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LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA CIENCIAS SOCIALES Introducción | Los nuevos movimientos sociales | Características de los nuevos movimientos sociales | El contexto histórico de emergencia de los movimientos sociales latinoamericanos | Verdad y justicia: movimientos por los derechos humanos | Crisis de representación y política de identidad | Los noventa: globalización y protesta social | El control del espacio: movimientos urbanos y rurales | Cultura y política: el desafío de la articulación Autores: Dr. Juan Manuel Obarrio (Universidad Columbia), Lic. Valeria Procupez (Universidad Johns Hopkins)| Coordinación Autoral: Dra. Patricia Funes (UBA y CONICET) y Dr. Áxel Lazzari (UBA) PROGRAMA DE CAPACITACIÓN MULTIMEDIAL EXPLORA LAS CIENCIAS EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

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LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

CIENCIAS SOCIALES

Introducción | Los nuevos movimientos sociales | Características de los nuevos movimientos sociales | El contextohistórico de emergencia de los movimientos sociales latinoamericanos | Verdad y justicia: movimientos por losderechos humanos | Crisis de representación y política de identidad | Los noventa: globalización y protesta social |El control del espacio: movimientos urbanos y rurales | Cultura y política: el desafío de la articulación

Autores: Dr. Juan Manuel Obarrio (Universidad Columbia), Lic. Valeria Procupez (Universidad Johns Hopkins)| Coordinación Autoral:Dra. Patricia Funes (UBA y CONICET) y Dr. Áxel Lazzari (UBA)

PROGRAMA

DE CAPACITACIÓN

MULTIMEDIALEXPLORALAS CIENCIAS EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

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2 EXPLORA CIENCIAS SOCIALES

L os últimos veinticinco años en Amé-rica Latina han estado signados por

la transición democrática y la consolida-ción del modelo económico neoliberal.Desde los inicios de la década de 1980han surgido movimientos de organizaciónsocial, de políticas de identidad y culturales,así como expresiones de demanda y pro-testa: los llamados "nuevos movimientossociales". La novedad de estos movimien-tos radica en que, en un contexto de pro-funda "crisis de representación", plantea-ron "nuevas formas de hacer política" pormedio de las cuales los ciudadanos encon-traron cauces innovadores para construiry expresar colectivamente intereses, reivin-

dicaciones y valores comunes. Esto supusola expansión de la lucha política a ámbitoshasta entonces considerados como per-tenecientes a otras esferas, como el gé-nero, las identidades étnicas o religiosas ylas expresiones artísticas, o aspectos de lavida cotidiana misma, como las relacionesfamiliares, el trabajo y los consumoscolectivos.

Sin embargo, la focalización de la accióncolectiva en objetivos específicos no derivóen el continente en manifestaciones aisla-das del campo político institucional. Por elcontrario, la reivindicación de identidadessociales alimentó la lucha por derechos einclusión social.

Como iremos viendo, ante el contextocrecientemente caracterizado por la po-breza y el desempleo de los años noventa,muchos sectores trascendieron las reivindi-caciones particulares y se amalgamaron enmovimientos populares masivos que cons-tituyen, en varios casos, los principalesespacios de resistencia al modelo de exclu-sión social en los países de la región. Elmovimiento de los zapatistas en México,los cocaleros en Bolivia, los indígenas enEcuador, los piqueteros en la Argentina,los sin tierra en Brasil son sólo algunosejemplos de la incidencia política de múlti-ples actores sociales en ámbitos naciona-les y regionales.

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INTRODUCCIÓN

Miembros del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) marchan hacia Brasilia, la capital de Brasil, el 2 de mayo de 2005.

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A ctualmente, en toda América Latina,grupos de hombres y mujeres se orga-

nizan en torno de búsquedas, reivindicacio-nes o demandas, de muy diferente amplitudy objetivos. Se trata de grandes movilizacio-nes en contra de los efectos de las políticaseconómicas, organismos de derechos huma-nos, movimientos de pueblos indígenas uoriginarios, cooperativas de trabajo y aso-

ciaciones de trabajadores que trasciendenlas estructuras sindicales tradicionales y lospartidos políticos, movimientos pro vivien-da y asentamientos, asociaciones vecinalesy barriales, comunidades eclesiásticas de ba-se, asociaciones étnicas autónomas, movi-mientos de mujeres, grupos de jóvenes, coa-liciones locales para la preservación delmedioambiente y la defensa de tradiciones

regionales, organismos políticos articuladosen torno a cuestiones de género o sexuali-dad −como movimientos de derechos gays ylésbicos−, movimientos ensamblados alrede-dor de la música, el arte y otras expresionesde la cultura popular, grupos autogestiona-rios de desocupados o pobres y heterogéne-as organizaciones que han florecido en elcontinente desde el inicio de los ochenta.

LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES

El 1 de enero de 1994, el mundo enterose vio conmocionado por la aparición,en las sierras de Chiapas, México, deuno de los movimientos populares másimportantes de la década a nivel glo-bal: el Ejército Zapatista de LiberaciónNacional (EZLN). En coincidencia con eldía de entrada en vigencia del Tratadode Libre Comercio de América delNorte (NAFTA), el EZLN dio a conocer ala sociedad mexicana y al mundo susdemandas por el reconocimiento y laincorporación de los indígenas deChiapas a una sociedad de plenos dere-chos en relación con la tierra, la educa-ción, el alimento y un estatus de ciuda-

danía que incluyera el respeto a unahistoria cultural local. Luego de más deuna década, puede decirse que los efec-tos del zapatismo han sido amplios, nosólo en cuanto a la generación de fuer-tes debates en la sociedad mexicana,sino también respecto de la influenciaque ha tenido en el campo progresistaen el ámbito mundial y en especial enel movimiento de crítica a la globaliza-ción, algo que ya estaba apuntado enla crítica inicial a los efectos que conlle-varía la aplicación del NAFTA.

Tal vez fueron determinadas caracte-rísticas especiales del zapatismo las quecontribuyeron a su impacto en la escala

global. Se trata de un "ejército popu-lar" o guerrilla armada que afirmó quesólo tomaría las armas si era atacado. Alcontrario de expresiones anteriores dela guerrilla latinoamericana, los za-patistas no están empeñados en tomarel poder central, sino que, liderados porun "subcomandante" encapuchado, deidentidad desconocida, innegable caris-ma y prosa poética, afirman que suobjetivo es lograr el reconocimiento desus derechos como indígenas y la pro-fundización del sistema democráticomexicano, liderado durante más demedio siglo por el sistema de partido-Estado del Partido RevolucionarioInstitucional. De acuerdo con el espíritude los tiempos que corren, han obteni-do un gran impacto al globalizar unconflicto local y un problema nacional,montados en una red planetaria demedios de comunicación, incluidosInternet y correo electrónico, y suma-dos a la labor de apoyo de grupos polí-tico-culturales localizados en las másdiversas regiones del mundo. Los zapa-tistas transmiten un mensaje que conju-ga política y estética −guerrilla y arte−de una manera sumamente innovado-ra; constituyen, tal vez, el ejemplo másacabado de lo que hoy, en los inicios delsiglo XXI, se entiende como nuevosmovimientos sociales latinoamericanos.

El EZLN emerge en México a mediados de los años noventa.

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EL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL

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La variedad en la composición, los objeti-vos, las formas de organización, los niveles deinstitucionalización y las conexiones con for-mas de asociación más clásicas presentan unprimer interrogante para el análisis de estosmovimientos. ¿Pueden todas estas formasde movilización social, cultural y política seragrupadas bajo una misma categoría? ¿Quécaracterísticas comunes permiten analizarlasen conjunto? ¿Comparten una historia, ade-más de un presente?

CARACTERÍSTICAS DE LOS NUEVOSMOVIMIENTOS SOCIALES

Se los denomina "nuevos" movimientospor oposición a las estructuras tradicionalesde acción del campo popular, ya fueranéstos partidos políticos, sindicatos u organi-zaciones campesinas, que albergaban lasformas principales de protesta y participa-ción política antes de los años ochenta.Algunos de los más importantes surgieronen el contexto de extrema represión y férreacensura de las dictaduras militares (en es-pecial en el Cono Sur) que prohibían los

canales institucionales de expresión de lasdemandas sociales. De la conjunción de lacrisis del discurso nacional-popular en elcontinente y la derrota político-militar deorganizaciones de lucha armada revolucio-naria emergieron nuevas formas de movili-zación, generalmente dirigidas a objetivosespecíficos, como la defensa de los dere-chos humanos, la demanda por el recono-cimiento de los derechos de las mujeres ola reivindicación de formas culturales parti-culares. La explosión de organizacionesde base y asociaciones locales marcó uncambio en el carácter de la oposición polí-tica en toda la región, en tanto diversossujetos contenidos en estos grupos co-menzaron a reivindicar sus propias −diferen-tes− historias y derechos. Ante la imposibili-dad de articular demandas en movimientosamplios y unificados de emancipación, semultiplicaron los espacios de lucha política yresistencia.

Pero ¿qué son en concreto los nuevosmovimientos sociales?

Aunque la noción de movimiento social esintrínsecamente ambigua por la variedad

de formas de acción política y objetivos queabarca, hay algunos rasgos que pueden serseñalados como comunes. Una de las prin-cipales características que los analistas sue-len resaltar es la importancia del sentidocolectivo construido por los actores partici-pantes. El concepto entró en boga enAmérica Latina a comienzos de la décadade 1980 para designar aquellas accionescolectivas que se planteaban alrededor deidentidades distintas de las tradicionalmen-te convocantes entre los sectores populares(como obrero o campesino). Puede afirmar-se que más que una forma específica deorganización o acción política, lo que defi-ne a los movimientos es una determinadarelación con la llamada "política de la iden-tidad", que establece sensibilidades colecti-vas que permitan preservar las particulari-dades de los distintos grupos.

Asimismo, es importante distinguir entremovimientos sociales y organizaciones. Unmovimiento puede reunir un amplio núme-ro de organizaciones específicas, más o me-nos institucionalizadas, con diferentes ideo-logías y mecanismos de acción, con intereses

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América Latina es escenario de la emergencia de múltiples organizaciones nucleadas entorno a diferentes demandas, búsquedas y reivindicaciones.

1. Marcha del Orgullo GLTTBI por las calles de Buenos Aires.2. Movilización de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional de la

Argentina.3. Protesta de los indígenas cayowas guaraníes contra la ocupación de sus tierras en

Mato Grosso do Sul.

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5LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

e identidades heterogéneas. Aunque el mo-vimiento las englobe, son las organizacioneslas que efectivamente se erigen como inter-locutoras políticas en el campo social. Unejemplo de esto es el movimiento por losderechos humanos en varios países latinoa-mericanos, que incluye diversas organizacio-nes particulares que en ocasiones actúanarticuladamente y en otras no.

Otra característica de los movimientos laconstituyen las formas creativas e innovado-ras de incidir en la esfera pública y presentarsus reclamos en el seno de la sociedad, co-mo las marchas alrededor de la pirámide delas Madres de Plaza de Mayo en la Argen-tina o la ocupación de tierras en las zonasrurales o de edificios en las urbes en Brasil.En todos los casos, se trata de intervencio-nes en el espacio público que ponen entensión aspectos jurídicos del Estado dederecho. Muchas veces, las acciones políti-cas incorporan aspectos estéticos, comolos "escraches" de HIJOS en la Argentina.Incluso entre los movimientos articuladospor identidades más tradicionales (de traba-jadores o campesinos) se presentan nuevasformas de acción, organización y expresión.

Si se analiza la escala social, se observaque algunos movimientos poseen alcancenacional o regional, otros son locales yorientados a objetivos específicos y acota-dos. En general, los movimientos que lo-gran más poder de transformación socialtienen un importante y complejo nivel orga-nizativo, no sólo en el interior del movi-miento, sino también en conexión conredes regionales, cumbres internacionales,alianzas transnacionales y articulación conotros movimientos.

Ahora bien, la relación histórica de los nue-vos movimientos sociales con movimientospopulares que los antecedieron plantea dosinterrogantes. En primer lugar, si los nuevosmovimientos conllevan un viraje definitivo deproblemáticas de clase social a otras relacio-nadas con la identidad cultural. En este senti-do, es imprescindible subrayar que tanto losaspectos culturales como los identitarios nopueden entenderse separados de las relacio-nes de poder, especialmente las condicionesde clase. Aunque hay movimientos socialespluriclasistas −como el de mujeres−, general-mente todos se encuentran atravesados porrelaciones de clase, ya sea porque sus militan-

tes provienen de una inserción social particu-lar (el movimiento ecologista, por ejemplo,está mayoritariamente compuesto por secto-res medios), o porque el tipo de reivindica-ción por el que abogan se relaciona directa-mente con relaciones de opresión (como losmovimientos indígenas o de desocupados).Ello, por supuesto, no implica que la situaciónde clase funcione como el factor identitarioprioritario que unifica el movimiento.

El segundo interrogante es si los movi-mientos postulan una reorientación de laacción política: de acciones dirigidas alEstado a acciones que tendrían por escena-rio exclusivo la sociedad civil. Se entiendepor sociedad civil uno de los ámbitos de losocial, que se diferencia, por una parte, delEstado y, por otra, de las fuerzas del merca-do. Este campo puede ser concebido comouna articulación de prácticas asociativas, ununiverso de derechos y un espacio demo-crático de representación y comunicaciónpúblicos. Está conformado por agrupacio-nes y asociaciones que organizan a los ciu-dadanos en tanto sujetos de derechos.

Al igual que en otras regiones que pasaronpor procesos de transición entre autoritaris-mo y democracia −Europa del Este, ÁfricaSubsahariana−, en América Latina, el descu-brimiento de la sociedad civil como ámbitopolítico surgió con las dictaduras, cuando las

víctimas de la represión y la persecución polí-tica encontraron protección no en las institu-ciones del sistema judicial, sino en asociacio-nes civiles, organizaciones religiosas y gruposde familiares. Las primeras acciones máso menos colectivas dentro de la sociedadcivil se desplegaron en los setenta y princi-pios de los ochenta, como defensa contrael Estado terrorista, y fueron el germen paraprocesos de organización política mayores.

Sin embargo, la propuesta de cambio cul-tural de los movimientos sociales abarcatambién el ámbito del Estado y señala lanecesidad de su transformación. En el estu-dio de los movimientos sociales, por lo tan-to, se debe rechazar la presunta oposiciónentre el polo virtuoso de una sociedad civilvibrante y emancipatoria y el polo negativode un Estado anquilosado y coartante. Dehecho, los movimientos contribuyen aresaltar más una continuidad que un quie-bre entre estos dos espacios sociales.

La acción colectiva de estos movimientosexpresa una concepción de la democraciaque trasciende los límites de las institucio-nes existentes y propone la democratiza-ción de la sociedad como un todo, incorpo-rando nuevos actores a los principios deequidad y justicia social e incluyendo prácti-cas culturales negadas por relaciones socia-les de exclusión y desigualdad.

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Escrache de HIJOS y de Madres de Plaza de Mayo al ex dictador Jorge Rafael Videla, en Buenos Aires,el 18 de marzo de 2006.

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militar encabezado por Pinochet en 1973incidieron profundamente, en años poste-riores, en la búsqueda de alternativas pro-gresistas por parte de intelectuales y líderessociales que habían participado o acompa-ñado aquellos y otros proyectos políticossimilares. Un efecto de esto puede percibir-se hoy en la retórica y el accionar de losnuevos movimientos.

Durante la década de 1970, las acciones delucha y demanda populares, estudianti-les, obreras o campesinas en la región nece-sariamente se inscribían dentro del contextomayor de conflicto entre el campo socialistao nacional-popular y el sistema capitalista. Lapalabra que en esos años sintetizaba esteconflicto era revolución. En general, puededecirse que toda acción popular era entendi-da como revolucionaria en tanto formabaparte de un conflicto mayor que tenía poreje la búsqueda de un cambio de sistema.

En el contexto de guerra fría, se instalaronen varios países dictaduras que ejercieronviolentas represiones sobre el campo social,a la vez que modificaron sensiblemente laestructura económica de las sociedades lati-noamericanas.

En las siguientes dos décadas, la región y elmundo habrían de sufrir amplias y profundas

transformaciones. El año 1989 marca una bi-sagra crucial y cierra definitivamente un pe-ríodo histórico, con la caída del bloque socia-lista, la desaparición de la URSS y la expansiónacelerada de la globalización económica.

Es precisamente en este contexto que seenmarcan el nacimiento y auge de los nuevosmovimientos sociales en Latinoamérica. Paraanalizarlos, partiremos de una división con-vencional entre movimientos centralmentebasados en demandas de identidad y dere-chos de ciudadanía (década de 1980) y movi-mientos por demandas de inclusión econó-mica (década de 1990). Esta división es sólopara un ordenamiento cronológico de la dis-cusión, ya que muchos movimientos perma-necen activos a lo largo de ambas décadas, ylas diversas categorías se superponen. Tal vezla división se refiere más al contexto político yeconómico en que se despliegan los movi-mientos que a los contenidos y las prácticas.

VERDAD Y JUSTICIA: MOVIMIENTOSPOR LOS DERECHOS HUMANOS

Los regímenes autoritarios latinoamerica-nos de los años setenta ejercieron una durarepresión sobre un campo social amplio con-formado por ciudadanos a los que se identi-

EL CONTEXTO HISTÓRICO DE EMERGENCIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES LATINOAMERICANOS

P ara comprender tanto la emergenciade los nuevos movimientos como la

forma y las prácticas que estos adoptan, espreciso realizar al menos un breve recorridopor algunos acontecimientos sociales e his-tóricos de las últimas décadas.

Los años setenta se vivieron en Latinoa-mérica dentro del contexto global de unmundo bipolar, dividido política y económi-camente en dos bloques: uno capitalista,bajo el predominio de los Estados Unidos,y otro del llamado socialismo real, bajo laorientación de la Unión Soviética. Nuestrocontinente se hallaba bajo la cercana y pode-rosa influencia estadounidense.

Dentro de la región, Cuba fue desde ladécada de 1960 un punto de referencia deprogramas político-culturales socialistas, co-mo también un punto de expansión de mo-vimientos guerrilleros y de emancipación dediversos países de la región. Otro punto no-dal de la izquierda latinoamericana −e inter-nacional− lo representó, a partir de 1971, elexperimento de socialismo democrático deSalvador Allende en Chile, quien accedió alpoder por vía de elecciones generales. Laderrota de los movimientos revolucionariosen diversos países y el fin del gobierno de laUnidad Popular chilena a manos del golpe

1. Fidel Castro, comandante en jefe de la Revolución Cubana.2. Che Guevara, líder guerrillero argentino-cubano, asesinado en Bolivia en 1967.3. Salvador Allende, presidente socialista de Chile (1971-1973), que se suicidó

durante el golpe militar de Augusto Pinochet.

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ficaba como disidentes o potenciales oposi-tores. Las dictaduras militares produjeronuna cultura del miedo mediante asesinatos,desapariciones y detenciones arbitrarias depersonas o por razones políticas. Frente alterrorismo de Estado se forjó un movimientosocial que a través de diversos organismosdenunció las extensas violaciones a los dere-chos humanos dentro y fuera de Latinoa-mérica, y demandó respeto a los derechosde los detenidos, así como la reaparición desecuestrados y desaparecidos. En países co-mo Chile, Argentina, Uruguay, etc., la direc-ción de los organismos estuvo constituidapor familiares de las víctimas, profesionales,intelectuales y líderes religiosos o políticos.En todos estos casos, la presencia y el accio-nar de las mujeres fue fundamental, particu-larmente el de los grupos de madres −y lue-go abuelas− de detenidos desaparecidos. Enocasiones fueron duramente reprimidos porlos gobiernos militares.

El movimiento de derechos humanos tuvouna incidencia primordial en el retorno dela democracia en los países del Cono Sur. Elrespeto por la integridad física de todas laspersonas fue visto como uno de los ejesesenciales del nuevo Estado de derecho.Como señala Elizabeth Jelín, este logrohace necesario reflexionar sobre los pará-metros con los que se miden el éxito o elfracaso de un movimiento. En la medida enque la defensa de los derechos humanos seinstala como uno de los pilares de lo que seentiende por democracia y es sostenida porinstituciones públicas y vastos sectores de lasociedad en lugar de quedar tan solo limita-da a los organismos se va diluyendo la es-pecificidad y el protagonismo de estos.

Las consignas de búsqueda de verdad yjusticia enarboladas por los movimientos dederechos humanos encontraron un campode acción más amplio durante los años dela transición democrática (Argentina: 1983-1985; Uruguay: 1986; Chile: desde 1990) yfueron retomadas por otras organizaciones.Fue entonces que se accedió a cierta docu-mentación estatal concerniente a la repre-sión política, se establecieron en algunospaíses “comisiones de la verdad” (como laCONADEP argentina), y se llevó a juicio a res-ponsables por crímenes contra la humani-dad. En algunos países se procedió a realizarexhumaciones de restos de personas desapa-

recidas. La participación de dirigentes y es-pecialistas en derechos humanos en estascomisiones y en instituciones oficiales pro-dujo intensos debates en el seno de losmovimientos donde algunos sectores insis-tían en mantener la autonomía de los orga-nismos frente al Estado.

Hoy en día, a lo largo de la región en demo-cracia, además de proseguir con los reclamospor los crímenes de las dictaduras todavía noresueltos, los organismos de derechos hu-manos, junto con movimientos locales devecinos o campesinos, se organizan paradenunciar manifestaciones de autoritarismoresidual que surgen, por ejemplo, bajo la for-ma de violencia arbitraria por parte de lasfuerzas de seguridad. En este contexto hansurgido también nuevas prácticas, como lasmarchas del silencio, para rechazar la violen-cia y demandar la aplicación de la justicia.

CRISIS DE REPRESENTACIÓN Y POLÍTICA DE IDENTIDAD

Hacia mediados de la década de 1980, lapalabra que sintetizaba las demandas socia-les y la orientación de las acciones popularesera democracia. Entendida como un sistemaigualitario y de fuerte respeto por las mino-rías, la palabra representaba la posibilidad deacceso a distintos tipos de bienes, materialesy simbólicos, en un sistema de Estado dederecho donde la ley podría −finalmente−

traer la prometida justicia social −y hasta lajusticia a secas− que había estado exiliadadurante los años de los gobiernos autorita-rios. Buena parte de la izquierda latinoameri-cana, acompañando transformaciones quese producían en el ámbito mundial, trocó labúsqueda de la revolución por la profundiza-ción de la democracia. Toda acción o deman-da popular, entonces, era vista como unapráctica democrática, de fortalecimiento yexpansión del sistema.

Fundamentalmente, esto tenía que vercon dos conceptos clave: derechos y repre-sentación. El Estado de derecho se basa fun-damentalmente en la consolidación de undiscurso jurídico que entiende la mayor par-te de las reivindicaciones como demandasde derechos. Y al ser definida la democraciaesencialmente como un sistema delegativoy representativo, estas demandas deben sercanalizadas mediante mecanismos de repre-sentación del sistema, como también pormedio de los principales actores de la políti-ca electoral en una democracia delegativa:los partidos políticos.

Diversos estudiosos pronosticaron enton-ces que la transición democrática disminui-ría la incidencia de los movimientos. En efec-to, esto sucedió en alguna medida en variospaíses, como Uruguay −donde sindicatos ypartidos volvieron a representar las deman-das populares− o Brasil, donde por medio deuna fluida interacción con los movimientos,

Ronda de Madres de Plaza de Mayo durante la dictadura militar argentina a fines del año 1977.

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los partidos lograron unificar a escala nacio-nal y representar en el ámbito institucional,un conjunto de fuerzas heterogéneas convisiones localizadas. Tal es el caso del Partidode los Trabajadores (PT), actualmente alfrente del gobierno brasileño.

Sin embargo, las democracias en el conti-nente nacieron gravemente limitadas porprofundas crisis económicas y los efectos delfuerte endeudamiento externo incrementa-do bajo las dictaduras. El marcado descensode todos los factores de desarrollo económi-co e indicadores sociales (crecimiento de lapobreza y el desempleo, reducción de lasprestaciones sociales) en la región, así comola llamada "crisis de la deuda externa" quehizo eclosión a mediados de los ochenta (apartir del colapso económico mexicano)barrieron uno tras otro los primeros gobier-nos de la transición democrática. El mapapolítico se caracterizó por la crisis profunda

de los modelos de populismo político y de-sarrollo económico que sostenían diversasformas de inclusión social.

La insatisfacción popular no sólo se expre-só en lo tocante a aspectos económicos ysociales, sino también en lo que fue enten-dido por los analistas como una generaliza-da "crisis de representación" democrática.Ante la falta de respuesta a las demandassociales, las instituciones dejaron de ser pro-gresivamente las canalizadoras de los recla-mos y las propuestas sociales. Los partidospolíticos tradicionales fueron perdiendo sucaudal de apoyo mayoritario. En países co-mo Perú, Venezuela y Ecuador, el sistematradicional de partidos fue casi disuelto, ylos lugares centrales de poder fueron ocu-pados por figuras que explícitamente se pre-sentaban como provenientes de fuera de lapolítica partidaria clásica: artistas, empresa-rios e, incluso, ex militares.

Paralelamente, se afianzó la acción dediversos movimientos basados en la reafir-mación de derechos e identidad. Estos sonlos movimientos en los que se ve más clara-mente la unión de aspectos culturales y polí-ticos, que los llevan a desarrollarse por fuerade los canales institucionales clásicos de lademocracia.

MOVIMIENTOS DE MUJERES

Movimientos feministas y de género, por losderechos de los homosexuales, étnicos yasociados a formas de la cultura popularconstituyeron emergentes de desarrollos dela modernidad latinoamericana que a la vezque crearon nuevos tipos de ciudadanos yactores sociales, generaron vacíos culturalesy demandas de derechos por parte de esosindividuos y grupos.

Las relaciones de género son una de lasáreas donde las estructuras de poder sehallan más "naturalizadas", mediante meca-nismos socioculturales que regulan roles yactitudes de hombres y mujeres. Los movi-mientos feministas y por los derechos de lasmujeres ejemplifican los tipos de movimien-tos convocados alrededor de una identidady que instalan sus demandas tanto en rela-ción con las estructuras institucionales comocon las formas organizativas de la vida coti-diana. Un hito en los inicios del movimientofue el Encuentro de la Mujer realizado enMéxico en 1975, donde las actividades deun foro paralelo al oficial estuvieron marca-das por la presencia masiva de organizacio-nes que instalaban en las agendas oficialeslos derechos e intereses específicos de lasmujeres como la igualdad, la lucha contra ladiscriminación, los derechos reproductivos,

Marcha de familiares de víctimas de la violencia policial en la Argentina, a fines de los noventa.

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la violencia doméstica, etc. A partir de en-tonces, las organizaciones feministas −auncon grandes diferencias ideológicas entresí− han logrado que sus propuestas sean rei-vindicadas por otras organizaciones e insti-tuciones.

En algunos casos es interesante destacar lautilización de roles tradicionales y "naturali-zados" de la mujer como eje convocante degrupos que buscaban otros fines. Tal es elcaso del movimiento de las Madres de Plazade Mayo en la Argentina, cuyos integrantesrecurrieron a su condición de madres comoidentidad intrínsecamente femenina, y ledieron un nuevo significado al desplazarladel ámbito privado del hogar al espaciopúblico de la plaza.

En barrios pobres urbanos de todo el con-tinente, también son las mujeres las prime-ras en movilizarse en busca de una mejorcalidad de vida, servicios e infraestructurapara sus familias. Aunque generalmente estaparticipación está signada por las tareasusualmente atribuidas a las mujeres, la mis-ma participación las va llevando a otrasinquietudes y nuevas formas de organiza-ción, tanto enfocadas a modificar estructu-ras de poder dentro del hogar como al cues-tionamiento de la situación económica o alaccionar de instituciones estatales.

EL DERECHO A LA IDENTIDAD Y LA DIFERENCIA

En los parámetros de defensa del derecho ala identidad y la diferencia se enmarcan tam-bién los movimientos por los derechos de loshomosexuales, que generaron un espaciopropio de expresión y acciones públicas,estableciendo conexiones con otros movi-mientos contra la discriminación social y porderechos legales específicos. Este es otroejemplo de movimiento que va más allá delas instituciones y apunta a "educar" a lasociedad toda contra la discriminación.

La creciente influencia de los medios decomunicación generó también que lo políti-co −entendido en un sentido amplio, másallá de lo partidario y electoral− se entremez-clara con nuevos lenguajes y formas estéti-cas. Es decir que formas de cultura popular,arte, símbolos e imágenes, pasaran a tenerun contenido de demanda y acción política.Diversos movimientos sociales cuestionaron

la cultura dominante (los valores y símbolosmayoritariamente respetados y reproducidoscomo propios de una sociedad) en tantonegadora de aspectos culturales de las mino-rías. Un ejemplo de la utilización de formasestéticas por los movimientos sociales fueronlas campañas públicas nacionales e interna-cionales de demanda por los desaparecidosen Uruguay, la Argentina o Chile. Murales ysiluetas con la figuras de los desaparecidosfueron exhibidos como arte público en lascalles y plazas latinoamericanas, y reproduci-dos en los medios de comunicación regiona-les y globales.

Otros ejemplos que conjugaron arte ypolítica en la búsqueda y reafirmación deidentidades fueron el movimiento de reivin-dicación étnica de las raíces africanas en elnordeste brasileño y el movimiento del rocklatinoamericano, localizado en diversos cen-tros urbanos de la región. El movimientoafrobrasileño originado en la ciudad deSalvador de Bahía en 1974, con la fundacióndel Bloco Ilê Aiyê, y luego extendido a otrasciudades de Brasil, reivindica la herencia cul-tural africana de la población de ese país.Estos movimientos utilizan la "cultura negra"como instrumento de concientización sobrediscriminación, marginación y pobreza de la

población afrobrasileña. Estos blocos consti-tuyen movimientos masivos que exceden loartístico y propugnan una inserción políticamediante el auspicio de proyectos comunita-rios de mejoras de las condiciones de vida y eldesarrollo de programas educativos.

El movimiento de rock latinoamericanoconstituyó un espacio contracultural de resis-tencia durante las dictaduras argentina, chi-lena o brasileña, mediante de la expresiónpoética de protesta que pugnaba por burlarla censura estatal, como también por mediode reuniones masivas en espacios públicos,circulación de medios de comunicación yotros elementos de una cultura de lenguajese identificaciones juveniles. Esta corrientedesbordó los cauces alternativos a fines delos ochenta, con la masificación regional delas grandes bandas, la expansión de ventasde discos y un alto grado de exposiciónmediática. Surgieron asimismo nuevos polosde producción de rock latinoamericano, fun-damentalmente en México. A mediados dela década de 1990, el discurso y la estéticadel rock latinoamericano se homogeneiza-ron y el movimiento que fuera contracultu-ral apareció ya absolutamente estructuradoen torno al mercado y convertido en parteesencial de la cultura oficial de la región.

El “Siluetazo”, intervención artístico-política realizada en septiembre de 1983 en Buenos Aires en recordación de los desaparecidos de la dictadura.

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LOS NOVENTA: GLOBALIZACIÓN Y PROTESTA SOCIAL

H acia fines de la década de 1980, conla caída del bloque socialista, comien-

za la expansión del sistema económico capi-talista por todo el globo. Este proceso de"globalización" hace que las distintas regio-nes del mundo parezcan cada vez más inter-conectadas. A pesar de haber distintas defi-niciones de la globalización, se pueden seña-lar aquí tres características coincidentes.

Una primera característica es la expansióndel capitalismo en el ámbito mundial, condos aspectos centrales: en primer lugar, el

capital circula mucho más rápida y libremen-te entre países y regiones, a la vez que pierdeparte de su naturaleza "nacional"; ensegundo término, ya prácticamente no que-dan espacios −regionales o domésticos− quese sitúen fuera del sistema capitalista. Todoproducto económico y todo trabajo se hallainserto en mercados cada vez más ligados aflujos mundiales. Como resultado de estasituación, las organizaciones de campesinosy pequeños productores de toda Latinoa-mérica, así como los sindicatos y movimien-

tos que defienden sus derechos, se enfren-tan frecuentemente a actores y estructurastransnacionales.

Un segundo aspecto de la globalización esel creciente flujo internacional de personas,sobre todo inmigrantes en busca de empleo ymejores condiciones de vida. Organizacionesde migrantes latinoamericanos juegan demanera creciente un papel no tan sólo políti-co, en campañas pro derechos para los inmi-grantes o legalización de indocumentados,sino también cultural: historias, tradiciones ylenguajes comunes organizan a estos gruposque se desplazan siguiendo los flujos globa-les de inversión y empleo.

El tercer aspecto central de la globalizaciónes la conformación creciente de una socie-dad de la información, donde las nuevas tec-nologías de comunicación y los medios masi-vos juegan un papel central, y en la quesaberes y conocimiento forman una fuerzaeconómica cada vez más fundamental. Paraobtener un mayor impacto o respuesta asus demandas, los movimientos deben me-diatizarse crecientemente. El zapatismo esun caso extremo de presencia en los mediosglobales y las redes informáticas, pero diver-sos movimientos nacionales y locales utilizancada vez más la presión que pueden ejercerla cobertura televisiva de sus acciones. A ve-ces esto redunda en una estetización de laprotesta: amplias manifestaciones públicascentradas en performances.

Con el inicio de la década de 1990, se pro-fundizó en la región un contexto de políticaseconómicas de cuño predominantementeneoliberal, que pueden sintetizarse en laprivatización de gran parte del sector públi-co, la desregulación del comercio y la inver-sión, y el auge del sector financiero. Los pla-nes de ajuste estructural de la economíarecomendados por los organismos financie-ros multilaterales condujeron a un fuerteendeudamiento externo; derechos y benefi-cios sociales fueron cercenados. En los paí-ses de la región se verificó un aumento delos niveles de pobreza y la expansión de labrecha entre grupos de mayores y menoresrecursos.

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Las políticas económicas neoliberales ampliaron la brecha entre ricos y pobres, situación que sepercibe en los espacios públicos de las ciudades.

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11LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

les o centrales, percibidos como embarcadosen políticas antipopulares o bien en prácticasde corrupción. El caso de Fernando Collor deMello en Brasil, cuyo gobierno cayó en 1992en medio de manifestaciones de masas en sucontra, es paradigmático en este sentido. Laviolenta protesta antiajuste conocida comoel Caracazo en la crisis del sistema político enVenezuela, así como la caída de los gobier-nos constitucionales de Bucaram en Ecuador,Fujimori en Perú (incluso tras haber logrado lareelección), de Sánchez de Losada en Boliviay de Fernando de la Rúa en la Argentina, sonmuestras de la centralidad de amplios movi-mientos sociales de protesta de muy variadacomposición (mayoritariamente indígena yobrera en Ecuador y Bolivia; predominio decapas medias en Brasil y la Argentina) en laactual inestabilidad política de la región.

como las masivas marchas de protesta con-tra la instalación de un gasoducto en Boliviao el movimiento que se opuso a la construc-ción de un aeropuerto en México.

Es importante resaltar la participación eneste contexto de algunas organizacionessindicales en la lucha por la preservación defuentes de trabajo y de los derechos labora-les adquiridos durante el siglo XX. Estosactores también desplegaron modalidadesinnovadoras en el repertorio de acción colec-tiva, como tomas de edificios, piquetes, ins-talación de carpas o campamentos en lasfábricas, o directamente la toma y puesta enfuncionamiento de las instalaciones indus-triales, como es el caso del movimiento deempresas recuperadas en la Argentina.

Por momentos, esa lucha tomó la forma demovimientos masivos contra gobiernos loca-

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La “Carpa Blanca”, ícono de las protestas docentes (1997-1999) durante el gobierno de Carlos Menem.

Manifestaciones de apoyo a Evo Morales en La Paz, Bolivia, el 22 de enero de 2006,día que asumió la presidencia.

La globalización neoliberal motivó trans-formaciones en el ámbito de la producciónvinculadas con reformas en la legislación la-boral que produjeron una flexibilización delmundo del trabajo. Asimismo, se generó unaumento del desempleo por causa de lareconversión industrial, la incorporación denuevas tecnologías, la reducción del sectorestatal y la privatización de empresas públi-cas. Estos procesos combinados hicieronque miles de latinoamericanos fueran ex-pulsados de situaciones de empleo formal yestable, lo que provocó la conformación denuevas identidades populares ya no basa-das en la experiencia y el imaginario deltrabajo.

Los años noventa en Latinoamérica fuerontiempos de protesta y demanda frente aesta dura realidad social.

Los nuevos movimientos de rechazo anteal neoliberalismo se articularon alrededor dedemandas por derechos perdidos, niveles devida degradados e identidades plurales quese articulaban en torno a lo étnico, lo terri-torial, lo vecinal, o bien la dura experienciade la precariedad traída por el desempleo.En general fueron reactivos a expropiacio-nes producidas por el neoliberalismo y enmuy pocos casos relacionadas con la expan-sión de nuevos derechos o la conquista denuevos espacios políticos. El zapatismo fuetal vez el primer gran movimiento socialcontra aspectos de la globalización y el neo-liberalismo en todo el mundo. Otros ejem-plos latinoamericanos son los movimientoscontra la privatización de empresas públicasen Brasil y Uruguay, el movimiento piquete-ro argentino, o algunos más focalizados,

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Cooperativa Malvinas Argentinas, una de las tantas empresas recupe-radas por sus trabajadores a comienzos de la década de 2000.

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U na de las principales reivindicacionesde los sectores populares en toda

América Latina se refiere a la tenencia de latierra, tanto urbana como rural. La mayoríade las ciudades se ha formado histórica-mente sobre la base de un modelo dual,con un sector formal de infraestructuramoderna y un sector informal y disperso,usualmente organizado en cordones querodean las áreas centrales. A partir de me-diados del siglo XX, un acelerado procesode urbanización y recurrentes crisis econó-micas generaron un flujo constante de po-blación rural hacia las ciudades, quemuchas veces ocupa irregularmente tierras

fiscales o privadas sin infraestructura urba-na (cañerías, desagües, cloacas) y en condi-ciones precarias.

En este contexto, desde hace décadas,cientos de organizaciones de base se movi-lizan en las ciudades de todo el continenteen torno a cuestiones de vivienda, loteo yregularización de barrios, trazado de callesy provisión de servicios. Buscan generardebates y políticas públicas para la regulari-zación de los asentamientos urbanos.

En algunas metrópolis, como San Pablo oBuenos Aires, se han dado procesos de ocu-pación de edificios en el casco urbano. Enestos casos, han surgido variadas organiza-

ciones sociales que luchan contra los desalo-jos y en pro de la radicación definitiva de losocupantes dentro de las ciudades. Esto se lle-va a cabo mediante de la formación de coo-perativas de vivienda y de propuestas depolíticas autogestionarias que permitan elacceso de los sectores de bajos recursos a latierra urbana, cuyos precios son muy altos.

Un ejemplo de organización en este sentidoes la Federación Unificadora de Cooperativasde Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM)en Uruguay, que aglutina a más de 300cooperativas y a alrededor de 16.000 fami-lias. Nacida en el ámbito sindical hace más detreinta años, la federación ha obtenido logrostales como la sanción de legislación nacionalque destina presupuesto a la construcción deviviendas organizada por cooperativas. LaFUCVAM ha tenido una participación tras-cendente en movilizaciones que van más alláde la reivindicación puntual del derecho a lavivienda: fue, por ejemplo, uno de los tresmovimientos (junto con el sindical y el estu-diantil) más activos en la campaña por elplebiscito que frustró la búsqueda de legiti-midad del régimen militar uruguayo en1980. Más tarde, la federación multiplicó suaccionar en Montevideo a partir de la llega-da del Encuentro Progresista-Frente Amplioa la intendencia, lo que es otra muestra dela creciente articulación entre organizacio-

EL CONTROL DEL ESPACIO:MOVIMIENTOS URBANOS Y RURALES

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Reclamo de la FUCVAM inscripto en una pared de Montevideo, Uruguay.

Estos movimientos se expresan por fuera delos canales políticos tradicionales, ocupan elespacio público y encabezan protestas masi-vas frente a las crisis económicas, la inacciónpolítica o la corrupción estatal extendida, ypueden llegar a provocar la interrupción delorden institucional. Es importante notar quela consecuencia de estas crisis no ha sido unasalida autoritaria −como era clásico en la his-toria política del siglo XX en la región−, sinouna transición hacia la prosecución de las víasdemocráticas.

Marcha piquetera del 24 de octubre de 2002, en Tartagal, Salta.

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Fundado oficialmente en 1984 paraunificar la lucha de diversas organiza-ciones locales, el MST es actualmenteun movimiento nacional, con presenciaen al menos veintitrés estados brasile-ños y reconocido mundialmente. Estáconformado por pequeños producto-res agrícolas, trabajadores ruralestemporarios y, crecientemente, pordesocupados urbanos.

Desde sus comienzos, el MST hizo usode acciones colectivas, tales como laocupación de tierras, la organizaciónde masivas marchas y el establecimien-to de campamentos en las zonas linde-ras a las terrenos reclamados, para ejer-cer presión sobre las instituciones esta-tales y demandar la expropiación detierras, un programa de reforma agra-ria y apoyo técnico-financiero para laproducción agrícola en pequeña escala.En muchas ocasiones, los ocupantesfueron reprimidos violentamente tantopor el Estado como por grupos arma-dos privados contratados por los fazen-dados para expulsarlos. La mayor repre-sión se dio durante los gobiernos deFernando Collor de Mello (1990-1992) eItamar Franco (1992-1994).

Luego, durante el primer gobiernode Fernando Henrique Cardoso (1995-1998), se realizaron numerosas expro-piaciones y entregas de tierras, pero alo largo de su segunda administración(1999-2002), caracterizada por la pro-fundización de las políticas neolibera-

les, se realizaron múltiples operacio-nes económicas para debilitar la orga-nización, como el otorgamiento decréditos individuales o la financiaciónde emprendimientos por fuera delmovimiento. Asimismo, se efectuaroncampañas mediáticas tendientes a cri-minalizar la acción del MST y la figurade sus líderes.

Sin embargo, el gran crecimiento desu base social y la efectividad de susmétodos de presión le granjearon alMST apoyos nacionales e internacio-nales. Así, logró instalar un debate enel ámbito de la política estatal sobrereforma agraria y obtener una seriede procesos de expropiación de tierraspara el establecimiento de asenta-mientos colectivos de pequeños pro-ductores agrícolas.

También conformó cientos de asocia-ciones y cooperativas de producciónagropecuaria, prestadoras de servicios,pequeñas y medianas agroindustriasde producción de frutas, hortalizas y

lácteos, como también cooperativasregionales de crédito, demostrandoque trasciende objetivos individualesacotados y produce formas innovado-ras de organización colectiva con pro-fundos efectos sociales y culturales.

A estas actividades se le suma laimportancia que el movimiento atribu-ye a la educación al desarrollar un pro-grama educativo que posee un altocontenido en formación cooperativistay participativa. Con el apoyo de progra-mas nacionales estatales y agencias deNaciones Unidas, el MST instaló más de1800 escuelas en sus campamentos yasentamientos, y desarrolló planes dealfabetización para unos 30.000 jóve-nes y adultos.

En los últimos años, el MST participóen campañas más amplias llevadas a ca-bo por movimientos ecologistas en de-fensa del ambiente y contra el uso deagroquímicos y la producción de alimen-tos transgénicos, que perjudican econó-micamente a los pequeños productores.

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Campamento y asentamiento del MST Brasil.

nes sectoriales y otros actores, como lospartidos políticos.

Esta y otras organizaciones urbanas envarios países del continente establecencontactos entre ellas y comparten experien-cias tendientes a fortalecer las propuestasde cada una ante los gobiernos nacionaleso locales.

En numerosos países de Latinoaméricahay una profunda desigualdad en la distri-bución territorial en el ámbito rural, pro-ducto de la existencia de enormes latifun-

dios que privan a los trabajadores ruralesdel acceso a los medios de subsistencia. Deallí que la reforma agraria y la obtenciónde tierras hayan sido históricamente lasprincipales reivindicaciones de los movi-mientos rurales, conformados por campe-sinos, indígenas y pequeños productores.

El caso de Brasil es paradigmático, tantopor el tamaño de su población y economía,como por poseer el más alto índice de con-centración de latifundios en el continente,es decir que un muy pequeño número de

dueños posee el título de propiedad de lamayor parte de las tierras.

Diversos movimientos sociales en toda laregión muestran la complejidad y urgencia delos conflictos del mundo rural. Un caso inelu-dible, por tratarse probablemente de uno delos movimientos sociales más grandes delmundo, es el del Movimiento de los Traba-jadores Rurales Sin Tierra de Brasil. El MST esun ejemplo sólido que reúne las característicasmencionadas como definitorias de los nuevosmovimientos sociales en la región.

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EL MOVIMIENTO DE LOS TRABAJADORES RURALES SIN TIERRA DE BRASIL

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construcción y afirmación de identidades. Porejemplo, retornando al caso del movimientozapatista, la demanda por los derechos de lascomunidades indígenas se da en el ámbito delo jurídico y hasta en el campo de la rebeliónarmada; pero la legitimidad que procura elmovimiento se asienta especialmente sobreaspectos histórico-culturales. Estos van des-de la invocación de la figura simbólica dellíder revolucionario Emiliano Zapata hasta elrecurso a aspectos culturales de las etnias,sus lenguajes, rituales y formas de pensa-miento, como componentes esenciales de laformación cultural más extensa que es lanación mexicana. Estos elementos se mez-clan con aspectos de la modernidad occiden-tal, tales como el estilo poético vanguardistade los comunicados del subcomandanteMarcos o el uso extendido de Internet y otrosmedios de comunicación social nacionales einternacionales.

Lo mismo ocurre con, el reciente movimien-to de protesta boliviano, que comenzó en2003 y culminó con la renuncia de dos presi-dentes y el llamado a elecciones, en las queganó el dirigente campesino y del MAS EvoMorales. Este movimiento, a la vez que cen-trado en demandas puntuales referidas asucesos contemporáneos de la economía y lapolítica nacionales que afectan negativamen-te el nivel de vida de las poblaciones −privati-zaciones, construcciones de gasoductos parael comercio regional, desmantelamiento desembradíos de coca−, se asienta en una his-toria de siglos de exclusión de comunidadesindígenas y grupos mestizos de una situa-ción de justicia social y un pleno Estado dederecho. Es esta historia la que es moviliza-da como legitimadora de la protesta actual.La estructura masiva que promueve estademanda incluye una suma de sindicatos,organizaciones campesinas e indígenas, asícomo grupos de apoyo espontáneo.

Si en los años sesenta o setenta los movi-mientos se organizaban sobre la base deuna identidad unificadora (movimientoobrero −todos identificados como trabaja-dores− o universitario −todos estudiantes−)y las demandas eran generales (a partir de

aspectos del campo laboral o estudiantil secuestionaba la estructura del sistema), losnuevos movimientos sociales están confor-mados por identidades particulares y seabocan a demandas por conflictos o dere-chos también muy puntuales (etnicidad,género, desempleo, vivienda, infraestructu-ra, derechos humanos). Los movimientosestán conformados por individuos con his-torias −narrativas de pasados− muy diver-sas, acaso unidos por una condición pre-sente y una expectativa comunes.

Esta diversidad complejiza la unificación yla organización interna, a la vez que generaun desafío importante: la posibilidad de con-tacto y articulación con otros movimientossociales en pos de objetivos comunes. Estasarticulaciones son de variado tipo y funcio-nan en distintos niveles.

Diversos movimientos sociales latinoame-ricanos lograron un mayor impacto positivoen sus respectivos países a partir de su par-ticipación en foros internacionales, dondese articulan con movimientos que actúanen el mismo campo y luchan por los mismosderechos en otras regiones. Ejemplos deesto son los movimientos de pueblos origi-narios o indígenas, las organizaciones demujeres o distintas centrales alternativas detrabajadores, que articulan en su senoexpresiones variadas. Por medio de su acti-vidad internacional, los movimientos ejercenpresión sobre sus propios Estados. Efectos deesto puede ser el otorgamiento de derechosy beneficios, la protección de comunidades oregiones, o bien la sanción de legislación uadopción de tratados internacionales. Estasposibilidades se ven incrementadas con eldesarrollo de bloques regionales (Mercosur,Pacto Andino), formados por los Estados ini-cialmente con fines económico-comerciales,pero que progresivamente abren la posibili-dad de legislación común que influya en lavida política de cada Estado miembro y enlos derechos de sus ciudadanos.

Una importante forma de articulación en elinterior de cada país es la que se estableceentre distintos movimientos. Cuando el EZLNrealizó su marcha desde las sierras de Chiapas

CULTURA Y POLÍTICA: EL DESAFÍO DE LA ARTICULACIÓN

T al vez una característica fundamentalde los nuevos movimientos sociales sea

que estos plantean por medio de sus prácti-cas una unión de aspectos culturales y polí-ticos, que en otras expresiones populares sehallaban separados. Si se interpreta lo cultu-ral como un campo de valores, símbolos, tra-diciones, imágenes y lenguajes, y lo políticocomo lo estrictamente relativo a un campode poder, autoridad y resistencia, se puedeobservar de qué manera los movimientoslatinoamericanos conjugan ambos aspectos.Como los movimientos sociales actúan en laintersección entre cultura, práctica cotidianay política, se orientan a la constitución denuevas relaciones sociales en general.

La articulación de política y cultura porparte de los nuevos movimientos no implicanecesariamente una aceptación incuestio-nada de los principios de la democracialiberal y la derrota de proyectos de emanci-pación colectivos, sino que pueden derivar enuna expansión del ámbito de lo político pormedio de la definición de nuevas y diferentesformas de participación, relacionadas con la

Foro Social Mundial de Porto Alegre, Brasil (2003).

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15LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN AMÉRICA LATINA

1. El Foro Social Mundial es un espacio abiertode encuentro para: intensificar la reflexión, reali-zar un debate democrático de ideas, elaborarpropuestas, establecer un libre intercambio deexperiencias y articular acciones eficaces porparte de las entidades y los movimientos de lasociedad civil que se opongan al neoliberalismoy al dominio del mundo por el capital o por cual-quier forma de imperialismo y, también, empe-ñados en la construcción de una sociedad plane-taria orientada hacia una relación fecunda entrelos seres humanos y de estos con la Tierra.2. El Foro Social Mundial de Porto Alegre fueuna realización colocada dentro de su tiempo yespacio. A partir de ahora, basándose en la pro-clamación que surgió en Porto Alegre que "otromundo es posible", el Foro se convierte en unproceso permanente de búsqueda y construc-ción de alternativas, no limitándose exclusiva-mente a los eventos que le den apoyo.3. El Foro Social Mundial es un proceso decarácter mundial. Todos los eventos que se rea-licen como parte de este proceso tendrán unadimensión internacional.4. Las alternativas propuestas en el Foro SocialMundial se contraponen a un proceso de glo-balización, comandado por las grandes corpo-raciones multinacionales y por los gobiernos einstituciones que sirven a sus intereses, con lacomplicidad de los gobiernos nacionales. Estasalternativas surgidas en el seno del Foro tienencomo meta consolidar una globalización soli-daria que, como una nueva etapa en la historiadel mundo, respete los derechos humanos uni-versales, a todos los ciudadanos y ciudadanasde todas las naciones y medio ambiente, apo-yándose en sistemas e instituciones internacio-nales democráticos que estén al servicio de lajusticia social, de la igualdad y de la soberaníade los pueblos.

5. El Foro Social Mundial reúne y articula enti-dades y movimientos de la sociedad civil detodos los países del mundo, pero no pretendeser una instancia de representación de la socie-dad civil mundial.6. Las reuniones del Foro Social Mundial no tie-nen un carácter deliberativo. O sea, nadie esta-rá autorizado a manifestar, en nombre del Foroy en cualquiera de sus encuentros, posicionesque fueran atribuidas a todos sus participantes.Los participantes no deben ser llamados atomar decisiones, por voto o aclamación −comoconjunto de participantes del Foro− sobredeclaraciones o propuestas de acción que inclu-yan a todos o a su mayoría y que se proponganser decisiones del Foro como tal.7. Por consiguiente, debe asegurarse que lasentidades participantes de los encuentros delForo tengan la libertad de deliberar −durante larealización de las reuniones− sobre declaracionesy acciones que decidan desarrollar, aisladamenteo de forma articulada con otros participantes. ElForo Social Mundial se compromete a difundirampliamente esas decisiones, por los medios a sualcance, sin direccionamientos, jerarquizaciones,censuras o restricciones, aclarando que son deli-beraciones de las propias entidades.8. El Foro Social Mundial es un espacio plural ydiversificado, no confesional, no gubernamen-tal y no partidario, que articula de manera des-centralizada y en red entidades y movimientosque estén involucrados en acciones concretaspor la construcción de un mundo diferente,local o internacional.9. El Foro Social Mundial siempre será un espa-cio abierto a la pluralidad y a la diversidad deactuación de las entidades y movimientos quequieran participar, además de abierto a la diver-sidad de géneros, etnias, culturas, generacionesy capacidades físicas, desde que sea respetada laCarta de Principios. No deben participar del Fororepresentaciones partidarias ni organizacionesmilitares. Podrán ser invitados a participar, encarácter personal, gobernantes y parlamentariosque asuman los compromisos de esta Carta.10. El Foro Social Mundial se opone a todavisión totalitaria y reduccionista de la economía,del desarrollo y de la historia, y al uso de violen-cia como medio de control social por parte delEstado. Propugna el respeto a los DerechosHumanos, la práctica de una democracia verda-dera y participativa, las relaciones igualitarias,

solidarias y pacíficas entre las personas, etnias,géneros y pueblos, condenando todas las for-mas de dominación o de sumisión de un serhumano a otro.11. El Foro Social Mundial, como espacio dedebates, es un movimiento de ideas que esti-mula la reflexión y la divulgación transparentede los resultados de esa reflexión sobre los me-canismos e instrumentos de dominio del capital,sobre los medios y las acciones de resistencia yde superación de ese dominio, sobre las alterna-tivas propuestas para solucionar los problemasde exclusión y desigualdad social que están sien-do creados, tanto internacionalmente como enel interior de los países, por el proceso de globa-lización capitalista, con sus dimensiones racistas,sexistas y destructivas del medio ambiente.12. El Foro Social Mundial, como espacio deintercambio de experiencias, estimula el mutuoconocimiento y el reconocimiento por parte delas entidades y movimientos participantes, valo-rando el intercambio, en especial de aquelloque la sociedad construye para centrar la activi-dad económica y la acción política en la aten-ción a las necesidades del ser humano y el res-peto por la naturaleza, tanto para la generaciónactual como para las futuras.13. El Foro Social Mundial, como espacio de arti-culación, busca fortalecer y crear nuevas articu-laciones nacionales e internacionales, entre enti-dades y movimientos de la sociedad, queaumenten, tanto en la esfera pública como en laprivada, la capacidad de resistencia social no vio-lenta al proceso de deshumanización que vive elmundo y a la violencia utilizada por el Estado,además de fortalecer aquellas iniciativas dehumanización que están en curso a través de laacción de esos movimientos y entidades.14. El Foro Social Mundial es un proceso queestimula a las entidades y movimientos partici-pantes a que coloquen sus acciones locales ynacionales junto a las instancias internacionales,como cuestiones de ciudadanía planetaria, intro-duciendo en la agenda global las prácticas trans-formadoras que estén vivenciando para la cons-trucción de un nuevo mundo más solidario.

Aprobada y adoptada en San Pablo, el 9 de abril de2001, por las entidades que constituyen el Comité deOrganización del Foro Social Mundial. Aprobada conmodificaciones por el Consejo Internacional del Foro

Social Mundial el dia 10 de junio de 2001.

CARTA DE PRINCIPIOS DEL FORO SOCIAL MUNDIAL

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hacia la capital mexicana en 2001, no sólo fuerecibido por multitud de simpatizantes sinoque sus miembros se alojaron en depen-dencias de la Universidad Autónoma deMéxico, cuyo cuerpo estudiantil llevaba acabo un movimiento de protesta (la univer-sidad fue ocupada durante varios meses)contra el arancelamiento de esa casa deestudios. Indígenas y estudiantes, dirigenciay bases se encontraron así en una experien-cia común de demanda y protesta en tornoa cuestiones diferentes, pero que tal vez enúltima instancia podían relacionarse en unabúsqueda más amplia.

En Brasil, el Partido de los Trabajadores (PT),que ganó las elecciones presidenciales de2002 encabezado por su líder Luiz Inácio Lulada Silva, conjuga en su seno desde su creaciónen 1980 muy diversas expresiones de accióny demanda social. El PT se conformó en tor-no de una gran base obrera, fundamental-mente del gremio metalúrgico, a la que sesumaron comunidades eclesiásticas de base,movimientos urbanos y rurales, grupos estu-diantiles, feministas, intelectuales y artistas.

El contenido plural de los movimientossociales latinoamericanos se vuelve evidenteen una iniciativa que ha adquirido un fuerteeco e ingerencia en el ámbito planetario: elForo Social Mundial, que se organiza, desde2001, en Porto Alegre, Brasil (en febrero del2004, se realizó por primera vez fuera deBrasil, en Bombay, India), una ciudad admi-nistrada por el PT y conocida internacional-mente por su práctica de presupuesto parti-cipativo. El Foro consiste en un encuentroanual masivo donde se dan cita muy diversosmovimientos sociales, ONG e individuos delcampo social, de la cultura y la política. Elobjetivo general del Foro es debatir acercade las consecuencias negativas de la globali-zación y proponer alternativas, tanto econó-micas como sociales y culturales.Otro aspecto de la globalización que incidiófavorablemente en el accionar de algunosmovimientos sociales han sido diversas cum-bres mundiales temáticas celebradas en losúltimos años, sobre todo organizadas poragencias de las Naciones Unidas. Entre estasse encuentran las de desarrollo sustentable

(Río de Janeiro en 1992 y Johannesburgo,Sudáfrica, en 2002), el Encuentro Mundialde Pobladores (México en 2001), o las cum-bres de la mujer o de HABITAT, que constitu-yen foros donde representantes de movi-mientos sociales latinoamericanos actuaronmancomunadamente con otros movimien-tos de distintas regiones del mundo y pre-sentaron sus demandas y propuestas anteuna audiencia global de dirigentes y mediosde comunicación.

Como se puede apreciar en la ampliavariedad de ejemplos presentados, los nue-vos movimientos surgieron, por una parte,como respuestas a nuevos conflictos econó-micos y, por otra, como aperturas de la ima-ginación colectiva producidas por las nue-vas configuraciones de la política y la cultu-ra. Fruto vivo de transformaciones ocurridasdurante las últimas dos décadas en lassociedades latinoamericanas, estos proce-sos sociales procuran unificar pasados, pre-sentes y futuros en historias urgentes queestán por ser escritas.

Bibliografía Di Marco, Graciela, Héctor Palomino, Susana Méndez, Ramón Altamirano

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AgradecimientosEl equipo de Publicaciones de la Dirección Nacional de Gestión Curricular yFormación Docente agradece a las siguientes instituciones y personas porpermitirnos reproducir material fotográfico y colaborar en la documentaciónde imágenes: Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra- MST(Brasil); IWGIA y Morita Carrasco; Alberto Díaz Gutierrez, Eduardo Gil, DiegoGrunstein; Renato Luiz Ferreira, de Agencia Estado (Brasil) y Agencia Estado(Brasil); Personal y Directivos de Agencia TELAM, Eduardo Gil; Departamentode Diseño de la Secretaría de Turismo de la Nación (Argentina); CooperativaMalvinas Argentinas, Maxi Failla y FUCVAM (Uruguay).

Coordinadora del Área de CienciasSociales, Lic. Raquel GurevichCoordinadora del Área de DesarrolloProfesional, Lic. Silvia StorinoCoordinadora del Programa deCapacitación Explora, Lic. Viviana CelsoCoordinadora de Publicaciones,Lic. Raquel Franco

Coordinación y documentación, Lic. Rafael BlancoEdición, Lic. Gonzalo BlancoDiseño y diagramación, DG María Eugenia MásCorrección, Norma A. Sosa Pereyra

www.me.gov.ar

Ministro de Educación, Ciencia y Tecnología, Lic. Daniel Filmus

Secretario de Educación, Lic. Juan Carlos Tedesco

Subsecretaria de Equidad y Calidad, Lic. Alejandra Birgin

Directora Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente,

Lic. Laura Pitman

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