de vuelta al sesgo priista, desequilibrio informativo en los debates presidenciales, ver reducida

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De vuelta al priismo? El caso de los debatesDr. Martn Echeverra Victoria, Universidad Autnoma de YucatnLic. Ana Martn Millet, Universidad Anhuac Cancn

Resumen: La mayor imparcialidad de la prensa nacional es uno de los aspectos ms destacados de la transicin democrtica. No obstante se observaron coberturas favorables al candidato priista durante la eleccin de 2012, que sugieren que la parcialidad sigue presente. Para detectar la manifestacin y alance de sesgo partidista en la cobertura de prensa, problematizamos la expectativa normativa de imparcialidad y analizamos los factores organizacionales y econmico polticos que se combinan para propiciarlo; a partir de ah utilizamos un diseo comparado mediante el cual se analizan tanto los debates presidenciales como su cobertura. Encontramos en efecto un sesgo hacia Pea Nieto tanto en su visibilidad como en una caracterizacin favorable. Sugerimos que ste pudiera relacionarse con las condiciones de mercantilizacin del espacio periodstico, en medio de un clima de opinin de triunfo imbatible por parte del PRI.Palabras clave: sesgo, periodismo, debates presidenciales, elecciones 2012IntroduccinUno de los males periodsticos que supuestamente fue superado a raz de la transicin poltica de finales de los aos noventa y principios del 2000 es la parcialidad periodstica hacia el partido hegemnico PRI en la cobertura de las campaas electorales, un aspecto naturalizado que en virtud de ello y de otros factores, las haca poco competitivas. En tiempos recientes la mayor equidad del sistema poltico mismo acompaado de las libertades otorgadas a los medios de comunicacin -menos leales a algn partido- ha logrado que hipotticamente la cobertura de las campaas federales, en los medios nacionales, sea ms balanceada y equitativa, en relativa correspondencia a la pluralidad y equilibrio de las fuerzas polticas del pas (Rodriguez, 2012).La cobertura de la contienda de 2012 aparentemente se comport de esta manera, a juzgar por los datos del monitoreo de IFE en donde se observa una equidad partidista considerable en los medios de comunicacin audiovisuales, aunque con algunos nfasis (IFE, 2012). No obstante ciertos acontecimientos ocurridos durante la campaa, en particular aquellos desfavorecedores para el candidato puntero en las encuestas, el priista Enrique Pea Nieto, fueron cubiertos por ciertos rotativos de una manera atpica respecto a su comportamiento consuetudinario -en particular los relacionados con el movimiento juvenil anti Peista YoSoy132, desde su germen en la Universidad Iberoamericana y durante varias de sus manifestaciones- posiblemente para atenuar su impacto en la imagen de dicho candidato. Estas observaciones sueltas pudieran indicar que el sesgo partidista si bien no es un rasgo predominante como en la poca hegemnica del PRI sigue estando presente en el comportamiento de los medios, particularmente en acontecimientos clave de gran visibilidad e impacto pblico, de manera que su indagacin acadmica es pertinente.El objetivo de este captulo es contribuir a determinar si se manifest sesgo partidista en la cobertura de las elecciones presidenciales de 2012 por parte de la prensa nacional, recurriendo a modo de caso de estudio a la cobertura de los debates presidenciales. El diseo contempla la comparacin de la cobertura con el debate, lo que nos permite determinar si una posible distorsin corresponde en efecto a una afinidad partidista, una vez que varios factores de newsmaking son descartados en virtud de la falta de control de los equipos de campaa sobre el acontecimiento.La cobertura de las elecciones por parte de los medios informativos son oportunidades idneas para observar las orientaciones partidistas de los mismos, pues se activan condicionamientos con potencial de sesgar la cobertura del medio hacia algn partido poltico. Aprovechar estos momentos es til a fin de esclarecer las maneras en que dicho fenmeno se actualiza en las condiciones contemporneas, ms democrticas, y bajo qu nuevos mecanismos lo hace.

Marco terico. El sesgo partidista en el desempeo meditico mexicanoIndagar empricamente el fenmeno del sesgo implica entender a la imparcialidad poltica, su contrario, como una norma profesional de races histricas y susceptible de ser seguida o ignorada, ms que como un atributo inherente al desempeo de los medios. Tambin implica comprender los complejos procesos econmicos polticos y del newsmaking que pudieran suscitarlo, ms que ms all de las creencias de sentido comn acerca de los intereses partidistas que alinean a los medios informativos. A este propsito dedicamos la siguiente seccin.La expectativa de imparcialidad partidista en la cobertura periodstica est fundada en la caracterizacin de los medios como instituciones que atienden al inters pblico, esto es, el conjunto de beneficios que van ms all de los intereses individuales de los que participan en la comunicacin pblica (McQuail, 1998, p. 26) , y en ese sentido se desempean en atencin a las expectativas de diversidad y objetividad, convertidas en normas de profesionalismo periodstico; respecto a las campaas polticas, la norma de diversidad implica que en un escenario democrtico en donde los partidos compiten por el apoyo popular expresndose en pblico, se le d acceso a todos ellos. La norma de objetividad parte por otro lado del reconocimiento de tal diversidad poltica y de la reproduccin lo ms fiel posible de sus posturas. Por sesgo de tipo partidista entendemos el acto de favorecer sistemticamente a un partido o ideologa, resultado de sesgos conscientes o inconscientes de reporteros, editores u organizaciones (Schiffer, 2006, p. 24). Ello se observa bajo dos dimensiones, el del acceso equitativo a los medios por parte de los diversos interesados en un asunto, y el tratamiento equilibrado de las distintas posiciones dentro del contenido (Fico, Freedman, & Love, 2006; McQuail, 1998); ambas dimensiones se relacionan estrechamente con los principios normativos de diversidad y objetividad, respectivamente. Desde el punto de vista poltico, la carencia de sesgo en los medios satisface el criterio de competitividad equitativa en los sistemas democrticos, por el cual los votantes identifican y valoran las alternativas polticas que expresan la diversidad social e ideolgica de una sociedad. La parcialidad partidista responde a diversos factores que actan como fuerzas en tensin para activarlo o bien inhibirlo. Por un lado el periodismo como prctica social nace con una impronta de suyo partidista y sesgada, pues se trataba, hasta finales del siglo XIX, de la difusin de opiniones libres en el naciente espacio pblico (Habermas, 1981). Todava en democracias consolidadas la prensa de partido y la prensa comprometida y abiertamente ideolgico partidista son fenmenos naturalizados e incluso tenidos como saludables para el buen desempeo de un sistema democrtico plural. Por otro lado la naturaleza de los sistemas de medios incentiva sesgos partidistas: un sistema de medios naturalmente tendiente al sesgo es el de la correspondencia entre las opiniones polticas que aparecen en un peridico y los puntos de vista predominantes entre sus lectores, que surgen de su composicin segn la clase social; los medios favorecen a partidos no necesariamente porque tengan una afinidad ideolgica, sino porque la estructura sociopoltica y econmica de sus audiencias se corresponde con ciertos partidos, y los medios quieren fidelizar a tal audiencia. Algo similar ocurre en otros sistemas de medios como el mexicano- en donde se da por sentada la coexistencia de medios sesgados polticamente, pero que en su conjunto ofrecen una versin plural del sistema poltico (diversidad externa).De la misma manera en democracias menos consolidadas el fenmeno del clientelismo favorece una cobertura meditica partidista y sesgada a favor del partido en el gobierno, pues esto les granjea a propietarios y periodistas beneficios preferenciales a modo de informacin exclusiva, subvenciones, inversin en publicidad o concesiones; en un sentido negativo si no son imparciales pende sobre ellos la amenaza del retiro de tales beneficios e incluso la carga de impuestos o sanciones especiales (Hallin & Papathanassopoulos, 2002; Orozco, 2010). Ms all de estas determinaciones histricas y econmico polticas, el sesgo tambin se relaciona con los procesos y criterios del newsmaking propios del periodismo. Respecto a las rutinas de recogida de informacin, el advenimiento del marketing poltico en los equipos de campaa involucra especialistas que organizan pseudoventos y acoplan la produccin de informacin de campaa a las rutinas, valores de noticiabilidad novedad, impacto- y lenguajes de los medios, abaratando los costos de produccin en funcin de las limitaciones econmicas y organizacionales de los periodistas para reportar la realidad. Si un equipo de campaa es ms hbil que otro en lo antes dicho, muy probablemente se producir un sesgo que poco se relaciona con preferencias personales e institucionales. El perfil del candidato mismo puede tambin ser un factor: hay candidatos ms noticiables y fciles de cubrir de acuerdo a su afectividad, credibilidad, accesibilidad y citabilidad (Fico, et al., 2006; Shoemaker & Reese, 1996). No obstante estos aspectos son contrarrestados por otros: adems de la interiorizacin normativa de los principios profesionales de objetividad, imparcialidad y veracidad por parte de los periodistas, evitar el sesgo tiene tambin razones prcticas: para no incomodar a sus fuentes y sus audiencias, los periodistas siguen el ritual estratgico de acudir a ambos lados de un conflicto o acontecimiento, para prevenir o desviar crticas potenciales (Fico, Zeldes, & Diddi, 2004), as como para causar menores agravios posibles a distribuidores de noticias, anunciantes o consumidores (McQuail, 1998).En suma, existen ciertos factores profesionales, organizacionales y econmico polticos que propician sesgo partidista en los medios informativos, algunos de ellos incluso legitimados o naturalizados. En contraposicin existen otros factores en los mismos niveles que inhiben el sesgo, o al menos lo atenan, y ambos conviven en tensin y se activan bajo determinados condicionamientos y acontecimientos en los contextos de que se trate; nos parece importante que sean tomados como referente al analizar empricamente el fenmeno del sesgo, de manera que se ajusten expectativas respecto al mismo.Existen las condiciones actuales en el sistema meditico mexicano, y en particular en la llamada prensa nacional, que propicien un sesgo sistemtico en su desempeo? A partir del resquebrajamiento del sistema meditico poltico priista, que propiciaba una cobertura parcial, deferente y centrada en el presidente (Trejo, 1992), el sesgo abierto de antao fue tornndose en tematizacin selectiva en la eleccin de 1994 (Aceves, 2003) y luego como un balance neto en el 2000, aunque con diferencias particulares (Lozano, 2001). No obstante dicho proceso abri la puerta a una creciente mercantilizacin del espacio periodstico, que reproduce el modelo previo de control poltico de los medios pero bajo el condicionamiento econmico de estos ltimos[footnoteRef:1] (de Len, 2012), y cuya intensidad se relaciona con la alta competitividad en el mercado de medios y el impacto de Internet sobre todo en la prensa (Lugo-Ortiz, 2012). A ello se suma la posible prevalencia de relaciones clientelares entre medios y sistema poltico (Hallin & Papathanassopoulos, 2002), puesto que varios de los indicadores que lo verifican se mantienen vigentes particularmente la falta de autonoma profesional de los periodistas ante las tendencias de mercantilizacin de los espacios periodsticos - que en su conjunto hara vulnerable a la prensa nacional a coerciones de sesgo partidista, particularmente durante elecciones en que stas se activan. [1: Esta relacin implica, por ejemplo, la firma de convenios entre gobiernos y medios mediante la cual se garantiza la cobertura visible y favorable de sus acciones, omitiendo de cara al lector la advertencia de que la informacin se trata de publicidad, no de periodismo independiente.]

MetodologaUna de las traducciones de las expectativas pblicas acerca de la cobertura imparcial de los medios es la regla del paridad partidista, en virtud de la cual un sistema de N partidos, con candidatos esencialmente cualificados y campaas que producen eventos, actividades y discusin en cantidades equiparables a sus recursos deben obtener una cobertura periodstica proporcional, de manera que cualquier desviacin puede ser considerada como consecuencia de sesgo partidista (Niven, 2003, p. 314). No obstante los sesgos pueden ser producidos por otros aspectos de la realidad misma o vinculados al proceso de newsmaking, como mencionamos previamente. Lo que se propone por lo tanto es desatender el criterio de balance o equilibrio partidista como base para detectar sesgo, y atender en cambio el criterio de cobertura esperada de acuerdo a una condicin real (Schiffer, 2006). Para fines de este trabajo se propone analizar los debates presidenciales, acontecimientos de la mxima publicidad en donde los candidatos manifestaron visiblemente un desempeo que permite elaborar expectativas realistas acerca de su cobertura meditica. Es as que la comparacin entre la cobertura de los debates y los debates mismos (como referente de expectativas de cobertura), proporcionan mayor validez a las aserciones sobre sesgo partidista.De tal suerte analizamos por separado los dos debates presidenciales de 2012 y la cobertura periodstica que stos recibieron en los 9 principales diarios de circulacin nacional (son Reforma, El Universal, Jornada, Milenio, La Crnica de Hoy, El Economista, Uno ms Uno, La Razn y El Sol de Mxico ). Respecto al anlisis de los debates, las unidades se conformaron en base a los temas, definidos como una asercin sobre un tpico, un argumento acerca de candidatos o partidos que se hace manifiesto mediante una sola frase o bien, varios enunciados (Benoit, Hansen, & Stein, 2004). La divisin de las transcripciones estenogrficas de ambos debates en unidades temticas dio como result 518 unidades en ambos debates. En cuanto al anlisis de la cobertura informativa, procedimos por el mismo criterio de divisin de unidades temticas resultando 508 unidades a lo largo de 20 notas de prensa (aunque prescindimos de 106 de ellas que contenan informacin o juicios de los reporteros y no de los actores del debate).En correspondencia con la variable de diversidad, que implica la asignacin en la prensa de un espacio proporcional a los candidatos, lo que le da una visibilidad equiparable, medimos el nmero de palabras por unidad tanto en los debates como en la cobertura, para obtener una idea aproximada de la extensin de las intervenciones reproducidas en comparacin con las ocurridas. Para medir la variable de objetividad, que presupone para fines de este trabajo la correspondencia entre la realidad y lo reportado, evaluamos el sentido de las intervenciones de los candidatos, en relacin a la manera en que ello abona a una caracterizacin de los mismos. Una primera medicin acude a la tradicin norteamericana que divide a los mensajes polticos en aspectos de imagen y tema (image, issue); por tema entendemos los sealamientos de poltica que conciernen a la accin gubernamental y los problemas que requieren tal accin, y por imagen entendemos las propiedades, habilidades y atributos de los candidatos o partidos (Benoit, et al., 2004). Una segunda variable utilizada se desprende de la teora funcional de Benoit que infiere la presencia de tres categoras discursivas centrales en cualquier intervencin de un candidato: aclamaciones, que retratan al candidato o al partido del candidato de manera favorable, aclaman o enfatizan sus puntos deseables y elaboran propuestas, ataques, que retratan al candidato o partido opositor de manera desfavorable y defensas, que responden explcitamente a un ataque previo al candidato o al partido del candidato. El supuesto es que la reproduccin predominante de aserciones temticas por parte de un candidato abona a una caracterizacin propositiva del mismo, ms interesado en aspectos de poltica pblica, a diferencia de las aserciones de imagen, que contribuyen a su perfil personal, y que el uso predominante de ataques y defensas por parte de un candidato lo caracteriza como beligerante, y el uso de aclamaciones lo retrata como propositivo aunque tambin vulnerable, si decide no defenderse (Benoit, et al., 2004).HallazgosEn esta seccin presentamos los hallazgos de la medicin en una sola tabla, por razones de espacio. Una primera medida de desequilibrio respecto a la visibilidad otorgada a los candidatos son las unidades temticas que se manifestaron en las notas en comparacin con los debates mismos. Ello se complementa con el nmero de palabras como medida de visibilidad otorgada a cada candidato.Observamos en general que el espacio proporcional dedicado a cada candidato en la cobertura del debate difiere del espacio que ocuparon en los debates; en stos la participacin fue relativamente equilibrada, dado que estuvo regulada en cuanto los tiempos de intervencin. Quadri (27%) y Vzquez Mota (27%) son quienes tienen mayor frecuencia de unidades, seguido por Pea Nieto (24%) y Lpez Obrador (20%). Las diferencias son menores entre los tres primeros candidatos, siendo Lpez Obrador el ms alejado. No obstante este orden es distinto en la cobertura, en la cual Pea Nieto es quien tiene la mayor proporcin de unidades (32%), seguido de Vzquez Mota (28%), Lpez Obrador (23%) y Quadri (15%). En general se observa una distancia significativa entre la proporcin de unidades entre los candidatos, en particular entre Pea y Obrador, de 9 puntos porcentuales, y de manera ms acentuada entre el primero y Quadri, con menos de la mitad de las menciones que Pea. Independientemente de la proporcin comparativa de unidades, tambin observamos que Pea tiene un promedio de unidades por nota que es superior (7) al de los otros candidatos, particularmente de Quadri (4).De manera correlativa a las cifras anteriores, la extensin de las intervenciones presenta un comportamiento similar. En el debate la extensin de las intervenciones, medido por el nmero de palabras, es relativamente equitativa entre los candidatos, y slo Obrador se distancia ligeramente del resto (21%, en comparacin de Pea, 26%, Vzquez Mota, 24% y Quadri, 27%). En la cobertura, por el contrario, Pea se despega del resto de los candidatos (34%), al que les sigue Vzquez Mota (25%), Obrador (24%) y por detrs Quadri (17%). No obstante la proporcin de palabras por unidad se mantiene equitativa, y al parecer no se reproducen intervenciones significativamente ms extensas de un candidato que de otros.Tabla 1. Visibilidad y tratamiento de los candidatos en la prensa vs. en el debateCandidato

VISIBILIDADPea NietoVzquez MotaLpez ObradorQuadri

N%*N%N%N%

UnidadesDebate12724.5%14027.0%10820.8%14327.6%

Cobertura14632.9%712528.2%610323.2%57015.8%4

PalabrasDebate973626.5%77906024.7%65791721.6%73998327.2%70

Cobertura522333.8%36382624.8%31380324.6%37260316.8%37

TRATAMIENTO

PersonalizacinN%**N%N%N%

ImagenDebates3426.8%886546.4%693431.5%994531.5%62

Cobertura6955.6%405349.1%284851.1%372336.5%41

TemaDebates9373.2%727553.6%617468.5%629868.5%73

Cobertura5544.4%245550.9%354648.9%364063.5%34

Funciones

AclamacinDebates7772.6%758264.1%657976.0%686165.6%75

Cobertura3936.4%253231.1%294055.6%384279.2%37

AtaqueDebates1110.4%853728.9%672221.2%913234.4%58

Cobertura3936.4%426462.1%352027.8%41815.1%39

DefensaDebates1817.0%9397.0%6532.9%8700.0%0

Cobertura2927.1%3976.8%251216.7%3835.7%39

Elaboracin: fuente propia* En el caso de las unidades, esta cifra expresa el promedio de unidades por nota, similar al nmero de intervenciones promedio por nota. En el caso de las palabras, se refiere al promedio de stas por unidad, como medida de extensin de la misma.**Esta cifra expresa el promedio de palabras por unidad, como medida de extensin de la misma.

Las cifras indican de momento una diferencia entre el debate y su cobertura respecto a las proporciones de intervencin entre los candidatos, y de manera ms llamativa un ligero sesgo hacia Pea Nieto, tanto en la frecuencia comparada de unidades, su proporcin por nota y su extensin neta, aunque sus intervenciones no son significativamente ms extensas en la prensa. En su conjunto, estos indicadores muestran la manera en que se trastoca la visibilidad de los candidatos al ser reportada por la prensa, con efectos favorables o desventajosos para los candidatos, en este caso a favor de Pea y en detrimento de Quadri cuya visibilidad disminuye drsticamente.Respecto al tratamiento de los candidatos, cuando menos en los rasgos medidos, la caracterizacin de los mismos experimenta transformaciones. Pea se muestra en los debates como un candidato mucho ms centrado en temas de poltica pblica (73%) que en su persona (27%), aspecto que se invierte en la cobertura de prensa, cuyos aspectos de imagen (44%) estn relativamente equilibrados con los de tema (56%); no obstante la extensin promedio de las unidades referentes a imagen en la prensa (40 palabras) es mucho mayor que en los temas (24), a pesar de que en el debate son relativamente equilibradas (88 y 72, respectivamente). Tal patrn es similar en Lpez Obrador, un candidato tambin centrado en temas durante el debate (69% en contraste con 32% de imagen), pero que la prensa equilibra con aspectos de imagen (51% y 49% en temas). Dicho equilibrio se equipara con la extensin de este tipo de intervenciones (37 palabras promedio en unidades de imagen, 36 en tema), aunque en el debate la proporcin es mucho mayor para imagen (99) que temas (62); en ese sentido la prensa parece reducir en extensin las afirmaciones acerca de la persona de Lpez Obrador, a diferencia de Pea que las incrementa, aunque las intervenciones de este tipo aumentan.Estas cifras contrastan con el candidato Quadri, que en los debates est tambin abocado en mayor medida a temas (69%) que a su persona (32%), y que la prensa reproduce con relativa exactitud (64% y 37%, respectivamente). Este tratamiento se confirma en la extensin promedio de las unidades, cuya diferencia en el debate (62 palabras promedio en unidades de imagen, 73 en tema) no es ms pronunciada que en la cobertura (41 y 34, respectivamente). Vzquez Mota constituye la excepcin a las inversiones antes expuestas. En el debate la candidata equilibra entre temas (54%) y aspectos de imagen (46%), lo cual se reproduce en la prensa (51% y 49% respectivamente), una relacin que se corrobora en la extensin ms o menos equitativa de sus aserciones.La segunda variable de tratamiento que utilizamos caracteriza a los candidatos bsicamente como actores propositivos o beligerantes, por un lado, o como vctimas o victimarios por el otro. El caso de Pea Nieto ofrece datos interesantes. Se trata de un actor considerablemente propositivo (73%), muy poco atacante (10%) y algo defensivo (17%). En la prensa la caracterizacin es distinta, puesto que las propuestas y los ataques estn equiparados (36% ambos), y la defensa incrementa casi al doble que en los debates (27%). De la misma manera la extensin media de ataques (42 palabras) y defensas (39) en la prensa es considerablemente superior a la extensin de las propuestas (25), una proporcin muy distinta al debate en donde la extensin de las propuestas (75) no dista en mucho de la de los ataques (85).Vzquez Mota por otro lado es un buen ejemplo de una caracterizacin periodstica distante del comportamiento real del actor. Si bien el aspecto defensivo se mantiene reducido en el acontecimiento real y en la cobertura (7%, ambos), es representada como una poltica beligerante (62% de ataques) y medianamente propositiva (31%), cuando en el debate las propuestas fueron ms del doble de frecuentes (64%) que los ataques (28%). La media de palabras para unidades de aclamacin, ataque y defensa es muy similar en los debates (65, 67 y 65, respectivamente), aunque en la prensa es mayor en ataques (35) que en defensas (25) o aclamaciones (29).Lpez Obrador disminuye su perfil propositivo. En los debates el 76% de las unidades son de aclamacin y el 21% de ataque (slo el 3% se dedican a defender), y en la prensa las aclamaciones se reducen a 56%, los ataques incrementan a 28% y las defensas se elevan considerablemente a 17%. A diferencia del acontecimiento real en donde los ataques (91 palabras) y las defensas (87) superan en extensin a las aclamaciones (68), en la cobertura de prensa los ataques, defensas y aclamaciones se equiparan en extensin (41, 38 y 38 palabras promedio respectivamente). Por un lado la prensa incrementa la frecuencia de ataques del candidato, decreciendo sus propuestas, pero al mismo tiempo reduce la extensin de esos ataques en proporcin con las propuestas.Quadri resulta un candidato peculiar. Realiza el doble de propuestas (66%) que de ataques (34%) y no emite ninguna defensa. En la prensa por el contrario tres aserciones (6%) s son tratadas como defensas, y se caracteriza como un candidato mucho ms propositivo que en el acontecimiento real (79% de aclamaciones frente a 15% de ataques), aunque la extensin de ambos tipos de asercin es muy similar (37 y 39 palabras promedio por unidad, respectivamente).

ConclusionesLos datos en su conjunto indican un efecto de distorsin en la cobertura de prensa, puesto que hay una regularidad de nfasis en determinados actores en detrimento de otros; son estas inflexiones las que nos permiten determinar si la distorsin orientada es sistemtica y no se trata de un efecto de las condiciones organizacionales y estructurales con las que se produce la informacin periodstica.Respecto a la visibilidad de los candidatos, la participacin formalmente equilibrada de los mismos durante los debates se trastoca a favor de Pea Nieto, en base a los indicadores medidos de frecuencia de unidades, la proporcin de unidades por nota, y particularmente la extensin neta de las intervenciones; todo ello indica que las notas que reportan el debate estn en promedio ms ocupadas por Pea que los otros candidatos, y tienen por lo tanto mayor visibilidad. No obstante vale la pena resaltar que ese nfasis es moderado; un ejemplo de ello es que si bien las notas reproducen en su conjunto argumentos ms extensos de Pea porque tiene ms intervenciones reproducidas-, cada intervencin no es significativamente ms extensa que la de sus oponentes[footnoteRef:2]. [2: Ms all de ste nfasis llama la atencin que el otorgamiento de visibilidad a los candidatos se corresponde con su posicin en las encuestas que fueron reportadas en los medios de comunicacin al momento de los debates. Cuando menos el orden y la distancia en cuanto a visibilidad de los candidatos se corresponde con aquellos indicadores de opinin pblica: Pea a la cabeza por un margen considerable, Vzquez Mota a la saga seguida por Lpez Obrador cuyas posiciones se invierten ocasionalmente- y muy por detrs el candidato Quadri. Esto es particularmente desfavorable para este ltimo, pues la visibilidad ganada en los debates la perdi en la cobertura de prensa.]

Respecto a las caracterizaciones de los candidatos, es decir, su tratamiento, tambin encontramos un efecto de distorsin que parece sistemtica. En general la prensa encuadra la participacin de los candidatos en igual medida atendiendo a aspectos de poltica pblica (tema) como de personalidad (imagen), cuando en el debate este ltimo aspecto es mucho menor que el primero. Lo mismo sucede con las funciones, pues mientras el debate trata en buena medida de propuestas de poltica pblica, en la cobertura se centra en la confrontacin entre los candidatos; ambos fenmenos parecen inscribirse en una tendencia meditica por espectacularizar la informacin poltica para atraer la atencin de una mayor audiencia. Sin embargo ello no sucede por igual en los distintos candidatos.Las operaciones de nfasis incrementan el perfil personal de Pea Nieto y Lpez Obrador, tanto en frecuencia de unidades pero sobre todo en la extensin de las mismas, un aspecto subordinado por ambos candidatos en el debate. La diferencia radica en que la prensa reduce la extensin de los argumentos personalizantes de Obrador e incrementa los de Pea; si bien la caracterizacin de ambos candidatos, combinado con la alta proporcin de ataques, sugiere una organizacin del texto dirigida a suscitar una confrontacin que resulte ms atractiva para los lectores, tal acomodo acta en mayor beneficio para Pea que para Obrador. En los otros candidatos por el contrario se constata cierta fidelidad en el reporteo de sus perfiles, puesto que son tan propositivos o personalizantes en los debates como en la prensa.El tratamiento propositivo o bien beligerante de los candidatos revela sesgos interesantes. Pea Nieto pasa de ser un candidato ampliamente propositivo en el debate, que se enfrasca poco con los otros candidatos, a un candidato que ataca y se defiende en igual o mayor medida que propone a juzgar por la extensin de sus ataques y defensas. Es difcil interpretar la intencin de este acomodo, aunque el tratamiento de Vzquez Mota y Lpez Obrador es sugerente. Se trata en el primer caso de una candidata caracterizada como altamente beligerante, cuya frecuencia y extensin de ataques es muy superior a su incidencia real en el debate. Este es un dato de sesgo que le da un atributo de victimaria a Vzquez Mota, principalmente en contra de Pea Nieto. Lpez Obrador no se caracteriza en la prensa como beligerante respecto al acontecimiento tal perfil incrementa muy poco en unidades y disminuye en extensin-, aunque decrece su perfil propositivo. Los ataques por otro lado disminuyen su extensin en la cobertura en comparacin con las propuestas, un dato relevante tomando en cuenta que la mayora de ellos estn dirigidos a Pea Nieto.En conclusin, en el caso de estudio de la cobertura periodstica de los debates podemos constatar un sesgo, entendido como una distorsin sistemtica orientada por algn inters; consideramos que ello se demuestra con mayor validez al describir tanto el acontecimiento meditico como los relatos periodsticos que lo reportan, cuya confrontacin permite constatar la magnitud y los elementos que distorsionan la fidelidad del relato periodstico. Tambin podemos concluir que los sesgos presentados por un lado parecen estar subordinados a la necesidad de un relato periodstico excitante que naturalmente no est presente en los debates, y por otro a la intencin de incrementar la visibilidad de Pea Nieto y proporcionar un perfil que resulte adecuado frente al desempeo de los dems candidatos: en la prensa, a diferencia de los debates, se igualan sus atributos de personalizacin y se reduce su vulnerabilidad frente a los ataques, que son reiterados.Cmo se relaciona este desempeo sesgado con los factores estructurales que prevalecieron en aqul momento? Los condicionantes econmico polticos pudieran ofrecer una va de interpretacin; llama la atencin la ausencia de un sesgo en favor de la candidata emanada del partido en el poder presidencial (PAN), lo cual manifiesta la ausencia de un condicionante clientelar otrora caracterstico de la hegemona priista. Este cambio no implica desde luego la desaparicin de arreglos a modo entre la prensa y los polticos, puesto que stos pudieron ms bien desplazarse y ejercerse desde otros cotos de poder, a nivel de gobiernos estatales por ejemplo, o en forma de una recompensa a futuro, en virtud de que el PRI pareca desde las encuestas un ganador inevitable y era necesario congraciarse con l para procurar una sancin positiva al ocupar el gobierno. As, el clima de opinin caracterizado por el triunfo imbatible por parte del Pea Nieto, en la perspectiva de una relacin mercantil con su gobierno, as como una posible orientacin de los rotativos al mercado y no al inters pblico- pudiera ofrecer claves de interpretacin del sesgo: si los votantes se decantaban mayoritariamente por Pea Nieto, era conveniente proporcionar una visibilidad y tratamiento correspondiente con esas preferencias, que permitan complacer al mercado de votantes por un lado, y al futuro cliente, por otro.En todo caso y ms all de la especulacin es necesario reconocer, por un lado, que se verifica un cambio histrico en las relaciones entre la prensa nacional y el poder ejecutivo lo cual es evidenciado en los datos- y de modo menos optimista, que los mecanismos que inhiben el sesgo no parecieron suficientes en el momento clave de la contienda, de modo que ni el prestigio, ni la atencin al inters pblico o la neutralidad rentable parecer motivar la autoobservacin de un equilibrio periodstico en la cobertura del acontecimiento.Referencias bibliogrficasAceves, F. 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Martn Echeverra Victoria, Doctor en Comunicacin y Cultura por la Universidad de Sevilla. Sus lneas de investigacin son los formatos audiovisuales de la comunicacin poltica, los estudios de periodismo y la relacin entre comunicacin y migracin. Ultimas publicaciones: libro El malestar con la democracia. Creencias polticas de la clase media, publicado por el Instituto Nacional de Investigacin, Formacin Poltica y Capacitacin en Polticas Pblicas y Gobierno, A.C. (2013), Cultura migratoria y comunicacin masiva e interpersonal en los imaginarios juveniles, en la revista Comunicacin y Sociedad (2013) y Apata o desencuentro? Patrones de consumo y recepcin de informacin poltica y gubernamental en jvenes, en la revista Global Media Journal (2011).Ana Martn Millet es Licenciada en Sociologa por la Universidad Iberoamericana, con estudios de maestra en sociologa por la University of Colorado at Boulder.1