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La Crónica Mexicáyotl de Hernando Alvarado Tezozómoc, escrita en los primeros años del siglo XVII, forma parte del conjunto de crónicas conocidas como indígenas, escritas la mayoría de ellas en el último tercio del siglo XVI y principios del siglo XVII. Estas crónicas son particularmente apreciadas como fuentes fidedignas para el estudio del pasado prehispánico. Conjuntamente con las crónicas de los evangelizadores forman el corpús a través del cual historiadores y arqueólogos, incluidos desde luego los antropólogos, estudian el pasado prehispánico, son consideradas como especies de mediums o claves que les permiten interpretar los restos materiales o los sistemas escriturales provenientes, esos sí de la época prehispánica, y que aún hoy no pueden ser interpretadas y/o leídos integralmente.

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Crnica Mexicayotl

El papel de la genealoga en las crnicas indgenas: La crnica Mexicyotl de Hernando Alvarado Tezozmoc

Jos Pantoja Reyes.

La Crnica Mexicyotl de Hernando Alvarado Tezozmoc, escrita en los primeros aos del siglo XVII, forma parte del conjunto de crnicas conocidas como indgenas, escritas la mayora de ellas en el ltimo tercio del siglo XVI y principios del siglo XVII. Estas crnicas son particularmente apreciadas como fuentes fidedignas para el estudio del pasado prehispnico. Conjuntamente con las crnicas de los evangelizadores forman el corps a travs del cual historiadores y arquelogos, incluidos desde luego los antroplogos, estudian el pasado prehispnico, son consideradas como especies de mediums o claves que les permiten interpretar los restos materiales o los sistemas escriturales provenientes, esos s de la poca prehispnica, y que an hoy no pueden ser interpretadas y/o ledos integralmente.

La transformacin de crnica a fuente.

Las crnicas indgenas y las crnicas de los frailes evangelizadores han sido consideradas como parte de un corpus documental porque entre ellas se presupone existe una fuerte relacin de correspondencia; an ms, entre ellas habra tambin una relacin de solidaridad, la credibilidad de la informacin sobre el pasado prehispnico que proporcionan las crnicas evangelizadoras estara respaldada por las crnicas indgenas.

La constitucin de dicho corpus es el resultado de una operacin de deshistorizacin que ha buscado establecer el estatuto de verdad de las crnicas y con ello, su transformacin en fuentes. Dicha operacin permite que una vez que se han validado las crnicas como verdaderas, la informacin pueda ser extrada naturalmente, sin la necesidad de enunciar continuamente la crtica de fuentes correspondiente y sin considerar su significado inmanente. Primer paso. La operacin dehistoriadora inicia, como hemos sealado, con el establecimiento del corpus, en el que el problema de validez habra quedado resuelto por el hecho que la informacin del pasado prehispnico es igual o similar en ambos tipos de crnica, es decir, que la misma informacin proviene de fuentes producidas en lugares sociales y culturales diferentes. La parcialidad de las fuentes (espaolas, por un lado e indgenas, por otro) reforzara la solidaridad en el corpus documental poscortesiano.Este primer paso depende de que las crnicas indgenas sean consideradas como verdaderas. Dicho carcter se habra consolidado en la historiografa de la segunda mitad del XIX y de la primera del siglo XX, y se basa en la premisa de que los indgenas (sean prehispnicos o no) por el hecho de serlo nos entregaran la verdad sobre su pasado, en su naturaleza no cabra la falsedad o la mentira y que la informacin que contienen las crnicas han sido proporcionadas por los indgenas prehispnicos. As que la validez de la crnica indgena sera el resultado de los vnculos entre los cronistas indgenas y los indgenas prehispnicos.

As, por ejemplo, la crnica de Sahagn es reconocida como una fuente imprescindible en tanto que supuestamente fue elaborada con base en informantes indgenas que de viva voz o a travs de la lectura de manuscritos (que paradjicamente fueron quemados en su mayora por los evangelizadores) proporcionaron la informacin sobre su pasado. a) primer criterio. La operacin deshistoriadora se valdra en este caso de la vieja formula de que un relato verdadero se funda en el testimonio de quien particip directamente en los acontecimientos.

Sera imposible enumerar los casos en los que se emplea este procedimiento pues en realidad casi toda la historiografa y el saber contemporneo del mundo prehispnico se funda en la utilizacin libre de la informacin de la crnica, tal vez slo valga sealar un par de casos ilustrativos. Un modelo caracterstico son las antologas, en ellas los autores ceden su palabra a las crnicas y mediante esa operacin las fuentes ofrecen por si mismas la informacin de un aspecto del pasado prehispnico, por ejemplo, puede verse el texto de Alfredo Lpez Austin: Educacin mexica: antologa de documentos sahaguntinos, en la cual se da por sentado que la educacin indgena prehispnica es tal cual la describe Sahagn.Otro modelo que se sirve de este criterio de validez, son aquellos textos en los que el discurso sobre el pasado prehispnico se entreteje con las narraciones de la crnica y el autor contemporneo. Un ejemplo que llama la atencin es un libro reciente coordinado por la antroploga Johanna Broda sobre los graniceros (brujos, hechiceros o naguales que controlan el tiempo y el clima) de comunidades indgenas contemporneas. El libro es el resultado del trabajo etnohistrico de un grupo de profesores y alumnos del posgrado de Historia y Etnohistoria de la ENAH y el objetivo del texto es establecer la continuidad en la tradicin religiosa indgena sobre el clima y el tiempo desde la poca prehispnica hasta la actual. Para el registro actual de dichas prcticas se reporta trabajo etnogrfico de campo, mientras que para el periodo prehispnico:El ciclo de las fiestas aztecas de los dioses de la lluvia se reconstruye con base en la informacin de los cronistas del siglo XVI (sobre todo fray Bernandino de Sahagn y fray Diego de Durn) y representa una etnografa de los ritos mexica comparable a un material etnogrfico que recupera el antroplogo de campo

Basados en la informacin de las crnicas los autores interpretaran el significado de ofrendas prehispnicas en cuevas, murales y estelas prehispnicas, con lo cual demostraran la continuidad (a pesar de los cambios que puedan detectarse) de creencias entre la poca prehispnica y la actual.b) segundo criterio. Al primer criterio utilizado para la validacin de la crnica como fuente, el del testigo presencial, se le agrega un segundo: el yo he odo. As, el yo he visto y yo digo se incorpora el yo he odo. A travs de este criterio se extiende el poder de la verdad del testigo directo hacia un testigo indirecto, es decir un testigo de odas; un testigo que escuch el testimonio verdadero de un observador directo. Este criterio es utilizado para salvar el anacronismo en que se incurre al utilizar las crnicas indgenas de finales del siglo XVI y principios del XVII para conocer el pasado prehispnico, crnicas que fueron elaboradas por indgenas que pertenecieron a una o dos generaciones posteriores a la conquista. La brecha temporal, el anacronismo, se resuelve porque el testimonio supuestamente fue trasmitido de una generacin indgena a otra.

Para la aplicacin de este criterio se utiliza la informacin de las mismas crnicas pues en ellas se consigna que su narracin estaba basada en cdices y testimonios prehispnicos, por ejemplo, Fernando Alva Ixtlixochitl, en sus Obras Histricas nos dice que: Estas y otras muchas cosas alcanzaron los Tultecas desde la creacin del mundo, y as hasta nuestros tiempos, que, como tengo dicho, por excusar prolijidad, no se ponen segn en sus historias y pinturas parece, principalmente de la original, digo de las cosas queseles halla pintura historia, que todo es cifras en comparacin de las historias que mand quemar el primer arzobispo que fu de Mxico.

Gracias a ello, historiadores como Miguel Len Portilla pueden afirmar que:

"En Mxico mismo, especialmente a principios del XVII, varios indgenas o mestizos como don Fernando Alvarado Tezozmoc, Chimalpain e Ixtilixchitl, descendientes de la antigua nobleza indgena, escribieron en idioma nhuatl o en castellano sus propias historias, basadas principalmente en documentos de procedencia prehispnica. Imbuidos ya en la manera europea de escribir la historia, sus imgenes del mundo antiguo pueden describirse, no obstante como los primeros intentos indgenas de defender ante el mundo espaol sus tradiciones e historia"

El primer paso de la operacin historiadora se cierra justo aqu, en el momento en el que los criterios de pertinencia (o crtica de autenticidad) se convierten en criterios de verdad. El corpus ha quedado constituido. Tan slo un ejemplo contemporneo, de los millones que pueden citarse, nos ilustra est operacin en la que se convierte la crnica en fuente de informacin. El arquelogo Leonardo Lpez Lujan encargado de las excavaciones en la casa de las Ajaracas, en Templo Mayor de la ciudad de Mxico, en donde se ha encontrado por azar el monolito de Tlaltecuhtli y 6 fabulosas ofrendas, nos seala:

Al cierre de esta edicin se comenzaba a abrir un tnel hacia el poniente para continuar la bsqueda del Cuauhxicalco, es decir, el lugar de reposo de los soberanos mexicanos segn las crnicas del fraile dominico Diego Durn y del historiador indgena Hernando Alvarado Tezozmoc. Si consideramos que hasta ahora no ha sido descubierta una sola tumba real en Tenochtitlan, parece evidente que un hallazgo de esta magnitud revolucionara nuestro entendimiento sobre las costumbres funerarias y el podero de esta civilizacin. Pero slo el tiempo nos dir si esta presuncin era correcta.

A pesar de contar con novsimas tecnologas en arqueologa (radares satelitales, pulsaciones lser, etctera) las crnicas siguen siendo la gua de los arquelogos para el descubrimiento del pasado indgena. Segundo Paso. De la fuente a la memoria.La operacin deshistoriadora sigue su camino, un segundo mecanismo se pone en marcha. El de la conversin de fuente en memoria.

Los cronistas indgenas consideraron que los testimonios de sus antepasados eran al mismo tiempo una herencia, la crnica Mexicyotl consigna que: Aconteci que nos dejaron dicha relacin admonitiva, nos la legaron a quienes ahora vivimos a quienes de ellos procedemos

El cronista asegura que el carcter verdadero de su narracin deriva de la fidelidad de la transmisin del testimonio de generacin en generacin, el lazo consanguneo proporciona la base para dar fe del testimonio y autoriza al cronista a narrar el pasado,

as lo vinieron a decir, as lo vinieron a asentar en su relato, y nos lo vinieron a dibujar en sus pergaminos los viejos y las viejas que eran nuestras abuelas, nuestros abuelos, nuestros bisabuelos, nuestros tatarabuelos, nuestras bisabuelas, nuestros antepasados; (su) tal amonestacin viene a acaecer que nos dejaron, fueron a legar a quienes ahora vivimos, a quienes de ellos salimos, y nunca se perder, nunca se olvidar; siempre lo guardaremos nosotros que somos hijos, nietos, hermanos menores, tataranietos, biznietos, descendientes, color (y) sangre, lo irn a decir, lo irn a nombrar, y quienes (an) vivirn, quienes nacern, los hijos de los mexicanos, los hijos de los tenochcas

De esa forma el cronista, por herencia, al mismo tiempo que se considera el legtimo narrador del pasado se siente obligado, por mandato, asegurar que el testimonio sobreviva al tiempo. En este sentido la representa a todo un grupo y no slo a un individuo, as la crnica es memoria, en tanto herencia y custodia y la narracin por si misma mantiene viva la memoria.

..que nos lo dejaron bien es nuestro depsito este relato, por eso tambin nosotros una vez ms a nuestros hijos, a nuestros nietos, a nuestra sangre a nuestro color, a quienes de nosotros saldrn, para que siempre tambin ellos lo guardarn, los dejaremos cuando moriremos.

Al historicismo nacionalista del siglo XX, le atrae este sentido de herencia que presentan las crnicas indgenas; para el historicismo la fuente no slo en un conjunto de informacin es el espritu del pasado, en ese sentido es el pasado mismo. Los herederos del legado pueden entrar en relacin directa con el pasado, sin necesidad de intermediarios, pues su espritu sigue vivo en las fuentes.

Autores de esa tradicin historiogrfica como Len Portilla que consideran que la crnica es memoria, suponen que no slo encontraremos la verdad sobre el pasado prehispnico sino al pasado mismo en cuanto voz y mirada de quienes lo vivieron, por ello considera que la crnica nos ofrece tambin la visin, la mirada an vigente de los indgenas prehispnicos. De esa manera l podr, y junto con l la mayora de historiadores prehispanistas, considerar que estamos frente a la visin de los vencidos.Se ha repetido que la historia la escriben siempre los vencedores. En este caso la afirmacin es slo verdad a medias. Los sabios indgenas supervivientes tambin pudieron decir y poner por escrito su testimonio: todo esto pas con nosotros, nosotros lo vimos, nosotros lo contemplamos, con esta lamentosa y triste suerte nos vimos angustiados... En los textos que en su lengua nos dejaron qued su relato, la visin de los vencidos.

El hecho que la crnica sea considera como memoria por el historicismo nacionalista no slo afecta nuestra comprensin del pasado sino tambin al presente pues ese pasado vivo (en forma de una visin o mirada) define la identidad de los herederos a quienes se les leg: a los mexicanos; porque los herederos no pueden elegir al respecto, es su herencia la acepten o no. Por medio de este mecanismo, el pasado, a travs de la crnica, definira la identidad de los mexicanos, una identidad fundada en la angustia y la tristeza de la conquista:todo esto pas con nosotros, nosotros lo vimos, nosotros lo contemplamos, con esta lamentosa y triste suerte nos vimos angustiados...La crnica en su lugar de produccin.

Este recorrido, un tanto fatigoso por breve y rpido, a travs del cual podemos observar el lugar que ocupa la crnica indgena en la historiografa moderna, nos muestra la posicin angular de esas crnicas ya no slo para la historiografa sino para una cultura cuyo horizonte es el nacionalismo. La comprensin de este mecanismo nos permite distanciarnos y proceder a una lectura, digamos por lo menos cuidadosa si se quiere, que busca considerar seriamente el lugar y el tiempo de la produccin de las crnicas indgenas. Contrariamente, a la lectura del liberalismo positivista y luego del historicismo nacionalista que hacen hincapi en las supuestas continuidades entre el pasado prehispnico y la crnica indgena, asumo que la dimensin temporal es decisiva y que para entender el sentido de la crnica y sus posibles usos histricos se tiene que considerar los cambios, por lo dems dramticos, ocurridos en las sociedad mesoamericana despus de la conquista. Esta lectura busca reubicar el significado de las crnicas al contexto histrico cultural al que pertenecen y en el que fueron elaboradas.

Parto de la idea que la relacin entre las crnicas indgenas y las de los evangelizadores es inversa a la que aqu he sealado, son las crnicas de los evangelizadores las que sustentan a la crnica indgena, porque su verdad se produce en el universo cultural del que forma parte la crnica de la conquista espiritual, por consiguiente la crnica indgena no puede ser incorporada a la visin de los vencidos dado que fueron elaboradas en el horizonte del nuevo orden colonial y por ello en ests crnicas, los indgenas no se asumen como vencidos sino como parte de los vencedores. Dicha hiptesis, est sustentada en la estructura y el sentido mismo de la crnica y que los hechos relatados adquieren su significado en cuanto lo relacionamos con la coyuntura y a las circunstancias que obligan (y hacen posible) a estos autores indgenas ha confeccionar dichas crnicas, es decir, que la memoria tiene tambin utilidad pragmtica para estos cronistas indgenas. Dicho esto en el sentido que la memoria no es una entidad separada de quienes la producen y por consiguiente, independiente de su forma de vida y de su ser cultural. La hiptesis que ha guiado mi lectura del texto es que la obra de Tezozmoc, a pesar de la opinin generalizada, nos ilustra sobre el proceso de cristianizacin y castellanizacin en el que fueron formados ciertos grupos de la sociedad indgena que por su participacin en el establecimiento del orden colonial y por su papel de intermediarios entre las autoridades espaolas y la poblacin indgena en esta fase temprana de la colonizacin, adquirieron un estatus de privilegio que pretenden defender a travs de la crnica.

Por consiguiente, esta perspectiva se enfrenta a la opinin muy arraigada en la historiografa de que esta fuente como otras del mismo carcter (por ejemplo, Las Relaciones de Chimalpain) constituye un corpus slido para acceder a la mentalidad y la historia prehispnica.

Podemos identificar en la crnica las tensiones que existen entre el horizonte cultural occidental y la procedencia indgena de sus autores. En la narracin existen diversos momentos (marcas narrativas) en los cuales los autores se distancian del discurso colonial espaol a travs de un mecanismo de asimilacin de la historia indgena a la historia bblica cristiana. Es decir, en nuestro caso, que a pesar de que la Crnica Mexicyotl fue escrita en el marco del discurso occidental cristiano no significa que en ella no se sealen diferencias en el discurso entre indgenas y espaoles, por el contrario, la tensin entre asimilacin y distancia del discurso cristiano occidental, sirve al autor para ubicarse polticamente y reclamar un lugar en la estructura colonial espaola.

La estructura de la obra

Dos crnicas son atribuidas a Hernando (Fernando) Alvarado Tezozomoc, La Crnica mexicana y la Crnica Mexicyotl, una escrita en espaol y la segunda en nhuatl, las dos datadas en el cambio de siglo, 1598 y 1608 respectivamente, pero cuyo destino fue completamente diferente. La crnica Mexicana fue conocida, citada y difundida desde el siglo XVII, aunque publicada en 1898; el manuscrito de la Crnica Mexicyotl se extravi desde el siglo XVII y slo fue una referencia en diversos textos hasta que en el siglo XX, en 1911, fue reencontrada entre los documentos de Aubin en la coleccin de Eugne Goupil en la Biblioteca Nacional Francesa y publicada por primera vez en 1949. An, no queda claro cules fueron las razones del extravi de una y la difusin de la otra, es posible que la escritura en nhuatl incidiera en su destino o que las particulares temticas terminaran por decidir el olvido o el inters de una sobre la otra, particularidades que nos indican que hay una historia de la recepcin a travs de la cual se insertan las crnicas en la historiografa de Mxico, sin embargo, nos encontramos en realidad frente a un mismo proyecto en la que cada una de ellas es complemento de la otra.

La Crnica Mexicana, es una versin indgena de las Historia General de las Cosas de la Nueva Espaa de Sahagn, llena de descripciones sobre objetos, alimentos, plantas, animales, series de objetos y costumbres que formaran lo que se llamara antigedades en el siglo XIX, as como la relacin de la fundacin y la conquista espaola de Mxico Tenochtitln. Por su parte, la Crnica Mexicyotl, se ocupa de la historia de la ciudad de Mxico Tenochtitln desde la salida de los aztecas de Aztln (Chicomostoc) y la fundacin de la ciudad, hasta el ao de 1578 con la anotacin de los descendientes nobles de los mexicas.

Aqu nos ocuparemos fundamentalmente de esta segunda obra, que a mi entender nos ayuda entender tambin el sentido de la Crnica Mexicana y en general el corpus de las crnicas indgenas en general. La Crnica Mexicyotl est compuesta de 374 pargrafos, del pargrafo uno al siete se presentan los motivos y la descripcin de la obra y se anota los ancestros recientes y directos del autor. Del 8 al 95 se relata la salida de los aztecas de Aztln hasta su llegada al valle de Mxico, del 96 hasta 374, el relato se centra en la enumeracin de los gobernantes de la ciudad, de sus conquistas, alianzas. En esta seccin, a partir del pargrafo 203, la enumeracin de personajes va creciendo y se van reduciendo las anotaciones sobre acontecimientos histricos o alusiones fuera de la lista de personajes, conforme se va acercando al presente el relato histrico es desplazado por la genealoga. Hay en la crnica la intencin de que la genealoga ordene el texto pues la narracin inicia y finaliza con ella. La descripcin genealgica adems de ocuparse del linaje directo del autor incluye un grupo ms amplio de indgenas nobles de Mxico Tenochtitln.

La genealoga se mueve en dos direcciones, una lineal que va del pasado hacia el futuro y conecta a los ltimos descendientes nobles con el inicio de la historia de los aztecas (que en la peregrinacin se denominaran mexicas y en la ciudad Tenochcas) y otra, horizontal que a travs de un par de digresiones abren la crnica para registrar un entretejido familiar formado por enlaces matrimoniales entre nobles indgenas de Mxico, Chalco, Tezcoco, Amecameca, y luego con espaoles. As que presenta la misma imagen con dos aproximaciones diferentes, una de carcter panormica y otra, en detalle. Las digresiones nos indican la importancia de los linajes que se formaron con los enlaces matrimoniales entre indgenas y espaoles. El inters es presentar el carcter noble del linaje de los indgenas, tanto en su origen indgena como en su vnculo con los cristianos espaoles. Aunque estamos acostumbrados a utilizar el trmino noble indistintamente para designar casi a cualquier grupo dominante de las sociedades precapialistas (por ejemplo, en la indgena mesoamericana), tenemos que suspender nuestra indiferencia frente a lo que designa dicha categora y preguntarnos por su significado en el siglo XVI y su relacin con los registros del linaje, esto es con la narracin, dado que la crnica insiste en la denominacin de noble en la reconstruccin genealgica. Existe alguna diferencia entre el uso del trmino noble en la crnica y su uso en la sociedad castellana (feudal y medieval en trminos culturales) en la que el rango de nobleza tiene connotaciones que derivan en un estatuto social, poltico y jurdico? Pertenece a esa tradicin la crnica? Cul puede ser su relacin con las narrativas prehispnicas?Genealoga indgena

Rastrear la funcin del registro de los linajes en la poca prehispnica resulta problemtico por dos razones, uno porque estos registros son escasos (ya sea por la destruccin sufrida durante y despus de la conquista y/o porque no era relevante para ciertas culturas o pocas) y dos porque al parecer haba una gran heterogeneidad en las formas de sucesin y filiacin entre los indgenas. Un ejemplo significativo de esta situacin es el periodo conocido como clsico en donde la arqueologa se ha encontrado con dos situaciones contradictorias en la misma poca, una en Teotihuacan y otra en Palenque. En Teotihuacan, no slo no hay registros genealgicos, en estelas o pinturas, sino que durante mucho tiempo algunos arquelogos, arquelogas, han buscado tumbas de monarcas sin encontrarlos, as la urbe que domino Mesoamrica durante 500 aos parece no haber tenido un poder central personificado o encarnado en una persona o familia, lo que ha llevado algunos arquelogos a pensar que la ciudad estaba gobernada por clanes cuya identidad totmica fueron primero los adscritos a la serpiente emplumada y el monstruo de la tierra (tlaloc) y luego al jaguar y el coyote, clanes que estaban vinculados a territorios y profesiones especializadas. En todo caso la carencia de restos materiales (arqueolgicos o iconogrficos) no permite caracterizar la forma de gobierno o estado en este centro mesoamericano. Por el contrario, en los centros mayas del Usumacinta, entre ellos Palenque, se han encontrado registros en pinturas y estelas inscripciones que se refieren a los linajes de los gobernantes de esas ciudades. En Palenque adems de los registros se encontr la tumba de Pakal, gobernante del periodo, en una de las pirmides por lo que se pudo relacionar las inscripciones de las sucesiones dinsticas con personajes histricos de estas ciudades mayas. Estos registros estn slo asociados a los gobernantes, ahaw, en retratos con los miembros de la familia y participando en otras actividades, como el baile o el juego de pelota pero sobre todo en batallas y capturas de enemigos. La aparicin de otros personajes, los sahal, en las inscripciones al mismo nivel que los ahaw (aunque su presencia no gener el registro de su linajes) ocurri hacia el final, en los ltimos cincuenta aos de los registros, del periodo clsico en la regin.

Como seala Peter Mathews, esta prctica genealgica al parecer estuvo confinada a la regin del Usumacinta pues mientras que en otras partes de las tierras mayas bajas ni siquiera la representacin de las reinas es comn y:

Adems de las referencias a las batallas y a la captura de individuos, los gobernantes de los sitios del Usumacinta tambin registraron de manera destacada entre sus ttulos, por una parte, los nombres de sus prisioneros de guerra y, por la otra, la cantidad de los mismos. Ambos tipos de ttulos son muy comunes en la regin del Usumacinta, mientras son raros o no se presentan en otras regiones.

Podemos ver, que el registro genealgico en el clsico no es un problema de falta de escritura, alguna incapacidad de la memoria o de ausencia de gobernantes, es ms bien una eleccin en el contexto de sistemas de gobierno heterogneos cuyas necesidades y formas de legitimacin, puede deducirse, eran tambin diversas.

En esta revisin, por dems rpida, hay que considerar los cdices mixtecos del posclsico, que representan el mayor nmero de cdices prehispnicos que sobrevivieron a la conquista: Bodley, Nutall, Vindobonesis y Colombino-Becker (aunque la mayora de autores incluye al Cdice Selden, este se elaboro hacia el 1556). Estos cdices fueron elaborados entre el siglo XIV y XV, y contienen la fundacin de una o varias dinastas (Tilantongo, Teozacualco, Jaltepec, Zaachilla, Tlaxiaco, Achiutla, Suchixtln, Apoala, etctera) la genealoga de algunos soberanos (como el de 8 Venado garra de jaguar que aparece en varios de ellos), alianzas matrimoniales y ataques y conquistas de los yya o gobernantes, entre los siglos X y XIV (por lo que con dificultad pueden establecerse continuidades de los linajes al interior de los cdices y entre ellos). En general, los cdices se ocupan de la sucesin dinstica ms que propiamente de un linaje en particular, como puede verse en el Cdice Nuttall que registra varias dinastas de Tilantongo o en el mapa de Teozacualco en el que se consigna la instauracin de un linaje que vena de Tilantongo porque la sucesin haba quedado vaca .Aunque, varios autores consideran que los hechos relatados son de orden histrico tienen que reconocer que:

En algunas pginas de los cdices son representados varios seores naciendo de cerros, ros, rboles y piedras, lo que pone de relieve el origen sagrado del soberano y lo constituye en el gran fundador del linaje que mantendr el poder en toda la comunidad.

Pero ms que simples pginas, los cdices parecen estar poblados de guerras sagradas (Cdice Nuttal, lmina 4), intervencin de dioses, ritos de paso para convertirse de un linaje a otro (8 venado garra de jaguar convirtindose en tolteca-chichimeca, Cdice Nuttall lmina 52). Estamos frente a un documento histrico o en frente a una narracin mitolgica? Es difcil contestar dicha pregunta pues creo que el estado de la lectura de los cdices prehispnicos an no nos permite resolver la cuestin sobre que tipo de documentos nos encontramos. Sin embargo, para el propsito de este trabajo podemos decir que la tradicin de registro de linaje se centra en estos cdices en la sucesin dinstica (mitolgica o histrica) ms que de genealogas de nobles o familias de nobles sin vinculo directo al gobierno de las ciudades. Con respecto a la tradicin nhuatl, de la poca anterior de la conquista, en particular entre los mexicas no hay registros de linajes ni sucesiones genealgicas en cdices prehispnicos, estelas, monolitos, etctera. Las fuentes al respecto, cdices incluidos, son poscortesianas, a diferencia de los registros mayas o incluso de los cdices mixtecos, carecemos de referencias prehispnicas nahuatl con las que comparar el sistema genealgico que nos refiere la crnica Mexicayotl. Ahora bien, lo cierto es que en la narracin de la Crnica describe la lnea de sucesin de los gobernantes mexicas a partir de la fundacin de la ciudad de Mxico-Tenochtitln lo que en apariencia la enmarcara en alguna de las tradiciones prehispnicas sealadas anteriormente, sin embargo, en este relato la sucesin dinstica por si misma no es lo ms importante, su importancia deriva del vnculo del autor y de su grupo familiar con algunos de los tlatoanis mexicas, es decir, se trata de ennoblecer un linaje indgena del periodo poscortesino. Mientras que, por ejemplo, en los cdices mixtecos, el relato de la sucesin dinstica es lo primordial, es el motivo del cdice, en la Crnica ocupa un lugar intermedio, un medio para exponer lo realmente importante que est al principio y al final de la crnica, como veremos adelante. Genealoga cristiana

Si en la Crnica Mexicyotl la sucesin dinstica no es la clave de la lectura, como en los cdices prehispnicos, entonces: Cul es el lugar de la memoria? Cul es la relacin entre linaje y memoria? Por qu las diferencias entre los registros sobrevivientes de genealogas indgenas prehispnicas y las crnicas indgenas?

La Crnica Mexicyotl seala explcitamente que los herederos indgenas a quienes se les leg el testimonio (tanto en el presente de la crnica como en su futuro), son los portadores de la memoria y poseedores del pasado, son los nobles indgenas. De su calidad de nobles deriva su lugar en la historia y de ese posicionamiento: sus prerrogativas y obligaciones. As que memoria y posicin social y poltica parecen determinarse mutuamente.A diferencia del pasado prehispnico, esta relacin entre memoria y lugar social, expresado en genealogas de los linajes nobles, puede rastrearse en Europa occidental desde por lo menos el siglo XI. Si miramos del otro lado del Atlntico, podemos observar que las genealogas adquirieron un papel relevante entre los siglos X y XIV, consolidndose hacia el siglo XII como un recurso poltico y social de las familias feudales. Para el siglo XVI, las genealogas tambin fueron utilizadas para exaltar a los grandes personajes. Segn Jacques Legoff, las grandes familias feudales tuvieron inters por establecer sus genealogas cuando las estructuras sociales y polticas feudales haban alcanzado cierto estadio de madurez, el producto del momento en que la memoria muestra la tendencia a organizarse en series cronolgicas. Esas genealogas tienen como modelo las primeras lneas de la Biblia en donde se desarrollan la letana de las genealogas de los patriarcas. Georges Duby ha mostrado cmo en el siglo XI y sobre todo en el XII- los seores, grandes y pequeos, patrocinaron en Occidente, sobre todo en Francia, una abundante bibliografa genealgica para exaltar la reputacin de su linaje, ms expresamente para apoyar su estrategia matrimonial y poder as contraer alianzas ms ventajosas. Con mayor razn las dinastas reinantes hicieron establecer genealogas imaginarias o manipuladas para afirmar su prestigio. As el inters de los prncipes y nobles produjo una memoria organizada alrededor de la descendencia de las grandes familias. La parentela diacrnica se convirti en un principio de organizacin de la historia.

La genealoga feudal contiene un doble sentido, utilizada para construir un cierto orden de la memoria y a la vez como justificacin de mritos y derechos.

La crnica sigue la experiencia occidental del orden feudal en donde los seores recogen en los cartularii, los documentos que exhiben la base de sus derechos y que constituyen, por parte de la tierra, la memoria feudal, la otra mitad de los cuales, por parte de los hombres, est constituida por las genealogas.

La genealoga no era slo acumulacin de ancestros, sino que est contiene una jerarquizacin en la que la antigedad da primaca. La genealoga testifica un acto de fe primigenio que da origen al linaje, es decir, que entre ms se remonta hacia el pasado ms cerca de la palabra de cristo est dicho linaje y este vnculo con lo sagrado se trasmite a travs de la sangre. Los sucesores tienen a su cargo custodiar tal evento maravilloso y acrecentarlo luchando por la fe y los monarcas legtimos. En esta mentalidad el individuo no se encuentra aislado, pertenece a un pasado, a un grupo vinculado a l y a su sucesores, todos ellos como entidades reales (que en algunos casos estn muertos y otros no han nacido). La genealoga es el registro de la posesin ms preciada que tena un hombre en el pensamiento medieval: su fe, su cristiandad. La pureza y la mancha del linaje afectan al destino colectivo de una familia tanto en el mundo terrenal (derechos territoriales y privilegios juridisdiccionales) como en el celestial. En la misma medida que la palabra escrita va ganando pequeos territorios en la cultura medieval, la genealoga de las familias nobles se asoci a los diferentes tipos y tropos de la crnica: presente ya en el modo de los anales, adquiri un estatuto narrativo tal que las pequeas y grandes crnicas siempre la consideraron: indispensable en la gran crnica de la monarqua francesa en el siglo XI (por ejemplo, Historia de Francia de Richerus de Reims del ao 1000), como parte de las hazaas picas de los nobles contra los sarracenos y en la defensa del monarca legtimo, relatadas en los cantares de gesta (Cancin de Rolando siglo XI); esencial en las disputas entre reyes y vasallos o entre linajes rivales narradas en crnicas como la de Garin Le Loherenc del ciclo de Loreneses (finales del siglo XII y principios del siglo XIII); y de manera central asociada a la narracin de milagros y hechos maravillosos en las crnicas de aventuras y las crnicas del traidor (tema que adquiere importancia entre los siglos siglo XIII y XIV); e incluidas tambin en el recuento de las oligarquas aristocrticas en las crnicas de las ciudades (principalmente entre los siglos XIV y XVI) Si bien la genealoga es un gnero que se puede presentar por separado, como en los cartularri, se incorpora y forma parte de la crnica naturalmente pues representan el mismo esfuerzo intelectual y poltico, el de fundar la nobleza de las familias feudales en el linaje y en el mrito.Como seala Duby, despus del siglo XII (hasta por lo menos el XIV) se consolida el gnero de crnica, se amplan los tropos narrativos y con ellos las genealogas para dar respuesta a una sociedad feudal en expansin, llena de incertidumbres y conflictos.

El cantar no se basa en acontecimientos histricos precisos que pudieran haber dado origen a la leyenda del enfrentamiento entre estos dos linajes, pero es un magnfico documento histrico y literario sobre la crueldad de las costumbres del tiempo y las crisis que desgarran a la sociedad feudal a finales del siglo XII. Llama la atencin la extraordinaria violencia y ferocidad de todos los personajes principales en el poema (Garin le Loherenc), despiadados y vengativos, crueles con las vctimas, extremos en su ensaamiento con los enemigos. La compleja accin del poema, con la aparicin de una multiplicidad de personajes diversos asociados, a los hroes principales, pone claramente de manifiesto las relaciones extremadamente conflictivas de la sociedad del tiempo.

A partir del siglo XII se aceler la expansin territorial de Europa occidental con la colonizacin de tierras incultas de bosques y pantanos, de conquistas militares al interior de Europa; tambin es una poca de expansin de la cristiandad a travs de la conquista militar mediante las cruzadas en medio oriente y contra los herejes cristianos europeos. Esta actitud y mentalidad de expansin tiene su corolario en una nueva normativizacin y reglamentacin de la sociedad cristiana: de la guerra, de los derechos territoriales de los seores, de la legitimidad de los prncipes y monarcas, de las ordenes religiosas y la prctica cristiana (las misas por ejemplo), de los derechos de las ciudades. Es este ambiente de expansin y de reglamentacin en que genealogas y las crnicas (escritas u orales) adquieren una gran importancia cultural.

Son importantes como fenmeno de memoria y lo son, por tanto, como una arma poltica y legal en los conflictos sobre derechos y privilegios de las antiguas familias y de los nuevos seores feudales, en las disputas de sucesin de prncipes y monarcas producto de un ambiente en el que el crecimiento de la riqueza la figura del rey recobra importancia; disputas entre las ordenes y el papado, entre la iglesia y el resto de seores feudales y conflictos entre los antiguos poderes feudales y las nuevas ciudades.Como podemos observar las caractersticas de nuestra crnica la emparientan con esta tradicin medieval, en donde memoria y herencia se identifican, en el que genealogas (histricas e inventadas) se conjugan con hechos prodigiosos y maravillosos, con las gestas contra sarracenos, herejes, contra actos injustos de los soberanos, contra linajes bastardos y traidores y cuyo estatuto de realidad deriva tanto de la fe con la que se mira al mundo como de la narracin misma. Una narracin que orden la memoria en el mismo sentido del plan divino, de la creacin hacia el fin de los tiempos y que por ser obra humana no puede ofrecer conclusin por lo cual narracin siempre est abierta a ser continuada, es decir que est obligada a continuarse. El ennoblecimiento indgena

Hemos visto que formalmente la crnica indgena sigue en general los parmetros de las crnicas cristiano-medievales, ahora veamos hasta donde comparten tambin su contenido.

Hemos sealado que el motivo principal de la Crnica Mexicyotl es demostrar la nobleza del autor y su grupo familiar por lo que tiene que establecer el vnculo que tiene su linaje con el cristianismo. La demostracin de su cristianismo ancestral va ms all de la presencia espaola en Amrica, segn la crnica se remonta hasta el origen mismo de su pueblo. A travs de la narracin la crnica establece una conexin de continuidad entre el pasado y el presente indgena: la genealoga de los nobles indgenas queda enmarcada en la sucesin dinstica mexica, esta a su vez en la historia de la ciudad de Mxico-Tenochtitln y finalmente, en un ltimo crculo, esta se inscribe en la historia de la peregrinacin que culmin en la fundacin de la ciudad. Lo importante de esta secuencia narrativa es que el pasado indgena quedar asimilado al presente cristiano del autor, que el pasado narrado le servir de medio de demostracin de su posicin social y poltica, de su ser noble. Por lo cual la relevancia de los hechos narrados es reconocida en trminos de los criterios con lo que se confeccionaban las crnicas en la poca, aqu vale la pena recordar lo que seala Hayden White con respecto al estatuto de realidad de la crnica medieval:

Estos acontecimientos son reales no por que ocurriesen sino porque, primero, fueron recordados y, segundo, porque son capaces de hallar un lugar en la secuencia cronolgicamente ordenada.

En esa secuencia cronolgica, los hechos individualmente adquieren valor en cuanto que son expresin de la presencia divina en el mundo, el orden profundo de la crnica (y por tanto la genealoga) est en el sentido escatolgico de la historia. As que para que el pasado indgena sea parte de las pruebas de nobleza debe ser convertido, para ello es necesario introducir la palabra de dios (su presencia, mano, sentido) en ese pasado prehispnico. Para los alcances de este trabajo consideraremos slo tres marcas o momentos de dicha presencia en la narracin.

a) La conquista militar y el bautismoLlama la atencin que a diferencia de la Crnica Mexicana, la Mexicyotl no da cuenta propiamente de la conquista militar, la crnica resuelve ese momento con una rpida mencin de la conquista, en medio de la descripcin genealgica:

282. El primero de nombre Quahtimoctzin rey Tenochtitlan l quien lo vinieron a agarrrar los espaoles en el por tanto 13 de agosto en el su dita de Sn. Hiplito Martir cuando fueron agarrados cuando se destruyeron los mexica.No hay proporcin entre el espacio que la crnica le destina a la conquista con el dedicado a la peregrinacin o el que ocupa la enumeracin de los reyes mexicas. La conquista militar queda relativizada en un doble sentido, por el espacio que ocupa en el texto y por su escasa importancia narrativa.

En general, como en esta referencia a la conquista militar, la presencia espaola en la crnica est vinculada a la descripcin genealgica y su mencin se inicia a partir del pargrafo 222-226, en la digresin sobre la descendencia de segunda generacin del rey Axacayatl, uno de sus nietos (hijo de Nezahualpli rey de Tezcoco y de su primera hija) ste Cacamatzin l reina en Tetzcoco cuando vinieron a llegar espaoles. A partir de aqu (hasta el pargrafo 302) se aludir de manera intermitente a los matrimonios de los descendientes (as) nobles mexicas con espaoles. La presencia espaola se ampla en las referencias sobre los nobles mexicanos que cuentan con nombres castellanos, dichas referencias comienzan con otra de las nietas de Axayacatl: pero qu su nombre no se sabe bien D Juana, sta la vino a tomar como manceba un espaol y continan hasta finalizar el texto, en donde estos nobles mexicanos castellanizados ocupan el lugar principal. Si bien la conquista militar o la presencia espaola en si mismas no constituyen la ruptura fundamental en la historia narrada, si representan el elemento ordenador que subyace la crnica. El autor nos explica este orden en los motivos inaugurales de la narracin:

6. Y por eso tambin, yo, Don Hernando de Alvarado Tezozomoc por eso les certifico, por eso les confirmo a los mencionados ancianos, porque no noms de su boca de algunos aqu es misma relacin que la comparo, por eso les atribuyo su relacin a los mencionados, quienes fueron a arreglar, ancianos, pues yo mi depsito por mi propio lo estoy custodiando, pues muy de sus preciadas bocas la o as la fueron a decir los amados reyes, los amados nobles quienes vinieron a vivir, quienes ya despus aqu se llevan, quienes los perdono nuestro seor Dios

y luego en el siguiente: 7: Por ellos ahora doy fe con, la confronto su relacin de los otros quienes siguen algo, quienes en primer lugar cristianos, aprendices, quienes arriba se nombraron quienes bien bastante la saban.

La presencia espaola incorpora un elemento importantsimo a la historia pero no como ruptura sino como un agregado, el bautismo. Volverse cristianos, bautizarse y ser perdonados por Dios, ser los primeros cristianos en esta tierra otorga un estatuto providencial a la historia indgena y por consiguiente otorga un lugar a los nobles indgenas en el nuevo reino cristiano; lugar y estatuto que, a la vista de la crnica, fue necesario presentar a consideracin del rey:4. Y al redactar este libro ya dijimos arriba que somos muy muchos los nobles a quienes entonces se nos honr y se nos hizo merecer con primaca sobre todos cuando lleg el espritu, el verbo y la luz de nuestro verdadero seor Jesucristo, hijo verdadero de Dios. Ved bien que aqu concluye la relacin de los ancianos, nobles quienes primeramente fueron cristianos, fueron catequizados.

De ah el carcter admonitivo de la crnica, el cual tiene un doble significado: el de presentacin de la narracin como prevencin, es decir, como probanza y al mismo tiempo como amonestacin religiosa, como acto de fe atestiguado por la iglesia. Con la relativizacin de la conquista militar el autor se diferencia de otras crnicas indgenas, como la de Chimalpan, para quienes sus derechos derivan de su alianza (primera o temprana) con Corts, y nos muestra por tanto sus diferencias frente a otros nobles indgenas poscortesianos; tambin nos indica la manera que hay que leer su historia de la conquista militar en la Crnica Mexicana.

Hasta aqu, el cronista al mismo tiempo que se distancia de la conquista militar (y diramos de sus implicaciones territoriales y tributarias), intenta fundar sus derechos en el mensaje profundo del cristianismo y de su carcter universal. La crnica reconoce la importancia de la llegada de los espaoles a tierras americanas pero slo las considera como parte del plan divino para estas tierras, as que en su discurso tambin puede observarse una cierta distancia de la misma iglesia. b) El plan divino para los indgenasEra de esperarse la distancia que marca Alvarado Tezozomoc con la iglesia en su esfuerzo de demostrar su carcter noble? Es probable que para las mentalidades an arraigadas en la imagen del indgena colonial que sigue al buen padre-cura que los protege y gua sea impensable. Incluso lo es tambin para la historiografa liberal burguesa (en sus variantes positivistas e historicistas) que adoptaron esa imagen pues se acomoda bien a la versin racista sobre el indgena quien no piensa por si mismo ni puede tomar decisiones y que por ello fueron fanatizados por la iglesia. Sin embargo, Tezozomoc marca la distancia entre su propio proyecto y el de la Iglesia, lo hace tanto por la necesidad de la misma narracin-demostracin como por la debilidad en que la iglesia misionera, con la que estos nobles indgenas estaban aliados, haba cado en el siglo XVII.

No si luchar, los franciscanos haba sido desplazados poco a poco, desde mediados del siglo XVI de sus posiciones preponderantes en el nuevo mundo, la corona espaola impuso la iglesia dioscesana (secular) y promovi a otras ordenes (dominicos y agustinos) en las tareas de evangelizacin y catequizacin de los indgenas y reorganiz a las comunidades indgenas para aumentar el control de la monarqua sobre ellas.

La crnica no slo relativiza la conquista militar, sino que lo hace tambin con la presencia espaola en general, incluida la iglesia, en cuanto que est slo es un medio para realizar una parte del plan que Dios tena para los indgenas, dicho plan no comienza con el bautismo sino que este es slo un momento culminante en el que se abre el tiempo de Jesucristo, el tiempo del hijo de dios (cuando lleg el espritu, el verbo y la luz de nuestro verdadero seor Jesucristo): en Mxico Tenochtitln no ocurri una derrota sino una victoria de la palabra divina. 11. A causa de esto, para ir en su auxilio, quiso el altsimo y sempiterno Dios que se alejaran entonces de sus moradas, y por eso salieron, vinieron a radicarse aqu, a difundirse por las varias partes de la tierra; entonces estar, vendr, se establecer en su poca la luz verdadera, cuando les visiten los espaoles, cuando vengan a cambiarles la vid, y as se salvarn verdaderamente sus almas, tal como hicieran de antiguo las gentes de Roma, y en Espaa los espaoles, que por ello se difundieron por todo el universo.

La Crnica Mexicyotl nos presenta una estructura circular en la que el origen y el presente (el siglo XVII) se justifican mutuamente: la historia inicia con la voluntad de Dios de que los aztecas salieran de Aztln y fueran a fundar la ciudad prometida, Mxico Tenochtitln, y culmina con la cristianizacin de los indgenas. La crnica no tiene final porque su final est vinculado al fin de los tiempos, slo se detiene en la enumeracin de los nobles indgenas herederos de la promesa divina.

La ciudad no es slo es espacio que da pie al linaje individual sino que hace posible la historia futura de los indgenas: la historia de la ciudad rivaliza con la conquista militar. La ciudad obtiene su supremaca frente a los otros pueblos indgenas, frente a Tlatelolco por ejemplo, y sus derechos devienen del destino preestablecido por Dios.

El origen de los mexicanos es explicado a partir del mito de la peregrinacin del pueblo de Israel y su llegada final a la nueva Jerusaln.

9. Supuesto que de acuerdo con la voluntad del altsimo, de Jesucristo, llegarn, vendrn, se radicarn, se difundirn al tiempo de la divisin del universo, all hacia el poniente haba una gran morada en donde se hallaban radicados;... La introduccin de los mitos cristianos tiene el cometido de insertar la historia de los indgenas en la historia cristiana universal, de incorporar la historia prehispnica en el curso de la historia de la salvacin. Con la introduccin de la palabra divina, el cronista puede convertir la historia de los aztecas en la lucha entre la misin divina que les fue asignada y el demonio que quiere oponerse a ella. De esta forma al mismo tiempo que asimila el pasado indgena al cristianismo justifica la presencia espaola en estas tierras y con ello la historia indgena se acomoda al nuevo orden colonial, as los nobles indgenas reconocen al rey espaol como monarca de la cristiandad al mismo tiempo que piden se les reconozcan sus derechos como viejos cristianos. Por ello, la crnica describe la religin prehispnica como expresin de los engaos del demonio Huitzilopochtli

10. Era su herencia el rogar y rezar a quien se denominaba Tetzahuitl Huitzilopoxhtli, pues que l les hablaba, les aconsejaba, viva ente ellos, y se haca amigo de los aztecas; y por ello se perdan tantsimas almas que se llevaba al infierno...

Huitzilopochtli, el diablo, al saber el mensaje de Dios, entendi que los aztecas vivirin como cristianos y para asustarlos y engaarlos:

12. un infinito nmero de espritus humanos de almas las llevar al infierno de ellos mexicanos, cuando all toma l la vida de ellos, los usos de ellos, tal como est puesto, est dispuesto aqu.

Los indgenas trataban de librarse de la palabra del demonio pero este los engaaba ofrecindoles imperios y tributos:32. Y los teomamas llamaron a su hermano mayor, a quien los acaudillaba y era rey de los mexicanos, cuyo nombre era el de Chalchihtlatonac, y le dijo Huitzilopochtli a Chalchiuhtlatonac: Ven, para que lleves a las muchas gentes que contigo irn; y que sean pues herencia de cado uno de los siete calpulli aquellos que cogierais aqu; quienes haban cado junto a la biznaga; de los ms fuertes y recios de los mexicanos, puesto que los naturales sern incontables, porque nos iremos a establecer, a radicar, y conquistaremos a los naturales que estn establecidos en el universo; y por tanto os digo en todo verdad que os har seores, reyes de cuanto hay por doquiera en el mundo; y cuando seis reyes tendris tributos, os darn innumerables, excelentsimas piedras preciosas, oro, plumas de quetzal, esmeraldas, corales, amatista, las que vestirn primorosamente, as como las diversas plumas, el continga azul, el flamenco rojo, el tzinitzcan, todas las plumas preciadas, y el cacao multicolor, y el algodn policromo; y todo los veris, puesto que esta es en verdad mi tarea y para eso se me envi aqu; y por medio de esta pltica sac Chalchiuhtlatonac a los naturales de los siete calpulli, quienes guardaban sus herencias, sus envoltorios, sus dioses.

Adems, les ensea el arte de la guerra y para que se asienten y no lleguen a su destino les ensea el juego de pelota, a colocar el tzompantli, a controlar el agua, a sembrar y a bailar y los engaa al hacerlos creer que si coman este gusanillo lagunero haran el sacramento de la eucarista, al comerlo comeran su carne y su sangre. Pero la presencia de Dios no desaparece a pesar de la predominancia del demonio entre los aztecas, cuando los aztecas se quisieron establecer en Colhuacan, contrariando la palabra divina, y pusieron un altar y ofrendas a Huitzilopochtli, Dios se los impidi de la siguiente manera:

27. Y ya cundo estn por varios das luego le ofrendaran su itacate, luego ya habran de comer, luego oyeron, alguien les llama de arriba les habla hacia ac, les dice: los que estis all, venid ac, no se romper sobre vosotros, pues maana se romper el ahuehuete; luego dejaron por esto lo que coman, mucho dur lo que estaban engullendo, luego por esto se movieron, dejaron la tierra; realizase que cuando amaneci se arranc de cuajo, se rompi sobre ellos el rbol, el ahuehuete;

La presencia del demonio, y su lucha contra la palabra divina, no impide que el plan divino se realice pues los aztecas (que Huitzilopochtli los renombra como mexicas y luego tenochcas, tal vez para ocultarlos de la mirada divina) seguirn su camino hacia Mxico-Tenochtitln en el lugar profetizado. Incluso el mismo demonio contribuir a la realizacin del plan divino, por ejemplo, cuando los asienta en Coatepec, sus tos, los sacerdotes mexicas, le reclaman las promesas que les ha dado y Hutzilopochtli se enoja y hace guerra contra sus tos y su madre Coyolxauhcihuatl, los mata y come su corazn. Hutzilopochtli destruye todo (tierras, represas, templos, etctera) y los mexicas se ven obligados a salir de Coatepec.

As el plan divino se va cumpliendo a travs de los actos del demonio, quien a pesar de engaar a los indgenas los lleva hacia su primera meta: la fundacin de la ciudad. A partir de la fundacin de Mxico-Tenochtitln se abri un periodo de espera en la que los mexicas se encargaron de acrecentar su ciudad e imponer su primaca sobre los otros pueblos segn el mensaje divino torcido por el demonio. Los ecos de la crnica evangelizadora suena fuerte aqu, pues ellas estaban enfiladas a enfrentar la presencia del demonio en la sociedad indgena, a salvar las almas, y a integrar a los indgenas a la cristiandad, pero nuestra crnica, y esta es su distancia con la Iglesia, se torna en un franciscanismo radical al introducir la palabra de Dios con anterioridad a la predica espaola, otorgando una cierta autonoma de la historia indgena con respecto a la espaola y descubriendo el mensaje divino entre las palabras del demonio. Por otra parte, la presencia del demonio integra la historia indgena al combate celestial que habra de llevar a la humanidad al fin de los tiempos.

Con la conquista espaola se reanud el enfrentamiento abierto entre dios y el demonio y se resuelve la historia con el triunfo de la cristiandad. De esa forma se abre un nuevo periodo de espera, dado que la crnica queda abierta al no contar con un final definitivo:

Hasta el siglo XVI, la historia de la cristiandad es una historia de esperanzas o mejor una espera continua de los ltimos tiempos por una parte, y por otra parte, de la demora constante del fin del mundo El fin del mundo es un acto de integracin slo en la medida que queda indeterminada en un sentido.

En la Crnica Mexicyotl se justifica de este modo la colonia espaola, al cual pertenece nuestro cronista Alvarado Tezozomoc, as como el lugar que estos indgenas tienen en ella: la visin cristiana es el marco dominante donde se explica la situacin pasada y, sobre todo, presente de los indgenas. La historia de los indgenas nobles cristianos, como sealamos, no comienza con la conquista sino con la presencia divina expresada en el mensaje de la peregrinacin. La colonia no es vista ah como un corte de la historia indgena sino como su realizacin.

c) Los reyes mexicas y la genealoga nobleBrevemente nos ocuparemos de nuevo de la sucesin dinstica por que requiere un tratamiento ms extenso por aparte. La historia de la ciudad es ordenada por la lnea de gobernantes y por su linaje, cuyo sentido esta dado por el plan divino. Los logros de cada gobernante son apenas mencionados y entre ellos tal vez slo resalta Axayacatl, quien segn el autor engrandece el imperio, derrota a Tlatelolco y fortalece la ciudad.

Ms adelante, Moctezuma Xocoyotzin, quien recibe y muere a manos de los espaoles, ocupa un espacio importante pero no por sus aportaciones sino por su descendencia, lo que lo equipara con Axayacatl. Aqu la descripcin de los reyes sigue el esquema de los analistas, que consignan al lado izquierdo la fecha y al lado derecho su nombre y de manera breve los hechos a los cuales estaban relacionados. El papel de estos reyes y en especial de Moctezuma en la historia indgena cristiana es tratado nuevamente en la Crnica Mexicana, en ella su historia adquiere otra dimensin que est en intima conexin con el sentido de la Crnica Mexicyotl, por ejemplo, en ella Moctezuma tendr un papel providencial pues ocupar el papel del Moiss indgena (quien encarna la espera indgena por la palabra divina).

En torno a esos gobernantes se realizan las dos digresiones genealgicas que interrumpen/reanudan el relato y desde las cuales se establece el linaje real de los nobles indgenas.La genealoga de dichos nobles est escrita entre los pargrafos 222-226, que luego se repite, aunque de manera ms profusa, entre los pargrafos 302 y 324. En ese caso la enumeracin finaliza con el autor, Fernando Alvarado Tezozomoc.

A partir del pargrafo 325, del ao de 1520 o 2-pedernal, la descripcin genealgica mantiene el orden cronolgico y se centra en los descendientes nobles mexicas con nombres cristianos (en el pargrafo 354, vuelve aparecer el nombre de Alvarado Tezozomoc pero ahora como Hernando), hasta el ao 1578 o 9-caa.

El estilo de la crnica aqu parece ms al de los anales y la sucesin dinstica queda subordinada a la descripcin de la descendencia y al trazo de los lazos familiares de los descendientes nobles. El linaje indgena ha quedado as integrado a la tradicin medieval de las genealogas: demostrando su antigedad y su vnculo con el cristianismo. El crculo lo cierra el autor con los mritos de los indgenas cristianos: 6. esa relacin a los mencionadoscon ella se aconsejaban se lo decan unos a otros, as lo sabe el preciado corazn de su antigua relacin admonitiva los que gobernadores: Don Diego de Alvarado Huanitzin, mi preciado padre noble, Don Pedro Tlacahuepantzin, mi to Don Diego de San Francisco Tehuetzquititzin, y los otros amados nobles quienes los o, quienes bien rectamente la saban su antigua relacin admonitiva, la que aqu la tom de su preciado relato.

Es decir, que adems de cristianizados difundieron esta relacin con la palabra de Dios entre los indgenas. La genealoga ha establecido una triple relacin con la cristiandad: por el plan divino, por el linaje real y finalmente por los mritos de los nobles indgenas cristianos.

La crnica Mexicayotl y la coyuntura del XVII.

La presencia del discurso cristiano en las crnicas indgenas no debe ser considerado como extrao o una contaminacin, muy por el contrario, como hemos visto a lo largo de la exposicin constituye la estructura del texto y es explicable si consideramos la actividad evangelizadora franciscana durante el siglo XVI y su lugar en la primera fase de la organizacin colonial. Los franciscanos pretendieron evangelizar masivamente a la poblacin indgena en la medida que pensaban que su conversin garantizaba la llegada del milenio y cumpla el plan divino de la salvacin. Por otra parte, se dedicaron a educar a los hijos de las familias principales (tuviesen o no conexin con los antiguos gobernantes prehispnicos), de entre aquellos que estuvieron dispuestos ayudarlos a ordenar y gobernar a la poblacin conquistada, con los que pretendan crear una iglesia nativa, para ello fundaron el Colegio de Santiago Tlatelolco, el 6 de enero de 1536; su objetivo era que los pueblos indgenas quedaran bajo su autoridad separndolos de los conquistadores militares.

En el colegio de Tlatelolco los indgenas fueron instruidos en latn, teologa, filosofa, castellano, msica, medicina, se seleccionaban nios de 10 y 12 aos de entre las poblaciones de diversos lugares del pas lo que aumento rpidamente su poblacin inicial de 60 alumnos. De entre ellos, por ejemplo, Sahagn form a los que despus seran sus informantes.

Los indgenas que asistieron a Tlatelolco fueron aleccionados por los religiosos a cambio de garantizar el papel preponderante que tendran en sus pueblos. Es decir que los cronistas indgenas son parte de grupo indgena que sirvi de intermediario entre los conquistadores y las poblaciones indgenas en el inicio de la organizacin colonial.

En ese sentido podemos aludir que el nico dato fuera de las crnicas que prueban la existencia de Hernando Alvarado Tezozmoc, es un documento proveniente de la jurisdiccin de Cuautitln firmado por l sobre asuntos de tierras que se localiza en el archivo del museo de Antropologa, nuestro autor puede ser ubicado con cierta certeza al grupo de indgenas intermediarios que el rgimen colonial utiliz en los inicios del periodo colonial para administrar a los pueblos indgenas frente a la carencia de personal burocrtico de origen espaol.

Esta posicin permiti a este grupo indgena moverse con bastante libertad para gestionar sus propios intereses. La posibilidad de una iglesia nativa propuesta por los franciscanos hubiese fortalecido esa posicin pues no slo mantendran el control el manejo administrativo y poltico de sus pueblos sino que tambin tendran en sus manos la intermediacin con lo divino.

Esta posibilidad fue explorada por los propios principales indgenas, incluso ms all de su dependencia con la iglesia colonial y hasta cierto punto enfrentada con ella: la aparicin de la Virgen de Guadalupe fue un creacin de este grupo de indgenas principales proveniente de Cuautitln y del colegio de Tlaltelolco que de esa manera intentaban establecer su propia relacin con lo divino, empresa que tuvo un gran xito frente al fracaso que represento la iniciativa franciscana de crear una iglesia nativa, que por disposicin del Concilio provincial de 1555 fue eliminado de los objetivos del Colegio de Santiago Tlatelolco.

No hay pues contradiccin entre la procedencia indgena del o los autores de la Crnica Mexicayotl y la visin occidental de la historia prehispnica que se ofrece en ella, lo que podemos hacer extensivo al conjunto de crnicas postcortesianas. Sin embargo, habra que insistir en el hecho que el discurso cristiano en las crnicas est matizado por una visin particular teida por los intereses y la situacin en que se encuentran los indgenas que la escriben. La Crnica Mexicayotl, por tanto, no slo nos muestra el lugar dominante de la cosmovisin cristiana sino que destaca el lugar que los indgenas principales ocupaban o deseaban ocupar en el mundo cristiano. Dicho lugar provena de su estatuto de nobleza y la crnica fue el intento por ennoblecer al grupo indgena que se ali a los espaoles en la colonia (a los conquistadores, a la iglesia o la corona), sin embargo, este ennoblecimiento no rindi los frutos esperados.

La defensa de la posicin poltica de los nobles indgenas a travs de las crnicas indgenas fue escrita en respuesta a la reorganizacin social y administrativa de la Nueva Espaa que culmin con la creacin de una estructura en la que la iglesia misionera y los principales o caciques indgenas vieron disminuir su peso e importancia, entre otras causas, por: las crisis demogrfica (que afect tanto a los pipiltzin como a los macehuales) por la conquista, las continuas epidemias y el trabajo forzado; el consecuente despoblamiento y la concentracin de las comunidades indgenas sobrevivientes a la catstrofe oblig, la centralizacin de los tributos y la distribucin de la fuerza de trabajo por la corona. Frente al fin del reino milenario franciscano, la crnica anuncia el milenio cristiano indgena. Publicada en la Revista Graphen, nmero 5, 2013, pp. 7-37.

La versin utilizada en este texto es la publicada por la UNAM y prologada por Adrin de Len: Hernando Alvarado Tezozomoc, Crnica Mexicyotl, UNAM, Primera Serie Prehispnica/ 3, Mxico, 1998, 188 p.

El trmino lo uso como se usa en el sistema contable, consolidar las cifras es cerrar la cuenta garantizando el respaldo de los valores.

En esta labor participaron autores fundamentales en la historiografa nacional como Manuel Orozco y Berra, Francisco del Paso y Troncoso, Miguel Angel Garibay.

Con respecto al uso de este criterio en la Grecia clsica, Jorge Lozano nos dice: El yo he visto se sita como garante de verdad y como autor fiable de los hechos que cuenta como del decir mismo; no es cualquiera el que habla, sino que fue testigo. Jorge Lozano, El discurso histrico, Alianza, Madrid, 1987, p. 19. Tambin en Francois Hartog, El espejo de Herdoto, FCE, Mxico, 2002, p. 250

Alfredo Lpez Austin, Educacin mexica: antologa de documentos sahaguntinos, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Instituto de Investigaciones Antropolgicas, Mxico, 1985, 273 pginas

Es de llamar la atencin este trabajo, por que Johanna Broda es reconocida como la promotora de la arqueoastronoma en Mxico, investigaciones que buscan relacionar la disposicin espacial de las zonas arqueolgicas con el movimiento de los astros. Es decir, un campo que prometa proporcionar una informacin valiossima sobre el saber prehispnico directamente de los restos materiales, sin que para ello hubiese necesidad de recurrir a las fuentes coloniales. Pero como podemos ver el proyecto slo quedo en promesa.

Graniceros. Cosmologa y meteorologa indgenas de Mesoamrica. Coordinado por Johanna Broda y Beatriz Albores, El Colegio Mexiquense A. C. UNAM, Mxico, 1997 (reimpresin 2003)

Para el caso de las cuevas, puede verse el artculo del mismo libro, de Druzo Maldonado y Johanna Broda, Culto en la Cueva de Chimalacatepec, San Juan Tlocotenco, Morelos, pp. 175-211. Por su parte en el artculo de Gustavo Avia Cerecer, El caso de doa Pragedis en la lgica de la fuerza del rayo, nos dice que la cuchara de madera recin sacada de la olla que doa Pragedis utiliza para enfrentar la tormenta y detener el granizo, puede verse en: esta cuchara larga de madera es muy similar a los palos en forma de hacha que aparecen en manos de seres alados en las estelas tres, cuatro, cinco, nueve y diez de Izapa, o en las de algunos individuos del mural del Tlalocan de Tepantitla en Teotihuacan (p. 294) y referida en Sahagn, Historia general de las cosas de Nueva Espaa, Porra, Mxico, p. 54.

Para las relaciones entre la psis y koe y la credibilidad del relato en la Grecia clsica, Francois Hartog, ibidem, pp. 254-256.

Fernando de Alva Ixtlilxchitl, Obras histricas, editor Edmundo O'Gorman. UNAM,

Instituto de Investigaciones Histricas, Mxico,1977, II, p. 14

Miguel Len Portilla, Los antiguos mexicanos a travs de sus crnicas y cantares, FCE, Mxico, 1961, p. 9.

Leonardo Lpez Lujn, En busca de Tenochtitlan, en National Geographic en espaol, noviembre de 2010, p. 33. Tambin Miguel Len Portilla, Del cronista al arquelogoCinco ciudades prehispnicas en Arqueologa Mexicana, nmero 99, del 8 de Abril, 2011

Crnica Mexicyotl, pargrafo 2, pp. 4-5

Crnica Mexicyotl, ibidem.

Crnica Mexicyotl, pargrafo 3, p. 6

el movimiento histrico universal es algo vivo que va abrindose paso y progresando poderosamente gracias a su propia fuerza (p.475) y Ahora bien, si nos preguntamos qu es lo que de este modo da vida a un estado, vemos que ocurre aqu como en el hombre cuya vida se encierra en su espritu y en su cuerpo, pero de tal modo que del espritu, como de la parte ms importante depende todo lo dems El espritu no puede ser tocado con las manos ni contemplado con los ojos: hay que conocerlo por sus efectos y resultados. (p. 512) Leopold Von Ranke, Pueblos y Estados en la historia moderna, FCE, Mxico, 1986. Por ello, estos historiadores insisten en publicar antologas de las crnicas coloniales de indgenas y evangelizadores. Contrariamente a esta perspectiva el liberalismo positivista consideraba la crnica indgena como un documento que registraba los hechos de un pasado, de una realidad, que se desvaneca (que mora) para dar paso a una nueva realidad, la del mestizo, ver por ejemplo, Manuel Orozco y Berra, Prlogo a la Historia antigua y de la conquista de Mxico, Porrra, Mxico, 1950, p. XLVIII.

Portilla, Miguel Len, La visin de los vencidos, UNAM, Mxico, 1972, p. V.

El modelo de Sahagn va influir en los cronistas indgenas de manera decisiva pues no slo Alvarado Tezozomoc pretende escribir su versin del libro de Sahagn sino lo encontramos en otros autores por ejemplo, en Fernando de Alva Ixtlixchtil, dicha influencia no paso desapercibida por Lorenzo Boturini quien ttulo la recopilacin de sus escritos como Historia General de la Nueva Espaa.

En el texto aparecen anotaciones de dos personajes: Alonso Franco y Domingo de San Antn Chimalpain. A este ltimo se le atribuy la redaccin de la crnica. Sin embargo, las inserciones de dichos autores no cambien el sentido de la narracin, ni representan alteraciones mayores aunque hay que analizar cmo y porque de su intervencin en la crnica.

Aunque debe considerarse que en dichas inscripciones los gobernantes, segn los epigrafistas encargados de su lectura, aparecen asociados a dioses o eventos que les asignan un carcter sagrado.

Peter Mathews, Epigrafa de la regin del Usumacinta en Arqueologa mexicana, Vol IV, nmero 22, Editorial Races-INAH, Mxico, noviembre-diciembre de 1996, pp. 16-17

Manuel A. Hermann Lejarazu, Los cdices de la Mixteca alta. Historias de linajes y genealogas en Arqueologa mexicana, Vol. XV, nmero 90, marzo-abril del 2008, p. 49.

Ferdinand Anders, Cansen Maarten y Aurora Gabina Prez, Crnica Mixteca: el rey 8 venado Garra de Jaguar y la dinasta de Teozacoalco-Zaachila. Libro explicativo del llamado Cdice Zaouche-Nattal, Cdices mexicanos II, FCE, Espaa-Austria-Mxico, 1992.

Postura que puede verse en Nelly M. Robles (ed). Estructuras polticas en el Oaxaca antiguo, Memoria de la Tercera Mesa Redonda de Monte Albn, INAH, Mxico, 2004,

Sobre todo porque los epigrafistas pasan rpidamente de la identificacin de elementos del cdice a la interpretacin libre del texto, algunos de ellas pueden considerarse serias dado el esfuerzo por leer los cdices pero en los que se denotan los prejuicios que la versin colonial tiene sobre el perodo, en muchas ocasiones se relaciona la lectura del cdice prehispnico con cdices y crnicas coloniales: Este monumento es una evidencia arqueolgica de la alianza entre el seor 8 venado y los totleca-chichimecas, como lo muestran los cdices coloniales tempranos e historias orales relatan tambin que la gente de Tututepec declaraba ser tolteca y adoraba imgenes de Itzpaplotl en Nelly Robles, op. cit, pp. 205-230; pero tambin se dan casos lamentables de interpretaciones sin ninguna relacin con el cdice: Las cuatro pginas del Cdice Nuttall revelan la historia de ambicin, poder, conquistas y asesinatos que culminan en rituales propiciatorios en Carmen Aguilera, Descubriendo a un nio sol, en Arqueologa mexicana, Vol. X, nmero 55, mayo-junio de 2002, p. 61.

Jacques, Legoff, Pensar la historia, Paidos, Madrid, p. 67.

Jacques, Legoff, El orden de la memoria, Paidos, Madrid, p. 157.

Para el caso de los Anales de Saint Gall y la Historia de Francia, vese Hayden White, El contenido de la forma. Narrativa, discurso y representacin histrica, Paids Bsica, Espaa, 1992, captulo I. Para un resumen de los tropos de las crnicas medievales francesas en Elena Real, pica medieval francesa, Editorial Sntesis, 2002, 313 p.

Elena Real, op. cit., p. 233.

Hayden White, op.cit. p. 34

Crnica Mexicyotl, p. 8

Crnica Mexicyotl, p. 9

Crnica Mexicyotl, p. 6

Crnica Mexicayotl, p. 13

Crnica Mexicayotl, p. 11-13.

Esta idenficacin de Huitzilopochtli con el demonio tambin puede verse en Juan de Torquemada, Monarqua Indiana, Facsmil, Mxico, 1969, t. I, p. 340-342.

Crnica Mexicayotl, p. 13

Ibdem, p.13

Ibdem, p. 23-25.

Ibdem, p. 23

Ibdem, pp. 32-33

Ibdem, pp. 19-20. El ahuehete tambin est en la tira de peregrinacin. Para la funcin de los rayos en las crnicas, Guy Rozat, Indios reales e indios imaginarios en los relatos de la conquista de Mxico, Tava Editorial, Mxico, 1993, pp. 43-46

Crnica Mexicayotl, pargrafos 88,89, 90, pp. 62-64

Crnica Mexicayotl, pargrafos 45-48, pp. 34-36

Rehinhart Koselleck, Futuro pasado. Para una semntica de los tiempos histricos, Pidos Basica, Barcelona, 1993, p. 24

Rehinhart Koselleck, op. cit., p. 26

Para el papel de Moctezuma en las crnicas indgenas vase a Guy Rozat, op. cit., septima vuelta pp. 115-158. El papel providencial del mesas indgena vara en las crnicas indgenas, por ejemplo, en Fernando de Alva Ixtlilxchitl su lugar lo ocupa Netzahualcoytl, como lo muestra Georges Baudot, Nezahualcyotl, prncipe providencial en los escritos de Fernando de Alva Ixtlilxchitl en HYPERLINK "http://www.iih.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn25/453.pdf" http://www.iih.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn25/453.pdf

Crnica Mexicyotl, p. 9.

Phelan, John Leddy, El reino milenario de los franciscanos en el nuevo mundo. UNAM.

Ricard, Robert, La conquista espiritual de Mxico, FCE, 1986, p. 335.

Entre los alumnos ms importantes estn Antonio Valeriano, autor del Nican Mopohua.

Edmundo OGorman propone que el nican mopohua fue escrito por Antonio Valeriano hacia el 1556 vese Destierro de Sombra. Luz en el origen de la imagen y culto de nuestra seora de Guadalupe del Tepeyac, UNAM, Mxico, 1986, p. 49

Las genealogas de estos indgenas fueron cuestionadas como la Chimalpain de quien se dudo durante la colonia de sus vnculos con los principales indgenas de Chalco o de nuestro autor a la que su crnica fue silenciada en el periodo colonial.

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