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Familias evangélicas, inundación y escuela: la memoria histórica en la comunidad de Macedonia 1 Ana Isabel Buitrago Garavit0 2 Resumen Este artículo explora la memoria histórica de una comunidad indígena del río Amazonas colombiano: Macedonia. Presenta la versión hegemónica de la historia del asentamiento y discute la presencia de grupos históri- cos relacionados con etapas de poblamiento y caracterizaciones étnicas y religiosas. Así mismo, analiza algunos de los temas centrales de las re- presentaciones sobre el pasado de la comunidad, tales como las familias fundadoras, la inundación de la isla, la evangelización protestante, el conflicto con los sacerdotes católicos y la fundación de la escuela. Abstract The article explores the historical memory of Macedonia, an indigenous community on the Colombian shore of the Amazon River. The text presents the hegemonic historical version of the settlement, and discusses the presence of historical groups related to various stages of the inhabitation process, and ethnic and religious characterizations. The paper also analyzes some of the central themes of the community's collective representation of the past, such as the founding families, the flooding of the island, the Protestant evangelization, the conflict between the community with the catholic priests, and the founding of the school. La memoria colectiva refiere a los procesos de conservación, organiza- ción, rememoración y evocación de los recuerdos compartidos por un grupo. Algunos autores subrayan la conciencia colectiva que se genera en estos pro- cesos (Halbwachs, 1997; Wachtel, 1999; Jedlowski 2000) y otros enfatizan en el carácter común del contenido en la memoria (Garzón, 1998; Paolicchi, 2000; Rimé y Christophe, 1998). De cualquier manera, el cruce de trabajos interdisciplinarios ha demostrado que esta memoria colectiva no sólo define el pasado y las concepciones temporales, sino que es una constituyente del lenguaje, de los valores culturales y de las relaciones sociales dadas en el presente. La complejidad de esta memoria se manifiesta también en lo afecti- vo y en lo estético que un grupo construye a través de ella. Me interesa un tipo especial de memoria colectiva en este artículo: la me- moria histórica . Esta memoria comprende la elaboración predominante que un 1 Este artículo contiene parte del trabajo realizado en la tesis de maestría titulada Trayec toria s vitales, memoria familiar y memoria histórica en Macedonia, una comunidad indígena del Trapecio Amazónico colombiano, la cual realicé entre el 2004 y el 2006. 2 Antropóloga, Magíster en Estudios Amazónicos.

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Page 1: Familias evangélicas, inundación y escuela: la … evangélicas, inundación y escuela: la memoria histórica en la comunidad de Macedonia1 Ana Isabel Buitrago Garavit02 Resumen

Familias evangélicas, inundación y escuela: la memoria histórica en la comunidad de Macedonia1

Ana Isabel Buitrago Garavit02

Resumen

Este artículo explora la memoria histórica de una comunidad indígena del río Amazonas colombiano: Macedonia. Presenta la versión hegemónica de la historia del asentamiento y discute la presencia de grupos históri­cos relacionados con etapas de poblamiento y caracterizaciones étnicas y religiosas. Así mismo, analiza algunos de los temas centrales de las re­presentaciones sobre el pasado de la comunidad, tales como las familias fundadoras, la inundación de la isla, la evangelización protestante, el conflicto con los sacerdotes católicos y la fundación de la escuela.

Abstract

The article explores the historical memory of Macedonia, an indigenous community on the Colombian shore of the Amazon River. The text presents the hegemonic historical version of the settlement, and discusses the presence of historical groups related to various stages of the inhabitation process, and ethnic and religious characterizations. The paper also analyzes some of the central themes of the community's collective representation of the past, such as the founding families, the flooding of the island, the Protestant evangelization, the conflict between the community with the catholic priests, and the founding of the school.

La memoria colectiva refiere a los procesos de conservación, organiza­ción, rememoración y evocación de los recuerdos compartidos por un grupo. Algunos autores subrayan la conciencia colectiva que se genera en estos pro­cesos (Halbwachs, 1997; Wachtel, 1999; Jedlowski 2000) y otros enfatizan en el carácter común del contenido en la memoria (Garzón, 1998; Paolicchi, 2000; Rimé y Christophe, 1998). De cualquier manera, el cruce de trabajos interdisciplinarios ha demostrado que esta memoria colectiva no sólo define el pasado y las concepciones temporales, sino que es una constituyente del lenguaje, de los valores culturales y de las relaciones sociales dadas en el presente. La complejidad de esta memoria se manifiesta también en lo afecti­vo y en lo estético que un grupo construye a través de ella.

Me interesa un tipo especial de memoria colectiva en este artículo: la me­moria histórica. Esta memoria comprende la elaboración predominante que un

1 Este artículo contiene parte del trabajo realizado en la tesis de maestría titulada Trayectorias vitales, memoria familiar y memoria histórica en Macedonia, una comunidad indígena del Trapecio Amazónico colombiano, la cual realicé entre el 2004 y el 2006.

2 Antropóloga, Magíster en Estudios Amazónicos.

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grupo social hace de su pasado, así que apunta directamente a las representa­ciones históricas compartidas y aceptadas, a veces impuestas. El objetivo del texto es aproximarme a la memoria histórica de una comunidad indígena, con mayoría ticuna, del río Amazonas colombiano: Macedonia. A través de las entrevistas individuales y colectivas3, aliadas de la etnografía de la comu­nidad y los mapas parlantes, pude observar los contenidos importantes que la memoria histórica recrea, así como enfrentarme con algunas memorias di­sidentes y hegemónicas. Presentaré la versión aceptada de la historia del asentamiento para luego sugerir la existencia de grupos históricos y poste­riormente analizar algunos de los significados centrales de las representacio­nes sobre el pasado de Macedonia.

La memoria histórica ha sido frecuentemente tratada en los trabajos his­tóricos sobre sociedades nacionales, enfatizando en el poder de la escritura de la Historia en la identidad nacional, aunque en Colombia también se ha utilizado el término memoria histórica para el estudio de la tradición oral indígena y del pasado étnico. En efecto, se habla de "recuperación" de esa memoria (Cordi, 1997: 27), en oposición a la memoria hegemónica nacional que pretende imponerse en los grupos indígenas. El énfasis predominante de estos estudios es el pasado colonial (ver, por ejemplo, Pumarejo y Morales, 2003), los conflictos políticos y territoriales (ver, por ejemplo, Rappaport, 2000) y los mitos tradicionales (ver, por ejemplo, Vasco, 1997; 1998) de las etnias. Sin embargo, poco se han explorado las memorias locales de las nue­vas aldeas indígenas4, que pueden ser recientes pero igualmente importantes en la apropiación del pasado. En todo caso, estos trabajos representan un esfuerzo por hacer etnohistoria5 basada en la oralidad y en las representacio­nes autóctonas.

Considero que para construir una historia con perspectivas locales en la Amazonia, la exploración de la memoria comunitaria a través de la Historia Ora16 es útil, ya que ofrece la condición metodológica de presentar testimo­nios y revelar la tradición oral, así como da un aporte teórico a la etnohistoria y el funcionamiento de la memoria de un grupo Goutard, 1986: 253). Así, la Historia Oral permite observar representaciones culturales e históricas que expliquen el funcionamiento, la transformación y la dinámica de los grupos sociales locales de la cuenca amazónica.

3 Se realizaron un total de 8 entrevistas colectivas y 56 entrevistas individuales. 4 Sobresale el trabajo de Buendía y Giraldo (2004) donde se investigaron los relatos orales sobre

el terremoto y la avalancha de 1994 en el río Páez, en Tierradentro, Cauca. A través de estas tragedias tuvieron acceso a la cultura nasa y a su profundo tejido social (ibid.: 17-20). Tam­bién se destaca el trabajo de Uruburu (1996-1997) y el de S. Uruburu y J. J. Vieco (ined.) sobre las narraciones orales en el río Guanía y en río Negro.

5 Sobre este campo de investigación en Antropología y en Historia ver Bermúdez y Mendoza (1987).

6 La Historia Oral es un espacio de contacto interdisciplinario que permite interpretaciones cuali tativas de los procesos históricos - sociales a partir de la visión y versión de los actores sociales (Aceves, 1998: 16).

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8nO I SOCIEDAD, COMUNIDADES Y REPRESENTACIONES ~ AMAZONIA DESDE DENTRO

La Historia Oral y el trabajo etnográfico producen un tipo de etnohistoria no tradicional y más local, ya que comparten el mismo interés sobre la oralidad. A diferencia de la etnohistoria basada en documentos escritos, este tipo de etnohistoria oral permite ver las modalidades de la memoria, aspecto que Auge (1995) resaltó como uno de los objetivos que debería ser central en cualquier etnohistoria. Igualmente, esta etnohistoria no tradicional permite describir no sólo el pasado sino la utilización de éste como vehículo de crea­ción cultural (Rappaport, 1997: 105), que sugiera el funcionamiento y la ex­presión del parentesco, del territorio y de la identidad en una comunidad.

1. Los ticuna y Macedonia

Los ticuna7 son 45.000 indígenas distribuidos en Brasil, Colombia y Perú, conformando diversas comunidades y asentamientos en las orillas del río Amazonas a lo largo de 600 Km. entre la desembocadura del río Atacuari en Perú y la desembocadura del río Jutaí en Brasil (Goulard 1994: 312). En Co­lombia se localizan en el Trapecio Amazónico en las riberas del río Amazo­nas, Loretoyacú, Amacayacú y Cotuhé (Riaño, 2003: 19). La organización social y matrimonial está determinada por el sistema de clanes agrupados en dos mitades: iikhií, clanes "de alas" y ngechií, clanes "sin alas"8. Esta etnia se auto denomina duugü, que significa "gente".

El grupo ticuna se ha caracterizado por adaptarse a las diversas condicio­nes del contacto intercultural con los otros grupos indígenas y no indígenas, a través de movimientos espaciales, negociaciones políticas y prácticas reli­giosas. Ellos subsistieron a la desaparición de otros pueblos y dominaron la parte alta no inundable (Porro, 1992) pero, en los últimos siglos, con el peso de la historia de las misiones (Taylor, 1992) se han trasladado a las zonas ribereñas, lo cual significa manejar la várzea, combinándola con tumba y que­ma (Vieco y Pabón, 2000: 112-113). En el siglo XX, sobre todo en el territorio brasilero (Oliveira Filho, 1988), han tenido que relacionarse con los estados nacionales, los cuales han brindado infraestructuras de servicios públicos, educativos y de salud. Actualmente, recurren a distintas estrategias para vi­vir en la triple frontera de Perú, Brasil y Colombia, como la movilidad de los asentamientos y el alto flujo de población (Riaño, 2003). Existen comunida­des ticuna conformadas por más de 400 habitantes, cifras altas si se comparan con los otros grupos indígenas aledaños. En el Trapecio Amazónico encon­tramos aldeas ticuna como Arara, con alrededor de 800 habitantes, y Mace­donia, con 657. Varias son mixtas o multiétnicas, es decir, compartidas con grupos cocama y yagua.

7 La palabra "ticuna" es un etnónimo externo que significa "hombres de negro", ya que este grupo étnico tenía la costumbre de pintarse el cuerpo con huito, un fruto amazónico de pulpa negra .

8 Decidí usar los términos frecuentes de referencia a estas mitades por parte de la gente en Macedonia. Algunos investigadores denominan a las mitades como de aire y de tierra, otros hablan de mitades con plumas o sin plumas.

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Macedonia se encuentra ubicada entre las comunidades de Mocagua y El Vergel, a 57 Km. de la ciudad de Leticia. Las actividades económicas de los habitantes comprenden la producción de las chacras, la pesca, la caza, las artesanías, la recolección de frutas y semillas del monte, y algunos trabajos en Leticia (Riaño, 2003: 149-151). Esta multiactividad de los residentes de Macedonia los acerca a una caracterización de bosquesinos (J. Gasché y J. A. Echeverri, ined.). El grupo étnico mayoritario es el ticuna, aunque también se encuentra gente cocama, yagua y mestizos. La distribución espacial del asen­tamiento comprende cinco barrios: Los Cocos, Monserrate, San Vicente, Guayabal e Internacional. En éstos se plasman no sólo divisiones étnicas y religiosas, sino una historia de poblamiento y una memoria sobre el pasado comunitario. La religión evangélica9 es predominante en la aldea .

2. La versión hegemónica de la historia

Para acercarme a la memoria histórica de la comunidad es necesario des­cribir la versión más aceptada de la historia de Macedonia, que considero es la hegemónica en la comunidad porque es repetida en diversos espacios como el colegio, el templo y las celebraciones comunitarias, y porque se impuso por encima de otras versiones alternas de la historia .

Alrededor de 1930, Vicente Macedo, de clan cascabel, llegó buscando tor­tugas de otra comunidad ticuna en el territorio colombiano, Boyahuazú. Las playas de lo que sería Macedonia rebosaban de charapa (Podocnemis unifilis), y él se instaló allí. Luego de seis años, su yerno Antero León Benítez, de clan grulla, casado con Virginia Macedo, lo siguió al asentamiento, construyó una casa grande parecida a una maloca donde ahora queda la escuela, y alrede­dor dispuso de tierras de cultivo.

En las siguientes décadas varias familias tic una se ubicaron en lugares cercanos, por ejemplo, en la comunidad de Mocagua, que había sido confor­mada por los misioneros católicos que venían de Puerto Nariño, o en la Isla de Mocagua, que queda sobre el río Amazonas al frente del asentamiento, donde vivían ya parientes de Vicente y de Antero. Antero León Benítez fue durante un tiempo curaca de esta zona comprendida por Mocagua, la Isla, la escuela de Zaragoza y el asentamiento de su familia.

A finales de los años sesenta llegaron algunos pastores evangélicos de la Iglesia Panamericana de Medellín, Benur Agudelo e Ignacio Guevara, quienes realizaron reuniones en El Vergel, otra comunidad aledaña, e invitaron a la fa­milia León a uno de esos cultos religiosos. Luego de la curación de una enferme­dad que padecía Virginia, a través de oraciones evangélicas, la familia León dejó el catolicismo y se convirtió a la religión evangélica. Empezaron a realizar cultos en su casa, invitando a familiares y vecinos que residían en la isla.

9 El templo de Macedonia se llama Centro de Fe y Esperanza y pertenece a la Misión Iglesia Panamericana.

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Pocos meses después hubo una extensa inundación en la Isla, la cual dañó muchos cultivos y obligó a casi toda la gente a trasladarse a tierra firme. Las familias que se habían convertido "al evangelio", como ellos dicen, decidie­ron pasarse a vivir al lado de la familia León, mientras que las familias que permanecieron católicas optaron por vivir en la comunidad de Mocagua o en El Vergel.

En los distintos relatos encontramos los mismos nombres de los jefes de las familias que llegaron: Horacio Macedo, de clan cascabel y nieto de Vicen­te Macedo; Guillermo Pérez, de clan tigre; Luciano Paima, de clan garza; Manuel Jordán, de clan paujil; Robertino Victorino, de clan guacamaya; y Lucio León, Carlos León y Ernesto León, de clan grulla y parientes de Antero. Por la misma época llegaron de los lagos de Tarapoto Ricardo Careca, de clan guacamaya, y más tarde Alfonso Peña, de clan arriera. Todos ellos confor­maron el nuevo caserío de "doce" viviendas, cuyo primer nombre fue Puerto Nuevo.

Dos hijos de Antero León Benítez, Aniceto y Antero, viajaron a Medellín, donde estudiaron unos meses en un instituto bíblico en el año 1972. Al volver con su padre, la pareja de hermanos empezó a predicar la palabra de Dios en la Isla de Mocagua y en otras comunidades ticuna en Perú y Colombia. El asentamiento de la familia León se convirtió en una comunidad de 30 casas para mediados de los años setenta, puesto que llegó gente atraída por los dos hermanos que se sumó a los primeros habitantes. Decidieron nombrar a la comunidad Macedonia, refiriéndose a aquella comunidad cristiana que menciona la Biblia, pero también resaltando el apellido de Virginia Macedo. Los habitantes construyeron un templo evangélico en lo alto de una colina a la izquierda de la quebrada Cuyaté, pero empezaron a tener problemas con los sacerdotes que visitaban Mocagua.

A raíz de la necesidad de educación de los niños, y en vista de que "los curas no querían" seguir enseñando a los hijos de los habitantes de Macedo­nia, la gente decidió que Antero León Macedo, Braulio León y Ema Rojas se encargaran de enseñar. Entre todos los habitantes reunían dinero para pa­garles y ellos daban clase a los niños y jóvenes en el templo.

Aniceto se quedó solo en la predicación, pero empezó a realizar milagros, según cuentan los entrevistados, y ocupó el cargo de pastor. Sus continuos viajes a otras comunidades como misionero, su predicación en cada casa de Macedonia y las curaciones que él realizó por medio de la oración y el ayuno son eventos frecuentemente relatados en las versiones sobre la historia de la comunidad. La comunidad se convirtió en un centro de curación de enferme­dades a través de las oraciones evangélicas, generando más inmigrantes; al­gunas personas venían desde Pucalpa, Puerto Nariño, Naranjales y Atacuarí, entre otros lugares, para ser curadas.

Con el fortalecimiento de la escuela evangélica, las familias pensaron en conformar una comunidad reconocida ante el gobierno, exigiendo el

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nombramiento de un curaca lO para Macedonia. Según los indígenas, el esta­do colombiano no quería apoyar a comunidades no católicas, pero luego de algunos años decidieron darle a Macedonia la oportunidad de tener un líder. Fue elegido Antero León Benítez, quien ocupó el cargo de cura ca por varios años. Así, en la década de los setenta, Macedonia se constituyó como una comunidad.

A comienzos de los años ochenta, Macedonia ya tenía casi cuarenta casas y tenía fama como lugar de curación de enfermedades. No sólo siguió llegando gente ticuna a quedarse sino que empezaron a llegar familias del grupo étnico cocama, atraídas por la vida evangélica pero también por el acceso a tierras de cultivo. En Colombia la posesión de tierras por parte de los indígenas generó un incentivo más para que estas familias provenientes de Perú inmigraran a la comunidad. Las más representativas son de apellidos Arirama, Murayari, Arimuya e Icomena. Para aquella época, Antera El Viejo, como le decían a Antero León Benítez, dejó el cargo de curaca. Su hijo Camelia León Macedo lo reemplazó y fue la persona que se encargó de la gestión del resguardoll.

Con el correr de los años y con el crecimiento de la población, se dio el surgimiento de alianzas matrimoniales entre los ticuna, los cocama y los mes­tizos. Posteriormente la variedad de alianzas interétnicas se incrementó y algunos de los nuevos habitantes se incluyeron en las redes de parentesco de la comunidad. Sin embargo, algunas familias no tic una permanecieron en la periferia tanto espacial como política de la comunidad y tenían recurrentes problemas con las autoridades del asentamiento y con las familias fundado­ras. En los relatos de los habitantes se observan historias sobre estos conflic­tos ocurridos en los años noventa.

Finalmente, la versión hegemónica sobre la historia menciona la muerte del pastor Aniceto León en el 2000 y el reemplazo que su hijo Leovigildo León le hace en su cargo de líder religioso de la comunidad.

3. Los grupos históricos de Macedonia

Con objeto metodológico, y teniendo en cuenta la composición étnica, es­pacial y religiosa de la comunidad (Buitrago, 2007), propongo la existencia de seis grupos de parentelas12 cuyo origen histórico es diferente. A cada uno de estos grupos lo denomino grupo histórico. Los he definido según sus carac-

10 El curaca es lma figura política que ante el Estado colombiano representa la autoridad en una comunidad indígena.

11 El resguardo es un territorio que el Estado ha asignado a un grupo indígena, de propiedad colectiva y no enajenable (Art. 329, Constitución Política de Colombia, 1991). Este territorio puede convertirse en Entidad Territorial Indígena, ETI, según las futuras disposiciones de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, que se halla en discusión. En Macedonia el resguar­do fue reconocido legalmente mediante la resolución 060 del Incora, el 21 de septiembre de 1983. Tiene 3.410 has. e incluye la parte central de la Isla de Mocagua.

12 Este concepto lo defino como un grupo de gente que se encuentra relacionada por lazos de consanguinidad y no de afinidad o alianza. Es básicamente un linaje.

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terísticas étnicas, religiosas, si son fundadores, antiguos habitantes o inmigrantes, su ubicación en los barrios y sus alianzas matrimoniales. Cada grupo histórico se compone de unos linajes con apellidos específicos. Esta clasificación me ha permitido la posterior exploración de la memoria colectiva.

El primer grupo es la parentela de los individuos de apellido León y clan grulla (Ver Tabla 1). Como evidenciaron los relatos de los habitantes, los descendientes de Antera León Benítez son considerados como los fundado­res de Macedonia, ya que no sólo fueron los primeros en asentarse en la zona actual del caserío, sino también los que se convirtieron primero a la religión evangélica y la predicaron por la región. Esta parentela tiene casi 100 perso­nas en la comunidad y la mayoría viven en el barrio Los Cocos. Desde este barrio ellos controlan buena parte de las decisiones políticas, religiosas y económicas de la comunidad. Denomino a este grupo histórico con el nom­bre de Grupo Fundador.

El segundo grupo histórico es un conjunto de parentelas ticuna que perte­nece a la mitad clánica "sin alas", afín del Grupo Fundador. Efectivamente, los clanes cascabel y arriera son los que más alianzas matrimoniales tienen con el clan grulla, el de los fundadores. Resalto que principalmente los hom­bres León reciben mujeres cascabel, de apellidos Macedo y Morán, y dan a sus hijas a los hombres arriera, de apellido Peña. Por supuesto, estas parente­las y la parentela fundadora conforman núcleos familiares, los cuales viven en el barrio Los Cocos y algunos en Monserrate . Los integrantes de este grupo histórico llegaron hace más de 30 años a la comunidad a través de estos matrimonios y fueron trayendo a sus hermanos y a otros parientes; éstos últimos se han casado con personas de los otros grupos históricos. Los Peña, los Macedo y los Morán tienen una influencia importante en el funcio­namiento de la escuela de la comunidad, son todos evangélicos y algunos de sus miembros han sido curacas y participan en el cabildo, pero no son consi­derados fundadores por la gente y ellos tampoco se reconocen como tal. A este grupo histórico lo denomino como Grupo Aliado de los fundadores .

En los relatos se mencionan las primeras familias que llegaron a vivir a la comunidad a raíz de la inundación, las cuales conforman el tercer grupo his­tórico. Estas parentelas son consideradas como las antiguas familias porque llevan 33 años en el asentamiento. Los jefes de estas parentelas fueron con­vencidos por los León para formar la comunidad y se convirtieron al evange­lio en la Isla o en Macedonia. Así, son familias exclusivamente evangélicas que se encuentran viviendo en los barrios Monserrate, San Vicente y Guayabal, barrios ticuna. Los clanes que conforman estas parentelas son garza (de ape­llido Paima), paujil (de apellido Jordán), guacamaya (de apellidos Careca y Paima), grulla (de apellido Villa) y tigre (de apellidos Ramos y Pérez). Como se ve, a excepción de las parentelas del clan tigre, las otras parentelas no pueden casarse con los fundadores porque son de su misma mitad clánica "de alas", considerados por los fundadores como "primos". Por esta razón, este grupo histórico ha hecho sus alianzas con algunos cocama, quienes viven

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con ellos, y con gente ticuna que llegó recientemente, así como con el clan tigre de su mismo grupo histórico. Estas parentelas del clan tigre tienen po­cas alianzas con la familia fundadora, aunque cabe señalar que los datos mues­tran que no hay alianzas altamente preferentes entre los ticuna de Macedonia. Este grupo histórico, que he denominado Grupo Antiguo no fundador, ha alcanzado algunos lugares de importancia en la vida política de la comuni­dad, pero sobre todo en la conformación y ejecución de las acciones y misio­nes evangélicas que el instituto bíblico y el templo organizan.

Durante los años que Macedonia fue un importante centro de curación de enfermedades y luego de la conformación del resguardo, algunas parentelas ticuna llegaron a convertirse a la fe evangélica y decidieron quedarse en la comunidad. Éstas son el grupo histórico que he nombrado como Grupo In­migrante ticuna. Se consideran evangélicos y varios miembros de este grupo participan activamente en la organización religiosa; otros son más bien aleja­dos de la Iglesia Evangélica. Algunos de los integrantes de estas parentelas se hicieron aliados de la gente yagua, con quienes viven en el barrio Interna­cional. Otros se casaron con miembros de su mismo grupo histórico y viven en el barrio Guayabal y Monserrate, junto con los que se casaron con el Gru­po Antiguo no fundador. Una parentela, los Ahue, de clan paucara, se casa­ron con personas del Grupo Aliado de los fundadores. Desde mi punto de vista, estas familias manifiestan una cierta posición periférica con respecto a los centros espaciales y políticos del asentamiento. Los apellidos representa­tivos de este grupo histórico son: Carvajal y Liberato, de clan paujil; Bastos, de clan tigre; Vela, Mosombite y Rodríguez, de clan vaca; Fonseca y Coello, de clan cascabel; y Ahue, de clan paucara (Ver Tabla 1).

El quinto grupo histórico está conformado por parentelas mayormente cocama, y algunas mestiza y yagua, que llegaron a la comunidad. en los años ochentas o noventas atraídas por la vida religiosa y por tierras de cultivo. Estas familias se casaron entre sí, aunque también hicieron alianzas matrimo­niales con gente del Grupo Antiguo no fundador. Por lo general, la mayoría viven en el barrio Internacional, a excepción de los hombres que se casaron con mujeres ticuna, puesto que viven en Guayabal o Monserrate. Las familias cocama más importantes tienen su propio espacio en el barrio Internacional. Los miembros de este grupo histórico se autodefinen como evangélicos y es interesante que algunos hayan tenido posiciones importantes de poder co­munitario. A veces, son comúnmente llamados "los peruanos" por la gente ticuna del asentamiento. Este grupo lo denomino Grupo Inmigrante No ticuna evangélico, y está conformado por apellidos cocama como Arimuya, Cahuache, Morales, por los apellidos mestizos Suárez y Becerra, y por el apellido Pérez, perteneciente a una familia yagua (Ver Tabla 1).

Finalmente, el grupo histórico más periférico de la comunidad es el cons­tituido por algunas parentelas mestizas (de apellidos Giles, Guanie y Tangariga), una cocama (de apellido Murayari), una yagua (de apellido Villalarga) y una miraña (de apellido Miraña), las cuales han tenido frecuen-

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SOCIEDAD. COMUNIDADES Y REPRESENTACIONES AMAZONIA DESDE DENTRO

Tabla 1. Grupos históricos de Macedonia

GRUPO mSTÓRICO ETNIA APELLIDOS CLAN

Grupo Fundador Ticuna León grulla Grupo Aliado de los Ticuna Macedo cascabel fundadores Morán

Peña arriera Grupo Antiguo no Ticuna Paima garza fundador Jordán paujil

Careca guacamaya Victorino Pérez tigre Ramos Villa grulla

Grupo Inmigrante Ticuna Ahue paucara ticuna Bastos tigre

Fonseca cascabel Coello Liberato paujil Carvajal Rodíguez vaca Vela Mosombite

Grupo Inmigrante No Cocama Arimuya ticuna evangélico Cahuache

Morales Arirama Pérez Barbosa Yaicate

Yagua Pérez Mestizo Suárez

Becerra Grupo Inmigrante No Cocama Murayari ticuna católico Yagua Villalarga

Mestizo Giles Guanie Tangariga

Miraña Miraña

yaurú na:yü?

arú kowa nJ?un ? ngo?

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yaurú bar? ai na :yü ?

ngun ?

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tes conflictos con las familias ticuna. Estas personas llevan menos de diez años en Macedonia, a excepción de una familia, y algunos de sus integrantes se han reconocido como católicos. Se ubican en la zona más retirada del ba­rrio Internacional y unos pocos en el barrio Guayabal. A este grupo lo he definido Grupo Inmigrante No ticuna católico. Su llegada a la comunidad no fue por motivos religiosos sino por acceso a viviendas o tierra. Los indivi­duos de este grupo se han casado sobre todo entre sí y algunos pocos lo han hecho con ticunas del Grupo Inmigrante ticuna.

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FamIlias eVdngélicas, inundación y escuela : la memoria histórica I 87 en la corr.unidad de Macedonia / Ana Isabel Buitrago G. ~

4. Contenidos centrales de la memoria histórica

A continuación desgloso algunos de los temas centrales de la verSlOr, hegemónica de la historia en Macedonia y el conjunto de significados asocia­dos a ellos. También, comento las variedades de los recuerdos dentro de los grupos históricos y divisiones sociales de la comunidad, que en algunos ca­sos producen versiones alternas u opuestas al relato principal.

4.1. Las primeras familias del asentamiento

Existe un consenso general de las personas de la comunidad en presentar a la familia León como la familia fundadora del asentamiento. Todos los grupos históricos y etnias mencionan al viejo Antera León, a su esposa Virgi­nia Macedo, y a sus hijos Antera y Aniceto, explicando que ellos vivían antes de la comunidad y que luego la fundaron como líderes evangélicos. Indivi­duos de apellido León hasta personas del grupo Inmigrante no tic una católi­co refieren esos nombres. Esta idea es una de las pocas que no varía en ninguna versión de la historia, y sólo es discutida por una familia católica del asenta­miento, quienes recalcan que el misionero evangélico Ignacio Guevara es el fundador de la comunidad.

La gente integrante del grupo Fundador, del grupo Aliado de fundado­res, y del grupo Antiguo no fundador, mencionan m.ás nombres y datos de la familia fundadora. Hablan de Vicente Macedo, ubican su casa en los mapas, nombran a los otros parientes León que vivían en la Isla de Macagua, comen­tan sobre el curaca Camelia León, entre otras informaciones. El primer gru­po así lo hace porque su memoria familiar está mezclada fuertemente con la historia comunitaria, ya que los fundadores son sus propios abuelos, padres o tíos. El segundo grupo, a partir de las alianzas matrimoniales, comparte esa misma memoria familiar y se apropia de ella, a veces en detrimento de su propia memoria de clan o linaje. El tercer grupo compartió esa misma época y espacio con la familia fundadora, y es por esto que sus recuerdos parten de la experiencia de las vivencias.

Sara León me contestó cuando le pregunté quiénes eran los más 'viejos' de la comunidad:

los Leones menos los tigres (risas) que

los Peña ellos ya ellos hace poco que llegaron acá,

primero pues los que estuviero~1 POi-

aquí en Macedonia fueron la familia León, puros Leones, Leones, Leones

El esposo de Sara es de apellido Peña y de clan arriera; sin embargo, notamos que Sara lo coloca en un grupo de origen distinto. Para todos los León, sus propios aliados no son fundadores, así algunos hayan estado junto a ellos en la fundación. Desde esta visión, el único clan que tiene derecho a posicionarse como fundador es el grulla, y Sara lo expresa claramente cuan­do habla de los tigres, tal vez refiriéndose a otra familia ticuna muy numero­sa del clan tigre, que llegó años después de la fundación.

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8S<8 I SOCIEDAD, COMUNIDADES Y REPRESENTACIONES ~ AMAZONIA DESDE DENTRO

Los individuos de más de 35 años de edad de estos tres grupos históricos mencionados nombran especialmente a los jefes de otras familias, cataloga­das como "primeras" también, y que corresponden al grupo Antiguo no fun­dador. Ricardo Careca, Luciano Paima y Guillermo Pérez son los más recordados, Es interesante que estas familias "primeras" no sean descritas como fundadoras, a pesar de iniciar la comunidad con los León, Aunque sus descendientes alegan una antigüedad igual a la famosa familia de fundado­res, ellos se describen a sí mismos con una identidad c1ánica diferente y con un rol distinto del fundador ,

Llama la atención el olvido de estas familias por parte de las generaciones recientes de los grupos históricos Fundador y Aliado de fundador. Pareciera que los que nacieron después de la fundación de la comunidad no las recuer­dan, a no ser que sean sus propios descendientes, Por supuesto, los grupos inmigrantes y los no ticuna, quienes no vivieron los principios de la comuni­dad, no saben quiénes eran esas familias y no las refieren en sus relatos, como sí lo hacen con la familia fundadora, La excepción es la familia Giles, quienes a pesar de ser mestizos y vivir recientemente en Macedonia, conocen algunas de las "primeras" familias, ya que compartieron con ellas muchos años en la Isla de Macagua, y las vieron salir de allí hacia el nuevo asenta­miento evangélico,

4.2. La inundación de la Isla de Mocagua

Este episodio es muy mencionado en las versiones aceptadas de la histo­ria de la comunidad, y los grupos históricos Fundador, Aliado de fundado­res, y Antiguo no fundador, siempre lo describen como un evento secundario a la evangelización, que impulsó la reunión de la gente en Macedonia , Leovigildo León relata:

entonces en el setenta y dos viene una inundación grande,

entonces todos los convertidos al señor Jesús en la isla

ya comenzaron a pensar en un terreno, en una tierra, entonces hablamos con mi abuelo

y él dijo bueno: -esa tierra fue cogido con una finalidad, para que mis hijos vivan,

y también para que de pronto en un momento dado se llegué a

nacer un pueblo,

pa que se le haga, que no va a haber ningún problema-,

entonces por esa razón principalmente por el evangelio y segundo lugar por el invierno es que se vinieron la gente

A pesar de la repetición y transmisión de este episodio, las generaciones jóvenes de esos grupos históricos no hablan de la isla y su inundación; más bien, ellos parecen olvidar ese factor y realzan lo evangélico, Sólo la genera­ción mayor que vivió en la isla recalca la importancia de este suceso, La profun­didad de los detalles de este hecho es directamente proporcional a la edad del entrevistado de estos grupos, Los más viejos cuentan aún con emoción y triste-

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Familias evangélicas, inundación y escuela: la memoria histórica I 89 en la comunidad de Macedonia / Ana Isabel Buitrago G. ~

za la pérdida de los cultivos, pero sus hijos mencionan apenas el evento y los nietos no lo conocen. Además, las parejas jóvenes ni siquiera dibujan en el mapa la Isla de Macagua, tal vez porque nunca han vivido ni cultivado allí.

Los grupos de inmigrantes y católicos nunca se refieren a la inundación, no sólo porque llegaron muchos años después, ya que sí hablan de la evan­gelización ocurrida en esa época, sino porque no les fue comunicada por los otros grupos históricos. Este aspecto me parece interesante para observar las dinámicas de la memoria colectiva sobre la historia . Según Baumeister y Hastings (1998: 325-326), a veces los grupos sociales realizan un tipo de "distorsión" de las vivencias del pasado por medio de la manipulación de las múltiples causas de un evento. En algunas ocasiones, la memoria colec­tiva resalta una causa e ignora las demás, con el objetivo de manifestar una imagen acorde a los intereses. Por ejemplo, es probable que la reunión en comunidad se haya producido tanto por la inundación como por la religión; inclusive, algunas versiones de grupos no fundadores ubican la evangeliza­ción después del agrupamiento inicial de familias . Muchas de las historias de las comunidades ticuna del río Amazonas colombiano hacen referencia a los inviernos que azotaban los cultivos y a la necesidad de trasladarse a terrenos altos; es el caso de la antigua comunidad de Cocharredonda y de Boyahuazú, que fueron reubicadas (Montes, 2002: 99-101) . De esta última comunidad vinieron los primeros pobladores del asentamiento de Macedo­nia, Vicente y Laureana, tal vez no sólo buscando tortugas sino tierra firme para establecerse. En todo caso, los León siempre enfatizan en la causa evangélica y dejan en segundo lugar u omiten la circunstancia ambiental cuando narran y transmiten la historia comunitaria en el colegio o a sus propios hijos, lo que demuestra su interés por imponer una visión histórica evangélica al origen de la comunidad. Por esto, ni las nuevas generaciones ni los otros grupos históricos mencionan o conocen la inundación ocurrida.

4.3. La evangelización

Cuando se rememora el pasado de Macedonia, todos hablan de pastores blancos, de cultos evangélicos y de curaciones milagrosas. La gente nombra a Ignacio Guevara, Benur Agudelo, Antonio Tangariga y César. Dicen que ellos venían de Bogotá, de Medellín y de Estados Unidos, trayendo "la palabra del Señor". Los jóvenes y niños repiten los nombres que sus padres y profe­sores han mencionado. En especial, los ancianos de los grupos históricos fun­dadores y antiguos relataron sus experiencias personales con estos pastores y describieron varios detalles de la predicación en la Isla de Macagua y de los cultos realizados en El Vergel. Camelia León narró:

porque vino unos misioneros pues que vinieron de

afuera del interior,

él ya comenzó a dar del evangelio, la palabra del señor pues era muy

buena, ahí encontraron unos cambios de vida

y entonces,

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900 I SOCIE[)AD, COMUNIDADES y REPRESENTACIONES ~ AMAZONIA DESDE DENTRO

se llamó el hermano Benur Agudelo,

él fue que trajo primero el evangelio, palabra del señor,

yen tanto mi papá primeramente pues

se convirtió y después

él andó por allá predicando a la gente, entonces unos se vinieron a a escuchar la palabra del, se arrepintieron algunos y creyeron en la palabra del señor y por

eso vinieron aquí a vivir

El primer ticuna convertido es una referencia importante en las narracio­nes de todos los grupos étnicos, religiosos, históricos, de edades y de géne­ro. Antero "el viejo", como se refieren a Antero León Benítez, es ubicado como la persona que se acogió por primera vez a la nueva religión e invitó a los demás a convertirse. No sólo es el primer habitante, es el primer conver­tido. Sin embargo, los personajes más destacados son sus hijos Antero y Aniceto13, ya que siempre se habla de los estudios bíblicos que realizaron y las predicaciones que hicieron en varios asentamientos de la triple frontera.

Los León y sus aliados expresan la historia de la enfermedad de Virginia Macedo, las antiguas creencias de Antero "el viejo", el orden de conversio­nes de sus hijos Cornelio, Albertina, Antero, Aniceto e Inés, entre otros epi­sodios. Me parece especial que varias personas del grupo Antiguo no fundador refieren en sus trayectorias vitales experiencias de curación y con­versión a través del "tío Antero" o "el pastor Aniceto". Los grupos inm.igrantes y recientes sólo cuentan que a la comunidad llegó un pastor evangélico y que la familia León adoptó la religión y se volvieron pastores. Estos grupos pare­cieran repetir de una manera más simple la versión histórica de los fundadores.

Es interesante que en la reconstrucción de la evangelización y los primeros tiempos de la comunidad, los individuos anhelen el retorno al estado espiri­tual de esa época. Generalmente, lo comparan con el presente comunitario, valorado como una etapa donde "se ha perdido el temor de Dios". Expresan su admiración por el periodo cuando las personas eran verdaderas creyentes, ayunando, orando y curando enfermos que venían de toda la región. Inclusive los cocama y mestizos resaltan esas épocas, ya que ese movimiento religioso fue una de las causas de su traslado a Macedonia. Existe entonces añoranza por un pasado evangélico tal vez muy idealizado en la totalidad de la comuni­dad. Por lo general, las memorias colectivas tienen esta función global de cons­truir una imagen positiva del pasado del grupo, produciendo nostalgia a la vez (Páez et aL, 1998: 184; Marqués et aL, 1998: 295).

Existen diferentes versiones en torno al origen del nombre de la comuni­dad. Considero que las personas de mayor edad y que vivieron como adul­tos la fundación alegan que el nombre fue dado por cuestiones bíblicas. La

13 Es interesante que una pareja de hermanos del mismo clan sean los fundadores, así como lo es en Cushillococha (Goulard, 1994: 414), y similar al mito creador de la humanidad por parte de los dos héroes míticos Yoí e [pi.

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Familias evangélicas, inundación y escuela: la memoria histórica I 91 en la comunidad de Macedonia / Ana Isabel Buitrago G. ~

idea era asimilarse a una comunidad cristiana primitiva como la antigua Ma­cedonia. Unos dicen que el nombre fue escogido por el pastor "blanco", Ig­nacio Guevara, aunque también hay referencia a otros "blancos". Por el contrario, algunos explican que el nombre fue elegido directamente por Antero y Aniceto. Una versión distinta, pero combinada con la anterior en muchas narraciones, se presenta en los relatos de los jóvenes de las familias fundado­ras y sus aliadas, y de las familias de inmigrantes. Cuentan que el nombre Macedonia se obtuvo del apellido de Virginia, la mamá de Antero y Aniceto. Su esposo y sus hijos entonces eligieron el apellido Macedo y lo modificaron para que funcionara como el nombre de una comunidad.

La memoria del proceso colectivo de evangelización tiene una base fuerte en la propia conversión individual. Las personas suelen comparar sus expe­riencias religiosas con las de los otros, e inclusive éstas pueden ser resultado del análisis personal sobre lo que sucede a los demás, sean familiares, líderes o profetas. La conversión evangélica es uno de los episodios más comunica­dos en la narrativa personal. En la memoria histórica observo que la evange­lización también es decisiva en el recuerdo del pasado comunitario. Pennebaker y Basanick (1998: 32) afirmaban que las razones de recordación de un suceso son las mismas para la memoria individual y para la memoria colectiva en un grupo dado. Aunque no es un asunto automático y simple, en el campo de la religión las escatologías y cosmovisiones se manifiestan en las dos dimensio­nes de la memoria, individual y colectiva, definiendo la relevancia o irrelevancia de hechos del pasado, ya que proveen medios de interpretación personal y comunitaria. En el caso de Macedonia, la centralidad de las cura­ciones y los primeros cultos evangélicos en las concepciones temporales y escatológicas determina el impacto de estos eventos y rituales en la memoria a largo plazo, tanto en las reflexiones sobre el pasado personal, manifestadas en las entrevistas, como en las representaciones históricas del asentamiento, presentes en discursos públicos.

La cuestión de la memoria religiosa en Macedonia permite comprender otras dinámicas de las memorias colectivas. Según Baumeister y Hastings (1998: 321), la adopción de nuevas creencias en un grupo puede generar es­trategias y mecanismos de "auto-engaño" en la memoria colectiva. Aunque cabe aquí una discusión sobre el concepto de verdad histórica desde una mirada antropológica, me limito a considerar que más bien los giros religio­sos necesitan nuevas interpretaciones del pasado para construir una verdad en el presente. A través de la omisión selectiva de hechos, la memoria colec­tiva consigue acomodar los nuevos valores y eliminar del registro ciertas acciones "malas" (ibíd.: 322), aunque por supuesto también se utilizan otras estrategias. La omisión selectiva de las memorias que se convierten en pode­rosas y hegemónicas logra definir el olvido en la memoria histórica. Por ejem­plo, explorando las historias personales y familiares descubrí algunas breves y parcas referencias a la muerte de seres queridos en plena época de "sanaciones milagrosas". Aunque puede ser muy difícil olvidar un miembro de la memoria doméstica, e inclusive de la genealógica, en las narraciones

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9"2 I SOCIEDAD, COM UNIDADES Y REPRESENTACION ES ~ AMA ZONIA DESDE DENTRO

históricas de la comunidad estas muertes se omiten por el interés de reafir­mar el ambiente milagroso y espiritual del pasado. Así, los sanados y cura­dos permanecen en la memoria histórica, inclusive si no son familiares y vecinos, mientras que los no curados son ensombrecidos y olvidados lenta­mente. Aquí hay un ejemplo en las palabras de Ramón Arimuya:

venían enfermos, enfermos

y al llegar aquí pues se sanaban,

ellos de los hospitales salían desahuciados,

llegaban aquí a Macedonia y eran sanados,

hablan sobre la obra, sobre el bien de Jesucristo, que él sanaba a los enfermos,

y esa fe profesaba la gente que iba a adherirse a las creencias,

yeso se iba haciendo realidad cada vez,

eran sanados por la gente que se regía a través de la palabra,

por ejemplo eh, en el libro de San Juan,

de Mateo,

los cuatro evangelios que hablan, la gente que llegaba enfermo se regresaban sanos y ellos iban llevando la noticia, de Macedonia que es un pueblo cristiano y la gente que los enfermos se sanan, una gente iba haciendo

la propaganda,

eso era así

Como vemos, también la exageración y "embellecimiento" de los hechos permite manipular el recuerdo del pasado (Baumeister y Hastings, 1998: 324). Es curioso que casi todas las narraciones sobre las "sanidades" hablen de enfermedades que tienen síntomas físicos muy similares a los referidos en las historias bíblicas de los evangelios. Por ejemplo, al hablar de las curaciones de Aniceto, Leovigildo me dijo: "me acuerdo que había un enfermo que esta­ba así pelándose a los pieles, yo no sé la enfermedad esa qué será pues". Mario me contó sobre otro hombre enfermo que "se sanaba un poquito pero cuando cogía contra, volvía y se pelaba el cuerpo". Se observan semejanzas con la lepra, enfermedad recurrente en las curaciones que Jesús hacía. Otras historias refieren síntomas de epilepsia, de sordera, de ceguera y de paráli­sis, todas presentes en la Biblia. Sin afirmar una invención, existe una recrea­ción de los "milagros" ocurridos por medio del conocimiento estético y narrativo acumulado en estos años de contacto con los pastores evangélicos y la Biblia. En los relatos sobre la historia de la comunidad se pueden encon­trar narraciones fantásticas sobre el acercamiento a Dios y las actividades curativas de la fe. Sin embargo, debo aclarar que la estética atraviesa todos los campos de la vida social, y que no debemos analizarla como una cuestión de forma. En realidad, tanto las historias de conversión como otras historias de la vida personal evidenciaron un arreglo estético ligado profundamente a los valores morales y a los significados a recordar. Puesto que la memoria tiene por constituyentes al lenguaje y a la estética, se puede esperar que la manipulación del relato sea útil en la transformación del recuerdo, para lo­grar una determinada imagen del pasado.

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Familias evangélicas, inundación y escuela: la memoria histórica I 93 en la comunidad de Macedonia / Ana Isabel Buitrago G. ~

4.4. El conflicto con los "curas" y el "gobierno"

Entre las historias más tratadas en las narraciones sobre el pasado de Macedonia se encuentran la oposición que los sacerdotes católicos le hicieron a la comunidad en sus principios y la inicial resistencia del "gobierno" para aceptar la nueva aldea. Estas ideas abundan en los relatos de personas evan­gélicas, quienes son mayoría en la comunidad. Ellas resaltan el supuesto mal trato que obtuvieron de la Iglesia católica, describiendo que ellos querían retirar toda la ayuda que antes habían prestado a las familias dispersas en la Isla de Macagua.

Probablemente cuando los primeros habitantes del asentamiento intenta­ban construir un nuevo poblado, al lado de una aldea católica llamada Macagua, debieron enfrentarse con las críticas de los sacerdotes y también de los católicos en general. La 'pura invención en la memoria colectiva es descartada por varios teóricos (Baumeister y Hastings, 1998: 323), así que hechos históricos debieron suceder para la rememoración de estos conflictos. Sin embargo, las interpretaciones individuales y colectivas pueden variar sobre lo sucedido con la Iglesia católica. De manera interesante, encontré que en algunas historias personales y familiares, los sacerdotes y los católicos apare­cen como personajes diversos: algunos son retratados tomo "buenos", otros como "malos", y en todo caso varía la relación que se tiene con ellos. Enton­ces, ¿por qué en la memoria histórica de la comunidad quedan tan negativa­mente ubicados de manera unívoca?

Plantearé dos explicaciones posibles que están relacionadas. La primera atañe a la fabricación de una memoria histórica en el lapso de más de treinta años de vida en comunidad. En efecto, las memorias históricas están en per­manente dinámica y, como afirmé antes, tienen varias estrategias para obte­ner del pasado una versión hegemónica. Con el transcurrir de los años, y en defensa de la religión evangélica para la consolidación de la comunidad, los sacerdotes fueron enemizados, es decir, convertidos en figuras enemigas al orden establecido. Con la fundación del instituto evangélico y la promoción de la educación bíblica para producir líderes que viajaran a otras comunida­des, la oposición entre la Iglesia evangélica y la católica debió pesar en los significados históricos. El retrato de los incidentes que ocurrieron en los ini­cios del poblado fue entonces analizado bajo la luz de los eventos posteriores que fortalecieron lo evangélico, y entonces dibujado como una historia de victoria.

Baumeister y Hastings (1998: 331) señalan que uno de los mecanismos más frecuentes de construcción de la memoria colectiva es centrarse en lo negati­vo de los actos, reales o presumibles, de los adversarios políticos o religio­sos. Es evidente que en Macedonia no tuvieron en cuenta las experiencias positivas con sus adversarios cuando narraron la historia del asentamiento, por las razones antes comentadas. Por ejemplo, aunque algunos sacerdotes eran amigos de la familia León, y otros apoyaron la escuela, Albertina León cuenta:

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9.114 I SOCIEDAD, COMUNIDADES Y REPRESENTACION ES ~ AMAZON IA DESDE DENTRO

el cura una araña se volvía,

ay, - no, no, no, no, no, yo no quiero

nada del evangelio -, que mira que esto,

que no se qué, - ahora les dejo a ustedes,

mejor dicho era enemigo con mi papá, van a abandonar, el gobierno ya no les va acordar de nada,

de donaciones, de ayudas y de nada -,

y bueno así

La segunda explicación radica en el análisis de los conflictos recientes que han tenido evangélicos y católicos en la comunidad. En algunas temporadas de campo percibí la tensión de la ' convivencia de estos dos grupos religiosos en Macedonia. También, en las narraciones históricas de los evangélicos se mencionaron algunos incidentes menores, y en menor medida otros inciden­tes más graves, con los católicos. Debido a la quema de la antigua casa comu­nal, la vuelta al catolicismo de unas familias mestizas, la realización de seis matrimonios católicos dentro de la comunidad, la formación de dos catequis­tas, y la entrada no autorizada de un sacerdote, los enfrentamientos entre católicos y evangélicos se intensificaron. Todos estos sucesos han ocurrido en menos de seis años, y es probable que este presente afecte fuertemente las representaciones de la historia comunitaria, ya que una función de la memo­ria colectiva es la reconstrucción del pasado según las necesidades e intereses actuales del grupo (Páez et aL, 1998: 184).

Cabe aclarar que la disputa religiosa en Macedonia está compuesta no sólo de moralidades distintas, sino también de intereses políticos, étnicos y económicos. Así, la legitimación de lo evangélico atraviesa otros campos de la vida social y de la memoria histórica. Corno se observa en las narraciones, las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado colombiano de aquella épo­ca implicaban la superposición de varios procesos religiosos y políticos. La gente temía que la "persecución a los evangelistas" afectara a la naciente aldea. Los deseos de tener escuela y otros recursos estatales se podían des­vanecer. Pero finalmente fueron apoyados, tanto por la Iglesia católica corno por el Estado. Sin embargo, en las narraciones históricas la institución católi­ca es el enemigo pasado y actual, mientras que el Estado es referido corno un opositor pasajero, y su posterior ayuda es destacada. Seguramente, no hay un interés por enemizar al Estado ya que actualmente no tienen problemas con él y, por el contrario, reciben las transferencias correspondientes al res­guardo, la educación primaria y secundaria, y el servicio de un puesto de salud. Así, independientemente de los problemas individuales o familiares con funcionarios estatales o con el hospital de Leticia, o de las diversas rela­ciones que la comunidad tiene con las instituciones externas, a nivel general ellos defienden una imagen positiva de la historia con el Estado colombiano.

4.5. La fundación de la escuela

Es interesante que las experiencias personales en la escuela son muy re­cordadas por varios habitantes de Macedonia. Uno de los eventos comunita-

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Familias evangélicas, inundación y escuela : la memoria histórica I 95 en la comunidad de Macedonia / Ana Isabel Buitraga G.

rios que más atraviesa las historias individuales es la fundación de la escuela con Antero León. Las personas refieren los nombres de otros profesores también, y subrayan la iniciativa de los adultos por obtener una educación no católica. Las familias fundadoras y antiguas de la comunidad relacionan la conformación de la comunidad con el inicio autónomo de una escuela prima­ria evangélica. Todas ellas cuentan que la necesidad de educación organizó a los padres de familia para reunir los recursos y pagarle a Antero como profe­sor de sus hijos.

La escuela cambió de lugar años después y se fue componiendo de nuevas construcciones en madera y en cemento, que sirvieron para albergar más niños. También obtuvo el nombre de Francisco de Orellana. Pero sobre estas transformaciones y nominación no escuché nada, excepto en las entrevistas a los profesores ticuna, quienes las recuerdan muy bien y las incorporan a su pasado personal. Tal vez el interés por relacionar los episodios comunitarios a la historia evangélica suscita una omisión de otros eventos que no parecen tener origen en el movimiento religioso. En efecto, la fundación de la escuela es retratada como producto de la fe y la lucha por defender la nueva opción espiritual, a pesar de las críticas y de los "enemigos" católicos. Así, este epi­sodio es un elemento más del enfrentamiento religioso, y por ello es destaca­do también.

En Macedonia la escuela tiene quince profesores en total. De ellos, trece son ticuna, uno es uitoto y otra es miraña. La dirección del colegio está a cargo de un ticuna y la ausencia de profesores cocama, yagua o mestizos demuestra el control que los tic una hacen de la educación formal. Aunque la comunidad es multiétnica, algunos aspectos de la jerarquía social funcionan como en comuni­dades ticuna: un clan y sus aliados tienen la autoridad política y religiosa. Los aliados frecuentemente son otros clanes, pero algunos son mestizos o cocamas. Sin embargo, éstos no tienen ninguna influencia en el campo educativo; el con­trol de los ticuna es casi total. Es comprensible que el interés histórico de los grupos no ticuna descuide los asuntos de la escuela, puesto que es un ámbito donde se refuerzan las relaciones de poder que los han ignorado.

Así, los grupos inmigrantes y católicos poco mencionan esta historia del colegio, y sus concepciones sobre la educación en Macedonia se relacionan con el papel del Estado en las comunidades indígenas. Hablan del "gobier­no" y lo señalan como el promotor de lo que denominan "civilización", tér­mino que incluye la escuela. Aunque la memoria colectiva de los grupos centrales pretenda resaltar la fundación del colegio con un objetivo de predi­cación religiosa y autoridad ticuna, los grupos periféricos defienden su pro­pia visión histórica y omiten este episodio.

5. Reflexiones finales

Comprender mejor la construcción y dinámica de los pensamientos histó­ricos del conjunto de personas que viven en el asentamiento de Macedonia,

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9 h6 I SOCI EDAD, COMUNIDAD ES Y REPRESENTACION ES ~ AMAZONIA DESDE DENTRO

implica reconocer las diferencias entre ellas. La comunidad, si bien es un grupo social, es decir, un grupo de gente que tiene relaciones sociales entre sí, está compuesta de otras categorías de grupos, que promueven una identi­dad específica y un sentido histórico determinado. En Macedonia, es notable la autodelimitación de grupos étnicos, religiosos e históricos, relacionados con los barrios existentes. Las personas diariamente piensan y usan palabras tales como tic una, cocama, mestizo, yagua, evangélico, católico, fundadores, "primeras familias", peruanos, "la gente que vino después", "los de la loma", etc., que definen para todos unas visiones clasificatorias de la gente, las cua­les se ponen en juego en las relaciones cotidianas. Por supuesto, estos grupos no son socialmente independientes sino que más bien realizan una vida social compartida a través de las alianzas matrimoniales, la vecindad, el parentes­co, las asociaciones laborales, los deportes, las ceremonias religiosas, etc., constituyendo un grupo social más amplio que ellos llaman comunidad.

En el juego de poder para definir una memoria histórica, las memorias co­lectivas de los grupos religiosos se ubican en una jerarquía. Desde mi punto de vista, el auténtico enfrentamiento existe entre el colectivo mayoritarió de evan­gélicos y el colectivo minoritario de católicos. A pesar del olvido de la historia cocama o mestiza, muchos no ticuna son evangélicos y comparten una historia de curaciones y migración religiosa. Como me decían algunos fundadores, la comunidad es de varias etnias y debe seguir multiétnica, pero "el problema son los que no quieren aceptar el evangelio". El grupo mayoritario quiere re­cordar algunos episodios del pasado, el otro quiere olvidarlos y rememorar unos distintos. Es el grupo de católicos el que realmente construye una versión de la historia que, aunque aprueba algunos temas de la memoria hegemónica, pretende interpretar el pasado de una manera diferente.

Por supuesto, las diferencias religiosas se manifiestan en los ámbitos más cotidianos. Inclusive, la definición del católico dada por un evangélico trata sobre elementos morales de la vida doméstica, tales como no tomar, no fu­mar, no maltratar a la esposa, no pelear con los vecinos, no acudir a los bru­jos, etc. Realmente, en Macedonia los ideales de una vida bien llevada son opuestos a las concepciones que tienen de las prácticas de los católicos, aun­que éstos acusen a los evangélicos de actos más "inmorales".

Quiero subrayar el elemento de parentesco presente en esta división de la comunidad en dos grupos religiosos. Es interesante notar que los evan­gélicos están unidos por múltiples lazos de consanguinidad y afinidad, in­clusive algunas familias mestizas y cocama que se casaron con ticunas. Las familias católicas constituyen casi una isla en el mapa genealógico de la comunidad, sólo hay un matrimonio que los une al grupo mayoritario, y que además es bastante conflictivo en la comunidad. Cuando alguien me dijo que "todos somos parientes", verdaderamente me refería una realidad de los ticuna y de los evangélicos en Macedonia. Puede que la idea de con­sanguinidad evangélica, es decir, la creencia de ser hijos de Dios y herma­nos en la fe, no esté lejos de la consanguinidad real entre el grupo religioso.

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Familias evangélicas, inundación y escuela: la memo ria histórica I 97 en la comunidad de Macedonia / Ana Isabel Buitrago G. ~

Además, este parentesco queda manifestado en los territorios sociales que, a mi modo de ver, existen en los barrios del asentamiento. Los grupos de vecindad son parientes y comparten una religión, por eso los católicos tam­bién se encuentran aislados en una zona del barrio Internacional. La mino­ría católica es vista como" otra gente", no porque no sean ticunas, sino porque no practican la fraternidad ni la moralidad que los evangélicos de Macedonia defienden. Son concebidos como la diferencia por excelencia, por encima de las distinciones étnicas, las cuales sí pueden ser limadas en algunos espacios, a diferencia de las religiosas.

Considero que en sus inicios, Macedonia era una parentela dominada por la mitad clánica "de alas", puesto que el clan fundador es de esa mitad. Goulard (1994: 369-370) afirmaba que la mitad clánica del líder político domina la unidad residencial. En Macedonia, los León, de clan grulla, agruparon a su alrededor familias garza, paujil, guacamaya y tigre, de una mayoría de su mitad, generando luego unas alianzas matrimoniales en otros asentamientos. La hegemonía de las versiones históricas se manifiesta con mayor fuerza en esos clanes parientes que representan al grupo histórico Antiguo no funda­dor. Ellos, considerados no fundadores, son receptores y, a la vez, emisores de la historia evangélica. Tienen gran conocimiento del pasado de la comuni­dad por la mayor diversidad de historias vividas y experiencias personales mezcladas al origen de la comunidad, comparados con los grupos inmigrantes.

En la década de los ochenta, el asentamiento incluyó personas no rela­cionadas por lazos de parentesco o afinidad, seguramente no sólo por el desarrollo de la labor evangélica, como cuentan todos, sino también por la escuela y la posibilidad de tierra con el nuevo resguardo. Éste, olvidado de las historias, pudo generar un movimiento de población en la búsqueda de estabilidad económica. En todo caso, los tic una se aliaron con algunos de los nuevos habitantes. Años después, las transferencias y otros servicios estatales fueron un aliciente mayor para el crecimiento demográfico, que reforzó la transformación de la comunidad de una gran parentela a un con­junto de grupos étnicos y religiosos. Así, los juegos de poder entre los clanes se complicaron con una nueva lucha política y religiosa con las otras etnias y con los católicos.

Similar a Cushillococha (Goulard, 1994: 413), una comunidad ticuna evan­gélica en territorio peruano, Macedonia, ubicó su jerarquía y su negociación histórica en su clan fundador que posee un barrio, Los Cocos, y que maneja la autoridad religiosa y educativa en el asentamiento, acumulando posiciones de estatus. Igual a esta comunidad mencionada (ibíd.: 414), Macedonia se originó en una opción religiosa y los fundadores siempre se asocian a ella, tanto como el catolicismo es reprimido. Esto invita a continuar una investiga­ción de las memorias colectivas y de las memorias históricas en otras comuni­dades ticuna, puesto que las comparaciones en las representaciones del pasado pueden arrojar luz sobre elementos comunes culturales de los asentamientos ticunas y sus proyecciones futuras.

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981< I SOCIEDAD, COM UNIDAD ES Y REPR ESENTACIONES ~ AMAZON IA DESDE DENTRO

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