comentario sintactico de un texto oral
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Mirta Fernndez
1- CONTEXTUALIZACIN
La lengua oral y la lengua escrita son dos manifestaciones distintas de la capacidad de
comunicacin inherente al ser humano, aunque no son excluyentes entre s, ya que
muchas veces podemos encontrar rasgos de oralidad en la lengua escrita (por ejemplo,
cuando en una obra literaria se intenta caracterizar a los personajes desde el punto de
vista de su estratificacin sociocultural a travs de su forma de hablar) o al revs, a
veces determinados tipos de discursos tpicamente orales son previamente meditados
o estructurados, imitando a la lengua escrita (por ejemplo, los mtines polticos).
A estas interrelaciones de lo oral con lo escrito y a la inversa Briz las denomina de
forma abstracta oralidad y escrituridad.1
Lo que es cierto es que, desde el punto de vista cronolgico, la lengua escrita
presupone la existencia de la lengua oral, ya que no ha habido jams pueblos que
carecieran de capacidad de habla y, sin embargo, a lo largo de la historia han sido
muchas las lenguas que no disponan de un sistema de escritura. Adems, la lengua
oral tambin es previa a la escrita en el aprendizaje infantil.
Asimismo, como sistema, la lengua escrita tambin se apoya en la oral. La escritura de
la lengua espaola es fontica y debera poseer, en principio, una grafa para fonema o
sonido distintivo. Sin embargo se producen desajustes entre oralidad y escritura
debidos a la evolucin que experimenta la lengua oral y al peso que sobre la lengua
escrita ejercen la tradicin, la historia y la etimologa de las palabras2. Para paliar este
problema, algunos autores, entre ellos quizs el caso ms conocido sea el de Gabriel
Garca Mrquez, se han mostrado a favor de escribir como se habla, siguiendo la
premisa del renacentista Juan de Valds, pero sus iniciativas no han tenido suficiente
eco.3
A pesar de todo, la escritura del espaol es ms fontica que la de otras lenguas como,
por ejemplo, la del ingls o el francs.
1 BRIZ GMEZ, Antonio (2001). El espaol coloquial en la conversacin. 2 edicin actualizada.
Barcelona. Editorial Ariel Lingstica. Pg. 24 2 GMEZ MANZANO, Pilar y CUESTA MARTNEZ, Pilar (2005). Exmenes de Selectividad: Lengua
espaola y Comentario de texto. Madrid. Editorial Universitaria Ramn Areces. Pg. 24 3 GARCA MRQUEZ, Gabriel (1997). Botella al mar para el Dios de las palabras: Discurso de apertura del
I Congreso Internacional de la Lengua Espaola. Zacatecas (Mxico), 7 de abril: Jubilemos la ortografa, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de lmites entre la ge y jota, y pongamos ms uso de razn en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lgrima ni confundir revlver con revolver. Y qu de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos espaoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?
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En cuanto a las principales diferencias entre la lengua oral y la lengua escrita, adems
de la obvia, que se refiere
al distinto medio que emplean (acstico y grfico, respectivamente), podemos sealar
que en la lengua oral se produce la presencia simultnea de emisor y receptor (a
excepcin de los mensajes de voz grabados), mientras que en la lengua escrita la
comunicacin es diferida en el tiempo . La co-presencia de ambos interlocutores
permite que la lengua oral se acompae tanto de rasgos acsticos y prosdicos
(entonacin, timbre de voz, pausas, nfasis) como de gestos. Adems, la situacin
extralingstica se incorpora directamente a la comunicacin sin necesidad de
mencionarla. Todos estos rasgos apuntados, unidos a la interaccin proporcionan una
mayor expresividad a la lengua oral que la lengua escrita trata de sustituir a travs de
otros procedimientos tales como los signos de puntuacin, el tipo y tamao de letra,
las interjecciones o las referencias explcitas a la situacin comunicativa. Por otro lado,
al ser diferida en el tiempo, la lengua escrita permite al emisor una actitud ms
reflexiva y una mejor planificacin y estructuracin de su discurso.
Tanto en la lengua oral como en la lengua escrita la comunicacin puede establecerse
en diferentes niveles que se denominan registros os variedades diafsicas y que se
pueden definir a grosso modo como los modos de expresin que el emisor adopta en
funcin de la situacin comunicativa y de su interlocutor.
Como afirma Briz, este contexto de comunicacin regula y marca de algn modo las
conductas lingsticas y extralingsticas de los hablantes, los cuales suelen esforzarse
en acomodar en mayor o menor grado sus actos diarios de comunicacin a la situacin
precisa en la que tienen lugar.4
Aunque existen grados intermedios, se distinguen en general dos registros:
- El registro formal, utilizado en situaciones de cortesa, respeto, distanciamiento y
entre interlocutores asimtricos o distantes.
- El registro coloquial, caracterstico de la comunicacin distendida y espontnea, en
situaciones cotidianas, y con interlocutores prximos en el trato o con los que se
mantienen relaciones de igualdad. Aqu el emisor improvisa, por lo que no tiene
gran control sobre su enunciado.
A pesar de que el registro formal se asocia ms a la lengua escrita y el registro
coloquial a lo oral, no faltan ejemplos de coloquialismo en la escritura ni de formalidad
en el habla, como ya hemos apuntado.
Sin embargo, lo que nos interesa para la realizacin de este comentario es el registro
coloquial en su variante estndar de oralidad, ms concretamente las caractersticas
lingsticas que se desprenden de dicha situacin comunicativa.
Pero, qu es el lenguaje coloquial?
W. Beinhauer, uno de los primeros tericos dedicados a la investigacin sobre este
tema, define el espaol coloquial como el habla tal como brota, natural y
espontneamente en la conversacin diaria, a diferencia de las manifestaciones
lingsticas conscientemente formuladas, y por tanto ms cerebrales, de oradores,
4 BRIZ GMEZ, Antonio, op.cit., Pg. 25
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predicadores, abogados, conferenciantes, etc., o las artsticamente moldeadas y
engalanadas de escritores, periodistas o poetas.5
A menudo se confunde lo coloquial con lo conversacional o incluso con lo vulgar o lo
popular, una miscelnea que Briz trata de desenmaraar reservando el trmino
coloquial a un uso socialmente aceptado en situaciones cotidianas de comunicacin,
no vinculado en exclusiva a un nivel de lengua determinado y en el que vulgarismos y
dialectalismos aparecen en funcin de las caractersticas de los usuarios.6 Es decir, el
registro coloquial no es exclusivamente empleado por individuos con un nivel
sociocultural medio o medio bajo, si bien este colectivo hace un uso casi exclusivo de
este registro porque desconoce otros. As lo seala Briz al afirmar es evidente que el
dominio y el empleo adecuado de estas modalidades lingsticas, de estos registros, es
proporcional al nivel de lengua de los usuarios: a mayor nivel, mayor dominio de
registros.7
De todos los tipos de discurso oral en los que predomina el registro coloquial, nos
interesa especialmente la conversacin cotidiana para la realizacin de este
comentario, ya que el profesor Pedro Carbonero ha seleccionado varios fragmentos de
conversaciones cotidianas grabadas a efectos de llevar a cabo un estudio sobre las
manifestaciones del habla de la ciudad de Sevilla y nos ha pedido que comentemos
sintcticamente uno de ellos a nuestra eleccin.
La conversacin cotidiana es precisamente el tipo de discurso oral en el que tiene lugar
el grado mayor de plenitud coloquial, por su inmediatez espontnea e irreflexiva, por
la presencia fsica de los interlocutores que son ambos activos y proporcionan la
alternancia comunicativa. En este tipo de discurso el mensaje es actualizado en virtud
del contexto inmediato y no existe formalizacin lingstica previa ni tampoco suele
haber pre-establecimiento del tema. Por ltimo podemos destacar que no suele haber
en los hablantes voluntad de estilo ni intencionalidad profesional, etc.8
5 BEINHAUER, W. (1991). El espaol coloquial. In: BRIZ GMEZ, Antonio, op.cit. Pg. 37
6 BRIZ GMEZ, Antonio (1996). El espaol coloquial: situacin y uso. Madrid. Arco Libros. Pg.25-26
7 BRIZ GMEZ, Antonio (2001). El espaol coloquial en la conversacin. 2 edicin actualizada.
Barcelona. Editorial Ariel Lingstica. Pg. 37 8 VIGARA TAUSTE, Ana Mara (2005). Morfosintaxis del espaol coloquial. 2 edicin. Madrid. Editorial
Gredos. Pg. 16 (Cuadro n 2- Manifestaciones orales)
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2- COMENTARIO SINTCTICO DE UN TEXTO ORAL
Hemos seleccionado para nuestro anlisis, de los varios fragmentos propuestos por el
profesor Pedro Carbonero, uno en el que un joven habla con el entrevistador sobre su
situacin de desempleo y cmo se siente al respecto.
En primer lugar, podemos sealar que el fragmento se compone de 86 lneas, de las
cuales 82 son fruto de la expresin del joven entrevistado y tan slo cuatro son
intervencin directa del entrevistador, posiblemente en un intento de dar continuidad
a la conversacin, es decir, de retroalimentar a su interlocutor.
El texto contiene evidentes rasgos de oralidad tanto en el lxico empleado como en las
construcciones sintcticas utilizadas. Aunque nos vamos a centrar especialmente en el
campo sintctico y en cmo el mismo se ve afectado por la subjetividad y expresividad
del hablante, no podemos dejar de hacer referencia a algunas especificidades lxicas,
propias de la lengua oral conversacional, que se pueden apreciar en el texto.
As, observamos que el vocabulario del entrevistado no es muy amplio ni diversificado,
lo que nos lleva a pensar que posee un nivel lingstico medio o incluso medio-bajo. Es
frecuente la utilizacin de trminos semnticamente vacos o difuminados como cosa
(lneas 4, 18, 61), criaturas (lnea 23), ac y all (lnea 12), esto y lo otro (lnea 16).
Adems, se puede apreciar que el hablante no domina el uso de trminos un poco ms
cultos, ya se confunde la palabra alienado con aliado (lnea 39), que pertenece a un
campo semntico completamente distinto y que slo guarda con el trmino que
pretende evocar una relacin de semejanza morfolgica.
Son frecuentes, asimismo, las expresiones coloquiales como venirse abajo (lnea 13),
no tener un puto duro (lnea 44), ir cortado o de corte (lneas 36 y 37), pegarse una
buena vida (lnea 64), comerse los ahorros (lnea 79) o darse cabezazos contra la pared
(lnea 48).
Pasando ya al anlisis sintctico, son tambin evidentes algunos rasgos que
caracterizan a la sintaxis oral como la expresividad o reflejo de la afectividad del
hablante, la comodidad o tendencia espontnea del hablante al menor esfuerzo o la
adecuacin o adaptacin natural, por parte del hablante de su lenguaje a las
condiciones variables de la comunicacin en lo que respecta a la interaccin, a los
turnos de habla y a la inevitable tensin comunicativa que se establece entre los
interlocutores y que no es ms que un intento de equilibrio entre las tendencias
egosticas y las tendencias altrusticas9 propias de este tipo de comunicacin oral
espontnea.
Centrndonos primero en las muestras de la expresividad subjetiva del hablante,
podemos destacar que la modalidad predominante en el fragmento seleccionado es la
declarativa o referencial, que termina siempre de forma apelativa, incidiendo por
tanto en las funciones conativa y ftica del lenguaje, lo que provoca en el interlocutor
una sensacin de urgencia tonal que desemboca en una intensidad creciente y en el
desasosiego final. Para lograrlo, el hablante recurre a oraciones cortas: tampoco me
puedo quejar (lnea 5); porque ahora mismo estoy cobrando (lnea 6) frecuentemente
inacabadas que terminan siempre con la muletilla no?, usada con valor de 9 Trminos atribuidos a Johann Baptist Hofmann a los que hace referencia en su obra El latn familiar
(1958). Madrid. CSIC (Instituto Antonio de Nebrija)
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comprobacin, a travs de la cual el hablante pretende lograr la conformidad y la
adhesin del hablante a sus puntos de vista.
Segn Vigara, esta partcula funciona como un autntico estimulante conversacional
para el hablante y tambin para el interlocutor, para que se sienta involucrado o
comprometido en el dilogo dirigido por el emisor.
Efecto y funcin semejantes tienen tambin las interrogaciones retricas, de las cuales
tambin encontramos ejemplos en el texto: () cundo te vas? una vez al mes? el
da que cobras? (lneas 46 y 47).
Otro rasgo lingstico que llama inmediatamente la atencin del lector es que el
hablante utiliza prcticamente durante todo el dilogo la 2 persona del singular en
lugar de la 1 persona del singular: () tienes que pasrtelo bien, no? (lnea 2), ()
como no tengas dinero no haces nada (lnea 30); () pero cuando trabajas y te dejan
parado (lnea 58).
La utilizacin de la 2 persona del singular, adems de ser una manifestacin de
impersonalidad informal, es reflejo de la tendencia a la indefinicin o al encubrimiento
gramatical del sujeto que, en palabras de Vigara, se manifiesta constantemente en la
lengua coloquial. Este procedimiento, lejos de ser indicio de una supuesta modestia,
busca la generalizacin de lo que se le atribuye al sujeto, de forma que funciona como
un refuerzo de su propio discurso de cara al interlocutor. Con este procedimiento, el
hablante realza su enunciado.
Otro sntoma de la expresividad del hablante en su discurso es la organizacin
subjetiva de su mensaje que se traduce en una sintaxis suelta10 que se manifiesta
principalmente en la dislocacin sintctica de elementos del enunciado, que tiende a
colocar en un lugar de destaque los elementos desplazados; en la condensacin y
sncopa sintctico-expresivas; en la tendencia centrfuga11 o predominio de la
yuxtaposicin y de la coordinacin o parataxis sobre la subordinacin o hipotaxis; en la
aparicin de interferencias, cruces, parntesis asociativos y suspensiones discursivas y
sintcticas.
As, en nuestro fragmento, destacamos algunos casos de hiprbaton, entendido como
la alteracin al orden oracional lineal propuesto por la Real Academia y que se traduce
en la siguiente estructura: Suj + Pred (V + OD + OI + CCs). Lgicamente este orden slo
se aplica en las oraciones predicativas.
Constituyen ejemplos de hiprbaton en el texto los siguientes: () que trabajo no hay
(lnea 11);() iras t con otra cosa a ese sitio (lnea 18); () Va todo el mundo
tomndose su cerveza (lneas 38 y 39); () despus te llevas treinta das dndote
cabezazos contra la pared (lneas 47 y 48); () y de pronto te lo cortan (lnea 62); ()
Tu madre, trabaja tambin? (lnea 81). Este ltimo ejemplo es un caso de dislocacin
expresiva en la modalidad interrogativa que tiende a realzar el elemento desgajado de
la pregunta propiamente dicha, en este caso, el sujeto oracional. Dicha dislocacin
conlleva a menudo una segmentacin tonal de valor igualmente expresivo.
10
VIGARA TAUSTE, Ana Mara (2005). Morfosintaxis del espaol coloquial. 2 edicin. Madrid. Editorial Gredos. Pg. 71 11
SECO, Manuel (1973). La lengua coloquial: Entre visillos de Carmen Martn Gaite, El comentario de textos. 3 edicin. Madrid. Editorial Castalia. Pg.370
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La deixis es asimismo otro de los recursos de los que se sirve el hablante para construir
su coloquio. Segn Pedro Carbonero, los elementos de valor dectico sirven a menudo
de anclaje entre el plano de la enunciacin y el plano del enunciado.12. en este
fragmento el referente principal del texto es el propio hablante y sus experiencias que
l cree compartir con mucha gente, por lo que el yo y el t con intencin
generalizadora estn constantemente presentes en forma de decticos personales: ()
que como yo pues hay montones de criaturas (lneas 22 y 23); () ya no es decir que yo
me quiera colocar en una confitera; () ya me da igual () (lneas 25 y 26); () y t
ests ah aliado (lnea 39); () que igual que me pasa a m (lnea 39); () porque
yoestando trabajando () pues me he pegado una vida que (lneas 62 y 63).
Encontramos tambin algunos decticos temporales alusivos al mbito de la
enunciacin, ahora mismo, (lnea 6) que contrastan con otros relativos al mbito de lo
enunciado, los ocho aos que he estado trabajando, (lnea 63), que sirven para
trasladar la narracin del presente al pasado.
An dentro de los procedimientos decticos podemos destacar una expresiva
posposicin del determinante demostrativo en el fragmento pero el ao y medio ese
tambin se acaba, no? (lnea 7). Resulta expresivo por su valor claramente despectivo
respecto a lo que se enuncia, lo que contraria la opinin de Vigara sobre la superacin
diacrnica del valor despectivo atribuido antao a esta construccin.13
La urgencia comunicativa y la falta de elaboracin del discurso del hablante producen
tambin algunos casos de ruptura sintctica o anacoluto: () que ganaba sesenta mil
pesetas y se las daba a mi madre entero (lneas 68 y 69); () Mi madre trabaja
enlimpia (lnea 82). En el primer ejemplo, el anacoluto se ha producido por un
fenmeno de interferencia entre lo previamente enunciado (el sueldo) y la
especificacin de la cantidad de dinero que constitua el salario. Podra considerarse
tambin un fenmeno gramatical de concordancia ad sensum. En el segundo caso, el
anacoluto es el resultado de una reformulacin o autocorreccin del hablante sobre la
marcha.
Otros casos de interferencia por la urgencia comunicativa se encuentran por ejemplo
en: () pues ni me he podido comprar carnet (lnea 77); () despus te llevas treinta
das dndote cabezazos contra la pared (lnea 48).
Ms casos de autocorreccin: () pues te tienes que pasrtelo bien (lneas 1 y 2); ()
pues vas cortadopues vas de corte (lneas 36 y 37); () que te hace yaque te haces
ms ilusiones trabajando que sin trabajar (lneas 58 y 59); () porque yo estando
trabajandolos ocho aos que he estado trabajando (lneas 63 y 64); () llegu a
juntar hasta medio milln de pesetas para comprarme un coche, dar la entrada de un
coche (lneas 73,74 y 75); () porque empiezas a ganar dinero y ves la vila cosa ya de
otra forma (lneas 60 y 61).
Llaman la atencin tambin algunos casos en los que el pensamiento y
consecuentemente el discurso no siguen un orden cronolgico y hay avances y
12
CARBONERO, Pedro (1997). Comentario sintctico de un texto oral. En: CARRASCO CANTOS, Pilar. Comentario Lingstico de Textos. Mlaga. Universidad de Mlaga. Pg. 219 13
VIGARA TAUSTE, Ana Mara (2005). Morfosintaxis del espaol coloquial. 2 edicin. Madrid. Editorial Gredos. Pg. 96
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retrocesos narrativos: () porque para tomarte una cervezasalir a la calle y tomarte
una cerveza (lneas 31 y 32); () porque yo sala de trabajar el sbado- porque yo
cobraba por semana, sala el sbado de trabajar y yo tena un sueldo bueno (lneas
66,67 y 68); () llegu a juntar hasta medio milln de pesetas para comprarme un
coche, dar la entrada de un coche y sacarme mi carnet (lneas 73 a 76).
Las redundancias lxicas y de construccin son tambin bastante numerosas en el
fragmento: () pues vas y te vas (lnea 46); () ni nada de nada (lnea 79); () va dos
das cada semana a cada lado (lnea 84); () te daran otra cosa, iras t con otra cosa
a ese sitio (lnea 18). Estas formas pleonsticas iterativas son un recurso ms que
utiliza el hablante para realzar su discurso. La construccin de ni nada de nada es
adems una expresin clich o frase estereotipada, acaso menos expresiva por estar
desgastada por el uso.
Algo menos frecuentes son las repeticiones de elementos del discurso con variantes
explicativas, aunque podemos mencionar alguna: () es que no te dicen nada, es que
te dicen el no rotundo (lnea 20).
En cambio son muy recurrentes las interrupciones del discurso: () porque nadie te
da, nadie te da un (lnea 14); () Sisi te vas a la calle sin dinero (lnea 35); ()
porque es queY no eres slo t (lneas 21 y 22);() sin un duro, hecho un (lnea 40).
A pesar del nivel lingstico medio-bajo del hablante, llama bastante la atencin el
hecho de que no utiliza tacos en ningn momento ni tampoco interjecciones propias ni
impropias.
En cuanto a las muletillas, como ya hemos comentado, llega a resultar irritante el uso
de no? con valor de comprobacin. Con la misma funcin enftica se alternan de
cuando en cuando otras muletillas como sabes? (lnea 60) y vamos (lnea 86),
utilizado en este ejemplo con afn de precisin respecto a lo que viene a continuacin.
Se utiliza asimismo en el enunciado () estamos en un nivel de vida que como no
tengas dinero no haces nada, vamos (lnea 30), pero en este caso, al manifestarse al
final, suele marcar la enunciacin que le precede como la que se ajusta a la realidad
de lo expresado.14
Destacamos tambin la aparicin del enlace coloquial pues, partcula expletiva que se
caracteriza por la frecuencia de su uso y porque la ausencia de carga significativa la
convierte en gramaticalmente innecesaria aunque es destacable su valor ilativo en el
contexto en el que aparece: () es decir, pues mira, pues si por lo menos te dijeran:
Pues mira, pues ven la semana que viene a ver qu pasa () pues te daran otra cosa
(lneas 15 a 18); () pues vas cortado, porque si no llevas dinero, pues vas de corte
(lneas 36 y 37); () pues, mira ,todava, por lo menos, dices: pues, mira, no s, no he
trabajado; no s lo que es eso (lneas 55 y 56).
Encontramos tambin el uso de la conjuncin coordinante adversativa pero, no con
su valor caracterstico de contraposicin o correccin entre dos enunciados, el
14
CARBONERO, Pedro (1997). Comentario sintctico de un texto oral. En: CARRASCO CANTOS, Pilar. Comentario Lingstico de Textos. Mlaga. Universidad de Mlaga. Pg. 216
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segundo de los cuales suele poseer mayor fuerza argumentativa, sino como conector
no especfico de valor fundamentalmente ilativo:15
() porque no te vas a amargar porque ests parado, no?. Pero que, en fin, queque
va bien la cosa, no? (lneas 2 a 4)
() que ganaba sesenta mil pesetas y se las daba a mi madre entero, no?, pero, luego,
yo tambin me llevaba todas las semanas diez y quince mil pesetas de horas extras,
que sas eran para m, no? (lneas 68 a 72).
En cuanto a la tendencia centrfuga o predominio de la coordinacin o la
yuxtaposicin sobre la subordinacin, podemos afirmar que el hablante empieza su
discurso con fragmentos casi sintcticamente sueltos:
() que va bien la cosa, no? (lnea 4)
() que no, que trabajo no hay (lnea 11)
() que para ac, que para all (lnea 12)
Pero a medida que va cogiendo confianza, su sintaxis se va complicando tambin:
() porque me hace falta el dinero y estamos en un nivel de vida que como no tengas
dinero, no haces nada, vamos. (lneas 28 a 30);() se quedan la mitad de los das en
sus casas () porque no tienen un puto duro para salir a la calle (lneas 43 a 45).
Un fenmeno muy visible en este fragmento es el recurso al polisndeton tanto
coordinante:
() pues ni me he podido comprar carnetni me he podido sacar el carnet, ni me he
podido comprar el coche ni nada de nada. (lneas 76 a 78)
como subordinante:
() ya me da igual una confitera, que de basurero, que de albail, que de lo que sea.
(lneas 26 y 27)
() porque ya lo que quiero es trabajar, porque me hace falta el dinero () (lneas 28 y
29)
En algunos prrafos se incorpora el dilogo a la narracin con presencia de un verbum
dicendi, aunque no se trata de un dilogo ajeno, sino de uno imaginado por el hablante
y que expresa como si fueran palabras de otros:
() pues si por lo menos te dijeran: pues mira, pues ven la semana que viene a ver qu
pasa, no? (lneas 16 y 17)
() por lo menos, dices: pues, mira, no s, no he trabajado; no s lo que es eso.
(lneas 56 y 57).
Destacamos asimismo la profusin de pronombres afectivos, como un recurso de
nfasis funcional que sirve para otorgar una connotacin subjetiva a lo dicho, en virtud
15
VIGARA TAUSTE, Ana Mara (2005). Morfosintaxis del espaol coloquial. 2 edicin. Madrid. Editorial Gredos. Pg. 124
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de la cual se combinan y repiten sin piedad pronombres personales sujeto y
objeto:16
() Porque ya no es decir que yo me quiera colocar en una confitera (lnea 25)
() porque para tomarte una cerveza () te tienes que llevar cien duros (lneas 31 y 32)
() despus te llevas 30 das dndote cabezazos contra la pared (lneas 47 y 48)
() pero cuando trabajas y te dejan parado (lnea 57)
Detectamos, asimismo, una falta de concordancia pronominal en la estructura () te
tienes que llevar cien duros como mnimo, y si no lo tienes qu?, (lneas 33 y 34), lo
que tambin es muy frecuente en la lengua coloquial conversacional debido a la falta
de estructuracin previa del discurso.
Adems, dentro de los procedimientos de realce ms destacados en este fragmento,
cabe hacer referencia a presencia de alguna que otra estructura ponderativa, cercana
a la exclamacin: () los ocho aos que he estado trabajando pues me he pegado una
vida que, de verdad, que esa no se me va a olvidar (lneas 63 a 65).
Otra similar es: () tena dinero, que llegu a juntar hasta medio milln de pesetas
(lnea 73 y 74), que se logra gracias a la insercin de una proposicin consecutiva,
realzadora, lo que supone tambin un procedimiento muy corriente en la lengua oral y
que resulta comprensible incluso con elementos elpticos.
Por ltimo, an dentro de los procedimientos de realce, no podemos dejar de hacer
alusin a la presencia de ciertas estructuras hiperblicas, que otorgan gran
expresividad y activan la creatividad del hablante:
() que como yo pues hay montones de criaturas (lnea 22) (ntese el valor peyorativo
y metonmico atribuido por el hablante al vocablo criaturas).
() porque para tomarte una cerveza () te tienes que llevar cien duros como mnimo
(lneas 31 y 32)
() Va todo el mundo tomndose su cerveza y pagando (lnea 38)
() porque no tienen un puto duro para salir a la calle (lnea 44)
16
VIGARA TAUSTE, Ana Mara (2005). Morfosintaxis del espaol coloquial. 2 edicin. Madrid. Editorial Gredos. Pg. 144
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3- CONCLUSIN
La realizacin de este trabajo nos ha permitido profundizar en un campo que hasta
ahora nos resultaba desconocido: el de la sintaxis oral.
En el proceso de formacin acadmica, especialmente en los grados medios, se otorga
ms importancia a la sintaxis de textos escritos y la oralidad se deja un poco de lado o
se est por sentada.
Por este motivo, lo interesante de este trabajo ha sido reflexionar sobre
procedimientos que todos utilizamos en nuestra comunicacin cotidiana, pero sobre
los que pocas veces reflexionamos.
Desde luego, constituye un campo de estudio muy interesante y con grandes
posibilidades de investigacin.
Somos conscientes de que debido a la novedad del tema, por un lado, y a la falta de
tiempo, por otro, han quedado muchos fenmenos por explorar en el texto objeto de
anlisis.
Esperamos por lo menos haber alcanzado unos mnimos de calidad y haber tocado los
puntos esenciales.