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Fortalecer la diversidad étnica es otro puntal de la Revolución Ciudadana

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Fortalecer la diversidad étnica es otro puntal de la Revolución Ciudadana

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Una lucha constante para reducir el racismo

Esta publicación es un reconocimiento a un importante sector de la sociedad que ha sido excluido y olvidado por los distintos gobiernos del Ecuador: la sociedad afroecuatoriana. Los dos discursos que ponemos en consideración de nuestros lectores fueron pronunciados el pasado 24 de marzo de 2011, durante el acto de lanzamiento de la Segunda Edición del Concurso Nelson Estupiñán Bass, como un reconocimiento a uno de los grandes escritores esmeraldeños.

Este emotivo evento fue el escenario propicio para recordar la celebración del año de la cultura afrodescendiente y resaltar el arduo trabajo que realiza el Gobierno Nacional para establecer políticas públicas para respetar la diversidad étnica y reducir los niveles de racismo en el país.

Una de las acciones importantes que emprendió el Ministerio Coordinador de Patrimonio fue la segunda edición de este concurso con la finalidad de reconocer los esfuerzos contra la discriminación y el racismo, en el marco de la puesta en práctica del Plan Plurinacional Contra el Racismo.

Durante este Gobierno y con la nueva Constitución de la República decidimos asumir un verdadero reto para que la exclusión y discriminación racial queden en el pasado. Buscamos que este tipo de políticas públicas sean tomadas en cuenta como un avance y un real respeto a los derechos de los seres humanos, en especial en la sociedad ecuatoriana. Kay Nikichina Kapakkamay Wasimi ishki kutin llukshichirka kay mishanakuyta riksichinkapak imashina kawsana kanchik shuktak kawsaymarkakunawan paykunata chaskishpa, sumaychanashpa, kay Plan Plurinacional contra el Racismota paktachishpa.

Doris Soliz CarriónMinistra Coordinadora de la Política yGobiernos Autónomos DescentralizadosMayo 2011

Presen

tación

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Queridas compañeras, queridos compañeros:

Un abrazo con mucho cariño, fraterno, solidario, para todas las compañeras y compañeros indígenas, afrodescendientes, para los blancos, los mestizos, los cholos, los mulatos, para todas, para to-dos; un saludo especial para las mujeres ecuatorianas, esas compa-ñeras valientes, hermosas, aguerridas, inteligentes, constructoras de esta Patria bolivariana y alfarista, de esta región libertaria de la Patria Grande.

Es desde la esperanza y no desde la nostalgia, peor desde la amar-gura, que evocamos nuestro proceso histórico; por eso, nuestra memoria es subversiva. Frente a la explotación, frente al racismo, frente a la injusticia “Hemos guardado un silencio parecido a la es-tupidez”, decía la Junta Tuitiva de Bolivia, en 1809, cuando intenta-ba independizarse ese país hermano.

En el Ecuador, hemos tenido que esperar siglos para que un go-bierno revolucionario asuma el combate al racismo y a la discrimi-nación, como una política de Estado, porque el racismo es el fruto perverso de una visión intransigente, de una supuesta superiori-dad marcada únicamente por el color de la piel, que formó parte de las razones del opresor, de los dominadores, definidas por ras-gos que nada tienen que ver con lo que verdaderamente nos une: LA HUMANIDAD, LO HUMANO.

CONCURSONELSON ESTUPIÑÁN BASS CONTRA LA

DISCRIMINACIÓN Y EL RACISMO ENECUADOR

Quito, 24 de marzo de 2011

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Por supuesto, hay muchas cosas que nos diferencian en lo físico… diversos, pero jamás desiguales; todos siempre con las mismas oportunidades, todos siempre en una sociedad incluyente. Juan Ramón Jiménez, escribió: “lo querían matar los iguales porque era distinto”. Aquello ¡nunca más! Hay que reconocer y abrazar nues-tras diversidades, asumirlas como elementos enriquecedores de nuestra cultura, de nuestra vida cotidiana. Tenemos que ir a la re-volución de las conciencias, a cambiar ese atavismo oprobioso de considerar al distinto como inferior (además, ¿quién es el distinto?

Para los afros nosotros somos los distintos –si vamos a esa lógica-, para los indígenas nosotros somos los distintos; y hoy la mayoría somos mestizos, pero antes ellos eran mayoría –los indígenas-, entonces si hubieran practicado estas cosas imagínense dónde estaríamos…), tenemos que cambiar ese pensamiento inculcado por los dominadores para dividirnos. El Ministerio Coordinador de Patrimonio ha convocado al Concurso Nelson Estupiñán Bass, en contra del racismo y la discriminación, en honor de ese combatien-te de la negritud, gran escritor de ideas lúcidas, novelista insigne, ese Ser Humano inmenso que andaba por los muelles pescando historias de sus ancestros y de la vida del pueblo negro, que asistía como espectador a los bailes de marimba en el Barrio Caliente y se deleitaba oyendo los contrapuertos de los copleros y decimistas “componedores” negros y mulatos. (decimistas son quienes hacen las décimas, que se cantan, en Esmeraldas y en otras partes, en ver-so.)

En el diario socialista “La Tierra” de Quito aparecieron sus poemas “Anúteba” y “Canto a la negra quinceañera”, considerado como el primer poema negrista publicado en el Ecuador. Entre sus amigos, se encontraban Atanasio Viteri, Joaquín Gallegos Lara y Enrique Gil Gilbert.

“Marco feo” le decían a un amigo suyo, un negro colombiano, anal-

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fabeto y descalzo, que vendía frutas y legumbres, artesanías y cual-quier cosa, al filo de un barranco del malecón, quien le conversaba sobre los mitos de su tierra y de su gente: la gualgura, el Riveil, el Duende, la Tunda, el Hojarasuin del monte, la mula, el descabeza-do, la Tripa enrolladora y el diablo de los siete mil cachos (todas esas son historias que se cuentan por ahí, en Esmeraldas muchas de ellas). Esas fueron las primeras bocanadas de identidad, fueron los primeros pasos sobre su piel, que le abrieron el alma y el cora-zón a su mundo, a su raza, a su tiempo y al compromiso revolucio-nario.

Si Nelson Estupiñán Bass viviera en estos días, ¿adivinen con quién estuviera, si con los que le dicen NO a todo o los que le dicen SÍ al cambio, Sí a la vida, Sí a la patria?… son importantes reflexiones, importantes referencias para no perder el camino, para no dejar-nos confundir. Si don Eloy Alfaro viviera ¿con quién estaría: con los que dicen “la Constitución no se toca” o con los que dicen “vamos al cambio por la patria nueva”?…

Autor de la novela “Cuando los guayacanes florecían”, que trata sobre el concertaje (revisen alguna vez lo que era el concertaje; hay concertaje en el siglo XXI todavía, disfrazado con otro nombre, sin necesidad de leyes, pero en la realidad son concertajes…), que está enmarcada en la revolución del Coronel Carlos Concha; por-que si bien los coroneles dirigían los combates, establecían las es-trategias, los de tropa, los de a pie, eran indios, negros, hambrien-tos y descalzos.

En 1977, nuestro querido Nelson, asistió al Primer Congreso de Cultura Negra de las Américas, celebrado en Cali, Colombia. En 1978, la Academia de Ciencias de la URSS (la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en ese entonces) publicó en ruso “Cuando los Guayacanes Florecían” con un tiraje de 150.000 ejemplares. Nel-son, dedicó la vida entera a la lucha por las reivindicaciones, por los

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derechos del pueblo afrodescendiente.

En su honor, el gobierno de la Revolución Ciudadana, convoca a este Concurso, con el objetivo de promover la construcción de una sociedad intercultural como proyecto nacional.

Obras son amores, son concreciones, no el “blabla”, la charlatane-ría… hay gente que cree que el Estado plurinacional-intercultural es tener Estados paralelos, no entienden que están cayendo en la trampa de esos explotadores: cuando se pensaba en la indepen-dencia, se pensaba en hacer una república para blancos y una república para indios, para diferenciarlos, y algunos repiten en el siglo XXI esas barbaridades, eso no es plurinacionalidad, eso no es interculturalidad; eso es discriminación, precisamente lo que quie-re combatir la Constitución.

Esto es plurinacionalidad, interculturalidad: luchar contra el racis-mo, contra la discriminación.

En su honor, insisto, el gobierno de la Revolución Ciudadana, con-voca a este Concurso, con el objetivo de promover la construcción de una sociedad intercultural como proyecto nacional, para lograr el disfrute de los derechos humanos y colectivos de los sectores históricamente discriminados, como los pueblos y nacionalidades indígena, afroecuatoriano y montubio.

La primera edición de este concurso contó con la participación de 3.447 ciudadanos de 17 provincias del país (fue un éxito completo, no nos imaginamos tener tanto éxito), en las categorías cuento, crónica, fotografía, investigación y prácticas institucionales.

Ahora se convoca a la segunda edición, en las categorías: Cuento Ilustrado (para estudiantes de primero a séptimo año de básica); Cuento (para estudiantes de octavo año de básica a tercer año de

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bachillerato); y Poesía (para estudiantes de octavo año de básica a tercer año de bachillerato).

El temario del concurso trata sobre la igualdad de derechos entre indígenas, afroecuatorianos, montubios, mestizos; y esto no pue-de caer en letra muerta, es fácil hacer decretos, pero eso no sirve de nada, hay que concretar estas cosas, por ejemplo: Escuelas del Milenio en los sitios afro, como ya estamos haciendo en San Loren-zo; en los sitios indígenas, como estamos haciendo en Otavalo y en otros tantos lugares. Son concreciones, son obras para pasar de letra muerta a una Constitución hermosa; las mejores leyes, decre-tos, todas esas intenciones que ustedes quieran, a realidades, sino no cambiará la situación en el país.

La riqueza de la diversidad de todos los grupos culturales (también trata sobre eso el concurso); el combate al racismo, la exclusión y la xenofobia; el destaque de valores como la paz, el respeto y los derechos humanos. Tiene como objetivo fundamental: elimi-nar las distintas formas y prácticas sistemáticas de discriminación y exclusión étnica y cultural, para promover una ciudadanía plural, intercultural e inclusiva a través de las políticas públicas del Estado.

Los ecuatorianos, por suerte, estamos hechos del mismo material que las estrellas, igual que el universo (hay una teoría que dice que venimos de las estrellas); tenemos de barro y viento, de colores y minerales, de piedra de volcán y de sueños; todos en el Ecuador podemos decir con orgullo que tenemos de negro, de indio, de blanco (el pelucón que crea que solo tiene de blanco está más per-dido que Papá Noel en junio, ¿verdad?), de cholo, de montubio, de mulato, de corriente de ríos, de exuberancia de hojas, de pájaro, de flor, de maravilla. Tenemos multitud de pueblos en la sangre, estamos llenos de mundo y de colores, lo que nos caracteriza es el amor, la cordialidad, el trabajo, la amistad, las ganas de cambiar el mundo. Nos reconocemos diversos, pero nunca desiguales. Diver-

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sos, pero con igualdad de oportunidades.

La Revolución Ciudadana, en su definición histórica, se ha plantea-do el reconocimiento de la lucha de los pueblos y nacionalidades, ha recogido sus banderas de combate, sus reivindicaciones; ha sentido, como propia, la lucha por los derechos civiles en los Es-tados Unidos, donde protagonistas como Martin Luther King, las Panteras Negras, el Black Power, Carmichael, el reverendo Jackson, entre tantos otros, que han probado, con su ofrenda de vida, la rebeldía ante la opresión. Reconocemos en Alfonso Illescas la fi-gura extraordinaria del primer líder afro en el Ecuador; saludamos la presencia en nuestra historia de los líderes indígenas Fernando Daquilema, Manuela León, Jesús Gualavisí, Dolores Cacuango, Tránsito Amaguaña, de Oswaldo Guayasamín y tantos maravillo-sos seres humanos.

En nuestro país le debemos tanto a la Negritud. La mulata Catalina Aldaz ofrendó a la historia libertaria a su hijo, Eugenio de Santa Cruz y Espejo, uno de los más grandes ecuatorianos y latinoameri-canos, el precursor, el que iluminó a los próceres del 10 de Agosto de 1809. Ahí está el ejemplo de Juan Otamendi en la Batalla de Mi-ñarica y, entre Juyungos y Guayacanes, resuenan las palabras pro-fundas de Adalberto Ortiz y Nelson Estupiñán Bass, cifras mayores de nuestra literatura. Natán y Jonatás, las dos esclavas libertas y libertarias que estuvieron junto a Manuela Sáenz, en las luchas por la independencia; “la negra Fernanda”, que pasó junto al Liberta-dor en sus últimos días, cuidándole, prodigándole afecto y comida. Pedro Lucumí y Martina Carrillo, del Valle del Chota, que presenta-ron sus quejas en contra del poder, a riesgo de sus vidas. Alberto Spencer, los jugadores de nuestra selección que, insisto, han unido más a la república, le han dado más orgullo al país que montañas de politiqueros; tantos grandes deportistas como el “Tin” Delga-do, Ulises de la Cruz, Luis Antonio Valencia, el “Quinito” Méndez. Escritores como Julio Estupiñán Tello y Antonio Preciado - nuestro

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querido Antonio, ex Ministro de Estado, primer Ministro afro en la historia del país, prohibido olvidar (y me han de reclamar “pero ahorita no tiene uno”, bueno, sí es miembro del gabinete el Gober-nador del Guayas que es afro, pero lo teníamos; incluso una mujer afro que era Alexandra Ocles, lastimosamente por este problema político de ruptura, rompió, se aprobó la ruptura y salió del gobier-no). Antonio fue el primer ministro afro en la historia del país. Ima-gínense, ¡qué vergüenza!, dos siglos de historia y tiene que llegar la Revolución Ciudadana para tener un ministro afrodescendien-te; y Alexandra Ocles la primera mujer afro ministra de Estado, no solo afro, sino mujer, incluso... y, bueno, la extrañamos, pero res-petamos su decisión; y, tenemos al Gobernador del Guayas que es miembro del gabinete, también afrodescendiente…

Escritores como Julio Estupiñán Tello y Antonio Preciado han reva-lorizado la aportación negra al desarrollo cultural y han afianzado los valores propios de su raza como la rebeldía, el sentido de inde-pendencia; y, sus manifestaciones culturales que se plasman en la música, el baile y la poesía.

La Nueva Constitución, que la hicimos juntos, que no tiene pro-pietarios, que la redactamos juntos, que la hicimos para el pueblo, no el pueblo para la Constitución, que si hay algo que rectificar mientras más rápido lo hagamos, mejor; no podemos caer en fe-tichismos absurdos, infantiles… Esa nueva Constitución que la aprobamos juntos, tiene el objetivo mayor de afirmar y fortalecer las Identidades Diversas para la Construcción de una Sociedad Plu-rinacional e Intercultural, una sociedad que garantice los derechos de las personas y colectividades sin discriminación alguna; ahora, con la Consulta popular, la Constitución busca ser perfeccionada para que la justicia sea ágil y eficiente, para que se transforme en una justicia verdadera, para que ya no se discrimine en los tribu-nales, para que ningún juez pueda basar sus decisiones en que alguien es blanco, negro, mestizo, cholo; que la justicia, o mejor

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dicho la injusticia, no recaiga en los pobres, en los de poncho, en los distintos, en los diversos.

Nuestra Constitución, en lo que corresponde a los Derechos funda-mentales, establece que: “Todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades”; así mismo ma-nifiesta que: “nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, identidad de género, identidad cultural, estado civil, idioma, religión, ideología…

Firmamos además el Decreto Ejecutivo No. 60, hace mucho tiem-po, el 28 de septiembre del 2009, en el que se dispone: la instau-ración de los 365 días de combate al racismo y la discriminación racial; la adopción de una política laboral de acciones afirmativas para generar oportunidades de trabajo sin discriminación racial a todos los ciudadanos; la ejecución del “Plan plurinacional para eli-minar la discriminación racial y la exclusión étnica y cultural”. Todas estas consideraciones están reflejadas en el Plan Nacional para el Buen Vivir.

No nos perdamos, el principal desafío es sacar de la pobreza a nuestros pueblos ancestrales, a nuestros pueblos afrodescen-dientes; no hay dónde perderse aquí, ese es el principal desafío, hay muchas cosas deseables, muchas cosas buenas, pero lo más urgente, lo más inmediato, lo más fundamental es que ser afro ecuatoriano no sea sinónimo de ser pobre; que ser indígena en nuestro país, deje de ser sinónimo de miseria, que aquel que nació indígena esté condenado a nacer pobre, vivir pobre y morir pobre. La movilidad social en nuestro país es prácticamente nula, y es uno de los indicadores de desarrollo -del cual nunca se habla-, de mo-dernidad y del buen vivir, es decir, es el de que todos dependan de su capacidad y de su esfuerzo, habiendo tenido igualdad de oportunidades; pero aquí, les insisto, nacer indígena es práctica-mente sinónimo de nacer pobre, vivir pobre y morir pobre; por ca-

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paz que sea ese indígena, por esfuerzo que haya puesto en su vida. Por el contrario, quien nació rico, por inútil que sea, tiene altísimas probabilidades de vivir rico y morir rico; eso se llama inmovilidad social y es una característica del subdesarrollo, y de eso aún no se habla. Tenemos que luchar para que en este país haya verdadera movilidad social y la gente dependa de sus esfuerzos, de sus capa-cidades, no de la cuna donde nació, ni del color de su piel, ni de su idioma; y con igualdad de oportunidades, porque todavía se dice “mira, ese indio tal no sabe leer” o “el afro no conoce tal cosa”. Claro, si desde la cuna es que fueron condicionados; mientras en un lado el uno fue (en buena hora) el hijo de una familia acomodada, fue a una escuela de 800 – 1.000 dólares a aprender computación, tres idiomas, etcétera; el otro probablemente fue a una escuela unido-cente, donde ni el maestro sabía muy bien leer y escribir. Entonces, ¿qué esperaban?

Entonces, por eso el énfasis en igualdad de oportunidades. Tene-mos igualdad de oportunidades y ahí sí, cada quien en base a su esfuerzo, a sus capacidades, siempre reconociendo la excelencia, siempre reconociendo el trabajo; pero mientras no haya igualdad de oportunidades, todo lo que digamos son palabras al viento.

No nos perdamos, insisto, el principal desafío es sacar de la po-breza a nuestros pueblos ancestrales, nuestros pueblos afrodes-cendientes; pobreza, que, como les estaba manifestando, significa exclusión desde siglos, exclusión de siglos que no podemos seguir manteniendo. Tenemos que cambiar, de raíz, rápidamente, revo-lucionariamente y para siempre. Si no cambiamos, las palabras de nuestra Constitución, nuestras leyes, nuestros decretos, insisto, son palabras al viento. Lo que es intolerable es que el nacer indio, nacer negro en nuestra América, sea prácticamente sinónimo de ser pobre, de nacer y morir pobre. Tenemos que cambiar y de for-ma rápida, revolucionaria, insisto; por supuesto, respetando la plu-rinacionalidad, las culturas.

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Compañeros indígenas, algunas veces oigo discursos en los que no sé dónde meterme, como que si la miseria fuera parte del fo-lklor, parte de nuestra cultura, parte de las tradiciones, y no hay que salir de la miseria… Qué error, cuidado me los inmovilizan con esto. El gran desafío es superar la miseria, la pobreza, sin perder nuestra identidad, y lo podemos hacer, compañeros; pero hay que superar la pobreza, que nuestros hijos vivan mejor de lo que noso-tros vivimos y los hijos de nuestros hijos, aún mejor.

Pero no caigamos en la trampa de que sólo los indígenas salvan a los indígenas (como les decía), sólo los negros salvan a los negros, sólo los montubios salvan a los montubios… eso, forma parte de un discurso etnocéntrico que cada vez nos aísla más.

El compañero Evo Morales, dice: “Solos no vamos a triunfar”; tene-mos que buscar aliados. ¡Tenemos que unirnos todas las personas de buen corazón, seamos indígenas, afros, montubios, mestizos, blancos… si queremos cambiar a esta gran Patria que es Nuestra América! Tenemos que trabajar hombro con hombro para alcanzar la equidad de género, la equidad étnica, la equidad económica y social. Tenemos que ser iguales en la práctica, no en las palabras, no en las leyes, no en la letra muerta; nunca más educación para pobres y para ricos; nunca más una educación para mujeres y otra para hombres; nunca más trabajo para negros y trabajo para blan-cos. O somos iguales en todo ó no somos iguales en nada. La única diferencia que puede existir es aquella que nos hace complemen-tarios en el amor, en la ternura, ninguna otra se justifica.

Todos con decisión, con convicción, con corazón podemos traba-jar para la liberación de nuestra Patria; la lucha no es patrimonio de ningún grupo, y en todo segmento de la sociedad hay gente buena y gente mala. Nunca lo olvidemos. ¡Juntos: negros, blancos, mestizos, indígenas, a lograr nuestra segunda y definitiva indepen-dencia!

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¿Quiénes están llevando la democratización de la tierra, quiénes renegociaron la deuda externa, quiénes renegociaron los contra-tos petroleros, quiénes declararon al Estado plurinacional e in-tercultural, quiénes establecieron que el agua es un derecho hu-mano?… Por sus frutos los conoceréis. Basta de palabrerías, son hechos los que importan y ustedes saben todo lo que ha hecho la Revolución Ciudadana.

El pueblo indígena de América -igual que el pueblo afrodescen-diente-, fue por siglos víctima de toda clase de abusos, de segrega-ción, de racismo. Tenemos que estar atentos y no caer en lo mismo que decimos combatir: en un etnocentrismo que reclama trata-mientos especiales, privilegios, prebendas, existir por encima de las normas de convivencia a las que estamos sujetos todas y todos. No vamos a descansar, queridos compañeros, queridas compañe-ras, hasta que todos alcancemos un estatuto de plena dignidad, en pie de igualdad. No vamos a descansar hasta que ser indio o ser negro deje de ser una sentencia inapelable a la pobreza y a la exclusión de por vida.

Caminamos hacia el socialismo, hacia la sociedad inclusiva, y pon-dremos todo lo que esté en nuestras manos para que ese empeño, esos objetivos, se hagan realidad como un patrimonio común de bienestar y dignidad, para el buen vivir de todos nuestros pueblos. Vamos, entre todos, a edificar el futuro que soñamos, que nos me-recemos. Vamos entre todos, queridos jóvenes, a construir esa Pa-tria repleta de justicia, dignidad, de igualdad; nunca más racismo y discriminación.

¡Hasta la victoria siempre, compatriotas!

Rafael Correa DelgadoPRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR

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DISCURSO DEL 24 DE MARZO DE 2011 LANZAMIENTO DE LA SEGUNDA EDICIÓN DEL CONCURSO NELSON ESTUPIÑÁN BASS

PARA RECONOCER ESFUERZOS CONTRA LA DISCRIMINACIÓN Y EL RACISMO EN ECUADOR

Compañero Presidente, compañeros ministros, amigas y amigos,El Gobierno de la Revolución Ciudadana ha sido el primero en la historia del Ecuador en asumir el combate al racismo y la discrimi-nación como una política de Estado. Así lo establece la Constitu-ción de 2008 y el Plan Nacional para el Buen Vivir.

El Ministerio Coordinador de Patrimonio ha ejecutado acciones concretas para alcanzar este objetivo, a través de su Programa de Desarrollo y Diversidad Cultural y de nuestro Plan para eliminar la discriminación y exclusión étnica y cultural.

El Presidente Correa tuvo la iniciativa inédita de instaurar los 365 días del año para el combate al racismo y la discriminación, y la adopción de una política de acciones afirmativas en el campo la-boral, para garantizar el empleo y los derechos individuales y co-lectivos de todos los ciudadanos y ciudadanas sin discriminación.

La Asamblea General de las Naciones Unidas designó al 2011 como el año de los Afrodescendientes, con el objetivo de promover la creación de políticas nacionales y la cooperación regional e inter-nacional en beneficio de estos pueblos, históricamente relegados. El Gobierno de la Revolución Ciudadana, adelantándose en mucho a este llamado, ha trabajado intensamente y seguirá trabajando sin descanso para desterrar de la Patria el racismo y todas las for-mas de discriminación e inclusión.

Una de las acciones emprendidas por el Ministerio Coordinador de Patrimonio ha sido el Concurso Nacional Nelson Estupiñán Bass

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para reconocer los esfuerzos contra la discriminación y el racismo, en el marco de la puesta en práctica del Plan Plurinacional Contra el Racismo. Este año el certamen cumple su segunda edición, ani-mado por el enorme éxito de la primera convocatoria, que contó con la participación de 3447 ciudadanos, de 17 provincias del país, en las categorías de Cuento, Crónica, Fotografía, Investigación y Mejores Prácticas Institucionales.

La categoría de Cuento, orientada a estudiantes de entre 12 y 16 años, recibió la mayor cantidad de trabajos: 3232 postulaciones. En Crónica se recibieron 129, en fotografía 72. Adicionalmente, se recibieron 10 trabajos en idioma kichwa, todos provenientes de las provincia de Chimborazo. Estamos seguros de que este año supe-raremos largamente ese número de participantes.

En esta ocasión, también con el apoyo de las entidades que for-man parte del Plan Nacional de Lucha contra la Discriminación y el Racismo, la Secretaría de Pueblos, el Ministerio de Relaciones Laborales, la Secretaría de Comunicación, hemos convocado a tres categorías: Cuento Ilustrado, dirigido a estudiantes de primero a séptimo año de básica; cuento, orientado a estudiantes de octavo año de básica a tercer años de bachillerato, y poesía, dirigido a es-tudiantes de octavo año a tercer años de bachillerato.

Pretendemos así motivar, sobre todo a los jóvenes y adolescentes del país, a construir una sociedad intercultural, basada en el res-peto al otro y al reconocimiento de su cultura. Procuramos crear sensibilidad y conciencia en la ciudadanía y alentar la definición de políticas públicas que eliminen el racismo y la discriminación. Por tales razones, los temas de este certamen son cuatro: 1) La igual-dad de derechos entre indígenas, afroecuatorianos, montubios y mestizos, 2) La Riqueza de la diversidad de todos los grupos cul-turales, 3) el Combate al racismo, la exclusión y la xenofobia, y 4) el Rescate de valores como la paz, el respeto y los derechos huma-

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nos. Los trabajos se podrán entregar hasta el viernes 17 de junio.

Este concurso lleva el nombre de nuestro gran escritor esmeral-deño Nelson Estupiñán Bass, en homenaje a su importante obra literaria y política, inspirada en la lucha del pueblo afro por su liber-tad y sus derechos, pero también construida sobre la idea de un mundo solidario, de igualdad y justicia. En uno de sus más célebres y bellos poemas, titulado Timará Cuabú, ese gran poeta de la ne-gritud nos dice: “Soy de aquí y de otras partes,/ yo marcho de tum-bo en tumbo/ y he renunciado a mi patria/ porque mi patria es el mundo.// Soy como el judío errante, / no me importan las bande-ras,/ pues para los hombres pobres/ no se han hecho las fronteras.”

Y claro, Don Nelson dijo haber renunciado a la Patria porque en esa época no teníamos Patria, estaba hipotecada a la codicia, al interés privado, a la partidocracia. Ahora nuestra cruzada es por recupe-rar la Patria para todos y todas por igual, afroecuatorianos, cholos, montubios, mestizos, indígenas, buenos empresarios, buenos jue-ces, buenos maestros, buenos ciudadanos y ciudadanas. Para ellas y con ellos es la Patria nueva.

Compañeras y compañeros, el Gobierno de la Revolución Ciudada-na no descansará hasta desterrar todas las inequidades y la injus-ticia. Nuestro compromiso inquebrantable es por la construcción de una patria nueva, sin racismo, sin exclusión, donde transitemos todos como iguales en la diversidad y la diferencia. Iguales frente a la justicia, a las oportunidades, al derecho a soñar.

María Fernanda EspinosaMINISTRA COORDINADOR DE PATRIMONIONATURAL Y CULTURAL

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