historia, semiótica y cognición en la didáctica de la integral elemental
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Historia, semiótica y cognición en la didáctica de la integral elemental
Luis Augusto Campistrous1
Omar Hernández Rodríguez2
Jorge M. López Fernández3
Celia Rizo Cabrera4
1. Resumen
Se elaboran y se expanden algunas de las ideas discutidas por Cantoral y Cabañas (2006)respecto a la comprensión que alcanzan los estudiantes de la integral definida y del TeoremaFundamental del Cálculo. Se pretende mostrar una vinculación más estrecha entre las actividadesformativas consideradas —repartir, comparar y reproducir, medir y cuantificar, y conservar— yel desarrollo histórico del cálculo. Partiendo de un análisis histórico, se estudian dos aspectosconcretos de tales actividades —aditividad y acotamiento— y se demuestra cómo éstos sonsuficientes para la elaboración de todo el conocimiento asociado a la integral elemental5. Paracomplementar la lista de actividades formativas, se añade otra de índole cinemática. Finalmente,se añade una actividad de índole cinemática a la lista de actividades formativas,complementando así el fundamento requerido para llegar a la formalización del concepto de laintegral.
Palabras claves: Integral, Teorema Fundamental del Cálculo.
Abstract
This article elaborates and expands Cantoral and Cabañas (2006) discussion regarding student’scomprehension of the definite integral and the Fundamental Theorem of Calculus. It presents aclose link between the considered formative activities —partitioning, comparing andreproducing, measuring and quantifying, and preserving— and the historical development ofcalculus. Using a historical analysis as a starting point, it studies two specific aspects of theseactivities —additivity and boundedness— and shows that they are sufficient for the developmentof the knowledge associated with the elementary integral. Finally, an activity of kinematicnature is added to the list of formative activities, thus complementing the foundations requiredfor the formalization of the concept of the integral.Keywords: Integral, Fundamental Theorem of Calculus
Résumé
Dans cet article, on élabore les points discutés par Cantoral et Cabañas (2006) à propos de lacompréhension que les étudiants ont de l'intégrale définie et du Théorème Fondamental del'Analyse. On démontre qu'il existe un lien étroit entre les activités formatives considérées —
1 Profesor Titular, Universidad de Guerrero en Chilpancingo.2 Escuela Graduada de Educación, Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.3 Catedrático, Departamento de Matemática, Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.4 Profesora Titular, Universidad de Guerrero en Chilpancingo.5 Nos referimos a la integral elaborada en la segunda mitad del siglo XVII por Newton, Leibniz, Barrow y Gregory.
2
diviser, comparer et reproduire, mesurer et quantifier, et conserver— et le développementhistorique de l'analyse. En utilisant une analyse historique comme point de départ, on se centresur deux aspects concrets de ces activités —additivité et la notion de la partie bornée— et ondémontre que ces deux suffisent pour la élaboration du savoir associé à l'intégrale élémentaire.Finalement, on ajoute une activité de nature cinématique à la liste des activités formatives,complétant ainsi la fondation requise pour la formalisation du concept de la intégrale.
Mots Clés: Intégrale, Théorème Fondamental de l'Analyse
Resumo
Neste artigo são desenvolvidos e expandidos alguns dos pontos discutidos por Cantoral eCabañas (2006) sobre a compreensão que os estudantes atingem do integral definido e doTeorema Fundamental do Cálculo. Demonstra-se a estreita ligação entre as actividades deformação consideradas —repartir, comparar e reproduzir, medir e quantificar, e conservar— e odesenvolvimento histórico do cálculo. Partindo de uma análise histórica, estudam-se doisaspectos de tais actividades —aditividade e a noção de conjunto limitado— e se demonstra queos dois são suficientes para a elaboração de todo o conhecimento associado ao integralelementar. Finalmente, adiciona-se uma actividade de natureza cinemática à lista de actividadesde formação, complementando assim o fundamento necessário para a formalização do conceitodo integral.
Palavras chaves: Integral, Teorema Fundamental do Cálculo
2. Tipos de integral: aspectos semióticos
Los fundamentos del enfoque socioepistemológico de la educación matemática descansan sobre
las interacciones de aspectos epistemológicos, cognitivos y didácticos (Cantoral & Cabañas,
2006). Además, considerando que la actividad matemática es fundamentalmente social, en la que
los pareos existentes entre las notaciones matemáticas y los conceptos correspondientes son de
suma fluidez por estar sujetos a un ajuste constante de tipo social, la socioepistemología de la
educación matemática debe prestar especial atención a la evolución histórica de las ideas
matemáticas. La historia de la matemática delata, por así decirlo, la raíces cognitivas y la
evolución de ideas a través de las épocas, a medida que la mente humana intenta organizar las
ideas matemáticas en cuerpos coherentes de conocimiento (Piaget & García, 1982). De manera
análoga, Bressoud (2011) realiza un análisis del desarrollo de la noción de integral y del
3
Teorema Fundamental del Cálculo (TFC) para tratar de determinar el origen de las dificultades
que tienen los estudiantes con estos conceptos.
En lo que sigue, se presenta un análisis de las ideas que dieron origen al concepto de integral. Se
tuvieron en cuenta las proposiciones que eran válidas cuando se gestaban las ideas, los métodos
y razonamientos utilizados y aceptados como válidos, las preguntas que recibían la atención de
los estudiosos, los puntos de vista predominantes con respecto a las ciencias y la matemáticas, y
las convenciones de lenguaje utilizado por las personas que se dedicaban a ejecutarlas (Kitcher,
1984). De esta manera, se logra establecer la importancia que, durante la segunda mitad del siglo
XVII, tenían las transformaciones geométricas y el movimiento en el cálculo de áreas y en la
confección de argumentos y justificaciones matemáticas. De igual manera, se hacen patentes
algunos errores de tipo semiótico que dificultan el aprendizaje del TFC.
2.1 La integral de Newton-Leibniz, antecedentes históricos
Nos referimos a esta integral como la integral desarrollada por Isaac Newton, Gottfried Leinbiz,
Isaac Barrow, James Gregory (y posiblemente otros) durante la segunda mitad del siglo XVII,
que está fundamentada en las ideas matemáticas de Cavalieri (Baron, 1969, p. 122; Whiteside,
1961, p. 314). De acuerdo a Cavalieri, un área plana consiste de un número indefinido de
segmentos de recta paralelos. Análogamente, un sólido consiste de una cantidad indefinida de
planos paralelos equidistantes (Baron, 1969, p. 124). Cada uno de estos elementos constituye lo
que, para Cavalieri, es una “regula” o un elemento “indivisible”, la totalidad de los cuales
constituye el área o el volumen correspondiente. La idea de Cavalieri evoca al movimiento, por
ejemplo, las “regulas” de una superficie plana se pueden visualizar como generadas por un
4
segmento de recta que se desplaza desde una posición inicial hasta una final. Observaciones
análogas son también válidas para las “regulas” planas.
Figura 1: “regulas” planas
Cavalieri relacionaba las “regulas” de diferentes configuraciones geométricas a través del
Principio de Cavalieri, que indica que si se pueden comparar las “regulas” de dos
configuraciones geométricas descritas por un mismo parámetro, de suerte que resulten ser
proporcionales, entonces, si conocemos el área o el volumen de una de ellas, podemos inferir el
área o el volumen del otro (como corresponda). Desde luego, el que el tipo de transformación
que lleva de una configuración geométrica de “regula” a otra conocida tiene sus raíces,
precisamente, en casos especiales o en transformaciones conocidas en esa época y que ahora se
pueden caracterizar como repartir, comparar y reproducir6; medir y cuantificar, y conservar
(Cantoral & Cabañas, 2006).
6 En la descripción de esta actividad, Cantoral y Cabañas (2006) indican que “se busca obtener una reproduccióncon forma diferente a la dada inicialmente.” Entre las formas de lograr este cometido, se mencionan la inclusión, lastransformaciones geométricas, la estimación, la medición y el estudio de funciones.
5
Figura 2: La figura 10 de las Lecciones Geométricas de Isaac Barrow (para el argumentode Barrow sobre le problema de Tacquet).
En la Lección II de Las lecciones geométricas de Isaac Barrow (las cuales constituyen, en
efecto, lo que fue el primer texto de cálculo de la historia), el autor comenta sobre un problema
planteado por Tacquet, un monje jesuita de Amberes, en su libro de 1651 Sólidos cilíndricos y
anulares, a los efectos de que la teoría atómica7 podía llevar a resultados contradictorios en el
caso del cálculo del área superficial de un cono (Child, 1916, p. 44). Barrow corrige el error de
Tacquet mediante una transformación que lleva la superficie del cono a un triángulo rectángulo
cuyos catetos son, por un lado, la distancia entre el vértice del cono y su base, medida a lo largo
de la superficie del cono, y el otro cateto es la circunferencia de la base. Cada “regula” del cono
original (que no es más que la circunferencia a una altura dada del círculo contado por un plano
paralelo a la base) se hace corresponder al largo del segmento correspondiente del triángulo
paralelo a su base (ver la Figura 2). Así concluye Barrow que el área de superficie del cono es la
misma que la del triángulo rectángulo, la cual sabemos que está dada por 2πrs, donde r es el
radio de la base del cono y s es la distancia mencionada anteriormente. La transformación que
inventa Barrow es, sin duda, muy ingeniosa y afirma su punto a los efectos de que se debe ser
cuidadoso al aplicar la teoría de indivisibles (al menos más cuidadoso que Tacquet).
7 Entiéndase, teoría de indivisibles.
6
Este ejemplo ilustra dramáticamente el conocimiento que sobre el cálculo de áreas y volúmenes
se tenía en la segunda mitad del siglo XVII antes del desarrollo del cálculo. La concepción de
“número” permitía la “coexistencia” armónica de los números usuales con los infinitésimos y los
números infinitos. El cálculo de áreas dependía de la transformación de situaciones dadas a
situaciones conocidas, la cuales, como en el caso de Barrow con relación al problema de
Tacquet, requerían, a veces, transformaciones geométricas ingeniosas. Además, no se puede
exagerar la importancia de las transformaciones geométricas y del aspecto cinemático de las
mismas. Barrow explica cómo es posible generar “magnitudes” mediante el empleo de
“movimientos locales” y discute los más elementales, a saber: las rotaciones y las traslaciones
(Child, 1916, p. 42). De hecho, va un paso más allá y describe cómo generar movimientos
continuos y concurrentes, y como componer movimientos curvilíneos con movimientos paralelos
(Child, 1916, p. 47).
No es posible exagerar el rol del movimiento en el cálculo de áreas durante la segunda mitad del
siglo XVII. Las actividades mencionadas por Cantoral y Cabañas (2005a) se encarnan en todas
las demostraciones del Teorema Fundamental del Cálculo conocidas en la época (Barrow,
Gregory, Newton y Leibniz), particularmente en las de Newton y Leibniz. Más adelante,
veremos en detalle la de Newton con referencia a las actividades mencionadas.
2.2 Actividades cognoscitivas en apoyo del desarrollo de la noción de área
En la Figura 3 se presenta una situación que, con frecuencia, se aprecia en los textos escolares al
comienzo del estudio de la noción de área. La idea es la de determinar el número de cuadrados
de la cuadrícula que se pueden “acomodar” sobre las figuras planas oscurecidas que se han
7
representado. El estudiante debe “re-arreglar” mentalmente las figuras para contestar las
preguntas que se le presentan (las cuales siempre se reducen a una misma: ¿cuál es el número de
cuadrados de la cuadrícula que se pueden acomodar en cada figura?). El lector que hace un poco
de introspección mientras resuelve este enigma verá que, en efecto, realizar reparticiones
mentales, así como reparticiones y reproducciones de superficies todas llevan al empleo de la
idea de la conservación del área, con el fin de llegar a los cálculos deseados. Además, una idea
subyacente es que dos superficies planas sin ningún punto común tienen un área total que vale la
suma de las áreas de las superficies individuales.
Figura 3: Cálculo de áreas mediante el empleo de los criterios de repartición,comparación y reproducción y conservación.
Estas observaciones tienen una interesante interpretación en términos de los problemas de área
que eran de interés a los matemáticos de la segunda mitad del siglo XVII. En esta época, las
funciones no habían hecho su entrada a las matemáticas. Sólo existían las “curvas”, las cuales
eran el objeto de estudio de los matemáticos. Como hemos ya comentado, las superficies planas
se veían como constituidas por las “regula”, las cuales, si se quiere, eran los elementos
infinitesimales del área. Si se toma una ordenada móvil que se desplaza de una posición inicial
con abscisa a una segunda posición con abscisa b, pasando por la posición x (ver Figura 4),
8
entonces los principios mencionados anteriormente justifican que . Esta es la que
hemos llamado la propiedad aditiva. Como veremos, lo sorprendente de todo esto es que toda las
propiedades de la integral original se pueden desarrollar sin referencia alguna a sumas de
Riemann, si se toma una segunda propiedad de acotamiento, que examinaremos más adelante.
Figura 4: Propiedad de la aditividad del área
Teorema 2.3.1 (TFC, versión de diferenciación) Si f es una función continua en el intervalo [a,
b], entonces, para toda ,
entendiéndose que, en los extremos, el límite de la derivada es unilateral. En otras palabras, el
Teorema 3.1 dice que la diferenciación es el proceso inverso de la integración.
Para enunciar la segunda versión del TFC, es menester definir la noción de función primitiva, o
antiderivada. Una función es una función primitiva, o antiderivada, de la función
9
continua si F es continua en el intervalo y si para todo
. Entonces tenemos,
Teorema 2.3.2 (TFC versión de evaluación) Si es una antiderivada de
en , entonces
.
Como veremos, estos dos resultados son válidos para cualquier función de área como la
mencionada anteriormente con referencia al movimiento de una ordenada de posición variable.
En otras palabras,
y
.
2.4 Aspectos semióticos relativos al TFC
Cantoral y Cabañas (2005b) señalan los vicios que pueden incidir sobre la didáctica de la
matemática cuando se ignora “el papel que los escenarios históricos, culturales e institucionales
desempeñan en toda actividad humana.” La socioepistemología, se añade, emplea e integra de
forma esencial todos estos aspectos sobre la actividad cultural e histórica humana para realizar el
análisis didáctico de los contenidos curriculares de la educación matemática. A propósito de este
profundo aforismo, queremos comentar sobre la creencia generalizada relativa a la dependencia
del contenido de las dos versiones del TFC contenidas en los Teoremas 2.3.1 y 2.3.2 de la
10
definición de la integral como el límite de las sumas de Riemann asociadas a subdivisiones
homogéneas del intervalo de definición de la integral definida (Bressoud, 2011), a medida que el
número de subintervalos de la subdivisión tiende a infinito. Es menester preguntarse, en este
punto, cómo acontece que una definición que surge siglo y medio después que la primera
demostración del TFC pueda considerarse esencial para la comprensión de la integral definida y
del TFC. Las consideraciones semióticas más básicas son capaces de predecir dificultades de
índole pedagógicas cuando se intenta fundamentar en un concepto relativamente moderno una
idea que históricamente surge a raíz de la teoría de los indivisibles y el estudio de los
infinitésimos. En efecto, la definición de Cauchy de la integral como un límite de sumas de
Riemann ocurre aproximadamente siglo y medio luego de la demostración de Barrow del TFC8.
Además, el TFC era un resultado conocido durante la segunda mitad del siglo XVII, habiendo al
menos, cuatro matemáticos9 que habían confeccionado demostraciones más o menos
independientes de tal resultado. Argumentos semióticos similares se pueden articular para
predecir conocidas dificultades pedagógicas en la enseñanza de la regla de la cadena, es decir, la
regla para derivar la composición de funciones derivables (Hernández & López, 2010;
Campistrous, López & Rizo, 2009). En esencia, el error más serio es el del anacronismo, es
decir, el que supone que los pareos entre los significados y los signos (o notaciones) de los
discursos matemáticos propios de épocas pasadas coinciden con los pareos correspondientes del
discurso matemático de hoy día.
Inicialmente, la regla de la cadena se concibió como un algoritmo para diferenciar expresiones
que se obtenían de otras expresiones diferenciables mediante sustituciones también
diferenciables. El concepto de composición de funciones tuvo que esperar más de un siglo a8 La demostración de Barrow en la Lección 10, §11 de sus Lecciones Geométricas apareció alrededor del año 1674,mientras que la definición de la integral definida de Cauchy aparece en 1823, justo dos años después de lapublicación de su famoso Cours d’Analyse.9 Isaac Newton, Gottfried Leibniz, Isaac Barrow y James Gregory.
11
partir de la primera vez que se enuncia la regla de la cadena en el famoso texto de L’Hospital,
Analyse des infiniment petits pour l'intelligence des lignes courbes, para ver la luz del día. No es
sorprendente, pues, que los estudiantes experimenten dificultades cognitivas en el estudio de la
regla de la cadena cuando se presenta como algoritmo relativo a la diferenciación de funciones
compuestas.
3. La demostración de Isaac Newton del TFC: una lección histórica
Nuestra demostración del TFC de Newton proviene de Guicciardini (2009, p. 185) y fue
publicada en 1669 en De analysi per æquationes numero terminorum infinitas (Sobre el análisis
mediante ecuaciones de un número infinito de términos). Para la demostración del TFC, Newton
considera una curva ADδ (véase la Figura 5) y denota por x=AB, y=BD y z=Área ABD. Este
desea demostrar que dz/dx=y, lo cual, en notación moderna, escribiríamos como:
Figura 5: Figura de Newton parala demostración del TFC
,
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donde la curva ADδ corresponde a lo que hoy sería la gráfica de una función y=f(x). Para
demostrar que, en efecto, dz/dx=y, Newton considera el incremento de la curva asociado a un
cambio de la ordenada de un valor B a un valor β, infinitamente cercano a B, es decir, Bβ=ο es
un infinitésimo. El incremento asociado a z para este incremento ο de la ordenada es de Área
BDδ. Newton, entonces, argumenta que este incremento se puede considerar como el área de un
rectángulo BβHK, es decir, Área BβHK=Área BβδD. Desde luego, el área de este rectángulo es,
de acuerdo a Newton οv, donde v es una abscisa entre B y β. Nótese que la existencia de tal
rectángulo es lo que hoy día correspondería al llamado Teorema de la media para integrales. Por
otra parte, el cociente diferencial asociado a z para el incremento de la ordenada ο es v. Si, ahora,
dejamos que β=0, vemos que v=y, lo cual completa el argumento. Esta prueba de Newton
capitaliza en la idea de que es posible redistribuir el área bajo la curva BβδD para obtener el área
del rectángulo BβHK, precisamente la idea asociada a la actividad de comparar y reproducir
discutida anteriormente.
En lenguaje moderno, tendríamos para ,
para un valor de θ entre x y x+ο, donde std representa la parte estándar de un número finito, y
donde se ha empleado que f(x) está infinitamente cercano a f(θ) (lo cual correspondería hoy a la
hipótesis de la continuidad de la función f en x).
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Como el lector puede apreciar, en la demostración de Newton del TFC (así como también en las
demostraciones de Leibniz, Barrow y Gregory10) se emplea una propiedad de la integral definida
—a saber, su aditividad— y se emplean, además, las propiedades generales de los infinitésimos,
muy comunes durante la segunda mitad del siglo XVII. En ningún lugar figuran las sumas de
Riemann ni nada que se parezca a la definición de Cauchy de la integral definida. Todo esto
abona al argumento que sostiene que el fundamentar la discusión de la integral definida en la
definición de Cauchy hace violencia al desarrollo histórico de esta área de la matemática y trae
consigo problemas cognoscitivos para los estudiantes que muy bien pudiesen ser evitados. En
efecto, durante las últimas dos décadas, se ha acumulado una cantidad de evidencia
impresionante, la cual sustenta la existencia de niveles extremadamente bajos de
aprovechamiento académico de los estudiantes de cálculo, quienes no comprenden la definición
Weiersstrassiana de límite (es decir, la definición de límite epsilon-delta), ni su definición en
términos de sucesiones (Artigue, 1992, p. 196; Cornu, 1992, p. 153; Tall, 1992, p.4). Esto nos
hace pensar, en particular, que el límite de la definición de la integral definida como un límite de
sumas de Riemann es particularmente difícil para los estudiantes.
4. Esbozo de un acercamiento a la enseñanza de la integral definida cónsono con el
desarrollo histórico del cálculo
Desde hace ya algún tiempo, se conoce que es posible presentar la teoría elemental de la integral
definida sin tener que hacer referencia alguna al límite usual de sumas de Riemann, que parte de
la Definición de Cauchy (Gillman, 1993). La presentación que sigue ha sido adaptada de
Gillman (1993). En esta sección, definimos una integral que sirve para tales fines y que, para el10 Para el lector interesado, debemos señalar que la prueba del TFC de Barrow se discute en el Capítulo X, §11 desus Lecciones Geométricas (Child, 1916, pp. 116-118) y también en Struik (1969, p. 255). La demostración deLeibniz del TFC aparece en Struik (1969, p. 282). Finalmente, la demostración de Gregory aparece en Leahy(2004).
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estudiante, no presenta la carga cognitiva que surge del manejo de las sumas de Riemann y de
los límites correspondientes. Además, la presentación inicia enunciando explícitamente que la
integral no es más que el área generada por una ordenada móvil de una función continua que se
desplaza desde el comienzo del intervalo de definición de la función hasta un punto variable
intermedio.
4.1 Definiciones y notación. En esta sección, representa una función continua, y
si , la expresión representa el área generada por una ordenada móvil de la
función que se mueve desde el punto con abscisa u hasta el punto con abscisa v. Decimos que
la correspondencia entre los intervalos y los números reales es una
integral de en si se satisfacen las siguientes condiciones:
i. [Aditividad] Para todo tal que , tenemos .
ii. [Acotamiento] Para todo tal que tenemos
.
Es fácil ver que, siguiendo las convenciones usuales del cálculo, podemos definir para
todo . Además, si definimos . Con estas convenciones, es fácil
verificar que la condición i. se cumple para cualesquiera .
El primer resultado que podemos demostrar es el TFC:
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Teorema 4.1
.
Demostración: Es fácil ver que para todo y todo tal que ,
tenemos
.
De esta relación y de la propiedad ii. se obtiene
donde I es el intervalo determinado por y .
Como es continua en , si se toma el límite a medida que , se obtiene el resultado
deseado. ▄
Teorema 4.2 Si F es una antiderivada de f en , entonces
.
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Demostración: Por el teorema anterior y la definición de F, las funciones F y tienen la
misma derivada en . Por el Teorema de la Media, las funciones difieren por una constante.
Por consiguiente, para algún número real C, . Si sustituimos x=a y luego x=b se
obtiene el resultado deseado. ▄
Teorema 4.3 (Unicidad de la integral) Si es otra integral de en , entonces,
para toda tenemos .
Todas las aplicaciones usuales de la integral se efectúan de la manera habitual sin necesidad de
hacer referencia a suma de Riemann alguna. Referimos al lector interesado a Gillman (1993),
donde se proponen esquemas heurísticos para calcular largos de arco, superficies y volúmenes de
revolución, entre otras, sin jamás tener que plantear una suma de Riemann, como se suele hacer
en los libros modernos de Cálculo.
A pesar de que la consideración de las sumas de Riemann es un recurso teórico para esta teoría
de la integral elemental, nuestro esquema teórico sirve para atisbar la importancia de tales sumas
para un desarrollo teórico subsiguiente. En efecto, tenemos,
Teorema 4.4 Para cada considere la subdivisión uniforme del intervalo , es decir,
, donde . Entonces,
.
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El mismo resultado es válido si para cada índice k de la sumatoria se sustituye por cualquier
otro valor de en el intervalo .
Demostración: Comenzamos con una observación que lleva al Teorema de la media para nuestra
integral definida. En efecto, si , entonces, por ii.,
.
Por el Teorema del valor intermedio para funciones continuas existe tal que
,
es decir,
.
Empleando este resultado, tenemos
Tomando límites en ambos lados de esta relación se obtiene el resultado deseado. ▄
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Por la continuidad uniforme de f en , dado , existe tal que si y
, entonces . Para tal , escoja un número natural
, tal que los intervalos determinados por la subdivisión uniforme de de subintervalos,
cada uno tiene longitud menor que . Entonces, si ,
.
De aquí se obtiene el resultado deseado.
5. Asuntos teóricos para desarrollo ulterior
En nuestra exposición, no se hace un acercamiento al cuestionamiento de la existencia de una
integral para una función continua en un intervalo cerrado y acotado. Teniendo en cuenta las
proposiciones válidas en ese momento de desarrollo del cálculo, no es concebible que este tipo
de pregunta se pudiese formular coherentemente (Kietcher, 1984). A medida que los paradigmas
de la matemática cambian, se transforman las preguntas que son de interés para los miembros de
la comunidad matemática. La dilucidación de la cuestión referente a la existencia de la integral
lleva a las sumas de Darboux y Riemann, y comienza todo un nuevo capítulo en la historia del
análisis, el cual requiere de técnicas totalmente distintas a las aquí planteadas. Dicho sea de paso,
en nuestra presentación, no hemos incluido el dato que la integral es lineal como función del
integrando, aunque es relativamente sencillo demostrar este dato a partir de las técnicas
descritas. Le dejamos al lector interesado esta tarea como un ejercicio informal. Claro está,
cuando la integral existe, escribimos
19
.
6. Conclusión
Una aproximación a la didáctica de la integral definida empleando los principios de la educación
matemática socioepistemólogica combinados con los principios de semiótica de Saussure sirven
para advertir problemas de índole cognoscitivos en la didáctica de la integral definida. Este
ejemplo ilustra el poder predictivo con el que se dota a la educación matemática
socioepistemológica en asuntos relacionados al diseño curricular y la planificación de formas
efectivas de presentación de los temas matemáticos del currículo. Es necesario y conveniente
desarrollar otros ejemplos que, igual al presente, estén relacionados a la enseñanza de temas
“escabrosos” del currículo, como lo es el estudio de las fracciones y los números racionales.
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