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    AMRICA LATINA Y ARGENTINA EN LOS '90:MS EDUCACiN, MENOS TRABAJO MsDESIGUALDAD'Daniel FilmusAna Miranda

    INTRODUCCiN

    Con el inicio de la dcaqa de los '90 la educacin y elconocimiento se colocaron nuevamente en un lugar central en el debate acercade las estrategias de desarrollo econmicoy social de los pases latinoamericanos.La recuperacin de una perspectiva optimista acerca del aporte de la educacina la sociedad estuvo sustentadaen la necesidad de retomar la sendadel crecimientoyde mejorar losnivelesde equidad, partiendode lacrisis econmica y la profundizacin dela pobreza.que signif ic la "dcada perdida". Es as que, dejando de lado lasconcepciones que desvalorizaron durante el decenio anterior el papel de laeducacin, los Estados de \a reg in comenzaron a retomar la idea de que ladistribucin democrtica de conocimientos de altacalidad a trav!'i de los sistemaseducativos deba convertirse en una herramienta fundamental para la constitucinde la ciudadanfa p lena y el crecimiento econmico.Los principales conceptos que conformaron el nuevo enfoque con que seabord la problemtica educat iva quedaron delineados en el documento"Educacin y C o ~ c i m i e n t o , eje de la transformacin productiva con equidad",

    '. El anlisis de 'as principales tendencias entre educacin y desigualdad en Amrica Latina seha realizado en base al artculo Filmus, O. (1999) "Educacin y Desigualdad en Amrica Latina:aIra dcada perdida?" Anuario de l a FLACSO, Nueva Visin. Caracas, 1999.

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    publicado por CEPAL-UNESCO en 1992. Este trabajo analiz la potencialcontribucin de laeducacin a la propuesta s o c i o ~ e c o n m i c a lanzada por laCEPALdos aos antes (CEPAL 1990). En esta direccin, ubic a la creacin, incorporacin y distribucin del conocimiento como el factor principal para las tareas decrecimiento y equidad social que se haban colocado como prioritarias para eldesarrollo de Amrica Latina en la ltima dcada del siglo.

    El incremento de lasexpectativas fundadas en el aporte de la educacin al desarrollo, y la constatacin de los profundos dficit que mostraban los sistemas educativoslatinoamericanos, tuvieron su correlato en el diseo y puesta en marcha de reformaseducativas en la casi totalidad de los pases de la regin. Es as que en muchos de ellosse acrecentarolllosesfuerzos materiales, tcnicosy humanos dedicados a laenseanza.A casi 10 aos de haberse iniciado este proceso, es posible comenzar a realizarun balance del rol cumplido por la educacin en relacin con los objetivos que se leplantearon al comienzo de la dcada. Distintos informes publicados recientementesobre la realidad latinoamericana de fin de siglo (CEPAL 1998, BID 1998, OIT 1998)parecen mostrar que, si bien ha habido ciertos progresos macroeconmicos, los~ i v e l e s de desigualdad social en la regin se han incrementado. Como bien sintetizaErnesto Ottone (1998:128): "El tremendo esfuerzo que signific el ajuste ha tenidoresultados a m b i g u o ~ y diferenciados, con avances y rezagos. Sin duda se haavanzado en el logro de una recuperacin econmica moderada, de una crecienteestabilidad financiera, una gradual modernizacin de los sistemas productivos, unamejor gestin macroeconmica y un leve aumento del ahorro y la inversin.. Encambio, los avances han s ido mucho menores en el ter reno de la equidad y ladisminucin de la pobreza. El ritmo y las caracteristicas del crecimiento econmicoactual (... ) continan permitiendo una marcada desigualdad en la distr ibucin delingreso y un r itmo de disminucin de la pobreza lento e irregular".Esta situacin promueve un conjunto de interrogantes para quienes proponenun sentido democratizador para l a acc in educativa: Qu papel le cupo a laeducacin en estos procesos? Qu responsabilidad tienen los sistemaseducativos en el incremento de la dualizacin de las sociedades? Cmocondicionan las polticas macroeconmicas la posibilidad de una profundatransformacin educativa? Puede jugar la educacin un ro l democratizador en elmarco de polticas cuyas consecuencias promueven una mayor desigualdad socialy un creciente estrechamiento del mercado de trabajo formal? Cules son losdesafos que debe enfrentar la educacin para potenciar su futuro aporte a laconstruccin de sociedades ms productivas, pero al mismo tiempomsintegradas?

    El propsito del presente artculo no es br indar rspuestas acabadas a estosimerrogantes. La brevedad del abordaje slo nos permiti r anal izar la relacinentre educacin y desigualdad para Amrica Latina y en particular la vinculacinentre educacin y trabajo en Argentina. El objetivo principal es incorporar algunos

    /wt:.RICA LATINA YARGENTINA EN lOS AGJoS '90elementos empricos nuevos que contribuyan a profundizar el debate respecto delas capacidades y l imitaciones de los sistemas educativos en su aporte a lademocratizacin de las sociedades en contextos de aplicacin de reformaseconmicas de contenido neo-liberal.

    11. LA RECUPERACiN DE LA CENTRALIDAD DE LA EDUCACiN

    El importante nfasis en el rol econmico otorgado a laeducacin latinoamericanaa partir de laSegundaGuerratuvo un efecto "boomerang"cuando, a partirde mediadosde los '70 comenz a quebrarse la correlacin.positiva entre educacin y desarrollo.Mientras que la primera continu con importante ritmo de expansin, las economascomenzaron a estancarse. En efecto, durante la dcada de los '80 el Producto BrutoInterno per cpita de Amrica Latina decreci a unatasa media del-1 ,1 % (BID 1993).Al mismo tiempo, las tasas brutas de matriculacin en la enseanza bsica tendierona universalizarse y en la enseanza secundaria y superior crecieron, del 45% ye114%en 1980 al 53% y el17% en 1990respectivamente (Schiefelbein. E.; Wolff, L., Valenzuela,J. 1994). Las consecuencias de este proceso fueron previsibles: " ...durante la dcadade los '80 el efecto combinado de la recesin, el ajuste y la reestructuracin afectrelativamentems lademanda de trabajadores mscalificados frente al rpido aumentode la oferta. Los ingresos promedio de la fuerza de trabajo urbana con instruccinsecundaria y universitaria disminuyeron, en general , con respecto a q u i e n ~ s slohabian recibido instruccin primaria" (Altimir O., 1997:18).De estamanera, es posiblesostenerque unade las principalescausas de la referidaprdida de confianza en la educacin fue el retroceso econmico ocurrido durante esteperodo. Para las perspectivas que absolutizaban el papel econmico de la educacinla pregunta pas a ser: para qu invertir en educacin, cuando existe un alto nivel deincertidumbre respecto de la tasa de retorno futUra que esta inversin devengar?

    Otros elementos de la coyuntura macroeconmica tambin confluyeron en lacreciente desatencin de los Estados latinoamericanos hacia la educacin. Eli ncremento de la deuda externa a niveles sin precedentes, la crisis f iscal y elascenso de la espiral inflacionaria fueron algunos de los factores que sirvieroncomo argumento para promover las pol t icas de ajuste que s ignaron la poca ypromovieron UD marcado descenso en la inversin educativa. La retraccin de losrecursos financieros present su principal impacto en torno a uno de los factoresque regulan ms fuertemente la calidad educativa: el salario docente (Cuadro 1)Una investigacin sobre la inversin educatva en distintas regiones del mundorealizada por Fernando Reimers (1996:110) s.obre datos de 1989 describesintticamente la situacin latin2.m.::ricana sobre el f in de la dcada: "Basndose

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    en c ~ m p a r a c i o n e s con otras regiones, este trabajo l lega a la conclusin de queAmrica Latina tiene grandes problemas de financiamiento de la educacin (...)especialmente en cuanto a la fal ta global de fondos en el sector. Por lo tanto, nosorprende que los sistemas de educacin de la regin elaboren productos de bajacalidad Y en forma muy ineficiente".

    Cuadro 1Evolucin del salario real y el gasto educativo 19801990 Nivel Primario

    Pases seleccionadosSalarios Docentes Variacin delgasto

    educativop,.:I.ses 1980 1985 1990 1980-90Argentina 100 95 59 -0.2Bolivia 100 23 73 (1987) -3.3Chile 100 105 120 -2.6Colombia 100 102 102 (1987) 5.0Costa Rica 100 72 96 -2.4E' Salvador 100 62 32 -7.1Guatemala 100 70 54 (1987) -2.2

    !--;ixico 100 (1981) 58 40 (1993) -2.5Panam SO 100 98 (1993) 1.7Uruguay SO 100 125 (1993) 1.7Venezuela 100 70 (1998) -1.2

    Fuente: M. Carnoy y De Maura Castro, Que rumbo debetomar el mejoramientodela educacin en Amrica Latina? La reforma educativa en Amrica Latina, BID,1997, Washington.

    Es posible plantear que la profundidad del deterioro de la educacin queocurrien E:ste perodo haya mostrado consecuencias tan graves Yquizs ms dif[ciles derevertir que las ocurrjdas en el mismo tiempo en el mbito econmico. Se trata demucho ~ que una dcada perdida. No s6\0 porque el impacto de una formaCnes.colar de baja calidad repercute durante muchos aos enel sistema productivo (yenel caso de la formacin docente en el propio sistema educativo), sino porque los~ r o ~ e s o s de recuperac'in o creacin de la excelencia en las instituciones escolaresexiGen perodos prolongados de tiempo y gran cantidad de recursos.En un escrito reciente, Cecilia Bras\avsky (1998) ha caracterizado este perodo como un "suicidio pedaggico". La metfora tiene sentido. Hace referencia a

    PMEIICA lA.TINA y ARGENTINA EN lOS AOS '90un autoperjuicio voluntario, pero que, una vez cometido, no alcanza la voluntadpara conseguir la recuperacin de la situacin perdida. PeJa la dcada dE' los '90se presentaba el desafo de alcanzar el Umilagro" de aunar esfuerzos, recursos yvoluntades de tal manera que el Estado y el conjunto de las fuerzas pol it icas ysociales generaran las condiciones econmico-polticas y pedaggicas parapermitir un verdadero ~ r e n a c i m i e n t o M de la educacin latinoamericana.En este marco, la toma de conciencia acerca dela profundidad de la crisiseducativa latinoamericana y las transformaciones econmicas, politicas, sociales e.ideolgicas que ocurrieron durante la dcada de los '80 generaron las condicionespara que se gestara un creciente consenso respecto de la necesidad de recuperarel rol central de laeducacin en laconstruccin de las sociedades del nuevo milenio.

    a) En lo que respecta a los cambios ec"onmicos, el creciente proceso deinternacionalizacin y globalizacin de las economas, el acelerado avance cientficotecnolgico y la generacin de nuevos patrones de produccin y de organizacin deltrabajocomenzaron a exigir un nivel superior en la formacin de los recursos humanosde la regin. La globalizacin y el camino de apertura de las economas en el que seinscribieron la mayor parte de los pases latinoamericanos presentaron la necesidadde alcanzar altos niveles de competitividadgenuina.Se trata de competirsobre labasede un aumento de la productividad y no de la depredacin de la naturaleza o la mayorexplotacin de lamano deobra (CEPAL-UNESCO 1992).

    b) En lo que respecta a las transformaciones polticas, sin duda la que mscontribuy a la recuperacin de la central idad de la educacin fue el proceso deinstitucionatlzadn de la democracia, ocurrido en la mayor parte de los pases dela regin durante [a dcada de los '80. La vigencia del sistemademocrtico permitela rearticulacin de las demandas populares por educacin frente a gobiernosmucho r:ns permeables al reclamo de la ciudadanfa, especialmente en aquellospases en los que el proceso de escolarizacin era ms l imitado. Pero al mismotiempo, la recuperacin democrtica instal el debate acerca de cules deben serlos horizontes de integracin para la constitucin de una ciudadana plena. Es eneste punto donde la escue la es l lamada a desarrollar una importante tarea. -Enprimer lugar, en la formacin de hbitos de comportamiento democrticos ensociedades que atravesaron largas etapas de autoritarismo e intolerancia. Ensegundo lugar , en el aprendiza je de los saberes, act itudes y competenciasnecesarios para alcanzar una participacin social integral, que no se reduzca alvoto, en sociedades cada vez ms complejas que exigen un mayor nvel deconocimientos para ejercer un protagonismo responsable.

    c) Desde la perspectiva social, la dcada de los '80 haba significado un notorioaumento de la pobreza y la desigualdad. En el perodo 1980/90 los habitantes pordebajo de la lnea de la pobreza se hablan incrementado del 37% ai 39% y en el caso dela pobreza urbana, de 25% 3134% (Bustelo E., Minujin A. 1998;Bulmer-Thomas V. 1997).

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    En este contexto, y ante la incapacidad de otras poHticas (trabajo, proteccinsocial, etc.) para incorporar a sectores de la poblacin marginados, el impulso a laeducacin fue planteado como una de las principales estrategias de integracinsocial. Cabe destacar que el aporte de la educacin como herramienta principalpara integrar a la ciudadana p lena a los sectores exclu idos no es concebidonicamentecon una "finalidadtica" (F Caldern, M. Hopenhayn y E. Ottone 1996).El efectosistmico del desarrollo generalizado de las nuevas competencias y unanlayor socializacin con los cdigos de la modernidad significan, desde el puntode vista pol lt ico, un aporte a la gobernabil idad democrtica (BID, 1998), ya quecon.tribuyen a elevar los niveles de legit imidad de las inst ituciones. Desde laperspectiva econmica, se convierten en un importante sustento del incrementode lacompetit ividad global de la sociedad.d) La ltima de las transformaciones a las que haremos referencia se produjoen el mbito de las concepciones dominantes respecto del valor del conocimiento,l\ ciencia y \a tecnologa en la-compet it ividad de las naciones. A f ines de los '80comenzaron a tener una fuerte presencia en la regin las nuevas perspectivasacerca de la importancia- estratgica de la educacin, que ya se est abanconvirtiendo en hegemnicas en los pases centrales. Los escri tos de A. Toffler(1992), L. Thurow (1993), R. Reich (1993), entre otros, definieron la nueva pocacomo la de la "sociedad del conocimiento" y plantearon que en el nuevo siglo lasoisputas y la competencia entre las naciones se dirimirn en torno a la capacidadoe creacin, distribucin Y aplicacin de los nuevos conocimientos.Estas posturas comenzaron a tener gran predicamento en \a regin y permitieroncar sustento ideolgico a la necesidad de recuperacin del papel central de laeducacin que hablan generado las transformaciones econmicas, sociales ypolticas que anteriormente se mencionaron.

    Es as que ladcada delos'90 comienza con un alto grado de homogeneidadregional en cuanto a dos aspectos centrales del discurso educativo: 1)la profundacrisis de la educacin latinoamericana, Y 2) la necesidad de producirtransformaciones para atender las demandas de la economa globalizada Yde la(.onstruccin de un nueva ciudadana.

    lit. LA APLICACiN DEL NUEVO MODELO ECONMICO COMO ,CONDICIONANTE DE LAS TRANSFORMACIONES EDUCATIVAS EN AMERiCAlATINA

    La instrumentacin de la reforma educativa en Amrica Latina coincidi cona profundizacin de los cambios macroeconmicos que, en la mayor parte de los

    Iwf.RICA lATINA y hGENTINA EN lOS N'.OS '90pases de la regin, comenzaron a implementarse sobre finales de la dcada del'80. Distintos autores (Nun J., 1999, Butmer-Thomas'\l., 1997, Lozano w., 1998)coinciden en que.los rasgos principales del Nuevo Modelo Econmico (NME) hansido: el achicamiento del Estado (a partir de las privatizaciones y la reduccin delgasto pblico); estabilidad macroeconmica (combate a la inflacin y reduccindeldficitfiscal); desplazamientodel papel directivodel Esfadohaciala conduccinde la economa por las fuerzas del mercado; un modeJo de crecimiento basado enlas expor taciones y en la apertura de la economa al comercio y las finanzasinternacionales, y la flexibilizacin y desregulacin del mercado laboral. Las consecuenc'ias de la aplicacin del nuevo modelo repercutieron fuertemente en laeducacin. Muchas de ellas se han convertido en verdaderos lmites a la potencialidad democratizadora que presentan las transformaciones educativas.

    l. E l primer lmite ha sido la inversineducativa. Hemos vistoque el crecimientoeconmico obtenido durante los '90 y la revalorizacin de las polticas educativasprodujeron un incremento e n la inversin educativa en la mayor parte de los pasesde laregin, locualpermiti que se revirtiera la tendencia decrecientede la dcadaanterior y se alcanzaran niveles superiores a los anteriores de lacrisis de la deuda(QUone, 1998). A pesar de ello, el gastopor alumno continasiendo alarmantementebajo. Como seala Vctor Bulmer-Thomas (1997:371): "Dada la neces idad deestabilidad macroeconmica y presupuestos equilibrados, no es probable que elNME logre dedicar recursos suficientes a laeducacin, a menos que se acelere elritmo del crecimiento econmico".

    Cuadro 2GastoAnual por alumno por nivel de educacin: 1992 alumno por nivel de educacinAmrica Latina y el Caribe Paises de la OCDEEducacin preescolar y primaria $252 $4.170Secundaria $394 $5.170

    Superior $1.485 $10.030Fuente: UNESCO, World Education Report, 1995 (Pars: UNESCO, 1995); Centre larEducational Research and Innovation, Education at a Glance (Pars: Organizacinpara la Cooperacin y Desarrollo Econmicos, 1995).

    En e ~ t e contexto, la diferencia con los pases desarrollados se profundiza.Los pases de la OeDE invierten en educacin per cpita 8 veces ms que lospaises latinoamericanos. Pero si tomamos la inversin por alumno en la escuelaprimaria, :a brecha se agiganta: los integrantes de la OCDE invierten 16 vecesms (Cuadro 2). La situacin se torna ms grave an si analizamos las desigualdades al interior de la regin. Mientras que los paises con ms altos niveles de :\,

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    ci 3S se reflejaron en el ya citado deterioro de la calidad educativa. Ahora bien,pnrece dif cil que la recuperacin de condiciones profesionales de t rabajo sepueda realizar a menos que est acompaada de una recuperacin correlativado los ingresos docentes. Los continuos confl ictos gremiales docentes en laregin as lo confirman.

    JlI. La coincidencia de la aplicacin de las reformas educativas con la vigenci.} de serias polticas de ajuste fiscal destinadas a bajar el gasto pblico tambinimpact fuertemente en la lgica que hegemoniz6 las estrategias de cambio.Distintos autores han categorizado los diferentes procesos de transformacineducativa latinoamericanos (Hevia Rivas, 1991, Carnoy y De Maura Castro, 1996y!'ilmus, 1996) de acuerdo a las lgicas que prevalecieron. Segn estos trabajos,y producto de la presin generada por la c ri si s fi sca l, en muchos casos sepr vilegiaron las lgicas burocrtico-financieras por en.cima de las pedaggicopolticas. Ello implic que en estos casos el eje central de la nueva estructura delsif;tema educativo propuesto seconstituyera en torno del objetivo de restringir losg ~ l s t o s del presupuesto nacional transf ir iendo las erogaciones a los gobiernosprovinciales o municiP?les o descargando una parte de la inversin educativa enI O ~ i aportes de o r g a n i z ~ c i o n e s privadas o comunitarias y en las propias famil ias(Psacharpoulos, 1987, FIEL, 1993).

    Es as que en lugar de centrar las relormas en los aspectos pedaggicosvinculados a la cal idad de la educacin , en muchos casos se abord ladoscentralizacin como un proceso de reingeniera burocrtico-institucional desdli) una perspectiva que privilegia los parmetros empresariales, sin tomar en cuentala esencia pedaggica del trabajo que se desarrolla en las escuelas. Contrariandoe ~ ; t a perspectiva, las investigaciones han mostrado que en los casos en que, porejemplo, se transfirieron servicios a los organismos locales sin mejorar el nivel definanciamiento y el apoyo tcnico-profesional y sin realizar las transformacionesp3daggicas pertinentes, la calidad de la educacin descendi y los objetivos delclmbio no se cumplieron (Carnoy y De Maura Castro, 1996, Tedesco J.C., 1995,Espinola v., 1994, etc.). En cambio, los avances ms importantes en torno a laelevacin de los niveles de aprendizaje se obtuvieron en aquellos casos donde secombinaron ajustadamente lasestrategias pedaggicas con cambiosorganizativoinstitucionales que otorgaron ms poder y participacin a los actores locales paraadaptar las polticas a cada realidad particular (Braslavsky C., 1998, Cox C., 1998).Cabe destacar que los organismos financieros internacionales, por la propaesencia de su funcin principal-, tuvieron una gran incidencia en aquellos casosdonde prim61a lgica del ajuste. Esta incidencia no estuvo sustentada nicamentepor las inversiones que han realizado en el sector educacin ya que, por ejemplo,f.n el caso'del Banco Mundial no representaron ni "la mitad del 1% del total del9asto en educacin de los paises en d e s a r r o l l o ~ (Banco Mundial 1995). La

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    influencia en la construccin del discurso y en la elaboracin de las estrategiaseducativas de corte neo-liberal estuvo principalmente_vinculada a la capacidadde influiry asesorar a los conductores de las politicas educativas de los diferentespaises (Coraggio J.L., 1997). No es de extraar en lances que las propuestas detransformacin orientadas por estos organismos hayan sido adoptadas de unaforma ms integral y conmenor adecuacin a la situacin local en aquellos pasescon menor tradicin en la democratizacin de los sistemaseducativos y conmenorfortaleza tcnica entre los equipos de conduccin de los ministerios.

    IV. Otro de los aspectos de las polt icas macroeconmicas aplicadas en laregin que impactan fuertemente en el resultado del aprendizaje escolar es eldeterioro de las condiciones socioeconmicas de las famil ias de los sectorespopulares. Existen suficientes investigaciones empricas que muestran que el origensocioeconmico de los alumnos, en particular el nivel educativoalcanzado por lospadres, es la variable que encuentra una mayor correlacin con la exclusin, elabandono y el fracaso escolar. No se trala nicamente de la incidencia de loselementosmateriales de la diferenciacin con que los nios ingresarna la escuela,como la alimentacin, vivienda, salud, materiales escolares, etc., sino tambin delos factores culturales; las actitudes, predisposiciones y valorac iones quedeterminarn la relacin con el mbito educativo (Tenti Fanfani E., 1993).Finalizando la dcada y como una de las consecuencias princ ipales de laconcentracin del ingreso, ",.,la pobreza se ha extendido a ms de 150,000.000 delat inoameri canos, que equ ivalen a cerca del 33% de la pob lacin , que seencuentran por debajode un nivel de ingresos de 2 dlares por da que se considerael mrnimo necesario para cubrir las necesidades bsicas de consumo.,." ,(BID,1998:25), El crecimiento de este grupo es uno de los factores quems obstaculizala funcin democratizadorade la escuela, pues "quienesms abandonan la escuelason los pobres: de cada 100 nios que provienen del 40% ms pobre, menos de lamitad permanecen en el sistema en el quinto ao de escolaridad, y tan slo 10persisten hasta el noveno ao. En contraste, de cada 100 nios del 20% ms alto,90 terminan el quinto ao, y ms de la mitad llegan a complelar el noveno ao"(BID, 1998b:7).

    Indudablemente, es necesario realizar profundas transformaciones educativaspara posibilitar que, al contrario de lo que actualmente sucede, la escuela permitaromper con el Crculo de la pobreza. Un conjuntode polfticaseducativas focalizadashan sido desarrolladas con el objetivo de revertir la actual segmentacin educativa,que brinda peores cal idades de educacin a quienes provienen de puntos departida ms desfavorables. Sin embargo, y a pesar de los avances obtenidos,parece muy dif cil que la institucin escolar pueda realizar esta tarea ciclpeacuando las "condic iones de educabi lidad" (Tedesco J.C., 1998) de quienestraspasan el umbral de la escuela no garantizan las plataformas materiales y cultu-

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    rale:5 mnimas como para poder permanecer en el mbito escolar y adquirir losaprendizajes que all se prometen. El ltimo inlorme de CEPAL (1998:68) brindaevidencias elocuentes de esta realidad: .... . los datos de 11 paises indican que lasdiferencias en la proporcin de jvenes de 20 a 24 aos de edad con 12 arios deestudios cursados provenientes de hogares con dist into capital educativo semantuvieron prcticamente invariables... ello permite afirmar que el capital culturalsigue dependiendo de factores adscriptivos: la probabilidad de recibir un mnimoadecuado de educacin est condicionada en gran medida por la educacin delos ~ a d r e s y por la capacidad econmica del hogar de origen".

    1/. Por lt imo, las pol it icas de ajuste.condicionan el papel que los diferentesactores pueden desempear en relacin con el apoyo a las reformas educativas.Ene l escenario pblico de muchos de los pa.ses de la regin, el consenso en tornoa la necesidad del cambio educat ivo deja lugar a la disputa por los recursos queneCEsita la educacin. En este contexto, algunos de los actores ms interesados eimpr8scindibles para el cambio, como las organizaciones magisteriales, retomanlas actitudes defensivas propias de los momentos autoritarios por temor a que latransformac'in se convierta en una excusa para profundizar el ajuste en el mbitoeducativo y deteriorar an ms su situacin laboral. De esta manera, los docentesy otros aclares de la sociedad aparecen defendiendo un statu quo que no losfavolece, al oponerse a cambios que no les prometen mejores condiciones detrabc1jo.

    Al mismo tiempo, loscostos frentea la opinin pblicaque significan las polticasde ajuste en la educacin, alejan a la oposicin pol t ica de la posib il idad decompartir el l iderazgo del cambio e impiden el abordaje de las transformacioneseduGalivas como pollt icas de Estado que trasciendan los perodos y los intereseselectorales coyunturales (Filmus D. y Tiramonti G., 1995 YTedesco J.C., 1995).

    IV. EL PAPEL DE lA EDUCACiN FRENTE A LAS DESIGUALDADESEn el ltimo captulo hemosobservadocmo laaplicacin delNME condicion

    f u e r ~ e m e n t e los cambios que se efectuaron en los sistemas educalivoslatinoamericanos en la dcada de los '90. En el presente punto realizaremos unbreve anlisis de cmo los cambios ocurridos en la estructura econmico-socialde los pases de la regin se convirtieron en un factor que l imit el impacto de lastram;formaciones educativas en direccin a disminuir las desigualdades sociales.Como sealamos en la int roduccin, existe consenso en afi rmar que losprindpales avances producidospor la reestructuracineconmicaestn vinculadosal sostenimiento de \a estabilidad, el control de las variables macroeconmicas,

    AARICA LATINA y ARGf:NTINA EN lOS AOS '90un moderado crecimiento econmico y un ngero aumento de la product ividad(Cuadro 4). La paradoja principal es que estos avances Man sido acampanadospor el crecimiento de la desigualdad y la escasa disminucinrelativa de la pobreza.

    Cuadro 4Amrica Latina y el CaribeCrecimiento del producto, el empleo y la productividad en actividades noagropecuarias, 1990- 1997 Y 1998(Tasas de Crecimiento anual)Pals PIB PEA Ocupados Product iv idad1990-1997 1990-1997 199831

    Argentina, 5.5 3.0 1.8 3.6 0.1Barbados 0.8 1.5 1.4 -0.6 0.1Brasil 2.8 2.7 2.5 0.3 -0.2Bolivia 3.9 3.2 3.7 0.2 -Chile 7.1 32 3 5 3.4 3.5Colombia 4.1 3.3 3.0 1.0 1.0Costa Rica 3.4 3.9 3.8 -0.4 -Ecuador 35 4.5 4.0 -0.5 -Honduras 3.7 4.8 4.9 -1.1 -Jamaica 0.5 1.2 1.0 -0.5 -1.6Mxico 2.8 3.9 3.7 -0.9 -0 9Panam 4.8 5.4 6.3 -1.4 0.0Paraguay 2.7 5.6 5 6 -2.7 -Per 5.5 3 5 3.2 2.2 -1.4Repblica Dominicana 4.7 1.2 2.7 1.9 -Trinidad y Tobago 1.9 2.1 3.0 -1.1 0.6Uruguay 4.2 1.9 1.4 2.8 -0 7Venezuela 2.9 3.1 2.6 0.3 - 6 0 Amrica Latina y el Cari be 3 .5 3.1 2.9 0.6 0.0

    Fuente: Elaboracin OIT con baseen informacin CEPAL y cifras oficiales de los paises.al Estimados

    El reemplazo de la estrategiade sustitucin de importaciones por otra, basadaprincipalmente en la exportacin, signific la reestructuracin delmodeloproductivoahora dirigidc principalmentehacia laproduccin-de servicios y bienes exportables(Thomas J., 1997). La incorporadn de capitales, sumada a lasnuevas condicionestecnolgicas, produjoun crecimiento de la productividad laboral en los servicios yla industria manufacturerade un conjunto de pases de la regin, en algunos casos

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    comparable con el incremento que experiment EE.UU. (Cuadro 5). Sin embargo,ytal como lodemuestra J. Katz (1998:71)para el caso de las industrias, el incrementode la productividad parece estar" .. ,ms asociado a fuertes cadas del empleoindustrial que a logros particularmente significativos en lo que a l aexpans in delvolumen fsico de produccin industrial se refiere".Cuadro 5Evolucin de la productividad laboral en 7 pases latinoamericanosy su comparacin con Estados Unidos en 1990-1996

    Producto Industrial Empleo Productividad Laboral1990-1996 1990-1996 1990-1996Argentina 4,87 -3,15 8,02Brasil 2,26 -. -6,41 8,67

    C h i l e * ~ 6,40 3,49 2,91Colombia 3,52 -0,22 3,74f V x i c o ~ 2,27 -0,03 23,00pr3r 5,09 1,97 3,12U r u g u a y * ~ -1,46 -8,58 7,12

    ~ 3 t a d o s Unidos 5,04 0,3 4,74Fuente: Katz, J. (1998) "Conferencia: el Estado, la educacin y la investigacintecno.lgica en las instituciones de fin de siglo: el orden democrtico y el funcionamionto del mercado", 11 Congreso de Economa, Consejo Profesional de CienciasEconmicas de la Capital Federal,

    Esta parece ser un a d e las principales l im itac iones del NME: su escasaca)acidad para generar empleo productivo moderno e incluso para mantener losniveles de ocupacin que generaba al principio de la dcada. La privatizacin delas empresas pbl icas, el ret iro del Estado de su rol regulador en el mercadolatoral, los procesos de flexibi lizacin del trabajo y la sensible disminucin de laca'Jacidad negociadora de los sindicatos fueron algunos de los factores quecoadyuvaron en el sostenimiento de altas tasas de desocupacin y subocupaciny on el crecimiento permanente del trabajo informal, particularmente en sectoresde muy baja productividad: Este lt imo p ~ o c e s o ha tendido a neutral izar para laeconoma en general los altos ndices de crecimiento de la productividadalcanz.ados en las reas donde se produjo la transformacin productiva con unuso intensivo de nuevas tecnologas,

    Sin lugar a dudas, la informal izacin del trabajo parece ser uno de los factoresprlncpales de la profundizacn de los procesos de dualizacin de las sociedadeslatinoamericanas. A pesar del crecimiento del PBI (3.5%) obtenido en promedio en

    M ~ I C A LATINA y ARGENTINA EN LOS ANOS '90

    la dcada, los pases latinoamericanos vieron disminuir la ocupacin en el sectorformal del 48,2% al 42,3% (Cuadro 6). Ello implica que de cada 10 nuevos empleoscreados, 9 han sido informaies (OIT 199B). El decrecirrento dei porcentaje detrabajador 'es incluidos en el sector formal no slo ocurr i en el mbito de lasempresas estatales, como producto de los procesos de privatizacin, sino tambinen las grandes empresas del sector privado. El crecimento del sector informalurbano, tanto porpolticas desde "arriba" util izadas porel Gobierno y los empresariospara bajar. el cos to de la mano de obra hac iendo que los mercados sean msflexibles, como por estrategias desde "abajo" por quienes son expulsados o nologran acceder al trabajo formal, tiende a disminuirlos ingresospromedio de quienesse encuentran en l. Ello se debe a que la demanda de produccin del sistemainformal urbano muestra una creciente inelasticidad (Thomas J., 1997).

    Cuadro 6Amrica Latina: Estructura del empleo no agrcola, 1990- 1997(Porcentajes)

    Sector Informal Sector FormalTotal Trabajador Servicio Empresas Total Sector GrandesIndependiente Domstico Pequeas Pblico E m E : ~AmricaLatina1990 51,8 24,7 7,0 20,1 4B,2 15,5 32,71991 52,5 25,1 6,9 20,6 47,5 15,2 32,31992 53,2 25,6 6,9 20,7 46,8 14,8 32,01993 54,1 25,4 7,3 21,4 45,9 13,9 32,0~ 55,1 25,9 7,3 21,B 44,9 13,5 31,41995 56,2 26,7 7,4 22,2 43,B 13,4 30,41996 -57,4 27,3 7,4 22,7 42,6 13,2 2 9 - , ~1997 57,7 27,1 7,6 23,0 42,3 13,0 29,3Fuente: Panorama Laboral '98, OIT Amrica Latina y el Caribe

    El res:ultado d e es to s procesos ha sido una profundizacin de laheterogeneizacin y segmentacin del mercado laboral donde"" ,existe unaampliacin de la brecha entre el sector moderno de alta productividad e ingresosy unotradi?ional de baja productividad y de ingresos precariosvinculados al trabajoinformal..." (Lozano W.-1998:131), En efecto, la distarlcia entre los ingresos ele losprofesiona!es y tcnicos y los trabajadores de los sectores de baja productividadaument entre el 40% y el 60% entre 1990 y "1994 (CEPAL 199B). En otro estudiosobre 4 paises (Chiie, Coiombia, Costa Rica y Uruguay), se muestra que quienes

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    d e ~ ; e m p e a n cargos directivos, son profesionales o tcnicos aumentaron susingresos a un ritmo de 7% por ao, mientras que operarios, obreros, vigilantes yempleados domsticos crecieron a un ritmo del 3.5% (CEPAL 1998).

    Es t iempo de preguntarnos acerca del impaclo de la educacin en estosprocesos. Aunque las consecuencias de los cambios educativos no sonobservables a corto plazo en el mercado de t rabajo, es posible sealar que laexpansin educativa en un contexto como el descripto no pudo contrarrestar elproceso de crecimiento de la desigualdad. En un reciente trabajo, O. Altimir (1997:7)plarlteaestaperspectiva y sugiere que para su explicacin una hiptesis admisiblees que .....con tasas de crecimiento bajas e inestables, los factores institucionalesy la segmentac in del mercado de t rabajo t ienen precedencia respecto de ladintlmica del capital humano para mantener o incrementar los rendimientos de laeducacin en el sec to r fo rma l, y para mantener mal remunerados aun a lostrabajadores de buen nivel de instruccin en las actividades informales". De estamanera, el estrechamiento de las posibilidades de inclusin en el seclor modernode 1;1 economa, el deteriorode los ingresos de quienes no logranacceder a l y lasreformas en la legislacin que. tienden a la flexiblizacin laboral, son algunos delos factores que estn decidiendo el tipo de insercin en el mercado de trabajo dequlElnes desarrollan itinerarios diferenciados en el sistema educativo. En estadireccin, parecen recobrar vigencia las concepciones que criticaron a la teoradel capital humanodesde la perspectiva del funcionamiento del mercado de trabajodual (Doeringer y Piare, 1971). Estas concepciones plantean que los ingresosest.n ms vinculados a la naturaleza de los empleos y la diferenciacin de losmisrnos, el tipo de capital y tecnologa relacionados con cada uno de los puestosocu,'Jacionales que a las caractersticas del capital humano de los trabajadoresque ocupan los empleos.

    Pero el proceso de desigualdad se profundiza porque no slo se segmentacada vez ms el mercado laboral, sino que al mismo tiempo la distribucin de laeducacin en Latinoamrica tambin es cada vez ms desigual. Contrariando latendencia mundial, en nuestra regin, a medida que se elev el promedio de aosde educacin, la dispersin se torn cada vez ms amplia. De esta manera, "...apariirde 1980, la educacin ha estado peor distribuida enAmrica Latinade lo quepocra justificarse. Las diferencias tpicas de los niveles de educacin entre losindividuos de un mismo pas son ahora de ms de 4 aos, para un nivel promedide educacin que no llega a los 5 aos" (BID 1998:51).

    De esta manera es posible plantear para Amrica Latina un proceso que entravajos anteriores hemos analizado para la realidad argentina {Filmus D., 1996 Y19f8}. En momentos en que existe un marcado deterioro del mercado laboralacompaado de un proceso de expansin educativa, los sistemas educativostierden a desempear unafuncin denominada porM. Carnoy {1982} comoMefecto

    ANt.RICA lATINA y AJ.1GENTlNA EN lOS AOS '90f il a" . Este proceso hace referencia a la idea de que, jun to con aportar a laproductividad, la educacin les proporciona a los empresarios un procesoconveniente para identif icar a los trabajadores que renen las condiciones queellosrequieren. En otras palabras, la educacin no siempre generamejores trabajossino que Ureasigna" los lugares en la fila de buscadores de empleo. Quienes hanaccedido a ms aos de escolaridad desalojan de los primeros lugares de la ~ f i l a "a los sectores con menor instruccin formal, aun para puestos que exigen pocacalif icacin. Debido a que la correlacin entre las credenciales educativas y elnivel socioeconmico de origen es alta, es posible plantear que en muchos casosla educacin latinoamericana habilita para acceder a mejores trabajos, ms porsu funcin de seleccin social que por los saberes y calificaciones que brinda.

    lo s datos permiten proponer que, si bien los aos de escolarizacin de laregin aumentan, se han desarrollado fuertemente dos tendencias que limitan lacapacidad democratizadora de este proceso. La primera de ellas es que tambinse incrementan losaos de escolaridad mnima requerida para el acceso a ingresosdignos. En efecto, en la mayor par te de los paises de la reg in es necesariocompletar el secundar.io y poseer una plataforma minima de 12 aos de escolaridad para tener una probabilidad superior al 80% en la percepcin de un ingresoque permita situarse fuera de la pobreza. Ello implica que entre la mitad y 2 decada 3 t rabajadores en cada pas queda al margen de esta alternativa (CEPAl1998). Pero en los pases con mayor promedio de escolar izac in este umbralcomienza a resultar insuficiente. Un sector de quieLnes completaron los estudiossecundarios y terciarios deben "degradarse" y ocupar puestos de baja productividad (Altimir O. 1997).

    En este punto comienzan a cobrar relevancia los aspectos vincuiados a lasegmentacin de la calidad educativa recibida. Ya no alcanzan los aos deescolaridad. como pasaporte para el ingreso a los modernos puestos de trabajo. La"contrasea" comienza a ser el origen de la credencial educativa y los contactos.familiares. Por un lado, "el mayor nivel de contactos de los hogares implica cercade un 30% ms de ingresos de sus jvenes, aunquetrabajen en losmismos gruposocupacionales y tengan similares niveles de educacin" (CEPAl 1998:84). Por el'otro, la bsqueda de mejores credenciales educativas explica la " d e s b a n d a d a ~que ocurre entre los grupos de mayores ingresos respecto de la escuela pblica.Mientras que entre el 40% de las famil ias ms pobres, el 90% de los nios yjvenes concurren a las escuelas pblicas, en el decil de ms altos ingresos estaproporcin se reduce a cifras que oscilan entre el 25% y el 40%, de acuerdo acada pais (BID 1998).

    La segunda tendencia es que se ampla la brecha entre los ms educados yquienes alcanzan menos aos de escolaridad. Se ha sei'lalado que el conjunto delos sectores que nologran acceder a los modernospuestos de la economa se ven

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    DANiEl FllMUS -ANA MIRANDAperjudicados, aun aquellos que poseen credenciales educativas secundarias yterciarias. Sin embargo, parece evidente que los ms perjudicados son los grupossociales que no logran alcanzar un minimo de escolaridad, ya que en el sectorformal ocupan los puestos de trabajo msfcilmente reemplazables por las nuevastecnologas y en el sector informal se ven desplazados por quienes, a pesar depOSE)er un alto nivel educativo, no logran acceder a empleos ~ o r m a l e s . El Cuadro 7permite observar cmo, para las mismas categoras o c u p a c l ~ n a l ~ ~ (aun para lasque exigen menor calificacin) la cantidad de aos de escolanzaclon muestra unacorrelacin positiva con el ingreso.

    Cuadro 7Amrica Latina (6 paises): Ingreso medio de los jvenes de 20 a 29 aos quetrabajan 20 o ms' horas a la semana segn insercin laboral y niveleducacional, zonas urbanas, 1994(Expresado en mltiplos de linea de pobreza per cpita)Total Profesionales Cargos tOmpleados Vendedores 'x.'" Construccin Empleados T r a b a j a d o e ~

    y Tcnicos directivos adminislrativos y domsticos agrcolasycontadores wperidi",ntes mozos y

    guardias1-- 5,3 7,0 3,6 2,9 2,9 2,7 2,1 2,5otal 3,4

    2,5 2,9 2.5 2,6 2,6 1,9 2,4-811 - q 3,4 3,3 3,1 3,3 2,8 2,4 2,212y rn s 5,2 6,1 8,9 4,2 4,4 4,2 -Fuenle: CEPAL(1998), PanoramaSocial deAmrica Latina

    Esta situacin se ha reflejado en las tasas de rendimiento que producenlos diferentes niveles educativos. A nivel mundial, la tasa de rendimiento de laeducacin bsica resul ta ampliamente super ior a la del resto de los niveles.Pero los cambios producidos en el mercado de t raba jo en la lt ima dcadahan provocado un descenso en la tasa de rendimiento de la educacin bsicaen :a regin. A fines de los '80 esta tasa era del 26%, mientras que en laactlwlidad se ha reducido al 10%. Estas tasas colocan el rendimien to de laescue la p rimaria por debajo de la secundaria (11 %) Y muy atrs delauni '/ersi taria (18%) (BID 1998). Estos datos coinc iden con los resul tados delas investigaciones que han comenzado a mostrar que los aos adicionalesde estudio t ienen un rendimiento mayor en trminos de ingresos cuando seproducen por enc ima del umbral de los 12 afias de escolaridad: " U n ~ , dos , ot r e ~ ~ aos ms de estudios cuando se ingresa al mercado laboral Sin habercornpletado el nivel secundario no influyen mayormente en la remuneracin

    ARIC/I LATINA y ARGENTINA EN LOS AOS '90percibida, y en la mayor par te de los casos se traducen en un ingreso laboralmuy bajo y' en escasas posibil idades de s ituarse fu&ra de la pobreza. Encambio, el ingreso aumenta aceleradamente cuando los estudios cursadosse suman a dicho umbral" (CEPAL, 1998:66)

    Estos datos respecto del rendimien to econmico de la educacin noscolocan f rente a dos graves pel igros. El primero de ellos es que la falta dereconocimiento econmico puede restar estmulos para el estudio a aquellossectores de la poblacin que son consc ientes de que no pueden alcanzar losniveles superiores del sistema. El segundo de los peligros es que los gobiernosde la regin y los organismos de financiamiento internacional, con el objetivode maximizar las tasas de retorno de la inversin educativa, pueden versetentados de privi legiar la inversin en los niveles superiores cuando an nose han resue lt o los problemas cuant it at ivos y cua li ta ti vos de la educacinbsica.

    V EDUCACiN YEMPLEO EN lA ARGENTINA DE LOS '90

    Es posible proponer que la aplicacin del NME en la Argentina muestra unconjunto de consecuencias similares a las que hemos observado respecto deAmrica Latina. A pesar de ello, existen particularidades que es necesario analizarpara el estudio de las nuevas caracterst icas que presenta la relacin entre laeducacin y el mercado de trabajo. La particularidad principal consiste en que enla Argentina de la dcada de los '90 convergen, por un lado, tasas de crecimientoeconmico y de incremento de la productividad que han sido notor iamentesuper iores a las del promedio de la regin, y por otro, un proceso de deteriororelativo del mercado laboral y un aumento de la desigualdad de una profundidadsin precedentes en las ltimas dcadas.En efecto, Argentina ha sido, con la excepcin del caso chileno, el pas ndonde ms ha crecido el PSI durante la dcada (5,3% anual). Al mismo tiempo,la product ividad del trabajo (4,8% anual) se elev a niveles que se encuentranmuy por enc ima de los promedios de la regin (0.4% anual) (Cuadro 4). Sil}embargo, estos procesos de crecimiento fueron acompaados por un notorioaumento de la tasa de desocupacin (que actualmente es la ms alta de AmricaLatina) y una marcada tendencia al deter ioro del mercado de t rabajo. Ello setradujo en un sostenido proceso de concentracin de la riqueza e incrementode la desigualdad social. De esta manera, mientras que en el ao 1990 el 40%ms pobre de la poblacin perciba el 18% de los ingresos, y el 10% ms rico el29,8%, en el ao 1996 los primeros vieron descender su participacin al 12.9%

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    y los segundos la elevaron aI35,9%. Es as que el coeficiente Gini1 se incrementsustantivamente en la dcada de los 90, pas del 0,42 en 1990 al 0,48 en 1996(CEPAL, 1998, BID, 1998).

    Existe coincidencia en que las pr incipales razones de la profundidad quemuestran estos contrastes estn vinculadastanto a lacrisis del modelo de desarrolloencarado por la Argentina despus de l a Segunda Guerra Mundial , como a lascaractersticas particulares que mostr la aplicacin del NME en la lt ima dcada.Respecto del primero de los factores, es necesario sealar que el comienzo delagotamiento del modelo de sustitucin de importaciones comienza a evidenciarsesobre mediados de l os '60 y se p ro fund iz a part ir de la mitad de la siguientedcada. Unaeconoma que sostuvo histricamente muy bajas tasas de desempleoy niveles de equidad relat ivamente altos para la regin, comenz un crecienteproceso de "latinoamericanizacin" de su estructura ocupacional (Villarreal J.,1984).La caidadel PSI durantelos '80 agudiz este proceso, cuyas consecuenciasms graves sobre el nivel de empleo fueron disimuladas temporadamente po r laexistencia de una importante sub-ocupacin estatal y un crecimiento de los nivelesde informalizacin del trabajo en puestos de baja productividad (MonzaA. 1998YFilmus D. 1996).Respecto a la aplicacin del NME, la pr incipal caracter is l ica ha sido la formaacelerada y simultnea c on q ue se implement el conjunto de polticas qu ecomponen el modelo. De esta manera, la privatizacin de empresas estatales. ladisminucin de l a c apaci dad reguladora del Estado y su retiro de un conjunto defunciones sociales, la apertura de la economa, el cambio del paradigma productivo,la reconversin tecnolgica y una tendencia hacia la flexibilizacin del trabajolueron llevadas adelante en un lapso relativamente breve de tiempo. Todas estasmedidas fueron aplicadas sin qu e se generara al m is mo t ie mp o u na r ed decontencin social o polticasdestinadas a paliarlos efectos expulsivos delmercadode trabajo que conl leva este tipo de estrategias.

    El resultado de estos procesos, brevementeenunciados, ha generadoprofundastransformaciones en las condiciones de trabajo de l a poblacin. La princ ipal hasido inaugurar la poca del "desempleo de masas en la Argentina" (Oeli ch F.,1998). Pero tambin ha habido cambios en cuanto a las c a r ~ c t e r s t i c a s de la PEAy la conformacin de los puestos de trabajo existentes sobre fin de s ig lo . Ladescripcin de algunos de estos cambios permtir avanzar en el anlisis delpapel de la educacin frente a la nueva situacin laboral del pas.

    ,. El ndice de Gini mide el grado de desigualdad. la variacin se representa entre el O y el 1(mximo nivel de desigualdad) y representa el promedio de las diferencias interpersonales debienestar. no

    .tw.RJCA IArlNl\ y ARGi:NTINA EN LOS AOs '90VI. lOS CAMBIOS EN Et MERCADO DE TRABAJO

    Sintticamente enunciados, los principales procesos del mercado de trabajoen la Argentina durante la dcada del '90 han sido los siguientes: el aumento de latasa de actividad, la reduccin de puestos de trabajoen el sector formal, el deteriorodel empleo en el sector informal, el crecimiento de la terciarizacin del trabajo, laprecarizacin laboral y el auge del desempleo.

    1. La tasa de activ idad se increment en forma sostenida durante los '90. Esteproceso, que comienza a expandi rse sobre a mediados de la dcada anteriorrevierte la tendencia decreciente en la oferta laboral de la poblacin que se m a n i ~fest a part i r de los '70. El fenmeno es por dems complejo y ha sido asociado adiversos factores, entre ellos se encuentran:

    a) La necesidad creciente de las familias de compensar el deterioro salarialde quienes ya trabajan, enviando nuevos miembrosdel hogaren busca de trabajo,

    ' e s p e c ~ l m e n t e a las mujeres y a quienes tienen edades avanzadas (Monza A.,1993, Gallart M.A., 1993, Corts R., 1993).

    b) El aumento en las expectativas laborales que gener la reactivacineconmica, y la recuperacin del poder adquisitivo de los salar ios durante lapr imera etapa del plan de Convertibil idad, luego de la crisis 89-90 (Uach J., 1997,Salvia y Zelarrayn, 1998).

    Cuadro 8Evolucin de la tasa de activ idad econmica

    Gran Buenos Aires1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998Tasa de actividad 40.8 41.7 43.3 43.1 44.2 44.9 451 45.4

    Fuente. ElaboraCin propia en base a datos INDEC. Encuesta Permanente deHogares. Onda Octubre

    En el Cuadro 8 puede observarse la tendencia creciente de la participacin. econmica de la poblacin en el Gran Buenos Ai res" a lo l ar go de la dcada.Ahora bien, es necesario destacar que este fenmeno no fue homogneo para elconjunto del pas, ya que la mayor parte del crecimiento de la PEA corresponde alGran Buenos Aires.

    2. E a g l o m e r ~ d o del Gran Buenos Aires esta compuesto por la Ciudad de Buenos Aires y los 24partrdos que Integran el Conurbano Bonaerense. Este aglomerado representa aproximadamenteal 38% de la poblacfn urbana del pais.

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    11. E n e l punto anteriornos hemos referido a la ofertade trabajo. Nosocuparemosahora de la demanda, comenzando por el anlisis del sector formal. La aplicacindel NME gener, a lo largo de la dcada, una destruccin directa de puestos de: raba jo en el sec to r forma l. Por o tr o l ado, es te proceso implic tambin unclstancamiento en la generacin de nuevos empleos (Salvia y Zelarrayan, 1998).Como se puede observar (Cuadro 9), este proceso perjudic principalmente a los;lsalariados y no a los patrones.

    De acuerdo a los datos de la O ll (1998), ha sido el Estado quien ha perdidouna proporcin mayor de participacin en la ocupacin de fuerza de trabajo (del19,3 en 1990 al 13,2% en 1996) como resultado de las privatizaciones y las polticasde racionalizacin de personal. Sin embargo, esta cada en el empleo n o h a podido~ ; e r compensada por las empresas privadas que se hicieron cargo del conjunto detareas q ue h as ta el momento d e se m pe ab a la administracin pblica. Suparticipacin en la estructura del empleo se ha mantenido estable a io largo delperodo (33.2%).

    Cuadro 9Poblacin Econmicamente Activa de Hogares Familiares segn

    tipo de insercin soco-ocupacional sector formal: 1991-1997 Gran Buenos Aires1991 1997 Di!. p.p.

    Patrones Formales o Profesionales 3.6 3.6 OAsalariados Formales 48.6 44.5 -4.1Sector Formal 52.2 48.1 -4.1

    Fuente: Salvia, A. y J. Zelarrayn: "Cambio Estructural, InserCin Sectonal yEstrategias Familiares", 1998.

    111. El proceso que ha sufrido el sector informal en la ltima dcada muestra,narcadas diferencias respecto a la tendencia anteriormente analizada para el' l lismo perodo en el caso del conjunto de los pases latinoamericanos, e inclusosignifica unaruptura con el proceso quevivi la Argentinadurante los '80. En estosltimos casos, el sector informal adquiere caracteristicas de "refugio". Es decirque, cuando se produce un deterioro de las ocupaciones en el sector formal, seincrementa. De estamaneracontiene el avancede latasade desocupacinabierta.Ahora bien, en la Argentina, en la ltima dcada, la evolucin del sector informaladquiere singularidades propias. En efecto, diversosestudios han demostrado unatendencia al deterioro (Monza, 1998, Salvia y Zelarrayn, 1998). .

    M.CA lAnNA y ARGENTINA EN LOS ANOS '90

    Cuadro 10Poblacin Econmicamente Activa de Hogares.Familiares seg(ln

    tipo de insercin socio-ocupacional sector informal: 19911997 Gran Buenos Aires1991 1997 Di!. p.p. 1

    Patrones Informales 28 2.6 -0.2 tCuenta Propia 18.5 14.0 -4.5Asalariados Informales 14.3 13.6 -0.7Trabajadores del Servicio Domstico 6.2 6.1 -0.1Sector Informal 41.8 36.3 -5.5

    Fuente: Salvia, A. y J. Zelarrayn: "Cambio Estructural, Insercin Sectorial yEstrategias Familiares", 1998

    En el Cuadro 1Opuede observarse la disminucin que sufre el empleo en elsector informal a lo largo de la dcada, especialmente en la categora de lostrabajadores por cuenta propia. Las determinaciones de este proceso estn relac ionadas con la ape rtura de los mercados y con las nuevas condi ci ones decompetencia propias de la aplicacin del NME (Salvia, A. y Zelarrayn J. 1998). Sinduda, este fenmeno representa una.de las prinoipales caractersticas de loscambios'ocurridos en el mercado de trabajo, ya que los cuenta propia en nuestropas repres.entaban una clara diferencia en la relacin con la estructura ocupacional de la regin. As, durante el d e sa rr o ll o d e l m od e lo d e s us ti tu ci n deimportaciones, los factores clave que representan a la categora estn vinculadosa que: "disponen de un ingreso promedio ms elevado que el percibido por losasalariados (u otros grupos) equivalentes, logran unacontinuidad en susactividadesrelativamente prolongada, y exhiben una elevada integracin en el medio s o c i a l ~(Palomino, 1996: 13). El desarrollo de este proceso ha determinado en gran medidala vulnerabilizacin de im p ort a nt e s se cto re s de c l as e m e di a . Pero lasconsecuencias ms importantes se verif ican en relacin con el aumento de ladesocupacin abierta.

    IV. En investigaciones realizadas con anterioridad s e h a destacado que, mientrasen el ao 1980 el sector terciario agrupaba cerca de la mitad de la PEA, sobre elprincipio de la dcada del '90 pas a representar dos de cada tres oportunidadeslaborales (Filmus, 1998). Es evidente que esterecorrido sigue el movimiento de lastendencias mundiales en la incorporacin de un mayor porcentaje de mano deobra en el sector servicios. Durante el perodo que estamos analizando el porcentaje.ie ocupados que trabajan en el sector servicios pas del 46,5% al 53,9%. Sisumamos a este porcentaje a quienes trabajan en el comercio, encontramos queen la Ar gent ina de fin de siglo 3 d cada 4 trabajadores estn ocupados enactividadns terciarias no afectadas di"ectamente a la produccin de bienes. Por

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    otra parte, al haber aumentado considerablemente el Producto Industrial (4,9%anual entre 1990/96) y disminuido el empleo (-3,2% anual en el mismo perodo), elsectormanufacturero se ha colocado a la cabeza del aumento de la productividadlaboral del pais (8,2% anual).Cuadro 11Distribucin porcentual de los ocupados por rama de actividad econmicaGran Buenos A i r e s ~ 1991-1997

    1991 1993 1995 1997Actividades primarias 0.3 05 0.4 0.3Manufactura 25.3 22.3 20.9 19.4Construccin 7.2 6.7 6.4 6.8Comercio 19.6 22.0 19.5 18.6Servicios 46.5 47.9 52 3 53.9

    Fuente: Elaboracin propia en base a datos del INDEC. Encuesta Permanente deHcgares. Onda Octubre

    v. Otra de las tendencias que se fortalecieron durante la dcada de los '90 esla precarizacin de las condiciones de trabajo. Las reformas de las normativas querequlan el trabajo, en direccin a la f lexibi lizacin y las nuevas modalidades decontratacin por tiempo determinado, sumaron nuevos sectores de asalariados ala precarizacin que ya sufran los trabajadores en "negro" y otras formas desubocupac;n. Entre 1991 y 1995lapoblacin con "disponibilidad para la actividadlalloral" se eleva del 33% al 51% (Murmis, M. y Feldman, S., 1997). La fragilidad dela insercin laboral presenta un conjunto de consecuencias graves, tanto en funcindo la integracin social como de la pos ibil idad de perc ibir los benef ic ios queacompaan a la ocupacin plena. Un ejemplo de ello es que entre 1991 y 1997 elporcentaje de trabajadores sin ningn tipo de beneficios sociales se incrementd,,1 28.6% al 34,7% de la PEA (Cuadro 12). La situacin de vulnerabilidad quegQnera este proceso muestra un impacto particular con respecto a la ~ a l u d de lapoblacin: "En aproximadamente la mitad de los hogares no hay ningn miembrocon un puesto de trabajo no precario, 10 cual impide que estas familias accedan alos servicios de salud de las obras sociales. En el estrato bajo, 2 de cada 3 familiasestn en esta situacin" (Beccana L. y Lpez N., 1997: 94).

    AJ..tf.RICA LAnNA y ARGeNTINA (N LOS AOs '90Cuadro 12Distribucin porcentual de los asalariados segn percepcipn de beneficios sociales

    GBA: 1991-19971991 1993 1995 1997

    Sin beneficios 28,6 28,0 29,7 34,7Un sofo beneficio 2,9 4,4 3,5 1,3Ms de un beneficio 8,2 8,1 5,9 3,5Todos los beneficios 59,0 58,0 60,0 59,3

    Fuente: Elaboracin propia en base a datos del INDEC. Encuesta Permanente deHogares. Onda OctubreVI. Por ltimo, y ante la ya sealada imposibilidad del sector informal de mantener

    su funcin de "refugio" frente a la expulsin de trabajadores del sector formal y delcuenlapropismo, se desarrolla la tendencia ms significativa del mercado laboralargentino durante los ltimos aos: el incremento de la tasa de desempleo. Trashaber alcanzado sus niveles ms altos en momentos del fuerte impacto del "efectotequila", la tasa de desocupacin sobre el fin de la dcada alcanzaniveles superjores aldoble de las que se observaron al inicio de la misma (Cuadro 13).Esta problemtica adquiere una relevancia mucho ms que econmica, yaque el empleo signific en nuestro pas, sobre todo a partir de la generalizacin delmodelo de sustitucin de importaciones, el principal mecanismo de integracinsocial (Minujin, 1998). En efecto, la temtica ha cobrado fundamental importanciay se la ha sealado como el principal antecedente de los nuevos procesos devulnerabilidad y exclusin sociai (Beccar;a y Lpez, 1996, Caslel, 1998) Uno delos datos ms preocupantes al respecto es el aumento de la proporcin de trabajadores que enfrentan desempleos de larga duracin. El porcentaje de hogarescon desempleados que llevaban ms de 6 meses sin trabajo se increment del11.5% al 25,9% entre 1991 y 1995. En el mismo lapso, el de quienes tenian unadesocupacin que superaba los 12 meses se elev del 1,8% al 9,3%.

    Cuadro 13Evolucin de la tasa de desempleo GBA 1991-19981991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998Total de ta PEA 5.3 6.7 9.6 13.1 17.4 18.8 14.3 13.3

    Fuente: Elaboracin propia en base a datos del INDEC. Encuesta Permanente deHogares. Onda Octubre

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    I~ .1!t;

    DANiEl FIIMUS - ANA MIRANDA

    VII. El PAPEL DE LA EDUCACiN

    Otra de las contradicciones quemuestra la realidad argentina de la dcada delos '90 es que el deterioro del empleo ha sido acampanado por un permanentecrecimiento del nivel educativo de i a P EA . Los datos muestran que quienes sioalcanzaron a culminar la escuela primaria o t ienen menos estudios an,disminuyeron su participacin en la P EA en un 6%. En una proporcin similar seincrement la participacin de quienes, al menos, t ienen estudios terciariosincompletos (Cuadro 14). Distintos factores contribuyen a este proceso. Algunosde ellos estn vinculados a las polt icas oficiales destinadas a extender los anosde la escolaridad obligatoria de acuerdo a lo legislado por lanueva LeyFederal deEducacin. Otros, en cambio, t ienen que ver con la decisin de las famil ias que, apesar de la crisis econmica, deciden realizar un mayor esfuerzo para mantener alos nios y jvenes dentro del.sistema educativo, en la conviccin de que los aosde escolaridad se convertirn en un pasaporte que les permitiracceder al trabajoen mejores condiciones (Filmus O., 1996). Como veremos seguidamente, aun apesar de haber perdido una parte importante de su capacidad de facilitar la movilidad social ascendente, esta valorizacin positiva de la educacin por parte de lapoblacin est sustentada por los datos que describen la realidad.

    Cuadro 14Perfil educativo de la poblacin econmicamente activaGBA: 1991-19971991 1997Primario incompleto 10.9 9.0Primario completo 31.1 27.5Secundario incompleto 19.7 20 0Secundario completo 18.1 17.9

    Terciario incompleto 9.2 12.4Terciario completo 10.9 13.2Total 100.0 100.0Fuente: Riquelme. G. y P. Razquin: Mercado de trabajo y educacin: el papel de laeducacin en ei acceso al trabajo".

    Un reciente estudio del BiD sobre la poblacin mayor de 25 aos muestra queel promedio de aos de escolaridad para la poblacin argentina de esta franjaetrea es el ms alto de Amrica Latina y alcanza los 9,44 aos. Sin embargo, estamedia esconde profundas desigualdades. El 40% ms pob re de la pob lacin

    ~ R I C A lATINA y ARGENTINA EN LOS AOS '90obtiene,!Jn promedio que se encuentra entre los 7 y 8 aos de escolaridad, mientrasque e110%ms rico alcanza a los 13,57 aos. Esta diferencia se profundiza cuandoanalizamos el porcentaje de poblacin entre 20 y 25 ~ n o s que culmina la escuelamedia. :Poco ms del 10% alcanza esta meta ent re ei decil ms pobre, Estaproporcin es prcticamente inversa cuando nos referimos al decil de mayoresingresos (Cuadro 15).

    Cuadro 15Educacin segn nivel de ingresosGran Buenos Aires: 1996Deciles Total

    1 2 3 4 5 6 7 8 9 -1 10Aospromedio -de educacin para 7.04 7.48 7.74 7,71 8.52 8.82 8,99 9.91 11,13 13.57 9.44la poblacinde25 aos ------asa primariacompleta para 83 94 92 99 96 98 lOO 99 99 lOO 97la poblacin entre20 y 25 aosTasa de secundariacompleta parala 13 17 27 31 42 51 54 65 68 92 50poblacin entre20 y 2 5 aFiosFuente: ElaboraCin propia en base a datos del BID. "Amrica Lat ina frente a ladesiguaidad. Informe 1998-1999.

    Tomando en cuanta que la principal particularidad de la dcada de los 9 0 h asido el notab le incremento de la desocupacin, es posib le afi rmar que estadesigualdad se expresa con fuerza en la posibilidad de acceder al trabajo. Entre1991- y 1997, la desocupacin ha aumentado cerca del 250% en el caso de lostrabajadores con menor instruccin y "slo" un 55% entre quienes poseen el nivelterciario completo. De esta manera, en 1991 la diferencia entre la tasa dedesocupacin de quienes posean primaria completa respecto de quienes habanfinalizado el nivel super ior era un 30% mayor. En 1997 esta misma diferenciaalcanza al 200% (Cuadro 16).

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    Dma fllNtJS - ANA MmJOA

    Cuadro 16Evolucin de la tasa de desocupacin segn mXimo nivel educativo alcanzado

    GBA' 1991-19971991 1993 1995 1997 Dif.91-97%

    Primario incompleto 5,0 9,1 21,4 17,7 254Primario completo 5,3 11,4 19,0 16,6 21 3Secundario incompleto 6,4 12,1 21,1 15,7 145Secundario completo 6,0 8,1 17,1 13,6 127Superior incompleto 3,4 9,4 14,2 14,5 326Superior completo 3,7 3,5 7,3 5,9 59

    Fuente: Elaboracin propia en base datos del SIEMPRO. EPH INDEC Onda octubrePero la combinacin de los factores anteriormente mencionados ha tenido otra

    ccnsecuencia importante de destacar: la notable prdidade valor del ttulosecundariocemo ventaja comparativa para a ~ c e d e r al mercado de trabajo. Quienes terminaron elnivel medio y aun quienes tienen estudios terciarios incompletos muestran tasas dede.:socupacin mucho ms cercanas a las de aquellos que no avanzaron ms all dela primaria que a las de 'quien!3s obtuvieron un ttulo superior. En un reciente trabajo,GI aciela Riquelme ha utilizado diferentes modelos para lograr un anlisis ms precisode las posibil idades de estar ocupado de acuerdo al nivel educativo alcanzado. Laaplicacin del modelo LogiP para comparar las posibil idades de tener empleo pagoentre 1980 y 1995muestraque stasaumentan sensiblemente cuando se han aprobadom,:s niveles educativos y que esta difel'encia es sumamente mayor en 1995.

    Cuadro 17probabilidad de estar ocupado segnmodelo logit, por ao, gneroy nivel educativo

    GBA: 1980Y 1995(1)1980 1995

    Hombres Mujeres Hombres MujeresPrimario incompleto (2) 0.87 0.16 0.74 0,28Primario completo 0.89 0,17 0.83 02 6Secundario completo 0.92 0.31 0.88 0,38Superior completo 0.95 0,61 0.96 0.70

    (1) L.1S probabilidadescorrespooclen apersonascasadasque tienenen promedio2.6nmerode dependientesenel hogar.(2)Las probabilidadespara el nivelprimuperior se empleanen las empresas que poseenms de 5 trabajadores. En el caso de los asalariadosde ms b a j ~ educacin, la proporcin es inversa (Cuadro 19).

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    1I,"1"

    DANIEL FIIMUS ANA MmANDA

    Cuadro 19Distribucin porcentual de los asalariados segn tamao del

    establecimiento y mximo nivel educativo alcanzado GBA: 1 9 9 1 ~ 1 9 9 7Hasta 5 trabajadores Ms de 5 trabajadores

    1991 1997 Dr. 9 1 ~ 9 7 1991 1997 Dlf. 9 1 ~ 9 7Primario incompleto ~ 64,4 9,7 27,6 27,5 ~ 0 , 4f)rimario completo 49,9 54,9 10,0 34,3 38,6 12,5~ ; e c u n d a r i o incompleto 51,7 49,7 ~ 3 , 9 34,5 41,8 21,2

    ~ ; e c u n d a r i o completo 36,9 35,9 ~ 2 , 7 42,9 56,2 31,0 -c- .r'As secundario completo 36,5 31,7 ~ 1 3 , 2 57,1 61,8 8,2Fuente: Elaboracin propia en base a datos del INDEC. Encuesta Permanente deHogares. Onda Octubre

    En este contexto, no parece difcil proponer que la creciente segmentacin delmnrcadode trabajo arroja hacia los empleos ms precarios, con menor estabilidad,beneficios sociales y salarios a los trabajadores menos educados. Aun cuando laposibilidad do acceder.3 beneficios .sociales ha disminuido para los trabajadoresde todos los niveles educativos, la mayor prdida ha ocurrido entre aquel los queposeen menor educacin. Para 1997, cerca de la mitad de ellos no posea ningnbeneficio social (Cuadro 20). Respecto de los ingresos la brecha tambin se ampli.p:tra 1995, cerca del 50% de quienes posean hasta educacin primaria seencontraban en los 4 deci les ms bajos de laescala deingresos, mientras que unaproporcin similar de quienes haban culminado los estudios superiores percibanSE lar ios que los ubicaban entre los 2 deciles ms altos.

    Cuadro 20Distribucin porcentual de los asalariados sin beneficios sociales y

    mximo nivel educativo alcanzado. GBA: 1991-19971991 1997 Dir. 91-97 %

    TOTAL 28.4 34.7 23 9Hasta secundario 15 a 24 aos 57.7 61.5 6.5Incompleto 25 aos y ms 300 40.7 35.6!- -Secundario completo 15 a 24 aos 25.2 333 306yms 25 aos y ms 12.4 18.9 52.4Fuente: ~ i a b o r a c i n propia en base datos dei SIEMPRO. EPH iNDEC Onda octubre

    {'-lO

    f\MfRIC/\ lAllNA y ARGENllN/\ EN lOS ANOS '90Cuadro 21

    Ingreso salarial segn nivel educativo GBA: 1995.TOTAL Sin ins. Primo Primo Seco Sec. Univ Univ.

    inc. comp. Inc. comp. Ine comp.Sin inf. 16.5 15.1 16.6 17.0 22 2 ~ 5.4Decil 1 a 4 22 5 50.3 41.0 28.0 24.2 14.9 146 101- - -Decil 5 2. 8 35.4 27.1 34.8 40.8 34.5 36.2 344 24.3- .Decil 9 y 10 18.6 7.5 36 90 14.3 22.6 268 48.4Fuente: Fifmus, O. (1996): Estado, sociedady educaci6n en la Argentina de fin desiglo. Proceso y desafos, Troquel, Buenos Aires.

    ViiI. LOS JVENES

    En p"ocas en las que se estrecha fuertemente el mercado laboral y el ingresoal mismo se torna cada vez ms selectivo, la disputa por los puestos de lrabaoentre las diferentes generaciones se profundiza. En esta disputa, siempre hansido los mayores quienes mantuvieron una importante ventaja. Sin embmgo, enla Argentina de l os ' 90 comienza a cambiar" esta tendencia. Si bien ladesocupacin de los jvenes contina siendo.sensiblemente superior a la de losadultos, las diferencias comienzan a estrecharse, El aumento de los niveles dedesocupacin en la ltimadcada hasido notmiamente ms alto entre los adultosque entre los jvenes. Entre 1991 y 1997 la tasa de desocupacin en el GranBuenos Aires creci un 115% ent re quienes tienen de 15 a 19 aos. Esteincremento se eleva a 146% para los que estn entl0 20 y 24 aos y a1216% paralos mayores de 25.

    Diversas razones confluyen en este cambio de tendencia. Algunas de ellasestn vinculadas al retiro de una importante cantidad de adolescentes y jyen8sdel mercado de trabajo porque permanecen ms aos en el sistema educativo.Otras estn relacionadas con que son quienes ms se adaptan a las condicionesdeprecarizacin y flexibilizacin laboral que se han difundido en los ltirT"IOS a{lOS(Monza A. 1998). Pero sin lugar a dudas tambin juega un papel importante elaumento de los aos de escolaridad que presenta la generacin ms joven y elcambio del tipo de saberes y competencias que requieren los nuevos empleos.Especialmente en el rea de las nuevas tecnologias y el comercio, la bsqueda delas e m p r E , ~ s a s se empieza a orientar principalmente hacia personas ms jvenes,con mayr formacin y con un perfil ms abarcativo, flexible y polivalente. Enmuchos casos, la experiencia laboral previa, que hasta hace poco era una ventaja

    E ,

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    DANIEL FIlMUS - ANA MRANDA ~ R I C A LATINA y ARGENTItJA EN lOS AOS '90

    400.0 r;----------"---,,---,,-------,,---- ----,,

    Grfico 1Evolucin de la tasa de desempleo segn mximo nivel educativo alcanzado.

    Poblacin Masculina. GBN Periodo 1991-1997. 1991=100

    de la PEA, y 4) persistencia en una desigual distribucin del bien educativo. Esposible afirmar que la conjuncin de estos factores ha significado la profundizacinde algunas de las tendencias que, en un trabajo a n l e ~ i o r . ya habiamos analizadopara la dcada de los '80 (Filmus 0.1996:110): ...Ia brecha laboral y de ingresosentre qUienes poseen diferentes niveles educativos se ha ensanchado (Minujin, A.,1993).. "Se han incrementado las ventajas comparativas de quienes han transitadoms aos por el sistema educativo y se han aumentado loslimitesminimos de aosde escolaridadformal aun para puestosde trabajoescasamente calificados (GallartM.A. y Otros, 1993). Pero la desigualdad social en el acceso a la educacin pone enevidencia que en realidad estas diferencias educativas estn encubriendodesigualdades de origen socioeconmico. Como sefalan Beccaria L. y Lpez N.(1997:107): "La inequitativa distribucin de capacidades y conocimientos, q ~ resultadel paso diferencial de los distintos estratosde la sociedadpor el sistema educativo,crea un escenario en el que la posibilidad de competir por los nuevos puestos detrabajoest dada slo a losmiembrosde lasfamilias mejor posicionadas, cristalizandoel lmite entre los que participan de los beneficios del crecimiento y los que no".

    Los datos hasta aqu expuestos permiten retomar el debate con aquellosparadigmas de la investigacin socio-educativa que plantean un funcin socialuniversal y nica (igualadora o reproductora) para la educacin en cualquiercontexto. En contraposicin con la perspectiva que plantean estos paradigmas, esposible proponer que la definicin del rol social que desempea la educacin slopuede ser analizada a partir del anlisis concreto de realidades socio-histricasconcretas. Es as que, en el marco de procesos de movlidad social ascendente,en dist intos momentos del presente siglo la educacin lat inoamericana -yenparticular la argentina- potenci su papel democratizador. De esta forma permitique amplios sectores de la poblacin accederan a bienes cul turales que lesgeneraron mejores condiciones en la d ispu ta por un mayor bienestar y unprotagonismo politico ms activo. En cambio, en contextos de fuerte deterioro delmercado de trabajo, la fuerza democrat izadora de la escuela encuentra seriasdificultades para hacer prevalecer su capacidad de aporte Q. la homogeneizacinde las dp.sigualdades sociales, en el sentido de generar una mayor igualdad deposibilidades frente al empleo y, por lo tanto, frente al bienestar. Por el contrario, serefuerza su capacidad de reproducir los circuitos de condiciones socialesdiferenciadas. Pero precisando ms an, y tomando en cuenta la incidenciaespecifica de la dimensin individual de la contribucin de la educacin a mejorescondiciones de acceso al mercado de trabajo, las evidencias empricas hastaaqu expl.Jestas permiten proponer que en las actuales condiciones la educacinpuede pasar a ser un factor de reproduccin social ya su vez de relativo progresopersonal ~ por lo menos de resistencia a la crisis) para importantes sectores de lapoblacin..." (Braslavsky C. y Fiimus D., 1985).

    . ':. - ,- ..,,:

    _ 15 a 24 hasta se___ 15a24SCyrnas

    250.0200.0

    350.0300.0

    100.0 L,==:::::::::::=__ ~ ~ ~ ~1991 1993 1995 1997 25yl'l1ilshaslaSe

    25 yll'lils SCy ms

    150.0

    Ahora bien, hasta aqu hemos analizado que en la dcada de los '90 se handesarrollado, en forma convergente, ent re otros, 4 procesos principales: 1)estrechamiento y deterioro del mercado de t rabajo, 2) mayor selectividad ysegmentacin ene l reclutamiento de lamano de obra, 3) Aumento del niveleducativo

    comparativa, se ha convertido en una dificultad cuando las especializaciones ylas tecnologfas evolucionan constantemente.

    Pero si bien en su conjunto los jvenes presentan ventajas frente a los adultos,no todos se beneficiande lamismamanera con esta tendencia. Quienesabandonanms tempranamente los estudios, tambin tienen menos posibilidades de accederal mercado de trabajo. En efecto, en diversos estudios se ha demostrado laproblemtica de los jvenes que luego de abandonar el s is tema de educacinformal se encuentran desocupados involuntariamente. Al respecto, se hadenominado a esta poblacin como ~ p o b l a c i n joven excluida", y representa unode los sectores ms vulnerados por la aplicacin del nuevo modelo econmico(Salvia, A. y A. Miranda, 1998).

    El Grfico 1 perm!te observar que el sectorque se havisto menos afectado porel crecimiento de la desocupac in ha s ido el de jvenes de 15 a 24 aos consecundaria completa .. En el marco de un fuerte reestructuracin delmercado laboral,la demanda de estos jvene? parece estar desplazando a los adultos con bajaeducacin.

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    I

    DANiEl FIlJv\US - Ai'-IA MIRANDA

    '11. COMENTARIOS FINALES

    En 'un rec iente art culo, J .C. Tedesco (1998) plante que j un to con el( ~ u e s t i o n a m i e n t o de la contribucin de la educacin a la equidad social tambin()s necesario preguntarnos " ...cunta equidad social es necesariapara que haya unaeducacin exitosa?". Los datos aportados en el punto 11I brindan un conjunto deelementos que permiten proponer que, independientemente del anlisis especficoque requieren las pol t icas educativas de cada pas y los aspectos tcnicopedaggicos de su implementacin, que no hemos abordado en el presente trabajo,las condiciones socioconmicas generadas por el NME limitan seriamente lasposibilidades de xito de las reformas. Las restricciones a la inversin educativa,las dif c iles condiciones de t rabajo de los docentes, las lgicas del ajuste quepredominan en un conjunto de estrategias de cambio, la carencia de condiciones~ ; o c i a l e s de educabilidad mnimas de una gran cantidad de alumnos, y la dificultadI )ara avanzar en procesos de concertacin educativa son a lgunos de l oscondicionantes ms importantes que el contexto impone a las transformacioneseducativas.En el punto IV hemos -analizado que las potencialidades igualadoras de laexpansin del sistema educativo encuentran un obstculo difcil de eludir en lasnuevas condiciones que presenta el empleo en Amrica Latina. La segmentacin,ilexibilizacin, polarizacin e informalizacin del mercado de trabajo son algunosde los rasgos que afectan princ ipalmente a los sectores ms pobres que, auncuando logran permanecer ms aos en el sistema educativo, pocas vecesalcanzan a acceder a empleos que modif iquen sus condiciones de vida.

    En el punto siguiente hemos estudiado con mayor detalle la relacin entreeducacin y mercado de trabajo para el caso argentino. Aun con particularidades,las tendencias principales no difieren sustantivamente de las observadas para elconjunto de la regin. En este caso, la situacin del trabajo informal tambin se hadeteriorado y por ,lo tanto no puede convertirse en "refugio" para quienes sonexpulsados del sector formal. El importante crecimiento de la desocupacin abiertaes el resultado natural de este proceso. Aqu nuevamente podemos analizar que encircunstancias de deterioro del mercado laboral, la potencialidad democratizadorade la educacin se resiente y que los sectores ms carenciados, a pesar de obtenerniveles educativos superiores a la media de la regin, tambin quedan excluidos delos mejores trabajos y, en muchos casos, de la propia posibil idad de acceder alempleo. Tambin como especificidad hemos observado una nueva tendencia queprobablemente comience a expandirse al conjunto de [a regin: a parti r de larecontiguracin de la demandalaboral, los jvenes, especialmente los ms educadosestn, desplazando a los adultos del mercado de trabajo.

    14'1

    AMRICA LATINA y hGENTINA EN lOS AOS '90

    En'sntesis, tanto para Amrica Latina como en particular para el caso argentino,las nuevas condiciones generadas por la aplicaC.,in del NME t ienen comoconsec.uencia que quienes provienen de los sectores ms pobres y transitan por els i s t e m ~ educativo precisan correr cada vez ms, deprisa para permanecer en elmismo Jugar en la "pista ocupacional". Pero la situacin es ms grave an, pues eln m e r ~ ' d e carriles en esta pista es cada vez menor (S. Torrado, 1993). Para ellos laeducacin no ha disminuido su importancia, pero ha dejado de ser un "trampoln"que les posibilita un proceso de movilidad social ascendente, para convertirse en un"paracadas" que, cuanto ms grande, ms les permite resistir la "gravedad" deldeterioro de las condiciones del mercado de trabajo (Filmus, 1996 y GallanM, A. etal.,.1993). Al mismo tiempo, la mayor selectividad para el acceso al sector formal queha Incorporado lasmodernas tecnologas de produccin, polariza an mslos nivelesde productividad del trabajo y, por lo tanto, tiende a profundizar las desigualdadesrespecto de los ingresos, a pesar del incremento general en los aos de escolaridad

    Desde las perspectivas neo libera les se a fi rma que la soluc in a estaproblemtica depende principalmente de la elevacin de las tasas de crecimien'tode la economa. Sostienen que con altas tasas de evolucin del PSI en la regin,los problemas de inequidad comenzarn a resolverse y en estas circunstancias elpapel de la educacin en torno a disminuir las desigualdades ser fundamental.La realidad parece cuestionarfuertemente esta perspectiva. No slo porque, comohemos visto para el caso argentino, con tasas superiores al 5% de crecimiento de!PSI la polarizacin social continu amplindose, sino porque las perspectivas demejoramiento de las economas tambin estn cuestionadas. De hecho, en 1998con un c recimien to del PSI de l 2,6, la desocupac in en Amri ca Lat ina seincrement del 7,2 al 8,4. Adems, la totalidad del aumento del empleo en ese aose gener en el sector informal de la economa. Las previsiones de la OIT para1999 no;Son mejores: sealan un incremento del PSI del 1% y una elevacin deldesempleo al 9,5% (OIT, 1998).

    Para'revertir la situacin no slo parece necesario el crecimiento sino tambincambiar .el estilo de desarrollo hacia un modelo capaz de generar los empleosproductivos necesarios, que permitan sociedades ms equitativas e integradas(Ottono, [. 1998). Como sefaiara recientemente J. Nun (1999: 997), "...el contenidode emplo de cualquier proceso de crecimiento est lejos de ser un fenmenoe s t r i c t a m ~ n t e econmico, segn lo pone en evidencia la comparacin entre pasos".Depende en buena medida de la capacidad de los diferentes actores sociales deart icular sus intereses y de hacer prevalecer sus perspectivas tanto a nivel de lacorrelacin de fuerzas en el Estado y la sociedad) como en la implementacinconcreta de las polticas pblicas.

    Finalizando, es posible plantear que los elementos brindados en este articulopueden dar lugar a dos t ipos de lecturas. La primera de ellas plantea un retorno al

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    p e ~ ; i m i s m 6 educativo: Para qu educar, s i e l aporte de los sistemas educativos alcumplimiento de las promesas de mayor productividad y equidad no ha sido elesperado? O tambin invita a colocar en manos del mercado la oferta y demandadel servicio educativo, a los efectos de que, como en el caso de la economla, se"autorregule".

    La segunda, por la cual nos inclinamos, propone el fortalecimiento de la accineducativa del Estadoy la sociedad en su conjunto. Sostiene que las limitaciones ala capacidad democratizadorade la educacin son producto de quela escuela esun factor necesario pero no suficiente para alcanzar mayores niveles de igualdad.Qus! los beneficios de la educacin slo pueden fructif icar en plenitud en uncontexto de polticas econmicas y sociales que promuevan la integracin delconjunto de la ciudadanJa. Pero que aun en el caso de que estas polft icas noexistieran, tambin tendra sentido invertir, transformar y mejorar la calidad de laeducacin para todos. Por qu?: a) Porque, aunque. en forma limitada, permitecondiciones ms democrticas para el acceso a los mejores puestos de trabajo,en el sentido de que sea la capacidad -y no las condiciones sociales de origen-laq u e d e te r mi n e la posibilidad de incorporaci6n a estos puestos; b ) p or qu e lageneracin masiva de las competencias que determinen la "empleabilidadH delconjunto d e l a p ob la d n, tambin contribuir a mejorar las condiciones deseleccin y por lo tanto el perfil de quienes ingresen a los sectores de mayorincorporacin de tecnologas. De esta manera se potenciar el aporte de la educacin al aumento de la productividad de los sectores de punta; c} porque, segnhemos visto, aun trabajando en el sector informal quienes tienen ms educacinposeen mayores posibilidades de acceder a empleos de mayor productividad y alos que les brindan mejores ingresos; d) porque contribuye deslegitimar la idea deque las desigualdades sociales dependen fundamentalmente de la diferentecapacidad de las personas y, por lo tanto, de su suerte en el sistema educativo. Deesta manera aporta a reubicar en el mbito del modelo socioeconmico el debateacerca de las causasde lapobreza y la desigualdad: y, principalmente, e) porquela educacin contribuye a desarrollar unaformacin ciudadanaque puede generart a ~ 5 condiciones para una mirada crtica del modelo vigente y un protagonismo msactivo en su transformacin.

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