€ccK/o 4),t { scoed,*AA,{_
.T
fl.{ná
fri
¿Qué es [o económico?Materiates para un debate
necesario contra e[ fatatismo
Atain CaittéJean-Louis Lavitte
Cyritte FerratonJosé Luis Coraggio (Org)
cffttff§
Bibtiografía
Abeles, M., 2002, Les nouveaux riches. Ün ethnologue dans Lo Si-
licon Valley, Odite Jacob.
Bidet, E., 2003, Corée du sud: Economie sociole et société civile,
UI-larmattan.Burling, R., 1962, "Maximization theories and the study of eco-
nomjc anthropoLogy", American Anthropologist, vol.64, Agosto.
Caitté, A.., 1975, "1e travait improductif comme écart de capitaL á
soi-méme", cahiers d'économie politique n' 1.
-1994, "Tout [e monde gagne", la Revue du lAAUSS semestrielle
no4, " A qui se fier?", 2o semestre. Godbout, ).T.,1994, " llEtatd'endettement mutuet", lo RevLte du MAUSS semestrielle no4,
" A qui se fier?", 2n semestre.
-2000, Le Don, [a Dette et l'ldentité, La Decouverte /
/\AAUSS.
Goux, J.-J., 2000, Frivolité de lo valeur, Blusson.
Hobbes, 1971, Léviathan, Sirey.
Kula, W., 1970, Théorie économique du systéme féodol, Mouton.
Laclau, E., 2000, La{uerre des identités. Grammaires de l'émanci'pation, La Découverte / MAUSS.
Latouche, S., 2001, La Déraison de la roison économique, Atbin
MicheL.
Marx, K., 1968, Economie et philosophie (Manuscrits parisiens,
1844), La Ptétade, Marx, Oeuvres, Economie, ll, 1968.
Meda, D., 1999, Qu'est'ce que la richesse?, Aubier-Flammarion.
Walras, L., 1976, ELéments d'économie politique pure, Paris, Plchon
et Durande-Auzias.
Definiciones e Institucionesde [a fconomía
Jeon-Louis Lavil{e1
EI texto de Alain Caillé incluido en este volumen presenta laposición de uno escuela teórico llamodo "movimiento antiutilítoris-ta en los ciencios socioles" (/r4.A.U.S.S.). El texta que sigue se puedeconsideror como Lo respuesta de otro escuela teórica llomada "eco-n9yíq sogjgt y sotído¡iql'.
E( dialogo entre e[ movimlento antiutjl.itarjsta en las cten-cjas sociales y [a economía solioarja se inició hace muchos años.Se tradujo en [a reaLización y codirección de obras, o por la par-ticipación cruzada en números de revjstas mientras ios autoresrefiriéndose a una u otra de estas corrientes- con frecuencia han
continuado e[ debate en sus respectivas pub[icaciones. La con-trjbucjón precedente de Cail.Lé da ta oportunidad de enriquecereste diáLogo.
En numerosos puntos, ambos enfoques presentan estrechasafjnrdades de orden conceptuaL, teórico y epistemotógico, En etptano conceptuat,."don y solidarid_ad se reaUmentan como caja deresonancia para enfrentar [a creentla en una absorcjón total deIas retaciones sociales en ta racionaUdad estratégicaiinstrumeni
,
tal; refutan ta aUto,no-r¡jzacjón de lá ciencju ".onorj.a
así como la 'ó!;creencja en su emancipación de I'o poLitico y de La etjca: en eI ptanoepistemologlcó, ambos desconfran de ta áreencja en una c,Lnc,adepurada de toda djmension normat;va.
1 Versión parclatmente revisada del lraba¡o det autor "Déíjnitjons et jnstitulions
de ['économie. Pour un diatogue maussren", en De l'anti-utilrtarisme. Anniversarre,bilan et controverse.", Revue du MAUSS, N" 27, La Decouverte, MAUSS, paris, 2006.
{I
!
iI
I
i
46 47
Jean-Louls Lavi[[e
At iguat que e[ movimiento antiutiiitarista, [a economía soti-
daria, tejás de considerarse como el complementc socioiógico de
unu á.ono*ía positiva cuyos supuestos ya no serían cuestionab[es,
oretende teexaminar los postuIados de la antropotogta económi
L áo*nun,e. En este sentido estos enfoques''ambos iguatment6-
irü,i""",ás en e[ escenario académlco-, se distinguen de otras
loirlunt", sociológicas claramente más respetuosas para con la or-
todoxia económlca y sus categorizacjones'
Etpropósitodeestetextoese[deregistrarestasConvergenclashaciendo visibtes las diferencias de enfoque que animan estos dos
frentes de investigación teórica y de aná[isis crÍtico. No se trata de
frenai- el debate fiiando las posiciones de forma definitjva o doctrinal
sjno de establecer atgunos elementos de referencia para ta reflexión.
por to tanto, no pretándemos ser exhaustivos y limitaremos esta dis-
cusión al. examen de dos puntos importantes a partir de [os cuates y
en base a acuerdos prurior- se dibujan perspectÍvas específrcas. E[
primero concierne a [a definición de ta economía que el movimiento
antiutihtarista y ia economía so[idaria comparten en gran parte. E[
segundo remite a las relaciones entre [a econo¡-nía y to politlco' y más
esfiecificamente, a ta institucjonatizacjón de 1'a economia'
En [a primera parte se pone en evidencia un diagnóstico com-
partido: en [a situación contemporánea, [a clencja económica que
se pretende positiva posee un poder normativo sobre las represen-
taciones y los comportamientos. Entonces, no basta con dar cuenta
sociol.ogiáamente de fenómenos económicos definidos como tales
;;; il -economía
estándar. La sociotogía económica que rervindi-
can tanto [a economía sotidaria como e[ movimiento antiutititarista
cuestiona dicho poder; como lo subrayan algunos observadores "no
queda subordinada a ias probtemáticas propias de [a teoría.econó-
mlca", sino que nutre "una reftexión más general acerca det rol de
ta economía en las sociedades modernas" (Cuzin y Benamouzig'
2004, p. 12). Esto la [teva a cuestjonar tas categorías de [a economía
y su definición. Desde este punto devista, hay acuerdo, en partict-l-
iu, .on Caitié, en tc que concierne a ta distjnclón entre los sentjdos
sustantivo y formal de [a economía. Dicho acuerdo no imprde dos
interpretaciones: [a de Caitlé para quien [a economía formal abarca
la economía sustantjva y que, de atti en adelante, se identifica con
4B
Defrnicioncs e lnstituciones de la economta
[a economía en su totaljdad, y [a del presente texto donde se consi-
dera La persistencia de una distancia entre las economías sustantiva
y formal. Si bien exjste tal proyecto de aslmilaclón (fortalecjdo ade-
más por un conjunto de decistones poLiticas), las resjstencjas de La
sociedad aI respecto son muy reales" Se renuevan tanto en pr ácti-
cas socjales como en regulaciones instltucionales que consti[uyenpuntos de anctaje para "otra economÍa".
En [a segunda parte, e[ desplazamiento entre las economias
sustantiva y formal [[eva a abordar [a cuestión de los procesos de
institucronatización de [a economía. La importancia otorgada a di
chos procesos es compartjda en et texto de Cajtté: confrontando la
itusión de una auto-coherencia económica de un sistema alternativo,
se preconlza recurrir a fjnatidades democráticas que orienten medios ,ij
económicos. ¿Cuátes son las consecuencias para ta acción? A[ respecto, , e;i^ '.'"
cabe recordar e[ mensaje de Marcel Mauss: una jrlterYetg]é!.p-o-!Í!"ica f .o-::--::
gle ng-g!rl!c-q¡-q"!-q,¡-. n"qd-o-: exl!!g!!-g,t d-9.]8-q9t .orrerla e[ riesgo de | 't',,,, .,.
S{nÁ=f,,1-ya.1v.¡-lailsrIg -r-ápi-dame¡le teñid.o, dq autoritari-smo. Esta ' - tl'.
.r*iilbn * &.nróuu y su áctuatformutación debe extraer enseñánzas Y ",r i'de [a experiencia de[ sigto XX. Contra [a intrusión de'un poder púbtico '--'' ,""panóptico", ltama a tomar en cuenta todos los mod.os medjante Los ,'. '
cuates se ha jnstituido [o económjco. Este desvío histórico permite v:r:
hacer un balance sobre e[ que se apoya amptiamente la conceptuall-
zación de [a economía sotidaria. Las iniciativas que se vaten de ésta
comportan una dob[e dimensión politica y económica imbricadas y
en tensión. Es cierto que esta dobte djmensión les confiere fragitidad
pero también te! da una particular pertinencja reubicando e[ debate
democrátjco en e[corazón mismo de las prácticas económicas. Se des-
prende de etta una versión rea[ista -ya que se encuentra socialmente
anclada- de otra institución de [a economía estudiada en "Aclion pu-
btique et économie sotidaire"2: las potiticas pÚblicas, [uchando contra
las discriminaciones negativas propias de tas otras formas y lógicas
económicas, pueden suscitar una capacidad renovada de los ciudada-
nos para debatjr las elecciones económicas y renovartas con una teoría
pluratista de La acción económica como acción soclat'
2 Lavitte, J. 1., Magnen, J.P, De Franqa Fjlho, G
so[iCaire.
C., AcL;an publique ?¡ ecanomle
49
Jean-Louis Lavi[e
Luego de estas dos incursiones en ta definjción y en Ia lnsti-
tución de [a economía, podremos Sacar atgunas conctusiones sobre
las relaciones entre don, reciprocldad y soLidaridad. En efecto, en
torno a estas cuestiones se perfita un nuevo potencial de diáiogo
entre e[ movimiento antiutilitarista y ta economía sotidaria ya per-
cjbidos como cercanos en su concepción de La sociotogía económica
y, aun más amp[iamente, de las cjencias de [o sociat'hjstórico.
Las definiciones de [a economía: un debate recurrente
La definición estándar de Lionel Robbins aborda [a economía
como todo acto de asignación de recursos escasos a fines aiterna-
tivos. Aunque actualmente está poco cuestionada, esta definjciónno siempre se ha impuesto. Varias etapas han marcado el adve-
nimiento de este bien conocido reducclonismo. Cabe recordarlas
brevemente para entender cómo esta progresiva autonomizacjón
de [a esfera econémica -centrada en una búsqueda de coheren-
cia interna- puede hoy en día desembocar en una pretensjón de
universaIidad.
La ciefinición formal
Adam Smith, buscando [as causas de [a riqueza de las na-
ciones señata que éstas se corresponden con [a capacidad de
intercambjo en e[ mercado, graclas a los precios que tr-aducen
l.a cantidad de trabaio incorporada en l.a mercancía. Consjdera ta
economía como e[ resuttado de una tendencia natural de los hom-
bres por "trocar e lntercambiar una cosa por otra"r (5mith, 1995,
p 15), fundada en su interés individual y excluyendo toda pers-
pectiva teieotógica. La economía política considera por tanto que
existe un precio natural de las mercancías, esto es, l.a cantidad
de trabajo necesario para [a producción; e[ trabajo condiciona el
3 A lo targo de este artículo, todas Las
del texto francés aquí presentado. (N
50
traduccjones de Las cjtas se hacen a partlr
de T.)
DefinÍciones e instltuciones de la econom¡a
crecimiento de Ia riqueza mediante su división que aumenta eL
ingreso a[ mjsmo tiempo que permite el desarrollo de Los lnter-cambros aL medir eI vator.
Luego, preocupado por la apLicación práctica, Thomas R.
Ma [th us as]¡r t3.._!e§ "nq.U g7el..n g¡9_q ¡t j tg_,s a las ri q uez as m ate ri a les;
un país y un puebio serán ricos o pobres según.La abund'ancja o laescasez cle lg¡-,gbjelos mater!¿!gs. aue.pose,qn-en rslaciófl , r€Sp€cr.
tivamente, a su ler:rrlor:io y..a-.su,.pqhteSié.¡1 El trabajo pierde su
carácter centra[ en [o concerniente aL estabLecimiento deIvalor con
[a acepción de utjtidad que propone Jean-Baptiste Say, emancipán-dota de cualquier referencja moral para evaluarla solo en función de
[a omnipotencia de[ deseo subjetivo. Desde luego, existen otros va-
Lores, inconmensurables con [a producción y [a puesta a disposiciónde bjenes que permiten [a satrsfaccrón de los deseos y los gustos
como de tas necesrdades. Sjn embargo, tu g_l_9lg.qlq 1g..p*uede intql.grartos dado que su carácter Científicotéscansa precisamente en
i, 4*-nari;ión oé ra ii(uié'zá-eómó si;ma oe tot reiuisos materiátéiapropiabtes en forma individuat a traves del mercado.
FinaLmente, con el pasaje a [a economía neoctasica y l.a ana-
logía mecánica que adopta, [a economÍa pura se restringe en su
objeto con respecto a la economía potítica que la había precedido.En términos de Antojne-Augustin Cournot, para evitar "Ia extre-ma complicación" de las relacjones que inftuyen en la mejoría deldestino de los hombres, se define como [a "teoría de[ valor de
cambro y del intercambio", esto es, como "ta teoría de [a riquezasocial consjderada en sí mjsma" (Maréchal, 1997, p. 59), suscep-
tibte de ser objeto de una demostracjón abstracta. La economíapura se reivindica como ciencia sobre el modelo de las ciencjasfísico-matemáticas. Como [o señala Léon WaLras (1988, p. 245), en
ta economía pura sóLo inrporta Iq escasez como solucjón at origendel valor, contra la solución "demasjado estrechall de Smith que se
fundaba en e[ trabajo, negando un vator a cosas que reaLmenle |.o
tienen y contra la solucjón "demasjado ámplia" de Say atribuyendoun vator a cosas que, en realidad no [o lienen.- - -
Como ciencja "positiva". La economia se ha autononrizadopostulando [a exrstencia de r-rn dominio separable -e[ de las rique-zas mercantiles y materiales- que podia ser exonerado de cuatquier
51
Jean-Louis Laviitc
bÚsqueda de un bien comÚn, resultado de una Cellberación colectlva'
Por tanto, como ciencia "natural" dedicada a la puesta en evidencia
de [as [eyes de las sociedades humanas, ha obrado a favor de cambios
en las prácticas, ocultando las modatjdades históricas de su jnstitu-
ción y naturatizando las elecciones operadas en e[ia' 5u diíusión se
J"Oi¿ u su pretensrón de ser objetiva, esta neutraiidad axio[ógica
que reivlndicaba y que ha ccntribuldo amptlamente a .sus
efectos
performativosa Esta confusrón entre 9gorr91i9 v ecgnlmia fprT1lla
iarantizado a ia disciptina una coherenciáén un perÍodo en e[que se
igaiáárn1;uái'en forma em'pírica qué [a"mejoria-de [a PloQugg¡f¡
giJneraba uriá mejorÍa de las condicionel !e ¡11da Se torna cuestio'ñaUté.uun¿o creéimiento y mejoría det biéneitar dejan de coincjdir.
Sin embargo, en et momento en que su marco epistemológico vaclla'
Ia economía manlfiesta un "imperlatismo" discip[inario jnédjto.
Laconcepciónde[aeconomíacomosistemacerradoteniacomocorotario ta admisión de [a existencia de otras esferas concernientes a
registros diferentes. De ahora en adetante, se cuestiona este recono-
ciriiento de ta diferencia entre órdenes. Con [a teoria de [a eteccrón
racionat, eI enfoque denominado forma[ extiende eI comportamiento
que apunta a economizar escasos recursos -mediante un cátcuto de
los costos y de tas ventajas de ta acción o de [a eteccjón encarada- a
todos tos áomjnios de ta vida socjat. Dado que [a economía se distin-
gue de las otras ciencjas sociaies por su rigor format, puede tornarse
lramática universat. Cuaiquier comportamiento humano (cuttural, es-
_ié¡.u, sentimentat...) puede ser considerado objeto de cálcuto. Esta
generalización de [a motivación de Ia acción racional tiende en par-
iicutar a quitar sentido a [a actividad potítica. Cuando e[ modeto de
anátjsis económico se aptica tanto a las opclones jndividuales como a
[a acción cotectiva, [a accjón púbtica, en tanto intersurbjetividad en
e[ espaclo púbtico, ya no es concebibte. Así, ta escueta de "ta etec-
ción púbtica,' reduce cuatquier detiberación a [a etección que hace un
etector asimitado a un consumidor y ta teoria de ta movilización de los
4 Se habla de un enunciado performativo - o de la performativldad de un enunciado
cuándo ei mismo enunciado constltuye e[ acto que designa" El acto se rea[iza en e[
momento preclso que se enuncja Fue John Langshaw Austjn eL que jntrodujo este
concepto en 1967 en su obra How to do things with words (N de T )
57
Definiciones e instiluciones de [a economla
recursos diemensiona e[ compromiso mediante la evatuación de Las
energias y los recursos invotucrados. Cuando se propone dar cuenta
de todo comportamlento humano, [a economía se convierte en un
economicismo, sim6otlzado por ta obra de Gary Becker.
A[ respecto, como se señató en [a jntroducción, [a sociología eco-
nómica promovida tanto por e[ movimiento antiutititarista como por [a
economía soUdaria no se contenta con estudiar los hechos económicos
para completar et anátjsis de [a economía ortodoxa" PJgpon" reconstruir
ias categorías y Los hechos económicos sobre una baié sociat; en otros
téimrñb§; té-]"o¡;ge .sátisfacErse tón"et'proyéctó de"l'a ñü6fá ¡ocloto,g1a
etonómüq rgpresentado poi,.Márk Granovette,l retoma las interroga-
ciones de Kirt Potanyi acerca de [a misma nocjón de economía'
La definic'ión sustantiva
La teoria de ta accjón raclonal manifiesta, en forma radjcall-
zada, una re-actuauzacjón de |.a utopía de [a socledad de mercado
que -según Potanyi- consiste en uno de los notables rasgos de la mo-
dernidad. Frente a ésta, resulta perli[qnlg v,o'.!vg¡.¿! q-tro sentjdo de
lo económico que este autór tambjén puso en evldeneia. El sentjdo
s"i¡-tántivo "se origina gn.!a dependen.c¡q -{et .[-o¡¡p¡q.re¡peqto a l'a
náturaleza y a sus semejantes para asegurar su supefvlvencja. Remite
aTlntáráamtio entre eL-hombre y su entorno náiü?ái v socia["5' En [o
concerniente a su subsistencia, los hombres dependen de [a natura-
leza y de los otros hombres; a través de un proceso lnstjtucjonalizado
obtjenen los medios para satiifaáei"süs-nécésidádes rilateriates me-
Aiá¡ta iñtéracciones sociates e interacciones con e[ entbrho naturat6.
Se pueden distinguir tres etementos en esta definición sus-
tantiva: [a referencia a [a materialidad, la interacción entre los
hombres y de ettos con [a naturaleza, y e[ proceso instjtucjonalizado
a través del que adquiere forma [a economja rea[.
5 poLanyi, K., "Léconomie en tant que pr-océs institutionnahsé -, in Essajs de KarI
Polanyi, Paris, SeuiL, 2008, PP. 53 78.
6 pofanyi, K., rhe Livelihood of //an, New York - san Francisco Londres, '1977,
chapitre 2.
53
Jean-Louis Lavil{c
-Acerca del primer punto, Cait[é tiene razón aL señalar que
[a concepción sustantiva fetjchiza demaslado [a materjaljdad de la
producción y de las necesidades. Esta rnsjstencia, explicabte histó-ricamente, no se puede sostener en las economías contemporáneasen las que ta parte de [a produccjón jnmaterial no de;a de aumentar.La definición sustantjva soto se puede mantener si se Ljbera de una
referencia demasiado marcada a [a materialidad; Lo que se puede
defender sj no se asimrlan subsistencla y supervivencia y si se incluyeLa búsqueda de la "vida buena". Como, a Ia inversa, La concepciónformalista no jnsjste sufrcientemente en e[ costo real que supone[a satisfaccjón de las necesidades, resulta pertinente aprehender laactivjdad económica como |.o hace A. Cailté, esto es, como [a que re-
mite a los medjos imptementados para obtener deseables medianteun qasto de energía penoso por ser rmpuesto. Djcha definición de taecoñomía t" pu"á" mantener si se artjcula coR.-l<íl ot-ros dos p-u¡r1o¡
imporuantes incLuidos en la defjnjcion dc Potanyl.
Referjdo a[ segundo punto, las interacciones humanas y Las
det hombre con [a naturaleza imptican que la economía no puedeser una esfera ajsLabLe. La inteldependdncia socjaI Le conliere un
horizonte de sentjdo y de comprensjón que desborda la actñj-dádimpuéSta y penosa mientras [a interdependencia con [a'natLiraté7a113!-!ie-a a p[eqquparse por [os d_a_tos ambientates v enerqfll_c9!.
-Ai mjsmo tiempo, 'y éste es e[ tercer punto- [a economÍa puedetonrar consistencja únicamente mediante un proceso jnstitucjonatizado.
Atcontrarjo de ta idea de un mercado autorregutado, conviene ad,rertirque su surgimiento y su existencla suponen instjtucjones soc¡ales.
Se puede [ibrar a Polanyi de la sospecha que pesa sobreél acerca de la subso,cialización de la ec-onqmia moderna precr-sando l.o que é1.-¿áná*ina ¿"i"ncastiámlánto como un procesojnstitucjonaUzado que privilegla e[ sentido formal de ta eccjñonr1á,-tn este sentido, e[ r¡ercado autorreguLador no es una .ealidadhistórica sino una utopra que ha transtormado cuLtura[mente iá
[ér'cepcÍon de Ia economta y que manifiesta una gran perf ormati-vidád generando profundos cambios lnstitucionales. Desde et sig[o
54
Definicioncs e instrluciones de la economla
XlX, dicho proceso ha provo-gado un.o[vjdo de La imbrjcación entreLa economía, Lo soclal y e[ mqdjoampie¡te que es coirstitutjvade ta ideología det progreso y del crecimiento- Hoy en día, esteotvido ptantea probtemas que se acentúan singularmente" La am-ptitud de los daños generados explica La voluntad expresada cada
vez con más frecuencia de un "principio-responsabjlidad" (Jonas,
1990) qqg"rei!s*gIFg"la-.eson.amÍa"-err",.la§.frnqlidade"s-lrgq.anas. L1economía-Íoryq! puede asplrar a [a.autosufjciencia sóto porque
EhbiáTil-funciones que permiten la reproducción en ét tiempo de
los ecosistemas naturales y humanos'.
La persistencia de [a distancia entre las
economías sustantiva y formal
En este contexto, [o que Cail|,é [[ama [a "coalescencja"contemporánea entre Los conceptos sustantjvo y formal de [a
economía debe ser cuestionado É¡ta es !a suestjón.de tas djmen-siones no mercantit y nq monetána de la economía. ¿Son eitas
únicamente"aspectos résiduates rnclurdos, en ei-ñ¡Vlmiento de
"mercantiLización" de[ mundo? Si ese fuera e|, caso, [a distinciónentre [a economía sustantiva y economía formal no tendría más que
un alcance histórico. Ahora bien, e[ anáLlsis de Polanyl acerca de [aeconomía sustantjva -aL igual que e[ de Mauss acerca de[ don- no
se confunde con e[ estudjo de las sociedades premodernas: tieneun valor heurístico para entender los fenómenos contemporáneos.En efecto, ¿se puede aceptar como definitiva la afirmación de [a
desaparicrón de ia "auto-producción" o la obtención "de [os de-
seabtes" "exclusivamente mediante e[ mercado". ¿Se puede seguir
abordando [a economía como "[a producción de las riquezas mate-riates y mercantites", [o que reduce tanto a Ias asociaciones como
a[ servjcio púbtico a un sector "improductivo" que obtiene sus me-
dios de existencia por las extracciones hechas a [a economía deL
mercado? La identidad estabtecida entre [a riqueza material y Ia
7 Passet, R", "Bio-economie", in J-L. LaviLle, A. D. Cattani, "Dlctionnaire de
l'autre économie-, París, Desctée de Srouwer, 2005. pp. 53-78
55
Jean-Louls Laviite
riqueza mercantt[ así como [a que se estabtece entre ta economía
mercantiI y eI sector "productivo" se remontan a ta ofensiva ldeo-
lógica a partir de [a cual se justtfica una nueva fase de este proceso
institucionatizado que priviLegia cada vez más [a economía formal;
no pueden considerarse como hechos comprobables debido, por lo
menos, a las tres razoiles siguientes.
En pr:inrerlugar, riqueza mercantjI y rlqueza materiaI no son
equiválentes án ta medida en que La riqueza mercantiI admjte un
componente inmaterial cada vez más importante. Hoy en día, los
servicios representan más de[ 709á del empteo tota[ en Francia.
Este aumento se explica parcialmente por la progresión de las
activrdades más relacionales e inmateriales: [a salud y La acción
social, [a edr,rcación y Los servlcios a las empresas cuya "parte en
e[ empteo aumentó del 4,6% en 1936 al26% en e[ 2000 (esto es,
prácticamente tanto como e[ empieo de los sectores primario y
secundario juntos)" (Gadrey, 2003). La jnternacionatización y [a
terciarización de [a producción -que exacerban tas cuestjones so-
ciales y medioambientates desembocan en un cuestlonamientode [a autonomía de [a economía, postutado sobre e[ que se ha
construido eI enfoque ortodoxo. Como [o estipulaba Ma[thus, eI
acue1:do g-eg(¡n eL cual e[ precio mide La utitidad soto -e"ra.váLido
si se separaban los objetos materjales -que, por esta rn,lsma.cqa-
|'idad, competen a [a economia- de Las actjvidades jnma.teriates.
Pareciera obvio que esta separación no puede mantenerse en una
economía en [a que conoclmjentos, informaciones y relaciones
cumpten un papet creciente.Luego, et cálcuto monetario de la riqueza muestra que "Lo
no mercantit sigue progresando" (DuvaL, 2001, p. 21). Pese ai
discurso neotiberal centrado en la necesidad de [a ba;a de las
contribuciones obligatorias, su parte en [a producción nacional
no de;ó de aumentar entre 1975 y 2000 pasando del 31 a[ 37,3%
det PIB promedio calculado por [a 0CDE -0rganizacjón para la
Cooperación y e[ Desarro[[o Económlco-. Además, entre los servjcios
que acabamos de citar, la educación, la saIud y la acción sociaI se
clasifican dentro de los servicios adminlstrados que representan
el2B,7% del empteo total en Francia en 2001. Dentro de éstos,
además del empleo púbtico, figura un empteo asocjatjvo que reúne
56
Definiciones e lnslituciones de la economla
at.6% de ta pobtación activa. Entonces, g[--n-umerosos servlcios
reiacjonales, [a economía no mercantiI ocupa un lugar mucho más
impórtañte lue tá eConomÍa mercantjL, jnctuso entre aquellos que
se desarro[an más notablemente, como [o demuestra e[ ejemplo
de los servjcjos a las personas mayores en Los que la economia
mercantil cuenta con menos deL 5'á det empLeo. Si bien existe una
presión de las empresas privadas para hacer valer sus competencias
en la materia, no puede interpretarse como una evotución hacia
La economía formaI de mercado. A este respecto, no existe ningún
determinjsmo: la.ponderación entre servjcios mercantiles y no
mscantjies re§útta cje un conjunto de Cispositivos instituclonalesque tonTorman modelos naciona[es de economia y de sociedad de
selyieios'muy'diferenciados (Gadrey, op. cit.', pp. 94-118).-*"-'-''Asimismo; tanto ta diVjsión entre economía no monetaria y
economía no mercantit como la carencia de datos sobre La eco-
nomía no monetaria manifjestan más una negtlgencia acerca del
trabajo domástico o de La auto-produccrón que una reatidaci ob'jetiva sancjonando su desaparición. (Gadrey, Jany Catrice, 2005,
pp. 50-5a). Atiguatque to que ccur-re con la economía informaL, lo
que no se contabiLiza no existe reaLmente.
Por ende, ta autonomía de [a economía -durante mucho
tÍempo justificada por eL hecho de que podía ser conslderada
como [a jnfraestructura de [a socjedad que reguta la vida materia[
es cuestionada cuando la distjnción con las superestructllras se
torna imprecisa "ya que el crecimjento económjco sigue adetantejnvadrendo las superestructuras, en partlcutar tos mundos de lajnformacjón, de [a comunicación y de l.a cultura" (Roustang, 2002,
p. 11).Sin embargo, frente a este expansionismo, Lo que puede
contrarrestar a [a economía format no es La leattad a una defini
ción superada de ta economía nj el recurso a una esfera autónoma
de Lo potítlco sino más bien [a explicación de tas tensiones reaviva
das, por una parte, entre economía formal y economía sustantiva,
y, por ia otra, entre economía y democracia. Sostener que La eco-
nomÍa formaI y Ia sustantiva convergen equivaLe a ratjficar una
concepcion de l.a economla de mercado que Ia considera como
La únrca creadora de riqueza" A ta inversa, rehabititar una deíinición sustantiva permite reintegrar en e[ anátisis las economías no
17í {\oo$ 0 c
57
Jean-Louis Lavitte
mercantiI y no monetarja sjn ubicarlas de entrada en el ámbito
de [a economía mercantil pero subrayando que la de[imjtación de
sus respectlvos Iugares constituye un desafío político. De hecho,
[o que está presentado como "teyes" de [a economía remjte a
construcciones socjo-histórjcas que se pueden cuestionar (Gené-
reux, 2001'2007).- Es irnportante no avatar esta itusjón óptica de una base
económica, a [a vez material y mercantit, sino admitir que laeconomia se conforma a través de convenciones, de marcos
cognitivos compartidos e hjstóricamente evolutivos. Eldesvío entre
La economía real y [a definición formal de economja es eL medio
a través del que se pueden volver a encontrar las evaluacjones
convencionales que [o han permitido y a través del que se puede
sacar a luz su carácter revisable. La acción púbtica en e[ sentidode actividad articutada en un espacio púbLico que necesita una
referencia a un bien común no puede sino ser estimutada por un
retorno tanto a tas deUmitaciones estabtecidas entre economía
monetaria y no monetaria, mercantiL y no mercanti[, como a [aqénesis cje tas regulaciones y Los bienes públicos.
Los modos de institución de [a economÍa:un desafÍo democrático
La fuerza de [a jnstjtución dei capitalismo a partir de [a defi-
nición formal de la economía no significa que ésta se haya impuesto
sin ambages como l.o muestra [a obra de Max Weber. Para este
autor, [a accrón económjca no compete únicamente a la accjón
formalmente racional con arreg[o a flnes, rechazando cualquier re-
ferencia axiotógica. Los actores hacen intervenir valores (de ordenpolítico, ético, re|.igioso...) para tniciar acciones materjaimentes
racionales con arregto a fjnes o actividades con una orientacióneconómica, esto es, en pnnctpio orientadas a otros fines pero que
B 'En este caso, el empleo del término "matena[mente" se opone a "formal'
mente" y no remite al carácter concreto utilizado más arriba como sinónimo de
"mate riaL", (N. det ,4.)
58
Definictones e instituciones de la economta
toman en cuenta hechos económicos en su desarrolto. En estos
casos, no se trata de contentarse con un "cálcuto" efectuado con
medios técnicos y racionates con arreglo a fines; se trata de teneren cuenta otras exigencias para evaIuar La actividad "bajo el án-
gulo racional con arreglo a valores o matenatmente racional con
arregto a fines". Son postuiados de apreclación tos que se tntro-ducen y "estos últjmos poseen un carácter multiforme notable"(Weber, 1995). Entonces, existen numerosas actividades que no
pueden pretender |'a coherencia que posee La economía formal ya
que su efectjvrdad econémica se articuLa con [os principlos ético-potítrciñ"íübyáóéntes.-el probtema que ptantea Weber és et de iúLegitimldád; frente á-La economía formal, cabe no olvidar todas esas
reaijdades que conjugan, en diversos grados, e[ cálculo monetario yta evatuación convencional.
Dado que ta economía de mercado torna jnvjsible o invaUda
otras formas y lógicas econémjcas, se trata de concretizar el pro-
grarna de investigación sugerido por Weber, explicar y entendercómo La institución de La economía no se limitó a [a economía formal-expresión de [a racjonatjdad con arregLo a fines- y cómo se com-
pletó con otros modos de instjtucjón" Sabiendo que "[a ausencia de
democracia en eL seno del debate axiotógico" era finalmenle Lo qr-re
le resuLtaba lnsoportab[e a Weber, se pueden esbozar -siguiendo los
térmlnos de Caiité (1997) "tos contornos de un weberianismo pon-
derado en un sentrdo y raciicatizado en otro, que apunte a organizare[ debate normativo según las reglas de un debate democrático más
que a censurarlo". En e[ plano epistemológico, es preciso atacar en
su origen La creencia económica cuya normativjdad se oculta bajo[a referencja a una neutralidad axjotógica, y priviteglar un enfoquecjentífico que no eluda la cuestión de Las reiacjones entre eco-
n_crmía, eiica y potrtica.
Economía y democracia
Si bien el imperativo de [a ref[exjón acerca de los otros mr:dos
de institución de lo económico se impone contra [a natura[jzaciÓn re-
currente de la economía formal de mercado, también es importante
.lcan Louis Laviile
restjtujr una djmension sociotogica a esta perspectiva y, en este
plano, [a contribución de Mauss parece decisjva. En primer Lugar,
éste previene contra "eL fetlchismo político". La tey "resu[tó impo-
tente cuando no se sostenía con las costumbres O no se modeLaba a
par.tir de prácticas socjates sufjcjentemente fuertes". Para Mauss, en
este sentjdo, "ta ley no crea, sanciona". Puede consolidar o "realzar"
Las prácticas sociales (Mauss, 1997). En segundo lugar, estas prácti'
cas no se pueden reducir a un sjstema único. En efecto, M. Mauss
subraya que "no hay sociedades exc[usjvamente capita[jstas"... "Só[o
hay sociedades que poseen un régimen o más bjen -Lo que es aún más
compLicado- sjstemas de régimen, más o menos caracterizados, regí-
menes y sistemas de régimen de economía, de organización política;
tienen costumbres y mentalldades que más o menos arbitrarjamentese pueden defjnir por [a preeminencia de tal o cual de esos sistemas
o de esas instituciones".Si nos pronuncjamos a favor de otra instjtución de |'a eco-
nomía, entonces se deben camblar las potíticas púbticas para incluiry sostener Ias formas y las lógicas económicas que precisamente
escapan parcialmente a[ dominio capitalista. Aunque tenues -por
ser ocuttadas- estas experlencias pueden constitulr la base de un
debate público y amptiar sus márgenes de accjón contrarrestandode esta manera, l.a dominactón de Ia economía format. Entonces,
et desafio no consistiría en contener Lo económico por una esfera
"pura" de to potítico sino reconocer las djmenslones potíticas de
estas experiencjas económicas con eL fjn de concretjzar sus poten'
ciatidades de democratlzación de [a economía.
De las dos constataciones de Mauss deriva una regla metodoló-gica; ya que una "sociedad es un conjunto comptejo de dgrg,qlp¡-qon
frecuencja contradjctorios" y un conjunto comptejo "de ecq.19¡{qg
con frecuencia opuestas", resulta prioritario estudiar todas Las-práctl-
cas socjales así como los mecanismos instltucionales que han entradoy entran en contradicción con él proceso institucionatizado doñlñáñ-te de reducción de [a economia a su definición formal. Et poder de
los partidarios de esta ultima se debe a |.as representaciones que la
vehrculizan y a las regutaciones que contribuyen a instaurar en su
favor. Entonces, ese poder puede ser recusado a partir de [a vjsibjU-
zación de otras facetas de |'a economía concreta.
60
Definiciones e instituciones de [a economia
E[ horizonte asumido de una crvjhzacjón democrátrca suponeotorgar una especial atencjón sobre las activrdades con orientaciéneconómjca que precisamente se fijan exigencias democrátjcas. Se
debe reconstituir La historia de su modo de instjtución para captarsu atcance y sus límites con eL fin de entender mejor [a sjtuaciónpresente y los futuros posibtes. La otra instrtución de La economíano es únjcamente un proyecto, es una realidad ldentjficable a lolargo de los dos úLtimos sigios. ,A este respecto, la reftexrón relativaa[ porvenir se sustentará por una mjrada retrospectiva y crítrcasobre la efectivjdad del principio de solidaridad en [a economía"
Democracia y soIidaridad
La temática de [a sotjdaridad surge con Ia democracia modernaporque soto se puede conceptuatizar a partir de esta transformaciónsimbólica que -mediante [a afirmación de Los derechos humanos ydel cjudadano- rompe [a unjdad jerarquizada det cuerpo soclal, re-
latjvrza las ccmunidades "heredadas" y plantea la cuestjón de un
mundo común definido a partir del espacro púbtico. Salvo en et
caso de que se "puebLe La historja con universaLes que no existen"(Veyne, 1971) y con "fatsas esencias" (Ruby, 1997), La soUdaridad no
es una abstracción, se sitúa históncamente.En este contexto, [a economía no compete únicamente al
principio del jnterés privado materjal. Desde e[ punto de vista sus-
tantivo, admrte múttiptes componentes que se deben relacionar con
e[ concepto po[isémico de soUdaridad. Durante mucho tiempo, las
solidaridades tradrcionates han estructurado actividades económicas,
como en |.a organización campesina. Dentro de los países del Norte,
[a economía tradlciona[ se ha mantenido notabtemente ya que e[ por
centaje de [a pobtacjón activa que pertenecia a ella en Francja seguia
srendo el 49% en 1946 en comparacjón con et 55% en 1906 (Lutz,
1990). Medjan[e estas cifras, se dibuja una vida popular diferente que
ha concernido a otra gente además de [a clase obrera propiamentedjcha; [a de los suburbios, de las "chabotas" y Luego de las afueras ur'banjzadas donde se organizan reagrupamientos de modo informa[, por
calles y por barrios, en base a una pertenencia famiUar o a un origen
61
Jean_Louis Lavil[c
geográfjco comparttdo; [a de Los lugares donde los jntercambios -muy
densos y regidos por las posibilidades de los desplazamjentos corrien-
ies que se hacen en et día- son principalmente de[ orden "del trueque
de producios y servlclos en un espaclo muy reducido" (Braudel, 1980)'
Aunque cicha economía tradjcjonal ha sjdo marginalizada durante el
período de crecimjenio de tos Trejnta Gloriosos, no ha desaparecjdo.
Srgue existiendo en Los países Cel Sur con una economía popu|.ar de
jmportante anclaje comunitario y que dista mucho de ser marqinal ya
que atañe a ta mitad de ta poblacjón actjva en un país como Brasil.
Considerada durante mucho tiempo como economía informal 'super
vjvencja del pasado- acLualmente es objeto de investigaciones cuyo
objeti,ro es entender sus lóqicas específlcas' Coraggio (2004), por
ejemplo, [a interpreta como una economía orjentada por [a reproduc-
cjón de [a vida, que contrasta con [a economía del capitaL.
Aunque segÚrn configuraciones muy distintas, en eI Norte asi
como en e[ Sur tas sotldaridades tradicionafes van a la par de un
invento sotidario propiamente moderno. Este tomó La forma de [a so-
iidaridad tanto fjtantrópica -centrada en e[ ativio de [os pobres con [a
moralización de éstos mediante La beneficencia- como democrática-fundada en la ayuda mutua y [a expresión reivindlcativa mediante
la autoorganizacjón colectjvae. 5i bien La solidarjdad filantrópica ha
expenmentado importantes desarrotlos a través de[ "paironazgo" y
det paternalismo, ha competido en forma permanente con La sohda
ridad democrática y finatmente, ha sido reemplazada por ésta' En
primer lugar, esta última encontró su modo de expresión medjante
la asociaclón, lazo socjai votuntario entre ciudadanos libres e igua-
les afirmado como principio de organización soclat. Desde e[ siglo
XIX -en contexios lan diferentes como América y Europa- [as expe-
riencjas asocracjonistas se han multlplicado, mezctando |'a ayuda
mutua, la producción en común y las reivindicaciones. Este jntento
por potitizar la cuestjón económjca mediante La demanda de [e-
gislaciones protectoras de los trabajadores y [a implementación de
actividades en las que la rentabiljdad del capitat no era primordial-
ha srdo objeto de una represión asesina simbolizada en Francia por
g Acerca de La presentación de estas dos solidaridades, véase chanjal, P., LaviLLe,
J.L., 7A07. Tambitin Lavjlle, J. 1., (2005a); Lavjlle, J. 1., (2005b)'
67
Definiciones e instituciones de la economta
el aptastamiento de la revolucrón de l84B o en tos Estados Unjdospor to que Howard Zinn (2002) denominó "ta otra gueri-a civiL". Las
incipientes redes y organizaciones a través de las que se construíaesta solidaridad democrátjca basada en [a asocjación igualitaria han
siCo desmantetadas principalmente durante e[ mismo Sigto XlX.- --''Eii.eSte caso, e[ impulso asocjacjonjsta -que había constitujdo
la primera reaccjón cie [a socjedad contra Las desregu[aciones gene-
radas por la difusión de[ mercado- ha dejado lugar progresivamente
a la intervención det Estado. Éste ha elaborado un modo específico
de organizacron -et modo socjal- que hace factjbte La extensión de [aeconoriía mercantjl ccmpaginánciota con la cjudadanía de los traba-jadores. Dado e[ lugar otorgado a l.a economÍa mercantil, Las fracturasintroducjdas por [a misma debieron ser corregidas por La intervencionreparadora de un Esiado protector. De ahi, [a concepción de un de-
recho socjal compuesto por un derecho de trabajo en la empresa y por
una protección social destinada a preservar contra los principates rjes-
gos. La cuestién socjal del siglo XIX ha desembocado en [a separación
enlre lo econémico -en su acepcjón de economía mercantii- y Lo social,
modc ;ur-idico de proteccjón de ta socjedad que se elabora en Los dos
registros vjnculados det derecho del trabajo y de la protección so-
cjal. Tal acuerdo fundado en [a separación y en La complementarjeciad
entre mercado y Estado socjal se ha reforzado en forma permanente a
Lo largo de Los tres primeros cuartos del siglo XX.
La economía solidaria: a favor de unademocrat'ización de la economía
Finalmente, la solidaridad democrática ha constltuido la no-
ción de referencja para Ínventar protecciones en condiciones de
limitar los efectos trastornadores de la economía de mercado. Con
este fin, ha mostrado sucesjvamente dos caras dlstintas: una de
reciprocidad designando el lazo socral voluntario entre ciudadg¡gs
tibres e iguales y otra de reciistribución designando las normas y Las
prestaciones estabtecidas por el Estado para consoljdar [a cohesjón
§ociat y corregir las desigua[dades. Se trata de reconocer que [a
diñámica de reconocimiento mutuo en [a democracia moderna se
63
Jean-Louis Lavilte
hacaracterizadopore[recursoa[asotidaridaddemocrática'ar'tjculando estima socia[ y acceso a[ derecho' como [o subrayó Axel
Honneth (2000). Sin emÚargo, se trata también de tener en cuenta
l.os limites del compromjso enti-e mercado y Estado socjal en ei que
ha desembocado esta dinámica'
-No se rechaza [a autonomía de ta esfera económica y se
acredita eI monopolio de ta creación de riquezas por eI mercado
;'i;;;p*tu .upitutirtu. Lo socral surge como categoría separada
á p."it de ta despol'itización de Ia cuestión económica' En cjerto
iiJ", tu regresión de ta vo[untad de desarroLLo de Ias "Libertades
fositiías en"[a esfera económica" (Coutrot, 2005) hace emerger [o
sociat bajo [a responsabitidad estatat'
-Se deja en las sombras La interdependencla entre accio
nes asociatiías y púbiicas que, sin embargo, constituye una de las
mayores enseñanzas de una retrospectiva hjstórica acerca de l.a
coástrucción de tas seguridades colectivas' La concepción del Es-
iuJo ,o.*f como Estad"o-providencia ais[a [a acción de los poderes
pOUfi.ot sin referirla a [a detiberación en e[ espacio púbtico y.a la
defensa de un bien común. Et Estado-providencia (Bélanger,. Léves-
qu", igqll hace det usuario un sometjdo' Además olvlda cómo Ias
potíiicas púbiicas pueden ser vincutadas con [a institucionatizaciórr
de acciones asociativas, principatmente las que se basan en ta re-
ciprocidad iguatitaria.
Esta debiUdad inherente at pacto fordista, a la que se sumó [a
caída de tos países tota[itarios, facititó La difusión del argumento neo-
tiÚuruf. La hipótesis defendida por sus partidarios es que el potencial
de [a economía de mercado se encuentra trabado por un conjunto
JÁ I."gtu, paralizadoras. Las pol'íticas neoliberates emb[emátjcas
de finás del sigto XX confian en los mecanismos de mercado para
sustituir regutaciones consideradas como portadoras de rigidez' tlpacto fordista parecía concretar e[ progreso económico y soclat; ta
mejoríadetosderechossocialesydetpoderadquisitivoasícomoe[ consumo masivo hecho posible gracias at desarrollo de activida-
des industriales con un importante crecimiento de productividad
64
Deñnicrones e instrtuciones de la economia
venían a compensar eI peso de las jerarquías y ta descalificación
de las tareas. Las innovaciones tecnolégicas concomitantes a una
desregutaclón de los intercambjos, a un aumento de los serviciosy a una jndustrjaljzacjón de Los países con un nivel de vida débitllevan a una intensifjcacjón de [a competencia comercial, entre las
empresas y también entre los asalarjados tanto dentro de un pais
como entre djstintos países" Por ende, aunque a nuestro juicio no
se pueda -como [o seña[amos más arriba- habtar de coalescencra
entre economías forma[ y sustantiva, en et úLtimo cuarto del slgto
XX asistrmos verdaderamente a un triunfo cultural del mercado.
Y esto a taI punto que los defensores del ljberaUsmo [o presentan
como e[ único modelo posibte.
Sin embargo, frente a[ aumento de I'as desigua[dades y de [os
problemas eco[ógicos, empezaron a hacerse escuchar algunas pro-
testas. Entre etlas, encontramos a los movimientos de [a economía
so[rdaria: éstos jntentan mezclar reivlndjcaciones y propuestas me-
diante [a introducción de comportamtentcs solidarios en los actos
económrcos cotidianos así como la apertura de espacios púbticos
dedicados a eltos. La dob[e dimensión -política y económica- que
reivjndica [a economía solidaria -esquematizada en e[ cuadro nrás
adelante- subraya [a necesidad de que tas experiencias asociativas,cooperativas y mutuaListas inftuyan en los acuerdos instltuclonates.A[ centrarse- en el aspecto organizacional, [a economía socia[ no
ha podido contrarrestar e[ jsomorfismo lnstitucional generado porIa división y [a complementariedad entre e[ mercado y el Estadosociat. Centrada en e[ éxito económjco de las empresas que la com-ponen, dejó de lado las mediacjones políticas que, sin embargo, son
las únicas que pueden contrarrestar La performativjdad de ta repre-sentacrón de l.a economía según su definición forrnat. En reacción
a los efectos perversos de taL focatización en Ia dimensjón econó-
mica, fue necesario ref orzar [a djmensjón política de iniciativas que
se pretenden tanto ciudadanas como empresariates. SóLo pueden
tener cierto alcance si son capaces de promover la democraciatanto en su funcionamiento jnterno como en su el(presión externa.Por este motivo, los textos centrados en ta originaljdad económicade la economía sotjdarja han sido completados por escrjtos enfo-cando La drmensjón polÍtica. (Dacheux, LaviLle, 7AA4.
65
Jean-Louis LavitLc
Los ordenes poiÍtico y económico que cabe distinguir analíti-
camente no están, sln emOarqo, separados empíricanrente' Citando
nuevamente a MauSS, tos caÁbios democráticos "no exigen en ab-
soluto esas alternatjvas revo[ucionarjas y radicales' esas elecciones
ú;;,^t; entre dos formas de sociedad contradictorias", "se hacen
V * l","ta" mediante procesos de construcción grupal y de nuevas
íniiltu.ionus a[ tado de y por encima de tas antiguas" (Mauss' 1997)'
No puede exjstir otra iÁsiitución de ta economía si no se reanuda
un cuestionamiento pÚbtico acerca de ta economía' Al respecto' las
potÍticas inlciadas a niveles iocal' y regionat-en fávor de [a economía
sotidaria, merecen ser,analizadas, tal como se hizo en BrasiI y en
Francia.l0 La otra institución de |.a economía' tat como se está bus-
aun¿o,r"encuentraatlíenacto,yademás[as"huellas"escritas-combinando observacjones de responsables públicos, de actores
de ta socjedad civjl y de investigadores- pueden contrrbutr a,.una
autoreftexividad creciente por parte de [a sociedad' Ln una ttnea
*uurriunu, como Ia de ta economía solidaria que expticita Cyritle
Ferraton en este mismo Volumen, no pueden descuidarse los dispo-
sitlvos capaces de contrjbuir a nuevos arregtos cooperativos entre
interlocutores provenientes de lugares con frecuencia demaslado
separudos en ta división social det poder y del saber'
Definiciones e instituciones de la economía
Esquema de La dobte djmensión de las inicjativas de economía sotidaria
II
Mantenimiento de una
capacidad de
acción púbtica
Ptrt¡ENSIÓ¡tporLtrc¡
DIMENS]ON
ECONÓMICA
Mantenimiento de
com promisos votuntarios
,1*". _.*;ntación de r.os puntos de vista de actores de ta sociedad civil
de responsables públ,icos y de invest'igadores de Los dos países' ver "Acción Pú-
bLica y economía solidaria", op cit'
66
SOCIEDAD CIVIL
Auto-limitación
Dispositivos deexpresión directa
PARTICIPACION
INTERNA
tomar La palabra enlos debaies públicos
PARTICIPACIÓN
EXTERNA
Hibridación entre democraciaparticipativa y representatjva en
negociación conlos poderes púbtlcos
Traduccrón de ta
iqualdad jurídica en lapartici pación efectiva
de las partesinvolucradas
ALianzas
con otras acc'ionescolectívas ymovimientos
sociales
DEMOCRACIA PARTICiPAT]VA
Dinámia dé <<voice>>
Construcción de espacios públicos de proxlmidadCREACION ]NSTITUC]ONAL SOLIDARIA
Construccjón conjunta de La oferta y la demandaimpulso de reciprctidad
ICONOMIA NO MONETARIA
Ventade
servicios
blecrmiento Ce
acuerdos con iasinstituciones púbLicas
para pú b[i casHi bridación
entre economías en
coherencia con e[proyecloMovilrzacrón de los
recursos resultantesdeI mercado
TCONOMiA
Movitización derecursos resuttantesde la redistribución
ICONOMiA NO
Auto-timitación
ECONOMIA MONTTARIA
61
Conclusión
Oponiéndose a una sotjdarjdad fitantrópica que ratifi.ca las
desiguaidades de posición y hace Oesal t1 amenaza de un "don sin
reciirocldad" (Ranci, 1 990), ta.sofjguflgld democrática descansa en
La reciprocidad dentro det'espácio'púbtlco al' tiembo que funda una
i"¿lttiiOu.,on en un Esta-do de derecho' Nuevamente encoñtramos
iá¡rion.tutiones de M. Mauss en e[ Ensoyo sobre los dones ya que'
cuando ve en [a sotidaridad una prolongación contemporánea del
espír1tu del don, pone en un primer ptano I'a sotidarll'rd^d^emocrá
iá ,unto en [a 'iso[icitud de Ia mutuatidad, de .a cooperación' la
del grupo profesiona[" como en "|.a legis[ación de seguro soclal"
i,Vtutitt, 2001).' ú, sotidaridad democrátjca está originada en accjones co-
iectivas basadas en [a reciprocjdad [as que han proporcionado Ias
*u,ri."t de ta acción pÚbtica de redistribución' Lo que importa es
la instauración de un luro democrático no contractuat. La historia
Je ta protección socia[ es marcada por dispositivos "cuya fuerza
consjstióprecisamenteensubordjnarlaregladecálculoaunai.eglasimbótica, en inventar nuevos espacios y nuevas formas de recipro-
cidad, irreductibl.es a[ juego exctusivo de los intereses" (Chanial'
ZOOf l. ft una proI'onguái¿n ¿tt espíritu det don -como [o sostiene
Mauss. Para Jean Jaüres, e[ seguro socia[ es un derecho "sancjo-
nuáo po, un sacrificlo legat", "constituye un juego de obligaciones
vl" i*t,ficios recípro.ó,, un espacio de dones mutuos constitu-
ilvo ae una propiedad sociat ,como [o recuerda Robert caste["; con
ta condlción -agrega e|. mismo Jaures de que no sea "un meca-
nismo del tstaáo" sino "una obra vlva en [a que el proletariado
foJru *¡"r."r su fuerza de hoy y hacer e[ aprendizaje de su gestión
de mañana" (Chanial, 2001)' tntonces, según Mauss y Jaures' el
concepto de sótldaridad democrática leva a insistir en las estrechas
relacjonesentredon,reciprocldadyredistribuciónenlugardesu-brayar sus diferencias.
Bibtiografía
Bé[anger, P.R., Lévesque 8., 1991, .La théorje de ta régutatjon, durapport sataria[ au rapport de consommatlon. Un polnt de vue so,ciotogique., Cahiers de recherche socíologique, numéro '17.
Braude[, F., 1980, Civilisation motérielle, économie et capitolisme,Parls, Armand Colin, 3 tomes. Versión en español: Braudel F, Civiliza-cion moteriol, economia y capitolismo. Madrjd, Atianza Edjtiorjat, 1979Caillé, A., 2005, Dé-penser l'économique, Paris, La Découverte.Cai[té, A,., 1997,.Jugements de fait, iugements de raison et juge-ments de vateur. in H. Brochjer (dir.), L'économie normotive, paris,Economica.Chanial, P., 7001, *Démocratie et raison communicationne[e.De l'écote de Francfort á Haberm¿5., in A. Caitté, C" Lazzeri, M.SenneIart (dir.), Hfsfoire raisonnée de la philosophie morole et po-litique : le bonheur et l'utile, Paris, La Découverte.Chania[, P., 2001, Justice, don et ossociotion. Lo délicate essencede la démocratie, Paris, La Découverte.Chania[, P., Lavjtle J.1., 2002, .L'économie solidaire: une question po-[1tique., /Áouvements, n' 19, Janvjer-févrjer, paris, La Découverte.Coraggio, J. L.,7004,.Economía del trabajo., en A.D. Cattani (0r-ganizador-), La otra economía. Buenos Aires, OSDE- Attamjra.Coutrot, T.,2005, Démocrotie contre copitalisme, paris, La Dispute.Cuzin, F., Benamouzig, D., 7004, Economie et sociologie, pans,Presses Universitaires de France.Dacheux, E., Lavitle, J. L. (Coord.),20A4, Hermés,36, ..Economiesolidarre et démocratjg', Paris, CNRS Editions.Duval, G., 2003, Le libérolisme n'o pos d'ovenir, Paris, La Découverte.Gadrey, J., 2003, Socio-économie des services, Paris, La Découverte.Gadrey, J., F. Jany-Catrice, 2005, Les nouveaux indicateurs de ri-chesse, Paris, La Découverte.Généreux, J., 2001-2007, Les vroies lois de l'économie, Tomel 2001 ,
Tome 2 2002, Paris, Le Seuit.
6869