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Pars, 1787. Charles Georges Thomas Garnier comienza a dar a la luz una de los mayores empe- æos editoriales del Siglo de las Luces en Francia: la coleccin Voyages imaginaires, songes, visions et romans cabalistiques. Entre ese aæo y 1789 aparecen agrupados en 36 volœmenes en octavo 74 textos diferentes, muchos de los cuales resul- taban y resultan aœn hoy de difcil localizacin y acceso por otras vas, figurando entre ellos (al margen de obras de corte estrictamente literario o relatos de viajes reales) utopas, alegoras, via- jes imaginarios, relatos de naufragios apcrifos, anticipaciones cientficas, etcØtera. En total, un singular cajn de sastre que en algœn momento fue calificado como la mÆs extraordinaria enciclo- pedia des inventions qui peuvent passer par la tŒte des hommes [Chinard, 1913: 408]. MÆs recientemente: pot-pourri, compendium, mØlan- ge, bric--brac, fourre-tout; est un peu tout cela, et aussi mine et trØsor [Gaillard, 1980:11]. La coleccin de Garnier, de cuya aparicin dar- an puntual cuenta el Journal de la Librairie y el Mercure de France, es algo mÆs que una exitosa entreprise de librairie, como se afirma a veces. Aunque no falta el espritu comercial. De hecho, el pie de imprenta da a entender que la obra se publica en Amsterdam, y que se encuentra en depsito en Pars, donde haba de ser adquirida. Un recurso no demasiado original para dotar a los volœmenes que aparecen a un ritmo regular de un cierto aire de clandestinidad que los hicieran mÆs atractivos para los posibles lectores. Este hombre de leyes, erudito y periodista de cierto renombre (colabora en el propio Mercure bajo seudnimo de mujer), traductor, que adquiri experiencia edito- rial tras participar con anterioridad en la publica- cin de los 41 volœmenes del Cabinet de fØes y quizÆs tambiØn en la BibliothLque universelle des romans, va mÆs allÆ de la mera compilacin. Selecciona los textos, los adapta a veces (sin demasiados escrœpulos en cuanto a la fidelidad respecto al original, una prÆctica habitual en el siglo dieciocho, como es sabido), encarga las tra- ducciones de las obras en otros idiomas...; pero, sobre todo, consigue dotar al conjunto de unidad lgica (tambiØn cronolgica) segœn un plan, una clasificacin general ajustada a unos principios que quedan de manifiesto en la Advertencia al pri- mer tomo y en las introducciones a cada una de las obras o al menos cada seccin de las que arti- culan la publicacin. El total de la coleccin se organiza en tres cla- ses o apartados. Los dos œltimos, Songes et visions (volœmenes XXXI-XXXII) y Romans caba- Facttum 19 u T O P ˝ A , V I A J E R E A L Y V I A J E S I M A G I N A R I O S E N V ˝ S P E R A S D E L A R E V O L U C I N F R A N C E S A Jacinto de Vega Domnguez L·Histoire nous peint les hommes tels qu·ils ont ØtØ ou tels qu·ils sont; les romans nous les peignent tels qu·ils devroient Œtre; le voyageur dØcrit les terres qu·il a parcourues, fait le rØcit de ses dØcouvertes, et raconte ce qui lui est arrivØ chez des peuples jusqu·alors inconnus et dont il nous transmet les moeurs et les usages. Mais le philosophe a une autre maniLre de voyager, sans autre guide que son imagination; il se trans- porte dans des mondes nouveaux, oø il recueille des observa- tions qui ne sont ni moins intØressantes ni moins prØcieuses. Suivons-le dans ses courses et soyons assurØs de rapporter autant de fruit de nos voyages que si nous avions fait le tour du monde. Voyages imaginaires, songes, visions et romans cabalistiques, I, Avertissement de l·editeur, Ch. G. T. Garnier, 1787

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París, 1787. Charles Georges Thomas Garniercomienza a dar a la luz una de los mayores empe-ños editoriales del Siglo de las Luces en Francia:la colección Voyages imaginaires, songes, visionset romans cabalistiques. Entre ese año y 1789aparecen agrupados en 36 volúmenes en octavo74 textos diferentes, muchos de los cuales resul-taban �y resultan aún hoy� de difícil localizacióny acceso por otras vías, figurando entre ellos (almargen de obras de corte estrictamente literarioo relatos de viajes reales) utopías, alegorías, via-jes imaginarios, relatos de naufragios apócrifos,anticipaciones científicas, etcétera. En total, unsingular cajón de sastre que en algún momentofue calificado como la más extraordinaria enciclo-pedia �des inventions qui peuvent passer par latête des hommes� [Chinard, 1913: 408]. Másrecientemente: �pot-pourri, compendium, mélan-ge, bric-à-brac, fourre-tout; est un peu tout cela,et aussi mine et trésor� [Gaillard, 1980:11].

La colección de Garnier, de cuya aparición darí-an puntual cuenta el Journal de la Librairie y elMercure de France, es algo más que una exitosa�entreprise de librairie�, como se afirma a veces.Aunque no falta el espíritu �comercial�. De hecho,el pie de imprenta da a entender que la obra sepublica en Amsterdam, y que se encuentra �endepósito� en París, donde había de ser adquirida.Un recurso no demasiado original para dotar a losvolúmenes que aparecen a un ritmo regular de uncierto aire de clandestinidad que los hicieran másatractivos para los posibles lectores. Este hombrede leyes, erudito y periodista de cierto renombre(colabora en el propio Mercure bajo seudónimo demujer), traductor, que adquirió experiencia edito-rial tras participar con anterioridad en la publica-ción de los 41 volúmenes del Cabinet de fées yquizás también en la Bibliothèque universelle desromans, va más allá de la mera compilación.Selecciona los textos, los adapta a veces (sindemasiados escrúpulos en cuanto a la fidelidadrespecto al original, una práctica habitual en elsiglo dieciocho, como es sabido), encarga las tra-ducciones de las obras en otros idiomas...; pero,sobre todo, consigue dotar al conjunto de unidadlógica (también cronológica) según un plan, unaclasificación general ajustada a unos principiosque quedan de manifiesto en la Advertencia al pri-mer tomo y en las introducciones a cada una delas obras o al menos cada sección de las que arti-culan la publicación.

El total de la colección se organiza en tres �cla-ses� o apartados. Los dos últimos, �Songes etvisions� (volúmenes XXXI-XXXII) y �Romans caba-

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uTOPÍA, VIAJE REAL Y VIAJES IMAGINARIOS EN VÍSPERAS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

Jacinto de Vega Domínguez

�L´Histoire nous peint les hommes tels qu´ils ont été ou telsqu´ils sont; les romans nous les peignent tels qu´ils devroient

être; le voyageur décrit les terres qu´il a parcourues, fait le récitde ses découvertes, et raconte ce qui lui est arrivé chez des

peuples jusqu´alors inconnus et dont il nous transmet lesmoeurs et les usages. Mais le philosophe a une autre manièrede voyager, sans autre guide que son imagination; il se trans-porte dans des mondes nouveaux, où il recueille des observa-tions qui ne sont ni moins intéressantes ni moins précieuses.Suivons-le dans ses courses et soyons assurés de rapporter

autant de fruit de nos voyages que si nous avions fait le tour dumonde.�

Voyages imaginaires, songes, visions et romans cabalistiques, I,�Avertissement de l´editeur�, Ch. G. T. Garnier, 1787

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listiques� (volúmenes XXXIII-XXXVI) podría decir-se que son tanto cualitativa como cuantitativa-mente secundarios en relación al contenido gene-ral y sin relación aparente con la utopía y los via-jes imaginarios. Textos que podrían quedar inclui-dos, de forma más o menos anacrónica, dentrodel género de la literatura fantástica, entendidaésta en su más amplia acepción. Aquí se encuen-tran las Metamorfosis de Apuleyo, Le diableamoureux de Cazotte, L´Enchanteur Faustus, deHamilton, Les entretiens sur les sciences secrètes,de Montfaucon de Villars... La primera �clase�, lade los �Voyages imaginaires�, treinta primerosvolúmenes, se estructura a su vez en cuatro �divi-siones�: �Voyages imaginaires romanesques� (I-XII), �Merveilleux� (XIII-XXV), �Allégoriques�(XXVI-XXVII), y �Amusants, comiques et critiques�(XXVIII-XXX). Los viajes alegóricos incluyen textoscomo Le voyage merveilleux du PrinceFanféréndin dans la Romancie, de Bougeant, Levoyage de la Raison en Europe, de Caraccioli, L´îlede la félicitè, de la célebre Madame d´Aulnoy,L´île enchantée, a partir de un episodio de OsLuisiadas... En cuanto a los viajes cómicos y críti-cos, en los que se conjuga a veces la prosa con elverso, encontramos el que podría ser el prototipode este subgénero: Le voyage de Chapelle etBachaumont. Se trata de viajes literarios �realis-tas� entre los que destaca, sin duda, el Voyagesentimental en France, de Laurence Sterne (1713-1768), que supone una verdadera excepción en eltedioso discurrir de la producción novelística delReino Unido en la primera mitad del siglo XVIII yal que se ha llegado a denominar �el James Joycede su centuria�.

Todos los textos �utópicos�, por más queGarnier no emplee en ninguna ocasión el término,quedan reunidos en las dos primeras divisionesde esta primera clase, y en particular en la pri-mera, según un principio �filosófico� expuesto porel editor en la �Advertencia� al primer tomo, a la

que ya hemos aludido y que en su fragmento ini-cial nos sirve para encabezar este trabajo. Viajeimaginario y utopía: tal vez literatura de diverti-mento, de evasión en una primera instancia (esclaro que el editor manifiesta un mayor interéspor los elementos narrativos del relato utópicoque por su intencionalidad política o reformado-ra), pero también un instrumento de reflexión apartir de la creación -recreación en ocasiones- denuevos mundos.

Como ya se indicó, Garnier adopta para la cla-sificación de los textos un orden lógico al tiempoque cronológico, buscando en el viaje imaginarioun modelo ideal de sociedades a partir del origenabsoluto: el hombre solo en estado de naturaleza.Como escribe al presentar L´Île inconnue deGrivel, �Pour remplir cet objet, l´auteur, obligéd´isoler son héros, étoit forcé de prendre pourthéâtre une île ou un désert quelconque. Tous lesphilosophes qui ont cherché l´origine de la socié-té sont partis de la même idée: elle nait de lachose� (VII, pp. xviii-ix). Es así que los Voyages seabren con una serie de robinsonadas, empezan-do, claro está, con la que inaugura formalmente elgénero, por más que, hasta donde sabemos, elprimer relato de un náufrago que arriba a una isladesierta aparezca ya en un papiro egipcio que seconserva en la actualidad en el Museo Británico.El Robinson Crusoe, de Defoe, y Le solitaireanglais, de Dorrington, dan paso a una robinso-nada colectiva: L´Île inconnue ou mémoires duchevalier Des Gastines. No se trata ya de un hom-bre aislado, al que le sería difícil recrear la socie-dad, sino de un grupo de náufragos de lo que sehabla en esta obra (argumento, dicho sea depaso, que en 1875 volverá a recrear, con brillanteresultado, Julio Verne en La isla misteriosa). Trashaber asistido al nacimiento y formación de lassociedades (recuérdese que Robinson, cerrandoel círculo de su existencia, acaba constituyendouna colonia en su isla, que procede a explotar sis-

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temáticamente con el trabajo de los náufragos alos que salva la vida) se presenta al lector laHistoire des Sevarambes, de Veiras, y lasMémoires de Gaudence de Lucques, de Berington:�Après avoir vu les sociétés naître et se former,notre voyager se trouve au milieu des peuples dessages� (I, 3). Sigue a continuación una seccióndedicada �a la mer et son inconstance, la perfidiedes hommes, la cruauté des pirates, l´inclémencedes saisons, l´ingratitude du sol, [qui] vont nousfournir une galerie de tableaux tristes à la vérité,mais intéressans� (I, 3): relatos de peripeciasmarítimas, como los Voyages et aventures duCapitaine Robert Boyle, de Chetwood, y, sobretodo, una serie de �naufragios y siniestras aven-turas�, entre los cuales algunos son verídicos,como las Aventures de Pierre Viaud o la Relationdu naufrage du Madame Godin sur la rivière desAmazones; otros, por el contrario, apócrifos en sumayoría, remiten a episodios novelados con base,por ejemplo, en algunos testimonios que puedenrastrearse en la Historia Trágico Marítima delportugués Gomes de Brito.

Si los doce primeros volúmenes (�premièredivision�, �voyages imaginaires romanesques�)se sitúan, al decir del editor, a medias entre la�critique�, la �morale� y la �philosophie�, y enlos límites de la �vraisemblance� (I, 4), no fal-tando a las tierras a través de las cuales se hahecho viajar al lector más que encontrar unlugar en los mapas de la realidad, los volúmenesXIII a XXV (�voyages merveilleux�) agrupan losviajes que se apartan de lo real por contenidonarrativo o localización espacial. Así, encontra-mos viajes interplanetarios: L´Histoire véritable,de Luciano, los Voyages dans la lune et dans lesoleil, de Cyrano, la Relation du monde deMercure, de Béthune...; viajes al interior de laTierra: Nicolas Klimius, de Holberg, Lamékis, deMouhy; hombres voladores: Peter Wilkins, dePaltock; liliputienses y gigantes del Gulliver de

Swift; hermafroditas, en el Jacques Sadeur, deFoigny...

Suele afirmarse que la publicación de Garnierconsagra un género y define una tipología posibledel mismo [Racault, 1991:165]. Esto sería claropara el viaje imaginario, pero no tanto respecto ala utopía, a pesar de que su presencia en la obraes mayor de la que normalmente se reconoce. Laexplicación parecería evidente: con independen-cia de los antecedentes, los caracteres de lonarrativo utópico quedaron definidos por Moro en1516. Ni Utopía ni los clásicos de Campanella, deBacon, etcétera, se recogen en la colección. Por

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otro lado, del total de títulos incluidos, sólo treceobras �correspondientes a los siglos XVII y XVIII-aparecen citadas en la magna bibliografía deRaymond Trousson [1999, 3ª]. Diríase que, deforma consciente, Garnier ha eliminado los códi-gos, los proyectos y los programas utópicos queno giran aparentemente en torno al eje del viaje.Ahora bien, si esto afirmamos estaríamos olvi-dando algunos de los presupuestos que son bási-cos a la hora no sólo de leer sino de interpretarcorrectamente la mayoría de las obras que nosocupan. El viaje imaginario, empezando por lapropia robinsonada, descansa sobre un desplaza-miento espacial (o temporal, como veremos) de laacción que lo emparenta con la utopía. Por otrolado, ambos términos deberían ser consideradoscasi por definición como equivalentes. Es ciertoque no todos los viajes imaginarios son utopías,pero no lo es menos que casi todas las utopíasnarrativas hacen uso del recurso al viaje imagina-rio en su presentación y desarrollo. Y esto es váli-do tanto para la genial creación de Moro, comopara Sinapia, para muchos la utopía más brillan-te del Dieciocho español, como para La isla, obrapostrera de Huxley, tal vez el más conocido autorde antitopías o contrautopías del siglo XX y que,tras haber fabulado como nadie sobre el horrorde una sociedad más real que posible, se reconci-lia con el género.

Vinculando utopía y viaje imaginario, viaje ima-ginario y utopía, es como de verdad estamos endisposición de entender el sentido último delRobinson o los Viajes de Gulliver. ¿Qué otra cosason ambas obras, en acertada expresión deMorton que le sirve para titular uno de los capítu-los de The English Utopia, sino �el desembarcodel héroe burgués en utopía�? ¿Cómo entender sino el que Baczko, uno de los grandes especialis-tas en la materia, haya calificado la obra de Swiftde verdadero �laboratorio de utopías�? En uno yotro caso se trata de libros �con mala suerte�,

que casi todo el mundo ha leído en edicionesinfantiles o juveniles, pero a las que casi nadievuelve de adulto. Algo que no habría de extrañar-nos si caemos en la cuenta de que lo mismo suce-de con El Quijote, uno de los más excelsos �viajesimaginarios� de toda la literatura universal, y endonde el componente utópico, más allá de la ínsu-la Barataria, está presente a cada momento.

Estos viajes de la imaginación suponen lamayoría de las veces, como decíamos, un despla-zamiento espacial, una ubicación en territoriosignotos. Pero el siglo XVIII asiste por primera vezal desplazamiento en el tiempo, al nacimiento dela ficción anticipatoria. La utopía deviene ucronía.La sociedad ideal (�eutopía�) no se localiza ya enun no lugar (�outopos�), sino que se descubredejando atrás la propia Historia y vaticinando unfuturo prometedor que permita soportar el pre-sente. Y ello vinculado a una idea de progreso(uno de los puntales de la Ilustración) que hace dela utopía promesa de una realidad por alcanzar.Pues bien, excepción hecha de Epigone. Histoiredu siècle futur, publicada por el abad Michel dePure en 1659 [Schaer, 2000: 18], el autor al quedebemos la que de forma unánime es considera-da la primera ucronía, L´An deux mille quatrecent quarante, rêve s´il en fut jamais, no quedó almargen de la colección de Garnier. Entre los �sue-ños y visiones� de la �segunda clase�, y un tantoarbitrariamente junto a los Sueños de Aristóbulo,se incluyen dos obras de Louis Sebastien Mercier:Songes d´un hermite y Songes et visions philosop-hiques. Con seguridad es Mercier (1740-1814)una de las personalidades más fascinantes definales del siglo XVIII en Francia. Autor de carreraprodigiosamente fecunda, es reconocido como elcélebre creador, en efecto, de la primera ficciónanticipatoria, nada menos que cuatro edicionesen el año de su publicación, 1771. Con anteriori-dad ya había dado a la imprenta los Songes d´unhermite. En esta obra se presentan una serie de

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relatos alegóricos de gran transparencia: unadescripción de Mercurio habitado sólo por simios;un hombre que lee los pensamientos de losdemás valiéndose de unos lentes ad hoc; una anti-cipación sobre la aplicación de la electricidad confines militares; una isla donde los impuestos sepagan en sangre, que sirve para alimentar a laclase dirigente; el descubrimiento de la piedrafilosofal... En 1784 y 1786 aparecen los tomos I yII, más tarde III y IV, de Mon bonnet de nuit, queagrupan casi tres centenares de textos sobre latemática más diversa: el optimismo; la guerra; larealeza y la tiranía; un mundo feliz; la opulencia...En su mayor parte van a ser publicados porGarnier en Songes et visions, y conforman unamagnífica mezcolanza de temas utópicos de laépoca con algunas brillantes novedades de carác-ter anticipatorio, como pone de manifiesto P.Versins en el artículo que dedica a Mercier en suEncyclopédie de l´utopie, des voyages extraordi-naires et de la science fiction.

Explorado el espacio, por tanto, se pasó aexplorar el tiempo. ¿Es casual que una obra pós-tuma de Verne, no hace tantos años descubierta eimpresa, fuese precisamente una ucronía? Esmás, ¿qué es Paris au XX siècle, rescatada y publi-cada en 1991, sino una actualización decimonóni-ca de L´An 2440 de Mercier?

La colección editada por Garnier en vísperas dela Revolución es una muestra cuajada del gustodieciochesco por los viajes imaginarios, pero tam-bién del interés ilustrado por el sujeto utópico. Nopor nada están aquí Voltaire o Montesquieu. Poreso, y aunque quien lo contrario asevere sea unode los nombres más destacados en el estudio de lautopía en el marco de la Ilustración francesa,habría que concluir que la obra en su conjuntoconstituyó en su momento bastante más que unamera �lecture divertissante grâce à laquelle onpeut s´aventurer dans le domaine de l´imaginaireet de l´impossible� [Baczko, 2001: 43]

Sin duda hay algo no banal detrás del hecho deque a lo largo del siglo XVIII aparezcan setentautopías en Francia. Comparadas con ninguna parael XVI, ocho para el XVII y treinta y seis para elXIX, no es exagerado afirmar que la utopía expe-rimenta un crecimiento sin precedentes a lo largodel siglo ilustrado [Goulemont, 1990: 285]. Y esoque este cálculo numérico es comedido. Otrascifras se han manejado que incrementan en muymucho la producción. Baczko [1971: 366-7], apartir de la obra de W. Krauss, Reise nach Utopia[1964], da el siguiente dato para la producciónutópica en Francia a lo largo del siglo XVIII: cadaaño se editaban de 10 a 20 textos utópicos, hasta30 en determinados años. Se llega de este modoa la cantidad de al menos 1.000 ediciones, núme-ro de todo punto impresionante.

Se concluye, pues, que estamos en la épocaclásica de la utopía, aunque haya quien sostengalo contrario [Hartig/Soboul, 1977: 14]. A causadel número, sí, pero también por la riqueza detemas y géneros: utopías igualitarias y comunita-rias; burguesas e individualistas; espontaneístasy anarquizantes; estatalistas; agrarias y urbanas;retrospectivas y primitivistas (la Arcadia feliz, elbuen salvaje); prospectivistas y anticipadoras;reformadoras de un aspecto concreto de la socie-dad o generalistas enfocadas a la transformaciónradical del género humano en su conjunto...Ahora bien, no hay que olvidar que, en general,las utopías comunitarias del Siglo de las Luces seinscriben en la tradición de las de los dos siglosprecedentes. Es más, muchas de las utopías delXVIII no son sino reediciones, traducciones oadaptaciones. Temas y formas persisten; no obs-tante, aparecen otros nuevos; la herencia concep-tual de los siglos precedentes se renueva. Y enúltima instancia, ¿puede dudarse, en cualquiercaso, de que, con independencia de que porte ono el gorro frigio, la utopía aparece como �discur-so privilegiado� en el período prerrevolucionario?

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Es entonces que la Historia le confiere un sentidoinnovador, instalándola en los espacios �siempreabiertos de la incitación profética�. [Goulemont,1990: 29]. La esperanza de un cambio social lar-gamente esperado sería -y no lo consideramoscuestión menor- la explicación a la abundancia detítulos utópicos en el siglo XVIII. Una sola utopía,incluso la más perspicaz, despierta como fenó-meno social menos interés en el historiador quela presencia, en determinada época, de una seriede utopías, por encima de si su fuerza de proyec-ción en el imaginario es mediocre y limitada. Lasutopías reflejan y expresan de modo específicouna cierta coyuntura histórica, sus inquietudes ycontradicciones, sus esperanzas y su imaginariosocial, su forma de encarar lo posible y lo imposi-ble, el presente y el futuro. Es verdad que la uto-pía no es sino uno de los modos de manifestaciónde las inquietudes, de las esperanzas y las bús-quedas de una época y de un medio social, peroen los momentos en los que la utopía florece, laconciencia utópica cala en las manifestacionesmás diversas de la actividad intelectual, política,literaria, encaminándolas hacia un orden nuevo.Asunto distinto es que sea harto difícil enunciarun juicio global que permita delimitar la relaciónUtopía/Luces/Revolución. La utopía no es un pro-grama de acción política; incluso cuando se aso-cie a tal programa, lo que no era el caso en elsiglo XVIII antes de la Revolución, preserva suautonomía. La utopía, como forma de discurso,permite dar rienda libre a los sentimientos y a lasactitudes de rechazo y de contestación, a pesar deque éstos puedan ser política y sociológicamentevagos, imprecisos.

Utopía, realidad y ficción en los relatos deviajes imaginarios

Examinando la historia de la constitución delsaber en Occidente, costaría trabajo dudar de laincidencia de los descubrimientos geográficos en

la evolución de las mentalidades y las teoríascientíficas. Desde la Antigüedad fueron los viaje-ros los que trazaron el mapa físico del mundo y,de un modo menos perceptible, la representaciónmental del mismo. [Hafid Martin, 1996: 849]. Laliteratura de viajes se configura no sólo en térmi-nos de género literario sino como discurso sobresí y sobre los otros. Pues bien, esto es especial-mente visible en la Europa de las Luces.

El momento de aparición de los Voyages imagi-naires coincide con la época de La Pérouse, deBouganville, de Cook, sobre todo; también deMalaspina, marino italiano al servicio de laCorona española a quien se le encomendó la queacabó siendo la más ambiciosa de las expedicio-nes científicas acometidas por este país a lo largode todo el siglo, y eso que no fueron pocas, másde setenta en total. Malaspina, cuya expediciónsería una perfecta metáfora de los logros y losfracasos de la Ilustración en España, parte (en1789), al igual que lo hicieran antes que él tantosotros navegantes, científicos y expedicionarios, arecorrer un mundo que empieza a ser realmenteconocido, que aún no ha sido explorado en sutotalidad (quedan aún muchos blancos que colo-rear en los mapas, mucha tarea para los viajerosdel XIX) y sobre el cual persisten incógnitas comola de la existencia de la Tierra Austral (la gran�isla desconocida�, uno de los títulos de la colec-ción de Garnier; la Terre Australe de Foigny, 1676,publicada desde 1692, y así se encuentra enGarnier, como Les aventures de Jacques Sadeurdans la decouverte et le voyage de la TerreAustrale) e incluso mitos geográficos como el delinencontrable �Paso del Noroeste� entre elAtlántico y el Pacífico.

A lo largo de toda la Edad Moderna, la relaciónde viaje fue uno de los géneros más cultivados, enrelación evidente con la descubierta y exploraciónde nuevos mundos. Del viaje de descubrimiento alviaje imaginario el salto fue rápidamente dado. Y,

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en un camino de ida y vuelta, del viaje imaginarioa la utopía. El viaje imaginario acaba dando suimpronta a la utopía moderna, de Moro a los clá-sicos del siglo dieciocho. Le dota de plan de pen-samiento y de principio de construcción. De unmundo conocido y criticable a un mundo desco-nocido y mejor, el procedimiento es el mismo. Y apartir de aquí, dos sistemas, dos sociedades soncomparadas. El mundo desconocido, salvaguar-dado por su aislamiento, su insularidad las másde las veces (la isla, lugar de ubicación predilectade la utopía) se caracteriza por su alteridad ysirve como imagen invertida al mundo conocidodel que se parte. El pensamiento utópico procedepor comparación: analiza el mundo conocido porintermediación de un mundo desconocido imagi-nado, radicalmente diferente. Las más de lasveces, dando por admitido que el mundo ajeno esmejor que el propio, mísero e infeliz.

Una constatación se impone a partir de lasgrandes circunnavegaciones de Cook, deBouganville y de tantos otros: cuando la relaciónde viaje describe el mundo tan exactamente comosu autor sea capaz, viene a ser el espejo de uncara a cara en el cual el Europeo entrevé los con-tornos del Otro sin jamás clarificar del todo suidentidad. Es lo que podría llamarse efecto espe-cular de estos relatos. Realidad de los otros y rea-lidad propia entran en confrontación dialéctica.¿Cómo hablar de pueblos salvajes o sometidos aldespotismo sin referirse a sí mismos, es decir, asu propia cultura o situación política?

Desde el último cuarto del siglo XVII, el viajeimaginario, siguiendo la senda de los viajesauténticos, se hace progresivamente más realis-ta, haciendo suyas las técnicas narrativas deéstos para identificarse con ellos y hacer olvidarsu naturaleza ficcional [Racault, 1991: 249]. Enese sentido puede hablarse de una autentificacióngeográfica del viaje imaginario, que conjuga, porun lado, su carácter extraordinario, que aporta

interés, y por otro lado el realismo, que le dota decredibilidad. El mundo de lo real y el de lo imagi-nario se encuentran y se refuerzan mutuamente.¿No es el ficticio Robinson Crusoe un traslado deAlexander Selkirk, y no es su isla la de JuanFernández?

Por lo que hace al viaje real, junto a sus prota-gonistas, hay que citar los casos del abad Prevosty de La Harpe, que presentan al público las dosrecopilaciones de relatos de viaje más importan-tes de todo el siglo ilustrado: la Histoire généraledes voyages, París, 1746-59, XV volúmenes, y elAbrégé de l´histoire générale des voyages, París,1780-86, XXIII volúmenes. Uno y otro, en tantoque editores, van a jugar un rol decisivo en la con-figuración y establecimiento tanto de modelos deescritura como de horizontes de expectativas porparte del lector. A partir de las obras que publi-can, el viaje auténtico va a enriquecer el viajeimaginario, dotándolo de nuevas técnicas narrati-vas y orientándolo en una dirección mucho másrealista.

En ese juego entre ficción y realidad, prolo-guistas y autores de prefacios a los libros de via-jes en el XVIII caen en la cuenta progresivamentede la discutible calidad estética de los relatos.Son conscientes de que a la falta de ornamentosdel significante, escasos, sólo cabe oponer elornamento del significado, y éste no es otro que laverdad [Guentner, 1992: 53]. Simpleza de estiloque se va a buscar deliberadamente incluso,acentuando la distinción cada vez mayor entre el�récit� y el �roman�, entre el relato y la novela,entre �novel� y �romance�; dicho de otro modo,entre lo real y lo fantástico. El relato realista quebusca producir una imitación plausible del mundo(robinsonada, utopía narrativa) frente al relato nomimético que no pretende suscitar el efecto de loreal y no requiere por parte del lector ningunasuerte de creencia (Gulliver, Cyrano, Micromegasde Voltaire).

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El discurso del prefacio es una parte esencialdel dispositivo narrativo que ponen en juego losrelatos de viajes imaginarios, y sirven de inter-mediación entre el mundo de aquí y el de allí,entre lo real y lo imaginario. El prefacio desem-peña un papel mediador de transición narrativa yde puesta en relación de los espacios, aseguran-do �así el anclaje de la ficción en el mundo de larealidad empírica que exige la narración realista�[Racault, 1986: 83]. De ese modo, prefacios máselaborados se corresponden con relatos de viajesimaginarios pretendidamente más realistas.

El viaje imaginario acentúa su éxito y concita elinterés del público en una época que no es preci-samente la de mayor auge del género literarioimaginativo por excelencia, la novela (justamentepor la falsedad que ésta implica). Es así que elviaje imaginario a medida que avanza el sigloXVIII se va haciendo más creíble, más documen-tado; por tanto, más posible en el tiempo y en elespacio. Es lo que a propósito de algunas robin-sonadas, por ejemplo, Racault denomina ajuste al�método circunstancial�: recurso a léxicos técni-cos, multiplicación de detalles descriptivos,inventarios y enumeraciones, atención al mundoreal en medidas y distancias... De ahí también elrecurso al �journal de bord�, directamente salidodel relato de viaje. Diario de viaje que ya Bacon,en su conocido texto Of Travel (�Travel, in theyounger sort, is a part of education, in the elder, apart of experience...�), aconsejaba llevasen losviajeros, dándolo a conocer a la vuelta, de modoque pudieran contribuir al �improvement of truePhilosophy and the welfare of mankind�.

En todo caso, las interferencias entre lo real ylo ficticio son constantes. Para los viajes imagina-rios del XVII, pero sobre todo para los del XVIII, lafrontera entre relato de viaje y ficción novelescase presenta poco definida, y la colección deGarnier lo atestigua. Además, detrás de todoviaje, con anterioridad o posterioridad a él, al

margen de cualquier momento/espacio, existe unviaje implícito, un �fait d´imagination� [Christin,2000: 12] que no necesariamente se concibecomo un vector de ilusiones situado en las antí-podas de lo real. Es precisamente su entrelaza-miento con lo real lo que el viajero, y el autor derelatos de viajes, imaginarios o reales, persigue.Media verdad coexiste con media mentira, en unjuego de hibridación constante entre viajes imagi-narios y viajes auténticos; de ahí el status amenudo incierto de la literatura de viajes en estaépoca, siempre a caballo entre los polos opuestosde lo novelesco y la autenticidad documental. Elmoderno relato de viajes reintroduce el imagina-rio, pero un imaginario que lejos de estar separa-do de lo real, lo interpreta y le da sentido, produ-ciendo en ocasiones una realidad tan válida comola real. Sin entrar en discusión a propósito de pre-ceptivas, géneros literarios, definición de quécosa sea un relato de viajes, etcétera, baste apun-tar aquí que la línea de ruptura entre una escritu-ra �ficcional� y otra �referencial� no es nuncadefinitiva en estas obras. El relato de viajes, elgénero viático, es, como se sabe, proteico, mixto,contaminado, y como tal admite todo, tanto en loque respecta a la forma cuanto en lo que hace alfondo: carta, diario, relato en primera o en terce-ra persona, historia, biografía o autobiografía,memoria de una epopeya alrededor del mundocomo la que nos legó Pigafetta o los viajes entorno a su cuarto de Xavier de Mestre...

Mundos de nulle-part

¿Dónde se sitúa el �no lugar�, ya sea el�mejor� o el �peor� de los lugares?Evidentemente, las formulaciones divergen apropósito de la localización de ese otro mundoque representa la utopía y los espacios que espreciso franquear a través del viaje para llegar aél. Moro imaginó una isla del Nuevo Mundo. Laliteratura utópica y los relatos de viajes imagina-

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rios irán a descubrir y encontrar otros ámbitospara poner en escena sus mundos creados: laLuna, el centro de la Tierra, los continentes des-conocidos... Pero no sólo se trata de nuevos mar-cos geográficos; la invención de formas inéditasde relaciones amorosas proporciona un nuevotema a la utopía, al igual que la concepción demáquinas extraordinarias e improbables que sonnecesarias para franquear el espacio que separade ella y que anuncian la novela de anticipacióncientífica. En fin, aparece, como se vio, pocoantes del período revolucionario el tema del viajeen el tiempo, que acabará siendo un motivo recu-rrente de la literatura utópica de los siglos XIX yXX. Ucronía que lleva a un lugar conocido pero enel que todo ha cambiado, hasta casi hacerlo irre-conocible. Tanto, que no sorprende que la obrade Mercier, impresa como anónima en su prime-ra edición, fuese prohibida nada más ser puestaa la venta.

Hacia el 180 d. C. Luciano de Samosata organi-za el primer viaje interplanetario con dirección a laLuna; quince siglos más tarde Cyrano de Bergerachará escala en ella, de camino al Sol. Desde enton-ces, el satélite, lejano y próximo a la vez, encarnaun más allá opuesto radicalmente a la realidadterrestre y a la vez un universo paralelo al nuestro,en el que la locura se transforma en razón.Después seguirán Marte, Saturno, Mercurio...Claro que no hace falta ir tan lejos. Cabe el des-censo al interior de la Tierra, donde se adentranalgunos exploradores, hasta llegar al País de losTrogloditas; o, en superficie, es posible el viaje alas regiones australes, confines meridionales delglobo que, todavía en el siglo XVIII, siguen identifi-cándose con una nueva Atlántida, y donde se ubicael País de los Sevarambes, cuyos habitantes sonhonestos, leales y sobrios, y viven así más de cienaños. Mundo ideal como la Romancie, antigua-mente el más bello de todos: príncipes, hadas yhéroes lo habitaban, y al que cualquier viajero

debería acudir al menos una vez para contagiarsede su belleza. O Figlefia, la isla del amor, país degeografía casi desconocida, no así su régimen decastigos y recompensas. La relación de regiones ypaíses imaginados es casi interminable: Sirius, losSiete Planetas, la Isla de las Sílfides, Paphlagonia,la Isla Taciturna, Kermosy, Lilliput... Ningunoqueda al margen de la recopilación de Garnier. Yen ninguno de los viajes a estos mundos falta loextraordinario, lo sorprendente, lo maravilloso(que juega inicialmente el mismo papel que las�mirabillia� en los relatos de viajes medievales).No importa que adonde llegue el viajero sea la quea primera vista habría que considerar la máxima y

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desesperanzadora expresión de la nada, comopuede verse en el �Préface du Traducteur�,Themiseul de Saint-Hyacinthe, a la obra con la quese inician los Voyages imaginaires, el RobinsonCrusoe: �Jamais on n´a vu dans la vie d´un seulhomme un tissu si merveilleux d´aventures sur-prenantes; jamais on n´a vu un assemblaged´événements extraordinaires, relevé par une sigrande variété. Et tous ceux qui ont fait quelqueréflexion sur l´esprit humain savent jusqu´à quelpoint il s´attache à la variété jointe au mervei-lleux� (I, 11). De ese maravilloso fantástico sabe-mos que, desde el Renacimiento, lejos de consti-tuir un fin en sí mismo, coexiste en la mente de losautores con otras ideas de �derrière la tête� [May,1990: 5]. Para empezar, no es gratuito, sino quetiene una finalidad primordialmente didáctica,aunque ello no se presente de modo descubierto,sino tras un velo lo suficientemente transparenteque permita al lector avisado apercibirse de laintención última, del sentido �oculto� que hace,por ejemplo, de los viajes de Gulliver cualquiercosa menos una lectura naif.

En tanto que descubrimiento de nuevos mun-dos, utópicos o no, los viajes imaginarios se ajus-tan en su mayoría a un esquema que, de repetido,llega a hacerse casi monótono [Baczko, 1971:365]. El héroe del relato protagoniza un viajeextraordinario en el curso del cual ha de afrontarnumerosas aventuras y peripecias. Arriba derepente a un país hasta entonces desconocido yaislado. Se produce entonces, tras el inicial des-concierto, un progresivo choque entre las ideas yopiniones del viajero y las que le surgen al con-frontar aquéllas con la nueva realidad. Sorpresa yestupor, que ponen de relieve el contraste de lonuevo con la civilización de la que el viajero pro-cede; males y vicios de la propia, de un lado, vir-tudes y avances de la ajena, del otro. El asombrole hace caer en la cuenta de la estrechez de susideas y de la necesidad de una mayor apertura de

espíritu. Sigue una descripción detallada de lasinstituciones sociales, de las costumbres, de lalengua... En todas estas descripciones no es infre-cuente la presencia de diversos personajes queactúan de guías iniciáticos y de mediadores entrelos dos mundos. Finalmente, se produce el retor-no al punto de partida, que actúa de cierre circu-lar y devuelve al héroe, completamente transfor-mado, a su lugar de origen. Punto y final, aunquemejor punto y seguido. Entretanto, a lo largo delrelato, se han ido tejiendo los hilos de la sátira,más o menos inocente, más o menos acerva; denuevos proyectos sociales; de actitudes de recha-zo de lo propio y adopción de lo ajeno; de compa-raciones; de metáforas de infierno y paraíso; deutopía y contratopía...

Sobre cualquier otro emplazamiento, la islafascina. En sí misma constituye todo un mundo almargen de cualquier otro. La isla, habitada odesierta, ofrece a todos los viajeros y robinsonesel paisaje de la infancia de la humanidad; restitu-ye la naturaleza virgen del Edén, aunque, almismo tiempo, en muchas ocasiones anuncia losjalones de la destrucción posible de ese lugarideal. A partir de la isla es en muchas ocasionesque el naufragio se imbrica y adquiere sentido enel contexto de los viajes imaginarios y la utopía.El naufragio individualiza el momento en el que larealidad de la existencia del ser humano, que seha manifestado en toda su hostilidad, entra encrisis. Naufragio que no necesariamente es sinó-nimo de viaje frustrado; ni siquiera, siempre,metáfora de fracaso de una trayectoria personal ycolectiva, que es lo que se encuentra, por ejem-plo, en muchos de los relatos de naufragios por-tugueses de los siglos XVII y XVIII. El naufragiopuede ser también una ruptura con lo viejo, con loconocido, y una puerta abierta a la novedad, a laensoñación posible y esperanzada de una nuevarealidad. Esto explica el porqué de la inclusión devarios volúmenes dedicados a relatos de naufra-

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gios (auténticos o no) en la colección de Garnier,que, repetimos, se abre justamente con elRobinson de Defoe. A partir de la catástrofe, todaslas posibilidades quedan al alcance de la mano;cabe ahora la organización de un universo parale-lo, imaginario. El naufragio, pues, como instanteinicial de la utopía, en opinión de Blanc [1990:196], para quien este asunto no es uno más en losVoyages imaginaires, sino que impone una estruc-tura según la cual se organiza todo el conjunto. Dehecho, los tres volúmenes finales �vease la rela-ción que acompañamos- dedicados a naufragios�reales�, e incorporada por De Perthes a la reco-pilación de Garnier, serían la continuación lógicade los naufragios apócrifos que constituyen losvolúmenes X, XI y XII, aunque haya algunos paralos cuales estos tres volúmenes finales no tendrí-an �nada que ver� con los treinta y seis anterio-res; pasando de largo, consciente o inconsciente-mente, el hecho de que, utópica o no, la robinso-nada es el reflejo de una visión del mundo funda-da sobre multitud de exploraciones reales e ima-ginadas. En el siglo XVIII el mundo es todavíamuy extenso, y muchas de sus partes permane-cen inexploradas, a menudo inhabitadas.Quedaban aún muchas islas utópicas por descu-brir.

Se ha dicho que, a partir de 1793, la utopíadeserta de los escritos, de los salones, de las tri-bunas, de las asambleas, de la fiesta revoluciona-ria. Podrían argüirse muchas razones. La prime-

ra, quizás, el hecho de que la utopía, la imagina-ción creadora, precisa de un ambiente de opti-mismo vital que parece estar en contradiccióncon los tiempos recios que se avecinaban. Elpragmatismo se impone y, demasiado pronto, elterror y la reacción aparecen como hijos de laRevolución. Junto a ello, otros factores contribu-yen al relativamente rápido declive de la utopía,los viajes imaginarios, las robinsonadas...; desdeun punto de vista filosófico o estético [Blaim,1990: 135], �the turn of the century marked thetransition from the aesthetics of identity(Neoclassicism) to the aesthetics of opposition(Romanticism)� .

Sea como fuere, hacia 1800, año que clausurael siglo XVIII e inaugura el XIX, la utopía se pre-senta ante el espectador como un �campo de rui-nas�. En palabras de Bronislaw Baczko, con lasque da inicio a la última edición de su Lumières del´utopie: �tout se passe comme si, à l´issue de laRévolution, tout un paradigme utopique, réunis-sant dans un même discours l´éloge de la moder-nité, la volonté de rationaliser la vie publique et laconfiance dans la perfectibilité de l´homme, avaitépuisé ses ressources. Le best-seller qui ouvre lenouveau siècle n´est pas une utopie mais Legénie du christianisme. Chateaubriand répond aun besoin profond: il apelle au retour de la tradi-tion. Au delá de la déchirure révolutionnaire, ilrétablit les continuités�.

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VOYAGES IMAGINAIRES, SONGES, VISIONS ET ROMANS CABALISTIQUES

Sigue a continuación la relación completa delos títulos que integran los Voyages imaginaires,según el plan general y clasificación de la obra ensu conjunto. Dado el caso, indicamos entre parén-tesis autor y fecha de publicación del texto origi-nal. Entre corchetes, año de edición en esta colec-

ción. Hemos incluido los volúmenes 37, 38 y 39,relatos de naufragios �auténticos� impresos porCuchet en París en 1789, que sirven de comple-mento a los volúmenes 10, 11 y 12, consagradosa los relatos de naufragios apócrifos.

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Voyages romanesques (�Première Divisionde la Première Classe�)

1: La Vie et les aventures surprenantes deRobinson Crusoé, I. [1787]

2: La Vie et les aventures surprenantes deRobinson Crusoé, II. [1787]

3: La Vie et les aventures surprenantes deRobinson Crusoé; incluye Réflexions sérieuses etimportantes de Robinson Crusoé y Vision duMonde angélique, III. [1787]

4: Le Solitaire anglais, ou Aventures mervei-lleuses de Philippe Quarl, (Edward Dorrington,seudónimo de Peter Longueville). [1788]

5: Histoire des Sévarambes, peuples qui habi-tent une partie du troisième continent, communé-ment appelé la Terre australe, contenant une rela-tion du gouvernement, des moeurs, de la religionet du langage de cette nation inconnue jusqu�àprésent aux peuples de l�Europe, (Denis Vairassed�Allais, 1675-79). [1787]

6: Mémoires de Gaudence de Luques, (SimonBerington, 1737). [1787]

7: L�Ile inconnue ou Mémoires du chevalier desGastines, (M. Grivel, 1783, nueva edición corregi-da y aumentada), I. [1787]

8: L�Ile inconnue ou Mémoires du chevalier desGastines, II. [1787]

9: L�Ile inconnue ou Mémoires du chevalier desGastines, III. [1787]

10: Voyage d�Alcimédon ou Naufrage qui con-duit au port, histoire plus vraie que vraisemblable,mais qui peut encourager à la recherche de terresinconnues, (Martigny, 1759); Les Iles fortunées oules Aventures de Bihylle et de Cléobule, (ediciónrevisada y corregida por el autor, M. Moutonnetde Clairfons, 1778); Histoire des Troglodites,(Cartas persas, XI-XIV, Montesquieu); Les aventu-

res d�un jeune anglais, (Jean Lediard); Aventuresd�un corsaire portugais, (a partir de los viajes delportugués Mendez Pinto,1614); Voyages et aven-tures du Capitaine Robert Boyle, I. [1787]

11: Voyages et aventures du Capitaine RobertBoyle, avec la relation du naufrage du SieurRichard Castelman, II. [1787]

12: Aventures d�un Espagnol; Relation du nau-frage d�un vaisseau hollandais, (Henry Hamel);Naufrage et aventures de Pierre Viaux, natif deRochefort, capitaine de navire; Relation du nau-frage de Mme Godin des Odonais sur la rivière desAmazones, (Louis Godin des Odonais,1787).[1787]

Voyages imaginaires merveilleux(�Seconde Division de la Première Classe)

13: Histoire véritable de Lucien de Samosate,(ca. 180; traducida y continuada por Perrotd�Ablancourt, 1654); Voyage de Cyrano deBergerac dans les Empires de la Lune et du Soleil;Histoire des oiseaux, (ambas, de Cyrano deBergerac, 1657-1662). [1787]

14: Voyage du capitaine Lemuel Gulliver,(Swift, 1727, traducción de Desfontaines). [1787]

15: Le Nouveau Gulliver ou Voyages de JeanGulliver, fils du capitaine Lemuel Gulliver,(Desfontaines); Voyages récréatifs du chevalier deQuevedo, (recreación de alguno de los Sueños deFrancisco de Quevedo), I. [1787]

16: Voyages récréatifs du chevalier de Quevedo,II; Relation du monde du Mercure, (De Béthune,1750). [1787]

17: Voyage de Milord Céton dans les sept planè-tes, ou le nouveau Mentor, (Marie-Anne deRoumier-Robert, 1765), I. [1787]

18 : Voyage de Milord Céton dans les sept

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planètes, ou le nouveau Mentor, II. [1787]

19: Voyage de Nicolas Klimius dans le mondesouterrain, contenant une nouvelle théorie de laTerre et l�histoire d�une cinquième monarchieinconnue jusqu�à présent, (Louis de Holberg,1741); Relation d�un voyage du pôle arctique aupôle antarctique par le centre du monde, avec ladescription de ce périlleux passage et des chosesmerveilleuses et étonnantes qu�on a découvertessous le Pôle antarctique, (Anónimo, 1721). [1788]

20: Lamékis ou les voyages extraordinairesd�un Egyptien dans la Terre intérieure. Avec ladécouverte de l�île des Sylphides. Enrichis denotes curieuses, (De Mouhy, 1735-38), I. [1788]

21: Lamékis ou les voyages extraordinairesd�un Egyptien dans la Terre intérieure. Avec ladécouverte de l�île des Sylphides. Enrichis denotes curieuses, II; Azor ou le Prince enchanté,histoire nouvelle pour servir de chronique à cellede la Terre des Perroquets, traduit de l�Anglais dusavant Popiniay, (Pierre-Charles Fabiot Aunillon,1750). [1787]

22: Les Hommes volants ou les aventures dePierre Wilkins, (Robert Paltock, 1750), I. [1788]

23: Les Hommes volants ou les aventures dePierre Wilkins, II; Micromégas, ou Voyage deshabitans de l�étoile Sirius, (Voltaire, 1752); LesAventures du voyageur aérien, (Marc-AntoineLegrand). [1788]

24: Julien l�Apostat, ou voyage dans l�autremonde; Les Aventures de Jacques Sadeur dans ladécouverte et le voyage de la Terre australe, con-tenant les coutumes et les moeurs des Australiens,leur religion, leurs exercices, leurs études, leursguerres, les animaux particuliers à ce pays...,(Gabriel de Foigny, 1676). [1788]

25: Histoire du Prince Soly, surnommé Prenanyet de la princesse Fêlée, (Henri Pajon, 1740);Voyages et aventures des trois princes de

Sarendip, traduit du Persan, (De Mailly, 1719).[1788]

Voyages imaginaires allégoriques(�Troisième Division de la Première Classe�)

26: Voyage merveilleux du prince Fan-férédindans la Romancie, contenant plusieurs observa-tions historiques, géographiques, physiques, criti-ques et morales, (Bougeant, 1735); Voyage de l�îled�amour, (Paul Tallemant, 1663); Relation de l´îleimaginaire et histoire de la Princesse dePaphlagonie, (Segrais); Relation du royaume deCoquetterie (D�Aubignac, 1654); Description del´île de Portraiture et de la ville des Portraits,(Charles Sorel, 1659). [1788]

27: L�île enchantée, (episodio de Os Luisiadas,de Camoens); L�Île taciturne et l�Île enjouée, ouVoyage du génie Alaciel dans ces deux îles,(Nicolas Bricaire de la Dixmerie, 1759); L´île de laFélicité (Madame d´Aulnoy, a partir de Hypolite,Comte de Duglas, 1690); Voyage de la Raison enEurope, (Marqués de Caraccioli, 1772). [1788]

Voyages amusants, comiques et critiques(�Quatrième Division de la Première Classe�)

28: Voyage sentimental en France, (L. Sterne);Voyage de Chapelle et Bachaumont; Voyage deParis en Limousin, (Jean de La Fontaine); Voyagede Languedoc et de Provence, (Lefranc dePompignan); Le Voyage de Bourgogne, (Antoine deBertin); Voyage de Beaune, (Alexis Piron);Fragment d�un voyage d�Espagne, (NicolasBricaire de la Dixmerie). [1788]

29: Le Voyage de Campagne, (Madame deMurat); Voyage de Falaise, (Lenoble); Le Voyage deMantes, (Bonneval). [1788]

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30: Le Voyage interrompu, (ThomasL�Affichard); La voiture embourbée, (Pierre Carletde Chamblain de Marivaux ); Voyage de Paris àSaint-Cloud par mer, et retour de Saint-Cloud parterre, (L. B. Néel); Le Retour de Saint-Cloud parmer et par terre, (Augustin-Martin Lottin). [1788]

Songes et Visions (�Seconde Classe�)

31: Les Rêves d�Aristobule, philosophe grec,(Pierre-Charles Levesque, 1761); Les songes d�unhermite, (L. S. Mercier, 1770). [1788]

32: Les Songes et visions philosophiques, (L. S.Mercier, 1768). [1788]

Romans cabalistiques (�Troisième Classe�)

33: Les Métamorphoses ou l�âne d�or,(Apuleyo); Le démon de Socrate, (Apuleyo). [1788]

34: Le Comte de Gabalis ou Entretiens sur lessciences secrètes, (Montfaucon de Villars); LesOndins, conte moral, (Marie-Anne de Roumier-Robert); Le Sylphe amoureux, (Anónimo); L�Amantsalamandre, ou les aventures de l�infortunée Julie,

(Anónimo). [1788]

35: Le Diable amoureux, (Jacques Cazotte); LesLutins du château de Kermosy, (Condesa deMurat); L�Enchanteur Faustus, (Antoine Hamilton).[1789]

36: Histoire de Monsieur Oufle, (AbateBordelon); Description du Sabbat, (Anónimo).[1789]

37: Histoire des naufrages ou Recueil des rela-tions les plus intéressantes des Naufrages, hiver-nements, délaissements, incendies, famines etautres événements funestes sur mer, qui ont étépubliés depuis le XVe siècle jusqu�à présent, vol. I.[1789]

38: Histoire des naufrages ou Recueil des rela-tions les plus intéressantes des Naufrages, hiver-nements, délaissements, incendies, famines etautres evénements funestes sur mer, qui ont étépubliés depuis le XVe siècle jusqu�à présent, vol. II.[1789]

39: Histoire des naufrages ou Recueil des rela-tions les plus intéressantes des Naufrages, hiver-nements, délaissements, incendies, famines etautres événements funestes sur mer, qui ont étépubliés depuis le XVe siècle jusqu�à présent, vol.III. [1789]

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Utopie. La quête de la société idéale en Occident.

Catálogo de la exposición celebrada en laBiblioteca Nacional de París en 2000, París,2000 (al final se incluye una extensa relaciónde obras utópicas y viajes imaginarios de 1516a 1999).

VERSINS, P.: Encyclopédie de l´utopie, des voya-ges extraordinaires et de la science fiction,Lausanne, 1984 (2ª).

34 Factótum

SOCIEDADES CIENTÍFICAS Y ACADÉMICAS Y SITIOS WEB VINCULADOS AL ESTUDIO DELA UTOPÍA Y LOS VIAJES IMAGINARIOS

The Society for Utopian Studies

http://www.utoronto.ca/utopia

Utopian Studies (Revista de la Society for Utopian Studies)

http://www.utoronto.ca/utopia/journal.html

Utopus Discovered (Boletín de la Society for Utopian Studies)

http://www.coloradocollege.edu/Dept/EN/Utopus/societynews.html

Utopian Studies Society (Reino Unido)

http://www.utopianstudies.org

Thomas More Society

http://www.d-holliday.com/tmore/default.htm

Utopia

http://www.euro.net/mark-space/Utopia.html

Utopia on the internet

http://users.erols.com/jonwill/utopialist.htm

Voyage en Utopie avec les auteurs de langue française

http://lcp.damesme.cnrs.fr/utopie/default.htm.