crisis civilizatoria

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1 FILOSOFÍA POLÍTICA Crisis del Capitalismo Sistémica Civilizatoria y el Proyecto Socialista Tema propuesto por la Juventud Comunista, para la inauguración de su VIII Congreso llevado a cabo en la ciudad de Quito, los días 09, 10 y 11 de agosto 2013. Agosto, 2013

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FILOSOFÍA POLÍTICA

Crisis del Capitalismo Sistémica Civilizatoria y

el Proyecto Socialista

Tema propuesto por la Juventud Comunista, para la inauguración de su VIII Congreso

llevado a cabo en la ciudad de Quito, los días 09, 10 y 11 de agosto 2013.

Agosto, 2013

2

CONTENIDO:

A/ Crisis del sistema capitalista civilizatorio

Revolución moderna

Matriz liberal capitalista

Crisis de la modernidad

Crisis de la democracia formal

Globalización y crisis

B) El Biosocialismo Republicano como alternativa al

sistema capitalista imperante

La recuperación de la política

El momento post-socialista

La perspectiva republicana

La Felicidad como medida del Buen Vivir

El Socialismo del Sumak Kawsay o Biosocialismo

Republicano.

3

Crisis del Capitalismo Sistémica Civilizatoria y el Proyecto Socialista

1

Julio Peña y Lillo E. Master en Ciencias Políticas FLACSO-Ecuador Asesor Despacho SENESCYT

Correo electrónico: [email protected]

Resumen El surgimiento de la modernidad trajo consigo promesas de emancipación, de libertad y abundancia, no obstante, estas promesas quedaron incumplidas, cuando el instrumento que se eligió para alcanzar su concreción fue el liberalismo económico o capitalismo. Para hacer frente a este dogma hegemónico del individualismo depredador que se impuso en la modernidad, creemos que es fundamental potenciar y fortalecer los procesos Socialistas del Sur, como es el caso ecuatoriano, en donde se busca aceleradamente acabar con ese modelo que perpetúa la catástrofe social y ecológica, desarrollando alternativas que potencien otros patrones de desarrollo y de convivencia.

Palabras clave: Modernidad, liberalismo económico, capitalismo, escases, abundancia, Socialismo, Ecosocialismo, Biosocialismo, Estado, Izquierdas.

Introducción

“¿Es posible defender la modernidad? Sí, pero una modernidad alternativa, no

la que hemos vivido; una modernidad de otro tipo, llamémosla socialista si

queremos, pero una modernidad que implique la relación racional entre los

seres humanos –y la naturaleza-, el respeto al individuo y entre otras, a la

democracia efectiva…No -se trata- de completar el proyecto de la modernidad,

más bien inventar otra, construir otra... Yo creo que la identidad de la izquierda,

si podemos definir una tarea suya, sería ésta: apostarle a una modernidad

capaz de distanciarse, tanto del cinismo postmoderno que reniega de una

modernidad a la que pretendidamente defiende… como de esa modernidad

que lo único que ha hecho es golpear a poblaciones enteras, despojándolas

hasta de su dignidad.” (Echeverría, 1996)2

El día miércoles 19 de julio del 2013, SENESCYT recibió una cordial invitación

dirigida al compañero René Ramírez, Secretario Nacional de Educación

Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, para participar como conferencista

en la inauguración del VIII congreso Nacional de la Juventud Comunista del

Ecuador.

1 “Crisis del Capitalismo Sistémica Civilizatoria y el Proyecto Socialista”, fue el tema propuesto

por la Juventud Comunista, para que el representante de la SENESCYT lo aborde en la inauguración de su VIII Congreso llevado a cabo en la ciudad de Quito, los días 09, 10 y 11 de agosto 2013. 2Cue, Alberto (2010): “Por una modernidad alternativa, entrevista a Bolívar Echeverría” Revista

Fractal. Tomada el 07 de agosto 2013 http://www.mxfractal.org/RevistaFractal55AllbertoCue.html

4

La invitación señalaba que su presencia en este Congreso es

fundamental, puesto que los Jóvenes Comunistas conocen su actitud militante

y comprometida con el proceso de cambio, así como su apertura para el debate

político y el desarrollo de las reflexiones necesarias para llevar adelante las

propuestas de radicalización y profundización de la Revolución Ciudadana.

Al tratarse de una temática compleja a ser abordada en escasos treinta

minutos, decidimos afrontar la problemática a partir de dos grandes ejes (A y

B). En el eje A, abordamos la crisis del sistema capitalista civilizatorio, en el

que revisamos brevemente la Revolución moderna, el surgimiento de la matriz

liberal capitalista, la crisis de la modernidad, de la democracia formal, así como

las limitaciones de esta versión de la Globalización.

A partir de la revisión de algunos textos trabajados por René Ramírez,

que compilados, sirven como una herramienta potente para contrarrestar la

ideología hegemónica de actualidad, trabajamos el eje B: Biosocialismo

Socialismo Republicano como alternativa al sistema capitalista imperante.

En este apartado abordamos temas como: la importancia que tiene la

recuperación de la política, el momento post-socialista, así como el rol

trascendental que juega hoy en día la perspectiva republicana, la Felicidad

como medida del Buen Vivir, y lo que entendemos por Socialismo del Sumak

Kawsay o Biosocialismo Republicano.

Pensamos que la comprensión de la modernidad capitalista que

caracteriza nuestro tiempo de crisis, de incontenible depresión mundial, así

como de un sinnúmero de promesas no cumplidas por el modelo económico

imperante, permite comprender las consecuencias irreparables y los principales

fundamentos sobre los que se ha cimentado, en un largo proceso histórico, el

modo de reproducción de la vida humana en todas sus dimensiones (Fuentes,

2012)3

La crítica a la modernidad capitalista la vamos a sostener a partir de las

categorías de análisis que nos brinda el marxismo, de esta manera podemos

descubrir y fijar los puntos fallidos, así como los desencuentros de la dinámica

totalizadora de la racionalidad capitalista que ha configurado el tipo de

modernidad en la que estamos insertos.

Es frente a esta realidad implacable que ha terminado por someter el

reino de la voluntad humana a la hegemonía de la “voluntad” del mundo de las

mercancías, que se levanta ahora en nuestro continente y en el Ecuador, una

alternativa política que nos permite situarnos y confortar esa fatalidad.

3 Fuentes, Diana (2012): “Modernidad y Capitalismo en Bolívar Echeverría” En Espacio-

Sociología y Política, tomado el 07 de agosto 2013. http://bit.ly/14G8ZVY

5

La llegada de las izquierdas con esta vuelta siglo, permite hacer frente a

las estructuras que reproducen las injusticias, casi como si fueran de modo

natural, permite ejercer de alguna manera, una subversión y rebeldía ante la

aparente armonía del mundo capitalista.

El resurgir de las Izquierdas -a la región- implica entonces, la posibilidad

de recuperar el Estado para llevar a cabo una regulación democrática de los

mercados, para desmercantilizar los bienes, los servicios básicos, la vida,

fortaleciendo al mismo tiempo el desarrollo y satisfacción de las necesidades

humanas, así como el fortalecimiento de sus capacidades y del talento

humano.

Estas nuevas Izquierdas en el poder han venido a promover los

intereses del ser humano por sobre los intereses del capital, extendiendo los

derechos sociales, con los cuales se disminuye el estatus de mercancía de las

personas, alterando de esta manera la dinámica cuasi-natural de esta

modernidad capitalista, de la desigualdad y de su inevitable pobreza económica

y pobreza humana (Boltvinik, 2013).

Con la nueva Constitución de Montecristi, apuntamos no sólo a la

consecución de la vida buena, sino de la vida plena, permitiendo que el nivel de

vida de las personas -a través del desarrollo de políticas públicas como la

salud, educación, jubilaciones, etc.-, se independice del mercado, aligerando el

sostenimiento de la vida, para que ésta no dependa únicamente de la venta de

su fuerza de trabajo.

Con el Biosocialismo Republicano pretendemos, como sugieren Hessel y

Morin (2012:73)4, regenerar las cuatro fuentes que alimentan a la izquierda:

“la libertaria, que se centra en la libertad de los individuos; la fuente socialista, que se centra en la mejora de la sociedad; la fuente comunista, que se centra en la fraternidad comunitaria; y la ecológica, que nos devuelve nuestro vinculo y nuestra interdependencia con la naturaleza”.

Lo que estamos buscando ahora en el Sur y en nuestro país en particular, no

es sólo el bienestar o desarrollo que promete el Socialismo, para compensar

las desastrosas ineficiencias sociales del sistema capitalista, sino que a más de

ello, queremos consolidar en el tiempo una sociedad que articule de manera

virtuosa, las políticas sociales, culturales y económicas en armonía con la

naturaleza y con la vida, esto es: con el tiempo libre, tiempo para la

sociabilidad, para la contemplación, para el florecimiento de toda la sociedad.

4 Hessel, Stéhepane, Morin, Edgar (2012):”El camino de la Esperanza”. Edi. Barcelona.

6

A: Crisis del sistema capitalista civilizatorio

I/ La revolución moderna y el Estado

El mérito de la modernidad, surge a partir de la Revolución Francesa y consiste

en haber ubicado el problema de la democracia por delante del problema del

absolutismo monárquico. Con el surgimiento de la modernidad, los nuevos

Estados-Nación van a estar propensos a priorizar la búsqueda de la libertad y

de la igualdad, por sobre las antiguas imposiciones de la dominación

absolutista (Echeverría, 2008)5.

Con la Revoluciónón Francesa y el surgimiento de la democracia

republicana, la libertad de una comunidad política va a radicar en el hecho de

no tener que rendir cuentas a ninguna autoridad que no fuera la comunidad

misma, permitiendo al ciudadano ganar un importante espacio de autonomía al

interior de la sociedad. Gracias a la separación del derecho privado frente al

derecho público, se pasó de la soberanía del príncipe, a la soberanía del

pueblo (Held, 1999)6”.

Con la ampliación de la participación democrática de los ciudadanos en la

política, la sociedad debía alcanzar ¨un nuevo nivel de solidaridad¨, que vendría

mediado jurídicamente desde el interior del Estado Nación. Se instauraba de

esta manera una nueva fuente secularizada de legitimación, el Estado.

Concebido como un ente “independiente”, va a gestionar los temas

concernientes al monopolio del poder coercitivo, la administración pública

(financiada a través de los impuestos) y las leyes. Éste -el Estado-- velará por

los intereses del bien común y la protección del individuo, logrando que los que

fueron súbditos en el ¨Ancien Régime¨ se conviertan en ciudadanos

políticamente activos (Habermas, 1999)7.

A partir del surgimiento del Estado, las acciones legítimas para el pueblo

van a ser aquellas que son autorizadas y actualizadas por el pueblo, éstas se

van hacer efectivas a través de elecciones democráticas y de su

reconocimiento por parte de los mecanismos del Estado.

Con la modernidad, el juego democrático va a girar en torno a la pugna por

el poder y a la confrontación cotidiana de múltiples formas de entender la

política. Las dos más significativas, van a ser las relacionadas con aquella que

reivindica lo público-colectivo por sobre lo privado y aquella que reivindica lo

particular o privado por sobre lo público (Habermas, 1999).

5 Echeverría Bolívar (2008): “La modernidad versiones y dimensiones”. Revista

Contrahistorias, N° 11 México. 6 Held David (1999), “La democracia y el orden global”. Edi, Paidos Barcelona. 7 Habermas Jurgen (1999):¨La inclusión del otro¨ Edi. Paidos Barcelona.

7

No obstante cabe recalcar, que esta revolución que dio paso a la

modernidad no significaba únicamente una propuesta vanguardista en materia

de ampliación de la democracia, de los derechos y del fortalecimiento de la

ciudadanía, sino que implicaba al mismo tiempo, la posibilidad de “dominar el

campo tecnológico e instrumental, cuya racionalidad en el uso, permitiría que la

abundancia sustituyera a la escasez,” (Echeverría, 2008).

Sin embargo, todas estas promesas que surgieron con la modernidad

(libertad, igualdad, fraternidad) de emancipación y abundancia, no se

cumplieron en su totalidad y quedaron muy reducidas, puesto que el

instrumento que se eligió para llevarlas a cabo fue el del liberalismo económico

o capitalismo.

II/ La matriz (liberal) capitalista

Con la revolución moderna, el liberalismo va a consolidar un espacio llamado

mercado, que se va a sostener en dos grandes principios liberales, por un lado,

el que promueve las libertades civiles (conquistados con la Revolución) y por

otro lado, el que exhortará a limitar el poder coactivo de los gobiernos, en base

al establecimiento de un Estado de Derecho con división de poderes: Ejecutivo,

Legislativo y Judicial, a partir del cual, todas las personas pasan a ser

consideradas iguales ante la ley, sin privilegios ni distinciones.

Detrás de la construcción de todo este gran marco jurídico, encontramos

como uno de los pilares centrales del liberalismo, la idea de potenciar y permitir

el desarrollo de las libertades individuales, como condición sine qua non para

poder alcanzar el progreso. Este razonamiento es de tal fuerza, que va a incidir

directamente en la concepción del mundo económico -que inspirado en las

formulaciones de Adam Smith-, va a reclamar y defender una postura que

pregona la necesidad de una mínima interferencia del Estado en la economía

(la mano invisible lo soluciona todo).

La modernidad de esta manera, se va a ir configurando a partir de dos

grandes dimensiones entrelazadas en la que tenemos por un lado, el desarrollo

de todo un marco legal que garantiza una “supuesta igualdad” de condiciones

para los ciudadanos al interior del Estado, y por otro lado, en su dimensión

económica, la que promulga la necesidad de generar un espacio cuasi natural,

que tiene como base, al egoísmo individual como supuesto requisito necesario

para generar el anhelado orden social.

Va a ser entonces bajo el pretexto de la libertad de los emprendedores y de

los consumidores, que se instalará ese famoso “laissez faire, laissez passer”

(dejar hacer, dejar pasar), como trasfondo del tejido de las relaciones sociales

que se van a dar en el mercado y al interior del proceso de desarrollo de la

modernidad.

8

Conforme a estos principios liberales, todos tendrían derecho a participar en

el mercado y su participación garantizaría el bienestar social a través de los

múltiples intercambios. El mercado en la modernidad capitalista, va a ser

considerado como ese espacio en el cual se podría realizar un comercio

regular y regulado, de ¨sana¨ competencia entre los diferentes individuos.

Sin embargo, esta supuesta competencia “perfecta” (“de ciudadanos o

trabajadores iguales”) resultó ser una representación idealizada, puesto que la

interacción recíproca de la oferta y la demanda ha sido siempre condicionada

por los distintos poderes facticos que confluyen al interior del mercado.

A lo largo del desarrollo de la modernidad capitalista, lo que hemos tenido

es el predomino de la de competencia imperfecta, en la que los productores y

productos son lo suficientemente poderosos como para incidir directamente

sobre los precios y a partir de ellos, sobre las ganancias.

Estos mercados imperfectos, sumado a la falta de regulación y presencia -

constante- por parte del Estado en la economía, es lo que ha permitido que

sigan siendo unos pocos quienes se benefician plenamente de esta

modernidad, haciendo que el principio de igualdad, fraternidad y equidad que

primaba al origen de la revolución moderna -como derechos ciudadanos-, se

vean hoy en día cada vez más reducidos (Echeverría, 1989)8.

El liberalismo económico se revela de esta manera como una ideología en

quiebra. Su laissez-faire ha determinado éxitos parciales, ha provocado más

empobrecimiento que enriquecimiento. En la actualidad, el desenfreno de todos

los niveles de la economía de beneficio ha generado una tiranía del capital

financiero, que es capaz de someter a Estados y pueblos a través de su -

ahora- lógica especulativa (Hessel, Morin, 2012).

III/ Crisis de la modernidad y del sistema civilizatorio

Con el fortalecimiento de los espacios para el desarrollo de la Ciencia, la

modernidad permitió a su vez, que las fuerzas productivas pasen a ser más

poderosas que la naturaleza, llegando incluso a amenazar los ecosistemas que

permiten la sobrevivencia del ser humano.

Lamentablemente, a pesar de todas las enormes potencialidades que

surgieron con la revolución moderna, ésta se contentó únicamente con

subordinar el proceso de producción y consumo de las riquezas a la

acumulación capitalista.

Esta conversión que priorizó el principio de acumulación por sobre el

desarrollo de políticas que brinden una respuesta y atención a las necesidades

8 Echeverría, Bolívar (1989): “Las ilusiones de la modernidad”, Edi. EL Equilibrista, México.

9

sociales, terminó por generar unas repúblicas liberales de estructura y “base

burguesa”, en donde la sociedad funciona únicamente como lucha de

propietarios privados, dispuestos a defender cada uno los intereses de sus

respectivas empresas económicas.

Este modo de llevar a cabo la modernidad, para conservarse y afirmarse

requiere por esencia, crear y recrear constantemente una insatisfacción

siempre renovada del conjunto de las necesidades sociales, lo que significa

que la tarea primordial de la economía capitalista va a ser la de reproducir

incesantemente una escasez, que ahora con todos los recursos tecnológicos e

instrumentales que disponemos, deviene en una escasez ficticia (Echeverría,

1989).

Es por ello que podemos decir que en nuestros días, la escasez no va a ser

la consecuencia de un fracaso del capitalismo sino justamente lo contario, el

resultado de su triunfo. Para los Estados burgueses, el crecimiento de la masa

de explotados y marginados es condición sine qua non de la creación de la

riqueza y de los deslumbrantes logros del progreso (Echeverría, 2008).

La modernidad que en su momento se presentó como esa voluntad de

"cambiar el mundo" -"cambiar la vida"- que se introdujo primero en la dimensión

política -a través de una revolución-, y que tenía como objetivo final, abolir el

pasado funesto del absolutismo proyectándose hacia un nuevo porvenir de

justicia, de igualdad, y de equidad, va a ser reducida en su dimensión política y

sometida al principio de acumulación.

De esta forma, si bien el proyecto profundo de la modernidad buscaba una

vida civilizada, basada en la abundancia y la emaciación, terminó

convirtiéndose en “un proyecto de aniquilación no solo del sujeto humano, –lo

mismo en recurrentes empresas genocidas, que en la miseria de muchas

poblaciones y en la tortura del <bienestar cotidiano>-, sino también de su

entorno, es decir, de la particular figura de la naturaleza de la que surgió y se

ha afirmado como tal” (Echeverría, 2009)9.

Podemos decir que la modernidad que conocemos hasta ahora, es “un

proyecto inacabado”, siempre incompleto; al relegar los aspectos sociales,

comunitarios y culturales a un segundo plano, dejó de ser lo que pretendía: una

alternativa civilizatoria emancipadora para los seres humanos.

Como ya lo había descrito Marx, la realización capitalista de la modernidad

va a culminar en el <fenómeno de la enajenación>. El ser humano se va a

encontrar constantemente sometido, –<esclavizado> diría Marx-, bajo una

versión que termina haciendo de sí mismo, un valor económico que se auto-

9 Echeverría Bolívar (2009): “Una Mirada crítica sobre la modernidad”, en la Revista Norteamérica número 1, enero-junio.

10

valoriza, terminando con el ser humano y generando un mercancía con su

respectivo valor mercantil (Echeverría, 2008).

La crisis de la modernidad y su discordancia entre la promesa y lo que

realmente ofrece, es la base del cuestionamiento del sistema político moderno

en la actualidad (Revolución Ciudadana, indignados, 99%wallstreet, primavera

árabe, etc.), y uno de los sistemas centrales que ha resultado más afectado y

desacreditado en el proceso de búsqueda de una mayor igualdad y equidad, es

el de la democracia.

IV/ Crisis de la democracia formal

La democracia se asienta en el fundamento de que todos somos iguales ante la

ley, y ésta debe promover la participación ciudadana así como la igualdad de

oportunidades para construir un pacto social sostenible, basado en la voluntad

de las mayorías sociales. Sin embargo, a lo largo del proceso de

“modernización de la política”, estos principios se han dejado de lado por no

decir abandonado (Rancière, 2005)10.

Hoy en día, eso que conocemos como democracia se ha convertido en

realidad, en un modus-operandi, en una forma de funcionamiento del Estado,

del gobierno y de las diferentes élites, que tiene como efecto perverso

relacionarse con los ciudadanos únicamente a través de unas cuantas

elecciones y no a través de proyectos políticos inclusivos (Rancière, 2005).

Esta versión de la democracia se ha encargado de reproducir un Estado de

derecho elitista, en donde las elecciones sirven exclusivamente para garantizar

la consolidación de un modelo en el cual, las soluciones planteadas por las

élites económicas y políticas va a primar por sobre las demandas de la

mayorías sociales.

Este modelo de elitización del Estado, generó una cultura política en la cual

las mayorías, forzadas a liberarse de la preocupación de hacer política o de

gobernar, van a ir progresivamente desinteresándose del bien público (la Res-

publica).

Es interesante percibir cómo al interior de estas democracias, la lucha por el

incremento y defensa de los intereses del Capital y de los inversionistas, ha

permitido que éstos consoliden sus propias leyes (desregulación, privatización,

flexibilidad laboral, terciarización, maquilas, etc.), elementos que nos revelan el

vínculo sistemático que existe entre las democracias liberales-representativas,

con las élites económicas y con las élites políticas (Rancière, 2005).

Del principio de acumulación propio de la modernidad capitalista, proviene

la guerra declarada a los servicios públicos. Sacrificar estos servicios

10Rancière, Jacques (2005) : “La haine à la démocratie”. Ed. La Fabrique, Paris.

11

ciudadanos, permite al Capital apoderarse de un sinnúmero de espacios que

pueden ser muy lucrativos (como la educación, salud, jubilaciones, etc.)

Para Rancière (2005), la verdadera democracia debe ser entonces, la

acción que arranca continuamente de las élites (económicas), el monopolio de

la vida pública, y de la riqueza, el poder de sometimiento sobre la vida

ciudadana.

Las democracias solo pueden ser cohesionadas, si son los propios

ciudadanos los que la van construyendo día a día. Para una democracia real,

es un imperativo que todos los ciudadanos experimenten el valor de uso de los

derechos democráticos que van construyendo.

V/ Globalización y crisis

Al igual que la modernidad, la globalización se ha convertido en un proyecto

trunco, inacabado y bastante desacreditado. Su focalización estricta en la

dimensión económica, dejó de lado todo el aspecto social y ecológico, se

concentró en la acumulación del capital y el fortalecimiento exclusivo de la

competencia entre trabajadores y entre estados como non plus ultra.

En lugar de haberse convertido en un instrumento de cohesión y de

integración mundial de las diferentes sociedades, la globalización ha terminado

por debilitar la socialización política, convirtiéndose en un orden totalitario, que

impone su lógica financiera por sobre el interés general humano.

Su desarrollo está atado estrechamente a la caída de la tasa de ganancia

experimentada en las principales economías capitalistas en los años setenta, lo

cual condujo a la inversión capitalista a buscar dos salidas: una a través de

salarios bajos y otra en la especulación financiera (Nadal, 2011)11.

De esta forma, atada a la necesidad capitalista de acumulación acelerada,

la globalización va a arrojar a los ciudadanos a un mundo en el que deberán

sobrevivir ya no como ciudadanos (con todas las garantías republicanas

aseguradas), sino como meros instrumentos, meras mercancías

transaccionales de las empresas transnacionales.

Así tenemos en nuestros días, tanto a los gobiernos europeos (sobre todo

Portugal, Irlanda, España y Grecia) como a Estados Unidos viviendo un

proceso de capitulación frente al mundo financiero. Estas dos regiones

económicas -cruciales- del planeta, han declarado la necesidad de llevar a

cabo cuantiosos recortes en materia de inversión en protección social,

impulsando la reducción de los importes a las jubilaciones, a las políticas

11 Nadal, Alejandro (2011): “Destrucción del enlace salarios y demanda agregada” En el

periódico la Jornada. Mexico. http://bit.ly/o9I0wP

12

públicas, medidas de austeridad que atentan directamente contra las clases

medias y los segmentos más desfavorecidos.

A los grupos facticos que sostienen este modelo de globalización capitalista,

no les interesa generar nuevas instituciones asentadas en principios

incluyentes, solidarios, sostenibles, volcados al desarrollo común.

La globalización económica-financiera ha dejado a los bancos especular

con los mercados en lugar de hacer su oficio; financian a los especuladores en

lugar de a los empresarios; liberan de controles a las agencias de calificación y

a los fondos especulativos; somete a los bancos a reglas de contabilidad que

no proveen ninguna garantía para la gestión de riesgos.

Como resultado de esta globalización neoliberal, se puede hablar ahora de

un contagio de malas ideas, en donde se ha logrado imponer como verdad, el

supuesto de que la causa del descalabro fiscal ya sea en Europa o en Estados

Unidos se debe a los programas sociales o en especial, al sistema de

seguridad social y a las políticas públicas (Stiglitz, 2011)12.

A lo que estamos asistiendo en nuestro tiempo, es a una recaída en un neo-

feudalismo. En la actualidad, la sociedad en lugar de estar controlada por

terratenientes, está atada a las finanzas. La sociedad actual no paga una renta

de la tierra, sino que tributa a los banqueros (Hudson, 2011)13.

Si bien la misión de los gobiernos era la de prever el futuro y de pensar en

un horizonte de varios años, bajo el reino de las finanzas esta misión se volvió

rigurosamente imposible: ya que ahora son los mercados los que imponen no

sólo el contenido de las “decisiones”, sino los que trazan a su vez el sentido de

la política.

En nombre de la globalización neoliberal y del “enaltecimiento del mercado”

se han desmantelado sistemáticamente todos los instrumentos de regulación y

de control del que disponían los Estados (Cassen, 2011)14.

De hecho, la nueva jerarquía mundial está organizada con instituciones

antidemocráticas como son el G8 o el G20, o belicista como la OTAN. Y en la

actualidad, no existe una voluntad real de cambiar el sistema de la ONU

heredado de la segunda guerra mundial.

12

Stiglitz, Joseph (2011). “Un contagio de malas ideas”. En Revista Sinpermiso Disponible en

http://bit.ly/19sddWg 13

Hudson, Michael (2011). “La crisis como coartada y la emboscada de Obama a los derechos

sociales”. En Revista Sinpermiso Disponible en http://bit.ly/1cYpjL0 14

Cassen, Bernard (2011). “Panique Abord”. En Revista Mémoire de Luttes. Disponible

http://www.medelu.org/Panique-a-bord.

13

La desconexión de la esfera económica y financiera frente a la esfera

política está violentando y humillando a los ciudadanos, despojando el futuro a

los jóvenes y poniendo en tela de duda las capacidades de la democracia.

Frente a la cuestión de saber “¿quién gobierna?”, la respuesta ya no es en

efecto “los presidentes o primeros ministros”, sino con toda evidencia “los

mercados financieros”(Cassen, 2011).

La lógica que predomina en esta globalización neoliberal es la que privilegia

las utilidades en detrimento de los salarios o de la naturaleza, es una lógica

que busca incrementar la productividad, reduciendo los costos del trabajo,

haciendo saltar por los aires los candados de las protecciones sociales,

haciendo “evolucionar” la política fiscal a favor de las empresas de cuantiosos

ingresos.

El neoliberalismo en el proceso globalizante:

“no ha producido más comunidad en tanto socialización de la vida, en tanto posibilidad de establecer la vida como un asunto público, colectivo y compartido; construyó “comunidad” desde otra perspectiva: una que está privatizando la vida, una que concibe la vida como asunto de estricta responsabilidad individual…Para el neoliberalismo el bienestar social sólo es posible, como la suma de bienestares individuales” (Minteguiaga, 2013:132)15

Por ello, frente a esta lógica imperante que defiende los beneficios económicos

a cualquier precio, frente a los sectores que impulsan el cálculo egoísta, las

desigualdades y la competencia de todos contra todos, debemos apoyar la

suma de esfuerzos de todos esos sectores y gobiernos que en nuestros días

apuestan por el rescate de lo público, de los bienes comunes de la humanidad,

de la apropiación social para una mayor igualdad y solidaridad.

B: El Biosocialismo como Alternativa al sistema

capitalista imperante “Con un buen gobierno, la pobreza es una

vergüenza; con un mal gobierno, la riqueza es

una vergüenza” Confucio

I/ La política como esperanza

La noción de política que ha imperado en el proceso de Globalización

neoliberal y que impera actualmente en el planeta, ha sido aquella que sugiere

que no existe mayor distinción entre izquierdas y derechas. Esta concepción

globalizante suponía, que a partir de la caída del muro de Berlín, la izquierda ya

15

Minteguiaga, Analía (2013): “Neoliberalismo: hegemonía, transición y salida”. en Revista Estado&Comunes. Edi. IAEN. Ecuador.

14

no tenía un sentido político, y que la sociedad habría dejado de estar

estructurada por la división social y el conflicto (Ramírez, 2010,c)16.

Para el discurso “oficial” globalizante, la política sería ahora un terreno

neutral en donde existen soluciones que satisfacen a todo el mundo. Los

conflictos se reducirían a una simple competencia de intereses que es posible

armonizar mediante el diálogo, supuestamente porque a partir de la caída del

muro de Berlín ya no hay conflicto, sino únicamente competencia.

En este marco podemos argumentar ahora que el mayor logro del

neoliberalismo fue la construcción de un pensamiento único, que terminó por

negar el conflicto, lo que significa para la izquierda, aceptar el dominio sin

disputarlo, o admitir la imposición de un orden injusto, preestablecido por los

poderes centrales, en perjuicio de los países llamados periféricos.

No obstante, como han insistido constantemente los líderes nacional-

populares de Sud-América, una política que se autodefine como de izquierda

no puede dejar de ofrecer (so pena de ser identificada con la derecha),

alternativas -radicales- frente al actual orden hegemónico establecido. La

izquierda, no puede pasar por alto los antagonismos sociales que socavan a la

propia democracia (Ramírez, 2010,c).

Es por esto que desde la Izquierda no podemos en ningún momento bajar

los brazos y dejar de proponer la transformación de las relaciones de poder

existentes, para poder alcanzar una sociedad más igualitaria. En términos

netamente democráticos, la política presupone ante todo e inevitablemente, la

confrontación entre posiciones políticas diferentes.

En el caso ecuatoriano, para alcanzar los cambios estructurales propuestos

por la Revolución Ciudadana, ha sido fundamental generar una agenda política

del Socialismo del Buen Vivir, tal como lo sugiere nuestra nueva Constitución.

Desde esta perspectiva, la izquierda debe defender y preocuparse por

consolidar de forma imperativa, nuestra soberanía nacional en términos

territoriales, alimentarios, energéticos, de producción y de conocimientos. Esta

construcción de un Estado integral plurinacional, permitiría combatir al Estado

heredado, aparente y burgués, lo cual supone entre otras cosas, apostar al

mismo tiempo por la desconcentración y descentralización del poder estatal

(Ramírez, 2010,c).

La hegemonía neoliberal en la modernidad capitalista nos obliga como

proyecto de izquierda, a politizar la esfera económica, a poner al capital en

función de la sociedad y no viceversa, esto implica directamente, acabar con

toda forma de monopolios y oligopolios, así como con la mercantilización de

las relaciones sociales.

16

Ramírez, René (2010,c): “La política como esperanza”. Edi. SENPLADES. Ecuador.

15

Para la nueva Izquierda resulta fundamental, reconstruir el sentido de lo

público y de lo común. Es imperativo reinventar el Estado y la comunidad

política, es decir, como ecuatorianos necesitamos conformar un sentido de

pertenencia, un sentimiento de nosotros, tener multiples espacios de

encuentro, un porvenir y proyecto compartido, respetando al mismo tiempo las

diversidades (Ramírez, 2010,c)

La falsa democracia en la que hemos vivido hasta la llegada de la

Revolución Ciudadana, reprodujo una sociedad y un Estado que fomentaba la

desigualdad, la discriminación y el privilegio. El modelo neoliberal entregado al

mercado, descuidó el fortalecimiento de lo social, dejando intactas las

estructuras coloniales, patriarcales, patronales y depredadoras de la

naturaleza.

Es por ello que la recuperación de la política, como señala Ramírez

(2010,a), es la recuperación de la esperanza. He aquí la importancia de

comprender e incorporar a la brevedad de lo posible, los retos y desafíos a los

que nos proyecta la Constitución de Montecristi.

II/ La Izquierda post-socialista

La Constitución de 1998 cuya sustancia política es el neoliberalismo, se

caracterizó por apuntalar un entrelazamiento entre los principios utilitarios y

liberales. Para este “modelo” de desarrollo, el bienestar estaba directamente

relacionado con la capacidad de generar ingresos, lo cuales debían revertirse

en un consumo en constante expansión.

Para esta Constitución (1998), la forma de distribución estaba

supeditada principalmente al mercado y a la política social asistencial que

opera como política focalizada, dirigida para asegurar -simplemente- los

mínimos de supervivencia.

De esta forma, como sostiene Minteguiaga (2013:131):

“la estrategia neoliberal consistió en trasladar los asuntos políticos al ámbito de lo considerado no-político, o en otros términos, desplazar la decisión final de la instancia política (el Estado y sus intervenciones) a una instancia “no política”(la sociedad civil)…Desplazar el ámbito de las decisiones colectivas significó, vivir en una sociedad cuyo fundamento es el principio de competencia entre individuos-(por sobre el principio de la cooperación o complementariedad)… el libre mercado devino así, en sociedad de mercado”

Para el Socialismo del Sumak Kawsay, la base de información ya no es el

ingreso, el consumo, ni el PIB per cápita, sino el Buen Vivir. Su forma de

distribución, desde un punto de vista económico, es el desarrollo de una

economía social y solidaria así como la eliminación del Estado burgués. En

16

estricto rigor, estamos hablando de una pauta distributiva mucho más igualitaria

(Ramírez, 2010,d)17.

Para el Socialismo del Sumak Kawsay, la unidad de análisis deja de ser el

individuo y pasa a ser la sociedad, los colectivos, los territorios. Cambia la

perspectiva de ver al individuo como un ser aislado, de esta forma, la

democracia representativa empieza a ser sobrepasada por una democracia

más participativa y deliberativa (Ramírez, 2010,d).

En el momento histórico que nos encontramos como país, es necesario

comprender que vivimos un momento de transición de larga duración, puesto

que en este preciso momento, seguimos batallando por salir del neoliberalismo,

todas las medidas económicas así como las políticas públicas puestas a punto

por este gobierno, podría ubicarnos con mayor precisión al interior de una fase

post-neoliberal.

No podemos olvidar que el Ecuador sigue anclado todavía al modelo

productivo primario-exportador. No obstante, cuando hablamos de post-

neoliberalismo, es imprescindible empujar, promover y poner a punto la

construcción de la revolución industriosa «sin desposesión», la cual no deberá

ser intensiva en capital, ni energía, sino abundante en mano de obra,

economizadora de energía, sin comprometer el patrimonio natural de las

siguientes generaciones (Ramírez, 2010,d).

Salir cuanto antes del neoliberalismo y la dependencia primario-

exportadora, es un proceso complejo, que requiere de tiempo y de una

voluntad política sin precedentes, capaz de remover las estructuras

económicas del pasado, y de aprovechar con sentido soberano, en un primer

momento, el uso de los recursos naturales para poder construir una alternativa

al viejo modelo de desarrollo.

El modelo económico cambiará únicamente, a través de la sustitución

selectiva de importaciones y la recuperación del Estado para el bien común. La

construcción de un desarrollo más endógeno, nos permitirá, no sólo sustituir

importaciones sino también exportaciones. El cambio del modelo económico se

dará a través de la diversificación de las formas de propiedad, de organización

social y de transformación del Estado (Ramírez, 2010,d).

En materia económica, debe ser un imperativo apoyar a las cooperativas

y mutualistas de producción y consumo, a las asociaciones y profesiones

solidarias, a los bancos de ahorro solidario y de microcréditos, así como al

establecimiento de nuevas medidas legislativas y fiscales destinadas a

financiar proyectos de proximidad creadores de empleo (Hessel, Morin, 2012).

17

Ramírez, René (2010,d): “El Postsocialismo”. Edi. SENPLADES. Ecuador.

17

El Socialismo del Buen Vivir implica un salto cualitativo, puesto que ve a

la economía no como un circuito cerrado de mercancías y consumidores, sino

como un flujo entrópico de energía y materiales que consume recursos

agotables y que genera residuos que deben tomarse en cuenta. Al otorgar

derechos a la naturaleza, estamos transitando, de un enfoque o modelo

antropocéntrico a uno biocéntrico, que respeta la vida en su conjunto.

Como sostienen Hessel y Morin (2012:49):

“El desarrollo de la economía verde no solo comportará la sustitución de las energías contaminantes por energías sanas, y por consiguiente la instalación de nuevos medios de producción de energías verdes (solar, eólica, geotérmicas, etc.) sino que implicará así mismo una política de grandes obras de humanización y descontaminación urbanas, reduciendo subvenciones a los sectores poderosos para redistribuirlos entre los pequeños y medianos productores”

El biocentrismo apunta a la construcción de la biópolis, que junto a la mirada

igualitaria que nos ofrece el Socialismo del Buen Vivir, a más de preocuparse

por la justicia intergeneracional, la remediación ambiental, la protección y

preservación para las generaciones futuras, también alude a la recuperación de

lo público, de lo universal y a la producción de bienes relacionales.

Todos estos medios coadyuvarán a reducir el ámbito del capitalismo, la

hegemonía del beneficio y el poder de una economía mundial descontrolada

sobre nuestra democracia. Contribuirán de igual manera, a realizar un

verdadero relanzamiento de la economía orientada al crecimiento de lo mejor,

en especial de la economía verde, y a la disminución de lo peor, es decir, de la

economía del despilfarro, de lo superfluo, de lo desechable (Hessel, Morin,

2012).

III/ La importancia de una perspectiva más Republicana

Lo que está en juego en este proceso que nos conduce al Socialismo del Buen

Vivir es, cómo dar el salto necesario para transitar de una perspectiva liberal,

que entienden a la libertad como no interferencia, a la libertad comprendida

como la no dominación o no esclavitud (Ramírez, 2010,b).

De acuerdo al neoliberalismo, una persona que elige entre dos trabajos de

miseria, aún es libre de elegir; de acuerdo a una perspectiva mucho más

republicana, la explotación indiscriminada es un grave problema, porque si bien

no existe ninguna interferencia directa en la elección, la explotación estaría

reproduciendo un modelo en donde se ejerce la dominación, a través de la

fuerza del capital sobre los seres humanos y sus derechos (Ramírez, 2010,b).

Por ello resulta fundamental no perder de vista a la lógica republicana

(heredera de la Revolución Francesa), puesto que esta promueve la

construcción de espacios de participación y deliberación lo cual no existe en el

18

neoliberalismo, en donde la política empieza y termina prácticamente en las

elecciones, y luego las decisiones colectivas se delegan al gobierno (Ramírez,

2010,b).

La construcción del Socialismo del Buen Vivir está estrechamente

relacionada con la extensión de los derechos sociales, con los cuales se puede

disminuir el estatus de mercancía de las personas. Gracias a un mejor nivel de

vida de los ciudadanos, se puede lograr que estos se independicen del

mercado, consiguiendo que el sostenimiento de la vida no dependa

exclusivamente de la venta de su fuerza de trabajo (Boltvinik, 2013).

En cuanto a lo político, la perspectiva republicana busca crear espacios

para la deliberación y la participación colectiva, fomentando entre los

ciudadanos esa necesaria virtud cívica a partir de la cual, éstos pasan de ser

entes pasivos en el neoliberalismo (Rancière, 2005) a convertirse en sujetos

activos y comprometidos con la construcción del país.

En materia económica, el republicanismo debe abrir espacios para

fortalecer la economía social y solidaria, para proteger y preservar la agricultura

de subsistencia, la artesanía y los comercios de proximidad, con el fin de evitar

la desertificación de los campos y la disminución o falta de servicios en las

áreas rurales en dificultad (Hessel, Morin, 2012).

Frente a la estandarización y homogenización productivista de la

modernidad capitalista, es fundamental recuperar el saber y las destrezas de

las sociedades tradicionales, repensar y diversificar el desarrollo de tal manera

que podamos preservar las solidaridades propias de las dinámicas

comunitarias (Hessel, Morin, 2012).

IV/ La Felicidad como medida del Buen Vivir

El individualismo propio de la modernidad capitalista esta fulminando a

los diversos tipos de solidaridades, el bienestar, está siendo degradado

cotidianamente, cuando vemos que el sistema se concentra únicamente en las

comodidades materiales -de pocos-. La política, ha dejado de ser una actividad

que se preocupa por el prójimo, para concentrarse en la acumulación de

capitales, objetos y bienes (Hessel, Morin, 2012).

Por todo ello, pensar en el desarrollo y puesta a punto del socialismo del

Buen Vivir, es trabajar en la reducción de los espacios de opresión que

generan las dinámicas del capitalismo18, en las diversas dimensiones de la vida

(económica, social, política, cultural, medioambiental, etc.).

18

Ver Peña y Lillo, Julio (2011): “Dinámicas del capitalismo: escisión metabólica y sacrificio del valor de uso” en Revista Letras Verdes-FLACSO Ecuador. http://bit.ly/19y6FFT

19

A partir de la Crítica a la Economía Política planteada por Marx, estamos

claros que nuestra versión de progreso y bienestar no puede estar apegada a

indicadores económicos como el Producto Interno Bruto (PIB). El reto en

nuestros días, es promover con fuerza la regulación democrática de los

diferentes mercados, así como la desmercantilización de los bienes, servicios

básicos y las relaciones humanas.

Por ello, uno de los principales objetivos del Biosocialismo Republicano

es organizar a la sociedad y a sus diferentes procesos productivos en función

de la satisfacción de las necesidades humanas, y de la maximización del

tiempo social para la producción de bienes relacionales. No podemos olvidar en

este punto que quien se lleva tu tiempo se lleva tu vida (Ramírez, 2012)19.

Y es que la opresión -como ya lo señalaba Marx- no viene dada

únicamente por la relación de dependencia generada por el ingreso y la

dificultad de acceso a los bienes de producción, sino también y sobre todo,

viene dada por el sometimiento que genera el productivismo al tiempo “libre”,

que nos queda como seres humanos para relacionarnos al interior de la

sociedad (Ramírez, 2012).

Retomando a Aristóteles, podemos decir que los bienes relacionales parten

del reconocimiento del ser humano como un ser gregario por naturaleza. En

este sentido, la producción de bienes relacionales tiene que ver justamente con

el despliegue y desarrollo de las relaciones interpersonales (Ramírez, 2012).

A esto añade Aristóteles, que sin el cuidado del espacio-tiempo para la

«contemplación», no se puede generar una producción de bienes relacionales

de calidad, o la autorrealización y el cultivo de conocimiento. A esto podríamos

agregar otra arista, que nos indica justamente que el cuidado del tiempo-

humano, brinda a su vez la posibilidad de ampliar las relaciones -tan

necesarias- entre los seres humanos y la naturaleza (Ramírez, 2012).

¿Y Qué es lo que caracteriza a estos bienes relacionales?, que son bienes

producidos y consumidos a la vez, esto quiere decir, que el instante en que se

generan son inmediatamente aprovechados, y que sólo pueden ser poseídos

por mutuo acuerdo. Son bienes que dependen por lo tanto, de la interacción

con otro ser; en ese sentido, son bienes que van a ser apreciados en la medida

en que generan reciprocidad (Ramírez, 2012).

La recuperación y expansión del tiempo relacional así como la

revalorización de la sociabilidad del ser humano se convierten de esta manera,

en una alternativa diferente a la perspectiva individualista del utilitarismo-liberal,

que ha fomentado la modernidad capitalista a la que hacíamos referencia en el

primer apartado.

19Ramírez, René (2012): “La vida (buena) como riqueza de los pueblos". Edi. IAEN. Ecuador.

20

Podríamos plantearnos aquí modificar el eslogan de la izquierda y los

sindicatos europeos: trabajar menos (no solo) para que trabajen todos, sino

para que tengamos más tiempo relacional dentro de la sociedad; es decir,

trabajar menos para producir/consumir más bienes relacionales. Recordemos

que la desigualdad no es monetaria únicamente sino de tiempo, de tiempo libre

para vivir y disfrutar la vida, de tiempo para socializar, para crear y para florecer

como seres humanos. (Ramírez, 2012).

Dentro de este marco, la generación de conocimiento, la ciencia y la

tecnología tendrían una finalidad emancipadora, liberadora de tiempo para el

florecimiento social y de la vida en todas sus expresiones, propósito

completamente distinto a la que nos impone el principio de acumulación sin fin

propio del capitalismo (Ramírez, 2012).

El cambio de matriz energética debe apuntar entonces, hacia un cambio de

sentido, hacia un mayor ahorro de energía que se traduzca inmediatamente en

una ganancia de salud y de calidad de vida. Reducción de la agricultura y

ganadería industriales en beneficio de un ruralismo agrario, mejoramiento de

nuestras fuentes agua potable, restablecimiento de la calidad de los alimentos,

y reducción tanto de las intoxicaciones consumistas como de la contaminación

publicitaria. Pasar del “cada vez más” hacia el “cada vez mejor” (Hessel, Morin,

2012).

El proyecto que estamos construyendo gran parte de los países de nuestro

continente (Sud-América), supone la producción de un sentido contra-

hegemónico que busca desarrollar otro modo de civilización, basado en el

respeto a la vida y no en la reproducción de la mezquindad, o en la ambición

individual de la acumulación por la acumulación.

El Buen Vivir torna imperativo revitalizar la solidaridad, esto nos impone la

necesidad de no sólo de auxiliar al enfermo, al desempleado, al indigente, sino

que la ayuda pública se extienda a la creación de empresas y obras necesarias

para el Buen Vivir colectivo. El Estado inversor social deberá complementar al

Estado asistencial (Hessel, Morin, 2012).

V/ Socialismo del Sumak Kawsay o Biosocialismo Republicano

El socialismo del Buen Vivir o Biosocialismo Republicano surge de esta

manera, como una alternativa a tantos años de sometimiento capitalista

(económico, social, cultural, territorial, etc.), después de siglos de reproducción

de lógicas coloniales. Su objetivo principal, es ante todo, atender tanto las

injusticias sociales acumuladas en el tiempo, como las que tienen que ver con

el maltrato a la naturaleza.

Los derechos de la Naturaleza en nuestra Constitución, son una clara

muestra de su relevancia frente al paradigma de la modernidad capitalista, que

21

por esencia, en su afán de acumulación, no respeta la necesidad que tienen los

diferentes sistemas de interactuar entre sí, esto es, el sistema ambiental co-

evolucionando con el sistema social y cultural. Esta co-evolución sistémica que

nos plantea la nueva Constitución, comprende al mundo como un todo, en el

que no hay una parte (naturaleza o sociedad) que ejerza supremacía sobre la

otra.

En materia de política económica, nuestra nueva carta Magna nos invita

a Producir redistribuyendo y a Redistribuir produciendo, esto quiere decir que

en el propio proceso de generación de riqueza debe producirse la distribución.

Esta propuesta centra su énfasis en un desarrollo endógeno para poder

construir una economía social y solidaria con articulación inteligente en el

mercado mundial (Ramírez, 2012)20

El Biososialismo Republicano no niega el mercado, pero lo subordina a

la reproducción de la vida, a la defensa del tiempo para la emancipación, la

defensa de las libertades, oportunidades, capacidades y potencialidades reales

de los seres humanos. Bajo este paradigma, la economía debe concentrarse

en el reparto de la riqueza, en la resolución de las necesidades, en una

distribución más justa para la educación, salud, vivienda, jubilaciones, así como

en promover otras formas de organización y producción (Ramírez, 2012).

Si bien el neoliberalismo veía a la modernización como la posibilidad de

modificar el papel del Estado en la economía, como la posibilidad de privatizar

las empresas públicas y las áreas estratégicas, medidas todas que afectaron

directamente al Estado en los procesos involucrados con la garantía de las

condiciones de vida de la población, el Biosocialismo Republicano entiende,

que la única modernización posible es la que hace del desarrollo un bien

común, en donde los beneficios son de todos, eliminando así la cultura del

privilegio para unos pocos (Minteguiaga, 2013).

Por ello, este nuevo paradigma del Buen Vivir nos obliga reconstruir lo

público y lo común, para reposicionar los intereses de la política por sobre los

de la economía capitalista, Es imperativo fortalecer la economía social y

solidaria, poner límites claros a la agricultura industrializada, acabar con los

parasitismos de los intermediarios, así como con la intoxicación consumista y la

economía de lo superfluo y lo desechable (Hessel, Morin, 2012).

Recuperar la política quiere decir también, transformar las relaciones de

convivencia, e impulsar la instauración de una lógica comunitaria como nivel

estructurante de la vida social en su conjunto. Entre algunas de las principales

acciones que se han llevado a cabo en este gobierno tenemos (Minteguiaga,

2013):

20 Ramírez, René (2012): “Socialismo del sumak kawsay o biosocialismo republicano”. Edi.

SENESCYT. Ecuador.

22

Recuperación de la panificación estatal a través de la Secretaria Nacional

de Planificación (SENPLADES).

Transformación del Estado, descentralización y desconcentración

extendiendo la llegada estatal en territorio nacional.

Recuperación de la soberanía nacional en sectores estratégicos mediante la

generación y fortalecimiento de empresas públicas.

Prioridad a los capitales nacionales y al ahorro interno como medios para

promover el desarrollo interno.

Reforma tributaria que incrementó la eficiencia y progresividad, es decir,

mayor capacidad recaudatoria del Estado y aumento de la presión sobre los

sectores más acomodados.

Renegociación de contratos del Estado con diversas empresas

transnacionales, aumentando la participación y los beneficios del Estado.

Regulación del sector bancario financiero y recuperación de la banca

pública de desarrollo mediante importantes líneas de crédito. Eliminación de

la autonomía del Banco Central.

Separación entre la banca y los medios de comunicación.

Reducción del peso de la deuda externa en el presupuesto público y

aumento de la inversión social.

Impulso a las políticas redistributivas de corte universal para atacar el

problema de la desigualdad.

Esta recuperación de la política fue posible gracias al retorno del Estado y un

re-traslado de asuntos desde el ámbito social-mercantil al ámbito público-

estatal. A través de estas medidas, el Estado ecuatoriano puede ahora

plantearse el cambio de matriz productiva, para desarrollar patrones

productivos que lejos del productivismo capitalista, respeten la naturaleza y la

vida. (Minteguiaga, 2013, Ramírez, 2012).

Esto implica a su vez, comprender que la superación del extractivismo y

la construcción de una economía post-petrolera (post-extractivista) no significa

cerrar en el inmediato los pozos existentes, sino por el contrario, optimizar su

extracción sin ocasionar más destrozos ambientales y sociales, particularmente

en la Amazonia, lo cual implica también, impulsar la generación de nuevas

alternativas económicas, tecnológicas y científicas respetuosas con el medio

ambiente y reconocedoras de las distintas comunidades.

Desde esta perspectiva, podríamos decir que el Sumak Kawsay se sitúa

entre dos niveles, el primero, es el que busca el rescate de los presupuestos

materiales extra -económicos o rescate de los Valores de Uso (tiempo,

naturaleza, florecimiento), el segundo, próximo al socialismo, es el que busca

hacer cumplir las promesas incumplidas por el liberalismo (libertad, igualdad y

fraternidad), promesas, que han sido escamoteadas por el sistema capitalista

imperante.

23

Otro punto importante, tiene que ver con la diversificación de las formas

de propiedad y no únicamente la pública y la privada. Nuestra Constitución nos

propone avanzar hacia lo comunitario, lo estatal, lo asociativo, lo cooperativo,

así como otros tipos de propiedad gran nacional como parte del proceso de

integración latinoamericana (Ramírez, 2012).

No hay duda que el objetivo en un futuro próximo, es dejar de depender

de los recursos naturales para concluir con el patrón de intercambio desigual

propio del neo-extractivismo y para vivir realmente en otra armonía con la

naturaleza. Es por ello que la nueva Izquierda ya no puede desvincularse de la

grave crisis ecológica, ya que junto a la importante búsqueda de una mayor

justicia y equidad, es imperativo comprender que las necesidades de la especie

humana no se reducen únicamente a la alimentación, sino que también

implican el mantenimiento de determinadas condiciones ambientales.

De este modo los llamados “rojos” inspirados en Marx y los llamados

“verdes” conocidos como ecologistas, encuentran una serie de puntos en

común coincidiendo sobre todo en la búsqueda de un rescate y defensa de la

dimensión cualitativa de la vida, relacionado por un lado con la satisfacción de

las necesidades, la igualdad social, pero a su vez, con la preservación de la

naturaleza y el equilibrio ecológico.

Con el Biosocialismo Republicano estamos hablando de una alternativa

al desarrollo y al progreso que surge desde el Sur. De esta forma, en nuestro

país se está hablando claramente de poner a punto un modelo de desarrollo

crítico con la versión convencional de progreso, ahora, hablamos de

alternativas al desarrollo y no de alternativas de desarrollo. Lo que está en

disputa en la esfera política es la construcción de todo un modelo civilizatorio.

24

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