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INVE STIGACIONE S ARQUEOLÓGICAS EN CASTIUA-IA MANCHA

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INVE STIGACIONE SARQUEOLÓGICAS

EN CASTIUA-IA MANCHA

RECÓPOLIS: INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICASEN LOS AÑOS 2001 Y 2002

Lauro Olmo Enciso, Alvaro Sanz Paratcna, Francisco López Fraile,

Laura Gómez García, Ernesto Agustí García, Amaya Gómez de la Torre Verdejo y

Cristina Esquinas Rodrigo

Las excavaciones arqueológicas realizadas en Recópolis (Zorita de losCanes, Guadalajara), durante las campañas correspondientes a los años2001 y 2002 han venido a confirmar la secuencia histórica de época alto-medieval, ya defendida para este yacimiento. Como centro urbano,Recópolis tuvo una vida dinámica, con sus transformaciones urbanísticas,reflejo de los cambios sociales del momento. Esta se desarrolló a lo largode la época visigoda -(finales del siglo vi, principios del siglo vin)- condos tases documentadas (OLMO Exciso, CASTRO PRIEGO, SÁNCHEZGON-/ÁLHZ, SANZ PARATCHA, 2002: 545-555), y de la primitiva época an-dalusí (principios del vm -primera mitad del ix-) con tres fases, a su vez-.Las dos fases de época visigoda reflejan un ámbito urbano no estático nihomogéneo y, por tanto, sometido a unas dinámicas de transformaciónconectadas con el proceso de cambios que se desarrolla en la estructurasocial de la época. El paisaje urbano de la segunda fase de época visigodaserá el que prácticamente defina la primera fase andalusí hasta su destruc-ción, entre fines del siglo Yin principios del ix, relacionada con las re-vueltas beréberes en esta zona. A esta fase le seguirán otra, fechada en laprimera mitad del siglo IX, que supone una transformación radical del pai-saje urbano previo, con la construcción de nuevas casas, cabanas, así comode zonas de almacenaje, formadas por conjuntos de silos, y zonas pro-ductivas, contemporáneas de la transformación de una parte del antiguopalacio de la época visigoda en fortaleza. La última ocupación documen-ta la utilización de Reeópolis como cantera para la construcción de lanueva medina andalusí de Zorita (OLMO Exciso, 2002: 470-479).

Las investigaciones realizadas en estas dos últimas campañas se han cen-trado en finalizar la excavación de un sector del yacimiento situado a con-tinuación del conjunto palatino y definido por un tramo de la calle prin-cipal (Fig. 1 G), los dos edificios que la flanquean (Fig. 1 D y E) y unavivienda y las edificaciones adosadas a ellas (Fig. 1 F).

I. ÉPOCA VISIGODA

Primera fase (Fin del siglo vi-primcra mitad del siglo XII)

Las excavaciones arqueológicas efectuadas en los últimos años muestran,para la primera de estas fases, la existencia de un plan urbanístico defini-do por un trazado regular y una jerarquización del espacio urbano. Laciudad, con unas dimensiones de 33 hectáreas, se asienta sobre un cerroamesetado, rodeado en parte por el río Tajo, cuya topografía facilitó la rea-lización de un plan urbanístico organizado en diferentes terrazas. El con-junto de edificaciones palatinas -entendidas por su función administran-

Iiivfít¡¿ati(nit.'s arqueológicas en Castilla-La Mancha

va y residencial- está situado en la zona superior de laciudad. Se estructura alrededor de una pla/a cerradacon dos grandes edificios -de 133 m de longitud eldel lado Norte- de dos plantas, y en su lado Este porla Iglesia de planta cruciforme inscrita en un rectán-gulo (Oi.MO Exciso, 1998: 213-215). Este complejodefine el trazado urbanístico del resto de la ciudad yse comunica con esta a través de una puerta de la quearranca el eje viario más importante. Toda la ciudadestá rodeada por una muralla con torres cuadrangula-res en la que se abren las puertas. Así mismo, fuera delrecinto urbano se han descubierto los restos del acue-ducto de la ciudad, así como las canteras de las que seextrajo la piedra para la construcción de esta.

Los testimonios más antiguos obtenidos en las excava-ciones efectuadas en las áreas 15.000 y 15.500, durante-las campañas de 2001 y 2002, corresponden a una seriede espacios y edificaciones de nueva planta, de las que seconservan únicamente las cimentaciones y parte de loszócalos de los muros. Estos nuevos edificios, construi-dos en terrenos donde no existía anteriormente ningúntipo de actividad, se fechan a finales del siglo vi d.C., enel momento de la fundación c.v HOPO de Recópolis.

En primer lugar, hay que destacar el papel de la calle(Fig. 1 G) como eje vertebrador de esta zona de laciudad. Su trazado se extiende desde el norte, origi-nándose a partir de una puerta (Fig. 1 C) que da ac-ceso al espacio de la ciudad definido por el conjuntopalatino (Fig. 1 Al, A2, A3 y B). A partir cíe aquí lacalle buza en dirección sur, hasta llegar a una vaguadanatural donde finaliza, por el momento, el espacio ex-cavado. La pavimentación estaba formada por unacama que aprovechaba y se apoyaba en el estrato geo-lógico nivelado por cantos, sobre la que se asentabaun preparado de tierra arcillosa mezclada con cal. Seha podido documentar la existencia de un muro depiedra en la zona más meridional cíe esta calle, queconfirma su articulación en dos niveles, uno superior(al Este) y uno inferior (al Oeste). Este muro sirvió,por tanto, de elemento de contención de una plata-forma superior transitable, definida por el citado nivelsuperior, que discurría a lo largo del lado oriental.

Todí) esto se confirma gracias a la cota en la que se si-túan los vanos de entrada que se abren en el edificiooriental (área 15.000, edificio E, ámbitos 1, 2 y 3}coincidente con el trazado de esta plataforma.

A ambos lados de la calle, y siguiendo su trazado, sehan excavado los restos de dos grandes edificios deplanta rectangular con una estrecha relación estructu-ral y cuya funcionalidad se interpreta vinculada a acti-vidades comerciales y artesanales. Forman parte de laplanificación urbanística que caracterizó la primerafase de Recópolis que se inicia a finales del siglo vi. Eledificio situado al Oeste de esta calle (Fig. 1 D) se de-nomina como área 9.000 y el situado al Este (Fig. 1E) como área 15.000.

El edificio del área 9.000 es el de mayores dimensionesy el que presenta una planta más regular (Fig. 1 D),tiene unas dimensiones de 53,77 por 11,78 m. Se en-cuentra compartimentado por seis módulos, inscritoscada uno cíe ellos en un espacio casi cuadrangular, deunas dimensiones medias de 12 por 9 m. La composi-ción de estos módulos consiste en un pasillo, al que seaccedería desde cié la calle, flanqueado por dos peque-ños espacios cuadrangulares de 4 por 3 m, y por una es-tancia cié mayores dimensiones situada al fondo del pa-sillo, de planta igualmente cuadrangular y que ocupacasi los dos tercios del espacio total, de planta rectan-gular, con unas dimensiones medias de 9 por 9 m. Enlas excavaciones efectuadas en las dos últimas campañasde los años 2001 y 2002 se han excavado los tres mó-dulos más meridionales (Fig. 2 n.° 4, 5 y 6).

El edificio del área 15.000 (Fig. 1 E), tiene unas di-mensiones de 24 por 11,65 m. Se encuentra compar-timentado en tres módulos, de los que los dos másseptentrionales presentan la misma estructuración yadescrita para el edificio del área 9.000. El tercero deestos módulos tiene similares dimensiones, pero unadisposición diferente, ya que tanto el acceso como elpasillo se sitúan en la zona meridional, y a este últimose abre una estancia rectangular de mayores dimen-siones, 8 por 6,80 m, que ocupa, prácticamente, losdos tercios del espacio total.

Recópolis: investigaciones arqueológica! en los años 2001 y 2002

Figura 1. PLinu gcncr.il ik- Lis

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n a c ó o u a

ni

A1.A2.A3: Complejo PalatinoB: Iglesia PalatinaC: Puerta de acceso al conjunto PalatinoD: Edificios asociados a actividades comerciales y artesanas (área 9000)E: Edificios adosados a actividades comerciales y artesanas (área 15000)F: Vivienda (área 15500)G: calle

Estos edificios están construidos con un tipo de apa-rejo compuesto por un zócalo formado por unamanipostería de piedras areniscas de mediano y grantamaño, trabadas por medio de un mortero de arci-lla y cal. Sobre estos zócalos se levantaban las pare-des de tapial y las cubiertas estaban formadas poruna techumbre de la que se encuentran los restos detejas, el pavimento de esta fase consistía en una capanivelada de grava dispuesta a modo de cama sobre laque se asentaba un preparado de tierra arcillosa mez-clada con cal.

En esta primera fase dicho conjunto de edificios de lasáreas 9.000 y 15.000 se interpreta, en función de lasestructuras y materiales a ellos asociados, como desti-nado a actividades comerciales y artesanas. A este res-pecto cabe señalar la presencia de un horno situado enel módulo 5 del área 9.000 {Figs. 2 A y 5), que es elúnico testimonio de un taller para la producción devidrio, material ampliamente representado en los con-textos e stra ti gráficos pertenecientes a este período,bajo forma de fragmentos y probaturas. Avala esta hi-pótesis el hecho de que, tanto en campañas anteriores

Investigaciones arqueológicas en Castitla-La Mancha

Figura 2. Arca 9.000 - Hscala 1:250A.- Época Visigoda, primera fase,lí.- Época Visigoda, segunda fase.(".- Época AndakiM', fase de transición.

B

Rfiópolis: investigaciones arqueológicas en los años 2001 y 2002

como en la última del año 2002 (áreas 2.000 y16.000), se comprueba la continuidad de todo unproceso de producción de vidrio en este edificio y enlas referidas áreas situadas a su Oeste, que se desarro-l l a d u r a n t e toda la segunda tase de época usigoda.Asimismo, vinculados al edificio del área 15.000 hanaparecido materiales como moldes bivalvos de orfebrepara la fabricación de pendientes y anillos que, igual-mente, documentan una actividad asociada a usos ar-tesanos de estos espacios. Estos moldes, realizados enpiedra caliza, conservan los agujeros que se practica-ban en su superficie para los clavijas, correajes u otrossistema de cierre de las dos piezas, y asimismo se apre-cian en ellos la ranura de entrada por la que se vertíael metal fundido (Fig. 7 C).

A continuación del edificio E del área 15.000 y, portanto, al lado Este de la calle, se han localizado restosde otro tipo de construcciones adscribibles a esta pri-mera fase de época visigoda, que serán citadas comoárea 15.500 (Figs.l F y 4). Las estructuras excavadasforman parte un complejo de construcciones pertene-cientes a una vivienda. Dicha vivienda se articula entorno a un patio, al que se abre en su lado NE el cuer-po de mayores dimensiones, formado por una cons-trucción rectangular dividido en dos estancias, una demayores dimensiones que la otra, con vanos que co-munican con el patio. En esta construcción se apoya-ba una estructura porticada que se proyectaba hasta lamitad del referido patio, testimoniada por la existen-cia de las cimentaciones de siete estructuras cuadran -gulares que corresponden con la cimentación de basaspara la sustentación de pilares o columnas.Igualmente, se han excavado en el lado N. tres pe-queñas estancias, que se encontraron muy alteradas yno han ofrecido apenas más información que la des-prendida por la disposición de las cimentaciones quelas definen siendo difícil, por el momento, definir sufunción debido a las numerosas transformaciones quese sucedieron en esta zona.

Respecto a la técnica constructiva se han documenta-do los zócalos de manipostería en piedra arenisca yrestos de gran parte de los suelos, formados por un

preparado de grava sobre el que asienta una capa su-perior de arcilla apisonada. La existencia de tejas do-cumenta la existencia de una techumbre construidacon estos materiales.

Adosados al muro de cierre occidental del edificio delárea 15.500 y en relación con la calle se localizan unasestructuras constructivas, también de esta primerafase. En la más meridional de ellas (Fig. 4 n." 7), deplanta rectangular, se ha registrado la existencia de unpavimento de piedra arenisca y cantos, realizado conpiedras de desigual tamaño, que ofrecen una superfi-cie muy irregular pero firme. En principio parece quepudiera estar relacionado con la estructura del espaciocontiguo (Fig. 4 n.° 6), formado por una fosa alarga-da excavada en los niveles geológicos, con unas di-mensiones de 7 m de largo, por 4 m de ancho y 1,3m de profundidad que se interpreta como una cister-na destinada al suministro público de agua (Fig. 6 A).La fosa está excavada en los niveles naturales, terrenosarcillosos e impermeables. En su interior se han do-cumentado restos de un derrumbe de tapiales, quepertenece a las paredes que enmarcan el espaciodonde se locali/a dicho depósito. El acceso a la cister-na se haría desde la calle y muy posiblemente desde elespacio pavimentado descrito anteriormente.

Segunda fase (mitad del siglo vn-principios delsiglo vin)

Esta fase va a estar caracterizada en Recópolis por unproceso de transformaciones que afectan al paisaje ur-bano de la ciudad. A través de estas, se documentatodo un proceso de alteración de la trama urbana an-terior, constatado por la ocupación de áreas públicas,cerramiento de espacios abiertos y edificación en ellosde construcciones de inferior calidad, eompartimenta-ción de edificaciones anteriores, cambios de funciona-l i d a d de a lguno de los e d i f i c i o s de l c o n j u n t o p a l a t i n otestimoniado por el abandono de zonas de su piso su-perior, así como ampliación del conjunto de espaciosde carácter productivo e industrial (OLMO Exciso,CASTRO PRIEGO, SÁNCHEZ GONZÁLEZ, SANZ

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PARATCHA, 2002: 548-549). Todo este panorama re-tleja la existencia de un proceso de desestructuraciónurbanística respecto a la regularidad de la trama ante-rior, que hay que relacionar con una transformacióndel paisaje urbano que había definido las ciudades dela época entre la segunda mitad del siglo vi y las pri-meras décadas del vil, que debe relacionarse con lacrisis y debilitamiento del Estado visigodo en esta tase(OLMO ENCISO, 1998, 2001, 2002).

Las dos últimas campañas avalan este panorama, yadocumentado en otras zonas del yacimiento. Se pro-ducen en esta tase cambios en la funcionalidad origi-nal del edificio del área 9.000, pero, igualmente, secomprueba en zonas de este la continuidad de activi-dades productivas que, a su vez, se ampliarán a los es-pacios próximos. El proceso de transformación quecaracteriza a la tase no supone un decaimiento de laactividad productiva, aunque si una diversificación delas funciones del edificio que, de estar concebido ex-clusivamente para una actividad comercial y artesanal,pasa a compartir esta con la reutilización de alguno desus espacios como áreas de vivienda.

Se ha documentado esta fase, durante las campañas de2001 y 2002, en los tres módulos excavados del edi-ficio D del área 9.000 (Fig. 2 B, n.° 4, 5 y 6), a tra-vés de una serie de reformas que readecuan el espaciooriginal, en función de un proceso iniciado en la se-gunda mitad del siglo vn, y que ha sido detectado enotras áreas del yacimiento a través de las distintas in-tervenciones que se han realizado hasta la fecha.Perteneciente a ese momento se ha registrado la cons-trucción de dos tabiques interiores en el módulo 6 delárea 9.000, que dividen por su mitad la estancia ori-ginal de mayores dimensiones {Fig. 2 B n.° 6). Elprimero, de estos muretes, se adosa al muro traserodel edificio y posee una orientación Este-Oeste, a estese le adosa otro múrete de orientación Norte-Sur quedivide el nuevo espacio en dos habitaciones. Aunqueestos muretes son de menor tamaño, su fábrica es si-milar a la de los muros originales de primera fase y semantiene una solución constructiva semejante. Estácompuesta por zócalos de manipostería de piedra are-

nisca, de tamaño muy irregular, y sensiblemente inte-rior al de los muros construidos en la fase anterior.Asimismo, presentan un mortero de arcilla y cal, aun-que la concentración de cal es muy elevada en estecaso, siendo esta otra de las diferencias respecto a losmuros del período fundacional. Estos zócalos servíande apoyo a una pared de tapial, y todo este aparejoconfirma la pervivencia de técnicas constructivas de lafase anterior. Los restos de tapial encontrados en losderrumbes revelan, al igual que en los morteros de loszócalos, una mayor concentración de cal en su com-posición, diferenciándose visiblemente de los tapialespertenecientes a la primera fase. Este fenómeno decompartimentación de los espacios del módulo 6, hayque relacionarlo con la transformación, en esta mismafase, de los dos primeros módulos -los más septen-trionales- en zonas de vivienda (OLMO ENCISO,CASTRO PRIEGO, SANCHE/ GONZÁLEZ, SANZPARATCHA, 2002: 548).

El muro que separaba los módulos 5 y 6 Ríe recorta-do en esta fase, coincidiendo con la construcción delos muros interiores anteriormente descritos, dentrodel proceso de reformas que afectaron al interior deledificio y que documentan una recompartiinentaciónde las estancias primitivas.

Los datos que ofrece la excavación de este complejo,reflejan, igualmente, una continuidad en el funciona-miento de las estructuras productivas, manteniéndose,en este caso, la producción de vidrio durante la totali-dad del siglo vn, tal y como se comprueba en la con-tinuidad del taller localizado en el módulo 5. Todoello está relacionado, igualmente, con una serie de re-modelaciones detectadas en el área adyacente a esteedificio, situada a su oeste (área 16.000, en curso deexcavación), que documentan una transformación dedicho espacio en una zona destinada al mismo tipo deactividad. Por tanto, este proceso retleja la ampliaciónhacia esta zona de los espacios que desde la primerafase habían definido la producción de vidrio en el in-terior del edificio del área 9.000. Edificio que, sin em-bargo, muestra, igualmente, para esta fase un cambiosustancial de la funcionalidad original de algunos de

¡ecópolis: investigaciones arquooló^uMS 011 los años 2001 y 2002

us espacios, que pasan de estar definidos por una ac-i\'idad comercial a transformarse en /onas de vivienda.

a vivienda del área 15.500, también testimonia unroceso de cambios en esta fase. Estos afectan, princi-'almente, al cuerpo central, definido por dos estan-ias que en la fase anterior se destinaban a espacios de.abitaeión, y en los que en esta rase se documenta unaeducción de dicha función a la mayor de estas, trans-3rm.índose la menor en un espacio dedicado a la es-abulación de ganado. En la estancia n° 1, la habita-ion de mayor tamaño, las reformas se atestiguan pori presencia de una estructura compuesta por cuatroillarejos de arenisca, un hogar situado a la derechaleí vano de la puerta de entrada desde el patio, asíorno la apertura de un vano en el muro N., posible-nente orientada al acceso a un viario situado en la•arte superior del Área. El pavimento, al igual que su-ede en la siguiente estancia, está formado por un es-rato de mediana potencia de arcilla apisonada sin|ue, a diferencia de lo documentado para la fase an-erior, posea un preparado previo.

•in embargo, la reforma más importante se constatan la estancia n." 2, donde se produce un cambio dei funcionalidad de esta que, como ya se ha mencio-iado, pasa de ser un espacio de habitación a un espa-io dedicado a la estabulación de ganado. Dicha re-arma está documentada por la construcción de dosstructuras, una, situada en la esquina XW, de plantauadrangular, que pudo estar dedicada al almaeena-niento de forraje para el ganado, y la segunda consti-uida por un múrete, de 20 cm de anchura, que trans-urre de forma longitudinal a toda la estancia, y queorinaba parte de un pesebre. El alzado de ambas su-iera 1 m de paramento conservado, y están realizadas>or una manipostería de piedra arenisca y mortero dercilla y cal. Así mismo, se constata la adecuación del•avimento de la estancia a su nueva función, docu-nentada por la excavación de una fosa cóncava, asíorno por la presencia de agujeros de poste, que tes-imonian la existencia de una estructura de maderalestinadas a compartimentar nuevos espacios destína-los al ganado estabulado.

Dentro del proceso de transformaciones que se pro-ducen en esta zona de Recópolis en este momento, secomprueba una readecuación del espacio que, en lafase anterior, separaba los edificios del área 15.000 dela vivienda del área 15.500. Este espacio, anterior-mente de carácter abierto, se cierra por medio de dosmuros de manipostería, formando la estancia número6 (con unas medidas de 4,5 m por 3 m), a la que seaccedía, desde la zona superior, por el lado NE opues-to a la calle. En su interior, se ha registrado la exis-tencia de un hogar, de forma casi circular de 60 cm dediámetro, realizado con fragmentos de teja incrusta-dos en un pavimento formado por arcilla apisonadasin preparado previo, similar a los localizados en la vi-vienda del área 15.500 datados en esta fase, elemen-tos que sirven para interpretar este espacio como unlugar de habitación.

Rajo esta estancia discurre una atarjea de 3,5 m delongitud, construida, igualmente, en esta tase y com-puesta por un canal realizado con tejas y cubierto porlajas de piedra arenisca. Al exterior de la estancia en sulado Este, se ha documentado un rebaje en artesa delnivel geológico del que arranca la atarjea, y que refle-ja como esta se construyó con la función de canalizarlas aguas procedentes de la zona superior y dirigirlas aun pozo excavado, igualmente, en el nivel geológicoy que se localizó bajo la plataforma superior transita-ble situada al lado Oeste de la calle y, por tanto, encontacto con estas edificaciones y obras.

II. ÉPOCA ANDALUSI

Primera fase: transición a la sociedadandaíusí (siglo v i l i )

En Recópolis, esta primera fase de época andaíusí sefecha a lo largo del siglo vm y está definida por unacontinuidad del paisaje urbano que había definido laciudad de la segunda fase de época visigoda. En ella seseguirán ocupando los edificios del conjunto palatinoy el resto de los edificios de la zona excavada, lo que

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ha apoyado la continuidad de Recópolis como centrourbano articulador del territorio. Sin embargo, tal ycomo ya se ha defendido (OLMO ENCISO, 2002: 475-476), este proceso no debe interpretarse desde unaperspectiva continuista. Ya se ha comprobado como enRecópolis el paisaje urbano presente en el siglo Yin, esel heredero de un proceso de desestructuración urba-na que presenta diferencias sensibles con la ciudad dela primera fase de época visigoda. Todo ello, conse-cuencia, de un proceso de transformación que va aprotagonizar una parte sustancial del siglo vil y que re-fleja en este paisaje urbano el desarrollo de un procesode crisis de todo un sistema de relaciones sociales.

El edificio D del área 9.000 muestra ejemplos detransformaciones significativas relacionadas con esteperíodo. Uno de los testimonios más destacados, loofrece la constatación de una serie de actuaciones queevidencian datos sobre un proceso de readecuacionesy reconstrucción de espacios en parte de la zona me-ridional de este edificio. De estas obras, se ha docu-mentado en primer lugar un múrete localizado en unade las esquinas del edificio (Fig. 2 C), que viene a sus-tituir al primitivo muro de fachada del módulo 6 en elsector de su esquina SE. Este múrete rompe con ladisposición original del edificio y amplia ligeramentesu espacio, ganando terreno a la calle. La factura deesta construcción es sensiblemente inferior a los delresto de estructuras que forman el edificio. Se hanconservado los restos de un zócalo construido conpiedras areniscas de tamaño muy pequeño y de formamuy irregular, apenas existe mortero, aunque hanquedado restos de arcillas que servían de trabazónentre las piedras. Relacionado con la construcción deeste múrete se documenta un pavimento muy toscoque sirve de entrada al edificio, y que está construidoamortizando una fosa de cimentación de un murotransversal perteneciente a la estructuración originaldel edificio de época visigoda. No hay duda de queeste espacio es reconstruido tras un derrumbe parcialde esta zona del edificio, y que esta reforma aprove-cha las paredes más antiguas que quedan en pié y quesupone una nueva ordenación de los espacios interio-res destinados a zonas de vivienda. Estas readecuacio-

nes coinciden en sus características con la construc-ción de otro múrete en el módulo 6, del que se hanconservado restos del tapial así como un zócalo de si-milares características constructivas a las ya citadaspara los mure tes anteriores, piedras areniscas de pe-queño tamaño y morfología irregular, trabadas conarcilla.

Este fenómeno de reconstrucciones y readecuacionesdel espacio que se producen en el módulo 6, y que re-flejan un cambio en la funcionalidad original para laque fueron concebidos, se refleja claramente en elmódulo 5. Es en esta fase, cuando el taller de vidrioque había venido funcionando desde el momento defundación de la ciudad se abandona tal y como docu-menta la amortización de lo niveles que lo habían de-finido a lo largo de las dos fases anteriores. Las es-tructuras productivas como el horno y la fosa soncubiertas con un nivel de arcilla apisonada. Los con-textos estratigrafías confirman, sin ningún género dedudas, que este nivel de relleno sirve de suelo sobre elque se asientan numerosos hogares. La tipología deestos hogares es muy heterogénea, de este modo te-nemos hogares fabricados con restos de tejas, junto aotros fabricados con piedras areniscas, y que presen-tan diversas formas, desde longitudinales hasta circu-lares. También se ha localizado, en la estancia cua-drangular situada a la izquierda del pasillo de acceso,una estructura circular muy deteriorada, con un ta-maño superior a los hogares y que podría interpretar-se como perteneciente a los restos de un horno parala elaboración del pan. Otro elemento recuperado porlas excavaciones, y que está asociado a las actividades-realizadas en el edificio durante este período, es unconjunto de tejas apiladas que se han encontrado in-tactas desde el momento en que fueron depositada».Las tejas se encuentran montadas una encima de otray apoyadas en el muro central del edificio, en un c--pacio que amortiza la fosa de producción de vidrio deépoca visigoda.

En los contextos estratigráticos asociados a esta?transformaciones, aparece, a diferencia de lo que seconstata en la fases anteriores, abundante material ce-

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B

Figura 3. Área 15.000 - Kscala 1:200A.- Época Visigoda, primera tase.

B.- Época Andalusí, tase de transición.C.- Época Andalusí, segunda tase

Hmir.il (tíñales siglo Vll-principios siglo ix).

-3,85 -4,35calle calle

-5,18

-2,43 -2,86-3,20

-3,85 -4.35

calle cal!'--'-5,18

-3,85 •lo -4,35calle calle

-5,18

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rámico, testimonio que avala, igualmente, el cambiode la funcionalidad del edificio. Destaca la gran canti-dad de cerámica de cocina encontrada en estos con-textos, con formas que perviven desde época visigoda,sobre todo ollas, junto a las que se empieza a advertirla presencia de formas que remiten a las primitivasproducciones andalusíes (Figs. 7 y 8 A).

A finales de esta tase, esta /ona del edificio D del área9.000 se abandona, documentándose, a partir de esemomento, un proceso de expolio y ruina. Lo más sig-nificativo de este fenómeno son los derrumbes del ta-pial de las paredes, que llegan a ofrecer una potenciade 1,10 m, y las bolsadas depositadas entre estos, consignificativo número de material arqueológico, funda-mentalmente fragmentos de cerámica y huesos de ani-males. Esta situación refleja como, tras el abandono yproceso de ruina del edificio, se aprovechó el espaciopara depositar vertidos de materiales, que, sin embar-go, no se encuentran estratigrátícamcntc por debajodel derrumbe. La excavación de los zócalos de piedraarenisca del edificio reveló que muchos de fueron des-montados, testimonio de la actividad de expolio quesufrió el edificio a continuación del abandono.

El área 15.000 presenta, igualmente, cambios encuanto a la estructuración y funcionalidad del edificioE (Fig. 3). En el módulo más meridional se ha podi-do documentar la existencia de una posible herreríade la que se ha localizado los restos de un horno de-nso metalúrgico, así como de unos muros que la deli-mitarían (Figs. 3 B, y 6 B). La construcción del hornose caracteriza por estar reali/ada en piedra arenisca demediano tamaño y trabada con mortero de arcilla ycal, formando una estructura cuadrangular de aproxi-madamente dos metros cíe lado. En el interior de lamisma destaca la cámara de combustión de forma casicircular (de 40 cm de diámetro aproximadamente)que se encuentra excavada en la marga natural, con elfondo a 20 cm de profundidad de la cota donde seapoya la estructura, en cuyo interior se ha documen-tado un estrato de color negro, con una potencia deunos cuatro centímetros, compuesto por restos dematerial orgánico quemado. Asociados a los restos del

horno, se han documentado dos pequeños muros quese adosan a la estructura que lo alberga, y que tienenunas dimensiones de aproximadamente 45 cm de an-chura, de los que se conserva únicamente la primerahilada. El tipo de paramento es de manipostería depequeñas piedras y cantos, trabadas con un morterode arcilla, cal y gravilla.

Todos los datos obtenidos de la excavación defase, documentan el cese de las actividades funciona-les relacionadas con la estructura comercial de la ciu-dad, transformándose estos espacios en zonas de vi-viendas o en zonas industriales dedicadas a unaproducción destinada a satisfacer necesidades n\"domésticas". El hecho de que estos cambios se pro-duzcan en espacios que debían estar arruinados (edi-ficios D y E) viene a testimoniar el citado cese de lasactividades que habían definido a esta zona desde laépoca de la fundación de Recópolis, posiblemente enun momento, todavía difícil de precisar, pero situadoa caballo entre fines de la época visigoda y comienzosde la andalusí.

La conexión de estos fenómenos que se documentanen Recópolis con la inestabilidad de la zona en esteperiodo, ayuda a entender el proceso de cambios alque se asiste. En este sentido, hay que recordar come-en esta región, Scintabariyya, la antigua Celtiberia dela época visigoda, habitada, junto a la población indí-gena, por una preponderante población beréber per-teneciente a diferentes tribus, se suceden, desde me-diados del siglo vill, una serie de continuas rebelionesy conflictos causados por el control que intentan im-poner los emires cordobeses o por los conflictos deri-vados del asentamiento y control territorial, tal ycomo testimonian, la rebelión de Saqyá al-Miknasi(768 d.n.e./150H-770 d.n.c./153H); el intento decontrol del territorio por Hilal al-Madyuni de la tribuMadyuna, apresado posteriormente por Abel al-Rali man II en Bastrana (identificada por E. Manzanoen la actual Pastrana) (781-782 d.n.e/165H); el con-flicto entre los bereberes de Santaver (Santabariyw) yValencia (780d.n.e./164H-782/165H); o el enfren-tamiento entre las tribus Ha\v\vara v Zanata a fines del

Recópolis: investigaciones arqueológicas eti los años 2001 y 2002

viii (MANZANO, 1991: 248-249; OLMO ENCISO,2002: 473-475). Por tanto, a la crisis social que sedesarrolla desde, prácticamente, mediados del siglovil, y que tiene su reflejo en el paisaje urbano deRecópolis, hay que añadir, ahora, el impacto trascen-dental producido por el inicio de un proceso progre-sivo de desarrollo de un nuevo modelo de sociedad,el islámico, que en un siglo llegará a convertirse en elhegemónico. Modelo que, en este momento distamucho de ser homogéneo en este territorio y que, portanto, está sujeto a dinámicas internas en conflictoque protagonizarán la historia del siglo vm y parte delIX. Es en este contexto, en el que hay que entender lapráctica pervivencia de un paisaje urbano conectado alque había definido la ciudad en su última fase deépoca visigoda. Sin embargo, ya hay presentes en éluna serie de cambios, que afectan a la funcionalidadde los espacios excavados, que se transforman de áreasdedicadas a actividades artesanales y comerciales enzonas de vivienda y de producción de objetos de usocotidiano. Este fenómeno contribuye a negar el ca-rácter continuista y a defender un paisaje urbanomenos dinámico, en el que se está desarrollando unproceso de conflicto y transformación social que afec-ta a Recópolis, aunque, todavía en este periodo, sigasiendo el centro articulador del territorio.

Primera fase: época andalusí (primera mitaddel siglo ix)

Las investigaciones realizadas en las anteriores campa-ñas vienen reflejando como esta rase se va a caracteri-zar por un cambio notable en las características delasentamiento, que lo diferencian del paisaje que habíadefinido la ciudad de época visigoda. Este proceso,constata una reducción de las dimensiones del asenta-miento, la aparición de nuevas estructuras de habita-ción, la reutilización de espacios y estructuras del con-junto p a l a t i n o Je época \ i s i u , u d a , a u n q u e con unafunción diferente, y un fenómeno de amortización delos antiguos espacios ocupados por los edificios de lasáreas 9.000, 15.000 y 15.500, a través de obras de re-lleno y nivelación (OLMO ENCISO, 2002: 477).

En este momento sobre los niveles de ruina y aban-dono excavados en la zona meridional del edificio Ddel área 9.000, que habían definido el final de la faseanterior, se documenta el citado fenómeno de amor-tización de estos con obras de relleno y nivelación.Los nuevos niveles de frecuentación van a estar defi-nidos por la presencia de silos y hogares, sin que, porel momento, se hayan podido localizar estructurasconstructivas que al igual que sucede en otras zonasdel yacimiento relacionan estos elementos con vivien-das (OLMO ENCISO, 2002: 477). En esta fase se eleva,igualmente, el nivel de la calle.

En las áreas 15.000 y 15.500 se ha documentado unaapreciable cantidad de silos y fosas, sin que, a diferen-cia de otras zonas, se produzca una amortización delas estructuras que definen las construcciones de lasfases anteriores, que, por el contrario, serán aprove-chadas en esta fase para fines relacionados con estasactividades de almacenaje o con nuevas actividades decarácter industrial. En el espacio anteriormente defi-nido por el edificio E del área 15.000, se han docu-mentado un total de veintitrés silos (Fig. 3). La tipo-logía de los mismos es bastante homogénea, variandodesde formas cilindricas a formas de globulares o en"tinaja". Igualmente, las medidas son variables, exis-tiendo bastante uniformidad en los diámetros de lasbocas de los mismos, con una media de unos 70-80cm y con una profundidad que oscila entre 1 y 2 m.En lo referente a sus cubiertas, se desconoce si se uti-lizaron estructuras realizadas en material perecedero,aunque si se han localizado losas circulares de piedraarenisca que los sellaban. Asociado a este conjunto desilos, se localizó en un contexto de vivienda de estafase, que reutilizaba las estructuras del módulo 1 deeste edificio E (Fig. 3 C), un dirham de Al-Hakam Icon una cronología de 812 d.n.e./197 H. (OLMOENCISO, 2002: 477).

Con respecto al área 15.500, se han documentadosiete silos de similares características a los anterior-mente descritos, pero, sin embargo, aquí hay que se-ñalar la existencia de un conjunto de grandes fosas ex-cavadas en los niveles naturales, que cambian de

Investigaciones arqueológicas en 1. , i- l ¡ l l . i - l . a Mancha

Figura 4. Área 15.500 - Escala 1:200Época And-ilusí. Segund.1 tase Hmiral[íin.ilcs del siglo vil], principios del I X ) .

calle ^Plataforma

calle

forma determinante la fisonomía de un paisaje defini-do por albergar un espacio de vivienda desde la épocavisigoda. Excavadas en su totalidad, estas rosas con-servan formas variadas, entre las que destaca la formacircular y la elipsoidal (Fig. 4), con unas dimensionesque llegan a superar el metro y medio de profundi-dad, y un diámetro de más de tres metros. Están ex-cavadas en la arcilla y unas cortan a otras, es decir, quelas fechas de construcción varían, aunque se corres-ponden con la misma actividad. Son circulares y se en-cuentran en terrenos impermeables, por lo que pare-ce que pudieron ser usadas para fines productivos, sin

olvidar la función extractiva de la arcilla, que seza para las construcciones. Las fosas se pudúzar para la producción de materiales construacomo argamasas, destinadas a reformas de etnes de la ciudad. Estra ti gráficamente estas fosastan niveles visigodos, pero sus rellenos posteriores]ponden a otro tipo de uso: basurero o escoiPor estos motivos, los materiales arqueológicaspueden ofrecer datos importantes para la inteción, ya que las formas cerámicas incluyen :antiguos, junto a tipos plenamente de primitivaandalusí. De una manera u otra, estos elemer

RL-L-Ópolis: investigaciones arqueológicas en los años 2001 y 2002

Figura 5. A.- Horno para lafabricación de vidrio.

B.- Taller de vidrio de Época Visigoda(tases I v i l ) .

• Cenizas

ffí Vtrincacíones

CalÍJTejaa

Horno de vidrio (alzado)

Horno de vidrio (planta)

U.e.m : 9924 u.e. 9987

Muro del edificio (perfil) Homo de vidrio (perfil)

B

Investigaciones arqueológicas un Castilla-La Mancki

queológicos se relacionan claramente con una activi-dad industrial, que podría estar conectada con la pro-ducción de cal, de la que tenemos constancia por lapresencia de un horno de cal situado en contacto conla esquina N.O. de la vivienda (Fig. 4) (OLMOENCISO, LÓPKZ FRAILE, SANZ PARATCHA, GOMH/ DHLA TORRH VHRDHJO: e.p.).

Todos estas transformaciones, documentan, al igual queen campañas anteriores, el proceso de cambios relacio-nados con la consolidación de la formación social islá-mica como hcgcmónica. El fin de esta tase hay que si-tuarlo en un momento posterior al 812, que nosdocumenta el citado dirham de al-Hakam I, y anterioral 855 fecha de la fundación de Zorita. Esta fundaciónque, según el testimonio de al-Razi, se realiza utilizandoRecópolis como cantera, y el hecho de que se haya loca-lizado en la excavación el mencionado expolio, constitu-ye un elemento claro de datacion para el final de esta fasede ocupación de época andalusí en el yacimiento.

Se va a constatar, a lo largo de la primera mitad de estesiglo, un proceso de reestructuración del sistema deasentamientos que había definido, hasta ese momento,el territorio. Estará documentado a través de, cambiosen el paisaje de los antiguos centros urbanos así comosu abandono posterior a mediados de la centuria; fun-dación de nuevos centros urbanos desde las primerasdécadas, como Guacialajara, o a mediados de siglo,como Zorita y Peñafora; proceso de abandono deasentamientos fundados en el siglo anterior, como ElTurmielo o La Coronilla en la zona de Molina. Todaesta reestructuración del territorio y sus asentamien-tos, constituye un elemento fundamental para enten-der el avance del proceso de islamización que, igual-mente, está reflejado, tanto en la aparición de una seriede nuevos linajes surgidos del medio tribal beréber-que en la mitad del siglo estarán plenamente afirma-dos- como son los Banu Salim en los territorios de lacuenca hidrográfica del Henares, los Banu Di 1-nun engran parte del territorio de Santabariyya; los BanuAbdus en Zorita (GuicHARD, 1976; MANZANO,1991), como en la propia consolidación del emiratocordobés (OLMO EXCISO, 2002: 476-477).

Por tanto, todo el proceso arqueológico aquí d<mentado está ligado íntimamente a las convulsuy conflictos que se suceden en esta zona de latera central a lo largo del siglo Yin y primeradel ix. Sin embargo, la interpretación del peíen este territorio, se encuentra, por ahora, limiidebido a la parquedad de fuentes escritas, a lasrentes dificultades por contextualizar las arqu<gicas, así como las complicaciones que ello pr<ce en la interpretación del procesotransformación que se está desarrollando. Proaque hay que interpretar desde perspectivas dit<ciadas pero absolutamente interrelacionadas.un laclo el conflicto entre los diferentes gruposmizados, o en proceso de islamización, frente aemires cordobeses por el control del territorio;otro la dificultad que plantean los propios pr(de cambio social y de asimilación de la islami;que se están produciendo en el seno de losrecien asentados -como es el caso de las tribusréberes, en el territorio que aquí nos ocupa-,finalizar en la respuesta y actitud de la pobladodígena frente a todo este proceso. Este últimapecto es crucial a la hora de integrar y conté:zar a estos grupos indígenas en la interpretadoproceso histórico, máxime cuando las refereíellos en la documentación escrita son limitadas,que hay que añadir el escaso, o prácticamenteinterés por parte de la investigación arquctpor individualizarlos.

III. FASES DE ABANDONO YCOLMATACIÓN (segunda mitadsiglo ix-fin del siglo xx)

Se han documentado dos tases para este proccsoínidas por el momento de abandono de la diamortización de sus estructuras, que se feclu ~ .mitad del siglo IX, y con posterioridad se corferentes procesos de relleno nivelación del tipara facilitar su adecuación a usos productivoa actividades agrícolas.

Recñpolis: investigaciones arqueológicas en los años 20(11 y 2002

Hjíur.i 6. A.- Cisterna (planta).B.- Horno metalúrgico (pl.int.i general,

detalle y secciones).(;.- Habitación con hogar y .uarjej

(planta general y detalle de atarjea).

B

múrete

3 5 5

A.- Sección longitudinal

B - Seccwn trasversal

-

«-4.9S

A - Atarjea antes de la excavación

8.- Alarjea tras la excavación i>iodr«

Seccton

a

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Recópolis: investigaciones arqueológicas en los años 2001 y 2002

Figura 8. Cerámica de Época F.miral.A.- Fase de transición al mundo islámico.

li.- Faso Kmiral.

-í .-irqiiL'<)ló¿iCti!> en Castilla-La Maiiclií

La primera de estas tases se corresponden con el aban-dono de Recópolis, que se produce hacia la mitad delsigo ix d.C., y que hay que relacionar con la consoli-dación definitiva de la recientemente fundada medinade Zorita. Esta fundación, según el testimonio de al-Razi, se realiza utilizando las piedras de Recópolis y,efectivamente, se ha documentado un expolio de losmuros de piedra, destacando el mismo en el conjuntopalatino, así como en las áreas 15.000 y 15.500donde también se han registrado diversos expolios enlos zócalos y cimentaciones de los muros de los edifi-cios. Contemporáneo a la utilización de Recópoliscomo cantera, se produce todo un fenómeno de col-matación de los diferentes contextos que definían ni-veles de frecuentación y espacios asociados a activida-des productivas, que habían caracterizado el paisajedel asentamiento en la fase anterior. Los silos y lasgrandes fosas descritas en el apartado anterior apare-cen colmatadas por gran cantidad de tierra y materia-les arqueológicos (cerámica, metales, piedra, hueso,carbones,...), todos ellos con una cronología que nosupera la primera mitad del siglo IX. Estos rellenos noson uniformes, cambiando la potencia de cada nivelsegún el caso. Se crea una estratigrafía única en cadasilo y fosa, llegando hasta justo el límite de la "boca"de cada uno de ellos. Estos datos indican que existióuna clara y planificada intencionalidad en estos verti-dos que definen la actividad de relleno, dirigida aamortizar y a nivelar todos estos espacios.

Junto a estas actividades de relleno hay que tener encuenta los contextos estratigráficos formados por elderrumbe de las edificaciones. Sin poder determinarcon seguridad si fueron intencionadas o por el paso deltiempo (o los dos factores actuando conjuntamente)se han documentado grandes volúmenes de estratoscompuestos por piedra y arcilla de color amarillento,dentro y en las proximidades de las edificaciones. Kstos"paquetes" informes de material están compuestos pormateriales constructivos, respondiendo claramente aun tipo de paramentos: zócalos de piedra y paredes entapial. Se trata de una arcilla muy decantada y con uncolor que se identifica claramente con los muros deeste tipo. La acción de los elementos naturales erosivos

es muy rápida a la hora de destruir este tipo de constracciones si no tienen un mantenimiento continuadoAdemás, no se han documentado grandes concentraciónos de tejas, por lo que se puede afirmar que los tejados fueron desmontados y amortizados previamentelo que ayuda de manera importante a la erosión de lo:muros de tapial.

Para finalizar, hay que destacar la existencia de otrctipo de depósitos arqueológicos, que son los que cu-bren a todos anteriores. Se trata de estratos con un;composición limosa y tonalidad oscura, y con materíales pertenecientes a todas las épocas documentada:en Recópolis. Las características del terreno, unido ;que el material arqueológico se encuentre mezcladoindican que la actividad desarrollada se relaciona corlas labores productivas de tipo agrícola y ganadercque se han ido sucediendo en estos espacios desde hépoca medieval. De hecho, se han constatado para 1;zona de las áreas 15.000 y 15.500 datos que reflejari MU succión de .lemid.ulo l iu .uüs a usos . \unail . is deterreno, tanto cerealísticos como de viñedos. Poitanto, la erosión natural y la actividad antrópica danan como resultado del paso del tiempo una serie d<depósitos que cubrieron definitivamente las ruinas dteste sector de lo que rué la ciudad de Recópolis.

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