Download - Secu Estrada

Transcript
Page 1: Secu Estrada

SECUESTRADA & TORTURADA

0

Page 2: Secu Estrada

SINOPSIS

lice es una chica corriente de diecisiete años que físicamente destaca por el contraste de su pelo negro azabache con sus ojos verdes intensos y piel

clara.AEn cambio, debo decir que su buen físico no tiene nada que ver con su personalidad, puesto que Alice es una persona bastante reservada, coherente y muy responsable. En parte esto se debe a su solitaria vida, pues tan sólo pasaba un par de horas al día con su hermano. Sus padres son importantes en cuanto a negocios se refieren. Quiero decir, son los fundadores de la famosa empresa “Fashion Golden Books”. La empresa había emprendido un gran viaje hacia el éxito tras tan solo dos años de su apertura. En apenas unos meses el negocio de sus padres había conseguido tener un programa de televisión, revistas, anuncios e incluso se había convertido en una editorial de los más grandiosos bestsellers del mercado. Por ello Evan Price y Diane Reed, los padres de Alice, apenas pasaban tiempo en casa. Sin embargo, Alice y Taylor Price contaban con un preciado equipo de profesionales en su hogar. Una niñera a la que los hermanos Price no soportaban por ser prescindible, un jardinero que mantenía el poco decorado patio de la casa y por último dos limpiadoras que según Taylor necesitaban un uniforme más ajustado. Y a pesar de todo esto Taylor nunca estaba en casa, algo que Alice siempre reprendía. Su excusa más inteligente era poner cara de niño bueno y aclarar que no estaba en casa porque le recordaba a sus padres y a lo mucho que los echaba de menos. Todos se lo tragaban excepto su hermana. Alice conocía muy bien a su hermano y tampoco lo culpaba por no querer pasar tiempo con ella. Al fin y al cabo, no era muy divertida…

Alice nunca había tenido ningún tipo de relación con ningún chico, lo que realmente coincidía con su introvertida personalidad. En su instituto sacaba buenas notas aunque simplemente estudiaba lo necesario. Sólo tenía una amiga llamada Anastasia o simplemente Ana, lo que podía sonar un poco deprimente para Alice. Y a decir verdad le pegaba ese nombre por su aspecto pálido y Albino. Eran amigas desde el primer curso de secundaria y aunque fuesen polos opuestos se llevaban genial. Ana era más extrovertida que Alice y al contrario que ella, Ana sí tenía novio.

Un domingo Alice iba camino a casa a medianoche tras hacer un trabajo de literatura en la biblioteca cuando cambió radicalmente su vida.

¿Qué pasaría si algún psicópata te encerrara en una oscura habitación con otro chico y os obligaran a tener sexo?

1

Page 3: Secu Estrada

He aquí la respuesta de Alice…

2

Page 4: Secu Estrada

CAPÍTULO 1

“Estoy muerta”

uve que quedarme en la biblioteca hasta las doce de la noche y ni siquiera hube terminado el trabajo para entonces. Ahora mismo no recuerdo cuántas

veces deseé que mi profesora se largase y no volviese más al instituto, aunque ese fuese tan solo uno de los mejores futuros que le he llegado a desear. Lo peor de todo era que al día siguiente tendría que entregar el dichoso proyecto. Nos había dado un plazo de tres días para proporcionarle el trabajo pero, ¿cómo se suponía que iba a investigar y posteriormente redactar veinte páginas sobre ‘El nombre de la rosa’ cuando no había leído ni el libro? Invertí dos días enteros, incluyendo las noches, para leerlo. Según mi improvisada agenda, tenía que redactar el trabajo en el último día que poseía. Me fue imposible. Estuve prácticamente todo el día en la biblioteca, a excepción de media hora que me permití tomar de descanso a mediodía para comerme un mísero sándwich vegetal, y aún me faltaban las últimas cinco páginas. Y por si no fuese poco tenía que soportar las amenazadoras miradas que me dirigía la bibliotecaria. Vale, puede que no haya sido del todo silenciosa y que haya necesitado, en incontables ocasiones, su ayuda, ¡pero no era mi culpa que los diccionarios de latín no estuviesen a la vista, ni que el ordenador no se quisiera conectar a internet, y mucho menos que la escalera no se sujetase bien a la estantería! Bueno, puede que en lo último mi usual torpeza tuviese algo que ver, pero para algo pagaban a aquella frígida bibliotecaria. Recogí las desordenadas pertenencias que ocupaban mi mesa y dos más y hui echando chispas de aquel insoportable lugar.

T

Salí de la biblioteca concentrada en buscar el coche de mi hermano Taylor, el cual se suponía debía estar esperándome. Di un par de vueltas a mí alrededor y tras realizar un riguroso examen de los vehículos que me rodeaban –dos en concreto– decidí llamar a mi querido hermano. Era increíble, lo único que tenía que hacer era conducir el maldito coche cinco calles y en vez de eso se encontraba, estaba totalmente segura, bebiendo cerveza y gritando frente al televisor donde un par de hombres intentaban matarse entre sí. Esperé dos toques, tres, cuatro y colgué al oír el buzón de voz. Iba a matarlo, convertiría uno de sus programas favoritos en realidad, sólo que él no iba a tener la oportunidad de defenderse en el ring. Llamé otra vez deseando, por su bien, que contestara. Lo hizo.

3

Page 5: Secu Estrada

– ¡Taylor! – Le grité cuando aceptó la llamada.– ¿Qué te pasa ahora? ¿Estás loca? ¡Ya es media noche y no has

venido! – Respondió. Realmente estaba llegando a pensar que tenía algún tipo de problema mental. Pero, ¿cómo se puede ser tan idiota?

– ¿Que qué me pasa? Deberías preguntarte qué te pasa a ti. A ver, te voy a dar una pista de lo que deberías estar haciendo en vez de esperarme en casa. Tú, yo, biblioteca. ¿Recuerdas ahora?

– ¡Joder! Se me había olvidado. Pero que se me haya olvidado algo no te da derecho a insultarme, enana. Espérame ahí que ya mismo salgo.

– ¿Hablas en serio? Sabiendo que es medianoche y aún no he vuelto a casa, ¿no se te ocurre ni llamarme? Da igual, déjalo. Ya voy de camino a casa. Eso sí, prepárate porque no te voy a dejar dormir, irresponsable. Verás cuando se entere mamá.

– ¡No, ni se te ocurra decirle nada a mamá! Espérame ahí. Ya sabes que no me gusta que vayas sola a esta hora.

– Haberlo pensado antes, machote. En cinco minutos estoy en casa. – Colgué y observé mi alrededor. Lo único que conseguí ver fue la inmensa oscuridad que cubría todo. No había nadie, lo que es lógico ya que al día siguiente todo el mundo trabajaba. No me gusta depender de nadie. Además, creía que la oscuridad no me daba miedo.

Bajé las escaleras de la inmensa biblioteca y emprendí mi camino a casa. Todo estaba oscuro y en total silencio, pero al menos veía el suelo lo suficiente para no caerme. Andaba por un frío callejón cuando oí un coche parándose al lado. Un escalofrío me recorrió la espalda. Miré de reojo el coche y pude observar que era una furgoneta negra. Ni reconocí el tipo de coche que era ni me interesaba. Reconocía un BMW; un Ferrari; o un Toyota, pero ahí acababan mis conocimientos sobre coches.

Hasta aquel momento había visto muchas películas de terror y eso quizá me hubo afectado un poco, por lo que empecé a caminar más rápido. Recuerdo que en algún momento de aquella terrible noche vi salir un hombre de la furgoneta. Por la oscuridad tan solo pude distinguí su enorme estatura. Al segundo siguiente me vi corriendo como si me fuese la vida en ello, aunque casualmente así era. Divisé mi casa a tan solo una calle de distancia y conseguí tranquilizarme un poco, pero de pronto ese hombre se acercaba a una extraordinaria velocidad hacia mí y esa tranquilidad se esfumó como gotas de agua ante el amanecer del verano.

4

Page 6: Secu Estrada

Me quedé paralizada, no sabía qué hacer y cuando salí de aquel trance, ese hombre ya casi me había atrapado. Me obligaba a no mirar atrás, tan solo para no entrar en pánico por la proximidad de mi enemigo. Corrí todo lo rápido que pude. Si alguien conocido me hubiese visto pensaría que había tomado alguna droga. ¡Gracias, adrenalina!

Pensé que iba a lograrlo, de verdad que por un segundo logré creérmelo, pero aquel extraño me alcanzó sujetándome por la cintura con una mano mientras con la otra tapaba mi boca con un pañuelo y mi entonces mayor deseo, desapareció. Empecé a gritar y a moverme. Me retorcí todo lo que pude, le arañé e incluso le mordí la mano hasta notar sangre en mi boca. Le oí maldecir y aproveché ese instante para huir. Me agarró del pelo y me lanzó contra un contenedor de basura que se encontraba en el extremo derecho de la calle, a un metro de distancia. Me golpeé el costado y grité a todo pulmón. Arrastré mi débil cuerpo por el suelo, arañándolo hasta hacer sangrar las puntas de mis dedos. No servía de nada. Grité nuevamente, esperando que algún vecino tuviese piedad y me ayudase. No iba a ocurrir, no a esas horas. ‘Estoy muerta’ me dije a mí misma. Y me rendí.

Dos hombres salieron del vehículo y me sujetaron. No podía mover la cintura, dolía demasiado. El que me había perseguido me sujetó la nuca mientras me colocaba el pañuelo de nuevo en la boca. En ese momento estaba histérica. Sabía que no podía respirar el aroma del pañuelo porque me drogaría, pero era eso o morir asfixiada. Inspiré una sola vez, una sola. Ése fue mi error. Poco a poco sentí cómo mis parpados incrementaban su peso, cómo se iban cerrando y alguien me movía. Estaba entrando en la oscura camioneta.

5

Page 7: Secu Estrada

CAPÍTULO 2

“Puta subconsciente”

uando desperté estaba mareada, tenía unas terribles ganas de vomitar y el costado derecho me punzaba, mandando rayos de dolor por todo mi cuerpo.

Fui abriendo poco a poco los ojos y emití un gemido sin apenas darme cuenta. Estaba en una habitación oscura, escalofriante. Una cama, compuesta por esposas de cuero atadas en cada extremo de la cama y sábanas negras e intimidantes, dominaba la estancia. Eso sin lugar a dudas no tenía muy buena pinta. Me asusté al instante, no quería ni pensar para qué las usaban, aunque no era complicado de entender. Había oído hablar del sadomasoquismo, sé que es una práctica utilizada por personas a las que les excita el dolor. Yo definitivamente no pertenecía a ese grupo. Normalmente, pensaría que aquellas esposas estaban en ese lugar colocadas para una sesión de sexo duro y dominante, aunque, sorprendentemente, mi intuición me avisaba que no estaban precisamente para dar placer. Quizá la situación en la que me encontraba tuviese algo que ver.

C

Seguí observando la habitación, entrecerrando los ojos para intentar ver mejor ya que la ausencia de luz no permitía apreciar muchos detalles. Las paredes carecían de pintura alguna, tan solo el gris del cemento las cubría. El suelo, del mismo color, parecía estar hecho de moqueta o algo parecido. Mis descalzos pies notaban su textura.

Algo llamó mucho mi atención y no era para menos. Un chico estaba atado a una silla a mi lado y fue entonces cuando me di cuenta de que yo también lo estaba. El joven parecía estar dormido. Por primera vez mostré interés en alguien desconocido del sexo opuesto. Lo observé. Poseía una tez morena no muy típica, al menos no de Londres. Era delgado. Tenía un pelo increíble, negro, totalmente liso. A mi lado se encontraba el hombre más guapo que había visto en toda mi vida. ¿Por qué no nos podíamos haber conocido en otras circunstancias más normales? ‘Deja de pensar en él, sólo encuéntrale un defecto y deséchalo como a todos los demás.’

Sí, sería fácil si tuviese algún defecto aunque me temía que esa excusa no iba a ser útil en este caso, no podía simplemente ignorar a todos los hombres del planeta.

6

Page 8: Secu Estrada

Deje de prestarle atención cuando oí un ruido en la puerta que estaba frente a mí, la cual era de hierro y estaba protegida por al menos diez cerrojos. Alguien se aseguró de que no hubiera forma alguna de abrirla. Por el ruido pareciera como si estuviesen abriendo o cerrando dicha puerta. Empecé a gritar como una desquiciada.

– ¡Ayuda! ¡Por favor ayudadme! ¡Estoy aquí encerrada! ¡Por favor! – No pude terminar. Escuché al otro chico mandándome a callar.

– ¡Cállate! ¡No hagas ruido! Están cerrando la puerta, si te oyen gritar... – Empezó a decir cuando paró de repente.

– Si me oyen gritar ¿qué?– Te torturaran. – Contestó bajando la cabeza.– ¿Qué? – Grité abriendo los ojos como platos. Creo que no podría haber

estado más asustada en ese momento.– Demasiado tarde. – Antes de que pudiese reaccionar la puerta de la

habitación se abrió de golpe. Un hombre de constitución baja, con demasiado pelo en su mandíbula, se acercó a mí lentamente.

– Buenos días princesa - Dijo agachándose frente mía, lo que provocó una arcada de mi parte. – Zayn, ¿acaso no te hemos enseñado a quedarte callado? – Dijo mirándolo furioso. El tal Zayn solo agachó la cabeza. – Así me gusta.

– ¿Qué demonios quieres de mí? ¿Por qué me has secuestrado? Yo no te he hecho nada, maldito psicópata. – Grité furiosa y le escupí en la cara.

– ¿Pero qué coño? No deberías haber hecho eso, cariño. – Me miró fríamente.

– ¡No me llames así, malnacido! ¡Suéltame!- Grité. Aún sigo sin saber de dónde saqué aquel inoportuno valor.

– Ahora aprenderás a tratarme con respeto, cielo. – En aquél momento lo miré con una mezcla de confusión y miedo.

Me soltó las cuerdas que ataban mis delgadas muñecas y salí a correr en dirección a la puerta, pero él se levantó a tiempo para cogerme de la cintura y me alzó colgándome en su hombro. Yo no paraba de patalear hasta que me tumbó en la cama boca abajo. Grité y le insulté con todo el mal vocabulario que poseía, lo que me llevó a recibir una miraba sorprendida del chico y una bofetada de mi agresor. Éste consiguió atarme las manos y los pies en cada esquina de la cama con las cuerdas a pesar de mi incansable resistencia. No paraba de gritar y moverme como si estuviese poseída por el mismísimo diablo. Entonces el miedo me recorrió de pies a cabeza al sentir cómo me rasgaba la camiseta y la tiraba a alguna parte de aquella habitación.

7

Page 9: Secu Estrada

Realmente pensé que iba a violarme, me imaginé llorando mientras aquel hombre me forzaba. Sin embargo, y afortunadamente, no fue así. Desabrochó su cinturón de piel y se lo sacó del pantalón. Se subió a la cama y se arrodilló en ella, colocando una pierna a cada lado de mi cadera. Observé cómo alzaba su cinturón y lo dejaba caer en mi espalda. Me retorcí, grité e intenté bruscamente librarme de las cuerdas tirando de ellas. Mientras yo gritaba de dolor giré el cuello y vi como Zayn bajaba la cabeza, cerrando los ojos con fuerza, supongo para intentar no ver lo que estaba pasando. Un segundo latigazo impactó en mi espalda y las lágrimas que intentaba contener empezaron a rodar por mis rosadas mejillas. Conté los golpes, rezando en cada uno de ellos que aquella tortura acabase. Doce. Recibí doce insoportables latigazos. Tras unos minutos de sufrimiento – que yo sentí como una eternidad – se levantó de la cama – lo que provocó que las heridas de mi espalda se abrieran por el balanceo– y se volvió a atar el cinturón. Soltó a Zayn y se dirigió a la puerta, cerrando ésta de un fuerte golpe.

Suspiré aliviada. Tenía la cara cubierta de lágrimas y el dolor de la espalda cambió completamente mis ideologías de lo que era el sufrimiento. De repente ya no me daba miedo caerme de la bicicleta y rasparme la rodilla. En aquel momento eso me parecía más un regalo que cualquier castigo comparado con el que acababa de sufrir. Sin embargo no podía dejar de sollozar y respirar entrecortadamente.

De pronto noté que alguien me soltaba las cuerdas. Apenas podía girar el cuello por culpa del dolor para ver quién era.

– ¡Oh, chica! – Oí decir a alguien. – ¿Te duele mucho? – Preguntó y entonces pude reconocer su voz, esa voz que había escuchado nada más despertarme en aquella habitación.

– ¿Zayn? – Logré susurrar mientras las lágrimas no paraban de caer de mis ojos.

– Sí, soy yo. Tranquilízate. No te muevas. – Lo oí alejarse segundos después. Tardó un par de minutos en volver. Y encima de la cama, a mi lado, colocó un botiquín de primeros auxilios.

– ¿De dónde has sacado eso?– El Señor siempre deja estas cosas en el baño para curarnos mutuamente,

los dos compañeros de habitación, tras un castigo como este. – Me respondió él cogiendo un algodón y echando un poco de alcohol en él.

– ¿Y por qué haría eso? Quiero decir, ha sido él quien ha provocado esto. ¿Por qué no dejarme sufriendo? No logro entenderlo.

– Después de torturar a alguien se siente culpable y nos deja esto para remediar lo que hizo.

– ¡Maldito psicópata! ¡Eso es enfermizo! – Refunfuñé.

8

Page 10: Secu Estrada

– ¡Shh! Te dije que no gritaras. El Señor oye todo lo que decimos por cámaras y micrófonos y se irrita con facilidad. Te lo advertí, te dije que no gritaras y mira lo que te ha pasado por no hacerme caso.

– Lo siento, Zayn. ¿Sabes? ¡No estoy acostumbrada a que convivir con nadie durante el secuestro de un psicópata y tampoco suelo hacer caso a desconocidos! – Dije enfadada.

– El sarcasmo y ese carácter no te van a servir de nada aquí, así que mejor ahórrate el numerito.

– Eso no es asunto tuyo, Zayn. No he pedido tu opinión. Las sugerencias al buzón. – Contesté, he de reconocer, a la defensiva. Tras decir eso sentí cómo desabrochó mi sujetador. En seguida me sujeté la parte delantera de éste para taparme los pechos. – ¿Pero qué demonios haces? – Le grité de nuevo.

– Tranquilízate, ¡estás histérica! No te voy a violar. Si quisiera hacerlo, no te habría soltado de las cuerdas. Necesito curarte las heridas para que no se te infecten. Tienes la espalda llena de sangre. Esto te va a doler. – Dijo y a continuación sentí un escozor insoportable en la espalda. ‘Genial, como no he sufrido bastante hoy…’ pensé mientras Zayn me colocaba el algodón con alcohol en las heridas. No pude evitar gritar. – Lo siento.

– Zayn, ¿por qué llamas a ese psicópata “Señor”? – Le pregunté. Mi curiosidad siempre tendía a aparecer en los momentos más oportunos.

– Bueno, a él le gusta que le llamemos así. Quiere que le tengamos respeto y, como te dije antes, escucha todo lo que decimos así que si no quieres que vuelva a castigarte, yo que tú me ahorraría los insultos.

– ¿Cuánto tiempo llevas aquí?– Dos años y medio – Respondió suspirando. Esa respuesta me destrozó, ¿se

suponía que iba a estar allí encerrada tanto tiempo?– Oh, joder. No creo ser capaz de aguantar tanto tiempo aquí. Me volveré

loca. – En ese momento más lágrimas comenzaron a derramarse de mis ojos. Me las limpié en seguida e intenté que no se notaran.

– No lo harás.– Antes dijiste que había dos personas en cada habitación. Llevas aquí

mucho tiempo, ¿qué pasó con tu otro compañero?– Nunca he tenido un compañero. El Señor siempre coloca una pareja, una

chica y un chico, por habitación. A la anterior chica la mataron porque se cansaron de ella. – Dijo él y su rostro se contrajo. ¿Cómo podía decir semejante cosa sin mostrar ninguna emoción, como si aquello fuese normal, como si su compañera hubiese sido liberada en vez de asesinada?

– ¿Qué? – Pregunté horrorizada, esperando una explicación, mientras abrochaba mi sujetador, ya que había terminado de curarme.

– Supongo que ella ya no les excitaba.

9

Page 11: Secu Estrada

– Explícate porque no estoy entendiendo absolutamente nada. – Le pedí intentando sentarme en la cama. Sin embargo las heridas me dolían demasiado y no lo logré. Emití un gemido de frustración.

– Tienes que descansar. No hace falta que te levantes, duerme un poco.– ¿Y tú dónde dormirás? Quiero decir, sólo hay una cama.– Pues en el suelo. – Dijo como si fuese algo obvio, lo que me sorprendió

bastante, a decir verdad. – No, claro que no. Tú también mereces descansar, ¿siempre duermes en el

suelo?– El Señor dice que es por educación. A menos que las señoritas me lo

pidan, deberé dormir en el suelo como todo un caballero.– ¡Eso es muy machista! Lo bueno es que si te pido que duermas en la cama

podrás hacerlo. Así que Zayn, te pido que duermas en la cama. Todos somos humanos, qué más da ser hombre o mujer. Hay que ser muy egoísta para verte dormir en el suelo y no hacer nada. Quiero decir, la cama es bastante grande. – Expliqué intentando echarme hacia un lado para dejarle espacio. Él, al ver que no podía moverme, me cogió y me desplazó. – Gracias– Dije sonriéndole. Error. ‘¡No sonrías! Ese es el primer paso para enamorarte. Conoces a un chico guapo y amable, le sonríes cuando hace algo tierno y ¡boom! Caes en su red. Luego se aprovecha de ti, te deja por una puta, rubia por supuesto, y adiós. Acabas en un psiquiátrico por intento de suicidio.’ Pensé exageradamente. Mi yo interno era un hijo de puta en cuanto a chicos se refiere, no, era un hijo de puta en general, punto.

– No eres como las demás chicas. – Dijo tumbándose a mi lado y mirándome de una forma que me ponía realmente nerviosa.

– ¿Por qué?– A las demás les daba igual si yo dormía mal o no en el suelo, tan solo se

preocupaban por ellas mismas. – Noté una expresión de tristeza en su cara.– No es que yo sea rara, es simplemente una cuestión moral. Sinceramente,

no podría dormir viendo que estás en ese áspero suelo. Ahora explícame eso de tu otra compañera, ¿cuál es el objetivo del Señor al tenernos aquí encerrados?

– Básicamente nos encierra por parejas y nos obliga a tener sexo. Él nos da las indicaciones de lo que quiere que hagamos y nosotros las acatamos. Si no lo hacemos nos tortura. Lo que te ha hecho a ti es uno de los castigos, pero los hay peores.

– ¿Cómo? Pero eso no puede ser. – Dije susurrando, pero Zayn me oyó. Había leído libros policiacos sobre torturas en secuestros pero nunca esto. ¿Secuestrar gente para obligarlos a tener sexo entre ellos? ¿Por qué tomarse tantas molestias cuando puedes pagar dinero por acostarte con alguien tú mismo o puedes ver gratis sexo por internet?

10

Page 12: Secu Estrada

– Sé que es algo horrible, pero yo ya me he acostumbrado.– ¿Cómo puede alguien acostumbrarse a algo así? ¿Y si no lo hago

suficientemente bien va a matarme? – Dije tragando saliva mientras empezaba a temblar de miedo. ‘Genial, no podía haber secuestrado a una puta, tenía que secuestrar a una virgen’ Y otra vez me encontraba pensando demasiado sobre mi horrible vida y mis defectos.

– ¿Y por qué no ibas a hacerlo bien? Las otras chicas pudieron, ¿por qué tú no? – Dijo intentando tranquilizarme, pero lo único que consiguió fue ponerme más nerviosa.

– No, tu antigua compañera no pudo. Además, porque como tú mismo dijiste antes, yo no soy igual a todas. Yo soy una chica normal de diecisiete años. Voy al instituto, saco buenas notas, no salgo de fiesta, no bebo, no fumo, no tengo novios…– Confesé pero al decir lo último mis mejillas se tornaron suavemente rojas.

– ¿Nunca has tenido novio? – Me preguntó abriendo de par en par aquellos hipnotizantes ojos color miel.

– No –Susurré, perdida en su hermoso rostro.– Entonces, ya sabes, ¿eres…? – Dijo agachando la cabeza, parecía nervioso

por lo que iba a decir. Le hice una señal para que continuara hablando. – Bueno, ya sabes a lo que me refiero.

– No, no lo sé, Zayn. No soy adivina. – ‘Eso es, Alice, atráelo con tu increíble cortesía.’

– ¿Eres virgen? – Soltó bruscamente. Lo miré sorprendida. Luego aparté la mirada avergonzada.

– Sí, lo soy. – Admití encogiendo los hombros.– Pero eso no puede ser. – Dijo confuso.– ¿Por qué?– Pues porque siempre secuestra a chicas que hacen algo malo y que según

El Señor, merecen ser castigadas.– Eso me va sonando más. A lo mejor podríamos crear un perfil del

secuestrador para entenderlo y saber su punto débil, como en Mentes Criminales. Aunque que yo recuerde no le he hecho nada malo a nadie. – Hice una pausa y respiré hondo. – No me merezco esto.

– No te preocupes, si haces lo que te diga no te hará nada. Pero, ¿en serio? ¿Lo único que se te ocurre ahora es en pensar en series de televisión? – Rio a la vez que me regalaba un reconfortante abrazo, el cual con gusto acepté. Necesitaba a alguien con quien desahogarme.

– Nunca pensé que esto pasaría.– Oye, no me has dicho tu nombre. – Dijo él deshaciendo el abrazo y

provocando en mí un extraño vacío.– Me llamo Alice. – Dije mirándolo detenidamente, de nuevo fijándome en

los detalles de su hermoso rostro.

11

Page 13: Secu Estrada

– Un bonito nombre para una chica bonita. Sí, es un tópico, lo sé. ¿Qué te parece si nos presentamos y contamos cómo nos secuestraron? Sé que no es algo muy alegre, pero no pretendo hacerte sonreír, tal vez en otra ocasión. Quiero que nos desahoguemos. – Dijo Zayn.

– Me parece bien. Yo empiezo. Me llamo Alice Price y tengo diecisiete años, como antes ya dije. Estudio mi último curso de instituto. Bueno, el domingo yo… – Tan solo recordar a Taylor formó un nudo enorme en mi garganta. – me quedé en la biblioteca haciendo un trabajo de Literatura hasta las doce de la noche. Mi hermano tenía que haberme ido a buscar pero se olvidó. Lo llamé para decírselo y me ordenó que me quedara unos minutos a esperarlo, pero no le hice caso y caminé yo sola a casa. Por el camino alguien me persiguió y me metió en un coche. Me dormí por culpa del que, supongo era cloroformo, y me desperté aquí. Si tan solo le hubiera hecho caso a mi hermano, ahora no estaría aquí. –Terminé de narrarle los hechos y me llevé las manos a la cabeza, tapándome la cara para evitar que me viera llorar.

– No es culpa tuya, no podrías haber sabido que esto ocurriría.– Es tu turno, cuéntame cómo te pasó a ti. – Le pedí utilizando la excusa

para que dejáramos de hablar sobre mí. Me ponía nerviosa hablar con chicos en una situación normal. Aún más cuando tenía que conversar de algo tan doloroso.

– Me llamo Zayn Malik y tengo diecinueve años. Cuando me secuestraron tenía apenas diecisiete años recién cumplidos. Era un domingo, había quedado con unos amigos para jugar al billar pero me entretuve y salí demasiado tarde. Iba camino al aparcamiento para conducir hasta casa pero alguien me colocó un cuchillo en el cuello y me tapó la boca con un pañuelo que supongo, también contenía cloroformo, pues me quedé dormido y no supe nada más hasta que desperté en esta maldita cárcel. Siempre es el mismo día, el domingo. Por alguna extraña razón siempre secuestra en domingo.

– ¿Tenías familiares o novia? – Le pregunté. No sabía por qué estaba impaciente por escuchar su respuesta.

– Sí, tengo familia. Los extraño mucho. También tenía novia, se llamaba Sofía. – Aclaró.

– ¿Tenías? ¿Cortaste con ella antes de que te secuestraran? – ‘¿En serio, Price? ¿Sólo se te ocurre pensar en eso? ¡Celosa!’ Puta subconsciente, me tenía harta.

– No, pero llevo aquí dos años y medio. La policía ya no me buscará, me darán por muerto. Además tenía diecisiete años, pueden haber pensado que me había ido de casa.

– No lo había visto así. Yo también extraño a mi familia, sobre todo a mi único hermano, Taylor. Mis padres trabajan mucho y siempre están

12

Page 14: Secu Estrada

ocupados. Se preocupan mucho por mí, pero apenas los veo. ¿Crees que pensarán que he huido, que los he abandonado y me he largado sin siquiera despedirme?

– No lo creo, no al ser como eres. Lo siento por lo de tu familia. Yo siempre tuve una muy unida. Creo que eso es lo peor al estar aquí. Recordar que jamás podrás estar con la gente a la que amas. No parar de pensar el daño que les has hecho.

– Bueno, alguna ventaja tendría que tener ser una marginada. – Dije sonriendo, intentando destensar el ambiente un poco. Aunque no lograba quitarme de la cabeza esa idea. Me imaginaba a mi hermano llorando, echándose la culpa por no haberme recogido aquella noche. Me partió el corazón justo a la mitad. No me quedaba nada. Tenía que lograrlo, tenía que hacerlo por ellos. Tenía que escapar para poder transformar sus lágrimas en sonrisas. – Sé que has estado aquí más de dos años, por eso voy a pedir tu ayuda.

– ¿Pedir mi ayuda? ¿Para qué? – Preguntó frunciendo el ceño, desconfiando.– Necesito que me digas todo lo que pasa aquí cada día, el horario, por así

decirlo. – Dije y me fui acercando a su oído para responder a la pregunta que sospechaba haría.

– ¿Para qué necesitas eso? – Preguntó aún más confuso.– Para escaparme de aquí. – Susurré en su oído. Según él me había dicho,

el Señor tenía grabadoras y no pretendía que escuchase esa conversación en concreto.

– Eso es imposible, lo he intentado miles de veces, pero no lo he conseguido.

– Bueno, tal vez yo tenga más suerte. No voy a quedarme aquí sin hacer nada esperando a que me convierta en su “esclava”, por decirlo sutilmente.

– Tú verás lo que haces, yo solamente te advierto, no quiero que sufras.– ¿Por qué habría de hacerlo?– ¿Crees que si se enteran de que has intentado escapar no te darán un

castigo? –Soltó una suave risa – Ingenua e inocente. Te pega.– No, no había pensado en eso, pero tengo que arriesgarme. De todas formas

me torturará, ¿Qué importa cuando lo haga? Nada, antes o después lo hará.

– Es tu problema, yo ya te avisé, luego si te hace algo a mí no me vengas a pedir nada.

– Eres un estúpido ¿lo sabes? Yo a ti no te voy a pedir nada.– ¿Ah, no? Es que estaba recordando que hace tan solo unos minutos pediste

mi ayuda para escaparte.– Mira, déjame tranquila. No hace falta que me ayudes, puedo hacerlo sola.

13

Page 15: Secu Estrada

– Tengo ventaja, llevo casi dos años aquí y conozco todo, no conseguirás nada sin mí.

– Sí, por eso sigues aquí. – Dije riendo. – No seas tan egocéntrico. No eres imprescindible, recuerda eso.

– Si sigo aquí es porque es imposible salir.– Eso ya lo veremos. – Dije finalizando la conversación y quedándolo con la

palabra en la boca. Me di media vuelta, con bastante trabajo, y me propuse dormir un poco y, tras un par de horas intentándolo, lo conseguí.

14

Page 16: Secu Estrada

CAPÍTULO 3

“Señor, déjeme ayudarla”

esperté temprano al oír unos fuertes golpes. Cuando me levanté de la cama me mareé un poco, recordando un detalle un tanto importante, llevaba un

día entero sin comer ni beber. Eso hizo efecto en mí debilitándome, como era de esperar.

DEl dolor en la espalda disminuyó, pero aún seguía ahí. Miré detalladamente la habitación y Zayn no estaba. Me asomé al baño y estaba vacío. ¿Dónde se suponía que estaba?

Entré en el baño una segunda vez para lavarme la cara pero me encontré con un vestido veraniego, un par de tacones a juego y ropa íntima. El conjunto parecía bastante caro. El vestido y la ropa interior eran sofisticados, de seda.

Supuse que lo habían preparado para mí así que decidí ducharme y cambiarme de ropa poniéndome la limpia. Me cepillé el pelo y lo moldeé para hacerme un moño sencillo con una coleta que tenía en la muñeca. Por cierto, me extrañó muchísimo todo lo que había en el baño. Esa no parecía una habitación donde secuestrar a gente, más bien una de hotel.

Salí del baño ya preparada y me senté en la cama mirando hacia el frente, pensando en todo lo que había cambiado el día anterior.

15

Page 17: Secu Estrada

Me perdí en mi propia mente, de la cual salí al ser interrumpidos por el ruido metálico de los cerrojos de la puerta al ceder. Abrí los ojos de golpe y me escondí detrás de la puerta del baño. Vi al mismo hombre que el día anterior me había torturado. Me puse pálida, mientras él se acercaba al baño.

– Vamos, Alice, sal del baño. Quiero ver cómo te queda la ropa que te he preparado, seguro que estás preciosa. – Dijo abriendo la puerta. Por impulso cogí el secador. No veía nada más útil en el baño con el que defenderme. Escuché sus suaves pasos acercándose. Cuando entró en el baño le di en la cabeza con el secador. Sí que iba a servir de algo. Salí corriendo rápidamente, pero al traspasar la puerta me tropecé con los tacones y casi me caigo. No tenía tiempo para quitarme los zapatos así que hice un esfuerzo y seguí corriendo por los pasillos que iba encontrando. Sorprendentemente, cuando atravesé uno de los pasillos entré en una enorme habitación, que debería ser el comedor. Zayn estaba allí, en una mesa impresionante, llena de comida. Mi estómago rugió al instante.

Aparte de Zayn había un par de chicas y chicos más. Casi me desmayo al verlo allí por lo que me tambaleé un poco y tuve que apoyarme en una de las sillas de la mesa. Notaba los acelerados latidos de mi corazón palpitándome en el cuello. Zayn corrió hacia mí sujetándome por la cintura y aportándome el equilibrio que necesitaba.

– ¿Qué demonios te ha pasado? – Preguntó atónito.– Solo estoy un poco débil, estuve un día sin comer ni beber, es normal que

me encuentre así. Pero Zayn, tienes que ayudarme. – Dije desesperadamente mientras intentaba coger aire.

– ¡Dime qué pasa! ¿Por qué no has venido con el Señor?– Vino al cuarto y yo me escondí en el baño, cuando entró en él le golpeé la

cabeza con…algo. – Contesté temblando. Estaba confundida. Temía por mi vida. ‘No debiste hacer eso, idiota. Ahora vas a morir y entonces sí que no podrás tranquilizar a tus padres y a tu hermano.” Y para colmo, mi subconsciente, al igual que siempre, ya me estaba dando ánimos.

– ¿Qué? – Gritó. En ese momento cerré los ojos mientras sentía que mi cuerpo caía bajo los brazos de Zayn. Éste inmediatamente me sujetó con más fuerza.

– Zayn por favor, ¡no permitas que me torture! Dile que me mate, pero no… – No pude acabar, alguien me agarraba fuertemente del pelo tirándome hacia atrás. Sentí que Zayn me soltó y el que estaba detrás mía me agarró por el cuello impidiéndome respirar. ‘Es tu hora, despídete.’ ¡Pero qué hija de puta! No podía tener un dulce ángel que me animara, no, tenía que ser una fría rubia que me hundiese más de lo que ya estaba.

– ¡Maldita zorra! ¿Quién te crees que eres para tratarme así? – Oí decir a aquel psicópata mientras yo me ponía roja por la falta de oxígeno. Apenas

16

Page 18: Secu Estrada

podía llegar a susurrarle para que me soltara ya que mis labios estaban demasiado ocupados buscando el aire que necesitaba, pero que no llegaba.

Todos los que estaban en la mesa me miraban sorprendidos, incluido Zayn. No pude aguantar más y empecé a cerrar los ojos, a punto de perder el conocimiento, cuando de repente me soltó bruscamente provocándome una brusca caída hacia el suelo. Ya era libre del forzoso agarre en mi cuello, pero mi garganta seguía sin ceder, no dejaba pasar el aire. No podía respirar, y entonces sentí que aquel momento era mi final.

––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––

Cuando Alice cayó al suelo rápidamente me acerqué a ella. Creí que ya estaba bien, puesto que el Señor ya la había soltado, pero no fue así. La encontré arañando el suelo con sus manos, cerrando los ojos, perdiendo la poca energía que le quedaba. Su hermoso rostro poseía un pálido color crema claro, casi blanco. Me asusté. Le di la vuelta, poniéndola boca arriba en el suelo, echándole la cabeza hacia atrás y abriendo su boca. Pretendía hacerle el boca a boca, pero el Señor me apartó bruscamente y le dio una fuerte bofetada en la mejilla. Lo repitió varias veces, pero ella no despertaba.

– Señor, por favor, déjeme ayudarla. Necesita oxígeno ya. – Le rogué.– ¡No! Ella sólo está fingiendo para que no la castigue, pero no tiene ni idea

de lo que le espera. – Me respondió furioso.– ¡Señor, por favor! No respira y eso no puede fingirse. – Dije desesperado

y temiendo que no despertara. El señor me miró fríamente y luego fijó su mirada en Alice. Tras observarla un momento y darse cuenta de que no respiraba, abrió los ojos como platos y se llevó una mano al cuello, demostrando su preocupación. Él fue quien le provocó eso a Alice y tuve que contener unos inesperados impulsos por reventarle toda la cara de un puño.

– ¡Zayn! ¡Hazla respirar ya! ¡Tiene que despertarse! – Gritó levantándose y dando vueltas por la habitación. Rápidamente me acerqué a Alice, le abrí la boca, y cogiendo aire con la mía la junté a la suya soltando suavemente el aire que había acumulado, proporcionándoselo a ella.

17

Page 19: Secu Estrada

Tras hacer lo mismo unas cuantas veces más, junto con algunos golpes en el pecho, comenzó a respirar nuevamente. Las películas pueden ser útiles en casos como estos al igual que las prácticas de primeros auxilios del instituto.

‘Pero, ¿qué acababa de pasar ahí? ¿Primero la intenta asfixiar y después se vuelve loco al verla morir? ¿Cuándo ha reaccionado así antes con otra chica? ¡Nunca! Claramente, para el Señor, Alice es más que otra de sus piezas de juego. Alice es importante para él. ¿Por qué?’ Estuve reflexionando, haciéndome demasiadas preguntas, intentando averiguar sus respuestas, intentando resolver mis dudas. No ocurrió. Dos guardaespaldas se llevaron a Alice inmediatamente. El Señor huyó con ellos, atravesando la puerta del comedor como vampiros ante la llegada del sol. Y yo me quedé en shock. ¿Volvería a verla? Eso esperaba.

CAPÍTULO 4

“Eres importante para él”

esperté en una camilla totalmente confundida. Me dolía todo el cuerpo, me sentía tan débil. Me pregunté si mi hermano se sentiría igual en aquel

momento, esperando ante la puerta durante la noche, deseando verme atravesarla con una sonrisa. Ese momento llegaría, lo sabía.

DMe incorporé un poco, sentándome. Empecé a recordar todo lo que pasó… ¿ayer? ¿Hace unas horas? No sabía cómo ni cuándo me habían traído a aquel sitio ni qué hora era. Sentía como si llevase allí días enteros. El aire que se respiraba en la habitación se sentía denso, caliente. Necesitaba salir. Necesitaba respirar aire fresco. Añoraba el exterior; el viento; el frío; el olor a tierra húmeda del otoño que permanecía en la brisa aquella temporada en mi ciudad.

Eché un vistazo a mi alrededor y analicé la habitación en la que me encontraba. Era blanca, limpia y pequeña, con armarios transparentes totalmente llenos de medicamentos. Todo indicaba que estaba en una enfermería.

Decidí moverme. Intentar recuperar los tensos músculos de mis piernas. Justo cuando iba a levantarme de la camilla alguien abrió la puerta. Una chica pasaba a través de ésta dirigiéndose a mí. Era menuda, pelirroja, con numerosas pecas

18

Page 20: Secu Estrada

cubriéndole la cara. Parecía amable, sonreía, aunque sus ojos cansados no decían lo mismo.

– ¿Estás bien? – Preguntó nada más verme. Se acercó a mí.– Sí, estoy bien, ¿Quién eres? – Cuestioné, aunque la impecable bata blanca

que la rodeaba ya lo indicaba.– Me llamo Emma, soy la enfermera. Tienes que tomarte esto. – Dijo y me

mostró varias pastillas de dispar tamaño y forma.– ¿Para qué? – Inquirí desconfiada.– Estás demasiado débil y ya que el Señor prohibió rotundamente que se te

diera de comer al menos tomarás vitaminas. Por cierto, ya curé tus heridas de la espalda. – Dijo. Algo que llamó mucho mi atención, ella también llamaba a ese maldito psicópata “señor”. ¿Estaría ella también secuestrada?

– ¿Tengo que estar aquí permanentemente?– No, claro que no. De hecho, ahora iba a llevarte a tu habitación. Te están

esperando. – Me explicó. ¿Quién me esperaba? ¿Zayn? ¿El Señor?– ¿Puedo ir al baño primero? – Pregunté inocentemente.– Por supuesto, es esa puerta de ahí. – Contestó señalándome una pequeña

puerta blanca a la que no había prestado demasiada atención antes.

Entré con las pastillas en la mano. Abrí el grifo para que pareciera que me lavaba un poco, aunque realmente tiré las pastillas al W.C.

No era tan ingenua. Si intentaban matarme o dormirme, tendrían que esforzarse un poco más. Respiré hondo y salí del baño. Dos hombres me esperaban en la puerta junto con Emma. Me dirigieron a mi habitación e intenté memorizar los pasillos que atravesábamos en el camino, aunque en el quinto perdí la cuenta.

Abrieron la puerta de la habitación y entré mientras cerraban la puerta desde fuera.

Zayn estaba sentado en la cama comiendo filetes con patatas fritas. Al ver aquella escena instintivamente mi estómago rugió y Zayn levantó la cabeza para mirarme. Noté cómo la expresión de su cara cambiaba de enfado a alivio, ¿sería por verme?

– Hola – Saludé sentándome a su lado y forzando una sonrisa. Él se sentó nuevamente.

– Oh, lo siento mucho. – Dijo metiendo la bandeja con su comida bajo la cama.

– No te preocupes. – Lo tranquilicé tratando de ocultar lo débil que me encontraba en ese momento.

19

Page 21: Secu Estrada

– ¿Cómo no quieres que me preocupe? ¡Mírate! Estás pálida y muy delgada, estoy seguro que apenas puedes mantenerte en pie. Llevas cuatro días sin comer. – Dijo frustrado.

– ¿Cuatro días? ¿He estado tres días en la enfermería? – Pregunté confusa.– Sí. Por cierto, hay algo que me preocupa – Dijo susurrando, por lo que me

dio la sensación de que hablaba más para sí mismo que para mí.– ¿Y qué es? – Le pregunté levantando una ceja.– No lo entiendo. Creo que eres algo más que una víctima para el Señor, no

sé lo que le pasa contigo. No sé qué es lo que está ocurriendo. Cuando te desmayaste yo iba a hacerte el boca a boca – explicó mientas se sonrojaba levemente, lo que me pareció ridículo viniendo de él, que ya estaba acostumbrado a tirarse a sus compañeras de habitación. – él no me lo permitió, creía que estabas fingiendo, pero al ver que no respirabas se puso hecho una furia. Me ordenó que te hiciera despertar, mientras él no paraba de caminar de un lado a otro por toda la habitación. Parecía realmente desesperado. Es como si te tuviera cierto cariño, un cariño que no ha mostrado con nadie más. Eres especial para él y de eso estoy totalmente seguro, pero no entiendo por qué. – Me explicó y yo me quedé aún más confundida.

– ¿Que me tiene cariño? No creo que sea especial para él, y mucho menos que me tenga cariño. No hace falta que te recuerde lo que me hizo el primer día que vine o cuando casi me mata hace tres días. – Dije mientras la furia acumulada iba saliendo poco a poco.

– A cualquier otra chica que hubiera estado en tu lugar la habría matado, Alice, créeme.- Dijo y yo me noté palidecer aún más de lo que ya estaba.

– ¿Me estás diciendo que estoy aquí por otro motivo? ¿Que estoy aquí por algo totalmente distinto que los demás? ¿Qué se supone que es especial en mí? ¿Qué diferencia hay?

– Pues, piénsalo. No has hecho nada malo, o al menos no lo suficientemente malo como para considerar que necesitas un castigo. Eres buena en el instituto. Eres responsable y para nada problemática. Eres demasiado inocente para estar aquí. Ahí tienes la diferencia. –Respondió él muy seguro. Yo en cambio no lo estaba tanto.

– Pero si yo no tengo por qué estar aquí, ¿qué otro motivo tiene él para castigarme?

– Ninguno, solamente te castigó porque le desobedeciste. El Señor es así, debe tener el poder sobre todo, tiene que imponer sus normas y espera que las cumplas, de lo contrario, pierde su control sobre sí mismo. Cuando cuestionas su poder, se enfada y demuestra su ira, aunque no quiera. Eso explica por qué, después de asfixiarte, al verte casi muerta se comportó de esa manera, tan preocupado por tu vida. Tenía miedo de perderte, se arrepintió de lo que había hecho. Pero para no poner en duda esa autoridad

20

Page 22: Secu Estrada

delante de sus guardaespaldas, te castiga sin comer. De hecho, pondría la mano en el fuego a que si te comportaras bien, él te trataría como a una princesa. ¿Es que no te has dado cuenta? ¡Hasta te trae ropa limpia y bonita todos los días! A las otras chicas no se les permitía ni bañarse. No entiendo por qué eres tan importante para él y tengo que averiguarlo. – Razonó hablando demasiado rápido. Yo me quedé en silencio mientras procesaba toda aquella impactante información. ¿Qué relación podía tener yo con aquel asesino?

Me encontraba más que confundida. Llegué a pensar que era familiar de aquel maldito psicópata y por eso me cuidaba. Me tumbé en la cama poniéndome en posición fetal y comenzando a sollozar en silencio mientras Zayn se duchaba. Espera, Zayn se estaba duchando. ¿A las otras chicas no se les permitía lavarse, pero a él sí? Tal vez también él es importante para el señor.

21


Top Related