el inconsciente y su escriba

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    El Inconsciente y su escriba Moustapha Safouan -Pgina 1

    EL INCONSCIENTE Y SU ESCRIBAMoustapha Safouan

    INTRODUCCIN

    Es un hecho que, tal como Minerva surgiendo con casco de la cabeza de Jpiter, elarte de interpretacin del sueo naci ya estructurado de la pluma de Freud. El analista,

    para quien la Traumdeutung le resulta una obra familiar, encontrar en ella todas las

    indicaciones necesarias para interpretar un gran nmero de sueos de los que se lerelaten. Ciertamente no ser un trabajo intil el enriquecer estas indicaciones, aportarlesprecisiones, incluso rectificaciones . Pero esta utilidad sufrir siempre de la aparienciade arbitraria que contaminar esas indicaciones, en tanto no se haya demostrado que lainterpretacin de un sueo es su significacin misma: la Deutung es tanto lainterpretacin del texto del sueo como su significancia. Pues no se interpreta unsueo como tampoco se interpreta un chiste, si se entiende por este trmino deinterpretacin el ejercicio de una intuicin sin fundamento o la aplicacin de unateora o de una ciencia ya adquiridas. Son las condiciones en las que se desenvuelve elsueo las que hacen que no acusemos su efecto de sentido tan inmediata o rpidamentecomo aprehendemos el de un chiste, inmediatez que por otra parte no excluye

    sideracin . El objetivo de este libro es mostrar la identidad efectiva de losmecanismos que determinan la significacin del chiste y del sueo.

    De paso, constataremos que una vez ms que lo que se significa en el sueo essiempre un deseo. Desde ese punto de vista, este ensayo retoma las cosas donde lashaba dejado el Echec del principe du plaisir*. Este ltimo libro haba conducido a laconstatacin de que el principio de realidad no podra deducirse del principio de placer

    porque las representaciones que este ltimo principio gobierna no reproducen losobjetos de la necesidad. Por otra parte, el sentimiento que tuvo siempre Freud de estairreductibilidad o heterogeneidad entre el placer natural, fenomenal, que se sabeligado a la satisfaccin de una necesidad o al ejercicio de una actividad, por una parte, yel placer en tanto que se refiere al inconsciente, por otra, lo condujo a escribirMs all

    del principio del placer, texto en el que resaltan dos conclusiones principales: a. laoposicin entre pulsiones de vida y pulsiones de muerte; b. la asignacin de larepeticin como atributo esencial de todas las pulsiones. El examen de la primeraconclusin ha mostrado que los componentes narcissticos de la libido consisten en losWunschvorstellungen rebeldes a la satisfaccin y al reconocimiento. Queda por explicarla repeticin. El hecho de que ella finalice gracias a la interpretacin lo autorizaba, laasimilacin de la interpretacin a la lo que Freud llama la ligazn de las energaslibres, y la concepcin lacaniana de la repeticin como representando la insistencia deun significante. Al final de este trayecto no slo el sentido del sueo se revela reenviar

    * Hay versin castellana: El ser y el placer, Petrel, Barcelona 1982 [T.]

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    siempre al deseo1, pero el deseo aparece indisociable de su significatividad. Se puedepues decir que la interpretacin del deseo es su realizacin misma: ya que su destino,sino su esencia, est en su hacerse entender.

    Me propongo aqu estudiar ms de cerca los mecanismos de esta significatividad,lo que Freud llama los procesos primarios.

    El estudio del sueo impone el plan a seguir.Pues, en primer lugar, la afirmacin que Freud repite a lo largo de su obra y segnla cual el sueo es una escritura es una afirmacin que, lejos de ser obvia, suscita porel contrario un problema difcil, si se considera la escritura, segn se hacecorrientemente, como una invencin. De ah un primer captulo que no est destinado aagregar una nueva teora de la escritura a las ya existentes, sino a resolver el problemaantes enunciado, mostrando que el lenguaje no sera lo que es si no implicara (a ttulo deconsecuencia y no como parece ser la tesis de Jacques Derrida, a ttulo de origen,esencia o causa formal) la posibilidad de la escritura.

    Nos queda que, al descifrar un sueo como se descifra un jeroglfico, la mayorade las veces nos vemos enfrentados a un mensaje bastante enigmtico. Al recurrir a las

    asociaciones libres surge una significacin que jams deja de sorprendernos, comosorprender a quien produjo el sueo; en suma, es una significacin indita, siemprenueva. Ahora bien, nos parece que slo la teora de Ferdinand de Saussure est encondiciones de explicarlo (surgimiento que debe distinguirse de la generacin de nuevas

    proposiciones sobre la cual insiste Chomsky) con tal que se interprete la barra entresignificante y significado como una barra de separacin y no de soldadura. De ah unsegundo captulo consagrado al estudio de esta teora, cuyo objetivo es mostrar elcarcter legtimo de esta interpretacin que debemos a Lacan y en la que, por elcontrario, Philippe Lacoue-Labarthe y J. L. Nancy ven una desviacin del

    pensamiento del maestro ginebrino.2Es en el chiste donde vemos de manera ms patente la sorpresa que suscita el

    significante inesperado. Es la marca de la relacin entre el chiste y el inconsciente, ascomo de la autonoma del significante en tanto escapa al dominio del discursointencional. Su carcter de hallazgo muestra bastante la insuficiencia de unadefinicin que no quiere otorgar a la metfora otro sentido que el de una desviacinconsciente del uso literal de una palabra-smbolo.3El chiste muestra igualmente que laidealizacin, gracias a la cual la lingstica obtiene segn Chomsky su objetocientfico, slo nos concede de hecho un dispositivo que, sin duda, deja an lugar parauna mquina productora de proposiciones, pero no para un sujeto, un sujeto que debesituarse en relacin con una verdad, la de su deseo. El estudio de la tcnicas verbales delingenio (y deberemos mostrar el carcter poco fundado de la distincin entre tcnicas

    verbales y tcnicas del pensamiento) constituye as una condicin sin la cual no sepodra llegar a una concepcin inteligible de los procesos primarios del sueo:condensacin y desplazamiento.

    Los tres primeros captulos de este ensayo constituyen, pues, las premisasnecesarias para el estudio del sueo. Este estudio lo he dividido, a su vez, en otros trescaptulos.

    El primero est consagrado al tema del simbolismo. Me pareci que esta cuestinmereca una atencin particular, no slo en razn de lo que se sabe de su amplitud (el

    1 Se trata precisamente del deseo ignorado incluso en el amor y que hace la cuestin del amante:Admitimos que el amante ama la belleza; qu es lo que l quiere?. Platon, El Banquete.2

    Vase J. L. Nancy y Ph. Lacoute-Labarthe:Le Titre de la lettre, Pars, Galile, 1973.3 Vase Abraham Werner:A Linguistic A pproach to Methafor, The Peter de Ridder Press,Lisse/Netherlands, 1975, pgs. 14 (bastardillas en el texto).

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    simbolismo se encuentra en muchos otros dominios adems del dominio del sueo) sinoporque de hecho, como se ver, su elucidacin consiste en despejar los caracteresespecficos del smbolo en relacin con la metfora.

    El captulo siguiente se titula El desciframiento del sueo. Siendo el sueo unaescritura cmo construirlo para volver figurables los trminos que, en toda lengua,

    indican las relaciones, as como aquellos cuyo contenido semntico es demasiadoabstracto? Este captulo corresponde, en suma, a las dos secciones que Freud, en sucaptulo sobre el trabajo del sueo, titula, respectivamente, Los medios derepresentacin en el sueo y Los miramientos debidas a las consideraciones de lafigurabilidad.

    Queda el desciframiento de un jeroglfico que puede dejarnos, como acabo desealar, ante un mensaje enigmtico. Por ejemplo. Cuida de que el charlatn nodescubra el pastel. Si no... Salta a la vista que el charlatn es aqu una metonimia (aquin reenva?) y que el pastel es una metfora (a qu otro significante sustituye?).Igualmente se apostara que se trata de una amenaza lo que va detrs del si no, incluso

    si permanecemos en la oscuridad en lo concerniente a su contenido especfico, enrazn de la censura ejercida sobre esta parte del mensaje. Justamente, el ltimo captuloest dedicado al estudio de estos tres procesos de la significacin: la metfora, lametonimia y la censura, especialmente en su relacin con la transposicin del sueo(Trumentstellung4)*

    Franois Wahl revis diferentes versiones de este libro, que tambin el debe suttulo.

    4 A los lectores deseosos de conocer qu otra concepcin del sueo prevalece en nuestros das en loscrculos donde la enseanza de Lacan es letra muerta, les aconsejar la lectura de la obra de Len L.Altmann: The Dream in Psychoanalysis, Nueva York, International Universities Press, 1969. vasetambin M. edelson: Language and Interpretation in Psychoanalysis (New Haven y Londres, YaleUniversity Press, 1975), obra en la que el autor desarrolla una teora de la interpretacin que se apoya enla lingstica de Chomsky, pero en la cual falta por completo la nocin de la sujecin del sujeto en lacadena significante.*

    El concepto de Trumentstellung, traducido al castellano como deformacin, en la versin francesa deLa interpretacin de los sueos aparece como transpositin (transposicin). Hablaremos aqu dedeformacin. [T]

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    I

    LA ESCRITURA NO ES JAMAS SINOESCRITURA DE UNA PALABRA

    Ya que los hombres siempre han soado, la comparacin realizada por Freud entreel sueo y esta convencin fechada que sera la escritura parece, a primera vista, tanextraa como una afirmacin que atribuyera a los hombres el conocimiento de laconduccin antes de la invencin del automvil. Sin embargo esta misma extraeza nosgua hacia la tesis que la disipa: all donde hay lenguaje, hay necesariamente una formade escritura. Tesis que la historia de la escritura confirma, como veremosdetenidamente.

    1. A pesar de la cantidad impresionante de materiales de los que se dispone en lorelativo a los diferentes sistemas de escritura desenterrados y descifrados, los autoresque se ocupan de la escritura y su historia la mayora de las veces se conforman con unadefinicin sumaria de la primera, seguida de una clasificacin originada en ella. As suestudio, por ms detallado que pueda ser, no genera ninguna nueva discusin nimodificacin de la definicin planteada previamente. Contraste subraya con mucharazn J. Derrida entre la fragilidad terica de las reconstruccin y la riqueza histrica,arqueolgica, etnolgica, filolgica de la informacin.5

    Las definiciones y clasificaciones a las cuales acabamos de referirnos varan poco,

    en lo esencial, de un autor a otro. La escritura dice J. Fevrier- es un procedimiento delque uno se sirve para inmovilizar, para fijar el lenguaje articulado, fugitivo por sumisma esencia.6La mayora de los investigadores aceptan esta concepcin: la escrituraes una representacin visual y duradera de lenguaje, que lo hace transportable yconservable.7

    La mayora, pero no todos. Gelb estima que tal definicin es demasiadorestrictiva, porque excluye todo mtodo de escritura que no consista en unatransposicin de la voz en marcas visibles. Prefiere definir la escritura como unsistema de intercomunicacin humanas gracias a signos convencionales, visibles (asystem of human intercommunication by means of conventional visible marks).8

    Pero la diferencia no es tan grande como parece en un primer momento. Porque si

    se le preguntara a Gelb qu comunican los signos convencionales, se trate del sistemade la escritura o de algn otro, respondera: el sentido. Ahora bien, un James Fevrier notiene una opinin fundamentalmente diferente de las cosas. Pues tambin l estima quelas formas embrionarias de la escritura pertenecen a sistemas de expresin que no sonlos del lenguaje articulado, sistemas independiente de l, razn por la cual califica comoautnomas a estas formas embrionarias. En otros trminos, es verdad que para Gelbhay escritura donde quiera que se encuentre un sistema de comunicacin por signosvisibles y convencionales, abstraccin hecha de su dependencia o independencia en

    5De la grammatologie, Pars, Minuit, p. 44.6

    Histoire de lecriture, Pars, Payot, 1959, p. 97 Citado segn Diringer, Writing, Londres, Thames and Hudson, 1965, p. 13, en francs en el texto.8 I.-J. Gelb:A study of Writing, The Foundations of Grammatology, Chicago, p. 12.

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    relacin con el lenguaje articulado, mientras que Fvrier hace de esta subordinacin unaparte integrante de su definicin de la escritura. Sin embargo, ambos admiten:

    a) que el lenguaje articulado es un medio de expresin entre otros:b) que, en principio, la escritura no est ligada al lenguaje articulado, incluso

    aunque ella slo se convierte en escritura propiamente dicha dira Fvrier-

    o en sentido estricto dira Gelb una vez que est subordinada a l, esdecir, una vez que est fonetizada. Tal es el sentido que los dos autores leotorgan a esta subordinacin. Tanto para el uno como para el otro, no haylazo entre escritura y lenguaje articulado ms que en la medida en que la

    primera es fontica.2. Ahora bien, asimilar el lenguaje articulado a un sistema de expresin entre

    otros, tales como los gestos o el uso de los tambores, incluso hacer de l un sistema queel hombre civilizado privilegia solamente porque piensa por conceptos comosostiene Fvrier es operar en un lugar que difcilmente resista al examen. A fin dedemostrarlo, recordemos primeramente los dos mtodos de la criptografa, lacodificacin y el ciframiento,9porque el examen de las diferentes formas de codificacin

    ser muy instructivo para nuestro propsito.Para escribir un mensaje secreto uno puede servirse de un cdigo, es decir un

    conjunto de letras o palabras a las cuales arbitrariamente se les adjudica unasignificacin convenida. Por ejemplo, otorgamos al nombre propio Pablo lasignificacin de una arresto inminente, mientras que Pedro tendr una significacincontraria. Uno tambin puede servirse de una cifra, es decir, de un conjunto decaracteres que reenva propiamente a las letras. As, uno puede utilizar las cifras1,2,3,4,.... para representar a,b,c,d,.... en cuyo caso, 15, 17 se traducir por no y 21, 10

    por s; o incluso escribirdpora y e porb, fporc y continuar as, como lo haca JulioCsar, quien llamaba a este procedimiento quartam elementarum literam. Vemos quelos dos mtodos se distinguen en que los elementos del cdigo reenvan asignificaciones, mientras que los de la cifra reenvan a otros significantes o, msexactamente, a letras, segn una clave, es decir una ley de correspondencia ms omenos complicada.

    2.a. El uso del tambor como medio de expresin no es otra cosa que el uso deun cdigo adoptado con vistas a la comunicacin de mensajes. Esto se concibe, puestoque se trata de enunciados recurrentes o susceptibles de repeticin. Se los toma o se losdeja segn la exigencia del momento. Es el mismo buen da todas las maanas, elmismo ten cuidado! si veo que corres un peligro. Esto es tanto como decir que tienensu realidad propia como el sol. El sol, durante nuestro sueo, camina hacia el puntodonde nace en nuestro horizonte, y nosotros caminamos hacia el mismo buen da.

    Ahora bien, por su lado, la palabras, por accin u omisin hace igualmente posibleel establecimiento de una convencin segn la cual se enunciar una cosa para decirotra. Con ello no quiero decir solamente que todo cdigo es una sustitucin, sino sobretodo que, porque esta ltima es desde el comienzo un eje del lenguaje, se encuentrafundada la posibilidad misma de las convenciones o asociaciones segn las cuales untrmino que forma parte de la lengua, por ejemplo el nombre propio Pablo, puedereemplazar a otro enunciado, por ejemplo Ten cuidado!.

    Una vez que este campo de la convencin se abre con el lenguaje y en l, se haceposible reemplazar el mensaje o la significacin convenida por un elemento que ya noforma parte del campo mismo del lenguaje: un elemento visual o sonoro cualquiera

    puede llenar esta funcin, lo que no significa por eso en lo sucesivo que nos

    9 Vase por ejemplo Alexander dAgapeyeff: Codes and Ciphrs, Oxford, 1974.

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    encontremos en el campo de la comunicacin no verbal. Quien oye los sonidos deltambor o del bush telegram no danza sino que aguza la oreja; y esta diferencia entre elsonido para danzar y el sonido para escuchar est inscripta, por otra parte, en laestructura misma del instrumento. Del mismo modo, es en la lengua que le es comndonde anuncia a los suyos el mensaje recibido.

    Aqu se nos puede objetar que subrayamos demasiado el carcter de lenguaje delmensaje, sin tener en cuenta los casos en que el emisor y el receptos del bush telegramno hablan justamente la misma lengua, lo que mostrara que no es la frase como tal loque es trasmitido, sino la idea que expresa. En verdad esta objecin no hace sinodesnudar el postulado sobre el que reposa la concepcin misma segn la cual el lenguajesera un sistema de expresin entre otros: el postulado de que existe un contenidoindependiente de todo continente formal. Ya hemos respondido a ello implcitamente,mostrando que, lejos de ser un cdigo como los otros, el lenguaje es elprincipio de todoeso. Esto es manifiestamente verdadero cuando emisor y receptor hablan la mismalengua. Si hablan dos lenguas diferentes slo se concluir que el sistema en uso entrelos indgenas reposa sobre una especie de diccionario oral. De hecho, los usuarios del

    bush telegram llegan a inventar palabras inditas que no existen en sus respectivaslenguas pero que, sin embargo, son traducibles para cada uno en su lengua, y a las quellaman palabras de tambores (drums words). Es al menos lo que surge de ladescripcin que nos da un autor que ha estudiado de cerca este sistema: Cuando uno le

    preguntaba a los indgenas por qu tocaban el tambor y lo que ste deca, ellos llamabael hombre del tambor de la localidad, quien traduca entonces el sonido en una especiede melopeya, utilizando cierto conjunto de frases y a veces palabras que no pertenecanal vocabulario indgena. Cuando se lo interrogaba, responda que era una palabratambor significando esto o aquello.10

    2.b Examinemos otro lenguaje de expresin y de comunicacin: el lenguaje delos gestos. J. Fvrier refiere en este punto la tesis de Jacques Van Ginneken, segn lacual el primer lenguaje, cuya invencin podra remontarse muy lejos en el pasado,sera un lenguaje por gestos y, ms especialmente, por gestos de la mano. An existenhuellas de este medio de expresin empleado solo e independientemente del lenguaje,entre los Indios Pieles Rojas y entre los Chinos. El lenguaje gestual es muyconvenciona,l social. Slo ulteriormente, en una poca relativamente muy cercana a lanuestra, habra aparecido el lenguaje articulado...11Esta tesis, al menos audaz, estinspirada en los trabajos de P. Tchang Tcheng Ming, quien se dedic a sealar lasimitaciones que la escritura efectu de la lengua gestual: el carcter yu expresarala idea de amigo o de amistad reproduciendo, bajo su forma arcaica, dos manosextendidas, muy abiertas; el carcter pa, ocho, correspondera al gesto de separar

    el pulgar y el ndice para significar ocho.Fvrier no critica la tesis en s misma en tanto que concierne al origen dellenguaje: en este aspecto, no le parece desprovista de inters. Centra sus crticas sobrela teora de la que se acompaa con respecto a la elaboracin de la escritura, teorasegn la cual sta habra precedido al lenguaje hablado. Muestra que la teora de que setrata responsa sobre un doble postulado, a saber: que toda escritura primitiva toma muyen cuenta la imitacin del lenguaje gestual y que la misma existencia de ese lenguajegestual implica la no-existencia del lenguaje articulado.12Puesto esto en claro, a Fvrierno le cuesta demostrar que la debilidad de la primera parte del postulado es tan

    10

    A. dAgapeyeff, op. cit.,p. 6511 J. Fvrier, op. cit.,p. 13.12 Ibdem, p. 14.

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    evidente que sera poco elegante insistir; en cuanto a la segunda parte, ella es anmenos sostenible que la primera.13

    Pero Fvrier no interroga la idea misma del lenguaje gestual. Luego de unabreve alusin al clebre captulo de Pantagruel (libro II, captulo XXV), que ejercita ydesespera la sagacidad de los exegetas y donde Rabelais ha mostrado cmo Panurgo

    hizo avergonzar al Anglois, quien arga por signos, Fvrier agrega: este lenguajegestual existi en todas las civilizaciones. Est en la base de la mmica de lossordomudos, ms antigua que el alfabeto digital. Se lo encuentra an muy vivo entre losIndios de Amrica del Norte y entre los Chinos.14Ahora bien, uno permanece perplejoante esta referencia, por turno, a la mmica de los sordomudos y a los usos de ciertos

    pueblos. Se tratara de hacer referencia a un lenguaje de los gestos llamados natural?2.c. Muchas veces, desde la Antigedad hasta nuestros das, se ha invocado la

    existencia de tal lenguaje. Pero son dos autores del siglo XVII, Bonifacio (lArti deCenni) y John Bulwer (Chirolognia, or the Natural Language of the Hand) quienesconstituyen los mejores ejemplos de esta tradicin.

    En un libro relativamente reciente y muy slidamente documentado, Universal

    Language Schemes in England and France 1600-1800,15en el apndice intituladoGestura as a form of universal language, James Knowlson se pregunta cmo pudollegar tal idea a ciertos espritus, mientras que basta con pensar en los malentendidos yfrustraciones que resultan de todo esfuerzo por expresar mediante gestos las cosas un

    poco complejas y abstractas, para que uno se d cuenta muy claramente de tal modo decomunicacin. Explica que no hay nada de sorprendente en esto si uno constata queesta nocin fue inspirada en primer lugar por la variedad notable y la capacidadexpresiva de los gestos que se tena por costumbre aprender y utilizar en la retrica delRenacimiento. Una mirada sobre las imgenes con que Bulwer adorna su obra,ilustrando el susodicho lenguaje, y que Knowlson reproduce, alcanza para convencersede ello. pero lo ms importante explica todava Knowlson es que para Bulwer ellenguaje de los signos difiere de las lengua habladas en que es un lenguaje natural. Ycomo todo lo que es natural es universal, resulta que el lenguaje de los gestos, que se leaparece como el lenguaje natural de las bestias, de Adn y de la humanidad en generalantes de la confusin de Babel, es susceptible de ser comprendido universalmente sinaprendizaje ni traduccin. La nocin de lenguaje natural viene pues del buen curso delos esfuerzos desplegados por muchos sabios del siglo XVII con vistas a encontrar uncarcter o una escritura universal que, por la composicin de sus palabras, ofrecieracomo un espejo exacto las cualidades diversas de las cosas naturales y de sus relaciones;de manera que el lenguaje no sera solamente un medio de adquirir el conocimientosino que l mismo sera conocimiento, ya que cada palabra ofrecera una descripcin

    exacta de la cosas significadas.

    16

    Primeramente se pens encontrar el modelo de talescritura en los caracteres chinos. Luego esta idea ha cambiado sin llegar, sin embargo,a encontrar en otra parte la base de un lenguaje universal.

    Este fracaso de los proyectos de un lenguaje universal, con mayor razn natural,de un lenguaje por encima de las lenguas y en el cual cada significante consonara,

    por as decir, con el significado, no tiene nada de sorprendente: la crtica ms mordaz esla que le dirige Rabelais, disimulndola bajo la erudicin y el genio bquico delTercer Libro. Esta crtica podra resumirse as: el lenguaje articulado no slo se ocupade cosas demasiado complicadas y demasiado abstractas para el lenguaje gestual, sino

    13 Ibdem, p. 1514

    Ibdem, p. 1215 University y Toronto Press, Toronto y Bfalo, 1975.16 Knowlson, op. cit.,p. 8, bastardillas en el texto.

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    incluso de las cosas del futuro. En consecuencia, si existiera un lenguaje en el sentidoque acabamos de ver, es decir en el sentido de un lenguaje que rechaza el error y en elque todo verdadero significante corresponde a un significado verdadero,17tambin elfuturo estara, podra decirse, en el bolsillo; y Panurgo, que quiere casarse peroquiere estar seguro o ms exactamente, quiere aun saber lo que de todas maneras ya cree

    (que ser feliz y no ser engaado), Panurgo no debera inquietarse por saber lo quequiere, a lo que lo exhorta Pantagruel; le bastara con consultar el lenguaje natural de unsordomudo, de nacimiento si es posible: ya que ese lenguaje no conoce mentira.

    Cosa curiosa, son precisamente las tentativas desplegadas con vistas a adecuar alos sordomudos las que han contribuido a arrojar descrdito sobre la idea de un lenguajegestual natural, ya que el educador no recurre al gesto como si fuera una disponibilidadexpresiva que libera, sino como un medio auxiliar que lo ayuda a introduciral sujeto enel lenguaje. Para esos primeros educadores de los sordos, sin embargo escribeKnowlson- el lenguaje de los gestos careca de importancia en s mismo; norepresentaba nada ms que un medio conveniente, incluso necesario, un paso hacia lacomunicacin por los mtodos ms normales de la palabra y la escritura. Desde

    entonces, la idea de que los gestos del hombre sordo deban ser adoptadosuniversalmente por aquellos que disponan de la palabra, probablemente le habra

    parecido nada menos que absurda182.d. Hay que ir ms lejos y ms profundo. El hecho de que el educador se sirva del

    gesto como de un medio necesario para introducir al sordomudo en el campo dellenguaje, no implica que, por estar el gesto ligado como el bush telegram - a unenunciado o a un mensaje dado, sea en absoluto un medio de expresin... porque ellenguaje mismo no lo es. Consideremos el gesto que parece ser el ms universalmenteexpandido, el de tender la mano hacia la boca abierta. Este gesto no es una expresin delhambre; significa la demanda de alimento, que es un asunto muy diferente. Enconsecuencia, medio de expresin no puede aplicarse de manera adecuada a sistemastales como el lenguaje de los gestos o el tambor, adoptados con miras a la transmisinde esas realidades de lenguaje que son los mensajes.

    De ah que son sistemas que se imponen a falta de voz, la cual, como lo expresaSaussure, es el nico medio verdadero para apoderarse de esas mismas realidades y

    para transmitirlas. Recurrimos a ellos cuando la voz se revela como ineficaz o estafectada por algn impedimento.

    Ineficaz puede ser, por ejemplo, por el hecho del alejamiento del receptor (seutilizan entonces otros signos, sonoros o luminosos) o incluso porque el emisor y elreceptor no hablan la misma lengua, lo que les obliga a entenderse por gestos, sistemas

    pues, que los Indios usaron ampliamente pero que, por el hechos mismo de que sirven

    para comunicar mensajes, no puede establecerse sin referencia, para cada uno de losinterlocutores, en su propia lengua, aquella a la cual traduce el gesto, y que, por suparte, prescinde de toda traduccin.

    Impedido, el recurso a la voz que puede estarlo en razn de un defecto natural,congnito, como en el caso de ciertos sordomudos, o incluso en razn de una

    prohibicin social, como en el caso de ciertas tribus australianas en las que las viudas nodeben pronunciar una sola palabra durante el periodo de duelo: are not allowed to uttera word during the period of mourning, constata Gelb. Gelb escribe en ingls, lenguaque ignora la distincin entre mot y parole.* Distincin que es importante

    17 Rabelais, Oeuvres completes, Pars, Seuil, p. 445, Tout vray tout vray consone.18

    Op. cit., p. 216.* La distincin entre motyparole tampoco existe en la lengua castellana;parole se vincula al concepto depalabra articulada, mientras motpuede traducirse como voz, vocablo, trmino, palabra etc. [T.]

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    recordar, pues lo que est interdicto, no es propiamente hablando el enunciado o lapalabra [mot], sino ms bien la enunciacin o la palabra [parole]. Esta distincin nospermite sealar mejor el error que comete Gelb cuando sostiene que los gestos expresanlos mismo que los vocablos. De hecho, los gestos son palabras, en tanto que retoman losmismo vocablos o las mismas combinaciones de vocablos, en resumen los mismos

    mensajes que ellos. Y porque son palabras, los gestos tambin pueden mentir. Quinno ve la necedad de Panurgo?Incluso el recurso a la voz o a la palabra, para proseguir con nuestra enumeracin,

    est a veces impedido en razn del inters que puede tener emisor y receptor en no sercomprendidos por un tercero, esto obliga a la criptografa de la que hemos partido.19As, suponer que el lenguaje articulado constituye un medio de expresin entre otrosimplica una doble confusin: entre lenguaje y cdigo por una parte, entre vocablos y

    palabras, por la otra.La mayor parte del tiempo, nuestras palabras pertenecen al dominio de lo ya odo.

    Ellas no hacen sino volver a los mismos vocablos o a la mismas combinaciones devocablos, eso que tambin hemos llamado mensajes. En ese sentido, frecuentemente, los

    mensajes tienen significaciones preestablecidas. Eso, a menos que uno se aferre a laficcin de un pensamiento independiente de lenguaje, no quiere decir que esassignificaciones pueden expresarse indiferentemente por fonemas o por signos luminososo sonoros. Pues si esas significaciones existen fuera de nosotros, estn ah bajo la formade enunciados posibles, si se puede decir, al alcance de la mano; otros, antes y de lamisma manera que nosotros, ya los han reproducido una nmero incalculable de veces,y la enunciacin los actualiza, incluso en el lenguaje de los gestos.

    3. Queda esta segunda suposicin de los tericos (vase prrafo 1): que laescritura, en principio, no est ligada al lenguaje articulado. Se puede estimar que lohemos refutado implcitamente al mostrar que solamente en y por ese lenguaje se puedeinventar un sistema como el del bush telegram o el lenguaje de los gestos. Sinembargo, esto no nos dispensa de refutarla explcitamente, examinando ms de cerca lossistemas de escritura llamados autnomos.

    3.a. Dejamos de lado la criptografa de los mendigos, como la llama con justezadAgapeyeff. En efecto, est claro que la idea misma de una escritura secreta slo tienesentido en tanto que aquellos que se reconocen por los signos cuya interpretacinconoce, comparten las misma lengua (entre ellos y con los otros). La criptografa de losmendigos es una escritura no fonemtica del francs. Tambin est claro que el mismo

    principio de cdigo puede dar lugar a otras escrituras distingas de la criptogrfica. Porejemplo, si poseo una casa o un campo en el que quiero prohibir la entrada a todo

    extrao, me bastar con colocar un cartel anunciando Prohibido entrar. Pero sipertenezco a una sociedad que no conoce la escritura no tendr incluso necesidad dedisear o grabar lo que fuere sobre la superficie de un objeto; el objeto solo, cualquieraque fuese, har el trabajo, con tal de que los miembros de la comunidad se pongan deacuerdo sobre la significacin articulada que se le d. Es as como en las islas malayas,en los campos cultivados se suspenden objetos diversos llamados makatau, para

    prohibir el acceso de extraos a esos dominios. Cada uno de esos objetos significa unaamenaza diferente: una calabaza indica que la hidropesa atacar a quien viole la

    prohibicin; un palo tallado semejando groseramente a escamas promete la ictiosis,

    19 Tenemos en relacin con esto un ejemplo muy interesante referido por dAgapeyeff: el cdigo de los

    mendigos (op. cit.,pgs. 65-67). Se trata de un cdigo cuyo secreto era celosamente guardado y segn elcual, por ejemplo, el signo dibujado sobre la puerta de un burgus quera decir: horribles,ofrecen trabajo)

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    etc.. Fvrier, de quien tomamos este ejemplo, lo incluye entre los medios de expresinpermanentes, no sin sealar cierta duda, en tanto el lmite entre el simbolismo, ellenguaje y la escritura, en el sentido amplio de este ltimo trmino, nos pareceflotante.20De hecho, no hay lugar para la duda. Se trata de lo que los alemanes llamanGegenstandschrift (escritura de objetos). Designacin tanto ms justa por cuanto los

    usuarios de este mtodo neutralizan la funcin utilitaria del objeto para cargarlo de unmensaje, segn un cdigo convenido entre ellos. A este ttulo, oficia de escritura, lo quele sirve para ser distinguido (se puede decir que de s mismo en su uso ordinario) comoobjeto makatau, trmino cuya connotacin para los usuarios nos hubiera gustadoconocer.

    3.b. Ahora, si quiero indicar que ese campo o esa casa me pertenecen,evidentemente no ser suficiente con que coloque un cartel diciendo: esta casa es ma,ni un objeto cualquiera idntico a aquel del que se puede valer cualquiera. Porque cadauno es un yo(moi); lo que distingue este yo (moi) de los otros es la designacin quelo especifica como siendo un tal. De ah la necesidad de consagrar una cierta cantidadde signos para la designacin misma de los usuarios, es decir, inventar signos que se

    distingan de los otros signos por esta particularidad: el signo mismo es una propiedad,en el sentido en que hablamos de nombres propios. Aqu una seal grabada o pintadasobre la superficie del objeto que me pertenece, la cabaa, el bastn o la herramienta,ser ms apropiada que un objeto real. Por eso hay motivos para pensar que el uso demarcas distintivas ha debido existir mucho antes que la Gegenstandschrift, quizs en ellinde mismo del lenguaje, en tanto este ltimo hace del sujeto hablante otra cosa queuna simple muestra de la especie.

    De hecho, sabemos que el hombre de Neandertal conoca al menos el adorno. Enlos emplazamientos de Neandertal se encuentran generalmente pigmentos naturales, quesin duda servan de cosmticos para los muertos en las ceremonias fnebres, as como

    para los vivos: trozos de manganeso negro y de ocre rojo, algunos como lpicesafilados, otros raspados para hacer polvo, probablemente.21 Tambin conoca no slo elsepulcro sino, como acabamos de ver, la ceremonia del entierro, y no hay razn alguna

    para suponer que su duelo era menos profundo que el nuestro. El autor que citamosantes nos describe (pg. 160) cmo fue enterrado un hombre, al cabo de una ceremonia

    particularmente conmovedora, en una caverna profunda: En un da de primavera dehace alrededor de 60.000 aos, los miembros de su familia partieron hacia las colinas,recogieron flores salvajes, hicieron con ellas un lecho sobre el suelo, lugar de reposo

    para el difunto. Todo eso significa que, en lo que hace al ornato, nuestro ancestro sereconoca una apariencia, de tal modo que la ajustaba a las exigencias de un ideal nosolamente esttico, sino sin duda, tambin de prestigio y, en este caso, a las necesidades

    de la ficcin. Esto significa tambin, en cuanto al ceremonial funerario y dada lanaturaleza de los objetos con que se rodeaba al muerto, que consideraban al fin porexcelencia, la muerte, como siendo, a su vez, slo una apariencia.

    Ahora bien, ningn error de los sentidos alcanza para hacer nacer la distincinentre apariencia y realidad; a lo sumo, dara lugar a una modificacin delcomportamiento. Diremos con San Agustn, que el error est en el juicio sustentado enel testimonio de los sentidos? Pero entonces, el lenguaje est en el meollo de lacuestin. No podramos calificar a las apariencias de mentirosas si nosotros mismos nofuramos mentirosos. Una vez que el hecho (aqu, la detencin de la vida) se reduce ano ser sino una apariencia; una vez que la muerte misma, el mal absoluto, se hace

    20

    Fvrier, op. cit., p. 1621 John E. Pfeiffer:LEmergence de lhomme, Pars, Denol, 1972, pg. 208 (traduccin francesa de AnneLewis-Loubignac).

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    mentirosa, no habra nada de sorprendente en que de all naciera un deseo de saber,tanto ms virulento cuanto que es alimentado por la negacin. Con el fin de satisfacer sudeseo de ver, de ver lo que ser su vida despus de su muerte, el hombre de Neandertalse dedic a producir figuraciones del ms all que el tiempo, desafortunadamente, ha

    borrado y que correspondan, muy probablemente, a frmulas mgicas.

    Pero lo ms sorprendente todava sera que no hubiera dibujado sobre las paredesde la caverna o sobre una piedra junto a ella, alguna marca pintada o grabada, indicandoque aqu yace tal, ya que ms all de la apariencia debe perpetuarse el nombre, sin locual el duelo casi no sera posible. Salvo los muertos por la patria, casi no existenotros muertos a los que se expida al otro mundo desprovistos de toda identidad. Enresumen, los nombres propios han sido uno de los factores ms poderosos en el recursoa la escritura, y no solamente en su fonetizacin.

    3.c. Por otra parte, si la escritura como cdigo transmite mensajes verbales, nosorprender que la Gegenstandschrift utilice ya ciertos objetos como jeroglficosfonticos; de manera que se puede decir que una escritura no fontica no es lo que es, esdecir, una escritura, ms que cuando aguarda la fonetizacin.

    He aqu un ejemplo: Entre los yoruka...seis conchillas de cauri designan primeroel nmero seis = efa. Pero como efa tambin posee el sentido de atrado (defa, tirar),una cuerdecilla con seis conchas de cauri enviada por un joven a una joven quiere decir:me siendo atrado hacia ti, te amo. Ochos conchas de cauri significan ocho = ejo. Elmismo trmino quiere decir tambin de acuerdo (de jo estar de acuerdo, igualar); unenvo de ocho conchas de cauri por la joven a su pretendiente se traducir pues de lasiguiente manera: yo siento los mismos sentimientos que t, estoy de acuerdo.22

    Este ejemplo va a ayudarnos a aclarar otro punto bastante importante.No slo se pueden poseer cosas (casas, campos, herramientas, objetos de

    intercambio, de prestigio o de coleccin, etc.), sino que tambin hay cosas que puedenposeernos: a saber, nuestras pasiones, incluso, en gran medida, es porque estas ltimasnos poseen por lo que nosotros poseemos a las primeras. Esto no impide que nuestras

    pasiones, tambin ellas, se enuncien (que reviente, te amo, mi padre me ha dado laeternidad, etc.). De todas maneras, alguien que se plantara ante una mujer declarndosesu amor con voz resuelta, sin duda suscitara en ella un sentimiento de comicidad y

    bizarro, como si se encontrara delante de un fongrafo. Con esto quiero decir que,contrariamente a Prohibido entrar, mensaje que no se dirige a nadie en particular y acualquiera que no sea de la familia, hay mensajes que slo se dirigen a un tal otro T yque por este hecho requieren una implicacin muy especificada, una presencia delsujeto de la enunciacin en el mismo enunciado.

    Incluso hay otros casos que el de la declaracin de amor en los que el sujeto hace

    sentir su presencia lo mejor posible, desapareciendo justamente del enunciado.Enfrica, en la regin del alto Nilo nos ensea Fvrier -, cuando un enemigo entra en elterritorio de los Niam Niam, stos ponen en la ruta una espiga de maz y una pluma degallina y, sobre la viga de una casa, una flecha. Todo junto puede traducirse as. sitocan nuestro maz y nuestras aves, sern muertos. Uno se pregunta por qu los Niam

    Niam se obligan a esa maniobra cuando les es posible enviar un mensajero al encuentrodel eventual enemigo para decirle con claridad las mismas palabras. Dichas as, estas

    palabras seran amenazas. Ahora bien, se trata de prevenir y no de amenazar, todava.En una palabra, la Gegenstadschriftno es solamente un procedimiento forzado en razndel alejamiento o de la identificacin del receptor; tambin obedece a las necesidades de

    22 Vase Ernest Dobilhofer:Le dchiffrement de lcriture, Grenoble, Arthaud, 1959, pg. 24 (traduccinfrancesa de Monique Bittepierre).

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    la palabra o a lo que se pueden llamar sus tcnicas, desde que un sujeto debesignificarse en el mensaje sin designarse en l.

    Lo cual no quiere decir que los lmites de los procedimientos de escritura autnomosno sean considerables, ya se trate de significaciones a otorgar o del sujeto a significar.

    3.d. La insuficiencia de estos procedimiento es tal que la lectura del mensaje se

    hace en todo comparable a la de los presagios, es decir abierta a las interpretacionesms contradictorias. Recordamos aqu el relato que efecta Herodoto a propsito de lacampaa de Daro I contra los Escitas: En resumidas cuentas, Daro se hallabaconfundido y, enterado de ello, los reyes de los Escitas le enviaron un heraldo que lellev como presente una rata, una rana, un pjaro y cinco flechas. Los Persas pidieronal portador la significacin de sus ofrendas, pero l declar que slo se le habaordenado entregarlas e irse rpidamente e invit a los Persas a comprender por smismos, si eran sagaces, lo que queran decir los presentes. Habiendo comprendido,los Persas siguieron el consejo. La opinin de Daro era que los Escitas le hacan donde s mismos, de la tierra y del agua. Fund su conjetura en que la rata vive en la tierray se alimentaba del mismo fruto que el hombre; la rana, en el agua; que el pjaro se

    parece mucho a un caballo y que el envo de las flechas representa para los Escitas laentrega de sus armas. Pero a esta opinin se opuso la de Gobryas.... Segn suconjetura, los presentes queran decir: Si vosotros no os converts en pjaros y volis

    por el cielo oh persas!, o si no os converts en ratas y os escondis en la tierra, o si noos converts en ranas y saltis por los pantanos, jams volveris a vuestro pas y

    pereceris bajo estas flechas. La continuacin dara la razn a Gobryas y apostara aque la ambigedad del mensaje era un ardid por parte de aquellos que lo habanenviado. De hecho hay circunstancias en que para el sujeto la ambigedad es unabrigo, no solamente pensado sino hasta obligado.

    Hay tambin, por el contrario, circunstancias en que la salvacin radica en ellevantamiento de la ambigedad y no se ve cmo arreglrselas para hacerlo cuando nose dispone ms que de una escritura en la que no hay lugar para el smbolo de lanegacin.23

    Sobre el plano de los enunciados o de las significaciones preestablecidas,generalmente la limitaciones de la Gegenstadschrift son igualmente evidentes. Novemos cmo, con ella sola, se podra escribir una frmula ritual, una cancin, un

    proverbio, cmo se podra conmemorar un gran hecho, cosas por completo esencialespara la vida social en tanto que la vida de una sociedad no se limita a los intercambioshorizontales entre los miembros que la componen, sino que requiere un movimientode transmisin. Adems, incluso en el plano de los intercambios contemporneos, aveces los mensajes son imprevisibles: cmo hacer saber a los mos que me encuentro

    en tal lugar o que necesito con urgencia su socorro?Aqu, el recurrir a la pictografa es de alguna manera ineluctable para remediar lasinsuficiencias de los procedimientos que hemos estudiado hasta ahora(Gegenstandschrift y marcas distintivas). Pero, de hecho por qu se ha hablado depictografa?

    4. Es Doblhofer quien responde a esta cuestin de la manera ms clara: La marcageneral escribe- de todaescriturafigurativa, sea pictogrfica o ideogrfica, reside enel hecho de que no se descubre all ninguna relacin entre la imagen grfica y elvalor fontico, la sonoridad del lenguaje hablado. Una serie de imgenes puede sercasi seguramente leda por cualquier espectador, sea cual fuere su lengua, y no

    23 Veremos que el sueo dispone de ms de mtodo para traducir la negacin, y que su interpretacin notiene nada que ver con la interpretacin de los presagios.

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    existe ninguna relacin entre los smbolos figurados y los sonidos. Los signos grficosse traducen en sonidos articulados, pero ms bien representan circuitos de

    pensamientos, ideas simbolizadas; no estn ligados a ninguna forma de expresinlingstica determinada. 24

    4.a. Esta afirmacin ofrece el flanco a varias objeciones. En primer lugar, la

    pictografa sigue a menudo, si no siempre, el orden de la frase en la lengua de quienescribe; un extranjero no puede leerla tan seguro como un sujeto que hable estalengua. Por otra parte, que el pictograma est hecho para ser ledo (y de nada sirve

    poner este trmino entre comillas, como lo hace Doblhofen), implica que se trata deun escrito y no de un dibujo cualquiera. El hecho de que un extranjero, cualquiera seasu lengua, pueda leer el dibujo casi seguramente indica solamente que tenemos quevrnosla con un mtodo de escritura todava independiente de la estructura fonemticade la lengua, incluso si no lo es del todo de su gramtica. En una palabra, la

    pictografa no simboliza ideas, sino que transmite frases, enunciados. El tema: unhombre que abraza un rbol, quiz propuesto en honor de un alumno de dibujo. Peroun proverbio como el mundo es vasto como un baobab al que es imposible abrazar,

    no se dibuja; se lo escribe, aunque fuera con el mismo dibujo.El hecho de que el autor de una pictografa escribe para ser ledo, y no se

    comunica directamente con los circuitos del pensamiento, se hace del todo evidentecuando se trata de los nombres propios. Se sabe que los indios de Amrica hacenamplio uso de pictografas o de lo que llamamos de esa manera, y que a vecesidentifican los personajes por su blasn totmico o por el animal cuyo nombre llevan.Ah tenemos seala Metraux- un primer esbozo de fonetismo, ya que se consideraque estas ltimas imgenes expresan un nombre o una parte de nombre propio. As, el

    jefe cheyene que se llama Tortuga-siguiendo-a-su-hembra ser representado por unpersonaje coronado por dos tortugas. Hombrecito ser identificado con una siluetade nio dibujada por encima de su cabeza.25 Es seguro que alguien de la parroquia,un indio cheyene, leer de entrada el nombre propio sin pensar en el nombre comnque lo facilita; como tampoco nosotros pensamos en un hombre a caballo paraMaurice Chevalier . Y se comprende que los nombres propios se hayan convertidoen un factor decisivo en la fonetizacin de la escritura con el pasaje de los clanes alos imperios, y lo que ese pasaje implic de estallido de los sistemas denominaciones anlogos al que es el favorito entre los indios.

    El argumento ms decisivo contra la idea de que existe una escriturapropiamente figurativa es aquel al que llamaremos, en lo sucesivo, el escriba, que sloutiliza imgenes que eliminan todo lo que puede reflejar tal o cual objeto en particular,no reteniendo sino el mnimo de trazos necesarios para evocar al trmino en general.

    Es interesante escribe Diringer sealar el grado de convencin y geometrismo queya est presente incluso en esas piedras pintadas (pictogramas) y grabadas(petroglifos) a las que se considera como representando cosas reconocibles: unhombre es capturado (captured) muy dinmicamente con tres rpidos golpes; un

    pjaro, reducido a un tringulo, dos lneas curvas y una recta, de manera queprobablemente ser intil preguntarse todava si la escritura embrionaria francamentegeomtrica se ha desarrollado o no a partir del dibujo figurativo. Plantear la cuestinen esos trminos es una falsa dicotoma. El factor de geometrismo est presente desdeel comienzo y parece ser un modo de expresin tan natural como el de una tcnica

    24

    Doblhofer, op. Cit., pg. 2625 A. Metraux, enLEcriture et la Psychologie des peuples, XXII Seminario de sntesis, Pars, 1963,pg.2.

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    ms realista.26 Justamente por esta convencionalizacin y este geometrismo, lapictografa, sin ser todava fontica, ha preparado el advenimientos de la escriturafontica.

    4.b. Precisemos: para saber cmo est hecha la lengua, primero hay que escribirlay no a la inversa. Ahora bien, si la pictografa es la transposicin grfica, la

    objetivacin de un relato o de una secuencia de discurso, cmo no darse cuenta, unavez que ese relato fue puesto bajo nuestros ojos en imgenes esquemticas, que lamisma unidad, el mismo vocablo se repiten en la misma secuencia? Tomemos elejemplo de una pictografa de Alaska cuyo anlisis proporciona Gelb:

    a, la persona que habla, indicndose a s misma con la mano derecha e indicando conla izquierda la direccin que ha tomado; b, sostener un remo, ir en barco; c, la personaque habla levanta la mano derecha a un costado de la cabeza para indicar el sueo, y

    la mano izquierda con un solo dedo para significar una noche; d, un crculo con dosmarcas en el medio para significar una isla y dos cabaas; e, lo mismo que a (same asa);f, un crculo para sealar otra isla en la cual han encallado; g, lo mismo que c conotro dedo levantado para significar dos noches; h, la persona que habla o el sujeto delrelato con su lanza; i, representa una foca que el cazadorj ha matado utilizandoarco y flecha; k, la barca con dos personas adentro y los remos proyectndose hacia la

    parte inferior; l, la habitacin de invierno del sujeto.27Ahora bien, si nadie vio jams a un mismo comensal estar sentado a su izquierda

    y a su derecha en la mesa, esta ubicuidad es un hecho en la pictografa: como lopropio del vocablo, ya que l aparece bajo la vista en varios lugares del relato.28Elescriba no tiene necesidad, pues, de ser gramtico para escribir! Escribiendo setransforma, o puede convertirse en tal. Se hace gramtico en tanto que las imgenes dela pictografa no son, repitmoslo, dibujos de objetos, sino la escritura de fraseshechas con vocablos. Vocablos que hacen que todo se convierta en un ejemplo entreotros ya que, hablando, el sujeto se presenta a s mismo como siendo un ejemplo y,dir, una imagen del hombre, del rey o del cazador si l es hombre, rey o cazador; lomismo que tal rbol se le presenta como un ejemplo en el que se hace presente ununiversal, es decir lo que est ac y en otra parte, a la vez uno y mltiple. No es nadasorprendente que los vocablos puedan ser dados por imgenes ya que toda cosa, o almenos toda cosa familiar, es la imagen y como si fuera la proyeccin de un vocablo.

    La imagen esquemtica de la pictografa es el eidos en tanto que el lugar de este

    ltimo no es el cielo de lo inteligible sino la superficie de las inscripciones, sea de laarcilla, del papiro o del pergamino.4.c. Si al escribir, entonces, el escriba llega o puede llegar a ser gramtico, es

    porque la pictografa o, como se la llama con ms justeza, la escritura sinttica-proyecta las bases de la conciencia vocablo como tal. Y al mismo tiempo prepara eladvenimiento de la escritura que en alemn se llama precisamente Wortschrift,

    26 Diringer, op. Cit., pgs. 28-29.En algunos casos, hasta se podra afirmar la anterioridad de la escrituraen relacin al dibujo. Es as como la pintura egipcia, en sus orgenes, corresponda probablemente afrmulas mgicas. Vase Patrick Schmoll: Organisation des reprsentations, symbolisme et criture dansla peinture gyptienne, enLaLinguistique, vol.17, fasc. 1/1981, pg. 77.27

    Gelb, op. Cit., pgs. 33-34.28 Slo un loco acusar a otra persona de robo por haber odo, aunque fuera a travs de la voz de unspeaker, una palabra que l acaba de emitir.

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    trmino igualmente ms adecuado que aquel, ms corriente, de ideografa. Estaasercin no significa que la ideografa sea una consecuencia necesaria de la

    pictografa, sino que ella est ya incluidacomoposibilidad; es, un poco, como decirque una nocin tan moderna como la de equivalencia ya estaba incluida en el mtodode clculo ms primitivo.

    Recordemos, al respecto, el ejemplo de un nio que tena entre dos aos, y dosaos y seis meses, al que tenan por costumbre entretener contando su dedos; 1, 2, 3, 4y 5. Un da que lo paseaban por un jardn pblico, aparecieron repentinamente dosaviones a baja altura, con el estrpito que se pueden imaginar. Nos sera difcildescribir lo atnito que estaba el nio; no dejaba de mirar por turnos a los aviones y asus dedos, repitiendo con una excitacin extrema: tos, tos, tos. Es exageradosuponer que uno de nuestros antepasados, un cazador paleoltico, har de ello algunasdecenas de millares de aos, debi sentir una sorpresa anloga enfrentando a unamanada de cinco bisontes que an no saba contar pero que refera a los dedos de sumano? Tal suposicin es tanto ms plausible por cuanto antes de la invencin de lossellos, antes de la invencin misma de signos distintivos trazados con el dedo, sin

    hablar de la firma, nuestro cazador se reconoca, y sin duda era reconocido por losotros, por la impresin de su mano. 29 Lo cierto es que la equivalencia no esper a quesu nocin fuera despejada para dictar los procedimientos por los que la encontramosen acto, tales como los palos con muescas que durante mucho tiempo cumplieronfuncin de contrato. hasta hace algunos aos seala Fvrier- en ciertas provinciasfrancesas los panaderos hacan una marca con un cuchillo en dos trozos de madera a lavez cuando vendan pan a crdito. Uno de estos trozos de madera le quedaba alcliente, el otro al panadero. En caso de duda acerca de la cantidad adeudada, podanremitirse a ellos a fin de mes. Ningn engao era posible: el cliente no poda suprimiruna sola muesca ni el panadero agregarla. Si se hubieran arriesgado a ello, habra

    bastado con acercar los dos trozos de madera para hacer estallar el fraude. Un sistemaanlogo funcion en Inglaterra hasta el siglo XIX, y serva para certificar el pago delos impuestos. Courady ha credo poder establecer que en China el palo con muescashabra constituido la forma primitiva del contrato y que fue slo en una fecha

    posterior, despus de la elaboracin de la escritura, cuando las muescas habrancedido su lugar a los caracteres propiamente dichos. El carcter que designa elcontrato est formado por la combinacin de dos signos, uno de los cuales habrarepresentado primeramente un palo con muescas y el otro, un cuchillo.30 Es evidenteque en lugar de las marcas, uno puede servirse muy bien de nudos, sea para conservarun recuerdo, sea para calcular. Los historiadores acuerdan en considerar que ah hay

    procedimientos de escritura, que debieran calificar de embrionaria. Podemos precisar:

    se trata de procedimientos que provienen de la escritura como cdigo, es decir de unaescritura cuyos signos reenvan a significaciones convenidas por adelantado entre losusuarios, como lo indica, por otra parte, su asimilacin a las tcnicasmnemotcnicas. Y se concibe que una sociedad compuesta por una cantidad bastanterestringida de individuos, como para que puedan reconocerse todos entre s, que seavienen a un sistema de nominacin tal como el utilizado entre los indios de Amrica

    29 Esta identificacin del sujeto con la huella quizs explicara que nuestros antepasados hayan sometido asevicias, incluso mutilaciones, a las manos, actos stos a lo que los investigadores asignan un carcterritual, y que sin duda, representaban un equivalente de las circuncisin, siendo sta probablemente

    impracticable sin dao grave para el rgano, en razn de la tosquedad relativa de los medios de los que sedispona.30 Op. Cit., pg. 27

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    y cuyas tcnicas agrcolas no requieren una ciencia astronmica extendida, puedacontentarse con tales procedimientos y otros anlogos, al lado de la pictografa.

    Dadas estas precisiones, la afirmacin segn la cual la escritura sinttica preparel advenimiento de la escritura analtica o ideogrfica, est atestiguada por los hechos:

    es en el tesoro de los signos que servan en las frases donde los escribas tomaronaquellos de los que se sirvieron para anotar los vocablos. Es verdad quecontrariamente a lo que pas por ejemplo con el sistema jeroglfico egipcio, laescritura pictogrfica sumeria no permaneci inmutable. Se deform con bastanterapidez, y los dibujos primitivos poco a poco se tornaron irreconocibles.31 Pero estnall las diferencias ulteriores y de alguna manera accidentales, ya que eran debidas en

    primer trmino a la diferencia de la materia empleada por los escribas sumerios yegipcios.

    5. Ms all, el punto importante sobre el cual es necesario insistir de aqu en

    adelante es que la escritura de palabras (Wortschrift) o como la llama Gelb- lalogografa, conduce en forma directa a la fonetizacin. Esto es tan seguro, que uno

    puede poner en duda la existencia de tal escritura de palabras sin ningn rudimento defonetizacin. 32

    5.a. en el nivel de un pictgrafo como el pictgrafo de Alaska que hemostomado como ejemplo, la palabra est todava sumergida en la frase, y el signo grficoes solidario de la significacin. Pero una vez que este signo se ha desprendido, conuna unidad y autonoma que son las mismas de la palabra, es decir una vez que elescriba se ha transformado en un loggrafo consciente de que son palabras lo queescribe, no puede no observar que el signo varilla del que se sirve para escribir pan,

    por ejemplo, es homfono con el del rbol que utiliza para escribir pino, mientrasque tal otro signo como el del disco, con el cual escribe sol, luz, da, etc., es

    polfono. A partir de ah, el camino hacia la fonetizacin est muy trazado. Porque lahomofona es el sistema del jeroglfico como seala Fvrier, de quien tom esteejemplo- en tanto nos permite escribir por medio de la sola representacin de un rbolno slo el vocablo pino sino tambin los de pan, pintado, etctera. Ahora bien,el jeroglfico agrega el mismo autor- conduce casi inevitablemente a la escriturafontica. En lugar de crear una representacin figurada para cada palabra, de dibujar

    por ejemplo un hombre con un amplio sombrero y una corbata abombada, es mssimple yuxtaponer el dibujo de una rata con el de unpino, lo que nos da: alumno deuna escuela de pintura. Los sumerios han hecho lo mismo, en tanto el

    31 R.Labat:Manuel dpigraphie akkadienne, Paris, Libraire orientaliste Paul Geuthner, 1976, pg.2.32 De hecho, los especialistas esperan encontrar ndices de fonetizacin cada vez ms remotos. aunque lamayor parte de las inscripciones encontradas en Uruk sea an ilegible escribe Gelb- se puede suponersin grandes riesgos de error que el principio de la fonetizacin se desarroll muy tempranamente.Falkenstein mismo cita como ejemplo de fonetizacin el caso del signo de flecha, que pertenece alsegundo antiguo estadio de la escritura (al que se llama estadio Uruk III). Este signo representa ensumerio el vocablo ti, flecha, y el vocablo ti, vida. Pero como uno encuentra en el estadio ms antiguode la escritura (Uruk IV) el vocablo men, corona en sumerio, escrito con el signo de la corona ms elindicador fontico en, y como el nombre divino Sin, originalmente Suen, Suin, es escrito fonticamentesu-en, es probable que vayan a aumentar mucho los ejemplos de este tipo cuando lleguemos a una mejorcomprensin de las etapas ms antiguas de la escritura Uruk (op. cit.,pg.67). La homofona de la que habla el autor se da en francs, pero no en castellano, entre pin (pino), pain

    (pan) ypeint(pintado). Juego de palabras posible en la lengua francesa pero no en castellano. Rapin: alumno de una escuela depintura, como condensacin de rat (rata) y pin (pino). [T.]

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    procedimiento permita tomar nota fcilmente de lo prefijos, etctera, que juegan unrol tan importante en la escritura sumeria. Desde lo dinstico arcaico encontramostrascriptos los complementos fonticos, los prefijos verbales y los determinativos.33

    A su vez, la polifona hace inevitable la notacin fontica, en el caso en que elescriba quiere distinguir un vocablo del conjunto de aquellos que estn agrupados

    bajos un mismo signo grfico. Por ejemplo, el escriba puede servirse de la imagen dedos mujeres de pie frente a frente para escribir no slo discordia sino disputa,litigio, charla, dilogo, etctera. Pero si quiere indicar que se trata de discordia

    podr elegir como seala Gelb, de quien tomo este ejemplo- 34 entre la fontetizacincompleta segn el mtodo del jeroglfico en cuyo caso emplear dos signos, un discoy una cuerda, y la fonetizacin parcial en cuyo caso agregar una cuerda al carcterusual. En resumidas cuentas, la homofona permite la fonetizacin, y la polifona, enla medida en que el escriba tiene necesidad de reducirla, estimula la explotacinefectiva de esta posibilidad.

    5.b. El escriba se ve constreido a recurrir a la notacin fontica cuando se tratade nombres propios, por poco que la sociedad se aparte del sistema de la

    denominacin totmica. A tal punto que esta particularidad, la obligatoriedad de lafonetizacin que ejercen sobre el escriba, es lo que mejor sirve para definir talesnombres; es lo propio de los nombres propios.

    Sin querer extenderme aqu sobre esta cuestin de los nombres propios, 35escoger el ejemplo de una nia de seis aos que haba dibujado una reina cuyovestido dividi en compartimentos, poniendo en cada compartimiento el nombre de unobjeto que ella apreciaba: bombones, azcar, anillos, etctera, y no se haba olvidadode escribir encima Yo (Moi). Como se le pregunt si ella era la reina,manifiestamente irritada por esta pregunta respondi: -Pero no, eres tonto, las reinasson as, tienen nombres raros. No se podra explicar mejor que todo vocablo puedeservir como nombre propio con tal que uno lo considere nicamente como un cuerpofnico. La caracterstica del nombre propio es esta autonoma sonora que hace quetoda referencia al significado se torne impertinente respecto a su estatuto de nombre

    propio.36 Caso nico en que el mismo lenguaje se encarga, si se puede decir, deromper la unidad de significante y significado, o de separarlos para hacer del primeroel objeto mismo que damos (en los nombres de pila) o que transmitimos (en losapellidos). La sabia distincin entre significante y significado se produce aqu en acto:es decir, antes de todo saber.

    Leibniz fue el primero que se dio cuenta del partido que se poda sacar de estaparticularidad de los nombres propios en el desciframiento o, como l lo denominaba,la descodificacin de las escrituras desconocidas. En una carta fechada en enero de

    1714 escriba: En Palmira y por otra parte, en Siria, como en los pases vecinos, seencuentran muchas inscripciones bilinges, escritas en parte en griego, en parte en lalengua y los caracteres del pueblo de esa regin. Se las debe copiar con un cuidadoextremo segn las piedras sobre las cueles han sido grabadas. Es posible que uno

    pueda reunir el alfabeto y eventualmente descubrir la naturaleza misma del lenguaje,pues tenemos la versin griega que contiene nombres propios cuya pronunciacindeba ser ms o menos la misma en la lengua nativa que en griego.37

    33 Fvrier, op. cit., pg. 10734 Op. cit.,pg. 6735

    Para una revisin de las diversas teoras, vase H.Zabec: What is the name?, La Haya, Nijhof, 1968.36 Vase Lacan, sobreLIdentification, Seminario de los aos 1963-64.37 Citado segn M. Pope, The Store of Decipherment, Londres, Thames and Hudson, 1975.

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    5.c. Cul es ahora el sentido, o la enseanza, de esta fonetizacin de la escritura?En el fondo, se puede decir que toda escritura es fontica en potencia, en el sentido deque desde siempre se escriben hechos del lenguaje: proverbios, canciones, frmulasmgicas, plegarias, advertencias, amenazas, prohibiciones, en suma toda clase de

    mensajes. Afirmar que en un momento dado la escritura se hizo fontica o comenz aserlo, slo vuelve a decir que ella se convirti en una ciencia fontica. La escrituraanaltica (Wortschrift), en tanto implicaba rudimentos de fonetizacin, marcaba laaparicin de esta ciencia. Los primeros escribas fueron los primeros fonticos. Laescritura estaba siempre ah, esperando ser fonetizada, seala Lacan en el SeminariosobreLa Identificacin.

    De hecho, si no fuera as, no sera posible ninguna respuesta a la objecin dirigidapor Schaffer a R. Labat38 en estos trminos: Usted dice que el pictograma no es fcilde escribir sobre arcilla. Pero aparte de esta cuestin material, los cuneiformes hanimplicado un procedimiento intelectual muy diferente. Se hace abstraccin de laimagen, ya no se dibuja como un nio, sino que se inventa una escritura por completo

    abstracta y complicada, que exige aprender unos trescientos signos e incluso ms, enla poca arcaica. Este pasaje de un procedimiento muy simple, que todos los

    primitivos han adoptado por otra parte, haca una escritura tan culta, tan complicada,es un salto muy difcil de explicar, pero que no puede serlo slo por dificultadesmateriales.39 Ahora bien, la respuesta es: uno no dibuj primero y escribi luego,sino que de entrada escribi en el sentido de una referencia hecha al lenguaje.

    De hecho, los historiadores de la escritura jams encontraron una escrituraideogrfica. Su concepcin evolucionista o quiz ms simplemente la idea de unainfancia de la humanidad es lo que los ha conducido a asignar a la escritura unorigen contrario a su naturaleza, en tanto ella est condenada a ser leda. Es as comoG.R. Driver pudo escribir: Que esas tablas de Uruk IV representen las primerastentativas efectivas en relacin con la escritura, constituye el objeto de un debate; peroel hecho de que muchos signos hayan dejado de ser, en algn sentido recordable,imgenes de los objetos a los que se consideraba que representaban, da que pensar queya haban dejado muy lejos tras de s una etapa en que todos los signos eran

    plenamente figurativos (pictorial).40Una vez comenzado el proceso de la fonetizacin, la evolucin ulterior de la

    escritura deba depender, en primer trmino, del genio y de la estructura de cadalengua. No es un azar que, apartando primero las consonantes, la alfabetizacincomenzara en el mbito de las lenguas semticas. 41 Sern necesarios cerca de treintasiglos antes de Saussure muestre franqueando el paso siguiente- que es en tanto que

    diferente como la letra opera.6. Es evidente que el sujeto no tiene necesidad de saber acerca de esta estructuradiferencial para servirse de la lengua; menos aun para padecer sus efectos. Elinconsciente no hace ms que demostrar esta evidencia. En lo que hace al sueo en

    particular, es demasiado fcil encontrar ejemplos que ilustren todos losprocedimientos de escritura que hemos encontrado, ya se trate de los que llam laescritura codificada, o bien la escritura sinttica (la pictografa) o la escritura de las

    palabras (la ideografa). Basta con recordar que, bajo el ttulo de lo que denomina

    38 Vase el pargrafo 4.c.39

    LEcriture et la Psychologie des peuples, XXII Seminario de sntesis, Pars, 1963, pg. 88.40Semitic Writing, Oxford University Press, 1976, pg. 4641 Vase la obra ya citada de G.R.Driver.

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    Die Rcksicht auf Darstellbarkeit, que se puede traducir como miramiento por lasnecesidades de la figuracin42, Freud nos muestra al soador enfrentado con

    problemas por completo anlogos a aquellos con los cuales se vieron confrontados losescribas. Escribir sol no deba crear una gran dificultad para el escriba, un disco

    poda acabar con el asunto. Ni la salida del sol: . Ni la noche, ya que se dice que

    ella cae: . Para alumbramiento bastaba con agregar un huevo a la imagen deun voltil. Para esclavitud, unir la imagen de una joven a la de la montaa, ya quems all de la montaa comenzaba el territorio al se iba a atacar a los enemigos y aapoderarse de sus mujeres. Y la amistad? Dos lneas paralelas; cruzadas, esanimosidad. Resumiendo, son las soluciones que, en ltima instancia provienen de lametonimia o de la metfora, y que el escriba encuentra muy a menudo en el tesoro dela lengua, aquellas a las que tanto l como el soador recurren para satisfacer lasnecesidades de la representacin. Digo muy a menudo porque no queda excluidoque estas mismas necesidades hayan impulsado hacia la invencin. Cmo podaescribir la vida (ti) el escriba sumerio antes de recurrir a su homofona con flecha,que se pronunciaba en forma parecida? Un hilo le habra bastado si la locucin elhilo de la vida hubiera existido en sumerio. Pero, incluso si no exista, poda haberlainventado. De hecho, un soador suministr una imagen onrica perfectamentecalcada sobre la expresin francesa avoir un fil la patte, sin conocer el francs, esverdad que le era familiar la locucin el hilo de la vida, empleada en su lengua,aunque sin la menor connotacin ertica; eso no le impidi servirse de este segundohilo para significar el lazo ertico en su nivel ms fundamental, ah donde el vnculoen cuestin se articulaba con el sentimiento que tena de su propio ser. 43Se puede decir, en conclusin, que la mayora de los historiadores de la escritura

    ponen el carro antes que los bueyes, al anteponer la significacin. Poco importadnde, si en el cerebro o en el pensamiento. Lo importante es que, por este hecho,

    hacen de lo que llaman el lenguaje articulado un sistema de signos entre otros, paratraducir o para exteriorizar las significaciones.En cuanto a nosotros, la discusin nos ha mostrado la necesidad de partir de un

    punto de vista opuesto: no hay escritura que no se la escritura de una lenguaarticulada.

    Incluso esperamos haber demostrado en el camino que el lenguaje no sera ellenguaje si no implicara la posibilidad de la escritura. Lejos de constituir un interior,las significaciones nos rodean, con los significantes materiales que las determinan.Mejor dicho, nos engloban, en tanto que nuestras identidades, o lo que el lenguajellama nuestro ser, toman cuerpo ah. Son repetibles, transmisibles. Que su fijacin ysu transmisin hayan podido cumplirse en amplia medida, pero no exclusivamente,

    por el sesgo de la imagen (no decimos del dibujo) figurativa o geomtrica, no tienenada de sorprendente. Porque muy a menudo conciernen, por una parte, a los objetosdel don o de la demanda; y porque, por otra parte, podemos decir que, mucho antes deque Scrates planteara el problema de la definicin, y mucho despus, los hombresencontraban la esencia de tal o cual significacin a la cual se hallaban unidos, porejemplo el valor, el xito o la astucia, ya inscripta en las imgenes del guila, latortuga y la serpiente.44

    42 O de la escenificacin, como dice Lacan, si se toma en consideracin la dimensin temporal delsueo: lo mismo cuando se trata de traducir la causalidad por la sucesin.43 A decir verdad, se superan aqu el miramiento por la figurabilidad, hacia la invencin de la metfora

    como proceso primario. Vase ms adelante, pg. 102.44 Vase un bello ejemplo de escritura sinttica que Gelb reproduce y analiza en su obra ya citada, enpgs. 33-34.

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    Habra sido sorprendente que la independencia del lenguaje fuera comparable aaqulla de los objetos que l mismo transforma, sea en objetos de intercambio, sea enobjetos para pensar, segn la expresin de Lvi-Strauss; es decir una independenciaque es, de hecho, una dependencia. Habra sido sorprendente que su exterioridad,

    englobante, fuera la de un instrumento al alcance de la mano. Y, sin embargo, uno loha credo. Mejor, esta creencia se tena, o se tiene an, por una tesis cientfica:instrumento de comunicacin, se dice. Ahora bien, esta tesis ya mal ubicada por todala discusin precedente, se hace definitivamente imposible de sostener a partir delmomento en que se revela que el sueo es una escritura. Pues en ese momento se

    planea la cuestin: quin es el escriba?.El est sentado, inmvil, las piernas cruzadas, clamo en mano y hoja de papiro

    desplegada sobre las rodillas: 45 est por completo encogido alrededor de esa hoja. Elritmo de la escultura se despliega segn contornos que, al descender por cada costado,convergen hacia la superficie del papiro de donde remontan hacia su punto de partida,reforzando la impresin de agrupacin. A esta agrupacin e inmovilidad, la expresin

    del rostro le otorga sentido: el escriba espera. Qu? El instante del dictado. Lo que noquiere decir la orden del dictado. No hay ninguna seal de intersubjetividad en estarepresentacin y esto es lo que produce justamente su extraordinario impacto. Elescriba est solo. Solo ante esta ciencia lejana, tan lejana como el sentido inaprensiblede su mirada, pero ya ah, sobre la blanca superficie del papiro. El clamo, en elmomento deseado, no har sino dejar a ese saber aparecer.

    El sueo es este dictado: una escritura cuyo mensaje viene de otra parte, de lo queFred, recogiendo la expresin del Fechner, llama una Otra Escena. Porque no vienede aquel que, en el momento del despertar, va a encontrarse con todo el universo delas significaciones repetibles, ni de otro con relacin al cual l podra situarse comoesclavo o como amo. Por lo cual va a objetivar al Otro bajo la forma de lo divino,cuyo mensaje se ocupar en leer como un presagio. Pero esta objetivacin esdefectuosa. Porque el Otro se sustrae a la diferencia tanto como a la semejanza. Nohay ningn medio de concebirlo de manera diferente a como lo hace Freud: como unlugardistinto de aquel en el que transcurre la vida del sujeto, hecha de sus relacionescon sus semejantes. Del mismo modo, est claro que el escriba no es el hombrecomprometido solamente con esas relaciones, las cuales, hagmoslo notar, se efectan

    por intermedio de la palabra. Cmo definirlo entonces? Lo ms simple aqu esdefinirlo precisamente pro su relacin con el Otro. Y ya que esta relacin con el Otroconsiste en un dictado, una palabra que el sujeto refiere como siendo la palabra delOtro en l, es necesario que esa relacin con el Otro sea tambin una relacin con el

    lenguaje: relacin que Freud especifica como desarrollndose segn un rgimen deprocesos primarios.El examen de esos procesos requiere primero que se sepa mejor qu es la lengua.

    Por eso, nos dirigiremos hacia F.de Saussure.

    45 Pensamos, sobre todo, en el escriba del Museo de El Cairo.

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    II

    SOBRE EL SISTEMA DE LA LENGUA CONTRA LOIMAGINARIO DEL VOCABLO

    Los grandes rasgos de la concepcin saussuriana de la lengua se presentan a travsde algunos aforismos clebres en el sentido que Saussure mismo, en una notamanuscrita, ha dado a este ltimo trmino: Ni axiomas escriba-, ni principios, nitesis, sino delimitaciones, lmites entre los cuales se encuentra constantemente laverdad, desde donde se parte. Tales son, aparentemente, el principio de lo arbitrariodel signo, la afirmacin de que, en la lengua, todo es diferencia, las distinciones entrelengua y palabra, significante y significado, sincrona y diacrona, relacionessintagmticas y relaciones asociativasEl hecho de que estos aforismos se

    esclarezcan mutuamente no excluye la cuestin de su jerarqua lgica.

    1. Segn uno de los comentadores ms penetrantes de Saussure, Tullio De Mauro,el primer principio de la enseanza del maestro ginebrino es el de lo arbitrario del signo.Esta opinin considera afirmaciones repetidas de Saussure; contentmonos con citarsta: Se vuelve al principio fundamental de lo arbitrario del signo. Si el signo no fueraarbitrario, no se podra decir que no hay en la lengua ms que diferencia46. Pero estadependencia no es de una evidencia inmediata; si lo fuera, no se habra sostenido locontrario, como lo hace, por ejemplo, J.Derrida. Si hay evidencia, depende entonces delsentido que cobra en Saussure el principio de lo arbitrario.

    Que es, aparentemente, ste: que no hay razn para llamar a la vaca o la idea deeste animal (su concepto) con el vocablo vaca ms que con el vocablo Ochs. Loarbitrario concierne al acoplamiento del significante con el significado, y la distincinentre los dos trminos no puede ser ms sobresaliente: el segundo permanece igual deambos lados de una frontera lingstica, mientras que el primero cambia. Pero loarbitrario no preside menos el acoplamiento cuando nos quedamos del mismo lado de lafrontera: se habra podido llamar huevo a lo que se llama vaca, o a la inversa.Planteado esto, se revela que no son los usuarios de la lengua, a los que Saussure llamala masa hablante, quienes ejercen lo arbitrario; lo arbitrario no es el hecho de sueleccin. Es lo que Saussure destaca en una nota (S.M. pg. 50) titulada Error de los

    psiclogos sobre la lengua, considerada como una forma fija y convencional: ellosdesconocen el fenmeno socio-histrico que ocasiona el torbellino de los signos en eltiempo, y que evita que se haga con ellos un lenguaje fijo o un lenguaje convencional,

    ya que es el resultado incesante de la accin social, impuesto al margen de todaeleccin.

    Llegados a este punto, en rigor podemos suscribir el sentido que Whitney,lingista al que Saussure veneraba, daba a los vocablos arbitrario y convencional:Entonces, segn el sentido verdadero y propio de los trminos, cada vocablotransmitido en toda lengua humana es un signo arbitrario y convencional; arbitrario,

    porque no importa cul de los otros mil vocablos en uso entre los hombres, o no importa

    46

    Vase Robert Godel: Les Sources manuscrites du Tours de linguistique gnrale de F. de Saussure,Ginebra, Libraire Droz, 1969, pg. 51 Para las referencias ulteriores a esta obra, utilizar la abreviaturaS.M. Todo lo que aparezca en comillas lo est en el texto original.

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    cul entre las decenas de millares que ellos podran fabricar, tambin habra podido seraprendido y aplicado con ese mismo objetivo; convencional, porque la razn de lautilizacin de tal vocablo en lugar de tal otro reside nicamente en el hecho de que yaest en uso de la comunidad a la cual pertenece el sujeto que habla47. Y, hasta ah,

    podemos decir: de acuerdo.

    Whitney agrega solamente: El vocablo existe thesei, por atribucin, y nophusei, por naturaleza, en el sentido de que, ni en la naturaleza de las cosas en general,ni en la del sujeto individual que de l se sirve, hay alguna razn que lo prescriba y lodetermine. Frase que, al asimilar subrepticiamente la lengua a un sujeto hablante,implica la existencia de un momento inicial en que el sonido y el sentido estabanseparados, e implica igualmente, y ms decisivamente, una concepcin de la lenguacomo nomenclatura. Ahora bien, es justamente Saussure quien ha mostrado, y no se

    podra haberlo hecho mejor, el error inherente tanto a la suposicin misma de un origendel lenguaje como a la concepcin del lenguaje que esta suposicin recubre.

    Bajo el ttulo Origen del lenguaje, Saussure redacta esta nota: No hay ningnmomento en el que la gnesis difiera caractersticamente de la vida del lenguaje, y lo

    esencial es haber comprendido la vida. La inanidad de la cuestin para quien se haceuna idea justa de lo que es un sistema semiolgico y de sus condiciones de vida, antesde considerar sus condiciones de gnesis (S.M. pg. 49). En otra parte (pg. 38)leemos: El problema del origen del lenguaje no es otro que el de sustransformaciones. Se trata, para Saussure, en sus enunciados, de un principio demutabilidad, y que representa a sus ojos el correlativo del principio de la continuidaden el tiempo, principio sobre el cual se explica en estos trminos (S.M. pg. 38): elhablar humano se transmite sin interrupcin aun en el caso de cambio de lengua. Lo queengaa, son los nombre dados a los estados de lengua alejados (latn, francs) y lasexpresiones denunciadas por G. Paris: el francs viene del latn, lengua madre, etctera.La muerte de una lengua es siempre el efecto de causas no lingsticas; en s misma, lalengua es imperecedera. Y no hay jams nacimiento de una lengua; un intento como elvolapk (esperanto) muestra las razones de ello: 1) ausencia de toda iniciativa (estandocada poblacin contenta con su idioma), 2) incluso si hubiera una iniciativa, se toparacon la resistencia de la masa. No bastara con definir lo que se entiende por nacimiento:es la lengua la que no est definida en el tiempo.

    Desde entonces como lo subraya De Mauro- el principio de lo arbitrario delsigno no tiene alcance sino cuando se lo vincula a la historicidadradical de la lengua:48l vuelve entonces a asignar o sealar en el signo lingstica ms bien el lmitede loarbitrario de los sujetos hablantes. Para decirlo en los mismos trminos de Saussure:el lenguaje, no fundado sobre relaciones naturales, no puede ser corregido por la razn,

    como puede serlo, por ejemplo, el matrimonio: se puede discutir sobre la monogamia ola poligamia, pero no sobre el empleo de S o de s, de cow o de vacca (S. M. pg. 44).Condicin de la razn, la lengua no puede, a su vez, ser corregida por la razn. Sonsolamente la autonoma y la permanencia ficticia del yo las que conducen al sujetohablante a figurarse que siempre estuvo all, antes de la lengua, para inventarla(conforme a la naturaleza de las cosas o por convencin, poco importa). Unido al

    47 W. D. Whitney: The Life and Growth of Language, Londres, 1882, pg. 19.48 Historicidad que justifica para Saussure la inclusin de estudios lingsticos en una facultad de letras ysobre la cual se explica en una nota que se remonta a sus tres primeras clases en la Universidad deGinebra (noviembre de 1981), en estos trminos (S.M. pg.38): La ciencia del lenguaje no es una ciencianatural, sino una ciencia histrica. Toda la lengua es historia, es decir que es un objeto de anlisis

    histrico y no de anlisis abstracto; que se compone de hechos y no de leyes; que todo lo que pareceorgnico en el lenguaje es, en realidad, contingente y completamente accidental. En primer lugar, esnecesario distinguir la lengua en la historia de la historia de la lengua

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    principio de la historicidad del lenguaje, el principio de la arbitrariedad absoluta delsigno tiene el alcance de una purificacin respecto a eses inducciones imaginarias. Lalengua es increada, no definida en el tiempo. Que todo estado de lengua sea un

    producto de la historia no significa que la lengua misma lo sea. 49Sabemos bien que , a pesar de su insistencia sobre la historicidad radical del

    lenguaje,Saussure no deja de ser menos el padre del estructuralismo, como conjusteza lo denomina Culler.50

    2. Hace un instante tuve ocasin de sealar que tambin en Ferdinand deSaussure encontramos la crtica ms cerrada de la concepcin del lenguaje comonomenclatura, concepcin que se ofrece para ser aquella misma del origen dellenguaje. Lo hace en muchos lugares de su obra, pero muy particularmente en una notaautgrafa que reproduzco integralmente segn Tullio De Mauro, a pesar de suextensin: 51 El problema del lenguaje no se plantea a la mayora de los espritus msque bajo la forma de una nomenclatura. En el captulo IV del Gnesis vemos a Adndar nombres (). En el captulo semiologa: la mayora de las concepciones que se

    hacen o al menos que ofrecen los filsofos del lenguaje, hacen pensar en nuestro primerpadre Adn llamando cerca de l a los diversos animales y dndole a cada uno sunombre. Tres cosas estn invariablemente ausentes del dato que un filsofo cree que esel del lenguaje:

    1. Primero, esta verdad sobre la cual ni siquiera insistimos que el fondo dellenguaje no est constituido por nombres. Es un accidente cuando sucede que el signolingstico corresponde a un objeto definido para los sentidos, como un caballo, el

    fuego, el sol, ms bien que a una idea como la de (el plantea). Sea cual fuerela importancia de este caso, no hay ninguna razn evidente, muy por el contrario, paratomarla como tipo del lenguaje. Sin duda no es, en un cierto sentido, de parte de quienla oye, ms que una falta del ejemplo. Pero, implcitamente, hay ah alguna tendenciaque no podemos desconocer ni dejar pasar sobre aquello que en definitiva sera ellenguaje: a saber, una nomenclatura de objetos. De objetos dados de antemano. Primeroel objeto, luego el signo; entonces (lo que siempre negaremos), base exterior dada elsigno y figuracin del lenguaje en esta relacin:

    + _________________ aObjetos + _________________ b nombres

    + _________________ c

    en tanto que la verdadera figuracin es: a-b-c al margen de todo conocimiento de una

    relacin efectiva como + a fundada sobre un objeto.Si un objeto pudiera, donde estuviere, ser el trmino sobre el cual est fijado elsigno, la lingstica cesara instantneamente de ser lo que es, desde la cspide hasta la

    base; adems, al mismo tiempo, dejara de serlo el espritu humano, como es evidente apartir de esta discusin. Pero, acabamos de decirlo, no hay all sino el reproche

    49 Un comentador del siglo XV objetaba la doctrina que reinaba entonces, segn la cual la lengua seinstituye a partir de un acto de imposicin: podra ser que la lengua latina, del mismo modo que el mundo,fuera eterna, lo que no dejara lugar a un acto primero de asignacin. En un cierto sentido, podemos decirque Saussure repite a este comentador. Vase e. J. Ashworth,Language and Logic in the Post Medievalperiod, Kordrecht, Holanda, Redle, 1974, pg. 72.50

    Vase Saussure, Londres, Fontana/Collins, 197651 F. de Saussure: Cours de linguistique gnrale, edicin crtica preparada por Tullio De Mauro, Pars,Payot, 1972, pgs. 440-441.

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    incidental que dirigiramos a la manera tradicional de tomar al lenguaje cuando se loquiere tratar filosficamente. - Es lamentable, por cierto, que se comience por mezclar,como un elemento primordial, este dato de los objetos designados, los cuales no formanah ms que un elemento cualquiera. De todas maneras, ah no hay nada ms que unejemplo mal elegido, y poniendo en el lugar de , ignis o Pferdalgo como [ ], uno

    se ubica ms all de esta tentacin de relacionar la lengua con algo externo.Mucho ms grave es la segunda falta en la que generalmente caen los filsofos,

    y que es la de representarse:2. Que una vez que un objeto es designado por un nombre, hay ah un todo que

    va a transmitirse, sin otros fenmenos que prever! Al menos, si se produce unaalteracin, slo del lado del nombre puede ser temida, suponiendo que fraxinus seconvierta enfresno. Sin embargo, tambin lo es por el lado de la idea. He ah ya en quhacer reflexionar acerca del casamiento de una idea y de un nombre cuando intervieneese factor imprevisto, absolutamente ignorado, en la combinacin filosfica, ELTIEMPO. Pero todava no habra all nada de sorprendente, nada de caracterstico, nadade especialmente propio del lenguaje, si no hubiese ms que esos dos gneros dealteracin y ese primer gnero de disociacin por el cual la idea abandona el signoespontneamente, se altere ste o no. Ambas cosas permanecen hasta aqu comoentidades separadas. Lo caracterstico son los innumerables casos en que es la alteracindel signo la que cambia la idea misma y donde se ve de repente que no haba ningunadiferencia en absoluto, de momento en momento, entre la suma de las ideas distinguidasy la suma de los signos distintivos.

    Dos signos, por alteracin fontica, se confunden: la idea, en una medidadeterminada (determinada por el conjunto de los otros elementos) se confundir.

    Un signo se diferencia por el mismo turbio procedimiento: infaliblemente, elsaca un sentido de esta diferencia que acaba de nacer.

    He aqu ejemplos, pero constataremos enseguida la entera insignificancia de unpunto de vista que parte de la relacin de una idea y un signo fuera del tiempo, fuera dela transmisin, que por s solo nos ensea, experimentalmente, lo que vale el signo.

    Saussure no se contenta, pues, con demostrar la perspectiva en la que se ubica lateora, si se la puede llamar as, del lenguaje-nomenclatura, ni con subordinar elsignificado al significante; 52 en el mismo paso desprende un orden (a-b-c) propio a esteltimo. As, unido al principio de la continuidad de la lengua o, si se lo prefiere, aldesmontaje del mito de la creacin de la lengua (en qu lengua