_clase-7

6
Clase Nº 7 El problema de la experiencia y la diferencia entre experiencia histórica y experiencia subjetiva. La problemática aquí planteada compromete uno de los posibles “caminos incompletos” que pudo haber dejado la teoría marxista y que puede articularse quizás de este modo ¿Existe una correspondencia en el plano subjetivo de la masa (por ahora llamémosla así) con lo que podríamos llamar una experiencia histórica pero que ha tenido muchos nombres en la teoría? Dicho de otro modo ¿El comportamiento de la masa en un nivel de conjunto y desplegado en una temporalidad X recoge todas las determinaciones pasadas de su experiencia en el plano subjetivo? Y si subjetividad histórica y conciencia histórica no se correspondieran (aunque pudieran hacerlo en la forma y no en el contenido) ¿Como incorporar la experiencia subjetiva de la masa como una variable del proceso histórico conjunto de las clases, siendo que aún cuando no la tuviéramos en cuenta, determina la consecución de los procesos, fija un aspecto de su temporalidad y, principalmente y crucial para el marxismo, signa una de las columnas metodológicas de la estrategia política? El problema comienza en Hegel. Fue a él al que se le ocurrió construir una saga experiencial que iba articulando no otra cosa que las representaciones siempre fallidas de la conciencia simple (y cada vez mas compleja) desde sus supuestos y representaciones en contraste con un todo que iba convirtiendo en idealidad universal esos contenidos subsumiéndolos a la sustancia lógica conceptual que finalmente ese imponía. De ese modo, con una fórmula que incluía sin abolir “lo otro” siempre diverso de la representación puntual y finita respecto del objeto, los postulados del sujeto se integraban por la vía negativa, al desarrollo de una experiencia total del mundo (que a la vez, era negada en su entidad potencial) lógicamente emplazada. Algún papel, no podemos decir que primordial, pero tampoco definitivamente secundario, jugaban aquí tanto el olvido como el recuerdo, y sí jugaba de forma fundamental en este desarrollo una especie de disciplina metodológica que incluía el desgarramiento constante de la

Upload: antonio-oliva

Post on 30-Jan-2016

219 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Curso Coad 7

TRANSCRIPT

Page 1: _clase-7

Clase Nº 7 El problema de la experiencia y la diferencia entre experiencia histórica y experiencia subjetiva.

La problemática aquí planteada compromete uno de los posibles “caminos incompletos” que pudo haber dejado la teoría marxista y que puede articularse quizás de este modo ¿Existe una correspondencia en el plano subjetivo de la masa (por ahora llamémosla así) con lo que podríamos llamar una experiencia histórica pero que ha tenido muchos nombres en la teoría?Dicho de otro modo ¿El comportamiento de la masa en un nivel de conjunto y desplegado en una temporalidad X recoge todas las determinaciones pasadas de su experiencia en el plano subjetivo?Y si subjetividad histórica y conciencia histórica no se correspondieran (aunque pudieran hacerlo en la forma y no en el contenido) ¿Como incorporar la experiencia subjetiva de la masa como una variable del proceso histórico conjunto de las clases, siendo que aún cuando no la tuviéramos en cuenta, determina la consecución de los procesos, fija un aspecto de su temporalidad y, principalmente y crucial para el marxismo, signa una de las columnas metodológicas de la estrategia política?El problema comienza en Hegel. Fue a él al que se le ocurrió construir una saga experiencial que iba articulando no otra cosa que las representaciones siempre fallidas de la conciencia simple (y cada vez mas compleja) desde sus supuestos y representaciones en contraste con un todo que iba convirtiendo en idealidad universal esos contenidos subsumiéndolos a la sustancia lógica conceptual que finalmente ese imponía. De ese modo, con una fórmula que incluía sin abolir “lo otro” siempre diverso de la representación puntual y finita respecto del objeto, los postulados del sujeto se integraban por la vía negativa, al desarrollo de una experiencia total del mundo (que a la vez, era negada en su entidad potencial) lógicamente emplazada. Algún papel, no podemos decir que primordial, pero tampoco definitivamente secundario, jugaban aquí tanto el olvido como el recuerdo, y sí jugaba de forma fundamental en este desarrollo una especie de disciplina metodológica que incluía el desgarramiento constante de la conciencia sin la cual (y que por supuesto estaba a priori) no podía haber resultado sintético. De este modo la experiencia no solo era posible, sino también que Hegel, con ella, obligaba a la filosofía posterior a pensarla sólo como experiencia de la totalidad, no sólo en el sentido temporal progresivo, sino en el sentido de su metáfora de profundidad, en el sentido de algo mas que líneas experienciales aleatorias y accidentalmente convergentes. Era una experiencia que suponía siempre a priori la existencia del todo como sinergetica de fuerzas. El emplazamiento panlogicista que sufría la materia del mundo para la constitución de una experiencia de la conciencia que se haría cada vez, siempre Espíritu, dejaba ver el factor que tanto Feuerbach como Marx pusieron de relieve críticamente: Ningún hombre real hacía esa experiencia, que era la experiencia del concepto encarnado en fragmentadas e imaginarias realidades humanas.Sin embargo, unos años antes que ambos pusieran en el orden del día esta crítica, Soren Kierkegaard, marcaba un punto, también de crítica al sistema hegeliano, al que aquí no podemos dejar de aludir porque signa un aspecto fundamental de nuestra problemática.

Page 2: _clase-7

Si aquella saga hegeliana ponía en ordenamiento lógico temporal formas de existencia en el mundo que representaban, a la vez, formas de acceso al conocimiento del mundo para conducir a ambos a síntesis facilitados por la astucia de la sustancia lógica, Kierkegaard va a señalar que esa experiencia es imposible principalmente porque hay algo inaccesible para el otro que arraiga antológicamente en la experiencia individual. Yo puedo mover mis potencialidades desiderativas, morales en el marco desiderativo y moral que me toca vivir como Individuo. Pero en ese marco existencial está mi libertad pero también mi cárcel. Me resulta imposible encontrar alguna forma de trsmisibilidad trascendente de ese marco que excede precisamente mis deliberaciones existenciales. Signado por una filosofía que se mueve acantonada en la preservación de lo indiviso moral del individuo en relación a un Dios que reina espiritualmente en mi pero es incomprensible en su sentido último, Kierkegaard, señalaba, quizás por la vía de la mística, las dificultades heurísticas del concepto de experiencia que arrastraba la tradición de la filosofía alemana. Llamaba la atención, abriendo el campo hacía la filosofía existencialista del siglo XX, de un fenómeno, que despojado de su ropaje teológico, tendía a poner a cualquier filosofía de la historia precedente en tensión: Si yo soy un individuo que vivo una existencia concreta, y no lógica, como en Hegel, y esa existencia concreta se nutre de contenidos que solo me “entornan” a mi y a “los míos” como puedo yo conseguir que la interioridad subjetiva de esa sustancia pase sin perdida al otro. La experiencia histórica es entonces o bien un lienzo lleno de huecos o directamente es tema de Dios, de otras potencias.Finalmente, colocado en uno de los extremos de la contradicción, Kierkegaard, extremando el subjetivismo protestante de siglos anteriores, arrojaba hacia delante el lema existencialista por excelencia: sólo hay experiencia en el marco de mi existencia, por tanto, el conocimiento en tanto experiencia es plenamente subjetivo. Y además de este modo Kierkegaard reniega de la distinción semántica ligada al concepto entre experiencia como forma de conocimiento y experiencia como estado de conciencia.En la temprana fecha de 1843 Marx en los últimos párrafos de la Crítica a la filosofía del derecho de Hegel decía:“Respuesta: sobre la constitución de una clase sin cadenas radicales, de una clase de la sociedad burguesa que no es una clase de la sociedad burguesa; en un estamento que es la disolución de todos los estamentos; en un sector al que su sufrimiento universal le confiere carácter universal; que no reclama un derecho especial, ya que no es una injusticia especial la que padece, sino la injusticia a secas; que ya no puede invocar ningún título histórico sino su título humano; que, en vez de oponerse parcialmente a las consecuencias, se halla en completa oposición con todos los presupuestos del Estado alemán. En una clase, por último, que no puede emanciparse sin emancipar a todas las otras clases de la sociedad; en una clase que, siendo la pérdida total del ser humano, sólo recuperándolo totalmente ha de ganarse a sí mismo. Esta disolución de la sociedad, en la forma de un estamento especial, es el proletariado”

Tempranamente el proletariado era concebido como el producto bastardo de la sociedad burguesa y se habría desde allí un cause que íntimamente ligado al derrotero de conjunto de esa sociedad permitía pensar, a la vez una

Page 3: _clase-7

“experiencia” autónoma, ya no de la sociedad, o de la idealidad de la sociedad en abstracto, sino de esa clase. De este modo Marx funcionó siempre con una doble matriz experiencial histórica para con esa clase: por un lado aquel aspecto de la experiencia obrera que el capital siempre le asigna con sus predicados fuerza de trabajo libre, consumidor, ciudadano, etc. y a la vez una experiencia una que siempre en relación con una determinación de antagonismo estructural, (esté este mas o menos desarrollado por la teoría) desarrolla su propio derrotero diríamos vivencial y político independientemente de las posiciones que el capital le asigna. Esta doble matriz experiencial contradictoria intrínseca a la condición que la formación social le instituye a la clase, es lo que Marx llamaría la experiencia histórica del proletariado.Pero hay otra cualidad metodológica central para con este concepto que vale tanto para el proletariado como para cualquier formación de clase. Introducido de lleno en la Crítica a la economía política, Marx señala más de una vez la doble mistificación que recíprocamente la vieja filosofía idealista y ahora los ideólogos de la economía política practican respecto de los sujetos reales en la pugna histórica. Si en la Ideología alemana Marx denunciaba la reducción de los individuos al rango de ejemplares seriales de una clase formal, ya la representación, en los filósofos, de clases “que existen antes que los individuos que la componen”, En los Grundrisse rechaza simétricamente las robinsonadas de la economía y la reducción de las clases a una suma de relaciones individuales. Es finalmente en los tres capítulos de El Capital donde la determinación reciproca entre los individuos y las clases, es captada como una totalidad dinámica de la relación social.En el terreno del funcionamiento íntimo de la producción de valor se encuéntrale carácter de conjunto con que el capital compele al grupo humano antagónico, no se trata de una categoría entonces de magnitudes individuales accidentales sino de un conjunto que implicando las realidades vivenciales individuales es compelido a la homogeneización experiencial desde el ámbito del trabajo hacia el conjunto social. Este vector esta en la esencia del concepto de trabajo socialmente necesario:“Sin embargo, el trabajo que genera la sustancia de los valores es trabajo humano indiferenciado, gasto de la misma fuerza humana de trabajo. El conjunto de la fuerza de trabajo de la sociedad, representado en los valores del mundo de las mercancías, hace las veces aquí de una misma fuerza humana de trabajo, por más que se componga de innumerables fuerzas individuales de trabajo. Cada una de esas fuerzas de trabajo individuales es la misma fuerza de trabajo humana que las demás, en cuanto posee el carácter de fuerza de trabajo social media y opera como tal fuerza de trabajo social media, es decir, en cuanto, en la producción de una mercancía, sólo utiliza el tiempo de trabajo promediamente necesario, o tiempo de trabajo.” El gasto de la fuerza de trabajo desde el comienzo no es individual. Presupone la “fuerza de trabajo social media”, del “trabajo humano indiferenciado”, del “trabajo socialmente necesario” Se pone en cuestión entonces metodológicamente el punto de partida mismo de los economistas clásicos que parten del individuo aislado: “El individuo que produce como cazador o pescador aislado, que constituye el punto de partida de Smith y de Ricardo, pertenece al universo imaginario de las robinsonadas del siglo XVIII”

Page 4: _clase-7

Es esta homogeneización impelida por el funcionamiento intimo del capital lo que se incluye entonces metodológicamente en al noción de experiencia histórica del proletariado.Del mismo modo esta experiencia histórica no es una experiencia acotada al ámbito productivo aunque nace de él. Y si esto es así, esa zona íntima del funcionamiento del capital también fundamenta la experiencia proletaria centralmente como una lucha. Todas las atribuciones posibles que pudieran dársele a esos grupos humanos impelidos a vender su fuerza de trabajo se subsumen en la direccionalidad de histórica de una lucha. Dicho de otro modo la experiencia proletaria es una experiencia económica, moral, política, cultural, etc., pero solo a condición de que intrincadamente y con mediaciones complejas se expresan en una lucha producto de la esencia antagónica de la formación social. Lo que Marx llama trabajo abstracto, es decir la abstracción que el trabajo destinado a la venta de mercancías produce sobre el trabajo vivo del productor directo, esta históricamente determinado por la por el sistema necesidades, en otras palabras, por la universalidad de la carencia“Las necesidades naturales mismas – como alimentación, vestido, calefacción, vivienda, etc. – difieren según peculiaridades climáticas y las demás condiciones naturales de un país. Por lo demás, hasta el volumen de las llamadas necesidades imprescindibles, así como la índole de su satisfacción, es un producto histórico y depende por tanto en gran parte del nivel cultural de un país, y esencialmente, entre otras cosas, también de las condiciones bajo las cuales se ha formado la clase de los trabajadores libres, y por tanto de sus hábitos y aspiraciones vitales. Por oposición las demás mercancías, pues, la determinación desvalor de la fuerza laboral encierra un elemento histórico y moral. Aún así, en un país determinado, está dado el monto medio de de los medios de subsistencia necesarios… La suma de los medios de subsistencia necesarios para la producción de la fuerza de trabajo, pues incluye los medios de los sustitutos, esto es, de los hijos de los obreros, de tal bodoque pueda perpetuarse en el mercado esa raza de peculiares poseedores de mercancías.”Si la fuerza de trabajo encierra un elemento moral e histórico, si su reproducción incluye el relevo de las generaciones, la determinación del tiempo de trabajo socialmente necesario para la reproducción presupone la lucha de clases.Ahora bien delimitados los trazos más gruesos de esa experiencia histórica del proletariado queda aún sin contestar la relación con la otra dimensión del problema: La experiencia subjetiva. Veremos en la próxima reunión las como trató Marx este problema crucial para la realidad de una estrategia emancipadora del proletariado. Los reparos que Kierkegaard le ponía a Hegel respecto de la integridad de una experiencia histórica que no podía prescindir de la subjetivación de la misma y por tanto de la naturaleza ontológica de la existencia por ahora, llevada a al planteo teórico de Marx quedan intactos.