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Umberto Ferreira ESCLARECIENDO LOS DESENCARNADOS Título Original: Esclarecendo os Desencarnados Editorial feego Traducción: Marina Silva Buenos Aires, 2009 Goiânia, 2003

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Umberto Ferreira

ESCLARECIENDO

LOS

DESENCARNADOS Título Original: Esclarecendo os Desencarnados

Editorial feego

Traducción: Marina Silva

Buenos Aires, 2009

Goiânia, 2003

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Índice

Introducción - 3

Reuniones Mediúmnicas de Educación de la Mediumnidad y de Desobsesión - 4

Preparación para la reunión - 4

El Papel de los Espíritus - 5

El Papel de los Médiums Esclarecedores - 6

Intuición - 7

Argumentación Lógica y Amor - 9

Situación del Espíritu Después de la Muerte - 10

Abordaje Inicial - 11

El Papel de los Médiums Psicofónicos - 12

Espíritus Sufrientes: Sufrimientos Físicos - 13

Espíritus Sufrientes: Sufrimientos Morales - 14

Espíritus Sufrientes Encarnados - 15

Espíritus Desorientados - 15

Espíritus Obsesores - 17

Espíritus de Suicidas - 18

Espíritus con Sexualidad Desequilibrada - 19

Espíritus Escarnecedores - 19

Espíritus que no Hablan - 20

Espíritus Invitados - 21

Espíritus que se complacen en el Mal - 21

Espíritus que se Consideran Dueños de Propiedades - 22

Espíritus que Resisten a Reencarnar - 22

Espíritus que Son Católicos o Evangélicos - 23

Espíritus que no Aceptan el Cristianismo o que no Creen en Dios - 23

Espíritus que Creen Ayudar - 24

Espíritus en Sueño Prolongado - 24

Referencias Bibliográficas – 26

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Introducción

Esclarecer los espíritus es una tarea de gran responsabilidad, que exige profundizados conocimientos evangélicos y doctrinarios, preparación moral adecuada y entendimiento de los aspectos psicológicos de los comunicantes. Quienes se dedican a esta actividad lo saben y son conscientes de que hay un largo camino que recurrir en el esfuerzo para que se mejoren siempre.

Hace muchos años, trabajamos como esclarecedor, tarea facilitada por larga experiencia en la asistencia y en el acompañamiento de pacientes portadores de disturbios obsesivos, sea en el aspecto clínico, sea en lo espiritual.

Durante este periodo, tuvimos el cuidado de no guardar con nosotros la experiencia acumulada sino que buscamos siempre pasarla a los compañeros que componen nuestro equipo de esclarecedores y también a los otros trabajadores de la Siembra, quienes entrenaron en nuestro grupo, especialmente a jóvenes preocupados por tornarse esclarecedores competentes.

Después de algún tiempo, comprendimos que debíamos colocar en un libro tal experiencia para que sirviera de material auxiliar a ser usado en seminarios y cursos de preparación y reciclaje de esclarecedores.

Enfocamos principalmente los aspectos psicológicos del esclarecimiento, los cuales son sumamente importantes y decisivos para el éxito.

Los temas son abordados de forma objetiva y práctica, incluso con casos concretos para que puedan ser asimilados por cualquier compañero que posea base doctrinaria.

Esperamos que este modesto trabajo les sea útil a todas las personas interesadas en el asunto.

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Reuniones Mediúmnicas de Educación de la Mediumnida d y de Desobsesión

En el opúsculo “Orientación al Centro Espírita”, la FEB y el Consejo Federativo Nacional proponen dos tipos de reuniones mediúmnicas en las cuales ocurre comunicación de los Espíritus: las reuniones de educación de la mediumnidad y las de desobsesión. Y presentan un guión sobre cómo desarrollar cada una de estas reuniones.

Las reuniones de educación de la mediumnidad son para los médiums principiantes o con poca experiencia. Las de desobsesión son para los médiums ya educados y con relativa experiencia. Esa experiencia no debe ser inferior a dos años de efectiva práctica mediúmnica.

En las reuniones de educación de la mediumnidad, suelen manifestarse los espíritus de tipo sufriente o que aún necesitan el esclarecimiento. Por tanto, se trata de espíritus que no tienen razones para dirigir su odio contra los miembros del equipo mediúmnico. En las reuniones de desobsesión, los espíritus que se manifiestan suelen ser obsesores, por tanto son llenos de odio. Cuando se sienten amenazados por el trabajo desobsesivo en sus proyectos de venganza, intentan atingir los componentes de la reunión.

Además de los conocimientos doctrinarios y de la mediumnidad, los miembros del equipo de desobsesión precisan de experiencia, de equilibrio emocional y de estar cuidando de su propia evangelización y vigilancia.

Preparación para la reunión

Para lo que hagamos precisamos prepararnos y el ejercicio de la mediumnidad no es la excepción a la regla. Es preferible no practicar la mediumnidad a ejecutarla sin la debida preparación.

La preparación es hecha de dos formas: una prolongada y permanente que consiste en estudio y evangelización de los participantes de la reunión; otra en el día de la reunión.

El estudio debe abarcar las obras básicas y los libros que tratan de la mediumnidad. “El Libro de los Espíritus” y “El Libro de los Médiums” no deben ser colocados a un lado. Reestudiar es esencial para comprender mejor y retener el aprendizaje.

La preparación para la reunión debe comenzar el día anterior, cuando los médiums intentarán dormirse temprano. Prosigue el día siguiente con algunos cuidados, como nos orienta André Luiz en los capítulos 1 a 4 de “Desobsesión”: cultivar actitud mental digna durante todo el día, evitando riñas y discusiones; adoptar alimentación leve, evitar la carne, el café, los condimentos excitantes y la bebida alcohólica; reposar física y mentalmente, sobre todo en las horas que anteceden al trabajo, acostándose, si es posible, durante quince minutos por lo menos, leyendo algo edificante, oyendo música suave y cultivando la oración y la meditación.

Superar impedimentos como lluvia, frío, visita inesperada, un problema en casa, es otro cuidado imprescindible. Salir de casa con tiempo es una medida

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importante porque podrás gastar algunos minutos en la solución de un problema imprevisto y llegar bien para participar de la reunión.

Llegando al recinto de la reunión, todos deben conservar actitud respetuosa y dedicarse a la oración y a la meditación o a una lectura edificante. Si es necesario conversar, que sea una conversación respetuosa y necesaria, preferentemente relacionada al trabajo.

El Papel de los Espíritus

Aunque el trabajo desarrollado por los encarnados sea importante, la coordinación y la ejecución de las actividades en una reunión mediúmnica están a cargo del plano espiritual.

El equipo de trabajadores espirituales es muy grande y las actividades son extensas.

Destacaremos el papel de los asistentes o mentores espirituales, quienes son responsables por la asistencia a los esclarecedores, además de la coordinación de los trabajos. En definitiva, son ellos quienes conducen el esclarecimiento, sobre todo cuando los esclarecedores procuran actuar efectivamente como médiums, perfeccionando la intuición y buscando evaluar las sugerencias de los espíritus.

Los trabajadores encarnados también precisan tener una idea clara de las actividades de los espíritus auxiliares, los arquitectos espirituales, según la designación de Efigênio S. Vítor, en el capítulo XLIV de “Instrucciones Psicofónicas”. Según el autor espiritual, ellos son responsables por la manipulación de la materia mental para la formación de cuadros educativos. He lo que dice Efigênio Vítor:

Ese centro abarca vasto almacenamiento de plasma sutilísimo, usado por los trabajadores, sobre quienes nos hemos referido, en la extracción de los recursos imprescindibles a la creación de formas-pensamientos, constituyendo entidades y paisajes, pantallas y cosas semi-materiales para la transformación de los compañeros enloquecidos que debemos socorrer.

Para auxiliar más directamente en el despertamiento de los obsesores, ellos plasman escenas vivas del pasado de esos espíritus:

(...) operan con precedencia en nuestro programa de deberes, consultando las reminiscencias de los comunicantes que deban ser amparados, observándoles el pasado y anotándoles los laberintos psicológicos para que sean creados, temporalmente en nuestro santuario, los cuadros movidos y vivos, cuales son capaces de conducirlos a la metamorfosis mental, imprescindible a la victoria del bien.

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Así se forman, en nuestros horarios de acción y aquí dentro, los jardines, templos, fuentes, hospitales, escuelas, talleres, hogares y otros cuadros en que nuestros compañeros desencarnados se sientan como si volvieran a la realidad sucedida anteriormente y a través de ella aceptan nuestras palabras más fácilmente, sensibilizan las fibras más íntimas y favorecen la interferencia que debe ser eficaz y provechosa.

Cuando tratemos del esclarecimiento de los obsesores, nos referiremos a este tema, demostrando la importancia de plasmar las escenas del pasado de los comunicantes.

El Papel de los Médiums Esclarecedores

El equipo de esclarecedores es formado por el dirigente y por más dos o tres elementos. Su tarea es la de esclarecer a los espíritus que se comunican, como su denominación ya lo dice. Y su objetivo es liberarlos de la ignorancia y de los sentimientos inferiores que lo hacen sufrir. Para que las tareas obtengan éxito es necesario esforzarse por desarrollar determinadas cualidades, como las que son relacionadas en el capítulo 13 de “Desobsesión”, de André Luiz: Autoridad fundamentada en el ejemplo Hábito de estudio y oración Dignidad y respecto a todos Afecto sin privilegios Dulzura y firmeza Sinceridad y entendimiento Conversación constructiva Además, se deben tomar los cuidados recomendados por este autor espiritual en el capítulo 24 del citado libro.

Guardar atención en el campo intuitivo, a fin de registrar con seguridad las sugerencias y pensamientos de los benefactores espirituales que comandan las reuniones. Cultivar el tacto psicológico, evitando actitudes o palabras violentas pero huyendo de la dulzura sistemática que anestesia la mente sin renovarla, en la convicción de que es preciso aliar raciocinio y sentimiento, compasión y lógica para que la aplicación del socorro verbal alcance el máximo rendimiento.

Cuando aborde a los espíritus, los esclarecedores precisan poner en práctica estas recomendaciones de André Luiz o van a comprometer todo el trabajo y no van a alcanzar los objetivos deseados.

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Deben tener en mente que se dirigen a espíritus que están en una nueva realidad, en la dimensión espiritual donde la relación espacio-tiempo es diferente; aunque conserven los hábitos y las necesidades humanas. En vez de actuar como si el espíritu estuviera en la dimensión terrena, deben colocarse en la dimensión espiritual como si ellos (los esclarecedores) estuvieran en el Plano Espiritual, acción que no es difícil a los espíritas acostumbrados al estudio y a la meditación. Si tienen estos cuidados, el diálogo fluirá con más facilidad. Deben utilizar la intuición, como lo recomienda André Luiz, intentando captar las ideas sugeridas por los mentores espirituales ya que son ellos quienes “comandan las reuniones”. Por tanto los esclarecedores deben aceptar la condición de médium sin que sean totalmente pasivos. Al contrario, deben mantenerse atentos, vigilantes, analizando todos los pensamientos que afloran en sus mentes. Además precisan estudiar bastante para aumentar el patrimonio de conocimientos. Los mentores espirituales deben disponer de más recursos intelectuales y pueden transmitir sus sugerencias con más facilidad. Controlar el tiempo del esclarecimiento es de la competencia del esclarecedor, quien debe actuar con discernimiento para evitar que la comunicación sea muy prolongada o muy corta. Si se prolonga puede contribuir para el cansancio del médium, además de la pérdida de tiempo. Si es muy corta puede comprometer los resultados que podrían ser obtenidos en un desarrollo natural. Una calidad esencial de los esclarecedores es la de saber oír con paciencia e interés el relato inicial del comunicante; sin embargo, deben controlarlo para que no gaste la parte mayor del tiempo reservado a la comunicación en esta etapa. Por ello, cuando sientan que el espíritu ya les dijo lo más importante para la comprensión del problema, deben intervenir y asumir el control de la charla. Otro cuidado importante es examinar el momento de interrumpir la comunicación, es decir, saber cuando el diálogo ya no produce efecto y debe ser encerrado. André Luiz, en “Desobsesión”, nos recomienda un tiempo de diez minutos, cuales no deben ser vistos como absolutos o rígidos, sino como ideal para la duración de la mayoría de las comunicaciones. Hay casos, sobre todo cuando se trata de inteligentes líderes del Umbral, que requieren más tiempo. Aun en estas condiciones es ideal que el tiempo se limite a más o menos diez minutos. Los esclarecedores deben comprender que una sola reunión no siempre es suficiente para convencer a un espíritu con la mente muy cristalizada en el mal o con propósitos de venganza. Por tanto no deben tener la pretensión de convencer a todos los espíritus en su primera manifestación.

Intuición

Los esclarecedores precisan mucho más de la intuición que de la videncia. La intuición es la facultad mediúmnica esencial para que los esclarecedores

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conduzcan adecuadamente el esclarecimiento del comunicante. Respecto al tema, nos esclarece Emmanuel en el capítulo VII de “Emmanuel”:

El hombre necesita sus facultades intuitivas a través de sucesivos ejercicios de la mente, la cual deberá vibrar al ritmo de los ideales generosos. Cada individualidad debe ampliar el círculo de sus capacidades espirituales, ya que podrá certificarse de las sublimes verdades del mundo invisible sin el concurso de cualesquiera intermediarios, como recompensa a su perseverancia y esfuerzo. No obstante, le es necesario el amor, la dedicación, la aspiración pura y la fe inquebrantable, concentrados en esta luz que el corazón anhela fervorosamente: ese estado espiritual aumentará el poder vibratorio de la mente y el hombre habrá nacido para una vida mejor.

Destacamos algunos puntos sumamente esclarecedores de esta disertación de Emmanuel:

1. El hombre precisa de la intuición; 2. La intuición puede ser desarrollada; 3. Cuando la desarrollamos ampliamos el círculo de nuestras

capacidades espirituales; 4. Con la intuición desarrollada podemos conocer las

“sublimes verdades del mundo invisible” y “sin el concurso de cualesquier intermediarios”;

5. Para desarrollarla debemos hacer “sucesivos ejercicios de la mente”, que “deberá vibrar al ritmo de los ideales generosos”;

6. Precisamos cultivar el “amor, la dedicación, la aspiración pura y la fe inquebrantable” en el ejercicio de la mente para desarrollar la intuición;

7. Estos ejercicios nos permitirán alcanzar un “estado espiritual” que “aumentará el poder vibratorio de la mente.”

Por la intuición podemos captar las ideas y sugerencias de los mentores espirituales con relativa facilidad. Por la videncia detectamos formas y escenas que precisan ser interpretadas y la interpretación no siempre es hecha adecuadamente, produciendo reflejos negativos en el trabajo de esclarecimiento. La intuición, por ende, es más útil y segura. En el capítulo V de “Los Dominios de la Mediumnidad”, André Luiz nos relata el caso del médium esclarecedor Raúl Silva, quien tenía la intuición muy desarrollada. Su sintonía con el mentor espiritual era casi plena. El autor espiritual relata que Raúl Silva repetía las expresiones del mentor Clementino “imprimiéndoles diminutas variaciones”. El estudio y los ejercicios constantes para desarrollar las facultades intuitivas pueden conducir a los esclarecedores a conseguir una sintonía con los mentores espirituales tan buena como la de Raúl Silva.

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Argumentación Lógica y Amor

Una argumentación bien fundamentada, lógica e impregnada de amor es el gran recurso del esclarecedor.

En el capítulo 24 de “Desobsesión”, André Luiz recuerda que el esclarecedor precisa: aliar raciocinio y sentimiento, compasión y lógica para que la aplicación del socorro verbal alcance el máximo rendimiento.

En el capítulo VII de “En los Dominios de la Mediumnidad”, el mismo autor

espiritual nos relata su observación cuando el esclarecedor Raúl Silva dialogaba con un desencarnado:

Se veía con claridad, sin embargo, que no eran las

palabras la fuerza que lo conmovía sino el sentimiento irradiante que las estructuraban.

En el capítulo 7 de “Buena Nueva”, Humberto de Campos registra las

palabras de Jesús a Tadeo sobre el diálogo con los espíritus infelices: “Solo la luz del amor divino es bastante fuerte para convertir un alma a la verdad”.

En este diálogo hay otras afirmativas que merecen ser enfatizadas: “Las disertaciones filosóficas no constituyen toda la realización”. Y más: “El Reino de Dios, no obstante, es la edificación divina de la luz. Y la luz ilumina dispensando los largos discursos”.

En la página 43 de “Vida y Obra de Bezerra de Menezes”, Silvio Brito Soares transcribe las palabras de un obsesor con quien Bezerra dialogaba cuando todavía estaba encarnado: “¡Viejito Santo, no fueron tus palabras que me convencieron sino tu sentimiento!”

Las posibilidades de disuadir un espíritu recalcitrante en el mal aumentan mucho cuando el esclarecedor se esfuerza por poner en práctica las sabias recomendaciones citadas.

Para prepararse adecuadamente para su tarea el esclarecedor precisa adquirir conocimientos doctrinarios sólidos y buscar desarrollar al máximo el sentimiento, ejercitando el amor al prójimo en todas las oportunidades.

Para desarrollar el sentimiento es importante el contacto con encarnados sufrientes para que sientan el sufrimiento del prójimo más de cerca.

Hay esclarecedores que utilizan solamente el argumento, permaneciendo en el debate puramente intelectivo. Estos logran pocos resultados. Otros hay que además de la argumentación puramente intelectiva, discuten con espíritus inteligentes y sarcásticos y pierden la propia calma. En estos casos los resultados son negativos.

En el momento del diálogo el esclarecedor debe colocarse en lugar del espíritu infeliz, buscar comprenderlo y sentir su drama y su sufrimiento para manifestar amor por el comunicante. En cuanto a los espíritus endurecidos, es fundamental entender que ellos son mucho más ignorantes y rebeldes que malos.

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Los obsesores deben ser vistos como víctimas del pasado y no como verdugo del presente; los obsesados también deben merecer nuestro amor porque son las víctimas de hoy y no los verdugos del pasado.

En el capítulo 16 de “Locura y Obsesión”, de Manoel Philomeno de Miranda, Emerenciana afirma:

La adoctrinación, amigo Miranda, - me esclareció –

es una terapia de amor y solamente con esa fuerza en nuestro campo de acción espiritual logramos el resultado a que ella se propone. La información lógica rompe los obstáculos mentales y auxilia la razón, sin embargo, solo el amor bien vivido quiebra las esposas del odio, de la indiferencia y proporciona el perdón.

Largos discursos y debates mediúmnicos en núcleos espíritas, a veces solo sirven para la exhibición de cultura y habilidad verbal; casi nunca para esclarecer y liberar los que se sienten dañado y sufren.

Ante los comunicantes de las más diversas condiciones, nuestra actitud

hacia ellos debe envolver paciencia, tolerancia, indulgencia y mucho amor, recordando que la energía serena no puede ser dispensada porque es necesaria en muchos casos.

Situación del Espíritu Después de la Muerte

En las preguntas 163 a 165 de “El Libro de los Espíritus”, nos enseñan los Espíritus y Allan Kardec que el Espíritu pasa por un estado de perturbación después de la muerte del cuerpo físico, la cual varía de algunas horas a muchos años, según su elevación espiritual. La perturbación es corta para los Espíritus que ya adquirieron algún progreso espiritual y que se preparan para la desencarnación, a través de la adquisición de conocimientos sobre la vida futura y la práctica del bien. Para los que desencarnaron muy apegados a la materia esa perturbación es penosa.

Como regla general, el Espíritu conserva la misma forma de ser y de reaccionar que tenía cuando aún estaba encarnado. Solamente con el tiempo se va integrando a la vida espiritual y cambiando su visión. Piensa mucho más como hombre que como Espíritu. Si todavía es un espíritu poco adelantado los signos de materialidad son más fuertes. Si es más adelantado espiritualmente, pronto comienza a pensar y a actuar como Espíritu.

Muchos Espíritus son ignorantes y groseros y conservan los defectos de los hombres más retrasados. Los que tenían pereza de estudiar y trabajar suelen seguir de la misma manera en el Mundo Espiritual.

Los cambios psicológicos exigen más tiempo. Si fue hombre en la última encarnación, sigue pensando como hombre; si fue mujer, conserva los aspectos psicológicos femeninos. Los carentes continúan en este estado. Los inseguros conservan la inseguridad. Los que alimentaban odio o eran rebeldes, siguen con

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esos sentimientos. Los que eran apegados a lo material no se desapegan en poco tiempo. Los que solían utilizar las sensaciones del cuerpo material no se conforman con la pérdida del vehículo físico. Los que conservaron determinadas concepciones, en el campo filosófico, en la política, en la ciencia o la religión no cambian la forma de pensar de un momento a otro.

Es en ese estado que los espíritus se comunican, generalmente, para recibir esclarecimientos o asistencia, dado que cuando se liberan de dichos estados, no precisan recurrir al intercambio con los hombres a través de los médiums para recibir ayuda. Ya pueden recibirla directamente de los buenos espíritus, quienes están siempre listos para asistirlos.

Abordaje Inicial

El diálogo con los desencarnados no precisa ser diferente a la conversación con cualquier persona. No es conveniente que sea como si el esclarecedor hiciera un discurso, ni debe ser desarrollado con afectación. Es ideal que sea una conversación natural aunque respetuosa y equilibrada.

Unos de los primeros cuidados que debe tener el esclarecedor es el de identificar el sexo del comunicante. Aunque el Espíritu no tenga sexo, conserva durante un periodo más o menos largo, el aspecto psicológico que tenía en la última encarnación. Además, muchos Espíritus creen que están encarnados y extrañan cuando el adoctrinador se dirige a ellos como si fueran personas del sexo opuesto. Algunos se ofenden y dificultan el diálogo a partir de ese incidente.

El médium psicofónico puede ayudar en esta identificación pronunciando bien el final de las palabras, por ejemplo: “Me siento cansada”. Otra manera de auxiliar es construir frases que introduzcan palabras que identifiquen el sexo. Por ejemplo: “Soy una mujer sufriente”, en vez de decir: “Estoy sufriendo mucho”. En este caso, no hay alteración de la idea del comunicante. No se puede olvidar que el médium capta las ideas transmitidas por los Espíritus y las exterioriza con sus palabras.

Es importante observar que el equívoco respecto del sexo no es frecuente porque nos dirigimos al comunicante como si fuera del sexo masculino y de cada diez comunicaciones solamente una o dos son de Espíritus que fueron mujeres en la última encarnación. La explicación para este hecho es que las mujeres se espiritualizan más, se adelantan más en el campo espiritual y tienen menos necesidad de ser asistidas a través de los médiums.

A veces no es posible identificar el sexo del comunicante y en ese caso el esclarecedor puede utilizarse del recurso del lenguaje válido a los dos sexos.

Ejemplo: “Estamos aquí para ayudarte”. Si el esclarecedor no tiene el hábito de usar pronombres y verbos en la segunda persona, podrá usar un tipo de

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licencia poética, usando “tú” como objeto directo. Ejemplo: “Estamos aquí para ayudarte” 1

Una dificultad ante la cual muchos se deparan es la de iniciar la conversación. ¿Deberían comenzar saludando al Espíritu? ¿Podrían tocar directamente el tema?

El inicio depende de la situación del comunicante. Saludarlo con las expresiones “buenos días” o “buenas noches” puede confundirlo. La sucesión temporal para el Espíritu es diferente a la nuestra, principalmente si todavía está en un estado de confusión. Si desencarnó bajo sol fuerte sigue con la sensación de estar en pleno sol. Tendríamos que examinar bien la situación. Casi siempre comprendemos su estado solamente en el transcurrir de la comunicación.

Dirigirse a él como “hermano” también tiene sus inconvenientes. Deberíamos tener la certeza de su sexo antes de iniciar el diálogo, lo que no siempre ocurre. Por otro lado, la idea de que somos hijos de Dios está muy clara para nosotros, no obstante, en muchos casos le suena ofensiva a algún Espíritu.

El Papel de los Médiums Psicofónicos

Los médiums psicofónicos no deben adoptar una postura completamente pasiva durante la comunicación, dado que tienen un papel muy importante en la asistencia al comunicante.

En el ítem 223 de “El Libro de los Médiums”, Allan Kardec afirma que “no hay duda de que el Espíritu del médium puede actuar por sí mismo”. Naturalmente él se refería al médium psicógrafo pero el proceso es igual cuando se trata del psicofónico.

En los capítulos 25 y 42 de “Desobsesión”, André Luiz advierte que los médiums psicofónicos deben estar “atentos a la función especial de colaboradores y medianeros” y que son los “responsables por la comunicación que transmiten”. A ellos les competen el papel de hacer el

discernimiento natural de la cualidad de los Espíritus que procuran sus facultades, sea por las impresiones de presencia, lenguaje, efluvios magnéticos, sea por la conducta general.

Les cabe además la función de:

enfermeros convocados a controlar el enfermo, cuanto les sea posible, impidiéndole las manifestaciones tumultuosas y las palabras obscenas.

1 Nota de la trad.: el autor se refiere a la gramática de la Lengua Portuguesa. Pero en el idioma español el esclarecedor también debe intentar usar expresiones neutras, cuidando el uso de los pronombres, cuando no sabe el sexo del comunicante.

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En el capítulo 42 de la misma obra, André Luiz enfatiza que el medianero no puede ejercer la psicofonía

a manera de un títere, manejado integralmente a la voluntad de las inteligencias desencarnadas sino en la posición de intérprete y enfermero, capaz de auxiliar, hasta cierto punto, en la contención y reeducación de los Espíritus rebeldes que recalcitran en el mal, a fin de que el dirigente se sienta fortalecido en su acción edificante y para que el equipo demuestre el máximo rendimiento en el trabajo asistencial.

Aunque sea el médium sonámbulo (también llamado de inconsciente),

André Luiz recuerda en el capítulo 42 del citado libro: “dispone de recursos para gobernar los sentidos corpóreos de que el espíritu comunicante se utiliza”, contando para ello con el auxilio de los mentores espirituales.

Los médiums psicofónicos, como los demás componentes de la reunión, tienen una función muy importante cuando no están trabajando la psicofonía. Se trata de ayudar al esclarecedor con la cooperación mental, auxilio con la oración y pensamientos positivos. En este momento todos deben envolver el comunicante como si fuera una persona muy querida y que necesita toda comprensión y apoyo. Este tipo de actitud es fundamental para el éxito del esclarecimiento de los desencarnados sufrientes.

En el capítulo 30 de “Somos todos médiums”, Odilón Fernandes alerta:

El médium sin estudio es solo un instrumento, mientras que el médium esclarecido es coadyuvante de los espíritus en el complejo mecanismo del intercambio espiritual.

Es importante destacar que el psicofónico puede colaborar dando al

dirigente algún indicio sobre el Espíritu que quiere comunicarse, como por ejemplo, “se trata de un Espíritu encarnado”.

Todas estas enseñanzas esclarecen que el médium psicofónico nunca puede ser totalmente pasivo durante la psicofonía sino actuante, cooperando decisivamente en el proceso de esclarecimiento del desencarnado. He ahí la importancia de estudiar siempre y cuidar de la reforma íntima.

Espíritus Sufrientes: Sufrimientos Físicos

El sufrimiento de los Espíritus es de naturaleza moral, sin embargo el Espíritu no se libera de la influencia de la materia cuando llega al Mundo Espiritual.

Durante un tiempo más o menos largo conserva impresiones muy fuertes de la vida material, según su adelantamiento. Si estaba enfermo continúa con los mismos dolores, el mismo malestar. Permanece condicionado a la vida material con todas sus necesidades y sensaciones.

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El esclarecedor debe conducir el diálogo como si socorriera y orientara a un encarnado, diciéndole que él va a recibir el tratamiento que lo va a aliviar y después curarlo definitivamente. Si él le contesta al esclarecedor que ya se hizo varios tratamientos y no obtuvo resultados, el esclarecedor le puede afirmar que se trata de un tratamiento diferente de los otros, lo cual sin duda le dará el alivio deseado porque será ejecutado por un equipo especializado.

Inicialmente podrá sugerir al espíritu que tome el medicamento que le es suministrado por el equipo de médicos y enfermeros. Los Espíritus superiores ya tienen todo preparado porque saben con anticipación las necesidades de los Espíritus programados para la comunicación.

El tiempo necesario para la suministración del medicamento y el inicio de los efectos puede ser bien corto. Equivale a la aplicación del recurso medicamentoso, ya que los Espíritus están en una dimensión donde la sucesión temporal no es igual a la de la Tierra. Apenas el comunicante “ingiere” el medicamento y el esclarecedor ya puede comenzar a sugestionarle la mejora, diciéndoles, por ejemplo: “el medicamento ya tiene efecto, ya estás mejorando. El dolor está pasando.” En la mayoría de las veces él confirma la mejora y demuestra mucha alegría por el alivio obtenido. Enseguida, el esclarecedor puede invitarlo a seguir con los miembros del equipo para el lugar adecuado a la continuación del tratamiento.

Si el Espíritu pide explicaciones sobre su situación, el esclarecedor puede decirle que los demás miembros del equipo le darán las explicaciones necesarias.

En algunos casos, el Espíritu no manifiesta cualquier mejora. Insiste en que el nuevo tratamiento no le sirvió. Eso ocurre con algunos Espíritus que centralizan la mente en la enfermedad. Son más enfermos del alma que del cuerpo. En casos así el esclarecedor puede explicarles que su ayuda [del Espíritu] es indispensable, que ellos precisan cambiar la actitud mental, mentalizando la mejora en vez de la enfermedad.

En algunos casos la principal queja del Espíritu es la de que tiene sed intensa. En ese caso, el esclarecedor puede comenzar ofreciéndole agua para beber. De la misma forma, los Espíritus superiores se encargan de entregarle el agua. Aliviada la sed, el diálogo continuará como en el caso anterior.

Espíritus Sufrientes: Sufrimientos Morales

La mayoría de los Espíritus que se comunican en reuniones mediúmnicas es sufriente. Y el tipo de sufrimiento que los hacen infelices es de orden moral, exacerbado por la conciencia culpable.

El esclarecedor debe oírlo atentamente, procurando identificar la causa del sufrimiento. Enseguida, debe explicarle cómo puede actuar para aliviar el propio sufrimiento.

Es imprescindible hablarle acerca de la oración y de la práctica del bien como recursos para amenizar su dolor.

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Es importante explicarle que la auto-condenación o la auto-flagelación no le solucionan los problemas, más bien que los agravan. Lo que más lo ayudará será el esfuerzo por aprender la práctica del bien y la oración.

Es oportuno hablarle sobre la Misericordia Divina, que da a todos la oportunidad de reparar los errores cometidos, ampara y da fuerzas a los que se arrepienten.

Finalmente, es recomendable invitarlo a acompañar el equipo en una oración en su beneficio.

Espíritus Sufrientes Encarnados

El primer pensamiento que pasa por la cabeza del esclarecedor es el de que se trata de alguien que ya desencarnó y no lo sabe.

Es posible, pero puede tratarse de un encarnado que tiene una enfermedad grave y sin esperanza, así que es conducido a la reunión mediúmnica para ser esclarecido sobre la causa de su sufrimiento. Eso ocurre con más frecuencia cuando el enfermo está con la idea fija de suicidio. Entendidas las razones de su sufrimiento puede resignarse y cambiar de idea.

Normalmente el médium psicofónico recibe algún tipo de aviso o indicio de que el Espíritu que se va a comunicar está encarnado. Antes de la pasividad, debe llamar el dirigente y prevenirlo sobre esa posibilidad. El dirigente, alertado, estará más atento para conducir el caso de forma adecuada.

A veces el médium psicofónico no percibe nada sobre eso, pero el esclarecedor recibe el alerta intuitivamente, o podría desconfiar a partir de las expresiones iniciales del comunicante. Cuando eso ocurre, es recomendable estimular la intuición y la observación para tener certeza. De cualquier modo es prudente conducir el diálogo con cuidado, eligiendo los argumentos que atiendan las necesidades del Espíritu, sea encarnado o no. Cuando tenga la seguridad, el esclarecedor podrá conducir el raciocinio con el objetivo de llevar el Espíritu a resignarse con la prueba o expiación y a llevar su vida terrena hasta el fin, sin pretender abreviarla.

Los Espíritus superiores no permiten la presencia de Espíritus encarnados en una reunión sin que haya una razón justa. En la mayoría de las veces lo autorizan con el objetivo de mostrarles las razones de su sufrimiento, las cuales están en existencias anteriores. En la reunión mediúmnica será más fácil a los Espíritus superiores reproducir escenas de su pasado, para que comprendan que no se sufre sin razón justa. Los fluidos de los médiums facilitan ese tipo de trabajo.

Después de retornar al cuerpo, el encarnado no recuerda los detalles de lo que vio y oyó, pero quedan fragmentos de recuerdos como si fuera un sueño o impresiones diferentes, una esperanza de mejora de la situación y más confianza.

Espíritus Desorientados

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Muchos Espíritus no se dan cuenta de que ya desencarnaron. Se sienten vivos, deambulan por la casa, por el ambiente de trabajo e intentan conversar con los familiares y otras personas sin obtener respuesta.

El primer impulso del esclarecedor es decirle al Espíritu en tal condición que la causa de la confusión es su desencarnación. Sin embargo esta no es la forma más adecuada de comenzar. En el transcurrir del diálogo el esclarecedor evaluará si el Espíritu tiene condiciones psicológicas para saber o no que ya desencarnó.

En este análisis contará con la ayuda de los buenos Espíritus. Muchos desencarnados no tienen condiciones de saber la verdad en el momento de la comunicación y se desequilibran si lo saben.

El esclarecedor deberá conducir el diálogo de forma muy natural, diciéndole, por ejemplo:

“Es un gusto hablar contigo. Analiza con calma lo que

te pasa. ¿Tus familiares y amigos tendrían alguna razón para no prestarte atención? ¿Ya analizaste su actitud y trató de sentir lo que ocurre en el interior de cada uno de ellos? ¿No notaste algún cambio en tu vida? ¿Todo está como antes? ¿No sentiste ningún malestar? ¿Consultaste a un médico?”

Después de esas preguntas el esclarecedor debe esperar las respuestas

del Espíritu. El sentido de la conversación dependerá de ellas. Si él le dice al esclarecedor que estaba enfermo, este puede sugerirle que continúe el tratamiento e indicarle otro equipo, el espiritual. Enseguida, decirle que acompañe a los miembros del equipo, quienes esperan este punto del diálogo para aproximarse.

Si el Espíritu continúa sin entender y sin explicación para lo ocurrido, el esclarecedor debe invitarlo a orar juntos, para que Dios se lo muestre. Mucha vez, durante la oración, los mentores espirituales, que conocen las condiciones psicológicas del comunicante, le muestran algún suceso que lo hace comprender que ya desencarnó. Aunque eso no suceda obtendrá beneficios. Muy a menudo el espíritu suele serenarse y sentir sueño durante la oración. Si así es, el esclarecedor le puede sugerir que acompañe a algunos miembros del equipo (los Espíritus), quienes se encargarán de cuidar de su caso y lo ayudarán a aclarar la situación.

Si el Espíritu responde que le parece haber ocurrido algo extraño o diferente, el esclarecedor le podrá preguntar: “¿Qué crees que te pasó? El espíritu le podrá preguntar: “¿Me habré muerto?” En este caso, el esclarecedor podrá confirmárselo, pero evitando cualquier choque para el comunicante. Debe tener el cuidado de decirle que no se murió sino que pasó a la vida espiritual, ya que la muerte del ser pensante no existe. Solamente deja la vestimenta carnal.

Si el Espíritu permanece confundido después de las preguntas iniciales y desea entender su situación, el esclarecedor cuenta con la ayuda de los mentores, a través de la intuición, y puede concluir que el desencarnado tiene condiciones de saber que desencarnó, pero no debe decírselo al comienzo. Deberá cuidar para conducir el raciocinio del Espíritu. Podrá preguntarle si él algún día ya pensó en la

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muerte. Sea cual fuere la respuesta del espíritu el esclarecedor debe explicarle que no existe la muerte, sino el pasaje a la vida espiritual; que el Espíritu conserva su individualidad, su inteligencia, sus sentimientos, el amor por los seres queridos y por ello no siempre percibe su paso. Durante esas consideraciones, mayormente, el espíritu concluye que ha pasado por este fenómeno y cabe al esclarecedor confirmárselo.

Espíritus Obsesores

El Espíritu obsesor acostumbra permanecer dominado por el odio y por la idea fija de venganza.

El esclarecedor precisa respetar su dolor, mirándolo como una víctima del pasado y no como el verdugo de hoy. De esta forma le será más fácil comprenderlo y envolverlo con amor.

El esclarecedor podrá desarrollar la argumentación:

“Estamos aquí como trabajadores de Jesús. El Maestro ama las ovejas de su rebaño igualmente y desea la felicidad de todas ellas. Es nuestra misión explicarte como funcionan las leyes de Dios.”

“Somos Espíritus eternos, creados por Dios para ser felices y a la felicidad la conquistamos por nuestro esfuerzo propio, según evolucionamos. La evolución se realiza a través de las reencarnaciones. El Espíritu no tiene una sola vida en la Tierra sino que vive en ella muchas veces y en diferentes cuerpos.”

“Todos somos Espíritus imperfectos y ya nos equivocamos mucho. Practicamos mucha maldad, muchos crímenes. Por ello somos grandes deudores de la Justicia Divina. Y un día tendremos que rescatar nuestros débitos. Si no lo pagamos en la misma existencia, lo rescatamos en otras.”

“La Justicia Divina es perfecta y no permite que ninguna criatura sufra sin merecérselo. Esto te sucedió. Dios permitió que aquella persona te perjudicara porque debías. En una existencia pasada cometiste igual o peor error de lo que te hicieron. Ella fue instrumento de tu rescate.”

“No te conviene tomar la justicia por tus propias manos para que no contraías nueva deuda. Solamente Dios, Jesús y los Espíritus superiores pueden hacer justicia.”

“Tu situación es mejor que la de ella porque ya la rescataste, mientras que ella todavía la está rescatando.”

“Podrías estar mucho más feliz porque el odio no nos permite ser felices mientras somos dominados por él.”

Si el Espíritu permanece decidido, dando a entender que no comprendió o

no aceptó la explicación, el esclarecedor puede utilizar otro recurso, lo cual

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consiste en mostrarle en una pantalla el mal que practicó en el pasado y que causó el rescate, ya que todas las acciones del Espíritu están impresas en su memoria profunda. Optando por este recurso, el esclarecedor debe sondear el Plano Espiritual antes, a través de la intuición, para estar seguro de que tal método puede ser utilizado en ese caso. Enseguida, pide un permiso para que los Espíritus superiores coordinen el proceso, en oración dirigida a Dios o a Jesús.

El esclarecedor puede pedirle al comunicante que diga lo que ve. Si se niega a hacerlo, podrá utilizar los recursos de la intuición para enterarse de los detalles que le están siendo mostrados.

El esclarecedor puede pedir la atención del comunicante para un personaje que aparece en destaque. En ese momento los Espíritus superiores se encargan de colocárselo en evidencia. El esclarecedor puede pedirle que mire al personaje fijamente a los ojos. Enseguida puede sugerirle que recuerde. En este momento, los Espíritus superiores lo harán recordar aquellos sucesos de los cuales fue el protagonista.

Luego que el comunicante se recuerde, el esclarecedor le atrae la atención a un diálogo que transcurrirá. Le pide que compare lo que hizo a lo que sufrió y le pregunta si todavía cree que sufrió sin merecérselo.

Si el comunicante acepta o no la realidad, el esclarecedor encierra el diálogo, dejándolo a cargo de los Espíritus superiores, quienes saben adonde conducirlo.

Espíritus de Suicidas

Los suicidas son los Espíritus que se manifiestan en las peores situaciones, más aquellos que provocaron la propia desencarnación de forma consciente y sin atenuantes. El terrible sufrimiento que enfrentan después de la muerte del cuerpo físico los deja en una condición de franco desequilibrio. Pierden la noción de tiempo. La falta de comprensión sobre la Misericordia Divina agrava mucho su sufrimiento y los hace perder la esperanza de alivio.

Mayormente, lo que el equipo de desobsesión puede hacer por los suicidas es prestarles los primeros auxilios, preparándolos para que sean encaminados a una institución de socorro espiritual, donde serán esclarecidos en el futuro. La oración, el pase, los medicamentos del Plano Espiritual y el sueño son los recursos que pueden ser utilizados en su favor. Si él no demuestra mejora, continúa desesperado y con la mente fija en su propia situación de sufrimiento, el esclarecedor podrá recurrir al sueño e inducirle a dormir, explicándole que se despertará más tarde en un ambiente adecuado al tratamiento que necesita.

Podrá explicarle que una parte del tratamiento será realizado durante el sueño y por ello se despertará en mejores condiciones. Es conveniente asegurarle de que será un sueño tranquilo y reparador, para aumentarle la seguridad y convencerlo a entregarse al sueño sin resistencia.

Los propios mentores espirituales se encargarán de inducirlo al sueño y encaminarlo a una colonia de tratamiento espiritual.

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Si el suicida se presenta más equilibrado o si se mejora con las primeras medidas movilizadas en su favor, el esclarecimiento podrá ser hecho al igual que en los casos de los Espíritus sufrientes, según las necesidades del comunicante.

Espíritus con Sexualidad Desequilibrada

Entre los Espíritus sufrientes están los que no pudieron conservar el

equilibrio en el campo de la sexualidad. Examinaremos el caso particular de las mujeres que siguieron el camino de

la prostitución. Su vida es muy triste, sobre todo en el final de la existencia, dado que la prostitución degrada la persona física y moralmente.

En el Mundo Espiritual continúan sufriendo mucho, sobre todo porque se consideran condenadas irreversiblemente por Dios. Muchas siquiera se utilizan del recurso de la oración porque se consideran indignas de dirigirse a Dios, aunque a través de la oración.

Muchos de esos Espíritus son arrebatados por Entidades de las sombras, quienes pasan a utilizarlos en los ambientes inferiores, sirviendo a otros Espíritus que siguen condicionados a las sensaciones más groseras.

Esos Espíritus nutren gran rebeldía en contra de la humanidad, sobre todo de los hombres que los arrojaron a esa vida o que los explotaron de forma inhumana.

Además, conservan las marcas psicológicas de la degradación moral y de la carencia de comprensión y amor.

El esclarecedor debe hablarles directamente al corazón, explicándoles que Dios los ama como ama a todos sus hijos y que no condena a nadie. Al contrario, de la misma manera que actúa con otras criaturas, les da la oportunidad de que se rediman por el estudio y por el trabajo en beneficio del prójimo.

Muchos de esos Espíritus retrucan que no confían en nadie. El esclarecedor les debe explicar que el verdadero cristiano no explota a su semejante bajo ninguna circunstancia y a todos los trata con fraternidad y respeto Terminados tales esclarecimientos, el esclarecedor los invita a orar y enseguida, a seguir a un ambiente espiritual donde van a iniciar nueva vida de aprendizaje y de trabajo en el campo del bien.

Espíritus Escarnecedores

A menudo Espíritus escarnecedores se manifiestan en la reunión y se utilizan del escarnio para provocar a los componentes del grupo, con el objetivo de irritarlos y desestabilizarlos, comprometiendo el trabajo a ser realizado.

Los miembros de la reunión, especialmente el dirigente o el esclarecedor encargado del caso, no deben dejarse influenciar por las palabras del comunicante, mucho menos irritarse con él. Sino que deben colocarse por encima de sus provocaciones y cultivarle el sentimiento de comprensión e indulgencia. No es conveniente contestar las provocaciones ni polemizar.

La mejor actitud es ignorar las provocaciones e intentar mejorar la sintonía con los mentores espirituales para descubrir cuáles son sus necesidades más

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íntimas y planificar qué se le puede decir. Y en la primera oportunidad, comenzar a hablarle con serenidad.

El esclarecedor le puede decir:

“Fuiste creado por Dios como todos nosotros. Él te ama como ama a todos sus hijos y no se aleja de ninguna de sus criaturas. Somos quienes nos alejamos de Él por la sintonía con el mal y por abandonar el camino del bien, utilizando el libre albedrío que Él no concede a todos.

Estamos aquí en su nombre y en nombre de Jesús para hablarte al corazón e invitarte a un nuevo aprendizaje en una escuela espiritual, bajo la orientación de trabajadores de la Siembra de Jesús, quienes te van a aclarar las dudas y te enseñarán a practicar el bien.

Somos todos hermanos y queremos tu bien. ¡Aprovecha esta oportunidad!”

Aunque el Espíritu siga escarneciendo el esclarecedor debe proseguir

imperturbable y hablarle con amor. Si no lo logra disuadir puede recurrir a la oración y dejarlo a cargo de los buenos Espíritus, que los conducirán al lugar cierto.

El comunicante puede ser tocado por las palabras, por los sentimientos y por la serenidad del esclarecedor y los demás miembros de la reunión, y cambiar la actitud; si eso sucede el diálogo puede tomar la dirección determinada por lo que diga el Espíritu.

Espíritus que no Hablan

Algunos Espíritus que pasaron por profundas transformaciones psicológicas provocadas por fuertes inducciones hipnóticas son condicionados a actuar como verdaderos animales. Es el caso de la zoantropía o licantropía y otras condiciones.

En dicha condición, los Espíritus se convencen de que no disponen de la facultad de hablar. En algunos casos siquiera lo intentan, como si la mente estuviera completamente bloqueada.

El médium suele captar los pensamientos del Espíritu pero no siente el impulso para hablar.

Si hay silencio al inicio de la comunicación, puede haber alguna demora en el esclarecimiento.

El médium puede prestar valiosa colaboración con el equipo si le informa la situación del Espíritu al dirigente y que él no se siente en condiciones de hablar.

Cuando el esclarecedor se certifique de que se trata de un Espíritu en esa situación, puede utilizar el esclarecimiento y la sugestión a la vez. Puede decirle, por ejemplo:

“Eres un ser humano. Piensas y sientes como

cualquier persona. No eres un animal. Tanto es así que

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entiendes lo que te decimos. Puedes hablar. Imagínate con la forma humana e intenta hablar.”

Tras una pequeña pausa, si el Espíritu demuestra esfuerzo por hablar o

comenzar a hablar, el esclarecedor puede seguir el diálogo según lo que le diga el Espíritu. No obstante, si permanece callado, el esclarecedor le puede explicar que su tratamiento seguirá en un ambiente (o hospital) especializado y que será conducido por los compañeros de equipo, los mensajeros de Dios.

Espíritus Invitados

A menudo se manifiesta algún Espíritu diciendo que vino por invitación de los componentes de la reunión, particularmente del dirigente o de algún Espíritu.

El dirigente no le debe decir que él no fue invitado, dado que puede haberlo hecho en un encuentro durante el sueño, ya que los encarnados pueden participar de actividades en el Mundo Espiritual mientras el cuerpo reposa.

Es preferible actuar como si lo hubiera invitado. El Espíritu acostumbra comenzar preguntando la razón de la invitación

porque entiende que quien se lo hizo conoce las razones. El esclarecedor no puede decirle que no lo sabe. Esta respuesta puede

asustarlo o decepcionarlo. Por otro lado, el dirigente no precisa preocuparse por ello, ya que los objetivos de la presencia del Espíritu en la reunión son siempre dos: esclarecerlo acerca de las leyes que dirigen la vida de los Espíritus y tocar su sensibilidad para despertarlo al bien. El esclarecedor puede decirle, por tanto, que la finalidad del encuentro en aquel momento y en aquel ambiente es la de explicarle, de manera más adecuada, cómo funcionan las leyes de Dios que nos gobiernan la vida. En sus explicaciones debe enfatizar la evolución, la reencarnación y la ley de causa y efecto.

Durante su exposición el esclarecedor debe hacer pequeñas pausas para permitirle al comunicante preguntar o referirse a su situación. Si lo hace, el esclarecedor puede cambiar la conversación orientándola a las necesidades reales del Espíritu.

Si no le dice nada y el esclarecedor no tiene cualquier intuición sobre las reales necesidades del comunicante, debe proseguir con el esclarecimiento hasta que complete el raciocinio y enseguida, recurrir a la oración para intentar tocar su sensibilidad y despertarlo a las realidades de la vida espiritual.

Espíritus que se complacen en el Mal

Entre los Espíritus que se manifiestan en las reuniones están aquellos que son poco adelantados moralmente y que se complacen en el mal.

Se afinizan con las cosas materiales y las sensaciones más groseras y rechazan los valores morales, las cosas más elevadas y los ambientes donde

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están los buenos Espíritus. Eso porque son muy imperfectos. Además no están dispuestos a renunciar a los placeres inferiores para cuidar de su propia evolución y no sienten ninguna satisfacción con la práctica del bien.

El esclarecedor debe conducir el diálogo con el objetivo de lanzar algunas ideas en su mente, argumentando que ningún Espíritu es malo por la eternidad y que un día, todos sentirán el deseo de cambiar los rumbos de la vida y pasar a conducirse según las leyes de Dios. Si viven distanciados de esas leyes podrán obtener placeres pero nunca la felicidad real.

Aunque sientan placer en permanecer en la faja vibratoria en la que están, si piensan en su futuro, lo mejor que pueden hacer es renunciar al mal y andar por el camino del bien.

El esclarecedor no puede esperar resultados altamente positivos en el diálogo con esta categoría de Espíritus. Debe permanecer atento para no prolongar mucho la argumentación e interrumpirla cuando note que no produce resultados. Cuando eso sucede, orar por ellos y dejarlos bajo el cuidado de los mentores espirituales es lo máximo que podemos hacer.

Espíritus que se Consideran Dueños de Propiedades

Hay espíritus que fueron muy apegados a propiedades y a bienes materiales cuando estaban encarnados.

Generalmente fueron hombres que no cultivaron cualquier actividad religiosa. Pasaron la vida luchando por adquirir bienes materiales, propiedades y por conservarlos y no encontraron tiempo para cultivar otros valores.

Casi nunca perciben el momento de la desencarnación y permanecen con la mente totalmente centralizada en la vida material que tuvieron.

Permanecen en sus propiedades sufriendo por verlas administradas por sus familiares de manera diferente, o por verlas invadidas por personas extrañas.

El esclarecedor debe explicarles que los bienes materiales de la Tierra son préstamos de Dios a los hombres y que pasan a otras manos cuando ellos desencarnan. Nadie debe apegarse a los bienes de la Tierra sino que precisan aprender a valorar los bienes espirituales, cuales son llevados por el espíritu cuando ése regresa al Mundo Espiritual.

Lo mejor es que olviden los bienes materiales y se integren en la Vida Espiritual. De no ser así, prolongarán los propios sufrimientos sin beneficios para ellos ni para sus seres queridos que quedaron en la Tierra.

Espíritus que Se Resisten a Reencarnar

Esos Espíritus acostumbran resistirse a reencarnar porque no desean perder la libertad de la cual disfrutan como Espíritus, por miedo al sufrimiento o por temor a fracasar en la nueva experiencia en la Tierra.

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Los mentores espirituales los conducen a las reuniones mediúmnicas para que reciban estímulos de los encarnados, cuyas sugerencias ellos pueden aceptar porque son de quienes están logrando resistir a las tentaciones de la vida material.

Los encarnados que logran mantener el equilibrio se encuentran en una situación favorable al diálogo capaz de animarlo a enfrentar una nueva existencia en la Tierra.

El esclarecedor debe enfatizar el argumento de que la reencarnación es el único camino para el efectivo progreso del Espíritu. Es a través de las luchas y dificultades de la existencia que el Espíritu desarrolla la inteligencia y las cualidades morales. En el Mundo Espiritual podrá progresar, pero necesita la experiencia en la carne para demostrar que asimiló las lecciones y para sedimentarlas definitivamente.

El esclarecedor debe intentar mostrarles que tienen gran posibilidad de éxito si se preparan bien en el Mundo Espiritual y buscan practicar las enseñanzas evangélicas, porque solamente actuando así contarán con la protección contra las caídas y podrán aceptar mejor las orientaciones para seguir el camino del bien.

Espíritus que Son Católicos o Evangélicos

Muchos católicos y evangélicos consolidan sus convicciones sobre la existencia del infierno, del cielo, del juicio final y se consideran elegidos por Dios. Por eso desencarnan convencidos de que van a irse directamente al cielo.

Muchos de esos Espíritus se rebelan en el Mundo Espiritual porque no encontraron el cielo como lo esperaban o por no haber sido recibidos personalmente por Jesús.

No es conveniente decirles que están en un Centro Espírita para que no sufran un choque. Es preferible explicarles que la conquista del Reino de Dios depende esencialmente de la práctica del bien y que ellos recibirán esclarecimientos más detallados de los padres (si son católicos) o de los pastores (si son evangélicos). Los Espíritu superiores organizan ambientes adecuados a los estudios de textos evangélicos con una visión más amplia, pero actúan con cautela para que los desencarnados, fieles a las orientaciones que recibieron en sus iglesias, no se asusten.

Ex padres y ex pastores preparados para darles las explicaciones necesarias forman parte de los equipos que trabajan en las Casas Espíritas y les revelan la verdad de manera gradual, sin asustarlos.

Espíritus que no Aceptan el Cristianismo o que no C reen en Dios

Algunos Espíritus que se comunican en las reuniones fueron espiritualistas, pero no fueron cristianos en la última encarnación. En el Mundo Espiritual conservan sus convicciones y algunos siguen rechazando el Cristianismo. El esclarecedor debe respetarles los puntos de vistas y evitar referirse al Cristianismo

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como el único o el mejor camino que conduce la criatura hacia Dios. Es preferible referirse a Dios y a sus leyes sin particularizar cualquier religión.

Muchos Espíritus que fueron incrédulos cuando estaban encarnados continúan siendo ateos en el Mundo Espiritual. El intento de convencerlos con diez o quince minutos de argumentación no acostumbra ser exitoso. Serán obtenidos mejores resultados a través del esfuerzo por convencerlos a participar de estudios más profundizados sobre el tema en el Plano Espiritual. Argumentar que no puede pretender que ellos se convenzan en algunos minutos de debate, además, tampoco pueden esperar que adquieran nueva convicción sobre el tema sin estudio e investigación. Es importante explicarles que nuestra creencia firme no surgió de casualidad, sino de largos años de estudio, observación, meditación y desarrollo de la sensibilidad espiritual.

Espíritus que Creen Ayudar

Algunos Espíritus se acercan a los encarnados con quienes se afinizan o con quienes tuvieron algún tipo de relación en la última existencia o en las anteriores con el objetivo de ayudarlos.

Se transforman en instrumento de perturbación porque todavía son portadores de desequilibrios o porque no saben cómo ayudar.

El esclarecedor debe explicarles que aunque no lo deseen, influencian a los encarnados e interfieren en sus pensamientos, mucha vez causándoles perturbaciones. Así que, si desean auxiliar a los encarnados, deben antes aprender a ayudar sin causarles trastornos. Por lo tanto, deben recurrir a las escuelas espirituales, donde podrán prepararse adecuadamente para esas tareas.

Algunos Espíritus se niegan a separarse del encarnado, a quien están íntimamente ligados porque se sienten bien en su presencia o porque creen que el encarnado le pertenece por los compromisos establecidos en el pasado. En este caso, suelen aceptar la separación parcial diaria para los entrenamientos.

Más adelante, con los esclarecimientos que recibirán, comprenden la necesidad de una separación más demorada.

Espíritus en Sueño Prolongado

Hay Espíritus que se manifiestan protestando contra quienes amenazan molestar a su sueño y exigen que los dejen dormir.

Están de esa manera por verdadera adicción mental, para escaparse de dramas que provocaron, o porque fueron adeptos de doctrinas que aceptan la Biblia al pie de la letra, o porque aguardan el juicio final. Los últimos se utilizan del recurso de la auto-sugestión para permanecer dormidos porque creen que deben permanecer en tal estado hasta el momento del juicio.

Si en muchos casos el esclarecedor puede usar el recurso del sueño, en ese debe actuar de manera contraria. En los dos primeros casos, debe

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esclarecerles que el sueño en exceso es una enfermedad que necesita tratamiento, así que deben ser conducidos a un ambiente hospitalario, donde serán tratados adecuadamente y deben colaborar a partir de aquel momento, esforzándose por no entregarse al sueño. Enseguida, puede pedirles que sigan a los compañeros del equipo encargado de conducirlos al citado hospital.

Los Espíritus que aguardan por el juicio final deben recibir tratamiento diferente. Se obtiene mejores resultados si les pedimos que escuchen los esclarecimientos de los pastores evangélicos. Eso porque esas convicciones son inflexibles.

Generalmente ellos lo aceptan y el esclarecedor le ruega a Jesús que les envíe esos trabajadores y les pide a los buenos Espíritus que los acompañen.

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Referencias Bibliográficas

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