura la vida entre los hombre

La interpretacin crtica pone en juego, entonces, los lmites dsujeto que interpreta. Es un desafo que actualiza la propia existenmostrada en su verdad: si lo que hemos arriesgado al darle la vidaa la altura o no de lo que Simn Rodrguez jug de la suya al poneacto su deseo. Si hemos podido entonces recuperar su gura de esdalo, de oposicin o de escarnio, que lo sigue haciendo incomprens y negado, para los que a l se acercan y tratan de encubrir lo monstrde uno mismo en lo que l enuncia. Y que requiere entonces suavlo monstruoso de su origen: el escndalo humano de su nacimiento

Es preciso entonces descifrar la naturaleza especca de ese de

primero que se prolonga en el deseo adulto, del saber realizado, la racin de la ignorancia como medio de abrir el propio corazn pacoger el de los otros. Esta reivindicacin escandalosa para la ra

pura cuya base, su punto de incandescencia fundadora, don Simsita en el reconocimiento del sufrimiento del otro como propio,


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el afecto ms entraable, cmo pudo haber sido dejado de ladola lectura? Cmo no haber odo ese grito que est presente en clnea que Simn Rodrguez pinta con su amor desesperado? Cmno haber comprendido que ese llamado dramtico al saber provende ese vagido defraudado de un infante que fue abandonado a su nmiento por los padres? Y cmo no haber distinguido en la teoen los trabajos polticos o escolares, ese ncleo desgarrado que efundamento de todo saber, no del suyo solamente? Desde esta ex

riencia capital, la ms honda y dolorosa, abandono monstruoso qel animal rechaza pero que tiene a los humanos como autores, se ael ncleo fundamental de toda contradiccin vivida. Y se prolongluego en las otras relaciones sociales: desde el amor en la pareja las polticas y militares. Es como si la sociedad toda, a travs delupa inmensa, sintetizara e hiciera converger en un punto concentraquemante, el fuego de su horror diseminado y marcara en un recnacido, en un nio indefenso, la llaga imborrable que no cicatrizarnunca: la indiferencia ante el sufrimiento del otro, la propia muertelos hombres expulsada de ellos mismos y puesta en el expsito.

Este horror del nio abandonado a la intemperie condensa en snacimiento a la vida el mismo ncleo que est presente en toda la gde conductas que hacemos da a da para que el sistema social func

ecazmente. Y es el mismo horror, el terror a la muerte propia puafuera, en el otro, el ndice de una miseria social expandida. En hombres normales, es decir enfermos congruentes con la enfermesocial de la que forman parte, no hay diferencia de esencia, si pomantenemos la que Simn Rodrguez nos mostr entre la cruel seracin tajante, donde el amor narcisista en la pareja mata al otros mismo, y lo expele de manera tajante, hasta el torturador que

complace en dar sufrimiento y muerte al otro afuera en la represimilitar y poltica. En ambos casos siempre el otro es destruido, torado, aniquilado, y su dolor no existe, o quizs hasta es gozado: hautilizado para expulsar de s la angustia de muerte que todo cambiola vida exige amor o poltica para expandir la propia afuera.


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Este drama ampliado, su ecuacin fundante, es lo que encontram planteado en su pensamiento: dnde se inserta el saber del homel conocimiento verdadero, viniendo desde la ignorancia? Saber, pdon Simn, es actualizar en s mismo ese ncleo primero de un draasumido que tiene, desde el origen, por lo menos dos actores: uque desea ser amado, y otro que reconoce o no ese amor y lo condinsensible, al sufrimiento. Y todo en uno. Es el drama del nio def

dado en su amor el que servir de ndice indeleble para distinguir quin ha tomado partido en la intimidad de su ser y esta ser la made su persona, la verdad sentida desde la cual desarrollar su destcomo persona falsa o verdadera. Sentir el sufrimiento del otro co propio es la clave fundamental que da sentido a toda vida: sabenuestro propio cuerpo pudo ser el lugar de una acogida clida donel otro tiene para m un valor semejante al de mi propia vida. Esteel lugar de la equivalencia del deseo, las primeras nupcias del yose abre al otro como amado. El ser propio que se hace lecho clidola uidez sensible de la carne que se expande y lo acoge, o la cerrinmisericorde del que aterrorizado se queda solo con su cuerpo fque no quiere sufrir y convierte a su corazn en una tumba heladonde el amante rechazado yace. Y esta opcin fundante determnar desde aqu el drama inconciente que es la matriz propia cla cual cada uno se elige y nace. Por eso la experiencia desde laaccedemos al saber reposa en ese sentimiento: no sabe el que qusaber sino el que se atrevi a sentir el sufrimiento ajeno como proPorque por mucho que sepan sern siempre ignorantes: ignoraren su cuerpo el sentir del otro sobre el cual el verdadero saber se drrolla en su verdad. Y no en la mentira de los que, al ocultarlo, deb

siempre simular que no son lo que en realidad sienten: que en verdno sienten profundamente nada, salvo la angustia de la propia mueque los acompaar para siempre, porque cada cuerpo insensible elugar que encierra un muerto en sus entraas.


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Para don Simn, se trata entonces, desde el comienzo, de un sen verdadero o falso: compadecer o slo lastimarse.No haber experi-mentado el mal que otro padece y gurrselo, incita a un sentimieque llamamos lstima . Lo que el otro sufre slo nos lastima, pero es lasupercie de nuestro cuerpo sintiente la rozada; de lo ms propio hemos puesto nada en juego.Ver padecer lo que uno mismo ha padecidoo padece, excita entonces a padecer por recuerdo o por percepcin el sentimiento es entonces compasin. (...) Es menester ser muy sensible y

tener mucha imaginacin para convertir el mal ajeno en propio y codecer en lugar de lastimarse solamente . El que compadece padece conel otro desde la propia experiencia de su sufrimiento actualizado. actulaizado el ncleo de su ser sintiente: se ha vuelto a abrir en l experiencia que todos, desde la niez, hemos tenido: ver defraudanuestro deseo de ser amados. La diferencia entre lastimarse que hace sentir bien y hasta contentos de que por suerte nosotros nsalvamos y compadecer que pone en juego nuestro propio biene y actualiza una inquietud profunda que, a travs del otro, vuelve numente a ser planteada es la diferencia entre salud y enfermedel ndice de una contradiccin asumida o simplemente negada.

Estar mal o malo, y creerse bien o bueno, es un engao de sene ecto de la desorganizacin es un bienestar alaz, precursor inmde la muerte . El que es o est malo no se siente a s mismo: se sienbien o bueno. Sentir aqu es una experiencia falaz del sentimiento. Ees la consecuencia de haber tomado partido en uno mismo por el qhaca padecer y no por ese yo mismo que en uno ha padecido: ecompadecerse de s mismo, no poder padecer lo propio y simular, hafuera, que est bien. Bien jodido adentro, y afuera bien contento.

no se atreve a sentirse a s mismo, cmo ha de sentir al otro? Tootro que hace sentir despierta ese lugar donde yace encerrado el secde su malestar, y debe ser rechazado y muerto. Y como lo que yadentro es lo que se ha matado a s mismo, la vida ms propia transcen las tinieblas, es clandestina: debe ocultar a cada amante nuevo


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amante asesinado anterior que yace invisible, ocultado ante s mis y ante los otros: debe aparecer puro y sensible y tierno como si ano hubiera pasado nada, porque no ha sufrido. No sufrir por el otes ahora el mandamiento nico: si sufre debe reanimar los muertque ha matado, debe reanimar su propia alma muerta. Por eso ndice don Simn que esta desorganizacin contradictoria, que si para darnos solamente un bienestar falaz, es una enfermedad moprecursor inmediato de la muerte. Precursor inmediato, no distan

la muerte est de cuerpo presente en el presente.Este haberle dado al otro la muerte en uno tiene una exigencineludible: poner siempre la propia muerte fuera de uno. Cada mueadentro exige que sea otro afuera el que la recibe. Y se extiende del propio cuerpo individual al cuerpo social y colectivo. El bienefalaz encuentra afuera el bienestar falaz de la clase privilegiadacomo clase, hace lo mismo que uno: los godos estn contentos. Yel reparto amistoso de los privilegios y de las prebendas que nos hlucir en los salones, en ese brillo articial donde todo resulta gratfalso, nos sentimos bien. La cosa puede cambiar cuando nos quedasolos: aqu la droga, al dormir o al levantarnos, sirve para distanciade nosotros mismos, para poder seguir sin sentir nada. Para no senla angustia de muerte que viene, como anuncio implacable, desdealmas muertas que hemos enterrado con la nuestra.

Acostmbrese a buscar desde su in ancia razones y proporcionlo que puede medirse exactamente. Para orlas aprenda a descubrazones y consecuencias . La razn aparece buscando en la infancia,en el recuerdo infantil de un debate quizs olvidado:no hay quienno tenga en s una prueba de que el olvido es la pena de una ausen.

Los que han olvidado ese drama del propio fundamento, la pena una ausencia que falt en el momento preciso en que clambam por ello. Esa experiencia, nos dice don Simn, est en todos:no hayquien no tenga en s esa prueba.


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Este esquema inscribe al crtico que oculta el ncleo de sufrimie y de afecto esta contradiccin social, histrica, que es la contracin fundante de todo hombre, como cmplice del sistema pese a tolo que diga y comprenda. Porque dej de comprender el fundamendesde el cual dice su palabra. Simn Rodrguez no es el autor desistema de educacin pblica, sino el autor de una nueva propueun sistema de construccin revolucionaria, en momentos de revlucin la guerra de la Independencia, para producir una nuev

Repblica. Esta concepcin rompe lo congelado en la institucionalcin del saber como pedagoga. Y no aparece en cualquier momese produce en una circunstancia que permite pensar las cosas otro modo: durante la desestructuracin de un sistema represivo,Monarqua, y sobre el fondo de una lucha armada popular, donde Milicias estn constituidas por los hombres del pueblo que convoBolvar. Corresponde a la creacin de una nueva fuerza y por lo taa la de una Segunda Revolucin que debe suceder al triunfante fracde la revolucin poltica de Bolvar: la revolucin econmica, es aquella que se asienta en la materialidad vericada, no slo pensde la reciprocidad entre los hombres realizada en la materia y en cuerpos que la transforman y animan. Olvidar esa circunstancia dela cual Simn Rodrguez pens la educacin signica olvidar tambque las circunstancias actuales son la prolongacin de aquella primque est esperando su cumplimiento en nuestros das. Es, una vez el olvido del origen de la historia presente, tanto como el origen nuestro propio surgimiento a la vida.

El drama interior, subjetivo, aqul del propio dolor por el otro uno mismo, es el que vericamos fuera de nosotros. Es la ecuacin

ntima la que encontramos en el mundo. All aparecen los que gosin sentir el sufrimiento del otro porque lo delegaron en la clase los seres sufrientes, sin consuelo, y por ellos Simn Rodrguez tom palabra:Todos huyen de los pobres, los desprecian y maltratan; alguha de pedir la palabra por ellos .


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En el desprecio y el maltrato han ocupado el lugar del q persigue. Pero don Simn lo ha hecho dando y buscando su fueen el perseguido. Lo haba hecho ya en Europa, y nos hace elraccontode lo que haba visto:Si, cuntense los esclavos en Rusia, en Polonia en Turqua agrguense los millones de judos que el desprecio maen la abyeccin... los millones de campesinos y de artesanos bra puertas de las crceles y de los hospicios jntense los sirvientes y domsticos vistense las casas de juego y los lupanares, pentre

mercados y en los vastos talleres de la industria y al cabo de almeses de observacin ntrese en las bibliotecas y en los gabineteteatros y en las tertulias de alto tono, en las cortes si se ofece, y pen la balanza el peso de las impresiones recibidas .

El cuerpo es el lugar de la coherencia. Pone en la balanza de la precuacin sentida situarse en el lugar del que persigue, en lossalones de alto tono o en el lugar de quien es perseguido y enfrenta dentro de para evaluarlas desde el afecto,el peso de las impresiones recibidas . Aquse pone a prueba desde lo ms individual el sentido del drama hirico y colectivo. Pero estas impresiones recibidas actualizan tamla memoria que est presente en el campo humano de la propia paen la que se origin para Simn su cifra irrevocable. No olvid el or

privado de su vida, esa ausencia que fue su pena, y quiso mante presente en su memoria. Transform la pena individual en el lusentido desde el cual enfrentar de otro modo la vida con los otros. eso las mantiene presentes, y forma parte de esos mismos humillaen quienes est ausente aquello que le falt a l: la respuesta al llamde su dolor, que los perseguidores no sienten (y con la maysculadevuelve, con el nombre despreciado, la dignidad perdida):

Huasos, Chinos i BrbarosGauchos, Cholos i Huachinangos Negros, Prietos i JentilesSerranos, Calentanos, Indgenas,Gente de Color y de Ruana,


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Morenos, Mulatos y Zambos, Blancos porados y Patas amarillasY una chusma de CruzadosTercerones, Cuarterones, Quinterones I Salta atrs Que hacen, como en botnica,Una amilia de

El mundo humano se divide en dos, como en los vegetales: los traen en su propia semilla el sustento la herencia de nutrientes quetraspasan los padres y los que, criptgamos, carentes de ella, cuacaen en la tierra quedan solos: fructican si les dan desde afueraalimento. Y esos son los pobres que como l cayeron en la tierra, adonados, desnudos, sin cobijo, en la tierra histrica de los godos la quieren, voraces hasta el crimen, para s solos. El mundo humandivide en dos: de un lado los expropiados, los perseguidos, a los Simn Rodrguez se une desde su origen retomado; del otro los peguidores, los dueos de la tierra madre, los que quieren conservaadultos los cotiledones que los sigan nutriendo. Los que depositaren el despojo ajeno esa funcin nutricia como lo hicieron tambin l en el comienzo de la vida:la nobleza, el comercio y la clase alta . Sus padres que lo expusieron, acotiledneo, a la intemperie, forman pade este ltimo. Hay dos clases de hombres, y esto qued inscripto enio Simn desde el comienzo de la vida.


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II

Desde dnde comenzar el anlisis de la educacin en SimRodrguez? Si se trata de comprender la esencia histrica de la edcin dentro del campo de la democracia, no habr que retornarorigen de la propia nacionalidad, a la fundacin de la Repblica, pretomar desde ese momento originario proceso productor de u

nuevo mbito social en el cual jugaron su vida los que hicieron posese trnsito desde la Monarqua hacia la Repblica para comprendesde all el sentido de toda educacin republicana?

Esto implica una inversin en el modo habitual de acercarnos aobra de Simn Rodrguez. No se trata de partir entonces desde lescritos dedicados a la pedagoga. Para ser considerados como ten su especicidad escolar y acadmica, requieren una operac previa a la cual hay que prestarse: deben ser desgajados del contabstrados dentro del texto mismo que pierde entonces la signicin que Simn Rodrguez quiso explcitamente darle. Tomemos ejemplo: la maestra Mercedes lvarez F. Ella lo considera a SimRodrguez como un promotor del alcance y necesidad de la educin primaria; es decir, lo lee integrando sus propuestas en las nedades de la burguesa liberal. Hace justamente lo contrario de lo qfue la propuesta de Simn Rodrguez: ocultar, en esa reduccin qintegra la instruccin primaria dentro del sistema convencional preparacin del hombre como soporte de ese mismo sistema. Deja poner de relieve lo nico importante: que en ese saber que ofrecsus alumnos la escuela primaria se les oculta precisamente lo ms

vante que los jvenes tendran que saber: las condiciones que ha posible mantenerlos, por medio del saber, en la sumisin demotica. Y con ello la aceptacin del sistema social que los domina y que, por ese saber que les proporcionan, se ven incluidos como rantes. En este modo de comprenderlo a don Simn hay algo q


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esta maestra, preocupada por velar por el nombre y la gloria de Simn Rodrguez encubre, y que es precisamente lo fundamental tendra que ser revelado. Si lo que est en juego en el conocimientel problema del ser, del ser social, humillado, expropiado, envilecla ignorancia que quiere combatir Simn Rodrguez no es algo qureere a un mero conocer instruccin primaria sino a un saber qconsecuencias tiene el no-saber cuando por medio de la enseanzle oculta al joven el verdadero saber: el de la dependencia de su se

Y este saber se reere a la ignorancia del saber del otro como oque sufre. Porque el saber no se dirige a un mero conocer, a un sde algo de las cosas del mundo que la informacin produce, sque se reere a algo mucho ms importante: el saber del otro cootro semejante en su ser sufriente. Por eso esta pedagoga defensorSimn Rodrguez, que encuentra su punto de partida en la instrucci primaria, cuando se preocupa por los nios ignorantes en realidadlos ve desde donde Simn Rodrguez mira, observa y siente. Nomira ni siente, ella, tan preocupada, desde el sufrimiento que viv para comprender el cual, y enfrentarlo, deberan tener un saber drente al que ella les ofrece con su instruccin primaria. Est m preocupada la buena maestra por que los nios sepan, pero como parte del sentir el sufrimiento de ellos como propio slo puede ocerles un saber que oculta, al drselos, su propio privilegio de madel sistema que deende. Sistema al que convierte, en ese acto mien intocable; es cmplice del poder opresivo en el mismo momenen que sin embargo se apoya en Simn Rodrguez para formulaobjetivo de la enseanza primaria.

Sucede que la maestra, como casi todas las que ensean, partela enseanza primaria en la escuela, desde el fragmento de una in

tucin, pero no del todo del sistema social contradictorio polticeconmico, cultural, religioso que da sentido a esa educacin. Padel presente, pero no se pregunta por el origen de ese sistema repucano, la guerra de la Independencia, desde el cual comprende su pgoga Simn Rodrguez. No parte de la guerra que est en el ori


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de una libertad conquistada a costa de la vida. Est instalada en paz poltica de la Repblica, pero no se pregunta ni hace aparececarcter parcial, es decir, su fracaso, respecto de la segunda Revolu

la econmica que se plante Simn Rodrguez, prolongando primera, para darle efectivo trmino a la iniciada por Bolvar.

Porque esa es la diferencia: nuestra maestra de escuela, que ven paz, no est desgarrada por la contradiccin ni adentro ni afueEst instalada en la paz poltica y da como terminado el trnsito d

Monarqua a la Repblica que inici Bolvar. La Revolucin conel opresor: que en paz descanse. No comprende que para don Simla enseanza se plantea no desde la paz sino desde la guerra deIndependencia. Pero de una independencia que est todava por salcanzada y cuyo camino debe ser enseado para que permaneabierto. Por lo tanto de una educacin y una escuela para formciudadanos de una libertad an no lograda.

La educacin revela su sentido cuando es retomada desde la guePorque esa guerra de la Independencia sigue presente en la poltLa clave para entender la obra de Simn Rodrguez est, creemosel drama de toda una sociedad que, luego de la Revolucin, perdisentido de su primer triunfo. Desde ese fracaso Simn Rodrguez plantea el trabajo necesario para dar trmino a lo que la Independendej trunco: crear los hombres que, educacin mediante, desde sentimiento de su ser sufriente, sean capaces de producir la SeguRevolucin poltico-econmica que d trmino a la primera Revolucarmada que, con la conquista de la independencia, inici Bolvar.

El problema es el de siempre: qu es el pueblo? Evidenteme para Simn Rodrguez es un conjunto, un colectivo de hombrdonde cada uno de ellos es el lugar donde se elabora y se construye

su actividad, el campo y el sentido de la historia.Los pueblos debentratarse con respeto; porque se componen de un gran nmero de induos, y porque entre ellos hay muchsimos muy respetables . Y este cuerpocolectivo tiene su propia voz, o podr adquirirla, si se le concedlos medios y acceso a la expresin de s, irreductible a todo otro


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pretenda usurparla:Hablan a nombre de los pueblos mismos! (...) Si para hablar a muchos se necesita circunspeccin, cunta no es nec para hablar a nombre de todos? (...) Quin ha autorizado a algunindividuos para tomar la oz del pueblo? .

Lo colectivo es formado por innumerables individuos: el puebLos individuos separados del pueblo que, desde fuera de l, ex yndose por la diferencia real de sus propios privilegios que e

sin embargo nutren, esos son los que hablan en su nombre como pudieran representar sus intereses. Sucede que tienen la voz pb porque la cultura, los libros, la escritura, los cuadros, hasta sus persataviadas con la arrogancia que exalta la diferencia la distancia separa al signo que pretenden ser, y que se subraya con los atribude la apariencia para serlo, estn separados del pueblo en cunombre stos hablan, escriben, difunden y acerca del cual charen las conferencias, pero de cuyo trabajo viven. Pero la misma para Simn Rodrguez, en la medida en que la boca pinta un cuerdebe poder pintar surgiendo desde el cuerpo propio individual resonancia colectiva de ese cuerpo comn en el que sin embargo prolonga el nuestro. Y el bien individual nunca es privado, es b pblico yel bien pblico es una cosa muy sagrada .

Este sagrado laico seala lo que nadie puede utilizar, porque efaltando y mancillando lo esencial del hombre y de s mismo. Ssagrado, y lo nico sagrado, es porque all descansa lo que el homtiene de esencial, el ncleo irrenunciable, lo que lo hace hombreuna clase y lo diferencia de todo otro, el lugar fundamental desdecual la trampa ms ntima y ms pblica al mismo tiempo queda p

teada para diferenciar desde aqu a los hombres en dos clases: losa partir de sus intereses privados sacrican todo lo que no son emismos y hay aqu un desdn fratricida, un canibalismo del almalos que en cambio han armado su ser ms ntimo en un sentimienelemental que es el ncleo de este saber inconciente en un princip


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sentir el sufrimiento del otro como propio. Este estar el otro en ucomo ocupando mi lugar, y yo el suyo, y sentir el sufrimiento ajcomo propio, que duele como si mi propio cuerpo sufriera por el d y este haber abierto las entraas para que el otro sea reconocido, sencomo un lugar humano de partida de la propia vida que incluye la scomo necesaria, este punto incandescente del afecto donde yo y el ose hace uno en la reverberacin inclusiva y palpitante, es el punto partida de todo saber, de todo sentir, de todo crear y de toda relac

humana verdadera. Y desde all ver al jnero humano en cada homNo hay simpata verdadera sino entre iguales; simpatizan, e apariencia, los sbditos con los in eriores, porque el que obedece las ideas del que manda; pero la es el sentimiento natula ... que nunca es agradable! . Viniendo desde lo msindividual del afecto por el otro en uno, la guerra sera el campo mamplio donde esta necesidad de abrir un campo comn que se juedesde el renunciamiento y la lucha a muerte, ese cuerpo comn qula milicia, y donde el jefe no es ms queel que hace cabeza y el que

hace cabeza (en la guerra) es el que manda no es sin embargo el lugardonde esa cabeza gurada ocupa y absorbe en s, en su gloria, a tocuerpo sin el cual no hubiera podido hacer nada.

Bolvar no se ha apropiado la parte que han tenido en su gloria compaeros: l ha sido el primero que les ha hecho justicia a la mundo. (...) Bolvar vino al Per a participar del honor que le hacanhijos del pas, de endiendo su independencia: triun aron juntos... la es de todos: un solo es uerzo lo consigui... uno debe ser el premio; laindivisible. Cmo puede una sola parte usurpar lo que pertenece al to.

Una sola parte, un hombre para el caso, no puede usurpar lo qu

le pertenece al todo, al cuerpo colectivo del que forma parte. Y embargo, en la vida cotidiana, los privilegiados hacen en la pazla poltica lo que en el origen de la guerra que abri con sangrcampo de la libertad civil mostr el fundamento que ahora tapa apariencia de la representacin, volviendo a destruir y a negar lo


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se haba ganado. Son los que al hacer en nombre del pueblo callanico que ste debera saber: cmo vencer la esclavitud y la dedencia. Por eso todo saber toda creacin, toda obra de arte, todinterpretacin crtica, toda explicacin poltica, todo amor tendrque incluir esta dependencia del propio ser que existe porque los olo alimentan y lo nutren abrindolo como un saber y un afecto qextiende hacia ellos este saber fundamental el que enfrentamos el segundo nacimiento que ample el propio cuerpo en la liberac

necesaria para m, para poder expandir mi propio ser, de los cuerhasta ahora separados y distantes.

Y es esa hendija, esa sura en el seno de uno mismo que, cuandooculta en la apariencia, hace aparecer a los hombres sin misterio,drama, sin lucha interior, sin el otro negado o armado en uno com punto de partida. Por eso, nos dice don Simn,los que no han estudiado al hombre lo creen todo de una pieza : se necesitan dos por lo menos paraser uno, y si uno aparece slo como uno, es porque la otra parte de la el otro en uno, ha sido asesinado. El ser pas al tener, al predominiolos hombres como cosas. Y la avaricia del mero tener es la avariciser, que no pudo siquiera en s mismo abrirse al otro, y qued solen el tener lo encubre todo: para que no se vea hacia afuera esa pobelemental, que es su miseria, porque slo de a dos se hace un alma.

Esta explotacin del pueblo, del colectivo sufriente y nutriende los otros, si aparece como tal en la edad adulta, es porque premente ha habido aunque no se sepa conscientemente una exptacin interna de la vida del otro por el cual podemos hasta sentir ay por eso don Simn diferencia esta ecuacin interna. Siempre hdos en uno, por lo menos. Y del modo como se haya asumido a

otro desde el comienzo mismo de la vida, pero sobre todo desdesegundo nacimiento, depender la relacin con ese todo social qest hecho por innumerables otros porque se extiende desde elloY lo que se llama prctica y teora se inicia desde este priencuentro, que es el fundamento de toda experiencia:La teora no


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es sino el conjunto de preceptos dados por una experiencia consumteora sin prctica es pura antasa .

uin est capacitado para juzgar en un juicio histrico, es deen aquel donde se tiene el derecho de juzgar un hecho histrico que se forma parte? Simn Rodrguez, en su defensa de Bolvar, acno a los jueces institucionales, sino a los jueces que son sus lectPero para hacerlo debe plantearles el lugar desde el cual la just juzga, y ese primer derecho a juzgar es el que tienen todos los que

formado parte del proceso, pero sobre todo aquellos que han abieen s mismos ese lugar personal donde la preocupacin por el pueel sentido de justicia de la historia, se abre desde s mismos. Y eso pde hecho, estar presente, como solicitud, en todos. Son pues todoshombres los que deben juzgar a Bolvar y a sus compaeros de arPara ellos Simn Rodrguez ha escrito su defensa. Y si hay defes porque ha habido ataque, acusacin y negacin de una obra qtiene su inscripcin en la realidad de una situacin histrica. Extratribunal donde se plantea esa primera necesidad de ampliar sus lma todos:Derecho del lector para ser juez .

Pero esta defensa que pide nuevos jueces, acude a aquellos queconvierten en jueces y defensores porque fueron previamente dedidos, con todo su ser de hombre, por aquel a quien ahora se acuEs Bolvar quien les pide que lo socorran, no a l, sino a su ola Revolucin no acabada que los incluye. Es desde la inclusin Revolucin como se plantea la defensa, no de Bolvar, sino de su oLa defensa y el juicio no es formal: implica el despertar y el reccimiento del compromiso propio en una obra, la que el juicio, coactividad de un ser que pone en juego su cuerpo y su vida, prolong

Aprendan los pueblos a conocer a sus verdaderos de ensores en

sostienen los choques que sufe su causa; vean en los principios de Blos de la seguridad jeneral, y en su persona la columna maestra del sirepublicano . Defender a un hombre es aqu entonces defender unacausa, e incluye en ella a los que sufren por ella: los que han msu vida en prolongarla. Y el hombre defendido no es una mera pers


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individual: son sus principios, que l sostuvo con su coraje, su ingencia y su riesgo, los que engloba a todos: la seguridad jeneral,lo tanto un sistema social: el sistema republicano.

Bolvar merece ser de endido: los americanos deben considecomo un padre, cargado con el tesoro de sus derechos, peleandocontra millares de enemigos, y pidiendo socorro a los mismosdeende. El juzgar implica reconocer un compromiso, antes noasumido, con aquel a quien han dejado solo cuando luchaba por e

contra millares. Este pedido de socorro es el reconocimiento de udeuda no asumida, de la que deben sentirse y saberse deudores. jueces estn involucrados en el juicio de una manera especial, juzgar que se les pide es volver a desanudar dentro de s los proimpedimentos, presentes en cada uno, de no haberse sentido y sabinvolucrados en algo que soberanamente les incumbe. Es como dcuando se es cmplice:yo no juzgo a mis amigos .

Esta justicia que se les pide, este abrir un juicio en s mismos, juzgarse a s mismos que la defensa de Bolvar implica, no est diritodos en verdad; hay quienes ya no pueden juzgarlo porque con lo han hecho con sus vidas se han juzgado a s mismos y no pueden jueces de nadie: se han pasado al enemigo pese a la verdad que co vida les mostr Bolvar:Por no querer persuadirse de esta verdad por noquerer imitar a Bolvar yerran gravemente los que mandan unos puetan desordenados y tan pobres, conados en una pequea parte muy tariosa que llaman sana porque no la conocen que los ha de ayudar.

A los que mandanestos pueblos tan desordenados y tan pobres les asusta el desorden y la pobreza de los muchos: estn enfermde miseria. En cambio, piden la ayuda de la buena voluntad de u

pequea parte a la que llaman sana. Esta eleccin de una pequ parte separada del pueblo para defender a la Repblica nos mueque la verdad el aprender a reconocer a sus verdaderos defensono los ha persuadido, que estn en la mentira y el engao. Les f perspicacia para comprender el sentido de verdad que fund


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es un acto pasivo y no comprometido porque juega en l como concuerpo separado de la realidad que slo siente un objeto que, tambaislado, la representa. Aqu en cambio todo ese poder afectivo qhabitualmente se reserva al arte como compromiso sentido, se amp y se traslada. Lo que habitualmente en el arte aparece slo jugadola separacin distante que permite la apariencia del mximo compmiso asumido, eso, todo eso que as jugaba en el gusto o estse incorpora no a la representacin de la realidad sino a la presen

misma: debe poder ejercerse ese poder contenido y reservado entresujeto y un objeto hasta ampliarse abarcando un estado de cosas oaccin: debe pasar de lo meramente imaginario a la realidad compde la vida social y cotidiana. Debe tomar como su obra, antes reserva la obra de arte, el drama social en el que todos estn comprtidos con sus cuerpos. No la alegora de la realidad, sino la realimisma. Y ese es el nivel de compromiso que don Simn solicitahay separacin entre esttica y poltica, esa esquizofrenia del almamuestra los dos extremos en que en uno mismo se distancia la reali ponemos todo el cuerpo sintiente creemos en vivir la represencin imaginaria de lo que no podemos tolerar en la presencia, y eso la necesitamos metamorfoseada en obra de arte, en esttica. Pesa presencia intolerable es al mismo tiempo aprovechada para vivella y no hacer pasar a lo real los efectos que podran transformarla verdad sentimos que no podemos tolerarla. Del todo de la presenque es estado de cosas y accin, se permanece en la relacin meramcontemplada con un objeto, no la realidad misma de la accin sino cosa, que la representa y nos distancia.

Esta perspicacia, que l llama espiritual, y que pone en la accin

la dimensin humana de quien percibe y juzga y eso es tambin juesttico implica una metamorfosis en cada ser sintiente. El segunnacimiento abra o cerraba esta capacidad nueva de comprender toel ser imaginacin, afecto, razn en el nuevo campo de verdad alse abra o se cerraba la vida:La constitucin, los a ectos, la situacin, el


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tiempo, las acultades, los medios, deciden, para un juicio en que doel gusto, la necesidad o la conveniencia de una accin.

Como se ve, juzgar entonces no es algo as de simple: el juicioes un acto meramente racional, que pone en juego slo la cabeza: tel ser del hombre: su cuerpo, sus afectos, su ubicacin, su tiempo,facultades y sus medios, deciden. Por eso cuando juzga, el juez se juzgando al mismo tiempo a s mismo. La decisin del juicio es untotal en el que nos vemos envueltos y comprometidos con la reali

propia y del mundo: el juicio expresa ese acuerdo o desacuerdo decon la verdad, pero en la realidad ampliada que incluye la simultrelacin con los dems hombres. Signica no permanecer en un camimaginario separado, que complementa internamente la distancia qen la realidad misma no nos atrevemos a salvar. Y es esa invisibillo que la realidad presenta habitualmente a los hombres: aquello qno se ha abierto como drama enfrentado adentro se maniesta cominvisible afuera. Las cualidades que no se han distinguido en s mila semejanza y la diferencia con el otro que estaba en uno, el otro imnario que decant en nosotros como modelo de ser, y que no enfrtamos, se abren hacia afuera como inversin y falta de discernimie

Sobre estos datos debe undarse la denicin del (guradamente) del . Descubrir di erencias, donde el comlos hombres no ven sino semejanzas, o viceversa, no ver sino semedonde el comn de los hombres suponen di erencias . u se ha produ-cido? Ni ms ni menos una inversin del mundo en el mismo munY habra as, en el mismo mundo, dos clases de hombres diferentesestando en lo mismo aparentemente se contraponen radicalmenEsta diferencia no es slo una diferencia de clases sociales, sino de

de hombres, aunque, como veremos, slo una de ellas estara dispua enfrentar la transformacin de s misma en un nuevo acuerdo. Peso estando en el mismo mundo material los hombres no ven lo mis porque es la perspicacia espiritual lo que est en juego. El espque es lo que la historia abre en un cuerpo, expresa el modo co


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hemos de ser por un acto, por ese primer juicio que plantea el funmento de todo juicio posterior, derivado. Ese primer juicio verdadque es el que dene el arraigo propio en la verdad del mundo, se asen el segundo nacimiento. Nacemos de nosotros mismos por un juidonde todo nuestro ser estaba en juego. Y eso es lo que nos habiluego a juzgar en la sociedad donde volvemos a encontrar afueramismo que como contradiccin estaba adentro: todo juicio suponhaber pasado por un juicio previo. El juicio nal no es el ltim

est determinado previamente en un tribunal primero donde nosotrmismos fuimos juez y parte: tuvimos que enfrentarnos desde una sracin que ya vena planteada como acuerdo o desacuerdo con el oen uno mismo: y ese juicio era un juicio capital: haba que enfren vimos, la angustia de muerte de un segundo nacimiento.

Eso que as resulta decanta en separacin o cercana con los otnos abre o nos cierra el mundo. Es, como vimos, el amor propioun caso, o el amor a los otros que no implica la negacin de umismo, sino del propio enriquecido.Slo el modesto es respetable, porque tiene en qu undar sus pretensiones. (...) Las distinciones han establecido son principios irrefagables... por ellos se ha de juzgconducta de Bolvar. (...) El hombre, al obrar por los dems, debe o para s: ni los ha de sacricar ni ha de sacricarse por ellos. No se puedesatisfacer a todos: la causa del pueblo. La realidad en s misma, vdesde el ngulo de la esclavitud y la libertad, apareca como do pero dobles son tambin las formas de ser hombre. Esa realidad tanto en los hombres como en las relaciones con las cosas, contratoria:En un estado de desorden, lo que conviene a algunos no puconvenir a todos, ni viceversa.

u enfrenta Simn Rodrguez? Viniendo desde un pueblo somtido, indiferente, tiene que abrir ese espacio de humanidad dondeimplantacin de la Repblica transforme y convierta a los homben los productores mismos de ese segundo momento, la revoluci


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econmica, que slo depende de ellos. Ellos son la nica fuerza puede transformarlos a s mismos. Extrao y difcil desafo: delos sometidos debe surgir el poder de dar trmino a la empresa Bolvar. Pero qu hacer frente a la enfermedad del republicanisde Amrica? Al aparecer el Republicano, el liberal antiguo pas tres grados, y el mdico es escptico.El primero empez por la indi-

erencia jeneral, sta degener en dudas y perplejidades, hasta pocuestin la utilidad de la mudanza. En el segundo se atacaron abie

mente los principios liberales. Estamos en el estado de declinacines el tercero. Ya no es permitido de enderse el realista que callaotro da hoy nos impone silencio, ya no es l el que teme, es el qumida, declararse por la Repblica es hoy una imprudencia. (...) Sluna absoluta inaccin espera el pobre Republicano prolongar, por atiempo, su e mera existencia. (...) El nico remedio que es permesperar es acabar de padecer, pero sin abandonarse.

La indiferencia jeneral seala la falta de conciencia de la es vitud vivida: el pueblo estaba cmodo en la dependencia. Las idliberales haban penetrado en esa sociedad donde slo pocos sent y saban que la sumisin vivida poda ser enfrentada; y del estadindiferencia, que es no sentir la propia situacin, vivir la histocomo naturaleza, el republicanismo difuso como una mera idea, estar alimentado con la necesidad que surge desde el sentimieninsoportable de la dependencia, se pas a la duda y a la perplejiPara qu cambiar de estado, para qu jugar la vida a un cambio no era sentido como necesario? Para qu volver a nacer de nuevootro modo? Era muy grande el cambio que se les peda, y sentan ya nadie los apoyaba. As se lleghasta poner en cuestin la utilidad

de la mudanza . Y al no comprender nada, al no comprenderse a smismos en el proceso que abrieron las milicias y las ideas que atraron a Bolvar y a sus compaeros de armas la gente de puebarmada, esa porcin que s tena y senta, hasta el riesgo de la vidaabrir el campo de la Repblica, es decir una nueva sociedad huma


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estos otros hombres, en cambio, a quienes la mudanza arrastraba eola de una historia que la indiferencia desdeaba, estaban en realiden sus personas y en sus bienes, instalados materialmente en la penencia de lo mismo que en la Monarqua. Del estado de indiferengeneralizada pasaron entonces los antiguos realistas a cuestionabiertamente los principios liberales: atacaban los principios pdonde era ms fcil, por medio de las palabras. Pero los principiola lucha, ahora cuestionados, fueron antes cuerpo a cuerpo, cuerp

que las ideas animaban. Aqu en cambio estos cuerpos, acobarda por la inercia, slo inician la guerra en las ideas: se trata de un comde palabras. A quienes iba dirigido este ataque? No a la gente pueblo que en su ignorancia no lea ni saba nada, o casi nada, sque estaban minando a los mismos Republicanos de su clase, geacomodada, quienes poco a poco fueron cediendo y comprendienque Bolvar quera ir ms all, seguramente sintiendo en sus bolsa vida de los otros aprovechada da a da, en la vida cotidiana. Lo no queran es eso mismo que Simn Rodrguez saba y ellos pretan: que la Repblica se hiciera verdad en la segunda revolucincumplida a un tiempo: la econmica.

En el tercer grado, que es el del retorno nal de lo mismo, la cosase ha invertido por completo: el republicano se ha recuperado comrealista; le vuelve a aparecer el viejo godo que tena adentro, reapala verdad de s mismo nuevamente. De la indiferencia primera se paRealismo militante. Con su nuevo poder, apoyndose en los hombque con sus vidas abrieron ese campo donde adquiri por primera la voz que antes en la Monarqua le estaba vedada, imponen ahosilencio e intimidan y persiguen a los Republicanos mismos. Las arde la milicia ahora sirven para aterrar y perseguir con su amenaza

muerte a los que permanecen eles:declararse por la Repblica es hoyuna imprudencia . El pobre Republicano que persevera en sus idease qued solo, est aislado, no sabe qu hacer, est en la absoluta cin, no sabe a quin pedir ayuda; slo le queda prolongar su efmexistencia reducida al pobre y limitado tiempo de su vida individ


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Pero si algo an permanece, eso todava es el ndice de la medicina podra curarlo.El nico remedio que es permitido esperar es acabar d padecer . Pero con una condicin:no abandonarse .

El Republicano que se qued solo es quien haba hecho su segunnacimiento pero slo en las ideas, y por eso padece y sufre, porquenacimiento era limitado. Si Bolvar incluy en su milicia a la gente pueblo en la guerra, qu hacer ahora en la paz si no se cuenta con

fuerza? Cmo recuperar, sin aquella fuerza, lo que en la paz le hadespojado? Cmo darse en la paz los medios que slo la guerra promahora que se los ha perdido y la milicia, disgregada, dej paso a locitos que tambin llevan en cada jefe al viejo godo que el militar nhace resurgir negando su origen; en el modelo de Bolvar que ahrepudia y desdea, soberbio y envidioso de la gloria ajena que l sabno puede ambicionar desde la pura fuerza sin moral que lo anima?

Esa es la misma concepcin de la fuerza armada que ahora vuelaparecer en la Repblica: la fuerza armada de la Monarqua. Entonese pobre Republicano que se qued solo, aislado, pierde pie enrealidad: no hay nada de fuerza en ella que lo apoye, con la cual pcontar; debe acabar de padecer el desengao. Porque en realidaduno el que vivi en su cabeza aislada el trnsito de la guerra de licin a la poltica: no pudieron incluir en esa pura forma a nadie mque a los que hicieron su trnsito desde un privilegio al otro, dela Monarqua. Siguieron contando, los liberales republicanos, cese mismo desprecio al pueblo sobre el cual se sustentaba la formdominacin monrquica. Pero, para el que se qued solo hay una eranza: si uno no se ha abandonado, es decir si lo vivido y recordaunque parcial y determinado por la forma antigua, sigue por lo me

animando las ideas que ahora deben ser calladas, stas por lo memarcan el lmite de la resistencia del enfermo, a la cual hay que ac para comenzar la cura: acabar de padecer, es decir asumir el dolor que se ha perdido, asumir en s el sufrimiento de un desengao, porese dolor es ya un ndice vivo de lo que fue eludido, ndice mni


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pero de una verdad que al menos se ha hecho indeleble en el cuesufriente.El nico remedio... acabar de padecer, pero sin abandonars.

Es eso lo que puede salvar al republicano, an cuando no secabalmente, ni conozca, la verdad de s mismo ni de la historia. S por lo menos algo fundamental: el remedio de ser hombre. Ecomienzo de cura indelegable que no puede ser puesto afuera ndice que a veces, para poder salvar la propia vida de la mentira,

error y del engao, para mantener el primer ndice de armacin uno mismo que niega la cobarda de los que por no sufrir hacen sua los otros, hay que acabar de padecer, beber la copa del dolor hlas heces. Lo cual quiere decir que debe sentir que en ese dolor los otros le producen uno ha tenido que sentir la nusea que en propio cuerpo habilita el lugar de una verdad cruel, las heces ajeque del otro nos han llegado. En lo clido y entraable de la procarne, el otro deposit no su corazn ni su amor, sino su mierda: peor de s mismo debe ser vivido y sufrido en el propio coraznhumillado e ignorado.

Pero ese es un ndice irrenunciable, el del dolor y el del fracaso; ncualquier dolor, sino de este dolor preciso que se convierte en un ludonde lo sagrado, la efmera existencia que los otros profanan edesdn, debe ser vuelta a valorizar, a armarse desde esta verdad nhecha carne. Esta experiencia no puede ser entonces la armacilgica de una idea, de la idea liberal republicana; deben pasar las ia la vida sensible, encarnarlas, hacerlas vivir en un lugar nuevo dese cuerpo monrquico escindido: es haber comenzado a enfrenta verdad del godo en lo ms profundo de la propia vida. Y eso es po pese a todo, se tuvo el coraje que los dems, los que se han aco

dado y huido de s mismos dentro de la realidad misma de sus propcuerpos, no han tenido. Abandonarse quiere decir: dejar vagar enespacio social ese ser propio, que el sumidero de los hombres y mucorrompidos por el poder y el privilegio arrastran.

Y los que combatieron?


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Los que daban cuerpo a las ideas de Bolvar, las milicias de compaeros de armas, se haban retirado, inocentes. Ese cuerpo cotivo valeroso, que enfrent todas las intemperies, era la prolongacde ese otro cuerpo sufriente que los animaba y que estaba incluidola idea de Bolvar: eran los hombres desdeados, la hez de la tiel pueblo que haba aceptado poner la vida en juego. Hasta que notransformen por un nuevo nacimiento que los har sentir decepcnados, hasta que el propio cuerpo no se abra hasta incluir el dolor

esas vidas consumidas por la pobreza y la muerte, y descubran la sidad de animarlas para cobrar en el coraje colectivo nuevas fuehasta que ese momento no llegue de nuevo, no habr cura paracuerpo indefenso del republicano que est solo, aislado, separadolos nicos que podran darle vida a su cuerpo enfermo.

Entonces se impone la pedagoga: hay que ensear y aprenddesde el fracaso.

Y as anda el pueblo y los que no comprenden qu ha pasado cla Repblica:Los buenos patriotas, los comprometidos por servicios,que andan con muletas o con piernas de palo, los que gimen en sus co andan arrastrando la vida, los que se han quedado por puertas, hur anos, las viudas, los empleados, y sobre todo los je es militarticos, no tendrn boca con qu maldecir su Suerte.

Los que se jugaron maldicen su suerte, as como el Republicael que se qued solo y no comprende qu ha pasado. EntoncSimn Rodrguez les recuerda:Los Pueblos: instryanse estos, y sabrnde ender sus derechos: si no lo hacen, sern el juguete de sus Repres y los Representantes lo sern de sus Presidentes . Nada nuevo.

Hay que contar con algo, con lo que los Republicanos no haquerido contar, porque ese pueblo es visto con la misma mirada la Monarqua: en su desprecio por l, desprecio de clases de hombexaltacin de la propia diferencia como natural y no histrica, se hinvisible el lugar de ese poder nuevo, el nico que forma Repbl


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Sucede que Pueblo, para ellos, es aquello que ve sin idea, como mcuerpo distanciado y diferente; el Pueblo tambin es para ellos Cuesin idea. Pero en la guerra de la independencia Bolvar lo habcomprendido:Milicia[pueblo armado]e Idea: qu creacin .

Eso es lo que, en la tregua poltica de una Repblica que no sucomprender su origen y retener la verdad que se abri en el coraje dguerra, ahora est oculto y nuevamente distanciado. En la tregua ptica el pueblo debe ser armado nuevamente, pero sobre todo luego

algo muy importante: armado de un poder que es el que puede dardon Simn:las ideas son armasnos ha dicho.Estas armas nuevas, con las cuales armar el cuerpo vivo de c

hombre de pueblo para que historice el sentido de la fuerza individ y colectiva, y por medio de la Idea rena a los dispersos y los incen un solo cuerpo nuevo, son las nicas que le queda al Republichonesto; a aquel que qued decepcionado cuando, al retirarse lMilicias, el campo de la poltica y todo el cuerpo social fue nuevam vencido con las armas y el poder de las ideas de la Monarqua. El que utiliz la Monarqua vencida por la Milicia y las Ideas, consistiseparar nuevamente lo que antes estaba unido: suplantar las IdeasBolvar por la de los instruidos y los sabios, y mantener al Pu prolongacin del cuerpo de las Milicias, en la ignorancia.

Pero haba un sentido presente en la Repblica y ese legado Bolvar era prolongar las Ideas y la Milicia de la guerra, en las IdeaPueblo, en la tregua poltica, para continuar all la guerra de otro mo para hacer la segunda revolucin sin la cual no habra en verdad Rblica. Como que hasta hoy no la ha habido entre nosotros. Y eso eque permitira realizar el anhelo de Bolvar y Rodrguez: el GobiePopular en Amrica.

Ese es el espacio histrico abierto en la Repblica que debe ser rrrido por los nuevos hombres. Para lograrlo no hay una frmula vsino slo el descubrimiento de los medios con los cuales crearla. Aqque no parece, visto desde la Monarqua, una fuerza, porque no cons


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en cosas y en lo ya conocido, es expresada con toda claridad por Simn. Est haciendo lo que ya Bolvar haba hecho al iniciar la gesla Independencia: ver en la realidad aquello que los dems no vean

Entre la Independencia y la libertad hay un espacio inmenso q slo con arte se puede recorrer; el arte est por descubrir: muchotrabajado en l, pero sin plan. Principios ms o menos jenerales raingeniosos indicacin de movimientos molestos o impractica

medios violentos sacricios crueles, es lo que tenemos en los libEse espacio inmenso que se abre donde la Independencia logr por las armas hasta poder alcanzar la libertad que es crear por entre los hombres todos ese lugar social en el cual la dominacin tiva sobre ellos est excluida, donde cada uno sea reconocido cootro semejante a m en todos los hechos cotidianos de la vida, espacio inmenso est an desierto, porque para recorrerlo se requiun arte, no una tcnica, no un saber ya utilizado, sino un nuevo mde crear hombres que puedan recorrerlo. Ese arte, que es invenc

o inventamos o erramos no puede volver a los meros principios gene-rales, que se aplican a todos pero sirven a lo especco y particulcada situacin dada. Y son aquellos que, ingeniosos, nos recomienmovimientos molestos, que nada obtienen sino abusar de la paciede los hombres. O mtodos impracticables:medios violentos, sacricioscrueles ; no es que don Simn no acuda a las armas cuando es meneseso ya lo vimos y lo veremos, pero hay otros medios frente a la violencia de una fuerza que no prolonga en ellas las ideas. Y lo prique hay que hacer, nos dice don Simn, es preparar a los hombres pque no hagan lo que han hecho antes los militares que vencieron yretiraron y les hicieron el campo organo a los monrquicos.

Crtica a las armas y a lo que ensean los libros:Principios mso menos jenerales rasgos ingeniosos indicacin de movimiemolestos o impracticables medios violentos sacricios cruelesque tenemos en los libros.


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de los cuerpos, inmediata. No hay ms tiempo que el del combateall, en el enfrentamiento extremo del aniquilamiento no hay espa para enfrentar a los otros con ideas: tienen stas que estar movien ya, de entrada, los cuerpos. Y esa idea estaba en Simn Bolvar, ella, encarnada en su presencia y en sus hechos, hizo surgir el coque llev al enfrentamiento a muerte a los hombres que luchando cl y por l, luchaban por ellas. Resistirse, combatir y vencer: la idhizo idea ja, reducida al espacio limitado de la batalla; no ten

espacio inmenso de la poltica, que es el espacio de la vida cotidque se abre cuando la paz se instala.

El plan para esta segunda revolucin es radicalmente heterognrespecto al plan primero de la Independencia. El primero debe sdescifrado y comprendido como encerrando todo lo que la segunrevolucin debe hacer, pero esa verdad inicial que compendiaba tocomo extremos inseparables, esa primera creacin que llev al triu

Ideas y Milicia debe ahora ser comprendida de otro modo al pade las ideas de un hombre al cuerpo colectivo pero restringido enguerra, a los hroes y no al comn de ellos que no estaban incluisino diseminados en el espacio inmenso que la guerra no contenLo que antes era la Idea de Bolvar y la Milicia de unos pocos mahora debe extenderse y ampliarse para crear la nica fuerza a la linvencible; porque la Idea estar en cada hombre, y la Milicia haalcanzado a formarse con todos los hombres del pueblo y no unmiles. Hay que formar nuevos hombres para un combate diferenque el solo enfrentamiento, y hasta exitoso, con las armas de los citos enfrentados no ha podido ganar. Y de all la subsecuente derrla aparicin de la Monarqua nuevamente en la Repblica, el pre

minio continuado de los viejos hombres.

Esto ser el problema de la educacin para don Simn, eso qninguno de sus comentadores actuales, los del sistema de domnacin, han querido mostrar al reducir a don Simn a maestro d


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escuela de las pobres escuelitas de la instruccin pblica de ntras Monarquas-Repblicas, ocultando que don Simn quera hacde la educacin un lugar donde formar a los nuevos hombres padar trmino a la revolucin iniciada por Bolvar. Don Simn quieformar un nuevo poder, quiere formar hombres revolucionarios, excepciones, sino formar con todos ellos, educados, una nueva fode milicia, ahora s invencible, porque seran los nicos que podrcontener en s, en cada cuerpo antes sometido, ese poder nuev

extendido a todo el pueblo: la Idea, el saber de su propia contradcin, el nuevo nacimiento, ese segundo, es lo que la educacin qu plantearle a cada hombre. Por eso ese saber, como veremos, nocualquiera. No es, por ejemplo el saber leer y escribir, mero inmento, sino el aprender a leer y escribir con su propio cuerpo q pinta con palabras y obras una realidad nueva: en un tiempo y enespacio inmenso, ampliado. Y este es el tiempo y el espacio de latica, donde la segunda revolucin, por medio de otras armas, debedesarrollada. No un ejrcito de Hroes, sino de hombres. La poltes el nuevo espacio de tregua donde los hombres van a la escuella vida para continuar la guerra por otros medios, transformndocada uno en el lugar de un nuevo poder, y con otras armas.


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III

Cuando el godo que lleva adentro cada Republicano que prolongaMonarqua, en la nueva forma conquistada por Bolvar, lo ataca y loca de Monstruo, en realidad l mismo est instalado en la monstrsidad de la trama de la vida cotidiana. !... sin contarlos muchsimos monstruos de segundo orden que, por no poder entrar

historia grande, sepultan cada ao sus nombres en Actas de Cabildo,el ttulo de Alcaldes. Sin contar las millones de perdias y traiciones traman verbalmente en Gabinetes, en estrados y en paseos, contra verdtaberneros o sirvientes domsticos, y hasta contra los animales conde a morir para el abasto; porque, si estos pudieron interceptar la corredencia secreta que llevan contra toda justicia, los que los venden, com y degellan, haran una . Y Rodrguez siguesealando esta permanencia de los Realistas en la Repblica:En todaslas Secciones de Amrica estn los Realistas en entera libertad disfut sus caudales injirindose en los negocios pblicos optando a la Retacin nacional y ocupando puestos importantes en la Admtracin, o sillas en los Congresos (aqu no se habla de Godos...) .

Estos Realistas que se apoderaron de la Repblica, habamos dicen realidad son Republicanos que llevan el godo adentro, escondEs la nica gente elegida entre s, entre los amigos que deendenmismos intereses, sin ms consulta; tienen la propiedad del ser, seducados, conocen las ciencias, las artes, la administracin de bienes, saben calcular. (Ahora administran empresas y fondos pensiones con el dinero que le expropiaron a los jubilados hambrien

Y con ese dinero ajeno expropiado hacen sus grandes negocios papoderarse ms an de los ciudadanos.)1 El godo interno computa,

1. El fragmento entre parntesis hace mencin al presente en que el libro fue escrito es los primeros aos de la dcada del 80 o a los diferentes momentos de correccin y reescque abarcan tambin las dos dcadas siguientes. [N. de los EE.]


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mide y nunca se equivoca al pensar dnde est el lugar del poder riqueza: en los negocios pblicos. Y cuando deben justicar este plegio del cual el pueblo, sin consulta, es excluido, dicen (o piendesde la diferencia usurpada y ejercida) que ellos son el pueblo: representatividad usurpada. Y don Simn nos quiere decir: no sslo los Representantes del pueblo, en los gobiernos, los que esabusando de un poder que no han ganado y que estn desviandEn realidad todos y cada uno de los que estn ejerciendo un pod

restringido a los miembros de la clase dominante, y en su ejerciexcluyen y desalojan, de hecho y de derecho al pueblo verdadque queda marginado, despreciado, y en sus obras y en lo que ejeno crean ni producen la ampliacin de este campo como para podexpandir entre toda la gente un saber que incremente lo que esencmente les est vedado: el saber del por qu de su propia condicde expropiados, dominados y humillados. Todos ellos entonces, cuno, haga lo que haga, que vive de los negocios pblicos, quelos caudales de los pobres del pueblo expropiado, si no combat poder que les concede el privilegio, es decir si no lo pone en ju para contrariarlo y arriesga en su quehacer lo nico que vale dec verdad de la situacin que la mayora padece en la muerte, el fracla enfermedad y el hambre son cmplices del sistema, son Realillevan el godo adentro aunque lo simulen en la apariencia distingutanto ms distinguidos. Pero como vimos no importa que lo digalo hacen cuando se estiran para parecer diferentes. Es el hecho ser la clase inuyente, es decir que han tenido la posibilidad de las inuencias les concedan como un tener propio lo que no son,decir las propiedades de la verdadera inuencia, por el saber, la vel afecto de que carecen: el individualismo recortndose sobre

lmites restringidos a la materialidad del propio cuerpo y de la clque le da sustento. El otro, el ser sufriente, no est presente cuanms se distinguen, muestran la diferencia, de aquello de lo quenutren: la vida ajena manducada.


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En las instituciones que se prolongaron en la Repblica, que nfueron modicadas, estaba el germen de los vicios posteriores. De tmodos yerra el que manda gobernndose por instituciones viciosastiene que errar, aunque no quiera, porque no hay otras institucioneEn tanto que los empleos sean , como son en el sistema monrquico que las repblicas han adoptado, no h(en la opinin comn) majistrado que no sea parcial, ni empleado

merezca la conanza pblica. (...) Se cree que el sistema Republiest sujeto a los mismos inconvenientes, en esta parte; pero es porq se advierte que su Administracin es Monrquica todava no se pensado en darle la organizacin que le es propia.

Diramos ahora: nuestra administracin democrtica es fascisLas instituciones son viciosas porque responden, en su estruct jurdica, a los vicios de los hombres para los que fueron hechasMonarqua hizo las Instituciones para el poder discrecional del R y de su nobleza: la corte que se reparta los cargos. En la Repb pasa lo mismo ahora: no es la capacidad personal sino la recompeel amiguismo, la complacencia en el reparto del botn del Estadoes ahora la nueva corte, la de los nuevos godos, la que se lo repNo por lo que realmente valen, sino por lo que aparentan. Y esdesarrollo de ese nuevo privilegio del que ya hablbamos. Pero t privilegio que usurpa los negocios pblicos, sus caudales, debe sariamente parcializar el rea especca cuyo lugar ocupa, porq por lo menos debe ocultar all, para seguir siendo, algo fundameque no ser dicho y s siempre callado: el origen del propio privilDeber por esencia excluir la presencia de los otros, los ausentes

que no tienen acceso al goce que se proclama y se difunde cienarte, justicia, riqueza en el momento mismo en que se proclamarealizacin ms propia: la alienacin del alma.

El pueblo, convidado de piedra, es el ignorado. u pasa coel pueblo? Ya todo est agotado. No se trata de hombres solamen


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sino de un sistema que forma cuerpo con ellos; las institucionelos hombres forman una unidad en el mantenimiento de las condciones econmicas y polticas. A quin recurrir para realizar y vida efectivamente a una repblica? Cul es la nica tarea que queda?El mal de la Amrica es inveterado. Tres siglos de ignorancde abandono en el Pueblo, y de indi erencia en el Gobierno, dan mque hacer hoy, a los que emprendan instruir, animar y poner en avidad. De todos los obstculos que tienen que remover, la apata

mayor. (...) Los Pueblos no han sido Monrquicos, sino Colonos, esque jams pensaron en Gobiernos, sino en mantenerse y obedecerViene la Revolucin y los saca de la inercia (...) sin saber lo que Repblica, ni con qu n se intentaba establecer.

Aqu es donde Simn Rodrguez plantea claramentela necesidadde recurrir a otros medios para no perder el futo de la Revoluci, porque el problema no es mantener las Instituciones sino por contrario crear otro poder por medio del saber: la opinin pblictodo un pueblo donde cada uno pinte con la boca.El lugar de las Instituciones es la opinin pblica, est por ormar y nada se por instruir. La opinin pblica donde por medio de la palabra seexpresa lo colectivo, es el lugar fundante de las instituciones. Pero

opinin pblica no es slo la expresin de una palabra, una exsin simblica o un signo que, como tal, sea indiferente al sopohumano que la proclama. Los hombres deben signicar las ideas,opiniones, prolongando en sus cuerpos que las expresan, al mistiempo, el poder que las sustenta. No es el conocimiento objeti y neutro que el saber de los cienticistas exalta; es la realidad dmundo asumido el que se maniesta. No es el saber que queda litado a un rea de la vida, y que coincide as con la unidad del mu

no asumida en la unidad del hombre que participa en todas.

El que no considera al hombre sino por un aspecto, conocer un sus guras; pero no todas las que constituyen su orma. Si un Gobe pone la mira en una sola propiedad del pueblo, tropieza con las de


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La Idea de Bolvar, que comprenda a todas las propiedades, no een los hombres que gobiernan; son ellos mismos hombres parcialescindidos. Por eso consideran al pueblo en una sola propiedadsumisin y dependencia que le asignan, mano de obra que el trabservil explota. Pero no ven lo otro que vea Bolvar: la puesta en jude la vida en las Milicias para salir de la esclavitud con el riesgocoraje que lleva a jugarla. La cabeza no es slo lo que soporta el cuseparado. La cabeza es un crisol, pero el calor de un cuerpo sintie

la alimenta. u ideas pueden fundir esas cabezas de un cuerpo amor, quiero decir sin drama del enfrentamiento, sin haber sentidodolor ajeno como propio, sin segundo nacimiento?

Para amoldar (ideas) es necesario undir; y aunque el entenmiento sea un crisol, destinado a undir ideas, hay ciertas cabezaque las ideas ms usibles parecen refactarias . Si hay ideas refractariasque no se funden con otras, las que pondran en duda la placidezla dulzura con que se regodean las bellas almas que disfraza acarroa propia no asumida, es porque lo ms refractario en uno, qlas ideas refractarias simbolizan, no pueden fundirse en el entenmiento porque no puede asumirlas el propio cuerpo que se niegcambiar, y las rechaza: no hay fuego porque el alma es de hielo: ticongeladas las entraas (que a veces tal vez el sexo anima en el ptemido y contenido). Por eso no cualquiera puede ser un hombre qse dirige a los otros, y menos an el poltico.

El mdico ha de ser hoy lso o- sico, y el poltico... ,la ciencia de la sociedad se compone de todos los movimientos y drelaciones del hombre (...) el mdico y el poltico han de ser autore. El

cuerpo que el mdico trata no es el cuerpo de la biologa solamesino un cuerpo histrico, humano, y por eso el mdico ha de slsofo: es el sentido de la vida entre los hombres lo que el cueexpresa y vive. Y toda enfermedad del cuerpo, nos est diciendouna enfermedad del alma. Y lo mismo sucede con el poltico: ten


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que haber experimentado en su cuerpo sintiente y pensante todos movimientos y haber osado vivir en l todas las relaciones del homPero para lograr la expansin de ese cuerpo hacia los otros nos hade una experiencia irrenunciable; el cuerpo es un lugar donde anudan y se funden y hay que tener coraje para extender los lmilas relaciones y los movimientos con los otros hombres. Y est centonces que para alcanzarla tuvo que haber partido de esa primexperiencia que est en el comienzo: sentir al otro en uno, sentir

sufrimiento del otro como propio. Por eso los que no pueden abrirhacia los otros tienen la cobarda instalada en la matriz de s mismno quieren sufrir porque sufrir duele, y slo estn instalados

filosofía y emancipación [rozitchner]

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