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Un pescador vivía en una choza cerca del mar con su mujer. Todos los días echaba su anzuelo . .

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Un pescador vivía en una choza cerca del mar con su mujer. Todos los días echaba su anzuelo . .

No soy un barbo verdadero, soy un príncipe encantado; ¿de qué te serviría matarme si no puedo serte de mucho regalo? Échame al agua y déjame nadar.

No tenías necesidad de hablar tanto, pues no haré tampoco otra cosa que dejar nadar a sus anchas a un barbo que sabe hablar.

La mujer le pregunto a su esposo si no había pescado nada y este le contó sobre el supuesto príncipe encantado. Ella le dijo al marido que queria vivir en un casa, que valla y se la pidiera al barbo.

Tararira ondino, tararira ondino, hermoso pescado, pequeño vecino, mi pobre Isabel grita y se enfurece, es preciso darla lo que se merece.

El pescador llamo al pez y le dijo que su mujer quería vivir en una casa. Este le concedió el deseo.

La mujer al tiempo no se conformo con la casa y le dijo que fuera a pedirle al pez que quería vivir en un palacio.

El pescador llamo al pez y le dijo que su mujer quería vivir en una palacio. Este le concedió el deseo.

Tararira ondino, tararira ondino, hermoso pescado, pequeño vecino, mi pobre Isabel grita y se enfurece, es preciso darla lo que se merece.

Pasado un tiempo la mujer le dijo al marido que teniendo todo eso tendrían que ser los reyes, que valla y le pidiera eso al pez.

Tararira ondino, tararira ondino, hermoso pescado, pequeño vecino, mi pobre Isabel grita y se enfurece, es preciso darla lo que se merece.

El pescador llamo al pez y le dijo que su mujer quería ser reina. Este le concedió el deseo.

La mujer seguia desconforme con todo lo que ya tenia y le pidio al marido que queria ser emperatriz.

Tararira ondino, tararira ondino, hermoso pescado, pequeño vecino, mi pobre Isabel grita y se enfurece, es preciso darla lo que se merece.

El pescador llamo al pez y le dijo que su mujer quería ser emperatriz. Este le concedió el deseo.

La mujer seguía desconforme con todo lo que ya tenia y le pidio al marido que quería ser Dios.

Tararira ondino, tararira ondino, hermoso pescado, pequeño vecino, mi pobre Isabel grita y se enfurece, es preciso darla lo que se merece.

El pescador llamo al pez y le dijo que su mujer quería ser Dios pero esta vez no le consedio el deseo.

Cuando el pescador volvió a su casa se encontró con que el pez no le había concedido el ultimo deseo de su mujer y que tenia la antigua choza.

Cuscuná María Florencia y Monteleone Melisa 3ro A.