soldados, ángeles y mujeres. el episodio de la tumba vacía en el cristianismo de los siglos i y ii

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Ediciones Universidad Salamanca ISSN: 0213-2052 VOL. 31, 2013 STVDIA HISTORICA HISTORIA ANTIGUA

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Ediciones Universidad

SalamancaEdiciones Universidad

Salamanca

ISSN: 0213-2052 VOL. 31, 2013

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VOL. 312013

STVDIA HISTORICAHISTORIA ANTIGUA

STVDIA HISTORICAHISTORIA ANTIGUA

ISSN 0213-2052

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Fecha de publicación: diciembre 2013

ISSN: 0213-2052 - CDU 931Vol. 31, 2013

ÍNDICE

sumario analítico ..................................................................................... 3-7

José manuel AldeA CelAdA: Apolo y los seléucidas o la construcción de una identidad dinástica .............................................................................. 13-34

mariano Spléndido: Soldados, ángeles y mujeres: el episodio de la tumba vacía en el cristianismo e los siglos i y ii ................................................. 35-57

Juan carlos olivAreS pedreño: La omisión del dedicante en las inscripcio-nes votivas de Hispania como indicio de su ubicación en ámbitos pri-vados .................................................................................................... 59-87

José m. vAllejo: El concepto de área onomástica: el caso de los astures ...... 89-113

Gregorio CArrASCo SerrAno: Arbitrariedad y administración de justicia en las res Gestae de Amiano Marcelino .................................................... 115-128

José carlos MArtín: El catálogo de los varones ilustres de Isidoro de Sevilla (cPl 1206): contenidos y datación ........................................................ 129-151

rEsEÑas .......................................................................................................... 155-180

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© Ediciones Universidad de Salamanca

Revista fundada en 1983 poR MaRcelo vigil

diRectoR: Manuel Salinas de Frías (Universidad de Salamanca).

secRetaRio de Redacción: Juan José Palao Vicente (Universidad de Salamanca). secRetaRía técnica: Enrique Hernández Prieto (Universidad de Salamanca) y José Manuel Aldea Celada (Universidad

de Salamanca). consejo de Redacción: Alberto Prieto Arciniega (Universidad Autónoma de Barcelona); Antonino Pinzone (Università de

Mesina); Carla Giuffrida (Università de Catania); Colette Jourdain Annequin (Université Pierre Mendès. Grenoble II); Dionisio Pérez Sánchez (Universidad de Salamanca); Jaime Alvar Ezquerra (Universidad Carlos III de Madrid); José Manuel Roldán Hervás (Universidad Complutense de Ma-drid); Juana Rodríguez Cortés (Universidad de Salamanca); Manuel J. Rodríguez Gervás (Universidad de Salamanca); María Rosario Valverde Castro (Universidad de Salamanca); Pablo C. Díaz Martínez (Universidad de Salamanca); Radu Ardevan (Universitatea. «Babes-Bolyai» Cluj-Napoca).

consejo científico: Antonio Gonzales (Université de Franche-Comte, Besançon. Institut des Sciences et des Tech-nique de l’Antiquité); Barbara Scardigli (Università di Siena); Domenico Vera (Università di Parma); Domingo Plácido Suárez (Universidad Complutense de Madrid); Fergus Millar (Oxford University); Jean Jacques Annequin (Université de Franche-Comte, Besançon); Jean Michel Roddaz (Université Michel de Montaigne, Bordeaux III); Leopoldo Gamberale (Università «La Sapienza di Roma». Centro di Studi Ciceroniani); María José Hidalgo de la Vega (Universidad de Salamanca); Mario Mazza (Università «La Sapienza di Roma». Istituto Nazionale di Studi Romani); Mihai Bărbulescu (Universitatea «Babes-Bolyai» Cluj-Napoca); Paolo Desideri (Uni-versità di Firenze).

secRetaRía de Redacción: Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología. Facultad de Geografía e Historia. C/. Cervantes s/n E-37002 Salamanca (España). [email protected]

STVDIA HISTORICAHISTORIA ANTIGUA

ISSN: 0213-2052 - CDU 931Vol. 31, 2013

suscRipciones MARCIAL PONS, LIBRERO. Departamento de Revistas

San Sotero, 6. E- 28037 Madrid (España)Teléfono: +34 913043303. Fax: +34 913272367. Correo-e: [email protected]

STUDIA HISTORICA. HISTORIA ANTIGUA figura en el directorio latindex y sus artículos se indexan en las siguien-tes bases de datos: fRancis, isoc, l’anée philologique, eRih, peRiodicals index online (pio), MiaR, dice, caRhus, Regesta iMpeRii, Resh. Asimismo pueden consultarse sus sumarios en los portales dialnet, inteRclassica y a360gRados.

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Palacio de Solís. Plaza de San Benito, 23 - 37002 Salamanca (España)Correo-e: [email protected] - http://www.eusal.es

inteRcaMbio Universidad de Salamanca- Servicio de Bibliotecas - Intercambio editorial Campus Miguel de Unamuno. Aptdo. 597 - 37080 Salamanca (España)

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Todo autor, departamento o editorial que desee se le haga una reseña o se recoja una publicación en STvDIA HISTORICA. HISTORIA ANTIGUA, deberá enviar dos ejemplares de la misma a la Secretaría de Redacción de la revista.

Imprenta kADMOSDepósito Legal: S. 225-1983

Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de esta revista puede reproducirse ni transmitirse

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1. STVDIA HISTORICA. HISTORIA ANTIGUA es una revista de periodicidad anual en la que los artículos recibidos serán evaluados por revisores externos a la revista mediante el sistema conocido como de doble ciego. El Consejo de Redacción, respetuoso con la libertad intelectual de los autores, no modificará las opiniones vertidas por ellos, si bien tampoco se solidariza con las mismas.

2. El Consejo de Redacción de STVDIA HISTORICA. HISTORIA ANTIGUA considerará la publicación de trabajos inéditos (que no hayan sido publicados previamente en ninguna de sus versiones y no estén simultánea-mente propuestos para tal fin en otra revista), siempre que demuestren un alto nivel de calidad y se ocupen de aspectos relativos al período cronológico comprendido dentro del ámbito de la Historia Antigua, bien sea por lo novedoso del tema, por el tratamiento distinto más profundo de un problema ya identificado en la historiografía, por la aportación de datos desconocidos en relación con una cuestión historiográfica determinada, o por las aplica-ciones potenciales de una metodología nueva o más refinada.

3. El original, una copia en papel y otra en CD confeccionada en formato Word (.doc), será enviado a la secretaría de SHHA, Facultad de Geografía e Historia, C/. Cervantes, s/n, 37002. Salamanca. Además, deberá ser enviado por correo electrónico a la dirección de la revista: [email protected]. El plazo límite de entrega de originales será el 1 de junio del año correspondiente. No se aceptarán originales fuera de plazo.

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8. Cuando se trate de artículos de revistas, obras colectivas, actas de congresos: autor o autores (lo mismo): título entre comillas angulares, un TÍTULO DE REVISTA U OBRA COLECTIVA en cursiva, seguida del tomo, la fecha y la indicación de las páginas.

9. En la numeración de divisiones y subdivisiones de los originales deben emplearse números arábigos, sin mezclarse con cifras romanas o con letras. Las divisiones del primer nivel se numerarán correlativamente, empezando por el 1. Cada división del primer nivel puede a su vez subdividirse en sucesivos niveles numerados consecutivamente, empezando por el 1. Siempre se colocará un punto entre las cifras relativas a las divisiones de los distintos niveles.

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11. La Secretaría de STVDIA HISTORICA. HISTORIA ANTIGUA acusará recibo de los originales en el plazo de trein-ta días hábiles desde la recepción, y el Consejo de Redacción resolverá sobre su publicación en un plazo máximo de seis meses.

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13. STVDIA HISTORICA. HISTORIA ANTIGUA no da derecho a la percepción de haberes. Los derechos de edición corresponden a la Revista, y es necesario el permiso del Consejo de Redacción para su reproducción parcial o total. En todo caso será necesario indicar la procedencia.

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José manuel AldeA CelAdA: Apolo y los seléucidas o la construcción de una identidad dinástica ...............................................................

mariano Spléndido: Soldados, ángeles y mujeres: el episodio de la tumba vacía en el cristianismo de los siglos i y ii ......................................

Juan carlos olivAreS pedreño: La omisión del dedicante en las inscrip-ciones votivas de Hispania como indicio de su ubicación en ámbi-tos privados .......................................................................................

José m. vAllejo: El concepto de área onomástica: el caso de los astures

Gregorio CArrASCo SerrAno: Arbitrariedad y administración de justicia en las res Gestae de Amiano Marcelino .........................................

José carlos MArtín: El catálogo de los varones ilustres de Isidoro de Se-villa (cpl 1206): contenidos y datación .........................................

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José manuel AldeA CelAdA: Apollo and the Seleucids: the construction of a Dinastic Identity ........................................................................

mariano Spléndido: Soldiers, Angels and Women: the Episode of the empty Tomb in Ist and IInd Century Christianity .........................

Juan carlos olivAreS pedreño: The omission of the dedicant in the votive inscriptions of Hispania as Indication of its Location in private Areas...................................................................................................

José m. vAllejo: The concept of Onomastic Landscape: the case of the Astures ...............................................................................................

Gregorio CArrASCo SerrAno: Arbitrariness and Administration of Justice in the res Gestae of Ammianus Marcellinus ..................................

José carlos MArtín: The Catalog of illustrious Men of Isidore of Seville (cpl 1206): content and dating ......................................................

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sumario analítico

José manuel alDEa cElaDa

la relación entre apolo y los monarcas seléucidas ha sido estudiada por la historiografía reciente en múltiples ocasiones, sin embargo, consideramos que son necesarios una revisión y un análisis conjunto de las fuentes a través de las cuales podemos reconstruir ese aspecto clave de la nueva identidad dinástica. para ello recurriremos al análisis de las fuentes literarias, la numismática y la epi-grafía relativas a los reinados de los primeros seléucidas (desde seleuco i hasta antíoco iV) intentando buscar en todas ellas la estrategia empleada en la elabora-ción de un complejo programa propagandístico con fundamentos en la religión, la política y la iconografía.

Palabras clave: apolo, seléucidas, propaganda, iconografía, identidad dinástica.

mariano splénDiDo

El relato de la pasión de cristo fue una herramienta apologética fundamental para los primeros cristianos pues los proveía de una perspectiva soteriológica y, a la par, reflejaba las experiencias políticas y sociales de las comunidades redac-toras. los episodios del arresto y muerte de Jesús eran narraciones claramente destinadas a la polémica con los externos, judíos y gentiles, pero también con las otras vertientes cristianas. En base a esta noción proponemos analizar el episodio de las discípulas de Jesús ante el sepulcro vacío en una perspectiva histórica que explique las alteraciones sufridas a raíz de las posturas e intereses de los diferen-tes redactores. para esto abordaremos una franja temporal que abarca desde me-diados de la década del 70 del siglo i hasta finales del siglo ii. comenzaremos el análisis con el Evangelio de marcos, primer testimonio del episodio de la tumba vacía. El mismo es una novedad proveniente del círculo cristiano-helenista de antioquía, pues pablo no parece haberlo conocido en sus cartas. luego procede-remos a considerar las versiones propuestas por los evangelios de mateo, lucas, Juan, la Epistula Apostolorum y el Evangelio de pedro. como elemento de cierre y balance recurriremos a la opinión del crítico pagano celso.

Palabras clave: cristianismo siglos i-ii, Evangelios, apologética, mujeres.

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Juan carlos oliVarEs pEDrEÑo

En el presente trabajo se analizan las inscripciones votivas de Hispania en las que no consta el nombre del dedicante y, por otra parte, los contextos arqueoló-gicos en que estas aparecieron, planteando la hipótesis de que dicha omisión in-dicaría que la ofrenda se habría destinado a un ámbito privado. algunas posibles excepciones a este hecho son aras sin mención del dedicante que se hallaron en distintos edificios públicos o templos, pero en estos casos se trataba de edificios financiados y ofrecidos por individuos concretos que hicieron constar su nombre en los paramentos de los propios inmuebles. por tanto, en todos los casos estu-diados en los que no aparece el dedicante en las aras votivas, estas están en lu-gares privados, con afluencia de público o sin ella, cuyo propietario es conocido por los individuos que acuden y, por tanto, ello hace innecesario la inclusión de su nombre en los altares.

Palabras clave: epigrafía votiva, religión romana, culto privado.

José m. VallEJo

El estudio de la onomástica antigua puede realizarse a través de la distribu-ción geográfica de los nombres, lo que proporciona una idea sobre la extensión de la lengua en aquellos casos en que no hay suficientes testimonios directos, asumiendo la premisa de que todas las áreas onomásticas así obtenidas se co-rresponden con las áreas de las lenguas antiguas. En este artículo analizamos la región astur a través de su antroponimia, para concluir que seguramente se co-rrespondía con una lengua antigua, diferente de las de su entorno, de la que no tenemos ningún testimonio conservado.

Palabras clave: lenguas paleohispánicas, onomástica, áreas onomásticas, as-tures, cántabros, lusitanos, galaicos.

Gregorio carrasco sErrano

la obra conservada de amiano marcelino (libros XiV-XXXi), que abarca el período comprendido entre el 353 y 378 d. c., constituye sin duda un testimonio de primer orden para el análisis de la sociedad romana tardía. así pues, en la obra de amiano no solamente se evidencia el agravamiento de la situación en las fronteras o la opresión económica, sino que también se revelan aspectos de gran interés en relación a la administración de justicia. En este sentido, las corruptelas y los excesos en los procesos judiciales son puestos de manifiesto a través del testimonio de amiano, cuya obra representa toda una denuncia contra los méto-dos de la justicia de su tiempo.

Palabras clave: amiano marcelino, enjuiciamientos, tortura, arbitrariedad, Res Gestae.

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José carlos martín

El presente artículo expone los autores y los escritos de estos citados por isidoro de sevilla en su De uiris illustribus y estudia el uso que de ellos hizo el obispo hispalense en el resto de su producción escrita. Esto permite concluir que el catálogo de los varones ilustres es una de las obras más antiguas de isidoro o quizás la más antigua.

Palabras clave: Hispania, isidoro de sevilla, Visigodos, Historia literaria.

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analYtic summarY

José manuel alDEa cElaDa

the relation between the god apollo and seleucid rulers has been studied in recent history on several occassions. However, we considerate necessary to further analize the sources behind those which we can use to reconstruct this aspect together with fundamental with the new dynasty identity. in doing so involves an analysis of the literary, numismatic and epigraphic sources in relation to first seleucid kings (from seleucus i until antiochus iV), with intention of finding the strategies emplo-yed in the making of a complex religious propaganda, politics and iconography.

Keywords: apollo, seleucids, propaganda, iconography, dynastic identity.

mariano splénDiDo

the narration of the passion of the christ was an apologetic tool essential for the first christians because it provided them with a soteriologist perspective and, also, reflected the political and social experiences of the writing communities. the episodes of Jesus’ arrest and death were accounts clearly meant for polemics not only with externals, jews and gentiles, but also with other christian flowings. on the basis of this notion we propose to analyse the episode of Jesus’ women disciples in front of the empty sepulchre from a historic perspective which will explain the changes that have taken place as a result of the positions and inter-ests of the different writers. to do this, we will move around a time span which goes from the middle of the decade of the 70’s in ist century up to the end of iind century. We will begin the analysis with the Gospel of mark, the first testimony of the episode of the empty tomb. this episode is considered a novelty which comes from the christian-helenistic circle of antioch, since paul did not seem to have known about it in his letters. then we will proceed to consider the versions proposed by the Gospels of matthew, luke, John, the Epistula apostolorum and the Gospel of peter. as a closing element and also to provide a final balance we will turn to the opinion of the pagan critic celsus.

Keywords: christianity ist-iind, centuries, Gospels, apologetics, Women.

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Juan carlos oliVarEs pEDrEÑo

in the present work, we analyze the votive inscriptions of Hispania in that the dedicator is omitted. on the other hand, we study the archaeological contexts in which these inscriptions appeared, formulating the hypothesis that the above mentioned omission would indicate that the offering was destined to a private area. some possible exceptions to this fact are those altars, in which the dedicator is not mentioned, that were situated in public buildings or temples. nevertheless, these buildings were financed and offered by concrete individuals that made ins-cribe their names in the monument. therefore, the votive altars in which the de-dicator does not appear, would have been situated in private places, with public’s access or not, but whose owner was well known.

Keywords: votive epigraphy, roman religion, private worship.

José m. VallEJo

the study of ancient onomastics can be made through the geographical distribu-tion of names, which provides information on the extension of a language with few direct evidences, assuming that all onomastic landscapes fit with ancient language landscapes. in this paper, the asturian area through its personal names is analyzed, to conclude that probably corresponded to an ancient language, different from those of his environment, of which no testimony is conserved.

Keywords: palaeohispanic languages, onomastics, onomastic landscapes, asturians, cantabrians, lusitanians, Galicians.

Gregorio carrasco sErrano

ammianus marcellinus’ work as conserved (books XiV-XXXi) which covers the time period comprised between 353 and 378 aD, doubtlessly constitutes a major testimony for the analysis of late roman society. thus, ammianus’ work does not only evidence the aggravation of the situation at the borders or eco-nomic oppression, but it also reveals aspects of great interest relating to the administration of justice. in this regard, corruption and excesses in judicial pro-ceedings are revealed through ammianus’ testimony whose work represents a real complaint against the method of the justice of his era.

Keywords: ammianus marcellinus, trials, torture, arbitrariness, Res Gestae.

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José carlos martín

Palabras clave: Hispania, isidoro de sevilla, Visigodos, Historia literaria.

this paper presents the authors and writings cited by isidore of seville in his De uiris illustribus and study the use of them made by the bishop of seville in the rest of his works. the conclusion is that the catalog of illustrious men is one of the oldest works of isidore or perhaps the oldest.

Keywords: spain, isidore of sevilla, Visigoths, literary History.

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solDaDos, ÁnGElEs Y muJErEs: El EpisoDio DE la tumBa Vacía En El cristianismo DE los siGlos i Y ii

Soldiers, Angels and Women: the episode of the empty Tomb in Ist and IInd Century Christianity

mariano splénDiDoUniversidad Nacional de La Plata (UNLP) [email protected]

Fecha de recepción: 13-X-2012; aceptación definitiva: 23-Vii-2013 BiBliD [0213-2052(2013)31;35-57

rEsumEn: El relato de la pasión de cristo fue una herramienta apolo-gética fundamental para los primeros cristianos pues los proveía de una perspectiva soteriológica y, a la par, reflejaba las experiencias políticas y sociales de las comunidades redactoras. los episodios del arresto y muerte de Jesús eran narraciones claramente destinadas a la polémica con los ex-ternos, judíos y gentiles, pero también con las otras vertientes cristianas. En base a esta noción proponemos analizar el episodio de las discípulas de Jesús ante el sepulcro vacío en una perspectiva histórica que expli-que las alteraciones sufridas a raíz de las posturas e intereses de los dife-rentes redactores. para esto abordaremos una franja temporal que abarca desde mediados de la década del 70 del siglo i hasta finales del siglo ii. comenzaremos el análisis con el Evangelio de marcos, primer testimonio del episodio de la tumba vacía. El mismo es una novedad proveniente del círculo cristiano-helenista de antioquía, pues pablo no parece haberlo co-nocido en sus cartas. luego procederemos a considerar las versiones pro-puestas por los evangelios de mateo, lucas, Juan, la Epistula Apostolorum

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y el Evangelio de pedro. como elemento de cierre y balance recurriremos a la opinión del crítico pagano celso.

Palabras clave: cristianismo siglos i-ii, Evangelios, apologética, mujeres.

aBstract: the narration of the passion of the christ was an apolo-getic tool essential for the first christians because it provided them with a soteriologist perspective and, also, reflected the political and social experi-ences of the writing communities. the episodes of Jesus’ arrest and death were accounts clearly meant for polemics not only with externals, jews and gentiles, but also with other christian flowings. on the basis of this no-tion we propose to analyse the episode of Jesus’ women disciples in front of the empty sepulchre from a historic perspective which will explain the changes that have taken place as a result of the positions and interests of the different writers. to do this, we will move around a time span which goes from the middle of the decade of the 70’s in ist century up to the end of iind century. We will begin the analysis with the Gospel of mark, the first testimony of the episode of the empty tomb. this episode is considered a novelty which comes from the christian-helenistic circle of antioch, since paul did not seem to have known about it in his letters. then we will pro-ceed to consider the versions proposed by the Gospels of matthew, luke, John, the Epistula apostolorum and the Gospel of peter. as a closing ele-ment and also to provide a final balance we will turn to the opinion of the pagan critic celsus.

Keywords: christianity ist-iind centuries, Gospels, apologetics, Women.

«Los hombres se estremecieron cortésmente,abrieron las manos incrédulas, se encogieron de hombros,

dijeron: «Ah…» Mujeres, muchachas, visiones, sueños, fantasías, nerviosidad».

(a. Burgess)

podríamos decir que la narrativa sobre el proceso y muerte de Jesús tal como ha llegado a nosotros se configuró como resultado del ataque romano a Jerusalén en el año 70. la consecuencia de este embate fue una tirantez creciente entre la sinagoga y las comunidades cristianas. Este clima de tensión exigió una reivindicación escrita que se plasmó en los Evangelios1. Esta literatura, que asumió con urgencia el relato biográfico

1. si bien en este análisis seguimos los lineamientos de theissen y Gaston en cuanto a la relación entre la caída de Jerusalén y la puesta por escrito de los Evangelios, hay otros

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de Jesús, estaba destinada a proyectar el conflicto con la sinagoga a la época fundacional cristiana. sin embargo, los Evangelios varían en sus posturas respecto a la ley y al rol mesiánico de Jesús, lo cual nos lleva a observar fuertes diferencias entre las iglesias. Es fundamentalmente en los relatos de la pasión, muerte y resurrección donde se plasma de forma evi-dente la inclinación social, política y por ende doctrinal de cada asamblea. Esto es válido no solo para las comunidades redactoras de evangelios a fines del siglo i, sino también para aquellas que retomaron el ciclo de la pasión durante el siglo ii. no todos los grupos cristianos le otorgaron centralidad al relato de la cruz, cuestión que llevó a una nueva narrativa sobre el proceso de Jesús en medio de los debates doctrinales con judíos, paganos y, sobre todo, entre los diferentes conventículos cristianos.

los relatos de la pasión se componen de múltiples episodios que se habrían ido agregando a una noticia histórica original sobre la ejecución de Jesús. En este artículo hemos elegido analizar el episodio del sepulcro vacío, punto neurálgico para la fe en la resurrección y también elemento para la polémica. si bien existe abundante literatura sobre el tema, nuestro interés es enfocar las variadas redacciones sobre los eventos de la mañana pascual desde una perspectiva histórica que considere los componentes del relato. no buscamos discernir qué verosimilitud merecen dichos com-ponentes, sino cómo se van alterando acorde a la situación socio-política de la comunidad del autor. Estas narraciones son de utilidad apologética y están destinadas a una concreta legitimación jerárquica. para nuestro análisis abordaremos una franja temporal que abarca desde mediados de la década del 70 del siglo i hasta finales del siglo ii. comenzaremos con el Evangelio de marcos (Mc), primer testimonio del episodio de la tumba vacía. El mismo es una novedad proveniente del círculo cristiano-helenis-ta de antioquía, pues no parece que pablo lo conociera. luego procede-remos a considerar las versiones propuestas por los Evangelios de mateo (Mt), lucas (Lc), Juan (Jn), la Epistula Apostolorum (EpAp) y el Evangelio de pedro (EvPed). como elemento de cierre y balance recurriremos a la opinión del crítico pagano celso.

de pABlo A MArCoS

la noticia de que cristo «fue sepultado» aparece ya en el breve credo paulino presente en 1Cor 15, 3-4. pablo recurre al testimonio de los

estudios como los de Koester y puente ojea que hacen aportes interesantes al tema. cfr. theiSSen, 2002; GASton, 1970; puente ojeA, 2001, pp. 200-225; KoeSter, 1990, pp. 273-348.

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jerosolimitanos en lo que atañe a la vida terrena de Jesús. Es notorio que el apóstol aclare que toda la pasión ocurrió «según las Escrituras», es decir en el marco de la alianza con israel2. pablo es reticente a incluir en su prédica los aspectos terrenales de la vida de Jesús, ya que prefiere reivindicar a un cristo glorificado. los acontecimientos del Jesús hombre son terreno exclusivo de pedro, santiago y sus respectivos círculos. El apóstol de los gentiles recurre al testimonio de los apóstoles de Jerusalén en lo que atañe a la pasión con el único objetivo de fortalecer sus argu-mentos a favor de la resurrección carnal frente a ciertos disidentes corin-tios3. Dejando de lado el contexto de la epístola, podemos observar que pablo sabía que los líderes de la iglesia de Jerusalén reivindicaban para sí mismos apariciones del resucitado, las cuales reforzaban su autoridad en tanto cabezas comunitarias4. En esto ya se vislumbra un conflicto entre pablo y santiago en lo que atañe a los requisitos necesarios para la auto-ridad apostólica. pablo de tarso reclama ser un apóstol y haber recibido también una aparición del cristo resucitado, equiparándose con aquellos que vivieron con el Jesús carnal5.

En las cartas de pablo no hay mención del episodio del sepulcro vacío, sino que la resurrección es homologada a una exaltación inme-diata que podría implicar incluso la ascensión6. El conflicto para pablo evidentemente necesita evaluarse a la luz de las citadas apariciones del cristo resucitado en 1Cor 15. En torno a estas cristofanías gira una tensión irresuelta en relación a la legitimidad apostólica, y pablo lo hace notar. si el apóstol sabía de la existencia de una historia sobre el sepulcro vacío eligió callarla. Dicho silencio nos estaría señalando que pablo considera-ba este episodio como subalterno y, fundamentalmente, solidario con el perfil apostólico propio de los jerosolimitanos7.

2. a diferencia de lo planteado por puente ojea, actualmente hay un gran consenso a la hora de afirmar que la vertiente cristiano paulina se concebía dentro de los límites de israel. cfr. puente ojeA, 2001, p. 207; sAnderS, 1977, pp. 442-500; Fernández uBiñA, 2009, pp. 65-69. 3. El problema en 1Cor 15 es concretamente la cuestión de la resurrección. Ver: mArtin, 1995, pp. 104-136. 4. 1Cor 15, 5-8. 5. 1Cor 9, 1-7; 15, 9-11. luego Hch reafirma esto. Hch 9, 1-9; 22, 6-11; 26, 12-18. 6. lindArS, 1975, pp. 366-387. 7. Que pablo recoja la tradición de que Jesús fue «enterrado» no implica que supiera sobre la tumba vacía. En este aspecto seguimos lo planteado por Bultmann. BultMAnn, 1968, p. 290. Bode señala que en el caso de la tradición recogida en 1Cor 15 la mención del entierro busca reforzar la idea de que Jesús murió realmente. Bode, 1970, pp. 96-98. mánek y stein interpretan que pablo no habría tenido noción alguna del sepulcro abierto.

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Davis postula que la proclamación de la resurrección por los cristia-nos de Jerusalén habría sido imposible psicológica y apologéticamente sin la evidencia de una tumba vacía8. En contra de este postulado se debe considerar que el episodio literario de la tumba no tiene razón de ser antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70. las comunidades cristianas, incluso las paulinas, vivían bajo la sombra de la sinagoga y no existía un cuestionamiento histórico de la figura de Jesús que exigiese re-currir a pruebas materiales.

para los grupos cristianos, el año 70 representó una primera grieta en las relaciones con el judaísmo. todas las corrientes cristianas sintieron hondamente la destrucción de Jerusalén9. sin embargo, la forma de inter-pretar este acontecimiento provocó en algunos grupos la conciencia de identidades distintas del judaísmo. Este fue un proceso lento y fluctuante que tuvo lugar entre la década del 70 y el año 135 d. c.10. las tensiones con los otros sectores de la sinagoga no se dieron en todos los grupos a la vez. las comunidades paulinas, por ejemplo, ya tenían una composición mayormente gentil que las había impulsado fuera del ámbito sinagogal; en otras áreas, como Galilea y el sur de siria, el conflicto fue más com-plejo y la relación con los grupos rabínicos dificultó la transición. Frente a un judaísmo en reestructuración y purificación, los creyentes en Jesús comenzaban a ser vistos como herejes11.

la gran cuestión para los cristianos del periodo 70-100 era su identi-dad, descubrir en dónde se ubicaban en medio de un conflicto entre el mundo gentil por un lado, sus raíces judías por otro y, como elemento propio, la lealtad a cristo. las iglesias con amplia base gentil inclinaron la balanza hacia una integración con el imperio, fomentada por el retraso de la parusía y la necesidad de desvinculación de un judaísmo derrotado y, además, tachado de rebelde12. no obstante, otros grupos consideraban a

máneK, 1958, pp. 276-280; stein, 1979, pp. 8-12. craig considera que pablo si sabía acerca del sepulcro abierto. crAiG, 1980, 181-182. 8. dAviS, 1993, pp. 87-93. 9. BrAndon, 1959, pp. 471-477; GoodMAn, 1999, pp. 27-38; theiSSen, 2002, pp. 40-41. 10. KAtz, 1984, pp. 43-76; lieu, 1994, pp. 101-119; white, 2007, pp. 368-373; roBinSon, 2009, pp. 227-241. 11. Varios autores datan en este periodo, sobre todo asociándolo con el rabinato de Jamnia, el surgimiento de la Birkat Ha minim, la oración pronunciada contra los creyentes en Jesús a fin de excluirlos de la sinagoga. MontSerrAt torrentS, 2005, pp. 161-165. otros, pese a considerarla un producto del siglo i, niegan su obligatoriedad y su uso con fines de exclusión, al menos hasta 135 d. c. KAtz, 1984, pp. 43-76; vAnA, 2003, pp. 201-241. 12. theissen indica a estos grupos como solidarios con el medio social, con el cual interactúan sin plantearse retracción alguna, a diferencia de la sinagoga rabínica. theiSSen, 2003, pp. 137-142. Esto habría promovido que gentiles con recursos y capacidad de

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Jesús como un judío observante de los principios de la ley y perseguido por las autoridades, es decir como un reformador rebelde. Estos sectores en su mayoría mantenían posturas poco solidarias con el imperio y cues-tionaban la organización eclesial local, pues se orientaba a los parámetros culturales y sociales grecorromanos. En este ambiente de identidades no definidas apareció Mc, originado hacia la mitad de la década del 70 en antioquía de siria, o en una zona aledaña13.

la comunidad de Mc, pese a incluír gentiles en sus filas, aún se com-prendía dentro de la sinagoga, diferencia fundamental con los grupos paulinos de asia menor14. Hay una relación tensa con la matriz judía, que se expresa en discusiones sobre la figura de Jesús y su pretensión de mesianidad15. El evangelista es consciente de las rispideces y debates entre las iglesias y entre cristianos y judíos. Mc retrata un Jesús que tipi-fica un tipo de itinerancia discreta, ascética y sufriente. los creyentes en Jesús deben evitar la manifestación pública de su fe por el peligro que eso puede acarrearles, sobre todo al interior de la sinagoga, donde ya parecen ser mirados con ciertas reservas16. En base a esta noción de silencio po-demos comprender el relato de la tumba vacía que nos ofrece el autor de este primer evangelio.

administración se unan a las iglesias. aguirre piensa al paulinismo de posguerra como promotor de un cristianismo como proyecto socialmente viable y al alcance de las masas. AGuirre, 1987, pp. 95 y 115-125. puente ojea cree ver en la postergación de la parusía la traición a los ideales rebeldes y liberadores del movimiento de Jesús, reemplazados por el «espíritu pequeño burques» del paulinismo y los Evangelios. por nuestra parte, conside-ramos que esta teoría evalúa el cristianismo primitivo a la luz del triunfo del siglo iv y no contempla las tensiones propias de los primeros siglos. puente ojeA, 2001, pp. 216-217. 13. cfr. Kee, 1977, pp. 100-105; vAAGe, 1998, pp. 12-15; roSKAM, 2004, pp. 94-114. la postura de autores como puente ojea que ubican la redacción de este Evangelio en roma es rechazada actualmente. puente ojeA, 2001, p. 201. 14. weeden, 1971, p. 21. roskam y montserrat torrents opinan que esto es a fines de negar las acusaciones de subversión que apuntan a los creyentes como seguidores de un rebelde antirromano. roSKAM 2004, pp. 197-199. MontSerrAt torrentS, 2005, p. 213. no opinan igual Burkill, Keck y theissen. BurKill, 1963, pp. 117-142; KeCK, 1965, pp. 341-344; theiSSen, 2002, pp. 41-43. puente ojea señala una conexión entre la cristología de Mc y la de los paulinos, lo cual puede ser verosímil. puente ojeA, 1998, pp. 20-22. 15. para Mc Jesús era el Hijo de Dios desde el inicio de su vida pública. cfr. perKinS, 1995, pp. 534-535; MontSerrAt torrentS, 2005, pp. 217-218. 16. Hay fricciones con los líderes sinagogales respecto de cuestiones de pureza (Mc 7.14 23) y respecto a los asuntos familiares. CArlSton, 1968-1969, pp. 75-96. perKinS, 1995, pp. 607-608; BriGliA, 2003, pp. 430-431.

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la historia de la tumba vacía en Mc 16, 1-8 es enigmática, ya que su resolución queda indefinida17. son las tres mujeres que han observado la muerte y el entierro de Jesús, maría magdalena, maría la madre de santiago y salomé (todas ellas galileas), quienes arriban al sepulcro y lo encuentran abierto18. El joven (neanískos) de la túnica blanca les confirma la resurrección de Jesús y les ordena que le digan a pedro y los otros que deben ir a Galilea para verlo19. las tres mujeres salen temblando y huyen sin decirle nada a nadie. Esta conclusión sin la presencia del resucitado ha llevado a diferentes interpretaciones tanto en los primeros siglos20, como entre los analistas contemporáneos. Vignolo y sabin comprenden este final como una manifestación emotiva de temor divino21. para masson y pesch el autor de Mc evita presentar a las mujeres como las primeras mensajeras del kerygma para dejarle esa gloria a pedro y los discípulos22. ¿conocía Mc la tradición de 1 Cor 15 según la cual pedro recibió la primera aparición? probablemente sí, pero el silencio atribuido a las mujeres parecería estar cuestionando la legitimación jerosolimitana. por esta razón se compren-de mejor la ausencia de relatos de apariciones del resucitado en Mc; lo único que hay es un anuncio en medio del miedo y el temblor23. Weeden propone que esta tradición anti-apariciones no solo buscaba desacreditar a los apóstoles (ahora convertidos en no-testigos) sino también mantener

17. Hay autores que creen que el final original de Mc se perdió. Knox, 1942, pp. 13-23; yArBro CollinS, 2007, pp. 797-799. 18. En Mc se cita tres veces al grupo de discípulas durante el relato de la pasión-en-tierro-resurrección. las variantes en los nombres de las mujeres ha hecho pensar a ciertos analistas en unidades redaccionales independientes que el redactor final trató de armoni-zar. Miller, 2004, pp. 154-157; diBeliuS, 1965, p. 190. 19. para un análisis sobre el neanískos en Mc: Bode, 1970, p. 26. 20. El fragmento de Mc 16.9 20 se agregó entrado el siglo ii. Vena propone que este final agregado remite a una comunidad que ya no vive con ninguna expectativa de parusía inmediata, sino que recurre al bautismo y la fe como mecanismos de incorporación a la comunidad. venA, 2002, pp. 51-66. 21. viGnolo, 1990, pp. 129-189; SABin, 1998, pp. 149-168. la reivindicación de las mu-jeres de la tumba ha sido sostenida por schüssler Fiorenza y compiani. la primera halla heroísmo a toda costa en las mujeres de la tumba. compiani, por su parte, explica que Mc tácitamente aprueba el silencio en cuanto a los aspectos de la identidad y el destino de Jesús, pues supone un camino heurístico de la grandeza divina. por contraposición, el Evangelio muestra que el silencio en relación a los milagros no se cumple, pues esto confirma la revelación divina. SChüSSler FiorenzA, 1983, pp. 316-323; coMpiAni, 2011, pp. 55-56. 22. MASSon, 1944, p. 163; peSCh, 1982, p. 780. 23. como en Mc 10.32, el autor remarca el miedo de las discípulas. cfr. CroSSAn, 1998, pp. 244-250; venA, 2002, p. 58; de jonG, 2008, pp. 123-149.

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en vilo a la comunidad y evitar que se distraiga en una fe exaltada24. algo similar plantean lüdemann y Özen al señalar que la abrupta conclusión de Mc 16.8 hace que todo lo posterior dependa de la manifestación perso-nal de Jesús25. El pedido de acudir a Galilea es parte esencial del mandato angélico y escondería la legitimación propia del grupo marcano, asentado en el norte de Galilea y lindante con las comunidades cristianas de siria.

El hecho de presentar a las tres principales discípulas huyendo pre-sas del miedo completa, para muchos críticos, un esquema que el autor de Mc inició en el episodio del arresto, en el cual los tres principales discípulos, pedro, santiago y Juan, huyen ante la turba enviada por los sacerdotes26. al señalar las acciones de estos personajes, el evangelista está criticando duramente a aquellos que en su tiempo están intentando afirmar su autoridad en base a los testigos carnales de Jesús27. si la histo-ria del hallazgo del sepulcro existía a nivel oral y reivindicaba la fe de los primeros seguidores jerosolimitanos, ahora el autor de Mc la ridiculiza y arrebata la legitimidad a los cristianos nomistas28. terminar el evangelio antes de que pedro o santiago reciban apariciones y proyectar al cristo resucitado a la Galilea de los gentiles supone cuestionar ciertas formas de cristianismo nomista contemporáneas al autor. la resurrección aparece como una exaltación que los discípulos no comprenden y que se ha des-plazado de Jerusalén hacia un nuevo epicentro.

de MAteo A luCAS

El Evangelio de Mateo (Mt), redactado hacia el año 85, fue un pro-ducto surgido en el norte de palestina, en la zona rural de la alta Galilea o en la zona de influencia de antioquía de siria, según varios analistas29.

24. weeden, 1971, pp. 101-117. probablemente lo mismo estaba ocurriendo en el seno de los grupos paulinos minorasiáticos y griegos contemporáneos a Mc. En las epístolas a los Colosenses y 2 Tesalonicenses puede verse una retracción carismática en pos de regulaciones domésticas jerárquicas que buscan evitar conflictos con la sociedad pagana circundante. 25. lüdeMAnn & Özen, 2001, pp. 44-47. 26. Mc 14.48 50. dAnove, 1998, pp. 395-396. 27. incluso las mujeres estarían representando al círculo jerosolimitano, ya que una de ellas es «la madre de santiago el menor y de José». cfr. MyllyKoSKi, 2002, pp. 62-66. 28. Visto así, la unción que las mujeres pretenden realizar en el relato aparece como inútil, pues Jesús ya ha sido ungido para la sepultura durante la cena en Betania (Mc 14, 8). heSter, 1995, p. 70. 29. cfr. BorinG, 1995, p. 105; leSK, 1999, p. 1141; theiSSen, 2002, p. 53; white, 2007, pp. 303-305.

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El autor de Mt conocía a Mc y tenía acceso a otras tradiciones y dichos a los que se conoce como fuente Q30. sin embargo hemos de subrayar que los intereses de la comunidad mateana son muy diversos a los que encon-tramos en Mc. para empezar, los mateanos se reconocen mucho más vin-culados a las prescripciones legales judías, ya que ellos presentan a Jesús como un fiel observante y defensor de la ley31. Es por esto que sim iden-tifica a la comunidad del autor de Mt como una secta dentro del judaísmo, que está en conflicto con el emergente rabinato en cuanto a las formas y prácticas, por lo cual se ve crecientemente marginada de la sinagoga32. a nivel interno, la comunidad mateana se habría organizado en conventícu-los aún asociados a la sinagoga, espacios que se conocían como ekklēsia, es decir, reunión o asamblea de los creyentes. la diferencia en la denomi-nación denota un alejamiento de las autoridades rabínicas33.

no es extraño que, dadas estas características, el relato de la tumba vacía contenido en Mt 28.1-15 venga a cuestionar la ironía marcana. Mt rodea al episodio de un poderoso marco sobrenatural con el terremoto que acompaña el descenso del ángel34. El anuncio angélico es idéntico al que el autor pone en boca de Jesús, que esta vez sale al encuentro de las mujeres.35 Hay así una primera conexión entre la angelofanía del sepulcro y los relatos de apariciones. las mujeres del sepulcro ahora son solo dos, maría magdalena y «la otra maría». Esto es curioso porque la lista que Mt ofrece de las discípulas que observaban la crucifixión inclu-ye no solo a maría magdalena, sino también a la madre de santiago y de José y a la madre de los hijos de Zebedeo. En el sepulcro vacío el autor desplaza a estas dos mujeres vinculadas con las grandes figuras del cris-tianismo nomista y conserva solo a la magdalena y a una maría no iden-tificada. El doble envío de las mujeres (por el ángel y por Jesús mismo)

30. sobre la fuente Q y su relación con los Evangelios hay mucha bibliografía, entre la que destacan Vaage y Kloppenborg. vAAGe, 1995, pp. 81-103; KloppenBorG, 2005, pp. 215-250. 31. Mc 5.17 19. hAGner, 1997, pp. 22-24; MontSerrAt torrentS, 2005, pp. 226-228. 32. SiM, 1995, p. 36. cousland y carter se hacen eco de esto hablando de una comuni-dad «limbo» el primero, y de una comunidad «marginal» el segundo. CouSlAnd, 2002, p. 288; CArter, 2007, pp. 89-96. 33. cfr. BrooKS, 1987, pp. 120-123; theiSSen, 2002, pp. 73-79; MontSerrAt torrentS, 2005, pp. 226-228. 34. El autor de Mt reconoce sin ambages que este personaje es «el ángel del señor». El portento natural y celestial que enmarca este relato de la apertura de la tumba contiene elementos escatológicos. Bode, 1970, pp. 50-51. 35. alsup señala que la cristofanía mateana se basa en la angelofanía. AlSup, 1995, p. 114.

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aparentemente tiene éxito y los discípulos se concentran en Galilea, nue-vamente el espacio elegido para la nueva misión.

En la versión de Mt lo novedoso es la presencia de los guardias y los sacerdotes en el sepulcro. los sumos sacerdotes se insertan en la narra-ción como custodios de la tumba y testigos indirectos de la resurrección a través del testimonio de los guardias. podemos observar entonces que así como en Mc las mujeres escapaban aterrorizadas y callaban, en Mt son los guardias romanos quienes se paralizan de terror ante el ángel y luego guardan silencio por el dinero que los líderes judíos les entregan36. El silencio continúa como motivo del episodio del sepulcro, pero ahora en relación a los opositores. si asumimos que la comunidad de Mt está en conflicto con el poder sinagogal, es lógico que el autor del Evangelio le endilgue a los líderes judíos la culpa del rumor sobre el robo del cadáver. por esta tensión, la comunidad de Mt se ve en la necesidad de rehabilitar a los discípulos criticados en Mc.

El autor paulino de Lc-Hch integra diversas fuentes en su obra a fin de armonizar las divisiones socioculturales existentes al interior de las iglesias, pero no siempre tiene éxito en su empresa37. Esto señala que las comunidades paulinas siguen siendo abiertas y conciliadoras hacia los años 90, afirmando que cristo de dos pueblos hizo uno38. theissen define este trabajo de síntesis como «búsqueda del equilibrio»39. El autor de Lc-Hch muestra a sus personajes como fieles observantes de las prescripcio-nes legales judías, sobre todo en los relatos de la infancia, entre los cuales encontramos incluso el episodio de la circuncisión de Jesús40; por otro lado, pablo se declara ciudadano romano y rompe con los judíos varias veces para ir a predicar a los gentiles41. Este énfasis en una misión pauli-na iniciada en la sinagoga supone un diálogo con la institución sinagogal asiática42. Ya existe una voluntad cristiana de excluirse de la sinagoga, vo-luntad que se refuerza en la idea de la anulación de la ley por el sacrificio

36. Mt 27, 62-66; 28, 11-15. 37. mount cree que el autor de Hch está falto de categorías historiográficas para des-cribir la diversidad del movimiento cristiano primitivo en sus fuentes. Mount, 2002, pp. 147-148. 38. Ef 2.14. BArth, 1959, pp. 39-50. 39. theiSSen, 2003, pp. 102-103. 40. Lc 2, 21. 41. Mount 2002, 103-104. En sus cartas originales pablo no reconoce su categoría de ciudadano romano. Es el autor de Hch quien le otorga este título, que aparece en tanto pablo rompe con los judíos para ir a los gentiles. cfr. vAn Minnen, 1994, pp. 43-52. 42. cfr. SouzA noGueirA, 1998, pp. 129-130.

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de cristo. El relato del sepulcro vacío en Lc 24, 1-12 se comprende a la luz de estos postulados.

En primer lugar llama la atención la composición del grupo feme-nino que va a la tumba en Lc. El autor identifica a tres mujeres: maría magdalena, Juana y maría la de santiago43. cada una de ellas puede aso-ciarse a un componente comunitario lucano: maría magdalena representa cada vez más a la gentilidad; a Juana, personaje netamente lucano, se la vincula con la élite judía44; maría la de santiago corporiza al cristianismo nomista. El objetivo del autor de Lc es la conciliación. considerando esto, la angelofanía que este texto propone deja de ser un asunto individual y ahora son dos los ángeles anunciantes45. Este desdoblamiento puede tener un significado asociado bien a las dos alianzas, unidas en el hecho de la resurrección, o bien al número de testigos necesarios para verificar un hecho46. sin embargo, el autor de Lc tiene en claro que el episodio de la tumba vacía solo es una unidad aislada y de transición hacia las aparicio-nes de Jesús, que no son de carácter personal, sino grupal, comunitario y eucarístico47. Visto así, el esquema marcano de no reivindicación femeni-na sigue vigente ya que el anuncio de las discípulas no es creído. El autor de este Evangelio reconoce que la primera aparición del resucitado fue a pedro48, alineándose así con la antigua tradición recogida en 1Cor 15. De esta forma aporta a su intención de revisar la historia de los orígenes cristianos en una clave conciliatoria que desdibuje las diferencias entre pedro, pablo y santiago.

de juAn A CelSo

El siglo ii planteó nuevos desafíos al cristianismo, fundamentalmente en lo que respecta a la definición de su identidad. Hacia el año 110 el grupo juanino, cuya memoria colectiva puede remontarse a la zona de siria-palestina49, deja entrever un conflicto creciente con la sinagoga. la misma está aplicando condenas excluyentes a los creyentes en Jesús; el

43. Lc 24, 10. 44. Lc 8, 3. 45. Lc 24, 1-8. 46. Bode, 1970, p. 60. 47. Lc 24, 13-42 (Jesús comparte la mesa y come con los discípulos de Emaús y con los apóstoles). lüdemann y Özen proponen que Lc es anterior a Mt pues no une el episodio de la tumba vacía con las apariciones. lüdeMAnn & Özen, 2001, p. 72. 48. Lc 24, 34. lüdeMAnn & Özen, 2001, p. 57. 49. cfr. Brown, 1983, pp. 35-53; BernABé uBietA, 2010, pp. 309-312.

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evangelio escrito contrarresta esto con la teología de la sustitución del pueblo judío50. a la par, los juaninos están sufriendo una postergación por parte de la vertiente cristiano-gentil51. El evangelio escrito comienza a cristalizarse a inicios de la década de 110 en asia menor52, pero su doctri-na aparece como conflictiva y compleja para las iglesias locales, de clara tendencia paulina. El autor de Jn deja claro que su comunidad es distinta de las cristiano-nomistas, las cuales creen en Jesús pero no lo compren-den correctamente, e incluso de las paulinas, netamente jerárquicas y a las que podemos asociar con policarpo de Esmirna y otros líderes asiáticos53.

El Jesús de Jn ha perdido sus rasgos humanos sufrientes y permanece en una gloria impasible que enciende la polémica54. asimismo el texto reniega de la familia terrenal de Jesús, elemento que apunta a fortalecer la idea de preexistencia y a despegar a Jesús de la historia judía. sin embar-go, el objetivo primordial de Jn no es el conflicto sino la unidad a partir de un intercambio pacífico con los otros grupos cristianos55. la comuni-dad juanina busca legitimarse frente a los cristianos nomistas al adoptar la figura de la madre de Jesús56, a la que se convierte en madre del Discípulo amado, testigo por antonomasia de la comunidad57. las figuras apostólicas tradicionales, pese a reconocerse su legitimidad y su valor, quedan en se-gundo lugar frente a este personaje protagonista.

la historia de la tumba vacía en Jn 20, 1-18 se presenta con comple-jidades propias. por un lado se observa que el autor intentó armonizar la angelofanía con la cristofanía, resultando un esquema repetitivo en el que se reiteran las interrogaciones, algo similar a lo que ocurría en el relato

50. Jn 7, 40-52; 8, 21-24, 39-44; 9, 22; cfr. MArtyn, 1979, pp. 46-68; thAtCher, 2006, pp. 93-102. 51. Brown señala que los juaninos dialogan con los grupos petrinos en el evangelio. allí cuestionan a estos últimos por su incomprensión cristológica. Brown, 1983, pp. 79-85. cfr. BernABé uBietA, 2010, pp. 331-332. 52. la redacción de Jn se fecha en un rango temporal que va de 100 a 125, pues el papiro 52 data de fines de la década de 120 o inicios de la del 130. cfr. Brown, 1983, pp. 59-62; theiSSen, 2002, pp. 137-140; white, 2007, pp. 383-386; BernABé uBietA, 2010, pp. 316-318. 53. Brown, 1983, pp. 70-88. 54. theiSSen, 2003, pp. 206-207. 55. Jn 17, 20-21. cfr. Brown, 1983, pp. 86-88; theiSSen, 2002, pp. 166-167. Destro y pesce postulan que los juaninos instauraron un nuevo sistema religioso en medio de un juego de posiciones entre los ritos bautistas, judíos y samaritanos. DeStro & peSCe, 2002, pp. 37-39. por nuestra parte no podemos dejar de señalar que el Discípulo amado repre-senta el vínculo con los cristianos nomistas (a través de la madre de Jesús) y con los bau-tistas (pues previamente era discípulo de Juan el Bautista). 56. Jn 19, 25-27. Brown, 1983, pp. 74 y 187-192. 57. Jn 13, 23-26; 18, 15-16; 20, 2-10. Brown, 1983, pp. 32-35; theiSSen, 2002, pp. 147-148.

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de Mt58. la aparición de cristo le roba el protagonismo a los ángeles, ya que es Jesús mismo quien ordena anunciar su resurrección. por otro lado, la multitud de mujeres a las que aludía Lc ahora es reemplazada por una sola, maría magdalena. al autor de Jn no le interesa presentar a maría magdalena en tanto testigo fehaciente de que la resurrección no fue una farsa. Esto explicaría por qué omite, a diferencia de los sinópticos, la presencia de las mujeres durante el entierro. De esta manera podemos evidenciar que la historia de la tumba vacía ha perdido su funcionalidad original, que era establecer un nexo testimonial que demostrara que el crucificado era el resucitado. El personaje de maría magdalena cobra re-levancia propia en tanto encarna una actitud comunitaria criticada. Esta mujer no es parte de la familia de Jesús pese a encontrarse al pie de la cruz59, sino que representa, junto con el apóstol tomás, las actitudes de liderazgo criticadas por la comunidad juanina. la magdalena solo reac-ciona y cree cuando Jesús la llama por su nombre; de la misma manera tomás cree solo al tocar las heridas del resucitado60. por contraposición, el Discípulo amado es presentado como el primer creyente en la resurrec-ción con solo entrar a la tumba y ver los lienzos61. pedro no compren-de lo que sucede y maría magdalena necesita escuchar la voz de Jesús para confirmar el milagro. En Jn el episodio del sepulcro es aprovechado en pos de la legitimación comunitaria, marcando que la experiencia de fe no tiene que ver con el tocar (como tomas) o el escuchar (como la magdalena), sino simplemente con el creer sin ver, que es lo que se pide a los fieles de inicios del siglo ii. El autor conoce y aprovecha la tradición recibida acerca del sepulcro, los ángeles, el anuncio y el temor para rei-vindicar al personaje que representa a su iglesia. claramente podemos concluir que las apariciones en Jn no son signos de autoridad, sino de debilidad. El Discípulo amado «vio y creyó» aún antes de las apariciones y eso coloca a su comunidad por encima de liderazgos diferentes que recla-man una aparición epifánica en el origen de su legitimidad.

58. Jn 20, 1-18. 59. En el relato juanino de la crucifixión maría magdalena aparece nombrada última entre las mujeres y, además, esas mujeres ya no están observando de lejos, sino que se las ubica al pie de la cruz y en interacción con cristo. El rol femenino en el calvario se ha resignificado. 60. Jn 20, 24-29. 61. Bode conecta el «vio y creyó» con la bienaventuranza que el Jesús juanino exclama como conclusión del episodio del incrédulo tomás. Bode, 1970, p. 79. respecto a lo que el Discípulo vio, son interesantes las interpretaciones de Balagué, spadafora y mercier sobre la descripción de la ubicación del sudario y los lienzos. BAlAGué, 1966, pp. 169-182; spAdAForA, 1972, pp. 581-595; MerCier, 1981, pp. 3-32.

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contemporáneo a Jn podemos ubicar el relato sobre la tumba vacía que se presenta en AscIs. Este texto fue producido en siria durante el inicio de la década de 11062. la tumba vacía aparece en este relato solo como el resultado de una exaltación celestial explícita. cristo abandona el sepulcro apoyado en el Espíritu santo, bajo figura de ángel, y el arcán-gel miguel. los únicos testigos de esta exaltación-ascensión son los doce, a quienes se encomienda pregonar la resurrección; la visita de las muje-res no se menciona y los soldados guardianes simplemente representan la victoria sobre el poder terrenal63. En este breve resumen el autor de AscIs polemiza con los juaninos, ya que la denominación «amado» solo es atribuída a cristo; cualquier otro liderazgo no es de fiar. por otro lado, la presencia del Espíritu santo en el evento pascual y en el envío misionero de los apóstoles señala una dura crítica a los círculos paulinos. para AscIs la estructura jerárquica de la iglesia encadena el don profético carismáti-co en aras de la codicia y la ambición de obispos y diáconos. El autor de este documento se acerca mucho al vocabulario juanino al llamar «pas-tores injustos y violentos» y «saqueadores de ovejas» a estos líderes64. la resurrección es presentada como el inicio de la intervención del Espíritu santo a través de la prédica, la profecía y los prodigios65.

la segunda Guerra Judía (132-135) precipitó la separación entre igle-sia y sinagoga. los sectores cristiano-nomistas perdieron fuerza luego del fracaso rebelde en palestina y, en muchos casos, quedaron en minoría frente al componente gentil de las iglesias. la perspectiva mesiánico-apocalíptica prácticamente se diluyó y la parusía progresivamente pasó a ser un evento postergado a un futuro remoto. Fruto de estos procesos aparecieron serios cuestionamientos a la realidad carnal de Jesús a partir de las tesis de marción y Valentín hacia la década de 140. Jesús pasó a ser considerado el enviado de un Dios lejano y amoroso que nada tenía que ver con el irascible Dios creador presente en las Escrituras judías y regente del mundo material decadente. contra estas tendencias reaccio-naron los sectores jerárquicos de las iglesias, proponiendo una defensa de la carnalidad de Jesús y de su vínculo con el at. El ciclo de la pasión-resurrección recibe primordial interés por ser un punto neurálgico en los debates cristológicos del momento. Hacia la década de 150 dos textos

62. KniGht, 1995, pp. 21-23; müller, 2003, pp. 603-605. 63. AscIs 3, 13-18. 64. AscIs 3, 21-31. cfr. hAll, 1990, pp. 296-298; KniGht, 1995, pp. 31-32 y 56-57. 65. AscIs 3, 19.

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enfocan esta problemática: la EpAp, producida en Egipto66, y el EvPed, producido en siria-palestina67. En ambos el episodio de la tumba vacía adquiere nuevos matices.

En EpAp, tanto en la versión etíope como en la copta, son tres las mujeres que van a la tumba y llevan ungüentos para el cadáver. maría magdalena aparece en ambos relatos pero es nombrada última en la lista. cada versión difiere en cuanto a los nombres de las otras dos mujeres: en el texto etíope aparecen sara y marta; en el copto una maría sin vín-culos y otra denominada como «la hija de marta»68. Es interesante obser-var que estos nombres señalan una gran influencia de los relatos de Lc y Jn, ya que marta y maría son personajes que solo aparecen en dichos evangelios. Que se coloque a estas mujeres en la tumba y no a las parien-tas de los apóstoles jerosolimitanos es una clara marca de separación de los grupos cristianos nomistas. las mujeres no encuentran ningún ángel según EpAp, sino a cristo mismo, quien ordena que una de ellas vaya a los apóstoles y les informe de la resurrección. como los apóstoles no creen a la primera enviada, Jesús manda a otra mujer, a la que tampoco creen69. Esta secuencia de doble envío (en el texto etíope las enviadas son maría magdalena y sara; en el copto son marta y maría) apunta a resaltar la incredulidad apostólica y a afirmar la carnalidad de la resurrección. la aparición de cristo a los apóstoles corona el relato de la tumba vacía, pero ahora tomás no es el único incrédulo, sino también pedro y andrés, a los cuales el resucitado invita a palpar sus heridas70. Estos detalles novedosos se comprenden cuando se observa que el autor de EpAp era consciente de los conflictos intracomunitarios que estaban viviendo sus correligionarios

66. Este texto (conservado en copto y en etíope) simula una misiva que el grupo apos-tólico de Jesús envía a las iglesias. relata la enseñanza post resurrección de cristo, califi-cada como el verdadero Evangelio. El texto critica a ciertos falsos maestros, a raíz de los cuales se recomienda a los apóstoles poner por escrito las palabras del Evangelio. ciertos autores han aducido un origen asiático para EpAp: StewArt SyKeS, 1997, pp. 416-438; hillS 1990, 265-266. otros, como Gunther, se inclinan por un origen sirio. Gunther, 1971, pp. 82-83. nosotros seguimos a müller en la fijación de un origen egipcio. Müller, 2003, p. 251. 67. EvPed fue un texto muy reconocido y utilizado por varios grupos cristianos de la segunda mitad del siglo ii. Eusebio (H.E. 6.12,1 4) cuenta que el obispo serapión de antioquía rechazó su uso hacia inicios del siglo iii a raíz de ciertos pasajes docetas. Ha habido acalorados debates acerca de la dependencia o independencia de EvPed en rela-ción a los Evangelios canónicos. un buen resumen de esta polémica lo proveen Green y schonhoffer. Green, 1987, pp. 293-301; SChonhoFFer, 2011, pp. 229-236. 68. EpAp 9. 69. EpAp 10. 70. EpAp 11.

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con ciertos individuos que no adherían a la disciplina eclesial71. En base a esto EpAp pide que ante un hermano que peca se busque el testimonio de uno o dos fieles más a fin de corregirlo72. Es curioso que este mecanis-mo sea el que Jesús utiliza en la escena del sepulcro: las tres mujeres son sus testigos y las envía de a una para que confirmen la resurrección a los apóstoles. no hay guardias romanos ni sacerdotes en este relato pues el conflicto con el exterior parece secundario; tampoco hay intermediarios celestes al estilo de los ángeles, los cuales podrían complicar la afirma-ción de la carnalidad post-resurrección de Jesús. El autor de EpAp busca contrarrestar por todos los medios los argumentos docetas de gnósticos y marcionitas.

En EvPed hallamos una perspectiva diferente, ya que el relato de la tumba vacía está precedido por una descripción concreta de la resurrec-ción, la cual ocurre frente a los guardias romanos y los ancianos del sa-nedrín73. Este interés en relatar la salida de cristo de la tumba a la vista de sus opositores busca reavivar una polémica que aporta a la identidad cristiana y al interés de ciertas jerarquías una buena predisposición hacia el imperio. pilato aparece exonerado del proceso de Jesús74, y se señala a los judíos como culpables de la crucifixión y del temor que experimentan los fieles75. De alguna manera el portento celestial que abre la tumba y provoca la salida de cristo en compañía de dos ángeles evoca una espe-cie de exaltación que hace pensar incluso en una ascensión76. ante este prodigio tan explícitamente descrito la visita de las mujeres a la tumba queda como un mero episodio accesorio. El grupo femenino, del cual solo se resalta a maría magdalena, no ha aparecido antes en el relato. El ángel les dice que Jesús resucitó y regresó al lugar del que fue enviado, pero no les ordena ir a contárselo a los discípulos. las mujeres huyen pre-sas del temor como en el final de Mc77. para la comunidad de EvPed la pa-sión y resurrección han sido fenómenos ocurridos ante el mundo, es decir ante los poderosos. El hecho de volver a la historia del ocultamiento de la resurrección, solo contenida en Mt, es una clara señal de un conflicto

71. EpAp 7, 27, 29, 35. 72. EpAp 48. 73. EvPed 9, 34-42. 74. En EvPed 1, 1-2 pilato aparece subordinado a Herodes. MArA, 1973, pp. 161-162, 192 y 196. 75. EvPed 6, 23; 8, 28; 12, 50. MArA, 1973, pp. 69-70; perler, 1964, p. 585. 76. relato muy similar al contenido en AscIs. 77. EvPed 12, 50; 13, 57.

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externo muy acuciante78. El testimonio de las mujeres es anulado en pos del portento público. Esto encaja con una tendencia de las iglesias orien-tales a integrar al cristianismo a nivel social y a mostrar lo inocuo de sus principios morales. una narración en la que la resurrección es presentada como un acontecimiento epifánico se suma al reclamo apologético de que los cristianos están inmersos en la sociedad y se amoldan a los usos loca-les, participando activamente de la vida urbana. su única diferencia es un culto invisible al Dios trascendente. Ese culto se manifiesta en una manera de vivir que «aporta a la perfección de las leyes» y garantiza la salvación79. Hay una voluntad de remarcar que nada hay de oculto en el cristianismo, ni siquiera sus hitos fundamentales. sin embargo esta estrategia discursiva conoció detractores.

El crítico pagano celso escribió una diatriba en contra del cristianismo hacia 180 en la que describía al movimiento como secreto y socialmente disruptivo. celso consideraba a Jesús un hijo del adulterio y un hechicero educado en Egipto cuya resurrección se fundamenta en el testimonio de crédulos exaltados80. Herencia de estos orígenes rebeldes es la insolida-ridad cívica que celso observa en el cristianismo contemporáneo, al que percibe como una doctrina secreta81. ahora bien, ese carácter secreto, su-mado a la consigna «no preguntes, sino cree»82, habilita a celso a afirmar que el proselitismo cristiano se dirige a ignorantes, fundamentalmente a mujeres, niños y esclavos83. la ignorancia y la credulidad están para este autor en la base del cristianismo, particularmente en los relatos de la pa-sión. celso asevera que los discípulos de Jesús lo abandonaron durante el suplicio y que la testigo de la resurrección, es decir maría magdalena, era una mujer histérica y sugestionada84. celso parece estar polemizando con EvPed, pues ironiza sobre el hecho de que cristo resucitado se apareció solo a sus seguidores, no a sus verdugos85. De alguna manera el autor pagano está intentando contrarrestar la atracción por el cristianismo que se evidencia en ciertos personajes educados. para celso la tumba vacía es

78. Esta historia incluso la utiliza Justino hacia mediados del siglo ii en Diálogo con Trifón 108,2. crAiG, 1984, pp. 273-281. 79. Epístola a Diogneto 5.10. este texto es contemporáneo a EvPed. 80. orígenes C.Celso 1.28,31 32; 2.54,59. wilKen, 1984, pp. 108-112. 81. orígenes C.Celso 1.1,3,7. 82. orígenes C.Celso 1.8. 83. la ingenuidad como característica de los fieles cristianos también puede encontrar-se en luciano de samosata Sobre la muerte de Peregrino 11 13. 84. orígenes C.Celso 2.54,59. 85. orígenes C.Celso 2.59,62 63.

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solo una evidencia sectaria interna que carece de valor y cuyos testigos urdieron una fábula perniciosa que se expandió por todo el imperio.

ConCluSioneS

El discurso ficcional cristiano apareció y se desarrolló en los primeros siglos como consecuencia de los conflictos internos al movimiento y de las críticas externas. los evangelios escritos consagraron imaginarios cris-tológicos diversos, ajustados a realidades sociales variadas. la diversidad de perspectivas se palpa en los textos de los siglos i y ii. En las reelabora-ciones del episodio de la tumba vacía pueden encontrarse elementos que ilustran el trasfondo material de cada autor, sus preocupaciones y sus ne-cesidades de reivindicación. no es un dato de menor importancia la des-cripción de la coreografía de la primera comunidad, aquel «primer día de la semana», pues la resurrección pasa a ser considerada como un partea-guas en la cuestión del poder comunitario. De la ignorancia paulina sobre el episodio pasamos a un relato de polémica ironía en Mc, luego a una disputa con los líderes sinagogales en Mt y a una voluntad de conciliación en Lc. Durante el siglo ii la narración sobre la tumba vacía fue relegada en los escritos, ya que en Jn se exalta la fe del discípulo amado, quien cree en la resurrección con solo ver la mortaja en el sepulcro; en EpAp apare-ce cristo mismo coordinando los eventos post-resurrección con el fin de subrayar su carnalidad en un tono antimarcionita; en EvPed la resurrec-ción se vuelve una epifanía a las naciones frente a la cual el hallazgo de la tumba vacía es una mera anécdota. Esta variación en el discurso de las iglesias jerárquicas del siglo ii tiene que ver con un cambio de eje a partir de la separación del judaísmo. la exaltación de cristo es algo aceptado entre las vertientes cristianas, pero ahora el conflicto radica en la vincula-ción con el imperio. la defensa de la carnalidad de cristo, quien aparece como el personaje principal del episodio del sepulcro, desplazando a los ángeles anunciadores, tiene que ver con el fortalecimiento de una deter-minada ética comunitaria jerárquica. Que cristo haya sufrido y resucitado en el cuerpo material supone reivindicar la importancia de las acciones corporales para la salvación. De esta manera se critica el retraimiento y la insolidaridad cívica con la que se caracteriza a las vertientes desviadas, ya sean marcionitas o gnósticas. los Evangelios sinópticos rodeaban de mis-terio el suceso del sepulcro y difuminaban la presencia de cristo, cuando no la eliminaban totalmente, a fin de poner el acento en las reacciones de los testigos del episodio, a través de los cuales se elogiaba y se criticaba las actitudes de diferentes componentes comunitarios. a partir de inicios

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del siglo ii las iglesias fueron fusionando la narración de la tumba vacía con los relatos de apariciones, aunque no con gran éxito por lo que pare-ce, pues celso censuraba no solo la idea de resurrección sino también el tipo de testimonio que la avalaba. para celso la resurrección se cimentaba en una exaltación desenfrenada y de carácter sectario. Esta postura hace de la tumba vacía ya no una farsa, como señalaban los detractores judíos, sino una fantasía producto de la mente trastornada de una mujer y de al-gunos crédulos.

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13. STVDIA HISTORICA. HISTORIA ANTIGUA no da derecho a la percepción de haberes. Los derechos de edición corresponden a la Revista, y es necesario el permiso del Consejo de Redacción para su reproducción parcial o total. En todo caso será necesario indicar la procedencia. O

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ISSN: 0213-2052 VOL. 31, 2013

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STVDIA HISTORICAHISTORIA ANTIGUA

STVDIA HISTORICAHISTORIA ANTIGUA

ISSN 0213-2052

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Fecha de publicación: diciembre 2013

ISSN: 0213-2052 - CDU 931Vol. 31, 2013

ÍNDICE

sumario analítico ..................................................................................... 3-7

José manuel AldeA CelAdA: Apolo y los seléucidas o la construcción de una identidad dinástica .............................................................................. 13-34

mariano Spléndido: Soldados, ángeles y mujeres: el episodio de la tumba vacía en el cristianismo e los siglos i y ii ................................................. 35-57

Juan carlos olivAreS pedreño: La omisión del dedicante en las inscripcio-nes votivas de Hispania como indicio de su ubicación en ámbitos pri-vados .................................................................................................... 59-87

José m. vAllejo: El concepto de área onomástica: el caso de los astures ...... 89-113

Gregorio CArrASCo SerrAno: Arbitrariedad y administración de justicia en las res Gestae de Amiano Marcelino .................................................... 115-128

José carlos MArtín: El catálogo de los varones ilustres de Isidoro de Sevilla (cPl 1206): contenidos y datación ........................................................ 129-151

rEsEÑas .......................................................................................................... 155-180

OT

2035

870

P.1

95

P.11

7 N