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UNIDAD 01Epidemiología de la gota Josep Valverde García

CURSO DE EXCELENCIA EN GOTA

1.1. Introducción

Con el término de gota se designa a una enferme-dad compleja, caracterizada por la hiperuricemia y la artritis desencadenada por cristales de uratos.

Siguiendo a Wyngarden, Holmes1 y Kelley2, la expre-sión clínica completa de la gota comprende:

a) Aumento de la concentración de los uratos séri-cos.

b) Ataques recurrentes de artritis, en los que se de-muestra la existencia de cristales de urato mono-sódico monohidrato en el líquido sinovial.

c) Depósitos de agregados de urato monosódico monohidrato (tofos), localizados principalmente en las articulaciones de las extremidades o en su vecindad, que pueden ocasionar graves deformi-dades y destrucciones articulares.

d) Nefropatía por afección de glomérulos, túbulos, tejido intersticial y/o vasos sanguíneos, acompa-ñándose frecuentemente de hipertensión arterial.

e) Urolitiasis.

Estas manifestaciones pueden darse todas a la vez o combinarse en formas diferentes3.

La palabra gota sería la traducción de la gutta latina, y refleja la creencia de la instilación gota a gota de un determinado humor.

La gota, considerada como “el rey de las enfermeda-des y la enfermedad de reyes”, es una de las prime-ras condiciones reconocida como una entidad clíni-ca. Al parecer, fue identificada por los egipcios hacia el año 2.640 a. de C. y encontrada en esqueletos an-tiguos, en los que se detectó plomo, sugiriendo la posibilidad de que se tratara de gota saturnina.

Hipócrates, que vivió entre los siglos v y iv a. de C. y enseñó y ejerció la medicina en Atenas, dio a cono-cer sus observaciones en forma de sentencias, sus célebres Aforismos. Algunos de estos aforismos se refieren a la gota: “las mujeres no padecen de gota

hasta que cesa la menstruación”; “los jóvenes no pa-decen de gota antes del uso de Venus”.

La primera descripción detallada de un ataque agu-do de gota la realizó, en 1683, Sydenham, médico conocido, por su prestigio y su forma de ejercer su profesión, como el Hipócrates inglés. Sydenham, que al igual que Hipócrates defendía la medicina basada en la observación de los pacientes, descri-bió, entre otras condiciones, el ataque agudo de go-ta observándose a sí mismo y a sus propios ataques, ya que padeció gota por largo tiempo. “La gota ata-ca en la mayoría de los casos a aquella gente mayor que en tiempos anteriores vivió de manera opulen-ta, con comidas abundantes acompañadas de vino y otros licores, y que luego se volvieron más perezo-sos, dejaron de lado el ejercicio físico al que estaban acostumbrados en su juventud. El paciente se va a dormir sano; aproximadamente dos horas después de la medianoche se despierta por un dolor que ge-neralmente ataca al dedo gordo del pie (podagra), pero a veces también afecta la planta del pie y to-billo. Al mismo tiempo, el paciente tiene la sensa-ción de que le estuviesen echando agua fría sobre la parte afectada”. Desde la antigüedad hasta nuestros días, se han realizado una serie de descubrimientos que han sido fundamentales para conocer, entender, diagnosticar y tratar esta enfermedad ( TABLA 1-1 ).

El trabajo realizado por los investigadores citados y por muchos otros ha hecho que, hoy en día, la gota sea probablemente la enfermedad mejor conocida de todas las enfermedades reumáticas sistémicas si bien los pacientes que no realizan el tratamiento co-rrecto pueden desarrollar la enfermedad completa5.

Ha quedado claro que la gota es un desorden del metabolismo de las purinas, que resulta en el au-mento de la concentración sérica del ácido úrico y el depósito de cristales de urato en y alrededor de las articulaciones, causado por la hiperuricemia de lar-ga duración. Sabemos que el ataque agudo de gota tiene un desencadenante. El depósito de cristales de ácido úrico en el interior de la articulación pone en

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2CURSO DE EXCELENCIA EN GOTA

UNIDAD 01 | Epidemiología de la gota

marcha la vía de la inflamación, con la liberación de citocinas proinflamatorias y el acúmulo de neutrófilos en el interior de la articulación6.

Junto con la hiperuricemia, la alimentación, el estilo de vida y el polimorfismo genético7 son factores de riesgo para padecer gota. La hiperuricemia no bas-ta para causar la gota; la mayoría de hiperuricémicos permanecen asintomáticos durante toda su vida. Es

justo señalar que, en la actualidad, muchos hiperuri-cémicos y gotosos que acuden a las nuestras consul-tas no llevan una vida “alegre”, como la descrita por Sydenham. En las últimas décadas, la epidemiología de la gota parece haber cambiado y se han produ-cido grandes avances en la comprensión y el trata-miento de la enfermedad, pero con frecuencia, su tratamiento, como ocurre con otras enfermedades crónicas, no es el correcto.

TABLA 1-1

Descubrimientos fundamentales relacionados con la gota4

2640 a. de C. Referencia en papiros egipcios.

400 a. de C. Aforismos (Hipócrates).

100 Descripción de su naturaleza familiar (Séneca).

300 Descripción de los tofos (Galeno).

1683 Descripción clásica de la gota (Sydenham).

1814Utilización de la colchicina en la gota aguda (Want).

1848Demostración de la hiperuricemia en los pacientes gotosos (Garrod).

1896Primera demostración radiológica de la gota (Huber).

1898Demostración de la relación entre el ácido úrico y las purinas (Fischer).

1913 Medida de la concentración sérica de uratos (Folin y Denis).

1950 Demostración de la acción uricosúrica del probenecid (Talbott, Gutman y Yu).

1961 Redescubrimiento de los cristales de uratos en las efusiones gotosas (McCarty).

1963 La utilización del alopurinol como inhibidor de la xantina oxidasa (Gutman y Yu).

1967 Descripción de la deficiencia de HGPRT (Kelley).

1972 Demostración de la actividad de la PRPP sintetasa (Sperling).

1979

Demostración de cristales de urato en articulaciones no tumefactas de pacientes con ataques previos de gota en estas articulaciones (Weinberg).

HGPRT. Hipoxantina-guanina fosforribosil transferasa. PRPR: Fosforribosilpirofosfato.

• El término gota designa a una enfermedad compleja, caracterizada por hiperuricemia, ataques recurrentes de artritis provocados por cristales de urato monosódico monohidrato, depósitos de agregados de urato (tofos), nefropatía y urolitiasis.

• La palabra gota proviene del término latino gutta y refleja la creencia que la enfermedad provenía de la instilación gota a gota de un determinado humor.

• La primera descripción detallada de un ataque agudo de gota la realizó, en 1683, Sydenham.

• La gota es un desorden del metabolismo de las purinas que resulta del aumento de la concentración sérica del ácido úrico y el depósito de cristales de urato en las articulaciones.

• La hiperuricemia no basta para causar la gota, la mayoría de hiperuricémicos permanecen asintomáticos durante toda su vida.

1.1. Puntos clave

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3CURSO DE EXCELENCIA EN GOTA

UNIDAD 01 | Epidemiología de la gota

1.2. Frecuencia de la enfermedad

El conocimiento de la frecuencia y la distribución de la gota facilitaría la emisión de hipótesis sobre la cau-sa de la enfermedad, el conocer la existencia de po-blaciones con una mayor frecuencia de aparición y los factores de riesgo, y saber su repercusión socios-anitaria. La gota es una enfermedad crónica que, de-jada a su evolución, en especial en las personas ma-yores, es debilitante, ya que se suele acompañar de una importante comorbilidad (hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes, insuficiencia cardiaca e insuficiencia renal), por lo que precisa de cuidados especializados y de una distribución adecuada de los recursos sanitarios. Los datos epidemiológicos resal-tan la importancia de la dieta, de la pérdida lenta de peso, y de evitar la cerveza, los licores, las bebidas con fructosa y el consumo de carnes rojas y mariscos.

También indican que la información recibida por los gotosos sobre su enfermedad, su manejo, la forma de evitar nuevos ataques, la importancia del estilo de vida y la dieta es insuficiente8.

Por tratarse de una enfermedad crónica, es impor-tante distinguir entre prevalencia (el número de ca-sos diagnosticados en la población) e incidencia (aparición de nuevos casos en un periodo de tiempo) para poder establecer comparaciones entre pobla-ciones, plantear hipótesis etiológicas y conocer los cambios ocurridos a lo largo del tiempo.

Al intentar determinar la prevalencia e incidencia de la gota, surgen dificultades basadas en su na-turaleza remitente y recidivante, en los retos que plantean los criterios diagnósticos poco concretos y la comorbilidad.

• La gota es una enfermedad crónica que, dejada a su evolución, en especial en las personas mayores, es debilitante y se suele acompañar de una importante comorbilidad .

• Los datos epidemiológicos resaltan la importancia de la dieta, de la pérdida lenta de peso, y de evitar la cerveza, los licores, las bebidas con fructosa y el consumo de carnes rojas y mariscos.

• También indican que la información recibida por los gotosos sobre su enfermedad, su manejo, la forma de evitar nuevos ataques, la importancia del estilo de vida y la dieta es insuficiente.

1.2. Puntos clave

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4CURSO DE EXCELENCIA EN GOTA

UNIDAD 01 | Epidemiología de la gota

1.3. Prevalencia de la gota

La prevalencia mide el número de casos de gota que existen por habitantes en una población, es decir, la frecuencia de la enfermedad. En enfermedades de larga duración, como la gota, la prevalencia es mu-cho mayor que la incidencia.

Al estudiar la prevalencia de la gota, la mayoría de autores contabilizan tanto los casos con enfer-

medad activa como aquellos con enfermedad in-activa pero que hayan cumplido criterios en algún momento.

Los estudios sobre la prevalencia en la gota pue-den dar datos discordantes debidos a los criterios diagnósticos utilizados y las diferentes enfermeda-des que pueden acompañar a la gota o comorbi-lidad.

1.3.1 El problema de los criterios diagnósticos

Al iniciar el estudio de la epidemiología de la go-ta encontramos una primera dificultad, el diagnós-tico de la enfermedad. Identificar cristales de urato monosódico y descartar la infección en el líquido sinovial o en el aspirado de los tofos confirma el diagnóstico, pero no todos los pacientes han sido diagnosticados de este modo. En ocasiones, los in-vestigadores citan unos criterios preliminares9 pa-ra la clasificación de los ataques agudos de gota ( TABLA 1-2 ) y los utilizan, como ocurre en otras

enfermedades inflamatorias del aparato locomo-tor, como criterios para el diagnóstico. Los autores de dichos criterios ya advertían de que sus criterios eran preliminares, de que debían ser utilizados tan solo para la clasificación en estudios epidemioló-gicos y no para el diagnóstico clínico y de que el diagnóstico microscópico es superior al clínico. Es-tos criterios tampoco han sido validados.

El realizar el diagnóstico de gota aguda ante un epi-sodio agudo de dolor articular, hinchazón y eritema junto con hiperuricemia sin practicar una artrocente-sis para la demostración de cristales de urato sódi-co, puede llevar a aceptar como gota alguna artritis inespecífica o la causada por depósito de otro tipo de cristales, como ocurre en la condrocalcinosis, y en consecuencia, el diagnóstico de gota podría estar sobrevalorado.

Más recientes son las recomendaciones ( TABLA 1-3 )de la European League Against Rheumatism (EULAR) para el diagnóstico de gota10. Recomiendan asumir el valor diagnóstico absoluto de la presencia de cris-tales de urato monosódico y el relativo de las mani-festaciones indirectas, y recuerdan la posibilidad de demostrar la presencia de cristales de uratos en ar-ticulaciones que están asintomáticas y la posible co-existencia de cristales e infección.

Criterios para la clasificación de la gota9

Presencia de cristales de urato en el líquido sinovial.

Tofos en los que se haya demostrado la existencia de cristales de urato.

Presencia de 6 o más de los siguientes hallazgos clínicos, analíticos y/o radiológicos:• Más de un episodio de artritis aguda.• Desarrollo de la inflamación articular máxima dentro

de 24 horas.• Ataque de artritis monoarticular.• Eritema en la piel que recubre la articulación inflamada.• Dolor o inflamación de la primera articulación

metatarsofalángica.• Artritis unilateral que afecta a la primera articulación

metatarsofalángica.• Afectación unilateral del tarso• Sospecha de tofo.• Hiperuricemia.• Tumefacción asimétrica radiológica en partes blandas.• Demostración radiológica de la presencia de quistes

subcorticales sin erosiones.• Cultivo negativo del líquido sinovial.

TABLA 1-2

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5CURSO DE EXCELENCIA EN GOTA

UNIDAD 01 | Epidemiología de la gota

TABLA 1-3

Recomendaciones de la EULAR para el diagnóstico de gota

La gota y la infección pueden coexistir; por lo tanto, si se sospecha infección se debe cultivar el líquido sinovial aunque contenga cristales.

Aunque el factor de riesgo para la gota es la hiperuricemia, la concentración sérica no confirma ni excluye la gota; muchas personas con hiperuricemia no desarrollan gota, y durante el ataque agudo la concentración sérica de uratos puede estar entre los rangos normales.

La excreción renal de ácido úrico se debe mesurar en pacientes seleccionados, especialmente cuando la gota se inicia por debajo de los 25 años o cursa con cálculos renales.

Aunque las radiografías pueden ser útiles para el diagnóstico diferencial, no son útiles para confirmar el diagnóstico de gota de inicio.

Deben investigarse los factores de riesgo para la gota y las comorbilidades asociadas, incluyendo el síndrome metabólico (obesidad, hiperglucemia, hiperlipidemias e hipertensión arterial).

Ataques agudos con rápido desarrollo de dolor e hinchazón importantes, que alcanzan su máximo en 6-12 horas, si se acompañan de eritema son sugestivos de inflamación cristalina, aunque no específicos de gota.

Cuando la presentación es típica de gota (ataques recurrentes de podagra con hiperuricemia), el diagnóstico clínico es razonable pero no definitivo sin la confirmación de cristales.

La identificación de cristales de urato monosódico en el líquido sinovial o en los tofos permite el diagnóstico definitivo de gota.

Se recomienda la búsqueda rutinaria de cristales de urato monosódico en todos los líquidos sinoviales obtenidos en las articulaciones inflamadas por diagnosticar.

La identificación de los cristales en articulaciones asintomáticas permite el diagnóstico definitivo en los periodos intercríticos.

• Es importante distinguir entre la prevalencia, que mide el número de casos de gota que existen por habitantes en una población, es decir, la frecuencia de la enfermedad, y la incidencia, que es la aparición de nuevos casos en un periodo de tiempo.

• En enfermedades de larga duración, como la gota, la prevalencia es mucho mayor que la incidencia.

• Los estudios sobre la prevalencia en la gota pueden dar datos discordantes según los criterios diagnósticos utilizados.

• Muchos estudios aplican los criterios preliminares9 para la clasificación de los ataques agudos de gota y los utilizan como criterios para el diagnóstico. Estos criterios tampoco han sido validados.

• Sin la demostración de cristales de urato sódico en la articulación, se pueden aceptar como gota casos de artritis inespecífica o causada por depósito de otro tipo de cristales, y en consecuencia, el diagnóstico de gota podría estar sobrevalorado.

1.3.1. Puntos clave

1.3.2. La gota y las comorbilidades

Las comorbilidades que, con frecuencia, padecen los pacientes afectos de gota pueden hacer que los sig-nos y síntomas de la gota pasen a un segundo pla-no. Enmascaran la expresión clínica de la misma, di-ficultan el diagnóstico, complican el tratamiento y su cumplimiento. Tienen un impacto negativo en el pro-nóstico a largo plazo, con disminución de la capaci-dad funcional y aumento de la mortalidad. Las co-morbilidades se hacen más frecuentes e importantes

a medida que aumenta la edad de los pacientes; al-gunos estudios indican que las más frecuentes son el síndrome metabólico (entre el 25 y el 62%), la hiper-tensión, la hipercolesterolemia, la diabetes mellitus y la hipertensión asociada a hipercolesterolemia11. Co-mo consecuencia, los pacientes ancianos afectos de gota consumen más recursos sanitarios que los an-cianos sin gota, y la forma crónica de gota se asocia a un deterioro de la calidad de vida relacionada con la salud y a la pérdida de ingresos por las bajas la-borales.

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1.3.3. Prevalencia de la gota en diferentes países

En EE.UU., los estudios realizados indican que existen más de 5 millones de personas con gota. La preva-lencia aumenta dramáticamente con la edad; al me-nos el 12% de los hombres con edades comprendi-das entre 70 y 79 años tienen gota, comparado con menos del 3% en hombres con edades por debajo de los 50 años. Al estudiar poblaciones ancianas, cons-tatan que los pacientes gotosos con frecuencia pre-sentan múltiples comorbilidades: hipertensión (58%), hipercolesterolemia (45%), diabetes mellitus (20%) e hipertensión asociada a diabetes mellitus (33%). El se-guimiento correcto de estos pacientes se complica a causa de las importantes enfermedades asociadas13.

En Inglaterra, la prevalencia de la gota ha aumenta-do del 0,3% al 1,0% de la población total entre 1970 y 1990. En hombres mayores de 75 años, ha pasado del 2,1% en 1990 al 4,1% en 1999. Del año 2000 al 2005, se estimó que el 1,4% de la población tenía gota14.

En el este de China, donde la gota, en 1980, era contem-plada como una enfermedad rara, en el año 2008 se es-timó su prevalencia en el 1,14%, relacionándose este in-cremento con los cambios en el estilo de vida y la dieta15.

La población de Nueva Zelanda, la de las islas Ma-rianas y los filipinos residentes en EE.UU. tienen una prevalencia excepcionalmente elevada. En 1992, en el pueblo maorí, la prevalencia de la gota, no conoci-da antes de la colonización, fue del 6,4%16.

En España se estima que un 7% de los varones adul-tos de entre 18 y 70 años son hiperuricémicos, y que un 4,1% de los varones con hiperuricemia (entre 8 y 8,9 mg/dl) desarrollará gota, mientras que el porcen-taje se eleva a un 30,5% entre aquellos que presen-tan uricemias iguales o superiores a 10 mg/dl17.

En Europa, durante las dos guerras mundiales, la go-ta se volvió poco frecuente, para recuperar su preva-lencia al retornar las dietas proteicas.

• En EE.UU. hay más de 5 millones de personas con gota. La prevalencia aumenta dramáticamente con la edad; hasta el 12% de los hombres con edades comprendidas entre 70 y 79 años tienen gota.

• En Inglaterra la gota ha aumentado del 0,3% -1,0% de la población total entre 1970 y 1990, al 1,4% en los años 2000 a 2005. En hombres mayores de 75 años ha pasado del 2,1% en 1990 al 4,1% en 1999.

• En Nueva Zelanda, las islas Marianas y en los filipinos residentes en EE.UU, la prevalencia es excepcionalmente elevada. En 1992, en el pueblo maorí la prevalencia de la gota fue del 6,4%16.

• En España se estima que un 7% de los varones adultos son hiperuricémicos y que un 4,1% de los varones con hiperuricemia desarrollará gota, elevándose el porcentaje al 30,5% si la uricemia es igual o superior a 10 mg/dl17.

1.3.2. Puntos clave

1.3.3. Puntos clave

• Las comorbilidades, frecuentes en la gota, enmascaran la expresión clínica de la misma, dificultan el diagnóstico, complican el tratamiento y su cumplimiento.

• Tienen un impacto negativo en el pronóstico a largo plazo con disminución de la capacidad funcional y aumento de la mortalidad.

• Son más frecuentes e importantes a medida que aumenta la edad de los pacientes• Las más frecuentes son el síndrome metabólico, la HTA, la hipercolesterolemia y la diabetes mellitus • Las consecuencias son que pacientes ancianos con gota consumen más recursos sanitarios que los

ancianos sin gota • La gota se asocia a un deterioro de la calidad de vida relacionada con la salud y la pérdida de

ingresos por las bajas laborables.

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1.3.4. Deducciones del estudio de la gota y su prevalencia

La gota es la enfermedad reumática sistémica más prevalente y la más conocida. Aunque es una en-fermedad de distribución universal, existen condi-cionantes específicos, como el sexo y la etnia, que llevan a una prevalencia menor o mayor. Diversos estudios demuestran un aumento general en la pre-valencia de la gota atribuido a los cambios que se han producido en la dieta, en el estilo de vida, en la utilización de fármacos como los inhibidores de la calcineurina, los diuréticos o la aspirina a dosis bajas, en el aumento de la esperanza de vida y en los polimorfismos genéticos. En el hombre aumenta

con el consumo de carnes rojas, mariscos, fructo-sa, cerveza y licores. El consumo de café, leche y productos derivados se asocia a un descenso de la uricemia y de la prevalencia de la gota. En la anti-güedad ya existían evidencias sobre la agregación familiar de la hiperuricemia y la gota; estudios re-cientes realizados sobre el genoma humano han identificado asociaciones sustanciales de los poli-morfismos en genes como el GLUT9 y el URAT1 con la hiperuricemia y la gota7. La prevalencia de la gota es mucho más alta en hombres que en mujeres. Las mujeres la padecen principalmente después de la menopausia; algunos autores indican que los estró-genos son uricosúricos y su caída llevaría al aumen-to de la uricemia12.

• En el hombre aumenta la prevalencia de gota con el consumo de carnes rojas, mariscos, fructosa, cerveza y licores.

• El consumo de café, leche y productos derivados se asocia a un descenso de la uricemia y de la gota. • La utilización de fármacos como los inhibidores de la calcineurina, los diuréticos o la aspirina a

dosis bajas también favorece el aumento de prevalencia de la gota.• Se han identificado asociaciones de los polimorfismos en genes como el GLUT9 y el URAT1 con

la hiperuricemia y la gota. • La prevalencia de la gota es mucho más alta en hombres que en mujeres. La razón es que los

estrógenos son uricosúricos y su caída en la menopausia llevaría al aumento de la uricemia.

1.3.4. Puntos clave

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1.4. Incidencia de la gota

La incidencia de la gota aumenta con la edad, la con-centración sérica de uratos y la duración de la hipe-ruricemia18. La presencia de hiperuricemia y su grado constituyen los principales determinantes en la apari-ción de síntomas. Así, la incidencia de gota es menor del 1/1000 por año en pacientes con normouricemia, mientras que aumenta de forma exponencial con los incrementos de la concentración sérica de uratos ( TABLA 1-4 ). A pesar de la relación hiperuricemia/gota, la epidemiología de la gota y de la hiperurice-mia son diferentes, la concentración media de uratos depende de la edad y del sexo. Antes de la puber-tad, la concentración media es aproximadamente de 3,5 mg/dl (0,21 mmol/l). En los hombres, existe un au-mento de la concentración en la pubertad, con una media de 5,2 mg/dl (0,31 mmol/l), y posteriormen-te ya no existe un aumento consistente con la edad. En mujeres, puede existir un pequeño aumento en la pubertad, que permanece estable hasta el incremen-to asociado a la menopausia4. En un estudio realiza-do en una cohorte de 2.046 hombres sanos seguidos durante 14,9 años, se analizaron periódicamente las concentraciones séricas de uratos. Todos los que te-nían los uratos iguales o superiores a 9 mg/dl tuvieron una incidencia anual de artritis gotosa del 4,9%, com-parada con el 0,5% para uratos entre 7 y 8,9 mg/dl y el 0,1% para uratos <7,0 mg/dl. Cuando los uratos sé-ricos eran superiores a 9 mg/dl, la incidencia acumu-lada de la gota llegó al 22% después de cinco años. Para las concentraciones séricas de uratos entre 7 y 8,9 mg/dl, la incidencia acumulada sólo alcanzó el 3%

en cinco años. La incidencia fue tres veces mayor en hipertensos que en normotensos; el 47% de pacien-tes de este subgrupo recibían tiazidas, que bloquean la secreción tubular de uratos.

Los factores predictores de gota fueron la edad, la masa corporal, la hipertensión, el colesterol y la in-gesta de alcohol. Cuando se considera la concen-tración de uratos séricos, ninguna de estas variables tiene un valor independiente. Al final del estudio, só-lo el 0,7% de los participantes tenían una creatinina sérica de 2,0 mg/dl o superior, sin evidencia de de-terioro renal atribuible a la hiperuricemia, dato que inclinaría, con reservas, a no tratar la hiperuricemia asilada18.

En cuanto a la edad de máxima incidencia de la go-ta, se situaba para los hombres entre los 40 y los 50 años, y para las mujeres por encima de los 60 años. Como ya se ha comentado anteriormente, la edad de máxima incidencia se está retrasando13.

Incidencia de artritis gotosa y uricemia18

Incidencia anual Concentración sérica de uratos

0,1 % <7 mg/dl (0,4 mmol/l)

0,5 % 7,0-8,9 mg/dl (0,42-0,53 mmol/l)

4,9 % >9 mg/dl (0,54 mmol/l)

• Incidencia acumulada del 22% a los cinco años cuando la concentración sérica de uratos fue >9 mg/dl.

• Incidencia acumulada del 3% a los cinco años cuando la concentración sérica de uratos fue de 7 a 8,9 mg/dl.

TABLA 1-4

• La incidencia de la gota aumenta con la edad y la concentración sérica de uratos. • La incidencia de gota aumenta de forma exponencial con los incrementos de la concentración

sérica de uratos.• Los factores predictores de gota son la edad, la masa corporal, la hipertensión, el colesterol

y la ingesta de alcohol.• La edad de máxima incidencia de la gota se sitúa para los hombres en los 40-50 años, y para

las mujeres por encima de los 60 años.

1.3.4. Puntos clave

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