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HERRAMIENTAS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL ÁMBITO LOCAL LA INVESTIGACIÓN-ACCIÓN-PARTICIPATIVA COMO APROXIMACIÓN A LA SITUACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL DE LA CIUDAD VIEJA DE A CORUÑA ROCÍO SAAVEDRA FERNÁNDEZ [email protected] Rocío Saavedra Fernández es técnica en Participación Ciudadana y Desarrollo Comunitario por la Euskal Herriko Unibertsitatea (Universidad del País Vasco). Actualmente desarrolla su tesis doctoral en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidade de Santiago de Compostela, donde centra su estudio en torno a los procesos de elaboración de planes estratégicos para la renovación de las ciudades gallegas y vascas. Resumen La creciente desafección política de la ciudadanía ha puesto de relieve la necesidad de apostar por la creación de nuevos espacios para la confluencia entre las instituciones políticas y la ciudadanía. Por ello diferentes municipios del estado español han puesto en marcha diversos mecanismos de participación ciudadana, tanto de forma continuada como esporádica. Sin embargo, y a pesar del auge de las mismas, apenas existen ejemplos de experiencias participativas en el caso de Galicia. En este artículo ahondamos en los beneficios de implementar procesos participativos en los municipios gallegos, tomando como base el diseño de una investigación-acción-participativa en la ciudad de A Coruña. Palabras clave Desafección política, Galicia, investigación-acción-participativa, participación ciudadana HERRAMIENTAS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL ÁMBITO LOCAL. La investigación-acción-participativa como aproximación a la situación económica y social de la ciudad vieja de A Coruña by Rocío Saavedra-Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-Compartir Igual 4.0 International License.

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HERRAMIENTAS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA

EN EL ÁMBITO LOCAL

LA INVESTIGACIÓN-ACCIÓN-PARTICIPATIVA COMO APROXIMACIÓN

A LA SITUACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL DE LA CIUDAD VIEJA DE A CORUÑA

ROCÍO SAAVEDRA FERNÁNDEZ [email protected]

Rocío Saavedra Fernández es técnica en Participación Ciudadana y Desarrollo Comunitario por la Euskal Herriko Unibertsitatea (Universidad del País Vasco). Actualmente desarrolla su tesis doctoral en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidade de Santiago de Compostela, donde centra su estudio en torno a los procesos de elaboración de planes estratégicos para la renovación de las ciudades gallegas y vascas.

Resumen La creciente desafección política de la ciudadanía ha puesto de relieve la necesidad de apostar por la creación de nuevos espacios para la confluencia entre las instituciones políticas y la ciudadanía. Por ello diferentes municipios del estado español han puesto en marcha diversos mecanismos de participación ciudadana, tanto de forma continuada como esporádica. Sin embargo, y a pesar del auge de las mismas, apenas existen ejemplos de experiencias participativas en el caso de Galicia. En este artículo ahondamos en los beneficios de implementar procesos participativos en los municipios gallegos, tomando como base el diseño de una investigación-acción-participativa en la ciudad de A Coruña.

Palabras clave Desafección política, Galicia, investigación-acción-participativa, participación ciudadana

HERRAMIENTAS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN EL ÁMBITO LOCAL. La investigación-acción-participativa como aproximación a la situación económica y social de la ciudad vieja de A Coruña by Rocío Saavedra-Fernández is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-Compartir Igual 4.0 International License.

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1. Introducción

La crisis económica iniciada en el año 2007 trae aparejada consigo otra crisis más

profunda: la política. Con el estallido de los mercados ha florecido una notable desafección

política, una desilusión y desinterés que se puede constatar tanto en nuestra propia

cotidianeidad como a través de los medios de comunicación. No se trata de una cuestión banal.

El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, 2013: nº2.948) muestra

cómo la ciudadanía valora más positivamente a las fuerzas del orden que a las fuerzas políticas.

Este significativo hecho preocupa tanto a quienes se dedican a la política como a quienes la

estudiamos: ¿se está erosionando el sentir democrático? ¿Es esta desafección política el caldo

de cultivo perfecto para que se produzca una quiebra del régimen democrático? No son pocos

los intelectuales que se han planteado estas preguntas, mostrando su perplejidad y

nerviosismo ante la situación (Newton y Norris, 2000; Bouza Álvarez, 2013; Montero y Torcal,

2013).

La pregunta que surge en este punto es, por tanto, la de cuales son las causas de esta

situación. Nosotras optaremos por seguir la argumentación presentada por Rebollo Izquierdo

(2002), quien apunta a los siguientes elementos como causa de la misma: (I) la falta de

información y debate, (II) el control restringido de la agenda política, (III) la burocratización y

tecnificación de agentes y procesos, (IV) la corporativización de la toma de decisiones y (V) la

incapacidad o las limitaciones para generar más bienestar.

Como se puede observar, todos estos elementos se orientan hacia el mismo hecho: la no

presencia de la ciudadanía en el proceso político. Parece, pues, que la necesidad subyacente es

clara: se necesita una participación más igualitaria y sencilla.

Una vez identificada la necesidad de participar debemos preguntarnos con firmeza acerca

del cómo darle una solución. Es entonces cuando, paradójicamente, frente al mundo que

tiende a la expansión, a la interacción entre personas que se sitúan en puntos geográficos

dispares, descubrimos que la clave para afrontar dicha necesidad se encuentra en lo más

cercano. Y es que la necesidad de participar sitúa inevitablemente al ámbito local en el centro

del cambio. Es en este contexto cuando aceptamos reconocer a los ayuntamientos como las

instituciones más próximas a la ciudadanía y, por tanto, como las más capaces de recoger la

gran diversidad de demandas de vecinos y vecinas para articular respuestas acordes a dicha

heterogeneidad (Brugué y Gomà, 1998).

Es cierto que ante esta propuesta han surgido muchas críticas. Se ve en la participación no

una herramienta de proximidad sino una vía para el aumento de la lentitud de los procesos de

toma de decisión, para la falta de valor añadido, para el aumento de los costes, etc. (Subirats,

2001). Sin embargo, frente a estas críticas surgen contraargumentos que subrayan la

ineficiencia del excesivo profesionalismo, aquel que toma decisiones en base a análisis

excluyentes de la realidad. Incluso desde la esfera económica se habla de la necesidad de un

capitalismo incluyente que recurra a la participación como instrumento para aumentar la

eficiencia y la productividad del sistema económico. Y es que cuando se involucra a todos los

actores de un proyecto en su diseño, tanto a quienes lo idean como a quienes lo ejecutan, así

como a los beneficiarios del mismo, se produce un aumento de la legitimidad, así como un

3

mayor ajuste a la realidad, produciéndose un mejor tratamiento de los recursos (Brugué y

Gallego, 2001).

Tomando como base estas aproximaciones a la cuestión de la participación, pues, se han

llevado a cabo distintas iniciativas de trazos participativos en el conjunto del estado español,

tanto con el fin de mejorar la calidad de la democracia como con el objetivo de elaborar una

política pública eficiente. Destacan especialmente las experiencias puestas en marcha en

Cataluña, en el País Vasco y en algunos puntos de Andalucía (Gomà y Font, 2001; Ayuntamiento

de Sevilla e IEPALA, 2008; Diputación Foral de Gipuzkoa, 2012; Generalitat de Catalunya, 2014).

En Galicia, sin embargo, estos esfuerzos han sido menores. Debemos destacar, no obstante, las

apuestas de algunos municipios por los principios del gobierno abierto, de manera que desde

las instituciones se ha promovido el empleo de nuevas tecnologías para facilitar el acceso a la

información institucional por parte de los ciudadanos. Asimismo también ha habido intentos

por constituir espacios de interlocución entre la institución y la esfera asociativa o empresarial,

a través de la creación de los denominados Consejos Sectoriales. Sin embargo, y a pesar de ser

el momento en el que más se necesita, estos esfuerzos no han conseguido asentar una

tradición de participación (Cernadas y Fentanes, 2004).

Desconocemos el motivo fundamental por el que dichas experiencias no han supuesto la

consolidación de una cultura participativa en Galicia. Sin embargo, y tras un análisis de los

procesos y momentos de participación que se han desarrollado en distintas localidades

gallegas, podemos resaltar la falta de procesos estructurados, monitorizados y

retroalimentados donde la participación fuese efectiva. Creemos, pues, que la puesta en

marcha de experiencias que no recurren a una metodología firme y clara puede haber influido

tanto a la hora de no promover una cultura de la participación como a la hora de no alcanzar

con efectividad las metas marcadas.

Por este motivo, con el objetivo de orientar al cuerpo técnico y político de las localidades

gallegas en el ámbito de la participación, nos proponemos ahondar en las potencialidades de

una de las metodologías más utilizadas en la gestión de la participación ciudadana: la

Investigación-Acción-Participativa (IAP). Para ello, aplicaremos sus principios a un hipotético

proceso participativo para la gestión del conflicto en la construcción del espacio urbano.

Creemos que esta metodología es la opción que mejor responde a la manifiesta

desafección política de la ciudadanía, puesto que la sitúa en el centro del debate. Así, nos

serviremos del cuerpo teórico y práctico de la IAP para elaborar una propuesta para la

resolución del conflicto surgido en torno a la situación económica y social de la Ciudad Vieja de

A Coruña.

Para ello, en primer lugar, contextualizaremos el conflicto a tratar. A continuación

explicaremos el proceso estándar de la IAP, aclarando en qué modo se distinguen unos actores

de otros y en qué fases se divide el proceso. Después amoldaremos dicho esquema al caso

coruñés, configurando un ejemplo sobre cómo aproximarnos al diseño de una experiencia de

participación en el ámbito municipal. Por último, haremos una reflexión acerca de la relevancia

de esta propuesta, las múltiples formas en las que se puede configurar y los efectos que puede

llegar a tener sobre la relación ciudadanía – instituciones.

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2. Contextualizando el conflicto: la situación de la Ciudad Vieja de A Coruña

A Coruña es una ciudad con una población de 245.923 personas, y cuenta con una de las

economías de Galicia más productivas, siendo el sector servicios el gran destacado (INE, 2013a;

Ayuntamiento de A Coruña, 2013).

Sin embargo, con la llegada de la crisis económica actual los indicadores de crecimiento

económico se han ralentizado (INE, 2013b). Aunque esta situación obstaculiza la actividad de

todos los barrios de la ciudad, son las zonas del centro urbano las que la sufren en especial. Y

es que el evidente desgaste de las tradicionales zonas de comercio se asevera con la creación de

macro centros comerciales en la ciudad y sus alrededores (Hurst, 2012; López, 2012).

Esta situación es criticada ampliamente. Son muchos los vecinos y vecinas que de manera

informal comentan el desgaste del pequeño comercio. Distintas asociaciones de comerciantes

también han expresado su malestar. Esta incomodidad incluso se ha reflejado en la prensa,

donde se ha llamado la atención sobre el hecho de que A Coruña cuenta con un número de

centros comerciales por kilómetro cuadrado cinco veces superior a la media española. Aun así,

a pesar de las presiones, la situación nunca se ha tratado de manera directa por parte del

ayuntamiento (Blanco, 2010; Rodríguez, 2010; Nebreda, 2011).

Figura 1. Centros comerciales y demarcación de la Ciudad Vieja

Fuente: elaboración propia

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Debemos puntualizar que sí ha habido un proceso de reforma de la ciudad vieja,

materializado en el Plan Especial de Protección de Reforma Interior da Cidade Vella e A

Pescadería de A Coruña (PEPRI). Este proyecto, entre cuyos objetivos se encontraba el de

apostar por el “establecimiento de medidas que permitan la rehabilitación económica, social y

física del Casco Histórico de la ciudad” 1, resultó no concretar ninguna medida al respecto de lo

económico y lo social, sino que centró sus esfuerzos en el diseño de políticas urbanísticas

(Ayuntamiento de A Coruña, 2012: 3). Así, las demandas de algunos sectores de la ciudadanía

sobre el desarrollo económico y social de la zona continúan sin obtener respuesta. Cabe destacar

las iniciativas de algunas vecinas que, convencidas de la legitimidad de sus demandas y de la

posibilidad de encontrar soluciones, se dirigen al ayuntamiento con nuevas propuestas para la

reactivación del área. De este modo, por ejemplo, asociaciones vecinales han presentado un

proyecto para la transformación de espacios abandonados en residencias universitarias (Varela,

2013).2

3. La IAP: una metodología marco

Como ya hemos avanzado la metodología-guía que proponemos para el diseño de una

experiencia participativa que afronte este conflicto es la Investigación Acción Participativa (IAP).

Esta metodología se entiende como una vía para la gestión del conflicto público, encontrando

sus orígenes en América Latina. Se sitúa en el marco de la promoción de la democracia

participativa, naciendo como herramienta para el empoderamiento de los sectores sociales más

alejados de las esferas de poder y, consecuentemente, para la transformación social (Montañés

Serrano y Martín Gutiérrez, 2013; Santos, 2005).

En términos académicos, esta aproximación al ámbito de la elaboración de políticas

públicas supone un cambio radical, puesto que sitúa en el centro a las personas investigadas,

huyendo de la noción del sujeto-objeto para convertir a la ciudadanía en sujeto activo de cada

investigación.

La base de este cambio fue la firme creencia en que lo que venía del pueblo tenía un valor

tan importante como lo que venía de la esfera académica (Villasante, 2010). Con esto, sin

embargo, no se pretende restar valor a los conocimientos científicos producidos en el ámbito

académico, al contrario. Lo que se busca es reconocer la valía y la necesidad de tener en cuenta

los conocimientos y pareceres de la sociedad en general. Es decir, aun si el entorno académico

y profesional cuenta con las habilidades y las herramientas necesarios para el manejo de la

información y la elaboración de estudios, éste depende en su totalidad de las aportaciones de

quienes forman parte de la sociedad, en tanto en cuanto los datos cuantitativos y las técnicas

cualitativas a emplear toman como base sus opiniones. Es aquí, por tanto, donde residiría la

1 Traducciones propias desde el gallego. 2 Revisión 17/11/2014: Es necesario señalar la puesta en marcha de un proceso de tintes participativos para la elaboración del Plan Estratégico de la Ciudad de A Coruña, el cual, indirectamente, trata la situación de la Ciudad Vieja. La información acerca de dicho proceso puede encontrarse en su página web [http://www.corunafutura.es/]

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necesidad, no solamente ética sino también práctica, de incorporar a la ciudadanía como agente

activo de los procesos de investigación (Sousa, 2007).

Partiendo de este principio, por tanto, se conforma una metodología clara y concreta, con

altos niveles de profesionalidad, donde un Equipo de Investigación formado por especialistas en

las Ciencias Sociales orientan el proceso, sirviéndose tanto de datos de corte cuantitativo como

de técnicas cualitativas, todo con el fin de elaborar un estudio no solamente descriptivo sino,

además, explicativo y propositivo.

Así, el objetivo principal de la IAP es el de evidenciar la multiplicidad de posturas existentes

acerca de un tema para, a través de una deliberación conjunta, alcanzar los consensos posibles

para la toma de una decisión.

Para acercarnos a este propósito, y aunque reconociendo el carácter siempre dinámico de

la IAP, debemos tener presentes su principios básicos: (I) la verdad ha de construirse colectiva y

no individualmente, pues nadie la posee en exclusiva; (II) la escucha es parte imprescindible de

todo proceso participativo, (III) debe existir una devolución comunicativa constante con las

participantes acerca de lo que se argumenta en los debates; (IV) aun si las propuestas de

priorización pueden llegar ser planteadas por un conjunto concreto de actores (equipo de

investigación o grupo técnico) las líneas de actuación se deciden conjuntamente con todas las

personas parte del proceso y (V) es necesario que dicho proceso esté monitoreado y se corrija

según las necesidades del momento (Red Cimas, 2009).

Además de guiarse por estos principios, la IAP se estructura en distintas fases, tal y como

esquematizamos en la siguiente figura. Aprovechamos, además, para indicar también el tipo de

herramientas y técnicas que podrían utilizarse en cada momento.

Figura 2. Fases de la IAP

2. DIAGNÓSTICO 3. PROPOSITIVA 1. DEMANDA 4. IMPLEMENTACIÓN Definición del problema y de las

alternativas según distintos

discursos existentes

Concretar y consensuar

propuestas.

Definir la intervención PROYECTO

(devolución)

Negociación de condiciones

(tema, carácter consultivo o

vinculante, recursos

disponibles, cronograma…)

Entrevistas en profundidad,

derivas, líneas del tiempo,

grupos de discusión, etc.

Elaboración de Sociogramas,

DAFOs (SWOT Analysis) u otras

matrices que sirvan al propósito

del diagnóstico

Talleres y asambleas.

Identificación de la idea fuerza a

través de la elaboración de

flujogramas, matrices de análisis

de alternativas, ponderaciones

EASW (European Awareness

Scenario Workshop), etc.

Fuente: Elaboración propia a partir de Martí

(2000); Martínez y Berrio Otxoa (2013) y

Red Cimas (2009)

INFORME ABIERTO

DEL DIAGNÓSTICO

(devolución)

PLAN DE ACCIÓN

Y EVALUACIÓN

(devolución)

Las llamadas devoluciones constituyen uno de los puntos más importantes del

proceso. Al finalizar cada una de las fases se presenta, generalmente ante la Comisión

de Seguimiento, los resultados obtenidos hasta el momento. Se produce así la

retroalimentación necesaria para reorientar el proceso allí donde sea necesario. Esto,

además de suponer un beneficio para el buen desarrollo de la IAP, la devolución es

clave a la hora de poner en valor las aportaciones de las personas participantes,

quienes sentirán que las opiniones vertidas en las entrevistas y los ejercicios de

deliberación realizados en los talleres o grupos de discusión habrán sido de utilidad.

De este modo estaremos trabajando por la construcción de una cultura participativa.

Tal como se ha apuntado, este proceso se lleva a cabo gracias a la participación de un

Equipo Investigador, así como con la colaboración de un Grupo Motor y la denominada Comisión

de Seguimiento. Sus papeles, fundamentales para el correcto desarrollo de todo el proceso y su

supervivencia en el futuro, han de estar bien diferenciados. El primero está idealmente formado

por el cuerpo técnico. Éste será el encargado de dirigir todo el proceso, promoviendo el paso de

una fase a otra, recogiendo y dando forma a la información generada, así como dirigiendo las

entrevistas, actividades y talleres.

El Grupo Motor, por su parte, estaría formado por algunos miembros del equipo

investigador y, a su vez, por ciudadanos que pudieran estar interesados en invertir tiempo en el

proceso. Su función sería la de acompañar el proceso activamente día a día, siendo tanto decisor

como ejecutor, colaborando a la hora de proporcionar información, estableciendo contactos,

movilizando a la población, etc. La importancia de este grupo no es menor. Mientras el equipo

investigador puede y debe incluir elementos externos al municipio, se espera que el grupo motor

esté formado por personas que sean miembros efectivos de la comunidad con la que se trabaja,

y que, a ser posible, sea un grupo plural. Así, al fomentar que personas de la localidad tomen

parte de responsabilidad en el diseño y puesta en marcha del proceso, se garantizaría la

continuidad del mismo, apostando no únicamente por una experiencia puntual sino por la

creación de una cultura de la participación que, en algún momento, podría darse incluso de

manera autogestionada, dada la adquisición de habilidades y herramientas por parte de la

comunidad.

Por último, la Comisión de Seguimiento estaría formada por miembros del tejido asociativo,

de las instituciones y por los promotores del proceso, quienes monitorearían la investigación

durante toda su duración.

Cuadro 1. Diferencias entre los distintos actores parte del proceso

Fuente: elaboración propia a partir de Martí (2000) y Red Cimas (2009)

Es importante resaltar de nuevo, sin embargo, que este marco puede y debe ser

modificado en función de las necesidades del contexto en el que se trabaja. A continuación,

por ejemplo, ajustaremos el modelo presentado al conflicto coruñés, para mostrar cómo se

adaptaría la teoría de la IAP a un caso práctico.

ACTOR FUNCIÓN CARÁCTER

Equipo

Investigador

Grupo de expertos encargados de la puesta en marcha de instrumentos participativos, así como de la formación de los miembros del Grupo Motor no familiarizados con este tipo de experiencias. Procesamiento de la información y planificación.

Heterogéneo. Puede ser positivo que lo conformen tanto profesionales externos al municipio como personas especialmente activas del mismo. Entre 4 y 7 personas, dependiendo de las dimensiones del proceso.

Grupo Motor

Fuente de información, preparación del análisis y del diagnóstico, elaboración del plan de trabajo. Es protagonista al servicio del proceso.

Plural. Formado por personas interesadas de la comunidad junto con el Equipo Técnico.

Comisión de Seguimiento

Reuniones de baja periodicidad para supervisar y seguir el proceso (al final de cada fase). Negociación de feedback.

Representativo. Formado por miembros de la administración, de las asociaciones, los promotores del proceso y el Grupo Motor.

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4. Incorporando la IAP al contexto coruñés

Antes de iniciar el diseño de un proceso participativo, resulta necesario familiarizarse con

las herramientas municipales puestas a disposición de la ciudadanía. Para el caso que nos ocupa,

debemos tener en cuenta que el Ayuntamiento de A Coruña dispone un Reglamento Orgánico

de Participación Ciudadana (2005), el cual enuncia los derechos de participación de los

ciudadanos del municipio y crea, a su vez, distintos órganos de participación.

Una lectura del mismo nos permite observar que el reglamento es lo suficientemente

flexible y amplio como para permitir la puesta en marcha desde el ayuntamiento de un proceso

participativo temático. A su vez, cabe destacar la existencia de distintos organismos que se crean

a través de este reglamento, algunos de los cuales podrían posicionarse como los principales

promotores del proceso participativo que proponemos. Contamos, además, con otros grupos

que podrían ayudar a conformar el equipo investigador y la comisión de seguimiento.3 Así,

podría esperarse que la configuración de actores para nuestro caso fuese la que sigue:

Cuadro 2. Relación de órganos clave del municipio coruñés y su posible papel en la IAP

Fuente: elaboración propia

Una vez identificados los actores principales, podemos continuar con la descripción del

proceso en sí, fase a fase, tal como se describe en el esquema de la figura 2.

3 Desde el punto de vista del investigador resulta pertinente preguntarse si al diseñar el proceso en base a estos grupos estamos legitimando el reglamento municipal de participación, y qué posibles consecuencias podría tener dicha elección. Para el caso que nos ocupa creemos apropiado impulsar la participación desde las instituciones, bajo el marco legal que proporciona el reglamento municipal. Creemos que esto permitiría la adhesión de determinados colectivos de la ciudad a un proceso que, de no ser promovido desde las instituciones, rechazarían. Además, como ya se ha dicho, el reglamento es lo suficientemente amplio como para potenciar la participación sin limitarla, por lo que no creemos que pueda suponer un obstáculo a futuras propuestas e innovaciones.

ACTOR INSTITUCIONAL FUNCIÓN INSTITUCIONAL

ROL POTENCIAL EN EL PROCESO

RAZÓN

Comité Técnico Municipal de Planificación Participativa

Grupo permanente encargado de la reflexión, el diseño y puesta en marcha de instrumentos participativos

Equipo de Investigación

Conocimiento del contexto, facilidad para sobreponerse a obstáculos administrativos. (Necesidad de incluir agentes externos también, para evitar el posible ejercicio excesivo de poder por parte de los técnicos)

Consejo Social Coruñés

(COSOC)

Órgano consultivo para elaboración de estudios e informes, por iniciativa propia o petición, acerca de la situación económica y social de la ciudad.

Comisión de Seguimiento

Y Promotor

Es lo suficientemente representativo, participan políticos, representantes de asociaciones, expertos… Tiene contacto directo con el ayuntamiento y cuenta con grandes personalidades en su seno, pudiendo ser un buen negociador para la implementación.

REMAC Registro Municipal de Asociaciones

Grupo Motor Inicialmente es un buen medio de contactar con las asociaciones más activas, si bien el grupo motor estaría abierto a nuevas incorporaciones para garantizar su pluralidad.

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4.1 Demanda

Como punto de inicio de toda experiencia participativa resulta crucial concretar la

demanda, responder a las preguntas ¿qué queremos trabajar? ¿Para quién? ¿Por qué? Del

mismo modo, es necesario delimitar las expectativas del promotor en función de las

posibilidades reales del proceso, las cuales variarán según los recursos que se dispongan.

Además, es fundamental aclarar el carácter del proceso participativo, según vaya a ser

consultivo o vinculante. Este último aspecto, junto con los objetivos, es más importante de lo

que a priori puede parecer, pues será clave a la hora de garantizar la participación activa de la

ciudadanía en el mismo, evitando posibles frustraciones (Suso, 2013a).

Hablamos en esta fase, pues, de negociar con las autoridades, así como con los promotores,

que idealmente sería el Consejo Social Coruñés (COSOC), para la redacción de un proyecto claro

que presentar a la ciudadanía.

Para el presente caso los objetivos que incluiría el proyecto serían los siguientes:

Identificar colectivamente las causas de la desactivación económica y social de la

Ciudad Vieja

Proponer vías de actuación comunitaria para la reforma de la Ciudad Vieja

Potenciar la participación ciudadana en la gestión de los conflictos municipales

Una vez concretadas las condiciones del proceso, los objetivos y los recursos, así como un

plan temporal, se procedería con la siguiente fase, la de diagnóstico. Es a partir de este punto

cuando comienza el trabajo activo con la ciudadanía.

4.2 Diagnóstico

La fase de diagnóstico tiene un objetivo claro: dar forma a la gran variedad de opiniones

existentes acerca de la realidad del conflicto. Esta fase se desarrollaría a través de entrevistas

en profundidad y grupos de discusión con personas y colectivos clave. La idea principal es la de

recoger tantos discursos como existan en la comunidad, asegurando que todos los puntos de

vista están representados, siendo nuestro interés cualitativo y no cuantitativo.

Además, también se recurriría al análisis de distintas fuentes bibliográficas tales como

informes demográficos y económicos, noticias de prensa, documentos institucionales referentes

a subvenciones o políticas públicas, etc. Se trata de elaborar un informe que recoja la realidad

desde sus múltiples puntos de vista, por lo que ninguna fuente se descarta. Así, el Equipo

Investigador elaborará un informe con toda la información recopilada, procesándola a través de

distintas técnicas que resultasen útiles para el propio proceso, tales como sociogramas, DAFOs

(SWOT Analysis) o similares.

La elaboración de un buen diagnóstico es fundamental, puesto que él guiará los nudos del

debate en las siguientes fases.

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Cuadro 3. Informantes clave para la fase de diagnóstico

Fuente: elaboración propia

4.3 Fase propositiva

Una vez se ha definido el problema en sus distintas formas, y a través de la presentación

pública de lo que denominamos informe abierto del diagnóstico (véase fig. 2), dejaríamos ver a

la ciudadanía participante qué posturas han surgido entre los distintos grupos. Este proceso de

devolución serviría para poner de relieve los diferentes argumentos, coherencias e

incoherencias en torno al conflicto, con el objetivo de que cada individuo pueda construir una

imagen holística de la problemática a tratar (Martí, 2000).

Una vez hecho esto, de un modo dinámico ajustado a las preferencias o necesidades de la

audiencia (véase una exposición mural, un vídeo, una presentación oral, la distribución de

informes, etc.), se procedería con la fase propositiva. En este punto del proceso se realizarían

una serie de talleres para, partiendo de la realidad que hemos construido colectivamente en la

fase de diagnóstico, buscar soluciones o alternativas, despertando el intercambio de ideas y

propiciando la negociación para llegar al máximo consenso posible sobre las acciones a tomar

para la reactivación de la Ciudad Vieja (Suso, 2013b).

Así, los talleres a desarrollar variarán en función de varios aspectos. Por ejemplo,

dependiendo de si los grupos con los que trabajamos son aliados o adversos, elegiremos

actividades grupales o sectoriales. Del mismo modo los niveles de implicación notados entre las

personas participantes nos llevará a optar por dinámicas con continuidad en el tiempo o

dinámicas puntuales. Es fundamental hacer un diseño minucioso de estas actividades teniendo

INFORMANTE CLAVE TÉCNICA DEFINICIÓN HIPOTÉTICA DEL PROBLEMA

PROPUESTA HIPOTÉTICA DE SOLUCIÓN

Javier Losada (Alcalde 2006-2011)

Entrevista en profundidad

EMPLEO Coexistencia con centros comerciales posible Necesidad diferenciación pequeño comercio

Carlos Negreira (Alcalde 2011 - actualidad)

Entrevista en profundidad

EMPLEO Coexistencia con centros comerciales necesaria Diferenciación y apoyo al pequeño comercio

Comerciantes Ciudad Vieja (recurriendo a distintas asociaciones, agrupados según sector o tendencia)

Grupos de discusión según

sector

EXCESO C.COMERCIALES AHOGAMIENTO ECONÓMICO

Reducción número macro centros comerciales Incentivos económicos al comercio local Especialización: eventos de temporada Transformación en núcleo cultural, no comercial

Comerciantes Centros Comerciales

Grupos de discusión

EMPLEO Centros comerciales responden a una demanda Necesidad de especialización del comercio local

Asociaciones culturales (sectoriales: mujer, juventud,

inmigrantes)

Entrevista en profundidad

ZONA DE PASO, NO COMUNIDAD

Reforzar el sentimiento de pertenencia a la zona Enfatizar aspectos clave: fiestas, ferias…

Asociaciones vecinales (varias)

Entrevistas en profundidad

EXCESO C. COMERCIALES RUIDOS

Beneficios fiscales al comercio local Concentración zona bares en centro comercial sí

Individuos especialmente activos en la zona

Entrevistas en profundidad

- - -

- - -

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en cuenta estos aspectos transversales, además de los objetivos marcados para esta fase (Red

Cimas, 2009).

Como muestra de las técnicas a las que podemos recurrir en esta fase debemos mencionar

el fuerte potencial de las técnicas propias de la Cooperación al Desarrollo enmarcadas en la

metodología del Enfoque del Marco Lógico, tales como el flujograma para la identificación de

ideas fuerza, la matriz de análisis de alternativas, la matriz reflexiva, las ponderaciones EASW

(European Awareness Scenario Workshop), etc. El siguiente cuadro propone una serie de

técnicas que podrían ser útiles para una sesión de deliberación de carácter propositivo para el

caso que nos ocupa.

Cuadro 4. Talleres propuestos para la fase propositiva

Fuente: elaboración propia

En otros términos cabe destacar también que, mientras la fase de diagnóstico es

importante en lo que respecta a la delimitación del problema y la construcción de la realidad, la

fase propositiva es importante en cuanto a dos elementos: (I) es el momento clave para la

consecución del objetivo hacia el que se orienta todo el proceso y (II) es la etapa fundamental

donde, de manera transversal, se puede trabajar en pro del afianzamiento de una cultura

política de la participación.

Este último aspecto, el relacionado con la promoción de una cultura participativa,

encuentra su potencialidad en este momento por ser aquí donde los ciudadanos y ciudadanas

se reúnen por primera vez. Durante este debate, la persona dinamizadora de la deliberación ha

de desplegar sus habilidades de mediación comunicativa, reafirmando la capacidad de cada

participante para aportar ideas y minimizando los efectos silenciadores que las relaciones de

poder existentes entre ellos pudieran tener. Ejemplifiquémoslo en nuestro caso: llegada la fase

de pronóstico, al poner en marcha un foro de debate, habría que prestar especial atención al

posible papel dominante de los responsables políticos y las grandes inversoras de centros

ACTIVIDAD OBJETIVOS DESCRIPCIÓN 1. Puesta común diversidad visiones

Reconocer la realidad del otro

Tras la devolución del informe abierto de diagnóstico se propondrá un teatro foro donde distintas personas interpreten la realidad de otras que le son ajenas (Boal, 2000).

2. Línea del tiempo Consensuar identificación de las causas del problema

(apertura)

(Re)construir una línea del tiempo entre todas ayudaría a abrir el debate acerca de qué cuestiones han tenido mayor efecto en el conflicto. Se inicia así fase de apertura (Red Cimas, 2009).

3. Flujograma Consensuar identificación causas del problema (cierre)

Se trata de, habiendo ya construido memoria histórica, situarnos en el presente, evidenciando qué aspectos influyen en mayor medida sobre otros y priorizando con claridad asuntos a tratar (Socas, Saavedra y Hernández, 2003)

4. Phillips 6x6 Definir propuestas de acción I (apertura)

Debatir y presentar las posibles respuestas a los problemas identificados como prioritarios (Red Cimas, 2009).

5. Asamblea Definir propuestas de acción II (cierre)

Análisis de las propuestas para consensuar un eje de acción claro que se presentará a la institución para que ésta diseñe una política pública acorde

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comerciales frente a las asociaciones de comerciantes locales y a la ciudadanía que acudiese a

título individual, quienes posiblemente no contasen con la confianza necesaria para expresar

sus opiniones en un ambiente de igualdad.

Teniendo todo esto en cuenta, la persona o personas encargadas de la dinamización de la

fase propositiva llevaría al grupo desde el momento de apertura (aportación de ideas) hasta la

etapa de cierre (debate para la concreción de pautas concretas), propiciando que se

consensuasen una serie de líneas de trabajo para la elaboración de una política pública

específica que diese respuesta al conflicto. De este modo, tal como indica el esquema

presentado en la figura 2, la fase se cierra con la presentación del denominado Plan de Acción y

Evaluación. Este sería el documento final que recogería las acciones concretas a llevar a cabo,

incluyendo el reparto de tareas, la distribución temporal, los puntos para la evaluación y

retroalimentación, etc.

3.4 Implementación

Una vez finalizado el proceso de toma de decisión, disponiendo de los documentos-guía

para la puesta en marcha de la política pública elegida, se entraría en la fase de implementación.

La responsabilidad de gestionar esta fase recaería sobre del Ayuntamiento, así como en aquellas

otras organizaciones que hubiesen podido ser identificadas como agentes clave a través del

proceso participativo. Sin embargo, el avance hacia la ejecución efectiva de las medidas

acordadas podrá verse obstaculizado por numerosos factores, desde la falta de voluntad política

hasta la falta de capacidad competencial de la institución responsable, pasando por las trabas

temporales y burocráticas de toda administración (Mairal, 2003).

Además de estos inconvenientes cabe señalar la alta posibilidad de que entre el momento

en el que se crea el llamado Plan de Acción y Evaluación y en el que se pone en marcha la política

pública surja otro conflicto. Es posible que, si las acciones propuestas por la ciudadanía no son

las esperadas por el cuerpo político, el equipo de gobierno trate de neutralizarlas o, en su caso,

matizarlas. No debe extrañar esta actitud, la cual puede incluso preverse. Y es que con

frecuencia los agentes políticos ven en la participación una herramienta con función estética,

mostrando interés en ella al inicio del proceso pero negando su viabilidad hacia el final.

De darse tal situación, sin embargo, debe ser el promotor quien negocie con firmeza en

favor de los resultados del proceso, en un ejercicio de fuerte liderazgo. En el caso que nos

planteábamos, el de la renovación de la Ciudad Vieja de A Coruña, sería el COSOC el órgano

responsable de iniciar tal negociación. Así, los argumentos en favor del mantenimiento de los

acuerdos construidos en el proceso serían dos: (I) se trata de la respuesta que mejor se ajusta a

una realidad compleja, por lo que ha de resaltarse su valor en términos de eficiencia, así como

en términos de legitimidad y (II) el fracaso del proceso sólo aseveraría la frustración de las

personas participantes, minando cualquier posibilidad para que emerja una comunidad

participativa en el futuro.

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5. Conclusión

Con este caso práctico hemos querido mostrar cómo la IAP se puede adaptar con relativa

facilidad a conflictos que nos son cercanos. Sin embargo, lo que hemos presentado debe

entenderse como una opción de muchas otras. Y es que como hemos ido recalcando a lo largo

de nuestra exposición la IAP puede y debe ser modificada en función de las necesidades del

contexto en el que se trabaja.

Esta adaptación debe darse en dos sentidos. El primero, en lo referido a los elementos

procesuales. Es decir, habrá procesos que por su propio contenido, recursos o exigencias

temporales deban acortarse, incluyendo menos fases de las ideales, o alargarse, doblando los

esfuerzos previstos para alguna de las fases. También cabe la posibilidad, por ejemplo, de que

el papel del Grupo Motor o de la Comisión de Seguimiento sea ajustado, no cumpliendo con las

funciones que se les asigna desde una aproximación teórica. Estas modificaciones no deben

entenderse como un fracaso en la implementación de la IAP, siempre que las reformulaciones

se realicen en favor de la mejora del proceso.

El segundo de los sentidos en los que debe existir una adaptación constante es en lo

referido a los elementos de dinamización. Desde el equipo de investigación, así como desde el

grupo motor, debe tenerse presente el perfil de las personas con las que se trabaja, adecuando

las técnicas de deliberación a sus intereses y facilitando el ejercicio de un intercambio de ideas

productivo. Así, por ejemplo, en lugar de pedir a un grupo de ciudadanos que elaboren un DAFO

o DRAPFO (SWOT Analysis) deberá evaluarse la posibilidad de adaptar dicha técnica a una

dinámica más sencilla, de manera que la información contenida en el primero no se pierda pero

que, a su vez, la tarea no suponga un ejercicio de comprensión tan difícil como para limitar el

vertido de opiniones que buscamos.

Entendemos que la información aportada puede abrumar al cuerpo político y técnico

encargado de incorporar elementos participativos en el ámbito local. Es cierto que un proceso

como el planteado es altamente complejo, al requerir tanto de la disponibilidad de diversos

agentes como de un mínimo de recursos materiales y temporales. Sin embargo, no podemos

sino considerarla como una alternativa necesaria.

Un proceso basado en la IAP no sólo mejora la eficiencia de las políticas públicas y fomenta

una cultura política participativa, acercando a la sociedad hacia el ideal democrático. Creemos,

también, que la implementación de un proceso estas características servirá al propósito de

definir qué modelo de participación se adecúa mejor al municipio. Esto se debería a que, al

ofrecer a la ciudadanía la fórmula de participación más abierta, plural e igualitaria que las

instituciones tienen a su disposición, vecinos y vecinas podrían experimentar en primera

persona las potencialidades, debilidades, derechos y obligaciones que dicho mecanismo

propone. Así, inevitablemente, se abriría un espacio para la reflexión acerca de la viabilidad de

aplicar esta herramienta a la hora de tratar otros asuntos municipales.

Por ello, no debe extrañarnos que un proceso participativo temático acabe arrojando luz

sobre la acogida de los instrumentos de participación a disposición de la ciudadanía, de manera

que podrían llegarse a proponer cambios sobre los mismos. Véase, por ejemplo, el caso del

diagnóstico participativo puesto en marcha en el ayuntamiento de Laudio/Llodio (Álava), con el

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fin de sentar las bases para la elaboración del Plan de Cultura del municipio. Mientras el proceso

de diagnóstico siguió los principios de la Investigación – Acción – Participativa, los participantes,

durante la fase propositiva, sugirieron continuar las deliberaciones a través de otras

herramientas. Desecharon la posibilidad de continuar con la IAP, sugiriendo la pertinencia de

reforzar, aun si con reservas, la toma de decisiones en el seno de uno de los Consejos Sectoriales

de la localidad (Saavedra Fernández et al., 2014).

Teniendo esto presente podemos concluir que recurrir a esta metodología ayudaría a

propiciar tres efectos clave: (I) la promoción de una cultura política participativa, (II) la mejora

de la eficiencia de la política pública y (III) la reflexión efectiva sobre los mecanismos

institucionales de participación ciudadana. En este sentido, pues, podría decirse que

implementar experiencias participativas diseñadas en torno a la IAP resulta pertinente, puesto

que con ellas se trabajan directa y transversalmente varios de los pilares sobre los que se

sostiene la relación ciudadanía – instituciones.

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