isfahán - la joya del islam safaví

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EMILIO GONZÁLEZ FERRÍN UNIVERSIDAD DE SEVILLA Convertida en capital del poderoso Imperio safaví por el sha Abbás I el Grande, que la embelleció con mezquitas, palacios y jardines, Isfahán atrajo a mercaderes, diplomáticos y viajeros de todo el mundo ISFAHÁN La joya del Irán safaví LA MEZQUITA DEL SHA Situada a un extremo de la inmensa plaza Naqsh-i Yahán, fue erigida entre los años 1612 y 1613 por el sha Abbás I el Grande. Aquí vemos la fachada de entrada desde la plaza, un iwán flanqueado por dos minaretes. MASSIMO PIZZOTTI / AGE FOTOSTOCK

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EMILIO GONZÁLEZ FERRÍNUNIVERSIDAD DE SEVILLA

Convertida en capital del poderoso Imperio safaví por el sha Abbás I el Grande, que la embelleció con mezquitas,

palacios y jardines, Isfahán atrajo a mercaderes, diplomáticos y viajeros de todo el mundo

ISFAHÁNLa joya del Irán safaví

LA MEZQUITA DEL SHA Situada a un extremo de la inmensa plaza Naqsh-i Yahán, fue erigida entre los años 1612 y 1613 por el sha Abbás I el Grande. Aquí vemos la fachada de entrada desde la plaza, un iwán flanqueado por dos minaretes.MASSIMO PIZZOTTI / AGE FOTOSTOCK

e incluso llegaron al país religiosos católicos que encontraban fácil entendimiento con el chiísmo persa, marcado por el misticismo sufí.

El destino de todos estos diplomáticos, clérigos o comerciantes era siempre el mis-mo: Isfahán. La ciudad, cuya historia se re-montaba a la época sasánida, fue refundada a finales del siglo XVI por el gran sobera-no persa Abbás I (1588-1629), que con las avenidas, palacios y mezquitas que hizo eri-gir la convirtió en lo que todavía es hoy en día: la más asombrosa exhibición de arqui-tectura islámica del mundo. Los viajeros que llegaran a la ciudad hace tres siglos sentirían sin duda la misma fascinación que los actua-les. No en vano decía un verso persa: Isfahán Nesfe yahán, «Isfahan es la mitad del mundo».

Isfahán se alza a orillas del río Zayandé, que desde las cumbres de los montes Zagros recorre 400 kilómetros hasta su final de trayecto en el lago Gavjuní. A mitad de camino, la ciudad está aún a 1.600 metros sobre el nivel del mar, una altitud que confiere a la vegetación un in-

usual exotismo mesetario, gracias también a la doble barrera, occiden-

tal y oriental, de la cordillera de los Zagros. Por occidente la ciudad se abría a la ruta que, si-guiendo el río Katún, llegaba al golfo Pérsico y sus naves; por oriente, al desierto de Kavir por donde llegaban las caravanas con productos procedentes de la otra mitad del mundo.

El viajero accedía a Isfahán desde el río, y empezaba su paseo en el Si-o-se Pol, el puente «de las treinta y tres ojivas» o arcos, firmemente asidos a la tierra mediante los contundentes pilares de estilo romano. Sin duda se sentiría admirado por la armonía y el equilibrio visual de la doble línea de arcadas del puente, la superior retranqueada para per-mitir el paseo por una calzada suplementaria. A sus preguntas, sus anfitriones le hablarían del artífice del puente, de la moderna Isfahán y de Irán tal como lo conocemos hoy en día: el sha Abbás I el Grande.

El «creador» de Isfahán Abbás afianzó la dinastía safaví y vertebró un inmenso territorio desde el centro geográfico, Isfahán, empleando una combinación de cruel-dad, modernización, diplomacia y esplendor cultural. Por enfrentarse al Imperio otomano y su liderazgo en el islam sunní, Abbás con-

Hacia el año 1700, Irán estaba en el centro de la política europea. Desde hacía dos siglos la dinastía safaví man-tenía una fuerte rivalidad, a la vez política y religiosa, con el Imperio otomano, lo que hizo que muchos

Estados europeos buscaran la alianza de los shas persas. Hubo emba-jadas recíprocas entre España y Persia, emisarios ingleses que busca-ban el apoyo persa frente a los comerciantes portugueses en la India,

C R O N O LO G Í A

LA CAPITAL DE UN IMPERIO

1388Tamerlán marcha contra la ciudad de Isfahán, donde se dice que mata a 60.000 personas. La ciudad está a punto de desaparecer.

1452Después de sufrir bajo los sucesores de Tamerlán, Isfahán es ocupada y saqueada por Jahan sha, de la tribu turcomana de los Kara Koyunlu.

1502Isfahán cae en manos de Ismail I, el primer sha safaví. En 1514, el sultán otomano Selim I entra en Isfahán, pero un motín le obliga a retirarse.

1598Abbás I traslada la capital de Persia desde Qazvin a Isfahán, ciudad que embellece con baños, mezquitas, palacios y universidades.

1722Los afganos, sublevados contra el poder safaví, invaden el centro de Irán y vencen en la batalla de Gulnabad. Ocupan Isfahán.

1729Nadir Khan derrota a los afganos y entra en Isfahán. En 1736 se proclama a sí mismo sha de Persia y traslada la capital a Mashad.

EL PUENTE DE LOS TREINTA Y TRES ARCOS Con sus macizos pilares de estilo romano y sus 300 m de longitud, el Se-o-se Pol servía

a la vez de canal de irrigación y de vía de acceso a la ciudad para los viandantes. Fue

construido por el sha Abbás I en 1608.ROBERT PRESTON / AGE FOTOSTOCK

ISFAHAN

CH

AA

R B

AG

H

Madraza Chaar Bagh

Cheshel Sotun

Si-o-se Pol

1 Ali Qapu2 Mezquita Lufto-lah3 Mezquita del Sha4 Gran Bazar

Hasht Behesht

12

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4

vino y poesía, tal y como se refleja en las mi-niaturas de la época. Implacable y despiada-do, ordenó arrancar los ojos a todos sus hijos excepto al designado como heredero.

Palacios y mezquitasAl salir del puente Si-o-se Pol, el viajero ca-minaba hacia el norte por el bulevar Chahrbag, una larga avenida que toma su nombre del es-tilo cuadriculado de los jardines persas (chahr-bag, «cuatro arriates»), que se habían impuesto en la jardinería islámica desde la Alhambra de Granada hasta el Taj Mahal de Agra, en la India. Sus anfitriones seguramente compararían el aspecto de los jardines con la descripción del paraíso en el Corán, aunque en realidad es la narración coránica la que reproduce con exac-titud la disposición ajardinada de los salones de los reyes persas sasánidas. Mientras ascen-día por el bulevar Chahrbag, se embriagaría

virtió al chiísmo en la versión religiosa ofi-cial de Persia, con su particular modo de vi-da sufí, místico y personalista, y lugares de peregrinación propios como Mashhad, en la frontera norte con Turkmenistán, alternativa a la preponderancia sunní de La Meca.

Abbás fue al mismo tiempo un monarca con mano de hierro, capaz de asesinar en masa y deportar a decenas de miles de georgianos por haberse aliado con los otomanos, siem-pre dispuesto a sofocar revueltas a sangre y

fuego o a eliminar de un plumazo a la casta pretoriana de los Qizilbash («de los gorros rojos»), una serie de tribus turcomanas que formaban la aristocracia militar del Estado safa-ví. Corría el rumor de que el monar-ca no hablaba con nadie en palacio excepto con los eunucos o los jó-

venes efebos en sus veladas de

EL IRÁN SAFAVÍEN EL SIGLO XVI, los monarcas de la dinastía safaví cons-truyeron un imperio que se extendía desde Iraq hasta Afganistán y del golfo Pérsico a la Transoxiana. En tiempos de Abbás I el Grande, el sha ejercía un poder absoluto, no limitado por las leyes re-ligiosas, pues reunía en sus manos, como representante de los imanes, tanto el poder espiritual como el temporal. Además era infalible, tal como indica su título de Morshed-e Kamel, «el más perfecto líder».

Imperio del sha Ismail hacia 1512

Área disputada por los mongoles en el s. XVII

Imperio otomano

Área y fecha de la conquista otomana

Fecha de la conquista otomana

Tierra de los uzbekos

Área disputada por los uzbekos en el s. XVI

Imperio mongol

Khanato fr Jaghatai

Capital safawí

Rutas comerciales

Invasión de Mahmud1603

1576

CARTOGRAFÍA: EOSGIS.COM

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MADRAZA CHAHRBAGHEsta escuela coránica fue erigida por el sha Sultán Husein un siglo

después de la muerte de Abbas I, entre los años 1704 y 1714.

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SHA ABBAS ACOMPAÑADO DE UN JOVEN PAJE. LA DEDICATORIA DE ESTA MINIATURA, OBRA DEL PINTOR MUHAMMAD QASIM, REZA ASÍ: «OJALÁ LA VIDA TE CONCEDA TODO LO QUE TUS LABIOS DESEEN DE TUS AMANTES, DEL RÍO Y DE LA COPA». 1627. MUSEO DEL LOUVRE, PARÍS.

TERRITORIOS EN DISPUTAEl sultán otomano Solimán el Magnífico conquistó Bagdad a los safavíes en 1534. En 1602, Abbas I logró recuperar la ciudad. Yelmo de Solimán I. Siglo XVI. Museo de Topkapi, Estambul.

Ismail I (1502-1524)El jeque Ismail se proclama sha de Persia en 1502 tras vencer a los tucomanos en la batalla de Sharur. Establece la capital en Tabriz. Con Ismail I, la expansión safaví llega a su apogeo en 1510, y abarca desde Irak a Jurasán, y desde Bakú, en Azerbaiyán, al golfo Pérsico. El sultán turco Selim I arrebató Kurdistán en 1514 a Ismail, que en 1524 conquistó Georgia.

Tahmasp I (1524-1576)El hijo de Ismail tuvo el reinado más largo de su dinastía, casi cuarenta años, que estuvieron marcados por las luchas contra el Imperio otomano y el gasto de los recursos del reino. Solimán el Magnifico conquistó Bagdad, Tabriz y Mosul en 1534 y Tahmasp tuvo que firmar una humillante paz en 1555. Georgia y Azerbaiyán también cayeron en manos turcas.

Abbás I (1587-1629)Al principio de su reinado firmó la paz de Constantinopla con los turcos en 1590. Logró expulsar a los uzbecos al otro lado del río Oxus en 1597. En 1618 derrotó a turcos y tártaros en Sultanieh. Tras reorganizar el ejército tomó Qandahar y expulsó a los portugueses de Ormuz. Reconquistó Mesopotamia en 1623, aunque por poco tiempo.

–el persa safaví no comparte la iconoclasia del Islam sunní– aparecían escenas de amor de marcado estilo indio, o incluso representa-ciones de viajeros previos, vestidos a la moda europea casi dieciochesca.

Abandonando el bulevar, el viajero avanzaba por su derecha hasta adentrarse en el pala-cio real de Ali Qapu. Este término significa en persa «gran puerta», o Sublime Puerta, sin duda una referencia al palacio de los sultanes otomanos en Constantinopla con quienes ri-valizaban los shas persas. El pabellón conte-nía múltiples salas para recepciones oficiales, salones, alcobas, aulas de justicia y de música y lugares de descanso, todo ello con una ri-ca decoración. Con sus tres alturas, el palacio ofrecía también una vista privilegiada sobre el centro neurálgico de la Isfahán safaví: la plaza Real o Meydan-e Shah, también llamada plaza Naqsh-i Yahán, la Imagen del Mundo.

Una ciudad vibrante y cosmopolitaLa plaza Real o Maidán era una gran explanada de 510 por 165 metros, flanqueada en cada uno de sus lados por cuatro grandes estructuras. Si a un lado se encuentra el palacio Ali Qapu, al oeste se alza la mezquita Lutfo-lah, con su espléndida cúpula. Realizada por el arquitec-to Muhammad Reza entre 1602 y 1619, estaba reservada a la familia real y, de hecho, tenía la estructura de un oratorio privado o mausoleo. Al sur de la plaza se halla la mezquita del Sha, obra majestuosa terminada en 1630, un año después de la muerte del sha Abbás, y que sería admirada e imitada por arquitectos posterio-res. Al norte de la plaza se alzaba la no menos espléndida fachada del Gran Bazar.

El Maidán era el gran escaparate de la dinas-tía safaví. Allí se celebraban grandes ceremo-nias militares, civiles o religiosas –como la fiesta del Sacrificio–, pero también partidos de polo, para los que la plaza ofrecía las di-mensiones perfectas. Fuera de estas ocasiones el lugar se llenaba de mercaderes y soldados, viajeros y particulares que acudían a los tribu-nales. Un viajero francés contaba: «Esta gran plaza se vacía en las fiestas y en las solem-nidades, pero luego está llena de ferreteros, traperos, revendedores, pequeños artesanos; en una palabra, de una infinidad de pequeñas tiendas [...] Por la noche se ven charlatanes, marionetas y hasta predicadores».

con el aroma de lirios, lotos y rosas y quizás escucharía recitar los versos de una célebre obra persa, el Jardín de rosas, o Golestan, de Saadi (1213-1291), en los que cada palabra en-cierra setenta y dos significados.

Subiendo por la avenida-jardín, el viajero llegaba hasta la madrasa Chahrbag, construi-da por el pusilánime heredero de Abbás, fá-cilmente reconocible por su enorme cúpula cubierta de azulejos con motivos florales sobre fondo turquesa y lapislázuli. El bulevar condu-ce después al Palacio de los Ocho Cielos, Hasht

Behesht, con sus enormes pórticos y par-terres poblados por pavos reales, el ave de Isfahán. Después se llega al Chehel So-tún, el Pabellón de las Cuarenta Colum-nas, en realidad veinte enormes pilares de madera, esbeltos como palmeras, que al reflejarse en el estanque doblan su nú-

mero. Entre las imágenes de las paredes

PALACIO DE LOS OCHO CIELOSEl palacio Hasht Bihisht consta de ocho

estancias que simbolizan las ocho esferas celestes o paraísos del Islam. Se distribuyen

alrededor de una sala central dotada de la espectacular cúpula que muestra la imagen.

J. LANGE / AGE FOTOSTOCK

EL YERNO DEL PROFETALos príncipes safavíes convirtieron el chiismo en la versión oficial del Islam en Persia. Abajo, moneda con el nombre de Alí, yerno de Mahoma y su sucesor según el Islam chií. Siglo XVII.UIG / ALBUM

ESTA MINIATURA DE UN MANUSCRITO PERSA RECREA LA CORTE DE UN PRÍNCIPE SAFAVÍ QUE COME Y BEBE SENTADO SOBRE UNA ALFOMBRA EN SU JARDÍN. MUSEO ISLÁMICO DE ARTE, EL CAIRO.

DEA / ALBUM

Tomando el camino de vuelta, el viajero contemplaría el atardecer desde el puente en que comenzó el paseo, el Si-o-se Pol, con las ojivas iluminadas por la noche en diferentes grados de luz aprovechados por las parejas en sus paseos nocturnos. Y quizá podría entonces meditar sobre el significado de los números asociados con los monumentos que había vi-sitado: los cuatro jardines de la avenida Chahr- bag, los ocho paraísos del pabellón Hasht Be-hest, las 33 ojivas del puente Si-o-se Pol, las cuarenta columnas del palacio Chehel Sotún... Símbolo del indescifrable secreto de la ciudad que era la mitad del mundo.

Fuera de la plaza Naqsh-i Yahán, al noroeste del bazar, se abría para el viajero un mundo de calles intrincadas, con gran número de mez-quitas, iglesias cristianas y sinagogas –éstas

con su hejal, equivalente al mihrab islámico, orientado hacia Jerusalén–. Cerca del ba-zar el viajero también podía entrar en al-guno de los afamados cafés persas, donde además de café se servía vino y sorbetes. A menos que prefiriera acudir a alguno de los 263 baños (hammam) que había en

Isfahán en el siglo XVII, o dejarse lle-var por las cortesanas de la ciudad,

muy abundantes en los barrios orientales. Si realmente era afortunado, le esperaría la in-vitación a un banquete en la corte, de los que los viajeros europeos dejaron descripcio-

nes maravilladas.

MEZQUITA DEL JEQUE LUFTO-LAHEsta pequeña mezquita situada en el lado

este de la plaza Naqsh-i Yahán, fue construida como un oratorio para el sha Abbás I, por

lo que no tiene minarete. En su interior predominan el azul, el verde y el amarillo.

YOKO AZIZ / AGE FOTOSTOCK

DÍAS DE VINO Y POESÍA Saib Tabrizi, un poeta de Ispahan del siglo XVII, escribía: «Otros se dan a la bebida en pleno día; y a nosotros, incluso en las noches de luna, nos falta el vino». Botella vidriada del siglo XVII. Museo Victoria y Alberto, Londres.BRIDGEMAN / ACI

El Imperio luso español y la persa safavida (2 vols.)Luis Gil Fernández. Fundación UniversitariaEspañola, Madrid, 2006-2009.Irán, el arte persa G. Scarcia y G. Curatola. Lunwerg, Barcelona,2004.

Para saber más

F. M

ERKX

/ GE

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IMAG

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PLAZA NAQSH-I YAHÁN Desde la fachada del Gran Bazar puede verse, a la izquierda, la cúpula de la mezquita Lufto-lah, la mezquita del Sha al fondo y el palacio Ali Qapu a la derecha.

LA MEZQUITA DEL SHA EN ISFAHÁNAunque Isfahán tenía ya una gran mezquita, la Masdjid-e Djame, Abbas I hizo erigir a partir de 1609 una nueva mezquita real. Fue diseñada por el arquitecto Ali Akbar Isfahani y decorada por los mejores artistas, ceramistas y calígrafos de la época. Aunque no es la mezquita más grande de Irán, pero está considerada la más perfecta desde el punto de vista arquitectónico. El sha, sin embargo, murió antes de su finalización.

Madrazas. Flanqueando la sala del mihrab se alzan dos madrazas o escuelas

coránicas, donde se enseñaba el Corán a los

alumnos. Cada una tiene sus propios patios ajardinados,

con pequeñas piscinas y arcadas decoradas con

coloridos azulejos.

Entrada principal. La mezquita se abre al lado sur de la plaza Naqsh-i Yahán, que en este punto retrocede para formar una especie de exedra o abertura, tal vez para dar una sensación de acogida. Delante, una pequeña piscina de abluciones.

Iwán. El patio está rodeado por cuatro iwanes, espacios coronados con bóvedas semicirculares de gran altura cerrados por un extremo y abiertos por otro mediante un arco. Los iwanes laterales dan paso a oratorios menores.

Tiendas. A ambos lados de la mezquita se abren numerosas tiendas. Éstas pagaban una renta que se usaba para sufragar el mantenimiento de la mezquita.

Fachada. Este pórtico se decora con elaborados mocárabes (elementos arquitectónicos en forma de estalactitas).

Sala del mihrab. Toda ella tiene forma de mihrab o nicho de oración que marca la dirección de La Meca.

Minaretes. El edificio

tiene cuatro minaretes: dos

que flanquean la puerta de entrada

y dos delante de la sala de mihrab.

LA MEZQUITA DEL SHA Y JUNTO A ELLA EL PALACIO REAL EN UN GRABADO EN COLOR DE 1856 PERTENECIENTE A LA OBRA MONUMENTOS MODERNOS DE PERSIA.

Piscina de abluciones

Oratorio lateral con cúpula

PINTURA: BRIDGEMAN / ACI. ILUSTRACIÓN: DK IMAGES

GRAN CÚPULAUn gran iwán, flanqueado por minaretes,

da entrada a la sala del mihrab, coronada por una gran cúpula bulbosa sujeta

con una doble nervadura para reducir su peso. El exterior de la cúpula está revestido con azulejos en bellos tonos azules y dorados.

HACIA LA MECAUna vez franqueada la fachada principal de la mezquita, el visitante debe hacer un giro de 45o para entrar en el patio interior del edificio. La razón de esta distribución es sencilla: respetar la orientación hacia La Meca que deben tener las mezquitas y que no coincidía con el eje de la plaza Naqsh-i Yahán.

Iwán

Iwán

Iwán

Patio de oración

Oratorio lateral con cúpula

Oratorio lateral con cúpula

Oratorio interior abovedado

Madraza

Oratorio interior abovedado

Minarete