dermatología de los nac

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Dermatología de los NAC. Nuevos animales de compañía

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Page 1: Dermatología de los NAC
Page 2: Dermatología de los NAC

68

DERMATOLOGÍA de pequeños mamíferos

p a r t e segunda Dermatología de los roedores

69

Figura 64. Trixacarus caviae. © B. Hubert ENVA.

Figura 65. Sarna por Trixacarus caviae. © A. Aertsens. Figura 66. Detalle de la cobaya de la fig. 65.

Dermatosis parasitariasLos ectoparásitos más frecuentemente hallados en la cobaya son los ácaros, sobre todo los que provocan la sarna, y las ptiriasis.

La sarna que se diagnostica con más frecuencia en la cobaya es la provocada por Trixacarus caviae, ácaro psoriásico que se asemeja morfológicamente a Sarcop-tes scabiei pero de menor tamaño (figs. 63 y 64). Se trata de una hemizoonosis**. Los síntomas se caracte-rizan por la aparición de un prurito violento que pro-voca el autoinflingimiento de excoriaciones graves. Las lesiones se sitúan esencialmente en la espalda, el dorso y los flancos (figs. 65 y 66).

a dosis de 20 mg/kg/día durante 3 semanas. Es con-veniente ser prudente con la utilización de ketocona-zol ya que ha sido descrito como una potencial causa de insuficiencia adrenal en esta especie.

Finalmente, de forma anecdótica, Criptococcus neo-formans se ha descrito en la cobaya como causante de una dermatitis nodular facial.

Dermatosis viralesLas dermatosis virales son muy raras en la cobaya. Ha sido descrita una queilitis debida a un poxvirus y que se manifiesta por lesiones costrosas y úlceras alrede-dor de los labios y el filtrum*.

Figura 63. Formas subdérmicas de Trixacarus caviae. © B. Hubert ENVA.

* N. del T. Filtrum o surco nasal que separa ambos lados de la trufa o el hocico.** Hemizoonosis hace referencia al ciclo de un parásito que no puede volver del hombre al animal.

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DERMATOLOGÍA de pequeños mamíferos

p a r t e segunda Dermatología de los roedores

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Figura 64. Trixacarus caviae. © B. Hubert ENVA.

Figura 65. Sarna por Trixacarus caviae. © A. Aertsens. Figura 66. Detalle de la cobaya de la fig. 65.

Dermatosis parasitariasLos ectoparásitos más frecuentemente hallados en la cobaya son los ácaros, sobre todo los que provocan la sarna, y las ptiriasis.

La sarna que se diagnostica con más frecuencia en la cobaya es la provocada por Trixacarus caviae, ácaro psoriásico que se asemeja morfológicamente a Sarcop-tes scabiei pero de menor tamaño (figs. 63 y 64). Se trata de una hemizoonosis**. Los síntomas se caracte-rizan por la aparición de un prurito violento que pro-voca el autoinflingimiento de excoriaciones graves. Las lesiones se sitúan esencialmente en la espalda, el dorso y los flancos (figs. 65 y 66).

a dosis de 20 mg/kg/día durante 3 semanas. Es con-veniente ser prudente con la utilización de ketocona-zol ya que ha sido descrito como una potencial causa de insuficiencia adrenal en esta especie.

Finalmente, de forma anecdótica, Criptococcus neo-formans se ha descrito en la cobaya como causante de una dermatitis nodular facial.

Dermatosis viralesLas dermatosis virales son muy raras en la cobaya. Ha sido descrita una queilitis debida a un poxvirus y que se manifiesta por lesiones costrosas y úlceras alrede-dor de los labios y el filtrum*.

Figura 63. Formas subdérmicas de Trixacarus caviae. © B. Hubert ENVA.

* N. del T. Filtrum o surco nasal que separa ambos lados de la trufa o el hocico.** Hemizoonosis hace referencia al ciclo de un parásito que no puede volver del hombre al animal.

Page 4: Dermatología de los NAC

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DERMATOLOGÍA de las aves

p a r t e tercera

87

Aves

Dermatitis crónica ulcerativa (= dermatosis de los agapornis y los pericos) (figs. 12 y 13)Este trastorno, de origen desconocido, afecta princi-palmente a los agapornis. Se trata de una dermatosis crónica, muy pruriginosa, localizada (regiones axila-res, humerales, muslos y patagio), exudativa, hiperé-mica, ulcerativa, edematosa y a menudo sobreinfec-tada. Las lesiones pueden desaparecer después del tratamiento, pero las recaídas son casi inevitables y su localización variable en el tiempo.

Figura 12. Enfermedad cutánea ulcerativa, agaporni.

Los abscesos de los sacos aéreos del cráneo son fre-cuentes y suelen ser consecuencia de sinusitis severas. Pueden aparecer bajo los ojos (abscesos infraorbita-rios) o a su alrededor (abscesos periorbitarios). Aquí, de nuevo, el tratamiento implica la incisión del saco aéreo y la extirpación en masa del absceso junto con lavado a presión de los senos y las coanas.

Dermatosis de origen alimentarioEn las aves suele sospecharse como causa subyacente a numerosas patologías cutáneas una deficiencia de vi-tamina A, que causa metaplasias epidérmicas (véanse otros capítulos).

Figura 11. Absceso subcutáneo, Ara ararauna.

Figura 9. Aspecto caseoso del pus de las aves.

Figura 10. Absceso sublingual en un yaco gris de Timneh (Timneh).

Figura 7. Granuloma cutáneo tuberculoso. Cernícalo común. Figura 8. Absceso en un divertículo del saco aéreo periorbitario, Yaco.

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DERMATOLOGÍA de las aves

p a r t e tercera

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Aves

Dermatitis crónica ulcerativa (= dermatosis de los agapornis y los pericos) (figs. 12 y 13)Este trastorno, de origen desconocido, afecta princi-palmente a los agapornis. Se trata de una dermatosis crónica, muy pruriginosa, localizada (regiones axila-res, humerales, muslos y patagio), exudativa, hiperé-mica, ulcerativa, edematosa y a menudo sobreinfec-tada. Las lesiones pueden desaparecer después del tratamiento, pero las recaídas son casi inevitables y su localización variable en el tiempo.

Figura 12. Enfermedad cutánea ulcerativa, agaporni.

Los abscesos de los sacos aéreos del cráneo son fre-cuentes y suelen ser consecuencia de sinusitis severas. Pueden aparecer bajo los ojos (abscesos infraorbita-rios) o a su alrededor (abscesos periorbitarios). Aquí, de nuevo, el tratamiento implica la incisión del saco aéreo y la extirpación en masa del absceso junto con lavado a presión de los senos y las coanas.

Dermatosis de origen alimentarioEn las aves suele sospecharse como causa subyacente a numerosas patologías cutáneas una deficiencia de vi-tamina A, que causa metaplasias epidérmicas (véanse otros capítulos).

Figura 11. Absceso subcutáneo, Ara ararauna.

Figura 9. Aspecto caseoso del pus de las aves.

Figura 10. Absceso sublingual en un yaco gris de Timneh (Timneh).

Figura 7. Granuloma cutáneo tuberculoso. Cernícalo común. Figura 8. Absceso en un divertículo del saco aéreo periorbitario, Yaco.

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DERMATOLOGÍA de los reptiles

p a r t e c u a r t a

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Reptiles

de enzimas líticas y a la propiedad lubrificante de una fina capa de linfa interpuesta entre estas dos hojuelas. En una serpiente con buena salud, la muda se realiza en una sola pieza junto con las escamas supraoculares que recubren los ojos (llamadas espéculos) (fig. 12), en dedo de guante, excepto en los grandes ejemplares que a menudo ven como se fragmenta su camisa. El espacio entre la córnea y el espéculo de los ofidios siempre se torna azulado o ligeramente opalescente ocho días antes de la muda. Las serpientes se desha-cen de su muda frotándose contra su apoyo (ramas, piedras…) y normalmente la epidermis se desprende primero a nivel de los labios. En los lagartos, la muda se produce siempre por fragmentos en diferentes par-tes del cuerpo (fig. 13). Algunos animales, como los geckos, mudan casi de una sola pieza y se comen la camisa, rica en proteínas (queratina). En las tortugas de tierra, esta muda se realiza únicamente a nivel de la “camiseta” y del “short” y se manifiesta por una peque-ña descamación bastante discreta (fig. 14). Cuando una tortuga “de jardín” muda, se tiene la impresión de que se pela como un humano después de una buena quemadura solar…

La totalidad del proceso de muda dura unas dos se-manas en los escamosos. La fase de reposo entre dos mudas dura entre varios días y varios meses.

Figura 12. Detalle de la camisa a nivel de la cabeza en un boido: los ojos están recubiertos de una escama epidérmica que se exfolia como el resto del cuerpo en el momento de la muda.

Figura 13. Los lagartos mudan siempre por fragmentos, como en este caso un camaleón de Jackson hembra (Chamaeleo jacksoni xantholophus).

Figura 14. Fragmentos de camisa a nivel del cuello en una tortuga de tierra mediterránea (Testudo graeca).

espéculos precorneales

Muda

muy malolientes de los ofidios y los cocodrilianos, las glándulas submandibulares de los cocodrilianos y los poros femorales (fig. 10) o precloacales presentes en numerosos saurios (glándulas holocrinas que segregan almizcle, especialmente desarrolladas en los machos).

MudaComo su nombre de orden indica, los escamosos (lagartos y serpientes) son los reptiles que mudan de forma más espectacular, en su totalidad y en poco tiempo (fig. 11). Desde luego, las tortugas y los coco-drilianos también mudan, pero esta muda se efectúa de forma más discreta y espaciada en el tiempo. La frecuencia de las mudas depende de numerosos fac-tores: la especie, la temperatura ambiente, la higro-metría, el estado hormonal, el estado nutricional, la integridad cutánea y la edad. La epidermis asegura su renovación gracias a la fabricación de células nuevas por su porción germinativa profunda (el estrato ger-minativo). Esta parte de la epidermis sintetiza, por replicación, una nueva generación de células epidér-micas que da alcance a la antigua generación de células muertas, por escisión, gracias a la acción combinada

Desde la capa más profunda a la más superficial en-contramos, respectivamente:■■ Los melanóforos, las células más profundas, cargadas

de pigmentos negros (la melanina), que se dirigen hacia la superficie de la piel a través de prolongacio-nes celulares similares a los pseudópodos.

■■ Los guanóforos (o iridóforos, o leucóforos), los cro-matóforos que contienen guanina incolora, producto del metabolismo del ácido úrico. La acción combina-da de los melanóforos y los guanóforos sobre la luz incidente da un color azul, y con los xantóforos un color verde.

■■ Los eritróforos, las células especializadas en la forma-ción de colores rojos.

■■ Los xantóforos, las células más superficiales, situadas justo bajo la epidermis finamente queratinizada, res-ponsables del color amarillo.

■■ Los lipóforos, cargados de gotitas lipídicas, responsa-bles también del color amarillo.

La piel de los reptiles está desprovista de estructu-ras glandulares (lo que les confiere su aspecto particu-larmente seco), a excepción de las glándulas cloacales

Figura 10. Poros femorales (= glándulas holocrinas) en una iguana verde macho (Iguana iguana) que constituyen un criterio de dimorfismo sexual.

Figura 11. Muda de un ofidio (vuelta “en dedo de guante” tras el desprendimiento).

poros femorales

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DERMATOLOGÍA de los reptiles

p a r t e c u a r t a

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Reptiles

de enzimas líticas y a la propiedad lubrificante de una fina capa de linfa interpuesta entre estas dos hojuelas. En una serpiente con buena salud, la muda se realiza en una sola pieza junto con las escamas supraoculares que recubren los ojos (llamadas espéculos) (fig. 12), en dedo de guante, excepto en los grandes ejemplares que a menudo ven como se fragmenta su camisa. El espacio entre la córnea y el espéculo de los ofidios siempre se torna azulado o ligeramente opalescente ocho días antes de la muda. Las serpientes se desha-cen de su muda frotándose contra su apoyo (ramas, piedras…) y normalmente la epidermis se desprende primero a nivel de los labios. En los lagartos, la muda se produce siempre por fragmentos en diferentes par-tes del cuerpo (fig. 13). Algunos animales, como los geckos, mudan casi de una sola pieza y se comen la camisa, rica en proteínas (queratina). En las tortugas de tierra, esta muda se realiza únicamente a nivel de la “camiseta” y del “short” y se manifiesta por una peque-ña descamación bastante discreta (fig. 14). Cuando una tortuga “de jardín” muda, se tiene la impresión de que se pela como un humano después de una buena quemadura solar…

La totalidad del proceso de muda dura unas dos se-manas en los escamosos. La fase de reposo entre dos mudas dura entre varios días y varios meses.

Figura 12. Detalle de la camisa a nivel de la cabeza en un boido: los ojos están recubiertos de una escama epidérmica que se exfolia como el resto del cuerpo en el momento de la muda.

Figura 13. Los lagartos mudan siempre por fragmentos, como en este caso un camaleón de Jackson hembra (Chamaeleo jacksoni xantholophus).

Figura 14. Fragmentos de camisa a nivel del cuello en una tortuga de tierra mediterránea (Testudo graeca).

espéculos precorneales

Muda

muy malolientes de los ofidios y los cocodrilianos, las glándulas submandibulares de los cocodrilianos y los poros femorales (fig. 10) o precloacales presentes en numerosos saurios (glándulas holocrinas que segregan almizcle, especialmente desarrolladas en los machos).

MudaComo su nombre de orden indica, los escamosos (lagartos y serpientes) son los reptiles que mudan de forma más espectacular, en su totalidad y en poco tiempo (fig. 11). Desde luego, las tortugas y los coco-drilianos también mudan, pero esta muda se efectúa de forma más discreta y espaciada en el tiempo. La frecuencia de las mudas depende de numerosos fac-tores: la especie, la temperatura ambiente, la higro-metría, el estado hormonal, el estado nutricional, la integridad cutánea y la edad. La epidermis asegura su renovación gracias a la fabricación de células nuevas por su porción germinativa profunda (el estrato ger-minativo). Esta parte de la epidermis sintetiza, por replicación, una nueva generación de células epidér-micas que da alcance a la antigua generación de células muertas, por escisión, gracias a la acción combinada

Desde la capa más profunda a la más superficial en-contramos, respectivamente:■■ Los melanóforos, las células más profundas, cargadas

de pigmentos negros (la melanina), que se dirigen hacia la superficie de la piel a través de prolongacio-nes celulares similares a los pseudópodos.

■■ Los guanóforos (o iridóforos, o leucóforos), los cro-matóforos que contienen guanina incolora, producto del metabolismo del ácido úrico. La acción combina-da de los melanóforos y los guanóforos sobre la luz incidente da un color azul, y con los xantóforos un color verde.

■■ Los eritróforos, las células especializadas en la forma-ción de colores rojos.

■■ Los xantóforos, las células más superficiales, situadas justo bajo la epidermis finamente queratinizada, res-ponsables del color amarillo.

■■ Los lipóforos, cargados de gotitas lipídicas, responsa-bles también del color amarillo.

La piel de los reptiles está desprovista de estructu-ras glandulares (lo que les confiere su aspecto particu-larmente seco), a excepción de las glándulas cloacales

Figura 10. Poros femorales (= glándulas holocrinas) en una iguana verde macho (Iguana iguana) que constituyen un criterio de dimorfismo sexual.

Figura 11. Muda de un ofidio (vuelta “en dedo de guante” tras el desprendimiento).

poros femorales

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DERMATOLOGÍA de los peces

p a r t e s e x t a Peces

203202

Figura 42. Raspado de mucus cutáneo en un pez rojo común.

Figura 40. Imponente fibroma pedunculado en la cabeza de un pez rojo Oranda.

Figura 41. Múltiples eritroforomas en el flanco de un pez rojo común.

Análisis complementariosRaspado mucoso (fig. 42)Es un examen rutinario que consiste en recoger un poco de mucus (cutáneo o branquial) en un pez vivo y observarlo inmediatamente al microscopio entre un porta y un cubreobjetos.

La toma de mucus cutáneo se realiza por detrás de la aleta pectoral o del opérculo, y a lo largo de la base de la aleta dorsal. En los individuos vivos y de gran tamaño la manipulación se realiza bajo anestesia.

La toma de muestras debe realizarse como míni-mo en dos puntos diferentes y en varios individuos del mismo grupo, para que sea representativa.

Este examen permite observar en fresco los ecto-parásitos, hongos y algunas bacterias típicas (bacterias filamentosas).

BacteriologíaLas muestras bacterianas de las lesiones cutáneas se contaminan de forma sistemática por bacterias del agua. En casos de epidemia con mortandad es más pertinente realizar punciones de riñón, bazo e hígado.

El cultivo, la identificación y el antibiograma deben realizarse por un laboratorio de análisis cualificado en bacteriología de especies piscícolas.

HistologíaA pesar de que pueden realizarse biopsias cutáneas en ejemplares de gran tamaño, siempre que sea po-sible es mejor sacrificar un pez y fijar el conjunto de los tejidos (piel y músculos subyacentes, branquias, vísceras…).

La preparación de las muestras y su lectura deben realizarse por parte de un laboratorio de anatomopa-tología especializado.

Carcinomas epidermoides (fig. 38) Son neoplasias malignas poco frecuentes, general-mente derivadas de un papiloma, y cuya incidencia puede ser muy alta (aguas contaminadas).

Histológicamente se caracterizan por la desapari-ción de la membrana basal y una proliferación de las células epiteliales germinativas, que infiltran los teji-dos dérmico y epidérmico.

Tejido conjuntivo (figs. 39 a 41)Son neoplasias relativamente frecuentes que pueden afectar a numerosas especies de peces. Con frecuencia tienen una organización laxa pero en ocasiones pue-den ser duras. Se observan principalmente fibromas, fibrosarcomas y cromatoforomas.

Los cromatóforos son las células responsables de la pigmentación de la piel. En función de las cé-lulas afectadas se observarán diferentes tipos de tu-mores: melanomas, eritroforomas, xantoforomas y guanoforomas.

Los tumores de los melanocitos son los más fre-cuentes y los más graves. Pueden ser de origen ge-nético en los peces híbridos como el cruce Platys x Xyphos.

Los tumores de los eritróforos son bastante fre-cuentes en los peces rojos.

Figura 38. Carcinoma epidermoide en la cabeza de un Labeotropheus trewavasae.

Figura 39. Tumefacción vesiculosa (fibroma) en el pedúnculo caudal de un pez cacho (Leuciscus idus).

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DERMATOLOGÍA de los peces

p a r t e s e x t a Peces

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Figura 42. Raspado de mucus cutáneo en un pez rojo común.

Figura 40. Imponente fibroma pedunculado en la cabeza de un pez rojo Oranda.

Figura 41. Múltiples eritroforomas en el flanco de un pez rojo común.

Análisis complementariosRaspado mucoso (fig. 42)Es un examen rutinario que consiste en recoger un poco de mucus (cutáneo o branquial) en un pez vivo y observarlo inmediatamente al microscopio entre un porta y un cubreobjetos.

La toma de mucus cutáneo se realiza por detrás de la aleta pectoral o del opérculo, y a lo largo de la base de la aleta dorsal. En los individuos vivos y de gran tamaño la manipulación se realiza bajo anestesia.

La toma de muestras debe realizarse como míni-mo en dos puntos diferentes y en varios individuos del mismo grupo, para que sea representativa.

Este examen permite observar en fresco los ecto-parásitos, hongos y algunas bacterias típicas (bacterias filamentosas).

BacteriologíaLas muestras bacterianas de las lesiones cutáneas se contaminan de forma sistemática por bacterias del agua. En casos de epidemia con mortandad es más pertinente realizar punciones de riñón, bazo e hígado.

El cultivo, la identificación y el antibiograma deben realizarse por un laboratorio de análisis cualificado en bacteriología de especies piscícolas.

HistologíaA pesar de que pueden realizarse biopsias cutáneas en ejemplares de gran tamaño, siempre que sea po-sible es mejor sacrificar un pez y fijar el conjunto de los tejidos (piel y músculos subyacentes, branquias, vísceras…).

La preparación de las muestras y su lectura deben realizarse por parte de un laboratorio de anatomopa-tología especializado.

Carcinomas epidermoides (fig. 38) Son neoplasias malignas poco frecuentes, general-mente derivadas de un papiloma, y cuya incidencia puede ser muy alta (aguas contaminadas).

Histológicamente se caracterizan por la desapari-ción de la membrana basal y una proliferación de las células epiteliales germinativas, que infiltran los teji-dos dérmico y epidérmico.

Tejido conjuntivo (figs. 39 a 41)Son neoplasias relativamente frecuentes que pueden afectar a numerosas especies de peces. Con frecuencia tienen una organización laxa pero en ocasiones pue-den ser duras. Se observan principalmente fibromas, fibrosarcomas y cromatoforomas.

Los cromatóforos son las células responsables de la pigmentación de la piel. En función de las cé-lulas afectadas se observarán diferentes tipos de tu-mores: melanomas, eritroforomas, xantoforomas y guanoforomas.

Los tumores de los melanocitos son los más fre-cuentes y los más graves. Pueden ser de origen ge-nético en los peces híbridos como el cruce Platys x Xyphos.

Los tumores de los eritróforos son bastante fre-cuentes en los peces rojos.

Figura 38. Carcinoma epidermoide en la cabeza de un Labeotropheus trewavasae.

Figura 39. Tumefacción vesiculosa (fibroma) en el pedúnculo caudal de un pez cacho (Leuciscus idus).