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Revista N.º 18 - ESPACIO DEL POETA REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA Mayo 2012 Nepal R.S.

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Revista Literaria de Habla Hispana

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Revista N.º 18 - ESPACIO DEL POETA REVISTA LITERARIA DE HABLA HISPANA Mayo 2012

Nepal R.S.

OLVIDADO AMOR

El paisaje atormentado...

el sonido de las hojas

en los montes y en los prados...

con los suspiros amargos.

Olvidado amor

Toma el ramo de claveles

que yo te quiero llevar,

sólo para que no llores

y no dejes de pensar.

Olvidado amor

Qué yo te llevé a mi boca

y bebiste de mis besos

qué yo te rasgué la ropa

y bebí miel de tus pechos.

Olvidado amor

Con voluntad...apeteciste gozarlo

no era desinteresado... era puro,

no tengo porque contarlo

de sobra sabes ...qué hubo.

Antonio Monzonís guillen-Valencia- España

PARADOJA

Empapada

se recuesta

sobre la arena

húmeda

La luna

viaja por su cuerpo

Las olas

despedazan la espuma

En el parador

se arremolina

la ventisca

La luz

avanza en silencio:

ilumina

la butaca del espectador.

Ana Romano-Buenos Aires- Argentina

UNA CARTA

Si hiciera un rito

de la escritura

en el último bar de un corazón

en el rincón más hondo del asfalto

Una carta

puede envolverte

atraparte dentro

hacerse necesaria, imprescindible

Bajo tu almohada

entre las hojas de tu agenda

como un reloj

Camino hacia el correo

repaso precisa, nombre , dirección

Y desplegada en trazos

hecha un ovillo

voy

Diana Bravi- Rosario- Argentina

EL AGUDO GRITO DEL SILENCIO

El agudo grito del silencio

me tiene adormecida el alma;

su estruendo me intimida

impidiéndome pensar,

sentir, gozar

de las cosas de la vida.

Quiero romper esta inercia,

salir de este inútil sopor

y con esfuerzo busco,

miro en mi interior

para en el fondo,

como una tabla de salvación

ver tu imagen amada

Corro hacia ti …

Ya te siento…

Tu voz rompe el hechizo

de los gritos del silencio

y como mágico ungüento

me hace de nuevo sentir.

Y al hacerlo,

gozar de una forma…

disfrutar de un color…

llorar un acorde…

El calor vuelve a mi cuerpo

a mis venas la ilusión

sintiendo pleno tu amor

y rompiendo las cadenas

de la absurda soledad

corro a buscarte, escucharte,

romper mis silencios

y por siempre amarte

Rafael Serrano Ruiz –Madrid- España

A TIENTAS

A tientas como quien tiene los ojos sin luz

así se camina con el odio,

a tientas

desfalleciendo en soledades inútiles

con los ojos opacos sin saber encontrar la luz

arremetiendo en oscuridades implantadas

por corazones mezquinos y sombríos.

En tropeles de angustias ahogando sentidos

desvaneciendo las esperanzas,

a tientas, ahogado,

en el lugar ganado por el rencor.

Encegueciendo voluntades

en desoladas improntas despechadas,

con los ojos turbios de tormentas

y el corazón cerrado de suplicios,

con rencores, a tientas.

Nelda Lugrin-Concordia-Entre Ríos- Argentina

EL MUELLE

I

Era la noche tan luminosa

que ni una estrella podía reflejarse

en las tranquilas aguas endurecidas por la luna.

En las quietas aguas donde podía deslizarse

como reflejo de un reflejo la figura

de la cómplice arboleda que rodeaba

las blancas playas y la orilla dura.

II

Era de noche y yo vagaba con el perfume de los muertos

mientras mis pasos por el vacío muelle

resonaban torpemente en sus maderas,

en las oscuras maderas que cortaban

el disco de la luna.

III

¿Por qué tengo que volver a este muelle

donde el agua dibuja tu figura

en el disco de la luna?

IV

Me siento y veo sombras reflejadas en el agua,

alejándose del muelle,

ahogándose en la luna,

pudriéndose en la plata,

regresar una y mil veces

a la insensata orilla, a la arboleda en calma

y a la profunda tierra que en vano cubre

el mutilado cuerpo de mi amada.

V

El tiempo va devorando el muelle, y la mañana

purifica la arboleda, la orilla y nuestras almas.

Ezequiel Feito- Buenos Aires- Argentina

FUE A BUSCARLA

Fue a buscarla, ya era mucho esperar en esa larga avenida Ausencia con baches

y remiendos dictatoriales, risas y palabrería de más; además de creer que era un retiro

temporal sugerido o de terapia o automedicado o por arrogancia o por depresión de una

robot humana (que también se puede fingir). Se dio cuenta que fue un retiro de locura,

light y sin bases amorosas claras ni mucho menos conceptuales (aunque dijera que no, si

ya conocía cuál era su realidad) y huir como aspirina que quita el dolor, no era su estilo.

Chapado a la antigua: la conoció y así enfrentó su decisión: verla y decirle gracias por

lo que dio y no dio. Allá ella, ni modo, grandecita es con comportamiento de niña. ¡Qué

se cree! Tranquilidad sintió cuando la vio y se despidió, con madurez, sintiendo que la

vida continúa. Hasta para ella aunque sea loca, pues su mente racional vive entre el

pasado y el futuro y su yo interior todavía no ha emergido para darse la oportunidad de

recibir ríos de besos y mares de comprensión con océanos de amor, alcanzó a oír que

decía por teléfono.

Daniel Alarcón Osorio- Guatemala

¡SILENCIO!

SILENCIO… El alma desangrada parece que canta. Es un corazón herido desgarrando su lamento. Silencio: Hay melodías en los ocasos que se resisten a morir sabiendo que son eternas, puros sentimientos absurdos y fatales. Descálzate. Escucha el silencio. SILENCIO.... ¡¡¡¡Shsssssssssssssss!!!! ¡ Escucha! Es el alma desangrada aunque parezca que cante. Es un corazón herido que desgarra su lamento. Silencio... ¡Shssssssssssssssssssssss! Escucha… Es melodía de ocasos. Se resisten a morir sabiendo que son eternos esos puros sentimientos tan absurdos y fatales. Escucha... Descálzate ¡Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh¡ ¡Silencio!

Nieves M.ª Merino Guerra-Gran canaria- España

PERFUME DEL TERRUÑO LEJANO

Se aleja el barco del querido terruño

y el surco que la aparta, va quedando detrás.

Abrazada a las horas que marcan la distancia,

en las olas reposa toda su soledad.

Se quedó su mirada en la imagen perdida

de aquel pueblo querido que la dejó marchar.

Es la aventura nueva de pasos en el aire,

sin sus bellas montañas que ya no verá más.

Y la testa atesora el paisaje vivido,

perfume del terruño, que siempre retendrá.

Mientras las nuevas olas se abren suavemente,

y la costa se pierde… y solo queda el mar.

De la brisa marina, se impregnan sus sentidos,

en busca de ese mundo virtual, desconocido,

soñando su destino, que un misterio será.

Fantasea con el brillo que refleja la luna,

en las aguas profundas que la mece al andar.

Como es niña… no sabe, lo que pueda pasar.

Pero lleva consigo, esa ardiente bravura

que es propia de su raza, para poder ganar,

y tendrá por delante un flamante sendero

que se presenta nuevo, y debe conquistar.

Domará un nuevo idioma, que le es desconocido.

Y pasarán los años… y la vida dirá.

Le quedarán vibrando los cantos de su Italia,

y con ojos de ensueño su alma volará,

transformada en estrella, surcando la vía láctea,

como el ave que vuelve con visión de nostalgia,

a posarse en el nido que tuvo que dejar.

Susana Hayes.-City Bell – Buenos Aires- Argentina

Tú y yo…

Tú y yo, y mi mano merodeando a tu vejiga.

Pero es tu mirada la que reparte la articulación

de mi risa, o los invisibles resultados del llanto.

Por eso , cuando en la noche grité tu nombre,

brotó el recuerdo de tú dulce voz en la cocina,

hasta oír en el aire, un rumor de hojas rotas,

o el chasquido de una cálida sustancia que se inflama.

Tú y yo debemos continuar ardiendo en este fuego celeste,

hasta que el último día consuma nuestro sueño y territorio;

hasta que cuna y sepultura, se unan en un solo abrazo;

hasta que el amor se petrifique en los corazones quemados.

Tú y yo combatiendo solos al jengibre entre los labios.

Tú y yo resucitando la feliz brasa azul del sueño,

hasta ser y no ser, sino dos espigas mudas entre las sombras.

José Rodolfo Espasa Muñoz-Benidorm- Alicante-España

LUNA DE AGUA

El hombre sintió que al entrar la noche, esa noche que no era la de San Juan,

pero que tal vez lo era, anclaban por fin obsesiones de siglos. Fedor, con un gesto casual

de sus manos de hueso, hizo que la mujer de agua se desprendiera de la ronda. Con la

levitud del cuerpo sobre la espalda, de aquel cuerpo que empezaba a ser de luna, penetró

hacia la sombra de los olivos sobre la tierra.

Lilí Muñoz- Neuquén- Argentina

LA BÚSQUEDA Sonaba el teléfono insistentemente. Nuria no era capaz de meter la llave en la

cerradura y cuando por fin, abrió la puerta. Dejó de sonar el timbre.

Venía muy estresada del trabajo, se descalzó tirando los zapatos por el aire y luego, se

tumbó en el sofá. Volvió a sonar el teléfono y con desgana lo descolgó. Una voz, dijo:

—Nuria, soy Luis, necesito verte.

—Ahora no puedo y me es imposible, te llamaré —respondió Nuria.

Miró en su contestador tenía un montón de mensajes. Su madre era la tercera vez que

llamaba y también lo había hecho su hermana. Después de escuchar un montón de

mensajes, apretó la tecla de borrar. A continuación, puso el televisor y apenas se enteró

de lo que echaban ya que se quedó dormitando en el sofá. Un ruido extrañó la despertó,

habían dejado de emitir en la emisora. Miró el reloj y eran más de las cuatro de la

madrugada. Dudó entre irse a la cama o comer algo, prefirió continuar en el sofá. Eran

más de las siete cuando sonó el despertador. Nuria tenía el cuerpo tan dolorido que le

costó un montón levantarse; una ducha de agua caliente y un café cargado consiguieron

su efecto. No le apetecía enfrentarse a la rutina diaria. Su agenda estaba repleta de

reuniones y visitas concertadas, intentó darse ánimos, pero no lograba convencerse ni

tan siquiera pensar que esa misma mañana recogería su flamante coche nuevo. Nuria,

terminó de dar el último sorbo al café y después de aplicarse unos cuantos brochazos de

maquillaje. Se marchó a su oficina.

Por la tarde al salir del trabajo, quedó con su hermana en la cafetería de siempre.

Dos vasos de Coca-Cola, llevaban rato esperando en la mesa hasta que Nuria acudiera.

Entró corriendo igual que siempre, con la melena alborotada y desde lejos iba pidiendo

disculpas.

—Si hay algo que te caracteriza es la impuntualidad. Llevo más de media hora

esperando y hasta los cubitos de hielo se han derretido —comentó su hermana Espe, al

verla entrar.

—Lo siento, el aparcamiento llevo dando vueltas un montón de veces —respondió

Nuria.

—Tú como siempre explotando la disculpa del aparcamiento. Oye, que te ocurre, ¿tiene

mala cara? Nuria.

—Desde que llegue de vacaciones sigo con tanta angustia que me resulta difícil respirar,

pues todo me da lo mismo. Necesito cambiar de aires y abandonar lo que tengo —

afirmó Nuria.

—¿En este momento de crisis, estás loca? ¿Lo sabe mamá? —preguntó la hermana.

—No todavía no se lo he dicho a nadie, tú eres la primera en saberlo.

—No tomes decisiones y más de ese calibre. Si te ves mal, pide unas vacaciones y en

paz, o haz un viaje, eso te ayudará, has tenido un año muy estresado. Mamá siempre

dice que ya en el colegio, aunque sacases buenas notas nunca te sentías satisfecha con

nada.

—Ya, ya, respondió Nuria—, pero ahora es diferente, es distinto. Mi vida está vacía y

siento que cada día que pasa es un día que pierdo de vivir.

—Nuria, no te entiendo, lo tienes todo, coche nuevo, piso propio, dinero. ¿Qué

necesidad tienes de huir? Vive el día a día igual que todo el mundo y no te hagas tantas

preguntas. Además me estoy poniendo nerviosa, de oírte, ¿qué diablos te pasa que no te

aguantas ni tú?

Nuria dio por terminada la cita y pidió la cuenta al camarero. Dio un beso a su

hermana— .Espe, de lo que hemos hablado, ni una palabra a mamá.

Cuando llego a su casa. Miró las jardineras de la terraza, las plantas estaban secas y

aunque era muy tarde, las estuvo regando. Se había pasado con el agua porque en la

acera parecía que llovía a mares. Pensó en su vecino, y lo más seguro es que subiría a

llamarla la atención. Ni siquiera se tomó el yogur, ése que hoy era el último para

caducarse. ¿Y si mañana llamo al trabajo y digo que no estoy bien que no puedo ir?—,

se preguntó. A medida que iba madurando la idea le resultaba de lo más convincente.

Eran las ocho de la mañana cuando llamó a un compañero y se inventó una disculpa.

Luego, cogió las llaves de su flamante coche y se encaminó hacia la autopista de

Andalucía. De la guantera del coche, extrajo una cinta con canciones de Serrat, hacía

tiempo que no las escuchaba, aunque las letras se las sabía de memoria, especialmente

una, que decía:

—“Me iré despacio un amanecer, lo que llevo cabe en mi mano”... Nuria se sentía igual

de vacía que la letra de aquella canción.

Miró el cuenta kilómetro, llevaba horas conduciendo. Su estomago le pedía a gritos

comer. Aparcó el coche a un lado de la carretera, y consultó en internet si en ese pueblo

había algún restaurante. Se encontraba tan bien, que no sentía angustia.

A pocos metros del coche, encontró una fonda y preguntó al señor que estaba detrás de

la barra, ¿si podía comer? El camarero, con una retahíla aprendida le dijo el menú. A

Nuria le daba lo mismo un plato que otro:

—Tráigame lo que sea, pero pronto—. Devoraba el filete con patatas. No quería pensar

en mañana en la que volvería a la rutina. De nuevo, le invadió la angustia.

—¿Hay algo en este pueblo que se pueda ver?—, le preguntó al camarero.

—Sí, hay un circo, si se apresura puede ver la primera función empieza dentro de media

hora, no tiene más que cruzar la carretera y además puede ir andando.

Vio el cartel que decía: Gran Circo Caruso. Nuria fue a la ventanilla, pidió una entrada

que estuviera cerca de la pista. No había muchos espectadores, las luces se apagaron y

comenzó a sonar la banda de música; después desfiló la banda de músicos. A

continuación, salió un payaso. Nuria se quedó asombrada viendo las caras ilusionadas

de los chavales. El olor a palomitas y a algodón recién hecho. Le hizo recordar a sus

padres y a su hermana cuando acudían a celebrar las vacaciones de navidad. Tanta

calma sentía, que sus pies parecían estar clavados al suelo.

El payaso, se acercó a su lado y de un tropezón fue a caer a los brazos de Nuria. Ella se

sobresaltó y enseguida se recuperó. El payaso de nombre Luminoso, le tendió una mano

y de un tirón la sacó al escenario. Nuria, miraba al público con vergüenza, con los

brazos no sabía que hacer. Luminoso, (el payaso), cogió su bastón y al lanzarlo al aire

éste se convirtió en un ramo de flores y con una reverencia se lo entregó.

Nuria besó al payaso y al recibir el ramo, ella le devolvió la reverencia.

Al terminar la función el acomodador tuvo que invitarla a abandonar la sala.

Después, fue a la misma fonda y le pidió al camarero un café muy cargado. Alguien le

tocó el hombro. Ella volvió la cabeza.

—¿Puedo preguntarte algo?— Nuria iba a responderle que la dejara tranquila que no

quería hablar con nadie, pero como él no paraba de tocarla el hombro, Nuria no tuvo

más que volverse.

—Tú no eres de aquí no te he visto en el pueblo.

Con desgana, le contestó—, sí, estoy de paso, y ¿qué?

—Hace un rato que estuvimos juntos—. Nuria, le miró y le dio la espalda.

—Fui yo quien te sacó a la pista.

—Vale, muy bien, ¿y qué quieres decir con eso?

Luminoso extrajo una nariz roja y se la puso.

—Ah, sí te reconozco.

Luminoso, se quitó la nariz de plástico y dijo—: Toma te la regalo pienso que la

necesitas más que yo.

Nuria cuando tuvo la nariz de plástico entre sus manos, experimentó una sensación de

paz y de alegría que hacía años que no sentía. Estuvo charlando con el payaso

preguntándole; si la vida de payaso era muy dura y sobre todo viviendo de un lado a

otro sin parar; si podía aguantarlo.

—Este oficio lo escogí por vocación, es algo que siento aquí dentro y llevó su mano al

corazón. El único payaso reconocido de la familia, soy yo.

Nuria soltó una carcajada.

—Me llamo Enrique, le alargó la mano—. ¿De qué huyes, tú?

Nuria se sintió turbada ante la pregunta. En otro momento, le hubiera mandado

directamente a la mierda. Sin embargo, acarició la nariz de plástico que aun seguía en

sus manos, y contestó—: ¿Tanto se me nota?

—Durante la actuación te estuve observando detrás de las cortinas y al verte llorar me

acordé que no hace mucho tiempo yo estaba como hoy te encuentras tú, perdida.

Fue oír aquello y Nuria le habló de sus inseguridades, de sus miedos, de lo que estaba

dispuesta a renunciar—. Sabes, a mí nadie me echaría en falta, ni en el trabajo

siquiera—. Pensó en su hermana o su madre. Con el tiempo se acostumbrarían a su

ausencia.

Enrique, sabía que lo mejor que podía hacer era escucharla y dejó que ella siguiera

hablando.

—¿Qué buscas, Nuria?

Ella volvió a desconcertarse, no sabía que respuesta darle, intentó desviar la

conversación y con tono ofensivo respondió —: Bien, chico listo, ¿has encontrado la

felicidad o te conformas con escuchar a los demás?

—Metiéndote conmigo no conseguirás nada —respondió Enrique.

—Estoy cansada de repetir lo que me pasa y parece que la única loca de este mundo soy

yo.

—¿Quieres saber porqué me hice payaso?

—Sí, es tu turno.

—Aunque te parezca extraño, yo también me sentía como tú, quería saber si era capaz

de hacer reír, que los demás se olvidarán de sus problemas y llevarles al mundo de la

ilusión y de la fantasía. Nuria, respóndeme, en el rato que estuviste en el circo, ¿te

olvidaste de tus preocupaciones, de tus miedos?

— Sí, afirmó.

—¿Tus angustias las metiste en el bolsillo de tu abrigo?

—Sí, respondió más convencida.

— Pues bien, ese ha sido mi premio, sentir —dijo Enrique—, que puedo ser útil a los

demás, qué se rían de mis torpezas cuando caigo en el suelo. Nuria cuando sepas lo que

quieres, toma una decisión y seguro que no te equivocas.

Se intercambiaron los correos y Nuria prometió escribirle.

La nariz roja de plástico presidía en el centro de la mesa de su despacho. Cada mañana

al llegar al trabajo. Nuria cogía la nariz y se la ponía y luego iba al espejo a mirarse—:

¿Qué hago aquí? Éste no es tu sitio.

Cuando estuvo segura, le mandó un correo a Luminoso que decía:

“Sé lo que quiero, ser payaso como tú”.

Pilar Serrano Rodríguez – Madrid - España

ROJIZO

Rojizo, tornasol,

el sol ermitaño

agonizaba contrito

en la boca del horizonte

desprendiendo

lágrimas estrellas

en los ojos de la luna

que pujaba por nacer.

A la lejos

un gallo cantaba a deshora

llamando a las luces

en su delirio de alba.

De a poco,

con lentitud de anciano

las penumbras

fueron abrazando

la figura

que desfiguraba

el agua de la orilla,

siluetas siamesas

de manos unidas

como viejas canoas,

enamorado él…

enamorada ella…

La oscuridad

calzó su vestido de noche

y en el tul de su cola

sumergió todo reflejo

preñando de nostalgia

la soledad de la luna.

Sus ojos de silencio

iluminaron las palabras

que brotaban en cascada

desde los labios del alma,

y reflejaron estrellas

eternizadas como tatuajes

en la piel del agua,

flujo y reflujo

oleaje y burbujas,

mano contra mano,

cuerpo contra cuerpo

aliento contra aliento…

siluetas siamesas

de manos unidas

como viejas canoas,

enamorado él…

enamorada ella…

Las piedras de Playa Nébel

fueron testigos

presenciales,

privilegiados…

la arena se hizo cuenca

para abrigar los cuerpos,

millares de luciérnagas

escondieron su luz

en cómplice discreción

y la noche

sucumbió al ritual.

A lo lejos…

un ave nocturna

aleteó un aplauso

para vivar al amor,

mientras los suspiros

se fundían en el rocío,

abrazados…

cobijados…

siluetas siamesas

como viejas canoas,

enamorado él

enamorada ella…

Carlos Alberto Giménez-Ushuaia- Tierra de Fuego-Argentina

EN SUEÑOS ME HICISTE TUYA

En el claro de luna de tu cuerpo

Sin percatarme quedé dormida para siempre

Y en sueños gocé la dicha de tenerte

Con mi cuerpo en el tuyo superpuesto

Te hablé en nebulosas de luz de luna

Desnuda de pudor de protesta o recelo…

Y la fiesta de gozos y de sombras

Se incrustó impenitente en mis recuerdos

Fuegos incandescentes nutrieron

Para siempre tus contornos

Y fiestas interminables bailaron su vals

En nuestros cuerpos.

La vida se arraigó entre mis piernas

Susurros y suspiros desgranados

En cada itinerario de tu aliento

Dentro de ti al fin llegó el silencio.

Soñada primavera de pétalos calientes

Aroma de almizcle derretido

Allí dentro donde nadie llega ni llegará

Sólo yo arriaré la vela para ser tuya en mis sueños

Colores iriscentes en tu pelo

Acarician los pliegues de mis ojos

Para morir contigo soy sólo mujer

Para vivir contigo soy tu silencio

Mi piel era pregunta sin respuesta

Tu piel caliente y cálida me llamaba

Como espíritu de sueños inconclusos

En la esperanza de encontrar la luz del alba.

En sueños me hiciste tuya

Sólo en sueños

Porque el amor es sólo espera

De algo que en el dolor tiene su meta

Charo Bustos Cruz- Sevilla- España

UN AMANECER

El escritor era un gran soñador. Había recibido, acaso de un ser superior, el don

de recordar sus sueños. Al amanecer brincaba de la cama para consagrarse a escribir

con maestría cuanto le dictaban sus sentidos a través de la magia de sus sueños. Cierta

noche el escritor tuvo una fantasía confusa, a pesar de forzar su memoria, al clarear el

día no le fue factible realizar sus anotaciones en la carilla de papel, como lo hacía

habitualmente. Nada pudo recordar sobre lo soñado. Turbado, consideró bajar a tomar

su desayuno. María, la mucama, estaba en el comedor con la jarra de café humeante; lo

miró sorprendida, dado que no era habitual su presencia en ese sitio de la casa a esa

hora.

-Tiene el rostro pálido y los párpados rojos. Además no trae colocada su bata

habitual.-dijo María. Aquí tiene su café caliente, tómelo,- lo recompondrá.

-Se ha agotado la magia,- murmuró él con malestar, fijando su mirada en los

ojos de la mucama como si de esa claridad fuese a surgir la respuesta. En vano fue su

espera. El sol ya ganaba el interior de la residencia.

El escritor tomó el café lentamente. Juzgó que debía volver a su lecho a rogarle

al superior recuperar su cualidad de soñador. Ingresó a su dormitorio, cerró la puerta

con discreción, en la media luz del ambiente. Sobre su cama distinguió a otro hombre,

idéntico a él, que en ese amanecer no había podido reproducir sus sueños. Estaba

acostado boca arriba y cubierto con su bata. Ambos se miraron con atención, sin

perderse de vista. _Yo soy tú, y llegué aquí por tu sueño, le dijo el otro. El escritor

revisó sus gavetas, halló diversos pliegos de papel en blanco. El soñado se levantó y

anotó en ellos los sueños del escritor, cien páginas de historias prodigiosas, esas que él

había buscado inútilmente en su memoria. Palpitaron sus manos. El otro volvió la

cabeza prestando atención al escritor, y le manifestó: debo irme, indudablemente

volveré pronto, tengo temor que no reconozca sus sueños al amanecer.- El escritor notó

que había desaparecido. Con una sonrisa suspicaz en su boca, se quedó pensando quien

sería su usurpador.

Se colocó la bata, bajó a tomar su desayuno. La mucama estaba extrañada por la

demora producida esa mañana.

_Ya iba a despertarlo señor, le comentó, en tanto le servía su café recién

preparado.

_Es que tuve un sueño muy curioso, respondió, soñé que un hombre igual a mi

estaba en mi cama y me dejó escrito cien páginas en la carpeta de apuntes, que serán

mis próximos cuentos, y que yo ya había bajado a tomar el desayuno.

María subió a la habitación, revisó prolijamente cada rincón con su mirada. Todo

estaba igual, en perfecto orden. Consideró razonable hacer un comentario: -Señor

Rodríguez, se que usted es leído, se de su creatividad. Pero, señor. . . sabrá que los

sueños, sueños son.

Irma Sambuelli- Rosario- Santa Fe- Argentina

MIRAME A LA CARA

Basta de palabras sin sentido,

no arruinemos nuestras vidas porque querer aparentar,

un amor que hace tiempo que se ha muerto,

un amor difícil, difícil de resucitar.

La rutina del vivir nos fue alejando,

y cada cual por su camino marchó.

Al mirar atrás hoy los dos comprendemos,

lo lejano y vacío que esta nuestro hogar.

Nuestros niños están sufriendo si,

las heridas de nuestra desunión,

también se encuentran perdidos,

perdidos por culpa de los dos.

Concluyamos pronto esta farsa,

de que nos sirve este fingir,

el amor ya no existe, la indiferencia nos gano,

si al mirarnos a la cara nos preguntamos,

uno a otro, ¿quién sos?.

Hablemos frente a frente,

saquemos nuestra verdad al sol,

es preferible que todos los sepan,

que vivir engañados, como hasta hoy.

Jorge Amado Serrano- Suardi- Santa Fe- Argentina

RIMAS

Tímida, la palabra

de tus labios caía,

y en mi pálida frente

dolorosa y macabra,

toda melancolía

se regó, evanescente,

blanda, como un arrullo...

Oh tu voz adorable...

¡Voz única entre tantas!

(Bajo el influjo suyo

fue placer inefable

mi dolor...) -Hoy no encantas

este fúnebre yermo...

( No sé dónde se riega

-toda melancolía-

tu voz... ) -Y estoy enfermo

porque tu voz no llega

a bañar de alegría

mi sufrir... en mi vida

dolorosa y macabra,

tal vez hubieran sido

para curar la herida,

tu voz y tu palabra

que yo jamás olvido... María José Acuña Belaustegui-Curmaná- Venezuela

PALOMAS URBANAS

Lo que aprenden los niños

de las palomas:

a barajar arena

y aletear cobarde,

rebaño piojoso mendicante

en batalla perpetua por migas

viejas, rancias,

por los ojos

tiernos y aún cerrados

de sus pollos futuros.

No les deis de comer

a las palomas,

no engordéis su buche basura negro humo,

no dejéis a los niños mirar

a las palomas:

se arrancarán las patas a mordiscos

por un trozo podrido

de carne o de semilla.

Mayte Sánchez Sempere- Madrid- España

CABALLERO MISTERIOSO

Una belleza serena, varonil, asoma a la ventana del arte.

Como una milagrosa aparición, emerge de la mano de la artista;

con pulso suave y trazos firmes.

Un Adonis estático, iluminado con la luz de la inspiración

para deleite de ojos creativos.

Imagen de cabecera, gallardía,

símbolo de pasiones, fantasía.

Como un poema de Bécquer arrulla a su dama,

en un paseo romántico por el jardín de la calma.

Paraíso de placeres, ilusión de amor eterno;

paisaje de estanque y cisnes por senderos del Edén.

Caballero misterioso con romántica mirada,

cuerpo etéreo, imaginario, pensamientos de la nada.

enigmática belleza que me invita a soñar,

dulces sueños de romances, sueños dulces para amar.

Marga Utiel- Badajoz-España 28-05-05

ENTRE TUS BRAZOS

Aunque parezca mentira, ayer te llevaba abrazado, ibas conmigo, apretado a mi cuerpo,

en tus tres extensiones voluminosas. Me sentía cabalgando en una nube a tu lado junto

al radiante e intenso sol que quemaba mis hombros, iban al desnudo de una blusa sin

mangas, se intensificaba. Pero la inmensa felicidad que producías en todo mi ser,

bien valía la pena. Un recorrido que me llevaría por varias oficinas, bajar, subir

escaleras, seguir buscando hasta encontrarte, poseyéndote a plenitud. Con amplia

sonrisa en el rostro te sostuve para comenzar a conversar, intercambiar ideas, aprender,

observar que estamos tan identificados el uno con el otro. Sentimientos sublimes afloran

en el infinito espacio que nos rodea traspasando barreras indescifrables.

En la noche, con la luz apagada, mi mano acaricia tu blanca espesura hasta quedarme

entre sueños que acunas con tu voz, diciéndome que tu pasado había sido carcomido por

mis labios, mis besos que en forma de flecha llegaban hasta ti sin permitir que ninguna

cerca de alambre pudiera detenerla; iba veloz como el viento cuando toma su verdadero

curso y sabe con certeza que es su última parada.

Al día siguiente, al despertar, sigues a mi lado. Ahora sé que nunca me olvidarás, que

no te olvidaré.

Te has convertido en esencia de la presencia infinita que pueda existir entre dos almas,

espíritus inocuos, intangibles que se hacen palpables, posibles, ante la mirada amorosa

de un corazón enamorado... de ti.

María Alejandra Jiménez-Valencia-Venezuela 22 de abril de 2012

TU INMENSIDAD.

Tu inmensidad me atrapa…tu inmensidad me ata,

Respiro tu aroma, me mueven tus olas…

Das paz a mis sentidos, aquietas mis latidos…

Tocas con delicadeza mi piel, de ti me dejo querer…

Me arrulla tu sonido… mi silencio se encuentra contigo.

Tu inmensidad mi bello mar me hace meditar…

Me lleva a volar y mis sueños proyectar.

En ti podría vivir y en ti podría morir,

Morir para nacer y nacer para vivir…

Tu sabor en mi boca se quedo, sabes a vida, a esa que no se olvida…

De ti queda todo en mí…

Tus sonidos, lo que haces en mis latidos, tu sabor y tu color…

De ti queda todo en este frágil corazón, este corazón al que le das vida

Aquietando el alma mía.

María Eugenia Leal. © -Cali- Colombia

COMIDA DE PÁJAROS

A veces pienso, que la melancolía

es un engendro de posibilidades

que subyugan a mi conciencia.

Tardaría en resumir la causa

de sus efectos, se retienen

en las membranas del cansancio,

activas como esclavos

de tierras fértiles en ayuno;

y, todavía, me paro encomendada

a sufrir, como si tal hipótesis

fuera a liberar mis ideas

de las cadenas que sujetan el hábito…

Ya, es sólo existencial, una ruptura

de condiciones, donde su elasticidad

se fijó con poco entendimiento.

-Tal es ahora-.

Begoña. M. Bermejo-Guadalajara- España

Lista de Autores Mayo Autor   titulo  

A. Monzonís Guillen OLVIDADO AMOR

Ana Romano PARADOJA

Diana Bravi UNA CARTA

Rafael  Serrano  Ruiz EL AGUDO GRITO DEL SILENCIO

Nelda del Carmen Lugrin A TIENTAS

Ezequiel Feito EL MUELLE

Daniel Alarcón Osorio FUE A BUSCARLA

M.ª Nieves Merino Guerra SILENCIO

Susana Hayes PERFUME DEL TERRUÑO LEJANO

José Rodolfo Espasa TU Y YO

Lilí Muñoz Obeid LUNA DE AGUA

Pilar Serrano Rodríguez LA BUSQUDA

Carlos Alberto Giménez ROJIZO

Charo Bustos Cruz EN SUEÑOS ME HICISTE TUYA

Irma Sambuelli UN AMANECER

Jorge Amado Serrano MIRAME A LA CARA

M.º José Acuña RIMAS

Mayte Sánchez Sempere PALOMAS URBANAS

Marga Utiel CABALLERO MISTERIOSO

M.ª Alejandra Jiménez ENTRE TUS BRAZOS

M.ª Eugenia Leal TU INMENSIDAD

Begoña M Bermejo COMIDA DE PÁJAROS