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FACETAS CULTURA AL DÍA CULTURA AL DÍA IBAGUÉ, 11 DE OCTUBRE IBAGUÉ, 11 DE OCTUBRE HIJO DE JUAN FORMELL TOMARÁ LAS RIENDAS DE LA ORQUESTA

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Facetas Octubre 11

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FACETASCULTURA AL DÍACULTURA AL DÍA

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HIJO DE JUAN FORMELL TOMARÁ LAS RIENDAS DE LA ORQUESTA

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Ibagué, 11 de octubre de 20092 FACETAS>

La violencia, los intelectuales y la literatura

¿Nunca sintió ganas de silenciar para siempre a un chofer impertinente por el estruendo que hacía con su bocina? Cuando le ocurra de nuevo, recuerde que boci-nar y rebuznar tienen la misma etimología, y verá cómo su indignación cede lugar a un sentimiento de pena que es más saludable por el infeliz conductor. En efecto, el verbo que usamos para expresar el es-tridente sonido emitido por el asno, el rebuzno, proviene del verbo latino bucinare, formado a partir de bucina o buccina (trompeta, bo-

cina). En la Edad Media se utilizó bucina para referirse al cuerno que tocan los pastores o al instrumento de viento derivado de la trompa. A comienzos del siglo XX, en español se adoptó ‘bocina’ como de-

nominación de la corneta de los automóviles, pero desde los albores de nuestra lengua se llamó rebuzno al sonido emitido por el burro. Rebuznar aparecía ya en el Diccionario latino-español de Nebrija y rebuzno fue recogido en la primera edición del Diccionario de la Aca-demia (1726), que lo definía así: La voz o sonido bronco y desapacible, que forma el asno, con diferentes altos y baxos: lo que regularmente hace quando quiere comer, o está à vista de la hembra. Se toma festivamente por cantar mal.

Por Ángel M. Encarnación Rivera*

n el pasado mes de marzo se llevó a cabo la Confe-rencia Internacional sobre Violencia en las Sociedades Contemporáneas en la Universidad del Este, Carolina, Puerto Rico. Entre los participantes estuvo el distingui-do doctor Vicente Garrido Genovés. Luego de su po-nencia le tocó responder a las preguntas y respuestas de los presentes. Un profesor de nuestra universidad,

criado en Valencia, le preguntó al ponente si había alguna relación entre democracia y violencia. Recordaba que durante el franquis-mo, específicamente, se podía dormir con las puertas abiertas y si una mujer caminaba de noche, de madrugada, no tenía que ex-ponerse a peligro alguno. El doctor Garrido aparentemente estuvo de acuerdo; comentó, sin citarlo textualmente, que sí había delitos, aunque otro tipo de delito; que había una relación especial con la guardia civil, a la que se respetaba mucho y el intervenido se pre-sentaba voluntariamente a los dos o tres días al cuartel para ser procesado; que no había televisión como hoy, aunque este último elemento no era tan decisivo como se piensa. Esa visión de España me pareció contraria a la que conocí por medio de la literatura, los testimonios de exiliados y el cine. Por causa de estas experiencias, me parecía que era una sociedad muy diferente a la de Chicago de los veinte, pero muy violenta en su fondo. Entonces tuve que intervenir. Dije que entendía que en aquella época el crimen no tenía los niveles de organización, desa-rrollo y beligerancia que pueda tener hoy, como se ve en los perió-dicos y la televisión; que de acuerdo a escritores como Cela, en el fondo era una sociedad muy violenta. Cela fue el primero que me llegó a la mente, pero de acuerdo al cine, la literatura y los testimo-nios, entendía que era una sociedad similar a todas las demás, con sus particularidades de gitanos cosidos a puñaladas por venir de Cabra; con padres que mataban gracias a lo del honor; con guardabosques que desaparecían a las madres que les asesinaran las novias; con guar-dias civiles cuyas esposas estaban en una es-pera angustiosa por saber cuál de ellos había caído muerto; con historias de escaleras muy elocuentes; con asesinatos de las chicas que no querían com-placer a sus novios, como en todos lados. Para Garrido eso no era cierto, no podía creerse en Cela, ni en la literatura, no era ciencia. Esto último sí es una frase textual. La televisión, factor clave en este asunto, incide de manera muy relevante. Lo digo por experiencias personales, también por la experiencia como abogado defensor de menores, como profesor y como escritor no científico. Esta caja mágica no solamente enseña a delinquir directamente de modo que los usuarios salgan a matar al prójimo, a robar y a convertirse en gánsteres. Hay unos patrones de conducta que se le familiarizan empezando por la conversión del homo videns, ser incapaz de vivir la experiencia educativa, y del conocimiento del

lenguaje, de desarrollar destrezas cognoscitivas eficaces para no caer en el hoyo del ocio y la autodestrucción en que cae gran parte de nuestra población juvenil. De patrones de consumo, es mejor no meneallo. Puedo entender que los escritores dan una visión parcial de la realidad; que alteran, que juzgan, que son miopes a veces; que falsean, que usan sus experiencias personalísimas. Lo que no pue-do entender es el distanciamiento entre el llamado científico y el escritor. ¿Gregorio Marañón fue un científico? Él, y otros como él, que citaban la literatura, por ejemplo Ortega, enseñaron a pensar a varias generaciones de pensadores europeos. Basta con recordar a Johan Huizinga para trazar esa huella modélica. La literatura no es ciencia, eso es cierto. No se supone que se encuentren encuestas, ni estadísticas, ni fórmulas, en ella. La literatura española es uno de esos ejemplos de testimonios de la vida misma. No es que sea testimo-nio crudo, pero siempre ha sido índice, barómetro, vara de medir que no puede soslayarse. El es-critor construye una realidad lingüística, no objetiva; que se conforma a voluntad del creador; que se manipula y se con-cluye de igual forma. Ahora bien, siempre surge de la realidad, la refleja y la retrata. Su afán no es reproducir anécdotas objetivas, sino verosí-

miles, representativas. Y por encima de los tratados y las tesis es preferible leer el texto de una sociedad cansada, agotada, como la reflejada en La ballena, de Jesús Torbado, o la machista que retrata Terenci Moix recordando a Marilyn Monroe, que un estudio socioeconómico sobre estos aspectos sociales. Sencillamente la literatura nos lo presenta en forma viva; sencillamente dice más. La literatura no es estadística; como lo demostró la sociología, es muestra de conducta, es resumen de mentalidad, paradigma de conflictos, muestrario de sueños y fracasos colectivos, cuando lo quiere ser; representativa casi siempre. El menosprecio de la literatura como actividad enajenante y

abstracta es muestra de una incapacidad de colegir mediante contemplación, no es más que una dependencia de recur-

sos objetivos y concretos, para lo que simplemente hace falta disciplina, no talento. La literatura es las

dos cosas: disciplina y talento. No es ciencia como no lo es una foto bien lograda. Una foto

de una barriada pobre —y pensemos aquí en tantas famosas fotos sobre las que

se ha comprendido la compleja ma-deja humana— presenta de ma-

nera general, pero muy real, lo que significa la pobreza. No

tiene estadísticas sobre la cantidad de gente

que vive en el lu-gar, sobre lo que

comen sus morado-res, sobre

la violencia que ejercita

uno sobre otro, sobre el ingreso per

cápita, ni sobre las en-fermedades que lo circun-

dan. Si se piensa en una serie de fotos sobre dicha barriada

entenderíamos muchas necesidades, muchas vivencias: un velorio, un cuer-

po muerto en medio de la calle, una mesa con sus alimentos, una recámara, niños

riendo en un local repleto de basura, un altar con su arte religioso, un close up de una anciana

triste y desesperanzada... Nada de aquello se comenta en la foto, solamente

se sugiere porque hay mensajes que están muy claros, que son inmutables. Hay otros mensajes que no lo están. Se describe o se interpreta. Así puede ser, recalcamos, puede ser, la literatura: una foto o una colección de fotos, todo de-pende de la intención del autor y de la riqueza interpretativa del receptor. Tal vez ese condimento de reto a la creatividad es lo que mortifica a sus detractores.

*Escritor puertorriqueño. Letralia, Tierra de letras.

> LA PALABRA DEL DÍARebuznar

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Ibagué, 11 de octubre de 2009 >FACETAS 3

Cincuentenario históricoPor Pedro Bernardino Sosa Rubio*

lfonso López Pumarejo fue un tolimense que ocu-pó por dos veces la Presidencia de la República. Era un hombre de negocios, de espíritu empren-dedor, intuitivo, de extraordinario talento. Dejó una profunda huella en la historia política colombiana. Nació en la legendaria ciudad de Honda el 31 de

Enero de 1886. Este hermoso puerto, ubicado sobre el río Magdalena, era paso obligado de los viajeros que desde la costa se dirigían a la capital de nuestra nación. Allí nacieron eminentes colombianos como el arzobispo de Bogotá An-tonio Herrán, el historiador José Antonio Plazas, el escritor José María Samper, el prócer Alejo Sabaraín, el experto en asuntos financieros y políticos Alfonso Palacio Rudas, el se-nador Jaime Pava Navarro y el torero Pepe Cáceres, entre otros no menos importantes. Sede de un inusitado movi-miento económico, esta urbe ayudó al desarrollo industrial y comercial del país. El abuelo del estadista tolimense creó las Sociedades Democráticas. A mediados del siglo antepasado estas so-ciedades influyeron en el gobierno del país. Estuvieron for-madas por artesanos, zapateros, herreros y otros trabajado-res. El padre de López Pumarejo se llamaba Pedro A. López. Era gerente en Honda de la casa comercial que pertenecía a Miguel Samper. Don Pedro era un ciudadano muy diná-mico que adquirió terrenos para construir la planta eléctri-ca en Honda, ayudó a las obras del acueducto y alcantarillado de Ibagué y fue el impulsor del ferro-carril en nuestro departamento. Decía en sus comentarios que los colombianos no creemos sino en los extranjeros. Por esta razón mueren las iniciativas de nues-tros compatriotas para mejorar nuestra condición social. La madre de López Pumarejo pertenecía a la sociedad de Va-lledupar. Se llamaba Rosario Pu-marejo. Se casó con Don Pedro en 1882. Murió cuando su hijo tenía unos ocho años de edad. El político tolimense definió el hogar de su padre como “Tantos otros de la provincia colombiana, con una casa sencilla, sin lujos ni estreche-ces, donde mi madre había puesto las huellas de las virtudes cristianas de amor al prójimo, tolerancia y cari-dad”. Fue bautizado el 26 de Marzo de 1886 por el presbítero Andrés Avelino Páez en la parroquia de San Bartolomé de Honda que actualmente es la iglesia del Ro-sario. Este templo conserva el hermoso estilo colonial que ca-racterizó a las legendarias y cen-

tenarias edificaciones de esta ciudad tolimense. Su madrina de bautismo, Ana Rodríguez de Calderón, vivió muchos años y compartió el triunfo del doctor López, cuando salió elec-to Presidente de la República en el año de 1934. La casa donde nació en Honda fue adquirida por la nación para dar cumplimiento a la Ley 128 de 1972. Se conserva en perfecto estado y se exhiben algunos objetos que pertenecieron al político colombiano. La primera administración presidencial de Alfonso López Pumarejo abarcó los años de 1934 a 1938. Hizo una reforma constitucional en el año de 1936. En ella se estableció el sufragio sin limitación alguna. Declaró la función social de la propiedad y creó la facultad de expropiarla con fines de uti-lidad pública, pero con el pago de una justa indemnización. También se garantizó la libertad de conciencia y de cultos que no sean contrarios a la moral ni a las leyes. Los trabaja-dores obtuvieron una importante conquista laboral porque se consagró el derecho de huelga. Su cuatrenioo se denomino “La Revolución en Marcha”. La segunda administración presi-dencial de López, que comenzó en el año de 1942, estuvo rodeada de conflictos políticos, administrativos y sociales. El 10 de Julio de 1944 hubo un intento de golpe de estado diri-gido por un coronel contra el Presidente López en la ciudad de Pasto. Para protegerlo lo mantuvieron en una hacienda colonial que sirvió de alojamiento a las tropas patriotas que combatieron al mando de Bolívar en la batalla de Bomboná. El designado Darío Echandía se declaró en ejercicio del po-

der ejecutivo que presidía el gobernante hondano. Presionado por algunas investigaciones judiciales hechas a sus hijos Pedro López Michelsen y Alfonso López Michel-sen, acosado por numerosos debates políticos y cuestiona-do por la muerte de un boxeador apellidado “Mamatoco”, donde surgieron versiones que había sido muerto por algu-nos funcionarios de su gobierno, renunció al poder ejecutivo el 31 de Julio de 1945. Fue reemplazado por Alberto Lleras Camargo. Durante sus administraciones presidenciales Ló-pez contó con la colaboración de eminentes chaparralunos como Dario Echandía, José Joaquín Caicedo y Antonio Ro-cha Alvira. Fue la época en que mayor número de tolimenses desempeñaron altos cargos en la dirección del Estado. En la reforma constitucional de López de 1945 se concedió la ciudadanía y el derecho a desempeñar cargos públicos en la administración nacional a la mujer colombiana. También se determinó la disminución del número de debates para la aprobación de las leyes. Perteneció a la Asamblea Departamental del Tolima en el año de 1915. No utilizó ataques personales dirigidos a nin-gún grupo político, a ningún dirigente. En 1935 escribió, en un mensaje dirigido a Clímaco Villegas, lo siguiente: “Como hombre que ha educado sus nervios más en la adversidad que en la buena fortuna, acostumbro presentar mis propósitos con franco ca-lor, pero jamás con el fin de envenenar la vida política o de prender fuego apasionado a las pocas creaciones que nos dejó el tiempo”. Existe en Honda un importante colegio que lleva su nombre.

Se han levantado en el país algunos monumentos que honran su memo-ria. Ibagué tiene en la gobernación un famoso centro de convenciones que enaltece su obra política y admi-nistrativa. La Academia de Historia del Tolima conmemorará el cincuen-tenario de su muerte, acaecida en Londres el 20 de noviembre de 1959, en coordinación con el gobierno departamental, con los estamentos sociales y culturales de Honda. Los tolimenses evoca-mos su egregia figura, su obra de gobierno, deseamos que las gene-raciones contemporáneas tengan la misma firmeza de carácter, el mismo espíritu de servicio a la comunidad y la misma capacidad gubernamental que caracterizo al estadista hondano. De esta mane-ra conduciremos nuestra nación por los caminos de la paz y el pro-greso en las diferentes actividades del diario discurrir colombiano. Perteneció al Partido Liberal y fue un brillante orador.

*Miembro de la Academia de Historia del Tolima

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Por SERGIO VILLAMIZAR D. BOGOTÁ, COLPRENSA

urante sus 52 años de vida artística, 40 de ellos dedicados a “Los Van Van”, orquesta que fundó y dirigió durante estas décadas, Juan Formell no re-cuerda qué países le faltan por visitar. Lo que tiene claro es que quiere alejarse de los aviones, hote-les y escenarios; volver a La Habana (Cuba), su ciudad natal, y desde allí seguir haciendo música,

pero en otros niveles.

Por eso, poco a poco ha ido entregando la batuta de “Los Van Van” a Samuel Formell, su hijo, quien estudió música y desde hace años hace parte de esta mítica orquesta, a través de la cual Juan Formell logró convertirse en una de las piezas claves de la música bailable en el último cuarto de siglo. Con sólo 15 años de edad, en 1957, empezó a dar sus primeros pasos en la música, como bajista de orquestas de cabaret, hasta que, dos años más tarde, fue reclutado para que hiciera parte de la banda de música de la policía revolu-cionaria. Fue allí cuando comenzó su carrera como arreglista musi-cal y logró que fueran grabadas sus primeras composiciones. Los años 60 llegaron y su prestigio, dentro de La Habana, au-mentó, haciendo parte de la Orquesta

Rubalcaba y un año más tarde de la Orquesta de Peruchín.

Aunque contento por ha-cer parte de algunas de las agrupaciones de la élite de la música cubana, a sus

25 años de edad sintió la necesidad de iniciar su propio camino, te-ner su propio espacio para explorar concep-

tos que quizás, en otras orquestas no podía desarrollar. “En una orquesta de prestigio, a la que llegas como no-vato, te escuchan, te tienen en cuenta, pero al final es el di-rector quien decide el camino a seguir. Yo quería tener esa libertad, poder manejar mis conceptos, escuchar y ver qué se acomodaba a lo que yo quería y qué no. Por eso, pese a las críticas y la gente que me decía que estaba loco, creé ‘Los Van Van’”, comenta Juan Formell, quien se encuentra en Colombia presentando el más reciente álbum de su orquesta, titulado “Arrasando”. Fue a través de “Los Van Van” y pese a la gran oposición que surgió por parte de la comunidad de músicos en Cuba, que Formell decidió hacer lo que hasta ese momento era im-pensable: incorporar instrumentos eléctricos, como las guita-

rras, los bajos y los teclados, atreviéndose a reemplazar el contrabajo y el piano acústico, por nombrar algunos instrumentos que habían sido irremplazables en la mú-sica cubana. “Me llamaban loco. Otros me decían que

quería acabar con la música cubana, pero yo estaba convencido de que nuestra música tenía que ir acorde a los tiempos. Cuarenta

años después siento que no me equivoqué”, continúa Formell.

Con esta revolución musical “Los Van Van” marcaron la pauta en la música bailable latina,

incluso creando estilos como el Songo y el Buey Can-sado, los cuales vuelven a cultivar en “Arrasando”, la última producción en estudio que presenta esta orques-ta cubana.

Para bailar de a dos ¿Cómo ha sido la recepción

de “Arrasando” en Cuba? En Cuba apareció hace tres meses, con

una recepción muy buena, a la gente le ha gus-tado mucho, porque venimos de varios años de una corriente muy fuerte del reggaeton y la gente dejó de bailar en pareja, lo que perjudicó al son cubano, el songo y la timba. Con “Arra-sando” estamos recuperando esos ritmos e invitando a los bailadores a bailar de verdad. El disco no es todo salsa y timba, hay cosas hechas en fusión, para acercarnos más a la juventud. ¿Cuánto tiempo sin grabar un álbum con canciones inéditas?

Hace bastante tiempo. De grabar cosas nuevas como tres años; y digo mucho tiem-

Juan Formell

“Le dejo el camino a la nueva generación de ‘Los Van Van’”

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Ibagué, 11 de octubre de 2009 >FACETAS 5po, porque nosotros venimos de una época en que llegamos a grabar tres discos en un solo año. Que pasen tres sin estar en el estudio, se siente como si fuera mucho tiempo. Claro que nos dimos un gusto que teníamos enredado hace muchos años, que era presentar un DVD con “Los Van Van” en vivo. Hicimos una gira por dos años en la que pudimos pulir lo que queríamos llevar a escena. La grabación tenía que ser en La Habana, porque el sabor de Cuba tenía que estar allí. Logramos contar con la tecno-logía en audio, video y luces para hacerlo en el teatro Carlos Marx. Salimos con esta producción el año pasado y ha tenido bue-na recepción en Cuba. Esperamos traerlo pronto aquí. “Los Van Van”, siempre fuertes en es-cena… En vivo, un teatro lleno con la gente bai-lando, logramos presentar en el DVD la esen-cia de lo que son “Los Van Van” en directo. Siempre con nuestra bandera cubana gigante como telón de fondo. “Arrasando” es el primer trabajo de “Los Van Van” que no es di-rigido por Juan Forme-ll… Este es el primer disco en cuarenta años en el que dejo la batuta y se la doy a mi hijo, que lleva muchos años de preparación y trabajo con la agrupación. Sien-to que Samuel Formell está listo para tomar las riendas. Él hizo un estupendo trabajo, pero también tenemos un grupo de grandes mú-sicos que por iniciativa propia decidieron participar en la producción, tanto en los arreglos como en la composición de los te-mas. Dejé el peso del trabajo en ellos. Eso sí, lo supervisé y les di algunos consejitos, porque no es fácil estar al comando cua-renta años y de la noche a la mañana sol-tarlo completamente. El disco está hecho fundamentalmente por la nueva generación de “Los Van Van”. Todo esto lo hice a pro-pósito para ver hasta dónde eran capaces de hacer un disco sin la dirección mía, y la verdad que fueron fieles a nuestro sonido y se logró un excelente resultado. Siendo supervisor, ¿qué elementos le dio la nueva generación de “Los Van Van”

al sonido clásico que usted creó? Las orquestaciones son muy buenas, con mucha cuerda, con la intervención de gran-des músicos por iniciativa de ellos, y otros elementos que usualmente no estaban dentro del concepto de “Los Van Van”. Ellos llegaron con un tema de Rubén Blades y además con la voz de Vanessa Formell, mi hija que vive en Miami, quien hace un tema espectacular. Realmente se apropiaron del proyecto, lle-gando a usar elementos del funky y ciertas guitarras al estilo Carlos Santana.

Paso definitivo ¿Ya es el paso definitivo de dejar la ba-tuta de “Los Van Van”? Ya es hora, porque son 40 años sólo con “Los Van Van”, pero en total son 52 en el mundo de la música de manera profesional. Además, componiendo para mi orques-ta pero también para un sin fin de artistas amigos, como Omara Portuondo. Son más de 300 canciones hechas, más de 200 grabadas y como 100 que han sido éxito,

pero es el momento de otras cosas. Eso sí, yo seguiré siendo la representación de la orquesta, pendiente de ella, pero en otro nivel. ¿Dejará de componer? No lo creo, son cosas que no dependen totalmente de mí. En “Arrasando”

hay tres números míos, pero lo haré ya en los momentos que llegue la musa y no saliendo a encontrarme con ella. Quiero que mis hijos se fajen, a ver si pueden sostener la figura de “Los Van Van”. ¿Qué hará en el retiro? Toda la vida me ha gustado musica-lizar obras de teatro y comedias; lo he lo-grado cuando “Los Van Van” me lo permi-ten. Así también lo hice en el cine, con la música completa de una película llamada “Los pájaros tirándole a las escopetas” y la música de la obra “La barbacoa”. Mi sueño sería estar tranquilo en casa y escribir una comedia completa. Llevo años estudiando cómo hacerla. Quiero estar sereno hacien-do música, quizás no tan bailable, explorar otros ritmos que me interesan.

Busca el retiro para dedicarse a escribir una comedia musical y canciones en otros ritmos, que no sean bailables.

“Arrasando” es la primera producción

discográfica de “Los Van Van” en la que Juan

Formell no dirige.

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Por NELSON ROMERO GUZMÁN

l Querido Hermano Wolfgang Amadeus Mozart y la estrecha relación de sus composiciones mu-sicales con la masonería, ha generado desde su muerte una ilustre bibliografía que se ha nutrido en el tiempo con la misma intensidad de su obra. Chailley, Zörrer, Braunbehrens, los Massin, Sa-

die, Hurchings y Robbins Landon, Davenport, Deutsch, Eins-tein, Dent y Paumgartner, son nombres de algunos eruditos que lo han estudiado. El libro del tolimense Hernando Boni-lla Mesa, ingeniero civil y conferencista, es un tributo a los autores citados, una muestra de admiración a la masonería austriaca que elevó a Mozart a la cúspide de la hermandad y un homenaje a su padre Luis Ernesto Bonilla Ramírez, quien fuera médico, musicólogo y masón. Fue él quien por la déca-da de los cincuenta, revelara a su hijo el nombre y la música de Mozart, cuando tradujera del inglés los comentarios y tex-tos que acompañaban la grabación de la casa disquera Vox. Esos inicios culminaron con la investigación que durante 10 años realizara Hernando Bonilla, hasta que la editorial Pi de Medellín publica su libro en el año 2004. El libro de Bónilla Mesa, sin el afán erudito del tratadista, pero con la sencillez y la claridad del apasionado conocedor del contexto histórico del compositor de la Flauta mágica, de su biografía y su música, pone en manos del lector amante de la masonería, los amenos merodeos a la obra musical forjada por el genio de Salzburgo, a la vez que con ello des-taca una de los momentos más brillantes de la masonería austriaca en pleno siglo de las luces, agitado por el espíritu de libertad de la Ilustración. En ese orden de ideas, resalta Bonilla, a través de sus autores citados, el esplendor de la fraternidad universal como el más alto ideal de la congrega-ción masónica y sus propósitos espirituales de hermandad que culmina con la más acabada expresión en la música de Mozart, principalmente en La flauta mágica, la cantata La alegría del masón, La clemencia de Tito, entre otras. En la cita que sigue, fusiona Bonilla el espíritu del masón del Siglo de las Luces con el ideal que quiere expresar a través de la música: La excepcional idiosincracia de las obras masónicas de Mozart, si bien escasas y breves, hace que conformen un grupo totalmente aislado del resto de su producción, por-que son perceptibles ciertos caracteres claramente defini-dos. En la instrumentación, verbigracia llama poderosamen-te la atención el uso cada vez más frecuente y destacado de los instrumentos de viento, especialmente del corno di bassetto, el clarinete, el fagot, el oboe y el corno, logrando

lo que algunos musicólogos llaman el "timbre masónico"de Mozart. En lo referente a las tonalidades, el musico optó, con la notable excepción de La música fúnebre masónica (K. 477), por las tonalidades mayores, especialmente por mi bemol mayor (el subrayado es mío), reputada por muchos mozartianos entre otros Eric Blom - copio la tonalidad ma-sónica por antonomasia. Asimismo, y todo enmarcado en un ámbito "cordial y humano", en estas obras masónicas es donde mejor se observa una de las directrices más impor-tantes de toda su producción artística madura: la progresiva germanización de su musical, la que apunta directa e inexo-rablemente a la flauta mágica". Son varios los aportes que hace Hernando Bonilla en su libro El querido hermano Wolfgang Amadeus Mozart: el sur-gimiento de la masonería moderna del siglo XVIII en Austria, la cual surge con la transformación en la escala social de la asociación gremial de la Alta Edad Media, de carácter ope-rativo, a la confraternidad espiritual, de carácter especulativo y simbólico; también destaca el surgimiento de la masone-ría en un clima de poderes políticos en pugna y de fuertes dogmas católicos que buscan disolverla, igual que el autor explora como punto central de su pesquisa el espíritu masó-nico expresado en la obra musical de Mozart. Al respecto, Bonilla, en una cita que hace de América Carnicelli, pone de manifiesto las características del masón, y a su vez habla del significado de la música de Mozart: El Masón está obligado a obedecer la ley moral y, por consiguiente sus actos deben ajustarse rigurosamente a su

propia conciencia. Jamás podrá ser ateo ni un dogmático en materia religiosa. La tolerancia y el amor a sus semejantes deben estar presentes en todos los ángulos de su vida de relación. Debe ser hombre activo, estudioso, amante de la verdad y justo en sus conceptos y decisiones. El masón está, pues, obligado a mantenerse alejado de los vicios y a procurar su propio perfeccionamiento median-te el trabajo y la superación de sus defectos. A nadie puede estorbársele su ingreso a la masonería por razón del credo religioso que practique, ni a nadie, después de ser acepta-do, se le obliga a cambiar de fe o a obrar en contra de lar religiones establecidas... En el seno de esta institución se observa un culto ardiente por la libertad y por ello los maso-nes luchan contra toda esclavitud en todas las formas. Esos valores arraigados en el masón son asimilados por Mozart y llevados a una expresión de hermandad a través de algunas de sus composiciones que adquieren carácter simbólico, donde, "el ritmo de tres golpes, las notas ligadas en parejas simbolizan la amistad y la progresión de terceras y sextas representan la fraternidad (Allie Anne Duque, citado por Hernando Bonilla). Para un lector como el autor de esta nota, nada baquia-no en asuntos musicales y menos relacionados con la ma-sonería, el libro que puso en mis manos Hernando Bónilla Mesa tiene un significado parecido al mismo que el autor tuviera cuando otrora su padre Luis Ernesto Bonilla Ramírez puso ante sus ojos traducidas del inglés las composiciones de Mozart que vinieran acompañando las carátulas de los discos. Quiero decir que este libro es un interesante pun-to de partida para un neófito, pero también debe serlo para cualquier erudito de Mozart, por los análisis contrastados que hace Bonilla entre autor, obra, vida, contexto histórico y emoción personal, además de citas precisas, claras y au-torizadas con que apoya sus puntos de vista. Las virtudes que destaca Reinhard Pauly en la música de Mozart: amor, tolerancia, la dignidad del individuo durante el siglo XVII que "atrajo a muchas figuras destacadas de la política", son en-fatizadas por Hernando Bonilla en un contexto más amplio de nuestra independencia americana, específicamente en Colombia, por lo cual sostiene nuestro autos que: "Fueron masones Miranda, Nariño, Bolívar, Santander", entre otros. El espíritu de universalidad y de acción de la masonería, en-trañada en la música de Mozart, especialmente en la Flauta mágica, es la tesis que plantea el libro de Hernando Bónilla Mesa, quien nos ha legado una obra estimulante y necesaria, por dentro y por fuera de la hermandad masona.

Nelson Romero Guzmán es poeta y filósofo. Merecedor de numerosos premios de Poesía en Colombia.

Tomado de “Lecturas críticas” Números 6 y 7 de 2009. Bogotá

El Querido hermano MozartHernando Bonilla

Pi, Editorial Bogotá, 2008200 páginas.

La masonería in allegretto

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Ibagué, 11 de octubre de 2009 >FACETAS 7

POESÍA>

Jaime SabinesEL CUENTO>

Monólogo

Obras del pintor colombiano Omar Rayo. Expone actualmente en el MAT, Museo de Arte del Tolima.

Por Ender Rodríguez Molina*

Y aquí ando de nuevo muy, pero muy jodido entre ramales. Veo angustias acostumbradas en el polvo de esta calle mía, terca y torpe, golpeando las puntas del pasto verde torturado. No he nacido en las costillas blandas de la montaña que piso. Yo más bien, solía recordar a mi madre, como dulce prodigio, como tierra sepia. En el ocaso, siempre caminábamos juntos hacia el mar, ella y yo hacia el cielo azul. Las gigantes olas de las aguas del origen iban y venían en el vaivén de este mi planeta, mi pequeño y turbio mundo. Ahora, sólo cordilleras tengo a los lados, caminos y riachuelos cortados, ca-sitas como miles de cajas, ladronzuelos y matones, negociantes hijoeputas, entre otras alimañas. Así es la vida, como buen acertijo de dioses imprudentes del trópico. ¡Ah, bueno claro! También he vivido al lado del oasis. Ofelia, ha sido mi mujer. Unas hermosas lunas bajo su cuello, la selva de almíbar cerca del ombligo, y atrás un gran sol doble, protegiendo su figura toda. En su centro, el lugar del inicio, donde viven los seres, su vientre de agua pura. De allí salieron niños, mis propios hijos. Unos ya en el cementerio, bajo crisantemos y cruces. Otros, labrando la aurora, sin pasta, ni ropa, tan jodidos, locos y sin modales como su padre. ¡Vaya herencia coño! De todos modos, no me quejo así no más, sé que exista el sitio a donde voy. Sobre el fogón del hogar del patrón, escupí. Pasé noches en el mismo infierno, peleando contra molinos y rapiñas. Las balas iban y venían también con la vida, la cárcel, y un desierto sin migas de pan caliente. Las golondrinas a veces huyen, yo no. La mujer de mi vida apretaba el gatillo en su mente, sola y ausente, quería morir. Triste sufría por la enfermedad de nuestro pequeño. Luego murieron ambos. Signos de interrogación había en el cuerpo de mi niño, un tumor maligno reía tras el costado de un ángel. Debo ahora recordar, las buenas cosas de esta flor de la vida. Con la muerte del pequeño, encontré una vida más, renací pues. Dejé la extraña manía de maldecir a los muy cabrones, que también maldecían sus vidas. Había siempre muchos infelices y pobres, intentando joderse unos a otros como siempre. Ahora los bendigo. El asesino a veces sabe más de amor perdido, que otra cosa. Un tipo abandonado se vuelve quizás un absurdo corazón, sin tiernos deseos. ¿Será huérfano de la belleza? Alejado del afecto y lanzado contra la nada. En mi calle parece haber enemigos pero saben, si pienso bien, no es del todo así. En un huerto, juntos hacíamos algo común, glorioso encuentro de manos. Se juntaban las dudas, los cuentos y todo florecía, la mujer del vecino traía un trozo de algo para comer. Y hasta los pedacitos, se compartían en el edén donde nada había. Parecían familiares hermanos de alguna placenta quienes siempre conspiraban y peleaban. Esos días, no hubo guerras, mezquinos impulsos, ni rabia. A veces, no sabemos enterrar la ira y buscar la aurora entre todos. Para varios de nosotros, podría ser más fácil iluminarnos, la aurora se asoma apenas, ¡Coño, pero casi no la vemos! Debemos aprenderlo ahora. Hay ri- tos donde somos hermandad, se muestra la hermosura, el amor, pero a veces se esfuma. En mi historia, tengo unos hijos vivos, igual jodidos, igual hermosos. Tengo una casita de latas y pedazos de piedra, cartón, madera. Llueve y entra un río. Nosotros po- nemos el calor, la alegría. Nada nos distrae de vivir la vida rodante. Ella no se detiene, sólo avanza a pasos medianos. Vienen tormentas, plei- tos, coñazos con el poder, vainas con la injusta bregadera del absurdo, pero ahí vamos, lentos y alegres en la aurora. A pesar de todo, nada nos distrae, nada nos tumba el porvenir de levantar-nos recios. Acá a mi lado, sigue Ofelia, el mar de mi madre vive ahora en mí. Su agua me acobija, y mis hijos son miles y miles. Mi clan es ma-yor, ya no es de sangre, es de espíritu. Cada noche el rancho suena como el mar de mi madre. El oleaje va y viene como desti-no simple, como belleza y elixir de vida. Ofelia ya no vuela, duerme en la sombra de las alegres casas mal-hechas, el río casi seco que resiste, y las gentes. No pido más.

*San Cristóbal, Venezuela

Poeta mexicano

Es la sombra del aguaEs la sombra del agua y el eco de un suspiro, rastro de una mirada, memoria de una ausencia, desnudo de mujer detrás de un vidrio.

Está encerrada, muerta -dedo del corazón, ella es tu anillo-, distante del misterio, fácil como un niño.

Gotas de luz llenaron ojos vacíos,

y un cuerpo de hojas y alas se fue al rocío.

Tómala con los ojos, llénala ahora, amor mío. Es tuya como de nadie, tuya como el suicidio.

Piedras que hundí en el aire, maderas que ahogué en el río, ved mi corazón flotando

sobre su cuerpo sencillo.

Boca de llanto

Boca de llanto, me llaman tus pupilas negras, me reclaman. Tus labios sin ti me besan. ¡Cómo has podido tener la misma mirada negra con esos ojos que ahora llevas!

Sonreíste. ¡Qué silencio, qué falta de fiesta! ¡Cómo me puse a buscarte en tu sonrisa, cabeza de tierra, labios de tristeza!

No lloras, no llorarías aunque quisieras; tienes el rostro apagado de las ciegas.

Puedes reír. Yo te dejo reír, aunque no puedas.

Page 8: Facetas Octubre 11

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Ibagué, 11 de octubre de 20098 FACETAS>

Arte, cocaína y performanceArte, cocaína y performancePor Eduardo García Aguilar*

l escándalo provocado por el performance de la pres-tigiosa artista cubana Tania Bruguera en la escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional, durante el cual circularon tres bandejas con 20 líneas de cocaína cada una, como metáfora de un problema real e ineludible, muestra los niveles de intolerancia y ridiculez a los que está llegando Colombia en la primera década del siglo

XXI, después de casi ocho años de estar centrada en la palabra supuestamente divina de un caudillo mediocre, autoritario y abu-sivo. Un país que tuvo en los años 60 del siglo pasado una genera-ción de artistas de avanzada en los campos de la poesía, las artes plasticas, la crítica y el teatro como Alejandro Obregón, Gonzalo Arango, X-504, Enrique Buenaventura, Santiago García y Marta Traba, entre otras muchas figuras, ha retrocedido en unas déca-das a niveles impensables de ñoñez parroquial. Cuando sabemos que a Palacio de Nariño han entrado en secreto personas ligadas al narcotráfico y que el Congreso na-cional, compuesto en gran parte por personas relacionadas con la delincuencia, recibió con honores a narcoparamilitares de alto nivel, no entiendo como saltan algunos a pedir la expulsión de la artista cubana y exigir que se le haga un exorcismo, cuando ha estado presente en los principales lugares de la expresión artística contemporánea, donde, como en los performance presentados en la Bienal de Venecia, se logra por medio de duras escenas poner el dedo en la llaga de la realidad. El fotógrafo norteamericano Serrano provocó escándalo al mostrar imágenes de Jesús sumergidas en enormes vasos de vidrio llenos de orina, Anselm Kiefer presentó en el Gran Palais de París una exhibición de lo que sería una nueva guerra destruc-tiva, un artista representó al papa Juan Pablo II aplastado por un meteorito, y así sucesivamente el nuevo arte de hoy revela, como lo hicieron en su tiempo dadaístas y surrealistas, y con toda liber-tad además, las heridas y las verdades de nuestro tiempo. Marcel Duchamp causó y causa polémica todavía con su famoso orinal, considerado un punto básico de ruptura del arte del siglo XX. La artista francesa Louise Bougeois nos estremece con obras esca-lofriantes que nos obligan a veces a retirar la mirada, como ocurre

con Christian Boltanski, uno de mis más admirados artistas de hoy, cuyos performance pueden hacernos vomitar de angustia o de dolor. Otro artista ha osado con fortuna vender mierda humana enlatada como obras de arte. Warhol se hizo rico con sus famosas latas de sopas Campbell. En este caso la artista cubana no iba a presentar una obra “po-líticamente correcta” para dejar contentos a todos y partir del país como otro artista más domesticado después del coctel, de los tantos que hay en este país y en el mundo entre novelistas, poetas y artistas plásticos que prefieren callar y ser melifluos para quedar bien con todo el mundo: la izquierda y la derecha, los militaristas y los pacifistas, los gazmoños y los libertinos, los camanduleros y los ateos, los pobres y los ricos. El arte verdadero es el subversivo y no vale la pena dedicarse a ese oficio para ser complacientes. Kafka desenmascaró los horro-res de la burocracia y la novela norteamericana contemporánea va directo al centro de los problemas reales dejando fluir el lenguaje de las calles. Finalmente el arte y la literatura colombianos se han convertido por lo general en un ejercicio de arribistas que quie-ren ascender y tener la bendición de los poderosos escribiendo o haciendo obras insípidas para consumo y aplauso general. Tania Bruguera le ha dicho a los artistas colombianos que despierten como Lázaro, pues en las últimas décadas se han vuelto momias putrefactas de hipocresía, miedo y arribismo. Por el contrario los colombianos deberíamos felicitar a la artista cubana por su valentía y porque en un gesto maravilloso, mostró lo que es cosa común en los salones de los ricos del mundo, en los balnearios más exclusivos y en las altas esferas de los potentados, empresarios, ejecutivos, corredores de bolsa, modelos y actores de glamour, en las fiestas de las juventudes doradas de todos los países del primer mundo, empezando por Estados Unidos, que son los consumidores de la droga por la cual tienen estigmatizada a Colombia por la única razón de que enormes intereses se niegan a legalizarla. No nos metamos mentiras: Colombia es el principal productor del mundo de cocaína porque hay millones de consumidores en los países ricos, que están dispuestos a comprarla al precio que sea para amenizar sus fiestas o mantener la energía en las inter-minables y deliciosas rumbas de la sociedad de consumo. Si no existiera tal demanda libre en los países industrializados no habría

producción en Colombia y volveríamos a nuestras ac-tividades tradicionales. Con su “arte de conducta” la cubana Bruguera prueba que la legalización dejaría en manos de cada quien la responsabilidad de consumir o no, como ocurre con el alcohol, que es un elíxir tan peligroso como la cocaína, el cigarrillo, los autos de lujo y otras drogas legalizadas por las multinaciona-les. Si se legalizara el consumo, como ocurrió en los tiempos de la prohibición del alcohol, se acabarían las mafias, los capos, el lavado de dinero, la corrup-ción de los gobiernos, las policías y los ejércitos, y las sumas multimillonarias destinadas a una guerra inútil podrían aplicarse a prevenir y ayudar a los adictos y el resto a elevar el nivel de vida de los miserables o a mejorar los niveles de educación o la salud. Ya bas-ta del Plan Colombia y los miles y miles de millones de dólares destinados a hacer la guerra al interior del país, cuando el verdadero problema son los consu-

midores en Estados Unidos y Europa que hacen posible la producción mafiosa. ¿Cuántas generaciones hemos perdido los colombia-nos en esta lucha absurda? Miles de presidiarios en todo el mundo por el simple hecho de ser pobres “mulas” utilizadas, jóvenes en la flor de su edad que ven sus vidas arruinadas en las cárceles por el error de hacer un viaje equivocado con droga y decenas de miles de muertos en una guerra sin fin entre bandas y autoridades, que conduce sólo al derroche de sangre y dinero. Y mientras tanto los verdaderos capos y lavadores de dinero, los millonarios y los magnates, siguen libres gozando de su renta millonaria en los balnearios del poder y la gloria o entran como pedro por su casa al Palacio Presidencial. A Tania Bruguera deberíamos darle la nacionalidad hono-rífica como se la dieron a la polémica crítica argentina Marta Traba y a su coterránea la actriz Fanny Mickey, a quien alguna vez también se le consideró sulfurosa en Colombia por su irreverencia. Con su “arte de conducta” Tania Bruguera ha desatado la polémica sobre un tema esencial: ¿por qué no legalizar la cocaína en vez de sostener solos una guerra inútil en la que Colombia da los muertos y la sangre y los países del primer mundo sólo ofrecen sus narices? Dejemos de ser más papistas que el papa y ojalá quede atrás para siempre esta guerra absurda en la que nos tienen sumidos los energú-menos del Palacio de Nariño y sus áulicos hipócritas.

*Escritor y periodista colombiano residenciado en París. Con-Fabulación, periódico virtual.

Tania Bruguera

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