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El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica Rosario Alonso-De León Universidad Central de Venezuela [email protected] _________________________________________________________________________ _____________ […las identidades nunca son monolíticas y, en las postrimerí as de los tiempos modernos, son cada vez más fragmentadas y fracturadas; nunca unitarias sino que se multiplican a medida que se construyen a lo largo de diferentes - y a menudo antagónicos discursos, prácticas y posiciones…Aunque parecen invocar su origen en un pasado histórico con el cual continúan correspondiendo, en realidad las identidades se refieren al uso de los recursos de la historia, lenguaje y cultura, elementos que intervienen en el proceso del devenir y no en la conformación del ser: no se trata tanto de ‘quiénes somos’ y ‘de dónde venimos’ como de quiénes podemos llegar a ser, cómo hemos sido representados y cómo todo ello influye en la manera de representarnos a nosotros mismos…no se trata del regreso a nuestros orígenes sino de la aceptación de nuestro rumbo.] 1 Stuart Hall,(1993) "Cultural Identity and Diaspora" in Patrick Williams and Laura Chrisman (eds), Colonial Discourse and Postcolonial Theory. A Reader. (New York: Columbia University Press) 392 Introducción: Esta definición del sociólogo Stuart Hall pone en evidencia el carácter cambiante de la identidad, pues ésta se revela como una construcción social que depende de la posición asumida por el sujeto, es decir, del acto de enunciación y, por lo tanto, está marcada por la relación sujeto-espacio-tiempo. Vamos entonces a intentar ubicarnos: Vamos a hablar de literatura femenina, es decir escrita por mujeres no estoy hablando de crítica ni producción feminista que tiene otras implicaciones

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El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa

femenina de Guadalupe y Martinica

Rosario Alonso-De León

Universidad Central de Venezuela

[email protected]

_________________________________________________________________________ _____________

[…las identidades nunca son monolíticas y, en las postrimerías de los

tiempos modernos, son cada vez más fragmentadas y fracturadas; nunca

unitarias sino que se multiplican a medida que se construyen a lo largo de

diferentes - y a menudo antagónicos — discursos, prácticas y

posiciones…Aunque parecen invocar su origen en un pasado histórico con

el cual continúan correspondiendo, en realidad las identidades se refieren

al uso de los recursos de la historia, lenguaje y cultura, elementos que

intervienen en el proceso del devenir y no en la conformación del ser: no

se trata tanto de ‘quiénes somos’ y ‘de dónde venimos’ como de quiénes

podemos llegar a ser, cómo hemos sido representados y cómo todo ello

influye en la manera de representarnos a nosotros mismos…no se trata del

regreso a nuestros orígenes sino de la aceptación de nuestro rumbo.] 1 Stuart Hall,(1993) "Cultural Identity and Diaspora" in Patrick

Williams and Laura Chrisman (eds), Colonial Discourse and

Postcolonial Theory. A Reader. (New York: Columbia University

Press) 392

Introducción:

Esta definición del sociólogo Stuart Hall pone en evidencia el carácter cambiante de la

identidad, pues ésta se revela como una construcción social que depende de la posición

asumida por el sujeto, es decir, del acto de enunciación y, por lo tanto, está marcada por la

relación sujeto-espacio-tiempo.

Vamos entonces a intentar ubicarnos:

Vamos a hablar de literatura femenina, es decir escrita por mujeres – no estoy hablando

de crítica ni producción feminista que tiene otras implicaciones –

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

________________________________________________________________________________________ 2

¿Mujeres de dónde? Mujeres caribeñas que escriben en Lengua Francesa, la lengua

oficial de los hoy llamados Departamentos [franceses] de Ultramar (D:O:M).

DIAP.2

.

Espacio y tiempo

¿Qué tiene en común esta sub-región con las demás islas del archipiélago y las poblaciones

de la costa continental del Caribe, que en los estudios sociales se denomina la Cuenca del

Caribe?

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

________________________________________________________________________________________ 3

DIAP.3

1. una historia de colonización y esclavitud (dia.3) que estableció una economía de

plantación o formas de explotación afines :

a) en la mayoría de las costas caribeñas – tanto en las islas como en el

continente - se establecieron sistemas agrícolas sobre la base del cultivo

la caña de azúcar, del café, el cacao, el maíz, principalmente.

b) en algunos casos otras economías muy posteriores a la colonización de los

siglos XVI y XVII, tuvieron los mismos principios del sistema de

plantación: explotación infrahumana de la mano de obra y

segregación social de la misma, como sucedió durante la construcción

del Canal de Panamá, la construcción del ferrocarril, y los primeros

tiempos de las plantaciones de bananos, en Centro América.o durante la

primera explotación petrolera en Venezuela.

DIAP.4

:

2. un espacio geográfico caracterizado por las migraciones y los exilios de todo orden, en constante

intercambio.que dejaron una impronta en la cultura, en la historia y en la literatura.

3. - una importante presencia de población de origen africano, que ha transmutado costumbres, religiones y

mitos en la cultura mestiza, así como la de otros grupos humanos incorporados posteriormente, de origen

chino, oriundos de la India, o árabes, y hoy contingentes de blancos que ya no forman parte de los grupos

poderosos..

4. El imaginario común de la naturaleza es también un eje cohesionador. La flora y la

fauna es parecida de unos lugares a otros, lo cual explica que la alimentación, aunque muy

variada, tenga como base los mismos ingredientes. Paisajes afines, donde los manglares y

las palmeras son dominantes, así como las formaciones montañosas bajas, constituyen

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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referencias muy parecidas, pero en ello, lo más importante es la contundente presencia

del mar, presencia capital en la vida de los pobladores de la región. Junto con el mar, los

fenómenos naturales asociados a su cercanía, como los huracanes y las tormentas, y la

experiencia de los viajes y desplazamientos por razones de toda índole, según la sub-región

y su circunstancia histórica o económica

DIAP.5

Precisemos las fechas más relevantes de la Historia de estas islas, para ubicar un

poco en el tiempo el porqué de su especificidad:

1618-1625 Establecimiento de los primeros franceses en la isla de St.

Christophe. Llegada de los primeros esclavos.

1635 Implantación francesa en Martinica y Guadalupe.

1660 Expulsión de los caribes sobrevivientes.

1848 Abolición definitiva de la esclavitud.

1854-1887 Llegada de los primeros trabajadores provenientes de la India..

1946 Ley de la Departamentalización de las Antillas francesas.

1978 Victoria de los “departamentalistas” frente a los “independentistas” en las

elecciones legislativas.

Migración de los antillanos principalmente hacia Francia ( del millón aproximado de la

población de las dos islas más de la mitad se gana la vida en el extranjero) y, en sentido

inverso, de gran número de franceses y libaneses que vienen a establecerse en las

Antillas en el sector terciario y comercial.

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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Los discursos:

Hall nos dice que “las identidades…. se construyen a lo largo de diferentes -y a menudo

antagónicos—discursos, prácticas y posiciones”.Pasemos rápidamente revista a algunos de estos

discursos:

DIAP 6

La literatura de los “bekés”: y “doudouista”:

Además de las crónicas de los primeros colonos, de las obras de "los viajeros", y lo

que se calificó de "literatura exótica", escrita por extranjeros o por "békés" educados en

Francia, y que se quedaron allá a gozar de las rentas producidas por el azúcar , la

historiografía registra obras de ficción, escritas por otros miembros de la misma clase

"beké" que se quedaron en las islas, involucrados en su destino, cuyo principal propósito

era justificarse ante el gobierno metropolitano y que ilustran por lo general la visión

fantasmática que la casta de los amos tenía del negro y que es común a prácticamente todos

los textos en verso o en prosa escritos por la población blanca temerosa de perder sus

privilegios, durante todo el siglo XIX.1.

Curiosamente el desastre de la irrupción del Mont Pelé de 1902, que acabó con la

aristocracia blanca en Martinica, de cuya visión feodal no escapó ni siquiera Saint John

1 cita sacada de la novela Los amores de Xémédare et Carina . escrita por Pierre

de Traversay(1806): "no escuchen a los negrófilos, a los blancofagos, a gente

como el Abate Grégoire que sienten un odio visceral por nosostros. No los

escuchen: los Negros son felices bajo nuestra dulce férula y de todos modos no

podrían hacer nada por si mismos sin nuestra guía. No se puede confiar en ellos,

cometen crimen tras crimen, envenenan el ganado y hasta llegan a veces a matar

a sus buenos amos".

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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Perse, fue la que abrió el paso a la burguesía de color. Los mulatos, que para los días de la

abolición (1848) ya se habían enriquecido, toman el relevo de los blancos, se apropian de

sus modelos de comportamiento que han internalizado, y apuestan a la asimilación, . que se

transmite en la construcción de obras ficcionales homologables a las que el haitiano Jean

Price-Mars2 ha clasificado como "bovarismo literario". Son obras, impresionantemente

numerosas, en las que los autores adoptan la mirada de los franceses para hablar de los

antillanos - Jack Corzani en su Littératures des Antilles Guyane francaises3 comenta más

de treinta publicaciones. entre 1920 y 1948– . Es la época de la literatura "doudouiste" que

canta a las negras esculturales, el mar y el cielo azúl: "el paraíso tropical y sensual de

mulatas, sol y palmeras" mientras desprecia o se mofa del negro salvaje y bárbaro, y hace

todo lo posible por distinguirse del "beké", cuyo significado empieza a perder sus rasgos

étnicos para acentuar los de explotador esclavista.

(DIAP7)

Los movimientos contestatarios

Con la publicación en 1937, de Pigments de León-Gontran Damas, en 1939 Le

cahier du retour au pays natal de Césaire y Chants d'ombre [1936] y Hosties noires, de

Léopold S. Senghor, publicados en 1945 y 48 respectivamente, se dispara desde Paris, el

movimiento de la Negritud,(DIAP 8) como resultado de la atmósfera cultural creada por

los estudiantes e intelectuales negros venidos de Estados Unidos, África, Haití, Guadalupe,

Guayana y Martinica4 , en la década de los 30, y de la que dan fe la virulencia del ataque a

2 Ainsi parla l'Oncle

3 . 6 vol. Ed. Désormeaux, 1978, Fort de France. Martinique

4 Léon Laleau o Jean Price-Mars (haitianos), el guyanés Léon Gontran Damas, el Senegalés Leopold Senghor,

el martiniqueño Aimé Césaire los poetas americanso Langston Hugues y Claude Mackay entre otros.

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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la colonización y la literatura antillana, de revistas como. Légitime Défense, Tropiques, o

L'étudiant noir, todas publicadas en Paris.

Este movimiento, –con diferencias sensibles en la práctica– tiene en común su

origen, su carácter cultural: la reivindicación de los valores de la cultura negra; social: la

solidaridad de los pueblos negros; y político: la concientización, y desalienación de sus

hermanos de raza, asimilados al mundo occidental, y en palabras de Césaire, se propone

dinamitar "el cartesianismo y la retórica francesa, para bajar a lo profundo del

inconsciente donde se encuentra el negro fundamental " y para ello, nos sigue diciendo el

poeta:,la necesidad de "crear una lengua nueva, capaz de expresar la herencia africana.

En otras palabras, para mí –dice Césaire – el francés era un instrumento que quería

plegar a una expresión nueva. Quería hacer un francés antillano, es decir un francés

"negro", que siguiendo siendo francés llevara la marca negra".

Los tres aladides de la Negritud son poetas; en cambio, no existen novelas de la

Negritud como tal. Sin embargo, diversas formas del cuestionamiento, principalmente

sociales relacionadas con la estructura familiar, la necesidad de mejorar las condiciones de

vida del pueblo, son temas recurrentes en las novelas escritas por los autores antillanos, así

como la búsqueda de los orígenes, la reconstrucción de la vida del esclavo, los prejuicios

de color, la cultura popular, la imagen de África, los ritos y las tradiciones rurales, lo

sobrenatural.; pero también lo político, sobre todo en la década de los 60 después del

triunfo de la Revolución Cubana y de la Guerra de Argelia en la que se involucró el

ideólogo martiniqueño Franz Fannon. . A falta de héroes autóctonos, imágenes como la del

haitiano Toussaint Louverture o a la de FidelCastro bajando de Sierra Maestra, ocupan el

imaginario caribeño de los intelectuales que abogan por .la independencia de las islas,

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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aunque la interpretación que se desprende de la mayoría de estas obras no parece indicar

que la opinión general estuviese ganada para esa idea.

(DIAP 10)

La reivindicación cultural y política de independencia nacional parece haberse

adaptado a las condiciones de las Antillas. La Negritud le cede el paso a la Antillanidad

como afirmación de una especificidad sincrética, vinculada principalmente con una historia

y una tierra bastante particulares. La idea de un pueblo martiniqueño y un pueblo

guadalupano formado por una multitud de individuos de orígenes diferentes( caribes,

negros, indios, chinos, blancos) se sustituye a la noción de raza. La idea de una historia

común compartida , en una tierra de exilio fecundada por el sudor, en el contacto con la

cual se encuentra no solo la fuerza para sobrevivir, sino para resistir, y a partir de la

reconstrucción de los silencios de la Historia oficial, "renacer al mundo", en palabras de

Eduardo Glissant5. (1981).

DIAP 11

El punto de vista de la Antillanidad es retomado en un documento más lírico que

conceptual por El elogio de la creolidad6 escrito por unos jóvenes escritores

martiniqueños, y paralelamente, Edouard Glissant retoma a su vez el concepto de

“creolidad”, como punto de partida de su Poétique du divers7que desemboca una estética

de la relación8.

(DIAP 11)

Literatura femenina.

5 Le discours antillais, 1981 Paris, Ed. du Seuil.

6 Jean Bernabé, Patrick Chamoiseau y Raphaël Confiant (1989), L’éloge de la créolité, Paris.Gallimard-PUF

7 Gallimard,1997

8 Poétique de la relation, Gallimard 1990

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Sobre este telón de fondo, vamos a acercarnos a algunas narradoras que tejen

desde la escritura su versión de la identidad, con el fin de exponer las constantes y

alternativas que encontramos en las obras más representativas, escritas por mujeres de

Guadalupe y Martinica en el periodo que va de 1948 hasta el presente; y que hemos

ordenado en cuatro grupos: las del testimonio de la alienación (1948-1968), las de. la

negación del mito africano (1977-1982) y las del regreso a la isla (1972-1989).y a la

incorporación de la diáspora.(desde los años 90)

La crítica francesa empezó muy tardíamente a interesarse por esta nueva literatura y

la crítica antillana reconocida - Discours antillais y Lettres créoles - otorga muy poco

espacio a la escritura femenina. Solamente Maryse Condé, en su ensayo Paroles de femme,

publicado en 1979, dedica unas cien páginas a analizar el discurso de algunas novelistas

antillanas, situándolo en su contexto particular, para hacernos comprender las razones,

históricas, económicas, sociales y psicológicas que subyacen en la carga de angustia,

frustración y rechazos que se desprenden de las obras de estas escritoras.

Si bien en el periodo de entre dos guerras (1920 - 1940) aparecen en la producción

narrativa de esta región algunos rasgos que ponen en evidencia la toma de conciencia

colectiva de las desigualdades sociales y la discriminación racial inherentes al régimen del

colonialismo, entre las que destaca la novela Claire Solange, âme africaine de Renée

Lacascade, editada en 1924, - quince años antes de la proposición de Césaire sobre la

Negritud - , es después de la segunda Guerra Mundial cuando esa toma de conciencia se

hace evidente en las distintas manifestaciones literarias. En las producciones femeninas, sin

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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embargo, esta toma de conciencia tardará más de treinta años en manifestarse. Habrá que

esperar por los años 70 para encontrar obras escritas por mujeres con rasgos contestarios.

El testimonio de la alienación:

Entre los años 1948 y 1970 - antes del año bisagra que inaugura lo que la crítica

llama "La Década de la mujer"9 - aparecen una serie de obras de narrativa escritas por

mujeres: En particular:

DIAP 12 :

Je suis martiniquaise (1948) La négresse blanche (1950) de Mayotte Capetia

Sapotille et le serin d'argile (1960), Cajou (1961) de Michele Lacrosil

Le temps des madras (1967) de Françoise Ega

Estas obras tienen en común el ser relatos autobiográficos narrados desde el yo

profundo de unas mujeres negras que dejan el testimonio del puesto que la sociedad

antillana les asignaba, y de los conflictos que produjeron los traumatismos que marcaron

sus vidas de alienadas. Tres elementos son particularmente importantes en estos diarios :

- el papel de la escuela y la religión en el proceso de asimilación a la cultura

francesa, cuyo doble discurso propone la redención por el trabajo, mientras sus

representantes apoyan el status-quo, generador de desigualdades y discriminaciones

basadas en el color de la piel y la situación económica. (Lacrosil:1960; Capecia:1948; Ega:

1967)

-el peso de lo ancestral transmitido por la voz de la abuela o de la madre. que

funcionan como difusoras de lo histórico oficialmente aceptado: la maldición de la

esclavitud, que atenta contra el crecimiento individual; voz que predica, de paso. la

resignación de la mujer ante su realidad como un mal menor

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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- las figuras masculinas estereotipadas y la imagen de la mujer víctima, que culpa al

color de su piel de la imposibilidad de alcanzar el amor al que aspira y que no logra

alcanzar, ni al lado de un hombre de su raza que se venga en su compañera de sus propios

fracasos y de las humillaciones vividas; ni al lado de uno "menos negro" que aspira a una

unión con otra más blanca; ni al lado de un blanco, con quien sólo hay cabida para una

relación sadomasoquista que se resuelve con la huida a Francia donde también se fracasa.

Las tres protagonistas de estos diarios se instalan en Francia , impulsadas por la ilusión

explicitada por Michèle Lacrosil en la voz de Sapotille, de que

Los franceses ignoran la compartimentación de la sociedad antillana, las

prohibiciones de una clase a la otra. Siempre he amado a su país; aún no lo

conozco, pero sé que es mi patria"(189)

Si bien Sapotille y Le temps des madras no resisten un análisis literario serio, en

particular por la representación un tanto superficial, cuando no ambigüa, de ciertas

situaciones, el haber tomado el punto de vista de la infancia para su reconstrucción del

pasado ha motivado una cierta indulgencia de parte de los críticos.

No ocurrió lo mismo con las obras de Mayotte Capetia, en particular con su

autobiografía Je suis martiniquaise, a la que Franz Fanon dedica el capitulo 2 de su ensayo

“Piel negra y máscaras blancas”.

La ingenuidad de la confesión de la joven martiniqueña que al descubrir que su

madre es mestiza, se pregunta: " Si ella se hubiera casado con un blanco, tal vez yo habría

sido completamente blanca...y(...) la vida habría sido menos difícil para mí."(59) y unas

líneas más adelante prosigue:

9 Se toma el año 1970 como punto de partida de la viabilidad editorial - rentabilidad comercial - de la

escritura de mujeres, lo que habría contribuido a legitimarlas ante sus propios ojos. (Johnson et Makward,

1997:310)

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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Yo pensaba también en mi abuela a quien no había conocido y que había

muerto por haber amado a un hombre de color, martiniqueño. ¿Cómo habría

podido una canadiense amar a un martiniqueño? Yo que seguía pensando en

el señor cura, decidí que no podría amar sino a un blanco, un rubio con ojos

azules, un francés. (59)

convierte a esta obra en el símbolo de la alienación antillana, que todos los martiniqueños

quisieran poder olvidar, motivo por el cual, en un momento de gestación tan radical de

ideas políticas,- 1948- se congregó en su contra la crítica, arrastrando tras ella a toda esta

serie de relatos que fueron tachados durante más de treinta años.

. En 1976 aparece un ejemplar único en su estilo en la literatura de los

Departamentos caribeños francófonos, por cuanto funciona a contrapelo de la alienación

preponderante en el comportamiento de las protagonistas de las obras anteriores: Se trata de

la obra Lettres à une Noire de Françoise Ega (ed. postuma ) .Estamos frente a una especie

de diario, novela epistolar y biografía, dirigido a una cierta Carolina que trabaja y vive en

las favelas brasileñas, de cuya existencia se enteró la autora por la revista Paris Match, y,

a quien pretende dar cuenta de las condiciones de trabajo que soportan en Francia, las

sirvientas martiniqueñas, encarnación triple del oprimido: por el sexo, el color y la clase

social. Para garantizar la autenticidad de su testimonio, Mamega, la protagonista, - nombre

construido sobre el apellido de la autora- se hace contratar en unas cuantas casas en

Marsella y en algunos empleos temporales más, y va relatando a diario en sus cartas lo

sucedido en cada uno de ellos, en paralelo con sus obligaciones de ama de casa.

Con la emergencia del pensamiento "post-colonial", del viraje que los llamados

discursos "subalternos" hacen tomar a la crítica literaria, y sobre todo del desarrollo de la

reflexión crítica sobre el discurso autobiográfico, asistimos a una nueva lectura de todas

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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estas obras que habían sido silenciadas, cuando no estigmatizadas10

, por no presentar

explícitamente reivindicaciones políticas, ni grandes problemas ideológicos, sino complejos

problemas existenciales relacionados con color de piel, desconfianza en la pareja,

interdicciones religiosas, peso de la educación, presión de la sociedad sobre su vida

individual, angustia ante la maternidad que se proyecta a su vez en ansiedad con respecto al

porvenir del país.

La autobiografía de Mayotte Capetia ha salido de los 30 de silencio al que la había

empujado Fanon, para incluirla en el corpus de los estudios testimoniales, y Cartas a una

negra convirtió a Françoise Ega, en la voz auténtica del "subalterno" en términos de

Spivak11

, y a su compilación de cartas en un producto literario con implicaciones políticas,

como lo afirma Rosello, en el artículo "Lettres à une noire de Françoise Ega: la criada

letrada” (1992:213)

Estamos frente a textos testimoniales, escritos por mujeres que no pertenecían al

mundo de las letras12

cuyo objetivo principal consiste en expresar su angustia dando

cuenta de su experiencia, y esto es precísamente lo que convierte a la segunda obra de

Françoise Ega en la ilustración perfecta de las contradicciones internas del campo literario

femenino contemporáneo.

la negación del mito africano.

Entre los años 70 y 90, como eco a los planteamientos del movimiento de la

Negritud, aparecen una serie de obras que siguen iluminando el problema de la identidad de

10

El Caso de Mayotte Capetia en el 2º capítulo de Piel negra y máscara blanca de Franz Fanon (1952). 11

Gayatri Chakravorty Spivak (1988) "Can the Subaltern Speak?" in Cary Nelson & Lawrence

Grossberg(eds.) Marxism and Interpretation of Culture, London, Macmillan. 12

Capetia solamente había logrado cursar los primeros años de primaria y Françoise Ega solamente había

terminado todos los cursos de ese mismo nivel.

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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la mujer antillana, no ya desde la perspectiva autobiográfica o testimonial, sino claramente

ficcional

Tres de ellas (Heremakonon (1977), Una temporada en Rhiata(1981), de Maryse

Condé y Juletane (1982), de Warner Vieyra, nos presentan desde la perspectiva de la

intimidad femenina, la experiencia africana de tres mujeres antillanas, en los albores de la

década del 60. Las tres entran en relación con hombres africanos en la ciudad universitaria

de Paris. La protagonista de Heremakonon, Verónica, va a Africa "en busca de una

terapia" para la búsqueda de su identidad que pretende encontrar en una comunicación

auténtica con "Un negro con ancestros"(55)..."que no ha sido herrado" (65),que se había

librado del estigma de la esclavitud . Marie-Hélène, la de Una temporada en Rhiata, más

politizada, tiene la esperanza de participar "en el devenir del continente africano, de los

progresos del hombre negro, de la construcción de su puesto en el mundo" (21); y

Juletane, la más ingenua, se propone simplemente tener hijos con el africano con quien se

casó en Paris.. Las tres fracasan en su intento de liberación a través del amor de un hombre

que no participa del concepto de amor a la occidental.

La más débil, Juletane, escapa de su profunda extranjería solitaria en una locura,

cuyas manifestaciones va anotando en el diario que nos lee la enfermera, antillana también,

que la cuida en el hospital psiquiátrico donde está internada.

Verónica, después de reconocer su "trágica equivocación" cuando dice: " A mis

antepasados no los he encontrado. Tres siglos y medio me han separado de ellos. Ellos

no me reconocen más de lo que yo los reconozco". (Heremakonon:193).huye hacia "su

casa", que en un primer tiempo parece ser Francia.

Sólo Marie Helène asume una solidaridad más afectiva que ideológica con "aquel

pueblo cuyo sufrimiento no tenía fin y que se convertía en sombra de su sombra, fantasma

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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de sus fantasmas"(116) y que "después de tantos años se había acostumbrado a las rarezas

de ' la extranjera' "(192 ) que era ella.

Seguimos ante la presencia de mujeres víctimas, pero esta vez, no debido al color de

su piel del que todas se sienten orgullosas, sino a sus fantasmas, a los mitos de su

imaginario, llámense: posibilidad de liberación por el amor, advenimiento de la justicia por

la simple independencia política, o posibilidad de acallar la problematizada angustia

identitaria, con el regreso a los orígenes proclamado por los aladides de la Negritud que no

han tomado en cuenta que: "tres siglos y medio han separado a los negros de la diáspora

de sus antepasados", como dice Verónica, la protagonista de Heremakonon,(193).

Otra característica común a estas obras es el desarraigo del lugar de origen; en el

caso de Juletane, por desamparo familiar al fallecer sus padres y ser recogida por su

madrina que vive en Francia; en los otros dos, por necesidad de apartarse de esas "tierras

donde sólo florece la amargura, la soledad y la mezquindad" (Una Temporada:38), que

Verónica explicita diciendo

yo quería huir de mi medio familiar, del morabito mandinga, de mi madre,

de la negro-burguesía que me fabricó, con sus discursos glorificadores de la

Raza y su convicción aterrada por su sentimiento de inferioridad

(Heremakonon: 86)

El regreso a las islas

Dentro de esta misma línea de búsqueda de la autenticidad, la obra más reconocida

como expresión de lo propio es Pluie et vent sur Télumée, miracle publicada por Simone

Schwarz-Bart en 1972. Se trata de una obra de estructura circular, cuya “historia” se sitúa

en el medio rural en Guadalupe, aproximadamente entre 1850 y la década de los 60, es

decir entre la abolición de la esclavitud y una época reciente caracterizada por una cruenta

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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represión oficial a los levantamientos de los isleños atenazados por una situación

económica agobiante, a la que se agregaba la expresión de sentimientos independentistas

estimulados por el triunfo, en la zona del Caribe, de la revolución cubana.

Desde la primera página, se nos presenta un ambiente negativo: “una isla con volcanes,

ciclones, mosquitos y mala mentalidad” (p. 11). La descripción del paisaje funciona

metafóricamente, los cerros habitados se llaman: La Abandonada, La Locura, El Fundo

Zombi, Del otro lado; “En el fondo del horizonte se encuentra la montaña de la Tumba de

los Valientes, Balata Bel Bois” (p. 115); al final del camino de tierra, aparece la plantación

de caña del Ingenio, “el corazón mismo de la maldición” (p. 199), y en otra dirección, la

profundidad del bosque, refugio de “las almas francamente perdidas a los que llaman los

extraviados”, y sobre todo, lugar privilegiado de los encuentros felices de Télumée con

Elías, y de Reina sin nombre con Man Cia, la bruja curandera que propicia el contacto con

los muertos.

La naturaleza omnipresente brinda las imágenes vegetales que caracterizan a todos

estos seres humanos, “pedazos de país”, indisolublemente unidos a la tierra en la que están

enraizados. Télumée y Toussine, adolescentes, son: caña, cañacoro rojo, libélula; Télumée,

joven: caña congo, vara de bambú, flamboyán, fruta de pan, flor de coco. Télumée, mujer:

tierra fértil, apamate caído, agua fresca, se opone a Leticia, mujer: rama de campeche,

“nenúfar que crece en las aguas estancadas, víbora”. Jeremías, hombre, es un cocotero, un

icaco, mientras un gran árbol seco es la imagen del Negro Ambrosio y un manzanillo

venenoso, la del satánico “Angel Medardo”.

En épocas de felicidad, esta naturaleza se muestra generosa: Jeremías hace pescas

milagrosas, Elías no se da abasto con su trabajo de leñador en el bosque, Ambrosio y

Télumée sacan cosechas abundantes de la tierra fertilizada por su sudor. Pero también la

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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caña, el símbolo mismo de la explotación y de la maldición histórica que pesa sobre los

negros, forma parte de esta naturaleza, circundada, además por el océano, visible desde

todas partes, como una amenaza que conspira contra la integridad de la isla:

Todos los ríos, hasta los más deslumbrantes, los que aprisionan el sol en su

corriente, todos los ríos descienden hacia el mar y se ahogan. Y la vida espera al

hombre como el mar espera al río. Puede Ud. tomar meandro tras meandro, girar~

contornear, insinuarse en la tierra, sus meandros le pertenecen, pero la vida está

ahí, paciente, sin principio y sin fin, esperándolo, semejante al océano (p. 81)

nos dice el texto; y agrega:

cuando (...) la locura antillana se pone a revolotear en el aire por encima de los

burgos, las colinas, las mesetas, una angustia se apodera de los hombres ante la

idea de la fatalidad que planea por encima de ellos, dispuesta a abatirse sobre uno u

otro, a la manera de un ave de rapiña, sin que puedan oponerle la menor resistencia

(p. 41).

Dos peligros, por consiguiente, acechan al antillano: por una parte, el océano, por

donde llegó la historia que trajo la maldición de la esclavitud y, después de la abolición,

una educación alienante en la que el saber desvinculado del medio, dejó a los habitantes sin

puntos de referencia de donde asirse; y por la otra, la tentación del aire, de tomar el vuelo y

planear: la evasión en el alcohol, la locura o el sueño, como respuesta a la miseria, el

sufrimiento, el fatalismo, la explotación.

Este es el referente en el que evoluciona Telumée, la última de una dinastía de cuatro

generaciones de “negras altivas, con dos corazones”, las Lougandour.

Siguiendo la práctica de la familia “matrifocal”, Telumée es criada por su abuela, “una

mujer que te ayudaba a no bajar la cabeza ante la vida” (p. 11) y a quien, desde niña, había

considerado como un ser mítico que, con la ayuda de su amiga la hechicera Man Cia,

atesoraba las virtudes de los ancestros.

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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De boca de su excepcional abuela, Telumée aprenderá que “la miseria es una ola sin

fin, pero el caballo no debe conducirte, eres tú quien debe conducir al caballo” (p. 79). En

lugar de asistir a la triste cuadra donde se amontonan los niños, para aprender

a leer, firmar, respetar los colores de Francia, nuestra madre, a venerar su

grandeza y su majestad, su nobleza y su gloria que se remontaban al comienzo de

los tiempos, cuando nosotros aún no éramos sino monos con el rabo cortado” (p.

81),

la niña negra irá compenetrándose con su tierra, jugando con todos los muchachos del

pueblo, ayudando en las tareas y el trabajo de la casa. Aprenderá a defenderse del contagio

del pesimismo y la desesperación, protegida en el regazo de su abuela, verdadera memoria

del pueblo, que la irá familiarizando con las normas de comportamiento y los misterios de

su cultura, expresados a través de la música, de la tradición oral, y de los ritos que marcan

los acontecimientos importantes de la vida.

Con esta preparación, se unirá a Elías, su enamorado desde la infancia, y, mientras

hilvanan juntos sus proyectos con canciones, se siente en su “lugar exacto en la

existencia”; pero su felicidad no tardará en trocarse en depresión. Un invierno

particularmente lluvioso sume al pueblo en la miseria; ya no se hacen casas, la madera no

se vende; Elías empieza a vagar y a matar las horas en la cantina, bebiendo ron.

Desesperado, irritado por la entereza y la serenidad de su mujer ante la desgracia, se venga

sobre ella de su destino. La maltrata para que “aprenda a ser una mujer sobre la tierra” (p.

148), y termina echándola de su casa y de su vida.

Ayudada por su abuela y por Man Cia, quienes completan su iniciación con la

sabiduría heredada de sus ancestros y los secretos de lo sobrenatural, después de rozar la

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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locura, Télumée recupera poco a poco su entereza y, habiéndola visto sufrir, su abuela

puede, por fin, morir tranquila, dejándola sobre la tierra, adornada por

un penacho absolutamente especial, incomparable, que sigue a la persona que se

ha dicho un día: ya he ayudado bastante a los hombres a sufrir, ahora, hay que

ayudarlos a vivir (p. 170).

Madura para defenderse sola, Télumée transporta su choza al cerro de La Locura y

desde allí, se suma al “cortejo de fantasmas” que van a cortar la caña. Herida por los

pinchazos y los arañazos, empapada de sudor, comprende por fin lo que es el negro:

viento y vela a la vez, tamborilero y bailador al mismo tiempo, disimulador de

primera, que se esfuerza por cosechar a cestadas esa dulzura que cae del cielo en

algunos sitios: pues la dulzura que no cae sobre él, la forja, y es al menos lo que

posee, cuando no tiene nada (p. 200).

Ambrosio, el rebelde, que siempre había dicho que su sudor no engrasaría la tierra del

blanco, se mete también en la plantación hasta que logra sacar de allí a Télumée, y juntos

disfrutan de la vida, en armonía con la naturaleza, hasta que los obreros del Ingenio le piden

que represente a los huelguistas ante la dirección con la que discuten una reivindicación

salarial. La intransigencia genera una situación confusa en medio de la cual muere

Ambrosio completamente quemado por el agua de las mangueras de las calderas de la

fábrica que alguien abrió desde su interior.

De nuevo sola, Télumée asume “su posición de negra hasta el final”, ayuda a su compañero

a reunirse con los muertos, ayuda lo mejor que puede a sus semejantes con los

conocimientos que le transmitió Man Cia, la curandera, y sobrevive vendiendo manís en el

pueblito de La Ramée.

Fortalecida contra los embates de la vida que no dejó de ponerla a prueba: primero, en

el fracaso humillante de su amor por Elias, que estuvo a punto de derribarla; luego, por la

fatalidad que le arrebata definitivamente a Ambrosio; finalmente, en la infructuosa relación

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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de solidaridad humana con el “Angel Medardo”, en la que demuestra su capacidad para

defenderse sola, del mal, sin ser presa del odio, “haciendo morir como un hombre al que

había vivido como un perro” (p. 238), Télumée aprendió a “ser una mujer sobre la tierra”

(pp. 155, 158, 164, 165, 170, 176).

Víctima victoriosa, Télumée puede esperar con serenidad el final de la lucha por la

vida y decir:

Las lluvias y los vientos no son nada si se levanta para Ud. en el cielo una primera

estrella, luego la segunda y una tercera, como ocurrió conmigo que he estado a

punto de arrebatar toda la felicidad de la tierra. Pues, aunque las estrellas se

oculten, ellas han brillado, y su luz sigue parpadeando en el lugar donde vino a

depositarse: en tu segundo corazón (p. 241).

Al ponerle el sobrenombre de Milagro a su heroína, los miembros de la colectividad

están atribuyendo carácter sobrenatural al poder de la fuerza interior sobre la vida y sus

trampas. Telumée se convierte en el símbolo de la resistencia del negro ante el infortunio,

pero también es el símbolo de la Mujer, tal como la presentan los dos versos de Paul Eluard

en el epígrafe: “Bella sin la tierra firme / Sin piso, sin zapatos y sin sábanas”.

No es preciso forzar el texto de esta novela cíclica para presentarla como un relato

mítico en el que los seres y los elementos de la naturaleza se unen en una misma fuerza

vital, y mujeres diferentes, durante cuatro generaciones, enfrentan la vida con la cabeza en

alto, simbolizando a su vez a la Mujer en su unicidad, su permanencia, su fortaleza a pesar

de su fragilidad.

Para los habitantes del Fundo Zombi, la identidad entre la isla (rodeada de agua por

todas partes) y la mujer es explícita. “. . . a una barca como Toussine, la gente no deseaba

abandonarla a sí misma” (p. 26), nos dice el hablante básico. “Era... un pedazo de mundo,

un país entero, un penacho de negra, la barca, la vela y el viento, pues no se había

habituado a la desgracia (p. 28).

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Dos generaciones más tarde, Telumée reflexiona acerca de la fragilidad de su vida,

amenazada de hundirse en el agua que la rodea:

Se embarca Ud. sobre una hermosa balsa, y al cabo de algún tiempo, la pintura

se va, el mástil, y la vela y el barco hace agua y siempre es así” (p. 162).

Pero el Negro Ambrosio, el gran árbol seco, que después de dar el salto al océano, y

“lavar su cabeza de todas las ideas blancas, sin guardar amargura alguna”, había

regresado a la isla sin otra aspiración que la de “andar descalzo al sol, pronunciar las

palabras de otros tiempos ( ... .) hundirse en el agua profunda de las mujeres de aquí,

acariciar nuestros cabellos cortos, en crisis y que no crecen” (p. 216), ama a Télumée,

“como un hombre sensato ama a la tierra fértil, que lo nutre y lo soporta hasta la muerte”

(p. 156).

Esta relación Isla/Tierra fértil/Mujer apunta hacia la maternidad, ilustrada por una

gama de comportamientos que se inicia con Minerva, la primera negra sortaria de la

dinastía que dedica su vida a preparar la felicidad de su hija Toussine, y sigue con la madre

por excelencia, la futura Reina sin nombre.

Al lado de Jeremías, Toussine crió a sus hijas, estuvo a punto de volverse loca a la

muerte de una de ellas, pero renació prácticamente, al traer al mundo a la tercera, Victoria,

la que le dará la oportunidad de poner en práctica toda su sabiduría sobre Télumée, la nieta

a la que criará y preparará para la vida verdadera.

En cuanto a la vocación maternal de Télumée, ésta parece haber necesitado de la presencia

del sufrimiento de otra madre para despertar, pues nos dice:

al considerar mis entrañas que no habían fructificado, el cielo plomizo, la

perturbación de aquella mujer, y tomarle a su hija de entre las manos, sentí

removerse en mi algo inaudible y olvidado desde hacía mucho tiempo, y era la

vida” (p. 227).

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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0pta por dedicar su atención a curar y rodear de amor a esa niña, Sonora, que, influida por

Medardo, la abandonará en cuanto deje de necesitarla. Pero ella, como mujer ante el

espectáculo que ofrecen los niños de la plantación, asume lúcidamente su esterilidad “hasta

nueva orden” (p. 199). ¿Llegará algún día ese nuevo orden? Nadie se pronuncia.

Esa esterilidad puede interpretarse como expresión de la angustia ante el futuro, pero

no creemos que autorice a decir que esta novela ofrece una lectura política reaccionaria:

“pesimismo e individualismo sobre fondo folklórico”, como lo afirmó buena parte de la

crítica de la metrópoli. Como bien dice Maryse Condé, la pintura del mundo antillano que

se desprende de esta obra no es precisamente una invitación a viajar hacia el “paraíso

tropical” de las agencias de turismo. Refleja más bien la imagen negativa que el negro,

agobiado por la miseria y condicionado por una larga historia de explotación, se hace de sí

mismo, sin lograr desprenderse de ella, a pesar de haber transcurrido un siglo desde la

abolición de la esclavitud.

En las relaciones de pareja presentadas como insatisfactorias, no hay trazos de

reivindicaciones feministas de mujeres oprimidas por machos opresores. Los fracasos

sentimentales de Télumée tienen otras explicaciones. El origen del conflicto con Elías es de

orden natural y social: invierno - desempleo - bebida - degradación - desgracia. De la

pérdida de Ambrosio es directamente responsable el sistema explotador imperante. Las

experiencias individuales pasan a ser la expresión de preocupaciones sociales.

La estructura circular: Isla/Tierra fértil/Mujer/Matriz resulta emblemática. Plantea la

búsqueda de la identidad de la isla como condición sine qua non de su existencia como

metáfora: el reconocimiento de su originalidad y de su historia asumidas con su maldición

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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incluida; la necesidad de profundizar en el conocimiento de los orígenes y la evolución del

pueblo antillano como etapa previa a cualquier otra decisión.

Sólo así, habiéndose sobrepuesto a las circunstancias nefastas, "de espaldas al mar",

con la mirada dirigida hacia sus bosques, podrá Télumée morir de pie, en medio de su

jardín, en contacto con esa tierra matricial aceptada, de la que se convierte en símbolo

vertical y en esencia.

La imagen de la isla y sobre todo de "la barca, la vela y el viento, pues no se había

habituado a la desgracia" (28), metáfora de la abuela ante las vicisitudes de la vida, la

encontramos también en la novela de Myriam Warner-Vieyra, Le quimboiseur l'avait dit,

publicada en 1980, como símbolo de supervivencia, desde una clínica psiquiatrica en París,

en una situación límite de desesperación (pp.52,124,138), en la que se apunta no sólo a la

explotación de la mujer negra en Francia por parte de los franceses, sino a la prostitución de

la hija por su propia madre, que reniega de sus orígenes. La figura de la abuela, aquí no es

ya la de transmisora de la cultura de los ancestros, pero si el refugio de la infeliz, en la

nostalgia por el lugar de origen: la isla.

A este grupo que presenta la isla desde el exilio en la metrópoli, pertenece también

la novela de Gisèle Pineau (1992) Un papillon dans la cité.en la que una adolescente asocia

la forma de su isla, Guadalupe, representada por una mariposa, al afecto por su abuela y a

su tierra, para soñar desde París con la reunión de mundos irreconciliables, y proponer,

desde su puesto de inmigrante en contacto con otros inmigrantes pertenecientes a otras

culturas, la posibilidad de comunicación y amistad interraciales mediante el descubrimiento

y la aceptación del "otro".

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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En La grande drive des esprits y L'espérance macadam, las dos últimas novelas

publicadas por esta autora, en 1993 y 1995 respectivamente, ambos universos ficcionales

se sitúan en la isla de Martinica, lugar de origen reivindicado por el saber de unas abuelas

que, como en los casos anteriores poseen el saber de lo autóctono, y representan la memoria

de la colectividad que ocupa un lugar privilegiado en el imaginario de los personajes. Allí,

varias generaciones de mujeres

caminaban solas por la vida, gobernaban su casa sin macho, y educaban a la

muchachera con energía. Podrían tomarse como modelo, pero permanecer al ras de

su propia sombra desalentaba (L'espérance macadam, 164)

pues,

la vida fuera de aquellas páginas rugía en la violencia. Y todos los días había ciclón.

Todos los días que Dios hacía para desgracia de las mujeres y de los hombres de la

Savane (240)

Suzanne Dracius quien publica L'autre qui danse en 1989, es otra de las jóvenes

novelistas martiniqueñas que interrelaciona en su ficción el espacio de la emigración en

Francia y la isla de Martinica, con África en el trasfondo, para contrastar dos posiciones

identitarias representadas por dos hermanas: Rhivana y Matildana.

La primera aspira a una vida auténticamente africana que se propone alcanzar

mediante un amor absoluto por un hombre más africano, más negro que ella. Renuncia a

sus valores familiares y se integra a una secta de "negropolitanos" que, sin haber pisado

nunca el continente africano, pretende llevar una vida africana en pleno centro de Paris.

Cansada de humillaciones, golpes y conflictos interiores, se sale de la secta para unirse a

otro inmigrante negro, martiniqueño, con el que regresa a la isla, su segundo objeto de

deseo. El martiniqueño, de vuelta a su tierra, recupera sus viejas amistades y su conducta de

macho caribeño marcada por la infidelidad, las borracheras y los golpes a la mujer. Para

"hacerse más antillana", Rhivana cede a los caprichos de su hombre y a las costumbres

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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más conservadoras de su tierra natal y se da por entero a las prácticas atávicas, respetando

tabúes, y supersticiones que van desde la brujería hasta los zombis, símbolos para ella, de

la esencia oculta del alma antillana; les prestaba el poder de establecer un

vínculo con sus raíces atrofiadas, de reanudar la unidad rota (100-101)

Matildana, su hermana, es "la otra" presentada como la simbiosis de lo europeo, lo

indio oriental y lo negro, " como si cada raza, cada pueblo hubiese invertido en ella todas

las bellezas del universo" (40), nos dice el texto. Ella no sólo se desenvuelve en forma

equilibrada en los dos ambientes, el parisino y el martiniqueño, habla según la

circunstancia tanto francés como creole, y al enfrentarse, sin éxito a su hermana, afirma

que querer vivir como africano es no sólo una impostura para los que no son de Africa,

sino una posición anacrónica y peligrosa, mientras que el ser sencillamente humano

permite elecciones que afirman la identidad:

Yo patino, yo traiciono, porque no tengo ese fantasma integrista forzado.

No tengo ni color, ni raza, ni identidad, ni cultura.... ¿Es tan primordial ser

auténticamente algo? ¡Bienaventurados los puros étnicos! ¡No basta ser

hombre, hay que limitarse a la raza! ¡Caramba! lo que hay que hacer es

saber qué se es y enorgullecerse de ello! (196)

Terminaremos este viaje apresurado por algunas obras representativas de la

literatura francófona de los departamentos franceses en el Caribe, escrita por mujeres,

deteniéndonos en la novela La traversée de la mangrove, publicada por Maryse Condé en

1989, que nos presenta a la isla de Guadalupe a través de las voces plurales de una

comunidad diversa que se construye a sí misma en el velorio de un extranjero, cuya

muerte lleva a los demás a tomar conciencia de lo que jamás han querido o podido hacer.

Por obra y gracia de la confrontación individual con la muerte, aunque sea la del "Otro"

odiado por todos, menos por las dos mujeres que lo amaron, los miembros de esta

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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comunidad van delimitando su propio espacio, y tomando conciencia de su yo. Pero ¿ qué

características tiene ese yo?

La intriga de esta novela se concentra en el espacio y el tiempo : la duración de un

velorio desde el anochecer hasta antes del amanecer en el pueblo de la Rivière au sel, en

Guadalupe. Contrasta la condensación de los elementos espacio-temporales con la

proliferación de los puntos de vista que corresponden cada uno a un narrador diferente (10

mujeres y 10 hombres), identificado por su función en la comunidad: obreros haitianos y

dominicanos, agricultores, funcionarios, comerciantes, maestros, periodistas, hombres,

mujeres, jóvenes de ambos sexos, que se reúnen ante el féretro de Francis Sánchez, a

reconstruir mentalmente su relación con este extranjero misterioso que había venido a

escribir y a vivir entre ellos.

Este forastero de acento español, de origen desconocido; - no se sabía si venía de

Colombia o de Cuba; pero en todo caso, no hablaba creole -, que recitaba poemas de St.

John Perse, y solamente leía libros en español, decía no pertenecer a ningún campo (134).

Después de elegir a Cuba como país para su renacimiento, y de ejercer la medicina en

Angola y Zaire (103) , se había convencido de que no se renace nunca (163); y a él, en

particular, le tocaba vivir con el sentimiento de la imposibilidad de expiar la culpa heredada

de sus ancestros europeos, lo que se proponía plasmar en la escritura de un libro cuyo título

era precísamente el de la novela "La travesía de los manglares" que quedó inconclusa,

confirmando así la imposibilidad de salir de "aquel pantano"...

Estos veinte monólogos interiores son la ocasión para contrastar la Guadalupe de

hoy y la de antaño, y dar cuenta, cada cual a su manera, de la constatación del cambio:

sí, el país ha cambiado, yo que se lo digo - afirma la maestra - . En otros

tiempos no teníamos conocimiento del mundo y el mundo no tenía

conocimiento de nosotros"(...)

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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Verdaderamente, este país está en subasta. Ahora, pertenece a todo el

mundo. Metropolitanos, toda clase de blancos venidos de Canadá o de

Italia, vietnamitas, y además éste [Francis], vomitado por no se sabe cuál

maligno portador, que vino a instalarse entre nosotros (139)

.

Hoy en día, no existe una sola familia que no tenga su rama en la metrópoli.

Visitan África y América. Los indios regresan a bañarse en el agua de su

río y la tierra es tan microscópica como la cabeza de un alfiler (140)

El antillano de origen oriental que ha hecho dinero dice: "Tú ves, Guadalupe ha

cambiado. Para mejor o para peor, no puedo decirtelo. Lo que sé es que ahora, negros,

mulatos o indios , es tal para cual", y al percatarse de la similitud de su situación con la del

mulato de prestigio, y disponerse a consultarlo acerca del comportamiento a asumir,

medita: " hace veinte años un Ramsaran habría bajado los ojos ante un

Lameaulnes!"(129). Por su parte, Lameaulnes, el mulato, constata: " En la Guadalupe de

hoy, lo que cuenta ya no es el color de la piel, por lo menos, no es lo único, ni la

instrucción. No, lo que cuenta es el dinero."(135).

El cartero, al evocar los tiempos en que los carpinteros vivían de su trabajo en el

país, se lamenta:

esos días ya no existen, desafortunadamente. desde que la Guadalupe madrasta

dejó de nutrir a sus hijos y hay tantos con los pies congelados en la región

parisina (37-38).

y deplora que algunos de sus colegas, para escapar de los manglares, hayan pedido ser

transferidos a la metrópoli de donde regresan de vacaciones

con una rubia colgada del brazo, un lago de tristeza en el fondo de la pupila

y la resaca amarga del exilio surcándoles las comisuras de los labios.(38)

En esta novela, las relaciones de pareja tampoco son felices. Los hombres siguen

siendo promiscuos. La maternidad, como en la mayoría de las novelas de esta autora, se

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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presenta como compensación a la insatisfacción de su vida sexual. Sigue presente el

concepto de belleza asociado al color claro de la piel. Las mujeres siguen dependientes de

los hombres, salvo en dos casos : Vilma y Mira, las dos jóvenes que se entregan a Sánchez

por propia iniciativa y conviven con él, a pesar de sus respectivas familias, pero ambas

fracasan: una por ruptura de la relación, la otra por la muerte de su pareja.

También aparecen personajes femeninos de edad avanzada, en particular Man

Sonson, que nos recuerda a Telumée anciana, cuando nos dice . "Hace sesenta años que

vivo aquí, en Rivière au sel. Aquí. fue donde naci. Aquí será donde cerraré los ojos". Pero

el rol de la abuela transmisora de la memoria de los ancestros ha desaparecido ante la

consideración de que tal vez tenga razón su hijo, que regresa de Francia casado con una

blanca, cuando afirma riéndose:

Mamá, todo eso de la esclavitud, los grillos en los pies, es historia antigua.

Hay que vivir con su tiempo

Esta novela polifónica, ensamblaje de monólogos fragmentarios, generados por la

confrontación de cada miembro de la comunidad con el "otro", en un escenario de puertas

abiertas como es el velorio, nos presenta una estructura abierta a todo menos a una

definición homogénea de identidad y nos hace más bien pensar en el artículo de la misma

autora publicado en el libro Penser la créolité (1995:305-310), cuando se pregunta si "las

viejas categorías de raza, nacionalidad, territorio, a las que nos aferramos no se están

volviendo caducas" (305), si. no existen versiones multiples de la antillanidad, acepciones

nuevas de la creolidad, cuando una buena parte de la literatura caribeña se escribe fuera de

las islas: la haitiana en inglés en Estados Unidos; o en francés, pero en Canadá, o en los

suburbios de París; la anglófona en los barrios de Londres; y hasta una parte de la

hispánica la escriben en inglés, las dominicanas, las cubanas, los chicanos o los newricans

El problema de la identidad desde cuatro perspectivas en la narrativa femenina de Guadalupe y Martinica. -R. Alonso De León, U.C.V.

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en Nueva York, o en Miami, además de que, ya muchos de los blancos que viven en

Guadalupe o Martinica ni siquiera son "bekés"...

Los parámetros a los que aludimos al inicio de esta exposición, que legitiman la

existencia de la pluralidad de las prácticas y formas literarias y ayudan a profundizar los

sentidos de los textos al relacionarlos con las condiciones de su producción, nos han

permitido ordenar el corpus analizado y observar cierto paralelismo entre el discurso

conceptual y el ficcional, además de constatar cómo, a partir de su visión cotidiana e

intimista, esta literatura femenina - que no feminista - demitifica la política de la

asimilación, piedra angular del edificio colonial francés, y el mito del regreso a los orígenes

africanos de la Negritud, y abre la vía a la diversidad en la relación multicultural como

sustituto de la visión tradicional de"identidad".

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