estevao tavares la reencarnacion

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    Estevo Tavares Bettencourt

    LAREENCARNACION

    97Cuadernos BAC

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    Estevo Tavares Bettencourtcs nronje bcncdictino dcl nronastcrio dc Sio Bcnto(Ro cie Janciro) v doctor cn Tcoloea.

    @ Biblioteca de Autores,crisrianos, de La Editorial catlica, S. A. Madrid 19g6.lrlateo Inurria, 15. 2803 Madrid.Degsito legal lvf . 78l- | 98.IfiBN 84-220_t220-0lmprime La Edirorial Catlica, S. A. Mateo Inurria, 15. Madrid.

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    La creencia en la reencarnacin ha penetrado nosclamente entre los no cristianos, sino tambin entre losrnismos catlicos. Muchos de stos, mal informados sobreeste tema, creen poder conciliar la fe eatlica con lacreencia en la reencarnacin. Para facilitar la informa-cin necesaria sobre el tema trataremos en las pginassiguientes: I ) En qu consiste la reencarnacin; 2) lotargumentos aducidos a este respecto; 3) dos concepcio-nes opuestas: reencarnacin y resurreccin.

    I. QUE ES LA REENCARNACIONReencarnacin significa el retorno de un espritu oelemento psquico a la carne o al cuerpo. Supone quedeterrninado spritu haba animado un cuerpo anterior-

    mente, se sepai luego de ese cuerpo y, despus de- uncierto tiempo, vuelve a la tierra y asume.otro_ cuerpo. Lasreencarnaclones se rigen por la ley del Karma, Qe,segn sus defensores, exige que todo individuo pagu.e(eipe) en una reencarnacin posterior las faltas cometi-das- en la vida presente. Se tratara de una ley ciega.Dejara de actuar cuando una persona - ya no tuvieseningn pecado que expiar. Esto le pcrmitira desencar-narse definitivamente.Segn los pueblos de tradicin hinduista, la reencar-naci puede darse en el cuerpo de un animal irracional(y por sto muchos de ellos muestran un extraordinario

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    respeto por los animales infrahumanos). En cambic, losoccidentales creen que las transmigraciones de las almasslo se producen de un cuerpo humano a otro.Adems de las corrientes religiosas procedentes de laIndia, tambin algunas escuelas filosfico-religiosas occi-dentales han adoptado la creencia en la reencarnacin: elespiritismo, los rosacruz, el esencialismo, la logosofa, laantroposofa y otras.Podemos encontrar tambin otros trminos muy afi-nes al de reencarnacin: metensicosis (transrnigracin delas almas), metensomatosis (cambio de cuerpo), palinge-nesia (nuevo nacimiento), pluralidad de existencias, etc.Pero lo que nos interesa ya es conocer qu argumentossuelen aducirse en las controversias sobre la reencarnacin.II. REENCARNACION: SI O NO?La tesis de la reencarnacin choca con la gran dificul-

    tad de gu, en estado psquico normal, nadie tiene con-ciencia o reminiscencia alguna de haber existido ya en uncuerpo en una vida anterior. As lo confiesa honestamen-te un ferviente adepto moderno de la reencarnacin:"El argumento ms importante contra la reencarnacin esel olvido casi general de las vidas anteriores; son muyescasos los recuerdos en la reencarnacin; por esto puedenalgunos considerarlas como meras ilusiones individuales... Sies verdad que ya hemos vivido otras veces, cmo se explicaque no slo la mayora de los hombres hayan olvidado esasvidas anteriores, sino tambin que los espritus ms eleva-dos, e incluso los mismos msticos, que penetran hasta laesencia misma del ser, las hayan olvidado?' (W. Luros-LAwsKr, Preesistenzo e Reincarnazione p.6ls, citado porP. Slu Lx, A ReencarnaEao dos Espriros [So Paulo 1946]

    p. l e2).Ahora bien, para quien ignora el motivo por el cual estdestinado a purificarse en este mundo (o por el cual se

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    reencarn) resulta sin sentido la sancin de la reencarna-cin. La justicia humana exige que el reo sepa por qu escastigado; el sentido comn se rebela contra un castigo sinninguna explicacin. Para que yo pueda enmendarme delos errores por los que soy castigado tengo que saber culesfueron. Incluso un perro que es castigado por haber ensu-ciado la casa es instruido sobre la falta que cometi.Recordemos las sabias palabras de Eneas de Gaza (t 520,aproximadamente):

    "Cuando tengo que castigar a mi hijo o a mi siervo,... comienzo por amonestarlos a fin de que en adelante seacuerden bien y puedan evitar caer en el mismo error.Acaso no debera Dios, cuando enva los ms terriblesastigos, instruir a aquellos que los sufren acerca del motivode tales castigos? Pdra brrarnos totalmente el recuerdode nuestros cimenes?... Qu provecho se puede esperar deun castigo si radie nos muestra cul fue nuestra culpa?Verdadeiamentc, tal castigo ira contra lo que pretende:solamente provoca irritacin y conduce a la rebelin"(Theophrastes: PG 85,302).A pesar de este contraargumento crucial, los reencar-nacionistas creen poder valerse de argumentos de ordenpsicolgico, filosfico, fsico, histrico y bblico. Analicg-mos tales argumentos.

    A) AncuMENros DE oRDEN pstcolclcoNarraciones obtenidas en sueo hipntico

    Para estudiar este asunto vamos a referir la historiade Virginia Tighe, ocurrida en 1952 en ios Estados Uni-dos de Amrica, ya que es el caso ms famoso y tpicoal respecto.Virginia Tighe fue hipnotizada por Morey Bernstein,honrado comerciante de Pueblo, Colorado (USA), detreinta y seis aos, que se dedicaba al hipnotismo por

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    pasatiempo, sin ser un especialista en esta materia. Pro-vocando en Virginia una regresin, le hizo "traspasar loslinderos de esta vida y pasar a su existencia anterior".Entonces Virginia cont que en el siglo xtx habia vividoen lrlanda y se llamaba Bridey Murphy. Haba nacido el20-12-1798,, en Cork (Irlanda); a los quince aos eraestudiante; se cas con Sean Brian Mac Carthy, hijo deun abogado de Cork, y se fue a vivir a Belfast, segn suhistoria. Se entretena tocando la lira o danzando la jiga.Compraba su ropa en Cadenns House. Su marido eraprofesor de derecho en la Queen's University, de Belfast,y escriba artculos para el peridico News-Letter, de laciudad. Bridey muri un"domingo de 1864, vctima deuna cada. Describi tambin sus funerales y su vidadesencarnada; hizo hincapi en que no pas por el purga-torio, al contrario de lo que le haba dicho el padre JohnGoran, de la iglesia de Santa Teresa. Dio tambin algu-nos otros datos sobre su nueva encarnacin. en cursodesde 1923.La historia contada por Virginia sobre su era muy viva y minuciosa; la narradorahablaba con acento irlands, usaba expresiones regiona-les de lrlanda, danzaba la jiga y mostraba particularida-des tan verosmiles que pareca haber experimentado yvivido realmente todo lo que iba describiendo. Impresio-nado por estos resultados, Morey Bernstein envi unacomisin de peritos a lrlanda para comprobar la autenti-cidad de esta historia. Estos emisarios -al igual que losreporteros del Post, de Denver; del Daily News, de Chi-cago, y de Life, que les siguieron- pudieron comprobarla veracidad de algunos detalles de la historia narrada;otros, en cambio, no fueron confirmados; resultaban in-cluso anacrnicos. Por ejemplo, Bridey Murphy decahaber raspado toda la pintura de su cama metlica cuan-do tena cuatro aos, en 1802; ahora bien, antes de 1850no haba camas de metal en Irlanda. Despus de estas6

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    investigaciones, en enero de 1956, Morey Bernstein pu-blic los resultados de todas sus experiencias y pesquisasbajo el ttulo The Search of Bridey Murphy (por BrideyMurphy), de 256 pginas. En pocas semanas se vendieron170.500 ejemplares!Para muchos, el fenmeno Bridey Murphy pareca serla prueba concluyente de la reencarnacin. Las grandesrevistas ilustradas, tanto de Europa como de EstadosUnidos, publicaron amplios reportajes sobre este casoinsinuando tal teora, como puede verse sobre todo en larevista Life (edicin espaola) del 9-4-1957 . Se multipli-caron las sesiones de hipnotismo con el fin de descubrire identificar

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    i 887, el espiritista Fernandes Colavida "magnetiz" a un"medium', gue consigui recordar cuatro de sus . I-os teosofistas Annie W. Beasant y Lead-beater refirieron otras experiencias semejantes.El caso de Bridey Murphy qued finalmente explica-do cuando el pastor protestante Wally White, QUe habaconocido a Virginia cuando frecuentaba su iglesia, dio aconocer nuevoi datos en unos artculos para el diarioAmerican, de chicago: de nia, virginia fue vecina de laseora Bridie (no Bridey) Murphy Corkell; y se enamorde un htjo de esta seora irlandesa, por lo .que ibafrecuentemente a su casa y escuchaba las historias auto-biogrficas que ella narraba, con acento irlands y recu-rrie-ndo al fblklore y al habla de Cork y de Belfas-t.Virginia absorba ess historia con gra.n inters, de modoquJse identificaba (hasta cierto punto) con^aquella seo-ra irlandesa, que ella consideraba como su futura_l.uegr?.Sin embargo, cuando se deshizo este noviazgo, Virginiaolvid las experiencias vividas en casa de Bridie -MurptryCorkell; pero en su inconsciente quedaron grabadas todaslas reminiscencias que le haban sido transmitidas por lairlandesa. Cuando, aos ms tarde, fue sumida en sueohipntico por Bernstein, Virginia (como toda personahipnotizad) perdi el control de s misma y se dej.guiartoiilmente por el hipnotizador. Este le ordenaba (comonarra el mismo Bernstein): "Quiero que su mente retro-ceda ms y ms... Hay otras escenas, en su memoria, detierras disiantes y lugares lejanos. Usted podr hablarmede ellas y responder a mis preguntas>. Inrnediatamentedespus de eita orden, Virginia Tighe se convirti enBridey Murphy, de Cork, en trrlanda. Para desempeareste papel sc de su inconsciente las histgrias que laseor'a irlandesa le haba contado y que ella interpretcomo sus propias experiencias en una vida anterior.El pastor Wally White manifest tambin que Virgi-nia, de joven, haba hecho declamaciones en irlands...,

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    que a los siete aos haba raspado la pintura de su carnade metal y que por ello se haba ganado una paliza(hazaa que Virginia atribua a "Bridey Murphy" en suencarnacin anterior). El nombre del esposo de Bridey-Sean Brian Mac Carthy- tambin tena su explica-cin: Sean es la forma irlandesa de John (nombre delhijo de Bridie Murphy Corkell, de quien Virginia estabaentonces enamorada), y Brian era el nombre del esposoactual y real de Virginia Tighe.Otros pormenores de la vida de Virginia Tighe, opor-tunamente investigados, coincidan con la historia atri-buida a Bridey Murphy y la explicaban suficientemente.De esta manera se puso de manifiesto Qe, para cumplirla orden de Bernstein, Virginia solamente haba narradoexperiencias de su vida presente, libremente asociadasentre s. Se haca, por lo tanto, intil, e incluso acientfi-co" el recurso a la reencarnacin.

    Una vez analizado el caso de Virginia Tighe, podemosaadir las siguientes reflexiones:Las investigaciones sobre los relatos de vidas anterio-res producidoJ bajo sueo hipntico nos permiten afir-mai que se trata-de fenmenos que tienen su raiz enla memoria y que pueden explicarse segn los conoci-mientos cientficos actuales. Habitualmente apenas so-mos conscientes de una octava parte de los conocimien-tos que hemos ido adquiriendo desde la infancia; lassiete octavas partes restantes estn almacenadas en elinconsciente, y nos resultan prcticamente ignoradas.Sin embargo, por efecto de un choque psicolgico inten-so, los conocimientos latentes pueden aflorar a la mentey combinarse de muchas maneras, dando ocasin l.qqet iniuiduo hable o proceda como si hubiese cambiadode personalidad. Esto es lo que sucede cuando, porejemplo, alguien es situado en estado de trance: unhipntizadoi que posea dominio sobre su paciente puedesugerirle que experimente las situaciones ms extraas

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    y ridculas; el hipnotizado sentir entonces calor y frocon sus respectivos sntomas; har con toda conviccinel papel de soldado, de general o de rey, de ricachn ode mendigo, segn lo que le sugiera el hipnotizador;retroceder asimismo en el tiempo, comportndose co-rno un nio, con voz infantil, mostrndose indiscreto ycaprichoso, gatear o escribir con letras de parvulito.Y, si el hipnotizador insiste, conseguir que su paciente.draspase el lmite de su vida presente>, contando episo-dios de una vida anterior. Claro que estos episodios, unavez comprobados, resultarn ser hechos ocurridos alhipnotizado en su existencia actual, pero asociados porsu fantasa de un modo diferente... Igualmente, el hip-notizador podr hacer que su paciente anticipe el futuioo la vejez, adoptando la voz ronca y trmula de unanciano.Es muy significativc el caso ocurrido al hipnotizadorShreveport (Luisiana), quien consigui transportar a di-versas personas a vidas anteriores, pero cometi un des-cuido al dirigirse al cuarto paciente. En lugar de decirle:"Quiero que retroceda ms y ms... a travs del tiempo...y a otros lugares...))r le dijo: ..... ms y ms... y a otromundo". Entonces el paciente anunci que era un serextrao, llamado ..Qr,, que viva en la luna, y que realiza-ba viajes interplanetarios en un platillo volante...!Tambin es digna de notarse otra circunstancia. Engeneral, las personas que dicen acordarse de sus existen-cias anteriores, se presentan como personas importantes.El observador Douglas Home declaraba que ya se habaencontrado por lo menos con doce Mara Antonieta,reina de Francia; seis o siete Mara Estuardo, reina deInglaterra; multitud de San Luis o de otros reyes; unosveinte Alejandro o Csar; sin embargo, nunca se habaencontrado con regresiones a personas insignificantes...Ahora bien, el que entre en una clnica de dementestendr fcilmente la oportunidad de conversar con mu-10

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    chos de la historia. As pues, estas pretendi-das reencarnaciones, en muchos casos, no sern otrastantas expresiones de megalomania de individuos psic-patas?Fenmenos de paramnesia

    Muchas personas que van por primera vez a un deter-minado lugar tienen la impresin de haber estado ya allanteriormente, reconociendo ahora ei ambiente con suscaractersticas. Y algunos se preguntan cmo se puedeexplicar este fenmeno --que llaman de paramnesia- sino es mediante la reencarnacin. La persona habravisitado tal lugar en una vida anterior.A este fenmeno pueden aplicarse cuatro explicacio-nes que hacen innecesario el recurso a la reencarnacin.Puede ser que la persona no haya estado consciente-mente en ese lugar, pero s haya estado all inconsciente-mente; ahora bien, el inconsciente (aun de un nio depecho) capta impresiones y las conserva en estado laten-te. Supongamos que un nio haya sido llevado a unaplaza pblica o a un cementerio; treinta aos ms tarde,esa misma persona vuelve al mismo lugar. Se comprendeque lo reconozca inmediatamente... y que afirme haberlovisitado ya anteriormente. Esto sera verdad, pero noprecisarnente en una encarnacin anterior.Puede ocurrir tambin que tal persona haya vistoimgenes de ese lugar en fotografias de algn libro o dealgn filme, y esto le hace creer que ya haba estado enese lugar.Se puede explicar tambin por la hiperestesia. Estefenmeno se da en algunas personas que son capaces deleer en el inconsciente de otras. Ahora bien, si voy porprimera vez al Japn y tengo la irnpresin de haberestado ya all, puedo preguntarme si me he encontradoalguna vez junto a una persona que ya hubiera estadoall. En caso afirmativo (que es bastante probable), yo

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    habra percibido inconscientemente lo que ese amigohaba vivido conscientemente y conservaba en su incons-ciente.' 'Sucede tambin que existen muchos objetos semejan-tes, de modo que cuando decimos que ya hemos visto algopuede ser que lo estemos confundiendo con otra cosasemejante.En resumen, existen varias explicaciones para los fe-nmenos de paramnesia basados en datos cientficos. Lanica explicacin carente de fundamento serio es el re-curso a la reencarnacin.Las personas geniales

    Los genios, segn los reencarnacionistas, seran esp-ritus que se han ido perfeccionando en encarnacionesanteriores.En cuanto a los nios prodigio, podernos observar losiguiente. Muchas veces los nios prodigio son los queaprenden con facilidad y rapidez. Pero estas cualidadesse deben a su constitucin nerviosa y pocas veces llegana ser personas de talento. Por el contrario, los niosaparentemente no inteligentes, pero que tienen un espri-tu reposado, aprenden de una manera ms continua y

    pueden llegar a ser personas importantes e incluso genia-les. Puede observarse tambin que los nios consideradosprodigio en matemticas o en msica son igual que losdems nios en otros sectores de la actividad intelectual.Y puede comprobarse que los prodigios de clculo son losms mecnicos, puesto que las mquinas calculadoraspueden realizarlos (sin tener inteligencia). A veces laspersonas poco inteligentes tienen extraordinaria facilidadpara el clculo, lo que demuestra que sta no es ningnindicio de prodigio ni de genialidad. Algo parecido puededecirse sobre los prodigios en la msica.t2

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    Aprender y recordarHay personas que aprenden con tanta facilidad, quedan la impresin de que slo estn refrescando unosconocimientos ya adquiridos (y quiz... adquiridos en unavida anterior).-Este rgumento no es reciente, pues ya loemple Platn (t +A a.C"). En el dilogo,- Menon refierequ Scrates haca preguntas a un esclavo y ste .lecbntestaba acertadamente; pero tales respuestas, segnel filsofo, revelaban la adquisicin de conocimientos enuna vida anterior a la unin del alma con el cuerpo.Platn observaba tambin que todos los hombres tienenconocimientos en estado latente que no han sido adquiri-dos en la vida actual, sino en una vida anterior.san Agustn (t 430) criticaba este argumento, obser-vando qu las respuestas acertadas le eran s-ugeridas alesclavo por el mdo mismo en que _e.ran formuladas."A medida que le hacan preguntas bien graduadas .ycoordenadas, el esclavo descubra lo que le sugeran y loiba expresando,, (De Trinitate XII l5: PL 42'l0l I ).Observemos tambin que el arte de estudiar y deaprender es una actividad psicosomtica; est en relacinnb solamente al psiquismo del estudioso, sino tambin asus disposiciones-f"rsicas o corporales. La imbecilidad, ladebilidd mental o idiotez... son consecuencias de lesio-nes orgnicas y, muY especialments, del cerebro. Por otraparte,-los espiitus que llamamos "ms evolucionados" sebenefician de dispoiiciones orgnicas y fisiol_gicas quefacilitan el apren dizaje, hacindolo ms inmediato e in-tuitivo. Un espritu bien dotado, en un cuerpo s?no,resultar natuialrnente propenso a un rpido y eficazaprendizaje de la verdad.Simpatas y antiPatas

    Dos personas que no se conocen mutuamente puedenexperimLntar una gran simpata o antipata recproca all3

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    encontrarse por primera vez. Los reencarnacionistas pre-tenden explicar este fenmeno afirmando que eran ami-gos o.enemigos en una encarnacin anterior.Sin acudir al recurso gratuito de la reencarnacin,pcdemos explicar este hecho de diversas maneras:Los psiclogos hablan de un "recuerdo traumtico"; setrata de un suceso insignificante acaecido en la infanciao en la juventud que deja huella en el psiquismo de lapersona para el resto de su vida. De esta manera, un nioque sufra una emocin desagradable por parte de unanimal (sapo, cachorro, gato, serpiente...) podr sentirdurante toda su vicla una profunda aversin a tales ani-males. Un efecto semejante pueden haber producido cier-tas personas o determinados nombres. Se cuenta el casode un chico que volva casi diariamente del colegio a casacon un grupo en el que vena tambin Hildegarda, unachica grandona y chismosa; pues bien: esto bast6 paraque posteriormente sintiera aversin a cualquier mujerque se llamara Hildegarda. Tambin se cuenta que elfilsofo Ren Descartes manifest siempre simpata porlas personas bizcas, porque la primera mujer a la queam tena este defecto. En suma, la psicologa registranumerosos casos en los que una emocin-choque (o trau-mtica) que parece haberse disipado hace mucho tiempoha dejado un registro emocional subyacente.

    "La ley de individualizacin de los instintos> exponela tendencia, observada por los psiclogos, de nuestroinstinto, el cual, al satisfacerse plenamente con n deter-minado objeto, pierde el inters por cualquier otro objetode la misma especie. De aqu provienen muchas simpa-tas inconscientes respecto a ciertos lugares o personas,como si solamente ellos pudienan hacernos felices.Tambin la "ley de las asociaciones psicolgicas> ex-plica muchos casos de simpatia o antipata .en el primerencuentro. Las personas desde el prirner momento nosrecuerdan (por semejanza en sus facciones, en su modo

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    de hablar o de mirar, ein sus gestos...) a otras personasque nos resultan queridas o repelentes. De aqu naceespontneamente una simpatia o antipata hacia esa nue-va persona."Otras veces los sentimientos de'simpatia o antipatatienen un trasfondo sexual (sex-appeal). Se trata de algonatural y no necesariamente vicioso.Estas explicaciones son suficientes y nos eximen delrecurso a la reencarnacin.

    Las tendencias e inclinacionesAlgunos nios sienten gran inclinacin por algunaprofesin o arte: quieren ser soldados, aviadores, ingenie-ros, artistas de cine o de televisin... Ahora bien, esto-nos dicen- slo se explica porque tales personas ha-ban ejercido tal profesin o arte en una encarnacinanterior.Por nuestra parte, les respondemos que si tales incli-naciones provinieran de una vida anterior, tendran queser innatas. Ahora bien, es dificil admitir que alguienhaya sido astronauta, locutor o artista de televisin enuna encarnacin anterior, puesto que se trata de profesio-nes nuevas. Por consiguiente, tien que haber otia expli-cacin para este fenmeno. En efecto, la psicologa ense-a que si alguien oye, desde su infancia, elogiar undeterminado arte o ciencia, podr concebir fcilmente supropio futuro en funcin de tal arte o ciencia.Los instintos

    Normalmente sentimos inclinacin por unas cosas yaversin por otras; se trata de instintos innatos, no adqui-ridos en esta vida. Segn los reencarnacionistas, estosera una prueba de que existieron encarnaciones anterio-res: .,el hombre que manifiesta talento musical, tal vezhaya sido antes ruiseor; el que posee grandes facultades15

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    para arquitecto, tal vez haya viVido anteriormente comocastor", como dice textualmente el espiritista L. Figuier(Dopo morte p.336).Observamos que tanto los hombres como los animalesirracionales tienen instintos congnitos, sin los cuales nopodran sobrevivir (alimentarse, defenderse...) y perece-ran necesariamente. Los instintos bsicos pertenecen ala estructura dinmica de cualquier organismo vivo. Secomprende que, adems de los instintos fundamentales,los seres humanos tengan otros instintos peculiares, ca-ractersticos de su propia personaiidad; stos les capaci-tan para ejercer sus funciones en la sociedad e insertarseen la comunidad humana, sin lo que nadie puede auto-realizarse.Las semejanzas y las desemejanzas

    A veces, despus de la muerte de una persona, naceotra muy semejante a la fallecida. Segn algunos estu-diosos, se tratara de un caso de reencarnacin: el espritudel difunto habra vuelto a este rnundo en un cuerpo muysemejante al de la encarnacin anterior.Como respuesta podemos observar que los reencarna-cionistas no se sorprenden de que un hijo se parezca a supadre o su madre, porque esto se explica naturalmentepor las leyes de la gentica, sin tener que recurrir a lareencarnacin. Sin embargo, si nace un nio que separezca a su abuelo, a su bisabuelo, o a cualquier otropariente ya "desencarnad6", hay algunos que piensan queeste sorprendente fenmeno tiene que explicarse por lapluralidad de existencias adoptadas. En realidad, estatesis pone de rnanifiesto una ignorancia de los ms re-cientes estudios sobre la herencia de los caracteres fsicos(color, facciones, altura...) y psquicos. Al engendrar elcuerpo del hijo, los padres condicionan sus trazos somti-cos y las facultades psquicas a ellos ligadas (ya que

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    todas las acciones humanas son actos de un compuestopsicosomtico).Ntese adems ge, incluso entre personas no consan-guneas, pueden existir extraordinarias semejanzas. Y notiene sentido tratar de explicarlas mediante la hiptesisde la reencarnacin, dado que tales individuos no consan-guneos son muchas veces contemporneos entre s, demodo que uno no puede ser la reencarnacin del otro.Otro argumento esgrimido en favor de la reencarna-cin se apoya precisamente en el hecho contrario: entrelos hijos de los mismos padres se encuentran sorprenden-tes diferencias de capacidad intelectual y de carctermoral. En un hogar tranquilo nace a veces un individuode espritu indisciplinado y vagabundo; ocurre que, inclu-so entre gemelos, se dan caracteres y temperamentosmuy diferentes. Todo esto parece desafiar a las leyes dela herencia y exigir, segn ellos, una explicacin median-te la teora de la reencarnacin.Por el contrario, consideramos que tal hiptesis estsuponiendo unas ideas demasiado estrictas de la herenciay del atavismo. Por otra parte, tampoco toma en conside-racin los factores accidentales que afectan a la vidaintrauterina, al nacimiento o a la prirnera infancia decada individuo, y que tienen que ser analizados en cadacaso particular.

    B) AncuMENTos DE oRDEN plr-osr'lco-RElrcrosoLa suerte desigual en la existencia

    uno de los ms frecuentes argumentos filosficos enfavor de la reencarnacin es el de las desigualdades entrelos hombres. Unos nacen ricos, sanos y muy capa.citados,mientras que otros vienen al mundo enfermos,- incapaci-tados y pobres... Ahora bien -arguyotr-, esto sio sepuede explicar por el hecho de que unos y otros hayan

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    vivido encarnaciones anteriores; en tal caso, por sus mri-tos o demritos (sancionados por la ley del karma) obtu-vieron suerte feliz o desgraciada para su presente encar-nacin. En efecto, la ley del karma ensea que todo actomalo cometido contrae una deuda que deber ser paga'da; si no lo es en esta misma existencia, io ser en lasiguiente o en las sucesivas.A todo esto podemos responder:Resulta gratuita la suposicin de que todos los hom-bres deberan haber comenzado a existir en iguales con-diciones fisicas y. psquicas. Dios es soberanamente librepara crear a quien quiera y como quiera. Observamosque en la naturaleza no hay ni siquiera dos hojas o dosflores absolutamente iguales entre s; y es precisamenteesta variedad la que produce la belleza del universo. Loque nos garantiza la justicla divina es que cada creatura,dentro de su propia realidad, recibe las gracias necesariaspara llegar a la plenitud de perfeccin; sin duda alguna,el Seor Dios llama a cada ser humano a la perfecciny le ofrece los medios necesarios para alcanzarla.Adems, es falso hacer coincidir la felicidad con lasalud, el dinero, el xito temporal... Muchos de los queposeen tales bienes estn inquietos y no pocas vecessufren dramas ntimos o pblicos; por el contrario, mu-chos que no los poseen se sienten tranquilos y serenos, ytransmiten a los dems su pzz, su magnanimidad y susvalores morales. En realidad, la gran deza de una personano est en el tener, sino en el ser; puede uno tenermuchos bienes materiales, pero ser !n monstruo, o, porel contrario, puede no tener muchos bienes materiales yser de una grandeza de nirno excepcional. Y esta gran-deza de nimo recibir la felicidad mxima, QUe es lavida eterna.Por otra parte, nos resulta muy dificil aquilatar enqu consiste la felicidad de los hombres, pues es ciertoque no hay nadie que no tenga que cargar con su eruz.18

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    La cruz es una escuela o instrumento de purificacin ode engrandecimiento, como ya expresaban los antiguosgriegos con su juegc de palabras pthos mthos (elsufrimiento es enseanza); San Pablo usa este mismojuego de palabras en su Carta a los Hebreos, eil elcaptulo 5, versculo 8. Y ciertamente que al permitir quecada uno sea tentado, el Seor Dios le da la gracianecesaria para superar el mal y sacar el correspondientebeneficio (cf. I Cor 10,13).Analicemos ahora la ley del karma. Esta es la aplica-cin de la ley de la causalidad fsica al mundo moral: uesuna ley sin excepciones, que rige al universo entero,desde el tomo invisible e imponderable hasta los astros;consiste en que toda causa produce su efecto, sin quenada pueda impedir o desviar el efecto una vez puesta lacausa> (vase F. M. Pnl-nes ., Metapsquica y espiritis-mo [Barcelona 19501 p.a8\. Es ciega, automtica y nointeligente, igual que las leyes fsicas. Cualquier actotendr inevitablemente sus consecuencias, sin posibilidadde indulto.Ahora bien, no hay ninguna prueba de que exista laley del karma, as como tampoco hay prueba alguna dela reencarnacin. Se trata de una ley fatalista, mecanicis-ta, que no se integra bien ni con la bondad de Dios ni conla libertad del hombre. En el Evangelio, Dios se muestracomo Padre..., un Padre que, segn, la parbola del hijoprdigo (Lc l5,l l-32), perdona inmediatamente al hijoque se muestra arrepentido. Incluso podemos decir que laley del karma lleva al absurdo; pues, segn ella, todapersona que sufre en esta vida estara pagando gravespecados de alguna encarnacin anterior (sera un granpecador reencarnado); en cambio, todo individuo sano yrico estara recogiendo los frutos positivos de las virtudespracticadas en una existencia precedente (sera una per-sona benemrita); pero todo esto se contradice con laexperiencia.

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    Finalmente, no podemos saber la causa precisa por Iaque cada creatura sufre..., y sufre tales o cuales males.Ningn sistema filosfico ni religioso puede explicarloplenamente. Slo podemos afirmar, dentro de la doctrinacatlica, que Dios, en su suma sabidura, no se engaa nicomete injusticias; un da todos llegaremos a conocer elporqu de los designios del Seor. Mientras tanto pode-mos decir que el sufrimiento no siempre es un castigo porlos pecados personales, pero ciertamente siempre es pro-videncial; es una ocasin de crecimiento interior, de mo-do que quien no sufre se va haciendo ms mezquino yencerrado en su egosmo; la naturaleza humana se bene-ficia enormemente en el crisol del sufrimiento. La justi-cia de Dios est en proporcionar a todo hombre lasayudas necesarias para llevar su propia cruz con grande-za de alma, de tal manera que adquiera mritos.El infierno

    Los reencarnacionistas consideran que la idea cristia-na del infierno se contradice con la de un Dios bueno yperfecto; por el contrario, la reencarnacin evitara estacontradiccin.Ante todo, la doctrina sobre el infierno no contradiceen absoluto la bondad de Dios. Lo que hace que elinfierno sea inaceptable para muchos contemporneos esla falsa concepcin que de l se han formado. Vamos aexplicarlo ms detalladamente.Jess manifest claramente Qo, despus de la pere-grinacin terrenal, hay dos formas posibles de vida parael hombre: bienaventurada una, infeliz la otra. Esto es loque nos manifiestan las parbolas de la cizaa(Mt 13,24-30), de la red del pescador (Mt 13,37-40), delos convidados a la cena (Lc 14,16-24), de las diez vrge-nes (Mt 25,1-12). En la parbola del rico Epuln y delpobre Lzaro (Lc 16,19-31), el contraste se acenta convehemencia: despus de la muerte pueden invertirse los20

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    papeles que actualmente desarrolla cada uno. Estas dossuertes tras la rnuerte aparecen tambin tajantementemarcadas en la escena del juicio universal (Mt 25,33-46).El infierno no tiene nada que ver con las imgenespopulares de un tanque de azufre hirviente; y ni siquieraes algo creado por Dios. Es ms bien la frustracin totalo la separacin de Dios como consecuencia de la opcinlibre de la creatura en la tierra.Con otras palabras: todo ser humano fue hecho parael bien..., y para el Bien inagotable o Bien infinito, quees Dios. Este, implcita o explcitamente, ejerc su atrac-cin sobre todo hombre, al igual que el Norte atrae a laaguja magntica de la brjula. Si uno, usando su volun-tad libre, dice S a ese Norte (: Dios), encontrar sureposo y plenitud (la bienaventuranza celestial). Por elcontrario, si dice No y en el da de su muerte se encuen-

    tra en esta actitud de repulsa consciente y voluntaria,quedar en el definitivo distanciamiento de Dios; el Se-or respetar su opcin negativa y no lo forzar paravolverlo hacia El. Esta situacin es la que denorninamosinfierno,' la misma creatura es la que se condena a talestado, sin que el Seor Dios necesite proferir ningunasentencia. Adems de esta dolorosa frustracin, existe enel infierno lo que la Sagrada Escritura llama fuego, peroste es un fuego que no es el de la tierraEste estado es definitivo y sin fin, porque el almahumana es, por s misma, inmortal. Slo terminara:si el Seor aniquila ra a la creatura (pero esto seracontrario a la sabidura del Creador, porque no destruyelo que ha hecho);si el Seor forzara la voluntad de la creatura para quele diera un s pstumo, contrario a su libre opcin (peroel Seor, eue le dio libertad al hombre, no se la quita);si el Seor dejara de amar a la creatura y ya no sele mostrara como el Sumo Bien; entonces el pecador seencerrara en s mismo o en su egosmo, sin experimentar

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    la atraccin de Dios, y, por lo tanto, tro sufrira elinfierno. Pero el Seor no puede clejar de amar al hom-bre, porque no puede contradecirse; no puede decir nodespus de haber dicho s,' su amor es irreversible.Esto es lo que se entiende por infierno en una correctaconcepcin cristiana. Como puede verse, este estado,lejos de ser incompatible con la santidad de Dios, provie-ne precisamente del amor de Dios por la creaturz, y de unamor tal que no puede contradecirse ni disiparse(cf .2 Tim 2,1l-13).No hay, pues, necesidad de recurrir a la reencarna-cin para evitar un "infierno indigno de Dios". Importadejar claro Qe, eir el decurso de su peregrinacin terres-,tre, el hombre recibe del Seor todas las gracias necesa-rias para santificarse y llegar a la plenitud de la vida.

    C) AncUMENToS DE oRDEN NATURALLa ley de los contrariosSegn Platn, la "ley de los contrarios" es una leyfundamental de la naturaleza. Segn ella, la vida slopuede nacer de la muerte, que constituye su contrario.Por esto, todo nio que nace corporalmente es alguien

    que ya muri corporalmente.Podemos responder que la ley de los contrarios seaplica, en todo caso, a las realidades homogneas: unpeso superior supone la existencia de otro infefior, untamao rnayor supone otro menor, un tiempo prolonga-do supone otro ms breve... Sin embargo, esta ley notiene sentido en el plano de realidades heterogneas,pues no puede decirse que una dimensin mayor proven-ga de un peso ms liviano, ni que un tiempo ms prolon-gado provenga de una densidad ms tenue. Ahora bien,la vida y la muerte no son realidades homogneas,difieren entre s como la longitud y el peso; en algo22

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    muerto es imposible descubrir una inclinacin, por mni-ma que sea, a producir la vida; e igualmente, en lafuerza expansiva de la vida, no se ve ninguna tendenciaa la inmovilidad de la muerte.El proceso cclico de la naturalezaLa naturaleza -dicen- procede por ciclos: da-no-che, verano-invierno, primavera-otoo, simiente-planta-simiente... Por consiguiente, tambin la existencia del serhumano estara marcada por los ciclos de las reencarna-ciones.Respondemos que ninguna de esas analogas tienefuerza probatoria; no se ve por qu haya que deducir deellas que el hombre tenga que morir y renacer peridica-mente. Ms an: en la naturaleza no se descubre ningnfenmeno que presente una genuina analoga con lareencarnacin. La simiente arrojada a la tierra se desa-rrolla en una planta que vive durante un tiempo y luegomuere; el viento dispersar los restos de la planta muer-ta, fertilizando los campos y favoreciendo el germinar deotras semillas. Pero nunca se ha dicho que la plantamuerta se transforme en semilla y vuelva a vivir. Esverdad que, antes de transformarse en materia corrompi-da, la planta produce frutos de cuyas semillas nacernnuevas plantas; stas, a su vez, darn frutos, y as indefi-nidamente. Sin embargo, estas nuevas plantas no son larepeticin o la reencarnacin de las anteriores; son indivi-duos totalmente distintos; cada una posee una estructuraorgnica nicamente suya.

    D) AncuMENTos DE oRDEN HlsrnrcoLos pueblos no cristianos

    Los reencarnacionistas apelan tambin al testimoniode los pueblos antiguos, afirmando que stos, desde las

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    pocas ms remotas y con cierta unanimidad, profesaronla creencia en los sucesivos retornos a este mundo.Sin embargo, un atento examen de los documentoshistricos nos lleva a conclusiones muy distintas. El pa-dre Paulo Siwek, S. J., en su obra A Reencarnagao dosEspritos, afirma:

    "Son muchos los pueblos que se mantuvieron refractariosa las concepcioncs reencarnacionistas. otros muchos admi-tieron tardamente esta doctrina, que no exista en su credoprimitivo.No se cncuentran vestigios rcencarnacionistas entre lospersas. por destacar un ejemplo; tampoco reconoce la reen-carnacin la religin primitiva de China, que slo tarda_mente la accpra bajo la influencia del budismo. Igualmente,la religin del antiguo Egipto es ajena a ra idea J. r..n.ur-nacin" (p.l2s).En la misma India, que a veces es considerada comola cuna de la tesis de la reencarnacin, su religin primi-tiva no conoca esta doctrina. Los textos ms antiguos dela literatura hind y de la iiteratura mundial que profe-san la palingenesia datan de los siglos vn y vt anies deCristo, y se encuentran en algunos himnos Upanishads.Los orientalistas no saben cmo ni por qu se origin estacreencia en la India. Incluso en los pueblos que profesa-ron la reencarnacin hubo eminentes personajes que noadoptaron esta teora; por ejemplo, no la adoptaron losms destacados pensadores de Roma ni tampoco muchosfilsofos griegos, entre los cuales destaca Aristteles co-mo el ms importante de todos.Podemos, pues, concluir que no existe unanimidadentre los pueblos antiguos respecto a la reencarnacin.Unanimidad existe, ciertamente, respecto a la inmortali-dad del alma; todos los pueblos conocidos creen que lamuerte del compuesto humano no implica la muerte delalma y que sta sobrevive a la separacin del cuerpo. Laidea de la resurreccin de los cuerpos o de la restitucindel compuesto humano emerge en el judasmo tardo24

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    (cf. Dan 12,2s;2Mac 7,ll.l4) y llega a ser uno de losgrandes artculos de fe en el cristianismo.La tradicin de la Iglesia

    Hay quien afirma que los antiguos cristianos creanen la reencarnacin y que slo en el siglo vl se habraapartado la Iglesia de tal doctrina.Para responder a este argumento vamos a exponeralgunos testimonios de los primeros siglos del cristianismo.Clemente de Alejandra (l 215) considera arbitrariala doctrina de la reencarnacin, porque no se basa ni enlos indicios de nuestra conciencia ni en la fe catlica;hace notar que la Iglesia no la profesa, que quienes laprofesan son los herejes, y muy especialmente Baslidesy los marcionitas (cf . Eclogae ex Scripturis ProheticsXVII: PG 9,706; Excerpta ex Scriptis TheodotiXXVIII: PG 9,674; Stromata III 3; IV l2: PGI I l4s.l290s).San Ireneo (f 202) observa que en nuestra memoriano se conservan vestigios de las pretendidas existenciasanteriores (Adv. haer. II 33: PG 7,830s); en nombre de lafe le opone el dogma de la resurreccin de los cuerpos:nuestro Dios es suficientemente poderoso para restituircada alma a su propio cuerpo (ibd., II 33: PG 7,833).Podramos citar otros autores antiguos que hacensemejantes reflexiones. Es importante mencionar a Origenes de Alejandra (t ZS+. Este autor propone comohiptesis la preexistencia de las almas. Segn 1, todoslos espritus fueron creados desde la eternidad y dotadosde una misma perfeccin inicial. Muchos, sin embargo;abusaron de su libertad y pecaron. Este pecado habrasido la trcasin de que Dios creara este mundo visible, enel cual viven los espritus rebeldes encerrados en cuerposmateriales. Despus de la muerte, las almas sern entre-gadas a un fuego purificador. Pero, al fin de los tiempos,en la restauracin universal, todos los pecadores se salva-

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    rn y sern reintegrados a la suprema felicidad, y Diosser todo en todos. El infierno, por lo tanto, no seraeterno.Advirtamos que estas ideas fueron propuestas conreservas y a modo de hiptesis (cf . Peri Archon:PG I1,224). Los discpulos de Orgenes, denominadosorigenistas, eran monjes de Egipto, de Palestina y deSiria, que seguan los escritos ascticos y msticos delmaestro, pero eran poco versados en teologa; por esto notenan criterios para discernir entre las verdades de la fey las proposiciones hipotticas de Orgenes. Ciertamente,lcs origenistas de los siglos IV-vt profesaron como artcu-los de fe no slo la preexistencia de las almas y larestauracin final de todos en la bienaventuranza inicial,sino tambin la reencarnacin. De esta manera ibancontra el pensamiento del mismo Orgenes, que se opusoa la reencarnacin considerndola como "fbula inepta eimpa" (In Rom. V: PG 14,1015).Las doctrinas de los origenistas llamaron la atencinde las autoridades de la lglesia. En el ao 543, el patriar-ca Menas de Constantinopla redact y promulg quinceanatemas contra Orgenes, de los cuales nos interesandirectamente los cuatro primeros:l. "Si alguno cree en la fabulosa preexistencia

    de las almas y en la reprobable rehabilitacin de lasmismas (que generalmente va asociada a aqulla),sea anatema.2. Si alguno dice que los espritus racionalesfueron todos creados independientemente de la nra-teria y ajenos al cuerpo, y que algunos de ellosrechazaron la visin de Dios, entregndose a actosilcitos, siguiendo cada cual sus malas inclinaciones,de modo que fueron unidos a cuerpos ms o menosperfectos, sea anatema.3. Si alguno dice que el sol, la luna y las estre-llas pertenecen al conjunto de los seres racionales y

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    que se transformaron en lo que hoy son por habersevuelto hacia el mal, sea anatema.4. Si alguno dice que los seres racionales en losque se enfri su amor a Dios se ocultaron encuerpos groseros como los nuestros, y entoncesfueron llamados hombres, mientras que aquellosque llegaron al ltirno grado del mal obtuvieronpor su parte cuerpos fros y tenebrosos, convirtin-dose en lo que llamamos demonios o espritus ma-los, sea anatemar.

    El Papa Vigilio y los dems patriarcas' aprobaronestos artculos. Sacamos, pues, en consecuencia que ladoctrina de la reencarnacin nunca fue profesada oficial-mente por la Iglesia catlica (porque contradice al Credocristiano); sin embargo, despus de Orgenes (s. III) fueprofesada por algunos grupos de monjes orientales, pocoiniciados en teologa; en el 543 fue solemnemente recha-zada por las autoridades de la Iglesi a. La misma condenase repiti en los concilios ecumnicos de Lyn Q27 $ yFlorencia ( I 439), que afirman el trnsito inmediatcl deesta vida al estado definitivo en e! ms all (DZ 8574641 y 1306 [693]). El concilio Vaticano II habla tam-bin del "nico plazo de nuestra vida terrena", citando laepstola a los Hebreos 9,27 y rechazando la teora de lamigracin de las almas (cf. Lumen gentum n.48).

    E) AncuMENros sisr-lcosLos escritos del Nuevo Testamento estn ntimamen-te asociados al pensamiento judo precristiano, que noadmita la reencarnacin de las almas. Los judos secerraron a esta doctrina, profesada por algunos filsofosgriegos, ya que eran claramente hostiles a cualquiersincretismo religioso. En este ambiente predic Jess suEvangelio.Hecha esta observacin, analicemos brevemente los

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    textos bblicos que suelen aducirse en favor de la reencar-nacin.Juan Bautista y Elas

    Segn el texto de Mt 17,10-13, los judos crean queElas no haba muerto, sino que haba sido arrebatado alos cielos (cf. 2 Re 2,ll) y que volvera a la tierra paramostrar y ungir al Mesas; y ciertamente, en tiempos deCristo, tan agitados polticamente, el profeta Els eraansiosamente esperado en Israel. Pues bien, el Evangelioafirma que Juan Bautista hizo las veces de Elas al imitarla actitud enrgica y valiente del profeta (cf. Lc 1,17), yel mismo Juan Bautista neg tajantemente ser Elascuando le interrogaron los emisarios de Jerusaln(cf. Jn 1,,21\. As pues, a la luz de estos textos hay queentender otro texto ms sirnblico, como el de Mt I l,l4s.Ms an: en el momento de la transfiguracin, Moi-ss y Elas se le aparecen a Jess (cf. Mt 17,3), perocomo Juan ya haba muerto ejecutado por Herodes,debera habrsele aparecido Juan Bautista y no Elas,conforme a la doctrina de la reencarnacin. En efecto,esta doctrina ensea QUe, cuando un espritu se materia-liza, siempre se presenta en la forma de la ltima encar-nacin. Por lo tanto, Juan Bautista no poda ser lareencarnacin de Elas.Jess y NicodemoEn el texto de Jn 3,3 aparece el adverbio griegonothen. y suele traducirse por "de nuevor: ,,En verdad,en verdad te digo: el que no es engendrado de nuevo, noes capaz de ver el reino de Dios". Sin embargo, estemismo adverbio se repite en Mt 26,51 para significareu, en la muerte de Jess, el velo del templo se rasgnothen, es decir, de arriba abajo, por completo, y ciert-mente no "de nuevo>.28

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    Nicodemo no entendi las palabras de Jess; fiel a lasenseanzas judas, consideraba imposible la reencarna-cin: "Cmo puede un hombre naer siendo viejo? po-d.i entrar por segunda vez en el seno de su madie yvolver a nacer?" (Jn 3,4).Jess disip la duda explicn-dgle que no se trataba de renacer en el sentido bioigico,sino de renacer verdaderamente de otro modo, es dcir,por el agua y el Espritu Santo: ..En verdad, en verdadte digo: el que no renace dei agua y del Espritu, no podrentrar en el reino de Dios" (Jn 3,5). Jess pensaba-en elbautismo, que hace al hombre hijo de Dios.Jess y el ciego de nacimiento

    Encontramos este pasaje en Jn 9,lss: los judos creanque todo mal era consecuencia de un pecado; por eso, enel caso del ciego de nacimiento pensaran en un pecadode sus padres (que, segn la mentalidad de tribus, seracastigado en los hijos), aunque quedaba la hiptesis deun pecado propio, que les parecera absurda, porquetambin crean que los nios nacen sin haber hechopreviamente ni el bien ni el mal (cf. Rom 9,1l). De estamanera propusieron la cuestin a Jess sin tomarse eltrabajo de buscar una tercera solucin en este caso. Jessles contest sin abordar el aspecto especulativo de lacuestin, explicando directamente la situacin concretaque le presentaban: ni una hiptesis ni otra, sino undesignio superior de Dios:

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    infierno, son otros tantos testimonios que se oponen a lareencarnacin: vanse Mt 5,22; 13,50; 22,23'33; Mc 3,29;9,43-48; Jn 5,28s; 6,54; I Cor I 5,1 3- 19.III" CONCLUSIONComparando entre s la tesis de la reencarnacin y ladoctrina cristiana de la resurreccin, podemos apreciarque entre una y otra hay dos diferencias bsicas o estruc-turales. En efecto:I ) La doctrina cristiana de la resurreccin suponeun Dios, Padre bondadoso, que toma la iniciativa decrear y tambin la de salvar a su creatura. Dios ofreceal hombre esta salvacin en el decurso de una vida quetranscurre en la tierra, durante la cual la graeia delSalvador solicita a la creatura en orden a la bienaventu-anza eterna. Con este fin, la sabidura divina cuida deque no le falte al hombre ningn auxilio en el decurso desu peregrinacin terrestre. Por lo tanto, al terminar estavida, es justo que la creatura humana entre en su estadiodefinitivo; la resurreccin de la carne permitir que el serhumano, en su identidad psicosomtica, obtenga su justasancin. Esta concepcin es profundamente religiosa poi-que reconoce la primaca de Dios sobre la creatura y el

    carcter gratuito de la salvacin.No se puede decir lo mismo de la doctrina reencarna-cionista. En efecto: sta atribuye al hombre la facultadde redimirse, de lograr la perfeccin por sus propiosesfuerzos, dejando prcticamente de lado el auxilio divi-no. Foco o nada entra en la idea reencarnacionista unDios, Padre bondadoso y providente, que quiso compartiry consagrar el sufrimiento y la muerte del hombre_, _y sinl cual la creatura no puede absolutamente nada. No es,pues, de extraar que la reencarnacin haya sido profe-sada frecuentemente, y an ahora lo sea, en el contextode una filosofa pantesta o monista. Ciertamente, las30

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    creencias hindes, que inspiran a muchos reencarnacio-nistas, suprimen la distincin entre lo divino y lo huma-no, entre el Infinito y lo finito, enseando que la divini-dad "se realiza, en el hombre, "va tomando conciencia des" en el hombre, a rnedida que ste evoluciona y seperfecciona. Esta tesis parece explicar que la creaturapueda llegar por s misma a una unin con la divinidad;sin embargo resulta ilgica, porque coloca en una mismalnea lo finito y el Infinito. Dios, que es por s mismo elIlimitado, no puede quedar identificado con lo finito ycontingente.2) La cosmovisin subyacente al reencarnacionismoes pesimista respecto a la materia, considerada comocrcel o sepulcro del alma (soma : sema. en griego). Lagran aspiracin de muchos reencarnacionistas es liberar-se del cuerpo y, consecuentemente, de este mundo mate-rial y de su historia. Por este motivo, muchos pueblos queprofesan la reencarnacin no evolucionaron en su civili-zaci6n,, sino que viven en condiciones de nniseria, porqueno les interesa vincularse a los bienes materiales.Por el contrario, la tesis de la resurreccin de loscuerpos es optimista respecto a la materia, consideradacomo creatura de Dios y parte integrante del ser huma-no. Debido a esto, el cuerpo hurnano deber resucitar, yparticipar del estadio definitivo del alma humana. Y porello el cristiano se siente impelido a trabajar en estemundo material que Dios le dio a fin de configurarloconforme al designio del Creador. El cristiano ciee quela historia tiene un sentido dinmico que camina hacia-suplenitud, Qe ser el reino de Dios, y no una serie deciclos montonos y repetitivos de los cuales es necesarioescapar.Sobre la base de estas consideraciones se puede afir-mar que la doctrina de la reencarnacin, a pesar de susaspectos msticos, no puede sostenerse ni a los ojos de laraz6n,, ni ante la psicologa, ni ante la experiencia hu-mana.

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    SUMARIOPgs.

    II. Reencarnacin: s o no? ......... 4A) Argumentos de orden psicolgico .....:........ 5Nalraciones obtenidas en sueo hipntico 5Fenmenos de Paramnesia I ILas personas gniales .......... 12Aprender y recordar ............. 13Simpatas y antipatas .......... 13Las'tendencias e inclinaciones 15Los instintos .......... 15Las semejanzas y las desemejanzas ..'..'.... 16B) Argumentos de orden filsofo-religioso 17. Lal suerte desigual en la existencia 17El infierno ............. 20C) Argumentos de orden natural 22La-ley de los contrarios 22El proceso cclico de la naturaleza 23D) Argumentbs de orden histrico ...'........' 23Lol pueblos no cristianos ......... 23La tiadicin de la lglesia 25E) Argumentos bblicos ............. 27' Juin Bautista Y Elas 28Jess y Nicodmo .......... 28Jess y el ciego de nacimiento ...'.... 29III. Conclusin 30

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