100 años de zimmerwald

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Informe en el periódico local de los socialdemócratas sobre la Conferencia de Zimmerwald.

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Informe en el periódico local de los socialdemócratas sobre la Conferencia de Zimmerwald.

El Frente Único en Zimmerwald, 100 años después

En el hotel Beau Séjour de Zimmerwald, a pocos kilómetros de Berna, entre el 5 y el 8 de Septiembre de 1915, se reunieron varios delegados de la izquierda socialista de los países beligerantes y neutrales, para acordar un pronunciamiento de clase contra la guerra. La Conferencia reunió a 38 delegados de 11 países (Yuri Martov, Pavel Axelrod, Zinoviev, Lenin, Rakovsky, Trotsky, Chernov, Natanson, Gorter, entre otros). Camuflaron la Conferencia como una reunión internacional de ornitólogos. Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht no pudieron asistir porque estaban encarcelados por oponerse a la guerra. La mayoría de la Conferencia seguía defendiendo, de una u otra manera, la “paz social” (Burgfrieden).

La primera guerra mundial fue una guerra de explotadores por el reparto del botín: la continuación por medios militares de la política imperialista. En Rusia, el ascenso obrero desde 1912 fue frenado por la ola de patriotismo a partir de 1914. En palabras de Lenin, la guerra retrasó la Revolución Rusa tres años. En Basilea (1912), la II Internacional redactó un manifiesto que explicaba que la guerra provocaría la revolución europea y la tarea de los internacionalistas era aprovechar la serie de situaciones revolucionarias para “precipitar el hundimiento del capitalismo”. En 1914, la mayoría de los partidos socialdemócratas votaron a favor de los créditos de guerra, derrumbando la Segunda Internacional. A instancias del Partido Socialista Italiano (previamente quiso convocar una Conferencia de la II Internacional, rechazada por E. Vandervelde), se invitó a “todas las organizaciones

obreras que permanecieron fieles al principio de la lucha de clases y de la solidaridad internacional” a la pequeña ciudad de Zimmerwald.

La izquierda quería crear una nueva internacional a partir de los oposicionistas a la guerra, con la consigna de transformar la guerra imperialista en guerra civil. Lenin seguía llamándose socialdemócrata, por oposición a los social-patriotas, reivindicando la tradición revolucionaria de la II Internacional, incluso bajo la perspectiva de construir la III. A la derecha se ubicaban posiciones cercanas al pacifismo (“semikautskistas” los denominaba Lenin), queriendo reflotar la Segunda Internacional, como el socialista suizo Robert Grimm (quien no condenaba el voto a los créditos de guerra). Trotsky ocupaba una posición intermedia junto a la holandesa Henrrieta Roland Holst (aunque simpatizaba con la izquierda), ambos no compartían el derrotismo revolucionario de Lenin, adoptando la fórmula neutra de “ni vencedores ni vencidos”, en el sentido de una paz inmediata sin anexiones.

La Carta de Karl Liebknecht y las Tesis de Rosa Luxemburgo

La Conferencia se inaugura leyendo la carta de Karl Liebknecht, encarcelado porque, tras un primer momento de apoyo, fue el único diputado alemán en negarse a apoyar los créditos parlamentarios. En su carta la consigna era “No a la paz civil sí a la guerra civil. Solidaridad internacional del proletariado contra y por sobre toda pseudo-patriótica y pseudo-nacional armonía entre las clases. Lucha de clases sobre y contra la guerra entre estados. Lucha de clases internacional por la paz, por la revolución socialista”,1 la guerra tenía que ser continuada por la guerra civil. Rosa Luxemburgo redactó las Tesis sobre las tareas de la socialdemocracia internacional (programa de lo que sería la Liga Espartaco), aunque no pudo presentarlas en la conferencia. En ellas, su fórmula planteaba la “guerra contra la guerra”, orientando toda la actividad parlamentaria y extraparlamentaria a ese fin.

Aunque no idénticas entre sí, estas posiciones dieron nuevo aire a la izquierda conducida por Lenin en Suiza. Brindaban una táctica, una serie de acciones contra la guerra y en favor de la lucha de clases, transformando las luchas económicas en políticas, rechazando la paz civil de la mayoría. Por encima de eso, la carta de Liebknecht indicaba que, “La nueva internacional surgirá de las ruinas de la vieja; de hecho, sólo puede surgir de estas ruinas y de una base mucho más sólida. Amigos, socialistas de cada país, hoy ustedes deben dejar la base fundacional de la estructura del futuro”2. Ese futuro era la III Internacional, preconizada también por Luxemburgo.

Esta frase estaba en la cabeza de Trotsky cuando recordaba en Mi Vida: “A nosotros no dejaba de hacernos tampoco gracia que, a los 50 años de haberse fundado la Primera Internacional, todos los internacionalistas del mundo pudieran caber en cuatro coches. Pero en aquella broma no había el menor escepticismo. El hilo histórico se rompe con harta

1 https://johnriddell.wordpress.com/2015/08/21/zimmerwald-1915-karl-liebknechts-letter-to-the-conference/2 Ídem.

frecuencia. Cuando tal ocurre, no hay sino que anudarlo de nuevo. Esto precisamente era lo que íbamos a hacer en Zimmerwald”.3

La Resolución de la Izquierda

Radek fue el redactor de la resolución de la “izquierda zimmerwaldiana” votada por Lenin y otros 10 delegados de Rusia, Polonia, Letonia, Alemania y Suiza. El objetivo planteado era derrocar a los gobiernos burgueses, aplicando la fórmula de Karl Liebknecht. “En tiempos de guerra –explicaba Lenin en julio de 1915–, la revolución es una guerra civil, y la transformación de una guerra de gobiernos en guerra civil por una parte, es facilitada por los reveses militares”4.

La Resolución propone acciones revolucionarias concretas: el rechazo a los créditos de guerra, renuncia de los ministros socialistas de los gobiernos burgueses, desenmascaramiento del carácter imperialista de la guerra en el parlamento, movilizaciones contra los gobiernos, propaganda en las trincheras en favor de la solidaridad internacional (confraternización), protección de las huelgas económicas tratando de transformarlas en huelgas políticas, guerra civil contra la paz social que pretenden los que impulsan la guerra imperialista. Intentaba trazar la relación indisoluble entre la agitación revolucionaria contra el gobierno y la contribución necesaria para derrotarlo. Y termina citando literalmente la carta de Liebknecht: “La consigna es guerra civil, no paz civil”.

El eje era lo que Lenin definió como derrotismo revolucionario, por oposición al derrotismo contrarrevolucionario de la burguesía utilizado contra la clase obrera (como en la guerra franco-prusiana de 1870). Para Lenin, siguiendo la frase de Liebknecht, “el enemigo principal es la propia burguesía, está en casa”, la derrota de la propia burguesía imperialista es el mal menor: “en una guerra reaccionaria, la clase revolucionaria no puede hacer otra cosa que desear la derrota de su propio gobierno”5.

El eje del documento de la izquierda era el pronóstico de Basilea, esto es, que de la guerra surgirá la revolución. Por eso se explicaba que “las condiciones objetivas (para la organización socialista de los países capitalistas) ya estaban maduras”.6 La guerra imperialista es la prueba de que el capitalismo completó su misión histórica: el desarrollo de las fuerzas productivas y la creación del mercado mundial. Tan maduras estaban, que la guerra imperialista era el signo de podredumbre. “Cuando la guerra irrumpió –continúa Radek– estos líderes, engañados por el nacionalismo y consumidos por el oportunismo, entregaron el proletariado al imperialismo, abandonando los principios del socialismo y, por lo tanto, la genuina lucha por los intereses del proletariado” (ídem). Por lo que “el primer requisito para la movilización revolucionaria del proletariado y la reconstrucción de la Internacional es una lucha irreconciliable contra el social-imperialismo”.

3 Trotsky, L. (1979) Mi Vida, Madrid: Akal, p.260.4 Lenin, V. I. (1960) Obras Completas, XXI, Buenos Aires: Cartago, p. 276.5 Ídem, p. 275.6 https://johnriddell.wordpress.com/2015/08/21/zimmerwald-1915-resolution-of-the-zimmerwald-left/

El objetivo era utilizar la crisis para derrocar a la burguesía, a la manera de la resolución del Congreso de Stuttgart de 1907: “Los socialistas no abandonan la lucha por cada paso adelante contra el capitalismo, por cada reforma que fortalece al proletariado; no reniega de ningún medio para organizar y movilizar a las masas. En el país, los Socialdemócratas revolucionarios utilizan cada lucha, todas las demandas contenidas en el programa mínimo, con el objetivo de fortalecer la crisis de la guerra igual que cualquier otra crisis social o política del capitalismo para dirigirla en un ataque contra las bases del mismo”.7

La Resolución recibió 12 votos a favor, sumándose Trotsky y Roland-Holst. Pero 19 votaron en contra, entre ellos, la delegación francesa, alemana e italiana.

El Manifiesto de Zimmerwald

El manifiesto definitivo, redactado por Trotsky, fue producto de un compromiso. Exigía la movilización de los trabajadores y explotados del mundo a levantarse contra la guerra (llamado a la lucha), pero no planteaba una salida socialista de la misma, ni siquiera la perspectiva de Gobierno Obrero o la construcción de una nueva internacional (estrategias y tácticas). No llevaba los planteos hasta el final. Se centraba en la lucha por la paz sin anexiones ni indemnizaciones de guerra. Lenin, luego de la Conferencia, redactó un manifiesto alternativo, que llamaba a derrocar a los gobiernos capitalistas, a conformar gobiernos obreros y a la construcción de una nueva internacional.

Zimmerwald es uno de los hechos fundamentales para entender el acercamiento de Trotsky con los bolcheviques y la ruptura con el “bloque de Agosto”. La guerra era para Trotsky el choque entre las barreras de contención de los estados nacionales y el desarrollo universal de las fuerzas productivas (en La Guerra y la Internacional), y el imperialismo era el sostén permanente de esos límites históricos. Como dice I. Deutscher, su biógrafo, “los acontecimientos recientes y la continua debacle del socialismo europeo lo llevaron a revisar mentalmente las controversias del pasado y, como él mismo lo expresara ‘a ver a Lenin bajo una nueva luz’”.8 Esa nueva luz sería la Revolución Rusa de Febrero y la transformación, en los hechos, de la guerra en revolución social (guerra civil).

El legado histórico

Zimmerwald sentó las bases de la III Internacional y evitó la ruptura del entramado revolucionario que se había roto en agosto de 1914. En el Proyecto de resolución de la izquierda de Zimmerwald, que Lenin no presentó, explica que: “El imperialismo aporta a la clase obrera una inaudita agudización de la lucha de clases, miseria, paro forzoso, elevación del costo de la vida, yugo de los trusts (monopolios), militarismo […] La guerra imperialista inaugura la era de la revolución social”9. Lenin decía que no se puede luchar por el derrocamiento de los gobiernos si no se lucha al mismo tiempo contra los oportunistas. Tampoco se puede ser ultimatista y presentar la caída del propio gobierno sin

7 https://johnriddell.wordpress.com/2015/08/21/zimmerwald-1915-karl-liebknechts-letter-to-the-conference/8 Deutscher, I. (2007) El Profeta Armado, Santiago: ERA.9 Lenin, V. I., op.cit., p. 350.

anteponer la organización de la fuerza social capaz de suplantarlo, como demandaban las resoluciones de la izquierda. Frente a la crisis revolucionaria, el objetivo del reagrupamiento era dotar de una táctica común a los internacionalistas de todos los países, para orientar luego su acción concreta contra el imperialismo y la guerra, por el socialismo. Este frente único revolucionario, es el método de cualquier tipo de reagrupamiento internacional, un anticuerpo actual contra la dispersión de la izquierda mundial y su falta de perspectivas estratégicas.

Emiliano R. Monge