corella, roberto - teresa urrea (dios contra el gobierno)
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Teresa Urrea: Dios contra el gobierno
Narrativa Histrica
Tesis que para obtener el grado de
Maestro en Ciencias Sociales
Presenta
Roberto Corella Barreda
Especialidad en Mtodos de Investigacin Histrica
Director de Tesis: Dr. William H. Beezley Lectores: Dr. Servando Ortoll Mtro. Mario Alberto Velsquez Garca
Hermosillo, Sonora, 8 de noviembre de 2005
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Dedicatoria
Paquita, Abril, Roberto Ulises: este
esfuerzo va para ustedes, surgi por
ustedes, creci con ustedes, mis
grandes amores.
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Agradecimientos
A El Colegio de Sonora, por haberme permitido realizar mis estudios en sus
prestigiadas aulas.
Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa, por su invaluable apoyo
econmico.
A mi director de tesis, doctor William Beezley, al maestro Mario Velsquez, y
muy en particular al doctor Servando Ortoll, por compartir tan generosamente
su experiencia y conocimientos.
Al personal y directivos de todos los archivos y hemerotecas visitados, donde
siempre recib una excelente atencin.
A tantas personas que entrevist, tanto en Clifton, Arizona, en Mxico, Distrito
Federal y en Hermosillo, Sonora.
A mis compaeros de generacin, por su solidaridad y porque siempre hicieron
grata la estancia en El Colegio de Sonora. Agradezco muy en especial a Nohem
Orozco por colaborar conmigo en la etapa final de este trabajo.
A mi padre y hermanos, por su apoyo solidario.
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ndice
Introduccin 1
Captulo I 15
Los primeros aos
Captulo II 49
Viva el gran poder de Dios! Viva la santa de Cabora!
Tomchic: la masacre que se pudo evitar
Temsachic y Santo Toms
Captulo III 82
El asalto a la aduana de Nogales
El asalto a El Pegis y Palomas
Eplogo 115
Despus de ti, por ti
Conclusiones 131
Glosario 137
Archivos y Bibliografa 139
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Teresa Urrea, Dios contra el gobierno Narrativa histrica
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Introduccin
La razn de buscar nuevas formas literarias es, sin duda, la conciencia de que las formas antiguas son inadecuadas para los propsitos del autor.1
Conocemos el mundo en el que vivimos slo en la medida en que nos lo
prefiguramos y narramos.2 El postmodernismo o la narrativizacin de la
historia, surge en oposicin al modernismo, movimiento rgido que le da todo
el valor a la evidencia histrica y exige que se le sea fiel, sin la participacin
interpretacin- del historiador. La historia, para ser considerada como tal, para
ser un relato completo, tiene que tener una interpretacin, tiene que basarse en
la narrativa.
La historia es, pues, un acto creativo donde ciencia investigacin- y arte
-creacin- se complementan. Hacer historia no es una actividad puramente
cientfica, dado que la historia no se resume a un hecho inmvil: se mueve, se
transforma conforme se transforma el presente y ste a su vez comienza a
formar parte del pasado.
La narrativa se impone, le da sentido y direccin al objeto de estudio. El
arbitrario lenguaje es, a fin de cuentas, para los deconstruccionistas, el que hace
posible que el acontecimiento exista. La narrativa desempea un papel
fundamental en la historia deconstruccionista. Es ms importante que la
evidencia, pues permite desentraarla para interpretarla. El hecho histrico, el
acontecimiento, cobra vida a partir de que se narra. Antes? Qu hay antes?
Vaco, imgenes que no cobran vida al no ser expresadas verbalmente. Se debe,
entonces, encontrar una forma de expresin a fin de comunicar ese hecho, y
elegir una forma arbitraria de comunicacin: el lenguaje, ese juego de signo-
1 Peter Burke, "Historia de los acontecimientos y renacimiento de la narracin" en Formas de hacer historia, coordinado por Peter Burke, 287-305 (Madrid: Alianza Editorial, 1993), 294. 2 Alun Munslow, Deconstructing history (Londres: Routledge, 2001),134.
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significante-significado, donde el signo es la serie de fonemas que utilizamos
para formar un vocablo (una palabra), el significante es el referente (aquello que
imagino), con base en mi experiencia, al nombrar ese vocablo, y significado, el
valor que le da mi receptor a aquella idea. Luego entonces, hay tantas formas de
interpretacin de un signo como lectores haya del mismo. Puede haber algo
ms arbitrario que el lenguaje? Y, sin embargo, es ese conjunto de signos que
tienen una significacin y se interpretan de diferentes maneras, el vehculo
hasta hoy ms adecuado de comunicacin.
Dice Peter Burke: "Siguiendo el modelo de los novelistas que cuentan sus
relatos desde varios puntos de vista, habra la posibilidad de hacer ms
inteligibles las guerras civiles y otros conflictos. Para hacer que 'las voces
diversas y opuestas' de los muertos se oigan de nuevo, el historiador necesita,
como el novelista, practicar la heteroglosia".3
La historia parte de una evidencia, una traza, y requiere de una
interpretacin. Qu se quiso decir con aquello? Por qu se conserv esa
evidencia y no otra u otras? Fue esto casual o intencionado? Para los
deconstruccionistas, nada es inocente; alguien, por alguna razn, de manera
deliberada (culpable) la coloc ah a la espera de que fuera descubierta (o la
ocult, pero no la destruy, por lo que seguramente esperaba lo mismo). No, no
es inocente y por lo tanto debe ser interrogada y debe drsele una
interpretacin a travs de la narrativa, ese arbitrario lenguaje.
Burke asegura que muchos estudiosos piensan ahora que la
historiografa ha quedado tambin empobrecida por el abandono de la
narracin y ya se ha emprendido una bsqueda de nuevas formas de relato [...]
apropiadas a las nuevas historias que los historiadores nos contaran.4 La
historia que pretendo con Teresa Urrea es del tipo narrativo.
En mi tesis Teresa Urrea, Dios contra el gobierno. Narrativa histrica,
parto de la teora deconstruccionista. Se trata de una narrativa basada en
evidencias sobre acontecimientos que tuvieron lugar en Sonora y Chihuahua,
3 Peter Burke, "Historia de los acontecimientos y renacimiento de la narracin, 295. 4 Ibid., 304.
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en Mxico y Arizona, Texas y Nuevo Mxico en Estados Unidos de
Norteamrica, en la ltima dcada del siglo XIX. La protagonista (real o
imaginaria) de hechos que colocaron en situacin comprometedora al gobierno
mexicano, fue una adolescente de escasa educacin llamada Teresa Urrea.
Al movimiento armado donde se involucr a Teresa se le da un carcter
milenarista. El milenarismo es un movimiento que tiene como razn de ser los
tiempos finales, los ltimos das, el estado final del mundo. Es una modalidad
de la escatologa cristiana. Cristo, despus de su segunda venida, establecera
un reino mesinico sobre la tierra y reinara en ella durante mil aos antes del
juicio final5. Esta idea se aplica a los movimientos que, como el de Teresa Urrea,
la santa de Cabora, pretenden un regreso al orden anterior con la ayuda de un
poder divino.6
La historia es un hecho siempre inacabado que se transforma, se
modifica, al tiempo que lo hace el presente del historiador. Las evidencias
tambin se modifican al ser interpretadas una y otra vez, siempre a partir del
tiempo-espacio del historiador. La narrativa se impone, le da sentido y
direccin al objeto de estudio. El arbitrario lenguaje es, a fin de cuentas, para los
deconstruccionistas, el que permite que el acontecimiento exista.
Toda historia se apoya en la lengua para plasmarse. Pero los
historiadores tradicionales se colocan fuera del acontecimiento y lo narran por
s mismo, sin considerar tiempo y lugar del historiador, y otorgndole crdito al
autor de la fuente o evidencia. Lo que el deconstruccionismo pretende es,
primero, quitarle autoridad al autor de la evidencia (eliminarlo) a fin de que
sta sea interrogada, pues por algo est ah (no de manera inocente, accidental);
segundo y lo ms importante, el historiador se encuentra ah, con sus intereses,
con sus pasiones, y narra el evento desde su perspectiva, desde su tiempo,
desde su condicin. El historiador-narrador considera la evidencia, s, pero
centra su inters mayor en un estilo narrativo propio, creativo, literario.
5 Norman Cohn, En pos del milenio: revolucionarios milenaristas y anarquistas msticos de la Edad Media (Madrid: Alianza Universidad, 1993), 14. 6 Ibid.
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La historia como narrativa -en la que las trazas del pasado transformadas
en evidencia no representan por s mismas una prueba de la veracidad de un
hecho-, nos habla de una corriente con alto contenido humano, enfocada a
explorar en los detalles aparentemente sin trascendencia pero que permiten
armar versiones de hechos pasados con una visin fuera o ms all- de las
fuentes tradicionales. Michel Foucault, historiador posmodernista, acepta la
necesidad de estudiar las evidencias en el archivo, pero aclara: la evidencia en
forma de documentos no es vista como traza reconstruible del pasado. La
historia es el archivo, no de lo que de hecho ocurri, sino de lo que los
historiadores nos dicen que ocurri..7
Como el presente es el nico tiempo real, no se puede excluir del estudio
de cualquier otro tiempo, de cualquier otro lugar. Las evidencias servirn como
un pretexto para crear la atmsfera, las situaciones, los ambientes, los
caracteres, pero todo ello ser posible gracias al acto creativo, lingista, literario,
de la narrativa. Como dijo Foucault: Los eventos no dictan la historia: la
historia dicta los eventos.8
Es inocente una evidencia? Se puede interpretar el pasado con base en
un dato traza encontrado por casualidad? No es la historia mucho ms
que eso? La evidencia por s misma no significa gran cosa. Es como cuando nos
basamos nicamente en lo que cuentan los diarios de una poca para
interpretarla. Los peridicos pueden manipular el dato, o simplemente manejar
su verdad del hecho, lo cual no necesariamente refleja el hecho en s. Y an
cuando los diarios se apeguen al acontecimiento, esa ser su verdad, lo que
ellos interpretaron con base en su experiencia, pero no ser la verdad objetiva.
La evidencia, ms que ser el punto de partida, es el punto de llegada de la
historia. La metfora es el punto de partida.9 Igual sucede con cualquier otro
tipo de evidencia. Son verdades de sujeto, particulares. Por ello es necesario
dudar, cuestionar la evidencia antes de buscar una interpretacin. Tambin se
vuelve necesario encontrar trazas diferentes, no de una misma lnea (cartas,
7 Alun Munslow, Deconstructing history, 126. 8 Ibid., 125. 9 Ibid.
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documentos de la otra parte, fotografas, versiones no oficiales), para
contrastarlas, enfrentarlas y con base en ello decidir por una versin particular
de los hechos, por una interpretacin propia. La historia no puede ser objetiva,
pues el entorno cultural y social del historiador siempre estar presente, por lo
que la evidencia estar sujeta a mltiples interpretaciones.
Lo fundamental en la historiografa, dice por su parte Hayden White, es
la construccin conceptual y no la informacin que se quiere comunicar; la
narrativa antes que el hecho; la creacin antes que la evidencia. La filosofa de la
historia es la historia misma, y la historia debe contener elementos filosficos.
El filsofo de la historia busca no slo entender qu pas en la historia, sino
tambin especificar los criterios por los cuales puede saber cundo ha logrado
captar su significado o su significacin.10
La verdad original nunca se podr encontrar, segn Michel Foucault.
Esa es una condicin postmoderna. Por ms que se busque en el pasado, la
verdad primera no aparecer. El conocimiento, dividido en disciplinas que se
convierten en entidades controladoras de nuestras vidas, suprime y permite,
excluye e incluye aquello que es permisible o no. De manera que no puede
haber una historia, sino cualquier nmero de historias de exclusin (las
marginalizadas o las otras), inclusin (las aceptadas como normales) y la
transgresin (normales que se convierten en anormales).11
Hayden White proclama la muerte de la historia como un hecho esttico,
inamovible, para abrir paso a la nueva historiografa sujeta a interpretaciones y
siempre considerando al presente del historiador para dicha interpretacin,
plasmada en una narrativa secuencial. El anlisis de White, de cmo los
historiadores al describir y evaluar eventos pasados efectivamente inventan el
pasado es probablemente el desarrollo ms radical en la metodologa histrica
en los ltimos 30 aos, ha forzado a filsofos e historiadores a hablar acerca de
la correspondencia entre la narrativa y la experiencia viva.12 La historia es
10 Hayden White, Metahistoria: la imaginacin histrica en la Europa del siglo XIX (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 2002), 406. 11 Alun Munslow, Deconstructing history, 122. 12 Ibid., 140.
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vista por los deconstruccionistas, entonces, como un acto de creacin, donde la
narrativa desempea el papel fundamental. Y la narrativa es un acto creativo.
La funcin del historiador reconstructivo sigue siendo la de la interpretacin,
pero una visin interpretativa que es la traslacin o redencin de un texto (el
pasado) en una nueva visin narrativa que es otro texto de la invencin propia
del historiador (la historia escrita).13
El lenguaje es un sistema de signos que expresa ideas. Los signos son
arbitrarios. Es decir, no existe una relacin fija entre el significante (el valor que
da al signo quien lo emite: su referente) y el significado (el objeto al cual apunta
la palabra).14 Un signo comunica un sentido. Es la combinacin de idea y de
imagen. Seal. Una serie de fonemas que representan algo. Por ello, la historia
no puede ser construida como un acontecimiento, sino como una interpretacin
de trazas, evidencias, opiniones, comentarios, anlisis en torno al hecho. La
historia, en este sentido, es un acto de creacin que toma como punto de partida
a las evidencias, para lograr sus propsitos.
En la ltima dcada del siglo XIX, la paz porfiriana se quebrant en el
noroeste mexicano con la aparicin de un personaje a quien los indios yaquis y
mayos, y los criollos y plebeyos tomochitecos, llamaban santa de Cabora. Al
grito de Viva Dios! y Viva la santa de Cabora!, entre 1891 y 1896 surgi
una serie de levantamientos armados encabezados por estos grupos en contra
de la dictadura de Porfirio Daz y sus caciques regionales.
En las luchas armadas en las que de manera activa o como un icono-
particip Teresa Urrea, la teora milenarista se present en su forma ms pura:
en las primeras acciones contra el gobierno porfirista, a finales de 1891, cuando
los tomochitecos expulsaron de la iglesia al prroco Manuel Castelo y negaron
cualquier autoridad que no fuera la de Dios y de la santa de Cabora; en el
sorpresivo ataque de los pacficos mayos a Navojoa y San Ignacio Cohuirimpo
el 15 de mayo de 1892, cuando los atacantes salieron de Cabora y algunos
regresaron all. Estas acciones le valieron la expatriacin a Teresa. Milenarista
13 Ibid., 142-143. 14 Marcela Ruiz Lugo y Ariel Contreras, Glosario de trminos del arte teatral (Mxico: Editorial Trillas, 1983), 181.
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se consider tambin el caso de los tomochitecos que, luego de dos combates
contra las tropas federales (en septiembre y octubre de 1892), stas los
masacraron definitivamente.
En estos casos los alzados buscaban regresar a formas de vida
tradicionales, a travs del poder divino encarnado en Teresa; pretendan
regresar en el tiempo a la organizacin tradicional, a su cultura, a sus orgenes.
Entre los mayos, grupo indgena del sur de Sonora y norte de Sinaloa, esto se
entiende con facilidad, pues con la llegada del progreso porfirista, los nuevos
agricultores les arrebataron sus tierras y sus costumbres (religiosas, de
organizacin, alimentacin). Entre los tomochitecos, cuyo poblado estaba
habitado por mestizos, el regreso a la vida anterior tena qu ver igualmente
con su organizacin y con las prebendas de que gozaban en el pasado gracias a
su activa participacin en la lucha contra los apaches. Una vez terminada sta,
las prebendas llegaron a su fin y el gobierno porfirista les quit tierras y les
impuso autoridades non gratas.
En los ataques que presumiblemente organiz Teresa Urrea en 1896,
luego de cuatro aos fuera de Mxico priv, en la prctica, el milenarismo (la
proteccin de Dios durante el ataque, el reclutamiento en nombre de la santa de
Cabora, la escasez de armamento e implementos de guerra) pero, en su
ideologa ya se detectaban consideraciones de tipo anarquista, incluidas en el
Plan Restaurador de la Constitucin y Reformista, firmado el 5 de febrero de
1896, en Tomchic, por Toms Esceverri (seudnimo de Toms Urrea, padre de
Teresa), Mariana Avendao (amiga inseparable de Teresa), Manuel Gonzlez
(sobreviviente de Tomchic), entre otros. El Plan Restaurador fue redactado por
Lauro Aguirre, Toms Urrea, Teresa Urrea y Manuel Flores Chapa, entre otros.
La voz narrativa de los primeros tres captulos en Teresa Urrea: Dios
contra el gobierno. Narrativa histrica, es cambiante: en ocasiones es la voz de
un narrador-personaje (Teresa y su pensamiento), y en otras, es la de un
narrador omnisciente (el historiador). En el cuarto captulo desaparece la voz
del narrador-personaje, y permanece la del narrador omnisciente, que se dirige
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a Teresa despus de su muerte. El punto de partida de los primeros tres
captulos de esta tesis es un viaje en tren, un viaje de huida de Teresa.
Fue Teresa Urrea un personaje histrico o es parte de la leyenda
popular? Fue una revolucionaria o un personaje manipulado por sus
allegados, para involucrar a sus fanticos seguidores en un movimiento
armado? Fue una conspiradora contra el rgimen de Porfirio Daz? En vida se
ocuparon de ella los principales diarios de Mxico y Estados Unidos; luego de
su muerte, muchos estudiosos se han ocupado de Teresa Urrea a fin de
entender su importancia y su influencia entre los que vivi.
Varios historiadores Francisco R. Almada, entre otros desligan a Teresa
de los acontecimientos que se realizaron en su nombre; otros Jos C. Valads,
Mario Gill la consideran lder de los movimientos que se organizaron en su
nombre y, por lo tanto, protagonista de la historia y digna de reclamar su trozo
de gloria entre los prerrevolucionarios de la poca.
La mayora de los estudios que se han realizado en torno a Teresa Urrea
se han basado en los acontecimientos de Tomchic cuando, en 1892, las fuerzas
de Porfirio Daz asesinaron a toda la poblacin e incendiaron el pueblo, debido
a la negativa de los tomochitecos a aceptar cualquier ley que no fuera la de Dios
y de la santa de Cabora.15 Sin embargo, meses antes de que ocurrieran esos
hechos, Teresa, una adolescente de 18 aos, haba sido expatriada como
consecuencia de los ataques que un grupo de mayos dirigi contra Navojoa y
San Ignacio Cohuirimpo. En 1892 los mayos y los tomochitecos utilizaron su
nombre para luchar contra las imposiciones gubernamentales, pero ella no
particip activamente en dichos levantamientos. Como parte central de esta
tesis argumento que en el destierro surgi la Teresa consciente, la Teresa
luchadora, la Teresa con deseos de venganza. Durante tres aos aliment su
plan para derrotar a Porfirio Daz, en compaa de otros revolucionarios como
Lauro Aguirre, Manuel Flores Chapa, su padre mismo -don Toms Urrea-,
pocos sobrevivientes de Tomchic (como Manuel Gonzlez) y otros ms que
15 Lilin Illades, La rebelin de Tomchic 1891-1892 (Mxico: Instituto Nacional de Antropologa e Historia, 1993), 63.
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sobrevivieron a los ataques a Temsachic y Santo Toms de 1893 (como
Benigno Arvizu y Juan Varela).
Es en su etapa de destierro cuando se puede estudiar a la Teresa Urrea
revolucionaria. Con Teresa se elabor el Plan Restaurador de la Constitucin y
Reformista; motiv a su gente para que, a travs de la lucha, se apropiara
primero de Sonora y luego de todo Mxico, no detenindose sin alcanzar la
victoria total; asisti a reuniones clandestinas que preparaban las acciones a
tomar; maquill en una ocasin como negro a Juan Varela, sobreviviente de los
ataques a Temsachic y a Nogales, para se entrevistara con el contacto
Magdaleno Caldern, quien serva de correo entre los rebeldes. Teresa Urrea
particip en todas estas acciones. Luego huy. Por qu?
En la tesis Teresa Urrea, Dios contra el gobierno, narrativa histrica,
pretendo comprobar la participacin directa y decidida de Teresa Urrea en
movimientos antiporfiristas, dentro de un marco milenarista. An cuando
durante su permanencia en Mxico pregonaba el amor a Dios por sobre todas
las cosas y an cuando se desconoce discurso blico alguno por parte de ella,
Teresa Urrea s lleg a manifestar su odio a los ricos, al gobierno, a los
sacerdotes y a los mdicos. Su deportacin y los sucesos de Tomchic,
Temsachic y Navojoa seguramente ejercieron sobre ella una influencia tal, que
Teresa Urrea se decidi por la guerra abierta contra la dictadura para alcanzar
la paz. Luego desapareci de la lucha. Teresa Urrea termin contratada por una
empresa para mostrar pblicamente sus habilidades curativas, en teatros de
diferentes ciudades de Estados Unidos.
Qu ocurri? Por qu si durante los tres aos que vivi en El Bosque
(Palo Parado, Arizona), a 30 kilmetros de la lnea fronteriza entre Mxico y
Estados Unidos aliment una revolucin contra el rgimen porfirista, luego de
los ataques a las aduanas de El Pegis y Palomas en Chihuahua, y de Nogales,
en Sonora, se retir de toda actividad revolucionaria? Tuvo miedo Teresa a
raz de que los ataques contra las aduanas fracasaron? Se retir para evitar ms
derramamiento de sangre? Rompi con Lauro Aguirre? De ser as, por qu
razn registr con el nombre de Laura a su primera hija? Por qu eligi
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Clifton, Arizona, como lugar de vida, una regin donde vivan alrededor de 9
000 mineros, la mayora hombres de lucha y de ascendencia mexicana? Pese a la
presencia de estos hombres de potencial revolucionario, en Clifton Teresa Urrea
se dedic a atender enfermos y su padre, lejos de toda actividad poltica, se
inclin por trabajar en la carpintera, en la ordea y en la venta de leche. En
Clifton Teresa, adems, se enamor y cas con Guadalupe Rodrguez. Los
Urrea fueron, en Clifton, una familia normal.
Abandon Dios a Teresa Urrea en su lucha contra la injusticia imperante
en Mxico? Ella, ms que nadie, crea que Dios iba a estar del lado
revolucionario y apoyar el derrocamiento del gobierno de Porfirio Daz. Ella, al
igual que muchos, buscaba venganza y no la concret. Huy antes; abandon la
lucha, el ideal que prepar durante aos. Qu sucedi?
Como lo expliqu arriba, en esta tesis el punto de partida de los primeros
tres captulos es un viaje en tren, un viaje de huida de Teresa. En lo que resta de
esta introduccin sintetizo a grandes rasgos el contenido de los captulos
siguientes.
I Los primeros aos
En el primer captulo, Teresa viaja de El Paso, Texas, a Clifton, Arizona, en junio
de 1897. Huye de una persecucin que el gobierno mexicano -a travs del
cnsul de Mxico en El Paso, Texas- desat contra ella, contra su padre y contra
Lauro Aguirre. En su viaje Teresa recuenta los primeros aos de su vida: su
nacimiento, su madre, sus carencias; describe la situacin geogrfica, poltica,
econmica de la regin de donde viene; se centra en el momento en que cambi
su vida debido a un ataque catalptico complicado con epilepsia, despus del
cual adquiri sus habilidades curativas.
La vida en el noroeste de Mxico se transform con la presencia de esa
nia con supuestas caractersticas de santa. En 1890, los indgenas mayos crean
en una cantidad de santos vivientes, cuya santona mayor era la nia Teresa. El
gobierno los envi, con excepcin de Teresa, a Santa Rosala, Baja California, a
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trabajar en las minas de los franceses. 16 Unos serranos de Chihuahua, los de
Tomchic, le rendan culto a teresa, negando cualquier otra autoridad; el
gobierno los atac en diciembre de 1891, hacindolos huir.17 En 1892, los mayos
atacaron San Ignacio Cohuirimpo y Navojoa al grito de Viva la santa de
Cabora! Mataron al presidente municipal y a algunos notables. Como
resultado de estos acontecimientos, Porfirio Daz orden expatriar a Teresa
Urrea, de 18 aos, y a su padre, el hacendado don Toms Urrea.18
II Viva el gran poder de Dios! Viva la santa de Cabora!
Ahora, en 1900, el viaje por tren de Teresa recorre la ruta de Clifton a San
Francisco, California, luego de la fallida experiencia matrimonial de un da.
Nuevamente se presentan los pensamientos como seres vivos e independientes,
y la trasladan a finales de 1892 y principios de 1893, a los poblados de
Tomchic, Temsachic y Santo Toms, en Chihuahua.
Sin apartar los acontecimientos recientes -el matrimonio, el desamor, las
desavenencias con su padre, la necesidad de huir- Teresa se adentra en las
causas que originaron el ataque del ejrcito a Tomchic en septiembre y octubre
de 1892, hasta aniquilar a todos los tomochitecos. Luego, como consecuencia de
estos actos, las acciones en Temsachic y Santo Toms, donde un puado de
serranos enfrent al gobierno buscando vengar la afrenta a Tomchic.
En este captulo abordo, en una primera intencin, la tesis del
milenarismo en el movimiento teresista a partir de estudios de Norman Cohn y
Eric J. Hobsbawm.19 Los captulos de Tomchic, Temsachic, Santo Toms y
16 Mxico. Archivo General de la Nacin, Coleccin Manuel Gonzlez Ramrez (en adelante AGN/MGR). Volumen 7, folio 76. Informe del coronel Antonio Rincn al general en jefe del Estado Mayor Presidencial. Torin, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 17 Jos Carlos Chvez, Peleando en Tomochi (Ciudad Jurez, Chihuahua: Imprenta Moderna, 1955), 30-37. 18 Archivo General del Estado de Sonora, Fondo Ejecutivo (en adelante AGES/FE). Ramo Indgenas yaquis-mayos, ao 1892, tomo 24, Expediente 12, folio 18414. Telegrama de Rafael Izbal, gobernador de Sonora, a Porfirio Daz. Hermosillo, Sonora, 3 de junio de 1892. 19 Norman Cohn, En pos del milenio, passim. Eric J. Hobsbawm, Rebeldes primitivos: estudio sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX (Barcelona: Editorial Crtica, 2003), passim.
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Navojoa, evidencian una ms clara influencia de la doctrina milenarista en el
movimiento que encabez, real o simblicamente, Teresa Urrea.
III El asalto a la aduana de Nogales
Viaje en tren de regreso a Clifton proveniente de Nueva York, lugar donde una
compaa mdica la haba contratado para demostrar sus habilidades curativas,
en 1904. Teresa tiene 31 aos. La acompaan su hija Laura y el joven John van
Order, padre de Laura y de la beb que est por nacer.
El viaje mental se dirige ahora a la etapa revolucionaria de Teresa
propiamente dicha: el Plan Restaurador de la Constitucin y Reformista; los
ataques a las aduanas de Nogales y Palomas, as como la de El Pegis. Estos
actos, que pudieron iniciar el movimiento armado de la revolucin mexicana,
no se concretaron por falta de recursos humanos y econmicos: muy pocas
armas, menos caballos, escaso parque, mucha gente comprometida pero poca
participante. All, en sitios estratgicos, otros grupos esperando lo que nunca
lleg: recursos, organizacin, liderazgo.
Teresa Urrea convocaba y la gente acuda a su llamado, pero se
necesitaban estrategias, y para eso faltaban los mejores hombres. Lauro Aguirre,
el periodista, el intelectual, result incapaz a la hora de las acciones prcticas y
se le escap un triunfo que pudo consagrarlo en las pginas doradas de la
historia revolucionaria. Para Teresa, Dios no apoy a la revolucin. Luego de
fracasados estos intentos, Teresa se fug de El Paso a Clifton. Fortalezco aqu la
teora milenarista al analizar a fondo las actividades de los teresistas, y detecto
elementos anarquistas en la ltima etapa de la lucha, a partir del Plan
Restaurador de la Constitucin y Reformista.
El Plan Restaurador de la Constitucin y Reformista es un documento de
ideas avanzadas de acuerdo a la poca en que lo elaboraron sus autores. All, en
el papel, quedaron plasmadas las primarias ideas de la segunda venida de Dios
para abrir paso a ideas en boga por el mundo: el anarquismo, el sindicalismo, la
organizacin de los trabajadores.
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IV Despus de ti, por ti
Con la muerte de Teresa Urrea no finalizaron los problemas para el gobierno
mexicano. Los brotes de inconformidad se haban diseminado y no se
detuvieron hasta que triunf de la revolucin. Varios de los seguidores de
Teresa continuaron en la lucha que los anarquistas, encabezados por los
hermanos Flores Magn, gestaron en Estados Unidos contra el gobierno
mexicano.
En este captulo la voz omnisciente informa a Teresa partiendo de sus
afinidades con el movimiento espiritualista de moda a finales del siglo XIX y
principios del XX sobre lo sucedido con algunos de sus seguidores. Le
recuenta las situaciones en que otros la han involucrado: las inundaciones
desde la anunciada en Jambiolobampo en 1890 hasta las de Clifton en 1905, que
la condujo a la muerte, en 1918, que destruy el hospital que haba donado al
pueblo, a principios de los aos cuarenta, que propiciaron la desaparicin de
sus restos, el movimiento chicano, los festivales en su honor, las decenas de
estudios que se han hecho con relacin a ella.20
* * *
En esta tesis utilizo la narrativa como vehculo conductor de ideas en torno al
pensamiento y acciones de Teresa Urrea, la santa de Cabora, a finales del siglo
XIX y principios del XX, en la amplia zona que cubre los estados de Sonora y
Chihuahua, de este lado de la frontera, y de Texas y Arizona, allende la lnea
que separa a los habitantes que una vez fueron de una, y no de dos naciones.
20 Vase, por ejemplo, William Curry Curry, Teresita (Owings Mills, Maryland: Sremmer House, 1978). Brianda Domecq, La inslita historia de la Santa de Cabora (Mxico: Planeta, 1990). Jos C. Valads, Porfirio Daz contra el gran poder de Dios: las rebeliones de Tomchic y Temoschic (Mxico: Leega Jcar, 1985). Carlos M. Velasco Gil, [Mario Gill, seudnimo], Cuadernos Mexicanos: la doncella de Cabora (Mxico: SEP/CONASUPO, [1973]).
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I Los primeros aos
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Ama a Dios, no a las religiones Para Dios, las religiones nada
son, nada significan21
Siempre supo lo que era el dolor. Desde pequea. Sin embargo, el dolor ms
grande le llegara despus, con los sentimientos que provocan deseos de
venganza y, ms an, con la confirmacin de que sta no sera cumplida. La
nia no deseada en principio, luego amada, luego idolatrada, supo del dolor y
sufri; supo del odio y odi; supo del miedo, del gran miedo, y temi. Haba
sabido de amores y haba amado; haba sabido de satisfacciones, de gozos, de
alabanzas. La nia deseaba volver a experimentar el amor, pero el miedo y el
dolor dominaban la escena. Dolor Muerte Muertes
Por qu si ha vivido tantas experiencias en 1896 y los primeros meses de
1897, cuando se encontraba en El Paso, Texas, los recuerdos se remontan hasta
Mxico, tan lejano, tan presente? Para no olvidar. Para aprehender. Para
acrecentar los odios? Acaso la nia Teresa haba odiado en Mxico? Observa
sus manos, sus grandes manos de hechicera, sus grandes manos que han
realizado tantas curaciones. La bruja de Nogales La santa de Cabora No, la
nia no odi. La mujer odi. La mujer odia. La mujer huye.
Los viajes la marcaban. Primero, de Ocoroni, al norte de Sinaloa, a
Cabora, al sur de Sonora; ms bien, al rancho contiguo, Aquihuiquichi, que es a
donde fue a vivir con su madre, con los hijos de su madre, con su ta materna.
Cabora Aquihuiquichi Doa Justina Almada viuda de Urrea, ta de su
padre, lo nombr administrador de sus haciendas, con promesa de heredrselas
en vida, y all iba Toms, a conquistar, a poblar, a explotar, con su fuerza
poderosa, con su energa, con su coraje. Qu pretenda doa Justina? Acercarlo
a lamos, donde viva Loreto Esceverri, su mujer, con sus hijos. Pocos aos
21 Lauro Aguirre y Teresa Urrea, Tomchic! Redencin!, en Tomchic, la revolucin adelantada: resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891-1892), compilado por Jess Vargas Valdez, 2 tomos, 91-193 (Chihuahua: Universidad Autnoma de Ciudad Jurez), II: 110.
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despus, en 1888, Toms Urrea, padre de Teresa, tomara posesin legal de esas
tierras. Luego, habra ms viajes, muchos viajes.
En junio de 1897, Teresa Urrea, la santa de Cabora, decidi abandonar la
lucha contra Porfirio Daz e irse a vivir a Clifton, lejos de la frontera con Mxico,
lejos de los representantes del gobierno mexicano. Lejos del dictador. No fue
una decisin fcil, pero no tena opcin. En el camino dejaba parte de su vida;
dejaba su razn de ser. All, en la frontera, quedaban los hombres de lucha, sus
fieles yaquis y mayos, sus amados tomoches. Ms all, estaba Mxico; estaba
Juan Maldonado, Tetabiate, con sus yaquis en lucha, tal vez esperndola, y
estaba el gobierno envindolos a morir a Yucatn; estaba la tierra de Cabora,
sus recuerdos Qu llegara de ella a Clifton? Dolores, insatisfacciones,
miedos Certezas?: dos. Una, que no podra contra el monstruo, contra el
dictador que le haba arrebatado su vida al alejarla de Cabora, de Mxico; el
mismo que ahora la obligaba a alejarse de la frontera, huyendo de cualquier
contacto con toda autoridad mexicana; dos, que nunca podra regresar a
Mxico. Certezas, en fin.
Los yaquis estaban en guerra; el 23 de abril de 1887, el gobierno les mat
a su lder Jos Mara Leyva, Cajeme. Le aplic la ley fuga, la ms socorrida de
las leyes durante el porfiriato: Habiendo sido trasladado de Guaymas al Yaqui,
a bordo del caonero Demcrata el 23 de abril de 1887, segn la versin oficial
en el punto llamado Tres cruces intent fugarse y en la persecucin que se le
hizo recibi varios disparos que le ocasionaron la muerte.22 Pero, quin era
Cajeme? Un yaqui que haba pasado su adolescencia fuera de las comunidades
yaquis y se haba distinguido en el servicio del ejrcito liberal de [Ignacio]
Pesqueira,23 gobernador de Sonora de 1856 a 1875.24
Cajeme disciplin a su pueblo para que confiara en sus propios
recursos, su iniciativa y sus lderes, en vez de trabajar con forasteros, robarlos o
22 Laureano Calvo Berner, Nociones de Historia de Sonora (Mxico: Editorial Olimpo, 1958), 265. 23 Evelyn Hu-DeHart, Rebelin campesina en el noroeste: los indios yaquis de Sonora, 1740-1976, en Revuelta, rebelin y revolucin, compilado por Friedrich Katz, 135-163 (Mxico: Ediciones Era, 2004), 151. 24 Jos Rogelio lvarez, Enciclopedia de Mxico, 12 tomos (Mxico: Impresora y Editorial Mexicana S. A. de C. V., 1977), X: 553.
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aliarse con ellos.25 Cajeme es un hombre de estatura regular, bastante gordo,
ojos grandes, labios muy gruesos, lampio, con poco bigote; mucho pelo negro.
Le falta la mitad del dedo ndice de la mano derecha, habla bien el espaol y su
pronunciacin es pausada.26 Cajeme, el gran lder: el que consolid la
conciencia de clase, de grupo, entre los yaquis. Desde mucho antes de Cajeme,
los yaquis conformaban el grupo indgena ms guerrero del norte de Mxico:
los brbaros, los que no permiten que se entrometan en su cultura, en su
tenencia de la tierra.
Los yaquis son prcticos. No pelean contra la invasin cultural: pelean
por la tierra, por el agua; su tierra, su agua. Por ellas entregan su vida. Ahora,
los que siguieron a Teresa Urrea, tambin pelean por ella. Los mayos, menos
dados al pleito, tambin pelean por ella, por Teresa, su santa.
Quin era aquella mujer que se diriga a Clifton? Qu faceta de Teresa
viajaba? La afectada del cerebro? La disidente? La bruja? La milenarista?
La lnguida? La enamorada? La histrica? La fanatizadora? La loca? La
revolucionaria, la luchadora, la madre de Moctezuma? La que haba curado a
miles y miles de personas? La que con la sola mencin de su nombre
provocaba respeto, admiracin? Quien fuera, ya no sera la santa de Cabora:
porque la gente de Clifton y Morenci lo decidi, en adelante sera santa
Teresita o, simplemente, Teresita.
Disidente, la llamaban Disidente Que no respetaba las normas, que
se separaba de la creencia, doctrina y conducta comunes Pues, s. Disidente s
lo era. Lo seguira siendo? Ella, y su padre, y Lauro Aguirre, y Manuel Flores
Chapa, y Benigno Arvizu27 y tantos ms, se oponan a las creencias, doctrinas y
25 Evelyn Hu-DeHart, Rebelin campesina en el noroeste, 151. 26 Mxico. Archivo General de la Nacin, Coleccin Manuel Gonzlez Ramrez (en adelante AGN/MGR). Volumen 6, folio 147. Informacin del general A. Martnez, jefe de la zona, a Ramn Corral. Guaymas, Sonora, 30 de diciembre de 1886. 27 Toms Urrea, padre de Teresa, desde el triunfo de Porfirio Daz fue un opositor a ste. Lauro Aguirre, ingeniero de profesin, en 1892 se exili voluntariamente de Mxico con la finalidad de luchar para derrocar a Daz. Manuel Flores Chapa, periodista tamaulipeco, edit junto con Lauro Aguirre y Teresa Urrea el peridico El Independiente, opositor a Daz. Benigno Arvizu, originario de Namiquipa, Chihuahua, particip el los ataques de Temsachic y Santo Toms, a nombre de la santa de Cabora, en 1893, y lider el asalto a la aduana fronteriza de Nogales, Sonora, en 1896, bajo el mismo lema.
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conductas que pregonaban Porfirio Daz, los ricos y la Iglesia. Eran, ellos
tambin, disidentes. Seguira ella luchando contra el estado de cosas impuesto
en aras del orden y progreso? Seguira combatiendo para implementar en
Mxico el Plan Restaurador de la Constitucin y Reformista que ellos mismos
elaboraron incluidos entre sus autores ella y su padre- meses antes, en
Solomonville, Arizona? Ojos negros, profundos, que taladran la piel para
penetrar al alma; mente fuerte, con poderes extraordinarios, que lo adivina
todo, adivina ahora el futuro Caer el dictador? Veremos la gloria del
triunfo del bien sobre el mal? Dios ha dictado rdenes; Dios ha pedido que se
luche. Ayudar Dios a vencer al tirano?
Las ideas de Teresa eran claras. An cuando en un primer momento el
grueso de la sociedad no abandere un movimiento en aras de la libertad, tarde o
temprano la razn se impondr y dar a cada quin lo suyo:
Cuando un hombre se lanza a la lucha en defensa de principios grandes y nobles, generalmente es apostrofado y maldecido por las almas pequeas y rastreras o que no distinguen ms all de sus narices. Hidalgo, con su memorable grito de Dolores, se gan en esa gente pequea los eptetos de loco, visionario, bandido, mentecato, mitotero, etc. Y la gente de iglesia lanz sobre l terribles excomuniones, para impedir que las masas siguieran las ideas sublimes de libertad o independencia. Pasado el tiempo, el bandido fue transformado en hroe y semidis del pueblo mexicano No sera ms noble y patritico
ayudarles en su empresa, que censurarlos porque hacen lo que su conciencia les dicta? [...] A las armas, mexicanos! A las armas! O esperemos que hombres de prestigio nos llamen a la lucha para secundar un movimiento revolucionario en Mxico.28 El silencio se haba escondido. Igual que cuando iba de Guaymas a
Nogales, de Nogales a Solomonville, de Solomonville a El Paso. Igual era ahora
que viajaba de El Paso a Clifton. Los pjaros callaban, mustios, al paso del tren.
Los coyotes dejaban de aullar, pero el silencio no apareca, asfixiado entre
hierros en movimiento, entre carbones enrojecidos. Las escasas flores de junio,
28 AGN/MGR. Volumen 8, folio 284-287. Teresa Urrea, Mis ideas sobre las revoluciones. Los mrtires de las buenas ideas, El Independiente (El Paso, Texas), 21 de agosto de 1896.
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lilas, naranjas, amarillas, sobresalan en el abrupto paisaje desrtico. Los cerros
y las enormes piedras redondeadas complementaban el paisaje.
Muchas cosas haban pasado de aquel viaje de 1892 a ste de 1897. La
nia de aquel entonces haba cambiado de piel. Ahora viajaba una mujer de 23
aos, casi 24, pero la necesidad de silencio era la misma que la que experiment
aquella nia de 18 cuando la enviaron al destierro. En aquel viaje, de Guaymas
a Nogales, iba slo con su padre. Hoy la acompaaban Gabriela -compaera fiel
de su padre los ltimos 16 aos-, y los ocho hijos que tena con ella, tres de ellos
nacidos en Arizona.29 Pero ellos no hablaban. Nadie hablaba, nadie se mova. El
ruido exterior no provena de ellos. Su propio ruido era consumido hacia
adentro de ellos mismos.
Teresa no tena opcin. Haba que irse a vivir lejos de la frontera, o
enfrentar al gobierno mexicano que, implacable, a travs de Francisco Malln,
cnsul de Mxico en El Paso, segua todos sus movimientos. Pero, por qu
Clifton? Por qu ese pueblo minero enclavado en lo alto de la montaa que
divide Arizona de Nuevo Mxico? Por qu ese pueblo tan proclive a las
inundaciones? Por qu un lugar tan diferente de Cabora? Pueblo lejano, sin
representantes del gobierno mexicano; pueblo de mineros, la mayora
mexicanos; pueblo de lucha, pueblo de reciente construccin; pueblo de mina
abierta. Teresa haba vivido un corto tiempo en Solomonville, a 60 millas de all.
Ya saba de Clifton. Era un buen refugio, un buen lugar para cicatrizar, para
reorganizarse.
Toms Urrea, ya con 57 aos de edad, pero an con energa, junto con
sus hijos mayores, se dedicara a la carpintera y a la ordea y venta de leche.
Gabriela, al hogar. Mariana,30 la fiel Mariana, se dara tiempo para seguir
ayudando a Teresa y atender marido e hijos. Teresa Teresa continuara
29 Tucson, Arizona. Arizona Historical Society (en adelante AHS). Twenlfth Census United States. Graham County, Arizona, 4 de junio de 1900. 30 Mariana Esceverri fue compaera inseparable de Teresa Urrea desde 1890, fecha en que se conocieron. La acompa en el exilio y, tras la muerte de Teresa, se hizo cargo de las hijas de sta. As lo testifica la hija de Teresa Urrea, registrada como Magdalena y que en un momento de su vida y al casarse se convirti en Naida Anderson. Vase Archivo y Biblioteca de Carlos Lucero Aja (en adelante ABCLA). Carta de Naida Anderson a Historiadores de Hermosillo.
Meza, Arizona, 5 de agosto de 1997.
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curando enfermos, sanara sus heridas. Casa y taller contiguos, en la falda del
cerro, cerca del ro.
En Clifton habra que reconstruirse, reinventarse, reformularse. Buscar
entre los sueos, aqullos que no la abandonaban. Volver a hablar de sueos,
sus sueos, los sueos. Los sueos compartidos de Teresa. Habra oportunidad
de darle tiempo a la mujer; que entrara en ella la posibilidad de ser a travs del
contacto con el otro. Para ella, existan diferencias entre gente y gente, entre
ricos y pobres, entre justos e injustos. As tena que ser? Bueno o malo? Justo
o injusto? Feliz o infeliz? No existan para ella y para su gente opciones
intermedias? Todo o nada? Chaca, chaca, chaca, pu, pu
Un motor se pregunta por qu trabaja? Y, pese a todo, trabaja. Ella no
era motor, pero seguira trabajando; no en la poltica, no de manera directa,
pero algo tendra que hacer. Una mirada hacia afuera le permite observar las
grandes rocas redondas; rocas que hace unos cuantos aos fueron refugio de
Gernimo, el gran lder apache. Aqu se refugiaba Gernimo Aqu luchaba
por su gente, por su cultura Ahora ella estara all y all sera la vida Los
indios caminan. Cmo caminan! Das enteros, caminan. A dnde se dirigen?
Qu buscan? Pelear, luchar por lo que consideran les ha sido arrebatado?
Luchara Teresa en Clifton? Entre los sueos se confunden los recuerdos
Buenos das, Teresita Yo te vengo a saludar Saludando tu hermosura Y en tu casa celestial. Benditas las maanitas Pues ya el seor nos mand Abre nia esos ojitos Mira que ya amaneci. Eres nombrada del cielo Porque el Seor te eligi Teresita fue tu nombre Luego que ya amaneci. Despierta nia amorosa Porque el Seor te eligi
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Para nuestra defensora Luego que ya amaneci. Qu palabras tan dichosas El que este nombre te dio Qu da cuatro tan hermoso Luego que ya amaneci. Qu maana tan dichosa El da en que a ti te naci Esa es tu madre amorosa Luego que ya amaneci. En aquel nuevo momento Tu invocacin reson Por ciudades, pueblos, villas Luego que ya amaneci. Protectora y abnegada Bendito el sol que alumbr A tu divina hermosura Luego que ya amaneci. A ti, bella relicario A vos te suplico yo Que nos ampares a todos Luego que ya amaneci. Gracia que ya hemos llegado
A este rancho a descansar Venid, venid pecadores
A esta nia a visitar. Como vengo de camino Aqu he venido a parar Y tan slo a visitarte A tu casa celestial. Pecadores hemos sido Siempre te hemos de aclamar Aqu tienes un esclavo En tu casa celestial. Aqu tienes un esclavo, que a tus pies rendido est. Y a cada da te alabo,
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en tu casa celestial. Aqu tenis vuestros pueblos Llenadlos de bendicin Y a la virgen de los cielos Ruega por nuestro perdn. En ti espero nia hermosa Y el arcngel San Miguel Que en la vida y en la muerte Triunfemos contra Luzbel. En fin, mi querida nia, Las gracias te vengo a dar Que me has dejado llegar Con tanta felicidad. Adis, mi querida nia,
Ya me voy a retirar chame tu bendicin En tu casa celestial. Cunta gente de rodillas En tu casa miro yo Admirando tus maravillas Luego que ya amaneci.31 Admirando tus maravillas La nia Teresa, la de mirada profunda,
triste; la de rasgos indgenas; la de gran pestaa y ceja poblada; la de labio
grueso, la de abundante cabello recogido, la humilde, la tmida, la venerada.
Aquella Teresa de diecisis aos, cuya primera fotografa tomada en Batacosa se
haba vendido por miles; aquella nia que cuando entraba en trance hablaba
como una nia de cuatro aos; aquella nia ligeramente encorvada, de hombros
cados, es la que dominaba la mente de Teresa ese 1897, mientras ensordeca
con el montono golpeteo del ferrocarril. Esa mirada! Esa fuerza interior! Esa
languidez, ese... dolor?... profundo. Esos cnticos que le entonaban cada
maana en Cabora, en Nogales, en El Bosque, en Solomonville, en El Paso
31 Impreso encontrado en una maleta de Demetrio Corts [uno de los asaltantes a El Pegis, en la frontera de Chihuahua con Nuevo Mxico], luego del asalto a El Pegis, Chihuahua, a nombre de la santa de Cabora. Mxico. Archivo Histrico de la Secretara de Relaciones Exteriores (en adelante AHSRE). Folio 48. Saludos y despedimiento de la venerable sierva de Dios Teresita de Jess Urrea de Cabora. El Paso, Texas, 18 de septiembre de 1896.
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En aquel primer viaje, de Ocoroni a Aquihuiquichi, la nia Teresa no iba
con su padre; no iba a la casa grande, a comer carne, queso, leche, huevos,
frutas. Iba a una ramada construida con lodo y delgadas ramas, a comer frijoles,
chile, tortillas, alguna fruta silvestre. No iba en ferrocarril, sino en carretones
jalados por mulas. Iba a dormir en el suelo, sobre un petate, en cualquier rincn,
no en una mullida cama; iba a ver de lejos la casa de su padre, no a habitarla.
Iba a ver de lejos a Gabriela, la joven querida de su padre, reina de su casa, y a
desear su suerte. Iba por inercia, porque la llevaban, porque el patrn, aquel
que decan que era su padre y a quien no poda acercrsele, haba decidido irse
a vivir a Sonora. Por eso iba.
Dichosa, oh!, nia que alcanzar pudiste De vuestro Dios caricias celestiales Dichosa para siempre t naciste Para alivio de todos los mortales.
Dichoso el siglo que te vio nacer Dichosos los mortales que te imploran
Que arrodillados y con gran placer Llenos de gozo tu presencia lloran. Fieles todos aquellos que han venido Que manteniendo la fe en vivo fuego Le das consuelo a todo el afligido
Haciendo andar al tullido y ver al ciego.32 Y antes de la gran fama, que ese tiempo tambin existi, la gira por la
Sierra Madre Occidental... 1887? 1888?, cuando era una nia, una verdadera
nia, en Uruchic, Chihuahua, y la condena del pueblo se cumpli: tres das de
crcel y cien sablazos a su padre. Luego, destierro. El delito? Explotacin de
menores. Muchos se beneficiaron con las habilidades de aquella nia
excepcional, pero la costumbre ordenaba castigo al padre vividor. Qu
espectculo ha de haber sido aquel! Don Toms Urrea recibiendo estoicamente
los sablazos sobre su espalda desnuda! Mestizos azotando al criollo! De los
labios de don Toms no sali una sola queja; orgullo de sangre mora.33
32 Ibid., 48. 33 Mxico, 21 de abril de 2005. Entrevista de Roberto Corella con Vctor Hugo Rascn Banda. Al dramaturgo Rascn Banda le cont esta ancdota su abuelo. La fotografa de Teresa, que la
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Aquella nia de mirada profunda y rasgos rabes pareca saberlo todo.
Adivinaba dnde se encontraba el caballo pardo perdido una semana antes,
curaba la extraa enfermedad de la anciana, vaticinaba la lluvia. Tendra 14 o 15
aos cuando lleg a Uruchic, bajo la tutela de don Toms, en aquella gira
publicitaria. Delgada, casi flaca, tmida en principio, se tornaba grande cuando
la sesin arrancaba. El periodo de concentracin duraba varios minutos:
hablaba con palabras que nadie entenda, exhalaba sonidos guturales capaces
de reventar odos, su cuerpo pareca volar. Luego empezaban las consultas,
siempre con don Toms como intermediario: que qutame esta bola del cuello,
que aydame a encontrar un tesoro, que crame la alfereca, que consgueme
un marido abstemio. Ella, la nia Teresa, a todos daba gusto. Con su saliva
curaba. Si no lo lograba, los enfermos se iban, al menos, con palabras de
consuelo. Los de las peticiones raras se iban convencidos de que no eran ni el
dinero ni el marido, sino Dios, quien daba la felicidad.
Teresa cargaba consigo tierra roja y mezcla de hierbas de la regin mayo
en unos recipientes de cristal. La tierra la extraa de una cueva ubicada en lo
alto de un cerro en Cabora. Cuando abra uno de esos frascos, el ambiente se
cargaba de olores que transfiguraban a los presentes. Hasta el ms escptico
senta la tranquilidad que provocaban aquel aroma y aquella voz. Muchos de
los curiosos no iban a pedir nada; slo a oler, a esperar el momento en que el
morralito se abriera para dar paso a los frascos mgicos. Se conformaban con
ver a la nia, sentirla, intentar tocarla, aspirar su perfume a rosas, pues pedirle
algn deseo costaba. Se conformaban con verla esparcir su saliva sobre la parte
afectada del enfermo. Tanto escupa que la boca se le secaba completamente.
Pero ah estaban la tierra y las hierbas y ella continuaba, incansable, su labor.
familia Rascn Banda conserva, la utiliz Gonzalo Martnez Ortega en la filmacin de la pelcula Longitud de guerra que dirigi en 1973. Longitud de guerra trata sobre los acontecimientos del ataque del ejrcito mexicano al pueblo de Tomchic, una vez que los habitantes se negaron a reconocer a otra autoridad que no fuera la de Dios y la santa de Cabora. Esta ancdota confirma algunos datos que plasma Lauro Aguirre en una pequea biografa de Teresa Urrea. En dicha biografa Aguirre, contrario a los testimonios de la poca, asegura que el primer ataque catalptico y epilptico de Teresa tuvo lugar en 1885. Su fama corri por la repblica y ms all de nuestras fronteras luego de su ataque catalptico de julio de 1889. Cabe, tambin, la posibilidad de que quien acompaara a Teresa en ese viaje no fuera don Toms, sino algn pariente de su madre.
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Era la nia Teresa y don Toms, en ese entonces, no perdonaba. Despus de
Uruchic no volvi a cobrar por sus curaciones y consejos. Don Toms asimil
la leccin.
Don Toms jams anticip que se atrevieran a castigarlo. Antes de
Uruchic visit varios pueblos mostrando las habilidades de la nia Teresa y
recibiendo elogios y dinero. Pero en ese pueblo enclavado en un profundo hoyo
en la alta Sierra Madre Occidental, en la frontera con Sonora, su suerte cambi.
Luego del encantamiento inicial de los rancheros al corroborar las virtudes de la
nia, los viejos protestaron por el lucro que don Toms derivaba de un regalo
divino. Los pobladores no lo pensaron mucho: haba delito. Lo apresaron y,
luego de tres das de encierro, lo azotaron con el sable destinado para tal fin.
Ah termin la gira.
Salve, oh!, ngel de la gloria Salve celestial criatura Salve, virgen de Cabora Todos te aman con ternura. Dios te salve a ti rogamos Todos los pecadores Des consuelo a tus hermanos Y que a todos nos perdones. Qu dicha tan singular Que nacida en Sinaloa Vengas a santificar Esta hacienda de Cabora. Rugale a la virgen madre Y al patriarca carpintero Que nos ampare y nos libre All en su celeste imperio. En fin, como ngel de la gloria, Tu dicha es incomparable Grabars en tu memoria A quien compuso este salve. Amn.34
34 AHSRE. Folio 48. Saludos y despedimiento de la venerable sierva de Dios Teresita de Jess Urrea de Cabora. El Paso, Texas, 18 de septiembre de 1896.
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Nia Garca Mara Rebeca Chvez. Qu risa imaginar a las autoridades
investigando el lugar y fecha de nacimiento de Teresa Urrea! Por Sonora, por
Sinaloa, por Chihuahua, por todos los municipios, comisaras, rancheras,
buscaron en vano. Buscar el acta de nacimiento de Teresa Urrea! Buscar el acta
de bautismo de Teresa Urrea! Teresa Urrea nunca naci! Nunca existi! Los
berrinches que habr hecho don Porfirio! Nia Garca Mara Rebeca Chvez,
parida a los catorce por Cayetana, la india tehueco. Una sola noche, una hija, y
al abandono. Ocoroni, Sinaloa, octubre 15 de 1873. Un acta de bautismo,
ninguna acta de registro civil, y el apellido Urrea sin aparecer. Ah, qu su
padre! Aunque su padre hubiera querido registrarla no hubiera podido, pues
las leyes de la iglesia eran claras: Es ley de la iglesia que cuando los hijos son
naturales no se inscribe en la partida ni el nombre ni el apellido del padre.35
Quiso registrarla Toms, como le deca en confianza? El registro ante el
gobierno no era cosa comn en ese entonces. La duda permanecer, pues es
algo que Teresa no preguntar a ese anciano de voz pausada y mirada
inteligente que viaja en silencio a su lado, en ese viaje con olor a destierro.
El silencio no llega; los recuerdos no mueren. No hubiera sido mejor
seguir siendo aquella nia sin padre, hurfana de todo, viviendo entre ocotillos,
en la ms profunda miseria? En septiembre y octubre la tierra huele a elote, y
en noviembre a cacahuates y caa de azcar. En abril, las habas; en mayo y
junio, las papas; en julio, las calabazas; en agosto, las guayabas Las pchitas,
los yoyomos, los higos, todos los sabores infantiles recorran sus sentidos en
este momento de recuento. No habra sido mejor seguir la suerte de su madre
Cayetana o la de cualquiera de las mujeres del rancho? Pero el poder curativo
de Teresa Urrea tom nuevos bros en julio u octubre de 1889, cuando padeci
un ataque catalptico otro- que le dur 13 o 14 das, y despus una especie de
delirio durante 86 das ms, hablando incoherencias con palabras que nadie
entenda. Pronto empez a curar. Pronto empez a pregonar la religin del
amor. Pronto empez a hablar contra los sacerdotes, contra los mdicos, contra
35 AHSRE. Caja 1125, expediente 9-15-14, folio 98. Declaracin del prroco de lamos, Luis Bourdier. lamos, Sonora, 31 de octubre de 1896.
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los ricos. Eran explotadores, unos y otros. En esa etapa de adolescente no
inclua al gobierno porfirista en sus discursos. Saba, s, porque lo vea, porque
lo haba vivido, del hambre, de las comunidades indgenas desplazadas cada
vez ms ro arriba, conforme las compaas deslindadoras se iban apropiando
de sus tierras. Saba de azotes a trabajadores, de encierros infrahumanos, de
salarios de miseria; saba de las condiciones de vida en el noroeste mexicano de
fines del siglo XIX. An no saba de su poder de convencimiento, de la
influencia que poda ejercer sobre los dems.
Cabora. En 1889, Cabora era un rancho inaccesible del municipio de El
Quiriego, perdido entre los valles del yaqui y mayo, cercano a la Sierra Madre
Occidental. Colindante con Navojoa, lamos, Batacosa, El Quiriego, no contaba
ni con un camino, ni con una brecha. Y la gente iba a Cabora. Iba siguiendo las
huellas de otros, preguntando, equivocndose y volviendo a andar. La gente iba
a Cabora a ver a su santa. Cabora se converta en centro de una religiosidad
particular, con tintes humanistas y anticlericales, en refugio de los desposedos.
Teresa curaba con tierra, con aceite de olivas, con concha ncar, con tierra
mezclada con mantequilla o aceite, con su propia saliva. Cientos por da,
incansable
Siempre amable con los enfermos, sobre todo con los pobres, sin enfadarse nunca, manifestando una humildad ejemplar. Con una paciencia heroica, sin descansar desde el amanecer hasta bien entrada la noche algunas veces, y sin enfadarse, los atenda personalmente, tocando con sus manos las ms asquerosas llagas, haciendo que en su cama se acostaran algunos enfermos que padecan de enfermedades contagiosas, como tisis, lazarinos [lepra] y dems.36
La iglesia se preocup, investig. Jos Antonio Gonzlez, originario de
Sinaloa y vecino de El Quiriego, le dijo al cura de ese poblado, que la conoce
perfectamente desde que tena tres aos y la ha tratado frecuentemente. Que no
sabe si ha cumplido con la iglesia, pero que le consta que ha sido una joven
36 Hermosillo, Sonora. Archivo de la Iglesia Catedral de Hermosillo, XXI Gobierno Eclesistico, Mitra de Sonora, 1890 (en adelante AICHGEMS). Caja 11. Carta del presbtero Adolfo M. Zazueta, a Herculano Lpez, obispo de Sonora. El Quiriego, Sonora, agosto de 1890.
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bailadora como hay muchas.37 Y, s, haba sido como todas. Ya no lo era, pero
lo haba sido. Guitarra en mano, quin le ganaba? Y para bailar, quin le
ganaba? Luego vinieron los ataques de catalepsia y de epilepsia, los viajes, la
mezcla extraa de languidez con una energa inagotable, las miles de
curaciones, los miles de visitantes, la algaraba, el ruido amable, de fiesta
permanente.
Luego, las visiones, las certezas. 15 aos de edad y ya con una visin clara
de la iglesia: pobrecitos los sacerdotes, que son los que estn ms mal ante los
ojos de Dios, porque no cumplen con sus deberes.38 Sacerdotes que no obran de
acuerdo a su discurso. Leyes de la iglesia ocultas por as convenir a los intereses
de los jerarcas: La ley de Dios no era la que predicaban los sacerdotes, sino otra
que, no convinindole al clero, la haba enterrado y que para poder sacarla,
sera necesario que ella fuera a Roma.39
Que se atrevi a bautizar a un hijo natural de su propio padre y a un indio
mayo ya grande; que deca que para casarse bastaba con la unin de las
voluntades (con esta idea defenda la unin libre de su padre con Gabriela
Canta); que no cobraba por curar; que hablaba mal de los mdicos y de los
ricos y de los sacerdotes, porque todo lo hacan por dinero; que ella hablaba con
Dios a travs de la santsima virgen, que
Teresa Urrea empez a llamar la atencin pblica en julio prximo pasado [1889], sobre todo en octubre. El origen fue una fiebre despus de la cual empez a adivinar. Tom fuerza en octubre, entonces fue cuando la gente empez a fluir al rancho de Cabora. Oy decir a Teresa Urrea que los sacerdotes no dicen una palabra de verdad. Que son muy interesados y que cuando andaba en el mundo su Tatita Diosito dej unas santas escrituras que el clero quem y que Dios no quiso que se perdieran. Estn enterradas en Roma y que ella puede ir a sacarlas en una noche con la licencia de su Tatita Diosito.40
37 AICHGEMS. Caja 11. Testimonio de Jos Antonio Gonzlez, ante el presbtero Adolfo M. Zazueta. El Quiriego, Sonora, 1 de agosto de 1890. 38 AICHGEMS. Caja 11. Testimonio de Arcadio Brquez, ante el presbtero Adolfo M. Zazueta. El Quiriego, Sonora, 1 de agosto de 1890. 39 AICHGEMS. Testimonio de Hermenegildo Velderrain, ante el presbtero Adolfo M. Zazueta. El Quiriego, Sonora, 1 de agosto de 1890. 40 AICHGEMS. Testimonio de Carlota lvarez, ante el presbtero Adolfo M. Zazueta. El Quiriego, Sonora, 1 de agosto de 1890.
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En los pueblos de El Quiriego y lamos, en 1890, haba pocos fieles
catlicos. En mayo de ese ao slo haban recibido la comunin 249 personas
en El Quiriego, y 320 en lamos.41 En esa misma fecha, miles veneraban
diariamente a Teresa Urrea, la llamada santa de Cabora, que en medio de
sus exhortaciones hablaba bastante mal en contra de los sacerdotes y los
sacramentos.42
El obispo de Sonora, don Herculano Lpez, mand investigar el caso de
aquella nia histrica de la que todos hablaban y por quien muchos se alejaban
de la iglesia. El prroco de El Quiriego no se atrevi a ir, pero consult al doctor
Ortiz, de lamos: Habindole preguntado qu le pareca de la joven Urrea,
dijo que dicha joven padeca una catalepsia, y que estaba afectada del
cerebro.43 Consult a vecinos y todos manifestaron haber ido a verla al menos
una vez, y dieron fe de su poder curativo, de su carisma, de su bondad. Todos,
bajo juramento, afirmaron haber visto curar a multitud de enfermos, si bien en
casi todos los casos aparece una leyenda entre parntesis que reza: aunque no
haba sanado a nadie.
El sacerdote de lamos, Luis Bourdier, escribi, preocupado, al obispo
Lpez:
Todos los pueblos del mayo han ido en masa a visitarla y an llevan las imgenes de las iglesias, an los vasos sagrados. Gran fe tienen en ella los indios. Por haber dicho ella que en estos das se iba a hundir lamos, las haciendas han quedado desiertas porque los indios huan a las lomas y cerros. En Cabora consinti la dicha santa que le bailaran los matachines y an que le cantaran: bendita sea tu pureza santa virgen de Cabora y muchas otras cosas por el estilo que repugnan al corazn y fe de los catlicos.44
41 AICHGEMS. Informe del prroco de lamos, Luis Bourdier, a Herculano Lpez, obispo de Sonora. lamos, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 42 AICHGEMS. Testimonio, de Luis Bourdier. lamos, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 43 El doctor consultado era Alfonso Ortiz, padre del mdico y cantante Alfonso Ortiz Tirado. AICHGEMS. Informe del presbtero de El Quiriego, Adolfo M. Zazueta, a Herculano Lpez, obispo de Sonora. El Quiriego, Sonora, agosto de 1890. 44 AICHGEMS. Informe del presbtero de lamos, Luis Bourdier, a Herculano Lpez, obispo de Sonora. lamos, Sonora, 6 de septiembre de 1890.
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Adems, segn Bourdier, se le hincan, le adoran la mano, el vestido, le
tienden ropa para que no pise el suelo.45 La jovencita Teresa Urrea, afirmaba a
sus seguidores que hablaba con los ngeles en el cielo; que all estaba muy
bonito, y que su Tatita-Diosito la haba mandado al mundo para la conversin
de los pecadores; que poco tiempo estara en el mundo, que poco le durara la
virtud, y que al fin haba de ser casada con tres hombres.46
Quin es Teresa Urrea? Dnde naci? Cundo? Ni en los sesenta ni en
los setenta ni en los ochenta del siglo XIX, se registr o bautiz nia alguna con
el nombre de Teresa Urrea. El gobierno mexicano investig en cada parroquia,
en cada oficina de registro civil de toda la repblica. Teresa Urrea Teresa
Urrea gozaba ese recuerdo, esa jugarreta nunca aclarada por ella Ella no lo
supo, pero se acab el porfiriato y nunca se conoci lugar y fecha de su
nacimiento. Incontables aos despus, luego de mucho investigar, de mucho
preguntar, el historiador William Curry Holden concluira que la que result un
dolor de cabeza para el gobierno y una luz de esperanza para los desposedos,
fue bautizada con el nombre de Nia Nona Garca Mara Rebeca Chvez, hija
natural del hacendado Toms Urrea y de la india tehueco Cayetana Chvez,
que la pari a los 14 aos.47
Por toda la repblica buscaron su acta de nacimiento o su fe de
bautismo Hasta que se encontraron con Ramn Salazar, de lamos, quien:
Declar que Toms Urrea es hijo de Antonio del mismo apellido, originario que fue de Culiacn, y de doa Policarpa Ortiz, originaria que fue de Sinaloa, ambos difuntos. Lo conoci en 1846, cuando vino con su madre de paso para Palmarejo. Tendra de cuatro a seis aos. Naci [Toms] en la Villa de Sinaloa. Teresa naci en la Villa de Sinaloa, que ha odo decir que Teresa es hija espuria de don Toms Urrea, ignorando el nombre de la madre; agregando que haba odo tambin decir que la madre de Teresa estando sta chica fue domstica en la casa del seor Lauro Quiroz. Dando la razn de su dicho dijo el seor Salazar que lo que ha declarado respecto a don Toms Urrea le consta personalmente por haber tenido relaciones con la familia, y lo que ha afirmado al
45 Ibid. 46 AICHGEMS. Informe del Presbtero de El Quiriego, Adolfo M. Zazueta, a Herculano Lpez, obispo de Sonora. El Quiriego, Sonora, agosto de 1890. 47 William Curry Holden, Teresita (Owings Mills, Maryland: Stemmer House, 1978), 10.
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respecto de Teresa, de odas, por varios conductos sin poder precisar cules son.48
Y localizaron a don Lauro Quiroz, quien dijo que s, que no, que quin sabe.
Dijo que era casado, mayor de edad, empleado. Que no hace recuerdo que la madre de Teresa Urrea haya sido sirvienta de su casa, pero que varias veces ha odo decir a su esposa que la madre de Teresa sirvi en la casa por un corto tiempo y que Teresa que entonces era una nia iba a la casa algunas veces con la madre. Que ni l ni su esposa recuerdan el nombre de la madre y menos pueden dar datos sobre la edad y lugar [de nacimiento] de Teresa Urrea. Dando a razn de su dicho, dijo: que lo que ha declarado le consta de odas.49 Teresa a los 16 aos dijo que iba a morir joven, que iba a vivir poco pero
plenamente, que tendra tres hijos, que se casara tres veces. Aquella nia de
escasa educacin, tena habilidades oratorias. Aquella nia hablaba a cientos
diariamente. Aunque
Asist a la escuela cuando tena nueve aos pero no quise estudiar; ms tarde sent el deseo de saber leer y aprend el alfabeto de una anciana. La escritura la aprend sola. Quise escribir y escrib, pero cmo aprend a hacerlo no lo s, pues no me fue enseado. Sobre el piso de la casa de mi madre empec a escribir con el dedo meique en el polvo.50 Cundo se cambi de nombre? Cundo, cmo y por qu fue a vivir con
su padre, el hacendado Toms Urrea? Ms sabor. Para qu explicarlo? Teresa
gozaba con las dudas de los dems. Tantas entrevistas, tantas preguntas
Para qu contestarlas? Que su padre la vio jinetear de nia y se interes en
ella por sus habilidades? Que ella fue a pedirle vivir con l luego del abandono
de su madre? Que su padre envi por ella una vez que supo de su existencia?
Sus ojos negros brillaban de emocin; eran pequeas victorias.
48 Hermosillo, Sonora. Casa de la Cultura Jurdica (en adelante CCJ). 1896, expediente s/n. Cuaderno no. 2 (217), folio 248. Declaracin de Ramn Salazar, en calidad de testigo. lamos, Sonora, 31 de octubre de 1896. 49 CCJ. 1896, expediente s/n. Cuaderno no. 2 (217), folio 249. Declaracin de Lauro Quiroz, en calidad de testigo. lamos, Sonora, 31 de octubre de 1896. 50 Entrevista a Teresa Urrea en The Weekly Examiner, de San Francisco, California, julio 27 de 1900, citada en Brianda Domecq, Teresa Urrea, la santa de Cabora, en Tomchic, la revolucin adelantada: resistencia y lucha de un pueblo de Chihuahua contra el sistema porfirista (1891-1892), compilado por Jess Vargas Valdez, varios volmenes (Chihuahua: Universidad Autnoma de Ciudad Jurez, 1994), I: 9-65, en esp. 47.
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Teresa, desde los 16, saba de las religiones y las abismales diferencias
entre el decir y el hacer de sus representantes.
Para Dios, las religiones nada son, nada significan, no son ms que palabras sin sentido, prcticas exteriores que hieren solamente los sentidos, pero que no penetran el alma, ni salen del alma, y por lo mismo esas palabras y esas prcticas no llegan a El Padre, porque lo que El Padre quiere de sus hijos es el sentimiento, es el amor puro, y ese sentimiento y amor slo se encuentra en la prctica desinteresada del amor, del bien, del deber. Nosotros nada somos comparados con El Padre; sin embargo las palabras de miel pronunciadas por los labios no llegan a nuestro corazn cuando el hecho es lo contrario de la palabra. Cmo, pues, queremos que palabras y exterioridades dichas y practicadas automticamente agraden a El Padre, cuando con la accin no tenemos el amor ni caridad para con nuestros semejantes, con quienes vivimos y estamos en contacto? Cmo podemos decir que amamos a Dios, a quien no vemos, porque la negra nube de nuestras pasiones nos lo oculta? Hagamos el bien. Amemos. Esa es la mejor religin. Depongamos nuestros odios y nuestros rencores ante el amor de los dems y sta ser la mejor religin que podamos practicar. 51 De Cabora, su fama se extendi a todo Sonora, Sinaloa, Chihuahua, en
meses. Pronto se supo de ella en Arizona, California, Nuevo Mxico, Texas.
Contra su voluntad, la llamaban santa: La santa de Cabora. Tambin le decan
nia. Ella curaba y hablaba; la gente acuda en cantidades a escucharla, a saber
de ella. Los yaquis la hicieron reina; otro grupo de la regin, los mayos, la
veneraba; los tomochitecos acudieron desde Chihuahua a conocerla y la
adoptaron como su santa. Periodistas de otras regiones fueron a investigar el
caso de la nia santa. Se vendieron, por miles, fotografas con su rostro, y
diferentes objetos alusivos a Teresa: escapularios, rosarios, dibujos, collares,
oraciones La iglesia investig y reconoci virtudes humanas en la nia que no
se cansaba de atender a miles de personas cada da, pero critic a sus
seguidores. Deca el prroco Luis Bourdier, de lamos: Incluso los que tienen
vergenza de su religin y a quienes sera una deshonra asistir a una procesin
51 Lauro Aguirre y Teresa Urrea, Tomchic! Redencin!, II: 91-193, en esp. 122.
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de corpus o de algn otro santo, eran los primeros en ostentar su fe en
Cabora.52 Se le conden:
La famosa santa de Cabora no ha reformado nada ni ha metido ms fervor. Yo creo que su santidad es cosa que perjudica a la religin. No he visto ninguna conversin. Los sacramentos no estn muy frecuentados. Realmente es cosa seria que una persona que goza de tanto prestigio y que todos veneran como santa no haya hecho nada para la religin.53 El pueblo llevaba imgenes de Teresita con el obispo para que las
bendijera. ste se escandalizaba y las rechazaba, an cuando reciba informes
como ste del padre Zazueta, de El Quiriego:
Verdad es que la joven Urrea curaba multitud de enfermos (aunque ninguno sanaba ni ha sanado); que con una paciencia heroica, sin descansar desde el amanecer hasta bien entrada la noche algunas veces, y sin enfadarse, los atenda personalmente, tocando con sus manos las ms asquerosas llagas, haciendo que en su cama se acostaran algunos enfermos que padecan de enfermedades contagiosas, como tisis, lazarinos y dems. Esto yo no me lo explico y slo creo que suceda una de tres cosas: o haca todo eso impulsada por una verdadera caridad; o lo haca sin darse cuenta de ello; o lo haca por amor propio como queriendo sostener su fama de santa.54
El pueblo pronto escogi entre la iglesia del papa y la iglesia de Teresita
sin edificios, sin ms ley que la de Dios, sin intermediarios. Teresita, la nia, la
que deca que para casarse solamente se requera de la unin de voluntades;
que no era necesaria la mano del cura. Que Dios lo poda todo, no las religiones,
no los sacerdotes. Para la iglesia, aquello era hereja. Los sacerdotes recorran
los pueblos amenazando con la excomunin a quienes profesaran culto a la
santa de Cabora, pero tuvieron muy poco eco en una sociedad que ya haba
decidido.
52 AICHGEMS. Caja 11.Testimonio del prroco de lamos, don Luis Bourdier, en torno a Teresa Urrea. lamos, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 53 Ibid. 54 AICHGEMS. Caja 11. Testimonio del prroco de El Quiriego, don Adolfo Zazueta, en torno a Teresa Urrea. El Quiriego, Sonora, agosto de 1890.
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Cabora. Durante aos las autoridades del centro buscaban a un
municipio llamado Cabora, a una villa llamada Cabora, a una ciudad llamada
Cabora. Nunca a una hacienda. Nunca a la propiedad de un particular valuada
en 12 000 pesos. Apenas en 1888, don Toms Urrea haba heredado Cabora y el
rancho contiguo, Aquihuiquichi, valuado en 6 000 pesos, de parte de su ta
poltica doa Justina Almada, viuda de su to Miguel Urrea, su protector, quien
muri en 1776. Desde cundo habit Toms la hacienda de Cabora? Desde
1881 hizo vida con la adolescente Gabriela Canta, presumiblemente en Cabora.
Por el rancho atraviesa el ro Cocoraque, lnea divisoria natural de las regiones
yaqui y mayo. La casa de Cabora se construy, con adobes, a la vera del ro.
Cuando la caravana dirigida por don Toms Urrea lleg a Cabora y
Aquihuiquichi, procedente de Ocoroni, Teresa an no viva con su padre. Aos
despus, ya viviendo en Cabora, la catalepsia hizo su aparicin y aquel rancho
olvidado, sin caminos, lejos de todo, cobr vida.
El 17 de mayo de 1892, luego de un ataque de los mayos a Navojoa, al
grito de Viva la santa de Cabora!, el general Abraham Bandala tom presos a
Teresa y a su padre. Los culpaba del ataque y de una sublevacin de los
tomochitecos a finales de 1891. Los llev a Guaymas con el mayor sigilo. No a la
crcel; los dej en custodia en casa del abogado Jess Mara Gaxiola.55 Con
sigilo. De todas maneras, el pueblo se enter y se manifest a favor de la santa.
Gaxiola poco pudo hacer para impedir que la poblacin se enterara. 56
La negociacin. El acuerdo. El destierro. Guaymas. Bandala. Quin
negoci? Teresa? No. Ella era menor de edad. Fue su padre. Le ofrecan ir a
Sinaloa, a Culiacn. No quiso ir. Por qu? Por sus antecedentes anti porfiristas
en aquel estado y por el gobierno de su enemigo, el cacique Caedo.
55 Hermosillo, Sonora. Archivo General del Estado de Sonora, Fondo Ejecutivo (en adelante AGES/FE). Ramo indgenas yaquis/mayos, tomo 24, expediente 10, folio 18395. Telegrama del gobernador de Sonora, Rafael Izbal, al general Abraham Bandala, en Ccorit, donde le dice que: no teniendo dnde detenerlos, permit que se alojaran casa del licenciado Gaxiola, en donde estarn con entera seguridad. Ya ordeno se eviten manifestaciones fanticas.
Hermosillo, Sonora, 26 de mayo de 1892. 56 AGES/FE. Ramo indgenas yaquis/mayos, tomo 24, expediente 10, folio 18409. Sin conocimiento mo, no obstante previsiones, las personas que estn en casa han pedido amparo.
Telegrama de Jess Mara Gaxiola al gobernador Rafael Izbal. Guaymas, Sonora, 28 de mayo de 1890.
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Chihuahua? Ni quiso, ni se lo propusieron. No haba opcin: Estados Unidos.
Se pact, se acord, se actu.57 El recientemente estrenado ferrocarril Guaymas
Nogales los condujo a la frontera a principios de junio de 1892. Pero de ello
Teresa no quera pensar; no en ese viaje, no en ese momento.
Eran tiempos difciles los de fines del siglo XIX. Sequa, compaas
deslindadoras que se apropiaban de toda la tierra sin dueo (y los indios no
tenan ttulos de propiedad). El gobierno dio concesiones a las compaas
deslindadoras que violaban completamente la equidad, despojando a los
pobres. Acapararon terrenos pblicos y titulados.58 El apego a la tierra, a sus
costumbres, a su cultura, movi a yaquis y mayos a enfrentar al gobierno,
apoyados en la figura de la nia Teresa:
La cuestin agraria fue una de las causas que ms influyeron en el levantamiento de los yaquis y mayos en Sonora, y en la continuacin de la guerra hasta ahora, porque los atentados contra Cajeme y su familia [quemar la casa, violar la esposa], tuvieron lugar cuando se precipit el deslinde de los terrenos pblicos. En el que los indgenas vieron que se les iban a arrebatar sus propiedades, como es verdad.59 El gobierno porfirista se empeaba en construir el progreso, y el precio
que pagaban las comunidades indgenas era muy alto: prdida de identidad,
desarraigo, prdida de tierras, privacin de libertades, cambio obligado de
costumbres (en el trabajo, en la alimentacin, en las prcticas religiosas, en el
sentido de pertenencia de la tierra, del espacio), desplazamiento. Al morir
Cajeme, surgi Juan Maldonado, haciendo guerra de guerrillas al gobierno:
con la muerte de Cajeme se crey en la completa pacificacin del yaqui, pero
todos se engaaron [...] los yaquis tenan nuevo jefe sucesor de Cajeme en la
persona de Juan Maldonado (alias) Tetabiate.60
57 AGES/FE. Ramo indgenas yaquis/mayos, tomo 24, expediente 10, folio, 18414. Cumpliendo con su mensaje del 26, de acuerdo con el general Bandala, marcharon anoche para radicarse en Tucson, territorio de Arizona, Toms Urrea y su hija. Consegu esto con la aquiescencia del mismo Urrea. Telegrama de Rafael Izbal al presidente de la repblica, general Porfirio Daz. Hermosillo, Sonora, 3 de junio de 1892. 58 Lauro Aguirre y Teresa Urrea, Tomchic! Redencin!, II: 103. 59 Ibid., II: 122. 60 Francisco P. Troncoso, Las guerras con las tribus yaqui y mayo, 2 tomos (Hermosillo: Gobierno del Estado de Sonora, 1982), I: 236.
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Los indios vean en Teresa la posibilidad de regresar a su cultura, a sus
costumbres, a su paraso perdido. La seguan y la veneraban. Muchos blancos
la buscaban, crean en ella la veneraban. Hecho excepcional fue el de Teresa
Urrea a principios de los noventa del XIX. Los yaquis le bailaban la danza del
venado, pascolas, matachines. Los espectculos eran serios, con dedicatoria
llena de splica a la recin adoptada santa de los yaquis, la santa de Cabora.61
Los polticos yaquis, los guerreros yaquis, los incrdulos, los antisociales,
sucumban ante el personaje extraordinario que haba aparecido entre ellos.
Los santos vivientes A fines del siglo XIX, proliferaron los santos vivos
en el noroeste mexicano En el ao de 1890 haba, entre los mayos, muchos
santos: Damin Quijano, sobrino de Cirilo Quijano general que figur con el
lder yaqui Jos Mara Leyva, Cajeme era quien ms influencia tena. El coronel
Antonio Rincn as lo describe:
Ah me encontr con un joven indio de 16 aos de edad llamado Damin Quijano y que en un lugar predilecto y resguardado por los Temastianes, Maestros, Matachines y algunas familias, se ocupaba desde el da anterior en predicar con toda autoridad, hacindose la respetabilidad de aquella gente: en idioma mayo, pues no sabe el espaol el referido joven, habl con l y con el padre de ste, que parece lo aconseja, y despus de inspirarle alguna confianza, me explic lo que ya he tenido el honor de explicar a V. dicindome a la vez con fcil palabra y mucha expedicin, que por revelaciones de Dios y de la santa de Cabora, se senta con la obligacin y el deber de predecir a todos sus semejantes un prximo diluvio, del que slo quedara a salvo el lugar de la ranchera a que me vengo refiriendo.62
Tambin estaban santa Camila, en Ilibaqui; en Macochin, santa Isabel; en
Babero, santa Agustina; en Cohuirimpo, san Juan y La Luz; en Saporocho, san
Irineo; en Tenanchopo, san Luis.63
A Damin Quijano lo seguan alrededor de 1 200 indios. Quijano deca
que por revelaciones de Dios y de la santa de Cabora, se senta con la
obligacin y el deber de predecir a todos sus semejantes un prximo diluvio,
61 William Curry Holden, Teresita, 100-102. 62 AGN/MGR. Volumen 7, folios 76-78. Informe del Teniente coronel del J. de E. M. G. del Valle al Estado Mayor Presidencial. Torin, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 63 Ibid., 73-75.
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del que slo quedara a salvo el lugar de la ranchera [de Jambiolobampo] y por
esa causa los llamaba.64 Estaba rodeado de temastianes, maestros, matachines
y algunas familias. Teresa atribua a Damin Quijano el carcter de un nuevo
No, que salvara a los mayos de una terrible inundacin. 40 das y 40 noches de
lluvia, como en la Biblia. La libre interpretacin de las escrituras era una
caracterstica de Teresa y de las comunidades yaquis y mayos en general. Qu
poco saba Teresa en ese lejano 1890 que las inundaciones tendran gran
importancia en su vida!
Todos los santos seguan instrucciones de Teresa Urrea. Todos la
veneraban como la santona mayor. Entre el 25 y el 27 de agosto de 1890, el
coronel Antonio Rincn orden una redada de ms de 60 santos y fieles
acompaantes, con el pretexto de llevarlos a trabajar a las minas de Santa
Rosala, en Baja California Sur. Teresa no fue arrestada, por razones que se
desconocen (miedo de las autoridades, tal vez, pues tambin entre la soldadesca
tena influencia). Santa Agustina huy, lo mismo que santa Camila, quien se
refugi en Cabora.
El coronel Antonio Rincn justific de la siguiente manera su accin:
porque faltaron a la obediencia de sus patrones y principalmente a las de las
autoridades, dejando los pueblos, haciendas y ranchos enteramente desiertos y
sin trabajo.65 Dicho de otra manera, los indios haban dejado sus trabajos para
seguir a sus santos y, desde luego, los patrones no iban a realizar el trabajo
propio de los indios. Los indios, ya desplazados de su tierra, ahora se
empleaban en ranchos y haciendas. El juez que estudi el caso no encontr
culpabilidad alguna en las acciones de estos santos.
A los santos aprehendidos se les envi a trabajar a las minas de Baja
California Sur. A decir de Lauro Aguirre, quien luch junto a Teresa contra el
gobierno porfirista, a la altura de El Mdano, en el barco El Demcrata, los
amarraron de pies y manos y los arrojaron al mar. Segn documentos oficiales,
64 AGN/MGR. Volumen 7, folio 76. Informe del coronel Antonio Rincn al general en jefe del Estado Mayor Presidencial. Torin, Sonora, 6 de septiembre de 1890. 65 Brianda Domecq, Teresa Urrea, la Santa de Cabora, en VII Simposio de Historia de Sonora 214-251 (Hermosillo: Talleres Grficos de la Universidad de Sonora, 1982), 219.
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todos llegaron a santa Rosala y algunos, Damin Quijano entre ellos,66
regresaron meses despus a Navojoa, pero ya no se supo si siguieron
practicando acciones de santos.
Por qu aparecieron tantos santos en el noroeste mexicano de fines
del siglo XIX? Si las autoridades terrestres no slo no los ayudaban sino que les
transformaban su mundo conocido, habra que buscar ayuda en el mundo
cosmognico. El gobierno porfirista despoj a muchos campesinos de sus
tierras. Los indgenas no saban (nunca haban necesitado) de ttulos de
propiedad para ser dueos de sus tierras, y con el pretexto de no tener dicho
ttulo, eran fcilmente despojados. La centralizacin poltica toc a poblaciones
que hasta entonces permanecan alejadas de la esfera poltica nacional y a
donde llegaron autoridades de manera repentina y violenta. En las regiones
rurales del noroeste mexicano no saban de imposiciones polticas, ni culturales,
ni religiosas. Se resquebraj la economa tradicional ante la llegada de
inversiones extranjeras. Se formaron cultos salvacionistas que instaban a la
rebelin como manera nica de recuperar su centenaria manera de vivir.
A decir de Lauro Aguirre, quien estudi a Teresa Urrea mucho antes de que
lucharan juntos, en los levantamientos yaqui y mayo e